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JOSé ES VENDIDO Y LLEVADO A EGIPTO, 37:12-36

 
El odio y la envidia, al igual que en Caín, crecen en los hermanos de José
impulsándoles a obrar con violencia. La ocasión se presenta fácilmente en el
transcurso rutinario del trabajo (ver 4:8). En la cría de ovejas, el rebaño es llevado
a diferentes lugares por ciertos períodos de tiempo en busca de pastura y mejor
comercialización. Es así que los hijos de Jacob con sus rebaños van de un lugar a
otro. Jacob envía a José de Hebrón a Siquem, unos 80 km., a buscar a sus
hermanos y traer informes sobre ellos. José los halla en Dotán, unos 25 km. al
norte de Siquem. Cuando los hermanos lo reconocen, movidos por el odio y la
envidia, deciden eliminar al soñador y deshacerse así de la molestia de los
sueños.
 
El amor en concreto Jacob, el padre de José, demostró su amor en concreto
hacia su hijo al regalarle una túnica de colores y al asignarle ciertas tareas
especiales. Los hijos necesitan no solamente palabras que les expresen amor,
sino también demostraciones concretas: regalos, tratos especiales, tareas
especiales, que los harán sentirse amados y afirmados como individuos.
 
Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre guardaba en mente el asunto
(37:11).
 
Jehová obra en las circunstancias (37:25-28)
 
Aunque el relato no menciona la presencia de Jehová , o "Adonai" que era la
manera favorita de José de referirse al Señor, es un hecho que Dios estaba
obrando en las circunstancias para salvar la vida de José y dar continuación al
plan que tenía para él. La intervención de Rubén, la aparición de los ismaelitas, la
propuesta de Judá, todo fue usado por Dios para cumplir su propósito en la
formación y desarrollo de la nación hebrea.
 
Para la eliminación de José se traman tres planes:
1. El de matarlo, tirarlo en una cisterna y culpar la muerte a una fiera.
2. Rubén sugiere echarlo en la cisterna y dejarlo allí sin atentar contra la
vida. Rubén, como primogénito sentía la responsabilidad de librarlo de la
muerte y enviarlo más tarde de vuelta a Jacob. Este plan se acepta y se lleva
a cabo de la siguiente manera:
1. Despojan a José de su túnica, distintivo que lo identificaba como el
hijo favorito.
2. Lo echan en la cisterna o aljibe que tenía el propósito de
acumular el agua de lluvia. Esta cisterna estaba sin agua por lo cual
servía sólo como prisión. Por la forma de botella y la profundidad de la
cisterna, era prácticamente una trampa de la cual no se podía salir. En
Gen_42:21, se relata la angustia de José y su pedido de compasión
estando en la cisterna.
Los hermanos se sientan a comer, mostrando una total indiferencia hacia
la angustia de José.
 
3. Con la llegada de una caravana de ismaelitas y madianitas, mercaderes
que con sus productos iban a Egipto, Judá propone vender a José a los
mercaderes por el precio de un esclavo. Este plan cumpliría el propósito
de eliminar a José, pero sin matarlo, en consideración fraternal. Así José es
vendido y llevado a Egipto destino final de la caravana de mercaderes.
 
Cuando Rubén, quien no estuvo en la venta de José, vuelve con la intención de
librar a José, reclama a sus hermanos reconociendo su responsabilidad de tener
que dar cuenta a Jacob de él.
Los hermanos, para ocultar el hecho y tener una explicación de la desaparición de
José, tiñen la túnica de José con sangre y la llevan a Jacob, diciéndole que la
encontraron sin declararle nada.
Jacob reconoce que es la túnica de José y dicha túnica sirve de evidencia para
pronunciar legalmente la muerte de José. Más adelante la esposa de Potifar usará
también el manto de José como evidencia para que se pronuncie el destino de
José.
La desaparición de José afecta profundamente a Jacob quien reconoce que el
peso de esa pérdida lo llevará toda su vida.
Nadie puede consolarlo de su duelo.
Una vez más, el engaño aparece en la familia de Jacob. Esta vez causando
mucho dolor en Jacob, un sentimiento de culpa profundo en los hermanos de José
(Gen_42:21-22), esclavizando a José y poniendo en peligro la formación de la
nación escogida. Pero José no fue muerto. Llega a Egipto y un funcionario del
faraón lo adquiere como esclavo.
Génesis 39:1-23
 
 
DIOS ESTá CON JOSé EN CASA DE
POTIFAR EL EGIPCIO, 39:1-18
 
El primer lugar, donde se establece a José, se determina su
carácter y se lo prepara para su papel futuro. Lo destacado
de la estadía de José en casa de Potifar es su fidelidad a
Dios y su diligencia como esclavo. Las circunstancias al
principio favorecen a José. Pero luego se torna en contra de
él.
 
(1) Dios prospera a José, 39:1-6a.
Dos factores, el uno humano, el otro divino, se unen para
proveer a José el ambiente y las circunstancias
necesarias para su sobrevivencia y bienestar en Egipto.
El primero, un alto funcionario del faraón lo adquiere como
esclavo y lo asigna a su propia casa reconociendo la
capacidad de José. Este hecho provee a José de casa y de
oportunidades para desarrollar sus actividades y nuevamente
su condición de preeminencia. En esta nueva circunstancia
José pone de sí todo su empeño, diligencia y buena voluntad.
Su trabajo prospera y él cumple con sus responsabilidades de
una manera excelente. El otro factor es la presencia
constante, visible y fructífera de Jehová con José. Este factor
será la clave de todo el desarrollo de la historia de José. Esta
presencia de Jehová es, en primer lugar, fruto del propósito
divino de Dios para con José. El causante de los sueños no
ha sido eliminado ni su propósito anulado, pese a la
circunstancia adversa causada por el pecado humano. Pero
también esa presencia es el resultado de la fidelidad de José
a Dios y a su compromiso indeclinable de mantener comunión
con Dios y guardarse para el propósito divino.
 
La presencia de Dios en José se traduce en dos resultados
concretos: Primero, Potifar reconoce la relación especial de
José con Dios. Obviamente esta relación, como la de Daniel
(Dan_6:10) no es secreta, sino visible y abierta. Segundo, la
presencia de Dios en José causa bendición a Potifar. El éxito
de la prosperidad de Potifar es el resultado de la bendición de
Dios. Aquí vemos dos cosas: el cumplimiento de la promesa
patriarcal de ser de bendición a todas las familias. Además, la
humildad de José, quien seguramente ante preguntas o
alabanzas por su trabajo, atribuye todo a Dios. La presencia
de Jehová en José que le daba éxito en sus tareas y el
reconocimiento de ello por parte de Potifar, resultan
finalmente en el nombramiento de José como administrador
de la casa y los recursos materiales del egipcio. En la
antigüedad asignaban responsabilidades importantes a los
esclavos que demostraban lealtad, conocimientos y
habilidades especiales. Dos áreas importantes quedaban
fuera de la autoridad de José: Por razones rituales y
ceremoniales él no podía encargarse del alimento del capitán
(Dan_43:32), y la esposa del egipcio, la que ha de ser causa
de tragedia a José.
 
Fidelidad sexual como fidelidad a Dios 39:9
 
En nuestros tiempos, especialmente fuera de la comunidad
cristiana, es conocido que las relaciones sexuales son
solamente un asunto de consentimiento entre los
participantes. La conveniencia, el placer, y las relaciones
sociales minimizan la gravedad del asunto, pero qué diferente
fue la actitud de José. El consideró que el adulterio era un
pecado mayúsculo en contra de Dios. Esta dimensión es tan
necesaria si esperamos salvaguardar la familia y a nuestra
sociedad.
 
Cuando los inocentes sufren... 39:20
 
La experiencia de José cuando fue echado a la cárcel por las
calumnias de la mujer de Potifar (39:20) nos enseña que
algunas veces una persona inocente es victima de los
poderosos y tiene que sufrir. Desafortunadamente esta
historia se repite con mucha frecuencia hasta el punto que los
inocentes comienzan a preguntarse, ¿dónde está la justicia
de Dios? La Biblia nos recuerda que el Señor no deja pasar
por alto estos actos de opresión y que él tiene un propósito
que está llevando a cabo. Al fin, los justos serán vindicados y
los opresores puestos en evidencia y desgracia.
 
(2) La mujer de Potifar calumnia a José, 39:6b-
18.
Todo parece ir bien para José. Pero una nueva tragedia se le
presenta debido a su fidelidad a Dios y la lealtad a su amo. La
diligencia de José en su trabajo, su hermosura física y su
presencia continua en la casa despiertan deseos físicos en la
esposa de Potifar, quien ordena a José que tenga relaciones
sexuales con ella. El lenguaje usado es directo y en forma de
orden. La diferencia de posición social, señora del amo y
esclavo doméstico, sería más que suficiente para que la
orden fuera cumplida, aunque dicha acción era penada con la
muerte. Pero José rehúsa y confronta a la mujer exponiendo
dos razones por las que dicho acto está fuera de su
posibilidad. La primera tiene que ver con la lealtad a su amo y
esposo de la mujer. Contestando seguramente a argumentos
usados por la mujer, José reconoce que Potifar le dio un lugar
de autoridad y confianza. Pero aclara que ella, por ser mujer
del amo, estaba fuera de su esfera de acción. La afirmación
de José es: ¿Cómo, pues, haría yo esta gran maldad? (v. 9).
Desde el punto de vista social, era inconcebible para José la
propuesta de la mujer. Pero la segunda razón es más
determinante aún: Dicha acción sería pecado contra Dios.
José reconoce que la fidelidad a Dios se demuestra en una
conducta de pureza y santidad. Estas dos razones son muy
importantes y complementarias: la razón social y la razón
teológica o religiosa. El apóstol Pablo une las dos razones en
su exhortación a los tesalonicenses (1Th_4:1-6).
 
Pero, no termina aquí el peligro. La mujer insiste con su
orden. La determinación se vuelve firme y sin inhibiciones.
Los argumentos de José no hacen efecto en ella, ya que
estaba acostumbrada a otro sistema de valores. La reacción
de José es tan firme como la determinación de la mujer: No le
hacía caso para acostarse con ella (v. 10). Aquí se refleja la
convicción de José que no estaba orientada por
circunstancias o ganancias ventajosas, sino por su fidelidad a
Dios. La mujer cambia de método e intenta una relación de
compañía o amistad que pudiera ser más aceptable para
José. José interpreta este cambio como simplemente un
medio astuto de ganar su confianza para luego llegar a su
deseo original. Tampoco responde a este pedido, evitando
todo contacto con la mujer.
 
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Ciertamente la presencia de Dios hacía prosperar a José,
pero es innegable la diligencia y responsabilidad que José dio
a sus tareas.
 
1. José, en lugar de lamentar su situación de soledad y malos
tratos, se dedicó a hacer bien lo que tenía a mano para hacer.
Y eso era lo que pasaba: Jehová lo hacía prosperar en su
mano (v. 3).
 
2. José no abusó de la autoridad y confianza que se le había
entregado. Mantuvo muy claros sus privilegios y sus
responsabilidades (vv. 8, 9).
 
3. José comprendió que su buena presencia y apariencia
física no fueron la base de su reputación, sino su honestidad,
integridad y temor al Señor.
 
4. José trabajó con dedicación y pronto fue reconocido por el
encargado de los presos como un hombre digno de
confianza. José se dedicó a sus tareas laborales y a cuidar de
sus compañeros antes que a buscar posiciones por la vía fácil
u oportunista.
 
5. José mantuvo su confianza en Dios a pesar de las
circunstancias. No claudicó de su fe ni negó sus convicciones
como hijo del pueblo de Dios.
 
Finalmente, el cumplimiento del trabajo de José se vuelve la
ocasión para su perjuicio. A pesar del riesgo, José seguía
cumpliendo sus responsabilidades y se encuentra a solas con
la mujer. No se aclara si el hecho de que ningún hombre
estuviera en el lugar fue una casualidad o algo previamente
arreglado. La mujer intenta su deseo con más osadía: A la
orden verbal añade un intento físico de seducción. El manto
era una camisa larga, atada con cinto por la cintura y usada
como prenda de entrecasa. José reacciona con firmeza y
prontitud haciendo dos cosas: Primero, deja su manto en las
manos de la mujer. Esta decisión vino seguramente después
de intentos de librarse de la mujer sin que ella le soltara. Más
tarde, la mujer usa este manto como evidencia para
calumniar a José. Segundo, se escapa y se aleja de ella. Ya
no era momento de argumentar o dar razones. José
interpreta muy bien la gravedad de la situación y actúa acorde
con ello. No había otra salida sino la de escapar y alejarse de
la mujer. Los consejos del sabio Salomón (Psa_5:1-14) son
claros en insistir que la única manera de evitar este pecado
es alejándose de la seducción. El apóstol Pablo también
aconseja con autoridad no caer en el pecado de fornicación
(1Co_6:12-20).
 
Joya bíblica Pero Jehová estaba con José; le extendió su
misericordia y le dio gracia ante los ojos del encargado de la
cárcel (1Co_39:21).
 
La reacción de José humilla a la mujer quien hasta ese
momento estaba acostumbrada a conseguir todo lo que
deseara. Y desde ese momento decide vengarse de José
planeando una calumnia de intento de violación. El hecho de
que José dejara su manto en las manos de ella le provee de
una supuesta evidencia. Además, para darle un toque de más
realismo, ella grita llamando la atención de los de su casa
para respaldarse más en su falsa información. Así, los de su
casa se convierten en testigos circunstanciales del supuesto
hecho. Pero el golpe de gracia lo da cuando el esposo
regresa. Apenas llega el capitán, ella le transmite la mentira y
le muestra el manto de José como evidencia de sus palabras.
Lo único de verdad que dice es que la violación no se llevó a
cabo. Pero según ella, no fue por la negativa de José, sino
porque ella gritó y los de la casa acudieron, causando la
huida de José. Nuevamente la vida de José corre enorme
peligro, ya que depende de la reacción del funcionario militar
egipcio.
 
DIOS ESTá CON JOSé EN LA CáRCEL
DEL FARAóN, 39:19-40:23
 
Las circunstancias cambian radicalmente para José. Su
fidelidad a Dios, su lealtad a su amo y su diligencia en el
trabajo causan que se encuentre en una situación precaria.
Es encarcelado en una prisión de máxima seguridad y
pendiente no de un juicio justo, sino del capricho de personas
con poder y autoridad de decisión sobre su vida. Esta
sección, por encima de las circunstancias humanas, testifica
de la presencia e intervención de Dios.
 
(1) Dios prospera a José en la cárcel, 39:19-23. Una
reacción más común de parte de Potifar hubiera sido la
muerte de José. Pero Dios, quien guía el curso de la historia
humana, aunque no libra a José, le preserva la vida. Llevan a
José a la cárcel donde estaban los presos que directamente
ofendían al faraón y atentaban contra el poder imperial
(presos políticos). Posiblemente tan “digno” destino se debió
al deseo de venganza de Potifar, o a que la supuesta
transgresión de José era considerada un atentado contra las
estructuras políticosociales.
 
Preguntó a los funcionarios del faraón que estaban con él
bajo custodia en la casa de su señor diciendo: “¿Por qué
están tristes vuestras caras hoy?” (40:7).
 
Aquí vemos como la vida consistente de José le otorgó el
respeto y confianza de los otros prisioneros. Uno puede verlo
como cualquier otro prisionero, pero la calidad de su vida y su
actuación, pronto lo colocan como un personaje
sobresaliente. La conducta de José para con sus compañeros
de prisión nos ilustra que José reconocía que su situación era
tan difícil como la de ellos; que él se sentía impotente para
resolver el problema; que a pesar de todo, estuvo dispuesto a
dejar su situación en las manos de Dios.
 
A juzgar por lo que acontece al panadero, el estar vivo en esa
cárcel no era garantía segura de sobrevivencia. Cualquier día
podía llegar sentencias de muerte. De ahí que la única
garantía era la presencia de Dios. Y una vez más, esa
presencia se manifiesta en José. En contraste con la injusticia
humana, Dios concede a José misericordia. En contraste con
la situación de sobrevivencia precaria, Dios concede a José
gracia ante los ojos del director de la cárcel. Se ve que la
presencia de Dios actúa no sólo en José, su instrumento
escogido, sino en el carcelero para que éste no elimine a
José, sino lo beneficie según las posibilidades. Es bueno
resaltar que la intervención de Dios no es directa. Es a través
de las acciones y decisiones de otras personas. Similar es el
caso del centurión quien, contrario a la ley romana, impide
que maten a Pablo en el naufragio (Act_27:42-44). Es muy
posible que el carcelero, colega de Potifar, tuviera
informaciones y referencias favorables sobre el desempeño
administrativo anterior de José. De cualquier manera, el
carcelero delega a José la dirección y servicio, primero de los
presos, y luego de todo el manejo de la cárcel. Y Dios
prospera la responsabilidad, diligencia y sabiduría
administrativa de José. Y así, el escogido por Dios para un
lugar de preeminencia, surge una vez más por encima de las
circunstancias adversas.
 
Cuando los sueños nos quitan el sueño
Los sueños que tenemos mientras nuestro cuerpo descansa
pueden ser usados por nuestro "ser interior" para recordarnos
que en la vida consciente hemos actuado indebidamente.
También se dice que los sueños pueden expresar ciertos
anhelos o deseos que llevamos muy dentro de nosotros.
Otras veces pueden ser vehículos que Dios utiliza para
comunicar un mensaje especial a alguien. Los consejeros nos
dicen que el mejor intérprete de un sueño es la persona que
tuvo el sueño y por lo tanto debemos tomar el tiempo para
analizar nuestros sueños y su posible implicación.
 
1. Tanto el panadero como el copero ofendieron a su señor,
no se nos cuenta el motivo, pero ellos sabían que su vida
estaba en peligro. Tenían una muy buena razón para soñar.
 
2. José afirma que en última instancia los sueños que
tenemos también Dios los conoce y él sabe su perfecto
significado (v. 8).
 
3. José con mucha sensibilidad humana y en igualdad de
condiciones escucha el relato de ambos sueños y su
interpretación. Sin duda en este caso, más importante que el
futuro del copero o del panadero es la mano de Dios que
providencialmente está guiando la historia para el bien de
José y de todos los habitantes de su época.
 
4. El cumplimiento o no de la interpretación del sueño es la
última manera de validar el significado del sueño mismo o el
mensaje que puede contener.

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