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CONSTRUYENDO PUENTES ENTRE LA NEUROBIOLOGIA Y EL PSICOANALISIS Rosler
CONSTRUYENDO PUENTES ENTRE LA NEUROBIOLOGIA Y EL PSICOANALISIS Rosler
Roberto Rosler
La ciencia nos ha hecho dioses antes de que mereciéramos ser hombres. Jean Rostand
Para muchos puede resultar naif afirmar que es posible construir puentes entre dos
campos de conocimiento aparentemente tan disímiles como la Neurobiología y el
Psicoanálisis. Esta sensación a priori es el resultado de múltiples procesos. Las ciencias
consideran que tienen el monopolio absoluto de la razón (1). Como sostiene Arthur
Koestler, si bien la fe y la razón científica acabaron “divididas en la casa urbana y
mortal de nuestros días”, en ambas partes “sus símbolos se petrificaron en dogmas” (2).
Con la constitución del saber anatómico en las Universidades italianas del Quattrocento
nace una diferencia implícita dentro de la episteme occidental entre el hombre y su
cuerpo. Allí se encuentra el origen del dualismo contemporáneo que, como afirma
David le Breton, “le otorga al cuerpo el privilegio de ser interrogado científicamente por
el médico con preguntas específicas con indiferencia de cualquier otra referencia” (el
alma, la sociedad, las emociones, los afectos y un laaargo etcétera) (3). El resultado de
esto es la mayor contradicción de toda medicina que no se ocupa de la persona: ¿Quién
está enfermo, el hombre o alguna víscera? ¿A quién hay que curar, al enfermo o a la
enfermedad?.
Construir puentes sobre el abismo que existe entre los psicoanalistas y los
neurobiólogos implica múltiples desafíos epistemológicos. Un trabajo multi, inter y
trans disciplinario, nadar contra la marea positivista, luchar contra el reduccionismo
biológico y evitar la miopía de aquel que mira desde demasiado cerca su sujeto de
estudio (parafraseando a los Redonditos de Ricota) con los “ojos ciegos bien abiertos”.
Aquellos que han podido (y deseado) sobrepasar estos obstáculos han logrado construir
vigorosos vínculos y conexiones entre el Psicoanálisis y la Neurobiología. El objetivo
de este artículo es dar algunos ejemplos de estos puentes.
Una memoria traumática tiene un doble efecto contradictorio sobre este sistema de “dos
cabezas” de las memorias “fría” (Hipocámpica) y “caliente” (Amigdalina). En el estrés
intenso (como por ejemplo durante una violación) existe un “trabajo en equipo” entre la
“sopa” de hormonas secretadas durante esta respuesta de adaptación.
Esto se debe a la disociación entre los hechos (amnesia conciente hipocámpica) y las
emociones (recuerdo inconsciente amigdalino).
Por otra parte el Psicoanálisis nos ayuda por un lado como un “faro” que guía la travesía
del barco de la Neurobiología evitando que “encalle” en las orillas de las funciones
afectivas y por otra en su función terapéutica al lograr la reconexión de ambas
memorias.
Algunos pacientes con lesiones de su corteza visual son capaces de discriminar (a través
de lo que el enfermo describe como “conjeturando”) diferentes expresiones emocionales
faciales que son expuestas frente a la zona de su campo visual que está ciega
(escotomas, cuadrantopsias o hemianopsias) (10).
Estas capacidades visuales (llamadas “vista ciega” o “visión a ciegas”) dependen de una
vía paralela a la vía visual primaria que desde la Retina se conecta con el Complejo
Amigdalino a través de relevos en los Tubérculos Cuadrigéminos Superiores (una
estructura del Tronco Cerebral) y el Pulvinar (un núcleo Talámico).
Este descubrimiento es perturbador ya que implica que nuestro sistema nervioso central,
fuera del control de nuestra conciencia, está constantemente procesando los gestos
faciales de las personas que miramos a lo largo del día y generando respuestas (y
decisiones) emocionales ante dichos gestos.
Si recordamos que la expresión facial también tiene una vía inconsciente (un ejemplo es
el paciente con una parálisis facial “voluntaria” que mantiene una fuerza muscular facial
normal para la expresión involuntaria de las emociones1) vemos que evolutivamente,
con funciones adaptativas, los primates han adquirido una vía inconsciente tanto para la
expresión como para la percepción y la memoria de las emociones faciales.
le dijo el oráculo.
seguía diciendo.
Esta “preferencia” NO se altera aún después de vivir mucho tiempo con su especie
“genética”.
Un hecho interesante a destacar es que estos machos criados en forma cruzada no sólo
prefieren a una hembra de la especie de su madre “sustituta” sino que también tenga
rasgos faciales semejantes a los de su madre.
Los circuitos de crianza en el cerebro femenino están “mezclados” con los de control
sexual en el sistema límbico. Los sistemas neuroquímicos que promueven conductas
sexuales y maternales en el sistema nervioso visceral subcortical se encuentran en el
Gyrus Cinguli, el área septal, el área Preóptica y el Hipotálamo medial.
El circuito de cuidado maternal más estudiado está conformado por el Área Preóptica, la
Habénula y el Tronco Cerebral cuyo neurotransmisor es la Oxitocina (12). La
confluencia de estos dos circuitos apoya la noción freudiana de las relaciones existentes
entre el amor maternal y la sexualidad femenina.
no te comprenden
y no lo admites
sé que persiste
Falso glamour
falsas creencias
Pero la característica más impactante de este síndrome es que, cuando el paciente llega a
una laguna amnésica, presenta en su discurso fabulaciones.
La lesión en estos pacientes está ubicada en la corteza Prefrontal ventromedial
encargada de la regulación del Sistema Límbico, ese “Señor de los anillos”3 que se
encarga del procesamiento de nuestras emociones.
Cuando el contenido de las fabulaciones de los pacientes con Korsakoff fue estudiado
por psicoanalistas (¡Casi un siglo después del descubrimiento de esta entidad!) se
descubrió la selectividad de su contenido y se descartaron las teorías más en boga para
explicarlas (que llenaban el vacío dejado por la amnesia o que eran por trastornos
ejecutivos debido a la lesión prefrontal) para dejar ver que su causa era emocional. Esta
conclusión se debía a que la fabulación estaba “sesgada” afectivamente ya que su
contenido siempre mejoraba el status emocional del paciente.
Todos estos pacientes aceptaban una visión distorsionada de la realidad para que fueran
congruentes con sus estados afectivos. O sea que aceptaban una visión de la realidad
que llevara a consecuencias emocionales positivas. ¡El placer de las falsas creencias!
El 80% de las fabulaciones tenía un sesgo positivo desde el punto de vista afectivo para
el paciente (15). La fabulación así se transformaba en una especie de “lámpara de
Aladino” que cumplía los deseos emocionales de los pacientes. Por lo que podemos
conceptualizar a la fabulación como un sistema de defensa contra los afectos negativos.
La corteza Prefrontal ventromedial modula los circuitos emocionales límbicos,
descabezado el principio de realidad por la lesión Prefrontal gobiernan los procesos
primarios.
Las desventajas afectivas en comprobar la realidad para el paciente son que debe gastar
recursos cognitivos más el riesgo de perder la sensación afectiva positiva de reencontrar
a su querido amigo.
Las ventajas afectivas en no comprobar la realidad son creer que es él realmente y el
cortejo de sensaciones afectivas positivas que acompaña a esta falsa creencia. Vemos así
las ventajas afectivas en no comprobar realidad si esta no comprobación tiene
consecuencias afectivas positivas.
Tal vez una pregunta válida en la Argentina sería: ¿Por qué vale la pena en aquellos que
no tenemos lesiones en nuestra corteza Prefrontal ventromedial tomarnos el esfuerzo de
comprobar la realidad?
El descubrimiento de que el 80% de las personas despertadas que referían estar soñando
estaban durmiendo en sueño con movimientos oculares rápidos (SMOR) (16) llevó a la
apresurada conclusión de que la teoría freudiana de los sueños era errónea ya que el
SMOR se genera en el tronco cerebral. Esta es, filogenéticamente, una primitiva
estructura encefálica que aparece en los reptiles sin ninguna relación con la memoria.
Las neurociencias del siglo XX coincidían conceptualmente con una frase muy popular
en la Viena de Freud de fines del siglo XIX “Träume sind Schäume” (los sueños son
espuma). Debieron transcurrir 25 años para que una pareja de psicoanalistas se decidiera
a utilizar las “armas del enemigo” (chequear mediante el método clínico-patológico)
para confirmar si realmente la actividad onírica era generada por el SMOR.
¡Los resultados fueron sorprendentes! Los pacientes con lesiones del área troncal que
genera el sueño con movimientos oculares rápidos nunca más tenían este tipo de sueño
(confirmado en laboratorios de sueño mediante polisomnografías) pero referían seguir
teniendo actividad onírica (17). Por otra parte pacientes con lesiones de la corteza
Prefrontal ventromedial tenían el sueño con movimientos oculares rápidos intacto pero
referían no haber tenido actividad onírica desde el momento de la lesión (17).
Los pacientes con epilepsia frontal límbica presentaban como clínica de su crisis…
¡Pesadillas!
Algunos autores plantean que la vía Meso-Límbica estaría relacionado con el capitalista
y la corteza Prefrontal ventromedial con el empresario de la teoría freudiano del sueño
(18). La corteza Prefrontal ventromedial se conecta con el Hipocampo y la Amígdala
activando sus depósitos de memoria (lo que explicaría la relación entre la Actividad
Onírica y nuestro pasado emocional).
A su vez estas estructuras neuronales mandas eferencias neuronales hacia las cortezas
visuales que serían responsables del intenso contenido visual de la actividad onírica
(19). Todos estos hallazgos confirmarían la teoría freudiana del sueño.
haremos el amor
tras la reconciliación.
Reconciliación. Yuri.
El Romanticismo en el siglo XIX situó en un rol central a las emociones. La Europa de
la Revolución Industrial se replegaba asustada hacia los sentimientos en oposición a la
brutalidad de la máquina y al control imperativo al “control social”. Producción y
apropiación de un mundo de objetos que parecía recordar que el alma estaba constreñida
a decaer en el materialismo más procaz.
La entrada del darwinismo en Occidente detrás del positivismo habría de poner fin a
esta concepción romántica.
Los ejemplos analizados en este artículo parecen mostrar que construir puentes entre la
Neurobiología y el Psicoanálisis (entre el cuerpo del Positivismo y los sentimientos del
Romanticismo) no es una afirmación naif si la Neurobiología puede abandonar el
dogma hegemónico en el que la tecno-ciencia parece ocuparlo todo y si el Psicoanálisis,
dentro de su conglomerado de conocimientos, frena el intento de levantar murallas ante
todo aquello que le es desconocido o diferente.
Una vez construidos estos puentes seguramente habrá “piqueteros” que intentarán
obstruir el libre flujo de conocimientos en ambas direcciones.
En este “toma y daca” teórico ambas se “tejerán” entre sí. Esta metáfora implica una
integración ordenada y detallada, una coevolución como un pluralismo explicativo que
incrementará la integración ínter teórica entre ambas disciplinas. La historia de las
ciencias revela que la coevolución de dos teorías siempre ha enriquecido mutuamente a
ambas.
Patricia Churchland (22) afirma sin ambages que “La Psicología y las Neurociencias
son ambas vulnerables a la revisión en todo nivel por los descubrimientos de la otra.”
Referencias Bibliográficas
1. Azoulai Minou. L´Ethique corps et ame. Autrement. Paris. 1987.
11. Kendrick K.M., Hinton M.R., Atkins K. Mothers determine sexual preferences.
Nature 395: 229-330, 1998.
13. Brodsky MC. Do you really need your oblique muscles? Adaptations and
exaptations. Arch Ophthalmol. Jun; 120 (6): 820-8, 2002.
15. Turnbull OH., Jenkins S. et Rowley ML. The Pleasantness of false beliefs: An
emotion-based account of confabulation. Neuro-Psychoanalysis 6: 5-16, 2004.
16. Zigmond M.J., Blomm F.E., Landis S.C., Roberts J.L., Squire L.R. Fundamental
Neuroscience. San Diego. Academic Press, 1999.
21. Bechtel W., Mandil P., et al. Philosophy and the Neurosciences. Oxford. Blackwell.
2001.