Está en la página 1de 10

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA

GUÍA PARA LA ELABORACIÓN DE LA MONOGRAFÍA

Objetivo
Una monografía trata sobre una cuestión particular: evitar las generalidades.
Trata acerca de contenidos filosóficos desarrollados en la obra de un autor, en particular, acerca de
los argumentos presentados en textos filosóficos.
Objetivo: exponer clara y objetivamente ideas ajenas. Pero no se trata de un resumen, sino de un
análisis y discusión pormenorizada de los textos fuentes, análisis ampliado a partir del comentario
de bibliografía secundaria de carácter específico.

Construcción del “objeto de estudio”


El tema debe ser acotado (claramente delimitado) y debe resultar acorde a la extensión de un texto
monográfico.
Es frecuente que el tema que escogemos como punto de partida resulte general, poco preciso, y
deba ser traducido entonces a un problema concreto de investigación (construcción del “objeto”).
Para ello puede ser útil la lectura del material bibliográfico disponible acerca del tema elegido.

Construir un objeto de estudio implica:


- determinar los objetivos principales de la investigación (¿QUÉ QUEREMOS LOGRAR?)
- formular las preguntas básicas que permitirán estructurar el desarrollo (¿QUÉ PREGUNTAS

DEBEMOS RESPONDER?)

- justificar la necesidad de la investigación que se va a desarrollar, es decir, su relevancia (¿POR


QUÉ ES ÚTIL INVESTIGAR ESTO?)

- establecer la viabilidad de la investigación (¿PUEDE SER LLEVADA A CABO LA INVESTIGACIÓN?)


- explicitar las estrategias metodológicas (¿CÓMO VA A INVESTIGARSE EL TEMA ELEGIDO?)

Subtemas
Una vez elegido el tema central de la monografía, deben diferenciarse claramente los temas
secundarios (temas cuyo tratamiento contribuye al desarrollo del tema principal). La exposición de
los temas secundarios (o subtemas) en el desarrollo del trabajo debe seguir una secuencia lógica, ya
que de ello dependerá la estructura, la coherencia y la consistencia del texto monográfico.

1
Es por ello que conviene realizar un esquema (un índice provisorio) que permita contar con una idea
clara de la secuencia temática que va a ser desarrollada, antes de comenzar la redacción de la
monografía. La elaboración del esquema puede realizarse paralelamente a la lectura y análisis de las
fuentes, ya que es a partir de dicha lectura que se irán reconociendo los aspectos parciales
implicados en el tema que se desea desarrollar.

El esquema es un índice tentativo, provisorio, en el que se organiza el desarrollo según una


secuencia coherente los subtemas. No es necesario atenerse al primer esquema elaborado, pues éste
puede ser corregido o mejorado a medida que se avance en el trabajo con las fuentes. La corrección
sucesiva del esquema original tiene por finalidad alcanzar una secuencia expositiva ordenada y
coherente. Un buen esquema nos permite planificar lo que queremos decir y el orden en que
queremos decirlo.

Para alcanzar un ORDEN LÓGICO DE LOS SUBTEMAS es fundamental que los presupuestos y las
premisas sean explicitadas antes que las conclusiones, es decir, que vayamos exponiendo las
diversas cuestiones de manera tal que no se establezcan conclusiones arbitrarias (que no se sigan de
lo que ha sido anteriormente explicitado). La lectura de artículos filosóficos publicados en revistas
filosóficas especializadas puede darnos una idea aproximada del tipo de coherencia estructural que
debe tener un buen texto monográfico.

Otra ventaja del esquema es que a partir de él podemos planificar el tratamiento de la bibliografía
secundaria (así, al leer textos específicos sobre el tema escogido, puede determinarse cuál de ellos
resultan útiles para comentar o discutir en cada una de las secciones de la monografía).

BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA, LECTURA Y ANÁLISIS DE LAS FUENTES PRIMARIAS Y SECUDARIAS


Una vez elegido el tema, es necesario recabar información en las fuentes primarias y secundarias.
Los índices bibliográficos que aparecen en los manuales y en los estudios críticos (en la
Bibliografía final) pueden brindar una primera indicación de cuáles son las obras que deberían
consultarse para un estudio exhaustivo tema elegido. Además, las buenas ediciones y traducciones
de las fuentes contienen, por lo general, una bibliografía básica sobre el autor.

La monografía debe realizarse atendiendo sobre todo al contenido de las fuentes primarias. Los
comentarios, los estudios críticos y los manuales resultan útiles como apoyo para el análisis e
2
interpretación de las fuentes, pero su lectura no sustituye el trabajo directo con las mismas.

Lectura de las fuentes: registrar todo lo que parezca relevante para el tratamiento del tema elegido
(fichas, o resúmenes, o realizarse un listado de los temas desarrollados en las fuentes, detallando las
páginas correspondientes). Lo mismo en el caso de la bibliografía secundaria.

Puede ser útil subrayar el texto fuente con diversos colores para señalar el tratamiento de
determinados temas, o utilizar íconos, a fin de poder ubicar luego los temas con mayor facilidad, sin
necesidad de releer el texto completo. Las técnicas para el registro de la información que se recaban
no sólo facilitan el trabajo de investigación, sino asimismo la redacción final de la monografía.

Lectura (paralela o secuenciada) de las fuentes, los comentarios generales y la bibliografía


específica

Uso de la bibliografía secundaria:


- para dar apoyo a la interpretación que proponemos (indicando qué intérpretes coinciden
con la interpretación que sugerimos)
- para discutir interpretaciones con las que no acordamos
- para informar al lector acerca de textos en los que puede hallar un tratamiento más amplio de un
tema que se menciona

En general, es conveniente comentar o discutir acerca de la bibliografía secundaria en notas a pie


de página, a fin de no interrumpir el hilo argumental de la exposición (es el análisis y discusión de
las fuentes primarias lo que debe determinar la estructura del texto principal).

REGISTRO DE LA INFORMACIÓN
La elaboración de FICHAS DE LECTURA ES especialmente útil para el manejo de la bibliografía
secundaria. En cada ficha debe consignarse:

- autor, título del texto, datos de edición (completos: traductor, etc.)


- breve resumen del tema principal
- citas textuales, que puedan ser útiles para la redacción final del trabajo monográfico, con la
paginación correspondiente)
3
- comentarios u observaciones personales (pueden ir entre corchetes, o precedidos de algún signo,
para que no se los confunda luego con lo establecido por el autor del texto fichado)
- indicación de la parte o sección de la monografía en la que podría ser útil una referencia al texto
fichado

REDACCIÓN
La elaboración del esquema y del bosquejo permite ordenar los contenidos. Ahora se trata de
comunicarlos al lector. Debe tenerse en cuenta que el lector de la monografía no es sólo el profesor
que la evalúa sino también TODO POSIBLE INTERESADO. Por eso, al escribirla, es conveniente tener
en mente a un lector hipotético que DESCONOCE POR COMPLETO EL TEMA TRATADO y que debería
poder aproximarse al tema en cuestión a través de nuestro escrito monográfico. Este lector ideal nos
obliga a ser CLAROS, EXPLÍCITOS Y ORDENADOS en la redacción del trabajo, es decir, a no
presuponer información; a explicitar claramente los objetivos del texto y la conexión entre los temas
abordados, etc..

Una de las estrategias más útiles para lograr un texto claro es definir los conceptos importantes
que se utilizan; para esto puede recurrirse a la/s definición/es proporcionadas por el filósofo cuyas
ideas examinamos en la monografía o, en caso de que éste no haya proporcionado una definición
calara del concepto en cuestión, podemos intentar elaborar una definición propia, a partir de nuestro
análisis del texto fuente. Cuando utilizamos conceptos que se presta a confusión –ya que han sido
utilizados en sentido muy diversos por el autor que trabajamos, o han sido concebidos de diversas
maneras en la tradición filosófica–, conviene aclarar en qué sentido estamos utilizando ese
concepto (esta aclaración puede hacerse en una nota a pie de página).

Una vez finalizada la monografía, es deseable testear la claridad y la coherencia de la redacción.


Para ello es conveniente que alguien lea nuestro trabajo y nos indique los pasajes que presentan
dificultades para la comprensión. Muchas veces la familiaridad con un tema nos impide advertir
presupuestos implícitos en nuestro texto, es decir, cuestiones obvias para nosotros, pero extraños
para el lector corriente. También es importante releer varias veces el texto, ya que la redacción
siempre puede ser mejorada (y suele haber errores gramaticales o de tipeo que sólo son advertidos a
partir de relecturas sucesivas).

Estilo
La claridad en la expresión escrita. Deben evitarse, en lo posible, expresiones ambiguas o
4
metafóricas (el objetivo es que el lector comprenda claramente qué queremos decir y por qué lo
decimos). Es conveniente evitar las oraciones demasiado extensas (con más de una subordinada) a
fin de que el texto pueda ser leído con facilidad (la idea es que el lector pueda seguir el hilo de la
exposición sin necesidad de relecturas constantes).

En lo que concierne al estilo de redacción, el lector debe poder identificar, sin esfuerzo alguno, el
sujeto, el verbo y los complementos de cada frase. Con ese fin, es conveniente usar oraciones
breves, unidas por punto seguido. Las oraciones largas y compuestas por muchas subordinadas
siempre pueden ser desmenuzadas en una sucesión de oraciones simples (de esta sencilla
modificación sintáctica resulta, por lo general, un texto más claro y comprensible). Conviene no
conformarse con la primera versión del texto. El estilo de un texto académico siempre puede ser
corregido y mejorado en múltiples detalles que se van advirtiendo mediante sucesivas lecturas.

En la redacción de trabajos académicos suele utilizarse, por convención, el “plural mayestático”


(“En este trabajo nos proponemos... Consideraremos, en primer lugar...”). El uso del “nosotros”
indica que aquello que afirmamos puede ser compartido por el lector. Si no se desea usar la primera
persona del plural, puede utilizarse la forma impersonal (“En este trabajo se examinará... Se
analizará, en primer lugar, ...”). O la primera del singular. Lo importante es no alternar la primera
del singular con la primera del plural.

ESTRUCTURA FORMAL
título, autor, índice, introducción, desarrollo, conclusión y bibliografía:

A) TÍTULO

El título (y el subtítulo, si lo hubiese) debe reflejar de la manera más fiel posible el contenido
temático del trabajo monográfico: al establecer el título nos comprometemos, ante el lector, a
desarrollar el tema que se está indicando (y no otro tema cualquiera). Si el título que se elige es
demasiado general, conviene añadir un subtítulo con indicaciones más específicas.

B) ÍNDICE

El índice puede estar ubicado al comienzo o al final (preferentemente al comienzo, inmediatamente


después de la portada, en la que se consigna: título del trabajo, autor, referencias institucionales, si
corresponde). Es importante que el índice refleje la estructura del texto (los títulos y subtítulos
deben ser alineados de manera tal que muestran claramente dicha estructura). Los títulos y
5
subtítulos no se cierran con punto (ni en el índice, ni en el desarrollo del trabajo).

C) INTRODUCCIÓN

En la introducción debe presentarse el tema al lector, indicando la importancia de la cuestión, el


propósito u objetivo principal de la monografía y el modo en que se llevará a cabo dicho objetivo
(es decir, la explicitación de los textos que serán examinados para el desarrollo del tema en
cuestión). Puede ser conveniente indicar cuál es el estado presente de las investigaciones acerca del
tema escogido (un “estado de la cuestión”), aunque esta información presupone un conocimiento
profundo del tema que va a desarrollarse y, si bien es indispensable en una tesis doctoral, podría
prescindirse de ello en un texto monográfico (en todo caso, sí puede indicarse qué aspectos del tema
que vamos a tratar no se hallan suficientemente desarrollado en la literatura secundaria disponible,
razón por la su análisis resulta relevante). También debería indicarse en la introducción cuáles serán
los subtemas abordados y qué conexión se da entre ellos (en este sentido la introducción
proporciona un comentario analítico del índice, que adelanta al lector qué temas serán tratados, en
qué orden y en qué consiste su relevancia, en relación con el objetivo principal que nos hemos
propuesto).

D) DESARROLLO
El desarrollo debe ir siguiendo la secuencia temática presentada en el índice. Hacia el final de cada
sección, conviene indicar brevemente qué resultados parciales han sido obtenidos hasta allí, y cómo
se conecta lo que ha sido expuesto con el tema que se desarrollará a continuación (esto también
puede indicarse en el comienzo de la sección siguiente). Al indicar al lector la conexión que cada
subtema mantiene con el tema principal del trabajo, le evitamos la sensación de encontrarse ante
una serie de fragmentos inconexos).

E) CONCLUSIÓN
La conclusión debe contener las afirmaciones más relevantes que se siguen del desarrollo.
Estas afirmaciones no deben aparecer aisladas en la conclusión, sino que debe explicitarse su
conexión lógica.

F) BIBLIOGRAFÍA
Una lista de todos los libros, capítulos y artículos citados en las notas. Conviene separar las fuentes
de la bibliografía secundaria: las fuentes correspondientes a un mismo autor se ordenan
cronológicamente; la bibliografía secundaria se ordena alfabéticamente. Las referencias
6
bibliográficas deben ser completas. En el caso de los libros, debe consignarse: apellido y nombre
del autor, título, traductor, lugar de edición, editorial y año de edición. En el caso de los artículos,
se indican los datos a los que nos hemos referido en el apartado anterior, y se detallan las páginas
que abarca el artículo completo (artículos en revistas o en compilaciones).

En la Bibliografía final debe incluirse sólo los textos que han sido citados o a los que se ha hecho
referencia explícita en el desarrollo del trabajo (si se ha leído un texto, pero no se lo ha
mencionado ni se ha hecho uso de él en el desarrollo del trabajo, entonces no debe incluírselo en la
Bibliografía).

8) NOTAS Y CITAS

a) NOTAS
Las notas deben estar numeradas de manera sucesiva y pueden estar ubicadas al pie de
página o en un apartado final.

Usos de las notas:


- para indicar el origen de las citas (es decir, las referencias bibliográficas exactas correspondientes
a un pasaje citado)
- para indicar bibliografía de consulta acerca de un tema al que hacemos referencia
- para introducir citas de refuerzo que no se hacen en el texto principal
- para hacer comentarios al texto principal o ampliar lo que en él se afirma sin necesidad de
interrumpir el hilo argumental del mismo
- para responder a posibles objeciones respecto de lo que se está afirmando (en el texto principal)
- para ofrecer al lector la versión en idioma original de los textos que se citan en traducción
española (o, a la inversa, para ofrecer la traducción española, si el pasaje se cita en idioma original
en el cuerpo del texto).
- para hacer explícita alguna “deuda” (es decir, para aclarar que la interpretación que proponemos
respecto de cierta cuestión se basa en la interpretación desarrollada por tal autor, en tal libro, etc.,).
- para discutir alguna interpretación

B) LAS CITAS:
La monografía no debe ser una sucesión arbitraria de citas inconexas. Hay que citar sólo cuando
resulta conveniente (se cita un pasaje para luego analizarlo pormenorizadamente o porque el mismo
7
sirve como prueba de lo que se está afirmando). Las citas:
- deben reproducir los pasajes de manera literal (exactamente tal como se encuentran en el
texto citado).
- El texto o pasaje citado va entre comillas (y sin cursivas). Cuando se cita un texto que
incluye en sí alguna frase entrecomillada, se utilizan las comillas simples para esta frase, o comillas
francesas.

- si el texto citado contiene errores, se reproducen tal como figuran en el original y a


continuación se indica: (sic).
- si se desea intercalar una aclaración u observación personal en el texto citado, ésta debe estar
entre corchetes. Los puntos suspensivos entre corchetes, dentro de una cita, significan que se ha
eliminado parte del texto en la cita.
- las citas no deben ser muy extensas. Si exceden la media carilla, es conveniente seccionarlas y
comentarlas por partes (o parafrasear en vez de citar, indicando en nota la referencia
bibliográfica correspondiente, antecedida por: véase, vid., cf.).
- si la cita tiene hasta de cuatro renglones debe ir entre comillas en el cuerpo del texto (con caja
normal). Si excede los cuatro renglones, debe ir en un párrafo a parte, con una caja menor y con
letra de un tamaño menor.

- Al final de cada cita debe ir un número que remite a una nota. Este número puede estar luego de
las comillas que cierran la cita (es decir, entre las comillas y el signo de puntuación), o bien luego
del signo de puntuación (en todo caso, no importa tanto el criterio que se siga como la constancia en
su aplicación).

Si un mismo texto se cita varias veces (en notas sucesivas o discontinuas) a partir de la segunda vez
se indica sólo: Apellido y Nombre del autor, op.cit., p. (número de página correspondiente al pasaje
citado).

Si se citan varias obras de un mismo autor en notas discontinuas no debe usarse op. cit. (ya que el
lector no podría saber a cuál de estas obras nos estamos refiriendo). En ese caso, debe consignarse
el Apellido y Nombre del autor, el título del libro (que puede estar abreviado), y el número de
páginas correspondientes.

8
También pueden utilizarse siglas para hacer referencia a las obras que citamos de manera recurrente.

Debe tenerse en cuenta que, en ciertos casos, no suele citarse la paginación correspondiente a la
edición española que citamos, sino que se cita la paginación de la edición canónica (en tal caso es
conveniente atenerse al sistema de uso convencional).

En CITAS SUCESIVAS que corresponden a la misma página del texto anteriormente citado se indica
ibid. (sin necesidad de reiterar el nombre del autor ni el nombre del libro).
Paráfrasis
Cuando no hacemos una cita textual, sino que explicamos con términos propios lo que el autor ha
expresado, se trata de una paráfrasis. En este caso, debe indicarse en una nota a pie de página el
texto y la página en la que el autor expresa la idea a la que nos referimos (a fin de que el lector
pueda verificar, si lo desea, la exactitud de aquello que afirmamos); en la nota correspondiente,
debe utilizar alguna de estas abreviaturas: véase, vid., cf. o cfr. A continuación se consignan todos
los datos correspondientes al texto parafraseado.

Los párrafos deben tener una extensión razonable (ni demasiado breves ni demasiado extensos) y
van precedidos por una sangría.

LAS CURSIVAS para indicar palabras en otro idioma, para títulos de libros o nombres de revistas y
para destacar un término o una expresión.

LAS NEGRITAS se utilizan únicamente para el título (y eventuales subtítulos) de la monografía.

Antes de imprimir la versión definitiva, conviene revisar:


- incluir nº de página
- que la paginación de los capítulos sea correlativa
- que la paginación de las notas a pie de página sea correlativa
- que el número de páginas consignado en el índice sea correcto
- que las comillas abiertas hayan sido cerradas
- que los paréntesis abiertos hayan sido cerrados
- que no haya errores gramaticales o de tipeo
- que el sistema de referencias bibliográficas utilizado esté unificado
- que las referencias internas sean exactas (por ejemplo, cuando en una nota a pie se remite al
9
lector a un capítulo anterior o posterior, o bien a otra nota a pie, anterior o posterior).

Abreviaturas frecuentes
Cf. confróntese
Ed. editor
Eds. editores
ibid. / ibidem en el mismo lugar (en la misma obra y en la misma página)
i.e. id est (esto es, es decir)
infra véase más adelante
n. nota
op. cit. obra ya citada del autor
p. página
pp. páginas
sic. así (se utiliza cuando asumimos que hay un error en el texto que citamos)
t. tomo
vol. volumen
trad. traducción (también: traductor)

10

También podría gustarte