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Informe interpretativo
Informe generado desde www.teacorrige.com. Prohibida la reprodución total o parcial. Todos los derechos reservados.
MCMI-III
Inventario clínico multiaxial de Millon III
1 Esquizoide 13 69
2A Evitativa 10 69
2B Depresiva 12 58
3 Dependiente 17 80
4 Histriónica 14 62
5 Narcisista 12 62
6A Antisocial 9 67
6B Agresiva (sádica) 17 72
7 Compulsiva 16 64
8A Negativista (pasivo-agresivo) 20 79
8B Autodestructiva 1 8
S Esquizotípica 4 47
C Límite 23 93
P Paranoide 12 70
A Trastorno de ansiedad 9 85
H Trastorno somatomorfo 5 43
N Trastorno bipolar 11 75
D Trastorno distímico 7 53
T Dependencia de sustancias 7 68
CC Depresión mayor 9 63
PP Trastorno delirante 4 69
X Sinceridad 116 66
Y Deseabilidad social 16 80
Z Devaluación 20 75
V Validez 0
0 35 60 75 85 100 115
Prev: Prevalencia
Copyright © 2006 by TEA Ediciones, S.A. - Perfil generado desde www.e-perfil.com
Ediciones Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados.
Este informe es resultado de la aplicación informática del perfil obtenido a partir de los datos
del Inventario Clínico Multiaxial de Millon-III (MCMI-III).
Se debe valorar e interpretar conjuntamente con todos los datos clínicos adicionales
provenientes de las entrevistas y de la observación clínica.
El profesional, como resultado de sus consideraciones, podrá adaptar, añadir y cambiar los
contenidos según sus propios criterios realizando así un informe definitivo. Por tanto, este
informe debe considerarse de carácter orientativo para los especialistas y no se ha de mostrar
a los pacientes ni a sus familiares.
A continuación encontrará seis apartados relacionados con los resultados obtenidos por
C.M.L.. Estos son: 1. Actitud ante la Prueba, 2. Severidad del perfil clínico, 3. Orientaciones
para el Diagnóstico, 4. Estilos y Trastornos de la personalidad, 5. Síndromes Clínicos y 6.
Evaluación Multiaxial.
Nota.- Dada la relación significativa existente entre los distintos aspectos de la personalidad
(relación que en ocasiones es de signo negativo), es posible que alguna frase parezca
contradecir lo indicado anteriormente por otra. Ello puede ser debido a que en C.M.L. se dé
esa contradicción, puesto que los adjetivos empleados aluden a unas situaciones o variables
diferentes que, sin embargo, estaban relacionadas positiva o negativamente en la muestra
normativa que sirvió para definir los distintos puntos de corte en dichas variables.
En este apartado se consideran las puntuaciones obtenidas por el paciente en las escalas de
Validez (V), Sinceridad (X), Deseabilidad Social (Y) y Devaluación (Z). Son indicadores que
afectan a la fiabilidad y validez de este cuestionario clínico y pretenden detectar posibles
irregularidades o estilos infrecuentes de respuestas.
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Esta alteración marcada agrava y puede perpetuar su manera de enfrentarse a las dificultades
cotidianas.
Los rasgos pueden estar tan implantados y ser tan automáticos que C.M.L., a menudo, no es
consciente de su naturaleza y de las consecuencias autodestructivas. Este estilo es poco
efectivo en el afrontamiento y hace al paciente especialmente vulnerable a las
contrariedades diarias.
Podría presentar algún episodio psicótico breve aunque, en general, reversible.
Sin embargo, no presenta en la actualidad ningún síndrome clínico grave o severo (SS
-Trastorno del pensamiento-, CC -Depresión mayor- y PP -Trastorno delirante-) que agudice y
complique los rasgos de personalidad distanciándole severamente de la realidad.
Por tanto, se puede proponer que la severidad es elevada ya que presenta alguno de los
trastornos de la personalidad considerados como graves.
En este apartado se enumeran las escalas en las que C.M.L. ha obtenido puntuaciones
elevadas y que indican la presencia de rasgos clínicos destacables, trastornos de la
personalidad y síndromes clínicos. Lo que se ofrece al clínico es una orientación que deberá
corroborar o refutar con otras fuentes provenientes de la evaluación que esté realizando a su
paciente. No es un diagnóstico firme y cerrado.
C.M.L. presenta puntuaciones destacables en las siguientes escalas:
Rasgos clínicos dependientes.
Rasgos clínicos negativistas.
Trastorno límite de la personalidad (Escala C).
Prominencia de Trastorno de ansiedad (Escala A).
Trastorno bipolar (Escala N).
En primer lugar encontrará detalladas las escalas en las que C.M.L. ha obtenido una
puntuación que indica la presencia de rasgos clínicos de personalidad. En segundo lugar,
hallará una descripción-prototipo de las características clínicas propias de las escalas con
puntuaciones que indican un Trastorno de la personalidad.
Por último, en el caso de la coexistencia de dos o más Trastornos de la personalidad se
expondrá un resumen que contemple la asociación de los rasgos patológicos de los mismos, en
el caso de que presenten alta o moderada comorbilidad.
El individuo con rasgos dependientes suele ser una persona dispuesta a ayudar y colaborar con
los demás, manteniendo su fidelidad y compromiso con su círculo íntimo. C.M.L. aparece, por
tanto, como una persona de confianza para sus allegados. Normalmente, recurre a los otros
para obtener cuidados y seguridad, y también espera pasivamente que los que la rodean
tomen el mando y la proporcionen estrategias para resolver los problemas. A menudo, busca
C.M.L.
relaciones en las que pueda apoyarse en los demás para conseguir afecto, protección y
consejos.
Su falta de iniciativa y autonomía es, con frecuencia, una consecuencia de la sobreprotección
parental o de los modelos familiares aprendidos. En función de estas experiencias,
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simplemente puede haber asimilado que, habitualmente, es más cómodo asumir un papel
pasivo en las relaciones interpersonales, aceptando la bondad y el apoyo que pueda
encontrar. Por tanto, se conforma de buen grado con las iniciativas de los demás,
adaptándose a sus deseos, con tal de mantener su afecto.
Cuando los rasgos son acusados, puede oscilar de ser conciliadora y complaciente a
infravalorarse en exceso y aceptar rápidamente las opiniones de los otros y someterse a sus
demandas.
El individuo con rasgos negativistas tiene una gran facilidad para negarse a las peticiones de
los otros sin sentirse mal por ello. Considera que tiene el derecho de hacer lo que le parezca
oportuno sin pensar en nadie. Estas características le muestran ante los demás como una
persona tozuda, obstinada o no cooperativa. Se desilusiona cuando no ve suficientemente
recompensados sus esfuerzos.
Puede esperar de los demás que la acepten como es, y cuando no es así llega a discutir y a
entrar en desafíos e incluso a mostrar explosiones de ira. Sus malos modos ocurren, sobre
todo, cuando se le pide algo que no le agrada. Al explotar podría pasar de la intolerancia a
periodos de arrepentimiento, culpa y vergüenza.
En apariencia, esta persona puede estar de acuerdo con las demandas de los otros, pero luego
tiende a sabotear sus expectativas mediante una ineficacia intencionada o una obstrucción
sutil. Su relación con la autoridad puede ser compleja; quizá, con características negativistas
suaves, pueda discutir y realizar críticas constructivas, pero si los rasgos son acusados
mostrará envidia y resentimiento.
En general, es importante señalar que este estilo de personalidad puede determinar en
C.M.L. una cierta ambivalencia afectiva, puesto que se debate entre la necesidad de
dependencia y el deseo de autoafirmación.
Las relaciones con los demás se ven afectadas por la variabilidad de las emociones de C.M.L.
y por sus cambios repentinos. Son muy intensas pero inestables oscilando de la necesidad de
dependencia al rechazo y a la manipulación. La sensación que puede producir en los demás es
de que es una persona caprichosa.
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Realmente teme profundamente la hostilidad y el abandono de los otros así como el juicio
social. Es muy exigente en sus demandas con las personas cercanas provocando justo lo que
más teme: el rechazo. Cuando éste ocurre reacciona de forma frenética por su temor al
desamparo y la soledad, mostrando comportamientos coléricos y con frecuencia
autolesionándose.
La impulsividad puede aparecer en una o varias facetas de su vida; así, podría presentar
atracones de comida, compra compulsiva o abuso de sustancias. Las autoagresiones son
frecuentes y éstas pueden ir desde pequeños cortes, quemaduras o golpes hasta serios
intentos de suicidio.
Suele expresar un sentimiento profundo de vacío que le impide llevar una vida normal y
disfrutar de ella. A veces manifiesta síntomas disociativos o psicóticos, como alucinaciones o
ideación paranoide. Éstos suelen ser transitorios y cursan, generalmente, con periodos de
mayor estrés.
Tiene dificultades considerables para mantener un sentido estable de quién es, lo que
favorece que tenga fluctuaciones en sus gustos, valores, objetivos, ideales y lógicamente en
su autoestima.
Los Síndromes clínicos son trastornos mentales y del comportamiento que pueden ser
relativamente transitorios, aumentando o disminuyendo con el tiempo en función de
situaciones estresantes.
En este apartado, por tanto, aparecerá la descripción de los Síndromes clínicos que padece la
paciente a partir de la evaluación de las diferentes escalas. El profesional deberá tener en
cuenta que los Síndromes con una puntuación de prevalencia (PREV) superior a 84 indican
Prominencia de ese síndrome clínico, lo que supone la presencia de síntomas clínicos serios y
prolongados que pueden alterar acusadamente todas las funciones psicosociales. Se
necesitará, por tanto, una cuidadosa evaluación profesional y la programación de una
intervención psicológica lo más completa posible.
La paciente muestra un Trastorno de ansiedad. C.M.L. puede estar sintiendo que los
problemas diarios la desbordan y es posible que no se sienta con fuerzas para afrontarlos;
consecuentemente tenderá a alejarse de situaciones que le provoquen niveles de ansiedad
medios o elevados. Cuando no consiga evitarlas, sentirá un malestar o ansiedad significativa
que pueden reflejarse en sensaciones de tensión, inquietud desasosiego e inseguridad. A
veces, la persona presenta quejas físicas referidas a distintas partes del cuerpo como
palpitaciones, cefaleas, dolores en las articulaciones y otro tipo de molestias inespecíficas.
Podría también tener dificultades para dormir.
Es frecuente, por tanto, que C.M.L. tenga imposibilidad de relajarse y que reaccione de
forma exagerada ante estímulos de baja intensidad, mostrando excesiva sudoración en las
C.M.L.
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de ansiedad generalizada o de una fobia y, de ser esto último, si la fobia es de tipo simple o
social.
En caso de que C.M.L. solo tenga elevada esta escala Bipolar y ninguna otra alteración en
Síndromes clínicos, estaría indicando un posible diagnóstico de hipomanía o Trastorno bipolar
II. Este diagnóstico sugiere una labilidad emocional con frecuentes altibajos e inestabilidad
del humor. Los cambios pueden suceder de un día para otro o tras periodos de tiempo.
Durante la fase hipomaníaca el sujeto presentará euforia superficial, alta autoestima, exceso
de actividad, impulsividad y facilidad para distraerse.
Cuánto más alta sea la puntuación más probabilidades tiene C.M.L. de acercarse a una fase
maníaca. Estos periodos aparecen con hiperactividad, habla y discurso rápido, irritabilidad,
fuga de ideas, pensamientos y actuaciones demasiado expansivas y poco realistas. También
desvía la atención con excesiva facilidad hacia estímulos banales e irrelevantes. Las
alteraciones del sueño, a menudo, son frecuentes y puede presentar dificultades para
conciliar y mantener un sueño reparador.
Durante los episodios maníacos tiende a infravalorar los riesgos de involucrarse en actividades
que tienen un alto potencial para provocar graves consecuencias para la persona o para el
entorno.
Si existen puntuaciones también elevadas en cualquiera de las escalas referidas a Trastorno
del pensamiento, Trastorno delirante o Depresión mayor puede significar la fase maniaca de
un proceso psicótico. En este caso, se manifestarán probablemente delirios y alucinaciones de
contenido expansivo.
Conviene comprobar por parte del clínico que las alteraciones del ánimo no se deban al abuso
de sustancias.
La aparición de estos dos trastornos de forma conjunta puede estar indicando la aparición de
un periodo hipomaniaco o maniaco con exceso de energía e impulsividad. El estado de
hiperactividad puede surgir con tensión y sin posibilidad de relajarse.
Conviene que el clínico revise a partir del manual de la prueba las respuestas que ha dado la
paciente en el área de Inestabilidad emocional de la sección Respuestas llamativas, ya que
hallará información relativa a los cambios de humor que padece de forma más frecuente.
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La personalidad límite lleva asociada frecuentemente ansiedad generalizada. Los cambios de
humor que se producen, la sensación de vacío interior, la impulsividad y, en definitiva, la
inestabilidad contribuyen a un constante estado de desasosiego.
Los escasos recursos personales de C.M.L. para afrontar situaciones nuevas favorecen también
la vulnerabilidad hacia la ansiedad. Cualquier cambio o dificultad, leve para otra persona, la
podrá desbordar y vivirlo como si fuera una catástrofe inminente. Por tanto, esta paciente
será muy sensible a la manifestación de la ansiedad, caracterizada por tensión, indecisión,
inquietud y molestias físicas.
La personalidad límite muestra una gran inestabilidad de ánimo. La impulsividad y los cambios
de humor son características habituales en esta compleja personalidad.
El diagnóstico de Trastorno bipolar con periodos de manía o hipomanía y la alternancia de
este estado de ánimo con la tristeza y la melancolía pueden solaparse fácilmente con las
características clínicas propias de la personalidad límite. En ambos diagnósticos, el paciente
tiende a mostrar cambios bruscos de ánimo que oscilan de la normalidad a la tristeza y a la
euforia o la irritabilidad.
En algunos casos, puede evaluarse como un periodo bipolar similar a un estado
esquizoafectivo, caracterizado por pensamientos y emociones desconectadas y sin objetivo.
A veces, C.M.L. también presenta un estado de ánimo expansivo en el que la excitación
ansiosa provoca que realice comentarios y actos imprudentes e impulsivos, que suelen
resultar incomprensibles y agotadores para las personas cercanas.
C.M.L.
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