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ORIGINALES Rev. Logop., Fon., Audiol., vol. X, n.

º 4 (162-167), 1990

MODELOS DE INTERVENCIÓN
EN LOGOPEDIA*
Por Marc Monfort
Adoración Juárez Sánchez
Centro Entender y Hablar. Madrid

A relativa inutilidad práctica de los intentos En cuanto a los modelos de intervención sobre pa-
de desarrollar modelos globales capaces de tología del lenguaje, se observa una transición simi-
ar una explicación absoluta, tanto a los fe- lar. Las distinciones de Guess (1978) entre «remedial
nómenos lingüísticos como a la propia adquisición logic» y «developmental logic» o las de Rondal y Se-
del lenguaje, ha llevado a la mayor parte de los inves- ron (1982) entre «enfoque empírico» y «enfoque
tigadores a dirigir su trabajo hacia espacios más re- evolutivo» reflejaban la necesidad implícita que tenía
ducidos y menos ambiciosos. el pedagogo de situarse claramente respecto a posi-
Se pretende ahora reunir un conjunto de hechos ciones teóricas previas pero no nos decían nada en
comprobados que, quizá, puedan en el futuro confi- cuanto a los planteamientos concretos que se adop-
gurar un todo coherente pero señalando claramente taban para conseguir los objetivos propuestos. Ac-
las limitaciones de cada estudio y la imposibilidad de tualmente, se suelen analizar los modelos de inter-
contestar actualmente a toda una serie de preguntas vención desde una perspectiva diferente: en vez de
fundamentales. La comparación entre dos autores. diferenciarles por el «qué» enseñan o «por qué» lo
como Chomsky y Slobin, que sin embargo compar- hacen, se agrupan en función de «cómo» se plantean
ten una orientación común, ilustra muy bien la evolu- las estrategias destinadas al aprendizaje del lenguaje.
ción de las publicaciones en el campo de la lingüís- De alguna manera, se da menos importancia al
tica. sustrato derivado de otras ramas del conocimiento
Mientras el primero elaboró, desde fuera, un sis- para intentar describir con más detalles las distintas
tema explicativo que pudiera responder a los interro- etapas que configuran las estrategias, oponiéndolas
gantes existentes en cuanto a la adquisición del len- así por los datos de su propia naturaleza pedagógica
guaje, el segundo procura, a partir de la lingüística más que por referencias ajenas.
comparativa, reunir y analizar datos con la esperanza Se llega de esta forma a distinguir entre un «enfo-
de que su universalidad, más allá de las diferencias que funcional» y un «enfoque formal» (Monfort
superficiales de cada idioma, nos ayude progresiva- 1984), cuyas diferencias esenciales se centran en el
mente a descubrir algunos de los mecanismos que ri- proceso de selección de los contenidos lingüísticos
gen dicha adquisición. que van a constituir el objeto de las estrategias y en el
papel más o menos importante otorgado a la interac-
ción entre el adulto y el niño.
* Este artículo es una versión de la ponencia presentada en el Fey (1986) distingue entre las intervenciones
Congreso de la F.N.C. (Estrasburgo, octubre 1989.) orientadas al terapeuta («Trainer-Oriented Approa-

Correspondencia: Marc Monfort. Centro Entender y Hablar. Pez Austral, 15. 28007 Madrid.

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ches»), caracterizadas por una programación deta- cripción detallada y a los métodos de verificación a
llada de los contenidos, situaciones y sistemas de posteriori y de las nuevas corrientes en psicolingüís-
aprendizaje; las intervenciones centradas en el niño tica la importancia otorgada a los aspectos comuni-
(«Child-Oriented Approaches») basadas fundamen- cativos, a la interacción en todos sus aspectos y al
talmente en cómo hacer más eficaz la estimulación trabajo sobre el entorno social del niño.
natural del entorno y los enfoques mixtos («Hybrid Lo más positivo de la evolución actual, respecto a
approaches») que intentan combinar las ventajas de otros cambios anteriores, es que no se pretende par-
ambos sistemas. tir de ninguna «tabula rasa»: no se trata de sustituir
En el primer grupo caben desde las metodologías modelos considerados como anticuados e intrínseca-
clásicas de tipo asociacionista como el programa de mente «malos» sino de intentar recuperar lo objetiva-
Dubard (1974) hasta las orientaciones basadas en el mente positivo para integrarlo sin prejuicio dentro
condicionamiento operante (el programa de Gray y del modelo que se considere más adecuado para
Ryan 1973 o el P.A.P.E.L. de Kent, Basil y del Río cada caso en cada momento.
1982). Esa postura abierta en la intervención sobre pato-
Los trabajos de Hubbell (1981) son un buen ejem- logía del lenguaje tiene su reflejo en el carácter cada
plo de una postura que se preocupa menos de en- vez menos dogmático de los estudios sobre adquisi-
señar conductas verbales específicas que de modifi- ción normal del lenguaje: según parece, se han supe-
car las relaciones que se establecen entre el adulto y rado los tiempos en los que un modelo teórico único
el niño durante el aprendizaje. pretendía explicar cada uno de los pasos observados
El libro de Jefree y McConkey (1976) representa en ese proceso.
un tipo de orientación mixta. Actualmente, se piensa que es probable que se
El centrarse en la propia estructura de aplicación apliquen estrategias distintas según las etapas de ad-
del modelo no significa que se renuncia a tener en quisición y la edad del sujeto e, incluso, que existen
cuenta principios teóricos fundamentales: de hecho, distintos «estilos» de aprendizaje que varian en fun-
la dicotomía entre «Trainer-Oriented Approaches» y ción del sujeto y del contexto (para una revisión re-
«Child-Oriented Approaches» deriva evidentemente ciente del tema, ver Ann McCabe 1989).
de la mayor importancia que se quiera dar al papel Este abandono de un modelo único rígido queda
del entorno en la adquisición del lenguaje. aún más patente cuando se refiere a la patología del
Pero una clasificación metodológica basada en cri- lenguaje.
terios de aplicación pedagógica resulta sin duda más En este campo, podemos preguntamos, por ejem-
práctica para el terapeuta. plo, si algunos procesos interactivos conocidos, efi-
Permite toda clase de subdivisiones, precisamente caces y adaptados para un organismo normal a una
en función de los recursos utilizados. época determinada de su desarrollo, siguen siendo
Por ejemplo, dentro de lo que se llama «Milieu apropiados cuando ese organismo presenta serias di-
language intervention» (Intervención sobre el len- ficultades de aprendizaje con el efecto de que ciertas
guaje a través del entorno), la orientación que actual- adquisiciones deben realizarse con varios años de
mente ofrece un mayor número de publicaciones, se desfase respecto al resto de las aptitudes mentales y
puede distinguir entre «incidental teaching» (Hart y del conjunto de la evolución neurofisiológica.
Risley 1980), «vertical structuring plus expansions» Esta pregunta no es más que una de las facetas del
(Schwartz y cols. 1985), «social language training» eterno problema entre retraso y diferencia.
(Haring y cols. 1986) o «mand-model» (Warren y
Bambara 1989) para citar algunas de las variaciones Nos encontramos, pues, en una etapa en que re-
más habituales. sulta necesario elaborar progresivamente nuevos
En la actualidad, se observa que la mayor parte de modelos de intervención, reestructurando los ante-
los especialistas se acercan a planteamientos eclécti- riores, que integren los conocimientos diversos que
cos, tomando del empirismo el valor que da a la des- vayan apareciendo y que nos permitan un análisis y

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,

un control suficiente de lo que ocurre durante una


sesión de logopedia o, más generalmente, de entrena-
miento del lenguaje.
ESTIMULACIÓN
No se trata evidentemente ni de una tarea sencilla SISTEMATIZADA
ni de un objetivo que pueda considerarse algún día
como definitivo, sino de un instrumento temporal de escolares
trabajo.
Pero esto no tiene nada de especial. Para tomar un
ejemplo cercano, a nadie se le ocurre pensar que el EJERCICIOS
modelo funcional de Halliday sea un reflejo fiel de la
realidad: sin embargo ha contribuido enormemente a
mejorar nuestra forma de entender las producciones
lingüísticas.
Los modelos propuestos en este trabajo, por
tanto, deben entenderse como prototipos, como herra-
mientas que irán enriqueciéndose con su aplicación.
El papel de un modelo, en efecto, es ayudarnos a TOMA DE DECISIÓN
entender, no ser una copia exacta de una realidad
esencialmente compleja.
Nuestro trabajo actual en intervención pedagógica
sobre el lenguaje oral se basa en un modelo general
(fig. 1) cuyo principio pretende ser claramente inte-
ractivo, pero que permanece suficientemente abierto
como para permitir la inclusión de técnicas formales
más dirigistas cuya necesidad, en algunos casos o
para determinados aspectos del aprendizaje parece
demostrada por la experiencia.
El modelo prevé tres niveles diferentes de inter-
/ EVALUACIÓN
(Registro inicial)

Sentado normal de progresión.


vención: el elemento que tienen en común es la susti- Posibles retrocesos para completar las actividades del nivel superior o en caso de fracaso.
tución de los programas de contenidos predetermi-
Fig. 1. Niveles y fases a seguir en una intervención sobre el len-
nados por su elaboración interactiva a partir de las guaje basada en un enfoque interactivo. (Extraído de Juárez, A. y
nociones de «nivel de base» y «zona de desarrollo Monfort, M., 1989.)
próxima», definidas por Vigotsky y retornados más
tarde por Bruner.
A partir de una situación comunicativa o de una servirán a continuación para ordenar dichos conteni-
serie de éstas, dicha zona de desarrollo próxima debe dos, para jerarquizarlos pero no para predeterminar-
ser registrada para cada sujeto y se define, entre los ya que carecemos de una descripción pormenori-
otras, por conductas como: los intentos comunicati- zada de las distintas etapas que lo componen y que
vos, los enunciados incompletos o incorrectos, las existen diferencias interindividuales que parecen más
manifestaciones no verbales, la dirección general del importantes de lo que se pensaba.
interés del niño, las manipulaciones de objetos... En este momento intervienen también algunos cri-
Sobre estos contenidos implícitos o explícitos se terios de utilidad social y otros específicos a determi-
aplicarán las estrategias de intervención a partir de la nados cuadros como la sordera.
extensión del nivel de base. El nivel 1 representa fundamentalmente estrate-
Los datos de que disponemos sobre el desarrollo gias de estimulación natural, sólo que más intensivas
normal del lenguaje y del idioma que utilizamos nos y estables: incluyen los programas para familias, las

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sesiones de lenguaje caracterizadas por la globalidad SlTUAClÓN SISTEMAS DE
FACILITACIÓN
y el ajuste del adulto a la iniciativa comunicativa y COMPLEJIDAD
Definlda por:
Imitación medlata.
lingüística del niño. La o las funciones del lenguaje
implicadas Feedback
El nivel 2, el de las actividades funcionales, intro- V2. variable de Tema general del referente (es- correctivo.
duce un control más preciso de las situaciones y de cogido en función del interés de Inducción
V3: variable de los niños o en función de su ade- Modelado
los contenidos lingüísticos pero mantiene un cierto interlocutor. cuación para los contenidos ex-
grado de libertad en el desarrollo de la situación y V4: variable de plicltos).
Contenidos lingüísticos explíci-
mantiene dos elementos fundamentales de la comu- V5: variable de tos (fonológicos, semánticos.
nicación: morfosintáctlcos o pragmáticos).

— Lo que dice el emisor es realmente informa- Fig. 2. (Extraído de Júarez, A. y Monfort, M., 1989.)
tivo, en el sentido de que no es completamente cono-
cido de antemano por el receptor.
— El emisor controla la eficacia de sus enuncia-
dos gracias a las reacciones y las respuestas del inter- ces que estime oportunos ya que, como lo recuerda
locutor y no por la apreciación del educador. Dale (1980), se trata de taxonomías bastante arbitra-
rias, de fronteras muy imprecisas.
En cuanto al nivel 3, recoge todas aquellas estrate- De esta manera, podrá centrar la actividad sobre
gias en las cuales un contenido lingüístico específico la función de petición, de afirmación, de explicación,
es directamente enseñado al niño en situaciones que sobre la descripción o la narración, la emisión de ór-
no son realmente comunicativas. denes, sobre juegos de metalenguaje... sin que esto
La jerarquía de estos tres niveles de intervención impida la introducción de otras funciones que pue-
es muy clara para nosotros: el nivel 1 se considera den aparecer durante el desarrollo de la actividad sin
como la estimulación óptima porque es la más pare- constituir el blanco del trabajo.
cida al modelo normal tal como lo entendemos en la Para ciertos sujetos, la elección de estas funciones
actualidad. no representa necesariamente el aspecto más impor-
Los niveles 2 y 3 están allí para completar el tante de la programación, porque sus dificultades son
aprendizaje o la apropiación por parte del niño, de- más bien de tipo formal (por ejemplo, los sordos, lo
bido a las dificultades que presentan algunos a la que no significa, ni mucho menos, que éstos no ten-
hora de aprovechar totalmente una estimulación na- gan dificultades pragmáticas); para otros, al contra-
tural en tiempo real; a veces, en los casos más graves, rio, se tratará del objetivo principal de las actividades
sirven de etapa intermedia pero, como se puede ver funcionales.
en el esquema gráfico, el paso se realiza siempre en el La situación elegida se incluirá o no dentro de un
sentido de una aproximación al modelo considerado tema general, según el contexto de trabajo: por ejem-
como «natural», o sea el conjunto de actividades del plo, si se trabaja en un entorno escolar, estas sesiones
nivel 1. pueden participar al desarrollo de un centro de inte-
Si nos centramos en el nivel 2, que representa qui- rés, común a otras actividades.
zás el aspecto más novedoso, una sesión o un con- Finalmente, algunos aspectos formales pueden pre-
junto de sesiones de actividades funcionales se pre- pararse desde el principio: elementos fonológicos o
paran a partir del modelo siguiente (fig. 2). lexicales, manejo de flexiones verbales, uso de los de-
El educador selecciona, a partir de las informacio- terminantes posesivos...
nes registradas en la evaluación inicial, una o varias Estos elementos se introducirán a partir de un
funciones de lenguaje que quiere estimular. proceso de «necesidad», es decir que su uso deriva-
Para ello, puede ayudarse de las distintas clasi- rá de la manipulación por el educador de las varia-
ficaciones existentes (Jacobson, Halliday, Tough, bles de complejidad de la situación y no por simple
McShane, Chapman, Dale...) añadiéndoles los mati- repetición.

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ORIGINALES

La situación de base propuesta al principio de la misma situación, para que el niño vaya pasando pro-
sesión se irá por lo tanto modificándose progresiva- gresivamente a un nivel de dificultad en el que necesi-
mente, en el sentido de una mayor o menor compleji- tará la ayuda del adulto.
dad, para que los niños se vean «obligados» a adaptar La intervención de éste se ejercerá entonces sobre
sus enunciados y a poner en funcionamiento los me- un proceso iniciado por el propio niño, que podrá
canismos de ajuste, sea a nivel de sus estrategias percibir así más claramente cual es el valor de la
pragmáticas, sea a nivel de los aspectos formales de ayuda verbal que el adulto le proporciona.
su expresión lingüística. Esa ayuda o esos sistemas de facilitación pueden
Hasta ahora, hemos podido aislar cinco variables ser, como se ve en el modelo, más o menos explícitos.
que somos capaces de manipular de forma suficien- En los casos en los que la evolución del niño es
temente eficaz: existen seguramente otras pero inter- muy lenta, se empezará directamente por la ayuda
vienen todavía de forma espontánea sin que poda- más directa que se eliminará progresivamente, pa-
mos controlarlas conscientemente. sando por los niveles intermedios.
El educador puede modificar, en la situación: Nuestro modelo prevé 4 niveles de facilitación, lo
que no debe considerarse como limitativo: incluso el
— El referente: si se trata del juego en el que un orden en que los presentamos puede variar en fun-
niño debe explicar a otro cómo es el dibujo que ción de la naturaleza de las dificultades del niño: por
acaba de recibir para que lo dibuje sin verlo, el di- ejemplo, la inducción no tiene el mismo valor en un
bujo puede ser más o menos sencillo, puede estar afásico que en un niño con retraso de lenguaje.
preparado para condicionar el uso de ciertas pala- Este modelo no sólo nos permite programar las
bras, de ciertas referencias espaciales... actividades sino también analizar las respuestas de
— La situación de comunicación: si seguimos con los niños a partir de los parámetros seleccionados al
el mismo ejemplo, el niño que describe el dibujo principio; gracias a ello, podemos juzgar con más
puede disponer o no de un control visual sobre lo precisión la naturaleza de las dificultades que presen-
que realiza su compañero: esto tendrá una influencia tan los sujetos en unas situaciones que, aunque pa-
sobre la cantidad de información que deberá trans- rezcan alejadas del intercambio espontáneo, sin em-
mitir, sobre el uso de correctivos... bargo ponen en juego los principales mecanismos de
— El código: podemos dejar que el niño se ex- la comunicación verbal y de la interacción natural
prese como quiera (habla, gestos...), limitar los códi- entre adulto y niño.
gos posibles (por medio de una pantalla, por ejem- La integración de este modelo parcial dentro del
plo) o imponerle el uso del lenguaje escrito. modelo general (en su nivel 2), que contiene otras
— El interlocutor: el niño puede hablar con el proposiciones alternativas de trabajo, responde a la
adulto, con otro niño, con varios niños a la vez, con necesidad de resolver sus propias limitaciones y a
un adulto desconocido, etc.; le podemos llevar a in- una filosofía de intervención decididamente ecléc-
terpretar un papel, a dirigirse a un interlocutor imagi- tica.
nario...
— El tiempo y el aspecto: la emisión puede simul-
tanearse con la acción a la que se refiere el niño pero CONCLUSIONES
puede ser posterior o anterior; la respuesta del inter-
locutor puede serlo o no respecto a la recepción del La necesidad de poder reflejar e interpretar ope-
mensaje. rativamente los fenómenos que intervienen durante
Por ejemplo, podemos pedir al niño del ejemplo una actuación pedagógica sobre el lenguaje nos ha
anterior describir todo el dibujo antes de que su llevado a elaborar unos prototipos de sistemas de
compañero empiece a dibujar. análisis que sean suficientemente coherentes para
El objetivo de estas actividades consiste en modi- poder relacionar las observaciones entre sí y sufi-
ficar uno o varios de estos parámetros, dentro de una cientemente abiertos para que puedan incorporar a

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la programación inicial los «incidentes» (es decir las Haring, T. C.; Rogers, B.; Lee, M.; Breen, C., y GaylordRoss,
conductas no previstas del sujeto y los ajustes del R.: Teaching social language to moderately handicapped
educador y viceversa) que constituyen un elemento students. Journal of Applied Behavior Analysis. 1986, 1,
básico de una verdadera interacción. 109-120.
Hart, B., y Risley, T. R.: In vivo language training: Unantici-
Este esfuerzo por dominar, en lo posible, los ele- pated and general effects. Journal of Applied Behavior
mentos individuales y puntuales se inscribe en la Analysis. 1980, 12, 407-432.
esencia misma de lo que constituye, en nuestra opi- Hubbell, R.: Children’s language disorders: an integrated
nión, una metodología de trabajo, algo que frecuen- approach. Prentice Hall. Englewood Cliffs (New Jersey),
temente hemos reducido a los pasos internos de «un 1981.
método», encerrado en su propia lógica interna. Jefree, D., y McConkey, R.: Let me speak. Souvenir Press.
Se trata, en otros términos, de una orientación me- Londres, 1976. (En castellano: Ejercicios de lenguaje. IN-
todológica que no nos sirva sólo para enseñar sino, SERSO. Madrid, 1979.)
fundamentalmente, para aprender. Juárez, A., y Monfort, M.: Estimulación del lenguaje oral.
Santillana, Madrid, 1989.
Los modelos que se proponen en este trabajo pre-
Kent, L. R.; Basil, C., y del Río, M. J.: Programa para la ad-
tenden ser herramientas iniciales que faciliten esa quisición de las primeras etapas del lenguaje. Pablo del
manipulación de la interacción pedagógica, intentan- Río-Siglo XXI. Madrid, 1982.
do devolver así esa característica de «construcción McCabe, A. E.: Differential language learning styles in young
conjunta» que define la adquisición normal del len- children: the importance of context. Developmental Re-
guaje y que escasea a menudo en nuestras formas de view. 1989, 9, 1-20.
trabajar. Monfort, M. (ed.): La intgervención logopédica. CEPE. Ma-
drid, 1984.
Rondal, J. A., y Seron, X.: Troubles du langage. Mardaga.
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Dubard, E.: Teaching aphasia and other language disorders children through discourse structure. Journal of Speech
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Fey, M.: Language intervention with young children. College- Warren, S. F., y Bambara, L. M.: An experimental analysis of
Hill Press. San Diego, 1986. milieu language intervention: teaching the action-object
Gray, B., y Ryan, B.: A language program for the nonlan- form. Journal of Speech and Hearing Disorders. 1989, 54,
guage child. Research Press. Champaign (Illinois), 1973. 448-461.
Guess, D.; Sailor, W., y Baer, D. M.: Children with limited
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Strategies. University Park Press. Baltimore, 1978, 101-
144. Recibido: enero de 1990.

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