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Ensayo sobre el caso de Ayotzinapa

Desde la muerte de los 3 estudiantes de la normal de Ayotzinapa y la supuesta


“detención” de otro 43 más, se han venido haciendo investigaciones, acciones de
búsqueda, revueltas, y todo tipo de movimiento para dar justicia a este caso que
por el momento sigue sin resolverse. Todo el personal involucrado en este caso,
como diputados, policías municipales, ministerios y todo tipo de autoridad, vista en
un punto de culpabilidad como por ejemplo que policías municipales hayan
secuestrado autobuses y atacado a balazos, nos han dado mucho que desear
sobre la seguridad y justicia que se otorga en nuestro país. La tecnología y el
seguimiento por parte de autoridades que se le ha dado a este caso tan delicado,
no es la que uno como ciudadano espera que se use para un tipo de conflicto
como el hablado. Manifestantes, padres de familia, amigos, maestros y la
comunidad de Ayotzinapa ha ayudado más en la búsqueda de estos normalistas
detenidos a la fuerza y de los cuales no se sabe el paradero. Las acciones que
están tomando para la justicia de este caso es fatal, por ejemplo que se han
encontrado más de 15 muertos abandonados en lugares de mala muerte como
fosas, tiraderos, etc.

El caso comienza desde la masacre de tres estudiantes de la Escuela Normal


Rural Raúl Isidro Burgos, tres civiles y en la privación de libertad de otros 43
normalistas, en donde nuestro presidente, Enrique Peña Nieto se hizo ver por
primera vez, pero 10 días después de este atentado, su respuesta declamo (como
ya sabemos) como la peor crisis de derechos humanos en México desde 1968,
esto gracias a que Human Rights Watch, organización de defensa y promoción de
derechos humanos con sede en Nueva York, iniciara con las investigaciones de
este caso. Un mes después de haberse ejecutado a 6 personas, no hay indicios
de justicia por parte del gobierno. Tampoco una sola muestra del paradero de los
otros 43 alumnos desaparecidos por elementos de la policía de Iguala. Con
respecto a la búsqueda de los jóvenes normalistas, el asesor jurídico de Derechos
Humanos de la Montaña Tlachinollan y representante legal de los familiares de los
normalistas “desaparecidos a la fuerza”, Vidulfo Rosales Sierra, advierte que éstas
no están precedidas de un trabajo de inteligencia.

Como dije anteriormente, el pueblo ha ayudado más que el gobierno Mexicano en


la búsqueda de los jóvenes desaparecidos, ya que el método implementado en
este caso es el siguiente: Por medio de llamadas telefónicas anónimas, se llama a
la policía y estos registran las “sospechosas” zonas donde posiblemente podrían
estar los secuestrados, esto ha dado como resultado que los involucrados en la
búsqueda hayan recorrido ya de 30 a 50 puntos de localización registrados por los
civiles de Ayotzinapa, sin arrojar ningún resultado favorable.
Paralelo de esto, el Estado mexicano ha tomado la decisión de detener a los
mandos de grupo de delincuencia Guerreros Unidos, esto porque según las
autoridades federales y estatales, podrían estar vinculados con el crimen, esto con
la esperanza de que alguno de ellos tenga información útil sobre el paradero de
estos 43 normalistas. Lamentablemente esta estrategia no ha funcionado hasta
hoy.

Otro problema o deficiencia más marcada en este caso con respecto a la


búsqueda, es la deficiencia de tecnología de punta para la localización por tierra y
aire de los desaparecidos como, geo-radares, rayos infrarrojos, instrumentos
tecnológicos que permitan detectar si la tierra fue removida o presenta
concentración de calcio o químicos. En este sentido, se informa que el pasado 13
de octubre los padres de familia llenaron e ingresaron una solicitud de asistencia
técnica a la comisión interamericana de Derechos Humanos. Según a lo
informado, los pasos o protocolo de búsqueda de personas desaparecidas, el
defensor admite e informa que el país carece de la tecnología o herramientas
necesarias, lo que nos lleva al tema de de que la búsqueda sea un problema en
México como ya lo hemos discutido por muchos años atrás. Según el ombudsman
local, (defensor del pueblo) la búsqueda sí ha incorporado tecnología de punta,
además de los mecanismos clásicos, como caballos, perros amaestrados y
reconocimientos por aire. Dice que aunque se ha desempeñado una labor muy
importante, no se le ha puesto el esfuerzo necesario para encontrar a los
desaparecidos.
En octubre, tres indagatorias fueron iniciadas, estas con el fin de sospechas de lo
que pudo haber sido el ataque, estas fueron: una por homicidio calificado, otra por
desaparición y, la última, por delincuencia organizada.Más tarde, el gobierno ya
había capturado a 53 personas, en las cuales podemos saber que son 22 policías
de Iguala, y 14 de Cocula, y a 17 integrantes de Guerreros Unidos, por su posible
ligamiento con la desaparición y muerte de los normalistas. Hablando de los
policías detenidos, el abogado Vidulfo Rosales dice que se encuentran elementos
para ser considerados cómplices de los hechos, así mismo dice que “tuvieron la
oportunidad de cambiar bitácoras y documentos que los ubican en un lugar distinto
al momento en que acontecieron los hechos”. Situación que, indica, podría
obstaculizar la posibilidad de justicia. El litigante advierte sobre la petición de la
Procuraduría General de la República (PGR) de declarar como secuestro la
desaparición forzada de los normalistas, esto bajo el argumento de que la pena
por secuestro es mayor, siendo que lo último que supieron fue que fueron
detenidos por policías municipales e introducidos por la fuerza a diversas patrullas
del cuerpo de “justicia” local.
De acuerdo con la Convención Internacional para la Protección de Todas las
Personas Contra las Desapariciones Forzadas, “se entenderá por desaparición
forzada el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de
la libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos que
actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la
negativa a reconocer dicha privación de la libertad o del ocultamiento de la suerte
o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola de la protección de la
ley”.
Esto ha ocasionado que el término criminal de este caso se esté discutiendo por si
lo llaman, secuestro o desaparición forzada. Y tiene que ver que la información
que se ha proporcionado a las autoridades sea demasiado “débil” como para no
llamarlo secuestro, aunque según la prensa y los noticieros, se dijo “vamos a
analizarlo bien con nuestros compañeros”. Por otra parte, el tema de los
homicidios y su investigación, se dice que “va caminando bien”, más sin embargo
aún tiene que revisarse y procesarse algunas cuestiones técnicas que puedan
debilitar la indagatoria.

Vamos a otro tema, después de todo, se ha dicho que también estuvo involucrada
la presencia en Iguala del 27 batallón de infantería perteneciente a la SEDENA, lo
que ayuda a que las sospechas de que el grupo delictivo Guerreros Unidos hayan
actuado sin limitantes, ya que contaron con el armamento proporcionado por dicho
batallón. Tampoco ha propiciado un clima de seguridad o de paz. Por el contrario,
el 26 y 27 de septiembre pasados, cuando las ráfagas de los policías municipales
arremetieron contra los normalistas rurales, los elementos castrenses
permanecieron cuando menos inmutables. Por otro lado, en una vista peor, de
acuerdo con el testimonio de Omar, uno de los sobrevivientes de la agresión
policiaca e integrante del comité Ejecutivo Estudiantil de Ayotzinapa, los soldados
pudieron haber sido enterados de los planes de “detención” de los estudiantes y
en algún caso, participado en un acto violento contra los jóvenes.
Este sobreviviente mencionó que una vez cumplido los múltiples ataques que
realizó la policía municipal de Iguala, con el apoyo de un comando armado, un
grupo de jóvenes logró llegar hasta una clínica particular con el propósito de
solicitar atención médica y que detrás de ellos venía una cuadrilla de más de 20
uniformados, quienes con arrebato, llegaron al lugar. Estos soldados actuaron con
violencia, dice Omar. La insinuación de desaparición se hizo presente: “Den su
nombre real porque eso va a facilitar su búsqueda. Si dan su nombre falso,
cuando los busquen nunca los van a encontrar”, comentó un soldado.
Cuenta Omar que inmediatamente se preguntó si lo que aquél soldado dijo habrá
sido una amenaza. A pesar de testimonios como este, el abogado, Vidulfo
remarca que no se han abierto líneas de investigación como esas.
Contralínea solicitó una entrevista con el representante del batallón antes
mencionado, dicha solicitud fue íntimamente negada.
El abogado había estado haciendo comentarios muy sospechosos como “Un
grupo de policías violentos se alía con el crimen organizado para aniquilar y
desaparecer tumultuariamente a estudiantes de una Normal Rural. Creerse esta
versión es para “ingenuos”.
Entre todos los problemas, desapariciones, asesinatos, ejecuciones,
investigaciones, manifestaciones, y todo lo que este caso desembocaba hacia un
resultado no muy bueno, se discutía que si los asesinatos y desapariciones eran
crímenes de estado. “Esta represión se enmarca en una política de Estado en la
que resulta muy barato matar o agredir a los normalistas. Porque un policía o
narco policía sabe que este acto no le traerá consecuencias, pues, de lo contrario,
mediría la agresión que va a hacer.” El abogado seguía insistiendo en que no
había antecedentes de América Latina como este caso, que en el que en un solo
evento hayan desaparecido y mutilado a tantas vidas, y donde se haya hecho
tantas violaciones a los Derechos Humanos, a la libertad de expresión y de
organización, educación, libre tránsito, vida y a la integridad personal, según este.
Para el representante de los familiares de los desaparecidos en este problema, el
hecho es muy grave e inimaginable, por lo que la comunidad internacional de
derechos humanos debe tomar medidas serias. Según el abogado Rosales, este
caso es una representación exacta y literal de lo que se vive a diario en México
con la delincuencia organizada. José Luis Manjarrez, solicitó una entrevista con la
PGR para la investigación, solicitud de la cual no hubo respuesta.
Durante este caso se dio a conocer que México carece de los protocolos para
atender un crimen de desaparición forzada, y por ello, varias recomendaciones de
organizaciones de derechos humanos han puesto su atención en ello.
En un documento elaborado con el propósito de la iniciativa de Ley Federal para
prevenir y erradicar la desaparición forzada de personas, presentaba en el Senado
de la república el 11 de febrero, señalan que este documento “debe contar con un
capitulo especial en el que se establezcan los mecanismos de búsqueda urgente
de las víctimas de desaparición forzada con vida, es decir, protocolos de actuación
que se activen de manera inmediata para la búsqueda de los desaparecidos en
cuanto se tenga noticia de que sucedió el hecho”.
Hasta el momento, el caso sigue en pie, aun viéndose las tácticas de búsqueda y
cómo quedará impune este delito, y que aún no se encuentra a ningún
sobreviviente, y como se ha mencionado antes, solo se han entregado cuerpos,
los familiares de estas personas se han visto con la necesidad de tomar justicia
por mano propia porque el gobierno no se agiliza en ese aspecto, es una error
muy grave que los diputados y senadores tarden tanto en aprobar la agilización
del uso de herramientas para la justicia en nuestro país. El uso de estos medios
proporcionadas para nuestro uso del bien, se está viendo entrometido en otro tipo
de objetivos como el de este caso, delincuencia organizada, sin más ni menos es
lo que al final, viendo todo lo que acontece desde que se dio el primer ejecutado,
se debieron tomar las medidas necesarias, lamentablemente las autoridades
también están involucradas y es por eso que este caso da tantas vueltas sin
encontrar un fin

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