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ADICCION E IDENTIDAD

Adiccion dependencia química

El trastorno por consumo de sustancias es una enfermedad crónica y primaria.

Su desarrollo y manifestación se encuentran determinados por factores


genéticos, psicosociales y ambientales y su evolución es progresiva y fatal.

Se caracteriza por la periódica pérdida de control, la obsesión en las conductas de


búsqueda, la distorsión sistemática en la manera de pensar y la negación.

La predisposición genética se manifiesta en el momento en que el


individuo entra en contacto con la droga.

Dependencia y compulsión son aspectos relevantes, la persona


se va tornando inhábil para lidiar con su vida sin ingerir drogas.

La visión del mundo de un adicto queda alterada, mantiene un estado


irritable, ansioso, hace uso de la mentira y siente frustración y desasosiego.

Todas las áreas de su vida se ven afectadas siendo las consecuencias dolorosas y hasta
irreparables.

Adicto como funciona

Cuando nos encontramos con una persona en carrera, intoxicado por su consumo, vemos
una serie de rasgos de carácter que delatan que le pasa, que siente y los riesgos a los que
está expuesto.

Dentro de los más notables observamos como característicos los caprichos y la


impaciencia, el descuido personal de su lugar y sus objetos, una imagen errada de sí mismo,
una apreciación de que todo lo sabe y el mundo gira a su alrededor, irritación y agresiones y
el consecuente abuso de las personas que lo aman, sacando provecho para sí de toda
situación posible.

Un adicto siente desvalorización, autorechazo, tristeza, desasosiego y abandono,


nerviosismo e inquietud, dolor y frustración.

A su vez, respecto de los demás se siente grandioso, observado y perseguido, en donde un


mundo, que se encuentra girando a su alrededor, está en falta con él.

Estas características delatan la personalidad infantil, ausente, depresiva, negadora e


irresponsable; su depresión, negación, omnipotencia y egocentrismo; la paranoia y la
violencia a la que se ve expuesto y la intolerancia y manipulación que ejerce a través de
engaños y mentiras.

El adicto se encuentra expuesto a permanentes riesgos en donde sus acciones violentas,


ideas delirantes, conflictos sociales y pensamientos irreflexivos lo conducen a situaciones
peligrosas creando conflictos en su círculo social y laboral, llegando muchas veces a tener
problemas legales en un permanente deterioro de sus vínculos y entorno.

Codependencia

Estado emocional, psicológico y de conducta dependiente de personas.

Son sus características más comunes:

 Considerarse responsables de otras personas, de los sentimientos, pensamientos,


acciones, deseos y necesidades de otros.
 Sentirse molesto cuando la ayuda no es eficaz.
 Anticiparse a las necesidades de otros.
 Victimizarse cuando no son correspondidos.
 Echarles la culpa a otros por el estado en que se encuentran.
 Tener baja autoestima.
 Permanecer reprimidos.
 Intentar sorprender a otros en acciones erróneas.
 Abandono y postergación personal.
 Sentir en demasía, culpa.
 Obsesionarse con el controlar a otro.
 Negar dificultades.
 Creer mentiras.
 Quedarse varados en relaciones que no funcionen.
 Tienen una comunicación débil (culpan, amenazan, sobornan)
 No dicen lo que sienten.
 No sienten lo que dicen.
 Complacen.
 Evitan hablar de sí mismos.
 No sostienen límites.
 Se llenan de ira y la ocultan.
 Tienen miedo de despertar ira en los demás.

Concepto y fases de la codependencia

La codependencia es la manera en que el consumo afecta a los otros integrantes de la


familia.
Es una reacción al abuso de sustancias que hace la otra persona. Una vez que la familia está
afectada la codependencia cobra vida propia.La codependencia es un problema de quien la
padece y como así también la responsabilidad de resolverlo.

El codependiente reacciona en exceso, mucho o poco, pero no actúa.

La codependencia es una enfermedad progresiva y ayuda a la permanencia de la


enfermedad adictiva.

Las conductas destructivas se hacen habituales a la luz de la codependencia.

Son:

 Solícitos
 Tienen baja autoestima
 Son rígidos y controlados
 Padecen miedo y culpa
 Se obsesionan, preocupan, vigilan y enfocan en otras personas.
 Niegan sus sentimientos y necesidades
 Son desconfiados y ponen límites débiles

Perder la condición de codependiente implica aceptar la realidad, la pérdida y el desapego


del vínculo establecido con quien consume.

Fases:

 Negación: shock y pánico frente a la realidad. Ansiedad y miedo.


 Ira: enojo razonable o irracional por la realidad.
 Regateo: posponer la acción para evitar lo inevitable.
 Depresión: tristeza y dolor por ver la realidad tal cual es.
 Aceptación: termina la lucha y acaba el dolor.

Familia del Adicto

La familia del adicto presenta situaciones de desorden y caos en dónde son constantes las
peleas y discusiones.

El adicto no interacciona con la familia ni la familia misma entre sí.

Dentro de la dinámica familiar se repiten sistemáticamente los mismos errores


estableciendo vínculos de mutua dependencia que llevan a un sufrimiento sin consuelo y a
la victimización.

Los integrantes de este tipo de familias muestran un constante impulso a ocupar el lugar del
otro, un fuerte vacio frente a la ausencia del adicto como a su independencia.
Desborde, miedo, enojo, bronca y daños son las constantes muestras de roles alterados, de
resistencias al cambio, de falta de diálogo y de falta de límites.

Una familia con un integrante adicto respondiendo de esta manera al consumo de sustancia,
se encuentra en riesgo de actuar frente al peligro, naturalizando el maltrato, viviendo en
permanente frustración, en un intercambio donde los roles se hayan alterados y las
imágenes paternas confusas.

El ejercicio de la sobreprotección, una de las formas más comunes de la adherencia, genera


la falta de crecimiento en la que el reproche y la culpa son moneda corriente.

Patologia Dual

Consumo de sustancias y enfermedad mental

DEFINICION

La patología dual es la nominación que recibe el hecho de padecer dos enfermedades


simultáneamente, siendo una de estas la adicción y la otra un cuadro mental.

Diferentes publicaciones afirman que un porcentaje del 53% de las consultas en psiquiatría
son pacientes afectados por esta entidad.

La patología adictiva, siempre presente en los pacientes duales, puede ubicarse en los
cuadros diagnósticos de Trastornos por Consumo de Sustancias.

Los pacientes y sus familias consultan cuando observan una serie de síntomas que rebelan,
a la mirada del clínico, un cuadro dual.

Otras veces consultan por alguna de las dos entidades y durante el curso del tratamiento se
rebela la patología subyacente.

Dentro de los trastornos por consumo encontramos con frecuencia la adicción a


estupefacientes, psicofármacos y/o alcohol, mientras que en la otra entidad vemos
trastornos de ansiedad generalizada, trastornos de la alimentación, estados fronterizos,
esquizofrenia, bipolaridad y retraso mental como los más frecuentes.

SINTOMAS

Los síntomas por los que se consulta están siempre en relación a la cantidad más que a la
calidad, es decir que la situación ha llegado a tal desborde que ha convertido en insostenible
la convivencia para la familia y la vida para el sujeto.
No se cumplen con los sucesivos tratamientos a los que han hechado mano y se pueden
suscitar situaciones legales u hospitalizaciones, causa de intoxicaciones, llegando hasta un
cuadro de coma.

En cuanto al síntoma en sí mismo, sea cual fuere su quantum de expresión, son los mas
frecuentes: el alto nivel de impulsividad; agresión y violencia; no respeto de pautas, normas
o consignas; el desorden rutinario en la convivencia en cuanto a su persona, su hábitat y sus
convivientes; ideas paranoides con una personal forma de decodificar la realidad;
marginalidad y vagabundeo.

Además de los síntomas propios de la entidad se suman aquellos causados por la sustancia
en si misma.

CAUSAS

Las causas de la patología dual son los diferentes factores que han forjado en el sujeto el
presente producto terminado.

Estas se separan en: antecedentes familiares, genética propia del sujeto, situaciones
congénitas, primeras vivencias, influencia y vínculos familiares, circunstancias sociales y
disparadores actuales.

INDIVIDUALES

Antecedentes familiares, individualidad genética y primeras vivencias son la capacidad


potencial, el aumento de riesgo y la disposición, que tiene el niño de padecer una
enfermedad mental en su adolescencia o adultez.

Son los predictores mas frecuentes: genética particular manifiesta en progenitores o demás
familiares que padezcan la enfermedad de la adicción y/u otra enfermedad mental:
alcoholismo, cocainomanía, esquizofrenia, bipolaridad, etc.

Primeras vivencias y curso de la infancia que se expresan en desórdenes de la conducta, del


aprendizaje o de socialización: síndrome de dispersión de la atención, hiperkinesia,
retraimiento y aislamiento social.

Los síntomas de la enfermedad mental puede resultar insostenibles para el aparato psíquico
y el paciente iniciar su consumo de sustancias para tolerar los síntomas.

Este es el primer paso de la adicción, pero a la inversa el consumo inicial de drogas


provocaría cambios en la trasmisión neuronal y secundariamente en su plasticidad
provocando síntomas o desarrollando la enfermedad mental.

FAMILIARES
Generalmente, cuando uno busca en el grupo familiar nos encontramos con familias que
son disfuncionales teniendo rasgos especiales como la dificultad en sostener los límites,
roles alterados y bien delimitados, configuraciones monoparentales, grupo ensamblado.

SOCIALES

El incremento actual de la patología dual se debe a que ha bajado considerablemente la


edad de inicio de la adicción dado la oferta existente y la manifestación de síntomas
devenidos de una sociedad también disfuncional.

Así se observan intentos de suicidio, agresiones a los mayores padres o docentes, anorexia
o delitos en la misma casa como destrucción del hogar o de las pertenencias del mismo.

Recaida

Síntomas / Señales de peligro:

o AGOTAMIENTO: Dejarse llevar a un estado de demasiado cansancio o


mala salud.

o DESHONESTIDAD: Patrón que se inicia con pequeñas mentiras a


compañeros de trabajo, familia y/o amigos y que se incrementan con el
tiempo. Del mismo modo también crece el mecanismo de autoengaño a
través de justificaciones.

o IMPACIENCIA: No se ajusta a tiempos reales, las cosas son cuando él lo


desea.

o DISCUSIONES: Querer tener siempre la razón, terquedad, magnifica o


minimiza situaciones a su conveniencia.

o FRUSTRACION: Frente a la falta progresiva de logros, generando


intolerancia y falta de aprendizaje en la reiteración de conductas.

o AUTOCOMPASION: Porque a mí, nadie me entiende.

o HACER ALARDE: Creer que hace todo bien, atribuirse todo mérito a él
mismo.

o ESPERAR DEMASIADO DE LOS DEMAS: los demás deben ajustarse a


sus reclamos, no pueden equivocarse.
o ABANDONAR LAS DISCIPLINAS: Dejar sus grupos de autoayuda,
tratamientos, no meditar, sustituirlos por otras actividades que lo alejan de
su recuperación. Tiende a restar, no suma alternativas.

Relaciones Dependientes

Sistema de Relación Abierto

o Se crea y promueve un espacio de expansión individual, se alienta al


crecimiento personal y se comparte un mutuo deseo de obtener logros.

o Los integrantes mantienen intereses separados y sostienen relaciones


significativas.

o Se favorece la expansión del otro. Hay seguridad sobre la propia valía.

o Confianza, manifestación de actitud abierta, comprensión.

o Se dispone a tomar riesgos, a probar nuevos caminos y a ser auténtico.

o Desarrollo en la capacidad de estar solo.Ante una ruptura hay sentimientos


positivos para el otro.

Sistema de Relación Cerrado

o Dependencia. Esta relación se basa en la seguridad y en la comodidad.


Convive con el miedo, la soledad y la lucha por obtener el control.

o Descuido de intereses personales. Se involucran totalmente el uno con el


otro. Vida reducida y limitada.

o Depende de la aprobación del otro para determinar su propia estima.

o Aprensión en las relaciones, miedo a la competencia, falta de confianza.

o Se busca la invulnerabilidad , elimina la toma de riesgo y se afianza en lo


viejo y conocido.

o Intolerancia. Incapacidad de afrontar separaciones. El sujeto se aferra cada


vez más, aún sabiendo que esos vínculos no funcionan.

o Manipulación, creación de estrategias para volver a esa relación. Violencia y


odio ante la impotencia de la ruptura.
Sentimientos

CAMBIOS
Cuando surgen sentimientos pueden traer cambios. Cuando usted medita, rehace u
organiza, los sentimientos aparecen.
LOS SENTIMIENTOS Y LOS DEMAS
Aparecen en nuestras relaciones con los demás, cualquiera con el que se comunique.NO
DESAPARECEN FACILMENTE
Aunque se ignoren no desaparecen. Permanecerán en otras formas y a menudo dañarán
nuestra salud física y mental.DIFICILES DE DISTINGUIR
Frecuentemente los sentimientos vienen disfrazados. Esto puede confundir sus emociones.
Ej. Usted puede sentir ira cuando en realidad siente miedo, tristeza y está confundido
cuando está enfadado.PUEDEN ACERCAR A RECAIDAS
Si usted no aprende a aceptar y comprender sus sentimientos, honesta y apropiadamente,
esto se puede tentar al uso de los dañinos alteradores de su estado de ánimo que son las
drogas.

LOS SENTIMIENTOS ESTAN AHI


Los sentimientos, por sí mismos no son ni buenos ni malos, son sencillamente una parte de
usted.

LOS SENTIMIENTOS PUEDEN CAMBIAR


A pesar de lo fuerte que se puedan manifestar éstos, con un trabajo terapéutico, pueden
cambiar.

PROGRAMAS DE...
Tratamiento para Drogadicción
Tratamiento para Ludopatía
Tratamiento para Alcoholismo
Tratamiento para Trastornos Alimentarios

Adicción e identidad
15/10/2007- Por Ana María Sendon - Realizar Consulta

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Partiendo de la concepción de que la identidad se constituye a partir de un entramado de
identificaciones, pulsiones, conflictos y defensas en el que la historia del sujeto y su
proyección hacia el futuro intervienen también dando cuenta de su singularidad, podemos
presumir que la adicción se presenta como un síntoma, un rasgo que hace que el adicto, a
partir de las dificultades en su constitución como sujeto, se haga masa en esa identidad que
lo sostiene. Se hace masa y se aliena, cumpliendo el mandato perentorio que implica la
adicción. Tiene necesidad imperiosa de la droga que se constituye para él en una
compulsión, en una imposición inapelable.

Partiendo de la concepción de que la identidad se constituye a partir de un entramado


de identificaciones, pulsiones, conflictos y defensas en el que la historia del sujeto y su
proyección hacia el futuro intervienen también dando cuenta de su singularidad,
podemos presumir que la adicción se presenta como un síntoma, un rasgo que hace
que el adicto, a partir de las dificultades en su constitución como sujeto, se
haga masa en esa identidad que lo sostiene. Se hace masa y se aliena, cumpliendo el
mandato perentorio que implica la adicción. Tiene necesidad imperiosa de la droga que
se constituye para él en una compulsión, en una imposición inapelable.

El entorno le brinda una identidad, la identidad de adicto, y él se hace cargo de esa


identidad asumiéndose como tal. La droga ha adquirido en la sociedad connotaciones
diferentes a través del tiempo. En algunos casos, asociada a experiencias de tipo
religioso, limitada a unos pocos elegidos, no solamente era aceptada sino que hasta
implicaba superioridad y simbolizaba elevación personal y social. Más allá de los
avatares que sufriera a lo largo de los siglos, podemos decir que, hasta el
advenimiento del movimiento hippie, no había sido reductible a un comportamiento
transgresor de oposición a la ley. Los integrantes de este grupo peculiar apuntaban a
la demanda de un cambio social. Entonces la droga se constituyó en un elemento más
del accionar rebelde ante el orden establecido. Vehiculizaba la búsqueda de libertad. El
discurso opositor se acompañaba de un intento concreto de cambio social que
apuntaba, por lo menos teóricamente, a la libertad, el amor, la comunidad y la paz. En
la actualidad, la droga es puesta en el lugar de la identificación. Se pasó entonces del
rechazo total del entorno social y la búsqueda de un cambio fundante de una sociedad
diferente, a la asunción de una identidad adicta en la que se obtiene un goce que no
falla. Identidad que da cuenta de la pertenencia a un circuito social. Este aspecto de
relación con el mundo externo oscila entre la inclusión que implica la posesión de
bienes de consumo y la paradójica inclusión-exclusión que se asocia con el aparato
judicial y el abordaje terapéutico. A partir de nuestra experiencia clínica, podemos
referir dos grupos de adictos con particularidades diferentes: aquellos en los que la
droga no es sino un síntoma más en una personalidad estructurada desde la represión
y aquellos en los que la adicción es sólo una modalidad diferente de transgresión a lo
consensual. En ambos advertimos problemas en la estructuración de la personalidad.
En el primero, la droga se constituye en lo prohibido y deseado, en la fuente del deseo.
El Yo es débil, con defensas lábiles que no le permiten un interjuego adecuado con la
realidad. La fragilidad del yo y la pobreza psíquica se hacen evidentes a partir de los
limitados recursos adaptativos y el escaso bagaje defensivo que no resulta suficiente a
la hora de hacer frente a situaciones conflictivas generadoras de frustraciones,
angustia y temor. En el segundo, es un desafío a la ley, un goce pleno, una alianza
con el mal que conduce a la muerte. La desmentida, defensa estructurante, marca la
transgresión como imperativo ineludible.
La identidad personal y social
¿Cuáles son los factores que conforman nuestra identidad? Descúbrelo en
este resumen.

por Rafael Ramírez Lago

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¿Quién soy yo? Esta pregunta es frecuente pero la respuesta es tan inusual que se podría
considerar una pregunta retórica. Es una pregunta que nos solemos hacer con regularidad
cuando nos sentimos inseguros o no sabemos cómo tomar las riendas de nuestra vida.
No obstante, este artículo no pretende ser un ensayo filosófico existencial sobre el ser, ni
pretende dar una respuesta trascendental que te hará reinventarte. Simplemente mostraré lo
que la Psicología tiene que decir sobre la identidad y cómo ésta determina en gran parte
nuestra conducta.

Identidad: algo que nos define


Con un simple vistazo a diferentes perfiles en las redes sociales podemos ver las pequeñas
descripciones que hacemos de nosotros mismos. Hay quien se define como estudiante,
futbolista, reportero, cinéfilo; mientras que otros se definirán como una persona alegre,
simpática, divertida, curiosa, pasional, etc.

Como puede observarse, estos dos tipos de definiciones son las más comunes y presentan
una diferencia fundamental entre ellas. Unas personas se definen por los grupos de los que
forman parte, mientras que otras se definen por sus rasgos personales. La Psicología define
el autoconcepto, el yo o “self” como un mismo constructo formado por dos identidades
diferentes: La identidad personal y la identidad social.

La identidad social
La identidad social define al yo (el autoconcepto) en términos de los grupos de
pertenencia. Tenemos tantas identidades sociales como grupos a los que sentimos que
pertenecemos. Por tanto, los grupos de pertenencia determinan el grupo un aspecto
importante del autoconcepto, para algunas personas lo más importantes.

Pongamos como ejemplo a un famoso cantante latino. Ricky Martin forma parte de
numerosos roles, y él mismo podría definirse como hombre, artista, moreno, cantante,
homosexual, millonario, hijo, latinoamericano, padre, etc. Él podría definirse con
cualquiera de ellos, pero seleccionará identificarse con aquellos adjetivos que sienta que
le diferencian más y le aportan un valor diferencial al resto.

Otro ejemplo representativo lo podemos ver en las pequeñas biografías que cada uno de
nosotros tenemos en la red social Twitter. Definirse en base a los grupos de pertenencia es
tan humano como juzgar a otras personas en función de su atuendo y conducta no verbal.

Al formar una parte tan amplia de nuestro autoconcepto, de forma irremediable, los grupos
determinan nuestra autoestima. Recordemos que la autoestima es una valoración
emocional-afectiva que realizamos de nuestro propio autoconcepto. Por ello definirse en
base a grupos de alto estatus social supondrá una alta autoestima, mientras que quienes
formen parte de grupos poco valorados socialmente, tendrán que utilizar estrategias de
apoyo en la identidad personal para lidiar el decremento en su valoración.

De esta forma vemos el alto impacto que tienen en nuestra autoestima y autoconcepto, los
distintos grupos a los que pertenecemos.
Efectos de la identidad social

En el artículo en que hablamos sobre estereotipos, prejuicios y discriminación,


mencionamos la teoría de la identidad social de Tajfel en la que se revelaron los efectos
categorización social en las relaciones intergrupales en forma de prejuicios, estereotipos y
conducta discriminatoria.

Tajfel demostró que el mero hecho de identificarse a un grupo y considerarse distinto a


otros daba lugar a un trato diferenciado ya que afecta al proceso cognitivo de la
percepción, aumentando la magnitud de las similitudes con aquellos del mismo grupo y las
diferencias con aquellos que no forman parte de nuestro grupo de pertenencia. Este efecto
perceptivo es conocido en psicología social como el efecto de la doble acentuación.

Como hemos señalado antes, la identidad social y autoestima se encuentran


estrechamente relacionadas. Parte de nuestra autoestima depende de la valoración de los
grupos de pertenencia. Si el grupo de pertenencia nos gusta, nos gustamos. “Brillar con el
reflejo de la gloria” de otros. Nos identificamos con los logros del grupo o alguno de sus
individuos y esto se ve reflejado en un estado de ánimo y autoestima positivo. Este efecto
se puede ver ampliamente en la afición por el fútbol.

Cuando el equipo que resulta ganador es el nuestro, salimos orgullosos a la calle


identificados con el éxito de nuestro equipo y nos lo atribuimos a nosotros mismo, ya que
forman parte de nuestra identidad ¿Acaso vieron a alguien poco emocionado con el hecho
de sentirse español cuando Iniesta nos dio la victoria en ese maravilloso verano de 2010?

La identidad personal
La identidad social define al yo (y el autoconcepto) en términos de relaciones sociales y
rasgos idiosincráticos (yo soy diferente a otros). Tenemos tantos “yoes” como relaciones en
las que estamos involucrados y características idiosincráticas que creemos poseer.

Pero ¿qué es lo que nos diferencia de los demás cuando formamos parte de un mismo
grupo? Aquí entran en juego nuestros rasgos, actitudes, habilidades y demás
características que nos auto-atribuimos. Aquellos que se definen por su simpatía,
solidaridad, tranquilidad o valentía; tienen una identidad personal de mayor dimensión que
la social. Esto puede deberse a que sus grupos de pertenencia no les hacen sentirse bien por
su bajo estatus social, o simplemente la individualidad de estas personas es reflejada mejor
por sus atributos y que por sus roles sociales.

Estoy seguro de que a medida que leías este artículo, intentabas saber con qué identidad te
das a conocer a los demás cuando te presentas. Puedes ir más lejos, sabes que la base de la
promoción de la imagen de uno mismo es mantener unos niveles de autoestima altos. Así
que cuida y cultiva aquellos grupos o rasgos con los que te definas y con los que
quieres que el mundo te conozca, ya que si te defines con ellos significa que tienen un
alto valor emocional para ti. No hay nada más gratificante que conocerse a uno mismo.
Crisis de Identidad

Una Crisis de Identidad es un periodo en el que la persona experimenta profundas dudas


sobre sí misma, acompañadas de sentimientos de vacío, soledad e incluso baja sensación de
existencia.

Los seres humanos atravesamos varios periodos de crisis a lo largo de nuestra vida, y
algunos de ellos, se den a la edad que se den, sirven para ir construyendo lo que somos
como personas, pues la palabra crisis significa cambio y el cambio es, casi siempre, la
antesala del crecimiento.

Entre las crisis más frecuentes están:

 La crisis de identidad, donde la persona se siente como perdida y en ocasiones


asustada ante la idea de no saber muy bien quién
 La crisis por pérdidas personales; se trata de la elaboración de procesos de duelo
ante divorcios, abandonos, traiciones, muertes, etcétera
 Crisis de adolescencia; periodo emocionalmente convulso donde el ser humano
conquista su intimidad y gestiona las similitudes y diferencias en referencia a sus
grupos de pertenencia

Las intervenciones en el tratamiento de una Crisis de Identidad son abordadas desde la


Terapia Sistémica Constructivista, que contempla toda la influencia de los factores
familiares y sociales sobre la creación de las diferentes narrativas personales y la manera en
que cada individuo construye su realidad.
Una crisis de identidad es un período que experimentan las personas, ante determinadas
circunstancias o hechos, durante el cual experimentan dudas sobre su persona y sobre el
sentido de la existencia, muchas veces acompañadas de un sentimiento de tristeza y de
soledad. Las crisis de identidad se dan en determinados momentos de las vidas de las
personas en los que reflexionan sobre su propia identidad, lo que les lleva a preguntarse
“¿quién soy?”.

En una crisis de identidad la idea que tenemos sobre nosotros mismos se difumina y no
somos capaces de reconocernos En muchas ocasiones esta necesidad de saber quiénes
somos surge como consecuencia de la edad y del paso del tiempo o durante cambios en
nuestra vida (el paso de la infancia a la adolescencia, alcanzar la madurez, etc.). En otras
ocasiones, una persona puede sufrir una crisis de identidad como resultado de un
acontecimiento o hecho vital trascendente que nos hace replantearnos la idea que
tenemos de nosotros mismos. Como por ejemplo: la pérdida del empleo, la muerte de un ser
querido, un divorcio, etc.

La identidad depende del autoconocimiento: ¿Quién soy, qué soy, de dónde vengo, qué
quiero ser?, de la autoestima y autoconcepto: ¿me quiero mucho, poco o nada? ¿Me
acepto o no? y de la autoeficacia: ¿Sé gestionar hacia dónde voy, que quiero ser y como
evaluar los resultados?

Entre los principales síntomas de la crisis de identidad podemos encontramos:

 Ansiedad
 Desorientación
 Sentimiento de vacío
 Astenia
 Despersonalización

Adolescencia e Identidad

La adolescencia es una etapa complicada para cualquier persona, puesto que es una
transición entre la infancia y la edad adulta. No solo a nivel físico, con todos los
cambios derivados que conlleva, sino también a nivel mental. Según Piaget, “el carácter
fundamental de la adolescencia es la inserción del individuo en la sociedad de los adultos”,
es decir, se sumergen en una lucha continua por encontrar un sitio en “el mundo de los
adultos”. Esta inserción significa el considerarse iguales a ellos y juzgarlos en un plano de
igualdad y reciprocidad, esperando lo mismo a cambio. Y, al mismo tiempo, comienzan a
trazar un programa de vida futura, es decir, empiezan a pensar en su futuro, en su
independencia y en su vida laboral.
Durante la adolescencia los jóvenes buscan crear una imagen de sí mismos que demuestre
que son personas capaces y válidas. En esta época adquieren un pensamiento más analítico
y reflexivo, puesto que empiezan a conformar sus propias ideas y pensamientos.

Es en la adolescencia, cuando el proceso de identificación, que actúa como cimiento para la


construcción de la identidad, se produce a partir de la interacción con personas de la misma
edad. Necesitan sentirse dentro de un grupo y apoyados por sus iguales, pues al fin y al
cabo, todos se están enfrentando al mismo “cocktail” de cambios, sentimientos y
situaciones.

Consejos para combatir una crisis de identidad

1. Meditación: para reducir la ansiedad y el estrés y ayudarnos a encontrar quiénes somos.


2. Saber qué te hace feliz: la vida no solo tiene cosas negativas, hay que hacer un esfuerzo e
identificar qué cosas de tu vida te hacen feliz y te motivan para poder seguir adelante.
3. No te compares con otras personas: es cierto eso de que cada persona es un mundo, por
ello, no debes compararte con los demás porque cada ser humano es único y diferente.
4. Aumenta tu confianza: es fácil de decir pero difícil de lograr. Debes ganar confianza en ti
mismo y valorar tus capacidades y cualidades. Así como aceptarte tal y como eres y
tratando de mejorar los aspectos negativos de tu carácter o personalidad.

1 marzo, 2016
La búsqueda de identidad en la adicción Ctmadrid
Ctmadrid|
En este artículo se explican las conductas adictivas referidas a la busqueda de una identidad
nueva. Esto facilita también una mayor eficacia a la hora de prevenir y tartar la adicción,
reduciendo las dificultades de las personas y grupos de riesgo.

La identidad es percibirse y experimentarse a sí mismo teniendo continuidad y


uniformidad. En una crisis de identidad perdemos la confianza de nuestros actos y, ante esa
situación, tratamos de buscar esa confianza fuera de nosotros mismos: a veces en las drogas
químicas alcohol, etc., a veces en el sometimiento agrupos e ideas, etc. De este modo,
cuando vivimos algún acontecimiento vitalmente estresante para nosotros la adolescencia,
la pérdida de un ser querido, la pérdida de empleo, etc. es más probable que busquemos una
nueva identidad, y en tal búsqueda pasemos a depender de alguna sustancia química, o bien
de grupos sociales

Estos últimos grupos, muy típicos de la adolecencia, le dan al joven una identidad; muchas
veces el consumo de drogas, a menudo prohibidas, es una señal de la identidad de ese grupo
y es �necesario� para pertenecer a él.

Es bien conocida la gran capacidad de algunas drogas de generar dependencia en el


organismo. Muchas veces, en la búsqueda de una nueva identidad, una persona empieza a
consumir alguna de esas drogas esporádicamente en su grupo, hasta que gradualmente el
consumo se convierte en un hábito. Esto es muy común, por ejemplo, con el tabaco y el
alcohol en los adolescentes.

En resumidas cuentas, el elemento más central de la formación de la personalidad y en la


conciencia de una identidad personal son los demás, las relaciones interpersonales. Las
personas pertenecientes a grupos sin una clara identidad o las que la han perdido, debido a
un conjunto de acontecimientos estresantes adolescencia, fracaso escolar y abandono de la
escuela, muerte de una persona querida, divorcio, pérdida de un empleo, etc. intentarán
buscar una nueva identidad personal positiva, a veces acudiendo a un consumo de drogas
que puede perjudicar gravemente su salud.

Bibliografía

Coleman, J.C. 1985: Psicología de la adolescencia, Madrid: Morata. Laurie, P. 1979: Las
drogas, Madrid: Alianza. Lila, M.S., Pinazo, S. y Berjano, E.1993: Las asociaciones
juveniles como mediadoras en elcambio de actitudes hacia el consumo de drogas de los
adolescentes, en M. F. Martínez Ed.:Psicología Comunitaria. Madrid: Eudema.

Competencias para la intervención en adicciones, una


necesidad en la formación de psicólogos

Competences in addiction intervention. A necessity in the


training of psychologists
Alejandro David González López1, Justo Reinaldo Fabelo Roch2, William
Naranjo Fundora3

1
Licenciado en Psicología. Máster en Educación Superior. Instructor. Instituto Superior
Politécnico José Antonio Echeverría (CUJAE). La Habana. Cuba. Correo electrónico:
alejandro@tesla.cujae.edu.cu, cedro@infomed.sld.cu
2
Licenciado en Psicología. Doctor en Ciencias de la Salud. Profesor. Titular. Unidad de
Desarrollo Científico-Tecnológico CEDRO de la Universidad de Ciencias Médicas de La
Habana. Cuba. Correo electrónico: fabelo@infomed.sld.cu
3
Licenciado en Psicología. Máster en Psicología Clínica. Instructor. Unidad de
Desarrollo Científico-Tecnológico CEDRO de la Universidad de Ciencias Médicas de La
Habana. Cuba. Correo electrónico: nlueges@infomed.sld.cu

RESUMEN

Las adicciones son en la actualidad uno de los principales problemas que deben
enfrentar los psicólogos del sector salud, por lo que es imprescindible que los que
laboran en él, posean competencias para su prevención y tratamiento. El presente
trabajo tiene como objetivo argumentar la necesidad de la formación de competencias
en los psicólogos para la intervención en adicciones. Se revisaron fuentes que
corroboran este planteamiento y se valoraron las competencias del modelo para el
asesoramiento en adicciones del Center for Substance Abuse Treatment. Como
conclusión, se reafirma la necesidad de que se formen competencias en los psicólogos
para la intervención con personas adictas o con riesgo adictivo.

Palabras clave: competencias, psicólogos, adicciones.

ABSTRACT

Addictions are currently one of the main problems faced by psychologists of the health
sector; therefore, it is imperative that those who work in this field possess the
necessary competences in the prevention and treatment of addictions. This paper aims
to argue the need to develop, in psychologists, the competences in addiction
intervention. Sources that corroborate this approach were reviewed and the
competences listed in the guide for addictions counseling from the Center for
Substance Abuse Treatment were assessed. In conclusion, it reaffirms the need to
develop in psychologists the competences in intervention with addicts or individuals
with addiction risk.
Keywords: competences, psychologists, addictions.

INTRODUCCIÓN

Desde el triunfo de la Revolución, los psicólogos insertados en el Sistema Nacional de


Salud, han puesto todos sus saberes al servicio de la población. Los estudios de grado
y posgrado en Psicología han garantizado que los profesionales de esta ciencia estén
preparados para realizar, competentemente, las difíciles funciones de promoción de
salud, prevención de enfermedades, diagnóstico, orientación, asesoría e intervención
psicoterapéutica.

Los mecanismos psicosociales que explican las adicciones son los que hacen pertinente
su estudio psicológico. Los psicólogos tienen el deber de participar, junto a otros
profesionales, en el estudio de esta problemática social, pues para combatir las
adicciones hay que hacerlo desde un enfoque multidisciplinario y mediante la
participación multisectorial. Solo así, se consolidarán los esfuerzos estatales y sociales
dirigidos a defender los espacios que favorecen el desarrollo integral y saludable del
individuo.

En los últimos años, se han realizado investigaciones que señalan una baja percepción
de competencia para el desempeño en la esfera clínica y de la salud en estudiantes de
Psicología, y la existencia de necesidades de aprendizaje sobre adicciones en ellos. 1,2

Relacionado con estos resultados, un informe de investigación de la Unidad de


Desarrollo Científico-Tecnológico CEDRO de la Universidad de Ciencias Médicas de La
Habana,3 concluyó que en la carrera de Psicología los contenidos vinculados con las
adicciones son escasos y los pocos que existen se encuentran dispersos en varias
asignaturas, por lo que no se logra la integración de estos dentro del proceso de
formación profesional del psicólogo.

Si se valora el compromiso social que tiene la Psicología de prevenir el uso de las


drogas, producto de los recursos y métodos que posee, se hace evidente la necesidad
de que en los estudiantes de esta ciencia y profesión se formen competencias para
abordar el problema de las adicciones.

La educación superior cubana incorpora el concepto de "problema" como categoría


pedagógica para caracterizar una situación, presente en el objeto de la profesión, que
demanda de la acción del profesional.4 En este sentido, las adicciones se expresan
como uno de los principales problemas presentes en el objeto profesional de la
Psicología.

Reconocer las adicciones como un problema profesional tiene implicaciones a nivel


curricular, puesto que ellos identifican la realidad del momento; y por tanto, el
estudiante debe estar preparado para asumir con independencia y creatividad su
solución.4 La concepción curricular de la universidad cubana, asume los problemas
como punto de partida de su diseño.

Al concebir que las adicciones constituyen un problema profesional de la Psicología y


que la prevalencia de personas adictas en el mundo es de aproximadamente 400
millones en la actualidad; surge la siguiente interrogante: ¿es necesario que se formen
competencias en los psicólogos para solucionar este problema? Por ello, el objetivo del
presente trabajo es argumentar la necesidad de la formación de competencias en los
psicólogos para la intervención en adicciones.

DESARROLLO

Las competencias del psicólogo

Establecer cuáles eran los contenidos que debía poseer el currículo de los estudios de
Psicología, fue una de las principales preocupaciones de los psicólogos desde
comienzos del siglo XX, así que no es casual que en las conferencias de Boulder
(1945), Greyston (1964) y Vali (1973) efectuadas en EE.UU., se encuentren las raíces
del concepto de competencias en el ámbito de la Psicología.5

El estudio de las competencias del psicólogo resulta paradigmático en la actualidad, 6


por lo que son disímiles los proyectos que a nivel internacional se proponen prescribir
las competencias requeridas para el ejercicio de la Psicología. Estas han sido descritas
en diversas publicaciones,7,8 clasificándolas en genéricas y específicas.

Las competencias genéricas no son exclusivas de la labor del psicólogo. Se forman en


todas las carreras universitarias por lo que son comunes a muchas profesiones; no le
confieren identidad a la educación profesional. Las competencias específicas son las
que lo hacen, pues se relacionan con el conocimiento concreto de un área laboral. Se
caracterizan por ser propias de un cargo o trabajo determinado.

Las competencias específicas del psicólogo pueden ejecutarse en todos los campos de
acción y esferas de actuación de su profesión, pero esto no quiere decir que se
manifiesten de la misma manera en todas las esferas. Las competencias son
contextualizadas y adquieren especificidad en el ámbito en donde se ejecutan. No es lo
mismo para un psicólogo trabajar en el ámbito organizacional que en el clínico. Los
propósitos son distintos, al igual que las técnicas que se utilizan y las personas a las
que están dirigidas. Mientras que un psicólogo organizacional estudia el clima laboral,
selecciona personal y promueve que las condiciones de trabajo sean óptimas, un
psicólogo clínico tiene que diagnosticar trastornos psicopatológicos y realizar
intervenciones psicoterapéuticas.

Es innegable que en todos los campos y esferas de actuación del psicólogo se realizan
evaluaciones, se orienta y asesora a individuos y grupos, se efectúan intervenciones
psicológicas, se investiga y se cometen actividades formativas, pero las
particularidades del contexto también exigen distintos tipos de conocimientos y
habilidades. Las competencias del psicólogo, según han planteado varios autores, 7,9-11
deben formarse en correspondencia con el contexto profesional en que se
manifestarán.
Competencias del psicólogo para la intervención en adicciones

Son dos las principales causas por las que los psicólogos se han insertado con fuerza
en el campo de las adicciones. La primera es que la mayoría de los modelos
explicativos del consumo de drogas son de tipo psicológico12 y la segunda es que a
pesar del auge de los tratamientos farmacológicos en los últimos años, la intervención
psicoterapéutica es la que posee mayor relevancia en el trabajo asistencial con
adictos.13 Tal vez sea por estas razones que la mayoría de los equipos
interdisciplinarios dedicados a la intervención en adicciones son coordinados o dirigidos
por psicólogos.14

La Psicología ha estado implicada en el estudio de las adicciones desde que


despertaron el interés de la ciencia. Prueba de ello es que dentro de los proyectos de
investigación a los que más se le asignó fondos durante la llamada "Era de Oro de la
Psicología Americana", se encontraba uno sobre la adicción a drogas que se desarrolló
bajo la dirección de Isidor Chein en la Universidad de New York.15

La creación en la American Psychological Associaton (APA) de la División 28 en 1967


fue uno de los primeros intentos de legitimar el papel de los psicólogos en el estudio
de las drogas. Posteriormente, un pequeño grupo de psicólogos instituyeron la División
50 (Society of Addiction Psychology), la cual promueve la investigación, la educación y
la práctica clínica en un amplio rango de conductas adictivas que incluye el juego
patológico, la adicción al sexo, a la comida y a las compras.

Otro aceptado intento de legitimar el rol del psicólogo en la solución del problema de
las adicciones fue el realizado por el Colegio Oficial de Psicólogos de España, al
delimitar un perfil profesional denominado "Psicólogo de las Drogodependencias".

Que existan divisiones en el seno de la APA que agrupen a los profesionales


comprometidos con la investigación, prevención y atención a personas adictas, y que
se estableciera en España un perfil profesional específico con este propósito, responde
a que la complejidad de esta problemática requiere de competencias particulares. Pero
EE.UU. y España no son los únicos países donde se han establecido espacios en los que
confluyen psicólogos interesados en las conductas adictivas. Colombia, Reino Unido,
Suecia y Cuba son algunos de los países donde se han instaurado tales espacios.

El interés profesional de los psicólogos por el estudio de las adicciones se ha


materializado con la inclusión de asignaturas sobre adicciones dentro de sus currículos
académicos. En el modelo del profesional del psicólogo cubano, por ejemplo, se declara
que las drogas constituyen una esfera emergente que deberá alcanzar mayor
significación en el futuro, al igual que la violencia, la exclusión social y los desastres
naturales.

Hay que tener presente que en la actualidad, cerca de la mitad de la población mundial
está directa o indirectamente implicada con las consecuencias de las adicciones. 16 La
alta prevalencia e incidencia de este problema de salud, demanda que los estudiantes
de Psicología y otras disciplinas afines, estén preparados profesionalmente para
enfrentarlo. Por este motivo, y por el hecho de que las adicciones son
fundamentalmente un trastorno conductual, es correcto considerarlas como uno de los
principales problemas profesionales que se manifiestan en el objeto de la Psicología.
Tal como se hizo referencia en la introducción de este trabajo, el concepto "problema"
constituye una categoría pedagógica que se manifiesta en el objeto de una profesión y
que requiere de acciones de este tipo para su solución. Las adicciones, al afectar el
comportamiento, la actividad y la comunicación del sujeto con los demás y consigo
mismo, se erigen como un problema profesional real que los psicólogos deben estar
preparados para solucionar.

La formación en el campo de las adicciones contribuye además, a que los psicólogos


conozcan los efectos de las sustancias psicoactivas y eviten el consumo, pues que se
han encontrado indicios que sugieren el aumento gradual de su consumo y de factores
de riesgo adictivo en estudiantes de Psicología.17-19

El trabajo en el ámbito de las adicciones no es privativo de los psicólogos puesto que


las conductas adictivas son un problema complejo y requieren de la participación de
varias disciplinas. Por este motivo, el modelo de competencias más difundido para
enfrentar el problema de las adicciones, responde a la necesaria transdisciplinariedad
de este campo. En la figura se presenta este modelo.

El centro del modelo contiene los fundamentos transdisciplinarios necesarios para el


abordaje profesional de las adicciones. Muestra los distintos saberes que deben tener
los profesionales de este campo, con independencia de su formación universitaria.
La otra parte del modelo son los ocho ejes que componen las dimensiones de la
práctica, los cuales contienen las competencias en adicciones que se han de poseer.
Con estas competencias se espera que los profesionales encargados del asesoramiento
en adicciones estén preparados para realizar su trabajo eficiente, eficaz y
responsablemente. Pero, ¿no sería correcto delimitar las competencias del psicólogo
para asumir la solución del problema de las adicciones y así poder determinar los
contenidos de aprendizaje y requisitos de desempeño?

No se trata de que los psicólogos deban tener otras competencias para el abordaje de
las adicciones al margen de las del modelo, sino de adecuarlas a las particularidades
de su formación y su objetivo profesional. Además, el rol del psicólogo en este campo
puede ser más amplio; y por tanto, ha de emprender acciones útiles en la promoción
de salud y en la prevención del consumo de drogas.

El rol del psicólogo en el abordaje de las adicciones ha de abarcar un amplio espectro


que va desde la promoción de estilos de vida saludables hasta la rehabilitación, pero
ninguna de estas acciones puede llevarse a cabo sin una sólida formación que respalde
una práctica profesional responsable. A los psicólogos se les debe fomentar a que
consideren las adicciones como un área de vital importancia dentro de su rango de
competencias, al igual que lo es el estrés, la ansiedad y los trastornos de personalidad.

Sin pretender una definición acabada, las competencias para la intervención en


adicciones deben considerarse como una integración dialéctica de conocimientos,
habilidades, valores y otros contenidos de la personalidad, que le permiten al psicólogo
modificar conductas adictivas o de riesgo adictivo, en correspondencia con los
requerimientos establecidos para ello. Así pues, en las actividades profesionales del
psicólogo en el campo de las adicciones, debe manifestarse un extenso rango de
actuación que incluya acciones en el estado de salud (personas sanas con riesgo
adictivo) y en la condición de enfermedad (personas adictas).

En correspondencia con la definición anterior, González plantea que "el enfrentamiento


exitoso a las drogas implica gestiones promocionales, preventivas, diagnósticas,
terapéuticas y rehabilitadoras que se suceden a partir de los primeros escalones que
prosiguen, en forma respectiva, fortalecer la salud, mejorar los estilos de vida y evitar,
hasta donde ello es posible, el uso indebido de dichas sustancias."21

Para cometer tales intervenciones, ya sea en personas con riesgo adictivo o en


personas dependientes a sustancias, es necesario que los psicólogos posean
competencias específicas para abordar el problema de las adicciones y estén motivados
por este trabajo. Solo así, el profesional de la Psicología contribuirá a que se mantenga
a las poblaciones, alejadas de las drogas, y se consolidará su imagen como ciencia que
promueven y optimizan el bienestar y la salud.

CONCLUSIONES

Decía Calviño que "un buen psicólogo, una verdadera Psicología no puede olvidar
nunca la realidad en que viven millones de seres humanos y tiene que ponerse al
servicio de los proyectos de cambio y modificación."22 La adicción a sustancias
psicoactivas es una de esas realidades, por lo que los psicólogos han de tener
competencias que les permitan intervenir en las adicciones a lo largo de todo el
proceso salud enfermedad.

Como conclusión, se reafirma la pertinencia y necesidad de que en los psicólogos se


formen capacidades para abordar profesionalmente el problema de las adicciones y
que trabajen en conjunto con otros profesionales para lograrlo. Por esta razón, es
necesario que durante el tránsito de los estudiantes de Psicología por la universidad,
comiencen a formarse en ellos competencias con tal propósito.

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