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Para hablar de lo que es las astreintes en daños y perjuicios debemos de saber que es, son
condenaciones pecuniarias fijadas por los jueces a razón de tanto por día, semana o mes de
retardo del deudor en el cumplimiento de la sentencia, destinadas a vencer la resistencia
obstinada e injusta del obligado.
También podemos decir que No se encuentra codificado en el Código civil, sino que
enriquece nuestro sistema legal por conducto de la Doctrina y la Jurisprudencia, y constituyen
un reflejo del contenido mismo del código civil, recogiendo la base de todo contrato que es
el cumplimiento de las obligaciones contraídas.
ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
En esa época, lo que hoy conocemos como astreinte, recibía el nombre de:
Hoy, sin embargo, se conoce como la Astreinte o el Astreinte (término ambiguo), que causa
perjuicio al acreedor y es un constreñimiento por parte del juez al deudor para que cumpla.
El astreinte nace con la sentencia dictada por el juez del tribunal competente.
Se dice que sólo existe en el ámbito civil, no siendo así en el área penal, aunque en la
actualidad se hace notar en materia laboral, en el artículo 86 del Código de Trabajo, pues si
el empleador no paga en tiempo establecido cada día pagará lo correspondiente al salario por
retardo.
Artículo 86 del Código de Trabajo Dominicano. Las indemnizaciones por omisión del
preaviso y por el auxilio de cesantía no están sujetas al pago del impuesto sobre la renta, ni
son susceptibles de gravamen, embargo, compensación, traspaso o venta, con excepción de
los créditos otorgados o de las obligaciones surgidas con motivo de leyes especiales. Dichas
indemnizaciones deben ser pagadas al trabajador en un plazo de diez días, a contar de la fecha
de la terminación del contrato. En caso de incumplimiento, el empleador debe pagar, en
adición, una suma igual a un día del salario devengado por el trabajador por cada día de
retardo.
JUSTIFICACIÓN
El objetivo de las astreintes es lograr que un deudor cumpla con ejecutar un mandato fijado
por la autoridad judicial, tal mandato suele tratarse de cumplir una obligación jurídica de
hacer.
Puede ocurrir que el obligado retarde el cumplimiento del mandato judicial y para ello el juez
aplica las astreintes como castigo compulsivo y progresivo en el tiempo, aumentando el
monto de las astreintes en proporción al mayor retardo del obligado.
Para el caso de la obligación jurídica de dar un bien, es posible que en el curso del proceso
el acreedor pueda invocar una medida cautelar destinada a lograr el pago mediante el
embargo de un bien del deudor.
No obstante, en el caso de una obligación jurídica de hacer resulta poco eficaz para el
acreedor de aquélla pedir un embargo contra el deudor, pues se busca que éste ejecute un
acto específico y determinado, no que entregue un bien.
Para lograrlo, diversos ordenamientos legales han previsto las astreintes como castigo
pecuniario para el deudor reacio a cumplir las disposiciones del juez. Cuando el deudor
cumple el mandato judicial, quedan sin efecto las astreintes.
Tal medida ejerce una compulsión sobre el deudor sin afectar su libertad personal dentro de
un proceso civil.
DESCRIPCIÓN Y SISTEMATIZACIÓN DE PROBLEMA
El astreinte en daños y perjuicios son condenaciones pecuniarias fijadas por los jueces a razón
de tanto por día, semana o mes de retardo del deudor en el cumplimiento de la sentencia,
destinadas a vencer la resistencia obstinada e injusta del obligado.
Sucede con frecuencia que, pese a haber una resolución judicial -sentencia, auto
interlocutorio, providencia- condenando al deudor al cumplimiento de una obligación, éste
se muestra remiso y se obstina en no cumplir, y esta actitud es más grave en las obligaciones
de hacer, en las que no hay ninguna forma de forzar al obligado a ejecutar la actividad debida.
Cuando una resolución judicial firme que impone a una de las partes el cumplimiento de una
obligación, o de un deber de conducta, y la parte no acata ese mandato, los jueces pueden
aplicar las "astreintes", como accesorio de la resolución judicial a fin de lograr el
cumplimiento de esa orden.
Así, sin violencia personal, por virtud del solo riesgo de sufrir un perjuicio económico que
puede llegar a ser cuantioso, el deudor se ve compelido a cumplir la prestación ordenada en
una sentencia. De aquí el carácter de compulsivo de estas sanciones, con las cuales,
castigando el patrimonio del sujeto, se ejerce sobre él una presión psicológica para hacer
cumplir el mandato judicial.
A) Cinco mil pesos (RD$5,000.00) a favor de los recurrentes por cada día de retardo en
la ejecución de la sentencia, la primera, y Diez mil pesos (RD$10,000.00) a favor de
L.V., por cada día de retardo en la ejecución de la presente sentencia de parte de la
Junta de Retiro de las Fuerzas Armadas y su representante legal”,
B) La segunda. Como se aprecia, en estos dos fallos se sigue, como ya se ha dicho, el
modelo tradicional que atribuye el beneficio de la astreinte al acreedor.
Las instituciones sin fines de lucro que podrían ser favorecidas por la astreinte que fije el TC
serán las que resulten involucradas cuando se trate de proteger derechos colectivos o difusos,
o que se relacionen con comunidades.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN:
General
Especifico
Método deductivo: Es un tipo de razonamiento lógico que hace uso de la deducción por una
conclusión sobre una premisa particular. El término “deducción” se ha registrado en el
diccionario como el acto de deducir, completa o enumeración y detallada de los hechos y
argumentos.
La estaré utilizando, ya que esta nos permite recopilar todas las informaciones existentes en
libros, revistas, web, folletos, monográficos, entre otros, y así desarrollar conceptos de las
habilidades de comunicación interpersonales y el liderazgo y las diversidades de cada uno,
que aportaran enriquecimiento a este trabajo.
ESQUEMA TENTATIVO DE PRESENTACIÓN DE INFORME
De las astreintes y otros escritos, del Autor: Rafael Luciano Pichardo, Editor: Capel
Dominicana S.A. Edición: Santo Domingo, 1996, Páginas: 168, nos deja muchos
conocimientos y que además en esta obra recoge los trabajos que ha publicado el autor en la
prensa diaria y en revistas especializadas, entre ellos un estudio sobre las astreintes y otros
aun inéditos. Entre los temas se encuentran el derecho constitucional y electoral, derecho
penal penitenciario, derecho civil y procedimiento, y derecho bancario y comercial. La
adopción legislativa del astreinte se introdujo por primera vez en el país en la ley 834 del 15
de Julio de 1978 que introdujo reformas en el procedimiento civil.
Conforme a la legislación civil, artículos 2108 y 2109, el daño implica pérdida o menoscabo
sufrido en el patrimonio, por falta de cumplimiento de una obligación, y el perjuicio la
privación de cualquier ganancia lícita, que debiera haberse obtenido con el cumplimiento de
la obligación. Lo cierto es que jurídicamente, tanto el daño como el perjuicio, implican lesión
al patrimonio, pues según la connotación que al término daño asigna Escriche en su
Diccionario de Legislación y Jurisprudencia: es el detrimento, perjuicio o menoscabo que se
recibe por culpa de otro en la hacienda o la persona.
En general, todo daño puede causarse por dolo o malicia, por culpa o por caso
fortuito; importando mucho en cualquier evento, saber el modo para arreglar la
responsabilidad que debe exigirse.
CAPITULO I:
MARCO TEÓRICO
La astreinte, es una condena pecuniaria. Es donde el deudor tendrá que pagar intereses por la
demora del cumplimiento de su obligación.
Son condenas pecuniarias ordenadas con el fin de vencer la injusta resistencia del deudor a
cumplir su compromiso.
Se denomina como astreintes a las sanciones valuadas en dinero contra el deudor que demora
el cumplimiento de una orden judicial, y que son requeridas por el juez a razón de una suma
de dinero por cada día, cada semana o cada mes en que un deudor retarda el cumplimiento
de una obligación determinada mediante una resolución judicial (la cual, según cada
ordenamiento legal, puede ser una sentencia judicial, un auto, un decreto, etcétera).
En definitiva, la Astreinte es una amenaza para los bienes del deudor, es eventual e
independiente del perjuicio causado y la indemnización busca solo el pago o reparación de
los daños ocasionados.
1.2.1 Características:
Para hablar de la competencia de las astreintes, por ante la jurisdicción inmobiliaria, se hace
necesario conocer el concepto y su origen; la astreintes es una creación de la jurisprudencia
francesa.
La aplicación de la astreinte por ante la jurisdicción inmobiliaria le viene dada por el artículo
106, del Reglamento de los Tribunales de la jurisdicción inmobiliaria el cual establece lo
siguiente: el Juez o Tribunal de la Jurisdicción Inmobiliaria del cual emane una decisión
conocerá de todos los asuntos derivados de la inejecución o incumplimiento de la misma y
podrá condenar, a petición de parte interesada, al pago de las indemnizaciones
correspondientes, o de una astreinte a quien resulte responsable por su inejecución.
Medidas que pueden dar motivo para solicitar las Astreintes por ante la Jurisdicción
Inmobiliaria
Cuando en el curso de una litis sobre derechos registrados como demanda principal se adhiere
un pedimento accesorio a la misma, que es relacionada con un desalojo de un ocupante ilegal
y dicho desalojo lo haya ordenado la Jurisdicción Inmobiliaria, si la parte demandante, que
persigue la ejecución de la decisión, propone la imposición de una astreiten como medida
conminatoria a fin de asegurar la ejecución de la sentencia que ordena el desalojo.
Cuando en el curso de una litis sobre derechos registrado se ordena un secuestro judicial,
con el fin de evitar que una de las partes obtenga ventaja frente a la otra o pueda evitar que
el inmueble objeto de la litis pueda devaluarse o desaparecer y el Juez ordena el secuestro y
puede en la misma sentencia y por vía accesoria ordenar una astreinte que condene a la parte
contra la cual se le opone una suma de dinero en caso de no hacer entrega al secuestrario
judicial ordenado por la Jurisdicción Inmobiliaria en el plazo establecido.
En una demanda en referimiento que se esté conociendo por ante los Tribunales de la
Jurisdicción Inmobiliaria, los cuales están apoderado de una demanda principal, a pedimento
de parte y para asegurar la ejecución de la ordenanza en referimiento, el tribunal puede
establecer una astreinte, ya que esto pueden conocer en referimiento de toda medida urgente
y de carácter provisional que se deba tomar respecto al inmueble artículos 50 y 51 de la Ley
108-2005 de Registro Inmobiliario y 107 de la Ley 834 del 1978
La astreinte, como hemos dicho, es una medida, que en primera fase es provisional, no se
encuentra plasmada en la ley, sino que ha sido adoptada por vía de la Jurisprudencia, la
doctrina y más recientemente por la vía reglamentaria como hemos podido apreciar en
artículo 106, del Reglamento de los Tribunales de la Jurisdicción Inmobiliaria y consiste en
condenaciones pecuniarias cuyo monto se acumula en la medida que el deudor no acate el
cumplimiento de las obligaciones contenidas en la decisión del juez que la impuso.
A) Astreinte Provisional.
B) Astreinte definitiva
C) Otro tipo de astreinte.
Es aquel donde el juez no fija un monto definitivo y está sujeto a revisión y modificación.
Cuando el deudor quiera liquidar, lo presenta ante el juez y éste tomará la decisión del monto
a pagar.
Es cuando el juez condena al deudor a pagar intereses por su demora fijamente, no sujeta a
modificaciones ni revisiones. La misma
Es menos usado, en donde sólo se podrá cumplir con lo perjudicado en el retardo. Por ejemplo
si José Rodríguez tiene que pintar un cuadro en dos semanas, en unos RD$800, el mismo
tendrá que pagar cada dos semanas RD$800 hasta que cumpla con su obligación.
Cuando el acreedor ha buscado todos los medios para recibir el pago por parte de su deudor,
o en su defecto, el cumplimiento de la obligación y ha tenido, inclusive daños sobre el mismo
acude a la justicia para constreñir a que cumpla y mientras eso ocurre irá pagando intereses
por retardo, diarios o mensuales.
La jurisdicción competente son todos los tribunales civiles o de comercio, jueces de paz,
árbitros, tribunales represivos para las condenas civiles.
Citamos el artículo 1134 el cual nos dice: “Las convenciones legalmente formadas tienen
fuerza de ley para aquellos que las han hecho. No pueden ser revocadas, sino por su mutuo
consentimiento, o por las causas que están autorizadas por la ley. Debe llevarse a ejecución
de buena fe”.
El otro artículo es el 1142, que estipula: “Toda obligación de hacer o de no hacer, se resuelve
en indemnización de daños y perjuicios, en caso de falta de cumplimiento del deudor”, para
algunos autores e investigadores de Derecho, los legisladores de la época fueron muy
flexibles para con el deudor y se muestra en este párrafo, ya que no presiona al solvens (quien
debe) para cumplir con su obligación, pero la jurisprudencia y la doctrina la han abordado de
manera amplia.
El artículo 1145 del mismo Código Civil expresa que: “Si la obligación consiste en no hacer,
el contraventor debe daños y perjuicios, por el solo hecho de la contravención”.
Todas las personas físicas o morales que deban ante una determinada persona, exceptuando
a las entidades públicas, según el artículo 45 de la ley 1494.
La Astreinte guarda una notable diferencia con la condenación en daños y perjuicios, ya que
la primera va destinada a que el condenado cumpla con la condenación impuesta por el juez,
y la segunda consiste en la reparación del daño causado al solicitante.
El Astreinte, también puede ser acordado por el Juez de Los Referimientos, según lo
establece el artículo 170 de la Ley 834 del 1978.
El daño es el hecho que se constata y el perjuicio la consecuencia que se deriva del daño para
la víctima del mismo. Una sentencia colombiana de la Corte Suprema de Justicia en 1943
considera al daño como la lesión, la herida, la enfermedad, el dolor, el detrimento ocasionado
a una persona en su cuerpo, en su espíritu o en su patrimonio.
Al perjuicio como el menoscabo patrimonial que resulta como consecuencia del daño, y a la
indemnización como el resarcimiento, la reparación, la satisfacción o pago del perjuicio que
el daño ocasionó. El patrimonio no sufre daño sino perjuicio por aquel. Solo se indemniza el
perjuicio proveniente del daño.
En general, en sentido objetivo, por daño hemos de entender todo menoscabo que a
consecuencia de un acaecimiento o evento determinado sufre una persona, ya en sus bienes,
ya en su propiedad, o en su patrimonio, y del cual haya de responder otro.
Tanto el daño como el perjuicio pueden considerarse como los menoscabos materiales o
morales causados contraviniendo una norma jurídica. Resulta difícil concretar la idea de
perjuicio, pudiendo partirse de su sentido gramatical: ganancia lícita que deja de obtenerse o
los gastos que se ocasionan por acto u omisión de otro, y que éste debe indemnizar, además
del daño causado de modo directo. Esta idea de perjuicio coincide con la de ganancia
frustrada, y ha de reconocerse que en la práctica es éste el sentido que casi siempre tienen los
perjuicios.
Los daños podrán ser tanto los materiales, como los personales e incluso los morales.
Los daños patrimoniales son los que producen un menoscabo valorable en dinero sobre
intereses del perjudicado.
Los no patrimoniales, en principio, son aquellos en los que su valoración en dinero no tiene
una base de equivalencia, por cuanto afecta a elementos o intereses de difícil valoración
pecuniaria.
Los daños morales son los que no afectan al patrimonio del perjudicado; los morales
impropios son aquéllos que a través de la lesión de intereses inmateriales transcienden a
valores del patrimonio.
La responsabilidad por el acto ilícito civil o por un riesgo, se ha de entender como la carga
económica que la ley impone al causante, obligándole a responder del daño sufrido. De
ordinario se suele hablar de "daños y perjuicios", así aparece en el Código Civil en cuanto a
la responsabilidad contractual, artículos 1101, 1106, 1107 y 1108 CC; y en los artículos 1902
a 1910 CC referidos a la responsabilidad extracontractual, unas veces se habla de daño y
otras de perjuicios, con un mismo sentido. En la práctica se suele considerar a los "daños"
como los directos, y a los "perjuicios" como los indirectos.
Ahora bien, producido el daño, el perjudicado pretenderá que la indemnización cubra todo el
interés que el menoscabo le ha producido, por el contrario, el autor del daño pretenderá que
la indemnización se corresponda con el desmerecimiento objetivo que se ha producido. Por
lo que se deberá de averiguar si ha de prevalecer el interés subjetivo del perjudicado o la
valoración objetiva del menoscabo ocasionado.
El artículo 1902 del Código Civil no contiene ninguna regla valorativa del daño, ni se refiere
al momento que ha de tenerse en cuenta para su valoración, por lo que la doctrina y la
jurisprudencia entienden que ha de aplicarse el criterio del interés del artículo 1106 del
Código Civil al disponer que "la indemnización de daños y perjuicios comprende, no sólo el
valor de la pérdida que hayan sufrido, sino también el de la ganancia que haya dejado de
obtener el acreedor". Los daños a los que hace referencia el precitado precepto, comprenden
no solo los daños materiales, o económicos, en su doble modalidad de daño emergente y
lucro cesante sino también los daños morales.
Viene determinado, de conformidad al artículo 1106 del Código Civil, por el valor de la
pérdida que haya sufrido el perjudicado; es decir, el perjuicio sufrido en el patrimonio del
perjudicado, los daños efectivos.
Como señala la doctrina, en los daños patrimoniales no sólo se han de computar las
disminuciones que sufra el perjudicado en sus bienes patrimoniales existentes, sino también
las ganancias dejadas de obtener: lucro cesante.
Viene recogido en el artículo 1106 del Código Civil por cuanto en la indemnización se ha de
incluir "la ganancia que haya dejado de obtener". El principio básico para determinar el lucro
cesante es el que éste se delimite por un juicio de probabilidad. Por cuanto si en el daño
emergente el daño es real y efectivo, por el contrario, el lucro cesante se apoya en la
presunción de cómo se habrían sucedido los acontecimientos en el supuesto de no haber
tenido lugar el hecho dañoso.
Al perjudicado no se le puede exigir que acredite de una manera absoluta las ganancias
esperadas, pero tampoco es suficiente que se trate de supuestos inseguros e inciertos. Las
ganancias que pueden reclamarse son aquellas en las que concurre verosimilitud suficiente
para poder ser reputadas como muy probables.
Por ello, el criterio restrictivo para apreciar el lucro cesante; pero lo verdaderamente cierto,
más que rigor o criterio restrictivo, es que se ha de probar, como en todo caso debe probarse
el hecho con cuya base se reclama una indemnización; se ha de probar el nexo causal entre
el acto ilícito y el beneficio dejado de percibir -lucro cesante- y la realidad de éste.
Ahora bien, la integración del lucro cesante como elemento indemnizatorio debe moverse
bajo los dos polos de su delimitación, esto es, sin que quepa incluir eventos de futuro rayanos
"en los sueños de ganancia", pero tampoco, por ello, habrá de referirse a acontecimientos
reales, existiendo una posición intermedia cuando se comprendan en ese lucro cesante
eventos determinantes de una aportación de medios o recursos que, aunque dependiendo del
porvenir, sin embargo, se han visto truncados por la realización del ilícito, es obvio, que
aquellos requieren la prueba indiscutible de que generaren ese monto económico, el cual, ya
totalmente predeterminado, sólo le falta su real materialización.
En nuestro Derecho positivo, cabe señalar el artículo 9.3 de la Ley Orgánica 1/1982 de 5
Mayo, sobre protección del derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen, que dispone
que "La existencia de perjuicio se presumirá siempre que se acredite la intromisión ilegítima.
El nexo causal es un requisito que se deriva del artículo 1902 del Código Civil"..causa daño",
es decir, la relación causa a efecto entre la acción u omisión y el daño (resultado).
La relación de causalidad, cada vez con una mayor importancia, sobre todo con base a la
evolución de responsabilidad objetiva, se ha de examinar en cada caso en concreto, y si bien
es cierto que tal relación puede ser clara, por cuanto la relación entre la acción u omisión y
el resultado no deja lugar a dudas; sin embargo, en la práctica, en los distintos y variados
supuestos que se pueden plantear, la relación de causalidad puede plantear dificultades bien
por no constar la causa que ha originado el daño, o bien porque el daño ha podido ser
producido por distintas causas, por lo que la doctrina y la jurisprudencia han dado diversas
teorías, que se pueden sintetizar en las de la teoría de la equivalencia y la teoría de la
adecuación.
Para la teoría de la adecuación se producirá la relación causal cuando el acto era el apropiado
o adecuado para la producción del resultado; en consecuencia, para esta doctrina lo que se
plantea es determinar si la conducta del individuo era la apropiada para la producción del
resultado producido. La contestación a tal planteamiento sólo podrá darse previa una
valoración objetiva, atendiendo a las circunstancias que concurran en cada caso.
La doctrina moderna, e incluso la jurisprudencia, consideran la causalidad por omisión, por
cuanto el acto omisivo puede merecer desde el punto de vista jurídico el concepto de causa
del daño.
Para que la omisión de la conducta debida pueda considerarse como causa se requiere:
En el derecho español la relación causal se exige, como hemos visto, en el artículo 1902 en
cuanto a la responsabilidad extracontractual, y en el artículo 1107 en cuanto a la contractual.
En ambos casos se rompe el nexo causal, por cuanto la acción u omisión humana no es la
causa apropiada para la producción del daño, por cuanto la causa del daño viene dada por
una fuerza mayor o un caso fortuito.
Entre las causas que rompen o interfieren el nexo causal merece especial mención el caso
fortuito y la fuerza mayor. Conforme al artículo 1105 CC nadie responderá de aquellos
sucesos que no hubieran podido preverse o que previstos fueran inevitables, y estas causas
externas son el caso fortuito y la fuerza mayor.
La "fuerza mayor" ha de consistir en una fuerza superior a todo control y previsión, y para
ponderar su concurrencia habrá de estarse a la normal y razonable previsión que las
circunstancias exijan adoptar en cada supuesto concreto, o inevitabilidad en una posibilidad
de orden práctico.
La carga de la prueba de una situación de caso fortuito o fuerza mayor corresponde a quien
la opone como causa de exoneración de responsabilidad, la imprevisibilidad y la
inevitabilidad exige una prueba cumplida de parte de quien la alega.
Acción que proviene de un tercero, hecho ilícito ajeno que romperá la relación de causalidad
con relación al presunto causante.
La acción del propio perjudicado. En los casos en que en la relación causal entre el acto u
omisión del agente se interfiere una acción u omisión culposa de la propia víctima, se plantea
el problema de lo que la doctrina ha denominado compensación de culpas, aunque como dice
el Tribunal Supremo, lo que en realidad se opera es una concurrencia de culpas en la
producción del resultado dañoso, por lo que debe hablarse de compensación de
responsabilidades o compensación de consecuencias reparadoras.
Cabe concluir que en todo caso el resarcimiento de perjuicios tiende a colocar el patrimonio
del perjudicado en la situación que correspondía de no existir el hecho dañoso, y por ello no
puede suponer un enriquecimiento.
CONCUSION
Al concluir este trabajo puedo decir que he adquirido conocimiento sobre lo que es el
astreintes en daños y perjuicio en la republica dominicana y también podemos decir que en
la Jurisdicción Inmobiliaria el astreinte está contemplado en el Artículo 106 del reglamento,
cuando establece que “el Juez o Tribunal de la Jurisdicción Inmobiliaria del cual emane una
decisión conocerá de todos los asuntos derivados de la inejecución o incumplimiento de la
misma y podrá condenar, a petición de parte interesada, al pago de las indemnizaciones
correspondientes, o de una astreinte a quien resulte responsable por su inejecución”.
Podemos notar que el artículo 106 no hace distinción de lo que es una astreinte y la
indemnización, por los que es oportuno precisar que existe una diferencia esencial entre el
astreinte y La Indemnización, ya que la primera pretende obligar al deudor cumplir con una
obligación material, de hacer o no hacer.
En definitiva, la Astreinte es una amenaza para los bienes del deudor, es eventual e
independiente del perjuicio causado y la indemnización busca solo el pago o reparación de
los daños ocasionados.
BIBLIOGRAFÍA
www.robertexto.com/archivo14/astreintes.htm
www.drleyes.com/page/.../Jurisprudencia:--Liquidación-de-Astreinte