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La figura hay que comprenderla en el marco de la alianza: Dios, Señor de su pueblo y en medio de él,
pero transcendente, le dirigirá con fidelidad su palabra en el momento oportuno.
El hombre destinado para ello será el profeta.
El profeta es, pues, expresión de la benevolencia y fidelidad de Dios,
ya critique, ya acuse, ya amenace, ya consuele, ya prometa.
Su voz es la voz de Dios. Y, ¡hay del que se atreva a rechazarlo! Será rechazar a Dios.
Salmo 95(94)
1-2.6-7.8-9
Salmo con aire cultual. Alabanza en la primera parte; conminación o interpelación profética
en la segunda. El salmista invita a no imitar a la generación perversa del desierto.
Quiere prevenirlos contra la exigencia de tentar a Dios pidiendo manifestaciones portentosas,
como hicieron los antepasados en las estepas sinaíticas.
Estos, a pesar de haber sido testigos de los prodigios al salir de Egipto, exigieron un milagro en Meribá
y en Masa. Masa significa “tentación,” porque los israelitas “tentaron” a Yahvé reclamando un milagro:
me probaron a pesar de haber visto mis obras de salvación de la esclavitud faraónica.
Esta actitud de desconfianza y rebeldía persistió durante los cuarenta años de estancia en el desierto.
El resultado fue que Yahvé se disgustó y decidió que no entrara en la tierra de Canaán: el reposo.
Por su corazón extraviado no supieron captar el valor de los caminos y preceptos de su Dios.
Fueron por ello excluidos de la tierra de promisión, el reposo conferido por Yahvé a los hijos de Israel.
Segunda Lectura
I Corintios 7,32-35
Pablo intenta orientar, a los que se encuentran ante la opción entre el celibato y el matrimonio.
El apóstol desea y propone libertad cristiana. Y esto quiere decir, moverse con holgura,
de conciencia y acción, dentro de los valores auténticos manifestados por Cristo,
en lo referente a cada uno de los casos, ya matrimonio, ya celibato.
El «libre de cuidados» hay que entenderlo en ese contexto: libre para dedicarse a las cosas del Señor.
Con ello se descubre, suficientemente, el sentido profundo del celibato cristiano: por el Señor.
Hay cierta preferencia por el celibato, por presentar mayor capacidad de entrega a las cosas del Señor
y más facilidad para realizarlo.
En el sujeto que opta por él, se verifica cierta unidad profunda en el ser, en el sentir y en el obrar:
todo para el Señor, sin división alguna. La última frase manifiesta también la libertad,
siguiendo cada uno su conveniencia -en el Señor-, para elegir un estado u otro.
Lectura del Santo Evangelio
Marcos 1,21-28
Jesús anuncia el reino. Su palabra es palabra de Dios. Es, por lo tanto, auténtica y eficaz:
Jesús proclama próximo el reino y lo establece. El reino, entre otras cosas,
implica la expulsión del demonio, el aplastamiento de su poder. Las palabras del endemoniado,
en su origen quizás, son, en este contexto, manifestación de la autoridad de Jesús:
hombre de Dios, Hijo de Dios. Definen, la personalidad de Jesús.
Las palabras del endemoniado, en son, en este contexto, manifestación de la autoridad de Jesús:
hombre de Dios, Hijo de Dios. Definen, la personalidad de Jesús.
No separemos a Jesús de su palabra, del poder que la anima; ni su poder, de la victoria sobre el demonio;
ni la victoria sobre el diablo, de la presencia salvadora de Dios entre nosotros; ni ésta,
por último, de la salvación del hombre.
El hombre se encuentra, dominado por poderes extraños a él, que lo esclavizan, retuercen, deforman
y aplastan. El solo, abandonado a sus fuerzas, no puede salir de su postración.
La Iglesia ha heredado de Jesús ese poder y esa misión: proclamar existencialmente el reino de Dios
y lanzar los demonios. Ahí están los medios: unión íntima con Jesús;
oración, sacramentos, renuncia… Esa la misión.
Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete.
Concédenos vivir conforme a ella.
¡HÁBLAME CON AUTORIDAD, MI SEÑOR! ¡HABLA CON AUTORIDAD, MI SEÑOR!
Para que, los tantos demonios que habitan en mí, Pues bien lo sabes
se dobleguen ante la fuerza de tu verdad. que necesito una palabra salvadora
una fuerza que me reanime de mis males
Y la frescura de tu mensaje, una luz que me saque de mis noches
nuevo e interpelante, comprometido y valiente un mandato que se imponga y venza
me hagan comprender sobre lo que me impide ser libre
que no existe otro camino, para llegar hasta Ti, para ponerme a tus pies y poder servirte.
que el de la sinceridad
el de creer y vivir lo que uno dice. ¡HABLA CON AUTORIDAD, MI SEÑOR!
¡HABLA CON AUTORIDAD, MI SEÑOR! Pues sabes que soy débil en el camino
y que otros dioses intentan
Y vea yo que, tus labios, convertirse en dueños de mi destino.
se mueven con la fuerza poderosa de un Dios
que, por hacerte siervo de su causa, Amén.
habla a través de Ti bendice con tus manos
mira con tus ojos ama con tu corazón.