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Índice

INDICE DE h1ATERIAS
Págs.

Obras del mismo autor.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1


Bibliografía :
Obras nacionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Obras extranjeras.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Memorias de prueba relacionadas coi1 esta riiateria . . . . . . . .
Abreviatitras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

AMBITO DE LA RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL

1. Definici6n.-- 2. Fuentes:. -3. Concepto del delito y del


cuasidelito civil.-& Semejanzas y diferencias-entre el deIito y
el cuasidelito civil.-5. Inutilidad de la distinción; derecho com-
parado.-6. Puntos en que la distinción presenta interés.-7. De-
Iitos y cuasidelitos civiles de acción y de ornisi6n.-8. Concepto
del delito y del cuasidelito penal.-9. Diferencias entre el delito
y el cuasidelito civil y el delito y el cuasidelito penal.-10. Conse-
cuencias.-1 l. Importancia del problema de la responsabilidad
civil extracontractua1.-12. Disposiciones que rigen la responsa-
bilidad civil extracontractual; sus fuentes.
A. Responsabilidad moral y responsabilidad jurúiica 26

14. Responsabilidad moral.-15. Responsabilidad jurídica;


sus clases.

B. Responsabilidad civil y responsabilidad penal 27

16. Responsabilidad penal.--17. Responsabilidad civil; sus


clases.-18. Coexistencia de la responsabilidad penal y de la
responsabilidad delictual o cuasidelictual civil.-19. Diferencias
entre la responsabilidad penal y la responsabilidad delictual o
cuasidelictual civil.-20. Independencia de ambas responsabili-
dades.-21. Consecuencias.-22. Influencia de lo criminal en lo
civil.-23. Identidad de la culpa en materia civil y penal.

C. Responsabilidad contractual y responsabilidad delktual o cuasi-


delictual civil 42

24. Concepto.-25. Distinción entre ambas responsabilida-


des.-26. Diferencias entre ambas responsabilidades.-27. Dife-
rencia en cuanto al peso de la prueba.-28. Responsabilidad de
derecho común.-29. Reglas aplicables a la responsabilidad pre-
contractual.-30. Naturaleza de la responsabilidad derivada de
la nulidad de un contrato.-31. Requisitos para que proceda la
responsabilidad contractual.-32. 1.O Existencia de un contrato

o de una obligacibn; transporte benévolo.-33. 2.0 El daño debe


ser causado por una de las partes en perjuicio de la otra.-34.
Daño causado por uno de los contratantes y sufrido por un ter-
cero.-35. Daño causado por un tercero y sufrido por uno de los
contratantes.-36. Caso del c6mplice.-37. Responsabilidad en
el caso de una estipulación a favor de otro.-38. Responsabili-
dad a favor de los sucesores de las partes.-39. 3." El daño debe
provenir de la inejecución del contrato u obligación preexistente.
-40. Es indiferente la naturaleza de la obligación violada.-
41. Naturaleza de la responsabilidad en caso de accidentes ocu-
rridos a las personas.42. Responsabilidad médica y farma-
céutica.-42 bis. Responsabilidad de los peluqueros, manicuras,
pedicuros e institutos de belleza.-43. Responsabilidad de los
demás profesionales.-44. Enunciación del problema llamado
del cúmulo u opción de responsabilidades.-45. Interés del pro-
bIema del cúmulo u opción de responsabilidades.---46. Rechazo
del chmu1o.-47. Coexistencia o superposicibn de ambas respon-
sabilidades.-48. El problema del cúmulo en jurisprudencia.-
49. Inadrnisibilidad del cúmulo aunque haya dolo o cuIpa grave
del deudor.-50. Inadmisibilidad del cúmulo aunque haya cul-
pa profesional del deudor.-51. Casos en que procede el cúmulo.

D. Ofrus clases de responsabiLUZ~des 92

52. Responsabilidad siibjetiva y objetiva.-53. Responsa-


bilidad simple y compleja.-54. Hecho del hombre y hecho de
las cosas.-55. Importancia de esta clasificación.-56. Respon-
sabilidad legal o sin culpa.

FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD
EXTRACONTRACTUAL 99

57. Posición del problema.-58. Etapas por Ias que ha atra-


vesado la noción de responsabilidad.-59. l'enganza privada,-
60. Coniposiciones voluntarias,--61. Composiciones 1egales.-
62. Represión de los deIitos por el Estado.-63. Derecho romano.
-64. Lex Aqui1ia.-65. El cuacideIito en Roma.-66. Caracte-
rísticas generales del derecho romano en materia de responsa-
bi1idad.-67. Antiguo derecho franc6s.-68. Código Tiapo1eón.-
69. Teoria clásica de la responsabilidad subjetiva o a base de
culpa.- 70. Sus inconvenientes.- 71. Sus correctivos.- 72.
Causas que generaron la teoría del riesgo o de la responsabilidad
objetiva.-73. Teoría del riesgo; su enunciación; sus ventajas.-
74. Críticas foniluladas a la teoría del riesgo.-75. Nuestra opi-
ni6n.-76. Influencia de la teoría del riesgo en legislación y en
jurisprudencia.-77. Teoría adoptada por el Código Civil chile-
no.-78. Reformas que convendría introducir en nuestra legis-
Iaci6n.-79. RIisión de los tribunales en esta materia.
CAPITULO 111

ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DE-


LICTUAL Y CUASIDELICTUAL CIVIL 129

80. Enunieración.

81. Principio.-82. Diferencias con la capacidad contrac-


tual.-83. Diferencias con la capacidad penal.-84. Independencia
de las capacidades contractual, delictual o cuasidelictual civil
y penal.-85. Enumeración.-86. 1.0 Dementes.-87. Requisi-
tos para la incapacidad del demente.-88. Hipnotizado.-89.
Sonámbulo.-90. Otros casos de privación de razón.-91.Faculta-
des de los jueces del fondo y de la Corte de Casación.-92. Res-
ponsabilidad del ebrio.-93. Cocainómano, morfinómano, etc.-
94. 2.0 Menores de siete años.-95. Derecho comparado.-96.
3.0 Mayores de siete años y menores de diecis6is.-97. Juez
competente para determinar acerca del discernimiento del me-
nor.-98. Influencia de lo criminal en lo civil.-99. Prueba de la
incapacidad.-100. Responsabilidad del guardián del incapaz.-
101. Irresponsabilidad de los incapaces en los casos de respon-
sabilidad compleja.-102. Tendencia legislativa cbnternporánea ;
derecho comparado.-103. Responsabilidad civil de las personas
jurídicas.-104. Necesidad de que la persona jurídica exista
legalmente.-105. Naturaleza de la responsabilidad en que pue-
den incurrir las personas jurídicas.-106. Responsabilidad por
el hecho personal.-107. Consecuencias.-108. Irresponsabilidad
personal del órgano.-109. Responsabilidad personal de los in-
dividuos que constituyen el órgano.-110. Responsabilidad so-
lidaria de la persona jurídica y de los miembros del órgano.-
111. Responsabilidad por el hecho ajeno o de las cosas.-112.
Responsabilidad legal o sin culpa.-113. Recurso de la persona
jurídica contra los autores del delito o cuaside1ito.-114. Per-
sonas jurídicas a que se aplican los principios precedentes.

115. Principio.-116. Dolo.-117. Hechos constitutivos de


dolo; seducción.- 118. Dolo de acción y dolo de omisi6n.-
119. Apreciación del dolo.-120. Asimilación de la culpa lata
o grave al dolo.-121. Personas responsables en caso de dolo.-
122. Diversas opiniones acerca del concepto de culpa.-123. Defi-
nición de la culpa.-124. Apreciacibn de la culpa en abstracto.
-125. Infraccibn de leyes y reglamentos.-326. Irifracción de
usos o hábitos.-127. I~ifracción de reglas profesioriales.-128.
Infracciíin de los reglanientos que rigen los deportes o juegos
de destreza corporal.-129. Hechos constitutivos de culpa ; ju-
risprudenciri.-130. Gravedad de la culpa.--- 131. Culpa por ac-
cibn y por omisi0n.-132. C'uIpri por on~isiúri;stis clases.-133.
Abstención en la acci6n.-134. Abstención pura y simple.--135.
Culpa profesional.-136. FacuI tades de los jueces del fondo y
de la Corte de Casación.

137. Principio.--138. Concepto del dailo: It,sibil dc u n dere-


cho; interés 1egítinto.-139. Certidu~ribrede1 daño.--140. I)a-
ño frrturo.-141. Daño eventual.-142. RIcdidas destinadas a
evitar rin daño contingente.-143. Naturaleza del daño.--144.
Daño ~ilaterial;sus clases.-145. Da50 nioraI; sus formas.-
146. Indeninización del daño 1noral.- 147. Daño iiioral cau-
sado por iniputaciones injurio5as.-148. ~ e r e c h oc01iiparado.-
'
149. Daño directo e indirecto.--150. Facultades de los jueces del
fondo y de la Corte de CasaciGn.

151. Principio.--152. Su estensi61i.-153. ProbIenias cri


q u e inff uye la relación causal.- 154. Distinciíin entre in culpa o
el dolo y la relación causal.-155. Coricepto de la relación cau-
sal.-156. Pluralidad de causas; teoría de la equivalencia de
las condiciones.-157. Efectos de la pluralidad de causas.-
158. Predisposiciones.-159. Relacibii causal mediata e ititiic-
diata.-160. Relatividad de este problema.-161. Facultades
de los jueces del fondo J. de la Corte de Casación.

CAPITULO 11:

DEL ABUSO DE LOS DERECHOS


162. Enunciación del problema.-163. Criterio individua-
lista.-164. Relatividad de los derechos.-165. Críticas a la. es-
presión abuso de derecho.-166. Derecho comparado.-167.
Justificación' de esta teoría.- 168. El abuso de derecho en nues-
tra legislación.-169. Distinción entre el abuso y la carencia de
derecho.-170. Concepto del abuso de derecho; diversas teo-
rías.-171. Criterio que debe adoptarse.-172. Ejercicio de un
derecho con intención de dañar.-173. Prueba de la intención
de dañar; carencia de interés.-174. Ejercicio de un derecho
con culpa o negligencia.-175. Ejercicio legítimo de un derecho.
-176. PubliEaciones u opiniones autorizadas por la ley.-177.
Ambito del abuso del derecho.-178. El abuso de derecho en
materia contractual.-179. Naturaleza de. la responsabilidad
derivada del abuso de un derecho.- 180. Derechos absolutos.-
181. Aplicaciones.-182. Abuso del derecho de dominio.-183.
Daños derivados de la vecindad.- 184. Abuso de acciones ju-
diciales y de recursos legales.-185. Denuncias o querellas cri-
minales falsas o infundadas.-186. Denuncias infundadas ante
particulares u otras autoridades divers.as de las judiciales.-
187. Abuso de la libertad de opinión.-188. Datos, consejos e
informes privados.-189. Opiniones emitidas con publicidad.-
190. Abuso del derecho de huelga.--191. Sanción del abuso del
derecho.

CAPITULO V

DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 291

192. Principio.-193. Efectos de estas presunciones.-194.


Enumeración.

1. RESPONSABILIDAD
POR E L HECHO PROPIO

195. Principio.-196. Razones que demuestran la existen-


cia de esta presunción.-197. El art. 2329 ante la jurisprudencia.
-198. Casos en que procede esta presunción.-199. Extensión
de la regla del art. 2329.-200. Excepción.-201. Efectos de la
presunción.-202. Prueba que debe producirse en los casos con-
templados en los Nos. 1.0, 2.0 y 3 . O del art. 2329.-203. Ventajas
de nuestra interpretación.-203 bis. Derecho comparado.-204.
Presunción en materia de accidentes causados por vehículos de
tracción mecánica o animal.-205. Requisitos.-206. 1.0 Ve-
hículos de tracción mecánica o animal.-207. 2.0 Lesiones cor-
porales o muerte de un peatón.-208. 3.0 Radio en que debe
?_?'DICE DE M A T E R I A S XIII

acaecer el accidente.-209. 4.*' Sitio en que debe acaecer el ac-


cidente.-210. Efectos de la presunci6n.-211. Casos en que no
se aplica el art. 492 del Código Penal.

11. RESPONSABILIDAD
POR EL HECHO AJENO 305

212. Principio.- 213. Fundanien to de esta responsabiiidad.


-214. Carácter general de los preceptos que rigen esta respori-
sabi1idad.-215. Requisitos.-216. 1." Vinculo de subordina-
cibn o dependencia entre dos personas.-217. RIandatarios, re-
presentantes legales y agentes oficiosos.-217 bis. 2.0 Que el
vinculo de subordinación o dependencia sea de derecho privado.-
218. 3.0 Capacidad del cidmente responsable y del subordinado
o dependiente.-219. 4." Comisión de un delito o cuasidelito por
el subordinado o dependiente.-220. 5.0 Prueba de la responsa-
bilidad del subordinado o dependiente.-221. Contenido de ln
presunci6n.-222. Naturaleza de la presunción.-223. Excep-
ci6n.-224. Carácter civil de esta responsabilidad.-225. Tri-
bunal competente.-226. Subsistencia de la responsabilidad
personal del subordinado o dependiente.- 227. Subsistencia de
la responsabilidad de derecho común del civiln~enteresponsa-
ble.-228. Recurso del civilmente responsable contra el autor
del daño.-229. Personas respecto de quienes pueda invocarse
la presunción de culpabilidad por el hecho ajeno.-230. Impro-
cedencia del cúmulo de responsabilidades por el hecho ajeno;
excepci6n.-231. Extensión de los principios expuestos anterior-
mente.-232. Enumeración.

1.0 Responsabilidad de los padres 329

233. Principio.-234. Fundamento de esta responsabilidad.


-235. Responsabilidad del padre.-236. Responsabilidad de la
madre.-237. Padres legitimas, naturales y adoptivos.-238.
Responsabilidad de otras personas.-239. Requisitos.-240. 1."
Hijo menor.-241. Hijo mayor o habilitado de edad.- 242. 2 . O
Habitacibn común.-243. Extensión de la responsabilidad.-
244. TvIenor dependiente, aprendiz o criado.-245. Menor que
ejerce una profesión, empleo* oficio, industria o comercio inde-
pendiente o un cargo o empleo público.-246. Cesacibn de esta
responsabilidad .-247. Excepci6n.
XIV ~ N D I C E DE MATE:RIAS

2 . O Responsabilidad del tutor o curador 344

248. Principio.- 249. Fundamento. - 250. Requisito.-


251. Guardadores afectos a esta responsabilidad.-252. Pupilo,
dependiente, aprendiz, criado o que ejerce una profesión, empleo,
comercio, industria u oficio o un cargo o empIeo público.-252
bis. Cesación de esta responsabilidad.

3." Responsabilidad del marido

253. Principio.-254. Fundamento.-255. Régimen normal


del matrimonio.-256. Mujer separada de bienes.-257. Mujer
divorciada perpetua o temporalmente.-258. Mujer dependiente,
aprendiz o criada o que ejerce una profesión, empleo, oficio, in-
dustria o comercio separado del de su marido o un cargo o empleo
público.-259. Patrimonio que sorporta en definitiva esta res-
ponsabilidad.-260. Cesación de esta responsabilidad.

4.0 Responsabilidad de los jefes de colegios y escuelas

261. Principio.-262. Fundamento.-263. Personas respon-


sables.-264. Establecimientos de beneficencia.-265. Personas
no afectas a esta responsabilidad.---266. Personas de cuyo hecho
se responde.-267. Requisitos.-268. 1.0 Epoca en que debe
ejecutarse el hecho ilícito.-269. 2 . O Persona que debe sufrir el

daño.-270. Cesación de esta responsabilidad.

5 . O Responsabilidad de los artesanos 35 7

271. Principio.-272. Fundamento.-273. Personas respon-


sables.-274. Personas de cuyo hecho se responde.-275. Re-
quisitos.-276. 1.0Epoca en que debe efectuarse e1 acto ilícito.-
277. 2.0 Persona que debe sufrir el daño.-278. Cesación de esta
responsabilidad.

6." Responsabilidad de los empresarios

279. Principio.-280. Fundamento.-281. Personas respon-


sables.-282. Empresarios fiscales y municipales.-283. Perso-
nas de cuyo hecho se responde; concepto del dependiente.-
284. Elección del dependiente.-285. Trabajo independientel-
- ~ N D I C EDE MATERIAS XV

286. Profesionales.-287. Dependiente facilitado a otro empresa-


rio.- 288. Requisitos.- 289. 1." Epoca en que debe ejecutarse
el hecho ilícito.-290. 2.0 Persona que debe sufrir el daño.-
291. Prueba.-292. Cesación de esta responsabilidad.

7." Responsabilidad de los a.~zos 375

293. Principio.-294. Fundamento.-295. Personas respon-


sab1cs.- 296. Personas de cuyo hecho se responde. - 297. Al-
cance extensivo dado por la jurisprudencia al art. 2322.-298.
Criado facilitado a otro amo.-299. Requisitos.-300. 1.0 Cir-
cunstancias en que debe ejecutarse el hecho.-301.2.n Persona
qiie debe sufrir el daño.-302. Cesacibn de esta responsabilidad.

8.0Otros cnsos d e responsabil2dad pcr el hecho ajeno 385

303. Principio.-304. Responsabilidad de las empresas fe-


rroviarias.-305. Responsabilidad de los propietarios de alma-
cenes generales de depósitos.-306. Responsabilidad de los pro-
pietarios de diarios, revistas o escritos perihdicos.-307. Respon-
sabilidad de1 naviero.--308. Responsabilidad del capitán.--
309. Responsabilidad de los dueños de aeronaves.-310, Res-
ponsabilidad del ejecutante.-311. Responsabilidad del notario
por los actos de su reemplazante.

111. RESPONS~~BILIDAD
POR EL HECHO DE LAS COCAS 390

312. Principio.-313. Fundamento.--314. Carácter tasa-


tivo.-- 315. Derecho frances. - 316. Derecho comparado.---317.
Enumeración.

1: ResponsabiIidad por el IzecRo de los an.ima!es 396

318. Principio.-319. Fundamen to.-320. Personas respon-


posah1es.-321. Responsabilidad del dueño.-322. Animal al
cuidado de un empleado, criado o dependiente del dueño.-
323. Animal suelto n extraviado.---324, Responsabilidad del
que se sirve de iin animal ajeno.-325. Animales al servicio de
un criado o dependiente.-326. Responsabilidad de quien tiene
a su cuidado un animal ajeno sin servirse de él.-327. Recurso del
que se sirve del anima1 contra el propietaria.-328. Coesistencia
de ambas responsabilidades.-329. Animal fiero de que no se
reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio.-330.
Animales de cuyo hecho se responde.-331. Animales salvajes.
-332. Animal fiero.-333. Naturaleza y forma del daño.-334.
Daño causado por un animal a otro.-335. Hecho del animal;
animales conducidos o guiados por el hombre.-336. Daños cau-
sados por un animal muerto.- 337. Personas que pueden in-
vocar la responsabilidad.-338. Casos en que esta responsabili-
dad no procede; responsabilidad contractual.-339. Transporte
benévolo.-340. Prueba-341. Cesación de esta responsabili-
dad.-342. Excepción del art. 2327.- 343. Derecho comparado.

2.O Responsabilidad por la ruina de un edi'cio 420

344. Principio.-345. Fundamento.-346. Requisitos.-


347. 1.0 Cosas de cuyo hecho se responde.-348. 2.O Qué se en-
tiende por ruina de un edificio.-349. 3." Omisión de reparacio-
nes o del cuidado de un buen padre de familia y vicio de cons-
trucción.-350. A. Omisión de reparaciones o del cuidado de un
buen padre de familia.-Persona responsable.-351. Pluralidad
de dueños.-352. Personas que pueden invocar esta responsabi-
lidad.-353. Prueba.-354. Cesación de la responsabilidad.-
355. B. Vicio de construcci6n.-Persona responsable.-356. Prue-
ba.-357. Cesación de ,la responsabilidad.-358. Daños causados
por un edificio en construcción, transformación, reparación o de-
molición.-359. Acción para precaver la ruina de un edificio.-
360. Derecho comparado.

3.0 Responsabilidad por el hecho de gna rosa que cae o se arroja


de la $arte suflerior de un edificio 442

361. Principio.-362. Fundamento.-363. Naturaleza de


esta responsabilidad.-364. Requisitos.-365. 1 . O Cosas regidas
por el art. 2328.- 366. 2.0 Sitio de donde debe caer o ser arroja-
da la cosa.-367; 3.0 Edificio habitado.-368. Personas respon-
sables.-369. Personas que pueden invocar esta responsabili-
dad.-370. Prueba.-371. Cesación de la responsabilidad,-- 372.
--Acción para evitar la caída de una cosa.-373. Derecho com-
parado.
LA ACCION DE RESPONSABILIDAD DELIC-
TUAL Y CUASIDELICTUAL CIVIL 45 1

374. Efectos del delito y cuasideIito civi1.-375. Acción que


compete a la victima; justicia privada.-376. Caracteres de esta
accibn ; época de su nacimiento.

377. Principio.-378. Daño contingente.-379. Daño rea-


lizado.-380. Caso en que la vfctima es una.-381. Pluralidad
de víctimas; distinci6n.-382. Daño en las cosas.-383. Daño
material en las personas.-384. Daño moral.- 385. Independen-
cia de las acciones de las diversas víctimas.-386. Transmisibi-
lidad de la acci6n.-387. Daño en las cosas.-388. Daño en las
personas.-389. Distinción entre la accibn ejercitada conio here-
dero p Ia ejercitada por derecho propio.-390. Ultrajes a la nle-
moria de un muerto.-391. Cesionarios,-392. Acreedores.-
393. Personas jurídicas.-394. Acci6n de los sindicatos y de los
consejos del Colegio de Abogados en caso de perjuicio profesio-
nal colectivo.

395. Principio.-396. Autor del daíio.-397. Personas civil-


mente responsables.-398. Persona que recibe provecho de1 dolo
ajeno.-399. Herederos.-400. Sucesores a título singular.-
401. Personas jurídicas.-402. Responsabilidad solidaria. --403.
Requisitos para que haya so1idariedad.-404. Personas afectas
a la solidariedad. - 405. Efectos.-- 406. Recursos entre coau-
tores.-407. Casos en que procede la so1idariedad.-408. Caso
de fraude o d o l o . 4 0 9 . Excepciones.-410. Derecho compa-
rado.

411. Compareceiicia del demandante.----412. Persona en con-


tra de quien debe dirigirse la acción.--413. Tribunal ccnipetrn-
te; distinci6n.-414. Caso en que la acción civil puede deducirse
ante el tribunal que conoce del proceso criminal.-415. Caso en
XVIII ÍNDICE DE MATERIAS

que la acción civil sólo puede deducirse ante los tribunales civi-
les.-416. Tribunal civil competente.-417. Delito o cuasidelito
cometido en país extranjero.418. Ejercicio de la acción civil ante
el tribunal que conoce del proceso criminal.419. Ejercicio de
la acción civil ante los tribunales civiles.-420. Suspensión del
juicio civil . 4 2 1 . Requisitos para que proceda esta suspensión.
-421 bis. Término de la suspensi6n.-422. Influencia de la cosa
juzgada criminal en lo civil.-423. Influencia de la cosa juzgada
civil en lo criminal.-424. Onus probandi.425. Medios proba-
torios.-426. Fuero de que gozan ciertos funcionarios.

427. Causales de extinci6n.-428. Renuncia.-429. Desis-


timiento.-430. Transacci6n.-431. Convenciones anticipadas
sobre liquidación del daño o destinadas a caucionar su resarci-
miento.-432. Prescripei6n.433. Acciones a que se aplica esta
prescripci6n.-434. Excepciones.-435. Suspensi6n.-436. In-
terrupci6n.-437. Efecto que produce en la prescripción la reser-
va de la acción civil hecha con arreglo al art. 32 del C. de P. P.-
438. Derecho coniparado.

CAPITULO VI1

LA REPARACION DEL DANO


439. Caracteres.

440. Clasificación.-441. Facultad de la víctima.- 442. Re-


paración en especie.-443. Facultad del juez para dar órdenes.-
444. Reparación en equivalente.-445. Sus formas.- 446. Indem-
nización pecuniaria.-447. Moneda en que debe fijarse.-448.
Capital o renta.-449. Facultad del juez para fijar un capital o
una renta.-450. Excepci6n.-451. Fecha desde la cual se debe
la renta.-452. Derecho comparado.

453. Principio.-454. Consecuencias.-455. l.a Gravedad


del hecho y monto de la reparaci6n.-456, 2.a Contenido de la
reparaci6n.-457. Daño enieq-ente y lucro cesante.-458. Per-
juicios previstos e imprevistos.-459. Indemnización en caso de
daño contingente.-460. 3." Equivalencia entre el daño )r la re-
paraci6n.-461. Beneficio obtenido por el autor del daño.-462.
Beneficio obtenido por la victima.-463. Excepciones.-464.
Casos en que la reparación es inferior a1 daño.-465. Casos en
que Ia reparacibn es superior al daño; penas privadas.--466.
Caracteres de las penas privadas.-467. Enumeracibn de algu-
nas penas privadas.-468. La reparación puede ser compensa-
toria y moratoria.-469. Pago de intereses.--470. Constitución
en mora.-471. Derecho comparado.

3. D E T E R ~ ~ I N A C I ÓDE ÓN PECUNIARIA
N LA INDE?~~NIZACI 561

472.. Principio.-473. Factores que el juez debe considerar


y factores de que debe prescindir.-474. Situacibn social, pecu-
niaria y de faniilia de las partes.-475. Epoca a q u e se atiende
para determinar el monto de la indernnizaci6n.- 476. I'ariació~i
del daño con posterioridad al delito o cuasidelito, pero con ante-
rioridad a la sentencia.-477. Variación del valor del daño:-
478. \.7ariación del daño o de su valor con posterioridad a la sen-
tencia.-479. Culpa de la victima.-480. Efecto.-481. A~nbitci
del art. 2330.-482. Daños recíprocos.--483. Facultades de los
jueces del fondo.

484. Principio.-485. Consecuencia.-486. Escepciones.

487. Enunciación del problema.-488. Distinción.

489. Requisitos para que este problema se suscite.-490.


Controversia.491. Criterio que debe adoptarse.-492. Seguro
de daños.-493. Seguros de personas (vida o accidentes corpo-
rales).- 494. Socorros o pensiones otorgadas por las sociedades
mutua1istas.-495. Pensiones fiscales, muriicipaIes o pagadas por
las cajas de previsión.-496. Dádivas a socorros caritativos.-
497. Accidentes del trabajo.498. Otros casos.-499. Pactos
prohibitivos del cúmulo.

B . Recurso del tercero que pagó a la oictima contra el autor del


daño 589

500. Principio.-501. Fundamentos.-502. Seguros de per-


sonas (vida o accidentes corporales)..-503. Pensiones fiscales,
municipales o pagadas por las cajas de previsión, por las socie-
dades mutualistas u otras instituciones similares.-504. Dá-
divas o socorros caritativos.-505. Accidentes del trabajo.-506.
Excepción en materia de seguro de daños.-507. Seguro de
responsabilidad.-508. Cesión de accioties en favor del tercero.

C . Acción de la víctima contra el asegurador del afrtor del daño 595

509. Enunciación del problema.-510. Importancia.-511.


Principio.-512. Excepción en materia de seguros contra acci-
dentes del trabajo.

CAPITULO VI11

CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 597

513. Clasificaci6n.-514. Diferencias.-515. Concepto.-


516. Ausencia de reglamentación legal.-517. Criterio que debe
adoptarse.-518. Enumeración.-519. Caso fortuito o fuerza
mayor.-520. Diferencia eatre el caso fortuito y la ausencia de
culpa.-521. Casos en que el caso fortuito no es causal eximente
de responsabilidad.-522. Accidentes del trabajo.-523. Orden
de la ley.-524. Orden de autoridad legítima.-525. Violencia
física o moral.-526. Legítima defensa.-527. Estado de necesi-
dad.-528. Hecho de un tercero.-529. Culpa exclusiva de la
víctima.-530. Aceptación de los riesgos.-531. Situación del
salvador.-532. Inmunidades.-533. Error y dolo.-534. Auto-
rización administrativa.-535. Ambito.-136. Requisito.-537.
Efectos.-538. Prueba.
ÍWDICE DE MATERIAS XXI

CAPITULO IX

CLAUSULAS DE IRRESPONSABILIDAD Y DE
RESPONSABILIDAD ATENUADA 629

539. Concepto.- 540. Característica fundainenta1.- 541.


Su posibilidad práctica.

542. Definición , 4 4 3 . Convenciones e instituciones de que


difieren.-544. Diferencias con las causas eximentes de respoti-
sabi1idad.-545. Diferencias con el seguro de responsabilidad.-
546. Diferencias con las convenciones que transfieren a otro la
responsabilidad delictual o cuasidelictua1.-547. Diferencias con
las clásulas de garantia.-548. Licitud.-549. Excepciones.-
550. DO¡; y culpa grave.-551. Daños a las personas.-552.
'

Prohibiciones legales.-553. Resun~en.-554. Responsabilidades


en que tienen cabida.-555. Efectos.-556. Interpretaci6n.-557.
Aceptaci6n de la cláusula.-558. Prueba.-559. Efectos de 1%
cláusulas nulas,

2.O C L ~ U S U L ADSE RESPOKSABILIDAD ATENUADA 642

560. Definíci6n.-561: 1lalidez.-562. Excepciones.--563.


Dolo y culpa grave.--564. Efectos.-565. Referencia.-566.
Seguro de responsabilidad.

.
Indice de preceptos legales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 645
.
Indice affabético de materias :. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 657
CAPITULO 1

Ambito de la responsabilidad extra-


contractual

l."Definición.-En su atepcióil m&s amplia, la noción


d e responsabilidad implica la de cziZpabilidad, que es la que,
d e ordinario, constituye su fundamento. En este sentido'
se dice que un individuo es responsable de un hecho cuando
éste le es intpz~table,cuando lo ha ejecutado con suficiente
voItrntad 5; discernimiento. Esta es la acepción q u e la hloraI
y el Derecho Penal le dan generalmente.
Pero en Derecho Civil la expresión responst~biIiduSno se
define por su fundamento, que puede variar, sino por s u re-
sullado, es decir, por las consecuencias jurídicas que el hecho
acarrea para su autor. E n este sentido se dice que un ii~di-
viduo es r e s p o f z s a b ~cuando
~ está obligado a indemrtizar un
daño. En Derecho Civil ha)- responsabilidad cada vez que una
persona debe reparar el perjuicio o daño sufrido por otra
(1). Puede, pues, definírsela diciendo que es la ob1igaciól-z
q l l e pesa sobre .ez~7za persona de i~zdetlzízizar cl dairo szifrido
por otra.
---
( 1 ) ~ I . G E A ~ DTradé
, th4orique eJ praliqae de lu responsubilité civiIe déliclirelle e L
contract~relk,tomo 1, edición, N." 3, pág. 2: DE PAGE,Traité Éléinentairt de Droit
Cieil beige. tomo 11, N." 903, pág. 745; PLXPIIOL Y RIPERT,Traifé Pratipzre de Droit
CiviE Francais, tonio y!, N." 475, pág. 658; PIRSOPI Y DE VILLE,Trniié de la responsa-
biJité CEE$JE elCfra-c~ntructl~elle, tomo I , E."1, pág. 5; LALOU, La ressponsabilité ck*zle,
X." 1 , pág. 1; GARDEKAT Y SALYO'I-RICCI, De la responsahilili cii.ile. N." 1, pág. 2 ;
S A V . ~ T I E R ,Traifé de la responsabilift? citi.ileen Droi! Fralr@is, totno 1,x." 1 , phg. 1.
2." Fuentes. -Las fuentes de la responsabilidad civil son :
el contrato o, mejor dicho, su infracción, los delitos y cuasi-
delitos y la ley. En el primer caso, se la denomina responsa-
bilidad contractual, en el segundo, delictual y cuasidelictz~alo
aquiliana, y en el tercero, legal. Estas dos últimas constitu-
yen la responsabilidad extracontractual, que será el objeto de
nuestro estudio, pues la responsabilidad contractual forma
parte de la teoría de los contratos.
La fuente principal de la responsabilidad extracontrac-
tual son los delitos y cuasidelitos. Los casos de responsabili-
dad legal constituyen la excepción.

3.0 Concepto del delito y del cuasidelito civil.-Las


expresiones delito y cuasidelito-no tienen el mismo significado
en Derecho Civil y en Derecho Penal. Si en uno y otro el
delito y el cz~asidelitoson siempre un hecho i l k i t o , es decir,
contrario a derecho, presentan en ambos diferencias tan
fundamentales que no es posible confundirlos.
Delito civil es el hecho ilicito cometido con intención d e
daiiar que ha inferido injuria o daño a otra persona. Cuasi-
delito cizil es el hecho culpable, pero cometido s i n intención de
daiiar, pie ha inferido injuria o daZo a otra persona. Tales
son las definiciones que resultan de la combinación de los
arts. 1437 y 2284.
Lo que caracteriza esencialmente al delito y al cuasidelito
cita1 es el hecho de inferir injuria o daj3o a otra persona. El
hecho ilícito que no causa daño no es ni puede ser delito ni
cuasidelito civil. La obligación de reparar el daño nace pre-
cisamente de haberse causado éste; sin d&o n o hay 'respon-
sabilidad civil. Nuestro Código Civil es bien explícito al
respecto. Las obligaciones nacen, dice el art. 1437, ya a con-
secuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra
persona, como en los delitos y cuasidelitos. El art. 2314
agrega que el que ha cometido un delito o cuasidelito que
ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización. La
fuente de la obligación es, según esto, el hecho ilicito gzie ha
inferido iajja~riao da60 a otra perso~ta,y el delito y el cuaside-
lito obligan a la indemnización si han i f l f ~ r i d oda% a otro.
4.0 Semejanzas y diferencias entre el delito y el
cuasidelito civil.-Entre el delito y el cuasidelito civil hay
diferencias y semejanzas que nuestro Código ha precisado
en los arts. 1437, 2284 y 231-1.
Se asemejan en que ambos son hechos ilicitos, perjzldi-
ciales y prodz~ctizlosde obligaciones. Se diferencian en la in-
tención de szl az~tor. Mientras el delito es el hecho ilicito
cometido con intención de dafiar, el cuasidelito es el hecho
ilícito cometido sin esa intenció?~(art. 21284). El delito su-
pone dolo, la intención fiositiwa de inferir injuria a la persona
o propiedad de otro (art. 44), el animas noce~zdi. E¡ cuasi-
delito, en cambio, supone culpa, falta de diligencia o cuidado,
en otros términos, imprudencia, negligencia o descuido. En
el delito, el daño ha sido deseado por su autor: éste ejecutó
el hecho precisamente con el propósito de inferir injuria a
la persona o propiedad ajena. En el cuasidelito, su autor n o
ha deseado el daño, no ha tenido la intención de inferir iilju-
ria a la persona o propiedad de otro; si el daño se produjo,
fué por imprudencia, negligencia o descuido de su parte.
Un mismo hecho puede, pues, constituir delito civil
o cuasidelito civil, según que s u autor haya tenido o no
Ia intención de perjudicar a otro. Así, el homicidio de una
persona ejecutado voIuntariamente será delito, y será cua-
sidelito si se produjo por negligencia o imprudencia, por
ejemplo, por haber sido atropellado por un vehículo que iba
a una velocidad excesiva o cuyo conductor no hizo sonar la
bocina estando obligado a hacerlo.
Podríamos decir que mientras el delito civil es el hecho
ilz'cito intencioraal que causa daEo, el cuasidelito civil es el
hecho ilicito no intencional qrte también Eo causa, o, en otras
palabras, que el delito civil es el hecho doloso perjzídicial y
el cuasideIito civil, el hecho culpable perjzrdicial (1).
(1) J o s s ~ z ~Cosrs
a ~ ~de, Dr&t Civil Posit;=f Francais, tomo 11, 2.' edición, N . O
408, pág. 210; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 509, pág. 704; De PAGE,
Síguese d e lo expuesto que hay delito civil cada vez que
se cause un daño en la persona o propiedad de otro con dolo
o malicia, y cuasidelito civil cuando el daño proviene de la
cltlpa o neglz'geizcia del agente. . Concurriendo estas circuns-
tancias, la obligación de indemnizar tiene por causa un de-
lito, en el primer caso, y un cuasidelito en el segundo, cual-
quiera que sea la denominación que el actor dé a su acción
o a la fuente de donde emana y sea que invoque en su apoyo
el art. 2314 o los arts. 2320, 2329 u otro cualquiera referente
a los actos ilícitos. La Corte Suprema cree, sin embargo,
que la acción destinada a obtener una indemnización de da-
ños civiles imputables a negligencia del demandado y fun-
dada en los arts. 2320 y 2329 del C. C. es distinta de la des-
tinada a perseguir una indemnización de perjuicios prove-
nientes de un delito o cuasidelito (1). Hay en esto un error
manifiesto, inexcusable en tan alto tribunal. La acción des-
tinada a obtener una indemnización de daños civiles irnpu-
tablcs a negligencia del demandado deriva de un cuasidelito,
porque éste consiste en el hecho perjudicial cometido con
culpa o negligencia, y los arts. 2320 y 2329 reglan precisa-
mente la responsabilidad delictual o cuasidelictual emanada
del hecho ajeno (art. 2320) y del hecho propio (art. 2329),
respectivamente.
En la práctica, el dominio del cuasidelito civil es mu-
chísimo mayor que el del delito civil; los daños cometidos
por negligencia, imprudencia o descuido son mucho más
numerosos que los cometidos intencionalmente, como lo
demuestra la jurisprudencia de nuestros Tribunales. La casi

obra citada, tonlo 11, N," 908, pág. 7 5 5 ; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición,
Nos. 404 a 407, págs. 410 y 4 1 1 ; C ~ L IYNCAPITANT,C O I ~ Élémenluire
S de Droit Civit
F r a n ~ a i s , tomo 11, 6.e edición, pág. 361; PLAKIOL,Traité ÉUmentozre de Droit CCicil,
tomo 11, edición, N." 815, pág. 273 y N." 823, pág. 277; DEMOGUE,Traité des
obligations en général, tomo 111, N." 221, pág. 359; BAIJDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
Truité théorique et pratipue dc Drmt Civil, Dcs obligations, tomo 117, 3." edición, N.O
2850, pág. 534 y N.O 2852, pág. 5 3 5 ; BAUDRY-LACANTINERXE, Précis de Drmt Civil,
tomo 11, 13.a edición, N.O 701, pág. 315; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 4, pág.
5 y N.O 177, pág 221.
( 1 ) Rev., tomo 34, 2.A parte, sec. l.', pág. 533 (consid. 2.").
. ~ M B I T O D E 1-4 RESPONSABILIDAD EXTR~ACONTR.4Ci'ChL 15

totalidad de las sentencias dictadas sobre esta materia se


refieren a daños producidos por un cuasidelito. Cori razón
dice Josserand que la responsabilidad denominada delictual
es principalmente una responsabilidad cuasidelictual (1).

5.0 Inutilidad de la distincibn; derecho comparado.


-La distinción entre delito y cuasídefito civil es, el? realidad,
inútiI. Carece de justificación teórica, porque aliibos son
hechos ilícitos. Carece tambibn de interés práctico, porque
uno y otro obligan a su autor a reparar el daño causado en
idéntica forma y en su totalidad, toda vez que el riioi?to d e
la indemnización seregula en atención a aquél J- 110 a. la na-
turaleza del hecho que lo generó. Tanto es asi que nuestro
Cúdigo Civil los ha sometido a una misma y única reglamen-
tación y siempre los menciona conjuntamente (arts. 1437,
2314, 2318, 2319, 2321, 2325 y 2329). Otro tanto ocurre en
el Código francés, en que las expresiones delito 3- rzirrsidclito
stífo se emplean en el epígrafe del capítulo 11 del titulo 11'
del Libro 111 y en los artículos 1310 y 1370, en donde apa-
recen juntas, al igual que en íos citados artículos de nuestro
fódigo.
Por eso, numerosos autores estiman que tal diitinción
debiera desaparecer del derecho positivo y ambos hechos
comprcndersc bajo la denominación genérica de ncfas o I~echos
ilicifos (2). Tal es el criterio que han adoptado los Códigos
más modernos, como eI alemán (Libro 11, secciói-i título
25), el suizo de las obligaciones (Primera Parte, título 1,
capitulo 11), el turco de las obligaciones (Primcra Parte,
titulo J , capítulo 11), e1 de las obligaciones y contratos de la
--
(1) o b r a citad;, tonio 11, 2: edición, N.O 408, pág. 211.
(2) COLINS CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.2 edición, pág. 361; P L ~ X I OY L
RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 509, pág. 704; PLANIOL, obra citada, ~otiio11,
10.a edición, N . O 827, pág. 278; LALOC,obra citada, N.' 9, p6g. 6 ; BAUDRTL.~CANTI-
NERIE I' BARDE,Traitk tkÉwique et pratipe de Droit C i d . Des obligatioxs, tomo I V ,
3." edición, N.O 2853, pág. 536; BACDRY-LACAXTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a
edición, N.O 701 izpnc, pág. 316.-En contra MAZEAUD, obra citada, tomo I I , 2 . a edi-
ción, N.O 398, pág. 404 y ^J.' 401, pág. 407: estos aubres estiman necesaria y justi-
f i c a d ~la distinción entre el deliro y el cuasidelito.
República Libanesa ( ~ i b r o11, título 11), el japonés (arts.
709 a 724), el de las obligaciones de la República de Polonia
(título 11, 2." parte, capítulo IV), el brasilero, (Parte Espe-
cial, libro 111, titulo VI1 y Parte General, libro 111, título
11), el venezolano de 1942 (Libro 111, titulo 111, capítulo 1,
sección 5."), el peruano (Libro V, sección l.", titulo IX), el
mexicano (Libro IV, Primera Parte, título 1, capítulo V), el
chino (Libro 11, capítulo 1, título 1, 5." parte) y el italiano
(Libro IV, título IX) (1). Es también el que se propone en
el Proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y
contratos (título 1, capítulo 1, sección 6.").

6.0 Puntos en que la distinción presenta interés.-


No obstante lo dicho, hay casos en los cuales nuestro dere-
cho positivo hace distinción entre el delito y el cuasidelito
civil, Así sucede:
1." En materia de accidentes del trabajo: según el art.
255 del Código del Trabajo, el patrón o empleador no está
obligado a indemnizar los accidentes producidos intencional-
mente por la víctima.
2.O En materia de cláusul&s de irresfionsabilidad: puesto
que la condonación del dolo futuro no vale (art. 1465), no
es posible pactar anticipadamente la irresponsabilidad del
autor de un delito; semejante pacto adolecería de nulidad
absoluta por ilicitud de objeto (art. 1682). En cambio, tra-
tándose de la responsabilidad derivada de un cuasidelito,
este pacto, en nuestro concepto, es válido (N.O548), siempre
que el cuasidelito no provenga de culpa lata o grave-esta
culpa en materias civiles equivale al dolo (art. 44, inc. 2.0)
(N.O 550)-o no se trate de daño en las personas (N.O 551).
3." En materia de seguro: si es posible asegurarse con-
tra el riesgo proveniente de su propio cuasidelito, a condición
de que éste no sea causado con culpa lata o grave por la razón
ya dicha (2) y de que el asegurador tome sobre sí este riesgo
--
(1) Cada vez que en esta obra aludimos al Código Civil italiano, nos estamos re-
firiendo a! que fué puesto en vigencia por real decreto de 30 de Marzo de 1942.
(2) El N.O 1." del art. 582 C. de C., que pone a cargo del asegurador contra in-
en virtud de una estipuIación expresa (l), el seguro del ries-
go derivado del delito del asegurado es nulo. La ley lo pro-
hibe expresamente (arts. 552 y 1260, N.O 7.0, C. de C. y
art. 15, fetra e, de la Iey N . O 4054, sobre seguro obligatorio
de enfermedad e invalidez, cuyo texto definitivo se fijó por
decreto N.O 34, de 22 de Enero de 1926) (K." 566) (2).

7.0 Delitos y cuasidelitos civiles de acción y de


omisión.-Tanto el delito como el cuasidelito civil pueden
consistir en la ejecución. de un hecho (czil@ain comnzittendo) o
en una abstención (cz~lpain omittendo). En el primer caso son
de acción y en e1 segundo, de omisión (3). El que mata a otro
intencionalmente o el que lo hiere por disparar en forma im-
prudente un arrna,de fuego (art. 2329, N.O l.") cometen un
delito y un cuasidelito de acción, respectivamente. En cam-
bio, el que, obIigado a la construcción o reparación de un
acueducto o puente que atraviesa un camino, lo tiene en
cendio todas las pérdidas y deterioros causados por la acción directa de este, aunque
el accidente proceda.de culpa leve o kvlsima dd asegurado, y el art. 294 C . del T., que
autoriza expresamente a1 patrón o empleador para asegurar el riesgo profesional de
s u s obreros y empleados, confirman ampliamente esta regla.
(1) Esta estipuiación es innecesaria en el seguro contra incendio: en 61 es de Ia
naturaleza del contrato que el asegurador responda de todas las pérdidas y deterioros
causados por La acción directa del incendio, aunque el accidente proceda d e culpa
leze o lev6.sima del ase~urado,o d e hecho ajeno del cual Cste serfa en otro caso civil-
mente responsable (art. 582, N.O I . O , C. de C.).
Estd estipulación es igualmente innecesaria en el seguro de1 riesgo profrrsional
d e los empleados y obreros que contrate el patrón con arreglo a los arts. 21 y si-
guientes de la ley N.O 4055, sobre accidentes del trabajo, porque en virtud de1
arr. 24 d e esta ley, por el seguro regularmente contratado, eI patrón queda exen-
t o de toda responsabilidad, a condición d e que la suma que corresponda percibir
al obrero no sea inferior a la que le acuerde la ley.
(2) ~ I A Z E A U D , citada,tomo 1, 2.a edición, N.O 399, pág. 405; DEMOGUE,
obra
obra citada, tomo 111, N.O 221, pág. 360 y tomo V, Nos. 1170 a 1176, págs. 429 a 439;
LALOU, obra citada, Nos. 203 y 204, págs. 135 y 135; JOSSERAND, obra citada, tomo 11,
2.= edición, N.O 409, pág. 21 1; COLIXr C~PITANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edición,
págs. 362 y 666; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V I , N.O 407, $g. 570.
, (3) COLISY CAPIT~~NT, obra citada, tomo IT, 6.a edición, pág. 361; JOSSERAND,
abra citada, tomo TI, edición, N . O m8 i n fsne, pág. 211; BAuDRY-LACANT~KERIE Y
BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2854, pág. 536; PLAXIOL, obra citada,
tomo I I , 1 0 . a edición, N." 866, p5g. 294; PLANIOL T RIPERT, obra citada, tomo VI,
N." 507, pág. 702; M A ~ E A Uobra D , citada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 5 3 0 y 531, págs.
508 y 509.
2
estado de causar daño a los que transitan por él, será autor
de un delito o de un cuasidelito de on~isión,según que, al
obrar así, lo haya hecho con malicia o por negligencia (art.
2329, inc. 3."). Lo mismo ,cabe decir del que no socorriere o
auxiliare a una persona que encontrare en despoblado, heri-
da, maltratada o en peligro de perecea cuando p d i e r e ha-
cerlo sin detrimento propio (art. 494, N.O 14, C. P.). El caso
contemplado en el art. 2323 C. C. constituye también u11
cuasidelito de omisión.
Esta clasificación, que nuestro Código Civil admite
implícitamente en varios artículos (2320, 2321, 2322, 2323,
2329), carece de toda importancia práctica: tanto los delitos
y cuasidelitos de acción como 10s de omisión producen idén-
ticos efectos y están regidos por las m i s ~ ~ reglas.
as Unos J-
otros obligan a su autor a reparar el daño causado si el hechn
o la abstención que los constituye es ilícito (1).

8." Concepto del delito y del cuasidelito penal.-


La característica esencial del delito y del cuasidelito civil es
que causen daño a la persona o propiedad de otro (N.O 3).
Muy distinto es el concepto del delito y del cuasidelito penal.
Delito penal es toda acción u omisión, voluntaria pennctcr
por la ley (art. 1." C. P.) y cuasidelito penal, según se infiere
de lo dispuesto en los arts. 2 y 4 C. P., toda acción u omisiótr
culpable penada por la ley. En materia penal, una acción 11
omisión voluntaria o culpable no constituye delito o cuasi-
delito, según el caso, sino cuando está penada por la ley. No*
basta que un indiGiduo ejecute un hecho con dolo o culpa
para que sea autor de un delito o de un cuasidelito penal,
es menester que ese hecho esté penado por la ley; nullunz
crimen sine lege.

9." Diferencias entre el delito y el cuasidelito civil


y el delito y el cuasidelito penal.-Entre el delito y el cuasi-
--
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N.O 532, pág. 510; N.O 540, pág.
516 y N.O 543, pág. 518; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.- edición, N." 866, $g.
294; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 70, f), pág. 168.
delito civil, por una parte, y e1 delito y el cuasidelito penal,
por la otra, hay, pues, una diferencia fundamental: en De-
recho Ci\-il es delito y cuasidelito el hecho ilícito-doloso o
culpable- que caztsa da60, en tanto que en Derecho Penal
sólo es tal el hecho ilícito-doloso o culpable-penado por ia
ley (1). Para determinar si un hecho ilícito constituye delito
o cuasidelito cix-il, hay que averiguar si causó daño a la per-
sona o propiedad de otro; sin ello, no tíene tal carácter. En
cambio, para determinar si ese mismo hecho constituye o
n o delito o cuasidelito penal, es menester averiguar si está
penado por Ia ley, y sGlo lo ser5 en caso afirmativo (2).
Sintetizando las ideas, podríamos decir que mientras e1
delito o cuasidelito ei\.il es el hecho i1ícito7doloso o culpable
-perjzídicinl, el delito o cuasidelito penal( es el hecho ilícito
-doloso o culpable-pefzado p o ~Ia ley (3).
Esta diversidad de criterio entre ambas legislaciories se
explica fácilmente si se considera la finalidad de cada una:
el Derecho Civil regla las relaciones de los individuos entre

~ ( 3 En
) este sentido Rey., tomo 15, 2.a parte, sec. l.=, pág. 131, consid. 16: to-
rno 21, parte, sec. l . r , p á g . 119, consid. 12: tomo 35, 2.a parte, sec. 1.2, pág. 343,
consid. 4.(todas de Ia Corte Suprema).
(2) Afgunos autores franceses señalan tarnbien como una diferencia entre el delito
civil y el delito penal el hecho de que aquéI e s siempre intencional,lo que no ocurriría
con el delito penal, que, a veces, piiede no serlo, y citan el caso del hmnicidlo $or im-
prudencia, que. no obstante no ser intencional, es delito penal por estar penado por
la ley (art. 319 C. P. franc9s): PLANIOL, obra citada, torno 11, iO.~ediciÓn,N.' 819,
pág. 275; ~ . ~ ~ : D R Y - L . ~ c . ~ N T P I BARDE,
x M E obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O
2851, pág. 534.
Esta diferencia, que tal vez se justifique en Francia, porque e! Código Penal de
ese país n o hace distincign entre los delitos y los cuasidelitos, es enteramente inad-
niisible entre nosotros, dado que el Código Pena1 chileno distingue con toda preci-
sión entre el delito y el cuasidelito y reserva la voz delito para los hechos ititencionales
o dolosos (ar:. 1 y Ia voz cunsideiiIo para los cometidos p,or culpa, negligencia o im-
.O)

prudencia (art. 2."). E n Chile. el delito civil y el delito penal son siempre hechos in-
iencionales, es decir, cometirlos con dolo o,malicia (arts. 2284 C. C: y l." C. P.). Si
falta la intención. el dolo o la malicia, si sálo hay culpa O imprudencia en su autor, el
hecho es cuasidelito tanto ante Ia ley civil como ante lasley penal, a condíci6n natural-
mente de que. en e1 primer caso, cause daño, g en el segundo, esté penado por la ley
[arts. 2284, inc. final, C. C. y 2." y 4." C. P.f.
(3) DE PACE, abra citada, tomo 11, N."908, pág. 756; C O L ~ r X CAPITANT, ob;a
citada, romo 11, 6.a edición, pág. 362; L a ~ o u obra , citada, N." 12, pág. 7; DE~IOGUE,
obra citada, romo 111, N." 220, pág. 357.
sí, se ocupa primordialmente de sus intereses patrimoniales.
El Derecho Penal tiene por misión asegurar el orden social,
defender a la sociedad contra los que perturban o pretenden
perturbar ese orden. Por eso, al Derecho Civil le interesan
el delito y el cuasidelito cuando lesionan la persona o el pa-
trimonio ajenos a fin de que la víctima obtenga la debida re-
paración. El Derecho Civil, como dice Planiol, contempla
los delitos y cuasidelitos e n cuanto son fuentes de obligaciones
(1). Al Derecho Penal, por el contrario, le interesa el aspecto
social del delito y del cuasideIito, el perjuicio que causan a
la sociedad alterando el orden sobre el cual ella descansa,
y con el objeto de evitar su repetición y su ejecución por
otros, pena al cul able. De ahí que Josserand pueda decir
J'
muy exactament que mientras el delito y el cuasidelito
penal ponen en presencia al culpable y a la sociedad, el de-
lito y el cuasidelit8 civil sólo generan relaciones entre el au-
tor del daño y su víctima (2).
Lo dicho explica asimismo por qué la naturaleza y ex-
tensión de las sanciones son tan diversas en uno y otro caso:
el delito y el cuasidelito civil dan derecho a una indemniza-
ción de perjuicios, cuyo monto se regula en atención al daño
sufrido por la víctimay no a la gravedad del hecho ejecutado.
El delito y el cuasidelito penal, en cambio, acarrean sancio-
nes de orden represivo o punitivo (presidio, relegación, mul-
tas, etc.), cuya gravedad se determina en consideración a la
naturaleza del hecho y a la culpabilidad y peligrosidad de
su autor (3).

10. Consecuencias.-De Ia diversidad de conceptos


que el Derecho Civil y el Derecho Penal atribuyen al delito
y al cuasidelito Se desprende:
--
(1) Obra citada, tomo 11; 10.. edicibn, N . O 818, pág. 275.
(2) Obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 410, pág. 211.
(3) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N.O 410, pág. 211; COLINY
CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edicibn, pkg. 362; MAZEAUD,obra citada, tomo
1 , 2.a edición, NOS.9 y 10, págs. 5 a 8; GAUDEMET, Théorie Gátérale des Obligations,
págs. 301 y 302.
1." Que un mismo hecho puede constituir a la vez delito
o cuasidelito civil y penal, lo que ocurrirá cuando haya
causado da50 a otro y esté frenado por l a ley, como el homi-
cidio, las lesiones, el hurto, Ia violación, el atropellamiento
de un transeúnte por un automóvil que corre a velocidad
excesiva infringiendo los reglamentos de1 tránsito (1).
2." Que un hecho puede constituir delito o cuasidelito
penal sin constituir delito o cuasidelito civil, lo que ocurrirá
cuando el hecho, azinque pelzado por la ley, no ha cazisado
daGo a Ia persona o propiedad de otro (2). Tal es el caso de
los delitos de vagancia, mendicidad y conspiración, de las
tentativas, de Ia mayor parte de las faltas (3). Por eso, el
art. 30 C. de P. P. dice que de todo delito Izace acción penal
para el castigo del culpable, J- pzcede nacer acción civil para
obtener la restitución de la cosa o su valor J.; la indemniza-
ción establecida por Ia ley a favor del perjudicado. Esta ac-
ción nacerá criando el delito o cuasidelito penal sea también
ci-v-i! ,
3.'" Que un hecho puede constituir dciito o cuasidefito
civil sin constituir delito o cuasidelito penal (4). Este caso,
qzle es el más frecuente, porque el concepto del delito y del cua-
sideIito civil es mucho más amplio que el del delito y del
--

(1) Luan, obra citada, N."12, pág. 7: PL.~NIOL, obra citada, tomo 11, edi-
ción, N," 821, pág. 276; MAZEACD,obra citada, tomo I , 2.a edici6n, N." 11, pág. 8.
(2) Si en materia d e delitos esta híp6tesis puede presentarse con irecuencia, por-
que, tratándose de ellos, la ley los castiga aunque no causen daño, en razón de que en
todo caso revelan un propósito ilícito, no ocurre lo mismo con 10s cuasidelitos. Por re-
gla general, Ia ley sólo pena Pstos cuando causan daño, debido a que en el cuasidelito
s u autor no ha querido el perjuicio ajeno y si se le castiga es precisamente por haber
irrogado un daño con imprudencia o negligencia.
Puede, sin embargo, seiialarse como cuasideIito penal que no es civil, porque no
causa dafio, el contemplado en el N." LO del art. 494 C. P.
(3) PLAX~OL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 485, pág. 670; JOSSERAXD, obra
citada, tomo 11, 2.a edición, IC." 410, pág. 211 ; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a
edición, N." 11, pág. 8; COLIXY CAPITANT, obra citada, tomo 11, edici6n, pág, 362;
L a ~ o r i obra
, citada, N . O 12, pág. 8; DEVOGUE, obra citada,.totno 111, N.' 720, pág.
357; BAUDRY-LACAXTINERKE Y BARDE,obra citada, tomo fV, edición, N . O 2851,
p5g. 534; PLANIOL,obra citada, tomo 11, lo.* edición, N.O 819, pág. 275.
(4) Rev., tomo 35, 2: parte, sec. l . \ p5p. 343, consid. 4.'; tomo 37, 2.a parte,
sec. I . a , pág. 107 y pág. 193, consid. 3."; tomo 39, parte, sec. l.", pág. 203, con-
sid. 1." (todas de Ia Corte Suprema).
cuasidelito penal, se presentará cuando el hecho cause da iio
a la persona o propiedad de otro, pero no esté penado por
la ley.
Es el caso de la ingratitud del donatario (art. 1428) 1
de la injuria atroz del alimentario (art. 324, inc. final) (l),que
la ley civil castiga con la revocación de la donación y con la
pérdida total del derecho de alimentos, respectivamente; del
fi-azrde pauliano, que está sancionado con la revocación del
acto fraudulento (art. 2468); del dolo en los contratos (art.
1458), a menos que éste constituya alguno de los delitos de
estafa o de engaño que pena el párrafo 8 . O del Título IX del
Libro 11 del C. P., en cuyo evento el delito sería también
penal (2); del daño causado a un transeúnte con la ruina de
un edificio por alguna de las circunstancias que señala el
art. 2323 y sin que haya habido infracción de reglamentos (3).
Es también el caso de la generalidad de los cuasidelitos
sobre las cosas, porque nuestro Código Fenal sólo castiga
los cuasidelitos contra las personas (arts. 329, 330, 490, 491
y 492 C. P.), y, por excepción, los que recaen sobre la; cosas
(arts. 234, 333 y 495, N." 21, C. P.) (4) o afectan a otros va-
lores jurídicos (arts. 224, N. l.", 225, 302 y 337 C. P.).

11. Importancia del problema de la responsabili-


dad civil extracontractual.-El problema de la responsa -
bilidad civil extracontractual, que en los tres primeros cuar-
tos del siglo pasado no tuvo mayor importancia, adquirió a
fines del mismo y tiene actualmente una inmensa, hasta el
extremo de que domina en primer término. Han contribuído a
ello: el desarrollo formidable del maquinismo y de los diver-

(1) Siempre, naturalmente, que los Iiechos constitutivos de la ingratitud o de [a


injuria atroz no caigan también bajo la sanción del código Penal, como puede ocurrir,
por ejemplo, con el del N." 2 del art. 968 C. C., en cuyo caso el hecho constituiría
también un delito penal.
(2) PLANIOL, obra citada, tomo 1.1, edición, N.O 820, pág. 276 y los demás
autores citados en la nota 3 de la página 21.
(3) Rev., tomo 39, 2.' parte, sec. l.3, pág. 203, consids. 1." y 2." (Corte Suprema).
(4) DEL Río C., J. RAIYUXDO. Derecho Penal, tomo 11, pág, 44 y tomo 111,
pág. 518.
sos medios de transporte, ferrocarriles, tranvias, naves, au-
tomó~iiesy aviones, y el aprovechamiento de fuerzas antes
desconocidas, como la electricidad y las ondas hertzianas,
que han aumentado el número de accidentes en forma con-
siderable; la lucha por la vida. que, siendo dís a día mas in-
tensa, hace que el individuo que ha sido lesionado en sus de-
rechos por actos de otro no se conforme con Io ocurrido \-
reclame la correspondiente indemnizacibn, y el auge extra-
ordinario del seguro-responsabilidad, que ha traído como
consecuencia un aumento de los accidentes, porque los ase-
gurados, sintiéndose prácticamente irresponsabIes, se mues-
tran menos prudentes y cuidadosos en la ejecución de los
actos contra cuyos riesgos se han asegurado (l), tanto que
en algunas partes se ha pensado en la conveiliencia de obligar
a los automovilistas causantes de un accidente a que en
todo caso, y aunque estén asegurados, soporten una parte
de la indemnización que se pague a la víctima (2).
El problerna de la responsabilidad civil, cuya irnportan-
cia es, pues, enorme, consiste en procurar que todo daño in-
ferido a la persona o propiedad de otro sea reparado, es decir,
en determinar quién debe soportar ese daño, si Ia víctima o
s u autor, q 7 en «fijar, por lo mismo, los limites en que cada
individuo puede ejercer impunemente su actividad» (3).
Un buen &gimen legal af respecto, si no evitará los acci-
dentes del todo, contribuirá, a Io menos, a que sus efectos se
aminoren, desarrollará en los individuos Ia conciencia de un
mayor respeto por la persona, reputación y bienes ajenos,
pues sabrán que no se les puede lesionar impunemente; y
hará, por lo mismo, que aquéllos actúen con más prudencia
y cautela, todo lo cual redundará en beneficio del orden y
de la tranquilidad social. Allí donde hay respeto por la per-
sona y bienes de otro, allí. donde el honor y la reputación
ajenos no pueden ser atacados sin incurrir en la correspon-
--- 5

(1) h I ~ z e a r i o obra
, cieada, tomo 1, 2.* edición, Nos. 13 a 15, págs. 10 a 15.
(2) h l . u ~ * u o ,obra citada, tomo 111, edición, N." 2740, pág. 807.
(3) JOSSER.IKD, obra citada, tomo TI, 2.a edición, N . O 111, pig. 213.
diente sanción, la vida 'es más agradable y las relaciones hu-
manas, más cordiales.

12. Disposiciones que rigen la responsabilidad civil


extracontractual; sus fuentes.-La responsabilidad de-
lictual y cuasidelictual civil está regida por el Título 35
del Libro IV del C. C. (arts. 2314 a 2334) intitulado De los
delitos y cuasidelitos y la responsabilidad legal, por el Título
11 del Libro 11 del C. del T. sobre los accidentes del trabajo
(arts. 254 a 305), por los arts. 20 de la C. P. del E. y 8 . " de
la ley 6026, de 12 de Febrero de 1937, sobre seguridad inte-
rior del Estado, por la letra g del art. 25 del C. de M. y
por el art. 65 del D. F. L. N . O 221, de 15 de Mayo de
1931, sobre navegación aérea, en lo concerniente a los acci-
dentes causados por una aeronave a personas en la superficie.
Hay también algunas leyes especiales que contienen
reglas sobre el particular y que mencionaremos en el curso
de esta obra en cuanto se relacionen con ella (1).
En materia de responsabilidad delictual o cuasidelictual
civil, el Código Civil se inspiró en et Código francés y muy
principalmente en las' leyes de Partidas (2) ; pero es mucho
más completo que aquél, que sólo destina a esta materia
cinco artículos, desde el 1382 al 1386, inclusive. Nuestro
Código resuelve expresamente cuestiones sobre las cuales el
Código francés guarda silencio y que han debido ser resuel-
tas por la doctrina y la jurisprudencia, tales como la incapa-
cidad delictual y cuasidelictual de los dementes e infantes

(1) Tales con, entre otras, los arts. 865, N . O 4.O, 873 a 876, 878, 879, 882 y 887
y el título V del Libro 111 del C. de C.; el capitulo VI11 de la ley N . O 5357 sobre or-
ganización y atribuciones delas Municipalidades, cuyo texto definitivo se fijó por de-
creto N." 1472, de 17 de Marzo de 1941; el art. 18 de la ley sobre administración de los
Ferrocarriles del Estado, cu)o texto se aprobó por el D. F. L. N." 167, de 12 de Mayo
de 1931 ; los arts. 58,60 y 69 de la ley general de ferrocarriles, cuyo texto se fijó por el
decreto N.O 1157, de 13 de Julio de 1931; el título IX de la L. O. A. T., de 15 de Oc-
tubrede 1875; los arts. 8.', 25, 31, 33, 34, 35 y 44 del D. L. N.O 425, de 20 de Marzo
de 1925, sobre abusos de la publicidad; el art. 21 de la ley N.O 3896, sobre almacenes
generales de depósito, cuyo texto definitivo se fijb por decreto supremo N.O 38, de
4 de Marzo de 1932.
(2) BELLO,Obras completas, tomp XII, págs. 586 a 591.
índice
13. Enunciación.-La responsabilidad puede ser moral:
o jzlridica, y ésta, civil o penal. La responsabilidad civil pue-
de ser contractual, delictuul o cuasidelictual y 2egal o sin culpa.
La responsabilidad delictual y cuasidelictual, llamada gene-
ralmente responsabilidad, extracontractual o aguiliana, porque
en Roma estaba reglamentada por la lex Aguilia relativa al
damnum injuria datum, puede ser subjetiva u objetiva, sinz-
plc o compleja.

A . Responsabzlidad moral y responsabilidad juridica

14. Responsabilidad moral.-La responsabilidad moral


es !a que proviene de infringir los mandatos de la moral o
de la religión. Es moralmente responsable el que ejecuta un
hecho o incurre en una omisión contrarios a la moral, o a su
religión si es creyente, es decir, todo aquel a quien su Dios
o SLI conciencia pueden reprocharle algo, como el que, pu-
diendo, no da una lismosna a un desvalido o el católico que
intenta suicidake o no cumple con, los mandamientos de la
Iglesia y aún el que tiene un mal pensamiento, toda vez que
éste puede ser pecado.
La responsabilidad moral suscita un mero problema de
conciencia, que se plantea en el fuero interno del individuo,
y como las acciones u omisiones que la generan no causan
daño a la persona o propiedad de otro, ni perturban el orden
social, queda fuera del dominio del derecho, que sólo regla
los actos humanos qrie se exteriorizan (1).

15. Redponsabilidad jurídica; sus clases.-La resporz-


sábilidad juridica, en cambio, es la que proviene de un hecho
o de una omisión que causa daño a otro o que la ley pena por
ser contrarios al orden social. En otros términos, la que pro-
---
obra citada, tomo 1,
(1) MAZEAUD, 2.a edicibn, N.O 7, pág. 4.
índice
Para que exista esta responsabilidad, es indispensable
que se haya causado un daño en la persona o propiedad de
otro, sea por violación de una obligación preexistente, por
la ejecución de un hecho ilícito, y aun sin culpa, como en el
caso de la responsabilidad legal, que por eso se llama tam-
bién responsabilidad sin culpa.
Su efecto es precisamente reparar ese daño, dejar in-
demne el patrimonio que lo ha sufrido. El acreedor cuyo
deudor no ha cumplido su obligación o la ha cumplido im-
perfecta o tardíamente, la víctima de un delito o cuasidelito,
cuando sólo persigue la responsabilidad cibil de su autor,
el obrero o empleado que ha sufrido un accidente del traba-
jo y que reclama la correspondiente indemnización, no van
tras el castigo del culpable, no piden la aplicación de nin-
guna pena, exigen únicamente la reparación del perjuicio que
han sufrido, la cual consiste de ordinario en uria cantidad
de dinero.

18. Coexistencia de la responsabilidad penal y de la


responsabilidad delictual o cuasidelictual civil.-La
responsabilidad penal y la responsabilidad delictual o cuasi-
delictual civil pueden coexistir respecto de un mismo hecho.
Ello ocurre-y a menudo-cuando el delito o cuasidelito
de donde derivan es a la vez civil y penal, porque ha infe-
rido injuria o da60 a la persona o propiedad de otro y está
penado por la ley (N.O 10). . Tal es el caso del ladrón, que, a
más de la pena que le corresponde por su delito, debe res-
tituir la cosa robada y reparar todo el daño causado, y del
que hiere a otro por imprudencia temeraria, quien, aparte
de la pena a que es acreedor por su cuasidelito, debe indem-
nizar a la víctima. En tales casos, el autor del hecho es
responsable criminal y civilmente. Por eso, proceden en su
contra 'dos acciones: la penal, para imponerle el castigo que
merezca, y la civil, para obtener la restitución de la cosa o
su vaior y la indemnización del daño causado (art. 30 C.
P. P.).
~ M B I T O DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 29

19. Diferencias e n t r e la responsabilidad penal y l a


responsabilidad delichial o cuasidelictual civil.-Aun
cuando ambas responsabilidades puedan coexistir respecto
de un mismo hecho ilicito, hay entre ellas diferencias fun-
damentales :
l." En cuanto a la edad desde pzle se puede incz~rriren
ilna y otra: la capacidad penal comienza a los dieciséis aíios. El
menor de esta edad está exento de responsabitidad criminaj
(art. 10, N.O 2.", C. P.) ; el mayor de dieciséis años y menor
de rcilzl'e también lo está, a no ser que el t r i b u ~ a de
l menores
respectivo declare que ha obrado con discernimiento (art.
lo, N: 3.", C . P.) (1).
La capacidad delictual o cuasideIictual civil, en cambio,
se adquiere a los siete asos. N o son capaces de delito, dice
el art. 2319, los menores de siete años. El mayor de esta
edad y menor de dieciséis agos no es tampoco civilmente kes-
ponsable de su delito o cuasidelito, a menos que, a juicio del
tribunal, haya obrado con discernimiento (art. 2319, inc. 2.O).
La pIena capacidad criminal comienza, pues, a los aeinte
anos, pero se puede tenerla desde los dieciséis. La plena
capacidad delic tual y cuasidelictual en materia civil co-
mienza a los dieciséis afios, pero se puede tenerla desde los
siefe. Puede darse el caso entonces de un menor que, no
obstante no ser criminalmente responsable de su delito o
cuasidelito, lo sea civilmente, por ejemplo, si el que lo co-
mete tiene catorce años y el juez que conoce de la acción
civil decide que obró con discernimiento.
2." E n cuanto a las personas que pueden ser sztjetos pa-
sizios de ellas: sólo Ias personas naturales pueden ser res-
ponsables criminalmente. Las personas jurídicas no pueden
incurrir en responsabilidad penal : por ellas responden los
que hayan intervenido en el acto punible (2). Civilmente,
---
(1) E n los asuntos sometidos a 10s jueces de policía local regidos por la ley X."
6827, de 28 de Febrero de 1941, el juez de policía local se pronunciará sobre este dis-
cernimienlo siir que sea necesario o k a la Dirección General de Protección dk Menores
(art. 40 de dicha ley),
(2) En la actuaIidad existe, sin embargo, cierfx tendencia en la doctrina y en la
legislación a hacer responsables crirni~iatnientea las personas jurfdicas de los delitus y
en cambio, pueden ser responsables las pers0na.s naturales
y las jurídicas (art. 59 C..P. P.).
3." En cuanto a las personas contra quienes puede~t ha-
cerse efectivas: la responsabilidad penal, puesto que tiende
al castigo del culpable, sólo puede hacerse efectiva en el
personalmente responsable del delito o cuasidelito (art. 59,
inc. l.", C. P. P.). Las penas son, en principio, personalisi-
mas; por eso, la muerte del reo extingue la responsabilidad
penal, a lo menos en cuanto a las penas personales (art. 93,
N . O 1 .O, C. P.). . La responsabilidad delictual o cuasidelic tiial
civil, como que persigue la indemnización del daño causado,
puede hacerse efectiva en el que cometió el daño y sus here-
deros (arts. 2316 C. C. y 60 .C. P. P.).
4."En cuanto a- las personas que pueden persegztirlas:
la responsabilidad penal, salvo que se trate de un delito de
acción privada, puede ser perseguida por toda persona
capaz de parecer en juicio, siempre que no tenga especial
prohibición de la ley, por el ministerio público y de oficio
(arts. 35 y 102 C. P. P.). La responsabilidad delictual y
cuasidelictual civil sólo pueden perseguirla el que ha sufrido
el daño, sus herederos y cesionarios (arts. 31 C. P. P. 1-
2315 C. C.).
5." En cuanto a la naturaleza y extensión de sus sanciones:
la responsabilidad penal tiene como sanción las penas que
señalan el art. 21 del C. P. o leyes especiales y cuya exten-
sión se determina por la gravedad del hecho y las circuns-
tancias atenuantes o agravantes que hayan concurrido. La
responsabilidad delictual o cuasidelictual civil acarrea como
sanción la reparación del daño causado, que consiste de
ordinario en el pago de una cantidad de dinero y cuyo monto
se determina en atención a la cuantía del daño y no a la gra-

cuasidelitos que cometan sus brganos. Vbanse sobre este particular: VALEL-K,La
responsabilz'té pénale des pnsonncs morales dans les droits francais et anglo-americains,
Nos. 26 a,31, págs. 14 a 19 y N.O 105, p&g.71; MICHOUD,L a théorie d e l a PersonnalitL
Morale, tomo 11, 2.' edición, N." 280, pág. 248; GARRAUD, Traité Théorique et Pratique
du Droit Pénal F r a n ~ a i s tomo
, 1, 3.a edición, Nos. 262 y 263, págs. 545 a 549.
AY BITO DE LA. RESPONSABILIDAD EXTRACOXTRACTUAL 31

vedad del hecho, de la cual es independiente en absoluto


(N.O 455) (1).

Mientras la frena. debe ser proporcionada a la gravedad


del delito o cuasidelito cometido, la reparacióiz o indetlzniza-
ción debe serlo al daño sufrido. De ahí que un delito o cuasi-
clelito gravísirno, que merece una severa pena según la ley
penal, pueda dar origen a una pequeña reparación pecuniaria
si el daño que causó ha sido de popa monta. En cambio, un
delito o cuasidelito insignificante ante la ley penal y al cual
ésta asigna una pena ínfima, puede originar una fuerte repa-
ración pecuniaria si el daño que causó fué de consideración.
6." En cuanto a la obligación de rendir caz~ciónqrtc pesa
sobre el actor: el que persigue la responsabilidad penal deri-
vada de un delito o cuasidelito de acción pública estii obli-
gado a afianzar las resultas del juicio, salvo en los casos es-
presamente esceptuados (arts. 42 y 121 C. P. P.). El que
persigue la responsabilidad delictual o cuasideIictiual civil
no está obligado a afianzar esas resultas (7).
7.%En cuanto a Ia re?zzlncia de la acczójz para persegziirlas:
la acción para perseguir la responsabilidad penal derivada de
un delito o cuasidelito pesquisable de oficio, puesto que se ejer-
cita a nombre de la sociedad, no se extingue por la renuncia
del ofendido (art. 48, inc. l.., C. P. P.) (3).
--
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, h'.O 907, pág. 751; ~ ~ I . ? Z E .obia ~ ~ Dcitada,
,
tomo 1, 2.a edición, 3."9, pág. 5 y N.O 10, pág. 7; GAUDEMET, Théorie générale des
obl<gations, pág. 301.
(2) 12 diferencia entre ambas acciones en orden a que quien ejercita la acción
penal pública debe d e d u c i ~la querella personalmente, a virtud d e lo dispuesto en el
art. 42 C. P. P., en tanto que quien persigue la responsabilidad delictual o cuasidelic-
tual civil puede hacerlo personalmente o por medio de mandatario, subsiste sie~n-
pre, apesar de lo dispuesto en los arts. 41 y 42 de la fey N.O 4409, sobre Colegio de
Abogados, cuyo testo se fijó por decreto N . O 3274, d e f ," de Septiembre de 1941,
porque, según el art. 41 de esa ley, se exceptúan de la exigencia allí contemplada
aquellos casos en que la 1-y requiere la intervención persona1 de la parte. Uno de
estos casos es precisamente el ejercicio de la acción penal pública mediante querella,
toda vez que, con arreglo al art. 42 C. P. P., ésta debe deducirse fiersonallilenfc.
(3) Pero la acción penal privada, o sea, la que deriva de u n delito que sólo puede
perseguir* a instancia del agraviado o de su representante legal, es renunciable (art.
48, inc. 2 . O , C. P. P.). La acción penal pública tambiin se eatingue por renuncIaen
los casos a que se refiere eI inciso final del art. 48 C. P. P. E n ambos casos, la re-
nuncia sólo afectará al renunciante y a sus sucesores (art. 49 C. P. P.).
La acción para perseguir la responsabilidad civil deri:,
vada de un delito o cuasidelito es siempre renunciable, cual-
quiera que,.sea la naturaleza d d delito o chasidelito (at-t.-48,
inc. 2.", C. P. P.), pues mira al interés de su titular (art. 12).
Pero la renuncia sólo afectará al renunciante y a sus suceso-
res y no a otras personas a quienes también correspondiere
la acción (art. 49 C. P. P.) ; es la consecuencia de la relativi-
dad de los efectos de los actos jurídicos.
8." E n cuanto a su prescripción: la responsabilidad de-
lictual y cuasidelictual civil prescribe, de ordinario, en
cuatro años contados desde la perpetración del acto (art.
2332). La 'responsabilidad penal-prescribe generalmente en
veinte años respecto de los crímenes a que la ley impone
pena de muerte o de presidio, reclusión o relegación perpe-
tuos, en quince años respecto de los demás crímenes, en diez
años respecto de 10s simples delitos y en seis meses respecto
de las faltas (art. 94 C. P:). Puede, pues, ocurrir que la res-
ponsabilidad delictual o cuasidelictual civil subsista no
obstante haberse extinguido la responsabilidad penal, como
en cl caso del daño causado por una simple falta, y, a la in-
versa, que subsista la responsabilidad penal a pesar de haber-
se extinguido la delictual o cuasidelictual civil (art. 34, inc.
l:, c. P . P.).
9." En cuanto al tribunal competente para conocer de
ellas: la responsabilidad penal sÓ1.0 puede perseguirse ante
los tribunales que ejerzan jurisdicción en lo criminal (arts.
3 a 17 C. P. P. y 227 a 233 L. O. A. T.). La responsabilidad
delictual o cuasidelictual civil derivada de un delito o cuasi-
delito que también es penal (l), puede perseguirse ante el
mismo tribunal que conoce del delito o cuasidelito (arts. 25
y 32 C. P. P.), si tiene competencia para ello, o ante el tri-
bunal civil que sea competente según las reglas generales,
a menos que tenga por objeto la mera restitución de una co-
sa o su valor, pues entonces sólo podrh perseguirse ante el
(1) Porque si la responsabilidad es únicamente civil, por derivar de un delito o
cuasidelito que no está penado por la ley, sblo puede perseguirse ante los tribunales
. ~ , 343, consid. S." (Corte Suprema).
civiles: Rev., tomo 35, 2.a parte, s e ~ . - l pág.
juez que conozca del proceso (arts. 24, inc. l.", C. P. P. y
5.", N.O 4.",178 y 179 C. de J. M.), o que se trate del caso
del art. 61 C. P. P. (1).
10." En cuanto a s u extensión: et ámbito de la responsa-
bilidad delictual o cuasidelictua1 civil es mucho más amplio
que el de Ia responsabilidad penal. Esta sólo existirá cuando
el hecho ilícito esté penado por la ley; en materia penal-a
lo menos en ChiIe-no cabe la aplicación de la ley por ana-
logia.
La responsabilidad delictual o cuasidelictua1 civil; en
cambio, tendrá lugar cada vez que se haya causado un daño
a otro por do10 o culpa, aunque el hecho no esté penado por
la ley. Es lo que ocurre tratándose de cuasidelitos, que nues-
tra legislación sólo pena, por excepción (art. 10,N.O 13, C. P.),
cuando afectan a las personas (arts. 329,330 y.490a 492 C.P.),
y, en casos especialisirnos, cuando recaen sobre Ias cosas
(arts. 234, 333, 495, N . O 21, C. P.) o afectan a otros valores
jurídicos (arts, 224, N.O l.", 225, 302 y 337 C.P.), y ello, por lo
general, a condición de probarse la imprudencia o negligencia
de su autor (2). En materia civil, en cambio, todo cuasidelito
que canse daño a Ias personas o a las cosas acarrea respon-
sabilidad, y a veces ésta existe sin necesidad de probarse la
culpa de s u autor; la ley la presume (arts. 2320 a 2323 y
2326 a 2329).

20. Independencia de ambas responsabilidades.-


Entre Ia responsabilidad penal y fa responsabilidad delictual
o cuasidelictilal civil hay, pues, una separación e indepen-
dencia manifiestas. Esto se debe a que provienen de causas
diversas y persiguen finalidades también diversas. Mientras
la responsabilidad penal deriva de una acción u omisión pe-
--
(1) Algo a n á l ~ g oocurre con las personas mencionadas en el art. 20 del D. L.
N.'425, de 20 de h?arzo de 1925, sobre abusos de la publicidad. Segrin el art. 40 de
este D. L., tales personas no pueden ejercitar la acción civil proveniente del delito d e
injuria o calumnia cometido por alguno de los medios que él indica sin que, pr&
e simulfáneamentc, ejerciten la acción penal.
(2) Decimos pur lo general, porque hay casos en materia pena:, como e1 del inc.
2." del art. 492 C. E)., en que la ley presume la culpabilidad del agente.
3
nada por la ley y sólo persigue el castigo del culpable, la r e s
ponsabilidad delictual o cuasidelictual civil tiene por causa
el daño injusto causado a la persona o propiedad de otro y
su único objeto es reparar ese daño..
Esta separación de ambas responsabilidades está expre-
s a m e ~ t ereconocida por nuestra legislación positiva, como
lo demuestran las diferencias antes anotadas y muy especial-
mente los arts. 2314 C. C. y 30 C. P. P.: aquél, a1 disponer
que el que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido
daño a otro es obligado a la indpmnización, sin perjuicio de
la pena que le impongan las. leyes por el delito o cuasidelito, y
el otro, al establecer que de todo delito nace acción penal para
el castigo del culpable y puede nacer acción cie$ para obtener
la restitución de la cosa o su vaIor y la indemnización esta-
blecida por la ley a favor del perjudicado.
En el estado actual de nuestra legislación no cabe, por
tanto, confusión ni asimilación posibles entre la responsa-
bilidad penal y la responsabilidad delictual o cuasidelictual
civil, cuanto más que una y otra están regidas por reglas
muy distintas.
De ahí que la Corte Suprema haya podido decir con
razón que la responsabilidad civil derivada de un cuasidelito
civil se rige por el Código Civil y no por el Código Penal,
por cuyo motivo es inaplicable el art. 410 de este último en
la regulación de los perjuicios causados por un cuasidelito
civil (i),y la Corte de Tacna, que cuando se ejercita la ac-
cibn destinada a hacer efectiva la responsabilidad civil de
un cuasidelito civil, no hay para quC tomar en cuenta las
disposiciones del Código Penal y lo único que debe averi-
guarse es si hubo negligencia. por parte de la persona res-
ponsable de él (2).
21. Consecuencias.-De esta separación e indepen-
dencia de. ambas responsabilidades fluyen las siguientes con-
secuencias:
(1) Rev., tomo 13, 2: parte, sec. l.., pág. 403.
(2) Rev., tomo 3, 2.= parte, sec. l.*, pág. 125.
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTU.4L 35

l." Puede existir responsabilidad delictual o cuasidelic-


tual civil sin que exista responsabilidad penal: así ocurrir&,
y es irecuente, ciiando el delito o cuasidelito cause daño a Ia
persona o propiedad de otro y no este penado por la ley. A
la inversa, un hecho puede acarrear rcsponsabiiidad pena1
sin generar responsabilidad delictual o cuasidelictual civil,
lo que ocurrirá cuando, estando penado por la ley, no cause
daño (N.O 10).
2." La capacidad penal es diversa e independiente de la
capacidad delictual y euasidelictual civil (N." 19-1."y 2,a).
3. a Ambas pueden perseguirse separadamente : la respon-
sabilidad penal ante el trihunal criminal competente y la res-
ponsabilidad deIictual o cuasidelictuai civil ante este mismo
tribunal, si tiene competencia para ello, o ante el tribunal ci-
vil que corresponda (arts. 24, 25 y 32 C, P. P.), a menos que
tenga por objeto la mera restitucibn de una cosa o su valor,
en cuyo caso sólo podrá hacerse valer ante el juez que conoz-
ca del proceso (arts. 24, inc. 1 . O , C.,P. P. y 5 . O , N-"
4.O, 178 y
179 C. de J. M.), o q u e se trate del caso del art. 61 C. P. P. (1).
4."Para intentar la acción civil proveniente de un delito
o cuasidelito q u e es a la vez penal, no es menester deducir
previa o conjuntamente, la acción penal (2), ni que iina sen-
tencia haya establecido y penado ese delito o cuasidelito
con anterioridad (3).
(1) Algo analogo ocurre con las personas mencionadas en el art. 20 del D. L. N."
425, de 20 d e Marzo de 1925, sobre abusos de la publicidad: wgUn eI art. 40 de este
D. L., tales personas no pueden ejercitar la acción civil proveniente deldelito de in-
juria o calumnia cometido por alguno de los medios que él indica, sin que, pr& o
simultánenmmk, ejerciten la acción penal.
(2) Se exceptúan el caso señalado en la nota precedente y el contempIado
en el art. 61 C. P. P.
(3) Se ha fallado, sin embargo, lo contrario en Gaceta, año 1888, tomo 11, sent.
2460, pág. 584. Pero este fallo es manifiestamente errado, pues no hay Iey al-
guna que establezca semejante exigencia. Por el contrario, el art. 174 C. P. C. de-
mriestra en forma inequívoca que es posible intentar Ia accibn civil sin que previa-
mente una sentencia haya establecido y penado e1 delito o cuasidelito con anterioridad,
puesto que s610 autoriza para suspender el fallo de aquélla, mas no su interposicibn,
y &o en el caso de que en e? proceso criminal se hubierá dado lugar a1 procedimiento
plenario. Asf lo corrobora también el art. 34 C. P. P., porque, al dísponer que
la sentencia firme absolutoria dictada en el pleito promovido para el ejercicio de
Ix acci6n civil, no será obstacuIo para el ejercicio de Ia accibn penal correspon-
5." El ejercicio de una no supone necesariamente el de
la otra: la persecución de la responsabilidad delictual o
cuasidelictual civil no significa la de la responsabilidad pe-
nal, ni obsta a que ésta pueda perseguirse más tarde, aunque
se haya dictado sentencia firme absolutoria en el juicio en
que se hizo valer la responsabilidad civil, siempre, natural-
mente, que se trate de un delito pesquisable de oficio (art. 34,
inc. 2 . O , C. P. P.), porque si el delito es de acción privada,
el ejercicio de la acción civil, sin que se ejerza a la vez la
acción penal, importa la extinción de esta última (art. 32,
inc. 2 . O , C. P. P.). Pero el ejercicio de la acción penal, sea
pública o privada, supone el de la acción civil, salvo en los
casos del inc. del art. 32 C. P. P. (1).
1.O

6." La extinción de una no acarrea la de la otra: extin-


guida la responsabilidad delictual o cuasidelictual civil, no
se entiende extinguida por el mismo hecho la responsabili-
dad penal, que nace del delito o cuasidelito (art. 34, inc. 1.O,
C. P. P.) (2) (3) y viceversa, Ia extinción de ésta no IIeva
diente, cuando se trate de delitos que deban perseguirse de oficio, admite la posi-
bilidad de que la acción penal se ejercite aun después de fallada la acción civil
por sentencia firme y, por consiguiente, que esta última se deduzca antes que se
ejercite y falle la acción penal.
(1) Como el ejercicio de la acción penal supone el de la acción civil, a menos que
el ofendido por el delito la renuncie o la reservare expresamente para ejercitarla despu6s
de terminacio el juicio criminal porla condena del delincuente, y el art. 24 del C. P.-
que el C. de P. P. no ha derogado-dispone que toda sentencia condenatoria en ma-
teria criminal lleva envuelta la obligación de pagar las costas, daños y perjuicios por
parte de los autores, cbmplices, encubridores y demás personas legalmente responsa-
bles, creemos que el querellante, que sea a la vez el perjudicado por el delito o cuasi-
delito, puede perseguir ante el tribunal civil que corresponda la reparacibn del daño,
una vez que termine el juicio criminal por sentencia condenatoria, aunque, al ejw-
citar la acción penal, no haya hecho en el juicio criminal ninguna petición sobre los
perjuicios, ni solicitado la reserva de su acción civil. En tal caso, la sentencia conde-
natoria se limitara a declarar el derecho a los perjuicios sin determinar su monto.
Esta determinaci6n se hará en juicio civil posterior. Véase, en este sentido, el intere-
sante trabajo de don FERNANDO A~ESSANDRI sobre <La condena por perjuicios m d
proteso pcnalr, publicado en la Revista de Ciencias Penales, tomo V, año 1941,
pág. 103.
(2) La Corte Suprema ha fallado, por eso, que nada obsta a que quien no pudo
recuperar sus bienes por la vía civil, abandone ésta y deduzca una querella criminal
con idéntico objeto si estima que el hecho es constitutivo de delito: Gaceta, año 1937,
tomo 1, sent. 52, pAg. 246.
(3) Pero si, tratándose de un delito que no puede perseguirse de oficio, 5610
consigo la de aquélla, Por eso, la amnistia, que extingue
por completo 'Ia pena y todos sus efectos (art. 93, N.O 3.",
C. P.), no extingue la responsabilidad civil por el daño cau-
sado, a menos que también se hiciere extensiva a ella (l),
lo que nos parece bien discutible, puesto que de este modo
se privaría a la víctima de un derecho incorporado a su pa-
trimonio, sin cumplir con los requisitos prescritos por Ia C.
P. del E. (art 10, N: 10). Otro tanto cabe decir, y con ma-
yor razón, de1 indulto, que sólo remite o conmuta la pena
(art. 93, N.P 4.", C. P.), y de Ia muerte del reo, que si bien
extingue su responsabiIidad penal, a lo menos en cuanto a
las penas personales (art. 93, N.O 1, C. P.), deja subsistente
su responsabiIidad civil, que puede perseguirse contra sus
herederos (arts. 2316 C. C. y 60 C. P. P.).
7. a La renuncia de la acción penal derivada de un delito
de acción privada, que es La única permitida por la ley (art.
48, inc. 2.*, C. P: P.), no comporta la de la acción civil de-
rivada del mismo delito, ni vice-versa.

22. Influencia de lo criminal en lo civil.-A pesar


de la independencia de ambas responsabilidades, como el
Derecho Penal protege principalmente el interés social, que
debe prevalecer sobre el privado, cuando un delito o cuasi-
deIito es civil y penal a la vez, la responsabilidad delictual o
cuasidelictual civil que de él deriva sufre la influencia de la
responsabilidad petial y queda, en cierto modo, subordinada
a ella; la represión prevalece sobre la reparación.
De aquí se desprende:
1." Que en tal caso la acción civil puede deducirse ante
el tribunal que conoce del proceso criminal (arts. 25 y 32
C, P. P.), sin perjuicio de que también pueda ejercitarse

se hubiera ejercitado Ia acción c i d , como por este hecho se considera extinguida la


accibn penal {art. 32 C. Y. P.), Ia extinción de aquélla significarfa laextinci* de to-
da responsabilidad.
(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomoVI, pAg. 670, nota 2; LALOV,obra ci-
tada, N . O 15, pág. 10.
separadamente ante el tribunal civil que corresponda (art'.
24, inc. l.", C. P. P.), saIvas las excepciones legales
(vCase el numerando 2 . O de este mismo N.O 22). En cambio, si
el delito o cuasidelito del cual deriva la acción civil es úni-
camente civil, dicha acción es de la exclusiva competencia de
los tribunales civiles.
2.O Si la acción civil tiene por objeto la restitución de
una cosa, deberá deducirse necesariamente ante el juez que
conoce del proceso criminal; los tribunales civiles carecen de
competencia para conocer de ella (arts. 24, inc. l.",C. P. P.
y S.", N.O 4.O, 178 y 179 C. de J . M.). Igualmente, si es el
ministerio público el que deduce la acción criminal, no podrá
ejercitar la acción civil separadamente de aquélla, a menos
que tenga por objeto dejar a salvo los intereses fiscales que
hayan sufrido detrimento por razón del delito (art. 61 C.
P. P.) (1).
3." Cuando la acción civil se ejercita separadamente
ante el tribunal civil y la existencia del delito o cuasidelito
hubiere de ser fundamento preciso de la sentencia que se
dicte en lo civil o tuviere en ella influencia notoria, podrá
suspenderse la tramitación del juicio en que dicha acción se
hace valer-y no únicamente el pronunciamiento del fallo-
(2), cualquiera que sea el estado en que aquél se encuentre,
hasta la terminación del proceso criminal, pero siempre que
en éste se haya dado lugar al procedimiento plenario (arts.
174 C. P. C. y 24, inc. 2 . O , C. P. P.) (Nos. 420 a 421 bis).
Se quiere evitar así que puedan dictarse decisiones contra-
dictorias sobre un mismo asunto.
4.O Cuando el ofendido por el delito, al ejercitar la
acción penal, reservare expresamente la acción civil para

(1) Algo análogo ocurre con las personas mencionadas en el art. 20 del D. L. N,"
425, de 20 de Marzo de 1925, sobre abusos de la publicidad: según el art. 40 de este
D. L., tales personas no pueden ejercitar ¡a acción civil proveniente del deIito de in-
juria o calumnia cometido por alguno de los medios que 61 indica sin que, +re& o
simultáneamente, ejercites la acción penal.
(2) Rev., tomo 31, 2.. parte, sec. 2:, pág. 5'f.
hacerla valer después de terminado el juicio criminal por
la condenaci6n del delincuente, en ejercicio de ia facultad
que le otorga el inc. 1 del art. 32 C. P. P,, el plazo de pres-'
.O

cripción de la acción civiI se cuenta siempre desde la perpe-


tración del delito o cuasidelito (art. 62 C. P. P.); pero queda
en suspenso hasta Ia terminación del proceso criminal, tan-
to respecto del autor directo del daño como del tercero ci-
vilmente responsable, aunque éste no haya sido' parte en
él (N.O437) (1).
5 . O Si ei acusado ha sido condenado en el juicio criminal

como responsable del delito o cuasidelito, o ha sido absuelto


o se ha decretado el sobreseimiento definitivo en su favor
por alguna de las circunstancias taxativamente señaladas
en el art. 202 C. P. C., la sentencia dictada en lo criminal
produce cosa juzgada en materia civil no' sólo respecto de
los que hayar, sido partes en eI proceso criminal, sino de to-
dos, erga.omnes (arts. 201 y 202 C. P. C.). Por consiguiente,
en el juicio en que se ejercite la acción civil no será lícito to-
mar en consideracibn pruebas o alegaciones incornpatibIes
con lo resuelto en la sentencia criminal o con los hechos que
le sirven de necesario fundamento (art. 203 C. P. C.) y si
la sentencia hubiera sido condenatoria, no podrá ponerse en
duda, en dicho juicio, Ia existencia del hecho constitutivo
del delito o cuasidelito, ni sostenerse la inculpabilidad del
condenado (art. 33 C. P. P.). En tales casos, la decisión dic-
tada en lo criminal es obligatoria para el juez civil: éste no
puede desconocerla (N. o 42 2).
M--

(1) La consecuencia que señalan Ios autores franceses de que cuando un delito
o cuasidelito es civil y penal a la vez, la acciiin delictuaf o cuasidelictual civil no pres-
cribe en treinta años, como ocurre ordinari~rrrente,sino en los mismos plazos que la
acci6n penal (diez aíioj, tres años un ato, segiin se trate de un crimen, de un simple
delito o de una falla), aunque se ejercite ante los tribunales civiles, n o se produce en-
tre nosotros. No hay en Chile preceptos, como Ios arts. 2. inc. 3 . O , 6 3 i , 638 y 640
del Código de Instrucción Criminal francCs, que asi lo dispongan. Véanse al respecto:
PLANIOL, obra citada, tomo I I , LO.* edición, S.' 822, Pág. 276; PLAKIOL T RIPERT,
obra citada, tomo TI, N." 486, pág. 672; COLINS CAPITANT, obra citada, tonlo I I ,
6.' edición. pág. 362; L a ~ o c obra
. citada, N.O 16, p&g. 10; DEMOGUE, obra citada,
tomo III, N . O 220, pág. 358: GAUDEMET, obra citada, pág. 303. En Bklgica ocurre 10
mismo que en Francia: DE PAGE,obra citada, tonio 11, N? 907, B., pág. 753.
40 ARTURO A4LESSANDRIRODR~GUEZ

23. Identidad de da culpa en materia civil y penal.-


La independencia de estas dos responsabilidades ha suscita-
do la cuestión de si la culpa civil y la culpa penal son idén-
ticas o no.
Este problema no existe respecto del dolo. Consistiendo
éste en la intención pcsitiva de inferir injuria a la persona
o propiedad de otro (art. 44), no puede ser sino uno en ma-
teria penal y en materia civil (1). La intención de dañar no
admite graduaciones: o se tiene o no se tiene.
No ocurre lo mismo con la culpa. No obstante que en
Derecho Civil y en Derecho Penal la culpa consiste siempre
en una falta de cuidado o diligencia, en una imprudencia,
negligencia o descuido cometido sin intención de dañar
(arts. 2284 C. C. y S C. P.), se ha sostenido por algunos,
y así se ha fallado a veces (2), que ambas culpas son de
muy distinta naturaleza.
Rechazamos esta distinción. El Código Penal no ha
definido la culpa. Los arts. 329, 490, 491, 492 y 494, N." 10,
de este Código, que penan cuasidelitos contra las personas,
sólo hablan de imprudencia o descuido, de imprudencia teme-
paria, de i~egligencthculpable, de descuido culpable, de mera
imprudenciu o negligencia, sin indicar en qué consiste esta
imprudencia, negligencia o descuido y sin darle tampoco
un significado diverso del que le atribuye el Código Civil.
Las expresiones imprudencia o descuido, negligencia culpable,
descuzdo culpable y la expresión mera imprudencia o negligen-
cia son lisa y llanamerlte sinónimas de culpa. Además, el
art. 333 C. P., que pena un cuasidelito sobre las cosas, ha-
bla de imprudencia y numerosos preceptos sobre faltas, re-
lativas a hechos que también pueden constituir cuasidelitos
(art. 494, N.O 18,art. 495, Nos. 19 y 21, y art. 496, Nos. 17 y 24,
C. P.), se limitan a dar una regla de prudencia, sin precisar
la naturaleza de esta. Todo esto permite afirmar que nuestro
C6digo Penal no ha atribuído a la culpa un alcance diferente

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.0 edición, N.O 639, pág. 591.
(2) Rev.,tomo 9.", 2.. parte, aec. 1.8, pág. 169, consid. 6." (Corte Suprema).
índice continuar
ir atrás
mente extrañas, por lo menos en cuanto al hecho de que de-
riva, y es ella la que crea la obligación de reparar el daño.
La responsabilidad delictual o cuasidelictual es, por lo mis-
mo, fuente de obligaciones; con anterioridad no existía entre
las partes ninguna obligación con la cual se relacione el he-
cho q u e la genera. No ocurre otro tanto con la responsabili-
dad contractual, que sólo viene a ser la sanción impuesta por
la ley al incurnplimento de una obligación anterior, uno de los
efectos del contrato. De ahí por qué el art. 1437 menciona
a los delitos y cuasideiitos entre las fuentes de las obligacio-
des y no hace igual cosa don la responsabilidad contractual.
Esta distinción entre estas dos responsabilidades, que Ia
generalidad de los autores acepta (l),es vivamente comba-
tida por Planiol. En su concepto, ellas son idénticas, porque
ambas crean una obligación, cual es reparar e1 daño causado,
ambas suponen una obligación anterior, que en la responsa-
bilidad contractual nacería del contrato y en la responsabí-
lidad delictual o cuasidelictual, de la ley, y en ambas la
culpa (2) está constituída por un mismo hecho, la eriolación
de esta obEigaciÚn (3).
Disentimos de tan autorizada opinión. Es efectivo que
Iaculpa, sea contractua1 o extracontractual, consiste en un he-
cho ilícito; pero no es verdad que ambas consistan en Ia viola-

(1) BAUDX~-LAC.IXTINERIE, obra citada, t o m o 11, 13.* edición, N." 153, pág. 68;
B~UDRY-LACANTINERIEY BARDB,obra citada, tomo 1, 3.° edición, Nos. 355 y 356,
pags. 400 y 401 y tomo IV, 3.° edición, N." 2865, pág. 552; C O L ~ TN CAPITANT, obra
citada, 6..' edición, pág. 379; LALOU, obra citada, N." 158, pág. 104; JOSSER~ND,obra
citada, tomo 11, 2: edición, Nos. 479 ~ 4 8 0 pág. , 256; ~ l i c Commentaire
, Tlséoripe at
Pratipue du Code Civil, tomo VIII, N." 424, pkg. 560; AUBRYY RAG, C O U ~deS Droit
Cizd F r n n ~ a i s . tomo V I , 5.' edición, 445, pág. 352, nota 9 wdecies; GAUDESIET,
Théorie générak des ohligniions, pág. 297.
(2) PLAXIQL, al iguaI que tudos los autores franceses, emplea la espresión culpa
Cfazite) en un sentido amplio, q u e comprende el doio > la culpa propiamente tal: véase
obra citada, tomo 11, f 0 . a edicidn, N.O 827, pág. 278 1 N.O 8b3, pág. 290.
(3) PLANIOL, obra citada, tomo 11, edicibn, N.O 876, pág. 304 ). E."877,
p5g. 3D5. En e1 mismo sentido ESMEIN en PLAN~OL Y RIPERT,obra citada, tomo
V i , N." 488, pAg. 674.
E . citada, to~iioV, N.O 1238, pág. 544, opina que racionalmente no
D ~ O G C obra
hay diferencia entre ambas r e ~ ~ o n ~ a b i l i d a dpero
e s ; reconoce que en derecho postti-
vo hay algunas diferencias, aunque de escasa .importancia.
ción de una obligación anterior. Si es así en la responsabilidad
contractual, que deriva precisamente de la inejecución de
las obligaciones emanadas del contrato, no sucede lo mismo
en la responsabilidad delictual o cuasidelictual, en que nin-
gún vínculo jurídico media entre la'víctima y el autor del
daño. Tanto es así que Planiol, para poder fundar su teoría,
necesita suponer que la responsabilidad delictual o cuasi-
delictual proviene de la violación de una obligación legal
preexistente, que sería la de no causar daño a otro. Pero la
ley no ha precisado esta obligación en parte alguna y, en
todo caso, no podría dársele el sentido específico que en de-
recho tiene la voz obligación, pues antes de que exista el
hecho ilícito no es posible hablar de acreedor y de deudor,
ni de relación jurídica entre personas determinadas.
El hecho de que ambas responsabilidades lleven con-
sigo la reparación del daño causado, tampoco conduce a ne-
gar su diferente naturaleza, porque en la responsabilidad
contractual, aquélla no tiene por única causa el hecho cul-
pable o doloso del deudor que violó su obligación, sino tam-
bién y muy principalmente el contrato. Precisamente por-
que el deudor lo infringib, debe indemnizar los perjuicios así
ocasionados. La responsabilidad contractual es la sanción
impuesta por la ley a esa infracción; es uno de los efectos
que la ley atribuye a la fuerza obligatoria del contrato. En
la responsabilidad delictual o cuasidelictual, en cambio, n o
existe ningún vínculo jurídico entre la víctima y el autor del
daño, y si llegare a haberlo, el hecho ilícito nada tiene que ver
con él. Y es de la realización de este hecho, y únicamente de
él, que nace la obligación de reparar' el daño.
Henri y León Mazeaud sin llegar, como Planiol, hasta
la asimilación completa de ambas responsabilidades,. pues
reconocen que hay entre ellas diferencias secundarias esta-
blecidas por el propio legislador, que no es posible descon.0-
cer, sostienen, sin embargo, que no existe entre ambas la
diferencia fundamental antes señalada, porque tanto la res-
ponsabilidad contractual como la responsabilidad delictuat
o cuasidelictual crean una nueva obligación, la de reparar
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 45

el *perjuicio causado por la inejecución del contrato, en el


primer caso, o por el delito o cuasideiito, en el segundo. Se-
gún ellos, la responsabilidad contractual daría origen a una
nueva obligación que vendría a sustituir a la primitivamente
estipulada, que se extinguiría: habría algo así como una
novación (1).
Esta tesis no parece tampoco muy exacta. Desde luego
no la es cuando la indemnización es simplemente moratoria;
en tal caso, ésta, lejos de sustituir a la obligacióil en niora,
concurre con ella. En seguida, no es efectivo q u e el incum-
plimiento de una obfigación contractual cree otra en su
reemplazo, la obligación es la misma; lo único que ocurre es
que ésta pasa a pfoducir uno de los efectos que Ia ley le atri-
buye como consecuencia de la fuerza obligatoria del contra-
to (art. 1545).
La jurisprudencia de nuestros tribunales reconoce uná-
nimemente la dualidad de ambas responsabilidades. Los arts.
1551 y 1557 del C. C., ha dicho la Corte Suprema, puesto
que se fundan en la existencia de un contrato, no pueden
aplicarse a la avaluación del daño causado por un delito o
cuasidelito, y la constitución en mora no es ni puede ser
necesaria trathdose de un hecho de esta especie en que el
perjuicio resulta de la sola existencia del hecho (2). EI mis-
mo tribunal ha declarado que Ia responsabilidad que afecta
a una empresa de transportes por el daño causado a un pa-
sajero (3) o a la carga (4) durante el transporte es contractual
y no delictual o cuasidelictual, de modo que es la empresa,
si quiere exonerarse de responsabilidad, quieii debe probar

(1) Obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, Nos. 96 a 101, págs. 98 a 106.
(2) Rev., tomo 26, 2.* parte, sec. 1.a, pág. 234,
(3) Rev., tomo 13, 2.a parte, sec. l.", pág. 110 y tomo 15, 2." parte, sec. 1.3,
pág. 302.
(4) Reu., tomo 3, 2: parte, sec. l . a , pág. 36 y tomo 15, 2.2 parte, sec. f .a. pág.
324. Esta última sentencia, sin embargo, invoca erradamente enei considerando 3.'
el a&. 2320 C. C.:que no tenia aplicación en Ia especie, )-a que se trataba de u n caso
evidente d e responsabilidad contractual regido por los arts, 2015 C. C. y 207 C. de
C. Véase en el mismo sentido Rev., tomo 23, 2.' parte, sec. l . = ,pAg. 400, consids. F.",
8." y 9.' de 2,a instancia.
que el hecho no le es imputable, y, por lo mismo, en tal
caso el art. 2320 C. C. no tiene aplicación (1). En otra
oportunidad, esa Corte dijo que el art. 2329 C. C. sólo es
aplicable al caso en que la obligación de indemnizar nace de
una infracción delictuosa y no de una. contractual, como
ocurría en la especie, en que el actor responsabilizaba al
demandado por no haber ejercido dentro de cierto plazo una
acclán a que lo habría obligado un contrato (2).

26. Diferencias entre anibas responsabilidades.-


Esta. diferente naturaleza de ambas' responsabilidades ex-
plica y justifica que el legislador las haya reglamentado se-
parada y distintamente, 'en términos que las reglas esta-.
blecidas para una con inaplicables a la otra (3). Así,
mientras la responsabilidad . contractual esta reglamentada
en el Título 12 del Libro IV del C. C., al tratar de los'efectos
de las obligaciones, la responsabilidad delictual y cuaside-
lictual lo está en el Título 35 del mismo Libro dedicado a los
delitos y cuasidelitos (4). De aquí provienen numerosas di-
ferencias que se observan entre.ellas, algunas de las cuales
son tan evidentes que aun los propios autores que niegan la
duaiidad de responsabilidad& se ven forzados a reconocer
esas diferencias (5). Con razón ha dicho la Corte Suprema
que las obligaciones contractuales no pueden confundirse
con las que afectan a los autores de un delito o cuasidelito,
que tienen caracteres especiales (6).
Estas diferencias son :
1." En cuanto a la capacidad: ésta, en materia delictual
---
(1) Rev., tomo 15, 2.= parte, sec. l.., pág. 302, consid. 9."
(2) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l.", pág. 323.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 111, pág. 144.
(4) Lo mismo hacen los Códigos frances y belga: MAZEAUD, obra citada, tomo !,
2: edición, N.O 102, pág. 106; B.~UDRY-LACANTXNERIE, obra citada, tomo 11, 13.a
edición, N.O 153., pág. 68; LALOU,obra citada, N." 158, pAg. 105; DE PAGE,obra cita-
da, tomo 11, N." 926, pág. 772; PIRSOXY DE VILLB,obra citada. tomo 1, N,"8, pág. 17.
(5) PLANIOL, obra citada, tomo 11, edici6n, N." 877, pAg. 305; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N." 1234, p6g. 529; N." 1235, pág. 531 y Nfo 1238, pág. 544;
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N."490, pág. 678.
(6) Rev., tomo 22, 2.° parte, sec. l.*, pág. 481 y tomo 28, 2.° parte, sec. l.', pág.
164.
y cuasidelictual, es mucho más amplia que en materia con-
tractual. Mientras la capacidad pa-a contratar se adquiere,
por Io general, a los veinticinco años y sólo por excepción
puede adquirirse a los veintiún años, si se obtiene habilita-
c i h de edad (art. 297), o a los doce años en la mujer y a Ioc
catorce en el hombre respecto de su peculio profesional o
industrial (arts. 246 y 439) o de sus bienes reservadas si se
trata de una mujer casada (art. 150), la plena capacidad de-
IictuaI y cuasidelictual se adquiere a los diecisítis años, pero
el menor de esa edad y mayor de siete puede ser responsable
de su delito o cuasidelito sí a juicio del juez obró con discer-
nimiento (art.. 2319).
E n consecuencia, mientras los absolutamente incapa-
ces no pueden obligarse en virtud de un contrato celebrado
por ellos mismos y sus actos ni siquiera producen obligacio-
nes naturales, y los relativamente incapaces pueden hacerlo,
por excepción, en los casos señalados por la Iey (art. 1447),
éstos y aún aqué'tlos (menores de doce y de catorce años qr
mayores de siete) se obligan por su delito y cuasidelito (1)
siempre, naturalmente, que no estén ~ r i v a d o sde razón y
que, siendo menores de dieciséis años, obren con discerni-
miento.
2.8 E n cuanto a la graduación de la culpar en materia
contractual, la culpa admite graduaciones; se distinguen la
culpa lata o grave, la culpa leve y la culpa Eez~isima(art. 44).
EI deudor es responsable de la primera en los contratos que
por su naturaleza s61o son útiles al acreedor, como el depó-
sito; de la segunda, en los contratos que se hacen para bene-
ficio recíproco de las partes, como la compraventa y el arren-
damiento, y de la última, en los contratos en que el deudor
es e1 único que reporta beneficio, como el comodato (arts.
1547, 2178 y 2222).
Por lo tanto, no toda culpa del deudor lo hará incurrir
en responsabilidad. Ello dependerá be 1a clase d_e culpa de
que sea responsable y sblo habrá lugar a su responsabilidad
--
(1) SAVTIER,obra citada, tomo 1, E.' 110, pág. 142.
si no ha empleado fa diligencia o cuidado a que el contrato
lo obligaba. Así, al deudor que es responsable de culpa lata
en la conservación de una cosa sólo se le podrá hacer efectiva
su responsabilidad si ha obrado con aquella falta de cuidado
que aún las personas negligentes y .poco prudentes suelen
emplear en sus negocios propios, porque fué a lo que se obli-
g6; pero de ninguna manera por no haber empleado en esa
conservación aquella esmerada diligencia que constituye ia
suma diligencia o cuidado.
En materia delictual y cuasidelictual, en cambio, la
culpa no admite graduación: toda falta de diligencia o cui-
dado, por levísima que sea, engendra responsabilidad. In lege
Aquilia et leerissima cu2pa aenit (N.O 130) (1).
3.= En cuanto a la constitución en mora: si en materia
contractual es menester constituir en mora al deudor para
que pueda demandársele indemnización de perjuicios, a me-
nos que la obligación sea de no hacer, en cuyo caso aquélla
se debe desde el momento de la contravención (art. 1557),
en materia delictual y cuasidelictual esa constitución en mora
es innecesaria, porque en ella, como ha dicho la Corte Sii-
prema, el perjuicio resulta de la sola existencia del hecho y
su autor está en mora de indemnizar el daño de pleno dere-
cho (N.O 470) (2).
4.a En cuanto a la extensión de la reparación. E n materi?
delictual y cuasidelictual, la reparación es completa: toril-
prende todo el daño sufrido por la víctima, inclusive el moral
(1) Las criticas que muchos autores formulan en contra de esta diferencia entre
ambas responsabilidades carecen de todo fundamento en Chile, porque nuestro C.
C., apartindose en este punto del francés, admitió expresamente la clasificacióri
tripartita de la culpa contractual (art. 44) y señaló las consecuencias que de ella se
derivan en materia de contratos. Véanse estas crfticas en MAZEACD,obra citada,
tomo 1, 2.' edición, Nos. 681 a 691, págs. 627 a 633; PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo VI, N.O 489, pág. 674; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.- edición, Nos. 883 a
886, págs. 309 y 310; DEMOGUE,obra citada, tomo V, N.O 1233, pág. 527.
(2) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.', pág. 234. En elmismo sentido: JOSSERAXD,
obra citadaLtomo 11, 2.* edición, N." 481, pág. 258; LALOU,obra citada, N.O 30, pág.
23; BAUDRY-LACANTINERIE obra citada, tomo 11, 13.a edición, N." 153, pág. 69;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 111, pAg. 144; PIRSONY DE V I L L ~obra , citada,
tomo 1, N." 9, pág. 19; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."465, pág. 131.-En contra
PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 489, pág. 675.
DE LA RESPONSABILIDAD EXTR4COETRACTUAL
~ B I T O 49

(N.O 116). En materia contractual, el deudor sólo es respon-


sable de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse
al tiempo del contrato, salvo que pueda imputhrsele dolo,
en cuyo caso responde aún de lbs imprevistos (art. 1558),
y el daño moral no es indemnizable, a lo menos en el estado
actual de Ia jurisprudencia (1). En otros términos, el art.
1558 C. C. sólo es aplicable en materia contractual. Esto se
expIica fiicilmente. -Las partes, al contratar, han podido pre-
ver los daños que el incumplimiento del contrato podía cau-
sar; esta previsión, en cambio, no puede tener cabida tra-
tándose de un delito o de un cuasidelito (N.O458) (2).
5." En cuanto a las facultades de los jueces para fijar el
nzonto de la re@aración: según una jurisprudencia que puede
considerarse definitivamente establecida f3), el art. 196 C.
P. C. es inaplicable en materia delictual o cuasidelictuaI.
En elIa 10s jueces tienen facultades soberanas para apreciar
la extensión del daño y determinar el monto de Ia indemni-
zación, aunque no se hayan fijado las bases a que ese pre-
cepto se refiere (N.O483). En materia contractual, en cam-
bio, si se lia litigado sobre la especie y monto de los perjuicios,
el que los cobra debe acreditar dicha especie y monto o, por
lo menos, las bases que deban servir para su liquidación al
ejecutarse la sentencia; de lo contrario, la acción será recha-
zada.
&".En cuanto a la solidaridad: si un delito o cuasideIito
ha sido cometido por dos o más personas, cada una de ellas
responderá solidariamente del perjuicio causado (art. 2317),

(1) Rev., tomo 33, 2.= parte, sec. l.a, pAg, 331; JOSSERAND, obra citada, tomo 11,
2.a edición, Nos. 628 y 629, piig. 345.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 1, Nos.
329 a 335, págs. 351 a 357 y PLANIOL Y RIPERT,gbra citada, tomo VII, N." 857, pág.
162, que estiman que el daño moral es indernnizatle en materia contractual.
( 3 ) PLANIOL, obra citadz, tomo 11, edición, Nos. 896 y 897, pág. 314; LALOU,,
obra citada, N." 198, pág. 131; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1234, pág. 529;
B A u ~ ~ a - L a c . n k n ~ obra
~ r u ~citada,
, tomo 11, 13.a edición, N.O 153, pág. 69; Jos-
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.E edición, N.O 481, pág. 257; PIRSON S DE VILLE,
obra citada, tomo 1, N.O 9, pág. 20; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 926, pág. 772;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 111, pág. 144.-En contra PL.~KIOL S ~ P E R T obra
,
citada, tomo VI, N.O 489, pág. 676.
(3) Vdase esta jurisprudencia en el N . O 483.
en tanto que los diversos codeudores de una obligación con-
tractual no responden solidariamente, a menos que así s e
haya estipulado o lo disponga la ley (art. 1511) (1).
7.& En cuanto a la prescripción: la acción para reclamar
la reparación del daño causado por un delito o cuasidelito
en cuatro años contados desde la perpetración del
acto (art. 2332). La acción para reclamar perjuicios por el
incumplimiento de una obligación contractual prescribe por
regla general en diez años (art. 2515), salvo que la ley en
casos especiales señale un plazo me-ior (arts. 1834, 1856,
1866 y 1569 C. C. y 214, N.O 4, y 1318 C. de C.).
8." En cuanto al tribunal que es competente para conocer
de ellas: la acción de perjuicios derivada de la infracción de
un c0htrat0 puede deducirse ante el tribunal señalado en él
o, a falta de convención, ante el juez del lugar donde ha de-
bido cumplirse la obligación, donde ésta se contrajo, donde
se encuentre la cosa al tiempo de la demanda o se hallaba
al tiempo del contrato o ante el juez del domicilio del de-
mandado, según el caso (arts. 212 a 220 L. O. A. T.). La ac-
ción delictual o cuasidelictual civil debe deducirse ante el
juez del domicilio del demandado, que, por lo general, es el
único competente (art. 2 12 L. O. A. T.) (2), sin perjuicio de
que si el delito o cuasidelito de donde deriva es también
penal, pueda entablarse ante el juez que conoce del proceso
criminal (arts. 25 y 32 C. P. P.), si tiene competencia para
ello, y que, en los casos señalados en el N.O 22, 2.0, sera el
único competente.
9.&En cuanto a la ley aplicable en caso de conflicto de
legislaciones: la responsabilidad delictual o cuasidelictual
(1) J O S S E R A N ~ , obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, N.O 481, pág. 257; PIRSON
Y
DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, M . O 9, pág. 20; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O
926, pág. 772; SAVATIER, obia citada, tomo 1, N.O 110, pág. 143.
(2) Si se trata de daños ocasionados por accidentes de los Ferrocarriles del Estado,
la demanda podrá entablarse ante el juzgádd de letras del departamento en que acae-
cib el accidente si el monto de la reclamación no excede de cinco mil pesos. Si exce-
de de esta cantidad, o S; su monto fuere indeterminado, deberá deducirse ante el juez
de la ciudad en que tehga su asiento la tespectiva Corte de Apelaciones (art. 3.' D.
F. L. N.O 167, de 12 d e M a y o de 1931, sobre administracibn de los Ferrocarriles del
Estado).
civil, tanto en lo concerniente a sus requisitos como a sus
efectos, se rige por la ley del lugar en que se cometió el deii-
to o cuasidelito de donde emana, cuaIquiera que sea la na-
cionalidad o el domicilio del autor o de la víctima (arts. 167,
168 y 296 del Código Bustamante). Así, la responsabilidad
civil emanada de un delito o cuasidelito cometido en Chile,
se rige por los arts. 2314 y siguientes del C. C., aunque e!
autor del delito o cuasidelito sea extranjero (art. 14). A
la inversa, la responsabilidad derivada de un delito o
cuasidelito cometido en el extranjero, se rige par la ley del
lugar en que se cometib, cualquiera que sea la nacionalidad
o el domicilio de su autor y de lavíctima (1) : ésta, por Io tan-
to, sea un chileno o un extranjero, no podrá invocar ante los
tribunales chilenos sino ta ley extranjera, aun cuando el autor
del delito o del cuasidelito haya sido un chileno. La respon-
sabilidad contractual, en cambio, se rige por la ley del con-
trato, es decir, por la ley a la cual entendieron someterse los
contratantes, a menos que se trate de contratos celebrados
en país extranjero para cumplirse en Chile, en cuyo caso esa
responsabilidad, por ser un efecto del contrato, se regirá por
la ley chilena (art. 16) (2).

27. Diferencia en cuanto al peso de la prueba.-


Pero la principal y más importante diferencia que existe
entre ambas responsabilidades, aunque negada por eminentes
autores (31, es la que dice relación con el peso de la prueba.
(1) LALOU, obra citada, N." 258, pág. 162; PLANIOL ;RIPEXT,obra citada, tomo
.
VI, N." 557, pág. 764; SAVATIE~, obra citada, tomo 1, N." 110, pág. 142.
(2) Algunos autores (JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.° edición, N," 481,
pág. 257; LALOU,obra citada, NOS. 203, 206 y 208, págs. 135 a 137) señalan tambiCn
como diferencia entre ambas responsabiIidades la concerniente a las cláusuIac de irres-
ponsabilidad, cuya validez, aunque admitida en materia contractual, si bien con cíer-
tas restricciones, seria inaceptable tratándose de la responsabilidad delictual y cua-
sideIictua1, porque los preceptos que rigen esta responsabilidad serían de orden públi-
co. En nuestro concepto, esta diferencia no existe; creemos que tales cláusulas son
válidas en ambos casos (N.O 548).
(3) PLANIOL,obra citada, tomo 11, edición, Nos. 887 a 889, págs. 310 y 311;
DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1231, phg. 536; PLAPÍIOL S R~PERT, obra citada,
tomo VI, N," 491, pág. 679;SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 113, pig. 146. JOSSE-
RAXD, obra citada, tonlo 11, 2." edicibn, P.;." 617, pág. 338, cree q u e esta diferencia
Tratándose de la responsabilidad contractual, el acree-
dor sólo debe probar la existencia de la obligación, no nece-
sita acreditar que su incumplimiento proviene de culpa del
deudor (1); ésta queda demostrada por el solo hecho de
ese incumplimiento (2). Es el deudor que pretende liberarse
de responsabilidad quien deberá probar que el incurnpli-
miento de la obligacih no le es imputable, sea acreditando
el casb fortuito o la fuerza mayor que hizo imposible su eje-
cución, o que empleó en ella la debida diligencia o cuidado.
Los arts. 1547, inc. 3.", y 1698 son bien explícitos al respecto.
Se ha fallado, por eso, que si un viajero sufre un accidente
durante el viaje a consecuencia del choque del vehículo en
que viajaba con otro, no necesita probar la culpa de la em-
presa que lo transportaba para que ésta deba indemnizarle
el daño sufrido: es la empresa quien debe justificar la exis-
tencia de un hecho que la exima de culpabilidad, o sea, que
empleó en la ejecución del contrato de transporte la debida
diligencia y cuidado y que si el accidente se realizó, fué por
un caso fortuito del que no era responsable; en defecto de
esta prueba, será condenada a reparar el daño (3).
En materia de responsabilidad delictual o cuasidelictual,
en cambió, es la víctima que reclama la correspondiente in-
demnización quien debe probar el hecho doloso o culpable
e s exacta en parte únicamente, cuando el incumplimiento de la obligación contrac-
tual es manifiesto. Fuera de allí, la prueba de la culpa, aun en materia contractual,
incumbiría al acreedor.
(1) Si el acreedor imputa dolo al deudor, deberá acreditarlo; el dolo no se presu-
me, salvo en los casos especialmente previstos por la ley (art. 1459).
(2) Este resultado se expresa ordinariamente diciendo que la culpa contractual
se presume. Pero esto no es del todo exacto. En realidad, la culpa no se presume. lo
que ocurre es que ella queda establecida desde que el acreedor prueba la obligación,
mientras el deudor no pruebe su irresponsabilidad, porque el solo incumplimiento por
parte de éste acredita su culpa: MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.. edición, N."692,
pág. 634; LAaon, obra citada, N." 175, pág. 114; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo 1, 3.a edición, N." 356. pág. 401, nata 2.
(3)eRev.. tomo 13, 2.a parte, sec. l.a, pág. 110 (Corte Suprema); tomo 15, 2.I
parte, sec. l.", pág. 302 (Corte Suprema); Gaceta, año 1908, tomo 11, sent. 174,
pág. 309. Véanse, en el mismo sentido, respecto del daño sufrido por mercaderías que
son objeto de un contrato de transporte: Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. l.a, pág. 36
(Corte Suprema); tomo 15, 2.a parte, sec. l.a, pác. 324 (Corte Suprema) y tomo
23, 2.' parte, sec. l.., pág. 400.
que imputa al demandado, salvo que la ley presuma la cul-
pabilidad de éste, corno en los casos de los arts. 2320 a
2323 y 2326 a 2329; a 'falta de esta prueba, la demanda
será rechazada (1). Incumbe probar las obIigacioiles a quien
las alega (art. 1698): en este caso, la de indemnizar el daño
causado nace precisamente del delito o cuasidelito que in-
voca el demandante (2).
En eonsecuencia, la imposibilidad de establecer exac-
tamente la causa del daño proveniente de un hecho ilícito
perjudicar& a fa víctima, que deberá soportar ese daño por
sí sola, en tanto que la imposibilidad de establecer la causa
del incumplimiento de una obligación confractual favore-

(1) Rev., tomo 2, 2.a parte, sec. p&g. 46; tomo 5, 2 . a parte, sec. I . a , pág.
443; tomo 16, 2.a parte, sec. l.a,'pág.546 (Corte Suprema) y sec. 2.a, pág. 25; to-
mo 20, 2.* parte, sec. l . a , pág. 480 (Corte Suprema); tomo 21, 2.a parte, sec. l.*,
529 (Corte Suprema); tomo 22, 2.a parte, sec. 1.2, pAg. 219 y pQg. 481 (Corte
Suprema); tomo 23, 2.a parte, sec. l.*, pág. 416 y pág. 442 (Corte Suprema);
tomo 24, parte, sec. I . a , pág. 670; tomo 25, 2.1 parte, sec. i . a , pág. 117 (Corte
Suprema); tomo 28, 2.a parte, sec. l.a, pQg. 311 (Corte Suprema); toino 33,
2.' parte, sec. pág. 433 (Corte Suprema) y tomo 35, 2.a parte, sec. 1.8, phg.
173 (consid. 3,' d e segunda instancia); Gaceta, año 1865, se$. 2055, pág. 832 (consid.
2.O); año 1868, sent. 1729, pág. 747; año 1881, sent. 523, pág. 329 (consid. 2.7; año
1883, sent. 2402,-pág. 1325; año 1884,'sent. 2911, pág. 1962 (consid. 6.'); año 1885,
sent. 797, pág. 470; año 1890, tomo 11, sent. 4135. pág. 999; año 1892, tomo 1, sent.
1060, pág. 697 (Corte Suprema); año 1896, tomo 111, sent. 4903, pág. 374; año 1897,
tomo 111, sent. 4225, pág. 78 (consid. 12); año 1910, tomo 11, sent. 814, pág. 265 (con-
sid. 6."): año 1911, tomo 1, sent. 701, pág. 1195; año 1912, tomo 1, sent. 311, pág.
467; año 1913, sent. 816, pág. 2419; año 1921, tomo 11; sent. 174, pág. 728; año 1938,
tomo 11, sent. 72, pág. 321 (consid. S.", c y d); año 1940, tomo 1, sent. 58, pág. 271;
OTERO, Jurisprurlenn'n del Código de Procedinri~ntoCivil, Primer Apendice a la Z Redi-
ci6n de 1910, tomo 11, pág. 527, N." 17; OTERO,Concordancias y Jurisprlrdencia del
C w o de Proceddimienfo Ciw'l, tomo V, 1918-1922, p6g. 259, N . O 14.
(2) BAUDRY-L.~CANT~~'ERIE S &~RDE, obra citada, tomo I, edición, N." 356,
pfig. 400; MAZEAUD,obra citada, tomo I , 2.8 edición, N." 692, pág. 533; COLISY CA-
PITANT, tomo TI, 6.aedición, págs. 379 y 380; LALOU.obra citada, Nos. 175 y 176,
págs. 113 y 114; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 2, pág. 2 : BAuo~r-
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 153, pág. 69; P I R S ~ YN DE
VILLB,obra citada, tomo 1, N." 9, pág. 19; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, edi-
ci6n, N." 616, pág. 337.
Demogue (obra citada, tomo V, N," 1237, pág. 536) distingue entre las obliga-
ciones de resrrltado y de medio o, como las llaman los hermanos Mazeaud (tomo 1,
2.' edición, N." 103-2, pág. 113). obligaciones determinadas o de przrdencia y ditigencia,
Serían obligaciones de resuJtadci aquellas en que el deudor se compromete a pro:
curar al acreedor la realización misma de la obligación, a que este logre el fin perse-
guido con ella, coino entregar una cosa, pagar una cantidad de dinero, transportar
54 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

cerá al acreedcir, pues ello significaría que el deudor no


habría acreditado su irresponsabilidad.

28. Responsabilidad de derecho comfin.-las reglas


que rigen la responsabilidad contract-ual constituyen el de-
recho común en materia de responsabilidad. La responsabi-
lidad delictual y cuasidelictual es de excepcibn.
Estimamos que sobre este particular no puede caber
duda entre nosotros, pues el Código Civil chileno, a diferen-
cia del francés,-que regla la responsabilidad contractual en
la sección IV del Capítulo 111 del Título 111 del Libro 111,
o sea, a propósito de los contratos o de las obligaciones conven-

una mercaderfa o una persona. Serían obligaciones de 7nsdw aquellas en que el deudor
prometeobservar una conducta determinada, obrar con determinada prudencia y di-
ligencia a fin de tratar de obtener el resultado que persigue el acreedor, pero no que
éste se logre, como la del médico que atiende a un enfermo, la del abogado que de-
fiende un juicio, la del que está encargado de Ia custodia de una cosa: ni el médico,
ni el abogado, ni el depositario se obligan, respectivamente, a sanar a l enfermo, a
ganar el juicio o a restituir Ia cosa intacta, sino a hacer todo lo xiecesario para que,
en el primer caso, el enfermo mejore,' en el segundo, el juicio se gane y, en el último,
la cosa se conserve en buen estado.
En las obligaciones de resultado, bastaria su inejecución para dar p'or establecida
la culpa del deudor, y a éste incumbiría probar su irresponeabilidad; pero, en :as obli-
gaciones de medio, serfa el acreedor qhien debería probar la culpa, o sea, que el deu-
dor no tomó todas las precauciones, ni empleó la diligencia a que el contrato lo obli-
gaba.
Dentro de este criterio, la diferencia apuntada en el texto sólo existiría respecto
de las obligaciones contractuales de resultado; pero no de las obligaciones contrac-
tuales de medio, porque en ellas, al igual que en materia delictual y cuasidelictual, la
prueba de la culpa del deudor incumbiría al acreedor. Véase, en el mismo sentido,
SAVATIER. obra citada, tomo 1, N.O 113, pág. 146 y N . O 235, pág. 300.
Estimamos que esfa opinión es inadmisible entre nosotros. Tratándose de obli-
gaciones contractuales, la prueba de la diligencia o cuidado incumbe siempre al
deudor, porque es quien ha debido emplearla (art. 1547, inc. 3."), y la ley no ha he-
cho distinciones acerca de la naturaleza de la obligación. Sea, pues, la obligación de
resultudo o de medio, al acreedor le bastar$ establecer su existencia: es el deudor que
pretende liberarse de responsabilidad quien deberá probar el caso fortuito o que em-
pleó la debida diligencia o cuidado, a menos que la ley expresamente ponga la prue-
ba de la culpa a cargo del acreedor, como,en el caso del art. 2158, inciso final. Pe-
ro cabe -advertir que en el caso de este inciso, el mandante deberá probar la culpa
del mandatario, no para hacer efectiva la responsabilidad de éste por inejecución
de sus obligaciones, sino para dispensarse él mismo de cun~plircon las que, a su
vez, el mandato le impone a favor del mandatario.
cionales en general (l),-se ocupa de ella en el Título 1 2 del
Libro 11' bajo el epigrafe genérico Del efecto de las obligacio-
nes, sin referirla a,una especie determinada. A esto se agrega
que los arts. 2314 y siguientes, a diferencia también de lo
que hace el Cbdigo francés, que sólo habla de1 daño cansado
por un hecho o culpa del hombre o de las personas de quie-
nes se es responsable o de las cosas q u e se tienen bajo su
guarda, mencionan concretamente el delito y el cuasidelitu,
y , al reglar Ia responsabilidad delictual y cuasidelictual, en-
tienden referirla únicamente a La q u e emana de esas fuentes,
como quiera que la hacen derivar sólo de ellas (art. 2314).
U tales fuentes han sido definidas con toda precisión en el
art. 2284 y diferenciadas en términos inequívocos de las de-
más que pudieren asirnilárseles por no constituir, como ellas,
una convención.
Por consiguiente, las reglas de la responsabilidad con-
tractual se aplican no sOlo a las obligaciones derivadas de
un contrato, sino también a las cuasicontractuales. y a las
simplemente legales (9, sin perjuicio de que en los casos en
que el legislador haya dictado reglas especiales para la res-

(1) Esto explica que algunos autores estimen que en Francia y en Bélgica la res-
ponsabilidad de derecho comUn sea la delictuaI y cuasidelictual y l i m i t a Ia aplica-
ción de las regias de la responsabilidad contractual únicamente a las obligaciones
derivadas de un contrato: MAZEAUD, obra citada, tamo 1, 2.2 edición, N.O 103, p5g.
108; PIRSON Y DE VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 11, pág. 21; Dá PACE,obra citada,
tomo 11, N.O 905, pág. 748.
(2) ~AUDR'-LACAN~NERIE Y BARDC, obra citada, tomo 1 , 3.' edición, N."358,
pág. 403 y los autores que citan; Hvc. obra citada, tomo 1'11, N." 94, pág. 142; BUF-
XOIR. Propriété et Contrat, 2 . a edicion, pBgs. 789 y 810; AUBRIY RAU, obra citada, to-
mo VI, 5.a edición, $ 446, pág. 371 : CLARO SOLAR, Explicaciones de Derecho C i d
chileno y comparado, tomo X I , Y." 1067, pág. 521.
En contra: los autores citados en la nota precedente y PLANIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, s."12, pág. 15; ~ E M O G U R ,obra citada, tomo III, N." 3, pág. 6 ;
Duccr CLARO,CARLOS,Responsabilidad c i d extracontractual, Memoria de prueba,
1936, N.O 11, pág. 8 y N.O 12, pág. 10.
Si la infracción de la obligación legal constituye u n delito, como e n e! caso del
abandono de familia a que se refiere la ley N.O 5750, de 2 de Diciembre de 1935, habrá
lugar también a la responsabilidad delictual a virtud del art. 30 C. P. P. Pero esto
no constituye una contradicción con la regla enunciada en el texto, porque 'allí nos
referimos a la responsabilidad derivada de una obligaci6n Iegal cuya inqecucibn aca-
rree efectos civiles únicamente.
ponsabilidad derivada de tales obligaciones, dichas reglas
se apliquen de preferencia (art. 13).
Así parece haberlo entendido el propio legislador al es-
tablecer que el padre de. familia y el guardador son respon-
sables hasta de la culfia leve en la administración de los bienes
del hijo y del pupilo, respectivamente (arts. 250 y 391), res-
ponsabilidad que en el caso del art. 427 puede llegar hasta
la culpa leeihima; que cada comunero es responsable de esa
misma especie de culpa por los daños que haya causado en
las cosas y negocios comunes (art.- 2308), y que el agente
oficioso o gerente debe emplear en la gestión los cuidados
de un buen padre de familia; pero su responsabilidad podrá
ser mayor o menor en razón de las circunstancias que le ha-
yan determinado la gestión, pudiendo llegar hasta la culpa
lmEsima, cuando se haya ofrecido para la gestión, impidiendo
que otros lo hiciesen (art. 2288). Esta terminología cuadra
bien con la responsabilidad contractual únicamente; sólo
en ella cabe distinguir enKe culpa grave, leve o levísirna.
En materia delictual y cuasidelictual la culpa no admite
graduación: el autor de un hecho ilícito responde de toda
especie de culpa, cualquiera que sea su gravedad. Su ern-
pleo, e11consecuencia, demuestra el propósito del legislador
de asimilar la responsabilidad que deriva de las obligacio-
nes cuasicontractuales y legales a la responsabilidad con-
tractual.
Es lógico que así ocurra: la responsabilidad delictual y
cuasidelictual se genera entre personas jurídicamente ex-
trañas la una a la otra, entre personas a quienes no liga nin-
gún vínculo anterior,- y que si lo hay, es independiente y
ninguna relación tiene con el hecho que origina esa respon-
sabilidad.' La responsabilidad contractual, en cambio, supo-
ne un vínculo anterior y proviene precisamente de su viola-
ción. En las obligaciones legales y cuasicontractua1es ocurre
otro tanto: acreedor y deudor se encuentran ligados en vir-
tud de la ley o de un hecho voluntario, lícito y no convencio-
nal (arts. 1437 y 2284), y la responsabilidad del deudor pro-
viene, como en Ias obligaciones contractuales, del incumpli-
miento de la obligacibn preexistente entre ambos.

29. Reglas aplicables a la responsabilidad precon-


tractual .-La responsabilidad precontractual, es decir, la
que incide en la formacibn de un contrato o con motivo de
ella, como la que se produce en el caso de los arts. 98, inc.
final, y 100 del C. de C., aunque no es posible calificarla de
contractual, porque aquél todavía no existe, se rige igual-
mente por las reglas de esta responsabilidad (1). Se trata de
la infracci6n de obligaciones simplemente legales, cuales son
esperar l a respuesta dentro de los plazos señalados al efecto
y dar pronto aviso de Ia retractación.. No cabe, pues, apli-
carle las reglas de la responsabilidad deIictual o cu&idelic-
tual par las razones expresadas en el número anterior.
En cambio, la responsabilidad a que puede dar origen
la ruptura de las negociaciones preliminares a un contrato,
cuando esta ruptura es susceptible de producir responsabi-
lidad, es extracontractual; tales negociaciones no crean en-
tre las partes ningún vínculo jurídico (2).

30. Naturaleza de la responsabilidad derivada de


la nulidad de un contrato.-La responsabiIidad a que
(1) BAUDRY-LACANTINERIE S BARDE,obra citada, tomo i , 3.a edición, N." 362,
pág. 407; DEMOGUE, obra citada, tomo 'E', N." 1240, prig. 546; PLANIOLS RIPERT,
obra citada, tomo VI, N . O 131, p8g. 173 y N." 492, pág. 683; COLXN Y C~PITAXT, obra
citada, tomo 11, 6.a edición, p&g. 271 ; Risv~No,MANUEL,De les obKgacZones pre-
contractaah, Memoria de prueba, 1933, N."25, págs. 106a 111.-En contra: MAZEALTD,
obra citads, tomo 1, 2.a edición, Nos. 116 a 121, págs. 130 a 137; PIRSON Y DE VILLE,
obra citada, tomo 1, N . O 14, pág. 26; LALOU, obra citada, N." 279, pág. 172; SAYATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 115, phg. 149, quienes estiman qrie esta responsabilidad es
delictual o cuasidelictual.
(2) Rrsu~Ño,MANUEL,De las obligaciones precontructuales, Memoria de prueba.
1933, N.O 15, pág. 68; N . O 16, pág. 75 y N." 25, pag. 111, cree que esta responsabilidad
es contractuaI tanto en el caso de ios artc. 98, inc. final, y 100 del C. de C., como e11
el de ruptura de las negociaciones preliminares.
Doiía SARAEILERRAUCR,en su hIernoria de prueba De fa formación del con-
sentimienio en los' contralos, sostiene que la responsabilidad precontractual a que da
origen la revocación de la oferta o la ruptura de Ias negociaciones preliminares es una
responsabiiidad especial wompletamente diferente de las otras dos, porque son dis-
tintas las causas que la han hecho nacer. (N.' 61, pág. 6 5 ; N" 62, pág. 66 y Nos. 65
d 68, páp. 7 1 y 7.2).
continuar
ir atrás
qire éste provino del dolo o culpa del conductor del vehículo
(1) (2).
Pero si entre el acarreidor y el pasajero ha mediado un
contrato de transporte, aunque kste sea gratuito, como en
el caso de una empres'a ferroviaria que otorga un pase libre
(3) o del empleador que se obliga a conducir en su automóvil
a su empleado al lugar en que debe prestar sus servicios, la
responsabilidad, en caso de accidente ocurrido al pasajero,
es contractual. En ambos casos hay contrato: en el primero,
la empresa, al dar el pase libre, se obligó a efectuar un de-
terminado transporte y contrajo, por lo mismo, las obliga-
ciones inherentes a él, y en el segundo, el transporte era una
de las obligaciones derivadas del contrato de trabajo cele-
brado entre ambos. Lo mismo cabe decir del hotelero que
transporta gratuitamente a sus clientes desde la estación al
hotel, del operador cinematográfico que se obliga a transpor-
tar a un artista al lugar en que debe actuar y, en general,
de todos aq.uellos casos en que el transporte es una de las
obligaciones emanadas del contrato que liga a las partes (4).

(1) MAZEACD, obra citada, tomo 1, 2.8 edición, N.O 113, p6g. 126;LALOU,obra
citada, N.O 186,pág. 121 y N.O 188, pág. 124; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N."
1046, pálg. 899; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, Nos. 491 y 492, págs.
655 a 658; JOSSERAND,obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 551, pág. 301:
PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo VI, pág. 848, nota 2; GARDENATY
SALMON-RICCI, obra citada, N." 100, pág. 667; PERRET,Des ayants drmt d indemnité
au cas d'accident mortel, pág. 1 7 1.
SAVATIER, obra citada. tomo 1, Nos. 125 a 128, págs. 164 a 172, en desacuerdo
con la generalidad de los autores y 'con la jurisprudencia de los tribunales franceses,
estima que esta responsabilidad es contractual; a su juicio, el transporte benevolo
es un verdadero contrato.
(2) Lo dicho rige cualquiera que sea el vehículo en que s e efectúe el transporte,
aunque sea un avión. El carácter benévolo del transporte no proviene de la naturaleza
del vehiculo que se emplee, sino de la carencia de la intención de obligarse de parte de
b s personas que lo practican; esta circunstancia puedqconcurrir, sea que el transporte
se haga en coche, en un animal, en automóvil, en ascensor, en avión, etc. En este sen-
tido: R m e Trimestrielle de Droit C M , tomo 37, año 1938,N." 13, pág. 464.
(3) Gaceta, año 1908,tomo 11, sent. 174, pág. 309.
(4) MAZEAUD, obracitada, tomo 1, 2.'edición, Nos. 110 a 112, págs. 123 a 126 y
N." 134. pág. 128; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1046,pág. 899; LALOU,obra
citada, N . O 187, pág. 122 y N.O 188,pág. 124; PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo
11, N." 494, pág. 660.
ÁMBITO D E LA RESPONSABILIDAD EXTUCOKTRACTUAL 61

33.2.0El-daño debe ser causado por una de las par-


tes en perjuicio de la otra.-Para que haya lugar a la res-
ponsabilidad contrachal, se requiere, en segundo término,
que el daño lo sufra una de las partes a consecuencia de un
hecho u omisión de la otra.

34. Daño causado por uno de los contratantes y


sufrido por un tercero.-De ahí que si el perjuicio lo sufre
un tercero extraño al contrato, aunque haya sido causado
por el incumplimiento de una de las obligaciones estipuia-
das en él, la responsabilidad a favcir de ese tercero será deiic-
tuaI o cuasidelictual. Es; lo que ocurre cuando un pasajero
muere a consecuencia de un accidente acaecido durante el
transporte: la responsabilidad del acarreador respecto de
aquél es contractual; pero la responsabilidad a favor de las
personas que vivían a expensas del pasajero o cuya muerte
les causa un daño moral o materiaI, siempre que invoquen su
propio daño y no la calidad de herederos o sucesores de1 di-
funto, será delictual o cuasidelictual. Ningún vínculo las
ligaba con el autor del daño y un mismo hecho puede pro-
ducir consecuencias jurídicas diversas según sea la situación
que tengan entre sí la víctima y su autor (1). Lo mismo su-
cede si el ascensor vendido por un constructor de ascensores
tiene defectos de construcción que causan daño al cornpra-
dor y a un tercero que también lo utiliza: respecto de aquél
la responsabifidad del constructor es contractual y respecto
del tercero, ~delictualo cuasidelictual (2).
En varias ocasiones nuestros tribunales han acogid9
demandas en q u e la viuda (3), los hijos (4), la madre
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo Ir, N."1247, pág. 560, SAVATIER, obra citada,
tonlo 1, N.O 139, pág. 183; N." 140, pág. 184 y P1.O 112, p6g. 186; R ~ M E A U D , obra ci-
tada, tomo 1, 2.* edición, N."139, pág. 153 y N.O 141, pág. 155; PIRSOK Y DE Y I L L ~ ,
obra citada, tomo 1, N.O 16, pág. 32; LALOU, obra citada, N.O 282, pAg. 174.-En contra
PERRET,obra citada, págs. 215 a 219.
(2) SAV~~TIER, obra citada, tomo 1, N."140, pág. 184.
13) Rev., tomo 22, 2.* parte, sec. l.a, págs. 681 y 785 (ambas de la Corte Suprc-
ma); Gaceta, ano 1914, sent. 533, pág. 1457; año 1920, tomo 1, sent.70, pág. 356.
(4) Rev., tomo 22, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 686 (Corte Supréma); Gaceta, ano
1914, sent. 533, pág. 1457; año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356.
62 ARTURO ALESSANDRI RODRIGUEZ

(1) o las hermanas (2) de un pasajero muerto en un acci-


dente ferroviario perseguían la responsabilidad cuasidelictual
de la respectiva empresa por el daño que esa m-uerte les oca-
sionó personalmente al privarlos de los recursos que les
proporcionaba el difunto.

35. D a ñ o causado por un tercero y sufrido por u n o


de los contratantes.-Igualmente, Si el perjuicio lo causa
un tercero extraño al contrato, aunque en el hecho com-
porte un efecto análogo al del incumplimiento de una de las
obligaciones estipuladas, la responsabilidad será delictual o
cuasidelictual, siem'pre que el autor del daño no sea una per-
sopa por cuyas acciones o de cuyo hecho responda el deu-
dor (3), porque si lo fuere, la responsabilidad seria del con-
tratante y, por lo tanto, cmtractual (arts. 1590, inc. l;",
1679, 1925, 1926, 1941, 1947, 2242 y 2243 C. C.).
Así, la responsabilidad del posadero por daño o por
hurto o robo de los efectos que el alojado conserva alre-
dedor de si cometido por los sirvientes de la posada, es
contractual: el hecho de éstos es hecho del posadero, y el
posadero está obligado' a la seguridad de esos efectos. Pero
si el daño, hurto o robo ha sido cometido por los familiares
o visitantes del alojado, la responsabilidad de éstos es de-
lictual o cuasidelictual: el daño, hurto o robo ha sido cau-
sado por un extraño de cuyo hecho no responde el posadero
( a r t . 2243).
Otro tanto ocurre en el arrendamiento: si el arrenda-
tario es turbado en su goce por el arrendador o por cual-
quiera persona a quien éste pueda vedarlo, la responsa-
bilidad del arrendador es contractual (art. 1929) ; el arrenda-
dor es obligado a librar al arrendatario de toda turbación
o embarazo en el goce de la cosa arrendada. Pero si la turba-
---
( 1 ) Rev., tomo 24, 2: parte, sec. l.', pág. 567 (Corte Suprema); Gaceta, año
1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97, consid. 8." (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 22, 2.' parte, sec. 12. pág. 912 (Corte Silprema) y tomo 29, 2 . P
parte, see. 1,a, pág. 570 (Corte Suprema).
(3) MAZEAUD,obra citada, toma 1, 2.= edición, N." 143, pág. 158.
AMBITO D E LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTU-4L 63

ción es causada por vías de hecho de un tercero, que no pre-


tende derecho a la cosa arrendada, la responsabilidad de &te
tercero será delictual o cuasidelictual (art. 1330).
De acuerdo con estos principios se ha fallado que la res-
ponsabilidad que afecta al arrendatario de 10s aÍtos de una
casa por los daños causados al arrendatario de los bajos por
agua caída de aquéllos, es cuasidelictuai y no derivada del con-
trato de arrendamiento, por cuyo motivo, para determinar la
que puede caber al arrendatario de las altos, no debe recu-
rrirse a las disposiciones que reglan ese contrato, sino a las
relativas a los cuasidelitos (1).

36. Caso del c6mplice.-Si el incumplimiento de la


obligación es imputable al deudor y a un tercero, que actzía
como cómplice de ese incumplimiento, como si el arrendador
de una fábrica que ha prometido venderla a su arrendatario,
Ia vende a un tercero, quien la compra con conocimiento de
la promesa a fin de impedir su realizacióa y eliminar así a
un competidor, habrá una dobte responsabilidad: la del
arrendador, que será contractual, porque él y el arrendatario
estaban ligados por la obligación de cuyo incumplimiento
se trata, y la de1 tercero, que será delictual, pues ningún
vínculo hay entre éste y la víctima (2).
Para que el tercero incurra en responsabilidad, no basta
que tenga conocimiento de la existencia y del contenido de1
contrato: es menester además q u e obre dolosa o culpable-
mente (3).
Si el tercero actúa sin conocimiento de Ia existencia del
contrato a cuyo . incumplimiento ha contribuido, no tiene
ninguna responsabiIidad; nada puede reprochárseIe enton-
ces (4).
--
(1) Gaceta, año 1900, tomo 11, sent. 1568, pág. 1585.
(2) ~ $ A Z E A I I D ,obra c ~ t a d atomo
, 1, Z.aedición, N." 144, pág. 159; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N." 1247, pág. 560; PIRSOXK DE VIL&, obra citada, tomo 1, E."16,
pág. 33 y tomo 11, E."471, pág. g6; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 144, pág.
187 y N," 145, pág 188.
(3) P r ~ s o sY DE VILLB, obra citada, tomo 11, K."471, págs. 588 a 593.
(4) SAV.~TÍER, obra citada, tomo I , N." 144,pág. 187.
37. Responsabilidad en el caso de una estipulación
a favor de otro.-La responsabilidad derivada del incum-
plimiento de una estipulación a favor de otro, que ha acep-
tado esta estipulación, es contractual : el beneficiario de seme-
jante estipniación es, en realidad, parte en el contrato (1).
Por eso, es contractual y no delictual o cuasidelictual la res-
ponsabilidad de una empresa de transportes respecto de los
pasajeros que transporta en virtud de un contrato celebrado
con otra empresa o con un tercero, por ejemplo, respecto de
10s militares o empleados phblicos que transporta en virtud
de un contrato celebrado con el Estado (2).

38. Responsabilidad a favor de los sucesores de


las partes.-& igualmente contractual la responsabilidad
por el daño que el incump1imiento.del contrato imputable a
una de las partes ocasiona a los herederos de la otra, siempre
que éstos invoquen su calidad de tales; los herederos repre-
sentan la personat del difunto para sucederle en todos sus
derechos y obligaciones transmisibles (art, 1097) (3). Si
invocan su propio daño y no el que sufran en cuanto here-
deros de la víctima, la responsabilidad sería delictual o cua-
sidelictual 34) (4).
(.N.O

Lo dicho se aplica igualmente al sucesor a título sin-


gular (cesionario, legatario) siempre que el daño provenga
del incumplimiento del contrato de donde emana el derecho
en que la víctima es sucesora. Así, el legatario o el adquirente
de una cosa arrendada a quien el arrendatrio rehusa restituir-
la al término del arrendamiento, podrá exigirle perjuicios de
acuerdo con las reglas de la responsabilidad contractual.

(1) PERRET,obra citada, pág. 172; SAVATIER,obra citada, tomo 1, N." 139,
pág. 183.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Neo 137, pág. 152; PIRSONY DE
VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 16, pág. 32; LAMU, obra citada, N." 190, pág. 125.
(3) PERRET,obra citada,+págs;179 a ~ ~ ~ ; ' S A V A Tobra
I E Rcitada,
, tomo 1, N.O 139,,
pág. 183.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, Z.*edición, N." 138, pág. 152 y N.O 149, pág.
167; PIRSONY b~ VZLÉ, obra citada, tomo 1, N." 16, pág. 32; LALQU,obra citada,
N." 281, pág. 173; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 139, pág. 183.
39. 3.0 El daño debe provenir de la inejecución del
contrato u obligación preexistente.-Por- último, para
que proceda La responsabilidad contractual, es n-ienester que
el daño provenga de la inejecución del contrato o de la obli-
gaciGn cuasicontractual o legal que liga a las partes, en otros
términos, que eI hecho i l i c i t ~esté constituído precisamente
por el incumpIimiento de ese contrato u obligación.
Si el hecho ilícito generador del daño no tien'e reIación
alguna con el contrato o con la obligación preexistente que
liga a las partes, aunque se haya cometido con ocasión de
uno u otra, la responsabilidad será delictual o cuasideIictua1.
Así, si el comprador de un automóvil, cuyo precio aun adeu-
da, atropella con é1 a su vendedor, o si con motivo de una
discusi6n originada entre e1 arrendador y e1 arrendatario
acerca de la inteligencia que debe darse a una cláusula del
contrato de arrendamiento, aquél. hiere a éste, la responsa-
bilidad del comprador, en el primer caso, y la del arrenda-
dor, en el segundo, será delictual o cuasidelictual, según las
circuilstancias, pero de ninguna manera contractual; el da-
ño causado no proviene del incumplimiento del contrato,
es ajeno a 6I (1).

40. Es indiferente la naturaleza de l a obligacion


violada.-Pero desde el momento que el deudor viola una
de las obligaciones creadas por el contrato, sea ésta esencial,
de su naturaleza o accidental (art. 1444), haya sido expresa-
mente estipulada por las partes o se entienda pertenecerle
por la ley o la costumbre (art. 1546), su responsabilidad es
contractual (2). Todo contra& legalmente cetebrado es ley
para los contratantes: este efecto reza con todas las obliga-

(1) R f . i z ~ ~ u n , citada, tomo 1, 2 . a edición, N," 145, pág. 163; PIRCON


obra Y DE
VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 18, pág. 33; DEXOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1243,
pág. 550; PLAKIOLr RIPERT,obra citada, tonlo VI, N." 492, pág. 6P2; SAV.ATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 109, pág. 140.
(2) WAZESUD, obra citada, torno I, 2.a ediciiin, N," 146, pág. 164; N.O 149, pág.
167; N: 150, pág. 168 y Nos. 165 a 172, págs. 186 a 190; PIRSONY DE V I L L ~obra , ci-
tada, tomo 1 , N . O 18, pág. 34; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 110, pág. 143 in
JTne y N . O 130, pág. 173; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, -1," 492, pág. 681.
5
ciones que engendra, pues ni el a r t . 1545, que establece tal
'efecto, ni el art. 1556, que determina los casos en qve pro-
cede la indemnización de perjuicios, distinguen acerca
de la naturaleza u origen de la .obligación violada por el
deudor.
,Por consiguiente, para saber si el daño causado por un
contratante a otro engendra responsabilidad contractual o
responsabilidad delictual o cuasidelictual, es preciso averi-
guar si el daño proviene o no del incumplimiento del cori-
trato o, mejor dicho, de una obligación que forme parte del
mismo por voluntad de las partes, por disposición de la ley
o por la costumbre (art. 1546): si proviene de la infracción
de una de las obligaciones creadas por el contrato, la respori-
sabilidad es contractual; en caso contrario, delictual o cuasi-
delictual. El hecho de que dos personas estén ligadas por
un contrato no obsta a que entre ellas se .produzca esta íil-
tima responsabilidad (1). Como veremos, ambas responsa-
bilidades pueden coexistir (Nos. 44 y 47).
De ahí que en el caso de los arts. 2192, 2203 y 2235,
la responsabilidad del comodante, del mutuante y del depo-
sitante por los perjuicios que la cosa prestada o dada en de-
pósito haya ocasionado al comodatario, al mutuario o al
depositario, sea contractual. Esta responsabilidad proviene
de la inejecución de la obligación de saneamiento, que per-
tenece al contrato de comodato, de mutuo o de depósito por
disposición de la ley (2).
Es también contractual la responsabilidad que las partes
han previsto y estipulado expresamente, aunque en defecto
de tal estipulación sólo fuere delictual o cuasidelictual (3),
como si en un contrato de talaje de animales se pacta que éstos
deben ser sanos, de modo que si no lo están, el que los dió
a talaje será responsable de los daños que causen a los ani-
males del que lo proporciona. El contrato de talaje no envuel-
ve por sí solo la obligación de que los animales esttn sanos,
---
( 1 ) Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 67, pág. 357 (Corte Suprema).
(2) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.8 edición, pág. 639.
(3) P L ~ N I OI'LRIPERT,obra citada, tomo VI, N," 492, pág 681.
pero desde que las partes la pactaron, pasó a ser contractual
y a generar, por lo mismo, en caso de inejecución, una res-
ponsabilidad de esta especie.

41. Naturaleza de la responsabilidad en caso de


accidentes ocurridos a las personas (11.-Es frecuente
que durante Ia ejecución o con ocasión de un contrato, uno
de 10s contratantes sufra un accidente: un pasajero perece
en un choque de trenes, un enfermo muere durante Ia opera-
ción, un niño se quiebra una pierna mientras utilizaba un
aparato en una feria de diversiones,
En tales casos, la responsabilidad será contractual si el
contrato, por expresa disposición de la ley, obliga a reparar
el daño causado por el accidente con10 consecuericia de la
obligación que impone al otro contratante de responder de
1;s vicios de la cosa o de los riesgos de una actividad que le
beneficia, o si el contrato, por voluntad de las partes, por
disposición de la ley o por fa costumbre, crea una obligación
de seguridad, es decir, de asegurar la integridad de la per-
sona del otro contratante.
Lo primero ocurre:
1." En ef contrato de compraaer~fa:si el comprador sufre
un accidente a causa de un vicio oculto de la cosa vendida,-
y siempre que no provenga del mal uso que hace de ella-
por ejemplo, si la cosa consiste en una máquina que estalla
por un defecto de construcción y hiere a aquél o a un tercero
ú quien el comprador debe indemnizar, y el vendedor cono-
cía el vicio y no lodeclaró, o si el ~ i c i oera tal que haya debido
conocerlo por razón de su profesión y oficio, su responsabili-
dad es contractual. El vendedor, en tales casos, es obligado
no sólo a la restitución o a Ia rebaja del precio, sinoa la indem-

(1) Véanse, sobre esta nmteria, el estudio de G. C.%MFRLYNCK, De la responso-


bililé contracttrelle en matsre d'accdenls de fiersonnes, publicado en la Reme Crzlrqüe
de Législafion et de Ju~isprudence,tomo LI, año 1931, págs, 83 y siguientes y las obras
de hlioc, La sécurzté de la personne pltysipte e! la respo~sabzlzté confracludie, y d e
BRO~ILLONFT, Des conirnis comporlant une dette de sécflrtfé.
nización de perjuicios (art. 1861) y la ley no distingue si éstos
recaen en la persona o en los bienes del comprador (1).
2.O En el arrendamiento de cosas: si el arrendatario de
un inmueble o de una cosa mueble cualquiera sulre UIJ acci-
dente a causa del mal estado o calidad del bien arrendado,
por ejemplo, a consecuencia de emanaciones del gas óxido
de carbono provenientes de un vicio de construcción de las
chimeneas o a causa de desperfec4os del ascensor destinado al
servicio del inmueble, y el arrendatario ignoraba el vicio o pu-
do ignorarlo sin grave negligencia de su parte, la responsabi-
lidad del arrendador es contractual. El arrendador es obli-
gado a mantener la cosa arrendada en el estado de servir
para el fin a que ha sido arrendada (art. 1924, N.O 2) y debe
indemnizar al arrendatario el daño emergente que éste sufra
cuando por el mal estado o calidad de la cosa no pueda hacer
de ella el uso para que fué arrendada, si el vicio tenía una
causa anterior al contrato, y aún el lucro cesante, si el vicio
era conocido del arrendador al tiempo de su celebración o
era tal que ésta debiera por los antecedentes preverlo o por
su profesión conocerlo (art. 1933) (2).
3." En el comodato: si el comodatario sufre un daño en su
persona por la mala calidad o condición del objeto prestado,
y esta mala calidad o condición reúnk las tres circunstancias
que señala el art. 2192, la responsabilidad del comodante es
contractual (3).
4." En el mutuo: si el mutuario sufre un daño en su per-
sona por la mala calidad o los vicios ocultos de la cosa pres-
tada, y esa mala calidad o estos vicios reúnen los requisitos
(1) G. CAMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág. 67, pág. 90; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1, 2.= edición, N.O 160, pág. 182 y tomo 11, 2.8 edición, N.O 1406,
pág. 310; BROUILLONET, obra citada, pág. 97.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 1405, pág. 308; G. CAMER-
L Y N Ctrabajo
~, citado en la nota 1 de la pág. 67, pág. 89; JOSSERAND, obra citada, tomo
11, N." 486. 6.", pág. 262: DE PAGE,obra citada, tomo 11, pág. 775, nota 3; BROUI-
LLONET, obra citada, pág. 100.
(3) G. CAMERLYNCK, trabajo citadoen la nota 1 dela pág. 67, pág. 89; MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1407, pág. 313; BROUILLONET, obra citada,
pág. 102.
señalados en el art. 2192, la responsabilidad del mutuante
es contractual (art. 2203) (1).
5." En el depósito: el depositante debe indemnizar al
depositario de los perjuicios que sin culpa suya le haya oca-
sionado la cosa depositada (art. 2235) y la ley no distingue
SI esos perjuicios recaen en la persona o en los bienes de1
depositario (2).
6,; En el mandato: el mandan te es obligado a indem-
nizar al mandatario de las pérdidas en que haya incurrido
sin su culpa, y por causa del mandato (art. 2158, N.O S."),
como si éste, en ejecución del mandato, sufre un accidente;
la ley no distingue si esas pérdidas consisten en daños rnate-
riaIes o en daños causados a la persona del mandatario (3). Lo
dicho se aplica a los servicios de las profesiones y carreras a
que se refiere al art. 21 18;.estos servicios se sujetan a las reglas
del mandato. Así, si un profesor que ha sido contratado para
que estudie el cráter de un volcán perece o se accidenta a
consecuencia de una erupción del mismo, la responsabilidad
en que pueda incurrir quien lo contrató seria contractual.
7." En la sociedad: cada socio tiene derecho a que la so-
ciedad le resarza los perjuicios que los peligros inseparables
de su gestión le hayan ocasionado (art. 2089).
Como en los casos anteriores, la ley no distingue si estos
perjuicios recaen en los bienes o en la persona del socio; de
modo que si éste, en el desempeño de su gestión y a conse-
cuencia de un peligro inseparable de ella, sufre un daño en
--
(1) Sien loscasoscitadosenlos Xos. l o , 2.", 3." J. 4." falta alguno deIos requisitos
necesarios para comprometer la responsabilidad de1 vendedor, del arrendador, del
comodante o del mutuante, éstos no son responsables ni siquiera delictual o cuasi-
delictualmente del accidente que sufran el comprador, el arrendatario, el cornodatario
o el mutuario, aunque este accidente sea causado por un vicio de la cosa. Admitir en
tales casos la responsabilidad delictual o cuasidelictual del vendedor, del arrendador,
del comodante o de1 mutuante s e ~ i aextender su responsabilidad más allá de lo esti-
pulado por las partes: ~ I A Z E A U D obra
, citada, tomo 1, 2.' edición, N." 180, pág. 200
y tomo 11, 2.' edición,'Nos. 1405 a 1407, p8gs. 308 a 313.
(2) G. C A ~ ~ E H L T Ktrabajo
C K , citado en la nota 1 de la p2g. 67, p8g. 91 ; BROUILLO-
NET, obra citada, pág. 102 i v fine.
(3) C. CAMERLYXCK, trabaju citado e n la nota 1 de la pág. 67, pág. 91 ; JOSSERAND,
obra citada, torno 11, 2.* edición, N." 1413, pág. 769; BROLILLONET, obra citada,
pág. 94,
su persona, la sociedad es responsable contractualmente a su
respecto (1). Tal-sería el caso del socio industrial de una so-
ciedad de productos químicos, a quien le sobreviene, mientras
está elaborándolos, una explosión de esos mismos produc-
tos que le causa lesiones en .el cuerpo o le inutiliza la vista
o un brazo.
La obligación de seguridad existe:
l." En el contrato de transporte de personas: el acarreador
es responsabre del daño o perjuicio que sobrevenga a la per-
sona por la mala calidad del carruaje, barco o navío en que
se verifica el transporte (art. 2015) y el art. 207 C. de C.,
que se aplica al 'transporte de personas y mercaderías a vir-
tud del art. 171 del mismo Código, agrega que se presume
que la pérdida, avería o retardo ocurren por culpa del por-
teador, quien responde de la culpa leve en el cumplimiento
dc .las obligaciones que le impone el transporte. El porteador
está, pues, obligado a conducir al pasajero al lugar de su des-
tino sano y salvo o, como ha dicho la Corte Suprema, libre
de todo riesgo o accidente (2). Luego, si éste sufre algún
accidente durante el viaje, cualquiera que sea la clase de
vehículo en que se efectúe, no necesita probar que ha sobre-
venido por culpa del porteador, le bastará acreditar la exis-
tencia del contrato y la lesión o daño recibido para que se
presuma la responsabilidad de aquél; el art. 207 C. de C. es
terminante (3).

( 1 ) G. CAMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág. 67, pág. 92.


(2) Rev., tomo J3, 2.a parte, sec. l . a , pág. 110.
(3) En el mismo sentido: GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N ." 13, pág.
4 ; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2866, pág.
552; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 152 a 155, págs. 169 a 176; PLA-
NIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 492, pág. 681; LAI.OU,obracitada, Nos.
183 a 185, págs. 118 a 121.-En contra: JOSSERAND, obra citada, tonio 11, 2". edi-
ción, Nos. 486 y 481, págs. 261 y 262; G. CAMEKLYNCK, trabajo citado en la nota
1 de la pig. 67, págs. 93 4 siguientes; D u c c ~CLARO,CARLOS,obra citada, N." 15,
pAg. 12; PERRET, obra citada, págs. 165 a 173; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N."
135, pág. 177.
Sobre este particular, pueden consultarse las siguientes memorias de prueba:
DONOSO La, responsabilidad wntracfual y los accidentes de1 trans-
SILVA,F E R M ~ N
$arte, Santiago de Chile, 1933; VIVERO,DAVID,La responsabilidad en el transporte
&reo, Santiago de Chile, 1936; CAMPOS TORRES,JORGE, De le responsabilidad contrac-
Se ha fallado que es contractual y no delictual o cuasi-
delictual Ia responsabilidad que afecta a una empresa de
transportes por las lesiones que sufre un pasajero a conse-
cuencia del choque de1,veliículo en que viajaba con otro:
incumbe, pues, a aquélla y no al pasajero acreditar los estre-
mos de su defensa, o sea, que empleó en la ejecución del con-
trato la debida diligencia o cuidado a fin de evitar el choque
y que si eI accidente se realizó, fue detiido a un caso fortuito
del que no era responsable; e n defecto de esta prueba, la
empresa es responsable de los perjuicios sufridos por e1 pa-
sajero sin necesidad de que éste le pruebe culpa (1).
2 . O E n e1 contrafo rchti.ilo ril so dc los aparatos de las
ferias de diversior~es:el coi~tratoque media entre el eiilpresa-
rio de la feria y el que utiliza tales aparatos no puede caIi-
ficarse de transporte y ni siquiera asimilarse a él, aunque los
aparatos consistan eii ruedas giratorias, automóviles, mon-
tañas rusas, carruseles u otros vehículos que realicen una
traslación de un lugar a otro dentro del recinto de la feria,
Falta en 61 lo que es de la esencia del transporte: la conduc-
ción de un persona de un paraje a otro (arts. 2013 C. C. y
166 C. de C.).
Se trata, eti realidad, de uri contrato iniloillinado, que
participa de los caracteres del arrendamiento de cosas y
del arrendailiiento de servicios, a la vez, auilque más de
los de1 pritilero que de los del seguildo. Pero como todo con-
trato debe ejecutarse de buena fe y obliga no sG1v a lo que
en éI se expresa, sino tambibn a todas las cosas que emanan
de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o Ia cos-
tumbre pertenecen a ella (art. 15461, la mayoría de la doctri-
na y de la jurisprudencia francesa decide que este coritrato
crea para el empresario una obligación de seguridad análo-
ga a la que el coritrato de transporte impone al porteador, o

iual de los porteadores, Talleres Gráficos Gutenberg, Santiago d e ChiIe, 1939; SOTO
GUZNAN,J O R G E , RcsponsabPlidad en caso, dc cccidentes eit e2 Iransport~ de personas,
Imprenta y Librería Colón, Santiago de Chile, 1942.
(1) Rev., tomo 13, 2.' parte, sec. p6g. 110 y tomo 15, 2.a parte, sec.
pLg. 302 (ambas d e la Corte Suprema).
sea, la de asegurar la integridad de la persona que utiliza los
aparatos, para lo cual el empresario deberá tomar todas las
medidas que la naturaleza de ellos requiera (1). Esta solu-
ción parece razonable: tanto el que concurre a la feria a diver-
tirse como el empresario de la misma entienden indudable-
mente que éste se obliga a tomar esas medidas y que los
aparatos se hallan en condiciones de asegurar un buen fun-
cionamiento.
Esta obligación puede fundarse, además, en el art. 1933.
Como dijimos, este contrato participa, en cierto modo, de
la naturaleza del contrato de arrendamiento de cosas, pues
el empresario se obliga a conceder el goce de los aparatos
a quienes los utilizan y, en. consecuencia, a mantener-
los en estado de servir para el fin a que están destinados
(art. 1924, N.O 2.0). El hecho de sobrevenir un accidente de-
muestra que no cumplió ccn esta obligación y que la cosa se
encontraba en mal estado, el cual impidió hacer de ella el
uso para que fué arrendada.
Por tanto, si durante la utilizacihn de los aparatos des-
tinados a las diversiones ocurre un accidente a uno de los clien-
tes, é s k no necesita probar la culpa del empresario; le bastará
probar el hecho del accidente. La responsabilidad del em-
presario cs contractual : acreditado, pues,. el daño, el empre-
sario lo deberá indemnizar, salvo que pruebe que empleó la
debida diligencia o cuidado a fin de evitarlo o que el acci-
dente se produjo por culpa de la víctima o por un caso for-
tuito o el hecho de un tercero de que no es responsa-
ble (2).

(1) La jurisprudencia francesa decide que idéntica obligación pesa sobre las
sociedades, empresas u organizadores de carreras de caballos o de automóviles res-
pecto del públicmsistente a ellas: Reuue Trimestrielle de Droit Cit~il,
tomo 38, año 1939,
N." 1 ter, pág. 741.
(2) MA~EAUD, obra citada, tomo 11, Z 3 edición, N . O 158, pág. 180; LALOU,obra
citada, N.O 191, pág. 125; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 486 - 3.",
pág. 261; BROUILLONET, obra citada, págs. 71 a 75; PLANIOLY RIPERT, obra citada,
tomo VI, pág. 681, nota 4.-En contra: SAVATIER, obra citada, tomo 1 , N.O 137, pág.
179; G. C.IMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág. 67, págs. 102 y siguientes;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 927, pág. 775; Reuys Triwestrielle de Droit Civil,
tomo 38, año 1939, N.O 2 , pág. 461,
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACOKTRACTUAS, 73

3." En el conlvafo de hospedaje: la naturaleza misma de


este contrato parece exigir que el hotelero o posadero no
sólo se obligue a proporcionar aiojatiiie~itoal pasajero, sirlo
también la tranquilidad p seguridad necesarias. El que Ilega
a un hotel y plde una pieza no se contenta con queel hotelero
le garantice la seguridad de su equipaje; con mayor razíin
desea la tie su persona. En ronsec-uencia, a q u i l resporlderá
contractualmente de los daños que sufra el pasajero por la
aiaIa calidad del edificio, por falta de alunit3rado del hotel,
etc. (1).
4." En el contrato de cdzicación: el contrato por el cual una
persona confia a otra la educación de su hijo o pupilo o,
en general, de cualquier niño, siempre que éste quede at
cuidado del educador o maestro, corno eil un colegio, inipo-
ne a este ÚItimo la obligación de velar por fa seguridad del
alumno. Los jefes de colegios y escuelas responden del hecho
de los discípulos mientras están bajo su cuidado (art. 2320)
precisamente porque pesa sobre ellos una obligación de vigi-
lancia. Si es así, no se ve por qué ésta ha de ejercerse para
evitar que el alumno cause daño a terceros y- no para im-
pedir que se los cause a sí mismo, cuando en realidad la
persona que envia a un niño o a su hijo o pupilo a u11 colegio
o lo entrega a otra para que lo eduque, entiende que ésta ha
de vigilarlo y cuidarlo tanto para que no dañe a terceros
como para que no se dañe a si ~nismo.Luego, si el alumno
sufre un a'ccidente rnier~trasestá a1 cuidado del maestro o
educador, se presume la culpabilidad de éste, salvo q u e prue-
be que empleó en la vigilaiicia del alumno el cuidada o diligen-
cia debida y que si aquél sobrevino fué por culpa del mismo

(1) AIAZFAUD, obra citada, torno 1 , Z S aedición, Ii."159, pág. 181; BROUILLONET,
obra citada, págs. 85 y 86;JOCSERAXD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 486-S.*,
pág. 262; Rezv4e T~imesfriellede Droit Ciril, tomo 36, año 1937, 3.' 12, pág. 618;
tomo 38, año 1939, N . O 4 , pág. 463.-En contra: G. C-~MERL~EICK, trabajo ci-
tado en la nota I de la pág. 67, págs. 108 y siguientes: SAVI\TIER, obra citada, tomo
1, N." 138, pág. 181,
alumno o por un caso fortuito o por el hecho de un tercero de
que no es responsab16 (art. 1547) (1).
Lo dicho se aplica igualmente al contrato por el cual
uria persona se obliga a enseñar a otra equitación, natación,
el manejo de automóviles o aviones u otra actividad que no
pueda aprenderse sola sin exponerse a accidentes (2). E n
tales casos, como dicen lo's hermanos Mazeaud, la intención
de las partes es que el aprendizaje se haga sin correr riesgos
al alumno; es por eso por lo que éste, en vez de aprender solo,
ha contratado un maestro (3). Con mayor razón se aplica
al contrato por el cual una persona confía a otra el cuidado
de un niño de corta edad; la necesidad de vigilar al niño es
aquí más imperiosa aún (4).
En cambio, y salvo estipulación expresa en contrario,
la obligación de seguridad no emana del contrato de trabajo:
en él, el patrón no se obliga a asegurar la integridad de la per-
sona del obrero o empleado, sino solamente a pagarle el sa-
lario o sueldo estipulado, y si hoy es responsable de los ac-
cidentes que sufran sus obreros o empleados a causa o con
ocasión del trabajo, esta responsabilidad es; legal y no con-
tractual (art. 255 C. de T.). De ahí que si un obrero o emplea-
do sufre un accidente a causa o con ocasión de un trabajo u
obra de duración transitoria por su naturaleza y que no ocu-
pe más de tres personas (art. 261, inc. 2.",C. del T.), la
responsabilidad del patrón es delictual o cuasidelictual: el
accidentado no podrá exigirle la correspondiente indemniza-
ción sino probando que el accidente provino de culpa o dolo
de aquél (5).

( 1 ) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 857, pág. 50; BROUILLONET, obra citada,
pág. 77.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, N," 157, pág. 178:
G. CAMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág. 67, págs. 110 y siguientes:
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 136, pág. 178.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N." 157, pLg. 179; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, 2.° edición, N." 486 - 4.". pág. 262; BROUILLONET, pbra citada,
págs. 81 a 92: SAVATIER, obra citada, tomo 1, N."136, pág. 179.
(3) Obra citada, tomo 1, 2.. edición, N." 157, pág. 179.
(4) G. CAMERLYNCK, trabajo citado en la nota 1 de la pág.' 67, pág. 114 i n f i n e .
(5) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 156, pág. 176; JOSSERAND.
obra citada, tomo 11, 2.' edicibn, N.O 486, pAg. 260; G. CAMERLYNCK, estudio citado
continuar
ir atrás
quier establecimiento de beneficencia pública o privada o
en las fábricas o empresas industriales o comerciales. S u res-
ponsabilidad es contractual tanto respecto de los estableci-
mientos, instituciones o empresas que han contratado sus
servicios, como de los enfermos que a ellos concurran en de-
manda de esos mjsmos servicios. En ambos casos el vínculo
que liga al profesional es contractual: respecto del estable-
cimiento, institución o empresa no cabe duda, puesto que
fué quien contrató con el médico, cirujano, dentista, farma-
céutico o matrona. En cuanto a los en,fermos, si bien no
contrataron con el profesional ni lo eligieron libremei~te,son
los beneficiarios de una estipulación a favor de otro, ya que
de t a l puede estimarse la celebrada entre e¡ respectivo es-
tablecimiento o empresa y el profesional, desde que, en vir-
tud de ella, este se obligó a prestar sus servicios a terceros,
y el hecho de que los enfermos concurran al estableciiliiento
y reciban los cuidados y atenciones que el profesional les
presta, importa aceptación del derecho creado en su favor
(art. 1449 del C. C.) (N.O 37) (1).
La responsabilidad de los mí.dicos, cirujanos, dentistas,
farmacéuticos y matronas, será, además, delictual o cuasi-
delietual si el hecho constituye, según e1 caso, un delito o
el cuasidelito previsto en el art. 491 C. P. En tal evento, la
vtctima tendrá a su disposición una doble acción: la deri-
vada del contrato- y la derivada del delito o cuasidelito
(N.O 51) (2).

Y será excíusivamente extracontractual : a) si dichos pro-


fesionales causan un daño por dolo o culpa a quien pres-
tan sus servicios por amistad o por espíritu caritativo o de
beneficencia, sin ningún fin de lucro. Como en eI. caso del
transporte benévolo, ni e1 profesional que presta sus servicios
en esa forma, ni el paciente que los acepta o demanda, obran
con Ia intención de obligarse con tractualmente (3) ;

(1) S-SVATIER, obra citada, tomo 11, N," 775, pág. 390.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 777, pág. 394 in J n e .
(3) Reelae Triniestrielle de Droil Ci~riZ,tomo 37, año 1938, N." 6, págs. 252 in $se
y 253.-En contra SAV~TIER, obra citada, tomo I I , N . O 775, pág. 390.
b) si con la muerte o las lesiones ocasionadas al paciente
causan daño a un tercero, por ejemplo, a las personas que
vivían a expensas de aquél, quienes en lo sucesivo se verán
privadas de su ayuda, a condición, naturalmente, de que
tales personas invoquen. su propio daño, puesto que entonces
ningún vínculo jurídico las liga con el autor del daño (1). En
cambio, si invocan su calidad de herederos del difunto, la
responsabilidad del médico y demás profesionales a que nos
estamos refiriendo sería cmtractual por las razones expresa-
das en el N . O 38; y
C) en general, cuando con cualquier acto de su profesión,
ejecutado con dolo o culpa, dañan a un tercero con quien no
están ligados contractiialmente, como si por dolo o culpa otor-
gan un certificado inexacto que causa perjuicios a persona dis-
tinta de quien lo solicitó (2) o se niegan a prestar sus servi-
cios a quien los requiere en caso de peligro inmediato, pudien-
do prestarlos, y de ello se sigue la muerte del paciente (3).

42 bis. Responsabilidad d e los peluqueros, mani-


curas, pedicuros e i n s t i t u t o s de belleza.-Los princi-
pios expuestos en el número anterior se aplican igualmente
a la responsabilidad de los peluqueros, pedicuros, manicuras
y, en general, de las personas y establecimientos que se
dedican a hermosear a las mujeres o a corregir sus defectos
físicos, como los llamados institutos de belleza, por los daños
o lesiones que causen a sus clientes con el tratamiento a que
los sometan, con los procedimientos químicos que les apli-
quen, etc., si eri ellos ha habido culpa. El vínculo que liga
al peluquero, pedicuro, manicura, etc. para con el cliente
es contractual: entrambos se ha celebrado un contrato de
arrendamiento de servicios, a que es aplicable el art. 1999,
a virtud del art. 2006. El daño que resulte para el cliente del
dolo o de la negligencia o descuido cometido por el peluque-
ro, pedicuro, manicura, etc. proviene del incumplimiento de
obra citada, tomo 11, N.O 776, pág. 392.
( 1 ) SAVATIER,
(2) SAVATIER,obra citada, t o m o 11, N." 776, pág. 392.
obra citada, tomo 11, N." 776, pkg. 392.
( 3 ) SAVATIER,
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTR.2CTUAL 79

la obligación que pesaba sobre el profesional de prestar el


servicio a que se obligó con el cuidado debido. Su responsa-
I~ilidades, por tanto, contractual (1).
La responsabilidad de tales personas será, además, de-
Iictual o cuasidelíctual si el hecho, según e1 caso, constitu-
ye un delito o el cuasideli.to previsto en el art, 490 C. P.,
ya que entonces la victima tendrá a su disposición una doble
accióri: la derivada del contrato y la derivada del delito o
cuasidelito (N.O 51).
Y será exclusivamente extracontfactual, a virtud de las
razones expresadas en el párrafo final del número 42, si el
daño lo causan a quien prestan sus servicios por mera bene-
volencia o amistad o si con su dolo o culpa dañan a un
terceio, por ejemplo, a quien vivía a expensas de la víctima,
la que en lo sucesivo, y a causa de las lesiones recibidas, no
podr5 suministrar a aquél los recursos qrre le proporcionaba.

43. Responsabilidad de los demás profesionales.-


Por idénticas razones a las expresadas en ei N . O 42, es con-
tractual la responsabilidad de los abogados (2), procurado-
res (31, arquitectos (4), ingenieros (S), agrónomos, enfer-
meros (6) y demás profesionales por los perjuicios que causen
a sus mandantes o clientes con el incumplimiento de las
obligaciones que hayan contraído para con ellos en virtud de
un contrato de mandato, de trabajo o de arrendamiento de
servicios o de una estipulación a favor de otro (N-" 37).
Al profesionaI incumbirá probar su irresponsabilidad con
arreglo al inc. 3." del art. 1547.
La responsabilidad de estos profesionales será extra-
contractual si el daño recae en la persona a quien prestan sus
servicios por amistad o mero espíritu de liberalidad-no hay
(1) ~ I A Z E A Uobra
D , citada, tomo 1, edición, E."515-7, pág. 495.
(2) DEYOGUE, obra citada, tomo VI, N . O 195, pág. 202; ~ I A Z E A U D , citada,
obra
tomo 1, 2.a edición, E."515, pág. 491.
(3) DEYOGUE, obra citada, tomo VI, Nos. 190 a 193, págs. 195 a 200.
(4)y ( 5 ) LALOIJ, obra citada, Nos. 192 y 193, págs. 127 y 128; & ~ A ~ E . ~ uobra
D , ci-
tada, tomo 1, 2.a edición, N.O 148, pág. 165 .
(6) S-~VATIER, obra citada, tomo 11, N . O e02, pág. 418.
entonces contrato entre el profesional y el que recibe sus servi-
c i o s , - ~ si con dolo o culpa dañan a un tercero, como si un
abogado durante un alegato injuria a la Parte contraria o al
patrocinante de ésta, como si el edificio construído por un
arquitecto o ingeniero cae por défectos de construcción y
mata al arrendatario que lo habita, etc. Todo ello por las
razones expresadas en el párrafo final del N.O 42.

44. E n u n c i a c i ó n del problema l l a m a d o d e l c ú m u l o


u opción d e responsabilidades.-Hemos visto que la res-
ponsabilidad contractual sGlo procede cuando el perjuicio
que sufre el acreedor proviene del incumplimiento por parte
del deudor de una obligación contractual, cuasicontractual
o legal que los liga. La responsabilidad delictual o cuasidelic-
tual, en cambio, se produce entre personas jurídicamente
extrañas la una a la otra, entre personas que no están liga-
das por una obligación preexistente; éste es el campo propio
de los arts. 2314 y siguientes. Pero, ¿no sería posible al acree-
dor invocar la responsabilidad delictual o cuasidelictual de
su deudor, en vez de la contractual, y reclamar la indemniza-
ción del daño sufrido por el incumplimiento de la obligación
con arreglo a los arts. 2314 y'siguientes en lugar de hacerlo
según los arts. 1547 y siguientes? He aquí enunciado el pro-
blema llamado &l cúmzllo de responsabilidades, cuya causa
debe buscarse en la existencia de ambas responsabilidades
con caracteres propios y diferentes.
Este problema no significa que el acreedor de una ot~li-
gación contractual, cuasicontractual o legal pueda acumular
ambas responsabilidades y demandar una doble indemniza-
ción por el mismo daño. No puede hacerlo; habría para él un
enriquecimiento sin causa (1).
Tampoco significa que entre dos personas ligadas por

(1) ~ L ~ A Z E A U Dobra
, citada, tomo 1, 2.' edición, N.O 174, pág. 191; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada; N.O 22, pág. 7; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 1246,
pág. 559;PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 493, pág. 684; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N.O 927, pág. 774; LALOU, obra citada, N." 264, pág. 165; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 148, pág. 192.
un contrato o por una obligación cuasícontractual o legal
no pueda caber'la responsabilidad delictual o cuasidelictual
(1). Esto es posible, tanto porque un nlismo hecho puede ge-
nerar ambas .resporisabiiidades, cuanto porque la responsa-
bilidad contractual sólo procede cuando el daño proviene del
incumplimíento de1 contrato o del vínculo preexistente entre
las partes y nada obsta a que entre éstas pueda producirse
un daño sin relación alguna con ese contrato o vincuIo.
Así, si a mas de1 perjuicio proveniente de la inejecución
del contrato, el acreedor sufriere otro ajeno a ella por culpa
o dolo del deudor, habrá lugar a ambas responsabilidades:
la contractual por el perjuicio proveniente de esa inejecución
y la delictual o cuasidelictual por el otro daño. Demogue
cita al efecto el caso de un edificio arrendado que se in-
cendia por culpa del arrendatario, incendio que se propaga
a u n edificio vecino de propiedad del mismo arrendador:
el arrendatario es responsable contractualmente del incen-
dio del edificio arrendado y c~asidelictualmente del in-
cendio del edificio colindante. Lo mismo ocurre si un acci-
dente ferroviario hiere a un pasajero y le daña a la vez un
inmueble de s u dominio vecino al lugar del accidente (2).
Igualmente, si el acreedor, por do40 o culpa del deudor,
sufre un perjuicio que no proviene del incumplimiento de
una obligación contractual, cuasicontr~ctualo legal y que
ninguna reiacion tiene con ella, la responsabilidad del deudor
será delictual o cuasidelictuaI. Por ejemplo, sí el comprador
de un automóvil, que aun adeuda parte del precio, atropella
con él al vendedor momentos después de la compra; si el mu-
tuario prende fuego al inmueble de1 mutuante; si uno de Ios
contratantes da una bofetada o mata al otro con motivo de
una discusión, aunque ésta haya sido originada por la inter-
petación del contrato (3), o si u n arrendador que, habiendo
(1) Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 67, pág. 2-57 (Corte Suprema).
( 2 ) DEMOGL~E, obra citada, tomo V , N.O 1247, pág. 561; M A ~ E A ~obra
D , citada,
tomo 11, 2.a edición, N . O 174, pág. 192, nota 2,
(~),DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1243, pág. 550; MAZEAUD,obra citada,
tomo 1, 2.a edición, N." 145, pág. 163 y K." 175, pág. 195; DE PAGE,obra citada, to-
mo I í , N . O 927, pág. 774.
6
recibido del arrendatario en garantía del cumplimiento del
contrato una cantidad de dinero con obligación de abonarle
un interés anual determinado mierltras la tuviere en su po-
der, la deposita eR un banco y la hace retener judicialmente
para asegurar la acción de indemnización de perjuicios que,
a la terminación del contrato, deduce en contra del arrenda-
tario, con lo cual priva a éste de los interese's que ese dinero
habría producido si hubiera continuado en poder del arrenda-
dor (1). Es b que ocurre. con la responsabilidad del patrón
o empleador por los accidentes que sufran -sus obreros o em-
pleados con ocasión o a causa del trabajo en el caso del in-
ciso 2." del art. 261 del C. del T.: tal responsabilidad es de-
lictual o cuasidelictual y no contractual, porque el daño que
sufre el e-mpleado u obrero no proviene de 1á inejecución de
ninguna de las obligacianes derivadas del contrato de tra-
bajo (N.O41 infine) (2).
El problema del cúmulo consiste simplemente en deter-
minar si la iníracción de una obligación contractual, cuasi-
contractual o legal puede dar origen a una u otra responsa-
bilidad indistintamente o sólo a la contractual, es decir, si
el daño que proviene de esa infraccion da al acreedor el de-
recho de elegir entre ambas responsabilidades y demandar
indemnización de acuerdo con la que más le convenga, De
ahí que este problema no es propiamente de cúmulo de am-
bas responsabilidades, como se le denomina de ordinai-io,
sino de opción entre una y otra (3).
Por ejemplo, {el pasajero herido en un accidente ferro-
viwio puede demandar indemnización en conformidad a las

(1) La responsabilidad delarrendador es evidentemente extracontractual, porque


emana de un hecho ajeno al contrato, como es la retencibn del dinero. La Corte de
Santiago hizo, pues, bien en dar lugar a esa responsabilidad: Gkceta, año 1878, sent.
96, pág. 52.
(2) Revue TrimestrielZe de ~ r o iCivil,
i tomo 38, año 1939, N." 6 , pág. 147.
(3) MAXAUD, obra citada, tomo 1, 2.-edici6ri, N.O L74,pag! 193 y N.° 182,pág.
203; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.* t246, pág. 559; PLAN~OL Y RIPZRT,obra
citada, tamo VI, N.O 493, pág. 684; DE PAGE,obra citada, tomo FI, N.O 923, pág. 769.
~ M B I T O DE LA RESPOKSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 83

reglas de la responsabilidad contractual íinicamente o 1e es


lícito prescindir de1 contrato y demandarla de acuerdo con
los arts. 2314 y siguientes del C. C.? En el primer caso no
habrfa lugar al c'úmulo; en el Segundo, si.

45. Interés del problema del cúmulo u opción de


responsabilidades.-E1 problema del cúmulo o, mejor di-
cho, de la opción de ambas responsabilidades presenta un in-
terés práctico evidente, puesto que estando ellas regidas
por reglas diversas, el acreedor, si se admite el cúmulo, in-
vocará la que más le beneficie.
En efecto, si en el terreno contractual el acreedor n o
necesita probar Ia culpa de1 deudor, no puede, en cambio,
responsabilizarIo por toda especie de culpa, sino por la falta
de la diligencia o cuidado a que el deudor se obligó, v i de-
mandarle perjuicios imprevistos, sal\-o que le pruebe dolo, y
ni siquiera ellos, si se h a estipulado su irresponsabilidad
conforme al inciso final del art. 1558, hi pretender la indem-
nización del daño moral, ni invocar la solidaridad si bs co-
deudores son varias, a inenos que se haya pactado o que
la ley la establezca, etc.
En el terreno delictual o cuasideiictual, por el contrario, el
acreedor deberá, por lo general, probar 91 dolo o la culpa de1
deudor; pero podrá reclamarle perjuicios cualquiera que sea
la culpa en que éste haya incurrído, aunque sea la levisima,
exigir indemiiización total del daño causado e inc1usit.e la
del daño moral, prescindir de las cláusulas que limiten o eli-
minen la responsabilidad con tractuat del deudor y reclamar,
por tanto, perjuicios allí donde el contrato le vedaría hacer-
lo, invocar la solidaridad si los autores del hecho son
varios, etc.
Af acreedor no es, pues, indiferente colocar su acción
en uno u otro terreno y si hay casos en que le convendrá más
invocar la responsabilidad contractual, por eje~nplo,si la
prueba de Ia culpa Ie es difícil, habrá otros en que talvez
preferirá hacer valer la responsabilidad delictual o cuaside-
lictual, ya que mediante ella podría obtener una indemniza-
ción más completa (1).

46. Rechazo del cSimulo-El cúmulo o más propia-


mente la opción entre ambas responsabilidades, es inadmisi-
ble. La infracción de una obligación contractual, cuasicon-
tractual o .legal da origen- a la responsabilidad contractual
únicamente: el acreedor cuyo deudor viola su obligación no
podría demandarle perjuicios por esta violación con arreglo
a los arts. 2314 y siguientes del C. C. (2).
Cuando las partes o la ley, supliendo o interpretando la
voluntad de aquéllas (art. 1547), han determinado la culpa
de que responderá el deudor, lo han eximido de responsabi-
lidad o han limitado ésta en tal o cual forma, esa voluntad
es ley (art. 1545). Admitir que el acreedor pueda prescindir
del contrato y perseguir la responsabilidad del deudor fuera
de sus términos, con arreglo a los arts. 2314 y siguientes del
C. C., seria destrujr la fuerza obligatoria de la convención
y negar toda eficacia a las cláusulas de exención o de limita-
ción de responsabilidad expresamente autorizadas por la ley
(arts. 1547, inc. final, y 1558, inc. final), pues podría darse el
caso de que se responsabilice al deudor no obstante estar
exento de responsabilidad o por haber omitido una diligen-
cia o cuidado a que el contrato o la ley no lo obligaba.
El cúmulo es inaceptable, sea que lo crincerniente a la
responsabilidad del deudor haya sido expresamente estipu-
(1) MAZEACD, obra citada, tomo 1, Z.'edición, Nos. 183 a 187, págs. 204 a 208;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N,"923, pág. 770; LALOU,obra citada, Nos. 259 a 261,
págs. 162 a 164; PIRSONY DE VILLO, obra citada, tomo 1, N." 20, pág. 41; SAVATIE,R,
obra citada, tomo 1, N,"148, p&g. 192.
(2) AUBRYY b u ,obra citada, tomo VI, 5: edición, 5 446, pág. 371 ; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1,2.*ediciÓn, Nos. 196 a 200, págs. 218 a 221; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N.O 152: pág. 199 y N.O 157, pág. 204; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo
VI, N." 493, pág. 683; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1244, pág. 553; LALOU,
obra citada, N." 269, pág. 167 y N.O 271, pág. 169; JOSSERAND, obra citada, tomo 11,
2.1 edicibn, Nos. 482 a 484, págs. 258 y 259; GAIZDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 19, pág. 6; DE PAGE,o b citada, tomo 11, N." 925, pág. 770 J( N." 926, pPg. 772;
PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 1, Nos. 27 y 28, p*. 61 a 67; DUCCICLARO,
CARLOS, obra citada, N." 16, pág. 12; PERRET, Des ayants drolt d l'indnnnité au cis
d'accdmt mortel, págs. 195 a 215.'
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 85

lado por las partes (1) o establecido por la-ley supliendo o


interpretando la voluntad de éstas (art. 1547) (2). Los con-
tratos.no s6Io obligan a lo que en ellos se expresa, sino a todo
cuanto emana de su naturaleza o que por la ley o la cos-
tumbre lec pertenece (art. 1546).
Por consiguiente, si las partes han eximido de toda res-
ponsabilidad al deudor, han limitado ésta a cierta cantidad
de d i n e i o han convenido que sólo responda de la cuIpa
lata o grave, el acreedor, en caso de incumplimiento de la
obligación, no podría recurrir a las reglas de los arts. 2314
y siguientes del C. C. y exigirle perjuicios, en el primer caso,
una indemnización mayor que la estipulada, en el segundo,
o pretender responsabilizarlo por culpa leve o levísirna en
el último; obsta a ello el art. 1545 (3).
Iguahente, si las partes nada han estipulado acerca de
la responsabilidad del deudor por los vicios ocultos de Ia
cosa vendida, arrendada o prestada, responsabilidad que. por
lo mismo, queda regidaspor las disposiciones supletorias de
10s arts. 1861, 1932, 1933, 2192 y 2203 del C. C., el cotnpra-
dor sólo podrá reclamar perjuicios al vendedor si éste cono-
cib el vicio y no lo declaró o el vicio era tal que debiera co-
nocerlo por razón de su profesión u oficio; el arrendatario,
si el arrendador también lo conoció al tiempo del corltrato
o era tal que debiera por los antecedentes preverlo o por su
profesibn conocerlo, y el comodatario y el mutuario, siern-
pre que concurran copulativamente los tres requisitos que
señala el art. 2192. En caso contrario, el comprador sólo
podría pedir la restitución o la rebaja del precio (4) ; el arren-
datario, el daño emergente, siempre que el vicio tenga una
causa anterior al contrato, pero no el lucro cesante, y ni si-
quiera aquCl si dicho arrendatario se halla en alguno de los
---
(1) MAZEAL~D, obra citada, tomo 1, 2.= edición, Nos. 196 y 197, págs. 218 y 219;
PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 493, pág. 685.
(2) M A Z ~ U Dobra
, cltada, tomo 1, :2 edición, Nos. 198 a 200, págs. 220 y 221;
PLAXIOL S RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 493, pág. 685.
( 3 ) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.;' edición, Nos. 196 y 197, págs. 218 '. 219;
SAVATIER, obra citada,,tomo 1; H."153, pág. 200.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo I I , 2.a edicibn, N.O 1406, pág. 310.
casos del art. 1934 (l), y el comodatario y el mutuario no
podrían reclamar indemnización alguna (2). Las partes, a1
guardar silencio al respecto, han incorporado al contrato
esas reglas legales: reconocer al acreedar el derecho de per-
seguir la responsabilidad del deudor fuera de esos casos,
sería violar aquél (3).
El cúmulo es asimismo inaceptable, sea que la infracción
de la obligación que genera la responsabilidad provenga del
hecho o culpa del propio deudor o del hecho o culpa de las
personas por quienes éste responde (arts. 1590, inc. l.",
1679, 1925, 1926, 1941, 1947, 2242 y 2243 C. C,); en ambos
casos, el daño proviene del incumplimiento de la obligación
que liga a las partes y el hecho o culpa de esas personas es,
legalmente, hecho o culpa del deudor (4).

47. Coexistencia o superposici6n de a m b a s respon-


sabilidades.-Pero, para que el ,cúmulo de ambas respon-
sabilidades sea inadmisible, es precisa que el perjuicio que su-
fre el acreedor provknga del hcumplimiento de una obliga-
ción comprendida en el contrato por voluntad de las partes,
por disposición de la ley o por la costumbre, o de una obli-
gación cuasicon trac tual o legal preexistente entre ellas ; en
otros términos, que aquél se gmere.en el campo contractual,
cuasicontractual o legal. Si el daño que sufre el acreedor no
proviene de ese incumplimiento, si no tiene por causa ¡a
violación de una obligación creada por el contrato, por e¡
cuasicontrato o la ley, aún cuando se prfódwca con .ocasión
del mismo contrato o- de la obligación anterior que liga a las
partes, la responsabilidad s e d delictqal o cuasidelictual.
Puede ocurrir entonces que esta responsabilidad y,la con-
tractual c~existanr, se superfiongan. Ello es, posible, porque,
como ha dicho la Corte Suprema, no hay incompatibilidad entre
la vigencia de un contrato y la comisión'de un delito o cuasi-

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.d.edición, N-"1405, pág. 308.


(2) obra,citada, tomo 11, 2.3 edjción, N." M 7 ; pág. 313.
MAZEAUD,
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.sedición, N."180,.&.,2M).
(4) obra citada, tomo 1, N-" 157, pág.,208.
SAVATIER,
ÁMBITO DE LA RESPONSAMLIDAD EXTkACONTRACTUAL 87

delito por uno de Ios contratantes (11, siempre que éste no


tenga ninguna relación con aquél (N.O 44). Pero en tales ca-
sos, no hay cúmulo ni opción entre ambas responsabilidades,
sino únichmente z;oex.Eslenciu o superposición de una y otra,
cada una de las cuales procederá dentro de sus respecti~os
campos: la contractual, cuando el deudor viole una de las
obligaciones estipuladas, y la delictual o cuasidelictual, cuan-
d o ejecute un hecho doloso o culpable fuet2 del contrato o
sin relación con 61 (2). Es lo que ocurre en los ejemplos ci-
tados en el N.O 44.
Luego, para saber si la opción entre ambas responsabi-
Iidades es inadmisible, es menester determinar exactamente
el contenido del contrato o de la obligación cuisicontractual
o Iegal que liga a las partes, es decir, si el contrato, el cuasi-
contrato o la ley crea o no t a l o cual obligación. Si el perjui-
cio que sufre el' acreedor proviine de la violación de una
obligación contractual, cuasicontractual o legal, Ia respdh-
sabílidad será contractual y no habrá lugar a la opción. e n
caso contrario, será delictual o caasidelictuaI y el acreedor
sólo podrá demandar reparación en conformidad a los arfs.
2314 4. siguientes. Pero ni en este caso, ni en aquél', el acreedor
podrá optar entre ambas respons-dbilidades por la sencilfa
razón de que en cada uno la responsabilidad en que incurre
el deudor es diferente.
De ahí que, tratándose de accidentes ocurridos a un
pasajero en un hotel, a un nirio cuyo cuidado y educación
se ha confiado a otra persona, o a quien utiliza un aparato de
juegos en una feria de diversiones, la naturaleza de 'la res,
ponsabilidad dependerá de la extensión que se dé a l respec-
tivo co~~trato: si se estima, cb~nohosotros, que éste engendra
una obligación de seguridad, la responsabilidad del hotelero,
del educador o del empresario, según el caso, será contrac-
tual y no habrá lugar a la opción. Pero si se considera que el
contrato no engendra tal obligación, la responsabilidad serti
-
(1) Gaceta, año 1920, tomo 11, cent. 67, phg. 357.
(2) DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 927, pág. 774; SAYABER,
obra 'citada,
tomo 1, N," 152, pág. 199.
delictual o cuasidelictual y la víctima sólo ésta podrá' in-
vocar.

48. El problema del ctímulo en jurisprudencia.-


La jurisprudencia de nuestros tribunales, aunque contradic-
toria, parece ipclinarse más bien por el rechazo del cúmulo
u opción entre ambas responsabilidades. La Corte Suprema
ha declarado que las reglas que rigen la responsabilidad de-
lictual o cuasidelictual son inaplicables al caso en que se trate'
de la culpa nacida del contrato de transporte, por cuyo mo-
tivo invalidó la sentencia de alzada que decidía lo-contrario
(1). El mismo .tribunal declaró en otra ocasión que el art.
2320 del C. C. es inaplicable al caso en que un pasajero per-
siga la responsabilidad que afecte al porteador en virtud
del contrato de transporte por el accidente de que fué víc-
tima durante el viaje (2), y que tambi'bn lo es el art. 2329
- -

cuando la indemnización que se reclama se hace derivar de


una infracción contractual que.el actor imputa al demanda-
do, consistente en no haber ejercido una acción dentro de
cierto plazo (3). La Corte de Santiago, por su parte, ha dicho
que las responsabilidades. en los contratos, .aun cuando pro-
vetigan de dolo o culpa de alguno de los contratantes, no se
--
(1) Rev., tomo 13, 2.° parte, sec. ,'.l pág. 1 lO.'Si bien las sentencias publicadas
en Kev., tomo 7,:2 parte, sec. Z V a , pág. 3 y en Gaceta, año 1897, tomo 1, sent. 1582,
pág. 961;año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97;año 1901, tomo 1, sent. 423, pág.
381;año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308; sent. 2274, p&g. 606 y sent. 2606, pág.
972;año 1915,sent. 297, pág. 731, declararon haber lugar a la responsabilidad cuasi-
delictual de una empresa de transportes por el daño qpe suíri6 un pasajero a consecuen-
cia del accidente ocurrido durante el viaje, estas sentencias no pueden ser invocadas
en favor del cúmulo de ambas responsabilidades, porque este problema no se planteó
en el cursode los respectivos litigios, los cuales se trabaron exclusivamente sobre la
base de que existfa un cuaedelito de parte del demandado. Lo mismo cabe decir de la
sentencia publicada en Gaceta, año 1893. tomo 11, aent. 3415, pág. 933: el hecho de
que ella se apoyara en el art. 2314 del C. C. para demostrar la procedencia de la res-
ponsabilidad que un pasajero pereegvfa por el daño que sufrió a consecuencia del
choque del tren en que viajaba con la puerta de una estación, no puede invocarse en
favor del cúmulo de ambas responsabilidades, porque la naturaleza de aquella res-
ponsabilidad no fue materia debatida en el litigio, y así lo prueba la circunstancih
de que la sentencia se fundb tambien en disposicioneq;, como las del art. 1547, que
reglan la responsabilidad contractual.
(2) Rev., tomo 15. 2.. partk, sec. 1.1, pág. 302.
(3) Rev., tomo 27, 2.a pa;te, sec. l.', phg. 323.
ÁMBITO DE LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 89

rigen por las disposiciones legales referentes a los delitos o


cuasidelitos, sino por las que reglamentan el respectivo con-
trato, por cuyo motivo el art. 2329 es inaplicable en el litigio
eri.que se persigue una responsabilidad contractua1 (1).
Sin embargo, Ia Corte Suprema, a1 desechar un recur-
so de casación en la forma en contra de una sentencia que
acogió una demanda en que se perseguia la responsabilidad
cuasidelictual de una empresa de transportes por el daño
ocasionado a un pasajero durante el viaje, declaró que n o
hay incompatibilidad entre la vigencia de un contrato y Ia
comisión de un cuasidelito por uno de los contratantes y que
el hechozdeque mediara un contrato de transporte entre la
víctima y el autor de1 daño no era obstácuIo para que pudiere
perseguirse la responsabilidad cuasidelictual de la dicha em-
presa por el cuasideIito cometido por ella o sus dependientes
en la persona del pasajero (2). La Corte de Talca ha declara-
do, a su vez, qbe nada obsta a que pueda nacer acción delic-
tual o cuasidelictual de un contrato, ya que en &te cualquie-
ra de Ias partes puede obrar con dolo o culpa y, en conse-
cuencia, nada se opone a que pueda perseguirse'la responsa-
bilidad extracontractual de un vendedor que, a pesar de no
haber entregado la cosa vendida, no devolvió al comprador
el precio que pag6 por ella, si se prueba que en ese acto el
vendedor obró con dolo o culpa (3). La doctrina de ambos
tribunales es inaceptable por las razones que expusimos en
el N.O 46.
La Corte de Casación de Francia rechaza el cúmulo U
opción entre ambas responsabilidades en términos bien ex-
pIícitos (4). La Corte de Casación de Bélgica, en cambio, lo
admite (5).
-
(1) Gaceta, año 1890, tomo I, sent. 203, pág. 115 (consid. 8.').
(2) Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 67, pág. 357.
(3) Gaceta, año 1938, tomo 11, sent. 72, pág. 321 (consid. 4,').
(4) IMAZEAED,obra citada,. tomo 1, 2.8 edición, N." 190, pág. 210; JOSSERAND,
obra citadi, tomo f I , 2.a edición, N," 484, pág. 259; PIRSONY D E VILLB,obra citada,
tomo 1, N." 25, p5g. 47. I

(5) D E PAGE,obra citada, tomo 11, N." 925, pág. 771; PIRSOH Y DE VILLE, obra
citada, tomo 1, N." 26, pág. 51.
49. Inadmisibilidad del aúrnula aunque haya dolo
o culpa grave del deudor.-La opción entre ambas respon-
sabilidades es inadmisible, aunque el incuniplimienfo de la
obligación contractual, cuasicontractual o legal sea impu-
table a dolo o culpa grave del deudor (1).
Así se desprende del art. 1558, que, al reglamentar la
responsabilidad contractual, contempla expresamente el caso
de que en ese incumplimiento haya habido dolo, y en espe-
cial de su inciso final, que faculta a las partes paf-a modi-
ficar las reglas consignadas en los incisos anteriores. Esta fa-
cultad sería ilusoria si el acreedor, en caso de dolo del deu-
dor, pudiere invocar la responsabilidad deli~tual,pues en-
tonces podría exigir de éste una responsabilidad mayor o
diferente de la estipulada.
El hecho de que sean ineficaces las dáusulas en que se
condona el dolo anticipadamente o en -que se exima al deu-
dor de responsabilidad por él (art. 1465), no obsta a dicha
conclusión; una cosa es que la ley prohiba semejantes pactos
poi- inmorales y otra muy distinta e5 la naturaleza de la res-
ponsabilidad del deudor.

50. Inadmisibilidad del ctímulo aunque haya cul-


pa profesional del deudor.-La misma solución debe dar-
se aunque ,la inejtcución del contrato sea imputable a czslfia
profes/io~iuldel deudor, esto es, a la omisión de los deberes
especiales que le impone la profesión que ejerce.
Desde que el profesional contrató sris servicios con un
cliente, incorporó esos deberes al contrato; éste debe ejecu-
tarse de buena fe y obliga no sólo a lo que en él se expresa,
sino a todas las cosas que emanan precisamente de la natu-
raleza de la obligación o que por la ley o la costumbre perte-
necen a ella (art. 1546). Luego, la violación de esos deberes
(1) ~ I A Z E A U Dobra
, citada, tomo 1, 2: e'dicibn, Nos: 204 a 206, págs. 223 a 226;
SAVATER, obra citada, tomo 1, N." 152, pág. 199 y N." 154, pág. 201; PLANIOL Y RI-
&RT, obra citada, tomo VI, N.O 494, p&g. 686.-En contra: JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.' edición, N." 485, pág. 260: DEMOGUE, obra citada, tomo V, N:" 1243,
p l g . 550; LALOU, obra citada, Nos. 297 y 278, pág. 171; PIRSON Y DE VILLE, obra ci-
tada, tonlo 1, N." 27, pág. 61; GARDENAT i SALMON-RICCI, obra citada, N,' 19, pág. d.
importa la violación de una obligación contractual; si es asi,
la responsabilidad no puede ser sino de esta especie (1).
51. Casos en que procede el cúmulo.-El cúmulo u
opción entre ambas responsabiIidades procede, sin embargo :
1." Cuando así lo han estipulado las partes. Todo con-
treto legalmente celebrado es ley para los contratantes (art.
1545) y ningún texto legal les prohibe pactar que, en caso
de incumplimiento del con trato, la responsabilidad del deu-
dor se rija por las reglas de la responsabilidad delictual y
cuasidelictual o que el acreedor pueda optar entre ksta o la
contractual (2).
2 . O Cuando la inejecución de la obligación contractual
constituye, ala vez, un deIito o u11 cuasidelito penal, con10 en
los casos del N.O l."del art. 470 y del art. 491 del C. P.:
en tal caso, el acreedor podrá invocar la responsabilidad
contractual o la deiictual o cuasidelictual, a su arbitrio,
toda vez que de1 delito o cuasideIito cometido por el deudor
nace una acción civil para obtener la restitución de la cosa o
su valor y la indemnízación establecida por la ley a favor
del perjudicado (art. 30 C. P. P.), y esta acción no es otra
que' Ia que reglamentan los arts. 2314 y siguientes del C.
c. (3).
Pero ni aún en estos casos, la victima podría dcmandar
ambas responsabilidades conjuntamente. Deberá optar por
una de las dos, toda vez que el perjuicio es uno. Podría, sin
embargo, demandarlas en un mismo proceso, pero una conlo
subsidiaria de la otra (art. 18 C. P. C.), puesto q u e son incom-
patibles, tanto porque se rigen por reglas diversas y que se
excluyen entre sí, cuanto porque si la víctima opta por la res-
ponsabilidad contractuaf se asila en el contrato y si opta por
---
(1) RIAZEALD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 206-2, pág. 227.
(2) ~ I A Z E A U Dobra
, citada; tomo 1, 2.- edición, E."193,pág. 217.
(3) AL-RI* Y RAU, obra citada, tonio 1'1, edición, 444, pág. 371, noLa 7 ;
De Pac;~,o h a citada, tome I I , N.O 927, pág. 776; SAVATIER, obra citada, tonio 1 ,
X." 154 isjifine,pág. 202; LALOC,obracitada, N.O 266, pág. 166; GARDEKAT Y S.~LMDX-
Rrccr, obra citada, N,"19, p&g. 6.-En contra: DEBOGUE, obra citada, tomo 111, N,+'
265, p s g . 442 y toino V, N.O 4244, pág. 556 in fine; MAZEACD,obra citada, tomo 1,
2.&edicibn, N . O 202, pág. 221.
índice
CAPITULO 11

Fundamento de la responsabilidad extra-


contractuai
57. Posición del problema.-Determinar el funda-
mento de la responsabilidad estracontractuaI es averiguar
la cansa o razón en virtud de la cual el que infiere un daño a
otro está obligado a repararlo.
Como este fundamento no siempre ha sido el mistiio y
aun hoy se lo discute arduamente, hay conveniencia en, re-
ferirse, aunque sea en forma sucinta, a Ia evoluci6n que el
concepto de re~~onsahilidad ha experimentado a través del
tiempo.

58. Etapas por las que ha atravesado la noción de


responsabilidad.-En esta evolución, que necesariamente
ha sido lenta, pueden distinguirse cuatro etapas: l . " Ia de la
venganza privada; 2.0 la de Ias composiciones voluntarias;
3." la de las composiciones legales y 4 . O la de fa represión de
los delitos por el Estado (1).

59. Venganza privada.-En los primitivos tienipos de


la humanidad, la responsabilidad es meramente objetiva:
la víctima de un daño no entra a averiguar s u causa, ni si
el daño es o no imputable a su autor. Proven.ga de un ser
consciente, de un infante, de un animal o de una cosa, la vic-
tima considera el daño sufrido únicamente, y asi como el
---
T , citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 364; HUYELIN,
(1) COLINY C A P I T A ~obra
de D ~ o i tRomain, tomo I i , págs. 7 y 8.
COZIISÉléme7~tair~
niño golpea el objeto que lo hiere, del mismo modo el hom-
bre primitivo sólo pretende vengarse de quien Se ha inferido
un daño, causando a su vez uno análogo a su autor.
La víctima no recurre, pues, a la autoridad en demanda
de justicia; se la hace ella misma. La consagración jurídica
del sistema de la zfenganza privada es la ley del talión: ojo
por ojo, diente por diente (1).

60. Composiciones voluntarias.-La venganza pri-


vada tiene graves inconvenientes: sin contar con que a menu-
do será desproporcionada al daño sufrido, perpetúa los odios
entre los individuos con la consiguiente perturbación de la
paz social. Por eso, y a medida que la brutalidad primitiva
va desapareciendo con el progreso de la civilización, la víc-
tima, en vez de vengarse en la persona de su ofensor, prefiere
recibir una composición pecuniaria: es la pana del derecho
romano y el wehrge2d de los germanos. Esta composición,
que es facultativa para ambas partes y cuyo monto lo convie-
nen libremente, no es sino el precio o rescate que paga el
autor del daño para escapar a la venganza del ofendido; de
ahí que si no llegan a acuerdo, la ley del talión recobra su
imperio (2).

61. Composiciones legales.-En esta etapa de la evo-


lución interviene el Estado. Este, sintiéndose ya más fuerte
y con el propósito de asegurar mejor la paz social, impone
obligatoíiamente las composiciones a que dan origen los di-
versos delitos y fija su monto. A la composición voluntaria

(1) HUVELIN,obra citada, tomo 11, pág. 7; MAY,Éléments de Droit Romain, 15..
edición, pág. 391; BAL~DRY-L.~CANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.P edición, N.O
702, pág. 316; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, N.O 412, pág. 213; COLIN
Y CAPITANT, obra citada. tomo 11, 6.a edición, pág. 364; MAZEAUD, obra citada, to-
mo 1, 2.a edición, N.O 19, pág. 24; PIRSONIt DE VILLO,obra citada, tomo 1, N.O 2,
págs. 6 y 7.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N." 702, pág.
316; HUVELIN, obra citada, tomo 11, págs. 7 y 8; MAY, obra citada, N," 174, págs.
391 y 392; COLINY CAPITANT, obra citada, 6.8 edición, pág. 364; MAZEAUD, obra ci-
tada, tomo 1, 2.a edición, N,"19, pág. 24; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1,
N . O 2, pág. 7 ; GAUDEMET, obra citada, pág. 299.
FUNDAhIENTO DE LA RESPONSABILIDAD 101

libremente aceptada y fijada por los interesados, sucede la


composició~l obligatoria determinada por el Estado, de la
cuaI aquélIos no pueden sustraerse (1). La ley de las Doce
Tablas suministra ejemplos de composiciones legales para
ciertos casos de robo (fíitrtzrm) y de injuria (2).

62. Represión de los delitos por el Estado.-Poste-


riormente, el Estado advierte que ciertos delitos contra los
particulares perturban también la paz pública. Se arroga
entonces la exclusividad de reprimirlos, no ya para dar sa-
tisfacción al ,particular lesionado, sino en nombre de la so-
ciedad, cuyos intereses representa. En esta etapa, que es la
última, la pena privada desaparece para ser reemplazada
por la pena pública, aplicada por el Estado. La pena no es
ya el precio o rescate de la venganza que pudo ejercer la
víctima, es una medida de defensa social. E1 delito privado
se ha convertido en delito público y el particular lesionado,
aparte de poder denunciar su comisión, sólo tiene un dere-
cho: reclamar la indemnización pecuniaria por el daño sufri-
do. Pero esta indemnización, que puede existir independien-
te de la pena que corresponda al culpable, no tiene el carác-
ter de pena, ni es tampoco el precio de la venganza, es lisa
y llanamente una refiaruciórz, La evolución está terminada:
la responsabilidad penal, que durante siglos estuvo confun-
dida con la responsabilidad civiI, se ha separado completa-
mente de ella (3).

63. Derecho romano.-El derecho romano distinguía


los delitos públicos (delicta pública) y los delitos privados
(delicia p~izlata).

(1) Véanse los autores citados en la nota 2 de la pág. 100.


(2) HVVELIN, obra citada, tomo 11, págs. 16, 17,19 y 20; MAY, obra citada, N,"
178, págs. 399,401 y 408; PETIT,Traitt Élémenlaire de Droil R o m o i ~9, . a edición, N,"
445,pág. 465;N." 451, pág. 470 4. N," 461, pág. 480.
(3) COLINT CAPITANT, obra citada, tomo 11, 1 5 . ~edición, pág. 365; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1, 2.8 edición, N." 20, pág. 25; PIRSON Y D E VILLÉ, obra citada,
tomo 1 , N." 2, pág. 7; HUVELIN, obra citada, tomo 11, pág. 8; B-SUDRP-I.ACANTIXERIE,
obra citada, tonto 11, 13.8 edici6n, N,"702, pág. 316.
Los primeros, que eran los que lesionaban el interés ge-
neral o atentaban contra la organización política o la segu-
ridad del Estado, podían ser perseguidos por cualquier ciu-
dadano y estaban sancionados con una pena pública, que
ningún provecho reportaba a la víctima (1).
Los delitos privados eran los hechos ilícitos que, sin
turbar directamente el orden público, causaban un daño a
la persona o bienes de los particulares. Respecto de ellos, la
lev de las Doce Tablas constituyó un estado intermedio entre
las etapas de la composicián voluntaria y de la composición
legal. Si en ciertos casos de robo, como en el firtum manifes-
tum. y de injuria, como en la ruptura o pérdida de un miem-
bro, autorizaba la venganza privada, la que podía ser reem-
plazada por una composición voluntaria, por lo general fi-
jaba penas pecuniarias a que las partes debían necesaria-
mente someterse: así ocurría en los casos de furtum nec ma-
nifestum y de injuria por golpes y heridas voluntarias o por
fractura de iin hueso (2). Poco a poco, el derecho pretoriano
suprimió completamente el recurso a la venganza y el siste-
ma de las composiciones voluntarias y los reemplazó por las
composiciones obligatorias, cuyo monto variaba según la gra-
vedad del hecho, y que en el furtum manifestz~rnllegó a ser del
cuádruplo del valor de la cosa robada (3).
Durante el imperio, y en vista de que muchos delitos
privados producían graves perturbaciones en el orden pú-
blico y a menudo quedaban impunes por insolvencia de su
autor, se concedió a la víctima una acción denominada
crimen para obtener del juez la aplicación de una pena pú-
blica; pero siempre se conservó la acción para reclamar la
pena asignada al delito. Desde entonces, la víctima tuvo dos

(1) MAY, obra citada, N." 174, pág. 392; PETIT,obra citada, N." 445, pág. 467;
COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.0 edición, pág. 365.
(2) HUVELIN, obra citada, N."
obra citada, torno 11, pkgs. 17, 19, 20 y 2 1 ; PET~T,
445, pág. 466; N . O 451, pág. 470 y N." 461, pág. 480; MAY, obra citada, N." 178, pág.
399 y N." 182, pág. 407; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2 . a edicibn, N.O 21, pág. 26.
(3) MAY,obra citada, N." 178, pág. 400 y N." 182, pág. 408; PETIT,obra citada,
N . O 451, pág. 470 y N." 461, pág. 480; HUYELIN, obra citada, tamo 11, págs. 17, 20
y 21.
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD 103

acciones a su disposición: la acciGn para obtener la respectiva


composición pecuniaria y la acción de crimen para obtener
fa aplicación de una pena pública; pero el ejercicio de una
obstaba al de la otra (1).

64. Lex Aqui1ia.-El texto romano más importante en


materia de responsabilidad es Ia íex Aquilia, relativa a1 dam-
num injtirr~adafum, esto es, al daño causado en los bienes
ajenos injustamente, sea por dolo o sólo por culpa, pero en
ambos casos sin intención de beneficiarse con él (2).
Esta ley, a diferencia del derecho moderno, no contenía
un principio general de rcsponsabilidad; se limitaba a regla-
mentar tres casos: 1."la muerte de un esclavo o de un animal
que vive en rebaño, peczis; 2." el daño causado a su co-acree-
dor por un adstipulator que reniite la deuda en fraude de los
derechos de aquél, y 3." que era cl más amplio, todo daño
causado a otro por*lesión o destrucción de alguno de sus
bienes, como las heridas inferidas a los esclavos y animales
que viven en rebafio, las heridas o la muerte de cualquier
otro animal que no fuere pecora, la destrucción o deterioro
de una cosa corporal inanimada, muebIc o inmueble (3).
Para que esta ley fuere apiicable, era menester:
1 . O Que el daño resultare de un hecho positivo, de un

delito de acción; las simples omisiones, aunque perjudiciales,


no quedaban comprendidas en ella.
2." Que el daño fuese causado corfiore, esto es, mediante
el contacto material del agente con la cosa y no'por una causa
extraña, aunque ésta la hubiese originado. De ahi que esta
ley era aplicable al que mataba o heria a un esclavo ajeno
dándole una puñalada; pero 110 a quien se limitaba a pasarIe
un puñal o un veneno o a encerrarlo para que pereciere de
hambre, aunque el esclavo mrrriere o se hiriere.
3." Que el daño fuese causado corpori, es decir, sobre la
--
(1) PETIT,obra citada, N," 445, pág. 467; MAY, obra citada, N." 174, plg. 393;
N,"178, pág. 400 y N.O 182, pág. 409; HUTELIN,obra citada, tomo 11, págs. 17 y 27.
(2) MAY,obra citada, N," 180, pág. 403; HUVELIX,obra citada, t'orno TI, pág. 29.
(3) MAY,obra citada, N,"180, pág. 404; HUYELIN,obra citada, tomo 11, pAg. 31,
cosa misma, que coasistiere en su deterioro o destrucción, y
así, quien facilitaba la fuga de un esclavo o quien abría la
jaula en que se hallaba un animal para que se escapare, no
cometía delito; en ninguno de estos casos la cosa había sido
deteriorada o destruida.
4." Que cl daño se causare al propietario de la cosa,
quien, al igual que el autor del daño, debía ser ciudadano
romano (1).
El campo de aplicación de esta ley era, pues, reducido.
El pretor y los jurisconsultos se esforzaron por ampliarlo. Fué
así como lograron extenderlo a los peregrinos, a los titulares
de otros derechos reales, como el usufructuario y el usuario,
a los daños que no eran causados corpore, pero que irrogaban
un perjuicio material al dueño de la cosa, como si se ence-
rraba u n esclavo ajeno para que muriere de hambre, y a los
daños que no consistían en la destrucción o deterioro de un
objeto material, pero que, del mismo moao que en aquel caso,
importaban una pérdida para su propietario, como si se ponía
en libertad a un esclavo encadenado por su amo a fin de que
se fugare. Pero, ni aún así, la ley Aquilia llegó a tener la ge-
neralidad de nuestro artículo 2314; siempre fué un texto
casuístico.
El damnum injuria datum contemplado por la ley Aqui-
lia, estaba sancionado con una p ~ n ao composición legal cuyo
monto, en el primer caso, era igual al mayor valor adquirido
por el esclavo o animal en el año anterior al delito; en el se-
gundo, al perjuicio causado al acreedor, y en el tercero, al
mayor valor que la cosa hubiera tenido en los treinta días
inmediatamente anteriores al delito.
La acción legis Aguilict: era mixta, porque, a la vez que
perseguía la reparación del daño causado, tenía carácter
penal: la p ~ n ao composición que pagaba su autor tendía a
indemnizar ese daño y era además la sanción del delito co-
metido. E1 carácter penal de esta acción se manifestaba por-
que podía dar origen a una composición superior al daño in-
(1) MAY, obra citada. N.O 180, pág. 404 y N.O 181, pág. 406; HUVELIN,obra
citada, tomo 11, págs. 31 a 33.
ferido, no podía ejercerse contra Ios herederos del que lo
había cometido y si sus autores eran varios, cada uno debía
pagar fa totalidad de la $aria (1).

65. El cuasidelito en Roma.-'4 mhs de los deiitos


propiamente tales,-furf um, dum nzmz injztria dafuriz, injzlria,
rnpim, nzetzls, frazls crcditorern-habia en Roma otros hechos
ilici tos que también producían obligaciones. Pero como éstas
no nacían de las delitos taxativamente definidos y sanciona-
dos por la ley o por el pretor, que eran los únicos a que se
reconocía el carácter de tales, los jurisconsultos decían que
se formaban pz~asiex delicfo, esto es, como si hubiera habido
delito. EI delito era, pues, un hecho ilícito especialmente de-
finido y reprimido por la ley o e1 pretor, y las obligaciones
nacidas qzaasi ex delicto, las que derivaban de otros hechos
ilicitos y que se sometían, por to mismo, al régimen de las
provenientes de un delito (2).
Estas obligaciones nacidas qrtasi c.ii delicto, que eran nu-
merosas, no tienen nada que ver con nuestros cuasidelitos.
r'l decir verdad, los romanos jarnhs conocieron el cuasi-
delito como una fuente de obligaciones con los caracteres que
presenta en nuestro derecho. 'Prueba de ello es que el dam-
nztm injuria dafztm, que podía provenir de la mera culpa de
su autor, era un delito, en tanto que el hecho de que un juez
dictare una sentencia inícua o iIegai, aunque fuere por dolo,
originaba una obligación quasi ex delicto (3).
F u é Justiniano, al señalar las fuentes de las obligaciones
e inspirado en las opiniones de Gaq70, quien aludió a Las
obligaciones que nacían como de ztn delito y como de un con-

(1) Véanse sobre esta materia: HUYELIN, obra citada, tomo 11, págs. 29 a 36;
MAY,obra citada, Nos. 180 4 181, págs. 403 a 407; PETIT,obra citada, Nos. 454 a 459,
págs. 474 a 478; ~ Z A Z E A U D , obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 23, pág. 28; PIRSON
Y DE V n ~ 6 obra
, citada, tomo 1, N/ 3, pág. 10; GAUDEMET, obra citada, pág. 300.
(2) PETIT,o b ~ acitada, N.O 266, pág. 280 y N.O 462, pág. 481; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2: edición, N.O 402, pág. 40'7; RUVELIN, obra citada, toma 11, páp.
5 ; LALOU,obra citada, N . O 8, pág. 5 y N.O 9, pág. 6.
(3) PLAXIOL, obra citada, tomo 11, edición, N . O 826, pág. 278; PETIT,obra
citada, N." 462, pág. 481, nota 1 ; LALOU,obra citada, N,"9, pág. 6.
trato para referirse a las que no tenían cabida en las clasifi-
caciones conocidas (1). Así nació el concepto del cuasidelito.
Andando el tiempo, los jurisconsultos observaron que los
cuatro casos de obligaciones quasi ex delicto que señalaban
las Institutas de Justiniano presentaban como rasgo común
la falta de intención del autor del daño. Tal observación los
condujo a asimilar los conceptos de culpa y de cuasidelito y
a decir, en definitiva, que el cuasidelito era el hecho ilícito
no intencional (2).

66. Características generales del derecho romano


en materia de responsabilidad.-Un examen de conjunto
del derecho romano en materia de responsabilidad permite
afirmar :
1.O Que los romanos jamás formularon un principio ge-
neral análogo al art. 1382 del Código francés y a nuestro
art. 3314, y según el cual todo el que ha inferido un daño a
otro con dolo o culpa, debe indemnizarlo. Los romarios re-
glamentaron determinados delitos, fueron casuísticos, v si
bien en los últimos tiempos del derecho romano, los esfuer-
zos de los jurisconsultos y de los pretores extendieron enor-
memente las reglas legales, nunca llegaron a tener iina ge-
neralidad como la de esos preceptos (3).
2.O Que la composición o pcena a que daban origen los
delitos era una pena privada, el precio o rescate de la ven-
ganza que podía ejercer la víctima y no la reparaciún o in-
demnización del daño causado; la acción para reclamarla era,
por lo mismo, penal y no civil. Por eso, la pcena podía ser
muy superior al monto del daño, pues no se medía por la

(1) HUVELIN, obra citada, tomo 11, págs. 5 in fine y 6: MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, Z S a edición, N," 402, pág. 408.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 402, pág. 408 y N . O 403,
pág. 409.
(3) MAY, obra citada, N." 180, pág. 403; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2:
edicibn, N.O 22, pág. 27; PETIT,obra citada, N." 454, pág. 474; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.-"edicibn, pág. 365; PIRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1,
N,"3, págs. 9 y 10; DE RUGGIERO, Instituciones dc Derecho Civil, tomo 11, versión
española, págs. 644 y 645.
FUNDAMENTO DE L.4 RESPONSABILIDAD 10 7

extensión de éste sino por la magnitud de1 agravio inferido


a la víctima; sblo ésta podíademandarla; no podía reclamarse
de los herederos del delincuente; si el delito había sido come-
tido por varios, cada uno la debía íntegramente, y si había
consistido en la apropiacibn de una cosa ajena, podía pe-
dirse a la vez la pena y la 1-estitución de la cosa (1).
3." Quc los romanos EO llegaron jamás a precisar la
distiilción entre la responsabilidad civil y la responsabiIidad
penal en la forma que lo hace el derecho moderno (2).
4." Que, en principio, los ruinanos atribuyeron escasa
importancia al elemento intencionaI del delito: se atenían
única y exclusivamente a1 hecho del daño sin considerar para
nada la intención o voluntad de su autor. Sólo a fines de la
República: y bajo la influencia de Ia filosofía griega, los ju-
risconsuItos repararon en este aspecto del problema y sos-
tuvieron la necesidad dc la cuIpa o do10 de parte del agente.
Así nació Ia irresponsabilidad de los niños y dementes; pero,
como dicen los hermanos AiIazeaud, siempre hubo casos de
responsabiIidad sin culpa (3).

67. Antiguo derecho francés.-Fueron los juristas


medievales franceses los que, a base de los textos romanos
y continuando la evolución iniciada por éstos, llegaron a
distinguir entre la responsabilidad penal y la civil. A fines
de1 siglo XIII, esta distinción, a lo menos por lo que hace a
los delitos sobre las cosas, ya estaba bien diseñada: la vic-
tima sólo 'podía reclamar ia cosa robada o la indemnización
dcI daño; la imposición de la pena, aunque ésta consistiere
en multa, incumbía a la autoridad únicamente (4).
(1) MAY, obra citada, N,' 174, pág. 390 y N," 175, pág. 393; HUVBLIN, obra ir
tada, tomo 11, p I ~ s9+ y 10; PETIT,obra citada, N." 445, pág. 466 g N."446, pág. 467;
COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 365; Prxso~Y DE V I L L ~ ,
obra citada, tonio 1, N," 3, pág. 8; GAUDEMET, obra citada, págs. 300 y 301,
(2) COLINY CAPITAKT, obra citada, tomo 11, 6.8 edición, pág. 365; MAZBAUD,
obra citada, tomo 1, 2.. edición, N." 21, pág. 2 6 ; GAUDEWET, obra citada, pág. 300.
(3) MAZEALD, obra citada, tamo 1, 2.1 edicidn, N.O 27, pág. 30 y Noo28, pág. 33;
PIRSONY DE VLLLÉ,obra citada, tomo 1, N." 3, p6g. 10; HUVELIN, obra citada, tomo
11, pág. 32; GAFDEXET,obra citada, pág. 300.
(4) MAZE.~UD, obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, N . O 34, p6g. 37 y N.O 35, p&g. 38;
Más tarde esos mismos juristas enunciaron el principio
general de que todo daño injusto causado en la persona o
bienes de otro debía ser reparado, siempre que fuere impu-
table a su autor, esto es, inferido por dolo o culpa. Este prin-
cipio aparece nítidamente expuesto en las obras de Domat
(1) y de Pothier (2).

68. Código Napo1eÓn.-Sobre la base de las opiniones


de estos juristas, y muy especialmente de las de Domat, se
redactó en esta parte el Código Civil francés. En sus arts.
1382 y '1383, este Código, a la vez que establece el principio
general de que todo daño inferido a otro debe ser reparado,
adopta como fundamento de tal responsabilidad el hecho
o culpa de su autor. El texto de esos artículos y la histo-
ria fidedigna de su establecimiento no dejan dudas al res-
pecto (3).

69. Teoría clásica d e la responsabilidad subjetiv,a


o a base d e culpa.-El Código Napoleón, al igual que el
nuestro y que la casi totalidad de los Códigos vigentes (4),
inclusive los dictados en los últimos años (S), consagra la

COLINY CAPITANT, obra citada, 6.a edición, pág. 365 i n fine; PIRSONY D E VILLE,
obra citada, tomo 1, N." 4, pág. 11.
(1) Oeuwes complktes, nueva edición revisada y corregida por J. Rémy, edición
1835, tomo 1. Las leyes civiles, libro 11, titulo VIII, sección l.a, pág. 470 y sección
IV, pág. 480.
(2) Oeuwes, anotadas por M . Bugnet, 2.= edición, 1861, tomo 1, N." 116, pág. 43;
tomo 11, Nos. 116 a 122, págs. .S7 a 59.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.' edición, Nos. 42 a 49, págs. 47 a
58 y Nos. 367 a 375, págs. 381 a 386; COLINY CAPITANT,obra citada, tomo 11, 6.a
edición, pág. 366; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N," 477, pág. 660;
JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N." 413, pág. 214; LALOU,obra cita-
da, N." 41, pág. 33 y N." 43, pág. 34; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, toiiio
11. 13.' edición, N." 702, pág. 316; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O 224,
pág. 366; GARDENAT Y SALMON-HICCI, obra citada, N." 26, pág. 7 y N.O 27, pág. 8;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 933, pág. 783 in fine; PIRSONY DE VILLB,obra
citada, tomo 11, N," 5, pág. 12; GAUDEMET, obra citada, págs. 314 y 315.
(4) El Código Civil sovietico (arts. 403 y 404) es el único que establece, como
principio general, la responsabilidad objetiva.
(5) Código de las obligaciones de Turquía de 1926 (art. 41); Código Civil chi-
no de 1930 (art. 184); Código de las obligaciones y contratos de la República Liba-
nesa de 1932 (arts. 121 y 123); Código de las obligaciones de la República de Polo-
--Ft'ND.4iIIEKTO DE LA RESPONSABILIDAD 109

teoría-que podríamos llamar ciásica-de la responsabili-


dad a base de culpa.
Según ella, como los hombres pueden actuar libre e
independientemente, cada uno debe recoger los beneficios
que le proporcionen la suerte o su actividad y soportar los
daños causados por la naturaleza o el hecho ajeno. No basta
que un individuo sufra un daño en su persona o bienes para
que su autor deba reparado, es menester que provenga de
un hecho doloso o culpable; sin dolo o culpa no hay respon-
sabilidad (1). «La culpa aquiliana, dice Josserand, es una
« especie de pecado jufídico; quien no lo ha cometido no es
<(responsable» (2).
Esta teoría, denominada también de la responsabilidad
szdhjetiz~a,porque en ella es determinante la actividad o con-
ducta del sujeto, es la consagración de los principios libera-
les e .individrralistas que tan en boga estuvieron durante el
siglo X1X.

70. Sus inconvenientes.-En este sistema, la víctima


sólo puede obtener la reparación del daño sufrido a condi-
ción de probar el dolo o la culpa de su autor. En defecto de
esta prueba, la demanda será rechazada y aquélla deberá
soportar el daño en su totalidad.
Esta prueba es dificil y, a veces, imposible; son nume-
nia de 1934 (arts. 134 y 135); Código Civil peruano de 1936 (art. 1136) y Código
Civil de Venezuela de 1942 (art. 1185).
El Código Civil mexicano de 1928, que se halla en actual vigencia, establece co-
mo reglageneral Ia responsabilidad a base de cuIpa, y Ia responsabilidad objetiva sólo
como excepción. Asl se desprende de los arts. 1910, 1913 y 1914 de ese Código. iréase
en este sentido L ~ P E DE
Z LA CERDA,J ~ Z I O , Estzrdio de la res@nsabiIidad civd prove-
&nte de daños, Editoral Cultura, México, 1940, Capitulo 111, págs. 64 y 70.
El reciente Código Civil italiano adopta como principio general la responsabi-
lidad subjetiva. EI art, 2043 dispone que todo hecho doloso o culpable que causa a
otro un daño injusto, obliga a su autor a reparar el daño. Y si bien en el art. 2058
Iiace responsable a todo el que causa un daño a otro en el ejercicio de una actividad
peligrosa, por su propia naturaleza o por la de los medios puestos en práctica, esta
responsabilidad también es subjetiva, pues cesa si el autor del daño prueba que atloptó
todas las medidas conducentes a evitar e1 daño.
( 1 ) DEMOGDE, obra citada, romo 111, N." 217, pág. 462; DE P.%GE, obra citada,
torno 11, N . O 933, phg. 782.
(2) Obra citada, tomo 11, 2.a edicíbn, N.O 413, pág. 214.
rosos los accidentes cuyas causas quedan ignoradas. Las vic-
timas son, de ordinario, personas modestas o de escasos re-
cursos: un obrero que se accidenta en una fábrica, el emplea-
do de una empresa ferroviaria que perece en un choque de
trenes, un transeúnte que es atropellado por un tranvía o
automóvil. El responsable del delito o cuasidelito, en cam-
bio, suele ser una empresa poderosa, que dispone de los me-
dios necesarios para defenderse con éxito. La lucha en tales
condiciones es bien desigual y seguramente se decidirá en
perjuicio de la víctima, no obstante ser la más acreedora a
protección. La responsabiiidad delictual y cuasidelictual re-
sulta así algo teórica, porque, como dice Josserand, «un de-
(<recho no es efectivo sino cuando su realización, cuando su
< ejercicio está asegurado: carecer de derecho o tener uno
< que no se puede hacer triunfar es una misma cosa» (1).
Esta teoría pudo dar satisfacción a las necesidades de
una época en que la vida era menos intensa y agitada que
hoy y en que el maquinismo no había alcanzado el desarrollo
de nuestros días. Pero, para un siglo como el actual, en que
los accidentes y las probabilidades de verse expuesto a ellos
han aumentado en forma extraordinaria, en que se vive
peligrosameilte, es inadecuada y, muy a menudo, injusta.

71. Sus correctivos.-Por eso, el legislador, la juris-


prudencia y la doctrina se han esforzado en aminorar estos
inconvenientes, que adquirieron mayor relieve a propósito
de los daños sufridos por los obreros, que las mas de las
veces quedaban privados de toda indemnización por la im-
posibilidad de probar la culpa del patrón.
Diversos procedimientos se han empleado al efecto:
1 . O Las presunc;iones de culpabil2'dad. En ciertos casos,
el legislado?, a fin de facilitar la prueba de la culpa que pesa
sobre la víctima, presume su existencia: así ocurre en el caso
de los arts. 2320 a 2323 y 2326 a 2329. En ellos, el que ha
sufrido el daño sólo-deberá probar los hechos de los cuales
(1) Éwlutions e&actr~lités,Conférences de Droit Civil, pág. 35.
la ley deduce la culpa: establecidos éstos, se presumir& la
culpabilidad de la persona civilmente responsable y será
ésta quien deberá probar, para exonerarse de responsabili-
dad, que no hubo culpa.
Estas presunciones pueden ser simplemente legales o de
derecho, según que la ley permita o no destruirlas probando
la ausencia de culpa (art. 47). Son de la primera clase las
presuncio~esa que se refieren los arts. 2320, 2322, 2326,
2328 y 2329. Son de la segunda, ¡as contempladas en los
arts. 2321 y 2327: en ellos, el padre o madre y el dueño de
un animal fiero, dc que no se reporta utilidad para la guarda
o servicio de un predio, no pueden probar su inculpabilidad.
2. Extensión del concepto de culpa. La jurisprudencia,
por su parte, tiende a ampliar cada vez más el concepto de
culpa. Es así co,rno estima que la culpa más insignificante,
aún aquella que en otra época habría pasado inadvertida,
puede dar origen a responsabilidad cuasidelictual civil; que
el ejercicio abusivo de un derecho puede constituir un delito
o un cuasidefito civil (l),y que hay culpa en no ponerse a
tollo con el progreso, en no dotar a una máquina o instru-
mento susceptible de causar accidentes, de los aparatos que
la ciencia o la industria han inventado o descubierto para evi-
tarlos. Así, fa empresa ferroviaria que no provee a sus Ioco-
motoras de los medios necesarios para evitar Ias chispas
que arrojan; el dueño de un inmueble que no dota a los as-
censores que hay en él de lo3 mecanismos indispensables
para 'evitar accidentes o que no reemplaza un ascensor viejo
por uno moderno, que no exponga a los que lo utilizan a
los riesgos de aquél; el industrial que no coloca en sus má-
quinas un aparato de seguridad adecuado para proteger de
todo riesgo a los obreros que las manejan, son responsables
de los daños provenientes de tales omisiones. Como dice
Josscrand, «el modernismo ha pasado a ser una obligación
« jurídica y el misoneisrno, un cuasidelito civil. (2).

(1) JOSSERAPID, Cazrrs de Droit Cizd Posifif Fraqais, tomo 11, 2.* edición, N.O
417, pág. 216.
( 2 ) Écoliitwns et acltrnlifés, Conférencea de Droit Civil, pág. 40.
3." Transformación de la responsabilidad delictual y czta-
sidelictual civil en responsabilidad contractztal. La jurispru-
dencia, apoyada y a veces instigada por la doctrina, trata
asimismo de sustituir la responsabilidad delictual o cuasi-
delictual por la contractual, que coloca al acreedor en una
situdción más ventajosa, puesto que en ella, el onus probandi
incumbe al deudor.
La primera tentativa al respecto la hicieron Saintelectte
(1) en Bélgica y Sauzet (2) en Francia. Ante el considera-
ble aumento de los accidentes del trabajo y ante la situación
dolorosa en que a consecuencia de ellos solían quedar los
obreros por la imposibilidad de probar la culpa del patrón,
estos autores sostuvieron que el contrato de trabajo no sólo
obligaba a pagar al obrero el salario estipulado, sino también
a garantizar su seguridad, a restituirlo sano y salvo al final del
trabajo: si durante éste sobreviene un accidente, el patrón ha
violado una obligación contractual y debe, por tanto, indem-
nizar el daño sufrido por el obrero, salvo que pruebe alguna
causa que lo exonere de responsabilidad, como el caso for-
tuito, la culpa de la víctima, etc.
Esta tentativa no tuvo éxito. La jurisprudencia no acep-
tó dicha teoría (3). En cambio, la ha acogido plenamente a
propósito de otros contratos, como el transporte de perso-
nas, el de hospedaje y el que se celebra entre el empresario
de una feria de diversiones y el cliente que utiliza losaparatos
instalados en ella. Según Ici jurisprudencia francesa, estos
contratos crean para el acarreador (4), el hotelero y el em-
presario una obligación de seguridad en favor del pasajero,
del huésped y del cliente, respectivamente: si se produce un
( 1 ) De la responsabílité et de la garantie, 1884.
(2) De la rcsponsabdifé des patrons vh-d-Yí's des ouvriers dans les accidents indzcs-
triels, artículo publicado en la R m e Critique de Législation et de Jurispudence, año
1883, pág. 596.
(3) JOSSERAND, COUISde Droit Civil Positzj Francais, tomo 11, 2 . a edición, N."
417, pág. 216 y N . O 486, pág. 260; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a ediciSn, N.O 69,
pág. 77; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N," 2867,
pág. 553; GAUDEMET, obra citada, pág. 338.
(4) Entre nosotros, esta obligación de seguridad en el contrato de transporte
está expresamente establecida por la ley (arts. 2015.'C. C. y 207 C. de C.).
continuar
ir atrás
FUNDAnlENTO DE L.% RESPONSABILIDAD 115

cual en la práctica significa que a la víctima le bastará pro-


bar el daño y el hecho que lo generó; no necesita probar la
culpa o dolo de su autor. Ser& éste quien deberá acreditar
una circiinstancia eximente de responsabilidad, si quiere
relevarse de la que pesa sobre él. Esta circunstancia no po-
drá'ser, por cierto, el hecho de haber empleado la debida
diligencia o cuidado, toda vez que el fundanlento de su res-
ponsabilidad n o es la culpa.
A juicio de sus autores, esta teoría realiza plenamente
la separación entre Ia responsabilidad penal y la civil: al
prescindir de la conducta del agente, elimina de esta última
responsab?lidad toda idea de pena o castigo para no ver en
la reparación sino el medio de restablecer el equilibrio eco-
nómico destruído por el hecho ilícito (1).
Es, según ellos, de aplicación más fácil que la teoría de
la responsabilídad subjetiva; la culpa, aparte de ser una
noción vaga y a veces difícil de establecer, obliga al juez a
un examen de la conducta del sujeto. En la responsabilidad
objetiva, este examen es innecesario : como la responsabi-
Iidád se reduce a un problema de causalidad, bastará esta-
blecer el daño y el hecho que lo produjo.
Seria tarnljihn más justa y equitativa. En la generalidad
de los casos, la causa del daño es anónima, lo que imposibilita
a la víctima para acreditarla; en el sistema de la teoría clá-
sica, esta imposibilidad le significa quedar privada de toda
reparación. Esto no debe ocurrir. La incidencia de los daños,
dice Joscerand, no puede dejarse entregada al destino o al
azar (2), tanto más cuanto que entre la víctima y el autor del
daño merece mayor protección la primera, porque de ordinario
es la de menos recursos y porque nada ha hecho para causar

les obl{cafions c i d e s , N." 115, pág. 196; DE PAGE,obra citada, tomo I I , bi." 934, pág.
784; La~orí,obra citada, N." 42, p,ág. 34; BAUDK~.-LACARTINERIE, obra citada, tomo
11, 13.aedición, N." 702, pág. 316 y N." 729, pág. 330; GAUDEMET, obra citada, p8g.
311; DE RC'GGIERO, obra citada, tomo 11, hersibii española, prlg. 651.
(1) J o s s ~ n a x n obra
, citada, tomo 11, N." 414, pAg. 214; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.' edición, págs. 367 y 368; LALOU,obra citada, N." 41, pág. 36;
PIXSOK Y DE VILLB,obra citada, tomo 11, Y." 41, pág. 114.
(2) Obra citada, tornu 11, 2.a edición, N.O 416, pág. 215.
aquél. Cuando entre dos personas se produce un daño, una,
la víctima, no tenía medios de evitarlo; la otra, o sea, su
autor, podía impedirlo, a lo menos absteniéndose de obrar.
¿Por qué entonces respons&ilizar a aquélla, que no otra
cosa significa obligarla a soportar el daño?
Más aún, entre esas dos personas, una, la víctima, no
había de obtener, por lo general, beneficio alguno del hecho
o de la actividad que originó el daño. Su autor, por el con-
trario, esperaba obtenerlo; es justo que por reciprocidad repa-
re ese daño. Quien para realizar un beneficio o para procurar-
se un agrado o satisfacción crea un riesgo, quien con su hecho
o actividad introduce en la sociedad un elemento nocivo o
peligroso, quien pone en movimiento fuerzas susceptibles
de irrogar un perjuicio, debe sufrir las consecuencias de estos
actos, así como aprovecha de los beneficios, del agrado o de
la satisfacción que proporcionan (1). Debe estarse a las du-
ras y a las maduras, como dice el refrán popular. <El poder,
a el provecho, la dirección entrañan la responsabilidad; la
« incidencia.de los golpes del destino no debe ser definitiva
« e irreparable. Lo contrario sería la bancarrota del derecho,
« que se limitaría a comprobar los golpes, cuando, en rea-
a lidad, su papel es modificar y rectificar esa incidencia con-
« forme a la justicia y a la equidad)) (2).
Por último, esta teoría refrenaría en parte el individua-
lismo egoísta, que sólo busca su conveniencia y que actúa
sin preocuparse del interés ajeno, pues obliga a los hombres
a una mayor prudencia y cuidado, como quiera que su res-
ponsabilidad quedará comprometida por el solo hecho de
causar un daño. Contribuiría de este modo a desarrollar el
espíritu de solidaridad.

74. Críticas formuladas a la teoría del riesgo.-La


teoría del riesgo es objeto de severas crfticas. Autores emi-
---
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 274, pág. 355.
(2) JOSSERAND, Cours de Drmt Civil Positif F r a ~ a z s obra
, citada, tomo 11, 2.a
edición, N.O 416, p6g. 215.
~m-DAMENTO
DE LA RESPONSABILIDAD 117

nentes, cdrno Planiol (11, Rípert (2), Colin y Capitant (31,


Esmein (41, Lalou ( 5 ) , Mazeaud ( 6 ) , la combaten abierta-
mente. Esto se explica : los civilistas son, de ordinario, indi-
viduaIistas; el fundamento del Derecho CiviI es el individua-
lismo y la teoría del riesgo es una aplicación de las ideas
socialistas.
Estas críticas pueden sintetizarse así:
1." La teoría del riesgo tiene e1 grave inconveniente de
suprimir de la responsabilidad civil elemknto rnoraI, que,
a la vez que constituye su fundamento y determina su ex-
tensión, es el que crea en el hombre la conciencia de su deber
de reparar el daño causado: éste se siente responsable de los
daños que irroga por s u dolo o culpa, pero no de los que
provienen de un hecho lícito y correcto o que no pudo prever
o evitar (7).
La teoría del riesgo, al suprimir ese elemento moral y
reducir la responsabilidad a un mero problema de causali-
dad, introduce en ella un criterio materialista y hace revivir
el concepto primitivo de la responsabilidad, aquél en que la
victima, para exigir indemnización, sólo considera el daño
sufrido sin atender para nada a la conducta del agente. La
responsabilidad a base de culpa constituyó un evidente
progreso en esta materia; prescindir de esta noción, dice
Planiol, es volver a los tiempos bhrbaros (8).

(1) Obra citada, tomo I I , edición, N." 863 ter, pág. 292.
(2) La regle morate dans les obligafwns cbdes, Nos. 116 a 121, pá-. 199 a 208.
(3) Obra citada, tomo 11, 6.a edíción, págs. 369 y 370.
(4) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 480, pág. 664.
(5) Obra citada, N." 54, pág. 36.
(6) Obracitada, tomo 1. 2.%edición, Nos. 350 a 355, págs. 368 a 376. Véanse tam-
bién en contra de esta teoría: AUBRYY RAU, obra citada, tomo VI, edición,
8 446, págs. 365 y 366: BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición,
N." 702, pág. 316; PIRSONY DE VULÉ, obra citada, tomo 1, W."42, p&g. 114; JOATTON,
Essai critique sur Ea tlréorie gdnérdede la rcsponsa&iLé GZVEIG, pág. 64;RUTSAERT, kfon-
dement & la responsobiliié civile extra-contractuelle,
( 7 ) RIPERT,La rtgle moraie dans les obiigations civiles, N.O 116, p&g. 199; N.O 117,
pág. 200 y N.O 121, pág. 206.
(8) Obra citada, tomo 11, 10.a edición, N . O 863 rer, pág. 292; PLANIOL T RIPERT,
obra citada, tomo VI, N.O 480, pág. 664; M . ~ w w obra , citada, tomo 1, 2.nedición,
N." 354, pág 373: YIRSON I DE VILLB, obra citada, torno 1, N," 42, pág. 116.
2." No es efectivo q u e el problema de la responsabilidad
se simplifique por el hecho de suprimir la culpa y de. reducir
aquél a una mera cuestión de causalidad. Ordinariamente un
daño es generado por varias causas J- na es posible establecer
la determinante. En tales casos, no habría medio de atri-
buirlo a su autor, sin cometer una injusticia, a menos que
se acepte recurrir a un sistema arbitrario que puede estar
reñido con la realidad y la equidad (1).
3.a La teoría del riesgo paraliza la iniciativa y el espí-
ritu de empresa: sabedor el hombre de que debe responder
dc todo daño, aunque provenga de un hecho lícito e irrepro-
chable, se abstendrá de obrar o; en todo caso, lo hará con
menor intensidad (2). Se castigaría así al que actuó, al que
ejercitó una actividad que seguramente es útil para la so-
ciedad, y se protegería a quien ha permanecido en la más
completa pasividad (3).
La teoría del riesgo, lejos de extender el Ambito de
la responsabilidad y de contribuir a desarrollar el espíritu de
solidaridad, tiende a hacerlo desaparecer. Los hombres,
sabiendo que todo hecho perjudicial que ejecuten les impo-
ne responsabilidad, procurarán descargarse de ella asegu-
rándose contra los riesgos de sus actos. Sintiéndose en-
tonces prácticamente irresponsables, ya que el asegurador se
encargará de reparar el daño causado, obrarán con menos
prudencia, con lo cual aumentarán los accidentes y se irá
creando una zpeligrosa irresponsabilidad >> (4).
Esta teoría no es justa ni equitativa, como pretenden
sus partidarios. No es efectivo que todo el provecho o bene-
ficio de una empresa o actividad pertenezca íntegramente a

(1) RIPERT,obra ci~ada,N.O 117, pág. 200; PLANCOL, obra citada, totiio 11, 10;)
edición, N.O 863 ter, pág. 292.
(2) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6: edición, pág. 311; B ~ C J D R Y -
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N." 702, pág. 316; PLANIOL S RI-
PERT, obra citada, tomo \'I, N.O 480, pág. 664; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2:
edición, N . O 352, pág. 370: GAUDEMET, obra citada, pag.. 312: Rev., tomo 39, 2 . a par-
te, sec, 2?, pág. 55, párrafo IX.
(3) PIRSON Y DE V I L L ~ , citada, tomo 1, N." 42, pág. 116.
obra
(4) RIPERT. obra citada, N." 120, pág. 205.
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD 119

su dueño o arltor. parte de él v a a la colectividad, ya en for-


ma de impuestos o lisa y llanamente porque se trata de un
servicio público de que todos benefician (l),y las m& de las
veces, parte va también a la victima, como en el caso de los
obreros, que reciben un salario del empresario o dueño de la
faena en que se accidentan. Nu hay tampoco justicia en res-
ponsabilizar a quien nada ilícito o incorrecto ha hecho por
la sola circunstancia de que el azar quiso que interviniera en
la realización def daño. Si al autor de éste nada puede re-
prochársele, si su conducta ha sido tan correcta como la de
la víctima, ;por qué alterar los designios de1 destino y obli-
garla a que lo soporte? Si Ia equidad aconseja que quien
recibe el provecho soporte los riekgos, también aconseja que
quien obró eii forma irreprochable no debe ser moles-
tado (2).

75. Nuestra opini6n.-No obstante estas críticas, de


las cuales sólo tienen valor práctico las signadas con los
Nos. 3 . O y 4.*, pues las otras son de orden teórico o doctrina-
rio, creemos que la teoría del riesgo no puede rechazarse
a priori. Como todo lo humano, tiene sus ventajas y sus in-
convenientes.
Desde luego, favorece a las víctimas, pues Ias releva
de la necesidad de probar la culpa o dolo del autor del da-
ño. Contribuye asi a que la responsabilidad sea más efectiva.
Hay en ello manifiesta conveniencia; los accidentes aumen-
tan de día en dia y vivimos una época en que todos reclaman
una mayor justicia social. Coi~tribuye también a la dis-
minución de aquéllos; sabiéndose que todo hecho que irro-
gue daño a otro da origen a responsabilidad, se obrará con
más prudencia.
La responsabilidad a base de riesgo tiene, pues, evideri-
tes v e n t ~ j a sde orden práctico. Esto basta para que la acep-
temos, cualesquiera que puedan ser las críticas de orden
(1) PIRSOEÍ y D E \TILL&, abra citada, tomo 1, N." 42, pág. 115.
U D , citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 353, pág. 372; PLAYIOL
(2) ~ V I - ~ Z ~ A obra Y
RIPERT,obra citarla, tomo VI, N,"480, pág. 664.
120 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ

doctrinario que se le dirijan. El Derecho tiene por objeto


satisfacer necesidades humanas y si hay una regla jurídica
que realiza mejor que otra esa finalidad, debe adaptársela,
aunque se la tache de antijurídica. Lo jurídico no es lo que
mejor se conforme con los principios consagrados por la
ciencia del Derecho; lo verdaderamente jurídico es lo que
mejor realiza la justicia entre los hombres. La responsabi-
lidad objetiva, mal que pese a sus detractores, tiende a esa
realización permitiendo que un mayor número de víctimas
obtenga la debida reparación por los daños que han recibido.
La teoría del riesgo tiene también un gran fondo de jus-
ticia: si el hombre con su actividad puede obtener un pro-
vecho o beneficio, justo es que repare los daños que así cause.
No creemos, sin embargo, que la responsabilidad sub-
jetiva deba ser totalmente desplazada. Hay conveniencia en
conservarla como principio general de responsabilidad, por-
que, a diferencia de la responsabilidad objetiva, descansa
en un valor humano, cual es la conducta del agente, y para
una sociedad, como la nuestra, que atribuye la debida im-
portancia a los valores espirituales, ésta es una razón digna
de considerarse. Tiene además la gran virtud, como lo ex-
presa Savatier, de mantener en el hombre la conciencia de
que su deber primordial es obrar correctamente (1). Presta,
por último, útiles servicios, sobre todo en materia de abu-
so de derechos, cuyo ejercicio ilícito se determina, en parte
muy principal, por la intención de su titular.
Por lo demás, como afirma Josserand, «ambas teorías no
son incompatibles y se completan muy bien; subjetiva u
objetiva, toda teoría sobre responsabilidad tiende a este
« fin, siempre perseguido, jamás logrado plenamente: el
equilibrio perfecto, aunque inestable, de los intereses y de
a los derechos» (2). Si este fin puede Iograrse mejor mediante
la combinación de ambas teorías, no habría motivo para acep-
tar una y prescindir de la otra. Lo razonable es dar su parte

(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N-"280, pág. 361.


(2) Cours de Droit C i d Positif Francais, tomo 11, 2.a edicibn, N." 418, pág. 21 7.
FUNDAMENTO DE LA RESPONSABILIDAD 121

a cada una en forma de obtener que todo daño sea debida-


mente reparado.
Se podría, por ejemplo, consagrar como regla general
!a responsabilidad subjetiva, y si hubiere dudas acerca de la
causa del daño, se repartiría por mitades entre su autor y
la víctima. Es e1 sistema adoptado por nuestro C. de C. en
materia de abordaje (ares. 1130 y 1133 C. de C.). La res-
ponsabilidad objetiva se aplicaría principalmente tratán-
dose de daños provenientes del hecho de las cosas, y, a fin
de inducir a la víctima a ser prudente, se la obligaría a so-
portar una parte de los mismos, corno propone Demogue (1).

76. Influencia de la teoria del riesgo en legisla-


ción y en jurisprudencia.-Si la teoría del riesgo no ha
logrado imponerse en la doctrina (N.O 74), en legislación y
en j yrispr udencia, en cambio, h a ejercido una influencia no-
table, que seria inútil negar.
En Francia, esta teoria ha influido en la legislación so-
bre accidentes del trabajo (ley de 9 de Abril de 1898); so-
bre accidentes causados por una aeronave a personas o bie-
nes sit,uados en la superficie (ley de 31 de Mayo de 1924);
sobre daños causados a terceras por la explosidn o emana-
ción de sustancias explosivas, corrosivas o tóxicas que se en-
cuentren en establecimientos del Estado o en establecimien-
tos privados que trabajen directa o indirectamente para la
defensa nacional en tiempo de guerra o de paz (ley de 3 de
Mayo de 1921); sobre daños causados a las personas o bie-
nes por crímenes y delitos cometidos con fuerza o violencia,
en el territorio de una comuna, por multitudes o grupos, ar-
mados o no (ley de 16 de Abril de 1914, que modificó la ley
municipal de 5 de Abril de 1884), etc. (2).
Aunque la jurisprudencia francesa ha permanecido, por
---
(1) Obra citada, tomo 111, N.O 289, phg. 477.
( 2 ) J o s s ~ $ ~ w ~ , - ocitada',
bra tomo 11, 2.' edición, N."557, pág. 305: M.%ZI.AUD,
obra citada, tomo 1 , 2 . a edición, Nos. 77 a 81, pAgs. 81 y 83; L.~Lou,obra citada, N,"
47, pág. 38; PLAHIOL Y RIPEBT,obra citada, tomo VI, N." 478, pág. 653; COLIEr
CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.aedici611, pág. 369; S A V . 4 T I E ~ ,obra citada, tonio 1,
N.O 276, pAg. 356.
lo general, fiel a la teoría de ia culpa, también ha sufrido la
influencia de la teoría del riesgo. Es ella la que la ha condu-
cido a afirmar que el inc. 1." del artíchlo 1384 del Código
francés consigna un principio general de responsabilidad poi-
el hecho de las cosas inanimadas; a establecer que su pra-
pietario o guardián responde del daño q u e causen, sean
muebles o inniiiebles, peligrosas o no, v aunque estén accio-
nadas o dirigidas por el hombre; a negar al propietario o
guardián de tales cosas o de un animal la prueba de haber
empleado en su custodia la debida diligencia o cuidado y
a no admitirle otras causales de exención de responsabilidad
que la fuerza mayor o el caso fortuito y la culpa exclusiva
de la víctima (1).
En Bélgica, la teoría del riesgo ha inspirado asimismo
la ley sobre accidentes del trabajo (decreto real de 28 de
Septiembre de 1931, que fijó el texto definitivo de esta ley)
y las que obligan al dueño de una mina a reparar los daños
causados al propietario de la superficie (arts. 50 a 53 del
decreto real de 15 de Septiembt'e de 1919, que fijó el texto
definitivo de las leyes sobre minas y canteras) y al que explo-
ta una empresa de energia eléctrica a indemnizar los que
con su explotación cause a terceros (art. 18 de la ley sobre
empresas de energía eléctrica, de 10 de Marzo de 1925) (2).
En general, las leyes sobpe accidentes del trabajo dicta-
das en diversos países de Europa y América, se fundan en la
teoría del riesgo. La responsabilidad de los niños, dementes
y demás personas privadas de voluntad, que en ciertos casos
y bajo ciertas condiciones establecen varios Códigos mo-
dernos, es también fruto de su influencia (N.O102).
Nuestra. legislación también h3 sido influenciada por
esta teoría. La responsabilidad de los empleadores y patro-
(1) ~ I A Z E A U D , obra citada, tomo 1, 2.a edici611,Nos. 82 a 90, págs. 83 a 93; COLIX
Y CAPITANT, obracitada, tomo 11, 6.a edición, pág. 372; PLANIOL y KIPBRT,obra ci-
tada, tomo VI, N." 478, pág. 663 y N." 481, pág. 666; PIRSONY D E VILLE,obra citada,
tomo 1 , ;V." 45, pág. 119; S A V A ~obr~citada,
ER, tomo 1. N." 277. pág. 357; N.O 284,
pág. 368 y N," 385. pág. 514.
(2) DE P . ~ G E , @citada. O ~ ~ Atomo IIt, N " 934, pág. 785; PIRSON Y DI.. VILLÉ,obra
citada, tomo 1, Y . " 41, pág. 118.
nes por los accidentes que ocurran a sus empleadas y obre-
ros a causa o con ocasión del trabajo (arts. 254 y 255 C. del
T.) ( I ) , la del propietario o arendatario de una aeronave
por los daños que ésta cause a personas en la superficie (art.
65 D. F. L. K."211, de 15 de Mayo de 1931) y la que con-
sagra la letra g del art. 25 del C. de M., son una aplicación
de ella. Es la teoría del riesgo igualmente la que ha inspirado
en cierto modo las disposiciones del art. 20 de la C. P. del
E. y del art, 8 . O de la ley N.O 6026, de 12 de Febrero de 1937,
sobre seguridad interior del Estado.

77. Teoría adoptada por el Código Civil chileno,--


Nuestro Código Civil consagra la teoría clásica de la respon-
sabilidad subjetiva en toda s u amplitud; la teoría del riesgo
1x0 la admite eil caso alguno ( 2 ) . No podin ser de otro modo
si se considera q u e fué dictado en una época-1855-en que
nadie discutía ni ponia en duda la necesidad de la culpa
o dolo de parte del autor del daño para compronleter s u res-
ponsabilidad.
Un rápido examen de los diversos preceptos pertinentes
demostrara nuestro aserto. El art. 231.1 obliga a , la indem-
nización aI que ha cometido un delito o ci~asidelttoque ha
inferido daño a otro. Como según el art, 2284 es delzto e1 hecho
ilícito cometido con intefzción de dañar y cunsidelilo, el hecho
czllpabTe, pero cowzetido sin i.rztención de dañar, sólo habrá
lugar a aquélla si el daño ha sido inferido i~zfenczonalo cul-
pablnnenfe, esto es, por dolo o culpa de su autor. Por eso, el
a r t . 2319 declara incapaces de delito o cuasidelito a los de-
mentes y a los menores de siete años y aún a los mayores
d e esta edad y menores de dieciséis si el juez estima que han
obrado sin discernimiento; falta en ellos la voluntad necesa-
ria para hacerse reos de dolo o culpa.
Corroboran lo dicho el citado art. 2319, que hahta de la
---
( 1 ) hsf lo reconoce la Corte de Apelaciones de Santiago en Rev., tomo 39, 2.*
parte, sec. 2.a, pág. 5 5 , párrafos VI11 y IX.
( 2 ) En el mismo sentido, véase liev., tonlo 39, 2.* parte, sec. 2,a, pág. 5.5,
párrafos I I I a VI.
responsabilidad de las personas a cuyo cuidado estén los
dementes y los menores, si pudiere imputárseles negligencia,
el inciso final de los arts. 2320 y 2322 y el art. 2326, que
autorizan al responsable del hecho ajeno y al propietario o
guardián de un animal para eximirse de responsabilidad
probando que no hubo culpa o falta de WgiLanciu de s u parte;
el art. 2323, que sólo hace responsable al dueño de un edi-
ficio de los daños que ocasione su ruina si ésta acaece por
haber omitido las necesarias re@araciones, o por ha'ber faltado
de otra manera al cuidado de un buen padre de familia, mas
no si proviene de un vicio de la construccibn; el art. 2328,
que se refiere a la culpa o mala intención de alguna persona;
el art. 2329, que habla del daño que pueda imputarse a
malz'cza o negligenciu de otra persona, y, por último, el art.
2333, que se refiere al daño contingente que por imprudencia
o negligencia de alguien amenace a personas determinadas o
indeterminadas.
El hecho de que el art. 2321 niegue a los padres la prueba
de su inculpabilidad por los delitos o cuasidelitos de sus hi-
jos menores, y que conocidamente provengan de mala edu-
cación, o de los hábitos viciosos que les han dejado adquirir
(l),y que el art. 2327 la niegue asimismo al que tenga un
animal fiero que ha causado un daño, cuando de él no re-
porte utilidad para la guarda o servicio de un predio, no
desvirtúa nuestra conclusión. Ambos artículos se limitan a
presumir de derecho la culpa de los padres y la del dueño,
poseedor o tenedor del animal, respectivamente.
Si el delito o cuasidelito cometido por el hijo menor
proviene de mala educación o de habitos viciosos que se le
ha dejado adquirir, su sola realización demuestra la culpa
de los padres. Estos tienen la obligación de educar a sus hijos
(art. 222) : si el hijo ha sido mal educado o ha adquirido tales
hábitos, quiere decir que aquéllos no han cumplido con esta
obligación ; hay, pues, una*culpa manifiesta del padre o ma-
(1) Es cierto que el art. 2321, a diferencia del art. 2327, no niega esta prueba en
forma expresa, pero su inadmisibilidad resulta del empleo del adverbio siempre, q u e
es sinónimo de en todo caso (N.O 247).
FUNDANENTO DE LA RESPONSABILIDAD 125

dre a cuyo cuidado esttt el hijo, y que nada puede explicar


o excusar (1).
Igualmente, el hecho de tener en un predio un animal
fiero, de que no se reporte utilidad para el servicio o la guar-
d a del. predio, constituye culpa por sí solo. Como ésta existe
mientras e! animal permanezca en el predio, porque no la
constituye la falta de vigilancia del animal, sino el hecho de
tener en él un animal inútil y peligroso, le será imposible a
su dueño, poseedor o tenedor probar lo contrario; la sola
realización del daño está demostrando su cuIpabiIidad (2).
La jurisprudencia de nuestros tribunales es uniforme
en el sentido de que la. responsabilidad delictual o cuaside-
Iictual civil sólo procede a condición de q u e el autor del he-
cho haya obrado con culpa o dolo (3). La Corte Suprema ha
dicho, por lo mismo, que no puede afirmarse que todo acci-
dente que inJiera daños importe de suyo faEta o culpa k p u -
table a persona determinada, porque es menester, para que
exista un cuasidelito, que el perjuicio producido provenga
de un hecho ilícito o bien de Ia omisión de actos de cuidado
o diligencia exigidos por la ley, y tratándose del accidente
materia del litigio, la idea o conce&o de czripa no puede es-
tablecerse sólo en vista de Eos datos que son la consecuencia
del accidente, que bien ha podido ser fortuito (4).

78. Reformas que convendría introducir en nues-


tra legislación.-La responsabilidad delictual y cuaside-
lictuai tal corno la reglamenta nuestro Código Civil, no resc
ponde a las necesidades de la época. Los accidentes, en es-
pecial los provocados por los tranvías y automóviles, au-
mentan en forma alarmante. Las más de las veces sus auto-
--
(1) y (2) Véase, en el inismo sentido, Rev., tomo 39, 2.* parte, sec. 2.', pág. 55,
párrafo IV.
(3) V4anse las sentencias citadas en la nota 1 de la pág. 53 y además Rev., tomo
3, 2.a parte, sec. l.', págs. 60 (Corte Suprema) y 125; tomo 22, 2.* parte, sec. 1.4
pág. 681 (Corte Suprema); tomo 28, 2.* parte, sec. l.', págs. 66, 164 y 295 (Iac tres
de la Corte Suprema); tomo 38, 2.a parte, sec. l.a,pág. 239; tomo 39, 2.a parte,
sec. Z.', pág. 55.
(4) Rev., tomo 22, 2." parte, sec. l.*, pág. 481.
res quedan impunes y la víctima privada de toda indemniza-
ción. No es fácil probar la culpa o dolo del conductor y, por
lo general, el propietario del automóvil es persona de recur-
sos, a quien. no faltan medios para presentar las cosas de un
moda favorable para él, o el vehículo pertenece a una em-
presa que tiene un buen servicio de asistencia jurídica y, en
ocasiones, dedicado exclusivamente a su defensa e n esta cla-
se de asuntos.
Si a esto se agrega que en nuestro país no existe el con-
cepto de la responsabilidad-así lo prueba el hecho de que a
diario se enlode la reputación ajena y se infiera toda clase de
daños sin que nadie se conmueva y sin que las víctimas lo-
gren siquiera convencer a los tribunales de la justicia de su
causa,- comprenderemos cuán urgente es la necesidad de
introducir algunas reformas en esta materia. Entre nosotros,
se persigue con más encarnizamiento a un ladrón de gallinas
o de accesorios de automóviles, por escaso que sea su valor,
y la mano de la justicia cae con más rigor sobre ellos que so-
bre el calumniador o sobre quien comete un cuasidelito de
homicidio o de lesiones. ¡Basta recordar que nuestros tribu-
nales avalúan la vida humana en cincuenta, ochenta o cien
mil pesos!.
Convendría, por esto, consignar en nuestro Código un
principio general de responsabilidad por el hecho de las cosas,
análogo al dei inciso l." del. art. 1384 del Código francés,
pero fundado en el riesgo, y a fin de inducir a la víctima a
ser prudente, se la obligaría a soportar una parte del daño;
admitir la responsabilidad de las personas privadas de dis-
cernimiento en relación con sus recursos pecuniarios y los
de la víctima, cuando ésta no haya podido obtener reparación
de la persona a cuyo cuidado se hallen aquéllas; disponer que
si hubiere dudas acerca de la causa del daño proveniente de1
hecho personal, éste se repartirá par mitades entre su autor
y la víctima; establecer que el ejercicio abusivo de un dere-
cho constituye un hecho ilícito; negar a los empresarios y
patrones la prueba de su diligencia o cuidado por el hecho
de sus dependientes y sirvientes, mien.tras están bajo su cui-
índice
CAPITULO III

Elementos de la res onsabilidad delictual y


cuaside ictual civil l'
80. Enumeración.-De los arts. 2284, 2314 y 2319 se
desprende que, para que un hecho o una omisión engendre
responsabilidad delictual o cuasideIictual civil, es menester:
l." Que su autor sea cafiaz de delito o cuasideIito;
2." Que ese hecho u omisión provenga de doto o czd.Zpa;
3." Que cause un daao, y
4." Que entre e1 hecho o la omisión dolosa o culpable
y el daño exista una relación de causalidad.

81. Principio.-Por regla general, toda persona natu-


ral o jurídica es capaz de delito o cuasidelito civil. Sólo son
incapaces los que carecen del discernimiento necesario para
darse cuenta del acto que ejecutan. Es la consecuencia 1ó-
gica del sistema adoptado por nuestro Código, según el cual
la responsabilidad delictual o cuasidetictual no existe sino
a condición de que el hecho u omisión perjudicial provenga
de culpa o dolo de su autor, y una y otro suponen volun-
tad (1).
--
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.& edición, N."458, pág. 245; SAV.~TIER,
obra citada, tomo 1, M."201, pág. 250; PLANIOLY RIPERT,obra citada,tomo VI, N,"
496, pág. 688; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 3 0 2 , p L g . 500; COLINP CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 374; DE PAGE,obra citada, tomo 11, y." 914,
pág. 764; BAUDRY-LACANTISERE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N."
2856, pág. 544; BAVDRY-LACANTISERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edici6n, N." 703,
9
82. Diferencias con la capacidad contractual.-La
capacidad delictual y cuasidelictual es, por tanto, más am-
plia que la contractual: hay personas incapaces de contratar
que pueden, sin embargo, obligarse por su delito o cuaside-
lito si tienen suficiente discernimiento, tales como la mujer
casada, el pródigo, el menor mayor de siete años (N.O 26-1 O).

Ello se debe a que el hombre adquiere la noción del bien y


del mal mucho antes que la madurez y Ia experiencia necesarias
para actuar en la vida de los negocios. Un niño de doce años
será incapaz de convenir un contrato de sociedad o de arren-
damiento; pero sabe muy bien que no puede apropiarse de
lo ajeno o romper los vidrios del vecino (1).
La distinción entre absoluta y relativamente incapaces
que hace el art. 1447 es, pues, inaplicable a los delitos y cua-
sidelitos (2). La capacidad delictual y cuasidelictual se rige
por reglas propias (art. 2319) y que, por ser especiales, pre-
valecen sobre las de aquel precepto.

83. Diferencias con la capacidad penal.-La capa-


cidad delictual y cuasidelictual .civil es también más amplia
q u e la penal. Aunque ambas tienen de común el que carecen
de ellas las personas privadas de discernimiento y que el
demente, por lo mismo, carece de una y otra (arts. 2319 C.
C. y 10, N.O l.", C. P.), no ocurre lo mismo con el menor.
La plena capacidad penal comienza a los veinte años:
el menor de esta edad no puede ser condenado por delito o
cuasidelito, a menos que, siendo mayor de dieciséis años, el
tribunal de menores respectivo declare que obró con discer-
nimiento (art. 10, Nos. 2 . O y 3.O, C. P.); pero, en tal caso,
el ser menor de veinte años constituye una circunstancia ate-

pág. 317: LALOU,obra citada, N." 394, pág. 204: PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.a
edici6n, N.O 878, pág. 305; GARDENAT Y SALMON RICCI,obra citada, N." 52, pág. 20;
DE RUGGIERO. obra citada, tomo 11, versibn española, pág. 650.-En contra: MA-
ZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 455 a 467, págs. 443 a 453.
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edici611, N." 455, pág. 243: PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10.' edicibn, N."879, p&g.307; PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada,
tomo 1, N,' 68, pág. 163.,
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, N.O 450, pág. 441.
nuante (art. 11, N.O C. P.), El menor de dieciséis años
2.O,

está exento de responsabilidad penal en todo caso (art. 10,


N*" 2.O, C. P.).
En materia civil, en cambio, la plena capacidad delic-
tual y cuasidelictuaI se adquiere a los dieciséis años; pero se
puede ser responsable de un delito o cuasidelito civil desde
los siete años,, si el juez estima que el menor obró con discer-
nimiento (art. 2319) (N.O 1 9 - 1 . O ) . Sólo los menores de siete
años están esentos de responsabilidad delictual o cuaside-
lictual civil en todo caso.

84. Independencia de las capacidades contractual,


delictual o cuasidelictual civil y penal.-La capacidad
delictual o cuasidelictital civil es en teramen te independiente
be da contractual y de la penal: se puede ser, a la vez, capaz
de delito o cuasidelito civil e incapaz de contratar o de co-
meter un delito o cuasidelito pcnal. Tal sería el caso de u n
menor de quince años que hubiera cometido un cuasidelito
con discernimiento: es incapaz de contratar y está exento
de responsabilidad penal, pero su cuasidelito lo obliga civil-
mente (1).
De ahí que el mayor de siete años y menor de diecisé,is
y el maycr de esta edad, pero menor de veinte, que obró sin
discernimiento, aunque están exentos de responsabilidad
criminal' por su delito o cuasidelito, pueden ser condenados
en el juicio en que se Persiga su responsabilidad civil (2).
La sentencia absolutoria o de sobreseirniento definitivo que
se dicte en el proceso criminal, no produce cosa juzgada en
el juicio civil. EI N.O 1." del art. 202 C. P. C. exceptúa ex-
presamente el caso en que Ia absolución o el sobreseimiento
provenga de la existencia de circunstancias que eximan de
---
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 913 injtine, pág. 764; GARDENAT S SAL-
~ ~ O N - R I Cobra
C I , citada, N.O 52, pág. 20.
(2) h l a z m u ~obra
, citada, tomo 1, 2.%edición, N.O 453, nota 2 , pág. 442; LALOU,
obra citada, .J."395, pág. 205; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 497,
pág. 691; B.+VDRY-LAC;INTIXERIE S BARDE, obra citada, tomo Iv, 3.= edición, N."
2864, pág. 551; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, P;.' 303, pág. 502 infine; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 263, pág. 341.
responsabilidad criminal. El ser menor de dieciséis años o
el haber obrado sin discernimiento siendo mayor de esa
edad y menor de veinte, tienen este carácter (art. 10, Nos.
2." y 3.", C. P.).

85. Enumeración.-No sdn capaces de delito o cua-


sidelito civil: l." los dementes; 2.O los menores de siete años, y
3.0 los mayores de esta edad y menores de dieciséis añox que
han obrado sin discernimiento (art. 23 19).
Todas las demás personas son capaces de delito o cuasi-
delito civil aunque sean absoluta o relativamente incapaces
según el art. 1447 o carezcan de capacidad penal: la mujer
casada cuyos bienes administra el marido (l), el menor,
aunque sea impúber o esté bajo patria potestad o guarda,
siempre que no se encuentre en alguno de los dos casos .ya
señalados (2), el pródigo, hállese o no en interdicción (3),
el sordomudo que no puede darse a entender por escrito (4),
los religiosos, los indígenas. El fallido y el que ha hecho
cesión de bienes también se obligan por su delito o cuasideli-
to; pero la víctima sólo puede perseguir su responsabilidad
sobre los bienes futuros, no podría hacerlo sobre los que
fueron objeto de la quiebra o cesión (art. 63 de la ley de
quiebras) (5).
--
(1) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,. N.O 54, pág. 21; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2." edición, N." 1935, pág. 737; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N,"
914, pág. 764; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 315, pAg. 513; JOSSERAND, obra
citada, tomo 11, 2.° edición, N."456, pág. 244; DUCCICLARO,CARLOS,obra citada,
N."69, pág. 53; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 198, pág. 248.
(2) GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N." 56, p i g . 21; DE PAGE,obra ci-
tada, tomo 11, N." 914, pág. 764; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N," 303, pág. 501;
JOSSERAND, obra citada, tomo II,2.° edición, N."456, pág. 244; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, edici6n, N." 0 3 5 , p i g . 737.
(3) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3." edición, N.O 2863,
pAg. 550; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 913, pág. 764; DEYOGUE, obra citada,
tomo 111, N."315, p i g . 513; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N." 454,
pág. 244; MAZEAUD, obra citada, tomo 1'1, 2.. edición, N." 1935, pLig. 737; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N . O 198, pág. 248.
(4) D u c c ~CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 66, pág. 52.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 316, pág. 514; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N.O 1935, pág. 738.
86. 1 . O Dementes (1).-No son capaces de delito o
cuasidelito los demelztes (art. 2319), entendié.ridose por tales
los que, al tiempo de ejktutar el hecho, están privados de la
razón por causas patológicas (2).
E s indiferente la denominación, naturaleza u origen de
la enfermedad mental de que padece el autor del hecho, y
azcngue Provenga de causas que le sean im@utnbks, como ex-
ceso de bebidas alcohólicas, abuso de estupefacientes, vida
licenciosa (3). La Iey no distingue: basta que esté demente,
cualquiera que haya sido la causa de la demencia, para que
sea irresponsable.
Es indiferente asimismo que el demente esté o no en
interdicción o recluído en un manicomio o casa de salud
o que la demencia sea permanente o transitoria: unos y
-
(1) Sobre todo 10 concerniente a la incapacidad extracontractual del demente,
puede consultarse la interesante monograffa de ALEXANDRED. NÉAGU intitulada
Contribulzon d I'étude de kz faute subjective dans la responsabilifé cizsiEe.
(2) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6." edición, pág. 374; SAVATIER,
tomo 1, N.O 201, pág. 250; GAUDEMET, obra citada, pág. 307; BAUDR~-LACANTINERIE
Y BARDE,obra citada, tomo IV, 13." edición, N . O 2857, pág. 545; BAUDRY-LACAXTI-
NERIE, obra citada, tomo 111, 13." edición, N.O 704, pág. 318; DE PAGE, obra citada,
tomo 11, N.O 914, pág. 764; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N . O 304, pág. 503; Jos-
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 457, pág. 244; PLANIOL, obra citada,
tomo 11, 10." edición, N."878, pág. 306; LALOU,obra citada, N." 394, pág. 203; PLA-
NIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."498, pág. 692; PIRCON Y DE obra ci-
tada, tomo 1, N.O 68, pág. 163 y N," 70, pág. 167; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra
citada, N." 52, pág. 20 y N . O 61, pág. 22; DE RUUGIERO, obra citada, tomo 11, ver-
sibn española, pbg. 651.-En contra M A Z E A ~ D , citada, tomo 1, Z.a edición,
obra
Nos. 455 a 467, págs. 443 a 453.
(3) La opinibn contraria sustentada por Ia jurisprudencia y los autorcs. franceses
y consagrada por algunos Códigos extranjeros [Código Civil alemán (art. 827), Código
suizo de las obligaciones (art. 54), Código turco de Ias ob1igaciones (art. 54), Código
Civil italiano de 1942 (art. 2046), Código japonhs (art. 7131, Cbdigo de Ias obligacio-
nes de la República de Polonia (art. 138),] es inaplicable entre nosotros: el Código
f r a n c b no contiene m articulo, como el 2319 del nuestro, que'declara incapaces de
delito y cuasidelito a los dementes sin distinguir acerca de la causa de la demencia.
VPanse: ~~A~DRX-LACANTIXERIE E' BARDE,obra citada, tomo IV, 3 a edición, N.O
2858, pág. 546; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 306, pág. 506; COLINY CAPI-
TANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edición, p8g. 375; JOCSERAPID, obra citada, tomo 11,
2.a edición, N." 457, p8g. 245; L a ~ o cobra, citada, N.O 394, pág. 204; PLANIOL Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N? 498, pág. 693; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra
citada, N.O 60, pág. 22; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N."914, pág. 765; MAZCAUD,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 91, pág. 94; N.O 471, pág. 454 y N.O 473, pág.
456; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.l edición, pág. 306, nota 1; NBAGU,obra citada,
dágs. 113 $29; SAV~TILR, pbra. sitada, tofnv 1, N,' 29, pág. 40 y N,"203, pág. 254,
otros son irresponsables si al tiempo de ejecutar el hecho
estaban privados de razón (1). El art. 2319 no hace distin-
ciones, habla de dementes.

87. Requisitos para la incapacidad del demente.


Para que el demente sea incapaz de delito o cuasidelito civil,
es menester que se halle privado .de razón en el momento
mismo .de ejecutar el hecho ( 2 ) y que esta privación de razón
sea total (3).
La demencia sobreviniente a la comisión del delito o
cuasidelito no lo exonera de responsabilidad (4). Si el de-
mente ha cometido e1 delito o cuasidelito en un intervalo
Z~ícido,admitien-do que tales intervalos sean posibles, tam-
bién es responsable, aunque la demencia sea habitual o esté
bajo interdicción. El art. 465 no rige en este caso: regla la
capacidad contractual del demente, se refiere a sus actos y
co~ztratosy a la nulidad y validez de los mismos, expresiones
que no comprenden al delito y cuasidelito, que son hechos
ilfcitos y a los cuales no pueden, por tanto, aplicárseles. La
doctrina es uniforme (5). La solución contraria conduciría al
-7-

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.° edición, N." 452, pág. 442; JUSSBKAND,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 456, pág. 244.
(2) LALOU, obra citada, N . O 394, pág. 204; JOSSBRAND, obra citada, tomo II,2: edi-
ción, N." 457, pág. 244; BAUDRY-LACANTINBRIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a
edición, N." 2860, pág. 548; DEMOGVE, obra citada, tomo 111, N . O 304, pág. 504;
GARDENATY SALMON-RICCI, obra citada, N." 61, pág. ~ ~ ; . M A Z E Aobra U D , citada,
tomo 1, 2.l edición, N.O 454, pág. 443 y N.O 470, pág. 454.
(3) DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 914, pág. 764 in jinc; DEMOGUE, obra ci-
tada, tomo 111, N.O 305, pág. 505; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 62,
pág. 22; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N.O 454, pág. 443 y N.O 470, pág.
454; NÉAGU,obra citada, págs. 108 a 111; S A ~ A T I Eobra R , citada, tomo 1, N . O 202,
pág. 253.
(4) JOSSERAND,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 457, pág. 244; PLANIOL
.;RIPERT,obra citada, tomo V I , N." 498, pág. 692.
(5) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.= edición, N.O 456, pág. 244; SAVATIBR,
obra citada, tomo 1, N . O 202, pág. 252; PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo \'I, N . O
498, pág. 692; DE PAGE,obra citada, tcmo 11, N.O 361, pág. 316; N . O 913, pág. 764
y N." 914 in fine, pág. 765; BAUDRY;LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV,
3.a edición, N.O 2860, pág. 548; DEMOGUB, obra citada, tomo 111, N.O 304, pág. 504;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, . N . O 58, pág. 21 y N . O 59, pág. 22; MAZEAIIP,
obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 452, pág. 442 y N," 470 infine, pág. 454; NÉAGU,
obra citada, págs. 129 a 132.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 135

absurdo de que el loco o demente que obra en un intervalo


lúcido, no obstante ser criminalmente responsabIe de su de-
lito o cuasidelito (art. 10, N.O l.", C. P.), estaría-exento de
responsabilidad civil. Tal solución es inadmisible si se consi-
dera que esta última responsabilidad, por la naturaleza me-
ramente pecuniaria de los efectos que comporta, es más am-
plia que la penal.
La privación de la razón debe ser total: el demente debe
estar absolutamente impedido de darse cuenta del acto que
ejecuta y de sus consecuencias, en otros términos, carecer
por completo de discernimiento (1). El fundamento de la
irresponsabilidad es su carencia de voluntad. Si ésta existe,
aunque sea en parte, no hay razón para declararlo irrespon-
sable. Por eso, los semi-irresponsables, los monomaníacos, a
menos que hayan obrado a impulsos de su monomanía, las
personas extravagantes o raras, llamadas vulgarmente ori-
ginales, los retardados mentales, siempre que su estado no
constituya una especie de enfermedad mental, los débiles de
espíritu, 10s que padezcan de senilidad, los analfabetos, etc.,
son capaces de delito y cuasidelito civil (2).
Pero no es necesario que la demencia sea permanente;
la ley no lo exige. Una demencia, aunque transitoria o pa-
sajera, basta para producir la incapacidad delictual y cuasi-
delictual ' (31, a condición, naturalmente, de que exista en el
momento de cometerse el delito o cuasidelito.

88. Hipnotizado.-El hipnotizado, el que causa un


daño durante la influencia hipnótica, está exento de respon-
sabilidad-es cierto que no puede considerársele dcmente,
pero no cabe desconocer que cuando obró estaba privado

(1) Ti'éanse los autores citados en Ia nota 3 de la pág. 134.


(2) D ~ n i o ~ u robra
r , citada, tomo 111, N." 305, pág. 505; MAZEAUD,obra citada,
tomo 1, 2.a edición, Nos. 476 a 487, págs. 458 a 463; S-~VATIER, obra citada, tonio 1,
N."202, pág. 253.
(3) DE RIJGGIERO~ obra citada, torno 11, yersjón española, pág. 651.
de razón,-a menos que se haya dejado hipnotizar volunta-
riamente; habría entonces culpa de su parte (1).
De los actos dañosos que cometa el hipnotizado respon-
derá en todo caso el hipnotizador, hayaselos ordenado o no.
Hay imprudencia en hipnotizar a otro, pues si blen con ello
se priva al hipnotizado de su voluntad, se le deja sin embar-
go la facultad de obrar maquinalmente (2).

89. Sonámbulo.-Lo mismo cabe decir del sonámbulo:


éste, durante el sonambulismo, carece de voluntad. Pero si
el sonambulismo hubiera sido provocado con la anuencia
del sonámbulo, éste seria responsable; hubo culpa inicial de
su parte al permitir que se le pusiera en ese estado (3).

90. Otros casos d e privación, de razón.-En general,


cabe decir lo mismo de todo aquel que al tiempo de ejecu-
tar el hecho está totalmente privado de razón por cualquiera
causa independiente de su voluntad, aunque sea momentá-
neamente (4), como el enfermo que obra durante el delirio
provocado por la fiebre (5) o el epiléptico que causa un daño
durante el ataque de epilepsia (6).

91. Facultades d e los jueces del fondo y de la


Corte d e Casación.-Los jueces del fondo establecen pri-
vativamente si el a ~ t o del
r acto estaba o no demente o pri-
vado de razón al tiempo de ejecutarlo, si esta privación era
o no total, si obró o no durante un intervalo lúcido. La con-
--
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 309, pPg. 508; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2." edición, N." 473 in Jine, pág. 456; NBAGU, obra citada, pPgs. 205 a 209;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 203, pág. 254.
(2) NÉAGU,obra citada, pág. 206.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 309, pág. 508; NÉAGU,obra citada,
pág. 209.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 310, pág. 508; NÉAGU,obra citada,
págs. 217 y 218; DE RUGGIERO, obra citada, tomo 11, versión española pág, 651.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 309, pág. 508; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N.O 202, pAg. 253.
(6) En contra NBAGV, obra citada, págs. 214 a 217, que estima que hay culpa
de parte del epilPptico en no to-r las precauciones necesarias para evitar que el
ataque le sobrevenga en condiciones de poder dañar a tercer-.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICrUAL 137

clusión a que lleguen sobre estos particulares escapa a la


revisión del tribunal de casación, a menos que hayan vio-,
lado las leyes reguladoras de la prueba; son cuestiones de
hecho (1).

92. Responsabilidad del ebrio.-El ebrio es respon-


sable del daño causado por su delito o cuasidelito, sea la
ebriedad voluntaria o involuntaria, es decir, provocada por
él mismo (2) o por un tercero; el art. 2318 no distingue. La
ley estima que hay culpa en embriagarse o dejarse em-
briagar (3).
Cabría exceptuar, sin embargo, a la persona a quien
otro ha embriagado contra su voluntad,-por fuerza, por
engaño,-siempre, naturalmente, que la embriaguez la pri-
vare totalmente de razón; no habría entonces culpa de su
parte (4). E n tal caso, La responsabilidad recaería íntegra-
mente sobre el autor de la embriaguez,

93. Cocainómano, morfinómano, etc.-lo que se


dice del ebrio es igualmente aplicable al cocainómano, mor-
finómano y, en general, a todo el que comete un delito o
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 914, pág. 765; DEMOGUE, obra citada,
tomo If I , 'N.O 311 i n jne, pág. 509; RIAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O
450, pág. 441; GARDENATY SAL~~ON-RICCI, obra citada, N.O 127, pág. 246.
(2) A menos que Ia embriaguez sea el resultado de una perturbación mental, en
cuyo caso podria estimárse!e irresponsable con arreglo al art. 2319: se tratarfa del ac-
to de un demente, tomando esta palabra e n el sentido amplio que le dimos en el N.O 86.
(3) La misma sol-ión parece desprenderse de1 art. 2046 del reciente C. C.
italiano, pues, según 61, no responde de las consecuencias de un hecho ilícito quien
carecía de la capacidad de entender o de querer en e1 momento de ejecutar el he-
cho, a menos que la incápacidad derive de s u cuIpa.
(4) Los arts. 827 de1 Código Civil aIem&n, 54 del Código suizo de las obligaciones,
54 del Código turco de las obligaciones, 807 del Código Civil serbio, 138 del Código
de las obligaciones de la República de Polonia y 1070 del Código Civil argentino es-
tablecen t a m b i h la responsabilidad del ebrio, a menos que se pruebe que la embria-
guez no se debió a culpa suya.
IdCntica sotución adoptan la jurisprudencia y Ips autores franceses: JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 457, pág. 245; PLANIOL,obra citada, tomo If,
lo.* edici6n, pág. 306, nota 1; COLIKY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6." edición,
pág. 375; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 914, pág. 765; BACDRT-LACANTINERIE
BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O 2861, pág. 5-1-8; DEYOGUE,obra ci-
tada, tomo 111, 307, pág. 507; GAROENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 64,
cuasidelito durante una intoxicación producida por uri es-
tupefaciente; hay culpa de su parte en hallarse en ese esta-
do (1).
Dichas personas estarían exentas de responsabilidad si
se les hubiera hecho ingerir .el estupefaciente contra. su vo-
luntad, por fuerza, por engafio, y a consecuencia de ello
quedai-en privadas totalmente de razón; no habría entonces
culpa de su parte. En tal caso, la responsabilidad recaería
sobre quien las determinó u obligó a ingerir el estupefaciente.

94. 2." Menores d e siete años.-Tampoco son capa-


ces de delito o cuasidelito los hombres o mujeres menores de
siete años (art. 2319), esto es, los niños o infantes (art. 26).
La ley estima que carecen en absoluto de discernimiento;
por eso los declara incapaces de adquirir por su voluntad
aún la posesión de cosas muebles, sea para sí mismos o para
otros (art. 723). Establecido que el autor del hecho es menor
de siete años, su irresponsabilidad es absoluta sin necesidad
de averiguar si obrb o no con discernimiento; hay una pre-
sunción de derecho al respecto.

95. Derecho comparado.-No sucede lo mismo en


derecho francés. Como el Código Napoleón nada dice sobre
el particular, la jurisprudencia y la doctrina estiman exento
de responsabilidad al menor de cualquiera edad sólo en caso
de comprobarse que al ejecutar el hecho obró sin discerni-
miento. De lo contrario, es responsable, aunque sea menor

pág. 22; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 498, p5g. 693; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2.' edición, N." 471, pág. 454 y N."472, pág. 455; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N . O 203, pág. 254.
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, .N.O 914, pág. 765; BAUDRY-LACANTINERIE
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N," 2862, pkg. 549; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N." 29, pág. 40 y N." 203, pág..254; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N."
308, pttg. 507; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 65, pág. 22; PLANIOL Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 498, pág. 693; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2..
edición, N." 473, pág. 456; DWCCI CLARO, CARLOS, obra citada, N," 89, pág. 63; NÉAGU,
qbra citada, pág. 128,
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 139

de siete años (1). Idéntica solución adoptan el derecho in-


glés (2) y los Códigos peruano (art. 1139), portugués (art.
2379), italiano (art. 2046), venezolano (art. 1186) y chino
(art. 18T), el Código de las obligaciones y contratos de la
República Libanesa (art. 122), el Código de las obligaciones
de la República de Polonia (art. 138) y el proyecto franco-
italiano de Código de las obligaciones v contratos (art. 75).
El Código Civil alemán (art. 828) y el ecuatoriano (art.
2301), como el riuestro, declaran incapaz de delito y cuasi-
delito al menor de siete años; los Códigos argentino (art.
1076), uruguayo (art. 1320) y colombiano (art. 2346), a1
menor de diez años, y el Código soviético, al menor de ca-
torce (arts. 9 y 405).

96. 3.0 Mayores de siete años y menores de dieci-


séis.-El mayor de siete allos y menor de dieciséis es también
incapaz de delito o cuasidelito si obró sin discernimiento
(art. 2319, inciso Z."), porque entonces se seguirá la regla
del inciso 1 . O del art. 2319, según la cual son incapaces de
delito o cuasidelito las personas privadas de discernimiento.
Si el mayor de siete años y menor de dieciséis obró con dis-
cernimiento, es responsable, al igual que el mayor de die-
ciséis años (3). Queda a la prudencia del juez determinar si
e1 menor obró o no con discernimiento, esto es, dándose o
no cuenta del acto ejecutado y dc sus consecuencias mate-
riales (4).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2;' edicibn, N.O 451, pág. 442; COLINY CA-
PITANT,obra citada, tomo 11, 6.= edición, pág. 374; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N." 914, pág. 765: BAUDKY-LACANTINEKIE Y BAKDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición,
PJ." 2864, pág. 550; DEMOGC~E, obra citada, tomo 111, N.O 303, pág. 501; LALOU, obra
citada, N." 395, pAg. 204; J O S S E I ~ A N D , obra citada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 456 J.
457, pág. 244; PLANIOL, obra citada, tonio 11, 10.a edición, N." 879, pág. 306; P L A ~ I U L
r RIPERT,obra citada, tomo VI, N."497, pág. 690; GAKDENAT Y SALBTON-RICCI, obra
citada, Nos. 55 a 57, pág. 21; S A V ~ ~ T Iobra E R ,citada, tomo 1, N." 199, príg. 248.
(2) JEKKS, Digesle de Druil Civil A?aglais, tomo 1, 2.* edicióii, traducción france-
sa de B a p a n n y Gouli-, a r i . 760, pág. 237; DEMOGUE, obra citada, torno 111, N." 322
bisi pág. 521; GAUDEMET, obra citada, págs. 307 y 308.
(3) El art. 828 del Código Civil alemán adopta el misiilo criterio queel nuestro,
pero en xez de dieciséis años fija dieciocho.
(4) DE~IOGCE, obra c i ~ a d a ,tomo 111, N.O 303, pág. 502 y N.O 312, pág. 509;
B.~vDRY-L.~c.%NT~~TER~ y BARDE, obra citada, tomo IV, 3," edición, N . O 2864, pág. 559.
Para este efecto, tomará en cuenta las condiciones per-
sonales del menor, como su grado de educación, su desarro-
llo físico e intelectual, las actividades a que se dedica, el
medio en que ha vivido, etc., la naturaleza del acto ejecuta-
do y las circunstamias en que se realizó (1). Se ha fallado
que el menor de doce años que ha recibid6 una educación
correcta y procede como un niño normal, está en situación
de discernir, atendidas su edad y carencia de aptitudes, que
es una imprudencia de su parte tomar la dirección del au-
tomóvil de su padre para conducirlo por las calles de la
ciudad y hacerlo virar en una esquina en que existe una di-
ficultad particular, (2), y que hay culpa de parte de un
menor de doce años que, utilizando un arma de fuego car-
gada, no evita la dirección del arma hacia el occiso en el
momento en que éste pasaba por su frente, fijándole, por
el contrario, los puntos (3).
En la duda, el juez deberá declarar la responsabilidad
del menor, como quiera que s610 es irresponsable si estima
que obró sin discernimiento. La ley considera que el mayor
de siete años es capaz de delito o cuasidelito por regla gene-
ral, puesto que declara incapaz al menor de esa edad única-
mente. Al mayor de siete años y menor de dieciséis lo declara
incapaz sólo en caso de que el juez decida que obró sin dis-
cernimiento.
La decisión de los jueces del fondo acerca de si el menor
de dieciséis años obró con o sin discernimiento es un hecho
del pleito, que escapa a la censura del tribunal de casación,
a menos que aquéllos hayan violado las leyes reguladoras de
la prueba (4).
---
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 914, pág. 765; DEMQGUE, obra citada,
tomo 111, N." 303, pág. 501; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, Z.a.edición, N . O 451,
pág. 442 y Nos. 482 a 487, págs. 460 a 463; DUCCICLARO,CARLOS, obra citada, N.O
65 in $ne, pág. 52.
(2) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consid. 23).
(3) Gaceta, año 1861, sent. 1056, pág. 666.
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 914, pág. 765; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N." 497, pág. 691; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 303, pág.
501; MAZEAUD, obra citada, tomo 1 , 2.. edicián, N." 450, pág. 441; GARDENAT Y SAL-
MON-RICCI, obra citada, N."127, pág. 246.
-..
ELEMENTOS DZ? LA RI~SPONSIIBILIDADbELICTUAL 141

97. Juez competente para determinar acerca del


discernimiento del menor.-La determinación de si el
menor obró con o sin discernímiento incumbe al juez que
conozca del proceso en que se persiga la responsabilidad
civil de aquél o de la persona que deba responder de los ac-
tos del'rnenor con arreglo al art. 2320 (1),< y no al tribuna1
de menores, como ocurre en materia penal (art. 10, N.O3.",
C. P.). Tanto los arts. 19 y 38 de la ley N.O 4447, de 18 de
Octubre de 1928, sobre protección de menores, como eI art.
33 del reglamento dictado para su aplicación, entregan esta
determinación al juez de menores cuando el menor aparezca
comprometido en un proceso criminal cDmo autor, cómplice
o encubridor de un crimen, simple delito o falta; pero ni
esa ley (arts. 21,22 y 23), ni ese reglamento (art. 32) señalan,
entre las atribuciones del juez de menores en materia civil,
la de decidir si el menor obró o no con discernimiento cuan-
do sólo se trata de hacer efectiva su responsabilidad civil. No
podían señalarla, porque el juez de menores es competente
para hacer esa determinacibn respecto de los menores ma-
yores de dieciséis años y menores de veinte únicamente, pues
los menores de dieciséis años estan exentos de responsabili-
dad penal en todo caso, o sea, tratándose de un caso en
que ya no es procedente hacer tal determinación en materia
civil por refwirse a personas, como los mayores de dieciséis
años, que son plenamente capaces de delitos y cuasidelitos.
Para que el tribuna1 haga esta determinación, no es
indispensable que en la demanda se pida en forma expresa
la declaracibn de que el menor obró con discernimiento,
porque, al perseguirse la responsabilidad civil de éste o la
de la persona a cuyo cuidado está el. menor precisamente
por el cuasidelito que se imputa a este último, el tribunal de
Ia causa queda obligado a estudiar la cuestión bajo este as-
pecto, máxime si la demanda se funda, entre otros precep-
tos, en el art. 2319, si fuere procedente. Así se ha fallado (2).
(1) Asf se hizo en Ia sentencia publicada en La Gaceta, año 1939, tomo 11, sent.
161, pág. 672 (consids. 22 y 23).
(2) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consid. 22).
98. Influencia de lo criminal en lo civil.-Por consi-
guiente, aun cuando el menor de veinte años y mayor de
dieciséis haya sido absuelto o sobreseído en el proceso cri-
minal por haber decidido el tribunal de menores respectivo
que obró sin discernimiento, siempre podra perseguirse ante
'la justicia civil la responsabilidad derivada de su delito o
cuasidelito. Esta decisión no liga al juez civil: las sentencias
absolutorias o de sobreseimiento definitivo no producen cosa
juzgada en materia civil cuando la absolución o el sobre-
seimiento provenga de la existencia de circunstancias que
eximan de responsabilidad criminal. El haber obrado sin dis-
cernimiento siendo menor de veinte años y mayor de dieci-
séis, tiene este carácter (arts. 202, N.O. l.",C. P. C. y 10, N.O
3.", C. P.) (N.O 84) (1).
En cambio, la sentencia condenatoria que se dicte en
materia penal por haber decidido el tribunal de menores res-
pectivo que el menor de veinte años y mayor de dieciséis
obró con discernimiento, produce cosa juzgada en materia
civil (arts. 201 C. P. C. y 33 C. P. P.).

99. Prueba de la incapacidad.-A quien alega la in-


capacidad del autor del hecho incumbe probar, según el caso,
la demencia o privación de razón de éste en el momento
mismo de ejecutarlo, que ha obrado bajo la influencia hip-
nótica, en estado de sonambulismo o durante el delirio pro-
vocado por la fiebre, que es menor de siete años o que, sien-
do mayor de esta edad, pero menor de dieciséis, obró sin dis-
cernimiento. La capacidad ea la regla y la incapacidad, la
excepción (2).
Será así aunque el autor del daño esté en interdicción
o internado en un asilo o manicomio al tiempo de ejecutar
el hecho dañoso; la presunción de nulidad que establece el

(1) VCanse, los autores citados en la nota 2 de la pág. 131.


(2) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 311, pág. 508; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N.O 917, pág. 766; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N," 68, pág. 162
y N." 73, pág. 176; NÉAGU,obra citada, pfigs. 219 y 220; SAVATIER,obra citada, to-
mo 1, N." 199, pág. 249 y N.O 202, pág. 252.
ELEMENTOS DE L.4 RESPONSABILIDAD DELICTUAL 143

art. 465 respecto de los actos y contratos del demente pos-


teriores a1 decreto de interdicción no rige en materia delic-
tual y cuasidelictual. Es una regla destinada a proteger los
intereses del propio demente, en tanto que aquf se trata de
reparar el daño q u e éste ha causado en la persona o en el
patrimonio ajeno (1). Naturalmente que la circunstancia de
hallarse el autor del daño en interdiccion o internado en un
asilo o manicomio constituirá una prueba de gran valor en
pro de su incapacidad.
La prueba de que el menor de dicciséis años y maj70r de
siete obró con discernimiento, de que el autor del hecho se
dejó hipnotizar o ponerse en estado de sonambulismo volun-
tariamente, o que el delito o cuasidelito se cometió en un
intervalo lúcido, incumbe al que reclama la indemnización;
sera éste quien alegue esas circunstancias (2).
100. Responsabilidad del guardián del incapaz.-
De los daños causados por los dementes y demás personas
privadas de razón, cuando estén exentos de respoilsabilidad
según las reglas expresadas en los Nos: 86 a 93, y de los cau-
sados por los infantes y tos menores de dieciséis años que han
obrado sin discernimiento, responden las personas a cuyo cui-
dado estén, si pudiere impzrtdrseles negligencia (ar t. 2319),
es decir, si pudiere probárseles culpa en el cuidado o vigilan-
cia del incapaz (3); Esta prueba d e ordinario será fácil de
producir: a veces bastará acreditar las circunstancias mis-
mas en que se cometió el daño para demostrar la falta de
vigilancia o criidado del guardián.
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N . O 311, peg. 508;PLAX~OLY RIPERT,obra
citada, tomo VI, N." 498, pág. 692; NÉAGU,obra citada, págs. 224 a 227; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 202, pág. 252.
(2) NÉAGU,obra citada, págs. 220 y 221.
(3) Los Códigos alemán (art. 832), chino (art. 187) y de las obligaciones de la
República de Polonia (art. 142) establecen una presunción de responsabilidad en
contra del guardián legal o contractual del incapaz, a menos que dicho guardián
pruebe que cumplió su obligación de vigilancia en forma debida o que el dafio se ha-
brfa causado aunque la vigilancia se hubiera ejercido díligenterqente.
El C. C. italiano de 1912 (art. 2047) consagra idéntica presunción; pero, para
exonerar de responsabilidad al guardián, se contenta con que éste pruebe que no pudo
impedir el hecho.
144 ARTURO ALESSANDRI BODR~GUEZ

Como el. art. 2319 no distingue acerca de la calidad,


parentesco o título en virtud del cual el guardián tiene el
cuidado del incapaz, pues habla únicamente de las personas
a cuyo cuidado esté, y es además especial, por cuyo motivo
prevalece sobre los arts. 2320 a 2322, se aplica a todo guar-
dián, sea o no éste alguna de las personas enumeradas en
ellos.
Por consiguiente, sea el guardián el padre, la madre, el
marido o el tutor o curador .del incapaz, el jefe del colegio
o escuela en que se educa, el amo, artesano o empresario a
cuyas órdenes trabaja o simplemente un cuidador benévolo
o remunerado o el jefe del asilo, manicomio o establecimiento
en donde se halla recluído, la víctima no podrá exigir que
el guardián le repare el daño causado por el incapaz sino a
condición de probar la culpa personal de dicho guardián
(N.O 218). En defecto de esta prueba, nada podrá deman-

darle, aunque el guardián sea alguna de las personas men-


cionadas en los citados arts. 2320 a 2322 (1).
El guardián que ha sido condenado a reparar el daño
causado por el incapaz, no tiene derecho para ser indemniza-
do sobre los bienes de éste, aunque los tenga. El art. 2325
sólo confiere este derecho a la persona responsable del hecho
ajeno cuando el autor del daño lo hizo sin orden suya y era
capaz de delito o cuasidelito, según el art. 2319. El guardián
(1) Los autores franceses, en vista de que el guardihn del incapaz no íigura en la
enumeración, a su juicio taxativa, del art. 1384 del C. C. francf;, que corresponde a
nuestro art. 2320, sostienen que el guardián e s responsable del daño causado por el
incapaz, en los casos en que éste esth exento de responsabilidad, a condici6n de pro-
bársele culpa o negligencia en la vigilancia o cuidado del incapaz, a menos que el guar-
dián y el incapaz sean algunas de las peraonas mencionadas Bn el citado art. 1384,
pues entonces la culpa del guardián se presumirb: PLANIOLY RIPERT,obra.citada,
tomo VI, N." 499, pág. 693 y N." 626, pág. 854; DEMOGUE, obra citada, tomo 111,
N." 313, pág. 510; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, :2 edición, N." 469, pág. 453;
N." 716,pág. 653 y N."719,pág. 654;DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 914 i n j n 2 ,
pág. 765;N."918, pág. 766 y N."971,pág. 824;COLINP CAPITANT, obra citada, to-
mo 11, 6." edición, pág. 388 i n j n e ; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.' edición, pág.
.
318. nota 2.
- - - - - ~

Tal opinión es inadmisible entre nosotros por las razones expresadas en el texto
y principalmente porque el art. 2319 de nuestro Código, que no tiene equivalente en
el Código francfs, 9610 admite la responsabilidad del guardián, cualquiera que este
sea, a condición de probarse su negligencia.
continuar
ir atrás
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 147

daño causado sin considerar la culpabilidad de su autor,


han producido un cambio de criterio en esta materia, del
cual .se muestran partidarios aún los autores que, como
Flaniol (l), no admiten esa teoría, y que ha encontrado
amplia acogida en legislación.
El Código alemán ,(art. 829), el Código portugués (arts.
2377 y 2378), el Codigo austríaco (art. 1308), el Código de
las obligaciones de la República de Polonia (art. 143), el
Código de las obligaciones y contratos de la República Li-
banesa (art. 122), el Código chino (art. 187), e1 Código pe-
ruano (art. 1140) y recientemente los Códigos italiano (art.
2047) y venezoIano (art. 1187), establecen que si la víctima
del delito o cuasideIito de un incapaz no puede obtener re-
paración de su guardián, e1 juez podrá condenar al incapaz
a indemnizar el daño en consideración a Ias circunstancias y
a los medios de fortuna de ambas partes (2). Los Códigos
alemhn y portugués agregan que, al fijar esa indeninización,
se procurará que el incapaz no quede privado de lo necesa-
rio para su subsistencia según su situación.
El Código soviético (art. 405) y el Código belga (art.
1386 bis), a virtud de la reforma introducida por la ley de
16 de Abril 'de 1935 (3), consagran e1 mismo principio; pero
no exigen como condición previa, para que la víctima pueda
reclamar indemnización de1 incapaz, que no haya podido
obtenerIa del guardián. El art. 54 del Código suizo de las
obligaciones y el art. 54 del Código de las obligaciones de
Turquía se limitan a decir que si la equidad lo esige, el juez
puede condenar al incapaz a la reparación total o parcial del
daño que ha causado.
El Código Civil mexicano es el íinico que establece la
---
(1) Obra citada, tomo 11, 1O.a edición, N.O 878, pág. 306.
(2) La misma disposicibn consulta el art. 76 del Proyecto franco-italiano de Có-
digo de las obligaciones y contratos.
El derecho ingIés consagra, en prirtcipio, la responsabilidad delictual y cuilside-
lictual de los menores y dementes: JEHKS, Digesle de Drmt C i d Angkzis, traducción
francesa, tomo 1, 2.* edición, N . O 760, pág. 236.
(3) PIRSON II DE VILLB, obra citada, tomo 1, Apendice, págs. 567 y siguientes.
responsabilidad del incapaz sin restricción alguna, salvo que
aquélla recaiga en las personas encargadas de él (art. 1911).

103. Responsabilidad civil' de las personas jurídi-


cas (l).-Las personas juridicas de derecho privado, aunque
incapaces de delito .o cuasidelito penal (2), son, sin embargo,
Capaces de delito o cuasidelito civil: están obligadas a indem-
nizar los daños que causen con dolo o culpa las personas na-
turales que obren en su nombre a representación o que estén
a su cuidado o servicio (3). E! art. 59 C. P. P. es bien ex-
plícito.
(1) En este número y en los que siguen nos referimos exclusivamente a la respow
sabilidad civil de las personas jurídicas de derecho privado. La responsabilidad Ci-
vil de las personas jurídicas de duecho público se rige por el Derecho Administrativo.
(2) CLAROSOLAR,ExplicacMnes de Derecho CivJ chileno y comparado, tomo V ,
N.O 2838, pág. 549; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O 342, pág. 543; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 919, pág. 767; M A Z E A U D citada,
, ' ~ ~ ~ tomo
~ 11, 2.° edicibn,
N," 1981, pág. 786; LUOU, obra citada, N." 398, pág. 206; PLANIOLY RIPERT,obra
citada, tomo VI, N." 501,pág. 694;MICHOUD, La théorie de la personnalité morale, to-
mo 11, 2.= edición, Nos. 279 a 282, págs. 246 a 253;VALEUR,La responsabilité fiénak
des personnes morales duns les droits francais et anglo-américains, 1931, N." 15, pág. 7
y N.O 16, pág. 8; LYON-CAEN Y RENAULT,Traité de Droit Commercial, tomo 11, l.a
parte, edición, N.O 122 ter, pág. 143; Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 624, pág.
1950 (Corte Suprema).
Se ha fallado, por eso, que es improcedente la querella criminal intentada contra
una persona juridica (Gaceta, año 1910,tomo 11, sent. 731, pág. 129 y año 1911,
tomo 1, sent. 624, pág. 1051) y toda medida precautoria solicitada en ella (Gaceta,
año 1910, tomo 11, sent. 731, pág. 129).
Se admite, sin embargo, que las personas juridicas pueden ser condenadas a
ciertas penas, como el comiso, las multas que establecen las leyes tributarias, de pro-
cedimiento y otras, la clausura del establecimiento por infracción a las leyes de im-
puestos, de sanidad u otras, etc. Respecto de las multas, este criterio se justifica
diciendo que tienen más bien el carácter de reparaciones civiles que el de penas: MI-
caoun, obra citad?, tomo 11, 2.aedición, Nos. 282 a 286,págs. 251 a 258; MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1981, pág: 786; VALEUR,obra citada, Nos. 41
a 52, págs. 24 a 32; LYON-CAENY RENAULT,obra citada, tomo 11, l.* parte,
edición, N.O 122 ter, págs. 143 y 144.
Entre nosotros se ha fallado que una persona juridica que contraviene a las dis-
posiciones de la ley N.O 5107, de 19 de Abril de 1932, sobre operaciones de cambios
internacionales, puede ser condenada a las multas que esa ley establece: sentencia
de 11 de Diciembre de 1935, dictada por el Ministro de l a c o r t e de Apelaciones de
Santiago, don Carlos A. Campos, en el juicio seguido Ror el Fisco contra la Cía. Chi-
lena de Electricidad Ltda. por infracciones a la citada ley, considerandos 14 a 18
y 55 (véase esta sentencia en la Memoria del Consejo de Defensa Fiscal, correspon-
diente al año 1935, págs. 89 y siguientes).
(3) Gaceta, año 1910, tomo 11, sent. 1178, pág. 924 (consid. 2.') y año 1914,
Si las personas jurídicas son capaces de obligarse por
sus actos y contratos, no se ve por qué no liari de poder serlo
por 10s delitos y cuasidelitos de sus órganos y dependientes,
cuanto n15s que el art. 545 C. C. las declara capaces de ejer-
cer derechos y de colitraer obligaciones civdes, sin distinguir
acerca de su fuente.
Admitir la irresponsabiiidad de las personas jurídicas
por los delitos y cuasidelitos cometidos por las personas na-
turales que obran en su aombre, habria sido injusto e in-
conveniente. Aparte de que en muchos casos la responsa-
bilidad de sus órganos y dependientes liabría sido ilusoria
o imposible de perseguir por su número o insolvencia, se les
habría autorizado para que, escudados en la irresponsabiIidzd
de la persona jurídica ,en cuyo nombre actúan, irrogaren por
cuenta de ésta toda clase de daños que habrían quedado sin
la debida reparación.
La responsabilidad civil de las personas jurídicas se
sent. 323, pág. 907; CLAROSOLAR, E11$1iCaCiO1lesde Derecho Cizd chiEeno y conjpamdo,
tomo V, .J." 2839, pág. 553; DGCCICLARO, CARLOS,obra citada, N.O 71, pág. 54 y
N . O 72, pág. 55.

La jurisprudencia y los autores franceses se pronutician en el mismo sentido no


obsiarite que en Francia tio existe un testo legal que establezca Ia responsabilidad
civiI de las personas jurídicas: COLINY CAPITAEJT, obra citada, tomo II, edición;
pág. 375; JOSSERAXD, o p a citada, tomo 11, 2.a edición, N." 461, pág. 246; BAEDRY-
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición, N," 70-1, pág. 318; GAVDEMET,
obra citada, 308; PLAXIOL, obra citada, tomo 11, edición, N.Q881, pág. 307;
LALOG,obra citada, Nos. 400 y 401, pág. 208; PLAXIOLY RIPERT,obra citada, tomo
VI, N." 501, pág. 694; De PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 919, pág. 767; DEMOGU~;
obra citada, tomo 111, N.O 344, pág. 544 y N.O 346, pág. 550; ~ ~ A Z E A U Dobra , citada,
tomo 11, 2 . a edición, Nos. 1982 a 1987, págs. 787 a 791 y N,"1993, pág. 795; M r c a o c ~ ,
La théorie de ia personnalzté ntorele, tomo II,2."ediciónl N.O 274, pág. 232 y N.O 275,
pág. 234; PIRSON Y DE VILLÉ,obra citada, tonio 1, E."66, pág. 160 y N.O 111 .bis,
pág. 243; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 206, pAg. 258 y N,' 207, pág. 259.
Sobre la responsabilidad deIictuaI y cuasidelictual civiI de las personas jurídicas
en derecho argentino, vCase la obr,a de1 ~rofesorARTUROBARCIAL ~ P E ZL a, s personas
jurldices y s~ responsabilidad citsiE por actas ilicitos, 2.* edición, k l e r i o Abeledo, edi-
tor, Buenos Aires, 1922.
Sobre la responsabilidad delictual y cuasideiictual civiI de las sociedades anóni-
mas por los actos de sus administradores y gerentes, v+se Ia memoria de prueba de
don OSVALDOF. DE CASTRO LARRAIN,La responsabilidad civiE de los directores 2 del
g m l e de la sociedad anónima, Imprenta El Imparcial, Santiago de Chile, 1942,+NOS.
116 a 122, págs. 88 a 90; N . O 132, pág. 98; N.O 153, pag. 113; Nos. 167 a 169, págs.
121 a 124.
justifica, pues, por razones de equidad y de conveniencia ge-
neral. Esto explica que haya sido consagrada expresamente
por numerosos Códigos modernos (1).
No obstante que la capacidad delictual y cuasidelictual
civil de las personas jurídicas es algo que no puede discu-
tirse entre nosotros, dado lo dispuesto en el art. 59 C. P. P.,
no han faltado fallos que erróneamente la hayan desconocido.
La Corte de Apelaciones de ,Santiago ha dicho que las per-
sonas jurídicas son incapaces d,e cometer por sí mismas de-
litos o cuasidelitos y que, en caso de ser cometidos por sus
representantes legales, serían éstos los personalmente res-
ponsables de los perjuicios que con ellos causaren, salvo que
una ley expresa establezca la responsabilidad de Ea persona
jurídica de quien sean representantes (2). La Corte olvid6 que
esa ley expresa existe: es el art. 59 del C. P. P. La Corte
Suprema advirtió el error de esta afirmación, pero no pudo
enn~endarlo,porque no influía en lo dispositivo del fallo
(considerando 10j .
Sin embargo, la misma Corte Suprema, años más tarde,
dijo que la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, por ser
persona jurídica y, por lo mismo, ficticia, era incapaz de
cometer delitos o cuasidelitos, cualquiera que sea su natura-
leza (3).
Tal vez lo que la Corte quiso decir fué que las personas
jurídicas no pueden cometer por si mismas el hecho material
constitutivo de1 delito o cuasidelito, lo que es exacto. Tal
(1) Códigos Civil alemán (art. 31), suizo (art. 55), brasilero (arts. 1522 y 1523),
mexicano (art. 1918), turco (art. 48), sovi4tico (arts. 404 y 407), chino (art. 28) y
Código de las obligaciones y contratos de la República Libanesa (art. 127).
El derecho inglés y el norteamericano tambidn admiten la responeabilidad civil
de las personas jurfdicas: CLAROSOLAR,obra citada, tomo V, N." 2843, pág. 555;
DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 360 bis, pág. 565.
(2) Rev., tqmo 12, 2.' parte, sec. l.a, pág. 410. Esta Corte ha declarado asimismo
que es improcedente la acci6n de perjuicios dirigida contra una persona jurfdica por
las intrigas y difamaciones que se le atribuyen, porque las personas jurfdicas no pue-
den ser autores de tales intrigas y difamaciones, actos éstos cuya responsabilidad debe
perseguirse en las personas naturales que los ejecutaron: Rev., tomo 35, 2.a parte,
sec. l . a , pág. 400.
(3) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec, 1.a, pág. 681 y tomo 28, 2.a parte, sec. l . a , pág.
164.
ELEMENTOS DE LA RESPOXSARILIDBD DELICTUBL 1.51

parece haber sido su intención si se considera que ese concep-


to lo expresó en apoyo de la afirmación que ,acabaha de hacer
de que el daño cuya indemnización se perseguía debió ser
ejecutado por una persona natural dependiente de la em-
presa demandada, que en e1 considerando siguien te recono-
ció en forma expIícita que las jurídicas son civii-
mente responsables de los delitos o cuasidelitos cometidos por
sus empleados y que desechó el recurso de casación en el
íoildo deducido coritra la sentencia que condenaba a la eni-
presa a indemnizar el daño causado por sus dependientes.
Pero aunque así sea, hay que reconocer que la Corte 110 fue
feliz al expresarse como lo hizo. La frase c z ~ a l q z ~ i ~qlre
r a sea
su .izatzcraleza es de tal ainp1itu.d que comprende los clelitos
y cuasidelitos penales y civiles, y si es cierto que una per-
sona juridica es incapaz de cometer aquéIIos, es inesacto y,
aún más, violatorio de1 art. 59 C. P. P. decir que sea incapaz
de delito o cuasidelito civil.

104. Necesidad de que la persona jurídica exista


legalmente.-Para que una persona jurídica sea capaz de
delito o cuasidelito civil, es menester que exista legallizente,
es decir, q u e se halle constituida con arreglo a la le)? y en las
condiciones que ésta exige para que goce de personalidad
(1) :si consiste en una corporación o fundación de beneficencia
pública, en una sociedad anónima, en una asociación de ca-
nalistas, en un sindicatb o en una sociedad cooperativa, que
haya sido autorizada y sus estatutos aprobados por e1 Pre-
sidente de la RcpGhlica (arts. 546 C. C., 427 C. de C., 20
de la Iey N.O 2139, de 20 de Noviembre de 1908, sobre aso-
ciaciones de canalistas, 379 C. del T., 5 - 0 del decreto N.O
596, de 1.2 de Noviembre de 1932, que fijd el texto de los de-
cretos-leyes sobre sociedades cooperativas, y 3." de la ley
N.O 4531, de 15 de Enero de 1929, sobre cooperativas agrí-
colas). Sólo así es capaz de ejercer derechos y de contraer
obligaciones civiles.

obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1979, pág. 786.
(1) MAZEAUD,
De ahí que los gremios, cofradías, establecimientos, aso-
ciaciones o agrupaciones de individuos que no sean personas
jurídicas no son responsables de los delitos y cuasidelitos que
cometan sus miembros, individual o colectivamente. De ellos
responderan el miembro o los miembros autores del delito
o cuasidelito, a condición de probárseles culpa o dolo, y si
éstos son varios, su responsabilidad será solidaria (art. 23 17)
(1). Esta solución no admite dudas en presencia de lo que
dispone el inc. final del art. 549 del C. C.
Lo mismo cabe decir de los delitos o cuasidelitos cotne-
tidos por los miembros o personeros de una corporación,
fundación, sindicato o sociedad con posterioridad a la fecha
en que fué privada de personalidad jurídica por la autoridad
que legitimó su existencia; que no gozó de ella por adolecer
de un vicio de nulidad ( 2 ) , a menos que se trate de una so-
ciedad comercial : ésta, aunque nula, es civilniente responsa-
ble de los delitos y cuasidelitos cometidos por sus órganos
o dependientes a virtud del art. 361 C. de C.; o después de
haberse disuelto por voluntad de sus miembros, a no ser que
en este caso su personalidad subsista para los efectos de su
liquidación, como ocurre, por ejemplo, con las sociedades anb-
nimas, y que el delito o cuasidelito se haya cometido du-
rante la liquidación (art. 110 D. F. L. N.O 251, de 20 de
Mayo de 1931, sobre Superintendencia de compañías de
seguros, sociedades anónimas y bolsas de comercio). De ta-
les delitos y cuasidelitos responderán únicamente las perso-
nas naturales que los hayan cometido.

105. N a t u r a l e z a de la responsabilidad en q u e pue-


den i n c u r r i r las personas jurldicas.-Las personas jurí-
dicas que tengan existencia legal, pueden incurrir en respon-
sabilidad simple y compleja, es decir, en responsabilidad pro-

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo Ir, 2.a edición, N,"1978, pág. 743; PIRSONY DE
V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N." 111 bis, pág. 246.-En contra: PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N . O 502, pbg. 698 i n f i n e ;DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N,"
359, pág. 564.
(2) MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1978infine, pág. 785,
ELEMEMTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 153

veniente de su hecho personal y en responsabilidad prove-


niente del hecho ajeno, de una cosa o de un animal. Con
mayor razón incurren en responsabilidad legal o sin czd$a,
desde que ésta no tiene otra fuente que Ia ley (1).
Pero en todo caso el hecho material constitutivo del de-
lito o cuasidelito ha debido ser ejecutado por una persona
natural; la persona jurídica, como ser ficticio, no puede
obrar por sí misii~a.Se ha fallado, por eso, que cuandd una
,sentencia dice que una emipresa ferroviaria ha sido cuIpabie
o negligente, debe entenderse que lo han sido sus adminis-
tradores o dependientes, pesando sobre ella únicamente
Ia responsabilidad civil resultante de1 daño causado por esos
administradores o dependientes (2).

106. Responsabilidad por el hecho personal.-Las


personas juridicas son personal y directamente responsables
de u11 delito o cuasidelito, sea de acción u omisión (3), cuan-
do éste ha sido cometido por sus Qrganos (4),esto es, por las
personas naturales o par los consejos o asambleas en quienes
reside la voluntad de Ia persona jurídica según la ley o los
estatu tos, como los adininistradores, la junta de accionistas
o el liquidador de una sociedad, el presidente, el directorio
57la asamblea de socios de una corporación, fundación, aso-
ciación de canalistas o sindicato, el vice-pf-csidente ejecu-

(1) CLAROSOLAR,obra citada, tomo V, N," 2842, pág. 555; MICHOUD,obra ci-
tada, tomo 11, 2.2 edición, N," 277, pág. 243; PLANIOLS RIPEXT,obra citada, tomo
VI: N.O 501, pág. 696; DENOGUE, obra citada, tomo III, N.O 349, pág. 554.
(2) Rev., tonio 22, 2.' parte, sec. l.a, pág, 681 y tomo 28, Z.a parte, sec. 1.6,
pág. 164 (amhas de la Corte Suprema).
(3) DEMOCL~E, obra citada, tomo 111, N.O 348, pág. 554; M a z ~ n v obra~ , citada,
tomo 11, 2.8 edición, N." 1987, pág. 791.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N." 1986, pág. 190 y N . O 1987,
pág. 791; DEMUGUE, obra citada, tomo 111, N." 344, pág. 544 y N.O 346, pág. 550;
tomo Y , N."895 in $=e, pág. 89; MICHOUD, obra citada, ioiito 1, 2.' edición, N . O 64,
pág. 140 y tomo 11, 2.a edicibn, N." 275, pág. 234; DE FAGE,obra citada, tomo i ,
N." 509, pág. 458; PZRSON Y DE VIEL&,obra citada, tomo f , N . O 66,pág. 160 y N . O
111 bis, pAg. 242; SAYATIER, obra citada, tomo 1, N," 207, pág. 259.
tivo y el consejo de una institución semi-fiscal, etc. (1) (2).
El órgano es la encarnación de la persona jurídica: los ac-
tos del órgano son, por tanto, actos de la persona jurídica
misma (3).
Pero, para que así ocurra, es menester que el órgano
obre en ejercicio de sus funciones (4), es decir, dentro de las
facultades que le competen o en virtud de acuerdos celebrados
en conformidad a los estatutos o a la ley (5); sólo entonces
encarna la voluntad de la persona jurídica (art. 552 C. C.).
De lo contrario, ésta no contrae responsabilidad. En ella in-
currirán únicamente la persona o personas ilaturales que
cometieron el delito o cuasidelito: una y otras no habráan
obrado en su nombre, como exige el art. 59 C. P. P. (6).
Si el consejo de administración de una sociedad anó-
nima acuerda hacer una competencia desleal a un compe-
tidor, registrar como propia una marca de fábrica ajena,
destruir la propiedad del vecino para ensanchar sus locales,
acuerdos que el gerente o el presidente cumplen, o la asam-
blea de socios de una corporación, sindicato o sociedad
aprueba un voto injurioso o calumnioso contra un ex-em-
(1) ~IEMOGUE, obra citada, tomo 111, pág. 544, nota 2; MICHOUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, Nos. ú0 a 64, págs. 128 a 147; DE PAGB, obra citada, tomo 1,
N." 509, pág. 458; SAVAlTER, obra citada, tomo 1, N . O 207, pág. 260.
(2) Según el art. 6 . O de la ley N . O 7200, de 21 de Julio de 1942, llamada vul-
garmente #ley de emergencia., cada institucibn sernifiscal será administrada Úni-
camente por el vicepresidente ejecutivo y por su respectivo Consejo. El vicepresi-
dente tendrá, según el caso, todas las atribuciones que las leyes respectivas fijan a
los presidentes, directores, gerentes o administradores, y el art. 33 de la misma ley
señala las instituciones semifiscales a que se aplica ese precepto.
(3) MICHOUD,obra citada, tomo 1, 2." e d i c i h , N." 60, pág. 128 y tomo 11, 2.0
edición, N," 275, pág. 234; MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.' edición, N," 1986,
pág. 790; DE PAGE,obra citada, tomo 1, N." 509, pág. 458; PIRSONY DE VILLÉ,obra
citada, tomo 1, N." 111 bis, pág. 242; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 207, pág.
259.
(4) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, torno,VI, N." 501, pág. 697; DEMÓGUE,obra
citada, tomo 111, N." 351, pág. 557; MICHOUD, obra citada, tomo 11, 2.° edici6n, N,"
276, pág. 238; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.°edición, N." 1987, pág. 791; DE
PAGE,obra cilada, tomo 1, N." 509, pág. 458; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo
1, N.: 111 bis, pág. 244; S A V A T ~ obra
~ R , citada, tomo 1, N." 207 in,#inc, pág. 261.
(5) Véase en este sentido la opipión de Ballesteros en LAZO,Código de Procedi-
miento Penal anotado, art. 59, pAg. 88.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N.O 1987, pág. 791; MICHOUD,
obra citada, tomo 11, Zi3 edición, N . O 237, págs. 238 i n p n e y 239.
pleado o u n tercero, 1a.persona juridica ser$ personal y di-
rectamente responsabIe del daño que así se cause. El delito
o cuasidelito de1 órgano cs ef delito o cuasidefito de la per-
sona jurídica. E1 órgano no es un dependiente de la persona
jurídica, es ella misma: es su voluntad, y no la del órga-
no, la q u e se ha exteriorizado e n esos acuerdos (1).
En cambio, si el presidente de una corporación o los
miembros de un consejo de administración o directorio in-
jurian o golpean a un tercero en Ia caIle, en la oficina en que
dicho presidente ejerce sus funciones o durante la sesión del
consejo, la persona jurídica no contrae responsabilidad algu-
na. No se trata de un delito o cuasidelito cometido por el
órgano, obrando como tal y en ejercicio de sus funciones, sino
por las personas naturales que lo constituyen fuera de sus
atribuciones y al margen de los estatutos y de la ley: sólo
ellas serán responsables (art. 552 C. C.) (2).
De1 mismo modo, de los actos que ejecuten colecfiva-
nze~ztelos socios o accionistas, como si se reúnen en contra-
vención a los estatutos o sin haber sido citadus por quien
tiene facultad para hacerlo, en términos de que esa reunión
no pueda calificarse legalmente de una junta o asamblea,
sólo ellos responderán. La persona jurídica no incurre en
responsabilidad, aunque a la reunión hiitiieran asistido to-
dos sus miembros. Esta se obliga por los actos 7-oluntarios,
así como por los ilíci.tos, cuando el órgano, cualquiera que sea;
obra en conformidad a 10s estatutos o ri la ley, lo que aquí
no habría ocurrido (3).
Pero no es de rigor que el órgano haya sido debidamente
nombrado o elegida. Si el consejo de administración de una

, citada, tomo 11, 2.' edición, N . O 1986, pág. '790; D E ~ ~ O G U E ,


(1) ~ I A Z E A V Dobra
obra citada, tomo III, N." 346, pág. 550 y N.O 350, pág. 554; MICHOUD, obra c/aqa,
tomo 11, N . O 274, pág. 233 y N.O 275, pág. 234; SAVATIER, obra citada, tomo I; N.O
207, pág. 259, PIRSON Y DE V I L L ~ obra
, citada, tomo 1, N . O 111 bis, pág. 242.
(2) h l r c a o u ~ obra
, citada, tomo 11, 2." edición, N . O 276, pág. 238; P r ~ s o ny DE
VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 111 bis, pág. 244.
(3) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 502, pág. 697; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1987, pág. 791; DEMOGUE, obra citada, tomo 111,
3."347, pág. 553; ~ ~ I C H O U Dobra, citada, tomo I1, 2.a edición, N." 278, pág. 243.
sociedad o el presidente o el directorio de una corporaci'bn
o fundación han sido design~dosen condiciones irregulares,
y unos y otros han ejercido sus funciones y obrado como
tales a vista y paciencia de todos, la persona jurídica res-
ponderá de los delitos y cuasidelitos que cometan en su nom-
bre; los terceros no pueden perjudicarse por los errores o
irregularidades de los miembros de la persona jurídica (1).
La apariencia es fuente de derechos.

107. Consecuencias.-Del hecho de que la responsa-


bilidad de la persona jurídica por el delito o cuasidelito co-
metido por sus órganos en el ejercicio en sus funciones sea
personal o directa y no indirecta, como en el caso de los
dependientes, se desprende :
1." Que si el órgano es incapaz de delito o cuasidelito
según el art. 2319, la persona jurídica tambikn lo es; si el
órgano no tiene discernimiento, aquélla no puede incurrir
en culpa o dolo, puesto que carecería de voluntad, toda vez
que la del órgano es la suya propia (2).
.2.OQue la víctima debe probar la culpa o el dolo del
órgano o, mejor dicho, de la persona jurídica, de acuerdo
con las reglas generales, a menos que ésta se hallare en el
caso del art. 2329, pues entonces esa culpa, según nosotros,
se presumiría. La responsabilidad de la persona jurídica está
regida en este caso por el art. 2314. El art. 2320 es inaplica-
ble, se refiere a la responsabilidad por el hecho de un depen-
diente, y el órgano no lo es (3).

108. Irresponsabilidad personal del 6rgano.-El


órgano, en cuanto tal, no incurre en responsabilidad, porque
no tiene existencia propia, constituye un solo todo con la
persona jurídica de que forma parte. En los ejemplos pro-
-(1) D s ~ o c u s ,obra citada, tomo 111, N." 351, pág. 556; PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N." 502, pág. 698.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N . O 351, pág. 557; MICHOUD,obra citada,
tdino 11, 2.e edici6n, N." 276, pág. 237.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N.O 1986, pág. 790; MICHOUD,
obra citada, tomo 11, 2 . l edición, N," 2 75, pag. 234.
puestos en el tercer acápite del N.O 106, la víctima no podría
demandar perjuicios al consejo de administración o a la
asambIea de socios o de accionistas que tomaron tales acuer-
dos; su demanda deber& dirigirla en contra de la persona
jurídica en cuyo nombre actuaron (1).

109. Responsabilidad personal de íos individuos


que constituyen el Órgano.- Pero las personas naturales
que, como miembros del órgano, ejecitaron el hecho doloso o
culpable incurren en responsabilidad personal, sin perjuicio
de la que corresponde a'la persona jurídica. El delito o cua-
sidelito de aquél engendra una doble responsabilidad cívii:
la de la persona jurídica y la de las personas naturaIes que
lo cometieron (2). Así se desprende del art. 59 C. P. P., ya
que, según él, éstas son criminalmente responsables del acto
punible, sin perjuicio de la responsabilidad civil que afecte
a la corporación en cuyo nombre hubieran ol~rado,y de todo
delito nace una acción penal para obtener el castigo del cul-
pable y puede nacer una acción civil para obtener la repara-
ción del daño causado (art. 30 C. P. P.).
De ahí que en los ejemplos señalados en el tercer acápite
del N.O 106, a más de la responsabilidad civil de la persona
jurídica, habra la de las personas, naturales que tomaron
esos acuerdos o los ejecutaron por ser quienes intervinieron
en el acto punible (art. 59 C. P. P.) (3), siempre que r e prue-
be su intervención culpable o dolosa, pues la Iey no establece

( 1 ) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2 . a edición, N.O 1988, pág. 791; PIRCON Y
DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 111 bis, pág. 244.
(2) PLAHIOL y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 503, pág. 699; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N." 208, pág. 261; PLAXIOL, obra citada, tonlo 11, edición, N."
881, pág. 308; LALOU,obra citada, N.O 404, pág. 209; ~ T A Z E A ~ D ,obra citada, tomo H,
2.a edicibn, N." 1989, pág. 792; G-~RDENAT P S.AL~~ON-RICCI, obra citada, N." 90,
pág. 28; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 344, pág. 544 y N." 345, pág. 547;
MICHOUD,obra citada, tomo 11, 2.2 edición, N.O 276, pág. 240; PIRSOHY DE VILLÉ,
obra citada, tomo I , N," 111 bis, págs: 242, 244 y 245; F . DE CASTRO~ A R R AOS- ~N,
VALDO, obra citada, Nos. 118 a 120, pigs. 88 y 89.-En contra: DE P.\GGE, obra citada,
tomo 1, N." 509, pág. 459.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo Ir, 2 . a eiiición, N." 1989, pág. 792; DEMOGOE,
obra citada, tomo 111, N." 345, pág. 548.
ninguna presunción de culpabilidad en su contra (1). Lo
mismo ocurrirá si los miembros del órgano encargados de
designar o vigilar a los dependientes de la persona jurídica
los eligen mal o no los vigilan: serán personalmente respon-
sables de los delitos o cuasidelitos que éstos cometan, sin
perjuicio de la responsabilidad civil que afecte a aquélla:
pero como la presunción de culpabilidad del art. 2320 se
a ~ l i c aal empresario, que en el caso es la persona jurídica,
la responsabilidad de esos miembros no podrá hacerse efec-
tiva sino probándoseles culpa o dolo (2).
Pero esta responsabilidad sólo afectará a los individuos
que, como miembros del órgano, incurrieron en descuido
o falta de vigilancia o ejecutaron el hecho ilícito, sea concu-
rriendo con su voto al acuerdo en que se decidió realizarlo o
mediante el cual se cometió, sea cumpliéndolo. Los adminis-
tradores o socios que no concurrieron a la sesión o que, con-
curriendo, votaronen contra del acuerdo o se abstuvieron de
votar o el presidente que rehusó ejecutarlo, no incurren cn
resppnsabilidad; no han intervenido en el acto punible, como
dice el art. 59 C. P. P. (3). Si el delito o cuasidelito consistió
en una abstención, serán responsables los que estaban encar-
'gados de obrar y no lo hicieron. Los que pretendieron eje-
cutar el acto provocando, por ejemplo, una deliberación al
respecto y votando en favor de su ejecución, estarán exen-
tos de responsabilidad. No ha habido culpa de su parte (4).
(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 503, pág. 700; LALOU,obra
citada, N . O 404, pág. 209; MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1990,
pág. 793; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 345, pág. 549; F. de CASTRO LARRAÍN,
OSVALDO, obra citada, N," 119, pág. 89.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 354, pág. 560; tomo V, N," 895,
pág. 89.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1989, pág. 792; DEMOGUE,
obra citada, tomo 111, N." 345, pág. 549. ESMEINen PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
t a p o VI, N." 503, pág. 700, admite esta solución respecto de los socios. Respecto de
los miembros del directorio o del consejo de administración, esteautor cree que sólo
se eximen de responsabilidad absteniéndose de participar en la ejecución del acuerdo
o dimitiendo y no solamente votando en contra o absteniéndose de votar. Esta opi-
nión, que, por lo demás, es muy rigurosa, no puede invocarse entre nosotros, pues
el art. 59 C. P. P. 5610 responsabiliza a los que han intervenido en el acto punible;
los que se abstuvieron de votar o votaron en contra no se ha1lan.en este caso.
(4) DEYOGUE, obra citada, tomo 111, N." 348, pág. 553.
110. Responsabilidad solidaria de la persona ju-
rídica y de los miembros del órgano.-La responsabili-
dad civil de la persona jurídica y la del miemhro o miembros
del órgano que ejecutaron el delito o cuasidelito es solidaria;
una y otros Ia cometieron conjuntamente (art. 2317) (1).

111. Responsabilidad por el hecho ajeno o de las


cosas.-A más de, la responsabilidad directa y personal en
que puede incurrir Ia persona jurídica por los deIitos o cuasi-
delitos cometidos por sus órganos obrando como tales y en
ejercicio de sus funciones, también puede contraer \a que
provenga del hecho ajeno o del hecho de una cosa o animaI,
en otros términos, la responsabiIidad indirecta o compleja
que establecen los arts. 2320, 2322, 2323 y 2326 a 2328.
Las presunciones de culpa que consagran estos artículos son
aplicables a las personas jurídicas. Esos preceptos hablan
de flersona, del dzreso de un edificio o animal o del pzke f e ~ ~ g a
éste, sin distinguir. Comprenden, por tanto, a toda persona,
natural o jurídica (2).
Así, una persona jurídica es responsable de los delitos
o cuasidelitos que cometan sus dependientes (3), niientras
estén bajo su cuidado (art. 2320, inc. s."), o SUS criados, en

(1) NAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 . 8 edición, N." 1991, pág. 794; DEMOGUE,
obra citada, tomo 111, N." 353, pág. 558; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 208,
p5g. 262; F. DE CASTROL a ~ u í r ; Osv.%no,
, obra citada, N." 154, pág. 114-
(2) CLAROSOLAR, obra citada, tomo Y, N." 2840, pág. 554 y N . O 2841, pág. 555;
Uuccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 74, pág. 56; PLAXIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N," 501, pág. 696; DE Pace, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N," 919,
pág. 767; MICHOIJD, obra citada, tomo 11, edición, N." 277, pág. 242; D E M O G L ~ ,
obra citada, tomo 111, N." 349, pág. 554.
(3) Entre 10s dependientes se incluye al gerente de las sociedades anónimas y de
las instituciones semifiscales; éste no es un órgano, sino un empleado de la sociedad o
institucibn, ligado a ella por un contrato de trabajo y por uno de mandato.
Si el gerente fuere, a la vez, miembro del consejo de administración, lo que hoy
es posible (art. 99 del D. F. L. N." 251, de 20 ,de Mayo de 1931, sobre Superinten-
dencia de compafiias de seguros, sociedades anónimas y bolsas de comercio), su res-
ponsabilidad, en cuanto a miembro del consejo, y la de Ia respectiva sociedad o ins-
titución, se regirán por lo dicho en los números 106 a 110.
Véase, al respecto, la menioria de prueba de don OSV-WDOF. DE CASTRO LARUIN,
La res$onsabilidad civil de los directores y del gerelrte de la sociedad anónima, 1942,
Nos. 167 a 169, págs. 121 a 124 y Nos. 171 a 174, págs. 126 y 127.
el ejercicio de sus respectivas funciones (art. 2322) (1); del
daño que ocasione la ruina de un edificio de su propiedad
por haber omitido las necesarias reparaciones o haber fal-
tado de otra manera al cuidado de un buen padre de familia
(art. 2323) (2); del que irrogue un animal que le pertenezca
o que esté a su servicio (art. 2326) o un animal fiero de que
no reporte utilidad para la guarda o servicio d e un predio
(art. 2327), o del que cause una cosa que cae o se arroja de
la parte superior del edificio en que ella habita (art. 2328).
Numerosas son las sentencias que han condenado a una
persona jurídica a indemnizar los daños causados por el he-
cho de sus dependientes (3).

112. Responsabilidad legal o sin culpa.-Las perso-


nas jurídicas también incurren en responsabilidad legal o sin

(1) MICHOUD,obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 275, pág. 234; SAYATIER,
obra citada, tomo 1, N." 206, pág. 258; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 919, pág.
767; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 66, pág. 160; MAZEAUD,obra ci-
tada, tomo 11, 2.' edición, N . O 1992, pág. 794; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O
343 in jine, pág. 544 y N . O 349, pág. 554 y tomo V, N.O 895, pág. 89; CLAROSOLAR,
obra citada, tomo V, N." 2840, pág. 554.
(2) En Rev., tomo 39, 2.' parte, sec. pág. 203, se condenó a una sociedad
anónima a indemnizar el daño causado a un transeúnte con el desprendimiento de un
trozo de mampostería de un edificio perteneciente a ella.
(3) Rev., tomo 2.", Zia parte, sec. pág. 141; tomo 4.', 2." parte, sec. ZSa, pág.
93; tomo 7.O, 2.a parte, sec. l . ~págs.
, 146 (Corte Suprema), 324, 454 (Corte Suprema)
y 546 y 2.a parte, sec. 2.', pig. 3; tomo 9 . O , 2.a parte, sec. 1 .a, pág. 23 (Corte Suprema)
y 2.a parte, sec. 2.a, pág. 25; tomo 10, 2.a parte, sec. l.", pág. 47 (Corte Supre-
ma); tomo 12, S.aparte, sec. l q apágs. , 18 (Corte Suprema), 90, 300, 308 y 511; tomo
13, 2.8 parte, sec. l . a , pág. 403 (Corte Suprema); tomo 14, Z a a parte, sec. l.",
pág. 498 (Corte Suprema); tomo 15, 2.8 parte, sec. l.a, pág. 131 (Corte Suprema);
tomo 16, 2.a parte, sec. 1.3, pág. 513 (Corte Suprema); tomo 17, 2.3 parte, sec. l.&,
pág. 257 .(Corte Suprema); tomo 18, 2.a parte, sec. l.a, pág. 335; tomo 19, 2.a par-
te, sec. l . ~págs.
, 378, 383 y 493 (las tres de la Corte Suprema); tomo 21, 2.a parte,
sec. 1.8, págs. 119 y 1053 (ambas de la Corte Suprema); tomo 22, 2.8 parte, sec. l.d,
págs. 195, 241, 681, 785 y 912 (las cuatro últimas de la Corte Suprema) y 987; tomo
23, 2.a parte, sec. l . a , págs. 23 y 577 (Corte Suprema); tomo 24, 2.a parte, sec. l a a ,
pág. 567 (Corte Suprema); tomo 25, 2.= parte, sec. l.", pág. 435 (Corte Suprema);
tomo 26, 2.6 parte, sec. l.', págs. 89 (Corte Suprema) y 141; tomo 27, 2.= parte,
sec. 1.1, págs. 240, 557 (Corte Suprema) y 822; tomo 28, 2.a parte, sec. 1.a, págs.
66, 164, 270, 295, 461 y 747 (todas de la Corte Suprema); tomo 29, 2.a parte, sec. l . ~ ,
págs. 43, 549 y 570; tonlo 30, 2.a parte, sec. l.a, pág. 524; tomo 31, 2.a parte, sec.
1.a, pág. 144: tomo 32, 2.1 parte, sec. l.%,págs. 10, 382 (ambas de la Corte Suprema)
y 386; tomo 38, 2: parte, sec. 1.8, pág. 239 (Corte Suprema); tomo 39, 2.a parte,
cztlpa; Ia Ley no las ha exceptuado (1). Las personas juridicas,
son responsables, por tanto, de los accidentes del trabajo
qiie sufran sus obreros o empleados; de los daños que oca-
sionen en el caso de la letra g del art. 25 del C. de M. y de
los que causen con una aeronave de su propiedad a personas
en la superficie (art. 65 del D. F. L. ?;.O 221, de 15 de l'vlayo
de 1931, sobre navegación aérea).

113. Recurso de la persona jurídica contra los au-


tores del delito o cuaside1ito.-La persona jurídica q u e
ha sido condenada a reparar el daño causado por el delito o
cuasidelito cometido por sus órganos o por sus dependientes,
criados o discípulos, según el caso, tiene derecho para ser in-
denlnizada integramente por las personas naturales que lo
ejecutaron: por los miembros del órgano, en conformidad a
las reglas generales (2), y por los dependientes, criados o
discípulos, en lcs términos del art. 2325.

114. Personas .jurídicas a que se aplican los prin-


cipios precedentes.-Los principios expuestos en los nú-
meros 103 a 113 se aplican a todas las personas jurídicas de
derecho privado, cualquiera que sea su naturaleza u objeto :
sociedades civiles, comerciales (3), mineras o 'cooperativas,
sindicatos, corporaciones, fundaciones d e beneficencia pú-
blica, asociaciones de canaIistas, instituciones semi-fiscaIes,

sec. 1.3, pág. 343 (Corte Suprema!: Gaceta, año 1910, tomo 11, sent. 1178, pág. 924;
año 1914, sent. 5, pág. 13; sent. 323, pág. 907; sent. 607, pág. 1762; año 1915, sen;.
10Zl pág. 228; sent. 297, pág. 731; sent. 298, pág. 732; sent. 565, pág. 1466; año 1920,
totiio 1, sent. 70, pág. 356; año 1920, tomo 11, sent. 150, pág. 598; a80 1918, tomo
11, sent. 500, pág. 1538; OTERO,Jtt~ispradencia de8 C. de P. C., I.er apéndice a la
2.a edición de 1910, N," 2, pág. FY$ N," 10, pág. 819.
(1) Véanse los autores citados en Ia nota 1 de la pág. 153.
(2) hlnznarín, obra citbda, tomo TI, 2.a edición, Pí." 1974, pig. 783; SAT-ATIER,
obra ci'fada, tomo 1, E."208 i n j i n e , pág. 262; PLAKIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
V I , K." 504, pág. 701; PIRCON Y DE v ~ ~ ~ obra
É citada,
, tomo 1, N." 111 bis, pág. 246.
I)EZIOGUE,obra citada, tomo IIJ, N." 353, pág. 559, cree que la persona jurídica no
tiene derecho al reembolso.total de lo que pag6 sino a la parte que determine el juez,
tomando en cuenta ia gravedad del delito o cuasidelito cometido por el órgano.
(3) LYOKCAENr REKAULT, obra citada, tomo 11, 1.a parte, 5." edicibn, N.O 122
bis, pág. 112.
11
índice
etc., (1). La ley no distingue y la expresión corporación, .que
emplea el art. 59 C. P. P., está tomada en su más amplia
acepción.
Diversos textos legales así lo corroboran. El art. 546 C.
del T. establece la responsabilidad de los sindicatos por los
daños y perjuicios que cause el abandono del trabajo por al-
guno o algunos de los obreros o empleados pertenecientes a
ellos, sin haber cumplido las formalidades legales y reglanien-
tarias, a menos que adopten medidas disciplinarias contra
los que hubieran abandonado el trabajo.
A su vez, el art. 69 de la ley general de ferrocarriles cu-
yo texto definitivo se fijó por decreto N.O 1157, de 13 de
Julio de 1931, consagra expresamente la responsabilidad civil
de las empresas de ferrocarriles-que, según el art. 16, deben
ser, por lo general, sociedades anónimas-pos los daños y
perjuicios derivados de los actos y omisiones que se relacio-
nen con el servicio y sean causados por los administradores
o demás empleados o dependientes en los términos estable-
cidos por los. arts. 2314 y 2320 del C. C. y agrega que esta
responsabilidad pesará sobre el Estado si la explotación se
hiciere por él o de su cuenta. Y el art. 3 . O del D. F. L. N.O
167, de 12 de Mayo de 1931, relativo a la Empresa de los Fe-
rrocarriles del'Estado, dispone que ésta tendrá personalidad
jurídica propia y, como empresa de transportes, estará so-
metida a las leyes generales que rijan esta clase de empresas.

115. Principio.-Para que un hecho o una omisión que


daña a otro, engendre responsabilidad delictual o cuasidelic-
tual civil, no basta que tenga por actor a una persona capaz
(1) MAZEAL'D,obra. citada, tomo 11, 2 . a edición, N.O 1979, pág. 786 y N.O 1991
i n jine. pág. 794; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 343, pág. 544.
(2) Los autores franceses se ocupan de este elemento bajo la denominación co-
mún de faute (culpa), expresión que comprende al dolo y a la culpa propiamente tal, y
hablan d e culpa (faute) delictual o intencional para referirse a aquel y de culpa (faute)
cunsidelictual o no intencional o de imPrudencza o negligencia para referirse a la culpa:
PLANIOL, obra citada, tamo 11, 10.a edición, N." 827, pág. 278 y N.O 863, pág. 290;
ELE?IEhTOS DE LA RESPOSSABILIDAD DELICTUAL
-- -
163

de delito o cuasidelito. Es indispensable q u e haya sido eje-


cutado con dolo o czilpa. E n el sistema de nuestro Código,
la fuente de la responsabilidad civil es el hecho perjudicial
doluso o cztlpable y no el hecho perjudicial liso y llano (N.O
77) (1).
El hecho ilícito cometido con dolo se denomina delito;
el cometido con culpa, czlasidelifo (art. 2284) (Nos. 3 J; 4).

116. Dolo.-El dolo o nza/icia consiste en la infe~zcid~t


fiositiva de i.r:fcl.ir i-juria a la persona o propiedad dc otro
(art. 41) ( 2 ) . Hay dolo cuando el autor del hecho u omisión
obra con el propósito deliberado de causar daño, cuando el
móvil de su acción o abstención, el fin que con ella persigue
es precisamente dañar a la persona o propiedad dc otro (3).
Si el autor del hecho u omisión n o priiso el daño, si el
móvil de s u conducta no f u é causar10 sino otro diverso,
aunque ha) a podido preverlo o haya obrado a sabiendas de
que su acción u omisión debía originar el daño, no hay dolo.
No basta la conciencia de que se pueda causar un daño, es me-
nester la i~zfenció-rzde do Gar (art. 2284). La intención, según
el sentido natural y obvio de esta palabra, es la determina-
ción de la voluntad hacia un fin, el deseo de ver realizada
una determinada consecuencia (4).
El comerciante que, con el propósito de arruinar a un

P ~ a ~ r oYi .RIPERT,obra citada, tomo V I , N," 505, v i ~701; . N.O 513, pág. 706 y N . O
517, pág. 710; DEYOGUE, obra citada, tonlo 111, N." 224, pág. 366: MAZEAL-D.obra
citada, tomo 1, Z.a edición, N." 398, pág. 404 y Nos. 404 J. 405, pág. 410.
(1) BLL~DRT-LACANTISERIE, obra citada. totno t i , 13.a edición, h'.' 703, pág. 317;
COLIHE. CAPITANT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 361; Pr-~xror.u KIPERT,
obra citada, tomo VI, N." 477, pág. 660; DEMOFUF,, obra citada, tonio TiI, N," 221,
pág. 366: BF:PAGE,obra citada, romo IT, N.O 909, pág. 757: MAZEAUD, obra citada,
tomo 1 , 2.a edición, N.O 379, pág. 388; LALOU,obra citada, K.O 157, pág. 104.
(2) El art. 2329 habla rle malicia como sinónima de dolo.
(3) Rev., tomo 25, 2 . a parte, sec. pág. l l i ; tonio 27, 2.a parte, sec.
pág. 440. En e1 mismo szntido: MAZEAUD, obra citáda. tomo 1, 2.a edición, N." 409,
J E , citada, tomo 111, N." 221, pág. 359; COLIKY CAPIT.%NT,
pág. 41 1 ; D E ~ ~ O G Iobra
obra citada, tonio 11, 6.a edición, pág. 361; SBVATIER, obra citada, tomo 1, M."34,
pág. 47.
D , citada, tomo 1, S.& edición, I\." 413, phg. 413; PIKSDS Y DE
obra
(4) ~ ~ ~ E A U
VILLB, obra citada, tomo 1, N," 72, pág. 170.
competidor, le hace una competencia desleal (l), creando
una confusión entre los productos de éste y los suyos, deni-
grando la persona, firma o productos de su competidor,
aprovechándose de sus secretos, creándole dificultades, sir-
viCndose de una publicidad engañosa, etc. (2); el que con
la mira de perjudicar a un tercero le aconseja que compre
tales o cuales valores sabiendo que no valen nada (art. 2119,
inc. 2.0) ; el que por venganza mata a otro, son reos de dolo.
En cambio, el que tirando al blanco, y no obstante advertir
que en el lugar hacia donde dirige el tiro hay gente, de modo
que con su bala seguramente herirá a alguien, dispara y hiere
a otro, será autor de culpa lata o grave, si se quiere, pero no
de dolo; al disparar no lo hizo con el fin de herir a los que
allí estaban.
Se ha fallado que el hecho de que una empresa ferro-
viaria, violando la ley de ferrocarriles, paralice el servicio
que hacía en uno de sus desvíos, levante la vía en una parte
y se niegue a conducir agua a un establecimiento minero
con la intención de dañar al propietario de éste en sus inte-
reses, importa un delito civil (3), y que la publicación de avi-
sos en un diario, redactados y calculados en forma de desa-
creditar a una determinada marca de automóviles y a la fir-
ma que los vende, constituye dolo (4). En cambio, no lo
constituye la r'ecomendación que una persona hace a otra
para que tome interés en cierto negocio, sin el propósito de
perjudicarla y en la creencia de que era bueno, porque fal-
tó en su autor la intención positiva de dañar (5). . ,
El dolo transforma en ilícito todo acto, por lícito que
éste sea en sí mismo. De ahí que el ejercicio de un derecho
---
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 514, pág. 707; DEMOGUE, obra
citada, tomo 111, N.O 236, pág. 388; LALOU,obra citada, N." 440, pág. 222 y N.O 441,
pág. 223; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 50, pág. 64.
(2) SAVATIER, obra citada, h m o 1, Nos. 51 a 58, págs. 65 a '72.
(3) Gaceta, año 1914, sent. 578, pág. 1654.
(4) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.a, pág. 501.
(5) Re\-., tomo 27, 2.a parte, sec. l.a,pág. 440. DEMOGUE, obra citada, tomo III,
Y." 236, pág. 389, cree igualmente q u e el hecho de dar a otro un consejo de buena
fe, sin dolo, es un acto lícito. No puede ser de otro modo dado lo dispuesto en los arts.
2119 y 2121 C. C.
ELEIIEXTOS DE LA RESPOXSABILIDAD DELICTUAL 165

deje de ser lícito y se convierta en ilícito si con 61 sólo se


persigue dañar a otro (1).
117. Hechos constitutivos de dolo ; seducción.-
Son constitutivos de do10 los actos de engaño o fraude des-
tinados a perjudicar a otro, el hecho de causar un daño a un
tercero abusando de la autoridad o superioridad que sobre
él se tiene o apro~echándosede su debilidad o ignorancia,
el suministrar a sabiendas informes inexactos a otro para
que, sirviéndose de ellos, sufra un perjuicio, y aún las men-
tiras con el mismo fin (2); en general, todos los hechos cali-
ficados de delitos por el Código Perla1 o por leyes especiales
y que causen un daño material o moral ,a otra persona.
Por eso, la seducción de una mujer, aparte del caso en
que constituya estupro (art. 363 C. P.), será delito civil si
su autor se ha valido de fuerza, engaño o maniotx-as frau-
dulentas o ha abusado de su autoridad, situación o superio-
ridad física, intelectual, social o económica para arrancarle
el consentimiento (3), por ejemplo, si le ha dado palabra de
matrimonio y, para corroborar su promesa, h a ejecutado
actos demostrativos de este propósito, como dar parte a s u s
parientes y amigos, etc. (art. 101 C. C.) (4). Sin tales cir-
cunstancias, el acto no sería ilicito; su ilicitud no está en
yacer con Ia mujer, sino en las maniobras desleales de que su
autor se valió para ello. La mujer que se entrega voluiltaria-
mente a un hombre no puede decir que ha sido seducida (5).
(1) SAVATIFR, obra citada, tomo 1, N." 34, pág. 47.
(2) PLAHIOL, obra citada, tomo VI, N 515, pbg. 708; DEMOGUE, obra c ~ t a d a ,
tomo 111, N " 236, pág. 387; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 30, pág. 40.
(3) Los Códigos alemán (art. 825), brasiIero (art. 1548) y de las obligaciones
y contratos de la República de PoIonia (art. 165) contemplan este hecho e\presa-
mente.
(4) PLAXIOL .;RIPERT,obra citada, tomo TI, N."515, pág. 708; COLINY CAPI-
TANT, obra citada, tomo 11, 6 a edición, pág. ~ ~ ~ ; G A R ED CNAT
' SALMON-RICCI, obra
citada, N," 255, pág. 58 y Nos. 256 5; 257, pág. 59; DEMOGUE, obra citada, tomo III,
N." 236, pág. 388; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.aed,ción, N." 15-2, pág. 19 4 lomo
11, 2.° edición, N," 1494, pág. 384; LaLon, obra citada, K." 320, pág. 187; De PAGE,
obra citada, tomo I I , N," 941, pág. 797, nota 2; SAVATIEK, obra citada, tomo 1, N,"
32, pág. 42.
(5) ~ ~ A Z E A U Dobra
, citada, tomo 11, 2," edicibn, N." 1494, pág. 384; SAT.*TIER,
obra citada, tonio 1, N." 31 in $se, pág. 42.
Pero la simple ruptura de los espo~z.saleso promesa de
matrimonio, aunque sea deliberada y con el propósito de
dañar al otro esposo, no constituye un acto doloso. El art. 98
C. C. dice que esta promesa no se podrá alegar, rii para pe-
dir que se lleve a efecto el matrimonio, ni para demandar
indemnización de perjuicios, sin hacer distinciones al res-
pecto. Ida ley ha querido resguadar la plena libertad de
los esposos hasta el momento mismo del matrimonio, evi-
tando que éstos, por temor a incurrir en responsabilidad, lo
celebren contra sus deseos (1).
Es también autor de dolo el que, a sabiendas o con co-
nocimiento de lo que ocurre, participa o interviene en el dolo
ajeno (2). Es el caso del que, conociendo el mal estado de los
negocios de un deudor, celebra con él un contrato onerosa
en perjuicig de los acreedores de dicho deudor (art. 2468,
N . O l . ~ )del
, que se allana a pactar u11 contrato simliladc
que otro le propone para burlar a un tercero o del que con-
trit~uyea dar a una persona un estado de solvencia o de
prosperidad aparente para que pueda realizar ui1 negocio
que sin ella no le sería posible y que se traduce en un per-
juicio para la otra parte.

118. Dolo de acción y dolo de omisión.-El dolo,


como la culpa, puede ser positizio o negativo (3). Aquél es mu-
(1) La jurisprudencia y los autores franceses estiman que la ruptura de una
proniesa de matrimonio puede dar origen a indemnización de perjuicios, si la ruptura
los ha causado y se prueba que es imputable a dolo o culpa del otro esposo: GARDE-
X A T Y SALXON-IIICCI,obracitada, N . O 254, pág. 58: MAZEAUD, obra citada, tomo 1,
2.' etlición, N . O 125, pág. 141: PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo V I , N." 516,
pág. 709: COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 1, 7.a edición, año 1931, N," 111
bis, pág. 131: DEMOGUE, obra citada, tomo 11, N." 493, pág. 45; SAVATIER, obra ci-
tada, tomo 1, N.O 122, pág. 157.
Esta opinión es inaceptable entre nosotros en vista de lo que dispone el art'.
98 del C. C. Si ha podido admitirse en Francia, es porque el Código francés no con-
tiene un precepto ariálogo.
El art. 1298 del Código Civil alemán reconoce expresariiente al otro esposu J a
sus padres, o a quienes hayan hecho sus veces, el derecho de deiriandar inde~nnización
por los perjuicios que les haya causado la ruptura de los esponsales sir1 causa grave.
(2) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 515, pág. 708 i n fine; DEMOGLE.
obra citada, tomo 11, N.O 238, pág. 392.
(3) PI.AKIOI. Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N . O 507, pág. 702; COLINY CAPI-
cho más frecuente que éste. Es flositielo cuando consiste en la
ejeczrción de 2111 hecho, como herir a otro, apropiarse de lo aje-
no. Es rzegatielo cuando consiste en una omisión o abstenczón,
como en el caso del individuo que ve ahogarse a una perso-
na 1. que, pudiendo y debiendo sz,lvarla, no hace nada con es-
te objeto, precisamente a fin de dejarla que se ahogue (1).
Pero, para que una oriz.tsión o abstenciórc constituya
dolo, es menester que su autor, pudiendo o debiendo olirar
sin detrimento propio, se abstenga de hacerlo con el delibe-
rado propósito de dañar a otro. Si su acción le ha de irrogar
un perjuicio o carece de los medios para realizarla sin expo-
nerse a un peligro, no comete dolo. La ley nos obliga a obrar
con prudencia, pero no con caridad, y a nadie puede exigír-
cele que sacrifique su persona o bienes en beneficio ajeno (2).
Por eso, comete delito de abandono de familia el que
estando obligado por resoluczóiz jz~dicialrjeczlto~iadaa prestar
alimenios a las personas que señala el art. 11 de la ley N."
5750, de 2 de Diciembre de 1935, y teiziendo los medios nece-
s a ~ i o spara hacerlo, dejare transcurrir tres meses para el pa-
go de una cuota de Ia obligación alimenticia, sin efectuarla
(art, 11 d e dicha ley). Por lo mismo, en los casos del N," 14
del art. 491 y del N.O 2 . O del art. -296 del C. P., habrá de-
lito civil si el que pudiendo prestar si~zdet~inzenfopropio
el auxilio a que ellos se refieren, se abstiene de liacerlo con el
deliberado propbsito de que la persona herida, mal tratada
o en peligro de perecer, muera, o de que el incendio, la inun-
dación o el naufragio se consuman totalmente.
&o se opone a lo dicho que el art. 44 defina el dolo co-
mo la intención positiva de dañzr. La espresión positi~ano
está tomada en el sentido de hecjzzo o de ncción sino en el na-
rural u obvio de cierto, efectivo, uerdadero y qzic no qfrece dri-
TAKT, obra citada, tomo I I , edición, pág. 379; B . ~ L ~ D R ~ - - L . ~ C . $ K T I ~ Rcirada,
obra IC,
tomo 111, 16.a edición, N.O 704, pág. 318 y los d c m h autores citados en Ia nota 4 de
la pAg. 196.
(1) SAV.~TIE~, obra citada, tomo 1. N."47, pág. 61.
(2) PLXKIOL E. RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 508, pág. 703, COLWI.C.IPITAKT,
obra citada, tomo 11, 6 . a cdición, pág. 378; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, E."261,
pág. 439; ~ I A ~ E A Uobra
D , citada, tomo 1, 2.8 edición, N.O 534, pág. 51 1.
da, que es el que le asigna el Diccionario de la lengua. Lo
que la ley quiere es que esa intención se manifieste o apa-
rezca en forma tal que' no haya duda de su existencia y esto
es posible, sea queeldblo consista en un hecho o en una abs-
tención.

119. Apreciación del dolo.-El dolo, sea de acción o


de omisión, se aprecia in concreto: el jhez deberá examinar Ia
conciencia de su autor, su estado de ánimo, puesto que con-
siste en la intención de dañar y esta intención sólo puede
conocerse analizando los móviles que la guiaron (1).

120. Asimilacion de la culpa lata o grave al dolo.


-En materia civil, la culpa lata o grave equivale al dolo (art.
44) (2). Esto no significa que ambos sean una misma cosa,
ni que el hecho ilícito proveniente de esa culpa constituya
un delito, sino únicamente que los efectos del cuasidelito
cometido con culpa lata o grave son los mismos que los del
delito (3). Por consiguiente, las partes no podrían pactar de
antemano la irresponsabilidad por un daño irrogado con
culpa lata o grave y es nulo el seguro contra el riesgo proce-
dente del cuasidelito del asegurado cometido con esa misma
especie de culpa (N.O6).
Por eso, el problema a que nos referimos en el N." 116,
acerca de si hay o no dolo cuando el agente pudo prever el
daño, cuando obró a sabiendas de que se produciría, pero
sin desearlo, carece de interés práctico: en tales casos segu-
ramente habrá culpa lata o grave, ya que quien obra a con-
ciencia de que su acción u omisión ha dc causar un daño,
omite en realidad aquel cuidado y diligencia que aún las
las personas negligentes y de poca prudencia suelen emplear

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, N." 409, pág. 412; PIRSON Y DE \:IL[.É, obra
citada, tomo 1, N." 72, pág. 170. ,,
(2) La jurisprudencia y la doctrina francesas consignan la niisnia regla, no obs-
tante que el Código frances no la establece: ~ T A Z E A U D , obra citada, tomo 1, 2.a etii-
ción, N." 414, pág. 414; SAVATIEK, obra citada, tomo 1, N." 178, pág. 223.
(3) Rev., tomo 19, 2.' parte, sec. l.", pág. 415 (Corte Suprema).
ELEMEKTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 169

en sus actos o negocios, y esta culpa en materias civiles


equivale al dolo.

121. Personas responsables en caso de. dolo.-En


caso de do10 son responsables del daño causado el autor del
mismo, sos cómplices y el que se aprovechó del 'dolo, aun-
que n o haya participado en su ejecución ni tenido conoci-
miento de s u existencia: los primeros, por la totalidad de1
daño, jr e1 ú1tim.0, hasta la concurrencia del provecho que re-
portó del dolo (arts. 1458 y 2316). Para la responsabilidad
de este último, la ley no exige-que haya obrado coi1 corroci-
miento del dolo; ella no proviene de su hecho ilícito,---nin-
guno ha cometido-sino del enriquecimiento injusto que
obtuvo mediante él. Asi se ha fallado (1) (N.O398).

122, Diversas opiniones acerca del concepto de


culpa.-El Código francés no ha definido la culpa (2). De
ahí que cada autor La defina a su manera.
Según Leclercq, procurador general ante Ia Corte de Ca-
sación de Bélgica, la culpa consiste en lesionar el derecho
ajeno: el solo hecho de dañar la persona o los bienes de
otro por un hecho inmediato del hombre, constituye cul-
pa (3). Esta teoria, Iejos de definir la culpa, la confunde con
e1 daño, que es otro de los elementos de la responsabilidad
delictual y cuasidelictual civil. Tal confusión es inaceptable:
n o todo daño obliga a la reparación sino el causado con dolo
o culpa y el problema consiste precisamente en determinar
cuándo existe aquél o ésta. La obligación de reparar no pro-

(1) Gaceta, año 1886, sent. 1685, pág. 1096.


(2) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, edicíón, phg. 377; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 380, pág. 389; PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo VI, N." 477, pág. 660; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N."224, pág. 367.
El Código belga tampoco define Ia culpa. Otro tanto ocurre con el Código
italiano y , en general, con todos aquellos que han seguido al Código francés a la letra,
como el boliviano.
D , citada, tomo 1, 2.2 edición, N." 385, pág. 392; DE PAGE,
(3) M A ~ E . ~ U obra
obra citada, tomo 11, N,"935, pág. 785; PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, totiio 1,
Xos. 60,y 61, págs. 131 a 134.
viene de haberse irrogado un perjuicio, sino de haberse eje-
cutado un hecho doloso o culpable que irrogó ese perjuicio (1).
Para Demogue, la culpa supone la concurrencia de dos
condiciones, una objetiva y otra subjetiva: una lesión al
derecho ajeno y haber previsto o podido prever que se lesio-
naba ese derecho (2). Ep concepto de Josserand, la culpa
consiste en lesionar un derecho ajen.o sin que el autor de la
lesión pueda invocar uno superior o equivalente (3).
Ambos autores tampoco dan una definición de la culpa
en sí misma, se limitan a señalar sus efectos, pues estiman
que la hay cuando se lesiona un derecho, previendo o podi-
do prever la lesibn, según Demogue, o no pudiendo invocar-
se otro superior o equivalente, según Josserand. Pero la
lesiGn del derecho dice más bien relación con la existencia
del daño o perjuicio que con la culpa, y, como dijimos, no
basta esta lesión para que haya obligacihn de reparar, se re-
quiere algo más: la culpa. Definir ésta por aquélla es in-
currir en una petición de principios, porque lo que se trata de
saber es cuándo la lesión de un derecho ajeno, por ser czil-
pnblc, debe ser reparada.
Para Baudry-Lacantinerie, la culpa es un hecho ilícito
es decir, prohibido por la ley (4). Esto es resolver la cueqtión
por la cuestión, porque un hecho es ilícito cuando se ha eje-
cutado con culpa, por eso es ilícito, y el problema consiste,
según dijimos, en determinar cuándo el hecho, por haberse
cometido con culpa, es ilícito (5).
En concepto de Planiol, la culpa es la violación de una
obligación preexistente, que en el caso de los cuasidelitos
seria la obligación legal de no dañar a otro. «Una persona
---
o , citada, tomo 1, 2.' edición, N." 385, pág. 394; PIRSOK
( 1 ) M . ~ z r i ~ aobra Y DE
\.ir.i.É. obra citada, torno 1, Nos. 63 y 63 bis, phgs. 136 a 148; DE PAGE,obra citada.
tomo 11, N.O 935, pág. 789.
( 2 ) Trailé des obligulions en générul, lonio 111, N." 225, pág. 367.
(3) Coirrs de Droit Civil Posztif F r a n ~ a i s ,tonio IIo, 2.° edición, Nos. 423 a 426,
phgs. 220 a 222.
(1) I'récis de Droit Civil, tomo 11, 13.= edición, N.O 704, pág. 318.
(5) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.° edición, pág. 378; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 940, pág. 795; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición,
h'."389, pág. 397.
ELEMENTOS D E LA RESPO'JSABILIDAD DELICTUAL 171

no puede iilcurrir en culpa, dice, si no estaba obligada a


algo con anterioridad al acto que se le reprocha. (1). Co-
rno la ley no habría precisado esta obligación, Planiol señala
las diversas formas en que puede presentarse (2).
Prescindiendo de que esta supuesta obligación 119 exis-
te n i puede calificarse de tal en el sentido jurídieo de esta
palabra (N," 25), todo el sistema de Planiol es arbitrario e
impreciso. Basta considerar que el legislador no ha señala-
d o en parte alguna las obligaciories cuya \-iolación consti-
tuiría un cuasidelito, que las mismas que Planíol menciona
son muy vagas y que los hechos constitutivos de culpa son
infinitos, como lo demuestra el examen de la jurisprudencia,
muchos de los cualesno encuadran en ninguno de los grupos
que él señala (3).
Más aiin, cl propio Planiol recopoce que en dos de ellos
la co.1ducta del autor del daño debe ser apreciada, porque.
la crrlpa cometida es susceptible de graduación (1). .Esto
significa dejar todo el problema por resolver, como con
razón dice= los hermanos Wlazeaud, puesto que es me-
nester averiguar cómo debe apreciarse esa conducta y cuán-
do puede decirse que ella es culpable (5).
Para Savatier, la culpa es la inejecucióii de u11 deber
que el agente podía conocer y observar (6). Este deber pue-
de ser un deber legal, un deber moral determinado o lisa >,
llanamente el deber general de no dañar a otro (7). La culpa,
según esto, se compondría de dos elementos: uno objetivo,
el deber violado, y otro subjeti.i-o, la imputabilidad del agen-

(1) Truktt ÉEérrrea~irede Droit Civil, torno 11, 10: edición, N," 863. p j g . 290 y
N.O 864, pág. 293.
(2) O b r a ' c i ~ a d atoriio
, 11, edición, X.' 865. pág.4293.
T D , citada, tonlo 1, 2.;. edición, N." 392, pAg. 400; Josse~;i'.;~,
(3) ~ ~ . ~ Z E A L obra
obra citada, tomo 11, 2 . a edición, M." 422, pág. 219; C o ~ r Ys C.%PITANT, obra citada,
tonio 11, 6.a edición, pág. 378; PIRSOK Y DE {'ILLÉ, obro citada, tomo 1, s.'52. pág.
124.
(4) Obra citada, tonlo 11, edición, N," 863, pág. 294.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* cclición, N? 392, pkg, 402.
( 6 ) Traité de la responsabililé ck~ileelt Droif framc.~is,tomo 1, N.O 4 . !&y. 5.
(7) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 6, phg. 8.
te (1). Pero no es mucho lo que así avanzamos, porque el
problen~aestá en determinar cuándo se ha violado el deber
que pesa sobre el agente, cuándo existe lo que Savatier de-
nomina imputabilidad, es decir, la posibilidad de conocer y
de observar ese deber (2), como quiera que la culpa consiste
precisam: nte en esa violación.

123. Definición de la culpa.-Nuestro Código Civil,


en cambio, ha definido la culpa en el art. 44. Aunque las de-
finiciones que d a se refieren más bien a la culpa contractual,
por ser la única que admite graduación, son aplicables igual-
mente en materia de delitos y cuasidelitos, tanto porque la
culpa es una misma en materia contractual y en materia
cuasidelictual, cuanto porque el art. 44 se limita a decir que
la ley distingue tres especies de culpa o descuido, que en se-
guida define, sin referirlas a una materia determinada.
De esas definiciones se desprende que Ia culpa, que ese
artículo y otros (arts. 2319 y 2329) hacen sinónima de des-
cuido o negligencia, es la falta de aquella diligencia o cuidado
que los hombres prudentes emplean ordinariamente e n sus actos
y negocios propios (3).
La culpa, según esto, es un error de conducta, supone
descuido, imprudencia, negligencia, falta de precaución,
atención o vigilancia, inadvertencia, omisión de aquellos cui-
dados que la prudencia requiere o hace necesarios, sin que sea
de rigor que haya una infracción reglamentaria; la ley n o
la exige (4). En otros términos, hay culpa cuando no se obra
como se debiere, cuando no se hace lo que hubiera debido
hacerse ( 5 ) . Se ha fallado, por eso, que no hay culpa de
( 1 ) SAVATIER,obra citada, tomo 1, .N.O 4, pág. 5.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N03. 161 a 165, págs. 207 a 210.
(3) La Corte de Apelaciones de Santiago ha dicho, por eso, que la culpa que cons-
tituye el cuasidelito es la falta de aquella diligencia o cuidado que íos hombres em-
plean ordinariamente en sus negocios propios: Rev., tomo 39, 2.a parte, cec. l.',
pág. 79 (consid. 8." de 1.a instancia reproducido por esa Corte).
(4) Rev., tomo 39, 2.= parte, sec. l . a pág. 79, consid. 4." (Corte Suprema).
(5) PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 477, pág. 660; COLINT CA-
PITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 377; MAZEAUD, obra citada, tomo 1.
2 . a edición, N." 416, pág. 418 y N." 439, phg. 431; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
parte del dueño de un fundo, al cual penetra un anima! aje-
no, en no alimentarlo ni entregarlo en el acto a su propieta-
rio, porque no pesaba sobre él la obligación de darle de co-
mer y de cuidarlo, ni constaba que dicho propietario hu-
biera exigido su e n t ~ e g a(1).
Esta definición, aparte de dar a la culpa un sentido más
de acuerdo con la realidad, tiene la enorrne \-entaja de dejar
al juez en situacián de apreciar libremente en cada caso si
el hecho o la omisión causante de1 daño constituye o no cul-
pa, si es o no ilícito, y de permitirle adaptar, por lo mismo,
las reglas legales a las necesidades y circunstancias del mo-
mento de su aplicación. De ahí que los tribunales, cuyos fallos
se caracterizan, de ordinario, por un buen sentido de la reali-
dad, al esaminar si ha habido o no culpa del demandado,
prescinden de toda consideración teórica para averiguar
únicamente si éste empleó o iio el cuidado o Ia atención,
vigilancia o prudencia que las circunstancias requerían
(N.O 129).

124. Apreciación de la culpa en abstracto.-La de-


finición de culpa que acabamos de dar supone necesariamente
una comparación entre la conducta del autor del daño 5- la
que habria observado un tipo de hombre ideal, como quiera
que consiste en la falta de aquel cuidado o diligencia que los
itoi~zbresprztdentcs emplean en sus actividades. Entre noso-
tros no puede haber duda sobre el particular, si sc atiende
al testo del artículo 44, que alude al cuidado o diligencia de
iin tipo de hombre que éI imagina, a la referencia al buen
padrr de jamzlia que hace e1 inciso 4." del mismo artículo
y a la que en idéntico sentido hace el art. 2323.
Síguese de aquí que la culpa debe apreciarse in abstracto,
esto es, comparando la ronducta del agente con la de un

N."939, pág. 794; PIRSON I; D E VILLÉ, obra citada, tomo 1. N," 66, pág. 159; GAR-
DENAT Y SALBIOR-RICCI, obra citada, N." 51, pág. 20; SAVATIER, obra citada, tomo
1, Kos. 168 a 176, págs. 212 a 22 1.
(1) OTERO,Jurisprz4dencia del C. Se P. C., 1.er Apénciice a la 2.a edición de 1910,
pág. 823, N." 12.
hombr~prudente colocido en su misma situación. Pero como
este tipo de hombre varía con el tiempo, el lugar, el nledio
social a que pertenece y la profesión u oficio que ejerce, e1
juez deberá tomar en cuenta todas estas circunstancias,
que algunos autores denominan externas, en contraposición
a las internas, que dicen relación con las condiciones persona-
les del agente, como su sexo, edad, carácter, cstado dc áni-
mo, etc., y de las cuales hay que prescindir.
El juez deberá, pues, comparar la conducta del agente
con la que habría observado un hombre prudente de idéntica
profesión u oficio colocado en el mismo lugar, tiempo y
demás circunstancias externas de aquél. ¿Qué habría hecho
éste en ese caso? ¿Habría obrado en igual forma o habría
tornado otras precauciones? Si lo primero, no hay culpa; en
caso contrario, sí.
Así, para apreciar si hay o no culpa de parte de u;i n ~ é -
dico obligado a hacer una operación urgente, se compararh su
conducta con la de un médico prudente que se hallare en
idénticas circunstancias, y para apreciar si la hay de parte
de un albañil, no se la comparará con la de un ingeniero o
arquitecto sino con la de otro albañil colocado en las mismas
condiciones que aquél. Igualmente, para saber si un auto-
movilista que corre a ochenta kilómetros por hora incurre
o no en culpa, habrá que considerar el lugar y la hora en que
lo hace y comparar su actitud con la de un automovilista
prudente en las mismas circunstancias. Si el automovilista
corría a esa velocidad a mediodía y en el centro de la ciudad,
se comparará su conducta con la que habría observado un
automovilista prudente a esa hora y en ese lugar, pero no
con la que habría observado ese mismo tipo de automovi-
lista en una carretera de poco movimiento.
Pero, en ningún caso, el juez atenderá al sexo, a la edad,
al grado de educación o instrucción; al carácter o tempera-
mento, al estado de ánimo, a las costumbres o hábitos, a las
taras de que pueda adolecer, ni a las demás condiciones per-
sonales del agente. Si éste, por ejemplo, es un hombre ner-
vioso, enfermo, imprudente o descuidado por naturaleza, el
juez deberá prescindir de tales circunstancias; de lo contra-
rio, apreciaría la culpa .in co~zcreto,y a ello se opone el art.
44 C. C. (1).

125. Infracción de leyes y reglamentos. -La apre-


ciación de La conducta del autor del dario es innecesaria si éste
proviene de Ia violación de una obligación detenninada im-
puesta por la ley o un reglamento (2), si hay lo que algunos
de~ioniinanczdpa contra la Irgididad (3).
Con bastante frecuencia, el legislador o la autoridad
ejecutiva o municipal, a fin de precaver daños o accidentes,
dictan reglas ordenando o prohibiendo expresamente ciertos
y determinados actos. E s el caso de los reglamentos del trhn-
sito o sobre funcionamiento de industrias peligrosas o insa-
lubres, de algunos artículos del Código Sanitario (arts. 53,
58, 61, 205 a 207), de la ley general de construcciones y ur-
banización, de la ley N.O 3133, de 7 de Septiembre de 1916,
que prohibe arrojar a las corrientes o depósitos de agua y a
10s lagos y lagunas 10s residuos de ciertvs establecitnientos
industriales, del art. 58 de la ley general de ferrocarriles,
cuyo texto definitivo se fijó por decreto N." 1157, de 13 de
Julio de 1931, que seííala las medidas que debe totilar toda
empresa ferroviaria para evitar accidentes, etc.
Cuando así ocurre, hay culpa por el solo hecho de que
el agente haya ejecutado el acto prohibido o no haya realiza-
do el ordenado por la ley o el reglamento, pues ello significa

~ , citada, tomo 1, 2.' edicibn, Nos. 423 a 445, págs 422 a 436
(1) h f a z ~ a u obra
y Nos. 482 a 486, págs. 460a463; DE PAGE,obra*citada,tomo 11, N." 944. pág. 800;
COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edicióri, pág. 377; PLANIOL T RLPEKT,
obra citada, tomo VI, N." 477, pág. 660 g K." 517, ~ á g 710; . PIRSOK Y DE VILLE,
obra citada, tomo 1, K." 68, pág. 162; DEEIIOGUE, obra citada, íonio 111, N."254,
&g. 424; GACDEMET, obra citada, pág. 309. SAVATIER, aunque está de acuerdo. en
principio, con la regla enunciada en el t e ~ t ucree,
, sin embargo, q u e en Ia apreciación
de la culpa no e s ~ o s i b l eprescindir por completo d e l a s condiciones personaies del
agente: obra citada, tomo 1, N." 166, pág. 210; E.' 167, pág. 211; N.O 195, 246
y N." 197, pág. 247.
(2) M A ~ E A U D obra
, citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 94, pág. 96; DEMOGZ'E. obra
citada, tomo 111, N." 246, pág. 414.
(3) LALOU,obra citada, N." 310, ?kg. 185.
que omitió las medidas de prudencia o precaución que una
u otro estimaron necesarias para evitar un daño.
El automovilista que viaja de noche con las luces apa-
gadas, que toma la izquierda en vez de la derecha o que no
toca la bocina al llegar a una boca-calle; el industrial que no
cumple con las medidas de seguridad que prescribe el regla-
mento respectivo; la empresa ferroviaria que no establece
barreras o no mantiene guardavías durante el día o un ser-
vicio nocturno de señales luminosas en los casos a que la
obliga el N.O 5." del art. 58 de la ley general de ferrocarriies
ya citada (l), que no mantiene la vía en buen estado de ser-
vicio, no la cierra por uno y otro lado en toda su extensión
o no conserva los cercos en buen estado (art. 58, N.O 8), etc.,
incurren en culpa por el solo hecho de obrar así, y si a con-
secuencia de alguna de estas acciones u omisiones se produce
un daño, bastará establecer la acción u omisión de que se
trata para que quede acreditada la culpa (2).
De acuerdo con este criterio, se ha fallado que hay cul-
pa de parte del conductor de un tranvía.en el hecho de violar
los reglamentos del tránsito dictados por la Municipalidad,
dando al tranvía una velocidad excesiva, no disminuyendo
ésta, conlo debe hacerlo, al llegar a la boca-calle o al res-
pectivo paradero, ni obedeciendo las órdenes que se le dieron
para que lo detuviera (3); en conducir el tranvía en contra-
vención a los reglamentos de la empresa que le ordenan inte-
rrumpir la corriente y moderar la marcha al fin de cada cua-

(1) La Corte Supreiiia ha fallado que se entiende por camino público para este
efecto rio sólo el que es bien nacional de usc público, sino toda \:a, calle o camino
que, por su importancia o situación, está entregado ordinariamente ai libre acceso,
uso y goce de todos los habitantes de la nación, cualquiera que sea el dominio que a
su respecto pudiere existir: Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. l.", pág. 199.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N . O 392, pág. 400 y N . O 416, pág.
118; PIRSONY DE VILLA, obra citada, tomo 1, N.O 70, pág. 167; DEMOGUE, obra ci-
tatla, tomo 111, N.O 246, pág.' 413; PLANIOI. Y ' RIPERT,obra citada, tomo VI,
S."521, pág. 714; DE PAGE, obra citada, tomo 1, N . O 941, pág. 796; GARDENAT Y
SALMOX-IIICCI, obra citada, N.O 49, pág. 19.
(3) Rev., tomo 2, 2.a parte, sec. l.a, pág. 141 y tomo 13, 2.a parte, sec. l.",
pág. 403; Gaceta, año 1913, cent. 1052, pág. 3056.
continuar
ir atrás
ligro; que la línea en que se movía la locomotora era recta
y podía verse desde unos ciento cincuenta metros y que a
pesar de estQ no se detuvo ni disminuyó la velocidad (1);
en no tomar las precauciones ordenadas por el regla-
mento de ferrocarriles de colocar señales de peligro a la dis-
tancia indicada por dicho reglamento, a fin de detener cual-
quier tren o máquina que pueda aproximarse al sitio en que
se encuentra detenido rrn tren a conserrrencia cle la descom-
postura del freno automático (2);
en violar el reglamento de1 tránsito de los ferrocarriles
que ordena que una Icrcomotora, antes de llegar a un cruce,
toque el pito y la campana de alarma y que el guardavías,
ante su aproximación, cofia la barrera para impedir el paso
de peatones (3) ;
en no cumplir las prevenciones contenidas en el regla-
mento de la En~presade los Ferrocarriles del Estado de dar
un aviso previo a los operarios que trabajan en unos carros
que iban a ser arrastrados por una locomotora (4);
en el hecho de producirse un choque de trenes, pues su
sola realización demuestra que los empleados de la ernpre-
sa no observaron o contrariaron los reglamentos ( 5 ) , desde
que, según éstos, un choque de trenes jamás puede ser es-
cusado (5);
en que una empresa ferroviaria transporte materias in-
flamables y peligrosas (pólvora y parafina) en carros ina-
decuados, en contravención a los reglameritos de la misma
empresa, que le ordenan tener para estos fines carros espe-
cialcs, como en realidad los tiene. (7) ;
en tener materias inflamables y explosivas en una bo-
--
(1) Rev., to~iio36, 2.a parte, scc. l.=,pág. 478 (Carte Suprema).
(2) Gaceta, año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97 y año 1901, tomo 1, sent. 423,
pág. 381 (ambas de la Corte Suprema).
(3) Rer., tomo 30, Z.* parte, scc. l.a, pág. 524 (Cortc Suprema).
(4) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.=, p5g. 1.21.
(5) Rev., tomo 22, 2 . a parte, sec. l.", pág. 912; tomo 27, 2.a parte, sec. l.a, phg.
240; tomo 29, 2.* partc, sec, l . a ,p6g. 570.
( 6 ) Rci-.,tomo 9, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 25; tomo 22, 2 . parte, ~ sec. l.a,
pág. 785.
(7j Gaceta, año 1913, sent. 592, pig, 1915.
dega en la cual no se adopta ninguna de las medidas de pre-
visión o seguridad exigidas por los reglamentos municipa-
les (1) ;
en que un conservador de bienes raíces proceda a ins-
cribir una hipoteca constituida sobre un inmueble que ya
no es del deudor y en el cual éste no tiene ningún derecho,
pues en tal caso es deber suyo rehusar la inscripción, según
el art. 13 del reglamento respectivo (2).
Pero el hecho de cumplir ectfmictamente con las dispo-
siciones legales o reglamentarias, no exime de adoptar las
demás medidas de prudencia que las circunstancias requie-
ran, y si el juez considera que éstas habrían sido tomadas
por un hombre prudente, podrá declarar culpable a quien
no las tomó, aunque haya observado aquéllas. En este caso,
la culpa no consiste en haber violado la ley o los reglamentos,
sino en no haber observado la prudencia o atención que las
circunstancias imponían (3). Se ha fallado, por eso, que la
responsabilidad cuasidelictual de la Empresa de los Ferro-
carriles del Estado no sólo deriva de la infracción de las le-
yes y reglamentos por parte de sus administradores o em-
pleados, sino también de cualquier acto de los mismos, cul-
pable o negligente, que traiga como consecuencia el daño
de terceros (4).
Así, el hecho de que una empresa ferroviaria mantenga
durante la noche un servicio práctico de señales luminosas
o suficientemente visibles en los cruzamientos de la vía con
los caminos públicos, si bien hace presumir su falta de res-
ponsabilidad en el atropellamiento que ocurra en uno de
esos cruces (art. 58, N.O5.0, de la ley general de ferrocarriles),

(1) Rev., tomo 32,:2 parte, sec. lSP, pág. 93 (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 32, 2.= parte, sec. l.*, pág. 538.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.- d i c i b n , N." 94,pág. 97, nota 6 y N.O 536,
pág. 513; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 246 in $tu,pág. 414 y N.O 258, pág.
436 i n Jinc; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 521, pág. 714; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 181, pág. 225.
(4) Rev., tomo 38, 2.P parte, sec. pág. 239 (consid. 20 de 2,a instancia).
ELEMENTOS D E LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 181

no obsta a que e1 juez Ia declare culpable si se prueba que la


empresa incurrió en otra imprudencia o negligencia (1).

126. Infracción de usos o hábitos -Algo análogo


ocurre con la infracción de aquellas medidas de prudencia
o precaución que, por ser generalmente observadas, consti-
tuyen 17erdaderos z~soso hábiios, por ejeriiplo, prevenir al
público de un determinado peligro (2): esta infracción im-
porta culpa por si sola 73). Se ha fallado que hay culpa en
el hecho de que una locomotora, que viene invertida y con
demasiada velocidad, no toque la campana ni el pito, como
es de costrln2br~(4), o que una Iocomotora no toque el pitazo
de prevención acostumbrado antes de ponerse en movimíen-
to (5).
Pero conio estos usos o hábitos no tienen fuerza oliliga-
toria, a diferencia de lo que acontece con la ley o los regla-
mentos, el juez puede prescindir de ellos y estimar que no
hay culpa en su infracción, si cree que un hombre prudente
colccado en la misma situación no habría cbrado en otra
forma.
Del mismo mcdo, el hecho de observarlos fielmente n o
exime de tornar las demás medidas de prudencia que las cir-
cunstancias requieran, y si el juez coi7sidcra que bstas eran
necesarias, podrá decIarar culpable a quien no las tomó,
aunque haya observado esos usos o hábitos (6).

127. Infracción de reglas profesionales.-Lo dicho


en el número que precede es especialmente apIicable a las
reglas de orden técnico o práctico que rigen el ejercicio de

(1) Pueden verse, ademiás, Ios ejemplos que señalan los hermanos M M E A ~ D ,
obra citada, tomo 1, 2.. edición, N." 536, pág. 513.
(2) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 518, pág. 712.
(3) MA~EAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición. N.O 94, pág. 96; DEMOGLTE obra
citada, torno 111, N.O 255, pág. 426; PLANIOL Y RIPERT,obra cttada, tomo \'I, N,"
519, pág. 712.
(4) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. laa,pág. 383.
(5) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.a,págs 386.
(6) DEMOGUE, ~ b r dcitada, topp 111, N,' 255, pág. 429,
una determinada profesión u oficio: su sola infracción cons-
tituye culpa; un profesion.al pudente las habría observa-
do (1).

128, Infracción de los- reglamentos que rigen los


deportes o juegos de destreza corporal.-Lo dicho en
el N.O 126 es aplicable también a las reglas de los deportes
o juegos de destreza corporal (box, rugby, tennis, golf, foot-
ball, cricket, carreras de caballos o de vehículos, etc) (2).
Hay al respecto reglamentos universalmeilte aceptados,
que constituyen verdaderos códigos, a que deben someterse
quienes practican los juegos y deportes, y algunas de cuyas
disposicioi~estienen por objeto imponer a los jugadores cier-
ta prudencia, «evitar una brutalidad excesiva» (3). De ahí
que su sola infracción constituya culpa; esos reglamentos
prohiben aquellos actos que un jugador prudente no eje-
cutaría (4).
El Iieclio de que el jugador los observe estrictamente
será, pues, de ordinario, motivo para declararlo exento d e
culpa, aunque incurra en un defecto de habilidad o destreza;
éste no constituye culpa por sí solo. Pero tal observancia no
lo exime de adoptar las demás medidas de prudencia que las
circiinstancias requieran, y si el juez las conceptúa necesa-
rias, podrá declararlo culpable si prescindió de ellas, aunque
haya observado las prescripciones del reglamento respectivo
(5). El juez puede estimar también que tales reglamentos
no contienen las reglas de prudencia indispensables y que,
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 511, pág. 486.
(2) Sobre la responsabilidad derivada de los deportes, puede consultarse la
memoria de prueba de don EUGENIO RAM~REZ SILVA,El deporte ante el Derecho, Im-
prenta y Litografia Leblanc, Santiago de Chile, 1940 y la obra de AZBYA, La res-
ponsabilité en matitre de sports, 1934.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.. edición, N.O 513-2, pág. 501.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.8 edición, N.O 94, pág. 96 y N.O 523-2, pág.
501; AZÉMA,La responsabilité en matitre de sporls, 1934, págs. 38, 56 y 64; PIRSON Y
DE \'ILLÉ, obra citada, tomo 11, N'." 433, págs. 461 y 462; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N." 855, pág. 484.
(5) AZÉMA, obra citada, pág. 67;.i'rRso~Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N.O
433, págs. 462 a 473; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 855, pág. 485; N." 865,
pág. 496 y N." 867, pág. 499.
ELEhIEXTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 183

por Io mismo, el hecho de que el jugador se haya confon~ia-


do a ellos, no lo exime de responsabilidad; esos llamados có-
digos no tienen fuerza obligatoria (1).
El juez tampoco queda ligado por la decisión del árbitro:
puede, por tanto, decidir que e1 jugador infringih las reglas
del juego, aunque aquél no haya sancionado la infracción.
El árbitro se pronuncia sobre el resultado deportivo dc la
contienda y nada más (2).
Lo dicho se aplica sea que ef daño Io sufra otro de los
jugadores o un espectador; Ios principios son los inisinos
(3). Al jugador que juega sobre un terreno acondicionado al
efecto, dicen los hermanos Mazeaud, no se le puede exigir
que renuncie a ta1 o cual movimiento a pretexto de que puede
dañar a los espectadores. E n tal caso, Ia responsabiliclad del
daño que éstos sufran recaerá sobre los orgailizadores del
torneo si pudiere imputárseles culpa, como si permitieron
que el público se colocara a corta distancia de los jugadores o
no tomaron otras precauciones indispensables, dada la na-
turaleza de1 espectáculo, sin perjuicio de que talilliién deba
tomarse en cuenta Ia irnprudcncía de la víctima, si la hubo
(4). Pero si de parte de1 jugador ha habido culpa, incurrirá
en responsabilidad.

129. Hechos constitutivos de culpa ; jurispruden-


cia.--Pretender enumerar los l-iecllos constitutivos dc culpa
es imposible; son infinitos. Por eso, la ley no lo ha hecho
( 5 ) . Será el juez quien determine si la hay en cada caso, con

(1) hi-UEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 94, pág. 96 y N.O 523-2,
pág. 502.
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo T, L a edición, N." 523-2, pág. 503.
(3) h,lAzEAUD, obra citada, tonlo 1, 2: edición, N.O 523-2, pág. 502; PIRSOXY
nE VILLB, obracitada, tomo 11, N." 433, págs. 460 y 461.-En contra: -4zÉji.4, obra
citada, págs. 69 a 79; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 855, pág. 485.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición; N." 523-2, pág. 502; PIRSON Y
DE V~LLÉ,obra citada, tomo I I , N," 433, págs. 456 y 457: S A ~ A T Iobra E R , citada,
tomo 11, N," 861, pág. 491.
(5) El Código Civil alemán, en cambio, en los arts. 823 a 835 enumera los he-
chos iiicitos que engendran responsabitidad civil; p r o s u ejemplo no ha sido imitado.
arreglo a los principios antes señalados (1). Pero puesto que,
para hacer esta determinación, debe tomar en cuenta ele-
mentos que, como el tiempo, el lugar, el medio, etc., son
esencialmente variables, toda modificación en los hechos,
en la legislación y en las costumbres y,necesidades sociales,
conducirá a los tribunales a considerar como c~nstitutivos
de culpa hechos que antes no lo eran y vice-versa (71-2.0)
(2). Es lo que demuestra el examen de nuestra jurisprudencia.
Se ha fallado que hay culpa en permitir o no impedir
que los trabajadores transiten al lado de los cachuchos de
salitre hirviendo cuando éstos no están defendidos por rejas
protectoras (3) ;
en no dotar a tales cachuchos de rejas que ofrezcan su-
ficiente garantía de seguridad (4) ;
en permitir que se continúe utilizando en la descarga
de una lancha un cable o estrolo de cuyo mal estado se tiene
conocimiento (5) ;
en mantener a bordo de un buque aparatos para la car-
ga y descarga que no ofrecen seguridad .para los operarios:
en la especie una rueda «catalina» que no estaba suficiente-
mente afianzada (6) ;
en mantener la gaviota o viga de fierro de la división
de una escotilla en situación de no calzar bien en sus puntos
de apoyo (7);
en efectuar el carguío de una barca en condiciones in-
seguras para el personal de la misma y con un cable débil y
en mal estado, máxime si esa operación es por su naturaleza
peligrosa para los obreros que se ocupan de ella (8) ;

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.' edición, N."440, pág. 432; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 941, pág. 797 y N . O 942, pág. 798.
(2) PLAWIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O477, pág. 660; COLINY CAPI-
TANT, obra citada, tomo 11, 6.° edición, p&g. 377; DEMOGUE, obra citada, tonio 111,
N," 256 bis, pág. 432.
(3) Rev., tomo 3, 2." parte, sec. l.", pág. 125.
(4) Gaceta, año 1908, tomo 1, sent. ,682, pág. 1023.
(5) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 109.
(6) Rev., tomo 4, 2." parte, sec. 2.P, pág. 8.
(7) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. l.=, pág. 112.
(8) Rev., tomo 18, Z e a parte, sec. l.a, pág. 126.
ELEMENTOS DE LA RESrOPONSABILIDA4DDELICTUAL 155

en no colocar seííal alguna que prevenga al píiblico


el peligro que ofrecen unos hoyos abiertos en la vía pública
con motivo de ciertas reparaciones, ni en cerrar el sitio en
que éstas se practican (1);
en que el propietario de un predio, que no se hallaha
impedido por fuerza mayor, no construya el cerco que se-
pare su predio del vecino dentro del plazo que le señaIó una
sentencia judicial (2) ;
en disparar un tiro de dinamita en una salitrera (3) o
cantera (4) sin la's debidas precauciones y prescindiendo de
las normas de seguridad indicadas para tales casos;
en demoler un edificio incurriendo el arquitecto que
dirige los trabajos en errores técnicos inexcusabIes (5) ;
en efectuar trabajos de excavación y desmonte en un
cerro prescindiendo de las medidas de precaución ordenadas
por la autoridad respectiva a fin de evitar derrumbes (6);
en dejar caer sin aviso previo de ninguna clase y con
precipitación, una lingada de carbón sobre una Iañcha ocu-
pada en la descarga de esta sustancia en los momentos en
que los trabajadores estibaban los sacos de Ia lingada ante-
rior en el centro de la embarcación (7);
en mantener en su sitio un poste de alumbrado cuya
base está podrida (8) ;
en hacer trabajar a un operario en un andamio en mal
estado (9) ;
en confiar a un niño dc doce años un arma de fuego
cargada (10) ;

(1) Rev., tomo 6, 2.a parte, sec. I . a , pág. 393.


(2) Gaceta, año 1861, se&. 617, pág. 378: en este caso el daño fué causado por
los propios animales del demandante que, debido a la falta de cerco, se pasaron de
un potrero a otro, en el cual destruyeron una sementera.
(3) Rev., tomo 32, 2.8 parte, sec. l.', pág. 382 (Corte Suprema);
(4) Rev., tomo 15, 2.a parte, sec. l.a, pág. 514.
(5) Rev., tomo 34, 2.3 parte, sec. l.=, pág. 201.
(6) Gaceta, año 1918, tomo $1, sent. 500, pág. 1538.
(7) Rev., tomo 5, 2.a parte, sec. La, pág. 78.
(8)Rev., tomo 15, 2.a parte, sec. l.=,pág. 221.
(9) Gaceta, año 1920, tomo I f , sent. 86, pág. 432.
(10) Gaceta, año 1861, sent. 1056, p5g. 666 (consid. 3.').
en confiar a un muchacho de catorce años el manejo
de una carretela en las calles de Santiago (1);
en que un menor de doce años guíe un automóvil por
las calles de una ciudad en circunstancias de que carecía de
autorización y de aptitudes para hacerlo y del carnet regla-
mentario, el que, en razón de su edad, no podía obtener (2);
en dejar el cuidado y manejo de un motor en funciones
en poder de un muchacho de diecisiete años, que carecía de
los conocimientos y preparación necesarios para este trabajo,
y con orden de aceitarlo y desenredar las poleas, retirándose
en seguida quien dió tal orden (3);
en arrojar al mar bebidas para impedir que caigan en
poder de los huelguistas, si no se prueba que éste era el
medio único y necesario para impedir su apropiación por
aquéllos (4) ;
en impedir con la fuerza pública que el propietario de
un fundo siga explotando las canteras que hay en él y siga
cortando SUS árboles, a fin de evitar que se perjudique o in-
terrumpa el servicio de agua potable de una ciudad que se
surte con agua proveniente de dicho fundo (5);
en que el propietario de un inmueble, al hacer construir
la muralla-cierro del mismo, tape con escombros los tubos
destinados al escurrimiento de las aguas, obstaculiza,ido su
curso natural, las que retroceden inundando la heredad
del demandante, y en que, al hacer levantar el terreno en
cierta parte, tape los pasos de agua y tuberías, lo cual tani-
bién produce inundaciones en la misma heredad (6);
en mantener un cable conductor de la corriente eléc-
trica sin las condiciones necesarias, a fin de que no sea peli-
groso para nadie (7) ;

(1) Rev., tomo 4, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 139; tomo 21, 2 . = parte, sec. l . a ,
pág. 529.
(2) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consids. 16 y 17).
(3) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 512.
(4) Rev., tomo 5, 2.= parte, sec. 2.8, pAg. 55.
(5) Rev,, tomo 27, 2.= parte, sec. l.a, pág. 744 (Corte Suprema).
(6) Rev., tomo 37, 2.a parte, sec. pág. 90.
(7) Rev., tomo 37, 2.a parte, sec. ~ á g 107,
. consid. 8.O (Corte Suprema).
en consignar un dinero a Ia orden de un tribuiial sin
indicar la existencia de una retención decretada sobre él por
otro tribunal a favor de un tercero (1);
en que la persona a cuya orden se ha girado una letra
de cambio para pagar el precio deuna cornpravcnta, endose
dicha letra y perciba su valor, no obstante no I-tabcrse rea-
lizado la compraventa (2);
en disparar un revólver en dirección a una casa habi-
tada a pesar de advertirse a su autor que no lo hiciere porque
podía haber gente en ella (3);
en ejecutar tral~ajosen una vía pública con material
defectuoso y en iiial estado (4);
en que un tranvia no toque cailipana ni disrtlinuya la
velocidad al llegar a uria 11oca-calle (5);
en el vuelco de un tranvía debido a sus malas con-
diciones >, a quc el lugar eil que se produjo ofrecía serios pc-
ligros para la seguridad pílltlica a causa de las pronuncia-
das curvas y gradientes que allí existían (6);
en el vuelco de un tranvía a causa del exceso de
velocidad con q u e marchalya y al exceso de pasajeros q t i e
Ilevaba en el imperial del carro acoplado ( 7 ) ;
en obligar a un niño de diez años a bajar violentamente
de un tranvía sin detener sil marcha (8);
en empujar a un riiño para que baje de un tranvía, aun-
que haya pretendido viajar gratis (9) ;
en que un tranvía que se halla detenido en una hoca-
calle parta con gran velocidad e n los n~onientosen que un

(1) Rev., tomo 18, parte, sec. l.a, pág. 164 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1882, sent. 2833, pág. 158.5.
(3) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 2.").
(4) Gaceta, año 1915, sent. 298, pág. 532.,
( 5 ) Reí,., tomo 7, 2. a parte, sec. l .a, pág. 546; lonio 12, 2." parte, -sec. 1 .", ~ihg.
18; tomo 21, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 119 (Corte S u p r e m a ) .
(6) Rev., tomo 7, 2.= parte, %c. 2.a, pág. 3 .
( 7 ) Gaceta, año 1915, selit. 2 9 i , pág. i 3 1 .
(8) Rey., tonto 9, 2.a parte, sec. l.a, pág. 23.
( 9 ) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. l.a,pág. 300.
188 ARTURO ALESFANDRI RODR~GUEZ -
niño pone el pie en la p'lsadera y antes de que alcance a su-
bir del todo (1) ;
en que el maquinista de un tranvía le dé gran velocidad
antes que el pasajero esté dentro del vehículo y un inspector
que baja del imperial tope al mismo pasajero en la pisadera,
dándole un empellón que lo arroja al suelo (2);
en acelerar de improviso la marcha de un tranvía in-
mediatamente después de haberla disminuído con motivo de
haber llegado a un paradero en donde había pasajeros aguar-
dándolo (3);
en que 'el maquinista de un tranvía le imprima mayor
velocidad al llegar a un paradero, en circunstancias de que
una persona se hallaba en medio de la vía hacibndole señales
de detenerse (4);
en que un tranvia parta antes que un pasajero que in-
tenta subir al acopIado logre ponerse en seguridad y su ma-
quinista n o detenga la marcha a pesar de los gritos que in-
sistente y oportunamente se le dan (5);
en que un tranvia parta sin dársele la señal de partida
y no se detenga oportunamente a pesar de las repetidas in-
dicaciones hechas al efecto (6);
en no detenerse un tranvía cuando una persona le ha-
ce señas en este sentido para poder subir, lo que la obliga
a subir sobreandando (7);
en no prever la resistencia o estado de los frenos que
sirven para detener un tranvía (8);
en ordenar la: partida de un tranvía cuando el pasajero
sólo ha puesto un pie en la plataforma (9);
en acelerar la marcha de un tranvía, en vez de dete-
--
(1) Rev., tomo 9, 2.a parte, sec. La, pág. 169.
(2) Rev., tomo 11, 2.a parte, sec. !.a, pág. 157.
(3) Rev., t o q o 36, 2.a parte, sec. l... pág. 544 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1915, sent. 102, pág. 228.
(5) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. pág. 378.
(6) Gaceta, año 1914, sent. 607, pág. 1762.
(7) Rev., tomo 12, 2.8 parte, sec. l.., pág. 551.
(8) Rev., tomo 15, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 131 (Corte Suprema).
(9) Gaceta, año 1914, sent. 5, pág. 13.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 189

nerIa, cuando a una distancia de veinte o treinta metros


se ve que otro vehículo atraviesa la vía (1) ;
en admitir en u11 tranvía un número excesivo de pasa-
jeros hasta el extremo de qrie éstos van en las pisaderas, y
en darle, además, un exceso de velocidad (3);
en no detener un tranvía, pudiendo hacerlo, por ir
con gran velocidad (3) ;
en permitir que un carro urbano sea arrastrado por ca-
ballos altivos, chúcsros y mal adiestrados (4);
en poner en marcha un carro urbano que se ha dete-
nido para que baje uii pasajero, cuando aun &te se halla
en la ptsadera (5);
en no detener un carro urbano al ver a un niño de tres
años en la línea y a pocos metros de distancia (6);
en manejar un vehículo distrayendo la atención de la
vía por donde él rueda (7);
en que un automóvil atraviese una boca-calle a gran
velocidad (8), o marche a una escesiva, sin tocar la bocina
y llevando !as luces apagadas (9);
en que un camión corra a gran velocidad sin llevar fa-
roIes encendidos ni tocar la bocina que anuncie su paso (10);
en que una locomotora arroje carboncilIos encendidos
por la alta presión que es menester darle para vencer una
fuerte gradiente y no estar en buen estado el canastillo de
la chimenea (11)) por carecer de 61 (12), por no hallarse dicho
(1) Rev.,, tomo 28, 2.a parte, sec. pág. 461.
(S) Rev., tomo 39, 2.* parte, sec. l.3, pág. 79 (Corte Suprema).
(3) Rev., tomo 22, parte, sec. pág. 195.
(4) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 111'1.
(5) Gaceta, año 1906, tomo 11, sent. 972, pág. 558.
(6) Gaceta, año 1897, tomo 11, sent. 3504, pág. 912.
(7) Gaceta, año 1901, tomo 11, sent. 3025, pág. 1174.
(8) Rev., tomo 15, 2.a parte, sec. l m apág.
, 226 (Corte Suprema).
(9) Rev., tomo 34, 2.a parte, sec. l.a, pág. 389.
(10) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. pág. 117.
(11) Rev., tomo 2, 2.8 parte, sec. 2.a, pág. 86.
(12) Gaceta, año 1887, sent. 1919, pág. 1161; año 1892, tomo 1, sent. 1059, pág.
697; año 1895, tomo 11, sent, 2778, pág. 689; año 1899, tomo 1, sent. 192, pág. 154;
año 1901, tomo 1, sent. 263, pág. 229; año 1902, tomo I f , sent. 2594, pág. 965; OTERO,
J~lrisprtidenciodel C. de P. C., ~rirnerApkndice a la 2.8 edición de 1910, pág. 814,
N.O 10.
canastillo en debidas condiciones (11, por forzar el fuego
en sus calderas (2) o sencillamente por no haber emplea-
do los medios necesarios para evitarlos (3);
en que una locomotora no anuncie su aproximación
haciendo sonar campana o piteando (4), máxime si viene
invertida y con demasiada velocidad (S), si se halla cerca
de una estación y a una hora en que, por la oscuridad, ello
es más necesario (6) o se mueve dentro de los andenes de la
misma (7); no anuncie su partida con un pitazo de preven-
ciGn (ti), o carezca de trompa (9) ;
en que una locomotora que viene retrocediendo no ha-
ga señales de alarma, ni el maquinista tome ninguna medida
de precaución para impedir el atropellamiento de quien tran-
sita por la vía (10);
en que un guardavía, ante la proximidad de un tren,
no anuncie ésta, ni cierre la barrera en un paso a nivel ( l l ) ,
o abandone su puesto y no cierre la que existe en el cruce de
la vía con una calle (12);
en que una locomotora que ha de engancharse a otra
se le acerque bruscamente y le dé un fuerte estrellón (13);
en que una locomotora que se halla a larga distancia

(1) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l . a , pág. 557 (Corte Suprema); tomo
28, 2.a parte, sec. l.", pág. 747 (Corte Suprema); Gaceta, año 1899, tomo 11,
serit. 506, pág. 417 (Corte Suprema); año 1902, tomo 1, sent. 258, pág. 213 (Corte
Suprema).
(2) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. l.a, pág. 493.
(3) Gaceta, año 1882, sent. 751, pág. 425.
(4) Rev., tomo 4 , 2.a parte, sec. 2.*, pág. 93; tomo 7, 2.a parte, sec. l.*, pág.
146; Gaceta, año 1899, tomo 11, sent. 263, pág. 230 (Corte Suprema).
(5) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. l.a, pág. 383; tomo 30, 2.a parte, sec. l . a ,
pág. 524.
(6) Iiev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. 241 (Corte Suprema).
(7) Rev., tomo 29, 2.= parte, sec. l.a, pág. 549.
(8) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.a, pág. 386.
(9) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. l.", pág. 549.
(16) Rev., tomo 28, 2: parle, sec. l.a, pág. 66.
(1 1) Rev., tomo 29, 2.8 parte, sec. l.=.pág. 43; tomo 30,2.a parte, sec. 1.8, pág. 524;
Gaceta. año 1899, tomo 11, sent. 263, pág. 230 (Corte Suprema).
(12) Rev., tomo 23, 2.1 parte, sec. l.=, pág. 23.
(13) Rev., tomo 18, 2.a parte, sec. I.a, pág. 335.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 191

de unos carros que están cargándose en una estación, los em-


puje vioIentarnente sin aviso previo de ninguna clase (1);
en hacer retroceder un convoy sin anuncio o señal pre-
ventiva de ninguna especie (2) ;
en que el maquinista de un tren, no obstante adver-
tírsele el obstácuIo que hay en la vía, no detenga aquél ni
disminuya su velocidad y, por el contrario, permita que
ésta aumente (3) ;
en hacer correr de noche u11 tren sin luz que aluinbre
cl camino y que, a la vez, permita q u e aquél sea visible a
larga distancia (4) ;
en un choque de trenes (3, porque nada lo justifica
(6) ni excusa (7) y generalmente se debe a irnpruden-
cia, negligencia o descuido de los empleados de la empresa
en el cumplimiento de los reglamentos de Ia misma (8); con
mayor razón aún si se produce en el recinto de una estaciGn
(9) o porque el respectivo cambiador equivocó las líneas
echando a uno de ellos por la misma via por donde avanza-
ba el otro (10) ;
en que los palanqueros de unos carros desprendidos
de un tren y que, debido a la pendiente que había en el lugar
del suceso, tomar011 una carrera vertiginosa, no aprieten las
palancas de los mismos (11) ;
en hacer partir simultáneamente y en opuestas direc-
ciones un carro de mano con una cuadrilla de trabajadores
y un tren extraordinario cuya carrera se hallaba suspendida
---
(1) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. 987.
(2) Rev., tomo 7, 2.a parte, ser. 1 .a, pág. 324.
(3) Gaceta, año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850.
(4) Gaceta, año 1913, sent. 918, pág. 2686.
( 5 ) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.*, pág. 912 (consid. 4." rle 1.a instancia).
(ó).Rev., tomo 9, 2 . a parte, sec. 2.=, phg. 25: tomo 27, 2.a parte, sec. 1.1,
pág. 240.
(7) Rev., tomo 22, 2 . a parte, sec. l . a , pág. 785.
(8) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. l.=, pág. 570.
(9) Rev., tomo 1 2 , parte, sec. l.a,pág. 308.
(10) Rev., tomo 28, 2.8 parte, ser. l.",pág. 295; Gaceta, año 1930, tomo 11,
sent. 11, pág. 39.
(1 1) OTERO,J?¿uisfirttdencia del C. de P. C.,1.er Apéndice 2 la 2.a edición de 1910,
pág. 850, N.O 28.
desde largo tiempo, sin dar aviso oportuno a los pasajeros
del carro de mano de la salida de dicho tren (1);
en que la parte que se desprende de un tren, por quedar
éste sin gobierno, a causa de que sus empleadds estaban dur-
miendo en vez de estar en sus puestos, choque con otro que
está detenido en una estación (2) ;
en ordenar la partida de un tren cuando el maquinista
está en tierra tomando desayuno (3) ;
en fraccionar un tren de carga en una estación para
que, por el pequeño espacio que dejan ambas fracciones, pa-
sen los pasajeros que deben trasbordarse de un tren a otro,
trasbordo que necesariamente debía hacerse por el desvío
en que aquel tren se hallaba, y unir ambas fracciones en el
preciso momento en que los pasajeros se trasbordan (4) ;
en agregar al extremo de un tren un carro más liviano
que los demás que forman el convoy y entrar, en seguida,
aquél al cambio de una estacibn con una velocidad superior
a la reglamentaria (5);
en colocar un carro inadecuado y en malas condiciones
cargado de pólvora y parafina cerca de la locomotora (6);
en colocar en el desvío de una estación un carro de ins-
pección próximo al cruzamiento de la línea y hacer pasar
por ésta un carro de reja sin cuidar de quitar previamente
el otro carro detenido en el desvío, de tal manera que era
inevitable el choque o rozamiento de ambos carros (7) ;
en no amarrar las puertas de una estación para evitar
que el viento las agite y choquen con los trenes que por allí
circulan (8) ;
en construir y mantener un embarcadero de animales

(1) Rev., tomo 23, 2.° parte, sec. l.a, pág. 577 (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 10, 2.a parte, sec. l.*, pág. 47.
(3) Rev., tomo 17, 2.a parte, sec. l.., pág. 257 (Corte Suprema).
(4) Rev., tomo 14, 2: parte, E. 1,*, pág. 498.
(5) Gaceta, año 1902, tomo 11, sent. 2274, pág. 606 y sent. 2606, pág. 972 (ambas
de la Corte Suprema).
(6) Gaceta, año 1913, sent. 592, pág. 1915.
(7) Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356.
(8) Gaceta, año 1893, tomo 11, sent. 3415, pág. 933 (Corte Suprema).
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ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTLr.41, 195

conociéndolo, (1). Ea nuestro concepto, esta sentencia es


manifiestamente errónea. El hecho de mantener los arcos de
10s puentes y túrieles a una altura insuficiente para evitar el
peligro a los palanqueros, constituye culpa por si solo. Un
hombre prudente no mantiene un estado de cosas semejante.
Poco importa que la obligación que según los reglamentos
de la empresa pesa sobre los ingenieros y camineros sea ésta
o aquélla: la culpa no sólo consiste en violar un reglamento,
sino en no comportarse prudentemente, y tal estado de co-
sas denota, a lo menos, negligencia o descuido de parte de
la empresa. Esto basta para que su actitud sea culpable.
La circunstancia de que los palanqueros entren al servi-
cio conociendo ese hecho, no puede invocarse tampoco como
causa1 eximente de responsabilidad respecto de la empresa.
La aceptación de los riesgos exime de responsabilidad cuando
Ia conducta de la víctima ha sido la única causa del daño,
mas no cuando esa única causa es la del autor del hecho.
En tal evento, la responsabilidad de este último subsiste
íntegramente (N.O 530). Era lo que ocurria en la especie:
la única causa del daño no era el hecho de que los paIan-
queros entraran al servicio conociendo la poca altura de los
arcos de los puentes y túneles. Por el contrario, esa única
causa era esta poca aItura, toda vez que si esos arcos hu-
bieran tenido Ia necesaria, el daño no se habría producido.
La relación de causalidad entre la culpa de la empresa y
el daño sufrido por los palanqueros era, pues, evidente
( N . O ,155).
A lo sumo, Ia conducta de los palanqueros, al entrar al
servicio conociendo ese hecho, pudo haber autorizado una
reducción del monto de Ia indemnización, conforme al art.
2330, si se estimaba que tal conducta era imprudente; pero
en ningún caso podía c~nsiderársela como circunstancia
eximente de toda responsabilidad, porque, como dijimos,
no fué la única causa del daño.

(1) OTERO,Jurispruaencia del C. de P. C., l.sr bpendice a la 2.aedición de 1910,


pAg. 805, N.O 1.
130. Gravedad de la culpa.-La culpa cpasidelictual
no admite graduación: la clasificación en grave, leve y le-
vísima del art. 44 .C. C. no se le aplica; se refiere a la culpa
contractual únicamente. Toda culpa, cualquiera que sea su
gravedad, aun la más leve o levísima, impone a su autor la
obligación de reparar el daño causado (1). Así 1s han resuel-
to la Corte Suprema (2) y la Corte de Apelaciones de San-
tiago (3).

131. Culpa por acción y por omisión. -La culpa


puede ser por acción u misión (4).
Es por acción cuando consiste en la ejecución de un he-
cho (culpa in commitendo): disparar un arma de fuego en un
local cerrado y lleno de gente, correr en automóvil a una
velocidad excesiva (51, confiar. a un muchacho de catorce
años el manejo de una carretela en las calles de Santiago
(6), crear una apariencia susceptible de inducir a los terceros
(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición, N.O 883, pág. 309; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 50, pág. 20; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a
edición, N." 427, pág. 222; F'LANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 511, pág.
706;PIRSON Y RE VILLE,obra cita&,tomo 1, N." 9, pág. 19 y N.O 71, pág. 169; BAU-
DRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.' edición, N," 2868, pOg. 556;
BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.8 edición, N.O 704, pág. 318 i n $%e;
MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, N.O 426, pág. 425 y N." 504, pág. 478;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 945, pág. 801; COLINY CAPITANT, obra citada,
tomo 11, 6.a edición, pág. 379 in fine; LALOU,obra citada, N." 162, pág. 106 y N."
285, pág. 177; DE RUGGIERO, obra citada, tomo 11, versión española, pág 651.
DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 256, pág. 430, estima que la culpa levfsima no
puede engendrar responsabilidad cuasidelictual, pues la ley sólo exige una diligencia
normal y no una extraordinaria.
(2) Rev., tomo 15,:2 parte, sec. l.', pág. 131 (consid. 16); toma 21, 2.0 parte,
sec. l.a, pág. 119 (consid. 12).
(3) Rev., tomo 39, 2.' parte, sec. 2.=,pág. 55.
(4) M A ~ E A Uobra
D , citada, tomo 1, 2.=ediciÓn, Nos. 530 a 532, págs. 508 a 510:
COLXN Y CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.. edición, d g s . 361 y 379; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 507, pág. 702; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada,
tomo 1, N . O 70, pág. 169;LALOU,obra citada,'N." 285, pág. 177; B~UDRY-LAC-ANTI-
NERIE, obra citada, tomo 11, 13.° edición, N . O 704, pág. 318; BAUDRY-L~CANTINERIE
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N." 2854,pág. 536; JOSSERAND, obra ci-
tada, tomo 11, 2.&edición, N." 4Q8, pág. 211; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.. edi-
ción, N." 866, pág. 294; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 31, pág. 10.
(5) Rev., tomo 15, 2.* parte, sec. l.*, pág. 226 (Corte Suprema).
(6) Rev. tomo 4, 2.° parte, sec. 2.*,pág. 139.
en un error perjudicial (1). Esta es la culpa que algunos de-
nominan imprudescia (2).
Es por omisión cuando consiste en Ia no ejecución de zkn
hecho, en una abstención (culpa in ommitendo).
Nuestro Código Civil admite implícitamente esta cla-
sificacih en varios artículos (2320 a 2323, 2326, 2327, 2329,
2333).

132. Culpa por omisión; sus clases.- l a culpa por


omisión puede ser de dos clases, según que la abstención
sea pzlra y simple o que incida e n una acción (3).
Una y otra se aprecian in abstracto de acuerdo con las
reglas ya enunciadas (N.O124): la ley no ha h i h o distin-
ciones (4).

la acción cuando el agente, al ejecutar el acto perjudicial,


omite tomar todas las precauciones necesarias para evitar
el daño (5). La causa de éste ha sido la abstención; pero ella
ha incidido en el eiercicio de una actividad.
Tal es el caso de una locomotora que no anuncia su
aproximación tocando el pito o haciendo sonar la campana
(6), que se pone en movimiento sin tocar el pitazo de pre-

(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 30, pág. 41 y N." 170, pág. 214.
(2) SAVATIER,obra citada, tomo 1, N," 169,pág. 212.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 259, pág. 438; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2,s edición, N . O 535, pág. 511; PLANIOL r RIPERT, obra citada, tomo U , N."
507, pAg. 702.
(4) MAZZAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 540 a 544, págs. 516 a 518.
(5) MMEAED, obra citada, tomo 1 , 2.a edición, N." 536, pág. 512; PLAHIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 507, pág. 702; DEMOGEE,obra citada, tomo 111,
N.q S9,p&g. 438; LALOU,obra citada, N," 287, pág. 178; N." 289, pág. 179 y Nos.
291 a 307, págs, 179 a 182; COLINY CAPITANT, obra citada; 2omo [I, 6.aedición, pág.
379; GARDENAT Y SALXON-RICCI, obra citada, Nos. 33 a 39; págs. 10 a 13: COHIN,
L'ahstention fatitive en droit c i d ect pinal. N." 44, pág. 109; SAV-ATIER, obra citada,
tomo 1, N.O 43, pág. 57 y Nio 44, phg. 58.
(6) Rev., tomo 4, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 93; tomo 7, Z.a parte, sec. l.=, pág.
146: t o m o 19, parfe, sec. l.', pág. 383; tomo 22, 2.=' parte. sec. lBa, pág. 241
(Corte Suprema);,romo 28, 2.' parte, sec. l.*, pág. 66; tomo 29, 2.p parte, sec. l.%,
p&g.549; tomo 30, 2.a parte, sec. l.=, pág. 524.
vención (11, que carece de trompa (2) o que no tiene en buen
estado el canastillo de la chimenea destinado a evitar las
chispas (3); de un tren que corre de noche sin luz que alum-
bre el camino y que, a la vez, permita que aquél sea visible
a larga distancia (4); de dejar caer sin aviso previo una
lingada de carbón sobre una lancha ocupada en la descarga
de esta sustancia en los momentos en que los trabajadores
estiban los sacos de la lingada anterior en el centro de la em-
barcación (5) ; de no colocar señales que prevengan a l público
el peligro que ofrecen los hoyos abiertos en la vía pública con
motivo de ciertas reparaciones, ni cerrar el sitio en que éstas
se practican (6) ; de hacer retroceder un convoy sin anuncio o
señal preventiva de ninguna especie (7) ; de no tocar la cam-
pana de uri tranvía al llegar a una boca-calle (8) ; de hacer fun-
cionar un tranvía (9) u otro aparato cualquiera encontrán-
dose en mal estado (10); de poner fuego a un roce sin dar
aviso de ello al propietario del predio vecino, no obstante
que este aviso era indispensable, porque, dada la estación
en que el hecho ocurrió, los pastos debían estar enteramente
secos y porque ambos predios po tenían más línea divisoria
que una cerca de palo botado, y sin tomar las demás precau-
ciones necesarias para evitar la propagación del fuego (1 1) :
de consignar un dinero a la orden de un tribunal sin indicar
la existencia de una retención decretada sobre él por otro

( 1 ) liev., tomo 32, 2.° parte; sec. l.', pág. 386.


(2) Kev., tomo 29, 2.^ parte, sec. l.', pkg. 549.
(3) Rev., tomo 2, 2.* parte, sq. 2:, pág. 86; tomo 27, 2.* parte, sec. l . a
pág. 557 (Corte Suprema); tomo 28, 2." parte, sec. l.', pág. 747; Gaceta, año 1899,
tomo 11, sent. 506, pág. 417 (Corte Suprema); año 1902, tomo 1, sent. 258, p&g.
273 (Ccrte Suprema).
(4) Gaceta, año 1913, sent. 918, pág. 2686.
( 5 ) Rev., tomo 5, 2.* parte, 5ec. 2:, pág. 78.
(6) Rev., tomo 6, 2,sparte. sec. pág. 393.
(7) Rev., tomo 7, 2.- parte, aec. 324.
(8) Rev., tomo 7, 2.l parte, sec. ,pág. 546; tomo 12, 2.' parte, sec. t.*,
pág. 18; tomo 21, 2.a parte, sec. l.a,pág. 119 (Corte Suprema).
(9) Iiev., tomo 7, 2.a wrte, sec. 2.., pág. 3.
(10) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. 2.*, pág. 109; tqmo 4, 2.: parte, sec. 2.*, pág.
8; tomo 12, 2.a parte, sec. ,:l pág. 112; tomo 18,:2 parte, sec. l.*,,pAg. 126.
(11) Gaceta, año 1865, sent. 2231, pág. 905.
ELEJIESTOS DE LA RESPONSABILIDALI DELICTUAL 199

tribunal a favor de un tercero (1); de empujar vi~lentarne~lte


y sin aviso previo de ninguna clase unos carros que estaban
cargándose en una estación (2); de mantener un embarca-
dero de animales en una estacibn en condiciones de tal proxi-
midad a la línea fkrrea que constituye un peligro y amenaza
permanente para el público (3); de dejar un motor en fun-
ciones en poder de un muchacho de diecisiete años que ca-
rece de los conocimientos y preparacibn necesarios para ,ma-
n e j a r $ ~y, con orden de aceitarlo y desenredar las poleas (4) ;
de acoplar una locomotora a unos carros sin avisarlo previa-
mente a los obreros q u e en ellos trabajan (5) ; de marchar
un camión a gran velocidad sin Ilevar los faroles encendidos
ni tocar la bocina (6); de no cerrar la barrera en el momento
de pasar un tren (7) ; de disparar un tiro de dinamita en una
cantera (8) o en una oficina salitrera (9) sin tomdr las pre-
caucioi~esdebidas y prescindiendo de Ias normas de segu-
ridad indicadas para tales casos; de regar una heredad sin
tomar las precauciones necesarias para evitar que las aguas
se desborden y anieguen el predio vecino (10).
La absft.nciólz en la acción, que constituye el caso más
frecuente,-el estado normal del hombre es la actividad (11)-
es lo que se llama negligenciu (12). Esta consiste precisamente
en un descuido u omisibn, en no tornar las medidas de pru-
dencia exigidas por las circunstancias. EI Código ~ i v i l ' s e
refiere a ella en varios artícuios (2319, 2329, 2333).
Habr% culpa sea que la precaución omitida esté o no
---
(1) Re>., torno 18, 2.A parte, sec. ,'.l pág. 164 (Corte Suprema).
(2) Rev., lomo 22, 2: parte, sec. l.a, pág. 987.
(3) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.",-pág. 435 (Corte Suprema).
(4) Rev., tomo 25, La parte, sec. l.", pág. 512.
(5) Rev., tomo 26, :2 parte, sec. l.', pág. 141.
(6) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. l.", pág. 117.
(7) Rev., tomo 29, 2.8 parte, sec. La, pág. 43; tomo 30, 2.^parte, sec, t.a, pág.
524; tomo 36, 2.' parte, sec. l.', pAg. 199 (Corte Suprema).
(8) Rev., tomo 15, 2.a parte, sec. pág. 514.
(9) Rev.. tomo 32, parte, sec. l.*, pág. 382 (Corte Suprema).
(10) Gaceta, año 1887, sent. 962, pág. 563.
(11) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N . O 259,pág. 438; PLANIOL I' RIPERT,obra
citada, tomo VI, N," 507, p i g . 702, nota 2.
(12) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 173, pág. 217.
impuesta por la ley, por un reglamento (N.O125) o por un
uso o hábito (Nos. 126 a 128). Si está ordenada por la ley
o un reglamento, su sola omisión constituye culpa. Lo mis-
mo ocurrirá si su adopción está señalada por un uso o há-
bito constante, sin perjuicio de la libertad de apreciación
que en este caso-conserva el juez (N.O 126). Si la precaución
omitida no está impuesta por la ley, ni por los reglamentos,
n i - p o run uso o hábito, incumbir& al juez apreciar fa con-
ducta del agerte, de acuerdo con el criterio que expusimos
en el N.O 124 (1).
134. Abstención pura y simple (2) .-Hay abstención
pura y simple cuando el agente, sin ejecutar acto alguno de
su parte, se limita a permanecer pasivo. En este caso, que es
de rara ocurrencia, no se le culpa de haber actuado sin ob-
servar las medidas de prudencia necesarias, sino de no haber
actuado en ninguna forma, de quedarse quieto (3): un in-
dividuo que ve ahogarse a otro yno hace nada para salvarlo,
pudiendo y debiendo hacerlo; un médico que en una región
desamparada rehusa asistir a un enfermo, sabiendo que una
intervencibn inmediata es indispensable; un hotelero que en
un camino desierto y en una noche de ifivierno se niega a
hospedar a un viajero moribundo (4) ; el propietario de un
predio que, no abstante no hallarse impedido p6r fuerza ma-
yor, no construye el cerco que separe su predio del vecino
dentro del plazo que le señaló una sentencia judicial, lo que
permite que los animales del vecino se pasen de un potrero a
otro potrero del mismo vecino jr destruyan los sembrados exis-
tentes en él (5).
La abstención pura y sinple constituye culpa no sólo
cuando el agente se abstiene de ejecutar un acto expresa-
---
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1. 2:edici6n, N."536, págs. 512 y 513.
(2) Véase, sobre esta materia. COIIIN,L'abstention fautioc en droit civil e: pknnl,
Nos. 19 a 38, págs. 55 a 102.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1: 2.' edici6n, N."537, pág. 514; PLARIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 501. &. 702.
(4) Ejemplos citados por M-U~AUD, obra citada, tomo 1, 2.1 edici611, N.O 537,
pág. 514 in pnc.
(5) Gaceta, ano 1861, sent. 617, pág. 378.
ELEMENTOS D E LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 20f

mente ordenado por la ley o un-reglarnento (i),-tales se-


rían los casos de los Nos. 12 y 13 del art. 494 C. P.-sino
también cuando, pudiendo o debiendo obrar sin detrimento
propio, no lo hace, aunque la obligacihn de actuar no le sea
impuesta legal ni reglamentariamente (2). Si su acción le
ha de irrogar un perjuicio o carece de los medios para reali-
zarla sin exponerse a un peligro, no comete culpa. La ley nos
obfiga a obrar con prudencia, pero no conlcaridad, y a nadie
puede exigírsele que sacrifique su persona o bienes en bene-
ficio ajeno, a menos que por su profesión u oficio esté obli-
gado a auxiIiar a1 prójimo (guías, buzos, policía) (N.O 118) (3).
Si la abstención consiste en la no ejecución de un acto
expresamente ordenado por la ley o un reglamento, h a b r j
culpa por el solo hecho de no haber10 ejecutado (N," 125).
En los demás casos, incumbirá al juez apreciar, de acuerdo
con el criterio expuesto en el N." 124, si e1 agente pudo o
debió obrar sin detrimento propio, si su abstención fué o
no negligente. Si estima que pudo hacerlo, lo declarará res-
ponsable (4).

135. Culpa profesional.-La cu@u profesional, o sea,


aquella en que pueden incurrir los profesionales (abogados,
médicos, matronas, farrnac&uticos, ingenieros, etc.) y ciertos
funcionarios (notarios, conservadores, archiveros, oficiales
del Registro Civil, receptores, secretarios de los tribunales,
etc.) en el ejercicio' de sus respectivas profesiones o cargos,
puede ser contractual y delictzcal o cuasidelz'ctual.
Es contractual cuando incide en el incumplimiento de
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, N." 538, pág. 515; P L ~ R I OYLR I Y ~ R Tobra
,
citada, tomo VI, N." 508, pág. 703; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N," 258, pig.
435; COHIN,L'abstention jaulioe en droii civil e¿ PkKLi, N.O 19, pág. 55; G~LLDEE~IET,
obra citada, pkg. 306; SAYATIER, obra citada, tomo 1, N." 42, pág. 56.
(2) EI art. 2368 del Código Civil portugues cofisagra expresamente la responsa-
bilidad del agente en este caso.
(3) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, 8."508 pág'704; M . ~ z E - ~ uobra
D,
citada, tomo 1, N.t 545, p&g. 519; COLINY CAPITANT,obra citada, tomo 11 6."edi-
ción, págs. 378 y 379; DEMOGUE, obra citada, tomo I l f , N." 261, pág. 140.
(4) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, Nos. 540 a 545, págs. 516 a 519; Revuc Trd
meslrie2le de Drui? C i d , tomo 37, año 1938, pág. 789, N.O 6.
las obligaciones emanadas del contrato de arrendamiento de
servicios o de trabajo que liga al profesional con el cliente.
Ella se rige por las reglas propias de tal responsabilidad
(Nos. 42 a 43).
Es delictual o cuasidJir;tual cuando consiste en una omi-
s i h o en un hecho ejecutado por el profesional o funciona-
rio fuéra de la órbita del contrato o dentro de ella si el hecho
constituye también un delito o un cuasidelito penal, como en
el caso del art. 491 C. P., o en un hecho u omisión que per-
judica a un tercero con quien aquél no se halla ligado con-
tractualmente (Nos. 42, 42 bis y 43) (1) : un médico que
viola el secreto profesional u otorga un certificado de salud
inexacto (2) o que por error o negligencia receta un me-
dicamento en vez de otro, que practica una operación pres-
cindiendo de la más elemental asepcia o que liga un con-
ducto en condiciones defectuosas, siempre que se estime que
estos tres últimos hechos constkuyen un cuasidelito penal
según el art. 491 C. P.; un abogado que, excediendo los
límites de la defensa, injuria a la parte contraria o a su
abogado; un ingeniero que maliciosamente da un informe
desfavorable sobre una construcción para desplazar a un
contender; un receptor que no practica oportunamente una
notificación, estampa una inexacta o no envía el aviso pres-
crito por el art. 49 C. P- C. ; un secretario de juzgado que
certifica un hecho falso; un conservador de bienes raíces que
e n un certificado de prohibiciones o gravámenes omite algu-
no o algunos (3) o &clara que al inmueble a que se refiere
no le afecta ninguno (4), cancela indebidamente una hipo-
--
(1) MAZEAUD, obra citada, tQmo 1, 2. edicibn, N." 508, pág. 482; N." 515, pág.
491; LALOIT, obra citada, N." 167, pág. 109.
( 2 ) PLANIOL Y ,RIPERT,obra citada, tomo VI, N I 527, pág. 722
(3) Rev., toma 21, 2: parte. sec. t.., p&g 501.
(4) Gaceta, año 1880, sent. 268, pág. 162. Cabe advertir que en este caso la Corte
de Concepción estimb que el hecho constituía un cuasidelito penal, porque de loa an-
tecedentes del proceso resultaba,qw e1 notario no habia procedido con dolo sino sólo
con imwudencia temeraria, y la condenó a veinte dfas de prisión o a sesenta y un días
de destierro a Caelemu. innecesario parece demostrar al error manifiesto de seme-
jante sentencia: el ~uasidelitombre los bienes dúo se p a ~ apar excepción en los casos
expreFamente seilalados por la ky y d & fdsificaci6n de instrumento público no es
teca, rehusa o retarda una inscripción fuera de los casos se-
%alados por el art. 13 del reglamento respectivo o inscribe
una hipoteca constituida sobre un ,inmueble que ya no era
del deudor y en el cual éste no tenía ningUn derecho (1) ; un
notario que autoriza una escritura que no ha sido firmada
e n su presencia y sin cerciorarse de la identidad de los otor-
gantes (2), que no guarda y conserva con el debido cuidado
el testamento que ante él se otorga, a fin de evitar S U estra-
vio (3), que otorga una copia auténtica sin cerciorarse por si
mismo de su fidelidad y exactitud (4) o que falta en cuaí-
quiera otra forma a los deberes de su cargo, etc., incurren en
responsabilidad defictual o cuasidelictual civil, según el caso,
si del hecho ;omisión se sigue perjuicio.
Ida responsabilidad profesional delictual o cuasidelictual
civiI queda regida por el derecho común: el profesional o fun-
cionario es responsable del dolo y de toda especie de culpa
que cometa en el ejercicio de su respectiva profesión o car-
go, de acuerdo con los principios expuestos en los nilmeros
anteriores, y no únicamente de la culpa lata o grave ( 5 ) . La
ley no ha hecho distinciones.
Respecto de los conservadores de bienes raíces, el art.
96 del reglamento del Registro Conservatorio, aplicable a
los conservadores de comercio por el art. 40 de1 reglamento
para el Registro de Comercio, se limita a consagrar la res-
ponsabilidad de ese funcionario por Ios daños y perjuicios
que ocasionare. sin agregar nada más. A su vez, el art. 49
de1 C. P. C. establece expresamente Ia responsabilidad del

ninguno de ellos. Si la Corte estimó que el acto del norarío no fué vqluntario, debió
absoIverlo, de acuerdo con el N.O 13 del art. 10 del C. P. Gaceta, año 1883, sent. 2225,
pág. 1232.
( 1 ) Rev., tomo 32, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 538.
(2) Rev., tomo 30,2.a parte, sec. pág. 366 (Corte Supren~?).
(3) Gaceta, año 1882, mnt. 1417, pág. 825.
(4)Gaceta, año 1884, sent. 1515, pág. 949.
(5) M-UEAUD, obra citada, tomo 1, 2.'* edición, N.O 507, pág. 481; Nos. 509 a
515-8, págs. $82 a 495; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo 1'1, N.O 523, pág. 715;
N." 524, pág. 718; N," 530, pág. 724; N." 533, pág. 730; M." 534, p&g. 732; h'." 535,
pág. 735: GARDENAT Y S-ALMON-RICCI, obra citada. N." 40, phg. 14: OVCCICLARO,
CARLOS, obra citada, Nos. 102 a 104, págs. 70 y 71.
ministro de fe por los perjuicios que origine con el hecho de
que, al practicar una notificación por cédula, por el estado
o con arreglo al art. 47, no envíe al notificado el aviso que 61
prescribe, sin pronunciarse tampoco sobre la gravedad de
la culpa.
Se ha fallado, por eso, que constituye un hecho ilícito
que un conservador de bienes raíces otorgue un certificado
inexacto (1) o proceda a inscribir una hipoteca constituída
sobre un inmueble que ya no era del deudor y en el cual
éste no tenía ningún derecho, pues en tal caso era deber suyo
rehusar la inscripción según el art. 13 del reglamento respec-
tivo (2) ; pero que no lo constituye el haber dado un certi-
ficado de encontrarse inscrita tal hipoteca, porque, fuere ésta
eficaz o ineficaz, el certificado era exacto, toda vez que la
hipoteca se hallaba inscrita (3).

136. Facultades d e los jueces del f o n d ~y d e la


Corte de Casación.-tos jueces del fondo establecen so-
beranamente los hechos materiales de donde se pretende de-
rivar la responsabilidad delictual o cuasidelictual civil. La
Corte Suprema no podría alterarlos o modificarlos, a menos
que se hubieran violado las leyes reguladoras de la prueba.
Pero la aprcciacizín de estos hechos, determinar si coris-
tituyen o no dolo o culpa, si revisten o no los caracteres ju-
rídicos de un delito o cuasidelito y si engendran,
- por lo mis-
mo, responsabilidad, es materia que cae de lleno bajo la
censura de la casación. Se trata entonces de calificarlos,
de darles su fisonomía jurídica, de encuadrarlos dentro de las
categorías legales-la culpa y el dolo son conceptos jurídicos
expresamente definidos por la ley-y ello es propio del tri-
bunal de casación (4).

(1) Gaceta, año 1880, sent. 268, pág. 162; año 1883. W. 2225, pág. 1232.
(2) Rev;, tomo 32. 2.* parte, sec. l.*, pág. 538.
(3) Rev., tomo 32, 2 a parte, sec. l.., p&g.538.
(4) FAYE, La Cour de &,vafwn, 1903, N,? 160, pbg. 178; MARTY, ZA distinction
du fait et du droil, 1929, N . O 104, pág. 178 y N.O 127, pág. 242; LEMAIRE, Le uiract2rc
légal dc fautc dCJictuclle cí son contrdk par la, Cow de Cassatwn, 1934, pzigs. 82 a 99;
PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N . O 553, pág. 762; MAZEAUD, obra citada,
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILID.4Q DELICTUAL 205

Así, los jueces del fondo establecen privativamente que


e1 aparato que servía para la descarga de un buque se hallaba
en mal estado (1); que la locomotara que causó ,el acciaente
corría con velocidad y sin tocar la campana de alarma a
pesar de la hbra y de encontrarse cerca del recinto de una
estación (2); que las puertas de ía barrera existente en el
paso a nivel dónde se-produjo e1 accidente estaban abiertas
en el momento en que este ocurrió (3); que el embarcadero
de animales construido en una estación se hallaba a tai
proximidad de Ia línea férrea que constituía un peligro y
amenaza permanente para el público y que el accidente se
produjo porque la víctima fué cogida entre él y !os carros
del convoy al pretender subir al tren que estaba en movi-
miento (4); que la víctima fué muerta por una locomotora
al intentar atravesar un cruce a .nivel de la vía férrea con
la calle, que carecía de guafclabarrera (5); que el tren que
causó la muerte de la víctima llevaba demasiada velociaad,
iba con Ia máquina invertida y sin tocar la campana ni el
pito conforme es de costumbre y reglamento (6); que los
carros causantes del accidente se habían desprendido de un
convoy de pasajeros y efectuaban un movimiento- en el re-

tomo 111, 2.aedici011, N." 2207, pág. 234 y N.O 2208, pág. 236; D E ~ ~ O G obraU E , citada,
tomo 111, N.O 268, pág. 447; LALOU,obra citada, Kos. 389 a 391, págs. 200 y 201;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 942, pág. 798 y N." 913, pág. 799; PIRSON Y DE
VLLD, obra citada, tomo 11, N.O 276 bis, pág. 105; PIANIOL, obra citada-, tomo 11,
l 0 . a edicibn, N,"865, pág. 291; JOSSERAND, obra citada, tomo 1 1 , 2.a edición, N.O
438, pág. 233; SAVATIER,obra citada, tomo 1, Nos. 271 y 272, pág. 352; BAUDRY-
LA~NTINEFSE, obra citada, tomo 11, 13.aedición, N O 710, pág. 321; SAUDRY-L-%CAN-
TlNERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.= edición, N," 2856, pág. 544; GARDE-
NAT y SALMON-RICCI, obra citada, NOS.120, 125, 126, 128 y 129, págs. 245 y 246;
COHIN,Llabsle?aNon juutive en droit cizd et fiénab, N." 42, pág. 108; Renve Trimes-
trieJeEEe de Droit Caerl, tomo 38, año 1939, N." 36, pág. 759.
Vease en el mismo sentido el bien fundado voto disidente emitido en la sentencia
publicada en Rev., tomo 28, 2."parte, *c. l.=,pág. 164.
(1) Rev.! tomo 5, 2.a parte, sec. l.",&g. 144.
(2) Rev., tomo 22,,,2.a parte, sec. l.', pág. 241.
(3) Rev., tomo 36, 2.* parte, sec. l.", pág. 199 (consid. 8.").
(4) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.a',pág. 435.
(5) Rev., tomo 26, 2.8' parte, sec. l.a,pág. 89.
(6) Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. 1."' pkg. 385; lomo 30, 2.' parte, sec. l.',
pág. 524.
cinto de la estaci6n.sin la tracción de la máquina, de suerte
que no podían detenerse sino por el palanquero, quien, por
ir entre ambos carros, no se hallaba en situación de saber
lo que ocurría en la lí.nea, ni de proveer a la seguridad de
los transeilintes (1); que el mcendio se produjb por el car-
boncillo encendido que se desprendía de las locomotoras
que arrastraban el convoy y que éstas for-zaron el fuego a
sus calderas (2) ; que el derrumbe del entretecho que causó el
accidente se debió a errores inexcusables del demandado (3);
que éste ejecutó los hechos que produjeron la inundación del
inmueble del demandante (4); que el actor no ha acredita-
do de un modo preciso el hecho que causó el accidente (5);
que el actor no ha comprob~doe1 dolo o la culpa grave atri-
buída al patrón (6) ; que el demandado no tuvo intervención
punible en el hecho que sirve de fundamento a la acción (7) ;
que el maquinista de un tranvia detuvo su marcha casi por
completo en el paradero en donde la víctima y otros pasa-
jeros lo aguardaban e inmediatamente la aceleró en forma
violenta, lo que produjo la caída de aquélla sobre la línka
y su consimiente atropellamiento (8); que el empleado de
la empresa demandada fué atropellado por una locomotofa
cuando atravesaba las líneas del ferrocarril para pasar al lado
opuesto del galpón de máquinas, por el paso obligado para Ile-
gar desde su alojamiento, en un carro de la empresa, a la tina
que'servia de lavatorio, y que no es efectivo, en consecuencia,
que dicho empleado pretendiera atravesar las líneas por un
punto no destinado al efecto (9). Y a menos de haberse
violado las leyes reguladoras de la prueba, la Corte Suprema
no podría modificar estos hechos y decir que el aparato que

(1) Rev., tomo 28, 2.&parte, acc. l.', pág. 270 (consids. l." y 2.").
(2) Rev.; tomo 19, 2: parte, aec. l.., pág. 493.
(3) Rev., tomo 34, 2.' parte, sec. l.., pág. 201 (consid. 3.").
(4) Rev., tomo 37. 2: parte, aec. l.*, &g. 90 (consids. S." y 6.").
(5) Rev., tomo 20, parte, sec. l.*, pág. 480.
( 6 ) Rev., tomo 28; 2.. parte, E&. l.., pág. 311 (consid. 5.").
(7) Rev., tomo 3 2 , 2 . ' p a r t ~ , sec. l.., pág. 113.
(8) Rev., tomo 36, 2: parte, sec. l.., pág. 544.
(9) Rev., tomo 38, 2.' parte, sec. l.., pág. 239 (consid. 1,').
ELEMENTOS DE LA RESPONSABII.íDAD DELICTUAL 207

causó el accidente estaba en buen estado; que las puertas de


la barrera estaban cerradas; que la locomotorá no c o d a
con velocidad y tocaba la campana; que el embarcadero no
estaba construido a tal proximidad de la línea férrea que
constituyera un peligro permanente para e1 público; que ha-
bía guardabarrera; que las mBquinas no arrojaban carbon-
cillo encendido; que el demandante acreditó los hec'hos ale-
gados; que el demandado tuvo intervención en ei hecho
punible, etc. Pero determinar si tales hechos constituyen o
no cuIpa es una cuestión de derecho, que cae de lleno bajo
el control de la Corte de Casación. Esta, por tanto, puede
revisar con entera libertad la apreciación hecha por los jue-
ces del fondo y decidir que constituyen culpa y, por ende,
cuasidelito, los hechos a que éstos hayan negado tal carácter
(I), y vice-versa.
Nuestra Corte Suprema estima, sin embargo, que la
determinación de si los hechos invocados constituyen o no
dolo o culpa, si existe o no el delito o cuasidelito alegado,
es una cuestión de hecho que los jueces del fondo resuelven
p-ivativamente. Son nuflerosas las sentencias de casación
en que se afirma que son hechos que el tribunal de alzada es-
tablece soberanamente con el mérito de la prueba rendida:
que hubo cuasidelito (Z), que de parte del demandado (3) o
de sus empleados (4) ha habido culpa, imprudencia o negli-
gencia o, a la inversa, que no hubo acto ilícito (S), ni culpa

(1) V h s e en este sentido Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. l.*, pág. 544.
( 2 ) Rev., tomo 6 , 2.a parte, sec. pág. 393 (consid. 3.'); tomo 2 2 , 2.= parte,
sec. l.', p&g. 7 8 5 (consid. 3.'); tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, piig. 141 (consid. 3.");
tomo 3 7 , 2,s parte, sec. f .', p&g. 90 (consid. 8.').
(3) Rev., tomo 18, 2.° parte, sec. pág. 164 (consid. 6."); tomo 24, Z.a parte,
w. 1 a, phg. 567 (consid. 15); tomo 28, 2.= parte, sec. I z a , págs. 154 (consids.
2.", 5.", 6." y 11.") 747 (consids. 6.", 7." y 8.") tomo 32, 2.'. parte, sec. l.a,
pag. 93 (consids. 5." y 12).
(4) Rev., tomo 17, 2.* parte, sec. l.*, pág. 257 (concids. l." y 4."); tomo 28,
2.a par-te, sec 1.8, págs. 66 (consids. 3." y S."), 117 (consid. 10) y 295 (consid. t."); to-
mo 29, 2.a parte, sec. l.*,pág. 570 (concids. 6.", 9.",1 1 y 12).
(5) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.*, pág. 432 (consid. 4.").
(l), ni dolo (2), ni hecho alguno constitutivo de delito o
cuasidelito civil (3), que e n los hechos que señala la demanda
como canstitutivos de dolo no aparece la intención positiva
de inferir daño al demandante (4), que el acto ejecutado por
el demandado es lícito y no es imputable a culpa suya (5) o
que no existé el cuasidelito civil que se imputa al dernanda-
do (6).
Rechazamos este criterio por las razones anteriormente
expuestas. Creemos que la Corte Suprema haría bien en
abandonarlo y reclamar para ella la facultad de revisar esa
apreciación: daría de este modo satisfacción a los verdaderos
principios y tendrfa en su mano el medio de reprimir la ar-
bitrariedad de los jueces del fondo en tan importante ma-
teria (7).
Una sentencia dictada recienfeniente por este alto tri-
bunal permite creer que así ocurrirá en el futuro, pues aco-
gió un recurso de 2casaciOn en el fondo precisamente por es-
timar que los hechos establecidos en el fallo impugnado eran
constitutivos de culpa y, por tanto, de cuasidelito, por cuyo
motivo la Corte de alzada, al decidir lo contrario y denegar,
por ello, la indemnización que reclamaba el demandante,
violó los arts. 2314 y 2329 de1 C. C. con influencia sustan-
cial en lo dispositivo del fallo (8).
Es también cuestión de derecho y sujeta, por lo mismo,
a la censura del tribunal de casación la concerniente a la gra-

(1) Kev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.., p&g. 481 (consid. 6."); tomo 25, 2: parte,
sec. l . a , pág 117 (consids. 3.' y 6."); torlio 33, 2: parte, sec. ,I: pág. 433
(consid. 2.").
( 2 ) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.., pág. 117 (consids. 3.' y 6.").
(3) Rev., tomo 25, 2." parte, sec. pág. 117 (consids. 5." y 6.").
(4) Rev., tomo 27, 2." parte, sec La, pág. 440 (mnsid. 3.").
(5) Rcv., tomo 33, 2.a parte, sec. l.., pág. 173 (consids. l."', letra g), p 2.").
(6) Rev., tomo 39, 2: parte, sec. l.', pbig. 298 (consid. 5.").
(7) En la sentencia publicada en Rev., tomo 25, 2: parte, sec. l.., pág. 435,
la Corte Suprema reconocib tener esta facultad, pues desechó b causal del recurso
que impugnaba la caliíicacibn de cuzsidelito atribuida por la sentencia recurrida al
hechb que causó el atcidente, porque estimb que este hecho constituía una omisión
o negligencia de los empleadós de La empresa demandada (véanse loa considerandos
2.". 3." y 4.O).
(8) Rev., tomo 36, 2.' parte, sec. l.., pág. 544.
índice
vedad de la culpa en aquellos casos en que la Ley exige una
determinada especie de culpa para engendrar responsabiti-
dad, por ejemplo, si la que se imputa al demandado es o no
grave (1). ,4sí se ha fallado (2).

137. Principio. -Para que el hecho o la omisión de


una persona capaz de delito o cuasidelito engendre responsa-
bilidad delictual o cuasidelictual civil, no basta su ejecución
con dolo o ciilpa. Es indispensable que cause dafio. Sin él no
hay responsabiIidad civil; sin interés no hay acción. La obli-
gación de reparar un daño nace precisamente de haberse
causado. Los arts. 1437 y 2314 soti bien explícitos al res-
pecto (N. " 3).
El hecho doloso o culpable que no daña a otro podrA
engendrar responsabilidad penal, si está penado por la ley
(arts. l.", 2." y 4 . O C. P.); pero de ninguna manera respon-
sabilidad civil. El dolo y la culpa producen efectos civiles
si causan daño; en caso contrario, el Derecho Civil se desen-
tiende de ellos (N.O9) (3).

(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada tomo VI, N.O 553, pág. 763; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N.O 178 in fine, pág. 223; N,' 272 in fine, pág. 354; M.=EAUD, obra
citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2208, pág.. 237; MARTY, obra citada, N . O 128, pág.
248.-En contra: FAYIS, obra citada, N,"160, phg. 180.
(2) Rev., tomo 23, 2.a parte, sec. l.a, pág. 577, consid. 8.O (Corte Suprema).
Sin embargo, este mismo t r i b w a l ha estimado en otras ocasiones que es,un hecho
del pleito que h s jueces del fondo estabiecen privativamente que el accidente se pro-
aujo por c ~ i grave p de un empleado del demandado: Rev., tomo 28, 2.a parte, sec.
l.=,págs. 66 (consids. 3." y 5.') y 295 (consid. 1.O).
(3) JOSSEXAND, obra citada, tomo f1, 2.a edición, N,' 439, qág. 233; M A Z E ~ ~ U D ,
obra citada, tomo I, 2.a edición, Nos. 2 0 8 a 210, págs. 230 y 231; DE P ~ ~ ~ , o citada,
bra
tomo IL, N." 949, p3g. 802; LALOU,obra citada, N.O 49, pág. 39; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.aedición, p5g. 372; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1 ,
N," 164, ~ á g 352;, PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI. N . O 542, pág. 744; DE-
MOGUB, obra citada, tomo IV, N.O 385, pág. 25; PLAPÍIOL, obra citada, ton:o I I ,
10.a edición, N." 847, p&g. 295; BACDR~-L.~CANTIXERIE, obra citada, Lomo 11, 13.a
e d i c i h , N," 707, pág. 320; GARDENAT Y S.ZLMOX-RICCI, obra citada. N."Y3, pág. 28
y N," 98, p&g. 29; BAUDRT-L.~C~NTINEBIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.° e d i c i h ,
N." 2870, pág. 558; GAUDEMET, obra citada, pág. 305.
14
Nuestros tribunales han aplicado este principio en
múltiples ocasiones: Son numerosas las sentencias que han
negado la reparación solicitada porque el hecho en que se
fundaba, aunque ilícito, no causó daño (1) o éste no se acre-
ditó (2).

138. Concepto del daño ;lesión de un derecho ; inte-


rés legitimo.-Dano es todo detrimento, perjuicio, menosca-
bo, dolor o molestia que sufre un individuo en su persona,
bienes, libertad, honor, crédito, afectos, creencias, etc. El daño
supone la destrucción o disminución, por insignificante que
sea (3), de las ventajas o beneficios patrimoniales o extra-
patrimoniales de que goza un individuo. Su cuantía y la
mayor o menor dificultad para acreditarlo y apreciarlo son
indiferentes; la ley no las considera (4).
No es necesario que el perjuicio, detrimento o menos-
cabo consista en la. lesión o de un derecho de que
la víctima sea dueña o poseedora, como sostienen algunos.
(5). El Código no lo ha exigido. Se limita a decir que el que
ha inferido dalzo a otro es obligado a la indemnización (arts.
1437, 2314, 2316, 2323, 2326 a 2329) y daño, según su sentido
natural y obvio, es el detrimento, perjuicio, menoscabo,
dolor o molestia causado a alguien.
El art. 2315 no obsta a lo dicho; se refiere exclusiva-
(1) Rev., tomo 32, 2.L parte, sec. l,a, pág. 419 (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 20, 2.8 parte, sec. l.a, pág. 480; tomo 21, 2.8 parte, sec. 1.a.,
phg. 529; tomo 26, 2.&parte, sec. l.', pág. 530; tomo 31, 2.0 parte, sec. l.', pág.
462; tomo 32, 2.° parte, sec. l.., pág. 538 (todas de la Corte Suprema); tomo 39,
2.* parte, sec. l.', pág. 203 (consid. 28 de l.=instancia).
(3) M A Z E ~ U D , citada,'torno 1, 2: edición, N." 215, pág. 235: SAVATIER,
obra
obra citada, tomo 11, N." 522, pág. 97.
(4) PLANIOL Y,RIPERT, obra citada, tomo VI, N? 542, pág. 741; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N.O 386, pág. 27.
(5) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2: e d i c i h , Nos. 423 y 424, phg. 220; DE
PAGE,obra citada, tomo 11, N." 950, pág. 802.
En Rev., tomo 14, 2.' parte, sec. l . = , pág. 498. la Corte Suprema pareceadmitir
este criterio, porque estimó que siendo la demandante hermana de la víctima y te-
niendo, por lo mismo, derecho a ser alimentada por ella (art. 321, N.O 8, C. C.), quien
en el hecho cuniplía con esta obligación, su muerte le irrogó un perjuicio real y efecti-
vo, pues la demandante quedó privada de un derecho que formaba parte de su pa-
trimonio.
ELEMENTOS D E LA RESPONSABILIDAD DELICTLiAL 211

mente al daño causado en Ias cosas (1) para determinar quié-


nes pueden reclamar indemnización po? él, y, aplicando las
reglas generales, establece que compete a todos los que re-
suIten damnificados, cuaIquiera que sea Ia calidad en yirtud
de Ia cual gozan de la cosa: dueño, poseedor, tenedor, usu-
fructuario, usuario o habitador.
No se ve, lo demás, qué razón habría para negar
Ia reparación a quien ha sido privado injustamente de una
ventaja de que gozaba, a pretexto de que no constituye un
derecho. Tanto daño sufre el alimentario q u e a causa de la
muerte del dimentante queda privado de los alimentos que
éste le daba por ley, como el que los recibía por un acto
voluntario de su parte: uno y otro sufren la pbidida o me-
noscabo de un beneficio o ventaja (2).
Este criterio, que nuestra Corte Suprema ha aceptado
ampliamente (3), permite acordar reparación a personas que
de otro modo no podrían exigirla por carecer de un derecho,
aunque experimentaren un daño manifiesto, por ejemplo, un
padre ilegítimo que vive a expensas de lo que Ie da su
hijo ilegitirno, que es muerto por un tren (4): como aquél
no goza de1 derecho de alimentos (art. 291 C. C.), no podría
reclamar indemnización por esa muerte, sin embargo del
perjuicio evidente que ella le irroga. Esto hasta para admi-
tirlo, pues tod;! interpretacibn que tienda a zmpliar el ám-
bito de la responsabilidad es preferible a la que lo restrinja.
Pero en todo caso es menester que la ventaja o beneficio
de que el hecho doloso o culpable prive a la víctima sea

(1) Rev., tomo 11, 2.* parte, sec. l.*, pág. 157, consid..3.' (Corte Suprema); to-
mo 21, 2.a parte, sec. l.', pág. 1053, consid. 24 (Corte Suprema).
(2) PIRSONP DE L'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 183, pág. 413; PERRET, Des
ayanls droit d i d e m n i f k au cas d'accidwt mortet, págs. 46 y siguientes; S A V ~ T I I obra
~R,
citada, tomo 11, N." 550, p&gtg,'128.
(3) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l . &pbg. , 912 (hermanas que vivian de las
pensiones que su hermano les daba por gracia o liberalidad); tomo 30, 2.* parte,
sec. l.*, pág. 524 (padre ilegítimo que vivía a expensas de su hijo ilegitimo). Véase
en e l mismo sentido Rev.,tomo 29, 2.a parte, sec. l . a , pág. 570 (Corte de Santiago)
(hermanas a quienes su hermano auxiliaba pecuniariamente).
(4) Rev., tomo 30, 2.* parte, sec. l.", pág.524 (Corte Suprema), con un-comen-
tarro nuestro.
licito, esto es, conforme con la moral y las buenas -costum-
bres, en otros términos, que aquélla pueda invocar un k-
terés legitimo (f); la ley no puede amparar situaciones ilícitas
o inm,orales. Por esta razón, la concubina no podría, en nues-
tro concepto, demandar indemnización por el daño que pue-
da causarle la ruptura del concubinato, sea por obra de su
concubino (2) o a causa de la muerte de éste por hecho de
un tercero (3); su acción se fundaría en la ilicitud de la si-
tuación lesionada, puestd que invocaría su propia inmoralidad,
los beneficios que le reportaba su conducta irregular (4).
E n cambio, los hijos ilegítimos, aunque carezcan legalmente
del derecho de alimentos, podrían demandar indemnización
por el daño que les. cause la muerte de su padre ilegítimo a
cuyas expensas vivían. Su acción no se funda en una situación
inmoral o ilícita; por el contrario, es moral que un padre,

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 277, pág. 293 y N." 277-7,
pág. 301.
(2) En el mismo sentido SAV.~TIER,obra citada, tomo 1, N." 122 bis, pag. 161.
Pero, según este autor, la carencia dd derecho de la concubina para reclamar indem-
nizacibn de perjuicios del concubino que la abandona, proviene de la inexistencia de
todo vfnculo obligatorio entre ellos. El concubinato, por su naturaleza, implica la
libertad de los concubinos: luego, ninguno puede quejarse de que el otro haya querido
aprovechar esta libertad para ponerle fin.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 551, pág. 129. Pero este autor funda su
negativa en las razones expresadas en la nota precedente.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 278 a 284, pága. 302 a 309;
PINTOROGERS,HUMBERTO,El concubin& y SUS efectos, memoria de prueba, 1942,
Nos. 67 a 78, págs. 135 a 159. En el mismo sentido, aunque por otras razones: LALOU,
obra citada, N.O 65, pág. 47; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N . O 548, 9p.
756 y 757; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 950, pág. 803; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.P edición, N.O 424, pág. 220.
PERRET,obra citada, pags. 84 a 108; BAUEK,DroitS de la concubinc l b é e par
un accident rnorfel survenu ¿ son concuan, y GIVORD,Lu réparation du prkjudic~mo-
ral, Nos. 145 y 146, págs, 209 y 210,'aunque estiman que la acción de perjuicibs de
la concubina es inadmisible por las razones expresadas en el texto, la aceptan, sin
embargo, cuando el origen del concubinato ha sido la seduccibn de la ,mujer.
La jurisprudencia mas reciente de la Corte de 'Casaci6n de Francia, innovan-
d o sobre la anterior, rechaza la acci6n de'la concubina por el daño que haya podido
causarle la muerte de su concubino. Ce funda para ello en que el concubinato es una
situación de hecho que no genera derechos en provecho de los concubinos y en con-
tra de terceros: Rcwte Trimestricllc de Dra¿t C i d , tomo 36, año 1937, N.O 2, pág.
817 y N . O 1, pág. 826; tomo 37, año 1938, N.O 7, pág. 459; tomo 38, año 1939,
N." 5, pág. 463; X~VATIER, obra citada, tomo 11, N . O 551, pág. 129.
Nuestro Código del Trabajo permite que en determinados casos el concubino
aunque ilegitimo, subvenga a las necesidades de sus hijos
(1). Y 10 mismo cabe decir de los padres ilegítimos que viven
a expensas de sus hijos ilegítimos (2).
En resumen, hay daño cada vez que un individuo sufre
una pérdida, disminución, detrimento o menoscabo en su per-
sona o bienes o en las ventajas o berieficios patrimoniales
o extrapatrirnonialeS de que gozaba, siempre que. éstos sean
lícitos, aunque esa pérdida, disminución, detrimento o me-
noscabo no recaiga sobre un derecho de que la víctima sea
dueña o poseedora y aunque su cuantía sea insignificante o
de difícil apreciación.

139. Certidumbre del daño. -El daño debe ser cierto,


es decir, real, efectivo, tanto que, a no mediar él, Ia víctima
se habría hallado en mejor situaciOn (3). Así se desprende

sobreviviente pueda demandar indemnización por la muerte del otro a cons.ecuencia


de un accidente del trabajo. El art. 290 de ese Código dice que, aialta de cónyuge,
de ascendientes y descendientes Iegítimos o ilegítimos, tendrán derecho a la indemni-
zación las personas, sean parientes o no, que, a la fecha del accidente, vivían a cargo
y a expensas de Ia víctima: la concubina se halla precisamente en este caso. Pero
esta indemnización sólo procede en favor de aquellas personas que se encuentren ab-
sojuramente incapacitadas para el trabajo.
Esta disposición se exp!ica porque en nuestras clases populares la familia está
mal constituída y son millares los obreros que viven en concubinato de hecho o como
resultado de un matrimonio religioso.
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, Nos. 285 a 288, págs. 310 y 311; PERRET,
obra citada, págs. 79 2 81; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 550, pág. 128 y N,"
551, pág. 131.
El art. 288 C. del T. reconoce expresamente a los hijos ilegtfimos menores de die-
ciséis años el derecho de demandar indemnización por la muerte de su padre ilegítimo
ocasionada por un accidente del trabajo.
(2) MAZEAUD, obra citada, torno 1, Nos. 285 y 290, págs. 312 p 313; PBWRET,
obra citada, págs. 50 y 51.
El art. 285 C. del T. establece que, a falta de hijos, t e ~ ~ d r kderecho
n a indem-
nización por un accidente del trabajo los ascewdienies y descendientes 15gftimos o
$egitimos que, a la fecha del accidente, G t f a n a expensas de Ea &iima o que k n b n de-
recho a rechmer de ella penswnes alimenticias; pero los desceiidienies sólo hasta que
cumplan dieciséis años.
(3) M a z ~ a mobra
, citada, tomo 1, 2.' edición, N.O 216, pág. 237; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 1020, pág. 871; JOSSERAND, obra citadi, tomo 11, 2.a edición,
N."439, pbg. 234; LALOU,obra citada, N," 51, pág. 40 y N.O 55, pág. 42; PIRSOKY
DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, h'." 182, pág. 404; B.~UDRY-L.~CA~~TINE:RIE, obra
citada, tomo 11, 13: edición, N."707, pág. 320; GARDENAT Y SALMO%-RICCI, obra
citada, N." 93, pág. 28; SAVATIBR, obra citada, tonio 11, N . O 522. pág. 97,
de los artículos 1437, 2314, 2315, 2318, 2319 y 2325 a 2328,
que hablan del dafío inferido,causado o sujdo,con lo cual ma-
nifiestan la necesidad de que éste se haya producido realmente.
Un daño no deja de ser cierto porque su cuantía sea
incierta o indeterminada o de difícil apreciación (1). La
certidumbre del daño dice relación-con su realizabibn, con el
'hecho de que haya ocurrido realmente y no con su cuantía,
ni con la mayor o menor facilidad para determinarla o apre-
ciarla. Un daño cierto en cuanto a su existencia, pero in-
cierto en cuanto a su monto, es indemnizable (2). En tales
casos, quedará a la prudencia del juez fijar su cuantía to-
mando en cuenta su naturaleza, las circunstancias del hecho
y los demás antecedentes del proceso.
'Tampoco deja de serlo por la mayor o menor dificultad
para acreditarlo; la certidumbre del daño dice relación con
su existencia y no con su prueba. Claro está que si el denian-
dante no acredita la existencia del daño, la demanda será
rechazada (3).

140. Daño futuro.-No sólo es cierto el daño actual


o presente, el ya realizado; puede serlo también el futuro,
1
porque lo que constituye la certidumbre del daño, mAs que
su realización, e.s el hecho de haberse producido las circuns-
tancias que lo determinan (4).
El daño .futuro es cierto y, por lo mismo, i~demnizable
cuando necesariamente ha de realizarse (S), sea porque con-
siste en la prolongación de un estado de cosas existente-tal
(1) Rev., tomo 4, 2.' parte, sec. 2., p&g. 139 (consid. 4."); tomo 24, 2.* par-
te, sec. l.*, pág. 567 (consid. 18 de la Corte de Apelaciones); SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N." 522, pág. 97.
(2) PLANIOL Y R!PERT, obra citada, tomo VI, N." 542, pAg. 745; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N.O 386,pág. 27; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N." 1020, pág. 871
in finc.
(3) Vdanse las sentencias citadas en la nota .2 de la pág. 210.
(4) PIRSONY DE VILLB, obra citada, tomo 1, N." 183, p8g. 405; GARDENAT Y
S~LMON-RICCI, obra citada, N.O 99, pág. 32; Duccr CLARO, CARLOS, obra citada, N."
234, pág. 145 y N.O 245, pág. 151; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 523, pág. 98.
(5) El art. 134 del Código de las obligaciones y contratos de la RepGblica Iiba-
nesa establece que, por excepci6n, el juez puede tomar en cuenta los daños futuros si
su realización es cierta y posee los medios para apreciar desde luego su cuantía exacta.
el dafio.ocasionado a una persona por Ia muerte de otra que
la priva de Ia pensiiin alimenticia o de los recursos que le
daba para subvenir a sus necesidades, una incapacidad per-
manente que disminuirá para siempre fa capacidad de tra-
bajo de !a victima (l),-o porque se han realizado determina-
das circunstancias que ,lo hacen inevitable, como la destruc-
ción de una cosecha en vías de madurar. Si en tales. casos
puede ser incierta Ia cuantía del daño, no ocurre lo tnismo
con'su existencia, ya que dentro de las probabilidades hu-
manas s u realizacióll aparece evidente; pero esta incertidum-
bre no obsta a su reparación, tanto por las razones que di-
mos (N.O 1391, cuanto porque es preferible apreciar10 en
forma aproximada que obIigar a la victima a renovar períó-
dicarnente su. acción a medida que el daño se vaya reali-
zando (2).
Nuestros tribunales admiten la indernriización del daño
futuro fundados generalmente en que toda indemnización
comprende el daño emergente y eI lucro cesante (3). De
\
acuerdo con este criterio se ha fallado que en caso de des-
trucción de un coche por'un cuasidelito, debe abonarse a su
dueño la cantidad de cinco pesos diarios desde la notificación
de Ia demanda hasta el día cn que se le pague el valor del
coche, en compensación de Io que dejó de ganar durante ese
tiempo (4); que en caso de un abordaje, se debe abonar el
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 393, pág. 34; RASIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, N.O 544,'pág. 746; B~UDRE'-LACAXTINERIE T BARDE,obra citada,
tomo IV, 3.8 edicibn, N.O.2875, p$g. 579; SAUTIER, obra citada, tomo 11, N," 523,
pág. 98.
En estos casos, el mejor sistema de reparación es conceder a la vlctima una renta
vitalicia, como lo han resuelto algunas sentencias: Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. l.*,
~ág,324; tomo 12, 2:aparte, sec. I.a, pág. 308; tomo 16, S.aparte, sec. phg. 513;
tomo 22, 2.a parte, sec. I . a , phg. 7 3 7 . Es el procedimiento adoptado por el C. del
T. en ciertos caws (arts. 284 a 291).
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 391, pág. 31; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.8 edición, N," 439, pág. 234; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1020.
pág. 872; PLANIOL Y R i w n ~ obra
, citada. tomo VI, N," 544. pág. 746; ~ ~ A Z E A L I ohra
D,
citada, tomo 1, 2.~edicí&, Nos. 216 a 218, págs. 237 a 242.
(3) Rev., tomo 26. 2.a parte, sec. 1.a, pág. 234; tomo 27, 2. a parte, see. I ,a, pág.
530\ (ambas d e la Corte Suprema); tomo 39, 2.a parte, sec. l.&,pág. 203: Gaceta,
año 1918, tomo 11, sent. 500, pág. 1538.
(4) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. .1: pág. 234 (Corte Suprema).
lucro cesante cuya pérdida proveng-i directa e inmediatamen-
te del mismo (1); que si la víctima pierde un brazo (2) o se
fractura una pierna (3) a consecuencia del ciiasidelito, debe
a1)onársele lo que deje de ganar en Io sucesivo a consecuen-
cia de su incapacidad para el trabajo; que en caso de para-
lización de un molino a causa del despojo de las aguas con
que se movía, el autor del despojo debe abonar al dueño del
molino la utilidad que habría obtenido de los trigos que hu-
biera molido. durante el tiempo de la paralizacibn, si ésta
no hubiese existido (4) ; que en caso de muerte de una persona,
cuyas actividades se referían fundamentalmente a colocar
su dinero en préstamos con intereses, es indemnizable el
lucro cesante que consiste en la diferencia que dicha persona
dejará de percibir durante el tiempo que habría vivido, a
no haber mediado el accidente que le ocasionó la muerte,
entre el interés legal, que es lbgico suponer que los herederos
seguirán obteniendo, y el interés convencional que la víc-
tima obtenía merced a sus aptitudes personales (5).
Se h a fallado igualmente que es indemni'zable lo que
el dueño de un fundo dejó de ganar por no haber podido ex-
plotar las canteras y arbolados existentes en él a causa de
habérsele impedido su explotación (6); lo que una casa de
comercio dejó de ganar por 1a.rnenor venta de una determi-
nada marca de automóviles, a consecuencia de ciertas pu-
blicaciones del demandado (7); los intereses de que el ac-tor
se vió privado durante todo el tierripo en que una cantidad
de dinero estuvo indebidamente retenida en un banco a pe-
tición de la persona que la tenía en su poder y sobre la cual
ésta debía abonar un determinado interés hasta su restitu-
ción (8); la utilidad que el dueño de una carreta habría po-
(1) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l.a, pág. 530 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117.
(3) Gaceta, año 1891, sent. 77, p5g. 38.
(4) Gaceta, año 1867, sent. 509, pág. 214 (consids. 12 y 13).
(5) Rev., tomo 39, 2.' parte, aec l.., pág. 203 (comids. 6 a 10 de 2.8 ins-
tancia).
(6) Rev., tomo 27, 2.a parte, 8ec. l.a,pág. 744 (Corte Suprema).
(7) Rev., tomo 25, 2.a parte, =c. l.*, p*, $01,
(8) Gaceta, año 1878, aent. 96, pág: 52,
dido obtener durante el tiempo en que un tercero la retuvo
indebidamente (1) ; la cosecha que el dueño de una viña dejó
de percibir a consecuencia del incendio de la viña (2) o de
la privación de las aguas con que se riega (3); las rentas de
arrendamiento que el dueño de una casa deje de percibir por
haber quedado ella inhabitable por culpa del demandado (4).

141. Daño eventual.-Un daño eventual, hipotético,


fundado en suposiciones o conjeturas, por fundadas que pa-
rezcan, sea presente o futuro (S), no da derecho a indemni-
zacibn. Tal es el que puede resultar para una persona de la
muerte de un benefactor que la ayudaba pccuniariamente en
ocasiones (6) o para un comerciante o proveedor de la muer-
te de uno de sus clientes, por asiduo y constante que fuera
(7); nada permite suponer que el difundo hubiere perseve-
rado siempre en su actitud. Se ha fallado, por eso, que no
constituye un daño indemnizable el que se hace consistir en
Ia privacicin de la ganancia o utilidad que Ia víctima habría
podido obtener con su fortuna durante los años en que se
presume hubiera vivido, de no haberse producido su falle-
cimiento, pues todos los antecedentes de que se hacía derivar
el daño eran simples conjeturas y consistían en hechos o
circunstancias puramente eventuales, como la! vida más o
menos larga de la víctima, 10s negocios que pudo realizar
y la forma en que habría de, disponer de sus bienes (8), y
que tampoco lo constituye el daño que se hace derivar del

(1) Gaceta, año 1885, sent. 531, pág. 307; año 1914, sent. 323, pág. 907.
(2) Gaceta, afio.1887, sent. 2955, pág. 1965.
(3) Rev., tomo 11, 2.a parte, sec. f.*, pág. 455 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 500, pág. 1538.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N," 388, pág. 29.
(6) M-AZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edici611, N.O 277-4, pág. 296; N," 277-5,
p6g. 299 y N.O 287, p&g. 311; JOSCERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N . O 439,
pág. 234; DE PACE,obra citada, E.' 950, pág: 803.
(7) ~ ~ . ~ Z E A Uobra
D , citada, tomo 1, 2.' edición, N . O 277-6, pág. 301; DE P ~ G E ,
obra citada, N.O 950, pág. 803.
(8) OTERO,Concordancias y Jurisprsdencia de2 C. de P. C., tomo V, 1918-1922,
pág. 259, N,' 14 (consids, 4.",5." y 6.").
218 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ

hecho de que la víctima estuviese organizando una indus-


tria, porque faltaría por saber si este negocio habría llegado
a realizarse y cuál habría sido la utilidad probable que ha-
bría dejado a la víctima, todo lo cual importa entrar en el te-
rreno de las conjeturas (1).
Igualmente, si un caballo muere durante una carrera
por dolo o culpa de un tercero o el jinete que debía montarlo
no IIega oportunamente a causa de un hecho doloso o cul-
pable de otra persona, lo que le impide participar en ella;
si quien pretendía oponerse a un concurso no puede hacerlo
por impedírselo otro, etc., el dueño del caballo o el preten-
dido concursante no pueden demandar como indemnización
el monto del premio asignado al ganador; ni aquél tenía la
certeza de que el caballo ganara, ni el pretendido concursan-
te, que el jurado le discerniera el premio.
La privación de una simple expectativa, de una contin-
gencia incierta de ganancia o pérdida, de un álea, aun por
culpa o dolo de un tercero, no constituye, pues, un daño in-
demnizable por no ser cierto (2).

142. Medidas destinadas a evitar un d a ñ o contin-


gente.-El legislador, sin embargo, no ha prescindido en
absoluto del daño eventual. Con el propósito de evitar un
daño contingente, esto es, que puede suceder o no, autoriza
a quien lo teme, siempte que sea imputable a imprudencia
o negligencia de alguien, para ocurrir ante el juez a fin de
que ordene hacerlo desaparecer, y si el daño amenaza a

(1) Rev., tomo 39, 2: parte, sec. l.', pág. 203 (consid. 5." de 2: instancia).
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."387, pAg. 28; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.° edición, N."439, pág. 234; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1020,
pág. 871; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 523, pág. 97; PLANIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, N." 543, pág. 745; BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada,
tomo IV, 3.~edicibn,N . O 2870, pág. 559 y N . O 2875, pág. 579; GARDENAT Y SALMON-
RICCI, obra citada, N . O 98, pág. 31.
MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, N.O 219, pág. 242; LALOU,obra ci-
tada, N,"57, pág. 43; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N . O 182;pLg. 404,
admiten la indemnización por la pCrdida de una expectativa o de. una posibilidad de
ganancia.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABrLID.%D DELICTUAL 219

personas indeterminadas, confiere acción popular (arts. 948,


2328, inc. 2.",,y 2333) (Nos. 359 y 372).
Como el art. 2333 es suficientemente amplio-se re-
fiere a todos los casos de daño contingente sin distinguir,-
la acción que confiere puede ejercitarse cualquiera que sea
la clase o naturaIeza del daño que se teme. Así, quien teme
un incendio por las chispas que arroja la chimeqea de una
fábrica vecina, puede pedir que se obligue al dueño de la fá-
brica a dotarla del respectivo canastillo; quien teme una
jnundación por'eI desborde o ruptura de un cauce, que se
obligue al propietario a tomar las medidas para evitada, etc.
Al mismo objeto obedecen las denuncias de obra nueya
(arts. 930 y 931) y de obra ruinosa (arts. 932 y 935) y las
demlis acciones posesorias dirigidas a precaver un daño,
como las de los arts. 937 y 941, que se rigen por lo dispuesto
en e1 título XIV del Libro 11 del C. C.
E1 juez, según las circunstancias, ordenará la paraliza-
ción de la obra nueva denunciada, la destrucción o repara-
ción del edificio o construcción ruinosos, la extracción d e
los árboles mal a;raigados, la remoción de la cosa que de la
paEte superior de un edificio o de otro paraje elevado ame-
nace caída y, en general, todas las medidas que estime con-
ducentes para evitar el daño (1) , sin perjuicio de las presta-
ciones que señala el art. 2334 si la acción pareciere fundada.
Pero en ningún caso podría ordenar la clausura del estableci-
miento o fábrica de donde emana el daño contipgente, si
este establecimiento o fábrica funciona debidamente auto-
rizado por la ley o la autoridad administrativa; obstan a
ello la separación de los poderes públicos y la prohibición
que pesa sobre el Poder Judicial de mezclarse en las atribu-
ciones de los otros poderes (art. 4.O L. O. A. T.). A Io sri-
mo, podría decretar la adopción de las medidas que estime
necesarias para precaver el daño que se teme, siempre que
---
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra ci~ada,tomo VI, N," 545, pág. 749; MAZEAUU, obra
citada, tomo 11, 2.' edici6n, N." 1045, pág. 28; tomo 111, 2.a edicibn, N." 2307, ptig.
353; SAVATIER, obra citada, tomo I I , N.O 523, pág. 99.
no sean tales que hagan impasible la explotaci6n; equival-
drían entonces a la clausura ( N . O 183) (1).
Tratándose de edificios que amenacen ruina o que, por
el mal. estado de sus cornisas, balcones u otras obras voladizas,
pudieren originar la caída de materiales o elementos de la
construcción, el art. 30 de la ley general de construcciones
y urbanización autoriza a cualquiera persona para denunciar
el hecho a la Municipalidad respectiva. Los arts. 31 a 35 de
la misma ley señalan el procedimiento aplicable en tal caso.

143. Naturaleza del daño. -El daño puede ser ma-


terial o moral. Es material el que consiste en una lesión pe-
cuniaria, en una disminución del patrimonio, y moral, el
que consiste en una molestia o dolor no patrimonial, en el
sufrimiento moral o físico.
El daño material lesiona a la víctima pecuniariamente,
sea disminuyendo su patrimonio o menoscabando sus medios
de acción; la víctima, después del daño, es menos rica que
antes. El daño moral, en cambio, no lesiona el patrimonio,
no se traduce en ninguna pérdida pecuniaria-el patrinionio
de la víctima está intacto,-consiste exclusiva.mente en 'el
dolor, pesar o molestia que sufre una persona en su sensibili-
dad física o en sus sentimientos, creencias o afectos (2). De
ahí que a la indemnización que lo repare se la denomine
pretium dolorzs.
---
(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 545, pág. 750; N.O 562, pág.
770; LALOU,obra citada, N.O 156, pág. 103; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.° edi-
ción, N.O 610, pág. 577; DEWOGUE, obra citada, tomo 1V, N.O 500, pág. 176; COLIN
Y CAPITANT, obra citada, tomo 1, 7.° edición, N." 744 i n $ni, pág. 787; GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 34, pág. 232; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O
79, p6g. 102 y N.O 106, pág. 135.
(2) MUEAUD,obra citada, tomo 1, 2.aedici6n, N.O 214, pág. 234 y N.O 293, pág.
3 15; DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 915, pág. 804; SAVATIER, obra citada, tomo
II, N." 525, pág. 101; LALOU,obra citada, N . O 61, pág. 45; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.* edici6n, pág; 373; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.' edici6n,
N." 441, pág. 235; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,-N."402, pág. 43 y N." 403, pág.
44: PIRSON Y DE VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 207, pág. 504; BAUDRY-LACANTINERIE
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.*edic&, N.O 28'11, pág. 559; GARDBNAT Y SALMON:
RICCI,obra citada, N.O 95, pág. 29 y N.O 96, pág. 30.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 221

144. Daño material ; sus clases. -El daño material


puede recaer en las perso~zas o en las cosas: no ~ 6 l 0es
indemnizablé la pérdida, deterioro, sustracción o destrucción
de una cosa mueble o inmueble, corporal o incorporal, y ,
en general, todo daño en los bienes, cualquiera que sea su for-
ma o naturaleza (competencia 'desleal, destrucción de un
instrumento probatorio, privación de aguas o de 10s intereses
estipulados, etc.) (i), sino también la muerte de una persona
(1) Rev., tomo 2, 2.= pafte, sec. 2.a, pág. 86 y tomo 19, 2.a parte, ser 1 .', p5.g.
493; Gaceta, año 1887, cent. 1919, pág. 1161; ano 1895, tomo 11, sent. 2778, pág. 689;
año 1899, tomo 1, cent. 192, pág. 154; año 1899, tomo 11, sent. 506, pág. 417; año
1901, tomo 1, sent. 263, pág. 229 y ano 1902, tomo 1, cent. 258, pág. 273 (incendio
de una sementera de trigo); Rev., tomo 7, 2.= parte, sec. l.=, pág. 546: tomo 23, 2.a
parte, cec. l.', pLg. 23; tomo 26, 2.= parte, sec. l.', pág. 234; Gaceta, año 1887, sent.
849, pág. 501; año 1899, tomo II, sknt. 263, pág. 230 (destrucción de un coche); Rev..
tomo 27, 2.° parte, sec. pág. 530 (abordaje) y pág. 557 (incendio de unaviña);
Rev., tomo 28, 2," parte, sec. l.*, pág. 747 (incendio de viña, cercos, espinos y
pasto) y pág. 461 fdestrucción de una g6ndola); Rev., tomo 32, 2.a parte, sec.
l.', pág. 93 (incendio de un edificio) ; Rev., tomo 18, 2.a parte, sec. l.=, pág 164
(crédito que queda impago por perdida de la garantía); Rev., tomo 22, 2.& parte.
sec. l.°, pág. 195 (muerte de unos caballos); Rev., tomo 39, 2.° parte, sec. l.',
pág. 343 (muerte de unos novillos); Rev., tomo 3, 2.° parte, sec. La,pág. 60 y tomo
6, 2.' parte, sec. 2.=, pAg. 3 (embargo de bienes ajenos); Rev., tomo 11, 2.a parte,
sec. l.°, pág. 455 (privación de aguas de regadío) : Rev., tomo 37, 2.a parte, sec. 1a.
pág. 90 (inundación de un predio); Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. l.=, pág. 199 (des-
truccibn de un camión); Gaceta, a ñ 1861, ~ sent. 617, pág. 378 (destrucción de una
sementera); Gaceta, año 1867, sent. 509, pág. 214 y Srnt. 1314, pág. 542 (privación
d e las aguas con que se movia un molino); Gaceta, año 1859, sent. 633, pág. 342;
año 1869, sent. 1391, pág. 614: año 1877, sent. 2361, pág. 1234; año 1878, sent. 3355,
pág. 1413; año 1884, sent. 1446, pág. 913; año 1885, sent. 3478, pág. 2067; a60 1886,
sent. 3998, pág. 2577; año 1887, sent, 1051, pág. 621 y sent. 3331, pág. 2270; año 1888,
tomo 11, sent. 3226, pág. 1193; año 1889, tomo 1, sent. 1204, pág. 787; año 1890,
tomo 111, sent. 6476, pág. 791; año 1892, tamo 11, sent. 3484, pág. 1205; año 1895,
tomo 1, sent. 1151, pág. 852; aiio 1897, tomo II, sent. 3869, pág. 1149; año 1899, turno
11, sent. 1490, &g. 1226; año 1900, tomo 11, sent. 2050, pág. 145 (muerte de unos ani-
males); Gaceta, año 1869, sent. 1465, ~ á g .649 {destrucción de cueros y mobiliario
de una casa); Gaceta, año 1878, se~it.96, pág. 52 (privación de los intereses estipula-
dos); año 1882, seni. 498, pág. 296 (desperfectos en el techo de uiia casa y deterioras
de muebIes de salón); año 1882, sent. 785, pág. 442 (deterioro de piezas de mármol);
año 1882, sent. 751, pág. 425 (incendio de una sementera de cebada); año 1882, sent.
2833, pág. 1585 (cobro indebido de una letra de cambio); año 1885, sent. 194, pág.
110 y año 1887, sent. 412, pág. 225 (retención indebida de animales); año 1885,
sent. 531, pág. 307 y aiío 1914, sent. 323, pág. 907 (reteilción indebida de una carreta
y sus aperos), año 1887, sent. 962, pág. 563 y año 1896, tomo I , sent. 2405, pág. 1616
(aniego de una heredad); año 1887, sent. 2956, pAg. 1965 (incendio de una viña. de
uncerco >-deun monte deespinos); año 1890, tomo 111, sent. 6476,pág. 791 (incendio
de árboles, cercos y pastos y corta de árboles) ; año 1892, tomo 1, sent. 1059, pág. 697
(l), toda lesión que se le infiera (pérdida de un ojo, de un
brazo, de una pierna, de una mano, fractura de un hueso,
etc.) (2) y aún la transmisión de una enfermedad contagiosa
(incendio de pastos); año 1892, tomo 1, sent. 1282, pág. 837 (desplome de una muralla
y huiidimiento de un edificio); año 1894, tomo 1, sent. 1919, pág. 1014 (deterioro de
mercaderías); año 1897, tomo 11, sent. 3869, pág 1149 (destrucción d e un carretón
y sus arneses y pérdida de cajones con botellas de licor) ;año 1914, sent. 578, pág. 1654
(aumento del costo de producci6n en un establecimiento minero); año 1918, tomo 11,
sent. 500, pt~g.1538 (derrumbe de un muro y grietas en 10%cimientos de un edificio);
OTERO,Jurisprudencia del C. de P. C., l.er aptndice a la 2: edici6n de 1910, pág. 819,
N." 10 (incendio de árboles frutales, de un cerco y de una'sementera de trigo). Véanse
tambien las sentencias citadas en las notas 6 y 7 de la pág. 216.
(1) Rev., tomo 2, 2.* parte, sec. l.=, pág. 141; tomo 4, 2.= parte, sec. 2 ,: pág. 139;
tomo 13, 2.' parte, sec. l.*, pág. 403 (Corte Suprema); tomo 14, 2: parte, sec. l..,
pag. 498 (Corte Suprema); tomo 19, 2: parte, sec. l.', pág. 378; tomo 21, 2.. parte,
sec. l.., pág. 1053 (Corte Suprema); tomo 22, 2.a parte, aec. l.*, págs. 241 y 912;
tomo 24, 2: parte, sec. l.., pág. 567; tomo 26, 2.' parte, sec. l.., pág. 141; tomo 29,
2.' parte, sec. l.*, págs. 43 y 549 (ambas de la Corte Suprema); tomo 32, 2.' parte,
sec. l.', pág. 386; Gaceta, año 1913,sent. 1052, pág. 3056.
Véanse asimismo. las siguientes sentencias que han declarado indemnizable la
muerte de una peisona: Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. l.., pág. 125; tomo 29, 2: parte,
sec. 1.a,pág.570;tomo9,2.aparte,sec. 1.a,pág.23y sec.2.*,pág.,25;tomo10,2.*
parte, sec. l.*, pág. 47; tomo 12, Z.aparte, m. l.O, págs. 300 ~ 3 0 8tomo; 16, 2.* parte,
sec. l.', pág. 513; tomo 17, 2.a parte, sec. l.', págs. 257 y 375; tomo 18, 2.. parte, sec.
1.9, p8gs. 126 y 335; tomo 19, 2.° parte, sec. l.*, pAg. 383; tomo 22, 2: parte, sec. l.*,
p&gs. 681 y 785; tomó 23, Z a p a r t e , sec. l., págs. 23 y 577; tomo 25, 2: parte, sec.
l.*, pág. 435; tomo 26, 2.° parte, 8ec. pág. 89; tomo 27, 2.* parte, sec. l.*, págs.
240 y 822; tomo 28, 2.* parte, sec. págs. 66, 117, 164, 270 y 295; tomo 30, 2..
parte, sec. l.&,pág. 524; tomo 31, 2.* parte, sec. pág. 144; tomo 32, 2: parte, sec.
1.1, pág. 382; tomo 36, 2.' parte, sec. l.', pág. 478; tomo 37, 2.a parte, sec. tea, pág,
107; tomo 38, 2.a parte, sec. l.*, pág. 239; tomo 39, 2.8 parte, sec. 1.8, pslgs. 79 y 203;
Gaceta, año 1897, tomo 1, sent. 1582, pág. 961; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97;
aAo 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850; sent. 990, pág. 1004; Gaceta, año 1913. sent.
290, pAg. 913; sent. 592, pág. 1915 y sent. 918, pág.-2686; año 1914, sent. 5, p&g. 13;
sent. 215, pág. 593; sent. 533, pág. 1457; sent. 599, pág. 1731 y sent. 607, pág. 1762;
año 1915, sent. 297, pág. 731; sent. 298, pág. 732 y eent. 565, pág. 1466; año 1916,
tomo 1, aent. 123, pág. 396; tomo 11, sent. 235, pág. 803; año 1920, tomo 1, sent. 70,
pág. 356; tomo 11, sent. 86, p6g. 432; año 1922, tomo 11, aent. 150, pág. 598; año 1930,
tomo 11, sent. 7, pág. 39;año 1939, tomo 11, e n t . 161, pág. 672; OTERO,Jurispruden-
CM del C. de P . C., l.er apkndice a la 2.8 edición de 1910, tomo 1, pág. 850, N." 28;
OTERO,ConcordanciQs y Jurisprudencia del C. & P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 239,
N." 5 y pág. 256, N.O 13.
(2) Rev., tomo 3, 2.8 parte, sec. 2.8, pgg. 109 (perdida de una pierna y fractura
de otra); tomo 4, 2.a parte, sec. 2.a, págs. 8 (fractura de un brazo y de una pierna)
y 93 (perdida de algupos dedos de los pies); tomo 5, 2: parte, sec. 2.*, pág. 78 (frac-
tura de la pelvis); tomo 6, 2." parte, sec. l.=, pág. 393 (perdida de un brazo); tomo
7, 2 . 8 parte, sec. l.r, págs. 324 (p&d;da de dedos de una mano y otras lesiones) y
454 (fractura de un bra7o) y sec. 2.*, pág.3 (ruptura del cráneo, hernia y otras heridas) ;
tomo 9, 2 . a parte, sec. 1.0, pág. 169 (fractura de una pierna); tomo 11, 2: parte,
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ELEMENTOS DE th RESPONSABILIDAD DELICTUAL 225

Pero el dano moral puede no tener ningún efecto pa-


trimonial, ser meramente moral. E s así cuando consiste única
y exclusivamente en la molestia o dolor que sufre ur-ia per-
sona en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias
o afectos. El daño moral, ha dicho una sentencia, es aquel
que proviene de toda acción u omisión que pueda estimarse
lesiva a las facultades espirituales, a los afectos o a Ias
condiciones sociales o morales inherentes a Ia personalidad
humana: en último termino, todo aquello que signifique
un menoscabo en los atributos o facuItades morales del
que sufre el daño (1). Son daños de esta especie el dolor o
sztfrimiento que experimenta un individuo con una herida,
lesión, cicatriz o deformidad, con su desprestigio, difama-
ción, menosprecio o deshonra, con el atentado a sus creencias,
con su detención o prisión, con su procesamiento ( 2 ) , con s u
rapto, violación, estupro o seducción, si es mujer, con la
muerte de un ser querido y, en general, con cualquier hecho
que le procure una molestia, dolor o sufrimiento físico o
moral (3).
146. IndemnizaciOn del d a ñ o moral.-Aunque las
opiniones están divididas (4), la generalidad de la doctrina

PERT, LQ r2gle morale d a n ~ les obligations civiles, N.O 181, pág. 330; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo TI, 6.a edicibn, pág. 373; MAZEAKD, obra citada, tomo 1, 2.aedición,
Nos. 294 y 295, pág. 317; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, Nos. 547 a 549,
pCigs. 753 a 757; DLICCI CLARO,CARLOS,obra citada, N.* 265, pág. 165 y las sentencias
citadas en las tres notas precedentes.
(1) Rev., tomo 39, 2 . 8 parte, sec. l.a, pág. 203 (consid. 29 d e 1.a instancia).
(2) Gaceta, año 1940, romo 1, sent. 58, pAg. 271 (consid. 23).
D , ckada, tomo 1 , 2.aedición, N." 295, pág. 317; DE PACE,obra
(3) M A Z E ~ Uobra
citada, tomo 11, N.O 951 bis, pág. 805: S . ~ V . ~ T I E R , citada, tomo 11, N.O 525, pág,
obra
101 y Nos. 532 a 538, págs. 107 a 115; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a
edición, pág. 3'13; PLAHIOL Y RIPERT,obra citada, ,tomo VI, Nos. 547 a 550, págs.
753 a 760; PLANIOL, obra citada, tomo 11, ?O.* edición, N," 858 bis, pág. 796;Lni.ou.
obra citada, Nos. 62 a 64, pkgs. 46 y 47 y N." 67, pág. 51; PIRSONi' DE V ~ L É obra ,
citada, tomo 1, N." 207, pág. 504 y Nos. 209 a 219, pigs. 508 a 529; DEMOGVE, obra
citada, tomo IV, Nos. 405 a 408, págs. 47 a 51 y Nos. 416 a 421, págs. 56 a 73; RIPERT,
obra citada, N." 181, pág. 331; GARDENAT Y SBLMO'I-RICCI, obra citada, N." 961,
pág. 30; DE RUGGIEBO, obra citada, tomo II, versión española, pág. 650; Rev., tomo
31, 2." parte, sec. l . a , pág. 462 (consid. 3." Corte de Apelaciones).
(4) BAUDR.;-LAC.ANTINER~E Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2871,
pág. 559, se pronuncian en contra de la indemnización del dafio moral.
15
(1) y de la jurisprudencia (2) admite la indemnización del
daño meramente moral, del que consiste en la molestia, dolor
o sufrimiento físico o moral que experimenta una persona.
Participamos de esta opinión.
La ley no ha hecho distinciones acerca de la natu-
raleza del daño. El art. 2314 se limita a decir que el que ha
cometido un delito o cuasidelito que ha inferido dafio a
otro, es obligado a la indemnización; el art. 2329 habla de
que todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia
de otra persona debe ser reparado por ésta, y la palabra
daño, según su sentido natural y obvio, significa detrimento,
perjuicio, menoscabo, molestia o dolor. Luego, no cabe dis-
tinguir entre daño material y moral, máxime cuando la ley
ha¿la de todo daño, expresibn ésta que significa ((10 que se
toma o se comprende entera y cabalmente según sus partes,

(1) JOSS~RAND, obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 441, pág. 235 y N,' 442,
pág. 236; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.aedición, pág. 373; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, Nos. 402 a 415, phgs. 43 a 55; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N," 951 bis, pág. 805; SAVATIER, obra citada, tomo 11, Nos. 527 a 538, págs. 102 a
115;PLANIOL,obra citada, tomo 11, lo.* edición, N.O 868 bis, pág. 296; LALOU,obra
citada, Kos. 62 a 62,págs. 46 y 47 y Nos. 66 a 67, pág. 51; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.*edición, Nos. 301 a 319,págs. 322 a 336; PLANIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N.O 546, pág. 751; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 11, N." 207, pág,
504, GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 95, pág. 29; RIPERT,obra citada,
N." 181, pág. 329; GAUDEMET, obra citada, pág. 305; BAUDRY-LACANTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.' edición, N." 707,pág. 320; Duccr CLARO,CARLOS,obra citada,
Nos. 268 a 276, págs. 166 a . 172; MINOZZI,S l ~ d i osu1 danno non Ntrimoniale; DE
RUGGIERO, obra citada, tomo 11, versión española, págs. 650 y 652; Dunors, Pretium
doloris; GIVORD,La rkparation du prkjudice moral.
Sobre la procedencia de la indemnización del daño moral, vkanse tambidn las
siguientes memorias de prueba: ROMEROMART~NEZ, R A Y ~ N Daño
, moral y su in-
demnización, Imprenta Gknova, Santiago de Chile, 1916; Gu1Ñs.z G ~ M E ZOLGA, ,
El daño moral, Talleres de la Dirección General de Prisiones, Santiago de Chile, 1936;
VALENZUELA M.~TTE,AURELIO,De la responsabilidad civil del delito y del cuasidelito,
Imprenta Arturo Prat, Santiago de Chile, 1927; MULLERR., LAURA,Del delito y
cuasidelito civil y especialmente de la reparación del daño, Imprenta y Encuadernación
Bellavista, Santiago de Chile, 1928;MENARIVERA,CARLOS,Responsabilulad civil en
materia extracontractual, párrafo 111, Imprenta Electra, Santiago de Chile, 1930;
BANDERAS GAETE,RENÉ, Indemnización de los daños morales, 1934; SANCHEZDÍAz,
DANIEL,De la indemiaación a ¡as dctimas del delito, capítulo 1, Impresiones Senda,
Santiago de Chile, 1938: SANTELICES VALENZUELA, WALDO,De la responsabilidad
por los perjuicios de los animales, N." 29, pág. 80, Valparalso (Chile), 1941.
(2) Vbanse las sentencias citadas en las notas 3 de la pág. 229 y 1 y 2 de la
pág. 230.
-
ELEMENTOS DE LA RESYONSABI1.lDAD DELICTUBT, 227

en la entidad o en el número. (1). Por eso, cuando e1 legis-


lador quiso exceptuar de esta regla a ciertos daños morales y
establecer que no son indemnizables sino en determinadas
circunstancias, necesitó decirlo, como en el caso del art.
2331 (2).
Diversos otros preceptos demuestran asimismo que en
nuestra legislación el daño moral es indemnizable el art. 20
de la Constitución Política del Estado, que establece que
todo individuo en favor de quien se dictare sentencia abso-
lutoria o se sobreseyere definitivamente, tendrá derecho a
indemnización, en la forma que determine la ley ( 3 ) , por los
perjuicios efectivos o meramente morales que hubiere sufrido
injustamente; el art. 35 del decreto-ley N . O 425, de 20 de
Marzo de 1925, sobre abusos de Ia publicidad, según el cual
la indemnización de perjuicios proveniente de los delitos de
injuria o calumnia causados por algunos de los medios seña-
lados en ese decreto-ley, podrá hacerse extensiva al daño pe-
cuniario que sea consecuencia de la depresión moral que con
motivo de la injuria o calun~niahayan sufrido la víctima,
su cónyuge, ascendientes, descendientes o hermanos y aún
a la reparación de1 daño meramente morel que sufriere el
ofendido; el art. 215 C. P., que, en caso de usurpación de
nombre, a más de la penh corporal, se refiere a la que pueda
corresponder aí usurpador por el daño que causare en la
f a m a de la persona cuyo nombre usurpó; el art. 370 C. P.,
que en los casos de violación, estupro o rapto dispone que
el hechor ser&también condenado, por vía dc indemnización,
a dotar a la ofendida si fuere soltera o viuda.
El hecho de que la indemnización tienda, por lo general,
a hacer desaparecer ef daño, a restablecer en el patrinionio

(1) La afirmación que las Cortes de V3lparaíco (Rev., tomo 27, 2 . a parte, sec.
l.",pág. 323, consid. penúltimo) y de Iquique {Rev., tonlo 23, 2 , a parte, sec. l.', pág.
440, consid. 11) han hecho en algunas sentencias acerca de que el s r t . 2329 C. C. se
refiere a un daño de carácter material, es evidentemente errónea.
(2) Rev., tomo 39, 2.1 pirte, sec. l.=, pág. 203 (Corte Suprema).
(3) Esta ley no se ha dictado hasta la fecha, por cuyo motivo ese precepto aun
no tiene aplicación, Asf se ha fallado: Gaceta, año 1940, tomo 1, sent. 58, pág. 271 y
Rev., tomo 39, 2." parte, sec, l.a, pAg. 301 (Corte Suprema).
de la víctima el vaIor que de él se sustrajo o en que se le dis-
minuyó, lo que no puede ocurrir respecto del daño moral,
dada su naturaleza, no obsta a que este daño pueda ser
indemnizado. Aparte de la injusticia e inconveniencia que
importaría dejar sin sanción un hecho ilícito que ha inferido
una molestia o dolor a dtro, a pretexto de que la indemnización
no equivale exactamente al daño causado, cabe recordar que
la indemnización no es sólo reparadora. También puede ser
cornpens'atoria o satisfactovia y en el hecho lo es cuando el
daño por su naturaleza es irremediable, cuando consiste en
la des'trucción de algo que no puede restablecerse o rehacer-
se: la muerte de una persona, la pérdida de un brazo, la des-
trucción de una obra de arte, etc. Semejantes daños, aunque
irrefiarables e n , el sentido vulgar de la palabra, porque el
muerto no resucita, el brazo no se readquiere, ni la obra de
arte se rehace, son, sin 'embargo, reparables mediante una
cantidad de dinero. Otro tanto ocurre con el daño moral: el
dinero que el ofensor paga a la víctima no será la representa-
ción exacta del dolor que ésta experimente; pero le servirá
para compensarlo procurándole los medios de aliviarse de
61, si es físi&, o de buscar otras ventajas o satisfacciones que
le permitan disiparlo, o, en todo caso, atenuarlo o hacerlo
más soportable (1). Por algo la filosofia popular dice que las
penas con pan son menos.
La dificultad para apreciar pecuniariamente el daño
moral no puede tampoco ser un motivo para no admitir su
indemnización. Igual cosa ocurre respecto de muchos daños
materiales y nadie ha sostenido que no deban ser indemni-
zados. La ley entrega su apreciación a la prudencia del juez,
y si puede temerse su arbitrariedad, ello es preferible a rehu-

( 1 ) Esta falta de equivalencia entre el daño moral y la reparación y la circuns-


tancia de que en muchoscasos ésta no lo hará desaparecer, han inducido a algunos
autores a sostener que la indemnización del daño moral es más bien una pcna privada
que una reparación: RIPERT,La rbgle morale dans ks obligations civiles, Nos. 181 a
183, págs. 329 a 338; LALOU, obra citada, N.O 66, pág. 5 1 ; PIRSONY DE VILLE,obra
citada, tomo 1, N.O 209, pág. 509; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 406, pág. 49;
N.O 409, pág. 51 y N.O 415, pág. 55.
ELEAIENTOS DE LA RE5PONSABIIz1D.4D DELICTUAL 229

sar la indemnización, ya que esto último significaría suponer


que para el legislador son más importantes los intereses ma-
teriales que los morales, que iiuestra civilizacióri permitiría
que se lesione11 irnpuilemente los 1115s sagrados y respeta-
bles sentimientos y que mientras toda lesión patrimonial,
por pequeña que sea, ,da derecho a indemnización, los aten-
tados contra cl honor, la libertad, 10s afectos y todo cuanto
de más preciado tiene el hombre quedariaii impunes por la
dificultad de apreciarlos en dinero y por evitar Ia arbiba-
riedad judicial. Por eso, nuestra Corte Suprema ha podido
decir con razón que los inconvenientes apuntados sólo de-
mostrarían «la insuficiencia de los m e d i ~ sde que 'el legisla-
dor puede disponer para alcanzar el completo restableci-
miento del derecho; pero no que deba dejar de aplicarse
* la sanción que él mismo establece como represión o repa-
ración de los actos ilicitos» (1).
La indemnización de1 daño moral es ampliamente acep-
tada por nuestros tribunales. La Corte Suprema, después
de haberla rechazado a propósito d.el daño producido con la
muerte de un hijo por no ser estimable en dinero, pues en
su concepto «lo que se debe reparar no es el sufrimiento rno-
e ral que esa muerte ocasiona, sino el daño material efectivo,
que signifique disminución de renta, el aumento de gastos
de subsistencia u otros equivalentes, susceptibles de una
« apreciación numérica> ( 2 ) , once meses más tarde acepttj
esta indemnización en un caso análogo en una sentencia no-
table por la solidez de su razonamiento (3).
Esta jurisprudencia se ha mantenido, y desde entonces

( 1 ) Rev., tomo 21, 2.' parte, sec. l.a, pág. 1053 (consid. 27).
(2) Rev., tomo 21, 2: parte, sec. l . a , pág. 529. Esta misma Corte Iiabia decla-
rado en Gaceta,año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97, que s6Io son susceptibles de
indemnización los daños apreciables en dinero.
(3) Rev., tomo 2 1 , 2 . a parte, sec. l . = , p5g. 1053. Con anterioridad, la Corte de
Santiago habfa declarado que n o se divisaba por qué el sentimiento y el valor de afec-
ción debían eliminarse en absoluto de la apreciación del daiío: Kev,, tomo 4, 2 . a parte,
sec. l.=, pág. 139,
230 ARTURO ALECSANDRI RODR~GUEZ

esa Corte (1) y las Cortes de Apelaciones (2) admiten de un


modo uiliforme la indemnización del daño meramente moral.

147. Daño m o r a l causado p o r imputaciones inju-


riosas.-La solución indicada en el número precedente no
es del todo aplicable al daño moral que consista en el dolor
o sufrimiento causado por imputaciones injuriosas contra el
honor o crédito de u n a persona, es decir, por calumnias o
injurias.
, A su respecto, hay que distinguir si tales imputaciones
se hacen o no por algunos de los medios seGalados en e1 decre-
€&ley N.o 425, de 20 de Marzo de 1925, 'sobre abusos de la
publicidad.
En el primer caso, siguen la regla general: el daño merü-
mente moral que sufra el ofendido es indemnizable siempre,
aunque no se traduzca en un perjuicio pecuniario, y el tri-
biinal fijará la cuantía de la indemnización tomando en
cuenta las facultades del ofendido y de la víctima y cual-
quiera otra circunstancia que parezca digna de considerarse
(art. 35 de ese decreto-ley). El ofensor no podrá relevarse
de responsabilidad probando la verdad de la imputación, sal-
vo en-los casos señalados en el art. 20 del referido decreto-
ley. En los demás, esa prueba no le es admisible. Las dispo-
siciones de ese decreto-ley prevalecen sobre el art. 2331 por
ser especiales; se refieren a las imputaciones injuriosas que
se hacen en ,determinada forma.
En el segundo, o sea, si tales imputaciones no se hacen
por alguno de los medios señalados en el decreto-ley N.O
425 citado, rige lo dispuesto en el art, 2331 C. C.: el daño
---
(1) Rev., tomo 24, 2.a parte, sec. l . a ,pág. 567 (dolor y depresión nerviosa causa-
dos con la muerte de una hija); tomo 28, 2.' parte, sec. l.', pág. 117 y tomo 29, 2.a
parte, sec. lea, pág. 549 (muerte de un hijo); tomo 31, 2.' parte, sec. l.", pág. 144
(muerte del marido y de un hijo); tomo 32, 2." parte, sec. l.','pág. 419.
(2) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.., pág. 141, consid. 13 (muerte del marido);
tomo 31, 2.a parte, sec. l.*, pLg. 462; tomo 32, 2.- parte, sec. l.", pág. 10 (dolor pro-
ducido por la pCrdida de una pierna); tomo 38, 2:" parte, sec. l.", p3g. 239 (dolor pro-
ducido por la muerte,de un hijo): tomo 39, 2.° parte, aec.'l.', pág. 203 (dolor produ-
cido por la muerte del marido y del padre de las demandantes); Gaceta, año 1927,
tomo 11, sent. 147, pág. 656 (muerte de un hijo).
meramente moral no es indemnizable en dinero, sólo lo es
el que se traduzca en una dismi~~ució~l actual o futura del
patrimon'io. La víctima n o podrá demandar indepnnieacidn
peczí;iziuriix, a menos de probar daño emergente o lucro ce-
sante apreciable en dinero, como si a consecuencia de esas
imputaciones hubiese sido privada de un empleo o cargo que
desempeñaba o dejare de ganar o de adquirir algo, por ejem-
plo, un fabricante que por elIas viere disminuir la venta
dc sus productos. En defecto de esta prueba, no puede cxi-
gir ninguna indem~iizaciónpeculiiaria por tales impiitacionec,
aunque causen deshonra, descrédito o menosprecio (1). Pero
ello no obsta a que la víctima pueda pedir otra reparaciói-t
que no sea pecuniaria, como la publicación de la sentencia
condenatoria o de un desmentido emanado del autor de la
injuria o calumnia; el art. 2331 sólo niega la indemnización
pecuniaria (N 445). .O

Si el ofensor acredita la verdad de Ia imputación, la


víctima no tiene derecho a ser indemnizada, aunque pruebe
daño emergente o lucro cesante. Al hacerse esa iinpiitación
no se ha ejecutado ningún hecho ilírítn, se ha dicho la
verdad (2).

148. Derecho comparado.-La casi totalidad de los


Códigos vigentes admite la iiidemnización del daño moral
expresa (3) o implícitamente (4), si bien en algunos es facul-

(1) Rev., tomo 25, 2,a parte, sec. ISa, pág. 501 (consid. 22 Corte de Apelaciones);
tomo 32, 2.' parte, sec. l.', pág. 419 (consid. 11 Corte Suprenia).
(2) Rev., tamo 4 , 2.* r arte, sec. 2.a, pág. 108.
(3) Códigos alemán (arts. 847 y 1300), suizo y turco de las obligaciones (aris. 47
y 49), de las obligaciones y contratos de la República de Polur~ia (arts. 157, 165 y
166), japonés (aris. 710 4 7 l l ) , chino (arts. 194 y 195), de las obligaciones y con-
tratos de la República Libanesa (art. 134), italiano (art. 2059), argentiiio (aris.
1078 J' 1083), peruano (art. 1148), mexicano (art. 1916), brasilera (arts. 1547 4- 1550)
J' venezolano (art. 1196).
(4) Códigos francCs, belga, español, colombiano, ecuatoriano, cubano, urugua-
yo 4- costarricense,
La jurisprudencia y la mayoria de los autores franceses y belgas admiten la re-
paración del daño nioral: véanse los autoies citados en la nota 1 de la página 226.
En Italia, antes de la vigencia del Código de 1942, las opiniones estaban divididas;
tativa para el juez (1). Pocos son los que la consagran co-
mo regla de carácter general (2). Algunos han preferido
enumerar los hechos que la hacen admisible (3) y otros, co-
mo los Códigos alemán (arts. 253, 847 y 1300) e italiano (art.
2059), sólo la admiten por excepción en los casos expresn-
mente señalados por la ley.
En el derecho soviético el daño moral no es indem-
nizable (4).

149. Daño directo e indirecto. -Sólo es indemniza-


ble el d ~ ñ odirecto, sea inmediato o mediato. Se entiende pbr
tal el que es, una consecuencia cierta y necesarkz del hecho
ilícito (5). Tratándose de un delito o cuasidelito en las per-
sonas no sólo es indemnizable la lesión o fractura que sufra
el ofendido (daño inmediato) (6) y los gastos de curación

DEMOGITE, obra citada, tomo IV, N." 427, pág. 79; DUBOIS,obra citada, pág. 266;
MINOZZI,Studio su1 danno non patrimoniaie: este autor se pronuncia francamente en
favor de la reparación del daño moral.
(1) CódigosCiviles peruano (art. 1148) y mexicano (art. 1916), Código de las obli-
gaciones y contratos de la República de Polonia (arts. 165 y 166) y Códigos suizo
y turco de las obligaciones (arts. 47 y 49). Estos tres Últimos restringen la indemni-
zación del daño moral a los casos de lesiones corporales, de muerte de una persona o
de atentado a sus intereses personales.
El art. 134 del Código de las obligaciones y contratos de la República Libanesa
deja también al arbitrio del juez acordar indemnización por el interds de afección
cuando éste se justifique por un vinculo de parentesco de consanguinidad o afinidad.
(2) Código Civil japones (arts. 710 y 711), Código de las obligaciones y contra-
tosde la República Libanesa (art. 134) y Código Civil de Venezuela (art. 1196). El
mismo criterio adopta el proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y
contratos (art. 85).
(3) Códigos>uizo y turco de las obligaciones (arts. 47 y 49), Códigos Civiles chi-
no (arts. 194 y 195), brasilero (arts. 1547 y 1550), argentino (arts. 1078 y 1083) y
mexicano (art. 1916), Código de las obligaciones de la República de Polonia (arts.
157, 165 y 166).
(4) ELEACHEVITCH, NOLDEY TAGER,Traité de Droit Civil et Commercid des
Soviets, tomo 1 1 , N," 318, pág. 436.
(5) MAZEAUD, dbra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1673, pág. 518 y N . O 1674,
pág. 519; PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N.O 184, págs. 405 a 412; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 472, pág. 25 y N.O 521, pág. 95.
El Código de las obligaciones de la República de Polonia (art. 157) y el de las
obligaciones y contratos de la República Libanesa (art. 134) consagran el mismo prin-
cipio.
(6) V6anse las sentencias citadas en la nota 2 de la pág. 222.
que ella le ocasione (l), sino también el daño material (2)
y moral (3) que la mucrtc dc la víctima ocasione a un ter-
cero (daño mediato) (4): ambos son una consecuencia
cierta y necesaria del hecho ilícito, porque sin él no se ha-
brían producido (N.O159). Se ha fallado que, tratándose de
un abordaje, sólo es indemnizabIe el lucro cesante cuya pér-
dida provenga directa e inmediatdmente del hecho perju-
dicial, que es el abordaje (5); que en el caso de desnivelarse
una mrrralia con motivo del cauce construido a uno de sus
costados, deben indemnizarse todos los perjuicios que sufra
el dueño de Ia muralla y quc sean una consecuencia necesaria
de su ruina (6); que quien coi1 motivo de la instalación de
una línea telefónica deteriora el techo de una casa, debe
indemnizar este deterioro y los daños que a consecuencia de
é1 causen las lluvias en el interior de la habitación y eri 10s
muehIes existentes eri ella (7).
El daño indirecto, el q u e no deriva necesaria y forzosa-
mente del hecho ilícito, el que se habría producido aiín sin él,
no es indemnizabfe en caso alguno, no por aplicación del
art. 1558, que sólo rige en materia contractual, sino porque
entre este daño y el hecho ilícito no hay relación de causa-
lidad sin la cual ese hecho no puede engendrar para su .autor
respoi~sabilidaddelictual o cuasidelic tual civil (8). S'1 una
(1) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 11f7; a60 1891, sent. 7 7 , pAg. 38; año 1897,
tonio 11, sent. 3504, pág. 912; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97; año 1901, torno
11, sent. 2789, pág. 925; año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308 4 sent. 2271, pág.
606; año 1906, tomo 11, sent. 972, pág. 558; año 1915, sent. 291, pág. 715.
(2) i'éanse las sentencias citadas en las notas 1 de la págii~a222 y 3, 4 y 5 de ia
pLg. 224.
(3) i'éanse las sentencias citadas en Ias notas 3 de la pág. 229 y 1 y 2 de la
pág. 230.
(4) MXZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1676, pág. 520; S,IV.ITIEK,
obra citada, tomo 11, N." 473, pág. 29.
(5) Rev., tomo 21, 2.a parte, sec. l . a , pág. 530.
(6) Gaceta, año 1862, sent. 1673, pág. 623.
(7) Gaceta, año le82, sent. 498, pág. 296.
(6) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición. N.O 215, pág. 235 y tomo 11, 2.a
edicibn, Nos. 1669 a 1616,pAgs. 513 a 521; GAUDENET, obra citada, pág. 322; RIPERT,
LUCIENNE, La réparafiondu préjtidice dans la responsobiliié délictltelle, N.O 164, pág. 184 ;
B . ~ ~ D R U - L . ~ C . ~ N TY~ N E R I E obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N . O 2880, pág.
BARDE,
581; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 471, pág. 23 y N . O 472, pág. 25; LALOU, obra
persona lesionada levemente por culpa del conductor de un
vehículo muere por no haberse cuidado o por un error co-
metido por el médico que la atendió, ese conductor sólo res-
ponderá de las lesiones que le .haya inferido, pero no del daño
que se cause con su muerte; la causa precisa y necesaria de
ésta no fué el atropellamiento (N.O159). Lo mismo cabe de-
cir si un automóvil es hurtado o robado y el ladrón causa un
daño con él: su dueño no es responsable de este daño, aunque
su negligencia haya hecho posible el hurto o robo; el da-
ño no deriva directa y necesariamente de esa negligencia (1).
Se ha fallado, por eso, que quien corta el agua con que se
movía un molino no es obligado a indemnizar los gastos
particulares del dueño del molino, porque no se habría jus-
tificado la relación que hubiera entre ellos y la privación
del agua (2).
Por consiguiente, para saber si un daño es directo o in-
dirccfo y, por lo mismo, indemnizable o no, no debe atenderse
a su mayor o menor proximidad con el hecho ilícito, a si es
inmediato o mediato-un daño mediato, como el que reper-
cute en un tercero, puede ser directo,-sino únicamente a si
entre el hecho ilícito y el daño hay o no relación de causa a
efecto, a si el daño es o no su consecuencia cierta y necesaria
(3) o, como dice un autor, su consecuencia lógica (4). Claro
está que mientras más alejado es el daño, menos probabili-
dades tiene de ser directo (5).
La Corte de Apelaciones de Santiago ha dicho que la
--
citada, N." 28, pág. 20; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N." 869 bis,
pág. 297; DE PAGH,obra citada, tomo 11, N . O 952 bis, pág. 806; N." 963, pág. 818 y
N." 1023, p&g.874; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 440, pág. 234 y
N." 449, pág. 240; PIRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N," 184, págs. 405 a 41 2;
D u c c ~CLARO, CARLOS, obra citada, Nos. 248 y 249, págs. 155 a 157.-En contra: DF,-
MOGUE, obra citada, tomo I V , N." 462, pág. 123.
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 478, pág. 35.
(2) Gaceta, año 1867, sent. 509, pág. 214 (consid. 7.").
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1677, pág. 521; J O S ~ ~ R A N D ,
obra citada, tomo 11, 2.* edicibn, N." 440 in fine, pág. 234; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N.O 473, pág. 28.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 472, pág. 2&.
( 5 ) J O S S E R A N Dcitada,
, . ~ ~ ~tomo
~ 11, 2.a edicibn, N." 449, pág. 240; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N." 473, pág. 29.
reparación de un daño ocasionado por un delito o cuasidelito
civil comprende la indemnización de todos los perjuicios su-
fridos por la victima, ya sea direcia. o ilzdirectamcnte (1). Por
su parte, Ia Corte Suprema ha expresado que el art. 2329
no distingue entre el daño directo e i~zsnediutoy el irzdz'recfo
y medioto y se refiere, por el contrario, a todo daíío (2). Pero
de aquf no puede concluirse que ambos tribunales estimen
indemnizable el daño indirecto tal como lo hemos definido,
porque en el primer caso se perseguía indemnización por la
pérdida de un brazo y en el segundo, p-or la muerte de una
persona: ambos eran daños directos, inmediato uno y inedia-
to el otro.

150. Facultades de los jueces del fondo y de la


Corte de Casación .-Los jueces del fondo establecen so-
beranamente los hechos materiales que, ex1 concepto del de-
mandante, constituyen dafio (3), por ejemplo, que la vícti-
111a atendia y protegía con su trabajo a su fan~ilia(4); que
el hijo del actor fué atropellado y muerto por un tranvía
(5); que en un choque de trenes murió una persona a cuyo
lado vivían sus hermanas, que carecían de reCursos propios,
que sólo contaban para s u sostén col1 lo que recibían anual-
mente de él y que, acaecida su muerte, quedaron privadas de
todo medio de subsistencia (6); que la víctima era una per-
sona laboriosa, sin vicios, de vigorosa salud y que invertía
todo lo que ganaha en &l sosten de su niiijer e hijos (7) ; que

(1) Kev., tamo J 1, 2.=parte, sec. l . a , pág. 157 (consid. 4.").


(2) Rev., tomo 22, 2.= parte, sec. l . a , pág. 211 (consid. S.").
D , citada, tomo 111,
(3) ~ ~ A Z E A I ~ obra edicióti, N." 2209, pág. 237; P L ~ N I O L
P RJPERT,obra citada, tomo VI, N."554, pág. 763; RAUDRY-LACA~TINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3.' edición, N."2870, pág. 559; DEMOGUE, obra citada, tomo
IV, N." 422, pág. 73; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 952 ter, pág. 807:J O S S E R A ~ D ,
obra citada, tomo 11, 2.d edición, N." 441, pág. 239; GARDENAT Y SALXON-RICCI,
obra citada, N." 130, pág. 246; PIRSONY DE VILLE,obra citada, tomo SI, N." 276
bis, p5g. 106; MARTP,obra cirada' N."129, pág. 253.
(4) Rev., tomo 18, 2.' parte, sec. l.a, pág. 335 (consid. l.").
(5) Rev., tomo 21, 2.a parte, sec. l.a pág. 10.53.
(6) Rev., torno 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. 912 (consid. 6.").
(7) Rev., tomo 26, 2.A parte, sec. l.', pág. 141 (consid. 3.").
la víctima tenía poco menos de treinta años, que ganaba un
determinado salario mensual, que observaba conducta inta-
chable, que tenía buenas condiciones físicas y morales y que
la demandante sólo se verá privada de una parte del pro-
ducto del trabajo de aquélla (1); que el incendio produjo la
destrucción total de una viña, de parte de la casa de un in-
quilino y de árboles de madera (2); que el accidentado era
fogonero de la empresa demandad.a, gozaba de un determi-
nado sueldo anual y era el único sostén de su madre (3) ; que
un incendio produjo tales o.cuales perjuicios (4) ; que no se
han comprobado los perjuicios materiales y morales que se
demandan (5); que las demandantes resultan perjudicadas
con la muerte de la víctima, porque dejarán de percibir un
cinco por ciento de interés anual sobre el capital que señalan
los jueces del fondo y por el tiempo que indican (6). La
Corte Suprema no podría modificar o alterar estos hechos, a
menos que se hubieran violado las leyes reguladoras de la
prueba.
Pero determinar si tales hechos constituyen o no un
daño material o moral, si éste es cierto o eventual, directo
o indirecto, previsto o imprevisto, si se fundamenta en un
interés legítimo o ilegítimo, en general, si el daño invocado
da o no derecho a reparación, cs cuestión jurídica sometida
a la revisión de la Corte Suprema (7) ; se trata de determinar
los elementos del daño que puede ser reparado, lo cual es

(1) Rev., tomo 27, 2.* parte, sec. l.', plg. 822 (consid. 9.").
(2) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l.a, pág. 557 (consid. 6.").
(3) Rev., tomo 28, 2.l parte, sec. l.', plg. 295 (consid. l.").
(4) Rev., tomo 28, 2.= parte, sec. l.a, pág. 747 (cónsids. 7." y P.").
(5) Rev., tomo 31, 2.° parte, scc. l.., pág. 462 (consids. 5." a 8.").
(6) Rev., tomo 39, 2: parte, sec. l.", pág. 203 (consid. 12).
(7) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2209, pág. 237; PLANIOL
Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 554, pág. 763; BAUDRY-LACANTINERIE, obra ci-
tada, tomo 11, 13.a edicibn, N." 710, pág. 321; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."
422, pág. 73; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 952 ter, pág. 807; GARDENAT Y SAL-
MON-RICCI, obra citada, N.O 134, plg. 247 y Nos. 142, 143 y 144, págs. 248 y 249;
PIRSON Y DE VILLÉ,obra citada, tsmo 11, N . O 276 bis, pág. 106; MARTY, obra citada,
N," 129, pág. 253.-En contra: FAYE,obra citada, N.O 160, pág. 178.
ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD DELICTUAL 231

problema de calificación (1). La Corte Suprema, por tanto,


puede estimar con entera libertad, y contrariamente a Io
resuelto por los jueces del fondo, que los hechos establecidos
por &tos constituyen daño y autorizan su reparación (2)
o no lo constituyen (3).
Nuestra Corte de Casación estima, sin embargo, que los
jueces del fondo establecen en forma privativa que se causó
un daño (4) o que éste se halIa acreditado ( 5 ) . Pero última-
mente ha variado de criterio y ha resuelto que determinar
si los hechos establecidos por aquéllos causaron o no el daño
moral que se alega es una cuestión de derecho sometida a
su control, y como en la especie ese daño no se habría pro-
ducido, invalidó la sentencia que ordenaba repararlo (6).
Los jueces del fondo fijan también soberanarnente
el monto (N.O 483) (7) y la forma de la indemnización

(1) R ~ A Z E A U D , obra citada, tomo 111, 2.a edición, N . O 2209, pág. 238; LIARTI',
obra citada, pág. 253, nota 4; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 134,
pLg. 247.
(2) Rev., tomo 21, 2.8 parte, sec. l.*, pág. 1053: la sentencia recurrida había re-
chazado la indemnización solicitada por el demandante con motivo de la muerte de
un hijo de cortos años, por no haberse acreditado el perjuicio sufrido. La Corte Supre-
ma fa invalidb, porque, en SU concepio, esa muerte causb al demandante un daño
moral susceptible de reparación.
En la sentencia publicada en la Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. La,pág. 203, esa
misma Corte invalid6 una sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago que había
declarado que el daño moral no es indemnizabie. La Corte Suprema estimó que esta
resolución vulneraba los arts. 2314, 2329 y 2331 del C. C., porque de ellos se infiere
que, por regla general, el daño meramente moral es indemnizable.
(3) Rev., tomo 32. 2 . a parte, sec. l.*, pág. 419.
(4) Rev., tomo 18, 2.* parte.. sec. l.a, pág. 335 (consid. 3."); tomo 29, 2.*
parte, sec. l.a p8g. 570 (consid. 11).
(5) Rev., tomo 22, Z S a parte, sec. l.", pág. 681 (consid. 6.");tomo 24, 2.a
parte, sec. l.=, pág. 567 (consids. 13 a 15); tomo 28, 2.a parte, sec. l.', pág. 117
(consid. 10).
(6) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l . 0 . pág. 419.
(7) Rev., tomo 18, 2: parte, sec. pág. 335 (consid. 4."); tonlo 22, 2.a parte,
sec. 1.a, pág. 912 (consid. 11); tomo 24,Z.'parte, sec. l.a, pág. 567 (consid. 15); tomo 26,
2.' parte, sec. l.", pág. 234 (consid. 4."); tomo 27, parte, sec. l.", págs. 530 (consid.
12) y 822 (consid. 10); tomo 28, 2.*parte, sec. l.', pág. 117 (consid. 13);romo 39,2.a
parte, sec. l.",pág. 203 (consid. 14) (todas de la Corte Suprema).
En el mismo sentido: MIZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.' edicibn, N . O 2209,
p6g. 238; PLAN~OL Y RIPBRT,obra citada, torno VI, N." 551, pdg. 763 y N,"682,pág.
922; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 422, pág. 73; DE PAGE, obra citada, torno
I I , N," 952 rer, pAg. 807; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 130, pág.
índice
( l ) , a menos que ésta estuviere señalada por la ley, en cuyo
caso su decisión sería susceptible de casación (2).

151. Principio.-Para que el hecho o la omisión de una


persona capaz de delito o cuasidelito le imponga responsa-
bilidad delictiial o cuasidelictual civil, no basta que ese he-
cho u omisión haya sido ejecutado con dolo o culpa, ni
que cause daño. E s menester que entre el dolo o la culpa, por
una parte, y el daño, por la otra, haya una relación de causa-
lidad, es decir, que éste sea la consecuencia o efecto de ese
dolo o culpa (3). De lo contrario, el autor del hecho o de la
omisión no es responsable del daño sufrido por la víctima,
aunque ese hecho u omisión sea doloso o culpat>le. Así se ha
fallado (4).
Este requisito esth expresamente contemplado por nues-
tro Código Civil en el art. 2314 cuando dice que el que ha
cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro,
es obligado a la indemnización, y en el art. 2329 al establecer
que todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia
de otra persona, debe ser reparado por ésta, porque inferir
es ((inducir una cosa de otra, llevar consigo, ocasionar, condu-
cir a un resultado», e imputar, <atribuir a alguno una culpa,

246; MARTY,obra citada, pág. 253, nota 4 ; SAVATIBR, obra citada, tomo 11, N." 609,
pág. 196.
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N," 2209, pág. 238.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 135, pág. 247.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, N . O 1417, pág. 322; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 381; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10: edición,
N.O 869, pág. 297; JOCSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edici6n, N.O 448, pág. 239;
BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3 . a edición, N.O 2873, pág.
577; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.* edición, N.O 708, pág. 321;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 193, pág. 47; PLANIOLY RIPERT,obra
citada, tomo VI, N." 538, pbg. 737; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N," 365, pág.
1; PIRSONY DE VILLO,obra citada, tomo 11, N.O 230, pág. 5; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N," 954, pág. 807: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 456, pág. 3.
(4) Rev., tomo 32, 2,s parte, sec. 1.1, pág. 538 (v6anse los consids. 7." a 14 de
l . a instancia).
delito o acción». Un delito o cuasidelito obliga, por tanto,
a la indemnización cuando conduce a un daño, cuando éste
es su resultado, cuando el daño se induce de él, cuando el da-
ño puede atribuirse a la malicia o negligencia de su autor (1).

152. Su extensión,-La relación de causalidud es ne-


cesaria, sea el delito o cuasidelito de acción o de omisión,
trátese de una responsabilidad simple o compleja y aún en
los casos de responsabilidad objetiva y de responsabilidad
sin culpa o legal, si bien eii estas dos últimas esa relación
deberá existir entre el hecho y e1 daño y no entre éste y la
culpa o el dolo, como ocurre en Ia responsabilidad subjetiva
(2). La ley no ha hecho distinciones y nadie puede responder
sino de los daños que cause o cree.

153. Problemas en que influye la relación causal.-


La relación caz~sal:tiene más importancia de lo q u e parece.
'So11 numerosas las cuestiones de responsabilidad que se re-
lacionan estrechamente con ella o que en el fondo no son
sino un problema de causalidad, tales como el dano indirecto
(N.O 149), las predisposiciones (N.O 158), f a pluralidad de
daños, el daño por repercusión (N," 383), la culpa de l a víc-
tima, llamada también culpa común (N.O 479), etc.

154. ~ i s t i n & ó nentre la culpa o el dolo y la rela-


ción causal .-Este requisito es distinto de la cuIpa o del dolo:
puede haber relación de causalidad sin que haya dolo o culpa,
y, a la inversa, pueden esistir éstos sin aquélla.
Lo primero acontece cuando una persona causa un da-
ño sin dolo o culpa, por un acto casual. E n este caso, sii irres-
ponsabilidad proviene de la ausencia de culpa o dolo y no
(1) La sentencia que desconuzca ia necesidad de este requisito o que i~riporiga
responsabilidad a una persona por un daño que no tenga por causa su dolo o culpa,
violarla esos artículos y sería, por 10 r~iismo,susceptible de casación.
, citada, iol~io11, 2.' edición, N . O 1420, pág. 32,4 y N,: 1421,
(2) ~ I A Z E A U Dobra
nota 1 , pAg. 326; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, to1110 VI, N." 538, pág. 738; SAVA-
TIER, obra citada, tomo I f , N," 458, pág. 4.
de la falta de causalidad, puesto que el daño tuvo por causa
un hecho suyo.
Hay dolo o culpa sin relación de causalidad cuando el
hecho, aunque ilícito, no ha sido la causa del daño que sufre
la víctima. Así, el que da veneno a una persona, a la cual
otra mata de un balazo acto continuo, no es responsable
civilmente de su muerte; la causa de la muerte no fué su
hecho ilícito (1). Por la misma razón, tampoco es responsable
de la destrucción de la rueda hidráulica de un molino pro-
ducida a consecuencia de haberse resecado, quien cortó el
agua que le daba movimiento, si de los antecedentes del pro-
ceso resulta que esa destrucción no ha podido tener por cau-
sa la privación del agua, pues ésta ocurrió en los meses
más lluviosos del invierno, sino el mal estado en que la
rueda se encontraba (2). Ni lo es tampoco el automovilista
que, a consecuencia de una neblina muy densa, atropella a
un peatón, aunque el automóvil lleve sus faros apagados:
el accidente no ha tenido por causa la carencia de luz, pues-
to que se habría producido aunque aquéllos hubieran ido en-
cendidos (3).
Igualmente, el hecho de que un conservador de bienes
raíces inscriba una hipoteca sobre un inmueble que no per-
tenece al deudor ni cobre el cual éste tiene otros derechos,
aunque es ilícito, no lo hace responsable de los perjuicios que
sufra el acreedor por no haber podido obtener la restitución
del dinero que anticipó al deudor con anterioridad a esa ins-
cripción, porque esos perjuicios no fueron la resultante del
hecho ilícito del conservador, toda vez que el dinero no se
entregó en vista de dicha inscripción. Así se ha fallado
(4). Lo mismo ocurre si ese funcionario, con posterioridad
a la constitución e inscripción de una hipoteca, otorga un
certificado en el cual expresa que al inmueble hipotecado no
le afecta ningún gravamen: no es responsable del perjuicio
(1) MAZEAUD, obra citada, torno 11, 2.= edición, N.O 1426, pág. 328.
(2) Gaceta, año 1867, sent. 509, pág. 214.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N,"476 i n fine, pág. 34.
(4) Rev., tomo 32, 2.8 parte, sec. pág. 538.
ELEMENTOS DE L.& XESPONSIBILIDAD DELICTUAL 241

que sufra el acreedor por el hecho de quedar impago de parte


de su acreencia, puesto que la causa de este perjuicio no ha
sido ese certificado, ya que el acreedor, para otorgar el
préstamo, no lo tomó ni pudo tornar en cuenta (1).

155. Concepto de la relacián causal.-Hay relaciún


de cal~sai.idndcuando el hecho-o la omisión-doloso o cul-
pable es la carisa directa y rrecesaria del daiío, cuando sil-! él
éste no se habría producido (2).
Poco importa que el daño tenga una o varias causas
o que se produzca coethneamente con el hecho ilícito o
tiempo después (3). Lo esencial es que el dolo o la culpa
haya sido su causa directa y necesaria, que, a no mediar aquél
o aquélla, el daño no se habría producido (4). Si el daño se ha-
bría realizado de todos modos, aún sin el hecho doloso o
culpable, como en los ejemplos señalados en ef número an-
terior, no hay relación causql entre ambos; el. hecho iiícito
no ha sido su causa directa y necesaria (5).
Si un conservador de bienes raíces omite inscribir opor-
tunamente una hipoteca sobre un inmueble, que luego des-
pués es embargado y rematado judicialmente, e1 acreedor
no podría pretender que aquél lo indemnice por el hecho de
quedar impago, si el producto de1 inmueble no alcanzó a sa-
tisfacer a todos los acreedores hipotecarios, ya que el acree-
dor habría quedado impago en todo caso, aunque su hipoteca
se hubiera inscrito oportunamente; la causa del daño no fué
la omisión del conservador, sino la insuficiencia del valor
del inmueble.
En cambio, y así se ha fallado, las costas originadas por

(1) Gaceta, año 1882, sent. 717, pág. 411 (consids. 2.', 3.' y 4
.').
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 366, pág. 2; PLANIOL y RXPEET,obra
citada, tomo VI, N.O 538 in $ne, pág. 738; DE P.~GE, obra citada, tomo 11, N . O 954,
pág. 807; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 456, pág. 3 y N . O 468, pág. 20.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 366 i n &e, pág. 3.
(4) Así ocurrió en la especie fallada e n Gaceta, año 1862, sent. 1673, pag. 623,
a que se alude en ei N.O 156.
(5) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, Y."539, pág. 738; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, E.' 960, p á ~ 813.
.
16
el juicio seguido contra un conservador de bienes raíces pa-
ra hacer efectiva su responsabilidad penal por haber emitido
un certificado falso, tienen por causa su hecho ilícito y deben,
por tanto, reembolsarse, porque, de no haber sido falso
ese certificado, no se habría incurrido en ellas (1). Se ha fa-
llado igualmente que si se acredita que los animales muer-
tos por un tren se introdujeron en la vía debido al mal es-
tado de sus cercos, la responsabilidad de la empresa es
evidente: la causa del daño fué e1 mal estado de esos cercos
(2), y que la causa necesaria de la muerte de una persona atro-
pellada por un automóvil fué el atropellamiento, aunque la
muerte se produjere por uremia, porque ésta le sobrevino
por la gangrena consecutiva al golpe que sufrió y el cual le
destruyó la arteria tibia1 posterior (3).

156. Pluralidad de causas; teoría de la equivalen-


cia de las condiciones.-Cuando la causa del daño es una,
el problema de la relación causal no ofrece dificultad. Pero
no es esto lo que ocurre en la práctica. De ordinario, las cau-
sas que generan un daño son míiltiples, a veces concurren-
tes, a veces sucesivas, en términos que s'i una hubiese falta-
do, aquél seguramente no se habría producido. E n rigor,
cualquiera de ellas puede ser considerada como causa de
todo el daño.
En tales casos, basta que entre esas causas se encue11tre
un hecho-o una omisión-doloso o culpable para que exis-
ta relación causal, siempre que ese hecho-u omisión,-ya
sea próximo o remoto, inmediato o mediato, haya sido ele-
mento necesario y directo del daño, es decir, que sin él éste no se
habría producido, aunque concurrieren las demás causas.
Si el conductor de un coche permite que lo guíe o maneje
una persona ebria o inexperta, la cual causa un accidente, el
conductor es responsable, porque sin su actitud esa persona
no habría guiado el vehículo ni causado el accidente: el
(1) Gaceta, año 1882, sent. 717, pág. 411 (consid. 5.9.
(2) Gaceta, año 1878, sent. 3355, pág. 1413 (consid. 3.").
(3) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consids. 6.' a 9.').
hccho del conductor ha sido, pues, una de las causas necesa-
rias del daño.
En esto consiste la teoría de la eguizlale~lciade Eas condi-
ciones, llamada así porque todos los hechos que han concu-
rrido a producir un daño son considerados como causas de
todo él y, por tanto, como equivalentes. Fué formulada por
von Buri y es la admitida por la generalidad de los autores y
por los tribunales franceses y belgas en razón de su sirnpli-
cidad (1).
Es también la que adopta nuestro Código en materia
de responsabilidad por el hecho ajeno. En tal caso, son cau-
sas del daño este hecho-causa inmediata- y la falta de
vigilancia o cuidado de la persona civilmente responsable-
c.iusa mediata-: ambas han concurrido a su producción y
esta última ha sido tan necesaria que si se hubiera empleado
la debida diligencia o cuidado el daño talvez no se habria
producido.
Aunque nuestra jurisprudencia no se ha pronunciado de
un modo expreso sobre e1 particular, de algunos fallos parece
desprenderse que es también esta teoría la que informa sus de-
cisiones, pues en varias oportunidades se ha declarado respon-
sable a1 autor de un cuasideiito, no obstante haber concurrido
en la producción del daño otras causas, a más de su hecho
culpable ( 2 ) .
Se ha fallado, por ejemplo, que quien construye un cauce
al costado de la muralla. de1 vecino es responsable de la des-
trucción o desnivel qrre por ello sufra Ia muralla, porque la
circunstancia de que ésta sea vieja y se halle apuntalada, no
excluye la posibilidad de que su destrucción o desnivel sea
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2." edición, N.a 1440, pág. 337 y N.O 1442,
pág. 339; SBVATIER, obra citada, tomo 'Ir, E .' 468, p&g.21; DEMOGUE, obra citada,
tomo IV, Nos. 367 a 372, págs. 3 a 13 y N.O 376, pág. 16; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O.539, pág. 740; PLAXIOL, obra cki-ada, tomo 11, edición, N.O
869, pág. 297; DE PAGE,obra citada, tomofI, N.*958, pág. 810 y 960,pág. 813.-
E n contra: PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo f 1, Nos. 233 a 235 bis, págs. 10 a
43, que se pronuncian por la teorfa de Ia causa eficiente.
(2) Veanse las sentencias citadas e n las notas 7 de la pág. 188, f Ode la pág. 190
y 4 y 8 de la phg. 192.
efecto de la construcción del cauce, puesto que así como
permanecía en ese estado desde ailtes, pudo haber continua-
do en el mismo si no se hubiera precipitado su ruina (1);
que la Empresa de los Ferrpcarriles del Estado es res-
ponsable de la muerte del conductor de un tren causada por
la explosión de un cajón de dinamita, mientras aquél se dedi-
caba a apagar el incendio que se produjo e n el carro en que
venía ese cajón por causa del vuelco de la locomotora y de
algunos carros, vuelco que se debió a la excesiva velocidad
que el maquinista imprimió al convoy (2). En la especie, cn-
tre las causas del accidente, que fueron múltiples-excesiva
velocidad del convoy, vuelco de la locomotora, incendio de
un carro, explosión de la dinamita, hecho de la víctima,-
figuraba la culpa del maquinista, lo que bastó para que el
tribunal responsabilizara a la Empresa;
que dicha Empresa es asimismo responsable del atrope-
llo de que fueron víctimas los conductores de un vehículo en
un paso a nivel que estaba custodiado por dos soldados en
reemplazo del guardavías, a quien los huelguistas se llevaron
por la fuerza con motivo de la huelga general que había ese
día, porque si bien fué un acto involuntario de ella que los
huelguistas le arrebataran al guardavías en la forma indi-
cada, no lo fueron la tácita aceptación de los dos soldados
que colocó en su reemplazo un teniente de carabineros y la
continuación del trabajo y de la movilización, actos que son
voluntarios y trajeron como consecuencia el accidente (3);
que la misma Empresa es responsable de la muerte de
un pasajero por el hecho de haber sido cogido entre un' ern-
barcadcro de animales y los carros de un tren, al pretender
subir a éste cuando ya estaba en movimiento, pues la causa
del accidente debe atribuirse a la proximidad de la línea fé-
rrea con el lugar en que se hallaba construído el menciona-

( 1 ) Gaceta, año 1862, sent. 1673, pág. 623.


(2) Rev., tomo 31, 2.a parte,*sec. l.., pág. 144 (Corte Suprema).
(3) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.', pág. 10 (Corte Suprema).
do embarcadero, lo cual constituía un peligro que amenaza-
ba constantemente at público (1);
que si dos cocheros que conducen sus respectivos ca-
rruajes en la misma dirección, se empeñan en tomarse la de-
lantera, y con este propósito el que va detrás intenta pasar
adelante, dando carrera a sus caballos, y el otro, aceleraí~do
también la marcha, trata de cerrarle el paso a su competidor,
dirigiendo su carruaje por el lado del camino que éste intentó
tomar para ganar la delantera, a consecuencia de lo cual
fueron desviados los caballos del coche q u e iba m&s atrás,
yendo a estrellarse el vehículo con unos álamos del camino,
el autor del daño es el cochero que iba más adelante, porque
si bien hubo imprudencia del que venía más atrás, la causa
determinante del mismo fué el hecho de que el otro le ce-
rrara e1 paso cuando aquél intentó pasar, ya que sin ello el
accidente no se habría producido (2).

157. Efectos de la pluralidad de causas .-Desprén-


dese de aquí que cuando la culpa o cl dolo es una de las cau-
sas necesarias y directas del daño, su autor es obligado a re-
pararlo íntegramente. No podria pretender su reducción a
pretexto de existir otras, ni aunque alguna de ellas sea un
caso fortuito o de fuerza mayor (N.O 519); cada causa lo es
de todo el daño (3). Sólo se exceptúa el caso de imprudencia
de la víctima, pues entoncks la apreciación del daño esta
sujeta a reduccibn (art. 2330).
Pero si entre esas causas hay otros hechos ilícitos impu-
tables a terceros, la persona obligada a ta indemnización
puede repetir contra sus autores, por el total si la respon-

(1) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l . d , pág. 435 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1887, sent. 849, pág. 501.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N,'." 1443, pág. 340 3 N.O 1612,
pág. 475; SAVATIER, obra citada, tomo 1 1 , N,"$70, pág. 22; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N." 958, pág. 812; Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O ,343, pág. 218.
PLAXIOL P RIPERT.obra citada, tomo VI, N."541,pág. 743 y DEWOGCE, obra citada,
tomo IV, N."811 ter, pág. 525, estiman que si el d a ñ o proviene en parte de un hecho
ilícito y en parte de fuerza mayor, su autor solo es obligado a una indemnización
sabilidad es compleja (art. 2325), o por la parte que a cada
uno corresponda si el delito o cuasidelito ha sido cometido
conjuntamente por varios (art. 2317).

158. Predisposiciones.-Consecuencia de la teoría de


la equivalencia de las condiciones es que las firedisfiosiciones,
es decir, las particularidades inherentes a la persona de la
víctima o su estado de salud no influyen en la responsabi-
lidad del agente: éste es responsable del, delito o cuasidelito
en su totalidad, aun cuando a la realización del daño hayan
contribuído esas particularidades o estado. Así, si un ve-
hículo atropella a un transeúnte y le rompe el cráneo, lo
que pone en evidencia una tuberculosis ósea que acarrea
para el accidentado consecuencias gravísimas, que no se
habrían producido en un hombre sano, su conductor no
podría prevalerse de esa predisposición o estado de salud
de la víctima para eludir o aminorar su responsabilidad; si
el hecho ilícito no ha sido la única causa del daño, ha sido
al menos su causa necesaria y directa, ya que sin él esa frac-
tura no se habria producido y la tubercurosis, que hasta en-
tonces estaba en estado latente, no se habría manifestado
o agravado. «Es menester tomar la situación en el hecho,
dice De Page, tal como es, y no suponer lo que habria podido
« ocurrir sin el acto ilícito. (1).
Si el mal ya estaba consumado totalmente al tienipo
del delito o cuasidelito, deberá tomársele en cuenta. Así, el
tuerto que, a consecuencia de un hecho ilícito pierde cl otro
ojo, no puede exigir una indemnización idéntica a la que co-
rrespondería a un hombre normal que quede totalmente
ciego (2).

(1) Obra citada, tonio 11, N.O 961, pág. 814; MAZEAUD.obra citada, tomo 11.
2.° edición, N.O 1613, pág. 476; DEMOGUE, obra citada, tomo I\'. N." 464 l i s in $se,
pág. 130; PIRSOK Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N." 236 bis, pág. 44; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 464, pág. 17.-En contra: GARDENATY S~LMON-RICCI, obra
citada, N.O 154, pág. 40 y P L A N ~ OYL RIPERT,obracitada, tonio VI, N.O 541 in j r r e .
pág. 744, quienes estiman que las predisposiciones deben asimilarse al caso de inipru-
dencia de la víctima.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 464, pág. 16.
Pero si el mal está en marcha únicamente, se prescinde
de él y eI autor del delito o cuasidelito es responsabIe como
si ese mal no existiere (l),a menos que la víctima se hubiera
b expuesto al daño a sabiendas de su predisposici6n o estado
de salud; procedería entonces reducir la indemnización de
acuerdo con el art. 2330.

159. Relación causal mediata e inmediata.-La


relación causal puede ser inmediafa o wzerZiata.
Es inmediata cuando el daño deriva directamente del
hecho ilícito, cuando entre ambos no se interpone otra causa:
la muerte de una persona producida por un atropellamiento
o un balazo.
Es mediata cuando entre el hecho- ilícito y el daño se
interponen otras causas que también han influido en su
prodiicción, como en los casos de responsabilidad compleja
y de daños sucesivos. Un tren atropella a una persona, a
cuyas expensas vivia otra, y le causa lesiones q u e le produ-
cen la muerte: en el orden cronológico tenemos primero las
lesiones, luego Ia muerte y, por último, la pérdida q u e con
ella experimenta la persona que vivía a sus expensas.
Es indiferente que la relación causal sea mediata o in-
medzata. Lo esencial es q u e el daño sea la co?zsecztencia nece-
saria y directa de1 hecho ilícito, que en cualquiera forma o
condiciones en que el daño se presente, éste no se habria produ-
cido sin el hecho doloso o culpable. Concurriendo esta circuns-
tancia, la relación causal existe por mediato o alejado que
sea el daño (2). De lo contrario, esa relación desaparece: el
daño ya no tendría por causa el hecho ilícito, como quiera
que aun sin él se habria producido (3).

(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, Pí." 961, pág. 815.


(2) Se h a fallado, por eco, que la causa necesaria de la muerte de una persona
atropellada por un automóvil fue e! atropellamiento, aunque la muerte se produjere
por uremia, porque ésta le sobrevino por la gangrena consecutiva a l golpe que su-
frió y el cual le destruyó la arteria tibia1 posterior: Gaceta, año 1939, toiiio 11: sent.
161, pág. 672 (consids. 6." a 9.").
(3) DE P a ~ zobra
. citada, tomo I I , Y." 960, pág. 813 y 963. pág. 818; h.1~-
znaun, obra citada, ronio 11, 2: edición. N." 1673, pág. 518.
Es lo que sucede cuando con posterioridad a ese hecho
se produce una causa extraña-caso fortuito o fuerza ma-
yor, hecho de la víctima o de un tercero,- que es la que pro-
duce el daño, como si una persona herida levemente por otra,
muere por no haberse cuidado o de una enfermedad entera-'
mente ajena a la lesión recibida, por negligencia del médico
que la atendió o a consecuencia de un accidente sufrido por
la ambulancia que la conducía al hospital. En tales casos,
el autor de las lesiones no es responsable de esa muerte ni
debe indemnización por ella; su causa precisa y necesaria no
fueron las lesiones. sino un hecho extraño.

160. Relatividad de este problema.-Lo expuesto de-


muestra que el problema de la relación de causalidad es esen-
cialmente relativo, circunstancial. Más que de principios, es
una cuestión de sentido común, de buen juicio, que depen-
derá de la mayor o menor influencia que en la producción
del daño se atribuya al hecho u omisión doloso o culpable,
tanto que Esmein ha llegado a decir, exagerando algo na-
turalmente, que es una cuestión de asentimiento» (1). El
criterio de los jueces será, pues, decisivo. Es, por lo
mismo, posible que si el hecho ilícito aparece muy alejado
del daño, aquéllos prescindan de él; que si la culpa del agente
ha sido ínfima y el daño muy considerable, estimen que no
hay relación causal; que si el caso fortuito es tal que se habría
producido aún sin esa culpa, declaren el hecho casual, etc. (2).

161. Facultades de los jueces del f o n d o y de la


Corte de Casación.-Los jueces del'fondo establecen sobe-
ranamente los hechos materiales de donde el actor pretende
derivar la relación causal. Pero determinar si esta relación
existe, si el daño ha tenido o no por causa necesaria el hecho
---
(1) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 540, pág. 741.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N," 961, pág. 818; P ~ a s r o
r ~RIPERT,obra
citada, tomo VI, S."540, pág. 741.
índice
CAPITULO II:

Del abuso de los derechos


162. Enunciación del problema.--La responsabiIidad
delictual y cuasidelitual civil no sólo proviene de hechos u
omisiones materiales que, cornetigok con dolo o culpa, da-
ñen a otro. Tambikn puede derivar del ejercicio de z t n dere-
cho. Así ocurre cuando este ejercicio es abztsiz!~y causa daño.
El abz~sode alz derecho, que perjudica a otro, es! pues, fuente
de responsabilidad delictual y cuasidelictual civil (1).

163. Criterio individualista.--Aunque el derecho ro-


mano y el antiguo derecho francés no accptabar? el eiercicio
de un derecho con el propósito de dañar otro (2) (3j, las a
ideas individuaIistas de la revolucibn francesa, que encon-
---
(1) Pueden consultarse sobre esta materia: JOSSERIND, De ('esprit des droits et
de leur relafiviié; f ~ o r i e d i t ede I'abus des droits, París, 1927; J~CSER.:ND, É ~ o l f r t i o n set
actzialités (Conférences de Droil CiviI), Paris, 1936, págs. 71 y 93; CIYPIOK, LQ fhéorie
de l'abris des droe'ts, Bruselas, 1925; MARCOS, Ltabtrs d n droif en matiere de confrat,
Paris, 1935; R I P E R TLa , regle morolc dans les obligations ciriiles, págs. 151 a 171, y las
siguientes memorias de prueba: P.a.4cros v o HELMS, ~ OLGA. El abuso del derecho,
Imprenta de1 Instituto Geográfico Militar, Sanriago de Chile, 1930; C A R R E ~Ln- O
TORRE, H ÉCTOR, E l ejercicio nhzisie'o d e los derechos. Los derechos absolrrtos, ¡ni presiones
Senda, Santiago de Chile, 1938 y PARADA Coso, H E R N ~ XAlgunos
. nspecfos dP la
iransforinnción socid del Derecho, capitulo 111, sección 4.a, pág. 96, Iriiprenta EI Im-
parcial, Santiago de Chile, 1938.
(2) Este concepto era el que expresaban las conocirlas frases: szt?n~nnt>ij ü s ,
snrnlira inj'ziria; maliliis est indulgendzim; maEe e n i m nostro jure ?c!i n o n dehemzrs.
, citada, tomo 1, 2.a edición, Kos. 555 y 556, pág. 52E COLIN
obra
(3) M . I Z E ~ U D
Y C A P I T A X Tcicada,, ~ ~ ~ tomo
~ 11, edición, pág. 382; JOSSERAKD. coz ir^ d e Droit
Civil PositiJ F r a n ~ n i s ,tomo I I , 2.a edición, K."429, pág. 221; PLXNIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI. N." 573, pág. 781; DE PIGE, obra ciinda, tomo 1, N,' 112,
pág. 119; D E M O G ~obra E , citada, tomo IY, R;." 634, pág. 318.
traron su consagración definitiva ep la Declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano, no permitieron admitir
la posibilidad, durante la mayor parte del siglo XIX, de que
cse ejercicio pudiese comportar responsabilidad para su ti-
tular.
Según ellas, los derechos son facultades que la ley reco-
noce a los individuos para que las ejerciten libremente, a su
arbitrio, con el fin que mejor les plazca. Quien ejerce un dere-
cho no puede, por lo mismo, incurrir en responsabilidad (l),
aunque este ejercicio dañe a atro. Si su acto está espresa-
mente autorizado por la ley, no puede ser ilícito; un acto no
puede ser lícito e ilícito a la vez. Neminem Zedit qui jure szto
utitzir.

164. Relatividad d e los derechos.-Este absolutisnio


jurídico, que llega a sacrificar el interés social al individual
en nombre de una libertad mal entendida, está en franca de-
cadencia. Es además jurídicamente inaceptable.
Es cierto que los derechos son facultades que la ley otor-
ga al individuo; pero no para que los utilice a su antojo, sino
para realizar determinados fines. El objeto de la ley no es
tanto reconocer o resguardar la libertad humana como ase-
gurar el orden social, permitir la convivencia en sociedad.
Para lograrlo, confiere esas facultades a sus miembros como
un medio de que puedan desarrollar sus actividades y satis-
facer sus necesidades; pero dentro de los fines para que
ellas han sido creadas.
Los derechos, a más de su aspecto individual, tienen una
finalidad social que llenar, de la que su titular no puede
prescindir. Deben, pues, ejercerse de acuerdo con los fines
para que han sido otorgados. Quien prescinde de estos fines
y los utiliza en otros diversos de aquéllos que legitimaron
su existencia, quien los devía de la misión social a que están
destinados, abusa de ellos, y si causa un daño, debe indeni-
nizarlo. Así como un funcionario público no puede servirse
(1) El art. 1071 del C. C. argentino consagra expresamente este principio.
DEL ABUSO DE LOS DERE,CHOS 253

de su cargo para satisfacer sus pasiones ni para otros fines


que Ios señalados en la ley, igualmente el titular de UII dere-
cho no debe utilizarlo en fines ilicitos o contrarios a los que
determinaron su razón de ser. Como dice Josserand: los de-
rechos que la ley nos confiere los ejercernos bajo nuestra
propia responsabilidad y no bajo la del Estado (1).
El propietario que, sin ninguna utilidad para él, cons-
truye sobre el techo de su casa una enorme chimenea simu-
lada a fin de privar de luz y aire a su vecirio (2) ; e1 que, con
el propósito de obligar a una sociedad coi~st;uctora de diri-
gibles a comprarle su predio contiguo a una cancha de ate-
rrizaje, construye en él un cerco de madera de dieciséis me-
tros de altura, coronado por picas de fierro, que importa
rin peligro evidente para aquéllos (3); el que, para. privar
al propietario colindante del agua que estrae de un pozo,
abre en su heredad otro, cuya agua no utiliza o desperdicia
(4), o el que hace funcionar una bocina Ruhmkorff para im-
pedir que su vecino, que es comerciante en aparatos de ra-
dio, pueda presentarlos a los clientes (S), abusan de su dere-
cho de propiedad; éste no se ejercita de acuerdo con su fina-
lidad, cual es proporcionar a su titular el uso, goce y dispo-
sición de la cosa como un medio de satisfacer sus necesidades
y desarrollar sus actividades, sino con el objeto de perjudi-
car a otro.
El padre que, invocando su autoridad paterna, prohibe
por mero capricho a sus hijos visitar a sus abuelos ( 6 ) , o el
marido que, fundado en la potestad marital, prohibe a s u
mujer toda clase de visitas y relaciones sin razón alguna,
abusan de su respectiva autoridad y potestad, pues la

(1) Cours ác Droit C i d Posilq Francais, 2.a edición, tomo 1, Y." 162, pág. 106;
tomo 11, Nos. 428 y 429, pág. 224 y N.O 434, pág. 230; &zvlulions et acinalités, págs.
72 a 75: DE PAGE,obra citada, tomo 1 , N," 111, pág. 11s.
(2) ~ I A ~ E . & U Dobra
, citada, tomo 1, 2.' edición, N," 557, pág. 528; PIXSON
Y DE
L'ILL~, obra citada, tomo 11, E."446, pág. 522.
(3) Rccueil Sirey, año 1920, l.a parte, pág. 300.
(4) JOSSERAND, E Z ' O Z ~ el ~ ~aduofibés,
O W S pág. 78.
(~)'&IAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.& edicibn, K."565, pág. 533.
( 6 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 655, pág. 339.
desvían de sus fines: éstas se confieren a los padres y al ma-
rido en interés de los hijos y de la mujer, respectivamente;
son medidas de protección y no de opresión.
En esto consiste-la relatividad de los derechos, que en de-
recho privado sirve de fundament0.a la teoría del abuso del
derecho y en derecho público, a la del abuso de poder.

165. Criticas a la expresión abuso de derecho.-


Planiol cqmbate duramente la expresión a,buso de derecho
(1). Baudry-Lacantinerie (2), Barde ( 3 ) , Demogue (4) y
Duguit comparten su opinión. En su concepto, no es posible
hablar de tal abuso sin incurrir en, una contradicción: o el
acto es abusivo y entonces no puede ser el ejercicio de un
derecho, o se conforma con éste y en tal caso no puede haber
abuso. «El derecho cesa, dice Planiol, donde el abuso co-
<(mienza y no puede haber uso abusivo de un derecho por la
< razón irrefutable de que un mismo acto no puede ser a la

« vez conforme y contrario al derecho. Puede haber abuso en


la conducta de los hombres, pero ello no ocurre cuando
« ejercen sus derechos, sino cuando los exceden; el hombre
abusa de las cosas, pero no abusa de los derechos» (5).
A esto contesta Josserand diciendo que tal contradic-
ción no existe, que es posible que un mismo acto sea a la vez
conforme y contrario a derecho, porque esta expresíón tiene
dos acepciones muy diferentes. Según una, es el conjunto
de reglas jurídicas -derecho objetivo,-y según otra, una
facultad concedida al hombre para ejecutar actos determi-
nados-derecho subjetivo. E1 acto abusivo es el realizado
en virtud de un derecho subjetivo, el de propiedad, por
ejemplo, pero en desacuerdo con el derecho objetivo, es de-

(1) Obra citada, tomo 11, edición, N.O 871, pkg. 298.
(2) Obra citada, tomo 11, 13.* edición, N.O 705, pkg. 319.
(3) B.~UDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.' edición, N.O
2855, pág. 537.
(4) Obra citada, tomo IV, N . O 678, pág. 364.
(5) Obra citada, domo 11, edición, N.O 871, pág. 298.
de las obligaciones y contratos de la República Libanesa
(art. 124), el Código Civil de Venezuela (art. 1185) y el
proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y
contratos (art. 741, pues según ellos hay abuso de derecho
cuando su titular, al ejercerlo, excede los límites fijados por
la buena fe o por el objeto en vista del cual ese derecho le
fué conferido. El art. 135 del Código de las obligaciones de
Polonia agrega que es menester que el titular del derecho
obre con dolo o negligencia.
El Código Civil de Suiza (art. 2.0) y el de Turquía (art.
2.") se limitan a decir que el abuso manifiesto de un dere-
cho no está protegido por la ley, con lo cual dejan entrega-
do al criterio del juez decidir cuando lo hay o no.
Según los Códigos brasilero (arts. 100 y 160) y peruano
(art. 1137), hay abuso de derecho cuando éste no se ejerce
e n forma normal o regular, y según el Código uruguayo (art.
1321), cuando su titular se excede en su ejercicio.
Inglaterra y Estados Unidos, países individualistas por
excelencia, no sancionan, en principio, el abuso del derecho:
allí se puede ejercer un derecho aún con el propósito de per-
judicar a otro sin que su titular incurra en responsabilidad.
Sin embargo, en los últimos años, el derecho inglés ha comen-
zado a admitirlo en ciertas materias contractuales y respec-
to del ejercicio de las acciones en juicio (1).

167. Justificación de esta teoría.-El éxito de esta


teoría es muy explicable si se considera que ella tiende a
moralizar el derecho, a humanizarlo, poniéndolo en armonía
con la realidad.
Rechazarla sería permitir que se dañe al próximo al
amparo de la' ley y a pretexto de que el acto realizado en-
cuadra aparentemente en las facultades que ella confiere.
Las leyes deben interpretarse racionalmente, humanamente
y no con un espíritu servil o de ciega obediencia. Muchas
--A

(1) JOSSERAND, De l'esprit des droits ct de leur reiativité, Nos. 222 a 228, págs.
283 a 291; CAMPION, La théoric de Z'abus des droits, Nos. 331 a 338, págs. 235 a 248
s. Nos. 361 y 362, págs. 257 y 258; DEMOGUE, obra citada, t o m o IV,N." 695, pág. 385.
-
.
L -- -
DEL ABUSO DE LOS L)ERECIIOS 257

veces tras de un acto conforme a la ley se ocuIta un fraude,


un propósito doloso o un móvil torcido. Cerrar 10s ojos a
la evidencia en n ~ m b r ede su conformidad con el texto es-
cueto de la ley no es hacer justicia, es amparar la inmorali-
dad y la mala fe. Sunzmunz jzis, slimtna injuria decían con
raz8n los romanos (1).
No admitir el abuso de derecho como fuente de respon-
sabilidad importaría, además, restringir ésta en forma con-
siderable. Como dicen Colin y Capitant, todo acto del hom-
bre que la ley no prohibe de un modo expreso, constituye el
ejercicio de un derecko y es precisamente al utilizar sus fa-
cultades cuando aquél suele dañar a otro. Negar entonces
la reparaciGrl seria reducir la responsabilidad civil a los úni-
cos casos en que el acto esté prohibido por la ley y éstos
son los menos (2).

168. E1 abuso de derecho en nuestra legislación.-


Nuestro derecho positivo, si no de un modo expreso, a lo
menos implícitamente, también sanciona 'el ejercicio abusivo
de uri derecho. Varios preceptos así lo demuestrail.
Desde luego, los arts. 945 y 2110 del C. C. Según aquél,
cualquiera puede cavar en suelo propio un pozo, aunque
de ello resulte menoscabarse el agua de que se alimenta otro
pozo; pero si de ello no reportare' utilidad alguna, o no tanta
que pueda compararse con el perjuicio ajeno, será obligado
a cegarlo. Abrir un pozo en su propia heredad es un acto
de dominio; pero como el derecho de propiedad no se con-
fiere para perjudicar a otro, sino para utilizar y aprovechar
los bienes sobre que recae, ese acto es abusivo si de él no se
reporta utilidad alguna o no tanta que pueda compararse
con el perjuicio ajeno.
El art. 2110, por sri parte, dispone q u e no vale fa renun-
cia del socio, aunque la sociedad sea de duracióil ilimitada,
---
( 1 ) JOSSERA'ID, obra citada, tomo II, 2.a edición, N." 429, pág. 225; DE PAGB,
obra citada, tonio f , N.O 114, pág. 122; PIKSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, H."
443, pág. 514.
(2) Obra citada, tomo 11, 6.* edición, pág. 382.
17
si se hiciere de mala fe o intempestivamente. Salvo los ca-
sos del inciso 2 . O del art. 2108, los socios pueden renunciar
a la sociedad en cualquier momento: el socio que renuncia
no hace sino ejercitar un derecho. Pero este ejercicio no pue-
de ser abusivo y lo es cuando el socio renuncia de mala fe o
intempestivamente. En tales casos, el verdadero propósito
del socio no es retirarse de la sociedad, sino aprovecharse de
una ganancia que debía pertenecer a aquélla o causar un per-
juicio a los intereses sociales (arts. 2111 y 2112).
En el C. de P. C. pueden señalarse al efecto los arts.
270 y 489, que, en los casos que indican, establecen, el pri.
mero, la responsabilidad del que solicitó una medida preju-
dicial precautoria y, el segundo, la del ejecutante. Las accio-
nes y los recursos legales deben intentarse seriamente: quien
solicita una medida prejudicial precautoria sin deducir de-
manda en el término legal o sin formular en dicha demanda
petición para que se la mantenga o qiiien ve su solicitud de-
finitivamente rechazada, el ejecutante que se desiste de su
acción a poco de haberla deducido, han abusado de su dere-
cho; su actitud está demostrando o que éste no era fundado
o que obró con precipitación o descuido.
Los arts. 52 y 54 del C. P. P. establecen la responsabili-
dad del querellante que se desiste de la acción penal privada
o públlca, y los arts. 108, 117 y 620 del mismo Código, la
del denunciante o querellante cuya denuncia o querella
es declarada calumniosa. En tales casos hay ejercicio abu-
sivo de un derecho. La acción penal no se confiere para arras-
trar a otro a los tribunales innecesaria o injustamente, sino
para obtener su castigo, si ha delinquido.
El art. 39 de la ley de quiebras dispone que si la soli-
citud de quiebra es desechada en definitiva, el deudor podrá
demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare
que éste ha procedido culpable o dolosamente.
La teoría del abuso del derecho es la que informa asi-
mismo el art. 8.O de la ley N.O 6071, de 16 de Agosto de 1937,
sobre la propiedad de pisos y departamentos de un mismo
DEL ABUSO DE I D S DERECHOS $59

edificio, Iey que fué elaborada por la Facultad de Ciencias


Jurídicas y SociaIes de la Universidad de Chile (1).
Habría, sin embargo, conveniencia en que nuestra le-
gislacibn consagre este principio con carácter general, co-
mo lo hacen algunos de los Códigos citados anteriormente
( N . O 166). Se evitaría así toda cuestión sobre su proceden-
cia y se daría a los jueces un recurso más para san-
cionar la mala fe.

169. Distinción entre el abuso y la carencia de


derecho.-Sóio cabe hablar de abuso de derecho cuando la
responsabilidad a que puede dar origen se genera en el ejer-
cicio de un derecho, es decir, cuando su titular obra dentro
de las facultades que éste le confiere. Si las extralimita, si
sobrepasa los límites materiales de su derecho, no hay abuso
sino ausencia o carencia de derecho, y si con ello causa un
daño, su responsabilidad es evidente y queda regida por
los principios generales que ya conocemos.
El propietariu que con su edificio invade terreno ajeno
no abusa de su derecho, obra lisa y llanamente sin él. En
cambio, el que, dentro de su heredad, cava un pozo para
secar e1 del vecino o construye una chimenea simulada para
privar a éste de luz y aire, abztsa de su derecho de dominio,
porque, obrando dentro de su predio y en ejercicio de las
facultades que ese derecho le confiere, ha ejecutado un acto
dañoso para otro (2).

(1) En el oficio con que dicha FacuItad envió el proyecto al Presidente de la


República y que Cste, a su vez, reprodujo en el mensaje con que lo remitió al Congreso,
se dice: *La finalidad de la ley debe ser proporcionar a cada dueño de piso la indepen-
i dencia y la tranquilidad necesarias para vivir con comodidad y con orden en 61.

Esta finalidad s610 puede obtenerse obligando a cada cual a hacer una vida tran-
i~quila y sancionando todo acto que rompa la normalidad de la existencia de hogar;

a ~610 as; se ejercitará legátimamente eE derecho de propiedad sobre el piso o departawzenio.


t En la imposibilidad de contemplar cada caso de abuso o de exlralimilaeión del derecho

de propiedad, se han dado las normas generales para que el tribuna1 pueda apreciar
* cada infracción en particular*.
(2) M.~zE.~uD, obra citada, tomo 1 , 2.a ecfición, N . O 550, pág. 523; PIRSOXi DE
VILLB,obra citada, tomo 11, N,' 447, pág. 531 y N.O 453, phg. 553.
260 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ

170. Concepto del abuso de derecho; diversas teo-


rías.-;Cuándo hay abuso de derecho? ¿Cuándo se puede
decir que el ejercicio de un derecho es abusivo y compromete
la responsabilidad de su titular?
Todos están de acuerdo en que este abuso existe si el
derecho se ejercita maliciosamente, con el propósito de dañar
a otro (l),o sin que su titular reporte utilidad alguna, como
en el caso del art. 945 C. C.
El desacuerdo comienza cuando ese ejercicio, no obs-
tante reportar utilidad a su titular o no ser malicioso, daña
a otro.
Según unos, hay abuso cuando el derecho se ejerce con-
trariando su finalidad social o económica. Todo derecho,
dicen, tiene una misión que cumplir, un fin que realizar:
desviarlo de él, es abusar. Es el concepto finalista susten-
tado por Saleilles y por Gény (2).
Según otros- Josserand entre ellos,-para determinar
si hay abuso, es menester atender a los móviles o motivos que
han inducido a obrar a su titular, al fin que se ha propuesto
alcanzar. Si ese móvil o fin concuerda con el espíritu del
derecho, con la finalidad que éste persigue, es legítimo y el
ejercicio del derecho, correcto y normal. En caso contrario,
su ejercicio es abusivo (3).
En el fondo, ambas opiniones constituyen una sola, pues
las dos tienden a averiguar cuál es la finalidad social del de-

(1) JOSSBRAND, obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 430, pág. 226; PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10.a edición, N.O 871 bis, pág. 299; COLINY CAPITANT, obra ci-
tada, tomo 11, 6.5 edicibn, pág. 384; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tonlo IV, N."
575, pág. 787; LALOU,obra citada, N." 411, pág. 214; BAUDRY-LAC-~NTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 705, pág. 319; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N," 681, pAg. 368; DE PAGE,obra citada, tomo 1, N . O 113, pág. 120; GARDENAT Y
S.~LM~N-RIC obra
C I ,citada, N . O 3, pág. 625: PIRSONY DE V I L I . ~obra
, citada, tomo
11, N," 452, pág. 550: MARSON, obra citada, págs. 139 a 148.
(2) En el mismo sentido: MARSON, obra citada. págs. 152 y siguientes; DE PAGF,
obra citada, tomo 1, N,"113, pág. 120: GAUDEMET, obra citada, págs. 318 y 319.
(3) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, N.O 431, pág. 226: GARDENAT Y SALMON-
Rrccr, obra citada, N." 3, pág. 625: PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."
576, pág. 787.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 261

recho, el objeto con que ha sido creado, para establecer en


seguida si su tituIar! al ejercerlo, ha obrado o no de acuer-
do con él.
Semejante criterio, aparte de ser vago e impreciso, pues
no siempre es posible apreciar exactamente eI espíritu o fi-
nalidad de cada derecho, tiene el inconveniente de dar an-
cho campo a Ia arbitrariedad judicial y de lIevar Ia política
a los estrados de la justicia, toda vez que incumbirá al juez
determinar en cada caso la finalidad social o económica de
los derechos. Esta misión, a más de ser difícil, es peligrosa,
ya que cada uno apreciará. esa finalidad según sus ideas po-
liticas y económicas. El fin quc un socialista atribuye al de-
recho dc propiedad, por ejemplo, dista mucho, ciertamente,
del que le asigna un liberal rnanchesteriano.

171. Criterio que debe adoptarse.--En nuestro con-


cepto, el abuso de2 derecho es la aplicación a una materia de-
terminada de los principios que rigen la responsabilidad de-
lictual y cuasidelictual civil: ese abuso rio es sino una es-
pecie de acto ilícito. Debe, por h n t o , resolverse con arreglo
al criterio aplicable a cualquier hecho ilícito: habrá abuso
de derecho cuando su titular lo ejerza dolosrr o clilpablemcr?tc,
es decir, con intención de dañar o sin la diligencia o crridado
que los hombres emplean ordinariamente en sus actos o ne-
gocios propios.
Así como el honibre debe hacer un iiso juicioso y pru-
dente de las cosas y conlete delito o cuasidelito si las utiliza
con la mira de perjudicar a otro o sin Ia prudencia necesaria
y con ello causa un daño, del mistno modo los derechos que
la ley le otorga debe ejercerlos sin malicia y con la diligencia
y el cuidado debidos. Al no hacerlo, incurre en dolo o culpa.
Los conceptos de dolo y culpa son amplios, aplicables a todos
los actos humanos, sean materiales o jurídicos. No se ve
entonces por qué unos y otros actos no han de ser regidos
por identicos principios. Este criterio, que cs el sustentado
por Mazeaud (l), Colin y Capitant (2), Lalou (3), Demogue
(4) y otros, elimina en gran parte la arbitrariedad judicial,
pues hace in.necesario determinar la finalidad social o eco-
nómica de cada derecho. Tiene además la ventaja de res-
ponder a la realidad misma de las cosas, porque en el hecho,
cualquiera que sea l a teoría que se adopte, sólo hay abuso de
derecho cuando éste se ejerce dolosa o culpablemente, como
quiera que ejercerlo contrariando su finalidad económica o
social o sin un motivo legítimo es precisamente obrar con cul-
pa; un hombre prudente no ejerce sus derechos en esa forma.
Tal parece ser también el criterio que inspira a nuestro
legislador. Basta considerar para ello que en el caso del art.
945 la ilicitud del acto se determina por la ausencia de utili-
dad para el agente, lo que permite suponer una intención
dañosa de su parte o cuando menos una culpa lata o grave,
puesto que no es racional pensar que se abra un pozo sin bene-
ficio alguno; que en el caso del art. 2110 se invalida la re-
nuncia que hace el socio de mala fe o intempestivamente,
esto es, con dolo o en forma imprudente (5); que el art. 270
C. P. C. considera doloso el procedimiento del que solicita
una medida prejudicial precautoria copcurriendo las demás
circunstancias que señala, y que según el art. 39 de la ley
de quiebras, el deudor sólo puede demandar perjuicios al
acreedor que solicitó la quiebra si prueba que éste procedió
con dolo o culpa.
Es asimismo el que aplica nuestra jurisprudencia. Cuan-
do los tribunales se hallan en presencia de una demanda de
perjuicios fundada en el ejercicio abusivo de un derecho, no
entran a averiguar si éste se ha ejercido o no de acuerdo con
su finalidad económica o social, si el móvil del agente con-
cuerda o no con ella, sino única y exclusivamente cuál fué
su conducta, es decir, si obró o no con dolo o culpa. Si esti-
(1) Obra citada, tomo 1, 2: edición, N . O 92, pág. 94; N.O 547, pág. 520; N.O 576,
pág. 542; N.O 579, pág. 543 y N . O 580, pág. 544.
(2) Obra citada, tomo 11, 6.a edicibn, págs. 383 a 386.
(3) Obra citada, N." 409, pág. 213.
(4) Obra citada, tomo IV, N." 678, pLg. 364 y N." 686, pág. 373.
obra citada, tomo IV, N." 662, pág. 350.
(5) DEMOGUE,
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 263

rnan que hubo dolo (1) o que su conducta fué culpable, irnpru-
dente o descuidada (2), ordenan la reparación. En caso con-
trario, la deniegan (3). Y en anibos casos, fundan su deci-
sión en los arts. 2314 y siguientes del C. C. (4).

172. Ejercicio de un derecho con intención de


dañar.-Hay, en pri111er término, abuso de derecho cuando
su tituIar lo ejerce dolosamente, esto es, con el propósito deli-
berado de causar daño (N.O 116) (5), aunque este propósito
no haya sido el único que persiguió. Basta que un derecho
se ejercite con la intención positiva de inferir daño a otro
para que ese ejercicio sea abusivo y su titular quede obligado
a reparar el daño causado, por lícitos que hayan sido los
demás fines que lo indujeron a obrar. Toda otra solución
conduciría a la irresponsabilidad del agente; nunca faltaría
a éste un motivo lícito que invocar en apoyo de su acción (6).
En este caso, el ejercicio abusivo de un derecho consti-
tuye un delito civil (art. 2284) y bastará aplicar el art.
231-1 para condenar a s u titular a reparar el daño causado.

(1) Rev., tomo 5, 2." parte, sec. 2.a, pág. 85; tomo 25, parte, sec. l.a, pág. 501.
(2) Rev., tomo 3, 2.' parte, sec. I . a , pág. 60 (Corte Suprema); tomo 5, 2 . a parte,
sec. 2.8, pág. 55; tonlo 6 , 2.a parte, sec. 2.a, pág. 3.
(3) Rev., tomo 1 1 , 2.a parte, sec. 1.2, pág. 7 (Corte ~ u ~ r e m a tomo
); 12, 2 . a parte,
sec. l . a , pág. 410; tomo 25, 2 . a parte, sec. l . a , pág. 117; Rev, tomo 39, 2.a parte, sec.
2 2 , pág. 55.
(4) Véanse las sentencias citadas en las tres notas precedentes.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 563 y 564, pág. 532; RIPERT,
obra citada, N," 97, pág. 165: PIRSON E' DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N.O 452,
pág. 550; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6." edición, pág. 384; J O S S E R - ~ N D ,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 430, pág. 225; LALOU,obra citada, N." 411,
p l g . 214; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 575, pág. 787; DE P ~ G Eobra ,
citada, tomo 1, N." 113, pág. 120; PLAKIOI., obra citada, tomo 11, 10.a edición, N,"
871 bis, pág. 300; BAC'DRI--LACA?~TINERIE, obra citada, tonio II,.13.a edición, N." 705,
pág. 319; GARDENAT 'r' SALMOK-RICCI, obra citada, N." 3, pág. 624; R,~AREON, obra
citada, pág. 139; DEMOGC'E, obra citada, tomo IV, E." 681, pág. 368 y N." 684, pág. 372.
(6) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, edición, K." 567, pág. 5 3 5 ; RIPERT,obra
citada, N." 98, pág. 166; JOSSER.&XD, De E'esprit des droits et de leur reZatir.ité, Nos. 276
a 279, págs. 349 a 354.-En contra: DEIIIOGLTE, obra citada, tomo IV, N." 682, pág.
370 y LA LO^, obra citada, N."411, pág. 214, que estiman que sólo hay abuso cuando
el derecho es ejercido con el zínlco propósito de dañar a otro.
El art. 833 del C. C. italiano dispone expresamente que el propietario no pue-
de ejecutar ningUn acto cuyo unico objeto sea dafiar g molestar a Qtra p e r ~ ~ n a ,
De esta naturaleza es el abuso de derecho que comete el
propietario que construye en el techo de su casa una enorme
chimenea para privar de luz y aire a su vecino; el que en su
predio, colindante con un campo de aterrizaje de dirigibles,
construye un cerco de madera de dieciséis metros de altura,
coronado por picas de fierro, que importa u i ~peligro evi-
dente para aquéllos, a fin de obligar a la sociedad construc-
tora de los dirigibles a que lo compre en un buen precio; el
que solicita la quiebra de un comerciante para arriiinarlo, o
el que inicia un juicio con el solo objeto de molestar a un
tercero (1).
Se ha fallado que quien solicita una medida prejudicial
precautoria es responsable de los perjuicios que causó al de-
mandado por el solo hecho de que el tribunal, al pronunciarse
en definitiva sobre ella, una vez deducida la demanda, no
la mantenga, considerándose doloso su procedimiento (2),
y que el hecho de que el dueño de un automóvil publique
avisos en un diario calculados para desprestigiar su marca
y a la firma que los vende, no constituye el ejercicio del de-
recho que le compete como dueño de ofrecer, en venta o
permuta, una cosa de su dominio, atrayendo sobre ella la
atención del público, sino un hecho ilícito destinado a per-
judicar a esa firma, que lo obliga a reparar los perjuicios que
irrogó (3).

173. P r u e b a de la i n t e n c i ó n d e dañar; carencia de


interés.-La intención de dañar, a menos que la ley la pre-
suma, y así ocurre con el art. 270 C. P. C., debe ser probada
por quien la alega (4). Esta prueba no será difícil si el ejer-
cicio del derecho no reporta a su titular utilidad alguna o 110
tanta que pueda compararse con el perjuicio ajeno, como en
--
(1) VCanse otros casos análogos fallados por los tribunales franceses en MAZEAUD,
obra ciLada, tomo 1, 2.'edición, KOS.565 y 566, p6gs. 533 y 534; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.. edición, pág. 384; LALOU,obra citada, Nos. 412 a 424 bis,
págs. 214 a 216.
(2) Rev., tomo 5, 2.a parte, sec. 2.%, pág. 85.
(3) Rev., tomo 25, 2.' parte, aec. l.', pág. 501.
(4) G ~ R D E N AYTSALMON-RICCI, obra citada, N,"5,>pág.626,
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 265

el caso que contempla el art. 945 C. C. La carencia de in-


terés o de utilidad en el acto ejecutado demuestra por si sola
la intención dañosa o, a 10 men.os, un descuido o negligencia
grave-nadie ejerce un derecho o ejecuta un acto sin alguna
finalidad,- y en materias civiles la culpa grave equivale al
dolo (art. 44). Esto explica que, de ordinario, el ejercicio de
un derecho con intención de dañar y el ejercicio de un dere-
cho que no reporta utilidad a su titular se equiparen y con-
fundan (1).
Acreditado, pues, que el ejercicio del derecho 110 reporta
a su titular ninguna utilidad o que si le reporta alguna, es
ínfima o en todo caso muy inferior al perjuicio ajeno, queda
con ello establecida su responsabilidad en los términos del
derecho común.

174. Ejercicio de un derecho con c u l p a o negli-


gencia.-Hay también abuso de derecho cuando s u titular
lo ejerce con culpa, esto es, sin aquetla diligencia o cuidado
con que 10 ejerceria un hombre prudente. EI ejercicio abu-
sivo del derecho constituye entonces un cuasidelito (art.
2281) (2). E1 ejecutante que antes de proceder al embargo
tiene conocimiento de que los bienes embargados pertenecen
a un tercero, a pesar de lo cual lo lleva adelante, obra negli-
gentemente y es responsable, por tanto, de los perjuicios que
con él cause; el C. P. C. no ha nlodificado las reglas del C.
C. relativas al dolo o culpa no contractuales. Así se ha fa-
llado (3).

ti) JOSSERAND, De E'esp~ifdes dvoits el de leer reiaiiztifé, N.O 281,pág. 355; PIRSOK
Y DE VILLB, obra citada, tcmo 11, N,"452, pág. 550; G ~ ~ R D E K Y ASALMOW-RICCI,
T
obra citada, N." 5, pág. 626; MAZEAVD,obra citada, tomo 1, 2.a edición? N," 569,
pág. 5 3 6 ; PLAKIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N,"575, pág. 787; DSMOGUE,
obra citada, tomo IV, N."689, pág. 317.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 576, pág. 542; N," 579, pág.
543 y N . O 580, pág. 544; COLINY C A P I T ~ Nobra T , citada,tomo 11, 6.a edición, págs.
383 y 385 ; LALOU,obra citada, N . O 409, pág. 213; N.O 410, pág. 214 y Ncs. 429 a 438,
págs. 220 y 221 : JOSSERAND, De I'esprit des droits et de latir relatirifé, Nos. 282 a 286,
págs. 356 a 362; DE PAGE,obra citada, tomo 1. N." 113, pág. 120.
(3) Rev., tomo 3, 2 . a parte, sec, 1 . a , pág. 60 (Corte Suprema); tomo 6, 2.a parte,
sec. 2.°, pág. 3.
Habrá especialmente culpa si existiendo diversos me-
dios de ejercer el derecho con el mismo resultado o utilidad,
110 se elige el menos perjudicial (1). Por eso, el Fisco debe
indemnizar los perjuicios causados a un particular durante
una huelga por la fuerza armada que, obedeciendo a orden
superior, arroja al mar bebidas para impedir que caigan en
poder de los huelguistas, porque el deber de la autoridad de
mantener ante todo el orden público no la faculta para adop-
tar el primer medio que se le presenta, ni la exime de la obli-
e c i ó n de recurrir, entre varios, a los que menos daños oca-
sionen al derecho de los particulares, y no se probó que el
excojitado fuese el medio necesario y único para impedir la
apropiación de la mercadería por los huelguistas y los ex-
cesos consiguientes a ella (2).

175. Ejercicio legítimo d e un derecho.-Fuera de los


casos antes señalados, el ejercicio de un derecho no comporta
ninguna responsabilidad para su titular, aunque dañe a otro:
el ejercicio legitimo de un derecho, o sea, sin dolo o culpa,
no es ni puede ser fuente de responsabilidad. La máxima
nemo d a m m u m facit qui suo jure utitur recibe entonces plena
aplicación (3).
Es el caso de quien entabla un juicio creyendo tener
la razón y lo pierde (4);
---
(1) JOSSERAND, Cours de Droif Civil Positij Francais, 2.' edición, tomo 1, N."
1475, pág. 763 y tomo 11, N." 433, pág. 227; DE PAGE, obra citada, tomo 1, N." 113,
pág. 121; PIRSONY DE V ~ L Éobra , citada, tomo 11, N." 446, pág. 527.
(2) Rev., tomo 5, 2.= parte, sec. 2.a, pág. 55.
(3) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.=edicibn, pág. 383; LALOU,obra
citada, N." 409, pág. 213; N.O 454, pág. 227 y N." 455, pág. 228; Rev., tomo 39, 2.a
parte, sec. 2.', pág. 55, párrafo XI.
Con anterioridad a la vigencia del C. P. C., se falló que no cortiete delito ni cua-
sidelito el subastador de un inmueble embargado en un juicio ejecutivo que desiste
de suscribir el acta de remate, porque este desistimiento es un acto permitido por la ley,
y quien hace uso de su derecho a nadie ofende: Gaceta, año 1884, sent. 2911, pág.
1962. Esta doctrina es hoy inaceptable, porque dado lo dispuesto en el art. 516 del
C. de P. C . , cuyo objeto es precisamente asegurar que el subastador llevará a efecto
la compra de los bienes rematados, su negativa para firmar esa acta lo haría incurrir
en la consiguiente responsabilidad.
(4) Rev., tomo 25, 2.0 parte, sec. l.', pág. 117 (consid. 9.' de 2.8 instancia); Ga-
ceta, año 1884, sent. 923, pág. 594; año 1912, tomo 1, sent. 311, pág. 467; OTERO,
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 267

de quien levanta el nivel superior del piso de s u casa


sobre el del vecino, especiatmente cuando esa mayor altura
de nivel no puede calificarse de abusiva, aunque con ello
se humedezca la muralla del vecino (1);
del dueño de un predio cerrado que pone a disposición
de la policía los animales ajenos que se introducen en él pai-a
los fines legales que correspondan (2);
de quien cava un pozo en su heredad para procurarse
agua, de la que carece o sólo tiene en cantidad insuficiente,
aunque con ello menoscabe el agua de que se alimenta el
pozo del vecino;
del banco o de la agencia de inforniaciones que de bue-
na fe da informes desfavorables sobre el crédito de un co-
mercian te ;
del empresario de un teatro o del dueño de un estable-
cimiento destinado al pfiblico que impide el acceso a él de
una persona cuya presencia es inconveniente;
del funcionario público que, en ejercicio de sus atribu-
ciones, ordena paralizar una fábrica de alcohol o impide que
siga funcionando después de haber comprobado que los apa-
ratos rectificadores no oirrecen suficiente garantía de corrcc-
to funcionamiento y del que, en ejercicio de esas mismas
atribuciones, da curso a una denuncia contra un contribu-
yente a quien se acusa de infringir la ley de alcoholes (3) ;
del q u e sin dolo o culpa o sin móviles torcidos o inco-

Jurisprudencia del C. de P. C.! 1.er aprndice a la 2.e edici6n de 1910, tunio 11, pág.
527. N," 17.
(1) Gaceta, ario 1859, sent, 347, pág. 162 (consid. 2.').
(2) Gaceta, año 1881, sent. 294, pág. 189 (consid. 5."); año 1889, tomo 1, sent.
2049, pág. 1348. Y la responsabilidad del clueiio del predio no existe, aunque la
policla r e h u ~ erecibir los animales, por cuya causa quedan abaiidonados, ya que, cum-
plido por aqu6l el d e b r de ponerlos a disposición de Ia autoridad, no tiene obligación
alguna de conservar los animales en s u poder: Gaceta, aiio 1886, sent. 2234, pág. 1415,
Se ha fallado que si los cierros del predio a l cual se introduten los aniniales están
en mal estado, el propietario del predio no tiene derecho de encerrarlos, por cuyo mo-
tivo debe indemnizar el daño que sufrieron los animaIes a consecuencia de haberlos
tenido eiicerrados y sin comer: Gaceta, aiío 1880, sent. 1847, pág. 1310,
(3) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. 1,°, pág. 410,
rrectos solicita la quiebra de otro o embarga bienes muy su-
periores a los necesarios para responder a la ejecución (1);
del ejecutante que procede a hacer rematar los bienes
embargados, a pesar de estar pendiente una tercería de do-
minio, que no se fundaba en un instrumento público otor-
gado con anterioridad a la ejecución y que posteriormente
fué acogida, porque el acreedor, al pedir que se lleve adelantc
la subasta, ejecuta un derecho que le confiere la ley expre-
samente (2);
del que sin intención de causar daños en tierras o edi-
ficios ajenos, hace obras para impedir la entrada de aguas
que no es obligado a recibir (art. 938);
del que edifica una muralla dentro de su predio sin
perturbar los derechos que otro p;opietario puede ejercer
en el suyo, aunque con ella impida a éste tener salida a
una calle de propiedad del que edificó la muralla (3);
del que publica un aviso limitándose a hacer saber al
comercio que una persona ha dejado de ser su empleado des-
de tal fecha (4).

176. Publicaciones u opiniones autorizadas por


la ley.-Es el caso también de la emisión de opiniones o de
publicaciunes expresamente autorizadas por la ley: aunque
dañen a otro, no imponen responsabilidad a s u autor. Se
ha fallado que los senadores y diputados 110 son respoiisables
por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus
cargos (art. 32 C. P. del E.), aunque sean injuriosas o ca-
lumniosas (5) (N.O 532). Igualmente, la publicaci~nde las
sentencias que sc haga por orden de los Tribunales de Jus-
--
(1) Rev., tomo 25, 2.' parte, sec. l.d, pág. 117.
(2) Rev., tomo 35, 2.= parte, sec. l.', pág. 173.
(3) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. loP, pág. 68 (Corte Suprema).
(4) Rev., 'tomo 11, 2.' parte, sec. l.', pág. 7 (Corte Suprema).
(5) Gaceta, año 1933, tomo 1, Eent. 80, pág. 329: año 1934, tomo 1, sent. 39, pág.
231 (Corte Suprema): En el mismo sentido SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 93,
pág. 118.
Vease, sobre este particular, la memoria de prueba de d o s SANTIAGO LAHRA-
GuraEL ZAVALA, DesafUero de diputados y senadores por los dditos de injurias y
calumnias, 1940.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 269

ticia, como en el caso del art. 415 C. P., o de un Consejo


del Colegio de Abogados (art. 23 de la ley N.O 4409, de 8
de Septiembre de 1928, sobre Colegio de Abogados, cuyo
testo definitivo se fijó por decreto N.O 3274, de 1." de Sep-
tiembre de 1941), o por el ofetidido, a virtud del art. 25 del
decreto-lcy N.O 425, de 20 de R'iarzo de 1925, sobre abusos
de la piiblicidad, no engendra responsabifidad civil para el
autor de la publicación.
Las reseñas fieIes (1) que hagan los diarios de las discu-
siones habidas en el Congreso o de las alegaciones producidas
en los Tribunales de Justicia, y los informes u otros docu-
mentos que por su orden se impriman, no dan lugar a accidn
$ ~ n a l (art. 31 del decreto-ley N.O 425, sobre abusos de la
publicidad). Pero pueden dar lugar a la responsabilidad ci-
vil del autor de la pub!icación si la ha hecho con dolo o
culpa, por ejemplo, con el propósito de perjudicar a los alu-
didos en ella o en un momento manifiestamente inoportuno
o inconveniente; eI inciso 2." del art. 31 del decreto-ley ci-
tado sólo niega la acción penal (N.O 532).
Si la reseña no es fiel, la responsabilidad civil de su au-
tor es evidente, y si obró con dolo, incurrirá también en
responsabilidad penal.

177. A m b i t o del abuso del derecho.-Todos los de-


rechos, cualquiera que sea su fuente, reales o personales,
patrimoniales o de familia (2), y aun las garantías constitu-
cionales (art. 10 C. P.'del E.), sori susceptibles de un ejerci-
cio abusivo (3).
(1) Son tales aquellas en que las disciisiones o alegaciones se reproducen con esac-
titud, sin alterar su sentido, sin parcialidad; la reseña serfa infiel si sólo contiene
los argumentos o alegaciones de uno de los oradores: S<V.<TIER, obra citada, tomo 1,
N," 95, pág. 121.
(2) Los arts. 112, 143 y 258 C . C . son una prueba inecluívoca de que 10s derechos
de familia y las potestades paterna y marital son susceptibles de abuso, pues autorizan
al descendiente mayor de veintiún años, a la mujer o al hijo de familia, según el caso,
para ocurrir al juez cuando la negativa del ascendiente, del marido o del padre fuere
injustificada.
(3) DEMOGUE, obra citada, tonio IV, N."655, pág. 339 y N.O 688 i n jine, pág.
377: JOSSERAND, obra citada, 2 . a edición, tomo 1, N." 163, pág. 101 y tonio 11, N,"
433, pág. 228.
continuar
ir atrás
abintestato. Según el art. 1184, el testador puede disponer
de esa parte a su arbitrio.
El del comunero para pedir la división de la cosa común:
no habiéndose estipulado lo contrario, ella podrá pedirse
siettz pre (ar t. 1317).
El derecho de responder por la prensa a las publicacio-
nes hechas en un diario o periódico (art. 8 . O del decreto-ley
N.O 425, de 20 de Marzo de 1925, sobre abusos de la publi-
cidad) (1). La persona aludida u ofendida es único juez
para apreciar la legitimidad y conveniencia de la respuesta;
los tribunales no pueden limitar el ejercicio de este derecho
si se conforma con la ley, la moral y las buenas costumbres
(2).
El de una corporación para rehusar la admisión de nue-
vos socios o para aplicar medidas disciplinarias a sus miem-
bros o acordar su expulsión, siempre que tales acuerdos o
medidas se adopten en los casos y con los requisitos pres-
critos por los estatutos (arts. 553 y 554) (3). Los tribunales
no pueden calificar las circunstancias que determinaron la
aplicación de esas medidas o la expulsión (4).
La enurneracibn precedente no es taxativa. Correspori-
derá a los tribunales determinar, en cada caso, si el derecho
de cuyo ejercicio se trata es o no absoluto; pero, al hacerlo,
no deben olvidar que los derechos absolutos constituyen la
excepción.

181. Aplicaciones.-Como dijimos, todos los derechos,


sean políticos o privados, salvo contadas excepciones, son sus-
---
(1) En conformidad a l art. 11 del decreto-ley 425, de 20 de Marzo de 1925, sobre
abusos de la publicidad, este derecho no puede ejercerse con relación a las apreciacio-
nes que se formulen en artfculos de critica literaria, histórica, artística o
científica, sin perjuicio de la sanción a que puedan dar lugar estos artlculos, si por me-
dio de su publicación se cometiere alguno de los delitos penados en ese decreto-ley.
(2) LALOU,obra citada, N." 406, pág. 210; JOSSERAND, Éwlutions. et actualités,
pág. 8 4 ; M.UEAUD, obra citada, tomo 1 , 2.* edicibn, N.O 549-2, pág. 523; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N."577, pág. 791.
(3) SAVATIER,obra citada, tomo 1, N."63, pág. 80.
(4) Gaceta, año 1929, tomo 1, sent. 146, pág. 643 (consids. 15 a 19 de primera
instancia).
ceptibles de ejercerse abusivamente. En 10s números que si-
guen nos referiremos a algunos casos de abuso de derecho, que,
por su importancia o frecuencia, merecen una mención es-
pecial.

182. Abuso del derecho de dominio.-El ejercicio de1


derecho de dominio, no obstante consistir en la facultad de
gozar, usar y disponer arbitrariamente de una cosa (art.
5821, es susceptible de abuso si se ejercita con dolo o culpa
(1). EI art. 945 reglamenta u n caso de ejercicio abusivo de
este derecho. En el número 164 hemos señalado otros. Tal
sería también el caso del propietario de una heredad que,
al dar cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final del art.
834, restituyere las aguas corrompidas o impropias para su
uso normal, o de1 que hiciere plantaciones con el solo propó-
sito de perjudicar al vecino, aunque, al hacerlas, observe Ia
distancia prescrita en el art. 941 (2).
Se ha fallado que si el derecho de dominio autoriza a1
dueño de una cosa para ofrec~rlaen venta o permuta por
medio de avisos publicados en un diario, a fin de atraer sobre
ella la atención del público, publicar estos avisos en forma
calculada para desprestigiar la marca de esa cosa-en la
especie se trataba de un automóvil-y a la firma que la ven-
de, no constituye el ejercicio de ese derecho sino un acto ili-
cito que obliga a su autor a reparar ei' daño causado (3).

183. Daños derivados de la vecindad (4).-En ma-


teria de dominio, el abuso del derecho tiene aplicación prin-
cipalmente a propósito de los daños derivados de la vecindad.
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo I V , Nos. 642 a 644, págs. 326 a 330; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1, 2.= edición, K."589, phg. ~ ~ ~ ; J O S S E R . A Xobra
D , citada, 2.a edi-
ción, tomo 1, Nos. 1474 y 14'15, págs. 761 a 763 y tomo 11, N." 433, pig. 227; Évolu-
iions el actualilés, pags. 76 a 79; G ~ R D E N AY TS-~LMOPÍ-KICCI, obra citada, Nos. 27
a 29, pLgs. 629 y 630.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 82, pág. 105.
(3) Rev., tomo 25, 2.= parte, sec. l.=,pág. 501.
(4) Sobre esta materia pueden consultarse, además: LEYAT,La respottsabiiité
dans les rapporls de voisinage y SCSLUMBERGER, La res&nsabilitd dHictueiIe en ma-
tilre imtnobilib~e,págs. 116 a 128.
18
Una jurisprudencia constante, que es aplicable entre
nosotros, decide, en Francia, que el propietario de un in-
mueble, de una fábrica o de un establecimiento industrial
o comercial cualquiera (teatro, casino, cabaret, restaurant,
almacén, casa de tolerancia, garage, caballerizas, etc .) , es
responsable de los daños que cause a los vecinos por haber
excedido el limite ordinario de las obligacwlaes que impone la
vecindad (1). Si ésta obliga a soportar ciertas molestias o
daños, que sqn el tributo que debemos pagar a la vida en
sociedad y al progreso, ello es a condición de ser tolerables. Si
exceden este límite, hay culpa de parte del propietario, de1 in-
dustrial o del comerciante, culpa que lo obliga a reparar el
daño causado y a hacerlo cesar en el futuro a, cuando me-
nos, a atenuarlo (2).
Tal es el caso de una fábrica que despide olores nausea-
bundos, emanaciones tóxicas o un humo o polvillo que to-
do lo enkucia o que hace irrespirable la atmósfera (3); de
una fábrica que
. produce
- un bullicio ensordecedor o una tre-
pidación constante o que con sus motores impide las audi-
ciones radiofónicas de los vecinos; de un teatro, cabaret o
casa de tolerancia que con sus ruidos y algazaras excesivas
perturba la tranquilidad del barrio, etc. (4).
(1) La cuestión de saber si estos daños provienen de haber excedido ese limite
se aprecia con relación ai tiempo de la demanda y no a aquel en que se insta16 la fa-
brica o el establecimiento que los causa: PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, tomo 11,
N.O 458, pág. 561 ; MAZEACJD, obra citada, tomo 1, 2.. edición, N." 603, pág. 570.
El Código Civil alemán (art. 906), el suizo (art. 684), el turco (art. 661), el chino
(arts. 774 y 793), el peru+no (arts. 859 y 861), el mexicsno (art. 19321, el'brasilero
(art. 554) y el cubano (art. 1908) consagran esta responsabilidad expresamente.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 31 y 35, p8g. 630; PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10.8 edición, N." 872, pág. 302; DEMOGUE, obraritada, tomo
ILT, N.O 705, pág. 399; N . O 710, pág. 405; Nos. 713 a 715, págs. 406 a 409; LALOU,
obra citada, N." 446, pág. 225; MAZEAUD,obra citada, tomo 1 , 2.' edicibn, N." 589,
pág. 553 y Nos. 597 y 598, págs. 562 a 568; JOSSERAND, obra citada, tomo 1,Z.a edi-
ción, N," 1504, p8g. 777; COLINY CAPXTANT, obra citada, tomo 1, 7.a edicibn. N."
741, pág. 783; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 11, N." 455, p8g. 554; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N.O 70, pág. 90 y N." 71, pág. 91.
(3) El art. 937 del C. C. admite la procedencia de una acción posesoria especial
en estos casos, pues dispone que ninguna prescripci6n se admitiracontra las obras
que corrompan el aire y b hagan cono&mentc dañoso.
(4) LALOU,obra citada: Nos. 447 y 448, pág. 226: JOSSERAND, obra citada, tomo
1, 2." edición, N." 1501, pág. 775: PIRSON Y DE VELB, obra citacia, tomo 11, N.O 459,
DEL ABUSO DE LQS DERECEOS 275

Los tribunales apreciarán en cada caso si esos daños


exceden o no el límite ordinario de las obligaciones de ve-
cindad. Para ello tomarán en cuenta la ubicación y natu-
raleza de los inmuebles, las costumbres de la región, los há-
bitos sociales, etc.; n o pueden juzgarse con el mismo criterio
los daños y molestias que irrogue una fabrica en un barrio
industrial y los que cause en uno residencia1 (1). Pero
deberán prescindir de las condiciones personales de la víctima,
como SU temperamento nervioso, ei hecho de ser un enfer-
mo etc.; se atiende a las circunstancias normales, a lo que
el común de los vecinos no tolera, pero no a las extraor-
dinarias (2).
La responsabilidad del propietario, del industrial o del
comerciante existe, aunque su industria, negocio o estableci-
miento funcione autorizado por la ley o la autoridad admi-
nistrativa o en virtud de una concesión legalmente otorgada
(3) y con observancia de todas las medidas legales o re-
pág. 563: PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo 111, N,"461, pág. 436; N."462, pág.
437 y Nos. 464 a 467, págs. 438 a 440; iVíAzEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición,
N." 595, pág. 561 y N.a 598, pág. 564; D E ~ ~ O Gobra U E , citada, tomo IV, N." 727, pAg.
422; H."736, pág. 436; N." 737, pág. 438; SAVATIER,obra citada, tomo 1, B." 74,
pbg. 95 y N." 83, pAg. 106. Este último autor estima que, tratándose de una casa de
tolerancia, hay culpa por el so10 hecho de instalarla o regentarla en razón de su in-
moralidad, aunque su funcionamiento no perturbe la tranquilidad del barrio, ni exce-
da los lfmites ordinarios de las obligaciones que impone la vecindad.
(1) GARDEN.~T Y s . 4 ~ RICCI,
~0~ obra citada, N,"34, pág. 630; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo I , 7." edición, N." 742, p k . 784; P r ~ s o r Yí DE VILL$,obra citada,
tomo 11, N.O 455, pág. 556; PLANIOLr RIPERT,obra citada, tomo III, N." 472, pAg,
446; M-UEAUD,obra citada, tomo 1, 2.* edicítn, N," 600, p8g. 568; RIPERT, La rbgle
morde dans les obligatioñs c i d e s , N,"128, pág. 223; DEYOGUE, obra citada, tomo I\T,
N." 733, pág. 433; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 72, p i g . 93.
(2) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N," 458, pág. 561; PLANIOLY RI-
PERT, obra citada, toino 111, N," 472 i n j n e , pág. 447; M.~ZEAUD, obra citada, tomo 8 ,
2,* edicibn, Nos. 604 a 606, págs. 571 a 573; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N,"731,
pág. 429; SAVATZER, obra citada, tomo 1, N."72, pág. 94.
(3) PLANIOL,obra citada, tomo 11, edición, N,' 872, pág. 302; LALOU, obra
citada, N.O 154, pág. 101; D E M O ~ Uobra E , citada,tomo IV, Nos. '129 y 730, págs.
425 a 428; JOSSERAND, obra citada, torno I , 2.a edicibn, N.O 1502, pág. 776; GAUDE-
YET, obra citada, pág. 320; SAVATIER, obra citada, tonlo 1, N." 33, pág. 46; COLIH
Y CAPITANT, obra citada, tomo 1, 7.a edición, N.O 744, pág. 786; FIRSOXY DE VILLO,
obra citada, tomo 11, N.O 445, pAg. 522 y N.O 455, pág. 556; PLANIOLP RIPERT,obra
citada, tomo 111, N." 463, pág. 438; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos.
607 a 609, págs. 574 a 576; RIPERT,obra citada, N.O 128, p8g. 223; GARDENAT Y SAL-
MON-RICCI, obra citada, N.O 38, pQg. 13.
glamentarias señaladas al efecto o que la prudencia acon-
seje (l), y aún cuando el reclamante se haya instalado en
sil vecindad con psterioridad a él (2). Esta última cir-
cunstancia sólo autorizaría una reducción de la indemni-
zación conforme al art. 2330: hay imprudencia de la víc-
tima en instalarse en las cercanías de,una fábrica o de un
establecimiento molesto, insalubre, peligroso o que causa
mucho ruido (3).
Tal responsabilidad subsiste no obstante estas circuns-
tancias, porque ella proviene de no adoptar las medidas nece-
sarias para evitar que el funcionamiento de la fábrica, esta-
blecimiento o negocio irrogue daños o molestias superiores
a los tolerables, en exceder, a causa de esa omisión, el Ii-
mite oildinario de las obligaciones de vecindad (4). De ahí
por qué ni la autorización legal o administrativa, ni la obser-
vancia de las leyes o reglamentos eximen de ella: éstos se
limitan a señalar las medidas destinadas a proteger el interes
general; pero no impiden o prohiben que el interesado adopte
las demás que en cada caso particular sean menester para
evitar que su acto dañe a otros ( N . O 534).
Si el propietario, industrial o comerciante excede el
límite ordinario de las obligaciones de vecindad, deberá
reparar los daños causados, que consistirán en las molestias
A--

(1) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N." 455, pág. 556: PLJNIOLY RI-
PERT, obra citada, tomo 111, Nos. 460 y 461, pág. 436; MAZEAUD, obra citada, tomo
1, 2.' edición, N."597 i n jinc, pág. 564.
( 2 ) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."32, pág. 630; PIRSONY DE VI-
L L ~ obra
, citada, tomo 11, N." 445, p&g. 522 y N."456, pág. 556; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2.a edición, N." 601, pág. 569; DEXOGUE, obra citada, tomo IV, N."
732, pág. 431; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 33, pAg. 47 y N." 72, p&g.94.
(3) LALOU, obra citada, N.O 447 inJinc, p6g. 226; PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo 111, N.O 472, pág. 447; M-UEATJD, obra citada, tomo 1, 2.° edicibn, N." 601 i n
fine, pág. 570; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 732, pág. 431; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N." 33, pág. 47 y N.O 72, pág. 94.
(4) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo I,7.*edición, N.O 743, pág. 785; LALOU,
obra citada, N . O 446, pág. 225; PIRSONY DE V ~ L Éobra , citada, tomo 11, N.O 457,
pág. 557; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo 111, Nos. 468a 471, phgs. 441 a 446;
M ~ z E . ~ uobra
D , citada, tomo 1, 2.. edición, N.O 593, pAg. 559 y Nos. 611 a 622, págs.
578 a 583; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 32, pág. 630. JOSSERAND,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 1505, p6g. 777, cree que esta responsabilidad es
objetiva.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 277

y en los perjuicios materiales que sufran Ios vecinos a conse-


cuencia de los ruidos, olores, emanaciones o humo, de los gri-
tos y espect5cuIos obscenos o de la dificultad de acceso a sus
respectivos inmuebles, según el caso, en la depreciación de
estos mismos inmuebles, en la disminución de su rentabi-
lidad, etc. Los tribunales pueden obligarlo, además, a que
tome las medidas conducentes a hacer cesar o atenuar en
el futuro ecos ruidos, oIores, emanaciones, humo, polvillo,
gritos o espectáculos; pero si el establecimiento funciona
autorizado por la Iey o la autoridad administrativa, no po-
drían ordenar su clausura ni la adopción de medidas que
hicieren imposible su funcionamiento (1). Obstan a ello las
razones q u e dimos en el N.O 142. Lo cual se entiende, natu-
ralmente, sin perjuicio del derecho de los interesados para
ocurrir ante la autoridad municipal que corresponda a fin
de que decrete las medidas que sean necesarias para hacer
desaparecer la czusa del daño. Es deber de las R:'Iunicipali-
dades velar por Ia comodidad, moralidad y salubridad de Ias
poblaciones (art. 105 C. P. del E.).

184. Abuso de acciones judiciales .y de recursos


legales,-El ejercicio de las acciones judiciales y de los re-
cursos que franquean Ias leyes de procedimiento no es abu-
sivo por sí solo, aunque los tribunales no acojan esas accio-
nes o recursos en definitiva y aunque con ese ejercicio se haya
causado un daño a la otra parte (2). Para que lo sea, es me-
nester que ce pruebe que el litigante, al ocurrir a la justicia,
--
(1) PLAHIOL, obra citada, tomo 11, 10.1 cdición, Nm0872,pSg. 302; C O LY~CA-
PITANT, obra citada, tomo 1, 7.a edición, N.' 744, pág. 787; PIRSONY DE VILLÉ, obra
citada, tomo 11, N.O 458, pág. 561; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo 111, N.O
473, pág. 447; N."562, pág. 770; h l v l z ~ ~obrau ~ ,citada, tomo I,2.aedicibn, N . O 610,
pág. 577; GARDENAT Y SALMOX-RICCI, obra citada, N . O 34, pág. 232; LALOU,obra
citada, N . O 156, págs. 102 y 103; DEMOGUE, obra citada, tomo IY, Nos. 706 a 709,
págs. 402 a 404; N." 729, pág. 425 ; N.O 730, pág. 427; S ~ V . ~ T Iobra
E R citada,
, tomo f ,
K." 33, pág. 47; Nos. 78 a 80, págs. 101 a 104.
(2) Rev,, tomo 25, 2.a parte, sec. l . a , pág. 117 [consid. 9.Ode 2." instancia); Ga-
ceta, año 1884, sent. 923, pág. 594; año 1912, tomo I,sent. 311, pág. 467; LECOMTE,
ANDRÉ, La responsabilité dzl @Eaideur enuers son adversawe, artículo pubIicado en la
Revile Critique de Législaiion et de Juris@rudence, torno LVIII, año 1938, pág.487;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 65, pág. 83,
al persistir en defenderse, al promover incidentes dilatorios,
al retardar la marcha y fallo del litigio, al solicitar la quiebra
de su deudor (art. 39 de la ley de quiebras) (l), al iniciar
una ejecución, al deducir una tercería, al hacer cumplir un
fallo que causa ejecutoria, al resistir el cumplimiento de una
sentencia, en general, al utilizar los diversos recursos o de-
rechos que las leyes le otorgan, sea c ~ m odemandante o
demandado, ha procedido con culpa o dolo, es decir, con ne-
gligencia o imprudencia o con el deliberado propósito de da-
ñar a su contraparte, sea por puro espíritu tinterillesco, por
venganza, por rencor o para arrancarle una transacción que
de otro modo no obtendría (2).
En defecto de esta prueba, que puede resultar de fa ac-
titud obstinada, tinterillesca, vejatoria o temeraria asumida
por el litigante, el ejercicio 'de tales acciones o recursos, sin
perjuicio de las costas y multas en que su titular pueda ser
condenado, no le impone responsabilidad delictual o cua-
sidelictual, aunque con ello haya inferido un daño (3). Lo
contrario selía coartar el derecho de defensa y admitir la
responsabilidad objetiva, que nuestro Código no reconoce.
Se ha fallado, por eso, que el hecho de que el ejecutante
(1) Rev., tomo 25, 2 . a patte, sec. 1.a, pág. 117; tomo 32, 2.a parte, sec. 1 .', pág.91.
(2) MAZE.~UD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 591, pág. 554; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N.O 66, pág. 85 y N.O 67, pág. 87; LALOU,obra citada, Nos. 412 a 414,
pág. 214; JOSSER.~ND, Cours de Droit Civii Positif Frantais, tomo 11, 2.* edición, N.O
433, pág. 227; &volutMns et actualifés, pág. 79; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10..
edicibn, N.O 872, pág. 302; B-~L~DRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición,
N.O 706, pág. 320; GAUDEMET, obra citada, pág. 319; C O L ~ Y-CAPITANT,
N ,obra citada,
tomo 11, 6." edición, págs. 384 y 386; PIRSONY DE VILLE,obra citada, tomo 11, Nos.
460 a 464, págs. 567 a 577; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 7 a 11,
págs. 626 y 627; Nos. 14, 16, 17, 18 y 20, págs. 627 y 628; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada. tomo V I , N." 582, pág. 795; DEMoGUE, obra citada, tomo IV, Nos. 635 y 636,
págs. 317 a 322; LECOMTE, ANDRE,La responsabilitk d u plaideur envers son adversaire,
artículo publicado en la Revue Critique de Lkgislatann et & Jurisprudence, tomo LVI 11,
ario 1938, págs. 481 y siguientes.
Se ha fallado que la denuncia de obra nueva injustamente deducida, obliga al
actor a indemnizar los perjuicios que el demandado haya sufrido por la paralizacibn
de la obra a consecuencia de tal denuncia: Gaceta, año 1857, gent. 10.459, pág. 7756.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 637, pág. 323; GARDENAT Y SALMON-
RICCI,obra citada, N," 11, pág. 627 y N." 15, phg. 628; OTERO,Jurisprudencia del
C. de P . C., l.er apendice a la 2.a edici6n de 1910, tomo 11, pág. 527, N." 17; Rev.,
tomo 39, 2.. parte, sec. 2.°, pág. 55.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 279

haya procedido a hacer rematar los bienes embargados,


a pesar de estar pendiente una tercería de doiliinio que no se
fundaba cn un instrumento público otorgado con anterio-
ridad a la ejecución y que más tarde fué acogida, no cons-
tituye un acto ilícito; fuera de qrre e1 acreedor, al pedir que
se llevara adelante la subasta, ejercitG uri derecho que le
confiere expresamente la ley, del proceso resultaba que tuvo
moti-\rosfundados para dudar de la veracidad de la terceria,
por lo cual no podía imputársele negligencia, descuido o im-
prudencia por haber continuado el procedimiento de apre-
mio (l.). Se ha fallado asimismo que el hecho de que una
persona solicite Ia retención judicial dc un dinero, reten-
ción que después se ordenó alzar por no haber formalizado
acción alguna, no la constituye responsable de los perjuicios
que pudo causar, porque no se probó que, al pedirla, proce-
diera maliciosamente (2); que el rechazo en definitiva de
una ejecución no basta por sí solo para derivar derechos a
favor del ejecutado por los perjuicios que le haya inferido
el embargo que se decretó en Ia causa, y, en tal virtud, para
obtener indemnización por esos perjuicios, es menester pro-
bar que e1 ejecutante procedió con maIicia o negligencia
(3) ; que el solo hecho de pedir una medida precautoria, Que
fuí. concedida, no constituye dolo (4), y que el mero hecho
de haber solicitado la quiebra de una persova no hace res-
ponsable a1 a&eedor que la pidió del daño que pudieron
haber experimentado los empleados del fallido, por haber
sido despedidos a
causa de ese estado de quiebra, y ello
aunque esta fuere alzada posteriorme11te ( 5 ) .
El embargar bienes del deudor, aiin en cantidad muy
superior a 10s necesarios para asegurar el pago de Ia obliga-

(1) Rev., tomo 35, 2.a parte, sec, Ina, pág. 173.
(2) Gaceta, año 1896, tomo 111, sent. 4903, pág. 374. Esta sentencia, aparte de
referirse a una retención solicitada y' decretada en Francia, e s anterior a la vigencia
del C. de P . C., cuyo art. 270 presume el dolo del solicitante en los casos que con-
templa.
(3) Gaceta, ano 1912, tomo 1, sent. 311, pág. 467.
(4) Gaceta, año 1915, sent. 551, pág. 1424.
(5) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. 2,a, pág. 55,
ción demandada, no constituye .
por
.
si solo un abuso, a me-
nos de probarse que el acreedor obró con móviles maliciosos
o con negligencia (1). Lo mismo cabe decir de la iniciación
de una ejecución con un título que carece de mérito ejecuti-
vo (2) o del embargo de bienes inembargables o pertenecien-
tes a terceros: habrá abuso si el ejecutante procede a sabien-
das de que su título no es ejecutivo o de que los bienes son
inembargahles o ajenos (3) o si procede con culpa o negligencia,
por ejemplo, si no obstante habérsele advertido antes del
embargo que los bienes eran ajenos, en vez de cerciorarse de
ello o de desistir de la traba del embargo, persiste en llevarla
adelante (4), o si señala para el embargo bienes ,que manifies-
tamente no pertenecían al ejecutado (5). El ejecutante que obró
maliciosa o culpablemente no puede excusar su responsabilidad
a pretexto de que obró autorizado por el juez; el error de
éste no excusa el suyo ( 6 ) , máxime cuando, tratándose del
embargo, éste recae en primer término sobre los que señale
el acreedor (arts. 465 y 469 C. P. C.).
Pero si dentro del plazo de cuatro días que señala el in-
ciso l." del art. 488 C. P. C.; el ejecutante se desiste de la
demanda ejecutiva, con reserva de su derecho pai a entablar
accibn ordinaria, es responsable de 10s perjuicios que haya
causado al deudor con la demanda ejecutiva, salvo.lo que se
resuelva en el juicio ordinario (art. 489 C. P. C.). La ley es-
tima que el derecho del acreedor no era fundado o que éste,

(1) Kev., tomo 25, 2.' parte, sec. l.=, pág. 117. En el mismo sentido: PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 583, pág. 797; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N.O 638, pág. 324; COLINY CAPITANT,obra citada, tomo 11, 6.° edición, pág. 386;
JOSSERAND, Éwlutwns et actualités, pág. 81; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 22, 24 y 26, págs, 628 y 629; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 67, pág. 87.
(2) Se ha fallado, sin embargo, que por el hecho de que el deudor haya sido ab-
suelto de la ejecución, se ve que el acreedor no tenfa derecho para embargarle bienes,
por cuyo motivo es responsable de los perjuicios que le ocasionó con su procedimiento
indebido: Gaceta, año 1882, sent. 785, pág. 442 (consid. 3."). Rechazamos esta doc-
trina por las razones expresadas en el texto.
(3) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 583, pág. 797.
(4) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. l.=, pág. 60 (Corte Suprema); tomo 6, 2.a parte,
sec. 2.1, pág. 3.
(5) Gaceta, aíío 1935, tomo 11, sent. 109, pág. 363 (consid. 9.").
(6) G.~RDENAT Y SALNON-RICCI, obra citada, N," 23, pág, 629.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 281

al deducir su acción, obró cuando menos negligentemente,


puesto quc desistió de ella a poco de iniciada.
Otro tanto ocurre en el caso del art. 270 C. P. C.: el
solicitante de una medida prejudicial precautoria es respon-
sable de los perjuicios que haya causado 'por el solo hecho
de producirse aIguna de las circunstancias allí señaladas,
reputándose doloso su procedimiento (1). Esta responsabi-
lidad, naturalmente, no podrá hacerse efectiva sino a con-
dición de que se pruebe iin perjuicio; de lo contrario, no hay
lugar a ella (2). Pero con10 esa presunción es legal, admite
prueba en contrario. y cesará la responsabitidad si el soIici-
tante prueba que obró de buena fe.
EI hecho de que el litigante haya sido condenado en
costas o en las niultas que establecen algunas leyes de pro-
cedimiento (arts. 91, 127, 327, 972 y 980 C. de P. C. y art.
9." de la ley 5414, de 12 de Febrero de 1934) no obsta a que
pueda incurrir en la responsabilidad de que aquí tratamos
(3). La condena en costas tiene por objeto reeml->olsaral otro
litigante aquellas en que incurrió a consecuencia del litigio ;
la aplicación de las multas es una sanción pecuniaria esta-
blecida por Ia ley para evitar los recursos dilatorias o inne-
cesarios. Pero ni unas ni otras reparan los daños que el
procedimien ti, doloso o culpable del litigante haya podido
causar a su contraparte. A esto se agrega que ninguna ley
ha declarado improcedente la acción de indemnización por
tales daños cuando su autor ha sido condenado en costas o
en esas mulLas (4).

185. Denuncias o querellas criminales falsas o in-


fundadas.-La sociedad tiene interés en que los delitos no
queden impunes. Con tal fin, no sólo autoriza a cualquiera

(1) Rev., tomo 5, 2.a parte, sec. 2.;; pág. 85.


(2) Rev., tomo 31, 2.a parte, sec. l . a , pág. 462.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 68, pág 88.
(4) LECOUTE, AWDRS,La responsabiiité du plaideidr enrers son adversazr~,artículo
publicado en la Reme Crztique de Législatzon et de Jurisprudence, tomo LVIII, año
1938, págs. 485 a 487.
persona capaz dc parecer en juicio por sí misma para quere-
llarse ejercitando la acción pública (art. 114 C. P. P.) y a
todo el que tenga conocimiento de un hecho ,punible para
que lo denuncie, siempre que no sea incapaz de ejercitar la
acción penal (arts. 104 y 109 C. P. P.), sino quc en ciertos
casos impone la obligación de denunciar y sanciona crimi-
nalmente la. omisión de esta obligación (arts. 105 a 107 C.
P. P.). Es por eso por- lo que, tratándose del ejercicio de
acciones penales, el abuso del derecho no tiene igual ampli-
tud que respecto del ejercicio de acciones civiles.
Las denuncias y las querellas infundadas o falsas sólo
imponen responsabilidad a su.autor si el tribunal que concció
de ellas las declara calumniosas por sentencia ejecutoriada ( 1 )
(2). Así se desprende de los arts. 108, 117, 118, 120 y 620
C. P. P. y 211 C. P. Por lo que respecta a la denuncia, el
art. 108 es bien explícito: al disponer que el denunciante
no contrae otra responsabilidad que la correspondiente a los
delitos que hubiera cometido por medio de la denuncia o con
ocasión d e ella, delito que no es otro .que el contemplado en
el art. 21 1 C. P., excluye las demás responsabilidades a que
pudiere dar origen el hecho de formular la denuncia. A su
vez, el art. 120 agrega, en lo tocante a la querella, que la
fianza de calumnia tiene por objeto responder por'las penas
pecuniarias a que puede ser condenado el querellante y por
el pago de las costas e indemnizaciones de perjuicios irro-
gados al querellado, en el caso de que la querella resultare ca-
(1) Rev., tomo 12, 2.' parte, sec. lSa, pág. 410 (consids. 18 a 20 de l: instan-
cia, reproducidos por la Corte); Gaceta, año 1937, tomo 11, cient. 198, pág. 760.
Según una jurisprudencia constante de la Corte de Casqción de Francia, la vfctima
de una denuncia calumniosaho puede obtener la reparacibn del perjuicio que con ella
se le haya causado mientras los hechos materia de la denuncia no sean declarados
falsos previamente por la autoridad competente, que es la justicia del crimen, si esos
hechos m n delictuosos: Rccun'l Sirey, 1923, l . * parte, pAg. 70; Refonte da Rccun'l Sirey,
tomo 14, años 1883 a 1885, l . a parte, p&g. 522; GARDENAT Y SALMON-Rxccr, obra ci-
tada, Nos. 87 y 88, p&g. 239; M.~ZEACD, obca citada, tomo 11, 2.a edici6n, N." 1709,
pág. 546; SAVATIER,obra citada, tomo 1, N.O 90, pág. 115.
(2) Esta declaración debe hacerse en la misma sentencia que absuelve al acusado
o sobresee a su respecto. No puede hacerse posteriormente, porque habiendo que-
dado afinado el proceso, no cabe volver a discutir ninguno de los puntos que fueron
o debieron ser ventilados en 61: Gaceta. año 1936, tomo 1. sent. 101, pág. 438.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 283

lunzitiosa. Por su parte, e1 art. 211 C. P. se refiere a la acusa-


ción o denuncia q u e hubiera sido declarada caluniniosa por
senfertcia ejecutoriada. Esta sentencia no puede ser otra q u e
la que dicte e1 tribunal que conoció de la acusación o denun-
cia.. Sería absurdo suponer que es la que dicte el tribunal
que conozca de1 delito de acusación o denuncia calumniosa;
la ley no necesitaba decir tal cosa, puesto que nadie puede
ser condenado sino en virtud de sentencia legalmente pro-
nunciada (art. 11 C. P. de E.).
Por consiguiente, si el tribunal que conoció de 1a denuri-
cia o de la querella rio ta declara calumniosa, cl deriunciaritr
o querellante no incurre en responsabilidad pella1 ni en res-
ponsabilidad civil, aunque el procesado o querellado haya
sido absuelto o sobreseído en definitiva (1) y la denuncia o
la querella se hubiera formiilado maliciosamente o con ne-
gligencia o ligereza. Si el denunciante o quereflarite incu-
rriere en rcsponsabilidad por el solo hecho dc que e1 acusado
fuere absuelto o sobreseído o probándosele dolo o culpa,
nadie denunciaría un delito ni se qirereliaría ante et temor
de esa responsabilidad, con lo cual se malograría el fin per-
seguido por el legislador.
Pero si el q;ere~lante o acusador se desiste de la acción
penal pública o privada, será responsable de los perjuicios
que haya causado al querellante o acusado en su persona o
bienes, a menos que éste haya aceptado ef desistimiento es-
presa o tácitamente (arts. 52 y 54 C . P. P.).

186. Denuncias infundadas ante particulares u


otras autoridades diversas d e las judicia4es.-Las de-
nuncias falsas o infundadas hechas ante otras autoridades di-
---
(1) Gaceta, año 1895, tomo 1, sent. 329, pág. 261 ; año 1908, tonio II, sent. 282,
pág. 495 (consid. 10 de 1: instancia); año 1940, tomo 1 . sent. 58, pág. 271 (consids.
5." y 6."); Rer., tomo 12, 2.a parte, sec. l.=,pág. 410.(consids. 18 a 20 d e I.ainstancia,
reproducidos por la Corte); tomo 36, parte, sec. 2.a, pág. 65.
Menos aun podra perseguirse esa responsabilidad mientras no se falle el proceso
criminal en que se supone hecha la acusación calumniosa, ya que mientras esto no
ocurra no es posible establecer si la denuncia o querella tulro o no ese caracter: Ga-
ceta, año 1913, sent. 946, pág. 2748,
versas de las judiciales o a los particulares, por ejemplo, ante
la Dirección de Impuestos Internos por infracciones de las
leyes tributarias o ante un jefe de servicio o un empleador
respecto del comportamiento de un empleado, son abusivas
y comprometen la responsabilidad de su autor si se prueba
que se hicieron con intención de dañar o por negligencia o
ligereza (.l).De lo contrario, no la comprometeil. Numerosas
leyes, principalmente las tributarias, confieren acción po-
pular para denunciar sus infracciones. Admitir esta respon-
sabilidad en todo caso sería hacer ilusorio el ejercicio de esa
acción; nadie .la ejercitaría par temor de incurrir en respon-
sabilidad si la denuncia es desechada.
Al denunciado incumbe probar el dolo o la culpa del
denunciante y, por tinto, la inexactitud de los hechos de-
nunciados; no le basta probar que aquél no los acreditó (2).
El funcionario que da curso a la denuncia que se le for-
mula relacionada con su servicio, no incurrre en responsa-
bilidad, aunque después resulte falsa. Es deber suyo inves-
tigar los hechos ilicitos que digan relación con el servicio a
su cargo, así como los cometidos por sus subalternos (3).

187. Abuso de l a libertad de opini6n.-La libertad


de opinión es también susceptible de abuso, sea que se ma-
nifieste de palabra o por escrito, y en uno y otro caso priva-
damente o con publicidad, esto es, por alguno de los medios
señalados en el decreto-ley 425, de 20 de Marzo de 1925,
sobre abuso de la publicidad. Así lo reconoce el N.O 3.0 del
art. 10 de la C. P. del E.

188. Datos, consejos e informes privados.-Las opi-


niones, consejos o informes que se dan respecto de una per-
---
( 1 ) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.° edición, N." 500, pág. 474; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N . O 42, pág. 17; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo
VI, N." 584, pág. 799 y N'' 586, pág. 801; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 90,
pág. 115.
(2) MAZEAUD, obra citada, tcmo 1, 2.a edicibn, N." 500, pág. 475.
(3) Rev., tomo 12, 2.P parte, sec. pfig. 410 (consiti. 16 de l.'instancia, re.
producido por la Corte).
. ? . . .
UEL ABUSO DE LOS DERECHOS 285

sona, cosa o negocio, espontáneamente o a petición de otra,


en una conversación o por escrito, pero s.in pztblicidad, como
los que dan las agencias de informaciones u otras institu-
ciones (bancos, casas de comercio), no imponen responsabi-
Iidad alguna si son exactos, aunque sean desfavorables para
la persona a quien se refieren (I), a menos que se den con el
propósito manifiesto de causar un daño, por ejemplo, si un
funcionario público encargado de informar sobre la conducta
de sus subalternos da datos acerca de ellos que nada tienen
que ver con el servicio ni con su honradez funcionaria, pero
que, en sil concepto, pueden dificultar su ascenso, tales como
sus ideas religiosas o políticas, e1 hecho de ser o no ma-
sones, etc. (2).
Si son inexactos, su autor será responsable de los daños
que con ellos cause, tanto respecto de la persona a quien
se refieren como de aquella a quien se suministraron, si los
di6 con dolo o culpa, es decir, a sabiendas d e su inexactitud
(Nos. 116 y 117) o por negligencia, ligereza, falta de antece-
dentes, sin la debida comprobación (3) u omitiendo lo que
más pudiere importar al solicitante, con Io cual indujo a
éste en error (4). Si la omisión es intencional, habría dolo.

189. Opiniones emitidas con publicidad.-La ca-


lumnia o la injuria cometida por alguno de los medios seña-
Iados en los arts. 1 2 y 18 del decreto-ley 425, de 20 de Marzo
de 1925, sobre abusos de la publicidad, constituye un abuso
(1) MAZE- UD, abra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 501, pág. 476: PLANIOL Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 585, pág. 800; GARDENAT S SALMON-RICCI, obsa
citada, N." 46, pág. 19 y N.O 44, pág. 632; DE~IOGUE, obra citada, tomo 111, N."227,
pág. 371 y tomo iV, N.O 649, pág. 333; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N."84, pág
107.
( 2 ) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 501, pág. 476; PLAPÍIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N," 585, pág. 800; DE~IOGUE, obra citada, tomo 111,
N."237, pAg. 389; tomo IV, N? 649, pág. 333.
(3) PL-AHIOL I RIPERT,~ b r a citada, tomoV1, N."585,phg. 800; M A Z E ~ Uobra D,
citada, tomo 1, 2.rn edicibn, N." 501, pág. 475; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N,"
236, pág. 38;; GMDENAT Y S;ILMON-RICCI, obra citada, N." 41, pág. 17; Nos. 44 J
45, pág. 18; N.O 42, pág. 631: SAVATIER, obra citada, ton10 1, Nos. 85 a 88, psps. 108
a 112.
~ S E ,citada, tomo 1, N.O 46, pág. 60.
(4) S - ~ V - ~ T obra
de la libertad de opinión que hace incurrir a su autor en res-
ponsabilidad penal y civil, aunque los hechos imputados sean
exactos (arts. 1P, 34 y 35 de ese decreto-ley): aquél no puede
probar la verdad de las imputaciones sino cuando fueren
dirigidas contra alguna de las personas mencionadas en el
art. 30 del mismo decreto-ley (l), precepto que, por ser
especial, prevalece sobre el art. 2331 C. C. (N.O147). Acre-
ditada la verdad de las imputaciones, su autor queda exento
de toda responsabilidad, tanto civil como penal (2).
La publicación de hechos inexactos o de documentos su-
pues tos, adulterados o atribuídos inexactarnen te a otra per-
sona, es abusiva, sea que se haga con dolo o sólo con culpa,
por ejemplo, a sabiendas de su inexactitud, por ligereza,
falta de comprobación adecuada, iíisuficiencia de informa-
ciones, etc. Lo mismo cabe decir de la publicación de he-
chos exactos, pero en forma incompleta o calculada para in-
ducir en error (3).
Lo dicho es aplicable a todos los que publiquen opi-
niones o juicios scbre la persona, vida, actuación u obras
ajenas: historiadores, novelistas, críticos, periodistas, lite-
ratos, autores teatrales o cinematogrAficos, etc. Si sus jui-
cios son mesurados y se basan en hechos exactos, por duros
y desfavorables que sean esos juicios, no les imponen res-
ponsabilidad; pero si afirman hechos inexactos o erróneos con
dolo o culpa, por ejemplo, por espíritu de venganza, con el
propósito de perjudicar a la persona cuya vida, actuaci6n u
obra se juzga, o con ligereza, incurren en responsabilidad (4).
Por regla general, la vida privada de las personas, aun-

(1) PLAN~OL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 587, pág. 802; DEMOGUE, obra
citada, tomo 111, N.O 227, pág. 371; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 94, pág. 119
y N.O96, pág. 122.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1 , N.9 96, pág. 122.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N . O 647, pág. 332; PLANIOL Y RXPERT, obra
citada, tomo VI, N.O 587, pág.' 802; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N,"43,
pág. 17; LALOU, obra citada, N." 432, pág. 220.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.P edición, N." 501, pág. 477 y N." 515-5,
pág. 493; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 648, pág. 332; PLANIOL í' RIPERT,
obra citada, tomo VI, N." 587, pág. 803; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 89, pág.
112 y N."9 1, pág. 115.
DEL ABUSO DE LOS DERECHOS 187

que tengan actuación pliblica, no puede ser sometida a la


piiblicidad: comete abuso quien con dolo o culpa publica
hechos relativos a ella que dañan la reputación, honor o fa-
ma del aludido, salvo en los casos que señalarnos en el N.O
176 (1). Pero esto no obsta para que la crítica literaria, ar-
tística, científica o de otra índole pueda juzgarla c o cierta
~ ~
libertad, pero de buena fe, sot~retodo si se trata de un in-
dividuo ya fallecido ( N . O 390) (2).
En cambio, la actuación pública de las personas y de las
corporaciones, aunque no desempeñen funciones priblicas,
al igual que la de todos aquéllos que por los cargos que sir-
ven o por las actividades a que se dedican están expuestos a
la crftica general, como la actuación política de un político,
la escénica de un autor o la comercial de un comerciante, fa
eficiencia y calidad de la enseñanza de un maestro, la labor
o conducta de un funcionario o empleado público, las acti-
vidades de toda especie de las corporaciones y poderes pú-
blicos, etc*., puede ser objeto de críticas y comentarios he-
chos con publicidad (3): si son mesurados y respetuosos y
a base de hechos exactos, no imponen responsabilidad a su
autor por severos que sean. Pero si son maliciosos, injuriosos
o calculados para desprestigiar a la persona o corporación
contra quien van dirigidos o se formulan con ligereza o ne-
gligencia, son abusivos y obligan a reparar el daño que cau-
sen (4).
Sin embargo, las imputaciones injuriosas hechas du-
rante una campaña electoral, siempre que sean exactas y
destinadas a ilustrar a los electores sobre los antecedentes y
---
(1) DEMOGUE, obracitada, tomo 111, N." 227, pág. 371 y N.O 228, pág. 372; to-
mo IV, N." 648, pág 332; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.' 587, pág. 803.
(2) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N."587, pág. 803; DEMOGUE, obra
citada, tomo 111, N.O 228, pág. 372; SAVATIER,obra citada, tomo 1 , M."89, pág. 112.
(3) Se exceptúan las informaciones y documentos a que se refieren losarts. 25
a 30 del decreto-ley N."425, de 20 de Marzo de 1925, cobre abusos de la publicidad,
que no pueden publicarse sino en ciertos y determinados casos (arts. 25, ínc. final, y
26 de ese decreto-ley).
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo Yf, N." 587, págs. 803 y 804; UFMO-
GuE, obra citada, tomo 111, N." 228, pág. 372; Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.a, pág.
501 (Corte Suprema).
méritos de los candidatos, no son abusivas; falta entonces la
intención dolosa (1).

190. Abuso d e l derecho de huelga.-La huelga o el


cierre de una fábrica acordados en conformidad a las dispo-
siciones legales pei-tinenies (arts. 540 a 545 C. del T.) es un
acto lícito; pero si la huelga o el cierre obedecen a móviles
dolosos o políticos y, en general, a cualquier otro que no sea
la defensa de los intereses profesionales o económicos de los
obreros o patrones, hay abuso de derecho (2).

191. Sanción del abuso del derecho.-La sanción del


abuso del derecho es, por lo general, como en todo delito o
cuasidelito, la indemnización pecuniaria del daño causado.
Pero esto no obsta para que, sin perjuicio de ella, puedan
decretarse otras sanciones que se estimen más adecuadas
para hacerlo cesar, por ejemplo, el cegamiento del pozo en
el caso del art. 945 C. C., la destrucción o enmienda de las
obras perjudiciales, la adopcibn de medidas que atenfien o
aminoren el daño, si éste no puede evitarse del todo, como
en el caso del producido entre vecinos (N.O183), la autoriza-
ción para celebrar el matrimonio o el acto o contrato de que
se trata o para litigar en los casos de los arts. 112, 143 y
258 C. C., la ineficacia del acto abusivo: así se hará tratán-
dose de la renuncia hecha por un socio de mala fe o intem-
pestivamente (art. 2110), aparte de las otras sanciones que
establecen los arts. 2111 y 2112, y en los demás casos que
---
(1) Rccueil Sircy, año 1914, l . a parte, pág. 448 (eentencia de la Corte de Casa-
ción francesa de 24 de Abril de 1914); DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 227,
pág. 371; PLANIOL Y RIPEPT,obra citada, tomo VI, N." 566, pág. 773 y N." 587,
pág.'802; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 94, pág. 120.
(2) MAZEAUD, tomo 1, 2.a edición, N." 590, pág. 553; P L A N I O LRIPERT,
.~ obra
citada, tomo VI, Nos. 588 y 589, p&gs. 804 a 809; JOSSEBAND, obra citada, tomo II,
2.8 edición, N." 433, pág. 228; PLANIOL, obra citada,tomo 11, 10.a edición, N," 872.
pág. 301; DEMOGUE, obra citada, tomo V, Nos. 650 a 652, págs. 334 a 338; GARDEN-k~
i. SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 36 a 38, págs. 630 y 631; GAUDEMET, obra citada,
pág. 319; R m c Trimcstridk de Droit Civil, tomo 38, año 1939, N." 6, pág. 743.
índice
De las presunciones de culpabilidad
192. Principio.-En el sistema de la responsabilidad
subjetiva adoptado por nuestro C. C., la víctima de un daño
no puede obtener reparación sino a condición de probar el
dolo o la culpa de su autor (Nos. 27 y 77). En ciertos casos,
sin embargo, el legislador, a fin de facilitar esta prueba y
hacer más expedita la acción de aquélla, presume la existen-
cia de la culpa; hay entonces una prest~nció?~ de cztlpabiki-
dtld (1).

193. Efectos de estas presunciones.-Cuando así


ocurre, la victíma no necesita probar la culpa de la persona
cuya responsabilidatf se presume; le bastara acreditar los
hechos de los cuales la ley deriva la presunción. Establecidos
éstos, quedaa establecidas esa culpa y la relación causal entre
ella y el daño, es decir, que éste tiene por causa la culpa de
dicha persona; de lo contrario, la presunción no serviría de
nada (2).
La persona cuya culpabilidad se presume, deberá pro-
bar que empleó la debida diligencia o cuidado, que el daño
(1) PLANIOL,obra citada, tomo 11, 1 0 . ~edición, N.O 906, pág. 317; J O S S E R A ~ - D ,
obra citada, tomo 11, 2."ediciÓn, N,' 488, pág. 264; DE P . + ~ ~ , o b citada,
ra tomo 11,
N . O 912, pág. 762; COLINT CAPITANT, obra citada, tonio 11, 6.a edición, págs. 366
y 367.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N."955, pág. 808 y N.*969, pág. 822; MAZEADD,
obra citada, 2.aedición, tomo 1, N.d 769: phg. 684 y N . O 816, pág. 714; tomo 11, Nos.
1434 a 1437 págs. 335 y 336 y Nos. 1695 a 1691, págs. 535 y 536; DEYOGL~E, obra
citada, tomo ir, N i 0 822, pág. 8; PIRSOX Y DE X'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 73,
pág. 175 y N.O 86, pág. 201.
provino de una causa extraña que no le es imputable o que
no existe relación de causalidad entre su culpa y el daño.
Sin ello no podrá exonerarse de responsabilidad.

194. Enumeración.-Las presunciones de culpabili-


dad que establece nuestro Código Civil pueden agruparse
e n tres categorías:
1." Por el hecho propio (art. 2329).
2." Por el hecho ajeno (arts. 2320, 2321 y 2322).
3." Por el hecho de las cosas (arts. 2323, 2324, 2326
2327 y 2328).

195. Principio (1) .-En nuestro concepto, y apartándo-


nos de la opinión generalmente admitida, según la cual el art.
2329 no sería sino la repetición o confirmación de la regla
consignada en el art. 2314 (2), ese precepto establece una
presunción de culpubilidud cuando el dalzo proviene de un
hecho que, por s u naturaleza o por las circunstancias e n que se
realizó, es susceptible de atribuirse a culpa o dolo del agente,
por ejemplo, un choque de trenes. La víctima de un choque
de esta especie no necesita probar la culpa de la empresa o
de sus dependientes, le bastar& acreditar el choque y el da-
ño que sufrió a consecuencia.de él. El choque de trenes es
un hecho que, por su naturaleza, supone culpa; los trenes
deben movilizarse en condiciones de no chocar.

196. Razones q u e d e m u e s t r a n la existencia de


esta presunción.-las razones que nos inducen a pensar
así son:
(1) Las opiniones sustentadas en este número y en los siguientes, hasta el N.O
203 inclusive, son las mismas-que el autor emitió en el trabajo intitulado <Une nou-
velle interprétation de I'article 2329 du Code Civil chilien., que se publica en la pág. 9
de los Etudes de Droit Civil d la mémoire de Hmri Caaitant, editados por la Librairie
Dalloz, París.
(2) Rev., tomo 3, 2.= parte, sec. l.*, pág. 60, consid. 2.'; tomo 29, 2.a parte, sec.
I.a, pág. 549, consid. 4." (ambas de la Corte Suprema).
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 293

1.O La colocación del art. 2329: el Código, despues de


haber señalado en los arts. 2320 a 2328 los casos en que se
presume la cuIpabiIidad de una persona por e1 daño causado
por otra que está a s u cuidado o servicio, por la ruina de un
edificio que te pertenece, por un animal de que es dueño o
de que ser sirve o por las cosas que caen o se arrojan de la
parte superior de aquél, termina diciendo en el art. 2329:
por regla general todo daEo, etc.
Esta colocación y la frase inicial del referido artículo
permiten sostener que el Código, después de señalar esos
casos, quiso dictar una regla que comprendicre los demás
análogos que pudiesen haberse omitido. Por eso comienza
diciendo por regla generat. Con ello quiso significar que lo
que ocurre en íos casos de íos artículos anteriores ocurre
también en él y como en ellos la culpabilidad se presume,
otro tanto sucede en el caso de todo daño que pueda impu-
tarse a malicia o negligencia de otra persona. De lo contra-
rio, seria inexplicable el empleo de la expresirjn por regla
ge?zeral. cuanto más que era innecesario sentar nuevamente
el principio de que todo daño causado con malicia o negli-
gencia debía repararse, pues y a estaba formulado con carac-
teres de bastante generalidad en el art. S314 con que se ini-
cia el Título .De los delitos y cuasidelitos».
2." La redacción misma del art. 2329: el legislador no
dice que «todo daño caz~sado,cometzdo u ocasionado por ma-
licia o negligencia de una persona)>,ni que «todo daño pro-
zte~ieate de la malicia o negligencia de otro», como habría
debido decir si hubiera querido establecer una responsabili-
dad a base de culpa probada, sino que «todo daño que pzteda
imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser
reparado por ésta».
El empleo de la forma subjuntiva pueda, que es sinó-
nirna de estas otras: que sea posible, que sea susceptible, no da
la idea de algo que necesariamente debe ser sino de algo
que pztede ser. Es como si dijera: «todo daño que sea posible
imputar a malicia o negligencia», o bien, «todo daño sz~scep-
tible de impiltarse, etc.». El legislador no da por establecido
que el daño provenga de dolo o culpa, ni obliga a repararlo
sólo en caso de probarse uno u otra. Partiendo de la base
de que hay daños que pueden provenir de malicia o negli-
gencia de una persona, dice que cuando el daño sea de aque-
llos que puedan tener este origen, cuando pueda imputarse
a esa causa, cuando es racional suponer que ha podido o de-
bido derivar del dolo o de la culpa de1 agente, éste debe re-
pararlo, con lo cual da a entender que mientras no se esta-
blezca lo contrario, pesa sobre él esa obligacibn.
3." Los ejemplos que contiene: todos suponen la ejecu-
ción de un hecho demostrativo de culpa por sí solo.
El disparo imprudente de un arma de fuego es un acto
culpable en sí mismo. Quien dispara tal arma en un re-
cinto cerrado donde hay varias personas, ejecuta un hecho
que denota culpa sin nccesidad de mayor demostración.
Acredit5do él, queda establecida la responsabilidad del agen-
te, a menos que pruebe su inculpabilidad.
Lo mismo sucede con la remoción de las losas de una
acequia o cañería en una calle o camiiio sin las necesarias
precauciones, o con el hecho de mantener en mal estado un
puente o acueducto que atraviesa un camino y a cuya re-
paración o construcción se está obligado. Tales hechos son
por su naturaleza demostrativos de culpa: si sobreviene un
daño es raciona1 atribuirlo a ella. Quien sufre un accidente
a consecuencia de esas circunstancias, no necesita probar la
culpa del autor del daño; le bastará acreditar que éste re-
movió las losas de una acequia o cañería en la forma que
indica el N.O 2 del art. 2329 o que el acueducto o puente en
doride aquél se produjo estaba en mal' estado y que era obli-
gación del demandado conservar o reparar dicho puente o
acueducto, para que se presuma la culpabilidad de éste,
porque se trata de un daño que, por la naturaleza del hecho
que lo causó, por las circunstancias en que se realizó, es de
aquellos que pueden imputarse a negligencia.
4." La necesidad de que el art. 2329 no sea un precepto
inútil y desprovikto.de sentido, como sucedería si se limitare
a repetir o confirmar la regla del art. 2314. El Código
ha agregado que la sentencia recurrida «no tenía para qué
K calificar ese hecho como cuasidelito de manera expresa,

ya que la ley y la propia naturaleza de 61 dan esa califica-


(< ción jurídica» (1).
La Corte de Casación de Colombia, en cambio, se ha
pronunciado francamente en el sentido de que el art. 2356
del C. C. colombiano, que és la reproducción literal de nues-
tro art. 2329, establece una presunción de cblpabilidad
cuando el daño proviene de actividades caracterizadas por
su peligrosidad (N.O.203 bis).

198. Casos en que procede esta presunción.-La


presunción de culpabilidad que, según nosotros, establecería
el art. 2329, sólo procede cuando el hecho que causó el daño,
por su propia naturaleza o por las circunstancias en que se
realizó, es suseeptible de imputarse a malicia o negligencia
del agente.
Hay hechos que por sí mismos denotan la culpabilidad
de su autor, porque 'provienen ordinariamente de malicia o
negligencia. Dentro de las probabilidades humanas, es ra-
zonable atribuirlos a dolo o culpa. S u sola realización induce
a pensar que no han podido verificarse sin él o ella, como
un choque de trenes o de otros vehículos (tranvías, automó-
viles), el hecho de caerse un ascensor, el incendio producido
por las chispas de una locomotora, etc. En. tales casos, la sola
existencia del hecho perjudicial basta para presumir que hu-
bo culpa. No es normal que los trenes o los automóviles~cho-
quen, ni que los ascensores se caigan; si así ha ocurrido, es
porque ha habido una imprudencia o descuido de alguien.
Es lo que nos dice la razón natural (2).
Si por su naturaleza o por las circunstancias en que se
realizó, el hecho no es de aquellos que permitan atribuirlo a

(1) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 570.
( 2 ) GIORGI,Teoría de las obligaciones en el Derecho 2Wodern3, versión española,
tomo V, N." 157, pág. 240; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 267, pág. 445 y
JOSSERAND, obra citada, tomo 11, ZSaedición,N." 468, pág. 250, admiten esta presun-
ción, pero como judicjal.
DE LAS PRESUNCIOELES DE CULPABILIDAD 291

dolo o culpa del agente, si su realizació~ino hace presu~nir


por sí soIa la cuIpabilidad de alguien, porque ha podido tener
otras causas, la. presunción no rige y recobra su imperio ei
derecho común: la víctima deberá probar el do10 o la ciilpa
de aquél. Es lo que ocurre con la muerte de una persona en
un baño de natación, con la expbsión de una caldera o con
el naufragio o varamiento de una nave: no es posible deter-
minar su causa a prior;; tales hechos han podido provenir
de la culpa de un tercero, del capitán de la nave o de la per-
sona a cargo de la caldera, según el caso, pero también de
culpa de la víctima, de un caso fortuito, de un defccto de
construcción, etc.
La presunción de culpabilidad depende, pues, de la na-
turaleza del hecho o de las circunsta~~cias en que se realizó.
De ahí que un mismo hecho pueda o no originarla: el disparo
de un arma de fuego en un recinto cerrado donde hay va-
rias personas, es un' acto imprudente de por si, que envuelve
una presuncibn de culpabilidad en caso de que con 61 se
cause un daño; en cambio, ese mismo disparo en uri polígono
de tiro al blanco no hace presumir culpa por si solo. Pero es-
tablecido en el proceso que el daño provino de un hecho que,
por su naturaleza o por las circuristancias en que se verificó,
es racional atribuirlo a dolo o culpa, porque de ordinario tie-
ne por causa fa malicia o negligencia de alguien, 105 jueces
deberiin presumir la culpabilidad de su autor hasta tanto
éste no acredite lo contrario.
Es indiferente que el hecho sea inmediato o mediato
(N.O 54). Lejos de distinguir, la ley contempla ambos, como
lo demuestran los ejemplos señalados en el art. 2329: el de1
N.O 1.O es un hecho inmediato; los de los Nos. 2 . O y 3 . O son
mediatos.

199. Extensión de la regla del art. 2329.-Esta pre-


suncibn de culpabilidad se aplica en todos los casos en q u e
el hecho presente los caracteres señalados en el nrímero an-
terior y no sblo en los que menciona el art. 2329. La enume-
ración que contiene, como ha dicho la Corte Suprema, n o
es taxativa, sino por vía de ejemplo (1). Así lo denota la
expresión especialmente: el legislador quiso significar con ella
que de los diversos casos en que es aplicable la presunción
del inciso 1.O, en los tres que señala no hay dudas al res-
pedo.

200. Excepción.-Esta presunción no rige, aunque el


hecho sea de aquellos que ,la engendran, si consiste en el
atropellamiento de un peatón por un vehículo de tracción
mecánica o animal en el radio urbano de una ciudad, pero
en otro sitio de las calzadas que el señalado en el inciso 2."
del art. 492 C. P. (N.O209). En conformidad al inciso final
del mismo articulo! se presume entonces la culpabilidad del
peatón, a menos que e1 conductor haya contravenido las
ordenanzas municipales con respecto a.la velocidad o al lado
de la calzada que debe tomar, en cuyo caso se le aplicaría
la presunción del citado art. 492 C. P. (N," 211).

201. Efectos d e la presunción.-Si se acepta nuestro


criterio, tratándose de un hecho. susceptible de engendrar
esta presunción, la víctima no necesita probar la culpa del
autor del daño, ni la relación causal entre éste y aquélla;
le bastará establecer la existencia del hecho perjudicial (2).
Si se trata, por ejemplo, de un accidente ocasionado por un
choque de trenes (3) o de automóviles o por el hecho de caer-
se un ascensor, la víctima deberá probar únicamente el daño
sufrido a consecuencia de ese choque o de la caída deiascensor.
Establecidas estas circunstancias, se presumirá la cul-
pa del demandado y la relación causal entre esa culpa y el
daño, y será dicho demandado quien deberá probar su irres-
ponsabilidad acreditando que el hecho acaeció sin culpa de
sri parte, por un caso fortuito, por imprudencia exclusiva de
--u

( 1 ) Kev., tomo 32, 2.° parte, sec. l:, pág. 93 (consid. 6.").
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, U."267, pág. 445; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11. 2.a edición, N." 468, pág. 250; GIORGI,obra citada, tomo V, N." 157, pág.
240.
(3) Véanse las sentencias citadas en las notas 4 de la pág. 295 y 1 de la pág. 296.
DE LAS PRESUNCIOSES DE CULPABILTDAD 299

la víctima o de un tercero, etc. En defecto de esta prueba,


será condenado a la reparación (1).

202. Prueba que debe producirse en los casos con-


templados en los Nos. 1.0,2.0 y 3." del art. 2329.-Por
lo mismo, en los casos señalados ea los Nos. 1.O a 3 . O del art,
2329, f a víctima n o necesita probar la culpa o el dolo del
agente. Le bastará acreditar que el daño se produjo por un
disparo de arma de fuego hecho por aquél en condiciones que
hagan presumirlo imprudente; que las losas de una acequia
o cañería en donde se causó el daño habían sido removidas
por el demandado sin adoptar las precauciones necesarias
para q u e no caigan los que por allí transitan, o que el acue-
ducto o puente en donde se da56 estaba en mal estado y
pesaba sobre el demandado la obligación de construirlo o
repararlo.
Acreditados estos hechos, se presume la culpa. del agente
y la relación de causalidad entre ella y el daño, y aquél sólo
podrá reIevarse de responsabilidad probarido que el hecho
no acaeció por su culpa, que provino de un caso fortuito, de
culpa exclusiva de la víctima o de un tercero, riue adopto las
precauciones necesarias, que no era obligación suya reparar
o construir el acueducto o puente, etc.

203. Ventajas de nuestra interpretación.-De darse


al art. 2329 el alcance que le hemos atribuído, la situación
de la víctima mejoraría en forma considerable, pues en nu-
merosos casos no nqcesitaría probar la culpa del autor del
daño. E l campo de aplicación de la responsabilidad se am-
pliaría también enormemente, porque las más de las x-eces
el daño proviene de un hecho demostrativo dc culpa por
sí solo. La responsabilidad presunta pasaría a sw así la
regla general y el principio de que no hay responsabilidad
delictrral o cuasidelictua1 sin que se pruebe dolo o culpa, la
(1) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l . a págs.
~ 785 (consirl. 2.' (le 1 . a instancia) y
912 (consids. 1." a 3." d e 2.a instancia); tomo 2 9 , 2.aparte, sec, l . a , pág. 510 (consid.
de 2: instancia); Gaceia, año 1897, tomo 1, sent. 1582, pág. 961.
excepción. Estas solas ventajas justifican nuestro criterio:
es conveniente extender cuanto se pueda el ámbito de los
preceptos que rigen la t esponsabilidad para dar plena satis-
facción al principio de justicia que quiere que todo el que
cause un daño injusto a otro lo repare.
Tal interpretación, por lo demás, no viola el texto legal,
ni siquiera lo fuerza. Son sus propios términos los que permi-
ten atribuírsela. A lo sumo, podrían estimarse ambiguos,
y, en la duda, nadie negará que es preferible inclinarse por
la interpretación que más beneficios reporta al interés gene-
ral y que mejor tienda a realizar la justicia entre los hombres,
fin primordial del derecho.

203 bis. Derecho comparado.-En Colombia, el dis-


tinguido magistrado y jurista don Eduardo Zuleta Angel,
apoyado en argumentos similares a los expuestos en el N.O
196, da al art. 2356 del C. C. colombiano, que es la repro-
ducción literal del art. 2329 del C. C. chileno, una interpre-
tación análoga a la nuestra, si bien limita el alcance de la
presunción consagrada por ese precepto al caso en que el he-
cho generador del daño presente caracteres de peligrosidad.
Y la Corte de Casación de Colombia ha admitido plenamen-
te este criterio: en varias sentencias ha declarado que cuan-
do el daño proviene de actievidades caracterizadas por su peli-
grosidad, de que es ejemplo el uso y manejo de un automó-
vil o el empleo de una locomotora de vapor o de un motor,
el hecho dañoso lleva en sí una presunción de culpa que re-
leva a la víctima de la necesidad de tener que probar la del
autor del daño (1).
Don Francisco Tafur Morales, en su obra La nueva
Jurisprudencia de la Corte, segunda edición, de la cual hemos
tomado las referencias contenidas en este número, admite
también que el art. 2356 del C. C. colombiano consagra una
presunción de culpabilidad, pero no sólo cuando el hecho

(1) Véanse estas sentencias en la Gaceta Judicial de Colombia, tomo XLVI,


aíío 1938, N." 1934, pág. 211 y N.O 1936, págs. 515 y 560.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 30 1

dañoso ofrezca caracteres de peligrosidad, como sostiene el


señor Zúleta, sino también-y en esto coincide con nosotros
-cada vez que el daño proveriga de un hecho que, por su
naturaleza, pueda atribuirse a culpa de su autor, aunque no
sea peligroso en sí mismo (1).

204. Presunción en materia de accidentes causa-


dos por vehículos de tracción mecánica o animal (2).-
Se presume también la culpa del autor del dafio cuando éste
recae en un peatbn y ha sido ocasionado por un vehículo de
tracción mecánica o animal en los casos que seííala el inciso
2. O del art. 492 C. P. agregado por la ley N .O 4205, de 18 de
Febrero de 1928 y modificado, a su vez, por el art. 47 de la
ley N.O 6827, de 28 de Febrero de 1941.
Aunque este precepto f o r ~ n aparte del Código Penal y
tiende a facilitar la penalidad del cbasidelitb contemplado en
e1 art. 492 de ese Código en los casos de atropellaniiento
de peatones, es apIicable también en materia civil, puesto
que de ese cuasidelito emana una acciGn civil que puede ejer-
citarse separadamente de la' penal (arts. 24 y 30 C. P. P .) (3).

205. Requisitos.-Para que se presuma la culpa del


conductor del vehículo, es menester: 1." que éste sea de trac-
ción mecánica o animal; 2." que el daño lo sufra un peatón
y consista en lesiones o en su muerte; 3." que el accidente
ocurra en el radio urbano de una ciudad, y 4.O que el acci-
dente acaezca en el cruce de las calzadas o en la extensión
de diez metros anterior a cada esquina, a menos que el. con-
ductor haya contravenido las ordenanzas municipales con
--
(1) Obra citada, N." 46, pág. 109.
(2) Sobre este problema en Francia y otros países, véanse COMBETTE, LCpiéton,
usager de la route y SAYATER, obra citada, tonio 1, Nos. 13 a 26, piígs. 18 a 37.
E1 are; 2054 de! reciente Código Civil italiano d a diversas regías acerca de ia
responsabilidad derivada de los daños causados por vehicuIos.
(3) Wase la sentencia publicada e n Rev., tomo 37, 2." parte, sec. l.a pág. 94,
en que Ia Corte de Apelaciones de Santiago aplicó esce preceptu t n u n juicio en
que se perseguía la responsabiliiad civil del crjnductcr de un vehiculo q u e atropelló
a un peatón en el cruce de una calzada (consij. 9." de insiancia).
respecto a la velocidad o al lado de la calzada que debe to-
mar; es indiferente entonces el sitio de la calzada en que el
hecho se produzca.

206. 1.0 Vehículos de tracción mecánica o animal.


-El daño debe ser causado por un vehículo de tracción nze-
cánica o animal, cualquiera que sea: coche, carretón, auto-
móvil, tranvía, ferrocarril, motocicleta, etc.; la ley no dis-
tingue. Si el vehículo es de tracción humana, como una bici-
cleta o un carretón empujado o arrastrado por un hombre,
no cabe presumir la responsabilidad de su conductor con
arreglo al art.' 492 C. P.; sólo podría aplicarse la del art. 2329
C. C. si el hecho queda comprendido en él.

207. 2.0 Lesiones corporales o muerte de un pea-


tón.-El daño debe sufrirlo un peatón, es decir, una persona
que camine a pie en el momento del accidente, y consistir en
su muerte o en lesiones corporales. Si el daño lo sufre un si-
clista, un jinete, el conductor o pasajero de otro vehículo o
si recae en una cosa, no hay lugar a esta presunción. E$ caso
de un choque de vehículos, aunque resulten muertos o he-
ridos, no cabe, pues, presumir la responsabilidad de sus res-
pectivos conductores con arreglo al art. 492 C. P., pero si
conforme al art. 2329 C. C.
Tampoco h,ay lugar a ella si el accidente se produce
cuando la víctima pretendía subir al vehículo causante del
accidente o a otro vehículo. El art. 492 C. P. se refiere a los
accidentes causados a un peatón; quien pretende subir a un
vehículo no es tal, porque no camina a pie en el momento
del accidente. Así se ha fallado (1).

208. 3.0 Radio en que. debe acaecer el accidente.-


El accidente debe ocurrir dentro del radio urbano de una
ciudad. La ley 4205, de 18 de Febrero de 1928, tuvo precisa-
--
(1) Gaceta, año 1939, tomo 1, sent. 66, pág. 316, consid. 7." (Corte Suprema).
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 303

mente por objeto sancionar en forma más eficaz los acciden-


tes del tránsito en las ciudades.
Si el accidente ocurre fuera del radio urbano, no se pre-
sumirá la culpabiiidad del conductor del vehículo. autlque
acaezca en el cruce de dos calzadas o carreteras o en la ex-
tensión de diez metros anterior a cada esquina o aunque
dicho conductor haya contravenido las ordenanzas rnunici-
pales con respecto a la velocidad o al lado de la calzada que
debe tomar, a no ser que le sea aplicable la presunción del
art. 2329 C. C. La frase final del inc. 2." del art. 492 C. P.,
que alude a la contravención de tales ordenanzas, constituye
una excepción a la regla genera1 del mismo inciso 5- coino di-
cha regla se refiere únicamente a los accidentes que ocurran
en el radio urbano d e una ciudad, la excepción no puede
tener mayor alcance que ella.

209. 4.0 Sitio e n que debe acaecer el accidente.-


Es menester, por último, que el accidente se produzca en el
cruce de las calzadas, entendiéndose por tal e1 área compren-
dida por la intersección de dos calzadas (art. 492, inc. 3.",
C. P.), o en la extensió-zde diez metros anterior a cada esquina.
Si el accidente ocurre en otro sitio de las calzadas, no
sólo no se presumirá la culpabilidad del conductor, ni aun
con arreglo al art. 2329 C. C., sino, por el contrario, se pre-
sumirá la del peatón, conforme a lo dispuesto en el inciso
final del art. 492 C. P. (N.O 200). Pero si el conductor del
vehículo ha contravenido las ordenanzas municipales con
respecto a Ia velocidad o al lado de la calzada que debe to-
mar, se presumirá su culpatiilidad, de acuerdo con el ci-
tado art. 492, cualquiera que sea ef sitio de la calzada en que
el accidente se produzca, siempre, naturalmente, que éste
ocurra en el radio urbano de una ciudad por la ~ a z ó nya
dicha (N." 208). Así se desprende de la expresión en iodo
caso que emplea el inciso 2.' del art. 492 C. P.

210 . Efectos de la presunción.-Concurriendo los re-


quisitos antedichos, se presumirá la culpabilidad del cond~ic-
tor del vehículo, aunque el hecho no sea de aquellos que per-
mitan según el art. 2329; la presunción de culpa-
bilidad no emana & este precepto sino del art. 492 C. P.
En consecuencia, si el accidente que causó las lesiones
o la muerte del peatón se produjo por un vehículo de trac-
ciGn mecánica o animal dentro del radio urbano d e una ciu-
dad, en el cruce de las calzadas o en la extensión de diez me-
tros anterior. a cada esquina, o en cualquier sitio de ellas,
pero dentro de ese mismo radio, por haber contravenido el
conductor a las ordenanzas municipales con respecto a la
velocidad o al lado de la calzada que debe tomar, el actor no
necesita acreditar la culpa del conductor, ni la relación
causal entre ella y el daño; le bastará probar el a c c i d e ~ t e
en las circunstancias señaladas. ~ktablecidaséstas, se pre-
sumirán esa culpa y la relación causal.
Será el conductor quien deberá probar su irresponsa-
bilidad, acreditando que el hecho acaeció sin culpa de su
parte, por un caso fortuito, por iinprudencia exclusiva de la
víctima o de un tercero, etc. La presunción es simplemente
legal: el propio art. 492 C. P. deja a salvo la prueba en con-
trario. 6 ~defecto
. de esta prueba, el conductor será condena-
do a la reparación y a la pena que corresponda.
El art. 492 C. P. sólo presume la culpabilidad del con-
ductor del elehiculo; no presume la de su dueño, poseedor o
tenedor, si éste y aquél son distintos. Pero ello no obsta a
que la culpa de dicho dueño, poseedor o tenedor se presuma
con arregb a los arts. 2320 a 2322 C. C., si dicho conductor
se halla respecto del dueño, poseedor o tenedor del vehículo
en alguno de los casos a que esos artículos se refieren.

211. Casos e n q u e n o se aplica el art. 492 del Códi-


go Penal.-Si falta cualquiera de los requisitos exigidos por
el art. 492 C. P., por ejemplo', si el accidente es ocasionado
por un vehículo de tracción humana o si, causado por un
vehículo de tracción mbcánica o animal, no daña a un peatón,
sino a una cosa o al conductor o pasajero de otro vehículo,
índice
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 305

o acaece fuera del radio urbano de una ciudad, aunque se


produzca en el cruce de las calzadas o en la extensión de diez
metros anterior a una esquina o porque el conductor contra-
vino las ordenanzas municipales con respecto a la velocidad
o al lado de fa calzada que debe tomar, la presunción no
existe; 10 que no se opone a que, para el solo efecto civil, pueda
presumirse la culpabilidad del conductor con arreglo al art.
2329 si el hecho queda comprendido en él (N.O198).
Si el accidente ocurre en otro sitio de las calzadas que
el criice de ellas o la extensión de diez metros anterior a cada
esquina, por ejemplo, en la mitad de la cuadra o a vcinte
metros de la esquina, tampoco cabe presumir la culpabilidad
del conductor, ni aún con arreglo al art. 2329, ya,que en tal
caso la ley presume la del peatón (l),y el inciso final del art.
492 C. P., que establece esta presunción, es de aplicación
preferente por ser especial ( N . O 200); salvo que, tratándose
de un accidente acaecido en el radio urbano de una ciudad,
se pruebe que el conductor contravino las ordenanzas muni-
cipales con respecto a Ia velocidad o al lado de la calzada
que debe temar: se presumiría entonces su culpabilidad, por-
que en ese evento ésta se presume en todo caso.

212. Principio.-Por regla general, sólo se responde


de su propio delito o cuasidelito o del cometido por una per-
sona de quien se es heredero (art. 2316) (2).
Hay casos, sin embargo, en que por excepción se res-
ponde del delito o cuasidelito ajeno. Así ocurre cuando su

(1) La cufpa de peatón se presume sólo si el accidente es causado por un vehicuIo


d e traccibn mecánica o animal dentro del radio urbano d e u n a ciudad, porque taIes
accidentes son los Unicos que se contemplan en Iosinci~os2.", 3.P y 4.O del art. 492
C. P. Si el accidente es causado por un vehículo de tracción humana o fuera del
radio urbano de una ciudad, la presunción del inciso final deese artículo no rige y
recobra su imperio el derecho común.
(2) Rev., tomo 3, 2.a parte. see. Zra, pág. 86 (consid. 5."); tomo 6, 2 . a parte, sec.
?.a, pág. 40 (consid. 7."); tomo 25, 2.a parte, sec. pág. 117 (consid, 8.O de 2.6
instancia); tomo.29, 2.8 parte, sec. l . a , pág. 542 (Corte Suprema).
20
autor está al cuidado o bajo la dependencia de otra persona
a quien debe obediencia: ésta es civilmente responsalle de ese
delito o cuasidelito.
E s la idea que expresa el inc. del art. 2320 cuando di-
1.O

ce que toda persona es responsable no sólo dc sus propias


acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su
cuidado.

213. F u n d a m e n t o de esta responsabilidad.-Quien


tiene bajo su dependencia o cuidado a una persona que le
debe obediencia, está obligado a vigilarla para que no cause
daños. A veces esta obligación está impuesta expresamente
por la ley, como en el caso de los padres legítimos (arts. 219
y 222) y naturales (arts: 276 y 277). Luego, si los causa, es
porque aquél no empleó la debida vigilancia. Por eso, la ley
presume su culpabilidad, ,con lo cual se favorece a la víctima,
que queda relevada de tener que probar esa falta de vigilan-
cia, prueba que a menudo le será difícil (1).
En realidad, es incorrecto hablar de responsabilidad por
el hecho ajeno. El que tiene bajo su cuidado o dependencia
a una persona que causa un daño, no responde del hecho de
ésta, sino del suyo propio, cual es la falta de vigilancia
que sobre ella debía ejercer. Su responsabilidad proviene de
su propia culpa; es ésta la que la obliga a reparar ese daño,
y si se habla de responsabilidad por el hecho ajeno, es porque
esa culpa es la causa mediata del daño en tanto que este
hecho es la inmediata (2).
(1) BAUDRY-LACAXTINERIE y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.° edición, N.O 2895.
pág. 593;LALOU,obra citada, N." 456, pág. 229; COLINY CAPIT~NT, obra citada, to-
mo 11, 6.* edición, págs. 366, 367 y 386; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo \'I,
N . O 626, pág. 854; PIRSON Y DE VILLÉobra citada, tomo 1, N." 74, pág. 177; GARDE-
N A T Y SALMON-RICCI,. obra citada, N.O 2, pág. 428; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N." 971, pág. 823; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2." edición, Nos. 780 a 782, págs.
690 y 691.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.8 edición, N.O 714, pág.
323; LALOIJ,obra citada, N.O 457, pág. 231; PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1,
N," 74, pág. 178; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 965, pág. 820; DEMOGUE. obra
citada, tomo V, N." 819 bis i n p n e , p&g.3; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.aedición.
N." 708, pág. 646 y N." 783, pág. 691; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.8 edición,
N.O 909, pág. 318.
DE LAS PRESUNCIOSES DE CULPABILIDAD 30 7

La responsabilidad por el hecho ajeno tiene, pues, por


fundamento la culpa de la persona sobre quien pesa; pero
la víctima no necesita probarla, se presume. E n esto consiste
la excepción al derecho común (1).

214. Carácter g e n e r a l de los preceptos que rigen


esta responsabilidad.-La responsabilidad por el hecho
ajeno constituye entre nosotros un principio de carjctcr
general aplicable a todos los casos en que una persona na-
tural o jurídica tenga a otra bajo su cuidado o dependencia
(21,aunque no sea de los expresamente señalados en los arts.
2320 a 2322.
A diferencia de lo que ocurre en el Código francés (3)
y en la generalidad de los Códigos vigentes (a), la enumera-
ción de esos artículos no es taxatizta, según se desprende del
inciso 1." del art. 2320 y del adverbio asi con que comienzan
los incisos que le siguen (5). Ese inciso no habla de las perso-
nas de las cuales se debe respondev, como lo hace el art.
(1) G-SRDEXAT S S-~LMON-RICCI, obra citada, N.O 2, pág. 428; LALOC,obra citada,
N.O 456, pág. 229; RIAZEAUD, obra citada, tp-mo 1, 2.a edición, N.O 708, pág. 647 y
N,"783, pág. 691; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 1, P;.' 74, pág. 177: DEMO-
CCE, obra citada, tomo V, Y." 819, pág. 1; DE PAGE, obra citada, tomo II, N,' 965,
pág. 820; JOSSERAND, obra citada, tomo I!, edición, N." 488, pág. 261; COLINI'
C.irr~.%h'r,obra citada, tomo 11, 6.a edición, págs. 367 y 386.
(2) Rev., tomo 39, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 353 (consid. b de 1 :instancia repro-
tiucido por la Corte de ApeIaciones).
(3) ~ ~ I A ~ E A U D , citada, tomo 1, 2.3 edición, Nos. 712 a 718, pógc. 649 a 654;
obra
PLANIOLY RRIPERT, obra citada, tomo VT, N."626, pág. 854; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N.O 966, pág. 821 ; PLANIOL, obra citada, tomo 11. 10.3 cdici:':n, N." 909 bis,
pág. 318; ~ ~ ~ ~ U D R ~ ~ - L A CS. ~B-ZRDE,
~TINE obra
H ~ citada,
E tomo iV, 3.a edición,
2895, pág. 594 y N . O 2938, pág. 650; C ~ L I NY CAPIT-~NT, obra citada, tomo 11, 6.8 edi-
cíón, pág. 387; JOSSER.IND,obra citada, tomo 11, 2.aediciÓn, N." 490, pAg. 265; L a ~ o v ,
obra citada, N.O 517, pág. 265; DEXOGCF.,obra citada, tonio V, N," 819 bis, pág. 2 ;
PIRSONP DE AIILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 129, pág. 290; G ~ R D E X AYTs A L 3 1 0 ~ i -
RICCI, obra citada, K."4, pág. 428 y Nos. 20 a 45, págs. 430 a 432; GAUDE~IET, obra
citada, pág. 323; S-~VATIER, obra citada, tomo 1, N." 217, pág. 322 y N." 255, pág. 330.
(43 Manse los Cóúigoc holandés (art. 14031, español (art. 19031, italiano (art.
20381, belga (art. 1383), d e las obligaciones y contratos de la RepUblica Libanesa
(arts: 125 a, 1271, brasilero (arr. 1521), venezoIano (arts. 1190 y 1191), costariicen-
se (arts. 1047 y 1048) y mexicano (arts. 1919 a 1925).
(5) El mismo criterio adoptan los Códigos argentino (art. 1113), uruguayo (art.
1324), tolombiano (art. 2347), ecuatoriano (art. 2302), cubano (art. 1903)~peruano
(arr. 1114) y de las obligaciones de la República de Polunia (arts. 142, 144 y 145).
1384 del Código francés, y que no son otras que las que el
mismo art. 1384 enumera, sino de aquellos que estusn'eren a
su cuidado, expresitrn genérica que comprende a todos los que
se encuentren en esta situación. El adverbio asi, empleado al
comienzo de cada inciso y a raíz de haberse dictado una re-
gla de carácter general, constituye una conjunción conti-
nuativa sinónima de en consecuencia.
Los casos que contemplan los arts. 2320, 2321 y 2322
son, pues, aplicaciones, consecuencias de la regla del inciso
l." del art. 2320 y no los únicos en que esta responsabilidad
existe. Así se ha fallado (1).
Por consiguiente, los abuelos, los tíos y, en general,
cualquier otro pariente o persona que tenga a su cuidado un
'menor, aunque sea por caridad, son responsables de los de-
litos y cuasidelitos que éste cometa (2), como lo son también
el dueño de un fundo por el cuasidelito de los empleados supe-
riores del mismo fundo, consistente en haber confiado el cui-
dado y manejo de un motor en funciones a un joven de die-
cisiete años que carecía de los conocimientos y preparación
necesaria para ese trabajo, a consecuencia de lo cual sufrió
un accidente en que perdió un brazo ( 3 ) , y el propietario de
una barca por el accidente que sufrió uno de los obreros
que trabajaban en cargarla, producido por la negligencia de
los agentes y empleados del mismo propietario que no cui-
daron de cambiar el cable que estaba en mal estado (4).

215. Requisitos.-Para que haya lugar a la responsa-


bilidad por el hecho ajeno de que tratan los arts. 2320 y si-
guientes, se requiere: l."que exista un vínculo de subordi-
nacibn o dependencia entre dos personas; 2." que este vínculo
( 1 ) Rev., tomo 7, 2." parte, sec. 1.8, pág. 146 (Corte Suprema). Sólo por un error
Ia Corte de Apelaciones de Santiagp ha podido decir que estos articulos son taxativos:
Rev., tomo 25, 2.0 parte, sec. l.a, pág. 117 (consid. 8.").
(2) La solución contraria sustentada en Francia-v6anse los autores citados en
la nota 3 de la pág. 307-es inaceptable entre nosotros por las razones expresadas en
el texto.
(3) Rev., tomo 25, 2.a parte, cec. l.@,pág. 512 (Corte Suprema).
(4) Rev., tomo 18, 2 . a parte, sec. pág. 126 (Corte Suprema).
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 309

de subordinación o dependencia sea de derecho privado;


3." que ambas personas sean capaces de delito o cuasidelito;
4 . O que el subordinado o dependiente haya cometido un he-

cho ilícito, y 5." que la víctima pruebe Ia responsabilidad del


subordinado o dependiente.

216. 1 Vinculo de subordinación o dependencia


.O

entre dos personas.-Se requiere, en p~imer lugar, un


ainculo de subprdinación o dependencm entre dos personas, una
correlación de autoridad, por una parte, y de obediencia, por
la otra (1); Ia ley establece esta responsabilidad respecto de
quien tiene a otra persona a szr. cuidado, es decir, bajo su de-
pendencia. Es indiferente la razón o causa de esta subordi-
nación o dependencia: la ley, un contrato o una mera situa-
ción de hecho.
De lo contrario, no hay lugar a esta responsabilidad: el
delito o cuasidclito no podría atribuirse a la falta de vigi-
lancia que sobre su autor debía ejercer otra persona, ya que
esta no se hallaba obligada a ejercer ninguna vigilancia.
De ahí que el ejecutante no responda de los delitos o
cuasidelitos que cometa en el desempeño de su cargo el de-
positario definitivo designado por el juez (2); este deposita-
rio no estA a su cuidado ni bajo su dependencia (3) ;
ni el que encarga la coilfección de una obra o trabajo
a un empresario o artesano que lo realiza según su propia
iniciativa ( N . O 285), de los daños causados por dicho empre-
sario o artesano o por los obreros o dependientes de uno u
otro; ese empresario y ese artesano no se hallan bajo s u de-
pendencia o cuidado (4). Se ha fallado, por eso, que el dueño

( 1 ) Rev., tonio 29, 2.* parte, sec. l.°, pág. 542, consid. 4.' (Corte Suprema).
(2) Rev., tonio 25, 2.aparte,sec. pág. 117 (consids. 7." y 8." de 2.ainslancia).
(3) EI ejecutante responde, en cambío, de los daiíos que cause en el. desempeño
de su cargo el depusitarío provisional propuesto por éI (art. 465, N . O 3.', C. P. C.).
(4) ~ I U E A C Dobra
, citada, tomo 1 , edición, N . O 896, pág. 759; PIRSONY DE
VILLB, obra citada, tomo i , h'." 109, pág. 234; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada,
tomo 11, 13.8 edición, N.O 720, pág. 327; D E M O G U citada, ~ ~ V, K."902,
E , ~ ~ tomo
pág. 96 y N.' 965, pág. 177; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 987, pág. 843; GAR-
DEKAT Y SAWOK-RICCI, obra citada, N." 97, pág. 439; COLIXY CAPÍTAKT, obra citada,
de un edificio cuya construcción esta encomendada a un
constructor o contratista, no es responsable de la muerte de
un obrero ocasionada por el derrumbe de una muralla pro-
ducido al comenzarse la construcción (1); ni la Empresa de
los Ferrocarriles del Estado, de los perjuicios provenientes
de un accidente ocurrido en una vía a cargo y dirección de
un contratista particular encargado de su construcción y de
cuya vía esa Empresa aun no se había recibido oficialmente
para su explotación (2);
ni el pasajero que utiliza un vehículo del servicio pir-
blico, de los daños que cause su conductor; éste no es su de-
pendiente o subordinado (3) ;
ni el conservador de bienes raíces, de los que cause la
persona que lo reemplace en sus funciones con arreglo a la
ley; esta persona no obra bajo su dirección, ni hay entre am-
bos relación alguna de dependencia (4);
ni el arrendador, de los daños que uno de los arrendata-
rios cause a otro arrendatario o a un tercero, como si deja abier-

tomo 11, 6.a edición, pág. 394; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.=edición, N."512,
pág. 276; GAUDEMET, obra citada, pág. 324; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 297,
pág. 387.
(1) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. l.a, pág. 452 (Corte Suprema). En el mismo
sentido: Gaceta, año 1918, tomo 1, sent. 308, pág. 957.
Esta solución, que recayó en un caso producido con anterioridad a la vigencia
del C. del T., sería inaplicable tratándose de un accidente del trabajo regido por este
Código, porque, según su art. 256, la responsabilidad del patrón o empresario que,
por cuenta ajena, toma a su cargo la ejecución de un trabajo o la explotación de una
industria, no excluye la responsabilidad subsidiaria del propietario. Pero en tal caso,
el fundamento de la responsabilidad del propietario no sería su falta de vigilancia sino
el riesgo profesional, en otros términos, la ley y 110 el hecho de tener una persona a
su cuidado.
(2) Rev., tomo 18, 2.= parte, sec. l.a, pág. 380 (Corte Suprema).
(3) COLINY CAPIT.%NT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 394; J O S S E R ~ N D ,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 512, pág. 276; DE PAGE,obra citada, tonio 11,
pág. 842, nota 2; LAtou, obra citada, N . O 508, pág. 257.
(4) Gaceta, año 1884, sent. 771, pág. 500.
Lo dicho es aplicable a los jueces, notarios, receptores, archiveros y demás fun-
cionarios cuyos reemplazantes no obren bajo la responsabilidad del titular. Pero no
se aplica a los notarios en el caso a que se refiere el inciso final del art. 13 del D. L.
N." 407, de 19 de Marzo de 1925, que organiza el servicio notarial de la República.
En tal caso, si la persona designada por el juez es la propuesta por el notario, éste res-
ponderá de los daños que ella cause por dolo o culpa en el desempeño de sus funciones,
porque entonces dicha persona actúa bajo la responsabilidad del notario.
DE LAS PRESCNCIONES DE C ~ P A B I L I D A D 311

t a una llave de agua y se produce una inundación en el piso in-


ferior (1); el arrendatario, aunque sea colono aparcero (S), no
es un subordinado o dependiente del arrendador (3). Se ha fa-
llado queei propietario de un automóvil no es responsable del
cuasidelito cometido por su conductor a quien aquél se lo
tenía dado en arrendamiento por una renta de veinte, pesos
diarios, ya que no cabe calificar de criado o sirviente al cho-
fer que toma en alquiler automóviles de particulares para
ejercer su industria con toda la libertad y toda la responsa-
bilidad'personal inherentes al oficio (4) ;
ni una Municipalidad, de los que sufra un automóvil
por haberse caído en una zanja abierta en una calle por un
contratista particufar, aunque éste haya procedido con la
correspondiente autorización (5).
La prueba de la existencia del vínculo de subordina-
ción o dependencia .incumbe a la víctima (art. 1698 C. C.).
E n los casos especialmente contemplados por los arts.
2320 y 2322, tal vínculo quedará establecido por el colo he-
cho de probarse la situación prevista por la ley. Así, acre-
ditado que el hijo menor causante del daño habitaba con su
padre, que el criado cometió el delito en ejercicio de sus fun-
ciones o el alumno: mientras estaba en el colegio, por ese
solo hecho quedará acreditada la existencia de ese vínculo
o, mejor dicho, que el autor directo del daño estaba al cui-
dado de otra persona.
Pero aun cuando una persona no responda del hecho de
---
(1) LALOL, obra citada, N." 489, pág. 248 y H." 519, pág. ~ ~ ~ ; P L A YMRIPERT,
OL
obra citada, turno VI, N." 626, pág. 855; BAL~DRY-LAC;~NTINI~R~E Y BARDE,obra ci-
tada, tonlo Ií', 3.* edición, N.O 2938, pág. 652; DEMOGUE, obracitada, tomo V, N,"
907, pág. 100 y N.O 965, pág. 177; COLI?~ Y CAPITAXT, obra citada, tonio 11, 6.a edi-
n , citada, tomo 11,.2. edición, N." 51.2, pág. 276; DE
cibn, pfig. 394; J o s s ~ ~ r i r iobra
P.stia, obra citada, tomo 11, N." 987, .pág. 843; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra ci-.
cada, N," 106, pág. 441; SAVATIER, obra citada, ton10 1, N."305, pág. 404.
(2) Se exceptúa el caso en que el colorio aparcero sea, a la vez, inquilino, cria-
do o dependiente del arrendador: éste respondería entonces de 10s daños que aquél
cause, a virtud de1 inc. 5.' del art. 2320 o del art. 2322, según el caso.
(3) SAYATIER, obra citada, torrio I r N.O 305, pág. 404.
( 4 ) 'OTERO,Concordancius y Jurisprradench del C. de P. C., tomo V, 1918-1922,
pág. 244, N . O 8.' (consids. 3." y 4.").
( 5 ) Rev., tomo 3, 2.a parte. sec. 2.=, pág. 86.
otra con arreglo a los arts. 2320 a 2322 por no existir entre
ambos este vínculo de subordinación o dependencia, puede,
sin embargo, ser responsable, en razón de ese hecho, si se 1c
prueba dolo o culpa con arreglo al derecho común (i),como
si el dueño de un automóvil permite por tolerancia o des-
cuido que Cste sea dirijido por un niño de poca edad o
por un sujeto inexperto y en tales circunstancias se causa
un accidente: el dueño de1 automóvil es personal y directa-
mente responsable del daño causado como consecuencia de
la culpa en que incurrió al permitir que ese niño o sujeto
manejara el vehículo. Pero esta responsabilidad es por el
hecho propio y no por el ajeno y está regida por el art. 2314
y no por el art. 2320.

217. Mandatarios, representantes legales y agen-


tes oficiosos.-Por lo mismo, e1 mandante no responde de
los delitos o cuasidelitos cometidos por su mandatario en el
desempeño del mandato (2); el mandatario no se halla al
cuidado del mandante, ni hay entre ellos un vínculo de su-
bordinación o dependencia en los términos requeridos por el
art. 2320 (3). Tal responsabilidad sólo existiría si el mandap.-
te fuere un empresario y el mandatario, aparte de esta cali-
dad, tuviere la de dependiente suyo o si el mandatario se
hallare bajo la dependencia o cuidado del mandante por otro

(1) El art. 128 del Código de las obligaciones y de los contratos de la República
Libanesa consagra esta regla expresamente.
(2) Gaceta, año 1938, tomo 11, sent. 72, pág. 321 (consid. S.", letras c y d ) : S.\-
VATIER, obra citada, tomo 1, N." 302, pág. 399.
(3) La opini6n contraria, que prevalece en Francia, no puede invocarse entre
nosotros. El Código frances habla de wmitentc, expresián que, según la doctrina y la
jurisprudencia francesas, comprende al mandante. El nuestro, en cambio, sólo h a -
ce responsable al empresario del hecho de sus dependientes. El mandante no es tal
respecto del mandatario y la regla delinciso l." del art. 2320, por muy amplia que sea,
no puede extenderse a aquel, porque el mandatario no se halla a su cuidado. Véanse
JOSSERAND, obra citada. tomo 11, 2.° edicibn, N.OS08,pAg. 273: DE PACE.obra ci-
tada, tomo 11, N." 988, pág. 843; LALOU,obra citada, N."492, pág. 249; Prnsoiz S
DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N," 113, pág. 249: PLANIOL Y RIPERT. obra citada.
tomo VI, N." 647, pág. 874; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, Nos. 332 y 333, págs,
531 a 533 y tomo V, N." 900, pág.94; MAZEALD, obra citada. tomo 1, 2.0 edicióii,
Nos. 941 a 946, pfigs. 793 a 799.
DE LAS PRESUKCIONES DE CULPABILIDAD 313

título que el mandato (1); pero entonces la responsabilidad


del mandante no tendría por causa el mandato sino el hecho
de hallarse el mandatario a su cuidado.
Se ha fallado, sin embargo, que el hecho de q u e el rnan-
datario del ejecutante señale para el embargo bienes que
manifiestamente no pertenecian al ejecutado, hace respon-
sable al ejecutante de los perjuicios causados aI propietario
de los bienes, como si dicho ejecutante hubiera obrado per-
sonaimente (2). No compartimos esta opinión. EI delito
y el cuasídelito suponen do10 y culpa en su autor respectiva-
mente. Trno y otra son personales; no puede incurrirse en
ellos por medio de representantes. El art. 1448 no tiene apti-
cación en este caso; e1 mandante no ha conferido poder al
mandatario para que ejecute actos ilícitos. Cuando el man-
datario daña a un tercero por malicia o negligencia, no está
obrando en nombre del mandante sino por su cuenta y ries-
go, y éste sóIo es obligado a cumplir las obIigaciones que a su
nombre haya contraído el mandatario dentro de los limites
del mandato (art. 2160). Así se ha fallado (3).
El mandante sería responsable del delito o cuasidelito
cometido por el mandatario, sin perjuicio de Ia que afecte a
éste (4), si lo ha ejecutado por orden del mandante o en
cumplirnien to de sus instrucciones, si el mandan te ha par-
ticipado en éI o si el delito a cuasidefito es imputable a dolo
o culpa del propio mandante ( 5 ) ; pero en tal evento el
maridante respondería de s u hecho personal y no del aje-
no y la víctima no podría exigirle indemnización sino pro-
bándole dolo o cuIpa. Lo seria asimismo si, no obstante no
haber intervenido o participado en el dolo cometido por
el mandatario, ni haberlo ordenado, se aprovecha de 61,
en cuyo caso su responsabilidad sólo llegaría hasta concu-
---
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 302, pág. 399.
(2) Gaceta, año 1935, tomo 11, sent. 109, pág. 363 (consid. 9 .').
(3) Gaceta, aiiu 1938, tomo 11, sent. 72, pág. 321 {cons~d.E.", letra d).
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N."330,pág. 530; GARDENAT Y S-2~310~-
RICCI, obra citada, S." 79, pág. 27,
(5) Gaceta, aiío 1938, torno 11, sent. 72, pág. 321 (consid. S.", letra d}.
rrencia del provecho que hubiera reportado (art. 2316,
inc. 2.0).
Con mayor razón, los representados no responden por
los delitos y cuasidelitos de sus respectivos representantes
legales (1), ni el interesado por los de su agente o gestor ofi-
cioso, aunque los cometan en el ejercicio de sus funciones
(.2); ni esos representantes, ni este agente o gestor están al
cuidado de sus representados o del interesado respectiva-
mente.
217 bis. 2.0 Q u e el vínculo d e subordinación o depen-
dencia s e a de derecho privado.-Para que haya lugar a la
responsabilidad por el hecho ajeno de que trata el art. 2320,
no basta la existencia de un vínculo de subordinación o de-
pendencia entre dos personas. E s indispensable que este
vínculo sea de derecho privado. Si la relación que liga a las
partes es de derecho público, si el daño ha sido causado por
un funcionario o empleado público o municipal en el ejer-
cicio de sus funciones, el art. 2320 no tiene aplicación (3);
tales funcionarios o empleados no se hallan al cuidado del
Estado o de la Municipalidad respectiva. Lo cual no obsta
naturalmente para que uno y otra sean responsables con
arreglo al derecho público, si se admite, como no puede me-
nos de admitirse, la responsabilidad de esas entidades por
los daños que causen sus funcionarios y empleados en el
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 988, pág. 844; L a ~ o o obra , citada, N,'
494, pág. 250; PIRSONY DE VILLI?, obra citada, tomo 1, N." 113, pág. 250; MAZEAVD,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.'947, pág. 798,-En contra: DEMOGUE, obra cita-
da. tomo 111, Nos. 336 y 337, págs. 534 a 538.
(2) L a ~ o cobra, citada, N.'496, pág. 251; PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, to-
mo 1, N," 114, pág. 252; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 893, pág. 85 ; MAZEAVD,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 948, pág. 799.
(3) L ~ L O Uobra , citada, N . O 512,pag. 260; M-UEAUD, obra citada, tomo 11, 2.;.
edición, N . O 1980, pág. 786; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 81, pág.
300 y N . O 135, pág. 307; JOSSER-~ND, obra citada, tomo II,2.aedición, N.O 509, pág.
273; P I , ~ N I O L , citada, tomoII, 10.a edición, pág. 308, nota 2; DE PAGE,obra ci-
obra
tada, tomo 11, N.O 1065, págs. 911 a 913; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo
11, 13.a edición, id." 721, pág. 327; B . ~ U D R Y - L A C ~ ~ ~ . TYI NBARDE,
E R I E obra citada,
tomo I V , 3.a edición, Nos. 2917 y 2918, págs. 628 a 633; SAVATIER, obra citada, to-
mo 1, N . O 209, p6g. 262 y N.O 294, pág. 383; VARAS,GUILLERMO, Derecho administra-
tivo, 1940,. Nos. 231 a 241, pág. 355 a 369.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 315

ejercicio de sus respectivas funciones, es decir, dentro de la


órbita de sus legítimas atribuciones (1) (2).

(1) Se Iia fallado, por eso, que el Fisco es responsable de los danos que se 'causen
a consecuencia de trabajosejecutados por orden del Gobierno (Gaceta, año 1892, to-
mo 1, sent. 1282, pág. 837); de losque se irroguen con la destrucción de un sandial
decretado por un intendente en ejercicio de sus atribuciones y a petición d e la junta
de salubridad paraimpedir la propagación de1 cólera (Gaceta, año 1889, tomo 11,
sent. 5185, pág. 1835); d e los causados a una empresa ferroviaria con motivo de la
perturbación del servicio d e trenes por la intervención de la autoridad pública (Ga-
ceta, año 1899, tomo 11, sent. 1407, pág. 1169); de los que se infieran a un particular
durante una huelga por la fuerza armada, que, obedeciendo a orden superior, arroja
a l mar bebidas para impedir que caigan en poder de los huelguistas (Rev., tomo 5,
2.3 parte, sec. 2.a, pág. SS), y de los que se causen al dueño de un predio impidiéndole
s u explotación, sin cumplirse ninguno de fosrequisitos prescritos por Ia C. P. del E.
y con el auxilio de la fuerza pública, d e orden del intendente respectivo, con e¡ único
objeto de que no se pcrjuaique o interrumpa el servicio de agua potable de una
ciudad, servicio d'ependiente del Estada, y que era necesario para la debida atención
de la salubridad pública (Rev.,tomo 27, 2.* parre, sec. L.a, pig. 744, Corte Suprema).
Se ha iallado, en cambio, que el Fisco no es responsabie de los perjdicios deriva-
dos de la requisición d e unos animales decretada por el Comandante Genera1 de
Arnias, por cuanto no puede legalmente imputarse culpa al Fiscoen la ejecución de
los actos que causaron esos perjuicios (Gaceta, año 1899, tomo 11,cent. 1858, pág.
1448) ; que tampoco lo es de los causados por la ocupación forzada d e una propiedad
particular ejecutada por un regimiento, si n o se prueba que Ias personas que esigieron
la entrega d e la propiedad estaban investidas de autoridad legal bastante para coni-
prometer al Estado con losactos consecuenciales de la ocupación (Rev., tomo. 4 , 2.a
parte, sec. 2 . ~pág.
, 42) ; ni de los que puedan causar los jueces en el ejercicio de sus
funciones, porque cuando éstosproceden de oficio, en cumpiimiento del mandato
imperativo de la ley, no comprometen con susactos la responsabilidad d e persona al-
guna, sino la suya propia, en la forma que Ia misma ley determina (Rev., torno 12,
2.a parte, sec. 1.a, pág. 410, Corte Suprema).
(2) Vdance, sobre responsabilidad del Estado y d e las Municipalidades por los
actos d e sus agentes y funcionarios: C H ~ R O NLa I , culpa e n el Derecho Civil Moderno.
C1113n esfroconiracinal, edición española, tonlo 1, Nos. 236 a 247, págs. 486 a 514;
tonio 11, Nos. 248 a 265, págs. 5 a 66; DUEZ,La responsnhilitPde la puissance publique
( e n dehors d?i contrel), nueva edición; GAR~EE;.ATY SALXON-Rrccl, obra citada, Nos.
80 a 127, págs. 300 a 306 y NOS. 135 a 137, pág. 307 ; M A Z E ~ U D obra
, citada, tomo
111, 2.a edición, Nos. 2002 a 2015, págs. 4 a 46; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
1'1, Nos. 711 a 718, págs. 964 a 982; PIRSONY DE VICI.É,obra citada, tomo 11, Nos.
408 a 417, págs. 322 a 347; DE PAGE,obra citada, tnmo II,Nos. 1059 a 1067 bis,'
págs. 906 a 915; DEMoGvE, obra citada, tomo T, Kos. 1256 a 1322, págs. 573 a 647;
SZV-~TIER, obra citada, tomo 1, Nos. 209 a 233, pags. 262 a 298 y las siguientes menio-
rias de prueba: 'IJ~7.ii.k T J R z U , J o ~ EEl, delito y la responsabilidad qtte cotz 62 ~lace;
Imprenta Lathrop Hermanos, Santiago de Chile, 1911, 3." parte.; P U E B LA . ~V A R T . ~ ,
H~CTOR ,
Responsabididad del Estado, Santiago de Chile, 1924; Coso GORMAZ, Ckhíf~.o,
De la .Responsabilidad del Estado, Imprenta Arturo Prat, Santiago de Chile. 1930:
RIVERAXr~cuR.%, JORGE, Res$oltsobilUkad del Estado $07 los errores judiciales. Im-
prenta La Ilustración, Santiago de Chile, 1933; BARRAZA voN C H R I S N ~ALFOHSO,
R,
Responsabilidnd del Eshdo. Estrrdio docfrinnl, Talleres Gráficos <:La Nación- S. A.
La Corte Suprema ha fallado que el art. 2320 del Cb-
digo Civil no se aplica al Estado por lo que hace a los hechos
delictuosos cometidos por sus funcionarios y agentes en ejer-
cicio de sus funciones-en la especie se trataba de un cara-
binero que, estando de skrvício, hirió a un transeúnte con
un disparo,-porque tales fuilcionarios y agentes no están al
cuidado del Fisco ni se hallan tampoco en el caso de una de-
pendencia tan estrecha que permita estimar que aquél con-
taba con ios medios de evitar el daño. En tal caso, sólo existe
la responsabilidad personal y directa del autor del hecho
ilícito (1).
La misma Corte ha fallado que los abusos cometidos
por los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones
no pueden afectar la responsabilidad fiscal, desde que la ley
los hace a ellos personalmente responsables (2), y que las
disposiciones del Código Civil que imponen responsabilidad
a una persona por el hecho de aquellas que están a su cui-
dado, no son aplicables a los empleados en el servicio pú-
blico, los cuales responden del hecho de sus subalternos sólo
en los casos y en la forma que leyes especiales determinan,

Santiago de Chile, 1936; C O N T R E RDE. ~LA ~ VEGA,HUMBBRTO, La responsabilidad del


Estado por los actos lesiws de sus f u n M n a r w s , Imprenta de Carabineros de Chile,
Santiago de Chile, 1942.
Acerca de la responsabilidad de los funcionarios públicos, pueden consultarse las
siguientes memorias de prueba: YAÑEz VELASCO, HUYBERIO,Respon~abilidad de los
funcionarws públicos, Santiago de Chile. año 1918; H E R R E RM., ~ IIUDECINDO. Res-
ponsabilidad c i d del funcionario público, Imprenta Krornos, Santiago de Chile, 1929:
S A L ~ MUNOZ,
S JULIO,Resfionsabilidad de 10s funcionarios públicos, Imprenta El
Esfuerzo, Santiago de Chile, 1930; MORALESNÚÑEz, CARLOS, De la responsabilidad
judicial, Imprenta y Encuadernación Editorial Agrícola, Santiago de Chile, 1933.
El art. 1928 del C. C. mexicano establece expresamente la respoiisabilidad
del Estado por los daños causados por sus funcionarios en el ejercicio de las funcio-
nes que les esL& encomendadas. Pero esta responsabilidad es subsidiaria y sólo po-
d r á hacerse efectiva contra el Estado cuando el funcionario directamente responsa-
ble no tenga bienes o los que tenga no sean suficientes para responder del daño cnu-
sado.
(1) Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. l . a , pág. 277. En el mismo sentido: Re\-.. tonlo
9, 2." parte, sec. l.a, pág. 341 (consid. 2.Ode instancia) y tomo 12, 2.a parte, sec.
pág. 410 (consids. 11 a 13 de l.a instancia): en ambos casos se trataba de actos
ejecutados por funcionarios de la administración del impuesto sobre alcoholes.
(2) Gaceta, año 1875, sent. 1237, pág. 561.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 31 7

por cuyo motivo se absolvió a un comandante de policía por


los daños causados en el ejercicio de sus funciones por los
agentes subalternos que estaban a sus órdenes (1).
E1 art. 2320 tiene plena aplicación y el Fisco y las hlu-
nicipalidades son responsables del hecho de sus dependientes
con arregIo a ese precepto, si el vinculo que liga a éstos
para con aquél o aquélla es de derecho privado, 10 que ocurre
en el caso de las empresas e industrias fiscales o municipales
(2). El Fisco y las Municipalidades no actúan entonces co-
mo autoridad, sino en cuanto personas de derecho privado.
Se ha fallado, por eso, que el Fisco es responsable de los da-
ños causados por un empleado de una empresa de agua po-
table fiscal (3).

218. 3.0 Capacidad del civilmente responsable y


del. subordinado o dependiente.-Tanto la persona civil-
mente responsable como la que esta bajo s u cuidado o de-
pendencia (4) deben ser capaces de delito o cuasidelito. Si
aquélla es incapaz, según el art. 2319, no contrae rcspon-
sabilidad por el hecho de la segunda (N.O101).
Si el incapaz es el subordinado o dependiente, los arts.
2320 a 2322 tampoco tienen aplicación; &tos suponen que
la persona que está al cuidado de otra es capaz de deli-
to o cuasidelito. Asi se desprende de su comparación con el
art. 2319. En conformidad a él, el guardián de un demente,
de u11 infante o de un menor de dieciséis años que obró sin
discernimiento, es responsable del daño que éstos causen si
puede iwzputúrsele negligencia, es decir, a condición de pro-
bársele cuIpa, y este artículo, por ser especial, prevalece so-
bl-e aquéllos.
Luego, sí la persona que está al cuidado de otra-hijo,
pupilo, mujer, aprendiz, dependiente, discípulol criado, etc.-
es incapaz de delito o cuasidelito, según el art. 2319, por ser
---
(1) Gaceta, año 1887, sent. 2257, pág. 1388.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 209, pág. 262.
(3) Rev., tonio 39, 2.a parte, sec. 1." pág. 343 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consid. 22).
demente, infante o un menor de dieciséis años que obr6 sin
discernimiento (1) , n o cabe presumir la responsabilidad de
quien la tiene a su cuidado: para obligar a éste a reparar el
daño que aquélla haya causado, será menester probarle cul-
pa (2). Los arts. 2320 a 2322 tienen la excepción del art.
2319 (N.O 100).

219. 4.0 Comisibn de u n delito o cuasidelito p o r el


subordinado o dependiente.-Es necesario que el subor-
dinado o dependiente cometa un hecho ilícito (3), sea de
acción o de omisión. E l art. 2320 regla la responssbilidad
delictual y cuasidelictual civil; supone, por tanto, la exis-
tencia de un delito o cuasidelito. Este consiste precisamente
en que la persona a cuyo cuidado está el subordinado o de-
pendiente no haya impedido que éste cometiera un hecho
ilícito, faltando así a su deber de vigilancia. Si el hecho es
lícito, como la legítima defensa, no tendría por qué responder:
nada podría reprochársele; su obligación es impedir quc el
---
(1) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672 (consid. 22).
(2) D ü c c ~CLARO,CARLOS,obra citada, N.O 113; pág. 76 y Nos. 145 a 149,
págs. 92 y 93; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 285, pAg. 371.-En contra: BAUDRY-
LACANT~NERIE Y BARDE,obra citada, ton10 IV, 3.° edición, N.O 2930, pág. 645 4. los
demás autores citados en la nota 1 de la pág. 144.
(3) Rev., tomo 22, 2." parte, sec. l.a, pág. 432 (consid. 9." de 2.a instancia).
Idéntica doctrina se desprende de las sentencias citadas en las notas 1 a 7 de la pág,
362 J - 2 de la pág. 363 y de las publicadasen Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114,
pág. 513; año 1935, tomo 11, sent. 148, pág. 500; año 1939, tomo 11, sent. 161, pág.
672 y en Rev., tomo 18, 2.a parte, sec. l.=,pág. 126; tonio 25, 2.a parte, sec. l e a , pág.
512, pues en ellas se condena al civilmente responsable por haberse acreditado que la
persona por quien él responde cometió un delito o cuasidelito que irrogó un daño a
la víctima.
En el mismo sentido: GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 10, pág.
429; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 971, pág. 824; LJEMOGUE, obra citada, to-
mo V, N.O 820, pág. 7 y N . O 848, pág. 39; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1,
N," 83, pág. 191 y N," 94, pág. 211 ; MAZEAUD, obra citada, tomo 1 , 2.a edición, Nos.
763 y 764, págs. 679 y 680; N." 811, pág. 71 1 ; N.O 916, pág. 774; PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N." 630, pág. 858; DUCCICI.ARO,CARLOS,obra citada, N . O
145, pág. 91: SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 148, pág. 323 y N.O 285, pág. 370.
El Código de Ias obligaciones y de los contratos de la República I.ibanesa (arts
126 y 127), el Código Civil italiano (qrts. 2048 y 2049) y el proyecto franco-italiano
de las obligaciones y de Ips contratos (arts. 79. y 80) exigen expresamente que el
subordinado o dependiente haya cometido un hecho ilícito para que la persona bajo
cuyo cuidado o dependencia está sea responsable del daño causado.
DE LAS PRESTJXCIOIL'ES DE CULPABILIDAD 319

subordinado o dependiente cometa delitos o cuasidelitos,


pero no hechos lícitos (l), El art. 2321 así lo confirma, pues
responsabiliza a los padres, en el caso que indica, por los
delitos o cuasidelitos cometidos por sus hijos menores.
De ahí que la responsabilidad por el hecho ajeno desa-
parece si en el proceso criminal se absuelve o sobresee defi-
nitivamente a1 subordinado o dependiente por no existir el
delito o cuasidelito que se investiga: la inexistencia de éste,
que no puede ponerse en duda en e1 proceso civil (arts. 202,
N.O 1.0, y 203 C. P. C.), demuestra que no hubo falta de vi-
gilancia de parte del civilmente responsable, que es la fuente
de su responsabilidad (N. 422) (2). O

Por lo mismo, las causas eximentes de responsabilidad,


tales como ia culpa exclusiva de la víctima, el caso fortuito,
el estado de necesidad etc., que pueda invocar el subordi-
nado o dependiente, aprovechan igualmente a la persona a
cuyo cuidado él se encuentra (3).

220. 5." Prueba de la responsabilidad


- del subordi-
nado o dependiente.-La ley presume la responsabilidad
de la persona civilmente responsable, pero no la del subordi-
nado o dependiente. Como ésta no existe sino a condición
de concurrir un hecho doloso o culpable, un daño y la rela-
citin causal entre ambos, será menester que la víctima prziebe
estos tres elementos: el dolo o la culpa del subordinado o
depcndicnte, el daño causado y la relación causal entre aquél
o aquélla y éste (4).

(1) XI.L?EAUD, obra citada, tomo 1, 2." edición, N," 764, pág. 680' N."811, pág.
711 ; DEMOGUE, obra citada, tomo V. N." 820,pág. 7 y W." 848, pág. 38.
( 2 ) Rer., tomo 22, 2." parte, sec. l.",pAg. 432. Lréanse además las sentencias
citadas en la nota 3 de la pág. 510. En eI mismo sentido: DE PAGE obra citada, to-
mo Ir, K." 971, pág. 824 in $%e.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 248, pág. 323.
(4) DE PAGE,obra citada, torno 11, pág. 808, nota 4; ?J." 969, pág. 822: N.O 971,
pág. 824: Pr~sor;i DE I'ILLB, obra citada, tomo 1, pág. 193, nora 1, 3' N,"73, pág.
175.
H. 4 L. MAZEAUD, tomo 1, 2.a edición, N."916, pAg. 774, admiten esta solución
respecto de los dependientes; pero no respecto de Ios hijos menores, aprendices y
221. Contenido de la presunción.-Reuniéndose los
requisitos antedichos, la ley presume la culpa de la persona
civilmente responsable y la relación causal entre esta culpa
y el daño, es decir, que de parte de esa persona hubo falta
de vigilancia y que esta falta de vigilancia fué la causa del
daño irrogado por el subordinado o dependiente. Así se ha
fallado (1). La víctima, por tanto, no necesfta probar ni esa
culpa ni esa relación causal (2).

222. Naturaleza d e la presunción.-Esta presunción


es simplemente legal: la persona responsable del hecho ajeno
puede destruirla probando que no hubo culpa de su parte,
es decir, que no obstante su autoridad y el cuidado que em-
pleó, no pudo impedir el hecho (art. 2320, inc. final). No es
necesario ,que pruebe un caso fortuito o de fuerza mayor;
la ley no lo exige. Basta que acredite que gastó la debida
diligencia valiéndose de toda la autoridad que su situación
le confería y empleando todo el cuidado que ella le prescribía,
en otros términos, que hizo todo lo que normalmente le era
posible para evitar el daño (3). En defecto de esta prueba,
su responsabilidad subsiste (4).
Pero el hecho de que el daño no se realice en su pre-
sencia, no es bastante por sí solo para relevarla de responsa-
bilidad. La ley no se contenta con que le haya sido d?ficil
discfpulos. A su juicio, tratándose de estos, la presunción de culpa de los padres,
artesanos e institutores, comprendería tambien la suya, 10 que haría innecesario
acreditarla: tomo 1, 2.a edición, N . O 768, pág. 683 y N.a 815, ~ á g 714.
.
(1) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 4.O).
(2) DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 955, pág. 808; N.O 969, pág. 822; N.O
971, pág. 823; MAZEAUD, obra citada, 2.* edición, tomo 1, N . O 767, pág. 682; N.O
769, pág. 684; N.O 816, pág. 714; tomo 11, Nos. 1431 a 1437, págs. 332 a 336; DEMO-
G U E , obra citada, tomo V, N.O 822, pág. 8; N.O849, pág. 39; PIRSONY DE V I L L ~ ,
obra citada, tomo 1, N.O 73, pág. 175; N.O-86,pág. 201; DUCCICLARO, CARLOS, obra
citada, N.O 140, pág. 88.
(3) Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, N.O 141, pág. 89; DE PACE,obra citada,
tomo 11, N." 974, pág. 829; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 772, pág.
686 y N." 778, pág. 689.
(4) Kev., tomo 9, 2.a parte, sec. l.a, pág. 23; tomo 10, 2.a parte, sec. l.*, pág.
47; tomo 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. 785; tomo 25, Z.'parte, sec. l . a ,pág. 512; tomo
28, 2.a parte, sec. pág. 295 (todas de lavCorte Suprema); Gaceta, año 1886, sent.
690, pág. 401 (consid. 7.'); año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513.
DE LAS PRESUNCIONES b~ CULPABILIDAD 321

evitarlo, es menester que pruebe que 1e fué imposible, a pesar


de su autoridad y cuidado (1). Así se ha fallado (2).

223. Excepción.-Aparte qel caso contemplado en el


art. 2321, a que nos referiremos más adelante (N.O247), la
persona responsable del hecho ajeno no podría eximirse de
responsabilidad con arreglo al inc. final del art. 2320, si el
autor directo del daño fo perpetró por su orden, en cumpli-
miento de sus instrucciones. Así se desprende del art. 2325,
que niega en tal caso al civilmente responsable el derecho
de repetir en contra de aquél por la indemnizacióii a que
haya sido condenado.
Esta solución es lógica: la responsabilidad por el hecho
ajeno deriva de la falta de vigilancia que fa ley presume de
parte de la persona civilmente responsable. Justo es que
quede exonerada si prueba que no la hubo. Pero aquí su res-
ponsabilidad no deriva de esa b l t a de vigilancia, sino de su
hecho personal, de Ia orden que dió; mal podría relevarse de
ella probando que empleó el debido cuidado (3).

224. Carhcter civil de esta responsabilidad.-La


civil (4) :
responsabilidad por el hecho ajeno es exclz~sit~amente
la persona sobre quien pesa sólo responde del daño que cause
el que está a su cuidado. No responde de las penas a que éste
sea condenado, aunque consistan en multas o comiso; las

(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 493, pág. 266; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 631, pág. 858; COLINY CAPITANT, obra citada,
tomo 11, 6.8 edición, pág. 390; B . ~ U D R Y - L A C A ~ ~ T IYNBARDE,
E ~ I E obra citada, tomo
IV, ediciiin, N.O 2905, pág. 601; DEMOGUE, obra citada, tomo Y, N . O 821, pág.
10 y H."825, pbg, 1 1 ; P~RSON S DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, Nos. 84 ). 85, pág.
194; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N . O 776, pág. 687.
(2) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consids. 3.' y 4.").
(3) Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 144, pág. 91; MAZEAUD, obra ci-
tada, tomo 1, 2.3 edición, N." 725, pág; 660; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 88, pág. 437.
(4) De ahí que se pueda hacer valer contra 10s herederos de1 civilmente respon-
sabIe, altn cuando no se haya perseguido en vida de éste (art. 2316): BAUDRY-
~ A C A N T I N E R I EY BARDE,obra citada, tomo IV,3.= edición, i\r'." 2896, pág. 595 y 3."
2936 1, pág. 648; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O950 in fine, pág. 162; CARDE-
NAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 253; pág. 463.
21
penas son, por lo general, personales. Por eso, se le llama
civilmente vesponsdble (1). A menos que la multa tenga un
carácter mixto de pena y de reparación, como ocurre, de
ordinario, con las establecidas por las leyes tributarias ( 2 ) , o
no sea pena: tal es el caso de las que impone la autoridad
administrativa en uso de sus atribuciones gubernativas (art.
20 C. P.).
De acuerdo con este criterio, se ha. fallado que el padre
es responsable de las multas que la Dirección de Impuestos
Internos imponga en conformidad a la ley de alcoholes a un
hijo menor que habitaba con él p r haberse comprobado que
dicho hijo destilaba alcohol clandestinamente en un fundo
de propiedad del padre (3).

225. Tribunal competente.-Pero esta responsabili-


dad puede perseguirse ante el tribunal que conoce del delito
o cuasidelito cometido por el subordinado o dependiente
(art. 25 C. P. P.), si es competente para ello, en cuyo caso
deberá hacerse valer en la oportunidad y forma que señala
el art. 458 C. P. P., o ante el tribunal civil que corresponda,
a menos que tenga por objeto la mera restitución de la cosa,
pues entonces sólo podrá hacerse valer ante el juez que cono-
ce del proceso (a&. 24 C. P. P. y s.", N.O 4.O, 178 y 179
C. de J. M.).
---
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1,2.aedición, N." 729, pág. 662; COLINY CA-
PITANT,obra citada, tomo 11, 6.8 edición, pág. 387; LALOU,obra citada, N.' 516,
pág. 263; BAUDRY-LACINTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3 . edición,
~ N."
2896, pág. 595 y N.O 2394, pág. 648; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.a edición,
N,"907, phg. 317; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N."971, pág. 826; PLANIOLY Ri-
PERT,obra citada, tomo VI, N." 655, pág. 885; D ~ u o c u ~ , o h r a c i t a dtonlo
a, V, N . O
933, pág. 136 y N." 950, pág. 161 ; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos.
202, 206, 2 1 1 , 216, 217 y 218, págs. 459 y 460; D ~ C CCLARO, I CARLOS, obra citada,
N," 109, pág. 74.
(2) GARDENAT T SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 220 a 224, págs. 460 y 461.
(3) Gaceta, año 1935, tomo 11, sent. 148, pág. 500. En el mismo sentido: [ ) F M ~ -
c ; i i i r , obra citada, tomo V , N." 933, pág. ~ ~ ~ ; ' C OYLCAPITANT,
IN obra citada, tomo
1 1 , 6.' edición, pág. 396.
Lo contrario se ha fallado en Gaceta, año 1936, tomo 11, sent. 176, pág. 710,'por
estiniarse que esas multas son verdaderas penas y la destilación ciandestina de al-
cohol, a que ellas se refieren, es un delito penal, delcual sólo responden los autores,
cón~pliceso encubridores que hayan intervenido en su ejecución.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 323

En el primer caso, que sólo podrá ocurrir si el delito o


cuasidelito es penal y civil a la vez, figurarán en el juicio,
a más de la víctima, la persona civilmente responsable y el
autur- de1 hecho. En el segundo, la accióii podrá dirigirse en
contra de esa persona únicamente; no es necesario que se
demande también al autor del hecho (1).

226. Subsistencia de la responsabilidad personal


del subordinado o dependiente.-La responsabiIidad por
el hecho ajeno no extingue la responsabilidad personal del
autor directo del daño. Por el contrario, ambas coexisten, si
bien el1 aquélIa la culpa se presume y en la otra debe pro-
barse, La víctima tiene, pues, dos responsables: uno de su
hecho personal (responsabilidad simple) y otro del hecho
ajeno (responsabilidad compleja) ( 2 ) , a cada uno de los cua-
les podrá demandar separada o conjuntamente la repara-
ción total del daño ( 3 ) , a su arbitrio, sin perjuicio de lo que
dijimos en el X: 225. Pero en ningún caso podría exigir
una doble kparación: obtenida de uno, n o puede demandarla
del otro ( 3 ; ) .
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo ir, N." 937, pág. ,141 y N," 950, pág. 161: B4s-
DRY-~ACANTINERIE Y BARDE,tomo 1V, 3.a edición, N,"2933, pág. 646; PLANIOL
KIPERT,obra citada, tonlo V I , N."656, pág. 887; GZRDENAT Y SAL~ION-RSCCI, obra
citada, Nos. 254 a 257, pág. 463.
( 2 ) Si el autor del daño esL$ al cuidado o bajo la dependencia de dos o m6s
personas a la vez, como si u n depenaiente o un criado h a sido contratado por dos
empresarios o dos amos que trabajan juntos, aquCllas serlan solidariamente respon-
sables en conformidad al art. 2317. Iglialmente, si los autoresdel deIito o cuasidelito
con varios y están al cuidado de personas distintas, la .&tima podria exigir
la reparación totaI del daño a cualquiera de eIlas. pues ¡a responsabilidad de cada una
se mide por la de sus respectivos subordinados o dependientes y Ia de Gstos es colida-
ria según ese articulo: DEMOGUE, obra citada, tomo V, N," 955, pAg. 166; PIRSONY
DE VILLB, obra citada, tomo 1, N." 160, pág. 347: SAVATIEK, obra citada, tomo f ,
N," 313, pág. 415.
(3) Esto no significa que haya entre ellos solidaridad ; según el art. 23!7 ésta existe
entre los coautores de un mismo delito o cuasidciito. El responsable civilmente y el
autor directo del daño no tienen este carácter, pues el delito O cuasidelito ha sido co-
metido por una soia persona. El civilmente responsable es una especie de caución
o de deudor subsidiario, pero a quien se puede demandar desde luego sin necesidad
de demandar antes aI autor directo del daño.
(4) JOSSEHAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N."491, pág. 266; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N," 971, pág. 825; BACDRY-LACANTIKERIE Y BARDE,obra t i -
tada, torno IV, 3." edición, N." 2932, pág. 646;COLINY CAPITA'IT,obra citada, to-
En el hecho este concurso de responsabilidades es más
teórico que real. De ordinario, el autor del daño es insol-
vente, de suerte que la víctima sólo demandará al .civilmente
responsable. Esto explica la existencia de la responsabilidad
por el hecho ajeno: se impone a quien puede dar *satisfacción
pecuniaria a la víctima.

227. Subsistencia d e la responsabilidad de dere-


cho comtín del civilmente responsable.-La responsa-
bilidad por el hecho ajeno deja asimismo subsistente la res-
poiisabilidad de derecho común del civilmente responsable.
El legislador, al establecer aquélla, quiso bene'ficiar a la víc-
tima: ésta sabrá si se aprovecha o no de ese beneficio.
La víctima podrá, pues, demandar a la persona civil-
mente responsable con arreglo a los arts. 2320 a 2322, según
el caso, o con arreglo al art. 2314; pero en este último even-
to deberá probar la culpa que le atribuye. En el hecho, pre-
ferirá demandarla en conformidad a los arts. 2320 a 2322;
ello le evitará esa prueba. La demandará de acuerdo con el
art. 2314 cuando falte alguna de las circunstancias exigi-
das por la ley para que haya lugar a la responsabilidad por
el hecho ajeno (1).

228. Recurso del civilmente responsable contra el


autor del daño.-E1 civilmente responsable que por acto
voluntario o en virtud de una sentencia,-la ley no distingue
(2)- reparó el daño inferido por la persona que está bajo su
cuidado o dependencia, tiene derecho para que ésta le reem-
bolse la totaZidad de lo pagado, si el autor del daño lo hizo
sin su orden y eFa capaz de delito o cuasidelito segúii el art.

mo 11, 6 . a edición, pág. 388; PLANIOL Y RIPERT, obracitada, tomo VI, N,' 656, ~ á g .
887; GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N.O 19, pág. 430; Nos. 244, 248 y 251,
págs. 462 y 463; MUEAUD, obra citada, tomo 1; 2.' edición, Nos. 721 a 723, págs.
656 a 658; N . O 787, pág. 695; SAVATIER, obra citada, torno 1, Nos. 286 y 287, p á ~ 372.
.
(1) MAZEACD, obra citada, tomo 1, 2: edicibn, Nos. 721 a 723, págs. 656 n 658;
N." 787, pág. 695; DE PAGE,obra citada, tonto 11, N." 970, pág. 823.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 957, pág. 167.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 32 5

2319 (art. 2325) (1). Y ello aunque de parte del civilmerite


responsable haya habido o pueda probársele falta de vigilan-
cia; la ley no consulta esta excepción (2). Por el contrario,
parte de la base de que aquél ha incurrido en culpa, ya que
sóIo entonces es responsable del daño causado por quien
estaba a su cuidado.
Si el autor del daño obró por orden del civilmente rcs-
ponsable, en cumplimiento de sus instrucciones (N.O 223)
(3), o es demente, infante o rrn menor de dieciséis años
que obró sin discernimiento, este recurso no procede (N.O
100) (4).
Si los autores del daño son varios y están a¡ cuidado de
una misma o de diversas personas, por ejemplo, dos herma-
nos q u e habitan en la misma casa del padre o dos dependien-
tes de diversos empresarios, puesto que son solidariamente res-
ponsables (art. 2317), la persona o personas a cuyo cuidado
están pueden exigir el reembolso de la totalidad de lo pagado

(1) Rev., tonlo 38, 2.a parte, sec. pág. 239 (consid. 1Tde 1.- instancia).
Aunque el Código francés no contiene un precepto análogo al art. 2325 del nues-
tro, los autores estan de acuerdo en que el civilmente responsable tiene este derecho:
B A c D R ~ - L . ~ c A ~ ; T ~ Y~ -BARDE,
E R ~ E obra citada, tomo Ib', 3." edición, N," 2931, pág.
645; MAZEACD, obra citada, tomo 1, 2 . l edición, N." 724, pág. 659 y Y." 728, p5g.
661; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N."953, pág. L63 y 9." 954, pág. 164; LALOG,
obra citada, N." 515. pág. 263; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V i . N." 656,
pág. 887: PIRSONY DE VILLÉ, obracitada, tonlo 1, N." 132, pág. 296 y N." 133, pág.
298; D E PAGE,obra citada, tomo 11, N."971, pkg. 825; GARDENAT Y SALMON-RICCI,
obra citada, Nos. 232 a 235, pág. 451 y N," 239, pág. 462; SAVATIER, obra citada,
tonio 1, N." 253, pág. 329 y N." 287, pág. 373.
(2) La opinión contraria sustentada por algunos autores franceses y belgas es
inaceptable entre nosotros dados los términos del art. 2325, que no distinguen: DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 953, pág. 163; MAZEAUD, obra citada, tomo I , 2.8
edición, N . O 726, pág. 659: GARDESATY S ~ ~ n r o u - R I Cobra C I , citada, N." q?, pág.
461; PLANIOLT R I P E ~ Tobra , citada, tomo VI, N.*656, pág. 887; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 971, pág. 825 ; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N," 132,
pág. 297 y N," 133, pág. 298.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 235, pág. 461; PIRSONU DE
VILLE,obra citada, t o l o 1, N," 132, pág. 297; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a
edici6n, N." 725, pág. 659; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición,
pág. 295.
(4) GARDENAT C I , citada, N." 234, pág. 161; PLANIOL
'Y S A L X ~ N - R I C obra Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 656, pág. 888; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O
971, pág. 825; DEYOGLX,obra citada, tomo.\:, N,"953, pág> 163; M.&&EAUD, obra
citada, t o p o 1, 2; edición, N," 727, pág. 660.
de cualquiera de los autores. Pero el coautor condenado a
reparar el daño totalmente, no puede exigir de la persona o
personas a cuyo cuidado estCn los demás coautores el reem-
bolso de la parte que en la indemnización corresponda a
éstos; la responsabilidad del hecho ajeno está establecida en
beneficio de la víctima únicamente (1).
Prácticamente, este recurso es ilusorio; de ordinario, el
autor del ,daño es insolvente. Por eso, el art. 2325 dice que
las personas obligadas a la reparación de los' daños causados
por las que de ellas dependen, tendrán derecho para ser in-
demnizadas sobre los bienes de éstas, si los hubiere.

229. Personas respecto de quienes puede invocarse


la presunción de culpabilidad por el hecho ajeno.-La
presunción de culpabilidad que consagran los arts. 2320 a
2322 sólo procede cuando e l daño lo sufre un tercero, enten-
diéndose por tal una persona distinta del civilmente respon-
sable y del subordinado o dependiente, sea que ese tercero
esté o no al cuidado de la misma persona a cuyo cuidado
se halla el autor del daño: un alumno daña a otro o a quien
va pasando por la calle, un criado o un dependiente, mientras
está al servicio del amo o del empresario, lesiona a otro cria-
do o dependiente o a un extraño, etc. (2).
Si el alumno, el criado o el dependiente se daña a sí mis-
mo, esos artículos no tienen aplicación: la responsabilidad
del jefe del colegio, del patrón o del empresario se regirá,
según el caso, por las reglas de la responsabilidad contrac-
tual, si se admite que el contrato de educación impone la ohli-
gación de seguridad (N.O 41),o por el C. del T. en lo relativo
a los accidentes del trabajo (arts. 254 a 261 del C. del T.)
o, en su defecto, por los principios generales de la responsa-
bilidad delictual o cuasidelictual. Pero, en este último caso,
la víctima no podría obtener reparación del jefe del colegio, del
(1) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 656, pág. 888; PIRSONY DE
VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 134, pag. 299.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 971, pág. 825; PLASIOLY RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O 637, pág. 863 in finc.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 327

amo o de1 empresario sino probándole dolo o culpa en el


hecho causante del daño.
Igualmente, si la víctima del daño causado por el su-
bordinado o dependiente es quien lo tiene a su cuidado, la
responsabilidad de que tratan los arts. 2320 y 2322 tampoco
es procedente, a menos que su autor sea un menor y el
delito o cuasidelito provenga de alguna de Ias carrsas seña-
ladas en el art. 2321, pues entonces respolidería su padre, y
en su defecto la madre; en tal caso éstos responden siempre
de los delitos o cuasideli.tos cometidos por sus hijos meno-
res. Así, el empresario, patrón o artesano que tiene a su ser-
vicio a un menor, quien ie da de golpes o le destruye o roba
algún objeto, no podría invocar en contra del padre de dicho
menor la responsabilidad de1 art. 2320, pero si la del art.
2321 (1).

230. Improcedencia del cdmulo de responsabili-


dades por el hecho ajeno; excepción.-Las responsabi-
Iidades por el hecho ajeno no pueden acumularse: la víctima
del daño inferido por quien está al cuidado de dos o más per-
sonas por causas diferentes. sólo puede invocar la responsa-
bilidad de que tratan 10s arts. 2320 a 2322-desaquellaque lo
tenía a su cuidado cn el momento de czusar el daño, y no dc
las demás. Esta responsabilidad'proviene de la falta de vi-
gilancia que ha debido ejercerse sobre el subordinado o de-
pendiente. Es, pues, IOgico q u e no proceda sino respecto de
quien estaba obligado a vigilarlo en ese momento. Si un hijo
menor que habita en la misma casa de1 padre comete un de-
lito o cuasidelito mientras está en el colegio, al servicio de
un empresario o artesano o veraneando e n casa de uno de
sus abuelos, la víctima no podría invocar la responsa1)ilidad
presunta del padre sino rínicamentc f a del jefe del colegio,
del empresario, del artesano o del abueIo. Cuando se cometió
el daño, quien estaba al cuidado del menor y obligado, por
(1) DE PAGE,obra citada, tamo 11, N r o975, pág. 832; P g x s o ~r p s X'TLLÉ, obra
citada, tomo 1,
N . O 80, pág. 187,
lo mismo, a vigilarlo, era el jefe del colegio, el empresario,
el artesano o su abuelo y no el padre (1).
Se exceptúa de lo dicho el caso en que el delito o cuasi-
delito cometido por el hijo menor provenga conocidamente
de mala educación o de los hábitos viciosos que los padres le
han dejado adquirir. En tal evento, la víctima también
podría hacer efectiva la responsabilidad del padre o madre;
los padres son siempre responsables de los delitos o cuaside-
litos quesus hijos menores cometan por esas causas (art. 2321)
(2). Pero en ningún caso podría pretender una doble indem-
nización: obtenida, pues, del padre o madre, no podría de-
mandarla de la persona a cuyo cuidado se hallaba el menor
al tiempo de causar el daño, ni vice-versa.
IAaresponsabilidad por el hecho ajeno, en cambio, pue-
de acumularse con la responsabilidad por el hecho propio
de que tratan los arts. 2329 C. C. y 492 C. P.: el hecho de
presumirse la culpa. del autor del d@o con arreglo al art.
2329 o la del cónductor del vehículo en los casos del art. 492
C. P., no obsta a que también pueda presumirse la de la
persona a cuyo cuidado estén aquéllos, de acuerdo con los
arts. 2320 a 2322 ( N . O 210), puesto que ambas culpas pue-
den coexistir a un tiempo. Por ejemplo, el hecho de que un
choque de trenes haga presumir la culpa de los empleados
de la respectiva empresa no se opone a que también se pre-
suma la de ésta en conformidad al art. 2320, y así lo han re-
suelto implícitamente las sentencias citadas en el N . O 197 (3).
--
(1) DE P A G E , ocitada,
~ ~ ~ tomo 11, N." 973, letra B. 2.", pág. 828, nota 7; N.O
975, pág. 832, nota 14; N," 980, letra B, pág. 825; PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo VI, N." 630, pág. 857; DEMOCUE, obra citada, tomo V, N." 825, pág. 11; N."
860, pág. 55; N." 929, pág. 134; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada,tomo 1, N . O 80, pág.
187 y N.O 157, pág. 343; BAUDRV-LACANTINERIE Y BARDE,tomo IV, 3.= edición, N.O
2904, pág. 599: MAZEAUD. obra citada, tomo 1, 2.= edición, N." 760,pág. 677 y N."
789, pág. 695; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición, N." 910, pág. 319; COLIN
Y CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6: edición, pág. 389; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N." 495, pág. 268; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 250, pág.
325.
(2) I$~AZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 789, pág. 695; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N." 860, pág. 55 y N."929, pág. 134; PIRSONY DE VILLB.obra
citada, tomo 1, N." 157, pág. 344.
(3) Veanse las sentencias citadas en la nota 4 de la pág. 295.
índice
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 329

231. Extensión de los principios expuestos ante-


riormente.-Los principios expuestos en los nún~eros312
a 230 se aplican a toda responsabiIidad por el hecho ajeno,
cualquiera que sea su fuente, y aunqiie el ca,so no se halle
expresamente contempIado por los arts. 2'320 a 2322. Pero
respecto de los casos que estos artículos reglan dc un mu-
do particular, prevalecerán las modalidades especiales que
ellos señalan.

232. Enumeración.-Los casos de resporisabilidad por


el hecho ajeno especialmente contemplados por el Código
Civil se refieren :
1." Al padre, y en su defecto a la madre, por el hecho
de los hijos menores que habitan en la misma casa (art. 2320,
inc. 2.0);
2 . O At tutor o curador, por la conducta del pupilo que

vive bajo su dependencia y cuidado (art. 2320, iiic. 3.") ;


3." ,41 marido, por la conducta de su mujer (art. 2320,
inc. 4.0);
4.0A los jefes de colegios y escuelas, por el herho de sus
discípulos, mientras estiin bajo s u cuidado jürt. 2330, inc.
5.") ;
5 . O A los artesanos, por el hecho de s u s aprendices, mien-
tras están bajo su cuidado (art. 2320, inc.
6." A los empresarios, por el hecho de sus dependientes,
mientras e s t á n bajo s u cuidado (art. 2320, iiw. 5 . 0 ) , y
7.0 A 10s amos, por la condrrcta de sus criados o sirvien-
tes, en el ejercicio de sus respectivas futlciones fart. 3327).
Hay además otros casos de responsabilidad por cl he-
cho ajeno establecidos por leyes especiales a que nos refe-
riremos más adelante (Nos. 303 a 310).

1." Respotzsabilidad de los padres

233. Principio.-E1 padre, y a falta de éste la madre,


es responsable de los delitos o cuasidelitos de acción o de
omisión cometidos por sus hijos menores que habiten en la
misma casa (art. 2320, inc. 2.0).

234. F u n d a m e n t o d e esta responsabilidad.-Obli-


gados los padres a educar a los hijos y a vigilarlos en forma
constante y activa para evitar que causen daño (arts. 222
y 233 a 235) (1), es natural presumir que si éste se ha produ-
cido, es porque han faltado a sus deberes. Pero, entre ambos
deberes, la ley ha considerado principalmente el de vigilancia,
porque mientras todo delito o cuasidelito del hijo hace pre-
sumir su omisión, la del deber de educación sólo se presume
cuando aparezca o se demuestre que el delito o cuasidelito
provino de mala ediicación del hijo o de los hábitos viciosos
que se le dejó adquirir. Eso sí que entonces la omisión de este
deber se presume de derecho :los padres no podrían hacer ce-
sar su responsabilidad probando que lo cumplieron debida-
mente (art. 2321).
A diferencia de lo que se sostiene en Francia (2), esta
responsabilidad no es entre nosotros consecuencia de la pa-
tria potestad sino de la autoridad paterna, que es la que im-
pone esos deberes. Para pensar así, basta considerar q u e
también afecta a la madre, que en el sistema primitivo del
Código n 6 gozaba de la patria potestad, y que esta última
sólo dice relación con los bienes del hijo y no con su persona
(art. 240).

235. Responsabilidad del padre.-La responsabilidad


recae, en primer término, sobre el padre, porque si bien el
cuidado personal de la crianza y educación de los hijos toca
de consuno a él y a la madre, están especialmente sometidos
al padre (arts. 219 y 222).

(1) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 4.").
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, N.O 734, pág. 665; BAUDRY-
LACANTINERIE Y R . ~ R D Eobra
, citada, tomo IV, 3.° edición, N." 2898, pág. 595; DE
PACE,obra citada, tomo 11, N." 972, pág. 826; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, to-
mo 1, N," 75, pág. 179; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada. N.O.58, pág. 433;
PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V I , N.7 628, pag. 856.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD - .. , - 33-3..
-

236. Responsabilidad de la madre.-La responsabi-


lidad recae sobre la rnadre a falfa deE padre. La ley no ha
precisado cuándo se entiende faItar éste. Pero si se tiene pre-
sente que tal responsabilidad es u n a corlsecuencia del derecho
de los padres de cuidar a sus hijos, derecho cuyo ejercicio
no compete a la madre sino en ciertos y determinados casos
(arts. 222 a, 224), forzoso es admitir que ésta &lo será res-
ponsable de los delitos y cuasidelitos cometidos por sus hijos
menores cuando el cuidado personal de los fitismos le corres-
ponda por la ley o por sentencia judicial, mas no cuando lo
asuma de hecho, aunque sea con la tolerancia o la anuencia
del padre (1).
Por consiguiente, esta responsabilidad recaerá sobre la
madre: 1." en caso de muerte natural o presunta del padre;
2 . O en caso de divorcio temporal o perpetuo o de nulidad de

matrimonio (2), pero sólo respecto de los hijos menores de


diez años, sin distinción de sexo, y de las hijas de toda edad,
cuyo cuidado se le haya confiado (3); y 3 . O cuando el juez
'le haya encargado el cuidado personal de los hijos por inha-
bilidad física o moral del padre, haya o no divorcio o nuli-
dad de matrimonio (4).
En todos los demás casos, la responsabilidad recaerá
sobre e1 padre, aunque en el hecho sea la madre quien atien-
da el cuidado personal del hijo. Así ocurrirá si 10s cónyuges

(1) MAZEAIJD,obra citada, tomo 1, 2,a edición, N.O 739, pág. 667; PIRSONY DE
VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 7 5 , pág. 181; SAVATIER, obra citada, tonlo 1, N,' 247,
pág. 321.-En contra: Deniocc~,obra citada, tonio V, N . O 831, pág. 19.
(2) Aunque los arts. 223 y 224 se refieren al caso de divorcio Únicaniente, se apli-
can por analogk a l de nulidad de matrimonio.
(3) En estos casos, el padre sólo será responsable de losdelitos o cuasidelitos
cometidas por los hijos que estén a su cuidado (art 224). De los cometidos por tos que
esten al cuidado de la madre, responderá ésta.
( ~ ) ' ~ ~ A Z E . < Uobra
D, citada, toi~io1, 2.' edición, N.O 738, pág. 666; LALOU, obra
citada, Nos. 465 y 466, págs. 234 y 235; PLAKIOL Y RIPERT, obracitada, tomo YI,
N.O 628, pág. 856; DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 973, pág. 827; PIRSONY DE
L'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N . O 75, pág. 180; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra ci-
tada, N.O 60, phg. 434; B\~-DRV-LACXNTIXERIE Y BARDE,obra citada, tonio IV, N.O
2900, pág. 596; JOSSERXND, obra citada, torno 11, 2.a edición, N . O 4515, 267; DE-
NOGUE, obra citada, tomo Y, h',O 831, pág. 19; SAVATIER! obra citada, tomo I , N."
247, pág, 321.
están separados de hecho y han dividido entre ellos el
cuidado de los hijos-tal separación es una situación al
margen de la ley que no altera las reglas concernientes a
ese cuidado (1),- o el padre está ausente (Z), preso (3)
o ha desaparecido, a menos que en estos casos el juez haya
confiado el cuidado de los hijos a la madre.
Si el padre está demente, no responde del delito o cuasi-
delito de los hijos menores que habiten con él (art. 2319), y,
salvo que el juez haya confiado el cuidado de los hijos a
la madre, ésta tampoco sería responsable.

237. Padres legítimos, n a t u r a l e s y adoptivos.-La


regla del inc. 2 . O del art. 2320 comprende a los padres legi-
timos, naturales y adoptivos; a todos ellos incumbe el cui-
dado personal del hijo (arts. 222 y 277 C. C. y 13 de la ley
N.O 5343, de 6 de Enero de 1934, sobre adopción) y la ley
no distingue acerca de la naturaleza de la filiación (4).
Tratándose de un hijo natural, la responsabilidad re-
caerá sobre el padre o madre que lo haya reconocido y si
--
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 247, pág. 321: MAZEAIID, obra citada,
2.a edición, N.O 739, pág. 667; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 61,
pág. 434; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.' 628, pág. 856; PIRSONY DE
V I L L ~obra
, citada, tomo Z, N." 75, pág. 181.-En contra: DEMOGUE, obra citada, to-
mo V, N." 831, pág. 20.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 739, pág. 668; BAIIDRY-LA-
CANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N." 2900, pág. 597.-En con-
tra: D E M O G U Ecitada,, ~ ~ ~tomo
~ V, N," 831, pág. 19; CVLINY CAPITANT, obra ci-
~ a d a tomo
, 11, 6.' edición, pág. 389; DE RUGGIERO, obra citada, tomo 11, versión
española, pág. 653.
(3) MAZEAUD, obra c i ~ a d a tomo
, 1, 2.a cdición, N.O739, pág. 668.-En contra:
DEMOGUE, obra citada, ton.0 V, N," 831, pág 21; COLINY CAPITANT,tomo 11, 6.a
edición, p&g. 389; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.O75, pág. 181 ; GARDE-
NAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 60, pág. 434.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, Nos. 741 a 743, págs. 668 y
669; B~UDRY-LACANTINERIE Y B~RDE obra
, citada, tomo IV, 3.a eciEciÓn, N.O 2901,
pág. 597; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 832, pág. 22; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.° edición, pág. 389; PLANIOLY R I P E R T cirada, , ~ ~ ~ tomo
~ VI, N.O
628, pág. 856; LALOU,obra citada, Nos. 465 y 466, pág. 235; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.'edición, N.O 495, p á g . 267; DE PAGE,obra citada, tomd 11, N . O 973, pág.
827; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.O 75, p á g . 181; BAUDRY-LACANTINE-
RIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición, N.O 715, pág. 323; GARDENAT Y SALMON-
Rlccr, obra citada, Nos. 63 y 64, pág. 434; D u c c ~ CLARO,CARLOS,~ b r acitada,
N," 117, pág. 77 y N," 118, pág. 78.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILID.4D 335

ambos le han reconocido, soljre aquel a cuyo cuidado esté


en conformidad al art. 278 (1).
Tratándose del adoptado, la responsabilidad incumbirá
al adoptante; pero si la adopción ha sido hecha por ambos
cónyuges (art. 4.O de la ley N." 5343), se aplicarán las re-
glas expuestas en los Nos. 235 y 236 respecto del padre y ma-
dre legítimos (2).

238. Responsabilidad d e o t r a s personas*-Si el me-


nor está al cuidado de otra persona que los padres, sea
pariente o extraño, ya por decisión judicial (arts. 224 y 278
C. C.) o por u n acto voluntario de parte de elia, y aunque lo
haga por mero altruismo, la responsabilidad recaerá sobre
dicha persona. El inciso 1." del art. 2320 contiene un pre-
cepto general aplicable a todo el que tenga a otra persona a
su cuidado (N.O214) (3).
Por la misma razón, el padre o la madre ilegítimos que
tengan al hijo ilegítimo menor a su cuidado, son responsables
de los delitos o cuasidelitos que éste cometa (4).

239. Requisitos.-Para que el padre, y a falta de éste


la madre, sea responsable de tos delitos o cuasidelitos corne-
tidos por sus hijos, es menester: 1." que el hijo sea menor;
y 2 . O q u e habite en la misma casa del padre o madre a cuyo
--
(1) Las soluciones expuestas por los tratadistas franceses soti inaplicable~entre
nosotros. E n Francia los padres naturales están investidus de la patria potestad, lo
que no ocurre en Chile.
L D , citada, tomo 1, 2.a edición, N." 743, p6g. 669.
(2) ~ ~ A Z E A obra
(3) La solucibn contraria, que prevalece en Francia, por estimarseallíque la enu-
meración del art. 1384 del C. C. francés es taxativa, es inaplicable entre nosotros: MA-
XhAUD, obra citada, tonlo 1, 2.° edición, N," 745, pág. 670; N."747, pág. 672; N,"749,
p5g. 672; DEXOGUE, obra citada, tomo Y, N.O 853, pág. 23; LALOU,obra citada, N."
467, pág. 235; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."526, p8g. 855; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, edición, N."490, pág. 265; BAUDRY-LAC.~NTINERIE Y BARDE,
obra citada, t o ~ n oIV, 3.*edicibn, N," 2938, pág. 6 5 2 ; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N . O 973, plg. 827; GAHUENAT 1 SALMOS-RICCI, obra citada, Nos. 24 y 37 a 39, pligs.
430 J' 431: SAVATIER, obra citada, tonio 1 , N." 247, pág. 322.
(4) Gaceta, año 1935, tomo 11, sent. 148, pBg. 500; Duccr CLARO,CARLOS,obra
citada, N," 117, pág. 78.
cuidado está (1). La prueba de estos requisitos incumbe a
la víctima.
Faltando alguno de ellos, e1 padre o madre no sería res-
ponsable sino en conformidad al derecho común, esto es,
~)robándoseledolo o culpa personal (2).

240. l."Hijo menor.-Los padres sólo responden por


los hechos ilícitos de sus hijos menores, emancipados o no
(3). La ley no distingue y el fundamento de esta 1.es'ponsa-
bilidad no es la patria potestad, sino el hecho de tener al hijo
a su cuidado, lo que puede ocurrir aunque éste se halle eman-
cipado (4). Pero si la emancipación se produce por la muerte
civil o el matrimonio del hijo (art. 266, Nos. 1." y 2.0), cesa la
responsabilidad paterna. En ambos casos el hijo sale del cui-
(1) Esto es sin perjuicio de que también concurran los requisitos señalados en los
Nos. 215 a 220, que, como dijimos, son aplicables a todo caso de responsabilidad por
el hecho ajeno.
Por consiguiente, si el hijo es demente o infante o siendo menor de diecidis años,
obrb sin discernimiento, esta responsabilidad no rige, y ek padre o la madre a cuyo
cuiciado esté sólo será responsable del daiio que aquél haya causado si se le prueba
negligencia (art. 2319) (N.O 218).
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N."753, pág. 674; N," 762, pág.
679; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N , " 249, pág. 324.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 835, pág. 26; BAUDRY-LAC.ANT~NERIE S
BARDE,obra citada, tomd IV, 3.a edicibn, N." 2902, pág. 597; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N . O 248, pág. 322; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N.O 910, pág.
318; PLANIOI, Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 629, pág. 856; LALOU,obra citada,
N . O 462, pág. 233; PIRSON Y DE VILLE,obra citada, tomo 1, N." 78, pág. 183; BAUDRY-
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N . O 715, pág. 324; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 68, pág. 434; Duccr CLARO,CARLOS,06ra citada,
N.O 119, pág. 78.
D , citada, tomo 1, 2.a edición, N . O 755, pág. 675; Jos-
En contra: M A Z E . ~ Uobra
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N.O 495, pág. 2168; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N," 973, pág. 828; COLXN Y CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6." edición,
phg. 383 in jine. Estos autores estiman que toda emancipación hace cesar la respon-
sabilidad de los padres, porque pone fin a la patria potestad, que, según ellos, es el
antecedente de donde deriva esa responsabilidad. Esta opinibn es inadmisible entre
nosotros. Como dijimos (N.O 2341, la responsabilidad de los padres no deriva e n Chile
<le la patria potestad, sino del hecho de tener al hijo a su cuidado, y esto es posible
aun despues de la eniancipación.
(4) Si la emancipacibn se ha decretado por alguna de las causales del art. 267
C. C., el padre O madre a quien ella afecta no será responsable de los delitos o cuasi-
delitos cometidos por el hijo emancipado, pero no a consecuencia de la emancipación.
sino porque en tal caso el padre o madre será privado asimismo del cuidado personal
del hijo, que se confiará al otro o a un tercero.
DE LAS PRFSUKCIONES DE CULPABILIDAD 335

dada personal de sus padres: en el primero, para ingresar al


convento, y en el segundo, para pasar a ser jefe de familia,
si es hombre, o para quedar bajo la dependencia de su ma-
rido, si es mujer (1). Los padres no responden del hecho de
sus hijos casados, aunque sean menores y habiten con ellos.

241. Hijo mayor o habilitado de edad.-Si el hijo es


mayor de zreinticinco arios o habilifado de edad (2), los padres
no responden del delito o cuasideiito que cometa, aunque ha-
bite en su misma casa, a menos que sea sil dependiente
(art. 2320, inc. S.") o que se les pruebe dolo o culpa personal;
pero en este segundo caso s u respoilsabilidad IIO derivaría
del art. 2320, sino de su propio delito o cuasidelíto (3). De
ahí que el padre o madre que tiene a su cuidado a un hijo
mayor de edad demente no es responsable del daño cometido
por éste sino a condición de probársele negligencia en su
cuidado (A).

242. 2." Habitación común.-Para que los padres


respondan de los delitos o cuasidelitos cometidos por sus
--
(1) DEMOGCE, obra citada, tomo V, N . O 835, pág. 26; BAUDRY-LACANTIRERIE I.
BARDE,obra citada, tomo IV, edicibn, N.O 2907, pág. 598; I>LAHIOL, obra citada,
tonlo 11, lo.* edición, N.O 910, pág. 318; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tonio V I ,
N." 629, pág. 856; p1~50i.rr DE V I L L obra
~ , citada,, tomo I * N.O 78, pág. 184; BAUDRY-
LACARTINERIE, obra citada, tonlo 11, 13.aedición, N . O 715, pág. 324; GARDEXAT Y
SALNO';-Rrccr,obra citada, N.O 67, pág. 434; LALOU,obra citada, N," 463 iti fifine,
pág. 234; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 248, pág. 322.
(2) El habilitado de edad no es menor, según se desprende de los arts. 26 y
297 C. C.
(3) MAZEAUD,obra citada, tonlo 1, 2 . a edición, N.O 754, pág. 674; COLINY CA-
PITANT, obra citada, tomo 11. 6 . % edición, pág. 388 in fiite; DEMOGUE, obra citada,
torno \', N.O 835, pág. 26; JOSSERAND, obra citada, tonio 11, 2.a edición, N." 495, pág.
267; B~UDR';-L.~CAE~T~NERIE Y BARDE,obra citada, tomo i\;, edición, N.O 2903,
pág. 598; LALOU,obra citada, N.O.462, pbg. 233; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O
248, pág. 322.
~ , citada, tomo 1, 2.* edición, N." 754, pág. 674; COLINY CA-
(4) M - i z ~ a uobra
PITAKT, obra citada, tomo 11, 6.* edición, pág. 388 in fint.; PL.ZNIOL, obra citada, to-
mo 11, edición, pág. 318, nota 2 ; B.~EDRY-L.~CANTINERIE T BARDE,obra citada,
tomo IV, 3.8 edición, N." 2903, p5g. 598; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo V I ,
N . O 626, pág. 854 in j n e ; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."48, pig. 432
y N.O 69, pág. 434; DE PAGB,obra citada, tomo 11, N," 977, pág. 834; SAVATIBR, obra
citada, tomo 1, N . O 248, pág. 323.
hijos menores, éstos deben habitar en su misma casa al tiem-
po de cometerlos. No basta que tengan el mismo domicilio,
es menester que vivan o moren con ellos, que convivan bajo
un mismo techo (l),si bien no es necesario que la conviven-
cia sea prolongada. Un día de convivencia es suficiente para
que el padre o la madre, en su caso, responda del delito o
cuasidelito cometido por. el hijo en ese dia (2).
Si el hijo no habita con sus padres por un motivo legíti-
mo, por ejemplo, por estar interno en un establecimiento
educacional o por habitar en otra ciudad con motivo de sus
estudios o del ejercicio de un empleo, profesión, oficio, co-
mercio o industria, en la casa del artesano, empresario o
amo a cuyo servicio está, en el cuartel del regimiento en
que se halla haciendo su servicio militar o enrolado como
voluntario, o con sus abuelos u otros parientes y aún con per-
sonas extrañas, que lo tienen a su cuidado o en cuya casa está
pasando una temporada, cesa la responsabilidad establecida
en el inc. 2 . O del art. 2320 (3). Y es así, aunque el hijo no
se halle al cuidado de otra persona; la ley no lo ha exigi-
do (4).
Pero si la no convivencia del hijo con sus padres pro-
viene de que éstos lo han expulsado del hogar o le han per-
(1) PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N." 79, pág. 184; DE PACE,obra
citada, torno 11, pág. 828, nota 4; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 249, plg. 324.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 249, pág. 324.
(3) PLANIOL,obra citada, tomo 11, edición, N." 910, pág. 319; GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 73 a 81, plg. 435; BAUDRY-LACANTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.' edición, N." 715, pág. 324; COLINY CAPITANT, obra citada, to-
mo 11, 6." edicibn, pág. 389; LALOU,obra citada, N." 463, pág. 233; JOSSERAND, obra
citada, tomo 11, 2." edición, N." 495, pág. 268; DEMOGUIC, obra citada, tomo V, N."
834, pág. 24; BAGDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.' edicibn,
N," 2904, pág. 599; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N.O 757, pág. 676 y
N." 760, pág. 677; GAUDEMET, obra citada, pág. 323; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N.O 973, pág. 828; PIRSONY DE V I L L ~ obra
, citada, tomo 1, N.O 79, pág. 184 y N.O
82, pág. 190.
En Rev., tomo 21, 2.' parte, sec. l . ~pág.
, 324, la Corte Suprema ha fallado que
no apareciendo como hecho de la sentencia recurrida que el menor habitara en la
misma casa del padre, no cabla aplicar el art. 2320 C. C.
R , citada, tomo 1, N . O 249, pág. 324; MAZEAUD,
(4) S A V ~ T I Eobra obra citada,
tomo 1, 2.° edición, N.O 760, pág. 677; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 834 in
fine, pág. 26; D u c c ~CLARO,CARLOS, obra citada, N." 116, pág. 77.-En contra: BAU-
DRP-LACANTINERIE T BARDE,obra citada, tomo IV, 3." edición, N." 2905 1, pág. 602.
DE LAS PRESUNCIONES DE CCLPAB1LIT)AD 337

riiitido que salga de él para vivir separado o para vagabun-


dear, su responsabilidad subsistiria; este solo hecho dernues-
tra falta de vigilancia de parte de ellos (1).
Cuando el hijo habita con el artesano, empresario o
patrón a cuyas órdenes trabaja, en un estableciiiliento edu-
cacional o con sus abuelos o parientes a cuyo cuidado está
o en cuya casa pasa una temporada, Ia responsabilidad
de los padres es sustituída por la de estas personas o por la
del jefe del respectivo establecimiento, según el caso (art.
2320) (Nao330) (2). Cuando e1 hijo está haciendo cl servicio
militar o vive en otra ciudad con motivo de sus estudios o
cle la profesión, oficio, comercio o industria que ejerce in-
rlcpendientemente, la responsabilidad de los padres rio es
reexnplazada por ninguna otra (3).
Los jueces del fondo establecen en forma soberana si el
hijo, al cometer el delito o cuasidelito, 'habitaba o no en la
misma casa que los padres.
El padre, y en su defecto la madre, será, sin embargo,
responsable c m arreglo al derecho común del delito o cuasi-
delito cometido por su hijo menor que no habita con elIos,
si al padre o madre se le prueba dolo o culpa personal, por

(1) PLAE~OL, obra citada, tomo 11, 10.. edición, 910, phg. 319; GAKDEXAT
y S.%L>~OW-RICCI, obra citada, S." 72, pág. 435; JOSSERAXD, obra citada, tomo Il,,
2.a edición, E.'495, pág. 268; DEMOGUE, obra citada, lomo V, N . O 834, pág. 24; PIR-
Soni I- U@ VILLÉ, obra citada, tomo 1, y."79, pág. 185.; BA~DRT-LAC.~NTINEXIE S
BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. ediciiin, N."2904, pág. 599; hlazaauu, ubra ,cieada,
tomo 1, 2..ediciÓn, h."757, pág. 67G y N."758, pág. 677.-En coxitra: PLAXIUL Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, 3.' 630, pág. 857; DE PAGE,obra citada, tor~io11, N,'
973, pBg. 828.
(2) I'L~NIOL, obra citada, tomo TI, 10.a edición, K." 910, pág. 319; BAVDRY-
L;ZCANTIXERIE, obra citada, tomo 11, 13." edición, N." 715, pág. 324; L-ILPU,obra
citada, N."463, pág. 233; COLINT CAPITAXT, obra citada, tomo 11, 6.' edición, pág.
389; JOSSEKAND, obra citada, romo 11, 2.a edición, N." 495, pág. 268; PL.SNIOL T
RIPI:RT, obra citada, tomo \.Y,N." 630, pág. 857; DEMOGUE, obra citada, tomo i',
N," 825, pág. 11; B.~ZDRY-L.&CAXTIKERIE T BARDE,obra citada, tomo IV, edición.
N." 2904, pág. 599; %$tlaz~ari~, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N." 760, pág. 679,
nota 5; PIRSOY k , citada, tomo 1, N." 79, pág. 184; SATATIEK,
r DE \ . T i ~ ~obra obra
citada, tomo 1: N," 250, pág. 325.
(3) PLAKIOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición, N." 910, pág. 3f9; DEMOGGE,
obra citada, tomo V, N.O 834 in j n e , pág. 26; BACDRT-LACANTINERIE T BARDE,obra
citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2904 i n j n e , pág. 599.
22
ejemplo, si al enviar al hijo a otra ciudad a estudiar (11, a
trabajar o a hacer su servicio militar, no lo somete a nin-
guna vigilancia (2). Pero, en tal caso, la responsabilidad
del padre o de la madre, en su caso, no sería la presunta del
art. 2320 sino la personal y directa derivada de su propio
hecho o culpa.

243. Extensión de la responsabilidad.-Concurriei~do


los requisitos antedichos, los padres responden de todo de-
lito o cuasidelito cometido por el hijo, sea de acción o de omi-
sión (3), ocurra dentro o fuera de la casa paterna. Respon-
den, por tanto, de la seducción dolosa (4) o de la violación
de que sea autor y de los daños que cause a otros niños o jó-
venes durante sus juegos o reuniones, así como de los que haya
irrogado mientras cazaba o iba en bicicleta, automóvil, etc.
(5). La ley no distingue y sus términos son muy amplios.
Se ha fallado que el padre legítimo es responsable civil-
mente de la muerte de una persona causada por su hijo de
dieciocho años que vivía con 61 a consecuencia de haber dis-
parado un revólver en dirección a una casa habitada y des-
pués de habérsele advertido que .no lo hiciera porque podía
haber gente en ella ( 6 ) , y que también lo es de la que causa
su hijo de doce años que vivía con él a consecuencia de ha-
ber atropellado a la víctima con el automóvil que guiaba
en circunstancias de que n6 tenía autorización ni aptitudes
para manejar automóviles y carecía del carnet reglarnenta-
rio en razón de su edad (7).

(1) Recueil Sirey, 1936, l.a parte, pág. 141 (casación 10 de Febrero de 1936):
Rcvuc Ttimestrielle de Drmt C i d , año 1936, pág. 474, N . O 8.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 249, pág. 324 i n fine.
(3) DBMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 820, pág. 7 i n fine.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 248, pág. 323, nota 4.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 823, pág. 9 y N.O.830, pág. 18; GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 82 y 83, pág. 436; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O 2899, pág. 596.
(6) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513.
(7) Gaceta, año 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672.
DE LAS PR.ESUNCIDNES DE CGLPABlLlDAD 339 -
244. Menor dependiente, aprendiz o criado.-Si el
hijo menor es un dependiente, aprendiz o criado al servicio
de otra persona y comete el delito o cuasidelito mientras está
al cuidado de su empresario o de un artesano o en el ejercicio
de. sus respectivas funciones, la responsabilidad recae sobre
el empresario, el artesano o el amo y no sobre los padres
(arts. 2320, inc. 5 . O , y 2322) (N.O230) (l), a menos que pro-
venga de la mala educación del hijo o de los hábitos vicio-
sos que aquéllo6 le dejaron adquirir, en cuyo caso también
responderian (art. 2321) (N-" 247) (2).

245. Menor que ejerce una profesión, empleo, ofi-


cio, industria o comercio independiente o un cargo o
empleo público.-Los padres tampoco son responsables de
los delitos o cuasidelitos que cometa el hijo menor en el ejer-
cirio de la profesión, empleo, comercio, industria u oficio
que ejerce independientemente, aunque habite con elIoc ( 3 ) .
Los padres sólo responden del hecho de los Izijos menores y
el hijo se considera como emancipado y habilitado de edad
en lo concerniente a la administración y goce de su peculio
profesional o industrial (art. S46), de modo que en el ejer-
cicio de tales actividades, el hijo no est5, en realidad, some-
tido a la vigilancia paterna. Con mayor razón los padres no
responderán de esos delitos o cuasidetitos si el hijo no ha-
bita con ellos (4).
Lo mismo cabe decir de los delitos o cuasidelitos que e1
hijo menor cometa en el ejercicio del ernpIeo o cargo público
que desempeñe. Los empleados públicos rnei~oresde edad son
considerados como mayores en lo relativo a sus empleos
(art. 242) : en *el desempeño de ellos tampoco están sorne-
tidos a la vigilancia paterna.
(1) PLAXIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 632, pág.*859;DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N.O 973, pág. 828; PIRSON y DE VILLÉ, obra citada, tomo I! K.* 157,
p5g. 343; SXVATIER, obra citada, tomo 1 , N,"250, pág. 325.
(2) SAVATXER, obra citada, tomo 1, X." 248, pág. 323.
(3) DEMOCUE, obra citada, romo V , N," 828, pág. 17,sóIo admite esta so!uciÓn
si el padre no podín vigilar al hijo.
(4)Pr~coh-Y DE'\'ILLÉ, obra citada, tomo f , N . O 81, pág. 190.
246. Cesación de e s t a responsabilidad.-Ida respon-
sabilidad de los padres por los delitos y cuasidelitos de sus
hijos menores que habiten con ellos cesa, si prueban que no
hubo culpa de su parte, es decir, que no pudieron impedir el
hecho no obstante haber ejercido la debida vigilancia, va-
liéndose al efecto de su aiitoridad y empleando el cuidado
de un hombre prudente (art. 2320, inc. final) ( N . O 222) (1).
No es necesario que prueben un caso fortuito o de fuerza
mayor; la ley no lo exige. Basta que acrediten su ausencia
de culpa, que emplearon la debida vigilancia (2).
Pero no les basta probar que les fué difícil impedir el
daño; deben probar que les fue imposible moral y material-
mente (3). La ley no s e contenta con que haya habido dificiui-
tad, exige una verdadera y real imposibilidad (4). Por eso,
el hecho de que el daño se haya realizado en ausencia del padre
(5) o de la madre, según el caso, o mientras se hallaban,enfer-
mos (6), no es bastante para eximirlos de responsabilidad (7),
si no prueban además que siempre y en todo nlo~nentohan
ejercido sobre el hijo una vigilancia acuciosa y constante
(8), a menos que por la forma o circunstancias en que el daño
-
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 493, pág. 266; M.\zE-IUD,
obra citada, tomo 1, 2.* edición, Nos. 770 a 772, págs. 685 y 686 y N." 778, pág. 609;
DE PAGE,obra citada, tomo I i , N . O 976, pág. 833; BAL~DRS-L.~CA~;TINERIE Y BARDT..
obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2905, pág. 600; SAVATIER, obra citada, toitio 1,
X,' 251. pág. 326; DUCCICLARO,C A R L ~ obra S , citada, N." 141, pág. 89.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, S.' 974, pág. 829; MAZEAUD, obra citada,
tumo 1 , 2 . a edición, N.O 772, pág. 686.
(3) JOSSERAND, obra citada, torno 11, 2.* edición, N.O 493, pág. 267; L.\Lou, obra
citada, N." 464, pág. 234; BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada, tomo IV,
3.' edición, N." 2905, pág. 600; DEMOGUE, obra citada, tomo V, Nos. 824 y 825, págs.
10 y 11; DE PaG~;obra citada, tomo 11, N."974, pág. 830.
(4) Gaceta, año 1926, tonlo 11, spnt. 114, pág. 513 (consid. 6.').
(5) Gaceta, año 1926, tomo 11, s:nt. 114, pág. 513 (consi!. 7.").
(6) Gaceta, año 1935, tomo 11, sent. 148, pág. 500.
(7) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N . O 493, pág. 267; COLINY
CAPITANT, obra citada, ton10 11, 6.a edicibn, pág. 390; P L A N I ~YLRIPERT,obra citada.
tomo VI, N.O 631, pkg. 858; DEHOGCE, obra citada, tomo V. N."823, pág. Y ; N . O 824,
pág. 10; N." 837 bis, ~ g 29; . DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 974, pág. 831 ; P I K -
SON Y DE V I L L É , obra citada, tomo 1, N." 85, pág. 194; ~ ' ~ ~ Z E A Uobra
D , citada, toi~io
1, 2.a edición, N." 776, pág. 687; SAYAI'IER,obra citada. tomo 1, N." 254, pág. 326.
(8) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 6."); año 1935, tonio
11, sent. 148, pág. 500 (consids. 3." a 7."); SAVATIER; obra citada, tomo 1, N," 251,
pág. 326.
DE LAS PRESUNCIOKES DE CULPABILIDAD 3%1

se produjo-excesiva rapidez-les haya sido imposible im-


pedirlo aún con ella (1). EI padre ausente o enfermo debe
adoptar las medidas necesarias para que el hijo sea debida-
mente vigilado durante su ausencia o cnfermedad; su omi-
sión al respecto demuestra por si misma que no hizo todo lo
necesario para impedir el daño (2). La prueba de la desobe-
diencia del hijo a las órdenes impartidas por el padre o niadre
no basta tampoco para rele\-ar a éstos de responsabilidad.
si no acreditan además haber tomado todas las medidas ne-
cesarias para evitar esa desobediencia (3). Se ha falladc,
por eso, que e1 hecho de que el padre probara haber prohi-
bido a su hijo de doce años guiar el automóvil de la
fariiilia, no lo exime de responsabiIidad, pues no te biistaha
dar laorden, sino que debió velar por que se cumpliera y cer-
ciorarse además de que llegaba a conocimiento del niño y q u e
éste la acataba, de lo que evidentemente no se preocup6,
porque
~.
la sola circunstancia de que el accidente causado por
el nienor se produjera a pocos metros de la casa del padre.
revela que el niño no conocía lo dispuesto por el padre y no
tenia temor de llegar hasta sus puertas conduciendo el au-
tomóvil (4).
La cola prueba de que los hijos han recibido una buena
educación también es insuficiente al efecto. Lrna cosa es e1
deber de educación y otra muy diversa, el de vigilancia,
como la presunción del art. 2320 se funda en la ornisióli de
este último, sólo desaparece probándose que se cumplió en
la forma antedicha ( 5 ) . Pero, acreditado su debido curnpli-
miento, 10s padres no necesitan probar además la buena

(1) Rer., tomo 21, 2." parte, sec. pág. 324 (Corte Supre~iia): en la especie,
dos nlenores tuvierori un alteicado a consecuencia del cual uno hirió al otro. PIRSON
Y DE YILLÉ, obra citada, tomo 1, K."8 5 , pág. 200; DEMOGUE, obra citada, tomo Y,
5." 824, pág. 11.
(2) Gaceta, año 1935, tomo I f , s m t . 148, pág. 500 (consid. 7.").
(3) S.~V.%TIER, obra citada, tomo 1 ,v." 251, pAg. 326.
(4) Gaceta, año 1939, tonio 11, sent. 161, pág. 672 (consid. 19).
(5) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consid. 7.'); P i ~ s o r \; DE
Y I L L ~obra
, citada, ionlo 1, 5."85, pág. 197.
educación del hijo (1) ; el art. 2320 no lo exige. De los efectos
de la omisión de este último deber se ocupa el art. 2321 y
no aquél.
La imposibilidad de los padres para impedir el hecho,
que los jueces del fondo establecen con facultades soberanas
(2), es esencialmente relaxiva: depender&de la edad, carhcter
y estado de salud del hijo, del medio a que pertenece, de los
hábitos y costumbres sociales, etc. Debe, pues, apreciarse
in concreto y en forma humana y razonable. La vigilancia
que exige un niño de ocho años no es la misma que requiere
uno de quince o un joven de veinte, ni la que requiere un
niño dócil, la que debe emplearse con uno de malos instintos
o de mal carácter. Dados los hábitos actuales, no puede es-
timarse que hay imprudencia de parte de un padre en per-
mitir que sus hijos practiquen deportes, anden en bicicleta
o motocicleta, manejen autarnóvil, etc., salvo que se trate
de deportes especialmente peligrosos o que el hijo, por su
edad o desarrollo, no tenga el ,discernimiento o las aptitudes
requeridas para eIlos o paia utilizar esos vehículos (3). En
cambio, constituye una falta de vigilancia ignorar que mu-
chachos de diecisiete o dieciocho años cargan armas de fue-
go (4).
Los padres no podrían relevarse de responsabilidad si el
delito o cuasidelito cometido por el hijo provino de un hecho
imputable a ellos, como si le dieron malos ejemplos (5) o
--
(1) En contra: DE PAGE,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 974, pág. 830;
M A ~ E A U D ,obracitada, tomo 1, 2..ediciÓn, N . O 767, pág. 682 y N.O 773, p&g.686.
(2) J O ~ E R A N D ,obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 493, pág. 267; DEMOGL'E,
obra citada, tomo V, N . O 827, pág. 17; DE PACE,o b r ~citada, tomo 11, N.O 974. pág.
830; PIRSONY DE VILLE,obra citada, tomo 1, N.O 84, pág. 194; GARDENAT Y SALYON-
Rxccr, obra citada, N.O 90, pág. 437.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 623, pág. 9; N.O 824, pág. 10: N.O 837
bis, pág. 29; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 974, pág. 831 y N," 976, pág. 833;
PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 85, p&g. 197; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, Nos. 775 a 777, págs. 686 a 689; SAVATIER, obra citada, tomo 1,
N." 251, págs. 326 y 327.
(4) Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513 (consih. 8." y 9.");DE PAGI:,
obra citada, tomo 11, N.O 975, pág. 832.
(5) Gaceta, año 1935, tomo 11, cent. 148, $ig. 500 (consid. 6.").
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 343

consejos, le faciIitaron el uso de un arma de fuego (l),lo au-


torizaron para un juego peligroso o para manejar automóvil
o cazar sin estar provisto del respectivo carnet, etc., o lo
presenciaron sin hacer nada para evitarlo; tales hechos de-
muestran por sí solos que no ejercieron sobre él la vigiIancia
debida (2).

247. Excepción,-Si los antecedentes del proceso de-


muestran ctaramente o Ia víctima prueba que e1 delito o
cuasidelito cometido por e1 hijo menor provino de mala edu-
cación 'o de los hábitos oiciosos que los padres le han de-
jado adquirir, éstos no pueden exonerarse de responsabili-
'dad en forma alguna, ni aún acreditando que lo vigilaron
acuciosa y constantemente; los padres son siempre respon-
sables de este delito o cuasidelito. E1 art. 2321, que consti-
tuye una excepción al inciso final del art. 2320, establece una
presunción de derecho al respecto (N," 77). De 10 contrario,
la expresión siempre, que es sinónima de ert toda caso, care-
cería de sentido.
Para que proceda esta presunción, es menester que la
víctima pruebe que el delito o cuasidelito provino de esa mala
educación (3) o de esos hábitos viciosos o que así resulte
claramente o se eche de ver del examen del proceso. Tal es
el alcance del adverbio conocidamente, empleado por ese ar-
tículo. Si falta ese antecedente, que los jueces del fondo es-
tablecen en forma soberana (4), no cabe aplicar el art. 2321,
aunque el hijo haya sido condenado por el delito o cuasi-
delito. Así 10 ha fallado la Corte Suprema (5).
Pero, establecido que el delito o cuasidelito provino de
esas causas, eI padre, y en su defecto la madre, será respon-
--
(1) Gaceta, ano 1861, sent. 1056, pág. 666 (consids. 3." y 4.").
(2) DEMOGUE, obra citada, tonio V, N," 823, pág. 9: DE PAGE,obra citada, to-
1110 11, N-" 975, pág. 832; h l a z ~ ~ obra
u ~ ,citada, torno 1, 2.' edición, N." 777, pág.
687;GARDEXAT Y SALMOS-RICCI, obra citada, N . O 88, pág. 437: LALOE,obra citada,
N." 464, pág. 234; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 248, pág. 323.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N."826, pág. 16.
(4) Rey., tomo 21, 2.a parte, sec. l.a,pág. 324, consid. 6." (Corte Suprema).
(5) Rev., tomo 21, 7." parte, sec. l.", pág. 324.
índice
sable en todo caso, aunque el hijo menor no habite con e l l c ~ .
el hecho se cometa fuera de la casa paterna, lejos de su pre-
sencia, en el ejercicio del cargo o empleo que el hijo deseni-
peña o d e la profesión, oficio, comercio o industria que ejer-
ce, o mientras el hijo esté en la escuela, en un internado,
al servicio de un amo, empresario o artesano o al cuidado d e
un tercero y aunque la víctima sea alguna de estas personas
(Nos. 229 y 230) (1). La responsabilidad de los padres no
cesa entonces en ningún caso-serán siempre responsal)les,
dice el art. 2321,-porque esta responsabilidad no proviene
en este caso de su falta de vigilancia o cuidado, sino de no ha-
ber cumplido con el deber de educar debidamente al hijo, y
este incumplimiento queda demostrado con la sola realización
del daño.
La regla del art. 2321 rige con los padres únicaniente.
Son los únicos que este articulo menciona, y como precepto
de excepción, es de aplicación restrictiva. A las demás per-
sonas enumeradas en el art. 2320 les es inaplicable. Si el hi-
jo es mayor, tambien es inapiicaMe; sólo se refiere a los i~?j'os
nzettores.
2 . O Responsabilidad del tutor o curador
248. Principio.-El tutor o curador es responsable de
los delitos y cuasidelitos de acción o de omisión cometidos
por el pupilo que vizle bajo su dependencia y cuidado (art. 2320.
inc. 3.0) (2).
---
(1) COLINY CAPITANT,obra citnda, tomo 11, 6? edición, pág. 389; J o s s e ~ . ~ ~ o ,
obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N." 495 in fine, pág. 268; MAZEAUD, obra citarla.
tomo 1, 2.a edición, N." 762, pág. 679; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V I , IV.'
630, pág. 857 i n fine; ~ E M O G U E , obra citada, tomo V. N." 826, pág. 16: PIRSON1- DE
VILLO! obra citada, tomo 1, N," 80, pág. 187; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 219,
pág. 324 in Jine.
(2) Como el art. 1384 del Código francés no menciona al tutor o curador entre
las personas que, según ese precepto, responden raxativamente del hecho ajeno. la
jurisprudencia y los autores deciden que aquel no es responsable de la concluctn <le
su pupilo, aunque viva bajo su cuidado o dependencia, a menos que se le pruebe culp;r
con arreglo a l derecho común: P L A N I ~YL RIPERT,obra citada, tomo V I , ?J." 626.
pág. 854; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 490, pág. 265: PLASIOL,
obra citada, tomo 11, edición, N," 910, pág. 319; LALOU, obra citada, N . O 46;.
pág. 235; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 389 in j n e ; Ila-
ZEACD, obra citada, tomo 1, 2.° edición, N." 746, pág. 671 y N." 748. pág. 672: I>r:-
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABTLTD-Al3 315

249. Fundamento.-Obligados e1 tutor )- el curador


a cuidar de. la persona del pupilo (art. 3401, es natural pre-
sumir que si éste ha causado un daño, es porque no ernplea-
ron la vigilancia debida. El fundameritu de esta responsa-
bilidad es, pues, la culpa del guardador, la falta de sigilan-
cia en que se supone ha incurrido.

250. Requisito.-El tutor o curador sblo responde de


la conducta del pupilo que zlizte bajo su dcpeizdelrcirr y cziz-
dado, es decir, de aquel cuyo cuidado personal le e s t j con-
fiado, aunque no habite en su misma casa; la ley no lo ha
esigidu. (1). La prueba de que el pupilo vive bajo la depen-
dencia y cuidado de1 guardador incumbe a la víctima.
Luego, si el pupilo está al cuidado de otra persona, q u e
hieri puede ser alguno de sus padres (art. 428); no hal. lugar
a esta responsabilidad. De ahí que ella no puede afectar en
caso alguno a los bailcos que ejerzan una guarda. Según la
letra c del art. 1 . O de la ley N.O 4827, de 17 de Febrero de
1930, sobre comisiones de confianza de los bancos, las tutelas
y curadurias servidas por un banco se extienden sólo a la
administración de los bienes del pupilo, debiendo quedar en-
comcndado el cuidado personal de éste a otro guardador o
representante legal.
Por lo mismo, si el cuidado personzl del pupilo se Iia
--
UOGUE, obra citada, tomo V, N.O 836, pág. 27 >- N . O 964, p á ~ .175; RAUDRI--L.LC.~K'-
TIXERIE r BARDE,obra citada, tomo IV,3.a edición, N . O 2938, phgs. 651 y 6 5 2 : GAI:-
DEXAT Y SALMOY-RICCI, obra citada, Nos. 27 y 41, pág. 431 y Nos. 43 y 4S7 p á g 132:
GAVDEYET, okra citada, pág. 323; S A ~ A T I E R , citada, torno 1, N," 217, pág. 322.
obra
Otro tanto ccurre en BC-lgica: DE PAGE, obra citada, tonio 1 1 , N," 973. ~ 6 %827;
.
PIRSO':T DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, Y." 76, pág. 181.
En cambio, los Códigos italiano (art. 20481, holandés (art. 1403), españcl (ar,.
1903), portugués (arts. 2377 !; 23791, de las ob1igaciones)- contratos de 11 República
Libanesa (art. 126), argentino (art. 1117), urirguayo (art. 1324). niesicano (nrt. 1921),
1-eriezoiano (art. 1190); brasilero (rirt. 1521), colombiano (art. 3341). eci;atoriaro
(art. 2302), costarricense (art. 1017), cubano (art. 1903) y peruano (art. 11421, es-
tabjeccn una regla análoga a Ia nuestra. Aunque los Códigos aletilán (art. Y32), (le
las obligaciones de la ICepúhlica de Polonia (art. 142). suizo farlf. 331 y 3.13). corro
tarts. 318 y 320), chino (art. 187) y soviético ( a r t . 405) no mencionan expresamente
al tutor O curador, tambien los coinprenden dada la generalidad de los t4rmicos que
emplean.
(1) En el mismo s:ntido: Drccr CLARO, CARLOS, obra citada., 3."133: pL:. 35.
confiado a uno de sus varios tutores o curadores, sólo éste
será responsable del daño causado por el pupilo.

251. Guardadores afectos a esta responsabilidad.-


Esta responsabilidad puede afectar al tutor, que la ley ha
mencionado expresamente, a los curadores generales y a los
ifzterinos llamados a reemplazar a uno y otros; sólo ellos
pueden tener al pupilo bajo su dependencia y cuidado (art.
340). A los curadores adjuntos, de bienes y especiules no les
afectará jamás, porque en ningún caso cuidan de la persona
del pupilo.
Pero e1 tutor, los curadores generales y los interinos
llamados a reemplazar a uno y otros serán responsables en
los téiminos del inc. 3." del art. 2320, siempre que el pupilo
que viva bajo su dependencia o cuidado sea, según el caso,
mayor de dieciséis años o siendo menor de esa edad y mayor
de siete, haya causado el daño con discernimiento, o se trate
de un pródigo o de un sordomudo que no puede darse a en-
tender por escrito. Entonces solamente el pupilo es capaz de
delito o cuasidelito, condición indispensable para que obre la
responsabilidad por el hecho ajeno de que trata ese precepto
(N.O 218). Si el pupilo es un demente, un infante o un me-
nor de dieciséis años que obró sin discernimiento, el guarda-
dor no responde del daño causado por él sino probándosele
negligei~ciacon arreglo al derecho común (art. 2319) (Nos.
100 y 218) (1).

252. Pupilo dependiente, aprendiz, criado o que


ejerce una profesion, empleo, comercio, industria u
oficio o un cargo o empleo público.-Si el pupilo es u n
dependiente, aprendiz o criado al servicio de otra persona y
comete el delito o cuasidelito mientras está al cuidado de su
empresario o de un artesano o en el ejercicio de sus respecti-
vas funciones, la responsabilidad recae sobre el empresario, el

( 1 ) Lo dicho es aplicable a la mujer guardadora de su marido demente: no res-


ponde del daño causado por éste sino a condici6n de probársele culpa.
índice
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 34 7

artesano o el amo y no sobre el guardador (arts. 2320, inc.


s.",y 2322).
Dada 1o~'dispuestoen los arts. 242 y 439, el guardador
tampoco es responsable de los delitos o cuasidelitos que et
ptrpilo cometa en e1 ejercicio de su respectiva profesión, em-
pleo, industria, comercio u oficio o en el ejercicio del empleo
o cargo público que desempeña. Respecto de estas activi-
dades, el pupilo no se haya bajo ia dependencia y cuidado
de s u guardador.

252 bis. Cesación de e s t a responsabilidad.-Esta


responsabilidad cesa, al igual que la de los padres, si el guar-
dador prueba que no obstante su autoridad y el cuidado de-
bido no pudo impedir el hecho (art. 2320, inc. final). Es
aplicable al respecto cuanto dijimos en el N.O 246, a que nos
remitimos.

3." ResponsabiZzClad del marido

253. Principio.-El marido es responsable de los deli-


tos y cuasidelitos de acción u omisión cometidos por s u
~íz-er (art. 2320, inc. 4.0)(1).
(1) Conio el art. 1384 del Código francés no menciona a1 marido entre las personas
responsables de! hecho ajeno, la jurisprudencia y los autores deci-len unániizeniente
que aquél no responde de Ia conducta de su mujer, a menos que se le pruebe culpa
con arreglo al derecho común: DIXOGVE,obra citada, tomo V, K.' 836, pág. 27 y N . O
963, pág. 174; PLAN~OL T RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 626, pág. 854; R.IAzB.+L~D,
obra citada, tonio 1, 2 . a edición, N . O 716, pág. 6 3 2 y N . O 751, pág. 673; Bauoas-LA-
C.~NTI~ERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2938, pág. 650; COLIN
Y CAPITAXT, obra citada, tonlo 11, 6.a edición, pbg. 388; JOSSERAND, obra citada, to-
ino 11, 2 . a edicibn, N.O 499: pág. 265; LALOE,obra citada, N.O 517, pág. 265; P L A N I O L ,
obra citada, tomo 11, l0.a edición, pág. 318, nota 1; GARDENATY SALXION-KICCI,
obra citada, N . O 29, pág. 431; DE PAGE,obra citada, tomo 11, K."973, pág. 827;
PIRSOKY DE VILLB,obra citada, tomo 1, E.* 130, pág. 290.
Los C6digos holandés (art.,f403), belga (art. 1384), español (art. 1903), italiano
fart. 2048), suizo (art. 333), alemán, d e las obligaciones de la República Libanesa,
d e ias obligaciones y de los contratos de.la República de Polonia, turco. chino, m-
viético, argentino, uruguayo (art. 1324), boliviano (art. 968), brasiIero (art. 1521),
cubano (art. 1903), venezotano (art. 1190), costarricense (art. 1047) y peruano (art.
1142), tampoco establecen la responsabilidad del marido por fa,conducta de su mujer.
Los Códigos co!~mbiano (art. 2347) ecuatoriano (art. 2302) son iguales al
1-18 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

254. Fundamento.-Esta responsabilidad es conse-


cuencia de la potestad marital que el marido ejerce sobre la
mujer y de la obligación de obediencia que pesa sobre ella
(,arts. 131 y 132), lo que, en cierto modo, hace de la mujer
uíla subordinada de aquél.

255. R é g i m e n normal del matrimonio.-El marido


responde de la conducta de su mujer en el régimen normal del
nzutrinzonio, aunque los cónyuges estén separados de hecho
o el marido. se halle ausente o impedido materialmente de
ejercer Ia potestad marital (1). La ley no hace distinciones.
Pero si el marido está demente, no seria responsable (art.
1319) (Nos. 100 y 218).

256. Mujer s e p a r a d a d e bienes.-El marido responde


asimismo de los delitos y cuasidelitos cometidos por la niu-
jer separada total o parcialmente de bienes (2); aun en este
caso, la mujer está bajo el cuidado del marido, porque sub-
siste la potestad marital en cuanto a la persona de la mujer.
Se exceptúan los casos en que la separación tenga por causa
el divorcio perpetuo o la interdicción del marido por demen-
cia (arts. 463 y 1762): en ambos casos, éste no sería respon-
sable, en el primero, por las razones expuestas en el N.O 257,
1. en el segundo, a virtud del art. 2319 (N.O218) (3).
Luego, si la separación proviene de la ley, como en los
casos de los arts. 135 y 166, de convención entre los esposos
(art. 1720) o ha sido decretada judicialmente por alguna de
las causales del art. 155, por ausencia del marido o por in-
terdicción del niismo en caso de disipación o prodigalidad,
nuestro. En Inglaterra, el marido responde de los hechos ilicitos de la mujerejecuta-
dos durante el matrimonio, aunque haya separación de hecho: DEMOGLTE. obra ci-
tada, tomo t',N." 963, pág.' 175.
( 1 ) Siempre que la Mujer sea capas de delito o cuasidelito por las razones eupre-
sacias en el N'." 218.
(2) Siempre que la mujer sea capaz de delito o cuasidelito por las ra7ones expre-
sadas en el N." 218.
(3) Si el marido está en interdicción por demencia, su 'curador n o respondería
de la conducta de la mujer. Esta no se halla a su cuidado y el guardador sólo responde
de la conducta de su pupilo, que lo es el marido.
DE LAS PRESUNCIOXES DE CULPdBILIilhD 34r)

de acuerdo con los arts. 450, 477 y 1762 ( l ) , subsiste la res-


ponsabilidad del marido.

257. Mujer divorciada yerpe tua o temporalmente.


-El marido no responde de la conducta de su mujer divor-
ciada perpetua o temporalmente. Cesa entonces la vida co-
mún de los cónyuges y el deber de obediencia de la mujer
(art. 19 de la ley de nlatrirnonio civil).

258. Mujer dependiente, aprendiz o criada o que


ejerce una profesión, empleo, oficio, industria o co-
mercio separado del de su marido o un cargo o em-
pleo pbb1ico.-Si la mujer es una depe~diente,aprendiz o
criada al servicio de otra persona y comete el delito o cuasi-
delito tnientras está al cuidado del empresario, de un arte-
sailo o en el ejercicio de sus respectivas funciones, la res;
ponsabilidad recae sobre el empresario, e1 artesano o el amo
> no sobre el llari ido (arts. 2330, iric. .S.", y 2327).
Ef marido tampoco responde de los delitos o cuasidelitos
que cometa la mujer en e! ejercicio de la profesión, oficio,
industria, comercio o empleo público o privado que ella
ejerza o desempefie separadamente. Ateildidos los ~6rniinosy
la finalidad del art. 150 C. C., no puede decirse que en tales
actividades la mujer esté al cuidado del rnarido o bajo su de-
pendencia (2).

259. Patrimonio que soporta en definitiva esta


responsabilidad.-El marido obligado a reparar el daiio
causado por su mujer tiene acción para que ésta le reembolse
lo que pagó, haya o no separación de bienes entre los cónyuges
(art. 2325). Si la indemnización se pagó con bienes sociales,
ta mujer deberá recompensa a la sociedad conyugal (art.
--m

(1) D u c c ~CLARO, CARLOS, obra citada, 1Y.O 127, pág. 83, crce quc en estos dos
casos cesa la responsabili~addel marido.
(2) En el r n i ~ ~ r sentido:
lo obra citada, N."130, pág. 84.
D ~ c c rCLARO,CARLOS,
índice
1748); es la mujer quien soporta en definitiva esta indem-
nización (1).
Como la responsabilidad del marido no extingue la d e
la mujer, la víctima, si lo prefiere, podrá dirigirse directa-
mente en contra de ella, en cuyo caso hará. efectiva esa in-
demnización en los bienes propios de la mujer. En el régi-
men de sociedad conyugal, la víctima puede, pues, perseguir
los bienes sociales, los del marido y los de la mujer, según
que se dirija en contra de aquél o de ésta (2).
En el caso del N.O 258, la víctima sólo podría perseguir
10s bienes reservados de la mujer (art. 150 C. C.) (3).

260. Cesación de esta responsabilidad.-Esta res-


ponsabilidad cesa si el marido prueba que no obstante su au-
toridad y el cuidado debido no pudo impedir el hecho (art.
2320, inc. final). Es aplicable al respecto lo que dijimos en el
N.O 246, a que nos remitimos.

4.0 Resfionsabilidad de los jefes de colegios y escuelas

261. Principio.-Los jefes de colegios y escuelas respon-


den de los delitos y cuasidelitos de acción u omisión cometi-
dos por los disc.tpulos, mientras están bajo su cuidado (art.
2320, inc. 5.0) ( 4 ) .

262. Fundamento.-Obligados los jefes de colegios y


escuelas a vigilar a sus discípulos y a mantener la debida dis-
ciplina en el respectivo establecimiento, es natural presumir
7-

( 1 ) ALECSANDRI li., ARTURO,Tratado práclico de las capilulaciones nratrtmoniales,


de la sociedad conyugal y de los bienes reservados de b. mujer casada, N," 522, pág. 352.
(2) ALESSAXDRI R . , ARTURO,obra citada, N." 396, pág. 290.
(3) ALESSANDRI R., ARTURO,obra citada, N." 1085, pág. 664.
(4) En Francia, la ley de 5 de Abril de 1937 suprimió la presunción'de culpa
que estatlecia el art. 1384 del Código francés respecto de los institutores por los daños
causados por sus discfpulos mientras estan Eajo su cuidado. En lo sucesivo, los
institutores, sean públicos o particulares, no serán responsables de esos daños sino
a condición de probárseles culpa con arreglo al derecho común; pero, tratándose d e
institutores públicos, su responsabilidad queda sustitufda por la del Estado.
Acerca de los efectos y alcance de la ley de 5 de Abril de 1937, vGanse la obra d e
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 351

que si los discipulos causan un daño, es porque aquéllos no


10s vigilaron debidamente. El fundamento de esta responsa-
bilidad es, pues, la culpa de esos jefes, la- falta de vigilan-
cia en que seguramente incurrieron, lo que hizo posible el
hecho ilícito de1 discípulo (1).

263. Personas responsables.-Están afectos a esta


responsabilidad los jefes de colegios y escuelas, es decir, las
personas que, corno rectores, directores o quienes hagan sus
veces, tengan la dirección de un establecimiento de enseganza
o i-lzstrzicción. Tal es el significado de las expresiones colegio
y escuela empleadas por la ley.
Es indiferente que estos jefes sean asalariadas o tra-
bajen por abnegación o altruísrno, sin remuneración alguna
(2); que los establecimientos en qiie actúan sean gratuitas o
no (3); pitblicos o particulares (4) ; la naturaleza de la ense-
GROSMA~TRE, Lc responsabiliié des n~attrcsdans I'enseignement public el dans Z'etisei-
gnement prisi, y SAVATIER, obra citada, tomo 1, Nos. 220 a 222, págs. 279 a 281 y
N,' 257, pág. 332.
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.= edición, N."786, pág. 694 y N," 826,
pág. 718; DB~TOGLE, obra citada, tomo \', N.O 847, pág. 36; PLANIOL \' RIPERT,obra
citada, tomo VI, N . O 633, pág. 859; PIRSONY DE VILLE,obra citada, tcnio 1, N.O 87,
pág. 202; BACDRY-L.~CAXTIXERIE Y BARDE,obra citada, tomo 11'. 3.a edición, N . O
2906, p á g . 602.
(2) & ~ . ~ Z Z A C Dobra
, citada, tomo 1, 2.a edición, N . O 800, pAg. 703; D c a r o c o ~ ,
obra citada, tomo V, E.' 850 in $ M ,pág. 41; J O S S E R Aobra ~ , citada, tomo 11, 2.a
edición, N." 500, pág. 270; LALOC,obra citada, N.O 479, pág. 242; PL.%NIOL Y RIPEI~T,
obra citada, tomo VI, K.' 634, pLg. 860.
(3) PIRSOXY DE VILLO, obra citada, tomo 1, N." 90, pág. 207; DE PAGGE, obra
citada, tomo 11, N.O 980, pág. 835.
(4) La prueba más evidente de que esta responsabilidad se aplica también a los
jefes de escuelas 5. colegios fiscales, es que en Francia fué necesario dictar la ley de
20 de Julio de 18% para que Ia responsabilidad estabIecida por el inciso 4."dei art.
1384 del Código francés, que corresponde al inciso 5.' de nuestro art. 2320, fuera sur-
tituida por la del Estado respecto de los miembros de la enseñanza pública: M~ZEALID,
obra citada, tomo 1, 2.aedición, 3."792, pág. 699 y Nos. 829 a 835; págs. 720 a 724;
DEMOGCE, obra citada, tomo V, N." 864, p5g. 58; PLANIOL T RIPERT,obra citada,
tonio VI, Nos. 638 a 640, págs. 864 a 867; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.= edi-
ción, Nos. 501 a 504, págs. 270 a 272; PLAKIOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición,
K." 910, pág. 319; COLINT CAPITANT,obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 391;
LALOU,obra citada, NOS. 470 y 471, pág. 237; BAI.JDRY~LACAI~TINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo I\', 3.3 ediciíin, Kos. 2909 y 2909 1, págs. 606 a 609; GAKDEKAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 176, p5g. 455 y N.O 191, pág. 457; DE PAGE,obra ci-
tada, torno 11, N.O 982, p6g. 837; PLRSONY DE VILLB, obra citada, tomo 1, N." 91,
ñanza o instrucción que en ellos se dé: científica, artística,
manual, física, militar, religiosa, etc.; que se trate de un inter-
nado, de un medio-pupilaje o de un establecin~ientoen que
los a l u ~ ~ l n sólo
o s asistan a las horas de clases. La ley 120 dis-
tingue ni atiende a estas circunstancias. Lo esencial es que
el establecimiento sea de enseñanza o instrucción.
El inc. 5." del art. 2320 comprende, pues, al jefe de todo
colegio o escuela fiscal, municipal o particular, sea univer-
sitaria, secundaria, primaria, normal, técnica, agrícola, co-
niercial, artística, militar, naval, de aviación, correccional
o de educación física, al rector o director de un seminario,
etc. t 1).

264. Establecimientos de beneficencia.-La respon-


sal~ilidadestablecida en el inciso 5 . O del art. 2320 se aplica
también a los jefes de las escuelas o colegios manterridos o
costeados con fines de beneficencia (2). La ley no considera
13 fi~alidaddel establecimiento, ni los nióviles de sus propie-
tarios o sostenedores. Basta que se trate de una escuela o
colegio para que su jefe sea responsable del hecho de los dis-
cípulcs.
P á 206; ~ S.\VATIER, obra citada, tonio 1, X.' 220, pág. 279. S o creemos, por eso,
;icertad;t 1.3 opinión que sustenta don -CARLOS DUCCICLARO e11 SU hien1ori3 de prue-
ba !-a c i ~ a d a ,N.a154, pág. 95, según 13 cual los jefes de Las e ~ i i r l a so colegios fi5-
cnlzs 110 serían rcsponsables del hecho de sus discípulos. I
Aunque la ley francesa de 5 de Abril de. 1937 derogó la de 20 de Julio de 1899,
mantiene esa sustitución de responsabilidad. Eso si que, para que ha? a lugar a la res-
ponsabilidad del Estado, será menester que ce pruebe la culpa del insiiiutcr con arre-
glo al derecho común. La ley de 1937 se limitó a suprimir la presunción de culpa que
pesaba sobrc el institutor.
(1) S~AZEAGD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 797, pág. 702; BAEDRY-L.%-
C A S T I X E R I E Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2908, pág. 603; pág. 605,
nota l;'p&g. 606, nota 2; GARDENAT i SAL'IOY-RICCI, obra citada, Kos. 158, 179 y
182, pág. 156; PLANIOL i RIPERT, obra citada, tomo L71, N." 634, pág. 860; joss~:..
K A X V , obrp citada, tomo 11, 2.a edición. N.O 499, pág. 269; LALOU, obra citada, Nos.
470 y 471, pág. 237; S.' 479, pág. 242; N.O 480, pág. 243; DEJIOGLE, obra citada,
tomo V, N.'850, pág. 39; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N." 980, pág. 8.35; PIRSON
Y DE VILLD, obra citaíia, tomo 1, N . O 90, pág. 207; DUCCICLARO, CARLOS,obra ci-
tada, Nos. 152 y 153, pág. 95; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 221, pág. 280.
(2) ~ I A Z E A U D obra
, citada, tomo 1, 2.= edición, N." 800, pág. 703; LA LO^, obra
citatln, N," 479, pág. 242; JOSSERBND, obra citada, tomo 11, 2." edición, N." 500,
pig. 270.
DE LAS PRESUNCIOKE,S DE CCLPABILIDAD 353

Si la instituci6n o establecimiento de beneficencia no es


un colegio o escuela, aunque su objeto sea el bienestar o la
salud de los niños o jóvenes, no hay lugar a esta responsa-
bilidad. Así, las colonias u olias escolares, los jardines in-
fantiles, los llamados hogares, las gotas de leche, las creches,
etc., no quedan comprendidos en el inc. 5." del art. 2320 (1).
Y si por la naturaleza o fines de la institución, los favoreci-
dos con ella están a1 cuidado del jefe o director de la mis-
ma o de una determinada persona a quien se h a atribuido
ese cuidado, la responsabilidad por el hecho ajeno que pue-
d a afectar a dicho jefe, director o persona no emanaría del
inc. 5." sino del inc. 1.O de ese árticulo.

255. Personas no afectas a esta responsabilidad .-


EI inc. 5." del art. 2320 se refiere a los jefes de escz~elas cole-
gios únicamente. N o se aplica, por tantg, a los profesores,
-
inspectores ni demas personal de un establecimiento de ins-
trucción; a los maestros que dan lecciones en su propio
hogar o en el de Ios alumnos; a¡ director de un patronato que
reúne u11 grupo de niños algunas horas por semana para ha-
cerles ejercicios gimnásticos o ensefiarles el catecismo; a quien
los reúne para ensayar una pieza de teatro o preparar una
fiesta y, en general, a quien se limita a enseñar a otro una
ciencia o arte, aunque sea con carácter permanente (2).
--
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, z . edición,
~ N." 801, pág. 703; DE~TOGUE,
obi-n citada, romo V, N,"851, pág. 41; COLINT CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a
edición, pág. 390 in fine; LALOG,obra citada, N." 478, pág. 241; BALJDR'-LACA%TI-
XERIII, ohra citada, torno 11, 13.° edición, N." 716, pág. 324; G.%RDENAT P SZ~LMON-
Rrccr, obra citada, rí." 188, pág. 456; PIRSON Y DE \ T I L L ~ , obra citada, tonlo 1, N . O
89, pág. 201.
(2) 1.a opinihn contraria, sustentada en Francia, no tiene base entre nosotros.
El Código f~.ancés,a diferencia del nuestro, habla de institulor, expresión mucho
mis a m p l i ~y comprensiva que Ia de jefe de c o l e ~ i oy escaela, de que se sirve el inc.
5." del art. 2320: MA~EAL-D, obra citada, tomo I , 2 . =edici,jn, N," 794, pág. 700 ); N.'
805, piig. 705; DEMOCITE, obra citada, tomo V, N.O 850, p á 40; ~ COI.INY CAPITANT,
o b r ~citada, toriio 11, 5." edición, pág. 390 in fine: LALOU,obra citada Nos. 470 y 4 i 1 ,
pág. 237; J O S S E R ~ N D .obra citada, tonio 11. 2,. edicijn, h'."499, pig. 269; P~anrui..
obra citada, tomo TI, 10.a edición, K."910, pá:. 320; PLAN~OL Y RIPEXT, obra citada,
tomo 1'1, N," 634, pág. 860; B ~ ~ D R Y - ~ A C A K T I X FBARDE, . R I E obra citada, torno
1\', edición, 3."2908, pág. 603; % ~ ~ D R S - L A C A ~ T I N obra
F R Iciiada,
E, ior~io11,
13." edición, 3." 716, pág. 324; GARDLXAT S S ~ L ~ O K - R ~obra c c r ,citada, Xos. 176 a
23
Tampoco se aplica al Rector de una Universidad, ni a los
Decanos de las Facultades; éstos no son jefes de un colegio
o escuela. En las Universidades estos cargos los desempeñan
los directores de las escuelas o institutos universitarios.
Las personas mencionadas en el primer acápite de este
número sólo responderían del hecho de sus discípuIos si se
.les ha confiado su cuidado, como si un padre encarga la
educación de su hijo a un maestro que lo lleva a vivir con-
sigo. Pero entonces su responsabilidad no derivaría del inc.
5 . O del art. 2320, sino de la regla general del inc. l." del mis-
mo articulo.

266. Personas de cuyo hecho se responde.-Los jefes


de colegics y escuelas responden del hecho de los dzscipulos,
es decir, de las personas que concurren a tales establecimien-
tos como alumnos, cualquiera que sea su calidad: internos,
medio-pupilos o externos, regulares, libres, oyentes o condi-
cionales, sean mayores o menores de edad (1). La ley no di;-
tingue, como lo hizo respecto de las hijos (2).
No responden, por consiguiente, del hecho de quienes
no sean alumnos, aunque asistan a las clases.

267. Requisitos.-Para que los jefes de los colegios y


escuelas respondan de los delitos y cuasidelitos cometidos
181 y 184, págs. 455 y 456; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 980, pág. 835; PIRSOK
Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 88. pág. 202 y N." 90, pág. 206.
Los Códigos italiano (art. 2048), cubano (art. 1903) y venezolano (art. 1190),
establecen expresamente la responsabilidad de los maestros y, en general, de todos
aquellos que enseñan un arte u oficio por los daños que causen sus alumnos o apren-
dices mientras permanezcan bajo su custodia o vigilancia.
(1) Sienipre que sean capaces de delito o cuasidelito por las razones expresadas
en el N." 218.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2: edición, N.' 807, pág. 707; COLINY CA-
PITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 391; JOSSERAND, obra citada, tonio 11,
2.° edición, N." 498, pág. 269; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 221, pág. 280;
PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 635,pág. 862; BAUDRY-LACANTINERIF,
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2907, pág. 603 : GARDENAT i SALMON-
RICCI,obra citada, N.O 175, pág. 455; DE PAGE,obra citada, torno 11, N.O 979, p&g.
834; PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N.O 93, pág. 211; Duccr CLARO,CAR-
LOS, obra citada, N.O 156, pág. 97.-En contra: DEMOGUE, obra citada, tomo V , N.O
854, pag. 45.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 35.5

por sus discípulos, se requiere: 1. O que éstos los ejecuten


mientras estén bajo el cuidado de esos jefes; y 2 . O que la
víctima sea otro alumno o un tercero.

268. 1." Epoca en que debe ejecutarse el hecho


ilícito.-El jefe de un colegio o escuela responde de los de-
litos o cuasidelitos cometidos por sus discípulos mientrt~s
estdn bnjo szt cuidado. Sólo entonces pesa sobre él la obliga-
ción de vigilancia cuyo incuinplimiento acarrea esta res-
ponsabilidad.
Los discípulos están bajo el cuidado de ese jefe desde que
penetran al respectivo establecimiento hasta que salen d e él,
y 110 sólo durante las clases, sino también durante 10s recreos
y las fiestas, paseos o viajes que hagan bajo su dirección o
mientras estén en la enfermería (1). Si la salida se hace bajo
la vigilancia del ínismo establecimiento o éste se encarga de
conducir a 10s alumnos a sus respectivos hogares, la responsa-
bilidad subsistirá hasta que el alumno quede sustraído a
esa vigilancia, en ef primer caso (2), o llegue a su hogar, en
el segundo (3).
Incumbe a la víctima acreditar que el discípulo cometió
el delito o cuasidelito mientras estaba a1 cuidado del jefe
del respectivo establecimiento (4).
269. 2." Persona que debe sufrir el daño.-El daño
debe sufrir10 otro abumno o un lercero (5) :
---
(1) $IAZE$UD, obra citada, tomo I,2.a edirión, N." 810, pág. 710; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N." 854, pág. 44 y N."855, pág. 46;SAVATIER, obra citada, to-
mo 1, N . O 221, pág. 280: JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2 . a edicibn, N."498, pág.
269; PLASIOLY RIPERT, obra citada, tomo Vf, N." 637, pág. 863: GZ~RDEXAT T
SAI.MON-RICCI, obra citada, Nos. 168 y 170, pág. 453; DE PAGE,obra citada, torno
11, N." 980, pág. 835 in fine; Pr~so'r D r S I L Lobra ~ , citada, temo 1,
-i.O 95, pág.
212; Ducci CLARO, CARLOS,obra citada, N." 163, pág. 103.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo Y, K." 855, pág. 47; Drrccr CLARO,CARLOS,
obra citada, N . O 163, pág. 103.
(3) ~ ' I A Z E ~ U D , citada, tomo 1, 2.a edición, 3."810, pág. 71C; DEMOGUE,
obra
obra citada, tomo V, N." 855, pág. 46; P I R ~ OPRDE VILLÉ, obra citada, to~no1, N.O
95, pág. 212.
(4) DEYOGUE, obra citada, tomo V, N."855, pág. 47 infine; GARDENAT 2 SAL-
h~ox-Rrcc~, obra citada, N.' 172, phg. 4.54.
(5) BAUDRY-LACAXTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.* edición, N,"716, p6g.
Si el alumno se daña a si mismo, no cabe hablar de res-
ponsabilidad por el hecho ajeno: el inc. 5.O del art. 2320 no
tiene aplicación. La responsabilidad del jefe del estableci-
miento podría ser contractual, si se admite que el contrato
de educación engendra una obligación de seguridad (N.O
41), o, en su defecto, delictual o cuasidelictual simple,'pero
de ningún modo compleja, de modo que la víctima no podría
obtener reparación de él sino probándole dolo o culpa en el he-
cho generador del daño (N.O 229) (1). Otro tanto cabe decir
si el daño que sufre el alumno proviene del hecho u omisión
del propio jefe del establecimiento,.por ejemplo, un castigo
inmoderado que le infirió lesiones de cierta gravedad, haber-
le permitido bañarse en un sitio peligroso ( 2 ) , o del hecho u
omisión de un tercero (3), a menos que este tercero sea un
dependiente o criado del jefe del colegio o escuela u otra
persona de cuyo hecho éste responda (hijo menor, pupilo,
mujer), en cuyo raso dicho jefe sería responsable en confor-
midad a los incisos 2.", 3." y 4." o segunda parte del inc. S.?
del art. 2320 o al art. 2322, según e1 caso.
Si el daño causado por el discípulo lo sufre el propio jefe
del establecimiento, tampoco hay lugar a la responsabilidad
324; GARDENAT Y SALMON-RICGI, obra citada, N." 171, pág. 454; LALOU,obra citada,
N." 468, pág. 236; COLINY CAPITANT, obra citada, tonlo 11, 6.a edición, pág. 390;
JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.= edición, N.O 497, pág. 269; PIRSONY DE VILLE,
obra citada, tomo 1, N." 96, pág. 213: MAZEAUD, obra citada, tomo 1, :2 edición,
N.O 808, pág. 708 y N.' 809, pág. 709; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 856,
pág. 48.
. (1) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.= edición: N." 716, pág.
,324; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 171, pág. 454; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 390; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a
edición, N." 497, pág. 269; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 637, pág.
863 in jíne; PIRSON Y DE VILLB, obra citada, tomo 1, N." 96, pág. 213; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1, 2 . l edición, N." 809, pAg. 709; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N." 981, pág. 837; DHMOGUE, obra citada, toi~ioV, N." 856, pág. 48 y N." 857,
pág. 50.
(2) LALOU,obra citada, N." 468, pág. 236; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, to-
rno VI, Y.' 637, pág. 863 in fine; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, torno 1, N," 97,
pág. 214; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.. edición, N.O 837; DEMOGUE, obra cita-
da, tomo V, N.O 856, pág.' 48.
(3) PLANIOL Y RIPERT.obra citada, tomo VI, N." 637, pig. 863 ir. Jinc: PIRSON
Y DE VILLÉ,obra citada, torno 1, N." 97, pág. 214; M ~ Z E A Uobra D , citada, tonio 1,
Z a a edición, N.O 808 in fin& pág. 709.
índice
273. Personas responsables.-Están afectos a esta
responsabilidad los artesanos. Son tales los que ejercitan un
arte u oficio meramente mecánico: carpinteros, zapateros,
herreros, electricistas, albañiles, etc.

274. Personas d e ciryo h e c h o se responde.-Los arte-


sanos responden del hecho de sus aprendices, es decir, de las
personas que están aprendiendo algún arte u oficio bajo su
dirección (l), sean mayores o menores de edad (2) ; la ley
no distingue (3).
Es indiferente que entre el artesano y el aprendiz haya
o no contrato de trabajo (4) ;que por el aprendizaje se pague
o no alguna remuneración (5) ; que el aprendiz viva en casa
del artesano o fuera de ella; que reciba o no un salario. La
ley no considera estas circunstancias. Basta únicamente que
haya un aprendiz al cuidado de un artesano.
Incumbe a los jueces del fondo establecer soberanamen-
te si el autor del hecho ilícito era o no un aprendiz (6).

275. Requisitos.-Para que un artesano responda de los


delitos y cuasidelitos cometidos por sus aprendices, es me-

(1) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N , "


2910 11, pág. 614; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, torm VI, N." 636, pág. 862; PIR-
SON Y DE VILLB,obra citada, tomo 1, N." 101, pág. 221; DEMOGUE, obra citada, to-
mo V, N." 863, pág. 57.
(2) Siempre que sean capaces de delito O cuasidelito por las razones expresadas
en el N." 218.
(3) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O
2907, pfig. 603; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 175, pág. 455: DE PAGE.
obra citada, tomo 11, N," 979, pág. 834; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada. tomo 1,
N." 101 in fine, pág. 222.-En contra: DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 854,
pág. 45.
(4) BAUDRY-LACAXTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3: edición, N."
2910 11, pág. 614; GARDENAT Y S~LMON-RICCI, obra citada, N . O 200, pág. 458; ~ I A -
ZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.* edición, N.O 856,,pbg. 738; Duccr CLARO,CARLOS,
obra citada, N.O 157, pág. 98.
(5) PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N.O 101, pág. 22; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N . O 863, pág. 57.
(6) BAUDRY-LACANTINERIE Y B A R D ~ , obra citada, tomo IV, 3: edici611, N.O
2910 11, pág. 614 in jíne; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 200, pág.
D , citada, tomo 1, 2.a edicibn, N.O 856, pág. 4'38 i n $*c.
458; M A ~ E A Uobr?
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 359

nester: 1 . O que los ejecuten mientras estén bajo el cuidado


de aquél ; y 2 . O que la víctima sea otro aprendiz o un tercero.

276. 1.0 Epoca en que debe ejecutarse el hecho


ilícito.-El artesano responde de los delitos o cuasideIitos
cometidos por sus aprendices mientras cstáiz bajo SZL cuidado,
es decir, durante el tiempo que están bajo su dependencia
o a sus órdenes (1).
Si el aprendiz vive en casa de1 artesano, esta responsa-
bilidad subsistirá durante todo eI tiempo de la convivencia,
aunque el hecho se efectúe fuera de fa casa o de la presen-
cia del artesano (2).
Si e1 aprendiz va al taller del artesano o 10 acompaña
en su trabajo a ciertas horas del dia solamente, esta respon-
sabilidad existirá durante ese tiempo y no fuera de ellas, es
decir, mientras e1 aprendiz esté a Ias órdenes del artesano,
aunque el, hecho no se efectúe en su presencia, como si se
realiza mientras cumple un encargo encomendado por el ar-
tesano.
La víctima deberá acreditar que el hecho acaeció mien-
tras el aprendiz estaba al cuidado del artesano (3).

277. 2.0 Persona que debe sufrir el daño.-El daño


debe sufrirlo otro aprel-tdiz (4) o un iercero ( 5 ) .
Si el daño lo sufre el propio aprendiz, la responsabili-
dad del artesano se regirá por los arts. 254 y siguientes del
C. del T., si constituye un accidente del trabajo, y, en el caso
(1) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 168, pág. 453.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 170, pág. 453; DE PSGE, obra
citada, tomo 11, N 2 980, pág. 835 in$?ine.-En contra: SAVATIER, obra citada, tomo 1,
N."256, pág. 332.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 172, pig. 454.
(4) A menos que e1 daño que sufra un aprendiz por el hecho de otro aprendiz
constituya un accidente del trabajo, en cuyo caso la responsabilidad del artesano
quedaría regida por los arts. 254 y siguientes del C . del T., y la responsabilidad por
el hecho ajeno del a n , 2320 sólo tendria aplicación en el evento contemplado en el
inc. 2.' del art. 261 de1 mismo Código.
(5) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edición, pág. 392; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, 2.8 edición, K.* 506, pág. 272; GARDENAT I' SAL~IOX-RICCI,
obra citada, N.O 171, pAg. 454.
índice
de excepción del inc. 2.O del art. 261 de ese Código (1) o si
el daño no constituye tal accidente, por el derecho coniún:
el artesano sólo será responsable si se le prueba dolo o culpa
en el hecho perjudicial (2). Habría lugar a la responsabili-
dad por el hecho ajeno si el autor del daño es otro apren-
diz, un dependiente o criado del artesano u otra persona por
cuyo hecho éste responda (hijo, pupilo, mujer) (arts. 2320
y 2322).
Si el daño causado por el aprendiz lo sufre el artesano,
tampoco hay lugar a la responsabilidad por el hecho ajeno,
sino a la responsabilidad simple de derecho común, salvo
que aquél sea menor y ,el delito o cuasidelito provenga de
alguna de las causas señaladas en el art. 2321, en cuyo caso
respondería el padre y , en su defecto, la madre del aprendiz
(Nos. 229 y 247) (3).

278. Cesacibn d e e s t a responsabilidad.-Esta res-


ponsabilidad cesa si el artesano prueba que no obstante ha-
ber ejercido la debida vigilancia, valiéndose de su autoridad
y empleando el cuidado de- un hombre prudente, no pudo
impedir el hecho (art. 2320, inc. final). Nos remitimos a Io
dicho en el N.O 246, que también es aplicable en este caso.

6 . O Respotzsabilidnd de los empresarios (4)

279. Principio.-Los empresarz'os son responsables de


los delitos y cuasidelitos de acción o de omisión cometidos
por sus dependientes mientras están bajo su cuidado (art.
2320, inc. 5.0).
(1) Pero aun en este caso, el patrón estará obligado a sumiiiistrar al aprendiz la
asistencia a que se refiere el art. 266 del C. del T.
(2) COI.INY CAPITANT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 392: JOCCEKAND,
obra citada, tonio 11, 2.' edición, N." 506, pág. 272; Xiiaznkun, obra citada, tomo 1,
2.a edicihn, N,"853 in Jine, pág. 737.
(3) GARDEWAT S SALMON-RICCI, obra citada, N," 169, pág. 453.
(4) Vean*, sobre esta materia, entre otras, las obras de BERTRAND, Le préfmsé
moderne, y <!e BAHGAT, LC rcsponsabi1ité du commetlant d raison des faits de scs prépsés.
DE LAS PRESVNCIONES DE CULPABIL D.4.D 561

280. Fundamento.-Como en Los casos anteriores,


el fundamento de esta responsabilidad es la culpa del eni-
presa~io,la falta de vigilancia en que se presume ha incu-
rrido. Obligado a velar por que sus dependientes n o causen
daños y a tomar, por lo mismo, las medidas necesarias al
efecto, puesto que se hallan bajo sus órdenes y direccibn,
es natural presumir q u e si alguno se produce, es porque esa
vigilancia no se ejerció en debida forma o las medidas adop-
tadas fueron insuficientes (1).

281. Personas responsables.-Están afectas a esta


responsabilidad los ernpresariós, esto es, toda persoiia 11atural
o jurídica (N.O 111) (2)-la ley n o distiilgue--que por con-
cesión o contrata ejecuta una obra o explota un servicio
pfiblico, o que abre al público y explota un espectAculo o
diversión. Tal es el sentido natural y obvio de la palabra
e~r~presario(art. 20 C . C.) (3).
(1) LALOU,obra citada, N." 484, pBg. 245; MAZEAUD, obra citada, tuniu 1, 2:'
edición, N." 931, pkg. 785; PLANIOL, obra citada, tomo 11, ediciún, N."91 1, pág.
320; Pinsos r nE VILLB, obra citado, torno i , N . O102, pég, 222; PLANIOL Y RIPERT.
obra citada, ton10 TI, N.O 641, pág. 867.
En ia Gacela, año 1901, ~ o n i o11, sent. 3025, pág. 1174, se señala, sin eiiibargu,
corno fundamento de esta responsabi!ídad la izatural ob!igacióil que pesa sol~reel
empresario de elegir empleados idóneos para las diligencias que se les enconiienden
y cuidadosos en el cumplimiento de sus deberes.
(2) LALOU,,obra citada, N.O 512, pág. 260; IZev., tonio 39, Z . n pai-te, sec. l . ~ ,
pág. 343 (Corte Supreina)..
(3) El Código francés, a diferencia del nuestro, liabla del coniitentt-, expresión
más amplia que la de empresario, porque si todo empresario es un coniit~nie,rio todo
comitente es empresario. Contitente es la perscna que encomienda una función u la
ejecución de un acto, obra o trabajo cualquiera a ocra, que La deseniperin 8 realiza
bajo las órdenes y dirección de aquélla. Dentro de este concepto, tio sólo es comitente
el empresario, el ernpleador O el pairón respecto de sus obreros, empleados o criados,
sino también e1 mandante respecto del mandatario, el padre respecto del hijo a íluieri
encarga conducir su automóvil bajo su autoridad y dirección, el marido respecto de
la niujer en el mismo caso, etc.: JOESERAND, obra citada, tomo 11, 2: ediciin, N.O
508, pág. 272 y N.' 512, pág. 256; DE PAGE, obra citada, tomo 1 1 , &os. 986
a 988, págs. 841 a 845; LALOL', obra citada, Nos. 489 a 492, págs. 247 3 21Q; Co-
LIN Y CAPITBNT, ob'ra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 394; MAZB+CD,obva citada,
tomo 1, 2.3 edición, NOS. 869 a 902, págs. 746 a 763; PLANIOL S RIPERT, obra ciiada,
tonio VI, N.O 642, p6g. 868; N." 646, p4g. 873 y N . O 647, pág. 874; PIRCON\. DI: VILLÉ,
obra citada,. torno 1, NOS. 108 a 118, pkgs. 233 a 257; PLANIOL,o h r : ~citgda. ton10 I I ,
10.0 edicibn, N," 911 bis, pág. 321; DEMOGUE, obra c i t z d ~ tonio
, V, Nos. 886 i 917,
págs. 78 a 11-2; RAGDRY-~.AC.~NTI~;ERIE Y B.IRDE,obra citada, tomo iIT,3 . . wlición,
Esta responsabilidad afecta, por tanto, a los empresa-
rios de trasportes por tierra, agua o aire (ferrocarriles (l),
tranvías (21, carros de tracción animal (3,ascensores,
autobuses, automóviles (4), naves (5), aviones), de comu-
nicaciones telefónicas, telegráficas o radiotelegráficas, de
alumbrado, de agua potable (6), de aseo, de desagües, de
co:istrucciones, de provisiones o suministros, de seguros, de
fábricas o industrias de todas clases, de minas y salitreras (7),
de hoteles, de espectáculos públicos, etc. (8).
---
N." 2912, pág. 617; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 92 a 110, phgs.
437 a 442; Nos. 137 a 166, págs. 449 a 453; SAVATIER,obra citada, tomo 1, Nos. 308
a 311, págs. 406 a 413; DE RUGGIERO,obra citada, tomo 11, versión española,
pág. 653.
(1) Rev., tonio 4, 2.a parte, sec. 2.a, phg. 93; tomo 23, 2." parte, sec. l.", pág. 577;
tomo 27, 2." parte, sec. l.', pág. 822; tomo 28, 2.' parte, sec. l.', pág. 270; tomo 32,
2." parte, sec. l.', pág. 386; tomo 36, 2.° parte, sec. l.", pág. 478; tomo 38, 2.8 parte,
sec. l.", pág. 239; Gaceta, año 1890, tomo 11, sent. 3239, pág. 489; año 1890, tomo
111, sent. 6476, pág. 791; año 1895, tomo 11, sent. 2778, pág. 689; año 1897, tomo 1,
sent. 1582, pág.-961; tomo 11, sent. 3869, pág. 1149; año-1899, tomo 1, s m t . 192,
pág. 154; año 1899, tomo 11, sent. 263, pág. 230 y sent. 506, pág. 417; año 1900, tomo
11, sent. 2010, pág. 97; año 1901, tomo 1, sent. 263, pág. 229 y sent. 423, pág. 381;
año 1902. tomo 1, sent. 258, pág. 273; sent. 846, pág. 850 y sent. 990, pág. 1004; año
1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308; sent. 2274, pág. 606; sent. 2594, pág. 965 y sent.
2606, pág. 972; Gaceta, año 1913, sent. 592, pág. 1915 y sent. 918, pág. 2686; año
1914, sent. 533, pág. 1457; año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356; año 1922, tomo 11,
sent. 150, pág. 598; año 1930, tomo 11, sent. 7, pág. 39; OTERO, Jurisprudencia del C.
de P. C., l.er apéndice a la 2.a edición de 1910, pág. 807, N.O 2 y pág. 819, N.O 10;
OTERO,Concordancias y Jurisprudencia dd C. de P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 256,
N.O 13; y las sentencias citadas en la nota 2 de la pág. 363.

(2) Rev.. tomo 2 , 2.' parte, sec. pág. 141; tomo 7, 2.a parte, sec. l.a, págs.
451 y 546 y sec. Z.a, pág. 3; tomo 9, 2.= parte, sec. pág. 23: tomo 12, 2.2 parte,
sec. 1 .". págs. 18 y 300; tomo 13, 2.= parte, sec. 1.*, pág. 103; tomo 15, 2.a parte, sec.
1 . a , pág. 131; tomo 19, 2.* parte, sec. pág. 378; tomo 21, 2.a parte, sec. l.", págs.
1 19 y 1053: toiiio 22, 2." parte, sec. pág. 195; tomo 36, 2.a parte, sec. l.', pág. 544;
tormo 39, 2.a parte, sec. l.a, pág. 79; Gaceta, año 1901, tomo 11, sent. 2789, pág. 925:
año 1913, sent. 1052, pág. 3056; año 1914, sent. 5. pAg. 13 y sent. 607, pág. 1762; año
1915, sent. 102, phg. 228; sept. 291, pág. 715 y sent. 297. pág. 731; año 1916, tomo 1,
sent. 150, pág. 485; tomo 11, sent. 235, pág. 803; año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467.
(3) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1897, tomo 11, sent. 3504, pág.
912; año 1897, tonlo 111, sent. 4225, pág. 78; año 1901, tomo 11, sent. 3025, pág. 1174;
año 1914, sent. 215, pág. 593.
(4) Rev., tomo 34, 2.. parte, sec. l.", pág. 389.
(5) Gaceta, año 1915, sent. 565, pág. 1467.
(6) Rev., tomo 39, 2.' parte, sec. l.*, pág. 343 (Corte Suprema).
(7) G.iceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432.
(8) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 145 y 146, pág. 449; N.O 150,
pág. 450; N.O 156, pág. 452 y N.O 163, pág. 453.
D E LAS PRESUNCIONES DE CULPrlBILTDAD 363

282. Empresarios fiscales y municipales:-Esta res-


ponsabiiidad afects a todo empresario, sea fiscal, mz~nicipal
o p~rticu.lar. La ley no distingue y la responsabilidad del
Estado y de las Municipalidades, en cuanto administradores
de su patrimonio privado o de una empresa que les pertene-
ce, queda regida por el derechoco~nún(1). Así, de los daños
causados por 'los empleados o dependientes de la Empresa
de los Ferrocarriles de1 Estado y gue deriz~e~z de actos zt omi-
siones que se ~elacz'one?~
con el servicio (art. 69 de1 decreto
N.O 1157, de 13 de JuIio de 1931, que fijó el texto definitivo
de Ia ley general de ferrocarriles, y art. 3 . O del D. F. L. N,"
167, de 1 2 de Mayo de 1931, sobre administración de los
Ferrocarriles del Estado) (2) y de los causados por los em-
pleados o dependientes de las Fábricas y hfaestranzas de1
Ejército (art. 1." de la ley N."4043, de 11 de Septiembre
de 1924) o de cualquiera otra empresa fiscal o municipal,
---
(1) Rev., tonio 39, 2.a parte, sec. l.", pig. 333 (Corte Suprema); Mazo.kco, obra
citada, tomo 11, 2." edición, N,"1980, pág. 786; BAUDRY-LACANTI~EKIE Y BARDE,
obra citada, rorrio IV, 3.* edición, N." 2917, pág. 628; LALOU,obra citada, N." 512,
pág. 260 y N.O 665, pág. 359; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 714, pág.
967; PLANIOL,obra citada, torno 11, edición,.pág. 308, nota 2 ; G.IRDEN.%T r SAL-
NON-RICCI,obra citada, N.O 86, pág. 301; N.O 127, pág. 306; N . O 151, pág. 451; Sa-
VATIER, obra citada, tomo l , N." 209, pág. 262.
(2) Rev., tomo 7, 2.= parte, sec. 1.a, pág. 324; tomo 9, 2.a pafte, sec. 2.a, pág.
25; tomo 10, 2.2 parte, sec. l.Z, pág. 47; tomo 12, ? . a parte, sec. l.", págs. 90 y 308;
tomo 14, 2." parte, sec, l.', pág. 498; tomo 16, 2." parte, sec. l.=, pág. 513; tonio 17,
2.2 parte, sec. 1 .=, pág. 257; tomo 18, 2." parte, see. f.", pág. 335; tomo 19, 2.a parte,
sec. 1.",p6gs. 383 y 493 ; tomo 23, 2." parte, sec. l.=,pág. 23 ; tomo 24, 2.a parte, sec.
l . a ,pBg. 567; tomo 25, 2 . a parte, scc., 1.", pág. 135; tomo 26, 2.= parte, sec. l.",págs.
89 y 141; tomo 27, 2.%parte, sec. l.", págs. 240 y 557; tomo 22, 2." parte, sec. l a 3 ,
págs. 241. 681, 785. 912 y 987; tomo 28, 2.a parte, sec. l . a , págs. 66, 164, 295 y 747;
tomo 29, 2.8 parte, scc. t.a, .págs.
. 43, 549 y 570; tomo 30, 2.a parte, sec. l.=, pág. 524;
tomo 31, 2 . P parte, sec. l.', pág. 144; tomo 32, 2." parte; sec. I m apág., 10; tomo 36,
2.aparte, sec. l.a, pág. 478; tomo 38, 2.a parte, sec. t.a, pág. 239; Gaceta, año 1890,
tomo 11, sent. 3239, pág. 489; año 1895, tomo 11, sent. 2778, pág. 689; año 1897, to-
mo 1, sonc. 1582, pág. 961; tomo 11, sent. 3869, pág. 1149; año 1899, tomo 1, sent.
192, pág. 154; año 1899, tomo 11, sent. 263, pág. 230 y sent. 506, pág. 417; año 1900,
tomo 11, sent. 2010, pág.,9T; afio 1901, tomo 1, sent. 263, pág. 229 y sent. 423, pág.
381 ;año 1902, tomo 1, sen?. 258, pág. 273; serit. 846, pág. 850 y sent. 990, pág. 1004;
año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308; sent. 2274, pág. 605; sent. 2591, pág. 965 y
sen;. 2606, pág. 972: año 1913, sent. 592, pág. 1915; año 1930, tcmo II, sent. 7, pág.
39; OTERO, Jikrisprudmtcia del C. de P. C., l.er apéndice 3 la 2.2edición de 1910, pág.
807, K." 2 y pág. 819, N.O 10; OTERO,Concordn>iriilsy Jz~rP'sprí/Senci!!del C. de P. C.,
tomo V, 1918-1922, pág. 256, N." 13.
responde la respectiva empresa en los términos del art. 2320.
Se ha fallado, por eso, que de los daños irrogados por un em-
pleado de una empresa de agua potable fiscal responde el
Estado (1).

283. Personas d e cuyo h e c h o se responde; concep-


t o del dependiente.-Los empresarios responden del he-
cho de sus dependientes, esto es, de las personas que están a
S ~ Lservicio, tales como empleados, obreros, etc. (2). Lo que
caracteriza al dependiente es el hecho de ser subalterno de
ztra persona, de prestar sus servicios bajo la autoridad o
las órdenes de otro (3). De ahí que la jurisprudencia atri-
buya esta calidad a los conductores de los carros urbanos
(4); a los motoristas, cobradores e inspectores de los tran-
vias (5j; a los maquinistas, conductores, jefes de estación,
cambiadores, guardavías y demás empleados de una empre-
sa ferroviaria (6) ; al camionero de una empresa de transportes
que trabaja a las órdenes de ésta con elementos de la ~nisnla
empresa y mediante una rernuneyación pagada por ella (7) ; al
conductor de un camión que trabaja permanente y exclusiva-
mente al servicio y por cuenta de una empresa vendedora
de bencina (8) ; al chofer de una empresa de automóviles des-
---
( 1 ) Iiev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.", pág. 343 (Corte Suprenia).
(2) Siempre que el dependiente sea capaz de delito o cuasidelito por las r.lzones
expresadas en el N." 218.
(3) P L A ~ I UYLK I P E K T , obra citada, tomo VI, N." 642, pág. 868; BAUDRY-L.\c.\s-
TINEKIE, obra citada, tomo i I , 13." edición, N.O 720, pág. 326; BAUDRT-LACASTINE-
R I E 1- BARDE,obra citada, tomo IV, 3.n edición, N.O 2912, pág. 617; L A L O L ~ , obra ci-
tada, N," 489, pig. 247; DE PACE, obra citada, tomo 11, N." 986, pág. 811; JUSSE-
R A N D , obra citado, tomo 11, 2.- edi:ibn, N'." 508; pág. 272; M A ~ E A U D ,
obra cit~tda,
tomo 1. 2.*ediciÓn, Nos. 882 a 885, págs. 751 a 753; PIRSONY DE V I L L E , obra riiada,
tonlo 1, N.O 104, pág. 227 y N.O 108, pág. 233; DEMOGUE, obra citada, tomo V , N . O
896, pág. 89; GARDEXAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N." 96, pág. 438; S A V ~ T I E R ,
abra citada, tomo 1, N.O 289, pág. 377 y N."296, pág. 385.
(4) Vésnse las sentencias citadas en 1s nota 3 de la p B g . 362.
(5) VGanse lis sentencias citadas en b nota 2 de la pág. 362.
(6) Véanse las sentencias citadas enla nota 1 de la p8g. 362 y en la nota 2 d e
la pág. 363.
(7) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. l.", pAg. 117 (consid. 7.' de 1.a instancia).
(8) Rev., tomo 37, 2 . a parte, sec. l.', pág. 94.
DE LAS PRESUNCIONES DE C C L P A B ~ L ~ D A D 365

tinados al servicio público (1); al gerente de una sociedad


constructora de poblaciones ( 2 ) ; al cantinero de un barco
(3); al empleado de una empresa de agua potable (4).
Basta q u e una persona sirefa o trabaje bajo Las drdenes de
otra, voluntaria o forzadamente (S), para q u e tenga la ca-
lidad de dependiente, cualquiera que sea su edad, mayor o
menor de veinticinco años ( 6 ) , la naturaleza o importancia
de1 trabajo que desempeñe o del empleo o cargo que ejerza
(7) y aunque requiera conocimientos técnicos de que el
empresario carezca ( l i ) , la remuneración que reciba, la for-
ma en que se Ie pague, por tiempo o por pieza, medida u
obra (9), y aunque sirva gratuitamente (10) o no reciba
otro salario que las propinas de los clientes (11) o u;ia parte
de las utilidades (12), cualesquiera que sean la duración ocarhc-
ter del empleo, permanente, transitorio o accidental (13), las
(1) Rev., tomo 34, 2.a parte, sec. l.*, pág. 389.
(2) Gaceta, año 1915, sent. 298, pág. 732.
(3) Gaceta, año 1915, sent. 565, pZg. 1466.
(4) Rev., tomo 39, 2.' parte, sección l.", pág. 343 (Corte Suprema).
(5) Así, los penados O recluídos que trabajan a las ordenes de u n empresario en
cumpIimiento de 19s Ieyes y reglamentos respectivcs, son sus dependientes y quedan
comprendidos en el inc. 5." del art. 2320.
16) GARDEXAT I' S A L ~ ~ O N - R I C C obrs
I, citada, N," 125, p9g. c.47; D E ~ I O C U E
obra c i t ~ d a tomo
, V, hTfo 912, pág. 109.
(7) LALOV. obra citaaa, N," 491, pá:. 249; DE PACE, obr3 ~ i i 3 d 3 ,tomo 11,
N."987, pág. 842; P ~ a s r uo ~RIPERT,obra cit?:da, tomo VI, N." 646, p&g.873.
(8) PLANIOL i- RIFERT, obra citada, t c m o VI, N.o 646, pág. 873.
(9) JOSSERAND, obra citada, tcmo 11, 2.' edición, N,"5 C 8 , ~ 5 g 273; . SAVATIER,
obra citada, tonio 1, N." 298, pág. 389; GAKDSNAT i. SALNON-RICCI, obra citada,
N,"126, pág. 447; PLANIOL E. TZIF-ERT, obra citada, tonlo i71, Y." 646, pág. 873; DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 901, pág. 95; Rev., tonlo 37, 2.. parte, sec. l.a,
pág. 94 (consid. 9.O de 2.a instancia).
(10) JOSSERAND, obra citad?, tonio 11, edición, N . O 508, pág. 273; GARDENAT
Y S.&LMON-RICCI,'O~S~ citada, N.O 126, pág. 447; D E PAGE, obrl ciiada, tomo 11, N.O
986, pág. 841 ; PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo V I , N . O 646,. pág. 873; M A Z E A ~ D ,
obrs citada, to111o 1, 2.a edición, Sos. 87.1 y 875, pág. 727; PIRSOK c DE VILLÉ, obra
citada, tonio 1, N . O 110, pág. 236; D E X ~ G UoEb, r ~ citada, t o n o f.,' N.O 901, pág. 9 5 .
(11) B.~UDRY-L.%CAI~TISE$EE Y DARDL,obra citada, tomo I\.l, 3 . edición.
~ y.' 2912
Zn finc, p4g. 619; PLAXIOL Y RIPLRT,obra cits:!3, tomo VI, N." 646, pág. 873; MA-
ZEALTD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, K.' 875, pág. 717; D o h r o ~ i r ~ , citldn,
obr-
tomo V, N . O 901, pág. 95.
(12) LALOU. 0br3 citad9, hí.' 190,pág. 248; PLANIOL I- RIPERT,obr2 citaC.1, t o .
mo VI: N.O 6.16, pág. 873.
(13) DE PAGE,obra citad^. tomo 11, h'." 986, pág. 841; PLAXIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo \3, 3." 6s6, pág. 873.
relaciones de familia que medien entre ellas (el hijo puede
ser dependiente. de su padre y la mujer del marido y vice-
versa) (l),o la naturaleza del contrato que las ligue (2) (3),
y aun cuando no exista contrato (4),el celebrado sea nulo
( 5 ) , o el dependiente no habite con el empresario. La ley no
considera estas circunstancias sino únicamente el hecho de
servir o trabajar a las órdenes o bajo la dependencia del em-
presario. Como dice Demogue, la calidad de dependiente es
más bien un estado de hecho que una relación jurídica (6).
La expresión dependiente tiene, pues, una acepción más
amplia que la que le da el art. 237 C. de C. Para los efectos
del art. 2320 C. C., no sólo es tal el definido por aquel pre-
cepto sino también el factor de una empresa; ambos pres-
tan servicios a las órdenes de su principal.

284. Elección del dependiente.-No es necesario que


el empresario mismo haya elegido o designado al dependiente
( 7 ) . Este puede ser elegido por el propio empresario, por sus
(1) DE PACE,obra citada, tomo 11, N . O 986, pág. 841; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, Ir;.' 886, pág. 753.-En contra: PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo VI, N." 646, pág. 873; PIRSONY DE' VILLÉ,obra citada, tomo 1, N."111, pág.
237; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 889, pág. 81.
(2) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.'646, pág. 874; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, .N.O 914, plg. 110.
(3) Las personas que presten sus servicios en virtud de un contrato de trabajo
tendrán siempre la calidad de dependientes de su empleador O patrón. Lo que carac-
teriza a este contrato es-precisamente el vinculo de subordinación o dependencia que
él crea entre el empleador o el patrón, por una parte, y el empleado o.el obrero, por
la otra. En este sentido: SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 296, pág. 385.
(4) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2:edici6n, N." 512, pág. 276 i n fine; L)E
PAGE,obra citada, tomo 11, N.' 986, pág. 841; PLANIOLY RIPEXT,obra citada. to-
mo VI, N." 646, pág. 874: MMEAUD,obra citada, tomo 1, 2.* edición, N,"876, pág.
748 7 N."889, pág. 755; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 112, pág. 246.
(5) GARDENAT Y SALMON-RICC~, obra citada, N."127, pág. 448; PLANIOLY RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 646, pág. 874; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a
edición, N.O 876, pkg. 748; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 890, pág. 82.
(6) Obra citaba, tomo V, N."90, phg. 82.
(7) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, Nos. 879 y 880, ~ á g749;
. LALOC.,
obra citada, N.O 489, pág. 247; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.rn edicibn, N.O 510,
pág. 274; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 643, pág. 869; Dcccr CLARO,
CARLOS,obra citada, N.O 159 infrne, pág. 100.-En contra: COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.E edición, pAg. 394; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O
94, pág. 438; RAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo i v , 3.8 edición,
N . O 2912, pág. 617; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N . O 986 in fine, pág. 842.
DE LAS PRESUNCIONES DE CCLPABILXDAD 367

empleados, agentes u otros dependientes, aunque no tengan


autorización para ello ( l ) , y aún por un tercero sin vincu-
lación alguna con el empresario. La calidad de dependiente
no proviene de Ia forma de su designación, sino del hecho de
estar al servicio de otro. Basta que así ocurra para que la
persona que sirve a las órdenes del empresario sea S I L de-
pendiente, aun cuando esto se deba a circunstancias ocasio-
nales o extraordinarias. El empresario que se allanó a adtni-
tirlo a su servicio, lo hizo su dependiente por ese hecho (2).
De acuerdo con estos principios, la Corte Suprema ha
fallado que la Empresa de Ios Ferrocarriles del Estado es
responsable de Ias omisiones relativas al servicio en que in-
currieron los soldados que un teniente de Carabineros puso
en reemplazo del guardavías a quien tos huelguistas arre-
bataron por fuerza del lugar donde ocurrió el accidente, por-
que la Empresa, al aceptar tácitamente el servicio de esos
soldados y continuar con ellos su trabajo, 'los hizo sus de-
pendientes (3).

285. Trabajo independiente.-lo que constituye en su


esencia al dependiente es el hecho de servir o trabajar a las ór-
denes o como subordinado de otro. Quien realiza un trabajo
independiente, aunque-sea para un empresario, no es su de-
pendiente, a menos que el empresario se reserve su direccibn y
vigilancia: e1 operario o artesano extraño a la empresa a quien
el empresario Ilama para que le arregle una cañería o el techo
de su casa o al cual encarga la confección de una pieza de un
motor que se ha roto o de una mesa, trabajas que realiza
según su propia iniciativa, no es un dependiente y no queda
comprendido en e1 inc. 5." del art. 2320. El empresario no
responde de los delitos o cuasidelitos que ese operario o
(1) BAUDRY-LAWKTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.' edición, N.O
2913 1, pág. 620; GARDENAT Y SALMON-RICCX, obra citada, N."95, pág. 438; PIRSOK
Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N," 105, pág. 228; DENOGEE, obra citada, tomo V,
N.O 892, pgg. 84; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 307, pág. 406,
(2) M-~ZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 880, pág. 751.
(3) Rev., tomo 32, 2.. parte, cec. l.., pág. 10.
artesano cometa mientras ejecute el trabajo (1). Lo mismo
cabe decir del trabajador a domicilio (2).

286. Profesionales.-La calidad de dependiente no es


incompatible con el hecho de que el empleo o cargo que aquél
desempeña requiera conocimientos técnicos: los profesionales
-abogados, médicos, ingenieros, etc.-pueden ser depen-
dientes de un empresario, como lo prueba el N . O 3 . O del art.
109 C. del T. Lo serán si prestan sus servicios a las órdenes
de aquél: el ingeniero jefe de máquinas de una empresa o
que, como técnico, dirige la obra bajo las órdenes del em-
presario; el médico al servicio de la empresa para atender a
sus empleados y obreros de acuerdo con los reglamentos e
instrucciones dictados al efecto; el médico que presta sus
servicios en un hospital o en una clínica en forma permanen-
te, son dependientes en los t é r m i ~ o sdel inc. 5 . O del art. 2320,
y si cometen un delito o cuasidelito mientras están al cui-
dado del empresario, éste es responsable (3).
En cambio, el ingeniero con quien el empresario con-
trata la confección de un plano o de un determinado pro-
yecto o la construccióii de una obra (4), el médico a quien
llama para que atienda a uno de sus empleados, el abogado

(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.. edición, K." 911 bis, pág. 321; GAUDE-
YET, obra citada, pág. 324; COLINi CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.8 edicibn,
pág. 394; BAUDRY-LACANTIXERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. edición, N.O
2913, pág. 619; JOSCERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 512, pág. 276;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 87 a 102, págs. 439 y 440; LALOU,
obra citada, N." 489, pág. 247; PLANIOLY RXPERT, obra citada, tomo VI, N.O 645,
pág. 871; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.0 edicíbn, N.O 896, pág. 760; PIRSONr
DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 109, pág. 235; DEMOGUE, obra citada, tomo V,
N.O 896, págs. 90 y 92; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 297, pág. 387 y N." 298,
pág. 386.
$2) SAVATIPR, obra citada, tomo 1, N.O 298, pág. 389.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N," 903, pág. 96; L.~Lou,obra citada, N.o
497, pág. 251; SIVATIER, obra citada, tomo 1, N." 3C0, pág. 395.-En contra:
RAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.8 edicibn, N." 2912, phg.
618; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 104 y 105, pág. 440; DE PACE,
obra citadn, torno 11, N." 987, pág. 843: PLANIOI. Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
~ $ 4 876,
. nota 1; PIRSONY DE v 1 ~ 1 . 6 obra
, citada, tomo 1, N . 9 1 0 , pág. 236 1 N."
1 1 1 , php. 241.
(4) Gaceta, año 1918, tomo 1, sent. 308, pág. 95i.
D- LAS PRESCNCIONES DE C U L P A B I L I ~ A D 3 69

a quien confía la defensa de un juicio, no son sus depetidien-


tes. Entre el empresario y el profesional no esiste entonces
e1 vínculo de suliordinación o depende~lciaque constituye
esa calidad.

287. Dependiente facilitado a otro empresario.-


El empresario que pone momentáneamente a uno de sus de-
pendientes a disposición de otro empresario, será responsa-
ble de los delitos o cuasidelitos del dependiente si, no obs-
tante ello, continúa bajo su dependencia y autoridad, puesto
que sigue siendo su dependiente (1). De lo contrario, la res-
ponsabiIidad afectará al empresario a cuya disposición ha
sido puesto el dependiente; el hecho de hallarse bajo su au-
toridad y dependencia lo ha convertido en dependiente
suyo (2).

288. Requisitos.-Para que los empresarios respondan


de los delitos y cuasidelitos de sus dependientes, se requiere:
f . que éstos los ejecuten mientras estén bajo el cuidado de
O

aquéllos; y 2." que la víctima sea otro dependiente o un ter-


cero.
289. 1." Epoca en que debe ejecutarse el hecho
i1icito.-El empresario responde de los delitos o cuasidelitos
de sus dependientes si éstos los ejecutan mienfras están bajo

(1) BAUDRY-LACANUNLRIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2912,
pág. 619: GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N.O 109, pág. 441; I,ALOU,obra
citada, N." 508, pág 257 y N," 510, pág. 258; PLANIOL y RIPERT,obra citada, tonio
VI, N." 649, pág. 876; M A ~ E A U obra D . citada, tomo 1, 2." edicibn, N," 900, pág. 761
y M.' 901, phg. 762; DEMOGCE, obra citada, tomo V, N." 908, pág. 102; PIRSONY
DE VILLÉ,obra citada, tomo I , N." 128, p5gs. 282 y siguientes; Rwttie Trimestrielle de
Droa C i d , tomo 38, ano 1939, pág. 264, N.' 22.
(2) COLINP CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6 . a edición, pág. 394: BAUDRY-
LACAXTINERIH, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N."720 infine, phg. 327; BAUDRY-
~ C A N T X K E R I EY B-~RDE, obra citada, tomo It', edición, H." 2912, pág. 618 itt
fine; GARDENAT Y SALMOX-RICCI, obra citada, N." 110, pág. 442; LALOU, obra citada,
N . O 507, pAg. 256; DE PACE, obra citada, tomo 11, E."986, pAg. 842; PMNIOLY Ki-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 649, pAg. 876; PIKSON Y DE VILLE,obra citada, to-
mo 1, N," 128, págs. 282 y siguientes; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 315, pág.
416.
24
su cuidado (l),es decir, durante el tiempo que presten szis ser-
vicios o desernpenen las funciones que les estén encomendadas
(2), sea que el hecho se realice en ejercicio o con ocasión de
tales funciones o servicios y aun con abuso de unas u otros
(3), sea ajeno a ellos o se verifique durante una interrupción
momentánea de los mismos, por ejemplo, para tomarse un
descanso o satisfacer una necesidad corporal, o fuera de la
presencia del empresario. Basta que el hecho se ejecute
mientras el dependiente esté a s u cuidado, y esto ocurre
mientras se halle en servicio (4).
Así, el empresario responde del homicidio cometido en el
taller por uno de sus dependientes en la persona de otro depen-

(1) En este punto, nuestro Código es más amplio que el francés. Según este,
los comitentes sólo responden del daño causado por sus dependientes (pr6posés) en
el ejercicio de sus respectivas funciones, es decir, el Código francés aplica a esta res-
ponsabilidad el criterio que el nuestro consagra para los amos en el art. 2322, en tanto
que en Chile la responsabilidad del empresario procede en el mismo caao que la ?e los
jefes de colegios y escuelas.
Por lo que hace a la extensión de la responsabilidad de los empresarios, nuestro
Código adopta, pues, el criterio que el Código francés establece respecto de los ins-
titutores y artesanos en el inciso 6." del art. 1384 y no el que aplica a los amos v co-
niitentes. Conviene tener presente esta circunstancia para evitar los errores a que
podría dar origen la aplicación lisa y llana de la doctrina y de la jurisprudencia fran-
cesas en la interpretación de los preceptos que reglan la responsabilidad de que ahora
nos ocupamos.
(2) Gaceta, año 1901, tomo 11, sent. 3025, pág. 1174 (consid. 3."); año 1930,
tomo 11, sent. 7, pág. 39 (consid. 8." de l . = instancia).
(3) Cuando el legislador ha querido eximir de responsabilidad al civilmente
responsable por el hecho de que la persona a su cuidado abuse de sus funciones, lo
ha dicho expresamente, como en el caso del art. 2322 respecto de los amos.
(4) En el mismo sentido: Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 166, pág. 103.
NO obstante que, según el art. 1384 del Código francds, los comitentes sólo responden
del daño causado por sus dependientes en ei ejercicio de sus respectivas funciones, pre-
cepto que, como dijimos en la nota 1 de'esta página, es más restringido que el nuestro,
la jurisprudencia francesa lo ha interpretado con tal amplitud que las soluciones que
adopta son análogas a las que, en nuestro sentir, se derivan del inc. 5." del art. 2320:
MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 905, pág. 765; N.O 910, pág. 768 y
Nos. 912 a 915, págs. 770 a 774; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 650,
pág. 879; JOSCERAND, obra citada, tomo 11, 2.1 edición, N.O 512, pág. 275; COLINY
CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 395; LALOU, obra citada, Nos. 501
a 506, págs. 253 a 256; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 989, pág. 845 y N.O 990,
pág. 846; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tonio 1, Nos. 120 a 125, págs. 258 a 277;
BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2914, pág.
621 ; UEMOGUE, obra citada, tomo V, Nos. 918 a 921, págs. 114 a 123; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 112, a 118, págs. 443 a 446.
DE I,.kS PRESUNCIONES DE CULPABII.ID.4T) 37 1

diente o de un tercero (1) ;del robo de las planchas de zinc de


la casa vecina ejecutado por sus obreros mientras trabajan en la
construcción de un edificio; de los hurtos o atentados de que
sean víctimas los visitantes de una fabrica de parte de los obre-
ros o empleados de la misma; de1 atropellamiento cometido
en la vía pública por el conductor de un vehículo cuya dirección
aquél le ha confiado (2); de la muerte de unos animales
por haber bebido aguas contaminadas con cloro a consecuen-
cia de haberse escapado este gas de los tubos que lo conte-
nían mientias éstos eran revisados por un empleado de la
respectiva empresa (31, etc. Se trata de hechos ilícitos co-
metidos mientras sus autores están al cuidado del ernpre-
sario (4).
La responsabilidad del empresario cesa cuando el de-
pendiente no está en servicio, cuando entre el hecho ilícito y
las funciones que desempeña no existe relación alguna de
tiempo, lugar ni servicio, como si lo ejecuta después de salir
del trabajo o mientras está con permiso o en vacaciones (5).
La responsabilidad del empresario comienza, por tanto,
cuando el dependiente entra al trabajo y cesa cuando éste
termina.
Los jueces del fondo establecen soberanamente si cuan-
do el dependiente causó el daño estaba o no prestando sus
servicios al empresario (6).
--
(1) DE PAGE, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 989, pbg. 846.
(2) Gaceta, año 1901, tomo 11, sent. 3025, pág. 1174'(consid: 3,').
(3) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l , a , pág. 343.
(4) MAZEAUD, obra cibada, tomo 1, 2'a edición, N." 910, pág. 768.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 1 , 2.' edición, N? 907, pág. 767; JOSSERAND,
obra citada, tomo 1 I , 2." edición, N.O 512, pág. 275; PLANIOL, obra citada, tomo 11,
1O.a edición, N . O 911 bis, pág. 322; COLINY CAPITAXT, abra citada, tomo 11, 6.. edi-
ción, pág. 395; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 989, pág. 846; PLRSON Y DE VIL&
obra citada, tomo 1, N.O 120, pág. 258; BA~ES-LACANT~NERIE Y BARDE, obra citada,
tomo IV, 3: edición, N . O 2915, ~ág.625; D E M O G ~obra E , citada, romo V, N."922,
pág. 123; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 296, pág. 386 irz fine.
(6) Rev., tomo 28, 2.a parte. ~ e cI,.*, pág. 117, consid. 10 (Corte Suprema) ; DE-
asocue, obra citada, tomo V, N." 932, pág. 136; GARDEKAT Y SALMON-RICCI, obra
citada, N,"124, pág. 441,
290. 2.0 Persona que debe sufrir el daño.-El daño
debe sufrir10 un tercero (1) u otro dependiente (2). Pero si el
daño experimentado por este último constituye un accidente
del trabajo-y así ocurrirá por lo general,- la responsabilidad
del empresario se regirá por los arts. 254 y siguientes del C.
del T. La responsabilidad por el daño ajeno de que trata el
art. 2320 no tendría aplicación sino en el ebento contempla-
do en el inc. 2.O del art. 261 del mismo Código (3).
Si el daño lo sufre el propiodependiente, no cabe hablar
de responsabilidad por el hecho ajeno: el inc. 5 . O del art.
2320 no tiene aplicación (4). Ida responsabilidad del empre-
sario se regirá por los arts. 254 y siguientes del C. del T.,
si el daño constituye un accidente del trabajo, y en el caso
de excepción del inciso 2.O -del art. 261 de ese Código (5)
o si el daño no constituye tal accidente, por el derecho co-
mún: el empresario sólo será responsable si se le prueba dolo
o culpa en el hecho perjudicial (6). Habría lugar a la res-
ponsabilidad por el hecho ajeno si el autor del daño es
otro dependiente o alguna persona de cuyo hecho responda
el empresario con arreglo a los arts. 2320 a 2322 (un hijo
menor que habita con él, su pupilo, sri mujer, uno de sus
criados o aprendices).
Si el daño causado por el dependiente lo sufre el em-

obra citada, tomo 1, 2.° edición,


(1) MAZEAUD, N."904, p4g. 765; PLAAIOLP
RIPERT,obra citada. tomo IV, N." 651, pág. 883; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N." 993, pág. 850; PIRSON'YDE VILLÉ, obra citada, tomo 1 , N." 119, pág. 257; GAR-
DEWAT Y SALMON-RICCI,
obra citada, Nos. 129 y 130, pág. 448.
(2) En la especie fallada en la sentencia que se publica en la Rev., tomo 38, 2.'
parle, sec. l.., pág. 239, el daño lo sufrió uno de los dependientes de la empresa
demandada por un accidente que no ocurrió a causa ni con ocasión del trabajo que
desempeñaba en la empresa.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N," 904, pág. 765; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 993, pág. 850; GARDENIT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 129 y 130, pág. 448.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edicibn, N." 904, pág. 764,
(5) Pero aun en este caso el patrón estará obligado a suministrar al dependiente
la asistencia a que se refiere el art. 266 C. de! T .
(6) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 993, pág. 850; GARDENAT Y SALSON-
RICCI,obra citada, N . O 130, pag. 448.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 373

presario, tampoco hay lugar a la responsabilidad por el he-


cho ajeno, sino a la personal del propio dependiente (l),
salvo que éste sea menor y eI delito o cuasidelito provenga
de alguna de las causas señaladas en el art. 2321, en cuyo
caso respondería su padre y, en su defecto, la madre (Nos.
230 y 247).

291. Prueba.-A la víctima incumbe prollar que el da-


ño lo causó un dependiente del empresario contra quien di-
rige su acción, mientras se hallaba al cuidado dc éste. Esta
prueba puede hacerse por todos los medios probatorios, in-
clusive testigos. Se trata de probar un hecho: que el autor
del daño prestaba servicios a las órdenes del demandado (2).
Pero no es mcncster que pruebe cuál o cuáles de los de-
pendientes individualmente determinados han sido sus au-
tores, ni siquiera que indique sus nombres; la ley no fo exige.
Basta que se acredite que fué causado por deperrrlientes del
demandado (3). Así lo ha fallado la Corte Suprema (4).
292. Cesación de esta responsabilidad.-Esta res-
ponsabilidad cesa si el empresario prueba que no hubo czd@a
de su pnrte en el delito o cuasidelito ejecutado por el depen-
diente mientras le prestaba sus servicios, esto es, si prueba
q u e no pudo impcdir cl hecho no obstante haber ejercido la
debida vigilancia valiéndose de su autoridad y empleando el
cuidado de un hombre prudente (art. 2320, inc. final) ( 5 ) .
(1) ~ ~ M E A U Dobra
, citada, torilo 1, 2.a edición, N . O 904 in fine, pág. 765; DE
PAGE,obra citada, tonio 11, N.O 975, pág. 832; PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, toma
I, N." 80, pág. 187.
(2) GARDEXAT Y SALNOK-RICCI, obra citada, N.O 111, pág. 443; I > E ~ ~ oobra
G~E,
citada, tomo V, R." 915, pág. 111.
(3) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 971, pág. 824; DEXOGLJE, obra citada,
tomo V, N."916, pág. 1 1 1 .
(4) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.', pílgs. 681 y 912; tonio 78, parte, sec. l.a,
pág. 164.-En contra: Gacets, año 1914, sent. 358, pág. 1006 (Corte de Santiago).
La Corte Suprema ha fallado asimismo que tampoco es necesario consignar en
la sentencia e1 nombre de los dependientes autores del daño para el efecto de juzgar
la responsabilidad del empresario: Gaceta, año 1914, sent. 5, pág. 13,
(5) El Código francPs (art. 1354) niega esta prueba al comitente. E n él, su res-
ponsabilidad se presume de derecho: MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.* edición,
Nos. 921 a 926, pLgs. 778 a 781; GADDEUET,obra citada, pág. 326; GARDEHAT Y SAL-
índice
DE LAS PRESUKCIONES DE CELPABILIDAD 3'15

7.O Respo~zsabilidad de los amos

293. Principio.-Los amos responden de los delitos y


cuasideIitos de acción o de omisión que cometan sus criados
o simientes en el ejercicio de sz~srespectivas fiinciones; y esto
aunque el hecho de que se trate no se haya ejecutado a su
vista (art. 2322).

294. Fundamento.-- E1 fundamento de esta respon-


sabilidad es Ia culpa in eEigendo y la culpa in vigilando que
se atribuye a1 amo: la ley presume que si un criado o sirviente
comete un delito o cuasidelito en el ejercicio de sus funciones,
es porque aquél no lo vigiló o dirigió debidamente o porque
eligió como tal a un individuo incompetente o sin las condí-
ciones requeridas (1).

295. Personas responsables.-Están afectos a esta


responsabilidad los amos, esto es, las personas q u e tienen a
su servicio uno o más empleados domésticos, «el señor o ca-
beza de la casa o familia», sean personas naturales o juridi-
cas (2); la ley no distingue.

294. Personas de cuyo hecho se responde.-Los


amos responden de la conducta de sus criados o sirvientes.
Son tales las personas empleadas en el servicio doméstico (3),

(1) LALOII,obra citada, N . O 484, pLg. 245; Dz PAGE,obra citada, tomo 11, N . O
984, pág. 838; COLINy CAPITANT, obracitada, tomo 11,6.aedición,pág. 392; M A ~ C - ~ X T D ,
obra citada, tomo 1 , 2.a edición, Xos. 929 a 931, págs. 784 y 785; PLANIOL, obra ci-
tada, tomo 11, 10.8 edición, N.O 911, pág. 320; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
VI, N.O 641, pág. 867; B.4nD~i--LACANTIXERIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición,
N,"719, pág. 326; PIRSONY DE VILI.~,obra citada, tomo 1, N . O 102, pág. 222.
(2) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.a, pág. 343 (Corte Suprema).
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N," 870, pág. 746; PIRSOXY DE
VILLB,obra citada, tomo 1, N.O 104, pág. 227; LALOU, obra citada, N . O 488, pág. 247;
Duccr CLARO, CARLOS, obra citada, N." 169, pág. 106.
como cocineras, choferes de casas particulares (11, cocheros
(2), llavercs, mozos, porteros, sirvientes de mano, conserjes,
jardineros, niñeras, cuidadores de un inmueble (3), etc.
Basta que una persona sea empleado doméstico de otra
para que tenga la calidad de criado o sirviente y quede com-
prendida en el art. 2322, cualquiera que sea su edad, mayor
o menor de veinticinco años, la remuneración que reciba,
la forma en que ésta se pague, por tiempo o por obra, y aun-
que sirva gratuitamente, por hacer un favor, o no reciba
otro salario que las propinas de los clientes o una parte de
las utilidades, cualesquiera que sean la duración o carácter del
empleo, permanente, transitorio o accidental o las relaciones
de familia que medien entre ellas y aun cuando no exista
contrato, el celebrado sea nulo, o sirva a varios amos a la vez
(4) o no habite en la misma casa que el amo; la ley no con-
sidera estas circunstancias sino únicamente el hecho de ser
criado o simiente (5).
No es necesario que el amo mismo haya elegido o designa-
do al criado o sirviente. Este puede serlo por el propio amo,
por sus empleados, agentes u otros dependientes, aunque
no tengan autorización para ello, por su mujer u otros miem-
bros de su familia, como acontece de ordinario, y aún por
un tercero sin vinculación alguna con él. La calidad de cria-
(1) OTEKO, Concordancias y Jurisprudencia del C. de P . C., tonio V, 1918-1922,
pág. 239, N."5.
A lo dicho en el tixto no obsta el hecho de que estos choferes sean considera-
dos empleados particulares para los efectos de las leyes del trabajo, porque estas
leyes sOlo reglan las relaciones entre ellos v sus empleadores o patrones y tal cali-
dad se les ha conferido principalmente para otorgarles los beneficios que esas leyes
confieren a dichos empleados. Pero nada dicen sobre la responsabilidad que afecta
al palrln por los diños que el chofer cause a terceros, materia que queda regida por
el C. C.
(2) Gaceta, año 1914, sent. 596, pág. 1726.
(3) Gaceta, año 1886, sent. 690, pág. 401 (consid. 6.').
(4) No obsta a lo dicho el art. 61 C. del T. La exigencia de que el empleado do-
iiiéstico sirva a un solo patrón es para los fines de ese Código; nada tiene que ver con
la responsabilidad del amo, qiie está regida por el art. 2322 C. C., que no contempla
esa exigencia.
(5) VCanse los autores citados en las notas 3 de la pág. 364, 6 a 13 de la pdg.
365 y 1 a 5 de la pág. 366.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 377

do o sirviente no proviene de la forma de su designación si-


no del hecho de prestar servicios de índole doméstica. Basta
q u e así ocurra para que la persona que presta tales servicios
a otra sea sz1 simiente o criado, aun cuando esto se deba a
circunstancias ocasionales o extraordinarias. El amo que
se allanó a admitirlo a su servicio, lo hizo su criado o sir-
viente por ese solo hecho (1).

297. Alcance extensivo dado por la jurisprudencia


al art. 2322.-La jurisprudencia, sin embargo, da a las ex-
presiones amo, criado y sz'ruiente, empleadas ea el art. 2322,
un alcance más amplio que el señalado en los Nos. 295 y
296, y que es el que les corresponde según su sentido natural
y obvio gr el uso general de las mismas palabras (art. SO C. C.).
Se funda para ello en «que en su significación natural y pro-
<. pia en la lengua castellana, las palabras amo y criado no
« sólo se aplican en el sentido especial y restringido de cabe-
« za de familia la primera, de sirviente doniéstico la segunda,
« sino que también entre otras acepciones incluye aquélla
« el concepto más general de dueño o señor de alguna cosa,
:< así como el de mayoral o capataz, y en la denominación de
« criado se comprende a las personas que sirven. por salario;
« significaciones que el. Diccionario de la lengua da a los
K mencionados vocablos, los cuales no se hallan, por otra

parte, definidos en la ley)> (2).


Es así como se ha aplicado el art. 2322 a Ios empleados
o dependientes de una empresa ferroviaria ( 3 ) , a los de una
compañía de teléfonos (4), a los capataces o dependientes de
una casa de comercio ( 5 ) , al piloto y a los empleados de una
barca (6), a los operarios y empleados de una oficina safi-

(1) Véanse los autores citadosen las notas 7 de la pág. 366 y 1 y 2 de la pág. 367.
(2) Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. l.*, pág. 146 (Corte Suprema).
(3) Rev., tonio 7, 2.* parte, sec. pág. 146 (Corte Supremaj; tomo 28, 2.=
2.a parte, sec. l.", phg. 66; tomo 38, 2." parte, sec. l.a, pág. 239 (consid. 17 de 2.° ins-
tancia).
(4) Gaceta, año 1882, sent. 498, pág. 296.
( 5 ) Rev., tomo 3, 2,;' parte, sec. 2.a, pág. 109.
( 6 ) Rev., tomo 5, 2.' parte, sec. 2,a, pág. 78.
378 ARTURO ALESSANDRI RODR~GUEZ

trera (l), al maquinista de un tranvía (2), a los empleados


de una notaría (3), al cochero y palanquero de una empresa
de carros de tracción animal (4), al conductor de un camibn
de una empresa vendedora de bencina (5).
No compartimos esta opinión. Es cierto que esas expre-
siones tienen también el significado amplio que señala la
Corte Suprema; pero no cabe duda de que el legislador les
atribuyó el sentido más restringido que indicamos en los Nos.
295 y 296. Así se desprende del propio ejemplo con que el
señor Bello ilustró el alcance del art. 2322 (6) y muy espe-
cialmente de los demás preceptos del Código que hablan de
criados o sirvientes, en todos los cuales estas palabras apa-
recen usadas en el sentido de personas que se ocupan en el
servicio doméstico (arts. 73, 815, 1987 a 1995).
No hay, por lo demás, ventaja en extender la aplicación
del art. 2322 a otros casos que los de los sirvientes o criados,
porque los demás dependientes quedan comprendidos en el
a

art. 2320, que es más amplio que el art. 2322. Mientras éste
hace responsable al amo por la conducta de sus criados o
sirvientes e n el ejercicio de sus respectivas funciones, lo que
excluye su responsabilidad en caso de abuso de las mismas
o de delito o, cuasidelito cometido con ocasión de ellas, el art.
2320 hace responsable al patrón o empleador por todo hecho
ejecutado mientras el subalterno o dependiente esté a su
cuidado, aunque sea ajeno a las funciones que desempeña o
constituya un abuso de las mismas (N.O 289).
298. Criado facilitado a otro amo.-El amo que pone
momentáneamente a su criado a disposición de otra persona,
será responsable de los delitos o cuasidelitos que cometa el
(1) Rev., tomo 32, 2.' parte, sec. l:, pág. 382; Gaceta, año 1910, tomo 11, sent.
1178, pAg. 924; año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396.
(2) Rev., tomo 12, 2.' parte, sec. l.., pág. 551; tomo 28, 2.' parte, sec. l.., pág.
461; Gaceta, año 1914, sent. 599, pág. 1731.
(3) Rev., tomo 34, 2.' parte, sec. 12, pág. 223 (Corte Suprema).
(4) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1906, tomo 11, sent. 972, pág.
558.
(5) Rev., tomo 37, 2.' parte, aec. l.=, pág. 94, conaid. 5.' (Corte Suprema).
(6) Obras completas, tomo XII, pág. 588, nota al art. 2486, inc. 2.".
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 3 79

criado si, no obstante eIlo, el criado continúa bajo su depen-


dencia y autoridad, puesto que sigue siendo su criado o sir-
viente, como si una persona pone su automóvil y su chofer
a disposición de un amigo para que circule por la ciudad du-
rante algunas horas o lo utilice en sus queliaceres mientras
estA de paso en Santiago o si arrienda a un tercero su auto-
móvil con su chofer para hacer un paseo o un viaje. En ambos
casos, de la conducta del chofer responde su amo y no la per-
sona a cuya disposición aqubf se halla momentáneamente (1).
Pero .si el sirviente o criado pasa a Ias órdenes efectivas
de la otra persona, bajo cuya autoridad queda, la responsa-
bilidad afectara a ésta; tal hecho lo ha convertido en criado
o sirviente suyo, aunque sea por corto tiempo (2).

299. Requisitos.-Para que el amo responda de los de-


litos y cuasidelitos de sus criados o sirvientes, es menester:
l."que éstos los ejecuten en el ejercicio de sus respectivas fun-
ciones; y 2." que la víctima sea otro criado o un tercero.

300. 1.0 Circunstancias en que debe ejecutarse el


hecho.-El amo sólo responde de los delitos o cuasidelitos
q u e cometan sus criados o sirvientes en e2 ejercicio de sus res-
pecliv~s.fzcncio;tzes. Así lo dice el art, 2322 en sus dos incisos.
Ello ocurre cuando el hecho se verifica mientras el criado
obra en interés del amo, en el desempeño de la labor que le
está encomendada, en ejecución de las órdenes que ha re-
cibido, aunque fas ejecute mal (3) o el hecho no se haya rea-
lizado a la vista del amo, como si el cuidador de una quinta
destruye una acequia que pasa por ella y con la cual se riega
la heredad vecina (4); si un chofer conduce el automóvil en
que viaja su amo a toda velocidad o encargado por éste de
(1) Y6anse los autores citados en fa nota 1 de la pág. 369 y S A V ~ ~ Tobra
I E Rcitada,
,
tomo 1, N." 316, pág. 420.
(2) V4anse 10s autores citados en la nota 2 de la pág. 369.
(3) Duccr CLARO,CARLOS, obra citada, Nos. 174 y 175, págs. 109 g 110; DEMO-
GUE, obra citada, tomo V, N.O 918, pág. 114; X~AZEAUD, obra citada, tomo I , 2.a edi-
ción, N.O 906, pág. 766: PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo VI, N," 650, pág. 879.
(4) Gaceta, afio 1886, sent, 690, pág. 401 (ronsid. 6.3.
llevar el vehículo a un punto determinado, le imprime una
velocidad excesiva, a consecuencia de lo cual atropella a un
transeúnte (1); si un mozo, mientras sirve la comida a un
cliente, le vuelca un plato de sopa por descuido inutilizán-
dole la ropa o produciéndole quemaduras en el cuerpo, o,
según lo ha fallado la Corte Suprema, si el empleado de una
notaría que, en ausencia del notario, recibe una cantidad de
dinero de uno de los otorgantes de una escritura para entre-
garla al otro una vez cumplidas ciertas condiciones, fallece
sin restituirla: su restitución pesa sobre el notario (2).
Si el criado o sirviente comete el delito o cuasidelito
con ocasión de sus funciones, esto es, aprovechAndose en be-
neficio propio o de un tercero de las circunstancias o de la
oportunidad que esas funciones le proporcionan, coino si un
chofer que va en una misión encomendada por el amo, uti-
liza el automóvil de éste para transportar a un tercero sin
permiso o autorización del amo y durante el viaje ese ter-
cero es víctima de unaccidente (3) ; o abusando de las mismas,
es decir, ejerciéndolas en pugna con el interés del amo, co-
- -

1x10 si ese mismo chofer, contraviniendo las órdenes del amo,


en ausencia de éste o sin su permiso o conocimiento (4), saca
el automóvil del amo para pasear con sus amigos y atropella
a un transeúnte, el amo no responde del daño causado por
el sirviente; el acto no ha sido ejecutado en ejercicio de las
funciones que le están encomendadas (5). N; puede invo-
-7

(1) Rev., tomo 37, 2.° parte, sec. l.*, pág. 94 (consids. 9 y 11 de Zbainstancia).
(2) Rer., tomo 34, 2.° parte, sec. l.=,pág. 223. En cuanto a la inaplicabilidad
de ese articulo en este caso, véase lo que dijimos en el N." 297.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.° edición, N." 915, pág. 773, nota 6; Rcvue
Trimestrielle de Droit Civil, tomo 38, año 1939, pág. 263, N . O 21.
(4) Rev., tomo 24, 2.. parte, sec. l.°, pág. 670. &ta sentencia hace una afirma-
ción errónea cuando en .el considerando 11 dice que es menester que la culpa del amo
se establezca en todo caso, porque la responsabilidad por el hecho ajeno tiene preci-
samente por objeto relevar a la víctima de la necesidad de probar esa culpa, que se
presume.
(5) Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, N.O 175, pág. 109; MAZEXUD, obra cita-
da, tomo 1, 2.' edición, N.O 911, pág. 769 y N.O 912, pág. 770; BAUDRY-LACANTI-
NERIE,obra citada, tomo 11, 13.8 edici6n, N.O 721, pág. 327; DE PAGE, obra citada,
tomo 11, N . O 990, pág, 847; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 125, págs.
270 a 277.
En Francia prevalece la opini6n contraria, no obstante que el inciso 5." del art.
D E LAS PRESUNCIONES DE CULPABII.IDAD 381

carse de contrario el art. 254 C. del T., q u e considera acci-


dente del trabajo a toda lesión que sufra el obrero o emplea-
do a causa o con ocasz'óiz del trabajo y que le produzca inca-
pacidad para el mismo, porque ambas responsabilidades son
muy diferentes y se fundan en razones distintas: Ia del art.
254 C. del T. es una responsabilidad legal destinada a pro-
teger al obrero o empleado, en tanto que la de1 art. 2322
C. C. est& basada en la culpa presunta del amo y tiene por
objeto la protección de los terceros. Constituye, además, una
e ~ c e p c i ó n ~derecho
al común y, como tal, es de interpretación
restrictiva.
El amo tampoco responde si el criado comete el delito
o cuasidelito cuando no está en servi~io,es decir, cuando entre
el hecho ilícito y las funciones q u e desempeña no existe re-
lacibn alguna de tiempo, lugar ni servicio, como si lo ejc-
cuta después de salir de1 trabajo o mientras está con per-
miso o en vacaciones (1); cuando el hecho es e~fera?nente
ajeno a esas funciones, aunque lo ejecute mientras está al
1384 del Código francés se refiere, como el art. 2322 del nuestro, a los daños causados
por los criados en el ejercicio de sus respectivas funciones: COLINE- CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.. edición, pág. 395; PLSNIOL,obra citada, tomo 11, edición,
N,"911 bis, pág. 322; LALOU,obra citada, h'." 498, pág. 252; N." 501, phg. 253 y N."
R , citada, tomo 1, N." 318, pág. 425 y N." 322, pág. 428;
502, pág. 258; S A V A T I ~obra
BAUDRY-LACANTINERIE Y BXKDE,obra citada, tomo IV, 3: edici$n, N." 2914, pág.
621; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 512, pág. 272; GAKDBNAT Y
SPILMON-RICCI, obra citada, Nos. 113 a 118, págs. 443 a 446; PLANIOLY RIPBRT,
obra citada, tomo VI, N."650, pág. 879; DEXOGWE,, obra citada, tomo V, Nos. 919
y 920, págs, 116 a 122; PIRSON7i DE VILLO, obra citada, tomo 1, Nos. 121 a 125, págs.
261 a 277; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 989, pág. 845 y N." 990, pág. 846;
MAZEAUD, obra citada, tonio 1, edición, Nos. 909 a 915, págs. 767 a 774. Estos
tres últimos autores combaten tal opinión.
La Corte de Rlontpellier (Francia) lia fallado, sin eiribargo, últimamente que
el dueño de un restauranteno es responsable del incendio que uno de stis empleados
caus6 en otro itegocio por haber arrojado un petardo en 61 cuanclo volvia de una ci-
garrerla a donde había ido a comprar cigarrillos, porque el heclio 110 Eué ejecutado en
ejercicio, sino con ocasión de las funciones del dependiente: Rtewe Trimestr.ieRe ds
D ~ o i fCird, torno 38, año 1939, pág. 746, N.O 11.
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2: edición, N.O 907, pág. 766; COLENY CA-
PITANT, obra citada, tomo 11, edición, pág. 3 9 5 ; BAUDRY-LAC.~NTIXERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3 . %edición, N.O 2915,,p&g. 624; JOSSER~~ND, obra citada, tomo
11, 2.a edición, N.O 512, pág. 275; DE PAGE,obra citada. tonio 11, N.O 989, pág. 846;
PIKSON Y DE 'I'ILL~,obra citada, tomo 1, N . O 120, pág. 260; SASATJER, obra citada,
tomo 1, N.O 321, pág. 428.
servicio del amo, como si el chofer que conduce el automó-
vil de su amo de un lugar a otro por orden de éste, riñe du-
rante el viaje con un tercero y lo hiere, o comete un rot)o
en una de las propiedades vecinas al camino, o si un criado
seduce o viola a una de las criadas o hiere o mata a otro cria-
do (1); o si lo ejecuta mientras obra e n su propio interés,
aunque se sirva de elementos suministrados por el amo, como
si el criado atropella a un tercero mientras trabaja por su
cuenta y beneficio, sirviéndose de un vehículo facilitado por
el amo: el criado no se hallaba en ese momento en el ejer-
cicio de sus funciones (2).

301. 2." Persona que debe sufrir el daño.-El daño


debe sufrirlo un tercero u otro criado. Rige al respecto todo
cuanto dijimos en el N . O 290.

302. Cesación de e s t a responsabilidad.-Esta res-


ponsabilidad cesa si el amo prueba que el criado o sirviente
ejerció sus funciones de un modo impropio que él no tenía
medio de prever o impedir, empleando el cuidado ordinario
y la autoridad competente (art. 2322, inc. 2.0) (3).
El amo que desea exonerarse de responsabilidad debe,
pues, acreditar: 1." que el criado ejerció sus funciones de un
modo impropio; y 2." que él no pudo prever o impedir este
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 915, pág. 773; LALOU,obra
citada, N." 498, pág. 252 y N.O 500, pág. 253; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada,
tomo 11, 13.8 edición, N . O 721, pág. 327; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra ci-
tada, torno IV, 3.1 edición, N . O 2914, pág. 621; PLANIOLY RIPERT,obra citada, to-
mo VI, N . O 650, págs. 881 y 882; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 922, pág. 123
y N." 924, pág. 127; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N . O 120, pág. 258; GAR-
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 113, pág. 443; SAVATIER, obra citada, to-
mo 1, N.O 320, pág. 427.
(2) R m e Trimesfrieüe de Droit Civil, tomo 36, año 1937, pág. 436, N.O 31.
(3) Los Cúdigos franc6s (art. 1384), belga (art. 13¿?4), italiano (art. 2049), de las
obligaciones de la República Libanesa (art. 127), de las obligaciones y de los contra-
tos de la República de Polonia (art. 145), venezolano (art. 1191), mexicano (art.
1925) y boliviano (art. 968) niegan esta prueba al amo: en ellos, su responsabilidad
se presume de derecho. Véanse los autores citados en la nota 5 de la p&g. 373.
Los Códigosalemán (art. 831), suizo y turco de las obligaciones (art. SS), holan-
d6s (art. 1403), chino (art. 188), uruguayo (art. 1324), ecuatoriano (art. 2304) y co-
lombiano (art. 2349), adoptan un criterio anhlogo al nuestro.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPAB~LIDAD 383

ejercicio impropio, aun empleando el cuidado de un hombre


prudente y haciendo uso de su autoridad (1). Esta prueba
puede, hacerse por todos los medios legales, inclusive testigos.
Ejerce sus funciones de un modo impropio el criado q u e
desobedece o contraviene las órdenes del amo (2f, el que obra
sin la prudencia requerida por las circunstancias, como un
chofer que corre a una velocidad excesiva (3), y, según la
Corte Suprema, e1 que obra con el propósito de producir
un daño (4).
EI solo hecho de que el criado ejerza sus funciones de
un modo impropio, no es suficiente para relevar al amo de
responsabilidad, ya que éste puede haber sido negligente.
Por eso, responde de los daños causados por un cochero in-
hábil o vicioso (5) o por un chofer que no posee todos los
requisitos para dirigir automóviles. Aparte de que en tal
caso el amo ha podido prever los daños que ese cochero o
chofer es capaz de causar, hay negligencia de parte suya al
entregar la direcciórt de un vehículo a quien no reúne las
condiciones requeridas para el desempeño de esa función ( 6 ) .
Es menester, por eso, que el amo pruebe además que
no hubo culpa de su parte, que no le fué posible prever o
impedir el ejercicio impropio de las funciones, no obstante
haber ejercido la debida vigilancia, valiéndose de su autori-
dad y empIeando el cuidado de un hombre prudente. Tal
sería e1 caso de un cochero de buena conducta habitual que
se embriaga una vez y en ese estado atropella a un pasajero
o le insulta, no halIándose presente el amo, o desobedecién-
dole (7): éste no respondería del daño así cometido. Dada la
buena conducta y los hábitos sobrios de su cochero, el amo no

(1) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. l.=, pág. 66; tomo 32, 2.a parte, sec. l.=, pág.
382 (ambas de la Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1899, tomo 11, sent. 52, pág. 46.
(3) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. pág. 340 (consid. 3." de l.* instancia).
(4) Rev., tomo 28, 2.2 parte, sec. l.=, pág. 461.
( 5 ) Ejemplo citado por BELLO,Obms completos, tomo XII, pág. 588, nota al art.
2486, inc. 2."
(6) Rev., tomo 3 1 , 2." parte, sec. l.", pág. 389.
(7) Véase la cita contenida en la nota 5 de esta página.
podía prever ese hecho. Sería también el caso, según así se
ha fallado, de un cochero que, lejos de la presencia del anio y
en un lugar donde éste .no tenía niedios de prever o impedir
el hecho, azota repentinamente los caballos y se precipita
sobre el vehículo que iba delante, dándole viielta y destro-
zándole (1).
Al amo no le basta probar que le fué difícil prever o
impedir que el criado ejerciera sus funciones de un modo
impropio; debe establecer que le fué imposible moral y ma-
terialmente. La ley no se contenta con que haya habido di-
ficultad, exige una verdadera y real imposibilidad. El art.
2322 habla de que el amo n o haya tenido medio de prever o
impedir que el criado ejerciera sus funciones de un modo
impropio. De ahí que el solo hecho de que el daño no se ha-
ya realizado a la vista del amo, no lo exime de responsabili-
dad. Tampoco le basta probar que instruye y vigila a sus
criados, porque si a pesar de esta instrucción y vigilancia
cometen hechos ilícitos, significa que aquéllas son insuficier~tes
o desobedecidas y no concurren, por tanto, al propósito de
evitarlos que indudablemente tiene el amo (2). Se ha fallado
que el hecho de que el criado cause el daño por violación de
los reglamentos e instrucciones dictados por el amo acerca
de la manera dc efectuar el trabajo, no exime a éste de res-
ponsabilidad, porque así como tuvo autoridad y cuidado
para dictar aquéllos, debió gastar la misma autoridad para
hacerlos cuinplir por todos los medios que la prudencia acon-
sejaba (3).
Determinar si el amo pudo o no prever o impedir el ejer-
cicio inlpropio de sus funciones por el criado, empleando el
cuidado ordinario y la autoridad competente, es una cuestión
de hecho, que los jueces del fondo establecen soberanamen-
te (4).

( 1 ) Gaceta, año 1867, sent. 1766, pág. 759.


(2) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 461.
(3) IZev., tomo 32, 2.8 parte, sec. 1.8, pág. 382.
(4) Rev., tomo 28, 2.P parte, sec. l.a,pág. 66, consid. 9.";tomo 32, 2 . a parte,
sec. 1 .a, pág. 66, consids. 5.' y 6.O (ambas de la Corte Suprema).
índice
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 385

Acreditadas las dos circunstancias antedichas, el amo


queda exento de responsabiIidad, la que recaerá exciusiva-
mente sobre el. criado o sirviente autor del daño (I), aunque
el hecho se haya ejecutado en ejercicio de sus funciones,
(art. 2322, inc. 2.0), a Ia vista del amo y éste no pruebe un
caso fortuito o de fuerza mayor; la ley no lo exige.
El amo no podría relevarse de responsabilidad, ni aun
probando las circunstancias señaIadas en el inciso 2 . O de1
art. 2322, si el criado cometió el delito o cuasidelito por or-
den suya o en obedecimiento de sus instrucciones, por ejem-
plo, si el atropello se debió a la velocidad excesiva que el
chofer imprimió al vehicuIo por orden del ama. Tal hecho,
que constituye a éste responsable personalmente del daño
causado, demuestra, por lo demás, q u e el amo no s610 no
hizo nada por impedirlo, sino que fué quien contribuyó a
su realización.

8.O Otros casos Se responsabilidad por el 7zecho uje.~lo

303. Principio.-Fuera de los casos de responsabilidad


por el hecho ajeno reglamentados por el Código Civil, hay
varios otros establecidos por leyes especiales. A ellos, natu-
ralmente, se aplicarh de preferencia lo que éstas dispongan.

304. Responsabilidad de las empresas ferroviarias.


-Segíln el art. 69 de la ley general de ferrocarriles, cuyo
texto fué fijado por decreto N-" 1157, de 13 de Julio de 1931,
las empresas ferroviarias son responsables de los daÍíos y
perjuicios derivados de actos u omisiones pzte se re/ucioze~z
con el seruicio y sean causados por los administradores o de-
más empleados y dependientes en los términos establecidos
por los arts. 2314 y 2320 del C. C. Esta responsabilidad pe-
sa también sobre la Empresa de los Ferrocarriles del Estado

(1) OTEKU,C O ~ G O ~ ~ ~y PJ Lu C ~ ~ iC.a de P. C., tomo V, 1918-1922,


r i~s L~ I~Su d e del
pág. 244, N.O 8 (consid. 5.").
25
a virtud del art. 3.O del D. F. L. N.O 167, de 12 de Mayo de
1931, sobre administración de dichos ferrocarriles.
En consecuencia, de los delitos y cuasidelitos cometidos
por los administradores y demás empleados o dependientes
de una empresa ferroviaria, y que digan relación con el ser-
vicio, responde ésta, de acuerdo con los principios expuestos
en el párrafo 6." de este capítulo, a que nos remitimos. Pero
esta responsabilidad está limitada a los actos y omisiones que
se relacionen con el servicio. Fuera de allí, la empresa no res-
ponde de la conducta de sus dependientes, aunque el daño
lo causen mientras estén a su cuidado; la ley especial preva-
lece sobre la general. Se ha fallado que la Empresa de los
Ferrocarriles del Estado es responsable del daño inferido
a un tercero que provenga del hecho de que sus empleados
no hayan dado cumplimiento a las obligaciones que la ley
o los reglamentos les imponen, siempre que el hecho haya
ocurrido, no en circunstancias extraordinarias, sino dentro
del régimen normal del servicio o actividad a que ella está
dedicada (1).
La empresa podrá relevarse de responsabilidad con arre-
glo al inc. final del art. 2320; el art. 69 de la ley citada se
remite a todo él. Así se ha fallado (2).

305. Responsabilidad de los propietarios d e al-


m a c e n e s generales de depósitos.-Los propietarios de
estos almacenes, sean personas naturales o civiles, respon-
den de los delitos y cuasidelitos (3) que cometan sus emplea-
dos o representantes en el desempeño de las obligaciones que
?zacen de s z ~calidad de tales (art. 21 de la ley N.O 3896, cuyo
texto definitivo se fijó por decreto N.O 38, de 4 de Marzo
de 1932).
La responsabilidad de los propietarios de estos almace-
nes está limitada a los delitos o cuasidelitos que cometan sus
---
(1) Rev., tomo 38, 2 . a parte, sec. 1.a. pág. 239 (consid. 17 de 1.a instancia).
(2) Rev., tomo 38, 2.. parte, sec. pág. 239 (consid. 19 de 2.8 instancia).
(3) Aunque el art. 21 de ia ley 3896 sólo habla de delitos, creemos que también
comprende a los cuasidelitos, pues esa expresión ha sido empleada en un sentido ge-
nCrico y na especffico.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABlLIDdD 38 7

empleados o representantes cn et desem;beEo d e las obligacio-


que 7zace.rz de su calidad de tales, es decir, en el ejercicio
irzes
de las funciones que les están confiadas. Fuera de altí, no
respoilderi de su condlicta. En lo demás, rige el art. 2320 del
C. C., indusive su inciso final.

306. Responsabilidad de los propietarios de dia-


rios, revistas o escritos periódicos.-Los propietarios de
diarios, revistas o escritos periódicos son cizliit~zzcnferespon-
sables de los delitos cometidos por medio de las publicaciones
que en ellos se hagan, en conformidad al art. 2320 del C. C.
(art. 33 del decreto-Iey N+" 425, de 20 de hfarzo de 1925,
sobre abusos de la publicidad). De modo que sin perjuicio
de la responsabilidad que afecte a su autor y demás personas
responsables según el art. 32 de ese decreto-ley, la víctima
puede perseguir la reparación del daño material y moral
que se le'haya irrogado del propietario de1 diario, revista o
escrito periódico en que se hizo la publicación.
Esta responsabilidad cesa en el caso del ínciso final del
art. 3320. EI art. 33 de decreto-ley N.O425 se refiere a todo
él sin hacer excepciones n i distingos.

307. Responsabilidad del naviero.-El naviero, aun-


que no sea propietario de la nave, responde civilmente de
los hechos ilícitos co?tcernientes a la izave o a la expediciórz co-
metidos por el capitán, la tripulación o el sustituto que eI
capitán nombre duran te el viaje, aunque tal nornl>ramiento
le esté prohibido por el contrato o las instrucciones, sin per-
juicio de su derecho para reclamar de 10s culpables la com-
petente indemnización (arts. 865, N.O 4.",873, 874 y 876, N."
1 . O ) C. de C.). Responde, por tanto, de los daños causados

por un abordaje debido a impericia o culpa del capitán (1)


o a negligencia de la tripulación (2).
Como el Código de Comercio nada dice acerca de Ia na-
(1) Rev., tonlo 4, 2.' parte, sec. l.",pág. 167 (Corte Suprema).
(2) Rev.: tomo 1 7 , ?."parte, sec. l.', pág. 375 (Corte Supremi!.
turaleza de esta responsabilidad, ni en qué consiste, se rige
por las reglas que sobre esta materia establece el Código
Civil, tanto más cuanto que las disposiciones del N.O 4."
del art. 865 C. de C. y del art. 2320 C. C., lejos de contra-
decirse, guardan completa armonía, por cuyo motivo, para
perseguir dicha responsabilidad, no es menester invocar de
un modo expreso la disposición del N.O 4.O del citado art.
865 y basta fundar la acción en los preceptos pertinentes del
Código Civil. Así lo ha fallado la Corte Suprema (1).
Si los navieros son dos o más, cada uno será responsable
hasta concurrencia de la parte que tenga en la nave (art. 875
C. de C.), y, por lo que respecta a los hechos del capitán, la
responsabilidad del naviero es solidaria con la de éste, según
así se desprende del art. 878 C. de C. (2).
Como esta responsabilidad es objetiva y no a base de
culpa-es la contrapartida del beneficio o provecho que re-
porta el naviero,-éste no puede hacerla cesar probando que
no hubo culpa de su parte. Sólo cesa si el que persigue la
responsabilidad es cómplice de los hechos del capitán o tri-
pulación o si los hechos del capitán constituyen una infrac-
ción de las obligaciones que por razones de interés público
le impone la ley en su calidad de jefe de la nave (art. 876
C . de C.).
Pero el naviero, sea o no propietario de la nave, puede
libertarse de toda responsabilidad abandonando la nave y los
fletes percibidos o por percibir en razón del viaje a que esos
hechos se refieran (art. 829 C. de C.); la responsabilidad del
naviero está limitada a su «fortuna de mar». Este abandono
sólo es posible si en los hechos del capitán o de la tripulación
el naviero no ha participado; de lo contrario, como si los
hubieran cometido en ejecución de sus órdenes, el naviero
no puede exonerarse de responsabilidad mediante el aban-
dono (3).

(1) Rev., tomo 17, 2.a parte, sec. pág. 375.


(2) Rev., tomo 4, 2.a parte, sec. l.*,pág. 167 (consid. 8."de instancia).
(3) LALOU,obra citada, N." 40, págs. 32 y 33 ; MAZEAUD,obra citada. tomo 11 1,
2.a edición, N." 2347 injinc, pág. 391.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 389

308. Responsabilidad del capitán.-El capitán, a su


vez, es civilmente responsable de los hurtos cometidos por
la tripulación, sin perjuicio de su derecho contra los autores
directos de los mismos, y de los daños causados por las riñas
de la gente de mar y por sus faltas en el semicio, a menos
de justificar que puso en ejercicio su autoridad para preve-
nirlas oportunamente (art. 909 C. de C.).
La tripulacióit y la gente de mar están bajo la dependen-
cia del capitán, a quien deben respeto y obediencia en cuanto
se refiere al servicio de la nave y seguridad de Ias personas y
carga que conduzca (art. 889 C. de C.). El capitán, por su
parte, debe mantener el orden en la nave (art. 905, N.O 1.O,
C. de C.). Es, pues, Ibgico que responda de esos hurtos, da-
ños y faltas; ellos permiten presumir que no empleó la vigi-
lancia debida. Por eso, su responsabilidad cesa si prueba
que ejercitó su autoridad para prevenirlos oportunamente.

309. Responsabilidad de los dueños de aeronaves.


-El ducño o los dueños de una aeronave son solidariamente
responsables con el comandante y el autor del daño de todos
los perjuicios que ella cause a las personas o cosas (art. 52
del D. F. L. N," 221, de 15 de Mayo de 1931, sobre navega-
ción aérea), aunque Ia aeronave haya sido alquilada a ter-
ceros, en cuyo caso la solidaridad se extiende también a1
arrendatario o arrendatarios, a menos que el contrato de
arrendamiento se inscriba en el Registro de matrícula y el
arrendatario reúna las condiciones exigidas en el art. 7 . O
de ese D. F. L., pues entonces el dueño o dueños sólo serán
responsables en caso de violación de las obligaciones legales
(art. 49 D. F. L. N.O 221).
Hay aquí de particular que la responsabilidad del civil-
mente responsable es solidaria con la del autor directo del
daño.

310. Responsabilidad del ejecutante.-El ejecutante


es responsable de los delitos y cuasidelitos que.cometa en el
desempeño de su cargo el depositario provisional designado
índice
por el juez a propuesta suya (art. 465, N.O 3.", C. P. C.) ;
pero, a menos que así se pacte, esta responsabilidad no es
solidaria (1): Más que una verdadera responsabilidad por el
hecho ajeno, hay aquí una especie de caución establecida
por la ley: el ejecutante es un fiador legal de los actos del
depositario. No puede, por eso, relevarse de ella con arreglo
al inc. final del art. 2320.

311. Responsabilidad d e l n o t a r i o por los a c t o s d e


su reemplazante.-El notario que pide permiso para au-
sei~tarsedel lugar de su residencia o para no asistir a su ofi-
cina por un período de tiempo que no exceda de dos meses,
es responsable de la conducta funcionaria de la persona que,
a propuesta suya, nombre el juez para subrogarle (art. 13
del decreto-ley N.O 407, de 19 de Marzo de 1925, sobre ser-
vicio notarial).
Como en el caso del número precedente, el notario no
puede relevarse de esta responsabilidad de acuerdo con el
inciso final de1 art. 2320; es una caución legal de los actos de
s u reemplazante.

312. Principio.-No sólo se responde del daño causado


por el hecho personal mediato o inmediato del agente (N ."
54), sino también del que proviene del izecho de una cosa
(2) que nos pertenece o está a nuestro servicio, es decir, del
causado por la actividad o rnovimicnto de dicha cosa (N.O 54).

313. Fundamento.-Quien es propietario o se sirve


de una cosa, debe vigilarla y mantenerla en buen estado para
---
(1) Gaceta, año 1936, tomo 11, sent. 190, pág. 772.
(2) La expresión hecho de una cosa es, en realidad, impropia. Las cosas, puesto
que carecen de vida, salvo que se trate de un animal, no pueden ser causa sino ins-
trumento del daño ( I ~ I P E R T , La regle morale danr les obligations civiles. N," 124, pág.
2 13). Sin embargo, la emplearemos, porque es m i s breve y evita los circunloquios.
que no cause daño; luego, si alguno se produce, es porque se-
guramentc no empleó el cuidado o vigilancia debida. Por
eso, la ley prcsume su culpabilidad. Se favorece así a 1a víc-
tima, que queda relevada de tener que probar esa falta de
cuidado o vigilancia, prueba que a menudo le será dificil.

314. Carácter taxativo.-A diferencia de lo que ocurre


en materia de responsabilidad por e1 Jzecko ajeno (N.O 214),
nuestro CGdigo no establece un principio general de respon-
sabilidad por el hecho de las cosas. Apartándose de su modelo
el Código francés, omitió en el art. 2320, quc corresponde
aI art. 1384 de ese Código, la frase final del inc. 1." de este
articulo <code las cosas que están a su cuidado), y se limitó
a reglamentar tres casos determinados: el daño ocasionado
por la ruina de un edificio (art. S323 y 2324), el causado por
un animal (arts. 2326 y 2327) y el causado por una cosa que
cae o se arroja de la parte superior de un edificio (art. 2328).
Esta enumeración es taxativa. Fuera de estos casos,
no hay otros en que la ley presuma la culpa dc! dueño o dc
quien se sirve de una cosa, por cuyo motivo Ia víctima del da-
ño ocasionado por ella deberá probar el dolo o ta culpa de su
propietario, poseedor o tenedor, salvo que pueda irlvocar la
presunción del art. 2329 C. C. o la de1 inciso 2 . O del art. 492
C. P. agregado por la Iey N.O 4203, de 18 de Febrero de 1928.
La responsabilidad por el hecho de las cosas no tiene,
pues, en Chile el mismo alcance y trascendencia que en
Francia.

315. Derecho francés.-Según el inciso l." del art.


1384 del Código franci.~,una persona no sólo es responsable
del daño causado por su propio hecho, sino también del
que causen las personas de quienes debe responder, o las co-
sas que están a su cz~idado. Esta última frase, que durante
mucho tiempo fué considerada c o k 0 un mero enunciado del
pritlcipio cuya aplicación hacían los arts. 1385 y 1356, cons-
tituye hoy, por obra de la jurisprudencia y de la doctrina,
una regla de carácter general con vida propia aplicable a to-
do daño irrogado por una cosa inanimada que no esté re-
gido por el art. 1386.
Laurent fué el primero que le atribuyó tal carácter (1).
Pero su opinión no tuvo eco hasta que en 1896, la Corte de
Casación de Francia, a propósito
- de la muerte de un mecá-
-

nico ocasionada por la explosión de la caldera de un remolca-


dor debida a un vicio de construcción, declaró que su pro-
pietario era responsable de esa muerte, con arreglo al inc.
1 del art. 1384, sin necesidad de probhrsele culpa (2).
.O

-4 partir de esa fecha, la jurisprudencia francesa, securi-


dada por la doctrina, ha construído una teoría completa so-
bre responsabilidad por el hecho de las cosas. Han c.sntri-
buido a ello, en parte muy principal, el desarrollo cada vez
mayor de la teoría del riesgo y el propósito muy justo y
humano de mejorar la condición de los obreros víctimas de
los accfdentes del trabajo y, más tarde, de las víctimas de los
automóviles y otros medios de locomoción, que las más de
las veces quedaban privadas de toda reparación por la im-
posibilidad de probar la culpa del autor del daño.
Según la teoría elaborada por dicha jurisprudencia (3),
el guardián de una cosa inanimada, mueble o inmueble,-
entendiéndose por guardián quien tiene sobre la cosa un po-

( 1 ) Principes de Droit Civil Francais, tomo 11, 3." edicihn, N," 639, pág. 691.
(2) Rejonte du Recueil Sirey, tomo 19, años 1896-1897, parte, pág. 208, seri-
tencia de 16 de Junio de 1896.
(3) Cobre la evolución y alcance de esta teoría, véanse: JOSSERAND, obra citada.
tomo 11, 2.. edición, Nos. 529 a 555, págs. 285 a 305; JOSSBRAND, Évolutwns el ncfua-
lités (Conférences de Droit Civil), pitgs. 52 y siguientes; MAZEAUD, obra citada, 2: edi-
cibn, tonlo 1 , Nos. 84 a 90, págs. 86 a 93; tomo 11, Nos. 1138 a 1368, p5gs. 96 a 284;
PLASIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, Nos. 612 a 625, págs. 832 a 853; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, Nos. 326 a 404, págs. 437 a 543; COLINY CAPITANT, obra cita-
da. tomo II,6.. edición, págs. 400 a 405 ter; GAUDEMET, obra citada, págs. 331 a 336;
LALOC,obra citada, Nos. 553 a 624, págs. 295 a 333; BAUDRY-LACANTINERIE, obra
citada, tomo 11, 13.=edición, Nos. 729 a 732, págs. 330 a 333; GARDENAT Y SALHOS-
RICCI,obra citada, Nos. 262 a 301, págs. 461 a 472; PLANIOL, obra ciiada, tonio 11.
lo.= edición, Nos. 916 y 917, pág. 3?3 y Nos. 927 a 931-7.", págs. 328 a 333: DEMO-
GVE, obra citada, tomo V, Nos. 1118 a 1154, págs. 358 a 410; B a s s o ~ ,La notion de
garde dans la resp~n:abd:té du fait des choses; TAUZIN, La responsabilité des profirié-
taires de choses dangereuses et spécialement des automobilistes; LIBMANN, La responsabilité
des accidmts causés par les choses inanimées notamment par les automobiles; S C H L ~ ~ I -
BERGER, La responsabilité en matiZre immobiliere, págs. 70 a 113.
DE L4S PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 393

der de dirección,-es responsable de pleno derecho, sin ne-


cesidad de probársele culpa, del daño irrogado a un tercero,
aunque la cosa no sea peligrosa, ni adolezca de vicio alguno
y aunque en el momento del accidente esté accionada o di-
rigida por e1 hombre. Esta presunción de responsabiiidad
sólo puede ser destruída si el guardián prueba una causa
extraña que no le sea imputable (fuerza mayor o cuIpa ex-
clusiva de la víctima o de un tercero); no le basta acreditar
que no hubo culpa de su parte o que la causa del daño es
desconocida (1). No obstante esto, el fundamento de esta
presunción no es el riesgo, como sostienen Josserand y Sa-
vatier, siri.0 una falta de cuidado o vigilancia en La custodia
de la cosa, falta de cuidado o vigilancia que la ley presume.
Con este criterio, la cuIpa presunta ha pasado a ser en
el hecho la regla general, puesto que casi no hay daño en
cuq7a realización no intervenga una cosa, y el principio de
que la culpa debe probarse, la excepción. Con razón dice
Capitant que el inc. 1 del art. 1384 del Código francés ha
.O

desplazado al art. 1382 del mismo Código.

316, Derecho comparado.-Aunque los Códigos ita-


liano (art. 2051), belga (art. 1384), holandés {art. 1403),
argentino (art. 1113), uruguayo (art. 1324) y b~liviano(art.
968) contienen un precepto analogo al del inc. 1." del art.
1384 del Código francés, Ia responsabilidad por el hecho de
las cosas inanimadas no parece tener en estos países la esten-
sión y alcance que en Francia. En Bélgica ese testo se in-
terpreta en el sentido de que el guardián de la cosa sólo es
responsable del daño que ella cause si la víctima prueba que
adolecía de un vicio; la cuípa del guardián consiste en ,haber
conservado una cosa defectuosa y susceptible, por lo mismo,
de irrogar daño (2).
---
(1) El art. 82 del Proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y de los
contratos establece esta regla expresamente.
El art. 2051 del reciente Código Civil italiano s610 admite conio causal ?simente
de responsabilidad el caso fortuito.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, Nos. 1002 a 1008, págs. 858 a 8 6 3 ; PIRSON
E' DE VILLÉ, obra citada, tonio I, Nos. 135 a 140, págs. 301 a 320.
Los Códigos alemán (arts. 833 a 838), suizo (arts. 56
a 58) y turco (arts. 56 a 58) de las obligaciones, español
(arts. 1905 a 1910), chino (arts. 190 y 191), peruano (arts.
11-25 y 1146); colombiano (arts. 2350 y 2353 a 2355), ecua-
toriano (arts. 2305 y 2308 a 2310), brasilero (arts. 1527 a
1529), mexicano (arts. 1913 y 1929 a 1933), cubano (arts.
1905 a 1910) y costarricense (art. 1048) no establecen una
regla general al respecto. Como el nuestro, contemplan cier-
tos casos de responsabilidad por el hecho de las cosas, princi-
palmente por el hecho de los animales y de los edificios.
El mismo criterio se observa en el Código de las obliga-
ciones de la República de Polonia (arts. 148 a 151). Pero
t'ste se refiere además a los daños causados por el funciona-
miento de las empresas o establecimientos movidos por fuer-
zas naturales (vapor, gas, electricidad, agua, etc.) o en que
se fabrican o emplean materias explosivas y a los causados
por wehículos mecánicos de transporte movidos por esas
mismas fuerzas, de los cuales responden, según el caso, los
propietarios o quienes explotan esas fábricas o estableci-
mientos y los propietarios de esos vehículos o quienes se
sirven de ellos por su cuenta y riesgo. Esta responsabilidad
sólo cesa si se prueba que el daño sobrevino por fuerza ma-
yor o por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero de
cuyo hecho aquéllos no son responsables (arts. 152 y 153).
El3 caso de choques o de accidentes a personas trans-
~ o r t á d a sbenévolamente, recobra su imperio el derecho co-
m ú n - la víctima debe probar la culpa del autor del daño
(art. 154).
Vn precepto análogo contiene el art. 1048 del C. C. cos-
tarricense; pero sólo para el caso de muerte o lesiones de
una persona por «una máquina motiva, o un vehículo d e
ferrocaril, tranvía u otro modo de transporte análogo*.
El art. 1913 del C. C. mexicano consagra, a su vez, la
responsabilidad de pleno derecho de quien hace uso de me-
canismos, instrumentos, aparatos y sustancias peligrosas por
si mismas,por la velocidad que desarrollen, por su natiirale-
za explosiva o inflamable, por la energía de la corriente eléc-
DE LAS PRESUNCTOKES D E CULPdBILIDzlD 395

trica que conduzcan o por otras causas análogas, aunque =o


obre ilicita~nente. Esta responsabilidad sólo cesa si el autor
del daño demuestra q u e éste se produjo por cuipa o negli-
gencia inexcusable de la víctima.
El reciente CGdigo Civil italiano, en su art. 20.58, dispone
que quien daña a otro en el ejercicio de una acfi.i.idad peli-
grosa, por su propia naturaleza o por la de Los niedios puestos
en práctica, está obligado a la reparación, si no prueba que
adoptó todas las medidas conducentes a evitar el daño (1).
En estos cuatro Códigos, como se ve, el ejercicio de
una actizGdad Peligrosa comporta una respo~sabilidadde ple-
no derecho para su autor, que sólo desaparece en 10s casos
que ellos señalan taxativamente y gue varían según que la
responsabilidad se funde en la culpa, corno ert el Código
italiano, o en el riesgo, como en los Códigos mexicano, cos-
tarricense y de las obligaciones de la República de Polonia.
El Código de las obligaciones y de los contratos de la
República Libanesa (art. 131) ( 2 ) y el Código Civil de 1-ene-
zuela de 1942 (art. 1193) (3) son los únicos que consagran en
toda su amplitud la teoría francesa de la responsabilidad por
el hecho de las cosas inanimadas y el primero de ellos la fun-
d a en el riesgo, pues declara expresamente que esta respon-
sabilidad es objetiva.

(1) Este Código regla también con cierta niinuciosidad el daiio causado p m los
vehículos (art. 2054).
(2) El a r t 131 d e este Código dice: .-E1 guardián de una cosa insnimad3, mueble
o inmueble, es responsable de los daños que ocasione, aún durante el tiempo en que
.< no se halle efecti7;amente bajo su control o dirección, como un auiomóvil en n32r-
9 cha, un avión en vuelo o un ascensor durante su funcionarnientc.

.Esta responsabilidad ohjetiea sólo ceja si el guardián prueba un caso de fuerza


Q nnyor o culpa de la víctima; no le basta establecer que no hubo culpa de parte suya.
*La preexistencia de un vínculo contractual entre el guardi5.n y la víctinia no
obsta a Ia aplicación de la responsabilidad por el heclio de las cosis, salso que !a
Z. ley establezca lo contrario>.
{3) El inciso 1." del art. 1193 de este Cjdigo dicr: -Toda persona es respon-
Q sable del daño causado por las cojas qus tiilne bajo su guarda. a menos que prue-
be que ei daño ha sido o-asionado por faIta de la víctima, por el hecho de un
tercero, o por caso fortuito O fuerza mayor,.
índice
317. Enumeración.-Los casos de responsabilidad por
el hecho de las cosas que reglamenta nuestro Código Civil se
refieren :
1." daño causado por un animal (arts. 2326 y 2327);
2.O Al daño causado por la ruina de un edificio (arts.
2323 y 2324); y
3.0 Al daño causado por una cosa que cae o se arroja
de la parte superior de un edificio (art. 2328).

1 . O Responsabilidad por el hecho de los animales

318, Principio.-El dzceño d e u n animal, así como quien


se sirve de él, son responsables de los daños causados por el
mismo animal, aún después que se haya soltado o estra-
viado (art. 2326). Si el animal es Jiero y no reporta z~tilidad
para l a guarda o servicio de un predio, la responsabilidad
afecta al que lo tenga (art. 2327).

319. Fundamento.-El fundamento de esta respotisa-


bilidad es la culpa del dueño o del que se sirve del animal,
la imprudencia o la falta de vigilancia en que se presume
han incurrido. Obligados a vigilarlos y a tomar las medidas
necesarias para que no cause daño, es natural presuniir que
si alguno se produce, cs porque esa vigilancia no se ejerció
en debida forma o esas medidas no se tomaron o fueron in-
suficientes (1).
(1) GARDENAT S SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 1 a 3, pág. 56S; PL.~NIOL Y
RIPERT,obra citada, toino V I , N." 592, pág. 813: M ~ E A U Dobra , citadl. tomo
11, 2.a edición, Nos. 1303 a 1311, phgs. 242 a 252; COLIN Y CAPITANT, obra ci-
tada, tomo 11, 6.a edición, pág. 396 in $%e; LALOG,obra citada, N.O 526, p i ~ 273: .
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N," 1016, pág. 867: PLANIOL. obra citada, tonio 11,
edición, N," 918, pág. 323; PIRSONY DE VILLO,obra citada, tomo 1, N." 141, p á ~ .
322; BAPDRV-LACANTINLRIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.= edición, N." 2941.
pág. 655; BAUDRY-LACANTINERIE. obra citada. t o m o 11, 13.a edición, N . O 724, pág.
328.
La opinión de DEMOGUE, obra citada. tomo V, N." 983, pág. 197; de SAVATIER.
obra citada, tomo 1, N." 337, pág. 455 y N." 405, phg. 544; y de JOSSERAND, obra ci-
tada, tomo 11, 2: edición, N," 523, pág. 283, que fundan esta responsabilidad en e1
riesgo, ahibuyéndole así carhcter objetivo, no puede sostenerse entre nosotros, pues-
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 39i

En el caso del art. 2327, la culpa consiste en tener un


animal inútil y peligroso; este solo hecho constituye de por
sí una imprudencia (N.O 342).

320. Personas reBponsab1es.-Son responsables de los


daños causados por un afiimal: 1." el dueEo; 2.O el que se sirve
de É l , y 3.", en el CASO del art. 2327, el que lo tenga, sean per-
sonas naturales o jurídicas; la ley no distingue.

321. Responsabilidad del dueño.-De los daños cau-


sados por un animal respoilde, en primer térrnirio, el dzceiío
(1). De ordinario, será él quien se sirva del animal; el do-
minio consiste precisamente en la facultad de gozar y usar
de la cosa sobre .que se ejerce (art. 582) (2). Pero el dueño
no responde en cuanto tal, sino como obligado a vigilar el
animal que le pertenece (3). Por eso su responsabilidad sub-
siste mientras esté en su poder, aunque no se sirva de él, y
cesa cuando el animal pasa al servicio de otra persona (4).
Si el daño ha sido causado a un mismo tiempo por va-
rios animales pertenecientes a diversos propietarios, éstos
serán solidariamente responsables (art. 2317) (5). La misma
soIución debe admitirse sino es posible estabIecer cuál o cuá-
les de los animales de un grupo fueron los causantes del daño;

to que el art. 2326 autoriza expresamente a l dueño del animal para relevarse de ella
probando que la soltura, extravío o daño no es imputable a culpa suya o del depen-
diente encargado de la guarda o servicio del animal. Si tuviere ese carácter, esta prue-
ba sería inadmisible.
( i ) Si los dueños del animal son varios, la responsabilidad de todos ellos es so-
lidaria (art. 2317).
~ , citada, tomo 11, 2.' edición, N," 1092, pág. 57; DEMOGUE,
(2) I i l a z c ~ c obra
obra citada, tonlo V,N . O 1000, pág. 218 in $%e.
(3) PLAKIOL,obra citada, tomo 11, edición, K."919, pág. 324; COLXN P CA-
PITAxr, obra citada, tomo 11, 6." edición, phg. 397; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N'.' 1012, pAg, 865; BAUDRP-LACANTIKERIE. obra citada, tomo 11, 13.a edición, N."
725, pág. 328.
(4) DBXOGUE, obra citada, tonlo Y, N." 1000, págs. 218 y 219; GARDEBAT Y
Sa~xoií-Riccr,obra citada, N." 67, pág. 577; S . ~ V ~ T I E R , citada, tomo 1, N."
obra
408, pkg. 549.
(5) R l a z a a ~ ~ , citada, tomo 11, Z V a edición, N.O 111, pág. 71; SAVATIER,
obra
obra citada, tomo 1, N . O 408, pág. 549.
398 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

todos los animales concurrieron a su realización directa o


indirectamente (1).

322. A n i m a l a l c u i d a d o d e un empleado, criado o


dependiente del dueño.-El dueño .es responsable aunque
la guarda o cuidado efectivo del animal esté a cargo de uno
de sus empleados, criados o dependientes, como un cochero,
un cabalierizo, un pastor. Estos no se simien del animal,
único caso en que un tercero responde del daño causado por
un animal ajeno (N." 326) (2); quien se sirve del animal es
el dueño por intermedio de ellos. Esta solución no admite
dudas entre nosotrcs si se atiende a lo que dispone la segunda
pacte del inc. 1 . O del art. 2326, según'la cual la ausencia de
culpa de parte del dependiente encargado de la gzlnrda o
serzticio del animal exonera de responsabilidad a su dueño,
lo que prueba que la responsabilidad pesa sobre este últi~no.
Ello se entiende sin perjuicio del derecho del dueño
para ser indemnizado sobre los bienes del empleado, criado
o dependiente en los términos del art. 2325.

323. A n i m a l s u e l t o o extraviado.-El dueño es res-


ponsable dcl daño causado por el animal que le pertenece
aún después que se haya soltado o extraviado (art. 2326);
el solo hecho de la soltura o extravío denota culpa de su
parte (3). Con mayor razón responde del que cause el ani-
( 1 ) GARDENAT T SALMON-RICCI, obra citada, h.'." 16, pág. 570; DEMOGCE, obra
citada, tomo V. N." 998. págs. 214 y 215.-En contra: MAZEAUD,obra citada, tomo
11, 2,aedición, N.O 1111, pág. 71.
(2) MAZEACD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N," 1086, pág. 55 y Nos. 1098
a 1100, págs. 61 a 64; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 595, pág. 817;
DEMOGUE, obra citada, tomo \', N." 1004, pág. 222; PLANIOL,obra citada, tonio 11,
10.' edición, N.O 919, pág. 324: LALOC,obra citada, N." 531, pág. 278: JOSSERAND,
obra citada. tomo 11, 2.° edición, N." 517 in fine, pág. 280; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N." 1012, pág. 865; PIRSONY DE VILLB,obra citada, torno 1, N." 114, pág.
325; BA~~DRY-LACANTIXERIE, obra citada, tomo 11, 13.* edición, N." 725, pág. 328;
B A L ~ ~ R Y - L A C . ~ N TY IBARDE,
~ ~ E R ~obra
E citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2943, pág.
657; GARDENAT . SALMON-RICCI,
i obra citada, N." 70, pág. 577 y Nos. 73 y 74, pág.
578; GAL~DEMET, obra citada, pág. 328; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 337, pág.
456; N.O 362, pág. 485 y N . O 408, págs. 550 y 551.
(3) MAZEAOD, obra citada, tomo 11, 2 . l e d i c i h , N . O 1093, pág. 57; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N." 1016, pág. 234; PLAKIOL y RIPERT,obra citada, tomo 1'1,
DE L-AS PRESUNCIONES DE CULPABILID-ID 399

mal que dejó abandonado en Ia vía pública sin ninguna vi-


gilancia.
Esta responsabilidad subsiste, aunque otra persona tome
el animal para ponerlo a disposición del dueño o de la autori-
dad ( l ) , o en espera de que el dueño aparezca o lo reclame,
y sí110cesaría si dicha persona se sirve de él, pues entor-ices
la obligación de vigilancia que pesaba sobre el dueño pasó
a eIIa (art. 2326, inc. 3 . 0 ) (2).

324. Responsabilidad del que se sirve de un ani-


mal ajeno.---De los daños causados por un animal responde
también la persona que se sirve de El, aunque no sea su dueño
(art. 2326, inc. 2.0). Se sirve de un animal quien lo tiene a
su servicio, quien lo utiliza en 10sfines a q u e el an-iriiaf se
destina ( N . O 326) (3), sea por un acto voluntario de1 dueño,
sin el consentimiento de éste y aun contra su voluntad (4);
la ley no distingue. Basta que alguien se sirva de un animal
ajeno a cualquier título, y aunque por pocos momentos,
para que responda de íos daños q u e cause; la obligación de
vigilarlo pesa entonces sobre él (5).

N." 599, pág. 819; PLAXIOL, obra citada, tomo 11, edición, N.O 918, pág. 3 2 2 ;
COLI': Y CAPITANT, obra-citada, tomo 11, edición, pág. 398; B.%L-DRE--LACAXTINE-
RIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2941, pág. 655; SAYATIFR, obra
citada, tonlo 1, N.O 406, pág. 546.
( 1 ) GARDEN.ITP SALMON-RICCI, obra citada, N.O 90, p6g. 580.
( 2 ) D s ~ o c c obra
~ , citada, tomo V, N.O 1018, p5g. 237.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 362, pág. 485 y N.o 408, pág. 550.
(4) Tal seria el caso de un empleado o criado que utiliza en su p r o ~ i obeneficio
un animal de su empIeador o patrón sin el consentimiento o perniiso de ésce o no obs-
tante su prohibición: PLANIOL Y RIPERT,dbra citada, tomo VI, N.O 593, pág. 814;
GARDEXATS SALMON-RICCI, obra citada, N.O 71, pág. 577; D E ~ ~ O G obra
C E , citada,
tomo V, N.O 1022, pág. 242 in &e.
(51 La doctrina y ia jurisprudencia francesas y belgas suelen fundar esta respon-
sabilidad en la noción de guardo. Se apoyan e n lo dispuesto en el icc. 1.O del zrt. 1383
del Código francés, del cual el art. 1385-que corresponde a nuestro art. 2326-co
sería sino la aplicación a un caso particular. Esta noción no puede invocarse entre
nosotros, El Código no alude a ella en parte alguna, atiende sofariiente al hecho de ser-
virse del animal, concepto que, por otra parte, es más simple y de más f6cil aplicación.
Esto explica que la solución a que hemos llegado en el N." 326 difiera de la general-
mente admitida en Francia. Véanse sobre esta noción de guarda: ~ ~ A ~ E A Uobra D , ci-
tada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 1075 a 1087, págs. 48 a 56 y N." 1109,'pág. 70; JOS-
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.2 edición, -J." 514,'~ág. 278 y N.O 517, pág. 279;
Son, por tanto, responsables: el usufructuario, el usua-
rio, el arrendatario, el comodatario (1), el depositario,
si se le ha dado la facultad de usarlo (2), el acreedor prenda-
rio, en el mismo caso, el mero poseedor, sea regular o irre-
gular (3), y aun el ladrón del animal, si se sirve de él (4),
y el que lo prueba con la mira de comprarlo (5), sea que
se sirvan por sí mismos o por sus criados o dependientes. Lo
que dijimos del dueño en el N.O 321 es aplicable al que se
sirve de un. animal ajeno (art. 2326, inc. 2.0).
Esta responsabilidad subsiste durante todo el tiempo
que el animal esté a su servicio y aunque durante él se haya
soltado o extraviado. Lo dicho en el N.O 323 se aplica también
en este caso (art. 2326, inc. 2.0). La responsabilidad co-
mienza en el momento en que el tercero aprehende el animal
real y efectivamente y cesa cuando lo restituye a su dueño
o pasa al servicio de otra persona (6).
Determinar si el animal, al tiempo del daño, estaba o
no al servicio de otra persona que el dueño, es una cuestión
---
PLAKIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, Nos. 916 a 918, pág. 323; PIRSONS DE
\'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 144, pág. 325: DE PAGE,obra citaria, tomo 11, N.O.
1012, pág. 865; SAVATIER, obra citada, tomo 1, Nos. 359 a 377, págs. 480 a 503.
(1) RIAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.= edición, N." 1102, pág. 65; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 410, pág. 554; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1002,
pig. 220; N.O 1010. pág. 230; N.O 1012, pág. 231; PLANIOLY RIPERT,obra citada.
tomo VI, N." 593. pág. 814; PLANIOL,obra citada. tomo 11, edición, N." 919,
pág. 324; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.= edición, pág. 397; LA LO^,
obra citada, N," 530, pág. 277; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1012, pág. 866;
PIRSOKY DE VILLO,obra citada, tomo 1, N." 145, pág. 326; B.~UDKY-LACXNTIE~I(RII~,
obra citada, tomo ir, 13." edición, N." 725, pág. 328; BAUDRY-LACANTINERIE Y BAR-
DE,obra citada, tomo IV, -3.aedición, N . O 2942, pág. 656; GARDENAT Y SALMON-KICCI,
obra citada, N.O 72, ag. 577'; GAUDEMET, obra citada, pág. 328.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1003, pág. 221.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1018, pbg. 236.-En contra: MAZEAUD,
obra citada, tonlo 11, 2.' edición, N.O 1095, pág. 58.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N," 364, pág. 487 y N." 406 in fine, pág. 546;
DEMOGLTE, obra citada, tomo V, N.O 1018, pág. 236; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada,
tomo 1, N.O 144, pág. 326.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.8 edición.
N," 1095, p6g. 58.
(5) PLANIOI. c RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 593, ~ á g .814; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N.O 1013, pág. 233; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 410, pág. 555.
(6) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 815, nota 3; DEMOGUE, obra
citada, tomo y, N . O 1002, pág. 221.
DE LA S PRESUNCIOKES DE CULPABILIDAD 40 1

de hecho, que los jueces del fondo establecen soberana-


mente (1).

325. Animales al servicio de un criado o depen-


diente.-Respecto de los daños causados por los animales
que el cmpiesario, el patrón o el amo pone a disposición de
sus dependientes, empleados o criados, hay que distinguir:
l." Si se 10s entrega para su uso y beneficio personal,
coillo las vacas o bueyes que el .dueño de un fundo presta a
sus inquilinos a fin de que aprovechen su leche o aren su
propio suelo o el que tienen derecho de cultivar para sí,
responde el dependiente, empleado o criado que se sirere del
animal (2).
2." Si se los entrega para el ejercicio de sus funciones,
como los caballos que se facilitan a los empleados de un fun-
d o a fin de que desempeñen las labores que les están enco-
mendadas, o los bueyes q u e se ponen a disposición de los
trabajadores del mismo para que lo aren, la responsabilidad
es del empresario, amo o patrón; es éste quien se sirve del
animal y no aquéllos (N-" 322) (3). La responsabilidad se-
ria del dependiente o criado si este se sirve del animal con
entera libertad y por su propia cuenta, como si un comer-
ciante presta un caballo a su agente-viajero para los viajes
a que lo obliga su oficio y quien se hace cargo exclusivo de
si1 manutención y cuidado (4).
Lo mismo cabe decir del daño causado por un caballo
durante una carrera o entrenamiento: si el jinete que lo
montaba o el preparador que lo entrenaba es empleado o
--
(1) GARDCNAT P SXLMOK-RICCI, obra citada, N . O 66, pág. 576; DEMOGUE. obra
citada, tomo Y,N.O 1017, pág. 235; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1012 infine,
pág. 866.
(2) DEXOGUE,obra citada, tomo V, N . O 1004, pág. 224; GARDEHAT T SILMON-
Iirccr, obra citada, Nos. 52 y 53, pág. 576.
(3) DEDIOGCE, obra citada, tomo \-, N . O 1004, pág. 224.
(4) ~IAZEACD, obra citada, tomo 1 1 , 2.a edición, N . O 1101, pág. 64; DEMOGGE,
obra citada, tomo V, I\.O 1004, pág. 224; C o ~ r l Yi CAPITANT, obra citada, tomo 11,
6.a edición, pág. 398; LALOU,obra citada, N." 533, pág. 278; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N." 409, pág. 552.
26
dependiente del dueño, la responsabilidad es de éste (1).
Si no lo es, y el jiñete o el preparador corría o entrenaba el
caballo por su exclusiva cuenta, porque el dueño se lo había
prestado o arrendado o en virtrid de otro convenio con éste,
la responsabilidad es del. jinete o preparador; es él quien
se sirve del caballo (2).

326. Responsabilidad de quien tiene a su cuidado


un animal ajeno sin servirse de él.-La responsabilidad
por los daños causados por un animal afecta a otra persona
que el dueño si esta persona se sirve del animal, es decir, si
lo utiliza en -los fines a que el animal se destina, si aprovecha
los beneficios que reporta (3): tratándose de un caballo, si lo
monta o hace tirar un vehículo, y de un buey, si lo emplea
en arar o en tirar una carreta. Tal es el significado de la expre-
sión servir, que emplea el art. 2326. Este artículo es, por lo de-
más, un precepto de excepción, puesto que establece una pre-
sunción de culpabilidad, y, por lo mismo, de interpretación res-
trictiva. Luego, quien se limita a cuidar o guardar el animal
sin semiirse de él, sin poder utilizarlo en esos fines, no queda
comprendido en sus disposiciones: no responde, por tanto,
de los daños que cause el animal, a menos de probársele dolo
o culpa con arreglo al derecho común (4). Pero entonces su
responsabilidad se fundaría en el art. 2311 y no en el art.
7326.
De ahí que el hotelero o posadero, el veterinario, el
herrador, el que transporta o desembarca animales ajenos,
el depositario, el acreedor prendario y, en general, todos los
que cuidan un animal ajeno sin servirse de él, aunque sea
por un salario o remuneración o en razón de su profesión u
oficio, no responden de los daños que causen los animales
(1) D E M O G ~ E , obra citada, tomo V, N." 1014, pág. 233; SAVATIER, obra citada,
tomo 1, N." 409, pág. 552.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N." 1097, pág. 60; LALOU, obra
citada, N," 533, pág, 278; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 409, pág. 552.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N."362, pág. 485 y N."408, pág. 5.50.
(4) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 84, pág. 579; BAUDRY-LACAN-
TINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.e edición, N.O 2944, pág. 659.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 403

que estén a su cuidado o mientras les presten los servicíos de


su profesión u oficio (l), salvo que la víctima Ies pruebe
dolo o culpa.

327. Recurso del que se sirve del animal contra


el propietario.-La persona que se sirve de un animal aje-
no, obligada a reparar el daño. causado por éste, no puede exi-
gir del propietario el reembolso de lo que pag6, salvo que
pruebe que el daño sobrevino por una calidad o vicio del
animal, que el dueño con mediano cuidado o prudencia de-
bió conocer o prever, y de que no le dió conocimiento (art.
2326, inc. 2.0) ; hay entonces, culpa de parte de1 dueño (2).
Tal seria el caco del propietario de un cabaIlo que, no obstante
saber que tiene el hábito de patear o de morder, no lo da a
conocer al arrendatario o comodatario del mismo: si éste es
obligado a reparar e1 daño que el caballo causó a un tercero,
puede repetir por el monto de la indemnización en contra
del dueño.
Pará que proceda esta acción, es menester que el que
se sirve del aninlal pruebe la concurréncia de estas tres cir-
cunstancias: 1."que el daño provino de una calidad o vicio
del animaI; 2 . O que e,sta calidad o vicio debió ser conocida
o prevista por el dueño con mediano cuidado y prudencia;
y 3." que éste no se la dió a conocer.
---
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo T.', Eos. 1005 a 1008, págs. 225 a 229: DE PAGE,
obra citada, turno 11, N." 1012, pág. 886; BA~DR'~-~ACASTINERIE T BARDE,obra ci-
tada, tomo IV, 3." edición, N . O 2941, pág. 656 y N.O 2944, pág. 657; GARDENAT P
SALMON-RICCI, obra citada, &os. 76 a 83, págs. 578 y 579.-EII contra: MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.= edición, N." 1090, pág. 56; N.O 1103, pág. 65 y Nos. 1104 n
1108, págs. 66 a 70; PLANIOLT RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 593, pág. 815 y
N," 594, pág. 816; COLINT CAPITANT,obra citada, tonio 11, 6.a edicióir, pág. 397;
L a ~ o uobra
, citada, N . O 534, pág. 279; JOSSERAND, obra citada, torno 11, edición.
N.O 517, pág. 280; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 409, pág. 552.
. (2) MAZEALD,obra citada, tomo $1, 2.a edición, N.O 1082, pQg. 53; COLINT CA-
PITANT, obra citada, tomo 11, 6.2 edición, pág. 398; DEMOGUE, obra citada, tomo V,
E."1021, pág. 238; BAODRY-LACANTINERIE i B-~RDE, obra citada, tomo IV, edi-
ción, N,"2945, pág. 661; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 594 in $ne,
pág. 816; BAUDRY-LACANT~XERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV,'3.a edición, N.O
2942 in ,&e, pAg. 657; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 85, pág. 580;
DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 1016 bis, pág. 868; SAVATLER, obra citada, tomo
1, ?J.' 416, pág. 560.
La ausencia de cualquiera de ellas la hace improcedente.
Por eso, el ladrón o el que se sirve de un animal ajeno sin el
conocimiento o contra la voluntad del dueño no puede in-
tentarla; no pesando sobre éste la obligación de dar a cono-
cer los vicios del animal, no hay culpa en silenciarlos.

328. Coexistencia de ambas responsabilidades .-


La responsabilidad del dueño y la delquese sirve del animal
no son necesariamente excluyentes. De ordinario, lo serán,
pues si el animal está al servicio de otro que el dueño, es
aquél y no éste quien responde de los daños que cause, ya
que entonces pesa sobre él la obligación de vigilarlo. Pero
pueden coexistir: así ocurre si el dueño y un tercero se sirven
a la vez del animal, como si un jinete-caballqo corre un
caballo para dividir el premio con su dueño o darse a cono-
cer en el mundo hípico (l), y la responsabilidad de ambos
será solidaria (art. 2317).
La opinión contraria, unánimemente aceptada en Fran-
cia (2), no tiene asidero entre nosotros. El art. 2326, en vez
de decir, como el art. 1385 del Código Francés, «el propietario
de un animal o el que se sirve de él)), fórmula que ha dado
origen a esa opinión, dispone que lo que se dice del dueño
se aplica a toda persona que se sirve de un animal ajeno, y
como nada obsta a que ambos puedan servirse a la vez y
estar, por lo mismo, obligados a vigilar al animal, no se ve
por qué la rcsponsabilidad no ha de poder ser conjunta.

329. Animal fiero de que no se reporta utilidad


para la guarda o servicio de un predio.-Tratándose de
este animal (3), la responsabilidad afecta al que lo tenga, es
--
obra citada, tonio V, N.O.lOOOin $ne, pág. 219 y N.O 1011, páq.
(1) DEMOGUB,
231.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, N." 1081, pág. 51; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, N.O 517, pág. 280; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1012,
pág. 865; LALOU,obra citada, N.O 530, pág. 277; PLANIQL Y RIPERT,obra citada.
tomo VI, N.O 593, pág. 814; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, N." 2942,
pág. 656; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."65, pBg. 576; DEMOGUE, obra
citada, tomo \í, N . O 1000, pág. 217; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 408, pág. 549.
(3) Sobre lo que debe entenderse por animal fiero, véase el N." 332.
DE LAS PRESUKCIONES DE CULPABILIDAD 405

decir, a la persona en cuyo poderestáen el momento de cau-


sar el daño, sea el dueño, un poseedor o un mero tenedor, aun
gratuito o benévolo, como si una persona, por prestar un
servicio a un amigo, se aIIana a guardarle un animal fiero
mientras dure su ausencia. La ley no atiende a la causa o
titulo en virtud del cual se tiene el animal; basta el hecho
material de que éste se encuentre en poder de una persona
para que la responsabilidad recaiga sobre ella. El art. 2327
se refiere a un animal que no reporta utilidad para la guar-
da o servicio de un predio. No podía fundar la responsa-
bilidad que establece en el hecho de servirse del animal, co-
rno lo hizo en el art. 2326.
Si quien tiene el animal causante del daño no es su due-
ño, no puede repetir en contra de este con arreglo al inc. 2.'
del art. 2326. El art. 2327 no le concede esta acción ; ninguna
culpa puede imputar al propietario. La sola calidad o na-
turaleza del animal bastaba para que su poseedor o tenedor
conociera los riesgos a que se exponía.
.
330. Animales de cuyo hecho se responde.-El art.
2326 se aplica a todo animal, cualquiera que sea la especie a
que pertenezca, el uso que de él se haga y aunque viva en
libertad natural, como las abejas y palomas, con tal que se
halle bajo el dominio de alguien (1). La responsabilidad que
7-

(1) P L A ~ I O obra
L , citada, tomo 11, lo.° edición, N." 921, pág. 325; L a ~ o u obra
,
citada, N,"535, p8g. 280; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág.
398; G ~ U D E M Eobra
T , citada, págs. 328 infine y 329; SAVATIER, obra citada, tomo 1,
N." 106,pág. 516; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 ediciiin, N." 516, pág. 279;
RIAZEAUD, obra citada, tomo 11, edicibn, Nos. 1114 y f 115, págs. 73 y 74; PIRSON
Y DE VILLE,obra citada, tomo 1, N." 142, pág. 323; BAUDRY-LACASTINERIE Y BARDE,
obra citada, ton10 IV, 3." edición, Nos. 2948 a 2948 111, págs. 6ó4 a 666; GARDENAT
u S%LXOK-RICCI, obra citada, N . O 87, pág. 580; N . O 98, pág. 581; N." 103, pág. 58'2;
DEMOGUE, obra citada, tomo Y, N . O 984, piig. 200; Nos. 986 a 988, págs. 201 a 204;
PLAXIOL Y RIPERT, obra cjtada, tomo VI, N.O 596, p8g. 817; DE P A G E , obra citada,
tomo 11, N.O 1010, pág, 264.
r ~ PLANIOLy RIPKRTy DE PXGErechazan, sin embargo, la aplicación de
E s h r ~ en
este articulo a las abejas y demás animales queviven en Iibertad natural, porque no
son susceptibles de guarda. Esta opinión es inaceptable entre nosotros. Como di-
jimos en la nota 5 de la pág. 399, nuestro Código no iundamenta esta responsabilidad
en la guarda del animal sino en el hecho de servirse de 61, y las abejas y palomas pue-
den estar al servicio del hombre.
establece recae sobre «el dueño. o sobre «toda persona que
se sirve de un animal ajeno», lo quk presupone necesaria-
mente ese dominio. Se aplica, por tanto, a los animales
domésticos (1) y domesticados, aunque sean fieros, siempre
que reporten utilidad para la guarda o servicio de un predio,
como las fieras de un circo (2). y aún a los bacilos de un
laboratorio (3). El art. 2327 se refiere únicamente al ailimal
fiero de que no se reporta utilidad para esa guarda o servicio
y, como precepto de excepción, no puede extenderse más allá
de sus términos (N.O332).
Tratándose de un animal domesticado, el art. 2326 rige
mientras sea objeto de dominio: por consiguiente, aun des-
pués que el animal recobre su libertad natural si el daño lo
causa mientras el dueño va en su seguimiento teniéndolo a
la vista (art. 619). E n caso contrario, no se le aplica; pero
ello no obsta a que el dueño pueda ser responsable con arre-
glo al derecho común si se le prueba dolo o culpa en la fuga
del animal (4), por ejemplo, si el dueño de un animal feroz
lo deja en libertad para que dañe al vecino.

331. Animales salvajes.-El art. 2326 no se aplica a


los animales salvajes o bravios, mientras sean res nullius,
porque si se hallan en el caso del art. 619 C. C. también los
comprende; son entonces objeto de dominio.
De ahí que el propietario de U J predio no es responsa-
ble de pleno derecho de los daños que causen a las personas
o a los predios vecinos los animales salvajes que vivan en él,
por dañinos que sean, como las liebres y conejos, los pumas,
etc.; estos animales no le pertenecen ni se sirve de ellos.
Sólo lo sería si se le probare dolo o culpa con arreglo al de-
recho común, por ejemplo, que, con el propósito de tener
(1) Se ha fallado que el dueño de un perro es responsable de las heridas que éste
haya inferido a un niño: Gaceta,año 1918, tomo I1,'sent. 526, pág. 1632.
(2) Veanse los autores citados en la nota 1 de la pág. 405.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 989, pág. 205; PLANIOL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, N." 596, pág. 818.
(4) PIRSOX Y DE V ~ L * obra
. citada, tomo 1, N." 142, pág. 324; D E M O G ~obra
E,
citada, tomo V, N," 985, pág. 201.
DE LAS PRESUNCIONES D E CULPABILIDAD 407

caza o por otra causa cualquiera, Ios introdujo en un predio


donde no existían o fomentó o facilitó su desarrollo, n lisa
y llanamente que ha omitido lo necesario para impedir este
desarrollo o se ha negado a que otros lo hagan (1) (2). Pero
en tal caso su responsabilidad no derivaría del art. 2326,
sino del art. 2314.
Lo dicho se aplica igualmente al usufructuario, al usua-
rio, al arrendatario o al comodatario de un predio, en su
caso (3).

332. Animal fiero.-El art. 2326 tampoco se aplica


al animal Jiero de que no se reporte utilidad para la gziatda
o semicio de 14n predio. Este se rige por el art, 2327, que, por
contener una regla especial, prevalece sobre &l.
Animal fiero no es sinónimo de salzuje o braaio. Este es
el que vive naturalmente libre e independiente del hombre
(art. 608). Animal fiero, en cambio, es el animal feroz o pe-
ligroso, como los leones, tigre:, leopardos, etc. Un animal
salvaje puede no ser fiero: las liebres y conejos salvajes, los
peces y aves inofensivas. A la inversa, 'un animal fiero pue-
de no ser salvaje: un león domesticado, y aun puede ser do-
méstico : un perro bravo. Más aun, un animal fiero por na-
turaleza puede no serlo, si está completamente domesticado
y es, por lo mismo, inofensivo, como un león o un leopardo

I E , citada, torno 11, 13.* edición, N.O 727, p g .


(1) B A ~ - D R P - L A C ~ X T I ~ E Robra
329; PLANIOL, obra citada; tomo 11, lo.* edición, Pí.' 922, pág. 325; LALOC, obra ci-
tada, N.O 535, pág. 280; COLISi C . ~ P I T A K T ,obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág.
398 e'nfine; JOSSLRAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 516, pág. 279; DE Pacrz,
obra citada, tomo II, N.O 1017, pág. 868; PLANIOL Y RIPEXT, obra citada, tomo V I ,
N.O 605, pág. 824; M a z r s ~ r - D ,obra citada, tomo 11, 2.a edición, F i2 1116, pág. 75;
BAUDRP-LACAXTI~-ERIEY BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2949, pág.
666; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. f04 a 147, págs. 582 a 586; DE-
MOGVE, obra citada, tomo V, Nos. 1050 a 1060, págs. S84 a 297; Nos. 1064 a 1068,
págs. 300 a 301; PIRSONY DE VILLB,obra citada, t o n o 1, N . O 147 bis,pág. 329; GAV-
DEMET, obra citada, pág. 329; S-~VATIER, obra citada, tomo 1, N.O 406, pág. 545.
(2) El a r t . 130 del Código de las obligaciones y de los contratbs de la República
Libancsa y el art. 1906 del C. C. de Cuba consagran esta regla espresamente.
(3) PLANOLi RIPERT, obra citada*, tomo VI, N.O 606, pág. 826; BAUDRY- LACAN-
TINERIE S BARDE, obra citada, tomo IV, 3 . a edición, N . O 2949 i n fine, pág. 669; Dp-
MOCUE, obra citada, tomo y, Nos. 1061 a 1063, págs. 297 a 299.
que, a fuerza de domesticársele, no constituye ningún pe-
ligro.
Para que el animal fiero quede regido por el art. 2327,
no basta que sea tal; es menester que no reporte utilidad
para la guarda o servicio de un predio, que sea inútil o inne-
cesario. Si es útil para esa guarda o servicio, como las fieras
de un circo o un perro bravo u otro animal feroz que se
tiene como guardián de un predio, rige el art. 2326. El art.
2327 es un precepto de excepción, que no puede extenderse
más allá del caso que contempla.
El animal fiero no sólo queda regido por el art. 2326
cuando es útil para la guarda de un predio, sino también
cuando lo es para el servicio del mismo. Tal es el caso de las
fieras de un circo o de un jardín zoológico; son útiles para
su servicio.
Es cuestión de hecho, que los jueces del fondo estable-
cerán privativamente, si el animal es fiero y si reporta o no
utilidad para la guarda o servicio de un predio.

333. Naturaleza y f o r m a del daño.-La naturaleza


del daño y la forma como se ha producido son indiferentes.
El dueño de un animal, quien se sirve de un animal ajeno o
quien tiene uno fiero que no reporta utilidad para la guarda
o servicio de un predio, es responsable de todo el que cause
a las personas o a la propiedad de otro (l),sea siguiendo su
instinto natural, como los animales que se introducen a pas-
tar al predio vecino, o apartándose de sus hábitos normales
(2), como la patada de un caballo, el mordisco de un perro
(3) o la cornada de un buey; aunque no haya habido con-

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11 2.8 edición, N." 1118, pág. 75: GARDENAT
Y SALMON-RICCI,
obra citada, N." 9, pág. 569; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N."
990, pág. 205.
(2) BAUDRY-LACANTINERIP, Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O
2950, pág. 669; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N.O 1118, pág. 76; GAR-
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 4, pág. 568; DE'MOGUE, obra citada, tomo
V, N.O 992 i n &e, pág. 209; DE RUGGIERO, obra citada, tomo Ir, versión española,
pág. 654.
(3) Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 526, pAg. 1632.
DE LAS PRESU‘;CTONES DE CULPABILIDAD 409

tacto directo de1 animal con Ia persona o cosa dañada (l),


como si un animal -propaga -~ o comunica una enfermedad a
otro o a una persona ( 2 ) , o un individuo, al pretender huir
de un caballo desbocado o de un perro q u e le ladra, se rompe
una pierna (3), o por el susto que experimenta contrae un
enfemedad nerviosa (4), y aunque el animal haya causado
el daño con ayuda de algún objeto, como si un caballo vuelca
el coche al cual está enganchado y arroja a1 suelo a la per-
sona que está en 61 (5). Basta que el daño haya sido causado
por el a n i k a l , que Este sea su causa, y ello ocurre en tcdos
esos casos.
Si el animal ha desempeñado en el accidente un papel
meramente pasivo, si cs sólo ocasión de! daño, como si un
perro dormido en una calle oscura provoca la caída de un
tranceímte (6), o una persona, al p-efender subir en un caba-
llo, cae sin que éste haya hecho el menor movimiento (7),
o si es mero intermediario del mismo, como si a consccueticia
del chaque de otro vehículo un caballo es arrojado sobre la
vereda 4 7 hiere a un peatán (8), su dueño, quien se sirve de
él, o quien lo tenga, en el caso del art. 2327, no es respon-
sable, sa1t.o que se le pruebe culpa con arreglo al derecho co-
mún; el daño no ha sido causado por el animal.
Si el daño es causado exclusivamente por una cosa, aun-
(1) Renijre TrimestrieEIe de Droit Citi?, tomo 38, año 1939, pág. 747, '5." 12: en
la especie, un caballo que tiraba un coche se asustó a causa del brusco mo~imiento
de otro caballo que también iba por la carretera, 4 volcó el coche, de resultas de
lo cual quedó herido su ocupante. El tribunal declaró responsable al dueño del ca-
ballo que hizo el movi~nientobrusco, porque este caballo fué la causa del accidente.
(2) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 598, pág. 819: hlaz~aun,obra
citada, tomo 11, 2.9 edición, N." 1118, pág. 76; GARDENAT Y SALMOX-RICCI, obra
citada, Nos. 17 y 18, pág. 570; DEMOGUE, obra citada, tomo \', N." 990, pip. 205;
~ R , citada, tomo 1, N." 407, pág. 548.
S A V A T ~obra
(3) PLAXIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 598, pág. 819; DEMOGVE, obra
citada, tomo V, N." 990, pág. 205 i n &e.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 993, pág,210.
(5) GARDENAT S S-~LMOK-RICCI, obra citada, N."5, pág. 569; DEMOGL'E, obra
citada, tomo V, N . O 993 in $me, pág. 210.
(6) PIRSONY DE VILLB, obra citada, N." 143, pág. 324.-En contra: DEYDGUE,
obra citada, tomo V, N." 994, pág. 210.
(7) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 407, pág. 546.
(8) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 991, pág. 206.
que esté ligada o atada a un animal, corno si a un coche tira-
do por caballos se le,-saleuna rueda que va a herir a un ter-
cero, sin que a aquéllos haya cabido intervención alguna en
el hecho, los arts. 2326 y 2327 no tienen aplicación y reco-
bra su imperio el derecho común. Pero si la ruptura de la
rueda se debió al vuelco del carruaje a causa de que los
caballos se desbocaron, hay Iúgar a la responsabilidad pre-
sunta por el hecho de un animal; el daño fué producido por
10s caballos (1)'.

334. Daño causado por un animal a otro.-El art.


2326 se aplica al daño causado por un animal a otro (2), co-
mo si un toro hiere o mata al del vecino, a menos que el
damnificado sea el agresor. Ninguna responsabilidad afecta
entonces al dueño o a quien se sirve del animal causante del
daño-dicho animal se limit6 a defenderse (3)-; salvo que
se le probare culpa o dolo en el encuentro de ellos. Pero el
dueño de un animal fiero de que no se reporta utilidad para
la guarda o servicio de un predio es siempre responsable del
daño que cause a otro animal, aunque éste haya sido el agre-
sor; su culpa consiste en tener tal animal y la ley no le ad-
mite prueba alguna en contrario.
Si ambos animales resultan damnificados y no se pue-
de determinar cuál fué el agresor, cada propietario puede
invocar el art. 2326 o el 2327, según el caso, respecto del
daño sufrido por su respectivo animal (4).
Las reglas antedichas se aplican aunque el daño que
---
(1) ~ I A Z E A K D ,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1119, pág. 76; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N," 991 bis i n jinc, pág. 208; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N.O 1011 i n f i n e , pág. 865.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE Y BABDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, ni."
2951, pág. 671; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N," 146, pág. 327; MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1125, pág. 83; PLANIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo VI, N.O 603, pág. 823; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 9, pág.
569; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1026, pág. 245.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 12, pitg. 569; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N." 999, pág. 217.
El art. 1130 del Código Civil argentino lo establece así expresamente.
(4) PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, tomo 1, N.O 146, pág. 327 ; DEMOGUE, obra
citada, tomo \'. N." 999, pág. 217.
D E LAS PRESUXCIONES DE CULPABILIDAD 411

sufre uno de los animales haya sido causado en circunstan-


cias de haberse expuesto ambos a riesgos comunes, como si
uno de varios animales de distintos dueños que pastan en
común hiere a otro (1) o si durante una carrera, uno de los
caballos, después de arrojar de la silla al jinete, atropella
a otro caballo a consecuencia de lo cual éste se quiebra una
pata (2). La ley no distingue y sólo atiende al hecho de que eI
daño sea causado por un animal. La responsabilidad del dueño
o de quien se sirve del animal cesaría si sus respectivos pro-
pietarios estipulan su irresponsabilidad por Ias dañas que
los animales se causen recíprocamente. Pero tal estipulaciún
no puede inducirse de1 hecho de exponerlos a un riesgo co-
mún; las renuncias no se presumen (3).
El propietario del macho nn es responsable de Ia muerte
de la hembra cubierta por el tnacho y ocasionada por u n
crror de conducto u otro hecho similar cometido por el mis-
mo macho durante la monta. A menos de probarse que su
dueño incurrió en negligencia o descuido durante la opera-
ción, el suceso 1x0 puede imputarse a culpa suya (-2).

335. Hecho del animal; a n i m a l e s conducidos o


guiados por el hombre.-Pero sea que el daño lo sufra una
persona, otro animal o una cosa imnirnada, para que 10s
arts. 2326 y 2327 recihan aplicación, es indispensable que el
daño provenga del heclto deb animai, de un acto espontáneo
o propio de su parte. El animal debe ser la causa autónoma
(1) V6ase la nota 3 de esta página.
(2) BAUDRY-LACANTIKERIE Y BARDE,obra citada: tomo IV, 3.* edición, N.O
2952, pág. 672; MAZEAUD, obra cp~ada,torno II, 2.a edición, N.O 1125, pág. 84; DE-
410GUE, obra citada, toilio y,N.' 1026, pág. 215.
(3) MAZEAUD, obra citada, torno 11, 2.a edición, N . O 1125, pág. 83.-En Francia,
sin embargo, prevalece la opinión contraria respecto de los animales que sus dueiios
ponen a pastar en común de dia y noche sin ninguna vigilancia: BAVDRY-LAC.%~TI-
NERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, N."2951, pág. 671; DEMOGOE, obra citada,
tomo V,N . O 1026, pág. 245; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tonlo 1, N.O 146 in Jine,
pág. 328; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 13 a 15, pág. 570; LALOU,
obra citada, N . O 537, pág. 282; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 413, pág. 557.
(4) BAUDRP-LACAXTINERIE I. BARDE,obra citada, tomo I\', 3 . a edición, pág.
655, nota 1; GARDEKAT Y SALMON-RICCI! obra citnds, Nos.. 10 y 11, pág. 569; DE-
XOGGE, obra citada, tomo V, N.' 1026, pág. 245.
del daño; sólo entonces cabe hablar del hecho de una cosa y
puede decirse que el daño ha sido causado por un animal
(N-" 54).
De ahí que si el daño lo causa un animal guiado o con-
ducido por el hombre, esos artículos no rigen. El autor del
daño es éste y no aquél. El animal ha sido un instrumento
suyo; hay hecho del hombre y no de las cosas. La víctima no
podrá obtener reparación sino probando el dolo o la culpa
del guardián o conductor del animal, a no ser que pueda
invocar las presunciones del art. 2329 o del inciso 2.O del
art. 492 C. P. agregado por la ley N.O 4205, de 18 de Febrero
de 1928, o que el animal, en el momento del accidente, ha-
ya escapado al control o dirección del hombre, sea porque
cortó el lazo o brida con que se le conducía, arrojó al suelo
al jinete o conductor del vehículo, se desbocó o ejecutó un
hecho espontáneo ajeno a ese control o dirección, por ejem-
plo, un caballo que durante la marcha y sin intervención
alguna del jinete, muerde o patea a un tercero (1).

336, D a ñ o s causados p o r un a n i m a l muerto,-Por


la misma razón, el daño causado por un animal muerto (pu-
trefacción, infección, etc.) no queda comprendido en los arts.
2326 y 2327 ; la causa del daño no es el animal, que no existe,
sino el hecho del hombre, que ha dejado sus restos en con-
diciones de dañar. Para obtener reparación, será, pues, me-
nester probar el dolo o la culpa del dueño del animal, de
quien se servía de él o de quien lo tenía, según el caso (2).

(1) CARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 7, pág. 569; PIRSONY DE VI-
LLÉ, obra citada, tomo 1, N . O 142, pág. 322; JOSSERAND, obra citqda, tomo 11, 2.0
edición, N.O 518, pág. 280; D c c c ~CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 217, pág. 138.
La opinión contraria, que actualmente está prevaleciendo en Francia (SAVATIEI~
obra citada, tomo 1, N." 407, pág. 547), no puede invocarse entre nosotros. Es IJ.
consecuencia de la noción de guarda, en que se hace descansar esta responsabilidad, y
de la teoría sobre responsabilidad por el hecho de las cosas construida a base de la
frase final del inc. 1.' del art. 1384. Nuestro Código, como dijimos, no acepta ni una
ni otra ( N . O 314 y nota 5 de la pág. 399).
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 992, pág. 208.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 413

337. Personas que pueden invocar la responsabi-


lidad.-En principio, la responsabilidad presunta de los
arts. 2326 y 2327 puede invocarIa todo el que sufra un daño
por el hecho del anitr-ial, inclusive su dueíío, si quien se sirve
de él, o quien lo tiene en el caso del art. 2327, es otra per-
sona (11,; la ley no distingue. Pero la persona que se sirve de
iin animal ajeno no puede invocarla contra el dueño. Ida
obligación de vigilancia pesa entonces sobre ella J - nadie
puede aprovecharse de su propia culpa (2).
Pueden invocarla, por tanto :
1.0 Un tercero, sea un transeúnte, quien penetra legí-
timamente a la casa o heredad en donde se hallaba el animal,
el posadero que lo recibe en sus caballerizas, el veterinario
que lo cura, el herrador (31, el vendedor del animal que ayu-
d a al comprador a conducirlo a la estación mas próxima (4),
etc. ;
2.O Un empleado, criado o dependiente de1 dueño, del
que se sirve del animal, o del que lo tiene en el caso del art.
2327, esté o no encargado de su guarda o servicio ( 5 ) ; a me-
nos que el hecho constituya un accidente del trabajo regido

(1) DE~IOGUE, obra citada, tomo V, N."1022, pLi. 242 in jine.


(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 52, 54, 58 a 61, pág. 576.
La persona que se sirve de un animal ajeno podría, sin embargo, demandar re-
paración a l dueño por el daño que a ella cause el animal si prueba que el dueño in-
currib en dolo o cuIpa. Pero si dicha persona se sirve del animal en virtud de un
contrato que imponga al dueño la obIigacíón de seguridad o la de responder de los
vicios ocultos (N.O 41), sólo podría demandarle esa reparación si el daño consiituye
la infracción de tal obligación. Se aplican entonces las reglas de la responsabilidad
contractual (N.O 338).
(3) DEMOGCE, obra citada, tomo V,N,"995 in fiae, pág. 212 y N." 1022, pág.
239; GAXDEI~AT I' S-XLYOA-RICCI, obra citada', K." 50, pág. 575; BAL~DKS-LACANTI-
EJERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3." ediciiin, N." 2950 1, pág. 669.
(4)Rezue TrimestrlelZe de Droii. Civil, tomo 38, año 1939, pág. 265, N," 23.
( 5 ) BA~'D~Y-LACA?~TIXERIE S RARDE,obra citada, tqiiio IV, 3." edición, N." 2956
1, pág. 669; GARDENAT Y S a ~ a r o ~ - R r cobra
c ~ , cilada, Nos. 49 a 51, íiágs. 575 y 576;
~ I A Z E A Uobra
D , citarla, torno 11, 2: edición, N.O 1124, phg. 81 y N . O 1204, pág. 307;
BAUDRY-LACANTINER~E, obra citada, tomo I f , 13.a edición, N.O 775 i n fine, pág. 329;
JOSSERAND, obra .citada, t o n o I I , ' ~ . edición,
" Nos. 518 J- 519, pág. 281; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N.O 1013, pág. 866; L a ~ o uobra , citada, N." 531, pág. 278; Co-
LIK S CAPITAKT, obra citada, tomo Ir, edicijn, p&g.398; PLANIOL,obra citada,
tonio 11, edición, N.O 919 bis, pág. 324; PIRSOK Y DE V I L L ~ , citada, tomo 1,
obra
N.O 145 ín fine, pág. 327; PLSNIOLY RIPERT,obra citada, tonio VI, N.O 595, pág.
por los arts. 254 y siguientes del C. del T., en cuyo caso sólo
procedería la responsabilidad allí establecida, o que el em-
pleado, criado o dependiente se sirva del animal en su propio
interés, con o sin autorización y aun contra la voluntad de
su empleador o patrón (1). Ninguna responsabilidad afec-
taría entonces a este Último, puesto que era aquél el ~bligado
a vigilar el animal por ser quien se servía del mismo.
3." La persona que, voluntariamente o a petición del
dueño, del que se sirve del animal, o del que lo tiene en el
caso del art. 2327, o de alguno de sus empleados, criados o
dependientes, trata de detener un animal escapado o presta
socorro al que sufre un accidente, por ejemplo, ayudando a
levantar un caballo del suelo (2), sin perjuicio de lo dispuesto
en el art, 2330, si en la ejecución de tales hechos hubo impru-
dencia de su parte (Nos. 479 y 531) (3), y ello aunque se trate
de un funcionario público obligado a tal acción en razón de
su oficio, como un agente de policía ( N . O 531) (4).
338. Casos en que esta responsabilidad no procede ;
responsabilidad contractual.-Si la persona que sufre el
816; DEMOGWE, obra citada, tomo V, N.O 1004, pág. 222; N.O 1022, pág. 239: N.O
1024, pág. 243; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 408. pág. 551.
El art. 129 del Cúdigo de las obligaciones y de los contratos de la República Li-
banesa lo establece así expresamente.
(1) DEMOGCE,obra citada, tomo V, N.O 1022, pág. 242 in $ne; GARDENAT S
SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 52, 54 y 58, pág. 576.
(2) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 521, pág. 283; LALOU,obra
citada, N.O 527, p&g. 274; COLINY CAPIT-~NT, obra citada, tomo 11, 6.* edición, pág.
398; PLANIOL, obra. citada, tomo 11, 10: edición, N.O 919 bis, pág. 324; PIRSONY DE
VILLÉ, obra citada, tomo 1, pág. 326, nota 4; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo
VI, N." 601,, pág. 821; BAUDRY-LACANTJNERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.'
edición, N.O 2947, pág. 663; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 46 y 48,
págs. 574 y 575; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 995, pág. 211; N.O 1019, pág.
237; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 408, pág. 550 injine.
Si el acto de abnegación era innecesario, porque nada lo justificaba, ninguna
responsabilidad afecta al propietario o a quien se sirve del animal: DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N." 995, pág. 211; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 47,
pág. 575.
(3) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 601, pág. 821; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N.O 995, pág. 211.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 821, nota 2.-En contra:
LALOU,obra citada, N . O 528, pág. 275; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 43 y 45, pág. 574; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1024 bis, pág. 244.
DE LAS PRESUNCIONE~ DE CULPABILIDAD 415

daño causado por el animal es el comprador, arrendatario,


depositario o comodatario del animal o quien lo utiliza en
virtud de un contrato d e transporte o de otro cualquiera
que imponga a la otra parte la obligación de seguridad o la
de responder de los vicios ocultos (Nao41), los arts. 2326 y
2327 no tienen aplicación; &tos rigen la responsabilidad de-
Iíctual o cuasidelictual. Aquélla sólo podrá d/emandar indem-
nización-~ con arreglo a los preceptos que reglan la respon-
sabilidad contractual,- si ef daño constituye la infracción
de tales obligaciones (arts. 1861, 1932, 1933, 1934, 2015, 2192
y 2235 C. C. y 207 C. de C.). De lo contrario, nada puede
reclamar; la responsabilidad contractual y la aquiliana no
se acumuIan (N.O46) (1).
Los arts. 2326 y 2327 tampoco tienen aplicación si el
animal se daña a sí mismo; ambos suponen que la victirna
del animal es otra que éste. El que se sirve del animal, o
quien lo tiene en el caso del art. 2327, no son, por eso, res-
ponsables de este daño ante el dueño del animal en los tér-
minos de esos artículos. EIIo no obsta, naturalmente, a que
incurran en responsabilidad contractual si ese daño constitu-
ye la infracción de una obligación emanada del contrato que
liga a1 dueño con el que se sirve o tiene el animal (2).

339. Transporte benévolo.-La presunción de respon-


sabilidad de que aquí tratamos, tampoco se aplica en caso de
transporte benéaolo (N.O 321, por ejemplo, si el daño lo sufre
una persona a quien el dueño o el que se sirve del animal Ile-
va graciosamente a las ancas o en su vehículo, a petición de
ella o por invitación de aquél. El art. 2326 tiende a proteger
a la víctima del daño causado por un animal que la víctima
no utiliza, toda vez que la responsabilidad recae precisamente
sobre quien se sirve de él. ~ á ~ e r s o transportada
na benémla-
-
(1) hlaz~nun,obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N." 1123, pág. 80 y Nos. 1405
a 1407, págs. 308 a 313; J o s s e ~ mobra
, citada, tomo 11, 2.*edicibn, N.O 519, pág.
281; L.s~ou,obra citada, Nos. 538 y 539, págs. 283 a 285; S . k v a ~ r e obra
~ , citada,
tomo 1, N.O.379, pág. 505 y N." 412, pág. 556.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, h'." 407 injífine, pág. 548 y N." 412, pág. 556.
mente se sirve en cierto modo del animal. No puede, por
tanto, reclamar reparación con arreglo a este precepto y
como tampoco puede hacerlo según las.reglas de la respon-
sabilidad contractual-el transporte benévolo no es un con-
trato,- sólo podrá hacerlo probando el dolo o la culpa del
demandado. No parece, par lo demás, muy correcto, que
quien recibe o solicita un favor se aproveche de él para in-
vocar una responsabilidad presunta en contra de la persona
que se lo otorga (1).

340. Prueba.-La víctima no necesita probar la culpa


del demandado; le basta acreditar que e! daño ha sido cau-
sado por un animal que pertenecía al demandado o por. un
animal que, al tiempo de causarlo, se hallaba al servicio del
demandado y, en el caso del art. 2327, que estaba en poder
de éste. Establecido este hecho, esa culpa se presume (2).
Pero la prueba de que el daño tuvo por causa al animal es
indispensable (3) ; la responsabilidad deriva de este hecho.
Al dueño de1 animal que pretende exonerarse de respon-
sabilidad alegando que, al tiempo del daño, aquél se hal1ab.a
al servicio de un tercero, incumbe probar esta circui~stancia:
lo normal es que el dueño se sirva del animal (4).
--y

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1113, pág. 73; Nos. 1273 a
1289, págs. 218 a 232; PLANIOLY RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 600 infine, pág.
820 y N." 622, pág. 847; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 100 a 105,
págs. 667 y 668; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.aedición, pág. 405; J o s -
SERAND, obra citada, tamo 11, 2.° edición, N.O 518, pág. 280 y N." 551, pág. 301;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 413, pág. 557.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición, N.O 724, pág.
328; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N.O 920, pág. 324; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N.O 994, págs. 851 y 852 y N.O 1009, pág. 863; BAUDRY-LACANTINERIE
Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.* edición, N.O 2941, pág. 655 y N.O 2946, pág. 661;
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, Nos. 1126 a 1129, págs. 85 a 88; GAR-
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 19 a 21, pág. 570; DUCCICLARO,CARLOS,
obra citada, N.O 220, pág. 138.
(3) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 598 injíne, pág. 819; D ~ x o c u a ,
obra citada, tomo V, N.O 998, pág. 214; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.8 edición,
N.O 1126, pág. 85.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N . O 1025, pág. 2.14; MAZEAUD, obra citada,
tonlo 11, 2.a edición, N." 1110, pág. 71; S A V ~ ~ T I Eobra
R , citada, tomo 1, N," 408,
pág. 519.
41 dueño de1 animal o a quien se sirve de él incumbe
asimismo probar que el daño sufrido por su dependiente o
criado se debió a culpa exclusiva de éste (1).
La prueba de que e1 animal causante del dafio es fiero
y no reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio,
es de cargo de la víctima (art. 1698).
Tales pruebas pueden hacerse por todos los medios fe-
gales, inclusive testigos; versan sobre hechos.

341. Cesación de esta responsabilidad.-La respori-


sabilidad establecida por el. art. 2326 cesa si el dueño de1
animal o quien se sirve de él prueba que la soltura, extravío
o daño no se debiú a culpa suya o del dependiente encargado
de la guarda o servicio de1 animal (2). Basta que pruebe que
no hubo culpa de su parte, que en la vigilancia del anima¡ em-
pleb el cuidado que los hombres prudentes emplean ordina-
riamente y que tomó las precauciones usuales para evitar el
daño; no es menester que pruebe un caso fortuito o de fuer-
za mayor. La ley no sólo no se lo exige, sino que expresa-
mente dice que esta responsabilidad cesa si la soltura, extra-
vío o daño no es imputable a culpa del dueño o del depen-
diente encargado de la guarda o servicio del animal (3). Se

(1) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1023, pág. 243.


Lo dicho rige cuando el hecho no constituya un accidente del trabajo. De lo con-
trario, el patrón sólo puede exonerarse de responcabilidad con arreglo a1 att. 255
C. del T.
(2) Se ha fallado que el dueño d e !os animales que se introdujeron en un predio
ajeno no es responsable del daño que hayan causado en él si de1 proceso aparece que
ese hecho tuvo lugar durante la noche y debido a! mal estado de los cercos del mismo
predio (Gaceta, año 1862, sent. 305, pág. 131; año 1883, sent. 2402, pág. 1325; año
1885, sent. 194, pág. 110; año 1889, tomo 1, sent. 407, pág. 263); o si ese hecho se debib
a la propia negtigencia del dueño del predio, que no reconstruyó durante todo el ve-
rano los cercos de su dominio que se destruyeron en el inviervo anterior, ni puso uri
cuidador que impidiese el paso a sus potreros de los animales que el vecino hizo soltar
en su predio en uso de un derecho legitimo, y de lo cual el actor tuvo conocimiento
anticipado {Gaceta, año 1881, sent. 523, pág. 329).
(3) La jurisprudencia francesa estima que esta responsabiIidad &lo cesa ante la
prueba de un causa extraña (casa fortuito, culpa exclusiva de la vfctima o de un ter-
cero) y que la prueba de la ausencia de culpa es insuficiente: PLAN~OL Y RIPERT, obra
citada, tomo VI, Nos. 600 a óO2, págs. 819 a 822: LALOU, obra citada, N." 526, pág.
274 y N," 529, pág. 276; COLIXY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.* edición, pAg.
27
ha fallado que está exento de responsabilidad el dueño de
unos animales que se introdujeron en heredad ajena, en
la cual causaron daños, si .prueba que esto ocurrió a pesar
del cuidado y vigilancia que observaba, manteniendo cuida-
dores de día y de noche y encerranda sus animales durante
ésta (1).
Con mayor razón cesara esta responsabilidad si el due-
ño del animal o quien se sirve de él prueba que el daño so-
brevino por un caso fortuito o de fuerza mayor que no le es
imputable, como la caída de un rayo o de un árbol que asus-
t a a un caballo, el cual se desbocá y causa un accidente, o
por culpa exclusiZla de la víctima o de un tercero, de cuyo
hecho aquél no responde, como si la víctima penetra en un
predio cerrado en donde hay un perro bravo no obstante ha-
bérsele advertido que no lo hiciere (2), o el daño .se produce
porque ella o un tercero, de quien no responde el dueño
ni quien se sinre del animal, lo provoca o molesta hasta
irritarlo.
Si el daño se produce porque un tercero excita al animal
(3) o abre la puerta de la jaula o corral en donde se encuentra,
sin que haya habido culpa de su dueño o de quien se sirve

397; PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.a edición, N." 920, pág. 324; JOSSERAND, obra
citada, tomo 11, 2.° edici6n;Nos. 520 y 521, pág. 282; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N . O 1009, pág. 863 y N.O 1015,.pág. 866; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1,

N." 147, pág. 328; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.P edi-
ción, Nos. 2946 y 2946 1, págs. 661 y 662; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.'edici6n,
Nos. 1130 a 1134, págs. 88 a 91; DEMOGUE, obra citada, tomo V, Nos, 1028 a 1034,
págs. 246 a 261 ; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 22 a 41, págs. 570 a
574; SAVATIER, obra citada, toma 1, N." 415, phg. 559.
Esta opini6n, que se justifica en Francia, porque el art. 1385 del Código frances
nada dice acerca de la manera de destruir la presunción que él establece, es insoste-
nible entre nosotros en presencia de la parte final del inc. l." del art. 2326 que decla-
ra expresamente exento de responsabilidad al dueño del animal si la soltura, ex-
travío O daño no e s imputable a culfm suya o del dependiente encargado de la guarda c
senvicio del animal.
(1) Gaceta, año 1885, sent. 3023, pág. 1813.
(2) D E X ~ ~ Uobra
E , citada, tomo V, N." 1032, pág. 255: LALOU,obra citada,
N." 526, pág. 274; MAZEAUD,obra citada, tomo 11, N." 1134 in fine, pág. 91; SAVA-
TIER, obra citada, tomo 1, N.O 414, pág. 558 y N.O 415, phg. 559: tomo 11, N." 475
pág. 32.
(3) Así lo establece expresamente el art. 1930 del C. C. mexicano.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 419

de éi, la responcabiIidad recaerá exclusivamente sobre ese


tercero (1), a condición de probarse su dolo o culpa. La
presunción del art. 2326 no se le aplica: ni es dueño de! ani-
mal ni se sirve del mismo.

342, Excepci6n del art. 2327.-Si el daño ha sido cau-


sado por un animal fiero de que no se reporta utilidad para
la guarda o servicio de un predio, el que lo tenía no puede
exonerarse de responsabilidad, ni aun probando el caso for-
tuito o la crxIpa exclusiva de la víctima o de un tercero. El
art. 2327, al establece1 que este daño será sien;prr imputable
al q u e tiene el animal y q u e quien lo tiene no será oido, aun-
que alegue que no le fué posible evitar el daño, rechaza toda
prueba en contrario (2 j. Hay una prcsuncibn de derecho. de
que el daño sobrevít~opor su culpa: ésta no consiste en la
falta de vigilancia sino en el hecho de tener semejante ani-
inal, y como ella subsiste mientras lo tenga en su poder, no
puede relevarse de responsabilidad, puesto que la sola rea-
lización del daño está demostrando q u e lo tenía e11 su po-
der (N.O 77).

343. Derecho comparado.-la generalidad de los


Códigos reglamentan Ia responsabilidad por el daño causado
por los animales en términos analogos al nuestro. Casi todos
admiten que el dueño, el poseedor o el que se sirve de1 animal
pueden relevarse de ella probando su ausencia de culpa (3).
(1) GARDENAT ,Y SALMOK-RICCI, obra citada, N . O 39, pág. 573; QEDIOGUE,obra
citada, tomo V, N.O 1030, pág. 253; SAVATIER, obra citada, ioino I, N.O 414, pág.
558 in $#e.
f2) Duccr CUBO, CARLOS, obra citada, N." 223, pág. 139.
Los Códigos argentino (art. 1129), uruguayo (art. 1329), ecuatoriano (art. 2309)
y colombiano (art. 2354) contienen un precepto análogo a nues~roart. 2327.
(3) Véanse Ios Códigos Civiies argentino (arts. 1127 y 1128), mexicano (art.
1929), uruguayo (art. 1328), colombiano (art. 2353), brasiiero (art. 1527), ecuatoria-
no (art. 23091, chino (art. 190), suizo y turco de las obligaciones (art. 56) yel de las
obligaciones de la República d e Polonia (art. 148). Este último dispone que aun cuan-
do el dueño o el que s e sirve del animal esté exento de responsabilidad, el juez, sin
embargo, podrá condenarlo a reparar el daño csusado en todo o en parte si la equidad
así Io exige, para IocuaI tomará muy ea cuenta la fortuna de ambas partes (art. 149).
t o s C S i g o s holandes (art. 1404) y boliviano (art.969) reproducen literalmente
el art. 1385 del Código frances.
índice
420 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

Por excepción, el Código español (art. 1905), el cubano


(art. 1905) y el de las obligaciones y de los contratos de la
República Libanesa (art. 129) exigen la prueba de la fuerza
mayor o de la culpa de la víctima (1). El Código peruano
sólo la hace cesar si se prueba que el accidente tuvo lugar
por el hecho de un tercero (art. 11-25), el reciente Código
italiano, si se prueba el caso fortuito (art. 2052), y el Códi-
go de Venezuela de 1942, si se prueba que el accidente ocu-
rrió por culpa de la víctima o por el hecho de un tercero
(art. 1192).
En el Código Civil alemán la responsabilidad del que
tiene el animal a su disposición es a base de riesgo (art. 833).
Pero se acepta la prueba de la ausencia de culpa si el animal
está al cuidado de una persona que se ha hecho cargo de
ese cuidado por contrato (art. 834).

2 . O Responsabilidad por la ruina de un edificio

344. Principio.-El dueño de un edi$cio es responsable


a terceros de los daños que ocasione su ruina acaecida por
haber omitido las necesarias reFaraciones o por haber faltado
de otra manera al cuidado de un buen padre de familia (art.
2323) ; pero si la víctima es uno de los ziecinos, esta respon-
sabilidad sólo procedeiá si el daño se produce después de
notificada la querella de obra ruinosa (art. 934). Si el daño
proviene de un vicio de construcción, la responsabilidad recae
sobre el empresario o arquitecto que se encargó de ella (art.
2324).

345. Fundamento.-Esta responsabilidad se funda en


la culpa del dueño o constructor del edificio. Hay culpa en
tener un edificio en estado de amenazar ruina por haberse
omitido las necesarias reparaciones o por haberse faltado de

(1) La misma regla establece el art. 81 del Proyecto franco-italiano de las obli-
gaciones y de los contratos.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 521

otra manera al cuidado de un buen padre de familia o en


haberlo construído en forma defectuosa (1).

346, Requisitos.-Para q u e haya lugar a esta respon-


sabilidad, se requiere: 1." que el daño lo ocasione un edificio;
2 . O que el daiío provenga de la ruitta ddel edificio; y 3," que

esta ruina se deba al hecho de haberse omitido las necesarias


reparaciones, al hecho de haberse faltado de otra manera al
czkidudo de un buen padre de familia o a un vicio de conslruc-
ción.

347. 1." Cosas de cuyo hecho se responde.-El daño


debe ser causado por un edi5cio; es la única cosa comprendida
en los arts. 2323 y 2324. Aunque la ley no ha definido esta
expresión, c-le su sentido natural y obvio y del art. 568 se
desprende que es tal toda obra o construccióri ejecutada por
el hombre medijnte la unión de nlateriales y adherida al
suelo permanentemente (2).
Es indiferente su naturaleza u objeto (casa, teatro, igle-
sia, puente, túnel, bodega, establo, acueducto), los materiales
de que se compone (hierro, piedra, cemento, Iadrillos, ado-
bes, madera), su tamaño o importancia (rascacielo o edificio
de un piso), el tiempo que haya de durar (edificios construí-
(1) Co~rrín CAPITAFIT, obra citada, tonlo 11, 6.a edición, pág. 400; SCHLUM-
BERGER, La responsabilifé délictzkeile en matikre immobilzere, págs. 58 a 62; LALO?,obra
citada, N.O 546, p6g. 290; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1000, pág. 857; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 609, pág. 829; PIRSON Y DE VILLB,obra citada,
tomo 1, N.O 148, pág. 330; BA~DR~-L.~C.~FITISERIE I. BARDE,obra citada, tomo IL',
3.a edición, N.O 2956, pág. 676; GARDEXAT Y SALMON-Rrccr, obra citada, N . O 2, pág.
607; M A Z E A ~ D , citada, tomoi 11, Nos. 1063 a 1070, págs. 40 a 45.
obra
DEMOGUE, obra citada, tomo Y, N.O 1079, pág. 3 13, cree que esta responsabilidad
se funda en el riesgo. E n su concepto, el propietario del inmueble responde de esos
daños como compensacibn del provecho que de éI reporta. Esto no es exacto; si lo
fuere, el propietario debería responder en todo caso, cualquiera que sea la causa
del daño. Entre tanto, la ley sólo lo hace responslble si la ruina proviene d e haber
omitido las necesarias reparaciones o de haber faltado de otra manera al cuidado de
un buen padre.de familia, hechos ambos que por si soIos constituyen culpa.
(2) CLARO SOLAR, obr:, citada, tomo Y I , N,"38, pág. 53; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N . O 998, pág. 855; PLANIOL Y KIPERT,obra citada, tomo VI, N," 608, pág.
828; SCHLUMBERGER, La responsabilifé délicluelíe en mafiBre ?nzm~bilibre,pág. 13;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 418, pág. 562.
dos para unti exposición), que esté sobre o bajo la superficie
(galería subterránea, alcantarillas, pozos). Lo esencial es
que se trate de una obra construída por el hombre mediante
la unión de materiales que adhieran al suelo de un modo
permanente (art. 568). Una obra así construida es edificio,
y cumple con este requisito toda aquella que permanece in-
móvil en el mismo sitio, aunque no esté destinada a durar
a perpetuidad (1).
Los arts. 2323 y 2324 se aplicail, por tanto, a las casas
tle habitación v de oficina, a los edificios públicos, almace-
n.es, pal~cios, portales, galerías, pasajes, 'iglesias, teatros,
monun~entos, bodegas, fábricas, torres, establos, garages,
muros de cerramiento o divisorios; puentes, canales, diques,
acueductos, represas, malecones, túneles, pozos, suhterrá-
neos, etc. (2). aunque su dueño los haya dejado abandonados
(3) o su construcción quede inconclusa ; la ley no distingue.
E n cambio, no se aplican al suelo rn.ismo, como eii cl
caso de hundimiknto de un terreno no construído; a las mi-
nas; a los inmuebles por destinación, aunque adhieran al
suelo, como las losas de un pavimento, los tubos de las ca-
ñerías, a menos que formen parte de un edificio, las prensas,
calderas, cubas. alambiques, toneles y máquinas de un esta-
blecimiento industrial; a los árboles; a las grutas naturales o
talladas por el hombre; a las galerías de una mina; a las pie-
dras o rocas que se desprenden naturalmente de un cerro;
a los postes de alumbrado o de líneas telefónicas o telegrá-
ficas; a las carpas de un circo; a las barracas, galpones y
demás construcciones superpuestas en el suelo; ni muchc,
(1) CLARO SOLAR, obra citada, tomo VI, Nos. 39 y 40, págs. 53 y 54.
(2) DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 998, pág. 855; PIRSONY DE V I L L ~obra ,
citada, tonio 1 , N . O 149, pág. 332; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, torno VI, pág.
828, nota 2; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. edición,
N." 2960, pág. 679; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1080, pág. 315; GARDENAT
Y SALMON RICCI,obra citada, N,"26, pág. 610; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.8
edición, N.O 1039, pág. 22; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 418, pág. 562; CLARO
SOLAR,obra citada, tomo VI, N.O 38, pág. 53; DWCCICLARO,CARLOS, obra citada,
N.O 206, pág. 128.
(3) GARDEUTY SALMON RICCI,obra citada, N.O 34, pág. 611; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N.O 1080, p&g. 315.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 423

menos a los muebles (1). Estos bienes no son edificios, por-


que o no son inrriuebles por naturaleza o adherencia, calidad
que tienen los edificiós según la ley (art. 568), o si lo -son,
no provienen de la industria humana, y porque si prov'renen b

de ella, no ha11 sido ejecutados mediante la unión de niate-


riales o no adhieren al suelo de un modo permanente. Los
daños que causen quedan sometidos al derecho c o r n ú i ~ :el
autor del daño no será resyonsabic sino a coiidicióii cle pro-
bárseIe dolo o culpa e n el hecho qrie lo generó, a no ser que
la víctima pueda invocar la presunción que en nuestro
concepto establece el art. 2329.

348. 2i0 Qué se entiende por ruina de un edificio.


Los arts. 2323 y 2324 sólo tienen aplicación si el daño provie-
ne de la rzkina del edificio.
Hay rraina cuando los materiales que forman el edificio
han desempeñado un papel' activo en Ia producción del daño,
cuando se han desplazado de lugar: una casa o una muraIIa
que se derrumba, un puente o una terraza Que se hunde, una
represa que revienta, una cornisa, un motivo de ornamenta-
ción o un trozo de mampostería que cae (2), etc. Sólo en-
tonces puede habIarse de catda de Ios mismos, y sin ella no
hay ruina (3). Esta consiste precisamente en la acción de
caer o destruirse una cosa. Tal es e1 significado de1 vocablo
rziinn y lo confirman los arts. 934 y 2003, que, refiriéndose
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 525, pág. 284; DE PAGE,
obra citada, torno 11, N.O 998, pág. 855; Prasox Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1,
N.O 149, pág. 332; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo V I , pág. 828, nota 2; GAR-
DENAT Y SALXON-RICCI, obra citada, N . O 35, pág. '611; MAZEAUD, obra citada, tomo
11, 2.8 edición, N.o 1039, pág. 22; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1080 in $se,
pág. 317; N.O 1081, pág. 318 y N.O 1082, phg. 319; CLARO SOLAR, obra citada, tomo
VI, N.O 40, pág. 54; SAVATIER, obra citada, tomo 1 , N."418, pág. 563.
(2) Rev., tomo 39, 2,s parte, sec. I.a, pág. 203.
(3) DE PACE,obra citada, tomo 11, 5.' 998, pág. 855; PIRSONS DE VILLJ?,obra
citada, tonlo 1, N." 150, pág. 334; LALOU,obra citada, N." 545, pág. 289; PLANIOL,
obra citada, tomo f f , 10.1 edición, N.O 924, pág. 326; MAZEAUD, obta citada, tomo
11, 2,a edición, N . O 1041, pág. 25; P L A N I ~%' LRIPERT, obra citada, tomo VI, N . O 608,
pág. 829; BACDRY-LACANTINERIE S BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N.O
2960 1, pág. 680; SCWLUMBERGER, obra citada, págs. 15 i n jine y 16; DUCCICLARO,
CARLOS, obra citada, M." 206, pág. 129.
a esta misma materia, aluden al edificio que cayere o se de-
rribare y al edificio que perece o amenaza ruina, respectiva-
mente.
Si el daño no proviene de la cuida del edificio, sino del
mal estado o del mal furicionamiento de alguna de sus sec-
ciones, un ascensor, por ejemplo, o de otra causa que no sea
aquélla, estos artículos no rigen; la cosa ha quedado inmó-
vil,' no se ha desplazado de lugar (1). Por eso, los daños
causados- a terceros por e1 incendio del edificio quedan ex-
cluidos; no provienen de su caída. Respecto de ellos rige el
derecho común: la víctima deberá probar el dolo o la culpa
del autor del incendio (2). Estos artículos serían, sin embar-
go, aplicables a tales daños si el incendio ha sobrevenido a
consecuencia de la ruina del edificio.
La ruina puede' ser total o parcial; la ley no distingue
(3). Pero en todo caso es esencial que el daño provenga de
la caída de los materiaZes irzcorporados al edZJicio, de los ma-
teriales que lo forman o constituyen ; sólo entonces hay ruina.
De ahí que la caída de una teja, de .una cornisa, de un bal-
cón, de un trozo de mampostería f4), de una chimenea o de
cualquier otro material incorporado al edificio, por insignifican-
te que sea, constituye una ruina que hace aplicable los arts.
2323 y 2324 (5). De ahí también que estos artículos no tengan
(1) SCHLUIYBERGER, obra citada, pLgs. 22 a 30.-En contra: DEMOGUE, obra ci-
tada, tomo V, N,"1084 injínc, pág. 321.
(2) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edición, N.O 525, pág. 284; PIRSONY
DE V I L L ~obra
, citada, tonio 1, N.O 151, pág. 335; LALOU,obra citada, N.O 545, pág.
289; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N . O 924, pág. 326; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2.° edición, N . O 1043, p6g. 26; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra
citada, Nos. 20 a 22, p6g. 609; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 16 in jine y 17;
SAYATIER, obra citada, tomo 1, N." 420, pág. 564.-En contra: DEMOGUE, obra citada,
tomo V, N.O 1084, pág. 321.
(3) Kev., tomo 39, 2.4 parte, sec. pág. 203 (consid. 12 de instaticia); V K
I'AGR, obra citada,.tonio 11, N.O 998, pág. 855; MAZEAUD, obra citada, tonio 11, 2.1
edición, N . O 1042, pág. 26; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tonio VI, N.O 608. pág.
829; BAWDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, edici6n, N.O 2960 1,
pág. 680; PIRCONc DE V I L Lobra ~ ~ , citada, tomo 1, N.O 150, pág. 334; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N . O . 419, pág. 563.
(4) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.", pág. 203.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 . 8 edición, N." 1044, prig. 27; PL.\NIOLY
IIIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 829, nota 1; SCHLUDIBERGER, obra citada, pág.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPbBlLIDXD 425

aplicación tratándose de los daños que cause la caida de


objetos que no estén incorporados al edificio, qzre no formen
parte de b consfrucción, como la caida de u n macetero co-
locado sobre un balcón; en tal caso no hay ruina (N.O365) ( 1 ) .
Rige entonces el art. 2328, y si éste no fuere aplicable, el
derecho común: la víctima deberá probar el dolo o la cul-
pa de su autor.

349. 3.0 Omisión d e reparaciones o del cuidado de


u n b u e n p a d r e de familia y vicio de construcci6q.-Para
que proceda esta responsabilidad, es menester que la ruina
del edificio provenga de alguna de estas tres causas: e) ha-
berse omitido las necesarias reparaciones; b) haberse faltado
de otra manera a1 cuidado de un buen padre de familia
(art. 2323) (2) o c) un vicio de construcción (art. 2324). Esta
enumeración es taxativa ; toda otra causa queda excluída.
De modo que si el edificio se destruye por efecto de un bom-
bardeo (3), por obra excIusiva de un caso fortuito, como
inundación, rayo o terremoto (4), o por otra causa que no
sea alguna de las señaladas, como si en el predio vecino se
abren fosos que dañan 10s cimientos de1 edificio y se produce
su derrumbe (S), los arts. 2323 4; 2324 no rigen: la víctima no
podrá obtener indemnización sino con arreglo al derecho
comiín, esto es, probando el dolo o la culpa del autor del
daño.
obra citada, tomo 1,
17; SAVATIER, N . O 419, pág. 563; DEMOGUE,
obra citada, tonlo
V, N." 1085, pig. 322.
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 419 in &e, pág. 564.
(2) Nuestro Código e s más amplio que el francés: mientras el art. 1386 de este
ÚItinio sólo contempla la ruina proveniente de haberse omitido las necesarias repara-
cioiies o rle u n vicio de construccibn, el nuestro se refiere además a la que proviene de
haberse faltado de otra manera al cuidado de un buen padre de ianiilia, lo que da a
esta responsabilidad una amplitud mayor, porque esta irliima circunstancia pueden
constituirIa niuchos otros hechos diversos de la omisi6n de las reparaciones nece-
sarias.
(3) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.6 edición, N." 525, pág. 284; XIAZEAUD,
obra citada, tomo I I , 2.8 edición, N." 1051, phg. 32; LALOU,obra citada, N." 546 Z ~ Z
J W F , pág. 291; SAVATIER, obra citada, toino 1. N." 420, pág. 5M.
(4) SAVATIEH, obra citada, toino 1, N." 420, pág. 564.
(5) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1088, pág. 326.
Se omiten las necesarias reMraciones cuando no se han
ejecutado las que el mal estado o calidad del edificio requie-
re, como si una muralla agrietada o desplomada no es re-
faccionada oportunamente. E n este caso queda comprendida
la ruina de un edificio por efecto de su propia vetustez (1).
Se ha fallado que no sólo pueden estimarse necesarias
aquellas reparaciones que tienden a dar solidez al edificio
o que se hagan en beneficio e interés del dueño, sino también
todas aquellas que, como las relativas a dar solidez a la or-
namen tación exterior del edificio, tengan por objeto procurar
a los terceros las seguridades convenientes, puesto que el in-
terés de ellos, sobre todo el de la seguridad de sus personas,
es mucho más respetable que el del dueño del edificio. EII
consecuencia, se omiten las necesarias reparaciones si el due-
ño no procede a efectuar las que corresponden para dar a
esa ornamentación las condiciones de solidez y adherimiento
de que carecen, máxime si ellas le fueron prescritas por la
autoridad municipal correspondiente (2).
Se falta de otra manera al cuidado de u n buen padre de
familia, cuando se procede sin aquella diligencia que habría
empleado un hombre prudente, cuando se incurre en culpa
leve (art. 44), como si no se demuele un muro o chimenea
que amenaza caer de un momento a otro, se construye un
piso sobre un edificio cuyos cimientos no tienen la debida
resistencia, se hacen transformaciones que ponen en peligro
la solidez del edificio, etc.
Hay vicio de construcción cuando el edificio ha sido cons-
truido en forma defectuosa, sin sujeción a las.reglas de1 arte,
atendida su naturaleza y el objeto a que se le destina. Los
cimientos de un rascacielo no requieren la misma solidez
que los de una casa de adobes (3).
(1) Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 542, consid. 5." (Corte Suprema);
COLINY CAPJTANT, obra citada, tomo 11, 6.' edición, pág. 399; PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N," 609, pág. 829; D m f f i u ~obra, citada, tomo V, N." 1088,
pág. 325; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 999, pág. 857; SCHLUMBERGER, obra
citada, pAg. 36.
..
(2) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.., pftg. 203 (consids. 17 a 22 de 1 instancia).
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1088, págs. 324 v 325; ~ H L U M B E R G E R ,
obra citada, págs. 32 a 35.
DE LAS PRESUNCZONES DE CLLPABILIDAD 427

Los jueces del fondo establecen soberanamente si se


omitieron las necesarias reparaciones o hubo vicio de cons-
trucción (1); pero la apreciación de si se faltó de otra mane-
ra al cuidado de un buen padre de familia, puesto que im-
plica la apreciación de si hubo o no culpa, es una cuestión
jurídica sometida al control de la Corte Suprema.
Como la responsabilidad por omisión de reparaciones o
del cuidado de un buen padre de familia y la responsabilidad
por vicio de construcció.ii están sometidas a reglas diversas,
especialmente en Io relativo a las personas sobre que recaen
y a quienes pueden invocarlas, las estudia-emos por separado.

350. A. Omisión de reparaciones o del cuidado de


iin buen padre de familia.-Persona responsable.-De
los daños causados por la ruina de un edificio acaecida por ha-
licrse omitido las necesarias reparaciones o por haberse fal-
tado de otra iiianera al cuidado de un buen padre de familia,
responde su actzial duefio (art. 2323), es decir, quien lo es
en el momento de producirse el daño, sea persona natural
o jurídica (Z), tenga un dominio absoluto o fiduciario, pleno
o nudo, y aunque el obligado por Ia ley o el contrato a efec-
tuar esas reparaciones o a emplear ese cuidado sea otra per-
sona, como el usufructuario, el usuario, el habitador, el
arrendatario, el comodatario o el acreedor anticrético del
edificio o un contratista, ~mpresarioo arquitecto que las
tomíi a su cargo (3), salva naturalmente la acción del due-
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo S, N." 1088, pág. 324; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N." 1050, pág. 32.
(2) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.", pág. 203 (se responsabiIizó a la sociedad
anónima duena del edificio cuya ruina ocasionó e1 daño); MAZEAUD, obra citada, to-
mo I I , 2.a edición, N." 1035, pág. 20; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1087, $ig.
323; SCHLUMBERGER, obra citada, pág. 44; SAVATIER, obra citada, tomo I , N," 421,
págs, 565 y 566.
(3) DE PAGE,obra citada, ton30 11, N.O 998, piig. 856; Pr~sowY DE VILLE,obra
citada, tomo 1, N." 152, pág. 335; DEXUGUE, obra citada, tomo V, N." 1094, pág.
330; N." 1095, pág. 332; SCHLU~BERGER, obra citada, phgs. 46 4: 47; S A \ ~ A T ~obra
ER,
citada, tomo 1, N," 421, pág. 565; MAZEAUD, obra citada, tomo I i , 2.a edición, N."
1032, pág. 17; N." 1033, pág. 19; GARDENAT Y SALMUN-RICCI, obra citada, N." 45,
pág. 611 J. I\'." 46, pág. 612; BAUDRY-LACANTINERI~ 1 BARDE, obra citada, romo
IV, 3.. edición, N." 2957, pág. 67P; Driccl CLARO,CARLOS, obra citqda, N." 207,
ño contra dicho obligado, si fuere procedente según las re-
glas generales (1). La ley no distingue: señala como único
responsable al d u d o del edif;cw (2). La víctima no necesi-
ta, pues, averiguar sobre quién pesa la obligación de mante-
ner el edificio en buen estado.
Si el dueño del edificio y el del suelo son distintos, la
responsabilidad recae sobre aquél (3).

351. Pluralidad d e dueños.-Si el edificio pertene-


ce a dos o más personas proindiviso, se dividirá entre
ellas la indemnización a prorrata de sus cuotas de dominio
(art. 2323, inc. 2."): la víctima, en consecuencia, sólo podrá
demandar su parte a cada una. Los condueños no son, pues,
solidariamente responsables. El art. 2323 constituye una ex-
cepción al art. 2317, como este mismo dice. En Francia, en
el silencio de la ley, jurisprudencia y autores se pronuncian
por la responsabilidad solidaria de los condueños (4).
Esta regla se aplica aunque el dominio de los diversos
---
pág. 130.-En contra: EsaaErN en PLAX~OL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O
610, pág. 830, que cree que la responsabilidad recae sobre el obligado a efectuar las
reparaciones.
(1) BAuDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.° edicibn, N."
2957, pág. 676; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.aedicibn, pág. 399 i n jínc;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 998: pág. 856 y N . O 1000 i n jíne, pág. 857; PIR-
SON Y DE VILLE. obra citada, tomo 1, N." 152, pág. 337; PLANIOLY RIPERT,obra
citada, tomo VI, N" 610 infine, pág. 831; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1094,
pág. 331 y N." 1099, pág. 337; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 54 y 55; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 423, pág. 568; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.= edicibn,
N." 1032, pág. 19 y N.O 1060, pág. 37; GARDENATY SALMON-RICCI, obra citada.
NOS. 52 y 53, pág. 612: Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, N." 212, pág. 132.
Si el hecho que causa la ruina del edificio conetituye un vicio redhibitorio, el
dueño tendrfa accibn contra su vendedor con arreglo a los arts. 1857 a 1869 C. C.:
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N."1059, pág. 36; LALOU,obra citada,
N . O 543, pág. 288; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 423, pág. 568.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 417, pág. 560.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, Nos. 1030 y 1031, págs. 16 y 17; Dmaro<;ue,
obra citada, tomo V, N.O 1094, pág. 332; SCHLUMBERGER, obra citada, pág. 44.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 610, pág:831; DEMOGUE, obra
citada, tomo V, N.," 1098, pág. 336; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada,
tomo IV, 3.9 edición, N." 2963, pág. 682; MAZEAWD, obra citada, tomo 11, 2.' edición,
N." 1029, pág. 16; GARDENATY SALMON-RICCI, obra citada, N." 50, pág. 612;
SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 43 y 44; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O
421, phg. 566.
DE LAS PRESUKCIONES DE CULPABILIDAD 429

pisos o departamentos pertenezca a diferentes propietarios


en conformidad a la ley N . O 6071, de 16 de Agosto de 1937;
no por eso el edificio deja de ser objeto de una indivisión.
Y la indemnización se dividirá en proporción al vaIor asig-
nado a cada piso o departaniento segiín el art. 22 de esa ley.
Lo dicho rige si el daño es causado por la ruina de diversos
pisos o departamentos o de alguna partc del edificio que sea
bien corniin, corno los cimientos, muros exteriores y sopor-
tantes, la techumbre y demás bienes a que se refiere e1 art. 3 . O
de la ley 607 1, porque si el daño proviene de la ruina de u n
solo piso o departamento, Ia responsabiiidad recaerá ín tt-
gramente sobre su dueño (1).
352. Personas que pueden invocar esta responsa-
bilidad.-Para determinar quiénes pueden invocar la res-
ponsabilidad de que trata el art. 2323, es menester distin-
guir si la víctima es o no vecino del edificio causante del da-
ño. (2).
Si lo es, entendiéndose por tal todo el que posea, ocupe
o habite un predio cercano, próximo o inmediato al que cau-
só el daño, sea que se hal,le contiguo, al frente o en cualquie-
ra otra dirección-tal es el sentido del vocablo vecino,-
sólo podrá invocarla si la ruina acaece después que el dueño
fué notificado legalmente de la querella de obra ruinosa.
En caso contrario, el vecino no tiene derecho a indemniza-
ción : 'hubo negligencia de su parte en no ocurrir a la justicia
para que hiciera desaparecer el peligro. Así lo dispone el
inc. 2 . O del art. 934 que prevalece sobre el art. 2323: éste
dispone expresamente que no se aplica a los terceros que se
halIen en el caso de ese artículo.
Si la víctima no es un vecino, puede invocarla en todo
caso. La regla del inciso final del art. 934 no tiene aplicación
ni podía tenerla; la querella de obra ruinosa compete ai que
tema la ruina de un edificio zrecino y la víctima no se haIIaha
en este caso.
---
(1) SAVATIER, obra citada, tomo I , N." 421, pág. 566.
(2) En el derecho francés esta distinción no esiste.
Por consiguiente, y salvo lo dispuesto en el inc. 2." del
art. 934, la responsabilidad establecida en el art. 2323 pue-
de ser invocada por todo aquel a quien la ruina del edificio
cause perjuicio en su persona o bienes, aunque sea empleado,
criado o dependiente del dueño (1) o un obrero que efectúa
trabajos O reparaciones en el propio edificio-la ley no dis-
tingue-; a menos que el daño que éstos sufran constituya
un accidente del trabajo, porque entonces, y siempre que
no se trate del caso de excepción del inc. 2.O del art. 261 del
C. del T., regiría lo dispuesto en los arts. 254. y siguientes
del mismo Código (2).
Pueden, pues, invocarla un transeúnte (3), el que ocupa
o habita el edificio, siempre que no lo haga en virtud de uri
contrato celebrado con su dueño (4), el que penetra a co-
ino visitante (5) u otra causa y, en general, toda persona que
no esté ligada con el dueño por un contrato concerniente al
edificio y que imponga a éste la obligación de seguridad o
de responder de los vicios redíiibitorios. En tal caso, como
ocurre con el comprador, el arrendatario, el comodatario, el
pasajero de un hotel, etc., habría lugar a la responsabilidad
contractual, si procediere según las reglas que la rigen (6).

(1) LALOU,obra citada, N.O 551, pág. 294; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a
edición, N.O 1047, pág. 31; DEMOGUE, obra citada, tomo V, N." 1103, pág. 339 i n
jnc; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 52 y 53. -
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N,' 1047 in jine, pág. 31; DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 1103, págs. 339 in fine y 340; SCHLUMBERGI.:R, obra
citada, pág. 52.
(3) Rev., tonio 39, 2.a parte, sec. l.*, pág. 203; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3.a edicibn, N." 2958, pág. 676; GARDENAT Y SALMON-KICCI,
obra citada, N." 37, pág. 611; D ~ ~ f f i u ~ , i o citada,
bra torno V, N." 1102, phg. 337:
SCITI.UMBERGER, obra citada, pág. 40.
(4) GARDENAT Y SALMON KICCI,obra citada, N." 41, pág. 611.
( 5 ) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, p&g. 830, Nota 1.-En contra:
DEMOGUE, obra citada, tomo V, N," 1103 in jinc, pág. 340; SCHLUMBERGER, obra ci-
tada, pág. 53.
(6) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.3 edicibn, N.O 527, p5g. 284; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 998 in &e, pág. 856; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N,"
422, pág. 567; LALOU,obra citada, Nos. 549 a 551, págs. 292 a 294; PIRSONY DE VI:
L I . ~obra
, citada. tomo 1, N." 154 bis, phg. 340: BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo 1V. 3.° edicibn, N.O 2958, pág. 677; GARDENAT Y SALMON RICCI,
obra citada, Nos. 39 y 40, pág. 611; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.° edici6n,
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 43 1

Así, mientras que de los daños causados al arrendatario o


cornodatario por la ruina del edificio arrendado o prestado
responde su dueño con arreglo a los arts. 1932 a 1934 y 2192,
respectivamente, de los ocasionados a los terceros que por
cualquiera causa se haHen en el edificio, también responde
aqu61, en conformidad al art. 2323; entre éstos y el
dueño no hay ningún vínculo jurídico preexistente (1).
El usufructuario, el usuario o el habitador tampoco
pueden invocar esta responsabilidad. Las expensas ordina-
rias de conservación pesan sobre ellos (arts. 595 y 818) y
si bien el nudo propietario es obligado a las obras o refac-
ciones mayores necesarias para la conservación de la cosa
fructuaria, el usufructuario no puede obligarlo a que las eje-
cute; su único derecho, en presencia de negativa o retardo
de aquél en efectuarías, es hacerlas a su costa, debiendo el
propietario reembolsárseIas sin interés (art. 797) (2).

353. Prueba.-A la víctima incumbe acreditar que el


daño fué ocasionado por la ruina del edificio y que
ésta provino de haberse omitido las necesarias repara-
ciones o de haberse faltado de otra manera al cuidado
de un buen padre de familia (3). Sirven al efecto todos

Nos. 1046 y 1047, págs. 30 y 31.-En contra: DELIOGUE, obra citada, tomo V, N."
1103, pig. 338; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 51 y 52.
(1) LALOU,obra citada, Nos. 550 y 551, págs. 293 y 291; GARDENAT Y SALMON-
Ricci, obra citada, Nos. 39 a 41, pág. 61 1.
(2) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo \', 3.' edición, N.O 7958,
p5g. 677; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 13, pág. 611 : D ~ h i u c u eobra
,
citada, tomo V, N." 1102, pág. 338; SCHLUMBEXGER, obra citada, págs. 50 4 5 1 , quien
estima, sin embargo, que ei usufructuario puede invocar esta responsabilidad res-
pecto del dueño si ia ruina proviene de haberse omitido las ~iecesariasreparaciones
con anterioridad a la delación o constitución del usufructo o durante la vigencia de
&te; pero en-este último caso siempre que la causa de la ruina sea Ia ornisijn de obras
o refacciones mayores.
(a) ~ O ~ S E R A obraN D , citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 525 itz fine, pág. 284; DE-
MOGUE, obra citada, tomo V, N." 1088, pág. 323; PLANIOL, obra citada, tomo 11, lo.=
edicibn, N." 924, pág. 326; MAZEAUD,obra citada, tonlo 11, 2." ediciún, N . O 1025,
pág. 14 f ' n j n e ; N.O 1048, pág. 31; N.O 1049, pág. 32; PIRSOX u aE V I L L ~obra
, citada,
N." 151, pág. 335; ~ L A N I O LY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 609, pág. 829; BAU-
DRY-LACANTINERIE, obra citada, romo 11, 1 3 . a edición, N.O 728, pbg. 329; BAL'DRX-
LAC?LWTINERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2959, p6g. 675;GAR-
los medios probatorios (1); la ley no ha excluido ninguno.
Pero la víctima no necesita probar además que el autor
de esta omisión es el propio dueño del edificio. Le basta acre-
ditar que esas reparaciones o ese cuidado se omitieron para
que por este solo hecho se presuma la culpa del dueño, quien,
por lo tanto, no puede relevarse de ella probando que no
hubo realmente culpa de su parte, que esa omisión no le es
imputable, por ejemplo, que acababa de adquirir el inmue-
ble, que hacía examinar periódicamente el edificio por un
arquitecto, que encargó a otra persona repararlo y no lo hizo,
que ignoraba su mal estado y éste no era fácilmente percep-
tible, etc. (2).
En esto consiste la presunción: la ley estima que hay
culpa en ser dueño de un edificio que no se halla en buenas
condiciones de solidez por alguna de las causas señaladas
en el art. 2323, quien quiera que sea su autor y aunque en
el hecho la conducta de aquél haya sido irreprochable.

354. Cesación de la responsabilidad.-El dueño


sólo puede relevarse de responsabilidad, aún en el caso del
art. 934, si prueba que la ruina sobrevino por un caso fortuito
o de fuerza mayor, como derrumbe de un edificio vecino,
--
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 6, pag. 607; LALOU,obra citada, N." 546,
pág. 290; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 994, págs. 850 y 851; N . O 999, pág. 856;
QHLUMBERGER, obra citada, págs. 31 y 32; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 420
rn fine, pág. 565.
En defecto de esta prueba, la vfctima no podría demandar perjuicios sino con
arreglo al derecho común, esto es, probando el dolo o la culpa personal del dueño
del edificio: MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edici6n. N.O 1048, pág. 31; BAUDRV-
LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 728, p&g. 330.
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tonio VI, N." 609, pág. 829.
(2) COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 399; PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10.a edición, N." 924, págs. 326 y 327; PLANIOL Y RIPERT,obta
citada, tomo VI, N." 609, págs. 829 y 830; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, to-
mo 11, 13.'edición, N." 728, pág. 330; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada.
tomo IV, 3.' edición' N." 2956, pag. 676 y K." 2959, pág. 678; GARDENAT Y SALMON-
RICCI,obra citada, Nos. 7 y 9, pág. 608; LALOU,obra citada, N." 546, pág. 290 y
N.O 547, pág. 291; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 994, págs. 850 y 851 y N.O
999, págs. 857 y 858; DEMOGUE, obra citada, toma V, N.O 1079, p5g. 313 y N." 1089
pág. 326; M A ~ E A U D , citada, tomo 11, 2.. edici6n, Nos. 1054 y 1055, plg. 34;
obra
SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 37 y 62 a 64; S ~ V A T I Eobra
R , citada, tomo 1, N.O
422, pág. 566.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 433-

bombardeo, avenida, rayo, terremoto, imposibilidad abso-


luta de poder reparar el edificio a consecuencia de una inva-
sión extranjera, de una inundación o de una orden de la au-
toridad, etc. (11, o por culpa exclusiva de la victima o de
un tercero de cuyo hecho el dueño no responde (21, por ejem-
plo, si fuít originada por un petardo o bomba que la victi-
ma o un tercero hizo explotar en el edificio. En tales casos,
en realidad, se está fuera del art. 2323 y como Ia ruina no
habría sido ocasionada por alguna de las causas señaladas
en él, la víctima no habría producido la prueba de rigor para
poder invocar esta responsabilidad (3).
Pero, para que así ocurra, es menester que Ia causa
erccl~~sivade Ia ruina sea el caso fortitito o el hecho de la vic-
tima o de un tercero, porque si se establece que a esa ruina
ha contribuído el mal estado del edificio por haberse omi-
tido las necesarias reparaciones o por haberse faltado de
otra manera al cuidado de un buen padre de fa'milia, en
términos que sin ese mal estado eI edificio no habría caído,
la responsabilidad del dueño subsistiría en virtud del princi-
pio de Ia equivalencia de las condiciones (art. 934) (Nos.
156 y 157) (4), sin perjuicio de lo disprresto en el art. 2330.
Se ha fallado, por eso, que el desprendimiento de un
trozo de mamposteria de un edificio no tiene por causa un
--
obra citada, tomo 11, 2.a edición,
(1) JOSSERA~D, N.O 526, pág. 284; PIRSONY
DE V I L L ~obra
, citada, tomo 11, N.O 154, pág. 339; PLAWIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo 1'1, N." 609, pág. 830; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV,
3.a edición, N.O 2959, pág. 677; GARDENAT Y SALMOX RICCI, obra citada, K." 10, pág.
608; DEMOGVE, obra citada tomo V, N." 1089, pág. 327 y N," 1091, pág. 328; M A Z E ~ U D ,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1056, pág. 35; SCHLUMBERCER, obra citada,
págs. 37 y 38.
(2) PLANIOLS RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 609, pág. 830; BAUDRY-LA-
CANTIYERIE Y BARDB,obra citada, tomo íV, 3.a edición, N." 2959, pág. 678; GARIIE-
NAT Y SALMOK-RICCI, obra citada, N," 12, pág. 608; DEMOGUE, ohra citada, tomo V,
N . O 1089, pág. 327 r; N." 1092, pág. 328; Mazaaun, obra citada, tomo 11, 2.a edición,

N." 1036, pág. 35; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 38 y 39.


(3) LILOU, obra citada, N.O 547, pág. 292; MAZEAUD, obra citada, tomo I r , 2O
.
edición, N." 1056, p&g. 35; SCRLUMBERCER, obra citada, págs. 37 fx fine y 38.
(4) GARDENAT Y SALMO??-RICC~, obra citada, N," 11, pág. 608: DEMOGUE, obra
citada, tomo V, Nos. 1091 y 1092, pág. 328; MAZEACD, obra citada, tomo 11, 2.a edi-
ción, N.O 1056, pág. 35: SCRLUMBERGER, obra citada, pág,39; SAVATIER, ohra citada,
tomo 1, N." 420, pág. 564 y N," 422, págs. 566 y 567.
28
caso fortuito si al tiempo de producirse ese desprendimiento
no hubo ningún temblor, aun cuando tres días antes hubiera
habido uno de mediana intensidad, pues dicho temblor fué
incapaz de producir perjuicios materiales, a lo que se agrega
que siendo el nuestro un país frecuenteniente azotado por
movimientos terrestres, la construcción y el cuidado de los
edificios debe llegar hasta tomar todas las medidas que la
prudencia aconseja para evitar daños con el deterioro de
ellos, todo lo cual demuestra que el temblor en referencia
no constituyó un imprevisto s que no era posible resis-
tir (1).
El solo hecho de que la víctima haya penetrado en el
edificio que amenazaba ruina no basta para relevar de res-
ponsabilidad a su dueño. A lo sumo, autorizaría una reduc-
ción de la indemnización si hubo imprudencia de ella, co-
mo si penetra en él a sabiendas de ese mal estado o después
de advertfrsele el riesgo a que se expone (art. 2330). El due-
ño quedaría exento de responsabilidad si la víctima hubiera
penetrado al edificio violando la prohibición de hacerlo o es-
calando o destruyendo los cierros destinados a impedir .la
entrada a causa del mal estado del edificio (2).
El hecho de que la persona a quien el dueño encargó
las reparaciones requeridas por el mal estado del edificio,
esté en mora de ejecutarlas, o el hecho de que el dueño no
las haya ejecutado, por no haber tomado aún posesión ma-
terial del edificio, no bastan tampoco para relevarlo de res-
ponsabilidad (N.O 353) (3); tales hechos no constituyen ca-
sos fortuitos.
Al dueño del edificio incumbe probar la causal de irres-
ponsabilidad que alega.

355. B. Vicio de construcci6n.-Persona responsa-


ble.-De los daños causados por la ruina de un edificio pro-
-
(1) Rev., tomo 39, 2.8 parte, sec. 1.8, pág. 203 (consids. 7.' a 10 de 1.a instancia).
(2) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2: edición, N." 526, pág. 284; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo V i , N." 609, pág. 830.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 422, pág. 566.
DE LAS PRESUNC~ONES b~ CULPABILI~AD 435

veniente de un vicio de construcción, responde ante el


dueño y terceros, sean o no vecinos, el que, como empresa-
rio, ingeniero, arquitecto 6 constructor, se encargó de su
ejecución (arts. 2003, regla 3.", 2004 y 2324) (11, siempre
que la ruina acaezca dentro de los cinco años siguientes a la
recepción definitiva de la obra por la Dirección de Obras
Municipales, si se trata de un edificio regido por la ley ge-
neral sobre construcciones y urbanización aprobada por D.
F. L. N . O 345, de 20 de R/Iayo de 1931 (art. 29 de esta Iey),
o dentro de los cinco años subsiguientes a sil entrega tra-
tándose de los demás (art. 2003, regla 3.") (2).
En la expresión vicios de constrzkcció~zno sólo se compren-
den.los que sean tales propiamente, sino también los vicios
del suelo que el constructor ha debido conocer en razón de
su oficio y los vicios de los rnaterides. A todos ellos se re-
fiere la regla 3." del art: 2003, a la cual se remite el art.
2324, sin hacer exclusiones de ninguna especie. A esto se
agrega que, en rigor, hay vicio de construcción en los tres
casos, porque tan viciosa-es una construcción cuando se la
ejecuta en forma defectuosa como cuando el constructor omi-
te cerciorarse de los vicios de que adolece el suelo o emplea
materiales deficientes.
Respecto del que contrató la construcción del edificio,
(1) En este punto nuestro Código también se apartó del Código frances, pues
en este la responsabilidad por la ruina proveniente de un vicio de construcción recae
sobre el dueño deI edificio (art. 1386), saIva su acción contra el constructor: COLIN
Y CAPITANT, obra citada, ton10 11, 6.a edición, pág. 399; P~RSON Y DE VILLE,obra ci-
tada, tomo 1, N.O 151, p&g. 335 y N,' 154, págs. 339 y 340; PLANIOL Y KIPERT, obra
citada, tomo VI, N,' 607, pág. 827 y N,"610, pág. 831; B A ~ D R ~ - L A C . ~ N T ~Y? ~ N E R I E
BARDE,obra citada, tomo IV, 3."ediciÓn, N."2956, pág. 676; GARDEPI'AT Y SALMON-
R~ccr,obra citada, N . O 2, pág. 607 y N." 52, p5g. 612; LALOU,obra citada, N." 543,
pág. 288 y N.O 546,pág. 290; DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 996, pág. 853; M.'
998, pbg. 856 y N."1000, pág. 857: DEMOGUE, obra citada, tomo l', K." 1088, pág.
323 y N.O 1089, pág. 326; MAZEAUD,obra citada, tomo II, 2.a edición, N." 1062,
pág. 38; SCRLCMBERGER, obra citada, pág. 56.
(2) Porque esta ley sólo ha derogado el art. 2003 C. C . en cuanto a los edificios
comprendidos en e!Ia y que no son otros que las construcciones inmuebtes techadas,
destinadas a la habitación o en la que una o más personas puedan desarrollar cualquie-
ra labor transitoria o permanente (art. 2.' de ia ley general sobre construcciones y ur-
banizacibn), y como de excepción que es, no puede extenderse más allL de sus
terminos,
esta responsabilidad es contractual; respecto de los demás,
extracontractual. Pero como en ambos casos está regida
por una misma regla, la del N . O 3 del art. 2003, en uno y
otro la víctima debe deducir su acción dentro de los cinco
años siguientes a la recepción definitiva de la obra por la
Dirección de Obras Municipales o a su entrega, según el
caso; este plazo no es sólo para que acaezca la ruina, sino
también para ejercitar la acción (1). El art. 29 de la ley ge-
neral sobre construcci'ones y urbanización no deja dudas so-
bre el particular.
Si la obra ha sido ejecutada por varios conjuntamente,
como si la construcción la realiza un constructor o empresario
bajo la dirección de un arquitecto o de un ingeniero o de am-
bos a la vez, la responsabilidad de todos ellos, si es delictual
o cuasidelictual, será solidaria (art. 2317) (2). Si es contrac-
tual, como ocurre respecto del que encargó la obra, no hay
solidariedad, a menos que se haya pactado, pues ninguna
ley la establece (art. 1511) (3).
Si quien dirigió o ejecutó la construcción del edificio
fué su propio dueño, la responsabilidad recae sobre él.

356. Prueba.-Si el daño lo sufre el dueño que contrató


la construccibn del edificio, puesto que la responsabilidad es
contractual, no necesita probar la culpa del empresario, ar-
quitecto, ingeniero o constructor que la tuvo a su cargo, ni
el vicio de construcción. Será el que ejecutó la obra quien
deberá probar que la ruina no provino de un vicio de esa es-
pecie ni de otra causa que le sea imputable (4).
Si la víctima es un tercero, incluyendo en éste al due-
ño del edificio que no contrató su construcción, por ejemplo,
un adquirente posterior, debe probar que el daño ha sido

(1) LALOU, obra citada, N." 192, págs. 127 y 128 y N." 250, pág. 157; MAZEAUD,
obra citad>; tomo 11, 2." edición, N." 1062, pág. 38.
(2) En contra: Rev., tomo 34, 2:a parte, sec. l.", pág. 201 (Corte Suprema). Acer-
ca de la critica de esta sentencia, vease el N." 402.
(3) LALOU,obra citada, N." 38, pág. 31.
(4) LALOU,obra citada, Nos. 192 y 193, pág. 128.
DE LA'S PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 437

ocasionado por Ia ruina del edificio y que ésta provino de un


vicio de construcción, prueba que puede hacer por todos
los medios legales. En defecto de ella, su acción será recha-
zada. La responsabilidad por vicio de construccióil no es
una responsabilidad presunta; el art. 2324, a diferencia del
art. 2323, no es sino la aplicación de los principios generales:
el constructor del edificio responde de su propia culpa, siem-
pre que se pruebe.

357. Cesación de la responsabilidad.-El constr uc-


tor del edificio queda relevado de responsabilidad si prueba
que la ruina del edificio sobrevino por un caso fortuito o de
fuerza mayor o por culpa exclusiva de la víctima o de un
tercero de cuyo hecho no responde. En tales casos, !a ruina
no proviene de un vicio de construcción, lo que basta para
descartar toda responsabilidad de aquéI . Pero, para que
así ocurra, es menester que esos hechos hayan sido la causa
exclusiva de la ruina, porque si a ella contribuyó ese vicio,
de modo que Ia ruina no se habría producido sin 61, la res-
ponsabiIidad del constructor subsistiría (Nos. 156 y 157),
sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 2330.
El solo hecho de que la víctima habite o penetre en el edi-
ficio que adolece de u n vicio de constriicción, no basta para
relevar de responsabilidad al constructor. A lo sumo, auto-
rizaría una reducción de la indemnización si hubo impru-
dencia de la víctima, como si se le advirtió el riesgo a que
se exponia (art. 2330). El constructor quedaría exento de
responsabilidad si la víctima hubiera penetrado u ocupado
el edificio violando la prohibición de hacerlo o destruyendo
los cierros destinados a impedir la entrada a causa de su
mal estado.
Al constructor incumbe probar la causal de irresportsa-
bilidad que alega.

358. Daños causados por un edificio en construc-


ción, transformación, reparación o demolición.-De 10s
daños causados por la ruina de un edificio acaecida durante
su construcción (11, transformación (2), reparación (3) o
demolición (4) y de los causados con motivo de alguna de
estas operaciones, responde, con arreglo al derecho común,
el que la ejecuta o dirige, esto es, el empresario, arquitecto,
ingeniero o constructor a quien esta encomendada esa cons-
trucción, transformación, reparacibn o demolición y no el
dueño (5) : la víctima deberá, pues, probarle dolo o cul-
pa (6). El art. 28 de la ley general sobre construcciones y urba-
nización aprobada por D. F. L. N.O 345, de 20 de Mayo de
i931, establece expresamente la responsabilidad de los cons-
tructores por los perjuicios que con motivo de la construc-
ción originen a terceros y aunque este artículo sólo se
refiere a los perjuicios
. . causados con motivo de la construc-
ción, es igualmente aplicable a la transformación, repara-
ción y demoliciói~ de-un edificio, según se desprende del
contexto general de esa ley; las razones, por lo demás, son
las mismas en todos esos casos. El art. 2323 no tiene aplica-
ción; nada podría reprocharse al dueño del edificio que, al
encomendar esos trabajos a un especialista, demostró haber
---
(1) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."14, pág. 608; COLINY CAPITANT,
obra citada, tomo 11, 6.. edición, pág. 400; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 17,
18 y 45; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 419, pág. 563; PIRSONY DE V I L L ~obra,
citada, tomo 1, N." 152, pág. 336; BA%DRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, to-
nio IV, 3.a edición, N." 2961, pág. 680; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI,
pág. 831, nota 2.-En contra: DE PAGE,obra citada, tomo 11, N."998, pág. 856;
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, N.O 1040, pág. 24; DEMOGUE, obra citada,
tomo V, N." 1096, pág. 333.
(2) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 831, nota 2.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 15, pág. 608; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2.° edición, N.O 1053, p6g. 33.-En contra: PIRSONY DE VILLB,obra
citada, tomo 1, N." 152, pbg. 336.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 831, nota 2; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N.O 419, pág. 563; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edicibn, N.O
1052, pág. 33; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 45 y 46; JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.a cdición, N . O 525, pág. 284.-En contra: DEMOGUE, obra citada, tomo V,
N," 1096, pág. 334.
(5) Rev., tomo 29, 2.e parte, sec. l.., pág. 542 (Corte Suprema): se trataba del
daño producido por el derrumbe de una muralla acaecida durante la construccibn de
un edificio.
(6) Es asi aunque quien sufra el daño sea el propio dueño que encargó la obra,
salvo en cuanto este daño constituya la infracci6n de alguna de las obligaciones ema-
nadas del contrato celebrado entre el dueño y el ingeniero, arquitecto, empresario o
constructor; la responsabilidad de este último seria entonces contractual.
DE LAS PRESUNCTONES DE CULPABILIUAU 439

obrado como un buen padre de familia (1). Se ha fallado


que los arquitectos a quienes se encomendó la demolición
de un edificio sor1 respo~lsablesde los daños causados du-
rante elfa por el derrumbe de un entretecho a causa de los
errores inexcusables en que incurrieron al proyectarla y
efectuarla (2).
Si la construccibn, transformücibn, reparación o demo-
lición de un edificio está encomendada a varias perso-
nas a un tiempo, como si la ejecuta un constructor o em-
presario bajo la dirección de un arquitecto o de un ingeniero
o de ambos a la vez, la responsabilidad de todos ellos, si es
delictual o cuasidelictual, será solidaria (art. 2317 C. C.).
La responsabilidad recaerá sobre el dueño si Ia cons-
trucción, transformación, reparación o demolición Ia ejecuta
él mismo en vez de confiarla a un constructor o empresario
(3); el art. 2323 recobra entonces plena aplicación. I,o que
se dice del dueño es aplicable al usufructuario, usuario, ha-
bitador, arrendatario, comodatario o poseedor, en su caso.
La responsabilidad del que ejecuta la construcción, re-
paración, transformación o demolición del edificio existe
respecto de toda persona que sufra el daño, inclusive los
obreros o empleados ocupados en ella. Pero si éstos lo sufren
a causa o con ocasión del trabajo que ejecutan, siempre que
no se trate del caso de excepción del inc. 2.0 del art. 261 de1
C. del T., no necesitan probar !a culpa del patrón o emplea-
dor; rigen entonces los arts. 255 y siguientes de ese Código.
Y la responsabilidad del empresario o constructor a quien
está encomendada la obra no excluye la subsidiaria del pro-
pietario (art. 256 C. del T.). Pero éste no responde de los
daños que el edificio cause al empresario o constructor o al
operario que ejecuta los trabajos de construcción, trarisfor-
mación, reparación o demolición por su propia cuenta; la
--
(1) Rev., toxilo 29, 2.a parte, seca pág. 542, consid. S.* (Corte Suprema).
(2) Rev., tonio 34, 2.= parte, sec. l S apág. , 201 (Corte Suprema).
( 3 ) B A ~ D R Y - ~ . A C . ~ N TY~ ~ ; E R I Eobra citada, tomo IV,
BARDE, edición, N . O
2961, pág. 680; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos, 17 4- 18, pág. 609;
SC~UMBERG E R citada,
obra , pág. 45,
culpa ha sido suya, y no del duefio, al no tonlar las medidas
necesarias para evitar el accidente (1).

359. Acción para precaver la ruina de un edificio.--


Nuestro Código no se contenta con reglar la responsabilidad
del dueño del edificio una vez que el daño se ha producido,
A fin de precaverlo, confiere al que tema que la ruina de uri
ertificio vecino le pare perjuicio el derecho de querellarse al
juez para que se mande al dueño de tal edificio derribarlo, si
estuviere tan deteriorado que no admita reparación; o para
que, si la admite, se le ordene hacerla inmediatamente; y si
el querellado no procediere a cumplir el fallo judicial, se de-
rribará el edificio o se hará la reparación a su costa. Si el
daño que se teme del edificio no fuere grave, bastará que
el querellado rinda caución de resarcir todo perjuicio que
por el mal estado del edificio sobrevenga (art. 932) (2).
En esto consiste la querella o denuncia de obra ruinosa,
cuya tramitación se sujeta a lo dispuesto en los arts. 728 a
733 C. P. C. y cuyo ejercicio sólo compete a los propietarios,
poseedores o tenedores de los predios vecinos y siempre que la
ruina que se tema sea inminente (3). Sin embargo, las Mu-
nicipalidades y cualquiera persona del pueblo podrán tam-
bién intentarla en favor de los caminos, plazas y otros 1u-

(1) PIRSON Y DE VII.LÉ, obra citada, tomo 1, N." 154, pág. 340; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 16, pág. 609; DF.MOGUF:, obra citada, tomo V, N,"
1096, pág. 335.
(2) El Código franc6s nada dice sobre esta acción. Hay, por eso, opiniones con-
tradictorias: mientras algunos creen que esta acción es procedente, y tal parece ser
la opinión que triunfa en jurisprudencia (MAZEACD,obra citada, tomo 11, 2.&edición.
N." 1045, pág. 28; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.' edición, pág. 399;
DEMOGUE, obra citada, tomo 17, Nos. 1105 a 1108, págs. 341 a 345 ; PLAKIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N."611, pág. 834; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 61, pág. 613; SCHLUMBERGER, obra citada, págs. 18 a 21; PIRSONY DE \'ILLB,
obra citada, tomo S , N." 148 bis, pág. 331; LALOU, obra citada, N."541, pág. 286),
otros la estiman inadmisible (PLANIOL, obra citada, tomo 11, edición, N." 925,
pág. 327: BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE, obra citada, tomo IV, 3: edición, N . O
2965, pág. 683).
(3) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 645 (Corte Suprema); CLAROSOLAR,
obra citada, tomo IX, Nos, 1885 y 1886, págs. 555 y 556.
gares de uso público, para la seguridad de los que transitan
por ellos (art. 948).
Lo dicho se entiende sin perjuicio del derecho de cual-
quiera persona para denunciar a la hIunicipalidad respec-
tiva los edificios que amenacen ruina, o que, por el mal
estado de sus cornisas, balcones u otras obras votadizas, pu-
dieren originar la caida de materiales o elementos de la cons-
trucción (art. 30 de la ley general sobre construcciones y ur-
banización aprobada por D. F. L. N.O 345, de 20 de RiIayo
de 1931). Los arts. 31 a 35 de la misma ley señalan el pro-
cedimiento aplicable en este caco.
Las acciones antedichas no prescriben mientras ha1.a
justo motivo de temer el daño (art. 950 C. C.).

360. Derecho comparado.-En esta materia! Ios Có-


digos extranjeros puede agruparse en dos categorías:
1.' Los que, co~noel nuestro, hacen recaer la responsa-
bitidad en e1 dueño del edificio cuando la ruina proviene de
haber omitido las necesarias reparaciones, y en el construc-
tor, si proviene de un vicio de construcción. A ella perte-
necen los Códigos uruguayo (art. 1327), colombiano (arts.
2350 y 2351), ecuatoriano (arts. 2305 y 2306), brasilero
(art. 1528), español (arts. 1907 y 1909), portugués (art.
2395) y cubano (arts. 1907 y 1909).
2." Lus que, como el Código fraricés (art. 1386), hacen
responsable al dueño tanto de la ruina sobrevenida por haber
omitido esas reparaciones como dc la que provielle de un
vicio de construcción. Tales son los Códigos belga (art. 1386),
holandés (art. 1405), suizo y turco de las obligaciones (art.
58), alemán (arts. 836 y 837), de las obligaciones y de los
con tratos de la República Libanesa (art. 133), argen ti-
no (art. 1134), boliviano (art, 9701, mexicano jart. 19311,
peruano (art. 1146), venezolano (art. 1194), chino (art. 191),
italiano (art. 2053) y de las obligaciones de la República de
Polonia (art. 151), si bien en estos dos últimos la responsa-
bilidad se extiende al propietario de tu& otra instulación e
incumbe al propietario del edificio o instalación probar que
índice
542 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

el accidente no tuvo por causa la falta de reparaciones n i


el vicio de construcción. La misma regla se adopta en el
art. 83 del proyecto franco-italiano de las obligaciones y de
los contratos.

3 . O Responsabilidad por el hecho de u n a cosa que cae o se


arroja de l a parte superior de un ediJicio

361. Principio.-Del daño causado por una cosa que


cae o se arroja de la parte sufierior de un edificio responden
todas las personas que habitan la misma parte del edificio,
y la indemnización se dividirá entre todas ellas; a menos que
se pruebe que el hecho se debe a la culpa o mala intención de
alguna persona exclusivamente, en cuyo caso será responsa-
ble ésta sola (art. 2328) (1).

362. Fundamento.-El fundamento de esta respon-


sabilidad es la culpa o dolo en que se presume han incurrido
los habitantes de la parte del edificio de donde cayó o se arrojó
la cosa. Si ha caído, es porque seguramente no se tomaron
las medidas necesarias para que no cayere; si fué arrojada, es
porque hubo intención de causar un daño o, a lo menos,
imprudencia-un hombre cuidadoso no arroja una cosa a la
calle o a otro sitio donde pueda dañar a alguien,- y si no
se sabe quién fué el autor del hecho, es lógico atribuirlo a
todos los que habitan la parte del edificio de donde cayó o
se arrojó la cosa.

363. Naturaleza d e esta responsabilidad.-Sólo cuaii-


do la cosa cae hay responsabilidad por el hecho de las cosas;
sólo entonces el daño proviene de su movimiento o actividad
(N.O 54).

Cuando la cosa es arrojada, hay responsabilidad por el


hecho del hombre; la cosa es un instrumento de éste. El daño
(1) Esta es la acción de eJJusis et dejectis del derecho romano.
DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 443

ha sido provocado por la actividad del hombre sirviéndose


de la cosa (N.O 54).
Pero en ambos casos la responsabilidad es coinpieja,
porque cuando la cosa es arrojada de la parte superior de
un edificio, la responsabilidad no sólo recae sobre el autor del
hecho, sino sobre todos los .que habitan la misma parte del
edificio; de modo que quienes no ejecutaron el acto respon-
den, en realidad, de un hecho ajeno (l), y tal responsabilidad
es compleja (N.O53). Esto explica que el legislador las haya
reglainen tado conjuntamente.

364. Requisitos.-Para que proceda esta responsabi-


lidad, se requiere:
1." ,Que el daño sea causado por una cosa que cae o se
arroja;
2.O Que dicha cosa caiga o se arroje de la parte superior
de z t ~ zedificio, y
3."Que esa parte del edificio esté habita&.

355. 1.0 Cosas regidas por el art. 2328.-E1 art. 2328


supone, en primer término, una cosa que cae o se arroja, es
decir, que viene al suelo por su propio peso o actividad o por
impulsión del ho~ribre:un macetero colocado sobre un bal-
cón que cae a.Ia calle, agua que cae sobre el piso inferior des-
de el superior (2), un jarro de agua arrojado desde un edifi-
cio. Es indiferente la naturaleza de la cosa, el sitio o lugar
donde ella caiga o que el daiío lo sufra una persona o una
cosa; la ley no distingue. Basta que el daño sea causado por
lo que cae espontáneamente o por lo que el hombre arroja.
Pero sí es indispensable que la cosa que cae por su propio
peso oactividad no esté adherida al edificio, queno forme par-
te de el, en otras palabras, que no sea uno. de los materiales
--

(1) BAUDRY-LACAKTINERIE Y BARDE,obra citada. tonlo I Y , 3.a edicibn, R."


2939, pág. 653; MAZEAGD,obra citada, tomo 11, 2.' edicibn, N." 963, pág. 809.
(2) En la sent. 1302, pág. 918,,Gaceta, año 1896, tomo I , se aplicó este articulo
a un caso en que del piso superior cayó agua sobre el pisc inferior ocupado por una
tienda de trapos, los que sufrieron perjuicios.
cmpleudos e v la construcción. Habría entonces ruina del edi-
ficio y el daño así causado quedaría regido por los arts. 2323
y 2324 y no por el art. 2328 (N.O 348).
El criterio para determinar el campo de aplicación de
unos y otro precepto es, pues, muy simple: si la cosa que
cae por su propio peso o actividad de la parte superior del
edificio está incorporada a 61, si es uno de los materiales que
lo forman, como una cornisa, un motivo de ornamentación,
tina teja, etc., rigen los arts. 2323 y 2324; ha habido desplaza-
miento de parte del edificio y, por tanto, ruina. Si la cosa
no está adher'ida al edificio, si no forma parte de la cons-
trucción, como si lo que cae es un macetero u otro tiesto u
objeto colocado sobre un balcón, se aplica el art. 2328.
Corrobora lo dicho el hecho de que la responsabilidad
por el daño causado por una cosa que cae de la parte supe-
rior de un edificio afecte a los que habiten esa misma parte
del edificio. No habría justicia cn responsabilizar a los mo-
radores de un edificio por el daño causado por la caída de
sus materiales, ya que no es obligación de ellos, sino del
dueño, ejecutar las reparaciones necesarias para evitar esa
caída. En cambio, es justo responsabilizarlos por la caída
de objetos que, como los que no forman parte del edificio,
suponen la actividad de sus moradores, actividad que I~ieri
ha podido ser negligente o descuidada.
Tratándose de una cosa que se arroja de la parte supe-
rior de un edificio, la distinción antedicha carece de ob-
jeto. Siempre el caso quedará regido por el art. 2328, aun-
que la cosa que se airoja sea un trozo de material despren-
dido de la construcción, porque entonces el daño no proviene
de la actividad de este material, lo que es indispensable para
que haya ruina del edificio y se apliquen los arts. 2323 y
2324, sino del hecho del hombre, que lo arrojó al suelo des-
pués que ese material se hubo desprendido de la construcción.

366. 2.0 Sitio de donde debe caer o ser arrojada la


cosa.-La cosa debe caer o ser arrojada de la parte superior
de un ediJicio, sea de cualquiera de sus pisos, el primero in-
DE LAS PRESUNCIONES D E CULPABIT.II>AD 445

clusíve, o del techo o tejado. Superior es 10 que está más


alto y en lugar preeminente respecto de otra cosa: las ven-
tanas y balcones del primer piso se hallan en este caso res-
pecto del suelo, Las razones, por lo demás, son idénticas
en uno y otro caso y la ley 25, titulo 15 de la Partida 7.",
que el señor Bello señala conio fuente de este precepto (l),
se refiere a toda cosa que ?echan los ames a las vegadas de
las casas donde moran de fuera en la calle», sin distinguir
acerca del lugar de donde fueron arrojadas.
Si la cosa cae o se arroja de un sitio no edificado, de un
cerro, por ejemplo, o de otro lugar que no sea un edificio,
como un tren, un barco, un dirigible, un avión, etc., el inc. l.*
del art. 2328 no se aplica. La responsabilidad del autor del
daño queda regida por el derecho común: la víctima deberá
probarle dolo o culpa.

367. 3." Edificio habitado.-Para que el art. 2328


tenga aplicación, se requiere que el edificio de donde cae o
se arroja la cosa esté habitado, toda vez que la responsabili-
dad afecta a los que lo habitan. Si el edificio está deshabita-
do y el hecho no queda comprendido en los arts. 2323 o
2324, rige el derecho común. La responsabilidad del autor
del daño se fundará en el art. 2314 y de ningún modo en el
art. 2328: la víctima, por tanto, deberá probar e1 doto o
culpa de aquél. Si la cosa cae o se arroja de un edificio en
construcción, se aplica lo que dijimos en el N.O 358.

368. Personas responsables.-Del daño causado por


una cosa que cae o se arroja de la parte superior de un edifi-
cio responden todas las perso~zas que habitan la misma $arte
del ediJ;cio, siempre que sean capaces de delito o cuasidelito.
De las que se hallen af cuidado o servicio de otra, responderá
ésta, sin perjuicio de su responsabilidad personal (arts. 2320
a 2322).
La responsabilidad no afecta a todos los habitantes del
(1) Obras com$Jetas, tomo XII,pág. 590, art. 2492.
edificio sino solamente a los de la parte de donde cayó o se
arrojó la cosa. En consecuencia, si la cosa cae o es arrojada
de un determinado piso o departamento, sea que el edificio
esté o no sometido a la ley 6071, de 16 de Agosto de 1937,
la responsabilidad recaerá únicamente sobre las persr>nas
que habiten ese piso o departamento y no sobre las que ha-
biten los demás pisos o departamentos.
Es indiferente la causa o titulo en virtud del cual 1i
habitan y el carácter permanente o transitorio de la habita-
ción. Basta que una persona habite en esa parte del edificio,
es decir, viva o more en ella, sea como dueño, usufructuario,
habitador, arrendatario, comodatario, depositario o cuida-
dor del edificio, empleado, criado o dependiente de alguno de
sus habitantes, pasajero, etc., para que incurra en esta res-
ponsabiIidad. Pero el hecho de morar o vivir allí es esencial:
quien no mora o vive en esa parte del edificio no es res-
ponsable, aunque sea dueño, arrendatario, usufructuario o
habitador de esa parte o tenga con respecto a ella cualquier
título o derecho que lo autorice para habitarla o utilizarla.
Se ha fallado, por eso, que el arrendatario de los altos de una
casa de donde cayó agua al piso inferior no responde del
daño causado si no se prueba que los habitaba al tiempo de
ocurrir el hecho (1).
La responsabilidad de los habitantes del edificio no es
solidaria: la indemnización se divide entre todos ellos por
iguales partes. El art. 2328 con.stituye una excepción al art.
23 17, como éste mismo lo dice.

369. Personas q u e pueden invocar e s t a responsa-


bilidad.-Esta responsabilidad puede ser invocada por todo
el que sufra el daño: un transeúnte, un vecino, un visitante
del edificio, el que habita otra parte del mismo y aun su
dueño, siempre que no habite la parte de donde cayó o se
arrojó la cosa, ya que entonces la responsabilidad también
recaería sobre él.

(1) Gaceta, año 1896, tomo 1, sent. 1302, pág. 918.


DE LAS PRESUNCIONES DE CULPABILIDAD 417

370. Prueba.-A la víctima incumbe probar que el da-


ño fué causado por una cosa que cayó o se arrojó de 12 parte
superior del edificio y que el demandado habitaba esa parte
en el momento de ~roducirseel daño. Establecidos estos hc-
chos, se presume la responsabilidad de este último. En esto
consiste la presunci61i: la ley considera autores del hecho a
todas las personas que habitaban la parte del edificio de
donde cayó o se arrojó la cosa, aunque no lo sean realmente.
La víctima, por tanto, no necesita probar el dolo o la
culpa del demandado.
Esto no obsta, naturaImente, para que la víctima pueda
probar que el autor del hecho fué una personri. deterriliriada;
pero entonces sólo a ella podría exigir reparación.

371. Cesación de la responsabilidad.--La respon-


sabiIidad presunta que establece el art. 2328 cesa si eI de-
mandado prueba que la cosa cayb por un caso fortuito o de
fuerza mayor, que el hecho se debió a culpa exclusiva de la
víctima o a culpa o dolo de un tercero, sea o no habitante
del edificio. En este último caso, la responsabilidad recaerá
sobre este tercero únicamente (art. 2328).

372, Accidn p a r a evitar la caida de una cosa.-Et


Código no sólo se contenta con reglar los efectos del daño ya
producido por una cosa que cae de la parte superior de un
edificio. A1 igual que en el caso de un edificio que amenaza
ruina, con el propósito de precaver ese daño, confiere acción
popular para que si hay aIguna cosa que de la parte superior de
un edificio o de otro paraje elevado, amenace caída y daño,
se obtigue a removerla al dueño del edificio o del sitio, a su
inquilino, o a la persona a quien pertenezca la cosa o se
sirva de ella (art. 2328, inc: 2.0).
Esta acción compete a cualquiera del pueblo, siendo
capaz de parecer en juicio, y el demandante puede dirigirla,
a su arbitrio, contra el dueño del edificio o del sitio en donde
se halle fa cosa que amenace caída y daño, contra el in-
quiIino o arrendatario del mismo, contra el dueño de la cosa,
si éste no fuere el del edificio, o contra el que se sirve de
ella; la ley es optativa.
El ejercicio de esta acción procede respecto de toda co-
sa que, de la parte superior de un edificio o dc otro paraje
rl(zindo, aunque no sea edificio, amenace caída y daño: el
dueño de un cerro puede ser obligado a remover las piedras
o rocas sueltas que amenacen caer sobre el predio inferior,
y lo mismo puede hacerse con el dueño de un aviso luminoso
colocado sobre dos postes o que cuelga de un muro y que
amenaza caer sobre la vía pública. Lo único que exige la ley
cs que la cosa amenace caída y daño.
Sin perjuicio de esta acción, cuyo conocimiento corres-
ponde a los tribunales ordinarios, cualquiera persona tiene
también el derecho de denunciar a la Municipalidad respec-
tiva los edificios que, por el mal estado de sus cornisas, bal-
cones u otras obras voladizas, pudieren originar la caída de
materiales o elementos de la constriicción (art. 30 de la ley
general sobre construcciones y urbanización aprobada por
D. F. 1,. N.O 345, de 20 de Mayo de 1931). Los arts. 31 a 35
señalan el procedimiento aplicable en este caco.
Las atribuciones de la Municipalidad son, sin embargo,
más restringidas que las del juez. Según el art. 30 de esa
ley, sólo se refieren a los materiales o elementos de la cons-
trucción que puedan caer de un edificio, en tanto que el art.
2328 se refiere a toda cosa que de la parte superior de un edi-
ficio o de otro paraje elevado amenace caída y daño, aunque
no sea material o elemento de la construcción, ni se halle
en un edificio.

373. Derecho comparado.-Los Códigos argentino


(art. 1199), mexicano (art. 1933), uruguayo (art. 1330), co-
lombiano (art. 23-55), ecuatoriano (art. 2310), brasilero (art.
1529), austríaco (art. 1318), español (art. 1910), cubano
(art. 1910) y de las obligaciones de la República de Polonia
(art. 150), contienen un precepto antilogo al art. 2328. En
ellos la responsabilidad recae generalmente sobre los que ha-
bitan el edificio o la parte del edificio de donde cayó la cosa.
índice
CAPITULO VI

La acción de responsabilidad delictual y


cuasidelictual civil
374. Efectos del delito y cuasidelito civil.-E1 delito
y el cuasidelito civil son fuentes de obligación: crean, para
su autor, la de reparar el daño causado y, para la víctima,
el derecho correlativo de exigir esa reparación (arts. 143'1,
2284 y 2314). Aquél es e1 deudor o sujeto pasielo, y éste, e1
acreedor o sujeto activo.
Este es su efecto normal. Pero ello no obsta a que e1
acto ilícito pueda dar origen, por excepción, a otras acciones
concurrentes o excluyentes de Ia señalada (1): tal es el caso
de la ingratitud del donatario, que autoriza al donante para
revocar la donación entre vivos (art. 1428); de los malos
tratamientos graves y repetidos, de obra o de palabra, de
que sea víctima uno de los cónyuges por parte del otro, que
autorizan al ofendido para pedir el divorcio perpetuo; del
fraude pauIiano que faculta a los acreedores para pedir la
rescisión del acto o contrato ejecutado en fraude de sus de-
rechos (art. 2468). Ni obsta tampoco a que un daño con-
tingente, un daño que aun no se ha producido, pero que pue-
de producirse, sea susceptible de engendrar una acción, a
fin de obligar a su autor a que tome ¡as medidas necesarias
para impedirlo. La ley no sólo regla los efectos de las daños
ya producidos; arbitra también los medios para evitar que
sobrevengan (Nos. 142, 359 y 372).
(1) PLANIOL,
obra citada, tomo 11, 10." edición, pág. 312, nota 1.
452 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

Pero en ningún caso el delito y el cuasidelito civil dan


origen a una sanción penal. Si su autor puede ser condenado
en ocasiones a una pena, es porque el hecho constituye tam-
bién un delito o cuasidelito penal; la pena que se le imponga
es la sanción de este último, pero no la de aquél. El delito y
el cuasidelito civil sólo acarrean sanciones civiles (1). Los
arts. 2314 C. C. y 30 C. P. P. así lo establecen.

375. Acción que compete a la víctima; justicia


privada.-Si el autor del daño se allana voluntariamente a
repararlo o a impedir que se realice el que se teme, y la vícti-
ma estA conforme en ello, no hay ninguna dificultad: la obli-
gación delictual o cuasidelictual se extingue.
No sucede lo mismo si aquél rehusa la indemnización,
sea porque niega su responsabilidad, sea porque desconoce
la cuantía del daño que se reclama, o resiste la ejecución de
las medidas necesarias para evitarlo.
La víctima debe entonces ocurrir a los tribunales, por-
que, salvo ciertos y determinados casos expresamente seña-
lados por la ley, como el del art. 942 C. C., que autoriza al
dueño de una heredad para cortar las raíces de un árbol
ajeno que penetran en él, el del art. 938 del mismo Código,
que lo autoriza para hacer obras a fin de impedir la entrada
de aguas que no es obligado a recibir, el derecho de legítima
defensa (art. 10, N . O 4.O, C. P.), el de responder por la prensa,
que confiere el art. 8.O del decreto-ley N . O 425, de 20 de Mar*
zo de 1925, sobre abusos de la publicidad ( 2 ) , o el de suspen-
der el suministro de energía eléctrica (art. 109 del D. F. 1,.
N.O 244, de 15 de Mayo de 1931, sobre servicios eléctricos)
o de gas por falta de pago de una o más mensualidades
(art. 36 del D. F. L. N.O323, de 20 de Mayo de 1931, sobre
servicios de gas), o el de gas en los casos del art. 27 de di-
cho D. F. L., la víctima de un daño no puede hacerse jus-
ticia por sí misma, indemnizandose de propia autoridad so-

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1859, pág. 658.
(2) obra citada, tomo IV, N.O 599, pág. 272.
DEMOGUE,
bre el patrimonio del deudor, reteniéndole sus bienes, aun-
que sean los causantes de1 daño (l), o tomándole alguna
cosa en prenda de su obligación (art. 2392) (2); la jzcsticia
priva& está abolida (3).
Se ha fallado, por eso, que el propietario de un predio
que retiene animales del vecino a pretexto de que se intro-
dujeron en 61 y le causaron daños, no obstante las reiteradas
gestiones que hizo srr dueiio para recuperarlos, obligCtndose a
pagar esos daBos, debe indemnizar el 1-aIor de los que mu-
rieron a consecuencia de haberlos tenido encerrados j7 pri-
vados de alimento, porque dicho propietario carecía de de-
recho para proceder así de propia autoridad (4); que quien
se apropia de pagarées ajenos y borra en ellos la firma del
fiador, debe restituirlos a su dueño e indemnizar los perjui-
cios causados con esa borradura, aunque aIegue haberlo he-
cho por encargo del fiador y fundado en que la firma de éste
fué arrancada por engaño ( 5 ) , y que quien ilegal y arbitra-
riamente retiene una carreta y sus aperos, debe restituirlos
a su dueño y abonar lo que éste habría ganado con ella du-
rante e1 tiempo en que estuvo retenida (6).

376. Caracteres de esta acción; época de su naci-


miento,-La acción que compete a la victirna de un delito
o cuasidelito para obligar a su autor a la reparacibil del daño
causado o a la adopción de las medidas necesarias para evitar
la realización del que se tenle, es personal, nzueble y patri-
monial.
Es personal, porque sólo puede reclamarse del autor del
daño (art. 578); mz~eble,porque persigue una reparación pe-
(1) Gaceta, año 1859, sent. 633, pág. 342; año 1885. sent, 194, pág. 110 y sent,
531, pág. 307; Rev., tomo 29, 2.a parte, sec. l.", pág. 68.
(2) Gaceta, año 1887, sent. 412, pág. 225 (consid. S."); DEMOGEE, obra citada,
tomo 1V, N . O 600, p5g. 274.
(3) ~TAZEAGD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1862, pág. 659.-Sobre esta
materia, d a n s e V.~UIMARESCO, h jzlsfice privée en droit moderne, y ARBUS,Étude
SZT la ztoie de fait et ses sanclions dans l'ordre fnterne ef dans E'ordre indcrnofionaf.
(4) Gaceta, año 1859, cent. 633, pág. 342.
(5) Gaceta, año 1863, sont. 965, pág. 360.
(6) Gaceta, año 1914, sent. 323, pág. 907.
cuniaria (art. 580) o la ejecución de hechos destinados a ha-
cer cesar o a impedir el daño y los hechos que se deben se
reputan muebles (art. 581) (l),y patrimonial, porque, aparte
de ser susceptible de apreciación pecuniaria, la ley no le ha
atribuído carácte~personalísimo.
Puede, por tanto, cederse entre vivos a cualquier título,
transmitirse por testamento o abintestato, renunciarse, ser
objeto de transacción, embargarse, extinguirse por pres-
cripción, etc., y todo ello desde el momento mismo de co-
meterse el delito o cuasidelito. Es entonces cuando nace el
derecho de la víctima y se incorpora a su patrimonio, a con-
dición, naturalmente, de que el daño se realice (2), porque
sir! él ese derecho no existiría. Así se desprende del art. 2332,
que cuenta su prescripción desde la perpetración del acto.
Y si no puede compensarse, mientras el monto del daño no
esté determinado, es parque la obligación a que se refiere no
es líquida (art. 1656, N.O 2.0) (3). La sentencia judicial que
acoge esta acción es simplemente declarativa: se limita a
reconocer su existencia y a fijar el monto de la reparación,
pero de ninguna manera crea el derecho (4).

377. Principio.-En principio, esta acción sólo com-


pete a quien ha sufrido o teme un daGo y solamente a él; sin
interés no hay acción.
-
(1) ~ I A ~ E A U
obra
D , citada, tomo 11, 2.8 edición, N.O 1864, pág. 661; GARDEKAT
r SALMON obra citada, tomo 11, N.O
RICCI,obra citada, N." 1, pág. 229; SAVATIER,
622 in Ine, pág. 209 y N," 626, pág. 213.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 565, pág. 239; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo V I , N.O 669, págs. 903 y 904.
(3) I~EDIOGUE, obra citada, tomo IV, N." 567, pág. 242; MAZEAUD, obra citada.
tomo 111, 2.8 edición, N." 2247-2, pág. 286.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, Nos. 2256 a 2260, págs. 294 a
297, y , con ciertas reservas, SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 621, pág. 207; N.O
622, pág. 208 y N." 624, pág. 210.
De ahí que si el autor del daño cae en quiebra o hace cesión de bienes con posterio-
ridad a la ejecdción del delito o cuasidelito, la obligación de repararlo queda compren-
rliia en ella, aunque la sentencia que la declare se dicte durante el estado de quiebra
o rlc cesión de bienes (art. 63 de la ley de quiebras): MAZEAUD, obra citada, tonio 111,
2: c<'izión, N.O 2242, pág. 285; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 641, pág. 227.
Para determinar con mayor precisión quién es su titu-
lar, debemos distinguir si el daño es contingente o ya ;brodz~-
cido.

378. Daño contingente-Si el daño es contingente


(N.O 142), hay que distinguir, a su vez, si amenaza a per-
sonas determinadas o indeterminadas. En el primer caso,
coino es el del art: 932, la acción compete a esas personas
únicamente. En el segundo, como es e1 de los arts. 948 y 2328,
inc. 2.", hay, por Jo general, acción popular (art. 2333).

379. Daño realizado.-Si se trata de un darlo ya


Qrodz~cido,la acción compete exclusivamente al que lo su-
frió. Fuera de él, ningún otro puede ejercitarla, a menos
que Io haga en su nombre o como heredero, legatario o ce-
sionario suyo; carecería de interés (1).
Si los perjudicados son varios, todos ellos tendrán derecho
a la reparación: habrá entonces tantas indemnizaciones dis-
tintas como personas damnificadas (2).

380. Caso en que la vfctima es una.-De ordinario,


la victima.de1 daño es una. No se suscita entorlces ninguna
dificultad : sólo ella, sus mandatarios o representantes Iegales,
sus herederos o cesionarios o el legatario de la acción, pue-
den ejercitarla.

381. Pluralidad de v l c t h a s ; distinción.-La difi-


cultad nace cuando un mismo delito o cuasidelito daña a va-
rias personas en distinta forma, sea porque cada una ejerce,
con relación a la cosa destruída, derechos diferentes, sea
porque el daño causado a una repercute en otra u otras.
Distinguiremos si el daño recae en las cosas o en las per-
sonas y, en este último caso, si es material o nzorat.
---
(1) ~TAZEAIJD, obra citada, torno l f , 2.a edición, N," 1866, pág. 662; D ~ n r o c u ~ ,
obra citada, toiiio iV, N.O 525, pkg. 199; PLAKIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
N,"657, pág. 889; GARDEKAT Y SALMO'I-RICCI, obra citada. N."101, pág. 32.
(2) PLANIOL, obra citada, tomo 11, edición, N." 892, pág. 312.
382. Daño en las cosas.-Si el daño causado por dolo
o culpa de otro recae en una cosa, pueden pedir la indemni-
zación todos los que tengan sobre ella o con respecto a ella
un derecho que resulte lesionado por el delito o cussidelito
(art. 2315).
Pueden pedirla, por tanto, su dueño o poseedor (1) y,
en ausencia del dueño, el que tenga la cosa con obligación de
responder de ella, como arrendatario, depositario, comoda-
tario, etc. (art. 2315) (2);
el usufructuario, el habitador o el usuario, si el daño
irroga perjuicio a Su derecho de usufructo, de habitación o
de uso (art. 2315) (3), como si a consecuencia del hecho
ilícito estos derechos se extinguen (arts. 807 y 812) o dismi-
minuye el beneficio que procuraban a su titular;
el arrendatario (4) o comodatario, a quienes el delito o
cuasidelito perjudique en los derechos derivados de sus res-
pectivos contratos, por ejemplo, si a causa del incendio in-
tencional del bien arrendado o prestado dejan de percibir la
utilidad que les proporcionaba el subarriendo del mismo ;
el acreedor hipotecario o prendario cuya acción se ve
expuesta a extinguirse en todo o en por la destrucción
o deterioro de la cosa hipotecada o empeñada (5), salvo
naturalmente el derecho del dueño de la cosa para pedir que

(1) Si despues de pagada la indemnización al poseedor de la cosa dañada el due-


ño la reivindica, éste no podría exigir nueva indemnización, salvo que hubiera sido
pagada de mala fe. El pago hecho de buena fe extinguió la obligación del autor del
daño; se hizo al que entonces estaba en posesión del crédito (art. 1576): PLANIOLY
RIPERT, obra citada, tomo V I , pág. 892, nota 1 ; DEMOGUE, obra citada, tomo I\r,
N." 534, pág. 205.
(2) Hay aquí una especie de representación legal como consecuencia de que la
indemnización reemplaza en cierto niodo a la cosa que el deudor debía restituir.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 527, pág. 200; LALOU, obra citada, N,"
83, pág. 65; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1871, pág. 668; PLANIOL,
obra citada, tonio 11, 10.a edición, N.O 892, pág. 312.
(4) DEMOGUE, ohra citada, tomo IV, N.O 527, pág. 200; LALOV,obra citada,
N . O 83, pág. 65; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1871, pág. 668;
PLANIOL, obra citada, tomo 11, edición, $4.' 892, pág. 312.
(5) DEMOGCE, obra citada, tomo IV, N.O 532, pág. 204; LALOU, obra citada, N . O
8.3, p á h 65.
lo que aquél reciba se impute a la deuda (1) ; de lo contrario,
habrla para el acreedor un enriquecimiento sin causa; etc.
El art. 2315 no es taxativo, se limita a desarrollar en
forma explicativa e1 principio general del art. 2314.
Lo dicho no obsta para que cada una de estas personas
pueda reclamar la reparación de los daños sufridos en s u s
demás bienes, si el delito o cuasidelito también los afecta:
e1 arrendatario, el usufructuario, el habitador, el usuario,
etc., pueden exigir al autor del incendio del inmueble arren-
dado o sobre el cual ejercían sus derechos la indemnización
de los daños causados en el mobiliario con que lo tenían
guarnecido.

383. Daño material en las personas (2) .-Si el daño


irrogado a una persona por dolo o culpa de otra es material,
sea que consista en la muerte o en una Iesión cualquiera
(N. 144), pueden pedir la indemnización :
O

l."La vfctiwza inmediuta o directa del delito o cuasidelito,


es decir, la persona que lo sufre físicamente: el atropellado,
e¡ herido, el mutilado, etc. (3); y
2." LavSctima mediata o indirecta del mismo, esto es, los que,
sin haber sido lesionados en su persona física, sufren también
un perjuicio a consecuencia del accidente por verse privados
de todos o de una parte de los beneficios pecuniarios o de la
ayuda que la víctima directa les procuraba (Nos. 138 y 145) (A),

(1) P L A ~ I Oobra
L , citada, tomo 11, 10." edición, N.O 892, pág. 312.
(2) Sobre esta materia, véase, además, nues'tro comentario a una sentencia de ca-
sación en Rev., tomo 30, 2." parte, sec. l.*, pág. 524 >- la obra d e PERRET,
DCSO ~ O Y L ~ S -
droit d indemnifé atl cas d'accident mortel.
(3) Rev., tomo 3, 2.a parte, sec. l.a, pág. 412 (Corte Supreilia); tomo 9, 2.* par-
te, sec. 2.a, Farte 25 (consid. 9.").
(4) Rev., tonio 21, 2: parte, sec. f.*, pág. 1053 (consid. 20); tomo127, 2:' parte,
sec. l.", pág. 822; tomo 30, 2.a parte, sec. l.%,pág. 524, con un comentario nuestro;
tomo 31, 2.a parte, sec. l.", pág. l44'(consid. 5.') (todas dc la Ccrte Suprema); Re-\..,
torno 38, 2.a parte, sec. l.a, pág. 239 (consid. 21 de 2.a instancia); Gaceta, aiio 1915,
sent. 102, pág. 228; año 1939, tomo 11, sent.'l61,pág. 672; JOCSZRA~D, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N."466, pág. 248; DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 950
Zn fine, pág. 804; COLIXY CAPITANT,obra citada, tomo 11, edición, p&g. 373;
P L . ~ N I OY LR~PERT,
obra citada, tomo VI, N.O 658, pág. 891 ; B A U C R ~ - L A C . ~ ~ T I ~ ; E R I E
Y BARDE,obra citada, tomo fV, 3.* edición, N." 2883, pág. 585; I \ l a z ~ ~ r obra
n , ci-
o por haber tenido que satisfacer los gastos de curación o de
funerales de la misma víctida, en razón de su parentesco
con ella (1). Y como la acci6n de estas personas es del todo
independiente de la que corresponde al directamente perju-
dicado, pues emana de su propio daño, pueden ejercitarla
aunque aquél haya sido indemnizado en virtud de una sen-
tencia o transacci6n (2).
Es lo que ocurre cuando el daño recae sobre una per-
sona a cuyas expensas viven otra u otras: la indemnización
puede ser demandada por aquélla y éstas, cada una en la
parte correspondiente a su respectivo perjuicio. Todas son
víctimas del delito o cuasidelito, y la circunstancia de que
éste les afecte de distinta manera, al físicamente ofendido
en su persona, y a las otras, en su patrimonio al privarlas de
los socorros pecuniarios o de la ayuda que el primero les
prestaba, nada significa. E n ambos casos la causa necesaria
y directa del daño es el hecho ilícito.
Para que las personas en quienes repercute el daño cau-
sado a otra puedan demandar indemnización, es menester
que invoquen uíi interés Zeg&mo (N.O 138) y que el perjuicio

tada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1872, pág. 669; BAUDRY-LACANTINERIE, tomo 11, 13."
edición, N . O 711, pág. 322; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N . O 421, pág. 66; N,"
528, pág. 201 y N.O 530, pág. 203; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 101
y 102, pág. 32; Nos. 132 a 134, págs. 35 y 36; PIRSONY DE VILLO, obra citada, tomo
1, N . O 165, pág. 354 y N.O 180, pág. 396; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 539,
p á c 116 y N.O 548, pág. 125.
Los Códigos suizo y turco de las obligaciones (art. 4.9, soviético (art. 409), de
las obligaciones de la República de Polonia (art. 162) y argentino (arts. 1079 y
1109), consagran expresamente esta solución, si bien los cuatro primeros la restrin-
gen al caso de muerte de una persona.
Los Códigos brasilero (art. 1537) y chino (art. 192) limitan la responsabilidad en
favor de las personas a quienes el difunto debía alimentos por ley. E1 Código alemán
' (art. 845), en cambio, la extiende aún respecto de aquel en cuyo favor la víctima di-
recta estaba fegalmente obligada a prestarle servicios en el hogar o en su industria,
si queda privado de ellos.
(1) Gaceta, año 1897, tomo 11, sent. 3504, pág. 912; año 1900, tomo 11, sent.
2010, pág. 97 (Corte Suprema); año 1901, tomo 11, sent. 2789, pág. 925; año 1902,
tomo 11, sent. 2274, pág. 606; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 554, pág. 132.
D , citada, tomo 11, 2.8 edición, N.: 1873, pág. 670; PLANIOL
(2) ~ I A Z E A I Jobra S
RIPERT. obra citada, tomo VI, N . O 658, pAg. 891; DEMOGUE,obra citada, tomo IV,
X." 537. pá7. 210: L:\LoI:. 05r3 citada, N.O 282, páp. 174: SAVATIER,obra citada,
toti:o 11, N." :,lo, pág. 117.
LA ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD DELICTGAL, ETC. 459

que reclaman sea cierto (N.O 139) y no e.~lentz~al (N.O lili),


aunque no consista en la lesión o pérdida de un derecho
(N.O 138) (1).
Pero 110 es necesario q.ue sean herederos y ni siquiera
parientes de la víctima directa (2). Su acción rio deriva de
ésta, les pertenece por derecho propio en razón del daño su-
frido personalmente y la ley sólo atiende al hecho de haber
sido perjudicadas y no a la naturaleza del vínculo que las
liga con ella.
No es tampoco necesario que la responsabi!idad de1
autor del daño para con la víctima directa sea delictual o
cuasidelic tual, puede ser contractual. Así ocurre cuando
sobreviene un accidente a un pasajero durante el transporte:
la responsabilidad del porteador a su respecto es contrac-
tual, pero respecto de quienes vivían a espensas del pasajero,
es delictual o cuasidelictual; entre éstos y el autor del daño
no hay ningún vínculo jurídico preexistente (3).
Por consiguiente, en el caso de muerte de una persona
a consecuencia de un delito o cuasidelito, pueden demandar
indemnización no sólo aquellos a quienes el difunto daba ali-
mentos o socorria en virtud del art. 321 C. C. (a), sea es-

(1) M A Z E A ~ D , citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 277, pág. 292; tomo 11, 2 . a
obra
edición, N." 1873, pág. 669 y NP 1875, pág. 671; PERRET,obra citada, págs. 46 a
48 y 158 a 162; SAVATIER, obra citad?, torno 11, N.O 528, ~ á g .126 p X . O 550, pág. 128.
(2) JOSSERAAD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." ,266, pág. 248; DEJIOGUE,
obra citada, tomo IV, N," 535, pág. 206; PLAXIOLY RIPERT,obra citada, tomo Vi,
N.O 658, pág. 891; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 134, pág. 36; R l a -
ZEAUD, obra cita&, tomo 11, 2.a edición, N.O 1875, pág. 671; PEXRET, obra citada,
págs. 46 a 52.
Se ha fallado, sin embargo, que la madre ilegítima no puede deniandar perjuicios
por la muerte de su hijo ilegitirno por no ser heredera del mismo: Rev., torno 16?2.3
parte, sec. l.a,pág. 546.
(3) h i a z w c ~obra
, citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1876, pág. 673; LALOU,obra
citada, N.O 281, pág. 173 y N." 282, pág. i7.1.
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 950, pág. 803; CARDENAT Y SALMOS-
RICCI,obra citada, N . O 140, pág. 3 7 y N.O 142, pág. 38; NIA~EAL~D, obra citada, tomo
1, 2.a cdición, N.O 277-2, pág. 293; DEMOCUE, obra citada, tomo I\', N."421, pág.
$6; PEERET,obra citada, págs. 25 a 32 y 48 a 52; SAV.~TIER, obra citada, tomo 11,
N."549, pág. 126.
El art. 1$2 del Código de las obligaciones de la República de Polonia consagra
esta solución expresarneote.
pontáneamente (1) o pc>r sentencia judicial, como el cón-
yuge (2). aunque esté divorciado o separado de hecho o d e
bienes ( 3 ) , sus descendientes legítimos (hijos. (4),nietos,
bisnietos) ( S ) , sus ascendientes legítimos (padre ( 6 ) , ma-
dre (7), .abuelos) (8), sus hijos naturales (9) y la posteridad
legítima de éstos, sus padres naturales (lo), sus hijos ile-
gítimos en el caso del art. 280 del C. C., su madre ilegítima
en el caso del inciso 2." del art. 291, sus hermanos legítimos
( l l ) , etc., a menos que los alimentos continúen suminis-
(1) liev., tomo 12, 2.= parte, sec. l.', págs. 90 y 308; tomo 14, Z b a parte, sec. 1.a,
pág. 498 (Corte Suprema); tomo 18, 2.' parte, sec. l.", pág. 335 (Corte Suprema);
tomo 22, 2.a parte, sec. l.", pág. 912 (Corte Suprema); Rev., tomo 29, 2.* parte, sec.
pág. 570.
(2) Rev., tomo 14, 2.= parte, sec. l.a, pág. 498; tomo 16, 2.a parte, sec. l.', pág.
513; tomo 18, 2.a parte, sec. lea,pág. 126; tomo 25, 2.a parte,sec. l.a, pág. 435; to-
mo 26, 2.a parte, sec. l.-, pág. 89 (Corte Suprema); tomo 36, 2.a parte, sec. l . a , pág.
478 (Corte Suprema); tomo 39, 2.= parte, sec. l.=,pág. 203 (Corte Suprema); Gaceta,
ají0 1913, sent. 290, pág. 913 y sent. 918, pág. 2686; año 1914, sent. 215, pág. 593 y
sent. 533, pág. 1457; año 1915, sent. 565, pág. 1466; año 1916, tomo 11, sent. 235,
pág. 803; año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432; OTERO, Concordancia y Jurisprudencia
del C . de P . C., tomo V, 1918-1922, pág. 239, N," 5 y pág. 256, N . O 13.
(3) PIRSONY DE VILLB, obra citada, tomo 1, N." 166, pág. 355.
(4) Rev., tomo 13, 2.8 parte, sec. pág. 403; tomo 14, 2.8 parte, sec. l.", pág.
498; tomo 25, 2.a parte, sec. l.*, pág. 435; tomo 26, 2.= parte, sec. l.*, pág. 89 (Corte
Suprema); tomo 39, 2.a parte, sec. l.a, pág. 203 (corte Suprema); Gaceta,año 1902.
tomo 1, sent. 990, pág. 1004 (Corte Suprema); año 1913, sent. 290, pág. 913; sent.
918, pág. 2686; año 1914, sent. 533, pág. 1457; año 1915, sent. 565, pág. 1466; año
1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432; ano 1939, tomo 11, sent. 161, pág. 672.
(5) PIRSONy DE VILLB, obra citada, tomo 1, N," 168, pág. 362 y N.O 170, pág.
365.
(6) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. 1.". pág. 308; tomo 18, 2.a parte, sec. l.", pág.
335 (Corte Supreiila); tomo 38, 2.a parte, sec. l.a, pág. 239; Gaceta, año 1897, tomo
1, sent. 1582, pág. 961; año 1914, sent. 5, pág. 13 (Corte Suprema); año 1922, tomo
11, sent. 150, pág. 598; año 1930, tomo 11, sent. 7, pág. 39.
(7) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. l.', pSg. 90; tomo 18, 2." parte, sec. pág.
335 (Corte Suprema); tomo 28, 2." parte. sec. l.*, pág. 295; Gaceta, año 1861, sent.
1056, pág. 666; año 1900. tomo 11, sent. 2010, pág. 97, consid. 8.O (Corte Suprema);
año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850 (Corte Suprema); año 1922, tomo 11, sent, 150,
pág. 598; OTERO,Jrrí.is~rudenciadel C. de P . C., 1.er apéndice a la 2.a edición de 1910,
páq. 850, N.O 28.
(8) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, Nos. 170 y 171, pág. 365.
(9) PIRSONY DE L'ILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 169, pág. 363; MAZEAC'D,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 285 y 286, pág. 310.
(10) PIRSONT DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 172, pág. 367; MAZEAVD, obra
citada, tomo 1, 2.a edición, Nos. 289 y 290, págs. 312 y 313.
(11) Rev., tomo 14, = '2
. parte, sec. l.", pág. 498 (Corte Suprema); tomo 22, 2.a
parte, sec. l.', pág. 912 (Corte Suprema); tomo 29, 2." parte, sec. l.a, pág. 570.
trándose con arreglo a los arts. 1168 y siguierites del C. C.,
ya quc entonces el delito o cuasidelito no les irrogaría daño
material aIguL1o (1) ;
sino también los que permanente o habitualmeate vivían
a expensas del difunto o recibían de éI auxilios pecuniarios,
aunque fuera por mera liberalidad, camo un pariente (2) o
un extraño (3) q u e no se halle en ningiino de los casos del
art. 321, s u padre ilegítimo (-l.), un hijo ilegítimo cuya
filiación no ha sido establecida con arreglo al art. 280 ( 5 ) ;
el contratante para quien la muerte del otro contra-
tante hace imposible el cumplimiento de la obligación con-
traída por éste en su favor, lo que ocurrirá de ordinario
en los contratos infzlitz~spersonae, siempre que ese incum-
plimiento le irrogue perjuicio, como sería el caso de un em-
presario que hubo de suspender el espectáculo en que ac-
tuaría un artista notable por haber sido muerto por un ve-
hículo ,(6) ;
el s'ocio a quien la muerte de su consocio le causa daños
en los negocios sociales (7) ;
(1) PIRSOXr- DE VILLB, obra cftada, komo 1, N." 166, pkg. 356 y N." 172,
pág.. 367.
(2) PIRSONi' DE VILLÉ,obra citada, ,tomo 1, 172 bis, p6g. 368; ~ ~ . ~ Z E A G D ,
obra citada, tomo I, 2.a edición, N." 277-4, pág. 296; DEMOGUE, obra citada, tomo
IV, X.O.421, págs. 67 y 68; N.O 535, pág. 207; PERRET, obra citada, págs, 49 7 50;
SAVATIER, obra citada, tonlo 11, N." 550, pág. ,128.
El art, 162, inc. 3.*, del Código de las obligacidnes de la República de Polonia
consagra esta solucíÓn expresamente.
(3) MAZEACD, obra citada, romo 1, 2.a edición, 3."277-5, pág. 299.-En contra:
PIRSON Y DE VILLA, obra citada, tomo 1, N.O 174, pág. 371; DEMOGUE, obra citada,
tomo IV, N.O 3-21, pág. 68.
(4) Res., tonlo 30, 2.a parte, sec. l.*, pág. 524 (Corte Suprema); GARDENAT Y
SAL~ION-RICCI, obra citada, N." 141, pág. 38; ~ ~ S Z E A Uobra
D , citada, ton10 1, 2.3 edi-
ción, N.O 290, pág. 313; PERRET,obra citada, págs. 50 y 51.
(5) GARDEXAT S SALNOX-RICCI, obra citada, N." 143, pAg. 38; PIRSONi DE VI-
L L ~ obra
, citada, tomo 1, pág. 364, nota 3; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 550,
pLg. 128 y N.O 551, pág.. 131.LEn contra: LALOU,obra citada, N . O 65, pLgs. 48 y 49;
PERRET,obra citada, págs. 78 a 82;
(6) DE PAGE,obra citada, tomo 11, X . O 950, pág. 803; MAZEAUD,obra citada,
tomo 1, 2.a edición, N.O 277-6, pág. 300; PERRET, obra citada, págs. 52 y 53.
(7) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2." edición, N," 466, pág. 248; GARDEXAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 144, pág. 39.-Ewcontra: PIRSONY DE VILLB,obra
citada, tomo 1, N.O 173, pág. 369; PERRET,obra citkda, págs. 54 y 83; SAV.~TIER,
obra citada, tomo 11. N.O 552, pág. 131.
el amo o el patrón que también los sufre con la muerte
de un criado o dependiente (1); etc.
No pueden demanda~la,en cambio, quien no recibíá
alimentos del difunto, aunque haya tenido o hubiere podido te-
ner más tarde el derecho de pedirlos con arreglo al art. 321 (2)
. .

(3); quien recibía auxilios pecuniarios ocasionalmente, sin


carácter estable- o permanente (4) ; el comerciante o provee-
dor de quien aquél era un cliente habitual (5) ; la concubiria,
aunque el difunto y ella hayan hecho vida marital y sus
relaciones fuesen permane~ tes (6). El primero no habría sido
privado de ningún beneficio de que estuviera gozando; el

(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 466,pág. 248; G A R D E N A ~
Y SALION-RICCI,obra citada, N." 146, pág. 39; DEMOGUE, obra citada, tonio I\r,
N." 530, pág. 203.
(2) Es la solución adoptada por el art. 162,inc. 2.",del Código de las obligaciones
de la República de Polonia: las personas de quienes el difunto era deudor de alimentos
sólo pueden deniandar reparacion si aquCl se los daba realmente.
Según el C6digo alemán (art. 844), la reparación tambiCn puede pedirla la per-
sona a quien el difunto no daba alimentos, pero podfa estar obligado a darlos en vir-
tud de la ley. E s l a opinión sustentada por MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición,
N . O 277-3,pág. 394, y por SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 549, pág. 127.
PIRSONY DE VILLE,obra citada, tomo 1, N . O 166, pág. 355, admiten la solución
expuesta en el texto respecto del cónyuge separado de hecho; pero no de los padres
legítimos en caso de muerte de un hijo legítimo (N.O 171,págs. 365 a 367).
(3) Rev., tomo 29, 2.= parte, sec. l.a,pág. 570: se negó la reparación demandada
por la cónyuge divorciada y separada de bienes del difunto y por l a s hermanas del
mismo por no constar que este estuviera obligado al pago de alguna pensión alimen-
ticia en su favor, ni que las hermanas vivieran a sus expensas.
Se ha fallado, sin embargo, que la madre legitima puede dgmandar perjuicios
por la muerte de un hijo de corta edad y a cuyas expensas no vivia, pues la priva de
los recursos que tenía derecho a exigir de Qlcomo madre viuda (Rev., tomo 2, 2.8 par-
te, sec. l . a , pág. 141) y que idéntico derecho tiene el padre legitimo en un caso aná-
logo, puesto que ese hijo representaba, si no por el momento, con el trascurso de los
años, una ayuda pecuniaria (Rev., tomo 29, 2. parte, sec. l.a, pág. 549, consid. 7.O
Corte de Apelaciones).
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 950, pág. 803; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.a edición, N:" 277-4,pág. 297 y N." 277-5,pág. 299.
(5) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 950, pág. 803; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.= edición, N," 277-6,pág. 301.
(6) DE PAGE,otga citada, tomo 11, N-"950, pág. 803; Lator, obra citada, N.O
65, pág. 47.: J O S S E R Aobra
~ , citada, tomo 11, 2.° edición, N." 424,pág. 220;MAZEAUD,
obra citada, tonio 1, 2.*edición, Nos. 277-7 a 284,págs. 301 a 309;PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI. N.O 548, págs. 756 y 757; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N."
551, pág. 129; PINTOROGERS,HUMBERTO, El concubinato y sus efectos jurldicos, Me-
moria de prueba, 1942, Nos. 67 a 78, pág& 135 a 159.
perjuicio de los dos siguientes sería eventual o incierto (K."
141), y el interés invocado por la concubina no seria legiti-
mo (N.O 138).

384. Daño moral.-Tratándose de daño moral (K."


145), la solución es idéntica: pueden demandar su repara-
ción la victima innzedkta o directa, esto es, la persona misma
en quien recae la lesión (l), ofensa o injuria que lo causa,
y los que, sin tener esta calidad, también lo sufren en razón
de que el daño inferido a aquélla los hiere en sus propios
sentimientos o afectos, aunque no sean sus herederos ni pa-
riente;-la Iey no atiende a la naturaleza de1 vinculo que
los liga con el directamente ofendido, ni limita la reparación
de este daño a determinadas personas (2)-57 aunque no

(1) Rev., tomo 32, 2.' parte, sec. l.=, pág. 10 (dolor producido por la perdida
de una pierna).
(2) MIZBAUD, obra citada, tomo 1, 2.= edición, N." 323, págs. 338 y 339; tomo
11, 2.a edición, N.O 1874, pág. 670; Dueors, Pretium doloris, págs. 122 a 130: GIVORD,
La réparatiok du préjudice moral, Nos. 111 y 112, págs. 169 y 171.
Los Códigos suizo y turco d e las obligaciones (art. 47) sólo acuerdan indemni-
zación del daño moral, en caso de muerte de una persona, a la familia del difunto;
el Cbdigo de las obligaciones d e la Repiiblica de .Polonia (art. 166), a los miembros
mas próximos de esa familia; el proyecto franco-italiano del Código de las obli-
gaciones y de los contratos (art. 85), a los parientes por consanguinidad y afinidad y
al cónyuge; el Código chino (art. 194)+a los padres, a los hijos y a l cónyuge; el Código
de las obligaciones y de los contratos de Ia República Libanesa (art. 1341, a los pa-
rientes por consanguinidad o afinidad, y el Código austríaco (art. 1327). a los pa-
rientes a quienes se deben alimentos por ley.
La jurisprudencia francesa, apoyada por la mayoría de la doctri~ia,decide, en
el silencio de la ley, que el daiio nioral es indemnizable entre cónyuges, novios y pa-
rientes por consanguinidad o afinidad de grado muy próximo: MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.= edición, Nos. 325 y 326, págs. 343 a 348; JOSSERAND, obra citada, tomo
11, 2.= edición, N.O 442, pág. 236; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 951 bis, pág.
806; PLAXIOL, obra citada, tomo 11, 10.1 edición, N.O 868 bis, pág. 296; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 556, pág. 133 y N.O 558, pág. 135; GARDEXAT S SALMON-
Rrccr, obra citada, N.O 97, pág. 31; PKRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N . O
208, pág. 505 y Nos. 215 a 219, págs. 520 a 529; DEMOGUE, obra citada, tcmo IV,
N," 407, pág. 49 y N . O 421, pigs. 68 a 73.-ESMEIN en PLANXOL Y RIPERT, obra citada,
tamo VI, N.O 548, pág. 756, sostiene que la indcmni-ación pcr cste daño debe acor-
darse a los parientes en el orden en que son llamados a suceder abintestato.
Estas restricciones son arbitrarias, toda vcz que el Código francés, como el nues-
tro, no limita esta indemnización a determinadas personas. Debe, pues, aplicarse ei
principio general de que tiene derecho a eIla quien ha sufrido el daño a condición de
que el dolor que lo constituye importe un daño mor$ real y efectivo,
vivan -a sus expensas. Esta última circunstancia carece de
influeilria en este caso. El daño de cuya reparación se trata
es moral: consiste en el dolor o pesar que al demandante
irroga la muerte de un ser querido y no en la privación de
una ventaja o beneficio de orden pecuniario que de él re-
cibiera (1). E s lo que ocurre en caso de muerte de uíia per-
sona por dolo o culpa de otra: sin perjuicio de la reparación
que ella pudo exigir, si sobrevivió al accidente, pueden pe-
dirla también aquellos a quienes esa muerte irroga una pe-
na o dolor.
Pero, a fin de evitar la multiplicidad de acciones por
daño moral, ya que podrían ser numerosísimas las persnnas
que se lamentaren del mal acaecido a otra a pretexto del
afecto que le tenían, su indemnización sólo debe acordarse
en favor de aquellas que acrediten haber sufrido real y efec-
tivamente un dolor profundo y verdadero. Esta prueba
será fhcil cuando el demandante sea un pariente muy prósi-
1110 del difunto (cónyuge, hijo, padre); su parentesco h a r j
presumir la efectividad de ese dolor, a menos que las circuns-
tancias de la causa demuestren lo contrario, como si los
cónyuges estaban divorciados o separados de hecho o el
padre y el hijo, en malas relaciones. Un simple sentimiento
o pesar momentáneo, como el que se experimenta a diario
al saber la muerte de un amigo o conocido, no bastaría para
demandar indemnización por ciaño moral; éste no habría
existido (2).
Pueden, pues, pedir indemnización por el daño mo-
ral causado por la muerte de una persona: su cónyuge, sus
padres e hijos legítimos o naturales (3), su novio o novia

D , citada, tomo 1, 2.l edición, N . O 323, págs. 338 y 339; DE-


(1) ~ I A Z E A Uobra
MOGUE, obra citada, tomo IV, N.' 421, págs. 71 y 72; DUBOIS,obra citada, págs.
122 a 130.
(2) hti\z~auD,obra citada, tomo 1, 2.a edición, N . O 324-2, págs. 339 a 343; PLA-
NIOL Y RIPERT,obra citada, tomo \TI, N.' 548, pág. 756; DEMOGUE, obra citada, to-
IV, N.' 407, pág. 49; D c ~ o r s obra
, citada, pág. 141; GIVORD,obra citada, N.O 109,
pág. 166; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 557, pág. 134 y N.O 558, p6g. 135.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.* edición, N . O 328, pág. 349; DUBOIS,obra
citada, pág. 129.
continuar
ir atrás
demandan la reparación del que esa misma muerte ocasionG
a ellos (1).

386. Transmisibilidad de la acción.-En principio, la


acción derivada de un delito o cuasidel$to civiI es transmisible
por testamento o abintestato, a título singular o universal:
pueden, por tanto, ejercitarla los herederos de Ia víctima o
el legatario a quien ésta la asignó en su testamento (2).

387. Daño en las cosas.-Tratándose de daño en


las cosas, este principio no ofrece ninguna dificultad. El art.
2315 dispone expresamente que puede pedir la indemniza-
ción el heredero del dueño o poseedor de la cosa que ha su-
frido el daño. Y habria sido así aunque nada hubiera di-
cho, porque el derecho a Ia indemnización, como patrimo-
nial, es transmisible y ninguna ley ha establecido lo contrario
(3) -

388. D a ñ o en las personas.-Tratándose de daño en


las personas, esta acción también es transmisible, no a
virtud de1 art. 2315, que no tiene aplicación en este caso,
pues se refiere exclusivamente al daño en las cosas (4), sino
-
(1) Gaceta, año 1913, sent. 1053, pág. 3059 (consids. 5.O y 6.' de primera instan-
cia).
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo II, 2.' edición, Y." 1902, pág. 715; BAGDRY-
LACANT~NERIE I. BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O 2884, pág. 585; PLA-
NIOL,obra citada, tomo 11, l o s aedición, N.' 892 bis, pág. 312; PERRET,obra citada,
págs. 121 a 143; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 539, pág. 116; N.O629,pág. 216
y N,' 543, pág. 121.
El art. 1526 del Código Civil brasilero establece expresamente la transmisibili-
dad de esta acción.
(3) GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N.O 124, pág. 35; BAUDRI-LACAN-
TINERIE T BARDE,obra citada, tonlo IV, 3.a edición, N.O 2881, pág. 585; PLAXIOL S
R~PERT, obra citada, tomo VI, N.O 658, pág. 890; DEMOGUR, obra citada, tomo IV,
N," 538, pbg. 211; MAZE.&UD, obra citada, torno 11, 2.a edición, N.O 1903, pág. 715;
SAVATIER,obra citada, tomo 11, N.O 629, pág. 216.
(4) Lo contrario se ha sostenido en ocasiones y no han faltado sentencias que ha-
yan fundado en este precepto la procedencia (Rev., tomo 9, 2.a parte, sec. 2.=, pág,
25); Gaceta, año 1913, cent. 592, pág. 1915 y sent. 1052, pág. 3056; OTERO,Concor-
dancias y Jurfsprudencia del C. de P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 259, N." 14, con-
siderando 3.-) o improcedencia (Rev., tomo 16, 2.a parte, sec. l.a,pág. 546; Gaceta,
de los principios generales que reglan la sucesión por causa
de muerte. Los herederos representan la persona del difunto
y le suceden en todos sus derechos y obligaciones transrnisi-
blcs y el derecho de demandar perjuicios por un delito o
cuasidelito tiene este carácter, pues ninguna ley lo ha decla-
rado intransmisible (arts. 951 y 1097). Así se h a fallado (1).
Pero no siempre los herederos pueden ejercitar esta
acción en el hecho. Para determinar cuándo pueden ha-
cerlo, es menester distinguir si la víctima del delito o ciiasi-
delito falleció instantáneamente o con posterioridad a éL ( 2 ) .
En el primer caso, los herederos no la pueden ejercer.
Como la víctima falleció en el momento mismo del accidente,
la acción que le pudo corresponder no alcanzó a incorporarse
en su patrimonio y no pudo, por lo mismo, transmitirla (3).
S610 podrían ejercitar su propia acción, esto es, la derivada
del daño personal que esa muerte les haya irrogado (4).
Así, un hijo legítimo cuyo padre
- muere instantáneamente en
~

un choque de trenes, no puede demandar perjuicios como


---
año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467) de la acción de perjuicios intentada por quien
invocaba la calidad de heredero de la personá directamente perjudicada.
Hay en esto un error manifiesto: el art. 2315, como decimos en el texto y lo ex-
presamos en el N.O 138, se refiere exclusivamente a l daño causado en las cosas, nada
tiene que ver con el que se infiere a las personas. La vida de un hombre, su salud, sii
cuerpo, su honra no son cosas en el sentido jurídico de esta expresión, ni cabe consti-
tuir sobre ellos un derecho de usufructo, uso o habitación.-Vease al respecto nuestro
comentario a una sentencia de casación en Rev., tomo 30, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 524.
(1) Rev.. tomo 3, 2.= parte, sec. l.a,pág. 412 (Corte Suprema); tomo 9, 2.a parte,
sec. 2.a, pág. 25; tomo 27, 2.a parte, sec. l . a , pág. 822 (Corte Suprema): Gaceta, año
1913, sent. 592, pág. 1915; año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396; año 1920, tonio
1, sent. 96, pág. 467; año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513.
(2) Vease, sobre esta materia, nuestro comentario a una sentencia de casación
en Rev., tomo 30, 2.a parte, sec. l.", pág. 524.
PERRET, págs. 133 a 143, no admite esta distinción y estima que la acción es trans-
misible en ambos casos.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 127, pág. 35; J O S S E R A N ~ ) ,obra
citada, tomo 11, 2.a edición, N." 466, págs. 248 y 249.-En.contra: M A Z E A U D , obra
citada, tomo 11, 2: edición, Nos. 1912 y 1913, págs. 722 a 724; SAVATIER, obra cita-
da, tomo 11, N.O 543, pág. 121.
(4) GARDENAT Y SALMON-RECI, obra citada, N.O 127, pág. 35; JOSSERAND, obra
citada, tomo 11, 2.' edición, N." 466, págs. 248 y 249. BAUDRY-LACANTINERIEY BAR-
DE, obra citada, tomo IV, 3.a edición, N . O 2884, pág. 585, creen que este problema no
ofrece mayor interés tratándose del cónyuge sobreviviente y de los hijos, ya que estos
pueden accionar en todo caso en razón del daño propio que han sufrido, lo que no
de edad, que murió electrocutado por deficiencias de una ins-
talación eléctrica (1).
b) La que les corresponde personalmente por el daño ma-
terial o moral que e6a muerte les ha irrogado en su propio
patrimonio o en sus afectos o sentimientos: en virtud de
ella sólo podrán demandar reparación si acreditan haber su-
frido un perjuicio propio y personal (2), al igual que cuarido
la víctima directa o inmediata falleció instantáneamente.
Lo dicho respecto del caso en que la víctima directa fa-
llezca con po&terioridadal accidente, es aplicable sea que el da-
ño sufrido por ella sea moral o material. Aparte de que la ley
no distingue, en ambos casos la acción es pntrimonkl y trans-
misible. Los herederos de la víctima directa o inmediata pue-
den, pues, demandar la indemnización del daño moral sufrido
por ella (3), sin perjuicio de que también puedan demandarla
por el que sufran personalmente. Tratándose de daño ma-
terial, sólo es transmisible la acción para demandar perjui-
cios por las heridas o lesiones recibidas por el causante, por
los gastos que le originó su curación, por lo que el causante
dejó de ganar a consecuencia de ellas, mientras vivió, etc. (4).
Pero de ninguna manera lo es la acción para demandar indem-
nización por el daño que la víctima directa experimentó a causa
del hecho mismo de su muerte; esa víctima no pudo tener tal
acción, puesto que habría nacido con motivo del deceso, o sea,
en el preciso momento en que desaparecía su personalidad (5).
(1) Rev., tomo 37, 2.* parte, sec. l.., pág. 107, consid. 7 . O (Corte Suprema).
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.= edición, N."1906, pág. 718.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 1921, pág. 727; PIRSONY
DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, . N . O 212, pág. 510; PERRET, obra citada, pág. 151.-
En contra: PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 658, pág. 890; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N.O 414, pág. 54 y N." 538, pág. 21 1; LALOU,obra citada, N."
66, pág. 51; RIPERT,La r2gle'morale dans les obligations civiles, N." 183, pág. 336:
DUBOIS,Pretium doloris, págs. 209 a 218; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 529,
pág. 104; N.O 629, pág. 216 y N.O 544, pág. 122.
Los Códigos alemán (art. 847) y chino (art. 195) establecen que la acción para
obtener reparaci6n del daño moral no es transmisible por causa de muerte, a menos
de haber sido reconocida por contrato o ejercitada judicialmente.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.° edición, N.O 1909, pág. 719; PERRET,
obra citada, pág. 150; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 545, pág. 122 y N.O 646,
p l g . 123.
(5) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 544 i n jíne, pág. 122; JOSSERAND, obra
LA ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD DELICTUAI,, ETC. 471

389. Distinción entre la acción ejercitada c o m o he-


redero y la ejercitada por derecho propio.-No es in-
diferente que el heredero ejercite una u otra acción, porque
si bien ambas persiguen la reparación del daño causado, se
diferencian en cuanto a su prueba y efectos, y, a veces, en
su naturaleza.
Cuando el heredero invoca su calidad de heredero, la res-
ponsabilidad que persigue puede ser coritractual (1). Así ocu-
rrirá si el daño consiste en la infracción de una obligación
de esta especie, como si el causante era un pasajero que pe-
reció durante el transporte. Bastará entonces al heredero
acreditar la existencia de la obligación y el monto del per-
juicio (2), y.será el demandado quien deberá probar su in-
culpabilidad (N.O 27). Este, por su parte, podrCl oponerle
las cláusulas de irresponsabilidad pactadas con el causante
(31, y la acción prescribirá en conformidad a las reglas que
correspondan, según la naturaleza del contrato, y no con.
arreglo al art. 2332. Si la resp~nsabilidada favor del cau-
sante era delictual o cuasidelictual, el heredero que invoca
su carácter de tal deber& probar, a más de las circuns-
tancias de rigor en estas materias, su calidad de heredero y
el daño irrogado a aquél. No necesita probar daño personal
alguno; no es su reparación la que demanda. Y sea fa respon-
sabilidad contractual o aquiliana, el monto de la indernniza-
ción se dividirá entre los herederos en conformidad al testa-
mento o a las reglas de la sucesión intestada; es un bien he-
reditario (4).
Si el heredero, en cambio, invoca el daño sufrido perso-
nalmente, la respopsabilidad que persigue será siempre de-
lictual o cuasideIictua1 (5). Este daño no constituye la in-
citada, tomo 11, 2 . a edición, N." 466, págs. 248 y 249; DEMOGUE, obra citaaa, tomo
I V , N." 536, págs. 208 y 209 -En contra: ~ ~ A Z E A U Dobra
, citada, tomo 11, 2.a edicibn,
N." 1910, pág. 719 y N.O 191 1, pág. 720; PZRRET,obra citada, págs. 151 a 157.
(1) SAVATIER,obra citada, tomo 11, N." 540 pág. 118.
(2) MAZEAUD,obra citada, toma 11 ,-2.' edición, Y." 1682, pág. 525.
(3) LALOU,obra citada, N." 282, pág. 174; ~ [ A ~ E ~ Uobra D , citada, tomo 11,
edición, K..;."1901, pág. 714.
(4) M.IZE~UD, abra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1901, pág 713.
(5) SAVAILER, obra citada, tomo 11, N,"540, pág. 118.
fraccióli de una obligación preexistente; ninguna lo ligaba
para con su autor. Deberá, en consecuencia, probar el dolo
o culpa del demandado (l),el daño sufrido personalmente y
la relación causal entre aquél o aquélla y éste; pero no nece-
sita acreditar el daño irrogado a su causante, ni su calidad
de heredero. La acción que ejercita no deriva de estas circuas-
tancias, le pertenece por derecho propio (2). El demandado no
podría oponerle las cláusulas de irresponsabilidad pactadas
con el difunto; el actor actúa fuera del contrato; son para
él res inter alios acta (3). E l monto de la indemnización le
pertenecerh en su totalidad y si los demandantes son varios,
el tribunal debe fijar la que corresponda a cada uno, que, de
ordinario, no será iguaI para todos, puesto que debe ser pro-
porcional al daño sufrido por cada demandante, y éste se-
guramente no será el mismo. Si a pesar de lo dicho, se fijare
una indemnización única, habría que dividirla entre ellos en
proporción a ese daño y no según las reglas de la sucesión
hereditaria, que no tienen aplicación (4).
Ambas acciones son, por lo demás, enteramente inde-
peridientes: una misma persona puede deducirlas en una
sola demanda (art. 19 C. P. C.) o en juicios sucesivos (5) y
la sentencia que rechace una no produce cosa juzgada en el
juicio en que se deduzca la otra; no existiría la triple iden-
tidad-requerida por la ley (art. 200 C. P. C.) (6). La tran-
sacción o la renuncia de una no extingue la otra, aunque
emane del causante, y si bien en este caso el heredero no
--
(1) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 542, pág. 120.
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1901, págs. 711 y 712.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.= edición, N." 1901, pág. 714; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N," 540, pág. 117.
(4) MAZEALTD, obra citada, tomo 11, 2.P edición, N." 1901, pág. 713.
(5) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1901, pág. 712; PEHHET.
o l ~ r acitada, págs. 146 y 147.
(6) El ejercicio de la accióri rri calidad de heredero puede, sin embargo, ol)st.~r
a la procedencia de la acción a título personal. Asf ocurrirfa si el demandante 1iubier:t
obtenido, como heredero del directamente perjudicado, una indemnizacibn represeri-
tativa del daño que significó su muerte; no podría demandar después la reparación
del daño material sufrido personalmente, ya que, a virtud de esa indemnización, este
rlej6 de pro<lurirse: MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1901, pBg. 712,
nota 12.
LA ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD DELICTUAL, ETC. 473

podría ejercer la acción que a dicho causante correspondía,


no por eso queda impedido de ejercitar La que le pertenezca
por derecho propio en razón del daño sufrido personalrnen-
te (1).
Con mayor razón es aplicable lo dicho cuando habiendo
pluralidad de víctimas una invoca su calidad de heredera del
causante y otra su propio daño. Se ha fallado, por eso, que
la sentencia que ordena indemnizar el daño causado a la
viuda por la muerte de su marido a causa de un accidente
ferroviario, no produce cosa juzgada en el juicio en que la
madre legitima del mismo demanda la reparación del daño
que esa muerte le ocasionó personalmente al privarla de la
pensión con que el difunto la auxiliaba, y que el pago hecho
a la viuda en virtud de esa sentencia no extinguió el derecho
de la madre, porque si bien ambas eran herederas del difunto
y en los dos juicios lo demandado era una indemnización
pecuniaria, cada una demandó en una calidad distinta: la
viuda como heredera de su marido y la madre en razón de
su propio daño, que era diverso del invocado por aque-
Ita (2).

390. Ultrajes a la memoria de un muert6.-Los he-


rederos de un difunto también pueden demandar reparación
por el daño que prueben haber sufrido personalmente con
las ofensas o ultrajes inferidos con dolo o culpa a la memoria
del muerto (3). Se trata de una acción que les pertenece
por derecho propio en razón del daño sufrido por ellos mis-
nios y ilo como herederos del niuerto. Esas ofeirsas o ultra-
jes no han podido conferir a éste ninguna acción; un difunto
rio puede ser sujeto de derechos (4).
--
(1) UEMOGUE, obra citada, tortlv IV, N," 537, p i g . 210; LALOU,obra citada,
N," 282, pág. 175; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 . a edición, N,"1901, pág. 712;
SAYATIEK, obra citada, romo 11, N,"540, pAg. 117.
(2) Rev., toluo 12, 2.' parte, sec. 1.'. pág. 90.
(3) MAZEAUD,obra ciiada, tonio 11, 2.° ediciúli, Nos. 1924 a 1927, p6gs. 729 a
733 y N." 1929. pág. 733.
u ~ , cilada, tonto 11, 2.a edición, N.O 1923, pág. 729; SAVATIER,
(4) M . ~ z E . ~ obra
obra citada, tomo 11, N," 629, pág. 217.
Si los hechos constitutivos del ultraje son exactos, tal
reparación no procede (l),a menos que se refieran a la vida
íntima del difunto, especialmente si han de producir per-
juicios o graves disgustos en su familia (art. 2 1 del de-
creto-ley N.O 425, de 20 de Marzo de 1925, sobre abusos de
la publicidad). De lo contrario, no se podría escribir la his-
toria ni analizar los sucesos pasados (N.O 189) (2).

391 . Cesionarios.-La acción de responsabilidad de-


lictual o cuasidelictual civil puede cederse entre vivos a
cualquier título, sea que tenga por objeto la reparacidn de
u n daño material (3) o de uno meramente moral (4); en
ambos casos es patrimonial y ninguna ley la ha declarado
intransferible. Su cesionario puede, por tanto, ejercitarla.

392. Acreedores.- Los acreedores no pueden ejercer


esta acción como subrogados o sustitutos de la víctima, ni
aunque se refiera a un daño material. La ley no los autoriza
y la acción oblicua o subrogatoria de que trata el art. 2466
sólo procede en los casos expresamente señalados (5).
(1) No obsta a ello el art. 20 del decreto-ley N.O 425, de 20 de Marzo de 1925,
sobre abusos de- la publicidad; se refiere a las injurias o calumnias dirigidas contra
los vivos.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 19281 pág. 732.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1902, pág. 715; N.O 1903
i n fine, pág. 716 y N." 1919, pág. 726; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 540, pág.
213; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 658, pág. 890; GARDENAT Y SAL-
MON-RICCI, obra citada, N.O 121, pág. 34.
(4) Los autores franceses, fundados en el art. 1166 del Código Civil francds-
que no existe en el nuestro,-según el cual los acreedores pueden ejercer los derechos
y acciones de su deudor, a excepción de los que estén exclusivamente ligados a su per-
sona, estiman que la acción destinada a obtener la reparación del daño moral no pue-
de ccderse: MAZEAUD, obra citada, tomo II,Z.aediciÓn, N.O 1919, pág. 726 y N.O 1920,
pág. 727; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 414, pág. 54; PLANIOLY RIPERT,
obra citada, tomo VI, N.O 658, pág. 890.
Los Códigos alemán (art. 847) y chino (art. 195) sólo aceptan la cesión de tal
acción si ha sido reconocida por contrato o deducida en juicio.
El art. 167 del Código de las obligaciones de la República de Polonia, permite la
cesión de la acción para obtener indemnización por-un daño moral o corporal cuando
su monto ha sido fijado por contrato o por sentencia ejecutoriada y a condición de
que dicha acción sea exigible.
(5) La opinión contraria sustentada en Francia, a causa de que el art. 1166 del
Código francés autoriza en terminos generales a los acreedores para ejercer los derechos
LA BCCIÓX DE RESPONS.4BILIDAU DELICTUAL, ETC. 475

Pero esto no obsta a que quede comprendida en la quie-


bra de su titular o en la cesión de sus bienes. La ley excluye
de éstas los bienes inetnbargables; esta acción no tiene tal
carácter (arts. 61 de la ley dc quiebras y 1618 C. C.) (1).
En cuanto a la persona a quien compete el ejercicig de esta
acción en caso de quiebra, véase el N.O 411.

393. Personas jurídicas.-Las personas j uridicas le-


galmente constituídas (2) pueden demandar la reparación
de los daños, materiales y morales q u e se les irroguen con
dolo o culpa (art. 545) (3) ; pero tratándose de estos últimos
sólo cuando provengan de atentados a s u nombre o reputa-
ción (4), mas no a sentinlientos de afección. Una persona
jurídica es incapaz de tenerIos; carece de corazón (5): ur,
asilo de niños no podría demandar. indemnización por el
dolor que pudiere causar la muerte de uno de sus asilados.

y acciones del deudor, no tiene, a nuestro juicio, asidero entre nosotros: J O S S E R ~ W D ,


obra citada, tomo 11, 2 . a edicidn, N." 466, pág. 249; ~ ~ . ~ Z E A G obra
D, citada, tomo 11,
2.a edición, Nos. 1915 a 1918,págs. 725 y 726;DEMOGCE, obra citada, tomo IV, N."
539,pág. 212; PLANIOL r RIPERT!obra citada, tomo Yi, N."657, pág. 889;B A U D R ~ -
LACANTINERIE E' B.~RDE, obra citada, tomo IV, edición, N." 2885,pág. 586; GAR-
DEXAT Y SALMON RICCI,obra citada, N."120, pág. 34: PLSRRET, obra citada, págs.
143 a 145;SAVATIER, obra citada, ton10 1, N." 628,pág. 216.
(1) S.~VATIER, obra citada, t011lO 11. N." 621,pág. 207.
(2) Si el grupo o asociación no goza de personalidad juridica con arreglo a la ley,
no puede demandar esta reparación. No siendo sujeto de derechos, carece cie patrimo-
nio y ningún daño ha podido sufrir. Sólo sus miembros podrían demandaria indivi-
dualmente,si alguno se les hubiera irrogado: MAZEAL~D, obra citada, tomo 11, 2." edi-
ci611, N." 1878-4,pág. 677;N." 1896,pág. 704;N.O 1898,pág. 707;Nos. 1898-2a 1899,
pág. 708;PIRSON DE V I L L ~obra , citada, tomo 11, N." 239,pág. 47.
(3) CLAROSOLAR,obra citada, tomo V, N," 2836, pág. 548 y N."2848,pág. 558;
MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.& edición, Nos. 1878-16y 1879,pág. 685;N."1890,
pág. 697 > N.' 1894, pág. 702; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 104,
pig. 32; F L ~ X I OyLRIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 661, pág. 893; PIRSONr DE
VILLO, obra citada, tonio 11, N." 239, pág. 47; SAVATIER, obra citada. tomo 11, id."
562,pbg. 110.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo lV, N." 414'bis, pág. 55: LALOU,obra citada,
N." 69, pág. 52; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, edición, N." 1878-4,p$g. 677 y
N,"1878-15,pág. 685.
r (5) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 326,phgs. 347 y 348; tomo
11, 2.a edición, N." 1878-4,pág. 677;N." 1878-15,pág. 685;N," 1894,phg. 702; PLA-
NrdL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 756,nota 4;LALOU,obra citada, PrTs0 68,
pág.. 52; GARDENAT Y SALNON-RICCI, obra citada, N," 103, pág. 32.
Lo dicho se aplica a las personas jurídicas de derecho
público (1) y a las de derecho privado, persigan o no un fin
de lucro: el Estado (2), las Municipalidades (3), la Uni-
versidad de Chile, las instituciones 'semifiscales, las sacie-
dades de todas clases (4), los sindicatos industriales y pro-
fesionales (S), las corporaciones ( 6 ) , las fundaciones de be-
neficencia pública, etc., pueden demandar la reparación de
los daños que un tercero o sus propios órganos, miembros,
representantes o dependientes les causen por dolo o culpa.
La ley no sólo no distingue, sino que el art. 554 del C. C.,
refiriéndose a las personas jurídicas de que trata el Título
33 del Libro 1 de ese Código, las autoriza para ejercer sobre
sus miembros el derecho de policía correccional que sus esta-
tutos les confieran, lo que hace suponer que aquéllos pue-
den también ejecutar hechos ilícitos que les infieran daños.
El derecho de las personas jurídicas para demandar re-
paración por los daños que sufran en su patrimonio, nombre
o reputación compete exclusivamente a ellas; sus socios o
miembros no podrían ejercerlo en su nombre personal, a pre-
texto de ser quienes los soportan en definitiva, dada su cali-
dad de tales. La persona jurídica es distinta de sus socios
o miembros individualmente considerados y lo que perte-
nece a ella no pertenece ni e n todo ni en parte a ninguno de
los individuos que la componen (arts. 549 y 2053 C. C.) (7).
Esto no obsta para que si esos socios o miembros su-
fren un daño independientemente del que se irroga a la
persona jurídica, puedan demandar su reparación ; pero en-

(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 667, pág. 902; GARDENAT Y
SALMON-Rrccr, obra citada, N." 103, pág. 32; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.'
edición, N.O 1894, pág. 702.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 574, pág. 156.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 574, pág. 156.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N.O 1878-16, pág. 685; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N." 573, pág. 154.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1879, pág. 685.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.° edición, N.O 1890, pág. 697; SAVA.~IIIH,
obra citada, tomo 11, N." 569, pág. 148 y N . O 570, pág. 150.
(7) MAZEAUD, obracitada, tomo 11, 2..ediciÓn, N.O 1878-5, pág. 678 y Nos. 1878-
10 a 1878-13, pkgs. 682 a 684.
tonces no actúan corno tales, ni en razón del daño causado a
ésta, sino del que se les ha inferido personalnlente (1). Si,
por ejemplo, los administradores de una sociedad anótiin.i;t
acuerdan la distril~ución de dividendos ficticios, a fin de
vender sus acciones a buen precio, y a consecuencia de ellv
y de otros actos ilícitos fa sociedad es declarada en quiebra.
sólo esta podría demandar reparación a esos adininistradores
por el daño que hayan causado en el patrimonio social; pero
las personas que, engañadas por ese reparto de dividevdos, ad-
quirieron dichas acciones, también tienen derecho para que
esos administradores les irldenlnicen el perjuicio personal que
hayan experimentado con la depreciación de las misnias ac-
ciones a consecuencia de tales hechos (2).

394. Acción de los sindicatos y de los consejos del


Cofegio de Abogados en caso de perjuicio profesional
colectivo.-Pero las personas jurldicas, de cuaIquiera na-
turaleza que sean, aI igual que las naturales, sólo pueden
ejercitar esta acción si el delito o cuasidelito de que se trata
les irroga un daño personal. De lo contrario, no podrían ha-
cerlo, aunque dañe a las personas o bienes de sus socios o
miembros. Fuera de la víctima o de sus sucesores, nadie
puede demandar reparación, a menos que lo haga en su
nombre o representación, y la persona jurídica no tiene la
de sus miembros o socios.
Se exceptúan de lo dicho los sindicatos indzlstriales (3)
y profesionales (4): éstos pueden, demandar la reparación
de los daños materiales o morales causados a los intereses
ge?zemZcs de la respectiva profesión, industria u oficio, aun-
que no afecten al patrimonio, nombre o reputación del sin-
---
(1) GP~RDENATk. SALMON-RICCI, obra citada, N." 109, pág. 34; Maz~hú-D,obra
citada, tomo 11, 2.6 edición, N," 1878-7, pág. 681; SAVATIER,obra citada, tomo I i ,
N." 563, pág. 140.
Esta reparación podrán demandarla aunque el delito o cuasidelito de que son
víctimas no irrogue ningún daño a ia persona juridica a que pertenecen: MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2.a edición, K." 1878-3, pág. 677.
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.= edicibn, N." 1878-7, pQg. 681.
(3) Son tales los que define el art. 381 C. del T.
(4) Son tales los que define el art. 407 C. del T.
dicato mismo ( l ) , a condición, naturalmente, de que esos
daños sean ciertos (2). Tal sería el caso del daño causado por
el ejercicio ilegal de la respectiva profesión, por todo fraude
susceptible de perjudicar a aquélla, por las difamaciones u ofen-
sas destinadas a desacreditar la profesión en sí misma o a
quienes la ejercen, etc. (3).
El art. 37'7 C. del T. autoriza expresamente a los sin-
dicatos para comparecer en juicio en defensa de tales intere-
ses. Ello se explica: el objeto primordial de los sindicatos
es precisamente el estudio, desarrollo y legítima defensa de
esos. intereses (arts. 384 y 407 C. del T.).
Pero, para que así ocurra, es menester que el hecho
ilícito afecte a los intereses económicos comunes o generales
de los asociados, es decir, 'que el daño que irrogue sea profe-
sional y colectivo, que diga relación con el interes de toda la
profesión, industria u oficio a que el sindicato se refiere y no
solamente con el de uno o mhs de los asociados (4). El art.
377 C. del T., como precepto de excepción, no admite inter-
pretación extensiva. Un sindicato obrero podrá. demandar
la reparación del daño que cause.la violación por parte de los
patrones de las leyes destinadas a proteger la salud y vida
de los obreros; pero no podría demandar la del daño per-
sonal que sufra uno de sus miembros con motivo de un acci-
dente del trabajo.
Pero desde que el hecho ilícito afecte a los intereses eco-
nómicos comunes o generales de Los asociados, el sindicato
puede actuar, aunque no irrogue un daño efectivo a sus n~iem-
(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, edición, N.O 892 ter, pág. 312; LALOU,
obra citada, N . O 70, pág. 53; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 564, pág. 140; GAR-
DENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 104, pág. 32; DEMOGUE, obra citada, tomo
IV, N . O 433, pág. 88; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 661, pág. 894 y
N," 662, pág. 895; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N.O 1880, pág. 686 y
N." 1884, pág. 692; RIPERT,Le régime dlmocratique et le droit civil moderne, N.O 215,
pág. 433.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, ?.a edición, N.O. 1886, pág. 693; SAVATII.:R,
obra citada, tomo 11, N." 564, pág. 141.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, #.O 565, pág. 142.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 434, pág. 89 p N . O 435, pág. 91; MA-
Z E A U D , obra citada, tomo 11, 2.aediciÓn, Nos. 1881 a 1883, págs. 687 a 692; SAVATIEK,
obra citada, tomo 11, N.O 564, págs. 141 y 142.
bros individualmente considerados o sólo lo cause a personas
no sindicadas. La acción sindical es independiente de la ac-
cibn individua1 que compete a las personas naturales di-
recta y personalmente perjudicadas. Puede, por lo rnisrnc~,
ejercerse aún contra la voluntad de estas personas; cada una
tiende a la reparación de un daño distinto (1).
Se exceptúa igualmente el Colegio de Abogados, cuyos
consejos piieden comparecer en juicio para el solo efecto de
veIar por el cumplimiento de su ley orgánica, y, en especial,
para fierseguir el ejercicio %legalde la profesión (art. 12, le-
tra o, de la ley 4408, sobre Colegio de Abogados, cuyo texto
definitivo se fijó por decreto N.O 3274, de 1." de Septiemlire
de 1941). Es natural qiie así sea: una de las obligaciones de
tales consejos es velar por el progreso, prestigio y prerro-
gativas de la profesión de abogado (art. 12, letra a , de esa
ley). El ejercicio ilegal de ésta lesiona evidentemente esas
prerrogativas y ese prestigio.
En consecuencia, los consejos del Colegio de Abogados,
al igual que los sindicatos, pueden demandar la repara&
de los daños materiales o morales causados a los intereses
g~neralesde b profesiiin, aunque no afecten al patrimonio,
nombre o reputación de ese Colegio, siempre, naturalmen-
te, que estos daños sean ciertos. El ejercicio ilegal de la
profesión de abogado constituye un delito (arts. 53 a 58 de
dicha ley) y de todo delito puede nacer una acción civil pa-
ra obtener la indemnización del daño que él irrogue (art.
30 C. P. P.).
Pero, como en el caso de los sindicatos, para que losconse-
jos del Colegio de Abogados puedan demandar indem~~ización,
es necesario que el hecho iiicito dañe a los intereses generales
o comunes de la Orden, que el daño que irrogue sea profe-
sional y colertiao, que diga relación con el interés de toda la
profesión y no sofamente con el de uno o más abogados en
particular.

(1) PLANIOL S ~ P E R T obra


, citada, tonio VI, N.O 663, págs. 8% y 897; DENO-
GUE, obracitada, tomo .IV, N,"438, pág. 96 y N.? 439 bisi pág. 100.
índice
El art. 377 C. del T. se refiere a los si~dicatosy la ley
N." 4108, al Colegio de Abogados únicamente. Las demAs
personas jurídicas, sean de derecho público o de derecho
privado, quedan sometidas al derecho común: no piiederi
demandar reparación por los daños que se irroguen a los
intereses generales de sus miembros o asociados (1). S610
puecieti hacerlo éstos y siempre que prueben haber sufrido
un ciaño real y efectivo en su persona o bienes (2).

395. Principio.-En principio, esta acción sólo puede


intentarse contra el que hizo el daño y sus herederos (arts.
2316 C. C. y 60 C. P. P.) y, por excepción, contra el tercero
civilmente responsable y contra el que, sin ser cómplice, recibe
provecho del dolo ajeno, pero sólo hasta concurrencia de
este provecho, y sus respectivos herederos.

396. Autor del daño.-Esta acción procede, en primer


término, contra el autor material del daño, esto es,+contrael
que ejecutó el delito o cuasidelito que lo generó. Es la per-
sona obligada a la indemnización (art. 2316).
Son azrtores del da60 todos los que contribuyeron a pro-
ducirlo, sea en calidad de tales o como cómplices o encubri-
dores (3). Si esta solución no admite dudas respecto de un
delito o cuasidelito civil y penal a la vez, dado lo que dispone
el art. 24 del C. P., no se ve por qué no ha de ser lo mismo
tratándose de uno exclusivamente civil; todos ellos hicieron
el daño, cada uno en su radio de acción. Así fluye, por lo
dem.ás, del art. 2316, pues éste limita la responsabilidad del
que recibe provecho del dolo ajeno hasta concurrencia de
-
(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N." 892 ter, pág. 313; LALOU,
obra citada, N . O 71, pág. 53; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 666, pág.
899 y N.O 667, pág. 902; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 1878-16,
pág. 685; Nos. 1891 y 1892, págs. 698 a 701; N.O 1895, pág. 703 y N." 1899, pág. 709;
SAVATIER, obra citada, tomo 11, Nos. 569 a 572, págs. 148 a 154.
(2) GARDEWAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 109, pág. 34.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 542, pág. 215.
- LA ACCIÓN D E RESPONSABILIBAD DELICTUAL, ETC. 481

lo que valga el provecho sie.m@re que no sea cómplice eitz el


dolo, de donde se infiere que si lo es, su responsabilidad es
completa, de acuerdo con la regla general del inciso 1." del
mismo articulo.
Es también aator el que se aprovecha del dolo ajeno
conociéndolo. Hay dolo en ejecutar un acto a sabiendas de
que la contraparte ha sido víctima de doto y no advertir-
selo, porque quien así procede guarda un silencio deliberado
precisarnentc para lucrar a costa del patrimonio ajeno.
Si el daño es contingente, la acción para precaverlo pro-
cede contra aquél por cuya imprudencia o negligencia puede
producirse. En e1 caso del inciso 2 . O del art. 2328! la acción
puede intentarse contra el dueño del edificio o del sitio, su
inquilino o la persona a quien pertenece la cosa que arne-
nace caída y daño o que se sirve de ella.
Si un tercero afianza la responsabilidad ulterior del au-
tor del daño, acreditado éste, la víctima puede perseguir en
él su reparación. Las obligaciones futuras pueden caucionar-
se con fianzas, prendas e hipotecas (arts. 2339 y 2413 C. C.)
y la obligación de indemnizar eI daño causado por un delito
o cuasidelito es una obligación civil que admite toda clase
de cauciones. Se ha fallado que la persona que afianza soli-
dariamente a un cajero de banco en el desempeño de sus
obligacio~.es,obligándose hasta por una cantidad deterrni-
nada al pago de todos los cargos que resulten etl contra del
afianzado por infracciones de 10s estatutos, del reglamento
y del régimen interior del banco, es responsable hasta por
dicha cantidad del perjuicio irrogado al banco con el desfalco
cometido por dicho cajero ( l ) , y q u e quien afianza solidaria-
mente a un conservador de bienes raíces en e1 desempeño
de sus funciones, es responsable de los perjuicios irroga-
dos por éste con motivo de haber emitido un certificado
falso (2).

(1) Rev., tomo 17, Zia parte, sec. l.', pAg. 439 (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1882, sent. 717, pág. 411.
397. Personas civilmente responsables.-Esta ac-
ción procede asimismo, en los términos y casos que ya estu-
diamos (Capítulo V, párrafo 11), contra las personas civil-
mente responsables, es decir, contra aquellas que responden
del hecho ajeno a virtud de los arts. 2320 a 2322 C . C. y
demás leyes mencionadas en los Nos. 304 a 311.

398. Persona que recibe provecho del dolo ajeno.-


Procede igualmente contra el que, s i n ser cómplice, recibe
provecho del dolo cometido por otro, pero sólo hasta concu-
rrencia de lo que valga el provecho (arts. 1458, inciso 2.", y
2316, inciso 2."), aunque no se haya declarado previamente la
existencia del delito y la consiguiente responsabilidad de su
autor. No es necesario tampoco que el dolo tenga por ob-
jeto el acto mismo que ha originado el daño o que incida en
él; puede ser ajeno a ese acto. El art. 23'16 no requiere tales
circunstancias: para que proceda la accibn que confiere,
basta que la víctima acredite que hubo dolo y que este dolo
ha sido fuente de lucro para. el demandado y de daño para
ella. La responsabilidad de quien obtuvo provecho del dolo
ajeno no deriva del deIito mismo, de que no ha sido autor,
ni de haber habido dolo en el acto de que reportó el
provecho, sino única y exclusivamente del beneficio que,
a costa del patrimonio de la víctima, obtuvo del dolo ajeno.
La ley no admite que el dolo pueda ser fuente legítima de
lucro para alguien.
Pero sí es esencial que el que recibe el provecho del
dolo ajeno no sea cómplice e n él, es decir, que no haya ejecu-
tado el dolo, ni participado en su realización y ni siquiera
que haya tenido conocimiento de él. Si es cómplice, sea
porque ha fraguado el dolo, ha contribuído a realizarlo o lo
ha conocido, rige lo dispuesto en el inciso 1.O del art. 2316
o en el art. 2317, según el caso: es obligado a toda la indem-
nización. Quien ejecuta un acto conociendo el dolo de que
ha sido víctima su contraparte sin darselo a conocer, es
cómplice del dolo; ha habido silencio deliberado de su parte
para obtener un provecho a costa de aquélla.
De acuerdo con estos principios, se ha fallado q u e quien
con perfecta buena ie, y sin que haya habido dolo en el con-
trato mismo de compraventa, vende a otro parte de una
acción en una sociedad que más tarde resultó estar basada
en un fraude, de que fué autor un tercero, y en el cual el
cedente no tuvo ninguna participación, es obligado a resti-
tuir al comprador, por vía de indemnización de perjuicios,
el' mayor precio que obtuvo con la venta (l), y que quien
obtuvo que por sentencia ejecutoriada se condenara a una
persona a pagar el valor de. un pagaré, en virtud de haber
acreditado s u autenticidad con la declaración de un testigo
que más tarde fué condenado por perjurio, pero sin que
constara que al presentarlo como tal lo hiciera a sabiendas
de ser falio su testimonio, es obligado a abonar a aclu6lfa,
por vía de indemnizacibn, una cantidad igual a la que de
dicho pagaré le corresponde percibir como heredero del ti-
tular del referido pagaré (2).
La responsabilidad sólo llega hasta concurrencia del
provecho recibido, aunque el daño ocasionado a Ia víctima
haya sido mayor, pero en ningún caso puede ser superior a
éste; de modo que si el daño fué inferior a dicho provecho,
la víctima no podria exigir de quien recibió el provecho una
indemnización mayor que ese daño. Tampoco podría esi-
girsela si la obtuvo del autor del delito, a menos que no hu-
biera sido total, en cuyo caso podria demandársela; pero sólo
por el resto y en cuanto éste quepa en el monto del provecho
recibido.
La acción que confiere el inc. 2." del art. 2316 no pro-
cede en contra de quien recibe provecho de la culpa ajena,
aunque sea lata. Se refiere exclusivamente al dolo y, como
precepto de excepción, no admite interpretación extensiva.
(1) Gaceta, año 1884, sent. 2141, pág, 1330.-Se ha fallado lo contrario en Ia
sentencia N." 1465, pfig. 850, de la Gaceta del año 188!, porque no se probó que en
la cesi6n misma hubiera habido dolo de parte del cedente ni de ninguna otra persona
que intervino en ella. Estimamos errada esta.sentencia por Las razones expuestas en
el texto y por las que se consignan en el voto disidente de los ministros señores Abalos,
Amunátegui y Vergara Donoso.
(2) Gaceta, año 1886, sent. 1685, phg, 1096.
A la víctima incumbe acreditar la existencia del dolo y
que el demandado obtuvo provecho de él; en defecto de esta
prueba, la acción será rechazada (1).
399. Herederos.-La acción derivada de un delito o cua-
sidelito civil puede intentarse, por último, contra los here-
deros testamentarios o abintestato del autor del daño (arts.
2316 C. C. y 60 C. P. P.), del tercero civilmente responsa-
ble o del que recibió provecho del dolo ajeno, según el caso.
La obligación de reparar el daño causado por un hecho ilí-
cito es transmisible por causa de muerte (arts. 951 y 1097)
(2), sea el daño material o moral (3); la ley no ha hecho dis-
tinciones. Cada heredero responderá a prorrata de su cuota
hereditaria (art. 1354) y la insolvencia de uno no gravará
a los otros (art. 1355); no hay entre ellos solidaridad (4).
A los herederos sólo se transmite la responsabilidad civil
derivada de un delito o cuasidelito. La responsabilidad pe-
nal se extingue con la muerte del culpable (art. 93 C. P.).
Tiene por objeto el castigo de éste y las penas son, por lo
general, personales, salvo que sean pecuniarias y al tiem-
po del fallecimiento del reo ya se hubiera dictado sentencia
ejecutoriada (art. 93, N.O 1.0, C. P.) o consistan en multas
que, como las establecidas por las leyes tributarias, tienen
un carácter mixto de pena y de reparación. En tales casos se
transmiten también a aquéllos a prorrata de sus cuotas here-
ditarias ( 5 ) .
(1) Gaceta, año 1938, tomo 11, sent. 72, pág. 321 (consid. S.', letra c ) .
(2) .MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2: edición, N," 1994, pág. 796: BAUDRY-
LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.° edición, N." 2886, pág. 587 y N."
2936 1, p á g . 649; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 661, pAg. 492; GARDE-
NAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 83, pág. 27 y N." 253, pág. 463: DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N." 543, pág. 217; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 632, pág.
218; DE RUGGIERO, obra citada, tomo 11, versión española, pág. 652.
(3) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 529, pág. 104 y N.O 632, pág. 218.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edici6n, N." 1996, pág. 797; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N." 543 in jine, pág. 218; GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra
citada, N."250, pág. 319; Ducct CLARO,CARLOS,obra citada, N." 83, pág. 61.
(5) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N,"1995, p&g. 79.7; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 892, nota 2; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,
obra citada, tomo IV, 3.a edición, N." 2936 1, pág. 649; GARDENAT Y SALMON-RICCI,
obra citada, Nos. 84 a 86, pág. 27; Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, N." 84, pág. 61.
L-4 XCCIÓN DE RESPOXSABILIDAD DELICTUAL, ETC. 485

400. Sucesores a título singular.-Esta acción, en


cambio, no puede intentarse contra los sucesores a título
singular (cesionarios, legatarics, adquirentes, etc.) del autor
del daño, de la persona civilniente responsable o del que re-
cibií, pro.vecho del dolo ajeno, según el caso; éstos 110 repre-
sentan a la persona de su causan.te (1). Así, eI adquirente de
un edificio .no responde de los daños que caus6 su ruina
producida con anterioridad a fa adquisición; tal resgonsa-
bilidad recae sobre los herederos del anterior dueño.
La obligación de reparar e1 daño gravaría a tales suce-
sores si así lo ha dispuesto el testador (art. 1104) o se ha
estipulado en el respectivo contrato (2); pero tal disposi-
ción o convenio no es obligatorio para la víctima, quien,
si lo prefiere, puede dirigirse contra los herederos o contra
el directamente obligado a la indemnización.

401. Personas jurídicas.-La acción de responsabili-


dad civil derivada de un delito o cuasidelito puede intentar-
se también contra una persona jurídica, de acuerdo con los
principios expuestos en los Nos. 103 a 114. Las personas
jurídicas son civilmen.te responsables de los daños que cau-
sen los individuos que obran en su nombre (art. 59 C: P. P.).
Si la persona jurídica se disuelve antes de reparar el
daño y la liquidación de sus bienes está pendiente, la acción
se dirigirá contra el liquidador, si lo hay (art. 416 C. de C).
( 3 ) , o contra todos sus miembros. Y si la liquidación ha tcr-
minado, la acción se dirigirá contra las perspriac naturales o
juridicas a quienes pasaron sus bienes por disposición de la
ley, del contrato o de los estatutos (4), pero sólo hasta con-
(1) h l a z ~ a u o ,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1998, pág. 798; BAUDRT-
LACAKTINERIE Y BARDE,obra citada, ionio IV, 3.a edición, N." 2886, pág. 587; nr-
MOGUE,obra citada, tomo IV, N." 544, pág. 218; PLANIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N." 660, pág. 892; GARDENAT i SALMOK-RICCI, ohra citada, I\J." 87, pág.
27; Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, N." 81, p&g. 60.
(2) RIAZEALD, obra citada, tomo 11, 2." edición, N." 1998, pág. 798.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, M." 351, pág. 557; &IAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N." 1999, pág. 798.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 351, pág. 557; tomo IV, N." 546, pág.
221; BIAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.. edición, N . O 1999, pág,~.798 y 799.
currencia de los bienes recibidos (1); a menos que dichas
personas tomen también a su cargo el pasivo de la persona
jurídica disuelta o que ésta haya sido una sociedad en que
la responsabilidad de los socios era indefinida, como ocurre
cbn los de las sociedades colectivas o con los gestores de
una sociedad en comandita: en ambos casos responderían
por el total (2).
Así, tratándose de una sociedad civil o comercial, la res-
ponsabilidad derivada de su delito o cuasidelito afectará a
los socios entre quienes se distribuyeron sus bienes o a la
nueva sociedad que adquirió su activo o con la cual se fusionó
(3), según el caso, y si se trata de una corporación o funda-
ción de beneficencia pública, a la persona o institución a
quien pasaron los suyos, esto es, la indicada en los estatutos
y, en el silencio de éstos, el Estado (art. 561).

402. Responsabilidad solidaria.-Si un delito o cua-


sidelito ha sido cometido por dos o más personas, cada una
de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio
procedente del mismo delito o cuasidelito (4), salvas las ex-
cepciones legales, sea aquél penal y civil a la vez o exclusi-
vamente civil (art. 2317) (5). La solidariedad se refiere a
la obligación de reparar el daño causado, es decir, a los efec-
tos civiles del delito o cuasidelito; el hecho de estar o no

El inc. 2." del art. 399 del C. del T., aplicable también a los sindicatos profesiona-
les po*r el art. 414 de ese Código, establece expresamente. esta regla respecto de los
sindicatos industriales.
(1) Vbanse los autores citados en la nota precedente.
(2) ~ ~ A Z E Aobra
U D citada,
, tomo 11, 2.* edición, N." 1999,págs. 798 y 799.
(3) Será asi, aunque la nueva sociedad no se haga cargo del pasivo de la antigua,
porque su responsabilidad no deriva del pacto sino del hecho de haber adquirido
esos bienes: DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 352,pág. 558.
(4) Acerca de la solidariedad estabIecida por 10s arts. 49 y 52 D. F. L. N." 221, de
15 de Mayo de 1931, sobre navegación aére&, véase el N.O 309, y acerca de la solida-
riedad entre el naviero y el capitán por hechos de este, vease el N." 307.
(5) Gaceta, año 1923, tomo 1, sent. 98, pág. 563; Ducc~CLARO,CARLOS,obra
citada, N." 79, pág. 59.
Se ha fallado que es solidaria la responsabilidad que deriva de un cuasidelito
civil consistente en mantener a bordo de un buque aparatos para la carga y descarga
que no ofrecen seguridad para Ios operarios: Rev., tomo 4, 2.8 parte, sec. 2.a, p&g. 8.
penado por la ley no tiene ni puede tener, por lo tanto, in-
fluencia alguna en ella.
La Corte Suprema ha faltado, sin embargo, q u e la soli-
dariedad establecida por el art. 2317 C. C. sólo procede en
los delitos o cnasidelitos criminales (1). Esta sentencia re-
vela un total desconocimiento de los principios fundamentales
de derecho y, lo que es más grave aún, importa una viola-
ción manifiesta de la Iey.
Decir que el art. 2317 se aplica únicamente a los delitos
y cuasidelitos penales es olvidar que ese precepto forma par-
te de un Titulo, como e1 35 del Libro IIT del Código Civil,
cuyo único objeto es reglamentar los efectos c i d e s de los de-
litos y cuasidelitos con prescindencia absoluta de su carác-
ter penal, como lo prueba el art. 2314. Es olvidar además
la regla de hermenéutica de la parte final del art. 20 del
mismo Código. Las expresiones delito y cuasidelito están de-
finidas en el art. 2284; luego, cuando el art. 2317 se refiere
a ellas, debe dárseles su significado legal. Como según éste,
delito es el hecho ilícito cometido con intención de dañar y
cuasideli to, e1 hecho culpable, pero cometido sin intención
de dañar, sin necesidad de que en uno y otro caso lleven con-
sigo una pena, es forzoso concluir que cuando el art, 2317
dispone que los diversos autores de un delito o cuasidelito
son solidariamente responsables de todo perjuicio que de él
provenga no dice sino que la obligación de reparar un dafio
causado con dolo o culpa es solidaria, cualquiera que sea la
naturaleza que a este hecho corresponda ante la ley penal
y que, como dijimos, queda al margen del Cbdigo Civil.

403. Requisitos para que haya so1idariedad.-Para


que proceda la responsabilidad solidaria establecida por el
art. 2317, es indispensable que un mismo y único delito o c m -
sidclito haya sido cometido por dos o más personas, es decir,
que el hecho ilícito de donde deriva el daño sea ejecutado
por dos o más personas, en otros térmiiios, que haya filzrra-

(1) Kev., tomo 34, 2." parte, sec. l.a, pág. 201 (consid. 4.").
lidad de sujetos, pero unidad de hecho. Así se desprende del
art. 2317 que habla de un delito o cuasidelito cometido por
dos o más personas y del perjuicio, procedente del mismo
delito o cuasidelito. Ello ocurre cuando varias personas se
conciertan para la ejecución de un delito (1) o cuando, sin
concertarse, lo ejecutan en común, como si un individuo
que ve que otro está tratando de herir a un tercero sujeta a
éste para que aquél pueda lograr su propósito,, o si el cuasi-
delito proviene de la culpa o negligencia de varios, como si
un daño se produce porque dos personas encargadas de to-
mar ciertas medidas, las omitieron (2): dos vehículos que, al
chocar a causa de que sus conductores infringieron los re-
glamentos del tránsito, hieren a un peatón (3). Se ha fa-
llado que la negligencia de parte de una compañía de va-
pores y del capitán de un buque al mantener a bordo apa-
ratos para la carga y descarga que no ofrecen seguridad para
los operarios, les hace responsables solidariamente del daño
causado a un trabajador con la caída de una ((rueda cata-
lina» que no se hallaba suficientemente afianzada (4).
Por eso, si el delito o cuasidelito ha sido cometido
por una sola persona, aunque ésta forme parte de un grupo
y no sea posible determinar quién fué su autor, no hay soli-
dariedad entre todos sus miembros; no ha sido la obra de
varios (5). Tampoco la hay si un individuo ha sido herido
por una de las balas disparadas por dos cazadores; el daño
lo causó uno de ellos y no ambos (6).
Si los delitos o cuasidelitos son varios e independientes

(1) MAZEAIID, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1952, pág. 758; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N . O 1032, p i g . 884; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI,
N . O 685 injine, pág. 930: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 772, pág. 480.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo VI, N." 772, pág. 483.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 772, pág. 482; MAZEAUD, obra citatia,
tomo 11, 2.' edición, N." 1952, pág. 757.-En contra: DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N." 1032, pág. 884 i n jine.
(4) Rev., tomo 4, 2.P parte, sec. 2.'' pág. 8.
(5) LALOU,obra citada, N." 37, pág. 30; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.*
edición, N." 1950, pág. 755.-En contra: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 548,
pág. 223.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 1950, pág. 755.
L.4 ACCIÓX DE RESPONSABILIDAD DELICTUAI., ETC. 489

entre sí, sus autores no responden solidariamente, aunque


.el daño que produzcan sea uno. La ley no atiende a él sino
a sus causas, y éstas son diversas. L,a simple conjunción ma-
terial de hechos ilícitos desligados unos de otros no basta pa-
ra engendrar una responsabilidad solidaria; no hay enton-
ces zLn delito o cuasidelito cometido por dos o más perso-
nas, como dice el art. 2317, sino varios delitos o cuasideli-
tos distintos (1).
E s asi aunque el daño provenga de hechos iIicitos suce-
sivos que redunden en perjuicio de una misma persona o co-
sa: la solidariedad no existe (2) ; no se trata de un mismo de-
lito o cuasidelito, sino de varios. Tal sería el caso de dos
personas que, una en pos de otra, roban frutas de un árbol,
aunque no pueda precisarse la cantidad de que se apro-
pió cada una (3) ; de tres individuos que sin concierto previo
administran sucesivamente una dosis de veneno a otro, dosis
que por sí solas no bastaban para matarlo, pero que, reuni-
das, ;1 ocasioriaroii la muerte (4); de dos autonioviliskas
que atropellan a una misma persona, uno después del otro;
de varias fábricas de la misma naturaleza, pero de distintos
dueños, cuyas emanaciones dañan a los vecinos ( 5 ) , etc.
En tales casos, cada autor será responsable por sí solo
de la totalidad de1 daño causado con su delito o cuasidelito.

404. Personas afectas a la so1idariedad.-La solida-


rieclad afecta a todos los que hayan intervenido en Ia comi-
sión del delito o cuasidelito, corno autores, córilplices o en-
cubridores; unos y otros lo han cornetido, cada uno dentro
de su radio de acción (6). Prueba de ello es que el Código
---
(1) De PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1032, pág. 884.
(2) En contra: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."768, pág. 4'74 3 N . O 772,
p l g , 480; Mazaam, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N,"1953, pág. 758.
(3) En contra: D E M O G ~obra
E , citada, tomo IV, N.O 776, pág. 487.
(4) En contra: MAZEAUD,obra citada, toma 11, 2.a edición, N," 1953, pág. 759.
(5) En contra: DEIMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 776, pág. 487.
Y RIPERT,obra citada, tomo 1'1, pág. 929, nota 2; DE PAGE,
(6) I'L.~NIOL obra
citada, tomo 11, N." 1032, pág. 884; DEXOGUE, obra citada, tomo IY, N." 769, pág.
477, D u c c ~Ctaxo, CARLOS, obra citada, N.O 77, pág. 59, cree que la solidariedad sólo
comprende a los autores y cóniplices, pero no a los encubridores.
Penal los castiga a todos y que la obligación de pagar los
daños y perjuicios que lleva envuelta la sentencia condena-
toria en materia criminal, según el art. 24 de ese Código, pesa
sobre todos. No habría, pues, razón para circunscribir la so-
lidariedad sólo a algunos, tanto más cuanto que el art. 2316
limita la responsabilidad del que recibe provecho del dolo
ajeno a condición de no ser cómplice en ese dolo; de donde
se infiere que si lo es, su responsabilidad es completa y que-
d a regida por la regla general del inc. 1." del art. 2316 y por
la del a t. 2317. Se ha fallado, por eso, que la responsabili-
dad civil que afecta al cómplice es solidaria con la del autor
del delito por el cual se condenó a ambos (1).

405. Efectos.-La solidariedad que deriva de un delito


o cuasidelito produce los efectos señalados en los arts. 1511
y siguientes del C. C. (2). La víctima, en consecuencia, podrá
demandar la reparación total del daño causado a todos sus
autores conjuntamente o a cualquiera de ellos, a su arbitrio,
y el demandado no podría oponerle el beneficio de división
(art. 1514), ni pedir un plazo para entenderse con los deniás;
pero el pago efectuado por uno libera a los otros (3). La in-
terrupción de la predcripción que obra en perjuicio de uno
de ellos perjudica a los demás (art. 2519) (4).
(1) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 5.
(2) PLANIOL,obra citada, tomo 11, edición, N." 903, pág. 316; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N.O 1032, pág. 886; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 215 a 221, pág. 52; DEMOGUE, obra citada, torno IV, N.O 778, pág. 488; SAVA-
TIER, obra citada, tomo 11, N.O 490, pág. 53.
(3) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N,"685, pág. 928; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 216, pág. 52; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N."
488,pág. 52.
(4)Se ha fallado, por eso, que seguido un proceso criminal en contra de los diver-
soscoautores de un delito, la prescripción se interrumpe respecto de todos los inculpa-
dos en el proceso con sólo haberse proseguido este en contra de uno o más de dichos in-
culpados. Por consiguiente, esa interrupci6n opera aún respecto de la sucesión de aquel
de los inculpados que fuk sobreseído definitivamente en razón de haber fallecido, y ello
aunque la persona interesada en la acción civil derivada del delito se haya abstenido de
la comparecencia o del ejercicio formal de esta acción con respecto a uno o todos los res-
ponsables del delito, porque, tratándose de delitos pecquisables de oficio, por el sim-
ple ejercicio de la acción penal debe entenderse ejercitada la acción civil correspon-
diente: Rev., tomo 38, 2.a parte, sec. 2.0, pág. 34.
LA A C C I ~ NDE RESPONSABILIDAD DELICTUAI,, ETC. 491

En conformidad al art. 1523, esta solidariedad no pasa


a 10s herederos de los diversos autores del delito o cuaside-
lito. Aquéllos son, entre todos, obligados al total de la deu-
da; pero cada heredero sólo puede ser detnandado por la cuo-
ta de la deuda que corresponda a su porción hereditaria (1).

406. Recursos e n t r e coautores.-El coautor que in-


demnizó a la víctima, sea voluntatiamente o en virtud de
sentencia, tiene derecho para que los demás le reembolsen
la parte' que a cada uno corresponde en la deuda ( 2 ) , para
cuyo efecto queda subrogado en la acción de aquélla (arts.
1522 y 1.610, N.O 3."). En el silencio de la ley, y puesto que no
cabe aplicar el inc. 2.' del art. 1522, fa indemnización se di-
vidirá entre ellos por partes iguales (3) y no según el grado
de culpabilidad de cada uno, como lo sostienen numerosos
autores (4) y lo establecen varios Códigos extranjeros (S).

407. Casos en q u e procede la so1idariedad.-la res-


ponsabilidad solidaria establecida en el art. 2317 procede

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, K." 1949, pág. 754; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N."780, pág. 492; JOSSERBND, obra citada, tomo 11, 2.a edición,
N."775, pág. 422; GARDENAT I , citada, N." 250, pág. 319; SA-
Y s . 4 ~ ~ 0 ~ - R I C Cobra
VATIEK, obra citada. tomo 11, N." 490 in jiine, pág. 54; Ducc~CLARO,CARLOS,obra
citada, N," 16 infine, pág. 58.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 781, pág. 492; DE PAGE, obra citada,
tomo 11, N," 1032, pág. 886; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 496, pág. 60; PLA-
NIOL, obra citada, tomo 11, 10.* edición, N.' 904, pág. 316; PLANIOI, Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O 687, pág. 930; GP~RDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O
222, pág. 52; ~ I a z f i a u o obra
, citada, tomo 11, 2.a edición, N," 1970, pág. 777 y N.O
1971, pág. 778; D u c c r CLARO,CARLOS, obra citada, N." &O, pág. 60.
El art. 1082 dei Código Civil argentirio le niega este derecho.
(3) DE PAGE, obra citada, tomo 11, N."1032, pág. 886; MAZBACD, oLlra citada,
tomo 11, 2." edición, N," 1972, pág. 779; X." 1973, pág. 780 y N,"1976, pág. 784.
(4) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tonio VI, N." 687, ~ & g 930; . FL.~NIOL,
obra citad^, tomo 11, 10.l edición, N.O 904, pág. 316; LALOU, obra ciiada, N.O 39,
pág. 31 ; GARDEKAT Y SALXOX-RICCI, obra citada, N.O 226, pág. 53; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N . O 783, pág. 494; SAVATIER, obra citada, tonlo 11. N." 494, pág. 58.
(5) Códigos Civiles del Perú (art. 1147), Venezuela (art. 1195!, Portugal (art.
2372) e ItaIia (art. 2055) y e l Código de las obligaciones de la Repíiblica de Polonia
(art. 137). La misma solución consagra e1 art. 84 del pro>-ectofranco-italianode Có-
digo de las obligaciones y de los contratos.
en los delitos y en los cuasideljtos (l), sean de acción o de
omisión ( 2 ) , y tanto en los casos de culpa probada como en
10s de culpa presunta (3); la ley no distingue y en ambos
hay cuasidelito. Lo prueban además los arts. 2323 y 2328.
Si la regla del art. 2317 no hubiera sido aplicable a los casos
de culpabilidad presunta, habría sido innecesario que el le-
gislador exceptuara los comprendidos en dichos preceptos.
De ahí que la responsabilidad de que tratan los arts.
2320, 2322, 2326 y 2327 será solidaria si son varias las per-
sonas que a un mismo tiempo tienen a su cuidado al autor
del daño, si los dueños del animal o quienes se sirven de él
a un tiempo son dos o más (4), etc. Lo mismo cabe decir de
las responsabilidades mencionadas en los Nos. 304 a 306 y
310 si las personas sobre quienes recaen son varias.
También lo será, si el daño ha sido cometido por dos o
niás individuos que están al cuidado de distintas personas;
la responsabilidad de éstas se mide por la de aquéllas, que
es solidaria (5). Es igualmente solidaria la responsabilidad
a que se refiere el art. 2324, pero sólo cuando sea delictual
o cuasidelictual. Si es contractual, no rige el art. 231 7 : en
tal caso la responsabilidad de los que tuvieron a su cargo la
construcción de la obra será solidaria, si así se estipuló ( N . O
355) (6).
En cambio, no hay solidariedad entre el autor del da-
ño y la persona civilmente responsable. No son coautores de

( 1 ) Rev., tomo 4 , 2.a parte, sec. 2.=, pág. 8; MAZEAITD, obra citada, tomo 11, 2.?
edirián, N." 1954, pág. 760; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 211,
pág. 51.
(2) MAZEAUD, obra citada, torno 11, 2 . a edición, N.O 1954, pág. 760; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N . O 772, págs. 483 y 484.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 2 edición, N." 1954, pág. 760; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 492, pág. 56.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 686, pág. 930; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2.8 edición, N.O 1954, págs. 760 y 761.
(5) VCase la nota 2 de la pág. 323. PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
N." 686, pág. 930.
( 6 ) ~n contra: SAVATIER, tomo 11, N . O 492, pág. 56.
un m.isrno delito o cuasidelito; éste ha sido cometido por una
sola persona (1).

408. Caso de fraude o dolo.-La responsabilidad so-


lidaria establecida por el art. S317 deriva asimismo de todo
fraude o dolo cometido por do$ o más personas, aunque iricida
en materia contractual; tal es precisamente el objeto de1 inc.
2." de ese artículo. De lo contrario, habria sido redundante
y una repetición innecesaria del inc. l.",ya que éste, al men-
cionar e1 delito, se refiere en forma expresa al dolo extra-
contractual.

409. Excepciones.-La responsabilidad derivada de


un delito o cuasidelito np es solidaria:
1." En el caso de daños causados por la ruina de un edi-
ficio perteneciente a dos o más personas pro-indiviso, acaecítia
por haber omitido las necesarias reparaciones o por haber
faltado de otra manera al cuidado de un buen padre de fa-
milia: la indemnización a que esos daños den origen se di-
vidirá entre todas ellas a prorrata de sus cuotas en el domi-
nio (art. 2323, inc. 2 . 9 (N," 351).
2.O En el caso de daños causados por una cosa que cae
o se arroja de la parte superior de un edificio: la indemniza-
ción a que den origen se divide por iguales partes entre todas
las personas que habitan la parte deI edificio de donde cayó
o se arrojó la cosa (art. 2328) (N.O 368).
3.0 E n el caso dedaños causados por el capitán, su sus-
tituto o la tripulación de una nave: si los navieros son dos
o mAs! cada uno será responsable hasta concurrencia de la
parte que tenga en la nave (art. 875 C. de C.) (N-" 307).
--
(1) Véase la nota 3 de la pág. 323. MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición,
N." 1968, pág. 775.
E! Código Civil brasilero (art. 1518) y el de las obligaciones de la República de
Piilonia (art. 146) establecen expresamente la solidariedad en este caso. En el mismo
sentido se pronuncian DE PACE,obra citada, tomo 11, N.O 1032, pág. 883; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 656, pág. 887: GXRDEKAT 1 SAI,YO~-RICCI,
obra citada, N . O 214, pág. 52; SAVATIER. obra citada, tomo 11, N," 492 in &e, pág.
57; D u c c ~CLARO,CARLOS,obra citada, N."77, pág. 59.
índice
410. Derecho comparado.-Los Códigos italiano (art.
2055), portugués (arts. 2371, 2372 y 2381), austríaco (art.
1302), alemán (arts. 830 y 840), suizo y turco de las obliga-
ciones (art. SO), de las obligaciones de la República de Po-
lonia (arts. 137 y 146), de las .obligaciones y de los con-
tratos de la República Libaneaa (art. 137), chino (art. 185),
soviético (art. 408), mexicano (art. 1917)) colombiano (art.
2344), ecuatoriano (art. 2299), brasilero (art. 1518), perua-
no (art. 1147) y venezolano (art. 1195) y el proyecto fran-
co-italiano de Código de las obligaciones y de los contratos
(art. 84), establecen igualmente la responsabilidad solidaria
de los diversos autores de un delito o cuasidelito civil. Los
Códigos argentino (art. 1081) y uruguayo (art. 1331) la li-
~iiitana los delitos.
1.0s Códigos francés, belga, español, cubano y boliviano
no la consagran; pero la jurisprudencia y los autores fran-
ceses y belgas la admiten casi unánimemente (1).

411. Comparecencia del d e m a n d a n t e .-Si el titular


de la acción es capaz de litigar, deberá deducirla representa-
do por alguno de los mandatarios que señala e l art. 41
de la ley 4408, sobre Colegio de Abogados, cuyo texto defi-
nitivo se fijó por decreto N . O 3274, de 1 de Septiembre de
.O

1941.
Si es incapaz, deberá hacerlo además con la autoriza-
--
(1) PLANIOL, obra citada, tomo 11, lo.= edición, Nos. 900 a 903, págs. 315 y 316:
BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.= edición, N.O 2882, pig.
584: LALOU,obra citada, N." 37, phg. 28: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, Nos. 766
a'780, págs. 472 a 492; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, Nos. 685 y 686,
págs. 927 a 930: JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N." 785, pig. 427;
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2." edición, Nos. 1943 a 1969, págs. 746 a 777; De
PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1032, pág. 881; SAVA~IER, obra citada, tomo 11,
N:" 488, pág. 50 v N . O 490, pág. 53; GARDENAT Y SALMON RICCI,obra citada, Nos.
203 y 204, pág. 49.-En contra: PIRCONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, Nos. 225
a 229, págs. 549 a 566.
(2) Cobre este particular nos limitaremos a señalar los principios generales. Su
estudio detallado corresponde al Derecho Procesal.
LA A C C I ~ NDE RESPONSABILIQAD DELICTUAL, ETC. 495

ción o por el ministerio de su representante legal (arts. 136,


258, 390, 490 y 551 C. C. y 9 C. P. C.)(l), y si es este repre-
sentante quien ejerce la acción, no requiere autorización
judicial para deducida; la ley no la exige.
Si el titular de la acción está en quiebra o ha hecho
cesiún de bienes, y la acción persigue la reparación del da-
ño causado en una cosa comprendida en el desasimien-
to, la ejercerá el síndico (arts. 21, N."l.", 61 y 226 de la
ley de quiebras) o el acreedor en cuyo favor se hizo la ce-
sión (art. 215 de esa ley), como representante del fallido.
La indemnización reemplaza a la cosa y ésta, de no haber sido
destruida, habría forrnado parte del patriri~onio,del deudor
afecto a sus obliga,ciones (2). Si la acción' tiene por objeto
la reparación de un daño meramente n~oralo de un daño en
la persona, en la honra o en ia libertad del fallido, sólo éste
puede ejercitarla. El sindico no podría hacerlo; tales accia-
nes se refieren a la persona del deudor y tienen por objeto
un derecho inherente a elfa (art. 61 de la ley de quiebras).
La integridad corporal, la honra y la libertad del fallido no
forman parte del derecho de prenda general de los acreedores.
Un deudor, como dicen los hermanos klazeaud, es dueño
<< de sufrir en silencio; sus acreedores no pueden obligarlo a gri-
c tar su dolor, a quejarse de un daño moral* (3). Pero la in-

(1) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N," 239, pág.46; MAZE.~UD, obra
citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 1869, pág. 665.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.- edición, N . O 1869, pág. 666 y N,* 1918,
pág. 726, nota 1 ; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N? 633, pág. 218 y N? 635, páq.
222.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N . O 1914, pág. 724; N.O 1920,
pág. 727 y N . O 1869, pág. 666; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 889,
nota 2; P~asoh-Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 11, N.O 239, pág. 47; SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N," 633, pág. 218; N.O 634, pág. 220 y N.-635, pág. 222.
Pero el ejercicio de la acción para obtener la reparacibn de los gastos que haya
demandado la curación del fallido, taIes como los honorarios de los médicos, los gas-
tos de hospital, medicamentos, etc., compete al síndico; t d e s gastos han significado
una disminución del patrimonio del deudor: SAVATIEP,obra citada, tomo 11, N.O
634, pág. 221.
Es, pues, posible que un mismo delito o cuasidelito de! origen a acciones cuyo
ejercicio competa, sea al síndico, sea al fallido. En tal caso, cada uno ejercerá la que
le corresponda: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 635, pág. 222.
demnización que el fallido obtenga ingresará a la masa en
todo caso; es un bien embargable (1).

412. Persona e n c o n t r a d e q u i e n debe dirigirse la


acción.-La acción deberá dirigirse en contra de la persona
obligada a la indemnización, si es capaz de parecer en juicio,
de su representante legal, si no lo es (arts. 136, 259, 390,
490 y 551 C. C. y 9 C. P. C.), o del síndico (arts. 21, N.O 1.0,
61 y 226 de la ley de quiebras) o del acreedor en cuyo favor
hizo cesión de bienes (art. 215 de esa ley), si dicha persona
se halla en quiebra o ha hecho esta cesión y la obligación
delictual o cuasidelictual está comprendida en la quiebra
o cesión (2).
Se exceptúa de lo dicho el caso en que la acción civil se
ejercite conjuntamente con la penal. Se sustanciará entonces
con el propio responsable, aunque sea incapaz o se halle en
quiebra o haya hecho cesión de bienes, sin necesidad de ser
asistido, autorizado o representado por su representante legal
o por el síndico o el acreedor en cuyo favor se hizo la cesión
(arts. 136 y S60 C. C.) (3), sin perjuicio del derecho de dicho
síndico o acreedor para intervenir en el proceso en resguardo
de los intereses de la masa (art. 21, N.O l.", de la ley de
quiebras).

413. Tribunal c o m p e t e n t e ; distinción.-Para de-


terminar el tribunal ante el cual debe deducirse esta acción,
es menester distinguir si el delito o cuasidelito es civil y penal
a la vez o exclusivamente civil.

414.. Caso en que la acción civil puede deducirse


a n t e el tribunal q u e conoce del proceso criminal. -
Si el delito o cuasidelito es civil y penal a la vez, la acción civil,
---
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 889, nota 2: SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N.O 637, pág. 223.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N,"1932, pág. 735.
(3) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 11, N." 240, pág. 48; MAZE.~LID, obra
citada, tomo 11, 2.° edici6n, N." 1933, pág. 736; GARDENAT Y SALMON IIICCI,obra
citada, N," 24, pág. 231; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N," 720, pág. 321.
LA ACCIÓN DE XECPONMBILXDAD DELICTUAL, ETC. 497

aitnque Se dirija contra ei tercero cit-ifmente responsabje,


podrB deducirse ante el tribunal que sea competente segtiri
las tegIas generales para juzgar el delito o cuasidelito penal
(arts. 25 yf 32 C. P. P.), siempre que también lo sea para co-
nocer de eHa (I), o ante el tribunal civil que correspo~lda
(N.O 416) (2), a no ser que tenga por objeto la mera restitu-
ción de una cosa o su valor, pues entonces sólo puede ser de-
ducida ante el juez que conozca del proceso criminal (arts.
2-4C. P. P. y S.", N." d.", 178 3- 179 del Código de Jiisticia
Militar).
Pero, una vez intentada la acción ante uno de esos tri-
bi~í~ales.el actor no podrta abandonarla para deducirla ante
el otro; el demandado le opondría con éxito la excepción de
litis-pendencia (3). Lo dicho no obsta a que la víctima
pueda intentar una nueva acción civil contra quien no sea
parte en la anterior. Nada se opone, por ejemplo, a qae el
ofendido, que dedujo la acción civil contra el autor directo
del delito a r t e el juez que conoce del proceso crimi~al,de-
---
(1) De lo contrario, l a acción civil sólo podrá deducirse ante el tribunal civil co-
rrespondiente. Es lo que ocurre con las acciones civiles derivadas de los delitos cugo
juzgamiento corresponde a los tribunales militares: éstos carecen .de competencia
para conocer de ellas, a menos que persigan la mera restitución de la cosa objeto del
delito o su valor (arts. S.', S.' 4 . O , 178 y 179 del Código de Justicia Militar).
(2) PLANIOLP RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 668, pág. 903; P~RSON y DE
VILLÉ,obra citada, tonm 11, N . O 242, pág. 49; DEXOGUE, obra citada, tomo IV, N.O
582, pág. 258; BAUDRP-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3 . a edición,
N." 2887, pág. 587; GARDSNAT k- SALMON-RICCI, obra citada, N.O&,pág. 299; P t n x l o ~ ,
obra citada, tomo II! 10.s edición, N . O 822, pág. 277; JOSSERA~D, obra citada, tomo
11, 7 . a edición, N.O 463, pág. 247; L a ~ o uobra
, citada, N.O 13, pág. 8; SA~ATIER, obra
citada, tomo 11, N." 674, pág. 266 y N.O 680, ~ á g 276. .
Los oficiales de1 Ministerio Público, sin embargo, no pueden entablar la acción
civil que proceda de un delito separadamente de la accióii criminal; a menos que aqué-
lla tenga por objeto dejar a salvo los intereses fiscales que hayan sufrid& detrimento
por razón del delito (art. 61 C. P. P.).
Algo similar sucede con las personas mencionadas en el art. 20 del decreto-Fe>
N.O 425, de 20 de'Marzo de 1915, sobre abusos be la publicidad. Según el art. 40 de

este decreto-ley, tales personas no pueden ejer&Car la acción civil proveniente del
deliro de injuria o calumnia cometido por alguno de 10s medios que 41 indica sin que,
previa o simultáneamente, ejerciten la acción penal.
(3) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, S." 264, phg. 83: DEXOGUE, obra
citada, tomo IV, h'." 588, pág. 266; GAKDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 8,
páp. 229; LALOE,obra citada, N."14, pág. 9; y , con sierfas reservas, SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N." 675, pág. 268.
32
mande más tarde ante el juez civil al tercero civilmente res-
ponsable; entre este tercero y el ofendido no hay iitis-pen-
dencia (1).
Igualmente, radicada con arreglo a la ley la acción civil
ante el tribunal que conoce del proceso criminal, éste conti-
nuará conociendo de ella, aunque en el curso del juicio se
extinga la responsabilidad penal del reo por muerte, amnistía
u otra causa (art. 193 L. O. A. T.) (2). Si la causalde extinción
es la muerte del reo; la acción civil se seguirá sustanciando con
sus herederos, y si aquél obraba por sí mismo, se procederá
con arreglo al art. 6 C. P. C.
Pero si el proceso criminal termina por el sobreseimien-
to o la absolución del procesado por no ser delito o cuasi-
delito penal el hecho que se investiga o por no hallarse acre-
ditada su existencia, el tribunal que conoce del proceso no
puede pronunciarse sobre la acción civil ejercitada ante él ;
carece de competencia para ello. El juez que conoce del pro-
ceso criminal sólo es competente para conocer de la acción
civil cuando ésta nazca de un delito o. cuasidelito que sea,
a la vez, penal (arts. 30 y 32 C. P. P.); su jurisdicción no
va más allá de lo criminal. Lo exclusivamente civil es ex-
traño a ella. Así se ha fallado por la Corte Suprema (3).

415. Caso en que la acción civil sólo puede deducir-


se ante los tribunales civiles.-Si el delito o cuasidelito
es exclusivamente civil, la acción sólo puede deducirse ante

(1) PIRSONY DE VILLB, obra citada, tomo 11, N." 266; pág. 86; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." 588, pág. 266; GARDENAT Y SALMON-Rrccr,obra citada, N.O 9.
pág. 229; SAVATXER, obra citada, tomo 11, N . O 675, pAg. 270.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 582, pág. 259; PIRSON; DE VILLB,obra
citada, tomo 11, N.O 267, pág. 87; GARDENAT Y SALMON-RICCI,obra citada, Nos. 22
y 23, pkg. 231 ;SAVATIER,obra citada, tomo 11, N.O 677, pág. 272.
(3) ' ~ d a s ela sentencia dictada por e6te tribunal con fecha 17 de Noviembre
de 1941, que ~e publica en la Revista de Ciencias Penales, tomo V, pfig. 640. La
misma Corte ha fallado, sin embargo, lo contrario en sentencia de 15 de Julio de
1942, que se publica en La misma Revista. tomo V, p&g. 633. Véase especialmente
el comentario que e? contra de esta sentencia hace don Daniel Schweitzer y que
se publica al pik de e l t , en h p&g. 636 del tomo V de la citada Revista.
LA ACCIÓK DE RESPONSABILIDAD DELECTUAL. ETC. 499

el tribwzal civzt que sea competente según las reglas genera-


les (1).
Lo mismo sucede si la acción civil no ha podido dedu-
cirse ante el tribunal que conoce o debía conocer del proceso
criminal, porque la responsabilidad penal se extinguió por
muerte del culpable, amnistía u otra causa con anterioridad
a su interposición (2), o porque ese tribunal es incompetente
para conocer de ella. Tal es el caso de los tribunales militares:
éstos son incompetentes para conocer de las acciones civiles
emanadas de los delitos cuyo juzgamiento les compete, a
menos que persigan la restitución de la cosa objeto de los
mismos o su valor (arts. S.", N." 4.", 178 y 179 del Código
de Justicia Militar). Se ha fallado, por eso, que sólo los tri-
bunales civiles ordinarios son competentes para conocer de
las demandas en que se persiga la indemnización del daño
ocasionado por la muerte de una persona a consecuencia d e
un accidente de aviación, pues los tribunales especiales de
aeronáutica creados por e1 Título X del D. F. L. N.O 221,
de 15 de Mayo de 1931, sobre navegación aérea, son incom-
petentes al efecto (3).
Igualmente, si en la demanda se deducen las acciones
que otorga el Título 35 del Libro IV del C. C. y no las que
confiere el Código del Trabajo, su conocimiento corresponde
a los tribunales civiles ordinarios y no a los establecidos por
este último Código, aunque tengan por objeto la reparación
del daño causado con la muerte de un obrero a consecuen-
cia de un accidente del trabajo (4).

416. Tribunal civil competente..-Por regla generaI,


es competente en materia civil para conocer de la acción de-

(1) Rev, tomo 35, 2:parie, sec. l.', pág.343, consid. 5." (Cor~eSuprema); BAU-
DRI.-LAC.~NTIFERIEY BARDE,obra citada, tomo IV,3.a edición, N.O 2887, pág. 587.
(2) PIRSONY DE VILLO, obra citada, tomo 11, N." 267, págs. 87 y 8 8 y N.O 258,
pág. 69;DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 582, p&. 259.
(3) Rev., tomo 33, 2.8 parte, sec. l.",pág. 175 (Corte Suprema).
(4) Rev,, tomo 34, 2.' parte, sec, l.., phg. 7 (Corte Suprema).
rivada de un delito o cuasidelito el juez del domicilio del
demandado (art. 212 L. O. A. T.) (1).
Si se trata de daños ocasionados por accidentes de los
Ferrocarriles del Estado, la demanda podrá entablarse ante
el juzgado de letras del departamento en que acaeció el acci-
dente si el monto de la reclamacibn no excede de cinco mil
pesos. Si excede de esta cantidad, o si su monto fuere in-
determinado, deberá deducirse ante el juez de la ciudad en
que tenga su asiento la respectiva Corte de Apelaciones
(art. 3." D. F. L. N . O 167, de 12 de Mayo de 1931, sobre ad-
ministración de los Ferrocirriles del Estado).

417. Delito o cuasidelito cometido en país extran-


jero.-El juez del domicilio del demandado es competente,
aunque la acción civil derive de un delito o cuasidelito co-
metido en país extranjero y dicho demandado tenga allí el
principal asiento de sus negocios. Así lo ha fallado la Corte
Suprema (2). Adherimos a esta doctrina. Los tribunales chi-
lenos son competentes para conocer de todos los asuntos q u e
se promuevan en el orden temporal dentro del territorio de
la República, cualquiera que sea su naturaleza o la calidad
de las personas que en ellos intervengan, sin más excepciones
que las señaladas por la ley (art. 5." L. O. A. T.), entre las
cuales no figura ésta, y el hecho de que el negocio deba juz-
garse con arreglo a una ley extranjera nada significa. Son
cosas muy diferentes y regidas por principios diversos Ia
competencia del tribunal llamado a conocer de él y la ley
aplicable.

418. Ejercicio de la acción civil ante el tribunal


que conoce del procaso criminal.-Si la acción civil se
ejercita ante el tribunal que conoce del proceso criminal,
se deducirá en la oportunidad y forma que señala el art. 458
( 1 ) Tratándose de esta acción, la prórroga de jurisdicción, sea expresa o tácita,
es procedente al igual que en todo negocio contencioso civil y en conformidad a los
arts. 235 a 241 L. O. A. T.: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 670, pág. 263.
(2) Rev., tomo 17, 2 . a parte, sec. l . a , pág:520.
C. P. P. y se sustanciará en conformidad al procedimiento
que corresponda según la naturaieza del delito o cuasidelito
que la genera. En esa misma oportunidad, el ofendido deberá
hacer la reserva a que lo autoriza el art. 32 C. P. P., sin que
obste a ello e l hecho de que el querellante de un delito pes-
quisable de oficio haya expresado en la querella que la ac-
ción c i d la utilizaria al deducir acusación (1) (2).
Ante e! tribunal que conoce del proceso criminal podrán
ejercer la acción civil no sólo la víctima inmediata o directa
del delito o cuasidelito, sino todos aquellos en quienes éste
repercuta según los principios expuestos en los Nos. 381 a
388, aunque no sean los directamente ofendidos (3).
Para el ejercicio de la acción civil ante dicho tribunal,
no es de rigor'que el actor ejercite a la vez la acción penal.
El art. 458 C. P. P. se refiere expresamente a! caso en que el
ofendido intervenga en el proceso crirr-inal ejercitando sólo
la acción civil.

419. Ejercicio de la acción civil ante los tribunales


civiles.-La acción civiI ejercitada ante los tribunales ci-
viles se tramitará en juicio ordinario (art. 3 C. P. C.), cual-
quiera que sea ante la ley penal el carácter del delito o cua-
sidelito de donde emana.

420. Suspensión del juicio civil.-Pero si la existencia


del delito o cuasideIito penal ha de ser fundamento preci-
so d e la sentencia civil o tiene en ella influencia notoria, e1
tribunal qrre conoce de la acción civil podrá suspender la
tramitación del juicio, en cualquier escado que se encuentre,
hasta Ia terminación del proceso criminal, siempre que en
éste se haya dado lugar al procedimiento plenario (arts.
174 C. P. f.y 14, inc. 2.", C. P. P.). He aquí una de las con-
---
(1) Gaceta, año 1935, tomo 11, sent. 69, pág. 219 (Corte Suprema).
(2) En cuanto a la procedencia de la acción civil ante el tribunal civil que corres-
ponda en caso de que la >ícrima, al deducir la acción penal, no ha>a hecho esta rc-
serva o n o haya formulado ninguna pctición sobre perjuicios, d a s c la nota 1 de Ia
pág. 36.
(3) PIRSON r nE VILLÉ,obra citada, tomo 11, Nos. 256 a 257 bis, págs. 61 a 69,
secuencias de la influencia de lo criminal en lo civil: se desea
evitar con ello que puedan dictarse decisiones conh-adicto-
rias sobre un mismo asunto.

421. Requisitos para que proceda esta suspensión.


-Para que el juez que conoce de la acción civil pueda sus-
pender su tramitación, es menester que el delito o cuaside-
lito que investiga la justicia criminal haya d e ser fundamento
preciso de la sentencia civil o tenga en ella influencia notoria,
es decir, que la acción penal y la civil emanen o se refieran
a un mismo hecho, de modo que el juez civil no pueda pro-
nunciarse sobre la acción deducida ante él sin establecer la
existencia o iaexistencia del delito o cuasidelito imputado a
su autor (1). Es innecesario que las partes en ambos procesos
sean unas mismas; la ley no lo exige. Basta que el juez civil,
para acoger la demanda, deba dar por existente el hecho
ilícito de donde se hace derivar la responsabilidad que se
invoca. Por consiguiente, esta suspensión procede, aunque
en el juicio civil sólo figure como demandado la persona
civilmente responsable y no el autor directo del delito o
cuasidelito materia del proceso criminal (S).
Se requiere, en seguida, que en dicho proceso se haya
dado lugar al procedimiento plenario; los arts. 174 C. P. C.
y 24 C. P. P. son bien explícitos. No basta que se halle en
sumario.
Concurriendo estas circunstancias, el juez civil deberá
suspender la tramitación del juicio (3) en cualquier estado

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N.O 2179, pág. 212; PIRSONY
DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N," 248, pág. 56; DEMOGUE, obra citada, tomo I V ,
N." 584, pág. 262; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 29, pág. 231; SAVA-
TIER, obra citada, tomo 11, N . O 712, pág. 310.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N." 2181, pág. 213; PIRSONY
DE VILLÉ, obra citada, tomo Ir, N." 250, pág. 57; D E M ~ G Uobra
E , citada, tomo IV.
N." 584, pág. 262.
(3) En la novena sesibn de la comisi6n mixta de Senadores y Diputados encar-
gada de revisar el proyecto de C. de P. C., se dejó expresa constancia que la palabra
podrán, empleada en el inc. l." del art. 174 C. P. C, no importa una disposición fa-
cultativa sino imperativa. Por eco, en el texto hemos empleado la expresión deberá.
Vease el Código de Procedimiento Civil anotado por don Santiago Lazo, p&g. 153.
que éste se encuentre y no Gnicamente el pronunciamiento
de la sentencia. Así se ha fallado fl), pero esta suspensión
debe ser decretada a peticibn de parte. Ef juez no puede or-
denarla de oficio; ninguna ley lo ha autorizado para ello
(art. 9 L. O. A. T.) (2).

421 bis. Término de la suspensión.-La suspensión


durará hasta que el proceso criminal termine por cualquiera
de los medios legales: sentencia absolutoria o condenatoria,
sobreseimiento; la ley no distingue (3).

422. Influencia de la cosa juzgada criminal en lo


civil ($).-Consecuencia de la infIuencia de lo criminal en
lo civil es también que la sentencia dictada en materia penal,
una vez ejecutoriada (art. 198 C. P. C.), produce cosa juz-
gada en el juicio civil (5). - Si la sentencia es condenadoyia,
--
(1) Rev., tcmo 31, 2." parte, sec. 2.', pág. 57; tonio 38, 2.* prtrte, sec. 2.', pág. 38.
(2) Los autores franceses sostienen lo contrario: DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N," 584 in fcne, pág. 262; PIRSON Y DE VILLE,obra citada, tomq 11,' N . O 250, pág.
58; RIA~EAUD, obra citada, tomo 111, 3." edición, N." 2186, pág.21 7. Pero su opi-
nión e s inaceptable entre nosotros por la razón expresada en el texto.
(3) PIRSON Y DE VILLE,obra citada, tomo 11, N." 252, pág. 59; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N," 584,pág. 262;M ~ Z E A U D , citada, tomo If,2." edición, Nos.
obra
2184 y 2185, págs. 2!6 y 217.
(4) Sobre esta materia pueden consultarse además: GALLI,Culpa civil y culpa
penal; SCHXIDT, Faute c i d e et jafdte pénale; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edi-
ción, Nw. 1742 a 1858,págs. 574 a 657; PIRSONT DE V I L L ~obra , citada, tomo 11,
Nos. 307 a 321 bis, págs. 145 a 181 : LACOSTE, De la c b s e jrrgée, 3.a edicibn, Nos. 1049
a 1301, págs. 408 a 492; GXIOLET, De i'auloriié de la c b s e jngée m maiiere c i d e et m
matilre criminelle, págs. 331 a 370; HÉBRAUD, L'autorité de Ea chose jugée atí crkinel
sur Ee civil; SAYATIER, obra citada, tomo 1 , NGS. 260 a 270, págs. 337 a 351.
innecesario parece decir que c.uando hablámos' de fa influencia rIe la ccEa juz-
gada criminal en lo civil nos referimos al efecto que la sentencia criminal prcdhce en
materia civil, en cuanto ella condena o absuelie al reo u ordena el sobreseimiento de-
finitivo, y de rringuna manera en cuanto se pronuncia sobrelaacción civil que tanibi6n
haya sido materia del proceso. Respecto de esta acción, la sentencia dictada por el
tribunal en lo crimin'al queda regida por la regia del art. 3 del C . C.: sus efectos son
relativos, sólo se producen entre Ics que fueron partes en el proceso: SAVATIER, obra
citada, toiilo 1; N . O 258,pág. 335 y N.O 260, pág. 337.
E , citada, tomo I V , N." 585, pág. 262; DE PAGE,obra citada,
(5) U E M O G ~obra
tomo 11, N . O 90i;pág. 754; PLANXOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición, N.O 822,
pág. 277; LALOLT, obra citada, N."17, pág. 12; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo
11, 6." edicibn, págs. 240 y 241 ; BAUDRY-LACANTINERIB Y BARDE,obra citada, tpmo
IV, 3.a edicibn, N."2889, pág. 588;PLAXIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, H."678,
pág. 913; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.' 260, pág. 337.
este principio es zbsoluto: tal efecto se produce siempre
(art. 201 C. P. C.) (l.), aunque con posterioridad a ella so-
brevenga una ley de amnistia; ésta no puede perjudicar el,
derecho de la vktima -para obtener la correspondiente repa-
ración (2).
No siicede lo mismo con las sentencias absolutorins y con
las que ordenan el sobreseim.iento definitivo (3) : sólo produceri
cosa juzgada en materia civil si se fundan en alguna de las
tres c-ireunstancias que taxativamente enumera el art. 202
del C. de P. C. (4).
Can arreglo al N.O 1." del art. 202 del C. de P. C.,
estas sentencias producen cosa juzgada en el juicio civil si
el sobreseimiento o la absolución se funda:
a ) en que el hecho material que dió motivo a formar
la causa no existe (art. 438, N.O-l.", C. P. P.) ( 5 ) , corno si
investigándose el homicidio de Pedro, la sentencia estable-
ce que &te vive o se suicidó;

(1) Gaceta, año 1915, sent. 291, pág. 715; año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467.
Pero ello co obsta a que en materia civil el juez pueda reducir el monto de la in-
derpnización fundado en que hubo imprudencia de la víctima (PLANIOL RIPI.:HT
obra citada, tomo VI, N.O 678, págs. 914 y 915; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.
268, pág. 347 inJine; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, Z.aedición, N." 1798, pág. 608i,
o declarar que el demandante no h a sufrido ningún perjuicic-siempre que el perjuicio
no sea elemento constitutivo del delito o cuasidelito penal-o no ha probado el que
reclama (MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1775, pág. 593: Gaceta.
año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467) a la calidad de heredero de la víctima que invoca
como fundamento de su demanda (Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467).
La sentencia criminal no se ha pronunciado sobre cstos puntos.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo.11, 2.a edicibn, N." 1772, pág. 591.
(3) La sentencia que ordena-el sobreseimiento temporal no produce cosa juzgada
en ningún casp; el art. 202 C . P. C., se refiere Ünicamente a Ia que ordena el sobre-
seimiento definitivo. Asf se ha fatlado: Rev., tomo 31, 2 . a parte, sec. l.", pág. 144:
Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432 (coasid. 3." de l . a instancia).
(4) Pero las sentencias aksolutorias o de sobreeeimiento en materia criminal,re-
lativas a los tutores, curadores, albaceas, síndicos, depositarics, tesoreros y drmás
personas que hayan recibido valcres u objetos muebles pcr un título d e que nazca
obligación de devolverlos, no producirán en ningún case cosa juzgada en materia
civil, ni aunque concurra alguna de esas circunstancias (art. 202, inc. final, C. P. C.).
(5) ALESSANDRI, FERNANDO, Curso de Derecho Procesal. Reglas comunes u todo
#rocedimiento y del juicio ordinario. Apuntes de clases, 2 . a edición, pág. 153; PLANIOI.
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 678, pág. 915; MAZEAUD, obra citada, tonio 11,
2.aedición, N.O 1815, págs. 618 y 619: Rev., tomo 31, 2.a parte, sec. pág. 530 (coii-
sids. 5." a 8.' de 2.. instancia).
b) en que ese hecho, si bien existe y está probado, h(t
sido for-tuito o casual (1); o
G) en que ese hecho es z'nílpzctuble exctusiz~a~nenie
a czi!-

En todos estos casos, Ia se ~tenciaabsalutoria o de sobrc-


seimiento se funda en la inexistencia de todo dolo o culpa
de parte del procesado y sin uno zi otra no puede haber de-
lito ni cuasidelito civil ni penal.
.Se, ha fallado que se halla cn el caso del N.O 1 dcl art.
202 de1 C. de P. C, y , en consecuencia, que produce cosa
juzgada e n el juicio civil la sentencia que sobresee definiti-
vamente, porque no hubo responsabilidad de parte del prc -
c cado en el accidente objeto de la investigación (2) ; porque
&srese debió a culpa exclusiva (3) o a la propia imprudencia
de la víctima (4) o a Lin hecho fortuito e imprevisto (S):
porque el accidente fué casual (6.) o no debe imputa,rse 2-
ningún acto deliberado ni de imprudencia del inculpado (7) ;
y que también la produce la sentencia que absuelve de la
acusación al reo por haberse establecido en el proceso que
el suceso fué casual (8).
Fc:-o si la sentencia absolutoria o de sobreseimiento
---
(L) AL~SSAKDRI, FERNANDO, obra citaÍia en la nota precedente, págs. 153 In
)' 154; Rev., tomo 36, 2 . a parte, sec. l.=,pág. 478, consid. 5." (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 12, 2: parte, sec. l.a,pág. 300 (Corte Suprema).
(3) Kev., tomo l ? , 2." pnrte, sec. l . a , pág. 103 (Corte Suprema).-En contra:
liev , ionio 15, 2.a pai c:, scc. l.", pág. 131 (Corte Suprema).
(4) liev., tomo 22, 2.J pi.rt-, sec. I.a, pág. 432; tomo 23; 2.; parte, sec. I .a, pkg,
248 (Coiie Ciiprems); ttorno 53,, 2.= parte, sec. l . = ,pág. 398 (Corte Suprema).-En
contra: Rev., tomo 9, 2.a parte, sec. l.a,pág. 169 (Corte Suprerria)..
(5) Re\-., tomo 22, 2.a parte, sec. l.", pág. 494.
(6) Rev., tomo 23, 2." parte, sec. l.a, pág. 396; Ionio 29,2.' parte, sec. 1.a, pág. 340
(ambas de la Corte Suprema); Gaceta, año 1911, tomo 11, sent, 1270, pág. Y10; año
1912, torno 11, S-nt. 1307, pág. 1089; año 19i3, sent. 11J68, p5g. 3395.-En contra:
Re\;., tomo 9, 2.a part?. sec. l.?,~ 5 1-69; ~ tomo
. 21, 2.l parte, sec. l.=, pág. 119 (am-
has de 13 Corte Suprema); Gaceta, año 1915, sent. 298, pág. 732. Hay sí que recono-
cer que en este Ú!tinio cazo 13 p ~ p i sentencia
a de sobreseimiento dejó establecido que
el accidente se debió a Ias malas condiciones de la línea por donde corría el tranvía
que causó el accidente. con lo cual impiícitamente reconoció la esistencia de un cua-
sidelito, que si no era penal, birn podia ser civil. .
(7) Gaceta, año 1910, tomo 11, sent. 814, pág. 265.
(8) Rev., tomo 27, 2 . d parte, sec. l.a, p&g. 804 (Corte Supremri).-En cortia:
Gaceta. año 1913, srr.;. 816, pix. 2-19.
definitivo se funda en la existencia de circunstancias eximentes
de responsabilidad criminal, no produce cosa juzgada en
lo civil. El número 1 . O de1 art. 202 del C. F. C. así lo esta-
blece expresamente. En tal caso la sentencia criminal sólo
se ha pronunciado sobt'e la responsabilidad penal del acusa-
do para decir que no existe. Nada ha dicho ni podido decir,
por lo mismo, sobre la responsabilidad civil que pueda afec-
tarle.
De ahí que si la absolución o el sobreseimiento se fundz
en que el cuasidelito objeto de la investigación, aunque exista
y resulte probado, no es de aquellos que por excepción pena
la ley, la sentencia dictada en lo criminal no produce cosa
juzgada en lo civil; la absolución o el sobreseimiento pro-
vendría de la existencia de la circunstancia eximente del
número 13 del art. 10 del Código Penal (1). Tal sería el caso
de una sentencia que sobresea respecto de un cuasidelito
sobre las cosas que no esté penado por la ley o de un cua-
sidelito contra las personas que no provenga de impruden-
cia temeraria o que, aunque proveniente de mera impruden-
cia o negligencia, se haya cometido sin infracción de un re-
glamento.
Esta es, en nuestro concepto, la verdadera razón por la
cual las sentencias absolutorias o que decretan el sobresei-
miento definitivo respecto de un cuasidelito no producen
cosa juzgada en materia civil cuando se fundan únicamente
en la no existencia del cuasidelito, esto es, en que en el hecho
investigado no hay cuasidelito o en que este hecho no es cons-
titutivo de tal, sin establecer, además, que el hecho fué ca-
sual, cometido sin culpa del procesado o por culpa o impru-
dencia exclusiva de la víctima, en cuyo caso la producirían,
de acuerdo con lo expuesto anteriormente.
Para que la cosa juzgada se produzca, es esencial que
en el nuevo proceso se pretenda juzgar lo mismo que ya se
juzgó en el anterior, lo que aquí no ocurriría. El juez en lo
criminal sólo se ha pronunciado sobre la inexistencia del
--
(1) Kev., tomo 34, 2.0 parte, sec. l.', p3g. 62, consid. 10 (Corte Suprema).
L A A C C I ~ NDE ~ S P O N S A B I L I D A DDELICTUAL, ETS. 507

cuasideIito penal. Es éste el que ha declarado inexistente


en razón de que el hecho mate,ria de la investigación no está
penado por la ley (art. 438, N." 2.", C. P. P.). Nada dijo ni
pudo decir sobre la existencia del cuasidelito civil. Este eta
ajeno a su competencia; Ia sentencia absolutoria o de sobre-
seimiento no ha podido, por lo mismo, referirse a él. Es lo
que sucede genefaImente en aquellos casos en que el tribunal
del crimen, no obstante sobreseer o absolver, deja a salvo
las acciones civiles de la víctima (1). Por cI solo hecho de
hacer esta reserva está reconociendo que el accide~te,si bien
no es cuasidelito penal, puede ser civil, materia sobre la cual
no se pronuncia por no ser de su competencia.
Se ha fallado, por eso, que si la sentencia absolutoria o
de sobreseimiento definitivo se funda en que el hecho mate-
ria del proceso no es constitutivo de cuasidelito, no produce
cosa juzgada en el juicio en q u e se persiga la responsabilidad
civil derivada de1 mismo hecho, porque, al hacer esa decIa-
ración, el juez del crimen se [imitó a decir que el hecho de-
nunciado no estaba penado por la ley por no ser nioguno de
los q u e coniemplan los arts. 490, 491 y 492, del C. P., o sea,
que no existía cuasidelito penal; pero nada dijo acerca de
si existía o no cuasidelito civil, por no ser ésta una materia
de su competencia, y, para que prospere la ccsa juzgada, es
menester que en el proceso criminal se haya juzgado Lo mis-
mo que se pretende renovar en el juicio civil, lo que en
la especie no habría sucedido por la razón antedicha (2).

(lb Rev., torno 37, 2.8 parte* sec. l.a, pág. 107 (Corte Suprema); tomo 34, 2.3
parte, sec. pág. 201 (Corte Suprema); G.&RDE#AT Y SALMOE; RIECI,obra cit:ida,
N.O 98, pág. 240.
(2) Rev., tomo 34, 2.a parte, sec. l . a , pAg. 201: tomo 35, 2.' parte, s e c l.', pág.
343; tomo 36, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 478; tomo 37, 2.a parte, sec. 1 .a, págs. 107 y 193;
Gaceta, año 1934, tomo 11, sent. 11, pág. 54 (todas de la Corte Suprena) y a s o 1916,
tomo 11, sent. 235, pág. 803.
La misma Corte Suprema ha fallado, sin embargo, que las sentencias que cobre-
seen definitivamente por no ser constitutivo de delito O cuasidelito el hecho investr-
gado (Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 166 y tomo 34, 2.a parte, sec. l . apág. 62)
u que sobreseen .definitivamente o absudven de la acusación- por h o hallarse estable-
cida la existencia de aquél (Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 656 y tomo 32, 2.a
parte, sec. 1.8, pág. 113) producen cosa juzgada en el juicio civil por estar comprendi-
das en el caso de excepción del N.O 1," del art, 202 de1 C. de P. C .
Se ha fallado asimismo que si el sobreseimiento definitivo
se funda en que el hecho materia del proceso fué cometido
sin infracción de reglamentos, como lo exige el a r t . 492,
inc. l.",C. P., no produce cosa juzgada en el juicio civil en
que se persiga la responsabilidad civil correspondiente, pues
en tal evento el hecho investigado no era constitutivo cle
cuasidelito penal. Siendo así, la jurisdicción criminal no es-
taba llamada a juzgar si ese hecho importaba o no un cua-
sidelito civil, como quiera que esto es propio de la juris-
dicción civil, y, por lo mismo, la sentencia dictada por aquella
jurisdicción no puede producir cosa juzgada sobre una Itia-
teria ajena a su competencia, cual es determinar si el hecho
denunciado importa un cuasidelito civil (1).
Otro tanto ocurre si el sobreseimiento o la absoliición
se funda en que el hecho, aunque exista y se dé por probado,
no constituye delito ante la ley penal, porque ésta n? lo
castiga conio tal (2). Como en el caso anterior, el juez de1
crimen sólo se ha pronunciado sobre la irresponsabilidad
penal del agente, nada ha dicho sobre su responsabilidad
civil, que no fué objeto del proceso, y si el hecho pro1,ado
e11 él no es constitutivo de delito penal, bien puede serlo de
delito civil por haberse cometida con dolo y causar daño (3).
Es que en verdad, para que las sentencias absolutorias
o que decretan el -sobreseimiento definitivo produzcan cusñ
juzgada en materia civil, es indispensable que el hecho ob-
jeto de la investigación y cuya inexistencia declaran, c-~ns-
litz~yadelito o cuasidelito ante l a ley penal. Si no lo cons-
tituye, sea porque su autor está exento de responsabi1id;id
criminal .o porque el hecho, aunque ilícito, no está pepado,
no la prcducen (4); el juez en lo criminal no ha podido prc-

(1) Kev., tomo 39, 2.a parte, sec. l . a , pág. 203 (Corte Suprema).
(2) Re\ ., tomo 34, 2.8 parte, sec. l . a , pág. 62, consid. 10 (Corte Suprema); PLX-
NIOL Y KIPERT, obra citada, tomo VI, N." 678, pág. 915; GAUDEMET, obra citada.
pág. 304.
(3) ALESSANDRI, FERNANDO, obra citada, pág. 153.
(4) Kev., tomo 34, 2.a parte, sec. 1.a. pág. 62, consid.10 (Corte Suprema): DI.-
~ I O C I J Eobra
, citada, tomo IV, pág. 261, nota 7: PLANIOL,obra citada, tonio I i , lo.%
edición, N." 822, pág. 277; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 10i, pág.
nunciarse sobre ese hecho por ser ajeno a su competencia.
El no ha desconocido la existencia de todo hecho ilícito,
sino única~lientesu ilicitud ante la ley penal. Nada impide,
por tanto, que el juez en lo civil ~ u e d apronunciarse sobre
su ilicitud ante la ley civil.
De acuerdo con los Nos. 2 . O y 3." del art. 202 del C. de
P. C., Ius sentencias absolutorias o de sok~reseimientodefi-
nitivo también producen cosa juzgada en materia civil si se
fundan en no existir relación alguna entre el hecho que se
persigue y la persona acusada, es decir, en que ésta no es
su autor (1), o en no existir en arrtos indicio alguno en con-
tra del acusado, esto es, por no haber prueba de su culpa-
bilidad, Es por eso por lo que en este último caso lti cosa
juzgada sólo puede alegarse respecto de las personas que
hayan intervenído en el proceso criminal como partes di-
rectas o coadyuvantes; son las únicas que I-ian tenido opor-
tunidad de producir sus pruebas. Respecto de las demás,
la sentencia no la produce.
Se ha fallado que la seiltencia que sobresee definitiva-
mente en el proceso criminal por no haber antecedentes su-
ficientes para atribuir responsabilidad al conductor de un
camión en la muerte de un niño, 110 produce cosa juzgada en
el juicio civil en que el padre de la víctima persigue la res-
purisabilidad civil del patrGn del rnisnio conductor, pues el
demandante no intervino como parte en el sumario criminal
(2), y que la sentencia que absuelve de la acusación al con-
ductor de un tranvía por no aparecer probado que éste eje-
cutara algún acto deniostrativo de su intención de causar el
accidente que motivó la muerte de la víctima, tampoco la
produce en el juicio en que se persigue la responsabilidad
civil de la respectiva empresa, porque esa sentencia no des-

242; h 1 . 4 . z ~obra
~ ~ citada,
~~ tomo 11, edición, N." 1818, p&g, 621; LALOL?,obra
citada, N," 21, pág. 15; PLAXIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N," 678, pág. 915;
S~VATIER, obra citada. tomo 1, N." 263, pkg. 341.
(1) PL~NIOL y RIPERT,obra citada, tomo Tí." 678, pág. 915; ~ ' V ~ A Z E ~ Uobra
D,
citada, tomo IL, 2.a edición, N." 1815, pág. 619; GAUDEXET, obra citada, pág. 304.
(2) Rev., tomo 28, 2.a parte, sec. l.a, pág. 117 {Corte Suprema).
conoce la existencia de un delito sino que consigna el hecho
de que no se han establecido las circunstancias que habrían
indicado a dicho conductor c a n o autor de él (1).
Concurriendo las circunstancias expresadas anterior-
mente, las sentencias criminales producen cosa juzgada en
materia civil no sólo respecto de los que fueron partes en el
proceso criminal, sino de todos, erga omnes: sus efectos son
universales. No es, pues, menester que concurra la triple
identidad requerida por al art, 200 C. P. C. Los arts. 201 y
202 de este Código constituyen una excepción a este prin-
cipio. Así lo prueba el N . O 3.O del artículo 202 al limitar
los efectos de la cosa juzgada en ese caso a las personas que
intervinieron como partes en el proceso criminal. Tal limi-
tación habría sido innecesaria si esa hubiese sido la regla
general. Por consiguien., la. sentencia dictada en el pro-
ceso criminal puede ser invocada en materia civil por o con-
tra el tercero civilmente responsable, aunque no haya in-
tervenido en el proceso (2). La jurisprudencia es uniforme (3).
Siempre que la sentencia criminal produzca cosa juz-
gada en juicio civil, no será lícito en éste tomar en conside-
ración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto
en dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de necesa-
rio fundamento (art. 203 C. P. C.) (4). De ahí que si la sen-
(1) Gaceta, año 1913, sent. 1052, pág. 3056.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 585, pág. 263; DE PAGE,obra citada,
tomo 11, N.O 907, págs.-754 y 755 y nota 4; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI,
N." 678, pág. 913; G A R ~ E N AYTSALMON-RICCI, obra citada, N.O 96, pbg. 240; MA-
ZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 1747 a 1749, págs. 579 a 581; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 269, pág. 348.
(3) Rev., tomo 17, 2.' parte, sec. l.', pág. 103 (Corte Suprema); tomo 22, 2.i
parte, sec. l.a, págs. 432 y 494; tomo 23, 2.* parte, sec. l.*, págs. 248 y 396 (ambas
de la Corte Suprema); tomo 26, 2: parte, sec. l.°, pág. 656 (Corte Suprema); tomo
27, 2.. parte, sec. l.., pág. 804 (Corte Suprema); tomo 29, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 340
(Corte Suprema); tomo 33, 2.' parte,'sec. l.., pág. 398 (Corte Suprema); tomo 34,
2: parte, sec. l.., pág. 62 (Corte Suprema); tomo 36, 2.a parte, sec. l.', pág. 478 (Cor-
te'Suprema); Gaceta, año 1910. tomo 11, sent. 814, pág. 265; año 1912, tomo 11, sent.
1307, pág. 1089; año.r913, sent. 1068, pág. 3095; aíío 1915, sent. 291, pág. 715; año
1920, tomo 1; sent. 96, pág. 467.
(4) Rev., toma 31, 2: parte, sec. l.., pág. 530; tomo 36, 2.1 parte, sec. 1.8, &.
478; Gaceta, a ñ o 1910, tomo 11, sent. 814, pAg. 265; año 1912, tomo 11, sent. 1307,
pág. 1089; año 1915, sent. 291, pág. 715; año 1931, tomo 1, sent. 69, pág. 299.
LA ACCIÓX DE RESPOKSABILIDAD DELIC'IUAL, ETC. 5 11

tencia fuere condenatoria, no podrá ponerse en duda en el


juicio civil la existencia del hecho ~onstitutivbdel del;@ o
del cuasidelito, ni sostenerse la inculpabilidad del condenado
(art. 33 C. P. P.): el ju'ez civil debe tener necesariamente
por cierto que éste ejecutó el hecho ilícito de donde emana
la acción de responsabilidad hecha valer ante él (1).
Por lo mismo, si la sentencia dictada por la Corte S u -
prema conociendo de un recurso de revisión o la que pro-
nuncie el tribunal llamado a conocer de la nueva causa a
virtud de lo ordenado por esa Corte, declara haber sido pro-
bada la completa inocencia del acusado, éste, y , si hubiese
fa1lecido, sus herederos, podrán exigir que 'se les devuelvan,
por quien las haya percibido, las cantidades que el acu-
sado pagb en razón de costas e indemnización de perjui-
cios en cumplimiento de la sentencia anulada (art. 715-C.
P. P.), sea que hayan sido decretadas en esa misma senten-
cia o en la dictada en el juicio civil. La ley nb distingue:
habIa de los perjuicios pagados en cumpIimiento de la sen-
tencia anulada y unos y otros se encuentran en este caso (2).
Pero sea que la sentencia criminal condene, absueIva
u ordene el sobreseimiento definitivo, la cosa juzgada que
de ella se derive sólo puede referirse a los hechos que fueron
materia del proceso. Si en el juicio civil se invocan otros
diversos como fuentes de la responsabilidad, dicha sentencia
no produce cosa juzgada en él (3). Lo mismo cabe decir si
en el juicio civil se persigue la responsabilidad del tercero
civilmente responsable por actos imputados directamente a
61 y distintos de los ejecutados por la persona de quien res-
ponde (4).
(1) Rev., Como 23, Z.* parte, sec. pág. 23; Gaceta, año 1915, sent. 291, pág.
715; afio 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 587, pág. 265.
u) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 679, pág. 916; MAZEAUD; ubra
citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1751, pág. 581; COLXN Y CAPIIANT,obra citada, to-
mo I I , 6.a edición, piig. 242; LALOU,obra citada, N." 20, pág. 1 5 ; DE PAGE,obra ci-
tada, tomo 11, N.O 90'1, pág. 735; GARDEMT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 116,
243; S~IVATIER, 0th citada, tomo 1, N.O 264, pág. 342.
(4) Gaseta, año 1913, sent. 1052, pkg. 3056 (consid. e); PLANSOL Y R I P E ~ Tobra
,
citada, tomo VI, N.O 678, pág. 916; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N " 269, pág. 349.
Se ha fallado, por eso, que la sentencia que sobresee defini-
tivamente en el jui'cio criminal por no haber culpa de parte del
empleado del tranvía en el accidente que causó la muerte de
un niño, no produce cosa juzgada ed el juicio civil en que se
pide la reparación de1 dafio causado por esa muerte si la de-
manda se funda además en que el tranvía acoplado no Ileva-
ba salvavidas, o sea, en la culpa de la propia empresa deman-
dada y no en la de su empleado (1); que la sentencia que
sobresee definitivamente en un proceso por incendio por no
haber antecedente alguno para estimarlo delictuoso , tampoco
la produce en el juicio en que el propietario del edificio co-
lindante persigue la responsabilidad civil del dueño del edi-
ficio en donde empezó el incendio por los perjuicios que le
caus6 la propagación del fuego, fundado en que éste no ton16
las providelicias necesarias para evitar que se produjera )-
propagara a los edificios vecinos, toda vez que no se ejercita
en él una acción derivada del delito de incendio sino de la
culpa o negligencia que se atribuye a dicho dueño (2); 3,
que la sentencia que absuelve de la acusación a un jefe de
estación por haber dado vía libre a un tren, no obstante que
momentos antes hab-ía pasado por la misma vía una volanda
con dos operarios, que murieron a consecuencia del choque
del tren con ella, tampoco pioduce cosa juzgada en el juicio
en que la mujer y los hijos de una de las víctimas persiguen
la responsabilidad civil de la empresa por otros hechos u
omisiones en que también incurrieron sus dependientes, que
no fueron materia del juicio criminal, tales como que la vo-
landa se despachara sin conductores prácticos en el servicio,
qiie se gmitiera dar a las estaciones de tránsito el respectivo
aviso de la salida y pasada de la volanda, que el tren co-
rriera sin luz en la lámpara delantera por encontrarse des-
compuesta desde la mañana del día del viaje, etc. (3).
Los principios expuestos en este núniero se aplicar1 a
toda sentencia dictada en materia penal que cumpla con
--a

(1) Rev., tomo 12, 2.' parte, sec. 1.a, pág. 300 (Corte Suprema).
(27 Rev., tomo 32, 2.' parte, sec. l.*,pág. 93 (Corte Suprema).
(3) Gaceta, año 1913, sent. 918, pág. 2686.
LA ACCIÓY DE RESPOSSABILIDAD DELICTUAL. ETC. 513

las circuilstancias señaladas en los arts. 201 y 202 C. P. C.,


cualquiera que sea el tribunal que la haya dictado y aunque
emane de un juez de policía local. Aparte de que Ia ley
no distingue, tratAndose de las sentencias dictadas por los
juzgados de policía local, el art. 34 de la ley N . O 5827, de 28
de Febrero de 1941, sobre organización y atribuciones de tales
juzgados, establece en forma expresa q u e lo dispuesto en los
arts. 197 a 203 inclusive del C: P. C. regirá respecto de los
procesos por faltas o contravenciones, en cuanto les fueren
apticabIes.

423. Influencia de la cosa juzgada civil en lo cri-


minal.-Las sentencias dictadas en materia civil no produ-
cen, por regla general, cosa juzgada eil materia penal (1).
Se exceptúan las sentencias dictadas en las cuestiones prejudi-
ciales. civiles de que tratan Ios arts. 20 a 23 C . P. P.
La sentencia firme absolutoria recaída en el juicio en
que se ejercitó la acción civil a o es, por tanto, obstáculo
para el ejercicio de la acción penal correspondiente (art. 34
C. P. P.), siempre que se trate de delitos pesqrtisables de
oficio. Si el delito es de acción privada, esa sentencia obs-
tarja en absolhto al ejercicio de la acción penal, no porque
produzca cosa juzgada en materia penal. sino porque, tra-
tándose de tales delitos, el ejercicio de la acción civil sin
que se ejercite a la vez la penat, importa Ia extincibn de
esta última (art. 32 C. P. P.).
424. Onus probandi.-A la víctima incumbe probar
el dolo o la culpa del autor del delito o cuasidelito ( 2 ) , la
existencia dcl daño ( 3 ) , el monto de este mismo daño
(1) DEMOGDE, obra citada, tomo IV, N,"588, pág. 265; LACOSTE, obra citada,
3.aedición, Nos. 1302 a 1305, págs. 493 y 494; GRIOLET,obra citada, phg. 326.
(2) yéanse las sentencias citadas en la nota 1 de la pág. 53 y Rev., tomo 32, 2.%
parte, sec. páz. 538 (consid. 4." de primera instancia).
(3) Rev., tomo 20, 2." parte, sec. pág. 480; tonio 21, 7." parte, sec. l.",pág.
529; tomo 3 1 , 2.a parte, sec. l.a, pág. 462; tomo 3 2 , 2,d parte, sec. l.', págs. 419 v
538 (todas de la Corte Suprema); tomo 39, 2." parte, sec. l.a, pág. 203 (consid. 28
de 1.a instancia): Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 96, pág. 467; año 1923, tomo 11,
sent. 115, pág. 553; OTERO, Juris@rudencia del C. de P. C., ler. apCndice a la 2.'edi-
ción de 1910, p6g. 832, X." 15; OTERO,Concordancias y Jurisprttde?tcia del C: de P.
C., tomo V, 1918-1922, pág. 259, N," 14.
33
(1) y la relación causal entre ese dolo o culpa y el daño (2) ;
son los htchos generadores ile la obligación que demanda (art.
1698 C. C.) (3). La prueba de esa culpa o dolo es indispensa-
ble, aunque el autor del daño forme parte de un grupo y el
hecho haya sido causado por uno de sus componentes; la prue-
ba de estas últimas circunstancias no bastaría (4).
En defecto de tales pruebas, la acción será desechada.
La jurisprudencia es uniforme (S), si bien en ocasiones se ha
fallado que la falta de prueba acerca del monto o cuantía del
daño sufrido por el actor no obsta a la procedencia de la de-
manda, pues en tal evento incumbe al juez regularlo pruden-
cialmente con el mérito que arr'oje el proceso (6).
(1) Rev., torno 20, 2.8 parte, sec. l.*, pág. 480; tomo 21, 2.a parte, Cec. 1.a, pág.
529; tomo 26, 2.8 parte, sec. 1.a, pág. 530 (todas de la Corte Suprema).
La apreciación que hagan los testigos del monto del daño causado con el hecho
ilícito 9610 puede considerarse como simple dato ilustrativo, ya que aqu6llos deben
declarar sobre hechos susceptibles de percibirse por los sentidos y no son los llamados
a hacer esa apreciación, que incumbe al juez. Asl se ha fallado en Rev., tomo 6, 2.a
parte, sect 2.a, pág. 3; tomo 31, 2 2 parte, sec. l.', págs. 144 y 462.
(2) Gaceta, año 1882, sent.717, p5g. 411 (consid. 3 . 3 .
(3) BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.' edición, N." 709, pág.
321 ; LALOU,obra citada, N." 73, pág. 55 y H."196, pág. 130; COLINY CAPITANT, obra
citada, tomo 11, 6.' edición. págs. 366 y 381; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.'
edición, N." 467, phg. 249; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 659, pág.
891; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 267, pág. 445; tomo IV, N." 378, pág. 18;
N," 423, pág. 74, y N.O 547, pág. 222; PIRSONY DE VILLÉ,obra.citada, tomo 1, N," 73,
pág. 171; N.O 186, pág. 416; tomo 11, N.O 236, pág. 43; BAUDRY-LACANTINERIE S
BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. edición, N.O 2890, pág. 589; GARDENAT Y SALMON-
RICCI,obra citada, N.O 71, pág. 237; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 912, pág.
761 y N.O 955, pág. 808; MAZBAUD, obra citada, tomo 11, 2.* edición, N.O 1681, pág.
525; N.O 1686, pág. 529; N.O 1694, pág. 534 y N." 1695, pág. 535; SAVATIER, obra ci-
tada, tomo 1, N.O 234, phg. 298 y tomo 11, N." 602, pág. 189.
(4) M A Z E A Lobra
~ , citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 1950, p&g. 755.-En contra:
DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 548, pág. 223.
(5) Véanse las sentencias citadas en las notas 2 y 3 de la pág. 513 y 1 y 2 de
esta página.
!Se ha fallado, por eso, que, tratándose de los daños producidos por el incendio de
un roce, no basta acreditar que este pertenecía a1 demandadb y que aqudllos se prodU-
jeron con motivo del incendio; es menester probar además que fue el demandado
quien le puso fuego y que, por su orden o por cualquiera otra causa, los daños fueron
efecto necesario-de su acción premeditada o de su culpa o negligencia: Gaceta, año
1865, sent. 2055, pág. 832.
Las aiguientw sentencias han desechado la aceión por no haberse acreditado la
existencia del daño invocado: Gaceta, aiio 1859. sent. 347, pág. 1621; año 1881, sent.
294, pág: 189 y sent. 523, pág. 329; año 1880, sent. 1847, pág. 1310; año 1883, sent.
1477, pág. 798; S+. 2402, pág. 1325 y aent. 1227, p&g. 644.
(6) Gaceta, año 1861, sent. 2138, pág. 1248; alio 1869, sent. 1465, pág. 649: año
1.A A C C I ~ N D E RESPONSABILIDAD 1)ELICTUBL. ETC. 515

Se exceptiian los casos en que la ley establece una pre-


sunción de culpabilidad: la victirna no necesita probar en-
tonces la culpa del demandado (1). Aparte de la existencia
y monto del daño, le bastará acreditar únicamente los hechos
de los cuales la ley deriva la presunción: establecidos elIos,
se presumirán la culpa y la relación causal entre ésta y el da-
ño (Nos. 193, 201, 221, 340, 333 y 370) (2).
El demandado, a su vez, deberá acreditar la incapacidad
delictual o cuasidelictuaI del autor del daño (N:" 99) (3) o
la causal de irresponsabilidad que alegue (empleo de la de-
bida diligencia o cuidado, culpa exclusiva de la víctima o
de un tercero, caso fortuito o fuerza mayor, etc.) (N.O538) (4).

425. Medios probatorios.-Para acreditar los hechos


cuya prueba le incumbe, la víctima podrá servirse de to-
dos los medios probatorios, inclusos los testigos, cualquiera
que sea el monto de1 daño; se trata de acreditar hechos y no
actos o contratos (5). Así lo ha fallado la Corte Suprema (6).
1882, sent. 785, pág. 442; O.L.ERO, Coflco~da?zcZas a C. de P. C., to-
y J u r z ~ p r ~ d m c idel
mo V, 1918-1922, pág. 239, N,"5.
(1) COLINT CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.8 edición, pág. 367; L a ~ o robra ,
citada, N." 456, pág. 229; PLANIOL, obra citada, tomo 11, edición, N." 906, p&g.
317; JOSSERAND, obra cirada, tomo 11, 2.a edición, N.O 468, pág. 250; PLANIOL Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 659, @g. 891; DE; PAGE,obra citada, tomo 11, N."
912, pág. 762; MAZEAUD, obra citada, torno 11, 2.8 edicíóri, K." 1689, pág. 530.
(2) PIWONY DE Y I L L ~obra, citada, lomo 1, N.O 73, pág. 175; DE PAGE,obra
citada, torno.11, 937, pág. 793; N." 955, pág. 808 y N.'969, pág. 593; MAZEAUD,
obra citada, tonlo 11, 2.* edición, Nos. 1696 y 1697, ptg. 535.
(3) PIRSONY DE V I L L ~obra
, citada, tomo I, N . 73, pág. 176; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N.O 917, pkg. 766.
(4) P L A ~ I OYLRIFERT,obra citada, tomo VI, n'.' 505, pág. 702; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N . O 912, pág. 762; ~ I A Z B A UobraD , citada, tomo 11, 2.a edición. N,'
1689, pág. 530; SAYATIER, obra citada, tomo 1, N.O 236, pág. 301.
( 5 ) BAUDRY-LACANTLNERXE, obra citada, tomo f 1, 13.a edición, N.O 709: pág. 321;
LALOU,obra citada, N.O 73, pág. 55 ?J." 196, pág. 130; DEMOGUF., obra citada, tomo
111, N . O 267 bis, p6g. 447; tomo IV, N . O 549, pág. 224; PIRSON P D E V I L L ~obra
, citada,
tomo 1, N . O 73, pág. 171; N.O 186, pág. 416; tonio 11, N . O 236, pág. 43; B A U D R Y - L ~ ~ -
CANTINERIE Y BARDE, . y K." 2890,
obra citada,tomo I\', 3.* edición, N.O 2870, ~ á g 559
pág. 589; GARDENAT 'E SALXON-RICCI, obra citada, Nos. 72 a 77, págs. 237 y 238;
MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.aediciÓn, N . O 1702, p3g. 539 y N . O 1706, pág. 544;
DE PAGB,obra citada, tomo I f , N.O 1025, pág. 875; SAV-~TIER, obra citada, tomo 1,
N.O 24U, phg. 309.

(6) Rev., tomo 27, 2.= parte, sec. l.', pág. 557.
El art. 1709 es, pues, inaplicable, a menos que el ante-
cedente necesario del delito sea un contrato, como en el caso
del N.O 1:" del art. 470 C. P., en cuyo evento la prueba de
testigos sólo será admisible, por lo que respecta al contrato,
con arreglo a los arts. 1709 a 1711 C. C. (1). Lo dicho no
rige tratándose de la prueba de los esfionsales o desposorios
que 'se invoquen como antecedente del delito de seducción:
éstos pueden probarse por todos los medios legales, inclusive
testigos, pues constituyen un mero hecho desprovisto de toda
eficacia jurídica. El propio art. 98 les da tal calificaciGn
cuando dice que son un hecho privado que las leyes someten
enteramente al honor y conciencia del individuo, y que -no
firoducen obligación alguna ante la ley civil. Seria absurdo,
por tanto, someterlos a los arts. 1709 y siguientes, ya que
éstos se refieren a los actos o contratos productivos de obli-
gaciones (2).
No obstante lo expuesto, si la víctima ejercita la acción
civil ante el juez que conoce del proceso criminal, no podría
deferir el juramento al reo. El juramento es inaamisible en
materia penal (3).
Tratándose de la reparación del daño causado por una
denuncia o querella criminal falsa o infundada, rige lo ex-
presado en el N.O 185: el juez ante quien se la demande no
puede decretarla si el tribunal que conoció de esa denuncia
o querella no la declaró calumniosa por sentencia ejecu-
toriada (4).

(1) LALOU,obra citada, N." 197, pág. 130; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada,
N." 73, pág. 175; BAUDRY-LACANTINERIB
Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.. edición,
N . O 2890, pág. 589; GARDENAT -6SALYON-RICCI, NOS.91 y 92, pág. 239; SAVATIER,
obra citada, tomo 1, N." 240, pág. 309.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, $T.' 1705, pág. 542; SAVATIER.
obra citada, tomo 1, N . O 32, pág. 44 y N . O 240, pág. 309. En contra: LALOU,obra ci-
tada, N.O 197, pág. 530; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 86, pág. 238.
(3) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N." 73. pág. 172.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1709, pág. 546; GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos:87 y 88, pág. 239.
En cuanto a la apreciación de la prueba y al valor c o q -
parativo de íos diversos medios probatorios, se aplican las
reglas generales.

426. Fuero de que gozan ciertos funcionarios.-


Hay, sin embargo, casos en Ios cuales la víctima de un delito
o cuasidelito no puede ocurrir directamente a los tribunales
para hacer efectiva la responsabilidad de su autor.
Tales son los del art. 39 y los de los Nos. l.", 2 . O y 3 . O
del art. 42 de la C. P. del E. En ellos, la responsabilidad civil
y criminal (1) de los funcionarios a que esos preceptos se
refieren por los actos y delitos que señalan de un modo taxa-
tivo (2), no puede perseguirse sin que previamente el Se-
nado de la República declare la culpabilidad de tales fun-
cionarios, la procedencia de la acusacióri o que ha lugar a la
formación de causa, según e1 caso. Antes de esta declaración,
nada puede exigirse del respectivo funcionario en razón del
hecho ilícito que se le imputa. La procedencia de la respon-
sabilidad está coildicionada a esa declaración previa preci-
samente como un medio de poner a cubierto a estos funcio-
narios de persecucion6s injustas o infundadas. En estos ca-
sos, no basta, por tanto, la comisióa de un hecho ilícito por
parte del funcionario; es esencial, además, que el Senado haya
declarado su culpabilidad (art. 42, K."l.", C. P. del E.), fa
procedencia de la acusación (art. 42, N.O 2 . O , C. P. del E.)
o que ha lugar a la forniación de causa (art. 42, N.O 3.", C .

(1) Decimos.~responsabilidad civil y crirninalt, tanto porque la Constitución no


distingue, cuanto porque su intención ha sido referirse a ambas, como lo prueba en
forma inequívoca el N." 2." del art. 42, que se refiere expresamente a !as acusaciones
que cualquier individuo particular presente contra los Ministros por los perjiricios
que pueda haber sufrido injustamente por algún acto de éstos y tales acusaciones son
las que tiendan a hacer efectiva la responsabilidad civil de los mismos.
(2) Respecto de los actosilícitos no comprzndidos eri estos preceptos, rige el dere-
cho cornún: la responsabi!idad civiI o criminal puede perseguirs? sin n-cesidad c!e de-
claración. previa del Senado. Si el Presidente de la Repílblica o un Ministro de ES-
tado comete un dekito o un cuasidelito como un simple particular, atropella, por ejem-
plo, a un sujeto con su automóvil, la víctima puede perseguir su responsabiiidaci civil
o criminal al igual que respecto de cualquier ciudadano.
índice
P. del E.) (1). Se ha fallado, por eso, que los Tribunales de
~ u s t i c i acarecen de jurisdicción para continuar conociendo
de una causa criminal seguida contra un intendente y otras
personas por haber requisado y destruído la edición de una
revista satírica' por orden del Presidente de la ~ e ~ ú b l i c a ,
mientras el Senado no declare la culpabilidad de ambos fun-
cionarios (2).
Lo mismo sucede con la responsabilidad de los jueces
por los daños que hayan irrogado a cualesquiera personas
o corporaciones con 10; delitos o cuasidelitos cometidos en el
ejercicio de sus funciones: esta responsabilidad no puede per-
seguirse sin que previamente la demanda sea calificada de
admisible por el tribunal llamado a conocer de ella (art. 163
L. O. A. T.). Si la acción civil se ejercita conjuntamente con
la acción penal, esta calificación previa se hará por medio de
la querella de capítulos de que tratan los arts. 668 y siguien-
tes del C. de P. P. Si sólo se ejercita la acción civil, la ley
no ha indicado el procedimiento que debe seguirse para ob-
tener esa calificación: habrá, pues, que aplicarle el procedi-
miento ordinario conforme al art. 3 C. P. C .

427. Causales d e extinción.-La acción para obtener


la reparación del daño causado por un delito o cuasidelito
se extingue, al igual que todos los derechos personales o cré-
ditos, por el pago, la novación, la compensación, salvo en
el caso del inc. 2." del art. 1662, la confusión, la remisión, la
transacción, la prescripción (art. 1567), etc. (3). Se extingue
asimismo por la renuncia o el desistimiento que haga su
titular (art. 48 C. P. P.).
--
(1) Tratándose de los intendente~y gobernadores, ): siempre que el hecho ilícito
no sea de los enurnerados en la letra e del art. 39 de la C. P. del E., esta declaración
previa es innecesaria si sólo se pretende perseguir su responsabilidad civil. El art. 42,
N."3.", de la C. P. del E. la exige Únicamente para formarles causa en materia criminal.
(2) Gaceta, año 1938, tomo 1, sent:82, pág. 374.
(3) DEMOGVE, obra citada, tomo IV, N." 557, pág. 230.
Pero la extinción de la acción penal por alguna de las
causales señaladas en el art. 93 C. P. no acarrea la de la
acción civil; ambas son independientes (1). La muerte o el
indulto del reo no extinguen, por tanto, esta última. Lo
mismo ocurre con la amnistía: no obstante ella, la víctima
conserva el derecho de exigir la reparación que corresponda,
a menos que la ley que la concede disponga 10 contrario,
10 que nos parece mui discutible por la razón expuesta en e1
N.O 21 -.
6. a (2). La amnistía y el indulto no son modos
de extinguir las obIigaciories.

428. Renuncia-La acción civil derivada de toda cla-


se de delitos o cuacidelitos se extingue por la renuncia de su
titular (arts. 1 2 C. C. y 32 y 48 C. P. P.) (N," 19 - 7.").
La renuncia puede hacerse en cualquier tiempo y forma;
la ley no ha exigido requisitos especiales. Pero en cuanto a
la admisibilidad de fa prueba testimonial, se estará a lo dis-
puesto en los arts. 1709 a 1711.
Como las renuncias no se presumen, es menester que
sc haga en términos formales que excluyan todx duda acerca
de la voluntad de su autor. Por eso, la renuncia de la acción
penal, aunque el delito sea de aquellos que no puedan per-
seguirse de oficio, no importa, por lo general, la de fa acción
civil, a menos que así aparezca o se exprese (N .O 2 1 - 7. ").
La renuncia sólo afecta a1 renunciante y a sus sucesores,
y no a otras personas a quienes también corresponda la
acción; sus efectos son relativos (art. 49 C. P. P.). Así, la
renuncia hecha por la víctima inmediata o directa afecta a
ella y a sus herederos, pero no a los demás en quienes el de-
lito o cuasidelito repercutió, y ni aíin a esos herederos? si les
.-
(1) De PACE,obra citada, tomo 11, N . O 907, págs. 753 y 754; M A Z E A ~obra
D , ci-
tada, tomo 111, 2.a edición, K.' 2125, pág. 168, nota 2.
(2) PL.LWIOL Y PIPERT, obra citada, tamo 1'1, pág. 670, nota 2 ; LALOU,obra ci-
tada, N . O 15, pág. 10; DE PAGE, obra citada, tomo I I , N.O 907, págs. 753 y 754; &la-
ZEAUD, obra citada, torno TI, 2.a edición, N," 1726, pág. 560: DEMOGUE, obra citada,
tonio IV, N." 5'15 bis, pág. 254; G A R D E N ~YT S~LMON-RICCI, obra citada, x." 71,
pkg. 24.
causó un daño personal e independiente del irrogado a su
causante (Nos. 385 y 389) (1).

429. Desistimiento.-Esta acción, sea que se esté


ejercitando ante el tribunal que conoce del proceso criminal
o ante el juez civil que correspoiida, se extingue también por
el desistimiento que haga su titular (art. 157 C. P. C.) (2).
Se aplicarán al respecto los aric. 155 a 158 C. P. C.

430. Transacción (3).-Esta acción se extingue asi-


mismo por transacción (art. 1567, N." 3.") (4), y ello aunque
el delito o cuasidelito de donde emana sea a la vez penal;
el art. 2449 13 autoriza expresamente (5).
La transacción sólo puede recaer sobre la acción civil, no
sobre la acción penal (art. 2449 C. C.), a menos que esta ÚI-
tima sea privada, en cuyo caso pondría término al juicio cri-
minal (art. 50 C. P. P.). En los demás, éste continíía no
obstante la transacción (art. 48 C. P. P.) (6).
La transacción es válida, aunque con posterioridad el
autor del delito o cuasidelito sea absuelto de la acusación o
se dicte a su favor sentencia de sobreseimiento definitivo
por no existir el hecho que se le imputó. No por eso la tran-
sacción carecería de causa, ni seria dable sostener que versó
sobre derechos inexistentes; toda transacción supone una
contingencia incierta, que es precisamente la que las partes
quisieron evitar y que le sirve de suficiente fundamento (7).
( 1 ) DEWOGUE, obra citada, tomo IV, N." 557, pág. 231.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2111, píig. 153: GAKDESAT
Y SALYON-RICCI, obra citada, N." 68, pág. 237.
(3) Sobre esta materia, vease DE BEZ DE VILLARS,Le rkglemcnt%miable des in-
demnilés dues d la suite d'accidents corpords.
(4) PLANIOL Y KIPERT,obra citada, tomo VI, N." 675, pág. 911; GARDENAT Y
SALMON-IIICCI, obra citada, N.O 68, pág. 237; LALOU,obra citada, N." 74, pág. 55.
(5) Pr~soiuY DE VILLÉ,obra citada, tomo IL, N."278 in$nc, pág. 111; MAZPZALD,
obra citada, tomo II1,3: edición, N . O 2114, pág. 156; SAVATIER,obra citada, tomo 11,
N,"566, p6g. 255.
(6) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, N.O 2114, pág. 156; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N.O 666, pág. 256.
(7) PIRSONY DE VILLO,obra citada, tomo 11, N," 279, p&g. 117; MAZEAUD, obra
ciiada, tomo 111, 2.a ediclbn, N.O 2116, phg. 158.
Los efectos de la transaccihn son también relativas: se
,producen entre los contrataiites y sus sucesores que inl-aquen
esta calidad; no perjudican ni aprovechan a las demás per-
sonas a quieges también corresponde la acción (art. 2461).
,Así, la trarsacción consentida por la víctima inmediata o
directa no afecta a las demás .personas a quienes el delito
o cuasidelito haya causado un daño por repercusión, n i aún
a los herederos de aquélla si se hallan en ese caso (Nos.
385 y 389) (1).
La trailsacción válidamente celebrada produce el efecto
de cosa juzgada en última instancia, sin perjuicio dc que
pueda anularse, rescindirse o resolverse en coilforniidad aI
derecho común (art. 2460). Pero ej hecho de variar las cir-
cunstancias que existian al tiempo de su celebración, ccilio
el encarecimiento posterior del costo de la vida, la agra.ira-
ción o disminución ulterior del daño, etc., no autoriza a las
partes para pedir que se la modifique o q u e se aumente o
reduzca el monto de la indemnización, salvo que así lo
hayan estipulado. Obsta a ello la fuerza obligatoria de los
contratos y el efecto de cosa juzgada que la ley atribuye a
la transacción (2).
En materia de accidentes del trabajo, la transacción no
es váíida sino a condiciófi de sujetarse a lo dispuesto en los
arts. 300 y 304 C. del T., esto es, que la víctima obtenga
todo aquello a que tiene derecho y que la tra~lsacciónse otor-
gue con la intervencibn de alguno de los funcionarios que
señala el segundo de esos artículos.

(1) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N,' 676, pág. 912; P I R ~ UY NDE
VILLE,obra citada, tomo 11, $J." 218 bis, pág. 111; h l ~ z e i l u nobra
, citada, to~iio111,
2.a edición, N.O 21 12, pág. 154; SAVATIER,obra citada, tomo 11, N," 656 ir, fime,
pág. 258.
( 2 ) CORDIER,La rBz.iswn aprhs Jugemelrf ou transection des irdcnznilés po!u dom-
ttznges, Nos. 121 a 15-4, págs. 129 a 185; DE BEZ DE VILLARS, obra citada, págs. 101
a 123.-En contra: DEB~OGUE, obra citada, tomo I V , N." 556, pág. 230; PIRSON Y DE
VILLB, obra citada, tomo 11, N."278 bis, pág. 112; PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo VI, N." 675, pág. 911. H. y L. ~:IAZEAGD, obra citada, tomo 1 , 2.8 edición, N.O
227, pág. 251 y tomo 111, 'J.~edición,N."2113, pág. 155, creen también que esta mo-
dificación es ~ o s i b l e salvo
, que el hecho que agrave el perjuicio sea el encarecimiento
del costo de la vida.
431. Convenciones anticipadas sobre liquidación
del daño o destinadas a caucionar su resarcimiento.-
La transacción será generalmente posterior a la realización
del hecho ilícito: Pero nada obsta a que las partes con ante-
rioridad a él convevgan el moato y la forma de la indemniza-
ción que se deberán para el.caso de que una dañe a la otra
por dolo o culpa (Nos. 560 y 561) (1) o caucionen el resarci-
miento del que pueda sobrevenir (2). Semejan te estipulación
es válida; la ley no la prohibe, a nr, ser que se trate de daño
en las personas o de accidentes del trabajo (N.O562), y, por
lo que hace a la caución del resarcimiento de un daño contin-
gente, el art. 932 Ia autoriza en forma expresa. Sería nula
si importare en el hecho la condonación del dolo futuro o de
la culpa lata o grave (art. 1465 C. C.), lo que podría dedu-
cirse. por ejemplo, de la desproporción enorme entre el monto
convenido y el daño que realmente se causó con el delito o
cuasidelito (3).
En todo caso, la víctima, aunqde invoque este pacto,
deberá probar el dolo o la culpa del autor del daño con arre-
glo al derecho común; tal pacto no constituye por sí solo
una presunción de culpabilidad (4).

432. Prescripción.-La acción para obtener la repa-


ración del daño causado por un delito o cuasidelito se extin-
gue poy prescripción de cuatro años contados desde Ea perpe-
tración del acto, es decir, desde el día en que se cometió el
hecho doloso o culpable (5) y no desde aquél en que se pro-

( 1 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 551, pák. 226; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N," 665, pág. 255.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."554, pág. 228.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."551, pág. 226; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N." 665, pág. ,255.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 551, pág. 226.
(5) Gaceta. aiio 1867, sent. 119, pág. 58; año 1875, sent. 1237, pág. 561; año 1913,
sent. 946, pág. 2748; año 1940, tomo f , sent. 58, pág. 271 (consid. 'l.").
Tratándose de un accidente corporal, esta prescripción corre, por tanto, desde
que 61 ocurrió: Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. 1.9, pÉg. 112 (consid. 5." de la Corte de
Apelaciones); tomo 37, 2." parte, sec. l.., pág. 179 (consid. 9." de la Corte de Ape-
laciones).
dujo el daño, si éste y el hecho no son coetáreos (art.
2332).
Nuestro Código puso fin así a las discusiones suscitadas
sobre este particular en derecho francés (1).
La Corte Suprema ha fallado, por eso, que la acción de
perjuicios contra un conservador de bienes raíces por haber
otorgado un certificado inexacto (2) o por haber inscrito una
hipoteca constituída por quien no era dueño del inniuehle
[3J, prescribe eiz cuatro años contados desde Ia fecha en que
se otorgó el certificado o se practicó la inscripción y no des-
de que se consumó el daño.
433. Acciones n que se aplica esta prescripción.-
Esta prescripción se aplica únicamente a las acciones que
concede el título 35 del Libro 11' del C . C. por daño o dolo,
esto es, a las que persigan la reparación del daño causado
con un delito o cuasidelito; son las únicas que ese Título con-
cede. Es, pues, menester que la acción tenga por fzbcntr un
hmbo doloso o culpable y por objeto, la indemnización del
daño irrogado por él. Toda otra acción queda escluída de
ese precepto, que, por ser de excepción, no admite interpre-
tacióh extensiva.
No se aplica, por tanto, a las demás acciones que puedan
corresponder a la victima contra el autor del delito o cuasi-
delito, sea en virtud del dominio u otro derecho que la victima
tenga sobre la cosa objeto del delito o cuasidelito o con relación
a ella, o de un contrato celebrado con aquél. -4si, la acción
reivindicatoria que competa a la víctima de la cosa hurtada,
robada, usurpada o estafada o de que otro se aprqpia por
fuerza (4); la accibn personal que pueda ejercer para pedir
(1) PLANIOL,obra citada, tomo 11, 10.= edxión, N.' 893, pág. 313; PL.LXIOLY
RIPSRT,obra citada, tomo VI, N." 670, pág. 904; DENOGUE, obra citada, tonlo IV,
Nos. 565 a 571, págs, 239 a 247; MAZEACD,obra citada, tomo I I I , 2 . a edición, N,"
2078, pág. 123 y N.O 2119, pág. 161.
(2) Rev., tomo 21, pxte., sec. l.=,pág. 501.-En el mjsmo senticlo: Cacera,
año 1883, sent. 2225, pig. 1232.
(3) Rev., tomo 32, 2 . a parte, sec. l.a,pág. 538.
(4) Gaceta, a s o 1867, s e n t . 1139, pág. 461 (consirl. 7.') y sent. 1295, pág. 533
(consid. 8.").
la restitución del depósito o de la cosa prestada o entregada
en prenda, en administración o por otro título que produzca
obligación de entregarla o devolverla, en el cas9 del N.O 1 . O
del art. 470 C. P., prescriben en conformidad a las reglas ge-
nerales y no en cuatro años; no emanan del delito o cuasi-
delito, como lo prueba el hecho de que habrían existido aún
sin él, ni tienen propiamente por objeto la reparación de un
daño (1). Mucho menos se aplica a las acciones derivadas de
hechos no constitutivos de delito o cuasidelito, como es la
que tiene el dueño de los bienes req'uisados por orden de la
autoridad competente para pedir su restitución o el pago de
su valor; las requisiciones para finés militares son actos li-
citas (art. 10, N.O 9.", C. P. E.) (2).
Pero si la acción emana de un delito o cuasidelito y su
objeto es la reparación del daño causado, la prescripción d e
cuatro arios le es aplicable, sea que se dirija dontra el autor
directo del daño, contra el tercero civilmente responsable
(3), contra el que, sin ser cómplice, se aprovechó del dolo
ajeno o contra los herederos de uno u oti-os; la ley no dictin-
gue. Xunqiie el delito o cuasidelito sea tanibién penal: el
art. 62 C. P. P. se remite expresamente a l art. 2332 C. C.
por lo que hace a la prescripción de la acción civil derivada
de un delito o cuasidelito criminal. Y aunque la ciilpa de1
demandado sea presunta, como en los casos de los arts. 2320
a 2323 y 2326 a 2329; no por eso el hecho generador de la
acción deja de ser cuasidelito. La acción para obtener la re-
paración del daño causado por el hecho de cualquiera de las
personas señaladas en los arts. 2320 a 2322, por un animal
o por una cosa que cae o se arroja de la parte superior de un

( 1 ) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, X.' 2893,


pág. 591; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 673, pá;. 907; GARDENAT Y
SALMOX-RXCCI. obra citada, Nos. 56 a 58, pág. 236; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
iV.O 5x3, pág. 248: MAZEACD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2130, pig. 1 7 1 ;
N." 2137-4, pág. 181; N," 2140, pág. 183 y N." 2143,pág. 185; SAVÁTIER,obra citada,
tomo 11, N." 651, p&. 237.
(2) Rev., tomo 3, 2.= parte, sec. 2.=, pág. 4; tomo 6, 2.* parte, cec. l . = , pág. 7 4
(Corte Suprenia).
R , citada, tomo I i , N,"653, pág. 243..
(3) S ~ ~ V A T I Eohra
edificio prescribe, pues, en cuatro años contadcs desde la
perpetración del hecho. En el mismo tiempo prescribe la
acción que compete a los terceros, que no sean vecinos (1),
por los daños que les cause fa ruina de un edificio por alguna
de las circunstancias contempladas en el art. 23i3 y la que
tiene toda persona contra el que dirige o ejecuta la demoli-
ción, transformación o reparación de un edificio por los da-
ños ocasionados durante ella o por la ruina sobrevenida
mientras se realiza alguna de estas operaciones.
Esta prescripción se aplica asimismo a fa acción del coau-
tor que pagó la indemnización contra sus coautorcs por la par-
t e que a cada uno corresponde en ella, y a I'a que compete
al tercero civiimente responsable contra el autor directo del
daño en conformidad al art. 2325 (2); Ambas emanan del
hecho ilícito, como que la primera es la misma que tenía la
víctima y en la cual dicho coautor se subrogó (arts. 1522
y 1610, S." 3.0) y la segunda, una de las que concede el Tí-
tulo 35 del Libro 117del C. C. por dafio o dolo.

434. Excepciones.-Hay, sin embargo, algqnas~acciones


que, no obstante emanar d e un deIito o cuasidelito y tener
por ot~jetola reparaciGn del daño causado por 61, prescriben
en un plazo mayor o menor que el del art. 2332.
Tales son, entre otras:
1." La acción que compete al dueño del edificio y a ter-
ceros contra el empresario, ingeniero, arquitecto o construc-
tor que lo construyó o que dirigió su construcción, por los
daños causados por ia ruina del edificio proveniente de un
vicio de construcción, que prescribe en cipzco años contados
desde la recepción definitiva de Ia obra por la DirecciGn de
Obras hfunicipales, si el edificio es de aquellos a que se aplica
la ley general sobrc constrircciones y urbanización aprobada
por D. F. L. N.O 345, de 20 de Mayo de 1931 (art. 29 de esta
(1) Respecto de éstos, rige lo que decimos en el N."434, e:.cepciÓn 2."
(2) D u c c ~CLARO,CARLOS,obra citada, N," 188, pág. 117: Pi~soivi DE V I L L ~ ,
obra citada, tomo 11, N," 283, ~ á g 123;. DEMOGUE, obra citada, tunio IV, N," 51.7
D , citada, tomo 111, 2.a edizión, N."2130, ~ á g .172.
in$ne, pág. 254; ~ ~ A Z E . ~ Uobra
ley), y en cinco aeos contados desde su entrega, si se trata d e
los demás edificios (arts. 2003, regla 3.*, y 2324) (N.O355) (1).
2." La acción que compete a los vecinos de un edificio
por los daños que les cause su ruina acaecida por alguna de
las circui~s~ancias contempladas en el art. 2323 (2), y, en
general, todas las que tengan por objeto la indemnizacibn
de los daños sufridos por los hechos de que trata el Título
14 del Libro 11 del C. C., que prescriben en un año contado
desde que se realizó o comenzb el hecho que las genera (art.
950 C. C.) (3): tal es el caso de las acciones concedidas por
los arts. 930 a 936, 938 a 942 y 945 del C. C.
3." Las acciones derivadas de los delitos y cuasidelitos
cometidos en el comercio marítimo, que prescriben, por lo
general, en cinco años (art. 1318 C . de C.). Se hallan en este
caso las que persigan la responsabilidad civil del naviero por
los hechos del capitán, de su sustituto o de la tripulación
(arts. 865, N.O 4.", y 874'C.de C.) o la del capitán por sus
propias delitos o cuasidelitos (art. 908 C. de C.) o por los d e
la tripulación o la gente de mar en el caso del art. 909 C.
de C., las que provengan de un abordaje, varamiento o nau-
fragio, etc. Todas ellas proceden de obligaciones de que trata
el Libro 111 del C. de C. y para las cuales no se ha señalado
un plazo especial de prescripción (art. 1318 C . de C.).
4."Las acciones para reclamar las prestaciones, indem-
nizaciones, rentas o pensiones establecidas par e1 Título 11
del Libro 11 del C. del T. en caso de accidentes del trabajo,
que prescriben en dos años a contar desde la fecha del acci-
dente (art. 303 C. del T.).
5." Las acciones por daños y perjuicios que las aerona-
ves causen a las personas o cosas, que prescriben en tres meses
contados desde la fecha en que esos daños y perjuicios se
produjeron (art. 53 D. F. L. N. 221, de 15 de Mayo de
1931, sobre navegación aérea).
6." La acción civil proveniente de los delitos regidos por
obra citada, N." 250, pág. 157.
(1) LALOU,
(2) CLARO
SOLAR. obra citada, tomo IX, N." 1919, pág. 595.
(3) CLARO
SOLAR, obra citada, tomo IX;N." 1917, pág. 594 y N." 1920, p i g . 595.
el decreto-ley N," 425, de 20 de Marzo de 1925, sobre abusos
de la publici'dad, que prescibe en tres meses contados desde
la fecha en que Ia producción abusiva se haya dado a la pu-
blicidad e11 cualquiera forma, o en un año, si fuere un libro.
Si la producción abusiva ha sido dada a la publicidad en el
extranjero, los tres meses o e1 a50 se contarán desde la fecha
de su intrcducción en el territorio nacional (art. 44 de ese
decreto-ley) .
Esta prescripción se aplica únicamente a las acciones ci-
viles qw emanen de los abusos de publicidad que constituyan,
a la vez, delitos penales según ese decreto-ley; son las únicas
a que se refiere el art. 44. No se aplica a las que provengan
de abusos de publicidad que sólo constituyan delito .civil o
cuasideiito: respecto de ellas rige el art. 3332 (1).
t." La acción civil para obtener la reparación de los
daños causados por los jueces u oficiales del Ministerio Píi-
blico e11 el ejercicio de sus funciones, que prescribe en seis
meses contados desde que se haya notificado al perjudicado
la sentencia firme recaída en la causa en que se supone in-
ferido el agravio (arts. 682 C. P. P. y 168 y 288 L. O. A. T.).
8." La acción para perseguir la responsabilidad del Pre-
sidente de la República por actos de su administración ea
que haya comprometido gravemente el hcnor o Ia seguridad
del Estado o infringido abiertamente la Constitución y las
leyes, y la acción para persegiiir la responsabilidad de los Mi-
nistros de Estado por los delitos de traición, concusión, mal-
versación de fondos públicos y demás que señala Ia ietra h
del N.O 1." del art. 39 de la C. P. del E., que prescriben en
seis y tres meses, respectivamente, contados desde la expi-
ración del cargo.
9." La acción civil que compete a toda persona agraviada
por una resolución ilegal de una Municipalidad para ser iv-
definizada por los que la acordaron o contra un alcalde par
sus actos o decretos ilegales, que prescribe en seis meses a
contar desde la fecha del acuerdo o acto impugnado (art.

(1) GARDENAT
Y S.%LMON-RICCI,
obra citada, N.O 60, pág. 236.
127 de la ley de organización y atribuciones de las Munici-
palidades, cuyo texto defi,~itivose fijó por decreto N.O 1472,
d e 17 de Marzo de 1941).
Las antedichas prescripciones, puesto que son excep-
cionales, deben interpretarse restrictivamente: no pueden
extenderse más allá de los casos para que han sido estable-
cidas (1').
Las acciones dirigidas a precaver un. daño no prescriben
mientras haya justo motivo de temerlo (art. 950 C. C.).

435. Suspensión.-Esta prescripción corre contra toda


clase de personas y no se suspende a favor de las enumeradas
en el artl 2509 (art. 2524 C. C.).

436. Interrupción.-Esta prescripción se interrumpe


natural o civilmente con arreglo al derecho común (art.
2518) (2).
Se interrumpe naturalmente por el hecho de reconocer
el deudor la obligación de reparar el daño causado expresa
o tácitamente; pero el hecho de socorrer a la víctima no
importa reconocimiento (3).
Se interrumpe civilmente por la demanda judicial no-
tificada con arreglo a la ley antes del vencimiento del plazo
de cuatro años (4), aunque después se anule todo lo obrado
en el juicio a que la demanda dió origen por ser la demandante
menor de edad al tiempo de interponerla (S), o se reponga
el proceso al estado de contestarse la demanda por carecer
d e facultad para contestarla el mandatario a quien ella se
notificó (6). Las gestiones para obtener privilegio de pobreza,
a fin de iniciar el juicio correspondiente, no la interrumpen;
(1) M : \ z ~ a u ~obra
, citada, todo 111, 2.' edición, N." 2124, pág. 166; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N." 649 infine, pág. 236:
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 64, pág. 236; SAVATIER,
obra
citada, tomo 11, N." 654, pág. 243.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."67, pág. 237.
(4) Rev., tomo 36, 2.a parte, sec. 1.'. pSg. 118 (Corte Suprema).
(5) Rev., tomo 27. 2.' parte, sec. 1.6, pág. 240'(Corte Suprema).
(6) Icev., tomo 33, 2.q parte, sec. l.., pág. 507 (Corte Suprema).
LA ACCIÓN DE RESPONSbBILIÚAD DELICTUAL, ETC. 529

de modo que si la demanda es notificada después de trans-


currido el plazo de cuatro años, la prescripción no se inte-
rrumpe, aunque dichas gestiones se hayan iniciado antes
del vericirniento del plazo. Así se ha fallado (1).
La demanda judicial no interrumpirá f a prescripción en
los casos a que se refiere el art. 2503 dcl C. C. (art. 2518).

437. Efecto que produce en la prescripción la re-


serva de la acción civil hecha con arreglo al art, 32
C. P. P.-Cuando el ofendido por el delito o cuasidelito, al
ejercitar la acción penal, se reserva expresamente la acción
civil para hacerla valer después de terminado el juicio cri-
minal por la condenación del delincuente, en ejercicio de La
facultad que le otorga e1 inc. 1." del art. 32 C. P. P., el plazo
de prescripci6n de Ia acción civil se contará siempre desde
la perpetración del delito o cuasidelito (art. 62 C. P. P.);
pero quedar5 en suspenso mientras dure CI proceso criminal
y hasta su terminación, tanto respecto del autor directo
del daño como del tercero civilmente responsable, aunque
éste no haya sido parte en él. Así se concilian las disposicio-
nes aparentemente contradictorias de los arts. 32 y 62 C. P.
P. y se evita que aquella facultad sea ilusoria, como ocurriría
si el proceso criminal dura más de cuatro años.
La Corte Suprema ha fallado, sin embargo, que en tal
caso este plazo se cuenta desde que termina el juicio crimi-
nal (2). Creemos que la Corte ha ido un poco Iejos, porque
el art. 62 del C. P. P., al disponer que la prescripción de la
acción civil se regirá por la regIa del art. 2332 del C. C., sin
perjuicio de lo dispuesto en los preceptos del Título I I de
ese Código, entre los cuales se halla el art. 32, reitera su vo-
luntad de que dicha prescripción se cuente desde Ia perpe-
tracibn del acto, que es lo que dispone e1 citado al art. 2332.

438. Derecho comparado.-En esta materia, el cri-


terio de las legislaciones extranjeras es muy variado; pero,
--
(1) Rev., tomo 37, 2.a parte, sec. I.a, pág. 179 (Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.a, pág. 347.
34
índice
La reparación del daEo
439. Caracteres.-La reparación del daíio causado por
un delito o cuasidelito, esto es, la prestación a que su autor
está obligado en favor de la víctima puede ser en especie o
en equivalente, pero en todo caso debe ser completa, y no goza,
por lo general, de privilegio para su pago (1).

440. Clasificación.-Reparar un daño es hacerlo cesar,


rcstahlccer el estado de cosas existente al tiempo del delito
o cuasidelito y que éste destruyó. De ahi que, en principio,
la reparación debe ser en es$ecie (2); pero ello no obsta a que
pueda hacerse en eguizialenfe.
E s en especie cuando consiste en. la ejecución de actos o
en la adopción de medidas que hagan desaparecer el daño
(1) Sobre las materias tratadas en este Capftu10,pueden consul~aise!a tesis para
el Doctorado dc I,UCIBI~NE RIPERT,La répar(~tioltdtl prkjladice dans Ea responsabi,'ité
déEidrtrEk y la memoria de prueba de L ~ C R A RIULLERR., Del delito y cuesidrlito cfril
y esficialntwrfe de la reparacidn de? daño, Imprenta y Encuadcrnarión Belln~ista,San-
tiago de Chile, 1928.
(2) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 650, páp. 918; SAVATIET, obra
citada, tonio Ir, N.O 593, pág. 181; DEMOGUE, obra citada! tomo IV, N.O 489, pág.
160; DE PACE,obra citada, tonlo 11, N.O 1026, pág. 875; COLINY CAPITANT,obra
citada, tomo 11, 6.a edición, pLg. 363; B.~UDRY-LACANTIXLRIE Y BARDE.obra citada,
tomo ITT, 3.a edicihn, N.O 2877, pág. 580; PIRSONY DE VILLÉ, obra citac!a, tomo 1,
N.O 223, pjg. 544; GAUDEMET, obra citada, págs. 322 in j k e y 323.-En contra: RI-
PERT, LUCIENNE, obra citada, Nos. 11 a 32, págs. 11 a 37, quien sostiene que la re-
paración sólo puede consistir en e! pago de una cantidad de dinero y niega, por tanto,
a la reparaci6n en especie el carácter de reparación,
en sí mismo, siempre que esos actos o medidas no sean la
mera cesación del estado de cosas ilícito creado por el delito
o cuasidelito. Si estas medidas consisten en la mera cesación
de este estado, no hay propiamente reparación; ésta sólo es
tal cuando se refiere a un daño distinto de la simple altera-
ción del orden jurídico producido por el hecho ilícito. Y
así, la restitución del objeto robado, hurtado o retenido
injustamente, la extinción de una servidumbre usurpada, la
destrucción de las Iabores o estacadas que tuercen la direc-
ción de las aguas corrientes y privan de su beneficio al pre-
dio que tiene derecho de servirse de ellas, el cegamiento del
pozo que secó al del vecino, etc., no son propiamente repara-
ciones en especie (1). Lo son, en cambio, la pérdida para el
incapaz del derecho de alegar la nulidad del acto o contrato
si, para inducir al otro contratante, se valió de dolo (art.
1685) ( 2 ) ; la pérdida del derecho de alegar la nulidad abso-
luta de un acto o contrato por parte del que lo ejecutó sa-
biendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba (art. 1683)
(3) ; la ejecución por el constructor de un edificio de las obras
necesarias para hacer cesar los vicios de construcción obser-
vados en él; el reembolso de los gastos originados por la cu-
ración de la víctima o invertidos en la reparación del objeto
destruído, porque éstos sí que tienden a hacer desaparecer
o a evitar el daño por otros medios que la mera cesación del
estado de cosas ilícito creado por el delito o cuasidelito (4).
La reparación es en equivalente cuando ante la impo-
sibilidad de hacer desaparecer el daño, sólo procura a la víc-
tima una compensación del mismo, como el pago de una can-
tidad de dinero por la pérdida de un brazo o de un ojo.

(1) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 594, pág. 181.
(2) SAVATIER, obra citada, torno 1, N." 118, pág. 154 y tomo 11, N." 599, pág.
185; JOSSERAND, obra citada, tomo 1, 3.' e d i c i h , N." 639, pág. 371 y tomo 11, 3..
edición, N.O 99, pág. 56 y N.O 473, pág. 281.
(3) En este caso y en el del incapaz que se Tale de dolo, no puede haber una re-
paración más eficaz que obligar a su autor a cumplir el acto o contrato, ya que asi
se impide que el otro contratante sufra el perjuicio que podrla irrogarle la invalida-
ci6n del mismo acto o contrato.
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 595, pág. 182 y N.O 596, pág. 183.
La reparación en especie hace cesar el daño, a lo menos
para el futuro; la por equi~talenleno, sólo 10 compensa: el
daño subsiste no obstante ella (1).

441. Facultad de la víctima.-La ley no impone obli-


gatoriamente una determinada forma de reparación, ni or-
dena que primero se pida la reparación en especie y sClo en
su defecto la por equivalente. Se Iirnita a decir que quien
causa un daño con dolo o culpa es obiigado a indemnizarlo
(art. 2314) o repararlo (art. 2329) y ello puede lograrse de
diferentes maneras. La víctima tiene, por tanto, plena li-
bertad para solicitar la que más le convenga (Z), a menos
que la reparación en especie sea imposible, como en los casos
del N.O 444, pues entonces sólo podria pedirla en equi-
valente.
Nada obsta tampoco a que ambas puedan acuinularse
(3), siempre que no procuren una reparación mayor que el
daño causado.
Pero el juez no podrá elegir la que le parezca más ade-
cuada y ordenar una distinta de la pedida por el demandan-
te: no podría, por ejemplo, ordenar el pago de una cantidad
de dinero si lo solicitado ha sido una reparación en especie
o vice-versa, a menos que aquél las haya demandado altcr-
nativa o subsidiariamente; fallaría ultra-petita (4).
442. Reparación en especie.-l,a reparación en espe-
cie está expresamente autorizada por la ley. Son numerosos
los casos en que ésta faculta a Ia victirna para pedir fa
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo III, Z S a edición, N.O 2302, pág. 347; PIRSOXY
nE VILLÉ,obra citada, tomo 1, Ir;'." 223, pág. 544.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1026, p6g. 876; GARDEKXT Y SALJIO'I-
Rrccr, obra citada, N.O 161, pág. 42; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 494 bis,
pág. 168; MAZEAUD, obra citada, torno 111, 2.a edición, E.* 2306, pág. 351.
(3) BAUDRP-L.~CA~T~NERIE T BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O
2877, pág.'SSO; Dú-ccr CLARO, CARLOS, obra citada, N,' 314 in &e, pág. 199.
(4) En Francia y Bélgica prevalece la opinión contraria: PLANIOL T RIPEXT,obra
citada, tomo VI, phg. 919, ilota 1; DE PAGE,obra citada, tomo 11, 6.a edición, N.O'
1026, pág. 876; DEMOGUE, obra citada, tonlo IV, N,"49.3: bis, pág. 168; P ~ R S OYND E
VILLB,obra citada, tomo 1, N."223, pág. 565; &~ilazE~u~,*obra citada, tomo 111, 2.a
edición, N," 2306, pág. 352; SAVATIER, obra citada, tomo 11, K,"597, pág. 183,
adopción de medidas destinadas a hacer cesar o a evitar un
daño. Pueden citarse, entre otros, los arts. 932 y 2328, inc.
2.O, del C. C. Indemnizar un daño es hacerlo cesar y nada
realiza mejor este resultado que el desaparecimiento del he-
cho que lo genera.

443. Facultad del juez para dar órdenes.-Conse-


cuencia de lo dicho es que el juez puede dar órdenes y decre-
tar, por tanto, todas las medidas que estime conducentes a
hacer cesar el daño (1) o a impedir que se produzca, si es con-
tingente, a condición, naturalmente, de que le sean solicitadas;
los tribunales no pueden proceder de oficio sino en los casos
en que una ley expresa los autorice para ello (art. 9 L. O.
A. T.).
Así, los jueces pueden. ordenar que se deshagan o modi-
fiquen las labores o estacadas que tuercen el curso de las aguas
corrientes en perjuicio de otro (art. 936); que se ciegue el
pozo que perjudica al vecino en el caso del art. 945; que se
dé mayor altura a los cercos de una vía férrea para evitar
que los animales de los predios vecinos los salten y se intro-
duzcan e n ella; que el dueño de un predio proceda a cerrarlo
o a reparar los cierros que estén en mal estado a fin de im-
pedir que sus animales penetren al del vecino; que una fá-
brica o establecimiento industrial adopte las medidas nece-
sarias para evitar que sus ruidos, olores o emanaciones per-
judiquen a los vecinos (Nos. 142 y 183); que se reconstruya
un muro destruíd.0 indebidamente; que se haga desaparecer
el retrato de una persona que figura en ciertos, avisos; que
un libro que contiene afirmaciones inexactas respecto de una
persona se complete con los documentos justificativos del
caso en los ejemplares restantes y en las ediciones futuras
--
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edicibn, N.O 2307, p&g. 353; COLINY
CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 364; BAUDRY-LACANTINERIR Y
BARDE,obra citada, ton10 IV, 3.8 edición, N . O 2877, pág. 580; PLANIOLY RIFDRT,
obra citada, tomo VI, N," 545, pág. 749 y N.O 680, pág. 920; DE PACE,obra citada,
tomo 11, N." 1026, págs. 875 y 876; GARDEYAT Y SALMON-RICCI, N.O 161, pág. 42

y N." 6, pág. 626; D E M ~ G Uobra


E , citada, tomo IV, N.O 490, pág. 161 y N . O 496,
pág. 168; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 223, pág. 544, nota 1.
(1); que se destruya o repare el edificio ruinoso (art. 932);
que se derriben los árboIes mal arraigados (art. 935); que
se remueva Ia cosa que amenaza caer de la parte superior de
un edificio o de otro paraje elevado (art. 2328) ; que se re-
ponga el tejado del demandante al nlisrno estado en que se
hallaba antes que el demandado lo destruyera con los escarn-
bros que arrojó sobre él (2) ; que se restablezca el riego de
una finca en las condiciones en que se hacía antes que el de-
mandado lo impidiera (3); que se restituyan los animales re-
tenidos indebidamente (4)) etc.

444. Reparación e n equivalente.-La reparación e11


especie no siempre es posible. Así sucede cuando el daño es
materialmente irreparable o se opone a ella algún obstáculo
legal. Se hallan en el primer caso e1 daño moral, la mayor
parte de los daños corporaIes-muerte, pérdida de uii ojo,
de un brazo, de una pierna, etc.,-fa destrucción de un oh-
jeto, el irlcendio de un edificio, etc.; nada ni nadie podrá bo-
rrar el dolor, volver a Ia vida al muerto, restituir el ojo, el
brazo o la pierna perdidos, restablecer la cosa misma destruí-
da o incendiada (5). Ocurre lo segundo, cuando el hecho
ilícito se presenta con acasión de un acto autorizado por la
ley o la autoridad administrativa: es el caso de los daños
causados por un establecimiento comercial o ind-ustrial que
funciona con la debida autorización. El juez no podria de-
cretar su clausura; se opone a ello La separación de los pode-
res públicos y lo dispuesto en el art. 4 L. O. A, T. (Xos. 1-42
y 183) (6). La reparación se hace entonces en eqz~ivalcnte.
Pero la negativa del autor del daiío no es obstácuio para
(1) DEXOGUE,
obra citada, tomo IV, N.O 490, pág. 162.
(2) Gaceta, año 1859, scnt. 347, pAg. 162.
(3} Gaceta, año 1886, sent. 690, pág. 401.
(4)Gaceta, año 1885, sent, 194, pág. 110 y sent. 531, pág. 307.
(5) PIRSOX Y DE YILLB, obra citada, tomo 1, N." 223, pág. 525; DE PAGE,obra
citada, tonlo Ir, N.O 1026, pág. 876; ~ ~ A Z E A C Dobra
, citada, tonlo 11, 2,= edición, N.O
2310, pág. 356.
(6) ~ I A Z M U D
obra
, citada, tonio 111, 2.a edición, N.O 2315, pág. 360; PLANIOLY
RIPERT,qbra citada, tomo VI, N.O 545, pág. 750; DCMOGLE, obra citada, tomo IV,
N." 500, pág. 176; PIRSOX Y DE VILLO,obra citada, torno 1, h '.' 223, pág. 545.
la reparación en especie. Si rehusa o resiste la ejecución de
las obras o la adopción de las medidas decretadas por el juez,
la víctima podrá pedir que se le autorice para hacerlas por
sí misma o por un tercero a expensas del deudor o que se
apremie a éste con multas o arrestos, todo ello de acuerdo
con los arts. 1553 C. C. y 570 C. P. C. (1).
445. Sus formas.-La reparación en equiz~alenteconsiste,
de ordinario, en una cantidad de dinero; es su forma normal.
Pero puede consistir también en un equivalente no pecunia-
rio (2). Nada hay en la ley que se oponga a ello. Por el con-
trario, el art. 2331 parece autorizarla implícitamente desde
que en el caso a que se refiere sólo niega el derecho de denian-
dar indemnización pecunzkria, a menos de probarse daño
emergente o lucro cesante apreciable en dinero; luego, puede
solicitarse otra reparación que no sea en dinero. Tal sería la
publicación en un periódico, a costa del demandado, de la
sentencia que declare falsas las imputaciones injuriosas o de
un desmentido suscrito por 61 (3). En materia penal, la pu-
blicación de la sentencia que declare la calumnia está expre-
samente autorizada por la-ley, si el ofendido la pide (art.-415
C. P.) (4). No se ve por qué la judicatura civil no podría
( 1 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 490 infine, pág. 163 y N."497, pág. 173;
PLANIOL Y KIPERT,obra citada, tomo VI, N," 680, pág. 919; MAZEAUD, obra citada,
tomo 111, 2.a edición, N.O 2039, pág. 355 y N." 2312, pág. 3 5 8 ; ' D ~PAGE,obra citada,
tomo 11, N." 1026, pág. 876; SAVATIER, obra citada, tomo 1 1 , N," 598, pág. 184.
(2) M A Z E ~ U obra
D , citada, tomo 111, 2." edición, Nos. 2316 y 2317, pág. 362;
GARDENAT Y SALYON-RICCI, obra citada, N," 161, pág. 4 2 ; DE PAGE,obra citada.
tomo 11, N." 1026, pág. 876 in fine; DUCCICLARO,CARLOS,obra citada, N.O 316,
pág. 200.
( 3 ) COLINY CAPITANT,obra citada, tomo 11, 6.' edicibn, pág. 364; MAZEALID,
obra citada, tomo 111, 2.= edición, N." 2319, pág. 365 i n fine; GARDENAT Y SALMON-
I<ICCI, obra citada, N." 161, pág. 42: DEMOGUE,obra citada, tomo IV, N . O 490, pág.
161; BAUDRY-LACAXTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV. 3.a edición, N," 2877,
pág. 580, nota 6 ; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 469, pág. 250;
PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.' edición, N." 895, pág. 314; LALOU,obra citada,
N." 31, pág. 24; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 680, pág. 920; D E PAGE,
obra citada, toiiio 11, N . O 1026, pág. 877; PIRSONY DE VILLO,obra citada, tomo 1,
N.O 223, pág. 545.
( 4 ) El art. 25 del decreto-ley N.O 425, de 20 de Marzo de 1925, sobre abusos de la
publicidad, dispone que el ofendido por los delitos de calumnia e injuria podrá siem-
pre hacer publicar la sentencia en que se condene a su ofensor, y el art. 715 del C. de
LA R E P A R A C I ~ N DEL DAÑO 539

ordenar esa publicación, toda vez que la acción civil deriva-


da de un delito puede deducirse ante ella.
La víctima puede pedir el equivalente que más le con-
venga. Pueden también acumularse dos o más equivalentes,
siempre que no procuren una reparación superior al daño
causado: así ocurre en los delitos de calumnia, en que la
víctima puede solicitar, a m á s de la indemnización pecunia-
ria que proceda, la publicación de la sentencia en que se
declare aquélla.
Pero el juez no podría elegir el equivaIente que estirne
más adecuado y decretar uno distinto del que le pidió el ac-
tor, a no ser que éste deje entregada esa elección a su arbi-
trio ; fallaría ultra-petita (1).

446. Indemnización pecuniaria.-La forma ordina-


ria y corriente de reparar el daño causado por un delito o
cuasidelito es mediante el pago de una indcm~zizaciónpecu-
niaria (2). El dinero no súlo es la medida de los valores, si-
no que tiene un poder liberatorio absoluto y permite a la
víctima procurarse el equivalente que mejor Ie convenga.
La indemnización de perjuicios es, pues, la reparación más
adecuada, tanto en niateria delictual o cuasidelictual como
en materia contractual (3). Y, contrariamente a lo que l-ia
dicho la Corte Suprema, no es efectivo que la «reparación
de un daño» y la «indemnización de perjuicios» sean concep-
P. P. establece que el acusado cuya completa inocencia ha sido declarada por la sen-
tencia de Ia Corte Suprema que acogc el recurso de revisión, o por la que pronuncie
el tribunal 1Iamado a conocer de la nueva causa en virtud de lo ordenado por esa
Corte, podrá exigir que tal sentencia se publique en el Diario Oficial.
(1) En contra: MAZEAWD, obra citada, tomo 111, 3 , a edición, N . O 2318, pág. 363.
(2) COLIN.i' CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 363; BAUDRY-
LACAP~TINERIE, obra citada, tomo 11, 13.° edición, N.O 711 i n f i n e , p á g . 3 2 2 ; R-IUDRY-
LACANTINERIE P BARDE,obra citada, tomo IV, 3.a edición, N.O 2877, pág. 580; Joc-
SERAXD, obra citada, tonio 1 1 , 2.a edición, N.O 469, pág. 250; PLANIOL, obra citada,
tonlo 11, ID.* edición, N.O 895, pág. 313; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo V I ,
N." 680, pág, 918; DE PAGE,obra citada, tomo 11, E.*1026, pág. 875; GARDENAT
C I , citada, N." 161, p á g . 42; RIAZEALD,obra citada, tomo 1 1 1 ,
y S A L M O ~ - R I ~obra
2.a edición, N . O 2321, pág. 366.
(3) ~ I A Z E A Uobra
D , citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2322, pág, 367.
tos jurídicos de distinta significación (l), son sinónimos (2).
-4sí lo prueban los arts. 2314, 2315, 2316, 2317 y 2331, que
se refieren indistintamente a la indernwización del daño cau-
sado por un delito o cuasidelito, al perjuicio procedente del
mismo y a la indemnización pecuniarta.

447. Moneda en que debe fijarse.--La indemnizaci6n


debe fijarse en moneda chilena (3). El deudor no puede ser
obligado a pagar en moneda extranjera, salvo que así se ha-
ya estipulado (ley de 10 de Septiembre de 1892), y éste no
es el caso.

448. Capital o renta.-Puesto que la ley nada dice


sobre el pal ticular, la indemnización pecuniaria puede con-
sistir en una cantidad alzada que el autor del daño debe
pagar a la víctima de una sola vez, o en una renta vitalicia
(4) o temporal (5) (6).
-
(1) Kev., tomo 21, 2.° parte, sec. l.=,pág. 1053 (consid. 4.").
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 161, pág. 42; LALDU,obra ci-
tada, N . O 24, pág. 17; MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2322, pág.
367; DEXOGUE,obra citada, tomo IV, N . O 470, pág. 136.
(3) Algunos autores creen, sin embargo, que la indemnización puede fijarse eri
moneda extranjera si el juez estima que en esta forma el daño se repara mejor: LALOI',
obrá citada, N.O 35, pág. 27; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 2325,
Pág. 371; SAVATIER, obra citada, tonio 11, N.O 605, pág. 192; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O 682 in fine, pág. 924; RIPERT,LUCIENNE, obra Citada, Nos. 184
a 187, págs. 210 a 213; pero, a juicio de esta última, ello s61o serfa posible en los casos
muy calificados que señala. Tales opiniones no pueden sustentarse entre nosotros
por la razón expresada en el texto.
(4) Gaceta, año 1897, tomo 1, sent. 1582, pág. 961;año 1900, tomo 11, sent. 2010,
pág. 97; año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850; año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág.
308; OTERO,Jurisprudencior del C. de P . C., 1.er apkndice a la 2.a edición de 1910, pág.
807, N," 2; Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. l.a, pág. 324; tomo 12, 2.8 parte, sec. l e a , pág.
308; tomo 16, 2.a parte, ser. l.a, pág. 513; tomo 22, 2.a parte, sec. l.a,pág. 737; COLIN
S CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, pág. 364.
(5) Rev., tomo 17, 2.1 parte, sec. l.a, pág. 375 (durante quince años); Grtcet:~,
año 1922, tomo 11, sent. i50, pág. 598 (durante diez años).
(6) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. l.*, pág. 822, consid. 10 (Corte Suprema);
RAUDRY-LAC.~NTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.' edición, N." 2877,
580; LALOIT, obra citada, N . O 31, pág. 24; PLANIOLY RIPRHT,obra citada, tonio VI,
N.O 682, pág. 923; DE PAGE,obra citada. tomo 11, N . O 1027, pág. 877; DEYOGC'E,

obra citada, tomo IV, N . O 494, pág. 166; MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición,
LA REPARBCIÓN DEL DAÑO 54 1

El primer procedimiento es el normal y corriente: la


generalidad de las sentencias condenan al demandado aI
pago de una suma alzada. El otro suele emplearse cuando el
daño es continuo (l),como ocurre en los casos de accidentes
corporaies que producen una incapacidad para el trabajo (2)
o de muerte de una persona que priva a otra de la pensión
alimenticia o de los recursos con que subvenía a sus necesi-
dades (3).

449. Facultad del juez para fijar un capital o una


renta.-El juez tiene plena libertad para fijar uno u otra:
puede, por tanto, decretar el pago de una renta, aunque el
demandante Ie haya pedido una can tidad alzada (4), o vice-

N." 2324, pág. 371; RIPERT,LUCIENNE,obra citada, N." 171, pág. 200; DUCCICLARO,
CARLOS,obra citada, N." 318, pág. 201 y N," 319, pág. 202; SAVATIER, obra citada,
tomo 11, N." 616, pág. 201.
(1) PLANIOL Y RIPEI~T, obra citada, tomo VI, N," 682, pág. 923; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, Y." 161, pág. 42 y Nos. 175 y 176, pág. 44; MAZEAVD,
obra citada, tomo 111, 2.aediciÓn, N,"2328, pág. 373; RIPEKT,LUCIE~NL, obra citada,
N.O 174, p5.g. 202; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 617, pág. 202,
El art. 2057 del C. C. italiano de 1942 dispone en forma expresa que cuando el
daño causado a una persona es permanente, el j u e ~puede ordenar que la reparición
consista en una renta vitalicia, en cuyo caso determinará lascauciones que han de
asegurar su pago.
(2) Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. l a a ,pág. 324; Gaceta, año 1900, tomo 11, sent.
2010, p5g. 97; año 1902, tomo 11, sent. 1937, p'ág. 308; OTERO,J~rWprzrdenriadel C.
de P . C., ier. apCndice a la 2.a edición de 1910, ~ á g 807,
. N.O 2.

(3) Rev., toiiio 12, 2." parte, sec. l.", pLg. 308; tomo 16, 2." parte, sec. l.a, pág.
513; tomo 17, 2: parte, sec. l.", 375; tomo 22, 2.a parte, sec. l.a, pág. '137; Ga-
ceta, año 1897, tomo 1, sent. 1582, p&g. 961; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97;
año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850; año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598.
(4) Gaceta, ano 1897, tomo 1, sent. 1582, pág. 961 (Corte Suprema); año 1900,
tomo 11, sent. 2010, pág. 97 (Corte Suprema); año 1902, tomo 1, sent. 846, pág. 850
(Corte Suprema); año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598; Rev, tomo 7, 2.a parte, sec.
1.a, pág. 324 (Corte Suprema); tomo 12, 2.= parte, sec. l.", pág. 308 (Corte Suprema);
tomo 16, 2.8 parte, sec. l.*,pág. 513; tomo 17, 2.a parte, sec. l.a,pág. 375 (Corte Su-
rema); tomo 22, 2.a partc, sec. pág. 737 (Corte Suprema); OTERO, Jurisprudencin
del C. de P . C., ler. aprndice a La 2.a edición de 1910, pág. 807, N.O 2.-En el mismo
sentido: PLANIOLY KIPERT,obra citada, tomo VI, N,"682, pág. 923; RIPERT,LU-
CIENNE,obra citada, N."176, pág. 203; DE PACE,obra citada, tonio 11, N.' 1027,
pág, 877; GARDENAT Y. SALMON-RICCI, obra citada, N." 190, pág. 46; PIRSONY DE
VILLE, obra citada, tomo 1, N.O 194 bis, pág. 456; Revzte Trirnesi~iellede Droit Civil,
tomo 38, año 1939, N . O 43, pág. 166; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 616 Zn jne,
pág. 201 y Na0617,~ á g 202. .
En Rev., tomo 38, 2.* parte, sec. l.=, pág. 239, se ha fallado, sin embargo, que
versa (l),siempre que el total de lo que ordene pagar no ex-
ceda de lo demandado. No falla ultra petita, porque ni
otorga más de lo pedido, ni extiende su fallo a puntos no
sometidos a su decisión, ya que lo solicitado es una cantidad
de dinero y ésta no deja de serlo porque se pague en tal o
cual forma (2).
El hecho de que el demandado solicite que la indemniza-
ción se pague en una forma determinada no liga tampoco al
juez; aquél no tiene derecho a señalar la forma en que la
indemnización deba pagarse al demandante (3).

450. Excepción.-Se exceptúan de lo dicho los acci-


dentes del trabajo que producen la muerte del accidentado
o su incapacidad permanente total: en tales casos la indem-
nización sólo puede consistir en una renta vitalicia o tem-
poral (arts. 284 y 287 a 290 C. del T.) (4).

451. Fecha desde la cual se debe la renta.-Tratán-


dose de una renta vitalicia o temporal, el juez tiene también
libertad para determinar la fecha desde la cual se debe y su
forma de pago: puede ordenar que se pague desde el día del
accidente ( S ) - e s tal vez lo más justo (6)-o desde el día
de la demanda, de su notificación (7), de la contestación
demandada un cantidad alzada, el juez no puede decretar el pago de una renta por
tiempo determinado, porque ello haria degenerar la acción deducida por el demandante
en otra que no ha entablado e iria contra lo dispuesto en los arts. 1494, inc. 2.", y
1591 C. C.
( 1 ) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 682, pág. 923; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." 494 bis, pág. 167; RIPERT,LUCIENNE,obra citada, N." 176,
pág. 203; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 616 anfine, pág. 201.
(2) Kev., tomo 7, 2.a parte, sec. l.', pág. 32.1; tomo 12, 2.a parte, sec. 1 .', pág.
308 (ambas de la Corte Suprema).-En contra: Rev., tomo 10, 2.a parte, sec. 1.1,
pág. 422 (Corte Suprema); DUCCICLARO,CARLOS, obra citada, N.O 319, pág. 202.
(3) Rev., tomo 27, 2.= parte, sec. l . a , pág. 240.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, Z.= edición, N," 2330, pág. 375; LALOU,
obra citada, N.O 32, pág. 24; RIPBRT,LUCIENNE, obra citada, N." 177, pág. 203; SA-
V.ATIER, obra citada, tomo 11, N." 617, pág. 202.
(5) Gaceta, año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97; año 1902, tomo 11, sent. 1937,
pág. 308; año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598.
(6) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 467, pág. 132.
(7) OTERO,Jurisprudencia del C. de P . C., ler. apendice a la 2.O edición de 1910,
pág. 807, N . O 2.
(1) o desde que quede ejecutoriada la sentencia (Z), por pe-
ríodos mensuaIes (3), semestrales o anuales, anticipados o
vencidos (4).
Pero en ningún caso podria señalar una fecha anterior
al delito o cuasidelito-con anterioridad a él no ha habido
dafio-ni a la indicada en la demanda; fallaría uItra-petita.
Ni podría tampoco obligar al demandado a constituir una
caución para asegurar el pago, salvo que, el demandante se
lo pida; también fallaría ultra-petita (5).
Si la pensión es temporal, el juez tiene asimismo liber-
tad para señalar la época hasta la cual se deberá (6).
Si la sentencia no indica fecha inicial para su pago y el
demandante tampoco la indicó en su demanda, se entenderá
que la renta se debe desde el día en que se causó el daño (7).
Se exceptúan las rentas que el patrón debe pagar a sus
obreros en caso de accidentes del trabajo. Respecto de ellas,
el juez no goza de tal libertad: se deben siempre desde el día
en que ocurrió el accidente o de la muerte del accidentado,
según el caso (arts. 285 y 291 C. de T.), se pagan por men-
sualidades vencidas (arts. 284 y 291 C. del T.) y, si son tern-
porales, tendrán la duración señalada por la ley (arts, 287
a 290 C. del T.).

(1) Rev., tumo 7, 2.* parte, sec. l.n, pág. 324.


(2) Rev., tomo 22, 2.' parte, sec. pAg. 737.
(3) Rev., tomo 7, 2: parte, sec. l.", pág. 324; tomo 12, 2.0 parte, sec, laa,phg.
308; tomo 16, 2.a parle, sec. l.*, phg. 513; tomo 17, parte, sec. 1." pág. 375; tomo
22, 2.a parte, sec, l.", pág. 737; Gaceta, año 1897, tomo 1, sent. 1582, pág. 961 ; año
1900, tomo 11, seiit. 2010, pág. 97; año 1902, tomo 1 , sent. 846, pág. 850; año 1902,
to~rio11, seilt. 1937, pág. 308; año 1922, toi11o 11, sent. 150, pág. 598; OTERO,Juris:
prudencia del C. de P. C., ler. ap6ndice a la edición de 1910, pág. 807, N." 2."
(4) DEMOGCE, obra citada, tonio IV, N.O 494, pág. 166; MAZEAUD, obra citada,
tomo 111, 2.z erlicihn, N . O 2329, pág. 374; D u c c ~CLARO,CARLOS, obra citada, N . O
320, pág. 202..
(5) Rev,. torno 4, 2.> parte, scc. l . a , pág. 319 (Corte Suprema); LALOC,obra ci-
tada, Nos. 33 y 34, págs. 25 y 26; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 102 i n f i n e ,
pág. 878.-En contra: MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2 . * edicibn, N,"2326, pág.
372; DEXOGUE, .obra citada, tomo IV, N.O 471, pág. 136; RIPERT,LUCIEPÍNE, obra
citada, N." 178, pág. 204; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 618, pág. 203.
(6) Así se hizo en Gaceta, año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598 y en Rev., tomo
17, 2.a parte, sec. pág. ~ ~ ~ ; D E M O obra
G U citada,
E, tomo IV, N.O 491,pág. 166.
(7) Rev., tomo 16, 2.a parte, sec. l.a, pág. 569.
índice
453. Principio.-En principio, fa reparación debe ser
co?npleta, esto es, exactamente igual al daño causado; debe
cubrirlo en su totalidad (1). Reparar un daño es restituir
las cosas a su estado anterior como si el daño no hubiera
existido, restablecer en el patrimonio de La víctima el valor
destruído por el hecho ilícito; esto sólo se obtiene dándole
el mismo valor.

454. Gonsecuencias.-De aquí Auyen las cotisecuencias


siguieiites :
1." El monto de la reparación depende de la extensióii
del daño y no dc la gravedad del hecho.
2." La reparación comprende todo el perjuicio sufrido
por Ia víctima que sea una consecuencia tiecesaria y directa
del delito o cuasidefito.
3." El monto de Ia reparación no puede ser superior ni
inferior al daño.

455. l . a Gravedad del hecho y monto de la repara-


ción.-E1 monto de la reparación depende de la extensión
del dafio y no de Ja gravedad ctel hecho. L.a culpabilidad del
agente no tiene influencia alguna en él : cualquiera que sea,
trátese de un delito o de un cuasidelito, sea La culpa lata,
leve o levisima, Ia reparación no puede aumentarse ni dis-

(1) M.~ZEACD, obra citada, t o m o 111, 2.3 edición, N." 2332, pág. 378; DENOGUE,
obra citada, ton10 IV, N." 453, pág. 114; DE. PAGE,obra citada. tomo 11, N." 1023,
pág. 873; COLINY C ~ P I T A Nobra T , citada, torno 11, 6 . a edición, pág. 363: PL-~NIOL,
obra citada, tomo 11, 1 0 . a edición, Y." 896, pág. 314; PLANIOI. Y IZII'ERT, obrn citada,
tomo V I , N." 681, pág. 921; P I R S ~ 1L'
X DE \..ILLÉ, obra c i ~ a d a ionio
, 1 , N." 161, pkg.
352; R.~UDRV-L.%CI\NTINERIE II BARDE,obra citada, tomo I\', 3." edición, N." 2874,
pág. 578; B.%CDKY-LACANTINER~E, obra citada, toiiio 11, 1 3 . z edicibn, N." 711, pág.
322; GARDEXAT Y SAL>ION-RICCI, obra citada, N," 150, pág. 39: GAUDEMET, obra ci-
tada, p5g. 322; RIPI-KT,LUCIENXE, obra citada, hr," 77, pág. X8; ~ A V ~ T I E Robra, ci
tada, torno t i , N," 601, pág. 188.
35
iilinuirse en atención a ella (N.O19-5.") (1). La reparacióri no
es una pena, es el resarcimiento del daño causado y debe ser
completa. Esto no se lograría si su monto dependiere de esa
culpabilidad, puesto que entonces podría ser mayor o menor
que el daño.
No obstante, los tribunales, más por razones de equidad
que jurídicas, lejos de prescindir de la culpabilidad del agente,
la toman muy en cuenta, y, según sea más o menos grave,
aumentan o reducen la indemnización (2). Hay en ello una
tiianifestación de la tendencia a considerar la reparación en
ciertos casos como una pena privada ( N . O 465) (3). Son
numerosas las sentencias de nuestra Corte Suprema (4) y
de las Cortes de Apelaciones (5) en las cuales se expresa que
la indemnización debe regularse, entre otras circunstancias,
en atención al grado de culpa del agente (6).

456. 2." Contenido de la reparación.-La reparacióri


comprende tado el daño sufrido por la víctima, moral y ma-
terial, que sea una consecuencia necesaria y directa del delito
o cuasidelito; sólo así es completa.
(1) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 681, pág. 921; PLANIOL,obra
citada, tomo 11, lo.* edicibn, Nos. 896 y 897, pág. 314; DEMOGUE, obra citada, tomo
IV, N." 453, pág. 114 y N." 466, pág. 132; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 50, pág. 20 y N.O 198, pág. 49; GAUDEYET, obra citada, pág. 322; RIPERT,LU-
CIENNE, obra citada, N." 88, pág. 98 y N." 90, pág. 100; DE PAGE,obra citada, tomo
11, N." 945, pág. 801 y N . O 1022. pág. 873; M A z ~ a u ~ , o bcitada,
ra tomo III,2:edicióp,
Nos. 2363 y 2364, págs. 404 a 406; N." 2369, pág. 409 y N." 2371, pág. 411; Ducci
CLARO,CARLOS, obra citada, N.O 279, pág. 173.-En contra: SAVATIER, obra citada,
torno 11, N.O 610, pág. 197.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos. 199 y 200, pág. 49; MAZEAUD,
obra citada, tomo 111, 2.- edicibn, N.O 2365, pág. 406; PLANIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N . O 684, págs. 926 y 927; RIPERT,LUCIENME, obra citada, N.O 89, pág. 100;
SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 610, pág. 197.
(3) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 684, págs. 926 y 927; RIPERT,
LI~CIENNE, obra citada, N.O 90, pág. 100.
(4) Rev., tomo 21, 2.a parte, sec. l.', pág. 1053 (consid. 23); tomo 22, 2." parte,
sec. l.*, p6g. 912 (consid. 10); tomo 25, 2.a parte, sec. l.a, pág. 501 (consid. 6.'); tomo
31, 2.. parte, sec. l.*, 144 (consid. 6.').
(5) Rev., tomo 24, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 567 (consid. 5."); tomo 26, 2.= parte,
sec. l a P ,pág. 141 (consid. 14).
(6) Según los Códigos suizo y turco de las obligaciones (art. 43), el juez determi-
na la extensión de la reparación en vista de las circunstancias y de la gravedad de la
culpa.
Comprende, por tanto, el dnfio ~ n z ~ r g e i z yf e el izicro cc-
santc, los perjuicios prczlistos e ivzzprrvisins y aun los f u t ~ ~ r o s ,
a condición de ser ciertos (N.O 140); pero 1x0 los indirectos
(1). Estos no se indemnizan jamAs ni en materia contractual
ni en materia extracontractual, ilo en virtud del art. 1558,
que es iilaplicable en esta última, sino porque entre él y el
flecho ilícito no existe relación de causalidad (N.O 119).
457. Daño emergente y lucro cesante.--La rcpara-
ción debe comprender el da50 clile-ente y el llicvo cesante,
esto es, la pérdida o disminución efectiva que la víctima ha
expeririientado en su patrinionio y Io que dejó de ganar o
percibir a consecuencia del delito o cuasidelito (2). Aunque
el art. 1556 ha sido dictado para las obiigaciones contrac-
tuales, se aplica también en materia deIictuaI o cuaside-
Iictual: se limita a sentar u n principio de carActer general y
de no indemnizarse ambos, la reparación no sería completa.
Así lo ha fallado ia Corte Suprema (3). A esto se agrega que
los arts. 2317 y 2329 dicen que es reparable todo da170 prove-
niente de un delito o cuasidelito y que el art. 2331, refirién-
dose a la reparación pecuniaria de los daños causados por las
imputaciones injuriosas contra el honor o el crédito de una
persona, dispone que hay lugar a ella si se prueba lucro ce-
sante o daño emergente que pueda apreciarse en dinero, de
donde se infiere que en concepto de la ley esa reparación
comprende ambos elementos.
De acuerdo con estcs principios, se ha fallado que el
autor de la destriición de un coche debe pagar, a más de su
(1) L a ~ o vobra
, citada, N.O 21, pág. 19 y N . O 198, pág. 131; PLANIOL Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N," 681, pág. 921 ; ~ ~ A Z E A U obra
D, citada, tomo I l f , 3.' edición,
N.O 2360, pág. 401.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 602, pág. 188; LILOL~,obra citada, 3."
27, p6g. 19; DEMOGUE, obra citada, tomo ITT, N." 453 bis, p&g. 114; PLANIOL Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N.O 681, pág. 921 in fime; GARDENAT Y SALIIOX-RICCI,
obra citada, N.O 150, pág. 39; MAZEACD, obra citada, tomo 111, 3.a edición, N." 2361,
pQg. 401; Duccr CLARO,CARLOS,obra citada, Nos. 286 y 287, pág. 178; Rev., tomo
17, 2.2 parte, sec. l.a, pág. 161 (Corte Suprema); Gaceta, año 1914, sent. 578, pág.
1654; año 1918, tomo 11, sent. 500, pág. 1538; OTERO. J~rispr2~denciadel C. de P. C ,
ler. ap6ndice.a fa 2.8 edición de 1910, pág. 815, N . O 8.'.
(3) Rev., tomo 26, Z e a parte, sec. l.*, pág. 234.
valor, cinco pesos diarios desde el día de la notificación de
la demanda hasta aquél en que se efectúe el pago (1) ;
que quien impide o dificulta el funcionamiento de un es-
tablecimiento minero, suspendiendo el servicio ferroviario
que llegaba hasta él, debe indemnizar a su propietario el
deterioro que el establecimiento experimentó y la utilidad
que dejó de obtener a consecuencia de ese hecho (2) ;
que el autor de un abordaje debe pagar los perjuicios
causados a la nave abordada y el lucro cesante cuya pérdida
provenga directa e inmediatamente del mismo abordaje (3) ;
que en la reparación del daño causado a una casa ven-
dedora de automóviles por una publicación destinada a de-
sacreditar éstos, se comprende lo que aquélla dejó de ganar
por la menor venta de automóviles (4);
que el propietario de un predio a quien se le impidió
explotar las canteras y árboles existentes en él, tiene derecho
a que el autor del daño le pague las utilidades líquidas que
dejó de ganar por el incumplimiento de los contratos que
tenía c6lel)rados con respecto a esa explotación (5);
que en caso de pérdida de un brazo (6) o de fractura
de una pierna (7), deben abonarse a la víctima no sólo los
gastos de curación, sino también lo que haya dejado de ga-
liar durante ella y lo que deje de ganar en el futuro a con-
secuencia de su incapacidad ;
que en caso d e paralización de un molino por habérsele
despojado de las aguíls con que se movía, el autor del despojo
debe indemnizar a su dueño los sueldos de los empleados du-
rante el tiempo del despojo, pero sólo de aquellos que, como
mayordomos, maquinistas y bodegueros, no están sujetos
para ganarlos a la eventualidad del movimiento del molino,
y la utilidad que habría obtenido con los trigos que hubiera

(1) Kev., tomo 26, 2.' parte, sec. páq. 234.


(2) Gaceta, año 1914, sent. 578, pág. 1654.
(3) Kev., tomo 27, 2.= parte, sec. l.", pág. 530 (Corte Suprema).
(4) Rev., tomo 25, 2..' parte, sec. l.', pág. 501.
(5) Rev., tomo 27, 2.a parte, sec. pág. 744.
(6) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117.
(7) Gaceta, año 1891, sent. 77, pág. 38.
LA R E P A R A C I ~ NDEL L > B ~ ~ O 549

podido moler durante ese mismo tienipu, de no haber exis-


tido fa paralización (1);
que en caso de retención judicial indebida de una can-
tidad de dinero en un banco, a petición de la persona a quien
le fué entregada con la obligacibn de pagar un interés esti-
pulado micntras la tuviera cn su poder, dicha persona debe
al>onar al dueño de ese dinero e1 iiiterbs corriente de pIaza
dtiraritc todo el tiempo de Ia retericióii y h a s b que el dinero
sea devuelto a su duefio (2);
que en caso de muerte de unos arirnales por un tren, a
consecuencia de haberse iíztroducido en la vía debido al mal
estado de los cercos existentes a sus costados, la empresa
responsable del accidente detie pagar el valor de los animales
y el salario del rondín que el dueño de ellos mantenga du-
rante e1 tiempo en que los ccrcos se hallen en mal estado a
fin de evitar daños mayores ( 3 );
que en caso de muerte de una persona, cuyas activida-
des se referían fundan~entalnlente a colocar sus dineros en
préstamos con intereses, es indeinnizable el lucro cesante
que consiste en la diferencia que dicha persona dejará de
percibir durante el tiempo que habría vivido, a no tnediar
el accideiite q u e le ocasionó la muerte, entre el interés legal,
que es lógico suponer que los herederos seguirán obteniendo,
y el interés convencional que la víctima obtenia merced a
sus aptitudes personales (4).
La reparación del daño emergente no ofrece, por lo ge-
neral, dificultad: será igual a Ia pérdida o disminución ex-
perimentada por la víctima a virtud del delito o cuasidelito
(5). Si, por ejemplo, el daño consiste en la destrucción o en
--
(1) Gaceta, año 1867, sent. 509, pág. 214 (consids. 6.", 13 y 13).
(2) Gaceta. año 1878, sent. 96, pág. 52.
(3) Gaceta, año 1890, tomo 111, sent. 6476, pág. 791.
(4) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. I.a, pág. 203 (coiisids. 6 a 10 de 2.aii1stancia).
(5) 4 ha fallado, por eso, que si la persona a cuya orden se ha girado uria lelra de
cambio para pagar el precio de un compraventa, endosa dicha Ietra y percibe su va!or,
no obstante no realizarse la compraventa, debe reembolsar ese valor al tonladvr de
la letra (Gaceta, año 1882, sent. 2833, pág. 1585), y que si por el hecho culpable de un
notario se causan costas judiciales, dste debe reembolsasarlas at que incurrió en ellas
(Gaceta, a50 1882, sent, 1419, pág. 825).
550 ARTURO ALESSANDRI RODRÍGUEZ

el deterioro de un bien, la víctima tendrá derecho a una


indemnización igual al valor de ese bien (1) o al costo de
su reparación, según el caso (2). Y si por el hecho culpable
de una persona desaparecieron los bienes que caucionaban
un crédito-eii la especie una cantidad de dinero retenida
judicialmente,-a consecuencia de lo cual el acreedor queda
en la imposibilidad de hacerlo efectivo, aquélla pagará, co-
mo indemnización, un cantidad igual al monto del crédito
(3); a ello ascendió el daño.
Igualmente, si a consecuencia del hecho ilícito la cosa,
aunque refaccionada, vale menos que antes de la realización
de ese hecho, porque ofrece menos seguridad o comodidad o
porque desmerece su belleza o mérito, el cual residía precisa-
mente en su integridad, como si un objeto de mármol o de
cristal se rompe o triza, el autor del daño no sGlo debe abo-
nar el costo de las reparaciones necesarias para restablecerlo
a su estado anterior, sino también la diferencia entre lo que
la cosa valía antes y el valor que tenga después del acciden-
te; esa diferencia constituye un daño emergente manifiesto,
puesto que el patrimonio de la víctima se ha empobrecido en
una cantidad igual a ella (4). Y si a consecuencia del hecho
ilícito la víctima ha n.ecesitado procurarse otro objeto para
que reemplace al deteriorado, mientras dure su reparación,
el autor del daño deberá abonarle los gastos que le demande
ese reerilplazo; son una pérdida efectiva experimentada por
la víctima (5).
---
obra citada, tonio 11, N." 603, pág. 189.
(1) SAVATIER,
Se ha fallado, por eco, que si por el hecho ilícito del deniaridatlo perecieroti unos
ariiriiales del demandante, aquél debe abonar a éste SU valor: Gaceta, ano 1859, sent.
633, pág. 342; año 1869, sent. 1391, pág. 614; ano 1877, sent. 2.361, pág. 1234;ailo
1878, sent. 3355, pág. 1413; aiio 1884, sent. 1446, pág. 913; año 1885, sent. 3478, pág,
2067; ano 1886, sent. 3998, pág. 2577; año 1887. sent. 1051, pág. 621 y sent.3331, pág.
2270; año 1888, tomo 11, sent. 3226, pág. 1193; año 1889, tomo 1, sent. 1204, pág. 787;
año 1890, tomo 111, sent. 6476, pág. 791; año 1892, tomo 11, sent. 3484, pág. 1205;
año 1899, tomo 11, sent. 1490, pág. 1226; año 1900, tomo 11, sent. 2050, pág. 145:
año 1895, tomo 1, sent. 1151, pág. 852.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 604, pág. 192.
(3) Rev., tomo 18, 2.a parte, sec. l.=, pág. 164 (Corte Suprema).
(4) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 604, pág. 192.
(5) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 603, pág. 191.
L A R E P A R A C I ~ NDEL DAÑO 551

La reparación del lucro cesante ofrccc, en cambio, nia-


yor dificultad, porque éste no es siempre de facil determina-
ción. Al respecto, sólo deben considerarse las utilidades real-
mente probables y no las posibles (1). Si se trata de un acci-
dente corporal, por cjempIo, el lucro cesante se determinará
a base de lo que ganaba o podía ganar la víctima, atendidas
su edad, condiciones físicas y morales, competencia, etc.;
pero rio de lo q u e pudiere garlar por una situaciGn extraor-
dinaria o inesperada (2). La Corte Suprema ha podido decir,
por eso, que no es eleinento para determinar este lucro lo
que eI acreedor hubiera podido obtener empleando sus ac-
tividades e n otros negocios posibles (3). La Corte de Apeta-
ciones de Santiago ha dicho, a su vez, que el hecho de que la
víctima poseyera un título profesional que la habilitaba para
el ejercicio de actividades conierciales y financieras, no
constituye por sí solo una hzse positiva para regular el liicro
cesante; para ello sería menester que apareciese, adern'as, es-
tablecido que la víctima ejercía efectivamente una industria
o comercio propiamente taI, que a su muerte se hubiese
paralizado con la pérdida consiguiente de las respectivas
utilidades, y ello no coristaba en autos (4).
E1 lucro cesante sólo es inde~nnizableen cuanto tenga
por causa el delito o cuasidelito (5). Si a él cont?ibuyeron
otras causas, corno una crisis económica o una disminución
de Ia campaña de publicidad por parte de la víctima, ésta

(1) D~hfocun,obra,citada, tot~ioIV, Nos. 456 y 457, prigs. l l i y 118; Uuccr


CLARO,CARLOS,ohra citada, N.O 289, p%g, 380; liev., ioriio 39, 2.= parte, sec. 1 .*,
pág. 203 (consiti. 5." de 2.a insiaiicia).
(2) DEBIOGUE, obra citaila, tonio IV, N." 457, pig. 118; f'resris Y DE \:rr.~8,obra
citada, tomo 1, N.O 192, &g. 445.
(3) Rev., tomo 22, 2." parte, sec. I .', ~ á g 45
. 2 (consid. 14).
(4),Rev., tomo 39, parte, sec. l.", pig. 203 (consid. 4.~).
(5) Se ha fallado, por eso, que en caso de retencióii judicial indebida de uria can-
tidad de dinero en un banco, a petición de la misma persona a quien se fa entregó su
dueño con la obligación de pagarle un detern~inadointerPs niientras la tuviere en su
poder, dicha persona debe abonar aI dueño de ese dinero el interGs corriente de plaza
durante todo e1 tiempo de la retención y hasta que fué dwuefto, porque la priva-
ción de los inieresesesperimentada por el dueiio del dinero tuvo precisamente por eau-
sa esa retencibn: Gaceta, año 1878, sent. 96, p5g. 52.
no podría pretender su reparación total. Así se ha falla-
do (1).
En tcdo caso, el daño emergente y el lucro cesante delxii
apreciarse in concreto, según la situación particular de la víc-
tima. Como dicc Savatier, «un mismo hecho puede ser rnhs
o menos perjudicial, segíin la persona que lo sufre y la forliia
conio adniinistra su patrimonio (2).

458. Perjuicios previstos e imprevistos.----Sea qiic se


trate de un delito o de un cuasidelito, la reparación cornprcíi-
de tanto los perjuicios previstos como los imprertistos que sean
su consecuencia n.ecesaria y directa. El art. 1558 cs ii~apli-
cable en materia delictual o cuasidelictual; se refiere a las
ol>ligaciones contractuales. Sólo en ellas las partes han po-
dido prever Ics daños que su incuniplimiento pedía irragar.
Tratándose de un hecho ilícito, esta previsión 1 3 0 es posible:
en materia delictual y cuasidelictual el daño es por natura-
leza imprevisto (N.O 26-4.") (3).

459. I n d e m n i z a c i ó n e n caso de d a ñ o contingente.


-Si el daño es contingente y amenaza a personas indetermi-
nadas-sólo entonces hay acción popular,-conio en el caso
del inc. 2 . O del art. 2328, el actor tendrá derecho, indepen-
dienteniente de la reparación en especie que proceda segúii
s u naturaleza, y siempre que la acción parezca fundada,
al pago de tcdas las costas que ésta le haya irrogado y de lo
que valgan el tiempo y diligencia empleados en su prosecu-
--
(1) Kev., tomo 25, 2.aparte, sec. l.a,pág. 501 (consids. 15 a 21 de Z.°instancia).
(2) Obra citada, tomo 11, N." 602,pág. 189.
(3) LALOU,obra citada, N."27, pág. 20 y N . O 198, pág. 131; PLANIOL, obra ci-
tada, torno 11, 1O.a edición, Nos. 896 y 897, pág. 314; DEMOGUE, obra citada, tonio
IV, N.O 460, pág. 121 ; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 481, pág.
257 y N." 632, pág. 347; RAITDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tonio IV, 3.a
edición, N."2879, pág. 581: BAUDRY-LACAKTIXERXE, obra citada, tomo 1 1 , 13.' edi-
ción, N." 711, pág. 321; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 681, pág. 921:
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 7, pág. 3 y N." 169, pkg. 44; DE P a c e ,
obra citada, tomo 11, N." 1024,pág. 873; MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición,
N." 2370, pág. 410: RIPERT,LUCIENNE, obra citada, N." 162, pig. 181; Duccx CLARO,
CARLOS, obra citada, N." 279, pág. 173; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 111, pág.
144.
ción, sin perjuicio de fa remuneración que la ley conceda en
casos determinados, corno en el del art. 948 (art. 2334).

460. 3. Equivalencia entre el d a ñ o y la reparación.


-El monto de la reparación no puede ser superior ni inferior
n la cuantía del daño sufrido por la víctima. Se ha falIado,
por eso, que si iin arrerldador q u e h a recibido del arreri-
rlatario en garantin del cun~pliniiei~lo dcl coritrato una can-
tidad de dinero con obligación de abonarle un determinado
interés anual mientras la tenga cil su poder, la deposita en un
banco y la hace retener judicialmente para asegurar la acción
de indetiiriización cfe perjuicios que deduce contra el arren-
datario a la terniinación del contrato, y en la cual obtiene
uri cantidad inferior a la retenida, sólo debe abonar, en re-
paración del daño así causado, los intereses que correspondan
al dinero retenido en exceso (1).
Si al legislador le es lícito fijar una reparación mayor o
rneilor en determinados casos, el juez no puede hacer 10 mis-
mo: &te debe condenar al responsable a la reparación de
todo el daño causado con su dolo o culpa, ni a más, ni a me-
nos (2).

461. Beneficio obtenido por el autor del daño.-Es


as1 autlque e1 delito o cuasidelito haya procurado a su autor
un provecho o beneficio superior al daño sufrido por la víc-
tima: esta no podría pretender una reparación mayor, ni aun
fundada en el enriquecimiento de aquél, puesto que no ha
sufrido ningún empobrecimiento. El autor del daño, por su
parte, tampoco podria pretender una reducción a pretexto
de que el hecho ilícito no le procuró ningún beneficio o uno
infi~i~o.El provecho o beneficio obtenido por él no tiene in-
Auencia alguna en la reparación. Si, por ejemplo, un indus-
trial que carece de materias primas para cumplir ciertos con-
tratos se apodera de las ajenas, merced a lo cual realiza gran-
des utilidades, el propietario de esas materias primas sólo
(1) Gaceta, año 1878, sent. 96, pág. 52.
(2) MAZEAKD, obra citada, tomo 111, 2.* edición, N." 2358, pág. 400.
podrá exigir su restitución o su valor y la indemnización de
los perjuicios consiguientes a la apropiación, pero de ningu-
na manera una indemnización equivalente a esas utilida-
des (1).

462. Beneficio o b t e n i d o por la víctima.-En cambio,


el beneficio o provecho que el delito o cuasidelito procure a
la víctima sí que autoriza una reducción de la indemnizacibn,
porque entonces el daño sólo asciende a lo que reste des-
pués de deducirle el valor de ese provecho o beneficio, y
la reparación, como hemos dicho, no puede ser superior al
daño efectivamente sufrido por la víctima (2). De ahí que en
caso de deterioro de unas mercaderías, el autor del deterioro
debe abonar la diferencia entre el valor de ellas y el precio
en que se vendieron al martillo (3), y que en caso de ani-
males muertos por un tren, el autor de la muerte sólo
deberá indemnizar el valor de los animales previa deduc-
ción del beneficio que el dueño haya podido obtener
de sus restos (4). Se ha fallado, por eso, que en semejante
caso, del precio de los animales que la empresa responsable
del accidente está obligada a abonar a su dueño, debe re-
bajarse el valor de los mismos, según el estado en que que-
daron después del atropellamiento (5).
Por lo mismo, si el objeto destruído con el delito o cua-
sidelito es viejo o está deteriorado por el uso o el tiempo,
el autor del daíío deberá el valor que efectivamente tenía el
(1) DEMUC;UE, obra citada, tomo IV, N." 466, pkg. 131; PLANIOL Y KIPI;HT, obr<i
citada, tomo VI, N." 681, pág. 922; MAZEIIJD, obra citada, tomo 111, 2." cdici0t1,
N.o 2401, pág. 437; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 601. PAR. 188.
(2) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 466, pág. 132; L)uccr CLAKV, CARLOS,
ubra citada, N." 288, pág. 179.-En contra: MA~E.\uD,obra citada, tomo 111, 2.. edi-
ción, N." 2402, pág. 438.
(3) Gaceta, año 1894, tomo 1, sent. 1919, phg. 1014.
(4) Gaceta, año 1877, sent. 2361, pág. 1234; año 1878, sent. 3355, pág. 1413: año
1884, sent. 1446, pág. 913; año 1885, sent. 3478, pág. 2067; año 1886, sent. 3998, pig.
2577; año 1887, sent. 3331, pág. 2270; año 1888, tomo 11, sent. 3226, pág. 1193: año
1889, tomo 1, sent. 1204, pág. 787;año 1892, tomo 11, sent. 3484, pág. 1205; año 1899.
tomo 11, sent. 1490, pág. 1226.
(5) Gaceta, año 1869, sent. 1391, pág. 614.
objeto, atendidas estas circunstaiicias, y no el de uno nuevo
(l), a menos que la adquisición de este último sea indispen-
sable para que la vfctima obtenga plena satisfacción (2). De
lo contrario, la v.íctima se beneficiaria con el hecho ilícito.

463. Excepciones.-Hay, sin embargo, casos en los


cuales la reparación, por disposición de la ley, puede ser
superior o inferior al daño sufrido por la víctima.

464, Casos en que la reparación es inferior al da-


fío.-Cuando por mandato lega1 la reparación es inferior
al daño, e1 culpable no puede ser condenado más allá del
límite señalado por la ley (3): en tal caso, la víctima no es
satisfecha plenamente, puesto que parte del daño debe ser
soportada por ella. Esta situación se presenta cuando el na-
viero, en ejercicio del derecho que le otorga el art. 879 C.
de C., abandona la nave y los fletes percibidos o por percibir:
su responsabilidad por los hechos del capitán y de la tripu-
lacióri concernientes a la nave o a la expedición queda li-
mitada entonces hasta concur~cnciade lo que valgan la nave
y esos fletes. El naviero no podría ser condenado a mhs. El
abandono tiene precisamente ese objeto: Iimitar su respon-
sabilidad hasta lo que se denomina SU +fortuna de mar..
Este abandono sólo limita la responsabilidad del naviero por
los hechos del capitán y tripulación, pera no por los suyos
propios (art. 882 del C. de C.) (4).

465. Casos en que la reparación es superior al daño ;


penas privadas.-En otros casos, en cambio, la víctima
obtiene una reparación superior al daño, de modo que, en
virtud de ella, puede encoiitrarse en mejor situaribn que

(1) MA~EAED, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2403, pág. 439; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 922, nota 1 ; S.~VI\TIER, obra citada, tomo 11,
N.O 603, pág. 190.
D , citada, tvnio 111, 2.' edición, N." 2403, p i e . 440.
(2) ~ ~ A ~ E A Uobra
(3) ]LIME.~L~D,obra citada, tumo 111, 2." edición, N." 2346, pág. 389.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 111. 2 . a +ición, N," 2347, pág. 389; LALOU,
obra citada, N,"40, pág. 32.
antes del delito o cuasidelito. Así ocurre con las llamadas
petzas privadas.
Se las denomina penas, porque su objeto no es tanto re-
parar el daño causado a la víctima, como castigar al culpa-
ble, y son pririadas, porque, a diferencia de las penas propia-
niente tales, se imponen en interés de la víctima y no de la
sociedad. 1,a prrzu prizlada beneficia a la víctima, que ohtierie
así un provecho a consecuencia del hecho ilícito (1).
Las penas privadas, que habían desaparecido casi por
completo de las legislaciones modernas a consecuencia de la
separació~ide las responsabilidades penal y civil (N.u62),
hari resurgido últimamente como un medio de ateriiiar en
parte el principio de que la reparación no pucdc exceder al
tnonto del daño. En presencia de ciertos hechos u omisiones
que exigen. algo más que la mera reparación del daño cau-
sado, se ha sentido la necesidad de exceder ésta, a fin de
sancionarlos con mayor eficacia: tal es el caso de aquellos he-
chos u omisiones que, no obstante su gravedad, producen un
daño ínfimo (2).

466. Caracteres de las penas privadas.-Las penas


privadas, al igual que todas las penas, sólo existen en virtud
de texto expreso (3). Pero no por eso tienen carácter penal,
son exclusivamente civiles. El juez, por 10 general, no puede
imponerlas de oficio, deben ser solicitadas por la víctima;
su prescripción se rige por las reglas de la prescripción civil;
la extinción de la responsabilidad penal no influye en ellas;
pueden hacerse efectivas en los herederos del culpable; si
los coautores del hecho son varios, les afectan solidariamente,
etc. (4).

( 1 ) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.= edición, N.O 2352, pág. 395; DOMO-
GUE, obra citada, tomo IV, N . O 510, pág. 185.
(2) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N." 683, pág. 924; DEMWUE, obra
citada, tomo IV, N.O 511, pág. 186 y N.O 512,pág. 189.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 513 anfinc, ~ á g 191.
.
(4) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 684, pág. 926; DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." 513, pág. 190. Este último autor no admite la transmisibilidad
de las penas privadas, salvo en casos excepcionales, ni la aolidariedad.
LA R E P A R A C I ~ S DEL DANO 55 7

467. Enumeración de algunas penas privadas.-


Sin el propósito de enumerarlas todas, pueden señalarse co-
mo penas privadas el comiso, en beneficio del propietario de
la patente de invención, de la marca de fábrica o del modelo
industrial, de los objetos, útiles y productos fabricados frau-
dulentamente o con marca falsificada (arts. 19, 33 y 39 de
la Iey sobre propiedad industriaI, cuyo texto definitivo se
fijó por decreto N.O958, de 8 de Junio de 1931);
la condena al dol~lede lo que importe el perjuicio en el
caso del art. 940 C. C.;
la indignidad para suceder;
la caducidad del beneficio de inventario en que incurre
el heredero que, en la confección del inventario, omitió de ma-
la fe hacer mención de cualquiera parte de los bienes, por pe-
queña que sea, o supuso deudas que no existían (art. 1256);
las sanciones en que incurre el heredero o legatario que
ha sustraído efectos pertenecientes a la sucesión (art. 1231),
o e1 cónyuge que dolosamente ha ocultacio o distraido algii-
na cosa de la sociedad (art. 1768);
la revocación de una donaciGn por causa de ingratitud
(art. 1428);
Ias sanciones impuestas a la mujer que dió lugar al di-
vorcio por adulterio (art. 171) ;
la revocación de las donaciones hechas a1 cónyuge que
di6 lugar al divorcio por las causales señaladas en el art.
172 C. C.;
la pérdida del derecho de usufructo en los casos de1
art. 809;
la obligación del internante de mala fe de restituir los
minerales extraídos o su valor sin deduccií)~de los costos de
extracción (art. 110 C. de M.), etc. (1).
--u

(1) MAZEAUD, obra citada, tonio 111, 2: edicíbn, Ntls. 2353 y 2354, pág. 396;
PL.%KIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 684, pág. 925; DBMOGUE, obra citada,
tomo.ÍV, Nos. 514 a 517, págs. 191 a 194; COLINY CAPITAXT, obra citarla, romo I r ,
6.aedici&n,pbg. 361; SAVATIER, obra citada. tomo 11, N.'614, pág. 200.
468. L a reparación puede s e r c o m p e n s a t o r i a y mo-
ratoria.-La indemnización de los perjuicios causados por
un delito o cuasidelito es generalmente cornpensatorin; su
ol~jetoes reemplazar en el patrimonio de la víctima el valor
destruído por el delito o cuasidelito. Pero puede también ser
moratoria. Si la obligación del autor de un hecho ilícito es re-
parar todo el daño procedente del mismo, no se ve por qué
no ha de poder compreiider también la reparación del daño
causado con el retardo en satisfacer a. la víctima, desde que
~ causa ese hecho. El que des-
este daño tierie t a n i b i é ~por
truye una cosa ajena debe su valor-indemnización com-
pensatoria-; pero puede deber además los intereses de esa
cantidad desde el día de la destrucción-indemnización mo-
ratoria,-si el retardo en pagarla ha perjudicado a la víc-
tima (1).

469. Pago d e intereses.-El juez puede, por tanto,


condenar al deniandado al pago de intereses sobre la canti-
dad que fije como indemnización, si estima que sólo así la
reparación es completa (2), a condición, naturalmente, de que
le sean solicitados; de lo contrario. fallaría ultra-petita. Co-
mo muy bien ha dicho la Corte Suprema, ello queda compren-
dido dentro de la libertad que aquél tiene para apreciar la
extensión del daño y el monto de la indemnización (3).
El juez puede fijar el interés que estime más adecuado,

(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.a edición, N . O 2297, pág. 338 y N," 2323,
pág. 370; Rmre Trimestrielle de Droit C i d , tomo 38, año 1939, N.O 42, pág. 1 64.-LA-
LOU, obra citada, N;" 25, pág. 18 y ]OSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.aedición. N."
604, pág. 331, estiman que la indemnización del daño causado por un de!ito o cuasi-
delito es siempre compensatoria. El misnio concepto se expresa en la sentencia pu-
blicada en Rev.. tomo 32, 2.* parte, sec. l.", phg. 10 (consid. 13 de instancia).
(2) Se ha fallado, sin embargo, que no procede ordenar este pago, porque no se
trata de un cantidad determinada (Rev., tomo 28, 2 . l parte, sec. págs. 164, consid.
13 de 1.' instancia, y 747, consid. final de 2.' instancia; Gaceta, año 1899, tomo 11.
sent. 506, pág. 417, consid. 11) y porque no puede considerarse en mora al demandado
mientras no se establezca por sentencia ejecutoriada su obligación de indemnizar y
el monto de la indemnización (Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432).--En el
mismo sentido Ducc~CLARO, CARLOS, obra citada, Nos. 293 y 294, págs. 183 a 185.
(3) Rev., tomo 26, 2.' parte, sec. l.*, pág. 234 (consid. 4.").
LA R E P A R A C I ~ NDEL DAÑO 559

aunque sea inferior o superior al legal o al corrierite jl), y


ordenar su pago desde la perpetración del delito o cuasidelito
(2), que es tal vez lo más justo, sobre todo si el daño se tra-
duce en una privación de goce (31, desde la notificación de
la demanda (43, desde su contestación o desde. que quede
ejecutoriada la sentencia, y no solamente desde que el deu-
dor sea constituido en mora (5); los arts. 1557 y 1559 son ina-
plicable~en esta materia (6). Pero en ningún caso podría
fijar una fecha anterior a la perpetración del delito o ~ u a s i -
delito (7)-@on anterioridad a ella no ha habido daiio--o a
la indicada en la demanda (8), ni una tasa superior a la so-
licitada ; fallaría ultra-petita.
Siempre que los jueces del fondo se mantengan dentro
de estos límites, Ia decisióri que dicten sobre el particular
escapa a la revisión del tribunal de casación: sea que de-
nieguen o decreten los intereses y, en este último caso, que
fijen una tasa.superior o inferior a la legal u ordenen sii
pago desde una época anterior o posterior a la constituci6n
--
(1) MAZEALJ, obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N.O 2291-3, pág. 339 y N . O 2336,
pág. 382; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 468 %S$#e, pág. 135; GARDENAT Y
SALMON-RICCI, obra citada, N." 167, pág. 44.
(2) Gaceta, año 1882, sent. 1585, pág. 2833; Rerwe Tanzestrielle de Droit f i o f l ,
tonlo 38, ano 1939, pág. 164, N.O 42; S-IVATIER,obra citada, tomo 11, N." 620 in &e,
pág. 205.
(3) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.*, pág. 234, concid. 5.' (Corte Suprema);
DEJJOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 468, Pág. 134 iw $se.
(4) Gaceta, año 1884, sent. 2141, pág. 1330; año 1895, torno 1, sent. 1151, pig.
852; año 1914, sent. 607, pág. 1762; año 1915, sent. 102, pág. 228; año 1916, tonio 1,
sent. 150, pág. 485.
(5) ~ ~ A Z E A U Dobra
, citada, tomo 111, 2.a edición, N,"2297, pág. 338 y N." 2297-5,
pág. 341; PL.ANIOL P IZ~PERT,obra citada, tomo 1.7,N . O . 682, pág. 922; DEMOGGE,
obra citada, tomo 1'4, N." 468, pág. 133: LALOU, obra citada, N," 27, pág. 20; GAXDB-
NAT P SALXON-RICCI, obra citada, N," 165, .pág. 43.
(6) Gaceta, año 1916, tomo 11, sent. 235, pág. 803 (consid. 11); h i ~ z E - obra 4~~~
citada, tomo 111, 2 . a edición, N." 2297, pág. 338; N," 2297-3, pág. 339; h'.' 2297-5:
pág. 341 y N . O 2336, pág. 382; PLANIOL S KIPERT, obra citada, tomo VI? pág. Y23,
nota 1; DEYOGGE, obra citada, tomo fV, N," 468, pág. 133; LA LO^?, obra citada, Pí."
27, pág. 20; PIRSON Y DE VILLÉ, obra citada, tomo 1 , N.O 221, pág. 532.
(7) ~ ~ A Z E A U Dobra, citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2297, pág. 338; PIANIOI,Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, N,"682, pág. 922; S ~ V T I E R obra
, citada, tomo 11,
N." 620, pág. 205.
(8) kfazaaun, obra citada, tonlo 111, 2 . a edición, K." 2297-2, pág. 339; PLAXIOL
Y RIPERT, obra citada, tonlo YI, pág. 923, nota 1.
en mora del deudor, la Corte Suprema no podría invalidar
su decisión por violación d e los arts. 1557 y 1559. Aparte
de que éstos son inaplicables en materia delictual o cuaside-
lictual ( l ) , los jueces del fondo son soberanos para apreciar
la extensión del daño y el monto de la indemnización (3).
Así se ha fallado (3).

470. Gonstitución en mora.-Pero sea la indemniza-


ción compencatoria o moratoria, se debe desde que se causó
el daño, sin necesidad de constituir en mora a su autor; éste
incurre en ella de pleno derecho por la sola comisión del de-
lito o cuasidelito. El art. 1557 no es aplica1)le en materia
delictual o cuasidelictual (4). Así lo ha fallado la Cortc Su-
prema (S).
De ahí que la distinción entre ambas indemnizaciones
carezca en esta materia de toda importancia prActica (6).

471. Derecho c o m p a r a d o . 1-0s Códigos fraricbs, es-


pañol, belga, peruano, colombiano, ecuatoriaiio, venezola-
no, boliviano y cubano y el de las obligaciones y contratos de
la República Libanesa, nada dicen acerca de la extensión o
del contenido de la reparación. En este punto son iguales al
nuestro.
En caml)io, los Códigos alemán (arts. 843 a 845), ho-
landés (arts. 1407 a 1409), portugués (arts. 2384 a 3392),
----
(1) Gaceta, año 1916, tomo 11, sent. 235, pág. 803 (consid. 11).
U D ,citada, tomo 111, 2.aedición, N . O 2297-3, pág. 339: I>EMOCVI:,
(2) ~ ~ A Z E Aobra
obra citada, tomo IV, N." 468, pág. 134; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1024,
pág. 875 y N." 1028, pBg..878; LALOU,obra citada, N." 27, pág. 20.
(3) Rev., tomo 26, 2." parte, sec. l.", pág. 234.
(4) MAZEACD, obra citada, tomo 111, 3.aediciÓn, N.O 2272, pág. 305 y N," 2296,
pág. 337; COLINY CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.' edicibn, pág. 17; DE PACE,
obra citada, tomo 11, N." 1027 bis, pág. 878; LALOU,obra citada, N." 30, pág. 23:
DXMOGUE, obra citada, toxrio IV, N.O 465, pág. 131 ?. N." 468, pág. 133; PI.ANIOLY
~IIPERT, obra citada, tomo V I , phK. 923, nota 1; B A U D R ~ - L . ~ C A K T IYNBARDI..,
ER~~S
obra citada, tomo IV, 3,.= edición, N.O 2878, pág. 581; JOSSI~RAND, obra citada, tonio
11, 2.* edición, N.O 621, pág. 341; BAVDRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo TI. 13:
edici&n, N.O 153, pág. 69; GARDENAT Y SAIMON-RICCI, obra citada, N." 164, p 6 ~43
. ;
Drccx CLARO, CARLOS, obra citada, N." 292, pág. 182.
(5) Rev., tomo 26, 2.a parte, sec. l.a, pág. 234.
(6) M A Z E A ~obra
D , citada, tomo 111, edición, N.O 2323 infitte, pág. 370.
índice
LA REPAiL4CION DEL DANO 561

suizo y turco de las obligaciones (arts. 45 y 46), de las obli-


gacioncms de la República de Polonia (arts. 161 a 166), chino
(arts. 192, 193 y 196), brasilero (arts. 1537 a 1550) y argen-
tino (a -ts. 1084 a 1094 y 1109), seI?aIan con toda precisión
las pre:;taciones a que debe ser condenado el autor de cier-
tos delitos o cuasidelitos, especialmente en los casos de ho-
micidio, lesiones corporales y calun~niaso injurias. Los Có-
digos s rgentino (art, 1069), uruguayo (art. 1323), alemCtn
(art. 2fi2) y de las obligaciones de la República de Polonia
(art. 1C 7 ) agregan que la reparación comprende el daño emer-
gente y el lucro cesante.
El C. C. italiano de 1942 estabIece que la reparación del
daño comprende el daño emergente y el lucro cesante que
sean ur.a consecuencia itirneciiata y directa del hecho ilícito;
que el Lucro cesante es fijado por el juez en atención a las cir-
cunstarcias del caso, y que si no puede probarse la cuantía
exacta del daño, el juez !a regulará equitativamente (art.
2056).

3." ~)ETERMINACIÓNDE LA I N D E ~ Z N I Z A C I ~PECUNIARIA


N

472. Principio.-Sobre la base de los principios ante-


riormente expuestos, el tribunal fijará el monto de la indenz-
nizaciót, pecz~niaria en que consista la reparación. Y, al
hacerlo, deberá tomar en cuenta la situación personal de la
víctima, es decir, el daño que haya experimentado eri sí
misma y' no el que habría sufrido un tipo ideal o abstracto.
El aval20 del perjuicio se hace in coizcreto: su autor no po-
dría pretender una reducción a pretexto de que otra persona,
en el lugar de la victima, habría sufrido nienos (1).

473. Factores que el juez debe considerar y facto-


res de que debe prescindir.-El juez, al avaluar el daño,
deberá, pues, tomar en cuenta todos aquellos factores que
---
(1) hl.izsnrí~,obra citada, torno 111, 3.a edición, N.O 2393, pág. 431; DE PAGF.,
obra citad:,,. romo 11, N.O 961, pág; 815; SAVATIER, obra citada, tonio 11, N," 602,
pág. 189 y N.O 606, pág. 194.
36
influyan en él o lo constituyan y prescindir de los que sean
extraños (1).
Tratándose de un daño corporal, deberS. considerar íos
gastos q u e irrogó la curación de la víctima (2) -la operación
quirúrgica a que haya debido sometérsele, los honorarios de
los médicos que la atendieron, los gastos de botica y de hos-
pital en que incurrió, @c.-; su edad (3), condiciones físicas
(4) e intelectuales (S), estado de salud (6) y capacidad de

(1) Se ha fallado, por eso, que, para determinar el valor de un sandial destruido
por un hecho ilícito, debe tomarse en cuenta la circunstancia de que durante algún
tiempo estuvo prohibido el expendio de la sandía: Gaceta, año 1889, tomo 11, sent.
5185, pág. 1835.
(2) Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1891, sent. 77, ~ á g38; . año 1897,
tonio 11, sent. 3504, pág. 912; año 1900, tomo 11, sent. 2010, pág. 97; año 1901, tomo
11, sent. 7789, pág. 925; año 1902, tomo 11, sent. 1937, pág. 308; sent. 2274, pág. 606;
año 1906, tonio 11, sent. 972, pág. 558; año 1915, sent. 291, pág. 715; Rev., tomo 8,
2.a parte, sec. l.a, pág. 148 (consid. 8."); GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
N." 151, pág. 40: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 606, pág. 194.
(3) Rev., tomo 16, 2." parte, sec. l.', pág. 513 (consid. 2." de 2: instancia); tonio
17, 2: parte, sec. l.", pág. 257 (consid. 4." de la sentencia de reemplazo); tomo 25, 2.a
parte, sec. l.", pág. 512 (consid. 11 de 2.. instancia); tomo 27, 2.. parte, sec. l.", pág.
822 (consid. 20 de l.* instancia); tomo 32, 2." parte, sec. l.', págs. 10 y 386 (consid.
11 de l.* instancia); tomo 38, 2.a parte, sec. l.a, pág. 239 (congid. 21 de 2.. instancia);
Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1906, tomo 11, sent. 972, pág. 558 (consid.
11); año 1913, sent. 592, pág. 1915 (consid. 8.'); año 1914, sent. 215, pág. 593 (consi<l.
5.") y sent. 607, pág. 1762 (consid. 3.'); año 1915, sent. 298, pág. 732 (consid. 3.O) y
sent. 565, pág. 1466 (consid. 2.", letra d ) ;año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid.
7.'); tonio 11, sent. 235, pág. 803 (consid. 9.'); año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356
(consid. 3.' de 2.a instancia); año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432 (consid. 13 de 1.2
instancia); OTERO,Jurisprudencia del C. de P . C., l.er apCndice a la 2.. edición de
1910, pág. 807, N . O 2 (con~id.4.') y pág. 815, N.O 8 (consid. 3.'); OTERO,Concordancias
y Jurisprudencia del C. de P . C., tomo 11, 1918-1922, phg. 239, N . O 5 ; SAVATIER, obra
citada, tomo 11, N." 606, pág. 194.
(4) Rev., tomo 24, 2.a parte, sec. 1.1, pág. 567 (consid. 19 de 1.a instancia); tomo
27, 2.a parte, sec. l.a, pág. 822 (consid. 20 de 1.a instancia); tomo 32, 2.a parte, sec.
l.=, pág. 10 (consid. 13 de instancia); Gaceta, año 1861, sent. 1809, pág. 1117;
año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid. 7."); año 1920, tomo 1, sent. 70, pág.
356 (consid. 3." de 2.= instancia); SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 606, pág. 194.
(5) Gaceta, año 1913, sent. 1052, pág. 3056 (consid, S."); Rw., tomo 38, 2 . a parte,
sec. pág. 239 (consid. 21 de 2.a instancia); SAVATIER, obra citada, tomo 11, N."
606, pág. 194.
(6) Rev., tomo 21, 2.= parte, sec. l.=, pág. 119 (consid. 8." de 1.a instancia); to-
mo 38, 2: parte, sec. l.a, pág. 239 (consid. 21 de 2.a instancia): tomo 39, 2.8 parte,
sec. l.a, pág. 203 (consid. 25 de l.a instancia); Gaceta, año 1913, sent. 592, pág. 1915
(consid. 8.") y sent. 918, pág. 2686 (consid. 15); año 1915, sent. 565, pág. 1466; año
1916, tomo 11, sent. 235, pág. 803 (consid. 9.");,año 1920, tomo 1, sent..70, pág. 356
(consid. 3.' de 2.a instancia); tomo 11, sent. 86, pág. 432 (consid. l . " de 2.8 instancia);
trabajo (1); las actividades a que se dedicaba (2); si tenía
o no vicios (3); el sueldo o salario que ganaba (4); Ias utili-
dades que obtenía (S), y si queda incapacitada total o par-
cialmente, el juez deberá comparar la capacidad de trabajo
que tenía la víctima con la q u e conserve después del delito o
cuasidelito ( 6 ) , sin olvidar que esta capacidad necesariamente

OTERO,Juris@ruder.cia deE C. de P. C., ler. apéndice a la 2.a.edición de 1910, pág. 815,


N."8 (consid. 3.O); OTERO,C o n c o r d ~ n ~ i aY sJ~ri5iiSpr~de>zciadel C. de P. C., tomo V,
1918-1922, pág. 239, N." 5.'
(1) Rev., tomo 12, 2*. parte, sec. pig. 551 (consid. 11 de 1." instancia); Ga-
ceta, año 1861, sent. 1809; psg. 1117; año 1697, tomo 1, sent. 1582, pág. 961; año 1913,
sent. 918, pág. 2686 (consid. f 5) y sent. 1052, pág. 3056 (consid. S.") ; año 1914, sent.
215, pág. 593 (consid. 5."); año 1920, romo 11, sent. 86, pág. 432 (consid. l." de 2.a
instancia); SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 606, pág. 194.
(2) Rev., tomo 12, 2 . a parte, sec. l.a, pág. 551 (consid. 11 de 1.a instancia); tamo
32, 2.a parte, sec. l.a, pág. 10 (consid. 13 de 1.a instancia); tomo 39, 2.a parte,
sec. 1.a, pág. 203 (consid. 6.O d e 2.a instancia); Gaceta, año 1861, sent. 1809,
pág. 1117: año 1913, sent. 918, pág. 2686 (consids. 13 y 14);año 1914, sent, 607,
pág. 1762 (consid. 3.");año 1915, sent. 291, pág. 715 (consid. 1 . O ) ; año 1920, tomo 11,
sent. 86, pág. 432 (consid. 1." de 2.í instancia).
(3) Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.=, pág. 203 (consid. 25 de 1.ainstancia); Gace-
ta, año 1913, sent. 592, pág. 1915 (coniid. 8.") y sent. 918, p2g. 2686 (consid. 15);
año 1915, sent. 565, pág. 1466 (consid. 2." letra d ) : año 1916, tomo 11, sent. 235, pág.
803 (consid. 9."): año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432 (consid. l." de 2 . a instancia);
SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 606, pig. 194.
(4) Rev., tomo 17, 2.2 parte, sec. I .a, pág. 257 (consid. 4." de la sentencia de reem-
plazo): torno 21, 2.a parte, sec. l.", p5g. 119 (consid. 6." de 1.a instancia); tomo 25,
2.8 parte, sec. l . a , pág. 512 (consid. 11 de 2.a instancia); tomo 27, 2.3 parte, sec. l..',
pág. 822 (consid. 20 de 1.a instancia); tomo 32, 2.= parte, sec, l . a , pág. 386 (consid.
10 de l . a instancia); tomo 38, 2." parte, sec. l.a, pág. 239 (corísid. 21 de 2.a instancia);
Gaceta, año 1913, sent. 290, pág. 913 (consid. 6.");sent. 592, pág. 1915 (consid. 8.")
y sent. 918, pág. 2686 (consid. 13): a60 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid. 7.'):
aiio 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356 (consid. 3." de 2.a instancia): año 1920, tomo
11, sent. 86, pág. 432 (consid. 13 de instancia); año 1922, tomo II, sent. 150, pág.
589 (consid. 8."); año 1930, tomo 11, sent. 7, phg. 39 (consid. 10 de l.a instancia);
OTERO, J u ~ Z ~ p ~ ~ ddel
c nC.
~ idea P. C., ler. apéndice a la edicihn de 1910, pág. 815,
N,"8 (consid. 3."); OTERO,Concordancias y Jurisprudencia del C. de P. C., tomo V,
1918.1922, pág. 256, N."13 (consid. 2.").
(5) Rev., tomo 32, 2.a parte, sec. l.", pág. 10 (consid. 13 de 1: instancia); romo
39, 2.&parte,sec. l.", pag. 203 (consids. 6 a 10 de 2: instancia); Gaceta, año 1913,
sent. 918, pág. 2686 (consid. 14); año 1915, sent. 391, pág. 715 (consid. 4.") y sent.
565, pág. 1466; año 1916, tomo 11, senr. 235, php. 803 (consid. 9.").
Si, al tiempo del accidente, la victima nada ganaba, se tomará en cuenta el saia-
;io o sueIdo que se paga ordinariamente a personas de su edad, seso y condiciones:
PIRSON k. DE VILLO,obra citada, t o n o 1, Tir'." 192, pág. 443.
(6) Rev., tomo 24, 2.a parte, sec. 1.", pie. 567; torno 25, 2.a parte, sec. l.3,pág.
512 (consid. 10 de 2.. instancia); tomo 32, 2." parte, sec. l.a, pág. 10; Gaceta, año
1861, sent. 1809, pág. 1117; año 1891, setit. 77, ~ á g38; . año 1902, tomo 11, sent. 1937,
ha de ir disminuyendo con los años (1). Pero, salvo el caso
señalado en el N.O 158, prescindirá de las predisposiciones;
no por existir ellas, el delito o cuasidelito habría dejado de
causar el daño, lo que basta para que su autor deba repa-
rarlo (2).
Si el delito o cuasidelito de que es víctima una persona
repercute en otra que vivía a sus expensas o de los auxilios
que aquélla le suministraba, el juez tomará en cuenta el
monto de estos auxilios o recursos; pero en ningún caso po-
drá fijar la indemnización en una cantidad equivalente al
total de las rentas o utilidades que percibía la víctima di-
recta, aunque ambas vivieran juntas, dado que aquélla de-
bía invertir necesariamente parte de esas rentas o utilida-
des en la satisfacción de sus propias necesidades (3). Lo
mismo cabe decir si la víctima directa destinaba parte de
esas rentas o utilidades al sustento de otras personas dis-
tintas del demandante (4).
Si se trata de avaluar el daño moral, se considerará
únicamente el pesar o dolor q i e la víctima ha debido expe-
rimentar, atendida la naturaleza del daño causado (S), y,
en caso de muerte de una persona, la intensidad del afecto
o cariño que el demandante sentía por ella y la mayor o menor
necesidad que éste tenia de su presencia o compañía en aten-
---
pHg. 308 y sent. 2606, pág. 972; año 1910, tomo 11, sent. 1178, pág. 924; año 1915,
sent. 291, pág. 715 (consid. 4.'); OTERO,JurisPrudencia del C. de P . C., ler. apendice
a la 2.*edición de 1910, pkg. 807, N.O 2 (consid. 5.O) y pág. 815, N.O 8; MAZEAUD, obra
citada, tomo 111, 3.a edición, N.O 2395, pág. 433 y N.O 2398, pág 435; PIRSONY DE
V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N." 193, pág. 447.
(1) PIRSONY DE VILLE, obra citada, tomo 1, N.O 190, píg. 422.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 3.a edicibn, N." 2394, 432; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N.O 961, pág. 815.-En contra: GARDENAT Y SALMON-RLCCI,
obra citada, N," 154, pág. 40; DEMOGUE, obra citada, tomo I V , N.O 464 bis, pág. 130
y, en cierto modo, PIRSONY DE V n ~ kobra , citada, tomo 1, N . O 190, págs. 424 a 432.
(3) Gaceta, año 1920, tomo 11, sent. 86, pág. 432 (consids. 1.' y 2.' de2.a instan-
cia); año 1922, tomo 11, sent. 150, pág. 598 (consid. 9.'); Rev., tomo 16, 2.' parte,
sec. l.a, pág. 513 (consids. l." y 2." de 2.ainstancia); tomo 27, 2.a parte, sec. l . a , pág.
822 (consid. 4." de instancia); OTERO,Concordancias y Jurisprudencia del C . de
P . C . , tomo V, 1918-1922, pág. 256, N." 13 (consids. 3." y 4."); PIRSONY DE VILLO,
obra citada, tomo 1, N." 198, pág. 466 y N." 203, pág. 488.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, Z.aedición, N," 2396, pág. 434, nota 5.
(5) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 151, pág. 40.
LA REPARACIÓN DEL DAÑO 565

ción a la edad o estado de salud de dicho demandante, ya que


estas circunstancias necesariamente han de influir en ese
dolor (1). En esto consiste el daño moral y Ia reparación se
determina por Ia extensión del perjuicio. En todo caso, el
juez, al avaluar este daño, debe proceder con prudencia,
tanto para evitar los abusos a que esta reparación puede dar
origen, cuanto para impedir que se transforme en pena (2)
o en un enriquecimiento sin causa para quien la deman-
da (3).
Si el daño recae en una cosa, se considerará su valor
intrínseco y no cl de afección (4).

474. Situación social, pecuniaria y de familia de


las partes.-Pero, sea q u e el daño recaiga en las personas o
en las cosas, sea moral o material, en principio, el juez de-
berá prescindir de la situación social ( S ) , de fortuna (6) y
de familia de la víctima y del autor del delito o cuasidelito:
cualquiera que effa sea, la reparación debe ser total. El
hecho de que la víctima tenga fortuna no autoriza al juez
para reducir la indemnización, a pretexto de que el daño le
es más sorportable, ni el que fa tenga su autor es tampoco
motivo para aumentarla. Se trata de, reparar un daño y no
de castigar ni de hacer desaparecer las desigualdades socia-
les (7).
(1) SAVATIEK, obra citada, tomo 11, N.O 557 i n p n e , pág. 135 3; N," 560, pág. 137,
(2) M-~ZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N."2362, pág. 403; Dr-uors,
Pretiltm doloris, págs. 159 a 164 y págs. 203 a 207.
( 3 ) G r v o ~ n La
, féparation da @rijadice Ilioral, N," 176, pág. 254.
(4) DEMOGCE, obra citada, tomo IV, N.O 455, pág. 116.
(5) En sentido contrario: Kev., tomo 1 2 , 2 . a parte, sec. l.a, pág. 551 (consid. 11
de 1.a instancia); tomo 24, 2." parte, sec. I . a , pág. 561 (consid. 19 de 1.a instancia);
tonlo 32: 2.a parte, sec. l.=,pág. 10 (consid. 13 de 1.' instancia).
( 6 ) En sentido contrario: Gaceta, ano 1861, sent. 2138, pág. 1248 (consid. 3.").
(7) MAZBACD, obra citada, tonlo 111, 2." edición, N."2396, pág. 433 y N." 2399,
pág. 436; D E M O G ~obra J E , citada, tomo IV, N-"466, pág. 132; KIPERT, Le rétime dé-
mocratzgite et Le drozf. civil inoderne, N." 88, pág. 171: DUBOIS, Pretium doloris, págs. 161
a 163; RIPEXT, LGCIENNE, obra citada, N." 94, pág. 105 y N.6 108, pág. 121.-En
contra: GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."155, p5g. 40.
Aigunos Códigos modernos, ta!es corno el alemán (art. 829), el belga (art. 1386
bis), el de las obligaciones de 1aRepÚblica de Polonia (art. 123), el de las obligaciones
y contratos de la República Ljbanesa (art, 122), el chino (arc. 187), ef venezolano
Claro está que si la situación pecuniaria o de familia de
la víctima influye en la extensión del daño, como ocurre en
los casos en que el delito o cuasidelito disminuye su capa-
cidad de trabajo o priva a un tercero de los recursos o auxi-
lios que la víctima le daba, el juez deberá considerar esa si-
tuación en la f0rm.a expresada en el N.O 473 (1). Lo mismo
puede decirse si el daño recae sobre muebles de una casa u
otros objetos de uso personal. Es evidente que la condición
social y los medios de fortuna de la víctima son un aiitece-
dente del cual no podrá prescindirse para apreciar el valor
de los bienes destruídos; no es de creer que quien habita
un conve~ltillotenga muebles de lujo (2).
Cabe si advertir que en estos casos esos factores sGlo
se tomarán en cuenta para llegar a determinar el monto efec-
tivo del daño; pero d e ningún modo autorizan al juez para
aumentar o reducir la indemnización, una vez conocido ese
monto, por las razones ya expuestas.

475. Epoca a q u e s e atiende para determinar el


m o n t o d e la indemnizaci6n.-Por regla general, el juez

(art. 1187), el peruano (art. 1140) y el italiano (art. 2047), autorizan al juez para
tomar en cuenta la fortuna del autor del hecho y de La víctiiiia cuando aquel es un
demente o una persona privada de discernimiento. Idéntico criterio adopta el art.
76 del proyecto franco-italiano de Código de las obligaciones y de los contratos. El
Código peruano (art. 1138) llega hasta hacer cesar la obligación de reparar el daño
si Psta priva al deudor de los recursos necesarios para su subsistencia y para el cum-
plimiento de su obligación legal de suministrar alimentos.
Según el Código de las obligaciones de la República de Polonia, la situación de
fortuna de ambas partes debe tomarse en cuenta tambien cuando se trata de regular
la renta a que tienen derecho las personas a quienes el difunto daba alinientos benC-
vola y regularmante (art. 162), y para decidir si el dueño o quien se sirve de un animal
debe o no reparar el daño causado por este, no obstante no ser responsable por no ha-
ber culpa de su parte (art. 148).
El Código sovit?tico va más lejos aún: obliga al juez a considerar la situación de
fortuna de las partes no sólo cuando se trate de la reparación del dafío causado por
un incapaz (art. 406), sino en toda caso (art. 411).
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2396, pág. 434; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N.O 611, pág. 199.
(2) Se Iia fallado, por eso, que, atendido el barrio en donde estaba situada la casa-
habitación de la demandante, su condición y demás antecedentes del proceso, la cuan-
tia atribuída por ella al mobiliario destruido es enormemente esagerada, por lo que
procede reducirla a términos razonables: Gaceta, año 1869, sent. 1465, pág. 649.
debe regular la indemnización según el monto del daño al
tiempo del delito o cuasidelito: si éste recae sobre una cosa,
la indemnización se determinara por el valor que entonces
tenía la cosa (1).

476. Variación del daño con posterioridad aI de-


lito o cuasidelito, pero con anterioridad a la senten-
cia.-Ocurre, a veces, que el daño aumenta o disminuye con
posterioridad a la pcrpctración del delito o cuasidelito y an-
tes de la sentencia: por ejemplo, la victima ha muerto, su
incapacidad se ha agravado o la enfermedad que se creyó
incurable Iia desaparecido. ¿Deberá el juez considerar estas
variaciones y regular el daño según su extensión al tiempo
de la sentencia,?
La afirmativa es evidente si esas variaciones tienen por
causa eI delito o cuasidelito; el culpable debe reparar todo
el daño quc sea consecuencia necesaria y directa dc su de-
lito o cuasidelito (2). Pero si no tienen por causa el hecho
ilícito, el juez prescindirá de eIlas y sólo considerará el daño
existente al tiempo de la perpetración de aquél (3).
Así, si con posterioridad al hecho iIícito, pero antes de
la sentencia, la víctima mejora, de modo que su incapacidad
para el trabajo disminuye o desaparece, o empeora en tér-
minos de que una incapacidad que empezó por ser parcial o
temporal se transforma en total o permanente o lisa y Ilana-
mente muere a resultas de las lesiones recibidas, los jueces
de la instancia, al regular la indemnización, deberán tomar
en cuenta estas circunstancias (4)).Pero en ningún caso po-
drían fijar una cantidad superior a la demandada; fallarían
ultra-petita.
(1) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra cita+, N.O 1.52, pág. 40; LALoCI, obra ci-
tada, N." 75, pág. 56; PIRSOX .; ID E'ILL~, obra c,tada, tonio 1, N," 187, I J A ~ .419;
SAVATIER, obra citada, tonlo 11, N.O 603, pág. 189.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, Nos. 2412 y 2412-2, pág. 418;
E: 2412-4, pág. 449, Nos. 2414-2 y 2g15, págs. 151 y 452, N." 2417, pág. 453.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.= edición, N," 2418, pág. 453, PLAXIOL I
RIPERT,obra citadd, to111o VI, N . O 682, pág. 924.
(4) R~AZEAUD,obra citada, tonlo 111, 2.a edición, N.O 2412-3, pág. 448; Nos. 2413
4' 2414,págs. 149 a 451; SACATIER, obra citada, tomo 11, 3."608, &, 196,
En cambio, si antes de - la sentencia la víctima que ha-
bía perdido un ojo a consecuencia de él pierde el otro o muere
por obra de un nuevo accidente, o la cosa deteriorada en
parte sufre un nuevo deterioro o es destruida totalmente
por otro hecho ilícito, los jueces sólo considerarán el daño
resultante del delito o cuasidelito materia de la demanda y
prescindirán de estas nuevas circunstancias (1).

477. Variación del valor del daño.-Si en vez de au-


mentar o. disminuir la extensión del daño en sí mismo, lo que
varía es su valor, a consecuencia de fluctuaciones monetarias
o en los precios, el juez deberá regularlo según el que tenga
al tiempo de la sentencia (2), en el bien entendido de que en
ningún caso podrá fijar una indemnización superior a la de-
mandada (3). La reparación tiene por objeto restablecer en
el patrimonio de la víctima el valor destruído por el delito
o cuasidelito; esto sólo es posible a condición de darle una
cantidad igual a la que necesita para recuperar ese valor.
Si, al dictarse la sentencia, la cosa destruída con el de-
lito o cuasidelito vale más o menos que al tiempo de su des-
trucción, sea porque la moneda se ha depreciado o valori-
zado, sea porque el precio de las de su especie ha subido o
bajado, respectivamente, la indemnización se regulará se-
gún el valor del día del fallo (4). Igualmente, si la renta que
ganaba la víctima al tiempo del delito o cuasidelito ha au-
mentado con posterioridad a él a consecuencia de una de-

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.. edición, Nos. 2418 a 2419-7, págs. 453
a 457: estos autores creen, sin embargo, que la muerte de la víctima y la perdida total
de la cosa dañada deben ser consideradas por el juez, porque ponen fin al perjuicio
cuya indemnización se trata de regular.
(2) DEMOCUE, obra citada; tomo IV, N,"458, pág. 118: PIRSONY DE VILLÉ, obra
citada, t o d o 1, N." 223 bis, pág. 546; LALOU,obra citada, Nos. 75 77, págs. 56 a 58;
MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2420, pág. 457.-En contra: CAVA-
TIER, obra citada, tomo 11, N." 603, pág. 189.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2425, ~ á g468.
.
(4) PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, tomo 1, N." 223 bis, pág. 546; MAZEAUD,
obra citada, tomo 111, 2.8 edición, N." 2420-2, pág. 458 y N." 2420-6, pág. 461 .-En
contra: SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.o 603, pág. 189, quien estima que el valor
de la indemnización debe ser igual al-valor que tenía la cosa a l tiempo de su destruc-
ción.
preciación monetaria, eI juez deberá considerar la que per-
ciba al momento de la sentencia (1).
Esta solución no está en pugna con Ia expresada en el
número anterior. En los casos que aquí contemplamos, el
daño n.o h a variado, es siempre el mismo; sólo su valor se
ha alterado. E'como la víctima tiene derecho a ser restituida
al estado en que se hallaria antes del delito o cuasideiito, es
justo darle lo que necesite con este objeto; solamente así
la reparación será completa (2).

478. Variación del daño o de su valor con posterio-


ridad a la sentencia.-Pero, una vez que el litigio se ha
fallado definitivamente, esas aIteraciones o modificaciones
no tienen ninguila inffuencia; obsta a ello la cosa juzgada.
De ahí quc si, con posterioridad al término dc aquél, el daño
se agrava, atenúa o desaparece o la víctima muere a conse-
cuencia de las lesiones recibidas, no podría pedirse la revi-
sión o modificación de fa indemnizacibn fijada por la senten-
cia (3). Así se desprende del art. 299 C. de1 T. Si, según el
derecho común, esta revisión h e r e procedente, ese precepto
habría sido innecesario; precisamente se dictó para hacerla
posible en materia de accidentes del trabajo. Se clesprende
ademks de los arts. 230 y 332 C. C., porque cuando el legisla-
dor ha querido que las resoluciones judiciales puedan rnodi-
ficarse o revocarse por haber cesado o variado las causas

(1) PIRSOH P DE VILI-É,obracitada. tomo 1, N." 223 bis, págs. 546 y 547; MAZEAUD,
obra citada, toino III, 2.a edición, N,' 2421, pág. 466.
(21 PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, tomo 1, N.O 223 bis, pág. 546; ~ I A Z E A U D ,
obra citada, tomo 111, 2.a edición, Nos. 2420-2 y 2420-3, págs. 458 a 460; N." 2422,
pág. 466.
(3) DWCI CLARO, CARLOS, obra citada, N.O 306, pág. 194.
En Francia, sin embargo, prevaiece la opinión contraria: DEMOGUE, obra citada,
tomo IV, Nos. 555 y 556, págs. 229 y 230: SAVATIER, obra citada, tonlo 11, N." 625,
pág. 210; PLANIOL P RIPFRT,obra citada, tomo VI, N." 674, pág. 910; HAUDRY-
LACANTIHERIE i BIRDE, obra citada, tomo IV, 3 . a edición, N.O 2876, pág. 579.-G~%-
DEXAT Y SBLUON-RICCI, obra citada, Nos. 180 a 182. pág. 45; hfAzE+rr~,H. y L.,
obra citada, tomo 1, 2.aedición, Nos. 228a 230, pjgs. 252 a 254 y CORDIER,La fhz.rion
apres jzigernen: ou transaction des idemnztés P o ~ donzm~ges,
r Nos. 21 a 119, págs. 21 a
126 y pág. 183, admiten la revisión en caso de agrararniento, pero no de atenilación
o decaparecimiento de1 daño.
que las motivaron, ha debido decirlo, lo que aquí no ha
hecho.
Lo dicho no obsta, naturalmente, para que las personas
que vivían a expensas de la víctima o recibían sus auxilios,
puedan demandar la reparación del perjuicio que les irrogue
su muerte, si ésta tiene por causa las lesiones recibidas. E n -
tre esta acción y la anterior no existe la triple identidad re-
querida por el art. 200 C. P. C.; los actuales demandantes
ejercitan un derecho propio derivado del daño sufrido per-
sonalmente (Nos. 385 y 389) (1).
Menos aún podría pretenderse la revisión. de la indeni-
riización a pretexto del encarecimiento del costo de la vida,
del. establecimiento de nuevos impuestos o de otras circuns-
tancias análogas, como si la víctima hubiera recibido una
herencia o se hubiera sacado la lotería; estos son hechos
ciiteramente ajenos al delito o cuasidelito y al daño niis-
mo (2).

479. Culpa de la víctima.-El juez, al regular la in-


demnización, considerará también s i de parte de la víctima
hubo o no culpa, puesto que en caso afirmativo debe redu-
cir su monto (art. 2330).
La culpa de la víctima se aprecia en conformidad a los
mismos principios que la del autor del daño (3). La habrá,
por tanto, cuando la víctima no haya obrado con el cuidado
que los hombres emplean ordinariamente en sus actos o ne-
gocios, como si pretende subir a un tren (4) o tranvía en nio-

(1) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.*ediciÓn, N.O 2876,


págs. 579 y 580; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 556 injine, pág. 230; MAZEAUD,
obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 227, pág. 251; PLANIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N.O 676, pág. 912; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 625, pág. 211 infine.
(2) MAZEAUD, obra citada, 2.aedición, tomo 1, N.O 221, pág. 246 y tomo 111, N.O
2406 in fine, pág. 443; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, pág. 910, nota 2:
IIE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1020, pág. 872; CORDIER, obra citada, N . O 120,
pág. 126 y N.O 153, pág. 180; SAVATIER, obracitada, tomo 11, N."625 i n f i n e , pág. 212.
(3) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 569, pág. 776; MAZEAUD, obra
citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 1467, p6g. 356.
(4) Rev., tomo 25, 2.a parte, sec. l.a,pág. 435 (consid. 8." de 2.. instancia).
L.4 REPAR~CIÓS DEL DAKO 571

vimiento (l), máxime si éste marcha a gran velocidad y no


obstante que su conductor desatiende las serias qiie se le
hacen para que lo detenga (21, hailkndose bebida (3) o pre-
tende hacerlo por la plataforma delantera del acoplado (4);
si transita de noche por una vía en reparación (5);
si viaja en la l o c o ~ ~ ~ o t oen
r a ,vez de hacerlo eri uno de
los vagones de pasajeros (6);
si atraviesa la vía férrea en forma descuidada y con li-
gereza ( 7 ) , o si la atraviesa sin cerciorarse previamente de
la existencia de algún peligro (8) o de improviso 47 brusca-
n ~ e n t ecuando se acerca un tranvía, desentendiéndose de los
toques repetidos de campana dados por el maquinista (9);
si transita por ella sin las precauciones debidas (10)
o permanece en la misma hasta el último instante (11);
si pretende viajar en un tranvía sin pagar su pasaje (12);
si se coloca en medió de la línea para hacer señales al
conductor de un tranvía a fin de que se detenga (13) ;
si sube en un carro plano de ferrocarril para ayudar a
embarcar un automóvil no siendo empleado de la empresa
ili teniendo, por lo mismo, obligación de hacerlo (14) ;
si d a orden de acelerar la marcha del automóvil en que
viaja al ver q u e se acerca un tranvía, para pasar antes que
---
(1) Rev., Lomo 2, 2.n parte, sec. l.=, pág. 141; iotrio 12, 2.a parte, sec. l.*,pág.
551 (consid. 8,' de l e ainstancia).,
(2) Gaceta, año 1913, sent. 1052, pág. 3050 (consid. 2.').
(3) Rev., ion10 19, 2: parte, sec. l.a, pág. 358.
(4) Rev., toliio 36, 2.5. parte, sec. lea,pág. 544 (Corte Supreiiia).
(5) Rev., torno 6, 2.a parte, sec. pág. 393.
(6) Rev., tonio 16, 2.%parte, sec. l . ~pág.
, 513 (consid. 12 de instancia).
(7) Rev., ionio 29, parte, sec. l.a,pág. 549 (consid. 4." de l.° instancia); 10-
mo 38, 2.a parte, sec. l S a ,pág. 235 (consid. 25 de 2.a instancia).
(8) Gaceta, aiio 1897, toirio 11, sent. 3869, pág. 1149,consid. 9.' (Coite Suprenia);
año 1902, totno 1, sent. 990, pág. 1004 (consid. 8.").
(9) Rev., tomo 7, 2: parte, sec. pág, 454 (Corte Suprema).
(10) Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. l.', pág. 241 (consid. 4." de l.* instancia); Cii-
ceia, afio 1861, sent. 1809, pág. 1117.
(tl) Gaceta, ano 1914, sent. 215, pág. 593.
(12) Rev., tomo 12, 2.a parte, sec. I .", ~ á g 300.
.
(13) Gaceta, año 1915, sent. 102, pág. 228.
(14) Rev., tomo 22, 2." parte, sec. l.", pág. 987 (consid. 8." de instancia).
éste, no acreditándose que ello fuera el único medio de evi-
tar el choque (1);
si pretende pasar corriendo por encima de los cachuchos
de una oficina salitrera, en vez de ir por los senderos (2) ;
si ataca a un perro que se halla amarrado (3);
si siendo ciega o sorda, atraviesa la calzada sin tomar
las precauciones requeridas por su condición (4);
si asiste como curioso o espectador a una asonada o re-
vuelta (5) ;
si el cochero de un vehículo pretende tomar la delantera
a otro, dando para este efecto carrera a sus caballos, en cir-
cunstancias de que el conductor del otro vehículo trataba,
por su parte, de cerrarle el paso (6).
La hay asimismo si la víctima omite hacer lo necesario
para precaverse del daño o para aminorar sus consecuencias,
pudiendo hacerlo (7) ; la culpa puede ser de acción y de omisión
y el art. 2330 no distingue. Así, el dueño de un edificio incen-
diado por culpa o dolo de un tercero que nada hace por im-
pedir el desarrollo del fuego, siéndole posible; el herido que
no se cuida ni se somete al tratamiento o a las operaciones
que su estado requiere, no siendo peligrosas ni de resultados
inciertos (8); el dueño de una nave abordada por otra o el
de iin vehículo destruído eii un choque, que no se preocupan
de hacerlos reparar, se exponen imprudentemente al daño:
no pueden, por lo mismo, pretender su reparación total ni,
en este último caso, exigir la indemnización de toda la uti-

(1) Kev., tomo 21, 2.= parte, sec. pág. 119 (consids. 7." y 8." de la sentencia
de reemplazo) (Corte Suprema).
(2) Gaceta, año 1916, tomo 1, sent. 123, pág. 396 (consid. 5.").
(3) Gaceta, año 1918, tomo 11, sent. 526, pág. 1632 (consid. 11).
(4) DEMOGIJE, obra citada, tomo I V , N." 806, pág. 521.
(5) Reme Trimestrielle de Droit Civil, año 1938, tomo 37, pág. 465, N.O 15.
(6) Gaceta, año 1887, sent. 849, pág. 501.
(7) PIRSON Y DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N." 220, pAg. 529: DEMOGUE, obra
citada, tonio IV, N," 463 bis. pág. 127 y N.O 804, pág. 520; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo V I , N." 569, pág. 777; GARDEXAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N," 251,
pág. 57.
(8) MAZEAVD, obra citada, tomo 11, 2.'edición, N," 1474-2, pág. 373: PLANIOL
1 H~PERT, obra citada, tomo 1'1, N,"569, pág. 777; DEMOGUE, obra citada, tomo IV,
N." 569, pág. 127.
lidad que dejen de percibir. Se ha fallado que hay impru-
dencia de parte de la víctima si no obstante saber que el
sistema de mover los carros etl las estaciones, empujándolos
sin aviso previo y sin poner gente que advierta el peligro,
es habitual en una empresa ferroviaria, nada hizo para pre-
venir el accidente (1).
No hay, en cambio, culpa en el hecho de que el operario
de una empresa éntre al recinto de los muelles en que se
carga salitre, aunaue aquélla tenga prohibida esa entrada,
pues tal profiibición no reza ni puede rezar con sus propios
operarios (2); ni tampoco en exponerse voluntariamente a
un peligro para evitar uno mayor respecto de sí o de terceros,
menos aún si se está obligado a ello, como es el caso de un
agente de policía que trata de detener a un caballo desbocado
(3) o del conductor de un tren que, en presencia del incendio
de unos vagones, procura apagarlo y salvar 10s efectos que
contienen (4), salvo que, al hacerlo, se obre con torpeza
o imprudencia, como ocurriría con un individuo que sin sa-
ber nadar se arroja al agua para salvar a otro que se está
ahogando ( 5 ) .
La prueba de la culpa de Ia víctima incumbe al que in-
voca esta culpa.

480. Efecto.-La culpa de la víctima no exime de res-


ponsabilidad al autor del daño; sólo autoriza al juez para
reducir la indemnización (6). Esta reducción es obligatoria
y no facultativa: establecida aquélla, el jrrez deberá hacerla
(1) Rev., tomo 7, 2.a parte, sec. 1.a, pág. 324 (consid. 7." de 1.a instancia).
(2) Rev., tomo 32, 2.= parte, sec. l.*,pág. 386 (consid. 8.' de 1.a instancia),
(3) P L ~ N I OY LRIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 569, pág. 777; GARDENAT Y
SALMON-Rrccr, obra citada, Y." 264, pág. 61; LALOU, obra Citada, N.O 141, pág. 97;
DE PAW,obra citada, torno 11, N." 1045 i n fine, pág. 898; MA~EAuD, obra citada,
toriio 11, 2.a edición, E."1499, p%g.388.
(1)Rev., tomo 31, 2.a parte, sec. l.=, pág. 1J4 (consids. 5.' y 6.' de 2.a instancia).
(5) h l a z k ~ u obra
~ , citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1499, pág. 389; PLAKIOL S
RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 569, pág. 777.
(6) Véanse las sentencias citadas en las notas 4 de la pág. 570, 1 a 14 de la pág.
571 y 1, 2, 3 3. 6 de la pág. 572 y Gaceta, año 1913, sen:. 918, pág. 2686.
En materia de abordaje, se aplicarán los arts. 1130 y 1133 C . de C . , que, por ser
especiales, prevaIecen sobre el art. 2330 C. C.
necesariamente. El art. 2330 es bien explícito al respecto:
la apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que lo
ha sufrido se expuso a él imprudentemente (1). De lo con-
trurio, infringiría ese precepto. Esta solución es justa: si el
daño tiene por causa la culpa de ambas partes, ambas deben
soportarlo en la pi-oporción en que han contribuído a pro-
ducirlo (2).
Es indiferente que las culpas de1 agente y de la víctima
sean de igual o distinta gravedad (3); coetáneas o no, como
si se ha dejado abierta una zanja en una vía pública durante
la noche sin advertir su existencia y una persona cae en ella
por descuido de su parte; que la culpa de la víctima haya
causado el daño inicial o sólo haya agravado sus consecuen-
cias (4). La ley no distingue. Basta que aquélla se haya ex-
puesto imprudentemente a él en cualquiera forma para que
proceda la reducción, y esto sucede en todos esos casos.
Pero, para que así ocurra; es menester que el daño ten-
ga por causa la culpa de ambas partes. Si sólo tiene la de la
víctima, el art. 2330 no es aplicable: aquél sera integramente
soportado por ella. La culpa exclusiva de la víctima es una

(1) Una disposición análoga contienen los Códigos austríaco (art. 1304), alemán
(art. 254), portugubs (art. 2398), suizo y turco de las obligaciones (art. 44), de las obli-
gaciones y de los contratos de la República 1-ibanesa (art. 135), de las obligaciones de
la Iiepública de Po10,nia (art. 158), colombiano (art. 2357), venezolano (art. 1189),
ecuatoriano (art. 23121, peruano (art. 1141) e italiano (arts. 1227 ?; 2056).
(2) JOSSERAND, obra citada, tonio 11, 2.* edición, N." 450, pág. 241; P ~ ~ a i o r . ,
obra citada, torno 11, edición, N.O 899, pág. 315; DE PAGE,obra citada, tonio 11,
N.O 958, pág. 812 y N." 1037, pág. 895; COLINT CAPITANT, obra citada, tomo 11, 6.'
ediciÓn, págs. 366 y 381; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citatia, tomo IV,
3.' eclicióri, N."2881, pág. 582; DEMOGUE,obra citada, tomo IV, N," 797, prig. 510;
SAVATIER, obra citada, tomo 11, N . O 483, pág. 43; MAZEAUD, obra citada, tomo 11,
2.8 edición, Nos. 1505 a 1513, págs. 394 a 400; BAUDRY-LACANTINERIE, obra citada,
tonio 11, 13.a edición, $4." 712, pág. 322; GARDENAT Y SALMON-IIICCI, ohra citada,
N.O 250, pág. 55 y N.O 265, pág. 61: PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.O 3.5,
pág. 106; PLA-IIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 570, pág. 778; LALOU,obra
citada, Nos. 135 y 136, pág. 94; HALLER, Essai sur l'influence du fait el de la jaute de
de la victime sur son droit d répa.ration, págs. 105 y siguientes; DEMOGUE, obra citada,
tonio IV, N.O 797, pág. 510.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 798, p5g. 514; MAZEAUD, obra citada,
tomo 11, 2.*.edición, N . O 1480, pág. 377.
(4) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 797, pág. 511; SAVATIER, ohra citada,
tonto 11, N.O 484, pág. 45 infine.
causal eximente de responsabilidad (N.O 529) (1). A la in-
versa, si sólo tiene por causa la del agente, éste deberá Ia
reparación total (2).
El art. 2330 es igualniente iriap1ical)le si cada culpa h a
producido un daño distinto. En tal caso el autor del daño
sólo responderá de1 que haya causado; ef restante lo soporta-
rá la víctima (3). Ese articulo supone pluralidad de culpas y
unidad de daño, es decir, que éste provenga en parte de la
culpa del agente y en parte de la de la víctima, lo que aquí
no sucedería.
Los jueces del fondo fijan soberanamente la cuantía de la
reducción (4); la decisión que dicten al respecto no es sus-
ceptilde de casació~i. No ocurre lo rnisnio con la apreciación
de si hubo o no imprudencia de parte de la víctima: ésta es
una cuestión de caIificación jurídica y, como tal, sonletida
al control de la Corte Suprema (5).

481. Ambito del art. 2330.-La regla del arrt. 2330 es


aplicable, sea que se trate de un delito o de un cuasidelito
(6), de culpa probada o presunta ('i),de daño en las personas
(1) Rev., tomo 2,Z.aparte, see. 2.a, p5-g. 190:. tomo 3.3, S.a parte, sec. pág.. 433;
BAU~R~--LA~ANT~NERIE r BARDE,ohra citada, tomo IV, 3.a edición, x." 2881, pág.
584; BAUDRT-LACANTINERIE, obra citada, torno 11, 13.= edición, N." 712, pág. 322;
DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 1037, pág. 895: PIRCOK T DE VILLB,obra citada,
tomo 1, N." 35, pág. 106; JOSSERAKD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 450, pág.
240; LALOU,obra citada, Nos. 125 a 130, pjgs. 89 a 91; G a ~ m i i A Tr SALMON-Rrccr,
obra citada, N,"261, p&. 66 y N." 263, pág. 61; DEXOGUE, obra citada, tonlo I'r', N."
796, pág. 510; &IAZEAUD, obra citada, tomo 11, edición, N."1477, pAg. 376.
obra citada, torno 11, 2.'ediciÓn, N." 1478, pág. 376.
(2) ~,I\.IAzE.%uD,
(3) DEMIJGUS, obra citada, torrio IV, 3."800, pág. 516; SAVATIEI<, obra citada,
tomo 11, N."484, pág. 45.
(4) PLAXIOL Y RIPEKT, obra citada, tomo VI, N."579, pAg. 778; SAVATLBX, obra
citada, tomo 11, N."085,pág. 48 in "Enc.
(5) Nuestra Corte Suprema estima, sin embargo, que es un Iiecho de la causa,
que los jueces del fondo establecen con facultades soberanas, que hubo irnpriidelicia
de parte de la víctirna: Rev., tomo 19, 2.a parte, sec. l.a, pág. 378 (consid. l.*); tolrio
22, 2.* parte, sec. l.', pág. 241 (consicl. la0).
(6) SAV.~TIER, obra citada, tonlo 11, N.O 455, p$g. 16.-En contra: GARDENAT Y
SALMOA-RICCI, obra citada, N," 267, pág. 62 y MAZEAUD, obra citada, toii~o11, 2."
edición, N.O 1482, pág. 377, que estiman que el autor de un delito no puede prevalerse
de la negligencia o imprudencia de fa víctima para obtener una reducción de su res-
ponsabilidad.
(7) PIRSOKY DE VILLÉ,obra citada? tomo 1, N.O 35, pág. 107; PLANIOL Y RIPERT,
obia citada, tomo VI, N.O 571, pág. 779; L a ~ o cobra
, citada, N . O 137, pág:95.
o en las cosas, moral o material; la ley no distingue. Pero
no lo es si la víctima es un demente, un infante u otro indi-
viduo privado de discernimiento; estas personas no pueden
incurrir en culpa o imprudencia. En tal caso, la responsabi-
lidad del agente será siempre total (1).
Para determinar si este artículo es o no aplicable a los
herederos y cesionarios de la víctima directa y a quienes su-
fren un daño moral o material a consecuencia del irrogado a
aquélla, es menester distinguir. Si actúan como tales here-
deros o cesionarios, la afirmativa es evidente: éstos repre-
sentan la persona de la víctima y no pueden tener más de-
rechos que ella (2).
Pero si actúan en su propio nombre, en razón del daño
personal que sufren al verse privados de los recursos que la
víctima directa les daba o a consecuencia del dolor que les
produce la muerte de ésta o la lesión inferida a ella o por los
gastos en que han incurrido con motivo del accidente, ese
precepto es inaplicable: el que sufre el daño de cuya indem-
nización se trata no se expuso a él imprudentemente (3). El
art. 2330 sólo sería aplicable:
1. O Si tales personas han incurrido en culpa personal, como
si un padre demanda indemnización por la muerte o atropella-
miento de un hijo de corta edad causada por un vehículo,
mientras jugaba en el medio de la calle. Al permitir que su
hijo se hallara en ese sitio, hubo una imprudencia de su parte
que autoriza la reducción de la indemnización (4);
2.' Si los que actúan en razón de su propio interés han
aceptado la herencia de la víctima directa, porque entonces,
---
(1) I~EMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 802, pág. 518.-En contra: PLANIOI. Y
KIPERT,obra citada, tomo VI, N," 569 infine, pág. 777; MAZEAUD, obra citada, tonio
11, 2.= edición, N." 1468, pág. 357.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1469, pág. 358; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N." 808, pág. 522 in fine y nota 1 ; SAVATIER, obra citada, to-
mo 11, Y." 483, pág. 43.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1469, pág. 359; DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N." 808, pág. 521.
(4) Gaceta, año 1897, tomo 11, sent. 3504, pág. 912 (consid. 2."): DEMOGUE. obra
citada, tonio IV, N." 808, pág. 522; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N."
1469 i n fine, pág. 359.
LA R E P A R A C I ~ NDEL DAÑO 577

como obligados al pago de las deudas hereditarias, deben


soportar la reducción que cl agente de1 hecho ilícito tiene de-
recho a exigir de Ia víctima a virtud del art. 2330. La obliga-
ción de los herederos de soportar parte del daño se compensa
en cierto niodo, hasta concurrencia de esa parte, con la del
autor del daño de repararlo íntegramente. Resulta asi que en
definitisa este último sólo es obligado a indemnizarlo en
parte (1).

482. Daños recíprocos.-El art. 2330 es aplicable asi-


mismo a! caso de daños rec;iprocos, esto es, cuando el daño
causado por las crilpas de ambas partes lo sufren ambas:
cada una tendrá derecho a la reparación del que haya sufri-
do, previa la reducción que proceda, con prescindencia del
otro (2). La regia que establece e1 inc. 2." del art. 1130 C.
de C. en materia de abordaje, según la cual cada nave so-
portará el daño que le sobrevenga, es especial y no puede
aplicarse a otra materia que la que contempla, Tampoco
cabe sostener, como creen algunos (3), que las culpas recí-
procas se compensan y que, en consecuencia, ambas partes
son irresponsables; la ley no establece tal compensación y
cuando ha querido que así ocurra, lo ha dicho en forma ex-
presa (art. 430 C. P.). Nada obsta naturalmente para que
las indernnizaciones, una vez fijadas, se compensen hasta
concurrencia de la de menos valor, de acuerdo con el derecho
común (art. 1656) (4).

483. Facultades de los jueces del fondo.-Los jueces


del fondo son soberanos para fijar el malzto de Ia indemniza-
ción (N .* 150) ( 5 ) . Se trata de una mera cuestibn de hecho
(IJ Revue Trimcsfrielle de D r d Civil, tomo 37, año 1938, pág. 796, N.O 20.
(2) ~ ~ A Z E A U D
obra
, citada, tomo 11, 2 . a edición, N." 1513, pág. 400;DEMOGUE,
obra citada, tomo IV, N." 808, pág. 523; SAVATIER, obra.citada, tomo 11, N.O 486,
pág. 49.
(3) D u c c ~CLARO,CARLOS,obra citada, N.O 347 i n fine, pig. 221; G A R D E N - 4 ~
Y SALMON-KICCI, obra citada, N." 252, pig. 57.
(4) DEMOGUE, obracitada, tomo IV, N." 809, pág. 523.
(5) Véanse las sentencias citadas en la nota ? de la página 237.
En el mismo sentido: PL-4x10~ Y RIPERT;obra citada, tomo VI, N.O 554, pág.
37
entregada a su prudencia y que escapa, por lo mismo, a la
revisión del tribunal de casación (l),toda vez que.la ley n o
ha señalado las normas que deben observarse para deter-
minar ese monto. Los jueces pueden, pues, regularlo dis-
crecionalmente según el mérito del proceso (S), aunque no
se hayan establecido las bases a que se refiere el art. 196 C.
P. C. Una jurisprudencia que puede considerarse definitiva-
mente estal~lecida,decide que este precepto es inaplicable a
la regulación de los perjuicios causados por un delito o cua-
sidelito, pues sólo se refiere a los que provengan del incum-
plimiento de obligaciones contrectuales o de relaciones jurí-
dicas preexistentes (3). Esta jurisprudencia se ha originado
---
763 y N.O 682, pág. 922; LALOU,obra citada, Id." 27, pág. 19 y N."32, pág. 24. DE
PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1024, pág. 875; DEMOGUE,obra citada, tomo IV,
N." 422, pág. 73; RAUDRY-LACANTINEXIE y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.= edicibn,
N.O 2874 infinc, pág. 579; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, M . O 130, pág. 246:
I I D ,citada, tomo 111, 2.a edición, N," 2209, pág. 238; MARTY,obra cita-
~ ~ A Z H A obra
da. N,' 129, p5g. 253, nota 4; SAVATIER, obra citada, tomo l i , N . O 609, pág. 196.
(1) La Corte Suprema no podría, por tanto, reducir el monto de la indemnización
fijada w r los jueces de1 fondo. Asf se ha failado: Rev., tomo 24, 2.* parte, sec. l.",
pág. 567; tomq 28, 2.- parte, sec. l.', pág. 117 (ambas de la Corte Suprema).
(2) Rev., tomo 4, 2.' parte, sec. 2.°, pág. 139; tomo 5, 2.' parte, sec. 1.P. pág. 243
(Corte Suprema); tomo 6, 2.' parte, sec. 2.P, pág. 3; tomo 12, 2.' parte, sec. 1.', pág.
305; tomo 16, 2.' parte, sec. 2.a, pág. 14 (consid. 9." de 2.' instancia); tomo 21, 2.'
parte, sec. l . ~pág.
, 1053 (Corte Suprema); tomo 22, 2: parte, sec. l.a, págs. 241 y 912
(Corte Suprema) y 987 (consid. 9." de l.ainstancia); tomo 24, 2: parte, sec. l.', pág.
567 (consids. 18 y 19 de 2.a instancia); tomo 25, Z S a parte, sec. les, págs. 501 '(Corte
Suprema) y 512 (consid. 8.' de 2." instancia); tomo 26, 2.a parte, sec. l.=, págs. 141
v 5.W (Corte Suprema) ;tomo 27, 2.a parte, sec. 1.*, págs. 240 y 557 (Corte Suprema) ;
toirio 28, 2.1 parte, sec. l.", págs. 270 y 295 (Corte Suprema) y 747; tomo 29, 2.a parte,
sec. 1.a, págs. 43 y 549 (Corte Suprema) y 570 (consid. 8." de 2.a instancia) ; tomo 3 1,
2: parte, sec. l.*, págs. 144 y 462 (Corte Suprema); tomo 32, 2.a parte, sec. l.", págs.
10 (consid. 2." de 2.1 instancia) y 386 (consid. 9.' de instancia); tomo 39, 2.a parte,
sec. l.*, pág. 203 (consid. 8." de 2.= instancia, 14 de la Corte Suprema y 2.' de la
sentencia de reemplazo); Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114, pág. 513; Gaceta,
año 1861, sent. 2138, pág. 1248; año 1930, tomo 11, seht. 7, pág. 39 (Corte Suprema).
(3) Kcv., tomo 21, 2.a parte, sec. l . a , pág. 1053; tomo 24. 2.a parte, sec. l a a ,pág.
567; tomo 26, 2.8 parte, sec. l.a, págs. 89 y 530; tomo 27, 2.a parte, sec. l.a, páge.
557 y 744; tomo 28. 2.1 parte, sec. l.*, págs. 270, 295 y 747; tomo 29, 2.8 parte, sec.
l.a, págs. 43 y 549; tomo 31, 2.a parte, sec. l.*, págs. 144 y 462; tomo 32, 2.a parte,
sec. l.', pág. 538 (todas de la Corte Suprema); Gaceta, año 1926, tomo 11, sent. 114,
pág. 513.
Hay, sin embargo, algunas sentencias, si bien casi todas anteriores a las que aca-
ban de citarse, que han aplicado este articulo en materia delictual y cuasidelictual:
Rev:, tomo 5, 2.a parte, sec. 1.8, pág. 235; tomo 10, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 67; tomo
11, 2: parte, sec. l.*, pág. 455: tomo l2,2.& parte, sec. 1.a, pág. 18; tomo 13, 2.a parte,
índice
principalmente con motivo de la reparación del daño moral;
sin ella, Gsta habria sido imposible, puesto que ese daño no
es susceptible de una exacta apreciaciitn pecuniaria.
Tal facultad no es; sin embargo, absoluta. Está limi cada
por las peticiones de las partes y por el monto del daño: los
jueces no pueden ordenar el pago de una indemnización supe-
rior a ese monto (N.O4601, ni a la solicitada por el actor. E n
el primer caso, habría un enriquecimiento sin causa para la
víctima, y en el segundo, ultra-petita.

484. Principio.-En principio, la indemnización a que


tiene derecho la víctima de un delito o cuasidelito no goza
de preferencia para su pago; ninguna le ha otorgado la ley
(1). El juez no podría tampoco concedérsela obligando al
deudor a constituir una prenda o hipoteca; carece de facul-
tad para ello (2).

485. Consecuencia.-Por consigtliente, en caso de


quiebra o cesión de bienes, este crédito figurará entre los
valistas o quirografarios a que se refiere el art. 2489 C. C. y
se cubrirá en la forma que él indica.

486, Excepciones.-Se exceptúan:


l." La indemnización que compete a la mujer, al hijo
de familia o al pupilo contra el marido, el padre o madre de
familia y el tutor o curador, respectivamente, por culpa o
dolo en la administració~.de sus bienes fart. 24831, que goza
-
OTERO,
sec. l . & ,pttg. 403; torno 27, 2.* parte, sec. 1.a, pág. 586; Concordancias y Ju-
risprudencia del C.de P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 234, N.O 2 ; pág. 244, N." 8 (con-
sid. 6.") y p&g.259, u."14 (consid. 7.").
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 481, pig. 145; MAZEAUD, obra citada,
tomo 111, 2.a edición, N." 2468, pág. 500; PIRSOXY DE VILLB,obra citada, tomo 1,
N." 221, pág. 548; DE PAGB,obra citada, tomo $1, 5." 1029, pág. 879.
(2) Pr~sohiY DE V I L L ~obra
, citada, tomo 1, N.O 224, pág. 548; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 1029, pág. 879.
índice
índice
Igualmente, si los beneficios o prestaciones que la víc-
tima recibe d.e terceros son inferiores al daño, nadie discute
su derecho para exigir del autor de éste la reparación de toda
aquella parte no cubierta por ellos (1).

490. Controversia.-En contra del cúmulo se dice que


como la reparación. no puede ser superior al daño, ya que
éste no puede ser fuente de enriquecimiento para la víctima,
es justo que si un tercero lo repara en todo o parte, su autor
se beaeficie con este hecho.
En su favor se argumenta que no es posible que el autor
del daño aproveche de la prestación realizada por el tercero,
pues ello importaría beneficiarlo con el espíritu de previsión
de la víctima, como ocurriría en el caso. de un seguro, y auto-
rizarlo para irvocar los efectos de un acto jurídico en que no
ha sido parte, tcda vez que la causa de esa prestación no es
el delito o cuasidelito sino el contrato o vínculo q u e ligaba
a la víctima y al obligado a ella y los contratos sólo aprove-
c h a ~o perjudican a Ics contratantes (2).
Tales argumentos están lejos de ser convincentes. No
es cierto que un delito o cuasidelito no pueda ser motivo de
enriquecimiento para la víctima; puede serlo siempre que exista
un titulo o causa que justifique ese enriquecimiento (3). No es
tampoco efectivo que, de admitirse el cúmulo, se viole elefecto
relativo de los contratos. Cuando se dice que &tos aprovechan
o perjudican a los con tratantes, se quiere significar que sólo
ellos pueden. ejercitar los derechos que generan y que sólo a
ellos se les puede compeler al cumplimiento de las obligaciones.
que crean. Pero hacer c o ~ s t a rsu existencia o ejecución no es
ejercitar e s s derechcs n i cumplir esas obligaciones, es in-
vocar un hecho, y esto le es posible a los terceros. Por otra
parte, si para apreciar el monto del daño hay que tomar en
--
(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.. edición, N.O 444, pág. 237; P L ~ N I O
YL
KIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 693 infinc, pág. 938; MAZEAUD, obra citada, tomo
1 , 2.a edición, N." 234, pág:258 y N."259, pág. 275.
(2) PIRSON Y DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.O 222, págs. 535 a 544.
(3) PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N."691, pág. 934 infine; L)E PAGD,
obra citada, tomo 11, N." 1033. pág. 888.
cuenta las utilidades o el sueldo o salario que percibía la
víctima en virtud de un contrato de trabajo, ?por qué no se
han de poder tomar en cuenta igualmente los contratos que
hagan disminuir ese motlto? (1).

491. Criterio que debe adoptarse.-Es otro, pues, el


terreno en que este problepa debe plantearse. En nuestro
concepto, todo él se reduce a determinar el carácter de las
prestaciones que la víctima recibe de terceros con ocasión del
delito o cuasidelito, es decir, si importan o no una reparación
o indemnización de1 dano realmente irrogado. En caso afir-
mativo, el cúmulo es inadmisible por la senciIla razón de
que un daño n o puede ser reparado dos veces. Pero si no
tienen tal carácter, si s u existencia es independiente de ese
daño, con cl cual no guardan retacibn, e1 cúmulo es proce-
dente (2).
En apoyo de este criterio pueden invocarse los arts. 553
C. de C . y 295 C. de1 T. Según aquél, el asegurado que ha re-
cibido del asegurador el valor del seguro, no puede exigir
reparación del autor del siniestro, como quiera que está
obligado a ceder su acción al asegurador, y ello, porque el
!non to del seguro repara el dafio realmente sufrido en ateiiciún
a que, respecto del asegurado, este coiltrato es de mera in-
deninización y jamás puede ser para é1 la ocasión de una
ganancia (art. 517 C. de C.). A su vez, el art. S95 C. del T.
decfara exento de toda responsal>ilidacl por un accidente del
trabajo al patrón que ha asegurado el riesgo profesional de
sus obreros o empleados en los térnii17os señalados en cse
articulo y en el art. 294 del misrno Código: el obrero o eni-
pleado accidentado no puede, pues, exigir, a la vez, del patrón
'y de la compañía aseguradora las prestaciunes a y ue le da dere-

(1) DE PAUE,obra citada, torno 11, N,"1033, pág:888; D E ~ ~ O G C obra


E , citada,
toirio IV, N." 612, pág. 288; Mazaaun, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N." 238,
pág, 261: SAVATIER, obra citada, toilio 11, N.O 585, pág. 171 injine.
(2) En el inisnlo sentido: DE PAGE, obra citada, tonlo 11, N." 1033, pQg. 888, cu-
ya opinión henios adoptado por considerar que es la que d a una pauta rnks segura y
exacta. Tal parece ser también e1 criterio aceptado por Dznlotit;~,obra citada, tonio
IV, N." 608, pág. 284.
cho ese Código, y esto, porque las pagadas por aquélla tienen
también por objeto la reparación del daño causado por el
accidente. Ambos preceptos rechazan, por tanto, el cúmulo
cuando la prestación pagada por el tercero tiene por objeto
la reparación del daño sufrido por la víctima.
Apliquemos este criterio a las diversas situaciones que
pueden presentarse.

492. Seguro de daños.-Tratandose del seguro de da-


ños (incendio, robo, fractura, riesgos marítimos, etc.), el
cúmulo es inadmisible (1): e1 seguro en este caso repara el
daño realmente sufrido por el asegurado. Respecto de este.
último, el seguro es un contrato de mera indemnización y ja-
más puede ser para él la ocasión de una ganancia (art. 517
C. de C.). Es por esto por lo que el art. 553 C. de C. obliga
al asegurado, a quien el asegurador pagó la cantidad asegu-
rada, a cederle los derechos que por razón del siniestro tenga
contra terceros.
La víctima a quien se haya pagado el valor del seguro
no puede, por tanto, demandar reparación al autor del daño.
Y si lo hace, éste podrá oponer ese pago a la demanda a fin
de que se le declare exento de su obligación de reparar, si
el seguro cubrió totalmente el daño, o que la reparación de-
mandada se limite a la diferencia, si sólo lo cubrió en parte
(2). Pero, en todo caso, la víctima tendrá derecho a que dicho

(1) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.8 edici6n, N . O 445, pág. 238: PIRSONY
DE VILLB, obra citada, tomo 11, pág. 208, nota 1; DE PAGE,obra citada, tomo 11,
N . O 1033, pág. 889: DEMOGL'E, obra citada, Como IV, N." 609, pág. 286; SAVAT~ER,
obra citada, totiio 11, N . O 577, pág. 160.
En contra: GARDENAT Y SALMON-KICCI, obra citatia, N." 159, pág. 41 y N." 160,
pág. 42; LALOU,obra citada, N." 81. pág. 64; PLANIOL Y IIIPISRT,obra citada, toino'
V I , N . O 693, pág. 936; MAZEAUD, obra citada, torno 1, 2.= edición, , N . O 235, pág. 259;
Nos. 242 y 243, págs. 263 a 266. Todos estos autores se pronuncian en favor del cú-
mulo, porque, en su COnCeptQ. la cantidad que paga el asegurador no es una indemni-
zacibn que repare el perjuicio sufrido por el asegurado, sino la contrapartida de las pri-
nias pagadas por éste. Semejante opini6n no puede sostenerse entre nosotros, dacio
lo dispuesto en el art. 517 C. de C.
(2) Lo dicho es igualmente aplicable al seguro de rcsponsubilUlod (Nos. 507 y
509): éste es un seguro d e daños y, como tal, sometido a las reglas de los arts. 517 p
553 C. de C.
autor le reembolse las primas pagadas al asegurador, ya que
el valor del seguro no cubre e1 daño sino en la parte que ex-
cede a ellas (1).

493. Seguros de personas (vida o accidentes corpo-


rales).-Estos seguros no tiene por objeto la reparación del
daño realmente sufrido por la víctima. Semejante daño es
sGlo el evento estipulado para hacer exigible ia obligacibn
del asegurador. Prueba de el10 es que, producido .el accidente
previsto en e1 contrato o la muerte del asegurado, según el
caso, el beneficiario tiene derecho a todo el valor del seguro,
cualquiera que sea el monto de1 daño, superior o inferior a éI,
y aunque no sufra ningím daño. El cúmulo es, por lo misnlo,
admisible: la víctima tiene derecho al valor del seguro estipu-
lado y a la reparación total del daño causado. S u autof no
podría prevalerse de la existencia de ese seguro para Iibe-
rarse en todo o parte de su obligación de reparar (2). Así se,
ha fallado (3).
Lo dicho se aplica, por cierto, a las prestaciones que Ia
Caja de Seguro Obligatorio pague a sus asegurados a conse-
cuencia del daño que les irrogue el delito o cuasidelito de que
hayan vido víctimas, Estas prestaciones se deben en virtud
de un seguro de personas, que no deja de ser de esta especie
por el hecho de ser obligatorio: son, por tanto, acumulables
con la indemnización que el asegurado tenga derecho de exi-
gir del autor del delito o cuasidelito.
---
(1) I t l a z ~ a u nobra
, citada, toniu 1, 2.e edicibn, N,"234 &$~te,pág. 259;DER~OGUE,
obra citada, Conlo IV, N . O 619 in Jine, pág. 298.
(2) kiazs.iv~,obra citada, 2.3 edición, tomo 1, N.O 241, pág. 262; ton10 111, N.O
2398, pág. 436; GARDENAT Y SALMON-KICCI, obra ciiada, N." 159, phy. 41 y N.O lóü,
p8g. 42; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición; N.O 445, pág. 238; PIRSON Y nii.
VILLÉ, obra citada, tonlo 1 , N,D 222, pág, 542; L a ~ o u obra , citada, N . O 81, pág. 63;
DE PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 1033, pág. 889; PLARIOL Y RIPERT, obra citada,
tomo'VI, N.O 693, pág. 935; DEMOGUE, obra citada, tomo fV, Nos. 610 y 611, págs.
286 a 288; PERRET, obra citada, pág. 59; SP~V-~TIER, obra citada, tomo If, M."578,
161.
(3)Gacela, año 1914, setit. 533,, pQy. 145. Cabe advertir, sin enibargo, que esta
*sentericiano se fundó en las razones expresadas en el texto, sino en otra desprovista,
a nuestro juicio, de valor, cual es que la acción de perjuicios por un hecho ilícito e s
distinta de la que emana del contráto de seguro celebrado con un tercero.
494. Socorros o pensiones otorgadas por las socie-
dades mutualistas.-La solución indicada en el número
precedente es aplicable en todas sus partes a los socorros o
pensiones otorgadas por las sociedades mutualistas. Las
razones son idénticas (1).

493. Pensiones fiscales, m u n i c i p a l e s o p a g a d a s p o r


l a s cajas d e previsión.-Lo mismo cabe decir de las pensio-
nes, gratificaciones o indemnizaciones pagadas por el Fisco,
las Municipalidades o las cajas de previsión a los empleados
o funcionarios públicos o municipales o a sus familias en ca-
so de invalidez o muerte, suponiendo que ésta o aquélla se
deba a dolo o culpa de un tercero. Tales pensiones se pagan,
de ordinririo, con arreglo a una escala preestablecida, cual-
quiera que sea la causa del daño, y aunque éste no sea im-
putable a un tercero. Suelen ser, además, una de las com-
pensaciones que el Estado y las Municipalidades otorgan a
sus empleados en retribución de sus servicios, y las más de
las veces cmtribuye a formarlas parte del sueldo o de la
remuneración del empleado o funcionario. Todo esto de-
muestra que no son propiamente una reparación del daño
sufrido por la víctima.
El cúmulo es, por tanto, admisible: el autor del daño
no puede pretender que el monto de la pensión se deduzca
de la indemnización a que está. obligado (2). La jurispruden-
cia, sin embargo. decide lo contrario (3), y su criterio es
con~partidopor algunos autóres (4).
-
( 1 ) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 11333, pág. 889; PLANIOI. Y RIPILK.I., obra
citada. tomo VI, N.O 693, pág. 935.
(2) DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 1033, pág. 890; PLANIOL Y KIPEKT,ubra
citada, tomo VI, N." 694. pág. 938; DEMOGUE, obra citada, tomo IV. N." 614, pág.
289; PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N," 179, págs. 382 a 385; R m e Trimes-
triellc de Droit Civil, tomo 38, pág. 258, N,"15.-H. y L. MAZEAUD, obra citada, tomo
1, 2.' edición, Nos. 262 a 265, págs. 277 a'282, sólo aceptan esta solución cuando tales
pensiones son la contrapartida de las obligaciones contraídas por la vfctinia.
(3) Kev., tomo 15, 2." parte, sec. l.", pAg. 514; tomo 20, 2.' parte, sec. l.", pág.
480 (consid. 10 de 2: instancia); GARDENAT Y SALMON-KICCI, obra citada. N , " 157,
pág. 41 ;JOSSERAND, obra citada, tomo II,2: edición, N." 445 in fine, pág. 238; LALOU,
obra citada, N.O 81, pág. 62; PLANIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N," 694, páy.
938; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N." 583, pág. 167.
(4) SAVATIER, obra citada, torrio 11, Nos. 590 a 592, p ~ s176
. a 180.
Lo dicho rige, aunque el daño sea imputable a la misma
persona o institución que debe la pensión o a alguno de sus
dependientes; las razones son idénticas (1). S e ha fallado qiie
la gratificación acordada por la ley respectiva a los deudos
de los empleados de los Ferrocarriles del Estado que falle-
cen en actos del servicio, no los priva de su derecho para exi-
gir la reparación del daño ocasionado por un delito o cuasi-
delito, ya q u e dicha gratificación se otorga al empleado en
su carácter de tal, sin considerar la causa del siniestro (2).

496. Dátdivas o socorros caritativos.-Los socorros o


dádivas que una persona natural o jurídica dé a Ia víctima
por caridad o por conmiseración con su desgracia, no son
tarnpoco una reparación del daño sufrido por ésta. Consti-
tuyen un acto de mera 1iberaIidad y n o es de suponer que
quien lo hace haya tenido la intención de beneficiar al autor
del delito o cuasidelito, como ocurriría si se rechaza su
acumulaciún con la reparación que éste debe. EI cúmulo es,
pues, posible y el autor del daño no puede invocar esos so-
corros o dádivas para pretender liberarse de responsabilidad
en todo o en parte, segíln su monto (3).
Lo dicho es aplicable, sea que se trate de dádivas o dona-
ciones hechas por un tercero sin vinculación alguna con la
víctima o por su patrón, jefe o ernpleador (4) o de suscrip-
ciones o colectas públicas motivadas por su desgracia ( 5 ) .

(1) Eri contra: DL PAGE,obra citada, tonlo 11, N." 1033, pkg. 891; ~ . ~ V A T I E R ,
obra citada, tomo 11, N." 647, pág. 233.
(2) OTERO,Jurisfirudencia dei C. de P. C.,ler. apeitdice a la 2.*ediciÓn d e 1910,
p5g. 850, N.O 28.-En el niisrno sentido: OTERO:Concordancias y Jzlrispudencia: del
C. de P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 256, ?J.* 13.
(3) MAZEAUD,obra citada, 2.i edición, toi;1o 1, N . O 271, pág. 287; tomo 111, N.O
2398-2, pAg, 436; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1033, pág. 891; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 692, pág. 935; L)E~~M;uE, obra citada, tomo IV,
N.O 607, pág. 283.
(4) MAZEAUD, obra citada, torno 1, 2.a edícjón, N.O 271, pág. 287; Dsxlocurr, obra
citada, tomo IV, N." 607, phg. 283.
(5) MAZEAUD, obra c i ~ a d atomo
, 111, 2," eclición, 9.' 2398-2, ~ á g436;
. DEFOCUE,
obra citada, tomo IV, N.O 607, pág. 283.
497. Accidentes del trabajo.-Tratándose de acciden-
tes del trabajo, la situación es muy diversa. Como las pres-
taciones que el obrero o empleado accidentado o su familia
pueden exigir del patrón o de la compañía en que éste ase-
guró el riesga profesional de sus obreros o empleados tienen
por objeto la reparación del daño inferido por el accidente-
se trata de un seguro de responsabilidad y, por lo mismo, de un
seguro de daños (N.O 492),- el cúmulo entre las prestaciones
que deba el patrón y las que deba la compañía aseguradora es
inadmisible, siempre que lo que pague esta última comprenda
la tetnlidad de las indemnizaciones, rentas o pensiones quc en
derecho correspondan ( 1 ) ; la existencia de este seguro libera
al patrón de toda responsabilidad (art. 295 C. del T.). Se
ha fallado, por eso, que a la indemnización que es de cargo
del patrón sirven de abono las cantidades que la compañía
aseguradora haya pagado o deba pagar al accidentsdo (2).
'Tampoco se puede acumular la indemnización que
la víctima tenga derecho de exigir del tercero causante del
accidente en conformidad al derecho común con la que es
de cargo del patrón según el C. del T.: aquélla libera a éste
hasta c~~ncurrencia de su valor (art. 260 C. del T.) (3). La
t íctitna del accidente, o los que tengan derecho a indemni-
zación, podrán, pues, dirigirse contra uno u otro; pero si el
tercero causante del accidente los indemniza en su totalidad,
nada podrán reclamar del patrón.

498. Otros casas.-Es también inadmisible el cúmulo


de la indemnización procedente del delito o cuasideiito con
la prestación que se deba en virtud de un seguro u otro acto
jurídico cuyas primas o cotizaciones han sido pagadas en su
totalidad por el autor del daño, precisamente con el objeto

( 1 ) Eri caso contrario, la responsabilidad del patrón subsistiría, pero &lo por la
diferencia.
(2) Gaceta, aiio 1927, toriio 11, sent. 153, pág. 670.
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 615, pág. 293; SAVATIER, obrii citacla,
toriio 11, N." 579, pág. 162'.
índice
por causa el delito o cuasidelito sino el contrato, la ley o la
relación jurídica que liga a la víctima y al tercero. El hecho
ilícito es s610 la ocasión para que esa prestación se manifieste.
Prueba de ello es que, de no mediar ese contrato o vinculo, di-
cha prestación no se debe, aunque el hecho ilícito ce realice,
y, a la inversa, existiendo él, la prestación debe ejecutarse,
aunque el hecho aue la haga exigible no sea ilícito. El delito
o cuasidelito no es, pues, la causa necesaria y directa del su-
puesto perjuicio invocado por el tercero (1).
Este, por lo demás, no sufre ninguno. El tercero que
paga el seguro o la pensión o que hace una dádiva se limita
a cumplir una obligación preexistente emanada de un con-
trato, de la ley o del vínculo que lo liga con la víctima. El
cumplimiento de iina obligación no puede importar jamás
para el deudor un daño que lo autorice para demandar re-
paración de un tercero, porque o el acto de donde emana es
a. título gratuito y entonces nada puede pretender en coni-
peiisación, o es a título oneroso, en cuyo caso su prestación
es la contrapartida de la de la otra parte.
Por último, es absurdo suponer que un asegurador o una
caja de previsión, que en sus cálculos han considerado necesa-
riamente la posibilidad del daño que hace exigible el seguro
o la pensión, puedan decir que sufren un perjuicio por este he-
cho. Esto es más evidente aún respecto del asegurador,
toda vez que el seguro constituye para él un negocio: si toma
a su cargo los riesgos ajenos es precisamente para obtener
un lucro, que lo realiza no obstante los siniestros (2).

502. Seguros de personas (vida o accidentes corpo-


rales) (3).-Tratándose de estos seguros, la aplicación del
-
(1) DE PAGR,obra citada, tomo 11, N," 962, pág. 816; PLANIOL,obra citada, to-
m0 11, 10.1 edición. N . O 869 bis, pág. 297; PIRSONY DE.VILLÉ,obra citada, tomo 1,
N.O 180, págs. 397 a 400; LALOU,obra citada,N." 84, pág. 66.-H. y L. MAZEAUD, ohra
citada, tomo 1, 2." edición, N." 252, pág. 271 y DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O
621 in JZnc, pág. 303, no aceptan este argumento.
(2) PLANIOLY RIPERT.obra ci:ada. tomo VI, N . O 695, pAg. 942: M a z ~ . s r r obra
~,
citada, tomo 1, 2.* edici6n, N.O 253, pág. 272.
(3) Aquí nos referimos al caco en que lo asegurado sea la vida o la integridad
ccrporal de una persona. Si el seguro tiene por objeto el perjuicio pecuniario que su-
pi-incipio antes.enunciado no ofrece iling-una dificultad. El
pago de la cantidad asegurada no constituye ningún perjui-
cio para el asegurador: tiene por causa e1 contrato y no el
hecho ilícito. No es tampoco una indemi~ización del daño
sufrido por la víctima, del cual es independiente, como ya
se demostró (N," 493). El asegurador que pagó el valor del
seguro no puede, pues, demandar perjuicios al autor dcl
hecho, fundado en los arts. 2314 y sigilientes (1).

503. Pensiones fiscales, municipales o pagadas por


Ias cajas.de previsión, por las sociedades mutualistas u
otras instituciones similares.-Lo mismo ocurre con estas
pensiones: su causa es la ley o el vínculo jurídico que liga a
la victima y a la entidad obligada a su pago y de ninguna ma-
nera el delito o cuasideIito. Así lo prueba la circunstancia de
que la víctima tiene derecho a ellas aunque eI suceso que las
liace exigibles riosea imputable a dolo ocul~iade un tercero.
A esto se agrega que, por lo general, su pago no perju-
dica a quien las da, tanto por las razones expresadas en el
N.O 501, cuanto porque, de ordinario, contribuyen a jor-
marlas las imposiciories de los propios beneficiarios (2).

fra el asegurado por el hecho de tener que indemnizar el daño causado a un tercero,
rige Io dicho en el N." 507: se trata deentonces de u n seguro de responsabilidad, es
decir, de un seguro de daños y no de personas.
(1) DF, PAGE,abra citada, tomo 11. N.O 962, pág. 816; JOSSERAND, obra citada.
tomo 11, 2." erlición, N," 446, pkg. 293; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.3 edición,
N." 869 bis. pág. 297; LALOU,obra citada, Nos. 85 y 86, págs. 66 y 67; PLANIOL Y
RIPERT, obra citada, tomo VI, N," 695, pág. 941; PIRSON Y DE VILLB, obra citada,
tomo 1, N." 178, pág. 377: DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 622, pág. 303; MA-
ZEAUD, obra citada, toma 1, 2." edición, N.O 254, pág. 2 i 3 ; PERRET, obra citada, págs,
58 y 59.
En Francia, en materia de seguros sociales, el art. 25 del decreto-ley de 30 ¿e Oc-
tubre de 1935, que reglamentó estps seguros, dispone que las Cajas de seguros sociales
quedan subrogadas automáticamente en los derechos del asegurado O de siis'causa-
habientes contra el autor del dafio en toda aquella parte en que el hecho de éste ha
obligado a prestaciones a esas Cajas: SAYATIER, obra citada, tomo 11, N." 580,
phg. 165.
(2) DE PACE, obra citada, tomo I I , N." 962, pág. 817; PLANIOL, obra citada, to-
mo I I , LO." edición, N." 869 bis, pág. 297; PIRSON Y DE VILLÉ,obra citada, tomo 1,
N," 179, págs. 385 a 396.
El que paga la pensión no tiene, por tanto, accibn contra
el autor del hecho que la hizo exigible (1).

504. D á d h a s o socarros caritativos.-Con mayor razón


es aplicable este principio a las dhdivas o socorros caritativos
que un tercero da a la víctima con ocasión de su desgracia.
Unas y otros no constituyen un perjuicio para su autor, pues
importan el cumplimiento dc una ot~ligaciónvoluntariamentc
contraída por 61.
Otro tanto cabe decir de los auxilios y de la hospitaliza-
ción que la Asistencia Pública. o las Juntas de Beneficencia
suministren a las víctimas de un delito o cuasi delito: cons-
tituyen el cumplimiento de la obligación legal de asistencia
que pesa sobre el Estado o sus organismos.
Quien da tales dádivas o socorros o presta tales auxi-
lios y hospitalización no tiene, pues, acción alguna contra el
autor del daño (2). A lo sumo, podría repetir lo donado si
esos auxilios o socorros los di6 en la creencia o bajo la condi-
ción de que la víctima no obtendría indemnización del res-
ponsable y se prueba que la obtuvo (3).
Se exceptúa el caso en que la víctima sea un obrero
o empleado accidentado en el trabajo, pues entonces el esta-
blecimiento hospitalario que lo asista tiene derecho para
reclamar directamente del patrón el pago de la asistencia en
los términos señalados en el art. 270 C. del T.

(1) PERRET,obra citada, págs. 70 a 78.--En Francia y en Bilgica prevalece, sin


embargo, la opinión contraria, si bien la jurisprudencia se muestra vacilante; Jos-
SERAND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 446 inJfne, pág. 239; LALOU,obra ci-
tada, N." 85 ir fine, pág. 67; PLAXIOL Y RIPEPT,obra citada, tomo VI, N.O 697, pág.
943; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N." 620. p&g. 301 y N.O 622, pág. 303; SAVA-
TIER, obra citada, tomo 11, Nos. 585 a 587, págs. 169 a l 7 4 ; M a z ~ a u obra
~ , cita-
da, terno 1, 2.a edición, Nos. 266 a 270, págs. 282'a 287; DE PAGE,obra citada, to-
mo 11, N." 962, pág. 817; PIRSON Y DE V I L L ~obra.citada,
, tomo 1, N." 179, pág.
386; R m c Trimestricllc de Droit CCiril, tomo 38, año 1939, N," 9, pág. 149 y N.O 16,
pAg. 258.
(2) M A Z E A Uobra
~ , citada, tomo 1,22 edición, N." 271 in$nc, phg. 288; PLANIOL
Y RIPERT,obra citada. tomo VI, N . O 697, pág. 945; DEXOGUE, obra citada, tomo IV,
N . O 607, pág. 284 y N.O 624 infine, pág. 308.

( 3 ) DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N.O 607, pág. 284; PLANIOL Y RIPERT,obra
citada, tomo VI, N.O 692, pág. 935.
505. Accidentes del trabajo.-El patrón que ha in-
demnizado a su obrero o empl'eadb por un accidente del tra-
bajo imputable a dolo o culpa de un tercero, tampoco tiene
acci6n en contra de éste (1), a menos que el accidentado le
ceda la suya. La obligación del patrón tiene por causa Ia ley,
que se la impone conio una consecuencia del contrato de
trabajo que lo liga para con e1 obrero o empleado. EL art.
260 C. deIIT. corrobora lo dicho: según él, sólo la víctima del
accidente o los que tengan derecho a iademnización pueden
reclamar del causan te del accicf en te la indeninizacibn del
daño sufrido con arreglo al derecho común y entre esas per-
sonas no figura el patrón. Este es deudor y n o acreedor de
esa indemnización.

505. Excepción en materia de seguros de daños.-


Del principio antes expuesto se exceptúa el seguro de daños,
En él, el asegurador, como interesado en la conservación de
la cosa asegurada, puede demandar daños y perjuicios a los
autores del siniestro (art. 553 C. de C.) (2), cuyo moilto será
igual a lo que haya debido pagar al asegurado, previa deduc-
ción de las primas recibidas; tal es el perjuicio que sufre (3).
El asegurador que ha pagado el, valor de1 seguro tiene,
pues, dos acciones contra esos autores: la que le haya cedido
el asegurado en conformidad a la obligación que le impone
el inc. 1 del art. 553 C. de C.: y la que le pertenece por de-
.O

(1) PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 175, pág. 371 y K.' 180, págs.
398. a 400.
En Francja, en virtud de la ley de 1." de Julio de 1938, el patrón que ha indemni-
za,do a su obrero o empleado por un accidente del trabajo irnputabie a do10 o culpa
de un tercero, tierie una acción propia en contra de éste por eI perjuicio que para 61
significa la indemnización de ese accidente: SAYATIER, obra citada, tomo 11, N.O 579,
p&g. 162.
(2) En Francia, antes de la ley de 13 de Julio de 1930 sobre el contrato de seguro,
la jurisprudencia admitía también esta acción, fundada en que el asegurador quedaba
subrogado de pleno derecho en las acciones del asegurado en contra del autor del
daño; P ~ A N ~YORIPEBT,
L obra citada, tomo V I , N.O 695, pág. 9.&0;LALOU,obra citada,
N,"85,,pág.67; DEMOGVE, obra citada, tomo IV, N.O 620, pág. 299 y N . O 622, pág.
303; SAVATIER, obra citada, tomo I I , N." 577, pág. 159.
E , citada, tomo IV, N."624, pág. 307.
(3) D E M O G ~obra
38
recho propio como interesado en la conservación de ta co-
sa (1).
Pero es preferible la primera, porque si ejerce esta última
no podrá prevalerse de las presunciones de culpabilidad, ni
de cualquier otro beneficio legal que competa a la persona
asegurada (art. 553, inc. final, C. de C.).
Esta excepción, que jurídicamente es inaceptable, sólo
puede explicarse por el propósito del legislador de evitar que
el seguro pueda ser fuente de lucro para el asegurado y de
resguardar los intereses del asegurador para el caso de que
el asegurado haya hecho imposible el ejercicio de las acciones
cedidas (2).

507. Seguro de responsabilidad.-Lo dicho en e1 nú-


mero precedente es aplicable al seguro de responsabil,idad,
esto es, a aquél en virtud del cual el asegurador garantiza las
responsabilidades pecuniarias en que pueda incurrir el ase-
gurado en razón de los daños que causen a terceros el propio
asegurado o las personas por quienes él responda (3) : si estos
daños sobrevienen por dolo o culpa de otro que el asegurado,
el asegurador puede demandar al autor del daño el reembolso
de lo que ha debido pagar a la víctima o al asegurado, según
el caso (4). El seguro de responsabilidad es un seguro de
daños; su objeto e3 reparar el perjuicio pecuniario que puede
sufrir el asegurado por el hecho de tener que indemnizar a

(1) En otras legislaciones, como la francesa, la belga, la espailola y la portu-


guesa, el asegurador no tiene accibn propia contra el autor del sbiestro, sino única-
mente la que compete al asegurado, en la que queda subrogado por ministerio de la
ley: JOSSERAND, obra citada, tomo 11, Z.*edición, N.O 446, pág. 239: D ~ a a o c uobra
~~
citada, tomo IV, N.O 626, pág. 309 y Nos. 629 a 631, págs. 311 y 312: MAZEAUD.
obra citada, tomo 1, 2.*edicibn, Nos. 247 a 254, págs. 268a273: tomo 111, N." 2732,
pág. 795: DE PAGE, obra citada, tomo 11, N." 962, p&g. 817: SAVATIER, obra citada,
tomo 11. N." 577, pág. 160.
(2) PLANIOL Y IZIPERT,obra citada, tomo 1'1. N.O 695, phg. 942.
(3) Tal es el caso del patrbn que asegura el riesgo profesional de sus obreros o
empleados y el de un automwilista que se asegura contra los daños que cause a ter-
ceros.
(4) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.. edicibn, N.O 2732 iti jinc, pág. 796: SA-
VATIER, obra citada, tonio 11, N." 579 in pnc, pág. 165.
índice
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CAPITULO \TI I 1

Causas eximentes de responsabilidad


513. G1asificaeión.-Hay casos en los cuales el autor
de un daño n o es obligado a la indernnizacibn. Esto puede
deberse o a Ia ausencia de dolo o culpa de su parte o al he-
cho de haberse estipulado su irresponsabilidad. En el pri-
mer caso, hay una causa eximente de resfionsabiLidad; en el
segundo, una cláuszala de irresflonsabilidad.

514. Diferencias.-Aunque ambas .producen el mismo


efecto-la irresponsabilidad del autor del daño,-hay entre
ellas una diferencia fundamental. Las causas eximentes de
responsabilidad suponen la ausencia de culpa o dolo tie parte
de aquél o la realización de un hecho que no le es imputable.
Las cláusulas de irresponsabilidad, en cam.bio, suponen la
existencia de la cuIpa y si su autor es irresponsable, es porque
así se ha convenido. En aquéllas no hay, pues, hecho ilícito;
en éstas, sí, y sólo se han evitado sus consecuencias.

515. Concepto.-Hay causa eximente de responsabili-


dad cuando el daño proviene de nn hecho que no es imputa-
ble a dolo o culpa del agente. Este podrá ser su autor apa-
rente o material, pero no es su autor responsable (1).
Si estas causas obstan a la responsabilidad del autor
del daño no es, como creen algunos ( 2 ) , porque falte la rela-
(1) DE PAGE,obra citada, tomo 11, Y.' 1034, pág. 892.
(2) Josszn~h'n,obra citada, tomo 11, 2.3 edición, N,' 449, pág. 240; MAZEAUD,
obra citada, tomo 11, 2," edición, N," 1429,pág, 331,
ción causal. Esta supone la culpa o dolo del agente, y aquí
no hay ni culpa ni dolo.

516. Ausencia de reglamentaciirn legal.-A diferen-


cia de lo que ocurre en materia penal (art. 10 C. P.), la ley
no ha reglamentad6 las causas eximentes de responsabili-
dad civil. No por eso puede desconocerse su existencia,
que fluye de los principios generales de nuestro Derecho,
según los cuales s610 se responde de los daños causados con
dolo o culpa (arts. 2284 y 2314).
Pero como la responsabilidad civil es independiente de
la penal (Nos. 20 y 21), no basta que el autor de un delito
o cuasidelito esté exento de esta última para que también
lo esté de aquélla. Así lo demuestra en forma inequívoca
el N.O 1 . O del art. 202 C. P. C. De lo contrario, habría sido
inexplicable que las sentencias que absuelven de la acusa-
ción o que ordenan el sobreseimiento definitivo no produz-
can cosa juzgada en materia civil cuando se funden en la
existencia de circunstancias que eximan de responsabilidad
criminal.

517. Criterio que debe adoptarse.-Para determinar


si hay exención de responsabilidad civil, el juez no debe, pues,
recurrir al Código Penal. S610 debe averiguar si en el hecho
causante del daño hubo o no culpa o dolo de parte del agen-
te: esa exención se traduce precisamente en la ausencia de
tal elemento (1).
Lo dicho no obsta para que, al hacer este examen, pueda
tomar como directivas las que contiene el art. 10 C. P. La con-
currencia de los requisitos que este artfculo señala en los di-
versos casos que contempla demuestra, por lo general, la au-
sencia de culpa o dolo y, en defecto de ley, el juez debe recu-
rrir al espíritu general de la legislación y a la equidad natural
(art. 24 C. C.). Nada permite conocer mejor este espíritu que
las disposiciones que versan sobre materias análogas.

(1) DE P-~GE,
obra citada, tomo 11, N." 1035, pág. 893.
CAUSAS ESIhIENTES DE RESPONSABILIDAD 599

518. Enumeración.-Son causas eximentes de respon-


sabilidad civil: el caso fortuito o la fuerza mayor, fa orden de
la ley o de la autoridad legítima, Ia violencia física o moral,
la legitima defensa, el estado de necesidad, la culpa exclusiva
de la víctima, el hecho de un tercero, las inmunidades de q u e
gozan ciertos individuos (1).
En cambio, el error, eI dolo y la autorización adminis-
trativa no lo son por regla general.

519. Caso f o r t u i t o o fuerza mayor.-% IIarna G a s 0


fortuito o fuerza mayor el imprevisto n qzLe no es posible resistir,
como un naufragio, un terremoto, e1 apresamiento de ene-
migos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario
público, etc. (art. 45 C. C.). Estas expresiones son sinónimas
(2): Ias diferencias que algunos autores (3) pretenden esta-
blecer entre ellas no tienen aplicación en nuestro Derecho.
El caso fortuito o la fuerza mayor supo~w,según esto,
un acontecimiento imprevisto e irresistible (4). Es imprevisto,
cuando no hay ninguna razón especial para creer en su rea-
lización (5) e irresisíible, cuando no es posible evitar sus con-
secuencias.
(1) Acerca del caso fortuito, de la culpa exclusiva de fa víctima y del hecho de
un tercero, vease la interesante obra de Montos, Esslzi d'une thlíoric générale sur te5
causes Iégales d'emnération de b responsabilité citde contradaelle et délictitelle.
( 2 ) En el mismo sentido se pronuncian la jurisprudencia y la mayoria de los auto-
res franceses, a pesar de que el Código' francés no ha definido esras expresiones: MA-
ZEAUD, obra citada, tomo I f , 3." edición, N.O 1551, pág. 436 y Nos. 1559 a 1561, págs.
439 a 442; PLANIOL, obra citada, tomo 11, lo.= edición, N.O 231, pág. 86; BAUDRY-
LACANTINERZE, obra citada, tomo 11, 13.' edición, N.O 173, pág. 77; DEXOGUE, obra
citada, tomo VI, N." 613 i n p n e , pág. 654; LALOU,obra citada, N . O 98, pág. 76; DE
PAGE,obra citada, tomo I I , N.O 1036, pág. 893; PIRSON Y DE VILLE, obra citada, t o -
mo 1, N." 30, pág. 69; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 182, pág. 227.
(3) J o c c ~ n a ~ nobra
, citada, tomo 11, edición, N.O 451, pág. 241; COLIXY
CAPITAXT, obra citada, toma II, edición, pág. 9 y los demás que citan H. 3 L.
MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, Nos. 1552 a 1558-2, págs. 436 a 438.
(4) P L A N I ~YLRIPERT, obra citada, tomo VI, N.O 568, pág. 7 i 6 ; DE PACE,obra
citada, tomo 11, Nos. 1036 y 1036 bis, pág. 894; DEMOGUE, obra citada, tomo V. N . O
1029, pág. 250; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N . O 183, ~ á g .228: LALOC,obra citada,
N.O 98infine, pág. 77; GARDENAT Y S.%LXOX-RICCI, obra citada, N.O 67, 23; Ma-
ZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 1564, pág. 444; N," 1577, pág. 452; h'os
1590 v 1591, pág. 461.
(5) M A Z E A Uobra~ , citada, tomo 51, La edición, K." 1597, pág. 466.
El hecho debe ser imprevisto e irresistible en sí mismo,
es decir, que ni el agente ni ninguna otra persona colocada
en las mismas circunstancias de tiempo y de lugar habría
podido preverlo y resistirlo. Se requiere una impusibilidad
absoluta (1). Una simple dificultad (2) o una imposibilidad
relativa, personal al agente (3), no bastan; la culpa se apre-
cia in abstracto. Un hecho que se hubiera podido prever y
evitar con mayor diligencia o a costa de un mayor esfuerzo
o sacrificio n o es caso fortuito; un hombre prudente lo ha-
bría previsto y evitado. Esto es suficiente para privarlo de
ese carácter.
La determinación de si un suceso constituye o no caso
fortuito depende, pues, de su naturaleza y de las circuastan-
cias. Esto no quiere decir, sin embargo, que sea un hecho
del pleito. Los jueces del fondo establecerán soberanamente
los hechos materiales que se invoquen como caso forkuito.
Pero determinar si estos mismos hechos reúnen o no los ca-
racteres jurídicos del caso fortuito es una cuestión de cali-
ficación que cae bajo el control de la Corte Suprema (4) : el ca-
so fortuito es un concepto jurídico definido por la ley (art.
45 C. C.). Un mismo suceso, por consiguiente, puede o no
tener este carácter: todo dependerá de si el agente estuvo

(1) PIRSONY DE \.'IELO,obra citada, tomo 1, N." 31, pág. 78; MAZEAUD, obra ci-
tada. tomo 11, 2,aedición, N." 1568, pág. 447; N.O 1573, pág. 450; N." 1576, pág. 452:
N." 1596, pág. 465 y N," 1597, pág. 466.
(2) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 31, pág. 80; MAZEAUD,obra qi-
tada, tomo 11, 2.' edición, N.O 1569, pAg. 447 y N.O 1596, pág. 465; SAVATIER, obra
citada, tomo 1, N." j 8 3 , pág. 278.
(3) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N." 31, pág. 80: MAZEAUD, obra ci-
tada, tomo 11, 2.a edición, N." 1572, pág. 449 y N." 1596, pág. 4q5.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edicibn, N." 2208, pág. 237; LALOU,
obra citada, N." 124, pág. 89.-En contra: DE PAGE,obra citada, tomo II,,N." 1036
bis i n f i n e , pág. 895; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 183 i n jine, pág. 229.
Nuestra Corte Suprema ha declarado, sin embargo, que es un hecho del pleito
que los jueces del fondo establecen privativamente que el accidente que causó la
muerte de la víctima se produjo por caso fortuito: Rev., tomo 22, 2.a parte, sec. 1.3,
pág. 494.
El mismo tribunal ha declarado que es cuestibn de hecho, de la exclusiva compe-
tencia de los jueces de la instancia, establecer si un suceso tiene o no los caracteres de
imprevisto y si es o no posible de resistir: Rev., tomo 39, 2: parte, Eec. l.., pág. 203
(consid. 5.").
CAUSAS E X I X ~ E N T E SDE RESPONSABILIDAD 60 1

o no en la absoluta imposibilidad de preverlo y evitarlo (1).


Así, la ruptura de un neumatico que se halla en mal es-
tado no es un caso fortuito: e1 conductor pudo pret-erlo (2).
Lo mismo cabe decir del patinaje de un automóvil en un
pavimento húmedo: todo conductor de automóvil sabe que
un exceso de velocidad en tales condiciones expone a él (3).
Un síncope o un ataque del conductor de un vehículo es, por
lo general, un caso fortuito, calvo que provenga de un esceso
de bebida o que los sufra con frecuencia: en el primer caso,
proviene de su culpa y en el segirndo, ha podido preverse
(4). El espanto de un animal causado por un rayo o por la
caída de un árbol u otro suceso imprevisto también lo es
(5). La rabia, en cambio, no lo es ordinariamente: el dueño
del animal ha podido pre\-erla, pues su desarrollo presenta
ciertos sin tomas que no han podido pasar inadvertidos (6). Se
ha fallado que la caída de un puente al paso de un tren debe
estimarse como un caso fortuito, si aquél se encontraba en
buen estado y la causa de la catástrofe n o pudo ser notada a
pesar del cuidado y vigilancia que se emplearon (7). Se ha falla-
do, en cambio, que, por ser Chile un país en que son frecuentes
los movimientos terrestres, los temblores de mediana inten-
sidad no son un imprevisto a que no sea posibIe resistir y no
constituyer~,por tanto, fuerza mayor o caso fortuito, por cuyo
motivo la construcción y el cuidado de los edificios debe lle-
(1) MAZEALID? obra citada, tomo 11, 2 . a edición, X." 1563, pág. 443; Larori, obra
citada, N," 104, pág. 78; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 187, pág. 232.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo II, N,' 1036 bis, pág. 894; LALOV, obra citada,
N." 113, p&g. 84; X ~ A Z E A U D , obra citada, tomo 11, 2 . a edición, N.O'l600, p5-g. 467;
SRVATIBR, obra citada, tomo I , N." 188, pág. 234.
(3) DE PAGR,obra citada, tomo 11, N.O 1036 bis, pág. 894; LALOLT, N." 99 bis,
pág. 78; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N," 1602, pág. 468: SAVATIEK,
obra citada, tonio 1, N." 188, pág. 235.
(4) I ~ EP.~GE, obra citada, tomo 11, N." 1035 bis, pág. 894; L.%Los,obra citada,
D , citada, tomo II, Z.e edición, N."1604, pág. 470.
N," 110, pág. 81 ; ~ ~ I I A Z R A Uobra
(5) ~ ~ A Z E A U Dobra
, citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1606, pác. 470: D ~ o i o c v ~ ,
obra citada, tomo í',N." 1029, pAg. '252.
(6) La~orr,obra citada, N." 114, pbg. 84; MAZEAUD,obra citada, tonio 11, 2."
edición, N," 1606 i n j f t c , pág. 471.-Véanse otroscasos en L a ~ o u obra
, citada, Pios.
99 a 109, págs. 77 a 81 y 30:.111 y 112, pags. 82 y 83 y en MAZEAVD,obra cita-
da, tomo I I , 2 . a edición, N.O 1601, pAg, 168:Nos. 1602-2 y 1603, p8p. 469; N." 1605,
pag. 470; Nos. 1607 y 1608, pág. 471.
(7) Rev., tomo 2, 2.- parte, sec. l.a, pjg. 46.
gar hasta tomar todas las medidas que la prudencia aconseja
para evitar daños 9 terceros con el deterioro de ellos (1).
Para que el caso fortuito o la fuerza mayor exima de
responsabilidad, es menester que sea la causa única del daño
(2). Si el caso fortuito sobreviene por culpa del agente (3).
si éste lo provocb o contribuyó a producirlo, sea por acción
u omisión-como si estando obligado a tomar ciertas medidas
que lo habrían evitado, no las tomó,-su responsabilidad sub-
siste íntegramente, de acuerdo con el principio de Ia eqiiiva-
lencia de las condiciones (Nos. 156 y 157) (4) : el agente no
podría preten-der una reducción de la indemnización al igual
que en el caso de imprudencia de la víctima (5). La ley no
la autoriza; por el contrario, el art. 934 la rechaza expresa-
mente a propósito de la ruina de un edificio. No se ve por
qué ha de aplicarse otro criterio a los demás casos de res-
ponsabilidad delictual y cuasidelictual. Lo dicho no ten-
dría lugar si el caso fortuito y la culpa del agente se produ-
cen separada y sucesivamente sin que ésta haya contri-
buído a la producción de aquél: habría entonces dos daños y
el agente sólo respondería del que le sea imputable (6).
---
(1) &v., tonio 39, 2." parte, sec. l.', pág. 203.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1036 bis, pág. 894: MAZEAVD, obra ci-
tada, como 11, 2.° edición, N.O 1610, pdg. 472.
El art. 1322 del C. C. uruguayo dispone expresamente que nadie es responsable
del daño que proviene del caso fortuito a que no ha dado causa.
(3) Lo mismo ocurre en materia contractual (art. 1547 C. C.).
(4) JOSSBRAND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 452, pág. 242; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N.O 1036 bis, pág. 894;PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tonlo
1, N." 31, $gs. 78 y 83; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 69, pág. 23 y
N.O 70, pág. 24; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edicibn, Nos. 1565 a 1567, págs.
244 a 447; N."1594, pág. 463 v N . O 161 1 , pág. 474.
Vease, en ei mismo sentido, el caso fallado en Rev., tomo 39, 2..' parte, sec. l.',
p í g . 203 y que se cita en la nota 1 de la p6g. 434.
(5) P I R ~ OYN DE VILLÉ, obra citada, tomo 1, N.O 31, pág. 83; MAZEAUD, obra ci-
tada, tonio 11, 2.aedi~ión,N.O 1612, pág. 475;.D~PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 958,
pág. 812; Ducci CLARO,CARLOS,obra citada, N." 343, pág. 218.-En contra: GAR-
DENAT Y SALMON RICCI,obra citada, N.O 70, pág. 24; PLAKIOL Y RIPERT,obra citada,
tomo VI, N.O 541, pág. 743; DEMOGUE, obra citadi, tomo IV, N . O 811 ter, pág. 525,
que admiten la reducción si el daño proviene, a la vez, de un caso fortuito y de culpa
del agente.
(6) PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tonlo 1, N." 31 i n f i n e , pág. 83.
CAUSAS EXIXENTES DE RESPONSABILIDAD 603

520. Diferencia entre el caso fortuito y fa ausencia


de culpa.-Si el caso fortuito es una causa eximente de res-
ponsabilidad, no por eso puede decirse que el agente sGlo
se exonere de ella probando un hecho de esa especie. El caso
fortuito y la ausencia de culpa no son n.ociones equivalentes:
puede no haber culpa sin que haya caso fortuito (1). Así
ocurre cuando el agente obró con Ia prudencia y el cuidado
debidos a pesar de lo cual el daño se produjo por un hecho
que no era imprevisto ni irresistible. Bastará esa ausencia
de cuIpa, aunque no se pruebe un caso fortuito, para que
quede exento de responsabilidad; ésta no existe sin aquélla
(2). Semejante conclusión no admite dudas entre nosotros,
dado lo dispuesto en los arts. 2320, 2322 y 2326, que autori-
zan al tercero civilmente responsable, al dueño del animal
o a quien se sirve de él para exonerarse de responsabilid.ad
probando su ausencia de cuIpa, sin necesidad de tener que
probar un caso fortuito.

521. Casos en que el caso fortuito no es causal


eximente de responsabilidad.- Hay casos en los cuales e¡
caso fortuito no es causal eximente de responsabilidad civil.
Tales son los de daños causados por un animal fiero de que
no se reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio
(art. 2327) o por una aeronave a personas en la superficie
(art. 65 del D. F. L. N.O 221, de 15 de Mayo de 1931, sobre
navegación aérea) : el que tenga al animal, en el primer caso
(N.O 342), y el autor del accidente, en el otro, son responsa-
bles del daño en todo caso, aunque provenga de fuerza ma-
yor.

522. Accidentes del trabajo.-En materia de acciden-


tes del trabajo, la fuerza mayor sólo exime de responsabili-
--
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo f , 2.a edición, Nos. 623 a 633, págs. 584 a 589;
GARDENATT SALMOX-RICCI, obra citada, N . O 71, pág. 24.-En contra: PIRSONY DE
VILLE,obra citada, tomo 1, N.O 33, págs. 83 a 103.
( 2 ) Gaceta, año 1915, sent. 602, pág. 1584; año 1916, tomo 1, sent. 172, pág. 532;
OTERO,Concotdancias y Jurispuzidencia del C. de P. C., tomo V, 1918-1922, pág. 259,
N . O 14 (consid. 2.' de 1 .A instancia).
dad cuando es extraña y sin r&&ón a2g~nacoa el trabajo
(art. 255 C. del T.), cuando consiste en un hecho exterior a
la empresa o industria, como un rayo, un terremoto, un
vei-idaval, una revuelta, etc. Si el hecho se produce en el
interior de la misma, como la ruptura de una máquina, la
explosión de una caldera, un incendio (l), etc., aunque sea
imprevisto o irresistible, la responsabilidad del patrón sub-
siste: la ley ha querido proteger a los empleados y obreros,
precisamente contra los riesgos inherentes a la empresa (2).

523. Orden de la ley.-La orden de la ley es siempre una


causa eximente de responsabilidad civil: quien ejecuta un
acto ordenado por la ley no está obligado a reparar el daño
que con él cause. Su conducta no es culpable; un hombre
prudente acata las reglas legales (3).

524. Orden de autoridad legítima.-Respecto de los


actos ejecutados en cumplimiento de una orden de la autori-
dad legátima, hay que- distinguir si ésta es pfíblica o privada.
La ejecución de las órdenes de la autoridad pGbIica es,
por lo general, una causa eximente de responsabilidad: el
funcionario público o municipal, y aun el simple particular,
que ejecuta un acto en cumplimiento de órdenes emanadas
de la autoridad administrativa o judicial, por ilegales que
ellas sean, no responde del daño que así cause, a menos que

(1) Si el incendio proviene de una causa exterior, como si lo produce un rayo o


un tercero de quien el patrón no responde, exime de responsabilidad; consiste en una
fuerza mayor extraña y sin relacibn alguna con el trabajo: JOSSERAND, obra citada,
tomo 11, 2.° edición, N." 452, pág. 242.
(2) Este es el criterio que sirve a los partidarios de la responcabilidad objetiva
para distinguir entre el caso fortuito y la fuerza nlayor: mientras esta sería el suceso
imprevisto e irresistible que viene del exterior, aquCl seria el suceso imprevisto e irre-
sistible producido dentro del circulo obligatorio: JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.'
edición, N." 451, pág. 241.
Esta distinción, aparte de ser arbitraria, no tiene base entre nosotros en virtud
ile 10 que dispone el art. 45 C. C. (N.O 519).
(3) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo V I , N . O 560, pág. 768; DE PACE,obra
citada, tomo 11, N.O 1039, pág. 895; MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.' edición, N.O
497, pág. 471; DEXOGUE, obra citada, tomo 11, N . O 233, pág. 382 y N."321, pág. 518;
SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 36, pág. 50.
CAUS.4S EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 605

la ilegalidad o ilicitud del acto sea tal que un hombre


prudente se habria abstenido de ejecutarlo o que el daño
provenga de la forma como se cutnplió la ordeii, por ejem-
plo, causándole o agravándolo innecesariamente o con ma-
nifiesto descuido o negligencia (1). Es oor eso por lo que el
embargo de bienes efi cantidad muy superior a los necesarios
para asegurar e1 pago de Ia deuda o el embargo de bienes
pertenecientes a un tercero y, en general, el cumplimiento
de cualquier otro mandato de la justicia, puede constituir
un hecho abusivo que comprometa Ia responsabilidad del
acreedor o de quien solicitó u obtuvo ese mandato (N.O 184).
Lo dicho sólo rige si el acto está comprendido dentro
de las atribuciones del que lo ordena y del subalterno que
debe llevarlo a cabo. De lo contrario, éste no tiene por qué
obedecer; la orden no emana de autoridad legítima. Al eje-
cutarlo, obra por su cuenta y riesgo: es, por lo tanto, res-
ponsable del daño que irrogue.
La ejecución de las Órdenes de una autoridad privada
(padre, madre, marido, patrón, amo, mandante) no consti-
tuye, en cambio, una causa eximente de responsabilidad civil.
E1 hijo, la mujer, el empleado, e1 dependiente (2), el criado
o el mandatario que ejecuta un acto ilícito en cuniplimiento
de una orden de su padre, madre, marido, p a t r h , amo o
mandante, según el caso, no está exento de responsa1)ilídad:
su deber de obediencia no llega hasta acatar las órdenes ili-
citas o inmorales que les imparta aquél bajo cuya potestad
o autoridad se halla (3). Tal orden sería una causa eximente
de responsabilidad si las circunstancias demuestran que el
subalterno, dependiente o mandatario obró coi1 perfecta
(1) PLANIOLY RIFERT,obra citada, tomo VI, N . O 561, pág. 768 y N . O 563, pág,
770; M ~ z s x u obra
~ , citada, tomo 1, 2.3 edición, N." 497, p5g. 470; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N,' 1039, pág. 895; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N.O 321, pág.
518; GARDCNAT Y SAL~~ON-RICCI, obra citada, Nos. 72 y 73, p6g. 24.
(2) Gaceta, a60 1878, sent 4170, pág. 1473 (consid. 3.').
(3) PL-4x10~Y RIPERT,obra citada, tomo TI, N.O 561, pág. 769; GARDEXAT Y
S-4~x0~-RICC I , citada, Nos. 79 y 82, pág. 27; DEMOGUE,
obra obra citada, tomo 111,
N.O 320, pág. 517.-H. Y L. R ~ . ~ Z E A U Dobra
, citada, tomo 1, 2.aediciÓn, N . O 497, pág.
471, creen que no puede darse una regla única y que todo dependerá de las circuns-
tancias, especialmente de la naturaleza de la orden.
buena fe, esto es, con un desconocimiento completo de la
naturaleza ilícita o perjudicial del acto que se le encomendb,
o bajo la influencia de una violencia física o moral de la que
no pudo sustraerse (1).

525. Violencia física o moral.-El que obra violeata-


do física o moralmente es también irresponsable del daño que
cause si el juez estima que un hombre normal colocado en
las mismas circunstancias de edad, sexo y condición del
agente habría obrado en idéntica forma (2) y siempre que la
violencia de que es víctima no sea imputable a hecho o culpa
suya (3). El art. 1456 C. C. puede servir de pauta en esta
materia, puesto que en concepto de la ley las circunstancias
que contempla privan de voluntad y sin ésta no hay respon-
sabilidad. Lo dicho es aplicable al que causa un daño impul-
sado por un miedo insuperable.
Pero el que ejecuta un hecho ilícito cediendo a los con-
sejos o a la insistencia de otro, es responsable; no hay ca-
rencia de voluntad (4).

526. Legitima defensa.-La legitima defensa es tam-


bién causa eximente de responsabilidad civil, a condicibn de
que la agresión sea ilegítima, que no haya habido provoca-
ción de parte del agente y que la defensa sea proporcionada
al ataque (5). Quien lesiona a un tercero para defender su
--
(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N . O 561 in fine, pág. 769; D E PACE,
obra citada, tomo 11, N.O 1039, pág. 895; MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.a edición,
N." 497,pág. 471;DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 320,págs. 517 y 518; GARDE-
NAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N . O 80, pág. 27.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N . O 496, pág. 470: LALOU,obra
citada, N.O 397, pág. 206; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 186,pág. 231;D E PACE,
obra citada, tomo 11, N.O 1035, pág. 893 y N . O 1039 infine, pág. 895; ESMEINen P L . ~ -
NIOL Y RIPERT,obracitada, tomo VI, N.O 567, pág. 773,quien la estima un caso de fuer-
za mayor.
DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 319, pág. 516, admite la viokncia física
como ?usa eximente de responsabilidad civil y la moral, sólo si perturba las facul-
tades mentales del agente al extremo de suprimirle el equilibrio mental.
(3) SAV.~TIBR, obra citada. tomo 1, N.O 186, pág. 231.
(4) DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 1039, pág. 895.
(5) Los Códigos brasilero (art. 160), venezolano (art. 1188), peruano (art. 1137).
chino (art. 149),portugub (art. 2367). alemán (art. 227), súizo y turco de las obli-
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIUAU 607

persona o derechos o la persona o derechos de otro concu-


rriendo esas circunstancias, no responde de1 daño causado :
un hombre prudente habría hecho lo mismo (1).
La legitima defensa exime de responsabilidad sea que
tenga por objeto las personas o los bienes (2) y cualquiera
que sea el medio que se emplee: todos sirven al efecto siem-
pre que el utilizado guarde proporción con el ataque (3). Tra-
tándose de imputaciones injuriosas contra el honor o e1 cré-
dito, por ejemplo, la defensa por medio de ataques a Ia repu-
tación del autor de esas imputaciones se admite con cierta
latitud, según 10 demuestran el derecho de respuesta confe-
rido por el art. &"del decreto-ley N.O 425, de 20 de Rlarzo
de 1925, sobre abusos de la publicidad, y la compensación de
las injurias y calumnias recíprocas (art. 430 C. P.) (4). Pero
aun en este caso la defensa debe ser proporcionada al ataque
y la difamación, por lo mismo, está prohibida ( S ) .
La presunción de irresponsabilidad que establece el in-
ciso final del N.O 4." dcI art. 10 del Código Penal no rige en
materia civil por las razones expuestas en el Y . O 516. Por
consiguiente, aunque concurran las circunstancias allí seña-
ladas, el juez queda en libertad para decidir si hubo o no
culpa de parte del autor del daño (6).
---
gaciones (art. 52), de las obligaciones de la República de Polonia (art. 139), italiano
(art. 2044) y el proyecto franco-italiano de Cbdigo de las obIigaciones y de los con-
tratos (art. 77), consagran expresamente la legitima defensa como causa e ~ i m e n t ede
responsabilidad civil.
(1) MAZEXUD,obra citada, tomo 1, 2.* edición, N." 489, pág. 464; PLANIOLY
RIPERT,obra citada, tonio VI, N." 564, pág. 771; DEMUGUE,obra citada, tomo 111,
N." 232, pág. 379; tomo IV, N." 598, pág. 271; Duccr CLARO,CARLOS, obra citada,
N.O 91, pág. 64; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 61, p&g. 74.
(2) MAZEAUD,obra citada, tonlo 1, 2: edición, N." 489, pág. 464; PLANIOLY
RIPERT,obra citada, tomo V I , N."564, pág. 772; DEMO~UE, obra citada, tomo 111,
N . O 232, pág. 380; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 61, pág. 74.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 1, 2.' edicibn, N." 489, pág. 464; PLANIOL Y
RIPERT,obra citada, torno YI. N," 564, pág. 7 7 1 ; D@;hrocu~, obra citada, tomo 111,
?J." 232, pág. 380; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 61, p 4 . 76.
(4) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, 3."564, phg. 772; MAZEAUD, obra
citada, tomo 1, 2.0edición. N." 489 infine, pág. 464; Dauocus, obra citada, tomo 111,
3."232, pág. 380.
(5) PLAKIOL Y RIPERT,obra citada, tomo i'I. N." 564, pág. 772.
(6) MAZEAUD,obra citada, romo 1, 2.* edición, N." 490, p6g. 465.-En contra:
DEMOGUE, obra citada, tomo 111, N." 232, pág. 380.
Como la justicia privada está prohibida, salvo en el caso
de legítima defensa y en los demás expresamente señalados
por la ley (N.O 375), quien cause un daño por pretender ha-
cerse justicia por sí mismo es responsable, a menos que el
acto consista en obtener la entrega o restitución de lo que se
nos debe o pertenece y siempre que su autor no se haya va-
lido de la fuerza o el acto no esté penado por la ley; seme-
jante acto no es ilícito (1).
La proz~ocación por parte de la víctima tampoco exime
de responsabilidad al autor del daño; sólo autoriza para re-
ducir el monto de la indemnización de acuerdo con el art:
2330 (2).

527. Estado d e necesidad.-En principio, el daño cau-


sado en estado de necesidad, esto es, para evitar la r~alizació~i
del que amenaza a su autor o a un tercero, obliga a la repa-
ración: no sería justo rehusar ésta a quien sufre un daño cau-
sado voluntariamente en provecho del agente o de un ter-
cero (3). Tal parece ser elcriterio del legislador civil en esta
materia, como lo prueban el art. 847, que en caso de servi-
dumbre legal de tránsito-que sólo procede cuando un pre-
dio se halla destituído de toda comunicación con el camino
público-obliga, sin embargo, a indemnizar el perjuicio cau-
sado al dueño del predio sirviente, y el art. 2178, N.O 3 . O ,
que hace responsable del caso fortuito al comodatario cuando
en la alternativa de salvar de un accidente la cosa prestada
o la suya, ha preferido deliberadamente la suya.
El estado de necesidad es causa exímente de responsabi-
lidad cuando un hombre normal colocado en la misma situa-
cíón del autor del daño habría obrado en idéntica forma (4).

(1) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."565, píg. 772: DEMOGUE, obra
citada, tomo IV, N." M O , pág. 274.
(2) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 564 injinc, pág. 772: DH PACE,
obra citada, tomo 11, N." 1043, pág. 897.
(3) PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 567, pág. 773.
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1040, plg. 896; MAZEAUD, obra citada,
tomo 1, 2.' edición, N.O 494,pág. 468; ESMEINen PLANIOLY RIPERT, obra citada,
tomo VI, N." 567, pág. 773; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N." 240, pág. 394 y
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABTLIDAD 609

Así ocurrirá cuando el daño que se trata de evitar es inmi-


nente y no hay otro medio practicable y menos perjudicial
para inipedirlo (1).
Tal es el caso de un jefe militar que, para salvar el
obstáculo que Ie opone un foso y llevar adeIante las opera-
ciones de ataque a una plaza, ordena prender fuego a un
edificio (2) ;
de los bomberos que, para evitar la propagación del fue-
go, dañan los edificios contiguos (3);
del comandante de policía que, ante e1 temor de que se
propague el incendio por la carencia de agua, hace derramar
el aguardiente contenido en una pipas depositadas eri u11 in-
mueble próxinio al que .se quema (1);
del individuo que, acosado por el hambre, hurta url pan
ajeno ( 5 ) ;
del automovilista que, como úriico medio de salvar su
vida o la de un tercero, destruye un vehículo (6) ;
o de1 que atacado por un animal ajeno, lo mata o hiere
(7). Pero el que lo mata o hiere por el hecho de penetrar en
el predio de su dominio o por haber mordido a su hijo o a
un tercero, es responsable: no se trata de e ~ i t a run peligro
--
LALOU,obr3 citada, N." 118, pág. 86, no admiten la irresponsabilidad det autor de un
daño causado en estado de necesidad.
Los Códigos alemán fart. 228), chino (art. 1501, de las obligaciones de la Repú-
blica de Polonia (art. 140), peruano (art. 1135) y brasilero (art. 160) consagran expre-
sanlente esta irresponsabilidad. El Código portuguCs (art. 2396) dispone, en cambio,
que el daño así causado debe ser reparado por la persona en cu'o ir,terCs se causó.
Los Cbdigos suizo y turco de las obligaciones (art. 521, eI Código Civil italiano (art.
2015) J . el ienezolano (art. 1188, inc. 2.") dejan entregado al criterio del juez la re-
gulación del monto de la indemnización debida por el que causa u n daño en este es-
tado.
(1) DE PAGE, obra citada, tomo 11, N.O 1040, pig. 895; S~VAIIEX, obra citada,
tomo 1, N."98, pág. 125: Duccr CLAKO,CARLOS,obra cjtada, N." 93, pág. 65.
(2) Gaceta, año 1867, sent, 2049, pá9. 875.
(3) DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 1040, pág. 896 P L A N I ~SLRIPERT,obra
citada, tomo VI, pág. 775, nota 2: Donfacio, obra citada, torno 111, E."240 in firie,
pág. 492.
(4) Gaceta, año 1890, tomo 11, sent. 4135, píig. 999.
( 5 ) SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 102, pág. 128.
(6) S.~VATIER,obra citada, tomo 1, N.O 98, págs. 125 y N.O 102, pág. 128.
(7) DE~IOGUE, obra citada, tomo V, b!." 1036, pág. 262.
39
inminente (1). Lo mismo ocurre si el medio excogitado para
impedir el daño no es el único y necesario. Se ha fallado que
el Estado es responsable de los perjuicios causados a un par-
ticular por el hecho de que la fuerza armada, durante una
huelga y obedeciendo órdenes superiores, arroje al mar una
partida de bebidas para evitar que caigan en poder de los
huelguistas; porque si es deber de la autoridad mantener
ante todo el orden público, él no la faculta para adoptar el
primer medio que se le presente ni la exime de la obligación
de recurrir entre varios al menos perjudicial, y en la especie,
rio se probó que ese fuese el necesario y único para impedir
la apropiación de esas bebidas por los huelguistas y los exce-
sos consiguientes a ella (2).
Pero las circunstancias antes señaladas no bastan. Es
indispensable que el daño que se trata de evitar sea mayor
que el causado para evitarlo: un hombre prudente no sacri-
fica un bien ajeno para salvar uno suyo que vale lo mismo
o menos (3).
Así, la madre que, para salvar a su hijo que esta aho-
gándose, arranca un arbusto de la ribera, no es responsable
del daño causado a su propietario (4), como tampoco lo es
el capitán de una nave que, para evitar el abordaje de una
barca cargada de pasajeros y que la culpa grave de su piloto
hacía inminente, se ve obligado a una maniobra cuyo efecto
inevitable es la destrucción de un embarcadero ( 5 ) ; ni el co-
niandante de policía que, sin malicia ni imprudencia teme-
raria y para evitar la propagación de un incendio, destruye
o hace destruir Ias pipas de aguardiente de un almacén:
dicho funcionario obra impelido por la obligación que tiene
de velar por la seguridad de las personas y bienes de los ha-
hitantes dc la ciudad y ha podido, por lo tanto, destruir
parte de la propiedad privada de un individuo para salvar
( 1 ) DEMOGCE, obra citada, tomo V, N."1037, pág. 263.
(2) Iiev., tomo 5, 2.° parte, sec. pág. 55.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.'edición, N." 494, págs, 468 y 469.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2." edición, N."494, pág. 469.-En contra:
I,AI.OU,obra citada, N.O 118, pág. 86.
(5) Revue Trlmestriclk de Drmt C i d , tomo 30, año 1931, pág. 689, N.O 14.
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CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 613

pleados muncipales a sueldo o a contrata (1); que una com-


pañía de seguros no es responsable del daño ocasionado a
un tercero por el hecho de que uno de sus agentes, a quien
se notificó la retención de cierta cantidad de dinero que
aqy6lla debía pagar, no Ia hizo saber a Ia compañia o no retu-
xroel pago, toda vez que ese agente no tenía la representación
de la compañia, y en el supuesto de que en su conducta hubie-
ra habido negligencia, ésta habría sido imputable a1 agente y
no a la compañía (2) ; y que la Empresa de los Ferrocarriles del
Estado no es responsable de las perjuicios ocasionados a uvo
de sus empleados por el accidente de que fué víctima mien-
tras inspeccionaba una vía, cuya construcción estaba enco-
mendada a un contratista particrrlar y de la que aquélla
aun no se había recibido oficialmente para su explotación, y
que sc debió a culpa del dependiente de dicho contratista
bajo cuya dirección iba el tren que chocó con el en que via-
jaba la víctima (3).
Si el denlaridado es respoilsable civil~nentedel hecho
del tercero (4) o ha contribuído a él con su dolo o culpa ( S ) ,
responderá de todo el daño, sin perjuicio de su acción eil
contra de dicho tercero por la totalidad de la iadernílización,
en el primer caso, si el tercero lo causó si11 su vrderl y era
capaz de delito o cuasidelito (art. 2325), o de la parte que en
ella le corresponda, en el segundo, si el hecho del tercero es
ilícito (art. 2317) ( 6 ) ;porque si este hecho es lícito, la respon-
sabilidad recae íntegramente sobre el cleiriaildado que con-
tribuyó a él con dolo o culpa (7).

( 1 ) Rev., tonlo 3, 2.= parte, sec. 2.a, pág. 86.


(2) Rev., tomo 6, 2.a parte, sec. 2.a, pág. 40.
(3) Rev., tomo 18, 2 . = parte, sec. l.", pág. 380 (Corte Suprema).
(4) LALOU,obra citada. N.O 120, pág. 87; ~ I A Z E A U D , obra citada, tomo 11, :2
edición, N.O 1630, pág. S.25.
(5) DE PAGE, obra citada, tomo 11, N,"1038, p3g. 895; ~IAZE.ZUD,oliva citatla,
tomo I r , 2,a edición, N."1629, pág. 484; PIRSO'I I' DE VILLÉ, obra citada, tonlo 1,
N."34, pág. 104: D u c c ~CLARO,CARLOS,obra citada, S." 352, pág. 223; G ~ ~ n e ' ; r \ . r
Y SALSON-RICCI, obra citada, N." 195, pág. 48.
(6) Ivl~zr.~rrn,obra citada, tomo 11, 2 . a edición, h'os. 1637 a 1640, págs. 481)
a 492.
(7) R I A Z ~ A U D , obra citada, tomo I J , 2.a edición; F."
1632, phg. 487,
Este contribuye al hecho del tercero no sólo cuando lo
provoca o tolera sino cuando no lo prevé o evita, pudiendo
(l),es decir, cuando ese hecho se debió a la omisión de medi-
das que, de haberse adoptado, lo habrían impedido. Así,
la persona que deja una arma de fuego cargada donde jue-
gan varios niños, es responsable del daño que uno cause a
otro con ella, como lo es la compañía de tranvías del que se
irrogue a un transeúnte con un tranvía que quedó abando-
nado en un sitio con declive y que unos desconocidos em-
pujaron cuando aquél pasaba (2). Pero si la culpa del de-
mandado no es sino la consecuencia de la del tercero, de modo
que sin. ella no habría existido, el demandado está exento
de responsabilidad: la culpa de éste absorbe la suya (3).
Para que el hecho del tercero exonere de responsabili-
dad al demandado, no es menester que a éste haya sido abso-
lutamente imposible preverlo y resistirlo. Este hecho constitu-
ye una causal de irresponsabilidad distinta del caso fortuito.
Basta que no haya habido culpa de parte del demandado (4).

529. Culpa exclusiva de la víctima.-La culpa de la


victima, que puede ser de acción u omisión y que se aprecia
en conformidad a los mismos principios que la del autor del
daño (N.O 479), es causa eximente de responsabilidad siem-
pre que sea la causa exclusiva del daño (5). De lo contrario,
sólo autoriza un,a reducción de Ia indemnización (art. 2330)
( N . O 480).

(1) LALOU,obra citada, N.O 120, pág. 87; DEMOGUE,obra citada, tomo 111, N.O
251, pág. 421; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 479, pág. 39 y N.O 480, pág. 40.
(2) LALOU,obra citada, N," 120, pág. 87; SAVATIER, obra citada, N.O 479, PAR.39.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1636 infine, pág. 489.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1633, pág. 487.-En contra:
PIRSONY DE VILLÉ,obra citada, tomo 1, N.' 34, pag. 103, que estiman que el hecho,
de un tercero sólo exonera de responsabilidad si reune los caracteres del caso fortuito.
(5) BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.&edición, N." 2881,
pág. 584; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O 450, pág. 240; D E PAGE,
obra citada, tomo 11, N." 1037, pág. 895; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo 1,
N."35, pág. 106: PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N.O 569, pág. 777; BAU-
DRY-LACANTINERIE, obra citada, tomo 11, 13.a edición, N.O 712, pág. 322; LALOU,obra
citada, Nos. 125 a 130, págs. 89 a 91; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N."
235, pág. 54; N.O 261, pág. 66 p N." 265, pág. 61; DEMOGUE, obra citada, tomo IV, N."
795, pág. 509 y N.O 796, pág. 510; MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N.O
CAUSAS EXIMENTES DE RESPOKSBBILIDAD 615

Y es causa exclusiva del daño cuando éste proviene de la


culpa de la víctima únicamente, sea porque n o la hubo de par-
te de1 demandado o porque, si la hubo, no existe relación causal
entre ella y el daño, como el caso de uri individuo que, desean-
do suicidarse, se arroja bajo las ruedas de un automóvil que
1477, pág. 376;HALLER,Essai s2ar I'inflptence dtrfaif et de la jfazrfodela uictinzesur son
droit d rkparation, pf~gs.32 a 46; D v c c ~CLARO,CARLOS, obra citada, N."347, pá.g. 220.
Se ha fallado que si el accidente se debió a que la víctima salió corriendo de su
casa al camino en los precisos momentos en que a regular velocidad enfrentaba el
auto-camión que le causó fa muerte, yendo a estrellarse con El, y sin que hubiera Iiabido
tiempo para detenerlo o desviarlo, ninguna responsabilidad incumbe e n el accidente
al conductor del vehículo (Gaceta, año 1927, tomo 11, sent. 14?, pág. 656), y que si el
accidente se debió a la propia imprudencia de Ia vlctima, que se introdujo sorpresiva
e imprudentemente en la ifnea del tranvia cauEante del accidente desde un sitio inade-
cuado cuando su conductor no podia prever los movimientos de la víctima, atendida
su rapidez, ninguna responsabilidad incumbe tampoco a fa empresa propietaria del
tranvfa (Reu., tomo 33, 2,' parte, sec. l.a, pkg. 433). En el mismo sentido: Rev.,
tomo 2 , 2.a parte, sec. La,pig. 190; Gaceta, año 1915, sent. 602, pág. 1584.
Se ha fallado asimismo que los dafios causados en un predio por los anirnales del
vecino que se introdujeron en 41, no imponen responsabilidacl a l ciuefio de aquC!los si
del proceso resulta que el hecho se debió a la propia negligencia del +ctor por no haber
reconstruido durante todo el veraro los cercos de su dominio que se destruyeron en
el invierno anterior y no haber puesto un cuidador que impidiera el paso a sus potreros
de los animales que el vecino hizo soltar en su predio, y dc lo cual el actor tuvo cono-
cimiento anticipado, dado que el hecho de que el vecino soltara sus animales eri los
potreros de su propio predio iio constituyó culpa O malicia de su parte, sino el u w
de un derecho legitimo, cu3-Oejercicio no podía quedar suspendido por la omisión
del dueño del fundo vecino en reconstruir sus cercos (Gaceta, año 1881, sent. 523,
pág. 329);
queel dueño cle unos animales tanlpoco responde del daño que causen en un pre-
dio ajeno si la internación en kl se debió al maf estado en que se hallaban los cercos
en dicho predio (Gaceta, año 1883, sent. 2402, pág. 1325, consids. l." y 2.'; año
1885, sent. 194, pág. 110, consids. 2.' y 3.'; año 1889, toino 1, sent. 2049, pág. 1348);
que ni eI dueíío de los animaIes, ni el del prcdic al cual aqul!lqs se introdujeron?
son responsables de los daños que reciprncamente hayan p d i 6 0 ioaueazsr, el primríi.,
en las sementeras del segundo y este con la rctcnción y eíitrega ric esos aninales a L?
policfa, si el hecho se debió a la circunstancia dr encontrarse en mal estado el cerco
divisorio de arriba? hercdadcs tanto en la parte cuya conservación correspontfía al uno
conio en la parte que correspondía al otro (Gaceta, año 1889, tomo 1 , scnt. 407, pág.
263) ;
que una enipresa ferroviaria no es responsable dcl atropellamiento y niuertc de
unos animales que se introdujeron a la via por una de las puertas abiertas en cl cierro
existente a los costados de la misma vía con el objeto de coniunicar las dos secciones
en que había quedado dividido el predio, pues el cuidado de esas puertas no correspon-
de a la empresa sino al dueño del predio (Gaceta, año 1892, tomo 1, sent. 446, pág. 289) ;
que una empresa de tranvías tampoco lo es de1 accidente ocurrido a un pasajero,
que, al subir por la parte delantera del tranvía antes de que éste se detcnga totalmcn-
te, cae por haber resbalado en la pisadera de aquel, porque la imprudencia temeraria
corre a una velocidad superior a la reglamentaria (1): la
causa del daño habría sido única y exclusivamente la culpa
de la víctima y no la velocidad del automóvil, porque aquél
se habría producido de todos modos, aunque esa velocidad
hubiera sido menor. Lo mismo ocurre cuando un individuo
se cuelga de la parte trasera de un automóvil, ignorándolo
su conductor, y a consecuencia de un viraje muy violento
es arrojado a la vía: éste no tiene responsabilidad alguna (2).
Si la culpa de la víctima es consecuencia de la del agente
o vice-versa, habrá lugar a lo dispuesto en el art. 2330, a
menos que de las circunstancias aparezca que el daño tuvo
por causa exclusiva la culpa de la víctima o la del agente.
En el primer caso, el agente quedará exento de toda respon-
sabilidad (3). En el segundo, que se presentará generalmente
cuando el hecho ilícito constituya un delito (4), será obli-
sólo sirve de antecedente para avaluar o estimar el monto del perjuicio producido
por el daiio cuando el acto ejecutado no es contrario a la ley o reglamento del caso
y es originado, además, por otro hecho o acto que infringe aquel reglamento o las obli-
gaciones del que lo cometió, y no consta, por no haberse probado, que sea permitido
subir a un tranvía por su parte delantera y estando en marcha (Gaceta, año 1913,
sent. 151, pág. 467);
que una empresa ferroviaria tampoco lo es si el accidente fue sólo iniputable a
la víctima, que pretendió subir a un tren en rápido movimiento contrariando los re-
glamentos respectivos y las reglas de la más elemental prudencia (OTERO,Ju~isfiru-
dencia del C. de P. C., ler. apéndice a la 2.' edición de 1910, pág. 831, N . O 14);
que una empresa de tranvfas no es responsable del accidente que sufre un pa-
sajero a consecuencia exclusiva de haberse colocado en la pisadera delaritera de uri
tranvfa que llevaba mayor número de personas que las que prescriben los reglamentos
y las ordenanzas del servicio y sin que en el accidente hubiera mediado culpa alguna
de parte de los empleados de la empresa, porque la víctima, al obrar en esa forma,
se colocó voluntariamente a l margen de !as garantías que otorga la reglamentación
de un servicio público (Rev., tomo 39, 2.a parte, sec. l.', pág. 298). En R e v . , tonio
39, 2.. parte, sec. l.*,pág. 79, se estiinó, en cambio, que hay culpa de parte de la em-
presa en permitir que un pasajero viaje en la pisadera del tranvta debido al exceso
de pasajeros que Pste lleva,
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N . O 1483, pág. 378.
(2) SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 475, p6g. 32.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.ñ edición, N.O 1502. pág. 391; BAUDRY-
LACANT~NERIE Y BARDE, obra citada, tomo IV, edición, N.O 2881 in fine, pág. 584.
Tal es el caso del que destruye 10s carteles pornográficos que un tercero ha pe-
gado en las murallas: su destrucción es la consecuencia necesaria y lógica del acto
ilícito cometido por ese tercero: LALOC,obra citada, N.O 129, pág. 91.
(4) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 1482, pág. 377; DEMOCUE,
obra citada, tomo IV, N.O 798, pág. 514.
CAUSAS EXIMENTES D E RESPOXSIBILIDAD 617

gado a repararlo íntegramente (1). Se ha fallado, por eso,


que la responsabilidad de una empresa ferroviaria prove-
niente del hecho de haber agregado a1 extremo de un tren
un carro m8s liviano que los dem6s que formaban el convoy,
no desaparece porque ello re hiciera por exigericias de los
pasajeros, porque, por sobre éstas, están Ias medidas de se-
guridad y previsión que el conductor de todo tren debe an-
teponer siempre para prevenir accidentes ( 2 ) .
Para que la culpa de la víctima exonere de resporisa-
bilidad al agente, no es menester que a éste haya sido abso-
lutamente imposible preverla y resistirla; esta culpa cuns-
tituye una causal de irresponsabilidad distinta del $aso for-
tuito. Basta qiie no haya incurrido en ella, esto es, que el
daño tenga por única causa la culpa de la víctima (3). De
ahí que quien sc limita a ayudar a la víctima a ejecutar el
flecho causante del daño no incurre en responsabilidad. Es
lo que sricede con el que, por peticihti de otro, 10 ayuda a
realizar un acto que pone eh peligro su vida, en el cual mue-
re: la única causa dc Ia muerte es la imprudencia de la vic-
tima; quien le prestó ayuda no ha incurrido en ella (4).
Pero en todo caso la víctima debe ser capaz de delito o
cuasidelito. Sólo así puede incurrir en culpa y ésta, como di-
jimos, se aprecia en conformidad a los mismos principios
que la del agente (N.O 479) (5).
Son casos de cutpa exclusiva de la víctima aquellos en
qtre las leyes, por razones de pruriericia, prohil~en ciertos
actos y disponen que, de realizarse, los daños que por ello
sobrevengan no darán derecho a indemnización. Ásí ocurre
--
(1) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, Z..' edición, N." 1503, pág. 392; G n ~ n ~ h - n r
Y obra citada, E."266, pág. 61; LALOV,
SAL~~OK-RICCI, obra citada, N." 140, pág. 97.
(2) Gaceta, año 1902, tomo 11, sent. 2274, pág. 606, consid. 4." (Corte Suprei~ia).
~ , citada, toiiio II,2."edici6n. K." 1462, pág. 354.-En contra:
(3) h l a z ~ n r r obra
Prnsoh- Y DE VILLÉ, obra citada, toino 1, N." 35, pág. 106, que estiman que la culpa
de la víctima sólo exonera de responsabilidad si ha creado para el demandado una
imposibilidad absoluta de evitar el daño.
(4) En contra: DEUOGDE, obra citada, tonlo IV, N,"809 bis, phg. 523.
(5) D a ~ o c a qobra
, citada, torno IV, N," 802, pág. 518.-En contra: PLAKIOL Y
RIPEKT.obra citada, tomo VI, N,"569 in fine, pág. 777; MAZEAUD, obra citada, tomo
11, 2.a edición, N."1468, pág. 357.
con los que se causen por incendio en los cultivos combusti-
bles que se hagan a una distancia de la vía férrea menor que
la que indica el art. 3'7 de la ley general de ferrocarriles, cuyo
texto defintivo se fijó por decreto N.O 1157, de 13 de Julio
de 1931 (l), y en los frutos o materiales a que se refiere el
art. 39 de la misma ley y que se depositen a una distancia
menor que la que señalan los arts. 34 y 35: las empresas fe-
rroviarias no responden por tales daños. Ejecutar tales actos
es, en realidad, exponerse al daño a sabiendas. La ley los pro-
hibe precisamente porque las circunstancias en que se rea-
lizan permiten suponer que aquél se producirá casi con se-
guridad. Se ha fallado, por eso, que la empresa de un ferro-
carril no responde del daño causado con el incendio de una
sementera que se hallaba a menor distancia de la vía que la
permitida por la ley (2).
Lo mismo sucede también con los daños causadas a un
peatón en el cruzamiento de una línea férrea por pasos des-
tinados exclusivamente a peatones o por otros sitios que los
cruces públicos: estos daños son de la responsabilidad exclu-
siva de la víctima (art. 58, N.O 6.", de la ley general de ferro-
carriles citada). Se ha fallado que no se halla en este caso
y no cabe, por tanto, aplicar este precepto al accidente ocu-
rrido a un empleado de la empresa demandada que, por el
hecho de vivir dentro de la estación en un carro de la misma
empresa, se veía obligado a atravesar y cruzar las líneas en
sitios en donde no existían cruces o pasos especiales para ello,
a fin de salir de su alojamiento (3).

530. Aceptación de los riesgos.-Intimamente relacio-


---
(1) Esta prohibición s61o reza tratándose de ferrocarriles explotados con loco-
motoras a fuego, según así lo dice el art. 37 citado en el texto. Por consiguiente, si los
ferrocarriles no son explotados en esa fornia, la empresa no podría alegar su irres-
ponsabilidad por los daños caubados por incendio a cultivos c~mbi~stibles que se ha-
llen a una distancia menor que la allí señalada.
(2) Gaceta, año 1868, sent. 1729, pág. 747: esta sentencia aplicó por analogía a
una sementera de trigo lo que disponía para los frutos el art. 9 . O de la ley sobre le-
rrocarriles de 6 de agosto de 1862 y que corresponde exactaniente al art. 39 de la ley
en actual vigencia.
(3) Rev., tomo 38, 2.a parte, sec. l.", pág. 239 (Corte Supreiiia).
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 619

nada con esta materia está la relativa al consentimienio de la


zfictimn, es decir, a los efectos que este consentimiento pro-
duce en la responsabilidad del autor del daño y que se X a
conoce generalmente con el nombre de ace~tacz'ón de los
riesgos (1).
Hay aceptacióiz de los riesgos cuando la víctima se expo-
ne al daño a sabiendas de que puede sobrevenir, dada la
naturaleza del hecho que ejecuta o en que interviene o par-
ticipa.
No basta que tenga conocimiento de la posibilidad de
un daño (2). Si así fuere, todo hecho de su parte constituiría
tal aceptación, ya que aun el hecho más inofensivo es suscep-
tible de comportar un riesgo. Nadie ignora que el viaje en Ee-
rrocarril, en navío y, en general, en cualquier vehiculo expo-
ne a choques, naufragios u otros accidentes y que aun el solo'
hecho de salir a la calle nos expone a eHos. En tales casos, no
cabe hablar de aceptación de los riesgos. La víctima no ha con-
sentido en nada: el autor del daño es plenamente responsable
(3). Para que haya tal aceptación, es menester que el hecho
sea peligroso por su naturaleza, que su sola realización espon-
ga a un daño probable a quien lo ejecuta o soporta.
Quien sube en un automóvil para hacer una carrera nor-
mal, el jugador de tennis o de golf, el enfermo que se somete
a un tratamiento médico ordinario, el que participa en una
cacería, saben que se exponen a ciertos riesgos, pero no por
eso puede decirse que hay aceptación de ellos; tales l-iechos
no son peligrosos de por sí. En cambio, la hay de parte de los
duclistas; del que acepta tomar parte en una carrera de au-
tomóviles como acompañante de1 conductor de uno de los
vehículos; de1 enfermo que se somete a una operación peli-

(1) Véase, sobre esta materia, HALLER,Essai sur I'infl4rence d a faii et de la faute
de la r4clime sur son droit a ré$arcitio?l, págs. 47 a 67.
( 2 ) Rmzte Critiquede LégisZu?iovr et de Jitrisprudew-ce, tomo LIX, ano 1939, pág. 167:
d a s e el N."13 del artículo d e ROGERHOUIN,L'ziiertie d e la chose el I'acceptation das
rispues par Ea e t d i ~ esonl-elles des causes d'exonérntion d e la présomptiola de 1' ayt. 1384,
al I .", C. C.?
(3) DEMOGUE, obra citada, tomo 111; N,"231. pág. 583; MAZEAVD, obra citada,
tomo 11, 2.a edición, N." 1486, pág. 379.
grosa o de resultados inciertos; del que consiente en partici-
par en pruebas de paracaídas, en un match de box o en una
partida de rugby, polo u otro juego peligroso o brutal; del
que en una feria de diversiones utiliza un aparato de idkn-
tica naturaleza; del espectador de una carrera de automó-
viles o de una partida de foot-ball o de tennis que se sitúa
en un lugar en que se expone a ser alcanzado por aquéllos
o por la pelota; del que ordena a un arquitecto la construc-
ción de un edificio en condiciones defectuosas, no obstante
la advertencia que éste le hace de los riesgos a que se expo-
ne; del que penetra en un sit.io cuya entrada está prohibida
por ser peligroso (polvorín, pantano, edificio ruinoso, puente
en mal estado), etc.: todos ellos saben que, al participar en
esos actos, al ejecutar esos hechos o al someterse a esa ope-
ración, se exponen necesariamente a un riesgo.
En principio, la aceptación de los riesgos no exinie de
responsabilidad al autor del daño suponiendo que éste le
sea imputabIe. Sólo autoriza para reducir la indemnización
conforme al art. 2330 si la conducta de la víctima se estima
imprudente (l), como ocurre en el caso del duelo (2), de los
juegos y deportes peligrosos (3) y, en general, en la mayor
parte de los ejemplos señalados anteriormente (4). El con-
sentimiento de la víctima no basta para privar al acto del
agente del carácter culpable que pueda presentar: un hom-
(1) No es imprudente la conducta del enfermo que se somete a una operación
aconsejada por su medito, por peli~rosaque sea. Pero la serfa si, no obstante la opi-
nión contraria de éste, lo obliga a practicarla: MAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2 . a edi-
ción, N.O 1498,pág. 387.
(2) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 246, pág. 55; MAZEACD, obra
citada, tomo 11, 2.'ediciÓn, N." 1498,pág. 387.
(3) GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 247, pág. 55; MAZEADD, obra
citada, tomo 11, 2.' edición, N," 1498,pág. 387; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N,"
1045,pág. 897: PIRSON Y DE VILLB, obra citada, tomo 11, N." 433, págs. 474 y 475.
(4) MAZUUD,obra citada, tomo 11, 2.' edicibn, N." 1497,pág. 386 y N." 1500,
pág. 391;PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 572, pág. 780 {nfipne; DEMOGL'E,
obra citada, tomo 111, N.O 234,pág. 382; tomo IV, N." 810,pág. 524; DE PAGE,obra
citada, tomo 11, N." 1045, pág. 898; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, Nos.
246 a 247, pág. 55.
En contra: LALOU,obra citada, Nos. 131 a 134,págs. 91 a 94,que estima que la
aceptación de los riesgos exinie de toda responsabilidad al autor del daño, a menos
que se refiera a actos ilfcitos.
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 621

bre prudente debe abstenerse de hacer correr un riesgo a


otro, aunque éste se lo pida o lo incite a ello. Como dicen los
hermanos Mazeaud, «debemos ser prudentes aun respecto
de quienes nos soliciten no serlo» (1). El médico que se
allana a hacer a una dama una operación estética muy peli-
grosa por ceder a sus exigencias, no deja por eso dc ser res-
ponsable del daño que le cause (2). El art. 2330 no distingue,
por lo demás, si la víctima se expuso al daño con o sin co-
nocimiento del misino. Basta que haya habido imprudencia
de su parte y ésta puede existir aunque no sea e1 fruto de
una voluntad deliberada. La máxima eiolenfi son $t injuria
no tiene, pues, un efecto absoluto en materia de responsa-
bilidad civil (3).
La aceptación de los riesgos eximirá de toda responsabi-
lidad al agente si la conducta de la víctima ha sido fa causa
única del daño (4). Así ocurre cuando un individuo se daña
por haber penetrado en un sitio cerrado contraviniendo a la
prohibición de hacerlo por los peligros que ello encierra (S), o
un ladrón es herido por un aparato de defensa o de seguridad
colocado en el edificio con ese objeto (6). ,4 la inversa, si
la causa finica del daño ha sido la culpa del agente, esa acep-
tación carece de influencia: s u responsabilidad será total (7).
Tal es el caso del que d a muerte a un enfermo que así lo soli-
cita para evitarse grandes dolores, o de1 médica que obtiene
(1) RIAZEAUD, obra citada, tomo 11, 2.a edicijn, N.O 1492,pág. 382.
(2) LALOU,obra citada, N.O 132, pág. 92; R ~ A Z E A U D , obra citada, tomo 11,
2." edición, N.O 1493, pág. 383; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N." 190 in .fi9ze,
pág. 240.
(3) MAZEAUD, obra citada, tonio 11, 2.a edición, X.' 1488, pág. 381; DE~IOGUE,
obra citada, tonlo III, N.O 234, pág. 383.
(4) Se ha fallado que ef hecho de que los palanqueros de una empresa ferroviaria
entren al servicio sabiendo que los arcos de puentes y túneles no tienen la altura sufi-
ciente para evitarles peligros, es un motivo que contribuye a justificar Ia irresponsa-
bilidad de la empresa por los daños que esos palanqueros sufran a consecuencia de
tal deficiencia: OTBRO,Jurisprudencia del C. de P. C., ter. apéndice a la 2.* edición
de 1910,pág. 805, N.O l.'(consid, 5 . O ) .
Acerca de las criticas que nos merece esta sentencia, vhase el N,"129 in fine.
(5) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1045, pág. 897 ififine; GARDEXAT Y SAL-
MO~-RICCI, obra citada, N.O 262, pág. 61.
(6) GARDENAT Y SALMOX-RICCI, obra citada, N." 263, pág. 61.
(7) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N.O 1045, pág. 898.
de una persona necesitada el permiso para someterla a ex-
periencias quirúrgicas peligrosas a consecuencia de las cuales
fallece o queda inválida (1).
Como se ve, la solución de este problema depende de la
influencia que la conducta de la víctima haya tenido en la
realización del daño. Le son, pues, aplicables las mismas re-
glas que rigen en caso de culpa de la víctima.
La aceptación de los riesgos, que puede ser expresa o
tácita y que no necesita ser conocida del agente (2), sólo
puede presentarse si la víctima es capaz de delito o cuasi-
delito, porque puede constituir culpa y ésta, como dijimos,
se aprecia en conformidad a los mismos principios que la del
agente (Nos. 479, 481 y 529). Pero en todo caso debe darse
con pleno conocimiento, es decir, conociendo la víctima el
peligro a que se expone. Por eso, su consentimiento sólo
surte efectos con relación a los riesgos que haya aceptado,
mas no con respecto a otros ajenos a ellos (3).

531. Situación del salvador.-La aceptaci6n de los


riesgos, como causa eximente de reSponsabilidad o como cir-
cunstancia que autoriza la reducción del monto de la indem-
nización, no se aplica al salvador, esto es, al que se expone
voluntariamente a un daño para salvar la vida o los bienes
de otro, hállese o no obligado a ello, como el agente de poli-
cía o un transeúnte cualquiera que trata de detener a un ca-
ballo desbocado, el que se arroja al agua para salvar a quien
se está ahogando o el que se introduce en un local que se está
incendiando para salvar a su moradores, etc. Quien así pro-
cede tiene derecho a la reparación total del daño que sufra si
el perjuicio que el salvador trata de evitar es imputable a dolo
o culpa ajena, reparación que será debida por e1 autor de
ese dolo culpa. El art. 2330 es inaplicable, a menos que su
acto haya sido absolutamente innecesario o lo haya ejecu-
-
(1) GARDENAT
Y SALMON-RICCI, obra citada, N.O 248, pág. 55.
obra citada, tomo 111, N," 234, pág. 383.
(2) DEMOGUE,
obra citada, tomo 1, N.O 192, pág. 242.
(3) SAVATXER,
CAUSAS EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 623

tado con torpeza o imprudencia; un acto de valor o de


arrojo no constituye imprudencia por sí solo (N.O 479) (1).

532. Inmunidades.-Son también causas eximentes


de responsabilidad civil las i n m ~ ~ n i d a dde
e s que gozan ciertas
personas y que las hacen irresponsables de los daños que
causen, aunque sea con dolo o culpa (2).
Tal es el caso de los senadores y diputados por las opi-
niones que manifiesten en el desempeño de sus cargos (art.
32 C. P. del E.): por injuriosas o calumniosas que sean, no
comprometen la responsabilidad penal ni civil de su autor
( N . O 176). Pero esta in~iolabilidadsólo reza con. las opinio-
nes que expresen en el desempeño de szcs f~cnciones (3), esto
es, en Ias sesiones de la C'amara a que .
pertenecen o de las
-

comisianes de que formen parte en su carácter de tales. No


rige con las que manifiesten fuera de ellas: en reuniones o
cornicios pfiblicos, en conversaciones privadas, en un libro,
en artículos de prensa, etc.
Es el caso también de los miembros de la Corte Suprema
por los daños que causen por inobservancia de las leyes que
reglan e1 procedimiento y por denegación o torcida adminis-
tración de justicia: no les afecta responsabilidad civil ni penal
por ellos (art. 159, inc. 2.", L. O. A. T.).
Las reselzas fieles que hagan Ios diarios de las discusiones
habidas en las Cámaras Legislativas o de las alegaciones pro-
ducidas en los Tribunales de Justicia (4) y los informes u
otros documentos que por su orden se impriman, no dan lugar
a accibn penal (art. 31 del decreto-ley N.O 425, de 20de Marzo

(1) PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo VI, N." 569, pág. 777; LALOU,obra
citada, N." 141, pág. 97; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N,"1045 infine, pág. 898;
GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada, N." 264, p5g. 61; MAZEAQD,obra citada,
tomo 11, 2." edición, N," 1499, pág.388;JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición,
N." 521, pág. 283; SAVATIER, obra citada, tomo 1, N.O 103, pág. 131.
(2) MUEAUD,obra citada, tomo 1, 2.* edición, N," 516, pág. 495; LALOU,obra
citada, N." 387, pág. 198:
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N." 517, pág. 495; L a ~ o u obra
,
citada, N," 387, pág. 198.
( 4 ) El autor de su publicación incurrirá en responsabilidad civil y penal si estas
reseñas son incompletas o inexactas y ha hecho la publicación dolosamente.
de 1925, sobre abusos de la publicidad). Pero podrán dar
lugar a la responsabilidad civil del autor de la publicación
si éste la ha hecho dolosa o culpablemente, por ejemplo,
no con el propósito de informar a sus lectores, sino de per-
judicar a los aludidos en ella (l), o en un momento manifes-
tamente inoportuno o inconveniente (N. O 176).
Igualmente, el autor de una imputación injuriosa con-
tra el honor o el crédito de una persona está exento de res-
ponsabilidad civil (art. 2331), y a veces de la penal (arts.
415 y 420 C. P. y 20 del decreto-ley N.O 425, de 20 de Marzo
de 1925, sobre abusos de la publicidad), si prueba la verdad
de la imputación, a menos que ésta haya sido hecha por al-
guno de los medios señalados en los arts. 12 y 18 del decreto-
ley N.O 425 ya citado, pues entorices esta prueba sólo es ad-
misible si la imputación se dirige contra alguna de las per-
sonas mencionadas en el art. 20 del mismo decreto-ley, que,
por ser especial, prevalece sobre el art. 2331 C. C. (N.O 189).

533. Error y dolo.-El error o la Zgnorancia del autor


del daño o el dolo de que haya sido víctima no lo eximen,
por lo general, de responsabilidad civil: la culpa puede con-
sistir muchas veces en ignorar o no saber una cosa. Quien
comete un daño por error o ignorancia o por haber sido en-
gañado o sorprendido, es responsable, salvo que el error, la
ignorancia o el engaño de que haya sido víctima sea de
tal naturaleza que aun un hombre prudente colocado en sus
mismas circunstancias habría incurrido en él: no habría en-
tonces culpa (2). De ahí que quien publica un hecho inexacto
o proporciona datos o informes falsos sobre una persona o
cosa, es responsable de los daños que irrogue al afectado o
a la persona a quien los dé, según el caso, aunque su autor
haya procedido por error, ignorancia, de perfecta buena fe
---
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.8 edición, N . O 518, pág. 496; LALOU,obra
citada, N." 387 in jine, pág. 200.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2 . a edición, N." 499, pág. 473; PLANIOL Y RI-
PERT, obra citada, tomo VI, N." 522, pág. 714; DEMOGUE, obra citada, tomo 111, -N.O
318, plg. 516.
CAUS.4S EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD 625

o por haber sido engañado, a no ser que aparezca que antes


de proceder tom6 las precauciones necesarias y practicó todas
las averiguaciones requeridas por Ias circunstancias; faItaría
entonces la culpa (Nos. 188 y 189) (1).

ción adminisfralie~ano es causa eximente de responsabilidad :


el solo hecho de que la autoridad administrativa haya auto-
rizado un acto no impide que su autor incurra en responsa-
bilidad, si daña a un tercero, aunque haya cumplido con to-,
dos los requisitos y medidas prescritas por aquélla. Tal au-
torizacibn no exime al que la obtiene de adoptar, a más de
esas medidas, las otras que la prudencia requiera para evitar
que su acto sea perjudicial.
Así, el concesionario de un ferrocarril o de un servicio
de tranvías o alumbrado, el concesionario de espectáculos
públicos, 10s organizadores de un match de foot-ball u otro
deporte o de una carrera de automóviIes, que obran con la
correspondiente autorización administrativa, o el dueño de
una fábrica o industria que la instala después de haber ob-
tenido esa autorización, no están exentos de responsabilidad
por los daños que sufran el público, los que participen en el
espectáculo, en el match o en la carrera, o los vecinos, según
el caso, a consecuencia de no haber adoptado las precauciones
necesarias, y eUo, aunque hayan cumplido con todas las que
prescribió la au.toridad: éstas constítuyen un rninimurn de
seguridad que no relevan al concesionario, a los organizado-
res o al industrial de adoptar las demhs que las circunstan-
cias requieran (2).
Lo dicho es iguaImente aplicable a las personas jurídi-
cas cuyos estatutos o reglamentos no prescriban las medidas

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición! N.O501, pág. 475.
(2) MAZEAVD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 49S', págs. 472 J. 473; DEHO-
GUE, obra citada, tomo 111, N." 247, pág. 411;PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo
VI, N." 562, pág. 769; LALOU,obra citada, Nos. 113 a 156, págs. 99 a 103; DE PAGE,
obra citada, tomo 11, N.O 1042, pág. 896; GARDENATi SALMON-RICCI, obra citada,
N.O 38, pág. 13 y Nos. 76 a 78, págs. 25 y 26; PIRSONY DE VILLÉ, obra citada, tomo
11, N.O 433, pág. 456.
40
necesarias para evitar que los actos ejecutados conforme a
ellos dañen a terceros, aunque hayan obtenido la aprobación
del Presidente de la República (1).

535. Ambito.-Las causas eximentes de responsabili-


dad antes mencionadas tienen cabida en la responsabilidad
simple y en la compleja (2). Operan, por tanto, aunque la
responsabilidad del demandado sea presunta, como en los
casos de los arts. 2320, 2322, 2323, 2326, 2328 y 2329: éste
puede relevarse de ella probando la existencia de alguna de
estas causas (3).
Se exceptúan únicamente los casos en que la presun-
ción es de derecho, como en los de los arts. 2321 y 2327.
Puesto que en ellos la ley presume que el daño tiene siempre
por causa la culpa de los padres o del que tenga el animal,
aquéllos o éste no pueden acreditar lo contrario (4).

536. Requisito.-Pero en todo caso es menester que la


causa eximente de responsabilidad sea la causa única y ex-
clt~sivadel daño (5). Si a él ha contribuído tawbién la cul-
pa o dolo del agente, las causas eximentes no operan. De
acuerdo con el principio de la equivalencia de las condicio-
nes, aquél será plenamente responsable (6), salvo que esa
causa consista en la culpa de la víctima, en cuyo caso habrá
lugar a lo dispuesto en el art. 2330.

537. Efectos.-El efecto de las causas eximentes ya


mencionadas es la completa irresponsabilidad del autor apa-
rente del daño. No hay responsabilidad sin culpa: la exis-
tencia de tales causas implica precisamente su ausencia (7).
--
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 1, 2.a edición, N.O 498 infine, pág. 473.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1047, pág. 900.
(3) MAZEAUD,obra citada, tomo 11, 2.' edición, N." 1519, pág. 402; Nos. 1524
y 1525, pág. 406; N." 1526, pág. 408; N." 1610, pág. 473; N," 1648, pág. 494; N.O
1650, pág. 495 y N." 1651, pág. 496.
(4) En contra: DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1049, pág. 901.
( 5 ) DE PAGE,obra citada, tomo 11, N." 1047, pág. 900.
(6) DE PAGE.obra citada, tomo 11, Nos. 1048 y 1049, págs. 900 y 901.
(7) DE PACE,obra citada, tomo 11, N." 1050, pág. 901.
índice
CAPITULO JX

Cláusulas de irresponsabilidad y de respon-


sabilidad atenuada
539. Concepto.-La responsabilidad civil derivada de
un hecho ilícito puede desaparecer también total o parcial-
mente en virtud de una convención pactada con anterioridad
al hecho que la genera entre el futuro autor de este hecho
y la futura víctima. Tal es el efecto de las cláusulas de .irres-
ponsabilidad o de responsabdi:dad atenzlada: aquéllas relevan
al autor del daño de toda responsabilidad; las otras, la li-
mitan a una determinada cantidad (1).

540. Característica fundamental.-Lo qiie caracte-


riza a estas clClusuIas es la circunstancia de pacfarsc con an-
terioridad al hecho ilícito de donde emana la responsabilidad
a que se refieren. En esto consisten precisamente: el futuro
autor del daño y la futura víctima, en previsión del que pueda
sobrevenir, convienen en que si el daño se produce, aquél
quedará exento de toda responsabilidad o sólo pagará por
concepto de indemnización una determinada can tidad, como
si dos vecinos estipulan que no se deberán indemnización pur
los perjuicios que los animales de uno causen en el predio del
otro y vice-versa, o si los competidores de una carrera de

(1) Sobrc esta materia p c d e n consultarse, entre otras, las siguientes obras:
CASSVAN, Les cZauses de non-responsabilité; DURAND,Des contvnlions d'irresponsabilifé;
BEAUDONNAT,Des clauses de non responsabilité el de E'a3surance des favies y la mcmo-
ria de prueba de don JORGE LYONEDWARDS, Convencwnes sobre exención y ZimitaciÓ~
de responsabilidad, Imprenta Nascimento, Santiago de Chile, 1936,
automóviles pactan que no se deberán indemnización. por los
daños que recíprocamente puedan irrogarse en sus respecti-
vos vehículos. La denominación de cláusulas de irresponsa-
bZlidad o de responsabilidad atenuada se da, pues, a las con-
venciones en que los futuros acreedor y deudor de una obli-
gación cuasidelictua1 pactan la irresponsabilidad total o
~ a r c i a ldel segundo, caso de producirse el daño (1).
Las convenciones en que el autor del delito o cuasidelito
y la víctima relevan a aquél de toda responsabilidad, limi-
tan ésta o fijan el monto de la indemnización una vez pro-
ducido el daño, no son tales: constituirán una renuncia del
derecho de la víctima, una transacción u otro acto jurídico
cualquiera, según aparezca de su naturaleza, cuya validez
nadie discute en presencia de los artc'. 1 2 y 2449 C. C. (Nos.
376, 428 y 430) (2).

541. Su posibilidad práctica.-Podría creerse, a pri-


mera vista, que no es posible pactar semejantes cláusulas en
materia delictual y cuasidelictual, toda vez que e1 autor del
daño y la víctima no se conocen mientras el daño no sobrevenga
y ni siquiera saben si éste sobrevendrá. Ello es posible sin em-
bargo. Si un hombre no puede prever todos los daños que es
susceptible de causar, hay, con todo, algunos que puede pre-
ver. Así, un industrial o fabricante puede pactar con los ve-
cinos su irresponsabilidad por los perjuicios que les pueda
causar con los ruidos o malos olores provenientes de su fá-
brica o industria; los propietarios de dos predios vecin.0~pue.
den convenir su irresponsabilidad por los daños que sus ani-
males se causen recíprocamente ; una empresa ferroviaria
puede estipular con los propietarios de los predios colindan-

(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.- edici6n, N.O 2515, pág. 535; JOSSERAND,
obra citada, tomo 11, 2.&edición,N.O 471, pág. 251; D E PAGE,obra citada, tomo 11,
N.O 1057, pág. 905; SAVATIER, obra citada, tomo 11, N.O 659, pág. 247.
(2) JOSSEKAND, obra citada, tomo 11, 2.a edición, N." 471, pág. 251; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N.O 1164, pág. 424; MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2: edición,
N.O 2515, pág. 535; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tonlo VI, N.O 572, pág. 779; DE
PAGE,obra citada, tomo 11, N . O 1057, pág. 905.
tes a sus vías que no responderá de los perjuicios que les
irroguen las chispas de sus locomotoras, etc. (1).
Estas clCtusuIas no transforman la respon-sabilidad en
contractual : ésta supone necesariamente una obligación pre-
establecida, pues proviene del hecho de no cumplirse la obIiga-
ción o de cumplirse tardía o imperfectamente. En tanto que
aquí la irresponsabilidad emana siempre del hecho ilícito, su
fuente es éste y no el contrato. La voluntad de las partes
sólo ha intervenido para reglar sus posibles efectos, si es que
IIega a generarse (2).

542. Def inicibn .- La cláusula de irrespon sabilidad es


aquella por la cual la futura victima releva totalmente al fu-
turo autor del daño de su obligación de repararlo si éstr
llega a producirse. Importa, por tanto, Ia completa irres-
ponsabilidad de ese autor: la victima nada podrá exigirle.

543. Convenciones e instituciones de que difieren.


-Aunque las cláusulas de irresponsabilidad presentan cier-
tos puntos de contacto con las causas eximentes de respon-
sabilidad, con el seguro de responsabilidad, con las conven-
ciones que procluce~ie1 efectv de tra12sferir ésta a otro y con
Iss cláusulas o pactos de garantía, difieren de ellas funda-
mentalmente.

544. Diferencias con las causas eximentes de res-


ponsabilidad.-las causas eximentes de respoi~sabilidad
excIuyen en absoIuto la culpa. Las cláusztlas de irresponsa-
bilidad Ia suponen: el hecho ilícito existe y el daño es bien
su consecuencia; sólo ha desaparecido la responsabilidad civil
de su autor. Es decir, no obstante que aquCl ha sido causado
f l ) R I ~ z s a c obra
~ , citada, t a t i o 111, 2: edición, N . O 2567, pág. 592,
(2} P ~ R S OYXDE VII.LO, obra citada, tgmc) 11, N . O 326, pág. 189,
por su culpa, su autor no tiene obligaci6n de indemnizarlo,
porque así se ha estipulado,

545. Diferencias con e l seguro de responsabilidad.


-Las cláusulas de irresponsabilidad son también muy dife-
ren tes del seguro de responsabilidad.
Mediante aquélla, el autor del daño queda exento de
toda responsabilidad, nada debe a la víctima, quien soportará
el daño íntegramente. Su efecto es, pues, relevar a aquél de
la obligación de indemnizar. El seguro de responsabilidad,
en cambio, supone la subsistencia de esa responsabilidad. Su
objeto es precisamente poner al autor del daño a cubierto
del perjuicio que le cause el cumplimiento de la obligación
de repararlo. Lejos, pues, de relevarlo de toda responsa-
bilidad y de dejar el daño a cargo de la víctima, ésta ve au-
mentar las posibilidades de obtener su reparación, máxime
si el seguro le confiere una acción directa contra el asegura-
dor, como en. el caso del seguro contra accidentes del trabajo
(N.O 512), puesto que a un reponsable a veces insolvente se
sustituye una compañía poderosa que tiene cómo afrontar
sus obligaciones (1).

546. Diferencias con las convenciones que trans-


fieren a otro la responsabilidad delictual o cuasidelic-
tua1.-Estas cIáusulas no pueden confundirse tampoco con
las convenciones que producen el efecto de transferir a
otro la responsabilidad que pesa sobre una persona. Esto
ocurre cuando un individuo celebra un con.trato mediante el
cual deja de tener a su cuidado a una persona o a un animal de
cuyos hechos responde, o deja de ser propietario de un edi-
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2514, pág. 532; LALOU,obra
D , citada, tomo 11, 2.a edición, N . O 477, pág.
citada, N.O 203, pág. 135; J O S ~ E R A Nobra
255; PLANIOLY RIPERT,obra citada, tomo Vi, N.O 407, pág. 570; GARDENAT Y SAL-
MON-RICCI, obra citada, N.O 53, pág. 21; BA~DRY-LACANTINERIE Y BARDE, obra citada,
tomo IV, 3.a edición, N . O 2869, P$K.557; PLANIOL, obra citada, tomo 11, 10.a edición,
N." 882, pág. 308; COLINY CAP~TANT, obra citada, tomo 11, 6.a edición, 13; DE-
MOCUE,obra citada, tomo V, N." 1169, pág. 429; SAVATIER, obra citada, tomo 11,
N." 659 i n $ne, pág. 248.
C L ~ U S U I ADE
S IRRESPONSABILIDAD, ETC. 633

ficio. Como en tales casos la responsabiIidad no es .sino la


consecuencia de la obligación de vigilancia que la ley impone
al que tiene una persona o animal a su cuidado o a quien es
dueño de un edificio, lógico es que, desapareciendo esa obliga-
ción, desaparezca la responsabilidad. Quien deja de tener a una
persona o cosa a su cuidado, no tiene por qué vigilarla ;no puede,
por lo tanto, ser responsable poromisiones de esta especie. El
padre que envía a s u hijo menor a la escuela transfiere la
responsabilidad presunta del art. 2320 al jefe de la escuela
durante el tienipo que el menor esté en ella; el dueño de uir
an.imaf que lo vende, arrienda o presta, transfiere la respon-
.sabilidad inherente a su calidad de tal a su nuevo dueño o
al arrendatario o comodatario, a lo menos mientras éste lo
tenga a su servicio (1).
Estas convenciones, si bien relevan .de responsabilidad
a uno de los pactantes, no son cláusulas de irresponsabilidad,
porque mientras en estas la obligación de vigilancia de donde
emana la responsabilidad queda subsistente y su único efecto
es hacer cesar esta última, en aqrréllas cesa la obligación
misma, por cuyo motivo pueden oponerse a terceros (2).
Las cI&usulas de irresponsabilidad se pactan, además,
entre el futuro autor del daño y la futura víctima. Esta,
en cambio, no tiene participación alguna en esas convencio-
nes, que se celebran entre la persona que tiene a una persona
o cosa a su cuidado y el tercero a quien se transfirió este
cuidado.

547. Diferencias con las cláusulas de garantía.-


Por último, estas cláusulas no pueden confundirse con Ias
convenciones por las cuales una persona se hace responsable
de los daños que cause otra. Un sub-contratista o sub-empre-
sario conviene con el empresario que le ha confiado parte
(1) PLANIOL Y RIPEBT, obra citada, tomo VI, N.O 409, pág. 574; PIRSONi DE
VILLB, obra citada, tomo 11, N.O 327, pág. 190; hlaz~aun,obra citada, tomo 111,
2.8 edición, N . O 7568, pág. 594; DEMOGUE, obra citada, tomo k', N,* 1187, pág. 450.
(2) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2 . a edición, N . O 2568, pág. 594; Prxsor; Y
! citada, tomo 11, N." 327, pág. 190; DEMOGCE,
nE V I L L ~obra obra citada, tomo V,
N.O 1181, pág. 451.
de la obra a él encomendada, que serán de su exclusivo cargo
los accidentes que sobrevengan a los obreros que trabajen
a sus órdenes: si esta cláusula no releva al empresario de la
responsabilidad subsidiaria que Ia ley le impone respecto de
los obreros (art. 256 C. del T.), entre los contratantes es
perfectamente válida; el propietario de un teatro que lo fa-
cilita a una institución de beneficencia para realizar una
fiesta conviene con ella que los daños que por el mal estado
del edificio puedan sufrir los espectadores serhn de exclusivo
cargo de dicha institución; una empresa ferroviaria y el ter-
cero a quien ella facilita una d.e sus vias pactan que éste será
el único responsable de los daños que en las vías se ocasionen
a terceros, etc. (1).
A diferencia de las cláusulas de irresponsabilidad, las
de garantía, cuya validez nadie discute (2), no relevan de
responsabilidad al autor de1 daño; se limitan a ponerla a
cargo de otro. Importan. en el fondo un verdadero seguro
de responsabilidad, si bien se diferencian de éste en que quien
toma la responsabilidad sobre sí no es un comerciante en se-
guros. Pero, al igual que en él, la respon.sabilidad del autor
del daño subsiste y la víctima puede perseguirla no obstante
esa convención, la cual es para ella res inter alias acta ( 3 ) .

548. Licitud.-La validez de las cláusulas de irrespon-


sabilidad en materia contractual es generalmente admitida,
puesto que la ley las autoriza de un. modo expreso (arts. 1547,
inc. final, 1839, 1859, 1934, 2015, inc. 2.O, 2247), salvo en
cuanto exoneren del dolo o de la culpa grave: ésta en
materias civiles equivale al dolo (arts. 44 y 1465 C. C.) (4).
( 1 ) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N,"2569, pág. 595.
(2) Salvo cuando el daño provenga de dolo o culpa grave, en cuyo caso carecen
de valor: DEMOGUE, obra citada, tomo V, N.' 1193, p&g.,462.
(3) P ~ R S OYNDE V I L I . ~obra
, citada, tomo 11, N." 327, pág. 191: MAZEAUD, obra
citada, tomo 111, 2.0 edici6n, N," 2569, pág. 596; PLANIOLY RIPERT,obra citada,
tomo VI, N."408, pág. 573.
(4) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2: edición, N."623, pág. 343; SAVATIER,
obra citada, tomo 11, N." 660, pág. 248; LALOU,obra citada, N." 208, pág. 137: DE
PACE,obra citada, tomo 11, N." 1055, pág. 904; PIRSONY DE V I L L ~obra , citada, to-
nio 11, N."325, pág. 188; MAZEAUD, obra citada, tonlo 111, 2.'edici6n, N.O 2565,
No ocurre lo mismo en materia delictual y cuasideIictual.
Autores eminentes (l), apoyados por una jurisprudencia uni-
forme (2), sostienen en Francia que estas cIáusulas son
nulas de nulidad absoluta, porque los preceptos que consa-
gran esta responsabilidad son de orden píiblico. La opini6n
contraria comienza, sin embargo, a abrirse paso, a lo menos
en doctrina, y son muchos los autores que en Ia actualidad
se pronuncian en favor de su licitud (3). En Belgica, La
validez de estas cláusulas es aceptada unánimemente por la
jurisprudencia y la doctrina (4). Varios Códigos modernos
la consagran también en términos formales, salvo en lo re-
lativo al dolo y culpa grave ( 5 ) .
En nuestro concepto, estas cláusulas son válidas. Aparte
de que la ley no las prohibe, no se ve en qué se contraria el

589; BAUDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo I l r , 3.a edición, No,


2869, pág. 557; PLAWIOL, obra citada, tomo 11, l o a aedición, N." 882, pág. 308; PLA-
XIOL Y RIPERT, obra citada, tomo VI, N.' 400, pág. 560; Revue Trimestrielle de Droit
Ci%+¿,tomo 38, año 1939, pág. 16'1, N.O 45.- En el mismo sentido: Rey., tomo 27,
2.a parte, sec. laa,pág. 724 (Corte Suprema).
Sobrc esta matciia pueden consultarse también las sigi~ientesmemorias de prue-
ba: CIUD.~D V ~ Q U E ZHEBNÁN,
, Del wEor de las cíáusulas limdatives y eximenles de
rcsPonsabaidad en tos trasportes, Talleres Gráficos *Hoya, Santiago de Chile, 1933;
LYONEDWARDS, JORGE,Convenciones sobre exención y Eimitacíón de responsabilidud,
Imprenta Nascimento, Santiago de Chik, 1936.
(1) BAXDRY-LACANTINERIE Y BARDE,obra citada, tomo IV, 3.*ediciÓn, N.O 2869,
pág. 557; PLANIOL, obra citada, torno 11, edición, N,"882, pág. 308; LALOU,obra
citada, N.O 203, pág. 135; N.O 206, pág. 136; N.O 336, pág. 148; K.' 521, pág. 267 y
N."537, pág. 282; GARDENAT P SALMON-RICCI, obra citada, N.O 21, pág. 6; ESMEIN
en PLANIOL Y RIPCRT,obra citada, tomo V1;N.O 572, pág. 779.
(2) Revne Trimestrielle de Droit CiuiE, tomo 38, año 1939, pág. 167, N.' 45.
(3) JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.a cdicibn, N.O 474, pág. 253 y N."475
in &e, pág. 254; MAZEAUD, obr+ citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2571, pág. 598 y
h'." 2572, pág. 599; DIJMOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1191, pág. 454 y N.' 1í99,
pág. 4'12; SAVATICR, obra citada, tonio 11, N.O 664, pág. 253.
(4) DE PAGE,obra citada, tomo 11, S." 911, pág. 760 y N.O 1053, pág. 902; PIR-
SON P DE VILLE,obra citada, tomo 11, Nos. 329 y 330, págs. 192 a 197.
(5) Tal es el caso de los Cédigos chino (art. 222), mexicano (arts. 2106 y 21I7),
suizo (arts. 100 y 101) y turco (arts. 99 y 100) de las obligaciones, de las obligaciones
y de los contratos de Ia República Libanesa (arts. 137 y 138), italiano (art. 1229) y
alemán (arts. 276 y 278). Este último acepta la validez de estas cláusulas, aunque se
refieran a la culpa grave.
El Código de tas obligaciones de la República de Polonia admite implícitamente
la validez de estas cláusulas, pues las prohibe cuando tengan por objeto relevar de
responsabiiidad por daños resultantes del empleo de fuerzas naturales (art. 155).
orden público porque una persona renuncia de antemano al
derecho de cobrar indemnización por un daño. No cabe duda
de que hay un interés social evidente en que todo daño sea
reparado; pero la reparación misma mira al solo interés in-
dividual del perjudicado, puesto que tiende a restablecer en
su patrimonio, y únicamente en él, el valor dkstruído por el
hecho ilícito. Si la sociedad está interesada en que el autor
de un delito o cuasidelito reciba el castigo que merece, como
un medio de evitar su repetición y de asegurar el orden social,
no sucede otro tanto c6n los efectos civiles que de él se deri-
van: en nada se perturba ese orden y en nada se lesiona el
interés general porque la víctima del daño no obtiene la sa-
tisfacción que en derecho le corresponde. Los arts. 2314 y
siguientes del C. C. no son, pues, de orden público; reglan
exclusivamente los intereses patrimoniales de los individuos.
Los derechos que confieren pueden, por lo mismo, renun-
ciarse (art. 1 2 C. C.) (1).

549. ExcepcioneS.-Este principio tiene tres excepcio-


nes: el dolo y la culpa grave, los daños a las personas y las
prohibiciones legales expresas. En tales casos, las cláusulas
de irresponsabilidad son nulas absolutamente: adolecen de
objeto ilícito (art. 1682).

550. Dolo y culpa @ave.-La condon.ación del dolo


futuro no vale (art. 1465) y en materias civiles la culpa lata
equivale al dolo (art. 44). Las cláusulas que exoneren de toda
responsabilidad por el dolo o la culpa lata son, por tanto,
nulas de nulidad absoluta (arts. 1466 y 1682). En otros tér-
minos, la víctima de un delito o la de un cuasidelito cometido
con culpa grave no puede pactar de antemano la irresponsa-
bilidad de su autor. Semejante pacto importaría autorizar a
éste para causar un daño intencionalmente o con una negli-
---
(1) Vbanse los autores citados en las notas 3 y 4 de la pág. 635.
gencia tan inexcusable que bien puede equipararse al hecho
voluntario, lo que es manifiestamente inmoral (1).
Lo dicho sóio rige cuando el dolo o la culpa grave pro-
viene de uno de los pactantes de la cIáusula, mas no de un
tercero de quien aquél responde civilmente. Se puede pactar
la irresponsabilidad civil por los delitos y por los cuasideli-
tos cometidos con culpa grave por las personas que están
a nuestro cuidado. No hay en ello nada de inmoral: e1 que
pactó la cláusula no se ha hecho reo de dolo; su responsabi-
lidad no deriva de un delito, sino de un cuasidelito consisten-
te en no haber empleado la debida vigilancia, y la cláusula
de irresponsabilidad por un daño causado con culpa, no
siendo ésta lata o grave, es válida. La cláusula por la cual
los padres, el marido, los guardadores, los jefes de escuelas
y colegios, los artesanos, los empresarios, los amos y, en ge-
neral, las personas civilmente responsables pactan su irres-
ponsabilidad por los delitos de sus hijos menores que habitan
con ellos, de su mujer, de sus pupilos, de sus discípulos, de
sus artesanos, de sus dependientes o de sus criados, según el
caso, o por los cuasidelitos que todos éstos cometan con culpa
lata es, pues, válida (2).

551. Daños a las personas.-Tampoco son válidas las


cláusulas de irresponsabilidad delictual o cuasidelictual tra-
(1) citada, tomo 111, 2.' edición, N . O 2574, pág. 602; PLANIOL
~ ~ A Z E A G Dobra
,
Y RIPERT,
obra citada, tomo VI, N . O 405, pág. 568; JOSSERAND, obra citada, tomo 11,

2: edición, N." 472, pág. 252; L ~ ~ o c , ' o b citada,


ra N.O 209, pág. 138 y N." 606, pág.

321; DE PAGE, obra citada, tomo 11, NO . 1053, pág. 902 y N.O 1056, pág. 905; PIRSON
Y DF. VII.LE,obra citada, tomo 11, N." 331, pág. 197; DEMOGW, obra citada, tomo V,
X." 1192, pág. 459; R e m e Trimestrielle de Droit C i d , tomo 38, año 1939, p6g. 167,
N.O 45.
(2) pía so^ Y DE VILLO,obra citada, tomo 11, N.O 331, pág. 199 infine; DEMOGUE.,
obra citada, tomo V, N,"1197, pág. 468; DE PAGE,obra citada, tomo 11, N," 1054,
p6g. 904 y H. y L. hfAzc.suD, obra citada, tomo 111, 3.* edición, N.O 2574, pág. 603,
quienes excluyen ci caso de dolo del dependiente porque, en su concepto, ese dolo e s
el del propio comitente, en razón de que lste no puede eximirse de responsabilidad
probando su ausencia de culpa.
Esta opinión es inadmisible entre nosotros. Nuestro Código, a diferencia del fran-
&S, perniite al empresario relevarse de responsabilidad por los delitos o cuasidelitos
de sus dependientes probando que no hubo culpa de su parte, de donde se infiere que
e1 hecho de kste no es e1 del empresario.
tándose de daños morales o materiales causados a las per-
sonas (1). La persona humana está fuera del comercio: no
se puede disponer de ella, ni aun con su consentimiento (2).
Tal parece ser el criterio del legislador en materia con-
tractual si se comparan los incisos 1." y 2." del art. 2015 (3).
Mientras este último hace responsable al acarreador de la des-
trucción y deterioro de la carga, a menos que se haya estipr-
lado lo contrario, el inc. l.",que establece idéntica responsa-
bilidad por el daño o perjuicio que sobrevenga a la persona
por la mala calidad del carruaje, barco o navío en que se
verifica el transporte, no hace esa salvedad. Es cierto que
en derecho privado puede hacerse todo cuanto la ley no pro-
hibe y que la excepción contemplada en el inc. 2.O puede
estimarse redundante visto lo que dispone el inc. final del
art. 1547. Pero, en todo caso, ¿no es sugestivo que en un
mismo articulo se observe un criterio tan diferente a propó-
sito de dos materias similares? ¿Qué necesidad había de in-
cluiresa frase en el inc. 2." y eliminarla del y destinar dos
1 . O

incisos para expresar una misma y única regla? Es mCis ra-


zonable creer que la distinción entre ambas responsabilida-
des, así como la diversa redacción de ambos incisos, obedeció

(1) El art. 139 del Código de las obligaciones y de los contratos de la República
Libanesa lo dispone así expresamente.
(2) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.' edición, N." 2575, pág. 604: LAI.OU,
obra ciTada, N.O 608, pág. 322; JOSSERAND, obra citada, tomo 11, 2.° edición, N.O 475,
p5g. 253.-En contra: DEHOGUE, obra citada, tomo V, N.O 1198, pág. 470, que la es-
tima válida, salvo en 10s casos de dolo o culpa grave. La misma opini6n prevalece en
Bélgica: DE PAGE,obra citada, tomo 11, N," 1053, phg. 903 y N." 1056 i n fine, pág.
905; PIRSONY DE VILLB,obra citada, tomo 11, N." 331, pág. 197.
(3) Se ha fallado que la cláusula de un pase libre por la cual una empresa ferro-
viaria queda exenta de toda responsabilidad por los daños que puedan sobrevenir al
titular de dicho pase por culpa o descuido de los empleados de la misma empresa o por
cualquiera otra causa, no la exime de responsabilidad si el accidente que causa la
muerte del pasajero en imputable a culpa o negligencia de la empresa o de sus em-
pleados, *ya que nadie por su voluntad puede eximirse de las obligaciones que la ley
impones: Gaceta, año 1920, tomo 1, sent. 70, pág. 356.
De este fundamento, y muy especialmente del hecho de que la Corte reemplazara
la frase de la sentencia de primera instancia desde que son derechos gzre no pueden re-
nunciarse por la que esta entre comillas, parecerla desprenderse que la Corte estimb
válida esa cláusula, porque si no le atribuyó'valor, no fué por su contenido, sino
porque no habría sido aceptada por Ia otra parte. No compartimos este criterio por
las razones expresadas en el texto.
CL.~USULAS DE IRRESPONS.431LIDAD. ETC. 639

al propósito de negar toda eficacia a las cl~usulasde irres-


ponsabilidad tratándose de daño a las personas. El art. 43
del D. F. L. N.O 221, de 15 de Mayo de 1931, sobre navega-
cibn aérea, parece confirmar esta opinión. Si estas cláu-
sulas fueren válidas, no se explica que e1 legislador hubiera
sentido La necesidad de autorizarlas expresamente en materia
de transporte aéreo, en donde se justifican por los riesgos
inherentes a él. Si éste es el criterio en materia contractual,
el mismo ha de aplicarse a la responsabilidad extracontrac-
tual; Ias razones son idénticas.
La conveniencia p l l i c a exige, además, que asf sea. La
sociedad tiene un interés manifiesto en proteger Ia salud y
la vida de sus miembros. Legitimar las cláusulas de irres-
ponsabilidad por daños a las personas sería autorizar a los
favorecidos con ellas para que no se cuidaran de evitarlos.
Precisa entonces concluir que es nulo todo pacto por el
cual se estipule la irresponsabilidad por los daños materiaIes
o morales que uno de los pactantes pueda causar a la per-
sona del otro, como el que celebren dos duelistas o dos
boxeadores, fos jugadores dq un match de football o de rug-
by, los competidol-es de una carrera de automóviles, el dueño
de un animal y el que deba batirse con él (torero, domador,
etc.), el conductor de un automóvil y la persona a quien ese
conductor transporta benévolamente, e1 dueño de un edificio
y las personas que utilicen sus ascensores, etc. (1).

552. Prohibiciones legales.-Las cláusuIas de irres-


ponsabilidad son asimismo nuIas cuando la Iey las prohibe
expresamente, como en materia de accidentes del trabajo :
los obreros y empleados no pueden renunciar al derecho de
pedir indemnización por los daños que provengan de esos
accidentes (arts. 300 y 575 C. del T.) (2).

(1) MAZE- UD, obra citada, tomo III, Z.*edición, N." 2575, pág. 605.
(2) ~ I A Z E A Uobra
D , citada, tomo 111, 2.8 edición, N.O 2575, pág. 605; LALOU,
obra citada, N." 216, phg. 141; DEMOGUE, obra citada, toma V, N." 1210, pág. 482.
553. Resumen.-En resumen, las cláusulas de irres-
ponsabilidad sólo son válidas en materia de cuasidelitos sobre
los bienes y siempre que su autor no haya obrado con culpa
lata o grave (1).
554. Responsabilidades en que t i e n e n cabida.-Con
las salvedades expresadas, las cláusulas de irresponsabilidad
son válidas tanto en materia de responsabilidad simple o
del hecho personal com.0 de responsabilidad compleja o
presunta, aunque el hecho esté penado por la ley. Tales
cláusulas en nada afectan a la. sanción penal, que subsiste
no obstante ellas. El que responde del hecho ajeno, el dueño
de un edificio o quienes lo habitan, el propietario de un ani-
mal o el que se sirve de él o quien tenga un animal fiero en
el caso del art. 2327, pueden exonerarse de la responsabilidad
que les imponen los arts. 2320 a 2328 mediante una cláusula
de esta especie (2).
555. Efectos.-Las cláusulas de irresponsabilidad vá-
lidas hacen desaparecer la responsabilidad del autor del daño
totalmente: la víctima que las pactó nada puede exigir como
reparación (3).
Pero este efecto sólo se produce respecto de los pactan tes
de éstas cláusulas (art. 1545): no pueden ser invocadas sino
por aquéllos en cuyo favor se estipularon y no pueden opo-
nerse sino .a las víctimas que las aceptaron. No afectan a
quienes no las consintieron, aunque el hecho de donde emane
el daño sea el mismo (4).
556. Interpretaci6n.-Estas cláusulas, puesto que cons-
(1) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2575 i?r jine, PAR. 606;
JOSSER~ND, obra citada, tomo 11, 2.' edición, N.O 475 infinc, pág. 254.
(2) DE PAGE,obra citada, tomo 11, NOS.1054 y 1055 bis, pág. 904; DEMOCUE,
obra citada, tomo V, N.O 1197, pág. 468 y N.O 1199, pág. ~ ~ ~ : P I R YS ODENVILLE,
obra citada, tomo 11, N.O 332, pág. 200; GARDENAT Y SALMON-RICCI, obra citada,
Nos. 13 y 15, pág. 570.
(3) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2577, pág. 608; DE PACE,
obra citada, tomo 11, N.O 1058, pág. 905.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2578, pág. 609; DEMOGUE,
obra citada, tomo V, N." 1203, pág. 477.
tituyen una excepcibn al derecho común, deben in terpretarse
restrictivamente y no se presumen (1). Así, pactada la irres-
ponsabilidad por los daños causados por los animales, no
puede extenderse a los que provengan del hecho personal o
del hecho de un dependiente.

557. Aceptación de la cláqsu1a.-Para que la cláusula


de irresponsabilidad afecte a la víctima, es menester que ésta
la haya aceptado: su fuente es el consentimiento de las partes
(2). La aceptación puede ser expresa o tácita, pero en todo
caso debe ser inequivoca. E n la duda, el tribunal debe incli-
narse por su inexistencia. La regla general es la responsabili-
dad y la irresponsabilidad, la excepción.
De ahí que en principio estas cláusulas no puedan con-
siderarse existentes por el solo hecho de que el dueño de un
edificio, de un animal o de un local cualquiera ponga un
aviso, inlpreso o manuscrito, declinando su responsabilidad
por los daños que se causen a terceros, a menos que se acre-
dite que hubo aceptación de la víctima (3)+ Esta acepta-
ción 110 puede inducirse de la mera circunstancia de q u e la
víctima haya penetrado al edificio o se haya aproxinlado al
animal o haya ejecutado el hecho prohibido en el aviso o
acerca del cual éste llama 13 atención.

558. Prueba.-La prueba de la existencia de la cláu-


sula, de su aceptación por la víctima y de su aplicación al
caso litigioso,
- incumbe al autor del daño: es quien se ex-
cepciona con eIIa (4)
Esta prueba se hara en conformidad al derecho común:
---
(1) LALOU, D , citada, tomo 111,
obra citada, N." 235, pág. 148; ~ ~ A Z E A Uobra
2.a edición, N.O 2578 in jine, pág. 610; PIRSON P DE VILLÉ, obra citada, tomo 11, N.O
328, pág. 191; DEMOGGE, obra citada, tomo V, N." 1202, pág. 476.
(2) I~IAZEAED, obra citada, tomo 111, 2.a edición, N.O 2557, pág. 581 y . N," 2578,
pág. 609; PLANIOL Y KIPERT,obra citada, tomo VI, N."403, pág. 564; PIRSONY DE
VILLE, obra citada, tomo 11, N.O 328, pág. 191; L a ~ o c obra
, citada, N." 606, pág.
U E , citada, tomo V, N." 1201, pág. 475.
321 ; D E ~ ~ O G obra
(3) PLAKIOLP RIPERT?obra citada, Lomo VI, N." 403, pág. 56.1; PIRSON Y DE
VILLE, obra citada, N."328 in fine, pág. 192; LALOU,obra citada, N." 607, pág. 321.
(4) MAZEAUD, obra citada, tomo 111, N.O 2578 in Pne, pág. 610;D ~ u o c c nobra
,
citada, tomo V, N." 1202 in fiize, pá.g. 477.
índice
o cuasidelito en las personas o eii los casos prohibidos por la
ley (accidentes del trabajo), por las razones expresadas en
los Nos. 551 y 552 (1). Tales ciáusuias carecen de todo
valor.
563. Dolo y culpa grave.-Pero las que atenúan la
responsabilidad derivada de un delito o de un cuasidelito co-
metido con culpa grave o lata son, sin embargo, válidas,
siempre que esta atenuación no importe en el hecho la irres-
ponsabilidad de su autor. El inciso final del art. 1558 auto-
riza expresamente a los contratantes para alterar las reglas
que rigen la responsabilidad contractual en caso de dolo.
No se ve por qué no ha de pod'er hacerse lo mismo en mate-
ria deliitual o cuasidelictual (2).
564. Efectos.-El efecto de estas cIáusulas no es otro
que liberar de responsabilidad al autor del daño en la parte
que éste exceda a la cantidad convenida como indemnización;
en dicho exceso el daño lo soportará la víctima. Esta no
puede demandar su reparación total (art. 1545) (3).
565. Referencia.-En lo demás, estas cláusulas se ri-
gen por los principios expuestos en los Nos. 554 a 559.
566. Seguro de responsabilidad (4).-E1 seguro de res-
ponsabilidad (5) es válido (N-"509) (6). Hay casos en que la ley
--
( 1 ) MAZEAUD,obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2602, pág. 630.
(2) La opinión contraria sustentada por los autores franceses no puede, a nuestro
juicio, invocarse entre nosotros. El Código francés no contiene una regla como la del
inciso fin:;; del art. ~ ~ ~ ~ : M A z E obra
A u Dcitada,
, tomo 111, 2.a edición, N." 2601, pág.
630; PLANIOL Y RIPERT,obra citada, tomo VI, N."406, pág. 569.
(3) EIlilz~aun,obra citada, tomo 111, 2.a edición, N." 2604, pág. 631; SAVATIBR,
obra citada, tomo 11, N."665, pág. 255.
(4) Sobre este seguro, cuyo estudio excede de los tíniites de esta obra, pueden
consul~arse:hlaz~aun,obra citada, tomo 111, Z.a edición, Nos. 26463 2740, págs.657
a 807; PIRSONY DE VILLE, obra citada, tomo 11, Nos. 333 a 405, págs. 203 a 311;
DE~IOGGE, obra citada, tomo V, Nos. 1170 a 1186, págs. 429 a 449; SAVATIER, obra
citada, tomo 11, Nos. 730 a 774, págs. 329 a 387; I\;laiaf;z LOWRIÉ, SOF~A, Seg~rrode
resfionsabilidad c i d , memoria de prueba, Talleres Gráficos Gutenberg, Santiago
de Chile, 1938, y los demás autores que ellos citan.
(5) Acerca de ia noción de este seguro, véase e l N."507.
(6) Su vaIidez es adiiiitida aún por !os autores que niegan la eficacia de las cláu-
INDICE DE PRECEPTOS LEGALES

CONSTITUCION POLITICA
DEI, ESTADO

CODIGO CIVIL
ART~CULOS
s o ~ EC h f N DE LA OBRA ART~CULO~

465 87. 1097


477 256. 1104
490 411,412. 1168
514, N.o 5.0 180. 1184
545 103,393. 1231
546 104. 1256
549 104,393. 1317
551 411,412. 1354
552 106. 1355
553 180. 1428
554 180,393. 1437
561 401.
568 347. 1444
578 376. 1447
580 376. 1448
58 1 376. 1449
582 182,321. 1455
608 332. 1456
619 330,331. 1458
723 94. 1459
795 352. 1465
797 352. 1466
80 7 382. 1494
809 467. 1511
812 382. 1514
815 297. 1522
818 352. 1523
834 182. 1545
847 527. 1546
854 180. 1547
930 142,434.
93 1 142,434.
932 142, 359, 378, 431, 434, 1551
442, 443. 1553
933 434. 1556
934 344,348,352,354,434,519. 1557
935 142, 434, 443. 1558
936 434, 443.
937 142, 183. '1559
938 175, 375, 434. 1567
939 434. 1576
940 434, 467. 1590
941 142, 182, 434. 1591
94 2 180, 375, 434. 1610, N.O 3.O
945 165, 168, 170, 171, 173, 1618
182, 19'1, 434, 443. 1656
948 142, 359, 378, 459. 1662
950 359, 434. 1679
95 1 388, 399. 1682
968, N . O 2.' 10. 1683
AXTICULOS X ~ ~ E R DE
O SL A OBRA ART~CGLOS

1685 440. 2158, N . O 5 . O 41.


1687 30. inc. final 27.
1698 27,216, 340, 424, 538. 2160 217.
1709 a 1711 425, 428, 558. ! 2178 26, 527.
1720 256. 2192 40, 41, 46, 338, 352.
1748 259. 2203 40, 41, 46.
1762 256. 2222 26.
1768 467. 2235 40, 41, 338.
1814 30. 2242 35, 46.
1834 26. 2243 35, 46.
1839 548. 2247 548.
1856 26. 2284 3, 4 , 9 , 23, 28, 77, 80, 115,
1857 350. 116, 172, 173, 374, 402,
1858 350. 516.
1859 350, 548. 2288 28.
1860 350. 2308 28.
1861 41, 46, 338, 350. 2314 3, 4, 5, 20, 26, 28, 30, 44,
1862 a 1865 350, 46, 47, 48, 51, 64, 66,
1866 26, 350. 77, 80, 114, 136, 137,
1867 350. 138, 139, 146, 150, 151,
1868 350. 171, 172, 195, 196, 197,
1869 26, 350. 216, 227, 304, 326, 331,
1924 41. 367, 374, 382, 441, 446,
1925- 35, 46. 502, 508, 516, 548.
1926 35, 46. 2315 12, 19, 138, 139, 382, 387,
1929 35. 388, 446.
1930 35. 2316 12, 19, 21, 121, 138, 212,
1932 46, 338, 352. 217, 224, 395, 396. 348,
1933 41, 46, 338, 352. 399, 404, 446.
1934 46, 338, 352, 548.
2317 12, 26, 104, 110, 157, 226,
1941 35, 46.
228, 321, 328, 351, 355,
1947 35, 46.
358, 368, 398, 402, 403,
1987 a 1995 297.
401, 407, 408, 446, 457,
1999 42, 42 bis.
528.
2003, rcg. 3.a 348, 355, 434.
2004 355. 5, 12, 92, 139.
2006 42, 42 bis. 5 , 12, 19, 26, 77, 80, 82,
2012 42. 83, 85, 86, 92, 94, 96, 97,
2013 41. 100, 107, 123, 133, 139,
2015 25, 41, 7 i , 338, 548, 551. 218, 228, 236, 239, 251,
2053 393. 255, 256.
2089 41. 4, 7, 19, 25, 27, 41, 48, 53.
2108 168. 71, 77, 97, 100, 101, 107,
2110 168, 171, 191. 109, 111, 114, 131, 194,
2111 168, 191. 196, 210, 212, 214, 215,
2112 '168, 191. 216, 217. 217 bis, 218,
2118 41, 42. 219, 227, 229, 230, 231,
21 19 1116. 238, 242, 264, 265, 304,
2121 116. 307, 314, 368, 397, 407,
2129 142. 433, 535, 554.
ARTICVLOC 1 NOMEROS DE LA OBRA
II ARTfCULOS
1 NÚMEROS DB LA OBRA

2320, inc. 2.0 2i2, 233, 237, 241, 242, 269, 320, 329, 330, 332, 333,
290, 546. 334, 335, 336, 337, 338,
inc. 3.0 232, 248, 251, 269. 340, 342, 407, 433, 521,
ínc. 4.0 232, 253, 269. 535, 554.
inc. 5.0 232, 241, 244, 252, 258, 2328 12, 19, 27, 53, 71, 77, 101,
261, 263, 264, 265, 269, 111, 138, 139, 142, 194.
271, 277, 279, 282, 283, 196, 314, 317, 348, 361,
285, 286, 289, 290, 297. 365, 366, 367, 368, 371,
inc. final 12, 222, 223, 246, 252 bis, 372, 373, 378, 396, 407,
260, 270, 278, 292, 304, 409, 433, 442, 443, 459,
305, 306, 310, 311, 520. 535, 554.
2321 5, 7, 19, 27, 53, 71, 77, 100, 2329
4, 5, 7, 19, 25, 27; 48, 54,
101, 131, 194, 196, 210,
71, 77, 79, 101, 107, 116,
214, 216, 218, 219, 223.
123, 131, 133, 136, 138,
227, 229, 230, 231, 234,
144, 146, 149, 150, 151,
244, 246, 247, 269, 277.
194, 195, 196, 197, 198,
290, 368, 397, 433, 535,
199, 203, 206, 207, 208,
554.
209, 210, 211, 230, 314,
2322 7. 19, 27, 53, 71, 77. 100, 335, 347, 433, 441, 457,
101, 111, 131, 194, 196,
535.
210, 214, 216, 218, 227.
N.O 1.0 7, 196, 202.
229, 230, 231, 232, 244,
N . O 2.0 54, 196, 202.
252, 258, 269, 277, 289,
N . O 3.O 7, 54, 196, 202.
290, 293, 296, 297, 300,
302, 368, 397, 407, 433, 2330 12, 129, 157, 158, 183, 337,
1 520, 535, 554. 354, 357, 479, 480, 481,
482, 526, 529, 530, 531,
2323 7, 10, 19, 27, 53, 54, 71, 77,
101, 111, 124, 131, 138; 536.
194, 196, 314, 317, 344, 2331 145, 146, 147, 150, 189,445,
347, 348, 349, 350, 351, 446, 457, 532.
352, 353, 354, 356, 358, 2332 12, 19, 26, 376, 389, 432,
365, 367, 407, 409, 433, 433, 434, 437.
434, 535, 554. 2333 12, 77, 131, 133, 142, 378.
.2324 53, 194, 196, 314, 317, 344, 2334 459.
347, 348, 349, 355, 356, 2339 396.
365, 367, 407, 434. 2392 375.
2325 5, 12, 100, 113, 139> 157, 2413 396.
223, 228, 259, 322, 433, 2449 430, 540.
528. 2460 430.
2326 12, 19, 27, 53, 71, 77, 101, 2461 430.
111, 131, 138, 139, 194. 2466 392.
196, 314, 317, 318, 319, 2468 10, 117, 374.
322, 323, 324, 326, 327, 2472, N.O 4.0 486.
328, 329, 330. 331, 332, 2481 486.
333, 334, 335, 336, 337, 2482 486.
338, 339, 341, 407, 433, 2483 486.
520, 535, 554. 248n 485.
2327 12, 19, 27, 53, 71: 77, 101, 2509
111, 131, 138, 139, 194, 2515
196, 314, 317, 318, 319, 2518 436.
127 184.
155 a 157 429.
174 21, 22, 420, 421.
196 26, 483.
198 422.
200 389, 422, 478, 516.
201 22, 98, 422.
202 22, 422.
N.O 1.O 84, 98; 219, 422.
N.O 2.O 422.
N . O 3.O 422.
inc. final 422.
203 22, 219, 422.
270 168, 171, 173, 184.
327 184.
465 18-2, 216, 310.
469 184.
488 184.
4 89 168, 184.
516 175.
570 444,
728 a 733 359.
972 184.
980 184.

1 CODIGO DE MINERIA

/ CODIGO PENAL

CODIGO DE PROCEDIMIENTO
CIVIL
~ G m o DE
s LA OBRA

19. 35 19.
185. 42 19.
146. . 48 19, 21, 427, 428, 430.
10, 19. 4' 19, 478.
10, 19. 50 430.
10, 19. 52 168, 185.
10, 19. 54 168, 185.
10, 19, 23. 59 19, 103, 106, 109, 114, 401.
10, 19. 60 19, 21, 395, 399.
10, 19, 23. 61 19, 21, 22, 414.
10, 19. 62 22, 433, 437.
117. 102 19.
146. 104 185.
20. 105 a 107 185.
176, 445, 532. 108 168, 185.r
532, 109 185.
482, 526. 1 114 185.
51, 433. 117 168, 185.
10, 19, 23, 42 bis, 422 N 118 185.
425. 120 185.
10, 19, 23, 42, 51, 135, 422 121 19.
10, 19, 23, 200, 204, 206 438, N." l." 422.
207, 208, 209, 210, 211 N." 2." 422.
230, 314, 335, 422. 458 225, 418.
10, 23. 620 168, 185.
134. 668 425 bis.
134. 682 434.
7, 118. 715 422, 445.
23.
23. CODIGO DEL TRABAJO
10, 19, 23.
118.
23.
23.

CODIGO DE PROCEDIMIENTO
PENAL
l
ARTICULOS
l
~ 6 5 1 ~ DE s OBRA
~ 0 LA

CODIGO DE DERECHO INTERNA-


CIONAL PRIVADO

(Código Bustamante)

CODIGO SANITARIO

LEY DE ORGANIZACION Y ATRI-


BUCIONES DE LOS TRIBUNALES

CODIGO DE JUSTICIA MILITAR

DISPOSICIONES DIVERSAS

RegIamento del Conservador de Bienes


Raíces, de 24 de Junio de 1857. . . . . . . . . . .

Reglamento para el Registro de Comer-


."
cio, de I de Agosto de 1566 . . . . . . . . . . . .

Ley de 6 de Agosto de 1562, sobre ferro


carriles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley de matrimonio civil, de 10 de Enero


1
de 1884 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 1 217
Ley de 10 de Septiembre de 1892,sobre
la forma de pagar las obligaciones contrai-
das en moneda de oro o plata, nacional o
extranjera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley N.O 2139, de 20 de Noviembre de


1908, sobre asociaciones de canalistas.. . . .

Ley N.O 3133, de 7 de Septiembre de


1916,que prohibe arrojar a las corrientes o
depósitos de agua y a los lagos y lagunas
los residuos de ciertos establecimientos in-
dustriales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley N.O 4043, de 1 1 de Septiembre dc


1924, sobre Fábricas y Maestranzas del
Ejercito. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley N.O 4055, sobre accidentes del tra-1


bajo, cuyo texto definitivo se fijó por de-
creto N.O 379,de 13 de Marzo de 1925...

D. L. N . O 407,de 19 de Marzo de 1925,


que organiza el servicio notarial de la Re-
pública . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

D. L. N.O 425,de 20 de Marzo de 1925,


sobre abusos de la publicidad . . . . . . . . . . . 1

Ley N.O 4054, sobre seguro obligatorio


de enfermedad e invalidez, cuyo texto defi-
nitivo se fijb por decreto N." 34, de 22 de
i
Enero de 1926.......................... 15,letra e
21
l
NGMEROS
DE LA OBRA

Ley N.O 4205, de 18 de Febrero de 1928,


que agregb varios incisos al art. 492 del
c. P.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ley N.O 4409, de 8 de Septiembre dc
1928, sobre Colegio de Abogados, cuyo tex.
t o definitivo se fijó por decreta N . O 3274
de 1: de Septiembre de 1941.. . . . . . . . . . . . 12, letra a
letra o
23
41
42
Ley N.O 4447, de 18 de Octubre de 1928,
sobre protección de menores . . . . . . . . . . . . .

Decreto N.O2531, de 24 de Diciembre de


1928, que aprobó el reglamento para la
aplicación de fa ley sobre protección de me-
nores..... ............................
1
Ley N."4531, de 15 de Enero de 1929,
sobre cooperativas agricolas . . . . . . . . . . . . .

Ley N.O -1558, de 4 de Febrero de 1929,


sobre quiebras, cuyo texto definitivo se fijó
por decreto N.O 1297, de 23 de Junio de

Ley N.O 4827, de 17 de Febrero de 1930,


sobre comisiones de confianza de ios ban-
cos,...... ............................ l.", letra e

D. F. L. N.O 167, de 12 de Mayo de 1931.


sobre administración de los Ferrocarriles
delEstado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

D. F. L. N," 221, de 15 de Alayo de 1931,


sobre navegación aérea. . . . . . . . . . . . . . . . . .
1 N O M E R O S DE LA OBRA

49
52
53
65
Título X

sobre servicios elCctricos

D. F. L.
................
251, de 20 de Mayo de 1931,
N . O
I
sobre Superintendencia de compañías de
seguros, sociedades anónimas y bolsas de
comercio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

D. F. 1.. N.O 323, de 20 de Mayo de 1931,


sobre servicios de gas. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley general sobre construcciones y urba-


riización aprobada por D. F. L. N.O 345,
de 20 de Mayo de 1931.. . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley sobre propiedad industrial, cuyo texr


to definitivo se fijó por decreto N.O 958,
de 8 de Junio de 1931.. . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley general de ferrocarriles, cuyo textc


definitivo se fijó por decreto N.O 1157, de
13 de Julio de 1931. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Ley N.O 3896, sobre altnacenes generales


de depósito, cuyo texto definitivo se fijó
por decreto N.O 38, de 4 de Marzo de 1932.

Ley N.O 5107, de 19 de Abril de 1932,


sobre control de las operaciones de cambio
internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
índice
INDICE ALFABETICO DE MATERIAS

Abejas: Quedan comprendidas en e1 A b u s o d e l derecho: Enunciación del


art. 2326, 330. problema, 162.-Criterio individualista
en e1 ejercicio de los derechos, 163.-Re-
Abogado: Cuándo su rcsponsabiIidacI latividad de los ciereclios; en qué consis-
. e s contractual y cuán& es delictual O te, 164.- Críticas a la expresión abuso
cuasidclictual, 43 y 135.-Acción que del derecho, 165.-Derecho coniparado
compete a los consejos dcl Colegio d e al respecto, 166.-Justificación dc esta
Abogados por daños causados a los in- teoría, 167.-E1 abuso del derecho en nues-
t u e s e s generales de la profesión, 394. tra !egislaciÓn, 168.-Distinción entre el
I abuso . y la carencia de derccho, 1 6 9 . ~ -
Abordaje: #esponsabilidad que afecta Concepro del abuso del derecho; diver-
al naviero por el abordaje debido a im- sas teorías, 170.-E1 abuso del derecho
pericia o culpa del capitán o dc la tripu- e s la aplicación a una rtiateria detcrniina-
lación, 307.-Plazo en que prcsrribc esta da de los principios que rigen la respon-
responsabilidad, 434. sabilidad delictual y cuasidclictual civil:
habr5, pues, abuso del derecho cuando su
Absolución: Efectos en materia civil titular lo ejerza clolosa o culpablemente,
de l a sentencia absolutoria dictada en 171.-Ejercicio de un derecho con in-
matcria penal por ser menor eI autor del tención de daiíar, 172.-Prueba de esta
hecho ilícito, 84 y 98.-La sentencia ab- intención; carencia de interés, 173.--
solutoria dictada e n materia penal no Ejercício de un derecho con culpa o ~ i c -
produce cosa juzgada en matcria civil, gligencia, 174.-Ejercicio legítimo de un
a mesios que se funde en alguna de Ias derecho, 175.-Pubiicacioncs u opiniones
tres circunstancias que , taxativanicnte autorizadas por la Ir)-, 176.-Amhito dt.!
enumera cl 3rt. 202 C. P. C.; anilisis de abuso del derecho. 177.-El abuso del
estas circiinstancias, 422. derccho e n matcria contractual, 178.-
Naturaleza de la responsabilidad dcriva-
Abstención: Véase omisión. da del abuso del derccho, 179.- El abuso
del derecho no tiene cabida tratándose
Abuelo: Pucdc denandar indeniniza- de los derechos absolutos; qué son tales,
ción por el daño que le irrogrie la riiuerte 180.-.4pIicaciones dcl abuso dcl dere-
d e su nieto si con elIa queda privado de cho, 181.-Abuso del derecho de propic-
los ausiiios pecuniarios que fstc le sumi- dad, 182.-Daños derivados de la vecin-
nistraba, 383; y por cl daño moral que dad, 183.-Abuso de acciones judiciales
esa misma niuerte le cause, 384. y de recursos legales, 184.-Denuncias
o (luercllas criminales falsas o infunda- de una persona a consecuencia de un ac-
das, 185.-Denuncias infundadas ante cidente de esta especie, 415.--Prcscrip-
particulares u otras autoridades diversas ción de las'acciones por daños y perjui-
de las judiciales, 186.-Abuso d e la li- cios que las aeronaves causen a las per-
bertad de opinión, 187.-Datos, consejos sonas o cosas, 434.-E1 caso fortuito no
e inforines privados, 188.-Opiniones emi- es causal eximente de los daños causados
tidas con publicidad, 189.-Abuso del por una aeronave a personas en la su-
derecho <le huelga, 190.-Sanción del perficie, 521.
abuso del derecho, 191.
Accidente d e l t r a b a j o : El patrón o
Abuso d e funciones: El amo no res- empleador no responde del causado in-
ponde de los delitos o cuasidclitos come- tencionalmente por la víctima, 6.-La
tidos por el criado abusando de sus fun- responsabilidad a que da origen es legal
ciones, 300. o sin culpa, 56.-Las personas jurídicas
de derecho privado responden de los ac-
Abuso d e publicidad: VPanse publi- cidentes del trabajo que sufran sus obre-
caciones y publicidad. ros y empleados, 112.-Responsabilidad
del artesano por el que sufra el aprendiz,
Accidente: Tribunal competente para 277.-Responsabiiidad.de1 empresario por
conocer dc la acción civil derivada de da- el que sufra su dependiente, 290.-Res-
fios por accidentes ocasionados por los ponsabilidad e q c a s o s de accidentes del
Frrrocarriles del Estado, 26 y 416.- trabajo sobrevenidos durante la cons-
Casos en que la responsabilidad por acci- ( trucción, reparación, transformación o
drntes ocurridos a las personases contrac- demolición de un edificio, 358.-Requisi-
tual, 41.-Causado por los tranvías, 125, t o s para que pueda transigirse sobre la
129 y 133; por los ferrocarriles, 125, 129 indemnización a que da derecho uii acci-
y 133; o por otras máquinas, vkhícuios dente de esta especie, 430.-Prcscripcibn
o medios, 125, 129 y 133.-Causado a de las acciones para reclamar las presta-
un peatón por un vehículo de tracción ciones e indemnizaciones a que da origen,
niecánica o animal: cuándo se presume 434.-Limitaciones que tienen los jueces
la culpa del conductor del vehículo, 204 en orden a la forma de la reparación de
a 210.-Cuándo no se la presume, 21 1.- este accidente, 450 y 451.-Preferencia
'i'ratándose d e un accidente corporal que de que goza el crédito por las prestaciones
produce una incapacidad para el trabajo e indemnizaciones a que d a derecho un
o la riiurrte de una persona a cuyas ex- accidente del trabajo, 486.-Tratándose
pensas vivía otra, la forma de reparación de este accidente, el cúmulo de indeni-
cluc suele cmplearse es el pago d e una nizaciones es inadniisible, 497.- El pa-
renta, 448. trón que ha indemnizado a su obrero o
empleado por uri accidente dc esta espe-
Accidente d e aviación: E s legal o cie iiiiputable a dolo o culpa de un t u -
sin culpa la responsabilidad que genera cero, no tiene acción en contra d c Cstt',
un accidente causado por una aeronave a menos que el obrero o empleado le ceda
a personas en la superficie, 56.-Las per- la suya, 505.-Pero el asegurador del
sonas jurídicas de derecho privado res- riesgo profesional del obrero o empleado
ponden de los daños que causen sus accidentado tiene acción contra el autor
aeronaves a personas en la superficie, del daño para el reembolso de lo que di-
112.-Sólo los tribunales civiles, y no cho asegurador pagó a la víctima, 507.-
los tribunales especiales de aeronáutica, El obrero o empleado accidentado~iene
son competentes para conocer de las de- acción directa contra el asegurador con
mandas en que se persiga la indemniza- I quicn el patrón aseguró el riesgo profe-
ción del daño ocasionado por la muerte sional de sus obreros y empleados, 512.
~ N D I C EALFABÍ~TICO
DE MATERIAS 659

-El establcci~niento hospitalario que se ejerza a la vez la acción penal, iiiiporra


asista a l obrero o enipleaclo accidentado, la extinción d e esta íiItima, 21.-Puede
tienc derecho para reclamar directamcn- deducirse por medio de mandatario, 19.
t e del patrón el pago de la asistencia en -Quien cjcrcc esta acción no necesita
los l6rminos del art. 270 C. dt.1 T., 504.- afianzar las resultas del juicio, 19.-Cuán-
~ e ~ u i s i t ocjuc
; debe reunir la fuerza ma- do el ejercicio de una acción en juicio
yor para que sea causal eximente de rcs- comporta responsabiliclad delictual o
ponsabilitlad en materia de accidentes cuasidelictual civil. 184.
del trabajo, 532. Es de esta naturaleza la que nace
de un delito O cuasidelito civil, 374.-
Accidente ferroviario: V&nse acci- Acción a que d a origen un delito o cua-
denle, Empresa de los Ferrocarriles del Es- sidclito civil, 375.-Caracteres de esta
tado y ferrocarril. acción, 376.-Epoca en que nace, 376.-
A quién compcte cn caso de daño contin-
Acción: Veanse acción civit y acción gente, 378; y en caso de daño y a rcali-
$enal.-Acciones quc nacen de un dcli- zado, 379.-Caso en quc la victinia es
t o o cuasiclelito, 10 y 18.-Objeto que una, 380.-Pluralidad de víctinias; dis-
persiguen, 10 y 18.-Para intentar la tinción, 381.-A quién conipete esta ac-
acción civil ~ r 0 ~ C f I i e n tdce un delito o ción por daño en las cosas, 382; por claiio
cuasidcIito que cs a la .ifez penal, no es material en las personas, 383; por drtíio
niencster deducir previa o conjunta- moral, 384.-Indcpenclencia de las accio-
niente la accibn penal, ni que una sen- nes de las diversas víctimas de un <Iclito
triicia haya establecido y penado ese o cuasidelito, 385.-La acción civil dcri-
delito o cuasideiito con anterioridad, 21. vada de un delito o cuasidelito e s traris-
-Si el delito e s de acción privada, el misible, sea que el da50 recaiga en las
vjercicio de la acción civil, sin que se cosas o en las personas, y aunque se trate
ejerza a la vez la acción penal, importa la de un daño moral, 386 a 388.-Distinción
extinción de esta última, 21.-Cuándo entre la acción ejercitada como heredero
comporta responsabilidad delictual o cua- y la ejercitada por derecho propio, 389.
sidclictuaI civil el ejercicio de una acción -A quiEn compete la acción por el daño
civil en juicio, 184; y de una acción pe- causado con las oiensas o ultrajes inferi-
nal, 185.-Acción para efvitar un da60 d o s a la mémoria de un muerto, 390.-
contingente, 142.-Acción para przcaver La acción para deniandar reparación por
la ruina de un edificio, 359.-Acción pa- daños materiales o rnorales es transferi-
ra evitar la caída de una cosa, 372. ble por acto entre vivos, 391.-Los acree-
dores no pueden ejrrceria como subroga-
Acción civil: 1'Pansc competencia, dos o sustitutos de la vlctima, pero quv-
desistirnienlo, prescripción, renuncia, res- da comprendida en la quiebra de su ti-
fionsabilidad c i d , solidaridad y transac- tular,' 392.-La acción para demandar
ción.-De dónde nace y cuál es su objcto, reparación por daños materiales o mo-
19.-Para intentarla, cuando proviene rales compete tanibitn a las personas ju-
d e un delito o cuasidelito que e s a la vez rídicas, 393.-Acción que compete a los
penal, no es menester' deducir previa o sindicatos industriales y profesionales por
conjuntamente la acción penal, ni que los daños causados a los intereses gene-
una sentencia haya establecido y penado rales de la respectíva profesión, indus-
ese delito o cuasidelito con anterioridad, tria u oficio, 394.-Acción que compete
21.-Independencia entra ella y Ia acción a los consejos del Colegio de Abogados
penal, 20.-Consecuencias de esta inde- en el mismo caso, 394:-Quién rs el sujeto
pendencia, 21;-Su ejercicio no significa pasivo d e la acción de responsabilidad
el de la acción penal, 2 1.-Si el delito es delictual o cuasid~lictual civil, 395.-
de acción privada, su ejercicio, sin que Esta acción procede, en primer término,
en contra del autor material del daño, esa reserva ni forniulado ninguna pcti-
396.-Qué se entiende por autor del da- ción sobre perjiiicios, 21-5."-Ejercicio
ño, 396.-Lo e s también el que se apro- de esta acción ante los tribunales civiles,
vecha del dolo ajeno, conociéndolo, 396. 419.-Suspensión del juicio civil, 22 y
-Tratándose de un daño contingente, la 420.-Requisitos para que proceda esta
acción para precaverlo procede contra suspensi6n, 421.-Término de ia suspen-
aquel por cuya imprudencia o negligen- sión, 421 bis.-Intentada la acción civil
cia puede producirse, 396.-La acción d e ante uno u otro tribunal, el actor no puede
responsabilidad delictual o cuasidelictual abandonarla para deducirla ante el otro,
civil procede asimismo en contra del fia- 414.-Radicada la acción civil a n t e cl
dor del autor material del daño, 396; en tribunal que conoce del proceso criminal,
contra de la persona civilmente respon- éste continuarn conociendo de ella, aun-
sable, 397; y en contra del que recibe que en el curso del juicio se extinga 1ii
provecho del dolo ajeno, sin ser cómplice responsabilidad penal del reo, 414.
en él, pero sólo hasta concurrencia de lo Causales de extinción de esta acción,
que valga el provecho, 398.-Procede 427.-1.a extinción de la acción penal por
también contra los herederos de todas alguna de las causales señaladas en el art.
esas personas, 399.-Pero no contra sus 93 C. P. no acarrea la de esta acción,
sucesores a titulo singular, a nienos que 427.-La acción civil derivada de un de-
csa responsabilidad se les haya impuesto lito o cuasidelito prescribe en cuatro años,
por el testamento o el contrato, 400.- 432 y 433.-Excepciones, 434.-Acciones
La acción de responsabilidad delictual O a que no se aplica esa prescripción, 433.-
cuasidelictual civil proeede también contra Efecto que produce en la prescripción
13s personas jurídicas, 401.-Caso en que de la acción civil derivada d e un d<.lito o
la persona jurídica se disuelva antes de re- cuasidelito el hecho de que el querellante
parar el daño, 401. reserve el ejercicio de esta acción para
Ejercicio judicial de la acción civil de- cuando termine el juicio criiiiinal, 437.
rivada de un delito o cuasidelito, 411 a
421 bis.-Comparecencia del demandan- Acción directa: No la tiene la victirna
te, 411.-Comparecencia del demandado, en contra del asegurador del autor del
412.-Tribunal competente para conocer daño, 509 a 511.-Excepci6n en m3teria
de esta acción; distinción, 413.-Cuándo de seguros contra accidentes del trabajo,
p u d e deducirse ante el tribunal que cono- 512.
ce del proceso criminal, 19,21,22 y 414.-
Casoen que el tribunal criminal no puede Acción judicial: Cuándo hay cjerci-
pronunciarse sobre ella, 414.-Caso en cio abusivo de rlla, 184.
que sólo puede deducirse ante el tribunal
criminal, 19, 21, 22 y 414.-Cuándo pue- Acción m u e b l e : E s de esta especie la
de deducirse ante los iribunales civiles que nace de un delito o cuasidclito. 376.
únicamente, 415.-Cii81 es el tribunal ci-
vil competente para conocer de ella, 416. Acci6n oblicua: Los acreedores de la
-Caso en que la acción derive de un deli- víctima no pueden demandar reparación
t o o cuasidelito conietido en país extran- del daño irrogado a ella conio sus subro-
jero, 417.-Ejercicio de esta acción ante el gados o sustitutos, 392.
tribunal que conoce del proceso criminal,
418.-Quiénes pueden ejercerla ante 61, Acción p a t r i m o n i a l : E s de esta rs-
418.-Puede reservarse para s'r deduci- pecie la que nace de un delito o cuasidr-
da después de terminado el juicio crimi- lito, 376.
nal, 21-5.a.-Cuándo debe hacerse esta
rrserva, 418.-Caso en que la víctima, Acción penal: Véanse compelenciu.
al deducir su acción penal, no haya hecho 1 desistimiento, prescripción, renuncia, res-
ponsabilidad penal y transacción.- De o cuasidelictuaf civil que competa a ella
dónde nace y cuál es su objeto, 10 y 18. como sus subrogados o sus;itutos, 392.
-Su ejercicio supone el de la acción ci-
vil; csrcpciones, 21-5."-Indrpendencia Acreedor hipotecario: Puede cleman-
entre í4la y la acriOn civil, 20.-Conse- dar indeinnización por el daño causado
cuencias dc Esta independencia, 21.- a 13 cosa hipotecada si a consecuencia de
Infiucncía de lo criminal en lo civil, 22.- él su acción se ve expuesta a estinguirse
Quien ejerce la acción penal derivada de en todo o en parte, 352.
un deIito o cuasidelito de acción piiblica
debe afianzar las resultas de1 juicio, zalvo Acreedor prendario: Véase acción hi-
en Irts casos espresa~nenteesccptuados, potecaria.
19.- Si es piiblics y se ejercita por que-
rella, el querellante debe deducir la que- Acto ilícito: Véanse abuso del derecho,
rella personalmente, 19.-Cuándo su deli?o, delito civil, delito penal, clrasideli!o,
ejercicio comporta responsabilidad de- cunsidelito- civil y cttnsidelito peria1.-Es ia
lictual o cuasidelictual civil, 185.-Su expresión con que se denominan hoy al
ejercicio conjuntamente con la acción delito 4; al cuasidelito civil, 5.
civil, 414 y 418.-Su extinción no acarrea
la de la accibn civil, 2 1 - f ~y ~427. Actuación pública: La de las perso-
nas y corporaciones, aunque no desem-
Acci6n personal: Es de esta especie peñen funciones públicas, puede ser ob-
la que nace de un delito o cuasidelito, jeto de críticas y comentarios hechos con
376. 189.-Casos en que estas crí-
ticas y comentarios engendran responsa-
Acci6n profesional: Que compete a bilidad para su autor, 189.
los consejos del Colegio de Abogados por
los daños causados a los intereses gene- Acueducto: Es edificio para los fines
rales de la profesión, 394. de los arts. 2323 y 2324, 347.

Acci6n sindical: Que compete a los


sindicatos industriales o profesionales por
1 Adoptado: Véase adopfarrfe.

Adoptante: Responde de los delitos


los daños causados a los intereses econó-
y cuaside1itos cometidos por el adoptado
micos comunes o gmerales de sus asocia- menor de edad que habita en la misma
dos, 394. casa, 237.-Véase podre.

Acción subrogatoria: Véase acción Adquirente: El de un edificio no res-


oblicua . ponde de los daños que causó su ruina
producida con anterioridad a su adquisi-
Aceptación d e l o s riesgos: No cons- ción, salvo estipulaciÚn en contrario,
tituye, por lo general, causa eximente de 400.
responsabilidad, 530.-Cuándo la cons-
tituye, 530.-Puede ser expresa o tácita, Aeronave: V&anse accidente de a&-
debe emanar de persona capaz de delito cio'n, Iribunales de aersndulica y trans-
o cuasidelito y debe darse con pleno co- porte brn:írala.-Responsabilidad por el
nocimiento del riesgo a que la víctima hecho ajeno que afecta al dueño de una
se expone, 530.-Situación del salvador, aeronave, 309.-Prescrípciún de las ac-
531. ciones por los danos y perjuicios que cau-
se a las personas o cosas, 434.
Acreedor: Los acreedores de la vfcti-
ma no pueden ejercer la acción delictual Agente oficioso: El interesado no res-
ponde de los delitos o cuasidelitos come- dencia da a estas expresiones, 297.-
tidos por el agente o gestor oficioso, 217. Responsabilidad por la conducta del
criado facilitado a otro amo, 298.-Re-
Agr6nom.o: Cuándo su responsabili- quisitos para que el amo responda por
dad es contractiial y cuándo es delictual los delitos y cuasidelitos d e sus criados,
o cuasidelictual, 43 y 135. 299.-l." El daño debe causarlo el cria-
do en el ejercicio de sus respectivas fun-
Alcalde: Plazo en que prescribe la ac- ciones, 300.-Qué se entiende por tal ejer-
ción civil por los daños que causen sus cicio, 300.-E1 amo no responde del (la-
actos o decretos ilegales, 434. no. causado por el criado con ocasión de
sus funciones o abusando de ellas, 300.
Alimentario: Véase injuria afroz.- -2." E l daño debe sufrirlo un tercero u
El alimentario que, a consecuencia de la otro criado, 301.-Cesación de esta res-
muerte del alimentante por un delito o ponsabilidad, 302.- El amo a quien la
cuasidelito, queda privado de los ali- muerte de su criado o dependiente le
mentos que la víctima le daba, puede de- irroga un daño efectivo puede demandar
tiiandar la correspondiente indemniza- la consiguiente reparación, 383.
ción del autor del delito o cuasidelito,
383. Animal: Muerto por un tren, 125 y
144.--Puesto a disposición de la autori-
A l m a c é n g e n e r a l d e depósito: Su dad, 175.-Que se pasa de un predio
propietario responde por los delitos y a otro, 129 y 341.-Principio acerca d e
cuasidelitos que cometan sus empleados la re~ponsabilidad por el hecho de los
o representantes en el desempeño de las animales, 318.-Fundamento de esta res-
obligaciones que nacen de su calidad de ponsabilidad, 319.-Personas responsa-
tales, 305. bles por el heclio.de un anitnal, 320.-
Responsabilidad del dueño, 321.-Si los
A l u m n o : Véase jefe de colegio. dueños son varios, la responsabilidad de
todos ellos es solidaria, 321 y 407.-La
A m a n t e : VCanse concubina y concu- responsabilidad del dueño subsiste, aun-
binato. que la guarda o cuidado material del
animal estC a cargo de uno de sus em-
Amnistfa: No extingue la responsabi- pleados, criados o dependientes, 322.-
lidad civil, a menos que también se haga Y aunque el animal cause el daño des-
extensiva a ella, 21 y 427.-La otorgada pués de haberse soltado o extraviado,
durante la sustanciación del proceso cri- 323.-Responsabilidad del que se sirve
minal no obsta a que el juez que conoce de un animal ajeno, 324.-Si los que se
de dicho proceso siga conociendo de la sirven del animal a un tiempo son varios,
acción civil radicada a n t e él, 414.-La la responsabilidad de todos ellos es soli-
sentencia condenatoria en materia penal, daria, 407.-Qué se entiende por servirse
una vez ejecutoriada, produce cosa juz- de un animal, 324 y 326.-Persona res-
gada en materia civil, aunque con $S- ponsable por los daños causados por un
terioridad a ella sobrevenga la amnistía animal que el empresario, el patrón o el
clel conclenado, 422. amo pone a disposición de sus depenclien-
tes, empleados o criados; distinción a l
Amo: Principio acerca de su responsa- respecto, 325.-Iiesponsabilidñd de quien
1)ilidad por el hecho de sus criados o sir- tiene a su cuidado un animal ajeno sin
vientes. 293.-Fundamento de esta res- servirse de él, 326.-Recurso del que se
ponsahilidad, 294.-Qué se entiende por sirve del animal contra el dueño <le Cstc,
tal, 295.-Qub se entiende por criado o 327.-Coexistencia de las responsnbili-
sirviente, 296.-Alcance que la jurispru- dades del dueño y del que se sirve del
~ N D I C EBLFABÉTICO DE MATERIAS 663

animal, 328.-Responsabilidad por los Animal doméstico: Queda compren-


daños causados por un animal fiero de dido en los arts. 2326 y 2323, 330 y 332.
que no se reporta utilidad para ¡a guarda
o servicio de un predio, 329.-Animales Animal extraviado: Vhase animsl
de cuyo hecho se responde, 330.-~l'art. suelto.
2326 no se aplica a los animaIes salvajes,
331.-Tampoco se aplica al animal fiero Animal fiero: Véase anitna2.-Fun-
de que no se reporte utilidad para la yuar- damento de la responsabilidad por el
da O servicio de un predio; pero se aplica daíio causado por un animal fiero de que
al animal fiero de que se reporte utifidad no se reporte utilidad para la guarda
para esa guarda o servicio, 332,-Qué o s~rviciode un predio, 319.-Principio
se entiende por animal fiero, 332.-La acerca de la responsabilidad por este da-
naturaIeza del daño y la forma corno se ño, 318.- A quien afecta esta responsa-
produjo son indiferentes en materia de bilidad, 329.-Qué se entiende por aniilial
responsabilidad por el hecho de los ani- fiero, 332.-Para que el daño causado
males, 333.-Casos en que el art. 2326 por él quede regido por el ari. 2327, es
no se aplica, aunque en la producción del menester que el animal no reporte utili-
daño haya intervenido un animal, 333.- dad para la guarda o servicio de un pre-
Daño causado por un animal a otro, 334. dio, 332.-Si el animal fiero reporta uii-
-Los arts. 2326 y 2327 no rigen si e1 tidad para esa guarda o servicio, la res-
daño es causado por un animal conducido ponsabiIidad de1 daño que cause se rige
o guiado por e1 hombre, 335.-Daño cau- por el art. 2326; tal es el caso de las fie-
sado por un animal muerto, 336.-Per- ras de un circo O de un jardín zoológico,
sonas que pueden invocar la responsabili- 332.-La naturaleza del daño y la forma
dad por el hecho de los animales, 337.- como se produjo son indiferentes, 333.-
Casos en que no procede l a responsabili- Daño causado por un animal fiero a otro.
dad por e1 hecho de los animales que re- 334.-El art. 2327 no rige si el'daño lo
glan los arts. 2326 y 2327, 338.-Animal causa el animal fiero cuando es guiado
que se daña a sí mismo, 338.-La respon- o conducido por el hombre, 335.-Perco-
sabilidad presunta por el hecho de Ios ani- nas que pueden invocar la responsabi-
males tanlpoco se aplica en caso de trans- lidad por el daño causado por un animal
porte benévolo, 339,-Prueba que in- fiero, 337.-Casos en que no procede la
cumbe a la vlctima, al dueño del animal responsabilidad que regla el art. 2327,
o a quien se sirve de él, 340.-Cesación 338.-Prueba que incumbe a la víctima,
de la responsabilidad por el hecho de los 340.-Quien tiene un animal fiero de que
animales, 311.-El que tiene un animal iio reporte utilidad para la guarda o ser-
fiero de que no reporte utilidad para la vicio de un predio no puede exonerarse
guarda o servicio de un predio no puede de responsabilidad por el daño causado
exonerarse de responsabilidad en caso por el aniiiial en caso alguno, ni aun in-
alguno, 342.-Derecho comparado en mal vocando un caso fortuito, 342 y 521.-
teria de responsabilidad por el hecho de La acción para obtener la reparación del
los animales, 343.-La acción para obte- daño causado por este animal presgribe
ner la reparación del daño causado por en cuatro años, 433.
un animal prescribe en cuatro años, 433.
-Daños causados por animales y que Animal muerto: Daños causados por
provienen de culpa exclusiva de la víc- 61, 335.
tima, 529.
Animal salvaje: Mientras sea res
Animal domesticado: Queda corn- azrllius, el art. 2326 no se le aplica, 331.
prendido en los arts. 2326 y 2327 mien- 1
tras sea objeto de dominib, 330. 1 Animal suelto: La responsabilidad
del dueño del animal O del que se sirve Arrendatario: La responsabilidad que
de C1 subsiste aún después que el ani- afecta a l de los altos de una casa por los
mal se haya soltado o extraviado, 323. daños que cause a l arrendatario de los
bajos de la iiiisma casa, es extracontrac-
Aprendiz: Responsabilidad por los da- tua!, 35.-En ausencia del dueño, piiede
fios causados por un menor mientras es- demandar indemnización por.el daño cau-
t i al cuidado del artesano a cuyas &de- sado a la cosa arrendada, 3 8 2 . ~ P u e d e
nes trabaja, 244.-Responsabilidad por demandarla asimismo Por el daño <lue
los daños causados por el pupilo mientras personalmente experimente en 10s dere-
e s t i al cuidado del artesano a cuyas ór- chos derivados del contrato de arrenda-
denes trabaja como aprendiz, 252.-Res- miento, 382.-VéaSe arrendamiento.
ponsahilidad por los daños causados por
la mujer casida aprendiz mientras está Artesano: Principio acerca de su res-
al cuidado del artesano a cuyas órde- ponsabilidad por el hecho de sus apren-
nes trabaja, 258.-Quién es tal, 274.- dices, 271.-Fundamento de esta respon-
Véase artesano. sabilidad, 272.-Quién es tal, 273.-Per-
sonas d e cuyo hecho responde, 274.-
Archivero judicial: Reglas acerca de Requisitos Para la procedencia de esta
su responsabilidad funcionaria, 135.- responsabilidad, 275.-l." El hecho debe
Véase fzincionario . ejecutarse mientras el aprendiz está bajo
su cuidado, 276.-2." E l daño debe su-
Arquitecto: Cuándo su responsabi- frirlo otro aprendiz o .un tercero, 277.-
lidad es contractual cuándo es delictual Cesación de esta r e s p o n ~ b i l i d a d ,278.
o cuasidelictual, 43 y 135.-Responsabi-
lidad que le afecta por la ruina de un edi- Ascendiente: El ascendiente a quien
ficio proveniente de vicios de construc- la muerte de la vfctima priva de 10s ali-
ció", 355 a 357,-Responsabilidad que mentos que ésta le daba puede demandar
le afecta por los daños causados por un la correspondiente indemnización de! au-
edificio cuya construcción, reparación, tor del daño, 383.-Puede demandarla
transformación o demolición dirige, 358. asiniismo por el daño moral que esa muer-
-Prescripción de las acciones que pro- te le irrogue, 384.
ceden en su contra por estas causas, 355,
433 y 434. Asistencia hospitalaria: El estable-
cimiento que la suministre a l obrero o
Arrendador: No de los da- empleado accidentado tiene derecho para
ños causados por su arrendatario a otro reclamar directamente del ~ a t r ó i el
i paro
arrendatario o a un tercero, 216.--Véase de ella en 10s t6rminos del art. 270 C. del
arrendamiento. T., 504.

Arrendamiento: La responsabilidad Asociación: Vbase persona jur2dica.


del arrendador por los daños corporales
que sufre el arrendataria a causa del mal Ausencia: E l hecho de que el hijo me-
estado o calidad del bien arrendado, es nor que habita en la misrna casa que el
contractual, 41.-Para que así ocurra, padre cometa el delito o cuasidelito du-
es menester que se reúnan los requisitos rante la ausencia de este último, no basta
exigidos por la ley para comprometer la por si solo para relevar de responsabili-
responsahilidad del arrendador por ese dad a l padre, 246.-En ausencia del due-
mal estado o calidad; de lo contrario, no ño, puede demandar indemni~ación por
afecta a éste ninguna responsabilidad, el daño causado a una cosa el que la tenga
41 y 46. con obligación de responder de ella, 382.
Autor: Qué se entiende por autor del capacidad en al es diversa e indepen-
ctaño, 396.-Re+ponsahilidad solidaria diente de la capacidad delictual y cuasi-
que afecta a los diversos autores de un delictual ci\iI, 21, 83 y 84.-Otro tanto
delito o criasideIito, 402 a 408. ocurre con la capacidad contractual, 26,
82 y 84.-Principio que rice en materia
Autorización adm.inistra tiva: El de capacidad defictual y cuasidelictual
solo hecho de que el autor del daiio obre ci~.ii,81.
con ella no 10 euinie de responsabilidad, Enumeración de las personas inca-
5.34, paces de delito y cilasidelito civil, 85.
-1." Dementes, 86.-Reqiiisitos para la
Aviación: Véanse acciderr!es de aria- incapacidad del deniente, 87.-tfipnoti-
ción, oeronaa8e, transporte benrvolo y tri- zado, 88.-Sn&mbulo, 89.-Otros casos
bitnriks de aeronátifica. < i privación
~ de razón, 90.-Facultades
de !os jueces del fondo y de la Corte de
Avión: Véanse accidente de aviación, Casación í'ai esta niateriri, 91.---Respon-
aeronaoe, transporte benéaoio y fr{bzibllnnles sabilidad del ebrio, 92.-Cocainómano,
de oeroná~rfica. mcrfinómano, etc., 93.-2.' &lenores de
siete años, 94.-Derecho coniparado al
Aviso: Véase puhlicnciones. respecto, 95.-3.' hlayores de siete años
y menores de dieciséis, 96.-Juez compe-
Bacilos: Los de un laboratorio cluctlan tente para deterinjnar acerca del discer-
comprendidos en el art. 2326, 330. nimiento del menor, 97.-influencia de lo
criminal en lo civil, 84 y 98.-Prueba de
Beneficencia: kéase esfcliiecimiento de la incapacidad, 99.- IZesponsabiIidad de1
bene$cencia. guardián del incapar, 100.-E1 guardián
no puede esieir del incapaz el reenibolso
Caja de seguro obligatorio: Las pres- de la indemnización pagada a Ia víctinta,
taciones que pague a sus asegurados en 100 y 228.-Irresponsabilidad de los in-
caso de muerte o invalidez a consecuencia capaces ep los casos de responsabilidad
del delito O cuasidelito de que aquellos han compleja, 101.-Tendencia IegisIativa
sido víctimas, son acumiilobles con la in- contemporánea acerca de la responsabili-
demnización a que está obligado el autor dad civil de los incapaces de delito y
del delito o cuasidelíto, 493.-Esta Caja criasidelito, 102.
no tiene accijn en contra del autor del he- Capacidad dalictual y cuasidelictual de
cho que hizo esígibles estas prestaciones, Iris personas jurídicas de derecho priva-
502; a menos que la vfctinla le ceda su do, 103.-Sólo fa tienen las personas jurí-
acción. 508. dicas constituidas legalmente, f 04.-Xa-
turaieza de la responsabilidad en que
Calumnia: Véase inrpi~tación injnc- pueden incurrir las personas jurídicas,
riosu. 105.-Responsahilidad del hecho perso-
nal. 106.-Consecuencias, 107.-írres-
Calzada: Presunción de culpabilidad ponsabilidad del órgano de In persona ju-
por accidentes causados a un peatón por rídica, 108.--Responsabilida<l personal de
un vehiculo de tracción mecánica o ani- 10s individuos que constituyen el órgano,
nial en el cruce de una cilzada o por in- 109.-Responsabilidad solidaria de la
fringir su conductor las ordenanras mu- persona jurídica y de los miembros del
~iicipalesrespecto de la r-elocidad o de la órgano, 110.-Responmbiliriad de lac per-
calzada que debe tomar, 700, 204 a 211. sonas jurídicas por el hecho ajeno o de
las cosas, 111 .--Responsabilidad legal o
Capacidad delictuaI y cuasidelic- sin culpa de las personas jurfdicas, 112.-
tual: En materia civil y penal, 19.--La 1 Recurso de la persona jurídica contra 10s
tito O cuasidelito civil puede cederse por compete e n contra del autor del daño,
acto entre vivos a cualquier título, 376 228,-La responsabilidad que le afecta
y 391.-Cesión de las acciones d e la víc- sólo pr&ede criando el daño lo sufre un
tima e n f i ~ o $el
r tercero que ie el tercero, 229.-La acción de responsabili-
valor del seguro o las pensiones n que el dad deiictual )- cuasiclelirtuat civil pro-
daño dio origen O que la socorrió benévo- cede en su contra, 397.-Si el delito o
lamente. 508. cuasidelito e s civil y penal a la vez, la
responsabilidari del civilmente responsa-
Cesi6n de bienes: Véanse fallido y ble puede perseguirse ante el tribunal que
qrciebra. conoce dei proceso criminal, si es com-
petente para conocer de ella, o a n t e el
Cesionario: Véase sflcesor. tribunai civil que corresponda; excep-
ción, 414.-Casos en que su responsabi-
Choque: I,a presunción del a r t . 492 lidad sólo puede perseguirse ante la ju-
C. P. no se aplica en caso de un choque dicatura civil, 415.-Tribunal civil com-
de vehículos por los daños que sufran los petente para conocer del juicio en que se
conductores o los pasajeros de 19s respec- persiga su responsabilidad. 416 y 411,--
tivos vehiculos, 207.-Véase choque de Caso en que ptiede paralizarse la trami-
trenes, tación del j ~ í c i ocivil en que se persiga
su responsabilidad, 421.-La acción que
Choque de trenes: Hay culpa en el procede en su contra por cI delito o cua-
Iiecho de su realización, 129.-Hace pre- sideiito conletido por la persona que está
suriiir culpa por s í solo, 195, 197 y 198. a su cuidado prescribe en cuatro años,
433.
Cierre de fábrica: Cuándo es abusi-
vo, 190. CláusuIa de garantía: En qué con-
siste; sus diferencias con las cIáusulas de
Circunstancia eximente: Las sen- irresponsat>ilida<l, 547.
tencias absolutorias dictadas en materia
penal y las que oqdenen el sobreseimiento Cláusula de irresponsabilidad: El
definitivo no producen cosa juzgada en autor del daño puede oponer al demandan-
materia civil, s i se fundan en circunstan- t e ia pactada con la víctima si, al deman-
cias eximentes de responsabilidad crimi- dar la indemnización correspondiente, ei
nal, 422.-Véase causa eximenfe de res- denianriante actúa como heredero de la
ponsabilidad. víctima; pero n o poclría oponérsefa si el
demandante invoca su propio daño, 389.-
Cirujano: ITéasc responsabilt'dnd wré- Concepto, 539.-Su característica funda-
dim. mental,540.-Su posibilidaripr6ctica, 541.
-Definición, 542.-Convenciones e insti-
Civilmente responsable: Quién es tuciones de que se diferencia, 513.-Di-
tar, 212.-Su culpabilidad se presume, ferenciascon las causas eximentes de res-
213.-Requisitos para sit responsabilidad, ponsabilidad, 514 y 544,-Diferencias con
215 a 220.-Contenido d e la presuncibn el seguro de responsabilitlad, 545.-Di-
establecida a su respecto, 221.-Katu- ferencias con Ias convenciones que trans-
raleza d e esta presunción, 222.-Caso e,n fieren a otro Ia responsabilidad deliclual
que éste n o piede esimirse de responsa- o cuasirieiictiial civil, 51.6.-Diierenciac
bilidad, 223.-Carácter ciuíl cle su res- coit las cláusulas de gara~itía,547.-Su li-
ponsabilidad, 224.-Tribunal competente citud, 548.-Escepciones, 549.-La que
para conocer de su responsabilidad, 225. exonere del dolo o de la culpa grave es
-Subsistencia de su responsabilidad de nula absolutainente, 550.-Tanibién lo
derecho comkp, 227.-Recurso que le es la que exonere de responsabilidad
por daños morales o materiales causados que ejerce independientemente, aunque
a las personas, 551.-Y la que la ley pro- habite con ellos, 245; ni el guardador, de
hiba expresaniente, conio en materia de los que cometa el pupilo en el mismo
accidentes del trabajo, 552.-Resumen, caso, 252; ni el marido, de los que conieta
553.-Cuando es válida, puede tener su mujer en el comercio separado que
cabida en materia de responsahilidad sim- Csta ejerza, 258.
ple y de responsabilidad compleja o pre-
sunta y aunque el hecho esté penado por Com.erdo marítimo: Plazo en que
la ley, 554.-Efectos de esta cláusula, prescriben las acciones derivadas de los
555.-Interpretación, 556.-La cláusula delitos o cuasidelitos cometidos en 61,
debe ser aceptada por la víctima; la 434.
aceptación puede ser expresa o tácita,
pero, en todo caso, debe ser inequívoca, Comodante: Vc'ase comodato.
557.-Prueba, 558.-Efectos de la cláusu-
la nula. 559. Comodatario: En ausencia del dueño,
puede demandar indemnización por el
Clfiusula d e responsabilidad ate- daño causado a la cosa prestada, 382.-
nuada: Concepto, 539.-Su caracterís- Puede demandarla asimismo por el daño
tica fundamental, 540.-Su posibilidad que experimente personalmente en los
práctica, 541.-Definición, 560.-Su va- derechos derivados del contrato de co-
lidez, 561.-Excepciones, 562.-C16usula modato, 382.-Vbase comodato.
que atenúa la responsabilidad derivada
de un delito o de un cuasidelito conletido Comodato: La responsabilidad del
con culpa lata, 563.-Efectos de esta comodante por 10s perjuicios que la
cláusula, 564.-Referencia a los princi- cosa prestada ocasione al comodatario
pios que rigen las cláusulas de irrespon- es contractual, 40.-La responsabilidad
sabilidad, 565. del comodante por los daños corporales
que sufra el comodatario por la mala ca-
Clausura: Los tribunales no pueden lidad o condición del objeto prestado, es
decretar la de un establecimiento indus- contractual, 41.-Para que así ocurra,
trial o comercial o la de una fábrica que es menester que esa' mala calidad o con-
funcione con la debida autorización ad- dición reúna las tres circunstancias que
ministrativa, aunque su funcionamiento señala el art. 2192 del C. C.; de lo con-
irrogue daños a los vecinos, 142, 183. trario, al comodante no afecta ninguna
responsabilidad, 41 y 46.
Cocainómano: Es responsable de su
delito y cuasidelito, 93. Compensaci6n: La obligación que
nace de un delito o cuasidelito civil no
Coexistencia d e respons~bilidades: puede compensarse mientras su cuantía
Casos en que se produce, 44 y 47.-Véase no esté determinada, 376.-Se extingue
cúmiclo de rcsponsnbilidndes. por ella la acción de respons3hilidad de-
lictual O cuasidelictual, salvo en el caso
Colegio: Véase jefe de colegio. del inc. 2." del art. 1662, 427.-La re-
paración del daño causado por un delito
Colegio d e Abogados: Acción que le o cuasidelito es generalmente compensa-
conipete por los daños causados a los in- toria, 468.
tereses generales de la profesión, 394.
Competencia: Tribunal competente
Comercio: Los padres no responden para conocer de la acción civil derivada
de los delitos o cuasidelitos que cometa de un delito o cuasidelito, 19, 21, 22,
el hijo menor en el ejercicio del comercio 1 413 a 417.-Caso en que la acción civil
ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 6 69

se ejercite ante el tribunal que conoce contractual, 36.-E¡ cónipiice de ti11 de-
del proceso criminal, 413.-Caso en que lito O cuasidefito ci\-il es reputado autor
la acción civil sólo p e d e ejercitarse ante del mismo para los efectos de la repara-
&1 tribunal que conoce del proceso cri- ción del daño que irrogue el delito o
minaI, 414.-Caso e n que la acción civil cuasidelito, 396.-Le afecta, For tanto,
se ejercite a n t e un tribunal civil, ,416 y la responsabilidad solidaria del art. 2317,
417.-CuBndo un tribunal criminal es 404.-El qcie recibe provecho del dolo
competente para conocer de la accióz ajeno, sin ser cómplice en él, sólo respon-
civil, 19, 21, 22 y 414.-Cuándo este de hasta concnrrencia de lo que valga
trj'bunal e s el Único competente para co- el provecho; pero si e s cómplice respor?-
nocer de ella, 19, 21, 22 y ,414.-Cuándo de de todo el daño, 398.-La acción
es conipetente el tribunal civil úiiica- q u e en este caso procede en sti contra
mente, 415.-Intentada la acción civil prescribe en cuatro años, 433.
ante el triburial del crimen competente,
el actor no puede abandonarla para de- Composición peciiniaria: Sistema de
dticirla a n t e el tribu1:al civil que corres- las composiciones voluntarias, 60.-Sis-
ponda, y vice-versa, 414.--Radicada la tenia de las coir~posicioneslegales, 61.-
acción civil a n t e el tribunal que conoce Las coniposic~ones peculliarias O p02co,?
del proceso criminal, srguirá conociendo e n el derecho romano, 6 3 , 64 y 66.
de ella. aunque en el curso del juicio se
extinga la responsabiiidad penal del reo,
Compraventa: La responsabilidad del
414,-No fa tiene el tribunal que conoce
vendedor por los daños corporales qtte
del proceso criminal para pronunciarse sufre el comprador a consecirencia de un
sobre la acción civil ejercitada a n t e él, vicio rehibiiorio de que aquél es respon-
si el proceso termina por el sobreseimiento
sab!e, es contractual, 41 .-Para que así
o la absolución del procesado por no ser ocurra, es menester que se reúnan !os
delito o cuasidelito penal el hecho que requisitos esigidos por la ley para com-
se investiga O por no halIarse acreditada p o m e t e r la responsabilidad del vendedor
su existencia, 414.-Tribunal competente
por tales vicios; de lo contrario, 110 afecta
para conocer de la accíón penal, 19,21y 22. a éste ninguna responsabilidad, 41 y 46.
-Tribunal competente para conocer de la
responsabilidad contractual, 26.-.Tribu-
nal competente para conocer de la res- Concubina: Ko puede demandar in-
ponsabilidad delictual o cuasidelictual demnización por el daño que le irrogue
civil, 26.-Tribunal conipetente para co- la muerte de s u concubina a l verse pri-
nocer de !a acción civil derivada de daños vada de los auxilios que este le daba, 13R
oiasionados por accidentes de los Ferro- y 383.-Menos puede demandarla por
carriles del Estado, 26.-Juez competen- el daño moral que esa muerte le cause,
t e para determinar si el menor de dieciséis 384.
años obró 0 no con discernimiento, 97.-
Tribunal competente para perseguir la Concubinato: Su ruptura, sea por
responsabilidad de la persona civilmente obra de uno de los concubinas o tle un
responsable por eI hecho ajeno, 225. tercero, no engendra responsabilidad ci-
vil; excepción e n materia de accidentes
Competencia desleal: Es friente de del trabajo. 138.-Véase conc2rbinm.
responsabilidad civil; formas en que pue-
da hacerse, 116. Concubina: Véanse conczrhina' y con-
czrbi?tato.
C6mplice: La responsabilidad que
afecta al cómplice e n el i n c ~ i m ~ l i m i e n t o Concurrencia desleal: Véasc compe-
de una obligación contractual es estra- tencia desleal.
Condonación: No vale la del dolo Construcción: Vdanse edificio y c4-
futuro, 6 y 550.-La convención antici- cios de construcción.-Qué se entiende por
pada sobre el monto y la forma de indem- tal para los efectos de los arts. 2323 y
nización de un daño futuro es nula si 2324, 347.-Qué no es tal, 347.-Res-
importa en el hecho la condonación del ponsabilidad por los daños causados du-
clolo futuro, 431. rante la construcción de un edificio, 358.

Conductor: Cuándo se presume la Constructor: Responsabilidad que le


culpa del concluctor cie un vehículo de afecta por la ruina de un edificio prove-
traccibn mecánica O anim?l, 204 a 210. niente de vicios de construcción, 355 a
-cuindo no se presume, 200 y 211. 357.-Responsabilidad que le afecta por
los daños causados por un edificio cuya
Confusión: Se extingue por ellp la construcción, reparación, transformación
acciíri de responsabilidad delictual O cua- o demolición dirige o ejecuta, 358.-
siclelictual ci~ril,427. Prescripción de las acciones que proceden
en su contra por estas causas, 355, 433
Congreso: Los senadores y diputados y 434.
no son responsables por las opiniones que
nianifiestei en el desempeño de sus car- c o n t r a t a n t e : El contratante a quien
gos, 176 y 532.-Las reseñas fieles que la muerte del otro contratante le hace
hagan los diarios de las discusiones habi- imposible el cumplimi12nto de la obliga-
(las en él no clan lugar a acción penal; ción contraida por éste en su favor, pue-
pero pueden dar lugar a responsabilidad de deniandar del autor de esa niuerte la
civil, 176 y 532. correspondiente indemnización por cl da-
ño que ello le irrogue, 383.
Consejo: Cuándo incurre en responsaL
bilidad el que lo da, 116 y 188.-Cüfindo C o n t r a t o : El abuso del derecho tam-
no incurre en ella, 116 y 188.-Quien eje- bién tiene ca%ida en materia contractual,
cuta un hecho ilícito cediendo al consejo 178.-Véanse convetrción, cl6usula de ga-
de otro, es responsable del daño que cau- rantia, cl6usula de irresponsabilidad, clúu-
se, 525. sula de responsabilidad atenuada y res-
ponsnbilidud contractunl.
C o n s e n t i m i e n t o d e la víctima: Véa-
se acppiación de los riesgos. C o n t r a t o d e educación: \';ase obli-
gación de seguridad.
Conservador d e bienes raíces: Re-
glas acerca de sii responsabilidad funcio- C o n t r a t o d e hospedaje: Véase obli-
naria, 135.-NO responde por los delitos gación de seguridad.
o cuasidelitos de quien lo reemplace en
sus funciones cori arreglo a la ley, 216. C o n t r a t o d e trabajo: Vease obliga-
ción de seguridad.
Conservador d e com.ercio: Iieglas
acerca de su responsabilidad funciona- C o n t r a t o f r a u d u l e n t o : El hecho de
ria. 135. celebrársele da origen a responsahili<lad
delictual, 32.
C o n s t i t u c i ó n Polttica d e l Estado:
En qu6 consiste el fuero de que, según C o n t r a t o s i m u l a d o : El Iiecho de ce-
ella, gozan el Presidente de la Iiepública, lebrársele da origen a responsabilicln<l
los Ministros de Estado y otros funcio- delictual, 32.
narios por los daños que causen en el
ejercicio de sus funciones, 426. Convención: Eficacia de la conven-
ción anticipada sobre liquidación del da- -La sentencia dictada respecto de una
ño o destinada a caucionar su resarci- de las varias víctimas de u11 delito o cua-
miento, 431.-Validez de los pactos pro- sidelito no produce cosa juzgada respec-
hibitivos del cúmuIo de indemnizaciones, to de las otras, 385,-La sentencia que
499.-Convención que transfiere a otro rechaza la acción de perjriicios intentada
la re~~onsabijidad deiictual o cua&ielic- por el heredero de la víctima no produce
tual; sus diferencias con las cl~usulasde cosa juzgada en el juicio en que ese mis-
irresponsabilidad, 546. mo heredero demande indeninización por
el daño sufrido personalmente por él, y
C6nyuge: Puede demandar indemrii- vice-versa, 389.-Influer-cia de la cosa
zación por el daiio material que 'le irro- juzgada cri~~iinal en lo civil, 22 y 422.-
gue la muerte del otro cónyuge al verse La sentencia condenatoria, una vez eje-
privado de los alinientos o auliiios pecu- cutoriada, produce cosa juzgada en ma-
niarios que éste le daba, 383; y por el da- teria civii, aunque después se dicte una
ño moral que esa iiiisnia muerte la cau- ley de aninistía, 422.-Las sentencias ab-
se, 384. solutorias y las que ordenan el sobresci-
miento definitivo no producen cosa juz-
Cooperativq: \Téase persona jurídica. gada en materia civil, a menos que se
funden en alguna de las tres circunstati-
Corpoi.ación: VPase persona jzrridica. cias que tasativamente enumera el art.
-El derecho de una corporación para, 202 C. P. C., 422.-Análisis de estas cir-
aplicar medidas disciplinarias a SUSn~iem- cunstancias, 422.--Las sentencias abso-
bros O para acordar su expulsión, siempre lutorias O de sobreseimiento definitivo
que tales nieciidas O la expulsión se adop- que se funden en la esistencia de circuns-
ten en los casos y con i ~ s ' r e ~ u i s i t pres-
os tancias eximentes de responsabilida<j
critcs por ios estatutos, es absoluto, 180. criminal no producen cosa juzgada en
materia civil, 422.-Lo mismo ocurre
Corte Suprema: Sus miembros son si esas sentencias se fundan en que el
irresponsables por los daños que causzn hecho investigado, aunque esista y se
pcr inotstrvaniia de las leyes que reglan dé por establecido, no constituye delito
el procedimiento y por denegación O tor- ante la ley penaI, 422.-Los efectos de
cida administración de justicia, 532.- la cosa juzgada criminal en materia civil
Véase hecho deE pleito. son universales, 422.-Efectos en ma-
teria civil de la sentencia dictada en
Cosa destruida o deteriorada: Vean- virtud de un recurso de revisión que de-
se daso, daño emergcnfe y reparación.- clara la completa inocencia del acusado,
Para avaluar el daño de que ha sido 422.-Las sentencias dictadas en mate-
objeto, se considerar& su valor intrínseco ria civil no producen cosa juzgada en
y no el de afección, 473. materia penal; exepciones, 423.-La
transacción de la acción de responsabili-
Cosa juzgada: Efectos en lo civil de dad ciriil produce cosa juzgada, 430.
la sentencia abcolutoria o de sobresei-
miento definitivo en razón de ser menor Cosa que cae: Principio acerca de la
el autor del hecho ilícito, 84 y 98.- responsabilidad por el hecho de una cosa
Efectos en lo civil de la sentencia conde- que cae de la parte superior de un edi-
natoria de un menor que obró con discer- ficio, 361.-Fundamento de esta respon-
nimiento, 98.-La absolución o el cobre- sabilidad, 362.-Naturaleza de esta res-
seimiento definitivo del subordin?do O de- ponsabilidad, 363.-Requisitos para que
pendiente por no existir el dJit0,ocuaside- proceda, 364.-l'." Cosas regidas por el
lito que se investiga, produce cosa juzgada art. 2328, 365.--Citándo hay ruina de
respecto del civilmente responsable, 219. un edificio y cuándo se trata de una cosa
que cae de la parte superior del niismo, raria, artística, científica O de otra indole
348 y 365.-2.' La cosa debe caer de la puede juzgar la actuación y la vida pri-
parts superior de un edificio, 366,-3." vada de un sujeto; casosen que el cr-itico
El edificio debe estar habitado, 367.- puede incurrir en respoiisabili<ln<I, 189.
Personas sobre q ~ i e n e srecae la respon-
sabilidad, 368.-No hay entre ellas voli- Cruce: Presunción de culpat>ilida<lpor
(lariclad, 368 y 409.-Personas que pue- accidentes causados a un peatóii eii el
den invocarla, 369.-Prueba que iiicum- cruce de las calzadas, 204 a 211.
be a la víctima, 370.--Cesación de la res-
ponsabili<lad, 371 .-Acción para evitar Cuasidelito: Véaiise cuasidelito c i d ,
la caída de una cosa, 372.-Derecho com- cuasidelito penal y culpa.-Es la fuente
parado en esta materia, 3 7 3 . 4 3 acción principal de la responsabilidad estracoii-
para obtener la reparación del daño cau- tractual, 2.- Para que haya lugnr a la
sado por ella prescribe en cuatro años, responsabilidad por el hecho ajeno, es
433. menester que el subordinado o depen-
diente cometa un delito o un cuasidelito,
Cosa q u e s e arroja: Véase cosa que cae. 219.

Costas: El hecho de que un litigante Cuasidelito civil: Véanse capacidad


haya sido condenado en ellas no obsta a delictual y czrasidelictrral, menor de edad,
que pueda perseguirse sil responsabilidad renuncia, persona jzrrádica y prescripción.
por el ejercicio abusivo de sus derechos -Concepto, 3.-Semejanzas y diferen-
y recursos, 184. cias con el delito civil, 4.-Supone culp;i
en sa autor, 4.-Lo hay cada vez que se
Criado: Véase amo.-Responsabilidad cause un daño por culpa o negligencia,
por los daños causados por un menor 4.-Su dominio es más amplio que el del
mientras sirve como criado, 244.-Res- ' cuasidelito penal, 4 y 19.-Inutilidad de
pnsabilidad por los daños causados por la distinción entre delito y cunsi<lelito
el pupilo mientras sirve como criado, civil, 5.-Puntos en que esta distinción
252.- responsabilidad por los daños cau- presenta interés. 6.-La responsabilida<l
sados por una mujer casada en el mismo derivada de 61, siempre que no provenga
caso, 258.-Que se entiende por tal para de culpa grave o lata, puede renunciarse
los efectos del art. 2322, 206.-Alcance anticipadamente, 6,548 y 550.-Es v6lido
que la jiirisprudencia da a esta expresión, el seguro del riesgo proveniente del
297.-Responsabilidad por la conducta cuasidelito del asegurado, siempre que
(le un criado facilitado a otro amo, 298. éste no provenga de su culpa lata o gra-
-Circunstancia en que el criado debe co- ve, 6 y 566.-Puede ser de acción o
meter el daño para que comprometa la res- de oniisión, 7.-Diferencias con el cua-
ponsabilidad del amo, 300.-NO le afecta sidelito penal, 9.-Consecuencias que rle
la, responsabilidad del art. 2326 por el ello resultan, 10.-E1 cuasidelito en Ro-
tlaño causado por el animal cuya guarda ma, 65.-Lo constituye el ejercicio [le
O cuidado le ha confiado su amo, 322; un derecho con culpa o negligencia, 171
ni por el daño causado por el animal que l y 174.-Efectos que produce; acciones a
el anio le facilita para el ejercicio de sus que puede dar origen, 374 y 375.-Carac-
funciones de criado, 325.-Le afecta esa teres de la acción civil que engendra, 376.
responsabilidad si el animal causante del -Titular de la acci5n que engendra, 377
daño ha sido entregado por el amo al a 394.-Sujeto pasivo de esta acribn,
criado para el uso y beneficio personal 395 a 499.-Da origen a la respnsahili-
de Cste, 325. dad solidaria de sus diversos autores,
cómplices y encubridores, 402 y 404.-
Crítica: Por lo general, la crítica lite- Excepciones a esta responsabilidad soli-
daria, 409.--La acción derivada de 61 ; obligación no hacen admisib!e el chniulo
sólo puede intentarse ante el tribunal de responsabilidades, 49 y 50.-La res-
civil que corresponda, 415.-Cuál es el ponsabilidad es subjetiva cuando se fun-
tribunal civil competente, 416 y 017.- da en el dolo c culpa del agente, 52.-
Cómo se tramita la acción, 419.-La ac- Tendencia actual a extender su concepto,
ción derivada de él prescribe en cuatro 71.-La prueba de la culpa estracontrac-
anos, 432 y 433.-Excepciones, 434. tiial inc~imbea fa víctima; excepción, 27
y 424.--Medios probatorios que sirven
Cuásidelito penal: Véanse czpaci- para acreditarla, 425.-Para persegt~irla
dad deliciual y czrasidelictual, menor de responsabilidad del guardihn de un in-
edad, persona .jurídica, renrcncia y pres- capaz, es menester probar la culpa per-
cripción.--Concepto, 8.-Diferencia con sonal de dicho guardián, 100.-Sin ella
el cuasidelito civil, 9.-Consec~encias que no hay responsabilidad cuasidelictual ci-
de ello resultan, 10.-La ley pena el vil, 115.-r2sinriIación de Ia cufpa lata o
cuasidelito por excepción, 19.-La accibn grave al dolo, 120.--Diversas opiniones
civil que deriza de él puede intentarse acerca del concepto de culpa, 122.-De-
ante el tribunal que conozca del proceso finición de la culpa, 123.-Se te aprecia
criminal o ante e1 tribunal civil que co- .in ai~straclo,~
124.-Culpa consistente en
rresponda, si es competente para conocer la infracción de leyes y reglamentos: culpn
d r ella; excepción, 414.-Cómo se tra- contra la legalidad, 125.-Infracción (le
mita la acción civil en uno y otro caso, asos O hábitos, 126.-Infracción de re-
418 y 419.-1,a'acciÓn ci\-il derivada de 41 glas profesionales, 127.-Infraccibn de
píescribe en cuatro años, 433.-Escep- los reglamentos de juegos o deportes,
ciones, 434.-Preferencia de que goza en 128.-Hechos constitiitivos de culpa :
ciertos casos la indemnización derivada jurisprudencia, 129.--Toda culpn, in-
de un cuasirletito penal, 486. clusive la levísima, genera responsabili-
dad cuasidelictuaI civil, 130.-Puede ser
Cuidado: L'éanse presunción de cuE- por acción o por omisión, 131.-La culpa
fi~bilidad,padre, curador, marido, jefe de por acción se denomina imprudencia,
colez?'o, rrrlcsano, empresarw y amo.-El 131.-La culpa por omisión puede ser de
dueño de un edificio es responsable a ter- dos clases, 1.32.-Abstención en Iri ac-
ceros de los daños que ocasione su ruina ción o negligencia, 133.--Abstención pu-
acaecida por haberse faltado al cuidado ra y simple, 134.-Culpa profesional, 135.
de un buen padre de Eaniilia, 344 y 350. -Facultades de los jueces del fondo y de
-Cuándo se falta a este cuidado, 349. la Corte de Casación en materia de culpa,
-Personas que pueden invocar esta res- 136.--Distinción entre ella y la relación
ponsabilidad, 352.-Prueba que incuni- causal, 154.-Puede haberla en el ejerci-
be a la víctima, 353. cio de un derecho, 171 y 174.-Se presu-
me la del civilmente responsable, 212 y
Culpa: Vhnse abtrro del derecho, cua.ci- 213.-En qué consiste la del civilmente
delito cit?il, clcasidrlito penul, culpa de ¡a respsnsable, 213.-Probándose eI!a, su
vlciima y prcsunci6n de cu2,~~lbiIidad.- w t o r es responsable del delito O cuasi-
Es elemento del cuasidelito civil, '4.-la delito cometido por un tercero, aunque
responsabilidad derivada de ella, no éste no se halle al cuidado de aquél, 216.
siendo lata o grave, p u d e renunciarse La culpa evclusiva de la víctinla releva
anticipadamente, 5 y 548.-Su identi- de responsabilidad por el hecho de los
dad en materia civil y penal, 23.-1.a animales, 341 :excepción, 342.-La culr,a
cilasidelictual, a diferencia de Ia con- esclusiv3 de la víctima releva de resnon-
tractual, no adniite graduación, 26 y 130. sabilidad por los daños causados por la
- La culpa grave o ia culpa profesional ruina de un edificio, 354 y 357.-Quien
del deudor en el incumplimiento de su recibe provecho de la culpa ajena, sin
43
ser cómplice en ella, no tiene responsa- pagó a la víctima el valor del seguro con-
bilidad alguna, 398.-La acción para de- venido o la pensión que le corresponde
mandar la indemnización de un daño cau- o que le ha hecho una dádiva o liberali-
sado con culpa prescribe en cuatro años, dad no tiene acción en contra (le1 autor
432 y 433.-Excepciones, 434.-Si el ca- del daño por el perjuicio que el deliio o
so fortuito sobreviene por culpa del agen- cuasidelito le habría irrogado al obligar-
te, no exime de responsabilidad, 519.- lo a ese pago, 500.--Fundamentos de este
Es nula la cláusula que exime de respon- principio, 501.-Aplicación de este prin-
sabilidad por la culpa lata o grave del cipio en caso de seguros de vida 0
agente, 6 y 550.-Validez de la cláusula de accidentes corporales, 502; de pensio-
que atenúa la responsabilidad derivada nes fiscales o municipales o pagadas
de la culpa lata o grave del agente,, 563. por las cajas de previsión, por las so-
ciedades mutualistas u otras institucio-
Culpa d e l a víctima: Cuándo la hay nes similares, 503; de dádivas y socorros
y cómo se aprecia, 479.-A quien incum- caritativos, 504; y de accidentes del trn-
be su prueba, 479.-Su efecto cuando es bajo, 505.-Este principio no se aplica
concurrente con la del autor del daño, tratándose del seguro de daños, 506; ni
480.-Derecho comparado, 480.-Facul- del seguro de responsabilidad, 507.-Ce-
tades de los jueces del fondo, 480.-Am- sión de acciones en favor del tercero, 508.
bito del art. 2330, 481.-Aplicabilidad de -Enunciación del problema relativo a si
este artículo a los herederos y cesionarios la víctima tiene acción directa contra el
(le la víctima, 481; y en caso de daños asegurador del autor del daiio, 509.-
reciprocos, 482.-Si es la causa exclusiva Importancia de este problema, 510.-
del daño, exinie de toda responsabilidad, En principio, la víctima no tiene tal ac-
529.-Casos que constituyen culpa ex- ción, 51 1.-Eucepcibn en materia de se-
clusiva de la víctima. 529. guros contra accidentes del trabajo, 512.

Culpa profesional: Reglas que la ri- CGmulo d e responsabilidades: Enun-


gen, 135.-Vease rcsponsabilidnd funcio- ciación de este problema; en quC consiste,
44.-Interes de este problema, 45.-Su
inadmisibilidad, 46.-Coexitencia o su-
C ú m u l o d e indemnizaciones: Enun- perposición de responsabilidades, 47.-
ciación del problenia, 487.-Distinción El problema del cúmulo en jurispriiden-
qiie debe hacerse, 488.-Requisitos para cia, 18.-El cún~uloes inadmisible aun-
que se suscite este problema, 489.-Con- que hRya dolo o culpa grave del deudor
troversia acerca de sil adniisibilidad, 490. en el incumplin~iento de la obligación
-Criterio que debe adoptarse para re- contractual, 49; o culpa profesional del
solver este problema, 491.-Este cúmiilo misnio, 50.-Casos en que procede el
es inadmisihle tratándose del seguro de cúmulo, 51 .-Ni aun cuando procede el
daños o del seguro de responsabilidad, cúrnulo, la víctima puede demandar atii-
492.-Es admisible tratándose de seguros bas responsabilidades conjuntaniente, a
de vida o de accidentes corporales, 493; menos que demande una como subsidiaria
de socorros o pensiones otorgadas por las de la otra, 51.-La responsabilidad por el
sociedades mutualistas, 494; de pensio- hecho ajeno no extingue la responsatili-
nes fiscales, municipales o pagadas por dad personal del autor directo del daño,
las cajas de previsión, 495; y de dádi- 226.-Las responsabilidades' por el he-
vas o socorros caritativos, 496.-Tra- cho ajeno no pueden acumularse; excep-
tándose de accidentes del trabajo, este ción, 230.-La responsabilidad por e1
cúmulo es inadmisible, 497.-Otros ca- hecho ajeno puede acumularse con la res-
sos, 498.-Pactos prohibitivos del cú- ponsabilidad por el hecho propio de que
mulo, 499.-En principio, el tercero que tratan los arts. 2329 C. C. y 492 C. P.
230.-La responsabilidad. del dueño del 138.-EI dafio debe ser cierto, $39.--E1
anin~alcausante del daño puede acurnu- daño futuro es indemnizahle, 140,- El
larse con la de! que se sirve del mismo daño eventaal no. es indentnizable, 141.
animal, 328.-La re~~onsahilidadcon- -Medidas y acciones destinatfns a evitar
tractual y la extracontractrial no se acu- un daño contingente, 142, 359 y 372.-
niulan en el caso de dano por el hecho de El daño puede ser material o nioraI; en
los animales. 338. qué consisten uno otro, 143.-E1 dafío
material puede recaer en las personas O
Curador: Principio acerca de su res- en las cosas, 144,-Sólo es indemnizable
ponsabiIidad por la conducta del pupilo el daño directo; el indirecto r.0 lo es nun-
que vive bajo su dependencia y cuida- ca, 149 y 456. -Facultades do los juc-
do, 248.-Fundamento de esta resporisa- ces del fondo y de La Corte de Casación
bilidad, 249.-Iiequisito para que proce- en nlatxia de daiio, 150 y 483.-Daño
tia, 250.-Guardadores afectos a ella, derivado de las obligaciones de vecindad,
251.-Responsabilidad por los delitos O 183.-Daño causado por un animal, 318
cuasidelitos del pupilo que es, a la vez, a 343.-Daño causado por un animal a
dependiente, aprendiz o criado de otra otro, 332.-Personas a quienes conipete
persona o que ejerce un einpleo, profesióii, la acción en caso de dafio contiiigente,
comercio, industria u oficio o un cargo 378; 5 en caso de daño ya producido, 379.
o empleo público, 252.-Cesación de esta -Daño en las cosas; quiénes pueden pe-
responsabilidad, 252 bis. dir indemnización por él, 382.--Daño
material en las personas; quiénes puederi
Dádivas: Las que urin persona natu- demandar indemnización por él, 383.-
ral o jurídica dP a la víctima por caridad Quiénes pueden demandar indemnieacibn
o conmiseración con su desgracia son por daño n~oral,3 8 4 . 4 . a acción para de-
acumulables con la inde,mnización a que mandar indemnización por daños inate-
la victima t i a e derecho del autor de1 riales O morales es transmisible, 386 a
daño, 496.-La persona que las dió no 388.-Distinción entre !a acción ejerci-
tiene acción contr'a el autor del dano, tada como heredero y la acción ejercitada
504; a menos que la víctima !e ceda su por derecho propio, 389.-Daño causado
acción, 508. con las ofensas o trajes inferidos a la
memoria de un muerto; quién puede de-
Damnum injuria d a t u m : En quP mandar su reparación, 390.-La acción
consistía; su sanción, 64. para demandar indemnización por daños
inateriales O morales es transferible por
Daíío: Sin él no hay responsabilidad ci- acto entre vivos, 391.-Pero 10s rtcree-
vil, 3 y 137.-Es elemento común al de- dores no pueden ejercerla como subro-
lito y al cuasidelito civil, 4.-E1 art. 1557 gados o sustitutos de la víctima, 392.-
C. C. es inaplicable en materia delictual I3aiío causado 'a las personas jurídicas,
y cuasidelictual, 26.-En materia defic- 393.-Dafio inferido a los intereses gene-
tua! y cuasidelictual los jueces tienen fa- ra!es O comunes de los niiembros de un
cultades soberanas para apreciar la es- sindicato o de la Orden de Abogados,
tensión del daño y determinar el monto 394.-Es obligado a Ia indemnización e1
de la indemnización, aunque no se hayan que hizo el daño, 395 y 396; )r su here-
establecido las bases a que se refiere el dero, 399.-Qué se enfiende por autor
art. 196 C. P. C., 26 y 483.-Concepto cIeI dafío, 396.-Es también autor clel
de1 daño, 138.-Para que lo haya, no es daño el que se aprovecha del <lo10ajeno,
menester que consista en la lesión O pEr- conociendo fste, 396,-1.as personas ju-
dida de un'derecho de que fa víctima sea rídicas responden del daño que caimn,
diieña o poseedora; pero si es necesario %Ol.-Casos en que 13 acción destinada
que ésta ínvoque un interes legitimo, a obtener la reparación del daño conlpete
al sindico, si la víctima se halla en quie- DaHo moral: En qué consiste, 143.-
bra, y casos en que compete al fallido, Su reparación se llania pretium doloris,
411.-Su prueba incumbe a la víctima, 143.-Formas que puede revestir, 145.-
424.-Medios que sirven para acreditar- El daño moral es indemnizable, 146.-
lo, 425.-La apreciación que hagan los Daño moral causado por imputaciones
testigos del rrionto del daño sólo pxede injuriosas; casos que deben distinguirse,
considerarse como siiiiple dato iliistra- 147.-Derecho comparado en materia de
tivo, 424.-Puede convenirse con ante- reparación del daño moral, 148.-Quien
rioridad a la realización del daño d nionto puede demandar indemnización por 61,
y la forma dc la indemnización que 384.-La acción para demandar su repa-
se deberá para el caso de que llegue a ración es transmisible, 388.-Es igual-
producirse, 431. - Puede caucionarse mente transferible por acto entre vivos,
el resarcimiento del daño futuro, 431. 391.-Las personas jurídicas también
-L.a acción para reclamar la indem- ~ u e d e n demandar su reparación, pero
nizaci6n de un daño causado con dolo o sólo cuando provengan de atentados a su
rulpa prescribe en cuatro años, 432 y nombre o reputación, 393.-En caso de
433.-Escepciones, 431.-Es nula In quiebra de la víctima, el ejercicio de la
cláusula de irresponsabilidad delictual o acción destinada a obtener la reparación
ciiasidelictual por daños niateriales o de este daño compete a1 fallido y no al
niorales causados a las personas, 551.- sfndico, 411.-Criterio para avaluarlo,
Véanse da% moral, daño enrergentr, culpa 473 y 474.
de la Wctima, reparación y solidaridad.
D a a o por repercusión: QuiCnes pue-
Daño contingente: Medidas y ac- den sufrir10 y demandar reparación por
ciones destinadas a evitarlo, 142, 359 y 61,383,384 y 388.-Elementos que deben
372.-Es susceptible de engendrar una tomarse en cuenta para avaluar su repa-
acción, 374.--Caracteres de esta acción, ración, 473.
376.-Personas a quienes compete esta
acción, 378.-Contra quien procede esta Daños recíprocos: El art. 2330 es apli-
acción, 396.-Puede caucionarse, 431.- cable en caso de tales daños, 482.
Qué comprende su indeninización, 459.
Datos: Cüándo incurre y ciiándo no
Daño emergente: El causado por un incurre en responsabilidad quien Ics da,
<!elite o cuasidelito es indemnizable, 457. 188.
--En que consiste y cómo se aprecia,
457.-En qué consiste tratándose de la Decano: El de una Facultad univer-
<lestrucción o deterioro de una cosa, 457. sitaria no-responde por el hecho de los
-Son inde~nnizables las reparaciones alumnos que estudian en las escuelas de-
que demande la cosa y la diferencia entre pendientes de ella, 265.
el valor que tenía al tiempo del delito o
cuasidelito y el que tenga después de Delito: Es fuente principal de la res-
reparada, 457. poneabilidad extracontractual, 2.-Para
que haya lugar a la responsabilidad por
el hecho ajeno, es nienester que el su-
Daño eventual: X o es indemnizable, bordinado o dependiente ejecute un deli-
141. to o un cuasidelito, 219.-Véanse tlelilo
civil y delito penal.
Daño f u t u r o : Es indemnizable, 140.
Delito civil: Concepto, 3.--Semejanzas
D a a o indirecto: lrio es indemnizable, y diferencias con el cuasidelito civil, 4.--
149 y 456. Supone dolo rn sil autor, 4.-Lo ha' cn-
da vez que se cause un daño con dolo o delictiial, menor d e edad, renliílria, pres-
malicia, 4.--Inutilidad de la distinción cripción y perrotta jirrúiicn.
entre 61 y cl cuasidelito civil, 5.-Puntos
en qiie esta distinción presenta interés, Demandado: Cómo debe o puede
6.-No puede renunciarsc anticipadamen- comparecer en el juicio en que se persiga
te la responsabilidad derivada de 61, 6 y su responsabifidad civil derivada de un
550.-Es nulo eI seguro del riesgo prove- delito O cuasidelito, 412.-Quién puede
niente del delito del asegurado, 6 y 566. actuar en su nombre, 412,-Si la acción
-Puede ser de acción o de omisión, 7.-- civil se ejercita conjuntamente con la
1)iferencia.s con ef delito penal, 9.-Con- penal, aquéIIa se sustanciará con et pro-
secuencias que de ello resultan, 10,- pio responsable, aunque sea incapaz o se
Hechos que constituyen delitos civiles halle en ciuiebra o haya hecho cesión
escIusivamente, 10.-Lo constituye e1 de bienes. 41 2.
ejercicio de un derecho con intención de
dañar, 171, 172 y 173.-Efectos que pro- Dem.andante: Cómo debe o puede
duce: acciones a que puede dar origen,
comparecer al juicio en que persiga la
371 y 375.-Caracteres <le la acción civil
responsabiiidad civil de un delito o cua-
q u e genera, 376.-Titular de la acción
sidcliio, 41 1.-Quién puede actuar en si1
que engendra, 377 a 394.-sujeto pasivo nombre, 41 1.
de esta acción, 395 a 409.-Da origen a
la resoonsabilidad solidaria de sus diver-
sos autores, cómplices y encubridores, Dem.ente: Es incapaz de delito y cua-
402 y 404.-Excepciones a esta respon- sidelito, 85 y 86.-Quién es tal, 86.-Es
sabilidad solidaria, 409,-La acción de- indiferente que esté O no en interdicción
rivada de é l sólo puede intentarse ante o internado en un manicomio o casa de
el tribunal civil que corresponda, 415.- salud, 86.-Requisitos para su ineapaci-
Cuál es el tribunal civil competente, 41 6 dad, 87.-E1 demente que h a obrado eri
p 413.<ómo se tramita la acción, 419. un intervalo lúcido es responsable de su
-1.a acción derivada de él prescribe en delito o cuasidelit?, aunque la demencia
cuatro años, 432 y 433.-Excepciones, sea habitual o se halle bajo inierdicció?,
434.-Véanse acciún, acción civil, capaci- 87.-La privación de la razón debe ser
dad delictzrad y cuasidelzct!~al, menor de total, si.-Hipnotizado, 88,-Sonám-
edad, renuncia, prescripción 4 persona ju- bulo, 39.-Otros caso; de privación de
ridicti . razón, 90.-Facultades de los jueces del
fondo y de la Corte de Casación en esta
Delito penal: Concepto, 8.-Uiferen- materia, 91.-Prueba de su incapacidad,
cias con el delito civil, 9.-Consecuencias 99.-Responsabilidad de su guardián,
que de ello resultan, 10.-1,a acción 100.-Iio incurre ni en responsabilidad
civiI que d e r i ~ ade él puede intentarse simple ni en responsabilidad compleja,
ante el tribunal que conozca del proceso 101.-Tendencia legislativa contenip-
criniinal, si tiene cohpetencia para co- ránea acerca 'de la respoqsabilidad delíc-
nocer de ella, o ante el tribunal civii que tual y cuasidelictual civil del denlente,
corresponda; escepción, 19-9.=, 22 y 414. 102.
-Cómo se tramita la acción ci\:iI en uno
y otro caso, 418 y 419,-La acción chil Demolición: Responsabilidad por los
enlanada de é1 prescribe en cuatro años, daños causados por la ruina de un edi-
432 y 433.-Excepciones, 434.-Prefe- ficio durante su demolición y por los
rencía de que goza en ciertos casos la in- causados con motivo de la niisma derno-
demnización derivada de un delito que licíón, 358.-Plazo en que prescribe la
es también penal, 486. - Véanse acción, acción para obtener la reparacibn de tales
crccz'án penal, capacidad delictual y cuasi- dailos, 433.
:O DE MATERIAS

Dentista: Véanse responsabilidad mé- el mismo caso, 258.-Qué se entiende por


dica'. dependiente 283.-Para los efectos de la
responsabilidad que pesa sobre los empre-
Denuncia: La denuncia infundada o sarios por el hecho de sus dependientes,
falsa de un delito sblo impone responsa- no es menester que el empresario haya
bilidad a su autor siel tribunal que cono- elegido o designado al dependiente, 284.
cib de ella la declara calumniosa por sen- -No lo es el que trabaja independiente-
tencia ejecutoriada, 185.-Responsabili- mente, aunque sea para un empresario,
dad por denuncias infundadas ante parti- 285.- Puede serlo un profesional, 286.
culares u otras autoridades diversas de -Responsabilidad por la conducta de
las judiciales, 186. un dependiente facilitado a otro empre-
sario, 287.-Requisitos para que el em-
Denunciante: Véase denuncia. presario responda de los delitos y cuasi-
delitos cometidos por sus dependientes,
Departamento: Responsabilidad de 288 a 290.-No le afecta la responsabili-
los dueños de los diversos pisos y departa- dad del art. 2326 por el daño causado por
mentos de un edificio en caso de daños el animal cuya guarda o cuidado le ha
causados por la ruina de éste, 351. confiado su empresario O empleador, 322;
ni por el da'no causado por el animal que
Dependencia: La responsabilidad por éste le ha facilitado para el ejercicio de
el hecho ajeno supone un vfnculo de su- sus funciones de dependiente, 325.-Le
bordinación o dependencia entre dos per- afecta esa responsabilidad si el animal
sonas, 216.-Quiénes no se hallan en este causante del daño ha sido entregado al
caso, 216 y 217. dependiente por el empresario o emplea-
dor para el uso y beneficio personal del
Dependiente: Responsabilidad por el propio dependiente, 325.-Las personas
hecho de quien está bajo nuestro ciiidado jurídicas responden por el hecho de sus
O dependencia, 212 a 232.-Quién no lo dependientes, mientras estén a su cuida-
es, 216.-Tampoco lo son el mandatario, do, 111.-Es tal el gerente de una socie-
el representante legal o el agente oficioso dad anóniriia o de una institucihn wnii-
respecto de su mandante, de su repre- fiscal, 111.
sentado o del interesado, 217.-Para que
haya lugar a la responsabilidad por el 'Deporte: Reglas que rigen la respon-
hecho ajeno, el dependiente debe ser sabilidad civil en materia de deportes,
capaz de delito o cuasidelito, 218; y co- 128.-Responsabilidad del padre, y a
meter un hecho ilícito, 219.-La víctima falta de éste de la madre, por los tlaños
debe probar !a responsabilic!ad del de- qae causen sus hijos menores que habi-
end diente, 220.-La responsabilidad por tan en la misma casa mientras practi-
el hecho ajeno deja subsistente la respon- can un deporte, 243.-No hay impruden-
sabilidad personal del subordinado o de- cia de parte de los padres en perriiitir
pendiente, 226.-E1 civilmente respon- que sus hijos menores practiquen depor-
sable tiene derecho para que el autor del tes; escepción, 246.
daño le reembolse la totalidad de la
indemnización pagada a la víctima, 228. Depositante : Véase depósito.
-Responsabilidad Por los daños causa-
dos por un menor mientras está al servi- Depositario: El ejecutante tio res-
cio de un amo, de un empresario o de un ponde de los delitos o cuasidelitos come-
artesano, 244.-Responsabilidad por los tidos por el depositario definitivo eii el
daños causados por un pupilo en el niis- desempeño de sus fanciones; pero si de
nio caso, 252.-Resp3nsabilidad por los los que cometa el depositario provisional
daños causados por una mujer casada en propuesto por él, 216 y 310.-En ausen-
cia del duerio, puede demandar indem- / rio por e1 hecho de sus dependientes, 281,
'
nizacibn por el daño causado a la cosa 289 y 292.-Acerca de la cesación de la
objeto del depósito, 382. responsabilidad de los amos por el hecho
de sus criados, 302.-La responsabilidad
Depósito: La responsabilidad del de- por el hecfio de las cosas en derecho
positante por los perjuicios que la cosa francds, 3 15 ; y en derecho comparado,
dada en depósito haya oc?sionado al de- 315.-Acerca de la responsabilidad por
positario es contractual, 40.-LO es e1 hecho de los animales, 343.-En ma-
igualmente la responsabilidad del depo- teria de cesación de responsabilidad por
sitante por los daños corporales que la ese mismo hecho, 3,41.-En materia de
cosa depositada haqa ocasionado al tle- daños causados por la ruina de un ediíi-
positario sin su culpa, 41. cio, 360.-En niateria de daños causados
por una cosa que cae o se arroja de la
Derecho absoluto: Qué es tal, 180.- parte superior de un edificio, 373.--
Tratándose de él, no cabe su ejercicio Acerca de los titulares de la acción por
abusivo, 180. daños niaterinles en las personas, 383.--
Acerca de los titulares de la acción por
Derecho comparado: En materia de daño moral, 384.-En materia de trans-
distinción entre delito y cuasidelito civil, misibilidad de la acción por daño moral,
5.-La genedidad de los Códigos vi- 388.-En materia de cesión de la acción
gentes establecen, como regla general, la por daño nioral, 391.-Acerca del ejer-
responsabilidad subjetiva o a base de cicio por los acreedores de la acción de
culpa; excepciones, 52 y 69.-1.a respon- respollsabilidad delictual o cuasidelic-
sabiIidad extracontractual en el antiguo tual civil, 392.-En materia de reparti-
derecho francPs, 67; y en el Código de ción del daño entre tos solidariamente
Napoleón, 68.-En materia de respon- obIigados a su reparación, 406.-En ma-
sabilidad del demente, 86.-En materia teria de responsabilidad de los diversos
de responsabilidad del ebrio, 92.-En ma- autores de un delito O cuasidelito, 410.--
teria de incapacidad delictual o cuaside- En materia de prescripción de la acción
lictuaf de1 menor, 95.-En materia de delictual o cuasidelictual rivil, 438.-
responsabilidad del demente, del infante Acerca de la forma de la reparación,
y demás personas privadas de discerni- ,452.-Acerca de Ia extensión o del con-
niien to, 102.-En materia de responsa- tenido de la reparación, 471.-Acerca de
bilidad civil de las personas juridicas de si el juez debe o no tomar en cuenta la
derecho privado, 103.-Acerca de la res- situación social, pecuniaria de familia
ponsahiIidad por ruptura de los esponsa- de las partes para avaluar e1 daiio, 474.-
les, 117.--4cerca de la reparaiiión del Acerca de la influencia de la culpa de la
daño nioral, 148.-En niateria de abuso víctima en la regulación de la indernniza-
del derecho, 166.-En nlateria de daños ción, 480.-En materia de legitima de-
cleri~aclosde ta vecindad, 183.-En ma- fensa, 526.-En materia de estado de
teria de interpretación del art. 2329 del necesidad, 527.-En nlateria de cláusulas
C. C., 203 bis.-Acerca de Ia estensión de irresponsabilidad, 548.
de la regla que establece la responsabi-
li<latl por el hecho ajeno, 214.--4cerca Derecho romano: Los delitos pú-
de la responsabilidad del tuLor O curador blicos y privados en él; su sanción, 63.-
por la conducta de su ~ u p i l o ,248; y del 1.a ley Aquífia, 64.-E1 cuasidelito en
marido por la conducta de s u inujer, 253. Ronia, 65.-Caracteristicas generales de
-En materia de re~~onsahílidad de los este derecho en materia de responsabi-
jefes de colegios y escuelas fiscales por el lidad. 66.
hecho de sus discípulos, 263 y 265.-En
materia de responsabilidad del empresa- Descendiente; El que vivía a expen-
680 ~ N D I T EALFABÉTICO DE MATERIAS - . -
sas de un ascendiente puede demandar Director: El de una escuela iiniversi-
reparación por el daño material que le taria o.el de un colegio o escuela respon-
irrogue la muerte de ese ascendiente, 383. de por el hecho de sus discfpulos mientras
-Puede demandarla asimismo por el da- esten bajo su cuidado, 263, 264 y 265.-
ño moral que esa muerte le cause, 384. Vdase jefe de colegio.

Descuido: Véase culpn. Discernimiento: Véanse capncidad


delictual y crcasidelictual, demente y menor.
Desistimiento: Caso en que el desis-
timiento de la ejecutiva obliga al Disciputo: QuiGn es tal para los efectos
ejecutante a reparar los perjuicios que de la responsabilidad que pesa sobre los
haya causado al deudor con la deman- jefes de colegios y eccue~ascon arreglo al
art. 2320, 266.-Véas~ jefe de colqio.
da ejecutiva, 184.-Responsabilidad del
que se desiste de una acción penal pú-
blica o privada, 185.-Procede respecto
1 Disipador: Vdaw prbdigo.
de la acción de responsabilidad delictual
o cuasi(1elictual civil; reglas aplicables, Dolo: Es elemento del delito civil, 4:--
No puede condonarse el d o b futuro, 6 ,
429.
431 v 550.-E1 dolo del deudor en el iii-
cumplimiento de la obligacióri contrac-
Desobediencia: Para que cese la res- tual no hace adniisible el cúmulo de res-
~onsabilidadde los ~ a d r e spor el hecho ponsabilidades, 49.-La responsabilidad
de sus hijos menores que habitan en la es subjetiva cuando se funda en el dolo o
misma casa, no basta que prueben que culpa del agente, 52.-Sin 61, no hay res-
el hijo desobedeció sus 6rdenes; deben ponsabilidad delictual civil, 115.-En
probar, además, que tomaron todas las que consiste, 116.-Hechos constitutivos
medidas necesarias para evitar esa deso- de dolo, 117.-Seducción, 117.-Dolo de
bediencia, 246. acción v dolo de omisión, 118.-Se le
aprecia in concreto, 119.-Asimilación de
Destrucción: Vdanse daño, edificio, la culpa lata o grave al dolo, 120.-Per-
rqina y reparación. sonas responsables en' caso de dolo, 121.
-Su prueba incumbe a la víctima, 424.
Deterioro: Vdanse daño, e d i f i h , ruina -Medios probatorios que sirven para
y reparación. acreditarlo, 425.-Facultades de los jue-
ces del fondo y de la Corte de Casación
Diario: Véase publicaciones.-Su pro- en materia de dolo, 136.-Distinción en-
~ i e t a r i oes responsable civilmente de los tre 61 y la relación causal, 154.-Puede
delitos cometidos por medio de las pu- haberlo en el ejercicio de un derecho, 171
blicaciones hechas en CI, 306. y 172.-La carencia de interbs en el ejer-
cicio de un derecho demuestra por sí sola
Dinero: La reparación en equivalente la intención dañosa, 173.-Probándose
consiste, de ordinario, en una cantidad 61, su autor es responsable del delito o
de dinero, 445.-La forma ordinaria y cuasidelito cometido por un tercero, aun-
corriente de reparación es el pago de una que este no se halle al cuidado de ese au-
indemnización pecuniaria, 446.-La' in- tor, 216.-El que se aprovecha del dolo
demnización debe fijarse en moneda chi- ajeno, conoci6ndol0, es autor del daño
lena, 447. que de'ello resulte, 396.-Tambihn lo es
el que recibe provecho del dolo- ajeno
Diputados: Son irresponsables por las siendo cómplice en 61, 398.-Pero quien
opiniones que emitan en el desempeño de recibe provecho del dolo ajeno, sin ser
sus cargos, 176 y 532. cómplice en 61, sólo responde hasta con-
currencia de lo. quc valga el provecho, el daño causado por éste, 340.-Cuándo
398.-Todo dolo cometido por dos o más cesa su responsabilidad por el daño cau-
personas, aun en materia contractual, sado por un aniriiai que le pertenece, 341.
d a origen a la responsabilidad solidaria -Responsabilidad que afecta al dueño de
de sus autores, 408.-La acción para de- un edificio por los daños que causa su'
mandar la reparación del daño causado ruina, 344 y 350.-Caso en que 10s due-
con dolo prescribe en cuatro años, 432 y ños sean varios, 351.-Personas que
433.-Eacepcionec, 434.-El incapaz quc pueden invocar la responsabilidad del
se vale de él para inducir a contratar al dueño del erlificio, 352.-Prueba que
otro contratante no puede alegar la nu- debe producir la vfctin~a,353.--Cuándo
lidad, 440.--El hecho de que c1 daño haya cesa la responsabilidntl del dueño del
sido causado a consecuencia d d dolo o edificio, 354.-La acción que compete al
engaño de que fué víctima su autor, no dueño del edificio contra el empresario,
exime a Cste de responsabilidad; cxcep- arquitecto, ingeniero o constructor que
ción, 533.-Es nula la cláusula que csimc lo construyó o que dirigió su construc-
de responsabilidad por el dolo del agente, ción por los daños causados por la ruina
550.-Validez de la cláusula que atenúa del edificio proveniente de un vicio de
la rcsponsabilidad derivada de un delito, construcción, prescribe en cinco años,
563.-No puede asegurarse la responsa- 355 y 434.-Puede demandar indemniza-
bilidad derivada-del dolo del asegurado; ción por el daño causaclo a una cosa de
pero si la que derive del dolo de Ias per- su dominio, 382.
sonas de quienes él responde civilmente.
566.-Véansc abuso del derecho, ddito civil Ebrio: Es responsable de su delito o
y deZito penal. cuasidelito; excepción, 92.

Domicilio: El juez del doniirilio del Edificio: Principio acerca de la res-


demandado es, por regla general, el coni- ponsabilidad por su ruina, 344.-Funda-
petente para conocer de la acción civil mento de esta responsabilidad, 345,-
derivada de un delito o cuasidelito, aun- Requisitos para que h a l a lugar a ella,
que kste se haya cometido en país estran- 346.-l." Qué se entiende por edificio,
jero, 415 y 41 7 . 347.-Cosas a que esta responsabilidad
no se aplica, 347.-2.' Qué se entiende
Dominio: Ejercicio abusivo de este por ruina de un edificio, 348.-La ruina
derecho, 182. puede ser total o parcial, 348.-3.' 1.a
ruina debe provenir cle Ia omisión de las
Donatario: Véase ingrafi!:rd. reparaciones necesarias, de haberse falta-
do de otra manera al cuidado de un buen
Duefio: Yéanse anima?, <inimnEpero y padre de faniilia o de un vicio de cons-
edi$ci?.-Responsal~ilidad que afecta al trucción, 349.-A. Persona responsable
dueño de un animal por el daño causado cuando la ruina proviene de la omisión
por Cste, 321.-Fkta responcabifidad le de las reparaciones necesarias o de ha-
afecta, aunqiie el cuidado directo del ani- berse faltado de otra manera al cuidado
mal esté,a cargo de sus criados, emplea- de un buen padre de familia, 350.-PIu-
dos o dependientes, 322; y aun después ralidad de dueños de¡ edificio cuya ruina
que el animal se haya soltado o estravia- causa el daño; su rcsponsabilidad no es
do, 323.-Recurso en su contra <le quien solidaria, 351 y 409.-Caso del edificio
se sime de un animal ajeno, 327,Coexis- dividido en pisos o departamentos perte-
tencia de su responsabilidad con la del necientes a diversos propietarios, 351.-
que se sirve del animal, 328.-Prueba que Personas que pueden invocar esta res-
debe producir el dueño de un aninial si ponsabilidad, 352.-Prueba que debe pro-
quiere esonerarse de responsabilidad por ducir la víctima, 353.-Cesación de esta
responsabilidad, 354.-B. Persona res- cediiniento aplicable a dicha acción, 418
ponsable cuando la ruina proviene de un y 419.-Suspensión del juicio civil, 22,
vicio de construcción, 355.-Prueba que 420 a 421 bis.-Intentada la acción civil
incumbe a la víctima, 356.-Casos en derivada de un delito O cuasidelito ante el
que esta responsabilidad es solidaria y tribunal del crimen competente, el actor
casos en que no lo es, 355 y 407.-Cesa- no puede abandonarla para deducirla
ción de esta responsabilidad, 357.-Da- ante el tribunal civil que corresponda, y
ños causados por un edificio en construc- vice-versa, 414.-Radicada la acción ci-
ción, trlnsformación, reparación o denio- vil ante el tribunal que conoce del proceso
lición ; persona responsable, 358.-Acción criminal, éste continiiará conociendo de
para precaver la ruina de un edificio. ella, aunque en el curso del juicio se ex-
359.-Derecho coniparado, 360.-Res- tinga la responsabilidad penal del reo,
ponsabilidad por el hecho de una cosa 414.
que cae o se arroja de la p&te superior
de un edificio, 361 a 373.-Criterio para Ejercicio abusivo d e los derechos:
distinguir cuándo hay ruina de un edificio \'base abuso del derecho.
y cuándo hay Iiecho de una coca que cae
de la parte del mism0, 348 y Ejercicio d e u n derecho: Cuándo es
365.-El adquirente de un edificio no abusivo, 171, 172, 173 y 174.-Cuándo
responde de 10s daños que causó su ruina es legítimo, 175 y 176.-\'ease abuso del
producida con anterioridad a su adqui- derecho.
sición, salvo estipulación en contrario,
400.-Plazos en que prescriben las accio-
E m a n a c i o n e s tóxicas: Responsahili-
nes que competen a l dueño de un edificio
o a terceros por los daños causados por la dad a que pueden dar origen, 183.
ruina del mismo edificio, según que esta
provenga de vicios de construcii6n o de Em.ancipaci6n: El padre, y a falta de
haberse oniitido las necesarias reparacio- éste la madre, responde de los delitos y
nes, 355, 433 y 434. cuasidelitos de sus hijos nienores que
habiten en la rnisnia casa, alnique estCn
Educación: Los padres son siempre emancipados; excepción, 240.
responsables de los delitos o cuasidelitos
cometidos por sus hijos menores y que E m b a r g o : Casos en que quien lo so-
conocidamente provengan de mala edu- licita incurre en responsabilidad, 174 y
cacibn, 247. 184.-Cuándo no incür;e en ella, 175 y
185.-E1 hecho de solicitarlo, y aun el
Ejecución: \/Pase rnrbargo. de embargar biénes del (ledudor en can-
tidad superior a los necesarios para ase-
E j e c u t a n t e : No responde de los deli- gurar el pago <le la obligación deniancla-
tos o cuasidelitos que el depositario de- da, no constituye por si solo un abuso,
fini~ivo conieta en el desempeño de su 185.-La acción civil derivada de un de-
cargo; pero s í de los que cometa el lito o cuasidelito puede embargarse, 376.
depositario provisional propuesto por él,
216 y 310. Empleado: Vérinse criado y deperi-
dien le.
Ejercicio: En juicio de la acción civil
derivada de un delito o ciiasidelito, 411 Em.pleado rnunicipnl: No queda
a 421 bis.-loniparecencia del deman- comprendido en el art. 2320 del C. C.;
dante, 4 11.-Comparecencia del deman- excepcibn, 217 bis.-El de una empresa
dadoi412.-Tribunales competentes para municipal queda comprendido en el art,
conocer de dicha acción, 413 a 417.-Pro- 2320, 217 bis y 282,
Empleado público: No queda com- del dependiente facilitado a otro enipre-
prendido en el art. 2320 del C. C.; excep- sario, 287.-Requisitos para la proce-
ción, 217 bis.-El de una empresa fiscaI dencia de esta responsabilidad, 288.-
queda comprendido en el art. 2.320, 217 1." Epoca en que debe ejecutarse el he-
bis y 282. cho ilícito, 289.-2.O El da50 debe su-
frirlo un tercero u otro dependiente, 290.
Empleo: Los padres no respo~idende -Prueba que incun~bea la víctima, 291,
los delitos o cuasidefítos que cometa el --Cesación de esta responsabilidad, 292.
hijo menor en el ejercicio del empleo que -Véase constrüctar.
ejerce independientemente o del enipleo
o cargo público que desempeñe, aunque Exicubridor: El encubriílor de un <le-
habite con ellos, 245; ni el guardador de Iito o cuasidelito civil es reputado autor
los que conieta el pupilo en el mismo del nlismo para los efectos de la repara-
caso, 252: ni eI marido de los que cometa ción del daño que irrogue, 396.-Le afec-
su mujer en el ejercicio del empleo pÚ- ta, por tanto, ¡a responsabilidad solida-
blico o privado cue desempeñe separada- ria del art. 2317, 404.
mente, 258.
Enfermedad: El hecho de que el hijo
Empresa : Véase empresario. menor que Iiabita en la misma casa que
el padre cometa el delito O cuasidelito
Empresa d e los FF. CC. del Estado: durante la enfermedad de éste no basta
Veanse accidenle y choque de trenes.-Es por sí sólo para relevar de responsabili-
responsable de Ins daños causados por dad at padre, 246.
sris enlpleados o dependientes y que
deriven de actos u omisiones que se re- Enfermedad contagiosa o venérea:
lacionen con el servicio, 282 y 304.- Su transmicióri puede engendrar respon-
Tribrinal competente para conocer de fa sabilidad delictual O cuasidelictual, 144.
acción civil derivada de dacños ocasiona-
dos por accidentes de estos ferrocarriles, Enfermera: Cuándo su responsabili-
26 y 416. dad es contractual y cuándo es delictual
o cuaside!ictuai, 43 y 135.
Empresa ferroviaria: Es responsa-
ble de los daños causados por sus em- Enumeracion taxativa: hTo la es la
p!eados O dependientes y que deriven de del art. 2329, 199.-Ni tanipoco la del
actos u omisiones que se relacionen con art. 2320, 214.-La es la de los artícuIos
el servicio, 304.--Véase choque de trenes. que reglan Ia responsabilidad por el he-
cho de las cosas, 314.
Empresario: Principio acerca de su
responsahilidad por el hecho tle sus de- Epiléptico: El que causa iin tlaiio du-
pendientes, 279.-Fundamento de esta rante u11 ataque rle epilepsia estii exento
responsabilidad, 280.-Quienes son tales, de responsabilidad ci\.il, 90.
281.-Esta responsabi!idad afecta tam-
bién a las empresas fiscales y municipales, Fkpivalencia de l a s condiciotles: En
282.-Qué se entiende por dependiente, qué consiste esta teoría, 156.
283.-Esta responsabilidad existe, aunque
el dependiente no liaya sido elegido o Equivalente (reparación en): i'éase
designado por el propio ernprecario, 284; reparación.
o el dependiente sea un profesional, 286.
-Pero no se extiende respecto de quienes Error: El error de¡ autor del daño no
ejecutan un trabajo independiente, aun- lo esime, por lo general, de responsabili-
que sea para un empresario, 285.--Caso dad ; escepción, 533,
Escuela: Véase jefe de cokgio. Estado d e necesidad: Cuándo cons-
tituye una causa eximente de responsa-
Especie (reparación en): Véase re@- bilidad, 527.
ración. I
Estipulaci6n a favor d e otro: La res-
Esponsales: Su ruptura, aunque sea pcnsabilidad derivada del incurnpliniien-
dolosa o culpable, no engendra respon- to de tal estipulación, que ha sido acep-
sabilidad, 117.-Cuando se invoquen co- tada por el beneficiario, es contractual,
mo antecetlentes del delito de seducción, 37 y 42.
pue<leri probarse por testigos, 425.
Evolución: Véase histork.
Establecimiento comercial: daños
clerivados de su funcionamiento, 183.- Extinción: Causales de extinción de
Vcanse autorimción administrativa y c h u - . la acción de responsabilidad civil, 427.-
SUY~. La extinción de la responsabilida(l civil
no acarrea la de la responsabilidad penal,
Establecimiento d e beneficencia: ni vice-versa, 71-6.O.-1.a extinción de la
1.0s jefes de colegios y escuelas manteni- acción 'penal no acarrea la de la acción
(10s o costeados con fines de beneficencia civil, 427.-Véanse renuncia, desistimien-
quedan afectos a la responsabilidad es- to, transacción y prescripción.
tablecida en el inciso 5." del art. 2320 del
C. C., 264. Fhbrica: Daños derivados de su fun-
cionaniiento, 183.-Véanse autorimción
Establecimiento d e ensefianza: adminisfratim y chuszcra.
Véase jefe de colegio.
Fábricas y Maestranzas del Ejérci-
Establecimiento d e instrucción: to: Son responsables del hecho de sus
Vdase jefe de cllegio. empleados o dependientes, mientras es-
tén a su cuidado, 282.
Establecimiento industrial: Daños
derivados de su funcionamiento, 183.- Fallido: Es capaz de obligarse por su
Véanse autorizricidn ndministratiw y chu- delito o cuasidelito, pero la indemniza-
sura. ción a que éste dé origen sblo puede per-
seguirse en sus bienes futuros, 85.-
Estado: Sii responsabilidac! por los da- Acción de responsabilidad delictual o
ños que causen sus funcionarios y em- cuasidelictual civil cuyo ejercicio le com-
pleados no se rige por el art. 2320 del C. pete exclusivamente, 411.
C.; excepción, 217 bis.-El art. 2320 se
aplica a las empresas fiscales, 282.-I.as Farmacéutico: Véase responsabili-
pensiones o indemnizaciones que pague dad farnracéutica.
el F i x o a los enipleados O funcionarios
píihlicos o a sus familias en caso de i n - Ferias d e diversión: Véase oblynción
validez o niuerte producida por un delito de seguridad.
o cuasidelito cometido por un tercero, son
acumulables con la indemnización que Ferrocarril: Véanse accidenfc, choque
la víctima tiene derecho de exigir riel au- de trenes, Empresa de los Ferrocarriles del
tor del delito o cuasidelito,495.-E1 Fis- Estado, empresa ferroviaria y competencia.
co que paga esas pensiones o indemniza- -Accidentes causados por un tren o por
ciones no tiene acción en contra del autor una locomotora, 125, 129 y 133.-Daños
del delito O ciiasidelito, 503; a menos que
la víctima le ceda su acción, 508. 1 causados por un ferrocarril y que provie-
n m de culpa erc!usiva de la víctima, 529.
Fiador: La reparación del daño causa- con su servicio, no incurre en respansa-
do por un delito o cuasidelito puede per- bilidad, 175 y 186.-Los funcionarios pií-
seguirse en contra del fiador del autor blicos que reemplazan a otros no obran
del daño, aiin cuando la fianza se haya bajo su dirección: estos últimos no son,
constituido con anterioridad a la comi- por consi~uiente,responsables de los de-
sión del delito o cuasidclito, 396. litos o cuasidelitos que los reemplazantes
cometan en siis funciones; excepción res-
Flanza: 1.a objigación derivada de un pecto de ciertos reeinplazantes de los no-
delito o de un cuasidelito puede afianzar- tarios, 216.--E1 funcionario público que,
se, aun antes de que aquél se cometa, en ejercicio de sus funciones, trata de
396.-Qiiien ejerce la acción penal deri- detener a un animal escapado o auxilia
vada de un de!ito o cuasidelito de acción al que sufre un accidente, puede invocar
pública estri obligado a rendirla, salvo la responsabilidad presiinta de que tra-
en los casos expresamente esceptuados, tan los arts. 2326 y 2327, 337.-En qué
19.-Quien ejerce la acción civil deriva- consiste el fueru de que gozan aIaunos
da de un delito o cuasidelito no está obli- fi~ricionariossegún la C. P. drl E. por los
gado a rendirla, 19. daños que causen en el ejercicio de sus
funciones, 426.-En qué consiste el
Fieras: Las de un circo o de un jar- fiiero de los jueces por los daños que
dfn zoológico quedan regidas por el art. causen en el ejercicio de sus funciones,
2326 y no por el art. 2327 del C. C., 426.-Prescripción de la acción civil por
332.-Véase animal fiero. los daños causados por ciertos fiinciona-
rios, 134.-Véanse alcalde, dipritudos,
Fisco: Vease Estado. senadores, Presidente de [ti: Xepiíblicri,
minzsfro de Estado y notario.
Fraude: Lr4anse confruto fraiidutento y
jra~rde@?rliano.-Todo fraude cometido Fundación: Véase persona jrcridira.
por dos o n14s personas, aun en materia
contractual, da origen a la responsabili- Gerente: La responsabilidad en que
dad solidaria de siis autores, 408. incurre una persona jurídica por los de-
litos o cuasidelitos cometidos por su ge-
Fraude pauliano: Constituye delito rente, mientras éste se halle a su cuida-
civil, 10. {lo, es la del a r t . 2320, 1 1 1 .

Fuero: De que gozan ciertos funciona- Guardador: VCC;isp curftdor .


rios según la Constitución Política del
Estado y los jueces para no poder ser Guardihn: J<esponsal~ilídntldel gvzir-
~erseguidospor los daños que irroguen dián de un incapaz de delito O cuasideli-
en el ejercicio de sus funciones, 426. to, 100.-E1 guardián conclena<loa r e p -
rar e1 daño causado por el incapaz no tie-
Fuentes: De las disposiciones que ri- ne derecho para ser indemnizado sobre
gen la responsabilidad civil extracontrac- los bienes de éste, 100.-Responsabilidad
tual, 12. del guardián de iin incapaz en caso de
responsabili<lad compleja, 101.
Fn erza: Véase v<dericia.
Gobernador: Véase ficitcioutrrio.
Fuerza mayor: !'Tase MSO fortttifo.
Habitación: Para que el padre, y en
Funcionario: Vease respon ~abilidad su defecto la nladre, responda de los de-
fi~ncionaria.-El que da curso a una ' litos y cuasidelitos cometidos por su.;
denuncia que se le fornlula relacionada /
hijos menores, es nienester que éstos ha-
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