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Parshat Tzav
*Este fascículo de Likutéi Sijot no fue revisado por el Rabino Natán Grunblatt.
Likutei Sijot
Bsd
1 Levítico 6:6.
2 Ioma 4:6.
3 Tikunei Zohar III, 140a. Véase Akedat Itzjak, Tzav, shaar 58, pág. 13a. Compárese con
Otiot deRabí AKiva, bajo la palabra jet.
4 Likutei Torá, Devarím, Sucot, pág. 78d. Compárese con Igueret HaKodesh, secc. IV.
5 La faceta interna del corazón –pnimiut halev–, siempre está “despierta” y conectada
a Di-s, pero la persona no necesariamente siente de modo manifiesto esta conexión, pues
la misma se halla cubierta por los sentimientos foráneos que ocupan el aspecto externo del
corazón –jitzoniut halev–. La avodá de la persona consiste en que el ardor interno se sienta
también en la faceta externa del corazón, e involucre así al individuo por completo.
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estamos analizando con el Shabat, entonces, al introducir brevemente
en qué consiste la avodá –el servicio a Di-s– del judío en Shabat,
comprenderemos también ese vínculo:
El sentido del Shabat es el descanso, apartarse y separarse del
“mundo”. Es por ello que en ese día está prohibido realizar labores
semanales, de rutina. En términos de la avodá –el servicio espiritual–
en el alma de la persona, esto significa detenerse, reflexionar y
captar intelectualmente cuestiones del mundo del espíritu, y gracias
a ello se cristaliza en uno el “Llamarás al Shabat deleite”6, pues
gracias a la comprensión intelectual de la manifestación de la Luz
Divina propia del Shabat, la persona goza de un verdadero deleite y
se separa de todas las cuestiones mundanas. Ahora bien, el judío
podría pensar que en virtud de estar involucrado en lo netamente
intelectual, está más allá y exento de esforzarse para que la emoción
sea parte de su experiencia del Shabat, y no precisa del “fuego”
interior del corazón. Le decimos: ¡No! “¡El fuego no se extinguirá”
- incluso en Shabat!
2 En el otro extremo, está aquel que está lejos de la vida judía y
lo espiritual, él piensa que ya no tiene –Di-s libre– ninguna relación
con lo sagrado, a él le decimos: “¡No estás perdido! ¡‘el fuego no
se extinguirá’ - aun en estado de impureza! ¡no veas tu deplorable
estado actual, y con certeza ‘no se extinguirá’! Procura que tu
fuego interior no se apague. Continúa avivando el ‘fuego perpetuo’
para que el fuego Divino que hay dentro tuyo no se extinga”. Este
esfuerzo resultará en que finalmente el “no, se extinguirá”, como lo
interpreta el Maguid –Predicador– de Mezritch, que el “no” –todos
los aspectos indeseados y negativos que resultan de la impureza–
serán extinguidos7.
6 Isaías 58:13.
7 Haiom Iom, (20-21 Adar II). Likutei Amarim - Or Torá, Hosafot, secc. 9.
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8. Este dicho del Maguid nos enseña que para extinguir el
“no”, debe haber indefectiblemente “fuego perpetuo” – un continuo
entusiasmo y dedicación en el estudio de la Torá y la observancia de
las mitzvot.
No basta que en una época del pasado, o incluso apenas un
instante antes, la persona haya tenido entusiasmo en la Torá y las
mitzvot. El apasionamiento debe ser permanente, pues si en nuestro
servicio a Di-s somos fríos tan solo por un instante, en ese segundo
el “no” puede aprovechar y entrometerse en la mente y corazón de
la persona.
Esta es también la razón por la que la mitzvá de recordar lo
que hizo Amalek es una obligación de todos los días8 – debemos
recordarlo permanentemente, para no permitirle, Di-s libre, a la
frialdad de Amalek tener influencia sobre nosotros siquiera por un
instante, como está escrito: “Un fuego perpetuo arderá sobre el
altar, no se extinguirá”9.
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9. Otro concepto a desarrollar vinculado al “fuego perpetuo” es el
siguiente: este fuego constituye la preparación para el “fuego de lo
Alto”, como dicen nuestros Sabios que “Si bien el fuego (del altar)
desciende del Cielo, es obligación de los kohanim –sacerdotes– traer
‘del fuego común’”10. Esto significa que el “fuego de abajo” (que
alude a la participación del ser humano), es una preparación y sirve
como itharúta deletáta –“iniciativa desde abajo”, del hombre– para
atraer el “fuego del Cielo”.
Sin embargo, ¿Cuándo es factible atraer el “fuego del Cielo”?
exclusivamente si el “fuego de abajo” que lo precedió fue íntegro,
perfecto, solo entonces se atrae el “fuego de lo Alto”.
Este último concepto lo vemos implícito en las Secciones de
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la Torá que damos lectura en estas semanas (Tzav y Sheminí): En
los Ieméi haMiluím –Días de la Inauguración del Mishkán– cuando
todo el Santuario y sus enseres, e incluso el altar, ya habían sido
confeccionados y completados, y estaban presentes Moshé y Aharón
en persona, y no otros sacerdotes, e incluso ya se habían ofrendado
sacrificios etc.11, no obstante y después de todo, la Shejiná –Presencia
Divina– no había descendido y no moró en la obra de sus manos, es
decir, no se percibía la presencia manifiesta de Di-s en el Santuario,
pues aún quedaban vestigios espirituales del pecado del Becerro
de Oro12. Fue exclusivamente en el octavo día, cuando la ofrenda
del “fuego de abajo”, que ofrecieron Moshé y Aharón, había llegado
a su culminación, y con lo que la acción humana había logrado su
perfección, eso consumió todo el “no”, y anuló completamente el
efecto del pecado del Becerro de Oro13, recién en esa instancia, “un
fuego salió de ante Di-s...”14 y la Shejiná moró en la obra de sus
manos15.
Ahora bien, ¿En qué consistía la extraordinaria particularidad
4 del “fuego Celestial” que para atraerlo, era imprescindible que la
avodá del “fuego de abajo” sea perfecta?
La explicación del concepto es la siguiente:
11 El Mishkán fue erigido para uso regular “en el primer mes del segundo año, en el
primer día del mes”, es decir, en el 1 de Nisán un año luego del Éxodo (Éxodo 40:17). La
consagración o inauguración del Mishkán y de Aharón y sus hijos como sacerdotes comenzó
una semana antes, el 23 de Adar (véase Levítico cap. 8; Séder Olam Rabá, cap. 7; Sifrá,
Mejiltá deMiluím sobre Levítico 8:33). Durante los “Siete días de Inauguración” el Mishkán
era armado y desarmado todos los días (ibíd.) y Moshé oficiaba como Kohen Gadol, Sumo
Sacerdote (Vaikrá Rabá 11:6; compárese con Midrash Hagadol sobre Éxodo 4:14), ofrendando
los sacrificios correspondientes (Levítico, cap. 8).
12 Véase Sifrá y Rashi sobre Levítico 9:23.
13 El “Octavo Día” fue el 1 de Nisán. En aquel día fue lograda la expiación por el pecado
del Becerro de Oro y la Shejiná moró sobre Israel. Véase fuentes de la nota anterior y Tanjumá
Sheminí 4 y 10; Rashi sobre Levítico 9:2.
14 Levítico 9:24. Véase Shabat 87b; Sifrá Sheminí sobre Levítico 9:1.
15 Comentario de Rashi sobre la Torá, Levítico 9:23. Véase fuentes de la nota anterior.
Véase también Tanjumá, Pekudéi 6 (Tanjumá Kadúm parr. 2); Shemot Rabá 51:4 y 8; y Rashi
sobre Éxodo 38:21: “El “Mishkán del testimonio” - puesto que servía de testimonio a los Hijos
de Israel de que el Santo, bendito sea, había perdonado el incidente del Becerro, pues El hizo
morar la Shejiná entre ellos”.
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Los seres creados son limitados, y el servicio a Di-s por parte
de ellos junto al alcance y efecto espiritual del mismo, también es
limitado, pues por si mismos carecen de existencia eterna, dado
toda cosa limitada, por naturaleza, con el correr del tiempo se debilita
y perece. Para que la avodá y su efecto espiritual sea algo eterno,
debe haber indefectiblemente, una “proyección” de Luz Divina
desde lo Alto, pues el Altísimo, en su carácter de Todopoderoso no
tiene en absoluto restricción alguna, pues nada ante Él es imposible
y “porta en sí Mismo opuestos”, de modo que puede proveer eternidad
a un acto humano que por peso propio es limitado y está sujeto a las
condiciones de la naturaleza.
Es por ello que durante los “Siete Días de Inauguración”
el Mishkán era erigido y desmontado cada día16, pues por parte
de entidades creadas es imposible que algo exista y se sostenga
verdaderamente de modo estable, sin interrupción. Exclusivamente
en el “Octavo Día” cuando moró la Shejiná en el Santuario, y
“un fuego salió de Di-s”, solo entonces, el Mishkán fue erigido y
luego no lo desmontaron, en esa instancia el Mishkán fue erigido 5
verdaderamente, para siempre con el “toque” de eternidad dado
desde lo Alto.
Teniendo en cuenta lo explicado hasta aquí, comprenderemos
también el sentido conceptual de los “Siete Días de Inauguración”
y del “Octavo Día”, y el hecho de que el “fuego Celestial” descendió
sólo recién al “Octavo Día”. La explicación: Es un concepto sabido
que “siete” son los días que componen el “ciclo normativo de días”,
es decir, todo lo que se relaciona con la naturaleza y las dimensiones
creadas17. Y por otro lado, “ocho”, hace referencia a todo lo que
trasciende este ciclo18, es la Luz Divina que trasciende los mundos
creados, tanto físico como espirituales, y este es el tema al que alude
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“fuego Celestial”, como se explicó antes. Es decir, la Luz Divina
Infinita, aquella que está más allá de todas las dimensiones de la
Creación, como “por fuera” de ésta, por así decirlo, “toma cuerpo” y
se materializa en el fuego que desciende de lo Alto.
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de cualquier cálculo o conjetura.
20 Éxodo 25:8.
21 Los tres pilares del mundo: “El mundo se sostiene sobre tres cosas - (el estudio de)
Torá, avodá y guemilut jasadim (actos de bondad)”, Avot I:2.
22 El requerimiento mínimo de estudio diario de Torá que atañe a cada judío; Menajot 99b.
Véase Hiljot Talmud Torá 3:4.
23 Ieoshua 1:8.
24 Eruvin 54a. “Si la Torá mora en todos tus 248 órganos, es preservada [en tu memoria];
de otro modo, no es preservada”; véase también allí la secuencia y Hiljot Talmud Torá 4:9.
Véase Tania, comienzo del cap. 37.
25 Salmos 35:10.
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ser con vitalidad, con entusiasmo.
En cuanto a avodá: la plegaria –este es el kav, la forma de
servicio a la que principalmente denominamos avodá26– el esfuerzo
de la persona con su mente y corazón para conectarse con Di-s en la
plegaria, no debe ser un acto rutinario, sino “un ruego de piedad y
una súplica ente Di-s”27, con un sentimiento de vitalidad.
Y guemilut jasadím: alude a las mitzvot, pues en líneas generales
todas las mitzvot están incluidas en guemilut jasadím28. Estas no
deben ser practicadas de manera mecánica, como para “cumplir”
con la obligación y deshacerse de ellas. Las mitzvot deben ser
observadas con hidur29, y el hidur viene de la vitalidad de la persona
en el cumplimiento de éstas.
La perfección de la avodá del “fuego terrenal” genera el “fuego
Celestial”, causando que la Shejiná more en la Torá y avodá de
esta persona, y en todas sus actividades, incluso en sus quehaceres
mundanos.
Todo esto producirá, como mencionamos antes, que el bli gvul
8 –la faceta ilimitada de la Divinidad– se proyecte en el gvul –el lado
limitado de nuestra realidad mundana– de modo que vislumbremos
incluso en las “vestimentas” de la naturaleza la bendición Divina
y éxito sobrenatural.
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