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LECTURAS SELECTAS

(Curso Lenguaje y comunicación)

CULTIVE MODALES SIMPÁTICOS

En el libro de la sabiduría dice: “Los modales de los


soberbios son bruscos y antipáticos... Sin embargo los de la
gente educada y buena son muy agradables”, entonces
miremos esta lista de modales simpáticos.

Siempre mantenga el rostro agradable y sonriente, aprenda a


ocultar sus chascos, preocupaciones y dolores detrás de una
buena sonrisa.

Salude usted primero, no espere que los demás lo hagan;


hacer un favor a los que nos hacen mal, llame a todos por su
nombre, título o apellido.

Sea siempre agradecido; recuerde siempre las fechas


importantes, para las demás personas: cumpleaños,
aniversario, grados, navidad, etc. y haga un telefonazo.

Alabe las cualidades de los demás, contestar pronto y con


cariño las llamadas telefónicas, escuchar con verdadero
interés a los demás lo que nos dicen; no discutir, no criticar,
hable bien de todos, no grite en las reuniones, use siempre el
pañuelo para estornudar. Negar un favor con gentileza.
Decir un sí con emoción, etc.
MEDIA COBIJA

Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa, durante largos años había
trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia.

Su mayor deseo era ver convertido a su hijo en un hombre de bien, respetado


por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.

A los 70 años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno
de recuerdos esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo
y comprensión, pero veía pasar los días sin que éste apareciera y decidió por
primera vez en su vida pedir un favor a su hijo.

Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.

- ¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí!

- Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo además,


estoy cansado y viejo.

- Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que
esta es tu casa.

- Entonces ¡No te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento
tan solo!.

- ¿Quedarte a vivir aquí?, sí...claro...pero no se si estarías a gusto, tú sabes,


la casa es chica, mi esposa es muy especial...y luego los niños...

- Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí,


alguien me tenderá la mano.

- No padre no es eso, solo que...no se me ocurre donde podrías dormir.

- No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me perdonarían...o solo


que no te moleste dormir en el patio.

- Dormir en el patio, está bien.

- El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años.


- Dime papá.

- Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para
que se tape en la noche.

- Sí con gusto... ¡y dónde va a dormir?

- En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.

- Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese
momento llegó su padre.

- ¿Qué haces Luis? ¿ Por qué cortas la manta de tu abuelo?.

- Sabes papá, estaba pensando...

- ¿Pensando en qué?.

- En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir en


mi casa.

“UN PADRE MANTIENE A DIEZ HIJOS, PERO DIEZ HIJOS


NO MANTIENEN A UN PADRE”
HUBO UN DÍA...

Hubo un día...

Hubo un momento en el que creías que la tristeza sería eterna; pero volviste a
sorprenderte a ti mismo riendo sin parar.

Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor ; y luego apareció esa


persona y no pudiste dejar de amarla cada día más.

Hubo un momento en el que la amistad parecía no existir; y conociste a ese


amigo que te hizo reír y llorar, en los mejores y en los peores momentos.

Hubo un momento en el que estabas seguro que la comunicación con ese alguien
se había perdido; y fue luego cuando el cartero visitó el buzón de tu casa.

Hubo un momento en el que una pelea prometía ser eterna; y sin dejarte ni
siquiera entristecerte terminó en un abrazo.

Hubo un momento en el que un examen parecía imposible de pasar y hoy es un


examen más que aprobaste en tu carrera.

Hubo un momento en el que dudaste de encontrar un buen trabajo; y hoy


puedes darte el lujo de ahorrar para el futuro.

Hubo un momento en el que sentiste que no podrías hacer algo; y hoy te


sorprendes a ti mismo haciéndolo.

Hubo un momento en el que creíste que nadie podía comprenderte; y te


quedaste boquiabierto mientras alguien parecía leer tu corazón.

Así como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides
que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará un sueño hecho
realidad.

Nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad.


LA EMOCIÓN EMBRIAGADORA

Con un suspiro se acostó ella, los músculos de su bien formado cuerpo se


aflojaban por un instante, resistiéndose a él, pero deseando que no hiciera
caso de su protesta. Eso que tantas noches le había quitado el sueño, era lo
que ella quería. Cierto que él, era hombre de gran experiencia, más para ella,
era la primera vez.

Sale con esa pequeña piecita, ella se sintió nerviosa, él le ofrecía no lastimarla,
le pasó la mano sobre aquel lugar que ella escondía y trataba de convencerla,
ella temblorosa quitó la mano y él la volvió a poner apretando.

Ella, dirigió la vista hacia esa cosa temblorosa y tremenda que él tenía en
la mano, sus temores se acentuaron, cuando él estuvo cerca, sintió su
aliento junto a su boca; él la colmó de palabras suaves a su oído, que era
muy práctico, que no tuviera miedo, que no iba a doler.

Convencida dejó que él maniobrara, abría para dar cabida a aquello.

Su cuerpecito se estremeció, quería echar fuera esa cosota, sus fuerzas


la abandonaron, sintió correr algo caliente. SANGRE una emoción viva la
invadió y gritó... por favor basta... ¡ay! ... ¡ay! ... ¡ay! ... no aguanto
más ¡ay! ... ¡ay! ... no me saque... se lo ruego...

Parecía una tarde sin fin y tan solo había transcurrido unos minutos, iba a
concluir, ella sintió viva emoción, su cuerpo se estremeció y una y otra
vez, estaba extenuada, al cabo de un momento él le dijo “ACABÉ”, ella
quedó serena, satisfecha y con los músculos laxos.

Por fin “el dentista le había sacado la muela”.


MAESTROS/AS DEL PAÍS

Comparto la idea de Gabriel García


Márquez cuando dice: “creemos que las
condiciones están dadas como nunca para
el cambio social, y que la educación será
su órgano maestro. Una educación desde
la cuna hasta la tumba, inconforme y
reflexiva, que nos inspire un nuevo modo
de pensar y nos incite a descubrir quienes
somos en una sociedad que se quiera más
a sí misma. Que aproveche al máximo su
creatividad inagotable y conciba una ética
y -tal vez una estética- para nuestro afán
desaforado y legítimo de superación
personal y profesional”; por ello se lanza
el Programa Nacional de Capacitación y
Perfeccionamiento Docente cuyo objetivo
general es: capacitar a los docentes de los
niveles educativos: Básico y Bachillerato
en la áreas prioritarias del ejercicio
profesional, para optimizar el proceso de
enseñanza aprendizaje, fortaleciendo el
desempeño docente, generando un
ambiente de convivencia, de paz,
solidaridad, equidad y excelencia
académica con temáticas que requieren y
se acercan a sus competencias: Iniciación
a la Lectura, La Lectura Como
Potenciadora de Valores, Evaluación de los
Aprendizajes y Estrategias Educativas
para el Aprendizaje Activo, que servirán
de base para aquello que se desea
desarrollar en los niños/as y jóvenes del
país.

Dr. Roberto Passailaigue B.

MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA

HAGAMOS LA DIFERENCIA
Su nombre era Srta. Susana y era la profesora del 5to. año de Básica. El primer día
de clases lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Igual que la mayor parte de
profesores, ella miraba a sus estudiantes y les decía que a todos los quería por
igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre
su asiento, estaba un niño llamado Juan González.

La Srta. Susana había observado a Juan desde el año anterior y había notado que
él, no jugaba muy bien con los otros niños. Su ropa estaba muy descuidada y
constantemente tenía el aspecto de que necesitaba darse un baño. Para ella, Juan
había comenzado a ser un tanto desagradable.

Llegó al punto que ella disfrutaba tachando los trabajos de Juan con un plumón
rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior
de sus tareas.

En esta escuela era mandatario que los profesores revisaran el historial de cada
niño, ella dejó el expediente de Juan para el final. Cuando ella revisó, se llevó la
gran sorpresa.

La profesora de primer año había escrito: “Juan es un niño muy brillante con una
sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene buenos modales...
es un placer tenerlo cerca”.

Su profesora de segundo año escribió: “Juan es un excelente estudiante, se lleva


muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene
una enfermedad incurable y el ambiente de sus casa debe ser muy difícil”.
La profesora de tercer año escribió: “Su madre ha muerto, ha sido muy duro para
él. Él trata de hacer su mayor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y
el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas”.

Su profesora de cuarto año escribió: “Juan se encuentra atrasado con respecto a


sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos
amigos y en ocasiones duerme en clases”.

Ahora, la Srta. Susana se había dado cuenta del problema y estaba muy
avergonzada de sí misma.

Comenzó a sentirse peor cuando llegó el día en que los estudiantes le llevaron sus
regalos de navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, todos
excepto Juan. Su regalo estaba envuelto con un viejo papel amarillento que él
había encontrado en su casa.

A la Srta. Susana le dio pánico cuando llegó el momento de abrir ese regalo en
medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella
encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con tan solo un cuarto de su
contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el
brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco de perfume en su muñeca.

Juan se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decirle: “Srta.
Susana, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá”. Después de que el
niño se fue ella lloró por un largo rato.

Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En
lugar de eso comenzó a educar a los niños. Puso atención especial en Juan.
Conforme comenzó a trabajar con él su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo
apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Juan se había
convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de la mentira de
que ella quería a todos sus estudiantes por igual, Juan se convirtió e uno de los
consentidos de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta era de Juan,
diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Juan, ahora escribía
diciéndole que había terminado la preparatoria siendo el tercero de su clase y ella
seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones
las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduará con los
más altos honores. Él le reiteró a la Srta. Susana que seguía siendo la mejor
maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años más tarde recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que ella
seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su
nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por Dr. Juan González,
P.H.D.

La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Juan ahora decía que
había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre
había muerto hacia un par de años y le preguntaba a la Srta. Susana si le gustaría
ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio,
por supuesto la Srta. Susana aceptó y adivinen...

Ella llegó usando el viejo brazalete y el perfume que Juan recordaba que usó su
madre la última navidad que pasaron juntos, se dieron un gran abrazo y el Dr.
González le susurró al oído, “Gracias Srta. Susana por creer en mí. Muchas gracias
por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia”.

La Srta. Susana con lágrimas en los ojos, tomo aire y dijo, “Juan, te equivocas, tú
fuiste el que me enseño a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía como
educar hasta que te conocí”.

Recuerda que a donde quiera que vayas y hagas lo que hagas, tendrás la
oportunidad de tocar y/o cambiar los sentimientos de alguien, de hacerlo de una
forma positiva.

“Los amigos son ángeles que nos levantan sobre nuestros pies cuando muestras
alas tienen problemas para recordar cómo volar”

EL AMOR MÁS GRANDE DEL MUNDO

Cierta vez un hombre esperaba que su esposa tuviera su primer bebé; él


quería que fuese un varón pero nació una hermosa niña aunque no estaba
tan entusiasmado, después de haber nacido fue a ver a sus dos mujeres,
la una lucía pálida, delgada pero muy feliz, y la otra radiante y
dormilona..

Le pusieron el nombre de María José.

A los pocos meses el papá se dejó cautivar por la sonrisa de maría José,
la forma de su mirada fija y penetrante fue entonces cuando empezó a
amarla con locura.

La sonrisa, la carita y la mirada de la niña, no se apartaba ni un instante


del pensamiento del papá, todo se lo quería comprar, hacía planes para
ella y todo sería para su hijita María José.
El papá comentaba de su hijita a sus amigos y ellos también sentían
afecto, por la niña, ya que según su papá era la razón más grande de su
vida.

Cuando María José tenía 10 años, en una reunión familiar entabla una
conversación con el papá y le pregunta:

- Papi.- cuando cumpla 15 años ¿Cuál será mi regalo?


- Pero mi campanita, si apenas tienes 10 añitos ¿no te parece que falta
mucho para esa fecha?
- Bueno papi, tú siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo
nunca lo he visto por aquí.

Una mañana frente al colegio donde estudiaba María José, quien ya tenía
ahora 14 años el papá con gran orgullo enseñaba el registro de
calificaciones, eran notas impresionantes – ninguna bajaba de 20 puntos y
los estímulos que habían escrito los profesores, eran realmente
conmovedores.

María José ocupaba un lugar muy importante en la mente y el corazón de


toda la familia, especialmente el de su papá.

Un domingo muy temprano en la iglesia, algunos vieron como María José


fue cayendo lentamente sobre el banco, un amigo la tomó en brazos
mientras su papá buscaba un taxi para llevarla al hospital.

Allí permaneció por diez días, fue entonces cuando los médicos informaron
que María José padecía de una gran enfermedad que afectaba seriamente
a su corazón, aunque no era algo definitivo, debían practicarle otras
pruebas para llegar a un diagnóstico firme.

Los días transcurrieron, el papá tuvo que renunciar a su trabajo para


dedicarse al cuidado de María José, su madre quería hacerlo, pero
decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran mayores que los del
papá.

Una mañana el papá se encontraba junto a su hija cuando ella le pregunta:

¿Voy a morir, no es cierto?


No mi amorcito, no vas a morir, Dios es tan grande, él no permitirá que
pierda lo que más he amado en el mundo.- respondió el papá.
Papi, cuando uno muere ¿Vamos a algún lugar?
¿Podemos ver desde lo alto a las personas queridas?
¿Sabes si pueden volver?
Bueno hijita, en verdad nadie ha regresado de allá para contar algo sobre
eso, pero si yo muriera no te dejaría sola, buscaría la manera de
comunicarme contigo, utilizaría el viento para venir a verte.
¿El viento? ¿Y cómo lo harías?
No tengo la menor idea hijita, pero si algún día muero sentirás que estoy
contigo cuando un suave viento roce tu cara y una brisa besé tus mejillas.

Ese mismo día por la tarde, el asunto era grave, María José estaba
muriendo, los médicos avisaron al papá que necesitaban un corazón pues el
de ella no resistía sino unos quince días.

¡Un corazón! ¡Dónde hallo un corazón acaso lo venden en la farmacia o en


el supermercado! ¡Un corazón! ¿Dónde?

Ese mismo día María José cumplía sus 15 años.

Fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, la situación


iba a cambiar, el domingo por la tarde, ya María José estaba operada,
todo salió como los médicos la habían planeado.

¡Éxito total!

Su mamá le decía que todo iba a salir muy bien, aunque su papá no había
vuelto al hospital, María José lo extrañaba muchísimo, permaneció quince
días más en el hospital hasta que su corazón estuviera fuerte.

Al llegar a casa, todos se sentaron en un enorme sofá, y su mamá con los


ojos llenos de lágrimas, le entregó a María José una carta de su papá, en
la que le decía:

María José mi gran amor:

Al momento de leer mi carta, debes tener 15 años y un corazón fuerte


latiendo en tu pecho esa fue la promesa de los médicos que te operaron.

No puedes imaginarte cuánto lamento no poder estar a tu lado en este


instante.
Cuando supe que ibas a morir, sentí que yo también moriría contigo y me
preguntaba ¿Qué podía hacer?... después de tanto pensar y sentir mil
cosas dentro de mí... Entonces decidí, que la manera de hacer algo por ti
era dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías 10 años,
la cual no respondí.

Finalmente decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás ha


hecho: te regalo mi vida entera; sin condición alguna, para que hagas con
ella lo que creas que es mejor, sintiendo muchas cosas bellas y sabiendo
que en el mundo lo más importante es que quieras vivir.

¡Vive hijita! ¡ te amo!

Quiero que sepas que siempre te amaré porque eres lo más grande y
hermoso que Dios me ha dado.

Tu papá.

María José lloró todo el día y toda la noche; al día siguiente fue al
cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá, lloró como nadie lo
había hecho y susurró: Papi ahora puedo comprender cuanto me amabas,
yo también te amo aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la
importancia de decir te amo y te pido perdón por haber guardado silencio.

En ese instante, las copas de los árboles se movieron suavemente y


callaron algunas flores. María José sintió que un suave viento rozó su
cara y una brisa fresca besó sus mejillas, sintió una paz inmensa y dio
gracias a Dios por eso. María José se levantó y caminó a su casa con la
alegría de saber que llevaba en su corazón.

El amor más grande del mundo

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