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El Concreto y Los Terremotos
El Concreto y Los Terremotos
rigidez, resistencia y masa, podemos decir, en primera instancia, que los edificios que van teniendo
secciones de columnas más pequeñas –conforme va adquiriendo una mayor elevación el edificio– pueden
generar un efecto de amplificación de los movimientos que en algunos casos hacen colapsar los pisos
superiores. En este caso, debido al cambio de rigidez, los pisos superiores se comportan como un
oscilador resonante; es decir, como un edificio sobre otro edificio que lo excita mucho más de lo que lo
haría el movimiento aislado en la base. Este fenómeno se ha visto normalmente en edificios que cuentan
con tanques o masas elevadas; durante movimientos fuertes, estos elementos salen despedidos y caen
hasta la calle o sobre otro edificio como resultado de la acción de estos fuertes movimientos amplificados
que además dañan al propio edificio.
El componente vertical de los sismos genera un incremento apre-ciable en las cargas verticales que
deben soportar los elementos es-tructurales. Cuando se incrementa la carga axial en los elementos por-
tantes, la rigidez de los elementos sufre una reducción proporcional a la sobrecarga impuesta. El
fenómeno descrito se llama no linealidad geométrica y su problema mayor radica en que debilita progresi-
vamente la edificación por medio de la reducción de los parámetros de rigidez. Desafortunadamente este
tipo de consideraciones po-cas veces son tomadas en cuenta por los ingenieros calculistas al momento
del diseño, por lo que resulta complicado reconocer la participación de este fenómeno en el colapso de
muchas estructuras. Lo que sí se reconoce actualmente son edificaciones extraordinariamente cargadas,
destinadas a un uso diferente al inicialmente considerado en el proceso de diseño estructural.
Redundancia estructural
Un edificio alto que tenga un pequeño número de ejes de columnas puede ser muy redundante y, sin
embargo, conformar una estructuración inconveniente. La redundancia debe entenderse en este caso
como la conformada por un razonable número de columnas o muros (o cualquier otro elemento ligado
directamente a la cimentación) en cada eje. Lo más recomendable sería que el número mínimo fuera igual
o mayor que tres elementos por eje. De manera intuitiva se puede apreciar que un edificio con tres ejes
de columnas puede mantenerse en pie más fácilmente que uno con sólo dos ejes, a pesar de que un
sismo intenso le haya producido graves daños estructurales. Es una simple cuestión de equilibrio, que
resulta más facil sobre tres o más apoyos que sobre dos (Ver Foto 1).
Muros de concreto
Otro aspecto que interviene en la integralidad del diseño estructural, desde el punto de vista de la es-
tructuración, guarda una relación directa con el sistema de cimentación y su incidencia en la absorción y
disipación de la energía que impone un sismo. Los edificios altos con enormes muros de concreto se
construyen en ciudades sobre suelos bastante blandos que pueden no garantizar la estabilidad global al
volteo debido a la ausencia de la suficiente capacidad de fricción negativa de los pilotes, que no llevan
refuerzo en toda su longitud de desarrollo.
Columna corta
Es común que debido a la presencia de muros de ladrillo de relleno parcial entre las columnas que cubren
verticalmente el espacio desde el piso hasta el umbral de una ventana se genere el efecto no deseado
conocido como “Columnas cortas”. Éstas han producido en muchos casos daños severos e incluso
colapsos. Dicho efecto provoca que falle la columna en forma frágil al ser sometida a esfuerzos cortantes
excesivos que generados por estar impedida su deformación hasta la altura de los ladrillos (Ver Foto 2).
La columna corta es uno de los defectos de estructuración encontrado con mayor frecuencia en las áreas
de gran destrucción después de un sismo intenso. Resulta preocupante que en los edificios escolares
para la educación de la niñez y la juventud, las columnas cortas abundan por las necesidades de
iluminación y ventilación. Todo se origina por desorganización existente acerca de quién lleva la
responsabilidad del diseño de los elementos no estructurales dado que una persona diseña la estructura
sin muros y otra decide donde van los muros. Asimismo, las entidades de planeación que aprueban
licencias de construcción, sólo observan que cumplan la distorsión de entrepiso, ya que las columnas
cortas no están taxativamente prohibidas. Si la responsabilidad de distribución de los muros recae sobre
el diseñador estructural, es casi seguro que en nuevas construcciones se reducirá el problema de las
columnas cortas. La recomendación que se deriva de las consideraciones expuestas es que las columnas
cortas deben evitarse en toda construcción.
Por otro lado, el acero de refuerzo debe colocarse de manera generosa, sobre todo en lo que concierne a
estribos, ganchos o flejes. Estos son los que confinan el concreto y garantizan la integridad, para que en
los muchos ciclos de carga y descarga el concreto no se muela, destroce y fracture, convirtiédose en
piedras que se escapan progresivamente y hacen deshacer la sección portante. Cabe decir que entre
mayor número de estribos y entre más cercanos se coloquen entre sí, mayor integridad se brindará a la
estructura a partir de sus nudos que se pueden denominar los elementos claves de mantener. No
obstante, el número de estribos debe llegar a un límite práctico que permita el fluir correcto del concreto
fresco a través de los pequeños huecos, y la sección quede sin oquedades u hormigueros, o que no se
requiera de concretos muy fluidos que exigen agregados pequeños y aditivos especiales con el
consecuente incremento del precio del material (Ver Foto 4).
La resistencia y rigidez global de una edificación es resultado de la contribución de los elementos que la
componen y que siguen un comportamiento similar. Lo que muestra el comportamiento de los elementos
individuales es que cuando se alcanza la resistencia del elemento, se pierde apreciablemente la rigidez
del mismo por el agrietamiento. Obviamente esto no ocurre simultáneamente en todos los elementos que
componen una edificación; sino más bien, se inicia en los elementos que presentan la primera defensa
estructural; cuando éstos han alcanzado su resistencia, empiezan a redistribuir los esfuerzos que ya no
pueden resistir a sus vecinos. Lo anterior degenera en que la pérdida de la rigidez global se va haciendo
de forma gradual, conforme más elementos han alcanzado su resistencia. Todo lo anterior se logra,
siempre y cuando la edificación se haya diseñado correctamente mediante el uso del criterio, la
experiencia, el buen juicio y, el conocimiento explícito de las variables que componen el diseño (Ver Foto
5).
El hecho de que todos los elementos vayan fallando progresivamente como fusibles, genera que la
energía inducida inercialmente desde la base se vaya disipando gradualmente de la mejor forma a lo
largo del mayor número de elementos posibles, en el mayor número de ciclos posible también. Se
considera que este efecto gradual de falla de elemento por elemento, es la mejor defensa ante un evento
de larga duración con gran número de ciclos.
Colofón
Mucho de lo comentado está basado en dos aspectos fundamentales que aunque diferentes convergen
en lo mismo. El primero es pensar que algo que cumple la norma en cálculos y diseños, será seguro
cuando se construya sin tener control de obra; el segundo es pensar que la frontera del conocimiento la
representa la norma, planteándola como la única fuente de consulta y cumplimiento. Esto se está
haciendo de forma sistemática en universidades y despachos de consulta que, en algunos casos,
procrean diseños de edificios que cumplen normas, pero son inseguros.