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Sentir en la Iglesia [352-370]

Introducción: S. Ignacio pone punto final a los EE con un discernimiento acerca de la autenticidad de
nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia. Si bien los EE son un camino en desierto, el término del
hombre tansformado por el Espíritu es la más perfecta comunión eclesial. De todas formas todo el
proceso de los EE está marcado por una profunda conversión a la Iglesia, en tanto que lugar histórico de
la verdadera conversión a Cristo. Estas reglas recogen el estadio más maduro del camino espiritual de
Ignacio. Las 13 primeras [353-365], escritas probablemente entre 1535 y 1538, son una iluminada
orientación para caminar hacia la madurez eclesial. Las 5 últimas [366-370], añadidas entre 1538 y 1541,
reflejan criterios de prudencia pastoral en el ambiente enrarecido por los nuevos heresiarcas. Utilidad:
Estas RRas no pretenden ser una eclesiología sistemática. Contienen algo más básico y previo: Unos
criterios de discernimiento acerca de la autenticidad de nuestra experiencia eclesial. Los esquemas de
comprensión teóricos son siempre subsiguientes y subsidiarios de la misma vida de fe que los precede. La
traducción vulgata de los EE: "sentire cum orthodoxa ecclesia", tiende ya a restringir la primitiva
perspectiva de Ignacio, más dinámica y complexiva: "en la Yglesia militante".
1. El creyente ante el misterio de la Iglesia:
1. Criterio básico [353][365]: Las RRas 1 y 13
proporcionan el principio y fundamento de este discernimiento. Ignacio nos pone frente a la Iglesia,
como ante un misterio de fe. Esta es la exacta perspectiva.
* 1ª regla: 1) La Iglesia es definida como la vera sposa de Christo, luego no cabe divorcio entre el
misterio de Cristo y el misterio de la Iglesia. No son sino dos aspectos del mismo misterio de salvación.
2) El misterio de Cristo es previo y fundante con respecto al misterio de la Iglesia, por lo tanto hay que
acceder al misterio de la Iglesia por su entraña: la experiencia personal de Cristo vivo (Cfr. 1Jn 1,1-4). 3)
El seguimiento de Cristo se concreta en la mediación de la Iglesia. La misma dinámica de fe que nos hace
responder al Rey eternal, nos lleva a una generosa disponibilidad para la construcción del Reino en la
obediencia a la Iglesia actual, y aceptando su mediación que "historiza" mi disponibilidad para la obra del
Reino.
* 13ª regla: El sentir de la Iglesia, en cuanto cuerpo universal, prevalece sobre mi modo de
percibir las cosas (lo que yo veo). El fundamento es que el Espíritu conduce a la entera comunidad
católica. Por ello el cristiano vive en una actitud humilde ante el misterio de la Iglesia y no pone nunca su
modo singular de ver las cosas como regla definitiva. Si el Espíritu de Cristo guía a su Iglesia, yo estaré
guiado por el buen espíritu en tanto éste me conduzca a vivir plenamente la comunión eclesial. Por tanto,
la comunión eclesial es el criterio básico del que se deja guiar por el verdadero Espíritu de Jesús que guía
la Iglesia.
2. Actitud fundamental [354-361]: Alabar, alabar, alabar, alabar... sacramentos, vida consagrada,
devociones, lugares y símbolos, liturgia, penitencias... Es decir la totalidad de la vida y presencia de la
Iglesia en su realidad histórica actual, sintiéndola y defendiéndola como cosa propia (Este es el criterio
del sentido de pertenencia). Se hace necesario superar actitudes hipercríticas, la excesiva acrimonia y el
partidismo.
2. Vivir en la Iglesia con una actitud constructiva
1. Con la jerarquía [362]. Empleando la crítica constructiva, y evangelizando a los ministros con
discreción, por el bien que pueden hacer. Pero evitando descalificaciones públicas que quiebran en el
pueblo el sentido de la autoridad. Esta ruptura dificulta mucho la comunión eclesial, porque ésta se realiza
vinculada a aquellas personas concretas que el Señor ha puesto en la Iglesia como cabezas visibles de las
Iglesias locales (obispos) y de la Iglesia universal (Papa). 2. Con la doctrina [363]: Apreciar y emplear sin
exageraciones unilaterales las fuentes y los métodos teológicos, y los autores comunmente más
reconocidos. Nótese un sentido progresivo de la tradición: los servicios complementarios del magisterio y
de la reflexión teológica van ahondando progresivamente en las cosas de la fe.
3. Con las personas espirituales [364]: Evitando comparaciones, entusiasmos inmaduros y
cualquier forma de culto a la persona.
3. Cultivando una pastoral responsable con el ministerio de la palabra: [366-369]. (Quizá añadió
Ignacio estas reglas a resultas de los problemas surgidos por la predicación luteranizante de Mainardi en
la cuaresma de 1538.). El uso de la palabra en la Iglesia, cuyo objetivo no puede ser otro que consolidar y
extender la fe debe ser contextualmente responsable. Es decir, atento no sólo a no caer en el error en lo
que objetivamente se dice, sino también a que aquello que el pueblo capta (recepción del mensaje) no sea
erróneo (ortodoxia) ni conduzca de hecho a errores de práctica cristiana (ortopráxis).

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