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Para Lichtenbereg el sujeto no se parece al ser dueño de sí, de sus actos y de su mente.
Por el contrario para la mirada de éste los misterios encerrados en cada persona escapan
incluso a la persona misma. Además se puede ver que no consideraba que haya una
unidad en el sujeto, sino que de sus palabras se puede entender que es capaz de
desdoblase de múltiples maneras, por ejemplo: “No trates de mostrar excesivamente
ingenioso para evitar que un hombre por naturaleza ingenioso perciba por casualidad que
en realidad eres exactamente cómo quisieras que él fuera”. Aquí se puede notar un
desdoble en tanto el deseo sobre la forma que tendría que tener el otro coincide con la
propia forma; es decir el deseo de que el otro sea como yo encubierto en el deseo de que
el otro sea ingenioso y yo soy ingenioso. Es curioso que podría esperarse que el único que
no puede darse cuenta de esta doble relación de lo ingenioso justamente soy yo.
Esto no quiere decir tampoco que el autor no crea que el sujeto sea capaz de
superación y que siempre este sometido a eso que hoy llamamos inconsciente, por el
contrario reconoce también que esta naturaleza de autoengaños en el sujeto tiene una
contraparte, que hasta es capaz de ser moral, y en este fragmento no solo divide las aguas
entre cada una de estas tendencias, además las nombra: “No me dirijo a vuestro espíritu,
que todo es capaz de disfrazarlo, sino a vuestra conciencia.”
Sin duda pueden cruzarse dos tendencias, normalmente el afán de superación nos lleva
a una reflexión autocrítica, pero si estas no se acompañan de indulgencia esta tarea puede
terminar muy mal. De cualquier manera el exceso de vida interior puede ser un obstáculo
para el sujeto, el punto extremo de esta tendencia se hace evidente cuando el sujeto se
trasforma en un obstáculo para los demás, creo que a este punto o a alguno cercano se
dirige Lichtember cuando señala: “Los hombres exageradamente sutiles raramente son
grandes hombre y sus inquietudes y trabajos son casi siempre tan inútiles como refinados.
Su exagerada sutileza los aleja cada vez más de la práctica, a la que debería acercarlos”
La conclusión de estos desdobles y de la vida interior fue anticipada por este autor
mucho antes de que la psicología propusiera el término “proyección”, (las sutiles
observaciones que hizo este físico adelantaban ya las más notables premisas de la
psicología del S.XX.) la moral que parece entreverse en sus dichos es verdaderamente
compleja, está sin duda atravesada por la intuición de que se trata de una normativa
social que cumplimos a pesar nuestro, por ejemplo: “Al imaginar las acciones y los gestos
de un gran señor que es un pillo, siempre me digo: quizá cumple el rol de su propio
verdugo y se inflige su propio castigo, tarea que ningún otro tiene el derecho de cumplir”.
Es un misterio si estos castigos son el resultado de un inconsciente que intenta castigar, al
estilo del karma, sus malas acciones o si sus castigos son los que lo impulsan a querer
vengarse en los demás sus propios autocastigos; lo que si es claro que las pillerías y los
autocastigos establecen una continuidad entre el trato que este hipotético sujeto se da a
sí mismo y a los demás.
Ente líneas puede leerse que la virtud del sabio se halla en evitar el engaño, casi como
si toda la sociedad humana fuera un velo que esconde la verdad, así la tarea del sabio no
es encontrar su propia verdad sino la de los demás, así observa sobre los vendedores: “Los
vendedores que a diario escuchan alabar las modas mas opuestas, por gente que estiman
por otras razones, terminan por tener un gusto tan estragado que todo les agrada. Es así
que dicen: esto lo usa tal o cual persona, en lugar de decir: esto es hermoso, esto no”. Es
evidente que a estos mercaderes las prendas que más les gustan son las que pudieron
vender. Comprenden la moda desde su propio interés, la belleza de las prendas les es
ajena, por eso refieren a quien las usa, su interés no está en la moda, sólo en su ganancia.
Así como sus reflexiones nos permiten pensar en el sujeto también nos permiten
pensar en la sociedad como un conjunto tan homogéneo y coherente como el primero,
por ejemplo: “Es posible vivir cómodamente en el mundo haciendo profecías, pero no
diciendo verdades”. Sin duda las verdades más importantes sobre la sociedad propia no
pueden ser bien recibidas por quienes más cómodos viven en ellas, casualmente nos son
los que se encuentran en la mitad de la escala social quienes mejor y peor hablan de la
misma. Al igual que las personas en su fuero interno, las sociedades pueden confundir la
enfermedad con la cura, así Lichtembre señala: “En una época en que Inglaterra estaba en
mal estado, Lord Chesterfield contaba en ella tres millones de políticos”. Es sumamente
notable que cuando algo tan complejo como la economía de un país no sule importarle a
nadie, justamente por lo tedioso de su complejidad, como cuando hay una crisis
económica, en ese momento nada parece más sencillo en la opinión pública que
arreglarla.
Como también es notable que ante una crisis nunca falte quién proponga, como
novedad, volver a las antiguas costumbres, Lichtenberg tenía sobre estas una opinión no
muy favorable: “La reverencia, generalmente irreflexiva, que se concede a las antiguas
leyes, a las costumbres antiguas, a las religiones antiguas, es el origen de todos los males
de mundo”. Es probable que esta molestia se deba a lo irreflexivo solamente ya que en
todos los ejemplos citados puede notarse el gusto por la reflexión que intenta encontrarle
sentido a las más diversas cosas.
Tal vez lo más notable en esta utopía sea que no se basa en un ideal de sociedad
perfecta donde todos sean felices, sino que se apoya en la satisfacción del cuerpo como
móvil vital. Entonces frente a las demás que buscaban un modelo donde cada individuo
sea feliz aquí cada uno debe conseguir su propia felicidad y para conseguirla hasta debe
buscar la desdicha ajena, además que no hay en el interior de estos dogmas la intención
de crear una sociedad que se perpetué mediante estas prácticas, sino que estas prácticas
si se generalizaran llevarían al fin de la humanidad, lo cual en modo alguno es visto como
una desventaja o problema.