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FICHAS 3er CONJUNTO TEMATICO
FICHAS 3er CONJUNTO TEMATICO
ÍNDICE
I. EPILEPSIAS………………………………………………………………………………………………………. pág.
2
II. ALCOHOLISMO……………………………………………………………………………………………….. pág. 7
III. OTRAS ADICCIONES………………………………………………………………………………..………. pág.
16
IV. TOXICOMANÍAS Y PSICOANÁLISIS…………………………………………………………………… pág.
39
V. FENÓMENO PSICOSOMÁTICO………………………………………………………………………… pág.
51
VI. PSICOPATOLOGÍA INFANTIL……………………………………………………………………………. pág. 67
1
EPILEPSIAS
DEFINICIÓN
Las convulsiones recurrentes son causadas por una disfunción o enfermedad del SNC. Los
síntomas de una crisis convulsiva pueden ir de los movimientos tónicos- clónicos de un
ataque de gran mal a manifestaciones sutiles: percepciones y sensaciones anormales,
conducta perturbada y alteración de la conciencia.
Es una patología que afecta al 1% de la población.
PATOGENIA:
CLASIFICACIÓN
2
CRISIS EPILÉPTICAS
CRISIS CRISIS
GENERALIZADAS
PARCIALES
Con signos
motores
Con
manifestacio
nes
sensopercep
tivas
Con signos
del SN
Autónomo.
Con
síntomas
psíquicos.
3
CRISIS PARCIALES:
CRISIS GENERALIZADAS:
Convulsivas:
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Crisis tónico-clónicas: Antes era conocida como crisis de Gran Mal. Se presenta en el
80% de los epilépticos. La crisis inicia con un breve grito repentino, una caída, inconciencia
y rigidez, en extensión del tronco y las extremidades. Simultáneamente sobrevienen las
convulsiones tónicas y luego las clónicas.
Las primeras ponen rígidos los músculos y el sujeto aparece con sus miembros
superiores tendidos a lo largo del cuerpo, las piernas en tensión y la cabeza hacia atrás, con
la mandíbula apretada, y los ojos desviados hacia arriba o lateralmente. Este espasmo
tónico da lugar a la mordedura de lengua o de los labios, y a la apnea (suspensión de la
respiración), de lo que deriva la cianosis progresiva (coloración azulada de la piel y las
mucosas debido a la falta de oxígeno en la sangre)
Luego aparecen las convulsiones clónicas que sustituyen a las anteriores. Se
caracterizan por sacudidas musculares involuntarias y simétricas, primero aisladas, que
luego se generalizan. Se sacuden los ojos, la cabeza, y se efectúan rápidos movimientos de
flexión y extensión. Una vez producida la última sacudida, el sujeto queda fláccido, con una
reanudación respiratoria ruidosa y relajamiento esfinteriano.
Pasada la crisis, el epiléptico entra en un sueño profundo o coma con relajación
muscular y sudoración.
Luego de minutos u horas, despierta obnubilado, con cefalea y con amnesia total del
episodio.
No convulsivas:
DIAGNÓSTICO
Es necesario preguntar a los enfermos por la frecuencia y duración de la crisis, y por los
acontecimientos que las acompañan (¿hay aura?, ¿hay pérdida de conciencia?, ¿hay
amnesia luego de la crisis o fatiga?). Es preciso, además interrogar por posible relación con
consumo de drogas y/o alcohol, abstinencia, traumatismos, e hipo o hiperglucemia, ya que
todos estos agentes pueden ocasionar crisis convulsiva. Las crisis epilépticas son
espontáneas
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Dentro de la evaluación habrá que tener en cuenta ciertos síntomas asociados que pueden
o no aparecer, como ser: alteraciones de la conducta, depresión, síntomas psicóticos (ver
diagnóstico diferencial), violencia y afectación cognitiva.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Con respecto al DD de las crisis parciales simples con signos motores y sensitivos y
la parálisis histérica, nos remitiremos al texto de 1893, “Algunas consideraciones
con miras a un estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e histéricas”
allí Freud sostiene “...la histeria es ignorante de la distribución de los nervios, toma
los órganos en el sentido vulgar, popular del nombre que llevan…”
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TRATAMIENTO
Esta patología debe ser medicada con fármacos adecuados que actúan sobre la
descarga neuronal como así también sobre los síntomas asociados: irritabilidad,
impulsos agresivos, depresión. Cabe aclarar que la medicación no debe ser
bruscamente interrumpida, y será recomendable el reajuste de la dosis en caso de
que se complique con trastornos cognitivos.
En los casos en que las crisis reiteradas perturban gravemente la calidad de vida o
la cognición, algunos neurólogos recomiendan la intervención quirúrgica.
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ALCOHOLISMO
INTRODUCCIÓN
Tipo I Tipo II
Comienzo Tardío (más de 25 años) Temprano (antes de los 25
años)
Trastorno de personalidad Pasivo dependiente, ansiosa, Antisocial, impulsiva.
trastornos afectivos.
Dependencia Menor. Mayor.
Factores de riesgo infantil Menor. Mayor.
Genética Menos carga. Más carga.
Uso concomitante de otras Menos frecuente. Más frecuente.
drogas
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A su vez, los efectos o resultados adversos que se obtienen por el consumo de alcohol
mantenido en el tiempo son múltiples, por lo que vamos a intentar destacar algunas de las
complicaciones más comunes.
ACCIÓN FARMACOLÓGICA
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gradual de la respuesta de una droga cuando se la suministra repetidamente en el tiempo. La
mejor descripción del mismo es que se necesita más y más alcohol para conseguir los efectos
físicos y emocionales esperados. El proceso es gradual y puede pasar inadvertido durante
mucho tiempo. Sin embargo, la tolerancia declina por diversos factores: 1. Con la edad; porque
disminuye el metabolismo, disminuye la cantidad de agua del organizamos, aumentan los
lípidos –cantidad de grasa corporal-, y por mayor susceptibilidad neuronal. 2. Por lesiones
cerebrales. 3. En al cirrosis (disminuye el funcionamiento hepático).
A pesar de la opinión corriente de que el alcohol es un estimulante del sistema nervioso
central debido a que dosis moderadas provocan un aumento de la actividad, en realidad es un
depresor; ya que la aparente estimulación se debe a la liberación de los centros inferiores por
depresión de los centros centrales superiores que normalmente ejercen una influencia
inhibitoria sobre aquellos. Es decir, el alcohol empieza deprimiendo la corteza hasta llegar al
bulbo. Esto tiene un efecto en la clínica. Ahora, si el alcohol deprime, deprime en un sentido
neurológico. No se trata de que cause depresión. El tema es que la corteza funciona como una
barrera de inhibición; una barrera que si se anula, produce una aparición de conductas
desinhibidas (conductas obscenas, etc.). La corteza cuando está intacta y cuando no está
afectada por el alcohol funciona inhibiendo todo esto. Por eso cuando uno ve, por ejemplo,
pacientes enfermos de demencia, que tienen más que nada afectada la corteza; se observan
ciertas conductas desinhibidas. Son personas que, valga la redundancia, tienen inhibida la
función de inhibición de la corteza, que funcionaría como guardián de los impulsos. El alcohol
es lo primero que deprime, lo primero que anula; y entonces, clínicamente se observa a una
persona desinhibida, una persona contenta, que se ríe, con cierta desinhibición sexual, con
algún nivel de obscenidad, con poco registro del tema social, sin pasar vergüenza. La falta de
autocrítica da al individuo la sensación de euforia (acción seudoestimulante), lo impulsa a
hablar y a actuar.
Ahora, si una persona sigue tomando, lo que aparece es generalmente una depresión. La
depresión se profundiza tanto, hasta llegar al centro respiratorio que es la parte del cerebro
que maneja cómo uno respira. Es cierto que uno respira con los pulmones, pero la
comandancia del movimiento respiratorio está en el cerebro. El alcohol produce lo que se
llama una “depresión descendente”, pudiendo provocar la muerte.
Así, el alcohol produce una parálisis descendente del sistema nervioso central que afecta
primero la corteza cerebral, luego a los centros subcorticales y el cerebelo, después a la médula
espinal y finalmente al bulbo, con depresión de los centros vitales, tanto respiratorio como
vasomotor, que lleva a la muerte.
Por último, no sólo el sistema nervioso central es quien resulta afectado. El alcohol
también produce alteraciones en el sistema nervioso periférico. La inervación del brazo, por
ejemplo, se lleva a cabo por orden del sistema nervioso periférico. Cuando este sistema está
afectado, nos encontramos con pacientes que padecen trastornos en la motilidad, individuos
que tienen dificultad para caminar, que se marean, o que tienen disminución de la sensibilidad,
ya que el efecto que produce un nervio al inervar una zona del cuerpo es motricidad y
sensibilidad. Es decir, la capacidad de movimiento y la capacidad de sentir. En el alcohólico
todos lo nervios están afectados generalmente, más que nada los miembros superiores e
inferiores. Cuando uno ve que un sujeto se tambalea y camina complicadamente, y tiene que
aumentar lo que se llama la base de sustentación, porque abre las piernas y tiene una marcha
zigzagueante, la típica marcha de “borracho”, se trata de alteraciones de los centros del
equilibrio, por eso produce mareos. En lo que se refiere al trabajo muscular, los movimientos
simples no son mayormente afectados, pero la realización de una actividad muscular compleja
que exige adiestramiento para poder cumplirla con un mínimo de gasto metabólico, por efecto
del alcohol disminuye en cuanto a la exactitud, como a la resistencia. Por otro parte, el período
latente de los reflejos (rotuliano, subconjuntival) está alargado y los tiempos de reacción
(visual, auditivo) están aumentados.
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VARIEDADES
A.1) TÍPICA
A) AGUDO EMBRIAGUEZ
A.2) ATÍPICA O PATOLÓGICA
DELIRIO SUBAGUDO O
SÍNDROME CONFUSO
SÍNDROME DE ONÍRICO
ABSTINENCIA
DELIRIO AGUDO O
B.1) PSICOSIS DELIRIUM TREMENS
ALCOHÓLICAS
SÍNDROME DE KORSAKOFF
ALCOHOLISMO
ALUCINOSIS ALCOHÓLICA
A) ALCOHOLISMO AGUDO.
Como su nombre lo indica, es un cuadro agudo por consumo repentino de alcohol. Se trata de
un individuo que toma por primera vez o que toma mucho más de lo que toma habitualmente.
Por ejemplo, alguien que toma 1 litro de alcohol, un día toma 2 y puede hacer una intoxicación
aguda, o una persona que no toma nunca, puede hacer una intoxicación aguda con muy poca
cantidad.
Subtipos:
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Se trata de la “borrachera” común y silvestre. Lo que se observa es desinhibición, más que
nada por depresión de la zona cortical, falta la autocrítica, comportamiento sexual desinhibido.
A diferencia de lo que se supone habitualmente, el alcohol no produce mayor potencia sexual.
En todo caso produce desinhibición, pero el alcohol deprime también la función sexual, porque
la función sexual está comandada desde el cerebro.
La intoxicación alcohólica aguda simple es la ebriedad, un paciente desinhibido con trastornos
en la marcha. Es común que se presente bajo 2 formas clínicas: a) pacientes que se pueden
poner un poco maníacos, es decir, con un aumento de la actividad, aceleración, con alguna
idea de grandeza, sin desarrollar un delirio, o b) con una presentación melancólica. No se trata
de una melancolía en sentido estricto, sino que tal estado “melancólico” puede durar 2 ó 3
horas hasta que se duerme. Es decir, que el tratamiento para los casos de embriaguez simple es
un tratamiento simple: el paciente se tiene que ir a dormir.
Excepcionalmente, si la dosis ingerida fue muy alta, puede ir al coma y muerte. Son los casos
que se conocen como una intoxicación complicada. Lo mismo ocurre en casos de intolerancia o
falta de hábito o por una alteración orgánica previa.
Entonces, se trata de pacientes que generalmente pueden consumir la misma cantidad que
bebe alguien que se embriaga, es decir, de quienes producen una intoxicación alcohólica típica
o una ebriedad simple. Sin embargo, ciertos individuos no suelen ponerse “borrachos”,
“pesados”, desinhibidos, mareados; sino que desarrollan un cuadro patológico con la misma
cantidad de alcohol consumido.
Las alucinaciones son alucinaciones que no tienen el tinte que se observa en la esquizofrenia o
en las psicosis en general. Son alucinaciones que el paciente las vive con terror, con autocrítica,
que duran muy poco tiempo. Se percibe claramente que el desencadenante es el alcohol. Al
paciente se lo nota alcoholizado. Cuando deja de estarlo, el cuadro desaparece, a diferencia de
las alucinaciones en la esquizofrenia. Además las alucinaciones en el alcohólico poseen un
carácter onírico, más cinematográfico.
Respecto los cuadros delirantes, se observan delirios de tipo paranoide erotómano y
megalómano. Son de muy breve duración y muy poco sistematizados.
Generalmente la forma atípica requiere de un tratamiento psiquiátrico. Es decir, con
administración de neurolépticos (psicofármacos).
B) ALCOHOLISMO CRÓNICO
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puede presentar tanto en una esquizofrenia como en una histeria, en una neurosis obsesiva,
etc.
Formas clínicas:
SÍNDROME DE ABSTINENCIA:
El síndrome de abstinencia puede presentarse bajo 2 formas. “Síndrome menor o delirio
alcohólico subagudo” o “Delirium tremens o delirio alcohólico agudo”. Ciertos autores los
presentan de forma separada pero otros los agrupan como distintas presentaciones del
síndrome de abstinencia.
La abstinencia es el cuadro que vive un sujeto que está acostumbrado a tomar alcohol y que
por alguna razón interrumpe la ingesta. Es decir, se trata de un síndrome producido por la
suspensión de la sustancia o por reducción de la misma, o cuando una modificación del
metabolismo origina una disminución de sus niveles tisurales (tejidos). En general, la gravedad
se relaciona con la dosis, duración y modalidad del consumo.
Hay varias situaciones por las cuales una persona interrumpe la ingesta habitual de alcohol. Las
más frecuentes son la decisión voluntaria de abandonar el hábito, una internación por
enfermedad o bien alguien que cae preso, que queda detenido por ejemplo en una comisaría.
Los síndromes de abstinencia se desarrollan desde las 2hs a las 72hs generalmente.
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SÍNDROME DE KORSAKOFF
El síndrome de Korsakoff entra dentro de los síndromes confusionales, junto con el delirio
onírico (en el cual se agregan las alucinaciones) y el delirio agudo (el cual es un síndrome
confusional maligno en el que está presente una gran repercusión del estado general con
hipotermia, deshidratación e hiperazoemia). El síndrome de Korsakoff es un síndrome
confusional en el que predomina la amnesia de fijación, la fabulación y los falsos
reconocimientos. Se puede agregar una polineuritis, pero ésta puede no estar presente. La
amnesia de fijación es el síntoma fundamental del síndrome.
La memoria de evocación puede estar intacta (en otros casos puede también estar afectada). El
reconocimiento de los recuerdos puede estar insuficientemente integrado en el tiempo
cronológico correspondiente. La desorientación en el espacio y en el tiempo puede estar
presente. La fabulación es móvil, cambiante y parece ser compensatoria de la amnesia. El
estado afectivo generalmente es de puerilidad eufórica o de indiferencia.
Se produce por el déficit de una vitamina, que es la tiamina. Generalmente los pacientes
alcohólicos presentan una dificultad de absorción de esta vitamina que es imprescindible para
que el cerebro funcione bien. Puede tener una evolución crónica estable o hacia un
agravamiento del deterioro mental. Se puede presentar una mejoría y hasta curación si el
tratamiento es precoz. Sin embargo, puede provocar la muerte en dos o tres semanas (hacia un
síndrome confusional agudo con síntomas graves que afectan todo el organismo con
neuroaxitis progresiva ascendente).
ALUCINOSIS ALCOHÓLICA
Como su nombre lo indica se trata de un cuadro de alucinaciones más que nada auditivas.
Generalmente el contenido de la alucinación es terrorífico. El paciente tiene mucho miedo,
siente terror, y es de inicio y finalización abrupta. El Korsakoff es crónico. No presente
confusión mental aunque excepcionalmente una ligera obnubilación. Si bien las alucinaciones
visuales no son frecuentes pueden aparecer microzoopsias, el paciente ve bichitos, gusanitos
en la piel.
DELIRIO CRÓNICO
El delirio crónico es un cuadro descripto por Henry Ey, que puede presentarse de acuerdo 3
tipos de delirios:
- Delirios interpretativos. El paciente interpreta delirantemente algunas situaciones y arma
delirios persecutorios, principalmente de contenido celotípico.
- Delirios alucinatorios crónicas. Se trata de pacientes que crónicamente alucinan.
- Delirios paranoides. Se trata de los cuadros que dan la evolución típica de la esquizofrenia. O
sea, evolución en brotes y deterioro.
B.2) ENCEFALOPATÍAS
ENCEFALOPATÍA DE WERNICKE
En las encefalopatías alcohólicas, a diferencia de los demás cuadros crónicos, se agregan
trastornos neurológicos. Generalmente se encuentra asociada al Síndrome de Korsakoff y su
causa es la carencia de la vitamina B1 o tiamina. Debido a que los síntomas de ambas
enfermedades ocurren simultáneamente, con frecuencia son denominadas como el síndrome
de Wernicke-Korsakoff. Los síntomas principales del síndrome de Wernicke son más agudos.
Estos incluyen: dificultad al caminar y en el equilibrio, confusión, somnolencia y parálisis de
algunos músculos oculares.
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Sobreviene en el curso de un alcoholismo antiguo y grave. Se trata de un estado demencial o
confuso – demencial que se asemeja a la pseudoparálisis general, con disartria, temblor,
hipertonía, astasia abasia, ataxia e incontinencia.
ENCEFALOPATÍA PORTOCAVA
Se presenta en un alcohólico portador de una cirrosis. Se caracteriza por presentar trastornos
de la conciencia de niveles variables, trastornos de humor (apatía, irritabilidad,
despreocupación jovial y pueril). Temblor especial (flapping tremor): especie de abatimiento de
alas, movimientos alternativos de flexión y extensión de los dedos. Hipotonía muscular. Es un
cuadro de breve duración (coma generalmente reversible)
PELAGRA
Enfermedad rara en nuestro país. Se debe a carencia de ácido nicotínico, pero también a otros
elementos del complejo B y en proteínas, de manera que se trata en realidad de un estado de
carencia múltiple.
El ácido nicotínico (niacina) y en la nicotinamida (niacinamida) o factor PP (preventivo de la
pelagra), intervienen en los procesos enzimáticos relacionados con las oxidaciones celulares y
su presencia es necesaria para la integridad de la piel, mucosa digestiva y el sistema nervioso
central principalmente.
Los síntomas de la enfermedad se esquematizan como la enfermedad de las cuatro D
(dermatitis, diarrea, demencia y deceso)
Las alteraciones mentales asociadas son: astenia, depresión, confusión, delirios, alucinaciones
y al final demencia.
B.2) DEMENCIAS
El debilitamiento intelectual en el alcohólico es frecuente cuando lleva un largo período de
intoxicación. Se trata ante todo de trastornos de la atención y la memoria. Generalmente el
cuadro se acompaña de apatía, pasividad, indiferencia, reducción de la capacidad de juicio y
autocrítica.
Caso 1
En el marco del dispositivo de Interconsulta el Servicio de Traumatología solicita la intervención
de Salud Mental para la evaluación de un paciente que estaba internado desde hacia dos días
en la sala; a causa de fracturas en las dos piernas. En el pedido de la medica se puede recalcar
lo siguiente: “Esta excitado, lo tuvimos que contener mecánicamente y no entendemos que le
pasa”.
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Al llegar a la cama en la que se encontraba el paciente, leemos en su historia clínica que tenia
42 años; nos presentamos y le preguntamos como se llamaba a lo cual respondió sin ningún
inconveniente: Carlos.
Al poco tiempo de comenzar la entrevista desvía su atención, súbitamente, hacia la pared que
estaba a su izquierda; se le pregunta, amablemente, que le había llamado la atención, a lo que
respondiendo: “¡¡el caballo!!”… “¡¡¿Cómo… usted no lo vio?!!”
No podía dar con precisión la fecha de su internación ni la de ese día, al preguntarle en donde
se encontraba respondía que en su trabajo: “en el Stud”. Para él las amarras que tenía en sus
muñecas y lo sujetaban a la cama eran: “muñequeras”. Si recordaba claramente que había
ocurrido un accidente en su trabajo. Carlos trabajaba en un Stud del Hipódromo de San Isidro,
el caballo que estaba montando se asusto y callo al piso encima de él; fracturándole las dos
piernas.
Podía relatar y recordar algunos datos, con poca precisión, sobre su cotidianeidad: su trabajo,
donde y con quien vivía; y que al terminar la jornada laboral solía con sus compañeros de
trabajo tomar vino: alrededor de 2 a 3 litros por vez.
En un momento de la entrevista relata que había algo que lo preocupaba en los últimos días:
“Últimamente estoy viendo algo que nunca en mi vida había visto: veo que llevan a los caballos
tapados con una sabana y en una camilla”
Se resuelve convocar a Psiquiatría para evaluar la medicación pertinente y realizar un
seguimiento en 48 Hs.
Caso 2
Se presenta acompañado a la admisión del Servicio de Salud Mental Roberto, de 38 años y
soltero. Refiriendo que es derivado de la guardia del Hospital para comenzar un tratamiento.
Dos días antes a la entrevista había estado internado en la guardia por problemas para conciliar
el sueño y temblores. Había sido medicado con Lorazepan y Complejo vitamínico “B”.
Al momento de la entrevista podía relatar con claridad lo que le había sucedido: El fin de
semana anterior a su internación en guardia se sentía muy mal del estomago y decidió dejar de
beber alcohol por unos días hasta que se sentirse mejor.
Refería consumir una cantidad diaria de 2 litros de vino, dividido en el almuerzo y en la cena.
Al segundo día de la abstinencia, cuando se fue a acostar para dormir, comenzó a escuchar una
voz de una mujer en la ventana de su cuarto que cantaba una canción que él ya conocía. Esto lo
perturbaba, ya que no paraba, y no lo dejaba dormir. En un principio pensó que provenía de
afuera de su cuarto por eso se asomo para pedirle que se callara, pero no vio a nadie; luego
llego a la conclusión de que estaba dentro del cuarto, cosa que lo empezó a inquietar y lo llevo
a revisar todo su cuarto para encontrar a la mujer. El único modo que encontró de poder
dormir un poco fue cuando un cuñado de él accedió a dormir en su cuarto. Si bien la voz estaba
y persistía en su cantar no tomaba una connotación persecutoria para Carlos, lo molestaba por
la constancia no porque estuviera dirigida a él: “me empecé a preocupar más cuando nadie de
mi familia la escuchaba”
A la segunda noche la voz comenzó nuevamente con la canción, no logrando dormir ni con la
presencia de su cuñado. Al otro día visito a un Párroco amigo para solicitarle que viniera a
bendecir su cuarto. Ante la alteración persistente del sueño y la ansiedad general la familia
decidió llevarlo a la guardia.
Si bien, luego de la intervención del Psiquiatra de guardia, el trastorno del sueño y la ansiedad
habían cedido considerablemente, el paciente refería querer comenzar un tratamiento para
saber por qué le había pasado eso; él ya tenia una hipótesis sobre las razones: “¿puede ser que
el vino tenga algo que ver?”
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OTRAS ADICCIONES
la crisis de la modernidad
la disolución del modelo familiar-patriarcal
la oralización de la cultura
el consumismo masivo y globalizado
la aceleración de los tiempos culturales (rápidos cambios)
el bombardeo de información y de propaganda (que actúan como trauma por la
incapacidad de asimilación y elaboración)
En la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV),
los trastornos relacionados con sustancias se dividen en dos categorías: una referente al
consumo de sustancias (abuso y dependencia) y otra que agrupa diversos cuadros
(intoxicación, síndrome de abstinencia, psicosis, trastornos del ánimo, etc., inducidos por
sustancias).
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ANTECEDENTES SOCIALES E INDIVIDUALES CONSECUENCIAS SOCIALES E INDIVIDUALES
Consecuencias adversas,
Antecedentes distales, Antecedentes inmediatos,
por ejemplo:
por ejemplo: por ejemplo:
SOCIALES Aprendizaje - Toxicidad
- Amistades - Leyes permisivas
- Menos efecto de la droga
- Presiones sociales positivo
- Interacciones familiares - Lesión orgánica
- Disponibilidad Tolerancia
- Uso de drogas en los - Disfunción psicosocial
- Variables demográficas
padres
Esquema de abuso y dependencia de la OMS, de G. Edwards, A. Areif, R. Hodgson: “Nomenclature and classification of drug and alcohol-related problems”. A WHO
memorandum, Bull WHO 99:225, 1981.
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Tolerancia
Este tipo de tolerancia adquirida, se puede deber a que aumenta el metabolismo de la droga
(por inducción enzimática) y por cambios adaptativos del sistema nervioso.
Abstinencia
Es un síndrome producido por la suspensión, por la reducción de una sustancia o por una
modificación del metabolismo que disminuye los niveles de la sustancia en los tejidos del
organismo.
El síndrome es característico para cada sustancia. Se puede generalizar diciendo que los
síntomas y signos son opuestos a los efectos que normalmente produce la sustancia en
cuestión.
Dependencia
Terminología
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En 1964 el Comité de expertos de la OMS propuso el término drogodependencia en vez de
adicción y de habituación.
El DSM-IV adoptó los términos de abuso y dependencia. Se entiende por abuso el uso nocivo
de una sustancia, para la salud física y mental.
El término adicción tiene una connotación peyorativa. Significa disminución del control.
La palabra adicto remite a la Antigua Roma, en donde cuando un sujeto no podía pagar una
deuda entregaba su vida como adicto, es decir, como esclavo. De este modo salía de su
condición de deudor, entregando su libertad como pago. Quien recurre a la droga tiene el
mismo destino de esclavitud.
El adicto, en su búsqueda de placer, se daña. Por encontrar sentido a la vida se mata, y con la
ilusión de independencia se vuelve esclavo.
Si bien cualquier psicopatología puede acompañar una adicción, el que recurre a la droga se
diferencia de los otros pacientes, y la mayoría de ellos se parecen entre sí.
Muchos de los efectos sobre la conducta tienen que ver con la interacción droga-individuo.
Siempre es de mayor gravedad cuando la adicción asienta sobre un trastorno psicopático de
personalidad (llamado actualmente trastorno antisocial) que cuando la adicción se produce
sobre otro tipo de trastornos (comorbilidad), por ejemplo:
Trastornos de ansiedad: para disminuir la angustia.
Trastornos afectivos: para disminuir la depresión o para aumentar la euforia o
hiperactividad maníaca.
Trastornos psicóticos: para atenuar los delirios y alucinaciones o para combatir la
sintomatología negativa o deficitaria.
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Trastornos fronterizos o límite: para combatir la inestabilidad afectiva, el tedium vital, o
controlar la impulsividad.
Los términos utilizados para referirse a las adicciones en general fueron variando en las
distintas épocas: toxifrenia, drogadicción, drogadependencia, y trastorno por consumo de
sustancias, que es el que se usa actualmente.
Conviene usar el término sustancia porque el término droga, en su sentido amplio, es toda
sustancia que aplicada a una estructura viva o a una parte de la misma, origina una respuesta.
Droga, tal vez, en un sentido más restringido, podría entenderse que son, solamente, las que
generan adicciones.
Aspectos psicológicos:
A veces se usa el término “gratificación” en forma similar, pero en un contexto que denota
placer.
Los mecanismos neuronales que actúan como reforzadores de las drogas implican al sistema
dopaminérgico mesocorticolímbico. Los cuerpos celulares de este sistema se originan en el
área tegmental ventral del cerebro, donde se proyectan y realizan conexiones con el núcleo
accumbens, el tubérculo olfatorio, la amígdala, y la corteza frontal.
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MECANISMOS DE MECANISMOS VARIABLES MODULADORAS
COMPORTAMIENTO NEURALES
CONTEXTO SOCIAL
EUFORIA MONOAMINAS
FACTORES GENÉTICOS
MENOR ANSIEDAD NEUROPÉPTIDOS
COMPORTAMIENTO PREVIO
ESTIMULACIÓN FUNCIONAL
HISTORIA FARMACOLÓGICA
MENOS ABSTINENCIA
REFUERZO
REFUERZO
POSITIVO
POSITIVO
ESTÍMULOS
ESTÍMULOS
CONDICIONADOS
CONDICIONADOS EFECTOS DISCRIMINATIVOS
EFECTOS DISCRIMINATIVOS DE
DE LAS DROGAS
LAS DROGAS
3) Consumo de la sustancia en dosis más elevadas o por intervalos más prolongados que
lo previsto.
4) Deseo persistente o esfuerzos infructuosos de interrumpir o controlar el consumo de
sustancias.
*
American Psychiatric Association, (1994) Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, ed. 4.
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5) Empleo de mucho tiempo en las actividades necesarias para obtener la sustancia (por
ejemplo concurrir a la consulta de varios médicos o trasladarse a lugares muy
distantes), para consumirla, o para recuperarse de sus efectos.
6) Abandono o limitación de actividades sociales, laborales o recreativas importantes a
causa de la adicción.
7) Consumo continuado a pesar a de conocer los problemas físicos y psicológicos
persistentes y recurrentes producidos o exacerbados por la sustancia (por ejemplo,
consumo de cocaína a pesar de la depresión inducida por esta sustancia; o ingesta
continua de alcohol a pesar de padecer una úlcera).
Especificar:
- Con dependencia fisiológica: signos de tolerancia o abstinencia (ítems 1 y/o 2
presentes)
- Sin dependencia fisiológica: sin signos de tolerancia o abstinencia (ítems 1 o 2
ausentes)
PSICOFARMACOLOGÍA DINÁMICA
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Hidrocarburos halogenados:
-Productos de limpieza
-Líquidos correctores
-Propulsores de sprays
-Productos volátiles con
esteres, cetonas, glicoles
Anestésicos:
-Cloroformo
-Éter
-Óxido nitroso
+ Sintomatología de abstinencia leve
++ Sintomatología de abstinencia moderada
+++ Sintomatología de abstinencia grave
1. Opioides
1) Alcaloides naturales
- Morfina
- Codeína
- Tebaína
2) Alcaloides semisintéticos
- Etilmorfina
- Diacetilmorfina
- Dihidromorfinona
Etc.
3) Alcaloides sintéticos
- Meperidina (Demerol)
- Propoxifeno (Darvon)
- Leverfanol (Dromoran)
- Pentazocina (Sosegan)
- Dextrometorfan (Romilar – Aseptobron)
Etc.
La planta que produce el opio se llama adormidera somníferum allum. Se remonta al año 4.000
A.C. en la baja Mesopotamia.
El opio se emplea con fines medicinales desde hace 3.500 años. Es el exudado de las cápsulas
de las semillas no maduras de amapola. Tienen un aspecto lechoso y conforma el polvo que
contiene varios alcaloides, entre ellos, la morfina, la codeína y la papaverina.
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Los opiáceos comprenden: compuestos naturales, semisintéticos, y sintéticos. El opio se fuma.
Los opioides analgésicos se ingieren por vía oral o se administran por vía inyectable
Dentro del organismo existen los llamados receptores opiáceos, sobre los cuales ejercen su
acción estas sustancias; También los opiáceos endógenos (endorfinas, encefalinas, lipotrofinas)
que están relacionados con funciones analgésicas; de la memoria, con los fenómenos de la
adicción (el placer) y de la abstinencia.
Orgánicamente hay disminución del tono muscular, analgesia, ataxia (falta de coordinación
muscular), relajación esfinteriana, atonía y parálisis intestinal, miosis, espasmo de la vejiga,
disminución generalizada de todos los mecanismos, pérdida del apetito, anafrodisia, crisis
epileptiformes, dolor de tipo anginoso.
La sobredosis produce brusca caída de la presión arterial, coma, y muerte por paro
cardiorrespiratorio.
El síndrome de abstinencia produce una brusca caída de la actividad parasimpática y aumento
de la actividad simpática: piel roja, sudoración, salivación, lagrimeo, taquicardia, midriasis,
aumento de la presión arterial, hipotermia, cólicos intestinales, diarreas, deshidratación,
dolores sobre todo en las articulaciones, ansiedad, agitación, confusión mental, insomnio,
ideas deliroides, sentimientos de despersonalización, desrealización, impulsos, actos delictivos.
Barbitúricos
Ya no se usan más como hipnóticos. La intoxicación aguda produce una depresión no selectiva
del sistema nervioso central, disminución de la atención y concentración, incoordinación
muscular, coma y muerte por paro cardiorrespiratorio.
25
Benzodiacepina
El uso crónico trae problemas con la memoria, con la atención, y con el tiempo de relación para
los reflejos, por lo cual es peligroso para los conductores y los que manejan maquinarias.
Temblores
Sudoración
Piloerección
Marcha inestable
Nerviosismo
Agresividad
Insomnio
Síndrome seudoepiléptico
Convulsiones
Desorganización intelectual
Alteraciones del equilibrio
Crisis psicóticas
Crisis paranoides
Hiperreflexia (indicador de riesgo)
Nicotina
El humo del tabaco contiene más de 3.000 derivados: sustancias volátiles nocivas como el
monóxido de carbono, partículas (nicotina, agua, alquitranes, elementos radiactivos,
hidrocarburos aromáticos cancerígenos como las nitrosaminas, aminas aromáticas, y
benzopireno).
26
La nicotina tiene acciones simpático-miméticas en dosis bajas. A través de la acetilcolina,
actúa sobre la dopamina y serotonina a través de receptores nicotínicos. Vida media: 2
horas; en los fumadores se aumenta de 6 a 8 horas. Fumada llega al cerebro en menos de 20
segundos.
Abstinencia
El fumar tiene mayor prevalencia en los enfermos psiquiátricos. Por su inducción enzimática
disminuye los niveles plasmáticos de los antipsicóticos y antidepresivos.
Los efectos nicotínicos y no nicotínicos más comunes del tabaco fuera del sistema nervioso
central son:
1) Bronquitis crónica: tos, expectoración, infección, y obstrucción de las vías respiratorias.
2) Estimulación del corpúsculo carotídeo: bradicardia, vasoconstricción, hiperpnea (5)
3) Estimulación del corpúsculo aórtico: taquicardia, vasoconstricción, hiperpnea,
hipertensión arterial.
4) Tromboangeítis obliterante de Buerger.
5) Correlación significativa entre cáncer de pulmón y fumadores
6) Ambliopía tabáquica: disminución de la visión en el área central, en especial los colores.
7) Síndrome respiratorio del fumador: disnea, ronquera, constricción faríngea, infecciones
respiratorias repetidas y dolor en el pecho.
8) Vasoconstricción periférica con disminución de la temperatura cutánea
9) Estimulación parasimpática del tubo gastrointestinal
10) Estimulación de la secreción salival.
11) Inhibición de las contracturas estomacales por hambre
12) Formación de carboxihemoglobina (5-10% de la hemoglobina circulante)
27
Es la metilendioxi – metanfetamina. Sintetizada en 1964. Fue una droga legal en los Estados
Unidos hasta 1985.
Sus efectos duran de 3 a 6 horas, precedidos, a veces, por una náusea pasajera. Tiene cierta
analogía con los fármacos alucinógenos.
Cocaína
Proviene de América del Sur, pero también se lo cultiva en la India, Java, y Ceilán. En Estados
Unidos se han comprobado plantaciones en Florida, California, y Hawai.
La coca es conocida desde el siglo VI por las culturas preincaicas; posteriormente en el siglo
X, los incas la llamaban “planta divina” y “la planta de las plantas”.
Se presume que su uso se remonta a 10 siglos antes de Cristo.
Efectos farmacológicos
Tiene una acción anestésica local y acción sináptico mimética, aunque a dosis pequeñas es
capaz de tener efecto parasimpático.
Dosis tóxica: por idiosincrasia dosis bajas de 0.03 g han ocasionado la muerte luego de la
aplicación sobre la mucosa; los adictos llegan a tolerar altas dosis como, 1 o 2 gramos.
Intoxicación aguda:
28
Excitación psicomotriz
Euforia
↑ deseo sexual
Irritabilidad, violencia
Alucinaciones visuales, cenestésicas
Ilusiones
Ideación delirante persecutoria
Efectos simpático-miméticos
Temblor
Midriasis
Taquicardia
Insomnio
Sequedad de piel y mucosas
Anorexia
Hipertensión arterial
A la fase de excitación le sigue una fase de depresión co laxitud, luego ansiedad, y síndrome
de abstinencia.
Intoxicación crónica
Trastornos del estado general, con anorexia, pérdida de peso, y deterioro intelectual.
Mucosa nasal: atrofia, de coloración anacarada, y luego, perforación indolora del tabique
nasal cartilaginoso.
Síndrome de abstinencia:
Apatía
Hipersomnia
Depresión
Irritabilidad
Vida media plasmática: 1 hora (Vida media se llama al tiempo que tarda una droga en
disminuir la concentración en plasma a la mitad)
Cocaína y embarazo
29
Espasmos agudos de arterias coronarias
Isquemias miocárdicas agudas
Aumento de la contractilidad miocárdica (por hipercalcemia intracitoplasmática)
Miocarditis
Degeneración vacuolar neuronal
Hemorragia subaracnoidea
Destrucción del hepatocito
Edema pulmonar
Infecciones del SNC
Infarto intestinal
Infarto renal
Bacteriemia
Falla respiratoria
Abortos espontáneos
Trombosis
Alteraciones cardiovasculares en neonatos
Muerte súbita por dosis recreativas
Disminuir el apetito
Disminuir la necesidad del sueño
Disminuir la sensación de fatiga
Producir sensación de euforia y bienestar
Mecanismo de acción:
Aumenta la liberación de noradrenalina y dopamina de las vesículas sinápticas
Vías de administración:
Oral, eyectable, nasal, inhalatoria.
Acción farmacológica:
Tienen acción simpático – mimética
30
reacción de alerta
resistencia y capacidad física
sensación de fatiga y sueño
sensación de hambre
asociación superficial de ideas (pero no disminuyen los errores)
mejora el rendimiento por aumento de la motivación.
Intoxicación aguda:
Euforia, ansiedad, lagunas, insomnio, anorexia, sudoración, inquietud, aumento de la libido con
disminución de la potencia sexual, delirios y alucinaciones, confusión mental, convulsiones,
aumento de la agresividad, tendencia homicida y suicida. Luego, aparece fatiga, depresión,
coma, convulsiones, muerte.
Síndrome de abstinencia:
Disforia, astenia, hipersomnia o insomnio, aumento del apetito.
Intoxicación crónica:
a- Psicosis anfetamínica:
1) confuso onírica
2) esquizofreniforme
3) típica: psicosis subaguda con delirio persecutorio e ideas autorreferenciales,
alucinaciones auditivas y visuales, empobrecimiento práxico.
Las psicosis podrían prolongarse varios años. Después de la recuperación estos pacientes
pueden quedar sensibilizados y ante la nueva exposición a dosis bajas, experimentan psicosis
paranoides agudas.
Laboratorio:
Se investiga orina, sangre, saliva y cabello (en éste, la droga permanece semanas o meses)
Metilxantinas
Efectos:
somnolencia y fatiga
tiempo de reacción: la tarea se hace más rápida, pero aumentan los errores.
secreción de gastrina, insulina, renina y catecolaminas producen vasoconstricción cerebro
vascular.
31
Asociado a antigripales, para disminuir la somnolencia de los antihistamínicos
Potencia la acción de los analgésicos.
Mecanismo de acción:
Aumenta la liberación de los neurotransmisores noradrenalina, dopamina y serotonina.
Tienen otros mecanismos como el de disminuir la degradación del segundo mensajero
intracelular. Adenosín monofosfato cíclico.
La cafeína es un alcaloide que se encuentra en el café, té, cacao, chocolate, gaseosas,
preparados dietéticos, medicamentos (analgésicos, antigripales, estimulantes). Su consumo se
inicia en tierras árabes, hace casi 1.000 años.
Intoxicación:
Generalmente por consumo superior a los 250 mg (más o menos, 2 o 3 tazas de café).
Inquietud, nerviosismo, excitación, insomnio, rubefacción facial, diuresis, trastornos
gastrointestinales, espasmos musculares, logorrea y pensamiento acelerado, taquicardia o
arritmia, agitación psicomotora.
Abstinencia:
Aparece entre las 18 y 24 horas, y por la suspensión brusca de cafeína, en el 30 a 50 % de las
personas.
Cefalea
Somnolencia, bostezos
Astenia
Ansiedad o depresión
Náuseas o vómitos
A veces, disminución del rendimiento psicomotor
medidas dosis
1 taza de café 80 – 100 mg de cafeína
1 taza de té 50 mg de cafeína + 1 mg de teofilina
1 taza de cacao 5-7 mg de cafeína + 250 mg de teobromina
1 litro de gaseosa tipo “cola” 120-150 mg de cafeína
4. Alucinógenos
PEYOTE
Se trata de una planta cactácea. Uno de los alcaloides presentes es la mescalina, cuyo principio
activo es la 3-4-5 trimetoxifeniletilamina.
Se lo usaba antiguamente en el norte mejicano con fines curativos para el dolor y la fatiga, para
predecir el futuro con fines adivinatorios, para ritos tribales, para conectarse con el gran
espíritu.
32
Experiencia psicodélica
a) Intoxicación aguda
Dura 12 a 16 horas para el LSD
8 a 6 horas para la mescalina.
3 fases:
I. temor, ansiedad, pánico a volverse loco o estar envenenado, angustia extrema, rubor, calor
(especialmente en los genitales), midriasis, náuseas, vómitos, sofocación, hiperpnea, deseos de
defecar u orinar.
II. Vivencias caleidoscópicas (psicodélicas), estado de despersonalización, desrealización,
distorsión sensoperceptiva (alucinosis, porque no hay pérdida de sentido crítico).
Alucinaciones con fuerte matiz cromático
Los trastornos alucinatorios se hallan unidos a fantasías y vivencias
originales
Fenómeno de lo ya visto o ya conocido
Desorganización del pensamiento
Ánimo placentero, como de empatía cósmica trascendente
Violencia e ideación paranoide, referencial, persecutoria
Conducta perpleja
Modificaciones del tiempo y del espacio: el presente no es real, el
pasado y el futuro pueden no existir, o el tiempo pasa con una lentitud
extraordinaria.
III. Extenuación psicofísica, pobreza ideacional, ánimo displacentero, hipobulia pronunciada.
(va de los 4 a los 17 días posteriores a la ingesta)
b) Intoxicación crónica
Hay dos tipos de reacciones:
1- Agudas:
Crisis de ansiedad
Estados confusionales
Reacciones excitomotrices
Reacciones psicóticas con alucinaciones y autorreferenciales,
prolongadas.
2- Prolongadas:
Cuadros esquizofreniformes con más de 48 hs. de duración, con el
antecedente de una personalidad previa pre psicótica.
Síndrome depresivo
Ansiedad crónica
Conductas psicopáticas
Síndrome psicodélico prolongado (seudo psicótico): creencia en la
magia, en la astrología, en la adivinación, etc.
Disfunción cerebral, con alteraciones de la memoria, desorientación,
confusión mental.
Sin la presencia de la droga en sangre y hasta después de 3 años del consumo, pueden
persistir: pánico, perplejidad, despersonalización, alucinosis recurrencial.
33
La causa es poco clara, tal vez sea activador des sistema de la dopamina y la serotonina.
5. Cannabinoides
a) Intoxicación aguda :
Taquicardia inicial
Desconfianza
Temor persecutorio
Pánico en los primeros 20-30 minutos
Luego: euforia, placidez, hedonismo
Intensificación subjetiva de las percepciones
Sensación interna de lentitud del tiempo en las 2 horas siguientes
Alucinaciones visuales, auditivas, cenestésicas (de caída, levitación), acompañadas, o no,
de sofocación y ahogo.
Súbitamente aparece una alegría innegable, traducida en risa incontenible y explosiva.
Visiones de tonalidad esfumadas y multicolores.
Desorganización del pensamiento
Trastornos de la memoria, fenómenos de lo ya visto, ya conocido
Disminución de la lucidez mental, aumento de la capacidad imaginativa
El sujeto aparece plácido, despreocupado, sonriente, somnoliento o apático.
Irritación conjuntival, hambre voraz, sequedad de boca y constipación.
No tienen poder afrodisíaco
Quiere flotar en el espacio, ser más ingenioso y desinhibido.
- (Duración: 6 o 7 hs.)
b) Intoxicación crónica:
1) Psicosis cannábica
Psicosis confusionales agudas
Psicosis esquizofreniformes agudas sin confusión
Psicosis crónica y evolución demencial
Duración: 4-7 semanas, con recuperación. Excepcionalmente duran 1 año.
2) Reacciones de ansiedad
Aparecen en el 75% de los casos
Se acompañan de ideación paranoide
Duran entre 2 y 4 hs
Pueden ocurrir durante el “viaje” o entre las ingestas.
34
3) Flash-backs o reacciones de ECOS
Aparecen durante la abstinencia
Se repite la experiencia alucinatoria vivida durante el “viaje”, pero con temor y
pánico.
Son pasajeros y leves.
Físicamente:
Las personas se presentan pálidas, delgadas, anoréxicas, con estreñimiento, pérdida de libido,
amenorrea.
La presencia de atrofia cerebral es discutible.
El electroencefalograma muestra marcada desorganización, aumento del ritmo α, disminución
del ritmo β, aparición de descargas lentas.
Síndrome cannábico:
Aparece en los hijos de madres que consumen. Llanto, reacciones de sobresalto, temblor,
fotofobia persistente, hasta los 30 días de edad.
Hipotrofia, hipotonía muscular de los brazos.
Trastornos clínicos
Taquicardia
Alteraciones en el ECG
Tos y bronquitis crónica
Disminución de los niveles de testosterona
Alteraciones en la cantidad y movilidad de los espermatozoides
Estimulación de la hormona luteinizante
Embarazos con déficit de peso corporal
En combinación con alcohol: síndrome fetal alcohólico.
Alteraciones genéticas y cambios estructurales
Ruptura de cromosomas
Traslocaciones
Errores de segmentación
Retardo del desarrollo fetal
Hipoxia y alteraciones del metabolismo fetal
35
Inducción de cambios en el ADN y ARN
Supresión de la síntesis de ADN y ARN
Estados recurrenciales
Son cuadros clínicos que se presentan después del uso de un fármaco o droga, sin una nueva
ingestión de ésta y cuya causa no está bien establecida.
Los efectos desencadenantes podrían ser la soledad, el ambiente hostil, estados emocionales,
la personalidad.
Tienen dos formas de presentación:
- pánico, miedo
- reacciones psicóticas con o sin alucinaciones.
Aguda:
Síndrome delirante
Síndrome depresivo grave
Crisis adrenérgica (simpática)
Crisis anticolinérgica (parasimpática)
Diferida:
Psicosis anfetamínica
Psicosis alucinatoria
Flash-back: reacciones alucinatorias recurrenciales, propiamente dichas.
36
metabólica Pérdida de síntomas: 30-60
Depresión memoria minutos.
respiratoria Fatiga.
Rigidez
catatónica.
LSD Midriasis Coma. Flash- back: se Alta absorción.
Mescalina Hipertensión. Convulsiones. puede Vida media: 3
Psilocibina Taquicardia Paro presentar una hs.
Psilocina Hiperreflexia respiratorio. recurrencia de Duración de los
Hongos Temblores. Hemorragias. los efectos de síntomas: 2-12
alucinógenos Ataxia. Accidentes la droga, hasta hs.
(agonista del Debilidad fatales. años después Comienzo de los
receptor 5-HT2) muscular. del consumo efectos: 30-90
Ilusiones de la misma. minutos.
visuales. Metabolismo
Superposición hepático.
de imágenes.
Alucinaciones.
Imágenes
psicodélicas.
Sinestesias.
Reacciones de
pánico (“mal
viaje”).
37
intestinales.
MARIHUANA Euforia Hipotensión Síndrome de Absorción del
(Mecanismo de Somnolencia Ortostática abstinencia en 50% por vía
acción, no Aumento del Psicosis humanos, bajo inhalatoria.
establecido) apetito Trastornos en la condiciones Comienzo de
Nauseas coordinación experimen- síntomas en 5
Disforia motora. tales: minutos.
Alucinaciones Irritabilidad Duración de los
Taquicardia Inquietud efectos: 2-4 hs.
Rinitis Nerviosiso Metabolismo
Conjuntivitis Anorexia hepático.
faringitis Temblores
Hipertermia.
SOLVENTES Delirio. Muerte por Corea Alta
Tolueno Depresión del asfixia o por Polineuro- liposolubilidd.
Xileno SNC arritmias patías. Se concentra en
Freones Excitación. ventriculares. Disfunción cerebro.
Benceno Ataxia Coma cerebelosa. Comienzo de los
Acetona Disartria Convulsiones Encefalopatía efectos: 10
Gasoil Euforia Paro por plomo minutos.
Nafta (puede Ilusiones cardiorrespirato Trastornos Duración de los
contener plomo) Alucinaciones rio. pulmonares y síntomas: 2-3
Irritación neuropsi- hs.
química de la quiátricos. Metabolismo
cara Debilidad hepático.
Rabdomiólisis. muscular Eliminación
Daño tubular renal.
renal con
acidosis
hiperclorémica
- Maya, H, “Adicciones”
- Mussachi de Zen, A. y colaboradores, “Drogadicciones”
- Kalina, E., “Adicción”
- Kaplan y Sadok, “Tratado de psiquiatría”
- Moizeszowicz, “Psicofarmacología”
38
TOXICOMANÍAS Y PSICOANÁLISIS
Marcelo Mazzuca
INTRODUCCIÓN
Hoy los analistas tratamos las toxicomanías, tanto en los servicios asistenciales especializados
como en los consultorios privados. Pero esto no fue siempre así. Muchos de los analistas pos
freudianos rehusaron tratar las toxicomanías por considerarlas patologías no aptas para ser
abordadas desde el psicoanálisis. De este modo, cedieron terreno a las relaciones del adicto
con propuestas terapéuticas diversas, que suelen considerarlo -al mismo tiempo- “víctima” de
la droga y “culpable” del consumo. Se llega así a un callejón sin salida, el de la abstinencia
forzada hasta el límite.
Era –por ejemplo- el caso del Servicio asistencial en el cual trabajé durante años. Para formar
parte del grupo terapéutico que la institución ofrecía, se les exigía firmar un contrato a través
del cual se comprometían a dejar de consumir. Extraña paradoja por la cual se le pide que se
abstenga a quien ha declarado no poder hacerlo por sus propios medios. Es casi como poner
un cartel de “bienvenida-despedida” en la puerta del tratamiento: “adictos abstenerse”.
39
Esta posición de rechazo encuentra algún fundamento en la propia palabra de Freud (quien en
una oportunidad recomendó una suerte de “tratamiento de exportación” -si me permiten la
expresión- para un paciente adicto acerca de quien fue consultado por un colega). Embarcarlo
hacia América del Sur para que encuentre allí su destino fue, en su momento, el consejo de
Freud.
Sin embargo, está claro que de esa opinión no podemos deducir de forma directa ninguna
doctrina sobre las adicciones. Pero ocurre que existe además una razón clínica para semejante
exclusión: la conflictiva neurótica que habitualmente escuchamos de boca de la histérica y del
obsesivo no está aquí presente, y por ende, tampoco lo está el “compromiso” del neurótico. En
ocasiones, los toxicómanos parecen estar “satisfechos” con la “solución” que han encontrado, y
muchas veces comienzan por excluirse ellos mismos de los tratamientos.
Pues entonces: ¿qué lugar le otorgamos a las toxicomanías en la clínica y en la psicopatología
psicoanalítica? Como resulta evidente que no podemos contestar desde el aspecto meramente
conductual, buscamos examinar la “función” que cumple el tóxico en la economía del sujeto –
aquel sujeto que el psicoanálisis supone al inconsciente-, comparándola y distinguiéndola de la
función del síntoma y de los efectos de la sustancia.
El punto de partida y de llegada es la interrogación sobre el sexo. Se trata de diagnosticar el
tipo de unión que ha conseguido establecer el sujeto enfrentado con el enigma de su
sexualidad. Para eso seguimos la pista de una expresión tomada de la pluma del propio Freud y
retomada luego en forma oral por Lacan: aquella que describe el “matrimonio dichoso o
armonioso” que establecen el bebedor y su vino 1.
¿Cuál es la clave y el estatuto de esa aparente felicidad sin fisuras? ¿Puede, a partir de allí,
concebirse un “mecanismo específico” para la formación de las toxicomanías? Se trata de una
pregunta análoga a la que hicieron Freud y Lacan respecto de la clínica de las psicosis 2. De
modo que ponemos a consideración la “cuestión preliminar a todo tratamiento posible” de las
toxico-manías.
La tarea preliminar consiste en romper con la creencia –fomentada por ciertos discursos sobre
la adicción- que ubican al objeto droga en el lugar de la causa; ya sea la causa de todos los
males (como ser los trastornos de personalidad, de la conducta y de la sociabilidad -por
ejemplo-) o de los bienes y placeres “todos” (como ser aquellas experiencias indescriptibles de
un goce en extremo placentero que surgen habitualmente de los dichos de quienes
consumen).
Aclaro que esta operación vale inicialmente para la posición que el analista adopta en su
escucha, pero que luego debe ser transferida al paciente a través de su intervención -en los
casos en que esto no se haya producido con anterioridad-. El movimiento consiste entonces en
desplazar el nivel de la causa, ubicar en su lugar un punto de incógnita y promover, de ese
modo, una pregunta sobre el sujeto y su relación con sus modos de goce –o formas de
satisfacción pulsional-. Este aspecto preliminar de la lógica de la cura puede escribirse en tres
tiempos. Lo hago de la manera más sencilla posible:
40
3º) Satisfacción [Sexual] → adicción = droga
Del primero al segundo tiempo se invertiría el lugar que ocupa el objeto droga, pasando de ser
la causa de la denominada “adicción” a considerársela su consecuencia. Dicho en otros
términos, permitiría romper la identificación imaginaria al “ser adicto” –identificación
promovida y custodiada en la mayoría de las terapias contra las adicciones- y abrir el espacio
para la interrogación del deseo. El tercer tiempo es el que va a ser necesario formular como
hipótesis psicopatológica –si cabe la expresión- a partir de la lectura de los textos tanto de
Freud como de Lacan.
Con el propósito de sintetizar el trabajo de relevamiento de las nociones básicas de Freud y de
Lacan sobre este “casamiento” particular entre el sujeto y el sexo, les propongo un cuadro de
doble entrada que toma como referencia las sucesivas nosologías que ordenan la
psicopatología freudiana. Como no vamos a desarrollar en profundidad cada uno de los textos,
el cuadro permite destacar mejor las tesis principales acerca de la función del tóxico, y animar
el interrogante sobre los posibles mecanismos que intervienen en la formación de las
toxicomanías.
El cuadro divide la obra de Freud en cuatro etapas (incluyendo las dos que podrían
considerarse previas al psicoanálisis propiamente dicho). Agrego una etapa más, en donde se
encuentran condensadas las tesis del comienzo y del final de la enseñanza de Lacan.
Voy a desplegarlo sólo en sus aspectos fundamentales, ubicando: la relación de cada una de las
etapas con el posible mecanismo y con las funciones del tóxico, su ubicación respecto de la
nosografía, y una escritura -esquema o matema- de referencia.
41
orgánico –por eso uso para esta etapa el número cero- y el término “neurosis” está utilizado en
el sentido de la neurofisiología. Pero de todos modos sirve de modelo a las elaboraciones
posteriores, ya que Freud abandona rápidamente el campo de la medicina. Así lo entiende
Lacan, quien sostiene lo siguiente acerca del interés y el deseo del Freud investigador:
Conforme avanza su trabajo sobre las propiedades de la cocaína, se enuncia el pasaje del
neurólogo al psicoterapeuta. De la analgesia al análisis hay todavía una distancia considerable,
casi la misma que del soma al falo –tal como lo destaca la línea inferior del cuadro-, pero aún
así encontramos de entrada una indicación sobre la operación del tóxico que pone el acento
sobre el intento de la droga por cancelar el dolor. Esta tesis no será abandonada en ningún
momento, aunque el estatuto del dolor irá variando a medida que avanza su teoría. Habrá que
ver qué relación tiene esta primera tesis con el fenómeno de la satisfacción y la abstinencia.
“Se me ha abierto la intelección de que la masturbación es el único gran hábito que cabe
designar <<adicción primordial>>, y las otras adicciones sólo cobran vida como sustitutos
y relevos de aquélla.”4
El acento está puesto entonces en la satisfacción de la masturbación como el primer hábito con
chances de devenir compulsivo y adictivo. En la otra traducción, el término utilizado es
<<protomanía>>, es decir, la primera de las conductas maníacas del ser humano. La tesis se
completa con la idea de una compensación respecto de un déficit:
“Una indagación más precisa demuestra por lo general que esos narcóticos están
destinados a sustituir –de manera directa o mediante unos rodeos- el goce sexual
faltante.”5
3
Lacan. J: “El Seminario Libro 1: Los escritos técnicos de Freud” (1953-54), Editorial Piados, Buenos
Aires, año 1995, página 47.
4
Freud. S: “Carta 79” (22/12/97), en Obras Completas, AE, tomo I, página 314.
5
Freud. S: “La sexualidad en la etiología de las neurosis” (1898), en Obras Completas, AE, tomo I,
página 268.
42
Poco faltaba para que Freud estableciera la universalidad de la sexualidad infantil. De modo
que encontramos sugerida la hipótesis de la “protomanía universal”, y entonces del “todos
potencialmente toxicómanos”. Para Freud: todos masturbadores = todos potenciales adictos.
Restaría averiguar y formular cuál es el déficit respecto del cual la masturbación –y las
conductas maníacas o adictivas secundarias- funciona como compensación.
Por lo tanto, la pregunta pasa a ser doble: por un lado, ¿por qué muchos sujetos mantienen o
reestablecen esa <<protomanía>> bajo la forma desplazada de la adicción a una sustancia
tóxica? Pero además, ¿de qué modo la mayoría de los sujetos la abandonan en pos de una
elección diferente? La clave debemos buscarla –en este primer período- en la dinámica de la
satisfacción sexual genital, ya que la ausencia de conflicto psíquico pone en tela de juicio la
psicoterapia de las adicciones tanto o más que la de la neurastenia. En cualquier caso, el
esquema de referencia es aquél que representa el campo fronterizo entre lo psíquico y lo
somático, frontera reservada luego para representar la pulsión. La sexualidad insatisfecha
funciona entonces como una fuente “dolorosa” frente a la cual se interpone el recurso a la
intoxicación maníaca: la de la masturbación o la del consumo de un narcótico.
.
“Podemos atrevernos a decir que la manía no es otra cosa que un triunfo así, sólo que
en ella otra vez queda oculto para el yo eso que él ha vencido y sobre lo cual triunfa. A
la borrachera alcohólica, que se incluye en la misma serie de estados, quizá se la pueda
entender de idéntico modo; es probable que en ella se cancelen, por vía tóxica, unos
gastos de represión”6. [El subrayado es mío]
Aquello sobre lo que el yo del sujeto melancólico o maníaco parece triunfar “felizmente”, es el
dolor frente a la pérdida del objeto. Por eso la respuesta maníaca ilustra bien lo que Freud
extiende como hipótesis a los estados de borrachera alcohólica: frente al dolor –anímico en
este caso- que la abstinencia genera por la pérdida del objeto, la intoxicación maníaca retrotrae
la energía al narcisismo del sujeto y cancela la posibilidad de la represión. A lo cual Freud
agrega una apreciación sobre el estatuto de ese “dolor” que describe:
6
Freud .S: “Duelo y melancolía” (1917), en Obras Completas, AE, tomo XIV, página 251.
43
“Ahora bien, la meta de esta seudo-pulsión es sólo el cese de la alteración de órgano
[…] El dolor es también imperativo; puede ser vencido exclusivamente por la acción de
una droga o la influencia de una distracción psíquica” 7. [El subrayado es mío]
De allí que hayamos volcado en nuestro cuadro las letras que para Lacan simbolizan la relación
narcisista del sujeto respecto de la imagen de su cuerpo y del sí mismo. La “cancelación de la
represión” se suma entonces a la tesis acerca de la cancelación del dolor y a la compensación
tóxica por la falta del deseo sexual y de la satisfacción que este promueve.
Y es en este mismo contexto donde Freud sugiere la comparación entre la mujer y la botella: la
primera, más cerca del objeto simbólico de las fantasías del sujeto; la segunda, más cerca del
objeto que la imagen narcisista representa para el yo.
3º) El tercer período de la obra de Freud muestra una extensión de las mismas
hipótesis del período anterior, sólo que la nosografía reserva a la manía-melancolía la
denominación de psiconeurosis narcisistas y deja el nombre de psicosis a la paranoia y la
esquizofrenia. Resuelta de esta manera su clasificación nosológica, Freud retoma sus planteos
desde un punto de vista mucho más amplio y general, planteo que con Lacan podríamos llamar
estructural.
La obra principal es “El malestar en la cultura”, y se ocupa de describir los diferentes objetos
alternativos que posee el sujeto de la cultura –sea neurótico, psicótico o perverso- para
enfrentar el malestar que le es propio e inherente. El texto es de 1929 y para los narcóticos
caracteriza del siguiente modo el intento por modificar el estado de insatisfacción estructural:
“El más tosco, pero también el más eficaz, para obtener ese influjo es el químico: la
intoxicación. No creo que nadie haya penetrado su mecanismo [...]”8. [El subrayado es
mío]
Hasta aquí Freud describe la doble cara de la intoxicación: al mismo tiempo en que resuelve de
manera casi instantánea para el sujeto el “dolor” que le es “imperativo”, despoja con toda
crudeza al individuo de sus lazos con la realidad que lo rodea. Y así como Freud dejó a los
psiquiatras pensar el mecanismo propio de las psicosis que él no alcanzó a elaborar 9, podría
dejar en este caso a los neurólogos hacer lo propio con el mecanismo de la intoxicación (ya que
hasta aquí se refiere estrictamente a los efectos de la sustancia externa). Pero la continuación
de la cita reencausa la investigación acerca de la tóxico-manía, que luego Lacan retomará:
“Pero también dentro de nuestro quimismo propio deben de existir sustancias que
provoquen parecidos efectos, pues conocemos al menos un estado patológico –el de la
manía- en que se produce esa conducta como de alguien embriagado sin que se haya
introducido el tóxico embriagador”10. [El subrayado es mío]
De esta manera, la investigación sobre la función del tóxico converge hacia el elemento a través
del cual el sujeto de la cultura –dicho de otro modo, del lenguaje- enlaza su cuerpo pulsional y
sexuado con la realidad que lo une al otro sujeto humano. Se verifica que, en el caso de la
7
Freud. S: “La represión” (1915), en Obras Completas, AE, tomo XIV, página 141.
8
Freud. S: “El malestar en la cultura” (1929), en Obras Completas, AE, tomo XXI, páginas 77-78.
9
Freud. S: “La pérdida de la realidad en la neurosis y la psicosis” (1924), en Obras Completas, AE, tomo
XIX, página 196.
10
Freud. S: “El malestar en la cultura” (1929), en Obras Completas, AE, tomo XXI, página 78.
44
intoxicación maníaca, la función de ese elemento queda suspendida y su acción
momentáneamente cancelada.
Por lo tanto, la tarea que quedó reservada al trabajo de elaboración conceptual de Lacan fue la
de vincular y articular esta tesis incompleta con la función que cumple el falo –elemento
articulador entre el cuerpo erógeno y las fantasías- como sostén fantasmático de la realidad.
Freud entrevió esa función –formulando en este tercer período el denominado “complejo de
castración”11- y la nombró anticipadamente como “soldadura” 12, pero fue Lacan quien precisó
su estatuto conceptual y su valor clínico.
Anticipando parte de este movimiento, ubicamos en el cuadro la fórmula lacaniana del
fantasma o las fantasías ($ <> a), destacando con una “x” la incógnita respecto de lo que para el
sujeto toxicómano sería la puesta en suspenso de aquella operación de “soldadura”.
4º) La obra de Lacan está mucho más despojada aún que la de Freud de referencias
sobre la droga y las adicciones. De todos modos, dos de esas pocas referencias permiten
sintetizar y economizar el conjunto de los postulados freudianos.
En este sentido, ocurre algo comparable al recorrido que hizo Freud. Primero planteó algunas
hipótesis referidas a la función y el mecanismo de las toxicomanías por vía oral, sin todavía
haber llegado a delimitar la diferencia entre estructuras subjetivas. Se trata de un texto de
1938 -cuyo lenguaje es más bien kleiniano- que explica la función de tóxico en relación a la
renegación del destete. Dos citas de aquel trabajo nos permiten resumir la claridad de su
planteo:
La intoxicación maníaca por vía oral está pensada como una consecuencia de la posición de
rechazo o renegación de aquella operación por la cual el sujeto se desprende de la imago del
seno materno, siendo éste el primero de los tres complejos que estructuran la subjetividad –
luego vendrá el complejo de la intrusión (o estadio del espejo) y finalmente el complejo de
castración-.
De este modo, Lacan resume parte de los desarrollos freudianos acerca del mecanismo de la
intoxicación, proponiendo que el consumo maníaco del objeto tóxico representa una manera –
entre otras- de protegerse de aquella primera forma de experimentar el dolor y la abstinencia
por el objeto perdido: el pecho materno. La toxicomanía cumple así una función defensiva
(hemos dicho con Freud: la cancelación inmediata del dolor imperativo), a través de un
mecanismo que parece funcionar de manera automática, pero que a pesar de ello sugiere una
toma de posición por parte del ser del sujeto que evoca un rechazo primitivo hacia toda
pérdida del objeto de su satisfacción.
Esa posición de rechazo de la desdicha que la pérdida del pecho materno evoca en el ser
hablante, posee una doble cara: apunta, por un lado, a obtener la satisfacción plena mediante
la posesión absoluta del objeto que el pecho materno representa en las fantasías primordiales
del sujeto, por otro lado, empuja al sujeto hacia una tendencia que lo une lentamente con la
muerte y la destrucción de sí mismo:
11
Freud. S: “La organización genital infantil” (1923), en Obras Completas, AE, tomo XIX, página 147.
12
Freud. S: “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” (1908), en Obras Completas, AE,
tomo IX, página 142.
13
Lacan. J: “La familia” (1938), en Biblioteca de psicoanálisis, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 1978,
página 32.
45
“El análisis de estos casos muestra que en su abandono ante la muerte el sujeto
intenta reencontrar la imago de la madre”14.
Así Lacan brinda una primera respuesta al segundo y al tercer Freud. Desplaza el problema
planteado por Freud en términos de afecciones narcisistas, para resolverlo delimitando una
causa más temprana del dolor provocado por la abstinencia del objeto: el efecto
universalmente traumático del destete para los seres afectados por la cultura. Ubica, al mismo
tiempo, con mucha mayor precisión, el tipo de fantasía y el escenario precario de su
funcionamiento: fantasía del retorno al seno materno, representación primitiva de la fusión
entre el sujeto y su objeto. Dicho de otra manera, reformula la tesis freudiana acerca del
malestar en la cultura, proponiendo entender la toxicomanía como un intento de suplir esa
felicidad plena que la cultura y el sexo hacen imposible.
Con esta última referencia -a la vez primera y única definición de Lacan acerca de la función de
la droga- se cierra en círculo la interrogación freudiana y se destacan articulándose los distintos
aspectos clínicos puestos en juego en el “mecanismo” de la toxicomanía. El ser del sujeto –que
renuncia momentáneamente a contraer matrimonio simbólico con el falo-, víctima y victimario
a la ves del funcionamiento precario de una fantasía que acompaña el acto maníaco del
consumo, promueve la puesta en marcha de un mecanismo que empuja hacia una
autodestrucción narcisista, en conformidad con la satisfacción mortífera que se espera como
consecuencia de la búsqueda ilimitada del goce materno.
14
Ibidem, página 41.
15
Lacan. J: “Clausura de las jornadas de carteles de la Escuela Freudiana” (1975), inédito.
46
En suma, el rechazo de la operación de castración se suma a la renegación del destete, así
como al traumatismo producido por éste último se le agrega la ruptura del cuerpo del sujeto
con el falo. Esto es lo que quisimos representar en el cuadro proponiendo un uso particular del
matema que Lacan reserva al falo simbólico () y al rechazo de su operación -lo cual indica
agregando la notación sub cero (o)-, para sugerir ese mecanismo de ruptura momentánea o
puesta en suspenso de la lógica o la función fálica.
Por lo tanto, esta tesis acerca del mecanismo de “ruptura” –cuya función es negativa y
defensiva- de la toxico-manía, sólo vale en principio para las estructuras “nombre-del-padre”
(es decir, la neurosis y la perversión), dejando abierta la interrogación sobre las funciones que
puede cumplir el tóxico en aquellos casos para los cuales el rechazo del falo simbólico (o) es
una consecuencia estructural de la operación de forclusión del significante nombre-del-padre
(Po).
Me gustaría volver a destacar, que es siempre partiendo de la delimitación del caso singular
que en transferencia puede apreciarse el uso que un sujeto hace del objeto tóxico. Hemos
intentado delimitar un “tipo particular16” de relación con el tóxico, de utilidad verificable para
una amplia variedad de sujetos neuróticos. Resta destacar lo que de la práctica clínica surgen
como otras variantes en el uso. Por ejemplo:
a) La toxicomanía no cumple una función enteramente análoga en el caso de las psicosis.
Allí donde la inoperancia del falo es un hecho de estructura, el tóxico puede servir
eventualmente como suplencia, intento de estabilización o de reorganización del goce
en exceso -si es que es utilizable la expresión-.
Esta es una hipótesis planteada por una autora que dedicó un estudio detallado y
extenso a la clínica de la adicciones –Silvie Le Poulichet-, quien distingue entre la
función de “suplemento” que cumple el tóxico en muchas neurosis, y la función de
“suplencia” que cumple en muchos casos de psicosis. En éstos últimos, por ende, la
dirección de la cura adopta otros carriles.
Recuerdo perfectamente la cura de mi primer paciente toxicómano –tratamiento
llevado a cabo en el marco de un Servicio de toxicomanía de una institución pública-
para quien el consumo de una mezcla muy particular de alcohol, cocaína y
psicofármacos, representaba el intento (no siempre logrado) por defenderse de las
voces que lo acosaban. Intento que llevaba a cabo modificando las sensaciones
corporales a través del consumo y otorgándole a las voces un sentido y una causa
ligada a su “adicción”.
47
confrontaba con la coyuntura de desafiar y hacerse reconocer por su padre como un
“hombre exitoso”. Caso para el cual podría sugerirse la idea de un suplemento tóxico
que permite hacer rendir mejor al falo.
He podido constatar que algo semejante ocurre en ciertos casos de consumo de
alcohol y marihuana, pero respecto una competencia desarrollada en el plano del
amor, y con el objetivo de superar obstáculos y vencer inhibiciones más o menos
profundas. En ambos casos, la sombra de la presencia del padre asoma siempre junto a
la competencia fálica. Se trata –si me permiten la expresión- más del Falo-Pero [Falo-
Padre] que del Toxi-cómano [Manía del tóxico]. Esto, si nos permitimos esos juegos de
palabra que habitualmente practicaba Lacan, y que lo llevaron –por ejemplo- a
plantear el equívoco que hace de la perversión una padre-versión [pére-vers]17. En
estos casos, la función del tóxico se asemeja más al del síntoma neurótico “clásico”.
CONCLUSIONES:
17
Juego de equívoco destacado respecto de la estructura del fantasma neurótico (por ejemplo, en texto
sobre “el despertar de la primavera” de 1974), y desarrollado detalladamente por F. Schejtman en el
seminario “Histeria y Otro goce”, en Cizalla del cuerpo y del alma, Mazzuca. R, Schejtman. F y Godoy.
C, Berggasse 19 Ediciones, Buenos Aires, 2003, páginas 253 y ss.
48
B) Del falopero al toxicómano: la etiqueta borrada del falo
Concluyo entonces el trabajo de lectura retomando nuestra idea directriz, aquella comparación
hecha por Freud entre los diferentes tipos de lazos matrimoniales. Dice Freud, respecto de la
justa comparación que los poetas hacen entre la satisfacción tóxica y la satisfacción erótica:
La apreciación de Freud no podía ser más justa y exquisita. Ocurre que la clínica del
psicoanálisis verifica que es el falo -como significante impar- quien en su intento por nombrar
el Otro sexo, inscribe al sujeto en la lógica simbólica de las diferenciaciones, oposiciones y
permutaciones por las cuales –por ejemplo- un hombre busca en una mujer su objeto de amor
y satisfacción, a través de una serie que puede resultar interminable.
Esto puede ocurrir también entre el bebedor y su vino, en la medida en que se le otorgue valor
a la marca o la bodega de origen, es decir, a las etiquetas y sus diferencias. Es un hecho que
ciertos consumidores de vino gozan más de la poesía de la etiqueta (cada vez más sofisticada,
por cierto) que de la degustación propiamente dicha.
El falo es entonces esa “etiqueta del lenguaje” que el hombre degusta en la relación amorosa.
Mientras que la toxicomanía se genera en ruptura con esa etiqueta, estrechando –como dice
Freud- la relación del sujeto con un consumo maníaco del objeto que lo separa momentánea
pero radicalmente de esa marca de origen. Por eso, muchos sujetos toxicómanos reencuentran
un nombre bajo la tutela imaginaria del “ser adicto”. Y así como en muchos casos la relación
con el vino puede compararse con el matrimonio que el falo hace posible entre un hombre y
una mujer, también la relación entre los sexos puede adquirir ese sesgo toxico-maníaco
reservado habitualmente al consumo de una sustancia.
Es el caso de la primera mujer adicta que tomé en tratamiento 19 –para quien el hombre suele
ser en ocasiones algo peor que un objeto sintomático-, quien acompañaba su adicción a los
hombres con el consumo de la droga que cada uno de ellos ocasionalmente tomaba. Lo cual
permitía revelar, con sorprendente claridad, cómo el objeto en juego no era tanto la sustancia
sino el valor que los hombres obtenían en el funcionamiento precario de sus fantasías. Mujer
de unos cuarenta años, había roto su lazo con el falo, a punto tal que tanto su discurso como su
vestimenta carecían de límites claramente diferenciados –llegándose a borrar, por ejemplo,
parte de los rasgos de su cara-, situación que la empujaba casi involuntariamente a un
consumo simultáneo de hombres y sustancias tóxicas sin ninguna preocupación por las
etiquetas.
El análisis pudo mostrar, a través de la reconstitución de su relación al falo, cómo el acto de su
consumo estaba determinado por el funcionamiento de una fantasía que la remitía a una
muerte subjetiva promovida por el goce que la identificación del sujeto con los abortos de su
18
Freud. S: “Sobre la más generalizada degradación de la vida erótica” (1912), en Obras Completas, AE,
tomo XI, páginas 181-182.
19
18 Mazzuca. M y Zaffore. C: “Del estrago al síntoma”, en ANCLA I, Revista de la Cátedra II de
Psicopatología, ANCLA Ediciones, Buenos Aires, 2007, página 111.
49
madre generaba. La intervención analítica –operación de castración- consiguió la separación
necesaria, hasta ese momento imposibilitada por la puesta en suspenso de la conflictiva
neurótica. Cancelación temporaria pero de duración extensa, que la ruptura con el falo había
provocado en una coyuntura determinada: aquella donde su elección sexual se ponía en juego
por primera vez, siendo convocado el ser del sujeto a contraer algún tipo de enlace
matrimonial.
50
Fenómeno psicosomático20
Leonardo Leibson
I.
Esto ocurre a principios del siglo XX en un momento en el que por una parte se
empieza a consolidar el moderno avance científico y tecnológico de la medicina, mientras que
paralelamente se introduce el Psicoanálisis en la cultura.
Este punto que Freud le pregunta a Groddeck por qué habría que tratar de evitar las
diferencias entre lo psíquico y lo somático, y esto, aunque no lo parezca, hace a la cuestión que
20
Este texto ha sido redactado a partir de una clase dictada el 2/10/2004 a los alumnos de la Cátedra II de
Psicopatología, Fac. de Psicología, UBA.
51
nos convoca hoy. Porque el término psicosomático lleva en sí una polémica de muchos siglos
en el pensamiento occidental en lo que hace a la separación o la unión entre la mente y el
cuerpo y lo que se entiende por estas categorías.
Quién plantea la diferencia entre lo psico y lo somático, entre la mente y el cuerpo fue
Descartes. René Descartes, el que produjo la célebre fórmula “cogito, ergo sum”, “pienso,
luego existo”, pienso, luego soy. En su búsqueda de la verdad, empleando el método de la duda
sistemática, se pregunta qué es lo que no engaña, cómo puedo saber verdaderamente que soy.
Su método lo lleva a plantear una extensa lista con toda una serie de cosas que, según
Descartes, engañan: la percepción, el cuerpo, la realidad, todo esto es engañoso. Y ubica todas
estas cuestiones dentro de lo que llamó la res extensa, la cosa o sustancia extensa.
Sin embargo, es también desde principios del siglo XX que se plantea la cuestión de la
interacción entre lo psíquico, lo mental, y lo somático en términos de la idea de enfermedad y
medicina psicosomáticas. Obviamente esta nueva categoría surge a partir de que hay médicos
que, como Groddeck, comienzan a leer y atender a las elaboraciones de Freud y sus seguidores
y a intentar ese cruce entre el psicoanálisis y la medicina, con suertes diversas. También tiene
que ver con que existe un conjunto de hechos de la clínica, toda una serie de enfermedades y
de consultas que reciben los médicos donde, aunque es algo difuso decirlo así, el elemento
emocional, mental, histórico-psicológico del paciente parecería anudarse estrechamente con el
origen y el devenir de su enfermedad.
Volvamos al diálogo epistolar entre Freud y Groddeck. Freud, decíamos, le objetaba el querer
juntar, unificar, lo psíquico y lo somático. Es interesante esta parte de la correspondencia
porque ahí Freud va a plantear algo en relación a las asimetrías entre lo psíquico y lo somático,
a los desencuentros entre el cuerpo y la mente. Que se señalen los desencuentros no es
52
exactamente lo mismo que hablar de disociación o de categorías (el cuerpo es lo inferior y la
mente lo superior, el cuerpo es engañoso, el pensar no, etc.) Lo que Freud dice en una carta es
que “el auténtico mediador [que no es lo mismo que unificador] entre lo psíquico y lo somático
es el inconsciente”.
El inconsciente está planteado entonces como una mediación, como un concepto límite, como
algo que no es lo somático pero curiosamente tampoco es lo que se entiende por psíquico, por
mental, donde el psiquismo en ese sentido es prácticamente sinónimo de conciencia y de
conducta. El inconsciente como verdadero mediador entre lo psíquico y lo somático está
conectado con uno y con el otro pero no se confunde con ninguno de los dos.
Cabría ahora caracterizar mejor qué es, clínicamente hablando, el FPS, de qué hablamos
cuando hablamos de psicosomático. Si alguien se dedica a revisar la extensa bibliografía que
hay sobre el tema, desde los años ’20-’30 en adelante, va a encontrarse con una variedad
enorme de definiciones o de intentos de definición. Desde los que plantean que hay ciertas y
determinadas enfermedades que podrían ser caracterizadas como psicosomáticas, algunas de
las cuales son universalmente conocidas (como la úlcera gastroduodenal, sobre todo la
gástrica, el asma, la alergia, la psoriasis, toda una serie de enfermedades de la piel, por
ejemplo la alopecia areata, que es la caída de los mechones de pelo en sector).
Pero hay otros autores que extienden esta lista y entonces se puede llevar la lista a todo un
grupo de enfermedades no del todo conocidas, que son las llamadas enfermedades del
colágeno, colagenopatías o también llamadas enfermedades autoinmunes, que incluyen por
ejemplo el lupus eritematoso sistematizado, la dermatomiositis, ciertas enfermedades del
tracto digestivo como la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn, algunas enfermedades
neurológicas, etc.
Como verán, la gama puede ser o muy restringida (un puñado de 5-10 enfermedades
que serían las que clásicamente se denominan psicosomáticas), hasta concepciones que
abarcan prácticamente toda la patología médica, donde la idea que sustenta esto es una idea
en realidad muy sencilla y es que todo lo psíquico tiene un correlato somático y todo lo
somático tiene un correlato psíquico. El “factor psicógeno” como se dice también en medicina,
que estaría siempre presente.
53
Se ve entonces que este es un campo complejo en tanto ubica una intersección -y de
alguna manera también un límite- entre lo que es el campo médico estrictamente y lo que es el
campo de la Psicopatología. Aún dentro del campo de la Psicopatología, existen teorías que
tienen que ver con el psicoanálisis y otras que no tienen que ver con el psicoanálisis. Y dentro
del psicoanálisis, encontramos escuelas diversas en relación a este tema. Planteo esto, aunque
obviamente no tendremos tiempo de desarrollar este punto, para darles una idea de la
amplitud, vastedad y complejidad de la cuestión.
II.
Dicho sea de paso, es interesante saber que el 70 ú 80% de las consultas en los consultorios de
clínica médica no corresponden a temas estrictamente médicos o por lo menos no
exclusivamente. La enorme mayoría de las consultas en un consultorio de clínica general
tienen que ver con estas “cosas raras” que no llegan a ser enfermedades en el sentido
estrictamente médico y que no se sabe muy bien muchas veces de qué se trata. La hipocondría
es una de ellas.
Vamos a desarrollar estas diferencias en un cuadro de doble entrada, ubicando las distintas
categorías clínicas que abordaremos por un lado y por otro tres parámetros: Uno es lo
somático, o sea la lesión orgánica, la alteración anátomo-patológica de un órgano. Otro es lo
54
psíquico y tiene que ver con el discurso, con lo que se dice acerca de lo que se sufre en el
cuerpo, también en términos de representación, idea, imagen. Finalmente el tercer parámetro
que ubico como lo inconsciente en tanto auténtico mediador entre lo psíquico y lo somático,
que también podemos plantear como la dimensión metafórica tanto de lo somático como de lo
psíquico-discursivo.
En la hipocondría no hay lesión, justamente se caracteriza por eso. Lo que hay es una idea
prevalente, hiperintensa, de que hay una enfermedad, generalmente a partir de la
interpretación de sensaciones corporales, que pueden ser alucinatorias o no. En rigor cualquier
persona, si se pone a percibir lo que pasa en su cuerpo, puede tener, y seguramente va a sentir,
un montón de cosas medio raras e inexplicables: cosquilleos, sensaciones, “globitos”, cosas que
pasan. Esas cosas son del cuerpo, de la sensibilidad, el punto es qué interpretación se le da a
eso.
Por ejemplo, un paciente que empieza a hacer gimnasia y se marea. Cuando se marea, deja de
hacer gimnasia porque piensa, interpreta, que esa gimnasia le está haciendo mal. Sabremos
que se trata de un paciente neurótico. Deja de hacer gimnasia y consulta a un médico y cada
vez se siente más mareado y después empieza a sentir debilidad en las piernas y que le duele
un antebrazo y se empieza a angustiar cada vez más. Por supuesto consulta a un médico y
como lo que le plantea es muy confuso, el médico lo manda a un especialista y el especialista lo
manda hacer millones de análisis y estudios. El sujeto en cuestión elabora toda una ideación
infernal y la conducta de los médicos le confirma a él la idea de que está enfermo, de que algo
tiene. Hasta que, después de todo este recorrido extenso por los médicos, éstos le dicen su
famosa frase: “usted no tiene nada”.
En ese momento se le ocurrió pensar: “si no tengo nada orgánico, pero siento que algo me
pasa, alguna chifladura debo tener” y decide consultar a un analista. Efectivamente, ya desde
las primeras entrevistas empiezan a desplegarse toda una serie de cuestiones que va asociando
con sus malestares (que ya son tomados como síntomas neuróticos) y sus conflictos que le ven
generando un alivio de sus síntomas “físicos” bastante rápidamente.
Pero en la hipocondría psicótica, no hay esta dimensión metafórica. Donde digo metáfora
podría decir también “otra escena”, citando a Freud. Cuando Freud habla de la otra escena del
sueño, que el sueño remite siempre a otra escena que tiene que ver con la fantasía, con el
recuerdo, que tiene que ver justamente con el inconsciente.
La hipocondría puede no ser neurótica. Un problema en la práctica médica es creer que porque
los análisis y las radiografías estaban bien, el paciente “no tiene nada”. Lo que pasa es que lo
que tiene justamente no es algo que pueda verse en ningún análisis, tomografía o estudio de
esa índole. Es una cuestión de discurso, de posición subjetiva.
Una aclaración: donde hablamos de discurso, podríamos ubicar entre paréntesis aunque sea, el
término delirio. Aclarando que delirio por sí mismo no identifica psicosis o neurosis, pero que
toda la elucubración hipocondríaca tiene siempre este carácter delirante. Por eso digo delirio
en un sentido muy amplio. Recuerden que Freud dice que el hombre de las ratas delira, tiene
un deliriae. También hay casos en los cuales la “metáfora delirante”, estabilizadora, se plantea
en términos hipocondríacos.
55
Freud plantea es que no hay lesión orgánica, no podría haberla. De ahí su famosa frase “la
histeria no conoce la anatomía”, la histeria se comporta como si la anatomía no existiese o
como si la anatomía se redujese a lo que Freud llama una anatomía vulgar, o sea una
representación imaginaria del cuerpo. Lo que se pone en juego en la histeria es clara y
evidentemente el cuerpo en su condición de imagen, de representación imaginaria.
ALUMNA: cuando Freud hablaba de parálisis histérica, Charcot hablaba de que existe la lesión
pero que no la puede observar. ¿No es el mismo sentido, no?
Prof. LEIBSON: Tiene que ver con lo que estaba comenzando a plantear. En las parálisis
histéricas, Charcot supone que hay una lesión funcional mínima. Pero lo que Freud distingue
ahí es que si las parálisis histéricas respondieran a una lesión orgánica, aunque fuera mínima o
invisible, deberían seguir el territorio como ocurre con las parálisis orgánicas. Porque ya a esa
altura, 1894, se sabía que si uno cortaba o anestesiaba un nervio, o si se producía una lesión a
nivel del SNC, había un territorio afectado perfectamente delimitado que correspondía a ese
nervio o a esa región del SNC y que determina cómo es la parálisis. Freud define un hecho
clínico: las parálisis histéricas no siguen la anatomía, se comportan como si la anatomía no
existiese. Por lo tanto, no puede haber una lesión orgánica, porque si la hubiere obviamente lo
anatómico estaría respetado.
Lo interesante en Freud es que no se quedó ahí, porque eso lo podría decir cualquiera,
lo interesante es que dice que se comportan siguiendo una anatomía vulgar, una anatomía de
representación. Que la parálisis histérica sigue las líneas de la ropa por ejemplo. Una parálisis
histérica va desde la sisa hasta el puño, sigue la moda. O los rubores histéricos: cuando se
usaban amplios escotes las mujeres se ruborizaban en el pecho, en el escote, cuando se
dejaron de usar se empezaron a ruborizar en el rostro, hubo un cambio funcional que tiene que
ver con esto, con una anatomía alterada por la representación o una anatomía
representacional. O, como dice Lacan, un cuerpo imaginario, la representación imaginaria del
cuerpo.
Freud plantea que el síntoma histérico conversivo, sea parálisis, cenestesia, hiperestesia, dolor,
contractura, etc., es un síntoma eficaz desde el punto de vista económico. En tanto el territorio
del síntoma es el cuerpo, el yo se desentiende de eso y entonces parece que el sujeto no tiene
mucho para decir del síntoma conversivo, la famosa bella indiferencia en la histeria. El discurso
de la histeria en relación a esto que le pasa en el cuerpo es un discurso que se dirige a un amo
al que se le supone un saber acerca de lo que le pasa y al que se le exige que haga algo con ese
síntoma.
Por eso muchas veces la histérica empieza su consulta por el circuito médico, haciéndose
estudios, etc., pero no es exactamente lo mismo que la hipocondría. No se produce este
desarrollo y todo este despliegue pseudo o verdaderamente delirante acerca de eso que le
pasa. En la histeria puede haber, siempre que entre en análisis, un despliegue que tiene que
ver con, dicho freudianamente, recuerdos, fantasías, que llevan a la posibilidad de construir o
de plantear ese síntoma conversivo como una metáfora de un conflicto subjetivo.
La metáfora es una de las formas que Lacan tiene de definir el síntoma neurótico. Lacan dice
que “no es una metáfora decir que el síntoma es una metáfora”. Una metáfora quiere decir que
hay sustitución, o, siguiendo a Freud, que hay representación sustitutiva, que hay
desplazamiento y condensación en el síntoma. La parte del cuerpo que va a aparecer tomada,
afectada, no es cualquiera, no es porque sí, sino que es una representación de la imagen del
56
cuerpo fragmentado que está tomada en esta cadena asociativa o en lo que Freud llamó en un
momento grupo psíquico segundo, después inconsciente. Esto entonces tiene que ver con un
recordar, con un fantasear, con una historia, dicho de otro modo con la implicación del sujeto
en ese síntoma. Implicación, insisto, que no necesariamente se produce de entrada. Una
histérica puede llegar perfectamente diciendo “no sé qué me pasa”, “esto no tiene nada que
ver conmigo”, “usted sabrá”. Hace a la operación analítica que se produzca esa implicación
subjetiva.
Ahora bien, vayamos acercándonos a lugares un poco más complejos. Tomemos la enfermedad
médica, entendida en una afección del cuerpo que puede y debe ser tratada por los recursos
de la medicina. Dicho de otro modo, aquellas afecciones que hacen que uno vaya al médico y
que valga realmente la pena que la medicina exista. Hay una conferencia de Lacan, muy
recomendable, titulada “Psicoanálisis y Medicina”, donde dice que el psicoanálisis toma de
alguna manera la posta, el relevo, de la posición tradicional del médico. Posición que ha sido
arrasada por el avance de la ciencia y la técnica.
Quiero decir que la enfermedad médica tiene que ver con lo que en medicina se llama con
todo rigor anatomía patológica y fisiopatología. Hay una anatomía y una fisiología de la
enfermedad que la definen y que tienen que ver con la etiología (la o las causas) y la
patogénesis (el curso, la diacronía de la enfermedad) así como con el mecanismo de
producción de los síntomas.
¿Cuál es el discurso acerca de esto? ¿Qué es lo que se puede decir de estas enfermedades
médicas? ¿Quién dice lo que son estas enfermedades? La ciencia. Qué es una gripe, qué es una
bronquitis, qué es la arteriosclerosis o el cáncer o la enfermedad que fuera. ¿Quién habla de
eso? La ciencia biológica, la ciencia médica. Decir que la ciencia habla es decir que no hay un
sujeto que diga. Es un decir impersonal en tanto, como afirma Lacan, la Ciencia forcluye al
sujeto.
¿Hay metáfora ahí, hay otra escena? No. En principio por lo menos no. Cuando uno va porque
tiene gripe o bronquitis o lo que fuere, el médico no pregunta “¿qué le pasa?” Algunos
médicos sí, en la Argentina por ejemplo hay muchos médicos que están muy influidos por la
cosa psicológica, pero no es la norma a nivel mundial. Es muy poco común si van a Estados
Unidos, Brasil, Israel, Francia, que a un médico se le ocurra y pierda tiempo preguntándole a un
paciente “¿pero le pasó algo, está nervioso, tuvo algún problema en estos días?” Es algo que
no entra en el discurso médico, en su lógica.
En principio, no hay otra escena, no hay metáfora, no hay sustitución, no hay desplazamiento.
Hay “estoy tosiendo, tengo fiebre, deme el antibiótico”, uno toma el antibiótico tres días, cinco,
una semana y, en general, uno se cura, pasó.
Para acercarnos más al campo que estamos tratando de definir, tendremos que ubicar una
cuestión más, que es lo que Freud llamó las neurosis actuales, especialmente la neurosis de
57
angustia. De paso, fíjense que por algo el FPS está en este conjunto temático, dado que lo
estamos planteando desde el diagnóstico diferencial espacialmente con la Histeria y con las
Neurosis de Angustia.
En el texto “Las neurosis de angustia” Freud define que el síntoma capital es la angustia pero
describe, dentro de esos diez grupos sintomáticos, toda una serie de síntomas que tienen que
ver con un compromiso corporal: los mareos, diarrea, cefaleas, hipertensión, fatiga, disnea, etc.
Un montón de síntomas corporales que son claramente funcionales. En ese sentido, podríamos
decir, aunque lo pongamos entre paréntesis, que no hay una lesión, una alteración del órgano
en cuestión, sino que hay una alteración, sí del cuerpo pero funcional.
Con respecto al discurso, a lo que se dice en las neurosis de angustia o en las neurosis
actuales, Freud ubica una cuestión que me parece muy importante, que es lo que él llama
“insuficiencia psíquica”, o sea la incapacidad del sujeto de hacer lugar a las exigencias de la
tensión sexual somática, a las exigencias de lo somático de la sexualidad. Freud está pensando
ahí en términos de lo psíquico y lo somático, me refiero al esquema del “Manuscrito G”, no nos
vamos a detener en eso porque ya se ha trabajado en otros ámbitos, pero Freud plantea que
hay una tensión sexual somática que debe ligarse, asociarse, a representaciones psíquicas para
convertirse en una tensión sexual psíquica para que se realice la búsqueda del objeto y el acto
que permite la satisfacción de esa pulsión.
Freud dice que en las neurosis de angustia habría esta incapacidad de lo psíquico para hacerse
cargo de las exigencias de la sexualidad y que por ello la libido deviene angustia o equivalentes
de la angustia, que son todos estos síntomas somáticos (mareos, dolores, cefaleas, diarreas,
etc.) a los cuales Freud llama equivalentes de la angustia, y que podríamos llamar equivalentes
somáticos de la angustia en tanto hay algo que toca directamente al cuerpo. No hay en este
caso mediación del inconsciente entre lo psíquico y lo somático. En términos de Freud, son
síntomas “sin mecanismo psíquico”. Pero quisiera destacar que lo psíquico está presente por su
ausencia, por esa “insuficiencia” en hacer lugar a las exigencias de lo somático sexual.
Por eso Freud dice que los síntomas de las neurosis actuales no son analizables, al menos no en
principio y no como tales. El mareo, la cefalea o lo que sea en las neurosis de angustia, para
Freud no es algo que se pueda analizar y, de hecho, el paciente que presenta esto dice “no, no
puedo decir nada de esto que me pasa”. De eso que le pasa no hay ningún tipo de asociación.
Este cuadro de la neurosis de angustia es algo de gran actualidad, aunque hay que ver
cómo se presenta hoy. ¿Cómo se llama la neurosis de angustia actualmente? Ataque de pánico.
En el DSM-IV los grupos sintomáticos del ataque de pánico parecen casi calcados del texto de
Freud de las neurosis de angustia. Sin pagar derechos de autor por supuesto…
Quien padece ataques de pánico, que podemos considerar como una forma clínica de
los ataques de angustia, en general cuando va a la consulta va enviado, es raro que alguien que
tenga ataques de pánico vaya a ver a un analista por su propia iniciativa. Siente que “eso me
pasa”, pero no hay nada para decir ahí. En principio por lo menos, esto aparece como algo
58
totalmente desimplicado de la subjetividad, “me pasa”, “me agarra”, “¿pero qué le pasa
cuando le pasa esto?”, “no, nada”, “estaba en mi casa mirando televisión” o “estaba
trabajando” o “estaba en el colectivo” “y de golpe me agarró”.
Acá hay que señalar una diferencia: la bella indiferencia histérica es una indiferencia que se
rompe bastante rápidamente. El caso paradigmático de esto es el de Elizabeth von R., que
aparece en “Estudios sobre la histeria”. Elizabeth tenía una astasia-abasia, un síntoma
claramente somático, no podía caminar, tenía problemas de equilibrio y en la marcha. Al
principio Elizabeth estaba tranquila, parecía que no le importaba nada y le decía a Freud
“cúreme”. Freud en esa época todavía examinaba a las pacientes y cuando le toca a Isabel las
piernas descubre en su rostro una muestra de cierto placer, de cierto goce, sin que Elizabeth se
entere de eso. De ahí Freud saca esta idea de que las zonas histerógenas tenían que ver con las
zonas erógenas, que había alguna satisfacción ahí en juego.
¿Quién habla, qué se dice de esa lesión, cuál es el discurso de esa enfermedad? Lo que
se dice, nuevamente y en principio, es a partir de la ciencia, también ahí está la ciencia. Incluso,
muchos de los llamados pacientes psicosomáticos vienen a la consulta diciendo “a mí me
manda mi médico porque me dijo que lo que tengo es psicosomático”, esto es un clásico. O
algunos se autodiagnostican como psicosomáticos, entonces dicen “tengo esto y esto, estoy en
tratamiento médico pero vengo también a verlo porque lo que tengo es psicosomático”, donde
“psicosomático” es una marca de origen. Si se le pregunta qué se le ocurre con esto de que “es
psicosomático”, la respuesta suele ser: “Ah no sé, eso me tiene que decir usted”. Por lo tanto,
también aparece esto de que no hay, al menos en principio o si lo hay (y pondría un doble
signo: + y -), es el paciente que ante “¿pero por qué usted cree que es psicosomático?”,
responde: “porque me enfermé tres meses después de la muerte de mi padre” o “porque cada
vez que tengo un problema amoroso me vuelve a aparecer un ataque de psoriasis” o “se me
cayó el pelo después que se enfermó mi mamá”, etc. A veces el paciente establece alguna
conexión con algún hecho, algún acontecimiento biográfico, histórico, que tiene que ver en
general con alguna situación de estrés, de tensión, de duelo, pero eso no lo lleva a asociar con
otras cosas sino que se formula como una explicación acabada de lo que le ocurre sin que eso
abra un campo de preguntas en las que la subjetividad esté implicada.
59
Hipocondría Delirio no “metáfora delirante”
Histeria: 1.”bella indiferencia” no (“desconoce la “mecanismo
síntoma conversivo 2.Implicación anatomía”) psíquico”: metáfora,
subjetiva: recuerdos, equívoco
fantasías, etc.
Enfermedad médica Discurso de la sí (no es considerado)
ciencia (saber
impersonal)
Neurosis de angustia insuficiencia psíquica no (alteraciones “sin mecanismo
funcionales: psíquico”
equivalentes de la
angustia)
Fenómeno Discurso de la ciencia sí (conoce la “Insuficiencia
Psicosomático Pensamiento anatomía) psíquica”
operativo Holofrase
Enfermedad como
Nombre propio
(depende del
significante)
Lo que nos importa a nosotros desde el psicoanálisis es el discurso del paciente, lo que alguien
dice. En el FPS lo que se dice toma la forma de un “se dice”. Ese “se dice” en la psicosomática
es totalmente impersonal y característico dentro de lo que estamos tratando de ubicar como F.
Les recuerdo que este es un campo muy amplio, donde van a encontrar cosas muy distintas,
muy diversas, pero estoy tratando de ubicar algunas cuestiones puntuales y más o menos
típicas. Por ejemplo, que alguien diga “me enfermé tres meses después de la muerte de mi
padre”, eso en tanto dato anamnésico no dice nada acerca de su duelo. Sería totalmente
distinto que dijera “mi padre se murió y desde ese momento no puedo parar de llorar”. Si pone
ese evento en el lugar de la causa, sigue el mismo razonamiento que la medicina. O sea: Si no
encontramos una causa se postula, entre otras, una causa “psico”. Muchas veces es un
paciente que viene (y a veces con mucha reticencia) enviado por su médico a consultar a un
“psi”, diciendo: “mi médico me dijo que venga pero la verdad no sé para qué porque no se me
ocurre nada, no tengo ningún problema, salvo mi enfermedad no tengo ningún problema, mi
vida está toda bien”. Un paciente que viene y que, muchas veces en la primera entrevista o en
la segunda, trae un bibliorato con todos sus estudios, análisis, tomografías, etc, etc, más si
descubre que el “psi” también es médico. Como si dijera de alguna manera, “mire, este soy yo”,
“esto es lo que me pasa”, como si lo que le pasa estuviera ahí, en esos papeles, fotos e
imágenes. Pero donde no hay en realidad un como si sino que eso es lo que puede decir (o no
decir) de lo que le pasa.
Este discurso es totalmente impersonal. Impersonal quiere decir que cualquiera podría decirlo,
son datos que da lo mismo quién los diga. Da lo mismo que lo diga yo, que lo diga él, que lo
diga el otro, que lo diga la pantalla de una computadora, da exactamente lo mismo porque la
subjetividad no está en juego, lo que valdrían serían los datos por sí mismos. Esos datos que
definen un nombre: el nombre de una enfermedad. Porque también el FPS en general tiene
nombre. A diferencia de la hipocondría, que no tiene nombre, porque no hay ningún nombre
de enfermedad que ponerle, salvo el nombre de hipocondría. El FPS tiene un nombre médico:
úlcera, hipertensión, alergia, psoriasis, alopecia, anemia falciforme, colitis ulcerosa, etc. Tiene
un nombre médico y ese nombre médico parece condensar todo lo que le pasa al sujeto. ES
correlativo a lo que hacen los médicos, cuando dicen “voy a ver a la vesícula de la cama 28”,
60
“el infarto de la 4 hoy está mejor”, “la pancreatitis de la 18 se quiere ir a la casa pero todavía no
está para eso”. Donde no hay enfermos sino enfermedades, contrariando la premisa
hipocrática21.
Para la medicina moderna no hay enfermos, hay enfermedades. Y cada enfermedad tiene un
nombre. Y ese nombre no remite a nada más que a sí mismo. Ese nombre de la enfermedad,
no es una metáfora, es un sello, un imprimatur dice Lacan, como algo que se imprime, que
pone un sello.
Subrayo esto de que la enfermedad tiene un nombre y ese nombre aparece muchas veces
como el nombre del sujeto y que el sujeto muchas veces se presenta de ese modo, con el
nombre de su enfermedad, “vengo porque tengo una colitis ulcerosa” o “porque tuve un
infarto”. Es un discurso impersonal y desimplicado que, muchas veces, va acompañado de esta
otra cuestión que es “a mí no me pasa nada”. Si el analista pregunta: “¿y qué se le ocurre con
esto?”, la respuesta suele ser: “nada, estoy enfermo, tengo esto, ¿qué se me tiene que
ocurrir?”, “¿pero qué le pasa a usted?”, “nada, está todo bien”. Insisto en que esto es
característico, aunque no se dé así en el 100% de los casos. El discurso puede ser: “mi familia
está bien, con mis padres me llevo bárbaro, con mi mujer, con mis hijos, con mi trabajo. Trabajo
mucho, sí, por ahí trabajo demasiado, pero bueno, usted vio cómo están las cosas, hay que
trabajar mucho, uno no se puede quedar”, “¿y?”, “y nada”. Y nada, ahí se quedó, “¿y por qué
piensa que se enfermó?”, “y qué sé yo, me enfermé, uno se enferma”.
En ese momento uno piensa por qué lo habrá mandado el médico y qué hace uno ahí si esto es
así. No sólo que no hay implicación subjetiva, sino que no hay, aparentemente, ninguna
chance, ni siquiera remota, de que la hubiera. Es como si alguien dijera “se me cayó un piano
en la cabeza” o “me pasó un camión por encima, ¿yo qué tengo que ver con eso?”, más o
menos lo mismo.
21
Hipócrates ya decía, hace 2500 años, que no hay enfermedades sino enfermos. Podría haber
sido analista Hipócrates, al menos hablaba de la singularidad y del caso por caso.
61
ALUMNO: ¿este tipo de síntomas es característico de alguna de las tres estructuras o se
pueden dar en cualquiera de ellas?
Prof. LEIBSON: Hay muchas escuelas que hablan de una estructura psicosomática o de una
estructura psicosomática de la personalidad. Aunque aclaremos que no usan estructura en el
sentido que lo usamos en la cátedra como estructura subjetiva, sino en términos de estructura
de la personalidad o del carácter (relativa a lo que planteamos como organización yoica).
ALUMNO: igualmente mi pregunta era por el ítem anterior, por los ataques de pánico y
neurosis de angustia, si se correspondían con alguna estructura en especial
Prof. LEIBSON: no, en principio tampoco podríamos ubicarlo como que eso define la estructura.
Creo que la enorme mayoría de los verdaderos ataques de pánico y las verdaderas neurosis de
angustia tienen que ver con la neurosis. De hecho, Freud hablaba de neurosis mixtas, o sea que
toda neurosis de transferencia o neuropsicosis de defensa tiene, esto lo hemos trabajado
también, su grano de arena de neurosis actual. O sea que, para Freud, las neurosis actuales
están de alguna manera más del lado de las neurosis que de otras estructuras.
III.
Una es la cuestión que tiene que ver con el significante y el discurso y cómo el cuerpo
es algo que está marcado, tocado, por el significante. Esto es algo que Lacan despliega de
distintas maneras en distintos momentos de su obra. Hemos visto cómo lo desarrolla en los
años ’50. O cómo, en su Seminario “La lógica del fantasma”, Lacan dice el Otro es el cuerpo. El
Otro es el cuerpo en tanto lugar de la marca, dice él. En tanto el cuerpo es Otro y el Otro, a su
vez, está encarnado. Este es un tema demasiado amplio como para agotarlo en este momento.
62
En el Seminario XI, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, en el
capítulo XVIII, cuando Lacan está hablando de la operación de alienación y separación plantea
que un significante representa al sujeto para otro significante. O sea que para que haya efecto
de sujeto o, como lo llama acá, afánisis subjetiva, tiene que haber un par de significantes y un
intervalo entre estos significantes. La flecha indica un intervalo, un espacio entre un
significante y el otro. Que el sujeto sea representado por un significante ante otro significante
quiere decir que hay un efecto de afánisis, de desvanecimiento subjetivo en el momento en
que esto se produce. Momento de afánisis o de desvanecimiento subjetivo en el sentido de
que, por ejemplo, cuando alguien tiene un lapsus queda desconcertado, no sabe qué dijo ni
quién dijo eso. Las formaciones del inconsciente, su irrupción, tienen que ver con este
momento de afánisis subjetiva, de desvanecimiento, es decir que el sujeto aparece
desvaneciéndose. Esta es una idea muy fuerte en Lacan que se escribe bajo esta forma:
S1 S2
Pavlov llamó a esto reflejo condicionado, pero lo que hay ahí es una alteración del cuerpo por
el significante. La campana se plantear ahí como un significante. ¿Para quién? Para el
investigador, del lado del investigador. Esta manipulación del cuerpo del animal se inscribe en
una cadena significante, que permite que podamos suponer un sujeto y un deseo del lado del
investigador.
¿Qué pasa del lado del perro? Lacan dice que, obviamente, el perro no habla. Pero ahí ubica la
holofrase, como eso que aparece como un significante muy paradojal porque no tiene la
característica de significante en tanto no remite a nada, no hace cadena.
Lacan también ubica esto y plantea esta cuestión de la holofrase en relación a la psicosis y en
relación a la debilidad mental, en una conexión bastante compleja que no vamos a desarrollar
acá.
Esta cuestión de un significante que no remite a nada, tiene que ver con esto que les decía de
estos pacientes donde el nombre de la enfermedad los define y a su vez no los encadena con
nada.
63
fuertemente implicado en lo imaginario, además de ser algo que tiene que ver con este cuerpo
de lo simbólico, que hace cuerpo al recortar y al borrar el goce del cuerpo, pero también tiene
que ver con un cuerpo en tanto, dice Lacan, el cuerpo es sustancia gozante. El cuerpo es algo
hecho para gozar, y dice para gozar de sí mismo.
También esto daría para mucho, pero la idea es que en el FPS hay una suerte de
retorno de goce en el cuerpo, de un goce Otro en el cuerpo, ahí donde el significante, por este
efecto de holofrase, falla como significante. Lo planteo de manera un tanto condensada: si el
significante no opera como tal, si no hay intervalo significante, si no hay, por lo tanto, efecto de
sujeto y el significante es lo que borra y barre el goce del cuerpo, si algo se produce a nivel de
este significante que hace que se colapse este intervalo entre significantes, que se condense, se
holofrasee el significante, algo de este goce que ha sido barrido retorna, pero directamente en
el cuerpo. Es una idea bastante cercana a la idea de Freud de que la libido impacta
directamente en el cuerpo en las neurosis de angustia.
Para concluir, voy a exponer un breve ejemplo clínico para decir algo acerca de cómo se
puede pensar todo esto en la práctica del psicoanálisis. Porque puede ser algo sabido que la
úlcera es un efecto psicosomático, pero eso es un saber psicológico que no implica que alguien
se involucre en eso que le pasa. Hasta puede ser contraproducente, porque alguien viene con
una enfermedad de las llamadas psicosomáticas y se siente culpable. Se reprocha haberse
enfermado, como si hubiera sido un acto casi de mala voluntad hacia sí mismo.
¿Qué puede hacer un analista? Vayamos al ejemplo. Una paciente tenía un trastorno
de su ciclo menstrual que tenía que ver con no poder quedar embarazada. Esto para ella era un
tema pura y absolutamente médico y, de hecho, ella no había consultado por eso. Ella consultó
en su momento por cuestiones que tenían que ver con problemas de pareja, porque tenía un
amante y no sabía qué hacer. Y además tenía ese problema, para ella algo puramente orgánico,
tema de la medicina.
Un día ella trae un sueño, en el cual ella va a una feria de antigüedades y se compra
una serie de objetos y también una muñeca. Al asociar a partir del sueño llega a recordar el
momento en que tuvo su primera menstruación, cosa de la que nunca había hablado hasta ese
momento. Cuenta, casi como al pasar, que ella cuando tuvo su primera menstruación era
pequeña, tenía entre 10 y 11 años, y muy asustada va con su mamá y le muestra. La mamá la
mira de una manera, según ella, medio despreciativa, despectiva, y le dice que tiene que hacer
esto y lo otro y ella le dice “¿y se me va a pasar?” y la madre le dice: “no, esto es para toda la
vida”.
Un par de sesiones después ella sigue hablando de ese sueño porque la dejó muy
impactada y a partir de l la muñeca cuenta que la mamá no la dejaba jugar con las muñecas y
se las sacaba. Lo asocia con su gusto por las antigüedades (que también aparecía en su sueño)
en tanto son algo que parece vencer el paso del tiempo, quedar eternamente iguales así
64
mismas. Entonces se me ocurre conectar esto con la frase de la madre: “es para toda la vida”.
Recién entonces ella puede empezar a interrogarse por esa frase. ¿Qué querría decir? ¿Si es
para toda la vida implicaría que no hay menopausia, pero también implicaría que no hay
embarazo? Esto, y lo que siguió en su análisis, fue para ella una sorpresa descomunal, porque
para ella ese “es para toda la vida” era una verdad absoluta que no remitía a nada más. Esa
frase tenía el valor de una holofrase (aunque no era una sola palabra: la holofrase puede ser un
sintagma). Pero esa frase venía toda junta, venía como en un paquete, no remitía a nada y era
una verdad absoluta. Tenía un valor de signo y de signo de verdad de la madre, de la verdad del
saber de la madre sobre su cuerpo y del dominio de la madre sobre su cuerpo.
¿Qué puede hacerse en análisis con esto? J.-A. Miller, en su texto “Algunas
consideraciones sobre el FPS”, dice que el FPS se podría escribir de esta manera: I ( ). Como
algo que esquiva al Otro, al Otro también en el sentido de inconsciente, al Otro con mayúscula,
y que suplanta al Otro por un Ideal (expresado como I). Piensen que se parece en algo a ciertas
cosas que hemos trabajado en relación a la psicosis, aunque no es idéntico. Para el FPS, digo
que si algo de este Ideal se puede tachar, se puede incluir al Otro e interrogarlo.
I() I (A)
Esa holofrase, Lacan lo dice, es algo del orden del significante que viene de Otro, lo que pasa es
que no queda registrado como tal. Si algo de esto que aparece, que viene del Otro como un
sello, puede ser interrogado, para lo cual hay que poder atravesar algo de esto del Ideal, puede
tomarse también un camino que en algún momento permita ubicar una tachadura en el Otro, o
sea la castración del Otro, o sea el deseo del Otro, que es la vía para que el sujeto pueda
plantear algo de su deseo.
La enfermedad que aparece como FPS tiene el carácter de esta presencia de Otro, con una
presencia y una contundencia tal que es indiscutible. Si algo del Otro puede ser interrogado
(como en este caso del ejemplo donde la paciente puede empezar a interrogar esa afirmación
tajante de su madre), esa interrogación puede abrir un camino del análisis que lleve, en algún
momento, a ubicar una falta en el Otro, o sea el Otro en tanto deseante. Esta paciente, a partir
de cuestionar esta frase, se pudo empezar a preguntar otras cosas como “¿pero entonces qué,
mi mamá no quería que yo tuviera hijos?” o “¿qué quería mi mamá de mí?”, que no es lo
mismo que la queja neurótica: “mi mamá me impone tal cosa”. Poder preguntarse ¿qué me
quiere el Otro? es un paso hacia el Otro que es un Otro deseante, que es Otro en falta, y eso
también tiene que ver con la posibilidad de plantear algo del deseo del lado del sujeto.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
65
- Freud, S., (1911) "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia
paranoides) descripto autobiográficamente”. En Obras Completas, op. cit., t. XII
- Freud, S.-Groddeck, G. (1970) Correspondencia, traducción de E. Subirats. Barcelona,
Anagrama, 1977
- Lacan, J. (1964) El Seminario. Libro 11: “Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis”, Buenos Aires, Paidós, 1987, cap. XVIII.
- Lacan, J. (1966-67) Seminario XIV “La lógica del fantasma”, inédito
- Lacan, J., (1966b) “Psicoanálisis y medicina”, en Intervenciones y textos, Buenos Aires,
Manantial, 1985, 86-99
- Lacan, J., (1975) “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma”, en Intervenciones y textos 2,
Buenos Aires, Manantial, 1988, 115-144.
- Leibson, L., (1990) “Un goce en el cuerpo. Para una discusión del concepto de
psicosomática”, inédito, 1990.
- Leibson, L. y otros (1993b) “¿Existe la psicosomática?”. En Revista Kaos n°1, Rosario, Homo
Sapiens, 1993, 63-78
- Leibson, L., (1996) "De cuerpo presente", en Redes de la letra 6, Ed. Legere, Buenos Aires,
1996, págs. 41-55
- Leibson, L., (1999) "El cuerpo ficcional", en Tendlarz, E. (comp.) ¿Qué cura el psicoanálisis?,
Buenos Aires, Ed. Biblioteca Nacional, 1999.
- Miller, J.-A. (1988) “Algunas reflexiones sobre el fenómeno psicosomático”, en Matemas II,
Buenos Aires, Manantial, 1988, 173-181.
66
Psicopatología infantil
Adriana Bugacoff
Algo de historia…
Comienzo por una obviedad: se requiere de la noción de infancia entendida como una etapa
separada de la adultez, con singularidades y necesidades propias, para que se inaugure una
disciplina que se ocupe de los problemas psicopatológicos de la infancia. Esto implica decir, que
no hemos contado desde siempre con la noción de infancia, y que contamos con dicha noción
a partir de un determinado momento fechable históricamente. Esta idea se la debemos al
cuestionado historiador P. Ariès, quien sitúa el comienzo de la infancia en el siglo XVIII, en
Francia, en el pasaje del Antiguo Régimen al Estado Moderno. El movimiento que se requirió
para que la noción de infancia surgiera, se produjo en paralelo con el nacimiento del Estado, ya
que implicó un reordenamiento de lo público y lo privado.
En otros términos, sólo pudieron surgir disciplinas como la Pediatría, o más específicamente la
Psiquiatría infantil, a partir de que el niño fue tomado como objeto de cuidados singulares, y en
paralelo a una nueva modalidad de relación entre lo público y lo privado. No es que antes no
existieran los niños, sino que se produjo un pasaje del niño como objeto de la mimosería del
adulto, que si sobrevivía , rápidamente ingresaba al mundo laboral; hacia el paradigma del niño
frágil e inocente al que hay que preservar y educar en tanto ciudadano del mañana.
En el plano de lo jurídico, surgieron leyes (Leyes de Potestad) e instituciones (Patronato de la
infancia) para proteger a los niños en peligro, como asimismo leyes (Imputabilidad e
inimputabilidad) e instituciones (institutos de menores), para protegerse de los niños
considerados peligrosos.
En el plano de la educación nace la Pedagogía cuyo interés se orienta hacia el retraso mental. El
interés por dicho cuadro tuvo consecuencias ligadas a la distribución etaria, es decir a la
distribución por edades para el desarrollo de la vida escolar, surgiendo hacia el año 1900, los
primeros Tests de inteligencia (Ejemplo: el test de Simon y Binet).
En el plano de la salud: la Pediatría. En el cruce entre lo pedagógico, lo jurídico, y lo médico (a
partir del viraje a partir del cual la locura pasa a ser objeto de la medicina) la Psicopatología
infantil nace como campo.
67
Esquirol distinguió dentro del idiotismo, uno que es congénito al que denomina idiocia, de otro
adquirido y curable. La idiocia inaugura el campo del Retraso mental, y el otro el de las locuras
de la infancia.
El comienzo de la Psiquiatría infantil es situable en lo que P. Bercherie denomina Clínica
diacrónica. Lo singular es que su surgimiento no coincide con el descubrimiento de una
patología propia de la infancia, sino a raíz de la preocupación por el pasado de los criminales y
los alienados. Es decir, cuando se instalan en relación a la enfermedad mental y para establecer
categorías nosográficas, parámetros que atañen a la evolución, al desenlace, y a la causa
específica.
Si coincidimos con la idea de que la Psiquiatría surge como consecuencia de un
reordenamiento del campo social, la Psiquiatría infantil no escapa a ello, y es producto de los
apetitos psicoprofilácticos y de las exigencias disciplinarias de los aparatos sociales. En otros
términos, no comenzó como una disciplina cuya preocupación era la locura infantil, sino con
fines profilácticos escondidos tras las preguntas por la causa o la etiología.
El psiquiatra Sante de Sanctis (1905) aísla la demencia precocísima, que es un antecedente
fundamental de la esquizofrenia infantil, cuyo descubrimiento se produce recién en 1926. Con
su descubrimiento, la Psiquiatría infantil nace con un objeto de estudio propio, y se consolida
en la década del 40 con la postulación del Autismo infantil. Para ello se requirieron de los
descubrimientos del Psicoanálisis, y de los aportes de la Psicología Evolutiva.
Desde esta perspectiva, es posible afirmar que el surgimiento de la Psiquiatría infantil,
entendida como una disciplina con un objeto propio, es tardío en la historia de la Psiquiatría
general. Sin embargo la preocupación por la infancia está desde un comienzo. M. Foucault en
su texto: “Los anormales” afirma que la inclusión de lo infantil es un fenómeno precoz, y lo
sitúa en 1876. Afirma que la infancia no es un territorio que se anexó a la Psiquiatría a partir de
determinado momento, sino que ha sido una de las condiciones históricas de la generalización
del saber y del poder psiquiátrico. El recurso a la infancia fue el instrumento que permitió
responder cuestiones atinentes a la causa, en términos de: predisposición, herencia, estigma,
etc. La psiquiatría, de la mano de la infancia, comienza a ser una medicina que más que
ocuparse de la enfermedad, se dedica a la anomalía; es decir, aquello que se desvía de una
norma. De allí, según Foucault, se deriva, entre otras cosas, su relación con el poder.
68
infantil, es decir nódulo y prototipo de la neurosis adulta y reconstruida en el transcurso del
análisis)
La caída parcial de la teoría traumática abre las puertas a un revolucionario descubrimiento: la
existencia de satisfacción sexual durante la infancia. Cabe destacar, que éste es sólo un aspecto
del descubrimiento, ya que la sexualidad infantil es la llave que le permite a Freud postular el
concepto de pulsión, y con ello subvertir completamente el modo de abordar la sexualidad
humana (anudada a la fantasía y al cuerpo, pero profundamente “desbiologizado”)
El descubrimiento de la sexualidad infantil le permite a Freud definir al niño como perverso
polimorfo. El niño construye teorías sexuales, pero “infantiles”, es decir afectadas por la
pulsión, y por ende destinadas a “ficcionalizar” lo imposible de la estructura.
Otra definición de niño, es aquella que lo ubica como término de la ecuación simbólica, cuya
importancia radica en que permite introducir al niño, como una de las salidas edípicas posibles
para la mujer: el niño como falo de la madre. En ese caso, estamos hablando más precisamente
de “hijo”, que de niño, e introduce las cuestiones atinentes al deseo del Otro
Si al comienzo decíamos que no hay niño de entrada, y que se requiere del Otro para su
constitución, ahora agregamos que ese Otro está afectado por la dimensión falo-castración. Es
desde esta perspectiva, que podemos situar los avatares y las dificultades de los niños en el
camino de la constitución subjetiva. Algunas de esas dificultades por las que atraviesan los
niños, o los padres, o ambos, conducen a que nos consulten.
Hace unos años, algunos psicoanalistas preferían el término “neurosis de infancia” para
nombrar las dificultades de los niños antes de la pubertad, y reservaban “neurosis infantil”
para referirse al nódulo de la neurosis adulta, constituido retroactivamente en análisis. A los
fines prácticos, voy a sumarme a dicha distinción.
69
sexual de los neuróticos. Es decir, que el síntoma es un modo de satisfacción, de naturaleza
sexual, y que por ende no es plena y precipita al conflicto y al malestar.
Retomando nuestros comienzos por este acotado recorrido por las referencias freudianas, nos
reencontramos con su revolucionario descubrimiento: lo infantil de la sexualidad humana
desdibujando las fronteras entre normal y patológico, e introduciendo las paradojas de la
satisfacción en todo síntoma neurótico, más allá de las discusiones nosográficas.
La infancia en el DSM IV
Transcribo a continuación, de manera fragmentaria, el modo en que la infancia se presenta en
el DSM.
TRASTORNOS DE INICIO EN LA INFANCIA O ADOLESCENCIA
a) Retraso mental
b) Trastorno de Aprendizaje.
c) Trastorno de desarrollo de la Coordinación
d) Trastorno de la Comunicación
e) Trastorno Generalizado del Desarrollo
f) Trastorno por Déficit Atencional y Comportamiento Perturbado
g) Trastorno de la Ingestión y de la Conducta alimentaria
h) Trastorno de tics
i) Trastorno de la Eliminación
j) Otros trastornos: mutismo selectivo, Trastorno de ansiedad por separación, etc.
La infancia está reducida en el DSM IV a una edad de comienzo de diversos trastornos. Es decir,
que se trata de algo cronológico y responde a un criterio biologicista. Lo sexual corre la misma
suerte, y de allí que aparece mencionado en términos de “Trastorno de la identidad sexual”
Las fobias infantiles ocupan un lugar completamente secundario. Están difuminadas dentro de
los “Trastornos de ansiedad” que se pueden presentar en la infancia o en cualquier momento
de la vida.
Cuando nos dediquemos a Psicosis infantil y Autismo retomaremos el tema. En esta
oportunidad, el objetivo era simplemente presentar el tema, subrayando algunos ejes.
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