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Origen del género dramático

Orígenes: Las primeras manifestaciones dramáticas conocidas en


el mundo occidental, se realizaron en la antigua Grecia. Éste era en
ese tiempo, de cultura religiosa politeísta, que hace concebir el
mundo con dioses que protegen las diversas actividades humanas;
por lo tanto, las prácticas religiosas están presentes en su quehacer
diario, teniendo una estrecha relación con la naturaleza y una
visión religiosa también ligada a la tierra.
Había un dios a quien se atribuía la bendición de tener un año próspero y de
cosechar abundantes frutos. Para celebrar a Dionisio (dios de la fertilidad de la tierra, de la
uva y del vino) se planificaban grandes fiestas anuales en las cuales, muchos se disfrazaban
y actuaban como ciertos personajes. Así surgen las primeras manifestaciones artísticas
relacionadas con este género literario: Los Ditirambos o Cantos de Dionisio, que, con el
tiempo, pasaron de ser una canción improvisada a un verdadero himno coral con música y
actuación mímica que posteriormente dio origen a la gran tragedia griega en el S.VI a. de
C., cuyo fin último es, provocar la purificación de las bajas pasiones humanas, proceso que
se denomina catarsis, donde los actores utilizaban sobre sus rostros una máscara con
el rictus hacia abajo. Entre los dramaturgos clásicos que cultivaron la tragedia, se
destacan: Sófocles, ver imagen (Edipo Rey), Esquilo (Los Siete Contra Tebas),
Eurípedes (Medea).
Los personajes que participan en una tragedia son de categoría noble y elevada, como:
dioses, semidioses y reyes que se ven sujetos a los efectos del destino (el Hado), cayendo
en desgracia o simplemente muriendo. Los temas abarcados por la tragedia son parte de
los mitos, de las casas de héroes griegos y posteriormente latinos (romanos) que se centran
en cuestiones de gran interés para el mundo griego: El destino de los héroes, la piedad y la
religión, el respeto a los muertos, entre otros.

En Roma, posteriormente, surgirá la comedia, cuya finalidad es


entretener, divertir al espectador, y para ello, junto con las vestimentas llamativas y los
roles femeninos encarnados únicamente por hombres, utilizan máscaras sobre sus rostros
con el rictus de sonrisa. Entre los comediantes de esta época, podemos señalar
a: Menandro, ver imagen (La Cabellera Cortada), Aristófanes (Las Ranas).

En la estructura de la comedia se destaca el de imitar a los hombres “peor de lo que son”.


Incorporando en la galería de personajes: a los esclavos, soldados, criados, heraldos,
reflejando de esta manera, lo cotidiano como asunto central de sus temas. Destacan
dentro de la trama de una comedia: el humor, la irreverencia y las groserías (el doble
sentido es muy importante).

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