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Misión Médica Cubana.

Republica Bolivariana de Venezuela.


Hipertensión arterial. Necesidad de su control en la comunidad.

Esta guía fue confeccionada por el grupo asesor de cardiología y


farmacoepidemiología de la misión en el año 2008, quienes se dieron a la tarea
de revisar bibliografías basadas en evidencias científicas y la adaptaron a las
condiciones de la Misión Médica Cubana en la República Bolivariana de
Venezuela tomando como base los medicamentos disponibles en el listado
básico de la misión.

Introducción
La hipertensión arterial (HTA) constituye un problema de salud pública en casi
todo el mundo (se calcula que 691 millones de personas la padecen), no sólo
porque es una causa directa de discapacidad y muerte, sino porque ella
constituye el factor de riesgo modificable más importante para la cardiopatía
coronaria (primera causa de muerte en el hemisferio occidental), enfermedad
cerebrovascular, insuficiencia cardíaca congestiva, nefropatía terminal y la
enfermedad vascular periférica. Su prevalencia ha aumentado
significativamente en todas las latitudes, lo cual se explica en parte por los
nuevos valores de presión arterial que en la actualidad se aceptan. También
varía de un lugar a otro, y dicha variabilidad está en dependencia de las
particularidades genéticas y ambientales que caracterizan cada región. Así, por
ejemplo, en los Estados Unidos de América (EUA) oscila entre 30 y 37,9 %; es
un poco mayor en el hombre que en la mujer, y los afroestadounidenses tienen
una prevalencia e incidencia mayores en comparación con sectores de la
población blanca. En Cuba la prevalencia es de 30 % en zonas urbanas y 15 %
en las rurales. En nuestro país hay alrededor de 2 millones de hipertensos.
Como se trata de una enfermedad crónica que evoluciona en forma silente
durante muchos años, no resulta fácil establecer el número de personas que se
convierten en hipertensos cada año, por lo cual la incidencia de la HTA es difícil
de precisar.
La mortalidad por HTA se produce por la enfermedad cerebrovascular, infarto
del miocardio, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal terminal y por
complicaciones de la enfermedad vascular periférica. Generalmente, las
estadísticas de mortalidad se confeccionan basadas en los certificados de
defunción, donde no se recoge la hipertensión como causa básica y, por tanto,
no se refleja el impacto de esta afección en la mortalidad de un país.
En el caso específico de Venezuela, la situación no difiere de lo planteado
anteriormente. Según el Ministerio de Sanidad y Desarrollo Social (M.S.D.S),
(2003), dentro de las tres primeras causas de muerte en Venezuela se
encuentran "...en orden decreciente las enfermedades del corazón con un 21
%, seguida por el cáncer con 12,92%, encontrándose los accidentes en el
tercer lugar con un 8.67%", la primera y tercera causa muy relacionada con
este factor de riesgo como habíamos referido anteriormente.

Concepto y clasificación

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Concepto:
La hipertensión arterial (HTA) es la elevación crónica de una o de las dos
presiones arteriales, sistólica o diastólica. Debe considerarse a un paciente
portador de hipertensión arterial, cuando las cifras estén elevadas, al menos en
tres ocasiones distintas igual o mayor a 140 mmHg para la presión arterial
sistólica (TAS) y 80 mmHg para la presión arterial diastólica (TAD). Para
pacientes diabéticos o con nefropatías estas cifras bajan a 130 mmHg para la
TAS y 80 mmHg para la TAD.
Hay una categoría de hipertensión que por su repercusión y prevalencia en la
tercera edad tiene vital importancia reconocer y tratar, la hipertensión sistólica
aislada, la que se diagnostica cuando la TAS es igual o superior a 140 mmhg
siendo la TAD normal; se ha demostrado la asociación de la misma con la
incidencia de complicaciones cardiovasculares especialmente la enfermedad
cerebrovascular.
Se deben cumplir las siguientes normas para realizar el diagnóstico de HTA:
Toma de la presión arterial (PA) elevada en 3 ocasiones, en días y horas
diferentes, con intervalos no mayores de 7 días. No café ni cigarros 30 minutos
antes de la toma de PA.
Esfigmomanómetro con el manguito adecuado: En todos los casos el manguito
debe abarcar las 2/3 partes de la longitud del brazo (circunferencia).
Rectificar 2 o más veces la PA que se toma. La primera siempre se desecha, y
se toma como cifra el promedio de las TA posteriores; si las cifras caen en
diferentes rangos, se toma siempre la más elevada para hacer la clasificación.
Una evaluación correcta del enfermo diagnosticado de HTA con implicaciones
terapéuticas y pronósticas, conlleva a la clasificación de la misma atendiendo a
las cifras de tensión arterial, los factores de riesgo cardiovascular asociados y a
la presencia de daños en órganos diana. La más reciente revisión de la
clasificación hecha por el VII Reporte del JNC-2003 se muestra a continuación:

clasificación de la HTA en adultos mayores de 18 años:


Según VII Reporte del Joint National Committee (JNC-2003).
CATEGORIA SISTÓLICA(mmHg) DIASTÓLICA (mmHg)
Normal Menos de 120 Menos de 80
Prehipertensión 120-139 80-89
Hipertensión
Grado 1 140-159 90-99
Grado 2 160 ó más 100 ó más
Para la clasificación en determinado grado se tomara como referencia la cifra
más alta registrada de la TAS o de la TAD.
En la actualidad se plantea una nueva clasificación por la sociedad americana
de hipertensión, que esta en siendo evaluada por el JNC, en la cual aparecen
algunos elementos de significación donde cabe destacar: a) mayor reducción
del umbral de presión arterial para establecer cada estadio de la enfermedad,
desapareciendo el tan discutido término “prehipertensión” del JNC-VII; b)
introducción del concepto de elevación ocasional y no sostenida de la PA como
parte del diagnóstico y la estadificación de la HTA; c) confirmación de algunos
nuevos marcadores de afección cardiovascular incipiente que establece la
presencia de formas precoces de afección (proteína C reactiva, hiperuricemia,

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albuminuria, etc.); d) mayor preponderancia de la estratificación del riesgo
global como única vía para establecer la necesidad y agresividad del
tratamiento, y e) esta nueva clasificación nos obliga a pensar en la enfermedad
mucho antes de lo que lo hacemos en la actualidad. A continuación la
exponemos a sus conocimientos:

Clasificación según repercusión visceral.


Grado I:
No se aprecian signos objetivos de repercusión orgánica.
Grado II:
Aparece, por lo menos, uno de los siguientes signos de repercusión orgánica.
1- Hipertrofia del ventrículo izquierdo detectada por el exámen físico,
radiografía, electrocardiografía, ecocardiografía.
2- Estrechez focal y generalizada de las arterias retinianas (fondo de ojo).
3- Proteinuria y/o ligero aumento de la concentración de creatinina en el
plasma (1,2- mg%).
4- Evidencia radiográfica o ecográfica de placas ateroescleróticas (arterias:
carótidas-aorta-ilíacas o femorales).
Grado III:
Presencia de síntomas y signos de lesiones orgánicas.
1- Insuficiencia ventricular izquierda.
2- Coronariopatías.
3- Encéfalo: Hemorragia o trombosis cerebral, cerebelar o del tallo encefálico.
4- Encefalopatía Hipertensiva.
5- Alteraciones graves del fondo de ojo.
6- Insuficiencia renal (creatinina sérica mayor de 2mg%).
7- Aneurisma disecante de la aorta
8- Oclusión arterial sintomática.

Hipertensión arterial primaria


Se define como la presión arterial elevada sin causa orgánica evidente. Del 90
al 95% de los pacientes hipertensos presentan HTA primaria.
Factores condicionantes de la hipertensión:
 Factores genéticos: herencia, raza. .
 Factores de alimentación: - Exceso de ingestión calórica, principalmente
proteínas. - Exceso de consumo de sal. - Exceso de consumo de
alcohol. . Factores ambientales. - Consumo de aguas blandas que

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contienen exceso de sodio y cadmio. - Stress ambiental (ruido
excesivo) .
 Factores Psicosociales. - Tipo de personalidad (Tipo A) - Stress
emocional - Stress psicosocial - Tensión ocupacional.
 Otros factores - Obesidad - Sedentarismo - Tabaquismo - Ingesta
excesiva de grasa saturadas.

Evaluación del paciente con HTA primaria.


Se deberá:
1. Confirmar el diagnóstico de hipertensión arterial.
2. Realizar los exámenes necesarios para evaluar si se trata de una
hipertensión primaria o secundaria antes de instituir el tratamiento.
3. Evaluar el riesgo cardiovascular general.
4. Identificar y corregir, si es posible, los factores etiológicos.
5. Administrar el tratamiento adecuado.
6. Educar al enfermo.

Manejo terapéutico de la HTA.


En el tratamiento de la hipertensión arterial cualquiera que sea su etiología es
importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
a) Establecer una óptima relación médico-paciente que implica información
clara y concisa sobre las consecuencias que acarrea la hipertensión
arterial no tratada.
b) Poner énfasis sobre la corrección de los factores de riesgo: -
Sedentarismo - Tabaquismo - Alcoholismo - Colesterol elevado -
Obesidad - Excesiva ingestión de sal - Intolerancia a la sobrecarga de
hidratos de carbono
c) Lograr una adecuada elección de las drogas antihipertensivas, con un
ajuste semanal, hasta el logro de los valores buscados de presión
arterial, que incluyen una mayor eficiencia terapéutica a menor dosis y
escasos efectos colaterales.
Normas generales del tratamiento antihipertensivo
El objetivo terapéutico es mantener la presión arterial dentro de los límites
normales a fin de prevenir las complicaciones de los órganos susceptibles. Se
trata de adecuar la terapéutica a la modalidad de vida del paciente, en un
esquema de dosificación simple.
Para obtener la colaboración del paciente es necesario informarle acerca de la
naturaleza de su afección y de las posibles complicaciones a las que se expone
al no cumplir el tratamiento. No obstante, dicha información debe adecuarse a
la personalidad del paciente evitando crearle ansiedad o temor.
Es importante destacar que la hipertensión arterial es una afección crónica y
que, por lo tanto, requiere un tratamiento continúo y permanente. La
terapéutica no debe ser suspendida cuando el paciente alcanza niveles
normales de P.A. Los niveles normales de la P.A. se mantienen por la
administración adecuada y permanente de las drogas antihipertensivas.
Se debe convencer al paciente para que modifique progresivamente su estilo
de vida y adquiera hábitos higiénicos-dietéticos que disminuyan o hagan
desaparecer los factores de riesgo cardiovascular.
Se debe realizar modificaciones dietéticas, si el paciente presenta sobrepeso
y/o dislipidemias, estimular la disminución de la ingesta de sodio (embutidos,

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conservas, etc) aún cuando esté medicado con diuréticos y recomendar
insistentemente que evite el hábito de fumar.
Es conveniente comenzar la medicación en forma gradual en dosis bajas, para
disminuir la incidencia de efectos colaterales, excepto en las emergencias
hipertensivas o ante formas severas de la enfermedad. *
Se deben evitar los efectos colaterales de las drogas utilizadas y los efectos
producidos por el descenso de la P.A. (mareos, náuseas, nerviosismo, temblor),
estableciendo un lapso de espera adecuado, en base a la respuesta a cada
incremento de dosis. En general se debe esperar de 7 a 15 días para aumentar
la dosis diaria.
La eficacia terapéutica de todos los fármacos antihipertensivos puede decrecer
durante el tratamiento (tolerancia al tratamiento), lo que ha sido atribuido, en
parte, a la expansión del líquido extracelular: Por lo que antes de considerar un
cambio radical del tratamiento debe evaluarse el efecto de la administración de
un diurético asociado al tratamiento inicial.
De estas consideraciones surge una conclusión importante:
No deben utilizarse esquemas rígidos de tratamiento.
Cuando se utilicen fármacos con posibles efectos colaterales indeseables
(hipotensión ortostática significativa en las primeras tomas) es prudente advertir
al paciente para que tome las precauciones debidas y no abandone la
medicación por considerar tal efecto como nocivo. *
Es útil mantener una comunicación permanente médico-paciente al comenzar
un tratamiento o al instituir algún cambio. *
La medicación a utilizar, así como la dosificación, debe adecuarse a cada
paciente en particular. La frecuencia de las consultas debe también adecuarse
al tipo de tratamiento administrado y al paciente.
Las consultas frecuentes se recomiendan al iniciar el tratamiento o cuando se
realicen cambios.
Es aconsejable controlar al paciente una vez por mes excepto en la situaciones
antes explicadas.
Situaciones especiales:
En los pacientes geriátricos el tratamiento debe ser más cauteloso. Los
fármacos que provocan hipotensión ortostática o depresión psíquica deben
evitarse o utilizarse con suma prudencia ( Ej: Reserpina y Alfa Metil Dopa ).
Es imprescindible que el médico al confeccionar un tratamiento antihipertensivo
tenga en cuenta la interacción de drogas. Por ej: si se utilizan drogas de acción
central ( Clonidina, Metildopa o Ralwolfia ) se debe advertir al paciente sobre el
efecto potenciador del alcohol o los agentes depresores del S.N.C, otra
situación que debe tenerse en cuenta es el efecto depletor de potasio de los
diuréticos, especialmente en pacientes que reciben digitálicos porque la
hipopotasemia aumenta la posibilidad de intoxicación digitálica, mientras los
que reciben captopril no deben recibir potasio, ni diuréticos ahorradores de
potasio.
Al cabo de un año de tratamiento, habiéndose logrado el adecuado control de
las cifras de presión, puede intentarse, en aquellos pacientes que reciben dos o
tres drogas antihipertensivas, reducir gradualmente la dosis de cada una de
ellas, consecutivamente, siempre y cuando se mantengan normales las cifras
de presión.
El tratamiento antihipertensivo deberá administrarse en forma crónica, por lo
que se tratará que no afecte la calidad de vida del paciente hipertenso. La

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calidad de vida se define como la sensación de bienestar físico y de
satisfacción emocional, psíquica y social de un individuo.
El efecto de los medicamentos antihipertensivos en la calidad de vida se
puede medir por los siguientes parámetros:
a) Actividad mental.
b) Memoria visual y verbal.
c) Capacidad de ejercicio.
d) Actividad sexual.
Esquema terapéutico (ver esquema al final).
Recomendaciones. . En todos los pacientes con hipertensión arterial el
tratamiento se iniciará con medidas no farmacológicas asociadas o no a drogas
antihipertensivas tales como diuréticos, betabloqueadores, inhibidores de la
enzima de conversión o bloqueadores cálcicos. La selección de la droga
hipotensora dependerá de las características del paciente.
De acuerdo con la respuesta del paciente al tratamiento, éste podrá ser
continuado con combinaciones o con asociaciones fijas de drogas
antihipertensivas. . El tratamiento deberá ser administrado en la forma más
simple posible para favorecer la adherencia del paciente y evitar la aparición de
efectos colaterales adversos.
Hipertensión Arterial refractaria
Cuando la indicación de tratamiento con 3 drogas en dosis optimas siendo una
de ellas un diurético no controla los niveles de la presión arterial en forma
adecuada se investigará primero si el paciente cumple con el tratamiento. Si se
demuestra la resistencia real al tratamiento se deberá corregir las causas. En
el caso de no obtener una buena respuesta terapéutica el paciente deberá ser
investigado para determinar la posible ocurrencia de hipertensión secundaria. .
El seguimiento del paciente deberá ser realizado, de ser posible, por el mismo
médico quien estimulará de acuerdo con las características del paciente la
adherencia al tratamiento.
Causas de Hipertensión Arterial refractaria
1- Falta de adherencia al tratamiento.
2- Combinaciones terapéuticas no efectivas.
3- Rápida metabolización de las drogas antihipertensivas.
4- Antagonismo contra la acción hipotensora por interacción de drogas. .
Antiinflamatorios no esteroideos. . Esteroides. . Anovulatorios. . Efedrina. .
Antidepresivos tricíclicos. . Fenotiazinas. . Inhibidores de la IMAO. . ACTH.
5- Enfermedades asociadas. . Obesidad. . Alcoholismo. . Insuficiencia renal.
6- Aumento del volumen extracelular. . Exceso de ingestión de sodio. .
Insuficiencia renal progresiva.
7- Hipertensión secundaria.
Tratamiento no farmacológico
En todos los pacientes se deberán instituir las medidas no farmacológicas para
el control inicial de la hipertensión arterial. - Se recomienda un período de
tiempo con tratamiento no farmacológico que varía de acuerdo al estadio y las
características individuales del paciente hipertenso.
En la hipertensión arterial sistólica aislada se utiliza durante 3 meses el
tratamiento no farmacológico cuando la P.A. sistólica está entre 140 y 159
mmhg.
1- Reducir el peso corporal. (cálculo del IMC ideal según la fórmula peso en kg
dividido entre la talla al cuadrado).

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2- Reducir la ingesta de sal: a 70-100 mEq/día de sodio = 1,5 a 2,5 g/día de
sodio = 4-6 g de sal por día.
3- Disminuir el consumo de alcohol: La ingesta de bebidas alcohólicas deberá
ser moderada. Se recomienda no exceder de 30 ml de etanol por día. Esta
concentración equivale a 60 ml de ron, 240 ml de vino o 720 ml de cerveza.
4- Evitar el consumo de tabaco.
5- Disminuir el sedentarismo. Realizar ejercicios dinámicos o aeróbicos
(isotónicos), entre ellos se recomienda caminar, andar en bicicleta, calistenia y
nadar. En los ancianos los ejercicios se indican según plan controlado por el
médico de la familia. Los ejercicios deberán ser limitados en pacientes con: -
Insuficiencia cardíaca congestiva. - Cardiopatía isquémica coronaria. -
Arritmias. - Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas. - Enfermedades
musculoesqueléticas.

El ejercicio dinámico produce:


Vasodilatación periférica.
Disminución de: Renina Viscosidad sanguínea. Catecolaminas.
Aumento de: Prostaglandinas betaendorfinas cerebrales. –
Disminuye: Los triglicéridos. - Aumenta el HDL colesterol.
6- Modificar la dieta:
Reducir la ingesta de grasa saturada (carnes rojas).
Aumentar la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados Omega 3 (pescado), con
el fin de disminuir los lípidos séricos.
Aumentar la ingesta de cationes: Calcio: 500-1000 g al día (2 vasos grandes de
leche). Potasio: más de 80 mEq/día:
Verduras y frutas.
7-Modificar los hábitos de vida: Para reducir el stress de la vida diaria. Técnicas
de relajación mental. Yoga-musicoterapia, entrenamiento autógeno.
8-El uso de sedantes (meprobamato, clorodiazepóxido,diazepam, etc) solo se
hará cuando haya situaciones de stress
9- Uso de acupuntura.
10- Uso de medicina natural: Debe revisarse cuidadosamente el uso de las
plantas con acción hipotensora antes de indicarlas.

Tratamiento Farmacológico
Condiciones obligantes. Opciones terapéuticas iniciales .
1. Insuficiencia cardíaca: Diurèticos tiazídicos; Betabloqueantes (BB);
IECA; Bloqueadores de los receptores de angiotensin (ARA II),
Antagonistas de la aldosterona
2. Post Infarto de Miocardio: BB, IECA, Antagonistas de la aldosterona
3. Alto riesgo enfermedad Cardiovascular: Diuréticos tiazídicos, BB, IECA,
Bloquadores de los canales del Ca o Calcioantagonistas (BCCa)
4. Diabetes: Tiazídicos, BB, IECA, ARA II, BCCa.
5. Enfermedad: Renal Crónica IECA, ARA II
6. Prevención de ACV recurrente:Taizídicos, IECA
Quizás, debido al carácter heterogéneo de la hipertensión primaria la
monoterapia se muestra insuficiente para normalizar la tensión. La premisa
básica de la monoterapia implica incrementar la dosis del agente seleccionado
hasta que los valores de TA comiencen a disminuir. Desafortunadamente, esto
puede significar incrementar la dosis a niveles que pueden producir efectos

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adversos. Sin embargo, la eficacia antihipertensiva de ese solo medicamento
se puede mitigar debido a la potencial estimulación de mecanismos
compensatorios que actúan para devolver la tensión arterial a los niveles pre-
tratamiento. El resultado de estas consideraciones es que debido a la
naturaleza multifactorial de la hipertensión arterial, tiene más sentido el
tratamiento con más de un tipo de medicamento antihipertensivo. Mediante la
combinación de medicamentos que actúan por diferentes mecanismos es
posible ganar en términos de eficacia debido al impacto sinérgico en el aparato
cardiovascular. La combinación permite el uso de dosis más bajas de cada
medicamento, las cuales generalmente son suficiente cuando se usan en
combinación.

Algunas consideraciones terapéuticas en situaciones especiales.


Hipertensión en pacientes de piel negra.
Comenzar con diuréticos como monoterapia y aumentar su efectividad en
combinación con Antagonistas del calcio o Inhibidores adrenérgicos centrales y
periféricos.
Hipertensión en el anciano (65 años y más).
El tratamiento se debe realizar con gran prudencia porque el anciano es más
sensible a los efectos secundarios de los tratamientos y es muy susceptible a la
hipotensión ortostática y a la deshidratación. . Se debe preferir las drogas que
no afectan al sistema nervioso central (metildopa, clonidina) ni vasodilatadores
potentes como el minoxidil y la hidralazina pues pueden precipitar angor, infarto
del miocardio y/o isquemia cerebral. Se tomará en consideración la presencia
de otras enfermedades y la toma de otros medicamentos, ya que estos
factores, afectan la biodisponibilidad de las drogas hipotensoras lo que
incrementa la aparición de efectos colaterales adversos. Se recomienda iniciar
el tratamiento medicamentoso con dosis inferiores a las recomendadas
habitualmente, dado que en el anciano se observa una disminución de la
función renal y hepática lo que retarda la eliminación de las drogas y aumenta
la vida media de las mismas en el plasma. El tratamiento será lo más simple
posible en lo que respecta al número de droga y dosis diaria para favorecer el
cumplimiento del tratamiento y evitar los problemas inherentes a la
polifarmacia. . El descenso de la P.A. deberá ser lento de manera de evitar
consecuencias en los órganos diana por disminución brusca del flujo vascular.
Se recomienda el uso de diuréticos a bajas dosis o calcioantagonistas.
Hipertensión arterial y Diabetes Mellitus.
Aunque los diabéticos hipertensos no responden en general a las medidas no
farmacológicas, éstas se deberán instituir para controlar los factores de riesgos
y como ayuda al tratamiento medicamentoso. . La terapia debe ser
adecuadamente seleccionada. . En la selección de las dosis diarias se deberá
tener en cuenta el estado de la función renal. Las drogas hipotensoras
producen en general, en el diabético una mayor incidencia de efectos adversos
que en el no diabético. . En la selección del antihipertensivo se debe recordar
que algunos medicamentos agravan la intolerancia a la glucosa, mientras que
otras encubren los síntomas de la hipoglicemia. De utilizar beta -bloqueadores
no utilizar los no selectivos (ej: propranolol) pues afectan al metabolismo de la
glucosa y los lípidos. Si se administran diuréticos tiazídicos se deberá
administrar a dosis bajas, debido a sus efectos adversos en el metabolismo de
la glucosa, lípidos y electrolitos (disminuyen el potasio). . Los diuréticos

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ahorradores de potasio se deberán administrar con precaución pues pueden
producir hipercalemias fatales, las opciones preferidas son: IECA, ARA II,
Bloqueadores de los canales del calcio y diuréticos.
Hipertensión arterial e hipercolesterolemia.
Evitar diuréticos y beta-bloqueadores. Usar preferentemente alfabloqueadores
centrales, bloqueadores alfa-adrenérgicos, ACE inhibidores, ARA II y
antagonistas del calcio.
Hipertensión arterial en el embarazo.
No administrar sedantes, ansiolíticos, barbitúricos, pues producen depresión
fetal. Si la presión arterial no desciende con el reposo en cama y la dieta se
debe indicar alguna de las siguientes drogas: por vía oral.
Drogas de acción central:
Alfa-Metil-Dopa : 500-2000 mg/día. - Clonidina : 0,15 mg/día.
Vasodilatadores: Hidralazina : 25-200 mg/día.
B-Bloqueadores adrenérgicos. : Atenolol 50-250 mg/día. - Metoprolol : 80-320
mg/día.
Antihipertensivos contraindicados durante el embarazo y lactancia.
Inhibidores de la enzima de conversión: producen malformaciones fetales. -
Diuréticos: Reducen el volumen de líquido extracelular.
Nitroprusiato de sodio: Intoxicación del feto por tiocianato.
La elevación de las cifras de PA en el embarazo puede afectar el flujo
sanguíneo placentario, lo cual conlleva un alto riesgo de hemorragia
intracraneal.
Durante el embarazo las cifras de PA sistólica no deben exceder de 30 mmHg a
las cifras habituales de la persona. En toda mujer no considerada hipertensa
antes del embarazo toda PA mayor de 120/80, será tomada como hipertensa.
La presencia de proteinuria, además, elevación de la creatinina y de las
enzimas hepáticas, confirma el diagnóstico de pre-Eclampsia-Eclampsia. La
droga de elección es la Hidralazina, pudiendo también utilizarse Alfa-metil-dopa
por vía EV a las dosis usadas en la emergencia hipertensiva.

A continuación de este texto se muestra un algoritmo terapéutico para la HTA,


y las principales drogas antihipertensivas con sus respectivas dosis,
destacándose en letras negritas los fármacos disponibles en las instituciones
de salud de Barrio Adentro para enfrentar esta nociva enfermedad, que si bien
no tenemos todos los medicamentos que circulan en el mercado internacional,
con este importante arsenal podemos lograr el control de la TA en la inmensa
mayoría de nuestros pacientes logrando reducir la mortalidad y mejorando la
calidad de vida.

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Tratamiento farmacológico antihipertensivo. Esquema terapéutico.

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Fármacos Antihipertensivos.
.I- Diuréticos.
a) Tiacidas y derivados
. Hidroclorotiazida: 25-50 mg/día
· Clortalidona: 25 – 50 mg/día
· Diurotiazida: 12,5 – 50 mg c/12h
· Clorotiazida: 500 mg c/12h
· Indapamina: 2,5 – 5 mg/día
· Metalazona: 0,5 – 5 mg/día
b) Diuréticos del asa
· Furosemida: 20 – 320 mg/día en 2 dosis.
· Ácido etacrínico: 25 – 100 mg/día en 2 dosis
· Bumetanida: 0,5 – 5 mg/día en 2 dosis
· Torasemida: 5 – 20 mg/día
c) Ahorradores de K+
· Espironolactona: 25 – 100 mg c/ 8 – 12h
· Triamterene: 50 – 100 mg c/ 8 – 12h ó 24h
· Amilorida: 5 – 10 mg c/12h
II. Betabloqueadores: Se recomienda en hipertensos con enfermedad
coronaria asociada:
· Atenolol: 25 – 100 mg/día
· Propranolol: 40 – 320 mg/día en 2 ó 3 dosis
· Betaxolol: 5 – 40 mg/día
· Bisoprolol: 5 – 40 mg/día
· Metoprolol: 50 – 200 mg/día
· Nadolol: 20 – 240 mg/día
III. Calcioantagonistas:
Dihidropiridinas:
· Nifedipino: 30-60 mg diarios en 3 dosis
· Amlodipino: 2,5 – 10 mg/día
· Felodipino: 5 – 20 mg/día
· Isradipino: 2,5 – 10 mg/día en 2 dosis
· Nicardipino: 60 – 120 mg/día en 3 dosis
· Nisoldipino: 10 – 60 mg/día
Derivados de la difenilalquilaminas:
· Verapamilo: 80 – 480 mg/día en 1 ó 2 dosis
Derivados de las benzotiazepinas:
· Diltiazen: 60 – 180 mg c/8h
· Diltiazen - Retard: 120 – 360 mg diarios
IV.Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina II (IECA)
· Captopril: 12,5 – 150 mg/día en 2 ó 3 dosis
· Enalapril: 2,5 – 40 mg/día en 1 - 2 dosis
· Benazepril: 10 – 40 mg/día en 1 - 2 dosis
· Cilazapril: 2,5 – 5 mg/día en 1 - 2 dosis
· Fosinopril: 10 – 40 mg/día en 1 - 2 dosis
· Lisinopril: 5 – 40 mg/día en 1 - 2 dosis
· Perindopril: 1 – 16 mg/día en 1 - 2 dosis
· Quinapril: 5 – 10 mg/día en 1 - 2 dosis
· Ramipril: 1,25 – 20 mg/día en 1 dosis
· Espirapril: 12,5 – 50 mg/día en 1 dosis

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V. Bloqueadores de los receptores de la angiotensina II (ARA II)
· Losartán: 25 – 100 mg/día en 2 dosis
· Valsartán: 80 – 300 mg/día en 2 dosis
· Telmisartan: 40-80 mg/dia en 2 dosis
· Candesartan: 4-16 mg/dia en 2 dosis
· Irbesartan: 75-150 mg/dia en 2 dosis
VI. Otros fármacos
a) Bloqueadores de los receptores a 1
· Prazosina: 1 – 20 mg/día
· Terazosina: 1 – 20 mg/día
· Doxazosina: 1 – 16 mg/día en 2 dosis
b) Bloqueadores a y b
Labetalol: 200 – 1200 mg/día en 2 dosis
· Carvedilol: 12,5 – 50 mg/día en 2 dosis.
c) Agonistas a 2 de acción central
· Metildopa: 250 – 2000 mg/día en 2 dosis
· Clonidina: 0,1 – 1,2 mg c/12h (en parche, una semanal)
· Guanabenz: 4 – 64 mg/día en 2 dosis
· Guanfacina: 1 – 34 mg/día
d) Antagonistas adrenérgicos de acción periférica
· Guanetidina: 10 – 150 mg/día. Empezar con dosis mínima e ir aumentando
cada 15 días hasta lograr la respuesta deseada.
· Guanadrel: 10 – 75 mg/día en 2 dosis
e) Vasodilatadores directos
· Hidralazina: 50 – 300 mg/día en 2, 3 ó 4 dosis
· Minoxidil: 2,5 – 80 mg/día en 2 dosis
f) Alcaloides de la Rawolfia
· Reserpina: 0,25 mg/día
g) Inhibidor de Renina
· Aliskiren: 75, 150, y 300 mg (dosis única diaria, que se prescribirá según la
Clasificación de la hipertensión del paciente).

Bibliografía consultada.

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Farmacoepidemiología en Cuba. MINSAP, 2006.

Autores: Dr. Eloy Prado.*, Raúl Hernández*, Dr. José A. González, Dr. Abel
Salas*, Dra Damara Acosta Reynaldo** y Lic Francisco Debesa García***
(*). Especialista en Cardiología.
(**) Especialista en Farmacología, MSc en Farmacoepidemiología.
(***) Lic en Ciencias Farmacéuticas, MSc. en Economía de la salud
Revisado y consultado para su implementación por el frente de
farmacoepidemiología. Grupo Nacional de Aseguramiento Médico. Abril del
2010.

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