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Biohacking: cómo es vivir con varios chips bajo la piel

La biohacker Janine Medina estuvo en la Argentina para contar cómo es vivir con un chip en la
mano y cuál es el futuro de la combinación del hardware con el cuerpo humano

SEGUIRSebastián DavidovskyPARA LA NACIONLUNES 12 DE JUNIO DE 2017 • 00:00

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"¿Y por qué venis a hacerle una nota?", preguntan, de curiosos, en la conserjería del hotel. Y se
sorprenden cuando, admiten, "no nos habíamos dado cuenta". "¿Ven? Si me miran o me
cruzan por la calle no hay manera que sospechen que tengo chips implantados", sonríe Janine
Medina, 35 años, de Brooklyn, con un Master en la Universidad de Illinois de Chicago en
biomedicina e informática de la salud.

Janine Medina pasó por Buenos Aires y ayudó a voluntarios a implantarse chips bajo la piel

Janine Medina pasó por Buenos Aires y ayudó a voluntarios a implantarse chips bajo la piel.

La semana pasada estuvo en Buenos Aires, donde implantó 25 chips bajo la piel a personas
que fueron a la conferencia Andsec. Cada uno, tenía un valor de US$ 25 y los turnos se
agotaron rápidamente. El kit para insertarlo incluía la jeringa con el chip adentro, guantes,
curita, gasas, alcohol y una tela para evitar que el brazo tenga contacto con otra superficie
durante la instalación.

Su pasión por el biohacking (que incluye entre otras cosas la implantación de chips y que ayuda
ampliar las capacidades físicas y mentales del ser humano) empezó hace 12 años, cuando
trabajaba en el Ejército estadounidense. "Lo que notaba era que el historial médico de los que
estaban en el servicio era muy diferente al que tenían después. Es decir: no podían tener un
registro único para toda su vida. Ese fue mi disparador para empezar a pensar en el poder del
biohacking". Medina hoy trabaja en sistemas únicos informáticos que llevan el historial de las
personas. Datos, por supuesto, muy sensibles. "El objetivo es más adelante que puedas llevar
tu historia clínica a donde sea que vayas", explica. "Si yo ahora me desmayo no sabés más que
mi nombre, no podés saber información útil que puede, quizás, salvarme la vida", explica.

Hardware implantado
Medina ya hizo pruebas en eso de "llevar tu historia clínica a todos lados". Su tesis la hizo en
base a la implantación de chips en personas que tienen algún tipo de asistencia social. Quiere
ayudarlos a que puedan ser identificados de manera más rápida, "para poder ofrecerles ayuda
inmediata". Junto a un amigo (especialista en hardware; ella, en software), empezaron las
primeras pruebas en 2016. El dispositivo llevaría algunos datos médicos como antecedentes o
tipo de sangre. "Nina" -como le dicen- se animó a un chip en el brazo derecho que, por
problemas cutáneos, no se pudo adaptar y hoy solo le queda la cicatriz.

En el izquierdo, cerca del húmero, hicieron otro intento de manera diferente: le armaron una
especie de bolsillo en la piel para alojarlo. Tampoco funcionó: el chip se rompió, esta vez
porque el "espacio era demasiado pequeño". Nina decidió igualmente dejar el testigo adentro
para experimentar "cómo cicatriza" y sumar más pruebas a su laboratorio.

La mano de Janine Medina y el lugar donde se suelen implantar los chips subcutáneos

La mano de Janine Medina y el lugar donde se suelen implantar los chips subcutáneos.

Fundación Leer

Los que sí funcionan están en sus manos. En la derecha lleva un chip RFID. Mide
aproximadamente 12 milímetros de largo y dos de ancho. Lo utiliza para suspender la
computadora si es que se aleja a más de 60 centímetros, algo que la ayuda a proteger los datos
sensibles con historiales médicos que tiene en su computadora.

En la otra mano posee un chip NFC (como el que usa la SUBE al pagar el pasaje), hoy en
desuso. La utilizaba para entrar a su lugar de trabajo en Seattle. "Para ir a abrir la puerta, no
necesitaba que alguien lo hiciera. Acercaba la mano y listo. Próximamente lo voy a programar
para otra cosa", adelanta. Estos tres chips que hoy tiene en su cuerpo le impiden realizarse
resonancias magnéticas.

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ESET Latinoamérica ✔ @ESETLA

Franco (@francofalaschi) nos cuenta sobre su nuevo chip NFC, implantado en la @andseccon
#Andsec #Andsec17 Gracias Franco! ☺️

17:45 - 3 Jun 2017


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El fenómeno del biohacking no es nuevo. Amal Graafstra se puso un chip RFID en la mano en
2005 para abrir la puerta de su casa sin llaves. Hace más de una década se usaba en Estados
Unidos para identificar empleados. En América latina algunos ejecutivos los utilizan para ser
localizados constantemente. En 2016 el Club Atlético Tigre hizo una campaña para insertar
chips en la mano de sus socios para facilitar su identificación al entrar en la cancha. Una
investigación de 2014 realizada por la consultora D'Alessio IROL en el país revelaba que 7 de
cada 10 personas evaluarían la posibilidad de colocarles chips a sus hijos si fueran útiles para
cuidar la salud. Según algunas estimaciones ya hay 5 mil personas en los Estados Unidos que
utilizan estos chips para desbloquear puertas, abrir autos, entrar a trabajos, sin necesidad de
portar tarjetas de acceso. En Europa, cifras similares. Dangerous Things es uno de los mayores
proveedores mundiales de implantes. Ahí trabajó hasta hace un tiempo Medina. "Esto ayuda a
simplificar tu vida", señala.

-Pero da un poco de miedo.

-Ah, ¿sí? ¿Cómo te sentirías si ahora mismo te saco el teléfono? Yo creo que ya estamos
insertados en esa época. Y es más: tu teléfono tiene mucho más información que la que yo
tengo en mis chips, eso seguro. Dependemos tanto de la tecnología que ya no sabemos cómo
separarnos de ella.

-¿A vos no te asusta?

-El biohacking no debería ser atemorizante. La imaginación de la gente lo convirtió en eso.


Cuando aparecieron los implantes, las prótesis, nadie le tenía miedo. Porque te permitían
sufrir menos, porque hacían que volvieras a caminar. Pero son pedazos de metal adheridos a
tu cuerpo; eso también es biohacking. El mayor problema, creo, es la información que circula.

La implantación del chip se hace con una jeringa; la lectura y escritura de datos es inalámbrica

La implantación del chip se hace con una jeringa; la lectura y escritura de datos es inalámbrica.

-Pienso en tu gran objetivo, el de llevar información médica encima. ¿Qué podría pasar con el
robo de información de ese tipo?
-La información médica será y es un gran commodity. Porque con eso vos podrías hacerte
pasar por otra persona. La mayor parte de mi trabajo tiene que ver con evitar que otras
personas puedan acceder a ella. Por eso es clave el software, que es lo que más a mí me
interesa. Alguien, por ejemplo, podría vender tu información médica y hacerse pasar por vos,
es una realidad. Pero será una decisión personal cuánta información quieras poner en el chip,
como así también los modos en que cuidás la información que tenés en el teléfono. Biohacking
es también trabajar mucho en infraestructura y seguridad; no es solo ponerse chips. Hay que
ponerle capas de seguridad. Mi mayor objetivo en la vida también es que la información
médica de los pacientes no vaya a donde no tiene que ir.

Un chip RFID y la ubicación usual bajo la piel

Un chip RFID y la ubicación usual bajo la piel. Foto: Gentileza Amal Graafstra

Medina es una de las organizadoras voluntarias de DefCon, una de las conferencias más
importantes de esta temática, que se realiza a fines de julio en Las Vegas. Sus tópicos de rutina
tienen que ver con este tema. La mayoría de sus amigos tiene implantados chips. "Me muevo
en ese mundo", sonríe.

"Podés tocar si querés, pero aflojá el brazo porque puede lastimarme", invita Medina. Se
arremanga y guía con su mano. "Podés hacer tu vida normal, no tenés que tener ningún
cuidado en especial", asegura. "De hecho, el otro día me golpée la mano y no me pasó nada.
En muchos momentos me olvido completamente que lo tengo puesto", asegura.

-¿Estás pensando en insertarte chips adicionales?

-Tal vez. Hay una nueva tecnología que se llama microfluidos. En los diabéticos permite por
ejemplo medir en sangre el nivel de azúcar en forma constante. No tenés que estar
pinchándote para saber. Esta misma tecnología sirve para medir los problemas renales. Mis
riñones no funcionan tan bien como quisiera, y lo utilizaría para medir mejor el sistema. Creo
que finalmente este tipo de movimiento va a ayudar muchísimo a la medicina.

Roland Garros. Rafael Nadal: "Diez es un número


impresionante, no sé si yo voy a ver a alguien que
me supere"
Nadal dijo que lo emocionaron todos los homenajes y que disfruta este triunfo porque cada
vez le quedan menos años para ganar Roland Garros

ARIS.- Fue, quizás, el momento más comprometido e incómodo de Rafael Nadal en este Roland
Garros. Mientras le formulaban una pregunta en inglés, miró con cierta desesperación hacia su
izquierda, buscando a su agente de comunicación, Benito Pérez Barbadillo, que justo no estaba
en el tradicional asiento: no había un lugar disponible en la sala de conferencias, atestado de
medios de prensa. Pasaron dos minutos y pidió directamente por él, que estaba en otro sector
de la sala. Una charla breve y poco más tarde el alivio: apareció otro par de zapatillas. Las que
tenía puestas indudablemente no le sentaban bien y su expresión es probable que no la haya
tenido en todo el partido con Stan Wawrinka.

Tiempo de reflexiones del 10 veces campeón de París, con la gloria muy fresca. "Siento pasión
por el tenis, por cada torneo que juego, porque en definitiva uno no sólo participa en Grand
Slams. Cada semana tiene su atractivo. Ahora, este para mi es el torneo más importante del
año. Es en el que me pongo más nervioso apenas llego, el que mayor tensión me genera. Esa
sensación no ha cambiado. Y llevaba dos años sin poder jugar la final por diferentes
circunstancias. Ganar por décima vez es muy importante para mi. Fue todo muy especial: la
copa que me dieron de recuerdo, que me la entregara mi tío, el video que pasaron en la
cancha, la bandera. No digo que fue lo más emocionante de mi vida porque aquí mismo pasé
otros momentos muy emotivos, pero sí es un gran recuerdo que me quedará para siempre",
señaló el español, y enseguida se refirió al significado de esa cantidad de títulos y de Grand
Slams (15) que lleva conseguidos en 14 temporadas como profesional: "Son 15 Grand Slams.
Nunca lo hubiera imaginado. Y 10 Roland Garros. Ese sí es un número impresionante. Si lo
pude lograr yo, lo puede conseguir otro, pero se tienen que dar muchas circunstancias para
llegar a diez títulos aquí. No sé si yo voy a ver a alguien que me supere".

Nadal no es muy grandilocuente ni de exagerar con sus logros. Le gustan, claro, y le


enorgullece. "Cada vez son menos temporadas las que me quedan para ganar Roland Garros.
El año pasado (NdR: debió retirarse en medio de la competencia) fue perdido, es una chance
menos que tuve. Este año era una oportunidad para conseguir algo único e importante por
cómo venía jugando. Pero son dos semanas y media de mucha tensión, con lo cual cuando se
acaba y se logra el objetivo se produce un tremendo bajón de adrenalina al que hay que saber
acomodarse. Bajás ese estado de alerta en el que estás durante la competencia".

Las 10 veces que Rafa Nadal levantó el trofeo de Roland Garros

Las 10 veces que Rafa Nadal levantó el trofeo de Roland Garros. Foto: AFP
¿Cómo vivió el partido? ¿Fue el más dificil del torneo? ¿Siente que ante Wawrinka fue su
mejor producción? Nadal en su esencia: "El partido fue difícil en su comienzo. Siempre digo
que todos miran los quiebres en los games de definición de sets, pero para mi los sets y los
partidos, y también las finales, se empiezan a definir en los primeros juegos. Ahí donde tus
sensaciones y convicciones pueden cambiar. Levanté un break en el 1-1 muy importante,
porque si me quebraba ahí tal vez Wawrinka hubiese tomado un impulso incontrolable. No sé
si fue el partido más difícil. Las semifinales y final lo son naturalmente por todo lo que
encierran, pero creo que cuando la pasé peor fue en el segundo set con Benoit Paire (por la
primera rueda: 6-1, 6-4 y 6-1). Y tampoco estoy seguro de que éste haya sido mi mejor partido.
Dirán que sí porque es la final, pero a mi me gustó más como jugué cuando le gané a
Basilashvili (6-0, 6-1 y 6-0)".

Suelta una sonrisa cuando celebra una humorada propia. Le preguntan si al ganar Federer en
Australia y él en París se está viendo una nueva versión del clásico en una suerte de segunda
parte de la vida deportiva de ambos. "O una tercera.", apunta. "Tuvimos los mejores
resultados hasta aquí, nos repartimos los títulos. Creo que los dos disfrutamos lo que nos está
pasando". Y al referirse al suizo, indirectamente se termina hablando sobre Wimbledon. "La
gente toma como que sólo juego en polvo de ladrillo, pero llegué a cinco finales en el césped.
Me encanta el pasto, me divierte y puedo hacerlo bien. Desde 2012, cuando tuve problemas
de rodilla, que no hago buenos Wimbledon. Veremos cómo están mis rodillas. Los riesgos son
más grandes porque tienen menos estabilidad en ese piso. Pero allá iremos, a probar. Y si gano
los dos primeros partidos.", especificó.

No se imaginaba ganando 10 Roland Garros. "Veo mis imágenes del 2005, las de mi primer
título, y creo que en esa época pensaba que en el 2017 iba a estar pescando en Mallorca y sin
jugar al tenis. No suponía que iba a tener una carrera tan larga y de tantas victorias", confiesa.
Entonces, estando bien físicamente, ¿hasta cuándo habrá Nadal? "No me lo planteo. Salvo
alguien metódico, que tenga un plan de vida prefijado. Yo no soy así, soy bastante
desordenado. Voy a seguir jugando hasta que sea feliz haciéndolo. El día que me levante y no
tenga la ilusión de ir a entrenar, sabré que es el final. Y no me preocupa porque soy feliz
haciendo otras cosas también. Cuando llegue ese momento, lo asimilaré y lo aceptaré".

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