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Ensayo de Premoriencia y Conmoriencia
Ensayo de Premoriencia y Conmoriencia
A veces interesa determinar cuál de dos o más sujetos ha muerto primero que el otro, lo que resulta
peculiarmente difícil cuando dicho sujetos han fallecido en un mismo acontecimiento sin que existan indicios del
orden en que ocurrieron las muertes. Las legislaciones resuelven el problema adoptando el sistema de la
premoriencia o el de la conmoriencia.
Sistema de premoriencia:
De acuerdo con el sistema de determinar el orden de las muertes mediante la presunción de que sobrevive el
más fuerte, y se determina quién es el más fuerte a base de criterios objetivos que ordinariamente son el sexo y la
edad.
Dicho sistema tuvo su origen en el Derecho Romano, el cual establecía presunciones de premoriencia:
1) Cuando la duda se refería a ascendientes y descendientes.
2) Cuando una persona era púber y la otra impúber.
Al sistema de premoriencia se le critica que determina el orden de las muertes en forma arbitraria, ya que:
1) En muchos casos la supervivencia no tiene relación directa con la fortaleza.
2) Además del sexo y la edad, existen otras circunstancias cuya enumeración completa parece imposible y sin
embargo, tienen estrecha relación con la capacidad del sujeto para hacer frente a los peligros de muerte
(defectos físicos o mentales, estado de salud, etcétera.
Sistema de Conmoriencia:
La crítica del sistema anterior ha llevado a la mayoría de las legislaciones modernas a acoger el sistema de la
conmoriencia, según el cual a falta de pruebas, se considera que todas las personas murieron al mismo tiempo.
En Venezuela el sistema está consagrado en los siguientes términos: “Si hubiera duda sobre cuál de los dos o
más individuos llamados recíprocamente a sucederse haya muerto primero que el otro, el que sostenga la
anterioridad de la muerte del uno o del otro deberá probarla. A falta de pruebas, se presumen todos muertos al
mismo tiempo y no hay transmisión de derechos de uno a otro” (Código Civil Art. 994).
Parte de la doctrina considera que la norma transcrita establece una presunción de conmoriencia, mientras que
otro sector sostiene que se trata de la simple aplicación de las reglas normales sobre pruebas, según las cuales el que
alega un derecho debe probar el hecho o acto del cual deriva ese derecho. Por lo demás, la doctrina dominante
considera que la regla de referencias, aunque esta dictadas expresamente para el caso de personas llamadas a
sucederse recíprocamente, es aplicable, por analogía, a todo caso en que se dude acerca del orden de dos o más
muertes.
Premoriencia y Conmoriencia
Estas instituciones se relacionan con la determinación del instante de la muerte de varias personas con
relación al tiempo, pero entre estas personas deben haber un vínculo de consanguinidad o de parentesco; así si hay
varias personas con vínculo legítimo y se puede establecer quien murió primero, entonces ésta generará el derecho
sucesorio a favor del que siguió a morir; pero si hay varias personas con vínculo legítimo y existen dudas en
determinar quien murió primero debe considerarse que todas murieron al mismo tiempo. Esto se aplica nivel
sucesorio.
Antiguamente la premorencia o premoriencia establecía ciertas presunciones, así:
Los niños morían antes que los hombres por ser más débiles o en un naufragio moría después el que sabía
nadar, también se consideraba que la mujer moría primero que el marido, y si eran padre e hijo, primero moría el hijo
si era menor de 14 años. Respecto a la conmorencia Diez Picazo y Gullón43 establece que es aplicable al supuesto de
que dos o más personas hayan fallecido en un mismo suceso como en cualquier circunstancia, incluyendo la muerte
en diferentes lugares.
Así apunta Espinoza Espinoza que los alemanes consideran que también hay conmorencia, cuando dos o más
personas vinculadas legítimamente mueren al mismo tiempo, pero en distintos lugares, como por ejemplo: en una
zona de guerra o en un terremoto.
El artículo 32 del Código Civil (Cc) establece que “la personalidad civil se extingue por la muerte de las
personas”, lo cual implica, entre otros aspectos, la apertura de la sucesión a favor de los herederos del causante,
siempre que los mismos sobrevivan al llamamiento (art. 766 Cc).
El momento del fallecimiento se prueba a través de la inscripción del mismo en el Registro Civil, si bien es
cierto que existen casos en los que no es posible determinar de manera exacta este dato cuando la muerte se
produce por algún siniestro como, por ejemplo, un incendio, un accidente de coche o un naufragio. Pero el problema
surge cuando en uno de los siniestros citados se encuentran implicadas varias personas llamadas a sucederse entre sí,
como sería el caso de un padre y un hijo, siendo imposible determinar cuál de ellos falleció primero. Esta laguna, que
tiene importantes consecuencias en el ámbito sucesorio, es solucionada por el legislador mediante la aplicación de
una de las presunciones que nos ocupan: la de premoriencia o la de conmoriencia o muerte simultánea.
La presunción de premoriencia tiene su origen en el Derecho Romano que se basaba en un criterio de
capacidad física para determinar, en caso de los siniestros planteados, qué sujeto fallecía en primer lugar; de esta
forma se establecía la premoriencia de los padres ante un hijo púber (mayor de 12 años si es mujer, o de 14 si es
varón), pero la supervivencia de los primeros ante un hijo impúber. Esta presunción fue adoptada y desarrollada por
el Código Civil francés basándose en criterios de edad y sexo.
Sin embargo, como consecuencia de las críticas de las que son susceptibles los criterios establecidos por la
presunción anterior, nuestro Código Civil opta por la conmoriencia, y así se recoge en el artículo 33, afirmando que:
“Si se duda, entre dos o más personas llamadas a sucederse, quién de ellas haya muerto primero, el que sostenga la
muerte anterior de una o de otra debe probarla; a falta de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene
lugar la transmisión de derechos de uno a otro”. De esta forma se intentan evitar, en la medida de lo posible, los
conflictos que podrían surgir en el ámbito sucesorio derivados de la indeterminación del momento de la muerte de
un grupo de personas llamadas a sucederse entre sí.
En el supuesto de fallecimiento simultáneo y por la misma causa a falta de prueba en contrario tiene lugar la
conmoriencia y por consiguiente no tiene lugar la transmisión de derechos de uno a otro. La presunción legal de
conmoriencia surge tras el hecho dudoso de la premoriencia en base al cual las personas fallecidas deberían estar
llamadas a sucederse entre sí. In the event of simultaneous...
De esta manera nos encontramos que deben darse dos presupuestos para la utilización de la conmoriencia:
En primer lugar, por expresa disposición legal, las personas fallecidas deberán estar llamadas a sucederse
entre sí.
En segundo lugar, la existencia de un estado de duda acerca de quién ha premuerto. Aquí es donde entra en
juego la presunción legal. Para ello la persona interesada en su puesta en marcha deberá probar el hecho
dudoso de premoriencia.
Premoriencia y Conmoriencia: Neologismo. Muerte simultánea de dos o más personas. Si ellas ha perecido
en un peligro común, se presume que la muerte ha sido simultánea, salvo probar que fue sucesiva. El tema de si los
fallecimientos fueron simultáneos o sucesivos tiene importancia jurídica a efectos de determinar los derechos
sucesorios de los respectivos herederos. (Art. 3 C.C.).
Cuando en un suceso o acontecimiento trágico determinado, fallecieron dos o más personas, y hubiere
necesidad de determinar (para efectos sucesorios), cuál de ellas murió antes o primero que las otras, si se llegare a
comprobar esta circunstancia, se está en el caso de la premorencia.
Si no se lograre establecer quién de ellas falleció primero, se presume que todas murieron al mismo tiempo,
sin que se pueda alegar transmisión alguna de derechos entre ellas.
La simultaneidad de la muerte es la primera impresión que se experimenta, la primera deducción que hace
nuestra menta; por tal razón la conmorencia se establece como una presunción de la ley, prima facie, pero con
carácter iuris tantum, es decir que admite prueba en contrario.
Nacimientos múltiples:
De conformidad con el art. 2 del C.C. si dos o más personas nace de un mismo parto, se considerarán iguales
en los derechos civiles que dependen de la edad. En Guatemala, no existen derecho de primogenitura: todos los hijos
gozan de igualdad de derechos civiles. De la misma igualdad disfrutan todas las personas individuales, sin
discriminación de raza, color, sexo, religión, nacimiento, posición económica o social, u opiniones políticas.
La conmoriencia no se da en todos los ordenamientos jurídicos. Es una opción que puede tomar el legislador.
Tiene mucha importancia a la hora de definir los traspasos de bienes a través de la sucesión. Si se pudiese demostrar
que uno de ellos murió antes, se produjo la herencia del otro antes de su muerte, y el destino final de los bienes sería
distinto que si se entiende que murieron los dos a la vez.
La premoriencia no se da en todos los ordenamientos jurídicos. Es una opción que puede tomar el legislador.
Tiene mucha importancia a la hora de definir los traspasos de bienes a través de la sucesión. Si se pudiese demostrar
que fue el otro el que murió antes, se habría producido la herencia en sentido inverso, antes de la muerte del
segundo, y el destino final de los bienes sería distinto.
La premoriencia es la muerte anterior a otra. Determina efectos sucesorios, y está basado en el principio de que "los
muertos heredan a los vivos". Es así, que por ejemplo, si un menor fallece, serán sus padres quienes hereden los
bienes que el hijo pueda tener.
La conmoriencia es una presunción legal, que considera que cuando en un mismo siniestro o accidente murieron más
de una persona, y no existieran pruebas fehacientes de cuál de ellas murió primero, se considera que todas
fallecieron simultáneamente. Es un sistema aceptado por la gran mayoría de los países, entre los cuales
mencionaremos, Venezuela, Perú, Costa Rica y Argentina.
Conmoriencia
Este supuesto tiene importancia especial en materia sucesoria, pues dentro de una misma familia, si uno de sus
miembros, sobrevivió al otro, aunque sea por unos instantes, y esto puede probarse, adquirió del otro, los derechos
sucesorios, que a su vez va a transmitir a sus propios herederos.
Consideremos el caso de dos esposos sin hijos, que fallezcan en el mismo accidente. Si el marido falleció
primero, transmite los derechos sucesorios a su esposa, y al morir esta, los transmite a su vez, a los miembros de su
familia, por ejemplo, a sus padres.
En caso que se probara que falleció primero la mujer, heredaría el marido, y con su muerte, sus parientes,
dejando a sus suegros sin herencia.
Si existen pruebas, por ejemplo, si al comprobar el accidente, uno de ellos aún respiraba, y el otro ya no, no
hay problema; y en este caso habría transmisión de derechos sucesorios; pero si cuando se los encuentra, se hallan
todos muertos, es muy difícil determinar la hora exacta de la muerte de cada uno, que seguramente se diferenció en
minutos o segundos, y es altamente probable que alguno de ellos haya fallecido primero.
En el derecho romano se aceptaba el criterio de la premoriencia, basándose en lo que ellos consideraban
solía ocurrir, por las particulares condiciones físicas, dadas por la edad y el sexo, que hacía que algunas personas
fueran más aptas para sobrevivir.
En efecto, el antiguo Derecho Romano consideraba como presunción “iuris tantum” (admitía prueba
contraria) que si en un siniestro fallecían juntos un padre y un hijo, se consideraba que el primero en fallecer fue el
padre, pues los jóvenes poseen más aptitud para sobrevivir, y si se hallaban juntos, marido y mujer, por razón de la
debilidad propia de su sexo, primero había fallecido la esposa. En caso de hermanos, se consideraba que murieron
todos a un mismo tiempo.
El artículo 109 del C.C. argentino, acepta, apartándose de la solución romana, la teoría de la conmoriencia,
estableciendo que si no existiera prueba contraria, se considera que si dos o más personas fallecieran en un desastre
común, u otra circunstancia, se considera que todas fallecieron al mismo tiempo, impidiendo de esta manera, entre
ellas, cualquier derecho sucesorio.