Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Capítulo 3
esto significa gastar en armas lo mejor de las rentas del Estado. Las
nuevas repúblicas llegan a la Independencia con demasiado nutridos
cuerpos de oficiales y no siempre se atreven a deshacerse de ellos. Pero
para pagarlos tienen que recurrir a más violencia, como medio de obtener
recursos de países a menudo arruinados, y con ello dependen cada vez
más del exigente apoyo militar. Al lado de ese ejercito, en los países que
han hecho la guerra fuera de sus fronteras pesan más las milicias rústicas
movilizadas para guardar el orden local, más cercanas a las estructuras
regionales de poder y menos costosas, comienzan su ingreso en la lucha
política expresando la protesta de las poblaciones agobiadas por el paso
del ejercito regular, con la lucha se hacen más costosas, ese es el precio
de una organización más regular, sin la cual no podrían rivalizar con el
ejercito.
Los nuevos estados suelen gastar más de lo que sus recursos permiten,
porque es excepcional que el ejército consuma menos de la mitad de esos
gastos. La imagen de una Hispanoamérica prisionera de los guardianes del
orden comienza a difundirse. Solo en parte puede explicarse la hegemonía
militar como un proceso que se alimenta a sí mismo y su perduración
como una consecuencia de la imposibilidad de que los inermes desarmen
a los que tienen las armas. La gravitación de los cuerpos armados en el
momento en que se da una democratización de la vida política y social
hispanoamericana comienza por ser un aspecto de esa democratización,
perro se transforma en una garantía contra una extensión excesiva de ese
proceso: por eso aun quienes deploran algunas de las modalidades de la
militarización hacen a veces poco por ponerle fin.
La democratización es otro de los cambios que la revolución ha traído. Ha
cambiado la significación de la esclavitud: si bien los nuevos estados se
muestran remisos a abolirla, la guerra los obliga a manumisiones cada vez
más amplias; las guerras civiles serán luego ocasión de otras. Esas
manumisiones tienen por objeto conseguir soldados; aparte buscan salvar
el equilibrio racial, asegurando que también los negros darán su cuota de
muertos a la lucha. La esclavitud doméstica pierde importancia, la agrícola
se defiende mejor en las zonas de plantaciones que dependen de ella.
Pero aun donde sobrevive la institución, la disciplina de la mano de obra
esclava parece haber perdido buena parte de su eficacia: en Venezuela,
como en la costa peruana, la productividad baja, lo mismo ocurre en las
zonas mineras de Nueva granada, que habían utilizado mano de obra
africana. La reposición plantea problemas delicados: a largo plazo la
esclavitud no puede sobrevivir a la trata, y con las trabas puestas, el
precio de los esclavos sube rápidamente. Antes de ser abolida la
institución de la esclavitud se vacía de su importancia. Los negros
emancipados no serán reconocidos como iguales por la población blanca,
ni por la mezclada, pero tienen un lugar en una sociedad que organiza sus
desigualdades de manera diferente que la colonial.
La revolución ha cambiado también el sentido de la división en castas.
Apenas si ha tocado la situación de las masas indias e de México,
Guatemala y el macizo andino, en ellas las zonas de densa población
indígena, el estatuto particular de estas tarda en desaparecer. Ese
conservatismo implica que las zonas indias donde sobrevive la comunidad
agraria no son disminuidas por el avance de los hacendados, de los
comerciantes y letrados urbanos que aspiran a conquistar tierras. Es la
coyuntura la que defiende esa arcaica organización rural: el debilitamiento
de los sectores altos urbanos, la falta de una expansión del consumo
interno y de la exportación agrícola, que haga codiciables las tierras
indias, explican que sigan en manos de comunidades labriegas atrozmente
pobres, incapaces de defenderse contra fuertes presiones expropiadoras y
carentes de títulos escritos sobre sus tierras.
Frente al mantenimiento del estatuto real de la población indígena son los
mestizos los mulatos libres, los legalmente postergados en las sociedades
urbanas o en las rurales de trabajo libre los que aprovechan mejor la
transformación revolucionaria: aun cuando los censo de la primera etapa
Historia Argentina y Latinoamericana II 3
“Historia contemporánea de América Latina” TULIO Halperin DONGUI