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El Paciente Incurable
El Paciente Incurable
EUTANASIA.
Definiciones
Suicidio asistido: consiste en la ayuda o asistencia a otra persona que
desea terminar con su existencia. Se considera asistencia al suicidio la
entrega del material necesario —habitualmente medicamentos— para su
realización más no la intervención directa. La ayuda puede ser facilitada
por profesionales médicos, enfermeras u otras personas.
Eutanasia: es la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente
desahuciado, siempre con su consentimiento, con la intención de evitar
sufrimiento y dolor. Es ejecutada por personal médico o un familiar.
La muerte es un fenómeno natural, universal y único. Es natural en el
sentido de que, si no median causas antinaturales (asesinato, etc), se produce
siempre como consecuencia de accidentes, enfermedades y/o envejecimiento
ocasionados en la relación con el medio ambiente o con procesos de desgaste
fisiológico. Es universal, porque, mediando una u otra circunstancia, todos los
hombres han muerto y morirán. Es único porque el propio concepto de muerte
(término de la vida) entraña la irreversibilidad y a cada persona le acontece una
sola vez.
De lo anterior se deriva que si la muerte es un fenómeno natural y universal,
está en manos de los profesionales de la salud poner los medios a su alcance
para evitarla, pero siempre habrá un último momento en el que, pese a todos
sus esfuerzos, llegará de forma inexorable. El fracaso del ejercicio profesional
no es por tanto la muerte misma, sino la negligencia en sus diversas formas y
grados.
Nadie puede dar lo que no tiene. La muerte es la continuación de la vida y
ha de ser objeto de reflexión durante la misma. Una vez integrada naturalmente
dentro de los parámetros existenciales del profesional no representa una
situación incómoda y marginada en el quehacer cotidiano, sino un aspecto más
del mismo.
Dos cuestiones se plantean con cierta frecuencia en la sociedad
contemporánea en torno al paciente terminal: la posiblidad de provocar la
muerte a demanda y la de defenderse de una excesiva y deshumanizadora
tecnificación en las últimas fases de la enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como
aquella “acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del
paciente”.
Esta definición resalta la intención del acto médico, es decir, el querer
provocar voluntariamente la muerte del otro. La eutanasia se puede realizar por
acción directa, v.g. proporcionando una inyección letal al enfermo, o por
omisión, v.g. no proporcionando el soporte básico para la supervivencia del
mismo. En ambos casos, la finalidad es la misma: acabar con una vida
enferma.
Los argumentos a favor y en contra de la eutanasia se dividen en tres
grupos: los relacionados con el consenso, la dignidad de la persona humana y
la autonomía personal.
El consenso:
Los derechos humanos no son otorgados por el número de votos obtenidos, ni
por la sociedad, ni por los partidos políticos, aunque deben siempre
reconocerlos y defenderlos. No se basan tampoco en el consenso social, ya
que los derechos los posee cada persona, por ser persona. Las votaciones
parlamentarias no modifican la realidad del hombre, ni la verdad sobre el trato
que le corresponde.
Hay quien asume equivocadamente el principio legislativo como la única fuente
de verdad y de bien, dejando la vida humana a merced del número de votos
emitidos en un Parlamento. Las legislaciones sobre el aborto, la clonación
humana, la fecundación extracorpórea y la experimentación embrionaria son
consecuencia de la aplicación del principio de las mayorías.
La dignidad de la persona humana:
La dignidad de la persona humana, al igual que la libertad, es algo intrínseco a
ella y no definido por las circunstancias externas: el ser humano siempre, en
todo caso y situación es excepcional e irrenunciablemente digno por sí mismo.
También se puede considerar la dignidad en otro plano, el que define el
diccionario como "gravedad y decoro de las personas en la manera de
comportarse". En ambos casos la dignidad “nace” de la persona, no es un
regalo de la sociedad ni del entorno.
El nacer y el morir son sólo hechos. No pueden ser tenidos como dignos o
indignos según las circunstancias en que acontezcan.
La autonomía personal:
"El derecho a morir no está regulado constitucionalmente, no existe en la
Constitución la disponibilidad de la propia vida como tal". El derecho absoluto
sobre la vida conllevaría otros derechos como la posibilidad de vender los
propios órganos, de alquilar el cuerpo para experimentación sin límite de
riesgo, de comerciar con el espectáculo de la propia muerte, de aceptar
voluntariamente la esclavitud, etc.
El hombre, siendo una totalidad en sí mismo, es a la vez social por
naturaleza. Nace, independientemente de su voluntad, inserto en un momento
histórico determinado, y asimila a lo largo de su vida el bagaje de
conocimientos de la sociedad que le rodea, que a su vez contribuye a
enriquecer. Vive en interacción dinámica con su entorno natural y social, sin el
cual la supervivencia sería imposible. Por todo ello, el rechazo frontal a la vida
no sólo es contrario a la naturaleza de la condición humana, sino también a la
sociedad. Además, la persona que sufre tiene derecho a esperar de la sociedad
en la que vive el soporte necesario para mitigar su padecimiento físico o moral.
El principio de autonomía forma parte de los fundamentos de la bioética.
Subraya la libertad del individuo de decidir frente a las propuestas del entorno.
“La eutanasia no resuelve los problemas del enfermo, sino que destruye a
la persona que tiene los problemas”.
En Venezuela está prohibido el suicidio asistido.
La vida debe preservarse y en ello coinciden representantes de la Iglesia
católica, evangélica y el gremio médico. El turismo suicida en Suiza se ha
convertido en un atractivo para quienes buscan terminar con su vida.
La muerte asistida vuelve a estar sobre el tapete en muchos países
luego que Brittany Maynard, la joven de 29 años que padecía un cáncer de
cerebro terminal y quería llevar a cabo un suicidio asistido cumplió su cometido
en California. Maynard se convirtió en una reconocida defensora a nivel
nacional de la organización Compassion & Choices, que trata de aprobar leyes
de muerte asistida en más estados de los Estados Unidos.
El primero fue el estado de Oregón, que tiene una ley sobre suicidio asistido
desde el 2 de octubre 1997, la más antigua del país. Luego se sumaron otros
cuatro estados: Washington (2008), Vermont (2013), Montana y Nuevo México
-donde no hay ley específica, pero la Corte interpretó que la práctica es legal-.
El procedimiento
Los médicos en Oregón pueden prescribirle sedantes mortales a
pacientes terminales que deben ser considerados capaces por profesionales de
la salud para que se administren la dosis. Los pacientes deben pedir las drogas
por escrito y, 15 días después, realizar un pedido en forma verbal. Otros 15
días deben transcurrir para completar el trámite y firmar los papeles definitivos,
algo de lo que pueden arrepentirse.
Opinan las iglesias
La encíclica Evangelium Vitae del papa Juan Pablo II, fechada el 25 de
marzo de 1995 afirma que «la eutanasia es una grave violación de la Ley de
Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de la persona
humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios
escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el
magisterio ordinario y universal. Semejante práctica conlleva, según las
circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio».
Y va un poco más allá: «Compartir la intención suicida de otro y ayudarle
a realizarla mediante el llamado «suicidio asistido» significa hacerse
colaborador, y algunas veces autor en primera persona, de una injusticia que
nunca tiene justificación, ni siquiera cuando es solicitada. «No es lícito —
escribe con sorprendente actualidad San Agustín— matar a otro, aunque este
lo pida y lo quiera y no pueda ya vivir... para librar, con un golpe, el alma de
aquellos dolores, que luchaba contra las ligaduras del cuerpo y quería
desasirse».
Con esta, se fija la posición tomada por la Iglesia católica según
palabras del párroco de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá y San
Juan de Dios Eleuterio Cuevas, «la ratificación de la doctrina del Papa al
derecho y el respeto a la vida desde la concepción y hasta el final de los días
es lo que nos guía».
Destacó que hace poco «el papa Francisco durante la Semana del
Adulto Mayor habló sobre el respeto y el cuidado que deben tener para con
ellos y donde pidió a la familia que lo atiendan sin echarlo al abandono».
Con respecto al caso de Brittany Maynard dijo que «se le aligeró el
sufrimiento causado por el cáncer con un crimen decente o científico, cuando
para eso existe la terapia del dolor, para aliviar el sufrimiento causado por
cualquier enfermedad sin causar daño a su vida».
Por su parte, el pastor y miembro de la directiva del Consejo Evangélico
de Venezuela Joaquín Pirela, señaló: «No podemos juzgar a nadie que decida
terminar con su vida o a los familiares que apoyen esta decisión, lo que sí
podemos hacer los que creemos en Dios es apegarnos a lo que dice su palabra
y para ello nos remitimos a Éxodo 20:13 que indica No matarás, o a la
enseñanza que nos deja Job 2:9 cuando su esposa le dice: ¿Todavía
mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Esto por los males
que sufría, sin embargo, Job no se quitó la vida.
Por ello la postura que maneja la Iglesia evangélica en Venezuela y el
mundo es de acompañar al enfermo y a su familia, señaló Pirela.