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Ser trabajador es una virtud, pero serlo en exceso y tener un elevado compromiso
con el ámbito laboral en la vida puede dar lugar a la adicción al trabajo y por tanto, a
un riesgo psicosocial. Para los adictos el valor del trabajo es superior a las relaciones
con compañeros, amigos y familiares. Una particularidad de la adicción al trabajo
que la diferencia de otras adicciones es que se alaba y recompensa a la gente por
trabajar en exceso (Fassel, 2000). El término inglés que define la adicción al trabajo
es workaholism que vincula el concepto de trabajo con el alcoholismo,
relacionándolo, por tanto, con una drogodependencia.
La “adicción al trabajo” es un concepto relativamente reciente. En 1971, Oates
en el primer libro sobre “Workaholism”, lo definió como una necesidad excesiva e
incontrolable de trabajar incesantemente que afecta a la salud, a la felicidad y a las
relaciones personales del adicto.
El equilibrio entre las horas de trabajo, ocio y descanso resulta determinante para
el bienestar personal. Sin embargo, la sociedad actual de “consumo”, fomenta y
estimula el trabajo que haga aumentar las ganancias y a la vez el mismo consumo, a
cambio del descanso, el tiempo libre y la vida familiar. Es en este contexto donde se
ha comenzado a estudiar un “nuevo” trastorno psicológico que se caracteriza por la
pérdida de control en la actividad laboral: la adicción al trabajo (Killinger, 1993).
La “adicción al trabajo” es un concepto relativamente reciente, a lo largo del
tiempo, podemos considerar múltiples definiciones destinadas al término de
“Workaholism”:
Habiendo mencionado previamente la definición acuñada por Oates en 1971, es
indispensable mencionar que la adicción al trabajo recién comenzó a estudiarse más
exhaustivamente a fines de la década del 80, cuando los profesionales de la salud se
dieron cuenta que era causal de otras enfermedades cardio y cerebrovasculares,
trastornos psicosomáticos, digestivos y osteomusculares, además de problemas
afectivos y familiares.
Un antecedente de esta enfermedad es el síndrome de Karoshi (o síndrome de
Fatiga Crónica). Definido así en Japón por la muerte repentina que sobreviene como
consecuencia de una hemorragia cerebral o insuficiencia cardiaca o respiratoria
debido al exceso de fatiga.
A este concepto desde sus comienzos se lo ha denominado de diferentes formas
como “adicto al trabajo”, “alcoholista del trabajo”, “trabajadores incansables”,
“trabajadictos” y “laboradictos”. A pesar de la falta de consenso en las definiciones,
la adicción al trabajo es un “síndrome” como lo define Aziz y Zickar (2006) que
hace que la persona adicta carezca de interés por todo lo que no pertenezca a su
mundo profesional. Sus pensamientos siempre están girando en torno al trabajo y no
saben disfrutar de actividades de recreación y descanso (Douglas y Morris, 2006).
Snir y Zohar (2000) definen la adicción al trabajo como: “dedicación
permanente no solo a nivel laboral sino también mental dejando de lado todo lo
demás.” Esta definición, comparada a otras en la literatura científica, tiene varias
ventajas:
· En primer lugar, el adicto al trabajo centra todas sus funciones cognitivas y
conductuales en el trabajo sin definir si esto puede generar efectos positivos, negativos
o mixtos en la vida familiar y laboral.
· En segundo lugar, esta inversión sustancial conductual y cognoscitiva con el trabajo
tiene que ser estable. A saber, esto no debería ser resultado de una carga de trabajo
temporal. Además, esta definición también considera las cosas necesarias externas que
podrían promover la adicción al trabajo
Spence y Robbins (1992) definen la adicción al trabajo sobre la base de la tríada
«workaholic triad». Esta compuesta por tres categorías: Implicación en el trabajo,
Impulsividad, y Satisfacción en el trabajo. Más es de aclarar que esta tríada surge de
la identificación que hicieron los autores de seis subtipos de adictos y no adictos al
trabajo como: trabajador adicto, adictos al trabajo entusiastas, entusiastas al trabajo,
trabajadores desencantados, trabajadores relajados y trabajadores no
comprometidos. Ahora bien, los adictos al trabajo presentan puntajes más altos de
implicación en el trabajo en comparación con las categorías de impulsividad y
satisfacción en el trabajo. Por el contrario los entusiastas al trabajo tienen
puntuaciones altas a nivel de implicación en el trabajo y satisfacción en el trabajo y
bajas en la categoría impulsividad. Los adictos al trabajo entusiastas tienden a tener
puntajes altos en las tres categorías. En sus investigaciones encontraron que los
adictos al trabajo tenían puntajes más altos que los entusiastas al trabajo a nivel de
perfeccionismo, no delegación de responsabilidades y estrés laboral. Además tenían
puntajes altos a nivel de quejas en salud.
CAUSAS
Existen una serie de aspectos comunes en las personas que desarrollan este daño. En
relación a qué factores hacen o no a una persona adicta al trabajo se consideran las
variables laborales y de personalidad como las más significativas. Respecto a lo
primero, se produce con mayor frecuencia en entornos laborales fuertemente
competitivos y en los que, además se ofrecen incentivos por una mayor
productividad. Algunos investigadores argumentan, que las diferentes clases de
organizaciones atraen, seleccionan y conservan distintas clases de personas, esto
aplica a todo el sector del empleo y no solamente a una organización específica.
Quienes son víctimas de este adepto suelen otorgarle una importancia
extremadamente significante al trabajo, es decir, para las personas afectadas por
este problema, el trabajo es lo más importante en sus vidas, mucho más que la
familia, los amigos y el tiempo libre. Todo gira alrededor del trabajo.
Al mismo tiempo, reflejan una alta vitalidad, energía y competitividad, se
manifiestan como personas altamente enérgicas, con altas dosis de vitalidad y
motivadas frecuentemente por la competitividad y la comparación social con los
demás.
Dentro de sus hábitos laborales “exceden” siempre lo prescrito. En otras
palabras trabajan más de lo que se les pide. Suelen presentar un buen rendimiento a
corto plazo en el trabajo, pero sus altas expectativas con respecto a sí mismos los
llevan a plantearse metas cada vez más difíciles, muchas veces inalcanzables, que
desembocan en problemas de rendimiento a medio-largo plazo. Tras el desarrollo de
este proceso, a menudo experimentarán una sensación de fracaso constante.
El control es un factor determinante en los “workaholics”, donde los mismos
presentan una necesidad ascendente de supervisar sus labores, y se sienten
ineficientes cuando no pueden llevarlo a cabo. Necesitan tener control sobre todo lo
que hacen, sobre su ambiente laboral, sobre sus circunstancias, es por ello que
presentan grandes dificultades para delegar el trabajo en los demás.
La falta de desarrollo de sociabilidad, puede llevar a una comunicación
interpersonal deficiente. A las personas afectadas les importa su propia tarea, y no
tanto las relaciones con los demás en el trabajo. Esto los lleva a una casi incapacidad
para comunicarse con los otros, y para delegar. Así, normalmente trabajar en equipo
les será muy difícil, siendo frecuente que en el entorno inmediato tengan problemas
con compañeros y colaboradores.
A la hora de hablar de una autovaloración, es menester mencionar la necesidad
de una autoestima que determine un rendimiento óptimo, ya que depende de los
buenos resultados alcanzados en el trabajo. Si el trabajo va bien, se tienen en alta
estima, pero cuando el trabajo va mal, aparece la frustración y comienzan los
problemas del mismo.
Al adentrarnos en el campo clínico, se presentan problemas diversos referentes a
la salud del individuo, puesto que trabajar muchas horas sin la debida recuperación
está asociado con elevados niveles de estrés y de enfermedad. Muchos trabajadores
pueden no tener la oportunidad de recuperarse de unos esfuerzos psicofísicos
continuos y excesivos.
En la adicción al trabajo se da presentismo laboral, en el cual la persona va a
trabajar incluso encontrándose enferma, encontrando una estrecha relación con lo
previamente mencionado en el párrafo anterior.
Finalmente en cuanto a los problemas extralaborales, el descuido de la familia
es una de las primeras consecuencias de la exposición al exceso de trabajo. Se ha
constatado que la separación matrimonial es mayor entre las personas con adicción
al trabajo, y que tienen más conflictos vida-trabajo que los trabajadores no adictos.
Las personas aquejadas de esta problemática muestran insatisfacción fuera del
entorno laboral. Aunque se encuentren satisfechos con el trabajo, están insatisfechos
fuera de él. Por otra parte, los estudios existentes del problema ponen de manifiesto,
desde la vertiente de la estructura de personalidad, que se dan determinados perfiles.
Es el caso de la Personalidad Tipo A (previamente mencionada en las causas de la
adicción) entendida como un patrón complejo de acción-emoción en personas
enfrascadas en una lucha interminable por conseguir objetivos mal definidos en el
menor tiempo posible y a cualquier costo.
En relación a las características plasmadas hasta el momento, investigadores como
Scott, Moore y Miceli (1997) identifican tres tipos de patrones de adicción al
trabajo: compulsivo dependiente, perfeccionista y el orientado al logro.
· El compulsivo dependiente es aquel que se encuentra totalmente relacionado con los
niveles de ansiedad, estrés, problemas físicos y psicológicos, y está negativamente
relacionado con los resultados del trabajo, el trabajo y la satisfacción de la vida.
· En segundo lugar, el adicto al trabajo perfeccionista (ante situaciones inadecuadas
aprovecha para tener el control) está relacionado con los niveles de estrés, los problemas
físicos y psicológicos, la hostilidad en las relaciones interpersonales, como ser
constantemente sustituido o reemplazado y al ausentismo.
· Por último, el orientado al logro, donde se encuentra positivamente relacionado con
el trabajo y la satisfacción de la vida (cuando hay recompensas de la organización por el
logro y las demandas personales son bajas), la salud física y psicológica, los resultados
en el trabajo y un comportamiento profesional pro social.
Posteriormente, en vinculación con los tres patrones de Scott, Moore y
Miceli, Robinson (2001) categoriza a los adictos al trabajo, en tres diferentes
tipos: Aquellos que hacen las tareas perfectas o no las hacen. Trabajan hasta el
agotamiento y generalmente sufren de baja autoestima. Se preocupan compulsivamente
por el trabajo y se culpan extremamente cuando no lo hacen bien. Aquellos que tienen
problemas para empezar un trabajo pero una vez iniciado no lo pueden dejar, no lo
pueden delegar, no pueden establecer prioridades ni decir no a nuevas tareas. Aquellos
similares a la primera categoría pero preocupados en extremo por los detalles. Además
agregan tareas antes de terminar para no terminar, pasando del análisis a la parálisis.
Tienen conductas egoístas, caracterizadas en la creencia de que solo lo que ellos hacen
está bien hecho
CONSECUENCIAS
Algunos expertos han señalado que la adicción al trabajo es una conducta disfuncional
en todos los casos, por lo que es necesario establecer unos planes de tratamiento y
prevención adecuados. Es de gran relevancia señalar algunas acciones preventivas que
clasificamos en tres ámbitos: acciones individuales, acciones organizacionales y
acciones extraorganizacionales. Además, es indispensable distinguir cuatro tipos de
estrategias de prevención, a saber: Identificación de los riesgos psicosociales de la
adicción, Prevención primaria, Prevención secundaria, y Prevención terciaria.
En relación a las acciones individuales para la prevención de la adicción al trabajo
resultan las más habituales en la mayoría de los casos. Estas acciones se centran en
mejorar los recursos personales de las personas afectadas por la adicción al trabajo.
1) En primer lugar, se debe realizar una identificación del problema. En este
punto resulta necesario realizar una adecuada automedición de la adicción
laboral. Este aspecto es primordial a la hora de llevar a cabo una intervención: si
la persona no reconoce e identifica lo que le sucede, cualquier intervención será
ineficaz.
2) De cara a la prevención primaria, la mayoría de acciones implican la
asistencia a cursos específicos de formación. Un tipo de formación muy habitual
actualmente, es lo que se conoce como Workshops o talleres específicos de
competencias emocionales que generen un cambio de actitudes y la generación
de mentalidades abiertas en las personas, a la vez que permiten la flexibilidad y
la adaptación al cambio. Otro tipo de formación implica el entrenamiento en la
reducción de la presión y el ritmo de trabajo a que están expuestos los adictos.
Esto implicaría formarlos en gestión del tiempo y enseñarles que es posible
combinar el trabajo y la vida privada. Por último, otra estrategia para prevenir la
adicción al trabajo consiste en fomentar los niveles de autoeficacia, es decir,
fomentar la creencia en la propia competencia para realizar adecuadamente
conductas futuras mediante su promoción en actividades formativas.
3) En cuanto a la prevención secundaria se destacan tres grandes estrategias. Una
de ellas consiste en generar un grupo de apoyo de compañeros en donde se
movilice el apoyo social cuando el adicto lo necesite (Ej., establecer reuniones
periódicas). En segundo lugar, se destacan el coaching y la consulta, en las que
los expertos ayudan a los afectados por la adicción al trabajo. Por último, pero
no por ello menos importante, se destaca la planificación de carrera.
4) Por lo que se refiere a la prevención terciaria destacan el asesoramiento y la
psicoterapia que, mediante un acercamiento cognitivo-conductual, pretenden
fomentar cambios una vez que la adicción se ha manifestado. En países como
Estados Unidos existen asociaciones en las que se reúnen los afectados de este
problema al estilo de Alcohólicos Anónimos, siendo la más reconocida
“Workaholics Anonymous”, donde los afectados comparten sus problemas y
tratan de ayudarse unos a otros a superar su adicción a través de sus experiencias
personales.
Caso contrario, en cuanto a las acciones organizacionales para la
prevención de la adicción al trabajo como en el caso anterior, se pueden
organizar tales acciones organizacionales distintos niveles (ver tabla 4): nivel de
identificación de riesgos de adicción, prevención primaria, prevención
secundaria y prevención terciaria.
1) Para la prevención de la adicción, la organización debe, en primer lugar, realizar
una identificación del problema. Se trata de detectar si existe la problemática
en la empresa mediante una “auditoria de la adicción”. Además, tal y como se ha
mencionado anteriormente, se recomienda a las organizaciones que ofrezcan un
apoyo individual a los afectados. Básicamente, en este caso se utilizan
cuestionarios similares a los usados en la automedición; sin embargo, aquí el
foco de atención es la organización, teniendo en cuenta, por ejemplo, factores de
riesgo en el ambiente de trabajo.
2) Para realizar la prevención primaria una de las actividades básicas es el
rediseño de los puestos de la organización, atendiendo a la adecuación de la
carga de trabajo y de la presión temporal (establecer plazos asumibles), además
de mejorar el contenido del puesto. Hay que cuidar la distribución del tiempo de
trabajo, eliminando el alargamiento de las jornadas de trabajo, garantizando la
flexibilidad de los horarios de trabajo, la posibilidad de realizar pausas, de
disponer de un lugar adecuado para ello, etc. En este contexto, resulta también
necesario reforzar la realización de actividades que pueden parecer
incompatibles con un alto rendimiento, enfatizar trabajos a tiempo parcial,
controlar las horas de trabajo de los subordinados, no reforzar las “conductas
heroicas” (tales como trabajar 50 o 60 horas semanales o incluso más) y
promover valores en el lugar de trabajo que promuevan un equilibrio de
prioridades. Finalmente, otra actividad organizacional importante consiste en el
diseño y gestión de programas corporativos en los que los trabajadores puedan
realizar algún tipo de ejercicio físico, como por ejemplo el fitness o programas
de salud.
3) En cuanto a la prevención secundaria, es necesario intervenir en el clima y
cultura organizacional garantizando procesos adecuados de socialización
anticipatoria, donde se promueva una imagen realista del puesto de trabajo y una
exposición gradual del empleado a las demandas del puesto, generando políticas
antiadicción ya desde los inicios de la vida laboral del nuevo empleado. Aquí
sería importante generar una cultura en donde el “héroe adicto al trabajo” es
desvalorizado y los directivos actúan como modelos saludables para sus
empleados. Además, resulta fundamental la potenciación de trabajos más
cooperativos, garantizando la creación de equipos autodirigidos y mayores
posibilidades de comunicación y participación en la toma de decisiones. Otra
estrategia consiste en el desarrollo organizacional con la creación, por ejemplo
de grupos de trabajo semiautónomos.
4) Finalmente, por lo que se refiere a la prevención terciaria, se pueden
diferenciar dos estrategias fundamentales: la institucionalización de los
Servicios de Seguridad y Salud Ocupacional y los Programas de Asistencia al
Empleado.
Por lo tanto, podemos determinar que se han descrito dos tipos principales de
intervenciones, las focalizadas en la intervención individual o en la terapia familiar y las
centradas en la modificación organizacional y el tipo de gestión (Burke, 2000).
Desde otra perspectiva, algunos autores han propuesto programas de autoayuda
(Franzmeier, 1988; Kiechel, 1989) que consisten básicamente en identificar las
alternativas al trabajo, la exploración de nuevas fuentes de ocio y diversión o
sencillamente aprender a disfrutar sin sentirse culpable no haciendo nada.
Por otro lado Korn, Pratt y Lambrou, (1987) proponen a los sujetos reducir el nivel
compulsivo de sus conductas y reestablecer una jerarquía de valores
Por lo que respecta a las intervenciones organizacionales, Fassel y Schaef (1989)
han propuesto a los gestores que no refuercen las conductas de laboradicción pues
ello suele significar una disminución de producción de calidad a largo plazo. Hass
(1991) ha propuesto que, como en el caso de los alcohólicos, los trabajadores
laboradictos sean derivados para recibir ayuda terapéutica externa.
En adhesión a las acciones planteadas hasta el momento, es fundamental tener
presente:
Capacitación y comprensión del tema como riesgo psicosocial de empresa.
Es importante que se enfoque la comunicación en el disfrute más allá del trabajo.
La empresa debe apoyar este enfoque, revisando la carga de trabajo, de
responsabilidad, el cumplimiento de tiempos de descanso y enfatizando los
horarios de trabajo.
Según Machlowitz (1999), si el trabajador adicto es el gerente, debe trabajarse
con un coaching y plan individualizado, utilizando a la vez experiencias de otros
gerentes.
Debe fomentarse la delegación
Análisis de los niveles de estrés. Especial atención debe darse a la cantidad de
horas extra laboradas por los colaboradores.
Evaluación del clima laboral, incluyendo esta variable. Herramientas
psicométricas como el test de riesgo de adicción al trabajo (WART) de
Robinson pueden ser una buena base de inicio
Finalmente, cambio de puesto o terminación del contrato, como últimas
alternativas en procura de la salud de la persona y el bien de la organización.
Sin embargo, las acciones necesarias para ejercer ante el “Workaholism” deben estar
acompañadas por un diagnóstico o medidas (las cuales serán desarrolladas a
continuación).
http://www.prevencionlaboral.org/pdf/NTP/ntp-759.pdf :
http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/284044/Tesi%20MARIA%20J%20SERRANO
%20FERNANDEZ.pdf?sequence=1 :
1. Componentes compulsivos del ansia por trabajar, en él se han basado los modelos recientes
de la adicción al trabajo (Robinson, 2007; Schaufeli, Shimazu y Taris, 2009; Wojdyło, 2013) lo
complementan con el componente hedónico del ansia por trabajar.
2. Componentes hedónicos del ansia por trabajar, las teorías hedonistas de la adicción dicen que
las personas experimentan impulsos y deseos que representan estados emocionales de
motivación responsables del consumo de sustancias (Baker, Sherman y Morse, 1987; Kozlowski
y Wilkinson, 1987).
- Por otro lado, permite escapar de las emociones negativas (alivio), como escapar de los
problemas personales, incluyendo miedo al fracaso y sentimientos de culpa cuando se tiene
tiempo libre (Burke, 2000), escapar de las dificultades familiares (Bakker, Demerouti y Burke,
2009; Taris et al., 2005) y también de problemas interpersonales (Bakker et al., 2009).
3. Componentes aprendidos del Work Craving. Los adictos al trabajo establecen normas poco
realistas para el rendimiento y están demasiado preocupados por cometer errores: Cada error se
percibe como una amenaza a su autoestima. Se centran en demostrar su capacidad (Killinger,
2006). Esta orientación hacia el rendimiento y la excesiva preocupación por cometer errores son
facetas del perfeccionismo (Stoeber y Otto, 2006), por lo que un tipo neurótico de
perfeccionismo podría ser otro componente importante del ansia por trabajar (Wojdyło, 2013).
Para la persistencia de un adicto al trabajo es importante obtener juicios favorables de
competencia y evitar juicios desfavorables (Wojdyło, 2007, 2010).
Virick y Baruch (2007), encontraron que altas puntuaciones en Driven reducían el equilibrio
entre la vida laboral y la satisfacción con la vida, pero mejoraban el rendimiento de los
empleados. Mientras que el disfrute por el trabajo (Work Enjoyment) se asoció positivamente
con la satisfacción vital. En este sentido, Shimazu et al. (2012), demostraron que la Adicción al
trabajo se relacionaba con un aumento de la mala salud y una disminución en la Satisfacción
con la Vida.
Por otro lado, Bovornusvakool, Vodanovich, Ariyabuddhiphongs y Ngamake (2012), sugieren
que el Perfeccionismo predice directamente la soledad, cuanto más soledad menos satisfacción
con la vida. Por lo que el efecto de la adicción al trabajo en la satisfacción con la vida está
mediado de manera significativa por el aburrimiento y la soledad.
Otros autores como Bakker et al. (2013), argumentan que la adicción al trabajo tiene un efecto
negativo sobre el bienestar, que está en la línea de investigaciones anteriores que muestran que
los adictos al trabajo están menos satisfechos con la vida en general
A nivel familiar, encontramos que frecuentemente las personas adictas al trabajo suelen trabajar
durante la noche, de esa manera están permitiendo que el trabajo interfiera en su vida familiar,
ya que están dispuestos a sacrificar las relaciones personales para obtener la satisfacción a través
del trabajo (Porter, 2001), por lo que se ha encontrado que la adicción al trabajo relaciona
positivamente la cantidad de horas extraordinarias trabajadas con el conflicto trabajo familia
(Bonebright et al., 2000; Taris et al., 2005). Así, se ha encontrado una relación negativa entre la
adicción al trabajo y la calidad de la relación marital (Bakker et al., 2009; Robinson, Flores y
Carroll, 2001). También se han hallado pruebas de que la adicción al trabajo se relaciona con un
peor bienestar psicológico y físico (Andreassen et al., 2007; Burke y Matthiesen, 2004; Taris et
al., 2008).
La hipótesis de la escasez, también propone que la adicción al trabajo se asocia con el bienestar
de la pareja. Debido a que a las personas adictas al trabajo les quedan menos recursos para
dedicarse a su familia, sus parejas tienden a exigirles y hay una mala calidad en la relación
creando conflictos (Shimazu, Demerouti, Bakker, Shimada y Kawakami, 2011).
Los adictos al trabajo, debido al carácter repetitivo y adictivo de sus comportamientos, aunque
a ellos les guste realizarlos, parece que actúan agotando sus recursos energéticos. Por lo que no
es de extrañar que los adictos al trabajo también relaten niveles más bajos de energía y felicidad
con la vida en su conjunto
Las características de los adictos al trabajo pueden explicar la asociación entre adicción al
trabajo y la mala salud mental:
1. Cantidad excesiva de tiempo en el trabajo: Hay estudios que nos indican esta asociación entre
la adicción al trabajo y el bienestar psicológico, mostrando la disminución del bienestar
emocional, los problemas para dormir, el agotamiento y los trastornos psicológicos, debido a
que las personas adictas al trabajo pueden no tener suficientes oportunidades para recuperarse
del esfuerzo realizado, ya que pasan una cantidad excesiva de tiempo en el trabajo (Burke,
2000; Kubota et al., 2010; Schaufeli et al., 2008; Shimazu, Schaufeli y Taris, 2010; Taris et al.,
2005) y esto a la larga produce agotamiento emocional (Schaufeli et al., 2009; Taris et al.,
2005).
Andreassen et al. (2007) encontraron que las personas que trabajan largas horas disfrutando de
su trabajo son menos propensos a padecer el estrés laboral, burnout y quejas subjetivas de salud
en comparación con los individuos que se sienten presionados a trabajar muchas horas
http://www.redalyc.org/pdf/2819/281921793004.pdf :
En relación a qué factores hacen o no a una persona adicta al trabajo se consideran las variables
laborales y de personalidad como las más significativas. Respecto a lo primero, se produce con
mayor frecuencia en entornos laborales fuertemente competitivos y en los que, además se
ofrecen incentivos por una mayor productividad. Algunos investigadores argumentan, que las
diferentes clases de organizaciones atraen, seleccionan y conservan distintas clases de personas,
esto aplica a todo el sector del empleo y no solamente a una organización específica. Existen
personas con alta necesidad de controlar el tiempo invertido en su trabajo (tienen urgencia de
salir rápido del trabajo) como madres trabajadoras quienes son atraídas por el sector público
debido a la estabilidad y las horas invertidas en este tipo de trabajos a diferencia del sector
privado. Por ejemplo, el 60% de los empleados públicos en Israel son mujeres. Por otro lado, los
adictos al trabajo son atraídos por empresas que les ofrecen empleos que implican retos y
riesgos y por ende mayor implicación laboral que un empleo normal.
Para evaluar la adicción al trabajo se han diseñado diferentes instrumentos que buscan medir los
daños psicosociales a nivel del ambiente de trabajo, entre los cuales se encuentran: Workaholic
Adjective Check List, desarrollado por Haymon (1993). Tiene cinco dimensiones: ansiedad,
conducta obsesivo compulsiva, manía, intolerancia e incertidumbre. Work Addiction Risk Test
(WART), creado por Robinson (1989), está compuesto por cinco dimensiones: tendencias
compulsivas, control, autoabsorción, incapacidad para delegar y autovaloración. El
Workaholism Battery (WORKBAT) creado por Spence y Robbins (1992), tiene tres
dimensiones: impulsividad (D), satisfacción en el trabajo (E), implicación en el trabajo (WI).
Schedule for Nonadaptative and Adaptative Personality Workaholism Scale (SNAP-Work)
desarrollado por Clark (1993), es un instrumento de medida compuesto por 18 ítems de
verdadero o falso y asume un grado de solapamiento con el trastorno de personalidad obsesivo-
compulsivo
bibliografia:
sof XD
https://www.uam.es/gruposinv/esalud/Articulos/Salud%20Laboral/2005LA-
ADICCION-AL-TRABAJO.pdf
file:///C:/Users/user/Downloads/publicacion_162_050911_es.pdf
https://www.uv.mx/psicysalud/psicysalud-21-1/21-1/workaholism-Enrique-
Casta%F1eda.pdf