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Autor: Adaptación de la información compilada por Emilia Prieto. Supl.

Zurquí, martes 20 de
enero de 1981.
A pocos kilómetros de la ciudad de San José, se encuentran los valles del volcán Barva.

Hace muchísimos años vivió allí una princesa térraba llamada Turi Uha.

Turi Uha vivía tranquila en el poblado donde gobernaba su padre, el cacique.

Pero eran tiempos de guerra; y un día, un guerrero, que tenía la frente ancha como una montaña, cruzó
los bosques del Zurquí para llegar a la tribu térraba.

El buscaba a Turi Uha, la mujer a quien amaba, la flor de sus valles.

La princesa también amaba al guerrero, pero ese amor estaba prohibido: sus tribus eran enemigas, por
eso debían huir juntos en busca de otras tierras, lejos de su gente.

El amor no puede crecer en el territorio de guerra, por eso Turi Uha huyó por la montaña con el guerrero.

Sólo la acompañaron sus leales amigas.

Cuando el cacique, padre de Turi Uha se dio cuenta de ello, enfureció y marchó con sus guerreros en
busca de los fugitivos.

El retumbar de los pasos y el chasquido de las ramas rotas al correr se oyeron por toda la montaña.

Y el enamorado guerrero, el de la frente alta como una montaña, cayó muerto por sus perseguidores.

Su alma subió a la cima del cerro, allí donde, según la creencia de su gente, habitan los muertos, en la
morada del dios “Sibú”.

La princesa y sus amigas continuaron huyendo a través de la selva. Turi Uha en su pena por la muerte
del guerrero, sólo quería alcanzar la cima, donde habitaría con el alma de su amado.

Y mientras huyen de sus perseguidores, ocurre algo maravilloso: poco a poco sus cuerpos se vuelven
ágiles, su piel se transforma en sedosas alas… han quedado convertidas en mariposas, que alzan vuelo
para alcanzar el cielo.

Por eso suele vérselas en grandes cantidades por las mágicas cumbres del Zurquí.

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