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eo ológico Nacional

GUIA
GENERAL
VOLUMEN 1

ISTERIO D
Direcció llas Mes 4rchivos
1." Edición 1991
2." Edición 1992

DISENO Y MAQUETACION
JULIOLÓPEZ

FOTOGRAF~AS
ENRIQUE SÁENZDE SANPEDRO
JosÉ LATUNA
SERGIO RIPOLL
LÓPEZ

DIBUJOS
FERNANDOFERNÁNDEZ
GARC~A

ISBN: 84-7483-686-7 (Obra completa)


ISBN: 84-7483-687-5 (Tomo 1)
NIPO: 301-92-036-3
D. L.: M-697-1991
imprime: qrafofhet 31
VOLUMEN 1

MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL


MINISTERIO DE CULTURA
, MADRID 1992
Presentación ............................................................................ 9

Prehistoria .............. ............ ... 13

Protohistoria y Colonizaciones .......................................................49

Egipto y Próximo Oriente ................... ... 89

Grecia. Italia Meridional y Etruria ..... .................................... 113


La presente guía pretende cubrir un romano, tesoros visigodos y una selección de
aspecto informativo del Museo Arqueológico piezas de arte medieval cristiano y musulmán,
Nacional dirigido de manera particular a los para terminar el recorrido en las salas dedica-
visitantes. das a la Edad Media.

Resulta dzjZcil encontrar el lenguaje ade- La primera planta del edijicio está ocupa-
cuado para hacer la exposición lo suficiente- da por la Sala de Exposiciones Temporales, la
mente técnica, y al mismo tiempo fácil de Biblioteca y las colecciones de la Edad Moder-
seguir por un público que, en la mayoría de los na, que llegan hasta el siglo XIX.
casos, está en edad escolar o no es especialista
en las dgerentes materias. Por ello se ha El total de piezas que pueden verse en la
mantenido el criterio de dar unas orientaciones exposición permanente son, en la actualidad,
generales sobre las épocas y culturas que se unas 9.000, número que es considerablemente
exhiben a lo largo de todo el recorrido por las reducido en comparación con lo que el Museo
salas del Museo, introduciendopoco a poco la Arqueológico Nacional guarda en sus almace-
información pormenorizada de los objetos que nes.
se van viendo en la exposición ordenada de las
salas. &te es un hecho que se compensa con la
política de exposiciones temporales, ediciones
En su estado actual el Museo Arqueoló- de catálogos monográficos y la organización
gico Nacional dispone esencialmente de tres interna para facilitar el acceso a los investiga-
plantas abiertas al público, y en las que se dores que lo soliciten.
exhiben las coleccionespor orden cronológico:
Con este primer volumen dedicado a las
En el primer sótano se comienza el antigüedades de Prehistoria, Protohistoria,
recorrido por las épocas paleolíticas, se pasa Egipto, Próximo Oriente y Grecia, deseamos
por las distintas etapas de la Prehistoria y de la sacar a la luz un instrumento de comunicación
Protohistoria, con especial énfasis en las cultu- con el público, que se verá completado con la
ras de la Península Ibérica, y se concluye segunda parte, en la que se sigue idéntica
visitando la colección de v m s griegos y las estructura y que se encuentra ya listo para su
antigüedades del Próximo Oriente y Egipto. inmediata edición.

En la planta que hay al nivel de la entrada


se exhiben las principales obras del arte ibérico,
una muestra de lo más representativo del arte JosÉ MARÍALUZONNOGUÉ
REPRODUCCION DE LAS
CUEVAS DE ALTAMIRA

PROTOHISTORIA Y
CULTURA lBERlCA

VESTIBULO
PLANTA SEGUNDA
( s o t a n o 2)

PREHISTORIA

PROTOHISTORIA Y
COLONIZACIONES

ARQUEOLOGIA EGIPCIA Y
1 PROXIMO ORIENTE

1 VASOS GRIEGOS Y
ETRURIA

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PAT l O
ARASE 11
Salas I-VI, XI-XII
CARMEN CACHO QUESADA
PREHISTORIA

1 ;LOS ORIGENES DEL HOMBRE

n; PALEOLITICO INFERIOR Y
MEDIO

m; PALEOLITICO SUPERIOR Y
EPl PALEOLlTlCO
PAT l O
ROMANO 1 N;NEOLITICO Y EDAD DEL COBRE

Vr EDAD DEL BRONCE

VI; BRONCE FINAL Y


HIERRO INICIAL

XI; PREHISTORIA DE
LAS ISLAS CANARIAS

XII; PREHISTORIA DEL


SAHARA OCCIDENTAL
INTRODUCCION Luna en 1898. En 1924 se adquiere uno de
los conjuntos de cerámica campaniforme
más significativos de la península, com-
El Museo Arqueológico Nacional al- puesto por un vaso, una cazuela y un
berga entre sus fondos una rica y variada cuenco procedentes de la necrópolis de
muestra de antigüedades prehistóricas pro- Ciempozuelos (Madrid). Otras donaciones
cedentes de distintos puntos de la geografía de gran interés realizadas en estos años son
española. Esta es especialmente representa- la del eminente naturalista Juan Vilanova y
tiva de los distintos fenómenos culturales Piera, la colección Vives con una buena
que se desarrollan a lo largo del tiempo y representación de cerámica argárica, y la de
que caracterizan a la Prehistoria de nuestro Rotondo -que contiene, entre otros, el
país. magnífico conjunto achelense del Cerro de
San Isidro-, así como los materiales obte-
El núcleo inicial de la sección de nidos en las campañas patrocinadas por la
Prehistoria procede de los fondos que po- Junta Superior de Excavaciones. No pode-
seían los gabinetes de Historia Natural y de mos dejar tampoco de mencionar aquí la
la Biblioteca Nacional, así como el Museo colección Góngora, una de las adquisiciones
de Ciencias Naturales y la Escuela Diplo- más valiosas que se produjeron a finales del
mática. Estos materiales fundacionales se siglo pasado, tanto por el número de piezas
fueron acrecentando a lo largo de los años que ingresaron -todas ellas provenientes
con algunas donaciones importantes como de Andalucía-, como por el interés de las
la de Theodoro Stutzel, procedente de mismas, y entre las que, sin duda, hay que
algunas estaciones palafíticas de Suiza o la resaltar el admirable conjunto de cestería y
colección de objetos agrupados por Vilano- tejidos en esparto de la cueva de los Mur-
va y Tubino durante un viaje realizado por ciélagos, en Albuñol (Granada).
una comisión científica a los países nórdi-
cos. A finales del siglo pasado e inicios del Entre 1934 y 1935 ingresa 'en este
presente ingresan en el museo un buen museo la más amplia y completa colección
número de piezas de singular relevancia, tal de Prehistoria de la sección, fruto de las
es el caso de la espada con remaches de numerosas e intensas investigaciones de
plata de la Edad del Bronce encontrada en Luis y Enrique Siret en el sureste español.
Puertollano, el depósito de la ría de Huelva, Este conjunto excepcional de objetos entre
o de la también conocida estela de Solana los que se incluyen materiales de algunos
de Cabañas donada por Mario Rosso de yacimientos clave para la Prehistoria re-
Fig. 1 ciente -Millares, Almizaraque, Argar, Ofi- 1970, fecha en la que también ingresan en,el
Cráneo de cio- o Protohistoria española -Villari- museo los tesoros de Sagrajas y de Bodonal
"Australo~ithecus cos- se complementa con un importante de la Sierra (Badajoz), y que junto con
robustus" de archivo, único en su género, formado por otros hallazgos ya depositados en el Museo
Olduvai en Kenia los cuadernos de excavación, anotaciones, Arqueológico Nacional constituyen una bue-
(reproducción). na representación de la orfebrería del Bron-
planos y croquis de las distintas estaciones
a las que estos investigadores dedicaron su ce Final en Extremadura.
atención, que son de gran valor para la
catalogación de la colección, documenta- Otra colección relevante de la sección
ción y estudio de los yacimientos e incluso de Prehistoria que ingresa en la década de
para el conocimiento de la investigación los años setenta es la de Julio Martínez
prehistórica a finales del siglo pasado. Santa Olalla que se caracteriza por su gran
heterogeneidad geográfica y cultura, ya
Tras la guerra civil los ingresos por que engloba desde un numerosísimo lote
compra o donación se espacían y hay que de materiales del Paleolítico Inferior de las
esperar a finales de los años sesenta e terrazas del Manzanares, del Guadalquivir
inicios de los setenta en los que se efectúan y la provincia de Santender hasta conjun-
numerosas adquisiciones, como son las tos neolíticos (cueva del Higuerón) y calco-
procedentes del antiguo Sahara español líticos de Andalucía junto con un impor-
halladas por Carlos Bartural en Bir Euza- tante lote de objetos del Sahara, Marrue-
ran, Villacisneros y Aaiún, o las obtenidas cos, las islas Canarias e incluso el Próximo
por la expedición española al Sahara en Oriente.
Por último, sólo nos queda mencionar y aparece completamente soldada a la co-
dentro de las grandes colecciones de Prehis- lumna que es sinuosa, mientras que en los
toria que posee este Museo Arqueológico monos esta última es recta; los miembros
Nacional el excepcional conjunto de la superiores en el hombre son más cortos y
cueva del Castillo, excavada a principios de los inferiores más largos que en el resto de
siglo por Breuil y Obermaier, con una los primates; la estructura del cráneo tam-
buena muestra del arte mueble cuyo mejor bién es diferente, pues los monos poseen un
exponente son los magníficos omoplatos arco supraorbital y una cresta sagita1 de la
grabados. Esta colección desde su hallazgo que carecen los humanos; en éstos, además
formaba parte de los fondos del Instituto la cara es relativamente más pequeña, al
de Paleontología Humana de París, hasta estar desprovista del hocico tan caracterís-
que en 1973 fue donada al Gobierno espa- tico de los monos, y la capacidad craneana
ñol y se trasladó a Madrid, pasando a es claramente superior.
engrosar los fondos del Museo Arqueológi-
co Nacional. Otra de las características propias del
Horno sapiens que no poseen los otros
primates es la articulación del lenguaje, que
no de sonido, y ello es debido a que la
ORIGEN Y EVOLUCION DEL laringe del hombre está en una posición
HOMBRE más baja que la del chimpancé.
(Sala I, vit. 1)
Los australopitecos, conocidos entre
seis y un millón de años, parecen constituir
El hombre comparte con los monos una etapa intermedia entre aquel antecesor
antropomorfos (chimpancés y gorilas) una común y el hombre. Los más antiguos
constitución bioquímica muy similar, como restos de australopitecos descubiertos hasta
demuestran sus respectivas fórmulas de el momento proceden de Africa oriental y
cromosomas. Este hecho implica la existen- han sido datados en torno a 3,8 millones de
cia de un antepasado común, desconocido años. Entre ellos se encuentra el esqueleto
hasta el momento, y que se supone debe de la célebre "Lucy", perteneciente a la
encontrarse en el continente africano en especie de Australopithecus afarensis. Estos
sedimentos datados entre diez y cuatro restos y el descubrimiento de unas huellas
millones de años. de pisadas de esta especie en las cenizas
volcánicas de Laetoli, en Tanzania, confir-
Las mayores diferencias entre este tipo man que los australopitecos ya habían
de monos y el hombre afectan al sistema adquirido el bipedismo, considerado tradi-
locomotor, masticador y del cerebro. El cionalmente como el primer paso hacia la Fig. 2
hombre es el único primate que ha adquiri- hominización. Esta posición erguida les Comparación de
las distintas
do una posición erguida permanente y un permitió la liberación de los miembros morfologías del
desplazamiento bípedo constante, debido a anteriores quedando de esta manera la tracto bucal en el
unas estructuras osteológicas y musculares mano libre para cumplir otras funciones de chimpancé y el
particulares: la pelvis del hombre es ancha percepción y prehensión. Este nuevo modo hombre.

CAVIDAD NASAL
-
/
'

VELO D E L PALADAR

C U E R D A S BUCALES
de locomoción permitió, además, a los Tanzania y Melka Kunturé en Etiopía.
australopitecos abandonar el medio forestal Precisamente en estos sitios se han encon-
y desplazarse por los espacios abiertos, las trado los primeros restos de estructuras de
sabanas, donde debían vivir en grupos o habitación, como son círculos de piedras
bandas poco numerosas. apiladas y agujeros de postes de posibles
cabañas de tipo circular para protegerse del
Otras formas más recientes de esta viento.
familia de homínidos son el Australopithe-
cus africanus o grácil, hallado por el mo- En esta línea de evolución y derivando
mento tan sólo en Africa del Sur, y el de ciertas formas avanzadas o evoluciona-
Australopithecus robustus o boisei, que se das del Horno habilis parece surgir en
ha localizado además en Africa oriental. La Africa oriental el Horno erectus hace un
capacidad craneana de estas dos especies es millón y medio de años. Su capacidad
claramente superior a la de los grandes craneana alcanza una media de 1.000 cm3y
simios y aumenta progresivamente de volu- en general aumenta la robustez del esquele-
men, oscilando entre 435 y 570 cm3. Su to y sobre todo del cráneo, cuyas paredes
alimentación, según la morfología dentaria, son muy gruesas, adoptando una forma
estaría basada en el consumo de herbáceas alargada y aplanada. La frente es huidiza y
y gramíneas, aunque una excepción parece la cara se proyecta hacia adelante. La
ser el Australopiteco grácil cuyo régimen mandíbula es maciza con piezas dentarias
alimenticio es de tipo omnívoro. muy grandes y unos molares bastante simi-
lares a los del hombre actual.
El Horno habilis, la especie más anti-
gua que se conoce del género Horno en la El Horno erectus se extiende rápida-
actualidad, aparecio hace aproximadamen- mente hacia el sureste asiático -donde su
te dos millones de años en Africa y posee presencia ha sido atestiguada en torno a un
una capacidad craneana que oscila entre millón de años-, el Asia continental, norte
650 y 800 cm3. Su talla es también superior de Africa y posteriormente por Europa.
a la de los australopitecos de los que es Este Horno erectus, autor de las industrias
contemporáneo. La bóveda craneana es denominadas achelenses, es el primer homí-
alta y ovalada con un occipital redondeado nido que se extiende por casi todo el Viejo
y su cara, que es más reducida, posee una Mundo, ocupando medios muy diferentes,
frente abombada. La mandíbula es muy a excepción de las regiones más inhóspitas
robusta, pero la dentadura es muy similar a que a causa del frío nunca llegaron a
la del hombre moderno, y muestra un poblarse. En España se ha identificado
régimen alimenticio de tipo omnívoro, co- recientemente su presencia en plena sierra
mo indicábamos antes para el australopite- burgalesa, en el yacimiento de-Atapuerca,
co grácil. de cuyos restos se expone una reproducción
en esta misma vitrina.
El Horno habilis se diferencia clara-
mente de los australopitecos por su morfo- Según algunos autores, este sorpren-
logía craneana, que en el caso de estos dente poder de adaptación del Horno erec-
Últimos presenta ciertos rasgos comunes a tus se debe a una importante capacidad
los grandes simios. En cuando al esqueleto intelectual, lo que explica el dinamismo y
postcraneal, los datos que se poseen aun los grandes logros obtenidos por este grupo
siendo escasos, son suficientes para afirmar humano, caracterizado por su gran diversi-
que el Horno habilis poseía un bipedismo dad regional y diacrónica. Hallazgos como
más completo y eficaz, facilitado por la los de Java, Indonesia o China en Asia y
presencia de una pelvis de tipo "humano", Ternifine y Salé en el norte de Africa, entre
así como por unos miembros posteriores otros, permiten deducir una tendencia ge-
más alargados y no ya como la de los neral en el Horno erectus a aumentar su
australopitecos. capacidad y desarrollo cerebral, pero con
las particularidades propias que muestran
Otra característica particular de esta la relativa independencia de las diferentes
especie que de hecho da origen a su nombre regiones. Aun así parece ser que siempre
de Horno habilis es la aparición de una existieron intercambios entre las poblacio-
habilidad o capacidad para tallar útiles nes, por lo que este prQceso no desembocó
líticos. No obstante, las industrias son muy en un completo aislamiento de una parte
primitivas, realizadas sobre cantos rodados del Horno erectus.
y denominadas como cultura de los cantos
trabajados u Olduvayense, se localizaron, Las más recientes investigaciones an-
entre otros, en el yacimiento de Olduvai en tropológicas que se han desarrollado du-
rante estos últimos años en Africa y Asia bral en torno a 1.500 cm3y una cara maciza
(Próximo Oriente), han permitido descubrir al igual que la mandíbula; tienen una
la existencia de fósiles de transición entre el barbilla poco pronunciada y unos arcos
Horno erectus y el Horno sapiens. Esta supraciliares muy desarrollados. Los huesos
evolución del Horno erectus al hombre largos del esqueleto son bastante robustos,
moderno se traduce básicamente en un aunque no mpy diferentes a los del hombre
aumento del volumen cerebral y una reduc- moderno. En cuanto a la proporción de los
ción del tamaño de la cara y la dentición. miembros hay que destacar como aspecto
Sin embargo, esta tendencia varía según las curioso que los antebrazos y las piernas son
regiones, los distintos ambientes y según las bastante más cortos que los brazos y los
diferencias genéticas entre las poblaciones, muslos. Esta característica ha sido señalada
dando lugar a la diversidad actual. Un actualmente en los lapones y esquimales y
ejemplo de estos primeros sapiens o presa- parece corresponder a una adaptación a
piens son los hallazgos de Quafzeh y Skhull, climas fríos.
en Israel, asociados a una industria muste-
riense y contemporáneos de los neanderta- El Horno sapiens aparece en torno a
les, mientras que una forma intermedia los 40.000-30.000 años y convive en sus
entre los Horno erectus y los Horno sapiens primeros momentos con el hombre de
la encontramos en el cráneo de Dali, en Neandertal. Se caracteriza por su talla
China. elevada, frente recta, cara aplanada y una
barbilla bastante marcada. Su capacidad
Estos descubrimientos son .bastantes craneana es de unos 1.400 cm3. Dentro de
recientes, y hasta hace poco tiempo la idea esta familia se han diferenciado en Europa
que se tenía sobre este aspecto de la ewlu- varios tipos o especies: el hombre de
ción era bastante simple: -el hombre de Combe-Capelle, el de Chancelade -des-
Neandertal era el único que existía durante cendiente del anterior- y el hombre de
el Würm antiguo y aparecía siempre asocia- Cromañón, autores todos ellos de las in-
do a industrias musterienses; al final de este dustrias 'del Paleolítico Superior y antece-
período desaparece el hombre de Neander- sores directos del hombre actual.
tal con el Musteriense dando paso al Horno
sapiens autor de las industrias del Paleolíti-
co Superior. El esquema evolutivo que se
plantea en la actualidad no acepta la apari- LOS PRIMEROS CAZADORES-
ción del hombre moderno a partir del RECOLECTORES Y LA APARICION
Neandertal y defiende la existencia de un DEL ARTE
estado presapiens (cuyo antecesor directo (Salas IZ y IZA y jardín del museo)
sería el Horno erectuspresapiens) que daría
lugar por un lado al hombre de Neandertal
Especialmente bien representados es-
y por otro al Horno sapiens del Paleolítico tán en el Museo Arqueológico Nacional
Superior, antecesor del hombre actual que estos primeros momentos de la Historia de
se extiende ampliamente por todo el mundo la Humanidad gracias, sobre todo, a los
a partir del final de Pleistoceno. Esto riquísimos hallazgos de la provincia de
explicaría el hallazgo de restos neandertales Madrid y en particular de las terrazas del
en niveles del Paleolítico Superior, como es Manzanares, que fueron intensamente pros-
el caso del cráneo de St. Cesaire en el sur de pectadas por numerosos e insignes investi-
Francia, lo que confirma que la presencia gadores como Obermaier o Pérez de Barradas.
del hombre de Neandertal no queda reduci-
da al Musteriense y también que la desapa-
rición de este grupo humano no fue tan El Cuaternario: cronología
brusca como se pensó en un primer mo- y medio-ambiente
mento de la investigación, ni tan violenta, (Sala ZI, vit.3)
ya que se llegó incluso a hablar de una
masacre de los neandertales a mano de los La reconstrucción del marco cronoló-
sapiens. gico y paleoambiental del Pleistoceno, en el
que vivieron nuestros primeros antepasados
Los neandertales, que surgen hace unos no siempre es fácil, ya que requiere el
cien mil años, aproximadamente, constitu- apoyo de distintas ciencias afines como la
yen un grupo relativamente homogéneo a geología, paleontología animal, antropolo-
pesar de sus variaciones geográficas y de gía y paleobotánica. Su correlación con los
ofrecer un mosaico de caracteres arcaicos y métodos de datación contribuye a precisar
evolucionados (progresivos). Su cráneo es la cronoestratigrafía de las distintas regio-
ancho y aplanado con una capacidad cere- nes a lo largo del Cuaternario.
Fig. 3
Mandíbula de
"Elephas sp." de
Torralba.

Así, el aná1isis.de los sedimentos depo- una determinada especie, así como la edad
sitados en un yacimiento permite conocer y el sexo de los animales capturados y la
sus condiciones de formación, es decir, el estación en que .fueron cazados.
clima y contribuye además a establecer la
cronología del depósito, ya que durante el Los avances y mejoras logrados en el
Cuaternario se han producido unas varia- campo de la metodología de excavación de
ciones climáticas lo suficientemente impor- estos últimos años han permitido la recogi-
tantes y numerosas como para poder esta- da y posterior estudio de los restos de
blecer una escala cronológica bastante pre- micromamíferos. Según algunos autores
cisa. Las principales fluctuaciones climáti- estos restos, y en particular los roedores,
cas son los períodos fríos de tipo ártico presentan un mayor índice de fiabilidad
(glaciaciones) alternados con fases más tem- como indicadores climáticos que los gran-
pladas o interglaciares. des mamíferos al poseer un nicho ecológico
muy localizado y permitir precisar unas
La fauna y la flora son otros de los condiciones climáticas más concretas. Sin
elementos indicadores de la cronología y embargo, también hay que tener en cuenta
clima durante el Cuaternario, que permiten que una parte de los huesos de roedores que
reconstruir el entorno paleoambiental. Has- encontramos en los abrigos y entradas de la
ta hace muy poco los únicos restos faunísti- cuevas pueden proceder de las pelotas de
cos estudiados eran los de macromamíferos. regurgitación de las aves rapaces que anidan
Estos una vez identificados permitían esta- o se posan en los farallones rocosos, y, por
blecer la especie o especies dominantes, lo tanto, pueden falsear los datos a la hora de
que llevaba a deducir el momento de ocu- intentar reconstrpir el medio de un yaci-
pación de los distintos asentamientos, así miento determinado.
como sus características ambientales (clima,
vegetación y relieve del entorno). Otro Los huesos de ave, vértebras de peces y
aspecto interesante y nada desdeñable que conchas de moluscos son otros de los restos
nos proporciona el estudio faunístico es el que se han incorporado recientemente al
conocimiento de la economía de estos pri- estudio faunístico de 1 ~ yacimientos.
s Si
meros habitantes que mostraban ya una bien es cierto que la información cronológi-
clara selección en la caza de los animales. ca y climática de estos datos es escasa, no
El análisis de este tipo de restos permite, ocurre lo mismo con su aportación a la
pues, conocer sus gustos y preferencias por reconstrucción paleoecológica de la zona,
y, por supuesto, a la paleoeconomía en el Las rocas cristalinas, y sobre todo el
caso de la ictiofauna (restos de peces) y sílex, son las materias primas preferidas
malacología(restos de conchas), e incluso a por el hombre prehistórico para la talla de
veces también de las aves, ya que en la industria lítica, debido a su dureza,
algunos casos se ha podido demostrar su estructura homogénea y ductilidad, aunque
captura y posterior consumo por parte de .también se utilizan otras rocas como la
nuestros antepasados. cuarcita, especialmente abundante en la
cornisa cantábrica y en algunas terrazas de
Otro indicador importante de las va- los ríos (Tajo, Jarama, Guadalquivir...), y
riaciones climáticas y condiciones ambien- en ocasiones el cuarzo (Cataluña) e incluso
tales es la flora, que contribuye, además, a la ofita y la caliza (Cueva del ast ti-
precisar la cronología en las distintas se- 110,Santander). El sílex se presenta en forma
cuencias regionales o locales del Cuaterna- de nódulos de distintas dimensiones o en
rio. La reconstrucción de la vegetación se
obtiene a partir de los frutos y granos,
productos de la recolección practicada por Fig. 4
Talla de hojas por
el hombre prehistórico. Estos restos son percusión
muy escasos durante las primeras fases de indirecta (según D.
la Prehistoria, generalizándose su aparición, de Sonneville-
en concreto de los granos de cereal, a partir Bordes, 1972).
de los inicios de la agricultura. No obstante,
en algunos yacimientos mediterráneos del
final del Paleolítico se ha constatado la
presencia de restos de bellotas y acebuche
(aceitunas silvestres). En otros casos las
reconstrucciones paleobotánicas se realizan
a través de los granos microscópicos de
polen, elemento reproductor de las flores,
que se suelen conservar bastante bien en los
sedimentos de los yacimientos. Para su
estudio se toman muestras del sedimento,
que posteriormente son sometidas a una
serie de procesos físico-químicos hasta con-
seguir aislar los granos de polen. Estos son
identificados estableciéndose el tipo o tipos
dominantes, lo que permite no sólo deducir
los rasgos ambientales y climáticos, sino
incluso precisar el momento de ocupación.
Fig. 5
Talla de lascas
El trabajo en piedra y hueso: por percusión
su tecnología directa con
(Sala Ií, vit. 2) percutor duro
(según D. de
Sonneville-Bordes,
A excepción de algunos utensilios de 1972).
madera, hallados generalmente en depósitos
lacustres gracias a unas excelentes condi-
ciones de conservación, la mayor parte de
los útiles que han llegado hasta nuestros
dias están fabricados en piedra (industria
lítica) o en hueso y asta (industria ósea). No
obstante, el hallazgo de algunos restos de
útiles y enmangues de éstos en madera,
lleva a suponer una mayor importancia de
esta materia prima de la que se le ha dado
tradicionalmente, calificando a esta época
del Paleolítico como la "Edad de la piedra".
~ n c u a l ~ u icaso,
e r lo que si resulta evidente
es la excelente conservación de los restos
líticos que ha hecho que sus características
y evolución sirvan de base (a veces casi
exclusivamente) para la clasificación y pe-
riodización de esta época.
forma tabular, y el hombre se aprovisiona- En la fabricación de los utensilios
ba de él bien en su lugar de origen o fuente paleolíticos existe una técnica que evolucio-
primaria, o a la orilla de los ríos, donde era na según se avanza en el tiempo, tal y como
transportado en forma de canto rodado, o ,podemos ver en esta vitrina. Así, en un
en terrenos, donde el sílex aparecía en primer moniento, durante el Paleolítico
posición secundaria, habiendo sido trans- Inferior, el objetivo era obtener un filo
portado por erosión o algún otro fenómeno cortante y para esto se practicaba la talla
geológico. Actualmente, y gracias al impor- por percusión directa, es decir, se golpeaba
tante desarrollo de esta parcela de la inves- el nódulo de sílex con otra piedra (percutor
tigación durante los últimos años, se sabe duro) o con un fragmento de hueso o asta
que a veces el hombre paleolítico se despla- (percutor blando) y de aquél saltaba un
zaba bastantes kilómetros para proveerse fragmento que denominamos lasca. Otro
de ciertos tipos de materia prima, seleccio- tipo de percusión es la indirecta, realizada
nada generalmente por su calidad excepcio- apoyando el núcleo sobre un elemento en
nal. En algunas ocasiones se ha observado reposo o yunque, o bien interponiendo un
Fig. 6 también la elección de un tipo de sílex para cincel de hueso o asta entre el núcleo y el
~ ~ del ~ elaborar
d un determinado
~ d útil o~ la preferen-
~ percutor. La talla con percutor duro suele
Arenero cia por una materia prima en particular dar lascas bastantes anchas y con un talón
Hermanos. durante una de las fases del Paleolítico. bastante grande e inclinado con respecto a
la cara dorsal. Por el contrario, la talla con
percutor blando proporciona lascas estre-
chas y de pequeño talón. Este tipo de
percusión supone un adelanto con respecto
al uso del percutor duro, ya que uno de los
objetivos de la evolución técnica en la
industria lítica durante el Paleolítico es
intentar obtener lascas cada vez más estre-
chas y alargadas, y en definitiva, un mayor
rendimiento de la materia prima.

Otro adelanto importante es, sin duda,


la talla levallois, que aparece en el Achelen-
se y se desarrolla durante el Musteriense.
Este tipo de talla, que exige una prepara-
ción del núcleo, permite obtener lascas y
hojas de una forma determinada. Esto
implica que los autores de estas industrias
eran totalmente capaces de prever el resul-
tado de su talla del sílex al conseguir
productos (de talla) estandarizados y a la
vez diversificados.

Por último, la talla por presión practi-


cada a partir del Paleolítico Superior con-
siste en presionar sobre el núcleo, firme-
mente sujeto (entre los pies o en el pecho),
con la ayuda de un punzón enmangado en
un bastón bastante largo, con objeto de
extraer láminas de sílex. Este procedimiento
supone un gran logro técnico, ya que con
él, por fin, se pueden obtener hojas, lo que
comporta una economía de materia prima.

Las industrias paleolíticas pueden estar


elaboradas a partir de núcleos, posterior-
mente transformados en distintos tipos de
utensilios: cantos trabajados uni o bifacial-
mente (chopper o chopping-tool), bifaces,
triedros, picos y hendedores, o bien a partir
de lascas que una vez retocadas se convier-
ten en diferentes útiles.
Los primeros útiles en hueso se remon-
tan al Paleolítico Inferior y Medio, aunque
las técnicas de fabricación en este momento
son bastantes rudimentarias y, en definitiva,
se imita el tipo de talla de la industria lítica.
De ahí que no siempre resulte fácil recono-
cer las diferencias entre los productos de
una actividad humana y las fracturas de
tipo natural provocadas por factores mecá-
nicos o la intervención animal. El tipo de
técnica más frecuente durante estos prime-
ros momentos es la percusión directa o
indirecta, con la que se consigue fracturar
el hueso para obtener la médula, además de
lograr un soporte (esquirlas o fragmentos
más largos de diáfisis de hueso), que una
vez aguzado o pulido e incluso retocado
está listo para su uso. Utensilios de este tipo
se han hallado en yacimientos antiguos,
tales como Torralba y Ambrona, y son
particularmente abundantes durante el Pa-
leolítico Medio y Superior, como muestran
las industrias de la Cueva del Castillo. En
otros casos se trata de simples esquirlas o
fragmentos de hueso o asta con marcas de
uso (estrías, piqueteado, machacamiento ...)
debido a su utilización como cinceles, com-
presores, etcétera.

A partir del Paleolítico Superior el


trabajo del hueso y asta se intensifica y se
desarrollan nuevas técnicas de extracción. se conoce por el momento ningún resto Fig. 7
Con la ayuda de un buril o cualquier objeto humano y los datos que tenemos sobre esta Técnica de
de filo cortante se trazan sobre un asta o un cultura son realmente escasos. Conjuntos extracción de una
hueso largo un par de incisiones profundas líticos formados básicamente por cantos varilla ósea a
que convergen en sus extremos. Se repasan trabajados han sido señalados en las terra- partir de un asta
zas del Ter (Gerona), en la meseta, y en dos de reno (según
varias veces estas incisiones y al final con M. H.
un golpe se consigue extraer una varilla. yacimientos de los que este museo posee Newcomer).
Esta, una vez alisada o pulida y aguzada, una pequeña colección de utensilios: Car-
está lista para transformarse posteriormente mona (Sevilla) y el Aculadero (Cadiz) (vit. 4).
mediante técnicas más complejas en útiles
muy característicos como son las azagayas, Una segunda fase mejor conocida del
agujas, arpones, varillas, espátulas o basto- Paleolítico Inferior, y especialmente bien
nes perforados, de los que el visitante puede representada en esta sala, la constituye el
contemplar un amplio repertorio en la Sala 111 Achelense, con una industria de bifaces,
y en el panel 16 de esta vitrina. triedros y hendedores, además de otros
útiles realizados sobre lasca. El autor de
esta industria parece ser el Horno erectus,
Paleolítico Inferior y Medio que habría llegado a la península a través
(Sala 11) del estrecho de Gibraltar en una época en
que aquélla se hallaba prácticamente unida
Los más antiguos vestigios del hombre al continente africano. Sin embargo, y
conocidos hasta el momento en la Península como ocurre en el resto de Europa, los
Ibérica se remontan al Pleistoceno Medio y hallazgos antropológicos de esta especie
se reducen por ahora a una industria en son escasos. Un conjunto bastante repre-
piedra, concretamente sobre cantos rodados sentativo es el descubierto en la Cueva
que han sufrido una serie de levantamientos Mayor de Atapuerca (Burgos), compuesto
para obtener un filo. Esta industria se por dos mandíbulas, varios dientes y dos
incluye en el Paleolítico Inferior y es deno- fragmentos de parietal, y que según los
minada Cultura de los cantos trabajados. estudios antropológicos podrían pertenecer
Suele aparecer asociada al Horno habilis en a un total de cinco o seis individuos (sala 1).
Africa oriental, sin embargo en España no La mayoría de los yacimientos atribuidos a
que utilizaban este valle como zona de paso
entre las dos mesetas. Estos quedaban así
atrapados entre el lodo, convirtiéndose en
una presa fácil, que posteriormente era
descuartizada en el mismo sitio. Un caso
similar parece ser el yacimiento de Aridos
(Madrid), donde el hallazgo de los restos de
un elefante asociados a una industria lítica
en un área bastante restringida, hace pensar
también en un lugar de despiece, junto al
sitio de caza del animal (killing site).

Si la mayor parte de los asentamientos


que se conocen del Paleolítico Inferior se
localizan al aire libre, a partir del Muste-
riense se generaliza el uso de abrigos y
cuevas como lugar de hábitat, aunque si-
guen existiendo ocupaciones al aire libre.

El Musteriense representa una nueva


cultura con raíces en el período anterior, el
Achelense, con el que presenta algunos
rasgos comunes. Se desarrolla durante el
último interglaciar Riss-Würm y los inicios
de la glaciación würmiense (Würm 1 y 11),
es decir, entre los 100.000 y los 40.000, años
aproximadamente. La posición geográfica
de la península permitió que el clima glaciar
no se presentara con tanta intensidad como
lo hizo en el resto de Europa, lo que facilitó
la perduración de algunas especies de ani-
males allí extinguidas.

Fig. 8 esta fase aparecen al aire libre, junto a los


Bifaz del Cerro de ríos, en terrazas fluviales por ser estos
San Isidro. lugares favorables para los asentamientos e
indicados para la caza, ya que allí era
donde acudían con frecuencia las manadas
de animales para abrevar. Un buen ejemplo
de este tipo de sitios lo encontramos en
Pinedo (Toledo) (vit. 4), o bien en las
terrazas del Manzanares (Madrid) (vit. 8),
donde San Isidro (vit. 5) es tal vez el
yacimiento más conocido. Otro tipo de
asentamiento, interpretado como cazadero,
son los de Torralba y Ambrona (Soria)
Fig. 9 (vits. 5 y 6), situados en unos depósitos
Frontal infantil lacustres que en su momento debieron de
de Neandertal de estar enfangados, aprovechándose esta cir-
la Carigüela
(reproducción).
Esta cultura supone un gran avance
que se hace evidente en determinados
aspectos como son la tecnología y tipolo-
gía lítica, aprovechamiento del medio am-
biente (materia prima, recursos alimenti-
cios ...) y distribución espacial de los asen-
tamiento~.Este progreso se explica por un
mayor desarrollo intelectual del hombre
de Neandertal, autor de las industrias
musterienses. Sus restos fósiles son bas-
tante numerosos en la Península Ibérica.
constatándose su presencia en diversos
yacimientos de Gibraltar, así como en la
Carigüela (Granada), Cova Negra (Valen-
cia) y Lezetxiki (Guipúzcoa).Una buena
reproducción de algunos de estos restos
humanos se exponen en una de las vitrinas
de esta sala (vit. 7).
Las industrias musterienses presentan
una mayor variedad de utensilios: raederas,
puntas, cuchillos de dorso, denticulados y a
veces bifaces. Ahora adquiere un papel
realmente importante la técnica levallois,
cuya aplicación permite obtener un mayor
rendimiento de la materia prima. Ya hemos
explicado antes que la materia prima no
siempre procede de afloramientos cercanos,
ya que en bastantes casos se ha podido
comprobar que provenían de afloramientos Fig. 10
lejanos, que eran seleccionados por la buena Punta de Tayac
calidad del sílex para fabricar determinados de Perneras.

tipos de utensilios. Así pues, el análisis


tecnológico de las industrias musterienses
indica una gran movilidad de estos grupos,
motivada por distintas actividades (caza,
pesca, desplazamientos estacionales, etc.),
dentro de su entorno, del que según parece
dependían estrechamente. Esta dependencia
del medio en que vivían viene motivada por
su propia economía basada en la caza,
pesca y recolección. La caza jugó un papel
fundamental en la economía de los nean-
dertales. Algunos investigadores hablan en
ella incluso de una especialización; sin
embargo, las investigaciones que se han
realizado sobre este aspecto en la cornisa
cantábrica hacen pensar más bien en una
selección de determinadas especies de ani-
males, que parecen coincidir con las habi-
tuales del biotipo en que se sitúa el yaci-
miento.

Es evidente que debían de existir cier-


tos desplazamientos con objeto de evitar
agotar los recursos alimenticios locales.
Estos desplazamientos o migraciones serían
de tipo estacional, permitiendo así benefi-
ciarse de los recursos de los diferentes
territorios a lo largo de las distintas épocas
del año.
La dispersión de estas industrias mus- característico sería el de estepa con inclu-
terienses en la península es bastante amplia: sión de algunos bosques tipo "taiga". Estas
cueva de la Carigüela (Granada) (vit. 6), características paleoecológicas vienen con-
Zájara 1 (Almería), Cova Negra (Valencia), firmadas por la presencia en determinados
Casares (Guadalajara), Ermita (Burgos) yacimientos (Cueto de la Mina y Morín) de
(vit. 9), Abri Agut y Romaní (Barcelona), algunas especies "frías') como son el mamut
Castillo (vit. 11), Morín, Hornos de la Peña y el rinoceronte lanudo, junto con otras
(Santander) (vit.10) y Conde (Asturias), más "templadas", características de un me-
entre otros yacimientos. La variabilidad de dio de estepa y pradera, tal es el caso del
su cultura material se puede apreciar a caballo y del gran bóvido, o de bosque
través de un examen detenido de sus indus- como ocurre con el ciervo, o bien de
trias, que se exhiben al público en esta montaña como son la cabra y el rebeco.
misma sala.
Por el contrario. en el área mediterrá-
En algunas ocasiones se ha observado nea, y más concretamente en la zona valen-
una cierta modificación del espacio me- ciana, el clima resulta bastante templado y
diante estructuras que facilitaban su ocu- relativamente seco, sobre todo en los mo-
pación: hogares, enlosados, fondos de ca- mentos finales del Pleistoceno. Así lo ates-
bañas .... En otros casos, como ocurre en tiguan los análisis polínicos y antracológi-
Cueva Morín, la dispersión de los restos cos que conocemos de algunos yacimientos
líticos y faunísticos permite deducir la en los que aparece un alto porcentaje de
existencia de distintas áreas de actividad especies vegetales mediterráneas. En cuanto
dentro de un mismo recinto. En cuanto a a los restos de fauna son frecuentes el
los ritos funerarios, si bien no se han ciervo, cabra o rebeco, bóvido, caballo, y
documentado por el momento en nuestro en
-. menor cantidad el jabalí. Además
-.
.
los.
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país se conocen en otras áreas de Europa, lagomorfos, y en particular el conejo, supe-


donde las sepulturas aparecen en simples ran en número con frecuencia al resto de las
fosas (Chapelle aux Saints), o bien recu- especies, aunque no debemos de olvidar su
biertas por un montículo (La Ferrassie). El tamaño y, por tanto, lo que éstos represen-
cuerpo suele aparecer en posición fetal, y tarían dentro de la dieta alimenticia de
en algunos casos acompañado de un ajuar estos grupos de cazadores-recolectores.
que debió de tener un válor eminentemente
simbólico. El Horno sapiens crea una gran varie-
dad de útiles cada vez más especializados:
*
buriles, distintos tipos de raspadores, hojas
Paleolítico Superior y Epipaleolítico y hojitas de dorso, perforadores, etc., cuya
(Sala 111) evolución podemos seguir a través de las
vitrinas de esta sala. Disminuye progresiva-
Los comienzos del Paleolítico Supe- mente el tamaño de los instrumentos líticos
rior, situados en torno a 10,s 40.000 años, y aparecen por primera vez los útiles com-
aparecen marcados por la convivencia de puestos. Se desarrollan nuevas técnicas
dos grandes grupos humanos: los neander- como es la extracción laminar, lo que
tales, autores de las industrias chatelperro- permite la preparación de hojas y hojitas
nienses, y los sapiens, creadores del resto de cada vez más perfectas a la vez que un
los conjuntos industriales del Paleolítico mayor rendimiento de los núcleos de sílex.
Superior: Auriñaciense, Gravetiense, Solu- Con esta técnica laminar se da el primer
trense y Magdaleniense. paso para la fabricación de las piezas
microlíticas geométricas que abundan en el
Estas industrias se desarrollan durante Epipaleolítico (vit. 7).
la segunda mitad de la última glaciación, y
más concretamente entre el Würm 11-111 y Las primeras etapas del Paleolítico
el final del Würm IV. A lo largo de este Superior, Auriñaciense y Gravetiense, mues-
período se observan una serie de oscilacio- tran en sus industrias la pervivencia de
nes climáticas y variaciones de condiciones ciertos rasgos y técnicas musterienses. Pero
paleoambientales que difieren en la cornisa el mayor auge de la técnica en las industrias
cantábrica de la región mediterránea. Así, líticas del Paleolítico Superior lo constituye,
en el norte de España los estudios sedimen- sin duda, el Solutrense, período caracteri-
tológicos, faunísticos y polínicos permiten zado por una total renovación de la técnica
deducir la existencia de un clima bastante de talla. Ahora domina el retoque plano
suave, aunque más frío que el actual, y que cubre gran parte de la pieza y a veces
sobre todo más húmedo que en otras incluso las dos caras totalmente, y que es
regiones de Europa occidental. El paisaje realizado por presión, casi siempre después
de haber tratado térmicamente el sílex. Este La localización geográfica influyó, sin
momento está bien representado en yaci- duda, en la selección del hábitat por parte
mientos como Cueto de la Mina (Asturias), del hombre paleolítico, razón por la que la
Chufín (vit. 5) y Castillo (Santander) (vit. 1) mayoría de los asentamientos suelen situar-
en la cornisa cantábrica, o Ambrosio (Al- se en zonas dotadas de abundantes recursos
mería) y Parpalló (Valencia) (vit. 6) en la naturales, ya que la elección del sitio era
vertiente medierránea. La etapa solutrense hecha en última instancia de acuerdo a las
fue, sin embargo, relativamente breve y su necesidades alimenticias y de materia prima
técnica de talla desapareció prácticamente de estos grupos de cazadores-recolectores.
para ser utilizada de nuevo la técnica del En este sentido son frecuentes los asenta-
retoque abrupto durante el Magdaleniense. mientos en zonas de paso de manadas de
Durante este período se produce el gran animales o en lugares cercanos adonde
desarrollo de la industria ósea apareciendo éstos iban a abrevar, lo que facilitaba en
nuevos tipos de azagayas y otros tipos de gran manera su caza. En muchos casos los
instrumentos especialmente característicos hábitat se sitúan junto a los ríos, que
de este momento como son los propulsores, además de proporcionarles el agua necesa-
bastones perforados y arpones, aunque ria, les permitía dedicarse a la pesca, activi-
estos últimos perduran también durante el dad que complementarían con la caza y
Aziliense. Un buen ejemplo de estas indus- recolección de frutos. En algunos casos, la
trias se puede ver en los conjuntos expues- proximidad de la costa permitía, además,
tos de la cueva del Castillo, Rascaño, Valle beneficiarse de una nueva fuente de recursos
y Pendo de la provincia de Santander (vits. alimenticios: el marisqueo, que debió de ser
1, 2 Y 5). especialmente frecuente en algunas áreas
del litoral cantábrico, particularmente du- de materia orgánica cuya excepcional con-
rante el final del Paleolítico y, sobre todo, servación ha permitido que llegue hasta
durante el Epipaleolítico (Asturiense), cu- nuestros días. Estos enterramientos se loca-
yos yacimientos presentan grandes acumu- lizaban en fosas recubiertas por montículos.
laciones de conchas de lapas, bígaros, etc., En Morín 1 este montículo o túmulo se
lo que indica un intenso aprovechamiento encontró relleno de ocre y cubierto por dos
de los recursos del mar (vit. 8). hogares, el cuerpo estaba depositado sobre
su costado izquierdo con los brazos dobla-
En cuanto a los lugares de habitación dos hacia el cuello y las piernas ligeramente
siguen siendo, además de al aire libre, los flexionadas. La cabeza al igual que los pies
abrigos y entradas de las cuevas, reserván- había sido seccionada y colocada junto a
dose el interior de las mismas como santua- las manos. Este enterramiento aparecía
rios para manifestaciones artísticas. En acompañado por una ofrenda mortuoria
algunos casos se han conservado restos de consistente en el pseudomorfo completo de
estructuras de habitación como son algunos un cervatillo.
enlosados de guijarros, instalados aparen-
temente para aislar contra la humedad
ciertas zonas de las cuevas. En ocasiones, La aparición del arte
sobre éstos aparecen hogares rodeados de (Sala 111y jardín del museo)
piedras. Otro tipo de estructura son los
fondos de cabaña, como el que ha sido El arte fue, sin duda, la principal
documentado en el nivel auriñaciense de aportación del Paleolítico Superior. A par-
Morín, en este caso asociado a un complejo tir de ahora los hombres dibujan, graban,
mortuorio. Se trata de una cabaña enclava- esculpen, modelan y pintan sobre bloques
da en una fosa rodeada de agujeros de calcáreos, hueso y marfil (arte mueble), así
poste alineados que debieron de sujetar la como sobre las paredes de las cuevas y
techumbre, a base de ramas y pieles, de la abrigos (arte rupestre o parietal).
cabaña.
Las técnicas más frecuentes son el
Existe también constancia de la exis- grabado y la pintura o la combinación de
tencia durante el Paleolítico Superior de ambas. Las siluetas grabadas suelen com-
prácticas funerarias. En estos casos el di- pletarse con raspados o estriados a fin de
funto era inhumado con ciertos adornos u resaltar el volumen de las figuras. En
ofrendas. Un hallazgo importañte en este algunos casos y con este motivo se aprove-
sentido es el producido durante el verano chan los resaltes Iiaturales de la pared
de 1975 en Cangas de Onís, en la cueva de rocosa de las cuevas. En cuanto a la
los Azules (Asturias). Se trata de una pintura, ésta era realizada a partir de
sepultura humana situada en una zona cuatro gamas de colores: el negro, rojo,
marginal de la cueva y cubierta por un amarillo y blanco. Estos colorantes se obte-
túmulo o montículo de tierra. La sepultura nían del óxido de manganeso, óxido de
estaba constituida por una fosa rellena de hierro (negro), hematites (rojo), goetita y
tierra negra y delimitada por una hilada de arcilla (amarillo) y calcita (blanco). En
cantos y bloques de piedra. En su interior, ocasiones se utilizaban como lápices, fro-
el cadáver había sido depositado en posi- tándolos directamente sobre la pared. Pero
ción decúbito dorsal con los brazos exten- más frecuente es aún su uso en polvo, para
didos hacia abajo, quedando la mano dere- lo cual el bloque de colorante era disgrega-
cha sobre la pelvis. Del cráneo se encontró do en un mortero o machacador (de los que
sólo un parietal desplazado y parte de la se han encontrado algunos ejemplares en
mandíbula en su posición original. Este piedra y hueso), y aplicado sobre las pare-
enterramiento apareció acompañado por des de la cueva soplando directamente o
un conjunto interpretado como ajuar y bien a través de un tubo. Por último,
constituido por varios útiles líticos, arpones también se podía emplear este colorante en
y cantos pintados, uno de los cuales estaba forma líquida mezclándolo con algún aglu-
cubierto de ocre rojo y colocado sobre el tinante, como la sangre o resina, y aplicán-
vientre del cadáver. dolo con pinceles posiblemente de fibras
vegetales. Las representaciones pictóricas
El Museo Arqueológico Nacional po- más frecuentes son las de un solo color
see una excelente reproducción, donada (monocromas), aunque también existen las
por la Smithonnian Institution, del curioso bicromías y en contadas acasiones las poli-
conjunto de enterramientos de Morín, ya cromías (varios colores o matices), sobre
que se trata de seudomorfos en tres dimen- todo durante el Magdaleniense. En la pin-
siones formados por arcillas impregnadas tura, como en el grabado, se suelen repre-
sentar casi siempre siluetas mediante distin- en pintura, grabado y escultura. A veces se
tos tipos de trazos (continuo, puntillado o han representado con realismo, pero en
tamponado ...) y a veces aparece pintura en general se trata de imagenes bastante es-
el interior de la figura extendida uniforme- quemáticas e incluso simples y no ofrecen
mente y que se conoce con el término de la precisión y el detalle que observamos en
"tintas planas". las figuras animales. Una buena colección
de antropomorfos se pueden ver en la cueva
Los temas representados son siempre de los Casares (Guadalajara) y en Altamira
animales, signos y seres humanos, así como (Santander).
sus manos. Los más frecuentes son los dos
primeros grupos, destacando entre las espe- Por último, las muestras de manos,
cies animales figuradas el caballo y el bien en "negativo" (silueta), que es lo más
bisonte. También son numerosos, aunque frecuente, o en "positivo" (impresión directa
en menor proporción, el ciervo y la cabra. de la mano previamente coloreada), están
Escasas son, por el contrario, las represen- presentes en Castillo (Santander) y Maltra-
taciones de mamut o elefante (mesentes en vieso (Cáceres).
la cueva del Castillo en ~aniandery el En general, las figuras del arte parietal
Pindal en Asturias), así como las de carní- aparecen aisladas aunque también existen
voros (un zorro en Altxerri, Guipúzcoa), paneles que representan conjuntos coheren-
pájaros y peces (Nerja e n Málaga). tes de animales, tal es el caso del gran panel
del techo de la cueva de Altamira -cuya
En .cuanto a los signos, son figuras reproducción se puede visitar en los jardines
geométricas, a veces de extraordinaria com- de este museo- y que parece figurar una
plejidad, que se denominan según su forma: manada de bisontes en época de celo. La
tectiformes, claviformes, escutiformes, etc. reproducción que se conserva en el Museo
Algunos de éstos se han interpretado como Arqueológico Nacional de las pinturas de
representaciones simbólicas de cabañas, Altamira es un duplicado de la que se
trampas, esquematizaciones del sexo feme- realizó, bajo la dirección del Prof. Pietsch,
nino (vulvas), etcétera. para el Deutsches Museum de Munich. Fig. 13
Bisonte del techo
Las figuras humanas, "antropomor- La datación del arte rupestre presenta de la cueva de
fos", son también muy variadas y aparecen bastantes problemas, ya que sólo cuando Altamira.
Fig. 14 las figuras están cubiertas por los niveles de arte mueble español. Este interesante
Omóplato arqueológicos es posible datarlas con segu- conjunto de arte mobiliar presenta un am-
grabado del ridad. En el resto de los casos se suele plio repertorio de figuras de animales gra-
Castillo. recurrir a semejanzas estilísticas con otras badas -en su mayoría ciervas- trazadas
obras de arte ya datadas, lo que se denomi- con una gran maestría y habilidad, consi-
na cronología relativa. guiendo captar mediante recursos técnicos
a veces inusitados para la época, el extraor-
En el caso del arte mueble la atribución dinario realismo de alguno de los animales
cronológica plantea menos problemas, ya representados (vit. 4).
que en muchos casos aparecen incluidos en
los propios niveles arqueológicos. Las ma- Las técnicas em'pleada para la decora-
terias primas que se utilizan preferentemen- ción de estas obras de arte mueble son la
te para el arte mueble son el hueso, asta, pintura, como es el caso de los cantos
marfil, así como las plaquetas de piedra, pintados azilienses, y, sobre todo, el graba-
cantos rodados y fragmentos de bloques do. En algunas ocasiones existe una combi-
calcáreos. En ocasiones se utilizan como nación de ambas técnicas, un buen ejemplo
soporte algunos útiles de industria ósea, son algunas de las plaquetas decoradas del
tales como las azagayas, arpones, varillas, Parpalló (Valencia) (vit. 6). Para realizar
bastones perforados e incluso espátulas, estos grabados debieron de utilizar distintos
que podemos ver entre los materiales que se tipos de buriles y tal vez también algunos
conservan de la cornisa cantábrica. Entre raspadores con objeto de obtener los dife-
éstos destacamos los bastones de Castillo rentes trazos -simple único y múltiple o
(vit. 1), uno de ellos decorado con la silueta estriado- que constituye la figura.
de un ciervo, así como las magníficas
espátulas con motivos de peces procedentes Los temas representados en estas ma-
del Pendo, o el hueso grabado con dos nifestaciones artísticas no siempre son dis-
caballos modelados en su interior mediante cernibles. Así, si bien es cierto, que en
pequeños signos reticulares, hallados en el algunos casos aparecen representaciones
mismo yacimiento (vit. 2). Otros conjuntos claramente identificables de animales o
interesantes de arpones, varillas y azagayas figuras humanas, en otras ocasiones existen
decorados con motivos geométricos, así trazos o signos difíciles de interpretar y que
como una espátula perforada como colgan- en muchos casos son puramente decorativos.
te, se pueden ver en esta misma sala. 1
Las representacione? animalísticas del
Existen también algunas obras de arte arte mueble repiten aproximadamente el
realizadas sobre placas, costillas o huesos mismo repertorio zoológico del arte parie-
aplanados como es el caso de los omóplatos tal. Suelen ser dominantes, tanto en la
del Castillo, uno de los mejores exponentes cornisa catábrica como en la región medite-
rránea, las figuraciones de cabra y cérvido, cerámica, etc. Hoy en día, sin embargo, se Fig. 15
aunque existen también algunas represen- d a una mayor relevancia a las nuevas Bastón perforado
taciones de bóvidos, algunos peces -muy formas económicas y sociales de estos gru- con decoración
esquematizados en general- y varios car- pos humanos y a los nuevos modos de vida del Pendo
nívoros. En cuanto a la forma de represen- que comportan estas transformaciones. (reproducción).
tar a estos animales es bastante variada, ya
que existen desde representaciones muy Las modificaciones de tipo económico
realistas hasta otras más esquemáticas. A -aparición de la agricultura y ganadería-
veces las figuras de animales aparecen cu- que se producen en este momento junto con
biertas por una serie de trazos para designar otras innovaciones, como son la sedentari-
el pelaje y los detalles anatómicos de las zación -que conlleva el nacimiento de las
distintas partes del cuerpo. primeras estructuras urbanas o poblados-,
el importante aumento demográfico y la
Finalmente, hay que citar la existencia especialización por actividades en el interior
en el arte mueble de una gran diversidad de de la sociedad, son las que llevaron a hablar
signos: longitudinales, en formas de "V", en de una "revolución neolítica". Pero actual-
aspas, temas estrellados, en zigzag, romboi- mente, ya no se mantiene la idea de un
dales, rectangulares, triangulares, etc., que cambio brusco desde una economía y socie-
podemos ver si observamos atentamente dad paleolítica a otra neolítica que-justifi-
algunas de las obras de arte que aquí se que el empleo de este término de "revolu-
muestran. ción", sino, por el contrario, se habla de
una evolución gradual, con un desarrollo
desigual según zonas y regiones que no
LOS INICIOS alcanza su culminación hasta finales del
DE LA DOMESTICACION Neolítico y Edad de los Metales.
(Sala ZV)
Los primeros grupos de pastores y
La transición al Neolítico se realiza agricultores surgieron en el Próximo Orien-
según parece al finalizar el Pleistoceno, y te hacia el octavo milenio, favorecidos por
más o menos al mismo tiempo, aunque de una serie de condiciones paleoambientales
una forma claramente independiente, en particulares que permitieron el desarrollo
distintos puntos del mundo. de plantas y animales, que desde el Paleolí-
tico Superior se encontraban en estado
La definición del Neolítico, que literal- silvestre y que fueron luego objeto de una
mente significa "Nueva Edad de la Piedra", domesticación, constituyendo la base de
se estableció en su momento a partir de una economía de producción. El sistema
criterios puramente tecnológicos como son económico del Neolítico se instauró, pues,
la aparición de la piedra pulimentada, la sin una ruptura brutal sobre el sistema
anterior, y tras un largo y complejo proceso, Los bóvidos, y en particular la vaca,
se produjo su propagación hacia los países poseen antecedentes salvajes en Europa,
mediterráneos. concretamente en el uro (Bos primigenius),
a partir del cual surgieron algunas de las
especies domésticas. Estos, al parecer, no se
Agricultura y domesticación domesticaron hasta el sexto milenio, y en
seguida se utilizaron no sólo como medio
Con respecto a la agricultura y gana- de subsistencia de la comunidad, sino para
dería conviene insistir en el hecho de que el transporte de carga y tiro del arado.
fue la domesticación de ciertos animales la
que se produjo en primer lugar, siendo Por último, el caballo no se domestica-
anterior, en todo caso, a la de determinadas ría hasta el final del Neolítico e inicio de la
plantas, por lo que el hombre fue primero Edad de los Metales. Ya por aquel entonces
pastor que agricultor. se había descubierto la rueda de madera, lo
que facilitaría el aprovechamiento del caba-
Es lógico pensar que ya desde el Paleo- llo y del asno como animales de tiro en
lítico Superior debieron de existir ciertas ciertas regiones de Europa, aunque en la
relaciones privilegiadas entre el hombre y península este hecho no está documentado
los animales, ya que precisamente en aque- hasta un momento más tardío.
lla época se vivía cerca de las manadas, se
conocían sus costumbres, y se controlaba La aparición de la agricultura parece
su crecimiento cazando sólo los ejemplares ser la única respuesta posible a un fuerte
jóvenes, los machos excedentes o bien los incremento de la población que obligó a
más débiles. Posiblemente este sistema se buscar nuevos recursos alimenticios. De ahí
desarrolló durante los períodos anteriores que aquélla surgiese antes en áreas más
al Neolítico, ya que de la explotación deprimidas o pobres, donde posiblemente
intensiva de los rebaños surgirá el pastoreo; los escasos recursos de subsistencia se ago-
pero esta evolución será lenta y al principio tasen rapidamente, lo que incitó al desarro-
será muy difícil diferenciar a los animales llo de nuevos métodos de abastecimiento.
domésticos de los salvajes. Según las dataciones del carbono 14, la
expansión de la agricultura fue un proceso
Uno de los primeros animales domesti- que sufrió varias interrupciones, estrecha-
cados -a partir del lobo o del chacal- mente ligadas a los grandes cambios climá-
parece ser el perro, aunque es muy probable ticos y en ningún caso aquélla se propagó
que primero fuese utilizado como compa- de una forma gradual, tal y como se ha
ñero del hombre, para cazar -ya que los sugerido en ocasiones.
primeros restos aparecen en yacimientos
epipaleolíticos- y luego para guardar el Las poblaciones epipaleolíticas del
ganado. Próximo Oriente (natufienses) tenían ya un
buen conocimiento de ciertos cereales sal-
Un caso claramente diferente al del vajes, determinadas leguminosas y diversas
perro es el de los ovicápridos, que son, por plantas como frutos comestibles, pero sólo
otra parte, los animales domésticos más a partir del 8000, con el Neolítico precará-
frecuentes en los yacimientos neolíticos. La mico, comienza realmente la agricultura. A
oveja (Ovis aries) surgió, según algunos partir de esta época se llevó a cabo una
autores, a partir de una especie de oveja selección de las especies vegetales, igual que
salvaje (Ovis orientalis) presente en el Pró- se había hecho con los animales, y se
ximo Oriente. Otros investigadores, sin buscan variedades de trigo más resistentes,
embargo, opinan que aquélla se domesticó con granos más grandes y un tallo más
en varias zonas geográficas al mismo tiem- duro, con el fin de obtener una cosecha más
po, aunque las bases de esta teoría son poco rentable.
sólidas. En cuanto a la cabra, los testimo-
nios más antiguos de su domesticación Los productos que se cultivan a partir
aparecen también en Oriente, concretamen- de este momento son diversas especies de
te en Irak y Palestina. trigo como la escanda, esprilla y el trigo
común, así como la cebada y distintos tipos
El cerdo fue otro animal que se domes- de leguminosas, aunque estas últimas ya se
ticó en una fecha temprana, pero al contra- conocían desde el Epipaleolítico en el Pró-
rio que los ovicápridos su domesticación ximo Oriente, donde se bultivaban lentejas,
-a partir del jabalí- se efectuó en distintos guisantes y arvejas. El cultivo de estas
lugares, ya que éste se adapta fácilmente a nuevas especies de cereal (cereales domésti-
medios muy diferentes. cos) provocará una serie de cambios econó-
micos y sociales en la organización de estos Los asentamientos neolíticos y la
grupos recolectores. En lugar, se aparición de los primeros pobladores
hace necesario un cultivo más cuidadoso, lo
que implica establecer asentamientos per- Hasta hace muy poco tiempo la seden-
manentes junto a los campos, labrar la tarización se consideraba como consecuen-
tierra,. desbrozarla y abonarla. Asimismo, cia natural de las transformaciones econó-
propicia el desarrollo de un sistema de micas provocadas por el abandono de la
organización social basado en la familia, en caza-recolección en beneficio de un sistema
vez de en una comunidad, lo que facilita el agrícola-ganadero. Sin embargo, las recien-
trabajo de este nuevo e intensivo tipo de tes investigaciones en Anatolia, Siria y
cultivo. Palestina han demostrado que ya existía la
sedentarización durante el Epipaleolítico.
En algunas zonas de Grecia se conoce Este es el caso de los poblados permanentes
la existencia de la agricultura a partir del natufienses de Siria y Palestina, con una
sexto milenio antes de Cristo, aunque esta antigüedad que se remonta al décimo mile-
actividad no se generalizó hasta un milenio nio, es decir, varios milenios antes de que se
más tarde. Su expansión parece que se iniciase la agricultura y la ganadería.
corresponde con el Atlántico, período cli-
mático caracterizado por un aumento de la Las primeras construcciones que se
humedad y una temperatura suave. Así, conocen son de forma circular, con un
mientras en otros países mediterráneos, diámetro que oscila entre 6 y 10 metros y
como Italia, Francia y España no se puede con una estructura de madera. A partir del
hablar de un amplio desarrollo del cultivo Neolítico precerámico esta estructura de
mixto hasta el cuarto milenio, en el litoral madera se sustituye por muros de piedra
atlántico, sur de Escandinavia y Gran Bre- seca, mientras que el techo se realiza con
taña, las mayores transformaciones econó- una capa de arcilla seca extendida sobre un
micas debieron coincidir con los cambios armazón o entramado de troncos. Ahora se
climáticos producidos durante el período empiezan a levantar tabiques o muros inte-
subboreal. Por último, en las zonas margi- riores que sirven para compartimentar la
nales del norte de Europa la introducción casa y diferenciar así las distintas zonas de
de la agricultura fue un proceso muy largo la vivienda (cocina, reposo, etc.) Entre las
y lento, manteniéndose una economía basa- casas se dejan unos espacios libres o "ca-
da en la recolección y la pesca hasta la lles". Más tarde aparecen estructuras rec-
mitad del primer milenio. tangulares que permiten toda clase de am-
pliaciones por yuxtaposición de construc-
ciones, lo que sin duda refleja una impor-
Actualmente está bastante claro en tante organización social y un cierto desa-
Europa que la transición de la recolección a rrollo demográfico. Un buen ejemplo de
la agricultura fue un proceso bastante más esto es el gran poblado neolítico de Catal-
complejo de lo que se imaginó en un Hüyük en Anatolia, donde se calcula que
principio, y que sólo un estudio detallado y existía un millar de casas que albergaban en
completo de las distintas regiones permitirá torno a 5.000 ó 6.000 personas, que vivían
un conocimiento más preciso de este fenó- del pastoreo, caza y cultivo de numerosas
meno. plantas, así como del comercio de la obsi-
diana.
En nuestra península, como ocurre en
el resto de Europa, la ganadería antecede Se conocen también construcciones
al desarrollo de la agricultura, y, es más, permanentes neolíticas en las grandes lla-
existen algunas regiones (País Vasco) don- nuras centroeuropeas, desde Checoslova-
de no hay indicios de que realmente se quia hasta los Países Bajos, en el valle del
desarrollase una agricultura, como sí ocu- Danubio y del Rin, así como al noroeste de
rre en otras áreas (valenciana y andaluza) y Francia. Este tipo de poblados están for-
que se centraría, fundamentalmente, en el mados por cabañas de 6 a 20 metros de
cultivo de distintos tipos de trigo y cebada, largo, de las que sólo se conservan los
así como tal vez de ciertos tipos de legumi- agujeros en que se encajaban los postes que
nosas. las sostenían. El techo era a doble vertiente
y se apoyaba sobre tres hiladas de maderos.
La ganadería, por el contrario, sí que La vivienda estaba cubierta por cañas en-
es un fenómeno ampliamente desarrollado trelazadas con arcilla que descendían hasta
en todas las regiones, destacando siempre los muros laterales. Cada poblado estaba
los ovicápridos sobre el resto de la fauna formado por una docena o quincena de
doméstica. casas, todas ellas orientadas de la misma
1 ción de hábitat en cuevas y abrigos situados
en lugares elevados, con escasas estructuras
de acondicionamiento, y en todo caso ape-
nas diferentes de las del Paleolítico Supe-
rior. En un primer momento, la neolitiza-
ción parece afectar tan sólo a las áreas
cercanas a la costa, siendo especialmente
representativos de este momento algunos
yacimientos del grupo catalán (núcleo de
Monterrat), valenciano -en particular Co-
va de 1'Or y Sarsa- y andaluz: Nerja,
Carigüela y los recientemente descubiertos
de la Dehesilla y la cueva Chica de Santia-
11
,
go. Sólo a finales del Neolítico se produce
un mayor dispersión geográfica de la po-
blación y parece iniciarse un descenso del
1 hábitat hacia las llanuras, en busca de
mayores extensiones para el cultivo, donde
se establecerían los primeros poblados (co-
mo el de Les Guixeres en Barcelona) y que
veremos generalizarse a partir de los inicios
de la metalurgia, posiblemente debido a un
mayor desarrollo de la agricultura. Estos
primeros poblados tenían estructuras bas-
tante simples y estaban formados por caba-
ñas circulares agrupadas sin ningún tipo de
elemento defensivo -muralla o empaliza-
da- que les protegiera de posibles agresio-
nes externas.

Estas mismas cuevas y abrigos que se


habitaban durante el Neolítico fueron utili-
zados en algunos casos también como luga-
res de enterramiento, tal es el caso de la
Carigüela y los Murcielagos en Granada o
de la Sarsa en Valencia. En esta última se
conoce la presencia de al menos siete indivi-
duos que fueron inhumados, dos de ellos
acompañados por un ajuar compuesto por
Fig. 16 varios elementos de adorno y un recipiente
Vaso con cerámico.
decoración
impresa. Un tipo particular de enterramiento es
el practicado durante el final del Neolítico
en Cataluña. Se trata de un enterramiento,
generalmente individual, realizado en unas
fosas excavadas en el suelo y a veces
protegidas por lajas de piedra. El cadáver
era depositado en posición encogida y
acompañado de un ajuar compuesto por
cerámica sin decorar, hachas de piedra
Fig. 17 pulimentada, punzones en hueso y distintos
Cuchara en tipos de adorno.
hueso.

manera y al abrigo de los vientos. Este tipo Innovaciones tecnológicas


de hábitat pervivió durante más de un \
milenio. Las nuevas necesidades económicas
implican una serie de inhovaciones tecnoló-
El Mediterráneo occidental y en con- gicas que faciliten las tareas agrícolas y
creto nuestra península ofrecen una imagen ganaderas. Una de las novedades más. ca-
muy diferente, ya que se mantiene la tradi- racterísticas de la cultura material neolítica
es, sin duda, la aparición de los recipientes
cerámicos que facilitarían el almacenamien-
to de los alimentos. A este elemento se le ha
dado tradicionalmente una gran importan-
cia, ya que gracias al estudio de sus formas
y decoración se ha podido establecer la
cronología del Neolítico y unas diferencias
regionales o grupos culturales. Los prime-
ros recipientes cerámicos eran realizados a
mano, sin utilizar el torno, que no se
introduce hasta el final de la Edad del
Bronce, modelando la pasta estirada y
aplastada hasta obtener la forma deseada,
que se regulariza con los dedos y se alisa
finalmente con una espátula. Otro procedi-
miento de modelado consiste en la superpo-
sición de tiras enrolladas de barro hasta
configurar el recipiente; la superficie es
regularizada a continuación para darle cohe-
sión a la pasta. Después del modelado se
aplican o no los elementos de sujeción
(asas, entre otros) cuando los tienen, 'y se
retoca la superficie (espatulado, alisado,
bruñido ...) más o menos según el uso que se
le vaya a dar al recipiente.

Estos recipientes tenían unas formas y


ornamentación a veces muy particulares,
como podemos apreciar en los distintos
conjuntos que el museo de la cueva
del Higuerón (Málaga), los Murcielagos
(Granada) y la Nogaleda (Segovia), entre
otros. Así, durante el Neolítico Antiguo
son frecuentes los cuencos, vasos globula-
res, cubiletes, botellas, etc., con decoración utensilios (hachas y azuelas) que enmanga- Fig. 18
impresa mediante la' aplicación de espátu- dos, probablemente, en madera o asta, Cestos en esparto
las, punzones y peines, o bien mediante la facilitaban la tala de los árboles o desbroce de 10s
impresión de distintas partes de la concha y la roturación de los campos para el
del cardium edule (berberecho) y conocida cultivo (vits. 1 y 2).
como cerámica cardial (vit. 1). Otros tipos
de decoración presentes desde los primeros La cultura material del Neolítico se
momentos son las incisiones y acanalados completa con una industria lítica, de talla
-especialmente frecuentes a partir del Neo- claramente laminar, en la que surgen algu-
lítico Reciente-, así como la decoración a nos nuevos utensilios, los "dientes" o ele-
base de cordones, mamelones, digitaciones mentos de hoz (vit. 1). Estas piezas realiza-
u otro tipo de aplicaciones sobre la superfi- das en sílex con un borde dentado se
cie de los recipientes cerámicos (vits. 1, 3 , 4 fijarían a un mango de madera o hueso
y 5). Por último, hay que citar la decoración -probablemente mediante resina- con
a la almagra, que consiste en la aplicación objeto de formar hoces que agilizasen las
de una capa de arcilla mezclada con óxido tareas agrícolas.
de hierro sobre la superficie, lo que le da
una tonalidad rojo brillante después de la Múltiples y variadas funciones debían
cocción (vit. 1). Esta técnica decorativa se cumplir los riquísimos conjuntos de indus-
había atribuido tradicionalmente a mo- tria ósea de este período si nos atenemos a
mentos ya avanzados del Neolítico, sin la diversidad de sus formas y tipos (vits. 1 y
embargo, las últimas investigaciones en 2), lo que contrasta, obviamente, con los
Andalucía le otorgan una mayor antigüe- momentos anteriores epipaleolíticos. Se
dad, al menos en esta región. mantienen tipos que ya existían -punzo-
nes, cinceles o espátulas- aunque con un
Otra innovación técnica de este mo- mejor acabado, y se crean otros nuevos
mento es la generalización del pulimento de como son las cucharas que demuestran un
la piedra, lo que permite obtener nuevos perfecto dominio tecnológico.
Otro apartado a destacar, dada la cuando la cámara aparece cubierta con una
variedad y vistosidad de sus elementos, son falsa cúpula por aproximación de hiladas.
los adornos, elaborados sobre piedra, hue-
so, conchas de moluscos y otros materiales La construcción de estos monumentos
(vits. 1 y 2). Especialmente característicos requirió la inversión de un número impor-
del área andaluza -y muy bien representa- tante de horas de trabajo e individuos, y lo
dos en la cueva del Higuerón- son los que es más importante aún, una estructura
brazaletes de piedra de diferente tamaño y social compleja y mucho más jerarquizada
grosor, a menudo perforados y en ocasiones que la que había existido hasta el momento.
decorados con estrías paralelas. Las con- Sobre su interpretación existen diversas
chas de moluscos -simplemente perforadas teorías difíciles de contrastar hoy en día:
o también recortadas y pulidas- son co- delimitación del territorio, arquitectura del
múnmente empleadas como simples col- prestigio... En cualquier caso, resulta evi-
gantes o bien como cuentas de collar. dente que estos grandes monumentos se
Existen también otros tipos de adornos, emplazaban dentro de la zona de cultivo de
colgantes sobre dientes de animales, en las comunidades agrícolas y siei.lpre domi-
hueso y piedra y cuentas de collar elabora- nando grandes extensiones de terreno, co-
das a partir de diferentes materias primas, mo si hubiesen sido concebidos para ser
que el visitante puede contemplar en las vistos a gran distancia.
vitrinas de esta sala.
Las primeras construcciones megalíti-
Especial relevancia merece la aparición cas de la península surgen a partir del
durante las últimas fases del Neolítico de la cuarto milenio en Portugal y en toda la
cestería, atestiguada gracias al excepcional vertiente occidental, Huelva, Extremadura
hallazgo de la cueva de los Murciélagos en y oeste de la meseta norte (vit. 14). Este
Granada, que se conserva en este Museo fenómeno se expande hacia el centro y sur
Arqueológico Nacional. Este, conjunto úni- de la península, pero no alcanza su máximo
co, debido a la calidad de sus piezas y su apogeo hasta el tercer milenio con el desa-
perfecto estado de conservación, está for- rrollo de la cultura de los Millares y coin-
mado por un conjunto de cestillos, cuencos, cidiendo con la aparición de la metalurgia.
sandalias y esteras tejidos en esparto (vit. 2).
La cultura de los Millares toma el
nombre de un yacimiento de Almería em-
plazado en un lugar estratégico, un pro-
MEGALITISMO E INICIOS DE LA montorio, dentro de un entorno minero.
METALURGIA Este conjunto está formado por un poblado
(Sala IV) fortificado por murallas con bastiones se-
micirculares y pequeños fortines de protec-
ción (maqueta). En su interior un canal
Este momento de la Prehistoria, está abastecía de agua al poblado, formado por
particularmente bien representada, en el viviendas circulares sobre zócalos de piedra
museo, gracias, sobre todo, a las excavacio- y alzados de piedra y ramaje. Fuera de la
nes de los hermanos Siret en el sureste zona amurallada, y en una de las laderas de
español, y, en menor medida, del padre este promontorio, se extendía la necrópolis
Morán en Salamanca y otros investigadores de la que se conocen unas cien tumbas. La
de Huelva y Extremadura. mayoría de las construcciones corresponde
al tipo tholos o cámara circular de falsa
En un momento tardío del Neolítico, cúpula con pasillo de acceso recubierto por
en torno al cuarto milenio, surge en la un túmulo (vit. 8, maqueta). En algunos
fachada atlántica europea la costumbre de casos aparecen cámaras laterales añadidas
enterrar a sus muertos de forma colectiva al corredor o a la cámara principal y el
en grandes construcciones de piedra o mo- pasillo de acceso estaba compartimentado
numentos megalíticos. Estas construcciones mediante lajas o puertas perforadas (vit. 9,
presentan una gran variedad de formas maqueta). A la entrada de estos monumen-
según las regiones y el desarrollo de este tos, en ocasiones se colocaban los "betilos"
fenómeno en el tiempo. Así, existen: a) las o ídolos en piedra de forma troncocónica que
cistas o cajas hechas a base de lajas de debían tener un carácter simbólico (vit. 9).
piedra; b) dólmenes o cámaras con o sin
corredor -simple o desarrollado- y cu- Este momento cultural está represen-
biertas a base de lajas de piedra; c) galerías tado en otros enclaves del sureste español
cubiertas, cuando el corredor y la cámara -Almizaraque, Gor-Gorafe, Tabernas,
no aparecen individualizados, y d) tholos, Barranquete-Tarajal, etc.- y ampliamente
Fig. 19
Cuenco con
decoración incisa
de soles
procedente de los
Millares.

documentado en las ricas colecciones que los numerosos restos de fundición (crisoles,
alberga este museo. escorias y mineral ...) encontrados en los
poblados (vits. 9 y 11). No obstante, los
La cultura material de este momento hallazgos de útiles metálicos (hachas planas,
se conoce gracias, sobre todo, a los ajuares punzones, puñales ...) son escasos. Estas
de las sepulturas, aunque éstos apenas piezas se fabricaban mezclando el cobre
difieren de los hallazgos de los poblados. con el arsénico, lo que no solo facilitaba la
fundición, sino que, además, aseguraba la
Especialmente abundantes son las in- dureza y resistencia de los útiles obtenidos.
dustrias líticas con sus diferentes tipos de
puntas, microlitos geométricos, cuchillos, Un elemento que adquiere una singular
dientes de hoz y puñales, así como útiles relevancia durante este período son los
pulimentados (vits. 6 y 8). Las cerámicas ídolos (vits. 12 y 14) en sus múltiples y
(vits. 8, 9 y 11) suelen ser casi siempre lisas, variadas formas -"betilos", bbfalanges","tol-
pero a veces aparecen decoradas con pintu- vas", "placas", etc.- y elaborados sobre
ra -como el vaso de Tarajal (vit. 10)- o distintos materiales: hueso, marfil, piedra ...
mediante incisiones. Los temas comúnmen- Con cierta frecuencia ofrecen una represen-
te desarrollados son los geométricos -ban- tación oculada, tema presente también en
das paralelas, zig-zags,- o bien los figura- los recipientes cerámicos y común a todo el
tivos con ciervos, soles o motivos oculados Mediterráneo. Una particular atención me-
con rasgos claramente antropomorfos (vits. rece uno de los ejemplares que se expone en
6, 8, 9 y 11). Existen también vasos de esta sala procedente de Extremadura y
alabastro y alguno en hueso. La industria tallado sobre alabastro en forma de cilin-
ósea con espátulas, punzones y agujas, dro. Hay que citar por último, además, la
entre otros, resulta igualmente frecuente y existencia de otros ídolos antropomorfos
variada (vits. 6, 8 y 11). En cuanto a la con representaciones de personajes mascu-
metalurgia hay que decir que se trata de linos o femeninos como las esculturas en
una actividad incipiente, aunque su uso es piedra de Almizaraque, que forman parte
indudable y una buena muestra de ello son de la colección Siret.
LA EDAD DEL BRONCE tercer milenio e inicios del segurido dentro
Y EL DESARROLLO de una cierta clase privilegiada.
DE LA METALURGIA
(Sala V) Son muy pocos los poblados que se coy
nocen de esta cultura y casi toda la informa-
ción que poseemos procede de las tumbas
A finales del tercer milenio surge lo que en general aparecen aisladas en lugar de
que se ha denominado como Cultura del formar necrópolis. Estos ritos funerarios
vaso Campaniforme, caracterizada por su reflejan un cambio importante, ya que mues-
cerámica: un vaso de forma acampanada tran una sustitución de los enterramientos
decorado con bandas horizontales incisas. colectivos por las sepulturas individuales. El
Esta cerámica se interpreta actualmente, difunto era enterrado en posición fetal o
dada la calidad de su manufactura, como extendida en simples fosas o cistas de piedra
un artículo de lujo y, por tanto, como un e incluso introducido en monumentos me-
Fig. 20 elemento de prestigio social. Hoy en día no galíticos con su ajuar funerario, formado
Idolo placa de se habla pues de un pueblo o una civiliza- por el vaso campaniforme, la cazuela y el
Granja de ción del vaso campaniforme, sino de un cuenco, además de otros elementos líticos,
Cespedes. fenómeno que se desarrolla entre finales del metálicos, y en ciertas ocasiones de oro.
Dentro de la península se diferencian técnica consistía en la realización del mol-
varios grupos campaniformes individuali- de en cera del objeto que se iba a fabricar.
zados por la decoración de sus cerámicas. El molde se revestía de arcilla dejando un
Hoy en día se reconocen dos variedades, los orificio en la parte superior y a continua-
marítimos, que se dispersan por las zonas ción se exponía al calor hasta que la cera
costeras y se decoran con bandas de puntos se derretía y se le hacía fluir por el orificio
impresos, y los incisos o continentales, más de salida. Luego se vertía el metal fundido
recientes que los anteriores que se subdivi- que desplazaba la cera. Y tras la fundición
den en varios grupos regionales que presen- se recortaba y pulía la superficie de la
tan variaciones en su cultura material: el de pieza obtenida, afilando su borde por
Ciempozuelos, que se extiende por la Mese- martillado. Con esta técnica se realizaron
ta; Carmona, en el Bajo Guadalquivir; numerosos adornos de torques, así como
Palmela, en el estuario del Tajo, y Salamó, diversos tipos de empuñaduras de espa-
en Cataluña. das.
Fig. 21
El fenómeno campaniforme introduce El metal se empieza a difundir gracias procesos de
además de un nuevo rito funerario otros al dinamismo ~0Inercialy a la navegación fundición del
cambios significativos como es la generali- que van a adquirir una singular relevancia cobre (según
zación de la metalurgia del cobre y, sobre durante el segundo milenio. P. Knauth).
todo, de las técnicas de aleación, surgiendo
entonces los primeros cobres arsenicados
(y en algunos casos con estaño) en los que
se fabrican por martilleado en frío diversos
útiles y armas metálicas: hachas, puñales
de lengüeta, alabardas, punzones, puntas
del tipo de Palmela, etc. No obstante,
también se siguen utilizando el hueso y la
piedra para otros objetos de uso cotidiano.
Ahora es cuando se inicia realmente la
orfebrería con la aparición de las primeras
joyas en oro. Estas manifestaciones son
producto de profundos cambios económi-
cos y sociales que se están produciendo no
sólo en la sociedad hispánica, sino también
europea y que responden a una importante
estratificación social surgida con motivo
del desarrollo que vive ahora la agricultura
-en la que ya se emplea el carro y el
arado- y a la obtención de productos
excedentes.

A lo largo del segundo milenio se


observan una serie de novedades importan-
tes que ya se habían ido introduciendo
tímidamente de alguna manera durante
etapas anteriores. Así, el trabajo de la
metalurgia se intensifica y se introducen
nuevas técnicas de aleación (con estaño y a
veces con plomo) y de fusión, adquiriendo,
además, una especial relevancia el trabajo
de los metales nobles (oro y plata).

El metal, una vez extraído y fundido se


almacenaba en forma de lingotes. Para la
confección de los diferentes útiles metálicos
se vertía en los moldes, univalvos de arcilla
o de diferentes tipos de piedra para la
confección de los útiles más sencillos, y
bivalvos de piedra o metal para útiles más
complejos. Én un momentoavanzado de la
Edad del Bronce se empieza a utilizar el
sistema de fundición a lacera perdida. Esta
Fig. 22
Cazuela
campaniforme de
Ciempozuelos.

A partir de la Edad del Bronce y sobre sin trazado urbanístico alguno, lo que le
todo del Bronce Medio, la uniformidad confiere un aspecto de verdadera aglomera-
cultural que caracteriza a la península du- ción, están distribuidas las viviendas a lo
rante la Edad del Cobre (o Calcolítico) e largo de lo que podríamos denominar como
incluso inicios de la Edad del Bronce se calles o callejones. Estas adoptan una plan-
rompe convirtiéndose así en un mosaico de ta rectangular o cuadrada, sustituyendo así
culturas, áreas regionales bien individuali- las circulares de la cultura de los Millares o
zadas. Un lugar preferente ocupa por su campaniformes. Se construyen sobre un
singularidad y marcada personalidad la zócalo de piedra sobre el que se elevan los
cultura del Argar (1800-1300 a. C., aproxi- muros de tapial y la techumbre de pajizo.
madamente) que se extiende principalmente En algunos poblados se han encontrado
por el sureste español y que se conoce canalizaciones de agua e incluso verdaderas
gracias a-la importante labor de los herma- acequias.
nos Siret en el poblado almeriense del
mismo nombre y en otros yacimientos A menudo, en el suelo de las viviendas
como Lugarico Viejo, Oficio o Fuente se realizan los enterramientos manteniendo
Alamo. De algunos de estos yacimientos así una vieja costumbre mediterránea de
posee el Museo Arqueológico Nacional una convivencia con el muerto. Estas sepulturas
importante colección, de la que es una se practicaban en cistas o cajas formadas
buena muestra el conjunto de objetos que por lajas de piedra (vit. 5), fosas o covachas
se exhiben en esta sala V. . artificiales excavadas en la roca y en tinajas
o pithoi (vit. lo), similares a las empleadas
.
Los poblados argáricos se emplazanen para guardar el grano que eran selladas por
zonas altas, cerros o cabezos, de difícil una laja, una piedra de molino o cualquier
acceso, cerca de fuentes de agua, y aparecen recipiente cerámica. Estos enterramientos
reforzados por una o varias líneas de mura- debían de ser de tipo secundario, es decir,
lla en las zonas más accesibles (como que sólo se enterraba el qsqueleto óseo una
podemos ver en las fotos y planos de los vez desaparecidas las partes blandas, dado
yacimientos que se muestran en la sala), lo el tamaño de algunas sepulturas, así como
que nos indica su necesidad de protegerse y su proximidad al área de habitación. Los
defender su territorio. Dentro del poblado, enterramientos, al contrario que durante el
Calcolítico que eran colectivos, solían ser
individuales o dobles. Cuando aparece más
de un individuo se trata siempre de un
hombre y una mujer o de un adulto y un
niño, y cuando hay más de dos suelen ser
generalmente niños. Todo ello lleva a pre-
suponer la existencia de una estructura
social basada en la familia. El cadáver era
inhumado con una serie de adornos perso-
nales, ofrendas alimenticias y un ajuar más
o menos rico, según el sexo o su posición
social.
Los ajuares de las sepulturas -de
donde proceden la mayor parte de los
hallazgos que se exponen en esta sala- van
a ser los que nos den mayor información
sobre su cultura material y la organización
social de estos grupos. Los ajuares difieren
según el sexo del individuo sepultado; así,
en el caso del varón éste era acompañado
por un hacha o alabarda, algunos vasos
cerámicos y a veces espadas, mientras que
en las sepulturas femeninas se introducían
punzones, numerosos recipientes cerámicos
y diversos tipos de adornos (vit. 6 y.7). En
ocasiones y si el individuo gozaba de una
elevada posición social se incluían además
algunos objetos de oro y plata, como
anillos, sortijas y diademas (diadema de
Cehegín) (vit. 9), etcétera.
sus remaches de plata o la excepcional Fig. 23
La cerámica .que caracteriza a esta empuñadura en oro de la espada de Guada- Enterramiento
cultura muestra un perfecto acabado, y el lajara (vit. 13). argárico en tinaja.
bruñido completo de su superficie le da un
aspecto metálico, lo que en cierta manera le A pesar de que durante este segundo
asemeja con las vajillas metálicas que ya milenio en Europa se habían generalizado
entonces existían en otras regiones medite- las aleaciones de cobre con estaño, la
rráneas. La tipología de estos conjuntos ausencia de este último en el Sureste hizo
cerámicos, como podemos ver en una de las que los útiles metálicos de la Cultura del
vitrinas, es muy variada y diferente según se Argar se continuasen fabricando en cobre
trate de cerámica de uso cotidiano, conoci- arsenicado.
da gracias a los hallazgos de los poblados y
normalmente más tosca, o bien de cerámica Durante mucho tiempo el emplaza-
sepulcral -como la copa con pie- de miento de los principales poblados en las
manufactura más cuidada y en la que se vias de acceso a las vetas de minerales y el
vertían las ofrendas de alimentos y bebidas hallazgo de numerosos restos metálicos en
que debían acompañar al difunto en su las sepulturas hizo que se interpretase la
viaje al más allá (vit. 3). Cultura del Argar como eminentemente
metalúrgica y con un esplendor obtenido
Otros elementos que están presentes, gracias a la explotación de las ricas minas
tanto en los poblados como en los enterra- del Sureste. Hoy en día, sin embargo, se
mientos, son la industria lítica, ósea, los considera que la riqueza de esta región se
brazales de arquero (vit. 8), diferentes tipos debía más bien al importante desarrollo de
de botones en hueso y marfil, una amplia la agricultura y al empleo del regadío como
gama de adornos (anillos, brazaletes, col- lo confirman los hallazgos de restos de lino
gantes y cuentas de collar sobre distintas tejido (vit. 8) encontrados en las sepulturas,
materias primas) y lo más característico de planta esta que requiere una abundante
la Edad del Bronce: los Útiles y armas humedad. Asímismo, se han encontrado en
metálicas (vit. 4). Entre éstos existen algu- muchos poblados argáricos, restos de si-
nas piezas dignas de reseñar como es la mientes de cereal y leguminosas, lo que
espada de Puertollano (Ciudad Real), con junto con los vestigios de conducciones de
agua e incluso de cisternas (El Oficio) nos esta cultura son aún escasos -Los Rome-
hablan de la .agricultura como actividad ros, Azuer y Palacios, entre otros- y en
predominante. muchos casos se encuentran en proceso de
excavación, de ahí que los datos con los
Paralelamente se desarrollan en el resto que contamos por el momento no permitan
de la península otras culturas como la del establecer mayores precisiones. De cual-
Bronce Valenciano, en la región levantina, quier manera, sus pobladores parecen ser
que no está representada en este museo, y a eminentemente agricultores y con una cul-
la que por tanto sólo aludiremos brevemen- tura material -de la que el museo posee
te. Esta cultura posee poblados fortificados una pequeña selección de piezas proceden-
en lugares escarpados similares a los de la tes de Los Romeros (vit. 11)- emparentada
Cultura del Argar, aunque en este caso la con la argárica.
metalurgia adquiere un menor auge y los
enterramientos no se realizan en las proxi- Mientras, en el área de la meseta se
midades de los poblados, sino en covachas mantiene la tradición del campaniforme
naturales o en cistas, dónde se inhuman a tipo Ciempozuelos con sus cerámicas pseu-
los muertos con un ajuar entre los que se doexcisas, en las que al parecer tienen su
encuentran algunos elementos similares a origen los motivos excisos y la técnica de
los argáricos. boquique, característicos de la cultura de
Cogotas 1, cuyo proceso de formación se
Una de las áreas culturales mejor dife- iniciaría ya en el Bronce Medio. Los pobla-
renciadas y con unos rasgos característicos dos parecen situarse en lugares de fácil
propios es la Cultura de las Motillas, defensa, aunque también se ocupan las
localizada en la meseta sur y más concreta- cuevas y se establecen ase'ntamientos en el
mente en las provincias de Albacete y llano al aire libre, donde el tipo de vivienda
Ciudad Real. Esta cultura se caracteriza se conoce sólo a partir de los llamados
por sus poblados situados en montículos "fondos de cabaña". Estos, son muy fre-
artificiales, más o menos escarpados, y cuentes en la meseta, y la provincia de
fortificados mediante una torre central y Madrid, es una buena muestra de ello:
~ i 24 ~ . una O dos líneas de muralla concéntrica, en Areneros de Villaverde, Mejorada del Cam-
Conjunto torno a las cuales se distribuyen de una po, etc., cuyos vestigios podemos examinar
cerárnico de la manera irregular las viviendas. Los asenta- en esta sala del museo (vit. 12). Las seccio-
cultura del Argar. mientos que se conocen por el momento de nes de estos fondos son bastante irregulares
y suelen aparecer en forma de bolsadas creación de importantes talleres de fundi-
cenicientas conteniendo, fundamentalmen- ción. Paralelamente se introducen nuevos
te, fragmentos cerárnicos, industria lítica y tipos de útiles y armas metálicas como las
abundantes restos de fauna en muchos hachas de talón, hojas de hoz -como la de
casos quemados, lo que ha llevado a inter- Castropol (vit. 1)-, espadas pistiliformes o
pretar algunos de estos fondos como sim- las puntas de lanza de enmangue tubular
ples silos en los que se almacenarían los (ría de Huelva, río Sil), que se difunden no
alimentos. Se han encontrado también en sólo dentro de la península, sino también
yeso las improntas de fondos de cestas que hacia Europa.
estarían hechas de mimbre y se colocarían
en los silos para almacenar el grano. Muestra de este comercio extrapenin-
sular es el hallazgo de importantes depósi-
Estos grupos eran fundamentalmente tos de piezas metálicas, en los que a menudo
agricultores y ganaderos, siendo entre ellos, aparecen piezas rotas o en desuso, y desti-
la metalurgia, una actividad poco represen- nadas, probablemente, a ser refundidas y
tativa. En cuanto a los ritos funerarios, reutilizadas como el conjunto de la ría de
sabemos que inhumaban a sus muertos en
cistas o tinajas y eran acompañados por
ajuares de tipo argárico. Fig. 25
Detalle de la
espada argárica
de Guadalajara.

EL FINAL DE LA EDAD DEL


BRONCE, NUEVAS APORTACIONES
CULTURALES
(Sala VI)

A finales del segundo milenio, en torno


al 1200-1100 a. de C., se producen en la
Península Ibérica una serie de innovaciones
tecnológicas y cambios en los ritos funera-
rios y en los asentamientos, como conse-
cuencia de la expansión de la cultura de los
Campos de Urnas por el Noreste y del
contacto con otros grupos culturales (atlán-
ticos y mediterráneos), lo que va hacer que
el final de la Edad del Bronce se caracterice
por la confluencia de distintas aportaciones
culturales. Estas inciden de manera diferen-
te en las diversas regiones peninsulares,
según la variedad y el arraigo del sustrato
cultural anterior.

Las poblaciones asentadas en los te-


rritorios occidentales de la península su-
frieron una fuerte influencia cultural at-
lántica de países como Bretaña, .Irlanda,
Inglaterra y suroeste francés. Poco es lo
que conocemos de estos pueblos, ya que se
carece de información sobre sus poblados
y enterramientos, aunque sabemos que
alcanzaron un cierto esplendor gracias al
desarrollo de la metalurgia y orfebrería y a
la intensificación de las relaciones comer-
ciales en las que jugó un importante papel
la navegación.

Galicia y todo el Noroeste se transfor-


ma en un importante foco cultural, ya que
su riqueza en cobre, estaño y oro permite la
Fig. 26 Huelva, formado por más de trescientos decoración de círculos y eses (S) 'lineales
Orfebrería objetos procedentes de un pecio hundido en repujadas que debieron de estar asociadas a
extremeña del la ría del mismo nombre (vit. 2). En este un culto solar habitual entre estas poblacio-
Bronce Final. lote conservado en el Museo Arqueológico nes (vit. 9). Estos cuencos o vasos de oro
Nacional conviven elementos de tipo atlán- aparecieron enterrados en un lugar oculto
tico como las espadas de lengua de carpa, o intencionalmente. Lo mismo ocurre en este
las puntas de lanza con otros -fíbula momento con otros tesoros, como el de
acodada de tipo chipriota, casco de influen- Villena en la provincia de Alicante, forma-
cia fenicio-chipriota- que denotan un pri- do por una vajilla de oro y plata y deposi-
mer contacto con el mundo mediterráneo. tado en el interior de un recipiente cerámi-
El hallazgo de algunos de estos depósitos co. Algunos de estos tesoros ocultos debían
de armas en los fondos de ríos y pantanos ser ofrendas de carácter votivo o tesoros
-muy frecuente durante esta etapa en toda escondidos en momentos de inseguridad.
Europa- y la ausencia de enterramientos
en estas regiones atlánticas ha sido en Mientras, en la Meseta alcanza su
ocasiones interpretado como la expresión apogeo la Cultura de Cogotas 1 (1200-800
de un rito funerario mediante el cual se a. de C.), que como ya hemos mencionado
incinera el cadáver o bien se arroja al agua tiene su origen en el Bronce Pleno o Medio.
junto con sus armas. Los asentamientos siguen su tradición del
momento anterior emplazándose bien en
Entre estos grupos eminentemente me- llanos, cuevas o en lugares escarpados y
talúrgicos empieza a adquirir ahora un protegidos en algunos casos con defensas
gran empuje la orfebrería, de la que el artificiales. Las cabañas suelen ser de planta
museo posee una buena representación, y rectangular y con unos muros de barro y
así mediante el fundido o por el procedi- ramaje que se apoyan sobre un zócalo de
miento de la cera perdida se obtienen tierra. Con frecuencia el suelo de la vivienda
collares rígidos o torques, brazaletes y está pavimentado con barro endurecido y
espirales decorados a menudo con incisio- en la parte central se sitúa el hogar, delimi-
nes que forman motivos en zigzag o haces tado mediante una pequeña fosa o por una
de líneas de puntos, tal y como podemos capa de barro cocido. .,
ver en los tesoros de Sagrajas, Berzocana o
Bodonal de la Sierra (vit. 8). Todos estos El tipo de asentamiento utilizado esta-
elementos parecen tener un origen atlántico ba en función de la actividad económica
al igual que los cuencos de Axtroki en el dominante, ya que estos grupos vivían de la
País Vasco, recipientes de oro batido con agicultura y ganadería combinadas en ma-
yor o menor grado. Esta actividad agrícola. decoración en este caso geométrica (trián- Fig. 27
viene determinada por el hallazgo de nume- gulos, ajedrezados, etc.) En cuanto a la Cuencos en oro
rosos dientes de hoz en silos, molinos de técnica de boquique, también denominada de Axtroki.
mano en piedra, así como la presencia de de punto en raya, se consigue mediante
hoces de bronce y moldes de arenisca para líneas continuas incisas a modo de guirnal-
obtener piezas similares. Entre los restos das interrumpidas sistemáticamente por pe-
faunísticos hallados en los poblados sor- queños hoyos. Los tipos metálicos no refle-
prende el elevado número de animales jan ninguna novedad importante, aunque
domésticos frente a los salvajes, al contrario se conoce la existencia de hachas de talón y
de lo que había ocurrido hasta el momento, de apéndices laterales, puntas de lanza,
y testimonio indudable de una importante algunas espadas y cinceles.
actividad ganadera, que al parecer -según
los hallazgos de yacimientos de esta cultura El Bronce Final andaluz ofrece una
en Andalucía y en el valle del Ebro- sería gran variabilidad según las áreas geográfi-
la primera manifestación de una ganadería cas y se observan una serie de grandes
transhumante. transformaciones sociales y económicas
-gracias al contacto con los pueblos medi-
Los ritos de enterramientos siguen terráneos- entre las que destaca el despla-
siendo por inhumación en pequeñas fosas o zamiento del principal foco metalúrgico
agujeros que aparecen sin ningún tipo de peninsular desde el Sureste hacia el Suroes-
organización. te.

La cultura material comprende instru- En Andalucía oriental perviven duran-


mentos de piedra pulimentada, hojas de te un cierto tiempo las tradiciones del
sílex, punzones de hueso y molinos de Bronce Pleno, pero a partir del 1100 a. de
mano barquiformes, pero el elemento más C., aproximadamente, se observan una
característico es la cerámica. Esta se sigue serie de cambios significativos, tanto en los
decorando con impresiones de cordones, poblados, que en ocasiones utilizan ya
digitaciones y de uñas, así como con inci- viviendas de planta rectangular, como en la
siones, pero las técnicas decorativas que economía en la que se practica una ganade-
van a definir a Cogotas 1 son la excisión y ría de cabras y ovejas. En la cultura material
el boquique (vits. 1 y 10). La excisión se introduce la cerámica de tipo boquique y
consiste en la extracción de parte de la excisa, y sólo en un momento tardío se
pasta, aún sin cocer, siguiendo un esquema adopta la de retícula bruñida, especialmente
o dibujo previo que permite obtener una desarrollada en el suroeste peninsular (vit. 1).
Andalucía occidental es tal vez una de ción social, y nos hablan, por tanto, de una
las áreas culturales más innovadoras, fruto, cierta jerarquización y de un proceso de
sin duda, del contacto de dos corrientes individualización del poder. Una de las
culturales pujantes en este momento como estelas mejor conocida es, sin duda, la
son la atlántica y la mediterránea. Los extremeña de Solana de Cabañas, donde se
poblados, con viviendas en cabañas circula- observan todos los elementos del ajuar
res, se sitúan en pequeños cerros escarpados funerario que suele acompañar al guerrero
a lo largo de las principales vías de comuni- (vit. 6).
cación, dominando los accesos hacia las
ricas minas de la región y los pasos de Los recursos económicos de estas po-
ganado hacia la meseta o Extremadura. blaciones siguen siendo la agricultura y la
Pero a medida que se avanza en el tiempo y ganadería, aunque a partir de este momen-
se incrementan los contactos comerciales to se inicia un incremento de las actividades
los poblados tienden a establecerse en zonas metalúrgicas en el Suroeste, documentadas
menos elevadas e incluso costeras. en poblados como el de Chiflón (Huelva)
dedicado a la extracción del cobre o las
minas de plata de Río Tinto. La cultura
material de estos grupos humanos viene
definida por su metalurgia, en la que se
mezclan -como aludíamos antes- ele-
mentos de influencia atlántica con otros
mediterráneos. El mejor exponente de este
contacto y uno de los hallazgos más ilus-
trativo~de la riqueza metalúrgica del Su-
roeste es el depósito de la Ría de Huelva
(vit. 2), cuya envergadura implica una
capacidad de acumular reservas o un exce-
dente económico. Otro elemento caracte-
rístico de este período es la cerámica de
retícula bruñida -cuya decoración se ob-
tiene aplicando sobre la pasta fresca un
instrumento romo- y la cerámica pintada
tipo Carambolo, decorada con motivos
geométricos (vit. 1).

Todos los rasgos expuestos hasta aho-


ra, junto con el incremento y concentración
de la población, reflejan el inicio de un
complejo proceso de evolución sociocultu-
ral, que se va a desarrollar a partir del siglo
VI11 con el establecimiento de las primeras
factorías púnicas, y alcanza su cenit con la
formación de la cultura tartésica en torno a
los siglos VI1 y VI a. de C.

Otro fenómeno especialmente signifi-


cativo de este momento es la llegada, a
través de los pasos pirenaicos, de los prime-
ros grupos de Campos de Urnas a la región
del noreste peninsular. Estos grupos de
origen centroeuropeo no sólo suponen una
aportación cultural, sino también de un
Fig. 28 No se tienen datos sobre enterramien- contingente humano (indoeuropeo) que
Hachas con tos de este período; sin embargo, la apari- avanza a través del valle del Ródano y se
apéndices ción de las estelas'extremeñas ofrecen una extiende progresivamente por Cataluña y
laterales y de valiosa información sobre estos ritos fune- Aragón, sin alcanzar la meseta hasta un
talón con doble
anilla.
rarios. Estas lajas de piedra grabadas, que momento ya avanzadq del Bronce Final.
irían colocadas verticalmente, representan Estas poblaciones indoeuropeas introduje-
al difunto rodeado de sus armas: espada, ron un nuevo ritual funeh-ario, la incinera-
lanza, casco, escudo, carro, espejo y fíbula ción y la deposición de las cenizas del
o broche de cinturón junto con otros ele- difunto junto con algunos objetos en urnas
mentos. Estas armas varían según su posi- cerámicas que eran enterradas en fosas (vit. 7).
Sus asentamientos se sitúan en lo alto Fig. 29
de los cerros, como ocurre con El Roquizal Estela de Solana
del Rullo (Zaragoza) (vit. 11). Las viviendas de Cabañas.
de estos poblados eran de planta rectangu-
lar y debían de estar cubiertas por una
techumbre plana, formada por un sencillo
entramado de barro y cañizo. Aparecen
alineadas unas junto a otras con paredes
medianeras comunes y agrupadas en torno
a una calle central, cuyos extremos se
cerraban con muros, lo que facilitaba su
uso como corral de ganado. Estas gentes de
economía agrícola-pastoril introducen nue-
vos t i ~ o sdecorativos con acanaladuras
oblicuas que conviven con las cerámicas
incisas en las que aparecen motivos lineales,
en espiga, así como triángulos y bandas en
zigzag (vit. 10). A un momento posterior se
adscriben las urnas con acanaladuras hori-
zontales, formas redondeadas y cuellos tron-
cocónicos, como algunas de las que se
conocen en Agullana (Gerona). Paralela-
mente se conoce la existencia de una meta-
lurgia propia, aunque existen varios ele-
mentos que confirman la importancia de la
influencia atlántica. Junto a las armas y
otros Útiles metálicos (puntas de flecha con Fig. 30
pedúnculo y aletas, brazaletes, broches o Puntas de lanza
fíbulas acodadas) se encontró en Roquizal de la ría de
del Rullo un importante lote de moldes Huelva.
para agujas, anillos, puntas de lanza, hojas
y empuñaduras de espadas, así como de
iarillás o asadores, lo que nós habla de un
importante núcleo de producción metalúr-
gica. Aunque se ha documentado de manera
esporádica la existencia de hierro en la
península, la mayor parte de las piezas
metálicas del Bronce Final se siguen fabri-
cando en bronce sin generalizarse el uso del
hierro hasta el siglo VI11 a. de C., momento
en que se produce la expansión de los
Campos de Urnas y se inicia la Edad del
Hierro.

CANARIAS
(Sala XI)

Resulta difícil situar el momento en


que se poblaron estas islas; no obstante, se
sabe que ya estaban pobladas antes de la
era cristiana. La insularidad de Canarias
actúa no sólo como factor retardatario y
conservador, sino como creador de auténti-
cos "islotes culturales". Sin embargo, la
influencia africana v los préstamos directos
o derivados del m&do mediterráneo cons-
tituyen las bases materiales de unas culturas En la isla de Gran Canaria (vit. 2) se
que empezarán a diferenciarse para asumir observa la existencia de una primera Cultu-
procesos independientes y autóctonos. ra de las Cuevas, en la que se practica la
(vits. 2 y 3). Son frecuentes también las
construcciones de túmulos individuales o
"rajem", así como verdaderas necrópolis
megalíticas ("arjan") con su ajuar funerario.

Mención aparte merece el arte rupestre


sahariano con representaciones zoomorfas,
antropomorfas, escenas de caza, culto y de
carros tirados por caballos, realizadas sobre
rocas o simples losas sueltas tendidas sobre
el suelo (vit. 4). Existen también monolitos,
como el del centro de la sala, con grabados
de animales, que aparecen hincados en la
1 tierra a modo de estelas y que se relacionan
con un cierto culto a la fecundidad.

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mentos de huevos de avestruz decorados Revista de Arqueología, número monográfico, 12.
Salas VII-X, XIX-XX
ALICU RODERO R U Z A
PROTOHISTORIA Y
COLONIZACIONES

VII; EDAD DEL HIERRO

VII; EDAD DEL HIERRO

IX; EDAD DEL HIERRO

X; PREHISTORIA DE LAS
ISLAS BALEARES

PROTOHISTORIA Y
COLONIZACIONES

XIX; PROTOHISTORIA . Y
CULTURA IBERICA

XX; ESCULTURA IBERICA


BALEARES La cerámica campaniforme

Tras una ocupación en el período


Las islas Baleares no presentan una Neolítico, identificada tan sólo en algunos
cultura homogénea: Mallorca y Menorca, yacimientos de Mallorca, aparece la cerá-
dentro de una relativa identidad, ofrecen, mica campaniforme acompañada de las
sin embargo, algunos monumentos de dis- primeras producciones metalúrgicas en co-
tinta estructura con materiales arqueológi- bre (Sala X, vit. l).
cos diferenciados (Fig.1). Ibiza y Formen-
tera constituyen un grupo cultural distante Las gentes que fabricaron esta variedad
que se conoce muy mal con anterioridad a cerámica vivían por lo general en cuevas
la aparición de los fenicios en la isla de naturales o cabañas aisladas. Tallaban el
Ibiza. sílex desarrollando la técnica del retoque
lateral, fabricaban botones planos y pira-
Los primeros vestigios de ocupación midales con perforación en V y usaban
humana aparecen en los abrigos de Son dientes de animales perforados como amu-
Matge y Muleta, en la sierra norte de letos u objetos de adorno. Su economía
Mallorca y se fechan a partir del V milenio debió ser principalmente pastoril, basada,
a. de C. (Sala X, vit. 7). No se conocía la sobre todo, en una cabra importada, que,
cerámica y el principal recurso alimentario probablemente, sustituyó al Myotragus Ba-
debió ser la caza de los animales de la fauna learicus, y que fue el principal proveedor de
local, en particular del Myotragus Baleari- carne de estas gentes. El campaniforme de
cus (Sala X, vit. 1) . El citado antilopino se la isla de Mallorca, del que también se
documenta a lo largo de todo el Cuaterna- conocen algunos indicios en el resto de las
rio en Mallorca y Menorca. Se trata del islas del archipiélago se desarrolla entre el
mamífero de mayor tamaño de las islas y 2000 y el 1750 a. de C.
era un rumiante que se alimentaba dé Los habitantes de las islas en esta
productos vegetales que cortaba con sus época se entierran colectivamente tiinto en
largos incisivos. Parece que los primeros cuevas naturales como en dólmenes docu-
habitantes de Mallorca intentaron su do- mentados en las islas de Mallorca, Menor-
mesticación sin conseguirlo, por lo que la ca, Ibiza y Formentera.
especie fue cazada sistemáticamente hasta
provocar su desaparición hacia el año 2000 Los dólmenes, como el de San Bauló
a. de C. de Dalt (Mallorca) (cuya fotografía se
expone en la Sala X, vit. 2), son por lo tos ordenadamente en posición alargada
general de pequeño tamaño y en ocasiones unos junto a otros. La inhumación colecti-
se construyen sobre una plataforma circular va, frecuente en otras áreas del Mediterrá-
rodeada por un muro de contención. Suelen neo occidental, se acompañaba de ofrendas
presentar un corto corredor y una cámara consistentes en vasos cerámicas y algunas
central de planta poligonal a la que se piezas metálicas de factura muy sencilla,
accede por puertas ovales o circulares talla- realizadas en cobre o bronce (Sala X, vit.
das en una losa que separa la cámara del 2).
corredor.

La cultura talayótica
La cultura pretalayótica
Hacia 1400 a. de C. aparecen en Ma-
Se desarrolla en Mallorca y Menorca llorca y Menorca (Fig.2), pero no en Ibiza
entre el 1700 y el 1400 a. de C. Estas gentes, ni Formentera, los primeros poblados cons-
que vivían de la agricultura y la ganadería, truidos en torno a los talaiots: torres de
conocen el cultivo de distintos cereales y piedra en forma de tronco de cono o de
tienen rebaños de cabras y ovejas. Viven en pirámide truncada, levantadas con grandes
casas de planta alargada unifamiliares con bloques dispuestos en hiladas. Parece ser
uno o dos hogares. Pero el elemento más que muchas de aquellas grandiosas estruc-
característico de época pretalayótica son turas, al principio estaban aisladas o for-
los enterramientos colectivos en cuevas maban grupo con otros talaiots más peque-
naturales o más frecuentemente en hipogeos ños, convenientemente separados e inde-
artificiales excavados en la caliza de la isla. pendientes. Poco a poco los núcleos actua-
Su variada tipología y dimensiones sugiere ron como centro de atracción y alrededor
la existencia de grupos familiares de distinto surgieron otras construcciones más simples
tamaño o tal vez riqueza. En el interior de y modestas de planta variada, que dieron
estas cuevas, los cadáveres estaban dispues- lugar a la constitución de laberínticos po-
blados en los cuales se organizó la vida mentos entre el primer y el segundo milenio
semiurbana y religiosa con sus distintas a. de C., es decir en la fase más antigua de
jerarquias y clases sociales. Los poblados la cultura talayótica.
talayóticos frecuentemente se rodearon de
murallas como consecuencia de la aparición Durante el último milenio, desde el
de una sociedad fragmentada y dividida en siglo VI1 y hasta la romanización, se utili-
diferentes grupos humanos que aspiran a zan en Menorca cuevas artificiales para
controlar los territorios más ricos para enterramientos, normalmente agrupadas en
desarrollar los cultivos agrícolas y controlar acantilados que dan al mar, formando
los pastos para sus ganados. Ello permite vastas necrópolis, como la de Cales Coves,
deducir la existencia de grupos enfrentados cuya foto se expone en la Sala X, vit. 3. No
y enemistados entre sí. todas las cuevas de estas necrópolis son
iguales. Hay unas más simples y pequeñas
En los poblados de Menorca, y en una con una entrada ligeramente arqueada y
época ya avanzada sobresale junto al talaiot planta más o menos circular. El rito utiliza-
principal, la presencia de un recinto de uso do es la inhumación.
religioso en cuyo centro se levanta un
singular monumento denominado taula: El otro tipo de cueva artificial más
dos grandes bloques de piedra bien tallada, completa, consta de un patio abierto, con
uno vertical hincado en el suelo y otro pequeños nichos para depositar las ofren-
horizontal que descansa sobre el primero das, y de una cámara sepulcral grande con
(como se puede observar en la foto del columnas o pilastras adosadas a la pared.
poblado de Trepucó o en la maqueta que Aquí el rito varía: inhumaciones simples,
sobre este mismo yacimiento se muestra en en posición encogida; incineraciones in-
el centro de la Sala X). completas y sarcófagos hechos de madera
de pino en los que se depositaba el cadáver
El poblado de Trepucó, situado junto en posición fetal. Los enterramientos en
a la ciudad de Maó, conserva uno de los estas cuevas suelen estar envueltos en una
mayores talaiots de la isla de Menorca, con gruesa capa de cal y cubiertos por grandes
cerca de 20 metros de diámetro por 8 losas (Sala X, vit. 4).
metros de altura. Junto a él y orientado
hacia el este, se levanta la taula a la que se La religión talayótica se percibe en los
adosan varias construcciones laberínticas, numerosos santuarios que se construyeron
sin duda relacionadas con los cultos que en el interior de cada poblado o, aislados,
tenían lugar en estos templos. fuera de ellos. Son construcciones de planta
cuadrada, en ocasiones con el fondo en
En el mundo funerario, y más concre- forma absidal, a los que se accede por una
tamente en la isla de Menorca, destacan las puerta adintelada. Estos recintos sagrados,
navetas: monumentos funerarios de aparejo desarrollados en la fase final de la cultura
ciclópeo, con planta de herradura alargada talayótica, en la isla de Menorca rodean
u oval (Sala X, vit. 3). Consta de dos una segunda construcción o taula. En el
estancias, un vestíbulo o corredor de di- interior de estos templos talayóticos se
mensiones reducidas que comunica con el realizaban sacrificios de animales a las
exterior por una pequeña puerta, y una divinidades locales. Cabras, ovejas, vacas y
cámara en forma de huso a la que se llega otros animales domésticos eran troceados y
desde el vestíbulo por medio de una segun- en algunos casos los huesos se introducían
da puerta rectangular. La técnica construc- en vasijas de barro que se colocaban sobre
tiva que suele utilizarse consiste en el el suelo o junto a las paredes. También han
empleo de piedras de gran tamaño ordena- aparecido en estas construcciones religiosas
das en hiladas en seco formando salidizo, estatuillas de toros y figurillas de divinida-
hasta que el conjunto puede cubrirse con des de origen oriental, como la reproduc-
grandes lajas apoyadas en las paredes. La ción que se expone en la vitrina 5, emparen-
parte del vestíbulo suele quedar abierta por t a d o ~con el dios Resef, de origen sirio-
arriba, lo cual permite por medio de apoyos fenicio, cuyo culto llegó hasta la vecina isla
subir a una cámara que a veces se extiende de Ibiza en época púnica. Las taulas son
sobre la primera. monumentos exclusivos de Menorca, pero
los santuarios en que se alzan están también
El carácter funerario de las navetas no documentados en la isla de Mallorca. De
ofrece duda. En ellas han aparecido ente- todos estos santuarios, el más famoso es el
rramiento~de inhumación acompañados de Costitx, debido al hallazgo de las cabezas
de su ajuar: piezas cerámicas e instrumentos de toro de bronce, símbolo, seguramente
de bronce y hueso, que sitúan estos mo- relacionado con el dios Baal-Melkart. El
recinto sagrado donde aparecieron estas período arqueológico en el panorama pro-
esculturas era un edificio de planta rectan- tohistórico peninsular. Esta etapa que se
gular, quizá con el lado posterior absidal, inicia a partir del siglo VI11 a. de C., se
de forma ~ r ó x i m aa los santuarios menor- caracteriza por una serie de profundas
quines con taula. En su interior, segura- transformaciones, de muy diversa índole,
mente fijados a la pared, se situaban las tres generadas a partir de influjos exteriores,
cabezas d e toro. fundidas con una d e ~ u r a d a europeos y, sobre todo, mediterráneos, que
técnica que permitió dejar vaciado su inte- incidirán sobre la fuerte tradición cultural
rior y retocar finalmente con un buril su indígena desarrollada durante el Bronce
rostro para destacar ciertos detalles anató- Final. La distinta capacidad de asimilación
micos (Sala X, vits.5 y 6). de estos influjos tiene como resultado la
formación de diferentes áreas culturales
El resto de las piezas halladas son, con personalidad propia.
fundamentalmente, recipientes cerámicas.
Algunos están realizados a mano y son A pesar de la tardía generalización del
tipicamente talayóticos. Otros, hechos a hierro en la Península Ibérica, la fundición
torno, son importaciones que confirman la de objetos e n este metal es mucho más
fecha tardía de este santuario, en la fase antigua. Conocida por los hititas, tras el
final de la cultura talayótica. Lucernas, colapso que provocan los Pueblos del Mar
vasos y otros objetos de bronce que se hacia el 1200 a. de C . , se extiende por el
exponen en la vitrina 5, constituían las Mediterráneo. A la Península Ibérica llega
ofrendas depositadas en el santuario y hacia el siglo VI11 a. de C. de la mano de
dirigidas a las divinidades que allí se vene- colonizadores griegos y fenicios siguiendo
raban. la vía mediterránea, y pasa a las tierras del
interior a partir del siglo VI1 a. de C. El
aprovechamiento del hierro, por las venta-
Fig. 2 jas que éste tiene sobre el cobre o el bronce,
EDAD DEL HIERRO supuso una serie de cambios en las culturas
Vasos de doble
fondo, que lo adoptaron. Además de proporcionar
pertenecientes a la La incorporación del hierro a la meta- una mayor dureza y resistencia a las herra-
cultura talayótica. lurgia nos sirve para establecer un nuevo mientas, la gran abundancia de minerales
de hierro en la corteza terrestre y su mayor bronce, y sólo en la fase siguiente se
difusión le convierten en una materia más generaliza e impone.
accesible y económica. Después de una
breve fase inicial en la que por su rareza fue Hierro 11: Esta etapa se extiende desde,
considerado un elemento de valor, desban- aproximadamente, el 500 a. de C. hasta la
có al bronce en la fabricación de herra- romanización. Ahora es cuando se hace
mientas y armas. predominante la metalurgia del hierro, y el
bronce queda relegado a objetos menores y
Las técnicas de obtención y trabajo del de adorno. Corresponde a este momento el
hierro son diferentes a las del cobre y florecimiento y desarrollo cultural de los
bronce, lo que hizo necesario el desarrollo pueblos celtibéricos. La generalización del
de tecnologías más complejas y especializa- hierro se debe a las ventajas que ofrece
das. El primer problema a superar fue la sobre el bronce, como, por ejemplo, su gran
reducción del mineral para conseguir el abundancia en la naturaleza, que hace fácil
metal, ya que el hierro funde a una tempe- su aprovisionamiento, y unas cualidades
ratura bastante más elevada que el cobre. mecánicas que le otorgan mayor eficacia.
Conseguir esa elevación de las temperaturas
sólo fue posible a partir de la construcción
de hornos con sistemas especiales de venti- Edad del Hierro en la meseta
lación y con una mayor precisión para el
control de la temperatura. Tras la desaparición de la llamada
cultura Cogotas 1 del Bronce Final, se
La forma de trabajar el metal es tam- produce en la meseta un importante cambio
bién diferente. Los objetos de cobre y que representa el inicio .de la Edad del
bronce se fabrican normalmente .por fundi- Hierro. Este complejo panorama no es
ción, mediante el vertido del metal líquido homogéneo, y se pueden diferenciar al
en moldes, adquiriendo la forma de éstos al menos tres áreas con personalidad definida:
enfriarse; posteriormente, para un acabado
final y para mejorar sus propiedades puede - Cultura "Soto de Medinilla': desa-
recibir técnicas complementarias como la rrollada, sobre todo, en las tierras
forja en frío o en caliente, el recocido y el llanas occidentales de la meseta
temple. El hierro, por el contrario, se norte.
trabaja en estado sólido, calentándolo al - Cultura de los Castros Sorianos.
rojo para ablandarlo y procediendo a su
forja en caliente, mediante golpes de marti- - Borde nororiental de la meseta o
llo. Así se obtiene, poco a poco, con cuenca del Alto Jalón.
recalentamientos sucesivos, la forma final.
Este sistema de trabajo requiere nuevas
herramientas como fuelles, tenazas para Cultura "Soto de Medinilla"
sujetar el metal al rojo, yunques más resis-
tentes, etcétera. Formada por un grupo de poblados en
torno a la cuenca media del Duero, que
Tras diversos nombres aplicados a esta toman su nombre del yacimiento vallisole-
etapa cultural durante los últimos años, tano del Soto de Medinilla, el más conocido
finalmente parece que el término Edad del y mejor estudiado de todos. Estos poblados
Hierro es el más operativo para referirnos tienen un desarollo inicial hacia el siglo
a este complejo panorama. A su vez se VI11 a. de C. Generalmente se asientan
divide en dos fases sucesivas "Hierro 1" y cerca de los ríos, sus casas son de planta
"Hierro II", que despojadas de toda conno- circular y en algunos casos se rodean de
tación cultural, permiten diferenciaciones murallas de adobe.
por áreas y tiene un valor casi únicamente
cronológico, a pesar de lo cual sugiere Entre las producciones artesanales,
por sí mismo profundas transformaciones destaca la cerámica elaborada a mano y
socioculturales. cocida a fuego reductor, algunas con moti-
vos pintados, decoración que podría tener
Hierro 1: Con una fecha convencional un origen meridional, al igual que la planta
de inicio, 725 a. de C., a partir de la cual circular de las casas. Ambas características
empieza a difundirse el nuevo metal, gracias estarían señalando la posibilidad de in-
a la influencia de los pueblos colonizadores fluencias desde la zona sur peninsular.
(griegos y fenicios). No obstante, hay que
señalar que en la mayor parte de la penín- La metalurgia del bronce, predomi-
sula predominan todavía los objetos de nante, queda documentada por la aparición
de crisoles y moldes, que demuestran una sus necrópolis, pero sus afinidades con los
elaboración local; no obstante, los objetos Campos de Urnas tardíos permiten suponer
metálicos son muy escasos y más raros la práctica de la incineración.
tadavía los fragmentos de hierro.
Sólo una pequeña parte de estos cas-
Su economía descansa sobre una agri- tros alcanzan la celtiberización. Hacia el
cultura cerealista (son frecuentes los hallaz- 400 a. de C. muchos se desocupan y surgen
gos de molinos) y en menor grado ganadería otros asentamientos en zonas más avtas
de ovicápridos y bóvidos. para la economía agrícola. Aparecen nue-
vos tipos cerárnicos con decoraciones a
Desconocemos sus necrópolis, y, por peine y estampillado, y en una fase posterior
tanto, sus ritos funerarios, pero es fácil la cerámica a torno. Todo ello apunta a la
suponer que incineraran sus cadáveres co- formación de u n nuevo horizonte, el pro-
mo el resto de los grupos del Hierro 1. Sin toarévaco, emparentado con el protovacceo
embargo, están documentadas inhumacio- y en la base de la Cultura Celtibérica.
nes infantiles bajo las casas, rasgo que
podríamos relacionar con costumbres fune-
rarias meridionales y mediterráneas, pero
para el que también encontramos paralelos Borde nororiental de la meseta
en la zona del Valle del Ebro. o cuenca del Alto Jalón

Cronológicanlente esta cultura se desa- De manera paralela al desarrollo de


rrolla en dos fases sucesivas: Soto 1 (750- los Castros Sorianos, encontramos una
650 a. de C.) y Soto 11 (650-500 a. de C.);, ocupación de la zona oriental de la meseta
y tiene su final en el tránsito entre la caracterizada por un conjunto de necrópolis
primera y la segunda Edad del Hierro, que conforman un grupo, en el que los
aunque algunos autores señalan que en elementos de tradición indígena meseteños
ciertos poblados, la facies Soto se pudo se mezclan con rasgos de los Campos de
mantener hasta la celtiberización. Urnas del valle del Ebro que penetrarían a
través del Jalón. Por ello se puede conside-
rar esta cultura (al igual que la de los
Cultura Castreña Soriana Castros Sorianos, con la que forman un
conjunto uniforme) un grupo regional más
A partir de la primera mitad del siglo de los Campos de Urnas tardíos o de la
VI1 a. de C., o un poco más tarde, en la Edad del Hierro. Además se aprecia una
cabecera del río Duero y en las estribaciones expansión de estas necrópolis hacia la zona
sorianas del Sistema Ibérico, las penetra- soriana ocupada por los castros, en el
ciones tardías de los Campos de Urnas momento en que en esta zona están sur-
configuran una ocupación con personalidad giendo nuevos asentamientos y se abando-
propia, que comparte algunos de los rasgos nan los antiguos (400 a. de C.).
característicos de la facies Soto. Se trata de
auténticos castros, con viviendas de planta Las gentes de los Campos de Urnas
circular, situados en zonas estratégicas y tardíos de Cataluña representan una mar-
con defensa natural que se refuerza en las cada continuidad en sus asentamientos,
zonas más débiles mediante murallas y ritos funerarios y tipos culturales en rela-
fosos. Incluso algunos de ellos presentan ción con los anteriores .de la Edad del
barreras de piedras hincadas para proteger- Bronce Final, a pesar de la aparición de
se de la caballería. Esta sofisticación defen- una serie de nuevos elementos de cultura
siva, que no se alcanza en las zonas vecinas material como vasos con pie alto y borde
(valle del Duero y Bajo Aragón) permite diferenciado, fíbulas de doble resorte y la
suponer que sea este el origen de los utilización del hierro. Del Bajo Aragón
"Castro fortificados" característicos en la destaca el núcleo de Azaila, muy emparen-
meseta norte durante la segunda Edad del tado con el catalán.
Hierro.
En general, el hábitat se caracteriza
La cultura material viene definida por por casas rectangulares que dan a una calle
una gran variedad de tipos cerámicos con central, construidas c,on un basamento de
formas y decoraciones sencillas (impresio- piedra, paredes de adobe y tapial y maderas
nes, digitaciones, ungulaciones, etc.), con para la techumbre. '
paralelos en los Campos de Urnas de la
Edad del Hierro, y una metalurgia basada Todas son necrópolis de incineración
en las aleaciones de bronce. Desconocemos en urnas, desarrollándose a veces las cistas
tumulares, como, por ejemplo, en Azaila. va una paulatina pobreza de los ajuares en
Tan sólo se aprecian leves diferencias for- las etapas finales (111-11 a. de C.).
males entre ellas. En ocasiones presentan
ricos ajuares con abundancia de elementos
metálicos, entre los que no faltan objetos de Segunda Edad del Hierro y proceso
hierro (fundamentalmente puñales y espa- de celtiberización
das de antenas) y de adorno ( fíbulas y
broches de cinturón). Su cronología inicial La desaparición de la Cultura Soto de
se tiende a situar hasta finales del siglo VI1 Medinilla marca en la meseta, entre la
a. C. pero su apogeo se produce entre los segunda mitad del siglo VI y la primera
siglos V y IV a. de C. (Sala VI, vit. 15). mitad del V a. de C., el inicio de la segunda
Edad del Hierro. Dos características princi-
Destacan entre estas necrópolis las de pales definen esta etapa:
la zona sur de Soria: La Mercadera, Alpan-
seque, Almaluez y las del norte de Guadala- - Empleo generalizado del hierro,
jara: Aguilar de Anguita, Prados Redon- que se hace habitual en armas y herramien-
dos, etc. Algunas de ellas perduran en tas agrícolas, y aumenta su fabricación
época celtibérica (Carabias o Aguilar de local. El uso del cobre y bronce queda
Anguita) (Sala VII, vits. 3 y 6), y constituye reducido casi exclusivamente a objetos de
por ello una zona particularmente impor- adorno.
tante para estudiar la evolución sin inte-
rrupciones, desde la Edad del Hierro hasta - Uso del torno alfarero. Su adop-
época histórica. La transición se aprecia ción es posterior e irá unida al proceso de
muy bien en las variaciones de los ajuares, celtiberización. Así, en los inicios de esta
que reflejan una asimilación de los cambios etapa encontramos una cerámica elaborada
culturales. Por otro lado, también se obser- a mano, típicamente meseteña; se trata de

1 Fig. 3
TTrns
--m-- -- 1s
m-

necrópolis de La
Osera.
la cerámica a peine con decoración de tal de la meseta (grupo protoarévaco) del
líneas paralelas, conseguida al presionar que hablaremos en el apartado de celtiberi-
sobre el barro húmedo un peine de varias zación, al ser esa zona una de las áreas
púas. Se extiende esta cerámica por toda la nucleares en la formación de esta cultura.
meseta, pero, fundamentalmente, hacia la
zona suroccidental (provincias de Avila y - Cogotas ZI o Cultura de los Verra-
Salamanca, con los yacimientos principales cos (zona suroccidental). De estos grupos
de Sanchorreja y Picón de la Mora, respec- nos interesa destacar los dos últimos, por
tivamente), y su presencia marca los inicios su fuerte personalidad, por su importancia
de la Cultura Cogotas 11. en el proceso de celtiberización, así como
por la abundacia de los materiales de sus
Otros rasgos característicos de estas yacimientos en este museo.
fases iniciales son los poblados no fortifica-
dos, pero con situación estratégica; casas de
planta rectangular, aunque no faltan en Cogotas 11
algunas zonas las circulares más tradiciona-
les, y una economía mixta en la que va Se desarrolla en el área de las actuales
adquiriendo importancia la ganadería. provincias de Avila y Salamanca, con pro-
longaciones hasta la provincia de Cáceres.
Una serie de cambios profundos se
producen entre finales del siglo VI y durante
todo el V a. C. El más llamativo es la Hemos visto cómo en el período inicial
fortificación de algunos castros de la mese- de la segunda Edad del Hierro (500-400 a.
ta, mediante obras defensivas de gran en- de C.) una serie de cambios transforman el
vergadura (castros de Sanchorreja, Yecla la aspecto defensivo y urbanístico de los cas-
Vieja, Bermellana, en Salamanca, y Las t r o ~de esta zona, afectando al desarrollo
Cogotas y Mesa de Miranda, en Avila) conjunto de su cultura material. Se abando-
(Sala VIII, vit. 2). Entre los elementos na, por ejemplo, el castro de Sanchorreja
defensivos destaca, aunque no por su fre- (Salamanca), que había tenido gran vitali-
cuencia, el de las barreras de piedras hinca- dad, y por el contrario se desarrollan otros
das, ya observado en un momento anterior que no habían tenido tanta fuerza a inicios
en la zona oriental de la meseta (Cultura de de la segunda Edad del Hierro. Entre éstos
los Castros Sorianos); los fosos y dobles destaca el castro de Las Cogotas (Avila) , el
fosos; complicadas entradas; depuradas téc- de Chamartín de la Sierra (Avila) o el del
nicas aplicadas a la construcción de para- Raso de la Candeleda (Sala VIII, vits. 1 y 2).
mentos, etc., que nos hablan de un ingente
esfuerzo defensivo ante una situación ines- Estos poblados presentan una serie de
table. novedades extensibles al resto y caracterís-
ticas de esta etapa, como puede ser el
De forma paralela se acentúan las trazado urbano organizado, a base de casas
diferencias entre los distintos grupos mese- rectangulares adosadas unas a otras, que
teños, pudiéndose establecer, a partir de dan a una calle principal (estructuración ya
ahora, áreas más o menos independientes: observada en el valle del Ebro). Algunas de
estas casas tienen un corral y en ocasiones
- Borde noroccidental. Grupo de ca- los poblados presentan recintos amuralla-
rácter castreño que tiene sus raíces en la dos para protección del ganado, hecho que
facies Soto de la primera Edad del Hierro. refleja el carácter predominantemente ga-
A partir de las decoraciones cerámicas, nadero de su economía.
principalmente, apreciamos la clara influen-
cia de Cogotas 11. Son características también unas es-
culturas zoomorfas muy toscas, que repre-
- Grupo Miraveche-Monte Benorio. sentan toros y cerdos y se conocen como
Al norte de las actuales provincias de "verracos" (Sala VIII). Su extensión y
Burgos y Palencia. Presenta ciertos arcaís- número es tal, que incluso su nombre ha
mos de la tradición del Bronce Atlántico e servido para denominar a esta cultura como
influirá en la formación de los pueblos "Cultura de los Verracos" o Cogotas 11. Su
cántabros. Se define a partir del análisis de finalidad parece hoy:día bastante clara
los materiales de la necrópolis de Miraveche gracias a la interpretación de algunos ha-
(Burgos). Algunos de sus característicos llazgos in situ (cinco verrhcos en Chamartín
materiales son : espadas gavilanes curvos de la Sierra, en la zona de encerradero del
"tipo Miraveche", puñales de "tipo Monte ganado, o tres más en Las Cogotas, a las
Benorio "broches de cinturón. Borde orien- afueras de la muralla), que ponen de mani-
fiesto un significado "mágico" protector de siendo. la "anular hispánica" el tipo más
los ganados e incluso que su colocación habitual (Sala VII, vit.4).
sirviera para marcar el límite de los pastos.
De esta forma se refuerza la importancia de En los poblados aparecen muchas he-
la ganadería para estas gentes vetonas. rramientas fabricadas en hierro, como ho-
Posteriormente, ya en época romana, pare- ces, azadas, tijeras, sierras, agujas, etc.,
ce que estos verracos adquirieron un signi- indicativas de las diferentes actividades
ficado funerario. económicas y artesanales (Sala VII, vit. 5).

Otros rasgos peculiares lo constituyen La sociedad debía estar fuertemente


las extensísimas necrópolis sobre las que jerarquizada y estratificada, conclusión que
poseemos numerosos datos. Las mejor co- se desprende fácilmente tras el análisis de
nocidas son las de Las Cogotas, La Osera y los ajuares de sus necrópolis, que reflejan
el Raso de la Candeleda (Sala VIII, vits. 1 unas acusadas diferencias sociales en su
y 4). Se ubican en lugares altos, cerca de la composición. Los más llamativos son los
entrada principal del propio castro y pre- ajuares de guerreros, de los que sólo unos
sentan un rito funerario de incineración en pocos son suntuarios. Este grupo constitui-
urnas, que se concentran en grupos separa- ría la élite guerrera que detentaría el poder
dos por espacios estériles, lo que parece y la riqueza; por debajo de ellos un abultado
evidenciar una estructura jerarquizada que número de guerreros de más baja condición
sigue normas suprafamiliares o gentilicias. (ajuares de armas variadas, según su cate-
goría), el grupo de artesanos comerciales
El rito de enterramiento consistía en (con ajuares más heterogéneos) y en el
incinerar el cadáver en lugares específicos último escalón se situarían los esclavos,
para ello. Posteriormente, las cenizas se aunque de éstos sólo tenemos noticias a
depositaban en una urna (Fig. 3), y ésta través de las fuentes escritas, tal vez porque
junto con su ajuar correspondiente se colo- no se enterraban en el mismo lugar que los
caba en un hoyo dispuesto en el suelo. restantes habitantes del poblado.
Dependiendo de las necrópolis, esos hoyos
se cubrían de distinta manera: en Las Es obligado hacer mención aquí a la
Cogotas, las estelas señalan una o varias orfebrería castreña del noroeste peninsular,
tumbas y en la Osera varias urnas eran que venía desarrollándose desde la Edad
cubiertas por un encanchado tumular. del Bronce, gracias al aprovechamiento de
la riqueza aurífera de la zona. La tipología
En la cerámica, los motivos decorati- de sus joyas, que continúa en la Edad del
vos realizados a peine se barroquizan y Hierro, es muy simple; torques, gargantillas,
tienden a ser sustituidos por "estampilla- arracadas. En las técnicas empleadas se
dos" a partir del siglo IV a. de C. Esto aprecia una influencia centroeuropea y más
coincide con la introducción paulatina de la tarde otra mediterránea, que se unirán para
cerámica a torno que predominará a partir ir adaptándose al gusto local. Es probable
del siglo 111 a. de C., una de las evidencias que el torques fuera la más característica de
arqueológicas que definen la celtiberización. sus joyas, no sólo por la originalidad de su
diseño, sino por el gran número y variedad
La rica metalurgia de esta cultura es de ejemplares conservados (Sala VII, vit.
conocida fundamentalmente a través de los 7). "También podrían tenerse como formas
ajuares de las necrópolis, que manifiestan bárbaras los ornamentos de algunas muje-
la definitiva generalización del hierro, así res... En ciertas regiones llevan collares de
como el empleo de nuevas técnicas decora- hierro con garfios que se doblan sobre la
tivas, como el troquelado y el nielado. cabeza." (Estrabón, III,4,7).
Entre los objetos abundan las armas, como
las famosas "espadas de antenas", puñales
de "tipo Monte Benorio", tahalíes, umbos, Celtiberización
abrazaderas (Fig.4) (elementos que comple-
tan la panoplia guerrera). No son extraños El término "celtíbero" aparece mencio-
algunos objetos foráneos: espadas "tipo La nado por primera vez en las fuentes escritas
Tene 1" ,"Falcatas ibéricas" o broches de grecolatinas, que hacen referencia al mesti-
cinturón ibéricos, que están manifestando zaje de dos etnias peninsulares: los iberos y
intercambios comerciales y culturales di- los celtas. A pesar de haber tenido éxito en
fundidos a través de un comercio de tipo los años pasados, actualmente no tiene
suntuario, probablemente a base de regalos ningún sentido esta explicación simplista
entre caudillos. Otro de los objetos más referida al origen de esta cultura de tan
frecuentes en los ajuares son las fíbulas, compleja y original personalidad.
Fig. 4
Conjunto de
armas
procedentes de la
necrópolis de
La Osera.
La acepción de celtibérico habría que asentamientos, coincidiendo con la genera-
entenderla en términos más amplios como lización de la cerámica de torno, en los que
un proceso de aculturación, que desde el resulta difícil encontrar sus necrópolis, y
área ibérica afecta a la población de los que tendrán ya una continuidad hasta la
pueblos llamados habitualmente célticos. época histórica, momento en el que esta
zona aparecerá dividida en dos sectores de
En primer lugar, sería interesante deli- distinta personalidad: el ibérico y el celtibé-
mitar el territorio ocupado por los celtíbe- rico.
ros, y que siguiendo !os distintos testimo-
nios arqueológicos, escritos y lingüísticos, De forma similar, se produce en la
podría ser el siguiente: Este de las actuales zona de los "Castros Sorianos" una ruptura
provincias de Guadalajara, Soria y Rioja, y al final de la primera Edad del Hierro;
oeste de Zaragoza y Teruel, y que podría surgirán nuevos asentamientos que des-
ampliarse, tanto hacia la zona de Cuenca, arrollan una economía agrícola y en la que
como hacia el Este si se incluyen ciertos se aprecian influencias de Cogotas 11 (cerá-
pueblos citados por las fuentes y con testi- mica con decoraciones a peine y estampilla-
monios arqueológicos semejantes (Clunia y dos). Inmediatamente comienza el proceso
Segóbriga). Diversas etnias adjudican las de aculturación ibérica, que se aprecia en la
fuentes a este territorio; así, Polibio cita a introducción de la cerámica a torno (más
los "arévacos", "bellos" y "titos" y Estrabón tardía que en la zona del Ebro).
añade los "vacceos"; es difícil determinar el
grado de diferencia entre ellos, aunque se Por último, destacar la única de estas
pueden distinguir dos áreas: zonas en la que se aprecia una continuidad
desde la primera Edad del Hierro hasta
- Celtiberia Citerior, correspondiente época histórica; se trata del grupo de necró-
al valle medio del Ebro. polis de la meseta oriental (Alto Jalón-
Henares), que se desarrolla paralelamente a
- Celtiberia Ulterior, que se extiende los Castros Sorianos. Este grupo se ha
por la meseta oriental. definido fundamentalmente a partir de la
revisión de los materiales de las antiguas
Ambas zonas constituirían el área nu- excavaciones del marqués de Cerralbo en
clear en la génesis de la cultura celtibérica, .las necrópolis, que ha permitido elevar su
y para su estudio es esencial tener en cuenta cronología Y estabkcer su ~volución.Ac-
la importancia del substrato indígena
. - -
con- tualmente, también Se empiezan a conocer
formado en las etapas anteriores, esto es, SUS poblados.
durante el Bronce Final y primera Edad del
Hierro. Entre finales del siglo VI y durante el
V a. de C., apreciamos, por tanto, impor-
En estas áreas se manifiesta un progre- tantes cambios en el poblamiento de esta
sivo e intenso poblamiento durante el Bron- zona, e incluso en algunas áreas de la
ce Final local. Corresponde esta primera Península Ibérica' llegan a suponer una
fase de ocupación a los Campos de Urnas ruptura.
recientes (800-650 a. de C.), y se relaciona
con los grupos del Bajo Ebro, a los que se Según algunos investigadores, estos
unirían los nuevos aportes que hacia el cambios han de vincularse a la crisis que
siglo VI11 llegaron a través de los Pirineos existe en otros puntos de la Península
occidentales. Ibérica, y que comienza a manifestarse
entre el 530 y 500 a. de C., con la decadencia
En la fase siguiente a los Campos de de Tartessos, y posterior destrucción de
Urnas del Hierro, en la margen derecha del monumentos funerarios del Sureste y Le-
Alto y Medio Ebro, encontramos un inten- vante.
so poblamiento, con nuevos asentamientos
surgidos a partir del substrato anterior, Desde finales del siglo. V y durante el
pero sin aportes étnicos. Todo el territorio IV, la explotación del hierro de las ricas
(más amplio que el conocido como Celtibe- minas del Sistema Ibérico (zona del Mon-
ria histórica) presenta una gran afinidad cayo) explica y posibilita el florecimiento
cultural, sustentado por una economía bá- económico que permitirá el desarrollo cul-
sicamente agrícola. En el momento en que tural y militar de los pueblos celtibéricos.
empiezan a llegar los influjos culturales La originalidad de su cultura se pone de
ibéricos se abandonan la mayoría de los manifiesto en la evidencia de una serie de
poblados y necrópolis, que en general no se rasgos de procedencia transpirenaica como
vuelven a ocupar. Surgirán otros nuevos son: su lengua indoeuropea, unas relaciones
sociales peculiares (como el hospitium) y enterramiento, los restos se depositan di-
unos dioses propios; a esto se suma la rectamente en un hoyo o en urnas cerámi-
asimilación de las influencias procedentes cas. Los enterramientos fueron predomi-
de la cultura ibérica. nantemente individuales y su cubierta al
exterior fue una simple estela o hito, o
A partir de la segunda mitad del siglo túmulos (amontonamientos de piedras).
IV a. de C., esta cultura se empieza a Los ajuares no son uniformes y se pueden
extender poco a poco por las tierras de la diferenciar entre ricos y pobres.
Meseta con cierta fuerza hacia Occidente
(tradición de relaciones entre la zona orien- La cronología de las distintas necrópo-
tal y Cogotas 11), siendo claro testimonio lis conocidas es variada, algunas tienen una
de esta influencia la asimilación de su continuidad desde la primera Edad del
peculiar cerámica a torno. Hierro: Atance (Guadalajara), Alpanseque
y Almaluez (Soria), Azaila (Teruel) (desde
los siglos VII-IV a. de C.), otras perduran
Aspectos de la cultura material hasta los 111-11 a. de C.: Carabias, El Altillo
(Guadalajara), otras comienzan en estos
- POBLADOS: Es característica la momentos (Luzaga), Riba de Saélices en el
forma de hábitat en "castros", en lugares siglo 111 a. de C.). En los momentos finales
elegidos por sus cualidades topográficas se percibe una progresiva disminución de
(cerros, meandros, etc.), que permiten una los ajuares, que podría coincidir con una
fácil defensa natural, reforzada en sus pun- época de crisis que alterase la importante
tos vulnerables por fosos o murallas. La producción metalúrgica.
organización interna del poblado suele res-
ponder a un esquema ordenado de casas - ARMAMENTO: Abundantemente
rectangulares adosadas que dan a una calle representadas en las necrópolis, existe una
principal, aunque respetándose la topogra- gran variedad de armas. Entre las espadas
fía del terreno. Alguno de estos poblados se utilizaron modelos derivados de momen-
puede alcanzar el rango de ciudad, tanto tos anteriores, imponiéndose el tipo de
por su extensión y número de habitantes espada corta (50-60 cm.) con hoja de doble
como por la diversificación económica y filo y punta bien definida (gladius hispa-
social (Ciudad de Numancia. Maqueta en niensis). No faltan modelos de antenas y de
Sala IX). antenas atrofiadas y en ocasiones con deco-
raciones de nielados mediante hilo de plata.
- NECROPOLIS: En zonas bajas, al Los puñales son de antenas desarrolladas,
Fig. 5
Reconstrucción
pie de los poblados y separadas de éstos en atrofiadas y, sobre todo, de frontón y
de un escudo lugares de fácil acceso -(contraste con la biglobulares, mientras que los cuchillos
ubicación de las necrópolis de Cogotas 11). tienen el enmangue de remaches y hoja de
Fig. 6 El ritual funerario es el de la incineración: tipo afalcatado con filo. Como armas arro-
Bocado de el cadáver se incinera junto a sus enseres, jadizas se utilizaban las lanzas con gran
caballo. normalmente en lugar distinto al de su variedad de formas y tamaños, y el "solife-
rrum", fabricado de una sola pieza de ,de fidelidad y habilidad en el manejo de las Fig. 7
hierro, con el extremo en punta de lanza y armas; precisamente, la calidad de éstas y Fíbulas.
de unos 180 cm. de longitud (suele aparecer. su eficacia contribuyeron a dar fama a estos
doblado en los enterramientos). La princi- guerreros. También destacan los autores
pal arma defensiva, era el escudo redondo clásicos su destreza como jinetes, y el apego
de cuero o madera (Fig. 5), con umbo de éstos a sus caballos se confirma arqueo-
metálico llamado caetra. "Dicen que ellos lógicamente por el número de hallazgos de
usan una pequeña rodela que tiene un bocados de caballo en las necrópolis (Fig.
diámetro de dos pies y es cóncava por 6) (Sala VII, vit. 6).
delante, y se maneja por correas, no tenien-
do ni abrazadera ni asa. Además llevan - OBJETOS DE ADORNO: Están
puñal o sable. La mayor parte tiene corazas documentados numerosos tipos de fíbulas,
de lino, y sólo pocas corazas de malla y un destacando entre ellas las "de torrecilla
casco con tres penachos ... Los infantes lateral", "anulares hispánicas" o por su
usan también grebas y cada uno lleva varias peculiaridad las "zoomorfas de caballito"
jabalinas. Algunas tienen lanzas para estope (Fig. 7). La función de estos pequeños
con remates de bronce". objetos era la de sujetar el sagum al
hombro (túnica característica de la indu-
Un aspecto que no podemos olvidar, mentaria celtibérica). Entre los broches de
aunque sóio sea por la frecuencia en que cinturón, el "céltico" es el más abundante
aparece en las fuentes escritas, es el de la (sobre una placa de forma triangular o
capacidad guerrera de los celtíberos. Su trapezoidal con un número de garfios que
labor como mercenarios (a sueldo o por van de uno a seis) (Fig. 8) (Sala VII, vit. 6);
fidelidad) traspasó el ámbito de la Penínsu- junto con los diversos objetos de plata
la Ibérica y fue alabado por sus cualidades (Fig. 9).
Fig. 8
Broche de
cinturón de tres
garfios.

Fig. 9
Gurpo de pulseras
de La Mercadera.
- CERAMICA: Se generaliza el uso pueblos celtibéricos a finales del siglo 111 a.
del torno alfarero (Fig. lo), las formas de C. (Sala XIX, vit.15)
sencillas, pastas claras, cocidas en ambiente*
oxidante y con frecuencia pintadas a base
de motivos lineales. Se extienden rápida-
mente por toda la meseta norte a partir del COLONIZACIONES
siglo IV a. de C., y esta facilidad de
expansión indica su carácter industrial.
Con el tiempo se complicarán formas y Desde principios del primer milenio a.
decoraciones, desarrollando su máximo es- de C., diversos pueblos del Mediterráneo
plendor en el momento de la conquista oriental fijan en el extremo Occidental sus
romana (cerámica numantina de gran ri- objetivos comerciales y económicos. Me-
queza temática en su decoración y rico diante la fundación y explotación de colo-
colorido). Otras manifestaciones cerámicas nias y factorías, estos pueblos, con una
destacables por su originalidad serían las tecnología y cultura más avanzadas, entran
trompetas o algunos objetos votivos como en contacto con los indígenas de las áreas
zapatitos o caballitos esquemáticos (Sala costeras del Mediterráneo occidental y cen-
IX, vits. 2 y 3). tral, provocando su transformación cultu-
ral.
Una serie de fenómenos novedosos se
dan de forma paralela a la conquista roma- Hacia el siglo XII a. de C., el impacto
na (siglo 11 a. de C.) y como consecuencia producido por los Pueblos del Mar provoca
de ésta: fortificación o refuerzo del aparato la convulsión de los imperios o grandes
defensivo de los castros; "ocultamientos" y ciudades de Oriente (Hititas, Egipto, Mice-
"tesorillos" probados por la situación de nas, etc.) Una de las consecuencias de este
inestabilidad durante las guerras celtibéri- caos, es la revitalización de poder de las
cas, y que constituyen una buena muestra ciudades fenicias (Tiro, Sidón...), lo que les
de la orfebrería celtibérica (Sala IX, vit. 1); permite consolidar su influencia en el Me-
y, por último, se inicia la emisión de diterráneo oriental e iniciar su expansión
monedas de plata y cobre por parte de los hacia Occidente en busca de materias pri-
mas, sobre todo plata y hierro de Tartessos, para satisfacer las demandas de Oriente a
estaño de las Cassitérides o marfil y oro de través del comercio con el mundo tartéssico
Africa, que a su vez eran muy reclamadas que explotaba las importantes minas de las
en Oriente. Según Diodoro Sículo fue esta sierras de Huelva y Sevilla. Su privilegiada
actividad la que permitió principalmente a situación desde el p u n t o d e vista
Tiro aumentar su potencia y fundar nuevas estratégico-naval, puerto clave en la nave-
colonias en Africa, Sicilia, Cerdeña y Pe- gación entre el Atlántico y el Mediterráneo,
nínsula Ibérica. y desde una perspectiva económica, al estar
en las cercanías de la desembocadura del
De esta manera, y en torno al siglo IX Guadalquivir (nudo de comunicaciones de
a. de C., se desarrollan en la Península Andalucía), facilitó su desarrollo como la
Ibérica unos primeros contactos precolo- colonia fenicia más importante de Occiden-
niales, es decir, de carácter exploratorio. te, hecho que se manifiesta al analizar el
Posteriormente se producirá la auténtica alcance de su influencia económica y cultu-
colonización con la fundación de colonias y ral, en el mundo tartéssico desde el siglo
un comercio plenamente desarrollado, des- VI1 a. de C.
de el siglo VI11 a. de C. Esta presencia
fenicia en la zona meridional de la península El esplendor alcanzado por la industria
va a reconocerse por una serie de novedades gaditana queda reflejado en piezas como el
importantes: Sacerdote de Cádiz (Fig. 11) o las diversas
joyas que se exponen en la Sala XIX,
- La aparición de la rueda y con ella
vitrina 4.
la fabricación de la cerámica a
torno.
La arqueología sugiere que Cádiz al-
- La introducción de la metalurgia canzó su máximo desarrollo en el siglo V a.
del hierro. de C., con una burguesía comerciante con
- El alfabeto. costumbres orientales, como, por ejemplo,
la de enterrase en espectaculares sarcófagos
- El desarrollo de una nueva arqui- antropomorfos (en el Museo de Cádiz se
tectura. conservan uno masculino y otro femenino).
En el aspecto ideológico se manifesta-
rán con la progresiva asimilación de rituales
de inspiración oriental, principalmente en Andalucia oriental
la religión y en los ritos funerarios.
La colonización fenicia no se limitó a
De todas las colonias occidentales, esta ciudad, sino que se extendió a lo largo
Cádiz fue, seguramente, la más importante. del litoral andaluz, desde Málaga a Alme-
Según C. Veleyo Patérculo, la fundaron ría, alcanzando incluso las costas levanti-
fenicios llegados de Tiro hacia el 1100 a. de nas.
C. aunque la investigación arqueológica
actual todavía no ha podido demostrar esa Los asentamientos tienen en común su
fecha tan alta, y hoy en día se piensa en el ubicación en un promontorio, bien en la
siglo VIII a. de C. Se fundó en una isla desembocadura de un río (Toscanos o
cercana a la costa, práctica habitual de los Chorreras, en Málaga), bien en una penín-
colonizadores. En el caso de Cadiz, eran sula (Almuñécar, en Granada), o en una
tres las islas principales, hoy unidas a tierra isla (Cádiz). Esta localización, común en
firme: las colonias del Mediterráneo, era muy
ventajosa, tanto por las cuestiones portua-
- Kotinusa, la mayor. Llamada así rias, como por el aprovechamiento agrícola
por estar poblada de olivos silvestres. En del terreno circundante. La fundación de
ella se alzaron los santuarios de Baal- estas colonias comerciales se remonta a
Kronos-Saturno y el de Melkart. El segun- comienzos del siglo VIII a. de C., pero su
do de ellos y la ciudad se fundaron a la vez. desarrollo fundamental se produjo durante
los siglos VI1 y VI a. de C. En estos siglos,
- Erytheia, la menor, y en la que se y sobre todo en la primera mitad del VII, se
fundó la colonia y otro santuario dedicado aprecia un considerable aumento demográ-
a la diosa Astarté-Venus Marina. fico, debido a la, llegada de población

- Y la tercera, llamada Antípolis.


Q
fenicia huida de la evastación provocada
por las invasiones asirias.

La fundación de Cádiz respondió a un Desde las primeras etapas del asenta-


objetivo muy concreto: el de obtener plata miento más antiguo peninsular (Morro de
1 Fil. 11
Sacerdote de
Mezquitilla, Málaga), se desarrolla una occidental. Esta presencia cartaginesa es lo
arquitectura sumamente avanzada: grandes que se denomina como período púnico y
viviendas de planta rectangular, hasta con durará hasta el siglo 111 a. de C., con una
16 habitaciones; fosos triangulares de de- serie de elementos clave como la aparición
fensa o ' un edificio de tres naves y dos de vestigios de culto por primera vez a la
plantas destinado a ser el depósito central diosa Tanit, del panteón cartaginés, presen-
de mercancías en Toscanos; lo que nos hace cia de una cerámica sobria que sustituye la
desechar la idea de que los primeros coloni- fenicia de barniz rojo. En las necrópolis se
zadores eran mercaderes aventureros, sino desarrolla el rito de inhumación en fosas
un contingente de población relativamente simples, fosas revestidas de lajas de piedra
importante y bien organizado. Paulatina- o sillares, cámaras subterráneas con pozo,
mente se irá desarrollando, junto con este. hipogeos excavados en la roca con un pozo
urbanismo, una serie de estructuras econó- o dromos de acceso, en los que se utilizan o
micas: aparecen las instalaciones mercanti- no sarcófagos de piedra o madera. Caben
les con vestigios de metalurgia de hierro y destacar las necrópolis del Puig des Molins
cobre y manufactura de objetos. (Ibiza), Jardjn (Málaga), Punta de Vaca,
Puertas de Tierra (Cádiz) y Villaricos (Al-
Por otra parte, las necrópolis fenicias mería). (Sala XIX, vits.18 a 24).
de este área proporcionan una importante
información, tanto en aspectos materiales Esta colonia de Villaricos, dedicada a
como otros de tipo social e ideológico. la minería (plomo y plata) e industrias de
Todas ellas se extienden sobre suaves eleva- salazones y púrpura, se desarrolla plena-
ciones, desde las que se dominan el río y la mente en época púnica y conviven en ella,
mar, pero en la ribera contraria a la de la tanto la población indígena:como la púnica-
colonia. No hay una colocación precisa de cartaginesa. Se practica el rito de inhuma-
las tumbas. Predohlina el rito de incinera- ción en grandes cámarassubterráneas exca-
ción, tanto en tumbas de pozo (necrópolis vadas en la roca con pozo de acceso y
de Laurita, Almuñécar, Granada), como en puerta tapiada con una losa de piedra. Se
cámaras subterráneas (Trayamar, Málaga) utilizan sarcófagos de madera y el ajuar
en las que también se practica un poco consiste en vasos, ánforas, lucernas púnicas
después la inhumación, presagiando ya los y áticas, terracotas, huevos de avestruz
primeros síntomas de cambio hacia época (Fig. 12), similar a la necrópolis de Ibiza
púnica. Junto a la urna funeraria se dispone (Sala XIX, vits. 18 a 20). Igual que en
un ajuar variado (joyas, piezas de marfil, Cádiz, Jardín e Ibiza estos hipogeos son
vasos de alabastro egipcios...) y objetos de reutilizados para incineraciones en urnas
purificación y libación (jarras con boca ibéricas, a partir del siglo 111 a. de C.
trilobulada o boca de seta de barniz rojo, También se utilizaron simples fosas con
vasos pintados, quemaperfumes o alguna sarcófa~osde madera. a veces revestidas de
w

preciada pieza griega) (Sala XIX, vits. 1 y estuco, sillares o madera. Cabe destacar,
-
2). La reutilización de algunas tumbas por último, la existencia de un depósito
puede indicar un posible uso familiar, y la votivo de terracotas, lo que sugiere la
riqueza de algunos de los ajuares nos habla presencia de un santuario dedicado a la
claramente de la existencia de un estamento diosa Tanit, como en Ibiza.
social especializado y privilegiado.

A inicios del siglo VI a. de C., se Andalucía occidental: Tartessos


aprecia una crisis o reorganización en estos
yacimientos. Hacia mitad del siglo se aban- Parece ya fuera de toda duda que la
dona gran parte de la zona y sólo algunos cultura tartéssica debe concebirse como un
de los asentamientos se vuelven a ocupar fenómeno local propio del suroeste penin-
sin ser capaces de contrarrestar la nueva sular. El siglo VI11 a. de C. va a suponer su
influencia griega, perdiendo también el co- transformación, produciéndose un proceso
mercio con la vecina Tartessos. Paralela- de aculturación que provocará la orientali-
mente, en la costa mediterránea se docu- zación del mundo tartéssico y su presencia
menta el aumento de objetos griegos que activa en el ámbito comercial mediterráneo.
vendrían a ocupar el vacío del comercio
fenicio en su tradicional zona de influencia. La cultura tartéssica abarca una zona
geográfica concreta qife se extiende por las
Será, también, a partir de este siglo actuales provincias de Huelva, Cádiz y
cuando Cartago irá asumiendo de una Sevilla con prolongaciones en su área de
manera gradual, o militarmente, el control influencia hacia Extremadura y la Alta
de los viejos territorios de población fenicia Andalucía.
1 Fig. 12

Cuatro períodos se distinguen en el Entre las manifestaciones materiales, dos


desarrollo de Tartessos: tipos cerámicos fabricados a mano identifi-
can y definen esta etapa: cerámica con
1. Bronce Final evolucionado, siglos decoración bruñida y cerámica "pintada
X-IX a. de C. Fase plenamente indígena. tipo ~arambolo". Ambos tipos iran des-
apareciendo a medida que se impuso la
2. Comienzo de los contactos exterio- cerámica fabricada a torno.
res, siglo VI11 a. de C.
Es en esta fase cuando se documentan
3. Orientalizante Pleno, con la acultu- los contactos atlánticos y mediterráneos,
ración de la población local como respuesta llamados precoloniales, gracias al hallazgo
a estímulos fenicios, siglo VI1 a. de C. del deposito de la ría de Huelva, con
objetos claramente atlánticos como las es-
4. Helenización de Tartessos. siglo VI padas de lengua de carpa, o claramente
a. de C. mediterráneos como las fíbulas de codo,
bien fechado por C14 en el 800-850 a. de C.
(Sala VI, vit. 2).
1. Bronce Final (siglos X-IX a. de C.)
2. Fase proto-orientalizante (siglo VI11 a.
Desde los primeros momentos se puede de C.)
apreciar una serie de factores que posibili-
tan un "dinamismo cultural" sin precedentes Desde el comienzo del siglo VI11 a. de
en la zona, como la explotación de minas C. se regularizan los contactos y el comercio
de plata y cobre en la región onubense, o el entre fenicios y tartessios.
aprovechamiento de las tierras bajas del
Guadalquivir, idóneas para el desarrollo La presencia fenicia se manifiesta con
intensivo de la agricultura y la ganadería. el aumento progresivo de los productos
importados: cerámica a torno, cerámica de con las metrópolis del Mediterráneo orien-
filiación griega, objetos suntuarios. Su fre- tal y con las colonias de la propia península
cuente aparición señala el aprecio que las que en estos momentos viven su máximo
élites sociales tartéssicas tenían por esos esplendor.
productos; élites enriquecidas gracias al
control de las regiones mineras y al inter- Esta evolución se aprecia en varios
cambio de los metales. aspectos:

Desde el punto de vista arquitectónico, - Aumento demográ$co deducido de


se abandonan las cabañas circulares propias la ampliación de los poblados tradicionales
del Bronce Final y se adoptan construccio- (en Huelva; en el Carambolo, Sevilla), o
nes de planta cuadrada o rectangular. por el surgimiento de otros nuevos en zonas
de riqueza agrícola (El Cerro Macareno, en
De esta forma comienza el lento proce- Sevilla).
so de aculturación, por el que la cultura
indígena tradicional se transformará, dando - Mejoras agrícolas a partir de inno-
lugar en la fase siguiente a su orientaliza- vaciones tecnológicas (aplicación del hierro
ción. al instrumental agrícola).

- Desarrollo de una orfebrería de


3. Fase orientalizante gran calidad técnica y artística. Su origina-
(Siglo VII-principio del VI a. C.) lidad y calidad es el resultado de la integra-
ción de dos factores: por una parte, el uso
Fig. 13 Este período coincide con la fase de de una avanzada tecnología del oro traída
Escarabe0 de madurez y progresiva aculturación de Tar- por los colonizadores fenicios, y por otro,
"La Aliseda". tessos, gracias a los contactos mantenidos la plasmación en las joyas de la tradición y
los gustos indígenas. Entre las técnicas que clara de la adopción de modas ajenas.
los orfebres irán incorporando destacan la (Existe en esta necrópolis de La Joya
soldadura y las aleaciones intencionales, alguna excepción de inhumaciones y es-
utilizadas para realizar "filigrana" y "gra- tructuras tumulares aún no suficientemente
iiulado"; la inclusión de piedras duras y analizadas.) Esta costumbre de enterra-
pastas vítreas en las joyas. Otra caracterís- miento en cámaras perdudará en las necró-
tica importante es el ahorro de metal que se polis ibéricas.
aprecia en las piezas, ya que, o bien se
realizan huecas, o bien llevan un alma de Otro elemento de aculturación de im-
cobre. Uno de los ejemplos más significati- portancia trascendental lo constituye la
vos, pues es el reflejo de todas estas noveda- escritura conocida como "escritura meri-
des, es el célebre tesoro de La Aliseda dional", que sería una adaptación local de
(Cáceres) (Fig. 13), o el del Carambolo la escritura fenicia y que pudiera ser el
(Museo de Sevilla). Sobresalen, a su vez, origen de la posterior escritura ibérica.
los candelabros de Lebrija, fabricados en
oro con la técnica de la cera perdida cuyo Hay que destacar que a partir de este
uso consistía en sustentar lucernas o que- siglo VI1 es cuando las influencias fenicias
maperfumes. (Sala XIX, vits. 4 y 5). se dejan sentir ya de una manera evidente
hacia el interior peninsular, no sólo desde
Uno de los aspectos en los que más Tartessos, sino también desde las colonias
claramente se aprecia la fácil receptibilidad orientales. Prueba clara de ello es el ya
de las influencias externas, es el de la citado tesoro de La Aliseda (Cáceres); o la
religión, tanto en la adopción de cultos y importante necrópolis de Medellín (Bada-
ritos como en la iconografía. La introduc- joz), claramente indígena, pero que adopta
ción de divinidades fenicias se aprecia en la algunas formas materiales coloniales, como
iconografía de bronces y joyas, aunque se las urnas con decoración policroma, objetos
debieron asimilar con las divinidades indí- de lujo como los escarabeos o la importante
genas preexistentes. Figuraciones de Hator kylix ática de figuras negras de mediados
y Astarté (dama de Galera) nos sugieren del siglo VI a. de C. (Sala XIX, vits. 3 y 5).
una diosa madre y las representaciones de
smiting god (divinidad atacando), proba- En general, Extremadura va a ser un
blemente el dios Reshef o Reshef-Melkart, importantísimo núcleo receptor de objetos
cuyo culto e importancia ya hemos visto en orientalizantes, entre los que podemos des-
Cádiz. Además de la presencia de animales tacar el oinochoe de bronce de Valdegamas
de carácter sagrado (toro, ciervo, aves) y (Badajoz), el de cristal de La Aliseda,
otros con rasgos apotropaicos en contextos diversos braseros de bronce (recipientes
funerarios (león, grifo o esfinge) (Sala XIX, para libaciones rituales) de distintas proce-
vit. 17). dencias o el de plata de La Aliseda, thimia-
teria en bronce. En cuanto a la fabricación
En cuanto al rito de enterramiento, de estas piezas de clara influencia fenicia,
predomina la incineración en urna deposi- todavía no se puede afirmar rotundamente
tada en una fosa y habitualmente cubierta si fueron fabricadas en all le res indígenas
por un túmulo. El ajuar dependerá del tartéssicos o en talleres fenicios de Cádiz o
status social del muerto, ya que no siempre de Huelva (Sala XIX, vit. 2).
aparecen verdaderos objetos de lujo. No
obstante, el mayor grado de influencia
fenicia se aprecia en la necrópolis de la 4. Helenización de Tartessos
Joya de Huelva, donde se sustituye la fosa (Siglo VI a. de C.)
por una cámara excavada en el suelo, de
forma rectangular o cuadrada, en la que se Coincide con la crisis de las colonias
depositan las cenizas dentro de un vaso fenicias (caída de Tiro por Nabucodonosor
cerámico. Estas cámaras no se cubren con 11 en 586-576 a. de C.) y con una reafirma-
túmulos. De esta manera, nos encontramos ción del comercio griego que aprovecha el
ante una población indígena que deposita vacío dejado por los fenicios, llegando
en sus tumbas cerámicas a mano y otros incluso a sustituirlo y produciendo así su
objetos de clara inspiración local, y junto a helenización. Pero este hecho no es aislado
ellos un gran número de piezas importadas y se deja sentir en toda la península: los
o imitadas de gran valor. El mismo intento griegos desde sus colonias italianas, desde
de copiar en las tumbas las cámaras sepul- Marsella-Ampurias, o desde las propias
crales fenicias (por ejemplo, Trayamar), metrópolis buscan el control del Mediterrá-
prescindiendo de las estructuras tumulares neo occidental. No obstante, en la segunda
indígenas contemporáneas, es una prueba mitad de siglo VI a. de C., Tartessos deja de
Fig 14 ejercer atractivos comerciales sobre los pro- Cartago, momento en el que desarrolla una
Askos o Vaso pios griegos, quienes no volverán a aparecer rica cultura de carácter púnico-ebusitano.
biberón hasta entrado el siglo V a. de C. Esta
procedente de la situación provoca la absoluta decadencia En fecha temprana (finales del siglo
VI1 y principios del VI a. de C.) los
de Tartessos y la Iormación de la Cultura
Puig des Molins.
Turdetana, dentro ya del mundo ibérico, comerciantes fenicios asentados en Ibiza,
cultura que será receptora de gran parte de establecen rutas comerciales con la zona del
la herencia cultural tartéssica junto con golfo de León, donde obtendrán el estaño
procedente del área atlántica. Hacia la
otros rasgos procedentes del mundo griego
y púnico. Así, se configura una cultura segunda mitad del siglo VI a. de C. las
original de gran personalidad. importaciones fenicias desaparecen, coinci-
diendo con la crisis de las colonias fenicias
del sur de la península y con la consolida-
ción del comercio griego a partir funda-
mentalmente de las colonias focenses: Mar-
sella y Ampurias. Será entonces cuando
IBIZA Ibiza se vincula al mundo púnico-
cartaginés.
\

La estratégica situación de la isla de De toda la arqueología ibicenca desta-


Ibiza en las rutas comerciales del Medite- ca por su carácter es&ctacular la necrópolis
rráneo no pasó desapercibida para los del Puig des Molins y localizada en la
fenicios, quienes hacia la segunda mitad del propia ciudad de 1biza';na de las necrópo-
siglo VI1 a. de C. fundaron la colonia que lis púnicas más importantes de Occidente,
culminaría su despegue económico en el por su tamaño y número de sepulturas,
siglo VI a. de C., dentro ya de la órbita de cerca de 4.000 (Sala XIX, vits. 21 a 23).
Fig. 15
Máscara hallada
en la necrópolis
de Puig des
Molins.

Se distinguen tres tipos de enterra- cuencia de los saqueos que se practicaron


mientos en los que predomina el rito de en las tumbas desde época romana. No
inhumación: obstante, se pueden diferenciar tres fases de
utilización con su ritual específico:
Hipogeos excavados en la roca.
1. Incineración arcaica (siglos VII-VI
Simples fosas sobre roca o tierra. a. de C.). Corresponde a los primeros
colonizadores.
Sepulturas infantiles en ánforas.
2. Consolidación del rito de inhuma-
Las sepulturas más llamativas son los ción (siglos V-111 a. de C.). Momento de
hipogeos: grandes cámaras subterráneas máximo desarrollo de Ibiza.
con pozo y puerta de acceso tapiada con
una gran losa de piedra, en donde se 3. Siglos 111-11 a. de C. Reaparece
depositaban sarcófagos monolíticos de pie- momentáneamente la incineración.
dra con ricos ajuares. Estas cámaras fueron
reutilizadas durante siglos, por lo que a Los ajuares se componían de frascos
veces los ajuares de diversos muertos apare- para perfumes para ofrecer al muerto,
cen mezclados o incluso revueltos a conse- platos y lucernas, huevos de avestruz, vasos
Fig. 17
Terracota votiva
procedente de la
necrópolis del
Puig des Molins.

rituales (Fig. 14), objetos de pasta vítrea, figuritas grotescas que los fieles de Ibiza
terracotas votivas (Fig. 15), cerámicas grie- depositaban como ofrenda a la divinidad,
gas importadas, amuletos egiptizantes, jo- para implorar por curaciones, fertilidad y
yas, navajas de afeitar, etc., pero no parece salud. Figuras similares son frecuentes en
que exista una norma fija para su asocia- otros centros púnicos de Occidente (Fig.
ción en'cada tumba. 17) (Sala XIX, vits. 2 a 4).

Del período púnico conocemos tam- En Es Cuyram, son numerosas las


bién dos grandes santuarios: Es Cuyram representaciones femeninas, algunas de ellas
(siglos IV-11 a. de C.) e Isla Plana (desde el con grandes alas cubriendo su pecho, cua-
siglo VI a. de C.). Ambos han proporciona- jado de motivos simbólicos (flores de loto,
do una gran cantidad de terracotas votivas, crecientes lunares y discos solares), figura-
de formas acampanadas y en actitud orante ción alada de la diosa Tanit, símbolo de
con los brazos extendidos (Fig. 16). Son vida y protección. Todo ello demuestra que
este santuario se dedicó al culto de Tanit, la
diosa cartaginesa más importante, lo que se
confirma, además, por una dedicatoria a la
diosa sobre una placa de bronce.

En toda la artesanía ibicenca (terraco-


tas, vasos cerámicos, etc.) de carácter púni-
co, paulatinamente se irá reflejando una
fuerte influencia helenística que alcanzará
incluso al mundo de las ideas, como, por
ejemplo, en el cambio de nombres de los
dioses o asimilación: Tanit-Demeter.

Los aspectos de la vida cotidiana los


conocemos peor. El hábitat de las gentes
que se enterraron, por ejemplo, en el Puig
des Molins, todavía no está localizado,
pero en cualquier caso se puede intentar
alguna reconstrucción. Es evidente que cier-
tos objetos aparecidos en las tumbas eran
los mismos que se usaban en la vida diaria.
Por otra parte, el crecimiento económico
de la isla, que no había cesado, se dispara,
sobre todo, desde el siglo 111 a. de C.,
momento que coincide con el desarrollo de
una serie de necrópolis rurales que clara-
mente nos están hablando de la riqueza
agrícola y ganadera.

La conquista romana en el siglo 11 a.


de C. no interrumpió de forma tajante un
desarrollo cultural profundamente arraiga-
do desde época fenicia. Las costumbres y
modos de vida púnicos continuaron vigen-
tes durante largo tiempo entre los habitan-
tes de Ibiza. Ejemplo claro de este hecho es
el mantenimiento de motivos púnicos en las
monedas de una ceca ya romana, como,
por ejemplo la imagen del dios Bes (Sala
XIX, vit. 15)

CULTURA IBERICA

La cultura ibérica supone la madura-


ción de las culturas protohistóricas de la
península, resultado de la integración de
dos elementos principales: el substrato indí-
gena y el impacto que sobre éste producen
los pueblos colonizadores, sobre todo grie-
gos y fenicios. El ámbito de influencia de
estos dos pueblos fue distinto:

La zona meridional recibió la influen- Otro factor de gran importancia en las


cia directa del mundo fenicio, a partir de etapas de formación del mundo ibérico fue
sus asentamientos en la costa andaluza. el que desempeñó la cultura tartéssica, ya
que transmitió a las zodas geográficas pró-
Las zonas del NE. y Levante con las ximas, aspectos de su cultura impregnada
colonias de Rosas y Ampurias, a partir de de los elementos orientalizantes que había
las cuales se extiende la influencia griega. asimilado de los pueblos del Mediterráneo
CANTA6Ri PUEBLOS INDIGENAS
COLONIAS GRIEGAS
COLONIAS PUNICAS

con los que había mantenido contactos. El griego en la levantina, junto con las fuertes Fig. 18
mundo tartéssico actuó, por tanto, como diferencias de substrato que se mantienen Distribución de
motor impulsor en la formación de la frecuentemente en forma de tradiciones, 5 pueblos
cultura ibérica. contribuye a una diversidad mayor entre lberlcos.
los pueblos llamados ibéricos. No hay que
Esta doble influencia, básicamente de entender, por tanto, la cultura ibérica como
carácter fenicio en la zona andaluza y un todo organizado y unificado, sino en un
sentido más amplio como un extenso con- Este, de tal modo que se puede separar el
junto de poblaciones que comparten un lado que ocupa el llamado Pyréne. Por el
territorio y una serie de características resto está rodeada del mar; el lado meridio-
materiales y espirituales similares (lengua y nal, por Nuestro Mar, hasta las Stélai; el
escritura, creencias religiosas, costumbres resto, por el Atlantikós, hasta el cabo más
funerarias...), sin llegar a formar nunca una septentrional del Pyréne. La longitud de
unidad de carácter político. estas tierras es de unos seis mil stadios, y su
mayor latitud, de cinco~mil ..."(Estrabón 11,
Los pueblos ibéricos ocuparon un ex- 5, 27).
tenso territorio peninsular. Conocemos par-
te de sus nombres a través de las fuentes Los poblados se distribuían jerárqui-
escritas y de la numismática, no obstante, camente sobre el territorio en torno a
no es siempre fácil localizar su ubicación y núcleos de mayor entidad que podrían
sus límites geográficos correctamente, por llamarse ciudades. Normalmente se situa-
falta de claridad entre las diversas fuentes ban en lugares estratégicos y se rodean de
(Fig. 18). una muralla que afiance aún más esa busca-
da seguridad, aunque los hay también en
"Estudiando la "oikouméne" por par- zonas llanas con grandes posibilidades agrí-
tes, la primera de todas por el Occidente es colas. Ejemplo del primer caso es el poblado
Iberia, semejante a una piel de buey, de la de Azaila (Teruel) (salla VII, vit. 1): su
cual la parte que pudiera considerarse como facilidad defensiva provocó que fuera un
correspondiente a la cerviz, se halla vuelta lugar habitado desde las gentes de los
hacia la vecina Keltiké, es decir, hacia el Campos de Urnas hasta época romana. La
organización interna de los poblados, de en la zona de la Turdetania, antiguo reino
los que Azaila va a ser un buen ejemplo, de Tartessos) que gobernarían desde los
consiste en casas de planta rectangular, núcleos urbanos pequeñas parcelas del te-
alineadas a lo largo de calles, que a veces rritorio. Junto a este grupo social dominan-
estarán pavimentadas con lajas de piedra te existía una nobleza aristocrática con
de buen tamaño. Las casas, por su parte, fuerte poder militar y económico. En un
eran unifamiliares y habitadas por las per- escalón inferior, el grupo de los guerreros
sonas con sus animales. Normalmente se de gran consideración en una sociedad tan
construían con un zócalo de piedra sobre el militarizada como esta (frecuentes citas de
que descansaba una pared de adobe. La las fuentes a la actividad mercenaria de los
techumbre podía hacerse de pajizo, made- iberos como guerreros de élite). Por último,
ros y barro. El suelo era de tierra apisonada y constituyendo la base económica de esta
y alguna vez tenía un enlosado de piedra. sociedad, existía un amplio sector, menos
privilegiado que los anteriores, formado
Su organización social estaba basada por agricultores y ganaderos, artesanos
en un complejo sistema de tribus, con gran especializados y comerciantes.
importancia de las castas guerreras. Los
textos históricos nos informan de la exis- Los materiales expuestos en las Salas
tencia de reyes (fuerte tradición monárquica XIX y XX del Museo Arqueológico Nacio-
nal ilustran el grado de desarrollo alcanza- asocia también el mundo semihumano de
do y las principales manifestaciones cultu- los sátiros, seres de la mitología griega.
rales de los pueblos ibéricos: ofrendas de
diversos santuarios son reflejo de sus prác- Otro aspecto de gran importancia en
ticas religiosas; los ajuares y sus tipos de esta cultura es el relacionado con el mundo
enterramientos nos muestran sus ritos fune- funerario. Las necrópolis ocupan un apar-
rarios; un gran número de esculturas y tado importante dentro de la arqueología
cerámicas nos hablan de su arte y habilidad ibérica, tanto por la variedad de sus ajuares,
artesanal. Por último, los utensilios agríco- reflejo de la complejidad simbólico-religiosa
las y las armas muestran, por un lado, un de sus ritos mortuorios, como por la belleza
alto desarrollo agrícola y, por otro, técnicas y monumentalidad de algunas de sus tum-
metalúrgicas muy avanzadas. bas. A partir de estos elementos se intenta
deducir el status social del difunto y algunas
De los productos que constituían bási- características de los ritos de enterramiento.
camente su economía y su comercio Estra- Entre los objetos y ritos es fácil rastrear
bón dice: "Se exportaba de Turdetania ciertas tradiciones y gustos orientales, pero
mucho trigo, vino y aceite, no sólo en con una interpretación particular y un
cantidad, sino también muy bueno .../... resultado original que muestra la personali-
Además se hace no poca salazón de pesca- dad de la cultura ibérica. En relación con
do..." (111, 2, 6); o "Todo el país de los este mundo funerario hay que destacar
Iberos está lleno de ellas (metales).../... también la fuerte presencia de tradiciones
Porque en ninguna parte del mundo se ha griegas, y sirva de ejemplo el Centauro de
encontrado hasta hoy ni oro, ni plata, ni Rollos (Murcia) (Sala XX, vit. 8). Es una
cobre, ni hierro en tal cantidad y calidad." de las representaciones griegas más antiguas
(111, 2, 8). halladas en la Península Ibérica, de fábrica
incierta y fechable a mediados del siglo VI
Los santuarios o lugares sagrados se a. de C. El centauro es un animal fabuloso,
situaban habitualmente en emplazamientos con cabeza y tronco humano y cuerpo de
naturales como cuevas, bosques o fuentes. caballo y representó en el mundo griego la
En algunos de ellos se han localizado restos síntesis entre la civilización y las fuerzas
arquitectónicos, pero no es lo habitual. Allí desbordadas de la vida. El mundo ibérico
se depositaban los "exvotos" u ofrendas de asimiló, tanto la iconografía del centauro
los fíeles a sus dioses. Suelen representar al como su función funeraria y así lo vemos
devoto o ciertos elementos anatómicos, representado en el monumento funerario
pero también existen representaciones de de Pozo Moro (Albacete) (Sala XIX, vit.
divinidades. Están fabricados normalmente 8).
en bronce (Collado de los Jardines, Jaén)
(Fig: l9), pero pueden ser de piedra (El El rito de enterramiento generalizado
.Cigarralejo,
- Murcia; El Cerro de los Santos, fue la incineración en urna, entendiendo
Albacete) o de cerámica (La Serreta, Ali- por tal un vaso cerámico, una caja de
cante) (Sala XX, vits. 8, 12, 15, 16 y 17). piedra, o una escultura también en piedra
( ~ k dea Baza o Dama de Elche) (Fig. 20),
Desconocemos los nombres de las di- en donde se guardaban los huesos incinera-
vinidades ibéricas, pero las características dos. El recipiente, a su vez, se depositaba en
de sus santuarios nos indican su relación una tumba, cuya variedad va desde una
con las fuerzas de la naturaleza. En una pequeña cista hasta grandes construcciones
etapa antigua, por influjos de los pueblos de cierta complejidad técnica, o en un
colonizadores, se antropomorfizan y paula- simple hoyo, dependiendo del rango social
tinamente se van helenizando y se producen del muerto. En relación con su categoría
sincretismos de divinidades indígenas y también se incluían objetos personales,
clásicas. ofrendas y alimentos para el viaje de ultra-
tumba.
Dentro de este mundo mítico hay que
citar el Sileno o Sátiro de Capilla (Badajoz) Destacan en la zona de Andalucía y el
(Sala XX, vit. 8) fabricado en un taller SE., algunas sepulturas de carácter monu-
local, es decir, no griego, pero muy influido mental que debieron pertenecer a reyes
por la plástica y la iconografía griegas locales o grandes señores. Una de las más
Fig. 21 (primera mitad del siglo V a. de C.). La espectaculares es la sepultura turriforme de
Planta y alzado introducción del vino por los pueblos colo- Pozo Moro (Sala XIX, vit. 8) con relieves
de una tumba de nizadadores trajo paralelamente una acul- de tipo orientalizante que representan esce-
Galera (Cabré y turación de motivos religiosos y rituales nas relacionadas con el mundo de ultra-
Motos, 1920). asociados a la bebida, y a la bebida se tumba y animales fantásticos. Ese mismo
Fig. 22
Ajuar de una
tumba de Galera.

carácter monumental tuvieron las tumbas siones resaltadas mediante grandes túmulos
de las que formaron parte esculturas como circulares al exterior (Galera (Fig. 21),
las de Porcuna o los diversos sillares de Cástulo). Pueden estar divididas interior-
Osuna (Sala XX, vits. 1 a 4) que nos narra mente formando varias estancias como en
escenas rituales bien arraigadas en el mundo el caso de la célebre cámara de 'Toya
ibérico: escenas de combate relacionadas (maqueta en sala XIX, vit. 6) o el más
con el carácter guerrero del difunto, con- modesto desde el punto de vista constructi-
vertido en héroe después de muerto, o la vo de Baza.
escena de la mujer flautista tocando una
melodía funeraria con el aulós o doble Algunas tumbes se caracterizaban por
flauta.

Otra variante de tumbas relevantes son


b
poseer pilares o este as rematados por ani-
males de carácter a otropaico y sentido
funerario, que defienden y protegen el lugar
las llamadas de cámara: construcciones de sagrado. Son esculturas zoomorfas que
planta cuadrangular subterráneas y en oca- representan toros, leones o animales míticos
como grifos o esfinges (esfinge de Agost, el siempre es exacta como demuestra la tumba Fig. 23
Aqueloo conocido como "Bicha" de Bala- de la Dama de Baza (Sala XX, vit. 6), cuyos Falcata ibérica.
zote) (Sala XX, vits. 7 y 11). restos pertenen, al parecer, a una mujer.
Casos como éste hablan de la notable 24 . .
La variedad de ajuares (Fig. 22) depo- consideración social que gozaron algunas ibérico
sitados en estas tumbas indica las diferen- procedente de
mujeres en esta sociedad. Galera.
cias de poder adquisitivo y status social de
las personas que componían la sociedad Vasijas cerámicas (Fig. 24) que en las
ibérica. Entre sus materiales más comunes tumbas más ricas son de gran valor artístico
destacan: y técnico. En muchos casos aparecen piezas
de importación griegas o sus imitaciones.
Armas (soliferrea, falcatas (Fig. 23), Cráteras y kilikes, junto a vasos más sencillos,
escudos...): su presencia se ha interpretado representan escenas de rituales griegos y son
tradicionalmente como pertenecientes al en si mismas utilizadas en el "symposio" o
guerrero enterrado, pero esta relación no banquete mortuorio (Sala XIX, vits. 7 y 17).
Piezas exóticas procedentes del comer- mujer y cuerpo de felino, de fuerte influen-
cio exterior, fenicio y griego. Objetos tradi- cia griega (Sala XX, vit. 11).
cionalmente apreciados como la Dama de
Galera (Sala XIX, vit. 17): representa la La "Bicha" de Balazote (Albacete),
diosa de la fecundidad que participa en la que representa un toro con cabeza humana
libación recogiendo en la pátera que sujeta (Sala XX, vit. 7).
con sus manos el líquido sagrado que entra
a través de su cabeza hue,ca y sale por sus El "Toro de Porcuna" (Jaén) (Sala
pechos perforados. Vemos aquí cómo el XX, vit. 9).
mundo ibérico adopta la idea mediterránea
de hacer participar a sus dioses en lugares El "León de Baena" (Córdoba).
humanos, como divinidades benévolas den-
tro de los ritos consoladores de la muerte. Las representaciones humanas son
Ungüentarios de pasta vítrea (Sala XIX) muy abundantes y entre ellas se encuentran
valiosos tanto, por su contenido como por los mejores ejemplos de belleza y originali-
su propia forma. dad del arte ibérico. Las más importantes
son tres figuras femeninas:
Objetos de adorno v de uso cotidiano
que debieron acompañar en vida al difunto "Dama del Cerro de los Santos" (Al-
como fíbulas, joyas (Fig. 25), y que se bacete), seguramente una sacerdotisa en
pueden estudiar bien, tanto a través de las actitud oferente (Sala XX, vit. 13).
piezas en sí, como en las esculpidas en la
Dama de Oferente (Cerro de los Santos, "Dama de Baza" (Granada), que re-
Albacete), por poner sólo un ejemplo. Por presenta, tal vez, a una diosa entronizada
lo que respecta a la joyería ibérica, propia- rícamente ataviada. Apareció en una gran
mente dicha, habría que destacar la notable tumba acompañada de varias vasijas de
disminución del circulante de oro en bene- libación, armas y otras ofrendas. Su trono
ficio de la plata. De las piezas fabricadas en en un pequeño nicho lateral contenía los
oro hay que destacar el tesoro de Jávea restos incinerados de una mujer joven. La
(Alicante), en el que claramente se aprecia divinidad que acoge y protege los restos del
la influencia de motivos griegos (Sala XX, difunto, garantizándole su viaje de ultra-
vit. 5). tumba (Sala XX, vit. 6).

Arreos de caballo y restos de carros, en "Dama de Elche" (Alicante), quizá la


relación con una élite poderosa que eviden- obra cumbre del arte ibérico, representa el
cia así su poder político y ecónomico, a la busto de una mujer rica profusamente
vez que reflejan un ritual mortuorio de adornada, con un complejo tocado sobre su
clara inspiración mediterránea (Sala XIX, cabeza y dos rodetes que enmarcan su
vit. 14). rostro. En su parte posterior presenta tam-
bién un nicho por lo que, aunque la escultu-
El arte es en el mundo ibérico una de ra apareció fuera de contexto, quizá su
las manifestaciones culturales más atracti- interpretación puede ser la misma que para
vas y significativas. Su evolución es clara la pieza de Baza (Sala XX, vit. 10).
muestra del grado de especialización alcan-
zado y de un creciente desarrollo cultural. Aparte de la escultura de bulto redon-
do, los artesanos ibéricos también trabaja-
Es un'arte deudor, en un primer momento, ron el relieve. Los temas son más variados
de tradiciones e influencias orientalizantes y espontáneos. Los relieves del friso de
que progresivamente se va helenizando, Osuna, pertenecientes a un monumento
pero sin perder nunca su personalidad funerario como ya se dijo, son una muestra
propia. Entre sus producciones hay obras excepcional por su calidad y originalidad
de gran calidad técnica y artística, así como (Sala XX, vits. 1-4).
de una notable originalidad.
El conocimiento del mundo ibérico se
Uno de los asuntos que más temprano completa a través de su cerámica, con un
se manifestó en la escultura ibérica fue el de repertorio formal muy amplio, gran varie-
los animales, probablemente por la carga dad de decoraciones y, por lo general,
simbólica que ofrecían. Entre los más bellos excelente calidad técnica. Desde el punto
ejemplos pueden destacarse: de vista artístico posee gran originalidad y
frescura. En el momento de la conquista Fig. 25
La "Esfinge de Agost" (Alicante), que romana la cerámica ibérica alcanzó su Objetos de
representa una figura alada con rostro de momento más brillante, continuando su adorno.
bellísimo ejemplo es el del "Vaso de los
Guerreros" (Fig. 27) que desarrolla una
escena de lucha (Sala XIX, vit. 16).

Un estilo original entre todos es el de


Azaila, seguramente por su carácter más
1 céltico (es una Lona limítrofe interior del
mundo ibérico). Contiene una gran carga
simbólica, con gusto por las composiciones
simétricas y cierto grado de abstracción
(Sala VII, vit. 1)

Otro aspecto interesante es la práctica


de la ocultación de tesoros en momentos
adversos, tesoros que, evidentemente, nunca
volvieron a ser recuperados por sus dueños.
Así, podemos destacar los platos de Aben-
gibre (Albacete) (Fig. 28), fabricados en
plata y de gran interés para el estudio del
alfabeto ibérico, ya que algunos de ellos
presentan leyendas incisas (Sala XIX, vit
13). Otros-- tesoros a destacar son los de
~ e n ~ í byaSantisteban
r del Puerto, ambos
de la provincia de Jaén y ambos fabricados
en plata (Sala XIX, vit. 12). Son de época
ya romanizada, pero presentan todavía
claras influencias helenísticas.

BIBLIOGRAFIA

Fig. 26 desarrollo durante los dos últimos siglos


Vaso de Archena. anteriores al cambio de era. Las "urnas de ALMAGRO GORBEA, M. 1971. El pic dels Corbs,
de Sagunto y los campos de urnas del N. E. de la
orejetas" y, sobre todo, el "kalathos" (o Península Ibérica. Saguntum, 12. p. 89-141.
"sombrero de copa") (Fig. 26) son las ALMAGRO GORBEA, M. 1971. El Bronce Final y
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VV.AA. 1986. Tartessos. Revista de Arqueolo- na. Revista de Arqueología, número monográ-
gía, número monográfico, 1. fico, 3.
Salas XIII y XIV
MARIA DEL CARMEN PEREZ DIE
ARQUEOLOGIA EGIPCIA
Y PROXIMO ORIENTE

XIII; ANTIGUO EGIPTO


Y NUBiA

Yw: PROXIMO ORIENTE


BREVE INTRODUCCION A LA En época histórica Egipto estuvo divi-
HISTORIA DE EGIPTO dido en 42 Nomos o territorios administra-
tivos: 22 en el Alto Egipto y 20 en el Bajo.

Egipto, país situado en el extremo Clima y geografía jugaron un papel


Noreste de Africa, está atravesado de sur a muy importante en el desarrollo de la
norte por el río Nilo en la parte final de su historia de Egipto. La crecida anual del
trayecto, después de un larguísimo recorri- Nilo, que se producía entre junio y octubre,
do de casi 8.000 Kms. fue un factor dominante en la organización
del Estado egipcio. De esta crecida depen-
En su contexto geográfico Egipto tiene día la agricultura del país, base de su
dos partes bien definidas: El Valle y el economía. La Administración se ocupó de
Delta (la línea fronteriza se sitúa en Men- la construcción de canales y diques, de
fis), con dos regiones que mantendrán sus sacar el máximo rendimiento a este fenó-
características particulares durante toda su meno geográfico que en parte condicionó la
historia: el Alto Egipto, correspondiente al Historia Antigua de Egipto.
valle y el Bajo Egipto, al delta.

Las fronteras del país en época antigua Las fuentes históricas


no son fáciles de definir: a ambos lados del
país se extienden dos desiertos, el líbico al Para el estudio de la historia de Egipto
oeste y el arábigo al este. En el primero se debemos recurrir a las fuentes que nos han
hallan los oasis de El Fayum, Bahariya, llegado. Esencialmente la arqueología y los
Farafra, el Dakleh, Jarga y Siwa. Tradicio- textos escritos constituven la base de los
nalmente la frontera meridional se situaba conocimientos en egiptología. Pero desgra-
en la primera catarata del Nilo, en Asuan. ciadamente, las inscripciones son a menudo
Sin embargo, esta frontera se vio desplaza- parciales o incompletás, lo cual dificulta su
da hacia el sur en muchas ocasiones, incor- interpretación. En líneas generales se trata
porando al Estado egipcio esta parte de de inscripciones procedentes de tumbas,
Africa denominada Nubia. Al norte, el textos literarios, correspondencia adminis-
Mediterráneo delimita el país, cuyo contac- trativa, registros de ventas y contabilidad y
to con las regiones vecinas como Siria y sobre todo, monumentos que relatan acon-
Palestina fue constante. tecimientos de un reinado. A los autores
Fig. 1
Recipiente
predinástico IV
milenio.

griegos y latinos les debemos buena parte La cronología que se presenta a conti-
de la información que poseemos sobre nuación es la del investigador alemán Von
Egipto y también a las fuentes procedentes Beckerath.
del Próximo Oriente, cuyos contactos con
Egipto fueron muy estrechos desde las EPOCA PREDINASTICA. 4000-
primeras dinastías. 3000.
Civilización Nagadiense , dividida en
La arqueología proporciona los datos tres períodos: Amratiense, Gerciense y Se-
más fiables. Las técnicas de datación y los mainiense.
nuevos métodos de excavación permiten
conocer con más detalle períodos de la PERIODO TINITA. Dinastías 1-11.-
historia de Egipto hasta ahora desconocidos. 3000-2635.
Menes unifica el país. Los principales
faraones son Udimo, Peribsen y Jasejemui.
Cronología Tumbas reales en Saqqara y Abydos.

Los reyes de Egipto han sido agrupa- IMPERIO ANTIGUO. Dinastías 111-VI.-
dos por el historiador Maneton en dinas- 2635-2155.
tías, aunque debemos tener en cuenta que Capital en Menfis. Con los faraones de
los egipcios ignoraban las fechas absolutas la IV dinastía se construyeron las grandes
y con cada reinado comenzaba una época pirámides de Giza. A partir de la VI
diferente, en la cual se incluían los hechos dinastía comienza un periodo de crisis, con
más sobresalientes. Existen "listas reales", el debilitamiento del poder central
pero con frecuencia están fragmentadas y
en ocasiones no proporcionan información
completa.

Actualmente, se mantiene el sistema de


a
PRIMER P E IODO INTERME-
DIO. Dinastías VII- ..- 2155-2040.
Hegemonía de los Nomarcas. Durante
la IX y X dinastía la capital se traslada a
Dinastías. Heracleópolis Magna, lugar donde excava
la Misión Arqueológica Española. Luchas dieron lugar a la "aventura oriental" del
con los tebanos. siglo pasado, así como el alejamiento de
España de la corriente cultural que originó
IMPERIO MEDIO. Dinastías XI y el orientalismo como ciencia, propició la
X1I.- 2134-1785. inexistencia en nuestro país de grandes
Mentuhotep de Tebas inaugura el Im- colecciones egiptológicas y del Próximo
perio Medio. La XII dinastía está integrada Oriente, como las del Louvre, British o el
por los Amenemhat y los Sesostris que iní- museo de Berlin. Sin embargo, el Museo
cian la explotación metódica de El Fayum. Arqueológico Nacional conserva una serie
de piezas egipcias y orientales muy intere-
SEGUNDO PERIODO INTERME- santes que han ingresado por dos vias: La
DIO. Dinastías XIII-XVI1.- 1785-1554. primera por colecciones particulares que
Los hicsos invaden el Delta y estable- fueron donadas o vendidas al Estado desde
cen su capital en Avaris. Introducción en el siglo pasado hasta la actualidad. La
Egipto del caballo y del carro de combate. segunda merced a objetos aportados por las
excavaciones españolas en el curso de los
IMPERIO NUEVO. Dinastías XVIII- Últimos lustros.
XX.- 1554-1080.
Expulsión de los hicsos. Capital en Las ventas y donaciones constituyen el
Tebas y preponderancia del dios Amón. núcleo de las colecciones, cuyo origen data
Amenofis IV inicia su reforma religiosa de la misma fecha de fundación del Museo
sustituyendo el culto de Amón por el de en 1867.
Atón. Política de conquistas y expansión
por Nubia y Asia. Batalla de Qadesh contra La colección egipcia se ha ido incre-
los hititas e intento de invasión de los mentando paulatinamente, debiendo desta-
Pueblos del Mar. car las ventas al Estado por parte de los
coleccionistas Asensi en 1876, Abargues en
TERCER PERIODO INTERME- 1879, así como la del cónsul español en el
DIO. Dinastías XXI-XXV.- 1080-665. Cairo, Toda en 1887. La donación del
Con la XXI dinastía Egipto está go- Gobierno Egipcio en 1895 y la de Roque
bernado por dos líneas paralelas de sobera- Martinez en 1930 constituyeron dos buenos
nos, una en Tanis y otra en Tebas. Faraones lotes que aumentaron considerablemente el
de origen libio con la XXII dinastía y número de piezas conservadas en el Museo
etíopes con la XXV. En 671 los Asirios Arqueológico Nacional.
invaden Egipto.
La colección de antigüedades orienta-
BAJA EPOCA. Dinastías XXVI- les, bastante más reducida que la egipcia,
XXX.- 664-342. procede en su mayor parte de la venta que
La XXVI dinastía es denominada saíta. Martinez Santa Olalla hizo en 1973. Se
Primera dominación persa (dinastía compone fundamentalmente de fragmentos
XXVII) y últimas dinastías indígenas: y piezas cerfrmicas, de varios cilindros
XXVIII-XXX. sellos y algunos ladrillos con inscripciones
Segunda dominación persa. 342-332. cuneiformes, todo ello procedente de Me-
sopotamia y del Creciente Fértil. Más
PERIODO PTOLEMAICO. 332-30. importantes son los fondos de origen persa,
Alejandro Magno ocupa el país. Di- destacando los bellos recipientes cerámicas
nastía lágida. Faraones Ptolomeos. procedentes de Tepe Sialk o Tepe Giyan, y,
sobre todo, el magnífico lote de bronces de
CONQUISTA ROMANA. 30. Luristán que procede de ajuares de tumbas,
Augusto conquista Egipto convirtién- fechables en los inicios del primer milenio
dolo en provincia romana. a. de C. Parte de la colección se exhibe en
la sala XIV.

LA COLECCION DE
ANTIGUEDADES EGIPCIAS Y DEL EL PERIODO PREDINASTICO
PROXIMO ORIENTE DEL MUSEO (Sala XIII, vits. 1 y 2)
ARQUEOLOGICO NACIONAL
(Salas XIIl y XIV)
La primera vitrina que debe verse al
entrar en la sala egipcia es la que contiene
Nuestra ausencia en las decisiones in- objetos pertenecientes al periodo predinás-
ternacionales de la diplomacia europea que tico, es decir, a la etapa anterior a la
unificación definitiva del país con la prime- diversos momentos de la historia de Egipto.
ra dinastía. La etapa más importante de la ciudad fue,
sin lugar a dudas, el llamado Período
Esta etapa floreció en el 1V milenio a. Heracleopolitano, correspondiente a las di-
de C. y su cultura más representativa es la nastías IX y X que se desarrollaron durante
de Nagada en el Alto Egipto con varias el Primer Período Intermedio (2134-2040).
fases en su desarrollo. Esta civilización es Este período comenzó cuando el príncipe
conocida sobre todo por sus cementerios, de Heracleópolis, Jeti, se erigió como el rey
muy ricos en algunos casos, ya que los del Alto y del Bajo Egipto e intentó estable-
hombres de Nagada llevaban con ellos al cer su autoridad sobre el país.
morir sus objetos más preciados y de mayor
valor artístico. Hay vasos de todos los Durante estas dos dinastías, sus reyes
tamaños y de los más diversos materiales, se consideraron como los legítimos suceso-
objetos de tocador, collares, brazaletes, res de los reyes menfitas; a finales de la
peines, esculturas en piedra y marfil. dinastía X tuvieron que luchar con los
príncipes de la ciudad de Tebas, que termi-
Las piezas negadienses mejor represen- naron por imponerse a los heracleopolita-
tadas en estas vitrinas son las cerámicas: en nos inaugurando la XI dinastía (2134-1991)
primer lugar, los vasos rojos con borde y el Imperio Medio.
negro hechos a mano (vit. 2), pero, sobre
todo, el recipiente decorado con escenas No obstante, la ciudad mantuvo una
pastoriles o de caza, ejemplar muy intere- cierta importancia durante otros períodos
sante y de alto valor artístico (vit. 1) (Fig. 1). de la historia de Egipto. Así, una estela
descubierta en Menfis, indica que la familia
Entre las piezas más interesantes de la que fundó la XXII dinastía (946-720) pro-
época destacan las paletas de esquisto (vit. l), cedía de Heracleópolis. Durante la XXVI
las cuales se utilizaron en algunas ocasiones dinastía (664-525), el príncipe de la ciudad
para mezclar colores, pero también poseye- gozaba de amplios poderes y de un derecho
ron un carácter votivo y religioso. Dos de de inspección sobre el Alto Egipto. Poste-
ellas tienen forma geométrica, rectangular. riormente, las culturas griega, romana y
Las otras dos evocan un animal: un pez y copta dejaron sentir su influencia sobre la
una tortuga de rasgos muy esquemáticos, ciudad.
con las patas reducidas a simples escisiones
y el cuerpo plano. Sentadas estas premisas, la Misión
Arqueológica Española en Egipto pensó
que se trataba de un lugar de indudable
interés para desarrollar sus trabajos de
HERACLEOPOLIS MAGNA campo. Merced a una serie de acuerdos con
(Sala XII4 vits. 3-11) el Servicio de Antigüedades egipcio, duran-
te las primeras campañas una parte de los
hallazgos fueron cedidos al Museo Arqueo-
En el año 1966, una vez finalizada la lógico Nacional.
campaña de Nubia, España solicitó permiso
del Servicio de Antigüedades egipcio para En 1966 comenzaron las excavaciones.
excavar en Heracleópolis Magna, lugar que Con anterioridad había sido objeto de
por su importancia histórica podía ofrecer atención por parte Qe los prestigiosos egip-
fecundos resultados. tólogos Naville y Petrie a finales del siglo
XIX y comienzos del XX. Ambos excava-
La ciudad estuvo enclavada en los ron en el templo de Herishef, dios local
márgenes del Bahr el Yusuf, brazo del Nilo representado con cuerpo humano y cabeza
que a partir de este punto penetra en el de carnero. La M,isión Arqueológica Espa-
Oasis de El Fayum para desembocar en el ñola continuó la excavación en el templo.
lago Karum. La población de Nn-Nsw, Pero fue a partir de 1968 cuando aparecie-
como fue denominada por los antiguos ron restos de la necrópolis de época hera-
egipcios, fue llamada por los griegos Hera- cleopolitana. Aparte de algunas tumbas
cleópolis Magna, pues asociaron al dios bien conservadas, el cementerio estaba sa-
protector de la ciudad, Herishef, con el queado y muy destruido debido al enfrenta-
griego Heracles. Hoy día, la localidad se miento entre Tebas Heracleópolis. La
denomina Ihnasia el Medineh. 5
necrópolis del Tercer eríodo Intermedio
ha sido descubierta también por arqueólo-
Los documentos muestran que Hera- gos españoles, y se excava en la actualidad.
cleópolis jugó un papel de primer orden en El hallazgo de los documentos arqueológi-
cos que se hallan en Madrid, además de El pueblo egipcio creyó en la existencia
proporcionar un material de inestimable de otra vida después de la muerte. Pero
valor para conocer la superestructura y el para sobrevivir era necesario que no desa-
tipo de tumba, ilustra claramente un parte pareciese el cadáver, poseer una tumba o
importante del pensamiento egipcio. casa de eternidad y asegurar el servicio
funerario realizado por sacerdotes. Por ello
dedicó una gran parte de sus esfuerzos a
construirse una tumba cuyas paredes cu-
brían de pinturas o bajorrelieves que recor-
daban su existencia cotidiana.

Los egipcios consideraban que la per-


sona se componía de diversos elementos,
entre los que debemos destacar el Ba o
alma, representada comúnmente por un
pájaro con cabeza humana, y el Ka o fuerza
inmaterial que residía en el hombre, una
especie de "doble" que confiere a la persona
protección y vida; el Ka nace con el hombre
y no le abandona jamás; es su personalidad.

Fig. 2
Fragmento de
pared.
Es al Ka a quien se dirigen las ofrendas La escena de la comida funeraria y los
y los alimentos, ya que el difunto tiene que encuadres aparecen inscritos con fórmulas
nutrirse en la otra vida, y a esa necesidad sagradas y el nombre de la persona enterrada.
responde la ofrenda y la comida funeraria.
La representación de esta escena debe estar Ante ellas se colocaban las mesas de
en un lugar importante en la tumba. El ofrendas (pedestales 7 a 9), copia en piedra
fragmento de pared hallado en la necrópolis de la esterilla de junco o papiro que utiliza-
del Primer Período Intermedio, nos mues- ba el egipcio para su comida. En la mesa se
tra una parte de esta escena (Panel 3). grababan alimentos .que por medio de la
Lamentablemente, no se conserva la parte magia nutrían al "doble del difunto". Las
derecha en la que debemos imaginar al que estamos viendo tienen grandes panes
difunto, en este caso una mujer llamada en el centro y canalillos para verter los
Satbahetep, sentada ante una mesa repleta líquidos de las libaciones.
de alimentos de la que sólo vemos una
pequeña parte. Arriba está lo que los Otros materiales de este yacimiento se
egiptólogos han denominado "pancarta" o pueden ver en la sala: vasos, canopos,
"menú", lista de alimentos, bebidas y perfu- ushebtis, terracotas, lucernas, cerámicas,
mes dispuestos para el servicio funerario. amuletos, pertenecientes a diversos períodos
de la historia de Egipto (vit. 10 y 11).
En el primer registro, de derecha a
izquierda, aparecen los sacerdotes que re-
alizan las ceremonias rituales. En primer
lugar, dos oficiantes que hacen una ceremo-
nia de purificación, vertiendo agua en un
recipiente. Le sigue un sacerdote que lleva
un vaso con incienso, detrás un sacerdote-
lector cuya misión consiste en leer en voz
alta los libros sagrados, y, finalmente, un
sacerdote Sem ataviado con piel de pantera.
Los tres registros inferiores muestran a los
servidores que traen ofrendas y alimentos
al Ka de Satbahetep, como se lee en las
inscripciones. Los que encabezan el segun-
do y tercer registro sostienen el jepesh, es
decir, la pierna delantera del buey, el trozo
de carne más preciado por los antiguos
egipcios. Otros servidores llevan en sus
hombros bandejas con higos, panes, ocas,
etcétera (Fig. 2).

En los restantes fragmentos de pared


aparecen animales destinados al sacrificio
como indica la inscripción "comida para tu
Ka". Por lo común avanzan en fila siendo
conducidos por un servidor.

Entre los objetos más numerosos des-


tacan las denominadas Estelas de falsa
puerta fechables en el Primer Período In-
termedio (Panel 5 y 6). Se colocaban en el
interior de la sepultura, eh una de las
paredes de la capilla que era el lugar
accesible al público. El difunto, en el caso
de las "mastabas" o tumbas de nobles del
Imperio Antiguo, era colocado en la cámara
del sarcófago, lugar subterráneo al que se
accedía por un pozo separado del resto de
la tumba. La estela de falsa puerta separaba
estos dos lugares y representaba la entrada
Fig. 3 de la tumba, ya que el lugar destinado a los
:ela falsa difuntos debía estar aislado del mundo de
puerta. los vivos (Fig. 3).
LA TUMBA DE LA REINA
NEFERTARI
(Sala XZZZ,vit. 12)

En 1978 se realizó en Madrid una


exposición fotográfica que reproducía fiel-
mente y a tamaño natural la tumba de la
reina Nefertari, esposa del faraón Ramsés 11
(1290-1224), que vivió durante la XIX
dinastía. De esta exposición conservamos
la maqueta de la tumba, expuesta en las
salas del Museo Arqueológico Nacional.

La sepultura es u? ejemplo típico de


hipogeo, construcción subterránea perfora-
da en la montaña que sustituyó a las
pirámides y mastabas de épocas anteriores.

Una rampa da acceso al hipogeo de la


reina. Las representaciones pictóricas de las
paredes, hechas por un artista genial, rela-
tan el paso de la reina de esta vida a la de
ultratumba. Tras la puerta se llega a la
antecámara, compuesta por tres cámaras
comunicadas entre sí. En la primera sala, a
la izquierda de la entrada y sobre la repisa
que debió servir para depositar objetos
rituales, se ha escrito el capítulo 17 del
Libro de los Muertos. En la parte derecha
de esta primera sala, así como en las dos
siguientes, la reina se introduce en el domi-
nio de los dioses y en el mundo funerario.
Nefertari se halla ante divinidades tales
como Osiris, Anubis, Re, y ciertas escenas
evocan la resurrección de la reina y su
estancia en la vida eterna.

Frente a la puerta, una escalera nos


indica el lugar por donde la soberana ha de
pasar para dirigirse a su última morada.
Finalmente, se llega a la cámara del sarcó-
fago, que posee en el centro cuatro pilares
que rodearon el ataúd con el cuerpo de la
reina. Estas imágenes simbólicas sugieren
que Nefertari ha resucitado a una nueva
vida.
Fig. 4
La tumba fue hallada en 1904 por una Sarcófago de
Amenemhat.
misión Italiana. Había sido saqueada desde
tiempos antiguos y del ajuar funerario sólo
se recogieron algunos fragmentos de la tapa allegados y amigos prorrumpían en lamen-
del sarcófago, una treintena de ushebtis, taciones y comenzaba entonces un largo
algunos vasos de alabastro y unos fragmen- período de luto en el que renunciaban a
tos de su momia destrozada. toda-ocupación activa permaneciendo en la
casa postrados y silenciosos.
EL MUNDO FUNERARIO Pero el difunto era objeto de gran
(Sala XZZZ,vits. 13-32)
atención, pues debía asegurarse su supervi-
vencia. Para ello era necesario preservar el
Cuando un egipcio moría el dolor y la cuerpo de la destrucción y mantenerlo
pena se apoderaba de toda su familia. Sus intacto, ya que el Ka y el Ba lo necesitaban
como soporte habitual para subsistir. Por dad no es más que un tablón cubierto de
ello lo momificaban, y tratado de esta vendas que imita la forma humana. Los
forma el cadáver se encontraba identificado cartones que la cubren son auténticos (vit. 14).
con el dios Osiris mismo.
Las vísceras se habían introducido en
Este dios fue asesinado por su hermano los vasos canopos (vit. 10). Cada uno de
Set y su cuerpo fue desmembrado y espar- ellos representa a uno de los cuatro Hijos
cido por todo Egipto. Su esposa, Isis, de Horus y guardaban una víscera específi-
recorrió todo el país recogiendo sus pedazos ca; Amset, con cabeza humana, el hígado;
y gracias a sus poderes mágicos y a la Hapi, con cabeza de mono, los pulmones;
intervención de Anubis que lo recompuso y Duamutef, con cabeza de chacal, el estóma-
lo momificó, Osiris resucitó a una nueva go; Quebsenuf, con cabeza de gavilán, los
vida convirtiéndose en dios de los muertos. intestinos.
Todos los difuntos desean transformarse en
un Osiris, estar momificados como él, vol- Sin embargo, a partir de la XXI dinas-
ver a la vida y recibir un culto funerario que tía los órganos embalsamados se introdu-
les asegurase la supervivencia, la protección cían de nuevo en el cuerpo del difunto con
contra los enemigos y la destrucción. Este la figura de un Hijo de Horus. Seguían
privilegio estuvo reservado en sus orígenes utilizándose los canopos aunque se había
exclusivamente al faraón, pero con el tiem- olvidado su función original de contenedo-
po se produjo una democratización del res y se colocaban vacíos en las tumbas,
sistema funerario y esta posibilidad se ex- como es el caso de los cuatro vasos del
tendió paulatinamente a todos los egipcios. Museo Arqueológico, pertenecientes a la
XXII dinastía y hallados en Heracleópolis
Los empleados de la necrópolis trans- Magna en la tumba de un personaje llama-
portaban el cuerpo a "la casa de purifica- do Dyedptahiuesanj.
ción"'donde se procedía a la momificación
del cadáver y se realizaban los ritos ligados Las mallas (vits. 17 y 18), vestimentas
a este proceso. La duración del embalsama- ornamentales de la momia, están hechas
miento variaba, así como la calidad del con canutillos de pasta vítrea que forman
mismo, según el rango social y las posibili- una red con los bordes rodeados de una
dades económicas del difunto, aunque el cenefa más tupida. Sobre el pecho hay un
historiador griego Herodoto nos informa escarabeo alado y la figura de los cuatro
de que el tiempo necesario era de 70 días. Hijos de Horus que protegían las vísceras.

Antes de comenzar el proceso, se ba- El cuerpo se introducía en un sarcófago


ñaba el cuerpo en agua del Nilo, después se cuyo estilo y decoración varió según las
hacía un incisión en el costado izquierdo épocas (vits. 19 a 24). El Museo Arqueológi-
para extraer las vísceras que se momifica- co conserva algunos muy interesantes. El
ban aparte y se introducían en los vasos más antiguo, de finales del Imperio Nuevo
canopos. El cerebro se extraía por la nariz perteneció a Bak y está decorado con fondo
y el corazón se dejaba en el cuerpo, que era amarillo y blanco (vit. 19). De la XXI
untado primero con natrón y luego con dinastía datan algunos sarcófagos hallados
aceites olorosos para perfumarlo. Después en la segunda cachette de Deir el Bahari,
se vendaba cuidadosamente y, en ocasiones pertenecientes a los sacerdotes del dios
las vendas tenían inscripciones copiadas del Amón; el del padre divino Pairusejer (vit.
Libro de los Muertos, que protegían al 21), otro anónimo (vit. 23), el de una cantora
cadáver (vit. 28). de Amón (vit. 24). Entre todos ellos debemos
destacar el de Amenemhat, procedente de
Las momias que se exhiben en la sala una colección particular, reutilizado con
son tres (vits. 13 a 16), cada una de ellas con posterioridad a la época en que fue realizado
su radiografía al lado. Una de ellas es de (vit. 20). La decoración cubre completamente
una mujer que debió morir a los veinticinco la superficie exterior y las dos tapaderas, con
años durante la XXVI dinastía (vit. 13). La temas y composiciones de significado preciso
momia cubierta con cartonajes dorados y que responden a la concepción religiosa de
pertenece a Nespamedu, sacerdote que vivió la época. El sacerdote o la sacerdotisa apare-
en época ptolemaica (vit. 15). La tercera es cen cubiertos de adornos tales como brazale-
una mujer de aproximadamente sesenta tes o pendientes, pectorjdes y los espacios
años, con diversas enfermedades propias de vacíos se cubren de inscripciones funerarias,
su edad (vit. 16). Como curiosidad se ha de divinidades protectoras, de escarabeos
expuesto una falsificación, con el aspecto alados, motivos ellos que protegen al difunto
exterior de una momia, pero que en reali- en la otra vida. (Fig. 4).
De la XXVI dinastía data el sarcófago
de Taremetchenbastet, hija de Ptahirdis
(vit. 22). Las inscripciones de la tapadera
rrarran el capítulo 72 del Libro de los
Muertos y las del pilar dorsal los capítulos
640-643 de los Textos de las Pirámides
(Fig. 5).

Gracias a los sarcófagos y a la estela


votiva de Taishert ante el dios Re Haracte
fechada en el Tercer Período Intermedio,
podemos ver una pequeña muestra de lo
que fue la pintura en esta civilización (Fig.
6). Los egipcios buscaron un canon ideal
del cuerpo humano, que mantuvieron du-
rante toda su historia, resaltando los aspec-
tos más representativos del mismo. Dibujan
la figura humana con el rostro de perfil, el
ojo y el torso de frente, el vientre con un
giro de tres cuartos y las piernas de nuevo
de perfil, generalmente una más avanzada
que la otra. Para las manos no siguen reglas
muy estrictas y a veces pueden aparecer dos
manos izquierdas o dos manos derechas en
el mismo personaje.

Ignoran la perspectiva y el escorzo y


las proporciones no suelen ser respetadas.
Se representa a los animales de perfil,
aunque a veces vuelven la cabeza. Los
colores son convencionales, utilizando el
negro para los ojos y las pelucas, los
blancos y los beiges para los paños y los
vestidos, el ocre rojo para la piel de los
hombres y el amarillo para el de las mujeres.
El colorido es múltiple y variado.

En muchas ocasiones el difunto no


poseía suficientes medios económicos como
para proveerse de un sarcófago. Encargaba
entonces un fragmento de tapa de sarcófago
o máscara (vit. 25), y el resto era cubierto
con algún material más perecedero como el
adobe o elementos vegetales. En las másca-
ras se dibujan los rasgos más o menos
convencionales del difunto, aunque siempre
dentro de la tradición y del arte egipcio.
Posteriormente se realizaron mascarillas en
yeso que se colocaban directamente sobre
el rostro de la momia (Fig. 7). cha, seguido de servidores con comida y el Fig. 5
ajuar funerario. Sarcófago de
Cuando ya estaba todo preparado para Taremetchenbastet.
el entierro, comenzaban los funerales. El Ante la tumba tenía lugar la ceremonia
cortejo partía de la casa del difunto y de la "apertura de la boca", cuyo fin era
atravesaba el Nilo en grandes barcas en las devolver al difunto las funciones vitales de
que se habían instalado los familiares, todos sus miembros y órganos: ver de
amigos, plañideras y sacerdotes .que cum- nuevo, abrir la boca para hablar, comer y
plían ritos o recitaban fórmulas mágicas. respirar.
Se dirigían al taller de embalsamamiento y
colocaban a la momia en su sarcófago. El sarcófago se colocaba en el interior
Desde allí el cortejo fúnebre iba hacia la de la tumba y alrededor de él los vasos
tumba con un sacerdote abriendo la mar- canopos y el ajuar.
Fig. 6 Este ajuar funerario (vits. 26 a 32) era funerarios. Destaquemos en primer lugar
Estela votiva. absolutamente necesario en el más allá; la barca de madera de la XII dinastía
cuando se trataba de grandes personajes y (1991-1785) hallada en Gebel Ein y desti-
Fig.7 reyes, las piezas son numerosísimas y de nada a realizar un viaje al santuario de
Máscara una esmerada calidad. Basta recordar la Osiris en Abydos (vit. 26). Parece ser que
funeraria. famosa tumba de Tutankhamon repleta de los egipcios estaban pbligados a realizar
objetos, todos ellos de gran valor artístico y una peregrinación, al menos una vez en la
material. vida, a la ciudad santa'durante las fiestas
que se celebraban en honor al dios, pero
En esta sala del museo se pueden ver cuando este viaje no había podido reali-
muchas piezas pertenecientes a ajuares zarse en vida, lo hacían al morir, y conver-
Fig. 8
Ushebti.

Fig. 9
Fig. de madera
policromada.

tidos ya en un Osiris, participaban de los la que existe unca cavidad donde se colo-
ritos y de las ofrendas que se hacían a la caban rollos de papiro inscritos con fór-
divinidad. mulas extraídas del Libro de los Muertos,
o incluso una parte del cuerpo momificado
Todas las piezas del ajuar tenían un del difunto. Sobre este hueco se colocaba
fin específico; las que poseían poderes la figura de un halcón, el dios Sokaris, que
mágicos para proteger al difunto estaban servía de tapadera. Las figuras tienen un
bien representadas en el museo. Así, por aspecto morniforme, semejante al de Osi-
ejemplo las figuras del dios Ptah-Sokaris- ris, y una línea de inscripción en el pecho
Osiris, pertenecientes a la Baja Epoca (vit. o en la espalda menciona a la divinidad
28), eran fijadas a una base rectangular en (Fig. 9).
En la misma vitrina están las vendas de fechan en el Imperio Nuevo, en el Tercer
momia, con textos escritos en hierático, Período Intermedio y en la Baja Epoca. Se
extraídos del Libro de los Muertos. A colocaban en cajas como las que conserva
partir de la Baja Epoca se generalizó la el Museo Arqueológico Nacional, una de
práctica de colocar vendas de lino con ellas perteneciente a Nesitanebtaui (vit. 30),
inscripciones mágicas alrededor del cuerpo. otra a Jabejent (vit. 31) y una tercera
La eficacia de los textos aumentaba al ser anónima (vit. 29) (Fig. 10).
colocados en íntimo contacto con el cadáver.
Además, el egipcio se llevó al más allá
Los amuletos (vit. 29) se colocaban en objetos de uso cotidiano (vit. 32). Se guar-
la tumba, dispersos sobre el suelo o sobre la daban sillas, camas, posanucas, como los
momia, y de esta manera el cadáver era dos que se exhiben en este museo. Hay
protegido como lo había sido antes el de también estuches de kohol o pintura para
Osiris. Se pueden clasificar por tipos aten- los ojos, peines de hueso y marfil, espejos
diendo a su significado: primero, figuras de de metal, vasos de alabastro y piedras duras
dioses; segundo, amuletos de similares, que para ungüentos y perfumes, sandalias de
representan las diferentes partes del cuerpo cestería, collares de pasta vítrea y piedras
para que las funciones vitales continúen semipreciosas de gran calidad artística.
después de la muerte: el ojo, el corazón,
etc.; tercero, amuletos de poderes, para
conferir poderes al difunto: el sistro, el pilar
dyed, la ureus, coronas del Alto y Bajo LA ESCULTURA
Egipto; cuarto, amuletos de protección, (Pedestales 33-37)
cuya misión era reclamar la ayuda de algún
agente externo considerado como una divi-
nidad: el sol alado, el creciente, etc.; quinto, El Museo Arqueológico Nacional ca-
amuletos de propiedad, que representan rece de grandes repertorios escultóricos en
objetos de uso cotidiano: tablillas de escri- piedra como los de otros museos europeos.
bir, sellos, etc. Entre todos ellos destaque- Sin embargo, posee algunas esculturas muy
mos el escarabeo, símbolo del dios Jepri, interesantes y representativas.
venerado en Heliópolis, como dios solar.
En ocasiones se empleó como amuleto Tres de estas esculturas representan al
funerario, debiendo destacar los "amuletos faraón. La civilización del Antiguo Egipto
de corazón", con el capítulo 30 del Libro de está tan íntimamente ligada a su régimen
los Muertos, que se colocaba en el pecho de político que el término "civilización faraó-
la momia. Otras veces se utilizó como sello nica" se emplea corrientemente para desig-
personal, con inscripciones que menciona- narla.
ban a un dios, a un rey o simplemente al
posesor. Existen diversos documentos que nos
informan sobre la institución monárquica:
Otra categoría de piezas muy populares protocolos faraónicos, escenas de teogamia
son los shabtis o ushebtis, cuyos precursores o natividad real, fiestas de la coronación,
son las figuras de servidores de madera (vit. 29) panegíricos reales. Sin embargo, en ocasio-
(Fig. 8). nes estas fuentes hay que analizarlas con
prudencia y con una cierta reserva, ya que a
La palabra ushebti deriva del verbo menudo relatan hechos con un énfasis
ushab (responder). Los egipcios imaginaban excesivo y que pueden ocultar realidades
después de la muerte un más allá feliz en los algo diferentes.
campos de Ialu; sin embargo, estaban obli-
gados a realizar diferentes trabajos agrícolas La palabra faraón significa "la gran
en las campiñas de la divinidad. Los usheb- casa" (per aa en egipcio) que también
tis tenían como fin reemplazar al difunto en designaba en el antiguo Egipto al palacio
esta obligación y respondiendo por él a la del rey. El mecanismo del Estado trabaja
llamada del dios se convertían en personas para el faraón, y muchos funcionarios
vivientes y realizaban los trabajos. De ahí elegidos por él, someten a su decisión los
su nombre "ushebti" o respondiente. problemas del país. Es jefe del Estado, jefe
militar y guerrero, sacerdote de todos los
Se les representó con la azada, la dioses, constructor de nuevos santuarios;
hachuela, las piquetas y, en la espalda, el recibe a los embajadores'acude a fastuosas
saquito de semillas; con frecuencia llevan ceremonias y vigila el culto de sus antepasa-
inscrito el capítulo VI del Libro de los dos. Es el encargado de mantener el orden
Muertos. Los expuestos en esta vitrina se cósmico.
Fig. 10
) Caja íuneraria de
madera
policromada.

El faraón suele llevar la "doble coronaL- 362), la última de la historia egipcia anterior
que recuerda la situación del país antes de a la segunda dominación persa y a la
la definitiva unificación hecha en la primera conquista del país por Alejandro Magno en
dinastía, cuando Egipto estaba dividido en 332. La estatua es un depósito del Prado. El
dos reinos, uno al norte (el Bajo) y otro en material es granito gris, pero ha sufrido
el sur (el Alto). varias restauraciones, no correspondiendo
la cabeza a la escultura original. El faraón
La primera escultura expuesta en esta sujeta una pequeña ara que apoya en el
sala es la de Nectanebo 1 (pedestal 33), pecho y está arrodillado sobre un podio
primer faraón de la XXX dinastía (330- con inscripción restaurado. Lo más intere-
Fig. 11 sante de la escultura es la inscripción graba-
Estatua de da en el pilar dorsal en que se apoya, donde
Nectanebo. se relata la titulatura completa de Nectanebo
(Fig. 11).

Sabemos que la titulatura real estaba


compuesta de cinco nombres: primero, el
nombre de Horus, mediante el cual el rey
personifica al antiguo dios halcón Horus,
que se convirtió en dios dinástico de Egipto.
El nombre está inscrito en un rectángulo;
segundo, el nombre de Nebti o de las dos
Damas, que simbolizan la unión del doble
país personificada por la diosa buitre del
sur de Nejbet y la cobra del Delta Uadyet;
tercero, el nombre de Horus de Oro de
significado discutido; el halcón aparece
sobre el signo del oro; cuarto, el prenomen,
precedido del título "Rey del Alto y del
Bajo Egipto" e inscrito en un cartucho;
quinto, el nomen introducido por el epíteto
"hijo de Re". Equivale a nuestro nombre
propio y es el que designa al rey antes de su
ascensión al trono. También va inscrito en
un cartucho.

La titulatura completa de Nectanebo


es: nombre de Horus, "Horus el de fuerte
brazo"; nombre de las dos Damas, "El que
embellece el doble país"; nombre de Horus
de Oro, "El que hace lo que desean los
dioses"; el prenomen, "Rey del Alto y del
Bajo Egipto" (aquí, y debido posiblemente
a un error del escriba, este epíteto está
colocado entre el nombre de Horus y el de
Nebti) Jeper-Ka-Re; nomen "Hijo de Re"
"señor de las apariciones" Nectanebo.

La inscripción continúa en la columna ba una comisión científica cuya misión era


de la izquierda, mencionando a Osiris Me- visitar los países orientales y adquirir obje-
riti y a la ciudad de Hermópolis Bah. Es tos antiguos que enriqueciesen las coleccio- ,
posible que el rey se hiciese construir esta nes del museo (pedestal 35).
estatua para colocarla en el santuario de la
ciudad. Sabemos que llegó a España en el Se trata de la cabeza de un Ptolomeo,
siglo XVIII procedente de Roma y que de granito negro, separada del cuerpo por
formó parte de las colecciones reales. la fractura del cuello, lo que nos impide
afirmar si la cabeza perteneció a una estatua
Otra escultura muestra a un faraón o a una esfinge. La escultura ha llegado
joven, en actitud de marcha con la pierna hasta nosotros bastante deteriorada debido
izquierda adelantada, tocado con el nemes a la pérdida de la nariz, la oreja izquierda y
y la ureus, insignia de realeza que se las partes laterales del nemes.
colocaba habitualmente en la frente del
faraón amenazando a los enemigos. Viste el Esta cabeza, a pesar de que conserva
faldellín schenti plisado que llega hasta las rasgos típicos del arte tradicional egipcio,
rodillas, y las manos sostienen el signo de la posee una notable influencia del arte griego.
vida y el pañuelo plegado. Se fecha en Los especialistas, mediante paralelos apro-
época ptolemaica (pedestal 34). ximados la han feckado en los reinados de
Ptolomeo 11 o 111.
La cabeza real expuesta fue comprada \
en Alejandría por la expedición que realizó La estatua de basalto verde representa
en 1873 la fragata "Arapiles" a través del a un personaje sentado, un anciano con
Mediterráneo oriental, en la cual participa- rasgos realistas y expresivos. Entre las
piernas sujeta el sistro hathórico, instru- El panteón egipcio fue muy numeroso
mento musical y emblema de la diosa y cada divinidad tuvo su importancia en
Hahtor. Posee inscripciones en jeroglífico mayor o menor grado, según las épocas y
que nos permiten conocer su nombre y sus los lugares. Muchos son dioses cósmicos
cargos: Se trata del príncipe, gobernador, revestidos de carácter universal; otros, per-
escriba de los documentos reales, sacerdote sonificaciones abstractas creadas por teólo-
de la diosa Neith, Hathor, Horus de Metyr, gos. Con frecuencia se asocian en triadas,
Harsomtusemhat, que vivió en el Bajo familias divinas que imitan a las humanas,
Egipto durante la XXVI dinastía (pedestal 36) con un dios-padre una diosa-madre y un
(Fig. 12). dios-hijo. Sus representaciones varían, adop-
tando la forma humana o en ocasiones
La última escultura es un halcón de conservando la cabeza de animal.
basalto negro, depósito del Museo del
Prado. Los ojos están incrustados de ágata El museo posee una buena colección
y ha perdido las garras, la cola y las puntas de estatuillas de bronce que representan a
de las alas. Se duda de su autenticidad dioses, y se fechan a partir del Tercer
(pedestal 37). Período Intermedio hasta época romana
(vit. 28). Hay otras en madera o piedra que
también muestran diferentes divinidades
del panteón egipcio. Ofrecemos una lista
con los principales dioses egipcios. (Figuran
LOS DIOSES con asterisco los que están expuestos.)
(Sala XIII, vits. 27, 28 y 38)

* Amón
Los egipcios poseen una palabra que
nosotros traducimos por dios: nlr. Este Su nombre significa "el oculto". Fue el
concepto designa a cada persona divina, es dios principal de Egipto a partir del Imperio Fig. 12
común a cada una de ellas, pero ello no Medio. Se consideró dios primordial y Escultura de
implica necesariamente un monoteísmo re- creador y fue adorado bajo la advocación Harsomtusemhat.
ligioso como se ha dicho frecuentemente.

Cada santuario, cada localidad posee


su divinidad particular, muchas de ellas con
aspecto animal y otras antropomorfas o
mixtas. Ciertamente muchos animales fue-
ron adorados como dioses. Su origen debe
buscarse en el culto que los nomos o
territorios administrativos profesaban a un
emblema, a una planta o a un animal
sagrado, elegido por sus cualidades, signos
del lenguaje mítico. Le temían porque era
poderoso, le amaban porque era útil y al
mismo tiempo le admiraban. Pronto le
momificaron como a los humanos. El Mu-
seo Arqueológico posee algunos animales
momificados (vit. 28): halcones, símbolo$
de Horus, uno de ellos dentro de un
sarcófago de madera con el aspecto exterior
de este ave; un gato, animal de la diosa
Bastet; dos pájaros ibis que representan a
Thot; un cocodrilo, el dios Sobek. Ciertas
especies fueron objeto de un culto especial.

Así, los toros Apis de Menfis, Bukis de


Hermontis y Mnevis de Heliópolis. Interesa
destacar este último, ya que en -el Museo
Arqueológico existe un vaso canopo, de la
XXVI dinastía, perteneciente a un toro
Mnevis, considerado como dios de la vege-
tación, que poseía un rebaño sagrado (pe-
destal 27) (Fig. 13).
'Bastet
Diosa gata venerada en Bubastis. Divi-
nidad de la música, la danza y la alegría.

Bes
Dios enano, tocado con alto penacho
de plumas. Protector de la infancia y de los
nacimientos. Su popularidad traspasó las
fronteras de Egipto y su culto se extendió
por todo el Mediterráneo occidental.

Eneada
Los nueve dioses de la cosmogonía
heliopolitana. El sol creador y sus descen-
dientes: Atum, Shu, Tefnut, Geb, Nut, Isis,
Osiris, Set, Neftis.

Geb
Dios de la tierra, esposo-hermano de
Nut. Las representaciones más numerosas
lo muestran tumbado en el suelo en el
momento preciso del mito de la creación,
Fig. 13 cuando Shu separa la tierra del cielo.
Vaso canopo de
un toro.
Hathor
Diosa vaca de carácter universal. Su
de Amon-Re, lo que implica que acaparó nombre significa "la casa de Horus" y el
las prerrogativas del dios solar. Formó faraón es llamado a menudo "Hijo de
triada con Mut y Jonsu. Fue venerado en Hathor". Es considerada también protecto-
Tebas donde poseía uno de los santuarios ra de la necrópolis, dama de occidente. Es
más importantes de Egipto. la diosa del amor. Identificada por los
griegos con Afrodita. Sus instrumentos
* Anubis musicales son el sistro y el menat.
Dios funerario, protector de la necró-
polis y los difuntos e inventor de la momi-
ficación al embalsamar el cadáver de Osiris. Herishef
Su animal es el chacal. Dios carnero adorado en Heracleópolis
Magna. Su culto es muy antiguo, remon-
tándose a la primera dinastía. Sus epítetos
* Apis le designan como rey de Egipto.
Dios generador de fuerza y fecundidad,
encarnado en un toro adorado en Menfis,
llamado el "heraldo de Ptah". A su muerte *Horus
se celebraban funerales con gran ceremonia, Dios con enorme personalidad y mu-
embalsamando su cuerpo y disponiendo de chas facetas. La más conocida es la que le
ushebtis y vasos canopos. une a la leyenda osiríaca, en la que Horus
venga a su padre Osiris luchando contra
Atón Set. Fue adorado en varias localidades y su
Dios-sol adorado por Ajenatón, consi- animal simbólico es el halcón. Fue el pro-
derado como dios único y universal de tector de la realeza y en su origen se
Egipto. Su iconografía lo representa como consideró como dios del cielo, potente y
un disco con uraeus del que emanan rayos belicoso.
que terminan en manos, algunas de las
cuales sujetan el signo anj. Venerado en *Isis
Ajet-Aton, hoy Tell- el-Amarna. Esposa de Osiris y madre de Horus,
representó siempre el amor maternal y la
Atum fidelidad. Cuando s\x esposo fue asesinado
Dios solar creador del universo según y despedazado por Set, ella recorrió el país
la teología heliopolitana. Surge del Nun, buscando los trozos del cadáver y levantan-
caos primordial, creándose a sí mismo por do santuarios donde los encontraba. Su
su propia potencia. De él. salen los dioses culto se extendió por todo el Mediterráneo
que formarán la Eneada heliopolitana. y se convirtió en diosa universal.
*Jonsu
Formó parte de la tríada tebana como
hijo de ~ m & y de Mut. Fue un dios lunar
y se le representa con el creciente lunar con
un disco solar y la uraeus.

Maat
Personificación de todos los elementos
de la armonía cósmica, verdad, justicia e
integridad. Se representa como una dama
con pluma sobre la cabeza.

*Min
Dios itifálico venerado en Coptos y
Ajmin, señor de la fertilidad; las fiestas en
su honor se realizaban al comienzo de la
recolección.

*Mut
Esposa de Amón y madre de Jonsu.
Reside en Tebas, en un lugar cercano al
gran templo de su esposo.. Su nombre
significa madre y su animal es el águila. Fig. 14
Figura de Osiris
*Neith de bronce.
Diosa de Sais, divinidad tutelar del
Bajo Egipto. Su símbolo son dos flechas noche y la del día. Renace cada día al
cruzadas sobre un escudo, lo que recuerda amanecer.
su actividad guerrera como arquera que
espanta a los enemigos de los dioses. * Sejmet
Esposa de Ptah y madre de Nefertum,
Nut fue llamada la "señora de la guerra" por su
Diosa del cielo, esposa de Geb y miem-
carácter belicoso e irascible. Con frecuencia,
bro de la Eneada. Se representó con forma
y acompañada de un cortejo terrible, des-
humana generalmente.
carga su furia contra los hombres enviando
enfermedades.
Ogdoada
Ocho deidades que forman parte de la
cosmogonía de Hermópolis. Set
Dios de las fuerzas caóticas que des-
pertó veneración y hostilidad. A comienzos
*Osiris (Fig. 14) de la 11 dinastía se convierte en dios princi-
El dios más popular del panteón egip- pal, pero pronto pierde sus prerrogativas.
cio. El santuario más antiguo se localiza en Es el asesino de Osiris.
la ciudad de Busiris en el Delta. Originaria-
mente es un dios de vegetación.que reme- Shu
mora el ciclo anual agrícola. Miembro de la Dios del aire, miembro de la Eneada
Eneada heliopolitana, fue esposo de Isis y heliopolitana. Esposo-hermano de Tefnut.
padre de Horus y murió aseseinado por su En las representaciones que relatan la crea-
hermano Set. Gracias a su esposa resucita y ción, es el que separa a Geb (tierra) de Nut
se convierte en dios de los difuntos. (cielo) y el que mantiene la bóveda celeste
con los brazos en alto.
*Ptah
Dios principal de Menfis, esposo de Sokar
Sejmet y padre de Nefertum. Dios creador Dios halcón de la necrópolis menfita.
por la palabra, fue considerado padre de En el Imperio Antiguo se fusiona con Ptah
los dioses, principio creador y final de y en el Imperio Medio con Osiris siendo
todas las cosas, protector de las artes y llamado desde entonces Ptah-Sokaris-
.patrón de los orfebres. Osiris.

Re Tueris
Dios supremo de Heliópolis. Es el sol. Diosa hipopótamo, protectora de las
Viaja su séquito en dos barcas, la de la mujeres durante el parto. Representada
muy comúnmente como amuleto que indi- de interés son el Harpócrates de bronce con
caba protección. una inscripción fenicia en el zócalo, y las
figurillas de Reshef y Osiris encontradas en
* Thot España y realizadas, posiblemente, por
Divinidad principal de Hermópolis; broncistas de un taller peninsular.
representa a un dios hábil, culto, calculador
e inteligente que inventó la escritura y se Las influencias egipcias son claras en
convirtió en el patrón de los escribas. la isla de Ibiza, a través del mundo púnico.
Unido a la luna desde sus orígenes se le Los escarabeos y amuletos aparecen con
consideró como una divinidad cósmica. una inusitada frecuencia en necrópolis co-
Sus animales simbólicos son el ibis y el mo la del Puig de Molins. Existen divinida-
babuino. des muy populares en Egipto, como Isis,
Bes, Anubis y Tueris, representadas en
amuletos. Merece la pena destacarse las
piezas de vidrio: cuentas de collar, ungüen-
LA INFLUENCIA EGIPCIA tarios de pasta vítrea utilizados como con-
(Sala XIII, vit. 39) tenedores de perfumes y líquidos.

La existencia de piezas egipcias o egip-


La expansión de los egipcios más allá tizantes se documenta en otros yacimientos,
de sus fronteras naturales, sobre todo du- como Belo, de donde procede un ushebti y
rante el Imperio Nuevo, hizo que se cono- un collar de pasta vítrea, y Clunia con un
ciera la cultura y la civilización egipcias en escarabeo y una placa.
tierras lejanas y que muchos lugares adop-
taran el arte y las creencias religiosas de La cultura y la civilización egipcias
este pueblo. Ello sucedió, sobre todo, en el estuvieron presentes en Roma, donde en-
Levante mediterráneo, estrecha franja de raizaron cultos dedicados a las divinidades
tierra donde se va a desarrollar la cultura egipcias, fundamentalmente a Isis. Esta
fenicia. diosa adquirió pronto un carácter universal,
erigiéndose templos en su honor donde se
Se ha dicho que los fenicios no fueron rememoraban los misterios isíacos. Fue,
originales en sus creaciones, y que su arte además, una diosa del hogar y de la navega-
no es más que una amalgama de las civiliza- ción.
ciones circundantes. Sin embargo, crearon
gran número de objetos ornamentales, al- De Pompeya' y Herculano proceden
gunos muy bellos como los marfiles y joyas, tres bronces: el de Isis Fortuna con el timón
en los que puede constatarse una fuerte y el cuerno de la abundancia, el de Harpó-
influencia egipcia. Y esto se debe además de crates, su hijo, y finalmente un sistro,
a la presencia de Egipto en su país, a la instrumento musical relacionado con el
vocación comerciante del pueblo fenicio culto a la diosa.
que le llevó a crear asentamientos en el
propio Egipto, como es el caso de Menfis, En la Península Ibérica también se han
donde había un barrio habitado por tirios, encontrado objetos de época romana en los
con un templo dedicado a la diosa Astarté que se representa a divinidades orientales;
donde se vendían y compraba libremente. así, el disco de lucerna de volutas hallado
Un ejemplo claro es el hallazgo en Beirut en Baena, donde aparece, Isis, Anubis y
del bronce egipcio que representa a Imhotep. Harpócrates.
Su inclinación comerciante y marinera
hizo que pronto se lanzaran al comercio
internacional; cruzaron el Mediterráneo es- NUBIA Y SUS CULTURAS
tableciendo colonias en Chipre, Rodas, (Sala XIII, vits. 40-50)
Cartago, Sicilia, Cerdeña y el sur de de la
Península Ibérica. Nuestro territorio les
atrajo gracias a las numerosas riquezas que La decisión adoptada por el Estado
poseía en la Antigüedad, sobre todo estaño, egipcio de construir la gran presa de Asuán
tan necesario para la fabricación del bronce. con el fin de incrementar la superficie de
tierra cultivada y la producción hidroeléc-
Del sur de España proceden los vasos trica, originaba la formación de un gigan-
de alabastro egipcios hallados en necrópolis tesco lago artificial a 185 metros sobre el
de incineración, utilizados para guardar los nivel del mar que haría desaparecer toda
restos calcinados del difunto. Otras piezas huella de vida en la zona.
La región afectada era Nubia, en los -
Estados de Sudán y Egipto, territorio rico 1I
en tradiciones y vestigios arqueológicos
que se hubieran perdido para siempre al
ascender las aguas. Esta dramática pers-
pectiva movió a los gobiernos de los dos
paises a recabar la ayuda de la UNESCO
en 1959, para que, por medio de un llama-
miento internacional, se emprendiera la
tarea de recuperación de esa importante
parte del patrimonio histórico de la huma-
nidad. En 1960 se inauguraba la campaña
de salvamento de los monumentos de Nu-
bia, y los gobiernos egipcio y sudanés se
comprometían a ceder a las diferentes
misiones arqueológicas una parte de los
objetos hallados en las excavaciones. Los
españoles tomaron parte activa en la cam-
paña de Nubia y una parte de sus resulta-
dos puede verse en las vitrinas de este
museo.

Nubia es una estrecha y larga prolon-


gación del Alto Egipto, cuya historia estuvo
siempre vinculada al Nilo. Geográficamente
se dividió en dos regiones, la Baja Nubia o
Wawat, territorio situado entre la primera
y segunda cataratas y la Alta Nubia o país
de Kush entre la segunda y la cuarta.

Sus habitantes nos han legado muchos


vestigios, algunos muy antiguos. I
Los arqueólogos han diferenciado va-
rios grupos culturales denominados A, B y C
(3500-1600) que sucedieron al Neolítico en
la Baja Nubia. Paralelamente, en la Alta
Nubia se originó la cultura de Kerma, con
varias fases en su desarrollo y con una
cronología que osciló entre el 3000 y el 1500
a, de C. De estos períodos, el Museo
Arqueológico Nacional posee una buena
representación (vit. 40), destacando los ob-
jetos pertenecientes al grupo "C", cuyos
yacimientos más conocidos son las necró-
polis con ajuares fechados con gran exacti-
tud gracias a las piezas importadas de
Egipto. Además, aparecen en ellas figurillas
de tierra cocida, objetos de piedras duras
tales como jarritos para ungüentos y perfu-
mes, etcétera.

Pero, sobre todo, conviene resaltar la


cerámica de Kerma, hecha a mano, con una
técnica perfecta. Se caracteriza por un
bruñido en las paredes interiores y exterio-
res del recipiente que da a la pieza tonalida-
des casi metálicas. Los engobes son rojos o
negros y las formas muy variadas y elegan-
tes: cuencos de paredes finas, ollas, botellas
de forma ovoide, vasos de tulipa, etcétera
(Fig. 15). Mapa del antiguo Egipto y Nubia.
Fig. 15 Pero la conquista y colonización siste- Alta Nubia. Lo cierto es que la zona
Recipientes de la mática de Nubia va a realizarse durante el situada entre la primera y la segunda cata-
cultura de Kerma Imperio Nuevo (1554-1080). Comienza aho- ratas permaneció casi desierta durante va-
(Nubia). ra la llamada etapa faraónica de Nubia en rios siglos. Asimismo, en la Alta Nubia los
la que Amosis llegó hasta Abu Simbel y sus acontecimientos inmediatos al Imperio
sucesores lograron adentrarse hasta la cuar- Nuevo egipcio siguen siendo oscuros. Hay
ta catarata. En la época de Ramsés 11 se constancia en N á ~ a t ade un culto al dios
construirán los grandes templos, siendo el Amón que según algunos autores fue esta-
más famoso el de Abu Simbel. blecido por los sacerdotes del dios tebano;
el santuario se convirtió en el centro de un
Nubia aportó al imperio egipcio hom- nuevo poder político heredero del culto y
bres y soldados y, sobre todo, grandes del legitimismo faraónico; comenzó enton-
riquezas; las piedras preciosas, el marfil, la ces un período denominado Reino de Kush
madera y otros productos exóticos llegaban con dos momentos importantes: el período
a Egipto con regularidad. Los egipcios de Nápata y el de Meroe, este último
trataron de integrar a los nubios en el llamado así por haber sido trasladada la
Estado egipcio. Se creó el cargo de "Virrey capital a esta nueva ciudad, cerca de la
de Nubia", cuya autoridad se extendía a las quinta catarata en el siglo VI a. de C. según
dos provincias de Wawat y Kush. algunos autores, en el 111 según otros.

Las piezas expuestas (vit. 41) fueron


De Nápata va a surgir Pianji que
en dos la de Nag-
Farkhi de la XVIII dinastía y la de Mirmad, unifica todo el valle del Nilo y funda en 727
la XXV dinastía que perdura hasta la inva-
cuya tumba núm. 75 es una sepultura
sión de los asirios en el siglo VI1 a. de C.
faraónica en la cual se encontró la cubierta
de sarcófago de un personaje de la XIX
dinastía (pedestal 42). Hay, además, piezas Después del traslado de la corte y de la
de una marcada influencia egipcia como capital a Meroe se inició un nuevo período,
son los escarabeos, amuletos, collares. continuación del anterior, que recibió in-
fluencias clásicas, pero al tiempo se africa-
Parece ser que los egipcios abandona- niza. Conocemos por sus cementerios 40
ron la Baja Nubia en torno a la XX dinastía generaciones de reyes que se enterraron en
y que la población indígena emigró hacia la pirámides con capillas decoradas, cámaras
subterráneas y con enterramientos sacrifi-
ciales en torno al soberano.
Mientras tanto, los ptolomeos recla-
man la Baja Nubia, basándose en la perte-
nencia a Egipto en tiempos históricos, para
controlar las rutas hacia Meroe y el mar
Rojo. Construyen templos en la zona rei-
vindicada aunque los meroiticos realizan
una "contra-proclamación" de soberanía
añadiendo capillas nuevas a los templos
/
erigidos por los ptolomeos. Es posible que
ambas partes reconocieran los derechos de
los otros, aunque la administración la lleva-
ran 'a cabo, en la práctica, los ptolomeos.
Lo que parece evidente es que durante el
siglo 111 a.de C. el "renacimiento meroitico"
motivó un movimiento de migración hacia
el norte de la cuarta a la segunda catarata,
produciéndose aquí la cultura altomeroítica
del norte de Nubia.
Esta situación se alteró con la llegada
de Roma en el siglo 1: la frontera' se
establece en Asuán y todo el reino de
Meroe es admitido como un protectorado
bajo la tutela de Roma, lo cual implicaba
un tributo. El prefecto de Egipto, Petronio,
se dirigió a Nápata que saqueó y regresó
con numerosos prisioneros y botín, insta- el de Ballana. en el4norte, denominado Fig. 16
lando una nueva guarnición en la actual también grupo X, y el de Tanqasi en el sur. Vaso meroitico de
Qasr-Ibrim. Meroe consiguió, sin embargo, Nubia.
restablecer su ccstatu-quo" anterior a la
llegada de Roma manteniendo su indepen- El núcleo más importante del grupo X
dencia. se sitúa en Ballana y Qustul, al sur de Abu
Simbel. Gracias a las excavaciones practi-
Los meroíticos fueron olvidando pau- cadas en dichos lugares conocemos las
latinamente la escritura y las fórmulas tumbas reales de este pueblo y los objetos
sagradas egipcias, que degenerarán en una de más valor que esta cultura ha producido.
nueva escritura cursiva, la meroítica, aún
no descifrada del todo y de la que tenemos Las tumbas están cubiertas con túmu-
una buena muestra en las estelas y mesas de los de tierra y piedras, y los ajuares revelan
ofrendas expuestas en el museo (Panel 45 y la creencia de una vida de ultratumba
Pedestal 46 y 47). concebida como una continuación de la
terrenal. Existieron también en esta cultura
Las piezas halladas por los arqueólo- sacrificios humanos, y a la muerte del
gos españoles pertenecen a diversos yaci- soberano eran sacrificados los servidores y
mientos de Argín, Nag-Sayeg, Nelluah, etc. la reina, que le acompañaban al más allá.
(vit. 43) (Fig. 16). Entre ellas debemos
destacar la cerámica con decoración de Las gentes del grupo X adoraron a los
figuras humanas y de animales, la cerámica dioses de Meroe y a los de Egipto. La
de barbotina, las tobilleras de bronce y la cerámica fue hecha por mujeres. Hay copas,
estatua de Ba (Pedestal 44). botellas y jarros y numerosas cuentas de
collar que imitan modelos anteriores (vit.
El fin del reino de Meroe fue debido a 48 y 49).
la desmembración del poder político y al
desvanecimiento de los rasgos culturales. A partir de Justiniano (527-564 d. de
En 350 d. de C. Ezana, rey de Axum y C.) los nubios reciben paulatinamente el
fundador del Primer Imperio de Etiopía, Evangelio. En 580 d. de C. los misioneros
arrasa la ciudad. Después del siglo IV d. de bizantinos habían cristianizado toda la zo-
C. todo el territorio adquiere un aspecto na, donde aparecieron tres reinos: el de
cultural variado, y se desarrolla la llamada Nobatía, con capital en Faras; el de Maku-
cultura Postmeroítica, con-dos subgrupos, ria, con capital en Dóngola, y el de Alwa;
con capital en Saba. Ante el peligro de la La antigua Persia, limitada al oeste
invasión islámica toda Nubia se unificó en por los montes Zagros y al norte por los de
625 d. de C. Ararat, fue una región no menos fecunda.
A pesar de los .evidentes influjos de sus
La lucha de los cristianos nubios con- vecinos, la civilización persa desarrolló su
tra los musulmanes fue continua, aunque se propia personalidad, creando una cultura
produjo una islamización progresiva en la original con centros de enorme prestigio
zona. A partir del siglo XIV Nubia practi- como Susa, Pasargada y Persépolis asocia-
caba ya la religión islámica. dos a nombres como Ciro, Darío o Jerjes.

De esta etapa el museo conserva algu- Sus producciones cerámicas son elo-
nos objetos, debiendo destacar entre todos cuentes: vasos elegantes y con vistosas
ellos el pergamino en lengua paleonubia, decoraciones como los que se exhiben en la
qscrito con caracteres griegos, que hace vit. 1, procedentes de Tepe Hissar, Tepe
referencia a la iglesia de San Menas en Giyan y Tepe Sialk. De este último yaci-
Abkanarti (vit. 48). miento cabe destacar el jarro bajo y panzu-
do con un largo pitorro en forma de pico a
un lado, decorado con dibujos geométricos
--
y animalísticos.
PROXIMO ORIENTE
(Sala XZV,vits. 1-3) En la vit. 2 se exhiben los bronces de
Luristán. Formaron parte de los ajuares de
El la sala XIV (vits. 1-3), se exhibe una las tumbas de guerreros y combatientes;
pequeña parte de la colección de antigüeda- por ello el grupo principal lo constituyen
des orientales que conserva el Museo Ar- las armas: .espadas, puñales, puntas de
queológico Nacional. lanza. Aparecieron también herramientas,
arreos, alfileres que terminan en cabeza de
La región que se extiende desde el animal o en grandes discos, brazaletes,
Mediterráneo oriental hasta la actual Irán y anillos y vasos de libaciones. Se fechan
que abarca el "Creciente fértil" y la antigua entre el 1000 y el siglo VI1 a. de C.
Mesopotamia situada entre los ríos Tigris y
Eufrates, fue el centro de una pujante BIBLIOGRAFIA
civilización que se desarrolló durante varios
milenios en ciudades independientes y rivales.
BAINES, J. y MALEK, J. 1983. Atlas of Ancient
Principales protagonistas de las histo- Egypt. Oxford.
ria antigua del Próximo Oriente fueron la DAUMAS, F . 1972. La civilización del Egipto
cultura sumeria, con las ciudades de Eridu, faraónico. Barcelona.
Ur y Uruk; la acadia, con Sargón como DAUMAS, F. 1977. Les Dieux de ¿ Egypte.
París.
principal representante; la neosumeria, pro- DERCHAIN, P. Dictionnaire des Mythologies.
tagonizada por Gudea; la época babilónica, Egipto.
con Hamurabi y sus descendientes; hititas, DRIOTON, E.; VANDIER,J. 1977. Historia de
hurritas, mitanios y los habitantes de Siria Egipto. Buenos Aires.
y Palestina. En esta zona se inició una HART,G. 1986. A dictionary of Egyptian Gods
eficaz explotación agrícola, se forjó la escri- and Goddesses. Londres.
tura, el calendario, la metalurgia y nacieron HORNUNG, E. 1982. Concepcion of God in
los primeros códigos de justicia y una serie Ancient Egypt. Londres.
de formas artísticas que se transformaron MEMORIAS de la misión arqueológica en Nubia,
durante años, creando una de las etapas 11 volúmenes. Madrid.
PÉREZDIE,M. C. 1984. Egipto. Guía didáctica
más fecundas e interesantes de la Historia del Museo Arqueológico Nacional. Madrid.
Universal. PÉREZDIE,M. C. 1987. "Heracleópolis Magna"
en Archeologia, núm. 225, pp. 36-49.
Procedentes de estas regiones, el Mu- POSENER, G. 1960. De la divinité du Pharaon.
seo Arqueológico exhibe algunos objetos París.
(vits. 1 y 3): recipientes decorados e inscri- SPENCER, A. J. 1982. Death in Ancient Egypt.
tos, cilindros-sellos y su desarrollo (vit. 1). Londres.
Las inscripciones cuneiformes reproducen VANDIER, J . 1986. "Le concept de la monarchie
dans ¿ Egypte ancienhe" en Les Monarchies.
el alfabeto de Ugarit o tienen como soporte París, pp. 29-42.
el ladrillo cocido como el de Gudea o el de \
VERNUS, P.; YOYOTTE, J. 1988. Les Pharaons.
fundación de Nimrud (panel). La vit. 3 París.
muestra una reproducción de Gudea de VON BECKERAT, J. Abriss des Geschichte des
Lagash cedida por el Museo del P.rado. Alten Agypten. Munich-Wien.
PALOMA CABRERA BONET
VASOS GRIEGOS
Y ETRURIA

XIV. CHIPRE Y PERIODO


ORIENTALIZANTE

XV. CERAMICA ATICA-

XVI. ARQUEOLOGIA GRIEGA


DEL SUR DE ITALIA
PATIO
ARABE
XVII. ARQUEOLOGIA DE LA
CAMPANIA (ITALIA)

XVIII. ARQUEOLOGIA ETRUSCA


SALAS GRIEGAS so, al movimiento europeo de acopio de
Y ETRUSCO-ITALICAS obras de arte de la Grecia clásica. Por ello,
en 187 1 el gobierno revolucionario organizó
una "Expedición Científica" a Oriente a
La colección de vasos griegos de lo que bordo de la fragata Arapiles, dirigida por el
sería el Museo Arqueológico Nacional co- que luego sería director del museo, Juan de
menzó a formarse en la segunda mitad del Dios de la Rada y Delgado, en la que
siglo XVIII, durante el reinado de Carlos también tomó parte el arquitecto y dibujan-
111, en el ambiente arqueológico de la te Velázquez Bosco. La expedición recorrió
Ilustración. A la Colección Real pertenecía el Mediterráneo oriental, visitó Grecia, Tur-
un conjunto de catorce vasos griegos halla- quía y Egipto y trajo a España un impor-
dos en Italia que fueron depositados inicial- tante conjunto de vasos áticos -entre ellos
mente en la Biblioteca Nacional. En 1771 un lote de lécitos de fondo blanco- terra-
don Pedro Franco Dávila había donado 52 cotas y vasos chipriotas.
vasos suritálicos al Museo de Ciencias
Naturales. Estos dos conjuntos pasaron a En 1874 el Estado compró la colección
formar parte de las colecciones del Museo de antigüedades del marqués de Salamanca.
Arqueológico Nacional a partir del Real Este banquero romántico, emprendedor de
Decreto de fundación en 1867. aventurados negocios que le habían condu-
cido casi a la ruina en varias ocasiones,
Durante el siglo XIX las ideas román- poseía en su villa de Vista Alegre y en su
ticas dieron un nuevo impulso al interés por palacio del paseo de Recoletos un verdade-,
la Antigüedad clásica y fomentaron un ro museo de arte antiguo. La construcción
coleccionismo y un anticuariado de corte de las primeras líneas férreas en los Estados
esteticista, en el que los vasos griegos, Pontificios le habían llevado en varias oca-
especialmente los figurados, fueron uno de siones a Italia. Allí adquirió en bloque los
los principales objetivos. En este ambiente hallazgos realizados en el santuario helenís-
se formaron las grandes colecciones de tico de Calvi, y se convirtió en uno de los
vasos griegos del museo: la del marqués de mejores clientes de los anticuarios y exca-
Salamanca, la de Tomás Asensi y la de vadores de Roma y Nápoles. Su colección
Teodoro Stutzel. estaba formada principalmente por. vasos
áticos y suritálicos de figuras rojas, pero
También en esta época quiso España contaba también con algunos mármoles,
incorporarse, aunque con décadas de retra- terracotas, monedas y joyas.
En 1876 entran en el museo las anti- ción de vasos, seguramente contenedores
güedades reunidas por Tomás Asensi, con- de perfumes, cuya forma se inspira en la
su1 de España en Túnez, que comprendían fauna marina: un calamar y un pez (vit. 4),
unos trescientos vasos, esculturas de már- y en las formas de vasos antropomorfos o
mol, bronces y terracotas. Algunos de estos zoomorfos, como el ascós en forma de ave
objetos procedían de Cirenaica, principal- o gallina (vit. 6).
mente las terracotas, pero otros muchos
fueron adquiridos a comerciantes italianos. La Edad del Hierro, el período mejor
representado en el museo, fue una época
En 1900 un anticuario alemán, Teo- muy próspera para Chipre. Los primeros
doro Stutzel, hizo donación al Estado de siglos corresponden al que llamamos ~ e r í b -
una colección de ochocientos objetos, la do Geométrico (1050-750 a. de C.). Gracias
mayoría recogidos en la isla de Samos. a los contactos mantenidos en el Egeo,
Entre ellos figuran veintidos vasos griegos y penetró en la isla el estilo geométrico de
algunas terracotas. decoración y a partir del siglo IX a. de C.,
con la colonización fenicia, se introducen
A partir de entonces el museo ha formas y ornamentos nuevos, renovando la
enriquecido su colección de vasos y anti- inspiración oriental.
güedades griegas y etruscas gracias a la
adquisición en subastas, a donaciones y la La cerámica de este período, ahora
compra a particulares. hecha a torno, muestra esta doble influen-
cia. Por una parte, los tipos llamados
"Brícomo" y "Negro sobre Rojo" (vits. 4 y
6), reflejan técnicas decorativas y formas
EL MUNDO CHIPRIOTA fenicias o, más ampliamente, levantinas.
(Sala XZV) Por otra parte, el tipo llamado "Pintado
sobre Blanco" (vit. 5), que reproduce for-
mas y motivos ornamentales de origen
Chipre, una isla situada entre tres egeo. Estas diferentes corrientes no convi-
continentes, fue durante siglos punto de ven separadamente, sino que se funden a
encuentro y de fricción entre diversas cultu- veces en un mismo vaso: un ánfora de la
ras. Dos factores principales confirieron a vitrina 6 nos muestra una decoración geo-
Chipre un importante lugar en la historia métrica a base de círculos concéntricos y
mediterránea: su privilegiada situación geo- líneas horizontales en técnica brícoma roja
gráfica entre Oriente y Occidente y su y negra, característica del mundo levantino,
riqueza en cobre. sobre una forma griega.

Desde el VI1 milenio a. de C., con los En el Período Arcaico surge la escultu-
primeros asentamientos neolíticos, se habitó ra monumental. El estilo más antiguo,
ininterrumpidamente. Ya desde entonces, y llamado Protochipriota, es una creación
especialmente durante la Edad del Bronce local con ciertos influjos sirios. Sin embar-
(2300-1050 a. de C.), la arqueología chi- go, durante el período siguiente del siglo VI
priota nos habla del desarrollo y riqueza de a. de C., sus fuentes de inspiración se
sus manifestaciones culturales, constante- dirigen a Egipto y al mundo jonio. Surgen
mente renovadas por la adopción de influ- así dos estilos: el cipro-egipcio, característi-
jos exteriores, principalmente anatólicos y co del período de la dominación egipcia
levantinos. bajo el faraón Amasis (569-545 a. de C.), y
el cipro-griego, inspirado en modelos orien-
Es precisamente la cerámica la mani- tales, cuyo comienzo (hacia 540 a. de C.)
festación que mejor representa en el Museo coincide con la incorporación de la isla al
Arqueológico Nacional la cultura de la Imperio Persa.
Edad del Bronce en Chipre. Ligados ínti-
mamente al mundo de ultratumba, los La cabeza femenina exenta, que posi-
vasos aquí expuestos pertenecen a un tipo blemente formó parte de una escultura
con una larga historia, llamado "Rojo arquitectónica -una cariátide, quizás-
Bruñido" por el color y acabado de sus muestra una fuerte influencia jonia en la
superficies (vit. 4). Es un tipo hecho a concepción de los sasgos del rostro. Los
mano, caracterizado por el barroquismo de ojos almendrados, sobresalientes, con pár-
sus formas y su decoración incisa. Esa pados apenas modelados, las comisuras de
exuberancia formal y la constante vincula- la boca partidas y el tratamiento en planos
ción del artesano chipriota con la naturale- independientes, son las características más
za se observa también en la original crea- acusadas. Es una concepción aún muy
Fig. 1
Cabeza masculina
(2.624 bis).

arcaica de la figura humana, que recuerda, de pie, en posición hierática y frontal,


por su geometrismo y su marcada visión vestido con túnica, con el brazo izquierdo
analítica, a la llamada "escultura dedálica" sobre el pecho, adornado con varias filas
griega del siglo VI1 a. de C. Sin embargo, de collares.
pertenece al Período Arcaico, lo que nos
habla del tradicionalismo de la escultura La excelente cabeza exenta que preside
chipriota, que mantiene viejos esquemas un lado de la sala (Fig. l), perteneció a una
durante años, apartándose del rico y diná- escultura de pie de un importante personaje;
mico fluir de las corrientes contemporáneas reune aspectos estilísticos greco-jonios y
griegas. elementos de vieja ascendencia mespotámi-
ca y siria, apreciables en la peinadisima
Al estilo cipro-egipcio pertenece el barba de rizos acaracolados por largo tiem-
fragmento de torso exento, de un tipo po tradicionales en Chipre. Se datará ya en
muy popular en la isla durante el siglo VI siglo V a. C., bajo el dominio persa de la
a. de C. Representa una figura masculina isla.
De menor tamaño y de un estilo más Productos de la industria metalúrgica
avanzado, dentro del siglo V a. C., es una chipriota, que tan alto desarrollo alcanzó ya
serie de cabezas de jóvenes representados desde finales de la Edad del Bronce, son las
con el cabello corto (vit. 6). Algunas de dos fíbulas y el fragmento de asa de un
ellas se ciñen con diademas o coronas de caldero de bronce del giglo VI1 a. de C. en la
laurel, y se ha sugerido la imagen de vitrina 6. Las dos fíbulas, elementos propios
varones heroizados. del vestido masculino ykemenino, basan su
valor no tanto en su aspecto funcional como
Pero, jno podemos pensar también en en su carácter de objeto de prestigio, indica-
la representación del mismo dios Apolo? dor de un elevado nivel social. Destacan el
tamaño, la cantidad de bronce empleado y atenienses los que marcaron las pautas y
el recargamiento de los detalles ornamenta- realizaron los mayores progresos en su
les a costa de una verdadera utilidad del evolución. A través de varias etapas asisti-
objeto. Pertenecen ambas a un tipo llamado mos al enriquecimiento progresivo del re-
"de codo" por la forma que adopta el pertorio de motivos, que, además, van
puente, característico de los primeros siglos ganando espacio en la superficie del vaso a
de la Edad del Hierro, momento en que fue costa del fondo barnizado en negro. Así,
difundido por todo el Mediterráneo. El una jarra o enócoe (Fig. 2) nos muestra el
fragmento de asa está adornado con una desarrollo del estilo durante el Geométrico
mano, un motivo que resume y sintetiza Medio (850-760 a. de C.), cuando los
iconografías de origen oriental más comple- motivos decorativos no han ganado aún las
/
jas, en la que una diosa sostiene entre sus batallas al barniz negro, estableciendo un
manos un cuenco -aquí el caldero- sobre equilibrio entre fondo y decoración. Sin
el que va a ser vertido un líquido sagrado embargo, en las copas de labio alto y de pie
que emana de la misma diosa. calado, y especialmente en el ánfora, todos
ellos del Geométrico Final (760-700 a. de
C.), zigzagues, meandros, esvásticas y rom-
bos han conquistado toda la superficie del
EL MUNDO GEOMETRICO vaso disponiéndose en frisos y metopas, en
un sentido de "horror vacui" característico
de este momento.
Hacia el final del segundo milenio a.
de C., entre 1200 y el 1100, tuvieron lugar
en el Mediterráneo oriental una serie de
. Pero el gran salto que se produce en
estos primeros años del Geométrico Final
acontecimientos que originaron la crisis y el es la introducción de la figura humana,
hundimiento de las civilizaciones de la concebida como una silueta bidimensional
Edad del Bronce. Fue un período convulso, con cuerpo triangular y largos miembros
de migraciones y movimientos de pueblos y filamentosos, formando escenas. La repre-
de destrucciones generalizadas. En Grecia sentación de la vida del hombre del Período
continental, al Período Micénico sucede Geométrico, de sus creencias y ritos, se
una Fase Submicénica en la que se acaba con adueña del campo pictórico, al principio
todos los aspectos propios de una civiliza- tímidamente en escenas relacionadas con el
ción avanzada. Es uno de los períodos más mundo aristocrático: los rituales funerarios,
pobres y oscuros de la historia de Grecia, la guerra y los combates, escenas de carácter
de ahí el nombre que ha recibido: la Edad religioso y, fundamentalmente, el mito.
Oscura, también llamado Período Geomé-
trico. Pero será en este momento, desde el El comercio marítimo y la expansión
siglo X hasta el siglo VI1 a. de C., cuando se colonial a partir del siglo VI11 a. de C.
empiecen a asentar y desarrollar las bases permitirán la difusión de los vasos y del
fundamentales de lo que será el espíritu, el estilo a regiones alejadas, como las costas
arte y la civilización griega. de Asia Menor, Siria, Chipre e Italia,
donde surgirán nuevos centros productores.
La cerámica será, para el arqueólogo, De un taller itálico procede el dinos con pie
el principal hilo conductor entre el mundo alto. A la influencia del estilo corintio
micénico y el mundo geométrico (vit. 7). responde la decoración a base de finas
Los vasos se conciben como cuerpos orgá- líneas horizontales que se multiplican por
nicos, compuestos de partes claramente toda la altura del vaso. De inspiración
diferenciables, que, además, se relacionan primariamente rodia y secundariamente
con las partes y los órganos del cuerpo eubea es el motivo de la crátera con grullas
humano: cabeza, boca, orejas (asas), hom- dispuestas en paneles y metopas de rombos,
bros, panza y pie. Se basa el estilo que acompañadas de óvalos reticulados. Una
llamamos Geométrico en la línea, el número vez más, aquí podemos contrastar la frescu-
y la abstracción, ofreciendo un sentido de ra y vitalidad de la ejecución de estos
unidad y de armonía entre la forma del productos coloniales, alejados del rigor y la
vaso y la decoración. Es, por lo tanto, una precisión del estilo ático.
interpretación del mundo y la realidad a
partir de unos esquemas geométricos y
abstractos en una búsqueda constante de
sus rasgos esenciales. Es la búsqueda del EL PERIODO ORIENTALIZANTE
orden como principio opuesto al caos.
Fue en el Atica donde se desarrolló el Desde la segunda mitad del siglo VI11
estilo Geométrico, y fueron los artesanos a. de C., Grecia había iniciado su expansión
colonial y comercial por el Mediterráneo,

t
Fig. 3
Koré de bronce que durante el siguiente siglo se convertirá
sosteniendo un
frasco de perfume 1 en una empresa a gran escala. Ahora, las
relaciones comerciales establecidas con los
en forma de grandes imperios del Próximo Oriente y la
granada (estilo rápida difusión de ideas y productos gracias
Jonio).
1 al comercio internacional, permitirán la
introducción de numerosos influjos cultu-
rales desde Oriente, que dominarán los
modos de expresión artísticos de este mo-
mento. De ahí el nombre que recibe este
período, que ocupa, fundamentalmente, el
siglo VI1 a. de C.: El Período Orientalizante.

Fueron las ciudades situadas en las


costas de Asia Menor las que primero
adoptaron las formas artísticas y culturales
procedentes de Oriente, que dieron siempre
un estilo peculiar al modo de vida jonio.
Los alfareros y pintores de vasos de estos
centros recogieron las nuevas tendecias y
repertorios orientalizantes, e incluso algu-
nas formas propias del mundo oriental (vit. 8).
El lidión debe su nombre a la vecina Lidia,
de donde fue adoptado. El ritón frigio en
forma de cabeza de toro, es un vaso que
sirve para libar el vino, de ahí el pequeño
orificio que presenta el morro, y que fue
introducido en el mundo griego a través de
Grecia del Este. Su rica decoración, que
evoca las cintas y adornos que engalanan al
toro destinado al sacrificio, realizada con
pintura roja sobre un engobe blanco, es la
que emplearon muchos centros jonios, y
nos habla del gusto. oriental por la exube-
rancia y los contrastes cromáticos.

También supieron los jonios introdu-


cirse con éxito en la dinámica comercial de
la exportación de perfumes, con productos
tan atractivos como los vasitos de vidrio
polícromo (vit. 8), seguramente salidos de
la fábrica rodia o naucrática. Esta Koiné
del perfume no se basaba sólo en la utiliza-
ción de los mismos tipos de vasos, sino, en
realidad, en la adopción y transmisión de
las mismas ideas en relación al valor reli-
gioso y simbólico del perfume como ele-
mento sagrado relacionado con la fecundi-
dad. La figurita de bronce de la vitrina 8
puede recoger perfectamente estas ideas.
Una muchacha o Koré sostiene en su mano
un frasco de perfumes, un aríbalo en forma
de granada, el fruto que Hades obligó a
comer a Perséfone-Kore para asegurar su
retorno al mundo de ultratumba (Fig. 3). El
fruto, símbolo de trascendencia más allá de
la muerte, y el perfume se relacionan aquí a
\
través de la forma del recipiente.

- :,: ;::. ; ~ ~
si, ..;if$2,,;,:::;
,%
~ ~ Las imágenes
~ de las
? diosas ~orientales ~ -
$ 4, . % . $ ~3 .i;t &Mi? de fecundidad fueron adoptadas por el
mundo jonio, que las tradujo en terracotas Esta nueva técnica, inspirándose en los
como las expuestas en la vitrina 8 (Fig. 4). trabajos de bronce y marfil, incorporó las
Aquí una figura femenina agarrándose los incisiones para dibujar detalles interiores
pechos y una figura sentada desnuda, pro- sobre las siluetas. Proporcionaron así una
cedente de Esmirna, recogen más directa- posibilidad de definición más precisa en la
mente los modelos orientales, frente a la indumentaria y en las acciones, acompaña-
versión más típicamente griega de la diosa da por la introducción de una gama cromá-
entronizada, hierática y vestida con el pe- tica más rica, con el empleo del rojo y el
p l o ~de las dos terracotas rodias. blanco sobre el barniz. La técnica de figuras
negras abrió definitivamente el camino a la
/
En el continente fue Corinto la primera narración pictórica, que a partir de este
ciudad en adoptar y asimilar las influencias momento se va a adueñar de los vasos
orientales y, así, impulsar el desarrollo griegos.
artístico de Grecia continental. El éxito de
sus producciones cerámicas se debió espe- Frisos de leones y panteras, sirenas y
cialmente al carácter innovador y original esfinges, rodeados de una exuberante natu-
de su estilo característico. En efecto, fue raleza vegetal, acompañan a las figuras
Corinto quien introdujo una nueva técnica humanas, que comparten el espacio con
y un nuevo estilo decorativo: la técnica de motivos de relleno, principalmente rosetas.
figuras negras y el estilo orientalizante. Estos abigarrados dibujos nos dan la sensa-
ción de hallarnos frente a un tejido, recor-
dándonos así que una posible fuente de
inspiración y de trasmisión iconográfica
fueron, seguramente, las telas y los broca-
dos orientales. Las figuras se disponen
ordenadamente en hileras o se enfrentan
heráldicamente a grandes motivos vegetales
o a otra figuras. En un alabastrón del
período que lfamamos Corintio Antiguo
(620-600 a. de C.) (vit. 9) (Fig. 5), dos leones
flanquean simétricamente a una sirena. En
la olpe del mismo período (vit. lo), vemos
repetirse este esquema en varias ocasiones.
Sobre el cuello, dos esfinges se sitúan a
cada lado de una figura femenina; en el
friso inferior, un corro, o Konos, de mujeres
cogidas por las manos; debajo, y de nuevo
junto a leones de fauces amenazantes y
panteras que dirigen su mirada inquietante
hacia el espectador, dos esfinges flanquean
el árbol sagrado de la vida, que en los frisos
inferiores es sustituido por una sirena y una
figura femenina alada. Nos encontramos
aquí ante la representación de una divinidad
de gran tradición en Oriente; es la Potnia
Theron, la señora dominadora de animales,
que en este caso sujeta por sus cuellos a dos
aves. Está acompañada por las esfinges,
símbolo de protección y de la realeza
divina. Esta divinidad se redujo en el mun-
do griego en la figura de Artemís, diosa de
la naturaleza salvaje y agreste en todas sus
manifestaciones, en cuyo honor, segura-
mente, se celebra la danza ritual que se
narra en uno de los frisos de este vaso.

A finales del siglo VI1 a. de C., y


durante el siglo VI, la necesidad de abaste-
cer a un mercado cada vez más amplio y la

1
creciente competencia de otras poieis grie- Fig. 4
gas, especialmente Atenas, acaba impo- Terracota Jonia
niendo un modo de producción en masa, (19.508)
con resultados cada vez más rápidos, de este centro. Los talleres corintios intentarán
peor calidad. Se acentúa el descuido de los paliar esta situación con algunos vasos
*detalles de la decoración, las figuras se monumentales en los que imitarán el estilo
esquematizan y se alargan desmesurada- ático e incluso su aspecto, aplicando un
mente. En el alabastrón del Corintio Medio baño de engobe anaranjado para reproducir
(600-570 a. de C.) (vit. 9), podemos advertir la característica arcilla ática. La crátera de
esta tendencia, que utiliza el recurso de columnas del Corintio Reciente (570-550 a.
dibujar una sirena de gran tamaño con las de C.), del grupo de los Caballos Blancos
alas deplegadas para ocupar con una sola (vit. ll), es un buen ejemplo de esta situa-
figura el vaso y así economizar trabajo. ción. Sobre una superficie anaranjada, que
oculta la verdadera arcilla amarillenta co-
Con el tiempo, la producción corintia rintia, se ha representado en la cara B, un
entra definitivamente en crisis. La compe- motivo que reproducp viejos esquemas
tencia ejercida por los artesanos áticos orientalizantes: dos gallos afrontados a una
triunfa en los mercados mediterráneos a palmeta doble entrelazadh a un doble loto;
partir de comienzos del siglo VI a. de C., en la cara A, unos jinetes galopan acompa-
quienes desbancarán con sus vasos de Figu- ñados por aves de rápido vuelo. Es una
ras Negras a los adocenados productos de síntesis muy significativa del contraste y la
pugna entre dos mundos: el viejo mundo desarrollo. Es ahora cuando los artistas
oriental, tradicional y estático, y el nuevo y toman conciencia de su individualidad crea-
dinámico estilo, dominado por Atenas, en dora y comienzan a firmar sus obras. Los
el que prima la narración sobre la decora- vasos son uno de los testimonios más
ción. completos que poseemos de la concepción
del hombre y del mundo griegos, de sus
formas de vida, de sus obras. A través de
estos vasos asistimos al desarrollo artístico
EL PERIODO ARCAICO de la Atenas arcaica, pero también, y de
(620-480 a. de C.) forma no menos importante, a su desarrollo
(Sala XV) social, intelectual, político y religioso.

~ Q u concepción
é del mundo nos refleja
El Período Arcaico supuso para Ate- el arte arcaico? Una de las constantes del
nas, como para la mayor parte del mundo pensamiento griego desde época homérica
griego, un tiempo de cambios, de conflictos, fue la búsqueda de un orden como respuesta
de luchas sociales y políticas, pero también ante la angustia y ansiedad producida por el
fue uno de los períodos más creativos de la caos. Dominado por el pensamiento mítico-
historia de esta ciudad. Este período estuvo religioso piensa que el ser humano no es
presidido en Atenas esencialmente por la dueño de sus propias acciones, de su destino,
tiranía de Pisístrato y sus hijos. Fueron los ni del mundo que le rodea. Los dioses
tiranos hombres que se hicieron con el manejan a su antojo y capricho, a veces
poder apoyándose en la facción popular. totalmente irracional, la vida de los huma-
Su gobierno estuvo caracterizado por la nos mortales, actuando incluso por envidia.
limitación del poder aristocrático, la res- El mundo para el hombre arcaico es un
tauración del orden, la ampliación de los mundo fuera de control, dominado por
derechos del pueblo y por el apoyo decidido potencias totalmente ajenas, un mundo que
a las industrias y al comercio, así como por surge del caos y que en el caos se desenvol-
un patronazgo impulsor de las artes, enca- vería, si no hubiera un orden -un kosmos-
minadas a embellecer por medio de grandes regido por la dike, la justicia de Zeus, que en
obras públicas la ciudad de Atenas. este tiempo aún tiene un origen divino y una
justificación religiosa. Sólo el triunfo de la
Fue una época de grandes conquistas civilización, como expresión del orden, pue-
en el terreno artístico. En pintura de vasos, de relegar al caos a los confines del mundo,
el Período Arcaico es la época en que el imponiéndose sobre las fuerzas incontrola-
estilo de Figuras Negras llega a su completo das de la naturaleza salvaje.

Fig. 6
Gorgona (10.910).
El conflicto dialéctico entre el orden y religión agraria, vinculada a los ciclos del
el caos se manifiesta con fuerza en la nacimiento, crecimiento, muerte y renova-
iconografía arcaica a través de la expresión ción de la naturaleza; por ello, en las
de lo fabuloso y lo monstruoso. Seres imágenes del Período Arcaico vemos cómo
híbridos y monstruosos pueblan los vasos y brotan de él ramas de hiedra -el elemento
esculturas arcaicas: esfinges y sirenas, seres vegetal siempre verde, que nunca muere-
híbridos amenazantes que pueden volver su o de vid. Pero Dionisio es también el dios
poder destructivo contra el hombre, pero extranjero, que viene de fuera, y que propo-
que pueden ser también aliados protectores. ne a través de sus ritos una subversión del
Expresión del terror del caos es la máscara orden natural y social, pues tiene lugar
de la Gorgona, con su rostro frontal, de fuera de la ciudad, en las regiones agrestes,
mirada petrificante, con sus fauces de afila- en ~ l e n acomunicación con la Naturaleza.
dos colmil1o.s y enorme lengua roja, en una L ~ mujeres
S consiguen abandonar sus roles
mueca entre terrorífica y grotesca, de la tradicionales y forman parte de su cortejo:
copa del ceramista Panfaros (Fig. 6). Aquí, son las bacantes que junto a los sátiros, se
de nuevo, el poder terrorífico se ha domina- entregan a los ritos orgiásticos, danzan
do convirtiéndolo en un instrumento al frenéticamente y beben el vino embriaga-
servicio del hombre: la máscara protege al dor, a través del cual son poseídas por el
líquido -el vino- y al bebedor, pero le dios. El mismo dios en forma de máscara es
invita también, subvirtiendo el orden crea- representado en el ánfora del Pintor de
do, a sumergirse en el terreno de la irreali- Antímenes (520-500 a. de C.) (vit. 1). El
dad, a romper las fronteras de lo racional. rostro frontal de Dionisio establece una
Este es el poder del vino y de la máscara comunicación directa con el espectador,
que lo protege. comunicación que también se logra me-
diante el entusiasmo producido por el vino
La presencia del hombre ante las fron- que este vaso contiene.
7 teras del orden y la alteridad, se expresaron
Hidria del Pintor también en los ritos y creencias ligadas a la El mundo arcaico es también el mundo
de Priamo. religión dionísica. Fue ésta, en origen, una que asiste a los últimos esplendores y a la
crisis de la aristocracia. Los aristócratas o de un episodio mítico. En la hidria del
son los aristoi, los que poseen la areté, la Pintor de Príamo (520-510 a. de C.) (vit. 6)
virtud, son los excelentes. Y la excelencia, (Fig. 7), el contexto temporal y narrativo se
ya desde época homérica, está exclusiva- hace más explícito: es Príamo quien, bajo el
mente relacionada con la riqueza y el esquema convencional del guerrero que va
poder. La virtud aristocrática es esencial- a marchar, aguarda la preparación del
mente competitiva o agonal. Sólo es exce- carro para acudir al rescate del cadáver de
lente aquel que es el mejor', y mejor que los Héctor, ante un Paris representado como
, demás. Esta moral aristocrática tiene su un guerrero escita contemporáneo.
referencia modélica en los héroes del pasa-
do, cuyas hazañas, manifestaciones de suma También el deporte se concibió en el
excelencia, cantó Homero. La aristocracia mundo griego como campo de expresión
griega de los siglos VI1 y VI a. de C. vivirá .del agón, del sentido de la competición.
teniendo como punto de referencia estos Los tiranos, que fomentaron el culto a los
modelos míticos. Su educación se basará en dioses protectores de la ciudad, instituye-
la exaltación de los valores agonales a ron las grandes Panateneas, los festivales
través de la guerra, el deporte y la recitación en honor de Atenea. Los vencedores de las
de los poemas homéricos. pruebas atléticas recibían como trofeo un
ánfora llena de aceite recogido especial-
El héroe agonal por excelencia en el mente de los olivos sagrados del Atica: son
Período Arcaico es Heracles, el héroe que las ánforas panatenaicas, como la del
se enfrenta y triunfa sobre los adversarios Pintor de Cleofrades (480 a. de C.) (vit. 5)
más temibles gracias a su fuerza física y a la .(Fig. 8). En ellas se repite siempre en una
ayuda de su protectora, la diosa Atenea. Es de las caras la imagen de la diosa entre dos
también el héroe civilizador, que impone el columnas, una alusión a su templo en la Fig. 8
orden sobre el caos, librando al mundo de Acrópolis, mientras que la otra imagen Carreras de
monstruos terribles. En algunos vasos de aludía a la prueba en la que había triunfa- Cuadrigas
este período (vit. 2) vemos representadas do el atleta: carrera de cuadrigas en este (10.900).
algunas de sus hazañas que culminan con la caso.
captura de Cerbero, el perro monstruoso de
tres cabezas, guardián de Hades, tal y como
figura en una lécito del 490-475 a. de C. La
lucha contra el león de Nemea figura en
una copa de Sokles (560 a. de C.). La
captura del jabalí de Erimanto, en el ánfora
del Pintor de la Línea Roja (500 a. de C.).
El enfrentamiento con los hijos de Eurytos
tras el certamen con el arco para conquistar
a Iole, en el ánfora del Pintor de Safo (500
a. de C.). E, incluso, la lucha con Apolo por
la posesión del trípode sagrado de Delfos,
en la hidria del Pintor de Madrid (520 a.
de C.).

La iconografía ática de estos años


tomará también como referencia modélica
aquellos episodios heroicos que tanto com-
placen significativamente elementos del pa-
sado y del presente en estas imágenes
idealizadas de monomaquias y combates
entre guerreros. En el dinos del Pintor de
Antímenes (vit. 3) se representan en una
narración circular luchas heroicas y carros,
imágenes que bien pueden narrar un suceso
contemporáneo idealizado bajo el esquema
de una lucha homérica.

La añoranza de un universo heroico,


que se trata ahora de revivir, se refleja
también en otras imágenes donde, de nuevo,
el anacronismo y la fusión de elementos nos
impiden decir si se trata de una escena real
Hacia el 530 a. de C. se produjo la (450 a. de C.) y la diosa Artemís aparece
invención de la técnica de figuras rojas: el fugazmente ante un muchacho en el ánfora
vaso se recubre de barniz negro, salvo las del Pintor del Pan (470 a. de C.). Ambos
figuras, que conservan el color claro de la dioses tuvieron una intervención decisiva
arcilla. Los detalles se dibujan con finas en la guerra luchando a favor de los
pinceladas que sustituyen a las incisiones de griegos.
las figuras negras. De esta forma aumentan
las posibilidades expresivas y se puede Un reflejo de la nueva situación es,
representar de una forma menos conven- asimismo, el tema representado en el ánfora
cional la anatomía, los gestos y las actitu- del Pintor de Berlín (480 a. de C.) (vit. 6):
des. Ambas técnicas se aulican aún simultá- en la cara A un varón blande una espada en
neamente en los vasos llamados bilingües, una actitud muy característica, con el brazo
como el ánfora del Ceramista de Andócides y la pierna adelantados, al igual que la
y del 'Pintor de Psiax (520- 510 a. de C.) figura de la cara B. Se trata de la lucha
(vit. 7). Una escena dionisíaca es el tema de entre dos varones, posiblemente Ayax y
la cara A con Figuras Negras; en el centro, Ulises, pero el episodio mítico es aquí un
el dios, del que brotan ramas de hiedras, pretexto para representar a dos figuras que
muestra el contenido de cántaros de ritual a formalmente son una copia o imitación del
un asombrado sátiro. Al otro lado de grupo escultórico de los Tiranicidas, Har-
Dionisio, un segundo sátiro nos muestra su modio y Aristogiton, que se erigía en el
rostro frontal. mientras dos ménades en los Agora ateniense y que los persas robaron
extremos marcan con sus crótalos el ritmo cuando invadieron la ciudad. La exaltación
de la danza. En la cara B, de figuras rojas, de la democracia se expresa implícitamente
en una significativa contraposición, una en estas dos figuras que contribuyeron a su
vertiente distinta de la religiosidad griega; triunfo dando muerte al tirano, y que serán
una asamblea olímpica presidida por Apolo frecuentemente representadas en los vasos
citado, acompañado por Artemís, Leto y de la primera mitad del siglo V a. de C.
Ares, quienes atentos a la melodía y al
ritmo, acompañan con los chasquidos de Pero quizás 'el mayor cambio que
los dedos la música seductora del dios. podemos observar en la iconografía de
estos años posteriores a las Guerras Médi-
cas sea la introducción de los temas de la
vida cotidiana con una fuerza y una riqueza
LA ATENAS CLASICA que no habíamos visto hasta entonces. Los
nuevos ideales comunitarios de la polis
El triunfo de los griegos contra los ateniense reclamaban unas imágenes que
persas, tras la batalla de Salamina en el exaltaran los valores del individuo como
480, supuso la consolidación del sentimien- integrante de una comunidad. La educación
to comunitario y de los valores de la de los jóvenes, los ritos de paso de la efebía
democracia fundada por Clístenes en los a la madurez, las fiestas ciudadanas, el
últimos años del siglo VI. mundo de la mujer, el rito del simposio, son
los temas que, junto al mito, serán remode-
El triunfo de las Guerras Médicas lados como vehículo y forma de integración
inundó el espíritu griego de confianza y en el nuevo orden social y político.
optimismo. Existe un orden en el mundo en
el que la hybris (el orgullo y la desmesura), La vida de la mujer noble discurre en
encarnada por los persas, es castigada y la el interior del gineceo, de la casa. Gran
areté, encarnada por los griegos, premiada. parte de su ajuar se recoge en la vitrina 8:
Ello condujo a la conciencia, cada vez más lecánides, píxidas, alabastrones y vasitos de
extendida, de la propia capacidad de acción perfumes. Sólo sale de ella con ocasión de
del hombre y de su propia responsabilidad. las fiestas. Una de ellas, quizá la más
El mundo es ahora un mundo ordenado en importante en la vida de una mujer griega,
el que, bajo el gobierno de la diké o justicia es la boda. Para esta ocasión se fabricó un
de Zeus, los hombres cosechan el fruto de tipo especial de vaso: la lebeta nupcial, en
sus propias acciones, y donde la razón se la que se recoge el agua destinada al baño
impone sobre la irracionalidad. La influen- purificatorio de la novia. Con motivo de
cia de la victoria sobre los persas se tradujo esta fiesta acuden las,, muchachas a las
también en la introducción de nuevos temas fuentes públicas a recoger el agua del baño
iconográficos, como las i$ágenes en las ritual, una costumbre ankestral que ya fue
que los dioses intervienen en la esfera reflejada en la hidria arcaica del Pintor de
humana (vit. 6): Bóreas rapta a Oritia en la la Fuente de Madrid (520 a. de C.), y que se
crátera de campana del Pintor de Christie recoge en el ánfora del Pintor de Berlín
(490 a. de C.), en la que dos muchachas han En Atenas los muchachos comenzaban
entablado una animada conversación en a ir a la escuela a los siete años de edad, y
torno al amor, pues Eros revolotea invisible solían ir acompañados por un esclavo -el
sobre sus cabezas con las cintas con las que pedagogo- que se encargaba de cuidar de
ata a los que caen bajo su hechizo en sus ellos. En el ánfora del Pintor de Aquiles
manos. (440 a. de C.) (vit. ll), vemos una imagen
cotidiana: el efebo, con la lira en la mano,
Pero las imágenes de estos vasos no llega a la presencia de un maestro. En la
siempre aluden a la mujer noble, honesta. cara B es el viejo pedagogo, que acompaña
También las heteras, las cortesanas son con al muchacho a la escuela, quien aparece
frecuencia las protagonistas. En .la hidria representado. Pero también gustaban los
del Pintor del Enano (430-420 a. de C.) (vit. atenienses de envolver bajo el ropaje del
8) dos mujeres se columpian en presencia mito estas escenas del vivir cotidiano. En la
de Eros recordando el juego eterno e inesta- lécito del Pintor de Oinocles (470-460 a. de
ble del amor. Sus nombres, Archedike y C.) (vit. 11), la diosa Eos, la Aurora "de
Hapalina, esta última "la Suave", podrían
ser nombres de heteras. En una casa de
heteras representada en la hidria del Pintor
de Tarquinia (450-430 a. de C.) (vit. 8),
unas muchachas desnudas danzan y reali-
zan acrobacias al ritmo del aulós que toca
otra mujer sentada (Fig. 9). Tras ella figura
un joven que anima con un gesto de su
brazo a las bailarinas: es el efebo que va a
iniciarse en el rito del amor.

La vida del varón transcurre en ámbi-


tos muy diferentes, pero de éstos quizá los
preferidos por los pintores áticos del siglo V
sean el de la palestra y el del banquete. El
mundo del banquete posee dos vertientes:
una religiosa y otra social. El simposio es
una forma ordenada y civilizada de relación
social que en la Atenas del siglo V sirve
también para estrechar los lazos de amistad
y camaradería y los sentimientos comunita-
rios. En la crátera de campana del Pintor
de Nicias (400 a. de C.) (vit. 9) se representa
a cuatro jóvenes simposiastas recostados en
sus lechos; dos de ellos juegan al kóttabos,
mientras que el del centro, embriagado
hacia lo alto. La mujer, en esta escena, sólo rosados dedos", rapta al niño Titono, el Fig. 9
tiene cabida en el simposio en calidad de hermoso adolescente, cuando va camino de Hidria del Pintor
hetera, para entretener a los hombres. En la la escuela al amanecer. de Tarquinia
(11.129).
copa del Pintor de Oltos (510 a. de C.) (vit.
9), dos heteras aguardan el inicio de la Parte esencial de la Paideia es la
fiesta: una de ellas toca la doble flauta educación física que tiene lugar en la
mientras la otra le pasa la copa de vino y le palestra. Allí buscan el perfeccionamiento
dice "bebe tú también'! de sus cuerpos y de sus espíritus a través
de los ejercicios físicos: carreras, saltos ,
Los nuevos ideales democráticos exi- lanzamiento de jabalina y de disco, pugila-
gían también una nueva paideia, o educa- to y lucha. En el ánfora del Pintor de
ción del joven ateniense, que le preparase Berlín (490 a. de C.) (vit. l l ) , un efebo
para integrarse en la comunidad. Un pe- levanta el disco, midiendo su peso antes de
queño vaso, la copa o jarrito, nos introduce lanzarlo. En la copa del Pintor de Antifón
en el mundo del niño. Un biberón, un (480-470 a. de C.) (vit. 1l), un atleta rasca
sacaleches y muñecas articuladas en terra- su piel con la estrígile para desprenderla
cota de la vitrina 11 nos ilustran también la del polvo al aceite. La estrígile, como los
pobre infancia del niño en la Grecia clásica, ejemplares de bronce de esta vitrina, for-
sometido en sus primeros años a los cuida- man, junto al aribalo, el equipamiento
dos de las mujeres en el ámbito reducido básico de los efebos, símbolo del ciudada-
del gineceo. no libre.
Pero la palestra, es, al mismo tiempo, Sabouroff (470-450 a. de C.) (vit. 11). En
el ámbito en el que el efebo se inicia en el una crátera de columnas del 430-400 a. de
mundo de los adultos. Y una de las inicia- C. (vit. ll), unos soldados, quizás una
ciones por las que debe pasar es la del juego patrulla por las fronteras de Atica, hacen
amoroso. El cortejamiento de los efebos un alto para descansar y beber agua de un
forma parte del juego social, y este juego pozo.
erótico, de corte homosexual, tan vinculado
a lapaideia, es la escena representada en la La segunda mitad del siglo V es la
copa del Pintor Macrón (480-470 a. de C.) época de la llamada Ilustración ateniense y
(vit. 11). En la cara A un efebo -el del triunfo del racionalismo y el antropo-
erómenos- toca la lira sentado en un centrismo. En estos años del imperialismo y
taburete, mientras el erastés le ofrece un la exaltación de Atenas bajo el gobierno de
ramita roja: al otro lado, un efebo recibe el Pericles, las imágenes contribuyen a exten-
regalo del erastés o pretendiente: una liebre, der, gracias al comercio de los vasos, los
símbolo erótico de la seducción. valores de lapolis, modelo civilizado, ejem-
plo de cultura y de paideia para el resto de
El tránsito de la adolescencia a la las ciudades. Imagen de propaganda es la
madurez queda marcado, asimismo, por el lechuza entre ramas de olivo, símbolo de la
cumplimiento del servicio militar, pues uno diosa Atenea, patrona de la ciudad y de su
de los deberes más importante de todo principal recurso económico. Esta imagen
ciudadano es su preparación para la defensa viajó a lo largo de todo el Mediterráneo
de la ciudad. La despedida del guerrero, durante la segunda mitad del siglo V en las
que viste sus armas de hoplita mientras su glaucas o ."lechuzas" (vit. 10).
Fig. 10 mujer le ayuda o realiza una libación, es
Copa de Aison una escena frecuente en estos años, de la Imágenes de propaganda y justifica-
(11.265). que es un ejemplo el ánfora del Pintor de ción del imperialismo ateniense son también
las que narran las hazañas de Teseo, el
héroe nacional ateniense por su fuerza,
pero, sobre todo, por su metis -inteligen-
cia- al ser salvador de su comunidad. Es el
héroe que encarna los valores democráti-
cos, que, como los jóvenes atenienses, de
los que es su modelo heroico, mítico, se ha
educado en la palestra y que, como ellos, ha
recorrido un largo camino iniciático hasta
alcanzar la culminación de su vida, siempre
en defensa de su ciudad.

Es la copa pintada por Aisón (vit. 12)


(Fig. lo), la que mejor nos narra las aventu- :

ras de este héroe: en su viaje de Tracen a


Atenas, Teseo liberó el camino de los
múltiples monstruos que acechaban a los
viajeros. En la cara A, el pintor nos narra la
lucha contra Sinis; a continuación la captw-
ra de la jabalina de Cromio, y más allá la
lucha contra Escirón. En la cara B se ha
representado el combate contra el luchador
Cerción, y contra el bandido Procastes.
Por último, la doma del toro de Maratón.
En el medallón interior culminan las haza-
ñas de Teseo: el héroe ha dado muerte al
Minotauro en el interior del Laberinto, del
que se saca arrastrando a la fiera, escena
presenciada por su protectora, la diosa
Atenea. Representa este mito el enfrenta-
miento de la civilización y la cultura supe-
rior de Atenas, donde el héroe ha aprendido
las artes de la palestra que tan decisivamen-
te van a contribuir a su victoria, contra las
fuerzas hostiles, simbolizando quizás a aque-
llas ciudades que están dominadas por la
hibrys de sus regímenes tiránicos, especial-
mente Esparta.
ateniense y su deseo de glorificar a la Fig. 11
Exaltación del orgullo ateniense y pro- comunidad hasta elevarla a un nivel olímpi- Puteal de la
paganda de sus valores aparecen una y otra co, tal y como de hecho ocurre en el friso de Moncloa- Siglo
vez en las imágenes de estos vasos y en las Panateneas. El Partenón fue erigido en de
temas iconográficos frecuentemente utiliza- Neoático (2.691).
honor de Atenea Parthenos, la virgen gue-
dos como justificación de acciones políticas. rrera. En los frontones se narraban dos
Uno de ellos es el tema de rapto divino, que episodios de su historia: el nacimiento y la
ahora se reinterpreta bajo una visión políti- disputa con Poseidón por el dominio del
ca, justificando el intervencionismo impe- Atica.
rialista de Atenas. En una hidria del 420 a.
de C. (vit. lo), un joven, seguramente Las continuas devastaciones y destruc-
Teseo, persigue a una muchacha interrum- ciones que ha sufrido este templo han
piendo su juego de pelota con otra compa- impedido conocer con exactitud las figuras
ñera. En una terracota del 470-450 a. de C. y personajes que formaban parte de dichos
(vit. lo), es Zeus, en forma de toro, quien frontones, y en especieal del oriental. Se ha
ha raptado a Europa. intentado reconstruirlo con la ayuda de
diversos documentos artísticos y arqueoló-
Una de las consecuencias de la &ma gicos, y quizás uno de los más importantes
de la paz con Persia fue el programa mns- ha sido el Puteal de la Moncloa (Fig. 11).
tructivo de Pericles, que fue financiado con Es éste un brocal de pozo de época romana,
el dinero del tesoro de la Liga délica. Entre de estilo neoático (s. 1 d.C.), que está
las muchas creaciones magníficas, el Parte- adornado con una serie de figuras en relieve
nón fue el monumento que encarnó más que representan el nacimiento de Atenea en
expresivamente los ideales de la Ilustración la cabeza de Zeus: en el centro aparece Zeus
fue también representado en la crátera de
campana del Pintor de la Libación (s. IV a.
de C.) (vit. 13), una obra fabricada en
Campania; En este certamen Poseidón re-
galó a los habitantes del Atica el caballo
alado, pero Atenea les ofreció el olivo,
fuente de su futura riqueza. Contemplan la
escena dos varones, posiblemente los fun-
dadores míticos de la ciudad, que actuaron
como jueces en este certamen concediendo
la victoria a la que, desde entonces, será su
diosa protectora.

El mundo funerario, que cierra el


contenido de esta sala, es uno de los
aspectos más importantes de la cultura
griega. Vida y muerte no fueron para los
griegos reinos tan radicalmente separados
como lo son para el hombre contemporá-
neo, por ello, el mundo de la muerte será
un espejo fiel de la vida de esta sociedad,
que dedicó gran parte de sus sentimientos
artísticos al culto a los difuntos. Para este
rito crearon a finales del siglo VI a. de C.
una serie de vasos especiales: los lécitos de
fondo blanco. Junto a los vasos de perfu-
mes eran ofrendas habituales huevos de
arcilla recubiertos de engobe blanco, sím-
bolo de la inmortalidad, pues el huevo es
en apariencia un objeto inerte, pero contie-
ne en su interior el germen de una nueva
vida.

Los vasos de los primeros años del


siglo V nos adentran en un mundo de
intimidad y recogimiento ante la tumba. En
el lécito de fondo blanco del Pintor de la
Inscripción (470-460 a. de C.) (vit. 14), dos
mujeres presentan ofrendas ante una tumba
formada por tres escalones y rematada por
Fig. 12 sentado de perfil en un trono y a su derecha una estela, en la que con pequeños trazos se
Lecito del Pintor la diosa Atenea, que ha surgido de su la dedicación al difunto, que a su
de la Inscripción cabeza ya totalmente desarrollada y revesti- vez es coronada por un cántaro heroificador
(470-460 a' de da con todas sus armas. Detrás de Zeus, (Fig. 12). La mujer de la izquierda ofrece
Hefaistos, que con su hacha ha proporcio- un huevo, y a la derecha las cintas con las
nado el golpe decisivo en el "parto", se que adornará la tumba.
retira asombrado ante la terrible aparición
de la diosa. En la parte posterior figuran Los lécitos funerarios de la segunda
tres mujeres que llevan en sus manos diver- mitad del siglo V presentan una temática de
sos instrumentos: son las Moiras, las diosas complicada y difícil lectura. Escenas de la
que han tejido el destino de la recién vida y de la muerte se entremezclan en una
nacida. A pesar de las diversas reconstruc- compleja multiplicidad de planos. El lécito
ciones que ha utilizado esta obra para del Pintor de Aquiles (440 a. de C.) (vit.
completar la zona central perdida, hoy 14), nos muestra una escena de gineceo:
sabemos que el artista del puteal no copió una criada presenta un recipiente de perfu-
directamente el frontón oriental del Parte- mes a su señora que se prepara para el
nón, sino posiblemente un original griego baño. Aquí la escena ~otidianase reviste de
del siglo V a. de C. un simbolismo especial adquiriendo un
valor funerario: la alusi'ón al baño nupcial,
El tema que adornaba el frontón occi- previo a la boda de Hades, el dios del
dental del Partenón, la disputa entre Ate- mundo subterráneo, con las muchachas
nea y Poseidón por el dominio del Atica, que habían muerto sin casarse.
El último cuarto del siglo V es el escepticismo sobre el valor de las institucio-
momento final en la producción de lécitos nes sociales existentes, que no habían sido
de fondo blanco. En esta época, que coinci- capaces de mantener el orden, y que habían
de con la crisis abierta por las guerras del permitido la irrupción del caos, son los
Peloponeso, los lécitos aumentan de tama- sentimientos predominantes en esta época.
ño, conviertiéndose en verdaderos monu- El alejamiento de los asuntos de la comuni-
mentos funerarios. Pero el espíritu también dad y el consiguiente interés hacia la expe-
cambia: las figuras se envuelven en una riencia emocional personal o individual, se
atmósfera de melancolía y pesimismo que convirtieron en la principal fuerza motiva-
refleja el hundimiento moral de la polis dora del arte del siglo IV. La vieja idea
ateniense. En los lécitos del Pintor de Trigli- griega de la naturaleza impredecible e irra-
fo (420-410 a. de C.), y del joven guerrero cional de los asuntos humanos desplaza a la
(420 a. de C.) (vit. 14), es el mismo difunto confianza en un mundo ordenado. Hay
quien, hundido en la tristeza y la nostalgia, ahora un reconocimiento y una aceptación
se despide de la vida. Predomina el senti- del triunfo de lo irracional que se expresa
miento de soledad y alejamiento en estos de forma especialmente intensa, tanto en
rituales de lamentación que ahora entona el Atenas como en el sur de Italia.
propio difunto. Se enriquece ahora la gama
cromática y se multiplican las tendencias Se subraya ahora el papel de Dionisio
ilusionistas -escorzo, sombreado, etc.-, como el dios de la locura y el auto-
por influencia de la gran pintura mural, abandono, que ofrece la liberación del
como vemos en el correspondiente al grupo individuo y le ofrece una esperanza personal
de los Lécitos Gigantes (vit. 15). .
de trascendencia más allá de la muerte. En
varios vasos áticos de este período podemos
contemplar al dios rodeado de su séquito
de sátiros y menades exaltados por los
EL MUNDO GRIEGO SURITALICO poderes transformadores del vino, danzan-
(Sala X VI) do en ambientes rocosos y agrestes, en las
montañas, fuera del mundo civilizado, pero
falsamente ordenado, de la polis. En la
A finales del siglo V a. de C., comien- crátera del cáliz del Pintor de Meleagro
zan a surgir en las colonias griegas del sur (400-370 a. de C.) (vit. l), presiden el
de Italia y por impulso de las importaciones cortejo dionisíaco Dionisio, ahora rejuve-
áticas, talleres y centros de producción necido, y Ariadna. En la calpis del estilo del
alfarera que, con el tiempo, se convertirán Pintor de Meidías (420-410 a. de C.) (vit. l),
en grandes centros artísticos, difusores e una ménade poseída por el furor y la locura
impulsores del desarrollo de las nuevas divinas, danza con dos serpientes enrosca-
tendencias estéticas e ideas características das en sus brazos mientras, en pleno éxtasis,
del mundo helenístico. dirige su rostro hacia lo alto. La crátera del
cáliz próxima al Pintor de Prónomos (vit. 2)
En el siglo IV a. de C. los centros nos muestra en un contraste significativo,
alfareros más activos ya no estarán en dos aspectos de la religión dionisíaca. En la:
Grecia, sino en las colonias suritálicas. En cara A, en pleno paisaje montañoso, estk
cada una de las tres regiones colonizadas, representado un Dionisio joven con tirso y
Apulia, Campania y Lucania, además de en pámpano de vid, rodeado por un cortejo de
Paestum -la antigua Posidonia-, hubo sátiros con tirso y ánfora de vino, y ména-
florecientes centros de barroquismo en sus des que sostienen pámpanos, tocan el tím-
decoraciones, con abundante colorido y por pano o, en una fusión plena con la natura-
sus composiciones a veces monumentales. leza, juegan con liebres. Dos erotes rodean
al dios, símbolo de la felicidad y la beatitud
El siglo IV, época del forecimiento de que impregnan toda la escena y que Dioni-
los talleres suritálicos, fue el siglo de la sio comunica a sus seguidores. La cara B,
crisis de los viejos ideales comunitarios, y de por el contrario, nos muestra la locura
la confianza en el poder del hombre para desenfrenada de los ritos báquicos, promo-
controlar el mundo, el siglo del individua- vida por la música frenética y la danza de
lismo y el resurgimiento de lo irracional. sátiros y ménades.
Las guerras del Peloponeso primero y el
imperialismo macedónico más tarde, pro- En el sur de Italia el universo dionisía-
vocaron una profunda crisis moral que co fue uno de los temas iconográficos de
desembocó en un sentimiento generalizado mayor popularidad, lo que da idea de la
de desilusión y de retraimiento hacia los amplia aceptación entre las pob1,aciones de
valores comunitarios. La indiferencia y el las colonias de su religión y sus cultos,
íntimamente ligados en muchas ocasiones ofrecen un animal para el sacrificio: una
con el mundo de ultratumba y las ideas de liebre o un cerdito.
pervivencia en el más allá. En la crátera del
Pintor de Chequer de Campania (vit. 3), es En el mundo funerario la ofrenda tiene
la imagen del banquete heroizador la que el mismo significado y valor que en la
nos conecta con el poder trascedente del esfera ritual religiosa, puesto que de un
dios y de sus ritos: un hombre recostado es culto se trata: el-culto a los muertos. En
coronado por un Eros, mientras un sátiro le Lucania son abundantes las escenas que
sirve con un cántaro. Este es el vaso de representan a jóvenes y muchachas portan-
Dionisio, y quien bebe en él alcanza una do ofrendas. No hav a vecds alusiones
comunicación o fusión especial con el dios. directas al ámbito de la tumba o el cemen-
En una crátera apulia (vit. 3) Dionisio y terio, como ocurría en los vasos áticos, y,
Ariadna marchan en un carro nupcial tira- sin embargo, su utilización como ofrenda
do por ciervos. La unión de la mortal con el funeraria nos permite entrever en estas
dios ha permitido su transformación, ad- escenas, en principio descontextualizadas,
quiriendo una dimensión heroizadora tras- la imagen de los allegados que portan
cendente que culmina en la inmortalidad. regalos al que ha muerto, o incluso al
mismo difunto, sosteniendo algunos de
En el mundo griego los dioses forman estos objetos votivos. En la nestóride luca-
parte del mismo universo que los hombres, nia del Pintor de las Coéforas (370-350 a.
interviniendo constantemente en los asuntos de C.) (vit. 5), un efebo con lanza e
humanos. Los dioses están próximos, pero, himatión, en desnudez heroica, recibe el
a la vez, terriblemente alejados, pues un regalo que le presenta una mujer en un
gran abismo separa a unos de otros: la cofre cerrado. El sentido funerario de esta
inmortalidad. Sin embargo, esta barrera, escena ambigua puede ser complementado
en principio infranqueable, se puede salvar: por la imagen que adorna el hombro del
se puede establecer una comunicación con vaso: el enfrentamiento entre un grifo y una
el mundo divino a través de los cultos y los pantera, un símbolo del agón o enfrenta-
ritos. Es en el altar donde se resume y miento existencia1 entre la vida y la muerte.
determina todo el ritual del sacrificio. Allí
se ofrece una víctima como alimento para En un ánfora campania (vit. 5) el
los dioses, a los que se reserva una parte del difunto es una mujer que aparece semides-
animal sacrificado, mientras la otra es nuda sentada sobre una roca, una alusión
consumida por los humanos. Esta comu- al paisaje infernal, con un espejo y una
nión a través del alimento también se puede patera en las manos. En una hidria campa-
realizar a través de la libación, el acto nia (vit. 5) uca Victoria alada sentada en
sagrado de verter un líquido sobre un una columna con capitel jónico, va a coro-
altar o directamente sobre la tierra. Las nar a un joven que está apoyado-en un
escenas del ritual del sacrificio y de la pilar. De nuevo ahí estamos ante la idea del
ofrenda también fueron frecuentes en la triunfo sobre la muerte, explicitada en la
iconografía suritálica. En una crátera de imagen de la Victoria y en el acto de la
cáliz de Apulia (vit. 4), un sátiro conduce coronación.
un carnero hacia un altar, donde será
sacrificado en honor de Dionisio, en pre- Fue en Apulia donde las escenas fune-
sencia de dos ménades. En una crátera rarias alcanzaron una monumentalidad y
lucania (vit. 4), la víctima no es un animal, complejidad mayores. Vasos de gran tama-
sino un ser humano. Quizás esta escena sea ño fueron realizados para señalar la tumba
una rememoración de un tiempo muy ante- como monumento. Son características del
rior en el que aún se celebraban sacrificios estilo apulio las grandes cráteras de volutas
humanos. en las que se presenta al difunto heroizado
en el interior de un naiskós o templete. Un
El ritual de la ofrenda se recoge en una magnífico ejemplo es la crátera del estilo
gnócoe de Campania, (vit. 4) en la que adornado apulio (340-320 a. de C.) (vit. 6).
Dionisio, sentado en una roca, recibe la Un joven guerrero, con las lanzas en la
ofrenda que un sátiro le presenta en una mano y el escudo a sus pies, está situado en
patera: un cisne. La mayoría de las terraco- el interior de su tumba, que adquiere la
tas expuestas en esta vitrina nos muestran forma de un naiskós. A ambos lados del
figuras femeninas de pie, en actitud oferen- monumento, un hombre, y una mujer portan
te, con una patera en la mano. Pero también regalos simbólicos relacionados con la muer-
encontramos a las mismas diosas entroni- te: un espejo y unas cintas. El joven difunto
zadas sosteniendo este vaso ritual en sus está pintado en blanco, intentando repre-
manos. También se recogen figuras que sentar el color del mármol o del estuco
blanco. Se trataría, por tanto, de la estatua Frente al ambiente religioso y cultural,
del difunto, ello indicaría no sólo su presen- fundamentalmente externo, entramos ahora
cia real en el ámbito de la muerte, que en la intimidad del gineceo y de los senti-
comienza en la propia tumba, sino también mientos humanos. La preocupación del
la existencia de un culto heroico a través pensamiento del siglo IV y de la época
del templete y de la estatua. helenística por el individuo, por sus expe-
riencias personales, no solo en la plástica,
En un ánfora apulia, también del estilo sinp también en la iconografía, en la reela-
adornado (vit. 9), de nuevo nos encontra- boración de ciertos temas y en la creación
mos con la típica representación del difunto de algunos nuevos.
en el interior del naiskós. Se trata en este
caso de un poeta trágico: la máscara cuelga El interés por la mujer en su intimidad
del fondo y un niño sostiene la lira, instru- y, sobre todo, en su relación amorosa,
mento del teatro. En la otra cara figuran en cobra ahora un auge extraordinario en la
el interior del naiskós dos cántaros, el vaso iconografía suritálica. Pero la mujer ahora
de Dionisio, dios de la transformación, en presenta aspectos nuevos: la sensibilidad, el
cuya esfera religiosa tiene lugar la represen- amor, la belleza y otras cualidades sensibles
tación teatral. ligadas a ella son las nuevas experiencias
que los pintores desarrollan en estos vasos.
Vasos funerarios más elaborados fue-
ron producidos en Canosa, Apulia, en el En una pélice apulia (vit. 8) se ha
siglo 111 a. de C. El ascós de la vitrina 7 es representado una escena erótica: en el cen-
una forma indígena, pero la decoración tro, una mujer sentada abraza a un hombre.
modelada y pintada es griega. Las tres A la derecha, una compañera con una
mujeres que lo rematan son plañideras que patera va a quemar perfumes en un timate-
entonan su lamentación con gestos amane- rio para estimular el amor de la pareja. A la
rados. Sobre la panza, dos grandes másca- izquierda, una mujer sostiene un espejo que
ras humanas que, como las máscaras que alude a la belleza de la protagonista. Los
adornan las volutas de las cráteras apulias, erotes, genios alados del deseo amoroso,
protegen al difunto gracias a su aspecto presiden en lo alto la escena. Nos introduci-
terrorífico. mos en la intimidad del gineceo sorpren-
diendo a los amantes, como lo hace la
En los vasos apulios de estilo adornado curiosa que se asoma a la ventana.
que acabamos de ver son especialmente
abundantes los motivos vegetales y florales, Son ahora muy frecuentes las escenas
en un prolífica exuberancia subrayada por del baño realizado en la intimidad domésti-
el uso del color blanco y amarillo. Palmetas, ca: en un escifo de Paestum, del Grupo de
tallos, roleos vegetales, cálices florales, ca- Asteas (mediados del siglo IV) (vit. 8), una
pullos y hojas se extienden por los vasos muchacha con espejo y cintas en las manos
suritálicos reflejando una vinculación muy se prepara para el baño que se llena con el
especial con la naturaleza desbordante. En agua que brota de una cabeza de león. En
la crátera funeraria apulia veíamos en el dos lebetas nupciales el tema se repite de
cuello una cabeza femenina rodeada de nuevo: Eros aparece ante una o dos mujeres
tallos estilizados rematados en cálices en para ofrecerles regalos, aludiendo al pre+
flor, al igual que en el escifo de Gnathia sente de la felicidad y fecundidad que el
(Apulia) (vit. 6): es la imagen de un ánodos Amor otorga a la recién casada.
divino, una diosa de la naturaleza vegetal
que brota de la tierra, imagen a su vez del En ninguna otra obra está mejor ex-
tránsito fecundo desde la muerte a la vida presada la cualidad "humana" del arte del
en el más allá (Fig. 13). A la vez que un siglo IV y del período helenístico, su interés
gusto por la exuberancia vegetal, existe por la belleza, la gracia y la ternura femeni-
también una significación religiosa y ritual nas, como en las Tanagras (vit. 8). Son
ligada con la divinidad en estas representa- éstas figuras en terracota, originalmente
ciones de diosas, como en el timaterio o policromadas con vivos colores, que repre-
quemaperfumes en forma de busto femeni- sentan a mujeres normalmente envueltas
no rematado en una gran flor abierta (vit. por completo en mantos que dibujan múlti-
4). La fecundidad que la diosa otorga, ples pliegues, en actitudes y tipos tomados
simbolizada en la flor que brota y se abre, y de la vida diaria. Las terracotas de la
en el perfume, adquiere también aquí un vitrina 8 son una mágnífica muestra de
simbolismo trascendente ligado al mundo estas Tanagras, muchas de las cuales fueron
de ultratumba. utilizadas como ofrendas funerarias.
Fig. 13
Quemaperfumes
en forma de busto
femenino (3.319).
Uno de los personajes más populares monio una multitud de vasos que recogen
en la iconografía de esta época es Eros, la escenas de la tragedia y la comedia, e
fuerza cósmica del Amor, representado imágenes que representan los tipos caracte-
como un joven adolescente o un niño, que rísticos del teatro, desde las máscaras voti-
ahora adquiere, por encima de su imagen vas a la representación de un actor cómico
mítica, un contenido más puramente inte- en bronce o en terracota (vit. 11).
lectual o ideal. Encontramos a Eros en
muchas imágenes de los vasos suritálicos, y El más expresivo ejemplo para intro-
también en terracotas (vits. 8 y 10). El amor ducirnos en el mundo teatral es la crátera
no sólo queda expresado a través de la de cáliz de Paestum, obra del pintor de
imagen de Eros, sino también por medio de Asteas (350 a. de C.) (vit. 12) (Fig. 14). La
otros mitos y personajes, como en la mon- escena principal recoge el momento culmi-
tura de un espejo de bronce, donde un nante de una representación trágica. El
joven alado -quizás el adolescente Ganí- tema es el de la locura de Heracles: impul-
medes o el propio Eros- juega con un sado por los espíritus de la locura, el héroe
cisne, una mixtificación del mito de Júpiter va a arrojar a su hijo a una pira donde
y Leda, o en la imagen de Afrodita, como arden ya los objetos de su vida doméstica.
en la figurita de bronce que representa a la Su esposa, Megara, aterrorizada, se golpea
diosa escurriéndose el pelo después del el pecho y se mesa los cabellos. Asisten a
baño. esta terrible escena varios personajes que se
sitúan en una galería alta: Alcmena, la
La continuidad de la tendencia a la madre de Heracles, su amigo Iolao y la
abstracción y a la creación de tipos genéri- diosa Manía, personificación de la locura.
cos se puede observar también, casi de La decoración, que representa el palacio de Fig. 14
forma ejemplar, en el desarrollo del teatro, Heracles, es una interesante muestra de la Crátera de la
que en esta época alcanza en el sur de Italia arquitectura y planos diversos de un esce- Locura de
un auge extraordinario. De ello son testi- nario suritálico del siglo IV. Sin embargo, Hércules (11.094).
el carácter teatral no se extrae únicamente ahora exploradas en todas sus posibilidades
del tema representado, ni del marco arqui- expresivas, se recogen en terracotas, como
tectónico, sino, sobre todo, de las actitudes una máscara cómica, una antefija o una
y los gestos de los personajes: Alcmena y cabeza infantil, o en esculturas como la de
Megara gesticulan amanerada y estereoti- Marsias (del. siglo 11 d.C., copia de un
padamente; las actitudes del dolor son original helenístico), o una cabeza femenina
declamatorias y convencionales; la acción del último período helenístico, expresión
de Heracles, grandilocuente. Seguramente magnífica del phatos.
esta escena es también un reflejo de los
cambios operados en la concepción del dra-
ma trágico en el siglo IV: el mito se ha
convertido en un tema de enredo, de artifi- EL MUNDO DE LA CAMPANIA
cio, carente de la fuerza y grandiosidad de (Sala XVZZ)
antes, y la representación, en un rebusca-
miento artificioso de novedades escénicas
cada vez más alejado del patetismo vivo y La Campania, una amplia y fértil
purificador del teatro del siglo V a. de C. región situada en la zona centro-occidental
de la península itálica, fue la primera región
Un género teatral muy extendido en el del Mediterráneo central colonizada por
sur de Italia fue el llamado fríaco, que los griegos. Hacia mediados del siglo VI11
representaba farsas burlescas con un gran a. de C. un grupo de pioneros eubeos se
contenido satírico. Un grupo de vasos suri- establecieron en Pitecusa y poco después
tálicos recogen estos temas de parodia de lo fundaron una ciudad sobre la acrópolis de
religioso y lo cotidiano. En una crátera de' Cumas y pronto dominaron el territorio
cáliz de Carnpania, del Pintor de Dirce (vit. 1l), circundante, añadiendo los beneficios de la
un Zeus viejo, representado con una enorme agricultura a los del comercio, fundamen-
panza y con rostro grotesco, camina apoya- talmente de metales.
do en un bastón al ritmo del sonido que
tras él marca un flautista, mientras un Durante el siglo VI los colonos griegos
criado contempla burlonamente al dios. establecidos en Campania entraron en con-
flicto con los etruscos, que en su expansión
Otra de las novedades que introduce el hacia el sur fundaron Capua. Hacia media-
teatro del siglo IV es la preponderancia que dos del siglo V, las poblaciones samnitas,
concede al elemento musical, con la inde- que bajaron de las montañas, tomaron
pendización de los pasajes líricos y la Capua y Cumas, y fu'ndaron un estado en el
autonomía de los cantos corales. Podemos que la lengua era oficialmente el osco,
ver instrumentos musicales, relacionados aunque la cultura dominante siguió siendo
también con otras fiestas y ritos, en otros la griega.
vasos, como en una crátera lucania, en la
que se ha representado un certamen musi- Este ambiente de enfrentamientos, de
cal: una muchacha toca la cítara y otra una luchas y guerras contra los pueblos vecinos
flauta en presencia de Niké, que coronará a y, principalmente, contra los samnitas, es el
la vencedora del concurso. Tímpanos y que se refleja en la vitrina 1, en la que se
flautas están representados en escenas dio- han recogido objetos e imágenes alusivas al
nisíacas como la de la crátera de campana mundo del guerrero. En primer lugar, el
lucania, y crótalos y cascabeles de bronce se armamento de bronce: dos cascos de bron-
exponen en la vitrina 11. También el sistro, ce, uno de ellos con las paragnátides o
un instrumento de bronce que se agita o carrilleras decoradas con cabezas de carne-
golpea para que suenen los pequeños cróta- ro; un pectoral y un esplandor de bronce,
los de su interior, elemento ligado a deter- una cnémide o protector de piernas en
minados cultos y ritos orientales, especial- bronce, y un broche de cintur,Ón samnita,
mente los de la diosa Isis. decorado con una profusión de elementos
animalísticos y humanos muy del gusto
En la vitrina 13 se recogen, de forma indígena. En un ánfora campania del 340 a.
sintética, aquellos experimentos, investiga- de C. y en una crátera, se recogen imágenes
ciones y expresiones que los artistas hele-. de estos guerreros samnitas, con sus llama-
nísticos realizaron sobre el interior y el tivos cascos de cimer,as adornadas con
sentimiento humano, y la profundización plumas, en pleno cbmbafe.
en el estudio de los caracteres individuales.
El pathos y el ethos, el sufrimiento, el El mundo funerario de la Campania,
dolor, la alegría, la melancolía, la belleza, tan rico en elementos de contenido simbóli-
la fealdad, la niñez y la vejez, categorías co, se caracterizó por la monumentalidad
de sus tumbas, concebidas como casas y los guerreros), de vasos de bronce, como las
decoradas con pinturas, y por la riqueza de jarras de la vitrina 1, del siglo V a. de C., y
sus ajuares. Estos se componían del arma- de vasos cerámicos como la crátera de
mento, (si el difunto pertenecía a la clase de campana del Grupo de Rombo. En ella se
ha representado un tema de claro contenido EL MUNDO VILLANOVIANO
funerario: una victoria alada conduce una Y ETRUSCO
biga de poderosos caballos e inicia su (Sala X VZZZ)
ascensión al Olimpo. Es el tema de la
heroización, de la victoria del difunto sobre
la muerte y su ascensión a una vida supe- A comienzos del siglo IX a. de C. en
rior, heroica, donde gozará de la bienaven- una amplia región que comprende el Lacio
turada inmortalidad. Imágenes igualmente al norte del Tíber y la Toscana, se desarrolló
de contenido heroico son las de las dos la Cultura Villanoviana, que debe su nom-
figuritas de bronce, una de ellas represen- bre a la necrópolis donde primero se identi-
tando a un joven desnudo provisto de la ficó. Comprende una serie de manifestacio-
clava y la piel de león Y con una patera de nes culturales pertenecientes, sobre todo, a
ofrendas en la mano. la esfera funeraria, que representan en
muchos casos una continuidad con respecto
En la vitrina 2 se recogen producciones al período precedente del Bronce Final,
cerámicas etrusco-campanas, principalmen- llamado Proto-villanoviano, al que perte-
te vasos de figuras rojas sobrepintadas. Son necen objetos como las fíbulas de arco de
una muestra de la inventiva de los artistas violín (siglos XIII-XII a. de C.).
campanos y del agotamiento, ya a finales
del siglo IV a. de C., de los viejos estilos y La Cultura Villanoviana (vit. l), que
técnicas decorativas. Una nueva respuesta a floreció durante los siglos IX y VI11 a. de C.
esta situación será la creación de la cerámi- y que es el precedente de la cultura etrusca,
ca de relieves, de la que son una muestra se caracteriza por la utilización del ritual de
varios guttus de esta vitrina. la cremación. Las tumbas son de pozo o de
fosa, excavadas en el suelo. Las cenizas se
La colección campana más importante introducían en vasos bicónicos hechos a
recogida en esta sala es la de las terracotas mano, provistos de una sola asa, y decora-
procedentes del santuario del Calvi (Fig. dos en ocasiones con figuras humanas
15). Era éste un santuario helenístico dedi- esquematizadas. Además, el ajuar funerario
cado en honor de los dioses itálicos y quizá se componía de otros objetos. En primer
más concretamente de un dios salutífero, lugar, la urna solía estar cubierta con una
dado el carácter de los exvotos. copa a modo de tapadera (fig. 16), y a veces,
en las tumbas masculinas, por un casco, un
En general, su estilo acusa influencias símbolo de clase y prestigio social. Existía
entrecruzadas helenísticas, itálicas y etrus- una diferenciación c'errada entre el ajuar
cas. Podemos, así, asistir a través de ellas a masculino y femenino. Al primero pertene-
la evolución del arte de esta región del cen vasos de mesa, como la copa, la jarra
mundo helenístico, desde su interés y su esférica con asas laterales o el vaso con asa
sujeción a los modelos del realismo ideali- de cinta. También objetos de adorno y uso
zado, propios del arte griego del siglo IV, personal como las fíbulas de arco serpenti-
hasta las expresiones de un naturalismo forme, los torques o la navaja de afeitar de
más severo, próximo al arte romano repu- media luna, y una o más armas, como la
blicano. Destacan las expresiones de dolor espada, lanza, elementos de carro de com-
y patetismo de algunos rostros (vits. 3 y 5), bate y bocados de caballo. Las tumbas
estudiadas réplicas de modelos griegos, femeninas se caracterizan por la presencia
junto a la simplicidad casi esquemática de de determinados tipos de fíbulas, como las
algunas terracotas (vit. 4), de sabor más de arco simple, brazaletes, collares y ele-
provinciano. Los diversos estilos represen- mentos de hilado, como fusayolas o husos
tados han permitido establecer su cronolo- de bronce.
gía a lo largo de toda la época helenística y
hasta la época imperial romana. A través La cultura etrusca se caracterizó por
de estas imágenes de hombres, mujeres y su apertura a los estímulos e influjos cultu-
niños, con distintos atuendos, tocados y rales mediterráneos, que penetraron gracias
peinados (vits. 3, 5 y 6), de animales al intenso comercio, sobre todo de metales,
domésticos (vit. 6), podemos conocer as- en los que esta región fue tan rica. La
pectos más importantes de la religiosidad actividad metalúrgica etrusca extendió sus
popular. productos (vit. 3) no s ó l ~
por el interior de
la península itálica, sino también por el
Fig. 16 Se busca con ellas implorar protección Tirreno y el ~editerráneb.Los artesanos,
Urna de Vilanova para personas y animales, propiciar su que trabajaban para una clase aristocrática,
(Siglo IX-VI11 a. fertilidad, o dar gracias por la curación de adoptaron técnicas, temas y motivos orien-
de C.) alguna enfermedad. tales y griegos, aunque a partir del siglo VI,
gracias al comercio con las colonias griegas morada, e incluso la urna cineraria adquiría Fig. 17
suritálicas y sicialianas, la influencia griega a veces forma de casa donde el difunto Asa de bronce en
será dominante. A este proceso de heleniza- duerme el sueño eterno. Junto a magníficos forma de Efebo
ción se debe la adopción del rito del ejemplares en piedra, encontramos también (10.109).
simposio y de una vajilla metálica especial- urnas más sencillas en terracota, como la de
mente destinada al mismo. Son característi- la vitrina 4, decorada con relieves sólo en la
cas del siglo V las jarras de bronce con pico pared frontal y una figura reclinada en la
alto, las jarras de largas asas decoradas con tapa, perteneciente a una serie del siglo 11 a.
figuras mitológicas -sirenas, hipocampos, de C. más modesta, que gracias al uso de
gorgonas, etc.-, y las sítulas de bronce moldes abarataba el coste de este objeto.
adornadas con múltiples figuras (Fig. 17).
En ellas, aunque los modelos y la inspira- Ofrenda normal en las tumbas etrus-
ción son griegos, las figuras denotan tam- cas, especialmente del período helenístico,
bién un carácter local, propiamente etrusco, fueron los espejos de bronce (vit. 4) (Fig.
que se traduce en una simplicidad más 18), quizás una alusión al paralelismo entre
directa, a veces esquemática. Este carácter la imagen reflejada y el eidolon o imagen
puramente etrusco lo encontramos en la del alma en el más allá. Eran discos con un
sítula de bronce votiva del siglo V a. de C., mango macizo de metal o de marfil, en los
o, ya con mucha mayor fuerza, en las que la cara levemente convexa se pulía y la
figuritas de bronce del período helenístico, cóncava se decoraba mediante incisiones
como las de jóvenes oferentes con patera con temas mitológicos inspirados en el arte
ritual (siglos 111-11 a. de C.), características griego: Heracles y Atenea, Los Dioscuros,
de la pequeña broncística de finalidad voti- una escena inspirada en el combate entre
va, una serie muy difundida en los centros Aquiles y Pentesilea, y una escena clara-
de culto etruscos y latinos y de bajo nivel mente funeraria: la psicostasia o pesaje de
cualitativo. las almas de dos guerreros por el dios Turn,
el Hermes griego, en presencia de Apolo.
La producción de cerámica de bucche-
ro (vit. 2) fue un sustitutivo de la vajilla La cerámica etrusca figurada (vit. 4) se
metálica para las clases con menor poder desarrolló a imitación de los vasos áticos de
adquisitivo. Esta cerámica, llamada "buc- Figuras Negras durante los siglos VI y V, y
chero nero" por el color negro intenso de su de Figuras Rojas durante los últimos años
superficie, fue la producción alfarera etrus- del V y a lo largo del IV. Al primer estilo
ca más característica desde el segundo pertenece un ánfora en la que unos jóvenes
cuarto del siglo VI1 hasta comienzos del V persiguen a caballos y una sirena rapta a un
a. de C. Los mejores e~emplares,y los más efebo, el tema del rapto de la muerte y el
antiguos, presentan superficies brillantes tránsito a otra vida. Al segundo estilo
que intentan imitar la calidad de los vasos pertenece la crátera de cáliz en la que, en la
metálicos. Las formas, a menudo, imitan cara A, figura la apoteosis de Heracles ante
originales griegos, siendo muy numerosos la diosa Atenea, y en la carq B, una
los vasos destinados al simposio: enocoes, asamblea olímpica en la que están presentes
copas, cíatos, cántaros y copas de pie alto. Zeus, Apolo y una diosa con una flor en la
Muy popular fue el cántaros, que junto a mano,. quizás Afrodita. El estilo de este y
las ánforas de vino etrusco, se difundieron otros vasos es mucho más tosco que el de
en el siglo VI por una amplia región del los modelos griegos a los que imita, pero
Mediterráneo occidental llegando. hasta el también está lleno de una frescura y esponta-
sur de España. Algunos vasos están decora- neidad, a veces ingenua, que le confieren un
dos con el típico motivo del abanico punti- carácter enormemente singular y atractivo.
llado con motivos incisos, como la olpe
adornada con un friso de esfinges y leones. Por último, se expone en esta sala una
Incluso algunos vasos reciben una decora- muestra de la cerámica geométrica producida
ción plástica: una pátera está sostenida por desde comienzos del siglo VI11 hasta finales
cuatro figuras femeninas aladas a modo de del IV en Daunia, una región de Apulia
cariátides. septentrional (vit. 5). Son producciones al
margen del influjo griego. Los vasos gran-
Las formas asumidas por el culto a los des y globulares y algunos elementos deco-
muertos en Etruria alcanzaron una exube- rativos se encuentran presentes ya en el
rancia extraordinaria. De ello son buena Bronce Final, pero también hay elementos
'muestra los ajuares, a veces verdaderos nuevos, como la decoración en metopas o
tesoros acumulados como manifestación las grecas esvásticas y palmetas o determi-
del prestigio y elevado estatus del difunto. nadas formas, que responden a influjos
La tumba se concebía como la última griegos, aunque indirectos y tratados con
Fig. 18
Espejo etrusco
con tema de
Heracles y
Atenea.
originalidad. Estos vasos estaban destina- CRISTOFANI, M. (Dir.): Civiltá degli etruschi,
dos al ajuar funerario, como ofrendas o Mostra Museo Archeologico, Firenze, 16 mayo-
urnas cinerarias. La poca consistencia de su 25 octubre 1985.
decoración pintada hacen descartar su uso DODDS, E. R. Los griegos y lo irracional.
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