Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DIVERGENCIAS ENTRE
CIENCIA COGNITIVA Y PSICOANÁLISIS
– Martina Elizalde
Desde las Ciencias Cognitivas computacionalitas -aquellas que toman como punto
axiomático de partida la analogía mente-ordenador- el estatuto de lo simbólico se
encuentra definido a partir de la noción de cómputo, es decir, como la sustitución de un
símbolo por otro; la mente manipula símbolos y realiza cómputos, en el sentido en el
que lo lleva a cabo un ordenador. Dado que las discusiones internas a la Ciencia
Cognitiva son fuertes (por ejemplo, la discusión entre Daniel Dennett y John Searle)
resulta de interés especificar algunos de los criterios más representativos en este punto,
e indagar cuál es para estos autores la relación de lo simbólico con el cuerpo.
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo se enmarca en una investigación más amplia acerca del estatuto del
cuerpo en la Ciencia Cognitiva (computacionalista) y el Psicoanálisis1. A partir de la
misma, hemos distinguido la importancia que ambas perspectivas le otorgan a lo
simbólico en tanto modo de inscripción de las llamadas “representaciones”. Es nuestro
interés despejar dichas concepciones y su articulación con el estatuto del cuerpo.
Los estados mentales se definen por sus roles causales abstractos dentro de un sistema
de procesamiento de la información.
Los procesos computacionales son procesos lógicos que operan con símbolos y no
dependen del soporte físico.
Vemos en este planteo que la mente humana funcionaría según leyes puramente
sintácticas ciegas al contenido; procesan información de manera independiente del tema
que se trate, pues sólo se rigen por leyes lógico-sintácticas. El planteo central de este
tipo de funcionalismo computacionalista establece, en última instancia, que pensar es
computar, es decir, sustituir un símbolo por otro dentro de un sistema lógico cerrado,
autosuficiente, “puro” o ideal, es decir, sin vinculación con el cuerpo ni con el nivel del
sentido, aunque se aluda a este de modo ocasional. En esta perspectiva el cuerpo es
mero soporte sin ningún tipo de conexión con el pensamiento. Hay un puro símbolo-
cómputo ciego al sentido, separado del plano del cuerpo, que funciona por sí mismo, sin
sujeto ni intérprete.
Las críticas a los planteos de Fodor y Dennett son muchas. Una de ellas, en otro
extremo del gran abanico de las Ciencias Cognitivas contemporáneas, es la de John
Searle6. Este autor cuestiona fuertemente al funcionalismo computacionalista en varios
aspectos.
Sus críticas plantean que una teoría de la mente debería necesariamente considerar:
A partir de su conocido “experimento del cuarto chino”, busca poner de manifiesto que
las representaciones mentales implican ciertos contenidos; es decir, el pensamiento
manipula representaciones ligadas a un sentido (nivel semántico) y no sólo a leyes
sintácticas. Para Searle el pensamiento se equipara, entonces, parcialmente al modo de
un ordenador, pues a diferencia de éste procesa información atendiendo al contenido de
la misma, es decir, al sentido de la información. Pensar no es sólo manipular símbolos
abstractos según reglas lógicas sino que el pensamiento, emergente del soporte
biológico, opera al nivel del sentido que pone en relación al cuerpo biológico con el
exterior.
J. Lacan7
A partir de las formulaciones de Lacan, Silvia Amigo9 lleva a cabo desarrollos que nos
permiten introducir ciertas conceptualizaciones en torno a la cuestión del cuerpo. A
partir de la distinción entre cuerpo y soma, y de la operación de anudamiento entre
cuerpo y lenguaje por la intervención de la traza fálica, la autora se interroga acerca de
los devenires subjetivos a partir de los posibles “accidentes de la entrada del lenguaje en
el sujeto”. Es decir, que la articulación entre el lenguaje y el soma no está
necesariamente garantizada en los humanos y su imbricación dependerá de los avatares
identificatorios. Es pues, a partir de los diferentes operaciones identificatorias que se
produce la articulación entre el lenguaje y el soma, de modo tal que éste se transforma
en un cuerpo erógeno; no se trata del lenguaje en tanto sistema lógico, sino del lenguaje
materno en el que se articula, con suerte, el deseo de esa madre por ese hijo.
“Tener un cuerpo propio es una ilusión que es necesario adquirir y no siempre es posible
mantener, ilusión sin la cual la propia supervivencia del sujeto se ve comprometida y ni
el amor ni el deseo encontrarían el único territorio posible para su dialéctica”.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Sabemos que el planteo psicoanalítico produce una ruptura con la noción de adaptación
del sujeto al entorno, pues la noción de deseo sexual, tal como lo planteara Freud, no se
condice con el ideal de un sujeto biológico cuyo comportamiento tiene por última
finalidad la adaptación al medio ambiente. La noción de deseo inconsciente y sexual, no
se corresponde con el terreno del sentido ni de la conciencia, pues pone de manifiesto
un sujeto efecto de un lenguaje que lo determina y que transmuta el organismo en
cuerpo deseante.
BIBLIOGRAFÍA
- Searle, J. La mente. Una breve introducción, Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2006.
CITAS
7 “No es con el goce propio de un cuerpo, en tanto el goce lo define, un cuerpo es algo
que puede gozar, solamente se lo hace aparecer como la metáfora del goce de otro (…)
la función del cuerpo, lo hemos repetido siempre, es ser el lugar del Otro”. Jacques
Lacan, El Seminario, Libro XIV, La lógica del fantasma, clase del 7 de junio de 1967,
versión digital.
8 Freud, S., “Tratamiento psíquico (tratamiento del alma)”, Obras Completas, Ed.
Biblioteca Nueva, Madrid, 1981.
9 Amigo, S., ¿Qué es, analíticamente hablando, la gravedad? Afecciones del soma, el
cuerpo, el narcisismo, mimeo.
10 Foulkes, E., Palabra anatómica y orden libidinal, Homo Sapiens Ediciones, Rosario,
1998
11 Ibid. p. 112.