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Guia para La Elaboracion de La Monografia PDF
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Objetivo
Una monografía trata sobre una cuestión particular: evitar las generalidades.
Trata acerca de contenidos filosóficos desarrollados en la obra de un autor, en particular, acerca de
los argumentos presentados en textos filosóficos.
Objetivo: exponer clara y objetivamente ideas ajenas. Pero no se trata de un resumen, sino de un
análisis y discusión pormenorizada de los textos fuentes, análisis ampliado a partir del comentario
de bibliografía secundaria de carácter específico.
DEBEMOS RESPONDER?)
Subtemas
Una vez elegido el tema central de la monografía, deben diferenciarse claramente los temas
secundarios (temas cuyo tratamiento contribuye al desarrollo del tema principal). La exposición de
los temas secundarios (o subtemas) en el desarrollo del trabajo debe seguir una secuencia lógica, ya
que de ello dependerá la estructura, la coherencia y la consistencia del texto monográfico.
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Es por ello que conviene realizar un esquema (un índice provisorio) que permita contar con una idea
clara de la secuencia temática que va a ser desarrollada, antes de comenzar la redacción de la
monografía. La elaboración del esquema puede realizarse paralelamente a la lectura y análisis de las
fuentes, ya que es a partir de dicha lectura que se irán reconociendo los aspectos parciales
implicados en el tema que se desea desarrollar.
Para alcanzar un ORDEN LÓGICO DE LOS SUBTEMAS es fundamental que los presupuestos y las
premisas sean explicitadas antes que las conclusiones, es decir, que vayamos exponiendo las
diversas cuestiones de manera tal que no se establezcan conclusiones arbitrarias (que no se sigan de
lo que ha sido anteriormente explicitado). La lectura de artículos filosóficos publicados en revistas
filosóficas especializadas puede darnos una idea aproximada del tipo de coherencia estructural que
debe tener un buen texto monográfico.
Otra ventaja del esquema es que a partir de él podemos planificar el tratamiento de la bibliografía
secundaria (así, al leer textos específicos sobre el tema escogido, puede determinarse cuál de ellos
resultan útiles para comentar o discutir en cada una de las secciones de la monografía).
La monografía debe realizarse atendiendo sobre todo al contenido de las fuentes primarias. Los
comentarios, los estudios críticos y los manuales resultan útiles como apoyo para el análisis e
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interpretación de las fuentes, pero su lectura no sustituye el trabajo directo con las mismas.
Lectura de las fuentes: registrar todo lo que parezca relevante para el tratamiento del tema elegido
(fichas, o resúmenes, o realizarse un listado de los temas desarrollados en las fuentes, detallando las
páginas correspondientes). Lo mismo en el caso de la bibliografía secundaria.
Puede ser útil subrayar el texto fuente con diversos colores para señalar el tratamiento de
determinados temas, o utilizar íconos, a fin de poder ubicar luego los temas con mayor facilidad, sin
necesidad de releer el texto completo. Las técnicas para el registro de la información que se recaban
no sólo facilitan el trabajo de investigación, sino asimismo la redacción final de la monografía.
REGISTRO DE LA INFORMACIÓN
La elaboración de FICHAS DE LECTURA ES especialmente útil para el manejo de la bibliografía
secundaria. En cada ficha debe consignarse:
REDACCIÓN
La elaboración del esquema y del bosquejo permite ordenar los contenidos. Ahora se trata de
comunicarlos al lector. Debe tenerse en cuenta que el lector de la monografía no es sólo el profesor
que la evalúa sino también TODO POSIBLE INTERESADO. Por eso, al escribirla, es conveniente tener
en mente a un lector hipotético que DESCONOCE POR COMPLETO EL TEMA TRATADO y que debería
poder aproximarse al tema en cuestión a través de nuestro escrito monográfico. Este lector ideal nos
obliga a ser CLAROS, EXPLÍCITOS Y ORDENADOS en la redacción del trabajo, es decir, a no
presuponer información; a explicitar claramente los objetivos del texto y la conexión entre los temas
abordados, etc..
Una de las estrategias más útiles para lograr un texto claro es definir los conceptos importantes
que se utilizan; para esto puede recurrirse a la/s definición/es proporcionadas por el filósofo cuyas
ideas examinamos en la monografía o, en caso de que éste no haya proporcionado una definición
calara del concepto en cuestión, podemos intentar elaborar una definición propia, a partir de nuestro
análisis del texto fuente. Cuando utilizamos conceptos que se presta a confusión –ya que han sido
utilizados en sentido muy diversos por el autor que trabajamos, o han sido concebidos de diversas
maneras en la tradición filosófica–, conviene aclarar en qué sentido estamos utilizando ese
concepto (esta aclaración puede hacerse en una nota a pie de página).
Estilo
La claridad en la expresión escrita. Deben evitarse, en lo posible, expresiones ambiguas o
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metafóricas (el objetivo es que el lector comprenda claramente qué queremos decir y por qué lo
decimos). Es conveniente evitar las oraciones demasiado extensas (con más de una subordinada) a
fin de que el texto pueda ser leído con facilidad (la idea es que el lector pueda seguir el hilo de la
exposición sin necesidad de relecturas constantes).
En lo que concierne al estilo de redacción, el lector debe poder identificar, sin esfuerzo alguno, el
sujeto, el verbo y los complementos de cada frase. Con ese fin, es conveniente usar oraciones
breves, unidas por punto seguido. Las oraciones largas y compuestas por muchas subordinadas
siempre pueden ser desmenuzadas en una sucesión de oraciones simples (de esta sencilla
modificación sintáctica resulta, por lo general, un texto más claro y comprensible). Conviene no
conformarse con la primera versión del texto. El estilo de un texto académico siempre puede ser
corregido y mejorado en múltiples detalles que se van advirtiendo mediante sucesivas lecturas.
ESTRUCTURA FORMAL
título, autor, índice, introducción, desarrollo, conclusión y bibliografía:
A) TÍTULO
El título (y el subtítulo, si lo hubiese) debe reflejar de la manera más fiel posible el contenido
temático del trabajo monográfico: al establecer el título nos comprometemos, ante el lector, a
desarrollar el tema que se está indicando (y no otro tema cualquiera). Si el título que se elige es
demasiado general, conviene añadir un subtítulo con indicaciones más específicas.
B) ÍNDICE
C) INTRODUCCIÓN
D) DESARROLLO
El desarrollo debe ir siguiendo la secuencia temática presentada en el índice. Hacia el final de cada
sección, conviene indicar brevemente qué resultados parciales han sido obtenidos hasta allí, y cómo
se conecta lo que ha sido expuesto con el tema que se desarrollará a continuación (esto también
puede indicarse en el comienzo de la sección siguiente). Al indicar al lector la conexión que cada
subtema mantiene con el tema principal del trabajo, le evitamos la sensación de encontrarse ante
una serie de fragmentos inconexos).
E) CONCLUSIÓN
La conclusión debe contener las afirmaciones más relevantes que se siguen del desarrollo.
Estas afirmaciones no deben aparecer aisladas en la conclusión, sino que debe explicitarse su
conexión lógica.
F) BIBLIOGRAFÍA
Una lista de todos los libros, capítulos y artículos citados en las notas. Conviene separar las fuentes
de la bibliografía secundaria: las fuentes correspondientes a un mismo autor se ordenan
cronológicamente; la bibliografía secundaria se ordena alfabéticamente. Las referencias
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bibliográficas deben ser completas. En el caso de los libros, debe consignarse: apellido y nombre
del autor, título, traductor, lugar de edición, editorial y año de edición. En el caso de los artículos,
se indican los datos a los que nos hemos referido en el apartado anterior, y se detallan las páginas
que abarca el artículo completo (artículos en revistas o en compilaciones).
En la Bibliografía final debe incluirse sólo los textos que han sido citados o a los que se ha hecho
referencia explícita en el desarrollo del trabajo (si se ha leído un texto, pero no se lo ha
mencionado ni se ha hecho uso de él en el desarrollo del trabajo, entonces no debe incluírselo en la
Bibliografía).
8) NOTAS Y CITAS
a) NOTAS
Las notas deben estar numeradas de manera sucesiva y pueden estar ubicadas al pie de
página o en un apartado final.
B) LAS CITAS:
La monografía no debe ser una sucesión arbitraria de citas inconexas. Hay que citar sólo cuando
resulta conveniente (se cita un pasaje para luego analizarlo pormenorizadamente o porque el mismo
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sirve como prueba de lo que se está afirmando). Las citas:
- deben reproducir los pasajes de manera literal (exactamente tal como se encuentran en el
texto citado).
- El texto o pasaje citado va entre comillas (y sin cursivas). Cuando se cita un texto que
incluye en sí alguna frase entrecomillada, se utilizan las comillas simples para esta frase, o comillas
francesas.
- Al final de cada cita debe ir un número que remite a una nota. Este número puede estar luego de
las comillas que cierran la cita (es decir, entre las comillas y el signo de puntuación), o bien luego
del signo de puntuación (en todo caso, no importa tanto el criterio que se siga como la constancia en
su aplicación).
Si un mismo texto se cita varias veces (en notas sucesivas o discontinuas) a partir de la segunda vez
se indica sólo: Apellido y Nombre del autor, op.cit., p. (número de página correspondiente al pasaje
citado).
Si se citan varias obras de un mismo autor en notas discontinuas no debe usarse op. cit. (ya que el
lector no podría saber a cuál de estas obras nos estamos refiriendo). En ese caso, debe consignarse
el Apellido y Nombre del autor, el título del libro (que puede estar abreviado), y el número de
páginas correspondientes.
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También pueden utilizarse siglas para hacer referencia a las obras que citamos de manera recurrente.
Debe tenerse en cuenta que, en ciertos casos, no suele citarse la paginación correspondiente a la
edición española que citamos, sino que se cita la paginación de la edición canónica (en tal caso es
conveniente atenerse al sistema de uso convencional).
En CITAS SUCESIVAS que corresponden a la misma página del texto anteriormente citado se indica
ibid. (sin necesidad de reiterar el nombre del autor ni el nombre del libro).
Paráfrasis
Cuando no hacemos una cita textual, sino que explicamos con términos propios lo que el autor ha
expresado, se trata de una paráfrasis. En este caso, debe indicarse en una nota a pie de página el
texto y la página en la que el autor expresa la idea a la que nos referimos (a fin de que el lector
pueda verificar, si lo desea, la exactitud de aquello que afirmamos); en la nota correspondiente,
debe utilizar alguna de estas abreviaturas: véase, vid., cf. o cfr. A continuación se consignan todos
los datos correspondientes al texto parafraseado.
Los párrafos deben tener una extensión razonable (ni demasiado breves ni demasiado extensos) y
van precedidos por una sangría.
LAS CURSIVAS para indicar palabras en otro idioma, para títulos de libros o nombres de revistas y
para destacar un término o una expresión.
Abreviaturas frecuentes
Cf. confróntese
Ed. editor
Eds. editores
ibid. / ibidem en el mismo lugar (en la misma obra y en la misma página)
i.e. id est (esto es, es decir)
infra véase más adelante
n. nota
op. cit. obra ya citada del autor
p. página
pp. páginas
sic. así (se utiliza cuando asumimos que hay un error en el texto que citamos)
t. tomo
vol. volumen
trad. traducción (también: traductor)
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