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Esto no significa que José fuera perfecto como Cristo. Todo lo contrario. Era un
pecador, igual como todo ser humano. Sólo que en los relatos sobre su vida que
encontramos en Génesis, vemos muchos paralelos, en sus vida terrenal y humana, con el
aspecto espiritual y divina de la vida de Cristo. Es como una imagen. Algunos lo llaman
un “tipo”. (La “tipología” es el estudio de esos tipos de Cristo en el Antiguo
testamento. Algunos encuentran este estudio como siendo exagerado.)
En el caso de José,
Igual como éste tuvo una relación privilegiada con su padre, Cristo tenía una relación
especial con el Padre celestial.
Igual como José fue odiado por sus hermanos, que no compartían el corazón de su
padre, Cristo fue odiado por sus hermanos, la nación judía, que no compartían el
corazón del Padre celestial.
Igual como José fue vendido por su hermano Judá, Cristo fue vendido por Judas
Iscariote.
Igual como José fue librado entre paganos, Cristo también fue librado a los gentiles.
Igual como José dio testimonio a sus hermanos de sus sueños, Cristo también dio
testimonio a la verdad (Juan 18:37) y fue odiado por aquello.
Una ironía en esta historia, es que Jacob y Esaú tuvieron sus problemas porque su padre
y madre tenían sus preferidos. Y ahora Jacob tiene a José como preferido. ¡La historia
se repite, tristemente!
Aprendemos mucho de la vida de José - en parte por el paralelo con la vida de Cristo, y
en parte por el ejemplo - su buen ejemplo y el mal ejemplo de sus hermanos.
Obviamente podemos criticar el hecho que su padre no fue muy sabio en diferenciarlo
de los demás - debería haberlos tratado todo igual. Él mismo estuvo sembrando el odio
y la envidia al hacer eso. Podemos verlo como otra lección para nosotros. Pero aún
más, vemos las lecciones que aprendemos de lo que sucedió a José. Y la lección
suprema se resuma en Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
Porque de él mana la vida.”