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4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO


[G-78] J.D. Salinger, (The Catcher in the Rye, 1945): El guardián entre el centeno.
Traducción de Carmen Criado. El Libro de Bolsillo, Alianza Editorial, Madrid, Primera
edición, 1978. Vigésima reimpresión, 1995.

[G-07] J.D. Salinger, (The Catcher in the Rye, 1945): El guardián entre el centeno.
Traducción de Carmen Criado. El Libro de Bolsillo, Alianza Editorial, Madrid, Segunda
edición revisada, 2007. Tercera reimpresión, 2012.

4.3. Diferencias de Expresión

§ 1. Refuerzos

§ 2. Colocaciones

§ 3. Frases hechas

§ 1. Refuerzos

Una de las características de la lengua adolescente juvenil, pero ‘autosuficiente’ y


‘aleccionador’ del protagonista narrador de El Guardián… es el uso de expresiones de
‘refuerzo’ colaterales, a modo de expresiones aseverativas ‘eco’, sin contenido
informativo propio ni otra función que la de confirmar, destacar o reforzar lo dicho en
el enunciado precedente.

No se observan preferencias entre las dos versiones (a) y (b). Las marcas de
refuerzo de (1) están en ambas versiones.

Son marcas evidentes de la lengua del joven protagonista, que confirma así lo
dicho ante el lector o el interlocutor.
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Las formas más comunes de este proceder se presentan en los diferentes ejemplos
de (1): ‘en serio, de verdad, palabra’, cuyo uso no parece condicionado por algún
motivo particular distinto identificable.

Por la cantidad de apariciones de cada marca se puede decir que ‘de verdad’, más
abundante, se usa por igual en ambas versiones (a, 133 veces; b, 132 ocurrencias); en
cambio ‘en serio’, menos abundante, se usa más en (b), 40 ocurrencias, que en (a), con
20 ocurrencias. Así ‘en serio’ se convierte en otra marca identificadora de la lengua del
protagonista.

(1)a (1)b

Decidí no entrar en aquel tugurio y me volví al Decidí no entrar siquiera en ese maldito bar. Sólo
hotel. El vestíbulo estaba completamente vacío y volví al hotel. El vestíbulo estaba vacío. Olía como a
olía como a cincuenta millones de colillas. En cincuenta millones de puros apagados. De verdad.
serio.

A veces hago cosas de persona mayor, en serio, A veces me comporto como si fuera mucho mayor
pero de eso nadie se da cuenta. de lo que soy —de verdad—, pero de eso no se da
cuenta nadie.

Entonces tenía dieciséis años. Ahora tengo Entonces tenía dieciséis años y ahora tengo
diecisiete y, a veces, parece que tuviera trece, lo diecisiete, pero a veces parece que tuviera trece. A
cual es bastante irónico porque mido seis pies y veces hago cosas de persona mayor, en serio, pero
dos pulgadas y tengo un montón de canas. De de eso nadie se da cuenta.
verdad.

La cosa tenía gracia, de verdad. Tenía gracia. De verdad.


—Resulta que a quien echan es a mí y encima —A quien expulsan de este maldito colegio es a mí y
tengo que escribirte una composición. tú me pides que te escriba una maldita redacción —
dije.

—Creo que voy a darme un afeitado rápido — —Creo que voy a afeitarme a toda prisa —dijo. Tenía
dijo. Tenía una barba muy cerrada, de verdad. una barba muy cerrada. De verdad.

La mayoría de los chicos eran de familias de Muchos de los chicos eran de familias de mucho
mucho dinero, pero aun así era una auténtica dinero, pero aun así era una cueva de ladrones.
cueva de ladrones. Cuanto más caro el colegio Cuanto más caro el colegio, más ladrones, en serio.
más te roban, palabra.

Estas marcas de refuerzo de la aseveración precedente en ejemplos como los de


(1) tienen un sentido de reafirmación y una función semejantes a las de las conocidas
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preguntas ‘eco’ ¿eh?, ¿no?, ¿te molesta?, ¿de acuerdo?, ¿verdad?, ¿te importaría
mucho?, de ejemplos como los de (2).

(2)a (2)b

—Ahora en serio. Escríbeme esa composición —Ahora en serio. Escríbeme esa redacción —dijo.
—dijo.
Se había puesto el abrigo y estaba a punto de salir.
Se había puesto el abrigo y estaba a punto de
—No hace falta que te mates, pero que sea
salir.
descriptiva a más no poder. ¿De acuerdo?
—No hace falta que te mates. Pero eso sí, ya
sabes, que sea de muchísima descripción, ¿eh?

La cosa tenía gracia, de verdad. Tenía gracia. De verdad.


—Resulta que a quien echan es a mí y encima —A quien expulsan de este maldito colegio es a mí
tengo que escribirte una composición. y tú me pides que te escriba una maldita redacción
—dije.
—Ya lo sé. Pero es que si no la entrego, me las
voy a ver moradas. Échame una mano, anda. —Sí, ya lo sé. Pero el caso es que si no la entrego,
Échame una manita, ¿eh? me la cargo. Échame una mano, anda. Échame una
manita. ¿De acuerdo?

—Verás —le dije—. No me encuentro bien. He —Verás —le dije—. No me encuentro bien esta
pasado muy mala noche. De verdad. Te pagaré noche. He pasado muy mala noche. Te lo juro. Te
pero no te importará si no lo hacemos, ¿no? pagaré y todo eso, pero no te importará si no lo
¿Te molesta? hacemos, ¿verdad? ¿Te importaría mucho?

Una diferencia entre ambos procedimientos es que mientras las marcas de


reafirmación aseverativa como las de (1), sí se reiteran en el texto, se manifiestan
como un exponente más o menos acentuado de un registro (juvenil, coloquial,
familiar); mientras que las llamadas ‘preguntas eco’, como las de (2), se pueden
considerar como más generales, sin restricciones de registro.

Con parecida función de refuerzo o énfasis de lo dicho hay que referirse a la


expresión ‘y todo eso’, con referencia genérica indefinida sin sentido específico, que
cierra el enunciado. No hemos hecho recuentos en otros casos porque no creemos que
tenga mucho sentido en un estudio de las diferencias de estilo puesto que los valores
cuantitativos de usos no suelen ser significativos.
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Pero en este caso sí son significativas las diferencias de uso en la versión (b), donde
‘y todo eso’ en expresiones como las de (3) se encuentra en 199 casos, frente a los
escasos 20 de uso en la versión (a). Una forma de expresión, presente en la versión (a),
se convierte en la versión (b) en una característica de expresión definitoria de la lengua
del joven narrador protagonista.

(3)a (3)b

Seis tiros directos al estómago gordo y peludo. Seis tiros directos a su estómago gordo y
Luego arrojaría el arma al hueco del ascensor — peludo. Luego tiraría la automática por el
una vez limpias las huellas— y volvería hueco del ascensor, después de haber
arrastrándome hasta mi habitación. Llamaría a limpiado las huellas y todo eso. Luego volvería
Jane para que viniera a vendarme las heridas. arrastrándome a mi habitación y llamaría a
Jane para que viniera a vendarme.

—¡No jorobes, Holden! —dijo Stradlater. No —Estate quieto, Holden, ¡por el amor de Dios!
tenía ganas de bromas porque estaba —dijo Stradlater. Él no tenía ganas de hacer el
afeitándose—. indio porque estaba afeitándose y todo eso—.
… …
Dejó la máquina de afeitar. De pronto levantó Dejó la maquinilla de afeitar y de pronto
los brazos y me obligó a soltarle. Tenía levantó los brazos y me obligó a soltarle. Era
muchísima fuerza y yo soy la mar de débil. un tío muy fuerte. Yo soy muy débil.
—¡A ver si dejas ya de jorobar! —dijo. —¡Ahora deja de fastidiar! —dijo.

Nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones Bueno, pues nos fuimos los dos a nuestras
a arreglarnos un poco y mientras me ponía los habitaciones a arreglarnos y todo eso, y
chanclos le grité a Ackley que si quería venirse mientras me ponía los chanclos y todo ese
al cine con nosotros. rollo le grité a Ackley si quería ir al cine.

—Pues eso de que la vida es como una partida y —Oh... pues que la vida es como una partida y
hay que vivirla de acuerdo con las reglas del todo eso. Y que hay que jugarla de acuerdo
juego. Estuvo muy bien. Vamos, que no se puso con las reglas. Estuvo muy amable. Vamos,
como una fiera ni nada. Sólo me dijo que la vida que no se puso como una fiera ni nada. Sólo
era una partida y todo eso... dijo muchas veces que la vida es una partida y
todo eso.

—¿No quieres tomar una taza de chocolate? La —¿No quieres tomar un chocolate caliente
señora Spencer... antes de irte? La señora Spencer estará...
—Me gustaría. Me gustaría mucho, pero tengo —Me gustaría. Me gustaría mucho, pero lo
que irme. Tengo que pasar por el gimnasio. que pasa es que tengo que irme. Tengo que ir
Gracias de todos modos. Muchas gracias. al gimnasio. Pero gracias. Muchas gracias,
señor.
Nos dimos la mano y todo eso.
Luego nos dimos la mano y todo ese rollo.
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Me acuerdo que hacia las tres de aquella tarde Me acuerdo que hacia las tres de aquella
estaba yo en lo más alto de Thomsen Hill junto tarde estaba yo en lo más alto de Thomsen
a un cañón absurdo de esos de la Guerra de la Hill, junto a ese cañón de locos de la Guerra
Independencia y todo ese follón. de la Independencia y todo eso.

Con parecida función de refuerzo o énfasis de lo dicho también se usa la expresión


‘o algo así’ para cerrar el enunciado a modo de un ‘etcétera’ con sentido indefinido.

Esta marca expresiva también se convierte en un tic repetitivo identificador del


idiolecto del personaje en la versión (b). En esta versión (b), el exponente ‘o algo así’
en expresiones como las de (4), se encuentra en 100 casos, frente a los 31 de la versión
(a). Esta forma de la versión (a) se convierte así también, en la versión (b), en otra
característica de expresión definitoria de la lengua del joven:

 ‘También digo «¡jo!» muchas veces. En parte porque tengo un vocabulario


pobrísimo, y en parte porque a veces hablo y actúo como si fuera más joven de
lo que soy.’

(4)a (4)b

Confieso que no me vuelven loco los enfermos, Y lo que hacía todo aún más deprimente era que
pero lo que hacía la cosa aún peor era que Spencer llevaba puesto un albornoz tristísimo,
llevaba puesto un batín tristísimo todo todo zarrapastroso, que probablemente ya
zarrapastroso, que debía tener desde que nació. llevaba cuando nació o algo así.

—Hola —dijo. Siempre lo decía como si estuviera —Hola —dijo. Siempre lo decía como si estuviera
muy aburrido o muy cansado. No quería que uno terriblemente aburrido o terriblemente cansado.
pensara que venía a hacerle una visita o algo así. No quería que pensaras que venía a hacerte una
Quería que uno creyera que venía por visita o algo así. Quería que pensaras que había
equivocación. Tenía gracia. entrado por equivocación, por el amor de Dios.

Manoseaba el examen con verdadero asco, como Empezó a manosear mi examen como si fuera
si fuera una plasta de vaca o algo así. una plasta de vaca o algo así.

A mí los que me gustan son esos sitios donde, al A mí los que me gustan son esos sitios donde al
menos de vez en cuando, se ven unas cuantas menos puedes ver unas cuantas chicas de vez en
chavalas aunque sólo estén rascándose un brazo, cuando, aunque sólo estén rascándose un brazo,
o sonándose la nariz, o riéndose, o haciendo lo o sonándose la nariz, o hasta sólo riéndose o algo
que les dé la gana. así.
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Era el último del año y había que suicidarse o Era el último del año y se suponía que tenías que
poco menos si no ganaba el equipo del colegio. suicidarte o algo así si no ganaba el equipo de
Pencey.

Si se observan estos pocos ejemplos de (4) se puede apuntar que en la versión (b),
el exponente ‘o algo así’ se generaliza en detrimento y a costa de fórmulas alternativas
de la versión (a). En la versión (a) tenemos casos alternativos donde no aparece un
exponente equivalente de sentido indefinido o aparecen fórmulas alternativas
diferentes: ‘riéndose, o haciendo lo que les dé la gana’; ‘suicidarse o poco menos’.

Por eso es más significativo del idiolecto de Holden Caulfield porque el exponente
‘o algo así’ se hace tan reiterativo que se convierte en una marca expresiva, como si
fuera un tic personal identificador del su modalidad de lengua.

Los ejemplos de (5) son diferentes. Los elementos de refuerzo o de énfasis de (4)
no son de referencia externa o indefinida como en (1-4) sino que son estrictamente
textuales y con el procedimiento, más usado en inglés, de dislocación de un adjetivo
antepuesto.

(5)a (5)b

Me dejé los floretes, el equipo y todos los Me dejé los floretes, el equipo y todo lo demás
demás trastos en el metro. en ese maldito metro.

El primer bailarín no puede salir a escena. El primer bailarín no puede salir a escena. Está
Tiene una curda monumental. ¿A quién como una cuba. ¿Así que a quién llaman para
llaman para reemplazarle? A mí. Al hijo del reemplazarle? A mí, a mí es a quien llaman. Al
gobernador. puñetero hijito del gobernador.

Total, que ahí estaba yo junto a ese cañón Bueno, pues ahí estaba yo junto a ese cañón de
absurdo mirando el campo de fútbol y locos mirando el partido y helándome el culo.
pasando un frío de mil demonios.

Pues, como iba diciendo, era diciembre y Bueno, pues era diciembre y todo eso y hacía un
hacía un frío que pelaba en lo alto de frío que pelaba, sobre todo en lo alto de aquella
aquella dichosa montañita. estúpida colina.
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En efecto, en (5b) se usa el calificativo dislocado (ese maldito metro¸ Al puñetero


hijito), una forma de especificación ‘comodín’, con aires de lengua juvenil, en (a) ‘ese
cañón absurdo’, y que se acentúa en (b), ‘ese cañón de locos’.

Los datos de (5) son estrictamente textuales pero referidos a un determinado


elemento de la expresión (metro, hijito, cañón).

En cambio, los ejemplos de (6) muestran otra característica de la lengua de Holden


Caulfield: la presencia de elementos ‘metatextuales’ para referirse, calificar o destacar,
con sentido peyorativo o desdeñoso, algún enunciado o segmento textual precedente.

(6)a (6)b

Empezó a limpiarse las uñas con una cerilla. Empezó a limpiarse las malditas uñas con la
Siempre estaba haciendo lo mismo. Llevaba los punta de una cerilla. Siempre se estaba
dientes todos mohosos y las orejas más negras limpiando las uñas. En cierto modo, tenía
que un demonio, pero en cambio se pasaba el gracia. Tenía los dientes todos mohosos y las
día entero limpiándose las uñas. orejas más sucias que un demonio, pero se
pasaba el día limpiándose las uñas.

A la mañana siguiente nos echó un discurso en Luego, a la mañana siguiente, en la capilla, nos
la capilla que duró unas diez horas. Empezó echó un discurso que duró como diez horas.
contando como cincuenta chistes, todos Empezó como con cincuenta chistes viejísimos,
malísimos, sólo para demostrarnos lo sólo para demostrarnos que era un tío de lo
campechanote que era. Menudo rollazo. más normal. Vaya cosa.

En efecto, en (b) destacamos la presencia de esos elementos que consideramos


‘metatextuales’:

 1º. En cierto modo, tenía gracia, que se refiere a todo un enunciado precedente
(Siempre se estaba limpiando las uñas) y que se justifica en el enunciado
siguiente: Tenía los dientes todos mohosos y las orejas más sucias que un
demonio, pero se pasaba el día limpiándose las uñas.

 2º. Vaya cosa, que se refiere a todo un enunciado precedente (Empezó como
con cincuenta chistes viejísimos, sólo para demostrarnos que era un tío de lo
más normal).
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 3º. Como en (a), Menudo rollazo, que se refiere a todo el enunciado precedente
(Empezó contando como cincuenta chistes, todos malísimos, sólo para
demostrarnos lo campechanote que era).

§ 2. Las Colocaciones

Otra característica de la lengua de Holden Caulfield es el uso de ‘colocaciones’ o


formulismos en ambas versiones (a) o (b), aunque mejor resueltos en (b), como
veremos en algunos ejemplos a continuación.

En concreto, en (1) se observa el contraste entre las colaciones de (a), daba gana
de y no tenía ninguna gana de, y sus correspondientes versiones alternativas, en (b),
daban ganas de y la hipotética: no tenía ningunas ganas de.

(1)a (1)b

En todo el tiempo que fuimos vecinos de En todo el tiempo que fuimos vecinos de
habitación, no le vi lavarse los dientes ni una habitación no le vi lavarse los dientes ni una
sola vez. Los tenía feísimos, como mohosos, y sola vez. Los tenía siempre horribles y como
cuando se le veía en el comedor con la boca mohosos, y si le veías en el comedor con la
llena de puré de patata o de guisantes o algo boca llena de puré de patata y guisantes o
así, daba gana de devolver. algo así, casi te daban ganas de vomitar.

La verdad es que no tenía ninguna gana de El problema era que no quería hacerlo. Si
acostarme con ella. Estaba mucho más triste quieren saber la verdad, me sentía mucho
que excitado. Era todo deprimentísimo, sobre más deprimido que cachondo. Ella era
todo ese vestido verde colgando de su percha. deprimente. Y también su vestido verde
colgado en el armario y todo eso.

En este caso, la versión de (b) está mejor sancionada por el diccionario:

 darle a alguien ganas de algo. 1. fr. Entrarle el deseo de hacerlo.


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Adviértase que el diccionario sanciona la forma plural (ganas) del tema en la


‘colocación’. Y por analogía podemos atribuir la misma sanción lexicográfica a la forma
negativa de la colocación: no tenía ningunas ganas de.

En el caso de (2) hay que distinguir entre una de las soluciones de las versiones de
(b) y sus correspondientes versiones de (a).

(2)a (2)b

— ¿Quién es? ¿A qué imbécil se le ocurre — ¿Quién es? —dijo—. ¿A quién demonios se
llamarme a esta hora? le ocurre llamarme a estas horas de la noche?

Mientras me cambiaba de camisa se me Mientras me cambiaba de camisa estuve casi a


ocurrió llamar a mi hermana Phoebe. … Pero punto de llamar a mi hermana Phoebe. … Pero
no podía arriesgarme porque, como era muy no podía arriesgarme a llamarla porque sólo
pequeña, no podía estar levantada a esa hora era una cría y no estaría levantada a esa hora,
y, menos aún, cerca del teléfono. y, menos aún, cerca del teléfono.

Recordamos la propuesta del diccionario en forma fija de plural, según se destaca:

 a estas horas 1 Ahora; en este momento: ‘A estas horas debe de estar llegando
a Nueva York’. 2 Manera de referirse al momento en que se está cuando se
trata de algo que, debiendo haber ocurrido ya, todavía no ha ocurrido: ‘A estas
horas, todavía no sé si me voy o me quedo’. 2 Todavía.

La solución de (b): ¿A quién demonios se le ocurre llamarme a estas horas de la


noche?, con una colocación que destacamos recoge muy bien ese sentido de ‘horas
intempestivas’, inoportunas para ‘llamar’, frente al sentido ‘recto’ de (a) en la
expresión ‘¿A qué imbécil se le ocurre llamarme a esta hora?’, donde la inoportunidad
e improcedencia de la llamada se marca con el insulto dirigido al agente (imbécil) de la
llamada.

En el otro ejemplo, en cambio, se prefiere el sentido recto en ambas versiones (a),


no podía estar levantada a esa hora y (b), no estaría levantada a esa hora.

Pero en español, para este contexto, hubiera sido posible usar también la
colocación: no podía estar levantada a esas horas y no estaría levantada a esas horas.
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Hay que suponer que si en una versión tan sopesada como (b) no se optó por la
solución no estaría levantada a esas horas habrá sido por imposición de la lengua
original.

(3)a. Cuando me pongo puedo ser bastante (3)b. Cuando estoy en vena puedo ser bastante
sarcástico, pero él ni se enteró. sarcástico. Pero él no lo entendió.

(4)a. Odio el cine con verdadera pasión, pero (4)b. Odio el cine con toda mi alma, pero lo
me encanta imitar a los artistas. paso bomba imitando a los artistas.

Los casos de (3) y de (4) son diferentes.

En (3) alternan dos versiones de uso coloquial, una acepción (la 43 del diccionario)
de ‘ponerse’, en (a); y la colocación ‘estar en vena’, de (b):

 Poner. 43. prnl. coloq. Dedicarse a algo o, especialmente, comenzar a hacerlo.


Se pone CON los juguetes y se olvida de todo. A eso de las nueve, me pongo
CON la cena.

 Estar alguien en vena.1. fr. coloq. Estar inspirado para componer versos, o para
llevar a cabo alguna empresa. 2. fr. coloq. Ocurrírsele con afluencia y
fecundidad las ideas.

¿Cuál es la diferencia? ¿Qué diferencias expresivas se pueden apuntar? Si las dos


versiones eligen una forma de registro coloquial (coloq.) la diferencia evidente es que
la forma de la colocación de la versión (b) es más eufónica y reiterativa, más de uso
cotidiano y generalizado, hasta simplista como parece pedir la condición de la lengua
del adolescente Holden Caulfield, autosuficiente y con juicios de superioridad sobre
todos y todo lo que le rodea, con bandazos de conducta entre la de un niño o la de
alguien mayor de lo que es.
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 “Entonces tenía dieciséis años y ahora tengo diecisiete, pero a veces parece
que tuviera trece. La verdad es que es bastante paradójico, porque mido un
metro ochenta y siete y tengo canas. […] Y sin embargo a veces me comporto
como si tuviera doce años. Lo dice todo el mundo, sobre todo mi padre. Y en
parte es verdad, pero no del todo. La gente siempre cree que algo es verdad del
todo. Me importa un cuerno, sólo que a veces me aburre que me digan que me
porte como corresponde a mi edad. A veces me comporto como si fuera mucho
mayor de lo que soy —de verdad—, pero de eso no se da cuenta nadie. La
gente nunca se da cuenta de nada”. En las págs. 21-22 de la versión (b).

En los ejemplos de (5) y (6) se pone de manifiesto cómo la elección de las formas
expresivas de ‘colocación’ fija no depende de la versión.

(5)a. Pues, como iba diciendo, era (5)b. Bueno, pues era diciembre y todo
diciembre y hacía un frío que pelaba en lo eso y hacía un frío que pelaba, sobre
alto de aquella dichosa montañita. todo en lo alto de aquella estúpida
colina.

(6)a. No se notaba nada que había nevado. (6)b. No se notaba que había nevado ni
Apenas quedaba nieve en las aceras, pero nada. Casi no quedaba nieve en las
en cambio hacía un frío de espanto, así que aceras. Pero hacía un frío helador, así
saqué del bolsillo la gorra de caza roja y me que saqué del bolsillo la gorra de caza
la puse. roja y me la puse.

Para contextos parecidos se usa una colocación (un frío que pela) en ambas
versiones de (5), o bien se usa un determinante (un frío de espanto), en (6a), o bien un
adjetivo (un frío helador), en (6b).

Un contraste distinto se puede apuntar en el caso de (7), donde la ‘colocación’ de la


versión de (a) manifiesta un sentido algo diferente al de la expresión correspondiente
de la versión (b).
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(7)a. —¿De dónde has sacado eso? —dijo (7)b. —¿De dónde has sacado esa gorra? —
Stradlater. Se refería a mi gorra de caza. Hasta dijo Stradlater. Se refería a mi gorra de caza.
entonces no se había dado cuenta de que la No la había visto nunca.
llevaba.
Me había quedado sin respiración, así que
Como ya no podía respirar, decidí dejar de hacer el dejé de hacer el indio. Me quité la gorra y la
indio. Me quité la gorra y la miré por milésima vez. miré como por centésima vez.

La colocación de ‘darse cuenta de algo’ en la versión de (7a), parece entenderse


como ‘caer en la cuenta de’, según las respectivas sanciones del diccionario.

 darse cuenta de algo.1. fr. Advertirlo, percatarse de ello.

 caer en la cuenta.1. fr. coloq. dar en ello [1. fr. Venir en conocimiento de algo
que no lograba comprender o en que no había parado la atención.].

En cambio la expresión recta ‘Se refería a mi gorra de caza. No la había visto


nunca’, en la versión de (7b), parece entenderse mejor con estos sentidos posibles: No
la había visto nunca, No me había visto nunca con ella, No había visto nunca otra igual.

En definitiva, que parecen significar algo diferente; y si es el caso y se coincide en


aceptar esas diferencias de sentido entre (a) y (b) se ha de apostar por el sentido de
(b), por los motivos apuntados en casos presentados y estudiados en epígrafes
anteriores.

El caso de (8) parece ir en sentido contrario porque, aunque ninguna de las dos
versiones ‘nevar a manta’ o bien ‘nevar como un loco’ está sancionada por el
diccionario, tienen diferencias entre los datos de los corpus.

(8)a. Pero cuando salimos del comedor tengo (8)b. Pero cuando salimos del comedor fue
que reconocer que fue muy bonito. Habían muy bonito. Había como seis centímetros
caído como tres pulgadas de nieve y seguía de nieve en el suelo y seguía nevando como
nevando a manta. un loco.

Me disculpé a toda prisa porque la orquesta Me disculpé como un loco porque la


empezaba a tocar una pieza rápida. orquesta empezaba a tocar una pieza
rápida.
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No le hice caso. Seguí fumando como una No le hice caso. De verdad. Seguí fumando
chimenea. como un loco.

En el momento en que abrí la puerta del En el momento en que abrí la puerta del
armario se me cayó en plena cabeza la raqueta armario, me cayó en plena cabeza la
de tenis de Stradlater con su prensa y todo. raqueta de tenis de Stradlater con su prensa
Sonó un golpe seco y además me hizo un daño de madera y todo. Hizo un ruido seco y me
horroroso. Pero a Ackley le hizo una gracia hizo un daño de mil demonios. Pero Ackley
horrorosa y empezó a reírse como un loco, con casi se muere de risa. Empezó a reírse con
esa risa de falsete que sacaba a veces. su risa de falsete.

Entonces fue cuando de verdad me puse a Entonces fue cuando de verdad empecé a
mentir como un loco. meter bolas.

Para ‘nevar a manta’ podemos aducir la analogía del ejemplo siguiente del CREA:

 “Sólo falta que caiga otro chaparrón dijo. - Chaparrones va a haber a manta -
añadió, sin asomos de contento, el Prefecto del Departamento Central-”. (1981,
J. P. Aparicio, CREA, España)

En cambio, en el mismo CREA, para ‘como un loco’ se encuentran ejemplos de


combinaciones con gritar como un loco, chillar, disfrutar, correr, trabajar, disparar,
aplaudir, mirar, perseguir, pero ninguna combinación con un verbo como llover,
nevar, etc., de fenómenos de la naturaleza.

Por tanto en este caso los datos de los corpus parecen abonar mejor la versión de
(8a).

En (9), en cambio, los corpus solo abonan la solución de la versión (b).

(9)a. —¡Pues entonces! —dijo Howitz, y se largó (9)b. —¡Pues eso! —dijo Horwitz, y se largó
como un murciélago huyendo del infierno. Era el como un murciélago huyendo del infierno.
tío más susceptible que he conocido en mi vida. Era el tío más susceptible que he conocido
A lo más mínimo se ponía hecho un en mi vida. A la mínima que dijeras, se
energúmeno. enfadaba.
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Un par de ejemplos del CREA:

 Conociéndola, todo lo relacionado con ella podía ser pomposo o


extravagante o nimio, casi nunca normal, y a la mínima que le hubiera
contado Marta, yo no pasaba en estos instantes de ser un pelagatos. (CREA,
España, 1993)

 De mi vecina Dorotea sólo sé que no nos contentan nuestras hechuras, pues


lo suyo es la chirla a la mínima que salte y el alboroto del vecindario... ¡la
muy espetada!... (CREA, España, 1982)

En cambio, no hay ejemplos de uso de A lo más minino, en el CREA.

En el caso de (10), por último, se pueden apuntar diferencias de idiolecto.

(10)a. —La vida es una partida, muchacho. La (10)b. —La vida es una partida, muchacho. La
vida es una partida y hay que vivirla de vida es una partida que uno juega de acuerdo
acuerdo con las reglas del juego. con las reglas.
—Sí, señor. Ya lo sé. Ya lo sé. —Sí, señor. Ya lo sé. Lo sé.
De partida un cuerno. Menuda partida. Si te De partida, un cuerno. Menuda partida. Si te
toca del lado de los que cortan el bacalao, toca en el lado de los peces gordos, desde
desde luego que es una partida, eso lo luego que es una partida, lo reconozco. Pero
reconozco. Pero si te toca del otro lado, no como te toque en el otro lado, donde no hay
veo dónde está la partida. En ninguna parte. ningún pez gordo, ¿qué tiene eso de partida?
Lo que es de partida, nada. Nada. De partida, nada.

Ambas expresiones destacadas en (10) están sancionadas en el diccionario, con las


implicaciones de uso más o menos extendido que eso supone. La solución de (a) está
marcada como coloquial y lo mismo habría que suponer de ‘pez gordo’, aunque en
este caso no se especifica la marca de registro.

 cortar el bacalao.1. fr. coloq. Mandar o disponer de hecho.

 pez gordo.1. m. Persona de mucha importancia o muy acaudalada.


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Ambas soluciones son coherentes con el contexto. Entonces será preferible la más
conveniente al idiolecto de Holden Caulfield, un individuo con unas características de
lengua particulares, al que parece más conveniente la versión de (b).

§ 3. Frases hechas

Un aspecto semejante al anterior y que, por motivos parecidos, destaca en la


lengua de las dos versiones del El Guardián… es el de las frases hechas o
construcciones más o menos fijas, que la gramática estudia entre los compuestos
sintagmáticos y las colocaciones como las que hemos visto en el epígrafe anterior.

Las frases hechas son expresiones comunes muy reiteradas, que destacan en la
lengua de quien las usa. Por eso son buenas marcas distintivas o identificadoras del
idiolecto de un hablante.

En la versión española, las frases hechas destacan la expresión coloquial del


idiolecto de Holden Caulfield y ponen de relieve sus actitudes de superioridad,
desprecio, desconsideración o autosuficiencia.

En el ejemplo de (1) se destaca una expresión que no se consideraría exactamente


una ‘frase hecha’. Podría considerarse más bien una construcción fija de sentido
‘ponderativo’ (muy ‘adolescente’ y muy Holden Caulfield) especializado.

En (b) el cambio de fórmula puede estar motivado porque previamente se ha


sustituido el ‘especiales’ de (a) por un ‘susceptibles’, que ya incorpora el sentido de
‘quisquillosos’.

(1)a. Para esas cosas son muy especiales, (1)b. Para esas cosas son muy susceptibles,
sobre todo mi padre. Son buena gente, no sobre todo mi padre. Son buena gente y todo
digo que no, pero a quisquillosos no hay eso, no digo que no, pero también son más
quien les gane. susceptibles que el demonio.
4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO Página 16 de 21

La alternancia de expresiones es muy sutil. Se aprecia bien fuera de contexto y


enfrentadas con otras afines:

 a. A quisquillosos no hay quien les gane.

 b. Son más susceptibles que el demonio.

 c. Son susceptibles a más no poder.

 d. Ser el demonio o el mismísimo demonio o el mismo demonio o un


demonio.1. frs. coloqs. Ser demasiado perverso, travieso o hábil.

En esta lista se aprecia que la versión (b) es la más ponderativa y recoge el sentido
de ‘hábil’ de la fórmula (d).

Las soluciones de (2-4), a continuación, son diferentes.

(2)a. Lo dijo sólo por darme coba porque a (2)b. Pero lo dijo sólo por hacerme la pelota.
renglón seguido me preguntó: — ¿Vas a Justo después me preguntó: —Oye, ¿vas a
hacerme esa composición o no? Tengo que hacerme esa redacción o no? Tengo que
saberlo. saberlo.

(3)a. Tu examen está ahí, sobre la cómoda. (3)b. Tu, ah, examen está ahí, sobre la
Encima de ese montón. Tráemelo, por favor. cómoda. Encima de ese montón. Tráemelo,
por favor.
Aquello sí que era una puñalada trapera, pero
me levanté a cogerlo y se lo llevé. No tenía Fue un golpe bajo, pero me levanté a cogerlo
otro remedio. y se lo llevé. No tenía otro remedio.

(4)a. —No puedo. Lo siento —el tío era unas (4)b. —No puedo, amigo. Lo siento. —Era una
castañuelas. Vaya carácter que tenía. compañía estupenda. Tenía una personalidad
fantástica.

En las dos versiones de (2) alternan expresiones del mismo ámbito escolar,
actualizadas quizás, por los treinta años de distancia entre ambas. A este respecto
parece oportuno destacar aquí que las frases hechas tienen dos condiciones
esenciales:
4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO Página 17 de 21

 Son muy expresivas pero suelen ser de uso regional o local; de modo que
muchas de ellas son distintas en, p. ej., España, México, Argentina, etc. Por eso
sirven muy bien para identificar un personaje con el territorio de procedencia o
de desarrollo de los acontecimientos donde interviene. Por eso podemos ver
diferencias entre las frases de los personajes de diferentes territorios de habla
hispana.

 Son más o menos caducas. Dejan de usarse y se sustituyen por otras en


periodos de tiempo más o menos amplios y en registros de lengua diferentes.
Por eso se pueden apreciar diferencias entre las frases de los personajes de
autores del XIX o de autores actuales, españoles o americanos.

 En definitiva, por tanto, las frases hechas identifican al hablante, al personaje,


con su entorno, con su época y con su nivel social porque varían según el
territorio, según el momento o la época y según la condición social.

En el caso de (3) la ‘puñalada trapera’ de (a) tiene evocaciones ‘jergales’ menos


convenientes que el ‘golpe bajo’ de (b) para el idiolecto del joven Holden Caulfield.

En la versión (a) de (4) lo de ‘ser unas castañuelas’ es procedente de

 estar como unas castañuelas.1. fr. coloq. Estar muy alegre.

Parece excesivo para el idiolecto del joven Holden Caulfield y se sustituye en (b)
por una expresión no marcada: ‘Era una compañía estupenda’. El tono coloquial de (a)
se cambia por ese ‘estupenda’, algo ‘relamido’, con carga de ironía y se convierte en
una expresión más ajustada a la condición del joven narrador.

El caso de ‘pegar la hebra’ merece una cierta atención porque aparece en exclusiva
y en 6 casos en la versión (b) y porque tiene un sentido algo especializado que, aunque
es de registro coloquial, parece sorprender en la boca del joven Holden Caulfield y en
algunos de los contextos citados a continuación en (5).
4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO Página 18 de 21

(5)a (5)b

Como no tenía nada que hacer me fui a los No tenía nada especial que hacer, así que me
lavabos con él y, para matar el tiempo, me fui a los lavabos y pegué un rato la hebra con
puse a darle conversación mientras se él mientras se afeitaba.
afeitaba.

En el fondo, lo que me hubiera gustado Me habría gustado poder ir a casa y pegar la


habría sido ir a casa un rato y charlar con hebra un rato con Phoebe. Pero al final, al rato
Phoebe. Pero, en fin, como les iba diciendo, de ir en el taxi, el taxista y yo empezamos a
al poco de subir al taxi, el taxista empezó a hablar.
darme un poco de conversación.

A mi madre no se le escapa una. Es de las que Mi madre siempre sabe que soy yo. Es adivina.
te adivina el pensamiento. Una pena, porque Pero no me habría importado pegar la hebra
me habría gustado charlar un buen rato con un rato con Phoebe.
mi hermana.

Se me ocurrió llamar a Jane para ver si había Pensé que quizá podía llamar a Jane y ver si
llegado ya a Nueva York, y entré a ver si estaba ya en casa de vacaciones. Así que entré
tenían teléfono público. Lo malo es que en una cabina y la llamé. Lo malo fue que
contestó su madre y tuve que colgar. No cogió el teléfono su madre y tuve que colgar.
quería tener que hablar con ella media hora. No me apetecía pegar la hebra con ella.

No podía dejar de pensar en ello, así que Tenía la llave de la puerta y todo, así que lo
decidí colarme en casa sin que nadie me viera que pensé hacer fue entrar en el apartamento
y verla por si acaso luego me moría. Tenía la a escondidas, sin hacer ruido ni nada, y pegar
llave de la puerta. Podía entrar a escondidas y la hebra un rato con ella.
hablar un rato con ella.

Phoebe no contestó. Cuando no se le ocurre Phoebe no dijo nada. Cuando no se le ocurre


nada que decir, se cierra como una almeja. nada que decir, no dice ni una puñetera
palabra. —Además, también me gusta esto —
—Además, ya te digo que también me gusta
dije—. Quiero decir lo de ahora. Estar sentado
esto. Estar aquí sentado contigo perdiendo el
contigo pegando la hebra y haciendo el...
tiempo...

No vamos a hacer valoraciones que no tocan aquí. Solo recordaremos el sentido


preciso de ‘pegar la hebra’ y el de algunas alternativas:

 Pegar la hebra.1. fr. coloq. Trabar accidentalmente conversación, o prolongarla


más de la cuenta. [DRAE]

 pegar la hebra inf. Entablar conversación, por ejemplo al encontrarse con


alguien, o prolongarla demasiado. [María Moliner, 3ª ed. digital]
4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO Página 19 de 21

En el sentido de ‘pegar la hebra’ hemos destacado dos precisiones del lexicógrafo


adicionales del significado: ‘accidentalmente’ y ‘al encontrarse con alguien’, también
accidental.

A continuación, recordamos algunas alternativas sancionadas por los diccionarios y


de sentidos y usos no tan marcados en la edad, situación y condición del hablante.

o darle a la lengua. 1. fr. coloq. Hablar mucho. [María Moliner, 3ª ed. digital]

o Echar una parrafada.

 parrafada. 1. f. coloq. Conversación detenida y confidencial. 2. f. coloq.


Trozo largo y pesado de charla o conversación.

o Estar de palique, dar palique inf. Dar conversación a alguien.

 palique. 2. m. coloq. Conversación de poca importancia.

De todos modos, en el CREA se encuentran hasta 17 casos de ‘pegar la hebra’ en


ejemplos como los siguientes:

 Son gentes que tienen facilidad para pegar la hebra.

 Entre tedio y tedio, daba tiempo a pegar la hebra con el vecino o la vecina.

 Pedimos algo y tratamos de pegar la hebra con la de la barra.

 A Chamorro le fue algo mejor. Logró pegar la hebra con una juncal pelirroja.

 Aquí la gente es muy simpática y está deseando pegar la hebra.

 Se acercó una rubia oxigenada, intentando pegar la hebra.

Además, quizás convenga advertir que la expresión solo se usa en España: los 17
casos del CREA y los 9 del CORPES son de fuentes de España.

Así, con esta expresión, el texto queda marcado como exclusivamente de la


variedad de España. Con otras de las variedades de expresión recordadas darle a la
4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO Página 20 de 21

lengua, echar una parrafada, estar de palique, el texto no tendría una evocación tan
fuerte y exclusiva de una variedad de lengua, en este caso, la peninsular.

REFERENCIAS
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N. Alcalá-Zamora y Torres. Buenos Aires, Sopena Argentina.
 Bosque, I. (director), y VVAA (2004): REDES. Diccionario combinatorio del español
contemporáneo. Madrid, SM.
 CREA = Corpus Referencial del Español Actual, (Consulta)
 CORPES XXI, Corpus del Español del Siglo XXI, (Consulta)
 CORDE = Corpus Diacrónico del Español, (Consulta)
 García Negroni M. M. y otros (2004): El arte de escribir bien en español. Manual de corrección
de estilo. Edición corregida y aumentada, Buenos Aires, Santiago Arcos ed. 2006
 Gómez Torrego, L. (1989): Manual de Español Correcto, I y II. 4ª ed. corregida, renovada y
actualizada, M. Arco Libros, 1993
 Lázaro Carreter, F. (1997): El dardo en la palabra. Barcelona, Galaxia Gutenberg, Círculo de
Lectores.
 Moliner, M. Diccionario de Uso del Español, 3ª ed. en DVD, Madrid, Gredos.
 Moreno de Alba, J. G. (1992): Minucias del lenguaje. México, Fondo de Cultura Económica,
1996
 Moreno de Alba, J. G. (1996): Nuevas minucias del lenguaje. México, Fondo de Cultura
Económica
 Olsen de Serrano Redonnet, M. A. y A. M. Zorrilla de Rodríguez (1997): Diccionario de los usos
correctos del español, Buenos Aires, Ángel Estrada y Cía.
 Paredes García, F. y otros (2012): El libro del español correcto. Claves para hablar y escribir
bien en español. Madrid, Espasa.
 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2009) Nueva
gramática de la lengua española, Madrid: Espasa. (Consulta)
 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2010) Nueva
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 Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2009) Diccionario
Panhispánico de Dudas, Madrid: Espasa, (Consulta)
 Real Academia Española (1973) Esbozo de una nueva gramática de la lengua española.
4.3. DIFERENCIAS DE ESTILO Página 21 de 21

Madrid: EspasaCalpe.
 Rosenblat, A. (19561960): Buenas y malas palabras en el castellano de Venezuela, primera y
segunda serie, con prólogo de Mariano Picón Salas, Caracas, Madrid, Ediciones Edime. 6ª
Edición, Madrid, ed. Mediterráneo, 1982.
 Slager, F. (2004): Diccionario de uso de las preposiciones españolas. M. Espasa.
 Seco, M. (2011) Nuevo Diccionario de Dudas y Dificultades de la Lengua Española, M. Espasa.

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