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Vivir de las apuestas deportivas

JUEVES, 6 OCTUBRE 2011, 10:17

En muchas ocasiones, todas aquellas personas que realizan apuestas tanto de forma regular como de
forma esporádica, han pensado en la posibilidad de ser profesional de las apuestas deportivas.
Sin embargo, algo que puede parecer apasionante y sencillo a priori, se convierte en una dura batalla sin
tregua contra las casas de apuestas, como si de una maratón se tratara, en la que es necesario mucho
trabajo y templanza para conseguir nuestro objetivo final.
Estos últimos meses he recibido varias consultas de personas que quieren dar el salto a la
profesionalización pero por unas razones o por otras, no se atreven. Personalmente siempre me gusta
recalcar que no se trata de un paso sencillo, porque en el supuesto de producirse debe ser siempre con las
máximas garantías y con la intención de no fracasar.
Por tanto no existen unas pautas exactas que te marquen que ya estás preparado para profesionalizarte y el
estudio debe ser siempre personalizado para cada caso. Obviamente no es lo mismo una persona que ya
gana más dinero apostando que con su trabajo normal, que otro que a pesar de sus buenos resultados tiene
un microbank.
Si buscamos en el diccionario de la Real Academia Española la palabra “profesional”, encontramos dos
acepciones que se ajustan perfectamente y que nos ayudan a entender la magnitud del cambio. La primera
de ellas es:
“Que practica habitualmente una actividad, de la cual vive”.
La parte inicial de la frase debe cumplirse con facilidad, los problemas aparecen en la parte final. Vivir
económicamente de las apuestas implica obtener un beneficio de forma sistemática cada X meses. Es muy
importante tener en cuenta que en muchas ocasiones va a haber meses negativos y por esa razón es
preferible medir el beneficio en términos anuales, y luego obtener la media mensual.
Antes de dar el paso hay que ponerse por tanto a echar números. No es relativamente compleja esta tarea,
ya que habría estimar el número de pronósticos (tanto propios como de otros tipsters) que vamos a realizar,
el yield esperado, nuestro bank inicial, stake medio en términos de porcentaje de banca o la rotación de
bank esperada.
Supongamos que disponemos de un bank inicial de 10.000€ y estamos pensando en hacer de las apuestas
nuestra profesión. Hemos estado 2-3 años ganando de forma constante y gran parte del bank actual son
ganancias. Estimamos realizar: 2.000 pronósticos, 1,5% stake medio fijo, 6% de yield. ¿Es viable nuestra
profesionalización para este caso?
Debemos calcular la rotación total del bank en términos anuales:
Nuestra rotación del bank inicial sería: (2.000*1,5) / 100 = 30 rotaciones.
Esta cantidad de rotaciones es lo mismo que decir que hemos apostado un total de 300.000€ anuales. Esta
es una de las principales ventajas de las apuestas deportivas, con un bank de tan solo 10.000€ hemos
conseguido mover 300.000€ y de forma diversificada, es decir, el sueño de cualquier inversor.
Por tanto para hallar nuestro beneficio anual esperado solo debemos hacer unos simples cálculos
matemáticos:
Beneficio anual esperado: (300.000 * 6) / 100 = 18.000€.
Llama la atención, que con una banca inicial tan relativamente pequeña (en cualquier oficina bancaria en el
mejor de los casos obtendríamos 400€ anuales por hacer un depósito) consigamos una media de
1.500€/mensuales sin necesidad de tener un yield alto y con una gestión de bank conservadora, ya que lo
que buscamos en todo momento es asegurar cada paso, que en definitiva es asegurar nuestro futuro.
Esto da una idea de las posibilidades que dan las apuestas, ya que invertir en pronósticos deportivos no
requiere más que un ordenador y una conexión a internet.
En el próximo artículo dejaremos de lado el aspecto técnico para analizar a fondo la segunda definición de
la RAE de la palabra “profesional”. La parte matemática por sí sola no juega un papel determinante y la
psicología y la autocrítica desempeñan un papel fundamental en nuestras posibilidades de éxito.
Las apuestas deportivas suponen un hobby o pasatiempo para la mayoría de las personas, que ven como
pueden obtener un sobresueldo o dinero extra, sin demasiado esfuerzo, gracias a su habilidad apostadora.
Sin embargo, existe otro grupo de personas que ven las apuestas deportivas como una inversión. Este
selecto club estaría formado por todos aquellos que dedican de forma habitual tiempo al estudio de la teoría,
desde la más básica a la más compleja y todos los pronósticos que realizan contienen un minucioso análisis
de todos los detalles.
Ser un apostador inteligente no asegura el éxito y es por ello que conseguir dar de forma definitiva el paso
hacia la profesionalización no es fácil en el 99% de los casos.
En la primera parte del artículo hemos tratado el apartado puramente técnico, y gracias a él hemos podido
ver que con una gestión conservadora (sin poner en peligro nuestra principal herramienta de trabajo) y un
bank de 10.000€, se puede conseguir una cifra mensual que duplica el salario mínimo interprofesional.
El capítulo técnico juega un papel fundamental, ya que si no salen las cuentas de nuestro plan a priori,
difícilmente lo harán si lo ponemos en práctica, pero no es determinante. Es decir, si perdemos dinero con
las apuestas con un bank de 100€, raramente conseguiremos un 6% de yield en una muestra grande de
predicciones con una banca mayor.
El otro gran pilar de las apuestas deportivas que complementa al apartado técnico es la psicología y es aquí
donde podemos usar la segunda definición de la Real Academia Española de la palabra “profesional”:
“Persona que ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación”.
Cuando analizamos la frase en su conjunto podemos ver que destacan dos cualidades en un profesional:
capacidad y aplicación.
La capacidad de un apostador es muy importante, ya que no todo el mundo está capacitado para aceptar y
comprender las rachas negativas. Las apuestas deportivas tienen un componente de azar que puede ser
especialmente agotador si se prolonga en el tiempo. En mi larga trayectoria, he visto como profesionales
han tenido rachas negativas de hasta 6 meses de duración.
Dado que siempre es bueno testear el peor escenario posible, como si de un stress-test bancario individual
se tratara, la primera pregunta que debemos hacernos de forma obligada es:
¿Tenemos capacidad de aguantar una mala racha duradera?
La aplicación de un apostante también tiene un papel fundamental en nuestras posibilidades de éxito. En
muchas ocasiones y especialmente cuando atravesamos una mala racha, nuestra actividad apostadora
disminuye. Esto no es nada bueno en sí, debido a que al reducir nuestros pronósticos, se reduce nuestra
rotación de banca y esto conlleva a alargar, más de lo necesario, la mala racha.
Otro problema que puede surgir es que durante un periodo de muchos aciertos, bajemos una marcha y
realicemos menos pronósticos. Obviamente estamos ante el mismo problema que en el supuesto anterior,
ya que estamos dejando de ganar dinero y como empresarios individuales que somos nuestro deber es
maximizar el beneficio.
La pregunta que deberíamos hacernos para saber si cumplimos este requisito sería:
¿Estamos dispuestos a trabajar de forma constante, ordenada y aplicada?
Hay que destacar que todas estas premisas son válidas para cualquier apostante que quiera tener éxito y
ganar de forma sistemática. Un elevado porcentaje de apostadores profesionales cumple todos estos
requisitos, aunque como en todo, existen excepciones.

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