Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Relación Psicología y Feminismo en Tiempos de Igualdad PDF
Relación Psicología y Feminismo en Tiempos de Igualdad PDF
http://www.quadernsdepsicologia.cat/article/view/771
Silvia García-Dauder
Universidad Rey Juan Carlos
Resumen
En el artículo analizo las articulaciones entre la Psicología, como disciplina y conocimiento
científico, y el Feminismo como teoría crítica y movimiento social. Mi propósito es evaluar
hasta qué punto podemos hablar de "tiempos de igualdad" en la Psicología, teniendo en
cuenta su pasado histórico y la situación actual. Para ello, analizo la situación de las muje-
res en la psicología -como sujetos y como objetos de conocimiento-, la cuestión de la psico-
logía en el feminismo (hasta qué punto los conocimientos psicológicos han contribuido a la
opresión o liberalización de las mujeres y a fines políticos feministas) y la cuestión del fe-
minismo en la psicología (hasta qué punto los discursos y prácticas feministas han contribui-
do a la consecución de una "mejor" psicología, más objetiva y justa socialmente). Vamos a
desplazarnos, así, de la psicología construye „lo femenino' y „la mujer', al feminismo recons-
truye a la psicología, para terminar planteándonos las posibilidades de una psicología femi-
nista.
Palabras clave: Psicología; Feminismo; Género; Mujeres
Abstract
In this article I analyse the articulations between Psychology, as discipline and scientific
knowledge, and Feminism, as critical theory and social movement. My aim is to evaluate to
what extent we can speak about "times of equality" in Psychology, bearing in mind its his-
torical past and the current situation. In doing so, we analyse the situation of women in
psychology -as subjects and objects of knowledge-, the question of psychology in feminism
(how discourses from psychology, as a scientific knowledge, have contributed to the op-
pression or liberation of women and feminist political aims) and the question of feminism
in psychology (how feminist discourses and practices have contributed to a more objective
and socially fair scientific psychology). The journey we are going to follow is from psychol-
ogy constructs "the female" and "the feminine", to feminism reconstructs psychology, and
finally we will think about the possibilities of a Feminist Psychology.
Keywords: Psychology; Feminism; Gender; Women
Recogiendo la temática general de este mo- científico, y el Feminismo, como teoría crítica
nográfico, lo que pretendo con este texto es y movimiento social que lucha por la igualdad
analizar las relaciones entre la Psicología, de derechos entre hombres y mujeres. Mi
como disciplina académica institucionalizada propósito con ello es evaluar hasta qué punto
y como producción y corpus de conocimiento podemos hablar de “tiempos de igualdad” en
48 Silvia García-Dauder
la Psicología, teniendo en cuenta su pasado cología sin mujeres, y cómo éstas han sido un
histórico y la situación actual. Para ello, va- secreto muy bien guardado. Y así, más que
mos a seguir los desplazamientos de las críti- preguntarnos por la inexistencia de mujeres,
cas feministas a la ciencia descritos por San- o por qué tan pocas, tendríamos que hacerlo
dra Harding (1996): del análisis de la situa- por su olvido; ya que las hubo, fueron recono-
ción de las mujeres en la psicología –como su- cidas por sus contemporáneos –en mayor o
jetos y como objetos de conocimiento-, a la menor medida- y ocuparon cargos importan-
cuestión de la psicología en el feminismo - tes dentro de la institucionalización de la dis-
hasta qué punto los conocimientos psicológi- ciplina. El trabajo de Elizabeth Scarborough y
cos han contribuido a la opresión o liberaliza- Laurel Furumoto (1987) sobre la historia per-
ción de las mujeres y a fines políticos feminis- dida de las dos primeras generaciones de mu-
tas-, lo que nos conducirá finalmente a la jeres psicólogas en EEUU ha sido muy revela-
cuestión del feminismo en la psicología -hasta dor en este sentido. Estas pioneras vivieron la
qué punto los discursos y prácticas feministas discriminación de no ser admitidas en las au-
han contribuido a la consecución de una “me- las por su sexo, o serlo en calidad de estu-
jor” psicología, más objetiva y justa social- diantes especiales; el rechazo al reconoci-
mente. Esto último implica tener en cuenta miento oficial de sus doctorados; la exclusión
las diferentes aportaciones de las epistemolo- de sociedades científicas -como la de los Ex-
gías feministas y las relaciones entre ciencia y perimentalistas de Titchener-; o los obstácu-
sociedad: entre objetividad, movimientos so- los a ejercer como psicólogas dentro de la
ciales y democracia. Vamos a desplazarnos, academia y, por ello, la búsqueda e invención
así, “de la psicología construye „lo femenino‟ de empleos en trabajos aplicados o en los co-
y „la mujer‟, al feminismo reconstruye a la lleges de mujeres (ambos ámbitos despresti-
psicología” (Kitzinger, 1993, p. 190), para giados por estar feminizados). Y no obstante,
terminar planteándonos las posibilidades de será en este periodo donde dos mujeres al-
una psicología feminista. canzarán la presidencia de la Asociación Ame-
ricana de Psicología (APA): Mary Calkins en
La situación de las mujeres en la psico- 1905 y Margaret Washburn en 1921, lo cual no
logía como sujetos de conocimiento (I): volverá a repetirse hasta la década de los 70.
estudios históricos y pedagógicos La intersección entre políticas de género y
La teoría feminista ha criticado la oposición conocimiento se hará evidente en estos pri-
histórica a que las mujeres pudieran situarse meros años con una clara segregación sexual
como sujetos de conocimiento a través de la “horizontal”: la división entre una psicología
educación. El pensamiento científico y racio- pura desde dentro de la academia, masculini-
nal moderno se ha construido sobre la base de zada y legitimada, y una psicología aplicada
metáforas de “mentes” y “razones” masculi- desde los ámbitos de reforma, feminizada,
nas que conocían “naturalezas” femeninas desprestigiada y excluida de los mecanismos
(Keller, 1991), reforzando un pensamiento di- de reconocimiento oficial. Así, tras la I Guerra
cotómico que construía a la mujer-científica Mundial1, con la aplicación masiva de tests
como una contradicción en sus propios térmi- mentales para la selección de reclutas, dicha
nos (Rossiter, 1992). Frente a ello, desde el actividad, antes feminizada y desvalorizada,
feminismo, se han realizado estudios pedagó- pasará a ser lo que colocará a la psicología en
gicos sobre cómo socializar y enseñar una el mapa de las ciencias (García-Dauder,
ciencia no-sexista, al tiempo que los estudios 2005a).
historiográficos han recuperado a mujeres Estas investigaciones han recuperado también
científicas, a tradiciones “femeninas” olvida- tradiciones perdidas: los trabajos empíricos
das en los procesos de definición e historiza- de pioneras desmontando los mitos psicológi-
ción de las disciplinas y, sobre todo, nos han cos sobre la inferioridad de las mujeres, e
narrado sus experiencias desiguales de opre- inaugurando una tradición psico-social en el
sión y resistencia marcadas por la diferencia debate herencia-ambiente apenas reconoci-
sexual (González García y Pérez Sedeño, da; las aportaciones transdisciplinares y co-
2002).
En Psicología, la historiografía feminista ha 1 Para un análisis sobre segregación sexual en psicología
evidenciado el mito androcéntrico de una psi- que tuvo lugar durante la II Guerra Mundial, ver Capshew
y Laszlo (1986) y Russo y Denmark (1987).
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 49
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 51
riodo conservador posterior a la II Guerra cas que comenzaron a organizarse para pro-
Mundial. Junto con prácticas discriminatorias vocar cambios legales que eliminaran las
de contratación a mujeres, se instauraron re- prácticas de discriminación sexual en los pro-
glas antinepotistas que impedían a psicólogas cesos de contratación y salarios. Revistas co-
casadas eminentes desempeñar puestos do- mo Science comenzaron a publicar diferentes
centes en las mismas universidades que sus estudios que mostraban evidencia científica
maridos o las echaban si lo hacían. Esta situa- sobre prejuicios y discriminaciones sexuales
ción marginal fue recogida por Jane Loevinger en los sistemas de contratación, sueldo y
(1948, p. 551) que demandó en un artículo en promoción académicos. La American Psy-
la American Psychologist “una ética profesio- chologist publicaba en 1970 “Empirical verifi-
nal para las mujeres psicólogas”, denunciando cation of sex discrimination in hiring practices
su utilización como trabajadoras de segunda in Psychology” de Linda Fidell (1970). Esta in-
clase con sueldos que sonrojarían a científicos vestigación empírica concluía que los directo-
varones igualmente cualificados. En 1951 la res de departamento contratarían a varones
psicóloga feminista Mildred Mitchell también con mayor probabilidad que a mujeres con
denunció en la American Psychologist el de- iguales currículum vítae y que les ofrecerían
sigual estatus y la baja representación de mu- mayores rangos con menores méritos.
jeres en altos cargos de la APA en proporción
En el marco de estos estudios pioneros de una
con su número y méritos. Dicho artículo for-
psicología social de la ciencia y del género,
maba parte de las actividades de investiga-
destacamos “The psychology of tokenism: An
ción generadas desde el International Council
analysis” publicado en el número inaugural de
of Women Psychologists3, creado en 1941 “pa-
Sex Roles en 1975. En dicho artículo, Judith
ra la promoción de la psicología como ciencia
Laws analizaba lo que más tarde se denomi-
y como profesión, particularmente respecto a
nará “el síndrome de la abeja reina”: mujeres
la contribución de las mujeres” (Mitchell,
excepcionales que han conseguido altos car-
1951, p. 193), y rechazado como División de
gos y que han sido socializadas para creer que
la APA en 1948 por su naturaleza inherente-
el sexo es irrelevante en las interacciones
mente discriminatoria al constituirse como
profesionales “meritocráticas”. Faye Crosby
grupo de mujeres (Rossiter, 1995).
(1984) analizó pocos años después un fenó-
Pero será fundamentalmente a partir de la meno relacionado: la conciencia selectiva o
llamada “segunda ola del feminismo” de los “negación de la discriminación personal” en
70 que la cuestión de las mujeres como suje- personas que pertenecen a grupos oprimidos y
tos productores de conocimiento científico se perciben como excepciones. Estos fenóme-
alcanzó relevancia teórica y política. Las mu- nos describen el difícil equilibrio identitario
jeres científicas adquirieron conciencia y voz de mujeres académicas que no están dispues-
como colectivo en situación de inferioridad tas a arriesgar su legitimidad y reconocimien-
dentro de las diferentes comunidades cientí- to entre compañeros al identificarse con otras
ficas. Artículos como el de la socióloga Alice mujeres o con temas de mujeres, y actúan
Rossi (1965) “Women in science: Why so few?” como si el sistema de sexo/género no marcara
o el de la psicóloga social Naomi Weisstein diferencia alguna, pero sin desprenderse a su
(1977/1997) “„How can a little girl like you vez de la mascarada femenina para no ser re-
teach a great big class of men?‟ the chairman chazadas (como ya describió la psicoanalista
said, and other adventures of a woman in Joan Rivière en 1929/2007). Se trata de un
science”, donde denunciaban las actitudes y doble vínculo: con la neutralidad masculina
prácticas sexistas en la academia, actuaron científica que no permite adscripciones mar-
como revulsivos impulsando “grupos de con- cadas de género y con las normas sociales que
cienciación” informales de mujeres académi- sancionan “desviaciones” genéricas.
También son importantes los análisis sobre el
3 El ICWP publicó en 1950 en el Journal of Social Psycho- denominado “efecto Matilda” -en referencia
logy los resultados de una amplia investigación sobre la al “efecto Mateo” descrito por Merton (Rossi-
situación de las mujeres psicólogas: “Women psycholo- ter, 1993)-: el olvido “generiza-
gists: Their work, training, and professional opportuni-
ties”. La ideología meritocrática e individualista de la
do”/generalizado de mujeres científicas céle-
época, y el silencio ante las discriminaciones, influyeron bres, los sesgados mecanismos de selección
en el ICWP que eliminaba en 1959 la palabra “mujeres” en los directorios científicos o el desigual re-
de sus siglas
Personalidad,
Psicología Evolu-
Evaluación y Tra- Psicología Social Psicobiología Psicología Básica
tiva y Educación
tamiento Psicol.
Mujeres Varones Mujeres Varones Mujeres Varones Mujeres Varones Mujeres Varones
Titulares 165 120 92 104 72 63 107 140 143 108
Catedrá-
14 35 7 45 2 11 14 44 19 44
ticos
Tabla 1. Distribución por puesto y sexo en los departamentos de las facultades de Psicología en España (MEC, 2007)
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 53
mujeres en dicha revista desde 1989 hasta inmutable (Lewin, 1984; Bem, 1993; Moraws-
2008 (González-Alcaide et al., 2010). Sus con- ki, 1997). Recogiendo la herencia de las pio-
clusiones son que, aunque el número de mu- neras psicólogas, estos trabajos han criticado
jeres autoras ha experimentado un aumento teorías psicológicas misóginas y sexistas, con
importante, han pasado de ser un 35,71% en esencialismos biologicistas aunque también de
1989 a un 48,48% en 2008, persisten desequi- otros tipos (Bosch, Ferrer y Gili, 1999; García
librios en relación con la productividad y el Dauder, 2005a)4. Junto a ello, se han descrito
orden de las firmas (por ejemplo cuando se los sesgos de género a lo largo del proceso de
identifican los artículos con sólo una firma, el investigación; y el androcentrismo de la psi-
porcentaje de autores varones es del 73% y el cología al olvidar determinadas experiencias
de mujeres el 27%). No obstante, es de subra- particulares de las mujeres o al mostrarlas
yar aquí la creciente preocupación por la como “deficiencias” o patologías respecto a
igualdad de género en los organismos gestores la norma masculina considerada universal.
de políticas científicas y la generación de es-
Ellen Herman (1995) ha analizado el “curioso
tudios al respecto.
cortejo” de la psicología y el feminismo du-
Por otro lado, sigue siendo necesario describir rante la década de los 70. Por un lado, el re-
las diferentes formas de segregación sexual celo de las feministas frente a la psicología y
de ciertas áreas y criticar los procesos de los expertos psicólogos que tras la guerra ha-
desvalorización de aquéllas feminizadas, por bían convertido a las madres –especialmente
ejemplo, el menor reconocimiento de ámbitos las madres “masculinas” que trabajaban- en
aplicados (Barberá y Cala, 2008; Moreno, chivos expiatorios responsables tanto de
2009). Todavía se sigue dando la “fórmula” de “neurosis de soldados” como de desastres so-
que el prestigio de una disciplina o área de ciales5. “A los ojos de muchas feministas, la
conocimiento es inversamente proporcional al psicología era poco más que sexismo disfraza-
número de mujeres en ella (González y Pérez do de ciencia” (Herman, 1995, p. 279). Pero
Sedeño, 2002). según esta autora, si bien la psicología ayudó
a “construir la feminidad”, también -y en
Destacar por último, la importancia de los es-
respuesta a ello- provocó en parte la nueva
tudios cualitativos que, más allá de cifras es-
ola del feminismo que, a su vez, se valió de
tadísticas, permiten profundizar en los meca-
conceptos psicológicos que ayudaban a expli-
nismos subjetivos y emocionales, más sutiles
car los aspectos subjetivos –no solo los mate-
e invisibles, que están en la base de las de-
riales- de la opresión patriarcal. En su crítica
sigualdades: por ejemplo, los diferentes pro-
a Erikson, Kate Millett (1969/1995) utilizó el
cesos de socialización generizada y su in-
concepto de identidad para enfatizar la di-
fluencia en la adaptación científica, o ambi-
mensión social de la experiencia subjetiva y
valencias identitarias y conflictos de rol en
lo asoció con los procesos de socialización de
mujeres académicas (Izquierdo, 2004). O
género como base ideológica del poder pa-
pueden mostrar discursos que legitiman el
triarcal –recogiendo el lema de Beauvoir “la
statu quo: por ejemplo, la negación de la
mujer no nace se hace”-. Millett criticó los
existencia de discriminaciones o la atribución
escasos trabajos desde la psicología sobre las
a un sedimento del pasado o a elecciones in-
repercusiones psicosociales de la supremacía
dividuales, etc. (Cabruja, 2008). O, como se-
masculina. Otro ejemplo fueron las tesis hu-
ñalábamos en el apartado anterior, permiten
manistas de Betty Friedan (1963/1974) sobre
abordar las relaciones entre las trayectorias
el “problema que no tiene nombre” en las
de vida y las profesionales.
mujeres estadounidenses blancas de clase
La construcción de la mujer y lo feme- media, producto del sacrificio de su autorrea-
nino como objetos de conocimiento psi- lización al servicio de los demás; o los presu-
cológico
La crítica feminista también ha abordado la 4 Un buen ejercicio para relativizar la autoridad de psicó-
construcción psicológica de la “mujer” y “lo logos clásicos como Watson, Hall, Titchener, o en España,
Ortega y Gasset, es analizar sus teorías sobre la inferiori-
femenino” como objeto de estudio, y con ello dad de las mujeres y ver cómo sus facultades críticas y
la construcción psicológica de las diferencias objetivas de veían mermadas cuando abordaban “la cues-
sexuales, de la normalidad-naturalidad sexual tión femenina”.
y de una identidad sexual o de género fija e 5 En este sentido, ver el excelente trabajo crítico de Eri-
ca Burman (1998b) sobre la psicología evolutiva.
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 55
sas, la American Psychologist, y advirtió que cólogos y psiquiatras varones habían construi-
centrarse en las diferencias sexuales oscure- do la locura y la feminidad de forma “especu-
cía el análisis sobre las semejanzas y sobre los lar”. El feminismo en alianza con la anti-
determinantes situacionales de la conducta psiquiatría denunció la autoridad del poder
(1979, p. 1090)8. El libro al que me refiero es médico sobre los cuerpos y vidas de las muje-
el de las psicólogas sociales Suzanne Kessler y res, y la patologización y psicologización de
Wendy McKenna, Gender: An ethnomethodo- problemas y conflictos sociales producto de la
logical approach (1978)9. En este sorprenden- dominación masculina y heterosexual. En di-
te trabajo, y anticipándose a las tesis teóricas ferentes países, a finales de los 60 se organi-
de Judith Butler, las autoras ya rechazaban el zaron protestas y boicots de grupos feministas
dualismo sexo-biológico y género-social, al y de gays y lesbianas en convenciones de aso-
cuestionar la realidad “natural” e invariante ciaciones psiquiátricas y psicológicas, denun-
de dos únicos sexos, “varón” o “mujer” –a los ciando la construcción social de enfermeda-
que se refieren como “géneros” por su carác- des mentales a través de prejuicios sexistas,
ter también social. Buena parte del libro está racistas, políticos y homófobos. Estos colecti-
dedicado a explicar cómo “se hace el género” vos exigían protección legal frente a prácticas
en las interacciones cotidianas, mediante es- abusivas de clínicos, pero también libertad
trategias de presentación y passing –de for- para prisioneros políticos y de gays y lesbianas
mas de hablar, apariencia física pública y pri- internados en instituciones mentales. Se ini-
vada y la construcción de un pasado personal- ciaban así las bases de las “terapias no-
y mediante atribuciones externas de género – sexistas” y “terapias feministas” que abordan
comenzando por la primera asignación de se- malestares desde el análisis social de las rela-
xo cuando nace un bebé. La radicalidad de ciones de poder sin patologizar a las mujeres
este libro –y de posteriores trabajos de Kess- (Sáez Buenaventura, 1988; Burin, 1990; Hyde,
ler (1998) sobre la asignación de sexo en be- 1995).
bés intersexuales- reside en tomar la dualidad
No obstante las alianzas anteriores, la mayor
sexual –no sólo la de género- no como un
parte de la psicología de las mujeres o psico-
apriori incuestionado sino como producto so-
logía feminista ha reproducido a su vez la ex-
cial. Coincido con Carmen Poulin (2007) en
clusión de otras diferentes diferencias, siendo
reclamar para futuros manuales de Historia de
predominantemente una psicología de y para
la Psicología los nombres de Naomi Weisstein,
mujeres blancas, anglosajonas, heterosexua-
Carolyn Sherif, Rhoda Unger o Suzanne Kess-
les y de clase media-alta. Psicólogas feminis-
ler y sus aportaciones a la psicología del gé-
tas lesbianas, negras o no-occidentales, y que
nero. No sólo eso, un espacio donde se sitúen
además quieran dedicarse al estudio sobre los
las investigaciones psicológicas sobre diferen-
grupos que representan, se encuentran en si-
cias sexuales en su contexto político.
tuaciones de mayor marginalización y exclu-
Por otro lado, también en la década de los sión, a veces desde la propia “psicología de
70, diferentes académicas feministas critica- las mujeres” y “psicología feminista” (Brown,
ron públicamente el sexismo en la práctica 1989; Squire, 1989; Comas-Díaz, 1991; Hall,
clínica psicológica. Phyllis Chesler en la con- 1997). La APA no estableció una Sociedad pa-
ferencia anual de la APA en 1970 sorprendió a ra el “Estudio psicológico sobre cuestiones de
su audiencia demandando “un millón de dóla- minorías étnicas” hasta 1987 -doce años des-
res „en reparaciones‟ para aquellas mujeres pués de que se creara la dfivisión de “Psicolo-
que nunca habían sido ayudadas por los profe- gía de las mujeres”-. En 1975 la APA votó
sionales de la salud mental y que en cambio sí prohibir la discriminación frente a psicólogos
habían sido objeto de abuso” (Chesler, 1970 gays y lesbianas que hasta dos años antes –
en Wilkinson, 1997). Chesler (1972) denunció 1973- estaban etiquetados como enfermos
cómo las mujeres eran patologizadas tanto si mentales en el DSM por sus propios compañe-
se conformaban a los dictados de la feminidad ros de profesión (Morin, 1977; Herman, 1994).
como si se rebelaban a ellos, y cómo los psi- En 1985 se establece la Sociedad para el “Es-
tudio psicológico sobre cuestiones de gays y
8 Feminism & Psychology ha dedicado un monográfico es- lesbianas”. No obstante, estos avances han
pecial a dicho texto en su volumen 17(4) de 2007. tenido un efecto más bien escaso sobre la
tendencia general de la psicología, incluida la
9 Feminism & Psychology dedicó en el 2000 un número
monográfico a la revisión de este libro.
“psicología de las mujeres”, que representan
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 57
o la exageración de las diferencias y la polari- esta autora, hoy en día, “la cuestión sobre las
zación de género, y los “sesgos beta” cuando diferencias sexuales no es una cuestión femi-
las diferencias de género son minimizadas y nista” (Unger, 2007, p. 489). Por otro lado,
se considera lo masculino como universal. recogiendo el legado de Kessler y McKenna
(1978) y atendiendo al auge biologicista en las
Desde otras caras del debate, se ha revalori-
explicaciones sobre la transexualidad, otras
zado la “voz diferente” de las mujeres (de
autoras abogan por una reestructuración radi-
Carol Gilligan)13; se han explicado las diferen-
cal de las ideas sociales sobre el sexo como
cias enfatizando la internalización de la opre-
categoría dualista (no sólo sobre el género) y
sión de las mujeres con conceptos como
con la necesaria coherencia sexo/género que
“miedo al éxito” (de Martina Horner); o se
“obliga” a cambiar hormonal y quirúrgica-
han introducido constructos psicológicos en el
mente cuerpos (Zucker y Ostrove, 2007). Esta
vocabulario político como “empoderamiento”
perspectiva permitiría pensar en las variacio-
u “homofobia”. Para algunas autoras, la re-
nes de género a través del sexo (diferentes
percusión fuera de la psicología y el éxito de
masculinidades en mujeres o la proliferación
estos términos psicológicos se debe a cuestio-
de nuevas categorías de género no dualistas).
nes más políticas que intelectuales, ya que,
Junto a esto, se reclaman estudios intersec-
según ellas, despolitizan problemas sociales
cionales que atiendan a otras variables de
teorizando el poder o las opresiones en tér-
opresión constitutivas y que rompan definiti-
minos individualizados y privatizados -a veces
vamente el centro de atención en diferencias
reproduciendo esencialismos homogeneizado-
que homogeneízan a hombres y mujeres.
res y a veces culpabilizando a las víctimas-
eludiendo análisis sobre diferencias de poder Articulaciones Psicología y Feminismo:
o factores socio-estructurales (Mednick, 1989; hacia una Psicología Feminista
Kitzinger y Perkins, 1993; Wilkinson, 1997).
¿Qué ha aportado y qué puede aportar el fe-
Desde una psicología feminista socioconstruc- minismo a la psicología para proporcionar una
cionista se sostiene que más que preguntarse mayor igualdad? Por un lado, desde posiciones
sobre cuáles sean las diferencias “reales” en- feministas se han criticado las desigualdades
tre varones y mujeres, la psicología debería de género en la comunidad psicológica. Por
estudiar cómo las personas –incluidos los psi- otro, se ha criticado el sexismo y androcen-
cólogos- construimos varones y mujeres como trismo en los contenidos psicológicos, y desde
dos sexos naturales y diferentes (Unger, 1998; el empirismo feminista se han elaborado guías
Wilkinson, 1997). metodológicas para corregir y eliminar los
La Psicología en “tiempos de igualdad” sigue sesgos de género en el proceso de investiga-
manufacturando diferencias sexuales bajo de- ción. Más aún, desde algunas posiciones se
terminismos biologicistas, y contribuye así a han relacionado ambos aspectos: desde la crí-
la popularización mediática y de best sellers tica al individualismo y la neutralidad del su-
sobre los “diferentes planetas” de los que jeto de conocimiento, y concibiendo la psico-
provienen varones y mujeres. En las nuevas logía como prácticas sociales, se ha destacado
generaciones, se da la situación paradójica de la relevancia epistémica tanto de la posición
un mayor conocimiento del feminismo (en el social y sexuada del sujeto de conocimiento,
contexto español avalado por cambios políti- como de la estructura social de la comunidad
cos y legislativos), pero a la vez la negación científica. Desde algunas posiciones se han
de que el sexismo todavía exista y la produc- propuesto formas alternativas de conocimien-
ción de explicaciones individuales sobre pro- to que potencien una objetividad dinámica-
blemas estructurales (Zucker y Ostrove, relacional reconfigurando las relaciones suje-
2007). Siguen estando vigentes las palabras de to-objeto (Keller, 1991) y desde otras se pro-
Unger (1979) sobre la falta de atención a los pone una objetividad parcial definida como
estudios sobre semejanzas, “que no venden”, conocimientos situados (Haraway, 1991). Har-
y sobre la necesidad de análisis sobre las ding (1996) defiende el privilegio epistémico
constricciones sociales y sobre el género co- de la articulación de posiciones marginaliza-
mo variable estímulo. En este sentido, para das no normativas, entre ellas las feministas,
gracias a las críticas que dirigen hacia los
planteamientos hegemónicos, poniendo en
13 En 1986 Signs dedicó un “forum interdisciplinario” cuestión lo no cuestionado de la ciencia,
monográfico sobre “una voz diferente” de Gilligan.
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 59
ciones” que implica la posición de psicólogas- optación” despolitizada del término que lo
feministas (Unger, 1998; Fine y Gordon, 1989; aleja cada vez más de sus orígenes feministas
Wilkinson, 1991). (Crawford y Fox, 2007). Se da la situación pa-
Comprometidas con la práctica feminista somos
radójica de que el boom de los estudios de
excluidas de la categoría de „psicólogas‟. Practi- género ha “vaciado” de significado la palabra,
cando como „psicólogas‟ dejamos de actuar como haciéndola sinónima a “sexo” y llegando al
feministas (...) El híbrido „psicología feminista‟ absurdo de hablar de “diferencias de género
puede ser conceptualmente coherente o bien a
través de una politización de la psicología, o bien
en ratas o en el útero”. La proliferación de
a través de una despolitización del feminismo. los estudios de género en Psicología ha provo-
(Kitzinger, 1990, p. 124,132). cado en parte el efecto opuesto al deseado
por Unger: su utilización por parte de psicólo-
Según estas autoras, bajo los criterios empi-
gos y psicólogas no familiarizados con los ar-
ristas de objetividad y neutralidad parece que
gumentos feministas para hablar de diferen-
una “buena” investigación psicológica solo
cias sexuales. Este intercambio “ignorante”
puede ser realizada a expensas de una buena
de los términos coexiste con la crítica profun-
teoría feminista, evitando mencionar y pro-
da a la distinción sexo/género realizada por
blematizar el poder y el contexto social, la
autoras como Butler y ya anticipada por Kess-
existencia de mecanismos de opresión o ha-
ler (como hemos señalado). Es por ello que
blar de patriarcado (Fine y Gordon, 1989; Ni-
para muchas autoras todavía sigue siendo es-
colson, 1995). La marginalidad de publicacio-
tratégicamente relevante distinguir ambos
nes sobre mujeres -realizadas por y sobre un
términos. Si bien los diferentes usos de la
grupo no normativo e infravalorado por la dis-
teoría feminista han permitido hablar de “gé-
ciplina- se torna ilegitimidad si además se uti-
nero” como categoría crítica de análisis
lizan métodos o teorías feministas no ortodo-
xos: los estándares científico-académicos en (“perspectiva de género”) y como categoría
social (“relaciones de género” materiales y
psicología canalizan una “psicología de la mu-
simbólicas), hoy nos encontramos con otros
jer” o “psicología del género” basada en es-
usos. Y así nos podemos preguntar: ¿por qué
tudios experimentales o estudios empíricos
cuantitativos. Por otro lado, la ambivalencia lo llaman género cuando quieren decir sexo?
(p.ej. estadísticas con datos desagregados,
con la que se encuentran las psicólogas femi-
varón-mujer, sin explicaciones sociales de las
nistas empiristas es que su trabajo es deva-
diferencias); ¿por qué lo llaman género cuan-
luado por la teoría feminista por su devoción
do quieren decir mujeres? (p.ej. estudios so-
por los datos y paradójicamente devaluado
bre maternidad o reproducción sin perspecti-
por la psicología debido a su conexión con la
va de género); o ¿por qué lo llaman género
ideología feminista (Unger, 1998). Para algu-
cuando quieren decir feminismo? (un uso polí-
nas, la emergencia del paradigma sociocons-
ticamente correcto y subvencionable). No só-
truccionista en psicología social ha abierto
lo eso, es el momento de plantearnos, como
nuevos espacios menos “malabarísticos” para
hace Teresa Cabruja (2008), “cómo hacer pa-
una psicología feminista (Gergen, 2001; Bur-
ra que cuando el género entre en el aula [y en
man, 1998a). Partiendo de las críticas al posi-
la academia en general, añado yo], el femi-
tivismo, al individualismo y al esencialismo,
nismo no salga por la ventana” (2008, p. 37).
los problemas surgen ahora ante posibles di-
A partir del análisis del discurso de profesores
soluciones políticas en relativismos paralizan-
y estudiantes de psicología, esta autora reco-
tes (Weisstein, 1993); la urgencia política de
ge que frente al término “género” percibido
datos empíricos en una sociedad que todavía
como “equitativo o compensado”, el concep-
basa los cambios sociales en “hechos científi-
to “feminismo” es “temido” porque no se
cos” (Kitzinger, 1999); y la importancia de
asocia con un movimiento que lucha por la
cambios individuales mientras se espera la
igualdad entre hombres y mujeres, sino por la
revolución (Brown, 1992).
desigualdad de los hombres (2008, p. 37).
“En tiempos de igualdad”, treinta años des- Todavía sigue siendo necesario rescatar la his-
pués de que Rhoda Unger introdujera el con- toria.
cepto de “género” en la psicología dominante
En el contexto español, un uso abusivo e in-
para diferenciarlo de “sexo”, psicólogos y psi-
discriminado del término género para hablar
cólogas siguen todavía confundiendo los con-
de diferencias sexuales supone un retroceso
ceptos, es más se ha producido una “co-
teórico y rompe con una tradición de tres dé-
cadas en las que el término había servido de bruja, 2005); o, con influencias del psicoaná-
puente para unir investigación psicológica y lisis, análisis sobre mecanismos subjetivos del
feminista. Ester Barberá y Mª Jesús Cala poder, de sujeción y resistencia, que atienden
(2008) han resumido esta evolución de la a dimensiones emocionales e inconscientes
perspectiva de género en la psicología aca- (Amigot y Pujal, 2006, 2009). Sigue pendien-
démica española y las personas, institutos de te, no obstante, la problematización del sexo
investigación y principales publicaciones que como variable dicotómica y excluyente, lo
han dado cuerpo a esta área de conocimiento, que supondría admitir una variabilidad de
sobre todo a partir de la década de los 9016. cuerpos sexuados equivalente a la asumida
Como publicaciones destacables, mencionar para el género. Un ejercicio que autoras que
el manual coordinado por Ester Barberá e Isa- han analizado la intersexualidad ya están rea-
bel Martínez Benlloch (2004), Psicología y Gé- lizando (García Dauder, 2006; García Dauder y
nero, donde participan autoras/es referentes Gregori, 2009; Bonilla, 2009).
en el área. Estas aportaciones han partido de
“En tiempos de igualdad”, nos movemos en
perspectivas teóricas y metodológicas varia-
un momento paradójico en el que, mientras
das, pudiendo compartir espacio en un mismo
se deconstruye y problematiza tanto el objeto
manual el cognitivismo, el psicoanálisis y la
de estudio de la psicología de las mujeres o
psicología social. Dentro de una perspectiva
de género, como el sujeto de conocimiento
socio-cognitiva y desde un compromiso femi-
de la psicología feminista -su dualidad y su
nista se han desarrollado investigaciones so-
homogeneización interna que excluye diferen-
bre estereotipos, esquemas y atribuciones de
tes diferencias-, sigue siendo necesario nom-
género, sexismo, categorizaciones e identidad
brarlo y recuperarlo para abordar desigualda-
social, etc. Por otro lado, se ha dado un “vi-
des. Y siguen siendo necesarias las comillas.
raje aplicado” (Barberá y Cala, 2008), pluri-
disciplinar y cada vez más interseccional. Se Referencias
han abordado ámbitos como la violencia, la
Alcalá, Paloma (2007). La situación actual en Espa-
educación, la salud, el trabajo, la inmigra-
ña. En Paloma Alcalá, Eulalia Pérez Sedeño y Ma-
ción, el envejecimiento o la sexualidad, quizá ría Jesús Santesmases (Coords.), Mujer y Ciencia.
porque los ámbitos aplicados han sido tradi- La situación de las mujeres investigadoras en el
cionalmente más flexibles y receptivos a sistema español de ciencia y tecnología (pp. 34-
combinar rigurosidad con subjetividad y acti- 52). Madrid: FECYT.
vismo, o porque desde lo particular, desde las
Amigot, Patricia y Margot Pujal (2006). Ariadna
prácticas, se puede comprender mejor cómo danza. Lecturas feministas de Michel Foucault.
“se hace el género”17 . También es destacable Revista Athenea Digital, 9, 100-130.
cómo los estudios de género y feministas so-
bre salud mental han incorporado a ese “otro Amigot, Patricia y Margot Pujal (2009). Una lectura
de la psicología” que ha sido el psicoanálisis, del género como dispositivo de poder. Revista
Sociológica, 24 (70), 115-152.
gracias a una larga tradición de psicoanalistas
feministas en el contexto español y con in- Barberá, Ester (1998). Psicología del género. Bar-
fluencias de autoras latinoamericanas 18. Seña- celona: Ariel.
lar, por último, cómo varios manuales de psi- Barberá, Ester y Cala, Mª Jesús (2008). Perspectiva
cología social ya incluyen en sus epígrafes “el de género en la Psicología académica española.
construccionismo feminista o la psicología so- Psicothema, 20 (2), 236-242.
cial crítica feminista” (Fernández Villanueva,
Barberá, Ester y Martínez Benlloch, Isabel (Coord.)
2003), incorporando así análisis foucaultianos (2004). Psicología y Género. Madrid: Prentice
y discursivos sobre la construcción social de Hall.
diferencias, patologías o normalidades (Ca-
Bem, Sandra (1993). The lenses of gender. New
Haven: Yale Univ. Press.
16 Las revistas Papeles del Psicólogo, Revista de Psicolo-
gía Social y Anuario de Psicología han dedicado desde el Bernstein, Maxine y Russo, Nancy (1974). The his-
año 2000 números monográficos sobre psicología y géne- tory of psychology revisited. Or, up with our
ro. foremothers. American Psychologist, 29, 130-
17 Una selección de estas contribuciones se puede encon- 134.
trar en Barberá y Martínez (2004) y en Barberá y Cala
(2008). Blázquez, Norma; Bustos, Olga; Delgado, Gabriela
18 Sara Velasco (2009, pp. 114-117) ha recogido las auto- y Fernández, Lourdes (2008). Mujeres académi-
ras y contribuciones más relevantes en este sentido.
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 61
cas: entre la ciencia y la vida. En Consuelo Mi- Comas-Diaz, Lillian (1991). Feminism and diversity
queo, Mª José Barral y Carmen Magallón (Eds.), in psychology. The case of women of colour. Psy-
Estudios Iberoamericanos de Género en Ciencia, chology of Women Quarterly, 15, 597-609.
Tecnología y Salud (pp. 227-245). Zaragoza:
Prensas Universitarias de Zaragoza. Crawford, Mary y Fox, Annie (2007). From sex to
gender and back again: Co-optation of a feminist
Blázquez, Norma; Bustos, Olga y Restrepo, Alejan- language reform. Feminism & Psychology, 17 (4),
dra (2010, abril). La entrevista como herramien- 481-485.
ta metodológica para propiciar conciencia de
género. Actas del VIII Congreso Iberoamericano Crosby, Faye (1984). The denial of personal dis-
de Ciencia, Tecnología y Género, Curitiba, Bra- crimination. American Behavioral Scientist, 27,
sil. 371-386.
Bohan, Janis S. (1992). Contextual History: A Chesler, Phyllis (1972). Women and madness. New
Framework for Re-Placing Women in the History York: Doubleday.
of Psychology. En Janis S. Bohan (Ed.), Re- Denmark, Florance; Russo, Nancy; Frieze, Irene y
placing Women in Psychology. Readings Toward a Sechzer, Jeri (1988). Guidelines for avoiding sex-
More Inclusive History (pp. 44-56). Iowa: Ken- ism in psychological research. American Psy-
dall/Hunt Publishing Company. chologist, 43, 582-585.
Bonilla, Amparo (2009). Gènere i cos. L’Espill, 31, Domínguez, Roberto y García-Dauder, Silvia (2005).
101-111. Conflicto constructivo e integración en la obra
Bosch, Esperanza; Ferrer, Victoria y Gili, Margarita de Mary Parker Follett. Revista Athenea Digital,
(1999). Historia de la misoginia. Barcelona: Ant- 7. Extraído el 01 de mayo de 2010, de
hropos. http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.ph
p/atheneaDigital/article/view/188/188
Brown, Laura (1989). New voices, new visions. To-
ward a lesbian/gay paradigm for psychology. Eagly, Alice H. (1994). On Comparing Women and
Psychology of Women Quarterly, 13, 445-458. Men. Feminism & Psychology, 4 (4), 513-522.
Brown, Laura (1992). While waiting for the revolu- Fernández Villanueva, Concepción (1982). La mu-
tion: the case for a lesbian feminist psychother- jer y la psicología. En M. Ángeles Durán (Ed.), Li-
apy. Feminism & Psychology, 2 (2), 239-253. beración y utopía (pp. 81-102). Madrid: Akal.
Burin, Mabel (1990). El malestar de las mujeres. La Fernández Villanueva, Concepción (2003). Psicolo-
tranquilidad recetada. Buenos Aires: Paidós. gías sociales en el umbral del siglo XXI. Madrid:
Fundamentos.
Burman, Erica (Ed.) (1998a). Deconstructing Femi-
nist Psychology. London: Sage. Fidell, Linda (1970). Empirical verification of sex
discrimination in hiring practices in psychology.
Burman, Erica (1998b). La deconstrucción de la American Psychologist, 25, 1094-1098.
psicología evolutiva. Madrid: Visor.
Fine, Michelle y Gordon, Susan (1989). Feminist
Buss, Allan R. (Ed.) (1979). Psychology in Social transformations of/despite psychology. En Mary
Context. Nueva York: Irvington. Crawford y Margaret Gentry (Eds.), Gender and
thought: Psychological perspectives (pp. 146-
Cabruja, Teresa (Ed.) (2005). Psicología: perspec- 174). New York: Springer-Verlag.
tivas deconstruccionistas. Barcelona: UOC.
Friedan, Betty (1963/1974). La Mística de la Femi-
Cabruja, Teresa (2008). ¿Quién teme a la psicolo- nidad. Madrid: Júcar.
gía feminista? Pro-Posiçöes, 19 (2), 26-46.
García Colmenares, Carmen (2007). Autoridad fe-
Capdevila, Rose y Unger, Rhoda (2006). Feminisms menina y reconstrucción biográfica: el caso de
without borders: Exploring the relationships be-
las primeras psicólogas españolas. Revista de In-
tween feminist and political psychology. Femi- vestigación en Educación, 3, 51-70.
nism & Psychology, 16 (1), 5-11.
García-Dauder, Silvia (2005a). Psicología y Femi-
Capshew, James y Laszlo, Alejandra (1986). “We nismo. Historia olvidada de mujeres pioneras en
would not take no for an answer”: Women psy- Psicología. Madrid: Narcea.
chologists and gender politics during World War
II. Journal of Social Issues, 42 (1), 157-180. García-Dauder, Silvia (2005b). Mary Whiton Cal-
kins: La psicología como ciencia del self. Revista
Cohen, David (1977). Psychologists on Psychology. Athenea Digital, 8. Extraído el 01 de mayo de
Nueva York: Routledge. 2010, de
http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.ph
p/atheneaDigital/article/view/188/188
García Dauder, Silvia (2006). Ingeniería bioconduc- Hyde, Janet (1995). Psicología de la mujer. La otra
tual al servicio de la normalización. Vigilando las mitad de la experiencia humana. Madrid: Mora-
fronteras del sexo. En José Luis Romero y Rafael ta.
Álvaro (Coord.), Antipsychologicum (pp. 157-76).
Barcelona: Virus. Izquierdo, Mª Jesús (dir.) (2004). El sexisme a la
UAB. Bellaterra: Servei de Publicacions de la
García Dauder, Silvia (2010). La historia olvidada UAB.
de las mujeres de la Escuela de Chicago. REIS,
131, 11-41. Keller, Evelyn Fox (1991). Reflexiones sobre géne-
ro y ciencia. Valencia: Alfons el Magnánim.
García Dauder, Silvia y Gregori, Nuria (2009). Dis-
senyant el marge de cossos possibles. L’Espill, Kessler, Suzanne y McKenna, Wendy (1978). Gen-
31, 122-132. der. An Ethnomethodological Approach. Chicago:
University of Chicago Press.
Gergen, Mary (2001). Feminist reconstructions in
Psychology. London: Sage. Kessler, Suzanne (1998). Lessons from the Inter-
sexed. London: Rutgers Univ.Press.
Giménez, Mª Carmen (2007). Las mujeres en la His-
toria de la Psicología. Revista de Historia de la Kitzinger, Celia (1990). Resisting the Discipline. En
Psicología, 28 (2/3), 281-290. Erica Burman (Ed.), Feminists and Psychological
Practice (pp. 119-134). London: Sage.
González-Alcaide, Gregorio; Castelló-Cogollos,
Lourdes; Bolaños-Pizarro, Máxima; Alonso- Kitzinger, Celia (1993). “Psychology Constructs the
Female”: A Reappraisal. Feminism & Psychology,
Arroyo, Adolfo; Valderrama-Zurián, Juan Carlos y
Aleixandre-Benavent, Rafael (2010). Veinte años 3 (2), 189-193.
de investigación de la Psicología española en Psi- Kitzinger, Celia (1994). Should psychologists study
cothema (1989-2008). Psicothema, 22(1), 41-50. sex differences? Feminism & Psychology, 4
González García, Marta I. y Pérez Sedeño, Eulalia (4),501-506.
(2002). Ciencia, tecnología y género. Revista Kitzinger, Celia (1999). Lesbian and gay psycholo-
Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad gy. Annual Review of Critical Psychology, 1, 50-
e Innovación, 2. Extraído el 1 de mayo de 2010, 66.
de
http://www.oei.es/revistactsi/numero2/varios2. Kitzinger, Celia y Perkins, Rachel (1993). Changing
htm our minds. Lesbian feminism and psychology.
London: Only Women Press.
Hall, Christine Iijima (1997). Cultural malpractice.
The growing obsolescence of psychology with the Landrine, Hope (Ed.) (1995). Bringing cultural di-
changing U.S. population. American Psychologist, versity to Feminist Psychology. Washington: APA.
52, 642-651. Laws, Judith (1975). The psychology of tokenism:
Haraway, Donna (1991). Ciencia, cyborgs y muje- An analysis. Sex Roles, 1, 51-67.
res. Madrid: Cátedra. Lerner, Gerda (1992). Placing Women in History:
Harding, Sandra (1996). Ciencia y feminismo. Ma- Definitions and Challenges. En Janis S. Bohan
drid: Morata. (Ed.), Re-placing Women in Psychology. Readings
Toward a More Inclusive History (pp. 31-43). Io-
Hare-Mustin, Rachel y Marecek, Jeanne (1994). wa: Kendall/Hunt Publishing Company.
Marcar la diferencia. Psicología y construcción
de los sexos. Barcelona: Herder. Lewin, Miriam (Ed.) (1984). In the Shadow of the
Past: Psychology Portrays the Sexes. New York:
Henley, Nancy (1985). Psychology and gender. Re- Columbia Univ. Press.
view essay. Signs, 11 (1), 101-119.
Loevinger, Jane (1948). Professional ethics for
Herman, Ellen (1994). Psychiatry, psychology, and women psychologists. American Psychologist, 3,
homosexuality. New York: Chelsea House Pub- 551-551.
lishers.
Longino, Helen (2002). The Fate of Knowledge.
Herman, Ellen (1995). The romance of American Princeton: Princeton Univ. Press.
Psychology. Berkeley: Univ. of California Press.
Lott, Bernice (1994). Naturalezas duales o conduc-
Hyde, Janet (1994a). Can meta-analysis make fem- ta aprendida: el desafío de la psicología feminis-
inist transformations in psychology? Psychology ta. En Rachel T. Hare-Mustin y Jeanne Marecek
of Women Quarterly, 18, 451-462. (Eds.), Marcar la diferencia. Psicología y cons-
Hyde, Janet (1994b). Should psychologists study trucción de los sexos (pp. 87-128). Barcelona:
gender differences? Yes, with some guidelines. Herder.
Feminism & Psychology, 4 (4), 507-512.
http://quadernsdepsicologia.cat
Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo 63
Lykes, M. Brinton y Stewart, Abigail (1986). Evalu- Pion, Georgine M.; Mednick, Martha T.; Astin, Hel-
ating the feminist challenge to research in per- en S.; Hall, Christine I.; Kenkel, Mary B.; Keita,
sonality and social psychology: 1963-1983. Psy- Gwendolyn P.; Kohout, Jessica L. y Kelleher,
chology of Women Quarterly, 10, 393-412. Jean C. (1996). The shifting gender composition
of psychology. Trends and implications for the
Maccoby, Eleanor y Jacklin, Carol (1974). The psy- discipline. American Psychologist, 51, 509-528.
chology of sex differences. Palo Alto: Stanford
Univ. Press. Poulin, Carmen (2007). It made us think different-
ly. Feminism & Psychology, 17 (4), 435-441.
McHugh, Maureen; Koeske, Randi y Frieze, Irene
(1986). Issues to consider in conducting non sex- Rivière, Joan (1929/2007). La feminidad como
ist psychological research. A guide for research- mascarada. Revista Athenea Digital, 11, 219-
ers. American Psychologist, 41, 879-890. 226. Extraído el 1 de mayo de 2010, de
http://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.ph
Mednick, Martha (1989). On the politics of psycho- p/atheneaDigital/article/view/374/335
logical constructs. Stop the bandwagon, I want
to get off. American Psychologist, 44 (8), 1118- Rossi, Alice (1965). Women in science: Why so few?
1123. Science, 148, 1196-1202.
Millett, Kate (1969/1995). Política Sexual. Madrid: Rossiter, Margaret (1992). Women scientists in
Cátedra. America. Struggles and strategies to 1940. Bal-
timore: The Johns Hopkins Univ. Press.
Ministerio de Educación y Ciencia (2007). Académi-
cas en cifras. Extraído el 1 de mayo de 2010, de Rossiter, Margaret (1993). The Matthew Matilda ef-
http://www.ua.es/es/presentacion/oficina_rect fect in science. Social Studies of Science, 23,
or/unidad- 325-341.
igualdad/pdf/Academicas_en_cifras_2007.pdf
Rossiter, Margaret (1995). Women scientists in
Mitchell, Mildred (1951). Status of women in the America. Before affirmative action 1940-1972.
American Psychological Association. American Baltimore: The Johns Hopkins Univ. Press.
Psychologist, 6, 193-201.
Russo, Nancy y Denmark, Florence (1987). Contri-
Morawski, Jill G. (1994). Hacia lo no imaginado. butions of women to psychology. Annual Review
Feminismo y epistemología en psicología. En Ra- of Psychology, 38, 279-298.
chel T. Hare-Mustin y Jeanne Marecek (Eds.),
Marcar la diferencia. Psicología y construcción Sáez Buenaventura, Carmen (1988). Sobre mujer y
de los sexos (pp. 181-218). Barcelona: Herder. salud mental. Madrid: laSal.
Scarborough, Elizabeth y Furumoto, Laurel (1987).
Morawski, Jill (1997). Practicing Feminisms, Recon-
structing Psychology. Michigan: Univ. Michigan Untold lives: The first generation of american
Press. women psychologists. Nueva York: Columbia
Univ. Press.
Moreno, Amparo (2009). Las psicólogas hablan de
Psicología. Madrid: Catarata. Sherif, Carolyn (1979). What every intelligent per-
son should know about psychology and women.
Morin, Sephen (1977). Heterosexual bias in psycho- En Eloise Snyder (Ed.), The study of women: En-
logical research on lesbianism and male homo- larging perspectives of social reality (pp. 143-
sexuality. American Psychologist, 32, 629-637. 183). New York: Harper & Row.
Nicolson, Paula (1995). Feminism and Psychology. Sherif, Carolyn (1979/1987). Ethnocentrism, an-
En Jonathan A. Smith, Rom Harré y Luk Van drocentrism, and sexist bias in psychology. En
Langenhove (Eds.), Rethinking Psychology (pp. Sandra Harding (Ed.), Feminism and Methodology
122-142). London: Sage. (pp. 39-96). Bloomington: Indiana Univ. Press.
Parlee, Mary (1975). Review essay: Psychology. Sherman, Julia y Denmark, Florence (Eds.) (1978).
Signs, 1, 119-138. The Psychology of Women: Future direction of
research. New York: Psychological Dimensions.
Parlee, Mary (1979). Psychology and women. Re-
view essay. Signs, 5, 121-133. Squire, Corinne (1989). Significant differences.
Feminism in Psychology. New York: Routledge.
Pérez Sedeño, Eulalia (2007). Ayer, ¿igual que
hoy?. En Paloma Alcalá, Eulalia Pérez Sedeño y Squire, Corinne (1990). Feminism as antipsycho-
María Jesús Santesmases (Coords.), Mujer y logy: learning and teaching in feminist psycho-
Ciencia. La situación de las mujeres investigado- logy. En Erica Burman (Ed.), Feminists and Psy-
ras en el sistema español de ciencia y tecnología chological Practice (pp. 76-88). London: Sage.
(pp. 22-33). Madrid: FECYT.
Tiefer, Leonore (1991). A brief history of the Asso- Weisstein, Naomi (1993). Power, resistance, and
ciation for Women in Psychology: 1969-1991. science: A call for a revitalized feminist psychol-
Psychology of Women Quarterly, 15, 635-649. ogy. Feminism & Psychology, 3, 239-245.
Unger, Rhoda (1979). Toward a redefinition of sex Wilkinson, Sue (1990). Women organizing within
and gender. American Psychologist, 34, 1085- psychology. En Erica Burman (Ed.), Feminists and
1094. Psychological Practice (pp. 140-151). London:
Sage.
Unger, Rhoda (1998). Resisting Gender. Twenty-
five years of Feminist Psychology. London: Sage. Wilkinson, Sue (1991). Why Psychology (Badly)
Needs Feminism? En Jane Aaron y Sylvia Walby
Unger, Rhoda (2007). From inside and out: Reflect- (Eds.), Out of the Margins (pp. 191-203). Lon-
ing on a feminist politics of gender in Psycholo- don: The Falmer Press.
gy. Feminism & Psychology, 17(4), 487-494.
Wilkinson, Sue (1996). Feminist Social Psycholo-
Vaughter Reesa (1976). Review essay: Psychology. gies. Buckingham: Open Univ. Press.
Signs, 2 (1), 120-146.
Wilkinson, Sue (1997). Feminist Psychology. En
Velasco, Sara (2009). Sexo, género y salud. Madrid: Dennis Fox y Prilleltensky (Ed.), Critical Psychol-
Minerva. ogy. An Introduction (pp. 247-264). London: Sa-
Weisstein, Naomi (1968/1993). Psychology con- ge.
structs the female; or, the fantasy life of the Winkler, María Inés (2007). Pioneras sin monumen-
male psychologist. Feminism & Psychology, 3 (2),
tos: mujeres en Psicología. Santiago de Chile:
195-210. Ediciones Lom.
Weisstein, Naomi (1977/1997). “How can a little Wittig, Michele (1985). Metatheoretical dilemmas
girl like you teach a great big class of men?” the in the Psychology of Gender. American Psycholo-
chairman said, and other adventures of a woman gist, 40, 800-811.
in science. En Mary Crawford y Rhoda Unger
(comp.), In Our Own Words. Readings on the Zucker, Alyssa y Ostrove, Joan (2007). Meanings of
Psychology of Women and Gender (pp. 26-32). sex and gender for a new generation of feminist
New York: McGraw-Hill. psychologists. Feminism & Psychology, 17, 470-
474.
SILVIA GARCÍA-DAUDER
Doctora en Psicología y profesora de Psicología Social en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Ha
participado en diversos proyectos de investigación sobre Ciencia, Tecnología y Género. Ha publicado
varios artículos sobre las relaciones entre la Psicología y el Feminismo y sobre las pioneras psicólogas y
científicas sociales. Es autora de Psicología y Feminismo. Historia olvidada de mujeres pioneras en
Psicología (2005, ed. Narcea) y co-editora de El eje del mal es heterosexual. Figuraciones, movimien-
tos y prácticas feministas queer (2005, ed. Traficantes de sueños).
DIRECCIÓN DE CONTACTO
silvia.dauder@urjc.es
FORMATO DE CITACIÓN
García-Dauder, Silvia (2010). Las relaciones entre la Psicología y el Feminismo en “tiempos de igual-
dad”. Quaderns de Psicologia, 12 (2), 47-64. Extraido el [día] de [mes] del [año], de
http://www.quadernsdepsicologia.cat/article/view/771
HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 15/06/2010
Aceptado: 17/09/2010
http://quadernsdepsicologia.cat