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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS FILIAL JULIACA

FACULTAD DE INGENIERIAS Y ARQUITECTURA CURSO: ARQUITECTURA


E. A. P. DE INGENIERIA CIVIL DOCENTE: ARQ°. JULIO CARRASCO YUCRA

Arquitectura del Perú - EPOCA VIRREINAL.

La arquitectura del Perú es la arquitectura realizada en cualquier época en lo que se conoce hoy en día
como Perú, así como la arquitectura realizada por arquitectos peruanos en todo el mundo. Su diversidad
y larga historia comprende desde el Antiguo Perú, el Imperio Inca y el Virreinato del Perú, hasta la
actualidad.

La arquitectura colonial (virreinal) peruana es la conjunción de los estilos europeos influenciados por la
imaginería indígena. Dos de los ejemplos más conocidos del Renacimiento son la Catedral de Cusco y
la Iglesia de Santa Clara, también en Cusco. Tras este periodo, la mezcla cultural alcanzó su más rica
expresión en el estilo barroco. Algunos ejemplos de este periodo barroco son el Convento de San
Francisco en Lima, la Catedral de Cajamarca , o la fachada de la Universidad de Cuso y, sobre el
conjunto, las iglesias de San Agustín y de Santa Rosa, en Arequipa, son sus exponentes más bellos.

Las guerras de independencia dejaron un vacío creativo que el Neoclasicismo de inspiración francesa
rellenó. El siglo XX se caracteriza por el eclecticismo, en contraposición al funcionalismo constructivo. El
ejemplo más considerable es la Plaza San Martín en Lima.

Catedral del Cusco de estilo barroco mestizo del plateresco xiloformo.

La arquitectura virreinal peruana, desarrollada en el Virreinato del Perú entre los siglos XVI y XIX, se
caracterizó por la importación y adaptación de los estilos arquitectónicos europeos a la realidad peruana,
produciendo como resultado una arquitectura original.

El uso de sistemas constructivos como la quincha, las ornamentaciones de iconografía andina y


soluciones con formas inéditas confieren a la arquitectura virreinal peruana una identidad propia.

Estilo renacentista
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Catedral de Lima con portada central de estilo renacentista y torres de definido estilo neoclásico.

Fachada de estilo barroco del Palacio de Torre Tagle, con artísticos balcones de estilo mudéjar.

Capilla Central, de estilo neoclásico y de forma octogonal, del Cementerio Presbítero Matías Maestro.
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En los primeros momentos de la colonia se desarrolló el llamado estilo renacentista, que en Europa se
había producido siguiendo la corriente del renacimiento italiano. Este estilo se caracterizó por el empleo
de adornos y filigranas que hacían desaparecer las líneas arquitectónicas dándole al edificio la semejanza
de un trabajo de cincelado de platería, de ahí el nombre de plateresco y donde se confunde el arte gótico,
el arábigo y el románico de la época colonial, desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVII. Son
magníficas muestras de éste estilo en Lima las portadas de la Catedral de Lima y de la Casa de Pilatos.
En Ayacucho la portada de las iglesias de San Francisco y La Merced.

Estilo barroco

El barroco se distinguió y caracterizó por su recargada ornamentación, de líneas predominantemente


curvas, que daban un aspecto de libre movimiento. Predominaron los elementos decorativos en
las columnas, pilastras (columnas embebidas), cornisas, además de una modificación de las formas
clásicas; las columnas griegas pierden su pureza al retorcerles, como gruesas serpientes, sus fustes
hasta formar la columna salomónica y los adornos adquirieron gran exuberancia.

Un elemento característico de éste estilo es el almohadillado que aparece en los muros de la Basílica y
Convento de San Francisco de Lima. Este estilo predominó desde mediados del siglo XVII hasta fines
del siglo XVIII. Dio origen al churrigueresco y rococó. Son representativas muestras del barroco en Lima,
el Palacio de Torre Tagle, las iglesias de San Francisco y San Marcelo. En Cusco la Catedral del
Cusco (barroco mestizo), las iglesias de Santo Domingo y San Sebastián. En Arequipa la Iglesia de la
Compañía.

Estilo barroco churrigueresco

Fue la forma más recargada del barroco y se distinguió por el empleo complicado y caprichoso de los
adornos en forma exagerada, su propugnador fue un arquitecto español llamado José de Churriguera.
Son magníficas muestras de este estilo en Lima la fachada de las iglesias de Nuestra Señora de la
Merced y San Agustín.

Estilo barroco francés o rococó

En el siglo XVIII, con la introducción de la dinastía francesa de los Borbones, llegó a España este estilo
que se caracterizó por los balcones que no son redondeados, la disminución de los adornos en la
ornamentación en las columnas (estas son menos retorcidas), sin dejar las características propias
del barroco que son el empleo de las líneas curvas y ondulantes.

Son características del estilo rococó la Quinta de Presa, la Casa de Larriva (fachada en
estilo rococó pero granadino), la Casa de las Trece Monedas (fachada en estilo rococó limeño), la Casa
de Osambela y el Paseo de Aguas, todas ubicadas en Lima.

Estilo neoclásico

A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX llegó el estilo llamado neoclásico, que se caracterizó por el
predominio de una tendencia hacia el retorno de los estilos clásicos de la arquitectura greco-
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romana (empleo de columnas románicas con capiteles corintios y sin ninguna ornamentación, líneas
rectas y sencillez en las mismas, además de frontis triangular).

Era pues, una reacción contra el barroco. Son magníficas muestras de este estilo el altar mayor y las
torres de la Catedral de Lima, la fachada de la Basílica y Convento de San Pedro, el altar mayor de
la Basílica y Convento de San Francisco, las pilastras de la Casa de Osambela, la fachada del Fuerte de
Santa Catalina y el Cementerio Presbítero Matías Maestro.

Iglesia de la Compañía Cusco


En la arquitectura colonial, como en la pintura y la escultura, predominaron las construcciones religiosas
sobre las laicas.

La arquitectura no siguió de forma inmediata las modas europeas, y la aparición de un nuevo estilo no
significó la desaparición del anterior. Así, durante el siglo XVI, en todo el Virreinato del Perú se alternaron
construcciones de estilo renacentista con otras del gótico tardío, y era frecuente hallar en edificaciones de
ambos estilos techos de tipo mudéjar.

A partir del siglo XVII el estilo barroco surgió en la arquitectura colonial.

Los alarifes
Los arquitectos y maestros de obras en la Colonia recibían el nombre de alarifes. En el siglo XVI, la
mayoría de los que trabajaban en el Perú eran de origen español. Entre ellos sobresalió Francisco
Becerra, gran impulsor del Renacimiento y uno de los responsables de la construcción de la catedral de
Lima. Ya en el siglo XVII aparecieron alarifes nacidos en el Perú, como Manuel de Escobar, responsable
de la edificación del templo de San Francisco.
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CORO DE LA CATEDRAL DE LIMA

ARTE Y ARQUITECTURA EN EL PERÚ

La historia del arte en el Perú se remonta a las pinturas rupestres de las cuevas de Toquepala, Huargo y
Lauricocha, con una antigüedad de al menos 9 mil años a.C. Los estudiosos señalan al complejo
ceremonial de Caral, en la costa norte de Lima, como el más antiguo centro urbano y ceremonial, con una
antigüedad de 5,000 años. En el denominado horizonte temprano sobresale también el monumental
conjunto ceremonial de Chavín de Huantar, en Ancash, con la más importante escultura lítica
prehispánica, y el Templo de las Manos Cruzadas de Kotosh, en Huánuco. Los desarrollos regionales
verán en los siglos siguientes el florecimiento de notables culturas como Moche y Sicán o Lambayeque,
(costa norte), Recuay y Cajamarca (sierra norte), Lima (costa central), Nazca, (costa sur) y Wari y
Tiahuanaco (sierra sur). El señorío de los Incas del Cusco empezará su vertiginosa expansión a
mediados del s. XIII d.C. incorporando a sus dominios vastos a diversos pueblos y culturas.

En los últimos años han aparecido numerosas publicaciones dedicadas a las expresiones artísticas y
creativas más sobresalientes de las culturas ancestrales. A raíz del hallazgo de las tumbas reales de
Sipán, de la cultura Moche, el interés por su excepcional cerámica y su refinada orfebrería han cobrado
renovado auge. Merece también creciente atención el prodigioso arte textil de los antiguos peruanos, que
cuenta entre sus obras maestras con los mantos funerarios de Paracas, los mantos plumarios de diversas
culturas y una serie de prendas ceremoniales confeccionadas con el algodón nativo y las finas lanas de
vicuña y alpaca. De igual modo, la rica y variada cerámica precolombina (Nazca, Chancay); expresiones
arquitectónicas memorables como Túcume, Wari o Chan Chan, la ciudad de barro más grande del mundo
prehispánico, con sus próximas huacas o adoratorios de la Luna y del Sol; las fortalezas de los
Chachapoya; el paisaje cultural del Valle del Colca o la imponente arquitectura del período imperial de los
incas que, aparte de los íconos del Santuario Histórico de Machu Picchu, Ollantaytambo o la fortaleza de
Sacsayhuamán, ha revelado en años recientes los misterios y encantos de la ciudadela de
Choquequirao.
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En las últimas décadas, la investigación arqueológica llevada a cabo en diversas regiones del Perú ha
permitido aquilatar la importancia de los pueblos y culturas que, a lo largo de milenios, se desarrollaron en
un territorio extremadamente variado en cuanto a climas, paisajes y formas de vida.

El Barroco mestizo

Con el afianzamiento de la dominación española en la segundad mitad del s. XVI, el floreciente virreinato
del Perú, al igual que su par de México, verá el paulatino surgimiento de nuevas expresiones artísticas
como resultado del complejo encuentro entre culturas.

La empresa evangelizadora que acompaña el proceso de sometimiento, propiciará, bajo la impronta de


artistas religiosos de origen italiano y con fuerte influencia del arte flamenco, el desarrollo de una singular
manifestación artística conocida como "barroco mestizo". Los religiosos se ocuparán de enseñar las
nuevas técnicas artísticas a los hijos de las élites dominadas, que no tardarán en ser los creadores de las
nuevas corrientes.

Alcanzará celebridad la llamada Escuela Cusqueña de Pintura, con renombrados artistas indígenas como
Diego Quispe Tito o Marcos Zapata, cuyas obras adornan la catedral y los principales templos y
conventos del Cusco y de muchas ciudades de la región. El barroco mestizo tiene también felices
expresiones en la arquitectura sur andina; especialmente en los templos y la arquitectura civil de Arequipa
y en las catedrales de Puno; en la escultura, imaginería y platería, amén de la música religiosa y en
diferentes géneros literarios.

Centros históricos y arquitectura

A partir de la conquista española se fundan en el Perú nuevas ciudades, generalmente emplazadas sobre
poblaciones ancestrales. Se inicia la incorporación y asimilación de nuevas técnicas y estilos
peninsulares, que irán adquiriendo un perfil inconfundible. El trazado en damero de las nuevas urbes no
se aplica en el Cusco, la histórica capital inca, sobre cuyos templos y palacios de piedra se levantará el
nuevo perfil hispano.

Además de la vieja capital inca, con su impresionante catedral y algunos de los más ricos templos del
continente, los centros históricos de Lima -capital virreinal y republicana-, Arequipa -labrada en sillar o
tufo volcánico-, Trujillo, Ayacucho y Cajamarca, conservan sobresalientes expresiones arquitectónicas del
barroco mestizo y del posterior estilo neoclásico impuesto a fines del s. XVIII.

El barroco mestizo ha dejado también una imponente herencia en las iglesias de la región de Puno, en los
templos de numerosos pueblos cusqueños, en el valle del Colca, Cajamarca y otras zonas andinas. A
partir de la segunda mitad del s. XIX y a lo largo del s. XX se incorporan estilos y técnicas arquitectónicas
modernas, que alcanzarán nuevas expresiones en la obra renovadora de arquitectos como Manuel
Piqueras Cotolí, Héctor Velarde, los miembros de la agrupación Espacio, en los años cincuenta, y más
tarde Miguel Fort-Brescia, Enrique Ciriani , Federico Cooper y otros.

Artes visuales en el Perú republicano

Dos constantes parecen marcar la expresión de las artes visuales en el Perú republicano: la renovación
de los lenguajes estéticos y la búsqueda de la expresión original del mundo autóctono y de sus
protagonistas.

El academicismo de pintores peruanos formados en la Europa decimonónica sobrepuso a la pintura


intuitiva y costumbrista de origen popular- especialmente lograda en los retratos de José Gil de Castro y
las acuarelas de Pancho Fierro, la solemnidad romántica de los temas históricos , expresada en la obra
de artistas como Ignacio Merino y Francisco Laso, o el virtuosismo neoclásico de Daniel Hernández y
Carlos Baca Flor. En el siglo XX, con la irrupción de las vanguardias surgirá el indigenismo, bajo el
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magisterio de José Sabogal con el influjo del arte mexicano en boga. Sobresaldrán entonces artistas
como Mario Urteaga, Julia Codesido, Jorge Vinatea Reinoso, Juan Manuel Ugarte Eléspuru y, en una
búsqueda más personal, Sérvulo Gutierrez y Ricardo Grau. La fotografía, especialmente desarrollada en
el sur andino, se enriquecerá a su vez con la obra excepcional del puneño Martín Chambi y el aporte de
los hermanos Carlos y Miguel Vargas, mientras que las artes aplicadas del diseño y la moda contarán con
la pionera innovación de Elena Izcue.

El indigenismo figurativo será reformulado por la notable abstracción de fuerte carga ancestral de
Fernando de Szyszlo y por el trabajo de otros creadores que, desde diferentes corrientes y tendencias,
enriquecen las artes plásticas peruanas a partir de los años 50: escultores como Joaquín Roca Rey,
Cristina Gálvez, Alberto Guzmán y Jorge Piqueras, artistas como Jorge Eduardo Eielson, Emilio
Rodríguez Larraín, Alfredo Ruiz Rosas, Víctor Humareda, Julia Navarrete, Venancio Shinki, Carlos
Revilla, Herman Braun Vega, Bill Caro, Gerardo Chávez, Tilsa Tsuchiya, Alberto Quintanilla y otros. La
creación contemporánea muestra una notable variedad de propuestas con artistas como Luis Palao
Berastain, José Tola, Leoncio Villanueva, Ramiro Llona, Ricardo Wiesse, Fernando de la Jara, Enrique
Polanco, Eduardo Tokeshi y Natalia Velit, J. Castro y otros, o fotógrafos como Billy Hare, Mariano
Zuzunaga, Mario Testino, entre varias otras destacadas figuras.

Mención especial merecen las artes populares, reivindicadas por el indigenismo y que han logrado felices
expresiones y renovaciones en las últimas décadas, como la transformación del retablo ayacuchano por
los artistas populares Joaquín López Antay y Jesús Urbano Rojas, la singular imaginería de Hilario
Mendívil, la cerámica expresiva de Víctor Mérida y otras numerosas manifestaciones de genuina
creatividad.

Sitios de Interés:

Arequipa
Escuela Regional de Bellas Artes Carlos Baca Flor, Universidad Nacional de San Agustín

Ayacucho
Escuela Regional de Bellas Artes Felipe Guamán Poma de Ayala

Cusco
Escuela Regional de Bellas Artes Diego Quispe Tito

Lima
Centro de la Fotografía Estudios profesionales de fotografía (tres años) con título nacional. También
ofrece talleres y seminarios. Galería con exposiciones rotativas. Revista de publicación
trimestral. Corriente Alterna: Escuela Superior de Bellas Artes Escuela Nacional Superior Autónoma de
Bellas Artes del Perú (Lima) Pontificia Universidad Católica del Perú - Facultad de Arte

Artistas peruanos en Francia

Herman Braun-Vega Rodolfo Quiroz

El reconocido arquitecto Frederick Cooper Llosa nos ayuda a comprender las expresiones, tendencias e
importancia de la arquitectura peruana a partir de las construcciones y edificaciones que a lo largo de la
historia han sido creadas por el hombre.

Cooper es un hombre que está muy arraigado al Perú, pero también busca contribuir al progreso y la
modernidad. Señala que en nuestro país es necesario un plan de desarrollo urbano, para manejar una
ciudad de manera organizada y eficiente. “Estamos enrumbados hacia la prosperidad pero tenemos
infraestructuras hechas para una pobreza sempiterna” advierte.
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“La arquitectura es universal y para nosotros los peruanos esa debería ser una condición evidente. El
pasado del Perú lo identificamos fundamentalmente a través de la arquitectura”, indica Cooper.

Precisa que gracias a las magníficas obras que realizaron nuestros antepasados, hoy podemos conocer
cómo se desarrollaron, vivieron y cuáles fueron sus principales formas de expresión política, religiosa,
cultural, entre otras.

Para Cooper la arquitectura es un arte que trasciende la mera utilidad estética. Cada construcción nos
habla y da luces de cómo vivió y se desarrolló el hombre en un determinado tiempo y época.

“En el caso del mundo andino los edificios ejercen un rol determinante en la semblanza que nos hacemos
de nuestra antigüedad. Durante la ocupación española del virreinato no se desdeñó esa cultura
arquitectónica porque hubo una empatía”, señala Cooper.

Para el arquitecto una condición fundamental del profesional que desarrolla esta profesión es la
curiosidad y la imaginación. Una vez que traza en su mente su creación, el arquitecto usa las
herramientas que brinda la tecnología para modelar los espacios, hasta ver por fin su obra hecha una
realidad.

El Paseo Colón y la Plaza Bolognesi hacia 1910

A partir de la recuperación económica y política, luego del desastre de la guerra con Chile, se inició un
periodo de expansión urbanística y arquitectónica de Lima, acompañado por un proceso de
“europeización” de la ciudad. Par empezar, el presidente Piérola, asesorado por Santiago Basurco, dictó
medidas para prohibir el uso del abobe y la quincha en las construcciones. Si bien esto tardó en
producirse, lo cierto es que el uso del concreto armado y el ladrillo se fue imponiendo gradualmente. A
nivel arquitectónico, predominó el eclecticismo, con cierto énfasis en el estilo academicista, influenciado
por la Ecole Beaux-Arts de París. Las residencias en el Paseo Colón, el edificio de la Compañía de
Seguros Rímac en el Paseo de la República, la Plaza Dos de Mayo, la Plaza Bolognesi, la sede del Club
Nacional, el edificio del Banco Italiano, la Plaza San Martín o el nuevo Palacio de Justicia son ejemplos
de esta tendencia europeísta. Paralelamente, a partir de los años 20, otros estilos, como el neoperuano o
el neoinca, empiezan a aparecer en un contexto ya de claro “eclecticismo” que sería el predominante a
partir de la siguiente década.

Durante los años 30 y 40, se impone en nuestra ciudad un claro “eclecticismo arquitectónico”, marcado
por diversos estilos, como el académico europeo, el neoperuano, el neoincaico, el neorrenacentista, el
moderno con recreación clásica, el art deco y el buque, entre otros. Por su lado, la vivienda tipo chalet
pudo ser académico francés, tudor, vasco, buque, neocolonial, andino y californiano, principalmente.
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Algunos ejemplos.- Entre el estilo académico tenemos el Edificio Rímac (Ricardo Malachowski, 1919-
24), la Plaza Dos de Mayo (Ricardo Malachowski, 1924), el Club Nacional (Ricardo Malachowski y
Enrique Bianchi, 1929) y el Palacio de Justicia (Bruno Paproki, 1926-38); en el neoperuano, la fachada
de la Escuela de Bellas Artes (Manuel Piqueras, 1920-24); en el neoincaico, el Museo de la Cultura
Peruana (Malachowski, 1924); en elneorrenacentista, el Edificio Minería (1920-24); en el neocolonial, el
Palacio Arzobispal (Ricardo Malachowski y Claudio Sahut, 1919-24); y, en el moderno, el Edificio
Gildemeister (W.B. Lange, 1928).

Los arquitectos.- Hasta la década de 1930, eran muy pocos los arquitectos que trabajaban en Lima
como profesionales. Ricardo de la Jaxa Malachowski y Claudio Sahut, ambos extranjeros, habían
egresado de la Escuela de Bellas Artes de París. De los peruanos, la mayoría había estudiado en el
extranjero, como Rafael Marquina (graduado en la Universidad de Cornell, Estados Unidos), Héctor
Velarde (formado en Europa) y Emilio Harth-Terré (con estudios en la antigua Escuela de Ingenieros de
Lima). Ellos constituyen la “primera generación” de arquitectos peruanos.

A la “segunda generación”, quizá la más coherente de al historia de la arquitectura peruana, pues


estuvieron identificados con los lineamientos de la revista El Arquitecto Peruano, pertenecen Fernando
Belaunde Terry (director de la publicación), Enrique Seoane Ros, Luis Ortiz de Zevallos, Alfredo
Dammert, Carlos Morales Macchiavello y Luis Dorich. Cabe destacar que, hasta 1943, la arquitectura no
era una carrera en nuestro país; se estudiaba como un curso especializado para ingenieros civiles. El
Perú debe a la “segunda generación” la organización de la arquitectura como carrera universitaria cuando
se fundó, en la antigua Escuela Nacional de Ingeniería (ENI, hoy UNI), el Departamento de Arquitectura;
su primer jefe fue Rafael Marquina, a quien se le considera el padre de la nueva disciplina científica en
nuestro país; entre sus primeros profesores, estuvieron Malachowski, Velarde, Belaunde, Harth-Terré y
Paul Linder.

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