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Alessandri Rodriguez, Arturo - de La Responsabilidad Extracontractual en El Codigo Civil Chileno
Alessandri Rodriguez, Arturo - de La Responsabilidad Extracontractual en El Codigo Civil Chileno
INDICE DE h1ATERIAS
Págs.
AMBITO DE LA RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL 99
80. Enunieración.
CAPITULO 11:
CAPITULO V
1. RESPONSABILIDAD
POR E L HECHO PROPIO
11. RESPONSABILIDAD
POR EL HECHO AJENO 305
111. RESPONS~~BILIDAD
POR EL HECHO DE LAS COCAS 390
que la acción civil sólo puede deducirse ante los tribunales civi-
les.-416. Tribunal civil competente.-417. Delito o cuasidelito
cometido en país extranjero.418. Ejercicio de la acción civil ante
el tribunal que conoce del proceso criminal.419. Ejercicio de
la acción civil ante los tribunales civiles.-420. Suspensión del
juicio civil . 4 2 1 . Requisitos para que proceda esta suspensión.
-421 bis. Término de la suspensi6n.-422. Influencia de la cosa
juzgada criminal en lo civil.-423. Influencia de la cosa juzgada
civil en lo criminal.-424. Onus probandi.425. Medios proba-
torios.-426. Fuero de que gozan ciertos funcionarios.
CAPITULO VI1
3. D E T E R ~ ~ I N A C I ÓDE ÓN PECUNIARIA
N LA INDE?~~NIZACI 561
CAPITULO VI11
CAPITULO IX
CLAUSULAS DE IRRESPONSABILIDAD Y DE
RESPONSABILIDAD ATENUADA 629
.
Indice de preceptos legales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 645
.
Indice affabético de materias :. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 657
CAPITULO 1
obra citada, tonlo 11, N," 908, pág. 7 5 5 ; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición,
Nos. 404 a 407, págs. 410 y 4 1 1 ; C ~ L IYNCAPITANT,C O I ~ Élémenluire
S de Droit Civit
F r a n ~ a i s , tomo 11, 6.e edición, pág. 361; PLAKIOL,Traité ÉUmentozre de Droit CCicil,
tomo 11, edición, N." 815, pág. 273 y N." 823, pág. 277; DEMOGUE,Traité des
obligations en général, tomo 111, N." 221, pág. 359; BAIJDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
Truité théorique et pratipue dc Drmt Civil, Dcs obligations, tomo 117, 3." edición, N.O
2850, pág. 534 y N.O 2852, pág. 5 3 5 ; BAUDRY-LACANTINERXE, Précis de Drmt Civil,
tomo 11, 13.a edición, N.O 701, pág. 315; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 4, pág.
5 y N.O 177, pág 221.
( 1 ) Rev., tomo 34, 2.A parte, sec. l.', pág. 533 (consid. 2.").
. ~ M B I T O D E 1-4 RESPONSABILIDAD EXTR~ACONTR.4Ci'ChL 15
~ ( 3 En
) este sentido Rey., tomo 15, 2.a parte, sec. l.=, pág. 131, consid. 16: to-
rno 21, parte, sec. l . r , p á g . 119, consid. 12: tomo 35, 2.a parte, sec. 1.2, pág. 343,
consid. 4.(todas de Ia Corte Suprema).
(2) Afgunos autores franceses señalan tarnbien como una diferencia entre el delito
civil y el delito penal el hecho de que aquéI e s siempre intencional,lo que no ocurriría
con el delito penal, que, a veces, piiede no serlo, y citan el caso del hmnicidlo $or im-
prudencia, que. no obstante no ser intencional, es delito penal por estar penado por
la ley (art. 319 C. P. franc9s): PLANIOL, obra citada, torno 11, iO.~ediciÓn,N.' 819,
pág. 275; ~ . ~ ~ : D R Y - L . ~ c . ~ N T P I BARDE,
x M E obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O
2851, pág. 534.
Esta diferencia, que tal vez se justifique en Francia, porque e! Código Penal de
ese país n o hace distincign entre los delitos y los cuasidelitos, es enteramente inad-
niisible entre nosotros, dado que el Código Pena1 chileno distingue con toda preci-
sión entre el delito y el cuasidelito y reserva la voz delito para los hechos ititencionales
o dolosos (ar:. 1 y Ia voz cunsideiiIo para los cometidos p,or culpa, negligencia o im-
.O)
prudencia (art. 2."). E n Chile. el delito civil y el delito penal son siempre hechos in-
iencionales, es decir, cometirlos con dolo o,malicia (arts. 2284 C. C: y l." C. P.). Si
falta la intención. el dolo o la malicia, si sálo hay culpa O imprudencia en su autor, el
hecho es cuasidelito tanto ante Ia ley civil como ante lasley penal, a condíci6n natural-
mente de que. en e1 primer caso, cause daño, g en el segundo, esté penado por la ley
[arts. 2284, inc. final, C. C. y 2." y 4." C. P.f.
(3) DE PACE, abra citada, tomo 11, N."908, pág. 756; C O L ~ r X CAPITANT, ob;a
citada, romo 11, 6.a edición, pág. 362; L a ~ o u obra , citada, N." 12, pág. 7; DE~IOGUE,
obra citada, romo 111, N." 220, pág. 357.
sí, se ocupa primordialmente de sus intereses patrimoniales.
El Derecho Penal tiene por misión asegurar el orden social,
defender a la sociedad contra los que perturban o pretenden
perturbar ese orden. Por eso, al Derecho Civil le interesan
el delito y el cuasidelito cuando lesionan la persona o el pa-
trimonio ajenos a fin de que la víctima obtenga la debida re-
paración. El Derecho Civil, como dice Planiol, contempla
los delitos y cuasidelitos e n cuanto son fuentes de obligaciones
(1). Al Derecho Penal, por el contrario, le interesa el aspecto
social del delito y del cuasideIito, el perjuicio que causan a
la sociedad alterando el orden sobre el cual ella descansa,
y con el objeto de evitar su repetición y su ejecución por
otros, pena al cul able. De ahí que Josserand pueda decir
J'
muy exactament que mientras el delito y el cuasidelito
penal ponen en presencia al culpable y a la sociedad, el de-
lito y el cuasidelit8 civil sólo generan relaciones entre el au-
tor del daño y su víctima (2).
Lo dicho explica asimismo por qué la naturaleza y ex-
tensión de las sanciones son tan diversas en uno y otro caso:
el delito y el cuasidelito civil dan derecho a una indemniza-
ción de perjuicios, cuyo monto se regula en atención al daño
sufrido por la víctimay no a la gravedad del hecho ejecutado.
El delito y el cuasidelito penal, en cambio, acarrean sancio-
nes de orden represivo o punitivo (presidio, relegación, mul-
tas, etc.), cuya gravedad se determina en consideración a la
naturaleza del hecho y a la culpabilidad y peligrosidad de
su autor (3).
(1) Luan, obra citada, N."12, pág. 7: PL.~NIOL, obra citada, tomo 11, edi-
ción, N," 821, pág. 276; MAZEACD,obra citada, tomo I , 2.a edici6n, N." 11, pág. 8.
(2) Si en materia d e delitos esta híp6tesis puede presentarse con irecuencia, por-
que, tratándose de ellos, la ley los castiga aunque no causen daño, en razón de que en
todo caso revelan un propósito ilícito, no ocurre lo mismo con 10s cuasidelitos. Por re-
gla general, Ia ley sólo pena Pstos cuando causan daño, debido a que en el cuasidelito
s u autor no ha querido el perjuicio ajeno y si se le castiga es precisamente por haber
irrogado un daño con imprudencia o negligencia.
Puede, sin embargo, seiialarse como cuasideIito penal que no es civil, porque no
causa dafio, el contemplado en el N." LO del art. 494 C. P.
(3) PLAX~OL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 485, pág. 670; JOSSERAXD, obra
citada, tomo 11, 2.a edición, IC." 410, pág. 211 ; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a
edición, N." 11, pág. 8; COLIXY CAPITANT, obra citada, tomo 11, edici6n, pág, 362;
L a ~ o r i obra
, citada, N . O 12, pág. 8; DEVOGUE, obra citada,.totno 111, N.' 720, pág.
357; BAUDRY-LACAXTINERKE Y BARDE,obra citada, tomo fV, edición, N . O 2851,
p5g. 534; PLANIOL,obra citada, tomo 11, lo.* edición, N.O 819, pág. 275.
(4) Rev., tomo 35, 2: parte, sec. l . \ p5p. 343, consid. 4.'; tomo 37, 2.a parte,
sec. I . a , pág. 107 y pág. 193, consid. 3."; tomo 39, parte, sec. l.", pág. 203, con-
sid. 1." (todas de Ia Corte Suprema).
cuasidelito penal, se presentará cuando el hecho cause da iio
a la persona o propiedad de otro, pero no esté penado por
la ley.
Es el caso de la ingratitud del donatario (art. 1428) 1
de la injuria atroz del alimentario (art. 324, inc. final) (l),que
la ley civil castiga con la revocación de la donación y con la
pérdida total del derecho de alimentos, respectivamente; del
fi-azrde pauliano, que está sancionado con la revocación del
acto fraudulento (art. 2468); del dolo en los contratos (art.
1458), a menos que éste constituya alguno de los delitos de
estafa o de engaño que pena el párrafo 8 . O del Título IX del
Libro 11 del C. P., en cuyo evento el delito sería también
penal (2); del daño causado a un transeúnte con la ruina de
un edificio por alguna de las circunstancias que señala el
art. 2323 y sin que haya habido infracción de reglamentos (3).
Es también el caso de la generalidad de los cuasidelitos
sobre las cosas, porque nuestro Código Fenal sólo castiga
los cuasidelitos contra las personas (arts. 329, 330, 490, 491
y 492 C. P.), y, por excepción, los que recaen sobre la; cosas
(arts. 234, 333 y 495, N." 21, C. P.) (4) o afectan a otros va-
lores jurídicos (arts. 224, N. l.", 225, 302 y 337 C. P.).
(1) h I ~ z e a r i o obra
, cieada, tomo 1, 2.* edición, Nos. 13 a 15, págs. 10 a 15.
(2) h l . u ~ * u o ,obra citada, tomo 111, edición, N." 2740, pág. 807.
(3) JOSSER.IKD, obra citada, tomo TI, 2.a edición, N . O 111, pig. 213.
diente sanción, la vida 'es más agradable y las relaciones hu-
manas, más cordiales.
(1) Tales con, entre otras, los arts. 865, N . O 4.O, 873 a 876, 878, 879, 882 y 887
y el título V del Libro 111 del C. de C.; el capitulo VI11 de la ley N . O 5357 sobre or-
ganización y atribuciones delas Municipalidades, cuyo texto definitivo se fijó por de-
creto N." 1472, de 17 de Marzo de 1941; el art. 18 de la ley sobre administración de los
Ferrocarriles del Estado, cu)o texto se aprobó por el D. F. L. N." 167, de 12 de Mayo
de 1931 ; los arts. 58,60 y 69 de la ley general de ferrocarriles, cuyo texto se fijó por el
decreto N.O 1157, de 13 de Julio de 1931; el título IX de la L. O. A. T., de 15 de Oc-
tubrede 1875; los arts. 8.', 25, 31, 33, 34, 35 y 44 del D. L. N.O 425, de 20 de Marzo
de 1925, sobre abusos de la publicidad; el art. 21 de la ley N.O 3896, sobre almacenes
generales de depósito, cuyo texto definitivo se fijb por decreto supremo N.O 38, de
4 de Marzo de 1932.
(2) BELLO,Obras completas, tomp XII, págs. 586 a 591.
índice
13. Enunciación.-La responsabilidad puede ser moral:
o jzlridica, y ésta, civil o penal. La responsabilidad civil pue-
de ser contractual, delictuul o cuasidelictual y 2egal o sin culpa.
La responsabilidad delictual y cuasidelictual, llamada gene-
ralmente responsabilidad, extracontractual o aguiliana, porque
en Roma estaba reglamentada por la lex Aguilia relativa al
damnum injuria datum, puede ser subjetiva u objetiva, sinz-
plc o compleja.
cuasidelitos que cometan sus brganos. Vbanse sobre este particular: VALEL-K,La
responsabilz'té pénale des pnsonncs morales dans les droits francais et anglo-americains,
Nos. 26 a,31, págs. 14 a 19 y N.O 105, p&g.71; MICHOUD,L a théorie d e l a PersonnalitL
Morale, tomo 11, 2.' edición, N." 280, pág. 248; GARRAUD, Traité Théorique et Pratique
du Droit Pénal F r a n ~ a i s tomo
, 1, 3.a edición, Nos. 262 y 263, págs. 545 a 549.
AY BITO DE LA. RESPONSABILIDAD EXTRACOXTRACTUAL 31
(1) Algo análogo ocurre con las personas mencionadas en el art. 20 del D. L. N,"
425, de 20 de Marzo de 1925, sobre abusos de la publicidad: según el art. 40 de este
D. L., tales personas no pueden ejercitar ¡a acción civil proveniente del deIito de in-
juria o calumnia cometido por alguno de los medios que 61 indica sin que, +re& o
simultáneamente, ejercites la acción penal.
(2) Rev., tomo 31, 2.. parte, sec. 2:, pág. 5'f.
hacerla valer después de terminado el juicio criminal por
la condenaci6n del delincuente, en ejercicio de ia facultad
que le otorga el inc. 1 del art. 32 C. P. P,, el plazo de pres-'
.O
(1) La consecuencia que señalan Ios autores franceses de que cuando un delito
o cuasidelito es civil y penal a la vez, la acciiin delictuaf o cuasidelictual civil no pres-
cribe en treinta años, como ocurre ordinari~rrrente,sino en los mismos plazos que la
acci6n penal (diez aíioj, tres años un ato, segiin se trate de un crimen, de un simple
delito o de una falla), aunque se ejercite ante los tribunales civiles, n o se produce en-
tre nosotros. No hay en Chile preceptos, como Ios arts. 2. inc. 3 . O , 6 3 i , 638 y 640
del Código de Instrucción Criminal francCs, que asi lo dispongan. Véanse al respecto:
PLANIOL, obra citada, tomo I I , LO.* edición, S.' 822, Pág. 276; PLAKIOL T RIPERT,
obra citada, tomo TI, N." 486, pág. 672; COLINS CAPITANT, obra citada, tonlo I I ,
6.' edición. pág. 362; L a ~ o c obra
. citada, N.O 16, p&g. 10; DEMOGUE, obra citada,
tomo III, N . O 220, pág. 358: GAUDEMET, obra citada, pág. 303. En Bklgica ocurre 10
mismo que en Francia: DE PAGE,obra citada, tonio 11, N? 907, B., pág. 753.
40 ARTURO A4LESSANDRIRODR~GUEZ
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.0 edición, N.O 639, pág. 591.
(2) Rev.,tomo 9.", 2.. parte, aec. 1.8, pág. 169, consid. 6." (Corte Suprema).
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mente extrañas, por lo menos en cuanto al hecho de que de-
riva, y es ella la que crea la obligación de reparar el daño.
La responsabilidad delictual o cuasidelictual es, por lo mis-
mo, fuente de obligaciones; con anterioridad no existía entre
las partes ninguna obligación con la cual se relacione el he-
cho q u e la genera. No ocurre otro tanto con la responsabili-
dad contractual, que sólo viene a ser la sanción impuesta por
la ley al incurnplimento de una obligación anterior, uno de los
efectos del contrato. De ahí por qué el art. 1437 menciona
a los delitos y cuasideiitos entre las fuentes de las obligacio-
des y no hace igual cosa don la responsabilidad contractual.
Esta distinción entre estas dos responsabilidades, que Ia
generalidad de los autores acepta (l),es vivamente comba-
tida por Planiol. En su concepto, ellas son idénticas, porque
ambas crean una obligación, cual es reparar e1 daño causado,
ambas suponen una obligación anterior, que en la responsa-
bilidad contractual nacería del contrato y en la responsabí-
lidad delictual o cuasidelictual, de la ley, y en ambas la
culpa (2) está constituída por un mismo hecho, la eriolación
de esta obEigaciÚn (3).
Disentimos de tan autorizada opinión. Es efectivo que
Iaculpa, sea contractua1 o extracontractual, consiste en un he-
cho ilícito; pero no es verdad que ambas consistan en Ia viola-
(1) BAUDX~-LAC.IXTINERIE, obra citada, t o m o 11, 13.* edición, N." 153, pág. 68;
B~UDRY-LACANTINERIEY BARDB,obra citada, tomo 1, 3.° edición, Nos. 355 y 356,
pags. 400 y 401 y tomo IV, 3.° edición, N." 2865, pág. 552; C O L ~ TN CAPITANT, obra
citada, 6..' edición, pág. 379; LALOU, obra citada, N." 158, pág. 104; JOSSER~ND,obra
citada, tomo 11, 2: edición, Nos. 479 ~ 4 8 0 pág. , 256; ~ l i c Commentaire
, Tlséoripe at
Pratipue du Code Civil, tomo VIII, N." 424, pkg. 560; AUBRYY RAG, C O U ~deS Droit
Cizd F r n n ~ a i s . tomo V I , 5.' edición, 445, pág. 352, nota 9 wdecies; GAUDESIET,
Théorie générak des ohligniions, pág. 297.
(2) PLAXIQL, al iguaI que tudos los autores franceses, emplea la espresión culpa
Cfazite) en un sentido amplio, q u e comprende el doio > la culpa propiamente tal: véase
obra citada, tomo 11, f 0 . a edicidn, N.O 827, pág. 278 1 N.O 8b3, pág. 290.
(3) PLANIOL, obra citada, tomo 11, edicibn, N.O 876, pág. 304 ). E."877,
p5g. 3D5. En e1 mismo sentido ESMEIN en PLAN~OL Y RIPERT,obra citada, tomo
V i , N." 488, pAg. 674.
E . citada, to~iioV, N.O 1238, pág. 544, opina que racionalmente no
D ~ O G C obra
hay diferencia entre ambas r e ~ ~ o n ~ a b i l i d a dpero
e s ; reconoce que en derecho postti-
vo hay algunas diferencias, aunque de escasa .importancia.
ción de una obligación anterior. Si es así en la responsabilidad
contractual, que deriva precisamente de la inejecución de
las obligaciones emanadas del contrato, no sucede lo mismo
en la responsabilidad delictual o cuasidelictual, en que nin-
gún vínculo jurídico media entre la'víctima y el autor del
daño. Tanto es así que Planiol, para poder fundar su teoría,
necesita suponer que la responsabilidad delictual o cuasi-
delictual proviene de la violación de una obligación legal
preexistente, que sería la de no causar daño a otro. Pero la
ley no ha precisado esta obligación en parte alguna y, en
todo caso, no podría dársele el sentido específico que en de-
recho tiene la voz obligación, pues antes de que exista el
hecho ilícito no es posible hablar de acreedor y de deudor,
ni de relación jurídica entre personas determinadas.
El hecho de que ambas responsabilidades lleven con-
sigo la reparación del daño causado, tampoco conduce a ne-
gar su diferente naturaleza, porque en la responsabilidad
contractual, aquélla no tiene por única causa el hecho cul-
pable o doloso del deudor que violó su obligación, sino tam-
bién y muy principalmente el contrato. Precisamente por-
que el deudor lo infringib, debe indemnizar los perjuicios así
ocasionados. La responsabilidad contractual es la sanción
impuesta por la ley a esa infracción; es uno de los efectos
que la ley atribuye a la fuerza obligatoria del contrato. En
la responsabilidad delictual o cuasidelictual, en cambio, n o
existe ningún vínculo jurídico entre la víctima y el autor del
daño, y si llegare a haberlo, el hecho ilícito nada tiene que ver
con él. Y es de la realización de este hecho, y únicamente de
él, que nace la obligación de reparar' el daño.
Henri y León Mazeaud sin llegar, como Planiol, hasta
la asimilación completa de ambas responsabilidades,. pues
reconocen que hay entre ellas diferencias secundarias esta-
blecidas por el propio legislador, que no es posible descon.0-
cer, sostienen, sin embargo, que no existe entre ambas la
diferencia fundamental antes señalada, porque tanto la res-
ponsabilidad contractual como la responsabilidad delictuat
o cuasidelictual crean una nueva obligación, la de reparar
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 45
(1) Obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, Nos. 96 a 101, págs. 98 a 106.
(2) Rev., tomo 26, 2.* parte, sec. 1.a, pág. 234,
(3) Rev., tomo 13, 2.a parte, sec. l.", pág. 110 y tomo 15, 2." parte, sec. 1.3,
pág. 302.
(4) Reu., tomo 3, 2: parte, sec. l . a , pág. 36 y tomo 15, 2.2 parte, sec. f .a. pág.
324. Esta última sentencia, sin embargo, invoca erradamente enei considerando 3.'
el a&. 2320 C. C.:que no tenia aplicación en Ia especie, )-a que se trataba de u n caso
evidente d e responsabilidad contractual regido por los arts, 2015 C. C. y 207 C. de
C. Véase en el mismo sentido Rev., tomo 23, 2.' parte, sec. l . = ,pAg. 400, consids. F.",
8." y 9.' de 2,a instancia.
que el hecho no le es imputable, y, por lo mismo, en tal
caso el art. 2320 C. C. no tiene aplicación (1). En otra
oportunidad, esa Corte dijo que el art. 2329 C. C. sólo es
aplicable al caso en que la obligación de indemnizar nace de
una infracción delictuosa y no de una. contractual, como
ocurría en la especie, en que el actor responsabilizaba al
demandado por no haber ejercido dentro de cierto plazo una
acclán a que lo habría obligado un contrato (2).
(1) Rev., tomo 33, 2.= parte, sec. l.a, pAg, 331; JOSSERAND, obra citada, tomo 11,
2.a edición, Nos. 628 y 629, piig. 345.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 1, Nos.
329 a 335, págs. 351 a 357 y PLANIOL Y RIPERT,gbra citada, tomo VII, N." 857, pág.
162, que estiman que el daño moral es indernnizatle en materia contractual.
( 3 ) PLANIOL, obra citadz, tomo 11, edición, Nos. 896 y 897, pág. 314; LALOU,,
obra citada, N." 198, pág. 131; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1234, pág. 529;
B A u ~ ~ a - L a c . n k n ~ obra
~ r u ~citada,
, tomo 11, 13.a edición, N.O 153, pág. 69; Jos-
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.E edición, N.O 481, pág. 257; PIRSON S DE VILLE,
obra citada, tomo 1, N.O 9, pág. 20; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 926, pág. 772;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 111, pág. 144.-En contra PL.~KIOL S ~ P E R T obra
,
citada, tomo VI, N.O 489, pág. 676.
(3) Vdase esta jurisprudencia en el N . O 483.
en tanto que los diversos codeudores de una obligación con-
tractual no responden solidariamente, a menos que así s e
haya estipulado o lo disponga la ley (art. 1511) (1).
7.& En cuanto a la prescripción: la acción para reclamar
la reparación del daño causado por un delito o cuasidelito
en cuatro años contados desde la perpetración del
acto (art. 2332). La acción para reclamar perjuicios por el
incumplimiento de una obligación contractual prescribe por
regla general en diez años (art. 2515), salvo que la ley en
casos especiales señale un plazo me-ior (arts. 1834, 1856,
1866 y 1569 C. C. y 214, N.O 4, y 1318 C. de C.).
8." En cuanto al tribunal que es competente para conocer
de ellas: la acción de perjuicios derivada de la infracción de
un c0htrat0 puede deducirse ante el tribunal señalado en él
o, a falta de convención, ante el juez del lugar donde ha de-
bido cumplirse la obligación, donde ésta se contrajo, donde
se encuentre la cosa al tiempo de la demanda o se hallaba
al tiempo del contrato o ante el juez del domicilio del de-
mandado, según el caso (arts. 212 a 220 L. O. A. T.). La ac-
ción delictual o cuasidelictual civil debe deducirse ante el
juez del domicilio del demandado, que, por lo general, es el
único competente (art. 2 12 L. O. A. T.) (2), sin perjuicio de
que si el delito o cuasidelito de donde deriva es también
penal, pueda entablarse ante el juez que conoce del proceso
criminal (arts. 25 y 32 C. P. P.), si tiene competencia para
ello, y que, en los casos señalados en el N.O 22, 2.0, sera el
único competente.
9.&En cuanto a la ley aplicable en caso de conflicto de
legislaciones: la responsabilidad delictual o cuasidelictual
(1) J O S S E R A N ~ , obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, N.O 481, pág. 257; PIRSON
Y
DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, M . O 9, pág. 20; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O
926, pág. 772; SAVATIER, obia citada, tomo 1, N.O 110, pág. 143.
(2) Si se trata de daños ocasionados por accidentes de los Ferrocarriles del Estado,
la demanda podrá entablarse ante el juzgádd de letras del departamento en que acae-
cib el accidente si el monto de la reclamación no excede de cinco mil pesos. Si exce-
de de esta cantidad, o S; su monto fuere indeterminado, deberá deducirse ante el juez
de la ciudad en que tehga su asiento la tespectiva Corte de Apelaciones (art. 3.' D.
F. L. N.O 167, de 12 d e M a y o de 1931, sobre administracibn de los Ferrocarriles del
Estado).
civil, tanto en lo concerniente a sus requisitos como a sus
efectos, se rige por la ley del lugar en que se cometió el deii-
to o cuasidelito de donde emana, cuaIquiera que sea la na-
cionalidad o el domicilio del autor o de la víctima (arts. 167,
168 y 296 del Código Bustamante). Así, la responsabilidad
civil emanada de un delito o cuasidelito cometido en Chile,
se rige por los arts. 2314 y siguientes del C. C., aunque e!
autor del delito o cuasidelito sea extranjero (art. 14). A
la inversa, la responsabilidad derivada de un delito o
cuasidelito cometido en el extranjero, se rige par la ley del
lugar en que se cometib, cualquiera que sea la nacionalidad
o el domicilio de su autor y de lavíctima (1) : ésta, por Io tan-
to, sea un chileno o un extranjero, no podrá invocar ante los
tribunales chilenos sino ta ley extranjera, aun cuando el autor
del delito o del cuasidelito haya sido un chileno. La respon-
sabilidad contractual, en cambio, se rige por la ley del con-
trato, es decir, por la ley a la cual entendieron someterse los
contratantes, a menos que se trate de contratos celebrados
en país extranjero para cumplirse en Chile, en cuyo caso esa
responsabilidad, por ser un efecto del contrato, se regirá por
la ley chilena (art. 16) (2).
(1) Rev., tomo 2, 2.a parte, sec. p&g. 46; tomo 5, 2 . a parte, sec. I . a , pág.
443; tomo 16, 2.a parte, sec. l.a,'pág.546 (Corte Suprema) y sec. 2.a, pág. 25; to-
mo 20, 2.* parte, sec. l . a , pág. 480 (Corte Suprema); tomo 21, 2.a parte, sec. l.*,
529 (Corte Suprema); tomo 22, 2.a parte, sec. 1.2, pAg. 219 y pQg. 481 (Corte
Suprema); tomo 23, 2.a parte, sec. l.*, pág. 416 y pág. 442 (Corte Suprema);
tomo 24, parte, sec. I . a , pág. 670; tomo 25, 2.1 parte, sec. i . a , pág. 117 (Corte
Suprema); tomo 28, 2.a parte, sec. l.a, pQg. 311 (Corte Suprema); toino 33,
2.' parte, sec. pág. 433 (Corte Suprema) y tomo 35, 2.a parte, sec. 1.8, phg.
173 (consid. 3,' d e segunda instancia); Gaceta, año 1865, se$. 2055, pág. 832 (consid.
2.O); año 1868, sent. 1729, pág. 747; año 1881, sent. 523, pág. 329 (consid. 2.7; año
1883, sent. 2402,-pág. 1325; año 1884,'sent. 2911, pág. 1962 (consid. 6.'); año 1885,
sent. 797, pág. 470; año 1890, tomo 11, sent. 4135. pág. 999; año 1892, tomo 1, sent.
1060, pág. 697 (Corte Suprema); año 1896, tomo 111, sent. 4903, pág. 374; año 1897,
tomo 111, sent. 4225, pág. 78 (consid. 12); año 1910, tomo 11, sent. 814, pág. 265 (con-
sid. 6."): año 1911, tomo 1, sent. 701, pág. 1195; año 1912, tomo 1, sent. 311, pág.
467; año 1913, sent. 816, pág. 2419; año 1921, tomo 11; sent. 174, pág. 728; año 1938,
tomo 11, sent. 72, pág. 321 (consid. S.", c y d); año 1940, tomo 1, sent. 58, pág. 271;
OTERO, Jurisprurlenn'n del Código de Procedinri~ntoCivil, Primer Apendice a la Z Redi-
ci6n de 1910, tomo 11, pág. 527, N." 17; OTERO,Concordancias y Jurisprlrdencia del
C w o de Proceddimienfo Ciw'l, tomo V, 1918-1922, p6g. 259, N . O 14.
(2) BAUDRY-L.~CANT~~'ERIE S &~RDE, obra citada, tomo I, edición, N." 356,
pfig. 400; MAZEAUD,obra citada, tomo I , 2.8 edición, N." 692, pág. 533; COLISY CA-
PITANT, tomo TI, 6.aedición, págs. 379 y 380; LALOU.obra citada, Nos. 175 y 176,
págs. 113 y 114; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 2, pág. 2 : BAuo~r-
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 153, pág. 69; P I R S ~ YN DE
VILLB,obra citada, tomo 1, N." 9, pág. 19; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, edi-
ci6n, N." 616, pág. 337.
Demogue (obra citada, tomo V, N," 1237, pág. 536) distingue entre las obliga-
ciones de resrrltado y de medio o, como las llaman los hermanos Mazeaud (tomo 1,
2.' edición, N." 103-2, pág. 113). obligaciones determinadas o de przrdencia y ditigencia,
Serían obligaciones de resuJtadci aquellas en que el deudor se compromete a pro:
curar al acreedor la realización misma de la obligación, a que este logre el fin perse-
guido con ella, coino entregar una cosa, pagar una cantidad de dinero, transportar
54 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ
una mercaderfa o una persona. Serían obligaciones de 7nsdw aquellas en que el deudor
prometeobservar una conducta determinada, obrar con determinada prudencia y di-
ligencia a fin de tratar de obtener el resultado que persigue el acreedor, pero no que
éste se logre, como la del médico que atiende a un enfermo, la del abogado que de-
fiende un juicio, la del que está encargado de Ia custodia de una cosa: ni el médico,
ni el abogado, ni el depositario se obligan, respectivamente, a sanar a l enfermo, a
ganar el juicio o a restituir Ia cosa intacta, sino a hacer todo lo xiecesario para que,
en el primer caso, el enfermo mejore,' en el segundo, el juicio se gane y, en el último,
la cosa se conserve en buen estado.
En las obligaciones de resultado, bastaria su inejecución para dar p'or establecida
la culpa del deudor, y a éste incumbiría probar su irresponeabilidad; pero, en :as obli-
gaciones de medio, serfa el acreedor qhien debería probar la culpa, o sea, que el deu-
dor no tomó todas las precauciones, ni empleó la diligencia a que el contrato lo obli-
gaba.
Dentro de este criterio, la diferencia apuntada en el texto sólo existiría respecto
de las obligaciones contractuales de resultado; pero no de las obligaciones contrac-
tuales de medio, porque en ellas, al igual que en materia delictual y cuasidelictual, la
prueba de la culpa del deudor incumbiría al acreedor. Véase, en el mismo sentido,
SAVATIER. obra citada, tomo 1, N.O 113, pág. 146 y N . O 235, pág. 300.
Estimamos que esfa opinión es inadmisible entre nosotros. Tratándose de obli-
gaciones contractuales, la prueba de la diligencia o cuidado incumbe siempre al
deudor, porque es quien ha debido emplearla (art. 1547, inc. 3."), y la ley no ha he-
cho distinciones acerca de la naturaleza de la obligación. Sea, pues, la obligación de
resultudo o de medio, al acreedor le bastar$ establecer su existencia: es el deudor que
pretende liberarse de responsabilidad quien deberá probar el caso fortuito o que em-
pleó la debida diligencia o cuidado, a menos que la ley expresamente ponga la prue-
ba de la culpa a cargo del acreedor, como,en el caso del art. 2158, inciso final. Pe-
ro cabe -advertir que en el caso de este inciso, el mandante deberá probar la culpa
del mandatario, no para hacer efectiva la responsabilidad de éste por inejecución
de sus obligaciones, sino para dispensarse él mismo de cun~plircon las que, a su
vez, el mandato le impone a favor del mandatario.
cionales en general (l),-se ocupa de ella en el Título 1 2 del
Libro 11' bajo el epigrafe genérico Del efecto de las obligacio-
nes, sin referirla a,una especie determinada. A esto se agrega
que los arts. 2314 y siguientes, a diferencia también de lo
que hace el Cbdigo francés, que sólo habla de1 daño cansado
por un hecho o culpa del hombre o de las personas de quie-
nes se es responsable o de las cosas q u e se tienen bajo su
guarda, mencionan concretamente el delito y el cuasidelitu,
y , al reglar Ia responsabilidad delictual y cuasidelictual, en-
tienden referirla únicamente a La q u e emana de esas fuentes,
como quiera que la hacen derivar sólo de ellas (art. 2314).
U tales fuentes han sido definidas con toda precisión en el
art. 2284 y diferenciadas en términos inequívocos de las de-
más que pudieren asirnilárseles por no constituir, como ellas,
una convención.
Por consiguiente, las reglas de la responsabilidad con-
tractual se aplican no sOlo a las obligaciones derivadas de
un contrato, sino también a las cuasicontractuales. y a las
simplemente legales (9, sin perjuicio de que en los casos en
que el legislador haya dictado reglas especiales para la res-
(1) Esto explica que algunos autores estimen que en Francia y en Bélgica la res-
ponsabilidad de derecho comUn sea la delictuaI y cuasidelictual y l i m i t a Ia aplica-
ción de las regias de la responsabilidad contractual únicamente a las obligaciones
derivadas de un contrato: MAZEAUD, obra citada, tamo 1, 2.2 edición, N.O 103, p5g.
108; PIRSON Y DE VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 11, pág. 21; Dá PACE,obra citada,
tomo 11, N.O 905, pág. 748.
(2) ~AUDR'-LACAN~NERIE Y BARDC, obra citada, tomo 1 , 3.' edición, N."358,
pág. 403 y los autores que citan; Hvc. obra citada, tomo 1'11, N." 94, pág. 142; BUF-
XOIR. Propriété et Contrat, 2 . a edicion, pBgs. 789 y 810; AUBRIY RAU, obra citada, to-
mo VI, 5.a edición, $ 446, pág. 371 : CLARO SOLAR, Explicaciones de Derecho C i d
chileno y comparado, tomo X I , Y." 1067, pág. 521.
En contra: los autores citados en la nota precedente y PLANIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, s."12, pág. 15; ~ E M O G U R ,obra citada, tomo III, N." 3, pág. 6 ;
Duccr CLARO,CARLOS,Responsabilidad c i d extracontractual, Memoria de prueba,
1936, N.O 11, pág. 8 y N.O 12, pág. 10.
Si la infracción de la obligación legal constituye u n delito, como e n e! caso del
abandono de familia a que se refiere la ley N.O 5750, de 2 de Diciembre de 1935, habrá
lugar también a la responsabilidad delictual a virtud del art. 30 C. P. P. Pero esto
no constituye una contradicción con la regla enunciada en el texto, porque 'allí nos
referimos a la responsabilidad derivada de una obligaci6n Iegal cuya inqecucibn aca-
rree efectos civiles únicamente.
ponsabilidad derivada de tales obligaciones, dichas reglas
se apliquen de preferencia (art. 13).
Así parece haberlo entendido el propio legislador al es-
tablecer que el padre de. familia y el guardador son respon-
sables hasta de la culfia leve en la administración de los bienes
del hijo y del pupilo, respectivamente (arts. 250 y 391), res-
ponsabilidad que en el caso del art. 427 puede llegar hasta
la culpa leeihima; que cada comunero es responsable de esa
misma especie de culpa por los daños que haya causado en
las cosas y negocios comunes (art.- 2308), y que el agente
oficioso o gerente debe emplear en la gestión los cuidados
de un buen padre de familia; pero su responsabilidad podrá
ser mayor o menor en razón de las circunstancias que le ha-
yan determinado la gestión, pudiendo llegar hasta la culpa
lmEsima, cuando se haya ofrecido para la gestión, impidiendo
que otros lo hiciesen (art. 2288). Esta terminología cuadra
bien con la responsabilidad contractual únicamente; sólo
en ella cabe distinguir enKe culpa grave, leve o levísirna.
En materia delictual y cuasidelictual la culpa no admite
graduación: el autor de un hecho ilícito responde de toda
especie de culpa, cualquiera que sea su gravedad. Su ern-
pleo, e11consecuencia, demuestra el propósito del legislador
de asimilar la responsabilidad que deriva de las obligacio-
nes cuasicontractuales y legales a la responsabilidad con-
tractual.
Es lógico que así ocurra: la responsabilidad delictual y
cuasidelictual se genera entre personas jurídicamente ex-
trañas la una a la otra, entre personas a quienes no liga nin-
gún vínculo anterior,- y que si lo hay, es independiente y
ninguna relación tiene con el hecho que origina esa respon-
sabilidad.' La responsabilidad contractual, en cambio, supo-
ne un vínculo anterior y proviene precisamente de su viola-
ción. En las obligaciones legales y cuasicontractua1es ocurre
otro tanto: acreedor y deudor se encuentran ligados en vir-
tud de la ley o de un hecho voluntario, lícito y no convencio-
nal (arts. 1437 y 2284), y la responsabilidad del deudor pro-
viene, como en Ias obligaciones contractuales, del incumpli-
miento de la obligacibn preexistente entre ambos.
(1) MAZEACD, obra citada, tomo 1, 2.8 edición, N.O 113, p6g. 126;LALOU,obra
citada, N.O 186,pág. 121 y N.O 188, pág. 124; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N."
1046, pálg. 899; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, Nos. 491 y 492, págs.
655 a 658; JOSSERAND,obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 551, pág. 301:
PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo VI, pág. 848, nota 2; GARDENATY
SALMON-RICCI, obra citada, N." 100, pág. 667; PERRET,Des ayants drmt d indemnité
au cas d'accident mortel, pág. 1 7 1.
SAVATIER, obra citada. tomo 1, Nos. 125 a 128, págs. 164 a 172, en desacuerdo
con la generalidad de los autores y 'con la jurisprudencia de los tribunales franceses,
estima que esta responsabilidad es contractual; a su juicio, el transporte benevolo
es un verdadero contrato.
(2) Lo dicho rige cualquiera que sea el vehículo en que s e efectúe el transporte,
aunque sea un avión. El carácter benévolo del transporte no proviene de la naturaleza
del vehiculo que se emplee, sino de la carencia de la intención de obligarse de parte de
b s personas que lo practican; esta circunstancia puedqconcurrir, sea que el transporte
se haga en coche, en un animal, en automóvil, en ascensor, en avión, etc. En este sen-
tido: R m e Trimestrielle de Droit C M , tomo 37, año 1938,N." 13, pág. 464.
(3) Gaceta, año 1908,tomo 11, sent. 174, pág. 309.
(4) MAZEAUD, obracitada, tomo 1, 2.'edición, Nos. 110 a 112, págs. 123 a 126 y
N." 134. pág. 128; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1046,pág. 899; LALOU,obra
citada, N . O 187, pág. 122 y N.O 188,pág. 124; PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo
11, N." 494, pág. 660.
ÁMBITO D E LA RESPONSABILIDAD EXTUCOKTRACTUAL 61
(1) PERRET,obra citada, pág. 172; SAVATIER,obra citada, tomo 1, N." 139,
pág. 183.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Neo 137, pág. 152; PIRSONY DE
VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 16, pág. 32; LAMU, obra citada, N." 190, pág. 125.
(3) PERRET,obra citada,+págs;179 a ~ ~ ~ ; ' S A V A Tobra
I E Rcitada,
, tomo 1, N.O 139,,
pág. 183.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, Z.*edición, N." 138, pág. 152 y N.O 149, pág.
167; PIRSONY b~ VZLÉ, obra citada, tomo 1, N." 16, pág. 32; LALQU,obra citada,
N." 281, pág. 173; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 139, pág. 183.
39. 3.0 El daño debe provenir de la inejecución del
contrato u obligación preexistente.-Por- último, para
que proceda La responsabilidad contractual, es n-ienester que
el daño provenga de la inejecución del contrato o de la obli-
gaciGn cuasicontractual o legal que liga a las partes, en otros
términos, que eI hecho i l i c i t ~esté constituído precisamente
por el incumpIimiento de ese contrato u obligación.
Si el hecho ilícito generador del daño no tien'e reIación
alguna con el contrato o con la obligación preexistente que
liga a las partes, aunque se haya cometido con ocasión de
uno u otra, la responsabilidad será delictual o cuasideIictua1.
Así, si el comprador de un automóvil, cuyo precio aun adeu-
da, atropella con é1 a su vendedor, o si con motivo de una
discusi6n originada entre e1 arrendador y e1 arrendatario
acerca de la inteligencia que debe darse a una cláusula del
contrato de arrendamiento, aquél. hiere a éste, la responsa-
bilidad del comprador, en el primer caso, y la del arrenda-
dor, en el segundo, será delictual o cuasidelictual, según las
circuilstancias, pero de ninguna manera contractual; el da-
ño causado no proviene del incumplimiento del contrato,
es ajeno a 6I (1).
iual de los porteadores, Talleres Gráficos Gutenberg, Santiago d e ChiIe, 1939; SOTO
GUZNAN,J O R G E , RcsponsabPlidad en caso, dc cccidentes eit e2 Iransport~ de personas,
Imprenta y Librería Colón, Santiago de Chile, 1942.
(1) Rev., tomo 13, 2.' parte, sec. p6g. 110 y tomo 15, 2.a parte, sec.
pLg. 302 (ambas d e la Corte Suprema).
sea, la de asegurar la integridad de la persona que utiliza los
aparatos, para lo cual el empresario deberá tomar todas las
medidas que la naturaleza de ellos requiera (1). Esta solu-
ción parece razonable: tanto el que concurre a la feria a diver-
tirse como el empresario de la misma entienden indudable-
mente que éste se obliga a tomar esas medidas y que los
aparatos se hallan en condiciones de asegurar un buen fun-
cionamiento.
Esta obligación puede fundarse, además, en el art. 1933.
Como dijimos, este contrato participa, en cierto modo, de
la naturaleza del contrato de arrendamiento de cosas, pues
el empresario se obliga a conceder el goce de los aparatos
a quienes los utilizan y, en. consecuencia, a mantener-
los en estado de servir para el fin a que están destinados
(art. 1924, N.O 2.0). El hecho de sobrevenir un accidente de-
muestra que no cumplió ccn esta obligación y que la cosa se
encontraba en mal estado, el cual impidió hacer de ella el
uso para que fué arrendada.
Por tanto, si durante la utilizacihn de los aparatos des-
tinados a las diversiones ocurre un accidente a uno de los clien-
tes, é s k no necesita probar la culpa del empresario; le bastará
probar el hecho del accidente. La responsabilidad del em-
presario cs contractual : acreditado, pues,. el daño, el empre-
sario lo deberá indemnizar, salvo que pruebe que empleó la
debida diligencia o cuidado a fin de evitarlo o que el acci-
dente se produjo por culpa de la víctima o por un caso for-
tuito o el hecho de un tercero de que no es responsa-
ble (2).
(1) La jurisprudencia francesa decide que idéntica obligación pesa sobre las
sociedades, empresas u organizadores de carreras de caballos o de automóviles res-
pecto del públicmsistente a ellas: Reuue Trimestrielle de Droit Cit~il,
tomo 38, año 1939,
N." 1 ter, pág. 741.
(2) MA~EAUD, obra citada, tomo 11, Z 3 edición, N . O 158, pág. 180; LALOU,obra
citada, N.O 191, pág. 125; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 486 - 3.",
pág. 261; BROUILLONET, obra citada, págs. 71 a 75; PLANIOLY RIPERT, obra citada,
tomo VI, pág. 681, nota 4.-En contra: SAVATIER, obra citada, tomo 1 , N.O 137, pág.
179; G. C.IMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág. 67, págs. 102 y siguientes;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 927, pág. 775; Reuys Triwestrielle de Droit Civil,
tomo 38, año 1939, N.O 2 , pág. 461,
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACOKTRACTUAS, 73
(1) AIAZFAUD, obra citada, torno 1 , Z S aedición, Ii."159, pág. 181; BROUILLONET,
obra citada, págs. 85 y 86;JOCSERAXD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 486-S.*,
pág. 262; Rezv4e T~imesfriellede Droit Ciril, tomo 36, año 1937, 3.' 12, pág. 618;
tomo 38, año 1939, N . O 4 , pág. 463.-En contra: G. C-~MERL~EICK, trabajo ci-
tado en la nota I de la pág. 67, págs. 108 y siguientes: SAVI\TIER, obra citada, tomo
1, N." 138, pág. 181,
alumno o por un caso fortuito o por el hecho de un tercero de
que no es responsab16 (art. 1547) (1).
Lo dicho se aplica igualmente al contrato por el cual
uria persona se obliga a enseñar a otra equitación, natación,
el manejo de automóviles o aviones u otra actividad que no
pueda aprenderse sola sin exponerse a accidentes (2). E n
tales casos, como dicen lo's hermanos Mazeaud, la intención
de las partes es que el aprendizaje se haga sin correr riesgos
al alumno; es por eso por lo que éste, en vez de aprender solo,
ha contratado un maestro (3). Con mayor razón se aplica
al contrato por el cual una persona confía a otra el cuidado
de un niño de corta edad; la necesidad de vigilar al niño es
aquí más imperiosa aún (4).
En cambio, y salvo estipulación expresa en contrario,
la obligación de seguridad no emana del contrato de trabajo:
en él, el patrón no se obliga a asegurar la integridad de la per-
sona del obrero o empleado, sino solamente a pagarle el sa-
lario o sueldo estipulado, y si hoy es responsable de los ac-
cidentes que sufran sus obreros o empleados a causa o con
ocasión del trabajo, esta responsabilidad es; legal y no con-
tractual (art. 255 C. de T.). De ahí que si un obrero o emplea-
do sufre un accidente a causa o con ocasión de un trabajo u
obra de duración transitoria por su naturaleza y que no ocu-
pe más de tres personas (art. 261, inc. 2.",C. del T.), la
responsabilidad del patrón es delictual o cuasidelictual: el
accidentado no podrá exigirle la correspondiente indemniza-
ción sino probando que el accidente provino de culpa o dolo
de aquél (5).
( 1 ) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 857, pág. 50; BROUILLONET, obra citada,
pág. 77.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, N," 157, pág. 178:
G. CAMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág. 67, págs. 110 y siguientes:
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 136, pág. 178.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N." 157, pLg. 179; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, 2.° edición, N." 486 - 4.". pág. 262; BROUILLONET, pbra citada,
págs. 81 a 92: SAVATIER, obra citada, tomo 1, N."136, pág. 179.
(3) Obra citada, tomo 1, 2.. edición, N." 157, pág. 179.
(4) G. CAMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág.' 67, pág. 114 i n f i n e .
(5) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 156, pág. 176; JOSSERAND.
obra citada, tomo 11, 2.' edicibn, N.O 486, pAg. 260; G. CAMERLYNCK, estudio citado
continuar
ir atrás
quier establecimiento de beneficencia pública o privada o
en las fábricas o empresas industriales o comerciales. S u res-
ponsabilidad es contractual tanto respecto de los estableci-
mientos, instituciones o empresas que han contratado sus
servicios, como de los enfermos que a ellos concurran en de-
manda de esos mjsmos servicios. En ambos casos el vínculo
que liga al profesional es contractual: respecto del estable-
cimiento, institución o empresa no cabe duda, puesto que
fué quien contrató con el médico, cirujano, dentista, farma-
céutico o matrona. En cuanto a los en,fermos, si bien no
contrataron con el profesional ni lo eligieron libremei~te,son
los beneficiarios de una estipulación a favor de otro, ya que
de t a l puede estimarse la celebrada entre e¡ respectivo es-
tablecimiento o empresa y el profesional, desde que, en vir-
tud de ella, este se obligó a prestar sus servicios a terceros,
y el hecho de que los enfermos concurran al estableciiliiento
y reciban los cuidados y atenciones que el profesional les
presta, importa aceptación del derecho creado en su favor
(art. 1449 del C. C.) (N.O 37) (1).
La responsabilidad de los mí.dicos, cirujanos, dentistas,
farmacéuticos y matronas, será, además, delictual o cuasi-
delietual si el hecho constituye, según e1 caso, un delito o
el cuasidelito previsto en el art. 491 C. P. En tal evento, la
vtctima tendrá a su disposición una doble acción: la deri-
vada del contrato- y la derivada del delito o cuasidelito
(N.O 51) (2).
(1) S-SVATIER, obra citada, tomo 11, N," 775, pág. 390.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 777, pág. 394 in J n e .
(3) Reelae Triniestrielle de Droil Ci~riZ,tomo 37, año 1938, N." 6, págs. 252 in $se
y 253.-En contra SAV~TIER, obra citada, tomo I I , N . O 775, pág. 390.
b) si con la muerte o las lesiones ocasionadas al paciente
causan daño a un tercero, por ejemplo, a las personas que
vivían a expensas de aquél, quienes en lo sucesivo se verán
privadas de su ayuda, a condición, naturalmente, de que
tales personas invoquen. su propio daño, puesto que entonces
ningún vínculo jurídico las liga con el autor del daño (1). En
cambio, si invocan su calidad de herederos del difunto, la
responsabilidad del médico y demás profesionales a que nos
estamos refiriendo sería cmtractual por las razones expresa-
das en el N . O 38; y
C) en general, cuando con cualquier acto de su profesión,
ejecutado con dolo o culpa, dañan a un tercero con quien no
están ligados contractiialmente, como si por dolo o culpa otor-
gan un certificado inexacto que causa perjuicios a persona dis-
tinta de quien lo solicitó (2) o se niegan a prestar sus servi-
cios a quien los requiere en caso de peligro inmediato, pudien-
do prestarlos, y de ello se sigue la muerte del paciente (3).
(1) ~ L ~ A Z E A U Dobra
, citada, tomo 1, 2.' edición, N.O 174, pág. 191; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada; N.O 22, pág. 7; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 1246,
pág. 559;PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 493, pág. 684; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N.O 927, pág. 774; LALOU, obra citada, N." 264, pág. 165; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 148, pág. 192.
un contrato o por una obligación cuasícontractual o legal
no pueda caber'la responsabilidad delictual o cuasidelictual
(1). Esto es posible, tanto porque un nlismo hecho puede ge-
nerar ambas .resporisabiiidades, cuanto porque la responsa-
bilidad contractual sólo procede cuando el daño proviene del
incumplimíento de1 contrato o del vínculo preexistente entre
las partes y nada obsta a que entre éstas pueda producirse
un daño sin relación alguna con ese contrato o vincuIo.
Así, si a mas de1 perjuicio proveniente de la inejecución
del contrato, el acreedor sufriere otro ajeno a ella por culpa
o dolo del deudor, habrá lugar a ambas responsabilidades:
la contractual por el perjuicio proveniente de esa inejecución
y la delictual o cuasidelictual por el otro daño. Demogue
cita al efecto el caso de un edificio arrendado que se in-
cendia por culpa del arrendatario, incendio que se propaga
a u n edificio vecino de propiedad del mismo arrendador:
el arrendatario es responsable contractualmente del incen-
dio del edificio arrendado y c~asidelictualmente del in-
cendio del edificio colindante. Lo mismo ocurre si un acci-
dente ferroviario hiere a un pasajero y le daña a la vez un
inmueble de s u dominio vecino al lugar del accidente (2).
Igualmente, si el acreedor, por do40 o culpa del deudor,
sufre un perjuicio que no proviene del incumplimiento de
una obligación contractual, cuasicontr~ctualo legal y que
ninguna reiacion tiene con ella, la responsabilidad del deudor
será delictual o cuasidelictuaI. Por ejemplo, sí el comprador
de un automóvil, que aun adeuda parte del precio, atropella
con él al vendedor momentos después de la compra; si el mu-
tuario prende fuego al inmueble de1 mutuante; si uno de Ios
contratantes da una bofetada o mata al otro con motivo de
una discusión, aunque ésta haya sido originada por la inter-
petación del contrato (3), o si u n arrendador que, habiendo
(1) Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 67, pág. 2-57 (Corte Suprema).
( 2 ) DEMOGL~E, obra citada, tomo V , N.O 1247, pág. 561; M A ~ E A ~obra
D , citada,
tomo 11, 2.a edición, N . O 174, pág. 192, nota 2,
(~),DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1243, pág. 550; MAZEAUD,obra citada,
tomo 1, 2.a edición, N." 145, pág. 163 y K." 175, pág. 195; DE PAGE,obra citada, to-
mo I í , N . O 927, pág. 774.
6
recibido del arrendatario en garantía del cumplimiento del
contrato una cantidad de dinero con obligación de abonarle
un interés anual determinado mierltras la tuviere en su po-
der, la deposita eR un banco y la hace retener judicialmente
para asegurar la acción de indemnización de perjuicios que,
a la terminación del contrato, deduce en contra del arrenda-
tario, con lo cual priva a éste de los interese's que ese dinero
habría producido si hubiera continuado en poder del arrenda-
dor (1). Es b que ocurre. con la responsabilidad del patrón
o empleador por los accidentes que sufran -sus obreros o em-
pleados con ocasión o a causa del trabajo en el caso del in-
ciso 2." del art. 261 del C. del T.: tal responsabilidad es de-
lictual o cuasidelictual y no contractual, porque el daño que
sufre el e-mpleado u obrero no proviene de 1á inejecución de
ninguna de las obligacianes derivadas del contrato de tra-
bajo (N.O41 infine) (2).
El problema del cúmulo consiste simplemente en deter-
minar si la iníracción de una obligación contractual, cuasi-
contractual o legal puede dar origen a una u otra responsa-
bilidad indistintamente o sólo a la contractual, es decir, si
el daño que proviene de esa infraccion da al acreedor el de-
recho de elegir entre ambas responsabilidades y demandar
indemnización de acuerdo con la que más le convenga, De
ahí que este problema no es propiamente de cúmulo de am-
bas responsabilidades, como se le denomina de ordinai-io,
sino de opción entre una y otra (3).
Por ejemplo, {el pasajero herido en un accidente ferro-
viwio puede demandar indemnización en conformidad a las
(5) D E PAGE,obra citada, tomo 11, N." 925, pág. 771; PIRSOH Y DE VILLE, obra
citada, tomo 1, N." 26, pág. 51.
49. Inadmisibilidad del aúrnula aunque haya dolo
o culpa grave del deudor.-La opción entre ambas respon-
sabilidades es inadmisible, aunque el incuniplimienfo de la
obligación contractual, cuasicontractual o legal sea impu-
table a dolo o culpa grave del deudor (1).
Así se desprende del art. 1558, que, al reglamentar la
responsabilidad contractual, contempla expresamente el caso
de que en ese incumplimiento haya habido dolo, y en espe-
cial de su inciso final, que faculta a las partes paf-a modi-
ficar las reglas consignadas en los incisos anteriores. Esta fa-
cultad sería ilusoria si el acreedor, en caso de dolo del deu-
dor, pudiere invocar la responsabilidad deli~tual,pues en-
tonces podría exigir de éste una responsabilidad mayor o
diferente de la estipulada.
El hecho de que sean ineficaces las dáusulas en que se
condona el dolo anticipadamente o en -que se exima al deu-
dor de responsabilidad por él (art. 1465), no obsta a dicha
conclusión; una cosa es que la ley prohiba semejantes pactos
poi- inmorales y otra muy distinta e5 la naturaleza de la res-
ponsabilidad del deudor.
(1) HUVELIN,obra citada, tomo 11, pág. 7; MAY,Éléments de Droit Romain, 15..
edición, pág. 391; BAL~DRY-L.~CANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.P edición, N.O
702, pág. 316; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, N.O 412, pág. 213; COLIN
Y CAPITANT, obra citada. tomo 11, 6.a edición, pág. 364; MAZEAUD, obra citada, to-
mo 1, 2.a edición, N.O 19, pág. 24; PIRSONIt DE VILLO,obra citada, tomo 1, N.O 2,
págs. 6 y 7.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N." 702, pág.
316; HUVELIN, obra citada, tomo 11, págs. 7 y 8; MAY, obra citada, N," 174, págs.
391 y 392; COLINY CAPITANT, obra citada, 6.8 edición, pág. 364; MAZEAUD, obra ci-
tada, tomo 1, 2.a edición, N,"19, pág. 24; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1,
N . O 2, pág. 7 ; GAUDEMET, obra citada, pág. 299.
FUNDAhIENTO DE LA RESPONSABILIDAD 101
(1) MAY, obra citada, N." 174, pág. 392; PETIT,obra citada, N." 445, pág. 467;
COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.0 edición, pág. 365.
(2) HUVELIN, obra citada, N."
obra citada, torno 11, pkgs. 17, 19, 20 y 2 1 ; PET~T,
445, pág. 466; N . O 451, pág. 470 y N." 461, pág. 480; MAY, obra citada, N." 178, pág.
399 y N." 182, pág. 407; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2 . a edicibn, N.O 21, pág. 26.
(3) MAY,obra citada, N." 178, pág. 400 y N." 182, pág. 408; PETIT,obra citada,
N . O 451, pág. 470 y N." 461, pág. 480; HUYELIN, obra citada, tamo 11, págs. 17, 20
y 21.
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD 103
(1) Véanse sobre esta materia: HUYELIN, obra citada, tomo 11, págs. 29 a 36;
MAY,obra citada, Nos. 180 4 181, págs. 403 a 407; PETIT,obra citada, Nos. 454 a 459,
págs. 474 a 478; ~ Z A Z E A U D , obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 23, pág. 28; PIRSON
Y DE V n ~ 6 obra
, citada, tomo 1, N/ 3, pág. 10; GAUDEMET, obra citada, pág. 300.
(2) PETIT,o b ~ acitada, N.O 266, pág. 280 y N.O 462, pág. 481; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2: edición, N.O 402, pág. 40'7; RUVELIN, obra citada, toma 11, páp.
5 ; LALOU,obra citada, N . O 8, pág. 5 y N.O 9, pág. 6.
(3) PLAXIOL, obra citada, tomo 11, edición, N . O 826, pág. 278; PETIT,obra
citada, N." 462, pág. 481, nota 1 ; LALOU,obra citada, N,"9, pág. 6.
trato para referirse a las que no tenían cabida en las clasifi-
caciones conocidas (1). Así nació el concepto del cuasidelito.
Andando el tiempo, los jurisconsultos observaron que los
cuatro casos de obligaciones quasi ex delicto que señalaban
las Institutas de Justiniano presentaban como rasgo común
la falta de intención del autor del daño. Tal observación los
condujo a asimilar los conceptos de culpa y de cuasidelito y
a decir, en definitiva, que el cuasidelito era el hecho ilícito
no intencional (2).
(1) HUVELIN, obra citada, tomo 11, págs. 5 in fine y 6: MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, Z S a edición, N," 402, pág. 408.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 402, pág. 408 y N . O 403,
pág. 409.
(3) MAY, obra citada, N." 180, pág. 403; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2:
edicibn, N.O 22, pág. 27; PETIT,obra citada, N." 454, pág. 474; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.-"edicibn, pág. 365; PIRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1,
N,"3, págs. 9 y 10; DE RUGGIERO, Instituciones dc Derecho Civil, tomo 11, versión
española, págs. 644 y 645.
FUNDAMENTO DE L.4 RESPONSABILIDAD 10 7
COLINY CAPITANT, obra citada, 6.a edición, pág. 365 i n fine; PIRSONY D E VILLE,
obra citada, tomo 1, N." 4, pág. 11.
(1) Oeuwes complktes, nueva edición revisada y corregida por J. Rémy, edición
1835, tomo 1. Las leyes civiles, libro 11, titulo VIII, sección l.a, pág. 470 y sección
IV, pág. 480.
(2) Oeuwes, anotadas por M . Bugnet, 2.= edición, 1861, tomo 1, N." 116, pág. 43;
tomo 11, Nos. 116 a 122, págs. .S7 a 59.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.' edición, Nos. 42 a 49, págs. 47 a
58 y Nos. 367 a 375, págs. 381 a 386; COLINY CAPITANT,obra citada, tomo 11, 6.a
edición, pág. 366; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N," 477, pág. 660;
JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N." 413, pág. 214; LALOU,obra cita-
da, N." 41, pág. 33 y N." 43, pág. 34; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, toiiio
11. 13.' edición, N." 702, pág. 316; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O 224,
pág. 366; GARDENAT Y SALMON-HICCI, obra citada, N." 26, pág. 7 y N.O 27, pág. 8;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 933, pág. 783 in fine; PIRSONY DE VILLB,obra
citada, tomo 11, N," 5, pág. 12; GAUDEMET, obra citada, págs. 314 y 315.
(4) El Código Civil sovietico (arts. 403 y 404) es el único que establece, como
principio general, la responsabilidad objetiva.
(5) Código de las obligaciones de Turquía de 1926 (art. 41); Código Civil chi-
no de 1930 (art. 184); Código de las obligaciones y contratos de la República Liba-
nesa de 1932 (arts. 121 y 123); Código de las obligaciones de la República de Polo-
--Ft'ND.4iIIEKTO DE LA RESPONSABILIDAD 109
(1) JOSSERAPID, Cazrrs de Droit Cizd Posifif Fraqais, tomo 11, 2.* edición, N.O
417, pág. 216.
( 2 ) Écoliitwns et acltrnlifés, Conférencea de Droit Civil, pág. 40.
3." Transformación de la responsabilidad delictual y czta-
sidelictual civil en responsabilidad contractztal. La jurispru-
dencia, apoyada y a veces instigada por la doctrina, trata
asimismo de sustituir la responsabilidad delictual o cuasi-
delictual por la contractual, que coloca al acreedor en una
situdción más ventajosa, puesto que en ella, el onus probandi
incumbe al deudor.
La primera tentativa al respecto la hicieron Saintelectte
(1) en Bélgica y Sauzet (2) en Francia. Ante el considera-
ble aumento de los accidentes del trabajo y ante la situación
dolorosa en que a consecuencia de ellos solían quedar los
obreros por la imposibilidad de probar la culpa del patrón,
estos autores sostuvieron que el contrato de trabajo no sólo
obligaba a pagar al obrero el salario estipulado, sino también
a garantizar su seguridad, a restituirlo sano y salvo al final del
trabajo: si durante éste sobreviene un accidente, el patrón ha
violado una obligación contractual y debe, por tanto, indem-
nizar el daño sufrido por el obrero, salvo que pruebe alguna
causa que lo exonere de responsabilidad, como el caso for-
tuito, la culpa de la víctima, etc.
Esta tentativa no tuvo éxito. La jurisprudencia no acep-
tó dicha teoría (3). En cambio, la ha acogido plenamente a
propósito de otros contratos, como el transporte de perso-
nas, el de hospedaje y el que se celebra entre el empresario
de una feria de diversiones y el cliente que utiliza losaparatos
instalados en ella. Según Ici jurisprudencia francesa, estos
contratos crean para el acarreador (4), el hotelero y el em-
presario una obligación de seguridad en favor del pasajero,
del huésped y del cliente, respectivamente: si se produce un
( 1 ) De la responsabílité et de la garantie, 1884.
(2) De la rcsponsabdifé des patrons vh-d-Yí's des ouvriers dans les accidents indzcs-
triels, artículo publicado en la R m e Critique de Législation et de Jurispudence, año
1883, pág. 596.
(3) JOSSERAND, COUISde Droit Civil Positzj Francais, tomo 11, 2 . a edición, N."
417, pág. 216 y N . O 486, pág. 260; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a ediciSn, N.O 69,
pág. 77; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N," 2867,
pág. 553; GAUDEMET, obra citada, pág. 338.
(4) Entre nosotros, esta obligación de seguridad en el contrato de transporte
está expresamente establecida por la ley (arts. 2015.'C. C. y 207 C. de C.).
continuar
ir atrás
FUNDAnlENTO DE L.% RESPONSABILIDAD 115
les obl{cafions c i d e s , N." 115, pág. 196; DE PAGE,obra citada, tomo I I , bi." 934, pág.
784; La~orí,obra citada, N." 42, p,ág. 34; BAUDK~.-LACARTINERIE, obra citada, tomo
11, 13.aedición, N." 702, pág. 316 y N." 729, pág. 330; GAUDEMET, obra citada, p8g.
311; DE RC'GGIERO, obra citada, tomo 11, hersibii española, prlg. 651.
(1) J o s s ~ n a x n obra
, citada, tomo 11, N." 414, pAg. 214; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.' edición, págs. 367 y 368; LALOU,obra citada, N." 41, pág. 36;
PIXSOK Y DE VILLB,obra citada, tomo 11, Y." 41, pág. 114.
(2) Obra citada, tornu 11, 2.a edición, N.O 416, pág. 215.
aquél. Cuando entre dos personas se produce un daño, una,
la víctima, no tenía medios de evitarlo; la otra, o sea, su
autor, podía impedirlo, a lo menos absteniéndose de obrar.
¿Por qué entonces respons&ilizar a aquélla, que no otra
cosa significa obligarla a soportar el daño?
Más aún, entre esas dos personas, una, la víctima, no
había de obtener, por lo general, beneficio alguno del hecho
o de la actividad que originó el daño. Su autor, por el con-
trario, esperaba obtenerlo; es justo que por reciprocidad repa-
re ese daño. Quien para realizar un beneficio o para procurar-
se un agrado o satisfacción crea un riesgo, quien con su hecho
o actividad introduce en la sociedad un elemento nocivo o
peligroso, quien pone en movimiento fuerzas susceptibles
de irrogar un perjuicio, debe sufrir las consecuencias de estos
actos, así como aprovecha de los beneficios, del agrado o de
la satisfacción que proporcionan (1). Debe estarse a las du-
ras y a las maduras, como dice el refrán popular. <El poder,
a el provecho, la dirección entrañan la responsabilidad; la
« incidencia.de los golpes del destino no debe ser definitiva
« e irreparable. Lo contrario sería la bancarrota del derecho,
« que se limitaría a comprobar los golpes, cuando, en rea-
a lidad, su papel es modificar y rectificar esa incidencia con-
« forme a la justicia y a la equidad)) (2).
Por último, esta teoría refrenaría en parte el individua-
lismo egoísta, que sólo busca su conveniencia y que actúa
sin preocuparse del interés ajeno, pues obliga a los hombres
a una mayor prudencia y cuidado, como quiera que su res-
ponsabilidad quedará comprometida por el solo hecho de
causar un daño. Contribuiría de este modo a desarrollar el
espíritu de solidaridad.
(1) Obra citada, tomo I I , edición, N." 863 ter, pág. 292.
(2) La regle morate dans les obligafwns cbdes, Nos. 116 a 121, pá-. 199 a 208.
(3) Obra citada, tomo 11, 6.a edíción, págs. 369 y 370.
(4) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 480, pág. 664.
(5) Obra citada, N." 54, pág. 36.
(6) Obracitada, tomo 1. 2.%edición, Nos. 350 a 355, págs. 368 a 376. Véanse tam-
bién en contra de esta teoría: AUBRYY RAU, obra citada, tomo VI, edición,
8 446, págs. 365 y 366: BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición,
N." 702, pág. 316; PIRSONY DE VULÉ, obra citada, tomo 1, W."42, p&g. 114; JOATTON,
Essai critique sur Ea tlréorie gdnérdede la rcsponsa&iLé GZVEIG, pág. 64;RUTSAERT, kfon-
dement & la responsobiliié civile extra-contractuelle,
( 7 ) RIPERT,La rtgle moraie dans les obiigations civiles, N.O 116, p&g. 199; N.O 117,
pág. 200 y N.O 121, pág. 206.
(8) Obra citada, tomo 11, 10.a edición, N . O 863 rer, pág. 292; PLANIOL T RIPERT,
obra citada, tomo VI, N.O 480, pág. 664; M . ~ w w obra , citada, tomo 1, 2.nedición,
N." 354, pág 373: YIRSON I DE VILLB, obra citada, torno 1, N," 42, pág. 116.
2." No es efectivo q u e el problema de la responsabilidad
se simplifique por el hecho de suprimir la culpa y de. reducir
aquél a una mera cuestión de causalidad. Ordinariamente un
daño es generado por varias causas J- na es posible establecer
la determinante. En tales casos, no habría medio de atri-
buirlo a su autor, sin cometer una injusticia, a menos que
se acepte recurrir a un sistema arbitrario que puede estar
reñido con la realidad y la equidad (1).
3.a La teoría del riesgo paraliza la iniciativa y el espí-
ritu de empresa: sabedor el hombre de que debe responder
dc todo daño, aunque provenga de un hecho lícito e irrepro-
chable, se abstendrá de obrar o; en todo caso, lo hará con
menor intensidad (2). Se castigaría así al que actuó, al que
ejercitó una actividad que seguramente es útil para la so-
ciedad, y se protegería a quien ha permanecido en la más
completa pasividad (3).
La teoría del riesgo, lejos de extender el Ambito de
la responsabilidad y de contribuir a desarrollar el espíritu de
solidaridad, tiende a hacerlo desaparecer. Los hombres,
sabiendo que todo hecho perjudicial que ejecuten les impo-
ne responsabilidad, procurarán descargarse de ella asegu-
rándose contra los riesgos de sus actos. Sintiéndose en-
tonces prácticamente irresponsables, ya que el asegurador se
encargará de reparar el daño causado, obrarán con menos
prudencia, con lo cual aumentarán los accidentes y se irá
creando una zpeligrosa irresponsabilidad >> (4).
Esta teoría no es justa ni equitativa, como pretenden
sus partidarios. No es efectivo que todo el provecho o bene-
ficio de una empresa o actividad pertenezca íntegramente a
(1) RIPERT,obra ci~ada,N.O 117, pág. 200; PLANCOL, obra citada, totiio 11, 10;)
edición, N.O 863 ter, pág. 292.
(2) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6: edición, pág. 311; B ~ C J D R Y -
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N." 702, pág. 316; PLANIOL S RI-
PERT, obra citada, tomo \'I, N.O 480, pág. 664; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2:
edición, N . O 352, pág. 370: GAUDEMET, obra citada, pag.. 312: Rev., tomo 39, 2 . a par-
te, sec, 2?, pág. 55, párrafo IX.
(3) PIRSON Y DE V I L L ~ , citada, tomo 1, N." 42, pág. 116.
obra
(4) RIPERT. obra citada, N." 120, pág. 205.
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD 119
pág. 317: LALOU,obra citada, N." 394, pág. 204: PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.a
edici6n, N.O 878, pág. 305; GARDENAT Y SALMON RICCI,obra citada, N." 52, pág. 20;
DE RUGGIERO. obra citada, tomo 11, versibn española, pág. 650.-En contra: MA-
ZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 455 a 467, págs. 443 a 453.
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edici611, N." 455, pág. 243: PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10.' edicibn, N."879, p&g.307; PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada,
tomo 1, N,' 68, pág. 163.,
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, N.O 450, pág. 441.
nuante (art. 11, N.O C. P.), El menor de dieciséis años
2.O,
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.° edición, N." 452, pág. 442; JUSSBKAND,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 456, pág. 244.
(2) LALOU, obra citada, N . O 394, pág. 204; JOSSBRAND, obra citada, tomo II,2: edi-
ción, N." 457, pág. 244; BAUDRY-LACANTINBRIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a
edición, N." 2860, pág. 548; DEMOGVE, obra citada, tomo 111, N . O 304, pág. 504;
GARDENATY SALMON-RICCI, obra citada, N." 61, pág. ~ ~ ; . M A Z E Aobra U D , citada,
tomo 1, 2.l edición, N.O 454, pág. 443 y N.O 470, pág. 454.
(3) DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 914, pág. 764 in jinc; DEMOGUE, obra ci-
tada, tomo 111, N.O 305, pág. 505; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 62,
pág. 22; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N.O 454, pág. 443 y N.O 470, pág.
454; NÉAGU,obra citada, págs. 108 a 111; S A ~ A T I Eobra R , citada, tomo 1, N . O 202,
pág. 253.
(4) JOSSERAND,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 457, pág. 244; PLANIOL
.;RIPERT,obra citada, tomo V I , N." 498, pág. 692.
(5) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.= edición, N.O 456, pág. 244; SAVATIBR,
obra citada, tomo 1, N . O 202, pág. 252; PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo \'I, N . O
498, pág. 692; DE PAGE,obra citada, tcmo 11, N.O 361, pág. 316; N . O 913, pág. 764
y N." 914 in fine, pág. 765; BAUDRY;LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV,
3.a edición, N.O 2860, pág. 548; DEMOGUB, obra citada, tomo 111, N.O 304, pág. 504;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, . N . O 58, pág. 21 y N . O 59, pág. 22; MAZEAIIP,
obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 452, pág. 442 y N," 470 infine, pág. 454; NÉAGU,
obra citada, págs. 129 a 132.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 135
pág. 22; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 498, p5g. 693; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2.' edición, N." 471, pág. 454 y N."472, pág. 455; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N . O 203, pág. 254.
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, .N.O 914, pág. 765; BAUDRY-LACANTINERIE
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N," 2862, pkg. 549; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N." 29, pág. 40 y N." 203, pág..254; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N."
308, pttg. 507; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 65, pág. 22; PLANIOL Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 498, pág. 693; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2..
edición, N." 473, pág. 456; DWCCI CLARO, CARLOS, obra citada, N," 89, pág. 63; NÉAGU,
qbra citada, pág. 128,
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 139
Tal opinión es inadmisible entre nosotros por las razones expresadas en el texto
y principalmente porque el art. 2319 de nuestro Código, que no tiene equivalente en
el Código francfs, 9610 admite la responsabilidad del guardián, cualquiera que este
sea, a condición de probarse su negligencia.
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ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 147
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1979, pág. 786.
(1) MAZEAUD,
De ahí que los gremios, cofradías, establecimientos, aso-
ciaciones o agrupaciones de individuos que no sean personas
jurídicas no son responsables de los delitos y cuasidelitos que
cometan sus miembros, individual o colectivamente. De ellos
responderan el miembro o los miembros autores del delito
o cuasidelito, a condición de probárseles culpa o dolo, y si
éstos son varios, su responsabilidad será solidaria (art. 23 17)
(1). Esta solución no admite dudas en presencia de lo que
dispone el inc. final del art. 549 del C. C.
Lo mismo cabe decir de los delitos o cuasidelitos cotne-
tidos por los miembros o personeros de una corporación,
fundación, sindicato o sociedad con posterioridad a la fecha
en que fué privada de personalidad jurídica por la autoridad
que legitimó su existencia; que no gozó de ella por adolecer
de un vicio de nulidad ( 2 ) , a menos que se trate de una so-
ciedad comercial : ésta, aunque nula, es civilniente responsa-
ble de los delitos y cuasidelitos cometidos por sus órganos
o dependientes a virtud del art. 361 C. de C.; o después de
haberse disuelto por voluntad de sus miembros, a no ser que
en este caso su personalidad subsista para los efectos de su
liquidación, como ocurre, por ejemplo, con las sociedades anb-
nimas, y que el delito o cuasidelito se haya cometido du-
rante la liquidación (art. 110 D. F. L. N.O 251, de 20 de
Mayo de 1931, sobre Superintendencia de compañías de
seguros, sociedades anónimas y bolsas de comercio). De ta-
les delitos y cuasidelitos responderán únicamente las perso-
nas naturales que los hayan cometido.
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo Ir, 2.a edición, N,"1978, pág. 743; PIRSONY DE
V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N." 111 bis, pág. 246.-En contra: PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N . O 502, pbg. 698 i n f i n e ;DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N,"
359, pág. 564.
(2) MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1978infine, pág. 785,
ELEMEMTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 153
(1) CLAROSOLAR,obra citada, tomo V, N," 2842, pág. 555; MICHOUD,obra ci-
tada, tomo 11, 2.2 edición, N," 277, pág. 243; PLANIOLS RIPEXT,obra citada, tomo
VI: N.O 501, pág. 696; DENOGUE, obra citada, tomo III, N.O 349, pág. 554.
(2) Rev., tonio 22, 2.' parte, sec. l.a, pág, 681 y tomo 28, Z.a parte, sec. 1.6,
pág. 164 (amhas de la Corte Suprema).
(3) DEMOCL~E, obra citada, tomo 111, N.O 348, pág. 554; M a z ~ n v obra~ , citada,
tomo 11, 2.8 edición, N." 1987, pág. 791.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N." 1986, pág. 190 y N . O 1987,
pág. 791; DEMUGUE, obra citada, tomo 111, N." 344, pág. 544 y N.O 346, pág. 550;
tomo Y , N."895 in $=e, pág. 89; MICHOUD, obra citada, ioiito 1, 2.' edición, N . O 64,
pág. 140 y tomo 11, 2.a edicibn, N." 275, pág. 234; DE FAGE,obra citada, tomo i ,
N." 509, pág. 458; PZRSON Y DE VIEL&,obra citada, tomo f , N . O 66,pág. 160 y N . O
111 bis, pAg. 242; SAYATIER, obra citada, tomo 1, N," 207, pág. 259.
tivo y el consejo de una institución semi-fiscal, etc. (1) (2).
El órgano es la encarnación de la persona jurídica: los ac-
tos del órgano son, por tanto, actos de la persona jurídica
misma (3).
Pero, para que así ocurra, es menester que el órgano
obre en ejercicio de sus funciones (4), es decir, dentro de las
facultades que le competen o en virtud de acuerdos celebrados
en conformidad a los estatutos o a la ley (5); sólo entonces
encarna la voluntad de la persona jurídica (art. 552 C. C.).
De lo contrario, ésta no contrae responsabilidad. En ella in-
currirán únicamente la persona o personas ilaturales que
cometieron el delito o cuasidelito: una y otras no habráan
obrado en su nombre, como exige el art. 59 C. P. P. (6).
Si el consejo de administración de una sociedad anó-
nima acuerda hacer una competencia desleal a un compe-
tidor, registrar como propia una marca de fábrica ajena,
destruir la propiedad del vecino para ensanchar sus locales,
acuerdos que el gerente o el presidente cumplen, o la asam-
blea de socios de una corporación, sindicato o sociedad
aprueba un voto injurioso o calumnioso contra un ex-em-
(1) ~IEMOGUE, obra citada, tomo 111, pág. 544, nota 2; MICHOUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, Nos. ú0 a 64, págs. 128 a 147; DE PAGB, obra citada, tomo 1,
N." 509, pág. 458; SAVAlTER, obra citada, tomo 1, N . O 207, pág. 260.
(2) Según el art. 6 . O de la ley N . O 7200, de 21 de Julio de 1942, llamada vul-
garmente #ley de emergencia., cada institucibn sernifiscal será administrada Úni-
camente por el vicepresidente ejecutivo y por su respectivo Consejo. El vicepresi-
dente tendrá, según el caso, todas las atribuciones que las leyes respectivas fijan a
los presidentes, directores, gerentes o administradores, y el art. 33 de la misma ley
señala las instituciones semifiscales a que se aplica ese precepto.
(3) MICHOUD,obra citada, tomo 1, 2." e d i c i h , N." 60, pág. 128 y tomo 11, 2.0
edición, N," 275, pág. 234; MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.' edición, N," 1986,
pág. 790; DE PAGE,obra citada, tomo 1, N." 509, pág. 458; PIRSONY DE VILLÉ,obra
citada, tomo 1, N." 111 bis, pág. 242; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 207, pág.
259.
(4) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, torno,VI, N." 501, pág. 697; DEMÓGUE,obra
citada, tomo 111, N." 351, pág. 557; MICHOUD, obra citada, tomo 11, 2.° edici6n, N,"
276, pág. 238; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.°edición, N." 1987, pág. 791; DE
PAGE,obra cilada, tomo 1, N." 509, pág. 458; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo
1, N.: 111 bis, pág. 244; S A V A T ~ obra
~ R , citada, tomo 1, N." 207 in,#inc, pág. 261.
(5) Véase en este sentido la opipión de Ballesteros en LAZO,Código de Procedi-
miento Penal anotado, art. 59, pAg. 88.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N.O 1987, pág. 791; MICHOUD,
obra citada, tomo 11, Zi3 edición, N . O 237, págs. 238 i n p n e y 239.
pleado o u n tercero, 1a.persona juridica ser$ personal y di-
rectamente responsabIe del daño que así se cause. El delito
o cuasidelito de1 órgano cs ef delito o cuasidefito de la per-
sona jurídica. E1 órgano no es un dependiente de la persona
jurídica, es ella misma: es su voluntad, y no la del órga-
no, la q u e se ha exteriorizado e n esos acuerdos (1).
En cambio, si el presidente de una corporación o los
miembros de un consejo de administración o directorio in-
jurian o golpean a un tercero en Ia caIle, en la oficina en que
dicho presidente ejerce sus funciones o durante la sesión del
consejo, la persona jurídica no contrae responsabilidad algu-
na. No se trata de un delito o cuasidelito cometido por el
órgano, obrando como tal y en ejercicio de sus funciones, sino
por las personas naturales que lo constituyen fuera de sus
atribuciones y al margen de los estatutos y de la ley: sólo
ellas serán responsables (art. 552 C. C.) (2).
De1 mismo modo, de los actos que ejecuten colecfiva-
nze~ztelos socios o accionistas, como si se reúnen en contra-
vención a los estatutos o sin haber sido citadus por quien
tiene facultad para hacerlo, en términos de que esa reunión
no pueda calificarse legalmente de una junta o asamblea,
sólo ellos responderán. La persona jurídica no incurre en
responsabilidad, aunque a la reunión hiitiieran asistido to-
dos sus miembros. Esta se obliga por los actos 7-oluntarios,
así como por los ilíci.tos, cuando el órgano, cualquiera que sea;
obra en conformidad a 10s estatutos o ri la ley, lo que aquí
no habría ocurrido (3).
Pero no es de rigor que el órgano haya sido debidamente
nombrado o elegida. Si el consejo de administración de una
( 1 ) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2 . a edición, N.O 1988, pág. 791; PIRCON Y
DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 111 bis, pág. 244.
(2) PLAHIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 503, pág. 699; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N." 208, pág. 261; PLAXIOL, obra citada, tonlo 11, edición, N."
881, pág. 308; LALOU,obra citada, N.O 404, pág. 209; ~ T A Z E A ~ D ,obra citada, tomo H,
2.a edicibn, N." 1989, pág. 792; G-~RDENAT P S.AL~~ON-RICCI, obra citada, N." 90,
pág. 28; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 344, pág. 544 y N." 345, pág. 547;
MICHOUD,obra citada, tomo 11, 2.2 edición, N.O 276, pág. 240; PIRSOHY DE VILLÉ,
obra citada, tomo I , N," 111 bis, págs: 242, 244 y 245; F . DE CASTRO~ A R R AOS- ~N,
VALDO, obra citada, Nos. 118 a 120, pigs. 88 y 89.-En contra: DE P.\GGE, obra citada,
tomo 1, N." 509, pág. 459.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo Ir, 2 . a eiiición, N." 1989, pág. 792; DEMOGOE,
obra citada, tomo 111, N." 345, pág. 548.
ninguna presunción de culpabilidad en su contra (1). Lo
mismo ocurrirá si los miembros del órgano encargados de
designar o vigilar a los dependientes de la persona jurídica
los eligen mal o no los vigilan: serán personalmente respon-
sables de los delitos o cuasidelitos que éstos cometan, sin
perjuicio de la responsabilidad civil que afecte a aquélla:
pero como la presunción de culpabilidad del art. 2320 se
a ~ l i c aal empresario, que en el caso es la persona jurídica,
la responsabilidad de esos miembros no podrá hacerse efec-
tiva sino probándoseles culpa o dolo (2).
Pero esta responsabilidad sólo afectará a los individuos
que, como miembros del órgano, incurrieron en descuido
o falta de vigilancia o ejecutaron el hecho ilícito, sea concu-
rriendo con su voto al acuerdo en que se decidió realizarlo o
mediante el cual se cometió, sea cumpliéndolo. Los adminis-
tradores o socios que no concurrieron a la sesión o que, con-
curriendo, votaronen contra del acuerdo o se abstuvieron de
votar o el presidente que rehusó ejecutarlo, no incurren cn
resppnsabilidad; no han intervenido en el acto punible, como
dice el art. 59 C. P. P. (3). Si el delito o cuasidelito consistió
en una abstención, serán responsables los que estaban encar-
'gados de obrar y no lo hicieron. Los que pretendieron eje-
cutar el acto provocando, por ejemplo, una deliberación al
respecto y votando en favor de su ejecución, estarán exen-
tos de responsabilidad. No ha habido culpa de su parte (4).
(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 503, pág. 700; LALOU,obra
citada, N . O 404, pág. 209; MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1990,
pág. 793; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 345, pág. 549; F. de CASTRO LARRAÍN,
OSVALDO, obra citada, N," 119, pág. 89.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 354, pág. 560; tomo V, N," 895,
pág. 89.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1989, pág. 792; DEMOGUE,
obra citada, tomo 111, N." 345, pág. 549. ESMEINen PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
t a p o VI, N." 503, pág. 700, admite esta solución respecto de los socios. Respecto de
los miembros del directorio o del consejo de administración, esteautor cree que sólo
se eximen de responsabilidad absteniéndose de participar en la ejecución del acuerdo
o dimitiendo y no solamente votando en contra o absteniéndose de votar. Esta opi-
nión, que, por lo demás, es muy rigurosa, no puede invocarse entre nosotros, pues
el art. 59 C. P. P. 5610 responsabiliza a los que han intervenido en el acto punible;
los que se abstuvieron de votar o votaron en contra no se ha1lan.en este caso.
(4) DEYOGUE, obra citada, tomo 111, N." 348, pág. 553.
110. Responsabilidad solidaria de la persona ju-
rídica y de los miembros del órgano.-La responsabili-
dad civil de la persona jurídica y la del miemhro o miembros
del órgano que ejecutaron el delito o cuasidelito es solidaria;
una y otros Ia cometieron conjuntamente (art. 2317) (1).
(1) NAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 . 8 edición, N." 1991, pág. 794; DEMOGUE,
obra citada, tomo 111, N." 353, pág. 558; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 208,
p5g. 262; F. DE CASTROL a ~ u í r ; Osv.%no,
, obra citada, N." 154, pág. 114-
(2) CLAROSOLAR, obra citada, tomo Y, N." 2840, pág. 554 y N . O 2841, pág. 555;
Uuccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 74, pág. 56; PLAXIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N," 501, pág. 696; DE Pace, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N," 919,
pág. 767; MICHOIJD, obra citada, tomo 11, edición, N." 277, pág. 242; D E M O G L ~ ,
obra citada, tomo 111, N." 349, pág. 554.
(3) Entre 10s dependientes se incluye al gerente de las sociedades anónimas y de
las instituciones semifiscales; éste no es un órgano, sino un empleado de la sociedad o
institucibn, ligado a ella por un contrato de trabajo y por uno de mandato.
Si el gerente fuere, a la vez, miembro del consejo de administración, lo que hoy
es posible (art. 99 del D. F. L. N." 251, de 20 ,de Mayo de 1931, sobre Superinten-
dencia de compafiias de seguros, sociedades anónimas y bolsas de comercio), su res-
ponsabilidad, en cuanto a miembro del consejo, y la de Ia respectiva sociedad o ins-
titución, se regirán por lo dicho en los números 106 a 110.
Véase, al respecto, la menioria de prueba de don OSV-WDOF. DE CASTRO LARUIN,
La res$onsabilidad civil de los directores y del gerelrte de la sociedad anónima, 1942,
Nos. 167 a 169, págs. 121 a 124 y Nos. 171 a 174, págs. 126 y 127.
el ejercicio de sus respectivas funciones (art. 2322) (1); del
daño que ocasione la ruina de un edificio de su propiedad
por haber omitido las necesarias reparaciones o haber fal-
tado de otra manera al cuidado de un buen padre de familia
(art. 2323) (2); del que irrogue un animal que le pertenezca
o que esté a su servicio (art. 2326) o un animal fiero de que
no reporte utilidad para la guarda o servicio d e un predio
(art. 2327), o del que cause una cosa que cae o se arroja de
la parte superior del edificio en que ella habita (art. 2328).
Numerosas son las sentencias que han condenado a una
persona jurídica a indemnizar los daños causados por el he-
cho de sus dependientes (3).
(1) MICHOUD,obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 275, pág. 234; SAYATIER,
obra citada, tomo 1, N." 206, pág. 258; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 919, pág.
767; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 66, pág. 160; MAZEAUD,obra ci-
tada, tomo 11, 2.' edición, N . O 1992, pág. 794; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O
343 in jine, pág. 544 y N . O 349, pág. 554 y tomo V, N.O 895, pág. 89; CLAROSOLAR,
obra citada, tomo V, N." 2840, pág. 554.
(2) En Rev., tomo 39, 2.' parte, sec. pág. 203, se condenó a una sociedad
anónima a indemnizar el daño causado a un transeúnte con el desprendimiento de un
trozo de mampostería de un edificio perteneciente a ella.
(3) Rev., tomo 2.", Zia parte, sec. pág. 141; tomo 4.', 2." parte, sec. ZSa, pág.
93; tomo 7.O, 2.a parte, sec. l . ~págs.
, 146 (Corte Suprema), 324, 454 (Corte Suprema)
y 546 y 2.a parte, sec. 2.', pig. 3; tomo 9 . O , 2.a parte, sec. 1 .a, pág. 23 (Corte Suprema)
y 2.a parte, sec. 2.a, pág. 25; tomo 10, 2.a parte, sec. l.", pág. 47 (Corte Supre-
ma); tomo 12, S.aparte, sec. l q apágs. , 18 (Corte Suprema), 90, 300, 308 y 511; tomo
13, 2.8 parte, sec. l . a , pág. 403 (Corte Suprema); tomo 14, Z a a parte, sec. l.",
pág. 498 (Corte Suprema); tomo 15, 2.8 parte, sec. l.a, pág. 131 (Corte Suprema);
tomo 16, 2.a parte, sec. 1.3, pág. 513 (Corte Suprema); tomo 17, 2.3 parte, sec. l.&,
pág. 257 .(Corte Suprema); tomo 18, 2.a parte, sec. l.a, pág. 335; tomo 19, 2.a par-
te, sec. l . ~págs.
, 378, 383 y 493 (las tres de la Corte Suprema); tomo 21, 2.a parte,
sec. 1.8, págs. 119 y 1053 (ambas de la Corte Suprema); tomo 22, 2.8 parte, sec. l.d,
págs. 195, 241, 681, 785 y 912 (las cuatro últimas de la Corte Suprema) y 987; tomo
23, 2.a parte, sec. l . a , págs. 23 y 577 (Corte Suprema); tomo 24, 2.a parte, sec. l a a ,
pág. 567 (Corte Suprema); tomo 25, 2.= parte, sec. l.", pág. 435 (Corte Suprema);
tomo 26, 2.6 parte, sec. l.', págs. 89 (Corte Suprema) y 141; tomo 27, 2.= parte,
sec. 1.1, págs. 240, 557 (Corte Suprema) y 822; tomo 28, 2.a parte, sec. 1.a, págs.
66, 164, 270, 295, 461 y 747 (todas de la Corte Suprema); tomo 29, 2.a parte, sec. l . ~ ,
págs. 43, 549 y 570; tonlo 30, 2.a parte, sec. l.a, pág. 524; tomo 31, 2.a parte, sec.
1.a, pág. 144: tomo 32, 2.1 parte, sec. l.%,págs. 10, 382 (ambas de la Corte Suprema)
y 386; tomo 38, 2: parte, sec. 1.8, pág. 239 (Corte Suprema); tomo 39, 2.a parte,
cztlpa; Ia Ley no las ha exceptuado (1). Las personas juridicas,
son responsables, por tanto, de los accidentes del trabajo
qiie sufran sus obreros o empleados; de los daños que oca-
sionen en el caso de la letra g del art. 25 del C. de M. y de
los que causen con una aeronave de su propiedad a personas
en la superficie (art. 65 del D. F. L. ?;.O 221, de 15 de l'vlayo
de 1931, sobre navegación aérea).
sec. 1.3, pág. 343 (Corte Suprema!: Gaceta, año 1910, tomo 11, sent. 1178, pág. 924;
año 1914, sent. 5, pág. 13; sent. 323, pág. 907; sent. 607, pág. 1762; año 1915, sen;.
10Zl pág. 228; sent. 297, pág. 731; sent. 298, pág. 732; sent. 565, pág. 1466; año 1920,
totiio 1, sent. 70, pág. 356; año 1920, tomo 11, sent. 150, pág. 598; a80 1918, tomo
11, sent. 500, pág. 1538; OTERO,Jtt~ispradencia de8 C. de P. C., I.er apéndice a la
2.a edición de 1910, N," 2, pág. FY$ N," 10, pág. 819.
(1) Véanse los autores citados en Ia nota 1 de la pág. 153.
(2) hlnznarín, obra citbda, tomo TI, 2.a edición, Pí." 1974, pig. 783; SAT-ATIER,
obra ci'fada, tomo 1, E."208 i n j i n e , pág. 262; PLAKIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
V I , K." 504, pág. 701; PIRCON Y DE v ~ ~ ~ obra
É citada,
, tomo 1, N." 111 bis, pág. 246.
I)EZIOGUE,obra citada, tomo IIJ, N." 353, pág. 559, cree que la persona jurídica no
tiene derecho al reembolso.total de lo que pag6 sino a la parte que determine el juez,
tomando en cuenta ia gravedad del delito o cuasidelito cometido por el órgano.
(3) LYOKCAENr REKAULT, obra citada, tomo 11, 1.a parte, 5." edicibn, N.O 122
bis, pág. 112.
11
índice
etc., (1). La ley no distingue y la expresión corporación, .que
emplea el art. 59 C. P. P., está tomada en su más amplia
acepción.
Diversos textos legales así lo corroboran. El art. 546 C.
del T. establece la responsabilidad de los sindicatos por los
daños y perjuicios que cause el abandono del trabajo por al-
guno o algunos de los obreros o empleados pertenecientes a
ellos, sin haber cumplido las formalidades legales y reglanien-
tarias, a menos que adopten medidas disciplinarias contra
los que hubieran abandonado el trabajo.
A su vez, el art. 69 de la ley general de ferrocarriles cu-
yo texto definitivo se fijó por decreto N.O 1157, de 13 de
Julio de 1931, consagra expresamente la responsabilidad civil
de las empresas de ferrocarriles-que, según el art. 16, deben
ser, por lo general, sociedades anónimas-pos los daños y
perjuicios derivados de los actos y omisiones que se relacio-
nen con el servicio y sean causados por los administradores
o demás empleados o dependientes en los términos estable-
cidos por los. arts. 2314 y 2320 del C. C. y agrega que esta
responsabilidad pesará sobre el Estado si la explotación se
hiciere por él o de su cuenta. Y el art. 3 . O del D. F. L. N.O
167, de 12 de Mayo de 1931, relativo a la Empresa de los Fe-
rrocarriles del'Estado, dispone que ésta tendrá personalidad
jurídica propia y, como empresa de transportes, estará so-
metida a las leyes generales que rijan esta clase de empresas.
P ~ a ~ r oYi .RIPERT,obra citada, tomo V I , N," 505, v i ~701; . N.O 513, pág. 706 y N . O
517, pág. 710; DEYOGUE, obra citada, tonlo 111, N." 224, pág. 366: MAZEAL-D.obra
citada, tomo 1, Z.a edición, N." 398, pág. 404 y Nos. 404 J. 405, pág. 410.
(1) BLL~DRT-LACANTISERIE, obra citada. totno t i , 13.a edición, h'.' 703, pág. 317;
COLIHE. CAPITANT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 361; Pr-~xror.u KIPERT,
obra citada, tomo VI, N." 477, pág. 660; DEMOFUF,, obra citada, tonio TiI, N," 221,
pág. 366: BF:PAGE,obra citada, romo IT, N.O 909, pág. 757: MAZEAUD, obra citada,
tomo 1 , 2.a edición, N.O 379, pág. 388; LALOU,obra citada, K.O 157, pág. 104.
(2) El art. 2329 habla rle malicia como sinónima de dolo.
(3) Rev., tomo 25, 2 . a parte, sec. pág. l l i ; tonio 27, 2.a parte, sec.
pág. 440. En e1 mismo szntido: MAZEAUD, obra citáda. tomo 1, 2.a edición, N." 409,
J E , citada, tomo 111, N." 221, pág. 359; COLIKY CAPIT.%NT,
pág. 41 1 ; D E ~ ~ O G Iobra
obra citada, tonio 11, 6.a edición, pág. 361; SBVATIER, obra citada, tomo 1, M."34,
pág. 47.
D , citada, tomo 1, S.& edición, I\." 413, phg. 413; PIKSDS Y DE
obra
(4) ~ ~ ~ E A U
VILLB, obra citada, tomo 1, N," 72, pág. 170.
competidor, le hace una competencia desleal (l), creando
una confusión entre los productos de éste y los suyos, deni-
grando la persona, firma o productos de su competidor,
aprovechándose de sus secretos, creándole dificultades, sir-
viCndose de una publicidad engañosa, etc. (2); el que con
la mira de perjudicar a un tercero le aconseja que compre
tales o cuales valores sabiendo que no valen nada (art. 2119,
inc. 2.0) ; el que por venganza mata a otro, son reos de dolo.
En cambio, el que tirando al blanco, y no obstante advertir
que en el lugar hacia donde dirige el tiro hay gente, de modo
que con su bala seguramente herirá a alguien, dispara y hiere
a otro, será autor de culpa lata o grave, si se quiere, pero no
de dolo; al disparar no lo hizo con el fin de herir a los que
allí estaban.
Se ha fallado que el hecho de que una empresa ferro-
viaria, violando la ley de ferrocarriles, paralice el servicio
que hacía en uno de sus desvíos, levante la vía en una parte
y se niegue a conducir agua a un establecimiento minero
con la intención de dañar al propietario de éste en sus inte-
reses, importa un delito civil (3), y que la publicación de avi-
sos en un diario, redactados y calculados en forma de desa-
creditar a una determinada marca de automóviles y a la fir-
ma que los vende, constituye dolo (4). En cambio, no lo
constituye la r'ecomendación que una persona hace a otra
para que tome interés en cierto negocio, sin el propósito de
perjudicarla y en la creencia de que era bueno, porque fal-
tó en su autor la intención positiva de dañar (5). . ,
El dolo transforma en ilícito todo acto, por lícito que
éste sea en sí mismo. De ahí que el ejercicio de un derecho
---
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 514, pág. 707; DEMOGUE, obra
citada, tomo 111, N.O 236, pág. 388; LALOU,obra citada, N." 440, pág. 222 y N.O 441,
pág. 223; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 50, pág. 64.
(2) SAVATIER, obra citada, h m o 1, Nos. 51 a 58, págs. 65 a '72.
(3) Gaceta, año 1914, sent. 578, pág. 1654.
(4) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.a, pág. 501.
(5) Re\-., tomo 27, 2.a parte, sec. l.a,pág. 440. DEMOGUE, obra citada, tomo III,
Y." 236, pág. 389, cree igualmente q u e el hecho de dar a otro un consejo de buena
fe, sin dolo, es un acto lícito. No puede ser de otro modo dado lo dispuesto en los arts.
2119 y 2121 C. C.
ELEIIEXTOS DE LA RESPOXSABILIDAD DELICTUAL 165
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, N." 409, pág. 412; PIRSON Y DE \:IL[.É, obra
citada, tomo 1, N." 72, pág. 170. ,,
(2) La jurisprudencia y la doctrina francesas consignan la niisnia regla, no obs-
tante que el Código frances no la establece: ~ T A Z E A U D , obra citada, tomo 1, 2.a etii-
ción, N." 414, pág. 414; SAVATIEK, obra citada, tomo 1, N." 178, pág. 223.
(3) Rev., tomo 19, 2.' parte, sec. l.", pág. 415 (Corte Suprema).
ELEMEKTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 169
(1) Truktt ÉEérrrea~irede Droit Civil, torno 11, 10: edición, N," 863. p j g . 290 y
N.O 864, pág. 293.
(2) O b r a ' c i ~ a d atoriio
, 11, edición, X.' 865. pág.4293.
T D , citada, tonlo 1, 2.;. edición, N." 392, pAg. 400; Josse~;i'.;~,
(3) ~ ~ . ~ Z E A L obra
obra citada, tomo 11, 2 . a edición, M." 422, pág. 219; C o ~ r Ys C.%PITANT, obra citada,
tonio 11, 6.a edición, pág. 378; PIRSOK Y DE {'ILLÉ, obro citada, tomo 1, s.'52. pág.
124.
(4) Obra citada, tonlo 11, edición, N," 863, pág. 294.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* cclición, N? 392, pkg, 402.
( 6 ) Traité de la responsabililé ck~ileelt Droif framc.~is,tomo 1, N.O 4 . !&y. 5.
(7) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 6, phg. 8.
te (1). Pero no es mucho lo que así avanzamos, porque el
problen~aestá en determinar cuándo se ha violado el deber
que pesa sobre el agente, cuándo existe lo que Savatier de-
nomina imputabilidad, es decir, la posibilidad de conocer y
de observar ese deber (2), como quiera que la culpa consiste
precisam: nte en esa violación.
N."939, pág. 794; PIRSON I; D E VILLÉ, obra citada, tomo 1. N," 66, pág. 159; GAR-
DENAT Y SALBIOR-RICCI, obra citada, N." 51, pág. 20; SAVATIER, obra citada, tomo
1, Kos. 168 a 176, págs. 212 a 22 1.
(1) OTERO,Jurisprz4dencia del C. Se P. C., 1.er Apénciice a la 2.a edición de 1910,
pág. 823, N." 12.
hombr~prudente colocido en su misma situación. Pero como
este tipo de hombre varía con el tiempo, el lugar, el nledio
social a que pertenece y la profesión u oficio que ejerce, e1
juez deberá tomar en cuenta todas estas circunstancias,
que algunos autores denominan externas, en contraposición
a las internas, que dicen relación con las condiciones persona-
les del agente, como su sexo, edad, carácter, cstado dc áni-
mo, etc., y de las cuales hay que prescindir.
El juez deberá, pues, comparar la conducta del agente
con la que habría observado un hombre prudente de idéntica
profesión u oficio colocado en el mismo lugar, tiempo y
demás circunstancias externas de aquél. ¿Qué habría hecho
éste en ese caso? ¿Habría obrado en igual forma o habría
tornado otras precauciones? Si lo primero, no hay culpa; en
caso contrario, sí.
Así, para apreciar si hay o no culpa de parte de u;i n ~ é -
dico obligado a hacer una operación urgente, se compararh su
conducta con la de un médico prudente que se hallare en
idénticas circunstancias, y para apreciar si la hay de parte
de un albañil, no se la comparará con la de un ingeniero o
arquitecto sino con la de otro albañil colocado en las mismas
condiciones que aquél. Igualmente, para saber si un auto-
movilista que corre a ochenta kilómetros por hora incurre
o no en culpa, habrá que considerar el lugar y la hora en que
lo hace y comparar su actitud con la de un automovilista
prudente en las mismas circunstancias. Si el automovilista
corría a esa velocidad a mediodía y en el centro de la ciudad,
se comparará su conducta con la que habría observado un
automovilista prudente a esa hora y en ese lugar, pero no
con la que habría observado ese mismo tipo de automovi-
lista en una carretera de poco movimiento.
Pero, en ningún caso, el juez atenderá al sexo, a la edad,
al grado de educación o instrucción; al carácter o tempera-
mento, al estado de ánimo, a las costumbres o hábitos, a las
taras de que pueda adolecer, ni a las demás condiciones per-
sonales del agente. Si éste, por ejemplo, es un hombre ner-
vioso, enfermo, imprudente o descuidado por naturaleza, el
juez deberá prescindir de tales circunstancias; de lo contra-
rio, apreciaría la culpa .in co~zcreto,y a ello se opone el art.
44 C. C. (1).
~ , citada, tomo 1, 2.' edicibn, Nos. 423 a 445, págs 422 a 436
(1) h f a z ~ a u obra
y Nos. 482 a 486, págs. 460a463; DE PAGE,obra*citada,tomo 11, N." 944. pág. 800;
COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edicióri, pág. 377; PLANIOL T RLPEKT,
obra citada, tomo VI, N." 477, pág. 660 g K." 517, ~ á g 710; . PIRSOK Y DE VILLE,
obra citada, tomo 1, K." 68, pág. 162; DEEIIOGUE, obra citada, íonio 111, N."254,
&g. 424; GACDEMET, obra citada, pág. 309. SAVATIER, aunque está de acuerdo. en
principio, con la regla enunciada en el t e ~ t ucree,
, sin embargo, q u e en Ia apreciación
de la culpa no e s ~ o s i b l eprescindir por completo d e l a s condiciones personaies del
agente: obra citada, tomo 1, N." 166, pág. 210; E.' 167, pág. 211; N.O 195, 246
y N." 197, pág. 247.
(2) M A ~ E A U D obra
, citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 94, pág. 96; DEMOGZ'E. obra
citada, tomo 111, N." 246, pág. 414.
(3) LALOU,obra citada, N." 310, ?kg. 185.
que omitió las medidas de prudencia o precaución que una
u otro estimaron necesarias para evitar un daño.
El automovilista que viaja de noche con las luces apa-
gadas, que toma la izquierda en vez de la derecha o que no
toca la bocina al llegar a una boca-calle; el industrial que no
cumple con las medidas de seguridad que prescribe el regla-
mento respectivo; la empresa ferroviaria que no establece
barreras o no mantiene guardavías durante el día o un ser-
vicio nocturno de señales luminosas en los casos a que la
obliga el N.O 5." del art. 58 de la ley general de ferrocarriies
ya citada (l), que no mantiene la vía en buen estado de ser-
vicio, no la cierra por uno y otro lado en toda su extensión
o no conserva los cercos en buen estado (art. 58, N.O 8), etc.,
incurren en culpa por el solo hecho de obrar así, y si a con-
secuencia de alguna de estas acciones u omisiones se produce
un daño, bastará establecer la acción u omisión de que se
trata para que quede acreditada la culpa (2).
De acuerdo con este criterio, se ha fallado que hay cul-
pa de parte del conductor de un tranvía.en el hecho de violar
los reglamentos del tránsito dictados por la Municipalidad,
dando al tranvía una velocidad excesiva, no disminuyendo
ésta, conlo debe hacerlo, al llegar a la boca-calle o al res-
pectivo paradero, ni obedeciendo las órdenes que se le dieron
para que lo detuviera (3); en conducir el tranvía en contra-
vención a los reglamentos de la empresa que le ordenan inte-
rrumpir la corriente y moderar la marcha al fin de cada cua-
(1) La Corte Supreiiia ha fallado que se entiende por camino público para este
efecto rio sólo el que es bien nacional de usc público, sino toda \:a, calle o camino
que, por su importancia o situación, está entregado ordinariamente ai libre acceso,
uso y goce de todos los habitantes de la nación, cualquiera que sea el dominio que a
su respecto pudiere existir: Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. l.", pág. 199.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N . O 392, pág. 400 y N . O 416, pág.
118; PIRSONY DE VILLA, obra citada, tomo 1, N.O 70, pág. 167; DEMOGUE, obra ci-
tatla, tomo 111, N.O 246, pág.' 413; PLANIOI. Y ' RIPERT,obra citada, tomo VI,
S."521, pág. 714; DE PAGE, obra citada, tomo 1, N . O 941, pág. 796; GARDENAT Y
SALMOX-IIICCI, obra citada, N.O 49, pág. 19.
(3) Rev., tomo 2, 2.a parte, sec. l.a, pág. 141 y tomo 13, 2.a parte, sec. l.",
pág. 403; Gaceta, año 1913, cent. 1052, pág. 3056.
continuar
ir atrás
ligro; que la línea en que se movía la locomotora era recta
y podía verse desde unos ciento cincuenta metros y que a
pesar de estQ no se detuvo ni disminuyó la velocidad (1);
en no tomar las precauciones ordenadas por el regla-
mento de ferrocarriles de colocar señales de peligro a la dis-
tancia indicada por dicho reglamento, a fin de detener cual-
quier tren o máquina que pueda aproximarse al sitio en que
se encuentra detenido rrn tren a conserrrencia cle la descom-
postura del freno automático (2);
en violar el reglamento de1 tránsito de los ferrocarriles
que ordena que una Icrcomotora, antes de llegar a un cruce,
toque el pito y la campana de alarma y que el guardavías,
ante su aproximación, cofia la barrera para impedir el paso
de peatones (3) ;
en no cumplir las prevenciones contenidas en el regla-
mento de la En~presade los Ferrocarriles del Estado de dar
un aviso previo a los operarios que trabajan en unos carros
que iban a ser arrastrados por una locomotora (4);
en el hecho de producirse un choque de trenes, pues su
sola realización demuestra que los empleados de la ernpre-
sa no observaron o contrariaron los reglamentos ( 5 ) , desde
que, según éstos, un choque de trenes jamás puede ser es-
cusado (5);
en que una empresa ferroviaria transporte materias in-
flamables y peligrosas (pólvora y parafina) en carros ina-
decuados, en contravención a los reglameritos de la misma
empresa, que le ordenan tener para estos fines carros espe-
cialcs, como en realidad los tiene. (7) ;
en tener materias inflamables y explosivas en una bo-
--
(1) Rev., to~iio36, 2.a parte, scc. l.=,pág. 478 (Carte Suprema).
(2) Gaceta, año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97 y año 1901, tomo 1, sent. 423,
pág. 381 (ambas de la Corte Suprema).
(3) Rer., tomo 30, Z.* parte, scc. l.a, pág. 524 (Cortc Suprema).
(4) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.=, p5g. 1.21.
(5) Rev., tomo 22, 2 . a parte, sec. l.", pág. 912; tomo 27, 2.a parte, sec. l.a, phg.
240; tomo 29, 2.* partc, sec, l . a ,p6g. 570.
( 6 ) Rci-.,tomo 9, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 25; tomo 22, 2 . parte, ~ sec. l.a,
pág. 785.
(7j Gaceta, año 1913, sent. 592, pig, 1915.
dega en la cual no se adopta ninguna de las medidas de pre-
visión o seguridad exigidas por los reglamentos municipa-
les (1) ;
en que un conservador de bienes raíces proceda a ins-
cribir una hipoteca constituida sobre un inmueble que ya
no es del deudor y en el cual éste no tiene ningún derecho,
pues en tal caso es deber suyo rehusar la inscripción, según
el art. 13 del reglamento respectivo (2).
Pero el hecho de cumplir ectfmictamente con las dispo-
siciones legales o reglamentarias, no exime de adoptar las
demás medidas de prudencia que las circunstancias requie-
ran, y si el juez considera que éstas habrían sido tomadas
por un hombre prudente, podrá declarar culpable a quien
no las tomó, aunque haya observado aquéllas. En este caso,
la culpa no consiste en haber violado la ley o los reglamentos,
sino en no haber observado la prudencia o atención que las
circunstancias imponían (3). Se ha fallado, por eso, que la
responsabilidad cuasidelictual de la Empresa de los Ferro-
carriles del Estado no sólo deriva de la infracción de las le-
yes y reglamentos por parte de sus administradores o em-
pleados, sino también de cualquier acto de los mismos, cul-
pable o negligente, que traiga como consecuencia el daño
de terceros (4).
Así, el hecho de que una empresa ferroviaria mantenga
durante la noche un servicio práctico de señales luminosas
o suficientemente visibles en los cruzamientos de la vía con
los caminos públicos, si bien hace presumir su falta de res-
ponsabilidad en el atropellamiento que ocurra en uno de
esos cruces (art. 58, N.O5.0, de la ley general de ferrocarriles),
(1) Rev., tomo 32,:2 parte, sec. lSP, pág. 93 (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 32, 2.= parte, sec. l.*, pág. 538.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.- d i c i b n , N." 94,pág. 97, nota 6 y N.O 536,
pág. 513; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 246 in $tu,pág. 414 y N.O 258, pág.
436 i n Jinc; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 521, pág. 714; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 181, pág. 225.
(4) Rev., tomo 38, 2.P parte, sec. pág. 239 (consid. 20 de 2,a instancia).
ELEMENTOS D E LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 181
(1) Pueden verse, ademiás, Ios ejemplos que señalan los hermanos M M E A ~ D ,
obra citada, tomo 1, 2.. edición, N." 536, pág. 513.
(2) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 518, pág. 712.
(3) MA~EAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición. N.O 94, pág. 96; DEMOGLTE obra
citada, torno 111, N.O 255, pág. 426; PLANIOL Y RIPERT,obra cttada, tomo \'I, N,"
519, pág. 712.
(4) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. laa,pág. 383.
(5) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.a,págs 386.
(6) DEMOGUE, ~ b r dcitada, topp 111, N,' 255, pág. 429,
una determinada profesión u oficio: su sola infracción cons-
tituye culpa; un profesion.al pudente las habría observa-
do (1).
(1) hi-UEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 94, pág. 96 y N.O 523-2,
pág. 502.
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo T, L a edición, N." 523-2, pág. 503.
(3) h,lAzEAUD, obra citada, tonlo 1, 2: edición, N.O 523-2, pág. 502; PIRSOXY
nE VILLB, obracitada, tomo 11, N." 433, págs. 460 y 461.-En contra: -4zÉji.4, obra
citada, págs. 69 a 79; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 855, pág. 485.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición; N." 523-2, pág. 502; PIRSON Y
DE V~LLÉ,obra citada, tomo I I , N," 433, págs. 456 y 457: S A ~ A T Iobra E R , citada,
tomo 11, N," 861, pág. 491.
(5) El Código Civil alemán, en cambio, en los arts. 823 a 835 enumera los he-
chos iiicitos que engendran responsabitidad civil; p r o s u ejemplo no ha sido imitado.
arreglo a los principios antes señalados (1). Pero puesto que,
para hacer esta determinación, debe tomar en cuenta ele-
mentos que, como el tiempo, el lugar, el medio, etc., son
esencialmente variables, toda modificación en los hechos,
en la legislación y en las costumbres y,necesidades sociales,
conducirá a los tribunales a considerar como c~nstitutivos
de culpa hechos que antes no lo eran y vice-versa (71-2.0)
(2). Es lo que demuestra el examen de nuestra jurisprudencia.
Se ha fallado que hay culpa en permitir o no impedir
que los trabajadores transiten al lado de los cachuchos de
salitre hirviendo cuando éstos no están defendidos por rejas
protectoras (3) ;
en no dotar a tales cachuchos de rejas que ofrezcan su-
ficiente garantía de seguridad (4) ;
en permitir que se continúe utilizando en la descarga
de una lancha un cable o estrolo de cuyo mal estado se tiene
conocimiento (5) ;
en mantener a bordo de un buque aparatos para la car-
ga y descarga que no ofrecen seguridad .para los operarios:
en la especie una rueda «catalina» que no estaba suficiente-
mente afianzada (6) ;
en mantener la gaviota o viga de fierro de la división
de una escotilla en situación de no calzar bien en sus puntos
de apoyo (7);
en efectuar el carguío de una barca en condiciones in-
seguras para el personal de la misma y con un cable débil y
en mal estado, máxime si esa operación es por su naturaleza
peligrosa para los obreros que se ocupan de ella (8) ;
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.' edición, N."440, pág. 432; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 941, pág. 797 y N . O 942, pág. 798.
(2) PLAWIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O477, pág. 660; COLINY CAPI-
TANT, obra citada, tomo 11, 6.° edición, p&g. 377; DEMOGUE, obra citada, tonio 111,
N," 256 bis, pág. 432.
(3) Rev., tomo 3, 2." parte, sec. l.", pág. 125.
(4) Gaceta, año 1908, tomo 1, sent. ,682, pág. 1023.
(5) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 109.
(6) Rev., tomo 4, 2." parte, sec. 2.P, pág. 8.
(7) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. l.=, pág. 112.
(8) Rev., tomo 18, Z e a parte, sec. l.a, pág. 126.
ELEMENTOS DE LA RESrOPONSABILIDA4DDELICTUAL 155
(1) Rev., tomo 4, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 139; tomo 21, 2 . = parte, sec. l . a ,
pág. 529.
(2) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consids. 16 y 17).
(3) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 512.
(4) Rev., tomo 5, 2.= parte, sec. 2.8, pAg. 55.
(5) Rev,, tomo 27, 2.= parte, sec. l.a, pág. 744 (Corte Suprema).
(6) Rev., tomo 37, 2.a parte, sec. pág. 90.
(7) Rev., tomo 37, 2.a parte, sec. ~ á g 107,
. consid. 8.O (Corte Suprema).
en consignar un dinero a Ia orden de un tribuiial sin
indicar la existencia de una retención decretada sobre él por
otro tribunal a favor de un tercero (1);
en que la persona a cuya orden se ha girado una letra
de cambio para pagar el precio deuna cornpravcnta, endose
dicha letra y perciba su valor, no obstante no I-tabcrse rea-
lizado la compraventa (2);
en disparar un revólver en dirección a una casa habi-
tada a pesar de advertirse a su autor que no lo hiciere porque
podía haber gente en ella (3);
en ejecutar tral~ajosen una vía pública con material
defectuoso y en iiial estado (4);
en que un tranvia no toque cailipana ni disrtlinuya la
velocidad al llegar a uria 11oca-calle (5);
en el vuelco de un tranvía debido a sus malas con-
diciones >, a quc el lugar eil que se produjo ofrecía serios pc-
ligros para la seguridad pílltlica a causa de las pronuncia-
das curvas y gradientes que allí existían (6);
en el vuelco de un tranvía a causa del exceso de
velocidad con q u e marchalya y al exceso de pasajeros q t i e
Ilevaba en el imperial del carro acoplado ( 7 ) ;
en obligar a un niño de diez años a bajar violentamente
de un tranvía sin detener sil marcha (8);
en empujar a un riiño para que baje de un tranvía, aun-
que haya pretendido viajar gratis (9) ;
en que un tranvía que se halla detenido en una hoca-
calle parta con gran velocidad e n los n~onientosen que un
(1) Rev., tomo 18, parte, sec. l.a, pág. 164 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1882, sent. 2833, pág. 158.5.
(3) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 2.").
(4) Gaceta, año 1915, sent. 298, pág. 532.,
( 5 ) Reí,., tomo 7, 2. a parte, sec. l .a, pág. 546; lonio 12, 2." parte, -sec. 1 .", ~ihg.
18; tomo 21, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 119 (Corte S u p r e m a ) .
(6) Rev., tomo 7, 2.= parte, %c. 2.a, pág. 3 .
( 7 ) Gaceta, año 1915, selit. 2 9 i , pág. i 3 1 .
(8) Rey., tonto 9, 2.a parte, sec. l.a, pág. 23.
( 9 ) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. l.a,pág. 300.
188 ARTURO ALESFANDRI RODR~GUEZ -
niño pone el pie en la p'lsadera y antes de que alcance a su-
bir del todo (1) ;
en que el maquinista de un tranvía le dé gran velocidad
antes que el pasajero esté dentro del vehículo y un inspector
que baja del imperial tope al mismo pasajero en la pisadera,
dándole un empellón que lo arroja al suelo (2);
en acelerar de improviso la marcha de un tranvía in-
mediatamente después de haberla disminuído con motivo de
haber llegado a un paradero en donde había pasajeros aguar-
dándolo (3);
en que 'el maquinista de un tranvía le imprima mayor
velocidad al llegar a un paradero, en circunstancias de que
una persona se hallaba en medio de la vía hacibndole señales
de detenerse (4);
en que un tranvia parta antes que un pasajero que in-
tenta subir al acopIado logre ponerse en seguridad y su ma-
quinista n o detenga la marcha a pesar de los gritos que in-
sistente y oportunamente se le dan (5);
en que un tranvia parta sin dársele la señal de partida
y no se detenga oportunamente a pesar de las repetidas in-
dicaciones hechas al efecto (6);
en no detenerse un tranvía cuando una persona le ha-
ce señas en este sentido para poder subir, lo que la obliga
a subir sobreandando (7);
en no prever la resistencia o estado de los frenos que
sirven para detener un tranvía (8);
en ordenar la: partida de un tranvía cuando el pasajero
sólo ha puesto un pie en la plataforma (9);
en acelerar la marcha de un tranvía, en vez de dete-
--
(1) Rev., tomo 9, 2.a parte, sec. La, pág. 169.
(2) Rev., tomo 11, 2.a parte, sec. !.a, pág. 157.
(3) Rev., t o q o 36, 2.a parte, sec. l... pág. 544 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1915, sent. 102, pág. 228.
(5) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. pág. 378.
(6) Gaceta, año 1914, sent. 607, pág. 1762.
(7) Rev., tomo 12, 2.8 parte, sec. l.., pág. 551.
(8) Rev., tomo 15, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 131 (Corte Suprema).
(9) Gaceta, año 1914, sent. 5, pág. 13.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 189
(1) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l . a , pág. 557 (Corte Suprema); tomo
28, 2.a parte, sec. l.", pág. 747 (Corte Suprema); Gaceta, año 1899, tomo 11,
serit. 506, pág. 417 (Corte Suprema); año 1902, tomo 1, sent. 258, pág. 213 (Corte
Suprema).
(2) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. l.a, pág. 493.
(3) Gaceta, año 1882, sent. 751, pág. 425.
(4) Rev., tomo 4 , 2.a parte, sec. 2.*, pág. 93; tomo 7, 2.a parte, sec. l.*, pág.
146; Gaceta, año 1899, tomo 11, sent. 263, pág. 230 (Corte Suprema).
(5) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. l.a, pág. 383; tomo 30, 2.a parte, sec. l . a ,
pág. 524.
(6) Iiev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. 241 (Corte Suprema).
(7) Rev., tomo 29, 2.= parte, sec. l.a, pág. 549.
(8) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.a, pág. 386.
(9) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. l.", pág. 549.
(16) Rev., tomo 28, 2: parle, sec. l.a, pág. 66.
(1 1) Rev., tomo 29, 2.8 parte, sec. l.=.pág. 43; tomo 30,2.a parte, sec. 1.8, pág. 524;
Gaceta. año 1899, tomo 11, sent. 263, pág. 230 (Corte Suprema).
(12) Rev., tomo 23, 2.1 parte, sec. l.=, pág. 23.
(13) Rev., tomo 18, 2.a parte, sec. I.a, pág. 335.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 191
(1) Rev., tomo 23, 2.° parte, sec. l.a, pág. 577 (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 10, 2.a parte, sec. l.*, pág. 47.
(3) Rev., tomo 17, 2.a parte, sec. l.., pág. 257 (Corte Suprema).
(4) Rev., tomo 14, 2: parte, E. 1,*, pág. 498.
(5) Gaceta, año 1902, tomo 11, sent. 2274, pág. 606 y sent. 2606, pág. 972 (ambas
de la Corte Suprema).
(6) Gaceta, año 1913, sent. 592, pág. 1915.
(7) Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356.
(8) Gaceta, año 1893, tomo 11, sent. 3415, pág. 933 (Corte Suprema).
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ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTLr.41, 195
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 30, pág. 41 y N." 170, pág. 214.
(2) SAVATIER,obra citada, tomo 1, N," 169,pág. 212.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 259, pág. 438; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2,s edición, N . O 535, pág. 511; PLANIOL r RIPERT, obra citada, tomo U , N."
507, pAg. 702.
(4) MAZZAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 540 a 544, págs. 516 a 518.
(5) MMEAED, obra citada, tomo 1 , 2.a edición, N." 536, pág. 512; PLAHIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 507, pág. 702; DEMOGEE,obra citada, tomo 111,
N.q S9,p&g. 438; LALOU,obra citada, N," 287, pág. 178; N." 289, pág. 179 y Nos.
291 a 307, págs, 179 a 182; COLINY CAPITANT, obra citada; 2omo [I, 6.aedición, pág.
379; GARDENAT Y SALXON-RICCI, obra citada, Nos. 33 a 39; págs. 10 a 13: COHIN,
L'ahstention fatitive en droit c i d ect pinal. N." 44, pág. 109; SAV-ATIER, obra citada,
tomo 1, N.O 43, pág. 57 y Nio 44, phg. 58.
(6) Rev., tomo 4, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 93; tomo 7, Z.a parte, sec. l.=, pág.
146: t o m o 19, parfe, sec. l.', pág. 383; tomo 22, 2.=' parte. sec. lBa, pág. 241
(Corte Suprema);,romo 28, 2.' parte, sec. l.*, pág. 66; tomo 29, 2.p parte, sec. l.%,
p&g.549; tomo 30, 2.a parte, sec. l.=, pág. 524.
vención (11, que carece de trompa (2) o que no tiene en buen
estado el canastillo de la chimenea destinado a evitar las
chispas (3); de un tren que corre de noche sin luz que alum-
bre el camino y que, a la vez, permita que aquél sea visible
a larga distancia (4); de dejar caer sin aviso previo una
lingada de carbón sobre una lancha ocupada en la descarga
de esta sustancia en los momentos en que los trabajadores
estiban los sacos de la lingada anterior en el centro de la em-
barcación (5) ; de no colocar señales que prevengan a l público
el peligro que ofrecen los hoyos abiertos en la vía pública con
motivo de ciertas reparaciones, ni cerrar el sitio en que éstas
se practican (6) ; de hacer retroceder un convoy sin anuncio o
señal preventiva de ninguna especie (7) ; de no tocar la cam-
pana de uri tranvía al llegar a una boca-calle (8) ; de hacer fun-
cionar un tranvía (9) u otro aparato cualquiera encontrán-
dose en mal estado (10); de poner fuego a un roce sin dar
aviso de ello al propietario del predio vecino, no obstante
que este aviso era indispensable, porque, dada la estación
en que el hecho ocurrió, los pastos debían estar enteramente
secos y porque ambos predios po tenían más línea divisoria
que una cerca de palo botado, y sin tomar las demás precau-
ciones necesarias para evitar la propagación del fuego (1 1) :
de consignar un dinero a la orden de un tribunal sin indicar
la existencia de una retención decretada sobre él por otro
ninguno de ellos. Si la Corte estimó que el acto del norarío no fué vqluntario, debió
absoIverlo, de acuerdo con el N.O 13 del art. 10 del C. P. Gaceta, año 1883, sent. 2225,
pág. 1232.
( 1 ) Rev., tomo 32, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 538.
(2) Rev., tomo 30,2.a parte, sec. pág. 366 (Corte Supren~?).
(3) Gaceta, año 1882, mnt. 1417, pág. 825.
(4)Gaceta, año 1884, sent. 1515, pág. 949.
(5) M-UEAUD, obra citada, tomo 1, 2.'* edición, N.O 507, pág. 481; Nos. 509 a
515-8, págs. $82 a 495; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo 1'1, N.O 523, pág. 715;
N." 524, pág. 718; N," 530, pág. 724; N." 533, pág. 730; M." 534, p&g. 732; h'." 535,
pág. 735: GARDENAT Y S-ALMON-RICCI, obra citada. N." 40, phg. 14: OVCCICLARO,
CARLOS, obra citada, Nos. 102 a 104, págs. 70 y 71.
ministro de fe por los perjuicios que origine con el hecho de
que, al practicar una notificación por cédula, por el estado
o con arreglo al art. 47, no envíe al notificado el aviso que 61
prescribe, sin pronunciarse tampoco sobre la gravedad de
la culpa.
Se ha fallado, por eso, que constituye un hecho ilícito
que un conservador de bienes raíces otorgue un certificado
inexacto (1) o proceda a inscribir una hipoteca constituída
sobre un inmueble que ya no era del deudor y en el cual
éste no tenía ningún derecho, pues en tal caso era deber suyo
rehusar la inscripción según el art. 13 del reglamento respec-
tivo (2) ; pero que no lo constituye el haber dado un certi-
ficado de encontrarse inscrita tal hipoteca, porque, fuere ésta
eficaz o ineficaz, el certificado era exacto, toda vez que la
hipoteca se hallaba inscrita (3).
(1) Gaceta, año 1880, sent. 268, pág. 162; año 1883. W. 2225, pág. 1232.
(2) Rev;, tomo 32. 2.* parte, sec. l.*, pág. 538.
(3) Rev., tomo 32, 2 a parte, sec. l.., p&g.538.
(4) FAYE, La Cour de &,vafwn, 1903, N,? 160, pbg. 178; MARTY, ZA distinction
du fait et du droil, 1929, N . O 104, pág. 178 y N.O 127, pág. 242; LEMAIRE, Le uiract2rc
légal dc fautc dCJictuclle cí son contrdk par la, Cow de Cassatwn, 1934, pzigs. 82 a 99;
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N . O 553, pág. 762; MAZEAUD, obra citada,
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILID.4Q DELICTUAL 205
tomo 111, 2.aedici011, N." 2207, pág. 234 y N.O 2208, pág. 236; D E ~ ~ O G obraU E , citada,
tomo 111, N.O 268, pág. 447; LALOU,obra citada, Kos. 389 a 391, págs. 200 y 201;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 942, pág. 798 y N." 913, pág. 799; PIRSON Y DE
VLLD, obra citada, tomo 11, N.O 276 bis, pág. 105; PIANIOL, obra citada-, tomo 11,
l 0 . a edicibn, N,"865, pág. 291; JOSSERAND, obra citada, tomo 1 1 , 2.a edición, N.O
438, pág. 233; SAVATIER,obra citada, tomo 1, Nos. 271 y 272, pág. 352; BAUDRY-
LA~NTINEFSE, obra citada, tomo 11, 13.aedición, N O 710, pág. 321; SAUDRY-L-%CAN-
TlNERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.= edición, N," 2856, pág. 544; GARDE-
NAT y SALMON-RICCI, obra citada, NOS.120, 125, 126, 128 y 129, págs. 245 y 246;
COHIN,Llabsle?aNon juutive en droit cizd et fiénab, N." 42, pág. 108; Renve Trimes-
trieJeEEe de Droit Caerl, tomo 38, año 1939, N." 36, pág. 759.
Vease en el mismo sentido el bien fundado voto disidente emitido en la sentencia
publicada en Rev., tomo 28, 2."parte, *c. l.=,pág. 164.
(1) Rev.! tomo 5, 2.a parte, sec. l.",&g. 144.
(2) Rev., tomo 22,,,2.a parte, sec. l.', pág. 241.
(3) Rev., tomo 36, 2.* parte, sec. l.", pág. 199 (consid. 8.").
(4) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.a',pág. 435.
(5) Rev., tomo 26, 2.8' parte, sec. l.a,pág. 89.
(6) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. 1."' pkg. 385; lomo 30, 2.' parte, sec. l.',
pág. 524.
cinto de la estaci6n.sin la tracción de la máquina, de suerte
que no podían detenerse sino por el palanquero, quien, por
ir entre ambos carros, no se hallaba en situación de saber
lo que ocurría en la lí.nea, ni de proveer a la seguridad de
los transeilintes (1); que el mcendio se produjb por el car-
boncillo encendido que se desprendía de las locomotoras
que arrastraban el convoy y que éstas for-zaron el fuego a
sus calderas (2) ; que el derrumbe del entretecho que causó el
accidente se debió a errores inexcusables del demandado (3);
que éste ejecutó los hechos que produjeron la inundación del
inmueble del demandante (4); que el actor no ha acredita-
do de un modo preciso el hecho que causó el accidente (5);
que el actor no ha comprob~doe1 dolo o la culpa grave atri-
buída al patrón (6) ; que el demandado no tuvo intervención
punible en el hecho que sirve de fundamento a la acción (7) ;
que el maquinista de un tranvia detuvo su marcha casi por
completo en el paradero en donde la víctima y otros pasa-
jeros lo aguardaban e inmediatamente la aceleró en forma
violenta, lo que produjo la caída de aquélla sobre la línka
y su consimiente atropellamiento (8); que el empleado de
la empresa demandada fué atropellado por una locomotofa
cuando atravesaba las líneas del ferrocarril para pasar al lado
opuesto del galpón de máquinas, por el paso obligado para Ile-
gar desde su alojamiento, en un carro de la empresa, a la tina
que'servia de lavatorio, y que no es efectivo, en consecuencia,
que dicho empleado pretendiera atravesar las líneas por un
punto no destinado al efecto (9). Y a menos de haberse
violado las leyes reguladoras de la prueba, la Corte Suprema
no podría modificar estos hechos y decir que el aparato que
(1) Rev., tomo 28, 2.&parte, acc. l.', pág. 270 (consids. l." y 2.").
(2) Rev.; tomo 19, 2: parte, aec. l.., pág. 493.
(3) Rev., tomo 34, 2.' parte, sec. l.., pág. 201 (consid. 3.").
(4) Rev., tomo 37. 2: parte, aec. l.*, &g. 90 (consids. S." y 6.").
(5) Rev., tomo 20, parte, sec. l.*, pág. 480.
( 6 ) Rev., tomo 28; 2.. parte, E&. l.., pág. 311 (consid. 5.").
(7) Rev., tomo 3 2 , 2 . ' p a r t ~ , sec. l.., pág. 113.
(8) Rev., tomo 36, 2: parte, sec. l.., pág. 544.
(9) Rev., tomo 38, 2.' parte, sec. l.., pág. 239 (consid. 1,').
ELEMENTOS DE LA RESPONSABII.íDAD DELICTUAL 207
(1) V h s e en este sentido Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. l.*, pág. 544.
( 2 ) Rev., tomo 6 , 2.a parte, sec. pág. 393 (consid. 3.'); tomo 2 2 , 2.= parte,
sec. l.', p&g. 7 8 5 (consid. 3.'); tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, piig. 141 (consid. 3.");
tomo 3 7 , 2,s parte, sec. f .', p&g. 90 (consid. 8.').
(3) Rev., tomo 18, 2.° parte, sec. pág. 164 (consid. 6."); tomo 24, Z.a parte,
w. 1 a, phg. 567 (consid. 15); tomo 28, 2.= parte, sec. I z a , págs. 154 (consids.
2.", 5.", 6." y 11.") 747 (consids. 6.", 7." y 8.") tomo 32, 2.'. parte, sec. l.a,
pag. 93 (consids. 5." y 12).
(4) Rev., tomo 17, 2.* parte, sec. l.*, pág. 257 (concids. l." y 4."); tomo 28,
2.a par-te, sec 1.8, págs. 66 (consids. 3." y S."), 117 (consid. 10) y 295 (consid. t."); to-
mo 29, 2.a parte, sec. l.*,pág. 570 (concids. 6.", 9.",1 1 y 12).
(5) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.*, pág. 432 (consid. 4.").
(l), ni dolo (2), ni hecho alguno constitutivo de delito o
cuasidelito civil (3), que e n los hechos que señala la demanda
como canstitutivos de dolo no aparece la intención positiva
de inferir daño al demandante (4), que el acto ejecutado por
el demandado es lícito y no es imputable a culpa suya (5) o
que no existé el cuasidelito civil que se imputa al dernanda-
do (6).
Rechazamos este criterio por las razones anteriormente
expuestas. Creemos que la Corte Suprema haría bien en
abandonarlo y reclamar para ella la facultad de revisar esa
apreciación: daría de este modo satisfacción a los verdaderos
principios y tendrfa en su mano el medio de reprimir la ar-
bitrariedad de los jueces del fondo en tan importante ma-
teria (7).
Una sentencia dictada recienfeniente por este alto tri-
bunal permite creer que así ocurrirá en el futuro, pues aco-
gió un recurso de 2casaciOn en el fondo precisamente por es-
timar que los hechos establecidos en el fallo impugnado eran
constitutivos de culpa y, por tanto, de cuasidelito, por cuyo
motivo la Corte de alzada, al decidir lo contrario y denegar,
por ello, la indemnización que reclamaba el demandante,
violó los arts. 2314 y 2329 de1 C. C. con influencia sustan-
cial en lo dispositivo del fallo (8).
Es también cuestión de derecho y sujeta, por lo mismo,
a la censura del tribunal de casación la concerniente a la gra-
(1) Kev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.., p&g. 481 (consid. 6."); tomo 25, 2: parte,
sec. l . a , pág 117 (consids. 3.' y 6."); torlio 33, 2: parte, sec. ,I: pág. 433
(consid. 2.").
( 2 ) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.., pág. 117 (consids. 3.' y 6.").
(3) Rev., tomo 25, 2." parte, sec. pág. 117 (consids. 5." y 6.").
(4) Rev., tomo 27, 2." parte, sec La, pág. 440 (mnsid. 3.").
(5) Rcv., tomo 33, 2.a parte, sec. l.., pág. 173 (consids. l."', letra g), p 2.").
(6) Rev., tomo 39, 2: parte, sec. l.', pbig. 298 (consid. 5.").
(7) En la sentencia publicada en Rev., tomo 25, 2: parte, sec. l.., pág. 435,
la Corte Suprema reconocib tener esta facultad, pues desechó b causal del recurso
que impugnaba la caliíicacibn de cuzsidelito atribuida por la sentencia recurrida al
hechb que causó el atcidente, porque estimb que este hecho constituía una omisión
o negligencia de los empleadós de La empresa demandada (véanse loa considerandos
2.". 3." y 4.O).
(8) Rev., tomo 36, 2.' parte, sec. l.., pág. 544.
índice
vedad de la culpa en aquellos casos en que la Ley exige una
determinada especie de culpa para engendrar responsabiti-
dad, por ejemplo, si la que se imputa al demandado es o no
grave (1). ,4sí se ha fallado (2).
(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada tomo VI, N.O 553, pág. 763; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N.O 178 in fine, pág. 223; N,' 272 in fine, pág. 354; M.=EAUD, obra
citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2208, pág.. 237; MARTY, obra citada, N . O 128, pág.
248.-En contra: FAYIS, obra citada, N,"160, phg. 180.
(2) Rev., tomo 23, 2.a parte, sec. l.a, pág. 577, consid. 8.O (Corte Suprema).
Sin embargo, este mismo t r i b w a l ha estimado en otras ocasiones que es,un hecho
del pleito que h s jueces del fondo estabiecen privativamente que el accidente se pro-
aujo por c ~ i grave p de un empleado del demandado: Rev., tomo 28, 2.a parte, sec.
l.=,págs. 66 (consids. 3." y 5.') y 295 (consid. 1.O).
(3) JOSSEXAND, obra citada, tomo f1, 2.a edición, N,' 439, qág. 233; M A Z E ~ ~ U D ,
obra citada, tomo I, 2.a edición, Nos. 2 0 8 a 210, págs. 230 y 231; DE P ~ ~ ~ , o citada,
bra
tomo IL, N." 949, p3g. 802; LALOU,obra citada, N.O 49, pág. 39; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.aedición, p5g. 372; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1 ,
N," 164, ~ á g 352;, PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI. N . O 542, pág. 744; DE-
MOGUB, obra citada, tomo IV, N.O 385, pág. 25; PLAPÍIOL, obra citada, ton:o I I ,
10.a edición, N." 847, p&g. 295; BACDR~-L.~CANTIXERIE, obra citada, Lomo 11, 13.a
e d i c i h , N," 707, pág. 320; GARDENAT Y S.ZLMOX-RICCI, obra citada. N."Y3, pág. 28
y N," 98, p&g. 29; BAUDRT-L.~C~NTINEBIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.° e d i c i h ,
N." 2870, pág. 558; GAUDEMET, obra citada, pág. 305.
14
Nuestros tribunales han aplicado este principio en
múltiples ocasiones: Son numerosas las sentencias que han
negado la reparación solicitada porque el hecho en que se
fundaba, aunque ilícito, no causó daño (1) o éste no se acre-
ditó (2).
(1) Rev., tomo 11, 2.* parte, sec. l.*, pág. 157, consid..3.' (Corte Suprema); to-
mo 21, 2.a parte, sec. l.', pág. 1053, consid. 24 (Corte Suprema).
(2) PIRSONP DE L'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 183, pág. 413; PERRET, Des
ayanls droit d i d e m n i f k au cas d'accidwt mortet, págs. 46 y siguientes; S A V ~ T I I obra
~R,
citada, tomo 11, N." 550, p>g,'128.
(3) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l . &pbg. , 912 (hermanas que vivian de las
pensiones que su hermano les daba por gracia o liberalidad); tomo 30, 2.* parte,
sec. l.*, pág. 524 (padre ilegítimo que vivía a expensas de su hijo ilegitimo). Véase
en e l mismo sentido Rev.,tomo 29, 2.a parte, sec. l . a , pág. 570 (Corte de Santiago)
(hermanas a quienes su hermano auxiliaba pecuniariamente).
(4) Rev., tomo 30, 2.* parte, sec. l.", pág.524 (Corte Suprema), con un-comen-
tarro nuestro.
licito, esto es, conforme con la moral y las buenas -costum-
bres, en otros términos, que aquélla pueda invocar un k-
terés legitimo (f); la ley no puede amparar situaciones ilícitas
o inm,orales. Por esta razón, la concubina no podría, en nues-
tro concepto, demandar indemnización por el daño que pue-
da causarle la ruptura del concubinato, sea por obra de su
concubino (2) o a causa de la muerte de éste por hecho de
un tercero (3); su acción se fundaría en la ilicitud de la si-
tuación lesionada, puestd que invocaría su propia inmoralidad,
los beneficios que le reportaba su conducta irregular (4).
E n cambio, los hijos ilegítimos, aunque carezcan legalmente
del derecho de alimentos, podrían demandar indemnización
por el daño que les. cause la muerte de su padre ilegítimo a
cuyas expensas vivían. Su acción no se funda en una situación
inmoral o ilícita; por el contrario, es moral que un padre,
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 277, pág. 293 y N." 277-7,
pág. 301.
(2) En el mismo sentido SAV.~TIER,obra citada, tomo 1, N." 122 bis, pag. 161.
Pero, según este autor, la carencia dd derecho de la concubina para reclamar indem-
nizacibn de perjuicios del concubino que la abandona, proviene de la inexistencia de
todo vfnculo obligatorio entre ellos. El concubinato, por su naturaleza, implica la
libertad de los concubinos: luego, ninguno puede quejarse de que el otro haya querido
aprovechar esta libertad para ponerle fin.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 551, pág. 129. Pero este autor funda su
negativa en las razones expresadas en la nota precedente.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 278 a 284, pága. 302 a 309;
PINTOROGERS,HUMBERTO,El concubin& y SUS efectos, memoria de prueba, 1942,
Nos. 67 a 78, págs. 135 a 159. En el mismo sentido, aunque por otras razones: LALOU,
obra citada, N.O 65, pág. 47; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N . O 548, 9p.
756 y 757; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 950, pág. 803; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.P edición, N.O 424, pág. 220.
PERRET,obra citada, pags. 84 a 108; BAUEK,DroitS de la concubinc l b é e par
un accident rnorfel survenu ¿ son concuan, y GIVORD,Lu réparation du prkjudic~mo-
ral, Nos. 145 y 146, págs, 209 y 210,'aunque estiman que la acción de perjuicibs de
la concubina es inadmisible por las razones expresadas en el texto, la aceptan, sin
embargo, cuando el origen del concubinato ha sido la seduccibn de la ,mujer.
La jurisprudencia mas reciente de la Corte de 'Casaci6n de Francia, innovan-
d o sobre la anterior, rechaza la acci6n de'la concubina por el daño que haya podido
causarle la muerte de su concubino. Ce funda para ello en que el concubinato es una
situación de hecho que no genera derechos en provecho de los concubinos y en con-
tra de terceros: Rcwte Trimestricllc de Dra¿t C i d , tomo 36, año 1937, N.O 2, pág.
817 y N . O 1, pág. 826; tomo 37, año 1938, N.O 7, pág. 459; tomo 38, año 1939,
N." 5, pág. 463; X~VATIER, obra citada, tomo 11, N . O 551, pág. 129.
Nuestro Código del Trabajo permite que en determinados casos el concubino
aunque ilegitimo, subvenga a las necesidades de sus hijos
(1). Y 10 mismo cabe decir de los padres ilegítimos que viven
a expensas de sus hijos ilegítimos (2).
En resumen, hay daño cada vez que un individuo sufre
una pérdida, disminución, detrimento o menoscabo en su per-
sona o bienes o en las ventajas o berieficios patrimoniales
o extrapatrirnonialeS de que gozaba, siempre que. éstos sean
lícitos, aunque esa pérdida, disminución, detrimento o me-
noscabo no recaiga sobre un derecho de que la víctima sea
dueña o poseedora y aunque su cuantía sea insignificante o
de difícil apreciación.
(1) Gaceta, año 1885, sent. 531, pág. 307; año 1914, sent. 323, pág. 907.
(2) Gaceta, afio.1887, sent. 2955, pág. 1965.
(3) Rev., tomo 11, 2.a parte, sec. f.*, pág. 455 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 500, pág. 1538.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N," 388, pág. 29.
(6) M-AZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edici611, N.O 277-4, pág. 296; N," 277-5,
p6g. 299 y N.O 287, p&g. 311; JOSCERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N . O 439,
pág. 234; DE PACE,obra citada, E.' 950, pág: 803.
(7) ~ ~ . ~ Z E A Uobra
D , citada, tomo 1, 2.' edición, N . O 277-6, pág. 301; DE P ~ G E ,
obra citada, N.O 950, pág. 803.
(8) OTERO,Concordancias y Jurisprsdencia de2 C. de P. C., tomo V, 1918-1922,
pág. 259, N,' 14 (consids, 4.",5." y 6.").
218 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ
(1) Rev., tomo 39, 2: parte, sec. l.', pág. 203 (consid. 5." de 2: instancia).
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."387, pAg. 28; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.° edición, N."439, pág. 234; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1020,
pág. 871; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 523, pág. 97; PLANIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, N." 543, pág. 745; BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada,
tomo IV, 3.~edicibn,N . O 2870, pág. 559 y N . O 2875, pág. 579; GARDENAT Y SALMON-
RICCI, obra citada, N . O 98, pág. 31.
MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, N.O 219, pág. 242; LALOU,obra ci-
tada, N,"57, pág. 43; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N . O 182;pLg. 404,
admiten la indemnización por la pCrdida de una expectativa o de. una posibilidad de
ganancia.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABrLID.%D DELICTUAL 219
PERT, LQ r2gle morale d a n ~ les obligations civiles, N.O 181, pág. 330; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo TI, 6.a edicibn, pág. 373; MAZEAKD, obra citada, tomo 1, 2.aedición,
Nos. 294 y 295, pág. 317; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, Nos. 547 a 549,
pCigs. 753 a 757; DLICCI CLARO,CARLOS,obra citada, N.* 265, pág. 165 y las sentencias
citadas en las tres notas precedentes.
(1) Rev., tomo 39, 2 . 8 parte, sec. l.a, pág. 203 (consid. 29 d e 1.a instancia).
(2) Gaceta, año 1940, romo 1, sent. 58, pAg. 271 (consid. 23).
D , ckada, tomo 1 , 2.aedición, N." 295, pág. 317; DE PACE,obra
(3) M A Z E ~ Uobra
citada, tomo 11, N.O 951 bis, pág. 805: S . ~ V . ~ T I E R , citada, tomo 11, N.O 525, pág,
obra
101 y Nos. 532 a 538, págs. 107 a 115; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a
edición, pág. 3'13; PLAHIOL Y RIPERT,obra citada, ,tomo VI, Nos. 547 a 550, págs.
753 a 760; PLANIOL, obra citada, tomo 11, ?O.* edición, N," 858 bis, pág. 796;Lni.ou.
obra citada, Nos. 62 a 64, pkgs. 46 y 47 y N." 67, pág. 51; PIRSONi' DE V ~ L É obra ,
citada, tomo 1, N." 207, pág. 504 y Nos. 209 a 219, pigs. 508 a 529; DEMOGVE, obra
citada, tomo IV, Nos. 405 a 408, págs. 47 a 51 y Nos. 416 a 421, págs. 56 a 73; RIPERT,
obra citada, N." 181, pág. 331; GARDENAT Y SBLMO'I-RICCI, obra citada, N." 961,
pág. 30; DE RUGGIEBO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 650; Rev., tomo
31, 2." parte, sec. l . a , pág. 462 (consid. 3." Corte de Apelaciones).
(4) BAUDR.;-LAC.ANTINER~E Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2871,
pág. 559, se pronuncian en contra de la indemnización del dafio moral.
15
(1) y de la jurisprudencia (2) admite la indemnización del
daño meramente moral, del que consiste en la molestia, dolor
o sufrimiento físico o moral que experimenta una persona.
Participamos de esta opinión.
La ley no ha hecho distinciones acerca de la natu-
raleza del daño. El art. 2314 se limita a decir que el que ha
cometido un delito o cuasidelito que ha inferido dafio a
otro, es obligado a la indemnización; el art. 2329 habla de
que todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia
de otra persona debe ser reparado por ésta, y la palabra
daño, según su sentido natural y obvio, significa detrimento,
perjuicio, menoscabo, molestia o dolor. Luego, no cabe dis-
tinguir entre daño material y moral, máxime cuando la ley
ha¿la de todo daño, expresibn ésta que significa ((10 que se
toma o se comprende entera y cabalmente según sus partes,
(1) JOSS~RAND, obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 441, pág. 235 y N,' 442,
pág. 236; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.aedición, pág. 373; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, Nos. 402 a 415, phgs. 43 a 55; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N," 951 bis, pág. 805; SAVATIER, obra citada, tomo 11, Nos. 527 a 538, págs. 102 a
115;PLANIOL,obra citada, tomo 11, lo.* edición, N.O 868 bis, pág. 296; LALOU,obra
citada, Kos. 62 a 62,págs. 46 y 47 y Nos. 66 a 67, pág. 51; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.*edición, Nos. 301 a 319,págs. 322 a 336; PLANIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N.O 546, pág. 751; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 11, N." 207, pág,
504, GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 95, pág. 29; RIPERT,obra citada,
N." 181, pág. 329; GAUDEMET, obra citada, pág. 305; BAUDRY-LACANTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.' edición, N." 707,pág. 320; Duccr CLARO,CARLOS,obra citada,
Nos. 268 a 276, págs. 166 a . 172; MINOZZI,S l ~ d i osu1 danno non Ntrimoniale; DE
RUGGIERO, obra citada, tomo 11, versión española, págs. 650 y 652; Dunors, Pretium
doloris; GIVORD,La rkparation du prkjudice moral.
Sobre la procedencia de la indemnización del daño moral, vkanse tambidn las
siguientes memorias de prueba: ROMEROMART~NEZ, R A Y ~ N Daño
, moral y su in-
demnización, Imprenta Gknova, Santiago de Chile, 1916; Gu1Ñs.z G ~ M E ZOLGA, ,
El daño moral, Talleres de la Dirección General de Prisiones, Santiago de Chile, 1936;
VALENZUELA M.~TTE,AURELIO,De la responsabilidad civil del delito y del cuasidelito,
Imprenta Arturo Prat, Santiago de Chile, 1927; MULLERR., LAURA,Del delito y
cuasidelito civil y especialmente de la reparación del daño, Imprenta y Encuadernación
Bellavista, Santiago de Chile, 1928;MENARIVERA,CARLOS,Responsabilulad civil en
materia extracontractual, párrafo 111, Imprenta Electra, Santiago de Chile, 1930;
BANDERAS GAETE,RENÉ, Indemnización de los daños morales, 1934; SANCHEZDÍAz,
DANIEL,De la indemiaación a ¡as dctimas del delito, capítulo 1, Impresiones Senda,
Santiago de Chile, 1938: SANTELICES VALENZUELA, WALDO,De la responsabilidad
por los perjuicios de los animales, N." 29, pág. 80, Valparalso (Chile), 1941.
(2) Vbanse las sentencias citadas en las notas 3 de la pág. 229 y 1 y 2 de la
pág. 230.
-
ELEMENTOS DE LA RESYONSABI1.lDAD DELICTUBT, 227
(1) La afirmación que las Cortes de V3lparaíco (Rev., tomo 27, 2 . a parte, sec.
l.",pág. 323, consid. penúltimo) y de Iquique {Rev., tonlo 23, 2 , a parte, sec. l.', pág.
440, consid. 11) han hecho en algunas sentencias acerca de que el s r t . 2329 C. C. se
refiere a un daño de carácter material, es evidentemente errónea.
(2) Rev., tomo 39, 2.1 pirte, sec. l.=, pág. 203 (Corte Suprema).
(3) Esta ley no se ha dictado hasta la fecha, por cuyo motivo ese precepto aun
no tiene aplicación, Asf se ha fallado: Gaceta, año 1940, tomo 1, sent. 58, pág. 271 y
Rev., tomo 39, 2." parte, sec, l.a, pAg. 301 (Corte Suprema).
de la víctima el vaIor que de él se sustrajo o en que se le dis-
minuyó, lo que no puede ocurrir respecto del daño moral,
dada su naturaleza, no obsta a que este daño pueda ser
indemnizado. Aparte de la injusticia e inconveniencia que
importaría dejar sin sanción un hecho ilícito que ha inferido
una molestia o dolor a dtro, a pretexto de que la indemnización
no equivale exactamente al daño causado, cabe recordar que
la indemnización no es sólo reparadora. También puede ser
cornpens'atoria o satisfactovia y en el hecho lo es cuando el
daño por su naturaleza es irremediable, cuando consiste en
la des'trucción de algo que no puede restablecerse o rehacer-
se: la muerte de una persona, la pérdida de un brazo, la des-
trucción de una obra de arte, etc. Semejantes daños, aunque
irrefiarables e n , el sentido vulgar de la palabra, porque el
muerto no resucita, el brazo no se readquiere, ni la obra de
arte se rehace, son, sin 'embargo, reparables mediante una
cantidad de dinero. Otro tanto ocurre con el daño moral: el
dinero que el ofensor paga a la víctima no será la representa-
ción exacta del dolor que ésta experimente; pero le servirá
para compensarlo procurándole los medios de aliviarse de
61, si es físi&, o de buscar otras ventajas o satisfacciones que
le permitan disiparlo, o, en todo caso, atenuarlo o hacerlo
más soportable (1). Por algo la filosofia popular dice que las
penas con pan son menos.
La dificultad para apreciar pecuniariamente el daño
moral no puede tampoco ser un motivo para no admitir su
indemnización. Igual cosa ocurre respecto de muchos daños
materiales y nadie ha sostenido que no deban ser indemni-
zados. La ley entrega su apreciación a la prudencia del juez,
y si puede temerse su arbitrariedad, ello es preferible a rehu-
( 1 ) Rev., tomo 21, 2.' parte, sec. l.a, pág. 1053 (consid. 27).
(2) Rev., tomo 21, 2: parte, sec. l . a , pág. 529. Esta misma Corte Iiabia decla-
rado en Gaceta,año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97, que s6Io son susceptibles de
indemnización los daños apreciables en dinero.
(3) Rev., tomo 2 1 , 2 . a parte, sec. l . = , p5g. 1053. Con anterioridad, la Corte de
Santiago habfa declarado que n o se divisaba por qué el sentimiento y el valor de afec-
ción debían eliminarse en absoluto de la apreciación del daiío: Kev,, tomo 4, 2 . a parte,
sec. l.=, pág. 139,
230 ARTURO ALECSANDRI RODR~GUEZ
(1) Rev., tomo 25, 2,a parte, sec. ISa, pág. 501 (consid. 22 Corte de Apelaciones);
tomo 32, 2.' parte, sec. l.', pág. 419 (consid. 11 Corte Suprenia).
(2) Rev., tamo 4 , 2.* r arte, sec. 2.a, pág. 108.
(3) Códigos alemán (arts. 847 y 1300), suizo y turco de las obligaciones (aris. 47
y 49), de las obligaciones y contratos de la República de Polur~ia (arts. 157, 165 y
166), japonés (aris. 710 4 7 l l ) , chino (arts. 194 y 195), de las obligaciones y con-
tratos de la República Libanesa (art. 134), italiano (art. 2059), argentiiio (aris.
1078 J' 1083), peruano (art. 1148), mexicano (art. 1916), brasilera (arts. 1547 4- 1550)
J' venezolano (art. 1196).
(4) Códigos francCs, belga, español, colombiano, ecuatoriano, cubano, urugua-
yo 4- costarricense,
La jurisprudencia y la mayoria de los autores franceses y belgas admiten la re-
paración del daño nioral: véanse los autoies citados en la nota 1 de la página 226.
En Italia, antes de la vigencia del Código de 1942, las opiniones estaban divididas;
tativa para el juez (1). Pocos son los que la consagran co-
mo regla de carácter general (2). Algunos han preferido
enumerar los hechos que la hacen admisible (3) y otros, co-
mo los Códigos alemán (arts. 253, 847 y 1300) e italiano (art.
2059), sólo la admiten por excepción en los casos expresn-
mente señalados por la ley.
En el derecho soviético el daño moral no es indem-
nizable (4).
DEMOGITE, obra citada, tomo IV, N." 427, pág. 79; DUBOIS,obra citada, pág. 266;
MINOZZI,Studio su1 danno non patrimoniaie: este autor se pronuncia francamente en
favor de la reparación del daño moral.
(1) CódigosCiviles peruano (art. 1148) y mexicano (art. 1916), Código de las obli-
gaciones y contratos de la República de Polonia (arts. 165 y 166) y Códigos suizo
y turco de las obligaciones (arts. 47 y 49). Estos tres Últimos restringen la indemni-
zación del daño moral a los casos de lesiones corporales, de muerte de una persona o
de atentado a sus intereses personales.
El art. 134 del Código de las obligaciones y contratos de la República Libanesa
deja también al arbitrio del juez acordar indemnización por el interds de afección
cuando éste se justifique por un vinculo de parentesco de consanguinidad o afinidad.
(2) Código Civil japones (arts. 710 y 711), Código de las obligaciones y contra-
tosde la República Libanesa (art. 134) y Código Civil de Venezuela (art. 1196). El
mismo criterio adopta el proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y
contratos (art. 85).
(3) Códigos>uizo y turco de las obligaciones (arts. 47 y 49), Códigos Civiles chi-
no (arts. 194 y 195), brasilero (arts. 1547 y 1550), argentino (arts. 1078 y 1083) y
mexicano (art. 1916), Código de las obligaciones de la República de Polonia (arts.
157, 165 y 166).
(4) ELEACHEVITCH, NOLDEY TAGER,Traité de Droit Civil et Commercid des
Soviets, tomo 1 1 , N," 318, pág. 436.
(5) MAZEAUD, dbra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1673, pág. 518 y N . O 1674,
pág. 519; PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N.O 184, págs. 405 a 412; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 472, pág. 25 y N.O 521, pág. 95.
El Código de las obligaciones de la República de Polonia (art. 157) y el de las
obligaciones y contratos de la República Libanesa (art. 134) consagran el mismo prin-
cipio.
(6) V6anse las sentencias citadas en la nota 2 de la pág. 222.
que ella le ocasione (l), sino también el daño material (2)
y moral (3) que la mucrtc dc la víctima ocasione a un ter-
cero (daño mediato) (4): ambos son una consecuencia
cierta y necesaria del hecho ilícito, porque sin él no se ha-
brían producido (N.O159). Se ha fallado que, tratándose de
un abordaje, sólo es indemnizabIe el lucro cesante cuya pér-
dida provenga directa e inmediatdmente del hecho perju-
dicial, que es el abordaje (5); que en el caso de desnivelarse
una mrrralia con motivo del cauce construido a uno de sus
costados, deben indemnizarse todos los perjuicios que sufra
el dueño de Ia muralla y quc sean una consecuencia necesaria
de su ruina (6); que quien coi1 motivo de la instalación de
una línea telefónica deteriora el techo de una casa, debe
indemnizar este deterioro y los daños que a consecuencia de
é1 causen las lluvias en el interior de la habitación y eri 10s
muehIes existentes eri ella (7).
El daño indirecto, el q u e no deriva necesaria y forzosa-
mente del hecho ilícito, el que se habría producido aiín sin él,
no es indemnizabfe en caso alguno, no por aplicación del
art. 1558, que sólo rige en materia contractual, sino porque
entre este daño y el hecho ilícito no hay relación de causa-
lidad sin la cual ese hecho no puede engendrar para su .autor
respoi~sabilidaddelictual o cuasidelic tual civil (8). S'1 una
(1) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 11f7; a60 1891, sent. 7 7 , pAg. 38; año 1897,
tonio 11, sent. 3504, pág. 912; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97; año 1901, torno
11, sent. 2789, pág. 925; año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308 4 sent. 2271, pág.
606; año 1906, tomo 11, sent. 972, pág. 558; año 1915, sent. 291, pág. 715.
(2) i'éanse las sentencias citadas en las notas 1 de la págii~a222 y 3, 4 y 5 de ia
pLg. 224.
(3) i'éanse las sentencias citadas en Ias notas 3 de la pág. 229 y 1 y 2 de la
pág. 230.
(4) MXZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1676, pág. 520; S,IV.ITIEK,
obra citada, tomo 11, N." 473, pág. 29.
(5) Rev., tomo 21, 2.a parte, sec. l . a , pág. 530.
(6) Gaceta, año 1862, sent. 1673, pág. 623.
(7) Gaceta, año le82, sent. 498, pág. 296.
(6) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición. N.O 215, pág. 235 y tomo 11, 2.a
edicibn, Nos. 1669 a 1616,pAgs. 513 a 521; GAUDENET, obra citada, pág. 322; RIPERT,
LUCIENNE, La réparafiondu préjtidice dans la responsobiliié délictltelle, N.O 164, pág. 184 ;
B . ~ ~ D R U - L . ~ C . ~ N TY~ N E R I E obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N . O 2880, pág.
BARDE,
581; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 471, pág. 23 y N . O 472, pág. 25; LALOU, obra
persona lesionada levemente por culpa del conductor de un
vehículo muere por no haberse cuidado o por un error co-
metido por el médico que la atendió, ese conductor sólo res-
ponderá de las lesiones que le .haya inferido, pero no del daño
que se cause con su muerte; la causa precisa y necesaria de
ésta no fué el atropellamiento (N.O159). Lo mismo cabe de-
cir si un automóvil es hurtado o robado y el ladrón causa un
daño con él: su dueño no es responsable de este daño, aunque
su negligencia haya hecho posible el hurto o robo; el da-
ño no deriva directa y necesariamente de esa negligencia (1).
Se ha fallado, por eso, que quien corta el agua con que se
movía un molino no es obligado a indemnizar los gastos
particulares del dueño del molino, porque no se habría jus-
tificado la relación que hubiera entre ellos y la privación
del agua (2).
Por consiguiente, para saber si un daño es directo o in-
dirccfo y, por lo mismo, indemnizable o no, no debe atenderse
a su mayor o menor proximidad con el hecho ilícito, a si es
inmediato o mediato-un daño mediato, como el que reper-
cute en un tercero, puede ser directo,-sino únicamente a si
entre el hecho ilícito y el daño hay o no relación de causa a
efecto, a si el daño es o no su consecuencia cierta y necesaria
(3) o, como dice un autor, su consecuencia lógica (4). Claro
está que mientras más alejado es el daño, menos probabili-
dades tiene de ser directo (5).
La Corte de Apelaciones de Santiago ha dicho que la
--
citada, N." 28, pág. 20; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N." 869 bis,
pág. 297; DE PAGH,obra citada, tomo 11, N . O 952 bis, pág. 806; N." 963, pág. 818 y
N." 1023, p&g.874; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 440, pág. 234 y
N." 449, pág. 240; PIRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N," 184, págs. 405 a 41 2;
D u c c ~CLARO, CARLOS, obra citada, Nos. 248 y 249, págs. 155 a 157.-En contra: DF,-
MOGUE, obra citada, tomo I V , N." 462, pág. 123.
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 478, pág. 35.
(2) Gaceta, año 1867, sent. 509, pág. 214 (consid. 7.").
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1677, pág. 521; J O S ~ ~ R A N D ,
obra citada, tomo 11, 2.* edicibn, N." 440 in fine, pág. 234; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N.O 473, pág. 28.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 472, pág. 2&.
( 5 ) J O S S E R A N Dcitada,
, . ~ ~ ~tomo
~ 11, 2.a edicibn, N." 449, pág. 240; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N." 473, pág. 29.
reparación de un daño ocasionado por un delito o cuasidelito
civil comprende la indemnización de todos los perjuicios su-
fridos por la victima, ya sea direcia. o ilzdirectamcnte (1). Por
su parte, Ia Corte Suprema ha expresado que el art. 2329
no distingue entre el daño directo e i~zsnediutoy el irzdz'recfo
y medioto y se refiere, por el contrario, a todo daíío (2). Pero
de aquf no puede concluirse que ambos tribunales estimen
indemnizable el daño indirecto tal como lo hemos definido,
porque en el primer caso se perseguía indemnización por la
pérdida de un brazo y en el segundo, p-or la muerte de una
persona: ambos eran daños directos, inmediato uno y inedia-
to el otro.
(1) Rev., tomo 27, 2.* parte, sec. l.', plg. 822 (consid. 9.").
(2) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l.a, pág. 557 (consid. 6.").
(3) Rev., tomo 28, 2.l parte, sec. l.', plg. 295 (consid. l.").
(4) Rev., tomo 28, 2.= parte, sec. l.a, pág. 747 (cónsids. 7." y P.").
(5) Rev., tomo 31, 2.° parte, scc. l.., pág. 462 (consids. 5." a 8.").
(6) Rev., tomo 39, 2: parte, sec. l.", pág. 203 (consid. 12).
(7) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2209, pág. 237; PLANIOL
Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 554, pág. 763; BAUDRY-LACANTINERIE, obra ci-
tada, tomo 11, 13.a edicibn, N." 710, pág. 321; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."
422, pág. 73; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 952 ter, pág. 807; GARDENAT Y SAL-
MON-RICCI, obra citada, N.O 134, plg. 247 y Nos. 142, 143 y 144, págs. 248 y 249;
PIRSON Y DE VILLÉ,obra citada, tsmo 11, N . O 276 bis, pág. 106; MARTY, obra citada,
N," 129, pág. 253.-En contra: FAYE,obra citada, N.O 160, pág. 178.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 231
(1) R ~ A Z E A U D , obra citada, tomo 111, 2.a edición, N . O 2209, pág. 238; LIARTI',
obra citada, pág. 253, nota 4; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 134,
pLg. 247.
(2) Rev., tomo 21, 2.8 parte, sec. l.*, pág. 1053: la sentencia recurrida había re-
chazado la indemnización solicitada por el demandante con motivo de la muerte de
un hijo de cortos años, por no haberse acreditado el perjuicio sufrido. La Corte Supre-
ma fa invalidb, porque, en SU concepio, esa muerte causb al demandante un daño
moral susceptible de reparación.
En la sentencia publicada en la Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. La,pág. 203, esa
misma Corte invalid6 una sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago que había
declarado que el daño moral no es indemnizabie. La Corte Suprema estimó que esta
resolución vulneraba los arts. 2314, 2329 y 2331 del C. C., porque de ellos se infiere
que, por regla general, el daño meramente moral es indemnizable.
(3) Rev., tomo 32. 2 . a parte, sec. l.*, pág. 419.
(4) Rev., tomo 18, 2.* parte.. sec. l.a, pág. 335 (consid. 3."); tomo 29, 2.*
parte, sec. l.a p8g. 570 (consid. 11).
(5) Rev., tomo 22, Z S a parte, sec. l.", pág. 681 (consid. 6.");tomo 24, 2.a
parte, sec. l.=, pág. 567 (consids. 13 a 15); tomo 28, 2.a parte, sec. l.', pág. 117
(consid. 10).
(6) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l . 0 . pág. 419.
(7) Rev., tomo 18, 2: parte, sec. pág. 335 (consid. 4."); tonlo 22, 2.a parte,
sec. 1.a, pág. 912 (consid. 11); tomo 24,Z.'parte, sec. l.a, pág. 567 (consid. 15); tomo 26,
2.' parte, sec. l.", pág. 234 (consid. 4."); tomo 27, parte, sec. l.", págs. 530 (consid.
12) y 822 (consid. 10); tomo 28, 2.*parte, sec. l.', pág. 117 (consid. 13);romo 39,2.a
parte, sec. l.",pág. 203 (consid. 14) (todas de la Corte Suprema).
En el mismo sentido: MIZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.' edicibn, N . O 2209,
p6g. 238; PLAN~OL Y RIPBRT,obra citada, torno VI, N." 551, pdg. 763 y N,"682,pág.
922; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 422, pág. 73; DE PAGE, obra citada, torno
I I , N," 952 rer, pAg. 807; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 130, pág.
índice
( l ) , a menos que ésta estuviere señalada por la ley, en cuyo
caso su decisión sería susceptible de casación (2).
246; MARTY,obra citada, pág. 253, nota 4 ; SAVATIBR, obra citada, tomo 11, N." 609,
pág. 196.
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N," 2209, pág. 238.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 135, pág. 247.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, N . O 1417, pág. 322; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 381; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10: edición,
N.O 869, pág. 297; JOCSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edici6n, N.O 448, pág. 239;
BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3 . a edición, N.O 2873, pág.
577; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.* edición, N.O 708, pág. 321;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 193, pág. 47; PLANIOLY RIPERT,obra
citada, tomo VI, N." 538, pbg. 737; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N," 365, pág.
1; PIRSONY DE VILLO,obra citada, tomo 11, N.O 230, pág. 5; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N," 954, pág. 807: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 456, pág. 3.
(4) Rev., tomo 32, 2,s parte, sec. 1.1, pág. 538 (v6anse los consids. 7." a 14 de
l . a instancia).
delito o acción». Un delito o cuasidelito obliga, por tanto,
a la indemnización cuando conduce a un daño, cuando éste
es su resultado, cuando el daño se induce de él, cuando el da-
ño puede atribuirse a la malicia o negligencia de su autor (1).
(1) Gaceta, año 1882, sent. 717, pág. 411 (consids. 2.', 3.' y 4
.').
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 366, pág. 2; PLANIOL y RXPEET,obra
citada, tomo VI, N.O 538 in $ne, pág. 738; DE P.~GE, obra citada, tomo 11, N . O 954,
pág. 807; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 456, pág. 3 y N . O 468, pág. 20.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 366 i n &e, pág. 3.
(4) Así ocurrió en la especie fallada e n Gaceta, año 1862, sent. 1673, pag. 623,
a que se alude en ei N.O 156.
(5) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, Y."539, pág. 738; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, E.' 960, p á ~ 813.
.
16
el juicio seguido contra un conservador de bienes raíces pa-
ra hacer efectiva su responsabilidad penal por haber emitido
un certificado falso, tienen por causa su hecho ilícito y deben,
por tanto, reembolsarse, porque, de no haber sido falso
ese certificado, no se habría incurrido en ellas (1). Se ha fa-
llado igualmente que si se acredita que los animales muer-
tos por un tren se introdujeron en la vía debido al mal es-
tado de sus cercos, la responsabilidad de la empresa es
evidente: la causa del daño fué e1 mal estado de esos cercos
(2), y que la causa necesaria de la muerte de una persona atro-
pellada por un automóvil fué el atropellamiento, aunque la
muerte se produjere por uremia, porque ésta le sobrevino
por la gangrena consecutiva al golpe que sufrió y el cual le
destruyó la arteria tibia1 posterior (3).
(1) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l . d , pág. 435 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1887, sent. 849, pág. 501.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N,'." 1443, pág. 340 3 N.O 1612,
pág. 475; SAVATIER, obra citada, tomo 1 1 , N,"$70, pág. 22; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N." 958, pág. 812; Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O ,343, pág. 218.
PLAXIOL P RIPERT.obra citada, tomo VI, N."541,pág. 743 y DEWOGCE, obra citada,
tomo IV, N."811 ter, pág. 525, estiman que si el d a ñ o proviene en parte de un hecho
ilícito y en parte de fuerza mayor, su autor solo es obligado a una indemnización
sabilidad es compleja (art. 2325), o por la parte que a cada
uno corresponda si el delito o cuasidelito ha sido cometido
conjuntamente por varios (art. 2317).
(1) Obra citada, tonio 11, N.O 961, pág. 814; MAZEAUD.obra citada, tomo 11.
2.° edición, N.O 1613, pág. 476; DEMOGUE, obra citada, tomo I\'. N." 464 l i s in $se,
pág. 130; PIRSOK Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N." 236 bis, pág. 44; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 464, pág. 17.-En contra: GARDENATY S~LMON-RICCI, obra
citada, N.O 154, pág. 40 y P L A N ~ OYL RIPERT,obracitada, tonio VI, N.O 541 in j r r e .
pág. 744, quienes estiman que las predisposiciones deben asimilarse al caso de inipru-
dencia de la víctima.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 464, pág. 16.
Pero si el mal está en marcha únicamente, se prescinde
de él y eI autor del delito o cuasidelito es responsabIe como
si ese mal no existiere (l),a menos que la víctima se hubiera
b expuesto al daño a sabiendas de su predisposici6n o estado
de salud; procedería entonces reducir la indemnización de
acuerdo con el art. 2330.
(1) Cours ác Droit C i d Posilq Francais, 2.a edición, tomo 1, Y." 162, pág. 106;
tomo 11, Nos. 428 y 429, pág. 224 y N.O 434, pág. 230; &zvlulions et acinalités, págs.
72 a 75: DE PAGE,obra citada, tomo 1 , N," 111, pág. 11s.
(2) ~ I A ~ E . & U Dobra
, citada, tomo 1, 2.' edición, N," 557, pág. 528; PIXSON
Y DE
L'ILL~, obra citada, tomo 11, E."446, pág. 522.
(3) Rccueil Sirey, año 1920, l.a parte, pág. 300.
(4) JOSSERAND, E Z ' O Z ~ el ~ ~aduofibés,
O W S pág. 78.
(~)'&IAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.& edicibn, K."565, pág. 533.
( 6 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 655, pág. 339.
desvían de sus fines: éstas se confieren a los padres y al ma-
rido en interés de los hijos y de la mujer, respectivamente;
son medidas de protección y no de opresión.
En esto consiste-la relatividad de los derechos, que en de-
recho privado sirve de fundament0.a la teoría del abuso del
derecho y en derecho público, a la del abuso de poder.
(1) Obra citada, tomo 11, edición, N.O 871, pkg. 298.
(2) Obra citada, tomo 11, 13.* edición, N.O 705, pkg. 319.
(3) B.~UDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.' edición, N.O
2855, pág. 537.
(4) Obra citada, tomo IV, N . O 678, pág. 364.
(5) Obra citada, domo 11, edición, N.O 871, pág. 298.
de las obligaciones y contratos de la República Libanesa
(art. 124), el Código Civil de Venezuela (art. 1185) y el
proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y
contratos (art. 741, pues según ellos hay abuso de derecho
cuando su titular, al ejercerlo, excede los límites fijados por
la buena fe o por el objeto en vista del cual ese derecho le
fué conferido. El art. 135 del Código de las obligaciones de
Polonia agrega que es menester que el titular del derecho
obre con dolo o negligencia.
El Código Civil de Suiza (art. 2.0) y el de Turquía (art.
2.") se limitan a decir que el abuso manifiesto de un dere-
cho no está protegido por la ley, con lo cual dejan entrega-
do al criterio del juez decidir cuando lo hay o no.
Según los Códigos brasilero (arts. 100 y 160) y peruano
(art. 1137), hay abuso de derecho cuando éste no se ejerce
e n forma normal o regular, y según el Código uruguayo (art.
1321), cuando su titular se excede en su ejercicio.
Inglaterra y Estados Unidos, países individualistas por
excelencia, no sancionan, en principio, el abuso del derecho:
allí se puede ejercer un derecho aún con el propósito de per-
judicar a otro sin que su titular incurra en responsabilidad.
Sin embargo, en los últimos años, el derecho inglés ha comen-
zado a admitirlo en ciertas materias contractuales y respec-
to del ejercicio de las acciones en juicio (1).
(1) JOSSERAND, De l'esprit des droits ct de leur reiativité, Nos. 222 a 228, págs.
283 a 291; CAMPION, La théoric de Z'abus des droits, Nos. 331 a 338, págs. 235 a 248
s. Nos. 361 y 362, págs. 257 y 258; DEMOGUE, obra citada, t o m o IV,N." 695, pág. 385.
-
.
L -- -
DEL ABUSO DE LOS L)ERECIIOS 257
Esta finalidad s610 puede obtenerse obligando a cada cual a hacer una vida tran-
i~quila y sancionando todo acto que rompa la normalidad de la existencia de hogar;
de propiedad, se han dado las normas generales para que el tribuna1 pueda apreciar
* cada infracción en particular*.
(2) M.~zE.~uD, obra citada, tomo 1 , 2.a ecfición, N . O 550, pág. 523; PIRSOXi DE
VILLB,obra citada, tomo 11, N,' 447, pág. 531 y N.O 453, phg. 553.
260 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ
(1) JOSSBRAND, obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 430, pág. 226; PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10.a edición, N.O 871 bis, pág. 299; COLINY CAPITANT, obra ci-
tada, tomo 11, 6.5 edicibn, pág. 384; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tonlo IV, N."
575, pág. 787; LALOU,obra citada, N." 411, pág. 214; BAUDRY-LAC-~NTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 705, pág. 319; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N," 681, pAg. 368; DE PAGE,obra citada, tomo 1, N . O 113, pág. 120; GARDENAT Y
S.~LM~N-RIC obra
C I ,citada, N . O 3, pág. 625: PIRSONY DE V I L I . ~obra
, citada, tomo
11, N," 452, pág. 550: MARSON, obra citada, págs. 139 a 148.
(2) En el mismo sentido: MARSON, obra citada. págs. 152 y siguientes; DE PAGF,
obra citada, tomo 1, N,"113, pág. 120: GAUDEMET, obra citada, págs. 318 y 319.
(3) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, N.O 431, pág. 226: GARDENAT Y SALMON-
Rrccr, obra citada, N." 3, pág. 625: PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."
576, pág. 787.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 261
rnan que hubo dolo (1) o que su conducta fué culpable, irnpru-
dente o descuidada (2), ordenan la reparación. En caso con-
trario, la deniegan (3). Y en anibos casos, fundan su deci-
sión en los arts. 2314 y siguientes del C. C. (4).
(1) Rev., tomo 5, 2." parte, sec. 2.a, pág. 85; tomo 25, parte, sec. l.a, pág. 501.
(2) Rev., tomo 3, 2.' parte, sec. I . a , pág. 60 (Corte Suprema); tomo 5, 2 . a parte,
sec. 2.8, pág. 55; tonlo 6 , 2.a parte, sec. 2.a, pág. 3.
(3) Rev., tomo 1 1 , 2.a parte, sec. 1.2, pág. 7 (Corte ~ u ~ r e m a tomo
); 12, 2 . a parte,
sec. l . a , pág. 410; tomo 25, 2 . a parte, sec. l . a , pág. 117; Rev, tomo 39, 2.a parte, sec.
2 2 , pág. 55.
(4) Véanse las sentencias citadas en las tres notas precedentes.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 563 y 564, pág. 532; RIPERT,
obra citada, N," 97, pág. 165: PIRSON E' DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N.O 452,
pág. 550; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6." edición, pág. 384; J O S S E R - ~ N D ,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 430, pág. 225; LALOU,obra citada, N." 411,
p l g . 214; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 575, pág. 787; DE P ~ G Eobra ,
citada, tomo 1, N." 113, pág. 120; PLAKIOI., obra citada, tomo 11, 10.a edición, N,"
871 bis, pág. 300; BAC'DRI--LACA?~TINERIE, obra citada, tonio II,.13.a edición, N." 705,
pág. 319; GARDENAT 'r' SALMOK-RICCI, obra citada, N." 3, pág. 624; R,~AREON, obra
citada, pág. 139; DEMOGC'E, obra citada, tomo IV, E." 681, pág. 368 y N." 684, pág. 372.
(6) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, edición, K." 567, pág. 5 3 5 ; RIPERT,obra
citada, N." 98, pág. 166; JOSSER.&XD, De E'esprit des droits et de leur reZatir.ité, Nos. 276
a 279, págs. 349 a 354.-En contra: DEIIIOGLTE, obra citada, tomo IV, N." 682, pág.
370 y LA LO^, obra citada, N."411, pág. 214, que estiman que sólo hay abuso cuando
el derecho es ejercido con el zínlco propósito de dañar a otro.
El art. 833 del C. C. italiano dispone expresamente que el propietario no pue-
de ejecutar ningUn acto cuyo unico objeto sea dafiar g molestar a Qtra p e r ~ ~ n a ,
De esta naturaleza es el abuso de derecho que comete el
propietario que construye en el techo de su casa una enorme
chimenea para privar de luz y aire a su vecino; el que en su
predio, colindante con un campo de aterrizaje de dirigibles,
construye un cerco de madera de dieciséis metros de altura,
coronado por picas de fierro, que importa u i ~peligro evi-
dente para aquéllos, a fin de obligar a la sociedad construc-
tora de los dirigibles a que lo compre en un buen precio; el
que solicita la quiebra de un comerciante para arriiinarlo, o
el que inicia un juicio con el solo objeto de molestar a un
tercero (1).
Se ha fallado que quien solicita una medida prejudicial
precautoria es responsable de los perjuicios que causó al de-
mandado por el solo hecho de que el tribunal, al pronunciarse
en definitiva sobre ella, una vez deducida la demanda, no
la mantenga, considerándose doloso su procedimiento (2),
y que el hecho de que el dueño de un automóvil publique
avisos en un diario calculados para desprestigiar su marca
y a la firma que los vende, no constituye el ejercicio del de-
recho que le compete como dueño de ofrecer, en venta o
permuta, una cosa de su dominio, atrayendo sobre ella la
atención del público, sino un hecho ilícito destinado a per-
judicar a esa firma, que lo obliga a reparar los perjuicios que
irrogó (3).
ti) JOSSERAND, De E'esp~ifdes dvoits el de leer reiaiiztifé, N.O 281,pág. 355; PIRSOK
Y DE VILLB, obra citada, tcmo 11, N,"452, pág. 550; G ~ ~ R D E K Y ASALMOW-RICCI,
T
obra citada, N." 5, pág. 626; MAZEAVD,obra citada, tomo 1, 2.a edición? N," 569,
pág. 5 3 6 ; PLAKIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N,"575, pág. 787; DSMOGUE,
obra citada, tomo IV, N."689, pág. 317.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 576, pág. 542; N," 579, pág.
543 y N . O 580, pág. 544; COLINY C A P I T ~ Nobra T , citada,tomo 11, 6.a edición, págs.
383 y 385 ; LALOU,obra citada, N . O 409, pág. 213; N.O 410, pág. 214 y Ncs. 429 a 438,
págs. 220 y 221 : JOSSERAND, De I'esprit des droits et de latir relatirifé, Nos. 282 a 286,
págs. 356 a 362; DE PAGE,obra citada, tomo 1. N." 113, pág. 120.
(3) Rev., tomo 3, 2 . a parte, sec, 1 . a , pág. 60 (Corte Suprema); tomo 6, 2.a parte,
sec. 2.°, pág. 3.
Habrá especialmente culpa si existiendo diversos me-
dios de ejercer el derecho con el mismo resultado o utilidad,
110 se elige el menos perjudicial (1). Por eso, el Fisco debe
indemnizar los perjuicios causados a un particular durante
una huelga por la fuerza armada que, obedeciendo a orden
superior, arroja al mar bebidas para impedir que caigan en
poder de los huelguistas, porque el deber de la autoridad de
mantener ante todo el orden público no la faculta para adop-
tar el primer medio que se le presenta, ni la exime de la obli-
e c i ó n de recurrir, entre varios, a los que menos daños oca-
sionen al derecho de los particulares, y no se probó que el
excojitado fuese el medio necesario y único para impedir la
apropiación de la mercadería por los huelguistas y los ex-
cesos consiguientes a ella (2).
Jurisprudencia del C. de P. C.! 1.er aprndice a la 2.e edici6n de 1910, tunio 11, pág.
527. N," 17.
(1) Gaceta, ario 1859, sent, 347, pág. 162 (consid. 2.').
(2) Gaceta, año 1881, sent. 294, pág. 189 (consid. 5."); año 1889, tomo 1, sent.
2049, pág. 1348. Y la responsabilidad del clueiio del predio no existe, aunque la
policla r e h u ~ erecibir los animales, por cuya causa quedan abaiidonados, ya que, cum-
plido por aqu6l el d e b r de ponerlos a disposición de Ia autoridad, no tiene obligación
alguna de conservar los animales en s u poder: Gaceta, aiio 1886, sent. 2234, pág. 1415,
Se ha fallado que si los cierros del predio a l cual se introduten los aniniales están
en mal estado, el propietario del predio no tiene derecho de encerrarlos, por cuyo mo-
tivo debe indemnizar el daño que sufrieron los animaIes a consecuencia de haberlos
tenido eiicerrados y sin comer: Gaceta, aiío 1880, sent. 1847, pág. 1310,
(3) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. 1,°, pág. 410,
rrectos solicita la quiebra de otro o embarga bienes muy su-
periores a los necesarios para responder a la ejecución (1);
del ejecutante que procede a hacer rematar los bienes
embargados, a pesar de estar pendiente una tercería de do-
minio, que no se fundaba en un instrumento público otor-
gado con anterioridad a la ejecución y que posteriormente
fué acogida, porque el acreedor, al pedir que se lleve adelantc
la subasta, ejecuta un derecho que le confiere la ley expre-
samente (2);
del que sin intención de causar daños en tierras o edi-
ficios ajenos, hace obras para impedir la entrada de aguas
que no es obligado a recibir (art. 938);
del que edifica una muralla dentro de su predio sin
perturbar los derechos que otro p;opietario puede ejercer
en el suyo, aunque con ella impida a éste tener salida a
una calle de propiedad del que edificó la muralla (3);
del que publica un aviso limitándose a hacer saber al
comercio que una persona ha dejado de ser su empleado des-
de tal fecha (4).
(1) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N." 455, pág. 556: PLJNIOLY RI-
PERT, obra citada, tomo 111, Nos. 460 y 461, pág. 436; MAZEAUD, obra citada, tomo
1, 2.' edición, N."597 i n jinc, pág. 564.
( 2 ) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."32, pág. 630; PIRSONY DE VI-
L L ~ obra
, citada, tomo 11, N." 445, p&g. 522 y N."456, pág. 556; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2.a edición, N." 601, pág. 569; DEXOGUE, obra citada, tomo IV, N."
732, pág. 431; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 33, pAg. 47 y N." 72, p&g.94.
(3) LALOU, obra citada, N.O 447 inJinc, p6g. 226; PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo 111, N.O 472, pág. 447; M-UEATJD, obra citada, tomo 1, 2.° edicibn, N." 601 i n
fine, pág. 570; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 732, pág. 431; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N." 33, pág. 47 y N.O 72, pág. 94.
(4) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo I,7.*edición, N.O 743, pág. 785; LALOU,
obra citada, N . O 446, pág. 225; PIRSONY DE V ~ L Éobra , citada, tomo 11, N.O 457,
pág. 557; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo 111, Nos. 468a 471, phgs. 441 a 446;
M ~ z E . ~ uobra
D , citada, tomo 1, 2.. edición, N.O 593, pAg. 559 y Nos. 611 a 622, págs.
578 a 583; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 32, pág. 630. JOSSERAND,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 1505, p6g. 777, cree que esta responsabilidad es
objetiva.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 277
(1) Rev., tomo 35, 2.a parte, sec, Ina, pág. 173.
(2) Gaceta, año 1896, tomo 111, sent. 4903, pág. 374. Esta sentencia, aparte de
referirse a una retención solicitada y' decretada en Francia, e s anterior a la vigencia
del C. de P . C., cuyo art. 270 presume el dolo del solicitante en los casos que con-
templa.
(3) Gaceta, ano 1912, tomo 1, sent. 311, pág. 467.
(4) Gaceta, año 1915, sent. 551, pág. 1424.
(5) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. 2,a, pág. 55,
ción demandada, no constituye .
por
.
si solo un abuso, a me-
nos de probarse que el acreedor obró con móviles maliciosos
o con negligencia (1). Lo mismo cabe decir de la iniciación
de una ejecución con un título que carece de mérito ejecuti-
vo (2) o del embargo de bienes inembargables o pertenecien-
tes a terceros: habrá abuso si el ejecutante procede a sabien-
das de que su título no es ejecutivo o de que los bienes son
inembargahles o ajenos (3) o si procede con culpa o negligencia,
por ejemplo, si no obstante habérsele advertido antes del
embargo que los bienes eran ajenos, en vez de cerciorarse de
ello o de desistir de la traba del embargo, persiste en llevarla
adelante (4), o si señala para el embargo bienes ,que manifies-
tamente no pertenecían al ejecutado (5). El ejecutante que obró
maliciosa o culpablemente no puede excusar su responsabilidad
a pretexto de que obró autorizado por el juez; el error de
éste no excusa el suyo ( 6 ) , máxime cuando, tratándose del
embargo, éste recae en primer término sobre los que señale
el acreedor (arts. 465 y 469 C. P. C.).
Pero si dentro del plazo de cuatro días que señala el in-
ciso l." del art. 488 C. P. C.; el ejecutante se desiste de la
demanda ejecutiva, con reserva de su derecho pai a entablar
accibn ordinaria, es responsable de 10s perjuicios que haya
causado al deudor con la demanda ejecutiva, salvo.lo que se
resuelva en el juicio ordinario (art. 489 C. P. C.). La ley es-
tima que el derecho del acreedor no era fundado o que éste,
(1) Kev., tomo 25, 2.' parte, sec. l.=, pág. 117. En el mismo sentido: PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 583, pág. 797; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N.O 638, pág. 324; COLINY CAPITANT,obra citada, tomo 11, 6.° edición, pág. 386;
JOSSERAND, Éwlutwns et actualités, pág. 81; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 22, 24 y 26, págs, 628 y 629; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 67, pág. 87.
(2) Se ha fallado, sin embargo, que por el hecho de que el deudor haya sido ab-
suelto de la ejecución, se ve que el acreedor no tenfa derecho para embargarle bienes,
por cuyo motivo es responsable de los perjuicios que le ocasionó con su procedimiento
indebido: Gaceta, año 1882, sent. 785, pág. 442 (consid. 3."). Rechazamos esta doc-
trina por las razones expresadas en el texto.
(3) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 583, pág. 797.
(4) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. l.=, pág. 60 (Corte Suprema); tomo 6, 2.a parte,
sec. 2.1, pág. 3.
(5) Gaceta, aíío 1935, tomo 11, sent. 109, pág. 363 (consid. 9.").
(6) G.~RDENAT Y SALNON-RICCI, obra citada, N," 23, pág, 629.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 281
(1) PLAN~OL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 587, pág. 802; DEMOGUE, obra
citada, tomo 111, N.O 227, pág. 371; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 94, pág. 119
y N.O96, pág. 122.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1 , N.9 96, pág. 122.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N . O 647, pág. 332; PLANIOL Y RXPERT, obra
citada, tomo VI, N.O 587, pág.' 802; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N,"43,
pág. 17; LALOU, obra citada, N." 432, pág. 220.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.P edición, N." 501, pág. 477 y N." 515-5,
pág. 493; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 648, pág. 332; PLANIOL í' RIPERT,
obra citada, tomo VI, N." 587, pág. 803; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 89, pág.
112 y N."9 1, pág. 115.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 187
(1) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 570.
( 2 ) GIORGI,Teoría de las obligaciones en el Derecho 2Wodern3, versión española,
tomo V, N." 157, pág. 240; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 267, pág. 445 y
JOSSERAND, obra citada, tomo 11, ZSaedición,N." 468, pág. 250, admiten esta presun-
ción, pero como judicjal.
DE LAS PRESUNCIOELES DE CULPABILIDAD 291
( 1 ) Kev., tomo 32, 2.° parte, sec. l:, pág. 93 (consid. 6.").
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, U."267, pág. 445; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11. 2.a edición, N." 468, pág. 250; GIORGI,obra citada, tomo V, N." 157, pág.
240.
(3) Véanse las sentencias citadas en las notas 4 de la pág. 295 y 1 de la pág. 296.
DE LAS PRESUNCIOSES DE CULPABILTDAD 299
( 1 ) Rev., tonio 29, 2.* parte, sec. l.°, pág. 542, consid. 4.' (Corte Suprema).
(2) Rev., tonio 25, 2.aparte,sec. pág. 117 (consids. 7." y 8." de 2.ainslancia).
(3) EI ejecutante responde, en cambío, de los daiíos que cause en el. desempeño
de su cargo el depusitarío provisional propuesto por éI (art. 465, N . O 3.', C. P. C.).
(4) ~ I U E A C Dobra
, citada, tomo 1 , edición, N . O 896, pág. 759; PIRSONY DE
VILLB, obra citada, tomo i , h'." 109, pág. 234; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada,
tomo 11, 13.8 edición, N.O 720, pág. 327; D E M O G U citada, ~ ~ V, K."902,
E , ~ ~ tomo
pág. 96 y N.' 965, pág. 177; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 987, pág. 843; GAR-
DEKAT Y SAWOK-RICCI, obra citada, N." 97, pág. 439; COLIXY CAPÍTAKT, obra citada,
de un edificio cuya construcción esta encomendada a un
constructor o contratista, no es responsable de la muerte de
un obrero ocasionada por el derrumbe de una muralla pro-
ducido al comenzarse la construcción (1); ni la Empresa de
los Ferrocarriles del Estado, de los perjuicios provenientes
de un accidente ocurrido en una vía a cargo y dirección de
un contratista particular encargado de su construcción y de
cuya vía esa Empresa aun no se había recibido oficialmente
para su explotación (2);
ni el pasajero que utiliza un vehículo del servicio pir-
blico, de los daños que cause su conductor; éste no es su de-
pendiente o subordinado (3) ;
ni el conservador de bienes raíces, de los que cause la
persona que lo reemplace en sus funciones con arreglo a la
ley; esta persona no obra bajo su dirección, ni hay entre am-
bos relación alguna de dependencia (4);
ni el arrendador, de los daños que uno de los arrendata-
rios cause a otro arrendatario o a un tercero, como si deja abier-
tomo 11, 6.a edición, pág. 394; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.=edición, N."512,
pág. 276; GAUDEMET, obra citada, pág. 324; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 297,
pág. 387.
(1) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. l.a, pág. 452 (Corte Suprema). En el mismo
sentido: Gaceta, año 1918, tomo 1, sent. 308, pág. 957.
Esta solución, que recayó en un caso producido con anterioridad a la vigencia
del C. del T., sería inaplicable tratándose de un accidente del trabajo regido por este
Código, porque, según su art. 256, la responsabilidad del patrón o empresario que,
por cuenta ajena, toma a su cargo la ejecución de un trabajo o la explotación de una
industria, no excluye la responsabilidad subsidiaria del propietario. Pero en tal caso,
el fundamento de la responsabilidad del propietario no sería su falta de vigilancia sino
el riesgo profesional, en otros términos, la ley y 110 el hecho de tener una persona a
su cuidado.
(2) Rev., tomo 18, 2.= parte, sec. l.a, pág. 380 (Corte Suprema).
(3) COLINY CAPIT.%NT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 394; J O S S E R ~ N D ,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 512, pág. 276; DE PAGE,obra citada, tonio 11,
pág. 842, nota 2; LAtou, obra citada, N . O 508, pág. 257.
(4) Gaceta, año 1884, sent. 771, pág. 500.
Lo dicho es aplicable a los jueces, notarios, receptores, archiveros y demás fun-
cionarios cuyos reemplazantes no obren bajo la responsabilidad del titular. Pero no
se aplica a los notarios en el caso a que se refiere el inciso final del art. 13 del D. L.
N." 407, de 19 de Marzo de 1925, que organiza el servicio notarial de la República.
En tal caso, si la persona designada por el juez es la propuesta por el notario, éste res-
ponderá de los daños que ella cause por dolo o culpa en el desempeño de sus funciones,
porque entonces dicha persona actúa bajo la responsabilidad del notario.
DE LAS PRESCNCIONES DE C ~ P A B I L I D A D 311
(1) El art. 128 del Código de las obligaciones y de los contratos de la República
Libanesa consagra esta regla expresamente.
(2) Gaceta, año 1938, tomo 11, sent. 72, pág. 321 (consid. S.", letras c y d ) : S.\-
VATIER, obra citada, tomo 1, N." 302, pág. 399.
(3) La opini6n contraria, que prevalece en Francia, no puede invocarse entre
nosotros. El Código frances habla de wmitentc, expresián que, según la doctrina y la
jurisprudencia francesas, comprende al mandante. El nuestro, en cambio, sólo h a -
ce responsable al empresario del hecho de sus dependientes. El mandante no es tal
respecto del mandatario y la regla delinciso l." del art. 2320, por muy amplia que sea,
no puede extenderse a aquel, porque el mandatario no se halla a su cuidado. Véanse
JOSSERAND, obra citada. tomo 11, 2.° edicibn, N.OS08,pAg. 273: DE PACE.obra ci-
tada, tomo 11, N." 988, pág. 843; LALOU,obra citada, N."492, pág. 249; Prnsoiz S
DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N," 113, pág. 249: PLANIOL Y RIPERT. obra citada.
tomo VI, N." 647, pág. 874; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, Nos. 332 y 333, págs,
531 a 533 y tomo V, N." 900, pág.94; MAZEALD, obra citada. tomo 1, 2.0 edicióii,
Nos. 941 a 946, pfigs. 793 a 799.
DE LAS PRESUKCIONES DE CULPABILIDAD 313
(1) Se Iia fallado, por eso, que el Fisco es responsable de los danos que se 'causen
a consecuencia de trabajosejecutados por orden del Gobierno (Gaceta, año 1892, to-
mo 1, sent. 1282, pág. 837); de losque se irroguen con la destrucción de un sandial
decretado por un intendente en ejercicio de sus atribuciones y a petición d e la junta
de salubridad paraimpedir la propagación de1 cólera (Gaceta, año 1889, tomo 11,
sent. 5185, pág. 1835); d e los causados a una empresa ferroviaria con motivo de la
perturbación del servicio d e trenes por la intervención de la autoridad pública (Ga-
ceta, año 1899, tomo 11, sent. 1407, pág. 1169); de los que se infieran a un particular
durante una huelga por la fuerza armada, que, obedeciendo a orden superior, arroja
a l mar bebidas para impedir que caigan en poder de los huelguistas (Rev., tomo 5,
2.3 parte, sec. 2.a, pág. SS), y de los que se causen al dueño de un predio impidiéndole
s u explotación, sin cumplirse ninguno de fosrequisitos prescritos por Ia C. P. del E.
y con el auxilio de la fuerza pública, d e orden del intendente respectivo, con e¡ único
objeto de que no se pcrjuaique o interrumpa el servicio de agua potable de una
ciudad, servicio d'ependiente del Estada, y que era necesario para la debida atención
de la salubridad pública (Rev.,tomo 27, 2.* parre, sec. L.a, pig. 744, Corte Suprema).
Se ha iallado, en cambio, que el Fisco no es responsabie de los perjdicios deriva-
dos de la requisición d e unos animales decretada por el Comandante Genera1 de
Arnias, por cuanto no puede legalmente imputarse culpa al Fiscoen la ejecución de
los actos que causaron esos perjuicios (Gaceta, año 1899, tomo 11,cent. 1858, pág.
1448) ; que tampoco lo es de los causados por la ocupación forzada d e una propiedad
particular ejecutada por un regimiento, si n o se prueba que Ias personas que esigieron
la entrega d e la propiedad estaban investidas de autoridad legal bastante para coni-
prometer al Estado con losactos consecuenciales de la ocupación (Rev., tomo. 4 , 2.a
parte, sec. 2 . ~pág.
, 42) ; ni de los que puedan causar los jueces en el ejercicio de sus
funciones, porque cuando éstosproceden de oficio, en cumpiimiento del mandato
imperativo de la ley, no comprometen con susactos la responsabilidad d e persona al-
guna, sino la suya propia, en la forma que Ia misma ley determina (Rev., torno 12,
2.a parte, sec. 1.a, pág. 410, Corte Suprema).
(2) Vdance, sobre responsabilidad del Estado y d e las Municipalidades por los
actos d e sus agentes y funcionarios: C H ~ R O NLa I , culpa e n el Derecho Civil Moderno.
C1113n esfroconiracinal, edición española, tonlo 1, Nos. 236 a 247, págs. 486 a 514;
tonio 11, Nos. 248 a 265, págs. 5 a 66; DUEZ,La responsnhilitPde la puissance publique
( e n dehors d?i contrel), nueva edición; GAR~EE;.ATY SALXON-Rrccl, obra citada, Nos.
80 a 127, págs. 300 a 306 y NOS. 135 a 137, pág. 307 ; M A Z E ~ U D obra
, citada, tomo
111, 2.a edición, Nos. 2002 a 2015, págs. 4 a 46; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
1'1, Nos. 711 a 718, págs. 964 a 982; PIRSONY DE VICI.É,obra citada, tomo 11, Nos.
408 a 417, págs. 322 a 347; DE PAGE,obra citada, tnmo II,Nos. 1059 a 1067 bis,'
págs. 906 a 915; DEMoGvE, obra citada, tomo T, Kos. 1256 a 1322, págs. 573 a 647;
SZV-~TIER, obra citada, tomo 1, Nos. 209 a 233, pags. 262 a 298 y las siguientes menio-
rias de prueba: 'IJ~7.ii.k T J R z U , J o ~ EEl, delito y la responsabilidad qtte cotz 62 ~lace;
Imprenta Lathrop Hermanos, Santiago de Chile, 1911, 3." parte.; P U E B LA . ~V A R T . ~ ,
H~CTOR ,
Responsabididad del Estado, Santiago de Chile, 1924; Coso GORMAZ, Ckhíf~.o,
De la .Responsabilidad del Estado, Imprenta Arturo Prat, Santiago de Chile. 1930:
RIVERAXr~cuR.%, JORGE, Res$oltsobilUkad del Estado $07 los errores judiciales. Im-
prenta La Ilustración, Santiago de Chile, 1933; BARRAZA voN C H R I S N ~ALFOHSO,
R,
Responsabilidnd del Eshdo. Estrrdio docfrinnl, Talleres Gráficos <:La Nación- S. A.
La Corte Suprema ha fallado que el art. 2320 del Cb-
digo Civil no se aplica al Estado por lo que hace a los hechos
delictuosos cometidos por sus funcionarios y agentes en ejer-
cicio de sus funciones-en la especie se trataba de un cara-
binero que, estando de skrvício, hirió a un transeúnte con
un disparo,-porque tales fuilcionarios y agentes no están al
cuidado del Fisco ni se hallan tampoco en el caso de una de-
pendencia tan estrecha que permita estimar que aquél con-
taba con ios medios de evitar el daño. En tal caso, sólo existe
la responsabilidad personal y directa del autor del hecho
ilícito (1).
La misma Corte ha fallado que los abusos cometidos
por los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones
no pueden afectar la responsabilidad fiscal, desde que la ley
los hace a ellos personalmente responsables (2), y que las
disposiciones del Código Civil que imponen responsabilidad
a una persona por el hecho de aquellas que están a su cui-
dado, no son aplicables a los empleados en el servicio pú-
blico, los cuales responden del hecho de sus subalternos sólo
en los casos y en la forma que leyes especiales determinan,
(1) XI.L?EAUD, obra citada, tomo 1, 2." edición, N," 764, pág. 680' N."811, pág.
711 ; DEMOGUE, obra citada, tomo V. N." 820,pág. 7 y W." 848, pág. 38.
( 2 ) Rer., tomo 22, 2." parte, sec. l.",pAg. 432. Lréanse además las sentencias
citadas en la nota 3 de la pág. 510. En eI mismo sentido: DE PAGE obra citada, to-
mo Ir, K." 971, pág. 824 in $%e.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 248, pág. 323.
(4) DE PAGE,obra citada, torno 11, pág. 808, nota 4; ?J." 969, pág. 822: N.O 971,
pág. 824: Pr~sor;i DE I'ILLB, obra citada, tomo 1, pág. 193, nora 1, 3' N,"73, pág.
175.
H. 4 L. MAZEAUD, tomo 1, 2.a edición, N."916, pAg. 774, admiten esta solución
respecto de los dependientes; pero no respecto de Ios hijos menores, aprendices y
221. Contenido de la presunción.-Reuniéndose los
requisitos antedichos, la ley presume la culpa de la persona
civilmente responsable y la relación causal entre esta culpa
y el daño, es decir, que de parte de esa persona hubo falta
de vigilancia y que esta falta de vigilancia fué la causa del
daño irrogado por el subordinado o dependiente. Así se ha
fallado (1). La víctima, por tanto, no necesfta probar ni esa
culpa ni esa relación causal (2).
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 493, pág. 266; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 631, pág. 858; COLINY CAPITANT, obra citada,
tomo 11, 6.8 edición, pág. 390; B . ~ U D R Y - L A C A ~ ~ T IYNBARDE,
E ~ I E obra citada, tomo
IV, ediciiin, N.O 2905, pág. 601; DEMOGUE, obra citada, tomo Y, N . O 821, pág.
10 y H."825, pbg, 1 1 ; P~RSON S DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, Nos. 84 ). 85, pág.
194; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N . O 776, pág. 687.
(2) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consids. 3.' y 4.").
(3) Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 144, pág. 91; MAZEAUD, obra ci-
tada, tomo 1, 2.3 edición, N." 725, pág; 660; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 88, pág. 437.
(4) De ahí que se pueda hacer valer contra 10s herederos de1 civilmente respon-
sabIe, altn cuando no se haya perseguido en vida de éste (art. 2316): BAUDRY-
~ A C A N T I N E R I EY BARDE,obra citada, tomo IV,3.= edición, i\r'." 2896, pág. 595 y 3."
2936 1, pág. 648; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O950 in fine, pág. 162; CARDE-
NAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 253; pág. 463.
21
penas son, por lo general, personales. Por eso, se le llama
civilmente vesponsdble (1). A menos que la multa tenga un
carácter mixto de pena y de reparación, como ocurre, de
ordinario, con las establecidas por las leyes tributarias ( 2 ) , o
no sea pena: tal es el caso de las que impone la autoridad
administrativa en uso de sus atribuciones gubernativas (art.
20 C. P.).
De acuerdo con este criterio, se ha. fallado que el padre
es responsable de las multas que la Dirección de Impuestos
Internos imponga en conformidad a la ley de alcoholes a un
hijo menor que habitaba con él p r haberse comprobado que
dicho hijo destilaba alcohol clandestinamente en un fundo
de propiedad del padre (3).
mo 11, 6 . a edición, pág. 388; PLANIOL Y RIPERT, obracitada, tomo VI, N,' 656, ~ á g .
887; GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N.O 19, pág. 430; Nos. 244, 248 y 251,
págs. 462 y 463; MUEAUD, obra citada, tomo 1; 2.' edición, Nos. 721 a 723, págs.
656 a 658; N . O 787, pág. 695; SAVATIER, obra citada, torno 1, Nos. 286 y 287, p á ~ 372.
.
(1) MAZEACD, obra citada, tomo 1, 2: edicibn, Nos. 721 a 723, págs. 656 n 658;
N." 787, pág. 695; DE PAGE,obra citada, tonto 11, N." 970, pág. 823.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 957, pág. 167.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 32 5
(1) Rev., tonlo 38, 2.a parte, sec. pág. 239 (consid. 1Tde 1.- instancia).
Aunque el Código francés no contiene un precepto análogo al art. 2325 del nues-
tro, los autores estan de acuerdo en que el civilmente responsable tiene este derecho:
B A c D R ~ - L . ~ c A ~ ; T ~ Y~ -BARDE,
E R ~ E obra citada, tomo Ib', 3." edición, N," 2931, pág.
645; MAZEACD, obra citada, tomo 1, 2 . l edición, N." 724, pág. 659 y Y." 728, p5g.
661; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N."953, pág. L63 y 9." 954, pág. 164; LALOG,
obra citada, N." 515. pág. 263; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V i . N." 656,
pág. 887: PIRSONY DE VILLÉ, obracitada, tonlo 1, N." 132, pág. 296 y N." 133, pág.
298; D E PAGE,obra citada, tomo 11, N."971, pkg. 825; GARDENAT Y SALMON-RICCI,
obra citada, Nos. 232 a 235, pág. 451 y N," 239, pág. 462; SAVATIER, obra citada,
tonio 1, N." 253, pág. 329 y N." 287, pág. 373.
(2) La opinión contraria sustentada por algunos autores franceses y belgas es
inaceptable entre nosotros dados los términos del art. 2325, que no distinguen: DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 953, pág. 163; MAZEAUD, obra citada, tomo I , 2.8
edición, N . O 726, pág. 659: GARDESATY S ~ ~ n r o u - R I Cobra C I , citada, N." q?, pág.
461; PLANIOLT R I P E ~ Tobra , citada, tomo VI, N.*656, pág. 887; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 971, pág. 825 ; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N," 132,
pág. 297 y N," 133, pág. 298.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 235, pág. 461; PIRSONU DE
VILLE,obra citada, t o l o 1, N," 132, pág. 297; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a
edici6n, N." 725, pág. 659; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición,
pág. 295.
(4) GARDENAT C I , citada, N." 234, pág. 161; PLANIOL
'Y S A L X ~ N - R I C obra Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 656, pág. 888; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O
971, pág. 825; DEYOGLX,obra citada, tomo.\:, N,"953, pág> 163; M.&&EAUD, obra
citada, t o p o 1, 2; edición, N," 727, pág. 660.
de cualquiera de los autores. Pero el coautor condenado a
reparar el daño totalmente, no puede exigir de la persona o
personas a cuyo cuidado estCn los demás coautores el reem-
bolso de la parte que en la indemnización corresponda a
éstos; la responsabilidad del hecho ajeno está establecida en
beneficio de la víctima únicamente (1).
Prácticamente, este recurso es ilusorio; de ordinario, el
autor del ,daño es insolvente. Por eso, el art. 2325 dice que
las personas obligadas a la reparación de los' daños causados
por las que de ellas dependen, tendrán derecho para ser in-
demnizadas sobre los bienes de éstas, si los hubiere.
(1) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 4.").
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, N.O 734, pág. 665; BAUDRY-
LACANTINERIE Y R . ~ R D Eobra
, citada, tomo IV, 3.° edición, N." 2898, pág. 595; DE
PACE,obra citada, tomo 11, N." 972, pág. 826; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, to-
mo 1, N," 75, pág. 179; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada. N.O.58, pág. 433;
PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V I , N.7 628, pag. 856.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD - .. , - 33-3..
-
(1) MAZEAIJD,obra citada, tomo 1, 2,a edición, N.O 739, pág. 667; PIRSONY DE
VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 7 5 , pág. 181; SAVATIER, obra citada, tonlo 1, N,' 247,
pág. 321.-En contra: Deniocc~,obra citada, tonio V, N . O 831, pág. 19.
(2) Aunque los arts. 223 y 224 se refieren al caso de divorcio Únicaniente, se apli-
can por analogk a l de nulidad de matrimonio.
(3) En estos casos, el padre sólo será responsable de losdelitos o cuasidelitos
cometidas por los hijos que estén a su cuidado (art 224). De los cometidos por tos que
esten al cuidado de la madre, responderá ésta.
( ~ ) ' ~ ~ A Z E . < Uobra
D, citada, toi~io1, 2.' edición, N.O 738, pág. 666; LALOU, obra
citada, Nos. 465 y 466, págs. 234 y 235; PLAKIOL Y RIPERT, obracitada, tomo YI,
N.O 628, pág. 856; DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 973, pág. 827; PIRSONY DE
L'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N . O 75, pág. 180; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra ci-
tada, N.O 60, phg. 434; B\~-DRV-LACXNTIXERIE Y BARDE,obra citada, tonio IV, N.O
2900, pág. 596; JOSSERXND, obra citada, torno 11, 2.a edición, N . O 4515, 267; DE-
NOGUE, obra citada, tomo Y, h',O 831, pág. 19; SAVATIER! obra citada, tomo I , N."
247, pág, 321.
están separados de hecho y han dividido entre ellos el
cuidado de los hijos-tal separación es una situación al
margen de la ley que no altera las reglas concernientes a
ese cuidado (1),- o el padre está ausente (Z), preso (3)
o ha desaparecido, a menos que en estos casos el juez haya
confiado el cuidado de los hijos a la madre.
Si el padre está demente, no responde del delito o cuasi-
delito de los hijos menores que habiten con él (art. 2319), y,
salvo que el juez haya confiado el cuidado de los hijos a
la madre, ésta tampoco sería responsable.
(1) PLAE~OL, obra citada, tomo 11, 10.. edición, 910, phg. 319; GAKDEXAT
y S.%L>~OW-RICCI, obra citada, S." 72, pág. 435; JOSSERAXD, obra citada, tomo Il,,
2.a edición, E.'495, pág. 268; DEMOGUE, obra citada, lomo V, N . O 834, pág. 24; PIR-
Soni I- U@ VILLÉ, obra citada, tomo 1, y."79, pág. 185.; BA~DRT-LAC.~NTINEXIE S
BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. ediciiin, N."2904, pág. 599; hlazaauu, ubra ,cieada,
tomo 1, 2..ediciÓn, h."757, pág. 67G y N."758, pág. 677.-En coxitra: PLAXIUL Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, 3.' 630, pág. 857; DE PAGE,obra citada, tor~io11, N,'
973, pBg. 828.
(2) I'L~NIOL, obra citada, tomo TI, 10.a edición, K." 910, pág. 319; BAVDRY-
L;ZCANTIXERIE, obra citada, tomo 11, 13." edición, N." 715, pág. 324; L-ILPU,obra
citada, N."463, pág. 233; COLINT CAPITAXT, obra citada, tomo 11, 6.' edición, pág.
389; JOSSEKAND, obra citada, romo 11, 2.a edición, N." 495, pág. 268; PL.SNIOL T
RIPI:RT, obra citada, tomo \.Y,N." 630, pág. 857; DEMOGUE, obra citada, tomo i',
N," 825, pág. 11; B.~ZDRY-L.&CAXTIKERIE T BARDE,obra citada, tomo IV, edición.
N." 2904, pág. 599; %$tlaz~ari~, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N." 760, pág. 679,
nota 5; PIRSOY k , citada, tomo 1, N." 79, pág. 184; SATATIEK,
r DE \ . T i ~ ~obra obra
citada, tomo 1: N," 250, pág. 325.
(3) PLAKIOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición, N." 910, pág. 3f9; DEMOGGE,
obra citada, tomo V, N.O 834 in j n e , pág. 26; BACDRT-LACANTINERIE T BARDE,obra
citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2904 i n j n e , pág. 599.
22
ejemplo, si al enviar al hijo a otra ciudad a estudiar (11, a
trabajar o a hacer su servicio militar, no lo somete a nin-
guna vigilancia (2). Pero, en tal caso, la responsabilidad
del padre o de la madre, en su caso, no sería la presunta del
art. 2320 sino la personal y directa derivada de su propio
hecho o culpa.
(1) Recueil Sirey, 1936, l.a parte, pág. 141 (casación 10 de Febrero de 1936):
Rcvuc Ttimestrielle de Drmt C i d , año 1936, pág. 474, N . O 8.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 249, pág. 324 i n fine.
(3) DBMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 820, pág. 7 i n fine.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 248, pág. 323, nota 4.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 823, pág. 9 y N.O.830, pág. 18; GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 82 y 83, pág. 436; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O 2899, pág. 596.
(6) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513.
(7) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672.
DE LAS PR.ESUNCIDNES DE CGLPABlLlDAD 339 -
244. Menor dependiente, aprendiz o criado.-Si el
hijo menor es un dependiente, aprendiz o criado al servicio
de otra persona y comete el delito o cuasidelito mientras está
al cuidado de su empresario o de un artesano o en el ejercicio
de. sus respectivas funciones, la responsabilidad recae sobre
el empresario, el artesano o el amo y no sobre los padres
(arts. 2320, inc. 5 . O , y 2322) (N.O230) (l), a menos que pro-
venga de la mala educación del hijo o de los hábitos vicio-
sos que aquéllo6 le dejaron adquirir, en cuyo caso también
responderian (art. 2321) (N-" 247) (2).
(1) Rer., tomo 21, 2." parte, sec. pág. 324 (Corte Supre~iia): en la especie,
dos nlenores tuvierori un alteicado a consecuencia del cual uno hirió al otro. PIRSON
Y DE YILLÉ, obra citada, tomo 1, K."8 5 , pág. 200; DEMOGUE, obra citada, tomo Y,
5." 824, pág. 11.
(2) Gaceta, año 1935, tomo I f , s m t . 148, pág. 500 (consid. 7.").
(3) S.~V.%TIER, obra citada, tomo 1 ,v." 251, pAg. 326.
(4) Gaceta, año 1939, tonio 11, sent. 161, pág. 672 (consid. 19).
(5) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 7.'); P i ~ s o r \; DE
Y I L L ~obra
, citada, ionlo 1, 5."85, pág. 197.
educación del hijo (1) ; el art. 2320 no lo exige. De los efectos
de la omisión de este último deber se ocupa el art. 2321 y
no aquél.
La imposibilidad de los padres para impedir el hecho,
que los jueces del fondo establecen con facultades soberanas
(2), es esencialmente relaxiva: depender&de la edad, carhcter
y estado de salud del hijo, del medio a que pertenece, de los
hábitos y costumbres sociales, etc. Debe, pues, apreciarse
in concreto y en forma humana y razonable. La vigilancia
que exige un niño de ocho años no es la misma que requiere
uno de quince o un joven de veinte, ni la que requiere un
niño dócil, la que debe emplearse con uno de malos instintos
o de mal carácter. Dados los hábitos actuales, no puede es-
timarse que hay imprudencia de parte de un padre en per-
mitir que sus hijos practiquen deportes, anden en bicicleta
o motocicleta, manejen autarnóvil, etc., salvo que se trate
de deportes especialmente peligrosos o que el hijo, por su
edad o desarrollo, no tenga el ,discernimiento o las aptitudes
requeridas para eIlos o paia utilizar esos vehículos (3). En
cambio, constituye una falta de vigilancia ignorar que mu-
chachos de diecisiete o dieciocho años cargan armas de fue-
go (4).
Los padres no podrían relevarse de responsabilidad si el
delito o cuasidelito cometido por el hijo provino de un hecho
imputable a ellos, como si le dieron malos ejemplos (5) o
--
(1) En contra: DE PAGE,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 974, pág. 830;
M A ~ E A U D ,obracitada, tomo 1, 2..ediciÓn, N . O 767, pág. 682 y N.O 773, p&g.686.
(2) J O ~ E R A N D ,obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 493, pág. 267; DEMOGL'E,
obra citada, tomo V, N . O 827, pág. 17; DE PACE,o b r ~citada, tomo 11, N.O 974. pág.
830; PIRSONY DE VILLE,obra citada, tomo 1, N.O 84, pág. 194; GARDENAT Y SALYON-
Rxccr, obra citada, N.O 90, pág. 437.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 623, pág. 9; N.O 824, pág. 10: N.O 837
bis, pág. 29; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 974, pág. 831 y N," 976, pág. 833;
PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 85, p&g. 197; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, Nos. 775 a 777, págs. 686 a 689; SAVATIER, obra citada, tomo 1,
N." 251, págs. 326 y 327.
(4) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consih. 8." y 9.");DE PAGI:,
obra citada, tomo 11, N.O 975, pág. 832.
(5) Gaceta, año 1935, tomo 11, cent. 148, $ig. 500 (consid. 6.").
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 343
(1) D u c c ~CLARO, CARLOS, obra citada, 1Y.O 127, pág. 83, crce quc en estos dos
casos cesa la responsabili~addel marido.
(2) En el r n i ~ ~ r sentido:
lo obra citada, N."130, pág. 84.
D ~ c c rCLARO,CARLOS,
índice
1748); es la mujer quien soporta en definitiva esta indem-
nización (1).
Como la responsabilidad del marido no extingue la d e
la mujer, la víctima, si lo prefiere, podrá dirigirse directa-
mente en contra de ella, en cuyo caso hará. efectiva esa in-
demnización en los bienes propios de la mujer. En el régi-
men de sociedad conyugal, la víctima puede, pues, perseguir
los bienes sociales, los del marido y los de la mujer, según
que se dirija en contra de aquél o de ésta (2).
En el caso del N.O 258, la víctima sólo podría perseguir
10s bienes reservados de la mujer (art. 150 C. C.) (3).
(2) Rev.. tomo 2 , 2.' parte, sec. pág. 141; tomo 7, 2.a parte, sec. l.a, págs.
451 y 546 y sec. Z.a, pág. 3; tomo 9, 2.= parte, sec. pág. 23: tomo 12, 2.2 parte,
sec. 1 .". págs. 18 y 300; tomo 13, 2.= parte, sec. 1.*, pág. 103; tomo 15, 2.a parte, sec.
1 . a , pág. 131; tomo 19, 2.* parte, sec. pág. 378; tomo 21, 2.a parte, sec. l.", págs.
1 19 y 1053: toiiio 22, 2." parte, sec. pág. 195; tomo 36, 2.a parte, sec. l.', pág. 544;
tormo 39, 2.a parte, sec. l.a, pág. 79; Gaceta, año 1901, tomo 11, sent. 2789, pág. 925:
año 1913, sent. 1052, pág. 3056; año 1914, sent. 5. pAg. 13 y sent. 607, pág. 1762; año
1915, sent. 102, phg. 228; sept. 291, pág. 715 y sent. 297. pág. 731; año 1916, tomo 1,
sent. 150, pág. 485; tomo 11, sent. 235, pág. 803; año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467.
(3) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1897, tomo 11, sent. 3504, pág.
912; año 1897, tonlo 111, sent. 4225, pág. 78; año 1901, tomo 11, sent. 3025, pág. 1174;
año 1914, sent. 215, pág. 593.
(4) Rev., tomo 34, 2.. parte, sec. l.", pág. 389.
(5) Gaceta, año 1915, sent. 565, pág. 1467.
(6) Rev., tomo 39, 2.' parte, sec. l.*, pág. 343 (Corte Suprema).
(7) G.iceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432.
(8) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 145 y 146, pág. 449; N.O 150,
pág. 450; N.O 156, pág. 452 y N.O 163, pág. 453.
D E LAS PRESUNCIONES DE CULPrlBILTDAD 363
(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.. edición, K." 911 bis, pág. 321; GAUDE-
YET, obra citada, pág. 324; COLINi CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.8 edicibn,
pág. 394; BAUDRY-LACANTIXERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. edición, N.O
2913, pág. 619; JOSCERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 512, pág. 276;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 87 a 102, págs. 439 y 440; LALOU,
obra citada, N." 489, pág. 247; PLANIOLY RXPERT, obra citada, tomo VI, N.O 645,
pág. 871; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.0 edicíbn, N.O 896, pág. 760; PIRSONr
DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 109, pág. 235; DEMOGUE, obra citada, tomo V,
N.O 896, págs. 90 y 92; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 297, pág. 387 y N." 298,
pág. 386.
$2) SAVATIPR, obra citada, tomo 1, N.O 298, pág. 389.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N," 903, pág. 96; L.~Lou,obra citada, N.o
497, pág. 251; SIVATIER, obra citada, tomo 1, N." 3C0, pág. 395.-En contra:
RAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.8 edicibn, N." 2912, phg.
618; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 104 y 105, pág. 440; DE PACE,
obra citadn, torno 11, N." 987, pág. 843: PLANIOI. Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
~ $ 4 876,
. nota 1; PIRSONY DE v 1 ~ 1 . 6 obra
, citada, tomo 1, N . 9 1 0 , pág. 236 1 N."
1 1 1 , php. 241.
(4) Gaceta, año 1918, tomo 1, sent. 308, pág. 95i.
D- LAS PRESCNCIONES DE C U L P A B I L I ~ A D 3 69
(1) BAUDRY-LACANUNLRIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2912,
pág. 619: GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N.O 109, pág. 441; I,ALOU,obra
citada, N." 508, pág 257 y N," 510, pág. 258; PLANIOL y RIPERT,obra citada, tonio
VI, N." 649, pág. 876; M A ~ E A U obra D . citada, tomo 1, 2." edicibn, N," 900, pág. 761
y M.' 901, phg. 762; DEMOGCE, obra citada, tomo V, N." 908, pág. 102; PIRSONY
DE VILLÉ,obra citada, tomo I , N." 128, p5gs. 282 y siguientes; Rwttie Trimestrielle de
Droa C i d , tomo 38, ano 1939, pág. 264, N.' 22.
(2) COLINP CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edición, pág. 394: BAUDRY-
LACAXTINERIH, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N."720 infine, phg. 327; BAUDRY-
~ C A N T X K E R I EY B-~RDE, obra citada, tomo It', edición, H." 2912, pág. 618 itt
fine; GARDENAT Y SALMOX-RICCI, obra citada, N." 110, pág. 442; LALOU, obra citada,
N . O 507, pAg. 256; DE PACE, obra citada, tomo 11, E."986, pAg. 842; PMNIOLY Ki-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 649, pAg. 876; PIKSON Y DE VILLE,obra citada, to-
mo 1, N," 128, págs. 282 y siguientes; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 315, pág.
416.
24
su cuidado (l),es decir, durante el tiempo que presten szis ser-
vicios o desernpenen las funciones que les estén encomendadas
(2), sea que el hecho se realice en ejercicio o con ocasión de
tales funciones o servicios y aun con abuso de unas u otros
(3), sea ajeno a ellos o se verifique durante una interrupción
momentánea de los mismos, por ejemplo, para tomarse un
descanso o satisfacer una necesidad corporal, o fuera de la
presencia del empresario. Basta que el hecho se ejecute
mientras el dependiente esté a s u cuidado, y esto ocurre
mientras se halle en servicio (4).
Así, el empresario responde del homicidio cometido en el
taller por uno de sus dependientes en la persona de otro depen-
(1) En este punto, nuestro Código es más amplio que el francés. Según este,
los comitentes sólo responden del daño causado por sus dependientes (pr6posés) en
el ejercicio de sus respectivas funciones, es decir, el Código francés aplica a esta res-
ponsabilidad el criterio que el nuestro consagra para los amos en el art. 2322, en tanto
que en Chile la responsabilidad del empresario procede en el mismo caao que la ?e los
jefes de colegios y escuelas.
Por lo que hace a la extensión de la responsabilidad de los empresarios, nuestro
Código adopta, pues, el criterio que el Código francés establece respecto de los ins-
titutores y artesanos en el inciso 6." del art. 1384 y no el que aplica a los amos v co-
niitentes. Conviene tener presente esta circunstancia para evitar los errores a que
podría dar origen la aplicación lisa y llana de la doctrina y de la jurisprudencia fran-
cesas en la interpretación de los preceptos que reglan la responsabilidad de que ahora
nos ocupamos.
(2) Gaceta, año 1901, tomo 11, sent. 3025, pág. 1174 (consid. 3."); año 1930,
tomo 11, sent. 7, pág. 39 (consid. 8." de l . = instancia).
(3) Cuando el legislador ha querido eximir de responsabilidad al civilmente
responsable por el hecho de que la persona a su cuidado abuse de sus funciones, lo
ha dicho expresamente, como en el caso del art. 2322 respecto de los amos.
(4) En el mismo sentido: Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 166, pág. 103.
NO obstante que, según el art. 1384 del Código francds, los comitentes sólo responden
del daño causado por sus dependientes en ei ejercicio de sus respectivas funciones, pre-
cepto que, como dijimos en la nota 1 de'esta página, es más restringido que el nuestro,
la jurisprudencia francesa lo ha interpretado con tal amplitud que las soluciones que
adopta son análogas a las que, en nuestro sentir, se derivan del inc. 5." del art. 2320:
MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 905, pág. 765; N.O 910, pág. 768 y
Nos. 912 a 915, págs. 770 a 774; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 650,
pág. 879; JOSCERAND, obra citada, tomo 11, 2.1 edición, N.O 512, pág. 275; COLINY
CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 395; LALOU, obra citada, Nos. 501
a 506, págs. 253 a 256; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 989, pág. 845 y N.O 990,
pág. 846; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tonio 1, Nos. 120 a 125, págs. 258 a 277;
BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2914, pág.
621 ; UEMOGUE, obra citada, tomo V, Nos. 918 a 921, págs. 114 a 123; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 112, a 118, págs. 443 a 446.
DE I,.kS PRESUNCIONES DE CULPABII.ID.4T) 37 1
(1) LALOII,obra citada, N . O 484, pLg. 245; Dz PAGE,obra citada, tomo 11, N . O
984, pág. 838; COLINy CAPITANT, obracitada, tomo 11,6.aedición,pág. 392; M A ~ C - ~ X T D ,
obra citada, tomo 1 , 2.a edición, Xos. 929 a 931, págs. 784 y 785; PLANIOL, obra ci-
tada, tomo 11, 10.8 edición, N.O 911, pág. 320; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
VI, N.O 641, pág. 867; B.4nD~i--LACANTIXERIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición,
N,"719, pág. 326; PIRSONY DE VILI.~,obra citada, tomo 1, N . O 102, pág. 222.
(2) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.a, pág. 343 (Corte Suprema).
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N," 870, pág. 746; PIRSOXY DE
VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 104, pág. 227; LALOU, obra citada, N . O 488, pág. 247;
Duccr CLARO, CARLOS, obra citada, N." 169, pág. 106.
como cocineras, choferes de casas particulares (11, cocheros
(2), llavercs, mozos, porteros, sirvientes de mano, conserjes,
jardineros, niñeras, cuidadores de un inmueble (3), etc.
Basta que una persona sea empleado doméstico de otra
para que tenga la calidad de criado o sirviente y quede com-
prendida en el art. 2322, cualquiera que sea su edad, mayor
o menor de veinticinco años, la remuneración que reciba,
la forma en que ésta se pague, por tiempo o por obra, y aun-
que sirva gratuitamente, por hacer un favor, o no reciba
otro salario que las propinas de los clientes o una parte de
las utilidades, cualesquiera que sean la duración o carácter del
empleo, permanente, transitorio o accidental o las relaciones
de familia que medien entre ellas y aun cuando no exista
contrato, el celebrado sea nulo, o sirva a varios amos a la vez
(4) o no habite en la misma casa que el amo; la ley no con-
sidera estas circunstancias sino únicamente el hecho de ser
criado o simiente (5).
No es necesario que el amo mismo haya elegido o designa-
do al criado o sirviente. Este puede serlo por el propio amo,
por sus empleados, agentes u otros dependientes, aunque
no tengan autorización para ello, por su mujer u otros miem-
bros de su familia, como acontece de ordinario, y aún por
un tercero sin vinculación alguna con él. La calidad de cria-
(1) OTEKO, Concordancias y Jurisprudencia del C. de P . C., tonio V, 1918-1922,
pág. 239, N."5.
A lo dicho en el tixto no obsta el hecho de que estos choferes sean considera-
dos empleados particulares para los efectos de las leyes del trabajo, porque estas
leyes sOlo reglan las relaciones entre ellos v sus empleadores o patrones y tal cali-
dad se les ha conferido principalmente para otorgarles los beneficios que esas leyes
confieren a dichos empleados. Pero nada dicen sobre la responsabilidad que afecta
al palrln por los diños que el chofer cause a terceros, materia que queda regida por
el C. C.
(2) Gaceta, año 1914, sent. 596, pág. 1726.
(3) Gaceta, año 1886, sent. 690, pág. 401 (consid. 6.').
(4) No obsta a lo dicho el art. 61 C. del T. La exigencia de que el empleado do-
iiiéstico sirva a un solo patrón es para los fines de ese Código; nada tiene que ver con
la responsabilidad del amo, qiie está regida por el art. 2322 C. C., que no contempla
esa exigencia.
(5) VCanse los autores citados en las notas 3 de la pág. 364, 6 a 13 de la pdg.
365 y 1 a 5 de la pág. 366.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 377
(1) Véanse los autores citadosen las notas 7 de la pág. 366 y 1 y 2 de la pág. 367.
(2) Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. l.*, pág. 146 (Corte Suprema).
(3) Rev., tonio 7, 2.* parte, sec. pág. 146 (Corte Supremaj; tomo 28, 2.=
2.a parte, sec. l.", phg. 66; tomo 38, 2." parte, sec. l.a, pág. 239 (consid. 17 de 2.° ins-
tancia).
(4) Gaceta, año 1882, sent. 498, pág. 296.
( 5 ) Rev., tomo 3, 2,;' parte, sec. 2.a, pág. 109.
( 6 ) Rev., tomo 5, 2.' parte, sec. 2,a, pág. 78.
378 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ
art. 2320, que es más amplio que el art. 2322. Mientras éste
hace responsable al amo por la conducta de sus criados o
sirvientes e n el ejercicio de sus respectivas funciones, lo que
excluye su responsabilidad en caso de abuso de las mismas
o de delito o, cuasidelito cometido con ocasión de ellas, el art.
2320 hace responsable al patrón o empleador por todo hecho
ejecutado mientras el subalterno o dependiente esté a su
cuidado, aunque sea ajeno a las funciones que desempeña o
constituya un abuso de las mismas (N.O 289).
298. Criado facilitado a otro amo.-El amo que pone
momentáneamente a su criado a disposición de otra persona,
será responsable de los delitos o cuasidelitos que cometa el
(1) Rev., tomo 32, 2.' parte, sec. l:, pág. 382; Gaceta, año 1910, tomo 11, sent.
1178, pAg. 924; año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396.
(2) Rev., tomo 12, 2.' parte, sec. l.., pág. 551; tomo 28, 2.' parte, sec. l.., pág.
461; Gaceta, año 1914, sent. 599, pág. 1731.
(3) Rev., tomo 34, 2.' parte, sec. 12, pág. 223 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1906, tomo 11, sent. 972, pág.
558.
(5) Rev., tomo 37, 2.' parte, aec. l.=, pág. 94, conaid. 5.' (Corte Suprema).
(6) Obras completas, tomo XII, pág. 588, nota al art. 2486, inc. 2.".
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 3 79
(1) Rev., tomo 37, 2.° parte, sec. l.*, pág. 94 (consids. 9 y 11 de Zbainstancia).
(2) Rer., tomo 34, 2.° parte, sec. l.=,pág. 223. En cuanto a la inaplicabilidad
de ese articulo en este caso, véase lo que dijimos en el N." 297.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.° edición, N." 915, pág. 773, nota 6; Rcvue
Trimestrielle de Droit Civil, tomo 38, año 1939, pág. 263, N . O 21.
(4) Rev., tomo 24, 2.. parte, sec. l.°, pág. 670. &ta sentencia hace una afirma-
ción errónea cuando en .el considerando 11 dice que es menester que la culpa del amo
se establezca en todo caso, porque la responsabilidad por el hecho ajeno tiene preci-
samente por objeto relevar a la víctima de la necesidad de probar esa culpa, que se
presume.
(5) Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, N.O 175, pág. 109; MAZEXUD, obra cita-
da, tomo 1, 2.' edición, N.O 911, pág. 769 y N.O 912, pág. 770; BAUDRY-LACANTI-
NERIE,obra citada, tomo 11, 13.8 edici6n, N.O 721, pág. 327; DE PAGE, obra citada,
tomo 11, N . O 990, pág, 847; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 125, págs.
270 a 277.
En Francia prevalece la opini6n contraria, no obstante que el inciso 5." del art.
D E LAS PRESUNCIONES DE CULPABII.IDAD 381
(1) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. l.=, pág. 66; tomo 32, 2.a parte, sec. l.=, pág.
382 (ambas de la Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1899, tomo 11, sent. 52, pág. 46.
(3) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. pág. 340 (consid. 3." de l.* instancia).
(4) Rev., tomo 28, 2.2 parte, sec. l.=, pág. 461.
( 5 ) Ejemplo citado por BELLO,Obms completos, tomo XII, pág. 588, nota al art.
2486, inc. 2."
(6) Rev., tomo 3 1 , 2." parte, sec. l.", pág. 389.
(7) Véase la cita contenida en la nota 5 de esta página.
podía prever ese hecho. Sería también el caso, según así se
ha fallado, de un cochero que, lejos de la presencia del anio y
en un lugar donde éste .no tenía niedios de prever o impedir
el hecho, azota repentinamente los caballos y se precipita
sobre el vehículo que iba delante, dándole viielta y destro-
zándole (1).
Al amo no le basta probar que le fué difícil prever o
impedir que el criado ejerciera sus funciones de un modo
impropio; debe establecer que le fué imposible moral y ma-
terialmente. La ley no se contenta con que haya habido di-
ficultad, exige una verdadera y real imposibilidad. El art.
2322 habla de que el amo n o haya tenido medio de prever o
impedir que el criado ejerciera sus funciones de un modo
impropio. De ahí que el solo hecho de que el daño no se ha-
ya realizado a la vista del amo, no lo exime de responsabili-
dad. Tampoco le basta probar que instruye y vigila a sus
criados, porque si a pesar de esta instrucción y vigilancia
cometen hechos ilícitos, significa que aquéllas son insuficier~tes
o desobedecidas y no concurren, por tanto, al propósito de
evitarlos que indudablemente tiene el amo (2). Se ha fallado
que el hecho de que el criado cause el daño por violación de
los reglamentos e instrucciones dictados por el amo acerca
de la manera dc efectuar el trabajo, no exime a éste de res-
ponsabilidad, porque así como tuvo autoridad y cuidado
para dictar aquéllos, debió gastar la misma autoridad para
hacerlos cuinplir por todos los medios que la prudencia acon-
sejaba (3).
Determinar si el amo pudo o no prever o impedir el ejer-
cicio inlpropio de sus funciones por el criado, empleando el
cuidado ordinario y la autoridad competente, es una cuestión
de hecho, que los jueces del fondo establecen soberanamen-
te (4).
( 1 ) Principes de Droit Civil Francais, tomo 11, 3." edicihn, N," 639, pág. 691.
(2) Rejonte du Recueil Sirey, tomo 19, años 1896-1897, parte, pág. 208, seri-
tencia de 16 de Junio de 1896.
(3) Cobre la evolución y alcance de esta teoría, véanse: JOSSERAND, obra citada.
tomo 11, 2.. edición, Nos. 529 a 555, págs. 285 a 305; JOSSBRAND, Évolutwns el ncfua-
lités (Conférences de Droit Civil), pitgs. 52 y siguientes; MAZEAUD, obra citada, 2: edi-
cibn, tonlo 1 , Nos. 84 a 90, págs. 86 a 93; tomo 11, Nos. 1138 a 1368, p5gs. 96 a 284;
PLASIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nos. 612 a 625, págs. 832 a 853; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, Nos. 326 a 404, págs. 437 a 543; COLINY CAPITANT, obra cita-
da. tomo II,6.. edición, págs. 400 a 405 ter; GAUDEMET, obra citada, págs. 331 a 336;
LALOC,obra citada, Nos. 553 a 624, págs. 295 a 333; BAUDRY-LACANTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.=edición, Nos. 729 a 732, págs. 330 a 333; GARDENAT Y SALHOS-
RICCI,obra citada, Nos. 262 a 301, págs. 461 a 472; PLANIOL, obra ciiada, tonio 11.
lo.= edición, Nos. 916 y 917, pág. 3?3 y Nos. 927 a 931-7.", págs. 328 a 333: DEMO-
GVE, obra citada, tomo V, Nos. 1118 a 1154, págs. 358 a 410; B a s s o ~ ,La notion de
garde dans la resp~n:abd:té du fait des choses; TAUZIN, La responsabilité des profirié-
taires de choses dangereuses et spécialement des automobilistes; LIBMANN, La responsabilité
des accidmts causés par les choses inanimées notamment par les automobiles; S C H L ~ ~ I -
BERGER, La responsabilité en matiZre immobiliere, págs. 70 a 113.
DE L4S PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 393
(1) Este Código regla también con cierta niinuciosidad el daiio causado p m los
vehículos (art. 2054).
(2) El a r t 131 d e este Código dice: .-E1 guardián de una cosa insnimad3, mueble
o inmueble, es responsable de los daños que ocasione, aún durante el tiempo en que
.< no se halle efecti7;amente bajo su control o dirección, como un auiomóvil en n32r-
9 cha, un avión en vuelo o un ascensor durante su funcionarnientc.
to que el art. 2326 autoriza expresamente a l dueño del animal para relevarse de ella
probando que la soltura, extravío o daño no es imputable a culpa suya o del depen-
diente encargado de la guarda o servicio del animal. Si tuviere ese carácter, esta prue-
ba sería inadmisible.
( i ) Si los dueños del animal son varios, la responsabilidad de todos ellos es so-
lidaria (art. 2317).
~ , citada, tomo 11, 2.' edición, N," 1092, pág. 57; DEMOGUE,
(2) I i l a z c ~ c obra
obra citada, tonlo V,N . O 1000, pág. 218 in $%e.
(3) PLAKIOL,obra citada, tomo 11, edición, K."919, pág. 324; COLXN P CA-
PITAxr, obra citada, tomo 11, 6." edición, phg. 397; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N'.' 1012, pAg, 865; BAUDRP-LACANTIKERIE. obra citada, tomo 11, 13.a edición, N."
725, pág. 328.
(4) DBXOGUE, obra citada, tonlo Y, N." 1000, págs. 218 y 219; GARDEBAT Y
Sa~xoií-Riccr,obra citada, N." 67, pág. 577; S . ~ V ~ T I E R , citada, tomo 1, N."
obra
408, pkg. 549.
(5) R l a z a a ~ ~ , citada, tomo 11, Z V a edición, N.O 111, pág. 71; SAVATIER,
obra
obra citada, tomo 1, N . O 408, pág. 549.
398 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ
N." 599, pág. 819; PLAXIOL, obra citada, tomo 11, edición, N.O 918, pág. 3 2 2 ;
COLI': Y CAPITANT, obra-citada, tomo 11, edición, pág. 398; B.%L-DRE--LACAXTINE-
RIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2941, pág. 655; SAYATIFR, obra
citada, tonlo 1, N.O 406, pág. 546.
( 1 ) GARDEN.ITP SALMON-RICCI, obra citada, N.O 90, p6g. 580.
( 2 ) D s ~ o c c obra
~ , citada, tomo V, N.O 1018, p5g. 237.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 362, pág. 485 y N.o 408, pág. 550.
(4) Tal seria el caso de un empleado o criado que utiliza en su p r o ~ i obeneficio
un animal de su empIeador o patrón sin el consentimiento o perniiso de ésce o no obs-
tante su prohibición: PLANIOL Y RIPERT,dbra citada, tomo VI, N.O 593, pág. 814;
GARDEXATS SALMON-RICCI, obra citada, N.O 71, pág. 577; D E ~ ~ O G obra
C E , citada,
tomo V, N.O 1022, pág. 242 in &e.
(51 La doctrina y ia jurisprudencia francesas y belgas suelen fundar esta respon-
sabilidad en la noción de guardo. Se apoyan e n lo dispuesto en el icc. 1.O del zrt. 1383
del Código francés, del cual el art. 1385-que corresponde a nuestro art. 2326-co
sería sino la aplicación a un caso particular. Esta noción no puede invocarse entre
nosotros, El Código no alude a ella en parte alguna, atiende sofariiente al hecho de ser-
virse del animal, concepto que, por otra parte, es más simple y de más f6cil aplicación.
Esto explica que la solución a que hemos llegado en el N." 326 difiera de la general-
mente admitida en Francia. Véanse sobre esta noción de guarda: ~ ~ A ~ E A Uobra D , ci-
tada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 1075 a 1087, págs. 48 a 56 y N." 1109,'pág. 70; JOS-
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.2 edición, -J." 514,'~ág. 278 y N.O 517, pág. 279;
Son, por tanto, responsables: el usufructuario, el usua-
rio, el arrendatario, el comodatario (1), el depositario,
si se le ha dado la facultad de usarlo (2), el acreedor prenda-
rio, en el mismo caso, el mero poseedor, sea regular o irre-
gular (3), y aun el ladrón del animal, si se sirve de él (4),
y el que lo prueba con la mira de comprarlo (5), sea que
se sirvan por sí mismos o por sus criados o dependientes. Lo
que dijimos del dueño en el N.O 321 es aplicable al que se
sirve de un. animal ajeno (art. 2326, inc. 2.0).
Esta responsabilidad subsiste durante todo el tiempo
que el animal esté a su servicio y aunque durante él se haya
soltado o extraviado. Lo dicho en el N.O 323 se aplica también
en este caso (art. 2326, inc. 2.0). La responsabilidad co-
mienza en el momento en que el tercero aprehende el animal
real y efectivamente y cesa cuando lo restituye a su dueño
o pasa al servicio de otra persona (6).
Determinar si el animal, al tiempo del daño, estaba o
no al servicio de otra persona que el dueño, es una cuestión
---
PLAKIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, Nos. 916 a 918, pág. 323; PIRSONS DE
\'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 144, pág. 325: DE PAGE,obra citaria, tomo 11, N.O.
1012, pág. 865; SAVATIER, obra citada, tomo 1, Nos. 359 a 377, págs. 480 a 503.
(1) RIAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.= edición, N." 1102, pág. 65; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 410, pág. 554; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1002,
pig. 220; N.O 1010. pág. 230; N.O 1012, pág. 231; PLANIOLY RIPERT,obra citada.
tomo VI, N." 593. pág. 814; PLANIOL,obra citada. tomo 11, edición, N." 919,
pág. 324; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.= edición, pág. 397; LA LO^,
obra citada, N," 530, pág. 277; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1012, pág. 866;
PIRSOKY DE VILLO,obra citada, tomo 1, N." 145, pág. 326; B.~UDKY-LACXNTIE~I(RII~,
obra citada, tomo ir, 13." edición, N." 725, pág. 328; BAUDRY-LACANTINERIE Y BAR-
DE,obra citada, tomo IV, -3.aedición, N . O 2942, pág. 656; GARDENAT Y SALMON-KICCI,
obra citada, N.O 72, ag. 577'; GAUDEMET, obra citada, pág. 328.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1003, pág. 221.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1018, pbg. 236.-En contra: MAZEAUD,
obra citada, tonlo 11, 2.' edición, N.O 1095, pág. 58.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 364, pág. 487 y N." 406 in fine, pág. 546;
DEMOGLTE, obra citada, tomo V, N.O 1018, pág. 236; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada,
tomo 1, N.O 144, pág. 326.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.8 edición.
N," 1095, p6g. 58.
(5) PLANIOI. c RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 593, ~ á g .814; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N.O 1013, pág. 233; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 410, pág. 555.
(6) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 815, nota 3; DEMOGUE, obra
citada, tomo y, N . O 1002, pág. 221.
DE LA S PRESUNCIOKES DE CULPABILIDAD 40 1
(1) P L A ~ I O obra
L , citada, tomo 11, lo.° edición, N." 921, pág. 325; L a ~ o u obra
,
citada, N,"535, p8g. 280; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág.
398; G ~ U D E M Eobra
T , citada, págs. 328 infine y 329; SAVATIER, obra citada, tomo 1,
N." 106,pág. 516; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 ediciiin, N." 516, pág. 279;
RIAZEAUD, obra citada, tomo 11, edicibn, Nos. 1114 y f 115, págs. 73 y 74; PIRSON
Y DE VILLE,obra citada, tomo 1, N." 142, pág. 323; BAUDRY-LACASTINERIE Y BARDE,
obra citada, ton10 IV, 3." edición, Nos. 2948 a 2948 111, págs. 6ó4 a 666; GARDENAT
u S%LXOK-RICCI, obra citada, N . O 87, pág. 580; N . O 98, pág. 581; N." 103, pág. 58'2;
DEMOGUE, obra citada, tomo Y, N . O 984, piig. 200; Nos. 986 a 988, págs. 201 a 204;
PLAXIOL Y RIPERT, obra cjtada, tomo VI, N.O 596, p8g. 817; DE P A G E , obra citada,
tomo 11, N.O 1010, pág, 264.
r ~ PLANIOLy RIPKRTy DE PXGErechazan, sin embargo, la aplicación de
E s h r ~ en
este articulo a las abejas y demás animales queviven en Iibertad natural, porque no
son susceptibles de guarda. Esta opinión es inaceptable entre nosotros. Como di-
jimos en la nota 5 de la pág. 399, nuestro Código no iundamenta esta responsabilidad
en la guarda del animal sino en el hecho de servirse de 61, y las abejas y palomas pue-
den estar al servicio del hombre.
establece recae sobre «el dueño. o sobre «toda persona que
se sirve de un animal ajeno», lo quk presupone necesaria-
mente ese dominio. Se aplica, por tanto, a los animales
domésticos (1) y domesticados, aunque sean fieros, siempre
que reporten utilidad para la guarda o servicio de un predio,
como las fieras de un circo (2). y aún a los bacilos de un
laboratorio (3). El art. 2327 se refiere únicamente al ailimal
fiero de que no se reporta utilidad para esa guarda o servicio
y, como precepto de excepción, no puede extenderse más allá
de sus términos (N.O332).
Tratándose de un animal domesticado, el art. 2326 rige
mientras sea objeto de dominio: por consiguiente, aun des-
pués que el animal recobre su libertad natural si el daño lo
causa mientras el dueño va en su seguimiento teniéndolo a
la vista (art. 619). E n caso contrario, no se le aplica; pero
ello no obsta a que el dueño pueda ser responsable con arre-
glo al derecho común si se le prueba dolo o culpa en la fuga
del animal (4), por ejemplo, si el dueño de un animal feroz
lo deja en libertad para que dañe al vecino.
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11 2.8 edición, N." 1118, pág. 75: GARDENAT
Y SALMON-RICCI,
obra citada, N." 9, pág. 569; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N."
990, pág. 205.
(2) BAUDRY-LACANTINERIP, Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O
2950, pág. 669; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N.O 1118, pág. 76; GAR-
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 4, pág. 568; DE'MOGUE, obra citada, tomo
V, N.O 992 i n &e, pág. 209; DE RUGGIERO, obra citada, tomo Ir, versión española,
pág. 654.
(3) Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 526, pAg. 1632.
DE LAS PRESU‘;CTONES DE CULPABILIDAD 409
(1) CARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 7, pág. 569; PIRSONY DE VI-
LLÉ, obra citada, tomo 1, N . O 142, pág. 322; JOSSERAND, obra citqda, tomo 11, 2.0
edición, N.O 518, pág. 280; D c c c ~CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 217, pág. 138.
La opinión contraria, que actualmente está prevaleciendo en Francia (SAVATIEI~
obra citada, tomo 1, N." 407, pág. 547), no puede invocarse entre nosotros. Es IJ.
consecuencia de la noción de guarda, en que se hace descansar esta responsabilidad, y
de la teoría sobre responsabilidad por el hecho de las cosas construida a base de la
frase final del inc. 1.' del art. 1384. Nuestro Código, como dijimos, no acepta ni una
ni otra ( N . O 314 y nota 5 de la pág. 399).
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 992, pág. 208.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 413
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1113, pág. 73; Nos. 1273 a
1289, págs. 218 a 232; PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 600 infine, pág.
820 y N." 622, pág. 847; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 100 a 105,
págs. 667 y 668; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.aedición, pág. 405; J o s -
SERAND, obra citada, tamo 11, 2.° edición, N.O 518, pág. 280 y N." 551, pág. 301;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 413, pág. 557.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición, N.O 724, pág.
328; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N.O 920, pág. 324; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N.O 994, págs. 851 y 852 y N.O 1009, pág. 863; BAUDRY-LACANTINERIE
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.* edición, N.O 2941, pág. 655 y N.O 2946, pág. 661;
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, Nos. 1126 a 1129, págs. 85 a 88; GAR-
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 19 a 21, pág. 570; DUCCICLARO,CARLOS,
obra citada, N.O 220, pág. 138.
(3) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 598 injíne, pág. 819; D ~ x o c u a ,
obra citada, tomo V, N.O 998, pág. 214; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.8 edición,
N.O 1126, pág. 85.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 1025, pág. 2.14; MAZEAUD, obra citada,
tonlo 11, 2.a edición, N." 1110, pág. 71; S A V ~ ~ T I Eobra
R , citada, tomo 1, N," 408,
pág. 519.
41 dueño de1 animal o a quien se sirve de él incumbe
asimismo probar que el daño sufrido por su dependiente o
criado se debió a culpa exclusiva de éste (1).
La prueba de que e1 animal causante del dafio es fiero
y no reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio,
es de cargo de la víctima (art. 1698).
Tales pruebas pueden hacerse por todos los medios fe-
gales, inclusive testigos; versan sobre hechos.
397; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.a edición, N." 920, pág. 324; JOSSERAND, obra
citada, tomo 11, 2.° edici6n;Nos. 520 y 521, pág. 282; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N . O 1009, pág. 863 y N.O 1015,.pág. 866; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1,
N." 147, pág. 328; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.P edi-
ción, Nos. 2946 y 2946 1, págs. 661 y 662; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.'edici6n,
Nos. 1130 a 1134, págs. 88 a 91; DEMOGUE, obra citada, tomo V, Nos, 1028 a 1034,
págs. 246 a 261 ; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 22 a 41, págs. 570 a
574; SAVATIER, obra citada, toma 1, N." 415, phg. 559.
Esta opini6n, que se justifica en Francia, porque el art. 1385 del Código frances
nada dice acerca de la manera de destruir la presunción que él establece, es insoste-
nible entre nosotros en presencia de la parte final del inc. l." del art. 2326 que decla-
ra expresamente exento de responsabilidad al dueño del animal si la soltura, ex-
travío O daño no e s imputable a culfm suya o del dependiente encargado de la guarda c
senvicio del animal.
(1) Gaceta, año 1885, sent. 3023, pág. 1813.
(2) D E X ~ ~ Uobra
E , citada, tomo V, N." 1032, pág. 255: LALOU,obra citada,
N." 526, pág. 274; MAZEAUD,obra citada, tomo 11, N." 1134 in fine, pág. 91; SAVA-
TIER, obra citada, tomo 1, N.O 414, pág. 558 y N.O 415, phg. 559: tomo 11, N." 475
pág. 32.
(3) Así lo establece expresamente el art. 1930 del C. C. mexicano.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 419
(1) La misma regla establece el art. 81 del Proyecto franco-italiano de las obli-
gaciones y de los contratos.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 521
(1) LALOU,obra citada, N.O 551, pág. 294; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a
edición, N.O 1047, pág. 31; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1103, pág. 339 i n
jnc; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 52 y 53. -
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N,' 1047 in jine, pág. 31; DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 1103, págs. 339 in fine y 340; SCHLUMBERGI.:R, obra
citada, pág. 52.
(3) Rev., tonio 39, 2.a parte, sec. l.*, pág. 203; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N." 2958, pág. 676; GARDENAT Y SALMON-KICCI,
obra citada, N." 37, pág. 611; D ~ ~ f f i u ~ , i o citada,
bra torno V, N." 1102, phg. 337:
SCITI.UMBERGER, obra citada, pág. 40.
(4) GARDENAT Y SALMON KICCI,obra citada, N." 41, pág. 611.
( 5 ) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, p&g. 830, Nota 1.-En contra:
DEMOGUE, obra citada, tomo V, N," 1103 in jinc, pág. 340; SCHLUMBERGER, obra ci-
tada, pág. 53.
(6) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.3 edicibn, N.O 527, p5g. 284; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 998 in &e, pág. 856; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N,"
422, pág. 567; LALOU,obra citada, Nos. 549 a 551, págs. 292 a 294; PIRSONY DE VI:
L I . ~obra
, citada. tomo 1, N." 154 bis, phg. 340: BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo 1V. 3.° edicibn, N.O 2958, pág. 677; GARDENAT Y SALMON RICCI,
obra citada, Nos. 39 y 40, pág. 611; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.° edici6n,
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 43 1
Nos. 1046 y 1047, págs. 30 y 31.-En contra: DELIOGUE, obra citada, tomo V, N."
1103, pig. 338; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 51 y 52.
(1) LALOU,obra citada, Nos. 550 y 551, págs. 293 y 291; GARDENAT Y SALMON-
Ricci, obra citada, Nos. 39 a 41, pág. 61 1.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo \', 3.' edición, N.O 7958,
p5g. 677; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 13, pág. 611 : D ~ h i u c u eobra
,
citada, tomo V, N." 1102, pág. 338; SCHLUMBEXGER, obra citada, págs. 50 4 5 1 , quien
estima, sin embargo, que ei usufructuario puede invocar esta responsabilidad res-
pecto del dueño si ia ruina proviene de haberse omitido las ~iecesariasreparaciones
con anterioridad a la delación o constitución del usufructo o durante la vigencia de
&te; pero en-este último caso siempre que la causa de la ruina sea Ia ornisijn de obras
o refacciones mayores.
(a) ~ O ~ S E R A obraN D , citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 525 itz fine, pág. 284; DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 1088, pág. 323; PLANIOL, obra citada, tomo 11, lo.=
edicibn, N." 924, pág. 326; MAZEAUD,obra citada, tonlo 11, 2." ediciún, N . O 1025,
pág. 14 f ' n j n e ; N.O 1048, pág. 31; N.O 1049, pág. 32; PIRSOX u aE V I L L ~obra
, citada,
N." 151, pág. 335; ~ L A N I O LY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 609, pág. 829; BAU-
DRY-LACANTINERIE, obra citada, romo 11, 1 3 . a edición, N.O 728, pbg. 329; BAL'DRX-
LAC?LWTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2959, p6g. 675;GAR-
los medios probatorios (1); la ley no ha excluido ninguno.
Pero la víctima no necesita probar además que el autor
de esta omisión es el propio dueño del edificio. Le basta acre-
ditar que esas reparaciones o ese cuidado se omitieron para
que por este solo hecho se presuma la culpa del dueño, quien,
por lo tanto, no puede relevarse de ella probando que no
hubo realmente culpa de su parte, que esa omisión no le es
imputable, por ejemplo, que acababa de adquirir el inmue-
ble, que hacía examinar periódicamente el edificio por un
arquitecto, que encargó a otra persona repararlo y no lo hizo,
que ignoraba su mal estado y éste no era fácilmente percep-
tible, etc. (2).
En esto consiste la presunción: la ley estima que hay
culpa en ser dueño de un edificio que no se halla en buenas
condiciones de solidez por alguna de las causas señaladas
en el art. 2323, quien quiera que sea su autor y aunque en
el hecho la conducta de aquél haya sido irreprochable.
(1) LALOU, obra citada, N." 192, págs. 127 y 128 y N." 250, pág. 157; MAZEAUD,
obra citad>; tomo 11, 2." edición, N." 1062, pág. 38.
(2) En contra: Rev., tomo 34, 2:a parte, sec. l.", pág. 201 (Corte Suprema). Acer-
ca de la critica de esta sentencia, vease el N." 402.
(3) LALOU,obra citada, N." 38, pág. 31.
(4) LALOU,obra citada, Nos. 192 y 193, pág. 128.
DE LA'S PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 437
(1) PIRSON Y DE VII.LÉ, obra citada, tomo 1, N." 154, pág. 340; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 16, pág. 609; DF.MOGUF:, obra citada, tomo V, N,"
1096, pág. 335.
(2) El Código franc6s nada dice sobre esta acción. Hay, por eso, opiniones con-
tradictorias: mientras algunos creen que esta acción es procedente, y tal parece ser
la opinión que triunfa en jurisprudencia (MAZEACD,obra citada, tomo 11, 2.&edición.
N." 1045, pág. 28; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.' edición, pág. 399;
DEMOGUE, obra citada, tomo 17, Nos. 1105 a 1108, págs. 341 a 345 ; PLAKIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N."611, pág. 834; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 61, pág. 613; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 18 a 21; PIRSONY DE \'ILLB,
obra citada, tomo S , N." 148 bis, pág. 331; LALOU, obra citada, N."541, pág. 286),
otros la estiman inadmisible (PLANIOL, obra citada, tomo 11, edición, N." 925,
pág. 327: BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE, obra citada, tomo IV, 3: edición, N . O
2965, pág. 683).
(3) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 645 (Corte Suprema); CLAROSOLAR,
obra citada, tomo IX, Nos, 1885 y 1886, págs. 555 y 556.
gares de uso público, para la seguridad de los que transitan
por ellos (art. 948).
Lo dicho se entiende sin perjuicio del derecho de cual-
quiera persona para denunciar a la hIunicipalidad respec-
tiva los edificios que amenacen ruina, o que, por el mal
estado de sus cornisas, balcones u otras obras votadizas, pu-
dieren originar la caida de materiales o elementos de la cons-
trucción (art. 30 de la ley general sobre construcciones y ur-
banización aprobada por D. F. L. N.O 345, de 20 de RiIayo
de 1931). Los arts. 31 a 35 de la misma ley señalan el pro-
cedimiento aplicable en este caco.
Las acciones antedichas no prescriben mientras ha1.a
justo motivo de temer el daño (art. 950 C. C.).
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1859, pág. 658.
(2) obra citada, tomo IV, N.O 599, pág. 272.
DEMOGUE,
bre el patrimonio del deudor, reteniéndole sus bienes, aun-
que sean los causantes de1 daño (l), o tomándole alguna
cosa en prenda de su obligación (art. 2392) (2); la jzcsticia
priva& está abolida (3).
Se ha fallado, por eso, que el propietario de un predio
que retiene animales del vecino a pretexto de que se intro-
dujeron en 61 y le causaron daños, no obstante las reiteradas
gestiones que hizo srr dueiio para recuperarlos, obligCtndose a
pagar esos daBos, debe indemnizar el 1-aIor de los que mu-
rieron a consecuencia de haberlos tenido encerrados j7 pri-
vados de alimento, porque dicho propietario carecía de de-
recho para proceder así de propia autoridad (4); que quien
se apropia de pagarées ajenos y borra en ellos la firma del
fiador, debe restituirlos a su dueño e indemnizar los perjui-
cios causados con esa borradura, aunque aIegue haberlo he-
cho por encargo del fiador y fundado en que la firma de éste
fué arrancada por engaño ( 5 ) , y que quien ilegal y arbitra-
riamente retiene una carreta y sus aperos, debe restituirlos
a su dueño y abonar lo que éste habría ganado con ella du-
rante e1 tiempo en que estuvo retenida (6).
(1) P L A ~ I Oobra
L , citada, tomo 11, 10." edición, N.O 892, pág. 312.
(2) Sobre esta materia, véase, además, nues'tro comentario a una sentencia de ca-
sación en Rev., tomo 30, 2." parte, sec. l.*, pág. 524 >- la obra d e PERRET,
DCSO ~ O Y L ~ S -
droit d indemnifé atl cas d'accident mortel.
(3) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. l.a, pág. 412 (Corte Supreilia); tomo 9, 2.* par-
te, sec. 2.a, Farte 25 (consid. 9.").
(4) Rev., tonio 21, 2: parte, sec. f.*, pág. 1053 (consid. 20); tomo127, 2:' parte,
sec. l.", pág. 822; tomo 30, 2.a parte, sec. l.%,pág. 524, con un comentario nuestro;
tomo 31, 2.a parte, sec. l.", pág. l44'(consid. 5.') (todas dc la Ccrte Suprema); Re-\..,
torno 38, 2.a parte, sec. l.a, pág. 239 (consid. 21 de 2.a instancia); Gaceta, aiio 1915,
sent. 102, pág. 228; año 1939, tomo 11, sent.'l61,pág. 672; JOCSZRA~D, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N."466, pág. 248; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 950
Zn fine, pág. 804; COLIXY CAPITANT,obra citada, tomo 11, edición, p&g. 373;
P L . ~ N I OY LR~PERT,
obra citada, tomo VI, N.O 658, pág. 891 ; B A U C R ~ - L A C . ~ ~ T I ~ ; E R I E
Y BARDE,obra citada, tomo fV, 3.* edición, N." 2883, pág. 585; I \ l a z ~ ~ r obra
n , ci-
o por haber tenido que satisfacer los gastos de curación o de
funerales de la misma víctida, en razón de su parentesco
con ella (1). Y como la acci6n de estas personas es del todo
independiente de la que corresponde al directamente perju-
dicado, pues emana de su propio daño, pueden ejercitarla
aunque aquél haya sido indemnizado en virtud de una sen-
tencia o transacci6n (2).
Es lo que ocurre cuando el daño recae sobre una per-
sona a cuyas expensas viven otra u otras: la indemnización
puede ser demandada por aquélla y éstas, cada una en la
parte correspondiente a su respectivo perjuicio. Todas son
víctimas del delito o cuasidelito, y la circunstancia de que
éste les afecte de distinta manera, al físicamente ofendido
en su persona, y a las otras, en su patrimonio al privarlas de
los socorros pecuniarios o de la ayuda que el primero les
prestaba, nada significa. E n ambos casos la causa necesaria
y directa del daño es el hecho ilícito.
Para que las personas en quienes repercute el daño cau-
sado a otra puedan demandar indemnización, es menester
que invoquen uíi interés Zeg&mo (N.O 138) y que el perjuicio
tada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1872, pág. 669; BAUDRY-LACANTINERIE, tomo 11, 13."
edición, N . O 711, pág. 322; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N . O 421, pág. 66; N,"
528, pág. 201 y N.O 530, pág. 203; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 101
y 102, pág. 32; Nos. 132 a 134, págs. 35 y 36; PIRSONY DE VILLO, obra citada, tomo
1, N . O 165, pág. 354 y N.O 180, pág. 396; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 539,
p á c 116 y N.O 548, pág. 125.
Los Códigos suizo y turco de las obligaciones (art. 4.9, soviético (art. 409), de
las obligaciones de la República de Polonia (art. 162) y argentino (arts. 1079 y
1109), consagran expresamente esta solución, si bien los cuatro primeros la restrin-
gen al caso de muerte de una persona.
Los Códigos brasilero (art. 1537) y chino (art. 192) limitan la responsabilidad en
favor de las personas a quienes el difunto debía alimentos por ley. E1 Código alemán
' (art. 845), en cambio, la extiende aún respecto de aquel en cuyo favor la víctima di-
recta estaba fegalmente obligada a prestarle servicios en el hogar o en su industria,
si queda privado de ellos.
(1) Gaceta, año 1897, tomo 11, sent. 3504, pág. 912; año 1900, tomo 11, sent.
2010, pág. 97 (Corte Suprema); año 1901, tomo 11, sent. 2789, pág. 925; año 1902,
tomo 11, sent. 2274, pág. 606; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 554, pág. 132.
D , citada, tomo 11, 2.8 edición, N.: 1873, pág. 670; PLANIOL
(2) ~ I A Z E A I Jobra S
RIPERT. obra citada, tomo VI, N . O 658, pAg. 891; DEMOGUE,obra citada, tomo IV,
X." 537. pá7. 210: L:\LoI:. 05r3 citada, N.O 282, páp. 174: SAVATIER,obra citada,
toti:o 11, N." :,lo, pág. 117.
LA ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD DELICTGAL, ETC. 459
(1) M A Z E A ~ D , citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 277, pág. 292; tomo 11, 2 . a
obra
edición, N." 1873, pág. 669 y NP 1875, pág. 671; PERRET,obra citada, págs. 46 a
48 y 158 a 162; SAVATIER, obra citad?, torno 11, N.O 528, ~ á g .126 p X . O 550, pág. 128.
(2) JOSSERAAD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." ,266, pág. 248; DEJIOGUE,
obra citada, tomo IV, N," 535, pág. 206; PLAXIOLY RIPERT,obra citada, tomo Vi,
N.O 658, pág. 891; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 134, pág. 36; R l a -
ZEAUD, obra cita&, tomo 11, 2.a edición, N.O 1875, pág. 671; PEXRET, obra citada,
págs. 46 a 52.
Se ha fallado, sin embargo, que la madre ilegítima no puede deniandar perjuicios
por la muerte de su hijo ilegitirno por no ser heredera del mismo: Rev., torno 16?2.3
parte, sec. l.a,pág. 546.
(3) h i a z w c ~obra
, citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1876, pág. 673; LALOU,obra
citada, N.O 281, pág. 173 y N." 282, pág. i7.1.
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 950, pág. 803; CARDENAT Y SALMOS-
RICCI,obra citada, N . O 140, pág. 3 7 y N.O 142, pág. 38; NIA~EAL~D, obra citada, tomo
1, 2.a cdición, N.O 277-2, pág. 293; DEMOCUE, obra citada, tomo I\', N."421, pág.
$6; PEERET,obra citada, págs. 25 a 32 y 48 a 52; SAV.~TIER, obra citada, tomo 11,
N."549, pág. 126.
El art. 1$2 del Código de las obligaciones de la República de Polonia consagra
esta solución expresarneote.
pontáneamente (1) o pc>r sentencia judicial, como el cón-
yuge (2). aunque esté divorciado o separado de hecho o d e
bienes ( 3 ) , sus descendientes legítimos (hijos. (4),nietos,
bisnietos) ( S ) , sus ascendientes legítimos (padre ( 6 ) , ma-
dre (7), .abuelos) (8), sus hijos naturales (9) y la posteridad
legítima de éstos, sus padres naturales (lo), sus hijos ile-
gítimos en el caso del art. 280 del C. C., su madre ilegítima
en el caso del inciso 2." del art. 291, sus hermanos legítimos
( l l ) , etc., a menos que los alimentos continúen suminis-
(1) liev., tomo 12, 2.= parte, sec. l.', págs. 90 y 308; tomo 14, Z b a parte, sec. 1.a,
pág. 498 (Corte Suprema); tomo 18, 2.' parte, sec. l.", pág. 335 (Corte Suprema);
tomo 22, 2.a parte, sec. l.", pág. 912 (Corte Suprema); Rev., tomo 29, 2.* parte, sec.
pág. 570.
(2) Rev., tomo 14, 2.= parte, sec. l.a, pág. 498; tomo 16, 2.a parte, sec. l.', pág.
513; tomo 18, 2.a parte, sec. lea,pág. 126; tomo 25, 2.a parte,sec. l.a, pág. 435; to-
mo 26, 2.a parte, sec. l.-, pág. 89 (Corte Suprema); tomo 36, 2.a parte, sec. l . a , pág.
478 (Corte Suprema); tomo 39, 2.= parte, sec. l.=,pág. 203 (Corte Suprema); Gaceta,
ají0 1913, sent. 290, pág. 913 y sent. 918, pág. 2686; año 1914, sent. 215, pág. 593 y
sent. 533, pág. 1457; año 1915, sent. 565, pág. 1466; año 1916, tomo 11, sent. 235,
pág. 803; año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432; OTERO, Concordancia y Jurisprudencia
del C . de P . C., tomo V, 1918-1922, pág. 239, N," 5 y pág. 256, N . O 13.
(3) PIRSONY DE VILLB, obra citada, tomo 1, N." 166, pág. 355.
(4) Rev., tomo 13, 2.8 parte, sec. pág. 403; tomo 14, 2.8 parte, sec. l.", pág.
498; tomo 25, 2.a parte, sec. l.*, pág. 435; tomo 26, 2.= parte, sec. l.*, pág. 89 (Corte
Suprema); tomo 39, 2.a parte, sec. l.a, pág. 203 (corte Suprema); Gaceta,año 1902.
tomo 1, sent. 990, pág. 1004 (Corte Suprema); año 1913, sent. 290, pág. 913; sent.
918, pág. 2686; año 1914, sent. 533, pág. 1457; año 1915, sent. 565, pág. 1466; año
1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432; ano 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672.
(5) PIRSONy DE VILLB, obra citada, tomo 1, N," 168, pág. 362 y N.O 170, pág.
365.
(6) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. 1.". pág. 308; tomo 18, 2.a parte, sec. l.", pág.
335 (Corte Supreiila); tomo 38, 2.a parte, sec. l.a, pág. 239; Gaceta, año 1897, tomo
1, sent. 1582, pág. 961; año 1914, sent. 5, pág. 13 (Corte Suprema); año 1922, tomo
11, sent. 150, pág. 598; año 1930, tomo 11, sent. 7, pág. 39.
(7) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. l.', pSg. 90; tomo 18, 2." parte, sec. pág.
335 (Corte Suprema); tomo 28, 2." parte. sec. l.*, pág. 295; Gaceta, año 1861, sent.
1056, pág. 666; año 1900. tomo 11, sent. 2010, pág. 97, consid. 8.O (Corte Suprema);
año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850 (Corte Suprema); año 1922, tomo 11, sent, 150,
pág. 598; OTERO,Jrrí.is~rudenciadel C. de P . C., 1.er apéndice a la 2.a edición de 1910,
páq. 850, N.O 28.
(8) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, Nos. 170 y 171, pág. 365.
(9) PIRSONY DE L'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 169, pág. 363; MAZEAC'D,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 285 y 286, pág. 310.
(10) PIRSONT DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 172, pág. 367; MAZEAVD, obra
citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 289 y 290, págs. 312 y 313.
(11) Rev., tomo 14, = '2
. parte, sec. l.", pág. 498 (Corte Suprema); tomo 22, 2.a
parte, sec. l.', pág. 912 (Corte Suprema); tomo 29, 2." parte, sec. l.a, pág. 570.
trándose con arreglo a los arts. 1168 y siguierites del C. C.,
ya quc entonces el delito o cuasidelito no les irrogaría daño
material aIguL1o (1) ;
sino también los que permanente o habitualmeate vivían
a expensas del difunto o recibían de éI auxilios pecuniarios,
aunque fuera por mera liberalidad, camo un pariente (2) o
un extraño (3) q u e no se halle en ningiino de los casos del
art. 321, s u padre ilegítimo (-l.), un hijo ilegítimo cuya
filiación no ha sido establecida con arreglo al art. 280 ( 5 ) ;
el contratante para quien la muerte del otro contra-
tante hace imposible el cumplimiento de la obligación con-
traída por éste en su favor, lo que ocurrirá de ordinario
en los contratos infzlitz~spersonae, siempre que ese incum-
plimiento le irrogue perjuicio, como sería el caso de un em-
presario que hubo de suspender el espectáculo en que ac-
tuaría un artista notable por haber sido muerto por un ve-
hículo ,(6) ;
el s'ocio a quien la muerte de su consocio le causa daños
en los negocios sociales (7) ;
(1) PIRSOXr- DE VILLB, obra cftada, komo 1, N." 166, pkg. 356 y N." 172,
pág.. 367.
(2) PIRSONi' DE VILLÉ,obra citada, ,tomo 1, 172 bis, p6g. 368; ~ ~ . ~ Z E A G D ,
obra citada, tomo I, 2.a edición, N." 277-4, pág. 296; DEMOGUE, obra citada, tomo
IV, X.O.421, págs. 67 y 68; N.O 535, pág. 207; PERRET, obra citada, págs, 49 7 50;
SAVATIER, obra citada, tonlo 11, N." 550, pág. ,128.
El art, 162, inc. 3.*, del Código de las obligacidnes de la República de Polonia
consagra esta solucíÓn expresamente.
(3) MAZEACD, obra citada, romo 1, 2.a edición, 3."277-5, pág. 299.-En contra:
PIRSON Y DE VILLA, obra citada, tomo 1, N.O 174, pág. 371; DEMOGUE, obra citada,
tomo IV, N.O 3-21, pág. 68.
(4) Res., tonlo 30, 2.a parte, sec. l.*, pág. 524 (Corte Suprema); GARDENAT Y
SAL~ION-RICCI, obra citada, N." 141, pág. 38; ~ ~ S Z E A Uobra
D , citada, ton10 1, 2.3 edi-
ción, N.O 290, pág. 313; PERRET,obra citada, págs. 50 y 51.
(5) GARDEXAT S SALNOX-RICCI, obra citada, N." 143, pAg. 38; PIRSONi DE VI-
L L ~ obra
, citada, tomo 1, pág. 364, nota 3; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 550,
pLg. 128 y N.O 551, pág.. 131.LEn contra: LALOU,obra citada, N . O 65, pLgs. 48 y 49;
PERRET,obra citada, págs. 78 a 82;
(6) DE PAGE,obra citada, tomo 11, X . O 950, pág. 803; MAZEAUD,obra citada,
tomo 1, 2.a edición, N.O 277-6, pág. 300; PERRET, obra citada, págs. 52 y 53.
(7) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2." edición, N," 466, pág. 248; GARDEXAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 144, pág. 39.-Ewcontra: PIRSONY DE VILLB,obra
citada, tomo 1, N.O 173, pág. 369; PERRET,obra citkda, págs. 54 y 83; SAV.~TIER,
obra citada, tomo 11. N.O 552, pág. 131.
el amo o el patrón que también los sufre con la muerte
de un criado o dependiente (1); etc.
No pueden demanda~la,en cambio, quien no recibíá
alimentos del difunto, aunque haya tenido o hubiere podido te-
ner más tarde el derecho de pedirlos con arreglo al art. 321 (2)
. .
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 466,pág. 248; G A R D E N A ~
Y SALION-RICCI,obra citada, N." 146, pág. 39; DEMOGUE, obra citada, tonio I\r,
N." 530, pág. 203.
(2) Es la solución adoptada por el art. 162,inc. 2.",del Código de las obligaciones
de la República de Polonia: las personas de quienes el difunto era deudor de alimentos
sólo pueden deniandar reparacion si aquCl se los daba realmente.
Según el C6digo alemán (art. 844), la reparación tambiCn puede pedirla la per-
sona a quien el difunto no daba alimentos, pero podfa estar obligado a darlos en vir-
tud de la ley. E s l a opinión sustentada por MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición,
N . O 277-3,pág. 394, y por SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 549, pág. 127.
PIRSONY DE VILLE,obra citada, tomo 1, N . O 166, pág. 355, admiten la solución
expuesta en el texto respecto del cónyuge separado de hecho; pero no de los padres
legítimos en caso de muerte de un hijo legítimo (N.O 171,págs. 365 a 367).
(3) Rev., tomo 29, 2.= parte, sec. l.a,pág. 570: se negó la reparación demandada
por la cónyuge divorciada y separada de bienes del difunto y por l a s hermanas del
mismo por no constar que este estuviera obligado al pago de alguna pensión alimen-
ticia en su favor, ni que las hermanas vivieran a sus expensas.
Se ha fallado, sin embargo, que la madre legitima puede dgmandar perjuicios
por la muerte de un hijo de corta edad y a cuyas expensas no vivia, pues la priva de
los recursos que tenía derecho a exigir de Qlcomo madre viuda (Rev., tomo 2, 2.8 par-
te, sec. l . a , pág. 141) y que idéntico derecho tiene el padre legitimo en un caso aná-
logo, puesto que ese hijo representaba, si no por el momento, con el trascurso de los
años, una ayuda pecuniaria (Rev., tomo 29, 2. parte, sec. l.a, pág. 549, consid. 7.O
Corte de Apelaciones).
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 950, pág. 803; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, N:" 277-4,pág. 297 y N." 277-5,pág. 299.
(5) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 950, pág. 803; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.= edición, N," 277-6,pág. 301.
(6) DE PAGE,otga citada, tomo 11, N-"950, pág. 803; Lator, obra citada, N.O
65, pág. 47.: J O S S E R Aobra
~ , citada, tomo 11, 2.° edición, N." 424,pág. 220;MAZEAUD,
obra citada, tonio 1, 2.*edición, Nos. 277-7 a 284,págs. 301 a 309;PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI. N.O 548, págs. 756 y 757; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N."
551, pág. 129; PINTOROGERS,HUMBERTO, El concubinato y sus efectos jurldicos, Me-
moria de prueba, 1942, Nos. 67 a 78, pág& 135 a 159.
perjuicio de los dos siguientes sería eventual o incierto (K."
141), y el interés invocado por la concubina no seria legiti-
mo (N.O 138).
(1) Rev., tomo 32, 2.' parte, sec. l.=, pág. 10 (dolor producido por la perdida
de una pierna).
(2) MIZBAUD, obra citada, tomo 1, 2.= edición, N." 323, págs. 338 y 339; tomo
11, 2.a edición, N.O 1874, pág. 670; Dueors, Pretium doloris, págs. 122 a 130: GIVORD,
La réparatiok du préjudice moral, Nos. 111 y 112, págs. 169 y 171.
Los Códigos suizo y turco d e las obligaciones (art. 47) sólo acuerdan indemni-
zación del daño moral, en caso de muerte de una persona, a la familia del difunto;
el Cbdigo de las obligaciones d e la Repiiblica de .Polonia (art. 166), a los miembros
mas próximos de esa familia; el proyecto franco-italiano del Código de las obli-
gaciones y de los contratos (art. 85), a los parientes por consanguinidad y afinidad y
al cónyuge; el Código chino (art. 194)+a los padres, a los hijos y a l cónyuge; el Código
de las obligaciones y de los contratos de Ia República Libanesa (art. 1341, a los pa-
rientes por consanguinidad o afinidad, y el Código austríaco (art. 1327). a los pa-
rientes a quienes se deben alimentos por ley.
La jurisprudencia francesa, apoyada por la mayoría de la doctri~ia,decide, en
el silencio de la ley, que el daiio nioral es indemnizable entre cónyuges, novios y pa-
rientes por consanguinidad o afinidad de grado muy próximo: MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.= edición, Nos. 325 y 326, págs. 343 a 348; JOSSERAND, obra citada, tomo
11, 2.= edición, N.O 442, pág. 236; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 951 bis, pág.
806; PLAXIOL, obra citada, tomo 11, 10.1 edición, N.O 868 bis, pág. 296; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 556, pág. 133 y N.O 558, pág. 135; GARDEXAT S SALMON-
Rrccr, obra citada, N.O 97, pág. 31; PKRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N . O
208, pág. 505 y Nos. 215 a 219, págs. 520 a 529; DEMOGUE, obra citada, tcmo IV,
N," 407, pág. 49 y N . O 421, pigs. 68 a 73.-ESMEIN en PLANXOL Y RIPERT, obra citada,
tamo VI, N.O 548, pág. 756, sostiene que la indcmni-ación pcr cste daño debe acor-
darse a los parientes en el orden en que son llamados a suceder abintestato.
Estas restricciones son arbitrarias, toda vcz que el Código francés, como el nues-
tro, no limita esta indemnización a determinadas personas. Debe, pues, aplicarse ei
principio general de que tiene derecho a eIla quien ha sufrido el daño a condición de
que el dolor que lo constituye importe un daño mor$ real y efectivo,
vivan -a sus expensas. Esta última circunstancia carece de
influeilria en este caso. El daño de cuya reparación se trata
es moral: consiste en el dolor o pesar que al demandante
irroga la muerte de un ser querido y no en la privación de
una ventaja o beneficio de orden pecuniario que de él re-
cibiera (1). E s lo que ocurre en caso de muerte de uíia per-
sona por dolo o culpa de otra: sin perjuicio de la reparación
que ella pudo exigir, si sobrevivió al accidente, pueden pe-
dirla también aquellos a quienes esa muerte irroga una pe-
na o dolor.
Pero, a fin de evitar la multiplicidad de acciones por
daño moral, ya que podrían ser numerosísimas las persnnas
que se lamentaren del mal acaecido a otra a pretexto del
afecto que le tenían, su indemnización sólo debe acordarse
en favor de aquellas que acrediten haber sufrido real y efec-
tivamente un dolor profundo y verdadero. Esta prueba
será fhcil cuando el demandante sea un pariente muy prósi-
1110 del difunto (cónyuge, hijo, padre); su parentesco h a r j
presumir la efectividad de ese dolor, a menos que las circuns-
tancias de la causa demuestren lo contrario, como si los
cónyuges estaban divorciados o separados de hecho o el
padre y el hijo, en malas relaciones. Un simple sentimiento
o pesar momentáneo, como el que se experimenta a diario
al saber la muerte de un amigo o conocido, no bastaría para
demandar indemnización por ciaño moral; éste no habría
existido (2).
Pueden, pues, pedir indemnización por el daño mo-
ral causado por la muerte de una persona: su cónyuge, sus
padres e hijos legítimos o naturales (3), su novio o novia
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 667, pág. 902; GARDENAT Y
SALMON-Rrccr, obra citada, N." 103, pág. 32; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.'
edición, N.O 1894, pág. 702.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 574, pág. 156.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 574, pág. 156.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N.O 1878-16, pág. 685; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N." 573, pág. 154.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1879, pág. 685.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.° edición, N.O 1890, pág. 697; SAVA.~IIIH,
obra citada, tomo 11, N." 569, pág. 148 y N . O 570, pág. 150.
(7) MAZEAUD, obracitada, tomo 11, 2..ediciÓn, N.O 1878-5, pág. 678 y Nos. 1878-
10 a 1878-13, pkgs. 682 a 684.
tonces no actúan corno tales, ni en razón del daño causado a
ésta, sino del que se les ha inferido personalnlente (1). Si,
por ejemplo, los administradores de una sociedad anótiin.i;t
acuerdan la distril~ución de dividendos ficticios, a fin de
vender sus acciones a buen precio, y a consecuencia de ellv
y de otros actos ilícitos fa sociedad es declarada en quiebra.
sólo esta podría demandar reparación a esos adininistradores
por el daño que hayan causado en el patrimonio social; pero
las personas que, engañadas por ese reparto de dividevdos, ad-
quirieron dichas acciones, también tienen derecho para que
esos administradores les irldenlnicen el perjuicio personal que
hayan experimentado con la depreciación de las misnias ac-
ciones a consecuencia de tales hechos (2).
(1) Rev., tomo 17, Zia parte, sec. l.', pAg. 439 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1882, sent. 717, pág. 411.
397. Personas civilmente responsables.-Esta ac-
ción procede asimismo, en los términos y casos que ya estu-
diamos (Capítulo V, párrafo 11), contra las personas civil-
mente responsables, es decir, contra aquellas que responden
del hecho ajeno a virtud de los arts. 2320 a 2322 C . C. y
demás leyes mencionadas en los Nos. 304 a 311.
El inc. 2." del art. 399 del C. del T., aplicable también a los sindicatos profesiona-
les po*r el art. 414 de ese Código, establece expresamente. esta regla respecto de los
sindicatos industriales.
(1) Vbanse los autores citados en la nota precedente.
(2) ~ ~ A Z E Aobra
U D citada,
, tomo 11, 2.* edición, N." 1999,págs. 798 y 799.
(3) Será asi, aunque la nueva sociedad no se haga cargo del pasivo de la antigua,
porque su responsabilidad no deriva del pacto sino del hecho de haber adquirido
esos bienes: DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 352,pág. 558.
(4) Acerca de la solidariedad estabIecida por 10s arts. 49 y 52 D. F. L. N." 221, de
15 de Mayo de 1931, sobre navegación aére&, véase el N.O 309, y acerca de la solida-
riedad entre el naviero y el capitán por hechos de este, vease el N." 307.
(5) Gaceta, año 1923, tomo 1, sent. 98, pág. 563; Ducc~CLARO,CARLOS,obra
citada, N." 79, pág. 59.
Se ha fallado que es solidaria la responsabilidad que deriva de un cuasidelito
civil consistente en mantener a bordo de un buque aparatos para la carga y descarga
que no ofrecen seguridad para Ios operarios: Rev., tomo 4, 2.8 parte, sec. 2.a, p&g. 8.
penado por la ley no tiene ni puede tener, por lo tanto, in-
fluencia alguna en ella.
La Corte Suprema ha faltado, sin embargo, q u e la soli-
dariedad establecida por el art. 2317 C. C. sólo procede en
los delitos o cnasidelitos criminales (1). Esta sentencia re-
vela un total desconocimiento de los principios fundamentales
de derecho y, lo que es más grave aún, importa una viola-
ción manifiesta de la Iey.
Decir que el art. 2317 se aplica únicamente a los delitos
y cuasidelitos penales es olvidar que ese precepto forma par-
te de un Titulo, como e1 35 del Libro IIT del Código Civil,
cuyo único objeto es reglamentar los efectos c i d e s de los de-
litos y cuasidelitos con prescindencia absoluta de su carác-
ter penal, como lo prueba el art. 2314. Es olvidar además
la regla de hermenéutica de la parte final del art. 20 del
mismo Código. Las expresiones delito y cuasidelito están de-
finidas en el art. 2284; luego, cuando el art. 2317 se refiere
a ellas, debe dárseles su significado legal. Como según éste,
delito es el hecho ilícito cometido con intención de dañar y
cuasideli to, e1 hecho culpable, pero cometido sin intención
de dañar, sin necesidad de que en uno y otro caso lleven con-
sigo una pena, es forzoso concluir que cuando el art, 2317
dispone que los diversos autores de un delito o cuasidelito
son solidariamente responsables de todo perjuicio que de él
provenga no dice sino que la obligación de reparar un dafio
causado con dolo o culpa es solidaria, cualquiera que sea la
naturaleza que a este hecho corresponda ante la ley penal
y que, como dijimos, queda al margen del Cbdigo Civil.
(1) Kev., tomo 34, 2." parte, sec. l.a, pág. 201 (consid. 4.").
lidad de sujetos, pero unidad de hecho. Así se desprende del
art. 2317 que habla de un delito o cuasidelito cometido por
dos o más personas y del perjuicio, procedente del mismo
delito o cuasidelito. Ello ocurre cuando varias personas se
conciertan para la ejecución de un delito (1) o cuando, sin
concertarse, lo ejecutan en común, como si un individuo
que ve que otro está tratando de herir a un tercero sujeta a
éste para que aquél pueda lograr su propósito,, o si el cuasi-
delito proviene de la culpa o negligencia de varios, como si
un daño se produce porque dos personas encargadas de to-
mar ciertas medidas, las omitieron (2): dos vehículos que, al
chocar a causa de que sus conductores infringieron los re-
glamentos del tránsito, hieren a un peatón (3). Se ha fa-
llado que la negligencia de parte de una compañía de va-
pores y del capitán de un buque al mantener a bordo apa-
ratos para la carga y descarga que no ofrecen seguridad para
los operarios, les hace responsables solidariamente del daño
causado a un trabajador con la caída de una ((rueda cata-
lina» que no se hallaba suficientemente afianzada (4).
Por eso, si el delito o cuasidelito ha sido cometido
por una sola persona, aunque ésta forme parte de un grupo
y no sea posible determinar quién fué su autor, no hay soli-
dariedad entre todos sus miembros; no ha sido la obra de
varios (5). Tampoco la hay si un individuo ha sido herido
por una de las balas disparadas por dos cazadores; el daño
lo causó uno de ellos y no ambos (6).
Si los delitos o cuasidelitos son varios e independientes
(1) MAZEAIID, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1952, pág. 758; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N . O 1032, p i g . 884; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI,
N . O 685 injine, pág. 930: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 772, pág. 480.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo VI, N." 772, pág. 483.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 772, pág. 482; MAZEAUD, obra citatia,
tomo 11, 2.' edición, N." 1952, pág. 757.-En contra: DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N." 1032, pág. 884 i n jine.
(4) Rev., tomo 4, 2.P parte, sec. 2.'' pág. 8.
(5) LALOU,obra citada, N." 37, pág. 30; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.*
edición, N." 1950, pág. 755.-En contra: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 548,
pág. 223.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 1950, pág. 755.
L.4 ACCIÓX DE RESPONSABILIDAD DELICTUAI., ETC. 489
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, K." 1949, pág. 754; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N."780, pág. 492; JOSSERBND, obra citada, tomo 11, 2.a edición,
N."775, pág. 422; GARDENAT I , citada, N." 250, pág. 319; SA-
Y s . 4 ~ ~ 0 ~ - R I C Cobra
VATIEK, obra citada. tomo 11, N." 490 in jiine, pág. 54; Ducc~CLARO,CARLOS,obra
citada, N," 16 infine, pág. 58.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 781, pág. 492; DE PAGE, obra citada,
tomo 11, N," 1032, pág. 886; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 496, pág. 60; PLA-
NIOL, obra citada, tomo 11, 10.* edición, N.' 904, pág. 316; PLANIOI, Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O 687, pág. 930; GP~RDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O
222, pág. 52; ~ I a z f i a u o obra
, citada, tomo 11, 2.a edición, N," 1970, pág. 777 y N.O
1971, pág. 778; D u c c r CLARO,CARLOS, obra citada, N." &O, pág. 60.
El art. 1082 dei Código Civil argentirio le niega este derecho.
(3) DE PAGE, obra citada, tomo 11, N."1032, pág. 886; MAZBACD, oLlra citada,
tomo 11, 2." edición, N," 1972, pág. 779; X." 1973, pág. 780 y N,"1976, pág. 784.
(4) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tonio VI, N." 687, ~ & g 930; . FL.~NIOL,
obra citad^, tomo 11, 10.l edición, N.O 904, pág. 316; LALOU, obra ciiada, N.O 39,
pág. 31 ; GARDEKAT Y SALXOX-RICCI, obra citada, N.O 226, pág. 53; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N . O 783, pág. 494; SAVATIER, obra citada, tonlo 11. N." 494, pág. 58.
(5) Códigos Civiles del Perú (art. 1147), Venezuela (art. 1195!, Portugal (art.
2372) e ItaIia (art. 2055) y e l Código de las obligaciones de la Repíiblica de Polonia
(art. 137). La misma solución consagra e1 art. 84 del pro>-ectofranco-italianode Có-
digo de las obligaciones y de los contratos.
en los delitos y en los cuasideljtos (l), sean de acción o de
omisión ( 2 ) , y tanto en los casos de culpa probada como en
10s de culpa presunta (3); la ley no distingue y en ambos
hay cuasidelito. Lo prueban además los arts. 2323 y 2328.
Si la regla del art. 2317 no hubiera sido aplicable a los casos
de culpabilidad presunta, habría sido innecesario que el le-
gislador exceptuara los comprendidos en dichos preceptos.
De ahí que la responsabilidad de que tratan los arts.
2320, 2322, 2326 y 2327 será solidaria si son varias las per-
sonas que a un mismo tiempo tienen a su cuidado al autor
del daño, si los dueños del animal o quienes se sirven de él
a un tiempo son dos o más (4), etc. Lo mismo cabe decir de
las responsabilidades mencionadas en los Nos. 304 a 306 y
310 si las personas sobre quienes recaen son varias.
También lo será, si el daño ha sido cometido por dos o
niás individuos que están al cuidado de distintas personas;
la responsabilidad de éstas se mide por la de aquéllas, que
es solidaria (5). Es igualmente solidaria la responsabilidad
a que se refiere el art. 2324, pero sólo cuando sea delictual
o cuasidelictual. Si es contractual, no rige el art. 231 7 : en
tal caso la responsabilidad de los que tuvieron a su cargo la
construcción de la obra será solidaria, si así se estipuló ( N . O
355) (6).
En cambio, no hay solidariedad entre el autor del da-
ño y la persona civilmente responsable. No son coautores de
( 1 ) Rev., tomo 4 , 2.a parte, sec. 2.=, pág. 8; MAZEAITD, obra citada, tomo 11, 2.?
edirián, N." 1954, pág. 760; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 211,
pág. 51.
(2) MAZEAUD, obra citada, torno 11, 2 . a edición, N.O 1954, pág. 760; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N . O 772, págs. 483 y 484.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 2 edición, N." 1954, pág. 760; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 492, pág. 56.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 686, pág. 930; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2.8 edición, N.O 1954, págs. 760 y 761.
(5) VCase la nota 2 de la pág. 323. PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
N." 686, pág. 930.
( 6 ) ~n contra: SAVATIER, tomo 11, N . O 492, pág. 56.
un m.isrno delito o cuasidelito; éste ha sido cometido por una
sola persona (1).
1941.
Si es incapaz, deberá hacerlo además con la autoriza-
--
(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, lo.= edición, Nos. 900 a 903, págs. 315 y 316:
BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.= edición, N.O 2882, pig.
584: LALOU,obra citada, N." 37, phg. 28: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, Nos. 766
a'780, págs. 472 a 492; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, Nos. 685 y 686,
págs. 927 a 930: JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N." 785, pig. 427;
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2." edición, Nos. 1943 a 1969, págs. 746 a 777; De
PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1032, pág. 881; SAVA~IER, obra citada, tomo 11,
N:" 488, pág. 50 v N . O 490, pág. 53; GARDENAT Y SALMON RICCI,obra citada, Nos.
203 y 204, pág. 49.-En contra: PIRCONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, Nos. 225
a 229, págs. 549 a 566.
(2) Cobre este particular nos limitaremos a señalar los principios generales. Su
estudio detallado corresponde al Derecho Procesal.
LA A C C I ~ NDE RESPONSABILIQAD DELICTUAL, ETC. 495
(1) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N," 239, pág.46; MAZE.~UD, obra
citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 1869, pág. 665.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.- edición, N . O 1869, pág. 666 y N,* 1918,
pág. 726, nota 1 ; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N? 633, pág. 218 y N? 635, páq.
222.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N . O 1914, pág. 724; N.O 1920,
pág. 727 y N . O 1869, pág. 666; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 889,
nota 2; P~asoh-Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 11, N.O 239, pág. 47; SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N," 633, pág. 218; N.O 634, pág. 220 y N.-635, pág. 222.
Pero el ejercicio de la acción para obtener la reparacibn de los gastos que haya
demandado la curación del fallido, taIes como los honorarios de los médicos, los gas-
tos de hospital, medicamentos, etc., compete al síndico; t d e s gastos han significado
una disminución del patrimonio del deudor: SAVATIEP,obra citada, tomo 11, N.O
634, pág. 221.
Es, pues, posible que un mismo delito o cuasidelito de! origen a acciones cuyo
ejercicio competa, sea al síndico, sea al fallido. En tal caso, cada uno ejercerá la que
le corresponda: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 635, pág. 222.
demnización que el fallido obtenga ingresará a la masa en
todo caso; es un bien embargable (1).
este decreto-ley, tales personas no pueden ejer&Car la acción civil proveniente del
deliro de injuria o calumnia cometido por alguno de 10s medios que 41 indica sin que,
previa o simultáneamente, ejerciten la acción penal.
(3) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, S." 264, phg. 83: DEXOGUE, obra
citada, tomo IV, h'." 588, pág. 266; GAKDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 8,
páp. 229; LALOE,obra citada, N."14, pág. 9; y , con sierfas reservas, SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N." 675, pág. 268.
32
mande más tarde ante el juez civil al tercero civilmente res-
ponsable; entre este tercero y el ofendido no hay iitis-pen-
dencia (1).
Igualmente, radicada con arreglo a la ley la acción civil
ante el tribunal que conoce del proceso criminal, éste conti-
nuará conociendo de ella, aunque en el curso del juicio se
extinga la responsabilidad penal del reo por muerte, amnistía
u otra causa (art. 193 L. O. A. T.) (2). Si la causalde extinción
es la muerte del reo; la acción civil se seguirá sustanciando con
sus herederos, y si aquél obraba por sí mismo, se procederá
con arreglo al art. 6 C. P. C.
Pero si el proceso criminal termina por el sobreseimien-
to o la absolución del procesado por no ser delito o cuasi-
delito penal el hecho que se investiga o por no hallarse acre-
ditada su existencia, el tribunal que conoce del proceso no
puede pronunciarse sobre la acción civil ejercitada ante él ;
carece de competencia para ello. El juez que conoce del pro-
ceso criminal sólo es competente para conocer de la acción
civil cuando ésta nazca de un delito o. cuasidelito que sea,
a la vez, penal (arts. 30 y 32 C. P. P.); su jurisdicción no
va más allá de lo criminal. Lo exclusivamente civil es ex-
traño a ella. Así se ha fallado por la Corte Suprema (3).
(1) PIRSONY DE VILLB, obra citada, tomo 11, N." 266; pág. 86; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." 588, pág. 266; GARDENAT Y SALMON-Rrccr,obra citada, N.O 9.
pág. 229; SAVATXER, obra citada, tomo 11, N . O 675, pAg. 270.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 582, pág. 259; PIRSON; DE VILLB,obra
citada, tomo 11, N.O 267, pág. 87; GARDENAT Y SALMON-RICCI,obra citada, Nos. 22
y 23, pkg. 231 ;SAVATIER,obra citada, tomo 11, N.O 677, pág. 272.
(3) ' ~ d a s ela sentencia dictada por e6te tribunal con fecha 17 de Noviembre
de 1941, que ~e publica en la Revista de Ciencias Penales, tomo V, pfig. 640. La
misma Corte ha fallado, sin embargo, lo contrario en sentencia de 15 de Julio de
1942, que se publica en La misma Revista. tomo V, p&g. 633. Véase especialmente
el comentario que e? contra de esta sentencia hace don Daniel Schweitzer y que
se publica al pik de e l t , en h p&g. 636 del tomo V de la citada Revista.
LA ACCIÓK DE RESPONSABILIDAD DELECTUAL. ETC. 499
(1) Rev, tomo 35, 2:parie, sec. l.', pág.343, consid. 5." (Cor~eSuprema); BAU-
DRI.-LAC.~NTIFERIEY BARDE,obra citada, tomo IV,3.a edición, N.O 2887, pág. 587.
(2) PIRSONY DE VILLO, obra citada, tomo 11, N." 267, págs. 87 y 8 8 y N.O 258,
pág. 69;DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 582, p&. 259.
(3) Rev., tomo 33, 2.8 parte, sec. l.",pág. 175 (Corte Suprema).
(4) Rev,, tomo 34, 2.' parte, sec, l.., phg. 7 (Corte Suprema).
rivada de un delito o cuasidelito el juez del domicilio del
demandado (art. 212 L. O. A. T.) (1).
Si se trata de daños ocasionados por accidentes de los
Ferrocarriles del Estado, la demanda podrá entablarse ante
el juzgado de letras del departamento en que acaeció el acci-
dente si el monto de la reclamacibn no excede de cinco mil
pesos. Si excede de esta cantidad, o si su monto fuere in-
determinado, deberá deducirse ante el juez de la ciudad en
que tenga su asiento la respectiva Corte de Apelaciones
(art. 3." D. F. L. N . O 167, de 12 de Mayo de 1931, sobre ad-
ministración de los Ferrocirriles del Estado).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N.O 2179, pág. 212; PIRSONY
DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N," 248, pág. 56; DEMOGUE, obra citada, tomo I V ,
N." 584, pág. 262; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 29, pág. 231; SAVA-
TIER, obra citada, tomo 11, N . O 712, pág. 310.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N." 2181, pág. 213; PIRSONY
DE VILLÉ, obra citada, tomo Ir, N." 250, pág. 57; D E M ~ G Uobra
E , citada, tomo IV.
N." 584, pág. 262.
(3) En la novena sesibn de la comisi6n mixta de Senadores y Diputados encar-
gada de revisar el proyecto de C. de P. C., se dejó expresa constancia que la palabra
podrán, empleada en el inc. l." del art. 174 C. P. C, no importa una disposición fa-
cultativa sino imperativa. Por eco, en el texto hemos empleado la expresión deberá.
Vease el Código de Procedimiento Civil anotado por don Santiago Lazo, p&g. 153.
que éste se encuentre y no Gnicamente el pronunciamiento
de la sentencia. Así se ha fallado fl), pero esta suspensión
debe ser decretada a peticibn de parte. Ef juez no puede or-
denarla de oficio; ninguna ley lo ha autorizado para ello
(art. 9 L. O. A. T.) (2).
(1) Gaceta, año 1915, sent. 291, pág. 715; año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467.
Pero ello co obsta a que en materia civil el juez pueda reducir el monto de la in-
derpnización fundado en que hubo imprudencia de la víctima (PLANIOL RIPI.:HT
obra citada, tomo VI, N.O 678, págs. 914 y 915; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.
268, pág. 347 inJine; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, Z.aedición, N." 1798, pág. 608i,
o declarar que el demandante no h a sufrido ningún perjuicic-siempre que el perjuicio
no sea elemento constitutivo del delito o cuasidelito penal-o no ha probado el que
reclama (MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1775, pág. 593: Gaceta.
año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467) a la calidad de heredero de la víctima que invoca
como fundamento de su demanda (Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467).
La sentencia criminal no se ha pronunciado sobre cstos puntos.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo.11, 2.a edicibn, N." 1772, pág. 591.
(3) La sentencia que ordena-el sobreseimiento temporal no produce cosa juzgada
en ningún casp; el art. 202 C . P. C., se refiere Ünicamente a Ia que ordena el sobre-
seimiento definitivo. Asf se ha fatlado: Rev., tomo 31, 2 . a parte, sec. l.", pág. 144:
Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432 (coasid. 3." de l . a instancia).
(4) Pero las sentencias aksolutorias o de sobreeeimiento en materia criminal,re-
lativas a los tutores, curadores, albaceas, síndicos, depositarics, tesoreros y drmás
personas que hayan recibido valcres u objetos muebles pcr un título d e que nazca
obligación de devolverlos, no producirán en ningún case cosa juzgada en materia
civil, ni aunque concurra alguna de esas circunstancias (art. 202, inc. final, C. P. C.).
(5) ALESSANDRI, FERNANDO, Curso de Derecho Procesal. Reglas comunes u todo
#rocedimiento y del juicio ordinario. Apuntes de clases, 2 . a edición, pág. 153; PLANIOI.
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 678, pág. 915; MAZEAUD, obra citada, tonio 11,
2.aedición, N.O 1815, págs. 618 y 619: Rev., tomo 31, 2.a parte, sec. pág. 530 (coii-
sids. 5." a 8.' de 2.. instancia).
b) en que ese hecho, si bien existe y está probado, h(t
sido for-tuito o casual (1); o
G) en que ese hecho es z'nílpzctuble exctusiz~a~nenie
a czi!-
(lb Rev., torno 37, 2.8 parte* sec. l.a, pág. 107 (Corte Suprema); tomo 34, 2.3
parte, sec. pág. 201 (Corte Suprema); G.&RDE#AT Y SALMOE; RIECI,obra cit:ida,
N.O 98, pág. 240.
(2) Rev., tomo 34, 2.a parte, sec. l . a , pAg. 201: tomo 35, 2.' parte, s e c l.', pág.
343; tomo 36, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 478; tomo 37, 2.a parte, sec. 1 .a, págs. 107 y 193;
Gaceta, año 1934, tomo 11, sent. 11, pág. 54 (todas de la Corte Suprena) y a s o 1916,
tomo 11, sent. 235, pág. 803.
La misma Corte Suprema ha fallado, sin embargo, que las sentencias que cobre-
seen definitivamente por no ser constitutivo de delito O cuasidelito el hecho investr-
gado (Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 166 y tomo 34, 2.a parte, sec. l . apág. 62)
u que sobreseen .definitivamente o absudven de la acusación- por h o hallarse estable-
cida la existencia de aquél (Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 656 y tomo 32, 2.a
parte, sec. 1.8, pág. 113) producen cosa juzgada en el juicio civil por estar comprendi-
das en el caso de excepción del N.O 1," del art, 202 de1 C. de P. C .
Se ha fallado asimismo que si el sobreseimiento definitivo
se funda en que el hecho materia del proceso fué cometido
sin infracción de reglamentos, como lo exige el a r t . 492,
inc. l.",C. P., no produce cosa juzgada en el juicio civil en
que se persiga la responsabilidad civil correspondiente, pues
en tal evento el hecho investigado no era constitutivo cle
cuasidelito penal. Siendo así, la jurisdicción criminal no es-
taba llamada a juzgar si ese hecho importaba o no un cua-
sidelito civil, como quiera que esto es propio de la juris-
dicción civil, y, por lo mismo, la sentencia dictada por aquella
jurisdicción no puede producir cosa juzgada sobre una Itia-
teria ajena a su competencia, cual es determinar si el hecho
denunciado importa un cuasidelito civil (1).
Otro tanto ocurre si el sobreseimiento o la absoliición
se funda en que el hecho, aunque exista y se dé por probado,
no constituye delito ante la ley penal, porque ésta n? lo
castiga conio tal (2). Como en el caso anterior, el juez de1
crimen sólo se ha pronunciado sobre la irresponsabilidad
penal del agente, nada ha dicho sobre su responsabilidad
civil, que no fué objeto del proceso, y si el hecho pro1,ado
e11 él no es constitutivo de delito penal, bien puede serlo de
delito civil por haberse cometida con dolo y causar daño (3).
Es que en verdad, para que las sentencias absolutorias
o que decretan el -sobreseimiento definitivo produzcan cusñ
juzgada en materia civil, es indispensable que el hecho ob-
jeto de la investigación y cuya inexistencia declaran, c-~ns-
litz~yadelito o cuasidelito ante l a ley penal. Si no lo cons-
tituye, sea porque su autor está exento de responsabi1id;id
criminal .o porque el hecho, aunque ilícito, no está pepado,
no la prcducen (4); el juez en lo criminal no ha podido prc-
(1) Kev., tomo 39, 2.a parte, sec. l . a , pág. 203 (Corte Suprema).
(2) Re\ ., tomo 34, 2.8 parte, sec. l . a , pág. 62, consid. 10 (Corte Suprema); PLX-
NIOL Y KIPERT, obra citada, tomo VI, N." 678, pág. 915; GAUDEMET, obra citada.
pág. 304.
(3) ALESSANDRI, FERNANDO, obra citada, pág. 153.
(4) Kev., tomo 34, 2.a parte, sec. 1.a. pág. 62, consid.10 (Corte Suprema): DI.-
~ I O C I J Eobra
, citada, tomo IV, pág. 261, nota 7: PLANIOL,obra citada, tonio I i , lo.%
edición, N." 822, pág. 277; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 10i, pág.
nunciarse sobre ese hecho por ser ajeno a su competencia.
El no ha desconocido la existencia de todo hecho ilícito,
sino única~lientesu ilicitud ante la ley penal. Nada impide,
por tanto, que el juez en lo civil ~ u e d apronunciarse sobre
su ilicitud ante la ley civil.
De acuerdo con los Nos. 2 . O y 3." del art. 202 del C. de
P. C., Ius sentencias absolutorias o de sok~reseimientodefi-
nitivo también producen cosa juzgada en materia civil si se
fundan en no existir relación alguna entre el hecho que se
persigue y la persona acusada, es decir, en que ésta no es
su autor (1), o en no existir en arrtos indicio alguno en con-
tra del acusado, esto es, por no haber prueba de su culpa-
bilidad, Es por eso por lo que en este último caso lti cosa
juzgada sólo puede alegarse respecto de las personas que
hayan intervenído en el proceso criminal como partes di-
rectas o coadyuvantes; son las únicas que I-ian tenido opor-
tunidad de producir sus pruebas. Respecto de las demás,
la sentencia no la produce.
Se ha fallado que la seiltencia que sobresee definitiva-
mente en el proceso criminal por no haber antecedentes su-
ficientes para atribuir responsabilidad al conductor de un
camión en la muerte de un niño, 110 produce cosa juzgada en
el juicio civil en que el padre de la víctima persigue la res-
purisabilidad civil del patrGn del rnisnio conductor, pues el
demandante no intervino como parte en el sumario criminal
(2), y que la sentencia que absuelve de la acusación al con-
ductor de un tranvía por no aparecer probado que éste eje-
cutara algún acto deniostrativo de su intención de causar el
accidente que motivó la muerte de la víctima, tampoco la
produce en el juicio en que se persigue la responsabilidad
civil de la respectiva empresa, porque esa sentencia no des-
242; h 1 . 4 . z ~obra
~ ~ citada,
~~ tomo 11, edición, N." 1818, p&g, 621; LALOL?,obra
citada, N," 21, pág. 15; PLAXIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N," 678, pág. 915;
S~VATIER, obra citada. tomo 1, N." 263, pkg. 341.
(1) PL~NIOL y RIPERT,obra citada, tomo Tí." 678, pág. 915; ~ ' V ~ A Z E ~ Uobra
D,
citada, tomo IL, 2.a edición, N." 1815, pág. 619; GAUDEXET, obra citada, pág. 304.
(2) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. l.a, pág. 117 {Corte Suprema).
conoce la existencia de un delito sino que consigna el hecho
de que no se han establecido las circunstancias que habrían
indicado a dicho conductor c a n o autor de él (1).
Concurriendo las circunstancias expresadas anterior-
mente, las sentencias criminales producen cosa juzgada en
materia civil no sólo respecto de los que fueron partes en el
proceso criminal, sino de todos, erga omnes: sus efectos son
universales. No es, pues, menester que concurra la triple
identidad requerida por al art, 200 C. P. C. Los arts. 201 y
202 de este Código constituyen una excepción a este prin-
cipio. Así lo prueba el N . O 3.O del artículo 202 al limitar
los efectos de la cosa juzgada en ese caso a las personas que
intervinieron como partes en el proceso criminal. Tal limi-
tación habría sido innecesaria si esa hubiese sido la regla
general. Por consiguien., la. sentencia dictada en el pro-
ceso criminal puede ser invocada en materia civil por o con-
tra el tercero civilmente responsable, aunque no haya in-
tervenido en el proceso (2). La jurisprudencia es uniforme (3).
Siempre que la sentencia criminal produzca cosa juz-
gada en juicio civil, no será lícito en éste tomar en conside-
ración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto
en dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesa-
rio fundamento (art. 203 C. P. C.) (4). De ahí que si la sen-
(1) Gaceta, año 1913, sent. 1052, pág. 3056.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 585, pág. 263; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N.O 907, págs.-754 y 755 y nota 4; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
N." 678, pág. 913; G A R ~ E N AYTSALMON-RICCI, obra citada, N.O 96, pbg. 240; MA-
ZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 1747 a 1749, págs. 579 a 581; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 269, pág. 348.
(3) Rev., tomo 17, 2.' parte, sec. l.', pág. 103 (Corte Suprema); tomo 22, 2.i
parte, sec. l.a, págs. 432 y 494; tomo 23, 2.* parte, sec. l.*, págs. 248 y 396 (ambas
de la Corte Suprema); tomo 26, 2: parte, sec. l.°, pág. 656 (Corte Suprema); tomo
27, 2.. parte, sec. l.., pág. 804 (Corte Suprema); tomo 29, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 340
(Corte Suprema); tomo 33, 2.' parte,'sec. l.., pág. 398 (Corte Suprema); tomo 34,
2: parte, sec. l.., pág. 62 (Corte Suprema); tomo 36, 2.a parte, sec. l.', pág. 478 (Cor-
te'Suprema); Gaceta, año 1910. tomo 11, sent. 814, pág. 265; año 1912, tomo 11, sent.
1307, pág. 1089; año.r913, sent. 1068, pág. 3095; aíío 1915, sent. 291, pág. 715; año
1920, tomo 1; sent. 96, pág. 467.
(4) Rev., toma 31, 2: parte, sec. l.., pág. 530; tomo 36, 2.1 parte, sec. 1.8, &.
478; Gaceta, a ñ o 1910, tomo 11, sent. 814, pAg. 265; año 1912, tomo 11, sent. 1307,
pág. 1089; año 1915, sent. 291, pág. 715; año 1931, tomo 1, sent. 69, pág. 299.
LA ACCIÓX DE RESPOKSABILIDAD DELIC'IUAL, ETC. 5 11
(1) Rev., tomo 12, 2.' parte, sec. 1.a, pág. 300 (Corte Suprema).
(27 Rev., tomo 32, 2.' parte, sec. l.*,pág. 93 (Corte Suprema).
(3) Gaceta, año 1913, sent. 918, pág. 2686.
LA ACCIÓY DE RESPOSSABILIDAD DELICTUAL. ETC. 513
(6) Rev., tomo 27, 2.= parte, sec. l.', pág. 557.
El art. 1709 es, pues, inaplicable, a menos que el ante-
cedente necesario del delito sea un contrato, como en el caso
del N.O 1:" del art. 470 C. P., en cuyo evento la prueba de
testigos sólo será admisible, por lo que respecta al contrato,
con arreglo a los arts. 1709 a 1711 C. C. (1). Lo dicho no
rige tratándose de la prueba de los esfionsales o desposorios
que 'se invoquen como antecedente del delito de seducción:
éstos pueden probarse por todos los medios legales, inclusive
testigos, pues constituyen un mero hecho desprovisto de toda
eficacia jurídica. El propio art. 98 les da tal calificaciGn
cuando dice que son un hecho privado que las leyes someten
enteramente al honor y conciencia del individuo, y que -no
firoducen obligación alguna ante la ley civil. Seria absurdo,
por tanto, someterlos a los arts. 1709 y siguientes, ya que
éstos se refieren a los actos o contratos productivos de obli-
gaciones (2).
No obstante lo expuesto, si la víctima ejercita la acción
civil ante el juez que conoce del proceso criminal, no podría
deferir el juramento al reo. El juramento es inaamisible en
materia penal (3).
Tratándose de la reparación del daño causado por una
denuncia o querella criminal falsa o infundada, rige lo ex-
presado en el N.O 185: el juez ante quien se la demande no
puede decretarla si el tribunal que conoció de esa denuncia
o querella no la declaró calumniosa por sentencia ejecu-
toriada (4).
(1) LALOU,obra citada, N." 197, pág. 130; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada,
N." 73, pág. 175; BAUDRY-LACANTINERIB
Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. edición,
N . O 2890, pág. 589; GARDENAT -6SALYON-RICCI, NOS.91 y 92, pág. 239; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 240, pág. 309.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, $T.' 1705, pág. 542; SAVATIER.
obra citada, tomo 1, N . O 32, pág. 44 y N . O 240, pág. 309. En contra: LALOU,obra ci-
tada, N.O 197, pág. 530; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 86, pág. 238.
(3) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 73. pág. 172.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1709, pág. 546; GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos:87 y 88, pág. 239.
En cuanto a la apreciación de la prueba y al valor c o q -
parativo de íos diversos medios probatorios, se aplican las
reglas generales.
(1) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N,' 676, pág. 912; P I R ~ UY NDE
VILLE,obra citada, tomo 11, $J." 218 bis, pág. 111; h l ~ z e i l u nobra
, citada, to~iio111,
2.a edición, N.O 21 12, pág. 154; SAVATIER,obra citada, tomo 11, N," 656 ir, fime,
pág. 258.
( 2 ) CORDIER,La rBz.iswn aprhs Jugemelrf ou transection des irdcnznilés po!u dom-
ttznges, Nos. 121 a 15-4, págs. 129 a 185; DE BEZ DE VILLARS, obra citada, págs. 101
a 123.-En contra: DEB~OGUE, obra citada, tomo I V , N." 556, pág. 230; PIRSON Y DE
VILLB, obra citada, tomo 11, N."278 bis, pág. 112; PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo VI, N." 675, pág. 911. H. y L. ~:IAZEAGD, obra citada, tomo 1 , 2.8 edición, N.O
227, pág. 251 y tomo 111, 'J.~edición,N."2113, pág. 155, creen también que esta mo-
dificación es ~ o s i b l e salvo
, que el hecho que agrave el perjuicio sea el encarecimiento
del costo de la vida.
431. Convenciones anticipadas sobre liquidación
del daño o destinadas a caucionar su resarcimiento.-
La transacción será generalmente posterior a la realización
del hecho ilícito: Pero nada obsta a que las partes con ante-
rioridad a él convevgan el moato y la forma de la indemniza-
ción que se deberán para el.caso de que una dañe a la otra
por dolo o culpa (Nos. 560 y 561) (1) o caucionen el resarci-
miento del que pueda sobrevenir (2). Semejan te estipulación
es válida; la ley no la prohibe, a nr, ser que se trate de daño
en las personas o de accidentes del trabajo (N.O562), y, por
lo que hace a la caución del resarcimiento de un daño contin-
gente, el art. 932 Ia autoriza en forma expresa. Sería nula
si importare en el hecho la condonación del dolo futuro o de
la culpa lata o grave (art. 1465 C. C.), lo que podría dedu-
cirse. por ejemplo, de la desproporción enorme entre el monto
convenido y el daño que realmente se causó con el delito o
cuasidelito (3).
En todo caso, la víctima, aunqde invoque este pacto,
deberá probar el dolo o la culpa del autor del daño con arre-
glo al derecho común; tal pacto no constituye por sí solo
una presunción de culpabilidad (4).
( 1 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 551, pák. 226; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N," 665, pág. 255.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."554, pág. 228.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."551, pág. 226; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N." 665, pág. ,255.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 551, pág. 226.
(5) Gaceta. aiio 1867, sent. 119, pág. 58; año 1875, sent. 1237, pág. 561; año 1913,
sent. 946, pág. 2748; año 1940, tomo f , sent. 58, pág. 271 (consid. 'l.").
Tratándose de un accidente corporal, esta prescripción corre, por tanto, desde
que 61 ocurrió: Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. 1.9, pÉg. 112 (consid. 5." de la Corte de
Apelaciones); tomo 37, 2." parte, sec. l.., pág. 179 (consid. 9." de la Corte de Ape-
laciones).
dujo el daño, si éste y el hecho no son coetáreos (art.
2332).
Nuestro Código puso fin así a las discusiones suscitadas
sobre este particular en derecho francés (1).
La Corte Suprema ha fallado, por eso, que la acción de
perjuicios contra un conservador de bienes raíces por haber
otorgado un certificado inexacto (2) o por haber inscrito una
hipoteca constituída por quien no era dueño del inniuehle
[3J, prescribe eiz cuatro años contados desde Ia fecha en que
se otorgó el certificado o se practicó la inscripción y no des-
de que se consumó el daño.
433. Acciones n que se aplica esta prescripción.-
Esta prescripción se aplica únicamente a las acciones que
concede el título 35 del Libro 11' del C . C. por daño o dolo,
esto es, a las que persigan la reparación del daño causado
con un delito o cuasidelito; son las únicas que ese Título con-
cede. Es, pues, menester que la acción tenga por fzbcntr un
hmbo doloso o culpable y por objeto, la indemnización del
daño irrogado por él. Toda otra acción queda escluída de
ese precepto, que, por ser de excepción, no admite interpre-
tacióh extensiva.
No se aplica, por tanto, a las demás acciones que puedan
corresponder a la victima contra el autor del delito o cuasi-
delito, sea en virtud del dominio u otro derecho que la victima
tenga sobre la cosa objeto del delito o cuasidelito o con relación
a ella, o de un contrato celebrado con aquél. -4si, la acción
reivindicatoria que competa a la víctima de la cosa hurtada,
robada, usurpada o estafada o de que otro se aprqpia por
fuerza (4); la accibn personal que pueda ejercer para pedir
(1) PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.= edxión, N.' 893, pág. 313; PL.LXIOLY
RIPSRT,obra citada, tomo VI, N." 670, pág. 904; DENOGUE, obra citada, tonlo IV,
Nos. 565 a 571, págs, 239 a 247; MAZEACD,obra citada, tomo I I I , 2 . a edición, N,"
2078, pág. 123 y N.O 2119, pág. 161.
(2) Rev., tomo 21, pxte., sec. l.=,pág. 501.-En el mjsmo senticlo: Cacera,
año 1883, sent. 2225, pig. 1232.
(3) Rev., tomo 32, 2 . a parte, sec. l.a,pág. 538.
(4) Gaceta, a s o 1867, s e n t . 1139, pág. 461 (consirl. 7.') y sent. 1295, pág. 533
(consid. 8.").
la restitución del depósito o de la cosa prestada o entregada
en prenda, en administración o por otro título que produzca
obligación de entregarla o devolverla, en el cas9 del N.O 1 . O
del art. 470 C. P., prescriben en conformidad a las reglas ge-
nerales y no en cuatro años; no emanan del delito o cuasi-
delito, como lo prueba el hecho de que habrían existido aún
sin él, ni tienen propiamente por objeto la reparación de un
daño (1). Mucho menos se aplica a las acciones derivadas de
hechos no constitutivos de delito o cuasidelito, como es la
que tiene el dueño de los bienes req'uisados por orden de la
autoridad competente para pedir su restitución o el pago de
su valor; las requisiciones para finés militares son actos li-
citas (art. 10, N.O 9.", C. P. E.) (2).
Pero si la acción emana de un delito o cuasidelito y su
objeto es la reparación del daño causado, la prescripción d e
cuatro arios le es aplicable, sea que se dirija dontra el autor
directo del daño, contra el tercero civilmente responsable
(3), contra el que, sin ser cómplice, se aprovechó del dolo
ajeno o contra los herederos de uno u oti-os; la ley no dictin-
gue. Xunqiie el delito o cuasidelito sea tanibién penal: el
art. 62 C. P. P. se remite expresamente a l art. 2332 C. C.
por lo que hace a la prescripción de la acción civil derivada
de un delito o cuasidelito criminal. Y aunque la ciilpa de1
demandado sea presunta, como en los casos de los arts. 2320
a 2323 y 2326 a 2329; no por eso el hecho generador de la
acción deja de ser cuasidelito. La acción para obtener la re-
paración del daño causado por el hecho de cualquiera de las
personas señaladas en los arts. 2320 a 2322, por un animal
o por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de un
(1) GARDENAT
Y S.%LMON-RICCI,
obra citada, N.O 60, pág. 236.
127 de la ley de organización y atribuciones de las Munici-
palidades, cuyo texto defi,~itivose fijó por decreto N.O 1472,
d e 17 de Marzo de 1941).
Las antedichas prescripciones, puesto que son excep-
cionales, deben interpretarse restrictivamente: no pueden
extenderse más allá de los casos para que han sido estable-
cidas (1').
Las acciones dirigidas a precaver un. daño no prescriben
mientras haya justo motivo de temerlo (art. 950 C. C.).
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 594, pág. 181.
(2) SAVATIER, obra citada, torno 1, N." 118, pág. 154 y tomo 11, N." 599, pág.
185; JOSSERAND, obra citada, tomo 1, 3.' e d i c i h , N." 639, pág. 371 y tomo 11, 3..
edición, N.O 99, pág. 56 y N.O 473, pág. 281.
(3) En este caso y en el del incapaz que se Tale de dolo, no puede haber una re-
paración más eficaz que obligar a su autor a cumplir el acto o contrato, ya que asi
se impide que el otro contratante sufra el perjuicio que podrla irrogarle la invalida-
ci6n del mismo acto o contrato.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 595, pág. 182 y N.O 596, pág. 183.
La reparación en especie hace cesar el daño, a lo menos
para el futuro; la por equi~talenleno, sólo 10 compensa: el
daño subsiste no obstante ella (1).
obra citada, tomo IV, N . O 494, pág. 166; MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición,
LA REPARBCIÓN DEL DAÑO 54 1
N." 2324, pág. 371; RIPERT,LUCIENNE,obra citada, N." 171, pág. 200; DUCCICLARO,
CARLOS,obra citada, N." 318, pág. 201 y N," 319, pág. 202; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N." 616, pág. 201.
(1) PLANIOL Y RIPEI~T, obra citada, tomo VI, N," 682, pág. 923; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, Y." 161, pág. 42 y Nos. 175 y 176, pág. 44; MAZEAVD,
obra citada, tomo 111, 2.aediciÓn, N,"2328, pág. 373; RIPEKT,LUCIE~NL, obra citada,
N.O 174, p5.g. 202; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 617, pág. 202,
El art. 2057 del C. C. italiano de 1942 dispone en forma expresa que cuando el
daño causado a una persona es permanente, el j u e ~puede ordenar que la reparición
consista en una renta vitalicia, en cuyo caso determinará lascauciones que han de
asegurar su pago.
(2) Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. l a a ,pág. 324; Gaceta, año 1900, tomo 11, sent.
2010, p5g. 97; año 1902, tomo 11, sent. 1937, p'ág. 308; OTERO,J~rWprzrdenriadel C.
de P . C., ier. apCndice a la 2.a edición de 1910, ~ á g 807,
. N.O 2.
(3) Rev., toiiio 12, 2." parte, sec. l.", pLg. 308; tomo 16, 2." parte, sec. l.a, pág.
513; tomo 17, 2: parte, sec. l.", 375; tomo 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. '137; Ga-
ceta, año 1897, tomo 1, sent. 1582, p&g. 961; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97;
año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850; año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598.
(4) Gaceta, ano 1897, tomo 1, sent. 1582, pág. 961 (Corte Suprema); año 1900,
tomo 11, sent. 2010, pág. 97 (Corte Suprema); año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850
(Corte Suprema); año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598; Rev, tomo 7, 2.a parte, sec.
1.a, pág. 324 (Corte Suprema); tomo 12, 2.= parte, sec. l.", pág. 308 (Corte Suprema);
tomo 16, 2.8 parte, sec. l.*,pág. 513; tomo 17, 2.a parte, sec. l.a,pág. 375 (Corte Su-
rema); tomo 22, 2.a partc, sec. pág. 737 (Corte Suprema); OTERO, Jurisprudencin
del C. de P . C., ler. aprndice a La 2.a edición de 1910, pág. 807, N.O 2.-En el mismo
sentido: PLANIOLY KIPERT,obra citada, tomo VI, N,"682, pág. 923; RIPERT,LU-
CIENNE,obra citada, N."176, pág. 203; DE PACE,obra citada, tonio 11, N.' 1027,
pág, 877; GARDENAT Y. SALMON-RICCI, obra citada, N." 190, pág. 46; PIRSONY DE
VILLE, obra citada, tomo 1, N.O 194 bis, pág. 456; Revzte Trirnesi~iellede Droit Civil,
tomo 38, año 1939, N . O 43, pág. 166; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 616 Zn jne,
pág. 201 y Na0617,~ á g 202. .
En Rev., tomo 38, 2.* parte, sec. l.=, pág. 239, se ha fallado, sin embargo, que
versa (l),siempre que el total de lo que ordene pagar no ex-
ceda de lo demandado. No falla ultra petita, porque ni
otorga más de lo pedido, ni extiende su fallo a puntos no
sometidos a su decisión, ya que lo solicitado es una cantidad
de dinero y ésta no deja de serlo porque se pague en tal o
cual forma (2).
El hecho de que el demandado solicite que la indemniza-
ción se pague en una forma determinada no liga tampoco al
juez; aquél no tiene derecho a señalar la forma en que la
indemnización deba pagarse al demandante (3).
(1) M.~ZEACD, obra citada, t o m o 111, 2.3 edición, N." 2332, pág. 378; DENOGUE,
obra citada, ton10 IV, N." 453, pág. 114; DE. PAGE,obra citada. tomo 11, N." 1023,
pág. 873; COLINY C ~ P I T A Nobra T , citada, torno 11, 6 . a edición, pág. 363: PL-~NIOL,
obra citada, tomo 11, 1 0 . a edición, Y." 896, pág. 314; PLANIOI. Y IZII'ERT, obrn citada,
tomo V I , N." 681, pág. 921; P I R S ~ 1L'
X DE \..ILLÉ, obra c i ~ a d a ionio
, 1 , N." 161, pkg.
352; R.~UDRV-L.%CI\NTINERIE II BARDE,obra citada, tomo I\', 3." edición, N." 2874,
pág. 578; B.%CDKY-LACANTINER~E, obra citada, toiiio 11, 1 3 . z edicibn, N." 711, pág.
322; GARDEXAT Y SAL>ION-RICCI, obra citada, N," 150, pág. 39: GAUDEMET, obra ci-
tada, p5g. 322; RIPI-KT,LUCIENXE, obra citada, hr," 77, pág. X8; ~ A V ~ T I E Robra, ci
tada, torno t i , N," 601, pág. 188.
35
iilinuirse en atención a ella (N.O19-5.") (1). La reparacióri no
es una pena, es el resarcimiento del daño causado y debe ser
completa. Esto no se lograría si su monto dependiere de esa
culpabilidad, puesto que entonces podría ser mayor o menor
que el daño.
No obstante, los tribunales, más por razones de equidad
que jurídicas, lejos de prescindir de la culpabilidad del agente,
la toman muy en cuenta, y, según sea más o menos grave,
aumentan o reducen la indemnización (2). Hay en ello una
tiianifestación de la tendencia a considerar la reparación en
ciertos casos como una pena privada ( N . O 465) (3). Son
numerosas las sentencias de nuestra Corte Suprema (4) y
de las Cortes de Apelaciones (5) en las cuales se expresa que
la indemnización debe regularse, entre otras circunstancias,
en atención al grado de culpa del agente (6).
(1) MA~EAED, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2403, pág. 439; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 922, nota 1 ; S.~VI\TIER, obra citada, tomo 11,
N.O 603, pág. 190.
D , citada, tvnio 111, 2.' edición, N." 2403, p i e . 440.
(2) ~ ~ A ~ E A Uobra
(3) ]LIME.~L~D,obra citada, tumo 111, 2." edición, N." 2346, pág. 389.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 111. 2 . a +ición, N," 2347, pág. 389; LALOU,
obra citada, N,"40, pág. 32.
antes del delito o cuasidelito. Así ocurre con las llamadas
petzas privadas.
Se las denomina penas, porque su objeto no es tanto re-
parar el daño causado a la víctima, como castigar al culpa-
ble, y son pririadas, porque, a diferencia de las penas propia-
niente tales, se imponen en interés de la víctima y no de la
sociedad. 1,a prrzu prizlada beneficia a la víctima, que ohtierie
así un provecho a consecuencia del hecho ilícito (1).
Las penas privadas, que habían desaparecido casi por
completo de las legislaciones modernas a consecuencia de la
separació~ide las responsabilidades penal y civil (N.u62),
hari resurgido últimamente como un medio de ateriiiar en
parte el principio de que la reparación no pucdc exceder al
tnonto del daño. En presencia de ciertos hechos u omisiones
que exigen. algo más que la mera reparación del daño cau-
sado, se ha sentido la necesidad de exceder ésta, a fin de
sancionarlos con mayor eficacia: tal es el caso de aquellos he-
chos u omisiones que, no obstante su gravedad, producen un
daño ínfimo (2).
( 1 ) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.= edición, N.O 2352, pág. 395; DOMO-
GUE, obra citada, tomo IV, N . O 510, pág. 185.
(2) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 683, pág. 924; DEMWUE, obra
citada, tomo IV, N.O 511, pág. 186 y N.O 512,pág. 189.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 513 anfinc, ~ á g 191.
.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 684, pág. 926; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." 513, pág. 190. Este último autor no admite la transmisibilidad
de las penas privadas, salvo en casos excepcionales, ni la aolidariedad.
LA R E P A R A C I ~ S DEL DANO 55 7
(1) MAZEAUD, obra citada, tonio 111, 2: edicíbn, Ntls. 2353 y 2354, pág. 396;
PL.%KIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 684, pág. 925; DBMOGUE, obra citada,
tomo.ÍV, Nos. 514 a 517, págs. 191 a 194; COLINY CAPITAXT, obra citarla, romo I r ,
6.aedici&n,pbg. 361; SAVATIER, obra citada. tomo 11, N.'614, pág. 200.
468. L a reparación puede s e r c o m p e n s a t o r i a y mo-
ratoria.-La indemnización de los perjuicios causados por
un delito o cuasidelito es generalmente cornpensatorin; su
ol~jetoes reemplazar en el patrimonio de la víctima el valor
destruído por el delito o cuasidelito. Pero puede también ser
moratoria. Si la obligación del autor de un hecho ilícito es re-
parar todo el daño procedente del mismo, no se ve por qué
no ha de poder compreiider también la reparación del daño
causado con el retardo en satisfacer a. la víctima, desde que
~ causa ese hecho. El que des-
este daño tierie t a n i b i é ~por
truye una cosa ajena debe su valor-indemnización com-
pensatoria-; pero puede deber además los intereses de esa
cantidad desde el día de la destrucción-indemnización mo-
ratoria,-si el retardo en pagarla ha perjudicado a la víc-
tima (1).
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.a edición, N . O 2297, pág. 338 y N," 2323,
pág. 370; Rmre Trimestrielle de Droit C i d , tomo 38, año 1939, N.O 42, pág. 1 64.-LA-
LOU, obra citada, N;" 25, pág. 18 y ]OSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.aedición. N."
604, pág. 331, estiman que la indemnización del daño causado por un de!ito o cuasi-
delito es siempre compensatoria. El misnio concepto se expresa en la sentencia pu-
blicada en Rev.. tomo 32, 2.* parte, sec. l.", phg. 10 (consid. 13 de instancia).
(2) Se ha fallado, sin embargo, que no procede ordenar este pago, porque no se
trata de un cantidad determinada (Rev., tomo 28, 2 . l parte, sec. págs. 164, consid.
13 de 1.' instancia, y 747, consid. final de 2.' instancia; Gaceta, año 1899, tomo 11.
sent. 506, pág. 417, consid. 11) y porque no puede considerarse en mora al demandado
mientras no se establezca por sentencia ejecutoriada su obligación de indemnizar y
el monto de la indemnización (Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432).--En el
mismo sentido Ducc~CLARO, CARLOS, obra citada, Nos. 293 y 294, págs. 183 a 185.
(3) Rev., tomo 26, 2.' parte, sec. l.*, pág. 234 (consid. 4.").
LA R E P A R A C I ~ NDEL DAÑO 559
(1) Se ha fallado, por eso, que, para determinar el valor de un sandial destruido
por un hecho ilícito, debe tomarse en cuenta la circunstancia de que durante algún
tiempo estuvo prohibido el expendio de la sandía: Gaceta, año 1889, tomo 11, sent.
5185, pág. 1835.
(2) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1891, sent. 77, ~ á g38; . año 1897,
tonio 11, sent. 3504, pág. 912; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97; año 1901, tomo
11, sent. 7789, pág. 925; año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308; sent. 2274, pág. 606;
año 1906, tonio 11, sent. 972, pág. 558; año 1915, sent. 291, pág. 715; Rev., tomo 8,
2.a parte, sec. l.a, pág. 148 (consid. 8."); GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 151, pág. 40: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 606, pág. 194.
(3) Rev., tomo 16, 2." parte, sec. l.', pág. 513 (consid. 2." de 2: instancia); tonio
17, 2: parte, sec. l.", pág. 257 (consid. 4." de la sentencia de reemplazo); tomo 25, 2.a
parte, sec. l.", pág. 512 (consid. 11 de 2.. instancia); tomo 27, 2.. parte, sec. l.", pág.
822 (consid. 20 de l.* instancia); tomo 32, 2." parte, sec. l.', págs. 10 y 386 (consid.
11 de l.* instancia); tomo 38, 2.a parte, sec. l.a, pág. 239 (congid. 21 de 2.. instancia);
Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1906, tomo 11, sent. 972, pág. 558 (consid.
11); año 1913, sent. 592, pág. 1915 (consid. 8.'); año 1914, sent. 215, pág. 593 (consi<l.
5.") y sent. 607, pág. 1762 (consid. 3.'); año 1915, sent. 298, pág. 732 (consid. 3.O) y
sent. 565, pág. 1466 (consid. 2.", letra d ) ;año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid.
7.'); tonio 11, sent. 235, pág. 803 (consid. 9.'); año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356
(consid. 3.' de 2.a instancia); año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432 (consid. 13 de 1.2
instancia); OTERO,Jurisprudencia del C. de P . C., l.er apCndice a la 2.. edición de
1910, pág. 807, N . O 2 (con~id.4.') y pág. 815, N.O 8 (consid. 3.'); OTERO,Concordancias
y Jurisprudencia del C. de P . C., tomo 11, 1918-1922, phg. 239, N . O 5 ; SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N." 606, pág. 194.
(4) Rev., tomo 24, 2.a parte, sec. 1.1, pág. 567 (consid. 19 de 1.a instancia); tomo
27, 2.a parte, sec. l.a, pág. 822 (consid. 20 de 1.a instancia); tomo 32, 2.a parte, sec.
l.=, pág. 10 (consid. 13 de instancia); Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117;
año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid. 7."); año 1920, tomo 1, sent. 70, pág.
356 (consid. 3." de 2.= instancia); SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 606, pág. 194.
(5) Gaceta, año 1913, sent. 1052, pág. 3056 (consid, S."); Rw., tomo 38, 2 . a parte,
sec. pág. 239 (consid. 21 de 2.a instancia); SAVATIER, obra citada, tomo 11, N."
606, pág. 194.
(6) Rev., tomo 21, 2.= parte, sec. l.=, pág. 119 (consid. 8." de 1.a instancia); to-
mo 38, 2: parte, sec. l.a, pág. 239 (consid. 21 de 2.a instancia): tomo 39, 2.8 parte,
sec. l.a, pág. 203 (consid. 25 de l.a instancia); Gaceta, año 1913, sent. 592, pág. 1915
(consid. 8.") y sent. 918, pág. 2686 (consid. 15); año 1915, sent. 565, pág. 1466; año
1916, tomo 11, sent. 235, pág. 803 (consid. 9.");,año 1920, tomo 1, sent..70, pág. 356
(consid. 3.' de 2.a instancia); tomo 11, sent. 86, pág. 432 (consid. l . " de 2.8 instancia);
trabajo (1); las actividades a que se dedicaba (2); si tenía
o no vicios (3); el sueldo o salario que ganaba (4); Ias utili-
dades que obtenía (S), y si queda incapacitada total o par-
cialmente, el juez deberá comparar la capacidad de trabajo
que tenía la víctima con la q u e conserve después del delito o
cuasidelito ( 6 ) , sin olvidar que esta capacidad necesariamente
(art. 1187), el peruano (art. 1140) y el italiano (art. 2047), autorizan al juez para
tomar en cuenta la fortuna del autor del hecho y de La víctiiiia cuando aquel es un
demente o una persona privada de discernimiento. Idéntico criterio adopta el art.
76 del proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y de los contratos. El
Código peruano (art. 1138) llega hasta hacer cesar la obligación de reparar el daño
si Psta priva al deudor de los recursos necesarios para su subsistencia y para el cum-
plimiento de su obligación legal de suministrar alimentos.
Según el Código de las obligaciones de la República de Polonia, la situación de
fortuna de ambas partes debe tomarse en cuenta tambien cuando se trata de regular
la renta a que tienen derecho las personas a quienes el difunto daba alinientos benC-
vola y regularmante (art. 162), y para decidir si el dueño o quien se sirve de un animal
debe o no reparar el daño causado por este, no obstante no ser responsable por no ha-
ber culpa de su parte (art. 148).
El Código sovit?tico va más lejos aún: obliga al juez a considerar la situación de
fortuna de las partes no sólo cuando se trate de la reparación del dafío causado por
un incapaz (art. 406), sino en toda caso (art. 411).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2396, pág. 434; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 611, pág. 199.
(2) Se Iia fallado, por eso, que, atendido el barrio en donde estaba situada la casa-
habitación de la demandante, su condición y demás antecedentes del proceso, la cuan-
tia atribuída por ella al mobiliario destruido es enormemente esagerada, por lo que
procede reducirla a términos razonables: Gaceta, año 1869, sent. 1465, pág. 649.
debe regular la indemnización según el monto del daño al
tiempo del delito o cuasidelito: si éste recae sobre una cosa,
la indemnización se determinara por el valor que entonces
tenía la cosa (1).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.. edición, Nos. 2418 a 2419-7, págs. 453
a 457: estos autores creen, sin embargo, que la muerte de la víctima y la perdida total
de la cosa dañada deben ser consideradas por el juez, porque ponen fin al perjuicio
cuya indemnización se trata de regular.
(2) DEMOCUE, obra citada; tomo IV, N,"458, pág. 118: PIRSONY DE VILLÉ, obra
citada, t o d o 1, N." 223 bis, pág. 546; LALOU,obra citada, Nos. 75 77, págs. 56 a 58;
MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2420, pág. 457.-En contra: CAVA-
TIER, obra citada, tomo 11, N." 603, pág. 189.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2425, ~ á g468.
.
(4) PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, tomo 1, N." 223 bis, pág. 546; MAZEAUD,
obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N." 2420-2, pág. 458 y N." 2420-6, pág. 461 .-En
contra: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.o 603, pág. 189, quien estima que el valor
de la indemnización debe ser igual al-valor que tenía la cosa a l tiempo de su destruc-
ción.
preciación monetaria, eI juez deberá considerar la que per-
ciba al momento de la sentencia (1).
Esta solución no está en pugna con Ia expresada en el
número anterior. En los casos que aquí contemplamos, el
daño n.o h a variado, es siempre el mismo; sólo su valor se
ha alterado. E'como la víctima tiene derecho a ser restituida
al estado en que se hallaria antes del delito o cuasideiito, es
justo darle lo que necesite con este objeto; solamente así
la reparación será completa (2).
(1) PIRSOH P DE VILI-É,obracitada. tomo 1, N." 223 bis, págs. 546 y 547; MAZEAUD,
obra citada, toino III, 2.a edición, N,' 2421, pág. 466.
(21 PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, tomo 1, N.O 223 bis, pág. 546; ~ I A Z E A U D ,
obra citada, tomo 111, 2.a edición, Nos. 2420-2 y 2420-3, págs. 458 a 460; N." 2422,
pág. 466.
(3) DWCI CLARO, CARLOS, obra citada, N.O 306, pág. 194.
En Francia, sin embargo, prevaiece la opinión contraria: DEMOGUE, obra citada,
tomo IV, Nos. 555 y 556, págs. 229 y 230: SAVATIER, obra citada, tonlo 11, N." 625,
pág. 210; PLANIOL P RIPFRT,obra citada, tomo VI, N." 674, pág. 910; HAUDRY-
LACANTIHERIE i BIRDE, obra citada, tomo IV, 3 . a edición, N.O 2876, pág. 579.-G~%-
DEXAT Y SBLUON-RICCI, obra citada, Nos. 180 a 182. pág. 45; hfAzE+rr~,H. y L.,
obra citada, tomo 1, 2.aedición, Nos. 228a 230, pjgs. 252 a 254 y CORDIER,La fhz.rion
apres jzigernen: ou transaction des idemnztés P o ~ donzm~ges,
r Nos. 21 a 119, págs. 21 a
126 y pág. 183, admiten la revisión en caso de agrararniento, pero no de atenilación
o decaparecimiento de1 daño.
que las motivaron, ha debido decirlo, lo que aquí no ha
hecho.
Lo dicho no obsta, naturalmente, para que las personas
que vivían a expensas de la víctima o recibían sus auxilios,
puedan demandar la reparación del perjuicio que les irrogue
su muerte, si ésta tiene por causa las lesiones recibidas. E n -
tre esta acción y la anterior no existe la triple identidad re-
querida por el art. 200 C. P. C.; los actuales demandantes
ejercitan un derecho propio derivado del daño sufrido per-
sonalmente (Nos. 385 y 389) (1).
Menos aún podría pretenderse la revisión. de la indeni-
riización a pretexto del encarecimiento del costo de la vida,
del. establecimiento de nuevos impuestos o de otras circuns-
tancias análogas, como si la víctima hubiera recibido una
herencia o se hubiera sacado la lotería; estos son hechos
ciiteramente ajenos al delito o cuasidelito y al daño niis-
mo (2).
(1) Kev., tomo 21, 2.= parte, sec. pág. 119 (consids. 7." y 8." de la sentencia
de reemplazo) (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid. 5.").
(3) Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 526, pág. 1632 (consid. 11).
(4) DEMOGIJE, obra citada, tomo I V , N." 806, pág. 521.
(5) Reme Trimestrielle de Droit Civil, año 1938, tomo 37, pág. 465, N.O 15.
(6) Gaceta, año 1887, sent. 849, pág. 501.
(7) PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N." 220, pAg. 529: DEMOGUE, obra
citada, tonio IV, N," 463 bis. pág. 127 y N.O 804, pág. 520; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo V I , N." 569, pág. 777; GARDEXAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 251,
pág. 57.
(8) MAZEAVD, obra citada, tomo 11, 2.'edición, N," 1474-2, pág. 373: PLANIOL
1 H~PERT, obra citada, tomo 1'1, N,"569, pág. 777; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N." 569, pág. 127.
lidad que dejen de percibir. Se ha fallado que hay impru-
dencia de parte de la víctima si no obstante saber que el
sistema de mover los carros etl las estaciones, empujándolos
sin aviso previo y sin poner gente que advierta el peligro,
es habitual en una empresa ferroviaria, nada hizo para pre-
venir el accidente (1).
No hay, en cambio, culpa en el hecho de que el operario
de una empresa éntre al recinto de los muelles en que se
carga salitre, aunaue aquélla tenga prohibida esa entrada,
pues tal profiibición no reza ni puede rezar con sus propios
operarios (2); ni tampoco en exponerse voluntariamente a
un peligro para evitar uno mayor respecto de sí o de terceros,
menos aún si se está obligado a ello, como es el caso de un
agente de policía que trata de detener a un caballo desbocado
(3) o del conductor de un tren que, en presencia del incendio
de unos vagones, procura apagarlo y salvar 10s efectos que
contienen (4), salvo que, al hacerlo, se obre con torpeza
o imprudencia, como ocurriría con un individuo que sin sa-
ber nadar se arroja al agua para salvar a otro que se está
ahogando ( 5 ) .
La prueba de la culpa de Ia víctima incumbe al que in-
voca esta culpa.
(1) Una disposición análoga contienen los Códigos austríaco (art. 1304), alemán
(art. 254), portugubs (art. 2398), suizo y turco de las obligaciones (art. 44), de las obli-
gaciones y de los contratos de la República 1-ibanesa (art. 135), de las obligaciones de
la Iiepública de Po10,nia (art. 158), colombiano (art. 2357), venezolano (art. 1189),
ecuatoriano (art. 23121, peruano (art. 1141) e italiano (arts. 1227 ?; 2056).
(2) JOSSERAND, obra citada, tonio 11, 2.* edición, N." 450, pág. 241; P ~ ~ a i o r . ,
obra citada, torno 11, edición, N.O 899, pág. 315; DE PAGE,obra citada, tonio 11,
N.O 958, pág. 812 y N." 1037, pág. 895; COLINT CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.'
ediciÓn, págs. 366 y 381; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citatia, tomo IV,
3.' eclicióri, N."2881, pág. 582; DEMOGUE,obra citada, tomo IV, N," 797, prig. 510;
SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 483, pág. 43; MAZEAUD, obra citada, tomo 11,
2.8 edición, Nos. 1505 a 1513, págs. 394 a 400; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada,
tonio 11, 13.a edición, $4." 712, pág. 322; GARDENAT Y SALMON-IIICCI, ohra citada,
N.O 250, pág. 55 y N.O 265, pág. 61: PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.O 3.5,
pág. 106; PLA-IIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 570, pág. 778; LALOU,obra
citada, Nos. 135 y 136, pág. 94; HALLER, Essai sur l'influence du fait el de la jaute de
de la victime sur son droit d répa.ration, págs. 105 y siguientes; DEMOGUE, obra citada,
tonio IV, N.O 797, pág. 510.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 798, p5g. 514; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.*.edición, N . O 1480, pág. 377.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 797, pág. 511; SAVATIER, ohra citada,
tonto 11, N.O 484, pág. 45 infine.
causal eximente de responsabilidad (N.O 529) (1). A la in-
versa, si sólo tiene por causa la del agente, éste deberá Ia
reparación total (2).
El art. 2330 es igualniente iriap1ical)le si cada culpa h a
producido un daño distinto. En tal caso el autor del daño
sólo responderá de1 que haya causado; ef restante lo soporta-
rá la víctima (3). Ese articulo supone pluralidad de culpas y
unidad de daño, es decir, que éste provenga en parte de la
culpa del agente y en parte de la de la víctima, lo que aquí
no sucedería.
Los jueces del fondo fijan soberanamente la cuantía de la
reducción (4); la decisión que dicten al respecto no es sus-
ceptilde de casació~i. No ocurre lo rnisnio con la apreciación
de si hubo o no imprudencia de parte de la víctima: ésta es
una cuestión de caIificación jurídica y, como tal, sonletida
al control de la Corte Suprema (5).
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edici6n, N . O 445, pág. 238: PIRSONY
DE VILLB, obra citada, tomo 11, pág. 208, nota 1; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N . O 1033, pág. 889: DEMOGL'E, obra citada, Como IV, N." 609, pág. 286; SAVAT~ER,
obra citada, totiio 11, N . O 577, pág. 160.
En contra: GARDENAT Y SALMON-KICCI, obra citatia, N." 159, pág. 41 y N." 160,
pág. 42; LALOU,obra citada, N." 81. pág. 64; PLANIOL Y IIIPISRT,obra citada, toino'
V I , N . O 693, pág. 936; MAZEAUD, obra citada, torno 1, 2.= edición, , N . O 235, pág. 259;
Nos. 242 y 243, págs. 263 a 266. Todos estos autores se pronuncian en favor del cú-
mulo, porque, en su COnCeptQ. la cantidad que paga el asegurador no es una indemni-
zacibn que repare el perjuicio sufrido por el asegurado, sino la contrapartida de las pri-
nias pagadas por éste. Semejante opini6n no puede sostenerse entre nosotros, dacio
lo dispuesto en el art. 517 C. de C.
(2) Lo dicho es igualmente aplicable al seguro de rcsponsubilUlod (Nos. 507 y
509): éste es un seguro d e daños y, como tal, sometido a las reglas de los arts. 517 p
553 C. de C.
autor le reembolse las primas pagadas al asegurador, ya que
el valor del seguro no cubre e1 daño sino en la parte que ex-
cede a ellas (1).
(1) Eri contra: DL PAGE,obra citada, tonlo 11, N." 1033, pkg. 891; ~ . ~ V A T I E R ,
obra citada, tomo 11, N." 647, pág. 233.
(2) OTERO,Jurisfirudencia dei C. de P. C.,ler. apeitdice a la 2.*ediciÓn d e 1910,
p5g. 850, N.O 28.-En el niisrno sentido: OTERO:Concordancias y Jzlrispudencia: del
C. de P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 256, ?J.* 13.
(3) MAZEAUD,obra citada, 2.i edición, toi;1o 1, N . O 271, pág. 287; tomo 111, N.O
2398-2, pAg, 436; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1033, pág. 891; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 692, pág. 935; L)E~~M;uE, obra citada, tomo IV,
N.O 607, pág. 283.
(4) MAZEAUD, obra citada, torno 1, 2.a edícjón, N.O 271, pág. 287; Dsxlocurr, obra
citada, tomo IV, N." 607, phg. 283.
(5) MAZEAUD, obra c i ~ a d atomo
, 111, 2," eclición, 9.' 2398-2, ~ á g436;
. DEFOCUE,
obra citada, tomo IV, N.O 607, pág. 283.
497. Accidentes del trabajo.-Tratándose de acciden-
tes del trabajo, la situación es muy diversa. Como las pres-
taciones que el obrero o empleado accidentado o su familia
pueden exigir del patrón o de la compañía en que éste ase-
guró el riesga profesional de sus obreros o empleados tienen
por objeto la reparación del daño inferido por el accidente-
se trata de un seguro de responsabilidad y, por lo mismo, de un
seguro de daños (N.O 492),- el cúmulo entre las prestaciones
que deba el patrón y las que deba la compañía aseguradora es
inadmisible, siempre que lo que pague esta última comprenda
la tetnlidad de las indemnizaciones, rentas o pensiones quc en
derecho correspondan ( 1 ) ; la existencia de este seguro libera
al patrón de toda responsabilidad (art. 295 C. del T.). Se
ha fallado, por eso, que a la indemnización que es de cargo
del patrón sirven de abono las cantidades que la compañía
aseguradora haya pagado o deba pagar al accidentsdo (2).
'Tampoco se puede acumular la indemnización que
la víctima tenga derecho de exigir del tercero causante del
accidente en conformidad al derecho común con la que es
de cargo del patrón según el C. del T.: aquélla libera a éste
hasta c~~ncurrencia de su valor (art. 260 C. del T.) (3). La
t íctitna del accidente, o los que tengan derecho a indemni-
zación, podrán, pues, dirigirse contra uno u otro; pero si el
tercero causante del accidente los indemniza en su totalidad,
nada podrán reclamar del patrón.
( 1 ) Eri caso contrario, la responsabilidad del patrón subsistiría, pero &lo por la
diferencia.
(2) Gaceta, aiio 1927, toriio 11, sent. 153, pág. 670.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 615, pág. 293; SAVATIER, obrii citacla,
toriio 11, N." 579, pág. 162'.
índice
por causa el delito o cuasidelito sino el contrato, la ley o la
relación jurídica que liga a la víctima y al tercero. El hecho
ilícito es s610 la ocasión para que esa prestación se manifieste.
Prueba de ello es que, de no mediar ese contrato o vinculo, di-
cha prestación no se debe, aunque el hecho ilícito ce realice,
y, a la inversa, existiendo él, la prestación debe ejecutarse,
aunque el hecho aue la haga exigible no sea ilícito. El delito
o cuasidelito no es, pues, la causa necesaria y directa del su-
puesto perjuicio invocado por el tercero (1).
Este, por lo demás, no sufre ninguno. El tercero que
paga el seguro o la pensión o que hace una dádiva se limita
a cumplir una obligación preexistente emanada de un con-
trato, de la ley o del vínculo que lo liga con la víctima. El
cumplimiento de iina obligación no puede importar jamás
para el deudor un daño que lo autorice para demandar re-
paración de un tercero, porque o el acto de donde emana es
a. título gratuito y entonces nada puede pretender en coni-
peiisación, o es a título oneroso, en cuyo caso su prestación
es la contrapartida de la de la otra parte.
Por último, es absurdo suponer que un asegurador o una
caja de previsión, que en sus cálculos han considerado necesa-
riamente la posibilidad del daño que hace exigible el seguro
o la pensión, puedan decir que sufren un perjuicio por este he-
cho. Esto es más evidente aún respecto del asegurador,
toda vez que el seguro constituye para él un negocio: si toma
a su cargo los riesgos ajenos es precisamente para obtener
un lucro, que lo realiza no obstante los siniestros (2).
fra el asegurado por el hecho de tener que indemnizar el daño causado a un tercero,
rige Io dicho en el N." 507: se trata deentonces de u n seguro de responsabilidad, es
decir, de un seguro de daños y no de personas.
(1) DF, PAGE,abra citada, tomo 11. N.O 962, pág. 816; JOSSERAND, obra citada.
tomo 11, 2." erlición, N," 446, pkg. 293; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.3 edición,
N." 869 bis. pág. 297; LALOU,obra citada, Nos. 85 y 86, págs. 66 y 67; PLANIOL Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, N," 695, pág. 941; PIRSON Y DE VILLB, obra citada,
tomo 1, N." 178, pág. 377: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 622, pág. 303; MA-
ZEAUD, obra citada, toma 1, 2." edición, N.O 254, pág. 2 i 3 ; PERRET, obra citada, págs,
58 y 59.
En Francia, en materia de seguros sociales, el art. 25 del decreto-ley de 30 ¿e Oc-
tubre de 1935, que reglamentó estps seguros, dispone que las Cajas de seguros sociales
quedan subrogadas automáticamente en los derechos del asegurado O de siis'causa-
habientes contra el autor del dafio en toda aquella parte en que el hecho de éste ha
obligado a prestaciones a esas Cajas: SAYATIER, obra citada, tomo 11, N." 580,
phg. 165.
(2) DE PACE, obra citada, tomo I I , N." 962, pág. 817; PLANIOL, obra citada, to-
mo I I , LO." edición, N." 869 bis, pág. 297; PIRSON Y DE VILLÉ,obra citada, tomo 1,
N," 179, págs. 385 a 396.
El que paga la pensión no tiene, por tanto, accibn contra
el autor del hecho que la hizo exigible (1).
( 3 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 607, pág. 284; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O 692, pág. 935.
505. Accidentes del trabajo.-El patrón que ha in-
demnizado a su obrero o empl'eadb por un accidente del tra-
bajo imputable a dolo o culpa de un tercero, tampoco tiene
acci6n en contra de éste (1), a menos que el accidentado le
ceda la suya. La obligación del patrón tiene por causa Ia ley,
que se la impone conio una consecuencia del contrato de
trabajo que lo liga para con e1 obrero o empleado. EL art.
260 C. deIIT. corrobora lo dicho: según él, sólo la víctima del
accidente o los que tengan derecho a iademnización pueden
reclamar del causan te del accicf en te la indeninizacibn del
daño sufrido con arreglo al derecho común y entre esas per-
sonas no figura el patrón. Este es deudor y n o acreedor de
esa indemnización.
(1) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 175, pág. 371 y K.' 180, págs.
398. a 400.
En Francja, en virtud de la ley de 1." de Julio de 1938, el patrón que ha indemni-
za,do a su obrero o empleado por un accidente del trabajo irnputabie a do10 o culpa
de un tercero, tierie una acción propia en contra de éste por eI perjuicio que para 61
significa la indemnización de ese accidente: SAYATIER, obra citada, tomo 11, N.O 579,
p&g. 162.
(2) En Francia, antes de la ley de 13 de Julio de 1930 sobre el contrato de seguro,
la jurisprudencia admitía también esta acción, fundada en que el asegurador quedaba
subrogado de pleno derecho en las acciones del asegurado en contra del autor del
daño; P ~ A N ~YORIPEBT,
L obra citada, tomo V I , N.O 695, pág. 9.&0;LALOU,obra citada,
N,"85,,pág.67; DEMOGVE, obra citada, tomo IV, N.O 620, pág. 299 y N . O 622, pág.
303; SAVATIER, obra citada, tomo I I , N." 577, pág. 159.
E , citada, tomo IV, N."624, pág. 307.
(3) D E M O G ~obra
38
recho propio como interesado en la conservación de ta co-
sa (1).
Pero es preferible la primera, porque si ejerce esta última
no podrá prevalerse de las presunciones de culpabilidad, ni
de cualquier otro beneficio legal que competa a la persona
asegurada (art. 553, inc. final, C. de C.).
Esta excepción, que jurídicamente es inaceptable, sólo
puede explicarse por el propósito del legislador de evitar que
el seguro pueda ser fuente de lucro para el asegurado y de
resguardar los intereses del asegurador para el caso de que
el asegurado haya hecho imposible el ejercicio de las acciones
cedidas (2).
(1) DE P-~GE,
obra citada, tomo 11, N." 1035, pág. 893.
CAUSAS ESIhIENTES DE RESPONSABILIDAD 599
(1) PIRSONY DE \.'IELO,obra citada, tomo 1, N." 31, pág. 78; MAZEAUD, obra ci-
tada. tomo 11, 2,aedición, N." 1568, pág. 447; N.O 1573, pág. 450; N." 1576, pág. 452:
N." 1596, pág. 465 y N," 1597, pág. 466.
(2) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 31, pág. 80; MAZEAUD,obra qi-
tada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1569, pAg. 447 y N.O 1596, pág. 465; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N." j 8 3 , pág. 278.
(3) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 31, pág. 80: MAZEAUD, obra ci-
tada, tomo 11, 2.a edición, N." 1572, pág. 449 y N." 1596, pág. 4q5.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edicibn, N." 2208, pág. 237; LALOU,
obra citada, N." 124, pág. 89.-En contra: DE PAGE,obra citada, tomo II,,N." 1036
bis i n f i n e , pág. 895; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 183 i n jine, pág. 229.
Nuestra Corte Suprema ha declarado, sin embargo, que es un hecho del pleito
que los jueces del fondo establecen privativamente que el accidente que causó la
muerte de la víctima se produjo por caso fortuito: Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. 1.3,
pág. 494.
El mismo tribunal ha declarado que es cuestibn de hecho, de la exclusiva compe-
tencia de los jueces de la instancia, establecer si un suceso tiene o no los caracteres de
imprevisto y si es o no posible de resistir: Rev., tomo 39, 2: parte, Eec. l.., pág. 203
(consid. 5.").
CAUSAS E X I X ~ E N T E SDE RESPONSABILIDAD 60 1
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."565, píg. 772: DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." M O , pág. 274.
(2) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 564 injinc, pág. 772: DH PACE,
obra citada, tomo 11, N." 1043, pág. 897.
(3) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 567, pág. 773.
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1040, plg. 896; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.' edición, N.O 494,pág. 468; ESMEINen PLANIOLY RIPERT, obra citada,
tomo VI, N." 567, pág. 773; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N." 240, pág. 394 y
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABTLIDAD 609
(1) LALOU,obra citada, N.O 120, pág. 87; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O
251, pág. 421; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 479, pág. 39 y N.O 480, pág. 40.
(2) LALOU,obra citada, N," 120, pág. 87; SAVATIER, obra citada, N.O 479, PAR.39.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1636 infine, pág. 489.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1633, pág. 487.-En contra:
PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.' 34, pag. 103, que estiman que el hecho,
de un tercero sólo exonera de responsabilidad si reune los caracteres del caso fortuito.
(5) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.&edición, N." 2881,
pág. 584; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 450, pág. 240; D E PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 1037, pág. 895; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1,
N."35, pág. 106: PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 569, pág. 777; BAU-
DRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 712, pág. 322; LALOU,obra
citada, Nos. 125 a 130, págs. 89 a 91; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."
235, pág. 54; N.O 261, pág. 66 p N." 265, pág. 61; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."
795, pág. 509 y N.O 796, pág. 510; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O
CAUSAS EXIMENTES DE RESPOKSBBILIDAD 615
(1) Véase, sobre esta materia, HALLER,Essai sur I'infl4rence d a faii et de la faute
de la r4clime sur son droit a ré$arcitio?l, págs. 47 a 67.
( 2 ) Rmzte Critiquede LégisZu?iovr et de Jitrisprudew-ce, tomo LIX, ano 1939, pág. 167:
d a s e el N."13 del artículo d e ROGERHOUIN,L'ziiertie d e la chose el I'acceptation das
rispues par Ea e t d i ~ esonl-elles des causes d'exonérntion d e la présomptiola de 1' ayt. 1384,
al I .", C. C.?
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo 111; N,"231. pág. 583; MAZEAVD, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N." 1486, pág. 379.
grosa o de resultados inciertos; del que consiente en partici-
par en pruebas de paracaídas, en un match de box o en una
partida de rugby, polo u otro juego peligroso o brutal; del
que en una feria de diversiones utiliza un aparato de idkn-
tica naturaleza; del espectador de una carrera de automó-
viles o de una partida de foot-ball o de tennis que se sitúa
en un lugar en que se expone a ser alcanzado por aquéllos
o por la pelota; del que ordena a un arquitecto la construc-
ción de un edificio en condiciones defectuosas, no obstante
la advertencia que éste le hace de los riesgos a que se expo-
ne; del que penetra en un sit.io cuya entrada está prohibida
por ser peligroso (polvorín, pantano, edificio ruinoso, puente
en mal estado), etc.: todos ellos saben que, al participar en
esos actos, al ejecutar esos hechos o al someterse a esa ope-
ración, se exponen necesariamente a un riesgo.
En principio, la aceptación de los riesgos no exinie de
responsabilidad al autor del daño suponiendo que éste le
sea imputabIe. Sólo autoriza para reducir la indemnización
conforme al art. 2330 si la conducta de la víctima se estima
imprudente (l), como ocurre en el caso del duelo (2), de los
juegos y deportes peligrosos (3) y, en general, en la mayor
parte de los ejemplos señalados anteriormente (4). El con-
sentimiento de la víctima no basta para privar al acto del
agente del carácter culpable que pueda presentar: un hom-
(1) No es imprudente la conducta del enfermo que se somete a una operación
aconsejada por su medito, por peli~rosaque sea. Pero la serfa si, no obstante la opi-
nión contraria de éste, lo obliga a practicarla: MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 . a edi-
ción, N.O 1498,pág. 387.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 246, pág. 55; MAZEACD, obra
citada, tomo 11, 2.'ediciÓn, N." 1498,pág. 387.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 247, pág. 55; MAZEADD, obra
citada, tomo 11, 2.' edición, N," 1498,pág. 387; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N,"
1045,pág. 897: PIRSON Y DE VILLB, obra citada, tomo 11, N." 433, págs. 474 y 475.
(4) MAZUUD,obra citada, tomo 11, 2.' edicibn, N." 1497,pág. 386 y N." 1500,
pág. 391;PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 572, pág. 780 {nfipne; DEMOGL'E,
obra citada, tomo 111, N.O 234,pág. 382; tomo IV, N." 810,pág. 524; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 1045, pág. 898; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos.
246 a 247, pág. 55.
En contra: LALOU,obra citada, Nos. 131 a 134,págs. 91 a 94,que estima que la
aceptación de los riesgos exinie de toda responsabilidad al autor del daño, a menos
que se refiera a actos ilfcitos.
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 621
(1) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 569, pág. 777; LALOU,obra
citada, N." 141, pág. 97; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N,"1045 infine, pág. 898;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 264, p5g. 61; MAZEAQD,obra citada,
tomo 11, 2." edición, N," 1499, pág.388;JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición,
N." 521, pág. 283; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 103, pág. 131.
(2) MUEAUD,obra citada, tomo 1, 2.* edición, N," 516, pág. 495; LALOU,obra
citada, N." 387, pág. 198:
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 517, pág. 495; L a ~ o u obra
,
citada, N," 387, pág. 198.
( 4 ) El autor de su publicación incurrirá en responsabilidad civil y penal si estas
reseñas son incompletas o inexactas y ha hecho la publicación dolosamente.
de 1925, sobre abusos de la publicidad). Pero podrán dar
lugar a la responsabilidad civil del autor de la publicación
si éste la ha hecho dolosa o culpablemente, por ejemplo,
no con el propósito de informar a sus lectores, sino de per-
judicar a los aludidos en ella (l), o en un momento manifes-
tamente inoportuno o inconveniente (N. O 176).
Igualmente, el autor de una imputación injuriosa con-
tra el honor o el crédito de una persona está exento de res-
ponsabilidad civil (art. 2331), y a veces de la penal (arts.
415 y 420 C. P. y 20 del decreto-ley N.O 425, de 20 de Marzo
de 1925, sobre abusos de la publicidad), si prueba la verdad
de la imputación, a menos que ésta haya sido hecha por al-
guno de los medios señalados en los arts. 12 y 18 del decreto-
ley N.O 425 ya citado, pues entorices esta prueba sólo es ad-
misible si la imputación se dirige contra alguna de las per-
sonas mencionadas en el art. 20 del mismo decreto-ley, que,
por ser especial, prevalece sobre el art. 2331 C. C. (N.O 189).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición! N.O501, pág. 475.
(2) MAZEAVD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 49S', págs. 472 J. 473; DEHO-
GUE, obra citada, tomo 111, N." 247, pág. 411;PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
VI, N." 562, pág. 769; LALOU,obra citada, Nos. 113 a 156, págs. 99 a 103; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N.O 1042, pág. 896; GARDENATi SALMON-RICCI, obra citada,
N.O 38, pág. 13 y Nos. 76 a 78, págs. 25 y 26; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo
11, N.O 433, pág. 456.
40
necesarias para evitar que los actos ejecutados conforme a
ellos dañen a terceros, aunque hayan obtenido la aprobación
del Presidente de la República (1).
(1) Sobrc esta materia p c d e n consultarse, entre otras, las siguientes obras:
CASSVAN, Les cZauses de non-responsabilité; DURAND,Des contvnlions d'irresponsabilifé;
BEAUDONNAT,Des clauses de non responsabilité el de E'a3surance des favies y la mcmo-
ria de prueba de don JORGE LYONEDWARDS, Convencwnes sobre exención y ZimitaciÓ~
de responsabilidad, Imprenta Nascimento, Santiago de Chile, 1936,
automóviles pactan que no se deberán indemnización. por los
daños que recíprocamente puedan irrogarse en sus respecti-
vos vehículos. La denominación de cláusulas de irresponsa-
bZlidad o de responsabilidad atenuada se da, pues, a las con-
venciones en que los futuros acreedor y deudor de una obli-
gación cuasidelictua1 pactan la irresponsabilidad total o
~ a r c i a ldel segundo, caso de producirse el daño (1).
Las convenciones en que el autor del delito o cuasidelito
y la víctima relevan a aquél de toda responsabilidad, limi-
tan ésta o fijan el monto de la indemnización una vez pro-
ducido el daño, no son tales: constituirán una renuncia del
derecho de la víctima, una transacción u otro acto jurídico
cualquiera, según aparezca de su naturaleza, cuya validez
nadie discute en presencia de los artc'. 1 2 y 2449 C. C. (Nos.
376, 428 y 430) (2).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.- edici6n, N.O 2515, pág. 535; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, 2.&edición,N.O 471, pág. 251; D E PAGE,obra citada, tomo 11,
N.O 1057, pág. 905; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 659, pág. 247.
(2) JOSSEKAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 471, pág. 251; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N.O 1164, pág. 424; MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2: edición,
N.O 2515, pág. 535; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tonlo VI, N.O 572, pág. 779; DE
PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 1057, pág. 905.
tes a sus vías que no responderá de los perjuicios que les
irroguen las chispas de sus locomotoras, etc. (1).
Estas clCtusuIas no transforman la respon-sabilidad en
contractual : ésta supone necesariamente una obligación pre-
establecida, pues proviene del hecho de no cumplirse la obIiga-
ción o de cumplirse tardía o imperfectamente. En tanto que
aquí la irresponsabilidad emana siempre del hecho ilícito, su
fuente es éste y no el contrato. La voluntad de las partes
sólo ha intervenido para reglar sus posibles efectos, si es que
IIega a generarse (2).
321; DE PAGE, obra citada, tomo 11, NO . 1053, pág. 902 y N.O 1056, pág. 905; PIRSON
Y DF. VII.LE,obra citada, tomo 11, N." 331, pág. 197; DEMOGW, obra citada, tomo V,
X." 1192, pág. 459; R e m e Trimestrielle de Droit C i d , tomo 38, año 1939, p6g. 167,
N.O 45.
(2) pía so^ Y DE VILLO,obra citada, tomo 11, N.O 331, pág. 199 infine; DEMOGUE.,
obra citada, tomo V, N,"1197, pág. 468; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N," 1054,
p6g. 904 y H. y L. hfAzc.suD, obra citada, tomo 111, 3.* edición, N.O 2574, pág. 603,
quienes excluyen ci caso de dolo del dependiente porque, en su concepto, ese dolo e s
el del propio comitente, en razón de que lste no puede eximirse de responsabilidad
probando su ausencia de culpa.
Esta opinión es inadmisible entre nosotros. Nuestro Código, a diferencia del fran-
&S, perniite al empresario relevarse de responsabilidad por los delitos o cuasidelitos
de sus dependientes probando que no hubo culpa de su parte, de donde se infiere que
e1 hecho de kste no es e1 del empresario.
tándose de daños morales o materiales causados a las per-
sonas (1). La persona humana está fuera del comercio: no
se puede disponer de ella, ni aun con su consentimiento (2).
Tal parece ser el criterio del legislador en materia con-
tractual si se comparan los incisos 1." y 2." del art. 2015 (3).
Mientras este último hace responsable al acarreador de la des-
trucción y deterioro de la carga, a menos que se haya estipr-
lado lo contrario, el inc. l.",que establece idéntica responsa-
bilidad por el daño o perjuicio que sobrevenga a la persona
por la mala calidad del carruaje, barco o navío en que se
verifica el transporte, no hace esa salvedad. Es cierto que
en derecho privado puede hacerse todo cuanto la ley no pro-
hibe y que la excepción contemplada en el inc. 2.O puede
estimarse redundante visto lo que dispone el inc. final del
art. 1547. Pero, en todo caso, ¿no es sugestivo que en un
mismo articulo se observe un criterio tan diferente a propó-
sito de dos materias similares? ¿Qué necesidad había de in-
cluiresa frase en el inc. 2." y eliminarla del y destinar dos
1 . O
(1) El art. 139 del Código de las obligaciones y de los contratos de la República
Libanesa lo dispone así expresamente.
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.' edición, N." 2575, pág. 604: LAI.OU,
obra ciTada, N.O 608, pág. 322; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.° edición, N.O 475,
p5g. 253.-En contra: DEHOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1198, pág. 470, que la es-
tima válida, salvo en 10s casos de dolo o culpa grave. La misma opini6n prevalece en
Bélgica: DE PAGE,obra citada, tomo 11, N," 1053, phg. 903 y N." 1056 i n fine, pág.
905; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 11, N." 331, pág. 197.
(3) Se ha fallado que la cláusula de un pase libre por la cual una empresa ferro-
viaria queda exenta de toda responsabilidad por los daños que puedan sobrevenir al
titular de dicho pase por culpa o descuido de los empleados de la misma empresa o por
cualquiera otra causa, no la exime de responsabilidad si el accidente que causa la
muerte del pasajero en imputable a culpa o negligencia de la empresa o de sus em-
pleados, *ya que nadie por su voluntad puede eximirse de las obligaciones que la ley
impones: Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356.
De este fundamento, y muy especialmente del hecho de que la Corte reemplazara
la frase de la sentencia de primera instancia desde que son derechos gzre no pueden re-
nunciarse por la que esta entre comillas, parecerla desprenderse que la Corte estimb
válida esa cláusula, porque si no le atribuyó'valor, no fué por su contenido, sino
porque no habría sido aceptada por Ia otra parte. No compartimos este criterio por
las razones expresadas en el texto.
CL.~USULAS DE IRRESPONS.431LIDAD. ETC. 639
(1) MAZE- UD, obra citada, tomo III, Z.*edición, N." 2575, pág. 605.
(2) ~ I A Z E A Uobra
D , citada, tomo 111, 2.8 edición, N.O 2575, pág. 605; LALOU,
obra citada, N." 216, phg. 141; DEMOGUE, obra citada, toma V, N." 1210, pág. 482.
553. Resumen.-En resumen, las cláusulas de irres-
ponsabilidad sólo son válidas en materia de cuasidelitos sobre
los bienes y siempre que su autor no haya obrado con culpa
lata o grave (1).
554. Responsabilidades en que t i e n e n cabida.-Con
las salvedades expresadas, las cláusulas de irresponsabilidad
son válidas tanto en materia de responsabilidad simple o
del hecho personal com.0 de responsabilidad compleja o
presunta, aunque el hecho esté penado por la ley. Tales
cláusulas en nada afectan a la. sanción penal, que subsiste
no obstante ellas. El que responde del hecho ajeno, el dueño
de un edificio o quienes lo habitan, el propietario de un ani-
mal o el que se sirve de él o quien tenga un animal fiero en
el caso del art. 2327, pueden exonerarse de la responsabilidad
que les imponen los arts. 2320 a 2328 mediante una cláusula
de esta especie (2).
555. Efectos.-Las cláusulas de irresponsabilidad vá-
lidas hacen desaparecer la responsabilidad del autor del daño
totalmente: la víctima que las pactó nada puede exigir como
reparación (3).
Pero este efecto sólo se produce respecto de los pactan tes
de éstas cláusulas (art. 1545): no pueden ser invocadas sino
por aquéllos en cuyo favor se estipularon y no pueden opo-
nerse sino .a las víctimas que las aceptaron. No afectan a
quienes no las consintieron, aunque el hecho de donde emane
el daño sea el mismo (4).
556. Interpretaci6n.-Estas cláusulas, puesto que cons-
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2575 i?r jine, PAR. 606;
JOSSER~ND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 475 infinc, pág. 254.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, NOS.1054 y 1055 bis, pág. 904; DEMOCUE,
obra citada, tomo V, N.O 1197, pág. 468 y N.O 1199, pág. ~ ~ ~ : P I R YS ODENVILLE,
obra citada, tomo 11, N.O 332, pág. 200; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 13 y 15, pág. 570.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2577, pág. 608; DE PACE,
obra citada, tomo 11, N.O 1058, pág. 905.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2578, pág. 609; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N." 1203, pág. 477.
tituyen una excepcibn al derecho común, deben in terpretarse
restrictivamente y no se presumen (1). Así, pactada la irres-
ponsabilidad por los daños causados por los animales, no
puede extenderse a los que provengan del hecho personal o
del hecho de un dependiente.
CONSTITUCION POLITICA
DEI, ESTADO
CODIGO CIVIL
ART~CULOS
s o ~ EC h f N DE LA OBRA ART~CULO~
2320, inc. 2.0 2i2, 233, 237, 241, 242, 269, 320, 329, 330, 332, 333,
290, 546. 334, 335, 336, 337, 338,
inc. 3.0 232, 248, 251, 269. 340, 342, 407, 433, 521,
ínc. 4.0 232, 253, 269. 535, 554.
inc. 5.0 232, 241, 244, 252, 258, 2328 12, 19, 27, 53, 71, 77, 101,
261, 263, 264, 265, 269, 111, 138, 139, 142, 194.
271, 277, 279, 282, 283, 196, 314, 317, 348, 361,
285, 286, 289, 290, 297. 365, 366, 367, 368, 371,
inc. final 12, 222, 223, 246, 252 bis, 372, 373, 378, 396, 407,
260, 270, 278, 292, 304, 409, 433, 442, 443, 459,
305, 306, 310, 311, 520. 535, 554.
2321 5, 7, 19, 27, 53, 71, 77, 100, 2329
4, 5, 7, 19, 25, 27; 48, 54,
101, 131, 194, 196, 210,
71, 77, 79, 101, 107, 116,
214, 216, 218, 219, 223.
123, 131, 133, 136, 138,
227, 229, 230, 231, 234,
144, 146, 149, 150, 151,
244, 246, 247, 269, 277.
194, 195, 196, 197, 198,
290, 368, 397, 433, 535,
199, 203, 206, 207, 208,
554.
209, 210, 211, 230, 314,
2322 7. 19, 27, 53, 71, 77. 100, 335, 347, 433, 441, 457,
101, 111, 131, 194, 196,
535.
210, 214, 216, 218, 227.
N.O 1.0 7, 196, 202.
229, 230, 231, 232, 244,
N . O 2.0 54, 196, 202.
252, 258, 269, 277, 289,
N . O 3.O 7, 54, 196, 202.
290, 293, 296, 297, 300,
302, 368, 397, 407, 433, 2330 12, 129, 157, 158, 183, 337,
1 520, 535, 554. 354, 357, 479, 480, 481,
482, 526, 529, 530, 531,
2323 7, 10, 19, 27, 53, 54, 71, 77,
101, 111, 124, 131, 138; 536.
194, 196, 314, 317, 344, 2331 145, 146, 147, 150, 189,445,
347, 348, 349, 350, 351, 446, 457, 532.
352, 353, 354, 356, 358, 2332 12, 19, 26, 376, 389, 432,
365, 367, 407, 409, 433, 433, 434, 437.
434, 535, 554. 2333 12, 77, 131, 133, 142, 378.
.2324 53, 194, 196, 314, 317, 344, 2334 459.
347, 348, 349, 355, 356, 2339 396.
365, 367, 407, 434. 2392 375.
2325 5, 12, 100, 113, 139> 157, 2413 396.
223, 228, 259, 322, 433, 2449 430, 540.
528. 2460 430.
2326 12, 19, 27, 53, 71, 77, 101, 2461 430.
111, 131, 138, 139, 194. 2466 392.
196, 314, 317, 318, 319, 2468 10, 117, 374.
322, 323, 324, 326, 327, 2472, N.O 4.0 486.
328, 329, 330. 331, 332, 2481 486.
333, 334, 335, 336, 337, 2482 486.
338, 339, 341, 407, 433, 2483 486.
520, 535, 554. 248n 485.
2327 12, 19, 27, 53, 71: 77, 101, 2509
111, 131, 138, 139, 194, 2515
196, 314, 317, 318, 319, 2518 436.
127 184.
155 a 157 429.
174 21, 22, 420, 421.
196 26, 483.
198 422.
200 389, 422, 478, 516.
201 22, 98, 422.
202 22, 422.
N.O 1.O 84, 98; 219, 422.
N.O 2.O 422.
N . O 3.O 422.
inc. final 422.
203 22, 219, 422.
270 168, 171, 173, 184.
327 184.
465 18-2, 216, 310.
469 184.
488 184.
4 89 168, 184.
516 175.
570 444,
728 a 733 359.
972 184.
980 184.
1 CODIGO DE MINERIA
/ CODIGO PENAL
CODIGO DE PROCEDIMIENTO
CIVIL
~ G m o DE
s LA OBRA
19. 35 19.
185. 42 19.
146. . 48 19, 21, 427, 428, 430.
10, 19. 4' 19, 478.
10, 19. 50 430.
10, 19. 52 168, 185.
10, 19. 54 168, 185.
10, 19, 23. 59 19, 103, 106, 109, 114, 401.
10, 19. 60 19, 21, 395, 399.
10, 19, 23. 61 19, 21, 22, 414.
10, 19. 62 22, 433, 437.
117. 102 19.
146. 104 185.
20. 105 a 107 185.
176, 445, 532. 108 168, 185.r
532, 109 185.
482, 526. 1 114 185.
51, 433. 117 168, 185.
10, 19, 23, 42 bis, 422 N 118 185.
425. 120 185.
10, 19, 23, 42, 51, 135, 422 121 19.
10, 19, 23, 200, 204, 206 438, N." l." 422.
207, 208, 209, 210, 211 N." 2." 422.
230, 314, 335, 422. 458 225, 418.
10, 23. 620 168, 185.
134. 668 425 bis.
134. 682 434.
7, 118. 715 422, 445.
23.
23. CODIGO DEL TRABAJO
10, 19, 23.
118.
23.
23.
CODIGO DE PROCEDIMIENTO
PENAL
l
ARTICULOS
l
~ 6 5 1 ~ DE s OBRA
~ 0 LA
(Código Bustamante)
CODIGO SANITARIO
DISPOSICIONES DIVERSAS
49
52
53
65
Título X
D. F. L.
................
251, de 20 de Mayo de 1931,
N . O
I
sobre Superintendencia de compañías de
seguros, sociedades anónimas y bolsas de
comercio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
se ejercite ante el tribunal que conoce contractual, 36.-E¡ cónipiice de ti11 de-
del proceso criminal, 413.-Caso en que lito O cuasidefito ci\-il es reputado autor
la acción civil sólo p e d e ejercitarse ante del mismo para los efectos de la repara-
&1 tribunal que conoce del proceso cri- ción del daño que irrogue el delito o
minaI, 414.-Caso e n que la acción civil cuasidelito, 396.-Le afecta, For tanto,
se ejercite a n t e un tribunal civil, ,416 y la responsabilidad solidaria del art. 2317,
417.-CuBndo un tribunal criminal es 404.-El qcie recibe provecho del dolo
competente para conocer de la accióz ajeno, sin ser cómplice en él, sólo respon-
civil, 19, 21, 22 y 414.-Cuándo este de hasta concnrrencia de lo que valga
trj'bunal e s el Único competente para co- el provecho; pero si e s cómplice respor?-
nocer de ella, 19, 21, 22 y ,414.-Cuándo de de todo el daño, 398.-La acción
es conipetente el tribunal civil úiiica- q u e en este caso procede en sti contra
mente, 415.-Intentada la acción civil prescribe en cuatro años, 433.
ante el triburial del crimen competente,
el actor no puede abandonarla para de- Composición peciiniaria: Sistema de
dticirla a n t e el tribu1:al civil que corres- las composiciones voluntarias, 60.-Sis-
ponda, y vice-versa, 414.--Radicada la tenia de las coir~posicioneslegales, 61.-
acción civil a n t e el tribunal que conoce Las coniposic~ones peculliarias O p02co,?
del proceso criminal, srguirá conociendo e n el derecho romano, 6 3 , 64 y 66.
de ella. aunque en el curso del juicio se
extinga la responsabiiidad penal del reo,
Compraventa: La responsabilidad del
414,-No fa tiene el tribunal que conoce
vendedor por los daños corporales qtte
del proceso criminal para pronunciarse sufre el comprador a consecirencia de un
sobre la acción civil ejercitada a n t e él, vicio rehibiiorio de que aquél es respon-
si el proceso termina por el sobreseimiento
sab!e, es contractual, 41 .-Para que así
o la absolución del procesado por no ser ocurra, es menester que se reúnan !os
delito o cuasidelito penal el hecho que requisitos esigidos por la ley para com-
se investiga O por no halIarse acreditada p o m e t e r la responsabilidad del vendedor
su existencia, 414.-Tribunal competente
por tales vicios; de lo contrario, 110 afecta
para conocer de la accíón penal, 19,21y 22. a éste ninguna responsabilidad, 41 y 46.
-Tribunal competente para conocer de la
responsabilidad contractual, 26.-.Tribu-
nal competente para conocer de la res- Concubina: Ko puede demandar in-
ponsabilidad delictual o cuasidelictual demnización por el daño que le irrogue
civil, 26.-Tribunal conipetente para co- la muerte de s u concubina a l verse pri-
nocer de !a acción civil derivada de daños vada de los auxilios que este le daba, 13R
oiasionados por accidentes de los Ferro- y 383.-Menos puede demandarla por
carriles del Estado, 26.-Juez competen- el daño moral que esa muerte le cause,
t e para determinar si el menor de dieciséis 384.
años obró 0 no con discernimiento, 97.-
Tribunal competente para perseguir la Concubinato: Su ruptura, sea por
responsabilidad de la persona civilmente obra de uno de los concubinas o tle un
responsable por eI hecho ajeno, 225. tercero, no engendra responsabilidad ci-
vil; excepción e n materia de accidentes
Competencia desleal: Es friente de del trabajo. 138.-Véase conc2rbinm.
responsabilidad civil; formas en que pue-
da hacerse, 116. Concubina: Véanse conczrhina' y con-
czrbi?tato.
C6mplice: La responsabilidad que
afecta al cómplice e n el i n c ~ i m ~ l i m i e n t o Concurrencia desleal: Véasc compe-
de una obligación contractual es estra- tencia desleal.
Condonación: No vale la del dolo Construcción: Vdanse edificio y c4-
futuro, 6 y 550.-La convención antici- cios de construcción.-Qué se entiende por
pada sobre el monto y la forma de indem- tal para los efectos de los arts. 2323 y
nización de un daño futuro es nula si 2324, 347.-Qué no es tal, 347.-Res-
importa en el hecho la condonación del ponsabilidad por los daños causados du-
clolo futuro, 431. rante la construcción de un edificio, 358.