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INTRODUCCIÓN
Tierra del Fuego: tierra de los fuegos, isla perdida en el fin del mundo, un
espacio al sur del sur que ejerció permanente atracción en los viajeros,
desde que en 1520 Magallanes y Elcano cruzaron el estrecho y el cronista
Antonio Pigafetta tiró a las fauces ansiosas de los lectores europeos el
alimento de un relato cocinado en la fragua lenta de la historia y del mito.
Después de su obra,1 siguieron otros textos: crónicas, informes oficiales,
descripciones de la geografía fueguina y de sus habitantes; todos son ras-
tros de sucesivos intentos por incorporar aquella remota región a la vasta
enciclopedia del conocimiento occidental. Nombrar es dominar, y tam-
bién lo es describir, delinear mapas, esbozar dibujos, representar un mundo
nuevo, construirlo, inventarlo.
Las páginas que aquí presentamos se dedican a una de estas invenciones:
la que llevaron adelante los miembros del viaje del Beagle, una expedición
de carácter predominantemente hidrográfico, organizada por el Almiran-
tazgo británico y desarrollada en dos etapas: entre 1826 y 1830, y entre
1831 y 1836.2 El foco del trabajo está puesto en el capitán Robert Fitz
1.
Antonio Pigafetta, Primer viaje alrededor del Globo (Sevilla, Civilter, 2012 [1524]).
2.
La expresión “viaje del Beagle” suele usarse para referir solo a la segunda, ya que con
ese nombre se popularizó el diario de Darwin, pero en este libro se aplica a las dos eta-
pas de lo que considero es una única empresa.
28 PAISAJE CON FIGURAS
3.
Marta Penhos, “Viajes, viajeros e imágenes: una relación necesaria”, en María Isabel
Baldasarre y Silvia Dolinko (eds.), Travesías de la imagen. Historias de las artes visuales
en la Argentina, Archivos del CAIA IV, vol. II (Buenos Aires, Centro Argentino de Inves-
tigadores de Arte/Eduntref, 2012).
4.
Narrative of the Surveying Voyages of his Majesty’s ships Adventure and Beagle between
the years 1826 and 1836, describing their examination of the southern shores of South
America, and the Beagle’s circumnavigation of the globe, in three volumes (Londres,
Henry Colburn, 1839). En algunas bibliotecas y catálogos figura King como autor del
primer tomo, Fitz Roy del segundo y Darwin del tercero. En otros se atribuye toda la
obra a Fitz Roy. Dado que, según creo, se trata de una obra colectiva, en adelante se
citará simplemente como Narrative, seguido de la indicación del tomo. Para la investi-
gación se ha consultado el ejemplar de la Biblioteca Nacional de Argentina, y las versio-
nes digitalizadas de la Biblioteca Nacional de Chile (portal Memoria Chilena) y del
portal DarwinOnline. Las traducciones de los fragmentos citados a lo largo del presente
volumen son siempre nuestras.
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5.
Jacques Derrida, La verdad en pintura (Barcelona, Paidós, 2001), p. 65, traducción lige-
ramente modificada. Victor Stoichita rescata esta cita de Derrida en La invención del
cuadro. Arte, artífices y artificios en los orígenes de la pintura europea (Barcelona, Edi-
ciones del Serbal, 2000), p. 32.
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… por perder su sitio, el individuo nace como sujeto. El lugar que an-
tes le fijaba una lengua cosmológica, entendida como vocación y colo-
cación en un orden del mundo, se convierte en una “nada”, una espe-
cie de vacío, que empuja al sujeto a dominar un espacio, a plantearse
a sí mismo como productor de escritura.8
6.
Ricardo Cicerchia, Viajeros. Ilustrados y románticos en la imaginación nacional (Bue-
nos Aires, Troquel, 2005), pp. 13-14. El relato surge de ese hiato temporal, de ese pro-
ceso que implica dos experiencias diversas y un desdoblamiento entre el sujeto “viajero”
y el sujeto “escritor”. Véase Marta Penhos, “Viajes, viajeros e imágenes: una relación
necesaria”, op. cit.
7.
Michel Foucault, Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas
(Buenos Aires, Siglo XXI, 2002 [1966]), pp. 7 y 328.
8.
Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano. 1. Artes de hacer (México, Universidad
Iberoamericana, 2007 [1980]), p. 151.
9.
Marta Penhos, Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo XVIII
(Buenos Aires, Siglo XXI, 2005); Marta Penhos, “De la exactitud y la incertidumbre del
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16.
Penhos, Ver, conocer, dominar, op. cit., segunda parte.
17.
Ibid., pp. 17-18 y 176; Penhos, “Imágenes viajeras: de la expedición del ‘Beagle’ al
Universe Pittoresque”, en Irina Podgorny, M. Penhos y P. Navarro Floria, Viajes. Es-
pacios y cuerpos en la Argentina del siglo XIX y comienzos XX (Buenos Aires, Biblioteca
Nacional/Teseo, 2009), p. 49.
18.
Juan Pimentel, Testigos del mundo. Ciencia, literatura y viajes en la Ilustración (Ma-
drid, Marcial Pons, 2003), pp. 49-63.
34 PAISAJE CON FIGURAS
19.
Penhos, “Viajes, viajeros e imágenes: una relación necesaria”, op. cit., pp. 60-62.
20.
Marta Penhos, “Los límites de la mirada que mide: espacio y territorio en los testimo-
nios de la Expedición de la América Meridional (1782-1801)”, en Herib Caballero
Campos y Pablo Desportes Bielsa (eds.), Félix de Azara en el Paraguay. 230 años des-
pués (Asunción, Añandurã/Embajada de España en Paraguay/Cooperación Española/
Diputación de Huesca, 2015).
21.
Michel de Certeau, “Montaigne: Caníbales”, en El lugar del otro. Historia religiosa y
mística (Buenos Aires, Katz, 2007 [2005]), p. 272.
22.
Obviamente, subyace a estos temas la cuestión filosófica, imposible de abordar aquí, de
la existencia de un mundo al margen de nuestras percepciones, que puede resumirse en
la pregunta: “¿Existe lo visible… haya o no mirada?”, Jean Marc Besse, La sombra de
las cosas. Sobre paisaje y geografía (Madrid, Biblioteca Nueva, 2010), p. 121.
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23.
Penhos, “Viajes, viajeros e imágenes: una relación necesaria”, op. cit., p. 6.
24.
W. J. T. Mitchell, Landscape and Power (Chicago-Londres, University of Chicago Press,
1994), p. 5.
25.
Simon Schama, Landscape and Memory (Londres, Harper Collins, 1995), pp. 6-7.
26.
Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica (Buenos Ai-
res, Siglo XXI, 2007), p. 153.
27.
Besse, La sombra de las cosas, op. cit., p. 116.
36 PAISAJE CON FIGURAS
28.
Ibid., p. 88.
29.
Denis Cosgrove, Geography and Vision. Seeing, Imagining and Representing the World
(Londres-Nueva York, I. B. Tauris, 2008), cap. 2.
30.
De Certeau, La invención de lo cotidiano. 1. Artes de hacer, op. cit., p. 129.
31.
Marta Penhos, “Travesías del cuerpo: los retratos de Félix de Azara”, en Estudios de
Teoría Literaria. Artes, Letras y Humanidades 5, Revista digital del Departamento
de Letras, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata (2014);
Penhos, “Los límites de la mirada que mide: espacio y territorio…”, op. cit.
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una ‘extrañeza’”.32 Por otra parte, hacen su aparición los cuerpos objetos
de esa mirada, hechos escritura e imagen en figuras genéricas de indíge-
nas que se integran al paisaje, o en retratos de una transformación civili-
zatoria y una indagación científica.
He elegido la palabra figura para la vía principal de representación de
los cuerpos patagónicos y fueguinos porque su uso tiene una larga histo-
ria, que Erich Auerbach analizó desde la Antigüedad hasta la Edad Media.
El término concentra varias ideas que fueron modificándose con el tiempo,
de las cuales es sugerente la de “configuración” o “conformación” signi-
ficativa, en tanto contenido y forma de algo. A la vez, ya con Quintiliano
adquirió, en el terreno de la retórica, el sentido de una expresión indirec-
ta.33 Todo ello puede aplicarse a los indígenas de los paisajes descriptos o
dibujados durante el viaje del Beagle, en la medida en que su presencia
colabora, de un modo lateral, indirecto, en la transmisión de significados
definidos y reconocibles acerca de estos. Además, les corresponde tam-
bién la acepción, corriente en la historia del arte, de figura como represen-
tación de seres animados, en particular personas.
Finalmente, merece unas líneas el término invención que, desde el tí-
tulo, recorre este libro. Ya en su clásico estudio de mediados del siglo xx,
Edmundo O’Gorman enfocó la historia “como un proceso productor de
entidades históricas” y, desde una perspectiva ontológica, propuso “re-
solver el problema de la aparición histórica de América […] como el re-
sultado de una invención del pensamiento occidental y no ya como un
descubrimiento meramente físico…”.34 Por su parte, Giorgio Antei, al
abordar un estudio filológico de la obra de Jerónimo de Vivar, usó la pa-
labra invención como contraria a la idea de realidad. Según él, los cronis-
tas del siglo xvi habrían inventado Chile como espacio épico, y para ello
habían falseado la realidad vivida.35
32.
De Certeau, La invención de lo cotidiano. 1. Artes de hacer, op. cit., p. 142. Las cursi-
vas y las comillas corresponden al texto citado.
33.
Erich Auerbach, Figura (Madrid, Trotta, 1998).
34.
Edmundo O’Gorman, La invención de América. Investigación acerca de la estructura
histórica del Nuevo Mundo y del sentido de su devenir (México, Fondo de Cultura
Económica, 1984 [1958]), p. 9.
35.
Giorgio Antei, La invención del Reino de Chile. Gerónimo de Vivar y los primeros
cronistas chilenos (Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1989), p. 185.
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36.
Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española (Madrid, Imprenta
de Luis Sánchez, 1611), pp. 506-507.
37.
Michel de Certeau, La escritura de la historia (México, Universidad Iberoamericana,
1999), pp. 11-13.