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El movimiento TEATRO ABIERTO

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El movimiento conocido como Teatro Abierto fue un fenómeno específicamente argentino que se desarrolló
entre los años 1981 y 1985. Para "levantar el telón" sobre este tema, las palabras de Osvaldo Dragún, su
ideólogo, son las precisas: "[ ... ]En mi país no se puede estudiar el teatro como puro fenómeno estético. Está
ligado a los momentos políticos. Yeso, que en otros países sólo ha tenido influencia en el contenido, en el mío
ha determinado a veces la estructura, la manera de decir, o sin eufemismos: la posibilidad de decir algo".

No se puede hablar de cómo surgió Teatro Abierto sin recordar qué pasaba en el país por esos días. La censura
que ejercía el gobierno militar impedía la denuncia abierta de la realidad y el teatro como actividad estético-
social debía entonces incorporarse a la lucha por la libertad democrática. Fue en aquel momento que la "gente
de teatro" (autores, directores, actores, escenógrafos, vestuaristas y técnicos) decidió aglutinarse y replantear el
teatro como manifestación de una conciencia nacional.
La idea de Teatro Abierto surgió en la mente de Dragún hacia finales de 1980. La propuesta del autor a todo
aquel que deseara oírla era "juntarnos para hacer entre todos lo que, mal y casi estérilmente, hacemos cada uno
por nuestra cuenta". Así fue como el comedor de Argentores se iba convirtiendo día a día en un foro de
escritores, directores y gente relacionada al teatro que deseaban demostrar la vitalidad y vigencia del teatro
argentino de esa época.

El mayor antecedente de esta iniciativa fue la época de los Teatros Independientes, que ya habían demostrado
tener una política cultural propia a contramano de la política cultural oficial.

Luego de marchas y contramarchas, el proyecto comenzó a tener forma. Sólo hacía falta dinero. El lugar donde
se iban a realizar las funciones fue el Teatro del Picadero, cedido por Antonio Mónaco, uno de los integrantes
de Teatro Abierto. Ninguno de los participantes cobró un solo peso por su labor ya que sus porcentuales de
recaudación fueron donados para la realización de "el sueño".

Pero además, se necesitaba asegurar la asistencia de público. Los ciudadanos que deambulaban por Buenos
Aires en el otoño de 1981, se enteraron de la idea por medio de un volante que anunciaba TEATRO ABIERTO
20+20= + DE 150.

La lectura, casi obligatoria ante esta fórmula, indicaba que veinte autores más veinte directores eran igual a
más de ciento cincuenta personas unidas para hacer Teatro Abierto. La gente acudió al llamado, ya que los
abonos puestos a la venta -a muy bajo precio-, se agotaron un mes antes de que comenzaran las funciones.

Para el mes de abril de 1981 se comenzaron a armar las parejas autor-director de las obras a representar.
Algunos se eligieron por afinidad y en otros casos casi desconocidos entre sí que sólo estaban motivados por
llevar adelante el proyecto. Las obras y sus puestas se crearon sin ningún tipo de limitación ideológica ni
estética. La consigna común era que reflejaran nada menos que la "realidad nacional". Los ensayos de actores,
puesta de luces, sonido, vestuarios y maquillaje se llevaron a cabo en un clima de calor colectivo, sin dejar de
lado las críticas y aportes que pudieran ayudar a mejorar el Teatro Abierto.
El 12 de mayo se realizó la conferencia de prensa donde se anunciaron las obras que se llevarían a cabo durante
dos meses, a razón de tres por día, los siete días de la semana, en horarios insólitos para la escena nacional: de
lunes a viernes a las 18.30 hs., los sábados a las 17.15 hs. y los domingos a las 16 hs.

La emoción que reinó ese día en el Teatro del Picadero quedó reflejada en palabras del actor Luis Brandoni,
para el diario El Cronista Comercial:

"Éste será un hito en la historia de nuestro teatro. Por lo inédito de la experiencia, aquí y en todo el mundo.
Por eso, a partir de ahora, será antes y después de Teatro Abierto".

El 28 de julio fue el día del estreno. El pasaje, hoy llamado Enrique Santos Discépolo, a metros de Co-
rrientes y Callao, fue cortado por la cantidad de gente que asistió al estreno. El entonces presidente de la
Asociación Argentina de Actores, Jorge Rivera López, leyó la declaración de principios de Teatro
Abierto escrita por el dramaturgo Carlos Somigliana :

" Porque queremos demostrar la existencia y vitalidad del teatro argentino tantas veces negada; porque
siendo el teatro un fenómeno cultural eminentemente social y comunitario, intentamos mediante la alta cali-
dad de los espectáculos y el bajo precio de las localidades recuperar a un público masivo; porque sentimos
que todos juntos somos más que la suma de cada uno de nosotros; porque pretendemos ejercitar en forma
adulta y responsable nuestro derecho a la libertad de opinión; porque necesitamos encontrar nuevas formas
de expresión que nos liberen de esquemas chatamente mercantilistas; porque anhelamos que nuestra frater-
nal solidaridad sea más importante que nuestras individualidades competitivas;· porque amamos
dolorosamente a nuestro país y éste es el único homenaje que sabemos hacerle; y porque por encima de todas
las razones nos sentimos felices de estar juntos."

La crítica especializada se vio superada por la prensa en general, y los medios reflejaron la importancia del
evento. El diario Clarín del 30 de julio de 1981, comentó: "[ ... lCon una expectativa que puede calificarse de
excepcional y ante la sala del Picadero desbordando su capacidad normal, quedó inaugurado el ciclo de
Teatro Abierto. [ ... ] En todos los casos, la respuesta del público trasmitió una calidez y un entusiasmo poco
comunes que apuntó a premiar no sólo los espectáculos ofrecidos, sino también el espíritu que anima esta
calificada maratón teatral".
Los asistentes a Teatro Abierto no estaban acostumbrados a la brevedad de las piezas representadas. Un
recuento sobre las obras indica que la extensión oscila entre una máxima de treinta páginas de texto y una
mínima de seis. Estos datos no pretenden ser sólo estadísticos, sino que muestran la clara intención de los
autores por expresar un mensaje lo más amplio posible en un mínimo de páginas. También se vio reflejado el
deseo de abrir el espectro de temáticas, en el hecho de ofrecer tres obras, con sus distintos enfoques, en el
tiempo estándar de dos horas de una pieza tradicional.

El éxito de público y de crítica del estreno no duró demasiado. En la madrugada del 6 de agosto, los diarios no
mencionaban al Picadero en la sección espectáculos, sino en la primera plana. Un incendio convirtió en
cenizas los aplausos de la libertad. Sólo se salvó de las llamas una pequeña parte del vestuario y la música
de las obras. Pero el fuego de la reacción no consiguió frenar las representaciones.

El día después del incendio, a las seis de la tarde, más de mil personas se reunieron en el teatro Lasal1e para
escuchar la conferencia de prensa de los iniciadores del Teatro Abierto. La multitud reunida no cesó de
aplaudir las palabras de Osvaldo Dragún: "Quisimos demostrar la vigencia y vitalidad del teatro
nacional. La movilización que se produjo alrededor de Teatro Abierto demostró, además, la vigencia y
vitalidad de un público, de una juventud y de una cultura. Y, por encima de todo, la presencia de la
generosidad y el desinterés puesto al servicio de un país entero, en un medio contaminado por el escepticismo
y la especulación" .

Allí se escucharon los mensajes de solidaridad de distintas organizaciones y también estuvieron presentes el
escritor Ernesto Sábato y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

Una de las adhesiones personales más aplaudidas fue la que decía: "Estoy con ustedes, en
defensa de la cultura", cuya firma pertenecía a Jorge Luis Borges.

Los teatros que se pusieron a disposición de Teatro Abierto para continuar el ciclo fueron diecisiete. De todos
ellos se eligió el teatro Tabarís, con una capacidad de 600 butacas y ubicado en plena calle Corrientes .
Mientras las funciones se llevaban a cabo con éxito de crítica y de público, los medios adhirieron al ciclo con
publicaciones que eran editoriales en sí mismas. Por ejemplo, una de las revistas de mayor difusión
por esos años, Humor, finalizaba un artículo sobre el reinicio del ciclo luego del incendio, de esta forma:

"Cuando este número de Humor esté en la calle ya tendrrá que estar (Teatro Abierto) en pleno fun-
cionamiento en la sala del Tabarís, que fue finalmente la elegida. Tendrá, digo. Tendría, para ser más
preciso. Se supone que estará. La realidad de nuestro país nos obliga a utilizar tiempos de verbos a los que
habría que apelar. Aunque, concretamente, el tiempo que más nos gustaría usar es el tiempo de 'la sensatez y
libertad".

La repercusión del hecho teatral trascendió más de lo que se había propuesto. Fue por ello que otras corrientes
artísticas también se aglutinaron y manifestaron en ciclos que se dieron a llamar "Tango Abierto", "Folklore
Abierto" y "Danza Abierta", entre otros.

El 21 de setiembre fue la última representación del ciclo. El actor Alfredo Alcón leyó "Poema para un niño que
habla con las cosas", de Raúl González Tuñón, ante la emoción de los espectadores que llenaban la sala.

Osvaldo Dragún recordó las figuras de Roberto Arlt, Leónidas Barletta y con una lectura de textos se evocaron
los comienzos del Teatro del Pueblo.

Teatro Abierto publicó un libro con el total de las obras que se agotó antes de que finalizara el ciclo. Un año
más tarde, nació la revista Teatro Abierto, que se proponía como tema de estudio el teatro argentino y
latinoamericano pero, debido a problemas económicos, tuvo que dejar de salir.

FUENTE: Literatura argentina e hispanoamericana

AAVV

Ed. Santillana

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https://www.diariopopular.com.ar/espectaculos/5-obras-teatro-abierto-un-icono-la-resistencia-n263704

ESPECTÁCULOS
28 de julio de 2016 - 00:07
5 obras de Teatro Abierto, un
ícono de la resistencia
Se cumplen 35 años de este movimiento artístico que irrumpió durante
la última dictadura militar. Un repaso por algunas de sus puestas en
escena
Hoy se cumplen 35 años del surgimiento de Teatro Abierto,
el primer movimiento de resistencia cultural a la última dictadura militar, que aglutinó en
sus filas a 20 autores, 20 directores y más de 150 actores y técnicos.

La intención de este colectivo artístico fue para manifestar la existencia y vitalidad de una
escena nacional que entonces era negada.

El primer ensayo abierto al público y a sala colmada de tres obras se realizó el 28 de julio
de 1981 en el Teatro Picadero. Días después esta sala fue incendiada por un grupo de
tareas, atribuido extraoficialmente a la Marina.

Este hecho generó una asamblea pública, de la que participaron entre otros Adolfo Pérez
Esquivel (recientemente había sido nombrado Premio Nobel de la Paz) y Ernesto Sábato,
que decidió trasladar las funciones al Teatro Tabarís, en plena Avenida Corrientes.

En este espacio de 700 butacas, durante los siguientes tres meses, donde se desarrolló la
experiencia con la sala colmada en todas sus funciones.

A continuación, algunas de las obras de destacados dramaturgos de Teatro


Abierto:

GRIS DE AUSENCIA, DE ROBERTO COSSA

Una familia de inmigrantes italianos que a su vez emigran de regreso a Roma, Con
descendencia argentina educada en otras latitudes, revierte el fenómeno típico de nuestro
país y señala inquietantes condiciones actuales que obligan a un retorno nada exitoso.

Esta familia tiene un restaurante romano , la trattoria " La Argentina",con platos tìpicos
argentinos y padece(los viejos como holocausto de sus duras vidas)el desarraigo,la falta
de dinero, la mordedura cotidiana del recuerdo, la humillación de la tarea menor y teñida
de detestable pintoresquismo autóctono.

EL ACOMPAÑAMIENTO, DE CARLOS GOROSTIZA

Tuco y Sebastián son dos amigos de toda la vida. Tuco trabaja en una metalúrgica y
Sebastián tiene un kiosco de cigarrillos y golosinas.
Después de una broma que le juega a Tuco un compañero de fábrica (el Mingo) este
decide renunciar a su trabajo para dedicarse al canto. Para ello, se encierra en el altillo de
su casa armado con un cuchillo y aislado por completo de su familia y de la gente en
general, esperando al acompañamiento musical que el Mingo "prometió" mandarle para
ensayar y así triunfar en la televisión.
PAPÁ QUERIDO, DE AÍDA BORTNIK

La muerte del padre reúne en la casa familiar a cuatro hermanos, desencadenando los
conflictos particulares de cada uno de los hijos. Estas situaciones desenmascaran todo lo
que la influencia paterna ha provocado en ellos: influencia que deberán llevar para toda la
vida.
"DECIR SÍ", DE GRISELDA GAMBARO

"Una absurda situación, donde la autora se interna en su tema favorito: la relación


dominado-dominador, en el marco trivial de una peluquería. La pasividad, el miedo a
asumir responsabilidades, lleva a los protagonistas la desesperación. Inversión de roles,
los recuerdos, la manera en que se cae bajo las formas autoritarias.Clave de humor para
el desarrollo de esta interesante obra teatral, que pone de manifiesto la vigencia de una
de las autoras más prolíficas e interesante de nuestras letras".
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