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Tres Mascaras Crónica Ayacuchana Colonial

Tres Mascaras esta es una crónica de la Huamanga colonial, 1706, versión libre de
“Tradiciones Huamanguinas” de Juan de Mata. Cabe destacar que existen detalles
que no figuran en esta historia tales como que el duelo entre los caballeros se realizó
con esgrima y justamente fueron las 3 personas usando mascaras, de allí el nombre
“Tres Mascaras” con el que se conoce actualmente a esta calle. Existen muchas
versiones e incluso una con un final feliz en donde los jóvenes se llegan a casar, sin
duda una historia interesante para investigar. Aquí el relato.

En una de esas hermosas noches huamanguinas, una bella muchacha llamada


Isabel, lloraba desconsolada… ¿Qué pasa, Isabel?, ¿Porqué lloras?, preguntó
Ricardo, su joven enamorado.
¡Ay, Ricardo mío,… lo nuestro no puede ser…. Mi padre ha prometido mi mano
al Marqués de Valdelirios, dijo sollozando Isabel.
¿¡Cómo!?, ¡no puede ser!….. Isabel,… ¡vámonos lejos.!… ¡cásate conmigo!..
viviremos juntos una vida feliz … dijo el joven enamorado desesperadamente.
La bella Isabel le contestó… Ricardo,… tengo miedo… no puedo enfrentarme a
mi padre….. y así, continuaba llorando.
La sombra negra de la tragedia empezaba a envolver a Huamanga y a esta linda
parejita debido a la impertinente intervención paterna, pues había prometido a
su hija a un anciano y rico hacendado.
Enterado de las intenciones del padre, el joven Ricardo, también perteneciente
a una noble familia, planeó el rapto de su amada, sin importarle las
consecuencias….
Ya, durante la noche del rapto planeado, Ricardo sigilosamente sube la pared
que le conduciría a la habitación de Isabel, cuando de pronto escucha…..
¡Hey!, …¡Hey!….¡Joven Ricardo!… ¿No sabe usted que me ofende al intentar
acercarse a las habitaciones de mi prometida a estas horas de la noche?…
Saque su espada, que en estos momentos lavaré mi honor con su sangre…. Dijo
el Marqués de Valdelirios.
Ricardo, aceptó el lance por defender su amor por Isabel frente al viejito metete,
y, empezó una recia y dura lucha en la calle que llamó la atención de Isabel y su
padre, el Marqués de “La Totora”, quienes al ver la lucha quedaron
estupefactos…. Hasta que sucedió lo que tenía que suceder….
Aggg, Agggg… dijo el Marqués de Valdelirios, que había recibido una estocada
mortal de la espada del joven Ricardo.
Al ver a su amigo caído, el Marqués de la Totora, se enfureció y dijo….
¡Ricardo!… ¡Mal nacido!… ¿cómo osas matar al prometido de mi amada hija?
Entonces, cogió la espada del caído y ataca con furia a Ricardo, que opta por
defenderse del ataque desesperado del padre de Isabel, ante la mirada atónita
de la bella doncella… Tras cruenta lucha callejera, desigual por cierto por la
diferencia de edades, cae mortalmente herido el Marqués de la Totora.
Aggg, Agggg, ¡Maldito!… llega a decir el padre de Isabel en su último suspiro.
Isabel horrorizada por lo ocurrido miraba cómo su padre adorado moría por la
espada de su amado Ricardo. ¡Qué situación tan desgarradora!… Entonces,
Isabel, con el rostro pálido y ensombrecido coge la espada caída y se dirige a
Ricardo y le dice:
Ricardo, hasta este momento te he amado mucho, pero ahora que haz matado
a mi padre, te odio en el alma… Ahora lucharé hasta que muera yo, o tú….
Miserable.
Ricardo dirigiéndose a Isabel le dijo: ¡Perdóname Isabel!…¡me dejé llevar por mi
pasión por ti!… Es que te amo tanto que enloquecí al saber que te casarías con
otro.
Mientras hablaba, Ricardo tiró la espada, se arrodilló delante de Isabel, le rogó
el perdón y lloró. Pero, Isabel se mantenía inflexible, entonces el joven amante
dijo:
¡Mátame querida, así podré resarcir mi crimen!…
Con profundo dolor que le hería el alma, Isabel mira un momento a Ricardo, no
podía perdonarlo, entonces la bella mujer hunde la espada en el pecho de
Ricardo que esperaba pacientemente el último segundo de su vida.
Agggg, Agggg….. Isabel te amooo… se le oyó decir a Ricardo mientras caía al
frío asfalto de piedra de la calle huamanguina.
Al día siguiente, Huamanga despertó con un cuadro macabro: Tres difuntos,
todos de noble alcurnia estaban tendidos en un gran charco de sangre. Aquella
macabra calle hoy es conocida como “Tres Mascaras” en honor a estos nobles
caballeros. Isabel entró al Convento de Santa Clara, haciéndose monja e hizo
penitencia por su crimen.
¿Qué lecciones sacamos de esta historia?
 Todo padre debe ser consejero. No debe imponer o prohibir los amores de sus
hijos como hizo el padre de Isabel.
 No puede haber compromisos a nombre de terceros sin su voluntad o
consentimiento. Tal como lo hizo el padre de Isabel al comprometerla sin la
aprobación de ella.
 Un yerno nunca debe enfrentar a su suegro. Puede traer funestas
consecuencias a la pareja.

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