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Asedios Al Cuento Fantastico de Compromiso Politico Social ARTICULO PDF
Asedios Al Cuento Fantastico de Compromiso Politico Social ARTICULO PDF
Resumen
Recibido: 18 de enero de 2016 Este artículo analiza uno de los primeros cuentos peruanos que
Evaluado: 10 de marzo de 2016 abordan el tema del conflicto armado interno: “Mateo Yucra”
Aceptado: 1 de abril de 2016 (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce, en el que se emplea lo fan-
tástico como un artefacto discursivo, que le permite a su autor
pronunciarse sobre los cruentos sucesos políticos-sociales que
estaban ocurriendo en Perú desde inicios de los años ochenta del
siglo xx. La crítica literaria peruana ha estudiado la narrativa del
conflicto armado interno desde una óptica netamente realista. Sin
embargo, estos especialistas parecieran olvidar que hay una serie
de obras importantes (entre las que está “Mateo Yucra”) que se
ocupan de este tema apelando al elemento contrafáctico. Este ar-
tículo pretende, a partir del estudio del cuento de Heredia Ponce
y desde los aportes de la teoría de lo fantástico (Ferreras, Molloy,
Roas) y la crítica cultural (Spivak, Butler, Agamben, Žižek), pen-
sar la noción de literatura fantástica de compromiso político-so-
cial, categoría que podría servir para estudiar una parcela impor-
tante de la narrativa que se ocupa del conflicto armado interno.
Artículo de reflexión. Parte del proyecto de investigación colectiva titulado La narrativa fantástica de compromiso social-político en el Perú. Una mi-
*
rada distinta del conflicto armado interno (1980-2000). Este proyecto es desarrollado por el Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio
Candido” (Gellac) y su duración comprende el periodo 2015-2017. Cómo citar este artículo: Leonardo Loayza, R. (2016). Asedios al cuento fantástico
de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce. Hallazgos, 13(26), 19-39 (doi: http://dx.doi.
org/10.15332/s1794-3841.2016.0026.01).
**
Doctor en Literatura Peruana y Latinoamericana. Docente de la Escuela de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (unmsm)
(Perú). Investigador del Instituto de Investigaciones Humanísticas de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la unmsm. Docente de la Univer-
sidad San Ignacio de Loyola (Perú). Director e investigador del Grupo de Estudios Literarios Latinoamericanos “Antonio Candido” (Gellac). Correo
electrónico: rleonardol@unmsm.edu.pe
HALLAZGOS / ISSN: 1794-3841 / Año 13, N.° 26 / Bogotá, D. C. / Universidad Santo Tomás / pp. 19-39 19
Asedios al cuento fantástico de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce
Abstract
This article analyzes one of the first Peruvian short stories that Received: January 18, 2016
addresses the topic of internal armed conflict in Peru. I am re- Evaluated: March 10, 2016
ferring to “Mateo Yucra” (1992) by Juan Pablo Heredia Ponce, Accepted: April 1, 2016
where the fantastic is employed as a discursive artifact, which
allows his author to take a stance about the harsh socio-poli-
tical events that were occurring in Peru since the beginning of
the decade of the 80s. Peruvian literary criticism has studied the
narrative of the internal armed conflict from a merely realist
viewpoint. However, these specialists seem to forget a series of
important works (among them “Mateo Yucra”) that deal with
the topic appealing to a contra factual element. My article pre-
tends, departing from the study of Heredia Ponce short story
and from the contributions of the theory of the fantastic (Ferre-
ras, Molloy, Roas) and cultural criticism (Spivak, Butler, Agam-
ben, Žižek) to think the notion of a socio-politically committed
fantastic literature, cathegory that could be useful to study an
important area of the narrative dealing with internal armed con-
flict in Peru.
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Richard Leonardo Loayza
Resumo
Recebido: 18 de janeiro de 2016 Este artigo analisa um dos primeiros contos peruanos que abor-
Avaliado: 10 de março de 2016 dam o tema do conflito armado interno “Mateo Yucra” (1992),
Aceito: 1 de april de 2016 de Juan Pablo Heredia Ponce, o qual utiliza o fantástico como
um artefato discursivo que permite ao autor se pronunciar so-
bre os cruentos fatos políticos e sociais que estavam acontecendo
no Peru desde começos dos anos oitenta do século XX. A crítica
literária peruana tem estudado a narrativa do conflito armado
desde uma ótica netamente realista. Porém, estes especialistas
esquecem que há uma série de obras importantes (entre as quais
está “Mateo Yucra”) que abordam este tema apelando ao ele-
mento contrafatual. Este artigo pretende, a partir do estudo do
conto de Heredia Ponce e desde os aportes da teoria do fantásti-
co (Ferreras, Molloy, Roas) e da crítica cultural (Spivak, Butler,
Agamben, Žižek), pensar a noção de literatura fantástica de com-
promisso político-social, categoria que poderia servir para estu-
dar uma parte importante da narrativa que se ocupa do conflito
armado interno.
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estaba produciendo en gran parte del terri- que su autor elige la clave fantástica para su
torio peruano.6 composición; es decir, “Mateo Yucra” es un
cuento fantástico, pero lo verdaderamente
En este contexto, “Mateo Yucra” (1992),7 de
relevante es que se trata de un cuento fan-
Juan Pablo Heredia Ponce (Arequipa, 1961),
tástico de compromiso político-social (a falta
se constituye como uno de los primeros tex-
de un mejor nombre, llamémosle así), en el
tos que se ocupan sobre esta problemática
que no se produce una elusión de la realida-
social. Este cuento no solo se destaca por ser
d,10 sino que, por el contrario, mediante esta
un pionero de dicho tipo de narrativa (apare-
elección discursiva se busca reflexionar en
ció en pleno desarrollo del conflicto armado
torno a esta realidad. Para decirlo en otros
interno),8 sino porque en sus páginas se asu-
términos: en “Mateo Yucra” se emplea lo
me una posición crítica respecto al tema de la
fantástico como un artefacto discursivo,que
violencia política y los actores que intervinie-
le permite a su autor pronunciarse sobre los
ron en esta, en una época en la que la mayo-
cruentos sucesos políticos-sociales que es-
ría de los escritores peruanos se entretenían
taban ocurriendo en Perú desde inicios de
en una especie de limbo aséptico, distante de
los años ochenta del siglo xx. De este modo,
la política y de los sucesos históricos que des-
estamos ante un tipo de relato fantástico sui
garraban a su sociedad.9 Un aspecto impor-
géneris para las letras peruanas,11 uno en el
tante que debe resaltarse sobre este relato es
que puede reconocerse manifiestamente una
preocupación política-social concreta.
6 Según cifras oficiales, las víctimas de este conflicto fueron 69 280
personas (Silva Santisteban, 2009, p. 17). La Comisión de la Verdad El objetivo del siguiente artículo es anali-
y Reconciliación (cvr) afirma que: “Estas cifras superan el número de
pérdidas humanas sufridas por el Perú en todas las guerras externas zar la manera como se utiliza el registro
y guerras civiles ocurridas en sus 182 años de vida independiente” de lo fantástico en “Mateo Yucra” (1992).
(Comisión de Entrega de la cvr, 2008, p. 434). Pienso que este registro le sirve al autor de
7 Este texto mereció el primer premio del Segundo concurso nacional este cuento para elaborar una crítica polí-
de cuento, organizado por la Municipalidad distrital de Paucarpa-
ta de Arequipa (1992). Todas las citas corresponden a la versión tica-social referida a los años del conflicto
que figura en Recursos para la soledad (2001) consignada en la armado interno; en este sentido, me interesa
bibliografía.
estudiar en qué términos se instrumentaliza
8 Resulta curiosa la escasa atención que este texto ha recibidopor
dicha crítica. Soy de la idea de que este uso
parte de la crítica especializada. Pienso que esta situación se debe
a que “Mateo Yucra” fue escrito en una ciudad que no es Lima y de lo fantástico para abordar un tema polí-
que fue publicado por editoriales arequipeñas. Una muestra de esta tico-sociales parte de una tradición literaria
ignorancia por parte de la crítica es que “Mateo Yucra” no ha sido
considerado en las antologías sobre la cuentística que se refieren
no reconocida de la literatura peruana que
al conflicto armado interno. Cf. El cuento peruano en los años de
violencia (2000), selección a cargo de Mark R. Cox y Toda la sangre.
Antología de cuentos peruanos sobre la violencia política (2006), edi- 10 Tradicionalmente, la literatura fantástica ha sido acusada de “es-
ción de Gustavo Faverón. capista” (Barrenechea, 1972, p. 402; Hahn, 1990, p. 24) o “evasiva”
9 Mark R. Cox (2010) explica que: “Hay unos pocos cuentos que apa- (Llopis, 1967, 154).
recen a comienzos de los años ochenta, pero en el período entre 11 En el Perú se asume que el realismo es inmanente a la literatura pro-
1986 y 1992 casi todas las obras son de escritores andinos. Entre ducida en su territorio. Por esta razón, la literatura fantástica está
1992 y 1999 comienzan a aparecer obras narrativas de escritores ubicada en los márgenes de la historiografía oficial. A pesar de que
afiliados con la corriente hegemónica, como Mario Vargas Llosa y existe un corpus importante de obras, lo cierto es que no ha podi-
Alonso Cueto” (pp. 118-119). Una de las pocas excepciones a este do constituirse en una verdadera tradición. Sobre este aspecto se
respecto es Juan Pablo Heredia Ponce, quien sin ser andino se pro- puede consultar Mundos imposibles. Lo fantástico en la literatura
nuncia temprano sobre estos eventos políticos. peruana (2010) de Elton Honores.
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tiene que permanecer sin explicación en de este primer elemento, este hecho queda
todo el desarrollo de la narración. Si se le sin explicarse en toda la narración. Nunca
encuentra una solución racional al final de se nos proporciona una razón que nos ayu-
esta última, aparece el género de lo extraño de a entender por qué ocurre un evento de
y desde el punto de vista estructural, hay esta naturaleza en el mundo representado
un acercamiento al género policíaco tradi- de “Mateo Yucra”. Estamos ante lo que Ro-
cional, que representa lo inexplicado para salba Campra denomina un “silencio inco-
después insistir en una progresión lógica mable”; es decir, “un silencio cuya natura-
hacia una explicación, que no dejará de leza y función consiste precisamente en no
satisfacer tanto al lector como a las reglas ser llenado” (2008, p. 112).
internas de un universo narrado, que en
ningún momento se aleja de las leyes natu- En segundo lugar, Daniel F. Ferreras (1995)
rales. “Mateo Yucra” posee este elemento enseña que este tipo de relatos presenta un
sobrenatural inédito. El personaje princi- universo identificable o hiperrealidad. El uni-
pal está muerto, pero pese a su condición verso donde se desarrolla la narración fan-
sigue desplazándose por el mundo de los tástica tiende a ser un simulacro del mundo
vivos. Aunque no puede interactuar con real. Lo fantástico depende en gran medida
estos últimos, tiene acceso al espacio físi- de una representación realista del mundo
co de ellos. De este modo recorre calles y para funcionar. Para que pueda provocar
avenidas, ingresa a diversos lugares como duda, miedo o terror (o alguna otra posibi-
cárceles, comisarías y juzgados. Pero esta lidad de lo fantástico), este tipo de relato tie-
circunstancia no es privativa de Mateo, sino ne que convencer a sus receptores de que la
que atañe a otros personajes que pertenecen realidad representada es la suya y demostrar
a la diégesis del cuento, como el hijo de la que el elemento sobrenatural es inaceptable
señora Vargas, quien también está muerto en este mundo. Asimismo, los protagonistas
y pulula entre los seres vivos. Como se pue- son personas comunes y corrientes instala-
de notar, se trata de dos fantasmas.13 Si nos das en un paisaje cotidiano o hiperreal. En
apegamos a la lógica del mundo real, una este contexto, la hiperrealidad debe enten-
situación como la antes descrita es imposi- derse como la exageración de los aspectos
ble de realizarse. Los muertos no conviven más corrientes de la realidad; se trata de un
con los vivos, no habitan un espacio alterno realismo llevado al extremo, que parece re-
al nuestro. He aquí la trasgresión a las re- presentar un universo tan habitual que no
glas naturales de esta realidad racional. Por merece ni ser mencionado. Tanto es así que
otro lado, y en referencia a la segunda parte sin lo sobrenatural, la narración no tendría
razón de ser, pues ni los personajes ni las cir-
dicha confrontación se deben comparar los fenómenos narrados con
nuestra concepción de lo real: lo imposible es aquello que no pue-
cunstancias presentan alguna particularidad
de ser, que no puede ocurrir, que es inexplicable. Esto determina que justifique la existencia del texto.
una de las condiciones esenciales de funcionamiento de las obras
fantásticas: los acontecimientos deben desarrollarse en un mundo En el cuento de Heredia Ponce, hay una dié-
como el nuestro, es decir, construido en función de la idea que tene-
gesis que simula la arquitectura del mundo
mos de lo real.
13 David Roas (2001, p. 8) recuerda que el fantasma es un uso típico real efectivo. Estamos situados en un uni-
del relato fantástico. verso de corte realista, donde los personajes
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desarrollan existencias similares a las nues- embargo, luego de morir, como consecuen-
tras. Sin embargo, a medida que recorremos cia de la tortura efectuada por los policías,
la historia encontramos que este mundo no Mateo trastoca este conocimiento y apren-
es necesariamente el nuestro, y que algunos de que, en verdad, la realidad del mundo
de los seres que pueblan este mundo no se real está compuesta por aquella que hasta
parecen del todo a nosotros. Como ya se ese momento conocía y otra de naturale-
dijo, los muertos deambulan en medio de za alterna, en la que habitan las almas de
los vivos, habitan una dimensión que les los muertos. ¿Qué implica esta situación?,
permite acceder a la nuestra, pero están im- pues que Mateo Yucra entra en conflicto
pedidos de comunicarse con algún ser del con la racionalidad propia del mundo real,
mundo real. Por otro lado, y atendiendo a la que afirma que cuando los seres humanos
segunda parte de esta característica, Mateo mueren dejan de existir. Mateo sabe ahora
Yucra, el personaje, es un joven como cual- que esto no es correcto, que las almas de los
quier otro, cuya peculiaridad mayor estriba muertos pueden habitar otra dimensión a la
en estudiar en una universidad y venir de de los vivos y que necesitan de su materiali-
provincia. Como vemos, el elemento fantás- dad (de su cuerpo) para poder descansar en
tico irrumpe en medio de la cotidianidad. paz. Esto resulta importante porque no solo
se produce una colisión de racionalidades,
Aquello que se presentaba como una na-
que se definen por lo posible y lo imposi-
rración típicamente realista de improviso
ble, sino que se genera una ampliación de
adopta una apariencia sobrenatural, y tras-
la realidad que conocemos; es decir, que la
toca así este relato en uno de tipo fantástico.
realidad real no solo está compuesta por la
El tercer aspecto que menciona Ferreras se realidad euclidiana, sino que también está
refiere a la ruptura radical entre el protago- integrada por una realidad extrasensorial
nista y el universo. La narración fantástica o fantasmática. De este modo, merced a la
tiende a oponer al protagonista, víctima del experiencia de Mateo Yucra es que modifi-
fenómeno fantástico, con sus estructuras camos nuestra noción acerca de lo real, pues
sociales. Esta oposición se puede también ahora sabemos que además de existir un es-
analizar en términos de razón contra irra- pacio propio para los vivos, se constituye
cionalidad, realidad contra sobrenatural o otro donde moran los muertos.14
individuo contra colectividad, y se puede
Del análisis realizado, se desprende que es-
definir como un choque entre dos códigos
tamos ante un texto fantástico. Ahora bien,
semióticos opuestos el uno al otro: se sugie-
¿esta caracterización es suficiente para de-
re la presencia de un elemento irracional en finir a cabalidad la naturaleza de “Mateo
nuestro universo, y por lo tanto se oponen Yucra”? No, porque si bien este cuento se
el código de la realidad y el de lo irracional. enmarca dentro del registro de la literatu-
En el cuento que estamos analizando, Mateo ra fantástica, como se acaba de evidenciar,
Yucra cambia su manera de entender la rea-
lidad. Podemos inferir que este personaje, 14 Para algunos especialistas, esta peculiaridad presente en “Mateo Yu-
cra” inscribiría este cuento en aquello que Jaime Alazraki denominó
cuando estaba con vida, creía que el mundo lo neofantástico, “en el que se asume el mundo real como una más-
real solo estaba habitado por seres vivos; sin cara, como un tapujo que oculta una segunda realidad” (1990, p. 29).
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termina por desbordarlo al plantear una en los minutos siguientes. Sabía que te-
serie de líneas de sentido que no se agotan nía escasos segundos para alejarse del
en la mera composición, sino que se involu- lugar, y sabía mejor que no debía correr
cran con la realidad extratextual que sirve […] Trató de pensar cómo defendería
de sustrato al cuento. Esto no significa que su inocencia y no logró hacerlo porque
la elección de la composición resulte gratui- la necesidad de alejarse le descuajaba
ta, más bien obedece, precisamente, al uso la atención; ni siquiera sintió el acerca-
de una estrategia que permita que el lector miento del patrullero. “Para, conchetu-
pueda acceder—desde una nueva mirada— madre, o disparo” le gritaron desde la
a la realidad que se modeliza mediante el ventana, y él levantó los brazos como
texto. Es así como “Mateo Yucra” no es un vaquero sorprendido. Luego tartamu-
cuento fantástico típico, en el que el goce se deó, habló, enredó argumentos. Todo
logra en función del efecto que pueda cau- en vano, nada impidió que recibiera
sarle a su lector (duda, vacilación,15 miedo o un culatazo de fusil en el pecho. Con el
terror), sino que dicho efecto fantástico está golpe cayó de espaldas sobre una puer-
diseñado para conseguir que este lector se ta de hierro. De inmediato una mano
involucre activamente en los debates polí- brutal lo cogió del cogote, empuñando
ticos y sociales propios de su época, espe- chompa y camisa, y haciéndolo trasta-
cialmente aquellos que están referidos a la
billar lo acercó al patrullero. (2001, pp.
violencia política. De esta manera, lo que
83-84)
pretende este cuento de Heredia Ponce es
interpelar a sus receptores respecto a una Como sabemos, las autoridades policiales
problemática específica. están sometidas a las órdenes del Estado
y son las encargadas de mantener el orden
El horror no viene de público y la seguridad de los ciudadanos.
lo fantástico, sino de la El mundo representado que se modeliza en
realidad “Mateo Yucra” actualiza una realidad dis-
tinta a la antes expuesta. En este mundo, los
La diégesis de “Mateo Yucra” nos presenta ciudadanos les guardan temor a los policías,
una realidad social en la que los ciudadanos los cuales no tienen reparo alguno en cul-
están inmersos en un clima de inestabilidad. par a inocentes en función de presunciones
En la historia narrada, el personaje princi- y apariencias. Estos policías reprimen de
pal del cuento, al percatarse de la explosión forma violenta a las personas, las torturan
y sin ser responsable de esta, decide huir: hasta quitarles la vida e, incluso, desapare-
cen sus cuerpos.Esta es la suerte que corre
Se vio caminar solo, bostezando en el
Mateo Yucra. En el relato se lee:
preciso momento en que sonaba una
explosión a pocas cuadras. “Mierda”, Al comienzo fue una tortura común,
murmuró, adivinando lo que ocurriría con la única y gran diferencia de que
la sufría en carne propia. Sabía que no
15 Todorov nos dice que “Lo fantástico es la vacilación experimentada
por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un le iban a creer, pero dijo la verdad. Ahí
acontecimiento en apariencia sobrenatural” (2001, p. 48). se agudizó su problema. Ellos no le
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Asedios al cuento fantástico de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce
creyeron nada y profundizaron su sa- Judith Butler enseña que las instituciones
piencia de verdugos impunes. ¿Cuánto producen sujetos, pero al mismo tiempo se-
del tiempo exterior pasó? No le impor- gregan y repudian a otros que no se ajustan
ta. Sólo sabe que una sombra esmirria- a la norma o que no comparten los presu-
da demoró un largo día para levantar puestos del orden social. Esta matriz exclu-
un revólver y dispararle en el pecho, yente que permite la formación de sujetos
superficialmente, desviando el cañón requiere la producción en simultáneo de
para que la bala le hiciera sólo un surco seres abyectos, que no son sujetos, pero que
en la carne. (2001, p. 90) forman el exterior constitutivo del campo
de aquellos. Butler explica:
Notemos que Mateo intenta decir la ver-
dad, pero sus captores no le creen. Resulta Lo abyecto designa aquí precisamente
curioso que el narrador enuncie que “ahí se aquellas zonas “invivibles”, “inhabi-
agudizó su problema”. Esta afirmación nos tables” de la vida social que, sin em-
revela el clima en el que se desarrollan los bargo, están densamente pobladas por
acontecimientos. Mateo Yucra sabe que hay quienes no gozan de la jerarquía de los
“una ley oculta”16 que dirige realmente el sujetos, pero cuya condición de vivir
funcionamiento del Estado. Esta ley, a di- bajo el signo de lo “invivible” es nece-
ferencia de la ley oficial que se basa en los saria para circunscribir la esfera de los
valores de la democracia, la participación sujetos. (2002, pp. 19-20)
y la igualdad de los ciudadanos, se fun-
damenta en la violencia y la exclusión. En En el orden social construido por Occiden-
otras palabras, Mateo Yucra sabe que no le te, el único sujeto reconocido es el hombre
creerán porque pertenece a un grupo social blanco, heterosexual y propietario; todos
excluido; aunque el relato no lo refiera di- aquellos seres que no registren dichas cua-
rectamente, podemos colegir que este per- lidades son los abyectos, quienes ayudan
sonaje es de origen andino. En una escena a configurar a los sujetos.17 Según este ra-
del cuento, el narrador nos relata cómo el zonamiento, en el contexto de la sociedad
espíritu de Mateo regresa de despedirse de peruana (que es una sociedad poscolonial,
su madre: “Abandonó el pueblo por un sen- porque privilegia su herencia occidental so-
dero que se perdía en los cerros. El regre- bre las de tipo originario), los andinos y los
so fue largo. No reconocía el camino y en pobres constituyen los abyectos del blanco,
cada bifurcación se perdía. Iba a dar a otros por lo que no son reconocidos como verda-
pueblos, o subía por sendas de zorros hasta deros ciudadanos y, por lo tanto, no gozan
cumbres imposibles” (2001, p. 91). Del mis- de los mismos derechos que aquellos. Des-
mo modo, por lo que se narra en la historia, de la óptica de los sujetos, los abyectos son
podemos deducir que Mateo es una perso- subalternos,18 “seres residuales” (Bauman,
na pobre.
17 Como anota bien Peter Wade: “La identidad se establece a partir de
la diferencia; es decir, en contraste con otra cosa” (2002, p. 255).
16 Žižek la denomina “la ley nocturna”. Este filósofo dice que: “El poder 18 Para Víctor Vich y Virginia Zavala, el subalterno puede ser definido
se sostiene sobre tácitas reglas obscenas siempre y cuando estas como: “un sujeto relacional construido por la jerarquía y con una real
permanezcan en la sombra; en cuanto salen a la luz empieza a res- asimetría en el ejercicio del poder […] No es, entonces, un sujeto
quebrajarse los andamiajes del poder” (2011, p. 84). trascendental ni unitario sino, más bien, uno desplazado que se
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2013),19 cuyos cuerpos no importan, son preserven la integridad de las personas; por
desechables. Por esta razón, en la diégesis el contrario, estos personajes se ensañan con
de “Mateo Yucra”, la policía está convenci- el torturado (en este sentido, la lexía “jugar”
dade que pueden hacer lo que se les antoje es bastante significativa). Estos policías no
con estos cuerpos: torturarlos, quemarlos, cumplen solamente su deber, sino que se di-
mutilarlos, matarlos y desaparecerlos. En el vierten con el sospechoso, gozan con su ac-
relato, Mateo tividad malévola. No hay duda de que nos
encontramos ante una conducta perversa,
[…] no sabe si en realidad despertó o
que goza con el padecimiento de los otros y
si los policías se metieron en su sueño
en la que se ha encarnado la figura del “mal
para interrogarlo. Le ataron los bra-
radical”.20 Debemos prestar atención en el
zos al cuerpo con tiras de tela mojada
hecho de que esta tortura es sistemática,
y jugaron con él a la botella borracha.
pautada. No se trata de un evento excepcio-
Como insistía en que se llamaba. Ma-
nal, sino de una práctica reiterada. En este
teo Yucra y que regresaba de tirarse
mundo representado, las fuerzas del orden
una perrita, en una ida de su cuerpo no
tienen como costumbre torturar y matar a la
lo agarraron y se fue de cara. Desde el
gente, y, lo que es más terrible, gozan con
suelo contestó que la perrita se llama-
ello.21
ba Romualda, y ellos “qué, conchetu-
madre, ya nadie se llama Romualda”. En el cuento, a la par que se relata la his-
Entonces lo rociaron con una mangue- toria de Mateo Yucra, también se presenta
ra hasta que un charco lo circundara. una segunda historia, protagonizada por
Enseguida introdujeron en el agua des- la señora Vargas y su hijo, Hugo González,
parramada un cable eléctrico pelado un muchacho de quince años, que también
en la punta, y su cuerpo saltó como un está desaparecido. En la narración se refiere
monigote manteado. Al séptimo salto que Hugo fue arrestado a tres cuadras de
el charco empezó a enrojecerse y los la dependencia policial, donde su madre re-
policías suspendieron de mala gana su clama por su desaparición. Pese a que exis-
trabajo. (2001, pp. 90-91) ten cuatro testigos del suceso, la policía nie-
ga reiteradamente el arresto. Sin embargo,
Como puede observarse, Mateo Yucra es
aunque la señora Vargas y los policías no lo
sometido a una serie de torturas, su cuer-
puedan percibir, Hugo está agarrado a las
po es mortificado con electricidad hasta
faldas de su madre y:
dejarlo sangrar y morir. Resulta interesante
anotar que sus captores no son agentes que 20 Crignon explica bien en qué consiste esta noción kantiana: “Un mal
que ha corrompido el fundamento de nuestras máximas […] que ha
involucra con cuestiones de raza, género, nacionalidad, etc.” (2004, dislocado el orden moral de los motivos que guían nuestra acción:
p. 101). poner el amor propio antes que la ley moral” (citado en Portocarrero,
19 Bauman explica en Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus 2010, p. 246).
parias, que la “producción de ‘residuos humanos’ o, para ser más 21 Lo que convierte a este perverso en un sádico, quien no necesita
exactos, seres humanos residuales (los ‘excedentes’ y ‘superfluos’, persuadir, simplemente ejecuta, porque se sabe respaldado por el
es decir, la población de aquellos que o bien no querían ser recono- derecho. Según Deleuze, el sádico siempre está del lado de la razón,
cidos, o bien no se deseaba que lo fuesen o que se les permitiese la por lo tanto: “[s]e trata de mostrar que el razonamiento mismo es una
permanencia), es una consecuencia inevitable de la modernización violencia, que está del lado de los violentos con todo su rigor, con
y una compañera inseparable de la modernidad” (2013, p. 16). toda su serenidad, toda su calma” (citado en Guerrero, 2007, p. 131).
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Asedios al cuento fantástico de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce
[…] sentado en el suelo con las piernas […]apareció el primer cadáver. En rea-
dobladas. Sobrecogía su estampa. A pe- lidad era sólo un entrevero de huesos a
sar de su juventud evidente, su cuerpo medio quemar. Todos parecían corres-
lucía un extraño y difuso deterioro. Lo ponder a la misma persona, pero, suce-
más sorprendente radicaba en las órbi- sivos traslados los habían desencajado.
tas de sus ojos, tan profundas que pese Constituían el indicio delator. […] A
a su aguda percepción, el hombre que pesar del ensañamiento que mostraba
buscaba a Mateo Yucra no pudo des- el primer cadáver, la ausencia de mate-
cubrir el color de sus pupilas. Tenía los ria pútrida permitió que lo observaran
músculos fláccidos y nu[n]ca movía el con cierta aceptación. No sucedió lo
brazo izquierdo. Lo único que parecía mismo con los otros cuerpos desente-
verdaderamente móvil era su mano de- rrados luego. Aún conservaban com-
recha, con ella se agarraba el pecho y se pletos sus órganos, descomponiéndose
frotaba las rodillas. A veces lagrimeaba, aceleradamente, y al extraerlos de la
y la suciedad de sus mejillas se rasgaba tierra llenaban el aire de un hedor tan
como una cartulina. (2001, p. 82) fuerte que pudo sentirlo un centine-
la ubicado a seiscientos metros. “Hay
Hugo González es una prueba más de la
olor a perro muerto” dijo a su compa-
existencia de un Estado que en lugar de
ñero. (2001, pp. 87-88)
salvaguardar a sus ciudadanos, lo que hace
es atentar en contra de ellos, en contra de En esta fosa común, encontraron dieciséis
sus cuerpos. Precisamente, el cuerpo de este cadáveres, algunos de ellos amputados,
personaje está deteriorado, su piel fláccida otros, quemados.22 Pongamos atención en el
y sin color, sus ojos carentes de luz y apenas hecho de que, precisamente, el lugar donde
puede mover uno de sus brazos. No hay se descubren estos restos humanos forma
duda de que sus torturadores se han encar- parte de una zona militar, y que patrullas
nizado con él, no han respetado el hecho de permanentes se oponen a que se confirme
que se trata apenas de un adolescente. o no la noticia. No resulta descabellado
pensar que estos militares sean los causan-
Los casos de Mateo Yucra y Hugo Gonzá-
tes de estas muertes, por eso su negativa a
lez son solo dos ejemplos de una realidad
que estos sucesos se publiciten y sean in-
mayor. En el cuento se dice que se corre el
vestigados. Llama la atención que ahora
rumor de que “[…] unos niños habían des-
los torturadores ya no son solo los policías,
cubierto restos humanos a tres kilómetros
sino también los militares, quienes del mis-
de la ciudad. El lugar señalado formaba
mo modo tienen el deber de defender a los
parte de una zona militar y patrullas per-
integrantes de la nación, pero no cumplen
manentes impedían confirmar o desmentir
con este mandato; más bien, lo que hacen
el rumor” (2001, p. 87). En efecto, los restos
humanos existen y ante la insistencia de las
personas que reclamaban por un familiar 22 ¿Por qué quemar los cuerpos? En este contexto, el fuego asume el
desaparecido, se formó una comitiva com- papel de elemento de borradura u ocultamiento, ya no es más aque-
lla fuerza que permite la purificación, sino que es utilizado por el
puesta por autoridades, periodistas y mili- poder como un instrumento que desaparece el delito, escrito en el
tares. En estas circunstancias: cuerpo de la víctima.
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Asedios al cuento fantástico de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce
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queridos. En el relato puede verse que en- calle de los bancos” (2001, p. 81) o “Era la
tre las personas que protestan en la carre- calle de los abogados, donde se encontra-
tera, hay algunos que vienen buscando a ba la Fiscalía” (2001, p. 85). “La calle de
sus familiares “por más de quinientos días” los bancos” o la “de los abogados” pueden
(2001, p. 87). El dolor que experimenta una ubicarse en cualquier ciudad de Perú o en
persona por algún familiar que desaparece cualquier lugar del mundo, donde la vio-
no es igual al que siente aquel que sabe que lencia de Estado se encuentre instituciona-
su familiar está muerto. Para poder supe- lizada y sea cotidiana. La intención de esta
rar la muerte es necesario tener un cuerpo decisión narrativa (la cual también permite
para llorar y de esta forma practicar el due- inscribir este cuento en el orden de lo fan-
lo. Sin cuerpo, no hay duelo y, por lo tanto, tástico) se debe al deseo de universalizar la
no puede haber paz, sino continua incerti- anécdota, es decir, que aquello que se cuen-
dumbre. Por otra parte, Mateo Yucra tam- ta en “Mateo Yucra” no sea leído como pri-
bién entiende que la búsqueda de su cuerpo vativo del contexto arequipeño o peruano,
no puede ser realizada solo por él, por un sino de todo aquel escenario social donde
muerto, sino que se requiere una persona se experimente una circunstancia similar de
viva, en este caso, su madre. El narrador del violencia.
cuento expresa: “Han pasado trescientos
treinta días y Mateo Yucra no ha vuelto a ¿Por qué un cuento
ver su cuerpo. Sólo ha descubierto que es fantástico?
un alivio a que uno lo encuentren, aunque
sea muerto. Y convencido de que sus fuer- “Mateo Yucra” es un cuento fantástico, por-
zas no son suficientes, ya no hace otra cosa que el universo diegético que nos presenta
que pensar en su madre” (2001, p. 92). Así trasgrede las reglas del mundo real efectivo.
como Mateo no puede encontrar su cuerpo En el texto de Juan Pablo Heredia Ponce, nos
(la paz) por sí mismo, así como necesita de encontramos con una realidad en la que los
su madre, miles de peruanos desaparecidos muertos se desplazan por el mundo de los
en el conflicto armado interno están espe- vivos, en el cual necesitan su cuerpo físico
rando ser encontrados por aquellos que aún para lograr el descanso eterno. Si prestamos
quedan con vida. He aquí la interpelación atención, la densidad semántica de este re-
que el autor le formula al lector del cuen- lato no se agota en una simple composición
to, esta es la misión que le está encargando: fantástica, sino que se reconoce una pro-
buscar los cuerpos de estos desaparecidos puesta política-social en su contenido. Pien-
para que puedan descansar en paz. so que “Mateo Yucra” utiliza lo fantástico
como una estrategia discursiva para vehi-
Finalmente, un aspecto que llama la aten- cular un mensaje urgente: en Perú, la gente
ción sobre “Mateo Yucra” es que no se uti- está desapareciendo y los responsables son
lizan referentes directos, es decir, no encon- las fuerzas policiales y militares del Estado
tramos un elemento que ligue la diégesis (una verdad que el discurso oficial intentó
con un lugar determinado geográficamente, reprimir durante mucho tiempo). ¿Qué im-
como Arequipa o Perú. En el cuento leemos, plica esta afirmación? Que la violencia que
por ejemplo: “Sabe que todo empezó en la azota la nación no solo viene de los grupos
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Asedios al cuento fantástico de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce
subversivos, sino del aparato estatal, el cual que el relato fantástico “puede actuar como
ejerce dicha violencia en función de un sis- desestabilizador de historias constituidas y
tema de exclusiones. Por lo tanto, “Mateo revelador de historias reprimidas. En una
Yucra” no nos habla solo acerca de la anéc- palabra, […] lo fantástico puede expresar
dota de un fantasma que vaga por el mundo nuestra ansiedad ante la historia” (1991, p.
de los vivos en la búsqueda de su cuerpo 107). “Mateo Yucra” nos revela una parcela
extraviado, sino de una realidad horrorosa de la realidad peruana que la sociedad no
en la que la gente es torturada precisamen- quiere aceptar: Perú es una sociedad jerar-
te por aquellos que deberían protegerlos: la quizada, en la que algunos individuos, por
fuerzas del orden. El caso de “Mateo Yucra” su etnia-raza, por su clase y por su género
no es único, pues se trata de una metonimia (por citar los factores más importantes),
de lo que le está sucediendo a una gran tienen ventajas sobre otros. Estamos en
parte de los peruanos, sobre todo a los de una nación definida por la desigualdad. En
origen andino25 y pobre.26 Estos individuos “Mateo Yucra” se performa fundamental-
están siendo torturados, mutilados, que- mente la jerarquización étnica-racial y de
mados, muertos y desaparecidos. El cuento clase, las que fomentan y legitiman la vio-
pareciera decir que pese a que el poder in- lencia que ejerce el Estado sobre determina-
tenta borrar este acontecimiento, los muer- dos individuos, para ser precisos, los de ori-
tos regresan, no para recuperar su cuerpo, gen andino y pobre. Mateo Yucra cumple
sino para encontrar la justicia que les podrá ambas condiciones, las que son suficientes
permitir descansar finalmente en paz. para sospechar que se trata de un terrorista
y, como tal, puede ser objeto de violencia.
Silvia Molloy, en su ensayo denominado
Poco importa si en realidad pertenece o no
“Historia y fantasmagoría” (1991), advierte
a un movimiento subversivo, el solo hecho
una peculiaridad fundamental en la narrati-
de encajar en una determinada etnia-raza
va fantástica. Dice esta estudiosa argentina
y clase excluida lo condena. Ahora bien,
como se dijo líneas arriba, estos perpetra-
25 “La CVR [la Comisión de la Verdad y Reconciliación] ha podido apre-
ciar que, conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el proce- dores cometen estos crímenes con la segu-
so de violencia puso de manifiesto la gravedad de las desigualdades ridad de que a nadie le interesa la suerte de
de índole étnico-cultural que aún prevalecen en el país. Del análisis
estos individuos porque, según su opinión,
de los testimonios recibidos resulta que el 75% de las víctimas fata-
les del conflicto armado interno tenían el quechua u otras lenguas no son ciudadanos reales, sino seres abyec-
nativas como idioma materno. Este dato contrasta de manera elo- tos o subalternos; estos seres ocupan una
cuente con el hecho de que la población que comparte esa carac-
posición marginal en la esfera del poder,
terística constituye solamente el 16% de la población peruana de
acuerdo con el censo nacional de 1993” (Comisión de Entrega de la son cuerpos desechables, cuerpos que no
CVR, 2008, p.434). importan. Por eso, no hay reproche alguno
26 “La CVR [la Comisión de la Verdad y Reconciliación] ha constatado en atentar en contra de ellos, en eliminarlos.
que existió una notoria relación entre situación de pobreza y exclu-
sión social, y probabilidad de ser víctima de la violencia. En el depar- Quizá está aquí la explicación de la conduc-
tamento andino de Ayacucho se concentra más del 40% de muertos ta perversa que asumen estos miembros de
y desaparecidos reportados a la CVR. Al sumar a ello las víctimas
las fuerzas del orden.
consignadas por la CVR en los departamentos de Junín, Huánuco,
Huancavelica, Apurímac y San Martín se llega al 85% de las víctimas
registradas por la CVR” (Comisión de Entrega de la CVR, 2008, pp. Por otra parte, en el mismo artículo, Silvia
433 y 434). Molloy también explica que: “lo fantástico,
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mal llamado de evasión, permite volver este cuento como un documento histórico,
sobre la historia una mirada inquisidora. sino que desde la literatura, desde una de
Es una manera de expresar nuestra inquie- sus variantes como es lo fantástico, pode-
tud hacia el pasado, una vía alternativa mos conocer una parcela de esta realidad y,
para contar la historia” (1991, p. 107). En parafraseando a Garrido Domínguez (2011,
efecto, el relato fantástico permite que los p. 214), descubrir la complejidad y las con-
escritores puedan volver sobre lo ya con- tradicciones que anidan en ella.
tado y echar nuevas luces sobre diversos
acontecimientos históricos, enmendando, Pero volvamos a una de nuestras pregun-
clarificando o mostrando algo nuevo so- tas iniciales: ¿por qué Heredia Ponce utiliza
bre estos últimos. En el cuento de Heredia el registro fantástico para instrumentalizar
Ponce, el personaje principal reconstruye este reclamo? Tal vez porque nuestra narra-
paulatinamente la memoria de lo que le ha tiva no encontraba un lenguaje adecuado
sucedido, va atando cabos hasta percatarse para expresar tanto dolor. Lo que estaba
de que ha sido víctima de tortura y muer- experimentando la nación peruana resul-
te por parte de los agentes policiales que lo taba tan inverosímil, tan enloquecidamente
detuvieron. De esta manera, el texto expone terrible, que es posible que el código realista
una realidad social oculta que no es acepta- se presentara como insuficiente para referir
da ni difundida por los medios de informa- tanto horror desatado por la violencia po-
ción: las fuerzas del orden cometen abusos, lítica. De esta manera, algunos de nuestros
atentan en contra de la gente de una manera escritores apelaron a lo fantástico, para que
sistemática, la torturan, la matan y la desa- así se pudieran mostrar aristas de esta rea-
parecen. Esta realidad recién fue aceptada lidad desbordada, que el realismo como
como verdad oficial cuando se presentó el procedimiento narrativo no alcanzaba a
Informe de la Comisión de la verdad, el 28 desarrollar. Sin embargo, no se trata de un
de agosto de 2003.27 En este sentido, “Mateo uso típico de lo fantástico, sino que estamos
Yucra” instala entre nosotros una versión ante un uso político-social de este artefacto
del conflicto armado interno más próxima cultural. No sé si sea pertinente emplear en
a los sucesos reales que aquella que los dis- su denominación el rótulo de “comprome-
cursos oficiales ofrecen. No se trata de en- tido”, pero lo cierto es que lejos de narrar
tender la literatura como un sustituto de la una historia que busque eludir la realidad,
realidad (o un espejo del mundo real), ni alejándose de ella, esta variante de lo fantás-
tico se presenta como una herramienta po-
27 En la conclusión n°46 de este informe, puede leerse: “La CVR con- derosa,que posibilita conocer eso que preci-
cluye que la lucha contra la subversión reforzó en miembros de la
samente quedaba oculto ante los ojos de los
policía prácticas autoritarias y represivas preexistentes. La tortura
en interrogatorios y las detenciones indebidas, que habían sido demás. No me estoy refiriendo solo al acto
frecuentes en el trato con la delincuencia común, adquirieron un de creer que existe una especie de interreg-
carácter masivo durante la acción contrasubversiva. Además, la
CVR ha constatado que las violaciones más graves de los derechos
no entre el mundo de los vivos y el mundo
humanos por parte de agentes de la policía fueron: ejecuciones ex- de los muertos, sino en que la realidad real,
trajudiciales, desaparición forzada de personas, torturas, tratos crue- el mundo social, está regida por dos leyes,
les, inhumanos o degradantes. La CVR condena particularmente la
práctica extendida de la violencia sexual contra la mujer” (Comisión la oficial, que es privativa de los sujetos o
de Entrega de la cvr, 2008, p. 441). ciudadanos, y una alterna o nocturna, ley
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Asedios al cuento fantástico de compromiso político-social peruano. El caso de “Mateo Yucra” (1992), de Juan Pablo Heredia Ponce
que enuncia que el Estado y la sociedad se cual nos encontramos ante textos narrativos
rigen por la exclusión y la violencia. En esto en los que se apela al elemento contrafáctico
consiste la propuesta del cuento: que el lec- para referir la realidad, pero en los que se
tor reconozca la existencia de dicha ley, que enfatiza en el componente político-social.29
entienda que vive en una sociedad de exclu- No se trata de simples ejercicios de lo fan-
siones, que sepa que la violencia que azota tástico, sino del empleo de recursos extraor-
su país va más allá de una guerra interna. dinarios encaminados a explicar el mundo
De este modo, el texto de Heredia Ponce que le sirve de referencia, un mundo signa-
nos posiciona ante una verdad incómoda do por el conflicto armado interno. Dicha
y dolorosa. Por esta razón, debe emplear lo corriente estaría enmarcada en una vertien-
fantástico, porque este tipo de registro per- te mayor de la literatura peruana aún no
mite construir una maquinaria textual que reconocida, y que podemos llamar narrativa
facilita la irrupción de lo innombrable en fantástica de compromiso político-social.
el mundo así representado. En este orden
de ideas, concordamos con Roger Bozzetto A manera de coda o por qué
cuando afirma que el texto fantástico sería regresan los muertos
“el lugar donde lo imposible de decir toma-
ría forma” (2001, p. 227). Digamos mejor: es Sin temor a exagerar, puede afirmarse que
el lugar donde lo prohibido, lo incómodo, el acontecimiento más traumático que expe-
toma forma y se expresa. rimentó el Perú, después de la Guerra del
Pacífico, fue el periodo de violencia políti-
Finalmente, me gustaría sugerir que “Ma-
ca producido a inicios de los años ochenta
teo Yucra”, junto a Adiós Ayacucho (1986) de
del siglo xx. Dicho fenómeno se constituye
Julio Ortega28, Candela quema luceros (1989)
como una herida que no ha dejado de san-
de Félix Huamán Cabrera, y Rosa Cuchillo
grar hasta nuestros días debido a que toda-
(1997) de Oscar Colchado Lucio, por citar
vía no se la ha logrado suturar correctamen-
tres de los textos más importantes que se
te. En otras palabras, la sociedad peruana
ocupan sobre este tema, forman parte de
aún no ha podido idear una narrativa sufi-
esta corriente que puede denominarse na-
cientemente capaz de dar cuenta del horror
rrativa fantástica de la violencia política, en la
que se vivió por aquellos años.
28 Entre Adiós Ayacucho (1986) y “Mateo Yucra” (1992) se establece La literatura de la violencia política es una
una relación de intertextualidad. En la primera, Alfonso Canepa,
tentativa de creación de esta narrativa. No
muerto durante el conflicto armado, emprende un viaje a Lima para
exigirle al presidente de la República que le devuelvan los huesos se trata de contar de manera fidedigna los
que le fueron arrancados (una pierna y un brazo, entre otros) y así acontecimientos que se desarrollaron en
llevar a cabo un entierro digno. Como se observa, hay similitud entre
ese conflicto, sino que son aproximaciones
esta novela y el cuento de Heredia Ponce. Ahora bien, un elemento
intertextual más es el uso de lo fantástico para escribir ambos relatos
(tanto la novela como el cuento apelan a la figura del fantasma). Por 29 En el interior de esta clasificación, incluso podríamos subclasificar
otro lado, resulta curioso que los estudiosos de Adiós Ayacucho no estos textos en función al uso que hacen del elemento fantástico. Por
se hayan percatado de este uso. La novela de Ortega es leída solo citar un caso, tenemos obras que utilizan lo real maravilloso, pero hay
desde la clave realista. Cf. “La risa irónica de un cuerpo roto: Adiós otras que apelan al realismo mágico. En esta línea de reflexión sería
Ayacucho de Julio Ortega” (2008) de Víctor Vich y Alexandra Hibett, interesante preguntarnos en cuál de estas dos vertientes puede ser
y “La carnavalización del Archivo en Adiós, Ayacucho de Julio Orte- inscrito “Mateo Yucra”. Dejo este aspecto para desarrollarlo en un
ga” (2014/2015) de Víctor Quiroz. trabajo posterior.
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troducción a Jacques Lacan a través de la drid: Akal.
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