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Tebeos para todos

Álvaro Pons
“Pero… ¿qué haces leyendo tebeos a tu edad?”. Debe ser ésta una de las frases que más
ha escuchado en su vida cualquier aficionado al cómic (en mi caso así ha sido), siempre
sufriendo la baja consideración que el cómic ha tenido, calificado como arte menor, cultura
basura o simplemente, un producto dedicado en exclusiva al público infantil. Argumentaciones
que parten del nacimiento de la historieta, tal y como la entendemos hoy, en los periódicos
americanos de finales del XIX, como suplementos dedicados a los niños o a las personas de
nivel cultural más bajo. Un inicio humilde, pero que evolucionó rápidamente, hasta tal punto
que apenas cinco décadas después, John Steinbeck, pedía el Nobel de Literatura para un autor
de cómic, Al Capp.
Pese a todos estos precedentes, en nuestro país esta consideración parece que nunca
hubiese llegado y, con la excepción hecha de un periodo de la década de los ochenta en la que se
integró de forma natural y profunda con la llamada “cultura de la movida”, el cómic apenas ha
tenido el más mínimo reconocimiento por parte de la sociedad española. El tebeo ha seguido
siendo, para lo que podríamos denominar la “cultura oficial”, de segunda categoría, un
entretenimiento infantil que se debía abandonar con la llegada de la madurez.
Sin embargo, parece que lentamente esta percepción está cambiando. En los últimos
años se ha producido en nuestro país un inusitado aumento de nuevas editoriales, las novedades
publicadas se incrementan año tras año e incluso editoriales prestigiosas han comenzado a
incluir el cómic en sus catálogos. Pese a que el circuito de distribución está muy restringido a
las librerías especializadas, la oferta de cómics se ha multiplicado de una manera extraordinaria:
3.500 títulos nuevos en el último año.
El cómic, por lo tanto, ha entrado en un camino sin retorno hacia la equiparación con el
resto de la cultura, un largo periplo en el que todavía queda mucho por resolver, como el difícil
futuro del autor de cómic en nuestro país, pero parece más diáfano y despejado que nunca. Pero
el paso más importante lo debe dar el lector, dejando los prejuicios a un lado y atreviéndose a
volver a descubrir que aquella maravillosa experiencia infantil de leer tebeos se puede repetir
con obras que satisfagan las demandas del adulto más exigente.
El País, 9/10/2006.

I. Comentario crítico del texto (0-4 puntos).


I.1. Establecimiento del tema del texto, breve resumen de su contenido y descripción y
explicación de su esquema organizativo –partes temáticas constitutivas del texto y
articulación de estas- (3 puntos).
I.2. Explicación y valoración de las ideas expuestas a partir de la cultura del alumno y de su
conocimiento del mundo (1 punto).

II. Cuestiones Elija uno de los dos bloques (0-6 puntos):

II.1. Analice sintácticamente la siguiente oración: “Pese a que el circuito de distribución


está muy restringido a las librerías especializadas, la oferta de cómics se ha
multiplicado de una manera extraordinaria” (líneas 20-22) (2 p.).
II.2. Comente la cohesión gramatical y léxico-semántica del texto (2 p.).
II.3. Trayectoria o evolución poética de Miguel Hernández (2 p.).
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II.4. Analice morfológicamente: “historieta” (línea 5), “cultural” (línea 7), “descubrir”
(línea 27). Explique, en su contexto, el significado de “restringido” (línea 23) y
“equiparación” (línea 25) (2 p.).
II.5. Caracterice el registro lingüístico del texto en función de su tipología y de su
intencionalidad comunicativa (2 p.).
II.6. Luces de bohemia en el contexto histórico y literario de su época (2 p.).
El tema es la consolidación en España del cómic como producto para todos los
públicos (¿?) [difícil consolidación; dirigido a cualquier edad].

El tema abordado es el retraso español en aceptar el cómic como un producto


cultural apto para adultos. [mal]

El tema es la problemática del cómic en España a diferencia de EEUU [mal,


vago]

El tema es la revalorización del cómic en España gracias a lectores sin


prejuicios. [bien]

El tema es la reconsideración del cómic en España. [ambiguo]

El tema es el papel que deben jugar los lectores españoles en la consolidación


del cómic como producto artístico de primer orden. [bien, aunque se puede
prescindir de “de primer orden”, porque resulta redundante]

El tema sería el prestigio que está empezando a adquirir el cómic en nuestro país
gracias al consumo de los lectores. [regular]

El tema es el avance del cómic en España gracias a la madurez de lectores que


no lo consideran un producto banal. [bien]

El tema es la implantación del cómic en España y las dificultades para su


difusión entre un público adulto. [muy mal porque casi contradice al texto original]

Un resumen del contenido del texto podría ser el siguiente [sigue el orden
lineal]:

Siempre ha habido prejuicios en torno al cómic porque en su origen iba dirigido


a un público poco exigente. Aun así, en EEUU pronto alcanzó rango literario. En
cambio, en España casi siempre ha sido considerado un pasatiempo para niños y
jóvenes. Sin embargo, últimamente ha aumentado en nuestro país la oferta editorial
de tebeos, lo que demuestra un nuevo talante frente a este género y abre la esperanza
de su consolidación si definitivamente los lectores se libran de ideas preconcebidas.

O [más libre que el anterior]:

La actual proliferación de cómics contrasta con la idea que dominaba a los


lectores españoles en el pasado de que el tebeo era un producto destinado
exclusivamente a personas poco instruidas. Idea, en cambio, que pronto fue
desechada en EEUU, cuna del cómic y país donde se consolida rápidamente. No
obstante, si el público español adulto no recupera su fascinación por el cómic, libre
por fin de prejuicios, difícilmente alcanzarán estas obras el estatus que se merecen.

O [es muy sintético, pero yo prefiero cualquiera de los anteriores]:


En España el cómic no ha sido valorado como en EEUU y solo últimamente está
alcanzando cierto éxito editorial. Es el público adulto el que debe volver a leer
tebeos y así consolidar definitivamente este género.

La estructura del texto apoya toda su argumentación en una extensa exposición


previa sobre la historia del cómic. En efecto, en el primer párrafo, tanto a través de
una cita ajena directa (línea 1) como indirecta (líneas 4-5) -polifonía que le sirve al
autor para introducir argumentación ajena contraria al cómic- ambas citas reforzadas
por un argumento de experiencia personal (línea 2), se nos expone la opinión
generalizada de que el cómic no es lectura apta para adultos. Dicha opinión negativa
se remonta a los orígenes del cómic (argumento de causa), a lo que el autor
contrapone la posterior evolución del cómic norteamericano aportando el ejemplo
del prestigio literario de Al Capp.

El segundo párrafo se centra en España, donde todavía se infravalora el cómic,


salvo alguna excepción reciente (reserva) (líneas 11-13), ya que se considera lectura
infantil según la “cultura oficial”, argumento de presunta autoridad del que Pons se
distancia y por eso entrecomilla (línea 14) y del que además, en la línea 15, se ofrece
una cita ajena indirecta. Contrasta, por tanto, este párrafo con la idea del anterior de
la consideración alcanzada en EEUU por el cómic.

En el tercer párrafo el autor corrige con cautela (“Sin embargo, parece que…”)
la situación del cómic en España descrita anteriormente y para ello se basa en un
argumento de actualidad reforzado con datos y estadísticas relativos al consumo
cada vez mayor de tebeos en España, también con alguna que otra salvedad (reserva:
escasa distribución) (líneas 20-21).

Se inicia la conclusión en el último párrafo con un argumento de consecuencia


(“por lo tanto”), favorable para el porvenir del cómic en nuestro país, aunque
también haciendo una salvedad o reserva (hay problemas que resolver, líneas 23-
24), y la tesis de que es el lector adulto, en última instancia, el beneficiario de que el
cómic vuelva a hacerle soñar como cuando era niño. Estaríamos, por consiguiente,
ante una organización de ideas sintetizante o inductiva.

De manera más sinóptica proponemos a continuación un esquema de las ideas


que vertebran el texto:

1. Valoración del cómic en EEUU.


1.1. Al principio, negativa.
1.1.1. Asociada al consumo infantil.
1.2. 50 años después, positiva.
1.2.1. Steinbeck solicita el Nobel para Capp.

2. Valoración del cómic en España.


2.1. Siempre negativa.
2.1.1. Salvo en los 80.

3. Actual cambio de valoración del cómic en España.


3.1. Aumento de editoriales.
3.2. Aumento de publicaciones.
3.2.1. 3.500 novedades.
3.3. Grandes editoriales publican cómics.

4. Consolidación del cómic en España.


4.1. Aún hay problemas.
4.1.1. Situación del autor de cómics.
4.2. El lector adulto debe volver a la lectura de cómics.
4.2.1. Libre de prejuicios.
4.2.2. Así recuperará un placer extinguido.

1.2.) El artículo de opinión analizado anteriormente resulta interesante en la


medida que incorpora a su argumentación información fiable, puesto que se basa en
datos recientes y parece que contrastados, y una visión, aunque sea rápida, de la
evolución del cómic desde sus orígenes hasta la actualidad. Todo ello, junto a la
posición moderada y realista (el autor reconoce avances pero también dificultades),
consigue que el lector se sume a la tesis propuesta por Álvaro Pons e incluso le
despierte la curiosidad por leer tebeos.

En mi opinión, el cómic presenta tantas modalidades y subgéneros que cualquier


persona puede satisfacer sus gustos personales eligiendo la lectura apropiada. De la
misma forma que el cine –hoy considerado el séptimo arte y al que nadie disputa que
forma parte de la cultura- encontró en sus inicios, coincidentes con los del cómic,
reticencias por parte de gente supuestamente ilustrada, la historieta gráfica todavía
tropieza con prejuicios y tópicos fuertemente enquistados, sobre todo, en la sociedad
española. ¿Nos habremos de lamentar, una vez más, del desfase cultural español, aun
teniendo entre nuestras creaciones personajes como Mortadelo y Filemón, el capitán
Trueno o Rompetechos?

II.2) Para que un texto alcance su intención comunicativa con eficacia, debe
presentar cohesión. Es la propiedad textual por la que se establecen enlaces entre los
enunciados que componen un texto. Es, por tanto, un mecanismo de conexión
fundamental entre las distintas unidades que integran el texto. Distinguimos la cohesión
léxica (relaciones entre significados de palabras) y la cohesión gramatical (relaciones
morfosintácticas).

Respecto a la cohesión semántica, sin duda la palabra clave más importante del
este texto es “cómic”, junto a su sinónimo “tebeo”. Asociados a ella, pero de menor
relevancia, está el término “infantil”, reiterado varias veces, y el lexema contenido en la
familia léxica “leer-lector-leyendo”.

La concepción negativa del cómic por parte de muchos (“sociedad española”,


“cultura oficial”, “adulto más exigente”) hace que utilicen expresiones sinonímicas para
referirse a los “tebeos” (equivalente hispano del anglicismo cómic pero con un matiz
más despectivo): “arte menor”, “cultura basura”, “producto dedicado en exclusiva al
público infantil”, “historieta”. Por el contrario, la defensa que hace Álvaro Pons del
auge de estas creaciones le lleva a incluir el término en el campo conceptual de la
cultura o, para ser más precisos, de la industria cultural: “títulos-obras, oferta,
editoriales, Literatura, demandas, catálogos, aficionado, novedades, distribución,
suplementos, librerías, autor, lector”…

El contraste de posturas en torno al cómic también se manifiesta mediante series


de antónimos: “niños”-“personas de nivel cultural más bajo” (hipónimo e hiperónimo
respectivamente) / “adulto más exigente”; “rápidamente” / “lentamente” (en la
evolución americana y española del cómic); “cultura basura” / “cultura de la movida” /
“cultura oficial” (en gradación); “equiparación” / “baja consideración”-“mínimo
reconocimiento”-“segunda categoría”. Estas últimas expresiones sinónimas revelan el
insistente error de menospreciar el tebeo, a lo que el autor opone su “equiparación con
el resto de la cultura”. De esta manera, y ya que tratamos de relaciones semánticas,
podríamos concluir que Álvaro Pons concibe el cómic como halónimo del merónimo
cultura, pues defiende que, lejos de oponerse a la cultura, el tebeo forma parte de la
misma.

Por lo que concierne a la cohesión gramatical, trataremos en primer lugar de la


deixis. Los deícticos son elementos lingüísticos que relacionan texto y contexto, pues su
significado concreto depende totalmente de la situación comunicativa que encuadra al
texto. Pueden referirse a las coordenadas espacio-temporales de la enunciación
(deícticos temporales y espaciales) o a los participantes en el acto comunicativo, es
decir, al emisor y a los receptores (deícticos personales). La referencia, por tanto, es
siempre exóforica.

Así, encontramos deícticos personales (“mi caso”, “podríamos denominar”,


plural de modestia, para referirse al autor; “el lector”, para apelar indirectamente a los
lectores), temporales (“finales del XIX”, “cinco décadas después”, “década de los
ochenta”, “En los últimos años”, “en el último año”, “hoy”, sucesión cronológica que le
sirve al autor para explicar la evolución del cómic) y espaciales (“en nuestro país”, para
localizar el problema). En relación con el eje temporal, encontramos verbos en pretérito
perfecto compuesto para explicar los recientes progresos del cómic en España: “ha
entrado, se ha multiplicado, ha seguido siendo, han comenzado a incluir, se ha
producido, han comenzado” y en pretérito perfecto simple para remontarse a un pasado
más remoto: “evolucionó, se integró”; en presente para aludir a la situación actual del
cómic: “está cambiando” (perífrasis aspectual durativa), “se incrementan”, “está”,
“satisfagan”, “debe dar” , “puede repetir” (perífrasis modales), estos tres últimos con un
claro matiz exhortativo y desiderativo.

Siguiendo con el análisis de la cohesión gramatical, abordamos a continuación


las referencias endofóricas, tanto el uso de anáforas como de catáforas. Entre las
primeras, “la entendemos” (línea 5), “estos precedentes”, línea 10, (los explicados en el
párrafo primero), “esta percepción”, línea 17, (la descrita con anterioridad), “esta
consideración”, etcétera. Como ejemplos de catáforas, tenemos en la línea 2 el
determinante posesivo “su vida” para referirse a la de “cualquier aficionado al cómic”,
“ésta”, línea 1, “una de las frases” y en las líneas 21-22 “oferta […]:”, luego detallada:
“3.500 títulos”.

Por último, haremos un breve repaso de los conectores o marcadores discursivos


utilizados en el texto. Dado el continuo juego de argumentación y contraargumentación
que el autor sostiene con posturas antagónicas a las de su tesis, además de las
concesiones en forma de reserva que formula a sus propias ideas, emplea
abundantemente conectores de oposición o contraste. Así, en la línea 10 “Pese a todos
estos precedentes” introduce un cambio de perspectiva respecto a lo dicho en el párrafo
anterior: el prestigio del cómic en América se convierte en desprecio en España. En la
línea 16 “Sin embargo” cumple idéntica función enlazando también dos párrafos, el
segundo de los cuales rectifica lo dicho en el anterior sobre el estado actual del tebeo en
nuestro país. Ya en el último párrafo, el conector “por lo tanto”, de causa-efecto,
anuncia la consecuencia de todo lo anteriormente dicho. Para terminar, un último
conector contraargumentativo “Pero” (línea 24) sirve para introducir la idea de más peso
en la argumentación del autor, pudiéndose considerar como la tesis final del texto.

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