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Guía 2:

“La ciencia ficción es una herramienta; uno simula estar en el


futuro pero en realidad piensa en el presente. De esta forma, la
gente se interesa más y repara en ciertos hechos de la vida
cotidiana que de otra forma negaría”.

Ray Bradbury

A partir de la cita de Bradbury sobre la ciencia ficción, responde:

1) ¿Cómo se relaciona ésta con el presente y la vida cotidiana?


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2) ¿En qué sentido se dice que la ciencia ficción es una herramienta?


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3) ¿Por qué crees que la ciencia ficción se llama así?


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Como ya hemos señalado, la ciencia ficción constituye un género histórico,


y como tal, se ha desarrollado en un contexto determinado y ha trabajado
sobre un abanico temático acotado. En ese sentido, es posible afirmar que
corresponde a una categoría bastante estable, pues no es difícil darnos
cuenta si un cuento o una película son o no de ciencia ficción.

Ya que se trata de una expresión literaria, podríamos preguntarnos


perfectamente sobre el tipo de mundo ficticio que predomina en ella: ¿qué
dirías tú? Si te fijas, la ciencia ficción se refiere permanentemente a un
mundo cotidiano proyectado en un futuro. Ese futuro tiene elementos que
podrían resultar, a simple vista, fantásticos; sin embargo, son la expresión
de un mundo que se representa a partir de una lógica cotidiana
simplemente proyectada en el tiempo. Es decir, generalmente, en los
relatos de ciencia ficción, el mundo representado responde a una lógica
cotidiana, aunque en muchos casos existan naves, cohetes, máquinas o
inventos tecnológicos que podrían parecernos maravillosos o fantásticos.

Para que te quede más claro este punto, volvamos a revisar las palabras de
Bradbury. Para el escritor estadounidense, este género sería una
herramienta, es decir, un medio o mecanismo para lograr algo. A través de
esta herramienta, se representa o simula un mundo futuro, por ahora
inexistente. Sin embargo, ese mundo futuro que es proyectado por los
escritores de ciencia ficción mantiene una estrecha relación con el presente
o el momento en que fue escrito el relato. Bradbury señala que a través de
la construcción presente de un mundo futuro, los lectores de ciencia ficción
piensan o vuelven a mirar con otros ojos (en palabras de él, reparan),
hechos de la vida cotidiana, de su presente concreto y próximo.
En síntesis, es importante que sepamos leer en los relatos de ciencia ficción
la configuración de un mundo que es el resultado de una proyección
hipotética del futuro a partir de los avances científicos y tecnológicos del
presente. Dicho mundo representado sigue una lógica cotidiana; en él
ocurren sucesos que son normales dentro de ese contexto.

Veamos todo esto en un ejemplo concreto y leeremos un cuento del mismo


Ray Bradbury. Presta mucha atención y recuerda lo que ya hemos dicho en
relación a la ciencia ficción.

Cuento de Navidad
Ray Bradbury

El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el
padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio,
su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana
los obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso máximo permitido y el
arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para
celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando éstos llegaron,
murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.

-¿Qué haremos?

-Nada, ¿qué podemos hacer?

-¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!

La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los
últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.

-Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.


-¿Qué...? -preguntó el niño.

El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó
atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo,
donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer
"día". Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y
dijo:

-Quiero mirar por el ojo de buey.

-Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.

-Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.

-Espera un poco -dijo el padre.

El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de


Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la
aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera
feliz y maravilloso.

-Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad.

La madre lo miró consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro
del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.

-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron.

-Sí, sí. Todo eso y mucho más -dijo el padre.

-Pero... -empezó a decir la madre.

-Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo
pronto.

Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.

-Ya es casi la hora.

-¿Puedo tener un reloj? -preguntó el niño.

Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el
fuego, el silencio y el momento insensible.

-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?

-Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.

-No entiendo.

-Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado.


Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y
luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un
murmullo de voces.

-Entra, hijo.

-Está oscuro.

-No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.

Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se
abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de
ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el
padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias
personas se pusieron a cantar.

-Feliz Navidad, hijo -dijo el padre.

Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz
contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio,
la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas
blancas.

Fuente:http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/bradbury/cuento.htm

¿Te diste cuenta que en el texto se cumple todo lo que hemos dicho sobre
la ciencia ficción? La historia ocurre en un contexto determinado: casi es
Navidad en el año 2052, y una familia se embarca en una nave espacial
para abandonar la Tierra y dirigirse a Marte. Más allá de eso, lo que ocurre
en la historia es tremendamente normal, y responde a la lógica cotidiana:
un niño se entristece por no poder celebrar la Navidad junto a su árbol, y
sus padres hacen todo lo posible para que su hijo se sienta feliz de celebrar
ese momento tan especial para él. Es perfectamente comprensible que el
padre del niño quiera mantener un ambiente de magia para que su hijo
disfrute de ese momento tan especial, lleno de ilusión. En ese sentido, la
historia transcurre según la lógica cotidiana, pero proyectada hacia el
futuro.

Ahora responde las siguientes preguntas sobre el cuento de Bradbury.

1) ¿A qué se debe el viaje que realiza la familia? ¿Qué crees tú?


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2) ¿Cómo describirías la relación entre el padre y su hijo?
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3) ¿Podrás imaginarte que ocurra algo similar, pero acá en la Tierra (por
ejemplo en un avión), el día de Navidad de este año?
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4) ¿A qué crees que se refiere el texto con “el resplandor de cien mil
millones de maravillosas velas blancas” en el espacio? Fundamenta tu
respuesta.
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5) Ya dijimos que, para el mismo Bradbury, la ciencia ficción nos


permite reparar en hechos de la vida cotidiana. En ese sentido, ¿qué
podrías decir de la historia narrada en este cuento?
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A partir de todo lo que ya sabes sobre ciencia ficción, ¿crees que podrías
escribir un cuento?

Será muy entretenido que te imagines la sociedad en que vivimos pero


en 30, 40 ó 60 años más. Además podrás proyectar el mundo en que
vives en el tiempo y demostrar los eventuales avances científicos y
tecnológicos, y su repercusión en la vida humana. ¿Te imaginas yendo al
colegio en un cohete supersónico que se demore 3 segundos en recorrer
todo el trayecto desde tu casa al colegio? ¿Te has preguntado qué
pasaría si pudieras ir por el fin de semana a Marte? ¿Cómo crees que lo
pasarías en un parque de diversiones bajo el océano? ¿Te gustaría tener
una máquina en la que puedas programar tus sueños antes de
acostarte?

Sobre cualquiera de estas cosas y mucho más se podría tratar tu cuento.

¡Inténtalo!

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