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yhiee`aeiln

MAAMAR
– DISCURSO JASÍDICO –

EIN HAKADOSH BARUJ HU


BA BITRUNIA
de Rabí Iosef Itzjak Schneersohn
extraído de “Sefer HaMaamarím Idish”, pág. 1

— traducción libre —
El Rebe anterior pronunció este maamar por primera vez en el año
5686 (1925). Luego, fue publicado en ídish en HaKriá VeHaKedushá —
un periódico que se editó en los Estados Unidos entre los años 1941 y
1945— en el número 8, correspondiente al mes de Iyar de 5701 (Mayo,
1941).
Todo los maamarím publicados en dicho periódico fueron compila-
dos posteriormente en un libro, llamado Séfer HaMaamarím - Idish.
En su introducción a este maamar, el Rebe escribe: “Este maamar es
bien conocido entre los jasidím, y mi suegro, el Rebe, de sagrada memo-
ria, sentía especial afición por él. Lo pronunció —si bien con algunas va-
riantes— en varias ocasiones1, también lo escribió en ídish, se refirió a
él en varias alocuciones (sijot) y cartas suyas, y lo eligió para ser envia-
do como regalo a los alumnos de Tomjéi Tmimím —la Ieshivá de Luba-
vitch— en Varsovia” (Séfer HaMaamarím - Kuntreisím, vol. 3, pág. 116).

1. Véase, de lo impreso, el maamar Aní Iesheiná 5709 (Kuntrés 65).


MAAMAR EIN HAKADOSH BARUJ HU BA BITRUNIA 307

eizF`ix§A m¦r `ipExh¦A `¨A d"awd oi`


Ein HaKadosh baruj hu ba bitruniá im briotav
Di-s no viene a Sus criaturas
con demandas tiránicas e irrazonables1.

ESTA FRASE TALMÚDICA SIGNIFICA que Di-s no viene a Sus se-


res creados con demandas infundadas y desmedidas.
En el Midrash2 encontramos una máxima similar. Allí se
declara: “Di-s no viene a Sus criaturas con exigencias
perturbadoras; no viene al hombre sino de acuerdo a
las fuerzas de éste. Puedes ver que cuando Di-s entre-
gó la Tora al pueblo judío, si hubiera venido con la in-
tensidad plena de Su poderío, los judíos no habrían po-
dido soportarlo, como está escrito3: ‘Si continuamos
oyendo la voz del Señor, nuestro Di-s, moriremos’. En cam-
bio, El vino a ellos solamente según la capacidad de
ellos, como se desprende de lo que dice el versículo4: ‘La
voz de Di-s resuena con fuerza’. El versículo no dice ‘con
Su fuerza’, sino solamente ‘con fuerza’, es decir, no con
una fuerza que el hombre no puede soportar, sino de acuer-
do a la fuerza de cada uno individualmente”.
De estas dos fuentes vemos que la intención de Di-s, al
entregar la Torá y ordenar tantas mitzvot, no es la de oca-
sionar dificultades a Sus criaturas. En cambio, sólo pide
del ser humano que haga tanto como El sabe que está
en su capacidad hacer. Así, vemos que cuando Di-s en-
tregó al pueblo judío la Torá con sus mitzvot, lo hizo en

1. Talmud, Avodá Zará 3a.


2. Shemot Rabá 34:1.
3. Deuteronomio 5:22.
4. Salmos 29:4.
308 SEFER HAMAAMARÍM

ese espíritu: restringió Sus colosales fuerzas ajustándolas a las


de los seres creados, pues de haberlo hecho con el pode-
río pleno de Sus fuerzas, los judíos no habrían podido
soportarlo. Pero El pide al hombre que haga tanto co-
mo sí le es posible, tanto como está en sus fuerzas. Y ése
es el significado de lo que está escrito en los Salmos: “La
voz de Di-s resuena con fuerza”: no dice “con Su fuer-
za”, la fuerza Divina que está infinitamente por encima de la
capacidad del ser creado, sino “con fuerza”, la fuerza y ca-
pacidad de tolerancia de cada uno de Sus oyentes.
Por lo tanto, si El restringió Sus demandas para que al
hombre le sea posible satisfacerlas, y aquello que sí entre-
gó no es más que de acuerdo a nuestras fuerzas, eso
mismo significa que contamos con la capacidad de cum-
plir la Torá y las mitzvot que sí se nos dieron.
Ahora, si bien cumplir adecuadamente la Torá y las
mitzvot con temor reverencial a Di-s es una labor enor-
me, cuyo logro le supone al hombre gran esfuerzo, da-
da la finalidad refinadora de esta labor, como se verá a conti-
nuación, sin embargo, en vista de que su ordenanza fue toman-
do en consideración el potencial limitado del hombre, ello mis-
mo implica que éste puede, si pone el empeño necesario, sa-
tisfacer las exigencias del Creador.
El esfuerzo que requiere cumplir la Torá y las mitzvot es
comprensible. Estas hacen que la persona sea más refina-
da, que logre imponerse al burdo materialismo que es su pri-
mera naturaleza física, y se entrene, emocional e intelectual-
mente, a alcanzar logros más sublimes y espirituales, como
expresa el Midrash5: “Di-s no dio las mitzvot sino pa-
ra refinar con ellas a las criaturas”.
Esto es así pues cada mitzvá posee una propiedad par-
ticular mediante la cual la persona refina su carácter,

5. Bereshit Rabá 44:11.


MAAMAR EIN HAKADOSH BARUJ HU BA BITRUNIA 309

además de que cada mitzvá tiene su propia intención y


finalidad particular en el Plan Divino. Por ejemplo, la inten-
ción del precepto de Mezuzá que debe colocarse a la entra-
da de cada recinto del hogar es fijar en nosotros la conciencia
de que la morada en que vivimos y todo lo que hay en ella
pertenecen a Di-s, y por lo tanto deben emplearse de un mo-
do específico, acorde a Su voluntad; la intención del precep-
to de separar Jalá6 es que tomemos conciencia de que debe-
mos dar una parte de nuestros bienes a aquellos que se de-
dican al servicio a Di-s. Idénticamente sucede con los de-
más preceptos. Cada uno tiene su finalidad específica.
En adición a esto, a su finalidad especial individual, cada
mitzvá tiene una energía única para refinar a la perso-
na como se dijera en nombre del Midrash5.
Si bien todo lo mencionado exige invertir enorme es-
fuerzo, la Torá y las mitzvot fueron entregadas exclu-
sivamente al pueblo judío. No fue entregada a los ánge-
les, y ello demuestra que son específicamente los judíos quie-
nes tienen la capacidad de cumplirla, y la virtud de refinar, ne-
cesaria en los seres humanos pero no en los ángeles. Cuando
Moshé subió al Monte Sinaí para recibir la Torá los ángeles
pidieron a Di-s que les entregara la Torá a ellos —como es-
tá escrito7: “Pon Tu esplendor en medio de aquellos que
habitan los cielos”— pero Di-s, sin embargo, no la dio
a ellos sino a nosotros, el pueblo judío.
Obviamente, esta decisión Divina obedecía a un propósito.
A éste se alude en el versículo8: “Yo hice la tierra, y al

6. El precepto de separar una parte de la masa, llamada “Jalá” (Números


16:20) —y por extensión se dio este nombre al pan sabático— consiste en
entregarla cuando el Santo Templo de Jerusalén estaba en pié al Kohén (sa-
cerdote). Hoy en día, por diversas razones, este trozo de Jalá es incinerado
(véase Shulján Aruj, Ioré Deá 322; ibíd., Oraj Jaím, fin de 457).
7. Salmos 8:2, según se interpreta en Shabat 88b.
8. Isaías 45:12.
310 SEFER HAMAAMARÍM

hombre creé (baráti/iz`x¨a) sobre ella”: el hecho de que


Di-s creara la tierra, o sea, el mundo, es en aras del
hombre; y al hombre lo creó en aras de baráti/i"z`xa,
cuyo equivalente numérico es 613 (b"ixz), idéntico al número
total de los preceptos, o sea, para que cumpla las 613
mitzvot.
Resumen: Di-s sólo exige de la persona que actúe en el cumpli-
miento de las mitzvot, ordenándoselo en la medida de su capacidad.
La Torá y las mitzvot hacen más refinada a la persona. Di-s en-
tregó la Torá únicamente a los judíos, y no a los ángeles.

2. ESTA CAPACIDAD PARA CUMPLIR la Torá y las mitzvot


—es decir, la habilidad única de que por su cumplimiento
se proyecten al mundo todas las emanaciones Divinas—
fue concedida únicamente a los judíos. Con su cumpli-
miento de mitzvot, además de lo que se proyecta desde
las esferas celestiales en el hombre mismo que las cumple,
ennobleciéndolo, como se dijera, las mitzvot implican el
uso de objetos materiales, y mediante éstas se afecta
también el objeto físico mismo, que pierde su percepción de
sí como entidad independiente de Di-s y se convierte en un
recipiente y vehículo de Divinidad pues se lo está utilizan-
do para cumplir una orden de Di-s. Y la capacidad de lograr to-
do esto le fue concedida exclusivamente al judío.
La razón de ello, de que sólo los judíos tengan esta apti-
tud peculiar, es su capacidad de mesirut néfesh, su dis-
posición a entregarse con auto-sacrificio. Esto es lo que
está escrito9: “No es porque sean numéricamente supe-
riores a los demás pueblos, que Di-s puso Su deseo en
ustedes, y los eligió, ya que ustedes son la minoría
frente a todas las demás naciones”. Esto significa que
el hecho de que Di-s entregara la Torá al pueblo judío

9. Deuteronomio 7:7.
MAAMAR EIN HAKADOSH BARUJ HU BA BITRUNIA 311

no se debe sólo a que ellos tengan una medida superior


en cuanto a facultades interiores —intelecto y emo-
ción10— respecto de los demás pueblos, sino que se debe
a la facultad de mesirut néfesh que poseen.
La relación entre ‘minoría’ y ‘mesirut néfesh’ es la siguiente:
Es conocido en las enseñanzas místicas del Jasidismo que
existen tres almas. Un alma es el néfesh hativít (“Alma
Natural”), llamada néfesh habahamít (Alma Animal) y
recibe este nombre pues su interés primario es la vida física del
cuerpo, comparable al carácter impulsivo del animal; otra alma
es el néfesh hasijlít (“Alma Intelectual”)11, cuya fuente
es el Semblante de Hombre12 (Pnéi Adám) de la Divina
Carroza mencionada en la célebre profecía al comienzo del li-
bro bíblico de Iejezkel; y otra alma más es el néfesh haelokít
(“Alma Divina”), cuya fuente es el Hombre Superior,
como está escrito en esa misma profecía de Iejezkel13: “Y
por sobre la apariencia del trono, una apariencia con
similitud al hombre por encima”.
Incluso las dos primeras —la Animal y la Intelectual—,
aunque parezcan más relacionadas con el plano físico que con
el espiritual, difieren en los judíos respecto de como son
en las demás naciones. Más particularmente es esto
cierto respecto del Alma Divina que es “una parte de

10. El intelecto y las emociones se denominan ‘facultades interiores’ del al-


ma porque tienen su lugar específico de residencia —el cerebro y el corazón res-
pectivamente—, en contraste con los otros poderes del alma —placer y volun-
tad— que abarcan a toda la persona en forma global. Mesirut néfesh (lit.: ‘entre-
ga del alma’), como su mismo nombre lo indica, es una capacidad más profun-
da, por lo que se la denomina ‘global’, en tanto abarca a la totalidad del ser.
11. La función del Alma Intelectual es intermediaria entre el Alma Divina
y el Alma Animal. El Alma Divina comprende conceptos vinculados a Di-s,
y el Alma Intelectual es la encargada de buscar la forma de hacérselos com-
prender también al Alma Animal (maamar Reshít Goím Amalék 5715).
12. Iejezkel 1:10.
13. Ibíd. 1:26.
312 SEFER HAMAAMARÍM

Di-s en lo alto, tal cual”14, siendo sus facultades interiores


intelecto y emociones, de santidad. Esto se refiere a los
dos niveles del Alma Divina: el Alma Divina propiamente
dicha, el néfesh haelokít, y la Inclinación al Bien, el iétzer
tov. Néfesh haelokít alude a las facultades intelectua-
les de esta alma, jojmá (sabiduría), biná (entendimien-
to) y dáat (comprensión), en tanto que iétzer tov alu-
de a los buenos rasgos de carácter dirigidos hacia el
semejante, y el cumplimiento práctico de las mitzvot.
Con todo lo virtuoso de estas facultades de santidad del Al-
ma Divina del judío y su raíz tan excelsa en el Hombre Supre-
mo, Di-s no entregó la Torá y las mitzvot a los judíos
tomando en cuenta las especiales virtudes de sus facul-
tades interiores —intelecto y emoción— pese a ser tan
distintas de las de los demás pueblos. En cambio, lo hi-
zo porque “ustedes son la minoría”.
El concepto de “minoría” alude a una característica del al-
ma de idéntica naturaleza: la capacidad de anular el propio
Yo (abnegación) con mesirut néfesh, existente sólo en los
judíos y no en las demás naciones. El concepto de mesi-
rut néfesh es llamado bitúl haratzón, “anulación de la
voluntad propia”, pues la palabra néfesh que literalmente
significa “alma” también significa “voluntad”, como está es-
crito15: “Mi néfesh no es a este pueblo”, que Rashi inter-
preta diciendo que “mi néfesh” significa “mi voluntad”16.

14. Tania, Séfer Shel Beinoním, cap. 2, en base a Iyov 31:2.


15. Jeremías 15:1.
16. La relación entre néfesh (alma) y ratzón (voluntad) complementa lo ex-
presado arriba, en la nota 10. En las facultades interiores, el que está involucra-
do y es activo es solamente un órgano determinado del cuerpo, ya sea la men-
te (en el caso del intelecto) o el corazón (en el caso de las emociones). En la
Voluntad, es el alma toda la que “se extiende” hacia un cosa. De ahí que la pa-
labra ratzón/oFvx se escriba con las mismas letras que tzinor/xFp¦v (“conducto”)
pues ésta es una facultad global mediante la cual el alma se allega por entero a
algo (Mikdash Mélej a Zohar II, 156a; Meoréi Or, letra “tzadik”, al final).
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Mesirut néfesh, literalmente “entrega del alma”, o “en-


trega de la voluntad”, entonces, es la total entrega y dedica-
ción de la voluntad propia a Di-s, algo que está más
allá y por encima de la comprensión posible por parte
del intelecto humano pues éste dicta que la vida e integridad
física deben preservarse a toda costa, mientras que la facultad
de mesirut néfesh indica que hay algo más allá de la lógica,
por lo cual es válido dar la vida. Por lo tanto, bien le correspon-
de el término de “minoría”, pues esta actitud implica la reduc-
ción del propio Yo para entregarse a la voluntad de Di-s.
Esto —esta capacidad de entregarse por entero a Di-s— es
el concepto de la frase naasé venishmá (“haremos en
el sentido de ‘cumpliremos’ y oiremos en el sentido de ‘enten-
deremos’” pronunciada por los judíos al momento de re-
cibir la Torá17. Naasé (“haremos”) significa entregarse
con total anulación personal de la voluntad propia pa-
ra adherir a la voluntad de Di-s, al infinito Ein Sof, el Amo
de la voluntad. Y la anteposición de naasé a nishmá
(“oiremos”) es la aceptación del Yugo Celestial para
cumplir todo lo que Di-s habrá de ordenar.
Fue por causa de este mesirut néfesh que Di-s en-
tregó la Torá al pueblo judío.
Resumen: Di-s dio a los judíos el poder de cumplir la Torá y
las mitzvot por más difícil que esto resulte. Esta fuerza provie-
ne del Alma Divina que Di-s dio a los judíos en adición a las
dos almas, la “natural” y la “intelectual”. Explica la aceptación
del Yugo Celestial a través de la proclama naasé venishmá.

3. A MEDIDA DE QUE EL EXILIO diaspórico se prolonga,


se hace cada vez más arduo el cumplimiento de la Torá
y las mitzvot. Incluso su mero cumplimiento práctico
por medio de la acción resulta más difícil en estas épocas

17. Exodo 24:7.


314 SEFER HAMAAMARÍM

de diáspora, al haber impedimentos y obstáculos que


perturban e impiden cumplir efectivamente los precep-
tos. Más particularmente aún resulta dificultoso el servi-
cio de Torá y mitzvot para el que además de la acción
concreta se requiere comprensión y estímulo de las emo-
ciones, lo que es posible únicamente cuando la perso-
na disfruta de paz emocional y mental.
Durante el exilio es sumamente difícil lograr esta sereni-
dad, pues, además de la aflicción infligida al cuerpo y al
alma a causa de la dura labor, que con el sudor de su
frente traerá su pan18, y la enorme preocupación e in-
quietud por el sustento — además de ello, el exilio provo-
ca una sensación general de humillación y abatimiento.
En la época de Moshé, los judíos se sintieron abatidos
por el exilio en Egipto. También ése fue un exilio suma-
mente severo, como está escrito que cuando Moshé les di-
jo que Di-s estaba a punto de liberarlos de su prolongado infor-
tunio, los judíos no pudieron escuchar a Moshé “por corto
aliento y ardua labor”19. Pero luego los milagros de las
Diez Plagas, la Partición del Mar y la Entrega de la Torá,
alzaron su ánimo y estimularon al pueblo judío.
Asimismo, en la época en que el Santo Templo de Je-
rusalén estaba en pie, el pueblo judío era altamente res-
petado y podía cumplir la Torá y las mitzvot con hol-
gura, como está escrito20 que en la época del rey Shlomó
“cada hombre de Iehudá e Israel estaba disfrutando de sere-
nidad bajo su viña y su higuera”. Era un período de calma,
cuando todos los judíos gozaban de saciedad y tranqui-
lidad, estudiaban Torá y cumplían mitzvot, y en el mun-
do había revelación de Divinidad.

18. Parafraseando a Génesis 3:19.


19. Exodo 6:9.
20. I Reyes, 5:5.
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Sin embargo, con el advenimiento del galut —el exilio


diaspórico—, se produjo el ocultamiento y velado de la
Divinidad, especialmente en estas últimas generaciones
previas a la Redención, llamadas ikvetá deMeshijá, las de
los “talones mesiánicos”21. Durante esta época, “La os-
curidad cubre la tierra”22 y “Vestiré a los cielos de ne-
grura”23 — lo que constituye una oscuridad redoblada.
Esta profunda oscuridad del exilio se expresa de la siguien-
te manera: El hombre temeroso de Di-s y que cuida de
cumplir las mitzvot encuentra ante sí muchos individuos
que actúan como “espinos y púas” atormentándolo y ha-
ciéndole sentirse incómodo. Aquellas personas lo aguijo-
nean como con puntas de hierro y se ríen y mofan de
él —como dijeran nuestros Sabios24 sobre el versículo25
“Fui objeto de risa de todo mi pueblo, su canción de burla
todo el día”: “Después de que ellos se sientan a comer,
beber y emborracharse, se sientan y hablan de mí, y se
burlan de mí”.
El dolor del alma se hace más intenso dado que
quienes se burlan de él, de la persona temerosa de Di-s,
son gente de degradado valor, muy baja y salvaje, per-
sonas burdas carentes de toda comprensión y carentes

21. Véase Sotá, al final. El nombre de “talones mesiánicos” tiene varios


significados: es una generación en la que la capacidad intelectual y emocio-
nal para lo sagrado se ve severamente disminuida, pero tiene más desarrolla-
da la virtud del “talón”, la facultad de auto-sacrificio (Torat Menajem, vol. 13,
pág. 177); tal como el talón es el final del cuerpo (siendo la cabeza su miem-
bro más destacado y sublime), así éstas son las generaciones finales del exi-
lio diaspórico; tal como el talón es el punto más insensible del cuerpo, así es-
tas generaciones son las más insensibles a lo espiritual; y también en el sen-
tido de que la proximidad de la Redención es tal, que ya se oyen las pisadas
del Mashíaj acercándose.
22. Isaías 60:2.
23. Ibíd. 50:3.
24. Midrash, Eijá Rabá 3:3.
25. Lamentaciones 3:14.
316 SEFER HAMAAMARÍM

incluso del deleite resultante de la comprensión, que ja-


más han intentado su propia mejoría intelectual. No
tienen idea qué significa volverse más refinado intelec-
tual o siquiera emocionalmente.
Todo su ser consiste en la colosal y exclusiva satis-
facción de sus apetitos. Comen como glotones y beben
ávidamente. Hacen todo lo que su burdo y malsano co-
razón ansía, buscando sólo satisfacer sus demás pasiones
físicas y corruptos rasgos de carácter. Prefieren ser li-
bres de todo yugo, y de tan brutalmente burdos pue-
den compararse a los animales y a las bestias.
Y semejantes criaturas vulgares se burlan también de
aquellos que estudian la Torá y son temerosos de Di-s.
Esto es un enorme desprecio y dolor.
Esta situación se asemeja a la de un príncipe que ha
nacido dotado de una mente perspicaz y notables talen-
tos y fue criado en el palacio real con ilustrados maes-
tros que invirtieron sus mayores esfuerzos en su edu-
cación, tanto intelectualmente —dándole a entender
sabidurías profundas— como en los buenos modales.
Cuando este príncipe peca ante su padre el rey, su ma-
yor castigo es ser entregado en manos de personas rui-
nes que se ríen y burlan de él.
Resumen: En la época del amargo exilio, el cumplimiento de
la Torá y las mitzvot resulta muy difícil a causa de los numero-
sos escollos y las burlas de los más bajos perseguidores de pla-
cer. Es como un príncipe que pecó; su mayor castigo es ser en-
cerrado entre las personas más burdas.

4. INCLUSO ENTRE LOS MEJORES de aquellos entregados


exclusivamente a la satisfacción de sus apetitos corpo-
rales y placeres —o sea aquellos que tienen cierta no-
ción intelectual y, al menos de cierta manera, están in-
volucrados en cuestiones vinculadas al saber, y por
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ello se los llama “intelectuales”— su sabiduría y cono-


cimientos no tienen el efecto de generar buenos rasgos
de carácter. Su intelecto no afecta sus poderes emocio-
nales para hacer que estos sean más refinados.
En particular, su capacidad y saber intelectual no refina
su vanidad. Cada uno de ellos cree que es único en la
generación y no hay como él en el mundo. Piensa que sólo
él posee intelecto y sabiduría, y todas las demás per-
sonas del mundo son nada en comparación a él. Ni se
le ocurre la posibilidad de que quizás otro tenga una
mayor comprensión que él.
Todo esto se debe a su burdo orgullo y arrogancia.
Y su principal vanidad resulta de la pizca de enten-
dimiento que tiene en el área particular del saber a la
que se dedica.
La analogía para esto es la de un hombre sumamente
pobre —jamás ha sido dueño de 100 florines propios—
al que Di-s bendijo súbitamente con gran éxito. Este hom-
bre ganó una enorme suma de dinero y se volvió rico. Y
ahora, por eso, se torna altanero y vanidoso, y menos-
precia a todos los demás ricos. Su corazón se siente
henchido, y camina con la cabeza bien en alto. Lo mis-
mo sucede con aquella persona que se cree notable
con su pequeña medida de conocimiento.
En verdad, sin embargo, aquel que es genuinamen-
te sabio actúa con mucha modestia. Busca aprender de
cualquiera que tenga una buena comprensión o rasgo de
carácter, como está escrito26: “De todos los que me en-
señaron logré sabiduría”. Pues la persona que desee
seriamente adquirir pericia en un área del saber debe
aprender de cada uno de los sabios en dicha disciplina, y
hacerlo en consonancia con las condiciones y metodo-

26. Salmos 119:99.


318 SEFER HAMAAMARÍM

logía requeridas para la adquisición del saber.


La primera condición para aprender es entrega al es-
tudio y devoción al maestro. Cuanto mayor sea la devo-
ción al maestro y hacia el saber que se está estudiando,
tanto mejor y más profunda será la comprensión de la
lógica de esa rama del conocimiento. También, cada con-
cepto que la persona aprende debe ser meditado pro-
fundamente una y otra vez, repensándolo una serie de
veces hasta captarlo correctamente. Sólo entonces, si-
guiendo estos requisitos básicos y metodología, uno puede
comprender cabalmente este saber.
La persona vanidosa, sin embargo, además de que
su “sabiduría” no es tal, su orgullo es un rasgo suma-
mente bajo; es la fuente de sus rasgos negativos de ca-
rácter, envidia, apetencia y búsqueda de honor. En esta
clase de personas, el intelecto y las pasiones son dos
planos totalmente desvinculados, y sus intensas ape-
tencias les hacen perder su entendimiento.
El rasgo distintivo del hombre, en esencia, es su capaci-
dad exclusiva de raciocinio, pues también los animales
tienen alguna forma de emociones. La superioridad del ser
humano radica en su intelecto. Por medio de éste, el
hombre debería poder imponerse y refrenar sus emocio-
nes en general, y los apetitos del corazón en particular.
Aquel que no puede controlar sus pasiones y se en-
trega a los placeres corpóreos tal como el animal, es
peor que el animal pues este último fue creado de modo que
no puede controlar sus instintos, mientras que él sí puede ha-
cerlo, con su don exclusivo de la razón.
Y gente de esta degradada calaña como la que acaba
de describirse, es la que además se burla de quienes es-
tudian Torá y son temerosos de Di-s, lo que ocasiona
enormes sufrimientos y desconsuelo.
Resumen: También están aquellos que son orgullosos en vir-
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tud de su conocimiento o riqueza. En verdad, la persona debe-


ría ser modesta. Cuanto más cultivada la persona es, tanto
más humilde debería ser. Sin embargo, los que son burdamen-
te vanidosos y se burlan de quienes observan la Torá y las mitz-
vot son inferiores a los animales.

5. EL TALMUD DECLARA27: Lefum gamla shijna, lo que


quiere decir, como explica Rashi, “de acuerdo a la fuer-
za del camello, de cuánto puede soportar, así debe ser car-
gado y no más”. Porque Di-s pide de la persona nada
más que lo que ésta está capacitada a soportar.
Por lo tanto, cuando en la época del exilio —es decir,
en ikvot demeshija (los “talones mesiánicos”), como
la denomina la Mishná28 y que Rashi traduce como “el
período al final del exilio”— antes de que venga el Ma-
shíaj, hay muchos que molestan a aquellos que estu-
dian Torá y son temerosos de Di-s, y los aguijonean,
hay que saber que los judíos tienen la fortaleza para
superar todas estas perturbaciones. La tienen en la épo-
ca del exilio incluso con mayor fuerza y energía que co-
mo en la época en que el Santo Templo estaba en pie.
Esto significa que la capacidad de mesirut néfesh
(auto-sacrificio) es, en la época de exilio, mayor que
durante la época del Templo.
Esto podemos comprenderlo observando el ejemplo
de lo que vemos que sucede en los órganos del cuerpo:
Si bien de función diferente, todos los órganos del
cuerpo se equiparan en el hecho de que reciben su
fuerza vital del cerebro. A pesar de esta similitud, ve-
mos que resulta más fácil sumergir el talón en agua ca-
liente que introducir en ella la cabeza. La explicación
popular de ello es que el talón es menos sensible al do-

27. Ketuvot 67a.


28. Sotá 9:15.
320 SEFER HAMAAMARÍM

lor que la cabeza. Sin embargo, eso mismo es algo que


requiere comprensión. ¿Por qué, en efecto, es el talón
menos sensible al dolor que la cabeza? El talón recibe
su vitalidad del alma de igual manera que como lo ha-
ce la cabeza, como expresa el Alter Rebe en Tania29 res-
pecto de la vitalidad que proviene del alma: su principal vi-
talidad está en el cerebro de la persona, y cada órgano
recibe de allí su diferente forma de fuerza vital y poder
funcional conforme su composición y carácter. Esto sig-
nifica que la fuerza vital proveniente del cerebro se extien-
de por el cuerpo a todos los órganos. Di-s imbuyó al
alma la particularidad de poder dar vida a un cuerpo, y
decretó sobre el alma que descendiera y se invistiera en
un cuerpo físico —una de las maravillas de las obras
del Creador: unir lo espiritual con lo físico—, de modo
que, obviamente, no hay diferencia entre la fuerza vi-
tal que vitaliza la cabeza y la que lo hace con el talón.
Pues entonces, ¿por qué resulta más fácil sumergir el
talón en agua caliente que hacerlo con la cabeza?
Esto es porque el talón está más entregado, es más le-
al, a los dictámenes de la voluntad de el alma que la cabeza,
pues cuanto más inferior el órgano en la jerarquía corpo-
ral, tanto mayor es su entrega a los dictados del alma30.

29. Séfer Shel Beinoním, cap. 51.


30. Hay una regla (explicada extensamente en Shaaréi Orá, maamar Iavíu
Levush Maljut, secc. 12 y ss.; secc. 32 y ss.) que dice que las cosas más al-
tas, en su descenso, caen más bajo —como se ve en la caída de una pared:
las piedras más altas caen más lejos de su base—. El cerebro, por su compo-
sición refinada, es residencia y lugar de manifestación de las más refinadas
cualidades, las intelectuales. El pie, en contraste, es de una composición físi-
ca más burda, y por eso no puede albergar al intelecto. Las facultades de
Placer y Voluntad, en cambio, no tienen un sitio específico de residencia si-
no que abarcan al cuerpo por entero. Son tan excelsas que no precisan ajus-
tarse a la composición de un órgano determinado. Y justamente por eso, aun-
que la tosquedad del talón es un obstáculo para la manifestación del intelec-
to, el placer y la voluntad, y así también la capacidad del auto-sacrificio, se
MAAMAR EIN HAKADOSH BARUJ HU BA BITRUNIA 321

Lo mismo sucede en la época de exilio cuando nos


hallamos ante “los talones del Mashíaj”. Se encuentra
más manifiesta la facultad de mesirut néfesh: no sólo
no nos dejamos amedrentar por quienes se mofan y
obstaculizan el cumplimiento de la Torá y las mitzvot,
sino que, todo lo contrario. Nos fortalecemos en esas
áreas con mayor vigor.
Y con este poder de mesirut néfesh seremos privi-
legiados, todos los judíos del mundo entero, con la ve-
nida del Mashíaj, el Justo Redentor.
Resumen: El judío debe saber que Di-s le otorgó el sagrado
poder de mesirut néfesh que emana de la verdad que hay en el
alma. El exilio se denomina ikvot meshijá (“talones del Mashíaj”).
Los pies sostienen a todo el cuerpo, y la capacidad de mesirut
néfesh existe en todos los judíos. Con este mesirut néfesh, ten-
dremos el privilegio de recibir al Mashíaj, el Justo Redentor.

destacan precisamente en el plano de la acción; o sea: en los órganos de la


acción (del que el talón es el más inferior del pie) la manifestación del inte-
lecto es prácticamente nula y por ello la de la Voluntad que emana del alma
es mucho más poderosa (y por eso no bien el hombre siente deseos de ini-
ciar un movimiento, el pie obedece al instante). Al no brillar el intelecto, es
posible que se revele más enérgicamente la voluntad, y por eso el cerebro so-
pesa las consecuencias de introducir la cabeza en agua caliente y se resiste,
en tanto que el talón no hace cálculos sino que obedece la ordenanza del al-
ma sin más (véase en detalle Séfer HaMaamarím 5685, págs. 260-263).

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