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Reseña Literaria

La loca de Gandoca de Anacristina Rossi


Blanca Malca Cavero

“La loca de Gandoca” es un libro de contenido muy variado, que es susceptible de análisis
desde diferentes perspectivas, como ejemplo bien podría ser un claro ejemplo de la
perseverancia de una mujer en la lucha por salvar su matrimonio y de manera aún más
comprometida, en su lucha por preservar la riqueza del Refugio de Vida Silvestre de
Gandoca. Pero en esta reseña no pretendo escribir sobre lo evidente, ni sobre las denuncias
que se hacen, ni sobre la corrupción en el gobierno, ni sobre lo que pasó con el refugio en la
historia narrada, para eso querido lector, usted puede leer el libro y le aseguro que sacará
más información de la que yo le puedo aportar. Por mi parte iré abordando tres aspectos
que me llamaron la atención al leer este libro, en primer lugar el título, muy controversial al
adjudicarle un padecimiento psiquiátrico al personaje principal: ¿Por qué atribuir locura a
quien está defendiendo sus derechos?, ¿Será una etiqueta conveniente? O ¿Será que tiene
algún trastorno que motiva ese calificativo?. También quiero explorar la relación de la
historia con el epígrafe ¿Es lo que aparenta o representa algo más?, ¿algo que hay que
descifrar? Y finalmente, veremos que existe la posibilidad de una relación estrecha entre el
inicio y el final del libro: ¿Cuál será esta relación? ¿Lo que se narra es pasado? ¿Presente?
¿Futuro? ¿Real? Le invito a acompañarme en este descubrimiento literario y le sugiero que
abra su mente dándole paso a la imaginación.

Sobre el Título

La loca de Gandoca, a simple vista se podría pensar que efectivamente la protagonista es


una “loca” y hasta el Ministro lo dice en el libro: «Vociferando que Daniela Zermat es una
loca, que tiene una loca en su ministerio y a esa loca hay que echarla» (Rossi, 2001, pág.
44). Y es que insistía con firmeza en que debía protegerse el refugio de Gandoca y fu
subiendo en instancias para conseguirlo, obviamente al Ministro no le convenía alguien tan
determinada y dispuesta a ir a todas las instancias para que se resuelva el caso.
En el pacto narrativo de esta obra, uno como lector asume y acepta que lo que irá leyendo
se tratará de acuerdo con el título, de alguien cuyas acciones e historias, derivaran en la
conclusión de que la protagonista está loca, y en una parte de la historia hasta podría
suponerse así cuando menciona a un amigo:
Sos tan buena gente, amigo. Qué haría sin vos en este desierto plano y unilateral que
es la viudez. Me acompañás a la Playa del Árbol de Uva con los chiquitos.
Te enseño mi tesoreo: la noche marina. Cuando los niños se duermen nos quedamos
conversando en el corredor. Hablamos bajito, como se habla en las iglesias, por
respeto a la profundidad interior de la noche. (Rossi, 2001, págs. 63-64)
Una posibilidad es que la presencia de este amigo con el que conversa en algunas
ocasiones, pueda ser producto de todas las experiencias que está viviendo y el estrés post
trauma tras la muerte del esposo, no queda claro de quien se trata este amigo o si es real o
imaginario. Esta interacción con alguien que no queda clara sería un indicador de una
posible locura. Pero el libro va más allá de ese tipo de locura.
La locura es definida de varias formas según el diccionario on line de la Real Academia de
Lengua Española, pero la tercera definición es la que nos interesa para este análisis:
«Acción que por su carácter anómalo causa sorpresa» (Real Academia Española, 2014)
Tomando la definición de locura, el título puede interpretarse también como que la locura
es una característica y hasta requisito para ir contra corriente, para luchar a favor de una
causa, aunque no se sepa si se ganará o no, pero sí con la posibilidad de ser parte de la
lucha de manera directa e intentando cambiar mentalidades y animando a otras personas a
seguir con la defensa y lucha por proteger el refugio de Gandoca. Estas actitudes, sí
causaron asombro, pues se escapaba de la norma, de la actitud sumisa de muchas personas
ante autoridades que no cumplen con las leyes, ni se preocupan por hacerlas cumplir.
Con todo lo expuesto podemos decir que Daniela si estaba loca, loca por luchar, loca por
denunciar, loca por seguir avanzando aunque los mismos vecinos sean quienes no quieren
apoyar, porque no hay suficiente conocimiento de lo que está por pasar en la playa. Hay
que estar realmente loco o loca para generar las estrategias de abordaje y volver a enfrentar
a quienes prefieren el lucro antes que hacer valer las leyes. Daniela no está loca de
psiquiátrico, pero si está loca porque ve ante sus ojos la inminente pérdida de un lugar que
ha sido parte de su historia, está loca porque prefiere seguir avanzando y llevar hasta las
últimas instancias su propuesta de mejora y atención al lugar que ama. Esta realidad la
mueve, la mueve a actuar diferente, a causar el asombro que posteriormente se traduce en
decirle que está loca.
El refugio de Gandoca estaba en peligro y ahí surgió la loca, la que fue minimizada,
humillada, despedida y despojada de sus derechos y hasta de su imagen como ciudadana, la
envolvieron en chismes que seguían reforzando su etiqueta de locura, la locura que ellos
querían ver, la locura que marca inicios y finales, la locura que incentiva el alzar la voz
para defender nuestros derechos o el de nuestros seres queridos. En el caso de Daniela, la
locura que le dio un motivo para seguir y luchar por lo que ella quería y consideraba justo,
por sus ideales personales y sociales, para lo que legalmente era justo y que en medio de
corrupción se tornaba difícil defender. Nada de eso la detuvo.

Relación epígrafe e historia

El libro inicia con las siguientes palabras como epígrafe:


«Oye bien, hijita mías, palomita mía: no es lugar de bienestar en la tierra, no hay
alegría, no hay felicidad. Se dice que la tierra es lugar de alegría penosa, de alegría
que punza.» Palabras del padre náhuatl a su hija, Códice Florentino. (Rossi, 2001,
pág. 9)
Esa frase es tan profunda y chocante, yo quisiera verla como pesimista, como que quien la
escribió de verdad debió haber sufrido mucho, pero no, luego de pensarla y leerla y
confrontarla con la historia de Daniela, con las historias de los otros personajes que
intervienen, también con mi propia historia y las historias de personas cercanas, ¡que gran
verdad! Y la realidad es que es difícil determinar cuánto dolor puede haber en una historia
de vida, cuanta alegría y cuanto dolor, parece ser que la vida es un ciclo continuo de
experiencias en las que se mezclan emociones, no considero que exista una emoción pura
sin la presencia de otras, es decir, la alegría sin tristeza, el enojo sin miedo, o el amor sin
alguna de las otras, o si podrán existir las otras si una de las emociones falta. Así mismo en
cada experiencia hay de todo, a veces en más grado alguna, a veces varias comparte la
supremacía. Y así como la vida en general es compleja, la historia de Daniela lo es, Daniela
enamorada de Carlos Manuel y una vida muy plena, que se ve golpeada física y
emocionalmente con el alcoholismo y los cambios que suponen a un proyecto personal que
ella consideró perfecto. Por otra parte el refugio de Gandoca, tan perfecto como lo tenía, tan
lleno de vida y grandeza, de riqueza y paz, de comunión del hombre y la naturaleza, que de
pronto se ve amenazado, muestra de esta dualidad de alegría y tristeza o alegría punzante se
encuentra en varios puntos del libro.
Esta percepción de la historia nos lo revela la focalización interna que se utiliza en el relato,
prácticamente en todo el libro esta focalización es fija, como lectores tenemos claro que
Daniela es la narradora homodiegética, es la voz del relato, la que nos cuenta todo lo que va
pasando en su historia y lo hace desde una focalización interna fija, es decir tenemos la
percepción de este personaje en toda la historia, podemos ver lo que sucede desde los ojos
de Daniela. Siendo esto así, se puede asumir que el epígrafe se refiere principalmente a la
historia que vive Daniela, tanto a nivel personal con el esposo, en donde la alegría de esta
con el amado se punza con una realidad del pasado de este: el alcoholismo, y también por el
hecho de ir viendo que por más esfuerzos y luchas que establezca, el refugio de Gandoca y
la alegría que le proporcionaba también se va punzando con la tristeza de intervenciones y
construcciones a espaldas de la ley pero respaldadas por funcionarios corruptos, donde
aparecen personas que van dando luces y respiros como el periodista que publica todo lo
que estaba pasando, pero que vuelve a causar dolor cuando se retracta por amenazas.
La duración de estas vivencias también tienen particularidades en el relato como lo es el
sumario: «Muchos meses después de su muerte empiezo a salir de un poso frío y negro»
(Rossi, 2001, pág. 61), donde en esa frase resume un largo tiempo de dolor. Como vemos
es un continuo un circulo de alegrías y tristezas que conviven y son necesarias, si no fuera
así, no sería una vida, una historia, tal vez sería una utopía de vida perfecta, que tampoco es
saludable, pues como seres humanos necesitamos de todo, para crecer, para valorar, para
ser fuertes, para seguir.

La Relación entre el inicio y el final de la obra

En este aspecto considero que la obra establece un juego discreto pero agradable con el
tiempo y la modalidad del relato.
En cuanto a la modalidad, el inicio del libro tiene un discurso indirecto: «Odiabas los
boleros, Carlos Manuel. Y sin embargo, como en un sueño, sin yo esperarlo, te me
acercaste.» (Rossi, 2001, pág. 11) en donde la protagonista Daniela, sabe del gusto de otro
personaje y lo revela en su relato
Por su parte el final de la obra contiene elementos del discurso indirecto:
«Andreas se esperanza con solo ver la línea tensa de una palmera que el viento
dobla. Cree en la vida. Tiene solo doce años. No ha atravesado la muerte, como yo.
No ha atravesado la esclavitud y el dolor de la raza, como Robinson. No ha sido
despojado, como Gloria»
En donde la narradora hace suyas las palabras que describen las vivencias de otros
personajes y las expresa de acuerdo a su entendimiento.
En otras partes del libro también se puede encontrar otros tipos de discurso, como son el
directo, indirecto libre, pero para efectos del análisis de este aspecto, solo es conveniente
tomar en cuenta el citado.
Con respecto al tiempo, si bien es cierto se establece un orden cronológico de los eventos,
desde que comienza la obra hasta el final, existe un detalle que lleva a reflexionar sobre
este punto, pues el inicio y el final de la obra es la misma frase: «Odiabas los boleros,
Carlos Manuel…» (Rossi, 2001, págs. 11, 114). Entonces surge la interrogante, si lo que
hemos leído es pasado, que intenta decirnos la autora con este inicio y final idénticos, ¿es
acaso una forma de cerrar el círculo la historia? O es que a raíz de todo lo vivido decidió
escribirlo y es hasta el final que nos hace testigos de cómo decidió comenzar el libro.
Decidió que su palabra, palabra escrita sería el testimonio de su historia, para que esta no
quede en palabra oral, la que se lleva el viento (Rossi, 2001)
Al terminar de leer el libro me pareció que podría tratarse de una puerta en el tiempo que
haría cambiar la perspectiva de la historia, pero al analizar con más calma pude ver que en
realidad el tiempo si se mantiene con un orden cronológico y que efectivamente lo que la
autora hace al finalizar es establecer esa circularidad que ya se vio en otro momento con el
aspecto anterior, también en las palabras establece círculos, como dando a entender que de
eso se trata la vida, las historias, en los círculos que establecemos y que a veces cerramos y
otras veces dejamos abiertos, y todo hace lo que somos, todo es lo que somos, todo es
nuestra historia.
Conclusión
En el libro “La loca de Gandoca”, Anacristina Rossi expresa en su historia una realidad que
identifica y marca a muchos que con sus propias luchas y batallas, se esfuerzan por seguir
adelante en defensa de sus ideales y lo que consideran justo. En esta reseña se consideraron
tres aspectos:
En cuanto al título, se pudo orientar a las dos posibilidades existentes, que el personaje
principal realmente tenga indicios de locura psiquiátrica, o como otra alternativa, que esa
locura haya sido la etiqueta que le dieron por actuar de manera sorprendente para hacer
valer sus derechos y los del lugar que estaba defendiendo, siendo incómoda para los
intereses mezquinos de algunos funcionarios que la “bautizaron” de loca.
Entre el epígrafe y la historia, vimos que guardan una conexión estrecha y que tanto en la
obra como en la vida de cada persona en general, existe ese equilibrio entre alegrías y
tristezas, unas veces más de una, pero que no podríamos funcionar sin que estas y todas las
otras emociones estén presentes.
Finalmente, el inicio y cierre de la obra, es el mismo en cuanto a la frase que se utiliza, lo
que denota cierre, circularidad, continuidad, recurso que es agradable para confrontar al
lector y tratar de entender más allá de las palabras e incluso volver a leer el libro y
encontrar nuevos aspectos que no se abordaron en esta reseña.
Sería importante que alguien se anime también a ver otros aspectos como es el caso del
ritmo de la historia¸ el paisaje de la portada, la simbología de los personajes, la perspectiva
desde otros personajes, el enfoque en la vida personal de Daniela, o el enfoque desde los
temas sociales que tiene la obra.. Hay tanto por abordar, le invito a leer este libro y a hacer
sus aportes, ¿será que puede ver algún aspecto nuevo no mencionado?, ¿será que puede
compartir su análisis?

Referencias
Real Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española. (23 (en linea)). Madrid,
España.

Rossi, A. (2001). La loca de Gandoca. San José: Editorial Legado.

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