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LOS CONFINES DE LA CIUDAD SIN CONFINES.

ESTRUCTURA URBANA Y LÍMITES


ADMINISTRATIVOS EN LA CIUDAD DIFUSA. (Oriol Nel∙ Lo)

I. CIUDAD Y LÍMITE.

En Europa Occidental la tradicional dualidad entre ciudad y campo ha llegado a su estadío


final. En efecto, a partir de la Revolución Francesa, las transformaciones económicas y
tecnológicas subsiguientes han producido un esparcimiento de las actividades económicas
y las formas de vida urbana sobre la totalidad del territorio. Así, “ciudad” y “límite” son hoy
conceptos inconciliables: una ciudad sin confines que no puede ser considerada de tal
forma, en el sentido tradicional.

Aún así, este espacio ilimitado, desde el punto de vista físico y funcional, está lleno de
límites desde el punto de vista social y administrativo. En efecto, por una parte, no han
desaparecido las viejas divisiones sociales del espacio, sino que han transformado su
carácter y expresión. Por otro lado, la realidad urbana ha saltado sobre los antiguos límites
administrativos que suelen perdurar; además, las nuevas necesidades y problemas han
forzado la creación de nuevos entes de gestión con delimitaciones propias. La paradoja es
que: la ciudad sin confines es, al mismo tiempo, la ciudad de los confines.

Explorar las razones y consecuencias de dicha paradoja es el objetivo de este trabajo. El


mismo consta de cuatro apartados: el primero, describe el proceso a través del cual se han
venido a configurar las realidades urbanas contemporáneas. A continuación, se exponen,
desde una perspectiva científica, las dificultades para delimitar territorialmente a las
mismas. En tercer lugar, se analizan las causas e implicancias de la proliferación de
divisorias y fronteras en los nuevos espacios urbanos. Finalmente, se argumenta cómo es
necesario dotarse de un proyecto colectivo que ordene su desarrollo.

II. LA CIUDAD DIFUSA: LA CIUDAD SIN CONFINES

Hoy en día, debido a la generalización de los medios de comunicación modernos, la plena


mecanización de la agricultura y la difusión de la industria y servicios sobre el territorio,
predominan actividades y formas de vidas urbanas distintas. También, se ha dado lugar a
sistemas territoriales, como: ciudad- región, ciudad- territorio y ciudad difusa. Estas nuevas
realidades, son el resultado de la disolución misma de los conceptos tradicionales de ciudad
y campo.

En los últimos cuarenta años, este proceso ha tenido diversas fases: el crecimiento en
“mancha de aceite” hacia la suburbanización; de la suburbanización a la periurbanización y
de la periurbanuzación a la rururbanización. El resultado de éstas ha sido una
suburbanización infinita (“Edge Cities”) y de megalópolis difusas. De hecho, esta evolución
ha dejado inservibles las viejas definiciones basadas en los umbrales de población y en las
densidades relativas, la forma más simple de identificación de la ciudad.

Como consecuencia del proceso de urbanización, el territorio se organiza en redes de


relación, que las articulan, integran y conectan, con flujos de alcance continental y mundial.
De esta forma, la vieja dualidad ciudad- campo queda relegada del ámbito de las
“construcciones del espíritu”, nociones que pueden resultar importantes a la hora de diseñar
un proyecto colectivo para la ordenación del territorio.

III. LOS INTENTOS DE DELIMITACIÓN BASADOS EN CRITERIOS OBJETIVOS: PONER


PUERTAS A LA CIUDAD
Enfrentados a nuevas realidades, se ha recurrido a diversos criterios para tratar de definir
aquello que puede ser llamado ciudad.

A. EL ESTATUTO JURÍDICO

Se identifica una localidad según un determinado umbral de población. Este tipo de


definición puede ser todavía útil, en algunos casos, para identificar la ciudad central de
los sistemas metropolitanos, pero por otro lado, los defectos son evidentes ya que, en
muchos casos, es el mismo espacio construido lo que se extiende sobre diversas
unidades administrativas, evidenciando la continuidad del fenómeno urbano por encima
de las demarcaciones jurídicas.
B. LA CONTINUIDAD DEL ESPACIO CONSTRUÍDO
En ésta, se toma en cuenta las consideraciones morfológicas, la extensión sobre la cual
el espacio construido se sucede sin solución de continuidad. Se lo determina a partir de
fotografías aéreas, imágenes satelitales, etc.
C. LAS ÁREAS FUNCIONALES
Parte de la definición del espacio urbano como red de relaciones. Éstas, que a menudo
no tienen continuidad física, presentan distintas intensidades de flujo en cada una de
las partes de su malla; de esta manera se toma el grado de interrelación entre dos
áreas como indicador de pertenencia a una misma realidad urbana.
D. LA ESTRUCTURA ECONÓMICA Y LAS FORMAS DE VIDA
Se ha afirmado que la existencia de bajas rentas medias per cápita, la dificultad de
acceder a servicios y la persistencia de ciertos hábitos y estructuras serían indicadores
de ruralidad.
E. LOS SERVICIOS Y SU JERARQUÍA

Se ha que querido definir e identificar la ciudad en relación a los equipamientos y


servicios. Así, la jerarquía de las funciones que radican en un territorio ha sido utilizada
como umbral a partir del cual una localidad puede ser considerada ciudad, y cuál es su
ámbito de influencia.

Las definiciones analizadas presentan virtudes e importantes problemas en su utilización,


como instrumentos taxativos para la delimitación urbana. Estos grupos de criterios, pueden
combinarse entre ellos dando lugar a definiciones aún más complejas. Lo importante es
entender el proceso de urbanización. Por un lado, a partir de los procesos sociales que lo
impulsan y, por el otro, con el estudio de las repercusiones de este proceso sobre el
conjunto del territorio.

IV. LA CIUDAD DIFUSA: LA CIUDAD DE LOS CONFINES


Esta ciudad ilimitable y sin confines es también la ciudad de las divisorias sociales,
funcionales, políticas y administrativas. El proceso de difusión sobre el territorio puede tener
efectos positivos como: la disminución de las densidades en las áreas urbanas centrales y
la progresiva homogeneización relativa en la dotación de lugares de trabajo, equipamientos,
infraestructuras y servicios sobre el territorio. Pero, por otro lado, la fragmentación
administrativa y la especialización funcional muestran cómo se refuerzan mutuamente en la
ciudad sin confines.
V. LA CIUDAD ILIMITADA Y LA CIUDAD FUTURA
La indefinición de los límites de los espacios metropolitanos y la proliferación de divisiones
administrativas en su interior contribuyen a la diferenciación de los espacios urbanos. De
ello, se derivan las dificultades para el diseño de un planeamiento urbanístico efectivo. Es
por eso que hay que dotarse de un proyecto colectivo capaz de ordenar el desarrollo urbano
en beneficio de la mayoría de la población.

La ciudad ilimitada sólo será ciudad si se incorpora un proyecto de ciudad futura. La


transformación física del espacio es un factor importante en este proyecto de mejora y,
particularmente, la organización de la producción y consumo. Por otro lado, hay que adaptar
las estructuras políticas y administrativas a nuevos requerimientos territoriales y sociales.
Pues bien, en tiempos de la ciudad difusa, los límites administrativos no deben separar
“ciudad” de “no ciudad”, sino espacios centrífugos.

Sólo si existe este impulso colectivo podremos, en el futuro, hablar de ciudades en un


mundo de ciudades. Esta es la razón por la cual, hay que dar nuevos confines a la ciudad
sin confines.

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