Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Montgomery, W. (2014) - Teoría, Evaluación y Cambio de La Conducta.
Montgomery, W. (2014) - Teoría, Evaluación y Cambio de La Conducta.
Teoría, Evaluación y
Cambio de la Conducta
Texto universitario
William Montgomery
2014
1
Teoría, evaluación y cambio de la conducta. Texto universitario.
Autor: William Montgomery Urday
ISBN: 978-612-46633-0-7
2
Indice
Pag.
INTRODUCCIÓN 5
3
CAPÍTULO 7. Análisis funcional, diagnóstico y programación 113
Área clínica, p. 183. Área educativa, p. 189. Área organizacional, p. 195. Área social,
p. 198. Otras aplicaciones, p. 200. Conclusiones, p. 202.
EPÍLOGO 204
BIBLIOGRAFÍA 207
APÉNDICE 225
4
Introducción
L
a empresa de sintetizar cumplidamente todos los aspectos del
análisis conductual en sus múltiples variantes es imposible, por
su vastedad. Como es conocido, hasta hoy se han publicado
varios manuales muy completos en idiomas inglés y español sobre sus
aplicaciones en modificación y terapia de conducta, igual que sobre sus
procedimientos metodológico-experimentales. Por separado, hay también
exposiciones bastante buenas de aspectos teóricos y epistemológicos
característicos de cada una de las grandes variantes que están vigentes hoy en
día (léase conductismo radical e interconductismo, conductismo psicológico,
conductismo relacional y sociocognitivismo entre otras), donde tratan esos
temas desde su propio punto de vista aislado de los demás (Bélanger,
1978/1999; Hayes, Barnes-Holmes & Roche, 2001; Ribes, 2010; Staats,
1996/1997; Bandura, 1985/1988; Ellis, 2004/2006). Sin embargo, en general
ninguna obra ha abordado el emprendimiento de exponer en un solo
volumen, o conjunto de ellos, de manera exhaustiva, las teorías y las filosofías
que les dan vida y sustento a la metodología y a la tecnología. A lo más, hay
intentos sumarios de exposición teórica general de algunas de las vertientes
paradigmáticas (O'Donohue y Kitchener, 1999; Santacreu y Froján, 2002;
García, 2007).
Por eso es complicada la tarea de un profesor de análisis conductual,
que tiene que sintetizar en las pocas clases disponibles de un semestre lectivo
universitario toda la riqueza teórica y práctica de este enfoque para
estudiantes que llegan, o sin conocimiento del método científico, o peor aún,
con la experiencia de un aprendizaje prejuiciado en base a las múltiples
influencias de enseñanzas anteriores por parte de psicólogos y educadores
básicamente anticonductistas. No obstante, de tanto intentarlo algo queda, y
esa es la fuerza que el presente manual reclama para sí. Uno de los
convencimientos que adquirió el autor de esta obra es que tiene que luchar
contra la tendencia a la comodidad típica del sector de alumnos que, o no
5
lee, o no sabe buscar información, y que espera encontrar todo ya
“masticado” en unos cuantos dogmas simples que espera comprender sin
mucho esfuerzo a partir de resúmenes en Power Point o escritos en
Monografías.com o Wikipedia. Un libro de texto “hecho a medida” permite
superar muchos de esos problemas, al brindar información inmediata y
conceptos definidos sobre lo que dice el profesor en clase. “Hecho a medida”
significa simplemente que se adapta a los temas comúnmente tratados por el
autor en cada sesión de aprendizaje, y pone por delante lo que él juzga
prioritario en la exposición: aquello que quiere que finalmente “quede en la
mente” del alumno al terminar el curso. Ese es el carácter de la obra que se
presenta a través de esta introducción, dejando en claro que tampoco se trata
de una “simplificación” empobrecedora del enfoque, sino de un documento
que procura mantener el nivel académico a la altura que merece.
El contenido se ha estructurado en once capítulos y un epílogo que
sintetiza el enfoque del propio autor.
El primer capítulo se ocupa de la psicología como ciencia de la
conducta, dando definiciones de lo que se entiende por conductismo y su
objeto de estudio. Se hace una revisión de los niveles de articulación
paradigmática y sus relaciones: el conductismo como filosofía, el análisis
experimental del comportamiento y la ingeniería del comportamiento,
Finalmente, se reseñan el devenir histórico del paradigma y su impacto actual.
El segundo capítulo aborda cuestiones filosóficas, considerando la
relación entre la filosofía analítica y el conductismo radical, a partir de cuyas
derivaciones se crítica la “mitología de la mente”. Se detallan algunas
funciones de la filosofía que sirven para esclarecer aspectos de metodología
científica.
El tercer capítulo tiene por objeto una disquisición sobre el análisis
experimental del comportamiento, y la importancia del aprendizaje y del
condicionamiento en su ámbito. También se revisan las leyes de la conducta,
los diseños experimentales y los elementos constituyentes del análisis
conductual.
El cuarto capítulo se refiere al análisis de la conducta humana,
considerando detalladamente los principales problemas de conceptualización
vinculados a aquella. El problema del lenguaje, el problema del pensamiento,
el problema de la consciencia y el problema de la personalidad.
El quinto capítulo entra en la parte metodológica, abordando aspectos
conceptuales de la evaluación del comportamiento, su definición y
características, sus unidades de análisis, recursos conceptuales propios de
6
dicha labor, los criterios para la determinación de un problema a evaluar, y
otras cuestiones importantes.
El sexto capítulo desmenuza el proceso de evaluación conductual,
describiendo pormenores de la entrevista y de los registros directo e indirecto
del comportamiento, así como del autorregistro, con abundantes ejemplos.
El séptimo capítulo sigue con el proceso de evaluación, centrándose
esta vez en el análisis y diagnóstico funcional de la información, elaboración
del cuadro informativo y de los programas de conducta.
El octavo capítulo trata aspectos conceptuales de la ingeniería del
comportamiento, describiendo los tipos de tecnología conductual y el perfil
del ingeniero de la conducta, así como las modalidades de mediación y
tutoría conductual.
Los capítulos noveno y décimo enlistan y describen las diversas
tecnologías de control de las relaciones estímulo-respuesta, de administración
de contingencias, tratamientos basados en el autocontrol, en el
condicionamiento encubierto, en el aprendizaje social, el control cognitivo,
terapias de tercera generación, integrativas y constructivistas, y el enfoque
interconductual.
Por último, el onceavo capítulo hace una revisión de algunas
aplicaciones conductuales en las áreas clínica, educativa, organizacional, social
y emergentes.
En el epilogo, el autor organiza en algunos puntos su perspectiva
personal del enfoque que es materia de este libro. Se finaliza con una
bibliografía en su gran mayoría reportada en español y ubicable tanto en
bibliotecas como en archivos de internet. Igualmente, se han considerado las
últimas ediciones o reimpresiones de textos clásicos.
En las últimas páginas va un apéndice que incluye ciertos materiales
necesarios para la evaluación del comportamiento: dos guías de entrevista
conductual, un cuestionario de historia de la vida, tres modelos de contrato
conductual, y tres ejemplos de programas conductuales.
Sólo hay que añadir a lo dicho que, como cualquier síntesis, la hecha
aquí deja fuera mucha información que puede ser relevante. Eso no se puede
evitar, y se deja constancia de ello. Queda a la voluntad del estudioso que
halle motivación en este libro, adentrarse en la búsqueda de los
conocimientos faltantes sobre cada punto.
Buena parte de los contenidos incluidos aquí han sido motivo de
inspiración para ideas, y trascriptos o parafraseados (con su conveniente
actualización) de publicaciones anteriores del autor. Algunas veces se han
7
citado en el texto y en las referencias bibliográficas, pero en su mayoría no,
por lo cual es necesario indicarlas a todas1:
1
Hay que hacer, también, la necesaria aclaración de que parte de algunos de estos textos
han sido copiados por anónimos a archivos de internet, algunas veces sin citar directamente
su procedencia (como en Wikipedia, por ejemplo), en páginas que tienen que ver con
conductismo, ingeniería del comportamiento y filosofía de la psicología.
8
Montgomery, W. (2010b). Problemas teóricos y metodológicos en el campo de la
evaluación clínica conductual. Nuevos Paradigmas: Revista Psicológica de Actualización
Profesional, 4(1), 39-58.
Montgomery, W. (2011). La economía conductual y el análisis experimental del
comportamiento de consumo. Revista de Investigación en Psicología, 14(1), 281-292.
Montgomery, W. (2013). Aportes conductuales a la educación escolar. En A. Bazán y
C. Butto (coords.). Psicología y contextos educativos (pp. 15-44). México: Universidad
Pedagógica Nacional.
Montgomery, W. (2013). La terapia conductual, hoy. En E. Yanac (ed.), Curso de
Actualización Profesional en Psicología 2013 (pp. 87-107). Lima: Facultad de Psicología de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
9
1. La psicología como ciencia
de la conducta
´
L
a ciencia, al revés de las concepciones animista y religiosa, se
propone explicar todos los fenómenos del mundo sobre la base
de causas naturales, y obviamente considera los fenómenos
humanos dentro de ese ámbito. En este sentido la psicología, en
tanto ciencia, se ve comprometida con un objetivo naturalista; pero la
aparente claridad de esta suposición no ha sido determinante para la
definición de una psicología científica. En sus disquisiciones sobre las
relaciones entre la psicología y la ciencia, Th. H. Leahey (1980/1998) señala
la existencia de dos desafíos muy serios para dicha comunión: el dualismo y
la psicología popular; y continúa diciendo que, tal como es sostenido por las
religiones:
El dualismo [supone] un mundo sobrenatural poblado por seres no materiales
tales como dioses, ángeles y demonios. Se considera que los seres humanos, y los
animales en algunas ocasiones, están compuestos de dos sustancias, un alma
sobrenatural no material, contenida en un cuerpo natural material al que controla.
Los dualistas explican la experiencia y la conducta como el resultado de la
interacción entre el cuerpo y su alma rectora. (p. 25).
2
Esto, por cierto, no implica negar que antes de ella, y a través de diversas disciplinas,
incluso en siglos anteriores, hubieron hombres de ciencia que se enfrentaron a las ideas
religiosas y populares sobre las causas del comportamiento humano.
10
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
“CONDUCTISMO” Y “CONDUCTA”
Conductismo
3
La elección de variables elementales para empezar la investigación del comportamiento ha
sido, a menudo, motivo de crítica y estigmatización por los anti-experimentalistas en
psicología; dejando de lado el hecho de que en todas las ciencias siempre se ha partido de
“maquetas”, es decir, de fenómenos simplificados adrede, con el fin de estudiarlos
inductivamente desde su origen y encontrar las regularidades básicas que serían cimiento, a
su vez, de nuevas regularidades progresivamente más complejas. Por lo demás, la estrategia
analítica de fragmentar los fenómenos estudiados en unidades moleculares para
dimensionarlos, organizarlos didácticamente y así poder manejarlos, es una práctica común
también en todas las ciencias. Por ejemplo, cuando el físico y el geógrafo dividen el globo
terráqueo en centímetros, metros o kilómetros, y lo estructuran en coordenadas de tiempo y
espacio, nadie pensaría que por ello están “trivializando” o “mecanizando” su objeto de
estudio.
4
Se ha solido implicar más a Watson con los estudios de Pavlov que con los de Thordnike,
debido al programa de investigación que emprendió el fundador del conductismo, ligado al
condicionamiento respondiente (aprendizaje emocional) y a su fundamentación fisiológica.
Sin embargo, no se puede subestimar el hecho de que, teóricamente, Watson se identificó
también con la estructura del conexionismo thordnikeano, concibiendo la conducta como un
gran entramado de jerarquías de asociaciones estímulo-respuesta (hábitos), que iban
creciendo conforme el individuo se desarrollaba.
11
William Montgomery
métodos” (Watson, 1913, p. 158); fue luego enriquecido por una serie de
reconceptualizaciones. Así, como es conocido, algunos de los
neoconductistas sucedáneos a Watson, aún manteniendo su planteamiento
fundamental de objetividad, trataron de ampliar la magnitud de su enfoque
introduciendo variables hipotéticas. Uno de ellos, Hull (1943), disertó sobre
“constructos simbólicos, variables interventoras o entidades hipotéticas” (p.
22) de manera equivalente; y otro, Tolman (1932), las diagramó como
mediadoras (en la forma de expectativas o mapas cognitivos) entre variables
independientes y dependientes en el trabajo experimental. A estas posturas se
añadieron las de otros teóricos contemporáneos, caso Skinner (1974/1977),
quien concibió al conductismo (en su versión radical) no sólo como un
método experimental empirista, sino sustancialmente como “una filosofía de
la ciencia del comportamiento humano” (p. 13) que surge del quehacer
mismo de la disciplina y plantea cuestiones relativas a la pertinencia y
posibilidades del análisis metodológico y tecnológico aplicado a la esfera
psicológica. Igualmente Kantor (1969/1991) se refirió al conductismo como
una corriente que estudia la interacción de los organismos con sus ambientes,
renunciando a “las doctrinas del alma, la mente y la consciencia” (p. 573). Si
bien estos últimos teóricos rechazaron las variables intervinientes o
constructos hipotéticos tal como las concebían Hull y Tolman, dejaron bien
en claro ―aunque por diversos caminos― que el mundo subjetivo sí es
abordable mediante métodos científicos5.
Hasta aquí, las pistas indican que el conductismo es una manera general
de ver lo psicológico desde un punto de vista naturalista (donde no hay
entidades como la mente, el cerebro, etcétera, que trasciendan el interjuego
de variables representativas), y que privilegia el uso de métodos naturalistas
para dar cuenta de su objeto de estudio. En suma, un enfoque de la
psicología como ciencia de la conducta.
La conducta
5
Skinner (1974/1977) dejó su propia versión de lo que, según él, era el conductismo
metodológico (variantes estímulo-respuesta mediacionales en general), achacándole como
una de sus falencias el no ocuparse de eventos subjetivos (“privados”). Esto es discutible a
la luz de lo conocido sobre el trabajo teórico de Hull y Tolman, quienes, desde sus propias
perspectivas, abordaron temas de conducta compleja tanto o más frecuentemente que
Skinner.
12
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
6
Casualmente, denominado en su idioma original “Diccionario de Ciencias de la
Conducta”.
7
Tanto Watson, como después Hull, por ejemplo, dedicaron mucho tiempo e investigación
al análisis del pensamiento y la inteligencia (véanse Gondra, 1991, 2007). Skinner, por su
parte, trata la conducta como una relación entre aspectos del organismo y del ambiente, sin
importar su carácter público o privado (ver Gómez, García, Pérez, Bohórquez y Gutiérrez,
2002).
8
De semejante práctica, en cierto modo intencionalmente confusionista para posicionar
opciones distintas, se han valido los explotadores del “mito de la revolución cognitiva”,
como Gardner (1985/1987), entre otros.
13
William Montgomery
14
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
15
William Montgomery
16
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
Conductismo
(Filosofía)
RELACIÓN
PARADIGMÁTICA
AEC (Teoría IC
Metodología) (Tecnología)
Figura 1.1. Interrelaciones entre los niveles paradigmáticos del análisis conductual.
conductismo
Nivel 1: El conduct ismo como filosofía
17
William Montgomery
18
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
DEVENIR HISTÓRICO
Como se ha dicho, a lo largo del tiempo el conductismo se fue
diversificando y adoptando diversas formas. Incluso en tiempo de la
formulación temprana del propio Watson hubo variaciones respecto a su
concepción del nuevo paradigma. J. R. Kantor, en sus Principles of
Psychology de 1924, sostenía, ya en embrión, un enfoque menos
molecularista respecto al estudio conductual, prefigurando lo que sería
posteriormente su interconductismo. También George H. Mead,
predominantemente sociólogo y filósofo, discrepó a partir de su
“conductismo social” de algunas tesis expuestas por Watson (Mead,
1934/1968), considerando el marco ambiental del simbolismo lingüístico
propio de la comunicación, como un ámbito en el cual surgen el yo, la mente
y la conciencia.
Las escuelas de Hull, Tolman, Guthrie y Skinner constituyeron el
conductismo de segunda generación (o neoconductismo), que realizó la
investigación necesaria para obtener y sistematizar una gran cantidad de datos
experimentales, con el fin de elaborar teorías deductivas e inductivas del
aprendizaje. Fue un período de intenso florecimiento académico, en el cual
19
William Montgomery
9
Irónicamente, el entonces ya fallecido Clark Hull había llegado a la cúspide justo en 1950,
al quedar segundo (detrás de Freud) en la lista de psicólogos más influyentes durante la
primera mitad del siglo, elegida por los miembros de la American Psychological
Association (APA) de entonces.
10
Esta reconfiguración se vio favorecida por la disponibilidad de modelos cibernéticos, que
hicieron posible simular e inferir (en la lógica de los teóricos que creyeron en ello) lo que
ocurriría “dentro de la mente”, mejor que con los laboriosos diagramas tolmanianos.
20
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
21
William Montgomery
11
Al respecto, dice el ilustre filósofo hispano Gustavo Bueno (1972): “Holismo y
Atomismo no deben ser consideradas como dos teorías sobre la realidad metafísica, de las
cuales una debe ser verdadera y la otra falsa. Son dos metodología ontológicas que, según
los contextos, pueden ser verdaderas a la vez”. (p. 335)
22
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
IMPACTO ACTUAL
12
Esto debe matizarse, como dice Goowin (2003/2009), con el conocimiento de que en
Europa ―sobre todo la continental―, la influencia del conductismo estadounidense ha sido
menor.
23
William Montgomery
CONCLUSIONES
24
La Psicología Como Ciencia de la Conducta
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
AUTOCOMPROBACIÓN
1. ¿Qué es conductismo?
2. ¿Qué es conducta?
3. ¿Cuál es la diferencia entre conductismo radical y conductismo
metodológico?
4. ¿Cuáles son los niveles de articulación del paradigma?
5. ¿Qué une a todos los conductismos por encima de sus discrepancias?
6. ¿Qué indicadores existen del impacto actual del conductismo?
25
2. Fundamentos filosóficos
L
a importancia de la filosofía de la ciencia y su influencia sobre la
ciencia conductual es simple de entender. El abecedario de
cualquier estudiante de ciencias, difundido por la National
Science Teachers Association13 hace hincapié sobre dos puntos
fundamentales que presiden su aprendizaje: 1) la ciencia procede de acuerdo
con la suposición, basada en siglos de experiencia, de que el universo no es
caprichoso; y 2) los conocimientos científicos se basan en observaciones de
muestras de materiales accesibles a la investigación pública.
Es corriente encontrar opiniones en psicología que condenan la
aplicación de dichos fundamentos, como si fueran parte de algún autoritario
culto esotérico positivista. Una “camisa de fuerza” que impide ir más allá de
los hechos para avanzar en el conocimiento “profundo”, “cualitativo”, o
simplemente la comprensión, de la naturaleza humana. Quizá esas ideas
críticas nazcan más bien de la incomprensión sobre el trabajo científico. Éste
surgió y se nutre del quehacer artesanal cotidiano que amolda la naturaleza
para la satisfacción de las necesidades humanas y la solución de sus
problemas, descubriendo las regularidades que siglos de experiencia en
contacto con los eventos, e innumerables pruebas, han puesto en evidencia.
Gracias a ello se tiene un método científico que muestra qué y cómo hacer
para obtener conocimiento más objetivo, sometiendo a las personas que lo
ejercen a contingencias particulares que no eliminan, pero sí disminuyen, su
nivel de subjetividad: el uso de descripciones sistemáticas, discursos
didácticos, actividades de comprobación e instrumentación, ecuaciones,
tablas, gráficas, constantes, formulación de principios rectores, etcétera. El
conocimiento objetivo y seguro aportado por la racionalidad científica
permite apoyarse en bases más rigurosas para el análisis de la realidad, y,
como decía metafóricamente Bertrand Russell, podemos esperar que haya
muchas más probabilidades de dar en el blanco si quien maneja el arco es un
13
Citados por Sund y Picard (1976, pp. 28-29).
26
Fundamentos Filosóficos
27
William Montgomery
14
Staats (1993) es uno de los autores que más han insistido en defender estos puntos de
vista dentro de la ciencia del comportamiento.
28
Fundamentos Filosóficos
15
A pesar de esto, por largo tiempo se le ha achacado a Skinner seguir los lineamientos
positivistas lógicos y su típica doctrina operacionalista (ver por ejemplo, Bunge y Ardila,
1988), sin reparar en sus diferencias. A manera de ejemplo, Skinner (1945/1975) hizo
críticas muy fuertes al operacionalismo señalando, entre otras cosas, que no tenía
contribuciones positivas, debido a que “no cuenta con ninguna buena definición de una
definición, ya sea operacional o de otro tipo”, ni daría “una formulación satisfactoria de la
conducta verbal efectiva del científico...” (pp. 413-414)
29
William Montgomery
16
El pragmatismo está cada vez más presente en las reflexiones filosóficas contemporáneas,
pero esto no quiere decir que no haya diferencias entre los teóricos pragmatistas; como lo
recalca y desarrolla Houser (2006).
17
No debe ignorarse el hecho de que Rorty (1991/1996) parecería haber estado sólo
parcialmente informado sobre la verdadera posición de Skinner, distinguiéndose
explícitamente de él y calificándolo de “objetivista científico extremo” (p. 55) y de
“fisicalista reduccionista” (p. 152).
30
Fundamentos Filosóficos
31
William Montgomery
“mitología
Crítica a la “mito logía de la mente”
32
Fundamentos Filosóficos
33
William Montgomery
34
Fundamentos Filosóficos
35
William Montgomery
36
Fundamentos Filosóficos
18
Así pues, en principio la fenomenología y el existencialismo deberían quedar fuera de
esta denominación.
37
William Montgomery
ciencia no pretenden saber más que los científicos cuya obra estudian, pero
su labor constituye en primer lugar una “práctica de vigilancia de las
operaciones conceptuales y metodológicas de una práctica científica” (Castells
y De Ipola (1980, p. 43). Esto conlleva el análisis formal del trabajo útil para
la adquisición y consolidación de conocimientos, sea a través de las relaciones
entre las proposiciones y los datos; sea a través de la correspondencia entre
aquellas proposiciones, su ordenamiento lógico y su significado; o la
estructuración teórica y el proceso empírico del investigar. Por ello, no todos
los temas abordados por la filosofía tradicional pueden ni deben ser materia
de revisión a la luz de la ciencia, pues muchos podrían no ser sino embrollos
verbales. En este caso, la misión de la epistemología es disolver dichos
problemas mediante el análisis lingüístico de las expresiones, en la línea de
Gilbert Ryle y Ludwig Wittgenstein. Se trata, en esos casos, de eliminar
errores categoriales (aplicar indebidamente conceptos que provienen de un
contexto a otro distinto) y aclarar la significación funcional del lenguaje
ordinario en situaciones específicas.
Defensa de la objetividad
38
Fundamentos Filosóficos
teórico--práctica
Defensa de la progresión teórico
39
William Montgomery
CONCLUSIONES
40
Fundamentos Filosóficos
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
41
3. Análisis experimental del
comportamiento
C
omo se ha adelantado en un capítulo anterior, el análisis
experimental del comportamiento es el nivel de formulación
de conceptos, métodos y definiciones en la psicología como
ciencia de la conducta; con funciones de observación,
descripción, medición, explicación, predicción y control de los fenómenos
bajo estudio. El análisis experimental se vale de paradigmas de investigación
sobre las bases de los principios de aprendizaje y de los métodos de
condicionamiento, pero para llegar a eso ha recorrido un largo camino
histórico de indagación tentativa.
Utilizando como única fuente la observación naturalista, las intuiciones
acerca de que la experiencia moldea la mente humana vienen desde la
antigüedad. Así por ejemplo, Aristóteles sostuvo la tesis de la pizarra vacía
(tabula rasa) ―o mente en blanco―, para caracterizar la mente de un niño
como una superficie sobre la cual se escribirían sus experiencias. Incluso
llegó a postular principios asociativos por los cuales se establecerían los
aprendizajes: contigüidad, semejanza y contraste. Esto, andando el tiempo, se
mezcló con filosofías contradictorias, ya que la gente común y muchos
científicos siempre han creído, influenciados por las tendencias religiosas y
por la psicología popular, que la conducta es movida también por la intención
conciente y el “libre albedrío”. Por ello surgió ―y se expresó por primera vez
de manera epistémica a través de Descartes―, la solución de compromiso de
que existen dos clases de comportamiento: uno involuntario, propio del
reflejo o reacción automática del cuerpo a estímulos externos; y otro
voluntario, propio de la mente (entidad no física), que, al ser independiente
de la experiencia, opera de acuerdo con propósitos concientes.
Otros filósofos, llamados empiristas, discreparon con estas ideas.
Locke, por ejemplo, recogió la intuición primigenia de Aristóteles sobre la
tabula rasa. Hobbes, por su parte, aunque aceptando la teoría cartesiana del
dualismo, consideraba que la mente también estaba sometida a leyes, puesto
42
Análisis Experimental del Comportamiento
que las personas actúan sobre todo para buscar el placer y huir del dolor; de
acuerdo con los mecanismos asociacionistas ya enunciados por el sabio
griego (además de varios otros principios secundarios). Sin embargo, estos
análisis no incorporaron experimentos para demostrar sus hipótesis hasta que
se impuso el interés por los mecanismos del aprendizaje.
APRENDIZAJE Y CONDICIONAMIENTO
19
Thordnike támbién enunció otra ley: la del ejercicio: “cualquier respuesta a una situación
se conectará con mayor fuerza… en proporción a la cantidad de veces que ésta se haya
conectado con esa situación y con el vigor y la duración promedio de las conexiones” (Cit.
por Goodwin 2003/2009; p. 215).
43
William Montgomery
20
El término “refuerzo” fue introducido por Pavlov para designar al estímulo
incondicionado que se presentaba luego de ocurrido un estímulo neutral o condicionado.
Años después, Skinner, de acuerdo con la Ley del Efecto, caracterizó el refuerzo (o
reforzamiento) como una operación por la cual un estímulo que se presentara contingente a
una respuesta, produciría un cambio en la probabilidad futura de emisión de dicha
respuesta.
21
Wolman (1973/2010) indica que la diferencia entre condicionamiento instrumental y
operante es básicamente metodológica: “El condicionamiento operante implica la emisión
repetida de la misma respuesta, la operante, mientras que en el caso de las conductas
instrumentales, la respuesta contingente al reforzamiento ocurre solamente una vez por
ensayo”. (p. 122)
44
Análisis Experimental del Comportamiento
22
Es importante apuntar, como lo hace Domjan (2010/2010), que “el impacto conductual
de un estimulo depende de su novedad. Los estímulos demasiado conocidos no provocan
reacciones tan vigorosas como los estímulos novedosos… Si el estímulo condicionado o el
incondicionado son sumamente familiares, el aprendizaje avanza más lentamente…” (p.
105)
23
El análisis experimental del comportamiento, al haber sido bautizado por la corriente
skinneriana, suele referirse únicamente a la investigación de conducta operante como
aquella que “afecta generalmente el medio y genera estímulos que «realimentan» al
organismo” (Skinner, 1972/1975; p. 141). Sin negar su indudable aporte, en este capítulo se
amplía el objeto a toda indagación experimental hecha desde cualquier tipo de conductismo.
45
William Montgomery
EI ―――――――― RI R1
EI + EN ――――――RI Es ―――――――― R2
R3
EC ――――――――RC ED ―――――――― R2
Fig. 2. Esquemas de disposición experimental en el
condicionamiento clásico (izquierda) y en el condicionamiento
I
operante. En el primer caso, un estímulo incondicionado (E )
I I
evoca una respuesta incondicionada (R ), luego el E se aparea
N I
con un estímulo neutro (E ) mientras sigue evocando la R .
C
Finalmente el estímulo, ya condicionado (E ) evoca la misma
C
respuesta ya condicionada (R ). En el segundo caso (derecha) se
emiten varias respuestas (R R R ) en presencia de un estímulo
1 2 3
s
situacional E , siendo reforzada sólo R Luego, dicha R tenderá a
2.. 2
46
Análisis Experimental del Comportamiento
24
Es bueno aclarar que la conducta respondiente incondicionada se distingue especialmente
por los reflejos y los cambios en la resistencia eléctrica de la piel, la dilatación y la
constricción de los vasos sanguíneos, la reducción de la cantidad de saliva secretada, las
variaciones en secreción de adrenalina, en el ritmo cardíaco, en la dilatación pupilar,
etcétera. Esos cambios pueden observarse de manera gruesa en las respuestas de llorar, de
sudar, de respirar, y los cambios de coloración.
47
William Montgomery
48
Análisis Experimental del Comportamiento
c r d r
E -E -E R 1 E-E
R 2
Fig. 3.3. El estímulo condicionado, reforzante y directivo evoca una respuesta instrumental
que es seguida por un estímulo reforzante ligado a una reacción emotiva, sin aprendizaje
previo involucrado.
49
William Montgomery
LEYES DE LA CONDUCTA
25
De acuerdo con Yurén (1998), una ley denota la relación constante entre distintos hechos
que se sabe, o se supone, que pertenecen a la realidad, y entre al menos dos variables. Aun
cuando se refiere a relaciones causales forzosas, en ellas hay que considerar su marco de
ocurrencia: la invariación de ciertas relaciones dentro de cierta estructura.
50
Análisis Experimental del Comportamiento
26
El principio de Premack es actualmente cuestionado, debido a que los estudios muestran
que el poder de un reforzador no se establece por sí mismo, sino que es creado por la
configuración específica de la contingencia instrumental. Así, “la privación de respuesta es
más importante para efectos del reforzamiento que la probabilidad diferencial de la
respuesta”. Por lo tanto, la hipótesis de privación de respuesta proporciona un nuevo
principio para lo que funciona como reforzador eficaz (Domjan, 2010/2010, p. 241).
51
William Montgomery
DISEÑOS EXPERIMENTALES
52
Análisis Experimental del Comportamiento
53
William Montgomery
ELEMENTOS
54
Análisis Experimental del Comportamiento
55
William Montgomery
CONCLUSIONES
56
Análisis Experimental del Comportamiento
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
1. ¿Qué es el aprendizaje?
2. ¿Cómo se relaciona el aprendizaje con los paradigmas de
condicionamiento?
3. ¿Cómo se interrelacionan los procesos de condicionamiento entre sí?
4. ¿En qué consisten las leyes de la conducta?
5. ¿Cuáles son los principales diseños experimentales?
6. ¿Cuáles son los elementos de la ecuación conductual en sus diversas
formulaciones?
57
4. Análisis de la Conducta
Humana
58
Análisis de la Conducta Humana
59
William Montgomery
60
Análisis de la Conducta Humana
28
Un tacto está bajo el control de estímulos no verbales, permitiendo rotular objetos,
personas y eventos; un mando está bajo el control de condiciones de privación o de
estimulación aversiva (pedidos, ruegos, órdenes); una ecoica está bajo control de estimulos
verbales (imitación de sonidos); una textual está bajo control de estimulos impresos
(lectura); una intraverbal es una secuencia de respuestas verbales sometidas a control una
de la otra en cadena; y una autoclitica se emite bajo el control de estímulos provenientes
del uso gramático.
61
William Montgomery
29
Según se cree, fue un texto añadido a último momento, puesto que en la misma revista iba
a salir publicado otro artículo ligado exclusivamente al discurso subvocal. Esto vaya dicho en
salvedad de que el contenido del breve comentario watsoniano debe juzgarse en ese contexto.
62
Análisis de la Conducta Humana
63
William Montgomery
64
Análisis de la Conducta Humana
R 1 E 1
E a rm e m R 2 E 2 R p a
R 3 E 3
R ’1 E ’1
E b rm e m R ’2 E ’2 R pb
R ’3 E ’3
R ’’1 E ’’1
E c rm e m R ’’2 E ’’ 2 R pc
R ’’3 E ’’3
65
William Montgomery
similitud con las “cadenas asociativas de Markov”, las cuales son secuencias
de sucesos cuya probabilidad y distribución de ocurrencias está fijada sólo
por lo que ocurrió en el evento precedente inmediato de cada una, lo que en
cualquiera de los casos del pensamiento, significaría que “pensar” es una
conducta que ocurre sólo porque es evocada por una situación estímulo
inmediata, o porque la respuesta propioceptiva previa fue puntualmente
reforzada.
Berlyne (1965/1976) señaló, al respecto, que esto no es así, pues la
selección de una respuesta depende también de dos condiciones
motivacionales aleatoriamente significativas: los estados de desequilibrio
fisiológico asociados con una gran gama de respuestas potenciales, y los
estímulos producidos por las respuestas fraccionales anticipatorias de meta.
Ambos factores, los estímulos situacionales y los motivacionales, interjuegan
para determinar qué miembro de una clase numerosa se evocará en cada
episodio particular.
Hay muchos más pormenores basados en una serie de principios de
comportamiento, que complejizan este proceso y exceden la explicación que
se pueda dar aquí, de modo que solamente se reseñará el complemento que
el mismo Berlyne busca en la teoría de Piaget, respecto a las funciones
transformativas (aquellas respuestas simbólicas que representan situaciones de
estímulo diferentes de la situación en la que se encuentran). Para explicarlas
de manera parsimoniosa, Berlyne (1965/1976) acude en primer lugar a los
conocidos mecanismos de: 1) “ajuste del receptor”, que alteran la distribución
de los estímulos entre los receptores del organismo y la selección informativa
aportada por los canales sensorios; y 2) la sustitución de estímulos como parte
de la acción de respuestas ejecutivas implícitas que cambian el ambiente
físico, alterando el campo estimulativo. Todo esto en el contexto de lo que
Piaget llama operaciones.
Dicho lo cual, se puede aceptar la suposición de que, en la cadena de
pensamientos conductualmente considerada (respuestas implícitas que
generan estímulos reforzados productores de nuevas respuestas: (u), se
insertan, entre cada par de ocurrencias situacionales sucesivas, ciertas
respuestas simbólicas intercurrentes que pueden llamarse “transformativas”
en el sentido de que modifican la relación anterior de eventos convirtiéndola
en “apropiada”, y la enlazan con la siguiente, así:
E0→F1→u1→F2→u2→F3→...→Fn-1→un→Fn→ (véase Berlyne, 1965/1976; pp.
136-137).
Es necesario aclarar que la postura de los conductistas neoasociativos
respecto al problema del pensamiento va más allá de una explicación técnica
66
Análisis de la Conducta Humana
31
En realidad, también Watson y Hull lo consideraban así, de modo que el “añadido” es
injustificado.
67
William Montgomery
68
Análisis de la Conducta Humana
69
William Montgomery
en primer lugar como sustitutiva no referencial, vale decir, como actividad del
individuo con propiedades extrasituacionales y transituacionales.
La extrasituacionalidad se da como un responder lingüístico a
contingencia presentes como si fueran diferentes, transformando las
primeras, y la transituacionalidad como un responder convencional-simbólico
que le permite al individuo relacionarse con su propio discurrir. En ambos
casos, el proceso pensante se realiza al margen de la influencia directa de las
situaciones presentes. Cuando la persona es capaz de describir las
contingencias en las cuales se conduce formulando una prescripción acerca
de ellas, y las pueda aplicar a situaciones diferentes, o transmitirla
didácticamente a otros; la conducta de pensar de tipo transituacional se
vuelve autosustitutiva. Esto implica una organización contingencial
convencional en la que una persona vincula condicionalmente los eventos
según propiedades asignadas por acuerdo humano, y no sólo por una
correlación espacio-temporal arbitraria, o establecida únicamente por
funciones de tipo físico. En realidad, la propuesta interconductual acerca del
pensamiento no está aún desarrollada, limitándose en su mayor parte a una
critica detallada a los enfoques neoasociacionistas E-R y skinneriano (entre
los cuales también sitúa a la teoría de marco relacional), por su supuesto
molecularismo. La idea de los seguidores de Ribes es que el problema del
pensamiento necesita abordarse desde un punto de vista molar, a fin de
concebirlo no sólo como respuesta o actividad, sino como organización
funcional que deje de lado pseudoproblemas sobre lo privado y lo público, lo
externo y lo interno (Pérez-Almonacid, 2012).
Por último, en este tema también es destacable la concepción llamada
“conductual-cognitiva” del papel jugado por el pensamiento en el análisis de
la conducta. Mahoney (1974/1983) consideró inicialmente la existencia de
dos modelos conductistas mediacionales: uno ecléctico, centrado en el
procesamiento de información (Neisser, Atkinson y Schiffrin, Bower); y otro
centrado en el aprendizaje cognitivo (Bandura, Ellis, Kanfer, Mischel, Staats,
etcétera). Con el tiempo el primero de tales modelos se ha desgajado
completamente del paradigma conductual, y el segundo se ha desdibujado
bastante. ¿Qué comparten tales modelos? Su interés por factores
retencionales, atencionales, perceptuales y relacionales como mediadores
entre los efectos del ambiente y la emisión de las respuestas. La hipótesis
básica de tales formulaciones es que esos procesos cognitivos ―entre ellos el
pensamiento―, obedecen a leyes propias y tienen, independientemente del
ambiente o a consuno con aquel, un papel causal “interno” en la
determinación de la conducta “observable”, y pueden estudiarse por
70
Análisis de la Conducta Humana
C C C
4 B 5
A A
C
C
Figura 4.3. Relaciones en las cuales la conducta de pensar (B) puede ser tanto factor causal
como efecto de otras conductas (C), o del ambiente (A).
71
William Montgomery
EL PROBLEMA DE LA CONSCIENCIA
72
Análisis de la Conducta Humana
En resumen, si bien hay matices entre los enfoques, podría decirse que
las discrepancias en torno al problema de la consciencia son menores que en
los campos del lenguaje y del pensamiento, aunque quizá sea porque es un
tema que no ha suscitado mucho interés entre los teóricos conductistas. La
consciencia está signada por los contextos en los cuales se dice que alguien es
consciente: cuando responde a los estímulos ambientales, cuando “sabe o
conoce algo”, cuando se comporta adecuadamente al entorno y cuando
puede verbalizar las contingencias que controlan su propio comportamiento
(conducta guiada por la regla)32. El repertorio de conducta consciente, a su
vez, capacita al individuo para dirigir en cierta medida su intervención en
interacciones futuras.
EL PROBLEMA DE LA PERSONALIDAD
32
Los estudios de la teoría de marco relacional inciden sobre la autoconsciencia (Dymond y
Barnes, 1997), sobre el fundamento, ya reseñado en el parágrafo anterior, de las relaciones
de equivalencia funcional y función verbal pragmática.
73
William Montgomery
74
Análisis de la Conducta Humana
75
William Montgomery
CONCLUSIONES
76
Análisis de la Conducta Humana
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
77
5.Evaluación:
Aspectos conceptuales
L
a evaluación psicológica explora en distintos niveles de
complejidad la conducta de los individuos, con el fin de
describir, explicar y diagnosticar los problemas o trastornos del
comportamiento33, y seleccionar procedimientos, cambiar la
conducta y valorar las estrategias de modificación utilizadas. Ahora bien, no
siempre fue así. Tradicionalmente, la más antigua, forma de evaluación
puede ser llamada “internalista”, etiológica o tradicional, debido a su
característica búsqueda de las “causas internas” de los trastornos psicológicos.
Fernández-Ballesteros (2010a, p. 51) esquematiza este modelo como C = f
(P), donde la conducta es una función de variables intrapsíquicas: factores,
dimensiones, construcciones dinámicas o constructos psicopatológicos. Este
enfoque internalista pretende, en primer lugar, diagnosticar o clasificar las
condiciones problemáticas fundándose en la clasificación nosológica cuyo
desarrollo parte de Kraepelin (1856-1926); en segundo lugar identificar
aquellos factores etiológicos que les subyacen; y, en tercero, pronosticar.
Desde este punto de vista, la conducta de un individuo es función de variables
intrapsíquicas o personales, por lo que el comportamiento en una prueba se
ve sólo como variable, rasgo o estado personal subyacente y permanente. Así
pues, la evaluación tradicional presta poca atención a la representación de
características medioambientales, interesándose más por representar
adecuadamente aquellas variables personales, estados o rasgos internos. Sus
mediciones son escasas y predominantemente cualitativas, por lo general sólo
antes y después del tratamiento.
33
Por “trastorno del comportamiento” se entiende un conjunto de conductas que, además de
ocurrir juntas, cumplen los criterios diagnósticos especificados en manuales como el DSM
(Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) y el CIE (Clasificación
Internacional de Enfermedades). Por “problema del comportamiento”, en cambio, se refiere
cualquier conducta asociada a daño, malestar, deterioro o preocupación, esté o no implicada
en diagnósticos formales (Haynes, Godoy y Gavino, 2011; p. 57).
78
Evaluación: Aspectos Conceptuales
LA EVALUACIÓN CONDUCTUAL
79
William Montgomery
80
Evaluación: Aspectos Conceptuales
34
Esto no obstante haber sido J.B. Watson uno de los pioneros en la proposición y uso de
tests psicológicos en el campo de la mercadotecnia (Goldstein y Krasner, 1987/1991).
35
Los datos ofrecidos por Fernández-Ballesteros y Staats (1993) respecto a la década del 80
no dejan lugar a dudas: por un lado, “sólo una minoría de los miembros de la AABT
[Asociación Americana de Terapia Conductual] proponían la utilización del análisis de
conducta (12 %) y de la observación (20 %) en la práctica clínica, mientras que el
porcentaje dado para los técnicas tradicionales ―tales como el Test Multifásico de
Minesotta (79 %), el Rorschach (34 %), o el Test de Apercepción Temática (38%)― era
mucho mayor. Estos hallazgos, respecto a lo que hacen los evaluadores de conducta, ponen
de relieve que éstos utilizan tests y métodos tradicionales más que aquellos propios del
enfoque ortodoxo de la evaluación conductual”; y, por otro lado, “de 156 estudios de casos
publicados en las más importantes revistas conductuales (Behavior Therapy, Journal of
81
William Montgomery
UNIDADES DE ANÁLISIS
ANÁLISIS
Applied Behavior Analysis, Behavior Modification y Behavior Research and Therapy; sólo
el 20% de los decisiones de intervención estaban basados en el análisis funcional” (p. 103).
Además, al analizar los reportes publicados en las dos revistas más importantes de este
campo, Behavioral Assessment (BA) y Journal of Behavioral Assessment (JBA), sólo el 0,4
% de la primera implicaba el análisis funcional de la conducta, mientras que ambas revistas
le dedicaban muchos trabajos al desarrollo de tests (BA, 59,4%, JBA, 71,6%).
82
Evaluación: Aspectos Conceptuales
las tres opciones en una sola, la de Kanfer: E-O-R-K-C, dotando a cada uno de
los elementos del análisis de las propiedades dinámicas e interactivas que le
son otorgadas por los enfoques de Staats y Ribes, según las definiciones ya
indicadas en el capítulo tres:
1) Estimulos (E). Son condiciones ambientales e internas antecedentes
que son o evocadoras (en el caso respondiente) o discriminativas (en el caso
operante) para la emisión de respuestas o cadena de ellas. Se configuran
históricamente, contribuyendo al aprendizaje o constitución de la
personalidad (por ejemplo, un ambiente deprivado de lenguaje). En este
sentido histórico, son eventos disposicionales o colecciones de eventos
pasados y presentes que facilitan o interfieren con el establecimiento de una
interacción. Igualmente, pueden ser actuales si provocan, controlan o
mantienen las conductas objeto de estudio (por ejemplo, el llamado de un
amigo). Sus variaciones al interior o exterior del organismo también pueden
afectar directa o indirectamente las características de la interacción actual,
algunas veces como medio de contacto, o conjunto de circunstancias
fisicoquímicas, ecológicas o normativo-convencionales que posibilitan una
interacción.
Los estímulos pueden evocar reacciones reflejas, o requerir de un
proceso gradual de discriminación que les da el papel de “señales” o “signos”
(estímulos condicionados). En este último caso, el ambiente social configura
funciones lingüísticas y simbólicas de estimulación, que no requieren la
presencia explícita de algún objeto en particular. Así, pueden ser “estímulos”
las normas, los gestos no intencionados, etc.). El concepto de “escenario
conductual” ha sido propuesto por Barker (Cit. por Caballo, 1991, p. 859),
para dimensionar un contexto situacional como unidad de análisis del
ambiente estimulativo. Caballo (1991, p. 861) también reproduce los
componentes de una propuesta de Van Beck para dimensionar tal escenario
en categorías de estímulos y categorías de situaciones funcionalmente
relacionadas de manera potencial con la aparición de distintos problemas
(tabla 5.2).
2) Organismo (O). Entran aquí las variables genéticas, fisiológicas,
neurológicas, bioquímicas y mecánicas que facilitan o interfieren la función.
Pueden ser históricas, y en ese sentido, potencialmente responsables de la
constitución de la personalidad (por ejemplo, una alteración cromosómica).
Asimismo, pueden ser actuales en la medida que alteran los repertorios
básicos conductuales ya aprendidos (por ejemplo, un traumatismo craneal).
Se componen de sistemas reactivos biológicos, sensoriales y gestuales que
interactúan con cambios energéticos o convencionales (sociales) del entorno.
83
William Montgomery
1. De lucha y conflicto
interpersonal.
1. Contexto. 2. Que reflejan el trabajar
2. Lugar/ambiente físico. conjunto.
3. Características objetivamente 3. Referentes a la actividad sexual,
discernibles del ambiente físico. intimidad y relaciones
4. Personas. interpersonales
5. Características objetivamente 4. Que implican actividades
discernibles de las personas. recreativas.
6. Acciones y actividades 5. Que se refieren a actividades
características de la situación relacionadas con los viajes.
particular. 6. Rituales religiosos y similares.
7. Objetos. 7. Actividades deportivas.
8. Aspectos temporales. 8. Que implican excesos
conductuales.
9. De servicio.
10. Comerciales.
36
Estos mecanismos son una especie de “motor de diferenciación individual”, debido a que
cada uno de los repertorios adquiridos en el aprendizaje temprano, separado en el tiempo,
puede ser un "foco" de causación para la conducta posterior. Por lo tanto, constituyen un
nivel de personalidad (Fernández-Ballesteros y Staats, 1993).
84
Evaluación: Aspectos Conceptuales
37
En el caso de Ribes (1993) se define como “macrocontigencias”, más exactamente, a una
dimensión de las prácticas conductuales ejemplares (o modélicas de la cultura) que regulan
socialmente la transmisión, reproducción y ejercicio de formas particulares de
comportamiento. Glenn (1988) señala, complementariamente, que el concepto de
“metacontingencia” describe relaciones funcionales a nivel cultural y sus variaciones,
entrelazamientos y resultados. Ulman (2006), por su parte, utiliza también el término
“macrocontingencia” para designar la acción conjunta de dos o más personas en control de
contingencias comunes.
85
William Montgomery
RECURSOS CONCEPTUALES
86
Evaluación: Aspectos Conceptuales
87
William Montgomery
38
Desde luego que la explicación de estos fenómenos puede ser más parsimoniosa,
basándose en los principios conocidos del análisis experimental del comportamiento. Un
“esquema” es, en sí mismo, otro “atajo conceptual”, que, especificado en sus mecanismos,
no resulta más que un repertorio conductual aprendido en la interacción contingencial del
individuo con situaciones previamente vividas.
88
Evaluación: Aspectos Conceptuales
89
William Montgomery
CO N TRAS
TA CIÓ N
C ON TR AS
T A C IÓ N F U N C IO N A L
N O R M A T IV A
C o n te x to C o n d u c ta C o n d u c ta
in m e d ia t o m a n i fi e s t a m o la r
E je c u c ió n
p re v ia
A c t iv i d a d
D é fi c it s A u to c o n tr o l
e n c u rs o
D e s a rr o llo
e s p e ra d o
(e d a d )
D i s p o s ic io
E s c e n a r io E x ce so s
nes
P r o m e d io G e o g r a f ía
c u ltu r a l Ina dec ua-
D e m o g ra fí a A p titu d e s
c io n e s
E c o lo g í a
90
Evaluación: Aspectos Conceptuales
91
William Montgomery
Rubro Contenido
1. Entrevista Descripción del problema y variables de su mantenimiento,
información histórica personal y sobre repertorios positivos que
puedan ayudar al tratamiento.
2. Operaciones de Registros automáticos, de productos permanentes y
registro directo observacionales.
3. Operaciones de Autoinformes a través de escalas, listas de chequeo e inventarios.
registro indirecto.
Autoobservación sistemática mediante formatos administrados por
4. Autorregistro
el mismo cliente.
5. Diagnóstico Análisis secuencial y ordenamiento de la información recopilada.
funcional
92
Evaluación: Aspectos Conceptuales
CONCLUSIONES
CONCLUSIONES
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
93
6. El proceso de evaluación
conductual
C
omo se ha dicho anteriormente, el proceso de evaluación
conductual tiene fases específicas de desarrollo, cada una con
sus propias características y con la misión de complementarse
con las otras de manera coherente. En este capítulo se verán
cada una de ellas, constituyendo el contenido un canon adaptable a
situaciones muy disímiles (en cualquier ámbito de aplicación) y a sujetos de
toda edad.
LA ENTREVISTA CONDUCTUAL
39
Las entrevistas periódicas permiten llevar un control aproximado del programa o
secuencia de intervención, retroalimentándose con las percepciones o expectativas del(os)
sujeto(s) tratado(s), tanto en el transcurso como al término del proceso.
94
El Proceso de Evaluación Conductual
40
Algo útil para el efecto es pedir ejemplos concretos de las interacciones deficientes o
inadecuadas que se refieren en la consulta.
41
Respecto a las diferencias entre las distintas variantes conductuales en este punto, se
puede consultar la revisión de Bruch y Meyer (1996).
95
William Montgomery
96
El Proceso de Evaluación Conductual
Información histórica
42
Insertado en el ápendice del presente libro.
97
William Montgomery
43
Es importante hacer participar al sujeto en la planificación de su tratamiento por varias
razones. Con ello se obtiene mayor colaboración y se previenen posibles resistencias a
transmitir información relevante, así como al cambio de conducta. Otra ventaja es el control
de calidad que el usuario ejerce sobre la intervención de que es objeto.
98
El Proceso de Evaluación Conductual
EL REGISTRO DIRECTO
Parámetros
Parámetros de medición
99
William Montgomery
100
El Proceso de Evaluación Conductual
101
William Montgomery
102
El Proceso de Evaluación Conductual
Día / Horas Tiempo que dura la conducta (en minutos) Total Tiempo de observación
L, 10 am, 3 pm / / / / / / / / / / / / / / / 15 30’, 30’
M, 11 am, 3 pm / / / / / / / / / / / / / / / / / / 18 30’, 30’
M, 10 am, 3 pm / / / / / / / / / / / / / / 13 30’, 30’
J, 10 am, 2 pm / / / / / / / / / / / / / / / 15 30’, 30’
V, 11 am, 3 pm / / / / / / / / / / / / / / / / 16 30’, 30’
103
William Montgomery
PERÍODOS 6 12 18 24 30 36 42 48 54 60
OCURRENCIAS E E N E E N E E N E
Donde:
E = Conducta de estudiar: siete ocurrencias.
N = conducta de no estudiar: tres ocurrencias.
Porcentaje equivalente: 7/10 X 100 = 70 %
104
El Proceso de Evaluación Conductual
10 (TA – TB)
Número de días = 3 + ---------------
TA
Donde:
TA: Tasa más elevada que presenta la conducta durante los tres primeros días de
registro.
TB: Tasa más baja que presenta la conducta durante los tres primeros días de registro.
44
La unidad de ansiedad subjetiva es una medida escalar consistente en un segmento de
recta que va de menor a mayor (0 a 10 o a 100), en la cual el cliente (previo entrenamiento
en auto-observación) tiene que ubicar el rango que cree pertinente en su propia evaluación.
Un punto de 80 sobre 100 posibles, por ejemplo, mostraría un grado bastante alto. Uno de
50 daría mediano y uno de 15 sería bajo.
105
William Montgomery
REGISTRO INDIRECTO
106
El Proceso de Evaluación Conductual
PROBLEMA DESCRIPCIÓN
45
Triple sistema de respuesta: aspectos fisiológicos, motores y cognitivos de la conducta.
107
William Montgomery
escalas
Ejemplo de construcción de escal as conductuales
108
El Proceso de Evaluación Conductual
109
William Montgomery
100 x 12 = 60 %
20
AUTORREGISTROS
110
El Proceso de Evaluación Conductual
CONCLUSIONES
46
La cuantificación del nivel de ansiedad subjetiva se hace mediante una escala de 0-10 o
de 0-100, en la cual el cliente, previamente entrenado para ello, debe ubicar el rango de su
experiencia emocional. Por ejemplo, un puntaje de 80 indicaría un grado bastante alto de
ansiedad, y uno de 15 sería considerado bajo.
111
William Montgomery
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
112
7. Análisis funcional y
programación
T
eniendo a disposición los datos generados por la entrevista y
por los registros del comportamiento, llega el momento de
organizar y analizar el caudal de información para determinar si
las hipótesis iniciales establecidas en las primeras fases de la
evaluación se confirman, o surgen nuevas alternativas. Dicha verificación,
explicitada en la forma de un diagnóstico, servirá para continuar el trayecto
de intervención, estableciendo las metas y demás acciones respectivas en el
marco sistemático de un programa de modificación de conducta.
ANÁLISIS FUNCIONAL
113
William Montgomery
47
Tabla 7.1. Análisis de secuencia contingencial .
47
La definición de los elementos insertos en la tabla está en el capítulo sobre aspectos
conceptuales de la evaluación.
114
Análisis Funcional y Programación
115
William Montgomery
Baja X1 Alta X1
Baja X1 Alta X1
Símbolos
Variable causal Variable causal o Problema, efecto de un problema
inmodificable mediadora
X X Y
116
Análisis Funcional y Programación
Historia familiar
Gastos
de trastorno Descuido de excesivos
bipolar (0) indicadores de (0,2)
manía y de la
medicación (0,8)
Pérdida de
sueño (0,8)
Irritabilidad,
comentarios
críticos (0,2)
Figura 7.1. Diagrama de análisis funcional del caso de una mujer casada con
demanda de tratamiento de trastornos maníacos.
Cb+a-
Cb+a-
aA1 Cb-
Cb-a+
bA2
Figura 7.2. Diagrama de Mechner para la esquematización de un problema de acoso sexual.
ORDENAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
48
Adicionalmente se puede incluir el examen de variables fisiológicas, nutricionales, de
medicación y otras pertinentes a cada caso.
117
William Montgomery
49
Diagnóstico funcional
118
Análisis Funcional y Programación
119
William Montgomery
120
Análisis Funcional y Programación
121
William Montgomery
Cuadro informativo
122
Análisis Funcional y Programación
2. Problema presentado
A. Naturaleza: Ansiedad que se presenta fundamentalmente en situaciones de ser evaluada, cuando
tiene que hablar en público, o cuando tiene que interactuar con personas extrañas (que recién conoce
o que están ocasionalmente junto a ella, por ejemplo, en una cola). Diagnóstico de presunta timidez.
B. Antecedentes: La chica es de Chiclayo, pero emigró a Lima con su familia a los 12 años de edad.
Es la cuarta de cinco hermanos, y la única mujer. Refiere que desde que se acuerda siempre tuvo
123
William Montgomery
problemas para interactuar en público, pero que eso comenzó a preocuparla recién al venir a Lima,
donde se encontró con compañeras de colegio particular muy extrovertidas. Al comienzo fue
estudiante destacada, luego cambió de colegio dos veces durante la secundaria, debido a que fue
objeto de acoso escolar que perturbó su rendimiento (repitió año y sus padres decidieron moverla de
institución). Con todo, el último año recuperó su nivel académico y logró salir como la tercera con
mejores notas en su clase, mejorando también ligeramente su grado de interacción social gracias a que
por entonces una prima suya de visita la animó a relacionarse más con las personas. Por entonces
tuvo su primer y único enamorado, cuya relación con ella duró sólo 3 meses por incompatibilidad de
carácter. Se presentó a la universidad y entró en doceavo lugar dentro de la estadística de su Facultad.
En la universidad volvió a su pauta de aislamiento social, lo que la perjudica mucho, ya que se siente
“corta” para estudiar en grupo, pedir aclaraciones en clase y solicitar o prestarse materiales. Tampoco
se relaciona mucho con los vecinos de su comunidad ni con familiares que no pertenezcan a su
círculo inmediato. No suele asistir a reuniones sociales, y cuando va procura pasar desapercibida. Sus
pasatiempos principales son la música romántica, las telenovelas, el internet y la lectura de libros de la
carrera de su especialidad.
C. Determinantes situacionales actuales: Los contactos interpersonales y reuniones sociales, las
participaciones en las clases, el estudio en grupo.
D. Variables organísmicas: Piensa constantemente en cómo poder relacionarse social y familiarmente
más y mejor. Además es obsesiva con hacer las cosas bien para que nadie la critique. No presenta
síntomas fisiológicos significativos frente a las situaciones molestas para ella, fuera de ligera
aceleración cardiaca e hiperventilación.
E. Consecuencias: Sentimientos de soledad y baja autoestima. Estados de tensión y ansiedad, y
respuestas de escape o evitación cada vez que se halla en contactos y reuniones sociales, así como en
situaciones de clase y de estudio en grupo. Actualmente presenta bajo rendimiento académico.
_________________________________________________________________________________________________________________
5. Tratamientos recomendados
Se llevarán a cabo cuatro módulos de intervención: uno de
entrenamiento en relajación para el autocontrol, otro de entrenamiento en habilidades sociales y
asertividad, y también reestructuración racional.
_________________________________________________________________________________________________________________
6. Comentarios
Una vez expuesto el plan de tratamiento, Adelaida se manifiesta muy entusiasta y motivada. El
pronóstico es de aproximadamente cuatro meses para esperar mejoras significativas en los repertorios
implicados. Por el momento no se requiere tratamiento interdisciplinario.
PROGRAMAS DE CONDUCTA
Es conveniente que el trayecto de intervención culmine con la
formulación de un programa, por razones de orden y sistematización. Esto
es, para asegurar la eficiencia y eficacia de los pasos que se llevarán a cabo, así
como también para documentar los detalles del trabajo por hacer, a fin de
124
Análisis Funcional y Programación
que constituyan una guía clara y precisa de los métodos y ejercicios utilizados
(muchas veces el diseñador del programa no es quien lo aplica).
Un programa es un conjunto especificado de acciones y recursos,
diseñado en una determinada circunstancia para resolver problemas
individuales o a nivel de comunidad. Lo cierto es que nunca se alcanza
completa certeza en tal planificación, por lo que debe considerarse un
interjuego entre dos condiciones relativas: certidumbre (por seguimiento de
leyes causales) e incertidumbre (por carencia de elementos suficientes para
concluir), que dan lugar a cierta probabilidad con fundamento estadístico y/o
experimental para predecir resultados. Así: a) cuanto más analíticamente se
estudie cada factor implicado en un problema, habrá menor incertidumbre,
b) cuanto más se puedan aplicar medidas a la determinación de esos factores,
habrá mayor certeza, y c) cuanto más las operaciones se basen en hechos
objetivos, habrá mayor probabilidad de ocurrencia.
Pautas abundantes sobre la tecnología de formulación programática se
encuentran, entre otras, en las obras de Krathwohl, Bloom y Masia
(1964/1972), Sund y Picard (1972/1976), Huertas (1976), Mager (1962/1990),
Galindo, Bernal, Hinojosa, Galguera, Taracena y Padilla (1992) y también
Fernández Ballesteros (1994). El detalle de que los manuales que se ocupan
de estos temas carguen más el asunto por el lado educativo es muy lógico,
pues ciertamente cualquier cambio de conducta se realiza en base a un
proceso de aprendizaje (Montgomery, 1999).
125
William Montgomery
51
El uso consagrado del lenguaje forma el hábito de confundir el significado de unos
términos (palabras de significado amplio) con el de otros (palabras con significado empírico),
como si fueran intercambiables, debiendo esforzarse mucho para encontrar la diferencia
entre discursos vagos y precisos. Mager (1962/1990) se refiere, por ejemplo, a “la práctica de
observar lo vago” como un ejercicio eficaz para aprender a distinguir los verbos que denotan
ejecuciones de aquellos que refieren estados difusos. Así, por ejemplo, “desarrollar un sentido
de pertenencia” es una meta sin connotación empírica, mientras que “identificar círculos de
color rojo” sí la tiene.
126
Análisis Funcional y Programación
127
William Montgomery
Tabla 7.5. Ejemplos de metas, objetivos y tareas referidas a cada una de las áreas de
aprendizaje.
personal.
Educación moral. Que tome decisiones sobre 5 dilemas
Tomar decisiones éticas. morales, de acuerdo con normas
éticas.
minutos.
Desarrollar Conducirse con Que salude sonriendo, extienda la
conducta amabilidad. mano, diga “hola, qué tal”, etc., en
socialmente situaciones definidas.
apropiada.
128
Análisis Funcional y Programación
129
William Montgomery
CONCLUSIONES
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
130
8. Ingeniería del
Comportamiento
Y
a se señaló que hay tres niveles en los cuales se plasma el
análisis conductual. Uno filosófico, otro teórico-metodológico y
otro tecnológico, cuyo ideal es ser derivado de los anteriores en
forma coherente. El tercer nivel, en aras de hacer una síntesis
referente a una gran cantidad de tecnologías provenientes de distintas fuentes
conductuales y cognitivo-conductuales, puede ser llamado genéricamente
“ingeniería comportamental”, ampliando el significado tradicional de esta
denominación52. Se trata, indudablemente, de una versión de la “psicología
aplicada”, que, según la explicación de Goldstein y Krasner (1987/1991),
implica la existencia de una ciencia básica desarrollada a través de la
investigación experimental, cuya labor abastece de modelos y principios
teóricos a la actuación profesional del psicólogo, permitiéndole aplicarlos a
situaciones humanas de la vida real.
Por eso, Homme, D’Baca, Cottingham, y Homme, (1968/1983) se
refieren a la ingeniería del comportamiento como “la aplicación de las leyes
del comportamiento a problemas prácticos”, y “una mezcla de dos
tecnologías: las del manejo de contingencias y la del control de estímulos” (p.
40). En la presente sección se tratará sobre dichas tecnologías y sus
características, además de sus aplicaciones generales. Esto, lógicamente,
involucra el manejo de técnicas de establecimiento, mantenimiento o
eliminación de conductas humanas. Dado que efectuar tales procedimientos
requiere de aplicadores, se verá también qué condiciones requieren aquellos
para su mejor desempeño.
52
Inicialmente, el origen del término y su connotación se reservaba, como se verá,
únicamente a la concepción aplicativa del paradigma operante.
131
William Montgomery
Ingeniería conductual
132
Ingeniería del Comportamiento
53
En el sentido en que hay variantes que incorporan filosofías y procedimientos
originalmente ajenos (o no directamente derivados de), la investigación del análisis
experimental de la conducta.
133
William Montgomery
54
Jones esperaba a que el niño tuviera hambre para ofrecerle su comida favorita. Luego,
mientras comía, se introducía al animal fóbico metido en una caja. Progresivamente se le
iba acercando la caja hasta que el niño dejaba de comer. En esos momentos se le retiraba la
caja a una distancia no evocadora de emoción negativa, para volver a acercarla después que
el niño volvía a comer. Poco a poco, la cercanía fue acortada hasta lograr que el niño
comiera jugando con el animalito ya fuera de la caja (Vila y Santaella, 2009; p. 26).
134
Ingeniería del Comportamiento
135
William Montgomery
136
Ingeniería del Comportamiento
55
La justificación de ramas aplicativas fue impuesta al principio como respuesta inmediata
a momentos críticos, y no como conocimiento aplicable potencialmente útil a partir de un
desarrollo básico (Talento y Ribes, 1980).
56
Eso está claro, por ejemplo, para Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y la Organización Internacional del Trabajo (OIT); que
ubican a una de las áreas: la psicología clínica y de la salud, en el marco de la formación
137
William Montgomery
138
Ingeniería del Comportamiento
Investigación
Consejo
Evaluación Asesoría
Peritaciones
Funciones del
ingeniero
Intervención para
conductual
el cambio Administración y
Gestión
Intervención Enseñanza
preventiva Entrenamiento
139
William Montgomery
140
Ingeniería del Comportamiento
DESPROFESIONALIZACIÓN Y EMPODERAMIENTO
EMPODERAMIENTO
141
William Montgomery
142
Ingeniería del Comportamiento
59
El manual del Dr. Diego Maciá Antón es todo un clásico que incluye en su cuarto
capítulo un discurso muy didáctico de guía para padres en el ámbito de la intervención en
conducta familiar, que podría seriamente considerarse como material de lectura en talleres
para padres de familia, e incluso en la consultoría individual.
143
William Montgomery
60
Aunque se le brinda mayor atención al campo clínico, que es donde radican la mayoría de
los cambios ingenieriles, debe aclararse que tales modificaciones generalmente repercuten
sobre las demás áreas de trabajo profesional.
61
En la tabla se incluye la modalidad interconductual de análisis contingencial (Díaz-
González y Rodríguez, 2002), desde la cual se asume que los procesos respondientes
(llamados contextuales) son parte constitutiva de los operantes (llamados suplementarios),
conformando ambos, a su vez, la base sobre la cual se erigen los niveles superiores de la
conducta humana (llamados sustitutivos). La solución a los problemas de dicha conducta
implica, según eso, que debe ampliarse el análisis de modo que incluya tales niveles, para lo
cual se postulan diversas dimensiones fundadas en categorías de tipo disposicional (estilos
de interacción, motivos y competencias del individuo), situacional social (como la conducta
afecta y es afectada por otros), y macrocontingencial, o sea cultural.
144
Ingeniería del Comportamiento
1991-2013
CONCLUSIONES
145
William Montgomery
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
146
9. Tecnología (1)
V
ista desde una perspectiva pragmática, la tecnología constituye
un conjunto de técnicas articuladas para cumplir ciertos fines, y,
siguiendo las orientaciones de Olivares, Maciá, Olivares y Rosa
(2012), una técnica puede definirse como “un procedimiento,
operación o maniobra concreta que aplicamos para resolver un problema
concreto” (p. 139). Asimismo, “toda técnica, cuando se aplica para producir
la solución de un problema o reducir/eliminar un trastorno psicológico, se
convierte en tratamiento” (pp.139-140). A este respecto, en general se
consideran los tratamientos de manejo conductual a manera de variables
independientes que producen modificaciones mensurables en los estados de
línea base (variables dependientes o comportamientos a modificar), medidos
con anterioridad. Estos tratamientos pueden ser unicomponentes si se
componen de una sola técnica; y multicomponentes si involucran más de
una. En tales casos, se puede hablar de “paquetes” técnicos, de programas o
de terapias, según el grado de complejidad y área de especialización.
Resulta difícil clasificar rigurosamente la diversificación extrema de los
tratamientos conductuales en rubros precisos, porque en muchos casos
provienen de variantes distintas, en algunas de ellas sus principios y
procedimientos se yuxtaponen, en otras cambian de nombre y en otras el
quehacer es mixto (con bases respondientes y operantes entremezcladas) y
multicomponente (con técnicas provenientes de tradiciones diferentes). En
busca de un orden, ya se vio que a veces se acostumbra agruparlas con
etiquetas de límites imprecisos, tales como tecnologías de control de las
relaciones estímulo-respuesta, de administración de contingencias y
combinaciones mixtas y heterodoxas. Pero al interior de esas agrupaciones se
hallan tratamientos de control de la activación, de exposición en vivo y en
fantasía, de manejo de contingencias, de aprendizaje social y de control
cognitivo. A ellas se les pueden añadir las categorías de “terapias de tercera
generación” e “integrativas” y “constructivistas”, además de otras difícilmente
enmarcables en las anteriores.
147
William Montgomery
controll de la activación
Técnicas de contro
148
Técnologia (1)
149
William Montgomery
150
Técnologia (1)
directiva por parte del terapeuta para cumplimentar los pasos, ya que trata
fundamentalmente clientes infantiles.
Implosión e inundación. Inducen al sujeto a experimentar su temor y
angustia hasta el fin, sin relajación sistemática, en situaciones que
normalmente evita: áreas de conflicto relacionadas con miedos, rechazos,
humillaciones, problemas sexuales y sentimientos de culpa. Se supone que,
llegada a su máximo, la sensación de malestar se extingue (Rimm y Masters,
1974/1993). Por ejemplo, en la implosión alguien que teme subir en ascensor
puede imaginarlo (o utilizar visores de realidad virtual) representando detalles
del caso. La inundación, por su parte es el enfrentamiento al problema real.
Por ejemplo, un fóbico social tendría que pararse físicamente y hablar ante
un auditorio Para llevar a cabo el proceso, se construyen jerarquías de
escenas que evocan de menor a mayor ansiedad para que sean enfrentadas
una a una. En general, las escenas de larga duración son más eficaces que las
cortas (Levis y Rourke, 1991).
Intención paradójica.. Técnica importada del enfoque existencialista.
McKay, Davis y Fanning (1981/1985) y Gavino, Berrocal y López (2006)
resumen sus procedimientos indicando que se utiliza como un medio de
extinguir las respuestas de fuerte tensión, exagerándolas realmente hasta
agotarlas. El cliente debe renunciar al intento de control sobre su ansiedad,
que es precisamente lo que mantiene el problema. Se aplica en situaciones de
agorafobia, miedo a hablar en público, disfunciones sexuales e insomnio. Por
ejemplo, en vez de luchar contra el insomnio se puede adoptar la estrategia
de sentarse en una habitación que no sea el dormitorio (lo que significa un
cambio en el control de estímulo), y pensar toda la noche en el problema.
Inversión del hábito. El aprendizaje de la reacción de competencia
(Azrin y Nunn, 1977/1986), para combatir hábitos nerviosos (tartamudeo,
tics, gestos estereotipados aversivos como jalarse el cabello y la onicofagia),
también es contra-condicionamiento pero un poco más complejo. A veces se
le llama inversión del hábito porque consiste en identificar el grupo de
músculos movilizados por el hábito pernicioso y aquellos músculos que se
contraponen, para tensar éstos últimos e impedirlo. Por ejemplo, para evitar
morderse las uñas el sujeto se aprieta el puño, un objeto, o se aliña los dedos.
Brevemente, su técnica incluye listar cuándo, cómo y ante quién se produce
el hábito, listar reacciones de competencia para cada uno de ellos, y practicar
estas últimas durante un período para aplicarlas cuando se requiera.
Prevención de respuesta. Es el tratamiento más eficazmente utilizado
para combatir la obsesión compulsiva (Gavino, 2008). Expone al individuo a
los estímulos que provocan su compulsión impidiendo a la vez que ésta se
151
William Montgomery
Terapia aversiva
62
En la película de ficción “Naranja Mecánica” se administraron agentes químicos que
provocan un estado de malestar y nauseas, apareándolos con situaciones violentas.
63
La descripción del método de Mowrer, de su dispositivo de alarma y de las instrucciones
originales para su administración, pueden encontrarse en el artículo de Bragado (2003, p.
175-177).
152
Técnologia (1)
conductas
Técnicas de adquisición y mantenimiento de conductas
Reforzamiento positivo. Consiste en la presentación de un reforzador
ante la emisión de una conducta operante deseable, lo que incrementa la
fuerza de la clase de respuestas a la cual pertenece. Por ejemplo, la
puntualidad de un niño al llegar a su aula o cualquier ejecución que deba
realizar obligatoriamente puede mejorar si de forma continua es elogiado o
premiado por la maestra en función a sus progresos. La administración del
reforzador debe ser inmediata a la acción recompensada, y aspectos como la
saciedad (excesiva tasa de refuerzo que disminuye la ejecución del sujeto) o la
privación (un largo tiempo sin recibir refuerzos), deben tenerse en cuenta
para su administración. Aunque el reforzamiento comúnmente es
identificado sólo con procedimientos articulados para conductas simples y
puntuales, esto no es así. Su gama y amplitud de aplicaciones es infinita. Un
ejemplo es la estimulación de la creatividad infantil mediante orientaciones de
refuerzo social, como animar a expresarse libremente, barajar y analizar
ideas, resolver problemas, etc. (Corbalán, López y Limiñana, 2006). Las
clases de reforzadores (igual que los estímulos aversivos) son cinco:
consumibles; tangibles (objetos); de actividad (juegos, pasatiempos o tareas
agradables); cambiables (por otros mayores o “mejores”); y sociales (gestos
significativos, contacto físico, verbalizaciones, etc.). De acuerdo a su
naturaleza, el reforzamiento puede ser primario (incondicionado,
genéticamente determinado, por ejemplo una brisa refrescante o un
alimento), o secundario (condicionado, adquirido por asociación con
reforzadores primarios, por ejemplo una mirada “insinuante”). El
reforzamiento también puede ser intrínseco (autoadministrado, por ejemplo
la masturbación), o extrínseco (externo al organismo, vgr.: cobrar un sueldo).
Igualmente, por su forma de administración puede ser continuo (un refuerzo
para cada respuesta deseada o a intervalos fijos de tiempo establece rápidas
elevaciones en la tasa de respuestas, como en los trabajos hechos a destajo), o
intermitente (dado a veces, con el fin de resistir la extinción de las respuestas
y mantener estable una tasa ya conseguida. Por ejemplo, la conducta de
lanzar una pelota a un cesto se mantiene si algunas veces ésta terminó
adentro).
Reforzamiento negativo. Ocurre cuando la remoción de un estímulo
aversivo produce un incremento de la probabilidad de que una conducta se
153
William Montgomery
realice. Esta conducta puede ser de escape o de evitación. Así por ejemplo, el
continuo reniego de un padre puede aumentar la frecuencia de tomar un
libro y ponerse a leer en su hijo. Igualmente, la conducta de “puntualidad” en
la asistencia a un lugar puede incentivarse bajo la norma de sanción para
quien llegue tarde. La desaprobación social es la forma más generalizada de
reforzamiento negativo. El problema de este procedimiento es que no
asegura la calidad de las respuestas reforzadas, y además, como se basa en la
amenaza, convierte en aversivo al agente que lo dispensa.
Moldeamiento. La conducta compleja de cualquier organismo se
forma, en su mayor parte, gracias al moldeamiento, sea éste accidental o
intencionado64. Como técnica, su función es el establecimiento de nuevas
respuestas en el repertorio del sujeto mediante el reforzamiento diferencial
de aquellas cuya topografía sea similar a la conducta final deseada,
previamente definida. Por ejemplo, lograr que un autista se acerque a otra
persona puede requerir recompensar sus aproximaciones sucesivas a ella. Un
modelo ilustrativo de estos procedimientos es el de la construcción de
verbalizaciones (ver Walker y Shea, 1984/2002, p. 63), donde se va desde la
línea base (LB) hasta la conducta terminal (CT), como en la tabla 9.1.
Encadenamiento. Se forman nuevas secuencias de respuestas en base:
a) al reforzamiento aislado de cada componente, b) eslabonando
progresivamente esos elementos en una sola cadena, mediante la conversión
de cada uno de ellos en estímulo discriminativo del siguiente, y c) reforzando
los totales parciales hasta lograr la conducta deseada. Por ejemplo, se puede
enlistar la cadena de acciones que llevan a la conducta de “lavarse los
dientes”: a) tomar el cepillo (sobre la conducta de tomar objetos ya existente
en el repertorio del individuo), b) colocar la pasta de dientes en el cepillo, c)
poner el cepillo en los dientes, d) mover el cepillo de arriba-abajo, e) enjuagar
cepillo y tubo de pasta de dientes, y f) guardar cepillo y tubo.
64
A este respecto, es conveniente informar sobre la distinción que se hace entre
reforzamiento natural y arbitrario (Ferster, 1967/1977). El reforzamiento natural es aquel
que se produce a través de contingencias ambientales por azar y en consonancia con la
disposición específica que ya tiene la historia personal del individuo, donde no hay
intervención intencional de una persona sobre otra. El reforzamiento arbitrario sí requiere
de la intervención de un agente dispensador, aun cuando su control pueda valerse de
reforzadores naturales. Así por ejemplo, la indicación del terapeuta a un niño sin
disposición de ponerse su abrigo pero sí de comer caramelos: “Si te pones tu abrigo, te daré
un caramelo”, implica un reforzamiento arbitrario que puede poner bajo control natural (en
base a la utilidad contra el frío) la respuesta de ponerse un abrigo.
154
Técnologia (1)
155
William Montgomery
☺
En el manual de Walker y Buckley (1974/1976) se encuentra una
detallada reseña de las utilidades que la economía de fichas puede brindar a
la tecnología de la enseñanza.
Otro paquete, el juego del buen comportamiento es de uso colectivo en
el aula de clase y quizá en una organización laboral o deportiva. Incluye
formar dos equipos de personas que compiten entre sí para un mejor
cumplimiento. Al final diario los éxitos se canjean por privilegios especiales.
Otra modalidad es el contrato familiar, donde cada parte se compromete a
realizar ciertas cosas que sean productivas a la marcha del hogar, definiendo
tareas (por ejemplo hacer la cama, ordenar la habitación, sacar la basura,
ayudar a limpiar, etc.), formas de registro de las acciones y sus respectivos
reforzadores (horas de TV, paseos y actividades diversas).
El contrato conductual hace partícipe consciente al sujeto de su propio
tratamiento, dada la dificultad de llevar a cabo ciertas tareas encomendadas
por el psicólogo. Éste documento se redacta en una hoja con su respectiva
copia (preferiblemente membretadas), claramente y con la debida
solemnidad, a máquina y sellado (ver apéndice de este libro). Se lee en voz
alta ante el usuario del servicio, y tras su aceptación plena de todos los
puntos, debe ser firmado por los miembros contratantes (el psicólogo y el
156
Técnologia (1)
cliente) además, de ser posible, por un testigo, que puede ser allegado al
cliente, su tutor, mediador o auxiliar del prestatario del servicio. El contrato
conductual puede constituir una técnica auxiliar en sí misma que ayude, junto
con otras, a conseguir resultados positivos respecto a problemas de hábitos de
estudio, adicciones, desavenencias matrimoniales, etc. Carrobles y Pérez-
Pareja (2001) presentan un modelo de contrato conductual en el que señalan
puntajes otorgados (a manera de fichas cambiables por una propina) por la
ejecución de respuestas de higiene hogareña, verificándolas con el siguiente
formato de registro (tabla 9.2):
Tabla 9.2. Formato de verificación de conductas de higiene.
157
William Montgomery
65
Siempre y cuando sea complementado con la sustitución del modelo de coercitivo
imperante en la familia, que es característico del ambiente que rodea la aparición de
conducta infantil agresiva (Ross, 1991, p. 264).
158
Técnologia (1)
Técnicas auxiliares
159
William Montgomery
160
Técnologia (1)
161
William Montgomery
CONCLUSIONES
162
Técnologia (1)
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
163
10. Tecnología (2)
P
rosiguiendo con la exposición sucinta de las técnicas
conductuales y conductual-cognitivas, se reseñan aquí los
tratamientos de condicionamiento encubierto, de aprendizaje
social, de control cognitivo, de terapia sexual, de terapia
conductual de tercera generación y terapias constructivistas e integrativas.
Adicionalmente, se considera el análisis contingencial.
66
Raich (2008) anota que esto ha sido cuestionado por algunos autores, que creen que el
condicionamiento encubierto debería adscribirse más al aprendizaje vicario que al operante.
164
Técnologia (2)
165
William Montgomery
166
Técnologia (2)
167
William Montgomery
168
Técnologia (2)
169
William Montgomery
170
Técnologia (2)
171
William Montgomery
172
Técnologia (2)
hacen por compulsión (una fuerza externa que obliga), 2) cuáles se hacen por
hábito (patrón inconsistente no analizado), y 3) cuáles por libre elección
(meditada decisión propia), 4) perfilar los problemas de la compulsión y el
hábito (dónde, cómo, cuándo y ante quién suceden), 5) perfilar la respuesta
habitualmente ineficaz (qué se hace o se deja de hacer frente a ellos), 6) listar
una jerarquía de alternativas de libre elección descomponiendo cada una en
acciones concretas, 7) ensayar las soluciones.
Programas de modificación cognitiva. Son diversos planteamientos
aplicados fundamentalmente en el campo educacional, bifurcados en dos
grandes líneas: a) modificación intelectual, entrenando aspectos de
razonamiento abstracto y formal; y b) enseñar a pensar, con estrategias
generales para resolver problemas prácticos, personales e interpersonales
(Funes, 1995). Entre los primeros destaca el Programa de Enriquecimiento
Instrumental, de Feuerstein, y entre los segundos el Programa de Resolución
de Problemas de Shure y Spivack. Feuerstein construyó una aproximación
sistemática para el entrenamiento de componentes cognitivos infanto-
juveniles (a partir de los ocho años de edad, y diez si tienen déficits
intelectuales), que va desde la organización de puntos en figuras geométricas
hasta las relaciones familiares, utilizando métodos conductuales: planteando
objetivos con sus respectivos análisis de tareas y moldeando progresos. Shure
y Spivack, por su parte, basan su enfoque en cinco tipos de pensamiento: 1)
causal, o capacidad de determinar el origen o causa del problema; 2)
alternativo, o capacidad de imaginar el mayor número de soluciones a un
problema determinado; 3) consecuencial, o capacidad de ver las
consecuencias de las actitudes y comportamientos; 4) de perspectiva, o
capacidad empática con los demás; y 5) de medios-fines o capacidad de fijar
objetivos y organizar los medios disponibles para conseguirlos. De acuerdo
con eso, a la manera de D’Zurilla, se ejercitan competencias para identificar y
definir problemas, generar soluciones alternativas, anticipar consecuencias,
tomar decisiones y evaluarlas.
173
William Montgomery
174
Técnologia (2)
silla en que estaba y pedirle que note la sensación como un inicio para
observar lo que aparece a cada momento. En la obra divulgativa de Hayes
(2005/2011) pueden encontrarse varios ejercicios para diferentes objetivos en
términos muy sencillos.
Psicoterapia analítico-funcional. Rescata, dentro del enfoque operante,
el papel del gabinete psicoterapéutico como ambiente en el cual ocurren
arreglos de contingencias con respecto a comportamientos clínicamente
relevantes. En este sentido, el ingeniero conductual presenta funciones de
estímulo evocativo (de conducta respondiente), discriminativo (propicia
situaciones para responder instrumentalmente) y reforzante (suministra
consecuencias que aumentan, disminuyen o extinguen repuestas) para el
cliente. Así, la sesión terapéutica es el ambiente en el cual se puede y se debe
analizar la conducta y lograr cambios fundamentales a nivel verbal, dado que
el lenguaje es el principal factor funcional de control antecedente y
consecuente del comportamiento. El análisis funcional del lenguaje del
cliente comprende la identificación de tactos (rotulación deformada de
acontecimientos), mandos (peticiones “inconscientes” disfrazadas)
intraverbales, autoclíticos (asociaciones estereotípicas inadecuadas) y silencios
(Kohlenberg y Tsai, 1991/2007).
Terapia de activación conductual. Desde esta variante (Kanter, Bush y
Rush, 2009/2011; Martell, Dimidjian y Herman-Dunn, 2010/2013), se
entiende que parte importante de la dificultad en el comportamiento
depresivo se plasma en la evitación de relevantes ámbitos de la experiencia
que carecen de motivación para el individuo. Entonces, se intenta “activarlo”
en función a sus intereses, valores y posibilidades, moldeando
progresivamente su conducta verbal y no verbal en la dirección más
conveniente y en situaciones naturales, a través de tareas de exposición
sistemática, asignando actividades recompensantes y monitoreando la
resolución de problemas. Incluye procedimientos analítico-funcionales de
reforzamiento, moldeamiento, de aceptación-compromiso y de la terapia
cognitiva de Beck.
Terapia dialéctica conductual. Trata de esclarecer la “polaridad
dialéctica” del contexto individuo-entorno, desplegando estrategias para
distinguir tres patrones de conducta polar: la inestabilidad emocional contra
la auto-invalidación, la pasividad activa contra la competencia aparente y la
crisis implacable contra el afligimiento inhibido. Fue diseñada
específicamente para tratar con disfunciones del tipo personalidad límite
(Linehan, 1993/1996), ofreciendo un ambiente sobre el cual reconstruir la
regulación emocional a través de la relación terapéutica, combinando varias
175
William Montgomery
68
En términos directos: “El perdón es el hecho de vencer el resentimiento hacia un ofensor,
no negando el derecho al resentimiento, sino esforzándose en considerar al ofensor con
benevolencia, compasión e incluso amor, reconociendo al mismo tiempo que este ofensor
renunció a su derecho a ellos” (Mullet, 2012; p. 137).
176
Técnologia (2)
Modelos integrativos
177
William Montgomery
los estímulos sensoriales. Tiene, en este sentido, un fuerte parentesco con las
prácticas de la cultura oriental adscrita al Budismo Zen, en la cual usualmente
se adoptan posturas favorables a la meditación contemplativa y la
concentración somática para auto-regular o silenciar emociones interferentes
con la tranquilidad personal. En breve, como dice Vallejo (2012), sus
principales características son: a) centrarse en el momento presente, b) abrirse
libre a la experiencia y a los acontecimientos, c) aceptar radicalmente la
experiencia como venga, sin valoraciones, y d) renunciar al control sobre la
situación.
Terapia por desensibilización y reprocesamiento de movimientos
oculares. Se nutre de la aplicación de la exposición en fantasía tal como se
lleva a cabo en la desensibilización sistemática, pero centrada en el
tratamiento del estrés post-traumático (problemas de víctimas de violaciones
o asaltos así como situaciones de emergencia provocadas por desastres
naturales) (ver Shapiro, 1995/2005). En vez de utilizar sólo la relajación
muscular como respuesta incompatible con el estado de ansiedad, se activan
movimientos oculares bilaterales con el resultado de acelerar el proceso de
reaprendizaje. Así, en base a una lista previamente construida, se le pide al
cliente que imagine situaciones particularmente estresantes o dolorosas para
él mientras mueve sus ojos al son de los movimientos de la mano del
terapeuta, o bien de las luces de un aparato especialmente diseñado para
servir de guía visual. El procedimiento se repite hasta que, mediante la clásica
escala de ansiedad subjetiva, el cliente reporte ir extinguiendo
progresivamente cada uno de los reactivos de la lista. No falta el uso de las
"escenas control" (también como en la desensibilización sistemática) para
reforzar los reaprendizajes.
Modelos constructivistas
178
Técnologia (2)
179
William Montgomery
180
Técnologia (2)
del usuario y de otros. Las técnicas para cumplimentar cada punto son
elegidas bajo criterios funcionales, siempre dentro del marco conductual
(Díaz-González, Landa, Rodríguez, Ribes y Sánchez (1989).
CONCLUSIONES
181
William Montgomery
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
182
11. Aplicaciones
E
n el capítulo sobre ingeniería del comportamiento, al disertar
sobre el perfil general del aplicador conductual, se dijo que,
gracias al nexo establecido por una filosofía pragmática, se
puede relacionar aceptablemente la teoría con la práctica más
allá de la diversidad de especialidades y áreas de aplicación. Las aptitudes que
se requieren son, desde este punto de vista, generales; saberes evaluativos,
diagnosticativos e interventores. Sin embargo, no puede dejarse de lado que
los ámbitos aplicativos son complejos y que la experiencia en cada uno de
ellos define ciertos tipos de competencias especiales, en función a los
pormenores del espacio en el cual el profesional presta sus servicios. Aquí se
mencionarán varios de ellos, informando al principio de cada sección sobre
las caracterizaciones globales de dichos ámbitos en base a la revisión sintética
realizada por Olivares, Maciá, Olivares y Rosa (2012), que, a su vez, se basan
en artículos y documentos especializados sobre el punto. Luego se pasará a
exponer los aportes que hace la ingeniería conductual en cada área, con
énfasis en clínica y de la salud, educacional, social y organizacional. A otras
áreas emergentes también se les dedicará un apartado.
183
William Montgomery
184
Aplicaciones
185
William Montgomery
186
Aplicaciones
187
William Montgomery
188
Aplicaciones
189
William Montgomery
aprendizaje
Tipos de ap rendizaje y detección de problemas
69
Se han identificado algunas fallas en la educación tradicional, tales como la ausencia
de reforzamiento, el lapso excesivo entre las respuestas y los refuerzos, la ausencia de
incentivos en serie, por partes y aproximaciones sucesivas, ambientes verticalistas o
indiferentes, la conducta dominada por estimulación aversiva (crítica, ridículo, incompetencia,
etc.) y otras (Skinner, 1969/1983; 1978/1982).
190
Aplicaciones
191
William Montgomery
Tecnología educativa
La educación es un proceso por el cual se transmite información a
través de la relación enseñanza-aprendizaje por medios didácticos. Este es el
contexto por naturaleza de la ingeniería conductual, cuya propuesta pasa por
una tecnología educativa; y sus derivados: 1) sistemas de instrucción
eficientes; y 2) asesoramiento a los maestros en su dirección y manejo de
clase.
La tecnología educativa es un puente entre la educación y la técnica, ya
que combina recursos humanos y materiales con alto grado de organización.
Sus características son: a) el enfoque de sistemas, donde el número variado
de actividades que lo componen son interdependientes una de
otra, y esta relación previamente determinada conforma un proceso total
dirigido a un meta; b) el uso de ayudas de aprendizaje, que comprende por
un lado la división de las materias en módulos, unidades y secciones, por otro
lado el uso de taxonomías que definen los tipos de aprendizaje y los métodos
más adecuados para cada uno, y además la articulación en metas, objetivos y
análisis de tareas para operativizar la acción práctica; c) el uso de ayudas de
enseñanza, útil para la transmisión didáctica (aparatos audiovisuales diversos)
de acuerdo al tipo de mensaje, las condiciones del equipo y su empleo; d) la
evaluación sistemática y ordenada de los repertorios del alumno en diversos
momentos, del proceso metodológico (planificación, obtención y
procesamiento de datos, comunicación), y de los componentes del programa
(medios, personal, etc.), así como del ambiente utilizado. Finalmente, e) la
evaluación diagnosticativa, sumativa y formativa, la primera necesaria para
planificar/organizar el proceso tecnológico, y las dos posteriores para
retroalimentarlo.
Paralelamente a la tecnología educativa se han desarrollado métodos
específicos de enseñanza (sistemas de instrucción) que intentan superar a los
métodos tradicionales. Uno de ellos es la instrucción programada (Skinner,
192
Aplicaciones
70
Un problema de aprendizaje implica dificultades particulares en la adquisición y/o
mantenimiento de repertorios académicos básicos, como la lectoescritura o las habilidades
aritméticas elementales, manifestándose como un retraso en el desarrollo escolar del niño en
comparación con sus pares (Romano, Flores y Backhoff, 2009). El retardo en el desarrollo,
por su parte, implica un funcionamiento incompleto biológico o social resultado de la acción
desviada de condiciones físicas, biológicas y sociales. Sustituye al término “retado mental”
193
William Montgomery
ámbito
Tendencia actual en el ámb ito latinoamericano
propuesto por el enfoque médico (Ribes, 2008). En algunos casos el retardo es generalizado,
pero en otros se puede diagnosticar como autismo, síndrome de Rett, de Down, de Turner o
de Klinefelter. Aunque puede ser leve, moderado o grave, sus características más saltantes son
lenguaje insuficiente o mutismo, torpeza motora, a menudo con aislamiento social y a veces
con signos físicos de desproporción.
194
Aplicaciones
195
William Montgomery
71
Conducta que supone el ejercicio de interacciones con motivación altruista por
contraposición al ejercicio de conducta socialmente negativa (González, 1992).
72
Véase también una versión para la prevención temprana de la violencia en niños, en
Slaby, Roedell, Arezzo y Hendrix (1996/2013).
196
Aplicaciones
A--R-D
Conducta Social, metacontingencias y sistema A
197
William Montgomery
198
Aplicaciones
199
William Montgomery
OTRAS APLICACIONES
73
Grado alto o bajo en que el precio influye sobre su consumo. Si impacta poco se dice que
la elasticidad de la demanda del producto es baja, y viceversa.
200
Aplicaciones
201
William Montgomery
las personas. Corral (2004, 2006) señala que los conductistas fueron los
primeros psicólogos en investigar el tema de la preservación del ambiente,
hasta definir lo que hoy se denomina “comportamiento pro-ecológico” o
“conducta sustentable”. Las técnicas de modificación de conducta son
particularmente efectivas para crear y mantener dicho comportamiento, así
como para disminuir o eliminar el de daño al ambiente. Por otra parte, como
informa Manrique (1998), el diseño de ambientes de tratamiento hospitalario
ha sido un punto de abordaje conductual, definiendo algunas características
indispensables de su configuración física, arquitectónica y administrativa. En
tal sentido, un ambiente aceptable de tratamiento debe: 1) fomentar la
ocupación activa y creativa del paciente; 2) facilitar la enseñanza y
mantenimiento de sus habilidades funcionales; 3) ser poco restrictivo y muy
afectivo; 4) tener estabilidad (rutina y orden); 5) tener seguridad; y 6) brindar
servicios de acuerdo a los requerimientos particulares del paciente.
CONCLUSIONES
202
Aplicaciones
PREGUNTAS DE AUTOCOMPROBACIÓN
203
Epílogo
E
n este libro se han considerado tanto temas de orden teórico y
filosófico, como metodológico y tecnológico. Más allá de una
síntesis sobre la variedad de los temas, se pueden enlistar varias
aserciones generales basadas en la perspectiva adoptada por el
autor:
1) El conductismo es un enfoque de la psicología en tanto ciencia de la
conducta, una manera de ver lo psicológico desde un punto de vista
naturalista, con un objeto de estudio y leyes salidas de la propia disciplina. Se
estructura en tres niveles: conductismo (radical) como filosofía, análisis
experimental del comportamiento como metodología, e ingeniería del
comportamiento como tecnología. Cada nivel debe interactuar y
retroalimentarse con los otros.
2) La conducta es concebida como interacción del individuo con su
entorno físico, biológico y social. Dicha interacción tiene correlatos
cognitivos, emotivos y motores, y está sujeta a principios funcionales
(relacionados con el aprendizaje) en torno a los cuales se delimita la
metodología y la investigación. El correlato cognitivo involucra repertorios
relacionados con el lenguaje receptivo y productivo (aprendizaje verbal motor
y verbo-emocional, habla, imitación y etiquetación verbal, desarrollo de la
lectura, la escritura y los conceptos, inteligencia); el emotivo involucra
repertorios relacionados con la afectividad (aprendizaje de actitudes,
vinculación y apego, condicionamiento parental); y el motor se compone de
repertorios referidos al plano sensomotor instrumental (habilidades de
equilibrio y coordinación motora fina y gruesa, manipulación, imitación,
atención, imaginación, etcétera.). Si bien pueden describirse e investigarse
separadamente, las tres clases funcionan entretejidas en interacciones
complejas.
3) En el desarrollo humano, la interacción evoluciona desde niveles
simples hasta complejos por medio de intrincadas combinaciones de
204
Epílogo
205
William Montgomery
206
Bibliografía
Abarca, A.; Alexander, S.; Espinoza, F. y Vera, P. (2005). Placebo y psicología clínica:
aspectos conceptuales, teóricos e implicancias, Terapia Psicológica, 23 (1), 73-82.
Adams, H. E., Luscher, K. A. & Bernat, J.A. (2001). The classification an abnormal
behaviour. An overview. In H. E. Adams (dirs.). Comprehensive handbook of
psychopatology (pp. 12-28). New York: Public Academic Publishers.
Aguilar, G. y De Lebl, B. (2005). Conductas problema en el niño normal. México: Trillas.
Alarcón, I. (1993). Lista de chequeo de la ansiedad infantil. Revista de la Asociación Peruana
de Análisis y Modificación del Comportamiento, 1(1), 37-42.
Alarcón, R.D. (1995). Clasificación de la conducta anormal: el DSM IV. En V. Caballo, G.
Buela-Casal y J. A. Carrobles (dirs.). Manual de psicopatología y trastornos
psiquiátricos. (pp. 205-284). Madrid: Siglo XXI.
Alcántara, A. (2009). El análisis de conducta en orientación profesional y búsqueda de
empleo. Recuperado de
Althusser, L. (1965/1979). La revolución teórica de Marx. México: Siglo XXI.
Anicama, J. (2010). Análisis y modificación del comportamiento. Lima: Universidad Nacional
Federico Villarreal – Asociación Nacional de Rectores.
Anicama, J. (2010). Psicología y conductismo: Precisando los conceptos y las interacciones.
En Análisis y modificación del comportamiento (pp. 87-99).Lima: Universidad
Nacional Federico Villarreal – Asociación Nacional de Rectores. Orig. 1988.
Anguera, M. A. (1989). Hacia una representación conceptual: Teorías y modelos. En J.
Mayor y J. L. Pinillos (eds.). Tratado de psicología general, Vol. I. (pp. 543-780),
Madrid: Alhambra.
Anguera, M.T. (2003). La observación. En C. Moreno-Rosset (Dir.). Evaluación psicológica:
Concepto, proceso y aplicación en las áreas de desarrollo e inteligencia (pp. 271-308)
Madrid: Sanz y Torres.
Anguera, M.T., Behar, J., Blanco, A., Carreras, M.V., Losada, J. L., Quera, V. y Riba, C.
(1993). Glosario. En M.T. Anguera (Ed.). Metodología observacional en la
investigación psicológica, Vol. II (pp.587-617). Barcelona: PPU.
Arce, C. (1994). Técnicas de construcción de escalas. Madrid: Síntesis.
Ardila, R. (1997). Análisis experimental del comportamiento y psicología de la salud.
Psicología Conductual, 5 (3), 435-433.
Ardila, R. (1980). Ingeniería del comportamiento y problemas sociales. En R. Ardila (ed.).
Terapia del comportamiento (pp. 527-537). Bilbao: Descleé de Brouwer.
Ardila, R. (2012). La naturaleza de la psicología: Los grandes dilemas. En El mundo de la
psicología (pp. 3-14), México: El Manual Moderno.
Argyle, M. (1967/1994). Psicología del comportamiento interpersonal. Madrid: Alianza.
207
William Montgomery
208
Bibliografía
209
William Montgomery
Calero, M.D. y Padilla, J.L. (2010). Técnicas psicométricas: Los tests. En R. Fernández-
Ballesteros (dir.). Evaluación psicológica (pp. 323-355). Madrid: Pirámide. Orig. 2004.
Campos, L. F. (1974). Diccionario de psicología del aprendizaje. México: Editorial Ciencia
de la Conducta.
Capafons, A. y Amigó, I. (2008). Hipnosis y terapia de autorregulación. En F.J. Labrador,
J.A. Cruzado, y M. Muñoz (dirs.). Manual de técnicas de modificación y terapia de
conducta (pp. 457-476). Madrid: Pirámide. Orig. 1996.
Cápafons, J.I. y Sosa, (2009). Tratando… problemas de pareja. Madrid: Pirámide.
Carpio, C. e Irigoyen, J. J. (eds.). (2005). Psicología y educación: Aportaciones desde la
teoría de la conducta. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Carpio, C., Pacheco, C., Flores, V. y Canales, C. (2000). La naturaleza conductual de la
comprensión. Revista sonorense de Psicología, 14(1-2), 1-10.
Carpio, C. Pacheco, V., Canales, C. y Flores, C. (2005). Aprendizaje de la psicología: Un
análisis funcional. En C. Carpio y J. J. Irigoyen (eds.). Psicología y educación:
Aportaciones desde la teoría de la conducta (pp. 2-23). México: UNAM.
Carrobles, J. A. y Perez, J. (2003). Escuela de padres: Guía práctica para evitar problemas de
conducta y mejorar el desarrollo infantil. Madrid: Pirámide.
Carrascoso, F. J. (2003). Eventos privados: Una reconstrucción conceptual. Apuntes de
Psicología, 21(1), 1-17.
Casalta, H. (1990). Análisis del comportamiento y alfabetización. México: Trillas.
Castells, M.; De Ipola, E. (1980). Práctica epistemológica y ciencias sociales o cómo
desarrollar la lucha de clases en el plano teórico sin internarse en la metafísica.
Epistemología y ciencias sociales. Lima: Ediciones Contemporáneas.
Castro, L. (1980). Diseño experimental sin estadística. México: Trillas.
Catania, A.Ch. (2008). The Journal of The Experimental Analysis of Behavior at fifty. J Exp
Anal Behav. 89(1), 112–118.
Cautela, J. R. (1977/1983). Condicionamiento encubierto: Supuestos básicos y
procedimientos. En D. Upper y J. R. Cautela (Eds.). Condicionamiento encubierto
(pp. 11-23). Bilbao: Descleé de Brouwer.
Cautela, J.R. y Groden, G. (1978/1985). Técnicas de relajación. Barcelona: Martínez Roca.
CETECIC (2012). El mito de la “revolución” cognitiva. Revista de Terapia Cognitivo
Conductual (Formato electrónico), 21. Recuperado de: http://cetecic.com.ar/revista/el-
mito-de-la-revolucion-cognitiva/
Cobos, P. y Gavino, A. (2006). Técnicas basadas en la información. En A. Gavino (coord.).
Guía de técnicas de terapia de conducta (pp. 13-21). Madrid: Pirámide.
Cobos, P., Gavino, A. y Berrocal, C. (2006). Técnicas dirigidas al aumento y/o disminución
de conductas. En A. Gavino (coord.). Guía de técnicas de terapia de conducta (pp. 23-
70). Madrid: Pirámide.
Comeche, M.I., Díaz, M.I. y Vallejo,M.A. (1995). Cuestionarios, inventarios y escalas.
Madrid: Fundación Universidad-Empresa.
Corbalán, J., López, O. y Limiñana, R.S. (2006). Creatividad infantil: Juan y la mata de habas.
En F.X. Méndez, J.P. Espada y M.O. Sánchez (coords.). Intervención psicológica y
educativa con niños y adolescentes: Estudio de casos escolares (pp. 435-446). Madrid:
Pirámide.
Corral, V. (2004). Aproximaciones al estudio de la conducta sustentable. Medio Ambiente y
Comportamiento Humano, 5(1-2), 1-26.
210
Bibliografía
211
William Montgomery
Díaz-González, E., Landa, P., Rodríguez, M.L., Ribes, E. y Sánchez, S. (1989). Análisis
funcional de las terapias conductuales: Una clasificación tentativa. Revista Española de
Terapia del Comportamiento, 7(3), 241-255.
Díaz-González, E., Landa, P. y Rodríguez, M.L. (2002). El análisis contingencial: Un sistema
interconductual para el campo aplicado. G. Mares y Y. Guevara (coords.). Psicología
interconductual: Avances en la investigación tecnológica (pp. 2-40). Guadalajara:
Universidad de Guadalajara.
Dollard, J. y Miller, N. E. (1950/1981). Personalidad y psicoterapia. Bilbao: Descleé de
Brouwer.
Domjan, M (2010/2010). Principios de aprendizaje y conducta. México: Cengage Learning.
Dretske, F. (2004). Psychological vs. biological explanations of behavior. Behavior and
Philosophy, 32, 167-177.
Dymond, S. y Barnes, D. (1997). Behavior-analytic approaches to self-awareness.
Psychological Record, 47, 181-200.
D’Zurilla, Th. J. (1986/1993). Terapia de resolución de conflictos. Bilbao, Descleé de
Brouwer.
Echegoyen, J. (1997). Historia de la Filosofía. Vol. 3: Filosofía Contemporánea. Madrid:
Edinumen.
Ellis, A. (2004/2006). El camino de la tolerancia. La filosofía de la terapia racional emotivo-
conductual. Barcelona: Obelisco.
Ellis, A. y Grieger, R. (1980/1983). Manual de terapia racional emotiva. Bilbao: Descleé de
Brouwer.
Epting, F.R. y Nazario, A. (1989). Diseñando una terapia de rol fijo. En R.A. Neymeyer y
G.J. Neymeyer (dirs.). Casos de terapia de constructos personales. Bilbao, Descleé de
Brouwer.
Eysenck, H.J. (1954/1964). Psicología de la decisión política. Barcelona: Ariel.
Eysenck, H.J. (1964/1987). Experimentos en terapia de la conducta. 3 tomos. Barcelona:
Orbis.
Eysenck, H. J. (1972/1977). La rata o el diván. Madrid: Alianza.
Eysenck, H.J. (1967/1978). Fundamentos biológicos de la personalidad. Barcelona.
Fontanella.
Fábregas, J..J. y García, E. (1988). Técnicas cognitivas de autocontrol. Madrid: Alhambra.
Fernández, A. (2008). Farmacología de la conducta: De los psicofármacos a las terapias
psicológicas. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona.
Fernández-Ballesteros, R. (1992). Modelos en evaluación conductual. En Evaluación
conductual hoy (pp. 60-84). Madrid: Pirámide.
Fernández, R. (1994). Evaluación de programas: Guía práctica en ambientes sociales,
educativos y de salud. Madrid: Pirámide.
Fernández-Ballesteros, R. (dir.) (2010a). Evaluación psicológica: Conceptos, métodos y
estudio de casos. Madrid: Pirámide. Orig. 2004.
Fernández-Ballesteros, R. (2010b). Los autoinformes. En Evaluación psicológica: Conceptos,
métodos y estudio de casos (pp. 231-268). Madrid: Pirámide. Orig. 2004.
Fernández-Ballesteros, R. (2001). Psicología y envejecimiento: Retos internacionales en el
siglo XX. Intervención Psicosocial 10(3). 277-284.
Fernández-Ballesteros, R. y Staats, A.W. (1993). Evaluación, tratamiento y valoración
conductual paradigmática: Una respuesta a la crisis de la evaluación conductual.
Clínica y Salud, 4(2), 101-121.
212
Bibliografía
213
William Montgomery
214
Bibliografía
theory. A post Skinnerian account of human language and cognition (pp. 87-101). New
York: Plenum Press.
Hayes, S.C., Gifford, E.V., Wilson, K.G., Barnes-Holmes, D. y Healy, O. (2001). Derived
relational responding as learned behavior. En S.C. Hayes, et al (Eds.). Relational frame
theory. A post Skinnerian account of human language and cognition (pp. 21-49). New
York: Plenum Press.
Hayes, S.C., Gifford, E.V. y Hayes, L.J. (1998). Una aproximación relacional a los eventos
verbales. En R. Ardila, W. López-López, A. M. Pérez, R. Quiñones, y F. Reyes (eds.)
Manual de análisis experimental del comportamiento. (pp. 499-517) Madrid:
Biblioteca Nueva.
Haynes, S.N., Godoy, A. y Gavino, A. (2011). Cómo elegir el mejor tratamiento psicológico.
Formulación de casos clínicos en terapia del comportamiento. Madrid: Pirámide.
Hebb, D.O. (1949/1968). Psicología. México: Interamericana.
Hegemberg L. (1969). Introducción a la filosofía de la ciencia. Barcelona: Herder.
Herbert, M. (1999). Padres e hijos. Mejorar los hábitos y las relaciones. Madrid: Pirámide.
Hernández, M., Díaz, A.C. y Nava, S. (2012). Situaciones estresantes percibidas por
enfermeras: Una descripción contingencial. Tesis Psicológica, 7(2), 63-73.
Hersen, M. (ed. in chief) (2004). Comprehensive handbook of psychological assessment.
New Jersey: John Wiley & Sons.
Hilgard, E.R. y Marquis, D. G. (1940/1978). Condicionamiento y aprendizaje. México:
Trillas.
Holth, P. (2001). The persistence of category mistakes in psychology. Behavior & Philosophy,
29, 203-219.
Holland, C. (1980). Una guía de entrevista para consejería comportamental. En R. Ardila
(ed.). Terapia del comportamiento (pp. 89-99). Bilbao: Descleé de Brouwer.
Homme, L l.; D’Baca, P.; Cottingham, L. y Homme, A. (1968/1983). ¿Qué es la ingeniería
conductual?. En R. Ulrich, Th. Stachnik y J. Mabry (comps.). El control de la
conducta humana. Vol 2 (pp. 40-49). México: Trillas.
Houser, N. (2006, 4-6 de setiembre). ¿Qué es el pragmatismo y por qué es importante?
Conferencia impartida en diversas Universidades de Buenos Aires. Recuperado de:
Huertas, W. (1976). Tecnología educativa (Vol. 2). Lima: INIDE.
Hull, C. L. (1943). Principies of psychology. Nueva York: Appleton-Century-Crofts.
Hyde, J.S. y DeLamater, J.B. (2003/2006). Sexualidad Humana. México: McGraw-Hill.
Ibañez, C. (2007). Metodología para la planeación de la educación superior. Sonora:
Universidad de Sonora.
Jensen, B.J. (1996). Los cuestionarios de autoinforme en la evaluación conductual. En G.
Buela-Casal, V. Caballo y J.C. Sierra (dirs). Manual de evaluación en psicología clínica
y de la salud (pp. 109-127), Madrid: Siglo XXI.
Kagel, J.H. y Winkler, R.C. (1972). Behavioral economics: areas of cooperative research
between economics and applied behavioral analysis. Journal of Applied Behavior
Analysis, 5(3):335–342.
Kanfer, F.H. y Phillips, J. (1970/1980). Principios de aprendizaje en la terapia del
comportamiento. México: Trillas.
Kanfer, F.H. y Goldstein, A.P. (1987/1991). Como ayudar al cambio en psicoterapia. Bilbao:
Descleé de Brouwer.
Kanter, J.W., Bush, A.M. y Rush, L.A. (2009/2011). Activación conductual. Refuerzos
positivos ante la depresión. Madrid: Alianza.
215
William Montgomery
216
Bibliografía
217
William Montgomery
218
Bibliografía
219
William Montgomery
220
Bibliografía
221
William Montgomery
222
Bibliografía
223
William Montgomery
224
Apéndice
L
os apéndices puestos aquí son algunos instrumentos pragmáticos
para poder llevar a cabo de manera más eficiente el trabajo de
evaluación, diagnóstico y programación de la conducta. En tal
sentido, se insertan dos guías de entrevista conductual, un
cuestionario de historia de la vida, tres modelos de contrato conductual y tres
ejemplos de programas de conducta.
Esta es una adaptación de las guías para entrevistas con clientes adultos
e infantiles que presenta Goldfried (1983/1992, p. 315-316),
reproduciéndolas él a su vez de otros autores. Las preguntas evalúan
parámetros de fuerza, topografía y geografía de la conducta, pero son
genéricas y por ello deben ser adaptadas al tipo de problema, al tipo de
cliente o remitente, y al ámbito de indagación.
Con adultos
225
William Montgomery
2) Condiciones que alivian la conducta problemática: ¿Y qué me dice de las veces en que
se suaviza? ¿Qué pasa en esas ocasiones?
3) Orígenes percibidos: ¿Qué es lo que piensa que provoca el problema?
4) Antecedentes específicos: ahora reflexione en la última vez que ocurrió el problema
¿Qué estaba sucediendo en esos momentos?
a. Influencias sociales: ¿Había una u otras personas? ¿Quiénes? ¿Qué hacían?
b. Influencias personales: ¿En qué pensaba en esos instantes? ¿Cómo se sentía?
5) Consecuencias específicas: ¿Qué pasó después de ocurrió el problema?
a. Consecuencias sociales: ¿Qué hicieron las personas significativas?
b. Consecuencias personales: ¿Cómo se sintió por eso?
6) Cambios sugeridos: Ud. Ha meditado mucho en el problema ¿Qué cree que habría
que hacer para mejorar la situación?
7) Preguntas para indagaciones posteriores: ¿Hay algo más que yo debería saber para
ayudarlo a resolver su problema?
226
Apéndice
conteste estas preguntas de rutina por su cuenta, para no utilizar el tiempo dedicado a la
consulta en la obtención de estos datos.
Es comprensible que a usted le preocupe lo que ocurra con la información sobre su
vida, dado que muchos de estos datos son muy personales. Todos los informes de casos son
estrictamente personales. Ninguna persona fuera del terapeuta podrá ver su informe sin su
autorización.
1) Datos generales:
Nombre y edad.
Dirección.
Número de teléfono.
Ocupación.
Quién lo derivó?
¿Con quién vive en este momento? (enumere las personas)
¿Vive en una casa, hotel, habitación, departamento, etcétera?
Estado civil (haga un círculo alrededor de la respuesta correcta) soltero; comprometido;
casado; casado por segunda vez; separado: divorciado; viudo.
2) Datos clínicos:
3) Datos personales:
227
William Montgomery
4) Datos laborales:
5) Información sexual:
a)Actitud de sus padres con respecto al sexo (por ejemplo ¡hubo instrucción sexual o
discusiones sobre el tema en su casa?
b) ¿Cuándo y cómo adquirió sus primeros conocimientos sobre el sexo?
c)¿Cuándo tomó conciencia de sus propios impulsos sexuales?
d) ¿Alguna vez sintió angustia o sentimientos de culpabilidad por actividades sexuales o
masturbación? En caso positivo, por favor especifique.
e) Cualquier detalle significativo sobre su primera experiencia sexual o alguna posterior.
f) ¿Considera satisfactoria su vida sexual actual? (En caso negativo, por favor especifique).
g)Suministre información sobre cualquier reacción heterosexual (u homosexual)
significativa que haya experimentado.
h) Menstruación: ¿A qué edad tuvo el primer período? ¿Estaba informada o fue un
shock para usted? ¿Es regular? Duración ¿Tiene dolores? Fecha del último período
¿La menstruación le afecta su estado de ánimo?
228
Apéndice
7. Matrimonio
¿Cuánto tiempo hace que está casado? ¿Durante cuánto tiempo conoció a su actual cónyuge
antes de comprometerse? Edad y ocupación de su marido/mujer, Personalidad de su
marido/mujer en sus propias palabras, ¿En qué terrenos hay compatibilidad y en cuáles
incompatibilidad? ¿Cómo se lleva con su familia política (incluyendo cuñados)? ¿Cuántos
hijos tiene? Enumere sexo y edad de sus hijos, ¿Alguno de sus hijos presenta problemas
especiales? ¿Hay algún hecho impactante que debe informar en relación con abortos
espontáneos o provocados? Suministre datos detallados sobre cualquier matrimonio
anterior.
8. Datos familiares:
a) Padre: ¿Vive? En caso negativo ¿Qué edad tenía usted cuando murió? Causa de la
muerte. Si vive ¿Qué edad tiene su padre ahora? Ocupación, Estado de salud.
Describa la personalidad de su padre y su actitud pasada y presente con respecto a
usted.
b) Madre: ¿Vive? En caso negativo ¿Qué edad tenía usted cuando murió? Causa de la
muerte. Si vive ¿Qué edad tiene su padre ahora? Ocupación, Estado de salud.
Describa la personalidad de su madre y su actitud pasada y presente con respecto a
usted.
c) Hermanos y hermanas: Cantidad y edades. Relación pasada y presente con ellos.
d) ¿De qué forma lo castigaban sus padres cuando era pequeño?
e) Dé una impresión sobre la atmósfera que reinaba en su hogar (es decir, el lugar en
que se crió. Mencione el grado de compatibilidad entre sus padres y entre padres e
hijos).
f) ¿Podría confiar en sus hijos?
g) Si tiene padrastro o madrastra, informe qué edad tenía usted cuando se casó con su
madre o su padre.
h) Describa en pocas palabras su formación religiosa.
i) Si no fue criado por sus adres ¿quién lo tuvo a su cargo y entre qué edades?
j) Alguien (parientes, padres, amistades) interfirió alguna vez en su matrimonio,
ocupación, etcétera?
k) ¿Quiénes son las personas más importantes en su vida?
l) ¿Algún miembro de su familia sufre de alconholismo, epilepsia o algún otro
problema que pueda considerarse un “trastorno mental”? Detalle.
m) ¿Hubo algún caso de enfermedad en su familia que merezca ser mencionado aquí?
n) Describa cualquier experiencia aterradora o angustiante que no haya mencionado
aún.
o) Enumere todas las situaciones que lo hacen sentir especialmente ansioso.
p) Enumere los beneficios que espera obtener de la terapia.
q) Enumere las situaciones que lo hacen sentir sereno o relajado.
r) ¿Alguna vez perdió el control de sí mismo (por ejemplo, una rabieta, o gritos o
agresividad)? En caso afirmativo, por favor detalle.
s) Por favor agregue cualquier información no solicitada en este cuestionario, que
pueda ayudar a su terapeuta a comprenderlo y a apoyarlo.
229
William Montgomery
Entre........................................................... y..........................................................
Se conviene que........................................................................................................................
El alumno se compromete a………………………………………………………………………………………
.....................................................................................................................................................
El maestro se compromete a…………………………………………………...........................................
.....................................................................................................................................................
Durante..........................................................................................
Entre............................................................y............................................................
En presencia de.........................................................................................................
Vigencia.....................................................................................................................
1. Mi único Psicólogo será el firmante.
2. Asistiré puntualmente a las sesiones pactadas.
3. El tratamiento será algunas veces desagradable para mí, y ello requerirá mi esfuerzo
permanente.
4. Cumpliré fielmente los ejercicios y tareas que se me indiquen, llevando un riguroso
registro.
5. El incumplimiento de estos puntos podrá ocasionar la suspensión del tratamiento.
230
Apéndice
Fecha:
COMPROMISO DE AYUDA FAMILIAR
PROGRAMACIÓN DE CONDUCTA 1
I. DATOS GENERALES
Nombre: Shirley B. V.
Sexo y edad: Niña, 7.2 años
Grado de estudios: Tercer grado de primaria
Centro de estudios: CEP XX
Remitente: Profesora del plantel
Área: Intelectual
Programa: Repertorio numérico, Atención y concentración
Prestatarios: Asesor psicológico del plantel - Maestra
Lugar y fecha: Centro escolar, 04 / 07 / 1999
231
William Montgomery
V. PROCEDIMIENTOS
A. Metas
1. Meta 1:
1 Elevar los repertorios de comprensión y concentración aritmética.
1.1. Objetivos:
1.1.1. Efectuar tareas que exigen analizar operaciones de suma y resta con dos dígitos,
resolviendo los problemas presentados con un criterio de efectividad del 100 %.
Análisis de tarea.
tarea Con la ayuda de 5 fichas de dominó, 35 tarjetas impresas con números de 1
– 30 y un tablero de tecnopor con clavos puestos en dos filas.
- Que ponga tarjetas rotuladas con los números de 10 hasta 30 debajo de aquellos fichas cuya
suma o resta de caras volteadas hacia arriba con diversos puntos negros den exactamente
dichas cifras.
232
Apéndice
- Que cuelgue las tarjetas de 10 – 30 intercaladamente (en total 15) en los clavos respectivos
del tablero, contando de izquierda a derecha y después de derecha a izquierda.
- Que resuelva 20 sumas y restas de dos dígitos y otras 20 con uno y dos dígitos combinados
indicando los números primero con fichas y luego escribiéndolos en papel.
- Variaciones de los ejercicios anteriores.
1.1.2. Efectuar 20 tareas relacionadas con números que exigen
mantener la atención dirigida, con un criterio de aceptabilidad mayor o igual a 80 % de acción
efectiva.
Análisis de tarea. Utilizando 35 tarjetas impresas con números de 1–35, un lápiz, una tijera y
un frasco de goma:
- Armar un esquema numérico que ordene tarjetas en filas de 5 en 5 en orden correlativo.
- Hacer bordes rodeando cada uno de los números que se hallan impresos en las tarjetas.
Repetir haciendo bordes dobles.
- Recortar los bordes de cada número comenzando por el más exterior y luego prosiguiendo
con el interior.
- Pegar cada número recortado hasta elaborar un “cuadrado mágico”.
2. Meta 2.
2 Reconocer el tiempo en horas y minutos.
2.1. Objetivos:
2.1.1. Leer el tiempo en el reloj y fuera de él.
Análisis de tarea.
tarea Con el auxilio de un reloj de pared y un cuaderno con dibujos de niños:
- Que indique la función de cada manecilla del reloj.
- Que coloque las manecillas grandes y pequeñas del reloj en diferentes horas, medias horas y
cuartos de hora, asociándolas a sus actividades de rutina dentro del colegio y del hogar: clase,
recreo, salida, TV, juego, estudio, etc.
- Que indique la hora aproximada del día sin ver el reloj.
- Variaciones de los ejercicios anteriores.
B. Técnicas
Moldeamiento, encadenamiento, reforzamiento diferencial, reestructuración racional.
233
William Montgomery
C. Procedimientos motivacionales.
Reforzamiento social para conducta independiente y repertorios de rendimiento.
Programación de actividades recompensantes.
OBSERVACIONES
________________________________________________________
PROGRAMACIÓN DE CONDUCTA 2
I. DATOS GENERALES
Nombre: Alberto Y. N.
Sexo y edad: Varón, 47.4 años.
Grado de estudios: Secundaria completa.
Nivel socioeconómico: D.
Remitente: El mismo.
Área: Afectiva.
Programa: Modificación de actitudes.
Prestatario: Consultor.
Lugar: Consultorio.
Fecha de inicio: 25/ 02 / 1999
Evaluación:
1. Entrevista personal e historia clínica.
2. Inventario de depresión de Beck.
3. Escala de pensamientos suicidas.
4. Inventario de personalidad 16PF.
234
Apéndice
V. PROCEDIMIENTOS
A. Metas
1. Meta 1: Reestructuración racional.
1.1. Objetivos:
1.1.1. Identificar y discutir detener pensamientos distorsionados.
Análisis de tarea.
tarea Con la asesoría del terapeuta, una libreta y una pizarra:
- Llevar un diario de pensamientos automáticos.
- Escribir una lista de pensamientos automáticos y establecer una jerarquía por orden de
importancia para el problema.
- Reconstruir una situación problemática típica en todos sus detalles, repasándola en la
imaginación hasta sentir la emoción que provoca el malestar.
- Identificar la emoción y relacionarla con los tipos pertinentes de pensamientos
distorsionados.
- Argumentar 5 razones en pro y en contra de su veracidad, calificando el peso ponderado de
cada una.
1.1.2. Detener y perfilar alternativas para pensamientos distorsionados.
Análisis de tarea.
tarea.
- Practicar detención del pensamiento mediante autoinstrucción.
- Enlistar pensamientos alternativos y practicar su autoadministración.
2. Meta 2.
2.1. Objetivos:
235
William Montgomery
B. Técnicas
Reestructuración cognitiva, autocontrol, aserción encubierta.
C. Procedimientos motivacionales
Reforzamiento social.
Entrenamiento en autoadministración de refuerzos encubiertos.
Programación de actividades recompensantes (ir de paseo, al cine, etc.).
OBSERVACIONES
Conforme se observen los efectos de lo programado en el estado del cliente durante los
próximos tres meses, se redactará otro programa o se dará término al presente.
PROGRAMACIÓN DE CONDUCTA 3
I. DATOS GENERALES
– Nombre: Adelaida B.
– Sexo y edad: Mujer, 19.3 años.
– Grado de estudios: Secundaria completa. Estudiante universitaria.
– Nivel socioeconómico: D.
– Remitente: Ella misma.
– Área: Emotivo-motivacional.
– Programa: Modificación de conducta social.
– Prestatario: Consultor.
– Lugar: Consultorio.
– Fecha de inicio: 23 / 01 / 2005.
Estados de tensión y ansiedad, y respuestas de escape o evitación cada vez que se halla en
contactos y reuniones sociales, así como en situaciones de clase y de estudio en grupo, o
cuando tiene que interactuar con personas extrañas (que recién conoce o que están
ocasionalmente junto a ella, por ejemplo, en una cola). Su historia no muestra signos de
depresiones anteriores, pero tiene sentimientos de soledad y baja autoestima. Actualmente
presenta bajo rendimiento académico. No presenta síntomas fisiológicos significativos frente a
las situaciones molestas para ella, fuera de ligera aceleración cardiaca e hiperventilación.
236
Apéndice
Evaluación:
1. Entrevista personal e historia clínica.
2. Encuesta de Timidez de Stanford.
3. Inventario de ansiedad de Beck.
4. Escala de Timidez Revisada de Cheek y Buss.
5. Escala Breve de Miedo a la Evaluación Negativa.
6. Escala de Habilidades Sociales de Gismero.
7. Inventario de Confianza para Hablar en Público.
8. Autorregistro de pensamientos distorsionados.
237
William Montgomery
V. PROCEDIMIENTOS
PROCEDIMIENTOS
A. Metas
238
Apéndice
239
William Montgomery
– Llevar una hoja de control, otra de tareas y registros diarios de su patrón de respuesta.
B. Técnicas.
Relajación para el autocontrol.
Desensibilización sistemática.
Entrenamiento en habilidades sociales.
Reestructuración cognitiva.
C. Procedimientos motivacionales.
Reforzamiento social (terapeuta / familiares).
Entrenamiento en autoadministración de refuerzos encubiertos.
OBSERVACIONES
La joven tiene una cultura y un coeficiente intelectual por encima del promedio.
Presenta una gran motivación y está dispuesta a hacer lo necesario para llevar a cabo el
tratamiento. Uno de sus hermanos declara que puede apoyar su desempeño.
Se llevarán a cabo tres módulos de intervención: uno de entrenamiento en relajación
para el autocontrol, otro de entrenamiento en habilidades sociales y asertividad, y por último,
también uno de reestructuración racional.
Una vez expuesto el plan de tratamiento, Adelaida se manifiesta muy entusiasta y
motivada. El pronóstico es de aproximadamente cuatro meses para esperar mejoras
significativas en los repertorios implicados. Por el momento no se requiere tratamiento
interdisciplinario. Conforme se observen los efectos de lo programado en el estado del cliente
durante los próximos tres meses, se redactará otro programa o se dará término al presente.
240
Apéndice
241
2