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TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: Referencias al cristianismo en autores clásicos.

Lee y responde:
“Pomponia Graecina, una mujer de alto rango (la esposa de Aulus Plautius, a quien, como he
mencionado, se le ofreció una ovación por su campaña en Bretaña), fue acusada de una superstición
foránea, y fue pasada a su esposo para que la juzgara. Él siguió el procedimiento antiguo de escuchar
su caso, que tenía que ver con la situación legal de su esposa y su honor, en presencia de miembros
de la familia, y la declaró inocente. La larga vida de Pomponia se tornó en una tristeza
inquebrantable, porque después de la muerte de Julia, la hija de Drusus, vivió cuarenta años con
ropas de luto con sólo dolor en su corazón. Esto hizo que pudiera escapar al castigo durante el reino
de Claudio, y de allí en más contribuyó a su gloria.”

Tácito (c. 60–c. 120) en Los anales (13:32), sobre el juicio de Pomponia Graecina (57).

- Explica con tus palabras cuál puede haber sido la “superstición foránea” de la que era acusada
Pomponia Graecina.

TAREA 2: La persecución en Viena y Lión en Galia (177).

“La grandeza de la tribulación en esta región, y la furia de los paganos contra los santos, y los
sufrimientos de los benditos testigos, no podemos narrarlos con precisión, ni siquiera pueden ellos
ser realmente registrados. Porque con todo su poder el adversario cayó sobre nosotros, dándonos
un anticipo de su actividad desenfrenada en su futura venida. Se esforzó en toda manera en
entrenar y ejercitar a sus siervos contra los siervos de Dios, no sólo expulsándonos de casas y baños
y mercados, sino prohibiendo a cualquiera de nosotros ser visto en cualquier lugar que sea.… Pero
aquellos que eran dignos fueron apresados día por día, completando su número, de modo que todas
las personas celosas, y aquellos a través de quienes especialmente nuestros asuntos se habían
establecido, fueron reunidas de las dos iglesias. Y algunos de nuestros siervos paganos también
fueron apresados, ya que el gobernador había ordenado que todos nosotros debíamos ser
examinados públicamente. Éstos, siendo engañados por Satanás, y temiendo para ellos las torturas
que habían visto a los santos soportar, y siendo también urgidos por los soldados, nos acusaron
falsamente … de acciones de las que no sólo no nos está permitido hablar o pensar, sino que no
podemos creer que hayan sido hechas jamás por los hombres. Cuando se informaron estas
acusaciones, todo el pueblo rugió como bestias salvajes en contra nuestra, de modo que incluso si
alguien antes había sido moderado en base a amistad, ahora estaban sumamente furiosos y
rechinaban sus dientes contra nosotros. Entonces finalmente los santos testigos soportaron
sufrimientos más allá de toda descripción.”

Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.4, 5, 14–16.

- Según el relato de los sobrevivientes de las persecuciones contra las congregaciones de Viena y
Lión ¿qué lugar jugó Satanás en tratar de silenciar el testimonio cristiano en aquella región de Galia?

- A la luz de este testimonio histórico, ¿cuál es el arma preferida del diablo para silenciar a la Iglesia?

- ¿Cuál es tu propia evaluación de la obra demoníaca hoy en tu contexto en términos de detener el


avance del testimonio cristiano?

TAREA 3: ¿Era cristiano Constantino?

Los autores de historia del cristianismo no coinciden en sus opiniones acerca de si Constantino era
auténticamente cristiano o no.

Lee algunos de los siguientes juicios y saca tu propia conclusión:

Baker, Compendio de historia cristiana, 27–28, 59; González, Historia del cristianismo, 1:136–139;
Latourette, Historia del cristianismo, 1:131–133; Muirhead, Historia del cristianismo, 1:137–142;
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 110–114, 119.

DISCUSIÓN GRUPAL

1. Leer Latourette, Historia del cristianismo, 1:31–37, y discutir las diferentes interpretaciones que
se han hecho sobre la ubicación del cristianismo en la historia. Discutir los dos últimos párrafos de
la p. 37, extrayendo conclusiones para compartir en un plenario de la clase.

2. Responder a las siguientes preguntas: ¿Por qué razones el idioma griego fue útil para la
comunicación del evangelio cristiano? ¿Qué idioma moderno es el más útil para comunicar el
evangelio hoy en todo el mundo? Dar razones. ¿Es el castellano un idioma adecuado para la
comunicación del evangelio?
LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La iglesia de nuestros padres, 7–25; 30–42.

Baker, Compendio de la historia cristiana, 5–30.

González, Historia del cristianismo, 1:21–76; 103–144.

Latourette, Historia del cristianismo, 1:1 1–60; 101–116; 118–133; 146–150; 155–164;

245–273.

Muirhead, Historia del cristianismo, 1:17–84; 97–134.

Vos, Breve historia de la Iglesia cristiana, 9–21; 28–35.

Walker, Historia de la iglesia cristiana, 1–52; 83–114.

UNIDAD 2

El cristianismo más alla del imperio romano

INTRODUCCIÓN
Hacia fines del segundo siglo el cristianismo se había difundido por casi todo el mundo
mediterráneo. Se encontraba bien establecido en el norte de África, en Galia y en España. Es
probable que para esta época haya alcanzado las Islas Británicas. Hacia el sudoeste, se estaba
esparciendo a lo largo de las márgenes africana y árabe del mar Rojo. Hacia el este del Imperio había
conquistado la pequeña ciudad-estado de Edesa, y desde allí se estaba extendiendo hacia el norte
llegando a Armenia, y hacia el este iba penetrando en Persia, y aun más allá dirigiéndose hacia el
Asia Central. En este tiempo, Tertuliano de Cartago, decía: “Somos apenas de ayer, y hemos llenado
todo lugar entre vosotros—ciudades, islas, fortalezas, pueblos, mercados, y los mismos
campamentos, tribus, compañías, palacio, Senado, Foro—no os hemos dejado nada sino los templos
de vuestros dioses.” Para fines del siglo tercero, el cristianismo se había establecido fuertemente en
muchas partes del Imperio Romano a pesar de la persecución y seguía avanzando firmemente fuera
del mismo, especialmente en Mesopotamia. Para comienzos del siglo IV, estaba ganando a Etiopía,
donde desde el rey hasta el último vasallo confesaban la fe de Cristo.

Hacia el año 350, la expansión del cristianismo resultaba notable. Primero, el cristianismo era
todavía una religión predominantemente “oriental,” ya que su fuerza más grande en este tiempo
estaba en Armenia (fuera del Imperio Romano), en Asia Menor, y en el extremo oriental de Europa
en la nueva capital del Imperio: Constantinopla. Generalmente, se concibe al cristianismo como una
religión europea y casi exclusivamente occidental. La historia no apoya este concepto. Por supuesto,
el cristianismo era muy fuerte en el mundo mediterráneo y allí habría de avanzar a pasos
agigantados, especialmente a partir del momento en que comenzó a contar con el favor imperial.
Pero no debemos pasar por alto el hecho del floreciente desarrollo del cristianismo en la frontera
oriental del Imperio y más allá de ella.

Segundo, en África, además de los puntos fuertes del litoral norteño, en Numidia, Cirenaica y el
delta y valle del río Nilo, el cristianismo iba penetrando paulatinamente por las riberas del mar Rojo
hasta entrar y conquistar Abisinia en este período. El desarrollo del cristianismo en el norte de África
fue muy significativo, ya que de allí salieron algunos de los teólogos cristianos más destacados de
este período (Tertuliano de Cartago, Cipriano de Cartago, Agustín de Hipona).

MAPA 4 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO HACIA EL AÑO 350

Tercero, el progreso del cristianismo a través de Asia continuó sin pausa. En Persia, donde hacia
mediados del siglo IV comenzó a sufrir una severa persecución; a lo largo de las márgenes árabe y
persa del golfo Pérsico; y desde aquí por mar hasta la India (alrededor del 295). Una embajada
romana enviada por el emperador Constancio en 354 se encontró con una comunidad cristiana en
el sudoeste de la India. La tradición oral, en la Iglesia Siríaca Antigua, que todavía hoy sobrevive en
esta región, habla de la llegada de cristianos allá por el año 345 provenientes de Persia
(presumiblemente huyendo de la persecución). Es probable que el cristianismo haya llegado hasta
la India o por lo menos a su frontera noroeste por vía terrestre. En el Concilio de Nicea en 325, un
obispo se autotituló como “Juan de la Gran India y Persia.” Más tarde, el cristianismo penetró más
profundamente en Asia Central, llegando a convertir y civilizar a los pueblos nómadas del
Turquestán alrededor del año 500.

EL PRIMER REINO CRISTIANO: EDESA

_ La conversión de Edesa
El libro de los Hechos nos dice que el día de Pentecostés la predicación de Pedro y los demás
apóstoles fue oída por “partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia” (Hch. 2:9), es decir,
habitantes de la región al este de Palestina. La ruta que llevaba a estos territorios pasaba por la
ciudad siria de Antioquía. Esta ciudad fue, desde muy temprano (Hch. 11:19–21) un centro muy
importante de cristianismo helenista. De hecho, fue allí que “a los discípulos se les llamó ‘cristianos’
por primera vez” (Hch. 11:26). Por ser una metrópolis comercial con una ubicación tan estratégica,
no es extraño que desde allí el movimiento cristiano se haya expandido en varias direcciones. Desde
Antioquía, donde comenzó Pablo su misión hacia Occidente, comenzó también la expansión hacia
Oriente. Desde fines del siglo I, cristianos de lengua aramea de Palestina predicaron a las
comunidades judías de una región denominada Osroene. Esta corriente misionera se conoce como
la misión palestinense. Fue el judío Tobías quien recibió a Addai, el primer misionero judeo-cristiano
en esa región.

La primera ciudad en ser alcanzada fue Edesa (200 kilómetros al este de Antioquía), capital de
un pequeño reino independiente (Osroene), estratégicamente ubicada sobre las rutas principales
de comunicación entre Oriente y Occidente. Aquí había también una importante comunidad judía,
que proveía de una buena base para el inicio del testimonio cristiano. Fue esta ciudad la primera en
ver a su rey convertido y al cristianismo constituido en religión oficial, cerca del año 200. De este
modo, Edesa se transformó en el centro más importante para la difusión del movimiento cristiano
de habla siríaca, lengua muy cercana al arameo.

El testimonio de Eusebio, quien visitó la ciudad en 320, agrega una información curiosa. Dice
Eusebio que en Edesa encontró un documento conocido como Crónica de Addai, que según él
contenía la correspondencia mantenida entre el rey de la ciudad, Abgar, con nadie menos que Jesús.
Según estos documentos, el rey invitó a Jesús a ir a Edesa, para que lo curara de una enfermedad
que padecía. Jesús le respondió que no podía ir, pero que enviaría a uno de sus discípulos.

Eusebio dice que después de la ascensión de Jesús, el apóstol Tomás “envió a Tadeo (Addai en
siríaco), uno de los setenta,” a Edesa. Tadeo curó a Abgar y a “muchos otros en la ciudad, hizo obras
maravillosas y predicó la palabra de Dios.” La pregunta que surge es si lo que relata Eusebio es
históricamente verificable y cierto. Eusebio así lo creía, pero quizás estaba equivocado. La
arqueología ha encontrado una moneda con la esfinge del rey Abgar de Edesa, con una cruz en su
corona. Pero no es el Abgar de tiempos de Jesús, sino Abgar VIII ó IX (179–216), y la moneda fue
acuñada entre 180–192. Como ocurría con frecuencia en la antigüedad, los compiladores de la
historia tomaron un hecho real y lo remontaron a los días de Jesús para darle lustre.
Es muy probable que el primer rey cristiano de Edesa haya sido Abgar IX. Su nombre aparece en
la Crónica de Edesa, pero allí no dice que haya sido cristiano. Julio Africano, quien vivió en la corte
de Abgar antes del 216, dice que este rey era un “hombre consagrado” (¿cristiano?). El Libro de las
leyes de las tierras, escrito antes del 250 por un discípulo de Bardaisanes, dice explícitamente que
el rey Abgar se hizo cristiano.

De todos modos, parece razonable pensar que para fines del primer siglo algunos cristianos
arameos ya habían llegado de Palestina a Osroene y que predicaron a las comunidades judías en la
región. Una indicación de esto es el hecho de que fue un judío, Tobías, quien recibió a Addai. Otro
elemento a tomar en cuenta es que los cristianos de Osroene celebraban la Pascua como lo hacían
los cristianos palestinenses y no como los de Asia.

_ La contribución de Edesa
El reino de Edesa (Osroene) fue “primero” también en varias cosas más. Por un lado, tuvo el
primer templo cristiano que recuerde la historia. Gracias al favor real, los cristianos de esta ciudad
pudieron tener su templo junto al palacio, cuando no había templos en el Imperio Romano. En el
año 201 hubo una inundación, y los registros indican que “Abgar, el rey, se paró sobre la torre,
llamada la Torre Persa, y observó las aguas con la luz de las antorchas. Las aguas rompían contra la
muralla occidental de la ciudad, entraban a la ciudad, y derribaban el grande y hermoso palacio del
rey.… Y las aguas destrozaron el templo de la iglesia de los cristianos.” De este modo, Osroene fue
probablemente el primer reino en el que se levantaron edificios destinados específicamente al culto
cristiano.

Además, en esta ciudad se hizo la primera traducción de los Evangelios del griego al siríaco, el
idioma que se hablaba por aquel entonces en Mesopotamia. A partir del segundo siglo se hicieron
traducciones del griego al siríaco, siendo posiblemente el Nuevo Testamento la primera de estas
traducciones, bastante antes del año 200. El siríaco es importante porque se transformó en el
idioma eclesiástico del avance cristiano oriental, y fue llevado, en las Escrituras y la liturgia, a través
de Asia hasta el mar de la China.

Una tercera contribución pionera de Edesa fue su énfasis en un cristianismo ascético,


especialmente a partir del siglo III. El cristianismo siríaco que se desarrolló allí puso un fuerte énfasis
sobre la ascesis. Los Hechos de Tomás hablan de los convertidos renunciando al matrimonio. Las
iglesias estaban compuestas mayormente por ascetas y se caracterizaban por un ejercicio intensivo
de los dones del Espíritu y la proclamación del evangelio. La práctica de la castidad estaba muy
difundida.

Edesa fue también un centro de expansión del testimonio cristiano y de producción de literatura
cristiana en lengua siríaca. En Edesa se formó lo que se conoce como el “ciclo de Tomás” (así como
en Frigia oriental se desarrolló el ciclo de Felipe o en Asia Menor el ciclo de Juan), que significa la
producción de una serie de tradiciones históricas y literarias ligadas al apóstol Tomás y su ministerio.
Allí surgen varias obras asociadas a Tomás, como Hechos de Tomás (siglo III), Salmos de Tomás
(composiciones judeo-cristianas del siglo II, que más tarde fueron adoptadas por los maniqueos),
Evangelio de Tomás (hallado en Nag Hammadi, pero relacionado con el medio judeo-cristiano de
Edesa, a mediados del siglo II). Otra obra importante del cristianismo primitivo oriental es Odas de
Salomón, un escrito de carácter judeo-cristiano, de orientación esenia, probablemente de fines del
siglo I. También se destacan el Evangelio de la verdad (una homilía litúrgica) y el Canto de la perla,
preservada en los Hechos de Tomás.

Edesa también produjo algunos personajes cristianos de renombre. Uno de ellos fue Taciano (c.
170), quien nació en Mesopotamia, de lengua siríaca, tuvo una buena educación, y quien fue al
Oeste buscando una religión que le diera satisfacción. Probó muchas de las religiones que se
practicaban en el Imperio Romano, hasta el año 150 cuando se convirtió a la fe cristiana en Roma.
Fue discípulo de Justino Mártir y autor de obras importantes. Su Discurso a los griegos es una
reacción contra la civilización greco-romana. En ella Taciano expresa su gratitud personal por su
liberación de los dioses del politeísmo pagano. También es el autor de una obra perdida titulada
Diatessaron (“a través de cuatro”), que fue probablemente la primera armonía de los Evangelios en
ser escrita y que tuvo una gran influencia en el cristianismo siríaco. Su testimonio personal de
conversión exalta el poder de las Escrituras y su valor por sobre los escritos griegos, que antes habían
concentrado su devoción.

Taciano: “Y, mientras estaba prestando mi más sincera atención al asunto, di con ciertos
escritos bárbaros, demasiado viejos para ser comparados con las opiniones de los griegos,
y demasiado divinos para ser comparados con sus errores; y fui guiado a depositar fe en
éstos por la sencillez sincera del lenguaje, el carácter no artificial de los escritores, el pre-
conocimiento manifiesto de eventos futuros, la calidad excelente de los preceptos, y la
declaración del gobierno del universo como centrado en un solo Ser. Y, al ser mi alma
enseñada por Dios, llegué a entender que la clase anterior de escritos llevaba a la
condenación, pero que éstos pondían fin a la esclavitud que está en el mundo, y nos
rescatan de la multiplicidad de potestades y de diez mil tiranos, mientras que nos dan, no
realmente lo que antes no habíamos recibido, sino lo que habíamos recibido pero por el
error no podíamos retener.”

Bardaisanes (154–222) fue otro nativo destacado de Edesa. Perteneció a una familia noble de
esa ciudad y estuvo ligado a la corte. Julio Africano nos informa que fue un arquero diestro, y que
escribía muy bien en griego y siríaco. Se convirtió en 179 y fue conocido como un hombre de
pensamiento independiente, poeta y primer himnólogo en lengua siríaca. Según Efraín, Bardaisanes
compuso muchos himnos (madrase), que eran una especie de lecciones líricas con un refrán. Estas
composiciones se cantaban de manera antifonal. Así, pues, Bardaisanes merece un lugar importante
como pionero en la historia de la música litúrgica.

Bardaisanes se destacó también en la literatura. En este sentido, es muy elogiado por Eusebio.
Un discípulo suyo registró su enseñanza en una obra titulada En cuanto al destino, escrita en forma
de preguntas y respuestas. También se atribuye a Bardaisanes el poema El himno del alma conocido
también como El canto de la perla. En El libro de las leyes de diversos países, algunos de sus
discípulos registraron sus enseñanzas, en las que se pone en evidencia el amplio conocimiento de
Bardaisanes. Lamentablemente, de sus numerosos escritos sólo se conservan unos pocos
fragmentos. Sus observaciones nos ofrecen un cuadro de la situación del cristianismo en todo el
mundo conocido de sus días.

Bardaisanes: “¿Y qué diremos de la nueva raza de nosotros los cristianos, a quienes Cristo
en su venida plantó en cada país y en toda región? Porque, he aquí, dondequiera que
estamos, todos somos llamados por el único nombre de Cristo: cristianos. En cierto día, el
primero de la semana, nos congregamos juntos, y en los días de las lecturas [?] nos
abstenemos de tomar alimento. Los hermanos que están en Galia no toman a varones por
esposas, ni los que están en Partia dos esposas; tampoco se circuncidan aquellos que están
en Judea; ni nuestras hermanas que están entre los Geli se unen a extraños; como tampoco
aquellos hermanos que están en Persia toman a sus hijas por esposas; ni los que están en
Media abandonan a sus muertos, o los entierran vivos, o los entregan como comida a los
perros; ni los que están en Edesa matan a sus esposas o a sus hermanas cuando cometen
impureza, sino que se alejan de ellas, y las entregan al juicio de Dios; ni los que están en
Hatra apedrean a los ladrones a muerte; sino que, dondequiera que están, y en cualquier
lugar en que se encuentren, las leyes de los diversos países no les impiden obedecer la ley
de su Soberano, Cristo; ni siquiera el Destino de los Gobernadores celestiales los mueva a
hacer uso de cosas que ellos consideran como impuras.”

Es difícil precisar la posición doctrinal de Bardaisanes. Por un lado, luchó contra la herejía.
Eusebio dice que escribió contra Marción. Pero por otro lado, se lo acusó de ser discípulo de
Valentino (gnóstico) y de practicar la astrología. Parece evidente que Bardaisanes profesaba una
especie de judeo-cristianismo gnóstico, pero no está tan claro si su gnosticismo era dualista o
meramente una manera de pensar algo anticuada. Lo segundo parece ser más probable.

LA PRIMERA NACIÓN CRISTIANA: ARMENIA


Las tradiciones más antiguas atribuyen un origen apostólico al movimiento cristiano en
Armenia. Se habla del apóstol Tadeo y se dice que ministró en este país al oeste del mar Caspio por
unos ocho años (35–43). De igual modo, se dice que el apóstol Bartolomé predicó allí por unos
dieciséis años (44–60). No obstante, estas tradiciones carecen de todo fundamento histórico.

_ La conversión de Armenia
Armenia estaba al este del Imperio Romano, pero más al norte que Edesa. El historiador griego
Sozómenos, en su Historia eclesiástica, escrita allá por el año 450, dice: “Los armenios, tengo
entendido, fueron los primeros en aceptar la fe cristiana como nación.” Según Eusebio, Armenia se
hizo cristiana hacia el 311, cuando el emperador Maximiano les declaró la guerra por esa razón. Dice
Eusebio: “Además de esto, el tirano (Maximiano) tuvo que hacer frente a una guerra contra los
armenios, gente que desde una fecha muy temprana habían sido amigos y aliados de los romanos.
Como ellos eran también cristianos y celosos en su piedad hacia la Deidad, el enemigo de Dios
(Maximiano) había intentado forzarlos a sacrificar a los ídolos y a los demonios, haciendo con esto
que de amigos se tornaran en contrincantes y de aliados en enemigos.”

Sabemos que hubo persecuciones contra los cristianos en Armenia desde comienzos del siglo II,
pero fue recién hacia el año 301 (según la tradición armenia), que el cristianismo se convirtió en
religión dominante en Armenia. Este país fue así el primer Estado del mundo en proclamar al
cristianismo como religión oficial. Armenia se encontraba entre el Imperio Persa hacia el Este y el
Imperio Romano hacia el Oeste. Debido a esta situación y su necesidad de protección frente a los
avances de uno y otro imperio, su política fue pendular. No obstante, los armenios mostraron más
acercamiento hacia los romanos que hacia los persas.

_ El apóstol de Armenia
El promotor de la conversión de Armenia fue el hijo de un noble armenio, que fue educado
como cristiano en Capadocia (Asia Menor), donde los cristianos eran mayoría hacia el siglo III. Este
varón recibió el nombre latino de Gregorio y llegó a ser conocido como Gregorio el Iluminador (240–
332), el apóstol de Armenia.

En 224, los persas sasánidas se apoderaron de Partia y comenzaron a amenazar a Armenia.


Cuando el rey armenio Cosroes (de la dinastía de los arsácidas de origen parto) procuró aliarse con
Roma, los persas mandaron a un noble armenio y pariente suyo, Anak, a matar al rey. El complot
fue descubierto y Anak fue ejecutado con toda su familia, excepto un niño, que fue llevado a
territorio romano en Asia Menor (Cesarea de Capadocia). Este niño era Gregorio. Más tarde, los
persas sasánidas invadieron Armenia y apresaron a la familia real, excepto a un hijo de Cosroes,
Tirdat (o Tiridates), que logró escapar al Imperio Romano. El emperador Valeriano atacó a los persas
en defensa de los armenios, pero los persas lo derrotaron e hicieron prisionero, sometiendo a
Armenia a su dominio. En territorio romano, Tiridates llegó a ser un soldado distinguido en el
ejército de Diocleciano. En 287, con la ayuda de Diocleciano, Tiridates recuperó el trono de su padre
y reestableció la independencia armenia.

Muchos refugiados volvieron a su patria, entre ellos Gregorio, quien debido a su muy buena
educación llegó a ser oficial de confianza de Tiridates. No obstante, con el tiempo Gregorio tuvo
problemas con el rey en razón de que rechazaba su paganismo, porque él era cristiano. El rey
finalmente lo arrestó, lo encarceló, torturó y lo tuvo por quince años en una mazmorra. Más tarde
lo condenó a muerte, cuando se enteró que Gregorio era hijo del hombre que quiso asesinar a su
padre. Pero Tiridates cayó enfermo de licantropía. Una esclava cristiana y la hermana del rey
exhortaron a Tiridates a buscar la ayuda de Dios, y le dijeron: “Sólo Gregorio tiene la medicina para
todos los males del país.” Gregorio fue llevado ante el rey, oró por su sanidad, Tiridates se sanó y
proclamó al cristianismo como religión oficial del Estado. El cronista armenio del siglo V, conocido
como Agathangelos, recuerda estos episodios, en estos términos:

Agathangelos (c. 450): “Ahora, cuando todos ellos se habían reunido en el lugar de
adoración de la casa de Dios, el bendito Gregorio comenzó a hablar, diciendo: ‘Doblen las
rodillas, todos, para que el Señor pueda efectuar la sanidad de sus tormentos.’ Todos ellos
doblaron las rodillas a Dios, y el bendito Gregorio con oraciones y súplicas fervientes imploró
con lágrimas por la sanidad del rey. Y el rey, mientras estaba de pie entre el pueblo con la
apariencia de un cerdo, de pronto tembló y echó de su cuerpo la piel como de cerdo con
sus dientes como colmillos y rostro como con hocico, y se quitó la piel con su pelo como de
cerdo. Su rostro volvió a su propia forma y su cuerpo se tornó suave y joven como el de un
niño recién nacido; fue completamente sanado en todos sus miembros.

De manera similar, todas las personas que se habían reunido en grandes números fueron
curadas de la aflicción de cada uno: algunos habían sido leprosos, otros paralíticos, tullidos,
hidrópicos, poseídos, quienes sufrían de gusanos o gota. De esta manera Cristo en su misericordia
abrió su gracia sanadora todopoderosa, y sanó a todos a través de Gregorio; aquellos afligidos
fueron curados de toda enfermedad. Así también se abrió la fuente del conocimiento de Cristo y
ésta llenó los oídos de todos con la verdadera enseñanza de Dios.”

_ El cristianismo en Armenia
Pronto surgió un movimiento de pueblos, que resultó en la conversión masiva de casi todo el
reino. En pocos meses, el culto pagano casi desapareció y el cristianismo se estableció en todas
partes. Por toda Armenia se destruyeron los ídolos, los templos fueron limpiados y consagrados
como iglesias cristianas, y muchos sacerdotes y sus hijos se incorporaron al clero cristiano. Esto
último hizo que en Armenia el sacerdocio cristiano se hiciera hereditario, como lo había sido el
pagano. Gregorio, que hasta entonces no estaba ordenado al ministerio cristiano, fue consagrado
primer obispo de Armenia en el año 302 por Leoncio, arzobispo de Cesarea de Capadocia, y llegó a
ser conocido como el “Iluminador”. El propio rey armenio, Tiridates, se convirtió y fue bautizado en
enero del año 303. Gregorio gobernó la Iglesia Armenia durante un cuarto de siglo, haciendo todo
lo posible por darle una organización sólida y completa.

Arzobispo Maghakia Ormanian: “Creó cerca de cuatrocientas diócesis episcopales y


archiepiscopales para el gobierno espiritual de Armenia y de los países circundantes.
Presidió la conversión de Georgia, de la Albania Caspiana y de la Atropatena, donde envió
dirigentes y eclesiásticos. Murió en el momento de la convocación del Concilio de Nicea
(325). Sus hijos le sucedieron.… El mantenimiento del patriarcado en la familia de San
Gregorio era con el deseo de la nación, sea porque quería rendir homenaje a su gran
Iluminador, o porque sufrió la influencia de una costumbre pagana.”

A pesar del rápido proceso de conversión de la nación, hubo algunos avivamientos de


paganismo especialmente en los distritos montañosos, y conflictos entre el rey y el Catholicós
(autoridad episcopal máxima) sobre cuestiones morales y políticas. No obstante, a lo largo del siglo
IV, el cristianismo se fue afirmando en Armenia. Este progreso se debió en particular a la
perseverancia de grandes obispos como Nercés (353–373) y Sajak (387–439), que completaron el
apostolado de Gregorio el Iluminador. En 365 se llevó a cabo el primer concilio nacional, que
estableció las reglas de disciplina necesarias para la joven iglesia.
Por entonces comenzó a sentirse la necesidad de tener la Biblia y otros escritos sagrados, así
como la liturgia, en la lengua vernácula. El problema era que el armenio carecía de un alfabeto
propio. Bajo el obispo Sajak, un ex-secretario del rey, Mesrop, desarrolló un nuevo alfabeto para el
idioma armenio (404), que contaba con treinta y seis caracteres capaces de expresar todos los
sonidos de la lengua. Una vez creado el alfabeto, Mesrop, Sajak y otros ayudantes se dispusieron a
traducir la Biblia. Hacia el año 433 apareció un Antiguo Testamento en ese idioma, traducido de la
Septuaginta, pero con muchas variantes en conformidad con la versión siríaca. De este modo, la
cultura armenia se fue gestando en torno a la fe cristiana gracias al idioma escrito. Comentarios
patrísticos y otros tratados, la liturgia y otra literatura sagrada fueron publicados en armenio, la
lengua nacional. De este modo, la nación armenia y su Iglesia estuvieron entrelazadas tan
estrechamente que han logrado sobrevivir el paso del tiempo.

_ La Iglesia en Armenia
Hacia mediados del siglo V, los persas sasánidas tomaron nuevamente el control de Armenia y
por un edicto de 449 impusieron su religión, el mazdeísmo (zoroastrismo), que se caracterizaba por
el culto al sol y al fuego. Los cristianos armenios padecieron una fuerte persecución, mientras
solicitaban ayuda a sus aliados cristianos del Imperio Romano Oriental. Esta ayuda no llegó y
Armenia quedó sometida al dominio persa. Hubo muchos mártires cristianos como consecuencia de
esta persecución. Justo L. González narra estos tristes acontecimientos, de la siguiente manera:

Justo L. González: “Los jefes de la nación armenia se reunieron en Artachat, y convinieron


en un mensaje que debía serle enviado al rey de Persia, firmado por los obispos del país:
‘De esta fe nadie nos podrá apartar.… Haz lo que quieras.’ Cuando los armenios le enviaron
este mensaje al rey de Persia contaban con el apoyo del emperador Teodosio II y de
Crisapio.… Pero poco después Teodosio murió y sus sucesores, Pulqueria y Marciano,
cambiaron de política con respecto a Persia, y por tanto les retiraron su apoyo a los
armenios. En el año 451, el mismo en que se reunió el Concilio de Calcedonia, las tropas
persas invadieron Armenia, y los naturales del país se vieron obligados a defenderse por sí
solos. Uno de sus principales jefes militares, Vardan ‘el valiente,’ defendió uno de los pasos
entre las montañas con sólo 1036 soldados, y tras larga batalla todos murieron. Los persas
conquistaron el país, y Armenia perdió su independencia.”

Como reacción, los cristianos armenios rompieron sus relaciones con el cristianismo occidental,
rechazaron las decisiones del Concilio de Calcedonia (451), y mantuvieron un desarrollo teológico y
eclesiástico independiente. Su teología fue monofisita, es decir, contraria a los cánones establecidos
por el Concilio de Calcedonia, que definían la doctrina de la doble naturaleza de Cristo como
totalmente humano y totalmente divino. El monofisismo afirmaba que la naturaleza de Cristo
permanecía totalmente divina y no humana, aun cuando él había asumido un cuerpo terrenal y
humano con su ciclo de nacimiento, vida y muerte.

Bajo el dominio persa, los armenios continuaron su resistencia basados en su fe cristiana, hasta
que el monarca persa decidió concederles algo de libertad religiosa y cierto grado de autonomía.
Con este propósito, se nombró como gobernador de Armenia al patriota Vaján (485), uno de los
líderes de la resistencia nacional. A partir de entonces, y hasta las conquistas de los turcos
selyúcidas, la iglesia de Armenia gozó de relativa paz. El patriarca Hovanes transfirió su sede a la
nueva capital, Dvin, bajo la protección del gobierno y allí pudo consagrarse a la reforma interior de
la iglesia y del pueblo. De este modo, su nombre permanece como el más honrado, después del
patriarca Sajak.

A principios del siglo VI, el episcopado armenio se fue tornando crecientemente hostil al
nestorianismo y a todo lo que se le pareciera. Esto ocurrió parcialmente debido a la influencia del
movimiento anti-calcedónico que por entonces estaba triunfando en Constantinopla, y
fundamentalmente debido a la influencia de los monofisitas de Mesopotamia y más tarde de Siria.
Para mediados del siglo VI, el Concilio de Calcedonia fue condenado de manera explícita, junto con
el Tomo del Papa León I. Desde ese momento en adelante, el monofisismo se hizo una parte integral
del patrimonio de la iglesia nacional armenia.

Esto se puso en evidencia cuando el emperador bizantino Mauricio, que había conquistado la
parte occidental de Armenia de manos de Cosroes II (582), trató de someter a esa región
nuevamente a la ortodoxia calcedónica. Apenas logró la adhesión de unos veinte obispos bajo su
autoridad, pero provocó un cisma profundo, el primero en la historia de la Iglesia Armenia (591–
610). Los demás obispos rechazaron su intento y se agruparon en torno al catholicós de Dvin,
distanciándose así de Constantinopla. La iglesia armenia entró en una ola de disturbios causados
por las dificultades exteriores, que la absorbieron totalmente, pero logró sobrevivir el paso de los
siglos. La fe cristiana ha sido desde entonces el fundamento de la identidad nacional armenia.

_ El testimonio cristiano más allá de Armenia


Al noreste de Armenia el cristianismo llegó a Azerbaidján, donde Mesrop nuevamente creó un
alfabeto que sirvió para darle forma escrita a la lengua oral y ser usada al servicio de la iglesia. Hacia
el noroeste, el testimonio se esparció hacia Georgia (en el Cáucaso). La tradición indica al apóstol
Andrés como el pionero en esta región. También habla de algunos pocos convertidos y mártires en
la generación siguiente. No obstante, los primeros registros históricos de trabajo misionero son de
comienzos del siglo IV. En este caso, la conversión de estos pueblos fue obra de una mujer, Nino
(probablemente significa “monja” o “mujer cristiana”). Era una esclava cristiana, capturada en
alguna incursión bárbara en territorio romano, que atrajo la atención de la familia real de Georgia
por su piedad y las sanidades y milagros que resultaron de sus oraciones. El rey se convirtió (hacia
330) y con él toda la nación. Se solicitó un obispo y sacerdotes a Constantinopla, se organizó la iglesia
y pronto se desarrollaron de manera autónoma. Aquí también se creó un alfabeto para los escritos
sagrados y surgió una literatura y liturgia cristianas en lengua georgiana.

Rufino de Aquilea (345–410): “El rey mandó llamar a la cautiva, y le ordenó que le enseñara
de qué manera debía adorar a Cristo. Cuando ella le hubo dado tanta instrucción como era
correcto para que una mujer dijera e hiciera, él reunió a sus súbditos y les declaró
sencillamente las misericordias divinas que habían sido concedidas a él y a su esposa, y si
bien no estaba iniciado, declaró a su pueblo las doctrinas de Cristo. Toda la nación fue
persuadida de abrazar el cristianismo, los hombres siendo convencidos por los comentarios
del rey, y las mujeres por los de la reina y la cautiva. Y rápidamente con el consentimiento
general de toda la nación, se prepararon con mucho entusiasmo para construir una iglesia.
Cuando las paredes externas fueron completadas, se trajeron las máquinas para levantar
las columnas y fijarlas sobre sus pedestales. Se cuenta que cuando la primera y la segunda
columnas se levantaron por estos medios, hubo gran dificultad para fijar la tercera columna,
ya que ni el ingenio ni la fuerza física sirvieron para nada, si bien muchos de los presentes
asistieron en empujar. Cuando llegó el atardecer, la mujer cautiva se quedó sola en el lugar,
y continuó allí a lo largo de la noche, intercediendo a Dios para que la erección de las
columnas pudiese ser completada fácilmente, especialmente porque todo el mundo se
había ido frustrado ante el fracaso; porque la columna sólo estaba levantada por la mitad,
y permanecía de pie, y una punta de ella estaba tan metida en su fundamento que era
imposible bajarla.… Temprano en la mañana, cuando se presentaron en la iglesia,
contemplaron un espectáculo maravilloso, que les pareció un sueño. La columna, que en el
día anterior parecía inamovible, ahora aparecía erguida, y elevada por un pequeño espacio
sobre su propia base. Todos los presentes fueron sacudidos con admiración, y confesaron,
con pleno acuerdo, que sólo Cristo es el Dios verdadero. Mientras todos estaban mirando,
la columna se deslizó lenta y espontáneamente y se ajustó como por una máquina a su base.
Las otras columnas fueron erigidas con facilidad, y los íberos completaron la estructura con
gran presteza.”

LOS CRISTIANOS DE PARTIA

_ El lugar
Al este de Edesa y Armenia se encontraba el Imperio Parto, que se extendía desde el mar Caspio
hasta el río Indo y hacia Occidente llegaba al río Éufrates. Desde 240 a. C. hasta 225 d. C., los partos
(originarios del sudeste del mar Caspio) dominaron este territorio y levantaron un imperio militar.
Se trataba de una federación de pueblos con poco control central. Los partos eran más bien señores
militares que cobraban tributos y mantenían el orden y la seguridad. El siríaco era el idioma más
generalizado, si bien también se leía y hablaba griego. Había comunidades judías y otras religiones
más primitivas, pero el zoroastrismo era la religión más importante.

CUADRO 11 - ZOROASTRISMO

DEFINICIÓN: Religión de la Persia antigua, posiblemente relacionada con la religión védica (Vedas)
de la India.
DIVINIDAD: Ahura Mazda/Ohrmazd (“Señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de
Varuna, el dios del cielo de los Vedas. Demanda pureza ética y ritual, y juzga a las almas de los
seres humanos después de la muerte. Su símbolo es el fuego sagrado.

FUNDADOR: Zoroastro o Zaratustra (s. VII ó VI a. C.)

CIRCUNSTANCIA: A los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo.

MUERTE: Según la tradición, murió llevando a cabo un sacrificio de fuego, que era la ceremonia
central de la nueva fe.

CREENCIAS: Zoroastro enseñó que Ahura Mazda juzgará a cada alma individual después de la
muerte. Más tarde se desarrolló un complejo sistema doctrinal especulando acerca de la
naturaleza interior del universo.

PRÁCTICAS: Religión fuertemente ética.

DESARROLLO: La expansión del Islam desplazó al zoroastrismo de Persia.

El zoroastrismo es una religión de la antigua Persia, fundada por Zoroastro o Zaratustra (¿660–
583? a. C.), quien a los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo. Consiguió la conversión del rey de Irán Oriental, Vishtaspa, y sus seguidores
recibieron la protección de Darío el Grande. Según la tradición, Zoroastro murió llevando a cabo un
sacrificio de fuego, que era la ceremonia central de la nueva fe. Las ideas y prácticas del zoroastrismo
guardan cierta relación con la religión de las escrituras Vedas de la India. Su divinidad era Ahura
Mazda/Ohrmazd (“señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de Varuna, el dios del cielo de
los Vedas. El zoroastrismo demandaba pureza ética y ritual. Su símbolo era el fuego sagrado. Se
caracterizaba por su monoteísmo y rigor ético. Zoroastro enseñaba que Ahura Mazda (o Ormuz)
juzgaría a cada alma individual después de la muerte.
Más tarde, se desarrolló un complejo sistema doctrinal que especulaba sobre la naturaleza
interna del universo. Su teología era dualista, ya que Ahura Mazda, el creador supremo, se oponía
a Angra Manyú o Ahrimán, el dios malo. Esta confrontación se describe en los escritos sagrados o
Zend-Avesta, donde la victoria final le pertenece a Ormuz. Con el tiempo, el zoroastrismo recibió
influencias del politeísmo y ciertos atributos divinos empezaron a considerarse deidades separadas.
Entre las nuevas deidades estuvo Mitra, el dios del Sol invencible. Tanto el mitraísmo como el
maniqueísmo pueden haberse fundado sobre ideas extraídas del zoroastrismo.

El zoroastrismo fue la religión oficial en Persia durante gran parte del gobierno de la dinastía
Aqueménida y más tarde con los Sasánidas, a partir del siglo III. Con la llegada del critianismo, el
zoroastrismo tuvo que hacer frente a un serio competidor religioso, y con el surgimiento del Islam,
el zoroastrismo perdió su dominio sobre Persia, a partir del siglo VII.

No obstante, es probable que la dinastía reinante en Partia al momento de la llegada del


testimonio cristiano—los Arsácidas—hayan sido tolerantes hacia el cristianismo en los primeros
siglos del movimiento. Los casos de martirios parecen haber sido más el resultado de hostilidades
locales que una política del Estado. Esto permitió que el cristianismo se difundiera ampliamente por
la región, de modo que hacia el final del período parto (225 d. C.) había más de veinte sedes
episcopales en Mesopotamia y sobre la frontera con Persia.

_ La llegada y la difusión del cristianismo


La primera influencia cristiana en Partia probablemente vino de Edesa. Los documentos hablan
de conversiones en la región de Adiabene ya por el año 99. No obstante, se trató de grupos
pequeños y sometidos a la presión constante de grupos religiosos rivales. Uno de los primeros
convertidos fue Pekhidha, el hijo de un hombre pobre, esclavo de un sacerdote zoroastrista.
Pekhidha quedó impresionado por el ministerio del misionero Addai (Tadeo) y decidió hacerse
cristiano. Pero sus padres lo encerraron. Él logro escapar y siguió a Addai. El documento que refiere
esta historia es la Crónica de Arbela, escrito en siríaco probablemente en el siglo VI por Mishiha
Zkha. Arbela era la ciudad capital del reino de Adiabene. Según la Crónica, el comienzo del
testimonio cristiano en Partia fue como sigue: “Dicen que después de cinco años, Addai lo ordenó
(a Pekhidha) y envió a su propio pueblo. De manera que … el primer obispo que tuvo la tierra de
Adiabene fue ordenado por el apóstol Addai mismo.” Pekhidha fue el primer obispo de Arbela entre
105–115.

La difusión de la fe cristiana se encontró con la resistencia de la nobleza y de los sacerdotes del


zoroastrismo, que en el 123 dieron muerte a Sansón, el primer mártir parto. La Crónica de Arbela
cuenta lo siguiente: “Sansón predicó (en las villas vecinas a Adiabene) durante dos años, y bautizó a
un gran número. La fe cristiana se esparció ampliamente en su comarca. Cuando los nobles y
sacerdotes zoroastristas oyeron de esto, pusieron a Sansón en cadenas, lo torturaron severamente,
y cortaron su cabeza.… Sansón fue el primer mártir que de nuestro país ascendió a los cielos.”
Sansón había sido diácono del obispo Pekhidha y más tarde (en 121) había llegado a ser obispo de
Adiabene.
No obstante, a pesar de la oposición, algunos altos oficiales del gobierno se convirtieron, como
Raqbakht (140), gobernante de Adiabene. Raqbakht ayudó a la fe cristiana a esparcirse, hasta que
los sacerdotes zoroastristas lo advirtieron y se complotaron para matarlo, pero él se salvó
milagrosamente. La Crónica de Arbela lo llama “hombre de Dios, el Constantino de su tiempo.”

Esta expansión temprana del cristianismo en Adiabene se dio mientras se iba cumpliendo
también una importante misión judía en la región. El rey de Adiabene, Izates y su madre se
convirtieron al judaísmo. Fue en este contexto que la misión judeo-cristiana prosperó. Es
interesante que los nombres de los obispos cristianos de Adiabene en el siglo II son todos judíos:
Sansón, Isaac, Abraham, Moisés, Abel. El obispo de Arbela, Noé, recibió visitantes de Jerusalén, y
fue de esta región que provino Taciano, a fines del segundo siglo. De modo que el cristianismo de
Adiabene fue fuertemente influido por las tendencias judeo-cristianas.

_ La oposición al cristianismo
La oposición del zoroastrismo se transformó en persecución del Imperio Parto en los años 160
y 179, con una gran matanza de cristianos. En 160, refiere la Crónica, “los sacerdotes zoroastristas
se levantaron contra los cristianos, despojándolos de sus bienes y torturándolos.” De la crisis de
179, dice: “Nuestros hermanos sufrieron mucho. Muchos que eran jóvenes y débiles en su fe,
retrocedieron, puesto que vieron sus casas saqueadas, sus hijos e hijas arrestados o secuestrados.
Y ellos mismos fueron golpeados.” Pero el desarrollo del cristianismo continuó a pesar de las
dificultades. Antes de terminar el período parto (224), según la Crónica de Arbela, había alrededor
de veinte episcopados en la región que bordeaba al Tigris. Estas sedes estaban dentro del Imperio
Parto, casi todas dentro de Mesopotamia, pero había una al sur del mar Caspio y otra en la margen
sur del golfo Pérsico. Para el año 225 la Iglesia se había extendido bastante lejos. El Libro de las leyes
de las tierras dice que había cristianos en Partia, Media y Bactria.

El cristianismo de Adiabene resultó de las influencias del judeo-cristianismo palestinense y


penetró profundamente hacia el Este. En 240, cuando Manes fue a la India, parece que encontró allí
comunidades cristianas. Si tenemos en cuenta que a fines del segundo siglo, según la Crónica de
Arbela, todavía había un solo obispo en Adiabene, es posible notar la expansión extraordinaria del
testimonio cristiano para comienzos del siglo III.

LOS CRISTIANOS DE PERSIA


Durante el siglo III, el testimonio cristiano que había alcanzado a Adiabene, al este del río Tigris,
y se esparció por toda Mesopotamia, en lo que hoy es Irak y más allá también. El cristianismo logró
penetrar profundamente en toda esta región, pero fue también aquí donde experimentó las
mayores dificultades y persecución.

_ El desarrollo del testimonio cristiano


En el año 225, las provincias persas que estaban al norte del golfo Pérsico, y que eran
gobernadas por su propio rey, se rebelaron contra los partos, quienes debilitados por sus guerras
contra los romanos, cayeron vencidos. Los persas formaron un imperio que se llamó “Sasánida” y
que pretendía revivir las glorias de la antigua Persia. Hicieron de Ctesifonte, sobre el río Tigris, su
capital y proclamaron a Ardacher (¿226–241?) como primer rey de la dinastía de los Sasánidas. El
zoroastrismo (o mazdeísmo) era la religión oficial, y desarrollaba un fuerte impulso misionero bajo
el estricto control de un clero jerárquico. Al principio los cristianos no tuvieron mayores problemas,
porque al ser perseguidos por el Imperio Romano, el peor enemigo de los Sasánidas, el gobierno no
tenía motivos para sospechar de su lealtad. Pero poco a poco, la jerarquía mazdeista, bajo la
autoridad de su Sumo Sacerdote, comenzó a invocar la ayuda del Estado para silenciar las voces
religiosas disidentes o rivales, de grupos como los maniqueos y los cristianos siríacos.

El personaje religioso más destacado en Persia durante este período fue Manes (216–277), el
fundador del maniqueísmo. Nació en el norte de Babilonia. Su familia parece haber estado
relacionada con los Arsácidas (partos). Su religión era típica del sincretismo que caracterizó al
período parto. Como resultado de una visión, su padre, Palek, se convirtió al ideal ascético y se unió
a una secta seudo-cristiana caracterizada por sus bautismos de purificación. Manes se asoció a este
grupo, pero en su juventud en Babilonia (Seleucia-Ctesifonte) también absorbió de otras religiones
(mazdeísmo, budismo, brahmanismo, judaísmo y cristianismo siríaco).

En 240, Manes recibió una revelación, según la cual tenía una misión que cumplir en
continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús. Su primera misión lo llevó a la India (Beluchistán),
donde convirtió al rey. De regreso pasó por la capital de los reyes Sasánidas, donde fue recibido por
Sapor I, quien lo autorizó a predicar su mensaje. Incluso, Manes acompañó a Sapor en una campaña
contra los romanos (242–244). Pero pronto enfrentó la oposición de los sacerdotes zoroastristas y
fue condenado a muerte bajo el reinado de Bihram I, el segundo sucesor de Sapor I.

CUADRO 12 - MANIQUEÍSMO

DEFINICIÓN: religión dualista de Oriente, fundada por Manes o Manetos (s. III). Combinaba
elementos del cristianismo, religiones babilónicas y mitraísmo.

FUNDADOR: Manes, quien se consideraba el revelador de una nueva religión.

CIRCUNSTANCIAS: Manes decía haber recibido una revelación, según la cual tenía una misión que
cumplir en continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús.
MUERTE: debido a la oposición de los sacerdotes zoroastristas (magos), fue condenado a muerte
en 277 bajo el rey Bihram I.

CREENCIAS: la base de su sistema es un gnosticismo dualista, inspirado por el gnosticismo judeo-


cristiano y el zoroastrismo iraní. El maniqueísmo se caracterizó por su sincretismo religioso:
Manes se consideraba heredero de todas las religiones, pero estuvo muy influido por el
cristianismo siríaco. Cosmología dualista parecida a la de Bardaisanes, que condenaba el mundo
material. Jesús y el Paracleto juegan un papel importante en su gnosis. La pasión de Jesús no tiene
importancia histórica sino un carácter místico, pero es el corazón de su soteriología. No eran
cristianos, pero fueron un desarrollo del cristianismo siríaco.

PRÁCTICAS: las iglesias maniqueas se dividían entre los que eran perfectos, los ascetas (miembros
verdaderos), y los que no eran perfectos, los oyentes o catecúmenos. Practicaban el encratismo
moral, que prohibía el matrimonio y el uso de ciertas comidas (carne, vino). El monasticismo
maniqueo se desarrolló de manera paralela al monasticismo cristiano.

DESARROLLO: se esparcieron ampliamente llegando hasta China y África del norte. Continuaron
hasta bien entrada la Edad Media.

Manes: “Sabiduría y acciones han sido siempre traídas de tiempo en tiempo a a humanidad
por los mensajeros de Dios. Así, en un tiempo han sido traídas a la India por el mensajero
llamado Buda, en otro tiempo a Persia por Zaratustra, y en otro al Oeste por Jesús. Por
consiguiente, esta revelación, esta profecía en este último tiempo, ha descendido a través
de mí, Manes, mensajero del Dios de la verdad a Babilonia.”

Para mediados del siglo III, en ocasión de la victoria de Sapor contra el emperador romano
Valeriano, cristianos de Siria fueron deportados a Elam, y ayudaron a esparcir el evangelio hacia el
Este, hasta el corazón mismo del Imperio Persa. Pero debido a las dificultades mencionadas, estas
comunidades cristianas siríacas estuvieron mayormente concentradas en torno a la sede episcopal
de Seleucia-Ctesifón (entre Babilonia y Bagdad), y demasiado inclinadas a seguir a las iglesias de
Occidente en materia doctrinal y espiritual.

_ La oposición a los cristianos


En el año 312, la situación cambió debido a la conversión de Constantino y la aceptación del
cristianismo por parte de Roma. Los Sasánidas no sólo rechazaron a los cristianos por oponerse a la
religión oficial (mazdeísmo), sino también porque pertenecían a la religión que favorecía el enemigo
romano. Para colmo de males, en 315, Constantino envió una carta al emperador persa (Sapor II el
Grande, 309–379), en la que alababa la nueva fe que decía profesar. Entre otras cosas, le dice que
el Dios de los cristianos fue quien lo ayudó a destronar a los tiranos y a traer paz a Roma. Agregaba
que algunos de sus predecesores persiguieron a los cristianos y como consecuencia cayeron por la
justicia divina, como Valeriano que había muerto prisionero de los persas. Con gran entusiasmo,
Constantino le decía a Sapor: “Imagina mi gozo cuando oí que los mejores distritos de Persia, están
llenos de aquellos hombres a favor de quienes estoy hablando, los cristianos. Por eso, te ruego que
tanto tú como ellos puedan prosperar.… Porque tu poder es grande, te pido que los protejas.” De
más está decir cuáles fueron las consecuencias de tremendos comentarios.

No obstante, a pesar de esto, la persecución no vino de inmediato. Pero en 337, Constantino


“habiendo oído de una insurrección de algunos bárbaros en el Este, observó que la conquista de
este enemigo todavía le estaba reservada, y resolvió hacer una expedición contra los persas.
Consiguientemente procedió de inmediato a poner a sus fuerzas en movimiento, al tiempo que
comunicó su plan marcha a los obispos que en ese momento estaban en su corte, a algunos de los
cuales él juzgó correcto llevar consigo como compañeros, y como coadjutores necesarios en el
servicio de Dios. Ellos, por otro lado, declararon alegremente su disposición de seguir su proyecto,
renunciando a todo deseo de abandonarlo, e involucrándose en batalla con él y para él por medio
de oraciones a Dios a su favor. Lleno de gozo por esta respuesta a su pedido, él les presentó su
proyectado plan de marcha; después de lo cual ordenó que una tienda de gran esplendor,
representando en su forma la figura de una iglesia fuese preparada para su propio uso en la guerra
que venía. En esto él intentaba unirse con los obispos en ofrecer oraciones a Dios de quien procede
toda victoria.” Constantino murió antes de que la campaña militar comenzara, pero el daño ya
estaba hecho. En el año 339 comenzó una gran persecución en el Imperio Persa.

_ La gran persecución de 339


Sapor II sistemáticamente procuró desmantelar la estructura de la Iglesia de la minoría cristiana,
y lo hizo concentrando sus ataques especialmente sobre los miembros del clero y aquellos hombres
y mujeres que habían tomado el voto de virginidad. Primero, se obligó a los cristianos a pagar
impuestos dobles. Cuando esto fracasó en hacerles abandonar su fe, el emperador ordenó que los
sacerdotes y ministros de Dios fuesen pasados por la espada. Los edificios eclesiásticos fueron
destruidos, la platería del altar fue llevada al tesoro, y el obispo de Ctesifonte fue arrestado como
traidor al Imperio y su religión. De esta manera los sacerdotes zoroastristas, con la ayuda de los
judíos, destruyeron rápidamente las casas de oración.

Sozómenos: “Cuando, con el tiempo, los cristianos crecieron en número, y comenzaron a


formar iglesias, y nombraron sacerdotes y diáconos, los Magos [sacerdotes zoroastristas],
quienes como una tribu sacerdotal habían actuado desde el principio en generaciones
sucesivas como los guardianes de la religión persa, se encolerizaron profundamente contra
ellos. Los judíos, quienes por envidia están de alguna manera opuestos naturalmente a la
religión cristiana, también se ofendieron del mismo modo. En consecuencia, trajeron
acusaciones delante de Sapor, el soberano reinante, contra Simeón, que entonces era
arzobispo de Seleucia y Ctesifonte, ciudades reales de Persia, y lo acusaron de ser amigo del
César de los romanos, y de comunicarle las cuestiones de los persas. Sapor creyó estas
acusaciones, y al principio, cargó a los cristianos con impuestos excesivos, si bien él sabía
que la mayoría de ellos había abrazado voluntariamente la pobreza. Le encargó el cobro a
hombres crueles, esperando que, por la carencia de lo necesario y la atrocidad de los
exactores, ellos podían ser compelidos a abjurar su religión; porque éste era su propósito.
Sin embargo, más tarde ordenó que los sacerdotes y conductores de la adoración de Dios
fuesen pasados por espada. Las iglesias fueron demolidas, sus vasos fueron depositados en
el tesoro, y Simeón fue arrestado como traidor al reino y la religión de los persas. Así los
Magos, con la cooperación de los judíos, rápidamente destruyeron las casas de oración.”

Esto fue sólo el comienzo. Tres obispos sucesivos de Seleucia-Ctesifonte sufrieron martirio, y
como resultado la sede episcopal permaneció vacante por casi los cuarenta años que duró la
persecución (348–388). Sozómenos dice que los mártires conocidos llegaron a 16.000, pero que
hubo una multitud incontable cuyos nombres no se conocen. Es posible que esta persecución haya
sobrepasado los sufrimientos de la Iglesia en el Imperio Romano, durante el siglo anterior. La peor
persecución en el Imperio Romano fue la de Diocleciano, que no produjo más de 3.000 víctimas
fatales. Pero en Persia no hubo un Constantino que cambiara la situación.

Sozómenos: “Por mi parte, pienso que he dicho lo suficiente de él [el obispo Milles] y de los
demás mártires que sufrieron en Persia durante el reinado de Sapor; porque sería difícil
relatar en detalle cada circunstancia respecto a ellos, tales como sus nombres, su país, el
modo de completar su martirio, y los tipos de tortura a los cuales fueron sometidos; porque
son innumerables, dado que tales métodos son celosamente llevados a cabo por los persas,
incluso al extremo de la crueldad. Brevemente diré que el número de hombres y mujeres
cuyos nombres han sido registrados, y que fueron martirizados en este período, ha sido
computado en dieciséis mil; mientras que la multitud fuera de estos está más allá de todo
cálculo.”

_ La supervivencia del testimonio


A pesar de verse diezmado cruelmente, el cristianismo siríaco en Persia logró sobrevivir con la
ayuda de otras comunidades cristianas de lengua siríaca en el norte de Mesopotamia. En este
proceso, la Escuela de los Persas, un seminario instalado primero en Nisibis y más tarde en Edesa
(363) jugó un papel muy importante. En esta escuela cumplió su ministerio docente Efraín (306–
373). La escuela fue una combinación de un seminario y una universidad cristianos, que entrenó al
liderazgo de las iglesias de lengua siríaca y promovió su cultura.

Cuando la persecución terminó, el obispo Maruta dirigió la reconstrucción de la Iglesia Persa.


Maruta fue miembro de varias embajadas romanas a la corte de Yezdegerd I (399–420). Fue
bienvenido por el monarca, quien se mostró tolerante hacia sus súbditos cristianos. Maruta logró
reunir a cuarenta obispos en un sínodo en Seleucia (410), que adoptó las decisiones del Concilio de
Nicea y fortaleció los lazos con la Iglesia de Occidente. También restableció el orden y la jerarquía
en toda la Iglesia Persa, con un obispo principal o metropolitano en Seleucia-Ctesifonte (que poco
más tarde fue llamado Catholikós).

_ Otros períodos de persecución en Persia


Hubo otros períodos de persecución en Persia, especialmente entre los años 420–422, bajo el
emperador Bihram V. Todo esto hizo que el cristianismo persa fuese la religión de una minoría. Pero
esta minoría sobrevivió hasta llegar a ser una comunidad reconocida, que si bien no contó con una
tolerancia completa, por lo menos pudo sobrevivir. Los cristianos pudieron establecer un acuerdo
efectivo con las autoridades del Imperio Persa, al independizarse de los obispados de la Iglesia en el
Imperio Romano y “nacionalizarse” al tener sus propios obispos (424). Así se constituyó la “Iglesia
del Este,” según se llamaba, con el siríaco como su idioma eclesiástico y el de sus Escrituras. Esta
Iglesia contó con su propio patriarca (catholikós) desde el 410, con sede en la ciudad de Ctesifonte,
y desarrolló una teología de carácter nestoriano (486), con una cristología del tipo de la escuela de
Antioquía, es decir, ponía énfasis sobre la humanidad de Cristo. En 484, el catholikós Barsumas
permitió a los obispos casarse, lo cual fue una concesión a lo que era una costumbre nacional.

Más hacia Occidente, en tanto, había tres “Grandes Obispos” en competencia por ver quién era
el primero y el de mayor influencia: (1) el obispo de Alejandría, que tenía autoridad sobre las iglesias
en Egipto, Libia y Cirenaica; (2) el obispo de Roma, que no tenía un área de autoridad declarada,
pero que era el único Gran Obispo desde Italia hacia Occidente; (3) el obispo de Antioquía, que
tampoco tenía un área de autoridad establecida, pero que tenía influencia sobre los territorios del
Mediterráneo oriental.

MAPA 5 - LAS GRANDES SEDES EPISCOPALES


_ La Iglesia Persa y el nestorianismo
Ya entrando en el siglo V, había en el Este dos corrientes de orientación teológica diferente. Por
un lado, estaba la jerarquía establecida en la sede de Seleucia-Ctesifonte (en territorio Persa) y la
escuela de Edesa (en territorio romano). Al igual que Antioquía, la sede de Edesa se vio desgarrada
con las controversias teológicas que se produjeron en la primera mitad del siglo V. Desde 437 a 457,
la escuela estuvo bajo la dirección de Narsai (m. 502), y subscribió una cristología anti-nicena o
nestoriana. No obstante, la reacción calcedónica obligó al traslado de la escuela a territorio persa,
en Nisibis (457). La escuela en Edesa finalmente fue cerrada por el emperador Zenón el Isaurio, en
489.

La escuela en Nisibis tuvo una gran influencia entre los cristianos persas y contribuyó al triunfo
en la región de la cristología nestoriana, que finalmente fue aceptada por un sínodo general de las
iglesias del Imperio Persa, celebrado en Seleucia en 486. Estas iglesias tuvieron que padecer muchas
persecuciones a lo largo del siglo V (420, 422, 445–447), debido a la oposición del mazdeísmo. Sólo
gozaron de cierta tolerancia durante los cortos períodos en los que la evolución de la política
exterior obligó al rey persa a reconciliarse con el Imperio Romano Oriental. Pero cuando estas
relaciones se deterioraban, como en tiempos de Cosroes I y Justiniano (540–545), o de Cosroes II y
Heraclio (602 en adelante), el número de mártires se multiplicaba.

La Iglesia Persa o del Este sufrió también debido a los problemas internos, en razón de
problemas sucesorios en el liderazgo, cismas y anarquía. Afortunadamente, gozó de un período de
vigor bajo el liderazgo de un gran Catholikós reformador, Mar Aba (540–552), quien venció las
dificultades y logró restituir el orden y la disciplina. A pesar de los muchos obstáculos, el cristianismo
tuvo éxito no sólo en mantener su fortaleza sino en hacer progresos dentro de la sociedad sasánida,
al punto de lograr algunos convertidos en la clase gobernante, e incluso en la familia real y el
sacerdocio mazdeísta.

La labor misionera nestoriana avanzó significativamente en las montañas del Kurdistán, donde
todavía hoy se encuentran comunidades nestorianas (los cristianos asirios). Los nestorianos también
se extendieron en dirección a Asia Central y la India (la Iglesia Siríaca en la costa Malabar). No
obstante, con el correr del tiempo, la Iglesia Nestoriana se fue aislando del resto de la cristiandad y
se desarrolló a su propio ritmo. Tuvieron que enfrentar la competencia del proselitismo de los
monofisitas, desde Filomeno de Mabbug a Jacobo Baradeo en territorio persa, y que terminaron por
organizarse como una Iglesia separada con su propia red de obispos y monasterios. No obstante, le
cupo a esta Iglesia ser la protagonista de la primera expansión del cristianismo hacia el Lejano
Oriente, cruzando toda el Asia Central hasta llegar a China (635).

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: Referencias al cristianismo en autores clásicos.


Lee y responde:
“Pomponia Graecina, una mujer de alto rango (la esposa de Aulus Plautius, a quien, como he
mencionado, se le ofreció una ovación por su campaña en Bretaña), fue acusada de una superstición
foránea, y fue pasada a su esposo para que la juzgara. Él siguió el procedimiento antiguo de escuchar
su caso, que tenía que ver con la situación legal de su esposa y su honor, en presencia de miembros
de la familia, y la declaró inocente. La larga vida de Pomponia se tornó en una tristeza
inquebrantable, porque después de la muerte de Julia, la hija de Drusus, vivió cuarenta años con
ropas de luto con sólo dolor en su corazón. Esto hizo que pudiera escapar al castigo durante el reino
de Claudio, y de allí en más contribuyó a su gloria.”

Tácito (c. 60–c. 120) en Los anales (13:32), sobre el juicio de Pomponia Graecina (57).

- Explica con tus palabras cuál puede haber sido la “superstición foránea” de la que era acusada
Pomponia Graecina.

TAREA 2: La persecución en Viena y Lión en Galia (177).

“La grandeza de la tribulación en esta región, y la furia de los paganos contra los santos, y los
sufrimientos de los benditos testigos, no podemos narrarlos con precisión, ni siquiera pueden ellos
ser realmente registrados. Porque con todo su poder el adversario cayó sobre nosotros, dándonos
un anticipo de su actividad desenfrenada en su futura venida. Se esforzó en toda manera en
entrenar y ejercitar a sus siervos contra los siervos de Dios, no sólo expulsándonos de casas y baños
y mercados, sino prohibiendo a cualquiera de nosotros ser visto en cualquier lugar que sea.… Pero
aquellos que eran dignos fueron apresados día por día, completando su número, de modo que todas
las personas celosas, y aquellos a través de quienes especialmente nuestros asuntos se habían
establecido, fueron reunidas de las dos iglesias. Y algunos de nuestros siervos paganos también
fueron apresados, ya que el gobernador había ordenado que todos nosotros debíamos ser
examinados públicamente. Éstos, siendo engañados por Satanás, y temiendo para ellos las torturas
que habían visto a los santos soportar, y siendo también urgidos por los soldados, nos acusaron
falsamente … de acciones de las que no sólo no nos está permitido hablar o pensar, sino que no
podemos creer que hayan sido hechas jamás por los hombres. Cuando se informaron estas
acusaciones, todo el pueblo rugió como bestias salvajes en contra nuestra, de modo que incluso si
alguien antes había sido moderado en base a amistad, ahora estaban sumamente furiosos y
rechinaban sus dientes contra nosotros. Entonces finalmente los santos testigos soportaron
sufrimientos más allá de toda descripción.”

Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.4, 5, 14–16.

- Según el relato de los sobrevivientes de las persecuciones contra las congregaciones de Viena y
Lión ¿qué lugar jugó Satanás en tratar de silenciar el testimonio cristiano en aquella región de Galia?
- A la luz de este testimonio histórico, ¿cuál es el arma preferida del diablo para silenciar a la Iglesia?

- ¿Cuál es tu propia evaluación de la obra demoníaca hoy en tu contexto en términos de detener el


avance del testimonio cristiano?

TAREA 3: ¿Era cristiano Constantino?

Los autores de historia del cristianismo no coinciden en sus opiniones acerca de si Constantino era
auténticamente cristiano o no.

Lee algunos de los siguientes juicios y saca tu propia conclusión:

Baker, Compendio de historia cristiana, 27–28, 59; González, Historia del cristianismo, 1:136–139;
Latourette, Historia del cristianismo, 1:131–133; Muirhead, Historia del cristianismo, 1:137–142;
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 110–114, 119.

DISCUSIÓN GRUPAL

1. Leer Latourette, Historia del cristianismo, 1:31–37, y discutir las diferentes interpretaciones que
se han hecho sobre la ubicación del cristianismo en la historia. Discutir los dos últimos párrafos de
la p. 37, extrayendo conclusiones para compartir en un plenario de la clase.

2. Responder a las siguientes preguntas: ¿Por qué razones el idioma griego fue útil para la
comunicación del evangelio cristiano? ¿Qué idioma moderno es el más útil para comunicar el
evangelio hoy en todo el mundo? Dar razones. ¿Es el castellano un idioma adecuado para la
comunicación del evangelio?

LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La iglesia de nuestros padres, 7–25; 30–42.

Baker, Compendio de la historia cristiana, 5–30.

González, Historia del cristianismo, 1:21–76; 103–144.


Latourette, Historia del cristianismo, 1:1 1–60; 101–116; 118–133; 146–150; 155–164;

245–273.

Muirhead, Historia del cristianismo, 1:17–84; 97–134.

Vos, Breve historia de la Iglesia cristiana, 9–21; 28–35.

Walker, Historia de la iglesia cristiana, 1–52; 83–114.

UNIDAD 2

El cristianismo más alla del imperio romano

INTRODUCCIÓN
Hacia fines del segundo siglo el cristianismo se había difundido por casi todo el mundo
mediterráneo. Se encontraba bien establecido en el norte de África, en Galia y en España. Es
probable que para esta época haya alcanzado las Islas Británicas. Hacia el sudoeste, se estaba
esparciendo a lo largo de las márgenes africana y árabe del mar Rojo. Hacia el este del Imperio había
conquistado la pequeña ciudad-estado de Edesa, y desde allí se estaba extendiendo hacia el norte
llegando a Armenia, y hacia el este iba penetrando en Persia, y aun más allá dirigiéndose hacia el
Asia Central. En este tiempo, Tertuliano de Cartago, decía: “Somos apenas de ayer, y hemos llenado
todo lugar entre vosotros—ciudades, islas, fortalezas, pueblos, mercados, y los mismos
campamentos, tribus, compañías, palacio, Senado, Foro—no os hemos dejado nada sino los templos
de vuestros dioses.” Para fines del siglo tercero, el cristianismo se había establecido fuertemente en
muchas partes del Imperio Romano a pesar de la persecución y seguía avanzando firmemente fuera
del mismo, especialmente en Mesopotamia. Para comienzos del siglo IV, estaba ganando a Etiopía,
donde desde el rey hasta el último vasallo confesaban la fe de Cristo.

Hacia el año 350, la expansión del cristianismo resultaba notable. Primero, el cristianismo era
todavía una religión predominantemente “oriental,” ya que su fuerza más grande en este tiempo
estaba en Armenia (fuera del Imperio Romano), en Asia Menor, y en el extremo oriental de Europa
en la nueva capital del Imperio: Constantinopla. Generalmente, se concibe al cristianismo como una
religión europea y casi exclusivamente occidental. La historia no apoya este concepto. Por supuesto,
el cristianismo era muy fuerte en el mundo mediterráneo y allí habría de avanzar a pasos
agigantados, especialmente a partir del momento en que comenzó a contar con el favor imperial.
Pero no debemos pasar por alto el hecho del floreciente desarrollo del cristianismo en la frontera
oriental del Imperio y más allá de ella.
Segundo, en África, además de los puntos fuertes del litoral norteño, en Numidia, Cirenaica y el
delta y valle del río Nilo, el cristianismo iba penetrando paulatinamente por las riberas del mar Rojo
hasta entrar y conquistar Abisinia en este período. El desarrollo del cristianismo en el norte de África
fue muy significativo, ya que de allí salieron algunos de los teólogos cristianos más destacados de
este período (Tertuliano de Cartago, Cipriano de Cartago, Agustín de Hipona).

MAPA 4 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO HACIA EL AÑO 350

Tercero, el progreso del cristianismo a través de Asia continuó sin pausa. En Persia, donde hacia
mediados del siglo IV comenzó a sufrir una severa persecución; a lo largo de las márgenes árabe y
persa del golfo Pérsico; y desde aquí por mar hasta la India (alrededor del 295). Una embajada
romana enviada por el emperador Constancio en 354 se encontró con una comunidad cristiana en
el sudoeste de la India. La tradición oral, en la Iglesia Siríaca Antigua, que todavía hoy sobrevive en
esta región, habla de la llegada de cristianos allá por el año 345 provenientes de Persia
(presumiblemente huyendo de la persecución). Es probable que el cristianismo haya llegado hasta
la India o por lo menos a su frontera noroeste por vía terrestre. En el Concilio de Nicea en 325, un
obispo se autotituló como “Juan de la Gran India y Persia.” Más tarde, el cristianismo penetró más
profundamente en Asia Central, llegando a convertir y civilizar a los pueblos nómadas del
Turquestán alrededor del año 500.

EL PRIMER REINO CRISTIANO: EDESA

_ La conversión de Edesa
El libro de los Hechos nos dice que el día de Pentecostés la predicación de Pedro y los demás
apóstoles fue oída por “partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia” (Hch. 2:9), es decir,
habitantes de la región al este de Palestina. La ruta que llevaba a estos territorios pasaba por la
ciudad siria de Antioquía. Esta ciudad fue, desde muy temprano (Hch. 11:19–21) un centro muy
importante de cristianismo helenista. De hecho, fue allí que “a los discípulos se les llamó ‘cristianos’
por primera vez” (Hch. 11:26). Por ser una metrópolis comercial con una ubicación tan estratégica,
no es extraño que desde allí el movimiento cristiano se haya expandido en varias direcciones. Desde
Antioquía, donde comenzó Pablo su misión hacia Occidente, comenzó también la expansión hacia
Oriente. Desde fines del siglo I, cristianos de lengua aramea de Palestina predicaron a las
comunidades judías de una región denominada Osroene. Esta corriente misionera se conoce como
la misión palestinense. Fue el judío Tobías quien recibió a Addai, el primer misionero judeo-cristiano
en esa región.

La primera ciudad en ser alcanzada fue Edesa (200 kilómetros al este de Antioquía), capital de
un pequeño reino independiente (Osroene), estratégicamente ubicada sobre las rutas principales
de comunicación entre Oriente y Occidente. Aquí había también una importante comunidad judía,
que proveía de una buena base para el inicio del testimonio cristiano. Fue esta ciudad la primera en
ver a su rey convertido y al cristianismo constituido en religión oficial, cerca del año 200. De este
modo, Edesa se transformó en el centro más importante para la difusión del movimiento cristiano
de habla siríaca, lengua muy cercana al arameo.

El testimonio de Eusebio, quien visitó la ciudad en 320, agrega una información curiosa. Dice
Eusebio que en Edesa encontró un documento conocido como Crónica de Addai, que según él
contenía la correspondencia mantenida entre el rey de la ciudad, Abgar, con nadie menos que Jesús.
Según estos documentos, el rey invitó a Jesús a ir a Edesa, para que lo curara de una enfermedad
que padecía. Jesús le respondió que no podía ir, pero que enviaría a uno de sus discípulos.

Eusebio dice que después de la ascensión de Jesús, el apóstol Tomás “envió a Tadeo (Addai en
siríaco), uno de los setenta,” a Edesa. Tadeo curó a Abgar y a “muchos otros en la ciudad, hizo obras
maravillosas y predicó la palabra de Dios.” La pregunta que surge es si lo que relata Eusebio es
históricamente verificable y cierto. Eusebio así lo creía, pero quizás estaba equivocado. La
arqueología ha encontrado una moneda con la esfinge del rey Abgar de Edesa, con una cruz en su
corona. Pero no es el Abgar de tiempos de Jesús, sino Abgar VIII ó IX (179–216), y la moneda fue
acuñada entre 180–192. Como ocurría con frecuencia en la antigüedad, los compiladores de la
historia tomaron un hecho real y lo remontaron a los días de Jesús para darle lustre.

Es muy probable que el primer rey cristiano de Edesa haya sido Abgar IX. Su nombre aparece en
la Crónica de Edesa, pero allí no dice que haya sido cristiano. Julio Africano, quien vivió en la corte
de Abgar antes del 216, dice que este rey era un “hombre consagrado” (¿cristiano?). El Libro de las
leyes de las tierras, escrito antes del 250 por un discípulo de Bardaisanes, dice explícitamente que
el rey Abgar se hizo cristiano.

De todos modos, parece razonable pensar que para fines del primer siglo algunos cristianos
arameos ya habían llegado de Palestina a Osroene y que predicaron a las comunidades judías en la
región. Una indicación de esto es el hecho de que fue un judío, Tobías, quien recibió a Addai. Otro
elemento a tomar en cuenta es que los cristianos de Osroene celebraban la Pascua como lo hacían
los cristianos palestinenses y no como los de Asia.

_ La contribución de Edesa
El reino de Edesa (Osroene) fue “primero” también en varias cosas más. Por un lado, tuvo el
primer templo cristiano que recuerde la historia. Gracias al favor real, los cristianos de esta ciudad
pudieron tener su templo junto al palacio, cuando no había templos en el Imperio Romano. En el
año 201 hubo una inundación, y los registros indican que “Abgar, el rey, se paró sobre la torre,
llamada la Torre Persa, y observó las aguas con la luz de las antorchas. Las aguas rompían contra la
muralla occidental de la ciudad, entraban a la ciudad, y derribaban el grande y hermoso palacio del
rey.… Y las aguas destrozaron el templo de la iglesia de los cristianos.” De este modo, Osroene fue
probablemente el primer reino en el que se levantaron edificios destinados específicamente al culto
cristiano.

Además, en esta ciudad se hizo la primera traducción de los Evangelios del griego al siríaco, el
idioma que se hablaba por aquel entonces en Mesopotamia. A partir del segundo siglo se hicieron
traducciones del griego al siríaco, siendo posiblemente el Nuevo Testamento la primera de estas
traducciones, bastante antes del año 200. El siríaco es importante porque se transformó en el
idioma eclesiástico del avance cristiano oriental, y fue llevado, en las Escrituras y la liturgia, a través
de Asia hasta el mar de la China.

Una tercera contribución pionera de Edesa fue su énfasis en un cristianismo ascético,


especialmente a partir del siglo III. El cristianismo siríaco que se desarrolló allí puso un fuerte énfasis
sobre la ascesis. Los Hechos de Tomás hablan de los convertidos renunciando al matrimonio. Las
iglesias estaban compuestas mayormente por ascetas y se caracterizaban por un ejercicio intensivo
de los dones del Espíritu y la proclamación del evangelio. La práctica de la castidad estaba muy
difundida.

Edesa fue también un centro de expansión del testimonio cristiano y de producción de literatura
cristiana en lengua siríaca. En Edesa se formó lo que se conoce como el “ciclo de Tomás” (así como
en Frigia oriental se desarrolló el ciclo de Felipe o en Asia Menor el ciclo de Juan), que significa la
producción de una serie de tradiciones históricas y literarias ligadas al apóstol Tomás y su ministerio.
Allí surgen varias obras asociadas a Tomás, como Hechos de Tomás (siglo III), Salmos de Tomás
(composiciones judeo-cristianas del siglo II, que más tarde fueron adoptadas por los maniqueos),
Evangelio de Tomás (hallado en Nag Hammadi, pero relacionado con el medio judeo-cristiano de
Edesa, a mediados del siglo II). Otra obra importante del cristianismo primitivo oriental es Odas de
Salomón, un escrito de carácter judeo-cristiano, de orientación esenia, probablemente de fines del
siglo I. También se destacan el Evangelio de la verdad (una homilía litúrgica) y el Canto de la perla,
preservada en los Hechos de Tomás.

Edesa también produjo algunos personajes cristianos de renombre. Uno de ellos fue Taciano (c.
170), quien nació en Mesopotamia, de lengua siríaca, tuvo una buena educación, y quien fue al
Oeste buscando una religión que le diera satisfacción. Probó muchas de las religiones que se
practicaban en el Imperio Romano, hasta el año 150 cuando se convirtió a la fe cristiana en Roma.
Fue discípulo de Justino Mártir y autor de obras importantes. Su Discurso a los griegos es una
reacción contra la civilización greco-romana. En ella Taciano expresa su gratitud personal por su
liberación de los dioses del politeísmo pagano. También es el autor de una obra perdida titulada
Diatessaron (“a través de cuatro”), que fue probablemente la primera armonía de los Evangelios en
ser escrita y que tuvo una gran influencia en el cristianismo siríaco. Su testimonio personal de
conversión exalta el poder de las Escrituras y su valor por sobre los escritos griegos, que antes habían
concentrado su devoción.

Taciano: “Y, mientras estaba prestando mi más sincera atención al asunto, di con ciertos
escritos bárbaros, demasiado viejos para ser comparados con las opiniones de los griegos,
y demasiado divinos para ser comparados con sus errores; y fui guiado a depositar fe en
éstos por la sencillez sincera del lenguaje, el carácter no artificial de los escritores, el pre-
conocimiento manifiesto de eventos futuros, la calidad excelente de los preceptos, y la
declaración del gobierno del universo como centrado en un solo Ser. Y, al ser mi alma
enseñada por Dios, llegué a entender que la clase anterior de escritos llevaba a la
condenación, pero que éstos pondían fin a la esclavitud que está en el mundo, y nos
rescatan de la multiplicidad de potestades y de diez mil tiranos, mientras que nos dan, no
realmente lo que antes no habíamos recibido, sino lo que habíamos recibido pero por el
error no podíamos retener.”

Bardaisanes (154–222) fue otro nativo destacado de Edesa. Perteneció a una familia noble de
esa ciudad y estuvo ligado a la corte. Julio Africano nos informa que fue un arquero diestro, y que
escribía muy bien en griego y siríaco. Se convirtió en 179 y fue conocido como un hombre de
pensamiento independiente, poeta y primer himnólogo en lengua siríaca. Según Efraín, Bardaisanes
compuso muchos himnos (madrase), que eran una especie de lecciones líricas con un refrán. Estas
composiciones se cantaban de manera antifonal. Así, pues, Bardaisanes merece un lugar importante
como pionero en la historia de la música litúrgica.

Bardaisanes se destacó también en la literatura. En este sentido, es muy elogiado por Eusebio.
Un discípulo suyo registró su enseñanza en una obra titulada En cuanto al destino, escrita en forma
de preguntas y respuestas. También se atribuye a Bardaisanes el poema El himno del alma conocido
también como El canto de la perla. En El libro de las leyes de diversos países, algunos de sus
discípulos registraron sus enseñanzas, en las que se pone en evidencia el amplio conocimiento de
Bardaisanes. Lamentablemente, de sus numerosos escritos sólo se conservan unos pocos
fragmentos. Sus observaciones nos ofrecen un cuadro de la situación del cristianismo en todo el
mundo conocido de sus días.

Bardaisanes: “¿Y qué diremos de la nueva raza de nosotros los cristianos, a quienes Cristo
en su venida plantó en cada país y en toda región? Porque, he aquí, dondequiera que
estamos, todos somos llamados por el único nombre de Cristo: cristianos. En cierto día, el
primero de la semana, nos congregamos juntos, y en los días de las lecturas [?] nos
abstenemos de tomar alimento. Los hermanos que están en Galia no toman a varones por
esposas, ni los que están en Partia dos esposas; tampoco se circuncidan aquellos que están
en Judea; ni nuestras hermanas que están entre los Geli se unen a extraños; como tampoco
aquellos hermanos que están en Persia toman a sus hijas por esposas; ni los que están en
Media abandonan a sus muertos, o los entierran vivos, o los entregan como comida a los
perros; ni los que están en Edesa matan a sus esposas o a sus hermanas cuando cometen
impureza, sino que se alejan de ellas, y las entregan al juicio de Dios; ni los que están en
Hatra apedrean a los ladrones a muerte; sino que, dondequiera que están, y en cualquier
lugar en que se encuentren, las leyes de los diversos países no les impiden obedecer la ley
de su Soberano, Cristo; ni siquiera el Destino de los Gobernadores celestiales los mueva a
hacer uso de cosas que ellos consideran como impuras.”

Es difícil precisar la posición doctrinal de Bardaisanes. Por un lado, luchó contra la herejía.
Eusebio dice que escribió contra Marción. Pero por otro lado, se lo acusó de ser discípulo de
Valentino (gnóstico) y de practicar la astrología. Parece evidente que Bardaisanes profesaba una
especie de judeo-cristianismo gnóstico, pero no está tan claro si su gnosticismo era dualista o
meramente una manera de pensar algo anticuada. Lo segundo parece ser más probable.

LA PRIMERA NACIÓN CRISTIANA: ARMENIA


Las tradiciones más antiguas atribuyen un origen apostólico al movimiento cristiano en
Armenia. Se habla del apóstol Tadeo y se dice que ministró en este país al oeste del mar Caspio por
unos ocho años (35–43). De igual modo, se dice que el apóstol Bartolomé predicó allí por unos
dieciséis años (44–60). No obstante, estas tradiciones carecen de todo fundamento histórico.

_ La conversión de Armenia
Armenia estaba al este del Imperio Romano, pero más al norte que Edesa. El historiador griego
Sozómenos, en su Historia eclesiástica, escrita allá por el año 450, dice: “Los armenios, tengo
entendido, fueron los primeros en aceptar la fe cristiana como nación.” Según Eusebio, Armenia se
hizo cristiana hacia el 311, cuando el emperador Maximiano les declaró la guerra por esa razón. Dice
Eusebio: “Además de esto, el tirano (Maximiano) tuvo que hacer frente a una guerra contra los
armenios, gente que desde una fecha muy temprana habían sido amigos y aliados de los romanos.
Como ellos eran también cristianos y celosos en su piedad hacia la Deidad, el enemigo de Dios
(Maximiano) había intentado forzarlos a sacrificar a los ídolos y a los demonios, haciendo con esto
que de amigos se tornaran en contrincantes y de aliados en enemigos.”

Sabemos que hubo persecuciones contra los cristianos en Armenia desde comienzos del siglo II,
pero fue recién hacia el año 301 (según la tradición armenia), que el cristianismo se convirtió en
religión dominante en Armenia. Este país fue así el primer Estado del mundo en proclamar al
cristianismo como religión oficial. Armenia se encontraba entre el Imperio Persa hacia el Este y el
Imperio Romano hacia el Oeste. Debido a esta situación y su necesidad de protección frente a los
avances de uno y otro imperio, su política fue pendular. No obstante, los armenios mostraron más
acercamiento hacia los romanos que hacia los persas.
_ El apóstol de Armenia
El promotor de la conversión de Armenia fue el hijo de un noble armenio, que fue educado
como cristiano en Capadocia (Asia Menor), donde los cristianos eran mayoría hacia el siglo III. Este
varón recibió el nombre latino de Gregorio y llegó a ser conocido como Gregorio el Iluminador (240–
332), el apóstol de Armenia.

En 224, los persas sasánidas se apoderaron de Partia y comenzaron a amenazar a Armenia.


Cuando el rey armenio Cosroes (de la dinastía de los arsácidas de origen parto) procuró aliarse con
Roma, los persas mandaron a un noble armenio y pariente suyo, Anak, a matar al rey. El complot
fue descubierto y Anak fue ejecutado con toda su familia, excepto un niño, que fue llevado a
territorio romano en Asia Menor (Cesarea de Capadocia). Este niño era Gregorio. Más tarde, los
persas sasánidas invadieron Armenia y apresaron a la familia real, excepto a un hijo de Cosroes,
Tirdat (o Tiridates), que logró escapar al Imperio Romano. El emperador Valeriano atacó a los persas
en defensa de los armenios, pero los persas lo derrotaron e hicieron prisionero, sometiendo a
Armenia a su dominio. En territorio romano, Tiridates llegó a ser un soldado distinguido en el
ejército de Diocleciano. En 287, con la ayuda de Diocleciano, Tiridates recuperó el trono de su padre
y reestableció la independencia armenia.

Muchos refugiados volvieron a su patria, entre ellos Gregorio, quien debido a su muy buena
educación llegó a ser oficial de confianza de Tiridates. No obstante, con el tiempo Gregorio tuvo
problemas con el rey en razón de que rechazaba su paganismo, porque él era cristiano. El rey
finalmente lo arrestó, lo encarceló, torturó y lo tuvo por quince años en una mazmorra. Más tarde
lo condenó a muerte, cuando se enteró que Gregorio era hijo del hombre que quiso asesinar a su
padre. Pero Tiridates cayó enfermo de licantropía. Una esclava cristiana y la hermana del rey
exhortaron a Tiridates a buscar la ayuda de Dios, y le dijeron: “Sólo Gregorio tiene la medicina para
todos los males del país.” Gregorio fue llevado ante el rey, oró por su sanidad, Tiridates se sanó y
proclamó al cristianismo como religión oficial del Estado. El cronista armenio del siglo V, conocido
como Agathangelos, recuerda estos episodios, en estos términos:

Agathangelos (c. 450): “Ahora, cuando todos ellos se habían reunido en el lugar de
adoración de la casa de Dios, el bendito Gregorio comenzó a hablar, diciendo: ‘Doblen las
rodillas, todos, para que el Señor pueda efectuar la sanidad de sus tormentos.’ Todos ellos
doblaron las rodillas a Dios, y el bendito Gregorio con oraciones y súplicas fervientes imploró
con lágrimas por la sanidad del rey. Y el rey, mientras estaba de pie entre el pueblo con la
apariencia de un cerdo, de pronto tembló y echó de su cuerpo la piel como de cerdo con
sus dientes como colmillos y rostro como con hocico, y se quitó la piel con su pelo como de
cerdo. Su rostro volvió a su propia forma y su cuerpo se tornó suave y joven como el de un
niño recién nacido; fue completamente sanado en todos sus miembros.

De manera similar, todas las personas que se habían reunido en grandes números fueron
curadas de la aflicción de cada uno: algunos habían sido leprosos, otros paralíticos, tullidos,
hidrópicos, poseídos, quienes sufrían de gusanos o gota. De esta manera Cristo en su misericordia
abrió su gracia sanadora todopoderosa, y sanó a todos a través de Gregorio; aquellos afligidos
fueron curados de toda enfermedad. Así también se abrió la fuente del conocimiento de Cristo y
ésta llenó los oídos de todos con la verdadera enseñanza de Dios.”

_ El cristianismo en Armenia
Pronto surgió un movimiento de pueblos, que resultó en la conversión masiva de casi todo el
reino. En pocos meses, el culto pagano casi desapareció y el cristianismo se estableció en todas
partes. Por toda Armenia se destruyeron los ídolos, los templos fueron limpiados y consagrados
como iglesias cristianas, y muchos sacerdotes y sus hijos se incorporaron al clero cristiano. Esto
último hizo que en Armenia el sacerdocio cristiano se hiciera hereditario, como lo había sido el
pagano. Gregorio, que hasta entonces no estaba ordenado al ministerio cristiano, fue consagrado
primer obispo de Armenia en el año 302 por Leoncio, arzobispo de Cesarea de Capadocia, y llegó a
ser conocido como el “Iluminador”. El propio rey armenio, Tiridates, se convirtió y fue bautizado en
enero del año 303. Gregorio gobernó la Iglesia Armenia durante un cuarto de siglo, haciendo todo
lo posible por darle una organización sólida y completa.

Arzobispo Maghakia Ormanian: “Creó cerca de cuatrocientas diócesis episcopales y


archiepiscopales para el gobierno espiritual de Armenia y de los países circundantes.
Presidió la conversión de Georgia, de la Albania Caspiana y de la Atropatena, donde envió
dirigentes y eclesiásticos. Murió en el momento de la convocación del Concilio de Nicea
(325). Sus hijos le sucedieron.… El mantenimiento del patriarcado en la familia de San
Gregorio era con el deseo de la nación, sea porque quería rendir homenaje a su gran
Iluminador, o porque sufrió la influencia de una costumbre pagana.”

A pesar del rápido proceso de conversión de la nación, hubo algunos avivamientos de


paganismo especialmente en los distritos montañosos, y conflictos entre el rey y el Catholicós
(autoridad episcopal máxima) sobre cuestiones morales y políticas. No obstante, a lo largo del siglo
IV, el cristianismo se fue afirmando en Armenia. Este progreso se debió en particular a la
perseverancia de grandes obispos como Nercés (353–373) y Sajak (387–439), que completaron el
apostolado de Gregorio el Iluminador. En 365 se llevó a cabo el primer concilio nacional, que
estableció las reglas de disciplina necesarias para la joven iglesia.

Por entonces comenzó a sentirse la necesidad de tener la Biblia y otros escritos sagrados, así
como la liturgia, en la lengua vernácula. El problema era que el armenio carecía de un alfabeto
propio. Bajo el obispo Sajak, un ex-secretario del rey, Mesrop, desarrolló un nuevo alfabeto para el
idioma armenio (404), que contaba con treinta y seis caracteres capaces de expresar todos los
sonidos de la lengua. Una vez creado el alfabeto, Mesrop, Sajak y otros ayudantes se dispusieron a
traducir la Biblia. Hacia el año 433 apareció un Antiguo Testamento en ese idioma, traducido de la
Septuaginta, pero con muchas variantes en conformidad con la versión siríaca. De este modo, la
cultura armenia se fue gestando en torno a la fe cristiana gracias al idioma escrito. Comentarios
patrísticos y otros tratados, la liturgia y otra literatura sagrada fueron publicados en armenio, la
lengua nacional. De este modo, la nación armenia y su Iglesia estuvieron entrelazadas tan
estrechamente que han logrado sobrevivir el paso del tiempo.

_ La Iglesia en Armenia
Hacia mediados del siglo V, los persas sasánidas tomaron nuevamente el control de Armenia y
por un edicto de 449 impusieron su religión, el mazdeísmo (zoroastrismo), que se caracterizaba por
el culto al sol y al fuego. Los cristianos armenios padecieron una fuerte persecución, mientras
solicitaban ayuda a sus aliados cristianos del Imperio Romano Oriental. Esta ayuda no llegó y
Armenia quedó sometida al dominio persa. Hubo muchos mártires cristianos como consecuencia de
esta persecución. Justo L. González narra estos tristes acontecimientos, de la siguiente manera:

Justo L. González: “Los jefes de la nación armenia se reunieron en Artachat, y convinieron


en un mensaje que debía serle enviado al rey de Persia, firmado por los obispos del país:
‘De esta fe nadie nos podrá apartar.… Haz lo que quieras.’ Cuando los armenios le enviaron
este mensaje al rey de Persia contaban con el apoyo del emperador Teodosio II y de
Crisapio.… Pero poco después Teodosio murió y sus sucesores, Pulqueria y Marciano,
cambiaron de política con respecto a Persia, y por tanto les retiraron su apoyo a los
armenios. En el año 451, el mismo en que se reunió el Concilio de Calcedonia, las tropas
persas invadieron Armenia, y los naturales del país se vieron obligados a defenderse por sí
solos. Uno de sus principales jefes militares, Vardan ‘el valiente,’ defendió uno de los pasos
entre las montañas con sólo 1036 soldados, y tras larga batalla todos murieron. Los persas
conquistaron el país, y Armenia perdió su independencia.”

Como reacción, los cristianos armenios rompieron sus relaciones con el cristianismo occidental,
rechazaron las decisiones del Concilio de Calcedonia (451), y mantuvieron un desarrollo teológico y
eclesiástico independiente. Su teología fue monofisita, es decir, contraria a los cánones establecidos
por el Concilio de Calcedonia, que definían la doctrina de la doble naturaleza de Cristo como
totalmente humano y totalmente divino. El monofisismo afirmaba que la naturaleza de Cristo
permanecía totalmente divina y no humana, aun cuando él había asumido un cuerpo terrenal y
humano con su ciclo de nacimiento, vida y muerte.

Bajo el dominio persa, los armenios continuaron su resistencia basados en su fe cristiana, hasta
que el monarca persa decidió concederles algo de libertad religiosa y cierto grado de autonomía.
Con este propósito, se nombró como gobernador de Armenia al patriota Vaján (485), uno de los
líderes de la resistencia nacional. A partir de entonces, y hasta las conquistas de los turcos
selyúcidas, la iglesia de Armenia gozó de relativa paz. El patriarca Hovanes transfirió su sede a la
nueva capital, Dvin, bajo la protección del gobierno y allí pudo consagrarse a la reforma interior de
la iglesia y del pueblo. De este modo, su nombre permanece como el más honrado, después del
patriarca Sajak.

A principios del siglo VI, el episcopado armenio se fue tornando crecientemente hostil al
nestorianismo y a todo lo que se le pareciera. Esto ocurrió parcialmente debido a la influencia del
movimiento anti-calcedónico que por entonces estaba triunfando en Constantinopla, y
fundamentalmente debido a la influencia de los monofisitas de Mesopotamia y más tarde de Siria.
Para mediados del siglo VI, el Concilio de Calcedonia fue condenado de manera explícita, junto con
el Tomo del Papa León I. Desde ese momento en adelante, el monofisismo se hizo una parte integral
del patrimonio de la iglesia nacional armenia.

Esto se puso en evidencia cuando el emperador bizantino Mauricio, que había conquistado la
parte occidental de Armenia de manos de Cosroes II (582), trató de someter a esa región
nuevamente a la ortodoxia calcedónica. Apenas logró la adhesión de unos veinte obispos bajo su
autoridad, pero provocó un cisma profundo, el primero en la historia de la Iglesia Armenia (591–
610). Los demás obispos rechazaron su intento y se agruparon en torno al catholicós de Dvin,
distanciándose así de Constantinopla. La iglesia armenia entró en una ola de disturbios causados
por las dificultades exteriores, que la absorbieron totalmente, pero logró sobrevivir el paso de los
siglos. La fe cristiana ha sido desde entonces el fundamento de la identidad nacional armenia.

_ El testimonio cristiano más allá de Armenia


Al noreste de Armenia el cristianismo llegó a Azerbaidján, donde Mesrop nuevamente creó un
alfabeto que sirvió para darle forma escrita a la lengua oral y ser usada al servicio de la iglesia. Hacia
el noroeste, el testimonio se esparció hacia Georgia (en el Cáucaso). La tradición indica al apóstol
Andrés como el pionero en esta región. También habla de algunos pocos convertidos y mártires en
la generación siguiente. No obstante, los primeros registros históricos de trabajo misionero son de
comienzos del siglo IV. En este caso, la conversión de estos pueblos fue obra de una mujer, Nino
(probablemente significa “monja” o “mujer cristiana”). Era una esclava cristiana, capturada en
alguna incursión bárbara en territorio romano, que atrajo la atención de la familia real de Georgia
por su piedad y las sanidades y milagros que resultaron de sus oraciones. El rey se convirtió (hacia
330) y con él toda la nación. Se solicitó un obispo y sacerdotes a Constantinopla, se organizó la iglesia
y pronto se desarrollaron de manera autónoma. Aquí también se creó un alfabeto para los escritos
sagrados y surgió una literatura y liturgia cristianas en lengua georgiana.

Rufino de Aquilea (345–410): “El rey mandó llamar a la cautiva, y le ordenó que le enseñara
de qué manera debía adorar a Cristo. Cuando ella le hubo dado tanta instrucción como era
correcto para que una mujer dijera e hiciera, él reunió a sus súbditos y les declaró
sencillamente las misericordias divinas que habían sido concedidas a él y a su esposa, y si
bien no estaba iniciado, declaró a su pueblo las doctrinas de Cristo. Toda la nación fue
persuadida de abrazar el cristianismo, los hombres siendo convencidos por los comentarios
del rey, y las mujeres por los de la reina y la cautiva. Y rápidamente con el consentimiento
general de toda la nación, se prepararon con mucho entusiasmo para construir una iglesia.
Cuando las paredes externas fueron completadas, se trajeron las máquinas para levantar
las columnas y fijarlas sobre sus pedestales. Se cuenta que cuando la primera y la segunda
columnas se levantaron por estos medios, hubo gran dificultad para fijar la tercera columna,
ya que ni el ingenio ni la fuerza física sirvieron para nada, si bien muchos de los presentes
asistieron en empujar. Cuando llegó el atardecer, la mujer cautiva se quedó sola en el lugar,
y continuó allí a lo largo de la noche, intercediendo a Dios para que la erección de las
columnas pudiese ser completada fácilmente, especialmente porque todo el mundo se
había ido frustrado ante el fracaso; porque la columna sólo estaba levantada por la mitad,
y permanecía de pie, y una punta de ella estaba tan metida en su fundamento que era
imposible bajarla.… Temprano en la mañana, cuando se presentaron en la iglesia,
contemplaron un espectáculo maravilloso, que les pareció un sueño. La columna, que en el
día anterior parecía inamovible, ahora aparecía erguida, y elevada por un pequeño espacio
sobre su propia base. Todos los presentes fueron sacudidos con admiración, y confesaron,
con pleno acuerdo, que sólo Cristo es el Dios verdadero. Mientras todos estaban mirando,
la columna se deslizó lenta y espontáneamente y se ajustó como por una máquina a su base.
Las otras columnas fueron erigidas con facilidad, y los íberos completaron la estructura con
gran presteza.”

LOS CRISTIANOS DE PARTIA

_ El lugar
Al este de Edesa y Armenia se encontraba el Imperio Parto, que se extendía desde el mar Caspio
hasta el río Indo y hacia Occidente llegaba al río Éufrates. Desde 240 a. C. hasta 225 d. C., los partos
(originarios del sudeste del mar Caspio) dominaron este territorio y levantaron un imperio militar.
Se trataba de una federación de pueblos con poco control central. Los partos eran más bien señores
militares que cobraban tributos y mantenían el orden y la seguridad. El siríaco era el idioma más
generalizado, si bien también se leía y hablaba griego. Había comunidades judías y otras religiones
más primitivas, pero el zoroastrismo era la religión más importante.

CUADRO 11 - ZOROASTRISMO

DEFINICIÓN: Religión de la Persia antigua, posiblemente relacionada con la religión védica (Vedas)
de la India.

DIVINIDAD: Ahura Mazda/Ohrmazd (“Señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de
Varuna, el dios del cielo de los Vedas. Demanda pureza ética y ritual, y juzga a las almas de los
seres humanos después de la muerte. Su símbolo es el fuego sagrado.

FUNDADOR: Zoroastro o Zaratustra (s. VII ó VI a. C.)

CIRCUNSTANCIA: A los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo.
MUERTE: Según la tradición, murió llevando a cabo un sacrificio de fuego, que era la ceremonia
central de la nueva fe.

CREENCIAS: Zoroastro enseñó que Ahura Mazda juzgará a cada alma individual después de la
muerte. Más tarde se desarrolló un complejo sistema doctrinal especulando acerca de la
naturaleza interior del universo.

PRÁCTICAS: Religión fuertemente ética.

DESARROLLO: La expansión del Islam desplazó al zoroastrismo de Persia.

El zoroastrismo es una religión de la antigua Persia, fundada por Zoroastro o Zaratustra (¿660–
583? a. C.), quien a los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo. Consiguió la conversión del rey de Irán Oriental, Vishtaspa, y sus seguidores
recibieron la protección de Darío el Grande. Según la tradición, Zoroastro murió llevando a cabo un
sacrificio de fuego, que era la ceremonia central de la nueva fe. Las ideas y prácticas del zoroastrismo
guardan cierta relación con la religión de las escrituras Vedas de la India. Su divinidad era Ahura
Mazda/Ohrmazd (“señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de Varuna, el dios del cielo de
los Vedas. El zoroastrismo demandaba pureza ética y ritual. Su símbolo era el fuego sagrado. Se
caracterizaba por su monoteísmo y rigor ético. Zoroastro enseñaba que Ahura Mazda (o Ormuz)
juzgaría a cada alma individual después de la muerte.

Más tarde, se desarrolló un complejo sistema doctrinal que especulaba sobre la naturaleza
interna del universo. Su teología era dualista, ya que Ahura Mazda, el creador supremo, se oponía
a Angra Manyú o Ahrimán, el dios malo. Esta confrontación se describe en los escritos sagrados o
Zend-Avesta, donde la victoria final le pertenece a Ormuz. Con el tiempo, el zoroastrismo recibió
influencias del politeísmo y ciertos atributos divinos empezaron a considerarse deidades separadas.
Entre las nuevas deidades estuvo Mitra, el dios del Sol invencible. Tanto el mitraísmo como el
maniqueísmo pueden haberse fundado sobre ideas extraídas del zoroastrismo.

El zoroastrismo fue la religión oficial en Persia durante gran parte del gobierno de la dinastía
Aqueménida y más tarde con los Sasánidas, a partir del siglo III. Con la llegada del critianismo, el
zoroastrismo tuvo que hacer frente a un serio competidor religioso, y con el surgimiento del Islam,
el zoroastrismo perdió su dominio sobre Persia, a partir del siglo VII.
No obstante, es probable que la dinastía reinante en Partia al momento de la llegada del
testimonio cristiano—los Arsácidas—hayan sido tolerantes hacia el cristianismo en los primeros
siglos del movimiento. Los casos de martirios parecen haber sido más el resultado de hostilidades
locales que una política del Estado. Esto permitió que el cristianismo se difundiera ampliamente por
la región, de modo que hacia el final del período parto (225 d. C.) había más de veinte sedes
episcopales en Mesopotamia y sobre la frontera con Persia.

_ La llegada y la difusión del cristianismo


La primera influencia cristiana en Partia probablemente vino de Edesa. Los documentos hablan
de conversiones en la región de Adiabene ya por el año 99. No obstante, se trató de grupos
pequeños y sometidos a la presión constante de grupos religiosos rivales. Uno de los primeros
convertidos fue Pekhidha, el hijo de un hombre pobre, esclavo de un sacerdote zoroastrista.
Pekhidha quedó impresionado por el ministerio del misionero Addai (Tadeo) y decidió hacerse
cristiano. Pero sus padres lo encerraron. Él logro escapar y siguió a Addai. El documento que refiere
esta historia es la Crónica de Arbela, escrito en siríaco probablemente en el siglo VI por Mishiha
Zkha. Arbela era la ciudad capital del reino de Adiabene. Según la Crónica, el comienzo del
testimonio cristiano en Partia fue como sigue: “Dicen que después de cinco años, Addai lo ordenó
(a Pekhidha) y envió a su propio pueblo. De manera que … el primer obispo que tuvo la tierra de
Adiabene fue ordenado por el apóstol Addai mismo.” Pekhidha fue el primer obispo de Arbela entre
105–115.

La difusión de la fe cristiana se encontró con la resistencia de la nobleza y de los sacerdotes del


zoroastrismo, que en el 123 dieron muerte a Sansón, el primer mártir parto. La Crónica de Arbela
cuenta lo siguiente: “Sansón predicó (en las villas vecinas a Adiabene) durante dos años, y bautizó a
un gran número. La fe cristiana se esparció ampliamente en su comarca. Cuando los nobles y
sacerdotes zoroastristas oyeron de esto, pusieron a Sansón en cadenas, lo torturaron severamente,
y cortaron su cabeza.… Sansón fue el primer mártir que de nuestro país ascendió a los cielos.”
Sansón había sido diácono del obispo Pekhidha y más tarde (en 121) había llegado a ser obispo de
Adiabene.

No obstante, a pesar de la oposición, algunos altos oficiales del gobierno se convirtieron, como
Raqbakht (140), gobernante de Adiabene. Raqbakht ayudó a la fe cristiana a esparcirse, hasta que
los sacerdotes zoroastristas lo advirtieron y se complotaron para matarlo, pero él se salvó
milagrosamente. La Crónica de Arbela lo llama “hombre de Dios, el Constantino de su tiempo.”

Esta expansión temprana del cristianismo en Adiabene se dio mientras se iba cumpliendo
también una importante misión judía en la región. El rey de Adiabene, Izates y su madre se
convirtieron al judaísmo. Fue en este contexto que la misión judeo-cristiana prosperó. Es
interesante que los nombres de los obispos cristianos de Adiabene en el siglo II son todos judíos:
Sansón, Isaac, Abraham, Moisés, Abel. El obispo de Arbela, Noé, recibió visitantes de Jerusalén, y
fue de esta región que provino Taciano, a fines del segundo siglo. De modo que el cristianismo de
Adiabene fue fuertemente influido por las tendencias judeo-cristianas.
_ La oposición al cristianismo
La oposición del zoroastrismo se transformó en persecución del Imperio Parto en los años 160
y 179, con una gran matanza de cristianos. En 160, refiere la Crónica, “los sacerdotes zoroastristas
se levantaron contra los cristianos, despojándolos de sus bienes y torturándolos.” De la crisis de
179, dice: “Nuestros hermanos sufrieron mucho. Muchos que eran jóvenes y débiles en su fe,
retrocedieron, puesto que vieron sus casas saqueadas, sus hijos e hijas arrestados o secuestrados.
Y ellos mismos fueron golpeados.” Pero el desarrollo del cristianismo continuó a pesar de las
dificultades. Antes de terminar el período parto (224), según la Crónica de Arbela, había alrededor
de veinte episcopados en la región que bordeaba al Tigris. Estas sedes estaban dentro del Imperio
Parto, casi todas dentro de Mesopotamia, pero había una al sur del mar Caspio y otra en la margen
sur del golfo Pérsico. Para el año 225 la Iglesia se había extendido bastante lejos. El Libro de las leyes
de las tierras dice que había cristianos en Partia, Media y Bactria.

El cristianismo de Adiabene resultó de las influencias del judeo-cristianismo palestinense y


penetró profundamente hacia el Este. En 240, cuando Manes fue a la India, parece que encontró allí
comunidades cristianas. Si tenemos en cuenta que a fines del segundo siglo, según la Crónica de
Arbela, todavía había un solo obispo en Adiabene, es posible notar la expansión extraordinaria del
testimonio cristiano para comienzos del siglo III.

LOS CRISTIANOS DE PERSIA


Durante el siglo III, el testimonio cristiano que había alcanzado a Adiabene, al este del río Tigris,
y se esparció por toda Mesopotamia, en lo que hoy es Irak y más allá también. El cristianismo logró
penetrar profundamente en toda esta región, pero fue también aquí donde experimentó las
mayores dificultades y persecución.

_ El desarrollo del testimonio cristiano


En el año 225, las provincias persas que estaban al norte del golfo Pérsico, y que eran
gobernadas por su propio rey, se rebelaron contra los partos, quienes debilitados por sus guerras
contra los romanos, cayeron vencidos. Los persas formaron un imperio que se llamó “Sasánida” y
que pretendía revivir las glorias de la antigua Persia. Hicieron de Ctesifonte, sobre el río Tigris, su
capital y proclamaron a Ardacher (¿226–241?) como primer rey de la dinastía de los Sasánidas. El
zoroastrismo (o mazdeísmo) era la religión oficial, y desarrollaba un fuerte impulso misionero bajo
el estricto control de un clero jerárquico. Al principio los cristianos no tuvieron mayores problemas,
porque al ser perseguidos por el Imperio Romano, el peor enemigo de los Sasánidas, el gobierno no
tenía motivos para sospechar de su lealtad. Pero poco a poco, la jerarquía mazdeista, bajo la
autoridad de su Sumo Sacerdote, comenzó a invocar la ayuda del Estado para silenciar las voces
religiosas disidentes o rivales, de grupos como los maniqueos y los cristianos siríacos.

El personaje religioso más destacado en Persia durante este período fue Manes (216–277), el
fundador del maniqueísmo. Nació en el norte de Babilonia. Su familia parece haber estado
relacionada con los Arsácidas (partos). Su religión era típica del sincretismo que caracterizó al
período parto. Como resultado de una visión, su padre, Palek, se convirtió al ideal ascético y se unió
a una secta seudo-cristiana caracterizada por sus bautismos de purificación. Manes se asoció a este
grupo, pero en su juventud en Babilonia (Seleucia-Ctesifonte) también absorbió de otras religiones
(mazdeísmo, budismo, brahmanismo, judaísmo y cristianismo siríaco).

En 240, Manes recibió una revelación, según la cual tenía una misión que cumplir en
continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús. Su primera misión lo llevó a la India (Beluchistán),
donde convirtió al rey. De regreso pasó por la capital de los reyes Sasánidas, donde fue recibido por
Sapor I, quien lo autorizó a predicar su mensaje. Incluso, Manes acompañó a Sapor en una campaña
contra los romanos (242–244). Pero pronto enfrentó la oposición de los sacerdotes zoroastristas y
fue condenado a muerte bajo el reinado de Bihram I, el segundo sucesor de Sapor I.

CUADRO 12 - MANIQUEÍSMO

DEFINICIÓN: religión dualista de Oriente, fundada por Manes o Manetos (s. III). Combinaba
elementos del cristianismo, religiones babilónicas y mitraísmo.

FUNDADOR: Manes, quien se consideraba el revelador de una nueva religión.

CIRCUNSTANCIAS: Manes decía haber recibido una revelación, según la cual tenía una misión que
cumplir en continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús.

MUERTE: debido a la oposición de los sacerdotes zoroastristas (magos), fue condenado a muerte
en 277 bajo el rey Bihram I.

CREENCIAS: la base de su sistema es un gnosticismo dualista, inspirado por el gnosticismo judeo-


cristiano y el zoroastrismo iraní. El maniqueísmo se caracterizó por su sincretismo religioso:
Manes se consideraba heredero de todas las religiones, pero estuvo muy influido por el
cristianismo siríaco. Cosmología dualista parecida a la de Bardaisanes, que condenaba el mundo
material. Jesús y el Paracleto juegan un papel importante en su gnosis. La pasión de Jesús no tiene
importancia histórica sino un carácter místico, pero es el corazón de su soteriología. No eran
cristianos, pero fueron un desarrollo del cristianismo siríaco.

PRÁCTICAS: las iglesias maniqueas se dividían entre los que eran perfectos, los ascetas (miembros
verdaderos), y los que no eran perfectos, los oyentes o catecúmenos. Practicaban el encratismo
moral, que prohibía el matrimonio y el uso de ciertas comidas (carne, vino). El monasticismo
maniqueo se desarrolló de manera paralela al monasticismo cristiano.

DESARROLLO: se esparcieron ampliamente llegando hasta China y África del norte. Continuaron
hasta bien entrada la Edad Media.

Manes: “Sabiduría y acciones han sido siempre traídas de tiempo en tiempo a a humanidad
por los mensajeros de Dios. Así, en un tiempo han sido traídas a la India por el mensajero
llamado Buda, en otro tiempo a Persia por Zaratustra, y en otro al Oeste por Jesús. Por
consiguiente, esta revelación, esta profecía en este último tiempo, ha descendido a través
de mí, Manes, mensajero del Dios de la verdad a Babilonia.”

Para mediados del siglo III, en ocasión de la victoria de Sapor contra el emperador romano
Valeriano, cristianos de Siria fueron deportados a Elam, y ayudaron a esparcir el evangelio hacia el
Este, hasta el corazón mismo del Imperio Persa. Pero debido a las dificultades mencionadas, estas
comunidades cristianas siríacas estuvieron mayormente concentradas en torno a la sede episcopal
de Seleucia-Ctesifón (entre Babilonia y Bagdad), y demasiado inclinadas a seguir a las iglesias de
Occidente en materia doctrinal y espiritual.

_ La oposición a los cristianos


En el año 312, la situación cambió debido a la conversión de Constantino y la aceptación del
cristianismo por parte de Roma. Los Sasánidas no sólo rechazaron a los cristianos por oponerse a la
religión oficial (mazdeísmo), sino también porque pertenecían a la religión que favorecía el enemigo
romano. Para colmo de males, en 315, Constantino envió una carta al emperador persa (Sapor II el
Grande, 309–379), en la que alababa la nueva fe que decía profesar. Entre otras cosas, le dice que
el Dios de los cristianos fue quien lo ayudó a destronar a los tiranos y a traer paz a Roma. Agregaba
que algunos de sus predecesores persiguieron a los cristianos y como consecuencia cayeron por la
justicia divina, como Valeriano que había muerto prisionero de los persas. Con gran entusiasmo,
Constantino le decía a Sapor: “Imagina mi gozo cuando oí que los mejores distritos de Persia, están
llenos de aquellos hombres a favor de quienes estoy hablando, los cristianos. Por eso, te ruego que
tanto tú como ellos puedan prosperar.… Porque tu poder es grande, te pido que los protejas.” De
más está decir cuáles fueron las consecuencias de tremendos comentarios.

No obstante, a pesar de esto, la persecución no vino de inmediato. Pero en 337, Constantino


“habiendo oído de una insurrección de algunos bárbaros en el Este, observó que la conquista de
este enemigo todavía le estaba reservada, y resolvió hacer una expedición contra los persas.
Consiguientemente procedió de inmediato a poner a sus fuerzas en movimiento, al tiempo que
comunicó su plan marcha a los obispos que en ese momento estaban en su corte, a algunos de los
cuales él juzgó correcto llevar consigo como compañeros, y como coadjutores necesarios en el
servicio de Dios. Ellos, por otro lado, declararon alegremente su disposición de seguir su proyecto,
renunciando a todo deseo de abandonarlo, e involucrándose en batalla con él y para él por medio
de oraciones a Dios a su favor. Lleno de gozo por esta respuesta a su pedido, él les presentó su
proyectado plan de marcha; después de lo cual ordenó que una tienda de gran esplendor,
representando en su forma la figura de una iglesia fuese preparada para su propio uso en la guerra
que venía. En esto él intentaba unirse con los obispos en ofrecer oraciones a Dios de quien procede
toda victoria.” Constantino murió antes de que la campaña militar comenzara, pero el daño ya
estaba hecho. En el año 339 comenzó una gran persecución en el Imperio Persa.

_ La gran persecución de 339


Sapor II sistemáticamente procuró desmantelar la estructura de la Iglesia de la minoría cristiana,
y lo hizo concentrando sus ataques especialmente sobre los miembros del clero y aquellos hombres
y mujeres que habían tomado el voto de virginidad. Primero, se obligó a los cristianos a pagar
impuestos dobles. Cuando esto fracasó en hacerles abandonar su fe, el emperador ordenó que los
sacerdotes y ministros de Dios fuesen pasados por la espada. Los edificios eclesiásticos fueron
destruidos, la platería del altar fue llevada al tesoro, y el obispo de Ctesifonte fue arrestado como
traidor al Imperio y su religión. De esta manera los sacerdotes zoroastristas, con la ayuda de los
judíos, destruyeron rápidamente las casas de oración.

Sozómenos: “Cuando, con el tiempo, los cristianos crecieron en número, y comenzaron a


formar iglesias, y nombraron sacerdotes y diáconos, los Magos [sacerdotes zoroastristas],
quienes como una tribu sacerdotal habían actuado desde el principio en generaciones
sucesivas como los guardianes de la religión persa, se encolerizaron profundamente contra
ellos. Los judíos, quienes por envidia están de alguna manera opuestos naturalmente a la
religión cristiana, también se ofendieron del mismo modo. En consecuencia, trajeron
acusaciones delante de Sapor, el soberano reinante, contra Simeón, que entonces era
arzobispo de Seleucia y Ctesifonte, ciudades reales de Persia, y lo acusaron de ser amigo del
César de los romanos, y de comunicarle las cuestiones de los persas. Sapor creyó estas
acusaciones, y al principio, cargó a los cristianos con impuestos excesivos, si bien él sabía
que la mayoría de ellos había abrazado voluntariamente la pobreza. Le encargó el cobro a
hombres crueles, esperando que, por la carencia de lo necesario y la atrocidad de los
exactores, ellos podían ser compelidos a abjurar su religión; porque éste era su propósito.
Sin embargo, más tarde ordenó que los sacerdotes y conductores de la adoración de Dios
fuesen pasados por espada. Las iglesias fueron demolidas, sus vasos fueron depositados en
el tesoro, y Simeón fue arrestado como traidor al reino y la religión de los persas. Así los
Magos, con la cooperación de los judíos, rápidamente destruyeron las casas de oración.”

Esto fue sólo el comienzo. Tres obispos sucesivos de Seleucia-Ctesifonte sufrieron martirio, y
como resultado la sede episcopal permaneció vacante por casi los cuarenta años que duró la
persecución (348–388). Sozómenos dice que los mártires conocidos llegaron a 16.000, pero que
hubo una multitud incontable cuyos nombres no se conocen. Es posible que esta persecución haya
sobrepasado los sufrimientos de la Iglesia en el Imperio Romano, durante el siglo anterior. La peor
persecución en el Imperio Romano fue la de Diocleciano, que no produjo más de 3.000 víctimas
fatales. Pero en Persia no hubo un Constantino que cambiara la situación.

Sozómenos: “Por mi parte, pienso que he dicho lo suficiente de él [el obispo Milles] y de los
demás mártires que sufrieron en Persia durante el reinado de Sapor; porque sería difícil
relatar en detalle cada circunstancia respecto a ellos, tales como sus nombres, su país, el
modo de completar su martirio, y los tipos de tortura a los cuales fueron sometidos; porque
son innumerables, dado que tales métodos son celosamente llevados a cabo por los persas,
incluso al extremo de la crueldad. Brevemente diré que el número de hombres y mujeres
cuyos nombres han sido registrados, y que fueron martirizados en este período, ha sido
computado en dieciséis mil; mientras que la multitud fuera de estos está más allá de todo
cálculo.”

_ La supervivencia del testimonio


A pesar de verse diezmado cruelmente, el cristianismo siríaco en Persia logró sobrevivir con la
ayuda de otras comunidades cristianas de lengua siríaca en el norte de Mesopotamia. En este
proceso, la Escuela de los Persas, un seminario instalado primero en Nisibis y más tarde en Edesa
(363) jugó un papel muy importante. En esta escuela cumplió su ministerio docente Efraín (306–
373). La escuela fue una combinación de un seminario y una universidad cristianos, que entrenó al
liderazgo de las iglesias de lengua siríaca y promovió su cultura.

Cuando la persecución terminó, el obispo Maruta dirigió la reconstrucción de la Iglesia Persa.


Maruta fue miembro de varias embajadas romanas a la corte de Yezdegerd I (399–420). Fue
bienvenido por el monarca, quien se mostró tolerante hacia sus súbditos cristianos. Maruta logró
reunir a cuarenta obispos en un sínodo en Seleucia (410), que adoptó las decisiones del Concilio de
Nicea y fortaleció los lazos con la Iglesia de Occidente. También restableció el orden y la jerarquía
en toda la Iglesia Persa, con un obispo principal o metropolitano en Seleucia-Ctesifonte (que poco
más tarde fue llamado Catholikós).

_ Otros períodos de persecución en Persia


Hubo otros períodos de persecución en Persia, especialmente entre los años 420–422, bajo el
emperador Bihram V. Todo esto hizo que el cristianismo persa fuese la religión de una minoría. Pero
esta minoría sobrevivió hasta llegar a ser una comunidad reconocida, que si bien no contó con una
tolerancia completa, por lo menos pudo sobrevivir. Los cristianos pudieron establecer un acuerdo
efectivo con las autoridades del Imperio Persa, al independizarse de los obispados de la Iglesia en el
Imperio Romano y “nacionalizarse” al tener sus propios obispos (424). Así se constituyó la “Iglesia
del Este,” según se llamaba, con el siríaco como su idioma eclesiástico y el de sus Escrituras. Esta
Iglesia contó con su propio patriarca (catholikós) desde el 410, con sede en la ciudad de Ctesifonte,
y desarrolló una teología de carácter nestoriano (486), con una cristología del tipo de la escuela de
Antioquía, es decir, ponía énfasis sobre la humanidad de Cristo. En 484, el catholikós Barsumas
permitió a los obispos casarse, lo cual fue una concesión a lo que era una costumbre nacional.
Más hacia Occidente, en tanto, había tres “Grandes Obispos” en competencia por ver quién era
el primero y el de mayor influencia: (1) el obispo de Alejandría, que tenía autoridad sobre las iglesias
en Egipto, Libia y Cirenaica; (2) el obispo de Roma, que no tenía un área de autoridad declarada,
pero que era el único Gran Obispo desde Italia hacia Occidente; (3) el obispo de Antioquía, que
tampoco tenía un área de autoridad establecida, pero que tenía influencia sobre los territorios del
Mediterráneo oriental.

MAPA 5 - LAS GRANDES SEDES EPISCOPALES

_ La Iglesia Persa y el nestorianismo


Ya entrando en el siglo V, había en el Este dos corrientes de orientación teológica diferente. Por
un lado, estaba la jerarquía establecida en la sede de Seleucia-Ctesifonte (en territorio Persa) y la
escuela de Edesa (en territorio romano). Al igual que Antioquía, la sede de Edesa se vio desgarrada
con las controversias teológicas que se produjeron en la primera mitad del siglo V. Desde 437 a 457,
la escuela estuvo bajo la dirección de Narsai (m. 502), y subscribió una cristología anti-nicena o
nestoriana. No obstante, la reacción calcedónica obligó al traslado de la escuela a territorio persa,
en Nisibis (457). La escuela en Edesa finalmente fue cerrada por el emperador Zenón el Isaurio, en
489.

La escuela en Nisibis tuvo una gran influencia entre los cristianos persas y contribuyó al triunfo
en la región de la cristología nestoriana, que finalmente fue aceptada por un sínodo general de las
iglesias del Imperio Persa, celebrado en Seleucia en 486. Estas iglesias tuvieron que padecer muchas
persecuciones a lo largo del siglo V (420, 422, 445–447), debido a la oposición del mazdeísmo. Sólo
gozaron de cierta tolerancia durante los cortos períodos en los que la evolución de la política
exterior obligó al rey persa a reconciliarse con el Imperio Romano Oriental. Pero cuando estas
relaciones se deterioraban, como en tiempos de Cosroes I y Justiniano (540–545), o de Cosroes II y
Heraclio (602 en adelante), el número de mártires se multiplicaba.

La Iglesia Persa o del Este sufrió también debido a los problemas internos, en razón de
problemas sucesorios en el liderazgo, cismas y anarquía. Afortunadamente, gozó de un período de
vigor bajo el liderazgo de un gran Catholikós reformador, Mar Aba (540–552), quien venció las
dificultades y logró restituir el orden y la disciplina. A pesar de los muchos obstáculos, el cristianismo
tuvo éxito no sólo en mantener su fortaleza sino en hacer progresos dentro de la sociedad sasánida,
al punto de lograr algunos convertidos en la clase gobernante, e incluso en la familia real y el
sacerdocio mazdeísta.

La labor misionera nestoriana avanzó significativamente en las montañas del Kurdistán, donde
todavía hoy se encuentran comunidades nestorianas (los cristianos asirios). Los nestorianos también
se extendieron en dirección a Asia Central y la India (la Iglesia Siríaca en la costa Malabar). No
obstante, con el correr del tiempo, la Iglesia Nestoriana se fue aislando del resto de la cristiandad y
se desarrolló a su propio ritmo. Tuvieron que enfrentar la competencia del proselitismo de los
monofisitas, desde Filomeno de Mabbug a Jacobo Baradeo en territorio persa, y que terminaron por
organizarse como una Iglesia separada con su propia red de obispos y monasterios. No obstante, le
cupo a esta Iglesia ser la protagonista de la primera expansión del cristianismo hacia el Lejano
Oriente, cruzando toda el Asia Central hasta llegar a China (635).

EL CRISTIANISMO EN ETIOPÍA

_ Ubicación geográfica e histórica


Sobre las márgenes del mar Rojo hay dos países que tuvieron una participación importante en
la historia del cristianismo, no sólo por lo que ocurrió en ellos, sino también porque fueron escalones
para un mayor avance de la fe cristiana. Estos países son Etiopía y Arabia.

MAPA 6 - ETIOPÍA, ARABIA, PERSIA E INDIA


Etiopía es el país cristiano más antiguo no sólo de África sino de todo el mundo, que lo ha sido
en forma continuada. En Hechos, Lucas menciona la presencia de africanos en Pentecostés (Hch.
2:10), y registra el bautismo de un africano como el primero practicado por un gentil (Hch. 8:26–
39). Este etíope regresó a su patria portando las buenas nuevas de Jesucristo, y ya los Padres de la
Iglesia lo consideraron como el primer misionero en África, específicamente en Meroe, en lo que
hoy es Sudán (a 2.700 kms. de Jerusalén), que era el territorio gobernado por la reina Candace.

_ El desarrollo del cristianismo en Etiopía


La historia del cristianismo en Etiopía es retomada por Rufino (c. 345–410), un monje italiano
que escribió una Historia eclesiástica (c. 400). En ella cuenta que la fe cristiana llegó a Etiopía por
medio de Frumencio (c. 300–383), un joven cristiano de Tiro, que después de haber sido tomado
prisionero por los etíopes, logró ocupar un alto cargo en el gobierno de su país (un caso parecido al
de José en el Antiguo Testamento). Meropio, filósofo cristiano de Tiro, decidió visitar la India y llevó
con él a sus dos sobrinos y discípulos (Frumencio y su hermano Edesio). En el viaje de regreso, la
embarcación que los transportaba hizo puerto en Adulis, en la costa etíope del mar Rojo, para
aprovisionarse de comida y agua. Allí fueron atacados por los locales. Frumencio y Edesio fueron
hechos prisioneros y llevados al rey etíope a la capital (Axum), donde en razón de su educación
sirvieron como secretario y copero respectivamente. Cuando el rey murió, su hijo era todavía niño
y la reina pidió a los dos hermanos que compartieran el gobierno con ella como regentes y
especialmente que educaran a su hijo como futuro rey.

El relato nos dice que los dos hermanos aprovecharon su posición de poder e influencia para
esparcir la fe cristiana. Entre otras cosas, encontraron cristianos entre los mercaderes romanos que
visitaban el país y los ayudaron a construir lugares de adoración. Cuando el príncipe creció, Edesio
decidió regresar a su familia en Tiro, pero Frumencio fue a Alejandría y le informó al obispo Atanasio
“lo que el Señor había hecho, y le pidió que consagrara un obispo para los muchos cristianos
congregados y las iglesias construidas en esta tierra extranjera. Y Atanasio, después de una reflexión
cuidadosa, dijo, ‘¿Y quién más adecuado que tú mismo?’ ” Finalmente, Frumencio fue consagrado
obispo por Atanasio de Alejandría (296–372), alrededor del año 330. Aquí también el rey se convirtió
y el cristianismo encontró terreno propicio para su difusión. Como obispo, Frumencio estableció en
Etiopía un cristianismo sólidamente niceno. Más tarde, el emperador Constancio trató en vano de
imponer el arrianismo, tal como lo estaba haciendo con éxito en el Imperio Romano.

_ Evidencias de cristianismo en Etiopía


Ezana, el rey de Etiopía, dejó inscripciones en Axum, que registran los triunfos de su reino (325–
350). Para los primeros años da gracias a los dioses del país. Luego dice: “Gracias sean dadas al Señor
de los cielos, quien tanto en el cielo como en la tierra es más poderoso que todos.” Evidentemente,
en algún momento de su vida adulta este monarca se convirtió al cristianismo. Hay una moneda con
la efigie del rey que lo presenta rodeado de cuatro cruces, típico símbolo cristiano. Ezana fue muy
probablemente el rey a quien Frumencio sirvió como regente. Esto significa que Etiopía se hizo
cristiana antes del año 350. La capital actual de Etiopía es Addis-Adeba, pero Axum continúa siendo
la capital religiosa. Salvo un corto período en el siglo X, Etiopía es el país de presencia cristiana
continuada más antiguo del mundo.

Es interesante notar que aquí también el cristianismo contribuyó al desarrollo de una cultura
nacional mediante la creación de una lengua escrita. En la primera mitad del siglo IV, la lengua
nacional, el geez, adoptó una forma de escritura derivada de un alfabeto del sur de Arabia. No
obstante, fue después de varias generaciones que se fueron produciendo obras de traducción y
edición, que hicieron que la Iglesia Etíope pudiera contar con su propia versión de las Escrituras
(segunda mitad del siglo V) y de la liturgia y literatura, como también ricas expresiones de arte
cristiano. El cristianismo en Etiopía alcanzó su período más glorioso durante los siglos V y VI, cuando
la civilización etíope echó raíces, se expandió y floreció con un marcado tinte cristiano.

La Iglesia Etíope dependió estrechamente de Egipto. Recién en el siglo XX (1951) el abuna, el


líder de la Iglesia de Abisinia, dejó de ser un dignatario nombrado por la sede patriarcal en
Alejandría. No es extraño, pues, que la Iglesia Etíope se haya inclinado a favor del monofisismo. Esta
corriente teológica fue introducida por los “Nueve Santos,” un grupo de monjes siríacos monofisitas
que se refugiaron en Etiopía escapando de la persecución católica a fines del siglo V.

EL CRISTIANISMO EN ARABIA E INDIA

_ El cristianismo en Arabia
El cristianismo llegó temprano a Arabia, introduciéndose desde el norte por la frontera con el
Imperio Persa y el Imperio Romano; y desde el sur por el golfo Pérsico y el mar Rojo. Arabia era un
país sin un gobierno central. Las tribus eran nómadas e independientes. El cristianismo se desarrolló
de igual manera, ya que no hubo un movimiento de escala nacional. Hacia el año 370 encontramos
los primeros registros de conversiones cerca de la frontera romana entre los nómadas del desierto.
Pero es evidente que ya había cristianos en Arabia desde algún tiempo antes. La reputación de
algunos monjes del desierto llevó a la conversión de una que otra tribu en territorio árabe. Los
sarracenos, por ejemplo, se convirtieron por los esfuerzos de la reina María y su obispo, el monje
Moisés, para quien se creó una sede en la península de Sinaí, en 374. No obstante, estas
conversiones eran pocas y no dan cuenta del surgimiento de verdaderas iglesias nacionales.

La difusión del cristianismo en territorio propiamente árabe fue todavía más esporádica. Es
posible que mercaderes cristianos de origen romano en sus visitas a puertos árabes sobre el mar
Rojo hayan logrado algunos convertidos. Hacia el 350, el emperador Constancio envió una embajada
a la corte del rey de los Himyaritas en lo que ahora es Yemén, para pedirle al rey que permitiera las
misiones cristianas. Pero parece que no hubo resultados muy positivos.

Conocemos el nombre de algunos obispos cristianos árabes o que sirvieron en territorio árabe.
En el Sínodo de Antioquía, en 364, en la lista de los obispos presentes, encontramos el nombre de
“Teotino, obispo de los árabes”. Otro obispo árabe fue Teófilo de la India, quien fue el obispo que
se presentó como embajador del emperador Constancio al rey del Yemén y lo instó a aceptar la fe
cristiana, alrededor de 356. Este Teófilo es un personaje curioso. Nació en alguna isla distante en el
mar Rojo o el océano Índico. A edad temprana había sido enviado como rehén a la corte de
Constancio, fue educado en el Imperio Romano, se convirtió al cristianismo, fue ordenado como
diácono por Eusebio de Nicomedia y más tarde como obispo por miembros de su partido. Abrazó la
forma más virulenta de arrianismo, y esta secta lo honró admirándolo como un gran obrador de
milagros. En ocasión de su misión al sur de Arabia, probablemente visitó la isla en la que había nacido
y otras regiones alrededor del océano Índico, donde encontró a cristianos que practicaban su
religión más o menos de manera estricta.

En Yemén, la comunidad judía se opuso firmemente a los intentos proselitistas de Teófilo, pero
éste prevaleció y el rey puso de manifiesto la sinceridad de su conversión al mandar construir tres
templos. Los cristianos del Yemen, no obstante, sufrieron más tarde (comienzos del siglo VI) una
severa persecución inspirada por los judíos. Muchos hombres, mujeres y niños padecieron martirio
en 523 bajo Masruq, rey de Yemén, hijo de una mujer judía y judío él mismo. La persecución duró
hasta el año 525, cuando el rey judío fue vencido por ejércitos cristianos provenientes de Etiopía,
que establecieron un protectorado etíope. No obstante, las vicisitudes de los cristianos continuaron,
hasta que finalmente el Yemén fue conquistado por los persas en 570.

Finalmente, gracias al protectorado etíope, el testimonio cristiano creció hasta que contó con
una importante minoría en la población, especialmente en la región de Najrán. Con el surgimiento
del Islam, el cristianismo monofisita del sur de Arabia virtualmente desapareció, o por lo menos
perdió fuerzas. Este tipo de cristianismo es el que probablemente se ve reflejado en el Corán, las
escrituras sagradas de los musulmanes.

_ El cristianismo en India
¿Cuándo llegó el cristianismo a la India? No hay documentación suficiente para dar una
respuesta definitiva, y los datos que se poseen son fragmentarios. Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa
Siria, que todavía sobrevive, es testimonio de la presencia del cristianismo desde tiempos remotos
en la India. El libro Los hechos de Tomás, escrito probablemente en Edesa alrededor del año 200,
cuenta que los doce apóstoles echaron suertes para decidir a qué país iría cada uno, y que a Tomás
le tocó la India. Viajó por mar y llegó a la corte de un rey llamado Gundaforo, a quien bautizó.
Finalmente, murió alanceado en otro lugar de la India, y enterrado en Mylapore, al sudoeste de
Madrás. La historia, si bien está llena de fantasía, puede tener elementos de verdad, y es muy
probable que el primer cristiano en llegar a la India haya sido el apóstol Tomás. Al menos, la Iglesia
Ortodoxa Siria lo considera su fundador. La tradición menciona también a Bartolomé en relación
con la evangelización de la India, si bien es probable que este apóstol haya ido a Arabia y fue desde
allí que el testimonio cristiano se extendió a la India.

Otro misionero a la India fue Panteno de Alejandría (c. 180). Según Eusebio, Panteno se hizo
cargo de una misión en la India, donde encontró un Evangelio de Mateo escrito en caracteres
hebreos (arameo). Eusebio describe a Panteno como filósofo y misionero. Nacido en Sicilia y
convertido del paganismo, Panteno finalmente se estableció en Alejandría, donde enseñó y llegó a
ser el líder de la escuela catequética en aquella ciudad de Egipto.

Diversos documentos dan testimonio de la presencia de cristianos en la India durante el siglo


IV. Se menciona a David, obispo de Basora (en Mesopotamia), que “fue a la India donde evangelizó
a mucha gente” (c. 300); a Juan el Persa, que representó a las iglesias de toda Persia y “en la gran
India” en el Concilio de Nicea (325); a Tomás el Mercader, que llegó a la costa Malabar al frente de
un grupo de inmigrantes cristianos en el año 345, posiblemente huyendo de la persecución en Persia
(339–379). Es posible, según testimonios arqueológicos que el rey de Malabar, Pallivanavar, se haya
convertido por este tiempo (350).

Hacia el año 547, un ex-mercader alejandrino que se hizo monje escribió un libro titulado La
topografía cristiana. Su propósito era demostrar que la tierra era plana y no esférica, como algunos
sostenían. Había viajado por todo el mundo (especialmente el océano Índico entre 520–525) y
estaba convencido de lo que creía. Si bien su propósito principal estaba errado, su obra es un
importante documento para la historia del cristianismo. Refiriéndose a Mateo 24:14, escribe: “El
evangelio ha sido predicado en todo el mundo. Declaro esto como un hecho, en base a lo que he
visto y oído en muchos lugares.” Luego menciona los lugares en los que se podía encontrar a
cristianos, a lo largo de las rutas comerciales de África y Asia: “En Ceylán (hoy Sri Lanka) hay una
iglesia, con clero, y una congregación de creyentes, pero no sé si más allá también hay.… Tal es el
caso también de la tierra llamada Male (Malabar o Kerala, en el sur de la India), donde crece la
pimienta, y de Kalliana (Kalyan, cerca de Mumbai), con un obispo elegido desde Persia.” Luego sigue
mencionando a Socotra, una isla en el mar de Arabia, donde “hay clero persa y una multitud de
cristianos;” toda la tierra de Persia, con “innumerables iglesias, grandes comunidades, y también
sus propios mártires; Etiopía y Axum; el Yemén y Arabia.” De esta manera, Cosmas Indicopleustes
en su descripción ofrece detalles sobre la situación del cristianismo en la India, pero presenta
también un interesante resumen del progreso del cristianismo en todo el Este, fuera del Imperio
Romano. Su testimonio es el más antiguo que se tiene de la presencia de cristianos en el
subcontinente de la India en sus días.

MAPA 7 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO A FINES DEL SIGLO VI

LOS BÁRBAROS DEL NORTE DE EUROPA


De Oriente volvemos a Occidente para considerar el desarrollo del cristianismo en Europa, fuera
de las fronteras del Imperio Romano. Sin embargo, para entender los procesos históricos que
ocurrieron en el norte de Europa es necesario que comencemos refiriéndonos a movimientos de
pueblos que se produjeron en el centro de Asia.

_ Los hunos de Asia Central


En Asia Central vivía un pueblo de raza mongola, conocido como los hunos. Vivían al norte del
desierto de Gobi y de los Himalayas, barreras naturales que defendían a China e India; y de la Gran
Muralla china, barrera artificial de 2200 kilómetros de longitud. Los hunos no conocían la
agricultura, no tenían ciudades, ni villas, ni casas, sino que eran nómadas que vivían en un lugar
hasta agotarlo y luego se movían a otro sitio con sus familias, tiendas y animales. Eran guerreros
feroces y tenían una gran movilidad debido a sus cabalgaduras resistentes y veloces. A medida que
crecieron, sus desplazamientos se fueron haciendo más frecuentes y rápidos. Entonces se dedicaron
al saqueo, al crimen y la destrucción. Eran temidos en Asia y en Europa.

A pesar del desierto de Gobi y la Gran Muralla, algunas tribus invadieron China e India. En el año
200 terminaron con la dinastía Han de la China y dieron comienzo a 400 años de una suerte de edad
media china. En 480 cruzaron los Himalayas y destruyeron el Imperio Gupta, que desde el 320 había
formado una gran civilización en el norte y centro de la India. Otros grupos se dirigieron hacia el
oeste presionando sobre las tribus bárbaras del norte de Europa, que comenzaron a entrar al
Imperio Romano atraídas por su clima más cálido, mejores condiciones de vida y, sobre todo, la
seguridad que ofrecían sus fronteras.

_ Los godos de Europa del norte


Desde el siglo II, los gobernantes romanos reconocieron el peligro de las tribus germanas al
norte del río Danubio, de las que los godos eran la mayoría. Estos pueblos godos comenzaron a
irrumpir pacíficamente en las fronteras romanas, estableciéndose con permiso imperial como
colonos o mercenarios en el ejército de frontera. Algunos llegaron a ser oficiales de los ejércitos
romanos, al punto que en 235 un godo llegó a ser general y más tarde fue aclamado como imperator
por el ejército (emperador Germánico, 251). Esto llegó a ser muy peligroso ya que las tribus godas
presionaban las fronteras cada vez más y llenaban de mercenarios el ejército que se suponía cuidaba
esas fronteras.

Los godos estaban establecidos en las llanuras alrededor del mar Negro, entre el Danubio y el
Dnieper. En algún momento, durante el siglo III, el testimonio cristiano comenzó a esparcirse entre
ellos posiblemente desde Crimea. En el siglo IV, los hunos presionaron sobre las tribus al norte del
Danubio (en Rumania y Hungría), especialmente a los godos, y los forzaron a ingresar masivamente
al Imperio Romano. En 376, los godos pidieron permiso para ingresar al Imperio. Se instalaron en
los Balcanes, cerca de Constantinopla. En 378, hubo un levantamiento de los refugiados godos, que
terminó en la derrota del ejército imperial del emperador Valente, en la batalla de Andrinópolis. El
sucesor, Teodosio el Grande, logró someterlos y los hizo sus aliados a cambio de un tributo anual.

Los visigodos permanecieron algunos años custodiando las fronteras del Imperio, pero a la
muerte de Teodosio (395) se alzaron en armas y luego de asolar a Grecia y Macedonia, se dirigieron
hacia Italia. En el año 408, el emperador Honorio mandó asesinar a Estilicón, el responsable por la
defensa de Roma. Entonces el general visigodo Alarico (376–410), un general godo al servicio del
Imperio y que se hallaba en Iliria, reanudó sus ataques contra el Imperio. Finalmente, en 410, Alarico
puso sitio a Roma y la saqueó.

Para muchos cristianos, la caída de Roma significó el fin del mundo. Jerónimo (342–420), el
autor de la Versión Vulgata de la Biblia (versión latina), desde su lugar de retiro en un monasterio
en Belén, refiere los acontecimientos y su desarrollo con gran dramatismo. En una carta a Heliodoro,
escrita en 396, Jerónimo expresa su espanto frente a la situación en todo el mundo.

Jerónimo: “Durante veinte años y más, la sangre de los romanos ha sido derramada
diariamente entre Constantinopla y los Alpes Julianos.… ¡Cuántas matronas y vírgenes de
Dios, damas virtuosas y nobles, han sido sometidas para entretenimiento de estos brutos!
Obispos han sido tomados cautivos, sacerdotes y aquellos en las órdenes menores han sido
asesinados. Las iglesias han sido demolidas, los caballos han sido guardados junto a los
altares de Cristo, las reliquias de los mártires han sido desenterradas. El llanto y el temor
abundan por todas partes y la muerte aparece en innumerables formas y maneras. El mundo
romano está cayendo: no obstante, mantenemos en alto nuestras cabezas en lugar de
inclinarlas.… El Este, es verdad, parecía estar protegido de todos estos males.… Pero, he
aquí, en el año que acaba de pasar los lobos (ya no de Arabia sino de todo el norte) se han
soltado sobre nosotros desde lo más intrincado del Cáucaso y en corto tiempo han
derrotado a estas grandes provincias.… ¡Qué enorme cantidad de monasterios han
capturado! ¡Cuántos ríos han hecho correr rojos en sangre!… Son nuestros pecados los que
hacen fuertes a los bárbaros, son nuestros vicios los que vencen a los soldaros de Roma.…
¡Oh, si tan solo pudiésemos subirnos a una torre de vigía lo suficientemente alta que de ella
pudiésemos contemplar toda la tierra esparcida a nuestros pies, entonces les mostraría a
un mundo en ruinas.”

Poco más tarde, la situación se había agravado y Jerónimo, como si estuviese actuando de
reportero en el frente de guerra, informa detalladamente de la situación. En una carta escrita a
Ageruchia, una viuda noble de Galia, alrededor de 409, dice: “Sí, el Anticristo está cerca.… Ahora
hablaré unas pocas palabras de nuestras miserias presentes.… Tribus salvajes en números
incontables han invadido todas las partes de Galia. Todo el país entre los Alpes y los Pirineos, entre
el Rin y el Océano [Atlántico], ha quedado devastado por las hordas de [los bárbaros].… Y los que la
espada perdona por fuera, el hambre los devora por dentro. No puedo hablar sin lágrimas …”
Apenas un poco tiempo después, Jerónimo parece estar redactando los titulares de un diario,
cuando en una carta a Principia (412), comenta: “Un rumor terrible del Oeste. Roma ha sido sitiada
y sus ciudadanos se han visto forzados a comprar sus vidas con oro. Luego, así despojados, ellos han
sido sitiados nuevamente de modo que perdieron no solamente su sustento sino sus vidas. Mi voz
se pega en mi garganta; y, al dictar [esta carta], el llanto ahoga mi palabra. La ciudad que había
tomado a todo el mundo ahora estaba cautiva.”

La caída de Roma fue el presagio de la inminente caída del Imperio Romano occidental. Antes
de terminar el siglo V, los visigodos se iban a establecer en España, los vándalos cruzaron al norte
de África, los burgundios ocuparon la región de Francia a la que dieron su nombre, mientras que las
regiones al norte del Imperio fueron dominadas por los francos y los anglo-sajones, tribus éstas que
todavía no habían tenido contacto con el cristianismo. La Edad Oscura se estaba cerniendo sobre
Occidente y muchos se habrán sentido tan apesadumbrados como Jerónimo.

La caída de Roma fue una tragedia, que despertó varios interrogantes: (1) ¿qué hizo la Iglesia
en el Imperio Romano respecto a los bárbaros que estaban por destruir ese Imperio? (2) ¿qué hizo
la Iglesia del Este respecto de los más salvajes de todos los pueblos bárbaros, los hunos? (3) ¿qué
enseñó la Iglesia acerca de la caída de Roma y sobre cualquier crisis similar que pudiera ser
considerada como “el fin del mundo”?

_ La Iglesia del Oeste y los godos


Si bien la caída de Roma fue una verdadera tragedia, no perjudicó mayormente la situación de
la Iglesia cristiana romana. En buena medida, el respeto que los bárbaros invasores tuvieron por la
Iglesia latina, su clero, sus templos e instituciones se debió al hecho de que muchos de ellos ya
conocían la fe cristiana. El cristianismo había llegado a las tribus germanas no por medio de un plan
elaborado para ganarlos, sino a través de prisioneros cristianos. En 264, godos de Rumania cruzaron
el mar Negro, atacaron Asia Menor, y tomaron prisioneros griegos cristianos. Uno de ellos fue el
abuelo de Ulfilas (311–383), quien habría de llegar a ser el apóstol a los godos.

Antes del año 400, el cristianismo había alcanzado a los pueblos germanos que vivían al norte
del río Danubio, gracias a la predicación y el ministerio de Ulfilas. Este singular misionero, hijo de
una mujer goda, pero con educación griega y latina, conocía muy bien las costumbres de los pueblos
bárbaros. Había llegado a cumplir funciones eclesiásticas como lector y estaba bien comprometido
con el ministerio, cuando una embajada enviada al Imperio Romano le dio la oportunidad de hacer
contacto con las autoridades de la Iglesia en el Este. La embajada llegó siendo emperador Constancio
(341), cuando la reacción anti-nicena triunfaba en el Este. Ulfilas, entonces, fue ordenado obispo
por Eusebio de Nicomedia y como era de esperar adoptó una teología arriana.

El obispo de Constantinopla lo designó como misionero a los godos, donde llevó a cabo una
labor misionera extraordinaria. Ulfilas era un hombre práctico. Lejos de enredarse en las
especulaciones teológicas y filosóficas de la época, se adhirió a la doctrina arriana porque resultaba
más fácil de comprender y comunicar, especialmente a los paganos. A Ulfilas no le interesaba tanto
la especulación teológica de sus días, como expresar en la forma más simple posible un credo que
fuera fácilmente aceptado. Por eso, en su prédica enseñaba que Cristo no era Dios sino un ser
inferior, es decir, su cristianismo era arriano.

Ulfilas fue más hábil como predicador que como pensador; fue un pésimo teólogo, pero un
misionero extraordinario. Su obra más importante fue la traducción de la Biblia al idioma gótico.
Para aquel entonces, la Biblia ya estaba traducida al siríaco, el copto (es decir, “egipcio”) y el latín.
El problema era que los godos no tenían escritura, salvo por algunos pocos caracteres rúnicos que
eran utilizados más en la magia que en la comunicación. Ulfilas entonces inventó un alfabeto gótico
usando letras griegas para representar los sonidos góticos. Así, la Biblia Gótica llegó a ser el primer
libro en la familia de idiomas germanos, a los que pertenecen idiomas modernos tan importantes
como el inglés y el alemán. Ulfilas conocía griego y sabía lo que tenía que hacer; pero también
conocía a los godos y sabía lo que no tenía que hacer. Por eso adaptó su versión de la Biblia a la
cultura y cosmovisión gótica.

Filostorgio: “Ulfilas tuvo un muy gran cuidado de los godos de muchas maneras. Por
ejemplo, redujo su lengua por escrito y tradujo todos los libros de la Biblia en su habla
cotidiana, excepto los libros de Reyes. Los dejó fuera porque son meramente el relato de
hazañas militares, y las tribus góticas eran particularmente afectas a la guerra. Ellas tenían
más necesidad de controles sobre sus naturalezas guerreras que de estímulos que los
urgiera a acciones de guerra.”

Ulfilas terminó su carrera en la anterior provincia romana de Mesia, al sur del Danubio. Se retiró
allí para escapar a una de las persecuciones dirigidas a interrumpir el avance del testimonio cristiano
entre los godos, o bien para acompañar la instalación de un grupo de godos en territorio romano.
Las iglesias fundadas por Ulfilas continuaron siendo arrianas en su teología. Varios sucesores de
Ulfilas sirvieron como obispos arrianos y escribieron obras y participaron en disputas teológicas
importantes. El arrianismo se transformó, de este modo, casi en la religión nacional de los pueblos
germanos.

Por supuesto, no todos los godos que se llamaban cristianos eran convertidos auténticos.
Muchos de los que entraban al Imperio aceptaban el bautismo, así como aceptaban las costumbres
romanas. Otros se hacían pasar por cristianos para poder entrar al Imperio, especialmente durante
el siglo IV. De todos modos, la Iglesia latina se vio beneficiada ya que recibió el ingreso masivo de
nuevos miembros, admiradores asombrados de las ceremonias cristianas y de la belleza de sus
templos. Los bárbaros analfabetos aceptaban todo sin demasiadas preguntas, y si bien tenían la
hegemonía política y militar, fueron sometidos al romanismo. En definitiva, la victoria cultural de
Roma sobre estas tribus fue un paso decisivo para el avance de las pretensiones de su obispo sobre
las de sus competidores del este.

MAPA 8 - RUTAS SEGUIDAS POR LOS HUNOS Y GODOS

_ La Iglesia del Este y los hunos


¿Hubo testimonio cristiano entre los hunos? Según Jerónimo, en una carta que le escribe a
Laeta, la nuera de Paula, que lo acompañaba en su monasterio en Belén (403), parece que sí. “Todos
los días”—afirma el monje de Belén—“damos la bienvenida a multitudes de monjes de India, de
Persia, de Etiopía. El arquero armenio ha dejado sus flechas de lado, los hunos están aprendiendo
el Salterio, y los fríos escitas son templados con la llama de la fe.”

El documento que testimonia de la presencia del cristianismo entre los hunos es la Crónica de
Sa’art. Este documento fue escrito entre los años 800–1300, pero está basado en registros
anteriores. Cuenta de una revuelta en Persia antes del año 500, que sacó al emperador persa Qbad
de su trono y país. Qbad huyó hacia el nordeste, a una región que se conoce como Bactria, sobre el
río Oxus, ocupada en aquel tiempo por los hunos blancos (turcos). El rey huno lo ayudó a recuperar
su trono, y al regresar a Persia, Qbad se mostró favorable a los cristianos, porque los cristianos entre
los hunos lo habían ayudado. Algunos persas miembros de su corte y que lo acompañaron a Bactria
se quedaron allí, se casaron y formaron sus familias entre los hunos. Años más tarde, algunos
regresaron a Persia y trajeron noticias de la presencia de cristianos entre los hunos. El redactor de
la Crónica de Sa’art copia los nombres de estos testigos y fecha su testimonio en el año 555. Los
episodios que describe pueden haber ocurrido entre 525–550.

Crónica de Sa’art: “Los hunos han aprendido a escribir su propia lengua. Así es como
ocurrió: Luchando contra los romanos, los hunos habían tomado prisioneros. Treinta y
cuatro años más tarde, un ángel apareció a Qaradushat, obispo de Arán, en Armenia
Oriental, diciendo: ‘En respuesta a las oraciones de los cautivos, Dios me ha dicho que te
pida que vayas, bautices a sus niños, les proveas de sacerdotes, les des los sacramentos, y
he aquí, yo estoy contigo y encontrarás todo lo que necesites.’

Siete de ellos partieron atravesando territorio salvaje, no haciendo rodeos por los pasos,
sino derecho, cruzando las montañas, y cada noche eran provistos de siete panes y de una
botella de agua. Predicaron a los cautivos, convirtieron a algunos de los hunos, y tradujeron
las Escrituras a su idioma.

Después de catorce años, Qaradushat murió. Su nombre significa ‘llamado por Dios.’
Otro obispo armenio, Makarios, fue llamado a ir, y fue de buen grado con algunos de sus
sacerdotes. Construyeron una iglesia de ladrillos, plantaron los campos, sembraron
vegetales, realizaron señales, y bautizaron a muchos. Los caudillos de los hunos los
honraron, invitándolos como maestros, cada uno a su propia tribu, y he aquí, están allí hasta
hoy.… Éste es el tiempo del cual habló el apóstol, cuando ‘ha entrado la plenitud de los
gentiles’ (Ro. 11:25).”

El documento describe lo que hoy podríamos denominar como misión rural. No se dice mucho
sobre la escritura y traducción de la Biblia, como en el caso de Ulfilas. Sin embargo, es muy probable
que la situación entre los hunos haya sido similar a la de los godos. El problema de la falta de un
abecedario o una forma escrita de la lengua era el mismo y debe haberse solucionado de la misma
manera. En este caso, se usaron letras siríacas para los sonidos hunos, y se creó un nuevo lenguaje
escrito, del que derivan lenguas como el mongol y el manchú.

_ La Iglesia y el fin del mundo


El problema de Volusiano. En un tiempo cuando el mundo parecía hacerse añicos, un sensible
cristiano se preguntaba por el porqué de la caída de un Imperio que llevaba el nombre de cristiano.
Volusiano, un joven procónsul, catecúmeno, le escribe a Agustín de Hipona (354–430), el más
importante de los Padres de la Iglesia latina, para compartir sus preguntas y preocupaciones. Así,
compara la entrada de Constantino a Roma en el 312 y la entrada de Alarico un siglo más tarde en
410. Según una carta de Marcelino a Agustín (412), “Volusiano piensa que todas estas dificultades
pueden ser agregadas a la pregunta previamente planteada, especialmente porque es evidente (si
bien él guarda silencio sobre este punto) que muy grandes calamidades han caído sobre el Imperio
bajo el gobierno de emperadores que en su mayor parte observaban la religión cristiana.”

Básicamente, Volusiano levanta dos preguntas. Por un lado, la pregunta pacifista, es decir, ¿está
bien que un cristiano ponga la otra mejilla, cuando es responsable de la seguridad de toda una
provincia, como era el caso de él? Por otro lado, la pregunta de la providencia, es decir, ¿por qué
Dios permite que ocurran estas cosas?

Desde su sede episcopal en Hipona, al norte de África, Agustín procuró responder a éste y a
otros interrogantes especialmente a través de su libro La ciudad de Dios (escrito entre 413 y 426),
que es la primera filosofía cristiana de la historia y la obra maestra de Agustín. Este libro es la defensa
más grande del cristianismo que jamás se haya escrito. Agustín salió al paso de la objeción de que
si bien el Imperio Romano había adoptado la religión cristiana, el cristianismo no había podido salvar
al Imperio de los bárbaros. Agustín escribió sabiendo que se encontraba en el fin de una edad, pero
miraba el futuro con esperanza.

La enseñanza de Agustín. Respecto de la crisis del año 410, Agustín admite que la religión
cristiana no salvó a Roma, pero afirma que sí salvó a muchos que estaban en peligro y necesidad.
Los horrores de la guerra no eran nuevos, pero muchos bárbaros eran arrianos y cuidaron de las
mujeres y los niños que se refugiaron en los templos cristianos.

Agustín de Hipona: “Todo el saqueo, pues, al que Roma se vio expuesta en la calamidad
reciente—toda la matanza, despojo, incendio y miseria—fue el resultado de la costumbre
de la guerra. Pero lo que fue novedoso, fue que los bárbaros salvajes se mostraron de
manera tan amable, que las iglesias más grandes fueron escogidas y apartadas con el
propósito de ser llenadas de gente a quienes se les dio refugio, y que en ellas nadie fue
asesinado, nadie fue acuchillado por la fuerza; que muchos fueron conducidos a ellas por
sus concesivos enemigos para ser puestos en libertad, y que de ellas nadie fue puesto en
esclavitud por enemigos inmisericordes. Quien no ve que esto debe ser atribuido al nombre
de Cristo, y al carácter cristiano, está ciego; quien lo ve y no lo alaba, es un desagradecido;
y quien impide a otros a alabarlo, está loco.”

En cuanto al problema del sufrimiento humano, señala Agustín que la religión cristiana no
pretende que el cristiano pueda evitar el sufrimiento. “Por lo tanto, si bien personas buenas y malas
sufren por igual, no debemos suponer que no haya diferencia entre las personas mismas, porque
no hay diferencia en lo que ellos sufren. Porque incluso en la semejanza de los sufrimientos, se da
una desemejanza en los que sufren; y si bien están expuestos a la misma angustia, virtud y vicio no
son la misma cosa.… Y así ocurre que en la misma aflicción los malvados detestan a Dios y blasfeman,
mientras que los buenos oran y alaban. De modo que la diferencia no está en cuáles son los males
que se sufren, sino en qué tipo de persona los sufre.”

Más complicada es su argumentación en cuanto al problema del mal en el mundo. Según


Agustín, la creación de Dios es buena y el mal sólo existe en la mala voluntad humana. En un mundo
que se ha alienado de su Creador, el propósito de Dios sólo puede encontrarse en el pueblo de Dios.
Dios sabía, antes de que ocurriera, que el ser humano iba a pecar.

Agustín de Hipona: “Y Dios no era ignorante de que el ser humano pecaría, y que, estando
ahora sujeto a la muerte, se propagaría en otros hombres condenados a muerte, y que estos
mortales correrían a tales enormidades en su pecado, que incluso las bestias carentes de
voluntad racional, y que fueron creadas de manera numerosa de las aguas y de la tierra,
vivirían más segura y pacíficamente con los de su propia especie que con el hombre, quien
se había propagado de un individuo con el propósito cierto de promover la concordia.
Porque ni siguiera los leones o los dragones han luchado entre sí guerras tales como las que
los hombres han luchado unos con otros. Pero Dios también previó que por su gracia un
pueblo sería llamado a la adopción, y que ellos, siendo justificados por la remisión de sus
pecados, serían unidos por el Espíritu Santo a los santos ángeles en paz eterna, siendo
destruido el último enemigo, la muerte.”

Finalmente, Agustín desarrolla el tema de las dos ciudades, que es el que le da el título a su libro.
En el corazón del mismo está el contraste entre la “ciudad terrenal,” que no será eterna, y la “Ciudad
Celestial” en la que está expresado el sentido de la historia. La idea central de Agustín es que toda
la historia humana es una lucha entre dos reinos, el de Dios y el del mundo, entre la civitas Dei y la
civitas terrena. Para él, la Iglesia es la colonia sobre la tierra de la Jerusalén celestial, establecida
para el testimonio acerca de Dios cualesquiera sean las circunstancias que se den en las naciones
del mundo. La Iglesia, peregrina a través de la historia, es la que da sentido a la historia y el fin de
este peregrinaje está más allá de la historia, en la Iglesia Triunfante.

EL CRISTIANISMO EN LAS ISLAS BRITÁNICAS

_ El testimonio en Bretaña
Uno de los primeros nombres asociados con el cristianismo en Bretaña es el de Albano, el primer
mártir cristiano en Inglaterra. Albano era un romano de Verulamium (la moderna St. Albans), de
quien se cuenta que amparó a un sacerdote cristiano durante la persecución bajo Diocleciano, en
304, a pesar de que todavía él no era cristiano. Cuando fue arrestado, confesó su fe cristiana
valientemente y después de ser torturado, fue ejecutado. Si bien hay ciertas dudas en cuanto a los
detalles de esta historia, hay dos cosas que parecen ser seguras. Primero, que el cristianismo para
este tiempo ya estaba firmemente establecido en Bretaña. Había obispos en Londres, York y Lincoln,
que concurrieron al Sínodo de Arlés pocos años más tarde, en 314. Segundo, el santuario de Albano,
cerca de Londres, se transformó en un lugar de peregrinación (hasta el día de hoy), y llegó a ser tan
famoso, que su nombre eclipsó el nombre romano que anteriormente tenía el lugar.

_ El testimonio en Escocia
En Escocia, el nombre que surge al investigar sobre los orígenes del cristianismo en esta región
(Galloway) es el de Niniano (c. 360–432), un bretón hijo de un caudillo cristiano. Siendo joven fue a
Roma a estudiar, y de allí al monasterio de San Martín de Tours, en Francia. Niniano regresó a
Escocia hacia el año 400, y durante algún tiempo vivió en una cueva. Cerca de allí construyó una
iglesia dedicada a Martín de Tours y un monasterio que seguía sus métodos misioneros. Los monjes
de este monasterio salieron a muchos lugares del país, evangelizando a los bretones en el sur, a los
pictos en el norte, a los escoceses en la costa occidental y en Irlanda del Norte.

_ El testimonio en Irlanda
El apóstol de Irlanda es Patricio (c. 389–c. 461), si bien el cristianismo ya había sido predicado
en la isla para cuando él llegó. Era un bretón, hijo de un diácono que vivía en la costa occidental de
Bretaña. Cuando tenía dieciséis años fue capturado por piratas irlandeses. Después de seis años
como esclavo en tierra pagana, logró escapar y regresar a su hogar. Pero no tenía paz, pues soñaba
con los irlandeses, en quienes su fe cristiana había comenzado a influir. Así, aceptó esto como un
llamado de Dios, y después de una larga preparación regresó a Irlanda, a la tierra de sus captores,
como misionero. Desembarcó en Ulster y viajó por todo el país desafiando valientemente al
paganismo, ganando a los caudillos y a sus seguidores. Su muerte ocurrió en el 461.

_ El testimonio en las Islas Británicas


El cristianismo de las Islas Británicas durante este período no estaba ligado con el cristianismo
latino del Imperio Romano, que empezaba a centrarse en la autoridad del obispo de Roma. Más
bien era un cristianismo de origen celta. Este cristianismo celta, imbuido de un fuerte espíritu
misionero, se vio de esta manera fortalecido en algunas regiones del noroeste, en un tiempo cuando
la ley y el orden romanos estaban en decadencia. De este modo, gracias a la obra de monjes
provenientes de las Islas Británicas, se preparó el camino para la evangelización del norte de Europa
en el siguiente período.

EL CRISTIANISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

_ Una vieja tradición


La tradición señala que el apóstol Pablo logró cumplir con su propósito de visitar España y
plantar allí el movimiento cristiano (Ro. 15:24, 28). No obstante, no tenemos prácticamente
información alguna en cuanto al desarrollo inicial del cristianismo en esa parte del mundo. Una
tradición muy antigua señala también que el apóstol Santiago (Jacobo) predicó en España y que el
apóstol Pedro envió a siete obispos a esta región. Es probable que, como ocurrió en otras partes del
mundo romano, el cristianismo haya entrado a la Península a través de comunidades judías en las
ciudades costeras, especialmente en el sureste, donde parece haber estado expandiéndose desde
comienzos del siglo tercero.

Justo L. González: “Según la tradición Santiago estuvo predicando en la región de Galicia y


en Zaragoza. Su éxito no fue notable, pues los naturales de esos lugares se negaron a aceptar
el evangelio. Cuando Santiago iba de regreso a Jerusalén, desanimado por lo que parecía
ser su fracaso, se le apareció sobre un pilar la Virgen—que todavía vivía—y le dio ánimo.
Éste es el origen de la ‘Virgen del Pilar’, venerada en España y en varias de sus antiguas
colonias. Tras su regreso a Jerusalén—continúa diciéndonos la tradición—Santiago fue
decapitado, y entonces algunos de sus discípulos españoles llevaron sus restos de regreso a
España, donde supuestamente reposan hasta el día de hoy en la basílica de Santiago de
Compostela. La tradición referente a Santiago en España ha tenido gran importancia para
los españoles a través de su historia, pues Santiago es el patrón del país, y ‘¡Santiago y cierra
España!’ fue el grito de guerra de la Reconquista contra los moros.”

Algunos registros del siglo III en cuanto al movimiento cristiano en España presentan un
cristianismo poco ortodoxo y maduro. Se menciona a un obispo que apostató de la fe durante la
persecución de Decio (250), pero que luego de pasar el peligro retornó a su oficio. Otros obispos
dejaron sus responsabilidades para involucrarse en el comercio. Algunas cartas de Cipriano de
Cartago (195–258) expresan que en España hubo una suerte de apostasía masiva, encabezada por
los obispos. Muchos cristianos acudían a los magistrados romanos para retractarse de su fe. Hubo
un derrumbe general de la moral, y no fueron pocos los creyentes que se sometieron a los sacrificios
oficiales, mientras continuaban profesando su fe cristiana. Incluso hubo quienes se desempeñaron
como sacerdotes cívicos. Los registros del concilio de Elvira, llevado a cabo alrededor del 309 revelan
que la Iglesia tuvo problemas con la idolatría, el homicidio y el adulterio e intentó corregir estos
errores. Este mismo concilio muestra que el movimiento cristiano se había extendido tan al norte
como Asturias y tan al este como Zaragoza, aunque su fuerza mayor parece haber estado en lo que
hoy es Andalucía.

En su Vida de Constantino, Eusebio de Cesarea menciona las diferentes regiones representadas


en el primer concilio ecuménico (Nicea, 325) convocado por el emperador Constantino. Con énfasis,
dice: “Hasta de la misma España, uno de gran fama se sentó como miembro de la gran asamblea.”
Este obispo famoso no era otro que Osio de Córdoba, consejero del emperador en materia
eclesiástica, y su enviado para tratar de reconciliar a las partes en conflicto en la controversia
arriana. Fue precisamente cuando Osio le informó a Constantino que las raíces del conflicto eran
muy profundas y que la disputa podía afectar la unidad del Imperio, que el monarca se decidió a dar
el paso que había considerado durante algún tiempo: convocar a todos los obispos cristianos del
mundo conocido para poner en orden la vida de la Iglesia y para resolver la controversia arriana.

Debe tenerse presente que, más tarde (379), el emperador Teodosio, que declaró al cristianismo
religión oficial del Imperio Romano, era natural de España, donde probablemente acogió su fe
cristiana. Teodosio fue el primer emperador romano de una fe cristiana ortodoxa. De todos modos,
el paganismo no desapareció rápidamente de España. En la última década del siglo IV los ritos
paganos todavía resultaban atractivos para muchos cristianos que habían renunciado a ellos. Incluso
un siglo más tarde, según las actas del concilio de Toledo, la idolatría seguía consiguiendo adeptos.
Si bien muchas de estas prácticas paganas pueden haber sido importadas por las tribus germanas
que invadieron la Península en el siglo V (vándalos, visigodos, suevos), es probable que hayan sido
supervivencias de tiempos anteriores a la llegada de los romanos o de los días del Imperio. No
obstante, con los visigodos, muchos de los cuales sostenían una fe arriana, el cristianismo logró un
establecimiento definitivo en la Península Ibérica con posterioridad al siglo V.

_ Una encarnizada herejía


Fue en España donde también surgió una “herejía,” que por algún tiempo mantuvo ocupados a
los sectores “ortodoxos” de la Iglesia. Lo ocurrido ilustra una constante del cristianismo español: su
rigorismo ético y su violencia ortodoxa. En este caso, el acusado fue Prisciliano (340–387), notable
asceta y predicador. Ya en el Concilio de Zaragoza (380), había sido condenado por leer libros
apócrifos y seguir prácticas ascéticas. Varios obispos seguidores suyos lo ordenaron como obispo de
Ávila. Muy pronto, sus oponentes consiguieron una orden imperial prohibiéndole asumir su oficio.
Prisciliano viajó a Milán y Roma para defender su caso ante el emperador y el obispo de Roma. El
segundo no lo recibió, pero el primero lo restituyó en su puesto en España. Pocos meses después,
un nuevo emperador lo sometió a un tribunal eclesiástico (385), bajo la acusación de gnosticismo,
ideas maniqueístas y depravación moral (Prisciliano consideraba que hombres y mujeres eran
iguales delante de Dios).

Prisciliano fue juzgado en Burdeos de acuerdo con la ley imperial que se aplicaba a la brujería,
y se lo obligó a comparecer ante el tribunal imperial de Tréveris. Sometidos a tortura, él y sus
compañeros (algunos de ellos eran obispos, como Instancio), confesaron las acusaciones que se les
hacían, especialmente de inmoralidad sexual. Pese a las protestas de Martín de Tours (m. 397), un
importante obispo galo, y de Ambrosio de Milán (340–397), los condenados fueron ejecutados por
decapitación, “convirtiéndose en el primer caso que conocemos de la masacre de ‘herejes’ y de la
caza de brujas bajo los auspicios cristianos.” El cuerpo de Prisciliano y de los otros seis ejecutados
fue trasladado a España, y se les dio sepultura como si fuesen mártires. El priscilianismo fue
condenado por el Concilio de Toledo (400).

Irvin y Sunquist: “El caso de Prisciliano refleja algunas de las ansiedades de su época, incluso
las cuestiones concernientes a nuevo papel público de la Iglesia y sus obispos, el ejercicio
del poder en el Imperio Romano, y las relaciones entre mujeres y hombres en la Iglesia.
Prisciliano se rehusó a reconocer tales distinciones agudamente definidas entre los géneros,
al menos entre aquellos que se habían comprometido con una vida ascética en Cristo. El uso
de la pena capital para controlar la enseñanza de la Iglesia fue también un paso mayor hacia
abajo en el largo camino de los juicios por herejía y el uso de la violencia en el nombre de la
fe cristiana ortodoxa. Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con esta dirección. Martín
de Tours, por su lado, vio las ejecuciones como una profunda distorsión de la fe cristiana.”

_ Un fanatismo riguroso
Hubo otras reacciones de indignación contra estos abusos, pero la persecución religiosa en
España continuó. Pablo Orosio (385–450), historiador y presbítero, llegó a destacarse como un
cazador español de herejes. En 414, en razón de la invasión de la Península por los vándalos, se
trasladó al norte de África, donde se colocó bajo la supervisión de Agustín de Hipona, quien le pidió
escribir una historia del mundo destinada a mostrar que la historia pre-cristiana fue peor que los
sufrimientos ocurridos en el Imperio bajo gobernadores cristianos. Los ataques bárbaros, según él,
eran expresión del justo juicio de Dios sobre los paganos que todavía no se habían convertido a la
fe cristiana.

Otro obispo español de renombre fue Dámaso (304–384), quien llegó a ser obispo de Roma
desde 366, después de haber derrotado con violencia a su oponente Ursino. De él, comenta
Johnson:

Paul Johnson: “Su meta parece haber sido bastante clara: presentar al cristianismo como la
verdadera y antigua religión del Imperio y a Roma como su ciudadela. Dámaso instituyó una
gran ceremonia anual en honor a Pedro y Pablo para destacar la idea de que el cristianismo
ya era muy antiguo y había mantenido su asociación con Roma y los triunfos del Imperio
durante más de tres siglos. Según lo que él alegaba, los dos santos no sólo habían asegurado
la primacía de Roma sobre Oriente, porque ella era su ciudad adoptiva, sino que también
habían demostrado que eran protectores de la ciudad más poderosos que los antiguos
dioses. El cristianismo era ahora una religión que tenía un pasado glorioso y un futuro
ilimitado. Dámaso vivía bien y agasajaba suntuosamente a sus visitantes. En 378 celebró un
sínodo ‘en la sublime y sagrada Sede Apostólica’—fue la primera vez que se usó la frase—
que exigió la intervención oficial para asegurar que los obispos occidentales se sometieran
a Roma. El Estado también dictaminó que el obispo de Roma no estaría obligado a
comparecer ante el tribunal: ‘Nuestro hermano Dámaso no debe ser puesto en una posición
inferior a la de aquellos con quienes tiene oficialmente una situación de igualdad, pero a
quienes supera por la prerrogativa de la Sede Apostólica.’ Según parece, Dámaso fue un
hombre desprovisto por completo de espiritualidad.”

_ Un extenso peregrinaje
Afortunadamente, no todos los testigos españoles fueron de un carácter cristiano tan dudoso
como el de Dámaso. Hacia fines del siglo IV (384), una mujer aristocrática de nombre Egeria,
probablemente una monja del noroeste de España, salió en peregrinaje hacia el Sinaí, Egipto,
Palestina y Mesopotamia. Es interesante que, en un tiempo en que casi no había mapas, ella utilizó
la Biblia para su orientación y la ayuda de ascetas locales que fue encontrando a lo largo del camino.
Su diario de viaje, escrito en un latín coloquial exquisito, es no sólo un testimonio extraordinario de
un periplo lleno de aventuras por parte de una mujer, sino una fuente de información extraordinaria
en cuanto a la liturgia, la arquitectura y la vida monástica de casi todo el mundo cristiano. El relato
testifica también de la noción, ya establecida para aquel tiempo, de una Tierra Santa cristiana y de
la importancia que la peregrinación a los sitios sagrados comenzó a tener. Además, Egeria, con el
relato de su viaje piadoso, ofrece una síntesis notable de la mayor parte de los lugares que hemos
mencionado en esta unidad, desde España hasta Mesopotamia.

En esta unidad hemos realizado un extenso viaje misionero. Comenzamos con los primeros
territorios visitados por el movimiento cristiano palestino, iniciando nuestro viaje en Antioquía de
Siria, para movernos a la primera ciudad-estado en convertirse al cristianismo, Edesa. De allí nos
movimos a la primera nación cristiana, Armenia. Pasamos por Partia, Persia, Etiopía, Arabia e India.
Desde el punto más extremo de la expansión oriental del testimonio cristiano, nos movimos al punto
más extremo de la expansión occidental, y así, pasando por el norte de Europa, llegamos finalmente
a las Islas Británicas y a la Península Ibérica.

En este viaje hemos podido constatar la manera dinámica en que el incipiente movimiento
cristiano encontró oportunidades para su expansión, la fundación de iglesias, la contextualización y
el testimonio. De igual modo, hemos podido evaluar hasta qué punto la oposición y persecución,
como también el impacto de la cultura local y sus manifestaciones, afectaron la configuración del
pensamiento y la acción cristianos. Todo esto resultó no sólo en un movimiento de aspiraciones
universales, sino verdaderamente mundial. Su dilatado alcance geográfico es parangonado con su
riquísima diversidad. Nuestra mayor cercanía con la cristiandad latina o mediterránea no debe
limitar nuestra visión del movimiento cristiano como auténticamente ecuménico y múltiple. Sin
embargo, de todos los variados factores que lo configuraron, ninguno parece ser más llamativo que
el cristianismo de los primeros siglos fue un movimiento típicamente urbano. Las iglesias que se
plantaron, tanto dentro como fuera del Imperio Romano, fueron comunidades urbanas, con todas
las características propias de tal condición socio-cultural. Para el año 500, la mayoría de las grandes
urbes del mundo conocido de entonces, habían sido alcanzadas con el testimonio del evangelio de
Jesucristo.

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: Referencias al cristianismo en autores clásicos.

Lee y responde:
“Pomponia Graecina, una mujer de alto rango (la esposa de Aulus Plautius, a quien, como he
mencionado, se le ofreció una ovación por su campaña en Bretaña), fue acusada de una superstición
foránea, y fue pasada a su esposo para que la juzgara. Él siguió el procedimiento antiguo de escuchar
su caso, que tenía que ver con la situación legal de su esposa y su honor, en presencia de miembros
de la familia, y la declaró inocente. La larga vida de Pomponia se tornó en una tristeza
inquebrantable, porque después de la muerte de Julia, la hija de Drusus, vivió cuarenta años con
ropas de luto con sólo dolor en su corazón. Esto hizo que pudiera escapar al castigo durante el reino
de Claudio, y de allí en más contribuyó a su gloria.”

Tácito (c. 60–c. 120) en Los anales (13:32), sobre el juicio de Pomponia Graecina (57).

- Explica con tus palabras cuál puede haber sido la “superstición foránea” de la que era acusada
Pomponia Graecina.
TAREA 2: La persecución en Viena y Lión en Galia (177).

“La grandeza de la tribulación en esta región, y la furia de los paganos contra los santos, y los
sufrimientos de los benditos testigos, no podemos narrarlos con precisión, ni siquiera pueden ellos
ser realmente registrados. Porque con todo su poder el adversario cayó sobre nosotros, dándonos
un anticipo de su actividad desenfrenada en su futura venida. Se esforzó en toda manera en
entrenar y ejercitar a sus siervos contra los siervos de Dios, no sólo expulsándonos de casas y baños
y mercados, sino prohibiendo a cualquiera de nosotros ser visto en cualquier lugar que sea.… Pero
aquellos que eran dignos fueron apresados día por día, completando su número, de modo que todas
las personas celosas, y aquellos a través de quienes especialmente nuestros asuntos se habían
establecido, fueron reunidas de las dos iglesias. Y algunos de nuestros siervos paganos también
fueron apresados, ya que el gobernador había ordenado que todos nosotros debíamos ser
examinados públicamente. Éstos, siendo engañados por Satanás, y temiendo para ellos las torturas
que habían visto a los santos soportar, y siendo también urgidos por los soldados, nos acusaron
falsamente … de acciones de las que no sólo no nos está permitido hablar o pensar, sino que no
podemos creer que hayan sido hechas jamás por los hombres. Cuando se informaron estas
acusaciones, todo el pueblo rugió como bestias salvajes en contra nuestra, de modo que incluso si
alguien antes había sido moderado en base a amistad, ahora estaban sumamente furiosos y
rechinaban sus dientes contra nosotros. Entonces finalmente los santos testigos soportaron
sufrimientos más allá de toda descripción.”

Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.4, 5, 14–16.

- Según el relato de los sobrevivientes de las persecuciones contra las congregaciones de Viena y
Lión ¿qué lugar jugó Satanás en tratar de silenciar el testimonio cristiano en aquella región de Galia?

- A la luz de este testimonio histórico, ¿cuál es el arma preferida del diablo para silenciar a la Iglesia?

- ¿Cuál es tu propia evaluación de la obra demoníaca hoy en tu contexto en términos de detener el


avance del testimonio cristiano?

TAREA 3: ¿Era cristiano Constantino?

Los autores de historia del cristianismo no coinciden en sus opiniones acerca de si Constantino era
auténticamente cristiano o no.

Lee algunos de los siguientes juicios y saca tu propia conclusión:


Baker, Compendio de historia cristiana, 27–28, 59; González, Historia del cristianismo, 1:136–139;
Latourette, Historia del cristianismo, 1:131–133; Muirhead, Historia del cristianismo, 1:137–142;
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 110–114, 119.

DISCUSIÓN GRUPAL

1. Leer Latourette, Historia del cristianismo, 1:31–37, y discutir las diferentes interpretaciones que
se han hecho sobre la ubicación del cristianismo en la historia. Discutir los dos últimos párrafos de
la p. 37, extrayendo conclusiones para compartir en un plenario de la clase.

2. Responder a las siguientes preguntas: ¿Por qué razones el idioma griego fue útil para la
comunicación del evangelio cristiano? ¿Qué idioma moderno es el más útil para comunicar el
evangelio hoy en todo el mundo? Dar razones. ¿Es el castellano un idioma adecuado para la
comunicación del evangelio?

LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La iglesia de nuestros padres, 7–25; 30–42.

Baker, Compendio de la historia cristiana, 5–30.

González, Historia del cristianismo, 1:21–76; 103–144.

Latourette, Historia del cristianismo, 1:1 1–60; 101–116; 118–133; 146–150; 155–164;

245–273.

Muirhead, Historia del cristianismo, 1:17–84; 97–134.

Vos, Breve historia de la Iglesia cristiana, 9–21; 28–35.

Walker, Historia de la iglesia cristiana, 1–52; 83–114.

UNIDAD 2

El cristianismo más alla del imperio romano


INTRODUCCIÓN
Hacia fines del segundo siglo el cristianismo se había difundido por casi todo el mundo
mediterráneo. Se encontraba bien establecido en el norte de África, en Galia y en España. Es
probable que para esta época haya alcanzado las Islas Británicas. Hacia el sudoeste, se estaba
esparciendo a lo largo de las márgenes africana y árabe del mar Rojo. Hacia el este del Imperio había
conquistado la pequeña ciudad-estado de Edesa, y desde allí se estaba extendiendo hacia el norte
llegando a Armenia, y hacia el este iba penetrando en Persia, y aun más allá dirigiéndose hacia el
Asia Central. En este tiempo, Tertuliano de Cartago, decía: “Somos apenas de ayer, y hemos llenado
todo lugar entre vosotros—ciudades, islas, fortalezas, pueblos, mercados, y los mismos
campamentos, tribus, compañías, palacio, Senado, Foro—no os hemos dejado nada sino los templos
de vuestros dioses.” Para fines del siglo tercero, el cristianismo se había establecido fuertemente en
muchas partes del Imperio Romano a pesar de la persecución y seguía avanzando firmemente fuera
del mismo, especialmente en Mesopotamia. Para comienzos del siglo IV, estaba ganando a Etiopía,
donde desde el rey hasta el último vasallo confesaban la fe de Cristo.

Hacia el año 350, la expansión del cristianismo resultaba notable. Primero, el cristianismo era
todavía una religión predominantemente “oriental,” ya que su fuerza más grande en este tiempo
estaba en Armenia (fuera del Imperio Romano), en Asia Menor, y en el extremo oriental de Europa
en la nueva capital del Imperio: Constantinopla. Generalmente, se concibe al cristianismo como una
religión europea y casi exclusivamente occidental. La historia no apoya este concepto. Por supuesto,
el cristianismo era muy fuerte en el mundo mediterráneo y allí habría de avanzar a pasos
agigantados, especialmente a partir del momento en que comenzó a contar con el favor imperial.
Pero no debemos pasar por alto el hecho del floreciente desarrollo del cristianismo en la frontera
oriental del Imperio y más allá de ella.

Segundo, en África, además de los puntos fuertes del litoral norteño, en Numidia, Cirenaica y el
delta y valle del río Nilo, el cristianismo iba penetrando paulatinamente por las riberas del mar Rojo
hasta entrar y conquistar Abisinia en este período. El desarrollo del cristianismo en el norte de África
fue muy significativo, ya que de allí salieron algunos de los teólogos cristianos más destacados de
este período (Tertuliano de Cartago, Cipriano de Cartago, Agustín de Hipona).

MAPA 4 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO HACIA EL AÑO 350


Tercero, el progreso del cristianismo a través de Asia continuó sin pausa. En Persia, donde hacia
mediados del siglo IV comenzó a sufrir una severa persecución; a lo largo de las márgenes árabe y
persa del golfo Pérsico; y desde aquí por mar hasta la India (alrededor del 295). Una embajada
romana enviada por el emperador Constancio en 354 se encontró con una comunidad cristiana en
el sudoeste de la India. La tradición oral, en la Iglesia Siríaca Antigua, que todavía hoy sobrevive en
esta región, habla de la llegada de cristianos allá por el año 345 provenientes de Persia
(presumiblemente huyendo de la persecución). Es probable que el cristianismo haya llegado hasta
la India o por lo menos a su frontera noroeste por vía terrestre. En el Concilio de Nicea en 325, un
obispo se autotituló como “Juan de la Gran India y Persia.” Más tarde, el cristianismo penetró más
profundamente en Asia Central, llegando a convertir y civilizar a los pueblos nómadas del
Turquestán alrededor del año 500.

EL PRIMER REINO CRISTIANO: EDESA

_ La conversión de Edesa
El libro de los Hechos nos dice que el día de Pentecostés la predicación de Pedro y los demás
apóstoles fue oída por “partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia” (Hch. 2:9), es decir,
habitantes de la región al este de Palestina. La ruta que llevaba a estos territorios pasaba por la
ciudad siria de Antioquía. Esta ciudad fue, desde muy temprano (Hch. 11:19–21) un centro muy
importante de cristianismo helenista. De hecho, fue allí que “a los discípulos se les llamó ‘cristianos’
por primera vez” (Hch. 11:26). Por ser una metrópolis comercial con una ubicación tan estratégica,
no es extraño que desde allí el movimiento cristiano se haya expandido en varias direcciones. Desde
Antioquía, donde comenzó Pablo su misión hacia Occidente, comenzó también la expansión hacia
Oriente. Desde fines del siglo I, cristianos de lengua aramea de Palestina predicaron a las
comunidades judías de una región denominada Osroene. Esta corriente misionera se conoce como
la misión palestinense. Fue el judío Tobías quien recibió a Addai, el primer misionero judeo-cristiano
en esa región.

La primera ciudad en ser alcanzada fue Edesa (200 kilómetros al este de Antioquía), capital de
un pequeño reino independiente (Osroene), estratégicamente ubicada sobre las rutas principales
de comunicación entre Oriente y Occidente. Aquí había también una importante comunidad judía,
que proveía de una buena base para el inicio del testimonio cristiano. Fue esta ciudad la primera en
ver a su rey convertido y al cristianismo constituido en religión oficial, cerca del año 200. De este
modo, Edesa se transformó en el centro más importante para la difusión del movimiento cristiano
de habla siríaca, lengua muy cercana al arameo.

El testimonio de Eusebio, quien visitó la ciudad en 320, agrega una información curiosa. Dice
Eusebio que en Edesa encontró un documento conocido como Crónica de Addai, que según él
contenía la correspondencia mantenida entre el rey de la ciudad, Abgar, con nadie menos que Jesús.
Según estos documentos, el rey invitó a Jesús a ir a Edesa, para que lo curara de una enfermedad
que padecía. Jesús le respondió que no podía ir, pero que enviaría a uno de sus discípulos.

Eusebio dice que después de la ascensión de Jesús, el apóstol Tomás “envió a Tadeo (Addai en
siríaco), uno de los setenta,” a Edesa. Tadeo curó a Abgar y a “muchos otros en la ciudad, hizo obras
maravillosas y predicó la palabra de Dios.” La pregunta que surge es si lo que relata Eusebio es
históricamente verificable y cierto. Eusebio así lo creía, pero quizás estaba equivocado. La
arqueología ha encontrado una moneda con la esfinge del rey Abgar de Edesa, con una cruz en su
corona. Pero no es el Abgar de tiempos de Jesús, sino Abgar VIII ó IX (179–216), y la moneda fue
acuñada entre 180–192. Como ocurría con frecuencia en la antigüedad, los compiladores de la
historia tomaron un hecho real y lo remontaron a los días de Jesús para darle lustre.

Es muy probable que el primer rey cristiano de Edesa haya sido Abgar IX. Su nombre aparece en
la Crónica de Edesa, pero allí no dice que haya sido cristiano. Julio Africano, quien vivió en la corte
de Abgar antes del 216, dice que este rey era un “hombre consagrado” (¿cristiano?). El Libro de las
leyes de las tierras, escrito antes del 250 por un discípulo de Bardaisanes, dice explícitamente que
el rey Abgar se hizo cristiano.

De todos modos, parece razonable pensar que para fines del primer siglo algunos cristianos
arameos ya habían llegado de Palestina a Osroene y que predicaron a las comunidades judías en la
región. Una indicación de esto es el hecho de que fue un judío, Tobías, quien recibió a Addai. Otro
elemento a tomar en cuenta es que los cristianos de Osroene celebraban la Pascua como lo hacían
los cristianos palestinenses y no como los de Asia.

_ La contribución de Edesa
El reino de Edesa (Osroene) fue “primero” también en varias cosas más. Por un lado, tuvo el
primer templo cristiano que recuerde la historia. Gracias al favor real, los cristianos de esta ciudad
pudieron tener su templo junto al palacio, cuando no había templos en el Imperio Romano. En el
año 201 hubo una inundación, y los registros indican que “Abgar, el rey, se paró sobre la torre,
llamada la Torre Persa, y observó las aguas con la luz de las antorchas. Las aguas rompían contra la
muralla occidental de la ciudad, entraban a la ciudad, y derribaban el grande y hermoso palacio del
rey.… Y las aguas destrozaron el templo de la iglesia de los cristianos.” De este modo, Osroene fue
probablemente el primer reino en el que se levantaron edificios destinados específicamente al culto
cristiano.

Además, en esta ciudad se hizo la primera traducción de los Evangelios del griego al siríaco, el
idioma que se hablaba por aquel entonces en Mesopotamia. A partir del segundo siglo se hicieron
traducciones del griego al siríaco, siendo posiblemente el Nuevo Testamento la primera de estas
traducciones, bastante antes del año 200. El siríaco es importante porque se transformó en el
idioma eclesiástico del avance cristiano oriental, y fue llevado, en las Escrituras y la liturgia, a través
de Asia hasta el mar de la China.

Una tercera contribución pionera de Edesa fue su énfasis en un cristianismo ascético,


especialmente a partir del siglo III. El cristianismo siríaco que se desarrolló allí puso un fuerte énfasis
sobre la ascesis. Los Hechos de Tomás hablan de los convertidos renunciando al matrimonio. Las
iglesias estaban compuestas mayormente por ascetas y se caracterizaban por un ejercicio intensivo
de los dones del Espíritu y la proclamación del evangelio. La práctica de la castidad estaba muy
difundida.

Edesa fue también un centro de expansión del testimonio cristiano y de producción de literatura
cristiana en lengua siríaca. En Edesa se formó lo que se conoce como el “ciclo de Tomás” (así como
en Frigia oriental se desarrolló el ciclo de Felipe o en Asia Menor el ciclo de Juan), que significa la
producción de una serie de tradiciones históricas y literarias ligadas al apóstol Tomás y su ministerio.
Allí surgen varias obras asociadas a Tomás, como Hechos de Tomás (siglo III), Salmos de Tomás
(composiciones judeo-cristianas del siglo II, que más tarde fueron adoptadas por los maniqueos),
Evangelio de Tomás (hallado en Nag Hammadi, pero relacionado con el medio judeo-cristiano de
Edesa, a mediados del siglo II). Otra obra importante del cristianismo primitivo oriental es Odas de
Salomón, un escrito de carácter judeo-cristiano, de orientación esenia, probablemente de fines del
siglo I. También se destacan el Evangelio de la verdad (una homilía litúrgica) y el Canto de la perla,
preservada en los Hechos de Tomás.

Edesa también produjo algunos personajes cristianos de renombre. Uno de ellos fue Taciano (c.
170), quien nació en Mesopotamia, de lengua siríaca, tuvo una buena educación, y quien fue al
Oeste buscando una religión que le diera satisfacción. Probó muchas de las religiones que se
practicaban en el Imperio Romano, hasta el año 150 cuando se convirtió a la fe cristiana en Roma.
Fue discípulo de Justino Mártir y autor de obras importantes. Su Discurso a los griegos es una
reacción contra la civilización greco-romana. En ella Taciano expresa su gratitud personal por su
liberación de los dioses del politeísmo pagano. También es el autor de una obra perdida titulada
Diatessaron (“a través de cuatro”), que fue probablemente la primera armonía de los Evangelios en
ser escrita y que tuvo una gran influencia en el cristianismo siríaco. Su testimonio personal de
conversión exalta el poder de las Escrituras y su valor por sobre los escritos griegos, que antes habían
concentrado su devoción.
Taciano: “Y, mientras estaba prestando mi más sincera atención al asunto, di con ciertos
escritos bárbaros, demasiado viejos para ser comparados con las opiniones de los griegos,
y demasiado divinos para ser comparados con sus errores; y fui guiado a depositar fe en
éstos por la sencillez sincera del lenguaje, el carácter no artificial de los escritores, el pre-
conocimiento manifiesto de eventos futuros, la calidad excelente de los preceptos, y la
declaración del gobierno del universo como centrado en un solo Ser. Y, al ser mi alma
enseñada por Dios, llegué a entender que la clase anterior de escritos llevaba a la
condenación, pero que éstos pondían fin a la esclavitud que está en el mundo, y nos
rescatan de la multiplicidad de potestades y de diez mil tiranos, mientras que nos dan, no
realmente lo que antes no habíamos recibido, sino lo que habíamos recibido pero por el
error no podíamos retener.”

Bardaisanes (154–222) fue otro nativo destacado de Edesa. Perteneció a una familia noble de
esa ciudad y estuvo ligado a la corte. Julio Africano nos informa que fue un arquero diestro, y que
escribía muy bien en griego y siríaco. Se convirtió en 179 y fue conocido como un hombre de
pensamiento independiente, poeta y primer himnólogo en lengua siríaca. Según Efraín, Bardaisanes
compuso muchos himnos (madrase), que eran una especie de lecciones líricas con un refrán. Estas
composiciones se cantaban de manera antifonal. Así, pues, Bardaisanes merece un lugar importante
como pionero en la historia de la música litúrgica.

Bardaisanes se destacó también en la literatura. En este sentido, es muy elogiado por Eusebio.
Un discípulo suyo registró su enseñanza en una obra titulada En cuanto al destino, escrita en forma
de preguntas y respuestas. También se atribuye a Bardaisanes el poema El himno del alma conocido
también como El canto de la perla. En El libro de las leyes de diversos países, algunos de sus
discípulos registraron sus enseñanzas, en las que se pone en evidencia el amplio conocimiento de
Bardaisanes. Lamentablemente, de sus numerosos escritos sólo se conservan unos pocos
fragmentos. Sus observaciones nos ofrecen un cuadro de la situación del cristianismo en todo el
mundo conocido de sus días.

Bardaisanes: “¿Y qué diremos de la nueva raza de nosotros los cristianos, a quienes Cristo
en su venida plantó en cada país y en toda región? Porque, he aquí, dondequiera que
estamos, todos somos llamados por el único nombre de Cristo: cristianos. En cierto día, el
primero de la semana, nos congregamos juntos, y en los días de las lecturas [?] nos
abstenemos de tomar alimento. Los hermanos que están en Galia no toman a varones por
esposas, ni los que están en Partia dos esposas; tampoco se circuncidan aquellos que están
en Judea; ni nuestras hermanas que están entre los Geli se unen a extraños; como tampoco
aquellos hermanos que están en Persia toman a sus hijas por esposas; ni los que están en
Media abandonan a sus muertos, o los entierran vivos, o los entregan como comida a los
perros; ni los que están en Edesa matan a sus esposas o a sus hermanas cuando cometen
impureza, sino que se alejan de ellas, y las entregan al juicio de Dios; ni los que están en
Hatra apedrean a los ladrones a muerte; sino que, dondequiera que están, y en cualquier
lugar en que se encuentren, las leyes de los diversos países no les impiden obedecer la ley
de su Soberano, Cristo; ni siquiera el Destino de los Gobernadores celestiales los mueva a
hacer uso de cosas que ellos consideran como impuras.”

Es difícil precisar la posición doctrinal de Bardaisanes. Por un lado, luchó contra la herejía.
Eusebio dice que escribió contra Marción. Pero por otro lado, se lo acusó de ser discípulo de
Valentino (gnóstico) y de practicar la astrología. Parece evidente que Bardaisanes profesaba una
especie de judeo-cristianismo gnóstico, pero no está tan claro si su gnosticismo era dualista o
meramente una manera de pensar algo anticuada. Lo segundo parece ser más probable.

LA PRIMERA NACIÓN CRISTIANA: ARMENIA


Las tradiciones más antiguas atribuyen un origen apostólico al movimiento cristiano en
Armenia. Se habla del apóstol Tadeo y se dice que ministró en este país al oeste del mar Caspio por
unos ocho años (35–43). De igual modo, se dice que el apóstol Bartolomé predicó allí por unos
dieciséis años (44–60). No obstante, estas tradiciones carecen de todo fundamento histórico.

_ La conversión de Armenia
Armenia estaba al este del Imperio Romano, pero más al norte que Edesa. El historiador griego
Sozómenos, en su Historia eclesiástica, escrita allá por el año 450, dice: “Los armenios, tengo
entendido, fueron los primeros en aceptar la fe cristiana como nación.” Según Eusebio, Armenia se
hizo cristiana hacia el 311, cuando el emperador Maximiano les declaró la guerra por esa razón. Dice
Eusebio: “Además de esto, el tirano (Maximiano) tuvo que hacer frente a una guerra contra los
armenios, gente que desde una fecha muy temprana habían sido amigos y aliados de los romanos.
Como ellos eran también cristianos y celosos en su piedad hacia la Deidad, el enemigo de Dios
(Maximiano) había intentado forzarlos a sacrificar a los ídolos y a los demonios, haciendo con esto
que de amigos se tornaran en contrincantes y de aliados en enemigos.”

Sabemos que hubo persecuciones contra los cristianos en Armenia desde comienzos del siglo II,
pero fue recién hacia el año 301 (según la tradición armenia), que el cristianismo se convirtió en
religión dominante en Armenia. Este país fue así el primer Estado del mundo en proclamar al
cristianismo como religión oficial. Armenia se encontraba entre el Imperio Persa hacia el Este y el
Imperio Romano hacia el Oeste. Debido a esta situación y su necesidad de protección frente a los
avances de uno y otro imperio, su política fue pendular. No obstante, los armenios mostraron más
acercamiento hacia los romanos que hacia los persas.

_ El apóstol de Armenia
El promotor de la conversión de Armenia fue el hijo de un noble armenio, que fue educado
como cristiano en Capadocia (Asia Menor), donde los cristianos eran mayoría hacia el siglo III. Este
varón recibió el nombre latino de Gregorio y llegó a ser conocido como Gregorio el Iluminador (240–
332), el apóstol de Armenia.
En 224, los persas sasánidas se apoderaron de Partia y comenzaron a amenazar a Armenia.
Cuando el rey armenio Cosroes (de la dinastía de los arsácidas de origen parto) procuró aliarse con
Roma, los persas mandaron a un noble armenio y pariente suyo, Anak, a matar al rey. El complot
fue descubierto y Anak fue ejecutado con toda su familia, excepto un niño, que fue llevado a
territorio romano en Asia Menor (Cesarea de Capadocia). Este niño era Gregorio. Más tarde, los
persas sasánidas invadieron Armenia y apresaron a la familia real, excepto a un hijo de Cosroes,
Tirdat (o Tiridates), que logró escapar al Imperio Romano. El emperador Valeriano atacó a los persas
en defensa de los armenios, pero los persas lo derrotaron e hicieron prisionero, sometiendo a
Armenia a su dominio. En territorio romano, Tiridates llegó a ser un soldado distinguido en el
ejército de Diocleciano. En 287, con la ayuda de Diocleciano, Tiridates recuperó el trono de su padre
y reestableció la independencia armenia.

Muchos refugiados volvieron a su patria, entre ellos Gregorio, quien debido a su muy buena
educación llegó a ser oficial de confianza de Tiridates. No obstante, con el tiempo Gregorio tuvo
problemas con el rey en razón de que rechazaba su paganismo, porque él era cristiano. El rey
finalmente lo arrestó, lo encarceló, torturó y lo tuvo por quince años en una mazmorra. Más tarde
lo condenó a muerte, cuando se enteró que Gregorio era hijo del hombre que quiso asesinar a su
padre. Pero Tiridates cayó enfermo de licantropía. Una esclava cristiana y la hermana del rey
exhortaron a Tiridates a buscar la ayuda de Dios, y le dijeron: “Sólo Gregorio tiene la medicina para
todos los males del país.” Gregorio fue llevado ante el rey, oró por su sanidad, Tiridates se sanó y
proclamó al cristianismo como religión oficial del Estado. El cronista armenio del siglo V, conocido
como Agathangelos, recuerda estos episodios, en estos términos:

Agathangelos (c. 450): “Ahora, cuando todos ellos se habían reunido en el lugar de
adoración de la casa de Dios, el bendito Gregorio comenzó a hablar, diciendo: ‘Doblen las
rodillas, todos, para que el Señor pueda efectuar la sanidad de sus tormentos.’ Todos ellos
doblaron las rodillas a Dios, y el bendito Gregorio con oraciones y súplicas fervientes imploró
con lágrimas por la sanidad del rey. Y el rey, mientras estaba de pie entre el pueblo con la
apariencia de un cerdo, de pronto tembló y echó de su cuerpo la piel como de cerdo con
sus dientes como colmillos y rostro como con hocico, y se quitó la piel con su pelo como de
cerdo. Su rostro volvió a su propia forma y su cuerpo se tornó suave y joven como el de un
niño recién nacido; fue completamente sanado en todos sus miembros.

De manera similar, todas las personas que se habían reunido en grandes números fueron
curadas de la aflicción de cada uno: algunos habían sido leprosos, otros paralíticos, tullidos,
hidrópicos, poseídos, quienes sufrían de gusanos o gota. De esta manera Cristo en su misericordia
abrió su gracia sanadora todopoderosa, y sanó a todos a través de Gregorio; aquellos afligidos
fueron curados de toda enfermedad. Así también se abrió la fuente del conocimiento de Cristo y
ésta llenó los oídos de todos con la verdadera enseñanza de Dios.”

_ El cristianismo en Armenia
Pronto surgió un movimiento de pueblos, que resultó en la conversión masiva de casi todo el
reino. En pocos meses, el culto pagano casi desapareció y el cristianismo se estableció en todas
partes. Por toda Armenia se destruyeron los ídolos, los templos fueron limpiados y consagrados
como iglesias cristianas, y muchos sacerdotes y sus hijos se incorporaron al clero cristiano. Esto
último hizo que en Armenia el sacerdocio cristiano se hiciera hereditario, como lo había sido el
pagano. Gregorio, que hasta entonces no estaba ordenado al ministerio cristiano, fue consagrado
primer obispo de Armenia en el año 302 por Leoncio, arzobispo de Cesarea de Capadocia, y llegó a
ser conocido como el “Iluminador”. El propio rey armenio, Tiridates, se convirtió y fue bautizado en
enero del año 303. Gregorio gobernó la Iglesia Armenia durante un cuarto de siglo, haciendo todo
lo posible por darle una organización sólida y completa.

Arzobispo Maghakia Ormanian: “Creó cerca de cuatrocientas diócesis episcopales y


archiepiscopales para el gobierno espiritual de Armenia y de los países circundantes.
Presidió la conversión de Georgia, de la Albania Caspiana y de la Atropatena, donde envió
dirigentes y eclesiásticos. Murió en el momento de la convocación del Concilio de Nicea
(325). Sus hijos le sucedieron.… El mantenimiento del patriarcado en la familia de San
Gregorio era con el deseo de la nación, sea porque quería rendir homenaje a su gran
Iluminador, o porque sufrió la influencia de una costumbre pagana.”

A pesar del rápido proceso de conversión de la nación, hubo algunos avivamientos de


paganismo especialmente en los distritos montañosos, y conflictos entre el rey y el Catholicós
(autoridad episcopal máxima) sobre cuestiones morales y políticas. No obstante, a lo largo del siglo
IV, el cristianismo se fue afirmando en Armenia. Este progreso se debió en particular a la
perseverancia de grandes obispos como Nercés (353–373) y Sajak (387–439), que completaron el
apostolado de Gregorio el Iluminador. En 365 se llevó a cabo el primer concilio nacional, que
estableció las reglas de disciplina necesarias para la joven iglesia.

Por entonces comenzó a sentirse la necesidad de tener la Biblia y otros escritos sagrados, así
como la liturgia, en la lengua vernácula. El problema era que el armenio carecía de un alfabeto
propio. Bajo el obispo Sajak, un ex-secretario del rey, Mesrop, desarrolló un nuevo alfabeto para el
idioma armenio (404), que contaba con treinta y seis caracteres capaces de expresar todos los
sonidos de la lengua. Una vez creado el alfabeto, Mesrop, Sajak y otros ayudantes se dispusieron a
traducir la Biblia. Hacia el año 433 apareció un Antiguo Testamento en ese idioma, traducido de la
Septuaginta, pero con muchas variantes en conformidad con la versión siríaca. De este modo, la
cultura armenia se fue gestando en torno a la fe cristiana gracias al idioma escrito. Comentarios
patrísticos y otros tratados, la liturgia y otra literatura sagrada fueron publicados en armenio, la
lengua nacional. De este modo, la nación armenia y su Iglesia estuvieron entrelazadas tan
estrechamente que han logrado sobrevivir el paso del tiempo.

_ La Iglesia en Armenia
Hacia mediados del siglo V, los persas sasánidas tomaron nuevamente el control de Armenia y
por un edicto de 449 impusieron su religión, el mazdeísmo (zoroastrismo), que se caracterizaba por
el culto al sol y al fuego. Los cristianos armenios padecieron una fuerte persecución, mientras
solicitaban ayuda a sus aliados cristianos del Imperio Romano Oriental. Esta ayuda no llegó y
Armenia quedó sometida al dominio persa. Hubo muchos mártires cristianos como consecuencia de
esta persecución. Justo L. González narra estos tristes acontecimientos, de la siguiente manera:

Justo L. González: “Los jefes de la nación armenia se reunieron en Artachat, y convinieron


en un mensaje que debía serle enviado al rey de Persia, firmado por los obispos del país:
‘De esta fe nadie nos podrá apartar.… Haz lo que quieras.’ Cuando los armenios le enviaron
este mensaje al rey de Persia contaban con el apoyo del emperador Teodosio II y de
Crisapio.… Pero poco después Teodosio murió y sus sucesores, Pulqueria y Marciano,
cambiaron de política con respecto a Persia, y por tanto les retiraron su apoyo a los
armenios. En el año 451, el mismo en que se reunió el Concilio de Calcedonia, las tropas
persas invadieron Armenia, y los naturales del país se vieron obligados a defenderse por sí
solos. Uno de sus principales jefes militares, Vardan ‘el valiente,’ defendió uno de los pasos
entre las montañas con sólo 1036 soldados, y tras larga batalla todos murieron. Los persas
conquistaron el país, y Armenia perdió su independencia.”

Como reacción, los cristianos armenios rompieron sus relaciones con el cristianismo occidental,
rechazaron las decisiones del Concilio de Calcedonia (451), y mantuvieron un desarrollo teológico y
eclesiástico independiente. Su teología fue monofisita, es decir, contraria a los cánones establecidos
por el Concilio de Calcedonia, que definían la doctrina de la doble naturaleza de Cristo como
totalmente humano y totalmente divino. El monofisismo afirmaba que la naturaleza de Cristo
permanecía totalmente divina y no humana, aun cuando él había asumido un cuerpo terrenal y
humano con su ciclo de nacimiento, vida y muerte.

Bajo el dominio persa, los armenios continuaron su resistencia basados en su fe cristiana, hasta
que el monarca persa decidió concederles algo de libertad religiosa y cierto grado de autonomía.
Con este propósito, se nombró como gobernador de Armenia al patriota Vaján (485), uno de los
líderes de la resistencia nacional. A partir de entonces, y hasta las conquistas de los turcos
selyúcidas, la iglesia de Armenia gozó de relativa paz. El patriarca Hovanes transfirió su sede a la
nueva capital, Dvin, bajo la protección del gobierno y allí pudo consagrarse a la reforma interior de
la iglesia y del pueblo. De este modo, su nombre permanece como el más honrado, después del
patriarca Sajak.

A principios del siglo VI, el episcopado armenio se fue tornando crecientemente hostil al
nestorianismo y a todo lo que se le pareciera. Esto ocurrió parcialmente debido a la influencia del
movimiento anti-calcedónico que por entonces estaba triunfando en Constantinopla, y
fundamentalmente debido a la influencia de los monofisitas de Mesopotamia y más tarde de Siria.
Para mediados del siglo VI, el Concilio de Calcedonia fue condenado de manera explícita, junto con
el Tomo del Papa León I. Desde ese momento en adelante, el monofisismo se hizo una parte integral
del patrimonio de la iglesia nacional armenia.

Esto se puso en evidencia cuando el emperador bizantino Mauricio, que había conquistado la
parte occidental de Armenia de manos de Cosroes II (582), trató de someter a esa región
nuevamente a la ortodoxia calcedónica. Apenas logró la adhesión de unos veinte obispos bajo su
autoridad, pero provocó un cisma profundo, el primero en la historia de la Iglesia Armenia (591–
610). Los demás obispos rechazaron su intento y se agruparon en torno al catholicós de Dvin,
distanciándose así de Constantinopla. La iglesia armenia entró en una ola de disturbios causados
por las dificultades exteriores, que la absorbieron totalmente, pero logró sobrevivir el paso de los
siglos. La fe cristiana ha sido desde entonces el fundamento de la identidad nacional armenia.

_ El testimonio cristiano más allá de Armenia


Al noreste de Armenia el cristianismo llegó a Azerbaidján, donde Mesrop nuevamente creó un
alfabeto que sirvió para darle forma escrita a la lengua oral y ser usada al servicio de la iglesia. Hacia
el noroeste, el testimonio se esparció hacia Georgia (en el Cáucaso). La tradición indica al apóstol
Andrés como el pionero en esta región. También habla de algunos pocos convertidos y mártires en
la generación siguiente. No obstante, los primeros registros históricos de trabajo misionero son de
comienzos del siglo IV. En este caso, la conversión de estos pueblos fue obra de una mujer, Nino
(probablemente significa “monja” o “mujer cristiana”). Era una esclava cristiana, capturada en
alguna incursión bárbara en territorio romano, que atrajo la atención de la familia real de Georgia
por su piedad y las sanidades y milagros que resultaron de sus oraciones. El rey se convirtió (hacia
330) y con él toda la nación. Se solicitó un obispo y sacerdotes a Constantinopla, se organizó la iglesia
y pronto se desarrollaron de manera autónoma. Aquí también se creó un alfabeto para los escritos
sagrados y surgió una literatura y liturgia cristianas en lengua georgiana.

Rufino de Aquilea (345–410): “El rey mandó llamar a la cautiva, y le ordenó que le enseñara
de qué manera debía adorar a Cristo. Cuando ella le hubo dado tanta instrucción como era
correcto para que una mujer dijera e hiciera, él reunió a sus súbditos y les declaró
sencillamente las misericordias divinas que habían sido concedidas a él y a su esposa, y si
bien no estaba iniciado, declaró a su pueblo las doctrinas de Cristo. Toda la nación fue
persuadida de abrazar el cristianismo, los hombres siendo convencidos por los comentarios
del rey, y las mujeres por los de la reina y la cautiva. Y rápidamente con el consentimiento
general de toda la nación, se prepararon con mucho entusiasmo para construir una iglesia.
Cuando las paredes externas fueron completadas, se trajeron las máquinas para levantar
las columnas y fijarlas sobre sus pedestales. Se cuenta que cuando la primera y la segunda
columnas se levantaron por estos medios, hubo gran dificultad para fijar la tercera columna,
ya que ni el ingenio ni la fuerza física sirvieron para nada, si bien muchos de los presentes
asistieron en empujar. Cuando llegó el atardecer, la mujer cautiva se quedó sola en el lugar,
y continuó allí a lo largo de la noche, intercediendo a Dios para que la erección de las
columnas pudiese ser completada fácilmente, especialmente porque todo el mundo se
había ido frustrado ante el fracaso; porque la columna sólo estaba levantada por la mitad,
y permanecía de pie, y una punta de ella estaba tan metida en su fundamento que era
imposible bajarla.… Temprano en la mañana, cuando se presentaron en la iglesia,
contemplaron un espectáculo maravilloso, que les pareció un sueño. La columna, que en el
día anterior parecía inamovible, ahora aparecía erguida, y elevada por un pequeño espacio
sobre su propia base. Todos los presentes fueron sacudidos con admiración, y confesaron,
con pleno acuerdo, que sólo Cristo es el Dios verdadero. Mientras todos estaban mirando,
la columna se deslizó lenta y espontáneamente y se ajustó como por una máquina a su base.
Las otras columnas fueron erigidas con facilidad, y los íberos completaron la estructura con
gran presteza.”

LOS CRISTIANOS DE PARTIA

_ El lugar
Al este de Edesa y Armenia se encontraba el Imperio Parto, que se extendía desde el mar Caspio
hasta el río Indo y hacia Occidente llegaba al río Éufrates. Desde 240 a. C. hasta 225 d. C., los partos
(originarios del sudeste del mar Caspio) dominaron este territorio y levantaron un imperio militar.
Se trataba de una federación de pueblos con poco control central. Los partos eran más bien señores
militares que cobraban tributos y mantenían el orden y la seguridad. El siríaco era el idioma más
generalizado, si bien también se leía y hablaba griego. Había comunidades judías y otras religiones
más primitivas, pero el zoroastrismo era la religión más importante.

CUADRO 11 - ZOROASTRISMO

DEFINICIÓN: Religión de la Persia antigua, posiblemente relacionada con la religión védica (Vedas)
de la India.

DIVINIDAD: Ahura Mazda/Ohrmazd (“Señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de
Varuna, el dios del cielo de los Vedas. Demanda pureza ética y ritual, y juzga a las almas de los
seres humanos después de la muerte. Su símbolo es el fuego sagrado.

FUNDADOR: Zoroastro o Zaratustra (s. VII ó VI a. C.)

CIRCUNSTANCIA: A los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo.

MUERTE: Según la tradición, murió llevando a cabo un sacrificio de fuego, que era la ceremonia
central de la nueva fe.
CREENCIAS: Zoroastro enseñó que Ahura Mazda juzgará a cada alma individual después de la
muerte. Más tarde se desarrolló un complejo sistema doctrinal especulando acerca de la
naturaleza interior del universo.

PRÁCTICAS: Religión fuertemente ética.

DESARROLLO: La expansión del Islam desplazó al zoroastrismo de Persia.

El zoroastrismo es una religión de la antigua Persia, fundada por Zoroastro o Zaratustra (¿660–
583? a. C.), quien a los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo. Consiguió la conversión del rey de Irán Oriental, Vishtaspa, y sus seguidores
recibieron la protección de Darío el Grande. Según la tradición, Zoroastro murió llevando a cabo un
sacrificio de fuego, que era la ceremonia central de la nueva fe. Las ideas y prácticas del zoroastrismo
guardan cierta relación con la religión de las escrituras Vedas de la India. Su divinidad era Ahura
Mazda/Ohrmazd (“señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de Varuna, el dios del cielo de
los Vedas. El zoroastrismo demandaba pureza ética y ritual. Su símbolo era el fuego sagrado. Se
caracterizaba por su monoteísmo y rigor ético. Zoroastro enseñaba que Ahura Mazda (o Ormuz)
juzgaría a cada alma individual después de la muerte.

Más tarde, se desarrolló un complejo sistema doctrinal que especulaba sobre la naturaleza
interna del universo. Su teología era dualista, ya que Ahura Mazda, el creador supremo, se oponía
a Angra Manyú o Ahrimán, el dios malo. Esta confrontación se describe en los escritos sagrados o
Zend-Avesta, donde la victoria final le pertenece a Ormuz. Con el tiempo, el zoroastrismo recibió
influencias del politeísmo y ciertos atributos divinos empezaron a considerarse deidades separadas.
Entre las nuevas deidades estuvo Mitra, el dios del Sol invencible. Tanto el mitraísmo como el
maniqueísmo pueden haberse fundado sobre ideas extraídas del zoroastrismo.

El zoroastrismo fue la religión oficial en Persia durante gran parte del gobierno de la dinastía
Aqueménida y más tarde con los Sasánidas, a partir del siglo III. Con la llegada del critianismo, el
zoroastrismo tuvo que hacer frente a un serio competidor religioso, y con el surgimiento del Islam,
el zoroastrismo perdió su dominio sobre Persia, a partir del siglo VII.

No obstante, es probable que la dinastía reinante en Partia al momento de la llegada del


testimonio cristiano—los Arsácidas—hayan sido tolerantes hacia el cristianismo en los primeros
siglos del movimiento. Los casos de martirios parecen haber sido más el resultado de hostilidades
locales que una política del Estado. Esto permitió que el cristianismo se difundiera ampliamente por
la región, de modo que hacia el final del período parto (225 d. C.) había más de veinte sedes
episcopales en Mesopotamia y sobre la frontera con Persia.
_ La llegada y la difusión del cristianismo
La primera influencia cristiana en Partia probablemente vino de Edesa. Los documentos hablan
de conversiones en la región de Adiabene ya por el año 99. No obstante, se trató de grupos
pequeños y sometidos a la presión constante de grupos religiosos rivales. Uno de los primeros
convertidos fue Pekhidha, el hijo de un hombre pobre, esclavo de un sacerdote zoroastrista.
Pekhidha quedó impresionado por el ministerio del misionero Addai (Tadeo) y decidió hacerse
cristiano. Pero sus padres lo encerraron. Él logro escapar y siguió a Addai. El documento que refiere
esta historia es la Crónica de Arbela, escrito en siríaco probablemente en el siglo VI por Mishiha
Zkha. Arbela era la ciudad capital del reino de Adiabene. Según la Crónica, el comienzo del
testimonio cristiano en Partia fue como sigue: “Dicen que después de cinco años, Addai lo ordenó
(a Pekhidha) y envió a su propio pueblo. De manera que … el primer obispo que tuvo la tierra de
Adiabene fue ordenado por el apóstol Addai mismo.” Pekhidha fue el primer obispo de Arbela entre
105–115.

La difusión de la fe cristiana se encontró con la resistencia de la nobleza y de los sacerdotes del


zoroastrismo, que en el 123 dieron muerte a Sansón, el primer mártir parto. La Crónica de Arbela
cuenta lo siguiente: “Sansón predicó (en las villas vecinas a Adiabene) durante dos años, y bautizó a
un gran número. La fe cristiana se esparció ampliamente en su comarca. Cuando los nobles y
sacerdotes zoroastristas oyeron de esto, pusieron a Sansón en cadenas, lo torturaron severamente,
y cortaron su cabeza.… Sansón fue el primer mártir que de nuestro país ascendió a los cielos.”
Sansón había sido diácono del obispo Pekhidha y más tarde (en 121) había llegado a ser obispo de
Adiabene.

No obstante, a pesar de la oposición, algunos altos oficiales del gobierno se convirtieron, como
Raqbakht (140), gobernante de Adiabene. Raqbakht ayudó a la fe cristiana a esparcirse, hasta que
los sacerdotes zoroastristas lo advirtieron y se complotaron para matarlo, pero él se salvó
milagrosamente. La Crónica de Arbela lo llama “hombre de Dios, el Constantino de su tiempo.”

Esta expansión temprana del cristianismo en Adiabene se dio mientras se iba cumpliendo
también una importante misión judía en la región. El rey de Adiabene, Izates y su madre se
convirtieron al judaísmo. Fue en este contexto que la misión judeo-cristiana prosperó. Es
interesante que los nombres de los obispos cristianos de Adiabene en el siglo II son todos judíos:
Sansón, Isaac, Abraham, Moisés, Abel. El obispo de Arbela, Noé, recibió visitantes de Jerusalén, y
fue de esta región que provino Taciano, a fines del segundo siglo. De modo que el cristianismo de
Adiabene fue fuertemente influido por las tendencias judeo-cristianas.

_ La oposición al cristianismo
La oposición del zoroastrismo se transformó en persecución del Imperio Parto en los años 160
y 179, con una gran matanza de cristianos. En 160, refiere la Crónica, “los sacerdotes zoroastristas
se levantaron contra los cristianos, despojándolos de sus bienes y torturándolos.” De la crisis de
179, dice: “Nuestros hermanos sufrieron mucho. Muchos que eran jóvenes y débiles en su fe,
retrocedieron, puesto que vieron sus casas saqueadas, sus hijos e hijas arrestados o secuestrados.
Y ellos mismos fueron golpeados.” Pero el desarrollo del cristianismo continuó a pesar de las
dificultades. Antes de terminar el período parto (224), según la Crónica de Arbela, había alrededor
de veinte episcopados en la región que bordeaba al Tigris. Estas sedes estaban dentro del Imperio
Parto, casi todas dentro de Mesopotamia, pero había una al sur del mar Caspio y otra en la margen
sur del golfo Pérsico. Para el año 225 la Iglesia se había extendido bastante lejos. El Libro de las leyes
de las tierras dice que había cristianos en Partia, Media y Bactria.

El cristianismo de Adiabene resultó de las influencias del judeo-cristianismo palestinense y


penetró profundamente hacia el Este. En 240, cuando Manes fue a la India, parece que encontró allí
comunidades cristianas. Si tenemos en cuenta que a fines del segundo siglo, según la Crónica de
Arbela, todavía había un solo obispo en Adiabene, es posible notar la expansión extraordinaria del
testimonio cristiano para comienzos del siglo III.

LOS CRISTIANOS DE PERSIA


Durante el siglo III, el testimonio cristiano que había alcanzado a Adiabene, al este del río Tigris,
y se esparció por toda Mesopotamia, en lo que hoy es Irak y más allá también. El cristianismo logró
penetrar profundamente en toda esta región, pero fue también aquí donde experimentó las
mayores dificultades y persecución.

_ El desarrollo del testimonio cristiano


En el año 225, las provincias persas que estaban al norte del golfo Pérsico, y que eran
gobernadas por su propio rey, se rebelaron contra los partos, quienes debilitados por sus guerras
contra los romanos, cayeron vencidos. Los persas formaron un imperio que se llamó “Sasánida” y
que pretendía revivir las glorias de la antigua Persia. Hicieron de Ctesifonte, sobre el río Tigris, su
capital y proclamaron a Ardacher (¿226–241?) como primer rey de la dinastía de los Sasánidas. El
zoroastrismo (o mazdeísmo) era la religión oficial, y desarrollaba un fuerte impulso misionero bajo
el estricto control de un clero jerárquico. Al principio los cristianos no tuvieron mayores problemas,
porque al ser perseguidos por el Imperio Romano, el peor enemigo de los Sasánidas, el gobierno no
tenía motivos para sospechar de su lealtad. Pero poco a poco, la jerarquía mazdeista, bajo la
autoridad de su Sumo Sacerdote, comenzó a invocar la ayuda del Estado para silenciar las voces
religiosas disidentes o rivales, de grupos como los maniqueos y los cristianos siríacos.

El personaje religioso más destacado en Persia durante este período fue Manes (216–277), el
fundador del maniqueísmo. Nació en el norte de Babilonia. Su familia parece haber estado
relacionada con los Arsácidas (partos). Su religión era típica del sincretismo que caracterizó al
período parto. Como resultado de una visión, su padre, Palek, se convirtió al ideal ascético y se unió
a una secta seudo-cristiana caracterizada por sus bautismos de purificación. Manes se asoció a este
grupo, pero en su juventud en Babilonia (Seleucia-Ctesifonte) también absorbió de otras religiones
(mazdeísmo, budismo, brahmanismo, judaísmo y cristianismo siríaco).
En 240, Manes recibió una revelación, según la cual tenía una misión que cumplir en
continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús. Su primera misión lo llevó a la India (Beluchistán),
donde convirtió al rey. De regreso pasó por la capital de los reyes Sasánidas, donde fue recibido por
Sapor I, quien lo autorizó a predicar su mensaje. Incluso, Manes acompañó a Sapor en una campaña
contra los romanos (242–244). Pero pronto enfrentó la oposición de los sacerdotes zoroastristas y
fue condenado a muerte bajo el reinado de Bihram I, el segundo sucesor de Sapor I.

CUADRO 12 - MANIQUEÍSMO

DEFINICIÓN: religión dualista de Oriente, fundada por Manes o Manetos (s. III). Combinaba
elementos del cristianismo, religiones babilónicas y mitraísmo.

FUNDADOR: Manes, quien se consideraba el revelador de una nueva religión.

CIRCUNSTANCIAS: Manes decía haber recibido una revelación, según la cual tenía una misión que
cumplir en continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús.

MUERTE: debido a la oposición de los sacerdotes zoroastristas (magos), fue condenado a muerte
en 277 bajo el rey Bihram I.

CREENCIAS: la base de su sistema es un gnosticismo dualista, inspirado por el gnosticismo judeo-


cristiano y el zoroastrismo iraní. El maniqueísmo se caracterizó por su sincretismo religioso:
Manes se consideraba heredero de todas las religiones, pero estuvo muy influido por el
cristianismo siríaco. Cosmología dualista parecida a la de Bardaisanes, que condenaba el mundo
material. Jesús y el Paracleto juegan un papel importante en su gnosis. La pasión de Jesús no tiene
importancia histórica sino un carácter místico, pero es el corazón de su soteriología. No eran
cristianos, pero fueron un desarrollo del cristianismo siríaco.

PRÁCTICAS: las iglesias maniqueas se dividían entre los que eran perfectos, los ascetas (miembros
verdaderos), y los que no eran perfectos, los oyentes o catecúmenos. Practicaban el encratismo
moral, que prohibía el matrimonio y el uso de ciertas comidas (carne, vino). El monasticismo
maniqueo se desarrolló de manera paralela al monasticismo cristiano.
DESARROLLO: se esparcieron ampliamente llegando hasta China y África del norte. Continuaron
hasta bien entrada la Edad Media.

Manes: “Sabiduría y acciones han sido siempre traídas de tiempo en tiempo a a humanidad
por los mensajeros de Dios. Así, en un tiempo han sido traídas a la India por el mensajero
llamado Buda, en otro tiempo a Persia por Zaratustra, y en otro al Oeste por Jesús. Por
consiguiente, esta revelación, esta profecía en este último tiempo, ha descendido a través
de mí, Manes, mensajero del Dios de la verdad a Babilonia.”

Para mediados del siglo III, en ocasión de la victoria de Sapor contra el emperador romano
Valeriano, cristianos de Siria fueron deportados a Elam, y ayudaron a esparcir el evangelio hacia el
Este, hasta el corazón mismo del Imperio Persa. Pero debido a las dificultades mencionadas, estas
comunidades cristianas siríacas estuvieron mayormente concentradas en torno a la sede episcopal
de Seleucia-Ctesifón (entre Babilonia y Bagdad), y demasiado inclinadas a seguir a las iglesias de
Occidente en materia doctrinal y espiritual.

_ La oposición a los cristianos


En el año 312, la situación cambió debido a la conversión de Constantino y la aceptación del
cristianismo por parte de Roma. Los Sasánidas no sólo rechazaron a los cristianos por oponerse a la
religión oficial (mazdeísmo), sino también porque pertenecían a la religión que favorecía el enemigo
romano. Para colmo de males, en 315, Constantino envió una carta al emperador persa (Sapor II el
Grande, 309–379), en la que alababa la nueva fe que decía profesar. Entre otras cosas, le dice que
el Dios de los cristianos fue quien lo ayudó a destronar a los tiranos y a traer paz a Roma. Agregaba
que algunos de sus predecesores persiguieron a los cristianos y como consecuencia cayeron por la
justicia divina, como Valeriano que había muerto prisionero de los persas. Con gran entusiasmo,
Constantino le decía a Sapor: “Imagina mi gozo cuando oí que los mejores distritos de Persia, están
llenos de aquellos hombres a favor de quienes estoy hablando, los cristianos. Por eso, te ruego que
tanto tú como ellos puedan prosperar.… Porque tu poder es grande, te pido que los protejas.” De
más está decir cuáles fueron las consecuencias de tremendos comentarios.

No obstante, a pesar de esto, la persecución no vino de inmediato. Pero en 337, Constantino


“habiendo oído de una insurrección de algunos bárbaros en el Este, observó que la conquista de
este enemigo todavía le estaba reservada, y resolvió hacer una expedición contra los persas.
Consiguientemente procedió de inmediato a poner a sus fuerzas en movimiento, al tiempo que
comunicó su plan marcha a los obispos que en ese momento estaban en su corte, a algunos de los
cuales él juzgó correcto llevar consigo como compañeros, y como coadjutores necesarios en el
servicio de Dios. Ellos, por otro lado, declararon alegremente su disposición de seguir su proyecto,
renunciando a todo deseo de abandonarlo, e involucrándose en batalla con él y para él por medio
de oraciones a Dios a su favor. Lleno de gozo por esta respuesta a su pedido, él les presentó su
proyectado plan de marcha; después de lo cual ordenó que una tienda de gran esplendor,
representando en su forma la figura de una iglesia fuese preparada para su propio uso en la guerra
que venía. En esto él intentaba unirse con los obispos en ofrecer oraciones a Dios de quien procede
toda victoria.” Constantino murió antes de que la campaña militar comenzara, pero el daño ya
estaba hecho. En el año 339 comenzó una gran persecución en el Imperio Persa.

_ La gran persecución de 339


Sapor II sistemáticamente procuró desmantelar la estructura de la Iglesia de la minoría cristiana,
y lo hizo concentrando sus ataques especialmente sobre los miembros del clero y aquellos hombres
y mujeres que habían tomado el voto de virginidad. Primero, se obligó a los cristianos a pagar
impuestos dobles. Cuando esto fracasó en hacerles abandonar su fe, el emperador ordenó que los
sacerdotes y ministros de Dios fuesen pasados por la espada. Los edificios eclesiásticos fueron
destruidos, la platería del altar fue llevada al tesoro, y el obispo de Ctesifonte fue arrestado como
traidor al Imperio y su religión. De esta manera los sacerdotes zoroastristas, con la ayuda de los
judíos, destruyeron rápidamente las casas de oración.

Sozómenos: “Cuando, con el tiempo, los cristianos crecieron en número, y comenzaron a


formar iglesias, y nombraron sacerdotes y diáconos, los Magos [sacerdotes zoroastristas],
quienes como una tribu sacerdotal habían actuado desde el principio en generaciones
sucesivas como los guardianes de la religión persa, se encolerizaron profundamente contra
ellos. Los judíos, quienes por envidia están de alguna manera opuestos naturalmente a la
religión cristiana, también se ofendieron del mismo modo. En consecuencia, trajeron
acusaciones delante de Sapor, el soberano reinante, contra Simeón, que entonces era
arzobispo de Seleucia y Ctesifonte, ciudades reales de Persia, y lo acusaron de ser amigo del
César de los romanos, y de comunicarle las cuestiones de los persas. Sapor creyó estas
acusaciones, y al principio, cargó a los cristianos con impuestos excesivos, si bien él sabía
que la mayoría de ellos había abrazado voluntariamente la pobreza. Le encargó el cobro a
hombres crueles, esperando que, por la carencia de lo necesario y la atrocidad de los
exactores, ellos podían ser compelidos a abjurar su religión; porque éste era su propósito.
Sin embargo, más tarde ordenó que los sacerdotes y conductores de la adoración de Dios
fuesen pasados por espada. Las iglesias fueron demolidas, sus vasos fueron depositados en
el tesoro, y Simeón fue arrestado como traidor al reino y la religión de los persas. Así los
Magos, con la cooperación de los judíos, rápidamente destruyeron las casas de oración.”

Esto fue sólo el comienzo. Tres obispos sucesivos de Seleucia-Ctesifonte sufrieron martirio, y
como resultado la sede episcopal permaneció vacante por casi los cuarenta años que duró la
persecución (348–388). Sozómenos dice que los mártires conocidos llegaron a 16.000, pero que
hubo una multitud incontable cuyos nombres no se conocen. Es posible que esta persecución haya
sobrepasado los sufrimientos de la Iglesia en el Imperio Romano, durante el siglo anterior. La peor
persecución en el Imperio Romano fue la de Diocleciano, que no produjo más de 3.000 víctimas
fatales. Pero en Persia no hubo un Constantino que cambiara la situación.
Sozómenos: “Por mi parte, pienso que he dicho lo suficiente de él [el obispo Milles] y de los
demás mártires que sufrieron en Persia durante el reinado de Sapor; porque sería difícil
relatar en detalle cada circunstancia respecto a ellos, tales como sus nombres, su país, el
modo de completar su martirio, y los tipos de tortura a los cuales fueron sometidos; porque
son innumerables, dado que tales métodos son celosamente llevados a cabo por los persas,
incluso al extremo de la crueldad. Brevemente diré que el número de hombres y mujeres
cuyos nombres han sido registrados, y que fueron martirizados en este período, ha sido
computado en dieciséis mil; mientras que la multitud fuera de estos está más allá de todo
cálculo.”

_ La supervivencia del testimonio


A pesar de verse diezmado cruelmente, el cristianismo siríaco en Persia logró sobrevivir con la
ayuda de otras comunidades cristianas de lengua siríaca en el norte de Mesopotamia. En este
proceso, la Escuela de los Persas, un seminario instalado primero en Nisibis y más tarde en Edesa
(363) jugó un papel muy importante. En esta escuela cumplió su ministerio docente Efraín (306–
373). La escuela fue una combinación de un seminario y una universidad cristianos, que entrenó al
liderazgo de las iglesias de lengua siríaca y promovió su cultura.

Cuando la persecución terminó, el obispo Maruta dirigió la reconstrucción de la Iglesia Persa.


Maruta fue miembro de varias embajadas romanas a la corte de Yezdegerd I (399–420). Fue
bienvenido por el monarca, quien se mostró tolerante hacia sus súbditos cristianos. Maruta logró
reunir a cuarenta obispos en un sínodo en Seleucia (410), que adoptó las decisiones del Concilio de
Nicea y fortaleció los lazos con la Iglesia de Occidente. También restableció el orden y la jerarquía
en toda la Iglesia Persa, con un obispo principal o metropolitano en Seleucia-Ctesifonte (que poco
más tarde fue llamado Catholikós).

_ Otros períodos de persecución en Persia


Hubo otros períodos de persecución en Persia, especialmente entre los años 420–422, bajo el
emperador Bihram V. Todo esto hizo que el cristianismo persa fuese la religión de una minoría. Pero
esta minoría sobrevivió hasta llegar a ser una comunidad reconocida, que si bien no contó con una
tolerancia completa, por lo menos pudo sobrevivir. Los cristianos pudieron establecer un acuerdo
efectivo con las autoridades del Imperio Persa, al independizarse de los obispados de la Iglesia en el
Imperio Romano y “nacionalizarse” al tener sus propios obispos (424). Así se constituyó la “Iglesia
del Este,” según se llamaba, con el siríaco como su idioma eclesiástico y el de sus Escrituras. Esta
Iglesia contó con su propio patriarca (catholikós) desde el 410, con sede en la ciudad de Ctesifonte,
y desarrolló una teología de carácter nestoriano (486), con una cristología del tipo de la escuela de
Antioquía, es decir, ponía énfasis sobre la humanidad de Cristo. En 484, el catholikós Barsumas
permitió a los obispos casarse, lo cual fue una concesión a lo que era una costumbre nacional.

Más hacia Occidente, en tanto, había tres “Grandes Obispos” en competencia por ver quién era
el primero y el de mayor influencia: (1) el obispo de Alejandría, que tenía autoridad sobre las iglesias
en Egipto, Libia y Cirenaica; (2) el obispo de Roma, que no tenía un área de autoridad declarada,
pero que era el único Gran Obispo desde Italia hacia Occidente; (3) el obispo de Antioquía, que
tampoco tenía un área de autoridad establecida, pero que tenía influencia sobre los territorios del
Mediterráneo oriental.

MAPA 5 - LAS GRANDES SEDES EPISCOPALES

_ La Iglesia Persa y el nestorianismo


Ya entrando en el siglo V, había en el Este dos corrientes de orientación teológica diferente. Por
un lado, estaba la jerarquía establecida en la sede de Seleucia-Ctesifonte (en territorio Persa) y la
escuela de Edesa (en territorio romano). Al igual que Antioquía, la sede de Edesa se vio desgarrada
con las controversias teológicas que se produjeron en la primera mitad del siglo V. Desde 437 a 457,
la escuela estuvo bajo la dirección de Narsai (m. 502), y subscribió una cristología anti-nicena o
nestoriana. No obstante, la reacción calcedónica obligó al traslado de la escuela a territorio persa,
en Nisibis (457). La escuela en Edesa finalmente fue cerrada por el emperador Zenón el Isaurio, en
489.

La escuela en Nisibis tuvo una gran influencia entre los cristianos persas y contribuyó al triunfo
en la región de la cristología nestoriana, que finalmente fue aceptada por un sínodo general de las
iglesias del Imperio Persa, celebrado en Seleucia en 486. Estas iglesias tuvieron que padecer muchas
persecuciones a lo largo del siglo V (420, 422, 445–447), debido a la oposición del mazdeísmo. Sólo
gozaron de cierta tolerancia durante los cortos períodos en los que la evolución de la política
exterior obligó al rey persa a reconciliarse con el Imperio Romano Oriental. Pero cuando estas
relaciones se deterioraban, como en tiempos de Cosroes I y Justiniano (540–545), o de Cosroes II y
Heraclio (602 en adelante), el número de mártires se multiplicaba.
La Iglesia Persa o del Este sufrió también debido a los problemas internos, en razón de
problemas sucesorios en el liderazgo, cismas y anarquía. Afortunadamente, gozó de un período de
vigor bajo el liderazgo de un gran Catholikós reformador, Mar Aba (540–552), quien venció las
dificultades y logró restituir el orden y la disciplina. A pesar de los muchos obstáculos, el cristianismo
tuvo éxito no sólo en mantener su fortaleza sino en hacer progresos dentro de la sociedad sasánida,
al punto de lograr algunos convertidos en la clase gobernante, e incluso en la familia real y el
sacerdocio mazdeísta.

La labor misionera nestoriana avanzó significativamente en las montañas del Kurdistán, donde
todavía hoy se encuentran comunidades nestorianas (los cristianos asirios). Los nestorianos también
se extendieron en dirección a Asia Central y la India (la Iglesia Siríaca en la costa Malabar). No
obstante, con el correr del tiempo, la Iglesia Nestoriana se fue aislando del resto de la cristiandad y
se desarrolló a su propio ritmo. Tuvieron que enfrentar la competencia del proselitismo de los
monofisitas, desde Filomeno de Mabbug a Jacobo Baradeo en territorio persa, y que terminaron por
organizarse como una Iglesia separada con su propia red de obispos y monasterios. No obstante, le
cupo a esta Iglesia ser la protagonista de la primera expansión del cristianismo hacia el Lejano
Oriente, cruzando toda el Asia Central hasta llegar a China (635).

EL CRISTIANISMO EN ETIOPÍA

_ Ubicación geográfica e histórica


Sobre las márgenes del mar Rojo hay dos países que tuvieron una participación importante en
la historia del cristianismo, no sólo por lo que ocurrió en ellos, sino también porque fueron escalones
para un mayor avance de la fe cristiana. Estos países son Etiopía y Arabia.

MAPA 6 - ETIOPÍA, ARABIA, PERSIA E INDIA


Etiopía es el país cristiano más antiguo no sólo de África sino de todo el mundo, que lo ha sido
en forma continuada. En Hechos, Lucas menciona la presencia de africanos en Pentecostés (Hch.
2:10), y registra el bautismo de un africano como el primero practicado por un gentil (Hch. 8:26–
39). Este etíope regresó a su patria portando las buenas nuevas de Jesucristo, y ya los Padres de la
Iglesia lo consideraron como el primer misionero en África, específicamente en Meroe, en lo que
hoy es Sudán (a 2.700 kms. de Jerusalén), que era el territorio gobernado por la reina Candace.

_ El desarrollo del cristianismo en Etiopía


La historia del cristianismo en Etiopía es retomada por Rufino (c. 345–410), un monje italiano
que escribió una Historia eclesiástica (c. 400). En ella cuenta que la fe cristiana llegó a Etiopía por
medio de Frumencio (c. 300–383), un joven cristiano de Tiro, que después de haber sido tomado
prisionero por los etíopes, logró ocupar un alto cargo en el gobierno de su país (un caso parecido al
de José en el Antiguo Testamento). Meropio, filósofo cristiano de Tiro, decidió visitar la India y llevó
con él a sus dos sobrinos y discípulos (Frumencio y su hermano Edesio). En el viaje de regreso, la
embarcación que los transportaba hizo puerto en Adulis, en la costa etíope del mar Rojo, para
aprovisionarse de comida y agua. Allí fueron atacados por los locales. Frumencio y Edesio fueron
hechos prisioneros y llevados al rey etíope a la capital (Axum), donde en razón de su educación
sirvieron como secretario y copero respectivamente. Cuando el rey murió, su hijo era todavía niño
y la reina pidió a los dos hermanos que compartieran el gobierno con ella como regentes y
especialmente que educaran a su hijo como futuro rey.

El relato nos dice que los dos hermanos aprovecharon su posición de poder e influencia para
esparcir la fe cristiana. Entre otras cosas, encontraron cristianos entre los mercaderes romanos que
visitaban el país y los ayudaron a construir lugares de adoración. Cuando el príncipe creció, Edesio
decidió regresar a su familia en Tiro, pero Frumencio fue a Alejandría y le informó al obispo Atanasio
“lo que el Señor había hecho, y le pidió que consagrara un obispo para los muchos cristianos
congregados y las iglesias construidas en esta tierra extranjera. Y Atanasio, después de una reflexión
cuidadosa, dijo, ‘¿Y quién más adecuado que tú mismo?’ ” Finalmente, Frumencio fue consagrado
obispo por Atanasio de Alejandría (296–372), alrededor del año 330. Aquí también el rey se convirtió
y el cristianismo encontró terreno propicio para su difusión. Como obispo, Frumencio estableció en
Etiopía un cristianismo sólidamente niceno. Más tarde, el emperador Constancio trató en vano de
imponer el arrianismo, tal como lo estaba haciendo con éxito en el Imperio Romano.

_ Evidencias de cristianismo en Etiopía


Ezana, el rey de Etiopía, dejó inscripciones en Axum, que registran los triunfos de su reino (325–
350). Para los primeros años da gracias a los dioses del país. Luego dice: “Gracias sean dadas al Señor
de los cielos, quien tanto en el cielo como en la tierra es más poderoso que todos.” Evidentemente,
en algún momento de su vida adulta este monarca se convirtió al cristianismo. Hay una moneda con
la efigie del rey que lo presenta rodeado de cuatro cruces, típico símbolo cristiano. Ezana fue muy
probablemente el rey a quien Frumencio sirvió como regente. Esto significa que Etiopía se hizo
cristiana antes del año 350. La capital actual de Etiopía es Addis-Adeba, pero Axum continúa siendo
la capital religiosa. Salvo un corto período en el siglo X, Etiopía es el país de presencia cristiana
continuada más antiguo del mundo.

Es interesante notar que aquí también el cristianismo contribuyó al desarrollo de una cultura
nacional mediante la creación de una lengua escrita. En la primera mitad del siglo IV, la lengua
nacional, el geez, adoptó una forma de escritura derivada de un alfabeto del sur de Arabia. No
obstante, fue después de varias generaciones que se fueron produciendo obras de traducción y
edición, que hicieron que la Iglesia Etíope pudiera contar con su propia versión de las Escrituras
(segunda mitad del siglo V) y de la liturgia y literatura, como también ricas expresiones de arte
cristiano. El cristianismo en Etiopía alcanzó su período más glorioso durante los siglos V y VI, cuando
la civilización etíope echó raíces, se expandió y floreció con un marcado tinte cristiano.

La Iglesia Etíope dependió estrechamente de Egipto. Recién en el siglo XX (1951) el abuna, el


líder de la Iglesia de Abisinia, dejó de ser un dignatario nombrado por la sede patriarcal en
Alejandría. No es extraño, pues, que la Iglesia Etíope se haya inclinado a favor del monofisismo. Esta
corriente teológica fue introducida por los “Nueve Santos,” un grupo de monjes siríacos monofisitas
que se refugiaron en Etiopía escapando de la persecución católica a fines del siglo V.

EL CRISTIANISMO EN ARABIA E INDIA

_ El cristianismo en Arabia
El cristianismo llegó temprano a Arabia, introduciéndose desde el norte por la frontera con el
Imperio Persa y el Imperio Romano; y desde el sur por el golfo Pérsico y el mar Rojo. Arabia era un
país sin un gobierno central. Las tribus eran nómadas e independientes. El cristianismo se desarrolló
de igual manera, ya que no hubo un movimiento de escala nacional. Hacia el año 370 encontramos
los primeros registros de conversiones cerca de la frontera romana entre los nómadas del desierto.
Pero es evidente que ya había cristianos en Arabia desde algún tiempo antes. La reputación de
algunos monjes del desierto llevó a la conversión de una que otra tribu en territorio árabe. Los
sarracenos, por ejemplo, se convirtieron por los esfuerzos de la reina María y su obispo, el monje
Moisés, para quien se creó una sede en la península de Sinaí, en 374. No obstante, estas
conversiones eran pocas y no dan cuenta del surgimiento de verdaderas iglesias nacionales.

La difusión del cristianismo en territorio propiamente árabe fue todavía más esporádica. Es
posible que mercaderes cristianos de origen romano en sus visitas a puertos árabes sobre el mar
Rojo hayan logrado algunos convertidos. Hacia el 350, el emperador Constancio envió una embajada
a la corte del rey de los Himyaritas en lo que ahora es Yemén, para pedirle al rey que permitiera las
misiones cristianas. Pero parece que no hubo resultados muy positivos.

Conocemos el nombre de algunos obispos cristianos árabes o que sirvieron en territorio árabe.
En el Sínodo de Antioquía, en 364, en la lista de los obispos presentes, encontramos el nombre de
“Teotino, obispo de los árabes”. Otro obispo árabe fue Teófilo de la India, quien fue el obispo que
se presentó como embajador del emperador Constancio al rey del Yemén y lo instó a aceptar la fe
cristiana, alrededor de 356. Este Teófilo es un personaje curioso. Nació en alguna isla distante en el
mar Rojo o el océano Índico. A edad temprana había sido enviado como rehén a la corte de
Constancio, fue educado en el Imperio Romano, se convirtió al cristianismo, fue ordenado como
diácono por Eusebio de Nicomedia y más tarde como obispo por miembros de su partido. Abrazó la
forma más virulenta de arrianismo, y esta secta lo honró admirándolo como un gran obrador de
milagros. En ocasión de su misión al sur de Arabia, probablemente visitó la isla en la que había nacido
y otras regiones alrededor del océano Índico, donde encontró a cristianos que practicaban su
religión más o menos de manera estricta.

En Yemén, la comunidad judía se opuso firmemente a los intentos proselitistas de Teófilo, pero
éste prevaleció y el rey puso de manifiesto la sinceridad de su conversión al mandar construir tres
templos. Los cristianos del Yemen, no obstante, sufrieron más tarde (comienzos del siglo VI) una
severa persecución inspirada por los judíos. Muchos hombres, mujeres y niños padecieron martirio
en 523 bajo Masruq, rey de Yemén, hijo de una mujer judía y judío él mismo. La persecución duró
hasta el año 525, cuando el rey judío fue vencido por ejércitos cristianos provenientes de Etiopía,
que establecieron un protectorado etíope. No obstante, las vicisitudes de los cristianos continuaron,
hasta que finalmente el Yemén fue conquistado por los persas en 570.

Finalmente, gracias al protectorado etíope, el testimonio cristiano creció hasta que contó con
una importante minoría en la población, especialmente en la región de Najrán. Con el surgimiento
del Islam, el cristianismo monofisita del sur de Arabia virtualmente desapareció, o por lo menos
perdió fuerzas. Este tipo de cristianismo es el que probablemente se ve reflejado en el Corán, las
escrituras sagradas de los musulmanes.

_ El cristianismo en India
¿Cuándo llegó el cristianismo a la India? No hay documentación suficiente para dar una
respuesta definitiva, y los datos que se poseen son fragmentarios. Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa
Siria, que todavía sobrevive, es testimonio de la presencia del cristianismo desde tiempos remotos
en la India. El libro Los hechos de Tomás, escrito probablemente en Edesa alrededor del año 200,
cuenta que los doce apóstoles echaron suertes para decidir a qué país iría cada uno, y que a Tomás
le tocó la India. Viajó por mar y llegó a la corte de un rey llamado Gundaforo, a quien bautizó.
Finalmente, murió alanceado en otro lugar de la India, y enterrado en Mylapore, al sudoeste de
Madrás. La historia, si bien está llena de fantasía, puede tener elementos de verdad, y es muy
probable que el primer cristiano en llegar a la India haya sido el apóstol Tomás. Al menos, la Iglesia
Ortodoxa Siria lo considera su fundador. La tradición menciona también a Bartolomé en relación
con la evangelización de la India, si bien es probable que este apóstol haya ido a Arabia y fue desde
allí que el testimonio cristiano se extendió a la India.

Otro misionero a la India fue Panteno de Alejandría (c. 180). Según Eusebio, Panteno se hizo
cargo de una misión en la India, donde encontró un Evangelio de Mateo escrito en caracteres
hebreos (arameo). Eusebio describe a Panteno como filósofo y misionero. Nacido en Sicilia y
convertido del paganismo, Panteno finalmente se estableció en Alejandría, donde enseñó y llegó a
ser el líder de la escuela catequética en aquella ciudad de Egipto.

Diversos documentos dan testimonio de la presencia de cristianos en la India durante el siglo


IV. Se menciona a David, obispo de Basora (en Mesopotamia), que “fue a la India donde evangelizó
a mucha gente” (c. 300); a Juan el Persa, que representó a las iglesias de toda Persia y “en la gran
India” en el Concilio de Nicea (325); a Tomás el Mercader, que llegó a la costa Malabar al frente de
un grupo de inmigrantes cristianos en el año 345, posiblemente huyendo de la persecución en Persia
(339–379). Es posible, según testimonios arqueológicos que el rey de Malabar, Pallivanavar, se haya
convertido por este tiempo (350).

Hacia el año 547, un ex-mercader alejandrino que se hizo monje escribió un libro titulado La
topografía cristiana. Su propósito era demostrar que la tierra era plana y no esférica, como algunos
sostenían. Había viajado por todo el mundo (especialmente el océano Índico entre 520–525) y
estaba convencido de lo que creía. Si bien su propósito principal estaba errado, su obra es un
importante documento para la historia del cristianismo. Refiriéndose a Mateo 24:14, escribe: “El
evangelio ha sido predicado en todo el mundo. Declaro esto como un hecho, en base a lo que he
visto y oído en muchos lugares.” Luego menciona los lugares en los que se podía encontrar a
cristianos, a lo largo de las rutas comerciales de África y Asia: “En Ceylán (hoy Sri Lanka) hay una
iglesia, con clero, y una congregación de creyentes, pero no sé si más allá también hay.… Tal es el
caso también de la tierra llamada Male (Malabar o Kerala, en el sur de la India), donde crece la
pimienta, y de Kalliana (Kalyan, cerca de Mumbai), con un obispo elegido desde Persia.” Luego sigue
mencionando a Socotra, una isla en el mar de Arabia, donde “hay clero persa y una multitud de
cristianos;” toda la tierra de Persia, con “innumerables iglesias, grandes comunidades, y también
sus propios mártires; Etiopía y Axum; el Yemén y Arabia.” De esta manera, Cosmas Indicopleustes
en su descripción ofrece detalles sobre la situación del cristianismo en la India, pero presenta
también un interesante resumen del progreso del cristianismo en todo el Este, fuera del Imperio
Romano. Su testimonio es el más antiguo que se tiene de la presencia de cristianos en el
subcontinente de la India en sus días.

MAPA 7 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO A FINES DEL SIGLO VI

LOS BÁRBAROS DEL NORTE DE EUROPA


De Oriente volvemos a Occidente para considerar el desarrollo del cristianismo en Europa, fuera
de las fronteras del Imperio Romano. Sin embargo, para entender los procesos históricos que
ocurrieron en el norte de Europa es necesario que comencemos refiriéndonos a movimientos de
pueblos que se produjeron en el centro de Asia.

_ Los hunos de Asia Central


En Asia Central vivía un pueblo de raza mongola, conocido como los hunos. Vivían al norte del
desierto de Gobi y de los Himalayas, barreras naturales que defendían a China e India; y de la Gran
Muralla china, barrera artificial de 2200 kilómetros de longitud. Los hunos no conocían la
agricultura, no tenían ciudades, ni villas, ni casas, sino que eran nómadas que vivían en un lugar
hasta agotarlo y luego se movían a otro sitio con sus familias, tiendas y animales. Eran guerreros
feroces y tenían una gran movilidad debido a sus cabalgaduras resistentes y veloces. A medida que
crecieron, sus desplazamientos se fueron haciendo más frecuentes y rápidos. Entonces se dedicaron
al saqueo, al crimen y la destrucción. Eran temidos en Asia y en Europa.

A pesar del desierto de Gobi y la Gran Muralla, algunas tribus invadieron China e India. En el año
200 terminaron con la dinastía Han de la China y dieron comienzo a 400 años de una suerte de edad
media china. En 480 cruzaron los Himalayas y destruyeron el Imperio Gupta, que desde el 320 había
formado una gran civilización en el norte y centro de la India. Otros grupos se dirigieron hacia el
oeste presionando sobre las tribus bárbaras del norte de Europa, que comenzaron a entrar al
Imperio Romano atraídas por su clima más cálido, mejores condiciones de vida y, sobre todo, la
seguridad que ofrecían sus fronteras.

_ Los godos de Europa del norte


Desde el siglo II, los gobernantes romanos reconocieron el peligro de las tribus germanas al
norte del río Danubio, de las que los godos eran la mayoría. Estos pueblos godos comenzaron a
irrumpir pacíficamente en las fronteras romanas, estableciéndose con permiso imperial como
colonos o mercenarios en el ejército de frontera. Algunos llegaron a ser oficiales de los ejércitos
romanos, al punto que en 235 un godo llegó a ser general y más tarde fue aclamado como imperator
por el ejército (emperador Germánico, 251). Esto llegó a ser muy peligroso ya que las tribus godas
presionaban las fronteras cada vez más y llenaban de mercenarios el ejército que se suponía cuidaba
esas fronteras.

Los godos estaban establecidos en las llanuras alrededor del mar Negro, entre el Danubio y el
Dnieper. En algún momento, durante el siglo III, el testimonio cristiano comenzó a esparcirse entre
ellos posiblemente desde Crimea. En el siglo IV, los hunos presionaron sobre las tribus al norte del
Danubio (en Rumania y Hungría), especialmente a los godos, y los forzaron a ingresar masivamente
al Imperio Romano. En 376, los godos pidieron permiso para ingresar al Imperio. Se instalaron en
los Balcanes, cerca de Constantinopla. En 378, hubo un levantamiento de los refugiados godos, que
terminó en la derrota del ejército imperial del emperador Valente, en la batalla de Andrinópolis. El
sucesor, Teodosio el Grande, logró someterlos y los hizo sus aliados a cambio de un tributo anual.

Los visigodos permanecieron algunos años custodiando las fronteras del Imperio, pero a la
muerte de Teodosio (395) se alzaron en armas y luego de asolar a Grecia y Macedonia, se dirigieron
hacia Italia. En el año 408, el emperador Honorio mandó asesinar a Estilicón, el responsable por la
defensa de Roma. Entonces el general visigodo Alarico (376–410), un general godo al servicio del
Imperio y que se hallaba en Iliria, reanudó sus ataques contra el Imperio. Finalmente, en 410, Alarico
puso sitio a Roma y la saqueó.

Para muchos cristianos, la caída de Roma significó el fin del mundo. Jerónimo (342–420), el
autor de la Versión Vulgata de la Biblia (versión latina), desde su lugar de retiro en un monasterio
en Belén, refiere los acontecimientos y su desarrollo con gran dramatismo. En una carta a Heliodoro,
escrita en 396, Jerónimo expresa su espanto frente a la situación en todo el mundo.

Jerónimo: “Durante veinte años y más, la sangre de los romanos ha sido derramada
diariamente entre Constantinopla y los Alpes Julianos.… ¡Cuántas matronas y vírgenes de
Dios, damas virtuosas y nobles, han sido sometidas para entretenimiento de estos brutos!
Obispos han sido tomados cautivos, sacerdotes y aquellos en las órdenes menores han sido
asesinados. Las iglesias han sido demolidas, los caballos han sido guardados junto a los
altares de Cristo, las reliquias de los mártires han sido desenterradas. El llanto y el temor
abundan por todas partes y la muerte aparece en innumerables formas y maneras. El mundo
romano está cayendo: no obstante, mantenemos en alto nuestras cabezas en lugar de
inclinarlas.… El Este, es verdad, parecía estar protegido de todos estos males.… Pero, he
aquí, en el año que acaba de pasar los lobos (ya no de Arabia sino de todo el norte) se han
soltado sobre nosotros desde lo más intrincado del Cáucaso y en corto tiempo han
derrotado a estas grandes provincias.… ¡Qué enorme cantidad de monasterios han
capturado! ¡Cuántos ríos han hecho correr rojos en sangre!… Son nuestros pecados los que
hacen fuertes a los bárbaros, son nuestros vicios los que vencen a los soldaros de Roma.…
¡Oh, si tan solo pudiésemos subirnos a una torre de vigía lo suficientemente alta que de ella
pudiésemos contemplar toda la tierra esparcida a nuestros pies, entonces les mostraría a
un mundo en ruinas.”

Poco más tarde, la situación se había agravado y Jerónimo, como si estuviese actuando de
reportero en el frente de guerra, informa detalladamente de la situación. En una carta escrita a
Ageruchia, una viuda noble de Galia, alrededor de 409, dice: “Sí, el Anticristo está cerca.… Ahora
hablaré unas pocas palabras de nuestras miserias presentes.… Tribus salvajes en números
incontables han invadido todas las partes de Galia. Todo el país entre los Alpes y los Pirineos, entre
el Rin y el Océano [Atlántico], ha quedado devastado por las hordas de [los bárbaros].… Y los que la
espada perdona por fuera, el hambre los devora por dentro. No puedo hablar sin lágrimas …”
Apenas un poco tiempo después, Jerónimo parece estar redactando los titulares de un diario,
cuando en una carta a Principia (412), comenta: “Un rumor terrible del Oeste. Roma ha sido sitiada
y sus ciudadanos se han visto forzados a comprar sus vidas con oro. Luego, así despojados, ellos han
sido sitiados nuevamente de modo que perdieron no solamente su sustento sino sus vidas. Mi voz
se pega en mi garganta; y, al dictar [esta carta], el llanto ahoga mi palabra. La ciudad que había
tomado a todo el mundo ahora estaba cautiva.”

La caída de Roma fue el presagio de la inminente caída del Imperio Romano occidental. Antes
de terminar el siglo V, los visigodos se iban a establecer en España, los vándalos cruzaron al norte
de África, los burgundios ocuparon la región de Francia a la que dieron su nombre, mientras que las
regiones al norte del Imperio fueron dominadas por los francos y los anglo-sajones, tribus éstas que
todavía no habían tenido contacto con el cristianismo. La Edad Oscura se estaba cerniendo sobre
Occidente y muchos se habrán sentido tan apesadumbrados como Jerónimo.

La caída de Roma fue una tragedia, que despertó varios interrogantes: (1) ¿qué hizo la Iglesia
en el Imperio Romano respecto a los bárbaros que estaban por destruir ese Imperio? (2) ¿qué hizo
la Iglesia del Este respecto de los más salvajes de todos los pueblos bárbaros, los hunos? (3) ¿qué
enseñó la Iglesia acerca de la caída de Roma y sobre cualquier crisis similar que pudiera ser
considerada como “el fin del mundo”?

_ La Iglesia del Oeste y los godos


Si bien la caída de Roma fue una verdadera tragedia, no perjudicó mayormente la situación de
la Iglesia cristiana romana. En buena medida, el respeto que los bárbaros invasores tuvieron por la
Iglesia latina, su clero, sus templos e instituciones se debió al hecho de que muchos de ellos ya
conocían la fe cristiana. El cristianismo había llegado a las tribus germanas no por medio de un plan
elaborado para ganarlos, sino a través de prisioneros cristianos. En 264, godos de Rumania cruzaron
el mar Negro, atacaron Asia Menor, y tomaron prisioneros griegos cristianos. Uno de ellos fue el
abuelo de Ulfilas (311–383), quien habría de llegar a ser el apóstol a los godos.

Antes del año 400, el cristianismo había alcanzado a los pueblos germanos que vivían al norte
del río Danubio, gracias a la predicación y el ministerio de Ulfilas. Este singular misionero, hijo de
una mujer goda, pero con educación griega y latina, conocía muy bien las costumbres de los pueblos
bárbaros. Había llegado a cumplir funciones eclesiásticas como lector y estaba bien comprometido
con el ministerio, cuando una embajada enviada al Imperio Romano le dio la oportunidad de hacer
contacto con las autoridades de la Iglesia en el Este. La embajada llegó siendo emperador Constancio
(341), cuando la reacción anti-nicena triunfaba en el Este. Ulfilas, entonces, fue ordenado obispo
por Eusebio de Nicomedia y como era de esperar adoptó una teología arriana.

El obispo de Constantinopla lo designó como misionero a los godos, donde llevó a cabo una
labor misionera extraordinaria. Ulfilas era un hombre práctico. Lejos de enredarse en las
especulaciones teológicas y filosóficas de la época, se adhirió a la doctrina arriana porque resultaba
más fácil de comprender y comunicar, especialmente a los paganos. A Ulfilas no le interesaba tanto
la especulación teológica de sus días, como expresar en la forma más simple posible un credo que
fuera fácilmente aceptado. Por eso, en su prédica enseñaba que Cristo no era Dios sino un ser
inferior, es decir, su cristianismo era arriano.

Ulfilas fue más hábil como predicador que como pensador; fue un pésimo teólogo, pero un
misionero extraordinario. Su obra más importante fue la traducción de la Biblia al idioma gótico.
Para aquel entonces, la Biblia ya estaba traducida al siríaco, el copto (es decir, “egipcio”) y el latín.
El problema era que los godos no tenían escritura, salvo por algunos pocos caracteres rúnicos que
eran utilizados más en la magia que en la comunicación. Ulfilas entonces inventó un alfabeto gótico
usando letras griegas para representar los sonidos góticos. Así, la Biblia Gótica llegó a ser el primer
libro en la familia de idiomas germanos, a los que pertenecen idiomas modernos tan importantes
como el inglés y el alemán. Ulfilas conocía griego y sabía lo que tenía que hacer; pero también
conocía a los godos y sabía lo que no tenía que hacer. Por eso adaptó su versión de la Biblia a la
cultura y cosmovisión gótica.

Filostorgio: “Ulfilas tuvo un muy gran cuidado de los godos de muchas maneras. Por
ejemplo, redujo su lengua por escrito y tradujo todos los libros de la Biblia en su habla
cotidiana, excepto los libros de Reyes. Los dejó fuera porque son meramente el relato de
hazañas militares, y las tribus góticas eran particularmente afectas a la guerra. Ellas tenían
más necesidad de controles sobre sus naturalezas guerreras que de estímulos que los
urgiera a acciones de guerra.”

Ulfilas terminó su carrera en la anterior provincia romana de Mesia, al sur del Danubio. Se retiró
allí para escapar a una de las persecuciones dirigidas a interrumpir el avance del testimonio cristiano
entre los godos, o bien para acompañar la instalación de un grupo de godos en territorio romano.
Las iglesias fundadas por Ulfilas continuaron siendo arrianas en su teología. Varios sucesores de
Ulfilas sirvieron como obispos arrianos y escribieron obras y participaron en disputas teológicas
importantes. El arrianismo se transformó, de este modo, casi en la religión nacional de los pueblos
germanos.

Por supuesto, no todos los godos que se llamaban cristianos eran convertidos auténticos.
Muchos de los que entraban al Imperio aceptaban el bautismo, así como aceptaban las costumbres
romanas. Otros se hacían pasar por cristianos para poder entrar al Imperio, especialmente durante
el siglo IV. De todos modos, la Iglesia latina se vio beneficiada ya que recibió el ingreso masivo de
nuevos miembros, admiradores asombrados de las ceremonias cristianas y de la belleza de sus
templos. Los bárbaros analfabetos aceptaban todo sin demasiadas preguntas, y si bien tenían la
hegemonía política y militar, fueron sometidos al romanismo. En definitiva, la victoria cultural de
Roma sobre estas tribus fue un paso decisivo para el avance de las pretensiones de su obispo sobre
las de sus competidores del este.

MAPA 8 - RUTAS SEGUIDAS POR LOS HUNOS Y GODOS

_ La Iglesia del Este y los hunos


¿Hubo testimonio cristiano entre los hunos? Según Jerónimo, en una carta que le escribe a
Laeta, la nuera de Paula, que lo acompañaba en su monasterio en Belén (403), parece que sí. “Todos
los días”—afirma el monje de Belén—“damos la bienvenida a multitudes de monjes de India, de
Persia, de Etiopía. El arquero armenio ha dejado sus flechas de lado, los hunos están aprendiendo
el Salterio, y los fríos escitas son templados con la llama de la fe.”

El documento que testimonia de la presencia del cristianismo entre los hunos es la Crónica de
Sa’art. Este documento fue escrito entre los años 800–1300, pero está basado en registros
anteriores. Cuenta de una revuelta en Persia antes del año 500, que sacó al emperador persa Qbad
de su trono y país. Qbad huyó hacia el nordeste, a una región que se conoce como Bactria, sobre el
río Oxus, ocupada en aquel tiempo por los hunos blancos (turcos). El rey huno lo ayudó a recuperar
su trono, y al regresar a Persia, Qbad se mostró favorable a los cristianos, porque los cristianos entre
los hunos lo habían ayudado. Algunos persas miembros de su corte y que lo acompañaron a Bactria
se quedaron allí, se casaron y formaron sus familias entre los hunos. Años más tarde, algunos
regresaron a Persia y trajeron noticias de la presencia de cristianos entre los hunos. El redactor de
la Crónica de Sa’art copia los nombres de estos testigos y fecha su testimonio en el año 555. Los
episodios que describe pueden haber ocurrido entre 525–550.

Crónica de Sa’art: “Los hunos han aprendido a escribir su propia lengua. Así es como
ocurrió: Luchando contra los romanos, los hunos habían tomado prisioneros. Treinta y
cuatro años más tarde, un ángel apareció a Qaradushat, obispo de Arán, en Armenia
Oriental, diciendo: ‘En respuesta a las oraciones de los cautivos, Dios me ha dicho que te
pida que vayas, bautices a sus niños, les proveas de sacerdotes, les des los sacramentos, y
he aquí, yo estoy contigo y encontrarás todo lo que necesites.’

Siete de ellos partieron atravesando territorio salvaje, no haciendo rodeos por los pasos,
sino derecho, cruzando las montañas, y cada noche eran provistos de siete panes y de una
botella de agua. Predicaron a los cautivos, convirtieron a algunos de los hunos, y tradujeron
las Escrituras a su idioma.

Después de catorce años, Qaradushat murió. Su nombre significa ‘llamado por Dios.’
Otro obispo armenio, Makarios, fue llamado a ir, y fue de buen grado con algunos de sus
sacerdotes. Construyeron una iglesia de ladrillos, plantaron los campos, sembraron
vegetales, realizaron señales, y bautizaron a muchos. Los caudillos de los hunos los
honraron, invitándolos como maestros, cada uno a su propia tribu, y he aquí, están allí hasta
hoy.… Éste es el tiempo del cual habló el apóstol, cuando ‘ha entrado la plenitud de los
gentiles’ (Ro. 11:25).”

El documento describe lo que hoy podríamos denominar como misión rural. No se dice mucho
sobre la escritura y traducción de la Biblia, como en el caso de Ulfilas. Sin embargo, es muy probable
que la situación entre los hunos haya sido similar a la de los godos. El problema de la falta de un
abecedario o una forma escrita de la lengua era el mismo y debe haberse solucionado de la misma
manera. En este caso, se usaron letras siríacas para los sonidos hunos, y se creó un nuevo lenguaje
escrito, del que derivan lenguas como el mongol y el manchú.

_ La Iglesia y el fin del mundo


El problema de Volusiano. En un tiempo cuando el mundo parecía hacerse añicos, un sensible
cristiano se preguntaba por el porqué de la caída de un Imperio que llevaba el nombre de cristiano.
Volusiano, un joven procónsul, catecúmeno, le escribe a Agustín de Hipona (354–430), el más
importante de los Padres de la Iglesia latina, para compartir sus preguntas y preocupaciones. Así,
compara la entrada de Constantino a Roma en el 312 y la entrada de Alarico un siglo más tarde en
410. Según una carta de Marcelino a Agustín (412), “Volusiano piensa que todas estas dificultades
pueden ser agregadas a la pregunta previamente planteada, especialmente porque es evidente (si
bien él guarda silencio sobre este punto) que muy grandes calamidades han caído sobre el Imperio
bajo el gobierno de emperadores que en su mayor parte observaban la religión cristiana.”

Básicamente, Volusiano levanta dos preguntas. Por un lado, la pregunta pacifista, es decir, ¿está
bien que un cristiano ponga la otra mejilla, cuando es responsable de la seguridad de toda una
provincia, como era el caso de él? Por otro lado, la pregunta de la providencia, es decir, ¿por qué
Dios permite que ocurran estas cosas?

Desde su sede episcopal en Hipona, al norte de África, Agustín procuró responder a éste y a
otros interrogantes especialmente a través de su libro La ciudad de Dios (escrito entre 413 y 426),
que es la primera filosofía cristiana de la historia y la obra maestra de Agustín. Este libro es la defensa
más grande del cristianismo que jamás se haya escrito. Agustín salió al paso de la objeción de que
si bien el Imperio Romano había adoptado la religión cristiana, el cristianismo no había podido salvar
al Imperio de los bárbaros. Agustín escribió sabiendo que se encontraba en el fin de una edad, pero
miraba el futuro con esperanza.

La enseñanza de Agustín. Respecto de la crisis del año 410, Agustín admite que la religión
cristiana no salvó a Roma, pero afirma que sí salvó a muchos que estaban en peligro y necesidad.
Los horrores de la guerra no eran nuevos, pero muchos bárbaros eran arrianos y cuidaron de las
mujeres y los niños que se refugiaron en los templos cristianos.

Agustín de Hipona: “Todo el saqueo, pues, al que Roma se vio expuesta en la calamidad
reciente—toda la matanza, despojo, incendio y miseria—fue el resultado de la costumbre
de la guerra. Pero lo que fue novedoso, fue que los bárbaros salvajes se mostraron de
manera tan amable, que las iglesias más grandes fueron escogidas y apartadas con el
propósito de ser llenadas de gente a quienes se les dio refugio, y que en ellas nadie fue
asesinado, nadie fue acuchillado por la fuerza; que muchos fueron conducidos a ellas por
sus concesivos enemigos para ser puestos en libertad, y que de ellas nadie fue puesto en
esclavitud por enemigos inmisericordes. Quien no ve que esto debe ser atribuido al nombre
de Cristo, y al carácter cristiano, está ciego; quien lo ve y no lo alaba, es un desagradecido;
y quien impide a otros a alabarlo, está loco.”

En cuanto al problema del sufrimiento humano, señala Agustín que la religión cristiana no
pretende que el cristiano pueda evitar el sufrimiento. “Por lo tanto, si bien personas buenas y malas
sufren por igual, no debemos suponer que no haya diferencia entre las personas mismas, porque
no hay diferencia en lo que ellos sufren. Porque incluso en la semejanza de los sufrimientos, se da
una desemejanza en los que sufren; y si bien están expuestos a la misma angustia, virtud y vicio no
son la misma cosa.… Y así ocurre que en la misma aflicción los malvados detestan a Dios y blasfeman,
mientras que los buenos oran y alaban. De modo que la diferencia no está en cuáles son los males
que se sufren, sino en qué tipo de persona los sufre.”

Más complicada es su argumentación en cuanto al problema del mal en el mundo. Según


Agustín, la creación de Dios es buena y el mal sólo existe en la mala voluntad humana. En un mundo
que se ha alienado de su Creador, el propósito de Dios sólo puede encontrarse en el pueblo de Dios.
Dios sabía, antes de que ocurriera, que el ser humano iba a pecar.

Agustín de Hipona: “Y Dios no era ignorante de que el ser humano pecaría, y que, estando
ahora sujeto a la muerte, se propagaría en otros hombres condenados a muerte, y que estos
mortales correrían a tales enormidades en su pecado, que incluso las bestias carentes de
voluntad racional, y que fueron creadas de manera numerosa de las aguas y de la tierra,
vivirían más segura y pacíficamente con los de su propia especie que con el hombre, quien
se había propagado de un individuo con el propósito cierto de promover la concordia.
Porque ni siguiera los leones o los dragones han luchado entre sí guerras tales como las que
los hombres han luchado unos con otros. Pero Dios también previó que por su gracia un
pueblo sería llamado a la adopción, y que ellos, siendo justificados por la remisión de sus
pecados, serían unidos por el Espíritu Santo a los santos ángeles en paz eterna, siendo
destruido el último enemigo, la muerte.”

Finalmente, Agustín desarrolla el tema de las dos ciudades, que es el que le da el título a su libro.
En el corazón del mismo está el contraste entre la “ciudad terrenal,” que no será eterna, y la “Ciudad
Celestial” en la que está expresado el sentido de la historia. La idea central de Agustín es que toda
la historia humana es una lucha entre dos reinos, el de Dios y el del mundo, entre la civitas Dei y la
civitas terrena. Para él, la Iglesia es la colonia sobre la tierra de la Jerusalén celestial, establecida
para el testimonio acerca de Dios cualesquiera sean las circunstancias que se den en las naciones
del mundo. La Iglesia, peregrina a través de la historia, es la que da sentido a la historia y el fin de
este peregrinaje está más allá de la historia, en la Iglesia Triunfante.

EL CRISTIANISMO EN LAS ISLAS BRITÁNICAS

_ El testimonio en Bretaña
Uno de los primeros nombres asociados con el cristianismo en Bretaña es el de Albano, el primer
mártir cristiano en Inglaterra. Albano era un romano de Verulamium (la moderna St. Albans), de
quien se cuenta que amparó a un sacerdote cristiano durante la persecución bajo Diocleciano, en
304, a pesar de que todavía él no era cristiano. Cuando fue arrestado, confesó su fe cristiana
valientemente y después de ser torturado, fue ejecutado. Si bien hay ciertas dudas en cuanto a los
detalles de esta historia, hay dos cosas que parecen ser seguras. Primero, que el cristianismo para
este tiempo ya estaba firmemente establecido en Bretaña. Había obispos en Londres, York y Lincoln,
que concurrieron al Sínodo de Arlés pocos años más tarde, en 314. Segundo, el santuario de Albano,
cerca de Londres, se transformó en un lugar de peregrinación (hasta el día de hoy), y llegó a ser tan
famoso, que su nombre eclipsó el nombre romano que anteriormente tenía el lugar.

_ El testimonio en Escocia
En Escocia, el nombre que surge al investigar sobre los orígenes del cristianismo en esta región
(Galloway) es el de Niniano (c. 360–432), un bretón hijo de un caudillo cristiano. Siendo joven fue a
Roma a estudiar, y de allí al monasterio de San Martín de Tours, en Francia. Niniano regresó a
Escocia hacia el año 400, y durante algún tiempo vivió en una cueva. Cerca de allí construyó una
iglesia dedicada a Martín de Tours y un monasterio que seguía sus métodos misioneros. Los monjes
de este monasterio salieron a muchos lugares del país, evangelizando a los bretones en el sur, a los
pictos en el norte, a los escoceses en la costa occidental y en Irlanda del Norte.

_ El testimonio en Irlanda
El apóstol de Irlanda es Patricio (c. 389–c. 461), si bien el cristianismo ya había sido predicado
en la isla para cuando él llegó. Era un bretón, hijo de un diácono que vivía en la costa occidental de
Bretaña. Cuando tenía dieciséis años fue capturado por piratas irlandeses. Después de seis años
como esclavo en tierra pagana, logró escapar y regresar a su hogar. Pero no tenía paz, pues soñaba
con los irlandeses, en quienes su fe cristiana había comenzado a influir. Así, aceptó esto como un
llamado de Dios, y después de una larga preparación regresó a Irlanda, a la tierra de sus captores,
como misionero. Desembarcó en Ulster y viajó por todo el país desafiando valientemente al
paganismo, ganando a los caudillos y a sus seguidores. Su muerte ocurrió en el 461.

_ El testimonio en las Islas Británicas


El cristianismo de las Islas Británicas durante este período no estaba ligado con el cristianismo
latino del Imperio Romano, que empezaba a centrarse en la autoridad del obispo de Roma. Más
bien era un cristianismo de origen celta. Este cristianismo celta, imbuido de un fuerte espíritu
misionero, se vio de esta manera fortalecido en algunas regiones del noroeste, en un tiempo cuando
la ley y el orden romanos estaban en decadencia. De este modo, gracias a la obra de monjes
provenientes de las Islas Británicas, se preparó el camino para la evangelización del norte de Europa
en el siguiente período.

EL CRISTIANISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

_ Una vieja tradición


La tradición señala que el apóstol Pablo logró cumplir con su propósito de visitar España y
plantar allí el movimiento cristiano (Ro. 15:24, 28). No obstante, no tenemos prácticamente
información alguna en cuanto al desarrollo inicial del cristianismo en esa parte del mundo. Una
tradición muy antigua señala también que el apóstol Santiago (Jacobo) predicó en España y que el
apóstol Pedro envió a siete obispos a esta región. Es probable que, como ocurrió en otras partes del
mundo romano, el cristianismo haya entrado a la Península a través de comunidades judías en las
ciudades costeras, especialmente en el sureste, donde parece haber estado expandiéndose desde
comienzos del siglo tercero.

Justo L. González: “Según la tradición Santiago estuvo predicando en la región de Galicia y


en Zaragoza. Su éxito no fue notable, pues los naturales de esos lugares se negaron a aceptar
el evangelio. Cuando Santiago iba de regreso a Jerusalén, desanimado por lo que parecía
ser su fracaso, se le apareció sobre un pilar la Virgen—que todavía vivía—y le dio ánimo.
Éste es el origen de la ‘Virgen del Pilar’, venerada en España y en varias de sus antiguas
colonias. Tras su regreso a Jerusalén—continúa diciéndonos la tradición—Santiago fue
decapitado, y entonces algunos de sus discípulos españoles llevaron sus restos de regreso a
España, donde supuestamente reposan hasta el día de hoy en la basílica de Santiago de
Compostela. La tradición referente a Santiago en España ha tenido gran importancia para
los españoles a través de su historia, pues Santiago es el patrón del país, y ‘¡Santiago y cierra
España!’ fue el grito de guerra de la Reconquista contra los moros.”

Algunos registros del siglo III en cuanto al movimiento cristiano en España presentan un
cristianismo poco ortodoxo y maduro. Se menciona a un obispo que apostató de la fe durante la
persecución de Decio (250), pero que luego de pasar el peligro retornó a su oficio. Otros obispos
dejaron sus responsabilidades para involucrarse en el comercio. Algunas cartas de Cipriano de
Cartago (195–258) expresan que en España hubo una suerte de apostasía masiva, encabezada por
los obispos. Muchos cristianos acudían a los magistrados romanos para retractarse de su fe. Hubo
un derrumbe general de la moral, y no fueron pocos los creyentes que se sometieron a los sacrificios
oficiales, mientras continuaban profesando su fe cristiana. Incluso hubo quienes se desempeñaron
como sacerdotes cívicos. Los registros del concilio de Elvira, llevado a cabo alrededor del 309 revelan
que la Iglesia tuvo problemas con la idolatría, el homicidio y el adulterio e intentó corregir estos
errores. Este mismo concilio muestra que el movimiento cristiano se había extendido tan al norte
como Asturias y tan al este como Zaragoza, aunque su fuerza mayor parece haber estado en lo que
hoy es Andalucía.

En su Vida de Constantino, Eusebio de Cesarea menciona las diferentes regiones representadas


en el primer concilio ecuménico (Nicea, 325) convocado por el emperador Constantino. Con énfasis,
dice: “Hasta de la misma España, uno de gran fama se sentó como miembro de la gran asamblea.”
Este obispo famoso no era otro que Osio de Córdoba, consejero del emperador en materia
eclesiástica, y su enviado para tratar de reconciliar a las partes en conflicto en la controversia
arriana. Fue precisamente cuando Osio le informó a Constantino que las raíces del conflicto eran
muy profundas y que la disputa podía afectar la unidad del Imperio, que el monarca se decidió a dar
el paso que había considerado durante algún tiempo: convocar a todos los obispos cristianos del
mundo conocido para poner en orden la vida de la Iglesia y para resolver la controversia arriana.

Debe tenerse presente que, más tarde (379), el emperador Teodosio, que declaró al cristianismo
religión oficial del Imperio Romano, era natural de España, donde probablemente acogió su fe
cristiana. Teodosio fue el primer emperador romano de una fe cristiana ortodoxa. De todos modos,
el paganismo no desapareció rápidamente de España. En la última década del siglo IV los ritos
paganos todavía resultaban atractivos para muchos cristianos que habían renunciado a ellos. Incluso
un siglo más tarde, según las actas del concilio de Toledo, la idolatría seguía consiguiendo adeptos.
Si bien muchas de estas prácticas paganas pueden haber sido importadas por las tribus germanas
que invadieron la Península en el siglo V (vándalos, visigodos, suevos), es probable que hayan sido
supervivencias de tiempos anteriores a la llegada de los romanos o de los días del Imperio. No
obstante, con los visigodos, muchos de los cuales sostenían una fe arriana, el cristianismo logró un
establecimiento definitivo en la Península Ibérica con posterioridad al siglo V.

_ Una encarnizada herejía


Fue en España donde también surgió una “herejía,” que por algún tiempo mantuvo ocupados a
los sectores “ortodoxos” de la Iglesia. Lo ocurrido ilustra una constante del cristianismo español: su
rigorismo ético y su violencia ortodoxa. En este caso, el acusado fue Prisciliano (340–387), notable
asceta y predicador. Ya en el Concilio de Zaragoza (380), había sido condenado por leer libros
apócrifos y seguir prácticas ascéticas. Varios obispos seguidores suyos lo ordenaron como obispo de
Ávila. Muy pronto, sus oponentes consiguieron una orden imperial prohibiéndole asumir su oficio.
Prisciliano viajó a Milán y Roma para defender su caso ante el emperador y el obispo de Roma. El
segundo no lo recibió, pero el primero lo restituyó en su puesto en España. Pocos meses después,
un nuevo emperador lo sometió a un tribunal eclesiástico (385), bajo la acusación de gnosticismo,
ideas maniqueístas y depravación moral (Prisciliano consideraba que hombres y mujeres eran
iguales delante de Dios).

Prisciliano fue juzgado en Burdeos de acuerdo con la ley imperial que se aplicaba a la brujería,
y se lo obligó a comparecer ante el tribunal imperial de Tréveris. Sometidos a tortura, él y sus
compañeros (algunos de ellos eran obispos, como Instancio), confesaron las acusaciones que se les
hacían, especialmente de inmoralidad sexual. Pese a las protestas de Martín de Tours (m. 397), un
importante obispo galo, y de Ambrosio de Milán (340–397), los condenados fueron ejecutados por
decapitación, “convirtiéndose en el primer caso que conocemos de la masacre de ‘herejes’ y de la
caza de brujas bajo los auspicios cristianos.” El cuerpo de Prisciliano y de los otros seis ejecutados
fue trasladado a España, y se les dio sepultura como si fuesen mártires. El priscilianismo fue
condenado por el Concilio de Toledo (400).

Irvin y Sunquist: “El caso de Prisciliano refleja algunas de las ansiedades de su época, incluso
las cuestiones concernientes a nuevo papel público de la Iglesia y sus obispos, el ejercicio
del poder en el Imperio Romano, y las relaciones entre mujeres y hombres en la Iglesia.
Prisciliano se rehusó a reconocer tales distinciones agudamente definidas entre los géneros,
al menos entre aquellos que se habían comprometido con una vida ascética en Cristo. El uso
de la pena capital para controlar la enseñanza de la Iglesia fue también un paso mayor hacia
abajo en el largo camino de los juicios por herejía y el uso de la violencia en el nombre de la
fe cristiana ortodoxa. Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con esta dirección. Martín
de Tours, por su lado, vio las ejecuciones como una profunda distorsión de la fe cristiana.”

_ Un fanatismo riguroso
Hubo otras reacciones de indignación contra estos abusos, pero la persecución religiosa en
España continuó. Pablo Orosio (385–450), historiador y presbítero, llegó a destacarse como un
cazador español de herejes. En 414, en razón de la invasión de la Península por los vándalos, se
trasladó al norte de África, donde se colocó bajo la supervisión de Agustín de Hipona, quien le pidió
escribir una historia del mundo destinada a mostrar que la historia pre-cristiana fue peor que los
sufrimientos ocurridos en el Imperio bajo gobernadores cristianos. Los ataques bárbaros, según él,
eran expresión del justo juicio de Dios sobre los paganos que todavía no se habían convertido a la
fe cristiana.

Otro obispo español de renombre fue Dámaso (304–384), quien llegó a ser obispo de Roma
desde 366, después de haber derrotado con violencia a su oponente Ursino. De él, comenta
Johnson:

Paul Johnson: “Su meta parece haber sido bastante clara: presentar al cristianismo como la
verdadera y antigua religión del Imperio y a Roma como su ciudadela. Dámaso instituyó una
gran ceremonia anual en honor a Pedro y Pablo para destacar la idea de que el cristianismo
ya era muy antiguo y había mantenido su asociación con Roma y los triunfos del Imperio
durante más de tres siglos. Según lo que él alegaba, los dos santos no sólo habían asegurado
la primacía de Roma sobre Oriente, porque ella era su ciudad adoptiva, sino que también
habían demostrado que eran protectores de la ciudad más poderosos que los antiguos
dioses. El cristianismo era ahora una religión que tenía un pasado glorioso y un futuro
ilimitado. Dámaso vivía bien y agasajaba suntuosamente a sus visitantes. En 378 celebró un
sínodo ‘en la sublime y sagrada Sede Apostólica’—fue la primera vez que se usó la frase—
que exigió la intervención oficial para asegurar que los obispos occidentales se sometieran
a Roma. El Estado también dictaminó que el obispo de Roma no estaría obligado a
comparecer ante el tribunal: ‘Nuestro hermano Dámaso no debe ser puesto en una posición
inferior a la de aquellos con quienes tiene oficialmente una situación de igualdad, pero a
quienes supera por la prerrogativa de la Sede Apostólica.’ Según parece, Dámaso fue un
hombre desprovisto por completo de espiritualidad.”

_ Un extenso peregrinaje
Afortunadamente, no todos los testigos españoles fueron de un carácter cristiano tan dudoso
como el de Dámaso. Hacia fines del siglo IV (384), una mujer aristocrática de nombre Egeria,
probablemente una monja del noroeste de España, salió en peregrinaje hacia el Sinaí, Egipto,
Palestina y Mesopotamia. Es interesante que, en un tiempo en que casi no había mapas, ella utilizó
la Biblia para su orientación y la ayuda de ascetas locales que fue encontrando a lo largo del camino.
Su diario de viaje, escrito en un latín coloquial exquisito, es no sólo un testimonio extraordinario de
un periplo lleno de aventuras por parte de una mujer, sino una fuente de información extraordinaria
en cuanto a la liturgia, la arquitectura y la vida monástica de casi todo el mundo cristiano. El relato
testifica también de la noción, ya establecida para aquel tiempo, de una Tierra Santa cristiana y de
la importancia que la peregrinación a los sitios sagrados comenzó a tener. Además, Egeria, con el
relato de su viaje piadoso, ofrece una síntesis notable de la mayor parte de los lugares que hemos
mencionado en esta unidad, desde España hasta Mesopotamia.

En esta unidad hemos realizado un extenso viaje misionero. Comenzamos con los primeros
territorios visitados por el movimiento cristiano palestino, iniciando nuestro viaje en Antioquía de
Siria, para movernos a la primera ciudad-estado en convertirse al cristianismo, Edesa. De allí nos
movimos a la primera nación cristiana, Armenia. Pasamos por Partia, Persia, Etiopía, Arabia e India.
Desde el punto más extremo de la expansión oriental del testimonio cristiano, nos movimos al punto
más extremo de la expansión occidental, y así, pasando por el norte de Europa, llegamos finalmente
a las Islas Británicas y a la Península Ibérica.

En este viaje hemos podido constatar la manera dinámica en que el incipiente movimiento
cristiano encontró oportunidades para su expansión, la fundación de iglesias, la contextualización y
el testimonio. De igual modo, hemos podido evaluar hasta qué punto la oposición y persecución,
como también el impacto de la cultura local y sus manifestaciones, afectaron la configuración del
pensamiento y la acción cristianos. Todo esto resultó no sólo en un movimiento de aspiraciones
universales, sino verdaderamente mundial. Su dilatado alcance geográfico es parangonado con su
riquísima diversidad. Nuestra mayor cercanía con la cristiandad latina o mediterránea no debe
limitar nuestra visión del movimiento cristiano como auténticamente ecuménico y múltiple. Sin
embargo, de todos los variados factores que lo configuraron, ninguno parece ser más llamativo que
el cristianismo de los primeros siglos fue un movimiento típicamente urbano. Las iglesias que se
plantaron, tanto dentro como fuera del Imperio Romano, fueron comunidades urbanas, con todas
las características propias de tal condición socio-cultural. Para el año 500, la mayoría de las grandes
urbes del mundo conocido de entonces, habían sido alcanzadas con el testimonio del evangelio de
Jesucristo.

GLOSARIO

Adiabene: región cercana a la corriente superior del Tigris, con su capital en Arbela, una antigua
ciudad sagrada de los asirios, que fue alcanzada tempranamente (c. año 100) por el testimonio
judeo-cristiano palestinense. No obstante, los grupos cristianos fueron pequeños y padecieron una
resistencia activa por parte de sacerdotes de otras religiones (especialmente zoroastristas).

arriano: seguidor de las enseñanzas de Arrio (256–336), que en su herejía negaba la


consubstancialidad del Hijo y el Padre. Los arrianos creían que el Hijo había sido creado como un
agente para la creación del mundo.

catholikós: obispo patriarca o primado de ciertas iglesias orientales, especialmente de la Iglesia


Armenia o de las iglesias nestorianas (Iglesia del Este) como la Iglesia Ortodoxa Siria.

celta: perteneciente a un grupo de pueblos indoeuropeos que se establecieron antiguamente en las


Islas Británicas, Galia, y en algunas regiones de España, Alemania, norte de Italia, Suiza, y hasta en
Asia Menor. Se refiere también a un grupo de lenguas indoeuropeas habladas especialmente en
algunas regiones de las Islas Británicas.

ciudad-estado: un estado autónomo que consiste de una ciudad y su territorio vecino.


cristología: rama de la teología que trata con la interpretación teológica de la persona y obra de
Cristo.

Ctesifonte: ciudad de Asiria (hoy Irak), a orillas del Tigris, no lejos de Seleucia, residencia de invierno
de los reyes partos, arsácidas y sasánidas.

decuria: cada una de las diez porciones en que se dividía la antigua curia romana. En la antigua
milicia romana, era la escuadra de diez soldados gobernada por un cabo.

encratismo: del griego encarteis (autocontrol), designa a movimientos entregados a prácticas


ascéticas extremas, como la prohibición del matrimonio y la ingesta de vino y carne. Por usar agua
en lugar de vino en la Cena del Señor, se los llamó “acuarios” o “hidroparastatas.” Jerónimo dice
que Taciano fue el fundador del movimiento.

godos: antiguo pueblo germánico, que invadió el Imperio Romano en los primeros siglos de la era
cristiana y ocupó España e Italia, donde fundó reinos germánicos.

Iglesia del Este: Iglesia cristiana que remonta su origen al cristianismo que se desarrolló en el
Imperio Romano Oriental (bizantino), pero que se expandió de manera independiente hacia el este
(Mesopotamia) y desde allí más tarde hasta China, sosteniendo una teología nestoriana, y con una
liturgia y literatura religiosa en lengua siríaca.

licantropía: manía en la que el enfermo se imagina a sí mismo y se comporta como si fuese un lobo.

liturgia: del gr. leitourgia (adoración) es el orden y forma (rito o conjunto de ritos) que se sigue para
celebrar el culto religioso público.

maniqueo: seguidor de las doctrinas de Manes (216–277), que admitía dos principios creadores,
uno para el bien y otro para el mal.

misión palestinense: aquella correspondiente a la expansión del judeo-cristianismo de origen


palestino, nacido en Jerusalén. Este judeo-cristianismo se extendió hacia el este, yendo de Antioquía
de Siria hacia Edesa, y de allí hacia el norte a Armenia y hacia el sur en dirección a Mesopotamia.

monofisismo: herejía de los monofisitas, que enseñaban que en Cristo había una sola naturaleza
(divina) y no dos, como enseñaba el credo de Calcedonia (451), aun cuando él había asumido un
cuerpo terrenal y humano con su ciclo de nacimiento, vida y muerte.

movimiento de pueblos: resulta de la decisión conjunta de un número de individuos, todos


pertenecientes a un mismo grupo de pueblo, que les permite hacerse cristianos sin sufrir una
dislocación social, mientras se mantienen en contacto pleno con sus familiares no cristianos. Esto
hace posible que otros segmentos de ese grupo de pueblo, a lo largo de los años, llegue a decisiones
similares y forme iglesias cristianas constituidas primariamente por miembros de ese grupo de
pueblo.
nestorianismo: herejía del s. V difundida por Nestorio (428–431), patriarca de Constantinopla, que
profesaba la existencia de dos personas en Cristo, separando en él la naturaleza divina de la humana
en el Cristo encarnado. El nestorianismo fue condenado por el Concilio de Éfeso en 431, pero se
desarrolló en las iglesias que se separaron del cristianismo bizantino a partir de esa fecha, y tuvieron
su centro en Persia, desde donde se esparció desde Asia Menor hasta China.

nómada: familia o pueblo que anda vagando sin residencia fija de lugar en lugar de manera
estacional o dentro de un territorio bien definido a fin de asegurarse la provisión de alimentos, y
que generalmente está dedicado a tareas de pastoreo.

Osroene: región del NO de Mesopotamia, con capital en Edesa, donde se fundó un pequeño estado
gobernado por sus caudillos con el título de reyes. El cristianismo llegó a la región con el apóstol
Judas, hermano de Jacobo. En 190 y 201 ya había iglesias cristianas en Edesa. El rey Abgar IX (179–
214) se convirtió y abolió los cultos paganos.

politeísmo: doctrina de los que creen en la existencia de muchos dioses.

Sasánidas: dinastía persa que reinó de 225 a 651.

siríaco: lengua hablada y escrita de los antiguos habitantes de Siria, basada en un dialecto arameo
oriental y utilizada como la lengua literaria y litúrgica por varias iglesias cristianas orientales.

Vedas: en sánscrito significa conocimiento. Se trata de cuatro libros sagrados de la India, escritos en
lengua sánscrita, atribuidos a la revelación de Brahma. Son colecciones de oraciones, de himnos, de
fórmulas de consagración, y de expiación, que constituyen los escritos sagrados hindúes más
antiguos. Los Puranas, los Sutras, etc., son comentarios de dichos libros.

zoroastrismo: religión de origen persa, fundada en el s. VI a.C. por el profeta Zoroastro a partir del
mazdeísmo, y que sostiene la creencia en Ahura Mazda como la divinidad suprema. Esta doctrina
está promulgada en el Avesta (el libro de los escritos sagrados del zoroastrismo), y se caracteriza
por su rigor ético, ya que requiere de las buenas acciones humanas para ayudar a Ahura Mazda en
su lucha cósmica contra Ahriman, el espíritu del mal.

TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: Referencias al cristianismo en autores clásicos.

Lee y responde:
“Pomponia Graecina, una mujer de alto rango (la esposa de Aulus Plautius, a quien, como he
mencionado, se le ofreció una ovación por su campaña en Bretaña), fue acusada de una superstición
foránea, y fue pasada a su esposo para que la juzgara. Él siguió el procedimiento antiguo de escuchar
su caso, que tenía que ver con la situación legal de su esposa y su honor, en presencia de miembros
de la familia, y la declaró inocente. La larga vida de Pomponia se tornó en una tristeza
inquebrantable, porque después de la muerte de Julia, la hija de Drusus, vivió cuarenta años con
ropas de luto con sólo dolor en su corazón. Esto hizo que pudiera escapar al castigo durante el reino
de Claudio, y de allí en más contribuyó a su gloria.”

Tácito (c. 60–c. 120) en Los anales (13:32), sobre el juicio de Pomponia Graecina (57).

- Explica con tus palabras cuál puede haber sido la “superstición foránea” de la que era acusada
Pomponia Graecina.

TAREA 2: La persecución en Viena y Lión en Galia (177).

“La grandeza de la tribulación en esta región, y la furia de los paganos contra los santos, y los
sufrimientos de los benditos testigos, no podemos narrarlos con precisión, ni siquiera pueden ellos
ser realmente registrados. Porque con todo su poder el adversario cayó sobre nosotros, dándonos
un anticipo de su actividad desenfrenada en su futura venida. Se esforzó en toda manera en
entrenar y ejercitar a sus siervos contra los siervos de Dios, no sólo expulsándonos de casas y baños
y mercados, sino prohibiendo a cualquiera de nosotros ser visto en cualquier lugar que sea.… Pero
aquellos que eran dignos fueron apresados día por día, completando su número, de modo que todas
las personas celosas, y aquellos a través de quienes especialmente nuestros asuntos se habían
establecido, fueron reunidas de las dos iglesias. Y algunos de nuestros siervos paganos también
fueron apresados, ya que el gobernador había ordenado que todos nosotros debíamos ser
examinados públicamente. Éstos, siendo engañados por Satanás, y temiendo para ellos las torturas
que habían visto a los santos soportar, y siendo también urgidos por los soldados, nos acusaron
falsamente … de acciones de las que no sólo no nos está permitido hablar o pensar, sino que no
podemos creer que hayan sido hechas jamás por los hombres. Cuando se informaron estas
acusaciones, todo el pueblo rugió como bestias salvajes en contra nuestra, de modo que incluso si
alguien antes había sido moderado en base a amistad, ahora estaban sumamente furiosos y
rechinaban sus dientes contra nosotros. Entonces finalmente los santos testigos soportaron
sufrimientos más allá de toda descripción.”

Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 5.4, 5, 14–16.

- Según el relato de los sobrevivientes de las persecuciones contra las congregaciones de Viena y
Lión ¿qué lugar jugó Satanás en tratar de silenciar el testimonio cristiano en aquella región de Galia?

- A la luz de este testimonio histórico, ¿cuál es el arma preferida del diablo para silenciar a la Iglesia?
- ¿Cuál es tu propia evaluación de la obra demoníaca hoy en tu contexto en términos de detener el
avance del testimonio cristiano?

TAREA 3: ¿Era cristiano Constantino?

Los autores de historia del cristianismo no coinciden en sus opiniones acerca de si Constantino era
auténticamente cristiano o no.

Lee algunos de los siguientes juicios y saca tu propia conclusión:

Baker, Compendio de historia cristiana, 27–28, 59; González, Historia del cristianismo, 1:136–139;
Latourette, Historia del cristianismo, 1:131–133; Muirhead, Historia del cristianismo, 1:137–142;
Walker, Historia de la iglesia cristiana, 110–114, 119.

DISCUSIÓN GRUPAL

1. Leer Latourette, Historia del cristianismo, 1:31–37, y discutir las diferentes interpretaciones que
se han hecho sobre la ubicación del cristianismo en la historia. Discutir los dos últimos párrafos de
la p. 37, extrayendo conclusiones para compartir en un plenario de la clase.

2. Responder a las siguientes preguntas: ¿Por qué razones el idioma griego fue útil para la
comunicación del evangelio cristiano? ¿Qué idioma moderno es el más útil para comunicar el
evangelio hoy en todo el mundo? Dar razones. ¿Es el castellano un idioma adecuado para la
comunicación del evangelio?

LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La iglesia de nuestros padres, 7–25; 30–42.

Baker, Compendio de la historia cristiana, 5–30.

González, Historia del cristianismo, 1:21–76; 103–144.

Latourette, Historia del cristianismo, 1:1 1–60; 101–116; 118–133; 146–150; 155–164;

245–273.

Muirhead, Historia del cristianismo, 1:17–84; 97–134.


Vos, Breve historia de la Iglesia cristiana, 9–21; 28–35.

Walker, Historia de la iglesia cristiana, 1–52; 83–114.

UNIDAD 2

El cristianismo más alla del imperio romano

INTRODUCCIÓN
Hacia fines del segundo siglo el cristianismo se había difundido por casi todo el mundo
mediterráneo. Se encontraba bien establecido en el norte de África, en Galia y en España. Es
probable que para esta época haya alcanzado las Islas Británicas. Hacia el sudoeste, se estaba
esparciendo a lo largo de las márgenes africana y árabe del mar Rojo. Hacia el este del Imperio había
conquistado la pequeña ciudad-estado de Edesa, y desde allí se estaba extendiendo hacia el norte
llegando a Armenia, y hacia el este iba penetrando en Persia, y aun más allá dirigiéndose hacia el
Asia Central. En este tiempo, Tertuliano de Cartago, decía: “Somos apenas de ayer, y hemos llenado
todo lugar entre vosotros—ciudades, islas, fortalezas, pueblos, mercados, y los mismos
campamentos, tribus, compañías, palacio, Senado, Foro—no os hemos dejado nada sino los templos
de vuestros dioses.” Para fines del siglo tercero, el cristianismo se había establecido fuertemente en
muchas partes del Imperio Romano a pesar de la persecución y seguía avanzando firmemente fuera
del mismo, especialmente en Mesopotamia. Para comienzos del siglo IV, estaba ganando a Etiopía,
donde desde el rey hasta el último vasallo confesaban la fe de Cristo.

Hacia el año 350, la expansión del cristianismo resultaba notable. Primero, el cristianismo era
todavía una religión predominantemente “oriental,” ya que su fuerza más grande en este tiempo
estaba en Armenia (fuera del Imperio Romano), en Asia Menor, y en el extremo oriental de Europa
en la nueva capital del Imperio: Constantinopla. Generalmente, se concibe al cristianismo como una
religión europea y casi exclusivamente occidental. La historia no apoya este concepto. Por supuesto,
el cristianismo era muy fuerte en el mundo mediterráneo y allí habría de avanzar a pasos
agigantados, especialmente a partir del momento en que comenzó a contar con el favor imperial.
Pero no debemos pasar por alto el hecho del floreciente desarrollo del cristianismo en la frontera
oriental del Imperio y más allá de ella.

Segundo, en África, además de los puntos fuertes del litoral norteño, en Numidia, Cirenaica y el
delta y valle del río Nilo, el cristianismo iba penetrando paulatinamente por las riberas del mar Rojo
hasta entrar y conquistar Abisinia en este período. El desarrollo del cristianismo en el norte de África
fue muy significativo, ya que de allí salieron algunos de los teólogos cristianos más destacados de
este período (Tertuliano de Cartago, Cipriano de Cartago, Agustín de Hipona).

MAPA 4 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO HACIA EL AÑO 350

Tercero, el progreso del cristianismo a través de Asia continuó sin pausa. En Persia, donde hacia
mediados del siglo IV comenzó a sufrir una severa persecución; a lo largo de las márgenes árabe y
persa del golfo Pérsico; y desde aquí por mar hasta la India (alrededor del 295). Una embajada
romana enviada por el emperador Constancio en 354 se encontró con una comunidad cristiana en
el sudoeste de la India. La tradición oral, en la Iglesia Siríaca Antigua, que todavía hoy sobrevive en
esta región, habla de la llegada de cristianos allá por el año 345 provenientes de Persia
(presumiblemente huyendo de la persecución). Es probable que el cristianismo haya llegado hasta
la India o por lo menos a su frontera noroeste por vía terrestre. En el Concilio de Nicea en 325, un
obispo se autotituló como “Juan de la Gran India y Persia.” Más tarde, el cristianismo penetró más
profundamente en Asia Central, llegando a convertir y civilizar a los pueblos nómadas del
Turquestán alrededor del año 500.

EL PRIMER REINO CRISTIANO: EDESA

_ La conversión de Edesa
El libro de los Hechos nos dice que el día de Pentecostés la predicación de Pedro y los demás
apóstoles fue oída por “partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia” (Hch. 2:9), es decir,
habitantes de la región al este de Palestina. La ruta que llevaba a estos territorios pasaba por la
ciudad siria de Antioquía. Esta ciudad fue, desde muy temprano (Hch. 11:19–21) un centro muy
importante de cristianismo helenista. De hecho, fue allí que “a los discípulos se les llamó ‘cristianos’
por primera vez” (Hch. 11:26). Por ser una metrópolis comercial con una ubicación tan estratégica,
no es extraño que desde allí el movimiento cristiano se haya expandido en varias direcciones. Desde
Antioquía, donde comenzó Pablo su misión hacia Occidente, comenzó también la expansión hacia
Oriente. Desde fines del siglo I, cristianos de lengua aramea de Palestina predicaron a las
comunidades judías de una región denominada Osroene. Esta corriente misionera se conoce como
la misión palestinense. Fue el judío Tobías quien recibió a Addai, el primer misionero judeo-cristiano
en esa región.

La primera ciudad en ser alcanzada fue Edesa (200 kilómetros al este de Antioquía), capital de
un pequeño reino independiente (Osroene), estratégicamente ubicada sobre las rutas principales
de comunicación entre Oriente y Occidente. Aquí había también una importante comunidad judía,
que proveía de una buena base para el inicio del testimonio cristiano. Fue esta ciudad la primera en
ver a su rey convertido y al cristianismo constituido en religión oficial, cerca del año 200. De este
modo, Edesa se transformó en el centro más importante para la difusión del movimiento cristiano
de habla siríaca, lengua muy cercana al arameo.

El testimonio de Eusebio, quien visitó la ciudad en 320, agrega una información curiosa. Dice
Eusebio que en Edesa encontró un documento conocido como Crónica de Addai, que según él
contenía la correspondencia mantenida entre el rey de la ciudad, Abgar, con nadie menos que Jesús.
Según estos documentos, el rey invitó a Jesús a ir a Edesa, para que lo curara de una enfermedad
que padecía. Jesús le respondió que no podía ir, pero que enviaría a uno de sus discípulos.

Eusebio dice que después de la ascensión de Jesús, el apóstol Tomás “envió a Tadeo (Addai en
siríaco), uno de los setenta,” a Edesa. Tadeo curó a Abgar y a “muchos otros en la ciudad, hizo obras
maravillosas y predicó la palabra de Dios.” La pregunta que surge es si lo que relata Eusebio es
históricamente verificable y cierto. Eusebio así lo creía, pero quizás estaba equivocado. La
arqueología ha encontrado una moneda con la esfinge del rey Abgar de Edesa, con una cruz en su
corona. Pero no es el Abgar de tiempos de Jesús, sino Abgar VIII ó IX (179–216), y la moneda fue
acuñada entre 180–192. Como ocurría con frecuencia en la antigüedad, los compiladores de la
historia tomaron un hecho real y lo remontaron a los días de Jesús para darle lustre.

Es muy probable que el primer rey cristiano de Edesa haya sido Abgar IX. Su nombre aparece en
la Crónica de Edesa, pero allí no dice que haya sido cristiano. Julio Africano, quien vivió en la corte
de Abgar antes del 216, dice que este rey era un “hombre consagrado” (¿cristiano?). El Libro de las
leyes de las tierras, escrito antes del 250 por un discípulo de Bardaisanes, dice explícitamente que
el rey Abgar se hizo cristiano.

De todos modos, parece razonable pensar que para fines del primer siglo algunos cristianos
arameos ya habían llegado de Palestina a Osroene y que predicaron a las comunidades judías en la
región. Una indicación de esto es el hecho de que fue un judío, Tobías, quien recibió a Addai. Otro
elemento a tomar en cuenta es que los cristianos de Osroene celebraban la Pascua como lo hacían
los cristianos palestinenses y no como los de Asia.

_ La contribución de Edesa
El reino de Edesa (Osroene) fue “primero” también en varias cosas más. Por un lado, tuvo el
primer templo cristiano que recuerde la historia. Gracias al favor real, los cristianos de esta ciudad
pudieron tener su templo junto al palacio, cuando no había templos en el Imperio Romano. En el
año 201 hubo una inundación, y los registros indican que “Abgar, el rey, se paró sobre la torre,
llamada la Torre Persa, y observó las aguas con la luz de las antorchas. Las aguas rompían contra la
muralla occidental de la ciudad, entraban a la ciudad, y derribaban el grande y hermoso palacio del
rey.… Y las aguas destrozaron el templo de la iglesia de los cristianos.” De este modo, Osroene fue
probablemente el primer reino en el que se levantaron edificios destinados específicamente al culto
cristiano.

Además, en esta ciudad se hizo la primera traducción de los Evangelios del griego al siríaco, el
idioma que se hablaba por aquel entonces en Mesopotamia. A partir del segundo siglo se hicieron
traducciones del griego al siríaco, siendo posiblemente el Nuevo Testamento la primera de estas
traducciones, bastante antes del año 200. El siríaco es importante porque se transformó en el
idioma eclesiástico del avance cristiano oriental, y fue llevado, en las Escrituras y la liturgia, a través
de Asia hasta el mar de la China.

Una tercera contribución pionera de Edesa fue su énfasis en un cristianismo ascético,


especialmente a partir del siglo III. El cristianismo siríaco que se desarrolló allí puso un fuerte énfasis
sobre la ascesis. Los Hechos de Tomás hablan de los convertidos renunciando al matrimonio. Las
iglesias estaban compuestas mayormente por ascetas y se caracterizaban por un ejercicio intensivo
de los dones del Espíritu y la proclamación del evangelio. La práctica de la castidad estaba muy
difundida.

Edesa fue también un centro de expansión del testimonio cristiano y de producción de literatura
cristiana en lengua siríaca. En Edesa se formó lo que se conoce como el “ciclo de Tomás” (así como
en Frigia oriental se desarrolló el ciclo de Felipe o en Asia Menor el ciclo de Juan), que significa la
producción de una serie de tradiciones históricas y literarias ligadas al apóstol Tomás y su ministerio.
Allí surgen varias obras asociadas a Tomás, como Hechos de Tomás (siglo III), Salmos de Tomás
(composiciones judeo-cristianas del siglo II, que más tarde fueron adoptadas por los maniqueos),
Evangelio de Tomás (hallado en Nag Hammadi, pero relacionado con el medio judeo-cristiano de
Edesa, a mediados del siglo II). Otra obra importante del cristianismo primitivo oriental es Odas de
Salomón, un escrito de carácter judeo-cristiano, de orientación esenia, probablemente de fines del
siglo I. También se destacan el Evangelio de la verdad (una homilía litúrgica) y el Canto de la perla,
preservada en los Hechos de Tomás.

Edesa también produjo algunos personajes cristianos de renombre. Uno de ellos fue Taciano (c.
170), quien nació en Mesopotamia, de lengua siríaca, tuvo una buena educación, y quien fue al
Oeste buscando una religión que le diera satisfacción. Probó muchas de las religiones que se
practicaban en el Imperio Romano, hasta el año 150 cuando se convirtió a la fe cristiana en Roma.
Fue discípulo de Justino Mártir y autor de obras importantes. Su Discurso a los griegos es una
reacción contra la civilización greco-romana. En ella Taciano expresa su gratitud personal por su
liberación de los dioses del politeísmo pagano. También es el autor de una obra perdida titulada
Diatessaron (“a través de cuatro”), que fue probablemente la primera armonía de los Evangelios en
ser escrita y que tuvo una gran influencia en el cristianismo siríaco. Su testimonio personal de
conversión exalta el poder de las Escrituras y su valor por sobre los escritos griegos, que antes habían
concentrado su devoción.

Taciano: “Y, mientras estaba prestando mi más sincera atención al asunto, di con ciertos
escritos bárbaros, demasiado viejos para ser comparados con las opiniones de los griegos,
y demasiado divinos para ser comparados con sus errores; y fui guiado a depositar fe en
éstos por la sencillez sincera del lenguaje, el carácter no artificial de los escritores, el pre-
conocimiento manifiesto de eventos futuros, la calidad excelente de los preceptos, y la
declaración del gobierno del universo como centrado en un solo Ser. Y, al ser mi alma
enseñada por Dios, llegué a entender que la clase anterior de escritos llevaba a la
condenación, pero que éstos pondían fin a la esclavitud que está en el mundo, y nos
rescatan de la multiplicidad de potestades y de diez mil tiranos, mientras que nos dan, no
realmente lo que antes no habíamos recibido, sino lo que habíamos recibido pero por el
error no podíamos retener.”

Bardaisanes (154–222) fue otro nativo destacado de Edesa. Perteneció a una familia noble de
esa ciudad y estuvo ligado a la corte. Julio Africano nos informa que fue un arquero diestro, y que
escribía muy bien en griego y siríaco. Se convirtió en 179 y fue conocido como un hombre de
pensamiento independiente, poeta y primer himnólogo en lengua siríaca. Según Efraín, Bardaisanes
compuso muchos himnos (madrase), que eran una especie de lecciones líricas con un refrán. Estas
composiciones se cantaban de manera antifonal. Así, pues, Bardaisanes merece un lugar importante
como pionero en la historia de la música litúrgica.

Bardaisanes se destacó también en la literatura. En este sentido, es muy elogiado por Eusebio.
Un discípulo suyo registró su enseñanza en una obra titulada En cuanto al destino, escrita en forma
de preguntas y respuestas. También se atribuye a Bardaisanes el poema El himno del alma conocido
también como El canto de la perla. En El libro de las leyes de diversos países, algunos de sus
discípulos registraron sus enseñanzas, en las que se pone en evidencia el amplio conocimiento de
Bardaisanes. Lamentablemente, de sus numerosos escritos sólo se conservan unos pocos
fragmentos. Sus observaciones nos ofrecen un cuadro de la situación del cristianismo en todo el
mundo conocido de sus días.

Bardaisanes: “¿Y qué diremos de la nueva raza de nosotros los cristianos, a quienes Cristo
en su venida plantó en cada país y en toda región? Porque, he aquí, dondequiera que
estamos, todos somos llamados por el único nombre de Cristo: cristianos. En cierto día, el
primero de la semana, nos congregamos juntos, y en los días de las lecturas [?] nos
abstenemos de tomar alimento. Los hermanos que están en Galia no toman a varones por
esposas, ni los que están en Partia dos esposas; tampoco se circuncidan aquellos que están
en Judea; ni nuestras hermanas que están entre los Geli se unen a extraños; como tampoco
aquellos hermanos que están en Persia toman a sus hijas por esposas; ni los que están en
Media abandonan a sus muertos, o los entierran vivos, o los entregan como comida a los
perros; ni los que están en Edesa matan a sus esposas o a sus hermanas cuando cometen
impureza, sino que se alejan de ellas, y las entregan al juicio de Dios; ni los que están en
Hatra apedrean a los ladrones a muerte; sino que, dondequiera que están, y en cualquier
lugar en que se encuentren, las leyes de los diversos países no les impiden obedecer la ley
de su Soberano, Cristo; ni siquiera el Destino de los Gobernadores celestiales los mueva a
hacer uso de cosas que ellos consideran como impuras.”

Es difícil precisar la posición doctrinal de Bardaisanes. Por un lado, luchó contra la herejía.
Eusebio dice que escribió contra Marción. Pero por otro lado, se lo acusó de ser discípulo de
Valentino (gnóstico) y de practicar la astrología. Parece evidente que Bardaisanes profesaba una
especie de judeo-cristianismo gnóstico, pero no está tan claro si su gnosticismo era dualista o
meramente una manera de pensar algo anticuada. Lo segundo parece ser más probable.

LA PRIMERA NACIÓN CRISTIANA: ARMENIA


Las tradiciones más antiguas atribuyen un origen apostólico al movimiento cristiano en
Armenia. Se habla del apóstol Tadeo y se dice que ministró en este país al oeste del mar Caspio por
unos ocho años (35–43). De igual modo, se dice que el apóstol Bartolomé predicó allí por unos
dieciséis años (44–60). No obstante, estas tradiciones carecen de todo fundamento histórico.

_ La conversión de Armenia
Armenia estaba al este del Imperio Romano, pero más al norte que Edesa. El historiador griego
Sozómenos, en su Historia eclesiástica, escrita allá por el año 450, dice: “Los armenios, tengo
entendido, fueron los primeros en aceptar la fe cristiana como nación.” Según Eusebio, Armenia se
hizo cristiana hacia el 311, cuando el emperador Maximiano les declaró la guerra por esa razón. Dice
Eusebio: “Además de esto, el tirano (Maximiano) tuvo que hacer frente a una guerra contra los
armenios, gente que desde una fecha muy temprana habían sido amigos y aliados de los romanos.
Como ellos eran también cristianos y celosos en su piedad hacia la Deidad, el enemigo de Dios
(Maximiano) había intentado forzarlos a sacrificar a los ídolos y a los demonios, haciendo con esto
que de amigos se tornaran en contrincantes y de aliados en enemigos.”

Sabemos que hubo persecuciones contra los cristianos en Armenia desde comienzos del siglo II,
pero fue recién hacia el año 301 (según la tradición armenia), que el cristianismo se convirtió en
religión dominante en Armenia. Este país fue así el primer Estado del mundo en proclamar al
cristianismo como religión oficial. Armenia se encontraba entre el Imperio Persa hacia el Este y el
Imperio Romano hacia el Oeste. Debido a esta situación y su necesidad de protección frente a los
avances de uno y otro imperio, su política fue pendular. No obstante, los armenios mostraron más
acercamiento hacia los romanos que hacia los persas.

_ El apóstol de Armenia
El promotor de la conversión de Armenia fue el hijo de un noble armenio, que fue educado
como cristiano en Capadocia (Asia Menor), donde los cristianos eran mayoría hacia el siglo III. Este
varón recibió el nombre latino de Gregorio y llegó a ser conocido como Gregorio el Iluminador (240–
332), el apóstol de Armenia.

En 224, los persas sasánidas se apoderaron de Partia y comenzaron a amenazar a Armenia.


Cuando el rey armenio Cosroes (de la dinastía de los arsácidas de origen parto) procuró aliarse con
Roma, los persas mandaron a un noble armenio y pariente suyo, Anak, a matar al rey. El complot
fue descubierto y Anak fue ejecutado con toda su familia, excepto un niño, que fue llevado a
territorio romano en Asia Menor (Cesarea de Capadocia). Este niño era Gregorio. Más tarde, los
persas sasánidas invadieron Armenia y apresaron a la familia real, excepto a un hijo de Cosroes,
Tirdat (o Tiridates), que logró escapar al Imperio Romano. El emperador Valeriano atacó a los persas
en defensa de los armenios, pero los persas lo derrotaron e hicieron prisionero, sometiendo a
Armenia a su dominio. En territorio romano, Tiridates llegó a ser un soldado distinguido en el
ejército de Diocleciano. En 287, con la ayuda de Diocleciano, Tiridates recuperó el trono de su padre
y reestableció la independencia armenia.

Muchos refugiados volvieron a su patria, entre ellos Gregorio, quien debido a su muy buena
educación llegó a ser oficial de confianza de Tiridates. No obstante, con el tiempo Gregorio tuvo
problemas con el rey en razón de que rechazaba su paganismo, porque él era cristiano. El rey
finalmente lo arrestó, lo encarceló, torturó y lo tuvo por quince años en una mazmorra. Más tarde
lo condenó a muerte, cuando se enteró que Gregorio era hijo del hombre que quiso asesinar a su
padre. Pero Tiridates cayó enfermo de licantropía. Una esclava cristiana y la hermana del rey
exhortaron a Tiridates a buscar la ayuda de Dios, y le dijeron: “Sólo Gregorio tiene la medicina para
todos los males del país.” Gregorio fue llevado ante el rey, oró por su sanidad, Tiridates se sanó y
proclamó al cristianismo como religión oficial del Estado. El cronista armenio del siglo V, conocido
como Agathangelos, recuerda estos episodios, en estos términos:

Agathangelos (c. 450): “Ahora, cuando todos ellos se habían reunido en el lugar de
adoración de la casa de Dios, el bendito Gregorio comenzó a hablar, diciendo: ‘Doblen las
rodillas, todos, para que el Señor pueda efectuar la sanidad de sus tormentos.’ Todos ellos
doblaron las rodillas a Dios, y el bendito Gregorio con oraciones y súplicas fervientes imploró
con lágrimas por la sanidad del rey. Y el rey, mientras estaba de pie entre el pueblo con la
apariencia de un cerdo, de pronto tembló y echó de su cuerpo la piel como de cerdo con
sus dientes como colmillos y rostro como con hocico, y se quitó la piel con su pelo como de
cerdo. Su rostro volvió a su propia forma y su cuerpo se tornó suave y joven como el de un
niño recién nacido; fue completamente sanado en todos sus miembros.

De manera similar, todas las personas que se habían reunido en grandes números fueron
curadas de la aflicción de cada uno: algunos habían sido leprosos, otros paralíticos, tullidos,
hidrópicos, poseídos, quienes sufrían de gusanos o gota. De esta manera Cristo en su misericordia
abrió su gracia sanadora todopoderosa, y sanó a todos a través de Gregorio; aquellos afligidos
fueron curados de toda enfermedad. Así también se abrió la fuente del conocimiento de Cristo y
ésta llenó los oídos de todos con la verdadera enseñanza de Dios.”

_ El cristianismo en Armenia
Pronto surgió un movimiento de pueblos, que resultó en la conversión masiva de casi todo el
reino. En pocos meses, el culto pagano casi desapareció y el cristianismo se estableció en todas
partes. Por toda Armenia se destruyeron los ídolos, los templos fueron limpiados y consagrados
como iglesias cristianas, y muchos sacerdotes y sus hijos se incorporaron al clero cristiano. Esto
último hizo que en Armenia el sacerdocio cristiano se hiciera hereditario, como lo había sido el
pagano. Gregorio, que hasta entonces no estaba ordenado al ministerio cristiano, fue consagrado
primer obispo de Armenia en el año 302 por Leoncio, arzobispo de Cesarea de Capadocia, y llegó a
ser conocido como el “Iluminador”. El propio rey armenio, Tiridates, se convirtió y fue bautizado en
enero del año 303. Gregorio gobernó la Iglesia Armenia durante un cuarto de siglo, haciendo todo
lo posible por darle una organización sólida y completa.

Arzobispo Maghakia Ormanian: “Creó cerca de cuatrocientas diócesis episcopales y


archiepiscopales para el gobierno espiritual de Armenia y de los países circundantes.
Presidió la conversión de Georgia, de la Albania Caspiana y de la Atropatena, donde envió
dirigentes y eclesiásticos. Murió en el momento de la convocación del Concilio de Nicea
(325). Sus hijos le sucedieron.… El mantenimiento del patriarcado en la familia de San
Gregorio era con el deseo de la nación, sea porque quería rendir homenaje a su gran
Iluminador, o porque sufrió la influencia de una costumbre pagana.”

A pesar del rápido proceso de conversión de la nación, hubo algunos avivamientos de


paganismo especialmente en los distritos montañosos, y conflictos entre el rey y el Catholicós
(autoridad episcopal máxima) sobre cuestiones morales y políticas. No obstante, a lo largo del siglo
IV, el cristianismo se fue afirmando en Armenia. Este progreso se debió en particular a la
perseverancia de grandes obispos como Nercés (353–373) y Sajak (387–439), que completaron el
apostolado de Gregorio el Iluminador. En 365 se llevó a cabo el primer concilio nacional, que
estableció las reglas de disciplina necesarias para la joven iglesia.

Por entonces comenzó a sentirse la necesidad de tener la Biblia y otros escritos sagrados, así
como la liturgia, en la lengua vernácula. El problema era que el armenio carecía de un alfabeto
propio. Bajo el obispo Sajak, un ex-secretario del rey, Mesrop, desarrolló un nuevo alfabeto para el
idioma armenio (404), que contaba con treinta y seis caracteres capaces de expresar todos los
sonidos de la lengua. Una vez creado el alfabeto, Mesrop, Sajak y otros ayudantes se dispusieron a
traducir la Biblia. Hacia el año 433 apareció un Antiguo Testamento en ese idioma, traducido de la
Septuaginta, pero con muchas variantes en conformidad con la versión siríaca. De este modo, la
cultura armenia se fue gestando en torno a la fe cristiana gracias al idioma escrito. Comentarios
patrísticos y otros tratados, la liturgia y otra literatura sagrada fueron publicados en armenio, la
lengua nacional. De este modo, la nación armenia y su Iglesia estuvieron entrelazadas tan
estrechamente que han logrado sobrevivir el paso del tiempo.
_ La Iglesia en Armenia
Hacia mediados del siglo V, los persas sasánidas tomaron nuevamente el control de Armenia y
por un edicto de 449 impusieron su religión, el mazdeísmo (zoroastrismo), que se caracterizaba por
el culto al sol y al fuego. Los cristianos armenios padecieron una fuerte persecución, mientras
solicitaban ayuda a sus aliados cristianos del Imperio Romano Oriental. Esta ayuda no llegó y
Armenia quedó sometida al dominio persa. Hubo muchos mártires cristianos como consecuencia de
esta persecución. Justo L. González narra estos tristes acontecimientos, de la siguiente manera:

Justo L. González: “Los jefes de la nación armenia se reunieron en Artachat, y convinieron


en un mensaje que debía serle enviado al rey de Persia, firmado por los obispos del país:
‘De esta fe nadie nos podrá apartar.… Haz lo que quieras.’ Cuando los armenios le enviaron
este mensaje al rey de Persia contaban con el apoyo del emperador Teodosio II y de
Crisapio.… Pero poco después Teodosio murió y sus sucesores, Pulqueria y Marciano,
cambiaron de política con respecto a Persia, y por tanto les retiraron su apoyo a los
armenios. En el año 451, el mismo en que se reunió el Concilio de Calcedonia, las tropas
persas invadieron Armenia, y los naturales del país se vieron obligados a defenderse por sí
solos. Uno de sus principales jefes militares, Vardan ‘el valiente,’ defendió uno de los pasos
entre las montañas con sólo 1036 soldados, y tras larga batalla todos murieron. Los persas
conquistaron el país, y Armenia perdió su independencia.”

Como reacción, los cristianos armenios rompieron sus relaciones con el cristianismo occidental,
rechazaron las decisiones del Concilio de Calcedonia (451), y mantuvieron un desarrollo teológico y
eclesiástico independiente. Su teología fue monofisita, es decir, contraria a los cánones establecidos
por el Concilio de Calcedonia, que definían la doctrina de la doble naturaleza de Cristo como
totalmente humano y totalmente divino. El monofisismo afirmaba que la naturaleza de Cristo
permanecía totalmente divina y no humana, aun cuando él había asumido un cuerpo terrenal y
humano con su ciclo de nacimiento, vida y muerte.

Bajo el dominio persa, los armenios continuaron su resistencia basados en su fe cristiana, hasta
que el monarca persa decidió concederles algo de libertad religiosa y cierto grado de autonomía.
Con este propósito, se nombró como gobernador de Armenia al patriota Vaján (485), uno de los
líderes de la resistencia nacional. A partir de entonces, y hasta las conquistas de los turcos
selyúcidas, la iglesia de Armenia gozó de relativa paz. El patriarca Hovanes transfirió su sede a la
nueva capital, Dvin, bajo la protección del gobierno y allí pudo consagrarse a la reforma interior de
la iglesia y del pueblo. De este modo, su nombre permanece como el más honrado, después del
patriarca Sajak.

A principios del siglo VI, el episcopado armenio se fue tornando crecientemente hostil al
nestorianismo y a todo lo que se le pareciera. Esto ocurrió parcialmente debido a la influencia del
movimiento anti-calcedónico que por entonces estaba triunfando en Constantinopla, y
fundamentalmente debido a la influencia de los monofisitas de Mesopotamia y más tarde de Siria.
Para mediados del siglo VI, el Concilio de Calcedonia fue condenado de manera explícita, junto con
el Tomo del Papa León I. Desde ese momento en adelante, el monofisismo se hizo una parte integral
del patrimonio de la iglesia nacional armenia.

Esto se puso en evidencia cuando el emperador bizantino Mauricio, que había conquistado la
parte occidental de Armenia de manos de Cosroes II (582), trató de someter a esa región
nuevamente a la ortodoxia calcedónica. Apenas logró la adhesión de unos veinte obispos bajo su
autoridad, pero provocó un cisma profundo, el primero en la historia de la Iglesia Armenia (591–
610). Los demás obispos rechazaron su intento y se agruparon en torno al catholicós de Dvin,
distanciándose así de Constantinopla. La iglesia armenia entró en una ola de disturbios causados
por las dificultades exteriores, que la absorbieron totalmente, pero logró sobrevivir el paso de los
siglos. La fe cristiana ha sido desde entonces el fundamento de la identidad nacional armenia.

_ El testimonio cristiano más allá de Armenia


Al noreste de Armenia el cristianismo llegó a Azerbaidján, donde Mesrop nuevamente creó un
alfabeto que sirvió para darle forma escrita a la lengua oral y ser usada al servicio de la iglesia. Hacia
el noroeste, el testimonio se esparció hacia Georgia (en el Cáucaso). La tradición indica al apóstol
Andrés como el pionero en esta región. También habla de algunos pocos convertidos y mártires en
la generación siguiente. No obstante, los primeros registros históricos de trabajo misionero son de
comienzos del siglo IV. En este caso, la conversión de estos pueblos fue obra de una mujer, Nino
(probablemente significa “monja” o “mujer cristiana”). Era una esclava cristiana, capturada en
alguna incursión bárbara en territorio romano, que atrajo la atención de la familia real de Georgia
por su piedad y las sanidades y milagros que resultaron de sus oraciones. El rey se convirtió (hacia
330) y con él toda la nación. Se solicitó un obispo y sacerdotes a Constantinopla, se organizó la iglesia
y pronto se desarrollaron de manera autónoma. Aquí también se creó un alfabeto para los escritos
sagrados y surgió una literatura y liturgia cristianas en lengua georgiana.

Rufino de Aquilea (345–410): “El rey mandó llamar a la cautiva, y le ordenó que le enseñara
de qué manera debía adorar a Cristo. Cuando ella le hubo dado tanta instrucción como era
correcto para que una mujer dijera e hiciera, él reunió a sus súbditos y les declaró
sencillamente las misericordias divinas que habían sido concedidas a él y a su esposa, y si
bien no estaba iniciado, declaró a su pueblo las doctrinas de Cristo. Toda la nación fue
persuadida de abrazar el cristianismo, los hombres siendo convencidos por los comentarios
del rey, y las mujeres por los de la reina y la cautiva. Y rápidamente con el consentimiento
general de toda la nación, se prepararon con mucho entusiasmo para construir una iglesia.
Cuando las paredes externas fueron completadas, se trajeron las máquinas para levantar
las columnas y fijarlas sobre sus pedestales. Se cuenta que cuando la primera y la segunda
columnas se levantaron por estos medios, hubo gran dificultad para fijar la tercera columna,
ya que ni el ingenio ni la fuerza física sirvieron para nada, si bien muchos de los presentes
asistieron en empujar. Cuando llegó el atardecer, la mujer cautiva se quedó sola en el lugar,
y continuó allí a lo largo de la noche, intercediendo a Dios para que la erección de las
columnas pudiese ser completada fácilmente, especialmente porque todo el mundo se
había ido frustrado ante el fracaso; porque la columna sólo estaba levantada por la mitad,
y permanecía de pie, y una punta de ella estaba tan metida en su fundamento que era
imposible bajarla.… Temprano en la mañana, cuando se presentaron en la iglesia,
contemplaron un espectáculo maravilloso, que les pareció un sueño. La columna, que en el
día anterior parecía inamovible, ahora aparecía erguida, y elevada por un pequeño espacio
sobre su propia base. Todos los presentes fueron sacudidos con admiración, y confesaron,
con pleno acuerdo, que sólo Cristo es el Dios verdadero. Mientras todos estaban mirando,
la columna se deslizó lenta y espontáneamente y se ajustó como por una máquina a su base.
Las otras columnas fueron erigidas con facilidad, y los íberos completaron la estructura con
gran presteza.”

LOS CRISTIANOS DE PARTIA

_ El lugar
Al este de Edesa y Armenia se encontraba el Imperio Parto, que se extendía desde el mar Caspio
hasta el río Indo y hacia Occidente llegaba al río Éufrates. Desde 240 a. C. hasta 225 d. C., los partos
(originarios del sudeste del mar Caspio) dominaron este territorio y levantaron un imperio militar.
Se trataba de una federación de pueblos con poco control central. Los partos eran más bien señores
militares que cobraban tributos y mantenían el orden y la seguridad. El siríaco era el idioma más
generalizado, si bien también se leía y hablaba griego. Había comunidades judías y otras religiones
más primitivas, pero el zoroastrismo era la religión más importante.

CUADRO 11 - ZOROASTRISMO

DEFINICIÓN: Religión de la Persia antigua, posiblemente relacionada con la religión védica (Vedas)
de la India.

DIVINIDAD: Ahura Mazda/Ohrmazd (“Señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de
Varuna, el dios del cielo de los Vedas. Demanda pureza ética y ritual, y juzga a las almas de los
seres humanos después de la muerte. Su símbolo es el fuego sagrado.

FUNDADOR: Zoroastro o Zaratustra (s. VII ó VI a. C.)

CIRCUNSTANCIA: A los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo.
MUERTE: Según la tradición, murió llevando a cabo un sacrificio de fuego, que era la ceremonia
central de la nueva fe.

CREENCIAS: Zoroastro enseñó que Ahura Mazda juzgará a cada alma individual después de la
muerte. Más tarde se desarrolló un complejo sistema doctrinal especulando acerca de la
naturaleza interior del universo.

PRÁCTICAS: Religión fuertemente ética.

DESARROLLO: La expansión del Islam desplazó al zoroastrismo de Persia.

El zoroastrismo es una religión de la antigua Persia, fundada por Zoroastro o Zaratustra (¿660–
583? a. C.), quien a los treinta años tuvo una revelación de Ahura Mazda, que lo llevó a predicar
contra el politeísmo. Consiguió la conversión del rey de Irán Oriental, Vishtaspa, y sus seguidores
recibieron la protección de Darío el Grande. Según la tradición, Zoroastro murió llevando a cabo un
sacrificio de fuego, que era la ceremonia central de la nueva fe. Las ideas y prácticas del zoroastrismo
guardan cierta relación con la religión de las escrituras Vedas de la India. Su divinidad era Ahura
Mazda/Ohrmazd (“señor sabio”). Sus atributos son comparables a los de Varuna, el dios del cielo de
los Vedas. El zoroastrismo demandaba pureza ética y ritual. Su símbolo era el fuego sagrado. Se
caracterizaba por su monoteísmo y rigor ético. Zoroastro enseñaba que Ahura Mazda (o Ormuz)
juzgaría a cada alma individual después de la muerte.

Más tarde, se desarrolló un complejo sistema doctrinal que especulaba sobre la naturaleza
interna del universo. Su teología era dualista, ya que Ahura Mazda, el creador supremo, se oponía
a Angra Manyú o Ahrimán, el dios malo. Esta confrontación se describe en los escritos sagrados o
Zend-Avesta, donde la victoria final le pertenece a Ormuz. Con el tiempo, el zoroastrismo recibió
influencias del politeísmo y ciertos atributos divinos empezaron a considerarse deidades separadas.
Entre las nuevas deidades estuvo Mitra, el dios del Sol invencible. Tanto el mitraísmo como el
maniqueísmo pueden haberse fundado sobre ideas extraídas del zoroastrismo.

El zoroastrismo fue la religión oficial en Persia durante gran parte del gobierno de la dinastía
Aqueménida y más tarde con los Sasánidas, a partir del siglo III. Con la llegada del critianismo, el
zoroastrismo tuvo que hacer frente a un serio competidor religioso, y con el surgimiento del Islam,
el zoroastrismo perdió su dominio sobre Persia, a partir del siglo VII.

No obstante, es probable que la dinastía reinante en Partia al momento de la llegada del


testimonio cristiano—los Arsácidas—hayan sido tolerantes hacia el cristianismo en los primeros
siglos del movimiento. Los casos de martirios parecen haber sido más el resultado de hostilidades
locales que una política del Estado. Esto permitió que el cristianismo se difundiera ampliamente por
la región, de modo que hacia el final del período parto (225 d. C.) había más de veinte sedes
episcopales en Mesopotamia y sobre la frontera con Persia.

_ La llegada y la difusión del cristianismo


La primera influencia cristiana en Partia probablemente vino de Edesa. Los documentos hablan
de conversiones en la región de Adiabene ya por el año 99. No obstante, se trató de grupos
pequeños y sometidos a la presión constante de grupos religiosos rivales. Uno de los primeros
convertidos fue Pekhidha, el hijo de un hombre pobre, esclavo de un sacerdote zoroastrista.
Pekhidha quedó impresionado por el ministerio del misionero Addai (Tadeo) y decidió hacerse
cristiano. Pero sus padres lo encerraron. Él logro escapar y siguió a Addai. El documento que refiere
esta historia es la Crónica de Arbela, escrito en siríaco probablemente en el siglo VI por Mishiha
Zkha. Arbela era la ciudad capital del reino de Adiabene. Según la Crónica, el comienzo del
testimonio cristiano en Partia fue como sigue: “Dicen que después de cinco años, Addai lo ordenó
(a Pekhidha) y envió a su propio pueblo. De manera que … el primer obispo que tuvo la tierra de
Adiabene fue ordenado por el apóstol Addai mismo.” Pekhidha fue el primer obispo de Arbela entre
105–115.

La difusión de la fe cristiana se encontró con la resistencia de la nobleza y de los sacerdotes del


zoroastrismo, que en el 123 dieron muerte a Sansón, el primer mártir parto. La Crónica de Arbela
cuenta lo siguiente: “Sansón predicó (en las villas vecinas a Adiabene) durante dos años, y bautizó a
un gran número. La fe cristiana se esparció ampliamente en su comarca. Cuando los nobles y
sacerdotes zoroastristas oyeron de esto, pusieron a Sansón en cadenas, lo torturaron severamente,
y cortaron su cabeza.… Sansón fue el primer mártir que de nuestro país ascendió a los cielos.”
Sansón había sido diácono del obispo Pekhidha y más tarde (en 121) había llegado a ser obispo de
Adiabene.

No obstante, a pesar de la oposición, algunos altos oficiales del gobierno se convirtieron, como
Raqbakht (140), gobernante de Adiabene. Raqbakht ayudó a la fe cristiana a esparcirse, hasta que
los sacerdotes zoroastristas lo advirtieron y se complotaron para matarlo, pero él se salvó
milagrosamente. La Crónica de Arbela lo llama “hombre de Dios, el Constantino de su tiempo.”

Esta expansión temprana del cristianismo en Adiabene se dio mientras se iba cumpliendo
también una importante misión judía en la región. El rey de Adiabene, Izates y su madre se
convirtieron al judaísmo. Fue en este contexto que la misión judeo-cristiana prosperó. Es
interesante que los nombres de los obispos cristianos de Adiabene en el siglo II son todos judíos:
Sansón, Isaac, Abraham, Moisés, Abel. El obispo de Arbela, Noé, recibió visitantes de Jerusalén, y
fue de esta región que provino Taciano, a fines del segundo siglo. De modo que el cristianismo de
Adiabene fue fuertemente influido por las tendencias judeo-cristianas.

_ La oposición al cristianismo
La oposición del zoroastrismo se transformó en persecución del Imperio Parto en los años 160
y 179, con una gran matanza de cristianos. En 160, refiere la Crónica, “los sacerdotes zoroastristas
se levantaron contra los cristianos, despojándolos de sus bienes y torturándolos.” De la crisis de
179, dice: “Nuestros hermanos sufrieron mucho. Muchos que eran jóvenes y débiles en su fe,
retrocedieron, puesto que vieron sus casas saqueadas, sus hijos e hijas arrestados o secuestrados.
Y ellos mismos fueron golpeados.” Pero el desarrollo del cristianismo continuó a pesar de las
dificultades. Antes de terminar el período parto (224), según la Crónica de Arbela, había alrededor
de veinte episcopados en la región que bordeaba al Tigris. Estas sedes estaban dentro del Imperio
Parto, casi todas dentro de Mesopotamia, pero había una al sur del mar Caspio y otra en la margen
sur del golfo Pérsico. Para el año 225 la Iglesia se había extendido bastante lejos. El Libro de las leyes
de las tierras dice que había cristianos en Partia, Media y Bactria.

El cristianismo de Adiabene resultó de las influencias del judeo-cristianismo palestinense y


penetró profundamente hacia el Este. En 240, cuando Manes fue a la India, parece que encontró allí
comunidades cristianas. Si tenemos en cuenta que a fines del segundo siglo, según la Crónica de
Arbela, todavía había un solo obispo en Adiabene, es posible notar la expansión extraordinaria del
testimonio cristiano para comienzos del siglo III.

LOS CRISTIANOS DE PERSIA


Durante el siglo III, el testimonio cristiano que había alcanzado a Adiabene, al este del río Tigris,
y se esparció por toda Mesopotamia, en lo que hoy es Irak y más allá también. El cristianismo logró
penetrar profundamente en toda esta región, pero fue también aquí donde experimentó las
mayores dificultades y persecución.

_ El desarrollo del testimonio cristiano


En el año 225, las provincias persas que estaban al norte del golfo Pérsico, y que eran
gobernadas por su propio rey, se rebelaron contra los partos, quienes debilitados por sus guerras
contra los romanos, cayeron vencidos. Los persas formaron un imperio que se llamó “Sasánida” y
que pretendía revivir las glorias de la antigua Persia. Hicieron de Ctesifonte, sobre el río Tigris, su
capital y proclamaron a Ardacher (¿226–241?) como primer rey de la dinastía de los Sasánidas. El
zoroastrismo (o mazdeísmo) era la religión oficial, y desarrollaba un fuerte impulso misionero bajo
el estricto control de un clero jerárquico. Al principio los cristianos no tuvieron mayores problemas,
porque al ser perseguidos por el Imperio Romano, el peor enemigo de los Sasánidas, el gobierno no
tenía motivos para sospechar de su lealtad. Pero poco a poco, la jerarquía mazdeista, bajo la
autoridad de su Sumo Sacerdote, comenzó a invocar la ayuda del Estado para silenciar las voces
religiosas disidentes o rivales, de grupos como los maniqueos y los cristianos siríacos.

El personaje religioso más destacado en Persia durante este período fue Manes (216–277), el
fundador del maniqueísmo. Nació en el norte de Babilonia. Su familia parece haber estado
relacionada con los Arsácidas (partos). Su religión era típica del sincretismo que caracterizó al
período parto. Como resultado de una visión, su padre, Palek, se convirtió al ideal ascético y se unió
a una secta seudo-cristiana caracterizada por sus bautismos de purificación. Manes se asoció a este
grupo, pero en su juventud en Babilonia (Seleucia-Ctesifonte) también absorbió de otras religiones
(mazdeísmo, budismo, brahmanismo, judaísmo y cristianismo siríaco).

En 240, Manes recibió una revelación, según la cual tenía una misión que cumplir en
continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús. Su primera misión lo llevó a la India (Beluchistán),
donde convirtió al rey. De regreso pasó por la capital de los reyes Sasánidas, donde fue recibido por
Sapor I, quien lo autorizó a predicar su mensaje. Incluso, Manes acompañó a Sapor en una campaña
contra los romanos (242–244). Pero pronto enfrentó la oposición de los sacerdotes zoroastristas y
fue condenado a muerte bajo el reinado de Bihram I, el segundo sucesor de Sapor I.

CUADRO 12 - MANIQUEÍSMO

DEFINICIÓN: religión dualista de Oriente, fundada por Manes o Manetos (s. III). Combinaba
elementos del cristianismo, religiones babilónicas y mitraísmo.

FUNDADOR: Manes, quien se consideraba el revelador de una nueva religión.

CIRCUNSTANCIAS: Manes decía haber recibido una revelación, según la cual tenía una misión que
cumplir en continuación de la de Zoroastro, Buda y Jesús.

MUERTE: debido a la oposición de los sacerdotes zoroastristas (magos), fue condenado a muerte
en 277 bajo el rey Bihram I.

CREENCIAS: la base de su sistema es un gnosticismo dualista, inspirado por el gnosticismo judeo-


cristiano y el zoroastrismo iraní. El maniqueísmo se caracterizó por su sincretismo religioso:
Manes se consideraba heredero de todas las religiones, pero estuvo muy influido por el
cristianismo siríaco. Cosmología dualista parecida a la de Bardaisanes, que condenaba el mundo
material. Jesús y el Paracleto juegan un papel importante en su gnosis. La pasión de Jesús no tiene
importancia histórica sino un carácter místico, pero es el corazón de su soteriología. No eran
cristianos, pero fueron un desarrollo del cristianismo siríaco.

PRÁCTICAS: las iglesias maniqueas se dividían entre los que eran perfectos, los ascetas (miembros
verdaderos), y los que no eran perfectos, los oyentes o catecúmenos. Practicaban el encratismo
moral, que prohibía el matrimonio y el uso de ciertas comidas (carne, vino). El monasticismo
maniqueo se desarrolló de manera paralela al monasticismo cristiano.

DESARROLLO: se esparcieron ampliamente llegando hasta China y África del norte. Continuaron
hasta bien entrada la Edad Media.

Manes: “Sabiduría y acciones han sido siempre traídas de tiempo en tiempo a a humanidad
por los mensajeros de Dios. Así, en un tiempo han sido traídas a la India por el mensajero
llamado Buda, en otro tiempo a Persia por Zaratustra, y en otro al Oeste por Jesús. Por
consiguiente, esta revelación, esta profecía en este último tiempo, ha descendido a través
de mí, Manes, mensajero del Dios de la verdad a Babilonia.”

Para mediados del siglo III, en ocasión de la victoria de Sapor contra el emperador romano
Valeriano, cristianos de Siria fueron deportados a Elam, y ayudaron a esparcir el evangelio hacia el
Este, hasta el corazón mismo del Imperio Persa. Pero debido a las dificultades mencionadas, estas
comunidades cristianas siríacas estuvieron mayormente concentradas en torno a la sede episcopal
de Seleucia-Ctesifón (entre Babilonia y Bagdad), y demasiado inclinadas a seguir a las iglesias de
Occidente en materia doctrinal y espiritual.

_ La oposición a los cristianos


En el año 312, la situación cambió debido a la conversión de Constantino y la aceptación del
cristianismo por parte de Roma. Los Sasánidas no sólo rechazaron a los cristianos por oponerse a la
religión oficial (mazdeísmo), sino también porque pertenecían a la religión que favorecía el enemigo
romano. Para colmo de males, en 315, Constantino envió una carta al emperador persa (Sapor II el
Grande, 309–379), en la que alababa la nueva fe que decía profesar. Entre otras cosas, le dice que
el Dios de los cristianos fue quien lo ayudó a destronar a los tiranos y a traer paz a Roma. Agregaba
que algunos de sus predecesores persiguieron a los cristianos y como consecuencia cayeron por la
justicia divina, como Valeriano que había muerto prisionero de los persas. Con gran entusiasmo,
Constantino le decía a Sapor: “Imagina mi gozo cuando oí que los mejores distritos de Persia, están
llenos de aquellos hombres a favor de quienes estoy hablando, los cristianos. Por eso, te ruego que
tanto tú como ellos puedan prosperar.… Porque tu poder es grande, te pido que los protejas.” De
más está decir cuáles fueron las consecuencias de tremendos comentarios.

No obstante, a pesar de esto, la persecución no vino de inmediato. Pero en 337, Constantino


“habiendo oído de una insurrección de algunos bárbaros en el Este, observó que la conquista de
este enemigo todavía le estaba reservada, y resolvió hacer una expedición contra los persas.
Consiguientemente procedió de inmediato a poner a sus fuerzas en movimiento, al tiempo que
comunicó su plan marcha a los obispos que en ese momento estaban en su corte, a algunos de los
cuales él juzgó correcto llevar consigo como compañeros, y como coadjutores necesarios en el
servicio de Dios. Ellos, por otro lado, declararon alegremente su disposición de seguir su proyecto,
renunciando a todo deseo de abandonarlo, e involucrándose en batalla con él y para él por medio
de oraciones a Dios a su favor. Lleno de gozo por esta respuesta a su pedido, él les presentó su
proyectado plan de marcha; después de lo cual ordenó que una tienda de gran esplendor,
representando en su forma la figura de una iglesia fuese preparada para su propio uso en la guerra
que venía. En esto él intentaba unirse con los obispos en ofrecer oraciones a Dios de quien procede
toda victoria.” Constantino murió antes de que la campaña militar comenzara, pero el daño ya
estaba hecho. En el año 339 comenzó una gran persecución en el Imperio Persa.

_ La gran persecución de 339


Sapor II sistemáticamente procuró desmantelar la estructura de la Iglesia de la minoría cristiana,
y lo hizo concentrando sus ataques especialmente sobre los miembros del clero y aquellos hombres
y mujeres que habían tomado el voto de virginidad. Primero, se obligó a los cristianos a pagar
impuestos dobles. Cuando esto fracasó en hacerles abandonar su fe, el emperador ordenó que los
sacerdotes y ministros de Dios fuesen pasados por la espada. Los edificios eclesiásticos fueron
destruidos, la platería del altar fue llevada al tesoro, y el obispo de Ctesifonte fue arrestado como
traidor al Imperio y su religión. De esta manera los sacerdotes zoroastristas, con la ayuda de los
judíos, destruyeron rápidamente las casas de oración.

Sozómenos: “Cuando, con el tiempo, los cristianos crecieron en número, y comenzaron a


formar iglesias, y nombraron sacerdotes y diáconos, los Magos [sacerdotes zoroastristas],
quienes como una tribu sacerdotal habían actuado desde el principio en generaciones
sucesivas como los guardianes de la religión persa, se encolerizaron profundamente contra
ellos. Los judíos, quienes por envidia están de alguna manera opuestos naturalmente a la
religión cristiana, también se ofendieron del mismo modo. En consecuencia, trajeron
acusaciones delante de Sapor, el soberano reinante, contra Simeón, que entonces era
arzobispo de Seleucia y Ctesifonte, ciudades reales de Persia, y lo acusaron de ser amigo del
César de los romanos, y de comunicarle las cuestiones de los persas. Sapor creyó estas
acusaciones, y al principio, cargó a los cristianos con impuestos excesivos, si bien él sabía
que la mayoría de ellos había abrazado voluntariamente la pobreza. Le encargó el cobro a
hombres crueles, esperando que, por la carencia de lo necesario y la atrocidad de los
exactores, ellos podían ser compelidos a abjurar su religión; porque éste era su propósito.
Sin embargo, más tarde ordenó que los sacerdotes y conductores de la adoración de Dios
fuesen pasados por espada. Las iglesias fueron demolidas, sus vasos fueron depositados en
el tesoro, y Simeón fue arrestado como traidor al reino y la religión de los persas. Así los
Magos, con la cooperación de los judíos, rápidamente destruyeron las casas de oración.”

Esto fue sólo el comienzo. Tres obispos sucesivos de Seleucia-Ctesifonte sufrieron martirio, y
como resultado la sede episcopal permaneció vacante por casi los cuarenta años que duró la
persecución (348–388). Sozómenos dice que los mártires conocidos llegaron a 16.000, pero que
hubo una multitud incontable cuyos nombres no se conocen. Es posible que esta persecución haya
sobrepasado los sufrimientos de la Iglesia en el Imperio Romano, durante el siglo anterior. La peor
persecución en el Imperio Romano fue la de Diocleciano, que no produjo más de 3.000 víctimas
fatales. Pero en Persia no hubo un Constantino que cambiara la situación.

Sozómenos: “Por mi parte, pienso que he dicho lo suficiente de él [el obispo Milles] y de los
demás mártires que sufrieron en Persia durante el reinado de Sapor; porque sería difícil
relatar en detalle cada circunstancia respecto a ellos, tales como sus nombres, su país, el
modo de completar su martirio, y los tipos de tortura a los cuales fueron sometidos; porque
son innumerables, dado que tales métodos son celosamente llevados a cabo por los persas,
incluso al extremo de la crueldad. Brevemente diré que el número de hombres y mujeres
cuyos nombres han sido registrados, y que fueron martirizados en este período, ha sido
computado en dieciséis mil; mientras que la multitud fuera de estos está más allá de todo
cálculo.”

_ La supervivencia del testimonio


A pesar de verse diezmado cruelmente, el cristianismo siríaco en Persia logró sobrevivir con la
ayuda de otras comunidades cristianas de lengua siríaca en el norte de Mesopotamia. En este
proceso, la Escuela de los Persas, un seminario instalado primero en Nisibis y más tarde en Edesa
(363) jugó un papel muy importante. En esta escuela cumplió su ministerio docente Efraín (306–
373). La escuela fue una combinación de un seminario y una universidad cristianos, que entrenó al
liderazgo de las iglesias de lengua siríaca y promovió su cultura.

Cuando la persecución terminó, el obispo Maruta dirigió la reconstrucción de la Iglesia Persa.


Maruta fue miembro de varias embajadas romanas a la corte de Yezdegerd I (399–420). Fue
bienvenido por el monarca, quien se mostró tolerante hacia sus súbditos cristianos. Maruta logró
reunir a cuarenta obispos en un sínodo en Seleucia (410), que adoptó las decisiones del Concilio de
Nicea y fortaleció los lazos con la Iglesia de Occidente. También restableció el orden y la jerarquía
en toda la Iglesia Persa, con un obispo principal o metropolitano en Seleucia-Ctesifonte (que poco
más tarde fue llamado Catholikós).

_ Otros períodos de persecución en Persia


Hubo otros períodos de persecución en Persia, especialmente entre los años 420–422, bajo el
emperador Bihram V. Todo esto hizo que el cristianismo persa fuese la religión de una minoría. Pero
esta minoría sobrevivió hasta llegar a ser una comunidad reconocida, que si bien no contó con una
tolerancia completa, por lo menos pudo sobrevivir. Los cristianos pudieron establecer un acuerdo
efectivo con las autoridades del Imperio Persa, al independizarse de los obispados de la Iglesia en el
Imperio Romano y “nacionalizarse” al tener sus propios obispos (424). Así se constituyó la “Iglesia
del Este,” según se llamaba, con el siríaco como su idioma eclesiástico y el de sus Escrituras. Esta
Iglesia contó con su propio patriarca (catholikós) desde el 410, con sede en la ciudad de Ctesifonte,
y desarrolló una teología de carácter nestoriano (486), con una cristología del tipo de la escuela de
Antioquía, es decir, ponía énfasis sobre la humanidad de Cristo. En 484, el catholikós Barsumas
permitió a los obispos casarse, lo cual fue una concesión a lo que era una costumbre nacional.
Más hacia Occidente, en tanto, había tres “Grandes Obispos” en competencia por ver quién era
el primero y el de mayor influencia: (1) el obispo de Alejandría, que tenía autoridad sobre las iglesias
en Egipto, Libia y Cirenaica; (2) el obispo de Roma, que no tenía un área de autoridad declarada,
pero que era el único Gran Obispo desde Italia hacia Occidente; (3) el obispo de Antioquía, que
tampoco tenía un área de autoridad establecida, pero que tenía influencia sobre los territorios del
Mediterráneo oriental.

MAPA 5 - LAS GRANDES SEDES EPISCOPALES

_ La Iglesia Persa y el nestorianismo


Ya entrando en el siglo V, había en el Este dos corrientes de orientación teológica diferente. Por
un lado, estaba la jerarquía establecida en la sede de Seleucia-Ctesifonte (en territorio Persa) y la
escuela de Edesa (en territorio romano). Al igual que Antioquía, la sede de Edesa se vio desgarrada
con las controversias teológicas que se produjeron en la primera mitad del siglo V. Desde 437 a 457,
la escuela estuvo bajo la dirección de Narsai (m. 502), y subscribió una cristología anti-nicena o
nestoriana. No obstante, la reacción calcedónica obligó al traslado de la escuela a territorio persa,
en Nisibis (457). La escuela en Edesa finalmente fue cerrada por el emperador Zenón el Isaurio, en
489.

La escuela en Nisibis tuvo una gran influencia entre los cristianos persas y contribuyó al triunfo
en la región de la cristología nestoriana, que finalmente fue aceptada por un sínodo general de las
iglesias del Imperio Persa, celebrado en Seleucia en 486. Estas iglesias tuvieron que padecer muchas
persecuciones a lo largo del siglo V (420, 422, 445–447), debido a la oposición del mazdeísmo. Sólo
gozaron de cierta tolerancia durante los cortos períodos en los que la evolución de la política
exterior obligó al rey persa a reconciliarse con el Imperio Romano Oriental. Pero cuando estas
relaciones se deterioraban, como en tiempos de Cosroes I y Justiniano (540–545), o de Cosroes II y
Heraclio (602 en adelante), el número de mártires se multiplicaba.

La Iglesia Persa o del Este sufrió también debido a los problemas internos, en razón de
problemas sucesorios en el liderazgo, cismas y anarquía. Afortunadamente, gozó de un período de
vigor bajo el liderazgo de un gran Catholikós reformador, Mar Aba (540–552), quien venció las
dificultades y logró restituir el orden y la disciplina. A pesar de los muchos obstáculos, el cristianismo
tuvo éxito no sólo en mantener su fortaleza sino en hacer progresos dentro de la sociedad sasánida,
al punto de lograr algunos convertidos en la clase gobernante, e incluso en la familia real y el
sacerdocio mazdeísta.

La labor misionera nestoriana avanzó significativamente en las montañas del Kurdistán, donde
todavía hoy se encuentran comunidades nestorianas (los cristianos asirios). Los nestorianos también
se extendieron en dirección a Asia Central y la India (la Iglesia Siríaca en la costa Malabar). No
obstante, con el correr del tiempo, la Iglesia Nestoriana se fue aislando del resto de la cristiandad y
se desarrolló a su propio ritmo. Tuvieron que enfrentar la competencia del proselitismo de los
monofisitas, desde Filomeno de Mabbug a Jacobo Baradeo en territorio persa, y que terminaron por
organizarse como una Iglesia separada con su propia red de obispos y monasterios. No obstante, le
cupo a esta Iglesia ser la protagonista de la primera expansión del cristianismo hacia el Lejano
Oriente, cruzando toda el Asia Central hasta llegar a China (635).

EL CRISTIANISMO EN ETIOPÍA

_ Ubicación geográfica e histórica


Sobre las márgenes del mar Rojo hay dos países que tuvieron una participación importante en
la historia del cristianismo, no sólo por lo que ocurrió en ellos, sino también porque fueron escalones
para un mayor avance de la fe cristiana. Estos países son Etiopía y Arabia.

MAPA 6 - ETIOPÍA, ARABIA, PERSIA E INDIA


Etiopía es el país cristiano más antiguo no sólo de África sino de todo el mundo, que lo ha sido
en forma continuada. En Hechos, Lucas menciona la presencia de africanos en Pentecostés (Hch.
2:10), y registra el bautismo de un africano como el primero practicado por un gentil (Hch. 8:26–
39). Este etíope regresó a su patria portando las buenas nuevas de Jesucristo, y ya los Padres de la
Iglesia lo consideraron como el primer misionero en África, específicamente en Meroe, en lo que
hoy es Sudán (a 2.700 kms. de Jerusalén), que era el territorio gobernado por la reina Candace.

_ El desarrollo del cristianismo en Etiopía


La historia del cristianismo en Etiopía es retomada por Rufino (c. 345–410), un monje italiano
que escribió una Historia eclesiástica (c. 400). En ella cuenta que la fe cristiana llegó a Etiopía por
medio de Frumencio (c. 300–383), un joven cristiano de Tiro, que después de haber sido tomado
prisionero por los etíopes, logró ocupar un alto cargo en el gobierno de su país (un caso parecido al
de José en el Antiguo Testamento). Meropio, filósofo cristiano de Tiro, decidió visitar la India y llevó
con él a sus dos sobrinos y discípulos (Frumencio y su hermano Edesio). En el viaje de regreso, la
embarcación que los transportaba hizo puerto en Adulis, en la costa etíope del mar Rojo, para
aprovisionarse de comida y agua. Allí fueron atacados por los locales. Frumencio y Edesio fueron
hechos prisioneros y llevados al rey etíope a la capital (Axum), donde en razón de su educación
sirvieron como secretario y copero respectivamente. Cuando el rey murió, su hijo era todavía niño
y la reina pidió a los dos hermanos que compartieran el gobierno con ella como regentes y
especialmente que educaran a su hijo como futuro rey.

El relato nos dice que los dos hermanos aprovecharon su posición de poder e influencia para
esparcir la fe cristiana. Entre otras cosas, encontraron cristianos entre los mercaderes romanos que
visitaban el país y los ayudaron a construir lugares de adoración. Cuando el príncipe creció, Edesio
decidió regresar a su familia en Tiro, pero Frumencio fue a Alejandría y le informó al obispo Atanasio
“lo que el Señor había hecho, y le pidió que consagrara un obispo para los muchos cristianos
congregados y las iglesias construidas en esta tierra extranjera. Y Atanasio, después de una reflexión
cuidadosa, dijo, ‘¿Y quién más adecuado que tú mismo?’ ” Finalmente, Frumencio fue consagrado
obispo por Atanasio de Alejandría (296–372), alrededor del año 330. Aquí también el rey se convirtió
y el cristianismo encontró terreno propicio para su difusión. Como obispo, Frumencio estableció en
Etiopía un cristianismo sólidamente niceno. Más tarde, el emperador Constancio trató en vano de
imponer el arrianismo, tal como lo estaba haciendo con éxito en el Imperio Romano.

_ Evidencias de cristianismo en Etiopía


Ezana, el rey de Etiopía, dejó inscripciones en Axum, que registran los triunfos de su reino (325–
350). Para los primeros años da gracias a los dioses del país. Luego dice: “Gracias sean dadas al Señor
de los cielos, quien tanto en el cielo como en la tierra es más poderoso que todos.” Evidentemente,
en algún momento de su vida adulta este monarca se convirtió al cristianismo. Hay una moneda con
la efigie del rey que lo presenta rodeado de cuatro cruces, típico símbolo cristiano. Ezana fue muy
probablemente el rey a quien Frumencio sirvió como regente. Esto significa que Etiopía se hizo
cristiana antes del año 350. La capital actual de Etiopía es Addis-Adeba, pero Axum continúa siendo
la capital religiosa. Salvo un corto período en el siglo X, Etiopía es el país de presencia cristiana
continuada más antiguo del mundo.

Es interesante notar que aquí también el cristianismo contribuyó al desarrollo de una cultura
nacional mediante la creación de una lengua escrita. En la primera mitad del siglo IV, la lengua
nacional, el geez, adoptó una forma de escritura derivada de un alfabeto del sur de Arabia. No
obstante, fue después de varias generaciones que se fueron produciendo obras de traducción y
edición, que hicieron que la Iglesia Etíope pudiera contar con su propia versión de las Escrituras
(segunda mitad del siglo V) y de la liturgia y literatura, como también ricas expresiones de arte
cristiano. El cristianismo en Etiopía alcanzó su período más glorioso durante los siglos V y VI, cuando
la civilización etíope echó raíces, se expandió y floreció con un marcado tinte cristiano.

La Iglesia Etíope dependió estrechamente de Egipto. Recién en el siglo XX (1951) el abuna, el


líder de la Iglesia de Abisinia, dejó de ser un dignatario nombrado por la sede patriarcal en
Alejandría. No es extraño, pues, que la Iglesia Etíope se haya inclinado a favor del monofisismo. Esta
corriente teológica fue introducida por los “Nueve Santos,” un grupo de monjes siríacos monofisitas
que se refugiaron en Etiopía escapando de la persecución católica a fines del siglo V.

EL CRISTIANISMO EN ARABIA E INDIA

_ El cristianismo en Arabia
El cristianismo llegó temprano a Arabia, introduciéndose desde el norte por la frontera con el
Imperio Persa y el Imperio Romano; y desde el sur por el golfo Pérsico y el mar Rojo. Arabia era un
país sin un gobierno central. Las tribus eran nómadas e independientes. El cristianismo se desarrolló
de igual manera, ya que no hubo un movimiento de escala nacional. Hacia el año 370 encontramos
los primeros registros de conversiones cerca de la frontera romana entre los nómadas del desierto.
Pero es evidente que ya había cristianos en Arabia desde algún tiempo antes. La reputación de
algunos monjes del desierto llevó a la conversión de una que otra tribu en territorio árabe. Los
sarracenos, por ejemplo, se convirtieron por los esfuerzos de la reina María y su obispo, el monje
Moisés, para quien se creó una sede en la península de Sinaí, en 374. No obstante, estas
conversiones eran pocas y no dan cuenta del surgimiento de verdaderas iglesias nacionales.

La difusión del cristianismo en territorio propiamente árabe fue todavía más esporádica. Es
posible que mercaderes cristianos de origen romano en sus visitas a puertos árabes sobre el mar
Rojo hayan logrado algunos convertidos. Hacia el 350, el emperador Constancio envió una embajada
a la corte del rey de los Himyaritas en lo que ahora es Yemén, para pedirle al rey que permitiera las
misiones cristianas. Pero parece que no hubo resultados muy positivos.

Conocemos el nombre de algunos obispos cristianos árabes o que sirvieron en territorio árabe.
En el Sínodo de Antioquía, en 364, en la lista de los obispos presentes, encontramos el nombre de
“Teotino, obispo de los árabes”. Otro obispo árabe fue Teófilo de la India, quien fue el obispo que
se presentó como embajador del emperador Constancio al rey del Yemén y lo instó a aceptar la fe
cristiana, alrededor de 356. Este Teófilo es un personaje curioso. Nació en alguna isla distante en el
mar Rojo o el océano Índico. A edad temprana había sido enviado como rehén a la corte de
Constancio, fue educado en el Imperio Romano, se convirtió al cristianismo, fue ordenado como
diácono por Eusebio de Nicomedia y más tarde como obispo por miembros de su partido. Abrazó la
forma más virulenta de arrianismo, y esta secta lo honró admirándolo como un gran obrador de
milagros. En ocasión de su misión al sur de Arabia, probablemente visitó la isla en la que había nacido
y otras regiones alrededor del océano Índico, donde encontró a cristianos que practicaban su
religión más o menos de manera estricta.

En Yemén, la comunidad judía se opuso firmemente a los intentos proselitistas de Teófilo, pero
éste prevaleció y el rey puso de manifiesto la sinceridad de su conversión al mandar construir tres
templos. Los cristianos del Yemen, no obstante, sufrieron más tarde (comienzos del siglo VI) una
severa persecución inspirada por los judíos. Muchos hombres, mujeres y niños padecieron martirio
en 523 bajo Masruq, rey de Yemén, hijo de una mujer judía y judío él mismo. La persecución duró
hasta el año 525, cuando el rey judío fue vencido por ejércitos cristianos provenientes de Etiopía,
que establecieron un protectorado etíope. No obstante, las vicisitudes de los cristianos continuaron,
hasta que finalmente el Yemén fue conquistado por los persas en 570.

Finalmente, gracias al protectorado etíope, el testimonio cristiano creció hasta que contó con
una importante minoría en la población, especialmente en la región de Najrán. Con el surgimiento
del Islam, el cristianismo monofisita del sur de Arabia virtualmente desapareció, o por lo menos
perdió fuerzas. Este tipo de cristianismo es el que probablemente se ve reflejado en el Corán, las
escrituras sagradas de los musulmanes.

_ El cristianismo en India
¿Cuándo llegó el cristianismo a la India? No hay documentación suficiente para dar una
respuesta definitiva, y los datos que se poseen son fragmentarios. Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa
Siria, que todavía sobrevive, es testimonio de la presencia del cristianismo desde tiempos remotos
en la India. El libro Los hechos de Tomás, escrito probablemente en Edesa alrededor del año 200,
cuenta que los doce apóstoles echaron suertes para decidir a qué país iría cada uno, y que a Tomás
le tocó la India. Viajó por mar y llegó a la corte de un rey llamado Gundaforo, a quien bautizó.
Finalmente, murió alanceado en otro lugar de la India, y enterrado en Mylapore, al sudoeste de
Madrás. La historia, si bien está llena de fantasía, puede tener elementos de verdad, y es muy
probable que el primer cristiano en llegar a la India haya sido el apóstol Tomás. Al menos, la Iglesia
Ortodoxa Siria lo considera su fundador. La tradición menciona también a Bartolomé en relación
con la evangelización de la India, si bien es probable que este apóstol haya ido a Arabia y fue desde
allí que el testimonio cristiano se extendió a la India.

Otro misionero a la India fue Panteno de Alejandría (c. 180). Según Eusebio, Panteno se hizo
cargo de una misión en la India, donde encontró un Evangelio de Mateo escrito en caracteres
hebreos (arameo). Eusebio describe a Panteno como filósofo y misionero. Nacido en Sicilia y
convertido del paganismo, Panteno finalmente se estableció en Alejandría, donde enseñó y llegó a
ser el líder de la escuela catequética en aquella ciudad de Egipto.

Diversos documentos dan testimonio de la presencia de cristianos en la India durante el siglo


IV. Se menciona a David, obispo de Basora (en Mesopotamia), que “fue a la India donde evangelizó
a mucha gente” (c. 300); a Juan el Persa, que representó a las iglesias de toda Persia y “en la gran
India” en el Concilio de Nicea (325); a Tomás el Mercader, que llegó a la costa Malabar al frente de
un grupo de inmigrantes cristianos en el año 345, posiblemente huyendo de la persecución en Persia
(339–379). Es posible, según testimonios arqueológicos que el rey de Malabar, Pallivanavar, se haya
convertido por este tiempo (350).

Hacia el año 547, un ex-mercader alejandrino que se hizo monje escribió un libro titulado La
topografía cristiana. Su propósito era demostrar que la tierra era plana y no esférica, como algunos
sostenían. Había viajado por todo el mundo (especialmente el océano Índico entre 520–525) y
estaba convencido de lo que creía. Si bien su propósito principal estaba errado, su obra es un
importante documento para la historia del cristianismo. Refiriéndose a Mateo 24:14, escribe: “El
evangelio ha sido predicado en todo el mundo. Declaro esto como un hecho, en base a lo que he
visto y oído en muchos lugares.” Luego menciona los lugares en los que se podía encontrar a
cristianos, a lo largo de las rutas comerciales de África y Asia: “En Ceylán (hoy Sri Lanka) hay una
iglesia, con clero, y una congregación de creyentes, pero no sé si más allá también hay.… Tal es el
caso también de la tierra llamada Male (Malabar o Kerala, en el sur de la India), donde crece la
pimienta, y de Kalliana (Kalyan, cerca de Mumbai), con un obispo elegido desde Persia.” Luego sigue
mencionando a Socotra, una isla en el mar de Arabia, donde “hay clero persa y una multitud de
cristianos;” toda la tierra de Persia, con “innumerables iglesias, grandes comunidades, y también
sus propios mártires; Etiopía y Axum; el Yemén y Arabia.” De esta manera, Cosmas Indicopleustes
en su descripción ofrece detalles sobre la situación del cristianismo en la India, pero presenta
también un interesante resumen del progreso del cristianismo en todo el Este, fuera del Imperio
Romano. Su testimonio es el más antiguo que se tiene de la presencia de cristianos en el
subcontinente de la India en sus días.

MAPA 7 - LA EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO A FINES DEL SIGLO VI

LOS BÁRBAROS DEL NORTE DE EUROPA


De Oriente volvemos a Occidente para considerar el desarrollo del cristianismo en Europa, fuera
de las fronteras del Imperio Romano. Sin embargo, para entender los procesos históricos que
ocurrieron en el norte de Europa es necesario que comencemos refiriéndonos a movimientos de
pueblos que se produjeron en el centro de Asia.

_ Los hunos de Asia Central


En Asia Central vivía un pueblo de raza mongola, conocido como los hunos. Vivían al norte del
desierto de Gobi y de los Himalayas, barreras naturales que defendían a China e India; y de la Gran
Muralla china, barrera artificial de 2200 kilómetros de longitud. Los hunos no conocían la
agricultura, no tenían ciudades, ni villas, ni casas, sino que eran nómadas que vivían en un lugar
hasta agotarlo y luego se movían a otro sitio con sus familias, tiendas y animales. Eran guerreros
feroces y tenían una gran movilidad debido a sus cabalgaduras resistentes y veloces. A medida que
crecieron, sus desplazamientos se fueron haciendo más frecuentes y rápidos. Entonces se dedicaron
al saqueo, al crimen y la destrucción. Eran temidos en Asia y en Europa.

A pesar del desierto de Gobi y la Gran Muralla, algunas tribus invadieron China e India. En el año
200 terminaron con la dinastía Han de la China y dieron comienzo a 400 años de una suerte de edad
media china. En 480 cruzaron los Himalayas y destruyeron el Imperio Gupta, que desde el 320 había
formado una gran civilización en el norte y centro de la India. Otros grupos se dirigieron hacia el
oeste presionando sobre las tribus bárbaras del norte de Europa, que comenzaron a entrar al
Imperio Romano atraídas por su clima más cálido, mejores condiciones de vida y, sobre todo, la
seguridad que ofrecían sus fronteras.

_ Los godos de Europa del norte


Desde el siglo II, los gobernantes romanos reconocieron el peligro de las tribus germanas al
norte del río Danubio, de las que los godos eran la mayoría. Estos pueblos godos comenzaron a
irrumpir pacíficamente en las fronteras romanas, estableciéndose con permiso imperial como
colonos o mercenarios en el ejército de frontera. Algunos llegaron a ser oficiales de los ejércitos
romanos, al punto que en 235 un godo llegó a ser general y más tarde fue aclamado como imperator
por el ejército (emperador Germánico, 251). Esto llegó a ser muy peligroso ya que las tribus godas
presionaban las fronteras cada vez más y llenaban de mercenarios el ejército que se suponía cuidaba
esas fronteras.

Los godos estaban establecidos en las llanuras alrededor del mar Negro, entre el Danubio y el
Dnieper. En algún momento, durante el siglo III, el testimonio cristiano comenzó a esparcirse entre
ellos posiblemente desde Crimea. En el siglo IV, los hunos presionaron sobre las tribus al norte del
Danubio (en Rumania y Hungría), especialmente a los godos, y los forzaron a ingresar masivamente
al Imperio Romano. En 376, los godos pidieron permiso para ingresar al Imperio. Se instalaron en
los Balcanes, cerca de Constantinopla. En 378, hubo un levantamiento de los refugiados godos, que
terminó en la derrota del ejército imperial del emperador Valente, en la batalla de Andrinópolis. El
sucesor, Teodosio el Grande, logró someterlos y los hizo sus aliados a cambio de un tributo anual.

Los visigodos permanecieron algunos años custodiando las fronteras del Imperio, pero a la
muerte de Teodosio (395) se alzaron en armas y luego de asolar a Grecia y Macedonia, se dirigieron
hacia Italia. En el año 408, el emperador Honorio mandó asesinar a Estilicón, el responsable por la
defensa de Roma. Entonces el general visigodo Alarico (376–410), un general godo al servicio del
Imperio y que se hallaba en Iliria, reanudó sus ataques contra el Imperio. Finalmente, en 410, Alarico
puso sitio a Roma y la saqueó.

Para muchos cristianos, la caída de Roma significó el fin del mundo. Jerónimo (342–420), el
autor de la Versión Vulgata de la Biblia (versión latina), desde su lugar de retiro en un monasterio
en Belén, refiere los acontecimientos y su desarrollo con gran dramatismo. En una carta a Heliodoro,
escrita en 396, Jerónimo expresa su espanto frente a la situación en todo el mundo.

Jerónimo: “Durante veinte años y más, la sangre de los romanos ha sido derramada
diariamente entre Constantinopla y los Alpes Julianos.… ¡Cuántas matronas y vírgenes de
Dios, damas virtuosas y nobles, han sido sometidas para entretenimiento de estos brutos!
Obispos han sido tomados cautivos, sacerdotes y aquellos en las órdenes menores han sido
asesinados. Las iglesias han sido demolidas, los caballos han sido guardados junto a los
altares de Cristo, las reliquias de los mártires han sido desenterradas. El llanto y el temor
abundan por todas partes y la muerte aparece en innumerables formas y maneras. El mundo
romano está cayendo: no obstante, mantenemos en alto nuestras cabezas en lugar de
inclinarlas.… El Este, es verdad, parecía estar protegido de todos estos males.… Pero, he
aquí, en el año que acaba de pasar los lobos (ya no de Arabia sino de todo el norte) se han
soltado sobre nosotros desde lo más intrincado del Cáucaso y en corto tiempo han
derrotado a estas grandes provincias.… ¡Qué enorme cantidad de monasterios han
capturado! ¡Cuántos ríos han hecho correr rojos en sangre!… Son nuestros pecados los que
hacen fuertes a los bárbaros, son nuestros vicios los que vencen a los soldaros de Roma.…
¡Oh, si tan solo pudiésemos subirnos a una torre de vigía lo suficientemente alta que de ella
pudiésemos contemplar toda la tierra esparcida a nuestros pies, entonces les mostraría a
un mundo en ruinas.”

Poco más tarde, la situación se había agravado y Jerónimo, como si estuviese actuando de
reportero en el frente de guerra, informa detalladamente de la situación. En una carta escrita a
Ageruchia, una viuda noble de Galia, alrededor de 409, dice: “Sí, el Anticristo está cerca.… Ahora
hablaré unas pocas palabras de nuestras miserias presentes.… Tribus salvajes en números
incontables han invadido todas las partes de Galia. Todo el país entre los Alpes y los Pirineos, entre
el Rin y el Océano [Atlántico], ha quedado devastado por las hordas de [los bárbaros].… Y los que la
espada perdona por fuera, el hambre los devora por dentro. No puedo hablar sin lágrimas …”
Apenas un poco tiempo después, Jerónimo parece estar redactando los titulares de un diario,
cuando en una carta a Principia (412), comenta: “Un rumor terrible del Oeste. Roma ha sido sitiada
y sus ciudadanos se han visto forzados a comprar sus vidas con oro. Luego, así despojados, ellos han
sido sitiados nuevamente de modo que perdieron no solamente su sustento sino sus vidas. Mi voz
se pega en mi garganta; y, al dictar [esta carta], el llanto ahoga mi palabra. La ciudad que había
tomado a todo el mundo ahora estaba cautiva.”

La caída de Roma fue el presagio de la inminente caída del Imperio Romano occidental. Antes
de terminar el siglo V, los visigodos se iban a establecer en España, los vándalos cruzaron al norte
de África, los burgundios ocuparon la región de Francia a la que dieron su nombre, mientras que las
regiones al norte del Imperio fueron dominadas por los francos y los anglo-sajones, tribus éstas que
todavía no habían tenido contacto con el cristianismo. La Edad Oscura se estaba cerniendo sobre
Occidente y muchos se habrán sentido tan apesadumbrados como Jerónimo.

La caída de Roma fue una tragedia, que despertó varios interrogantes: (1) ¿qué hizo la Iglesia
en el Imperio Romano respecto a los bárbaros que estaban por destruir ese Imperio? (2) ¿qué hizo
la Iglesia del Este respecto de los más salvajes de todos los pueblos bárbaros, los hunos? (3) ¿qué
enseñó la Iglesia acerca de la caída de Roma y sobre cualquier crisis similar que pudiera ser
considerada como “el fin del mundo”?

_ La Iglesia del Oeste y los godos


Si bien la caída de Roma fue una verdadera tragedia, no perjudicó mayormente la situación de
la Iglesia cristiana romana. En buena medida, el respeto que los bárbaros invasores tuvieron por la
Iglesia latina, su clero, sus templos e instituciones se debió al hecho de que muchos de ellos ya
conocían la fe cristiana. El cristianismo había llegado a las tribus germanas no por medio de un plan
elaborado para ganarlos, sino a través de prisioneros cristianos. En 264, godos de Rumania cruzaron
el mar Negro, atacaron Asia Menor, y tomaron prisioneros griegos cristianos. Uno de ellos fue el
abuelo de Ulfilas (311–383), quien habría de llegar a ser el apóstol a los godos.

Antes del año 400, el cristianismo había alcanzado a los pueblos germanos que vivían al norte
del río Danubio, gracias a la predicación y el ministerio de Ulfilas. Este singular misionero, hijo de
una mujer goda, pero con educación griega y latina, conocía muy bien las costumbres de los pueblos
bárbaros. Había llegado a cumplir funciones eclesiásticas como lector y estaba bien comprometido
con el ministerio, cuando una embajada enviada al Imperio Romano le dio la oportunidad de hacer
contacto con las autoridades de la Iglesia en el Este. La embajada llegó siendo emperador Constancio
(341), cuando la reacción anti-nicena triunfaba en el Este. Ulfilas, entonces, fue ordenado obispo
por Eusebio de Nicomedia y como era de esperar adoptó una teología arriana.

El obispo de Constantinopla lo designó como misionero a los godos, donde llevó a cabo una
labor misionera extraordinaria. Ulfilas era un hombre práctico. Lejos de enredarse en las
especulaciones teológicas y filosóficas de la época, se adhirió a la doctrina arriana porque resultaba
más fácil de comprender y comunicar, especialmente a los paganos. A Ulfilas no le interesaba tanto
la especulación teológica de sus días, como expresar en la forma más simple posible un credo que
fuera fácilmente aceptado. Por eso, en su prédica enseñaba que Cristo no era Dios sino un ser
inferior, es decir, su cristianismo era arriano.

Ulfilas fue más hábil como predicador que como pensador; fue un pésimo teólogo, pero un
misionero extraordinario. Su obra más importante fue la traducción de la Biblia al idioma gótico.
Para aquel entonces, la Biblia ya estaba traducida al siríaco, el copto (es decir, “egipcio”) y el latín.
El problema era que los godos no tenían escritura, salvo por algunos pocos caracteres rúnicos que
eran utilizados más en la magia que en la comunicación. Ulfilas entonces inventó un alfabeto gótico
usando letras griegas para representar los sonidos góticos. Así, la Biblia Gótica llegó a ser el primer
libro en la familia de idiomas germanos, a los que pertenecen idiomas modernos tan importantes
como el inglés y el alemán. Ulfilas conocía griego y sabía lo que tenía que hacer; pero también
conocía a los godos y sabía lo que no tenía que hacer. Por eso adaptó su versión de la Biblia a la
cultura y cosmovisión gótica.

Filostorgio: “Ulfilas tuvo un muy gran cuidado de los godos de muchas maneras. Por
ejemplo, redujo su lengua por escrito y tradujo todos los libros de la Biblia en su habla
cotidiana, excepto los libros de Reyes. Los dejó fuera porque son meramente el relato de
hazañas militares, y las tribus góticas eran particularmente afectas a la guerra. Ellas tenían
más necesidad de controles sobre sus naturalezas guerreras que de estímulos que los
urgiera a acciones de guerra.”

Ulfilas terminó su carrera en la anterior provincia romana de Mesia, al sur del Danubio. Se retiró
allí para escapar a una de las persecuciones dirigidas a interrumpir el avance del testimonio cristiano
entre los godos, o bien para acompañar la instalación de un grupo de godos en territorio romano.
Las iglesias fundadas por Ulfilas continuaron siendo arrianas en su teología. Varios sucesores de
Ulfilas sirvieron como obispos arrianos y escribieron obras y participaron en disputas teológicas
importantes. El arrianismo se transformó, de este modo, casi en la religión nacional de los pueblos
germanos.

Por supuesto, no todos los godos que se llamaban cristianos eran convertidos auténticos.
Muchos de los que entraban al Imperio aceptaban el bautismo, así como aceptaban las costumbres
romanas. Otros se hacían pasar por cristianos para poder entrar al Imperio, especialmente durante
el siglo IV. De todos modos, la Iglesia latina se vio beneficiada ya que recibió el ingreso masivo de
nuevos miembros, admiradores asombrados de las ceremonias cristianas y de la belleza de sus
templos. Los bárbaros analfabetos aceptaban todo sin demasiadas preguntas, y si bien tenían la
hegemonía política y militar, fueron sometidos al romanismo. En definitiva, la victoria cultural de
Roma sobre estas tribus fue un paso decisivo para el avance de las pretensiones de su obispo sobre
las de sus competidores del este.

MAPA 8 - RUTAS SEGUIDAS POR LOS HUNOS Y GODOS

_ La Iglesia del Este y los hunos


¿Hubo testimonio cristiano entre los hunos? Según Jerónimo, en una carta que le escribe a
Laeta, la nuera de Paula, que lo acompañaba en su monasterio en Belén (403), parece que sí. “Todos
los días”—afirma el monje de Belén—“damos la bienvenida a multitudes de monjes de India, de
Persia, de Etiopía. El arquero armenio ha dejado sus flechas de lado, los hunos están aprendiendo
el Salterio, y los fríos escitas son templados con la llama de la fe.”

El documento que testimonia de la presencia del cristianismo entre los hunos es la Crónica de
Sa’art. Este documento fue escrito entre los años 800–1300, pero está basado en registros
anteriores. Cuenta de una revuelta en Persia antes del año 500, que sacó al emperador persa Qbad
de su trono y país. Qbad huyó hacia el nordeste, a una región que se conoce como Bactria, sobre el
río Oxus, ocupada en aquel tiempo por los hunos blancos (turcos). El rey huno lo ayudó a recuperar
su trono, y al regresar a Persia, Qbad se mostró favorable a los cristianos, porque los cristianos entre
los hunos lo habían ayudado. Algunos persas miembros de su corte y que lo acompañaron a Bactria
se quedaron allí, se casaron y formaron sus familias entre los hunos. Años más tarde, algunos
regresaron a Persia y trajeron noticias de la presencia de cristianos entre los hunos. El redactor de
la Crónica de Sa’art copia los nombres de estos testigos y fecha su testimonio en el año 555. Los
episodios que describe pueden haber ocurrido entre 525–550.

Crónica de Sa’art: “Los hunos han aprendido a escribir su propia lengua. Así es como
ocurrió: Luchando contra los romanos, los hunos habían tomado prisioneros. Treinta y
cuatro años más tarde, un ángel apareció a Qaradushat, obispo de Arán, en Armenia
Oriental, diciendo: ‘En respuesta a las oraciones de los cautivos, Dios me ha dicho que te
pida que vayas, bautices a sus niños, les proveas de sacerdotes, les des los sacramentos, y
he aquí, yo estoy contigo y encontrarás todo lo que necesites.’

Siete de ellos partieron atravesando territorio salvaje, no haciendo rodeos por los pasos,
sino derecho, cruzando las montañas, y cada noche eran provistos de siete panes y de una
botella de agua. Predicaron a los cautivos, convirtieron a algunos de los hunos, y tradujeron
las Escrituras a su idioma.

Después de catorce años, Qaradushat murió. Su nombre significa ‘llamado por Dios.’
Otro obispo armenio, Makarios, fue llamado a ir, y fue de buen grado con algunos de sus
sacerdotes. Construyeron una iglesia de ladrillos, plantaron los campos, sembraron
vegetales, realizaron señales, y bautizaron a muchos. Los caudillos de los hunos los
honraron, invitándolos como maestros, cada uno a su propia tribu, y he aquí, están allí hasta
hoy.… Éste es el tiempo del cual habló el apóstol, cuando ‘ha entrado la plenitud de los
gentiles’ (Ro. 11:25).”

El documento describe lo que hoy podríamos denominar como misión rural. No se dice mucho
sobre la escritura y traducción de la Biblia, como en el caso de Ulfilas. Sin embargo, es muy probable
que la situación entre los hunos haya sido similar a la de los godos. El problema de la falta de un
abecedario o una forma escrita de la lengua era el mismo y debe haberse solucionado de la misma
manera. En este caso, se usaron letras siríacas para los sonidos hunos, y se creó un nuevo lenguaje
escrito, del que derivan lenguas como el mongol y el manchú.

_ La Iglesia y el fin del mundo


El problema de Volusiano. En un tiempo cuando el mundo parecía hacerse añicos, un sensible
cristiano se preguntaba por el porqué de la caída de un Imperio que llevaba el nombre de cristiano.
Volusiano, un joven procónsul, catecúmeno, le escribe a Agustín de Hipona (354–430), el más
importante de los Padres de la Iglesia latina, para compartir sus preguntas y preocupaciones. Así,
compara la entrada de Constantino a Roma en el 312 y la entrada de Alarico un siglo más tarde en
410. Según una carta de Marcelino a Agustín (412), “Volusiano piensa que todas estas dificultades
pueden ser agregadas a la pregunta previamente planteada, especialmente porque es evidente (si
bien él guarda silencio sobre este punto) que muy grandes calamidades han caído sobre el Imperio
bajo el gobierno de emperadores que en su mayor parte observaban la religión cristiana.”

Básicamente, Volusiano levanta dos preguntas. Por un lado, la pregunta pacifista, es decir, ¿está
bien que un cristiano ponga la otra mejilla, cuando es responsable de la seguridad de toda una
provincia, como era el caso de él? Por otro lado, la pregunta de la providencia, es decir, ¿por qué
Dios permite que ocurran estas cosas?

Desde su sede episcopal en Hipona, al norte de África, Agustín procuró responder a éste y a
otros interrogantes especialmente a través de su libro La ciudad de Dios (escrito entre 413 y 426),
que es la primera filosofía cristiana de la historia y la obra maestra de Agustín. Este libro es la defensa
más grande del cristianismo que jamás se haya escrito. Agustín salió al paso de la objeción de que
si bien el Imperio Romano había adoptado la religión cristiana, el cristianismo no había podido salvar
al Imperio de los bárbaros. Agustín escribió sabiendo que se encontraba en el fin de una edad, pero
miraba el futuro con esperanza.

La enseñanza de Agustín. Respecto de la crisis del año 410, Agustín admite que la religión
cristiana no salvó a Roma, pero afirma que sí salvó a muchos que estaban en peligro y necesidad.
Los horrores de la guerra no eran nuevos, pero muchos bárbaros eran arrianos y cuidaron de las
mujeres y los niños que se refugiaron en los templos cristianos.

Agustín de Hipona: “Todo el saqueo, pues, al que Roma se vio expuesta en la calamidad
reciente—toda la matanza, despojo, incendio y miseria—fue el resultado de la costumbre
de la guerra. Pero lo que fue novedoso, fue que los bárbaros salvajes se mostraron de
manera tan amable, que las iglesias más grandes fueron escogidas y apartadas con el
propósito de ser llenadas de gente a quienes se les dio refugio, y que en ellas nadie fue
asesinado, nadie fue acuchillado por la fuerza; que muchos fueron conducidos a ellas por
sus concesivos enemigos para ser puestos en libertad, y que de ellas nadie fue puesto en
esclavitud por enemigos inmisericordes. Quien no ve que esto debe ser atribuido al nombre
de Cristo, y al carácter cristiano, está ciego; quien lo ve y no lo alaba, es un desagradecido;
y quien impide a otros a alabarlo, está loco.”

En cuanto al problema del sufrimiento humano, señala Agustín que la religión cristiana no
pretende que el cristiano pueda evitar el sufrimiento. “Por lo tanto, si bien personas buenas y malas
sufren por igual, no debemos suponer que no haya diferencia entre las personas mismas, porque
no hay diferencia en lo que ellos sufren. Porque incluso en la semejanza de los sufrimientos, se da
una desemejanza en los que sufren; y si bien están expuestos a la misma angustia, virtud y vicio no
son la misma cosa.… Y así ocurre que en la misma aflicción los malvados detestan a Dios y blasfeman,
mientras que los buenos oran y alaban. De modo que la diferencia no está en cuáles son los males
que se sufren, sino en qué tipo de persona los sufre.”

Más complicada es su argumentación en cuanto al problema del mal en el mundo. Según


Agustín, la creación de Dios es buena y el mal sólo existe en la mala voluntad humana. En un mundo
que se ha alienado de su Creador, el propósito de Dios sólo puede encontrarse en el pueblo de Dios.
Dios sabía, antes de que ocurriera, que el ser humano iba a pecar.

Agustín de Hipona: “Y Dios no era ignorante de que el ser humano pecaría, y que, estando
ahora sujeto a la muerte, se propagaría en otros hombres condenados a muerte, y que estos
mortales correrían a tales enormidades en su pecado, que incluso las bestias carentes de
voluntad racional, y que fueron creadas de manera numerosa de las aguas y de la tierra,
vivirían más segura y pacíficamente con los de su propia especie que con el hombre, quien
se había propagado de un individuo con el propósito cierto de promover la concordia.
Porque ni siguiera los leones o los dragones han luchado entre sí guerras tales como las que
los hombres han luchado unos con otros. Pero Dios también previó que por su gracia un
pueblo sería llamado a la adopción, y que ellos, siendo justificados por la remisión de sus
pecados, serían unidos por el Espíritu Santo a los santos ángeles en paz eterna, siendo
destruido el último enemigo, la muerte.”

Finalmente, Agustín desarrolla el tema de las dos ciudades, que es el que le da el título a su libro.
En el corazón del mismo está el contraste entre la “ciudad terrenal,” que no será eterna, y la “Ciudad
Celestial” en la que está expresado el sentido de la historia. La idea central de Agustín es que toda
la historia humana es una lucha entre dos reinos, el de Dios y el del mundo, entre la civitas Dei y la
civitas terrena. Para él, la Iglesia es la colonia sobre la tierra de la Jerusalén celestial, establecida
para el testimonio acerca de Dios cualesquiera sean las circunstancias que se den en las naciones
del mundo. La Iglesia, peregrina a través de la historia, es la que da sentido a la historia y el fin de
este peregrinaje está más allá de la historia, en la Iglesia Triunfante.

EL CRISTIANISMO EN LAS ISLAS BRITÁNICAS

_ El testimonio en Bretaña
Uno de los primeros nombres asociados con el cristianismo en Bretaña es el de Albano, el primer
mártir cristiano en Inglaterra. Albano era un romano de Verulamium (la moderna St. Albans), de
quien se cuenta que amparó a un sacerdote cristiano durante la persecución bajo Diocleciano, en
304, a pesar de que todavía él no era cristiano. Cuando fue arrestado, confesó su fe cristiana
valientemente y después de ser torturado, fue ejecutado. Si bien hay ciertas dudas en cuanto a los
detalles de esta historia, hay dos cosas que parecen ser seguras. Primero, que el cristianismo para
este tiempo ya estaba firmemente establecido en Bretaña. Había obispos en Londres, York y Lincoln,
que concurrieron al Sínodo de Arlés pocos años más tarde, en 314. Segundo, el santuario de Albano,
cerca de Londres, se transformó en un lugar de peregrinación (hasta el día de hoy), y llegó a ser tan
famoso, que su nombre eclipsó el nombre romano que anteriormente tenía el lugar.

_ El testimonio en Escocia
En Escocia, el nombre que surge al investigar sobre los orígenes del cristianismo en esta región
(Galloway) es el de Niniano (c. 360–432), un bretón hijo de un caudillo cristiano. Siendo joven fue a
Roma a estudiar, y de allí al monasterio de San Martín de Tours, en Francia. Niniano regresó a
Escocia hacia el año 400, y durante algún tiempo vivió en una cueva. Cerca de allí construyó una
iglesia dedicada a Martín de Tours y un monasterio que seguía sus métodos misioneros. Los monjes
de este monasterio salieron a muchos lugares del país, evangelizando a los bretones en el sur, a los
pictos en el norte, a los escoceses en la costa occidental y en Irlanda del Norte.

_ El testimonio en Irlanda
El apóstol de Irlanda es Patricio (c. 389–c. 461), si bien el cristianismo ya había sido predicado
en la isla para cuando él llegó. Era un bretón, hijo de un diácono que vivía en la costa occidental de
Bretaña. Cuando tenía dieciséis años fue capturado por piratas irlandeses. Después de seis años
como esclavo en tierra pagana, logró escapar y regresar a su hogar. Pero no tenía paz, pues soñaba
con los irlandeses, en quienes su fe cristiana había comenzado a influir. Así, aceptó esto como un
llamado de Dios, y después de una larga preparación regresó a Irlanda, a la tierra de sus captores,
como misionero. Desembarcó en Ulster y viajó por todo el país desafiando valientemente al
paganismo, ganando a los caudillos y a sus seguidores. Su muerte ocurrió en el 461.

_ El testimonio en las Islas Británicas


El cristianismo de las Islas Británicas durante este período no estaba ligado con el cristianismo
latino del Imperio Romano, que empezaba a centrarse en la autoridad del obispo de Roma. Más
bien era un cristianismo de origen celta. Este cristianismo celta, imbuido de un fuerte espíritu
misionero, se vio de esta manera fortalecido en algunas regiones del noroeste, en un tiempo cuando
la ley y el orden romanos estaban en decadencia. De este modo, gracias a la obra de monjes
provenientes de las Islas Británicas, se preparó el camino para la evangelización del norte de Europa
en el siguiente período.

EL CRISTIANISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

_ Una vieja tradición


La tradición señala que el apóstol Pablo logró cumplir con su propósito de visitar España y
plantar allí el movimiento cristiano (Ro. 15:24, 28). No obstante, no tenemos prácticamente
información alguna en cuanto al desarrollo inicial del cristianismo en esa parte del mundo. Una
tradición muy antigua señala también que el apóstol Santiago (Jacobo) predicó en España y que el
apóstol Pedro envió a siete obispos a esta región. Es probable que, como ocurrió en otras partes del
mundo romano, el cristianismo haya entrado a la Península a través de comunidades judías en las
ciudades costeras, especialmente en el sureste, donde parece haber estado expandiéndose desde
comienzos del siglo tercero.

Justo L. González: “Según la tradición Santiago estuvo predicando en la región de Galicia y


en Zaragoza. Su éxito no fue notable, pues los naturales de esos lugares se negaron a aceptar
el evangelio. Cuando Santiago iba de regreso a Jerusalén, desanimado por lo que parecía
ser su fracaso, se le apareció sobre un pilar la Virgen—que todavía vivía—y le dio ánimo.
Éste es el origen de la ‘Virgen del Pilar’, venerada en España y en varias de sus antiguas
colonias. Tras su regreso a Jerusalén—continúa diciéndonos la tradición—Santiago fue
decapitado, y entonces algunos de sus discípulos españoles llevaron sus restos de regreso a
España, donde supuestamente reposan hasta el día de hoy en la basílica de Santiago de
Compostela. La tradición referente a Santiago en España ha tenido gran importancia para
los españoles a través de su historia, pues Santiago es el patrón del país, y ‘¡Santiago y cierra
España!’ fue el grito de guerra de la Reconquista contra los moros.”

Algunos registros del siglo III en cuanto al movimiento cristiano en España presentan un
cristianismo poco ortodoxo y maduro. Se menciona a un obispo que apostató de la fe durante la
persecución de Decio (250), pero que luego de pasar el peligro retornó a su oficio. Otros obispos
dejaron sus responsabilidades para involucrarse en el comercio. Algunas cartas de Cipriano de
Cartago (195–258) expresan que en España hubo una suerte de apostasía masiva, encabezada por
los obispos. Muchos cristianos acudían a los magistrados romanos para retractarse de su fe. Hubo
un derrumbe general de la moral, y no fueron pocos los creyentes que se sometieron a los sacrificios
oficiales, mientras continuaban profesando su fe cristiana. Incluso hubo quienes se desempeñaron
como sacerdotes cívicos. Los registros del concilio de Elvira, llevado a cabo alrededor del 309 revelan
que la Iglesia tuvo problemas con la idolatría, el homicidio y el adulterio e intentó corregir estos
errores. Este mismo concilio muestra que el movimiento cristiano se había extendido tan al norte
como Asturias y tan al este como Zaragoza, aunque su fuerza mayor parece haber estado en lo que
hoy es Andalucía.

En su Vida de Constantino, Eusebio de Cesarea menciona las diferentes regiones representadas


en el primer concilio ecuménico (Nicea, 325) convocado por el emperador Constantino. Con énfasis,
dice: “Hasta de la misma España, uno de gran fama se sentó como miembro de la gran asamblea.”
Este obispo famoso no era otro que Osio de Córdoba, consejero del emperador en materia
eclesiástica, y su enviado para tratar de reconciliar a las partes en conflicto en la controversia
arriana. Fue precisamente cuando Osio le informó a Constantino que las raíces del conflicto eran
muy profundas y que la disputa podía afectar la unidad del Imperio, que el monarca se decidió a dar
el paso que había considerado durante algún tiempo: convocar a todos los obispos cristianos del
mundo conocido para poner en orden la vida de la Iglesia y para resolver la controversia arriana.

Debe tenerse presente que, más tarde (379), el emperador Teodosio, que declaró al cristianismo
religión oficial del Imperio Romano, era natural de España, donde probablemente acogió su fe
cristiana. Teodosio fue el primer emperador romano de una fe cristiana ortodoxa. De todos modos,
el paganismo no desapareció rápidamente de España. En la última década del siglo IV los ritos
paganos todavía resultaban atractivos para muchos cristianos que habían renunciado a ellos. Incluso
un siglo más tarde, según las actas del concilio de Toledo, la idolatría seguía consiguiendo adeptos.
Si bien muchas de estas prácticas paganas pueden haber sido importadas por las tribus germanas
que invadieron la Península en el siglo V (vándalos, visigodos, suevos), es probable que hayan sido
supervivencias de tiempos anteriores a la llegada de los romanos o de los días del Imperio. No
obstante, con los visigodos, muchos de los cuales sostenían una fe arriana, el cristianismo logró un
establecimiento definitivo en la Península Ibérica con posterioridad al siglo V.

_ Una encarnizada herejía


Fue en España donde también surgió una “herejía,” que por algún tiempo mantuvo ocupados a
los sectores “ortodoxos” de la Iglesia. Lo ocurrido ilustra una constante del cristianismo español: su
rigorismo ético y su violencia ortodoxa. En este caso, el acusado fue Prisciliano (340–387), notable
asceta y predicador. Ya en el Concilio de Zaragoza (380), había sido condenado por leer libros
apócrifos y seguir prácticas ascéticas. Varios obispos seguidores suyos lo ordenaron como obispo de
Ávila. Muy pronto, sus oponentes consiguieron una orden imperial prohibiéndole asumir su oficio.
Prisciliano viajó a Milán y Roma para defender su caso ante el emperador y el obispo de Roma. El
segundo no lo recibió, pero el primero lo restituyó en su puesto en España. Pocos meses después,
un nuevo emperador lo sometió a un tribunal eclesiástico (385), bajo la acusación de gnosticismo,
ideas maniqueístas y depravación moral (Prisciliano consideraba que hombres y mujeres eran
iguales delante de Dios).

Prisciliano fue juzgado en Burdeos de acuerdo con la ley imperial que se aplicaba a la brujería,
y se lo obligó a comparecer ante el tribunal imperial de Tréveris. Sometidos a tortura, él y sus
compañeros (algunos de ellos eran obispos, como Instancio), confesaron las acusaciones que se les
hacían, especialmente de inmoralidad sexual. Pese a las protestas de Martín de Tours (m. 397), un
importante obispo galo, y de Ambrosio de Milán (340–397), los condenados fueron ejecutados por
decapitación, “convirtiéndose en el primer caso que conocemos de la masacre de ‘herejes’ y de la
caza de brujas bajo los auspicios cristianos.” El cuerpo de Prisciliano y de los otros seis ejecutados
fue trasladado a España, y se les dio sepultura como si fuesen mártires. El priscilianismo fue
condenado por el Concilio de Toledo (400).

Irvin y Sunquist: “El caso de Prisciliano refleja algunas de las ansiedades de su época, incluso
las cuestiones concernientes a nuevo papel público de la Iglesia y sus obispos, el ejercicio
del poder en el Imperio Romano, y las relaciones entre mujeres y hombres en la Iglesia.
Prisciliano se rehusó a reconocer tales distinciones agudamente definidas entre los géneros,
al menos entre aquellos que se habían comprometido con una vida ascética en Cristo. El uso
de la pena capital para controlar la enseñanza de la Iglesia fue también un paso mayor hacia
abajo en el largo camino de los juicios por herejía y el uso de la violencia en el nombre de la
fe cristiana ortodoxa. Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con esta dirección. Martín
de Tours, por su lado, vio las ejecuciones como una profunda distorsión de la fe cristiana.”

_ Un fanatismo riguroso
Hubo otras reacciones de indignación contra estos abusos, pero la persecución religiosa en
España continuó. Pablo Orosio (385–450), historiador y presbítero, llegó a destacarse como un
cazador español de herejes. En 414, en razón de la invasión de la Península por los vándalos, se
trasladó al norte de África, donde se colocó bajo la supervisión de Agustín de Hipona, quien le pidió
escribir una historia del mundo destinada a mostrar que la historia pre-cristiana fue peor que los
sufrimientos ocurridos en el Imperio bajo gobernadores cristianos. Los ataques bárbaros, según él,
eran expresión del justo juicio de Dios sobre los paganos que todavía no se habían convertido a la
fe cristiana.

Otro obispo español de renombre fue Dámaso (304–384), quien llegó a ser obispo de Roma
desde 366, después de haber derrotado con violencia a su oponente Ursino. De él, comenta
Johnson:

Paul Johnson: “Su meta parece haber sido bastante clara: presentar al cristianismo como la
verdadera y antigua religión del Imperio y a Roma como su ciudadela. Dámaso instituyó una
gran ceremonia anual en honor a Pedro y Pablo para destacar la idea de que el cristianismo
ya era muy antiguo y había mantenido su asociación con Roma y los triunfos del Imperio
durante más de tres siglos. Según lo que él alegaba, los dos santos no sólo habían asegurado
la primacía de Roma sobre Oriente, porque ella era su ciudad adoptiva, sino que también
habían demostrado que eran protectores de la ciudad más poderosos que los antiguos
dioses. El cristianismo era ahora una religión que tenía un pasado glorioso y un futuro
ilimitado. Dámaso vivía bien y agasajaba suntuosamente a sus visitantes. En 378 celebró un
sínodo ‘en la sublime y sagrada Sede Apostólica’—fue la primera vez que se usó la frase—
que exigió la intervención oficial para asegurar que los obispos occidentales se sometieran
a Roma. El Estado también dictaminó que el obispo de Roma no estaría obligado a
comparecer ante el tribunal: ‘Nuestro hermano Dámaso no debe ser puesto en una posición
inferior a la de aquellos con quienes tiene oficialmente una situación de igualdad, pero a
quienes supera por la prerrogativa de la Sede Apostólica.’ Según parece, Dámaso fue un
hombre desprovisto por completo de espiritualidad.”

_ Un extenso peregrinaje
Afortunadamente, no todos los testigos españoles fueron de un carácter cristiano tan dudoso
como el de Dámaso. Hacia fines del siglo IV (384), una mujer aristocrática de nombre Egeria,
probablemente una monja del noroeste de España, salió en peregrinaje hacia el Sinaí, Egipto,
Palestina y Mesopotamia. Es interesante que, en un tiempo en que casi no había mapas, ella utilizó
la Biblia para su orientación y la ayuda de ascetas locales que fue encontrando a lo largo del camino.
Su diario de viaje, escrito en un latín coloquial exquisito, es no sólo un testimonio extraordinario de
un periplo lleno de aventuras por parte de una mujer, sino una fuente de información extraordinaria
en cuanto a la liturgia, la arquitectura y la vida monástica de casi todo el mundo cristiano. El relato
testifica también de la noción, ya establecida para aquel tiempo, de una Tierra Santa cristiana y de
la importancia que la peregrinación a los sitios sagrados comenzó a tener. Además, Egeria, con el
relato de su viaje piadoso, ofrece una síntesis notable de la mayor parte de los lugares que hemos
mencionado en esta unidad, desde España hasta Mesopotamia.

En esta unidad hemos realizado un extenso viaje misionero. Comenzamos con los primeros
territorios visitados por el movimiento cristiano palestino, iniciando nuestro viaje en Antioquía de
Siria, para movernos a la primera ciudad-estado en convertirse al cristianismo, Edesa. De allí nos
movimos a la primera nación cristiana, Armenia. Pasamos por Partia, Persia, Etiopía, Arabia e India.
Desde el punto más extremo de la expansión oriental del testimonio cristiano, nos movimos al punto
más extremo de la expansión occidental, y así, pasando por el norte de Europa, llegamos finalmente
a las Islas Británicas y a la Península Ibérica.

En este viaje hemos podido constatar la manera dinámica en que el incipiente movimiento
cristiano encontró oportunidades para su expansión, la fundación de iglesias, la contextualización y
el testimonio. De igual modo, hemos podido evaluar hasta qué punto la oposición y persecución,
como también el impacto de la cultura local y sus manifestaciones, afectaron la configuración del
pensamiento y la acción cristianos. Todo esto resultó no sólo en un movimiento de aspiraciones
universales, sino verdaderamente mundial. Su dilatado alcance geográfico es parangonado con su
riquísima diversidad. Nuestra mayor cercanía con la cristiandad latina o mediterránea no debe
limitar nuestra visión del movimiento cristiano como auténticamente ecuménico y múltiple. Sin
embargo, de todos los variados factores que lo configuraron, ninguno parece ser más llamativo que
el cristianismo de los primeros siglos fue un movimiento típicamente urbano. Las iglesias que se
plantaron, tanto dentro como fuera del Imperio Romano, fueron comunidades urbanas, con todas
las características propias de tal condición socio-cultural. Para el año 500, la mayoría de las grandes
urbes del mundo conocido de entonces, habían sido alcanzadas con el testimonio del evangelio de
Jesucristo.

GLOSARIO

Adiabene: región cercana a la corriente superior del Tigris, con su capital en Arbela, una antigua
ciudad sagrada de los asirios, que fue alcanzada tempranamente (c. año 100) por el testimonio
judeo-cristiano palestinense. No obstante, los grupos cristianos fueron pequeños y padecieron una
resistencia activa por parte de sacerdotes de otras religiones (especialmente zoroastristas).

arriano: seguidor de las enseñanzas de Arrio (256–336), que en su herejía negaba la


consubstancialidad del Hijo y el Padre. Los arrianos creían que el Hijo había sido creado como un
agente para la creación del mundo.

catholikós: obispo patriarca o primado de ciertas iglesias orientales, especialmente de la Iglesia


Armenia o de las iglesias nestorianas (Iglesia del Este) como la Iglesia Ortodoxa Siria.

celta: perteneciente a un grupo de pueblos indoeuropeos que se establecieron antiguamente en las


Islas Británicas, Galia, y en algunas regiones de España, Alemania, norte de Italia, Suiza, y hasta en
Asia Menor. Se refiere también a un grupo de lenguas indoeuropeas habladas especialmente en
algunas regiones de las Islas Británicas.

ciudad-estado: un estado autónomo que consiste de una ciudad y su territorio vecino.


cristología: rama de la teología que trata con la interpretación teológica de la persona y obra de
Cristo.

Ctesifonte: ciudad de Asiria (hoy Irak), a orillas del Tigris, no lejos de Seleucia, residencia de invierno
de los reyes partos, arsácidas y sasánidas.

decuria: cada una de las diez porciones en que se dividía la antigua curia romana. En la antigua
milicia romana, era la escuadra de diez soldados gobernada por un cabo.

encratismo: del griego encarteis (autocontrol), designa a movimientos entregados a prácticas


ascéticas extremas, como la prohibición del matrimonio y la ingesta de vino y carne. Por usar agua
en lugar de vino en la Cena del Señor, se los llamó “acuarios” o “hidroparastatas.” Jerónimo dice
que Taciano fue el fundador del movimiento.

godos: antiguo pueblo germánico, que invadió el Imperio Romano en los primeros siglos de la era
cristiana y ocupó España e Italia, donde fundó reinos germánicos.

Iglesia del Este: Iglesia cristiana que remonta su origen al cristianismo que se desarrolló en el
Imperio Romano Oriental (bizantino), pero que se expandió de manera independiente hacia el este
(Mesopotamia) y desde allí más tarde hasta China, sosteniendo una teología nestoriana, y con una
liturgia y literatura religiosa en lengua siríaca.

licantropía: manía en la que el enfermo se imagina a sí mismo y se comporta como si fuese un lobo.

liturgia: del gr. leitourgia (adoración) es el orden y forma (rito o conjunto de ritos) que se sigue para
celebrar el culto religioso público.

maniqueo: seguidor de las doctrinas de Manes (216–277), que admitía dos principios creadores,
uno para el bien y otro para el mal.

misión palestinense: aquella correspondiente a la expansión del judeo-cristianismo de origen


palestino, nacido en Jerusalén. Este judeo-cristianismo se extendió hacia el este, yendo de Antioquía
de Siria hacia Edesa, y de allí hacia el norte a Armenia y hacia el sur en dirección a Mesopotamia.

monofisismo: herejía de los monofisitas, que enseñaban que en Cristo había una sola naturaleza
(divina) y no dos, como enseñaba el credo de Calcedonia (451), aun cuando él había asumido un
cuerpo terrenal y humano con su ciclo de nacimiento, vida y muerte.

movimiento de pueblos: resulta de la decisión conjunta de un número de individuos, todos


pertenecientes a un mismo grupo de pueblo, que les permite hacerse cristianos sin sufrir una
dislocación social, mientras se mantienen en contacto pleno con sus familiares no cristianos. Esto
hace posible que otros segmentos de ese grupo de pueblo, a lo largo de los años, llegue a decisiones
similares y forme iglesias cristianas constituidas primariamente por miembros de ese grupo de
pueblo.
nestorianismo: herejía del s. V difundida por Nestorio (428–431), patriarca de Constantinopla, que
profesaba la existencia de dos personas en Cristo, separando en él la naturaleza divina de la humana
en el Cristo encarnado. El nestorianismo fue condenado por el Concilio de Éfeso en 431, pero se
desarrolló en las iglesias que se separaron del cristianismo bizantino a partir de esa fecha, y tuvieron
su centro en Persia, desde donde se esparció desde Asia Menor hasta China.

nómada: familia o pueblo que anda vagando sin residencia fija de lugar en lugar de manera
estacional o dentro de un territorio bien definido a fin de asegurarse la provisión de alimentos, y
que generalmente está dedicado a tareas de pastoreo.

Osroene: región del NO de Mesopotamia, con capital en Edesa, donde se fundó un pequeño estado
gobernado por sus caudillos con el título de reyes. El cristianismo llegó a la región con el apóstol
Judas, hermano de Jacobo. En 190 y 201 ya había iglesias cristianas en Edesa. El rey Abgar IX (179–
214) se convirtió y abolió los cultos paganos.

politeísmo: doctrina de los que creen en la existencia de muchos dioses.

Sasánidas: dinastía persa que reinó de 225 a 651.

siríaco: lengua hablada y escrita de los antiguos habitantes de Siria, basada en un dialecto arameo
oriental y utilizada como la lengua literaria y litúrgica por varias iglesias cristianas orientales.

Vedas: en sánscrito significa conocimiento. Se trata de cuatro libros sagrados de la India, escritos en
lengua sánscrita, atribuidos a la revelación de Brahma. Son colecciones de oraciones, de himnos, de
fórmulas de consagración, y de expiación, que constituyen los escritos sagrados hindúes más
antiguos. Los Puranas, los Sutras, etc., son comentarios de dichos libros.

zoroastrismo: religión de origen persa, fundada en el s. VI a.C. por el profeta Zoroastro a partir del
mazdeísmo, y que sostiene la creencia en Ahura Mazda como la divinidad suprema. Esta doctrina
está promulgada en el Avesta (el libro de los escritos sagrados del zoroastrismo), y se caracteriza
por su rigor ético, ya que requiere de las buenas acciones humanas para ayudar a Ahura Mazda en
su lucha cósmica contra Ahriman, el espíritu del mal.

SINOPSIS CRONOLÓGICA

90–100 Ministerio misionero de Addai en Adiabene

105–115 Pekhidha, primer obispo de Arbela

121 Sansón, obispo de Arbela (Adiabene)


123 Martirio de Sansón

135–148 Isaac, obispo de Arbela (Adiabene)

155–220 Tertuliano de Cartago

179 Muere Noé, obispo de Arbela (Adiabene)

c. 180 Panteno de Alejandría visita la India

179–186 Abgar IX, primer rey cristiano de Edesa

225 Persas sasánidas se apoderan de Partia

235–238 Maximino, un godo, emperador de Roma

264 Godos de Rumania cruzan el mar Negro

294 Gregorio “el Iluminador,” obispo de Armenia

c. 300 David, obispo de Basora

309–379 Sapor II el Grande, emperador persa sasánida


311–383 Ulfilas, apóstol a los godos

315 Carta de Constantino al emperador persa


sasánida

325–350 Ezana, rey de Etiopía

c. 330 Frumencio, obispo de Etiopía

337 Expedición de Constantino contra los persas

339–379 Gran persecución en el Imperio Persa Sasánida

339–379 Shimun, obispo de Ctesifonte

340 Ulfilas es ordenado como obispo (arriano) de los


godos

342–420 Jerónimo

345 Tomás el Mercader y refugiados de Persia llegan


a Cranganore, en la costa Malabar (India)

c. 350 Pallivanavar, posible rey cristiano de Kerala


(Malabar, India)

364 Sínodo de Antioquía


376 Los godos piden permiso para entrar al Imperio
Romano

378 Los godos derrotan al ejército imperial romano

399–420 Yezdegerd I, emperador persa sasánida

c. 400 Rufino escribe su Historia eclesiástica

410 Nuevo Testamento en Armenio

410 Alarico sitia y captura Roma

412–426 Agustín de Hipona escribe La ciudad de Dios

420–422 Bihram V, emperador persa sasánida

420–450 Período de persecución en Imperio Persa


Sasánida

430 Los vándalos sitian Hipona (norte de África)

432 Patricio comienza su misión en Irlanda

450 Sozómenos escribe su Historia eclesiástica


455 Los vándalos sitian Roma

461 Muere Patricio, el apóstol de Irlanda

480 Los hunos cruzan los Himalayas y destruyen el


Imperio Gupta, de la India

486 La Iglesia Persa opta por el nestorianismo.


Sínodo de Seleucia

491 La Iglesia Armenia opta por el monofisismo

523 Masruq, rey de Yemén (Arabia)

525 Masruq es derrotado por el ejército etíope

547 Cosmas escribe La topografía cristiana

CUESTIONARIOS DE REPASO

Preguntas sobre el material básico (para los niveles 1, 2 y 3):

1. ¿Quién fue el primer rey cristiano?

2. ¿Dónde se edificó el primer templo cristiano que recuerde la historia?


3. ¿Qué idioma importante fue probablemente el primero al que se tradujo el Nuevo Testamento
griego?

4. ¿Dónde era hablado ese idioma?

5. ¿Quién fue el primer obispo de Armenia, y en qué fecha?

6. ¿Cuándo fue traducido por primera vez el Nuevo Testamento al idioma armenio?

7. ¿Cuál era la religión nacional de Persia en el tiempo de los Sasánidas?

8. ¿Por qué razón la situación de los cristianos en Persia cambió a partir del año 312, con la entrada
de Constantino a Roma?

9. En el año 339 comenzó una gran persecución en el Imperio Persa, ¿de qué tres maneras se
manifestó?

10. Menciona un hecho de Constantino que llevó a la persecución de los cristianos en Persia.

11. ¿Cuándo pudo la minoría cristiana en el Imperio Persa establecer un acuerdo efectivo con las
autoridades?

12. El Concilio de Nicea (325) decretó que la Iglesia debía reconocer tres “Grandes Obispos,” quienes
tenían una autoridad mayor que la de los demás. ¿En qué ciudades tenían sus sedes, y cuáles eran
las áreas de su autoridad?

13. Narra con tus propias palabras cómo llegó Etiopía a ser un país cristiano.
14. ¿Desde dónde penetró la influencia cristiana en Arabia?

15. ¿En qué aspectos la organización política de Arabia era diferente de la de otros países antes del
advenimiento del Islam, y qué relación tiene esto con el cristianismo?

16. ¿Qué es Los hechos de Tomás y qué narra?

17. ¿Cuál era el título del libro de Cosmas y qué datos interesantes para la historia del cristianismo
en India consigna?

18. Menciona algunas características de los hunos.

19. Menciona tres razones por las que los godos entraron al Imperio Romano.

20. ¿Qué contribución especial hizo Jerónimo al cristianismo?

21. ¿Quién fue Ulfilas?

22. Menciona tres cosas que hizo Ulfilas, que muestran que fue un buen misionero.

23. ¿Quién fue Albano y qué hizo?

24. ¿Quién fue Niniano y qué hizo?

25. ¿Quién fue Patricio y qué hizo?


26. ¿Cuál fue la característica fundamental del cristianismo céltico?

27. ¿Qué indican las tradiciones más antiguas sobre el origen del cristianismo en España?

28. ¿Quién era Osio de Córdoba y qué hizo?

29. ¿Quién fue Prisciliano y que ocurrió con él y sus seguidores?

30. ¿Quién fue Egeria y qué hizo?

Preguntas suplementarias (para los niveles 2 y 3):

1. Dibuja un mapa en el que estén indicados los siguientes datos geográficos: mar Mediterráneo,
África, mar Rojo, Asia Menor, Constantinopla, río Nilo, Egipto, Persia, golfo Pérsico, India,
Mesopotamia, Antioquía, Edesa, Capadocia, Armenia, mar Caspio, Partia, río Indo, río Tigris, río
Éufrates, Libia, Cirenaica, Roma, Etiopía, Arabia, Alejandría, Tiro, Yemén, Basora, Costa Malabar y
Ceylán (Sri Lanka).

2. La religión oficial de Persia en tiempos de los Sasánidas era el zoroastrismo. ¿Quién fue su
fundador y qué cree esta religión? Utilizar un diccionario enciclopédico para la respuesta.

3. ¿Qué nombre se le da en la historia universal al período que siguió a la entrada de los hunos en
China y de los godos en el Imperio Romano.

4. Dibuja un mapa que muestre: (1) dónde vivían los hunos y qué regiones invadieron; (2) dónde
vivían los godos y qué regiones invadieron.

5. ¿Qué tipo de cristianismo predicó Ulfilas entre los godos? Hacer una descripción del mismo.
6. ¿De qué dos cosas podemos estar seguros en cuanto a los orígenes del cristianismo en las Islas
Británicas?

7. Menciona dos características del cristianismo en las Islas Británicas durante este período.

8. ¿Cómo evalúa el historiador Paul Johnson la persona y ministerio de Dámaso, el obispo de Roma?

9. ¿Cómo evalúa el historiador Paul Johnson la represión de Prisciliano y sus seguidores?

10. ¿Qué lugares visitó Egeria en su peregrinaje al Oriente?

Tareas avanzadas (para el nivel 3):


1. ¿Cuál habría sido el efecto sobre el desarrollo de la Iglesia en Persia, si los cristianos hubiesen
tratado de escapar de la persecución obedeciendo a las autoridades y negando la religión cristiana?

2. Explica con tus propias palabras qué quiere decir San Agustín cuando afirma en La ciudad de Dios:
“La Iglesia, peregrina a través de la historia, es la que da sentido a la historia y el fin de este
peregrinaje está más allá de la historia, en la Iglesia Triunfante.”

3. Leer Walker, La historia de la iglesia cristiana, 129–134, y confeccionar una ficha de resumen.

4. ¿Qué piensas del uso de la violencia en la represión de personas y posturas heréticas?

5. El cristianismo se expandió fuera del Imperio Romano durante este período. ¿Cuál es tu
evaluación general de esta expansión?
TRABAJOS PRÁCTICOS

TAREA 1: La correspondencia entre Jesús y el rey Abgar

Supuesta carta de Abgar, rey de Edesa, a Jesús:

Abgar, rey de Edesa, a Jesús el Salvador, que se ha manifestado en Jerusalén. He oído hablar de las
curaciones que has hecho, sin usar hierbas, ni otros remedios ordinarios. Y sé que devuelves la vista
a los ciegos, y que haces andar a los cojos, y que limpias de lepra, y que arrojas los demonios
inmundos, y que curas las enfermedades más crónicas, y que resucitas a los muertos. Y, oyendo
tales cosas, me he persuadido de que tú eres Dios, o Hijo de Dios, y que estás en la tierra con el fin
de realizar esas maravillas. Y por eso te escribo, para suplicarte que vengas a mí, y que me cures de
la enfermedad que me atormenta. Y he oído decir que los judíos murmuran de ti y que te preparan
celadas. Y yo poseo una ciudad que es pequeña, pero honesta, y que bastará para los dos.”

Supuesta contestación de Jesús a Abgar:

“Bienaventurado seas, tú, Abgar, que crees en mí, sin haberme conocido. Porque de mí está escrito:
Los que lo vean no creerán en él, a fin de que los que no lo vean puedan creer, y ser bienaventurados.
Cuanto al ruego que me haces de ir cerca de ti, es preciso que yo cumpla aquí todas las cosas para
las cuales he sido enviado, y que, después de haberlas cumplido, vuelva a Aquel que me envió. Y,
cuando haya vuelto a Él, te mandaré a uno de mis discípulos, para que te cure de tu dolencia, y para
que comunique a ti y a los tuyos el camino de la bienaventuranza.”

Jorge Luis Borges, ed., Evangelios apócrifos, vol. 2 (Buenos Aires: Hyspamérica, 1985), 433–434.

- Hacer un comentario crítico de esta correspondencia, que fue aceptada como auténtica por
Eusebio de Cesarea (Historia eclesiástica, 1.13).

TAREA 2 * La caída de Roma en 410.

Lee y responde:

“¡Ay! repentinamente me han traído noticias de la muerte de Pamaquio y Marcela, el sitio de


Roma, y la caída en sueño de muchos de mis hermanos y hermanas. Quedé tan estupefacto y
desalentado que día y noche no podía pensar en ninguna otra cosa que en el bienestar de la
comunidad; parecía como si estuviese compartiendo la cautividad de los santos, y no pudiese abrir
mis labios hasta que no supiese algo más definido; y mientras tanto, lleno de ansiedad, estaba
vibrando entre esperanza y desesperación, y me estaba torturando con las desgracias de otras
personas. Pero cuando la luz brillante de todo el mundo fue apagada, o más bien, cuando el Imperio
Romano fue decapitado y, para hablar más correctamente, todo el mundo pereció en una ciudad,
quedé mudo y me humillé, y guardé en silencio las buenas palabras, porque mi pena estalló de
nuevo, mi corazón se agitó dentro de mí, y mientras meditaba el fuego fue encendido.…
Todas las cosas, no importa cuán dilatadas sean, tienen su fin; los siglos que han pasado nunca
retornan, y es cierto decir que todo lo que comienza debe perecer, y todo lo que crece pasa por
decadencia y muerte. No hay obra creada que no sea atacada por la vejez y que consecuentemente
no desaparezca. ¡Pero Roma! ¿Quién podía creer que Roma, levantada por la conquista de todo el
mundo, había caído, que la madre de las naciones había llegado a ser también su tumba; que las
costas de todo el Este, de Egipto, de África, que alguna vez pertenecieron a la ciudad imperial,
estaban llenas con las huestes de sus siervos y siervas, que nosotros estaríamos recibiendo cada día
en esta santa Belén hombres y mujeres que alguna vez fueron nobles y prósperos en todo tipo de
riqueza, pero que ahora están reducidos a pobreza? No podemos aliviar a estos sufrientes: todo lo
que podemos hacer es simpatizar con ellos, y unir nuestras lágrimas a las suyas.”

Jerónimo, Prefacio al comentario sobre Ezequiel, libros 1 y 3.

- ¿A qué se refiere Jerónimo cuando habla de “la caída en sueño de muchos”?

- ¿Qué concepto tenía Jerónimo de la ciudad de Roma, a la luz de sus palabras?

- ¿En qué sentido se habla, todavía hoy, de “Roma, la eterna”?

- ¿Qué problemas sociales generó la caída de Roma, según el testimonio de Jerónimo?

- Describe la actitud pastoral de Jerónimo.

DISCUSIÓN GRUPAL

1. ¿Qué piensan ustedes en cuanto a la necesidad de la indigenización de las iglesias nacionales y su


divorcio de toda dependencia exterior (como hizo la Iglesia del Este en Persia respecto de Roma),
para que haya una auténtica expansión de la fe cristiana? ¿Por qué este proceso de indigenización
es importante desde una perspectiva misionológica?

2. ¿Cómo explicarían ustedes la caída de un imperio (como el Imperio Romano), que llevaba el
nombre de cristiano? ¿El hecho de que una nación sea cristiana, la libra de la guerra o la
autodestrucción? Fundamenten sus respuestas.
LECTURAS RECOMENDADAS

Bainton, La iglesia de nuestros padres, 56–64.

Daniélou-Marrou, Nueva historia de la iglesia, 1:90–91; 230–232; 319–321

González, Historia de las misiones, 73–83; 85–90.

González, Historia del cristianismo, 1:307–314; 221–232.

Latourette, Historia del cristianismo, 1:116–118; 138–146.

Walker, Historia de la iglesia cristiana, 129–134.

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