Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
¡Apoya al autor, comprando sus libros!
Este documento fue hecho sin fines de lucro, ni con la intención de
perjudicar al Autor(a). Ninguna correctora, traductora o diseñadora del foro
recibe a cambio dinero por su participación en cada una de nuestros trabajos.
Todo proyecto realizado por Paradise Books es a fin de complacer al lector y así
dar a conocer al autor. Si tienes la posibilidad de adquirir sus libros, hazlo como
muestra de tu apoyo.
2
Página
Staff
Moderadora de Traducción
Carolina Shaw
Traductoras
Fiioreee Maryh July styles tate
Alysse Volkov lipi-lipi evanescita
Lin.salgado Sapphire Carolinawadorostegui
andreapaaz Mariana90 Eli Mart
Yasna.fu Maeh Mae
Ione
Moderadora de Corrección
*Andreina F*
Correctoras
Alysse Volkov
*Andreina F*
∞Jul∞
YaniM
3
Página
Daliam
Capítulo 1 Capítulo 18
Capítulo 2 Capítulo 19
Capítulo 3 Capítulo 20
Capítulo 4 Capítulo 21
Capítulo 5 Capítulo 22
Capítulo 6 Capítulo 23
Capítulo 7 Capítulo 24
Capítulo 8 Capítulo 25
Capítulo 9 Capítulo 26
Capítulo 10 Capítulo 27
Capítulo 11 Capítulo 28
Capítulo 12 Capítulo 29
Capítulo 13 Capítulo 30
Capítulo 16
Sinopsis
NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN ESE MALNACIDO.
A S t e p b r o t h e r R o m a n c e #1
1
Katherine
Traducido por July Styles Tate
Corregido por Alysse Volkov
E
se maldito malnacido.
Una sonrisa se extiende a través de sus labios, el movimiento es
terriblemente lento, casi como si él no está al menos algo
sorprendido de verme. Se ve tan satisfecho de sí mismo que es
todo lo que puedo hacer para no caminar hasta él y abofetear esa sonrisa
de suficiencia estúpida ahora mismo de su cara.
En cambio, permanezco allí, mi corazón latiendo tan fuerte en mi
pecho que juro que todos en la sala deben ser capaces de escucharlo.
Estoy congelada, paralizada, mirándolo como si fuera una especie de
idiota.
Caulter Sterling.
La encarnación del demonio.
Un demonio con los condenados ojos más azules que he visto en mi
vida, justo aquí en casa de mi padre.
Cuando Caulter dirige esos ojos azules hacia mí, sólo sé que él puede
6
Página
ver a través de mí. Estoy desnuda bajo su mirada, incapaz de evitar que el
calor suba a mis mejillas mientras sus ojos se deleitan de mí.
La única cosa que puedo pensar es en la última vez que lo vi, el
calor de su aliento en mi cuello que me hizo prácticamente retorcerme
con la anticipación de él estando dentro de mí, la forma en que mordió el
borde de mis labios cuando me besó haciéndome gritar, sin saber si sentía
placer o dolor. Cuando la punta de su pene presionó contra mi entrada,
me estremecí y me dio una mirada extraña. —Mierda, Princesa, dime que
has hecho esto antes.
Forcé una risa, traté de sonar más casual de lo que me sentía. Esto
era todo lo que era —casual. Ser un picaflor era el mantra de Caulter. A
diferencia de Caulter, tenía exactamente cero experiencia con eso. Había
sido La Pequeña Señorita Perfecta toda mi vida, con un promedio de 4.0,
presidente de la clase, mejor estudiante, todo eso. La hija del Senador
Harrison. El Senador Harrison. Existían ciertas expectativas de mí. Digamos
que nadie —al menos nadie normal—, clamaba salir con la hija del
jubilado General del Cuerpo de Marines. El mismo hombre que se espera
hiciera una oferta por la Presidencia en los próximos años.
Y nadie intentaba de entrar en mis pantalones. A excepción de
Caulter Sterling, el chico malo que no le importa un comino las reglas o
expectativas.
La semana antes de la graduación, tomé mi decisión. Ya era
suficiente. Tenía dieciocho años, una adulta. Me dirigía a Harvard en
precisamente noventa días, y les aseguro que no llegaría allí con mi
virginidad intacta. Envié un mensaje al chico que sabía haría la acción,
incluso si fuera el único chico que realmente no podía soportar.
Caulter se movió un poco, la cabeza de su pene presionó
insistentemente contra mí. —Dime, Princesa —susurró, su voz casi un
gruñido—. Esta no es tu primera vez, ¿verdad?
—Por supuesto que no, idiota —mentí, mi mandíbula apretada,
forzando un aplomo que definitivamente no sentía—. ¿Vas a follarme, o
no?
La voz de mi padre corta a través del recuerdo con una precisión de
tipo militar. —Katherine —dice—. ¿Conoces a Caulter Sterling?
¿Conozco a Caulter Sterling? Mis mejillas se sienten como si
estuvieran en llamas. Seguramente todo el mundo aquí puede ver lo que
está escrito por todo mi rostro. ¿Lo conozco? Sólo en el más bíblico de los
sentidos.
Sé cómo sabe. 7
Página
M
e pondré enferma. Me siento mareada, apartada de toda
la situación como si estuviera viendo lo que sucede desde
fuera de mi cuerpo, los tres en fila delante de mí, esperando
mi respuesta. Como una especie de pelotón de fusilamiento emocional.
Tal vez me desmayaré, pienso, a decir verdad. La naturalidad con la
que lo considero casi me hace reír. Excepto que la situación es
esencialmente una tragedia, no una comedia.
Sólo me he desmayado una vez antes. Fue durante una de las citas
de mi madre. La palabra hace que suene como que íbamos a la
peluquería o el spa, pero fue a su quimioterapia. Había insistido en ir, a
pesar de sus protestas de que debía estar en la escuela, que me
encontraba en octavo grado y pronto tendría que competir por un lugar
en una de las escuelas secundarias privadas de prestigio en el área del 10
Página
Distrito Capital. Obviamente, fue una excusa, su manera de intentar
protegerme. Pero incluso entonces, a pesar de los intentos de mis padres
por ocultar la gravedad de la enfermedad de mi madre de mí, y tal vez de
sí mismos, una parte de mí sabía que se estaba muriendo.
No te desmayes, me digo ahora a mí misma. No por esto.
—Obviamente es mucho para procesar —dice mi padre.
—Obviamente —repito como un loro, mi voz suena robótica.
Mi padre aclara su garganta. —Caulter decía que te conoce bien
de la escuela.
Entrecierro mis ojos hacia Caulter, esperando que mi mirada asesina
sea suficiente para silenciar a cualquiera sea el infierno que esté
considerando decir el impredecible idiota. Los ojos de Caulter se arrugan
en los bordes, y la sonrisa me hace pensar que considera toda esta
situación una broma.
Oh, mierda. ¿Y si él sabía de nuestros padres antes... lo que pasó
entre nosotros esa noche? El pensamiento desencadena una oleada de
náuseas.
—Brighton no es exactamente un lugar muy grande —dice Caulter—.
Todo el mundo sabe todo de todos. Es prácticamente incestuoso.
El rostro de Ella Sterling palidece ante la palabra, y mi padre se
aclara su garganta. Si no estuviera tan completa y totalmente enfurecida
con Caulter, casi me habría divertido con la evidente incomodidad de mi
padre. El Senador Jed Harrison no es el tipo de hombre alrededor del cual
se lanzan casualmente palabras como incestuoso.
—Caulter —dice Ella, su tono agudo—. Tal vez deberíamos dar a
Katherine y a su padre un momento.
La última cosa que quiero ahora es un momento a solas con mi
padre. No quiero oír su explicación de por qué, o cómo en la tierra, fue
capaz de mantener una relación con Ella Sterling completamente en
secreto de todos, incluyendo a su propia hija, por el pasado quién sabe
cuánto tiempo. Definitivamente no quiero un recordatorio sobre la
importancia de su próxima campaña de reelección Senatorial. O sobre la
importancia del decoro y la percepción pública.
Oh mi Dios, la percepción pública. Si alguien se entera de lo que
pasó con Caulter… Antes de este anuncio de mi padre, era sólo una
aventura de una noche mal aconsejada. Un lapso temporal en el juicio. Mi
pérdida completa de la cordura. Ahora, es de repente… incestuoso.
Mi pecho se siente rígido, y estoy teniendo problemas para respirar.
—Necesito un minuto —le digo, mientras comienzo a alejarme, mi cuerpo 11
Página
que moviéndose por sí mismo—. Por favor.
No escucho lo que dicen. Camino hacia fuera de la habitación,
pasando por el mobiliario de estilo colonial de buen gusto colocado para
mostrar, no usar, que coincide con la decoración del resto de esta casa
perfectamente pulida. Este no es el lugar donde crecí, la granja en New
Hampshire, donde pasé mi infancia. Esta es la casa donde mi padre se
mudó permanentemente después de que murió mi madre, la residencia
del Distrito Capital; fui enviada a Brighton, un inconveniente que
simplemente necesitaba reasignado.
Abro la primera puerta que veo al final del pasillo. Es la oficina de mi
padre, no el baño como estoy esperando, pero me percato que no puedo
recordar dónde está el baño del primer piso. Cuán estúpido es no ser
capaz de recordar dónde está el baño en tu propia casa, pienso. Pero,
entonces, esta no es realmente mi casa.
Cierro la puerta detrás de mí, hundiéndome contra ella y dejando
fuera el mundo, permitiéndole a la comodidad del silencio envolverme. Las
paredes están llenas con foto tras foto de mi padre con políticos y gente
importante, sonriendo para la cámara y estrechando manos con
entusiasmo fingido, haciendo ofertas y promesas. Y por el lado de su
escritorio en forma de L, en un lugar prominente como una especie de
trofeo, hay foto enmarcada en plata de ellos. Mi padre y Ella Sterling, sus
mejillas apretadas como dos adolescentes, sonriendo estúpidamente a la
cámara que están sosteniendo ellos mismos delante de sus rostros.
Tengo el impulso de ir hasta el escritorio, para recoger la fotografía y
destrozarla, tirarla al suelo y ver el vidrio hacerse mil pedazos. Pero no.
Katherine Harrison nunca haría algo así.
Por supuesto, Katherine Harrison no se habría acostado con alguien
como Caulter Sterling, tampoco, con sus tatuajes, piercings y su actitud de
me importa una mierda. Sopló en Brighton Academy como un tornado
maldito. Su reputación le precedía, pero Caulter era toda una fuerza en sí
misma. Como una especie de fenómeno natural.
Estaba predispuesta a odiarlo, pero incluso si no hubiera sabido nada
de él, lo habría despreciado a la vista, con sus meticulosamente rotos
vaqueros rotos y su camiseta con el diseño desvanecido en el olvido en
algunos puntos, manchada para que pareciera antigua aunque en
realidad fuera alguna pieza basura de diseñador pagado por su madre,
que hizo todo el dinero del mundo. Él apestaba a angustia y desprecio por
la autoridad, y de inmediato le ofreció a mi mejor amiga Sara un tour
privado de su nuevo dormitorio. Ella se negó y él se echó a reír, y luego le
guiñó un ojo y se aseguró de ampliar la oferta a mí. Si pudiera haber 12
Página
rodado mis ojos con más fuerza, me los habría torcido.
Durante los siguientes dos años, más o menos, Caulter demostró que
cada artículo sensacionalista escrito previamente sobre él era cierto,
acumulando infracción tras infracción en la escuela —el tabaquismo en
menores, la bebida, drogas, las chicas en su habitación—, todas las cuales
fueron desestimadas y barridas bajo la alfombra, claramente. Se hicieron
donaciones. Ayudó que la insolencia de Caulter fuera intermitente; era uno
de esos tipos que podía encantar los pantalones de cualquier persona que
quisiera. Obviamente, lo digo literalmente. Caulter lo hizo con la mayor
parte de las mujeres en la clase de último año —no Sara, pero estoy
bastante segura de que si no estuviera totalmente dedicada a su novio,
habría saltado a la oportunidad. La cosa es que, incluso cuando se
presentó hace dos años atrás, Caulter tenía más reputación dentro del
dormitorio que fuera de él. Lo que hace con su lengua es parte de la
leyenda. El pensamiento de él entre mis piernas hace sonrojarme.
La puerta se mueve detrás de mí, sacudiéndome de mis
pensamientos, lo cual es algo bueno, porque no necesito estar pensando
en lo que pasó entre Coulter Sterling y yo. El mero hecho de que he
perdido mi virginidad con él es lo suficientemente humillante sin siquiera
considerar el nivel actual de la ridiculez y el drama que se ha añadido al
mismo. De todos modos, es noticia vieja. Historia Antigua. ¿Y qué si sucedió
hace sólo diez días? Fue una de esas cosas que nunca debería haber
sucedido en el primer lugar.
Me alejo de la puerta, y se abre inmediatamente. Me preparo para
la inminente conversación inevitable con mi padre.
Pero no es mi padre. Es Caulter. Exhalo con fuerza. Sé que debo
hablar con él, pero ¿en este momento? Sea lo que sea que haya hecho
para incurrir en este ataque masivo de mierda kármica que el universo está
tirándome, resuelvo arreglarlo inmediatamente.
—Oye, hermanita —dice, haciendo hincapié en la palabra mientras
cierra la puerta tras él y se inclina contra de ella. Si tiene alguna otra
expresión que no sea satisfecho de sí mismo siendo un cabrón arrogante,
nunca lo sabrás. Debería estar tan asqueado por nosotros como lo estoy,
pero ciertamente no lo está. Es Caulter. Este tipo de cosas sólo añaden a su
ya destacada reputación.
—No me llames así —chasqueo.
—Oh, pero ya has escuchado a tu querido papá, Princesa —dice—.
Seremos hermanos ahora.
—No seas estúpido —le digo. ¿Por qué tengo ganas de darle una
bofetada cuando estoy a su alrededor? Abre la boca, y es como uñas en 13
Página
una pizarra.
Caulter ríe. —Mierda —dice—. Debe ser difícil ir por la vida con ese
palo en el culo.
—Cállate —siseo, entrecerrando los ojos—. ¿Sabías sobre esto antes
de que tú y yo… ya sabes?
Da un paso hacia adelante, lejos de la puerta, deteniéndose a
centímetros de mí, tan cerca que puedo sentir su aliento caliente en el aire
entre nosotros. —¿Ya sabes...? —dice, su voz arrastrándose—. ¿Qué estás
preguntando, Princesa?
La sangre se eleva a mi cabeza. —Deja de llamarme así, Caulter —le
digo—. O empezaré a referirme a ti como Pedazo de mierda.
Se inclina más cerca de mí, su boca sólo milímetros de mi oído. —
Bueno, puedes llamarme Oh, Dios —dice—, así como lo hiciste antes.
Cuando estábamos… ya sabes.
Mierda. El calor inunda mi cara, y pongo mis manos en su pecho,
empujándolo hacia atrás. —Jódete, Caulter.
Riendo, desliza el mechón de cabello color arena que cae
suavemente por su frente. —Nah, Harvard —dice—. Tú ya lo hiciste. Y si no
recuerdo mal, involucró una gran cantidad de ti gimiendo… Oh Dios, allí
mismo, Oh Dios, Caulter, Caulter… —Me imita, con un tono agudo y
entrecortado, el sonido de su voz resonando por la oficina de mi padre,
amplificado en el espacio cerrado.
Lo que sucede a continuación queda fuera de lugar. Ni siquiera
pensé en ello antes de hacerlo. Sólo doy un paso adelante y abofeteo a
Caulter directamente a través del lado de su rostro, mi palma aterriza
contra su mejilla con un chasquido que reverbera a través de la sala. No
estoy segura de quién está más sorprendido, él o yo, y retiro mi mano
como si acabara de tocar un tomacorrientes, alejándome de él con
horror.
Nunca había hecho algo así en toda mi vida. No puedo creer que
perdí el control. —Yo… —empiezo—. Yo… estás siendo… ¡un completo
idiota sobre esto!
Caulter lleva su mano a su mejilla y levanta las cejas. —Sí, cariño —
dice—. Soy quien está siendo un completo idiota.
—¿Sabías que nuestros padres se casarían, antes? —le pregunto de
nuevo.
—¿Qué, antes de que me enviaras un mensaje y rogaras que te dé
algo de esto? —Agarra su entrepierna. 14
Página
—No tuve que rogar, exactamente —le digo, mis dientes
apretados—. No creo que nadie tenga que siquiera mover un brazo para
obtener la polla que repartes como si fuera caramelo.
—Tú seguramente no tuviste ningún problema para chuparla como si
estuviera hecha de jodida azúcar —dice.
Puedo sentir el calor elevándose a mis mejillas. —No fue así como
chupé tú…
—¿Qué, Harvard? —pregunta—, ¿vas a decirme que no recuerdas
cómo se envolvieron esos dulces pequeños labios alrededor de mi polla
como si fuera lo mejor que has probado nunca?
—Ni siquiera voy a dignificar eso con una respuesta. —Pero tengo la
cara enrojecida, y creo que podría ser por la falta de aire ante la idea de
la polla de Caulter contra mis labios. No, no puedo pensar en ello—. Fue
una locura temporal. Lo que pasó entre nosotros nunca sucedió.
—No te preocupes, Princesa —dice—. Nuestro pequeño y sucio
secreto está a salvo conmigo. Ya está olvidado. No es que hayas sido tan
memorable de todos modos.
Sus palabras me enfurecen. ¿Qué no fui memorable? Estoy a punto
de dar Caulter una verdadera pieza de mi mente cuando la puerta se
columpia abierta detrás de él. Salta fuera del camino, y por un momento
mi padre se coloca en la puerta con Ella detrás él, su frente arrugada, pero
apenas. Mi padre es el político consumado, imperturbable. Él es el maestro
de la no expresión. Si no lo conoces, no podrías saber que la línea de
arrugas diminutas que pliegan su frente es un signo de irritación. Mi corazón
se detiene y me pregunto si lo sabe, si está escrito en mí como una especie
de insignia de deshonor, me follé a Caulter Sterling.
—Ah —dice mi padre—. Me preguntaba donde habías
desaparecido.
—La noticia es un mucho para asimilar, estoy segura —dice Ella, su
voz suave. Pone su mano en el brazo de mi padre—. Estoy segura de que
ustedes dos probablemente quieren algún tiempo sin el control parental
alrededor.
Caulter ríe, el sonido es amargo. —Sí, claro —dice—. He tenido un
montón de tiempo con la Pequeña Señorita Perfecta aquí. —Zigzaguea
entre mi padre y Ella, y lo dejan pasar en su camino hacia la puerta, pero
los ojos de Ella se agrandan.
—¡Caulter! —dice Ella—. No seas grosero.
—¿Grosero? —Camina alejándose, con la espalda hacia nosotros—.
Eso es algo jodidamente generoso de parte de dos personas que sólo 15
Página
arrojaron un matrimonio entero encima de su hija, ¿no te parece?
¿Acaba de decir que arrojaron un matrimonio entero en mí? ¿Cómo
si él supiera de esto antes de ahora?
La arruga en la frente de mi padre se profundiza. —No voy a
tolerar…
Oh, mierda. No creo que mi padre sea plenamente consciente en lo
que se ha metido con Caulter. Él piensa que cualquier problema puede ser
curado con una buena dosis de disciplina y algo de entrenamiento físico
de tipo militar. Si esta conversación sucediera con un Caulter cinco años
más joven, mi padre lo tendría afuera en carreras de velocidad y haciendo
flexiones de brazos hasta que no pudiera contenerse más. Aun así, Caulter
es un adulto. No sé si mi padre tiene un plan aquí.
Caulter se detiene. —¿Tolerar? Dejaremos algo claro aquí. Si quieres
una exhibición de tu propia hija delante de las cámaras como si fuera una
especie de trofeo Stepford, eso es entre tú y ella. ¿Pero yo? No puedes
entrar en mi vida y esperar que finja seamos una gran familia feliz.
Sostengo mi respiración, esperando la reacción de mi padre. Su
temperamento rara vez se enciende, pero cuando lo hace, es nuclear. A
pesar de mi aversión total y absoluta a lo que Caulter es, no puedo evitar
sentir una punzada de satisfacción petulante, al oírle hablar a mi padre así.
Nadie habla a mi padre así. Definitivamente no yo. Casi se siente como si
Caulter está tomando partido por mí, aunque sé que no es así.
—Caulter Sterling —dice Ella, con la voz temblorosa—. Debemos
hablar de esto, sé que estás molesto, pero…
Caulter interrumpe. —Oh, y ¿Senador? —pregunta—. Estoy seguro de
que usted piensa que esto es una especie de amor verdadero, pero mi
madre no tiene exactamente una reputación manteniendo a los hombres
en su vida. Es posible que desee pensar en eso. —No mira hacia atrás,
simplemente camina por el pasillo y escucho el golpe de la puerta
delantera.
Ella me mira, y luego a mi padre. Parpadea lentamente, una vez, dos
veces, tres veces, y me siento mal por ella de inmediato. Se ve como que
está tratando desesperadamente de no llorar, y es incómodo
repentinamente, por lo que atormento mi cerebro para llegar a decir algo
que haga la situación lo menos posible. Como si eso fuera jodidamente
posible.
Aclaro mi garganta. —Estoy segura… Quiero decir… Está molesto,
estoy segura de que estará bien. —Mi voz suena forzada. ¿Por qué estoy
intentando consolar a dos personas que sólo dejaron caer una bomba de
este tipo en sus hijos, esperando que caigan en fila? Odio admitirlo, pero
16
Página
Caulter tiene un punto—. Um. Estaré arriba. —Sostengo el paso entre ellos
dos, subiendo las escaleras a mi habitación sin esperar una respuesta.
En el interior, cierro la puerta detrás de mí y me siento en la cama, la
colcha de color blanco simple que acentúa la cabecera de madera
oscura y un escritorio. Todo aquí es antiguo, coincidiendo con el resto de la
casa, las fotos en las paredes cuidadosamente seleccionadas para mostrar
sólo los momentos más brillantes de mi vida, todos los premios y las cosas
que mi padre considera importantes.
Esta no es mi habitación de la residencia en Brighton, con su ropa de
cama de colores vivos y collages con fotos de mis amigos y yo pegados en
las paredes, las pinturas que he hecho y los bocetos de los lugares que
significan lo que más me importa. Tengo un auto lleno de cosas aparcado
fuera en el camino de entrada, los restos de mi vida en el instituto.
Mi mejor amiga Sara está de mochilera por Europa este verano con
su novio Dan. Ven con nosotros, me rogó. Es tu oportunidad de volverte
loca antes de que comience la universidad en el otoño. Es como un rito de
paso. Nos emborrachamos y vemos salir el sol en Roma.
No podía ni siquiera considerar la posibilidad de decepcionar a mi
padre. Soy la hija siempre obediente, la que hace espera de ella. Soy
consciente que vivo una vida de ensueño, el padre Senador, escuela de
educación privada, estudiar en una de las mejores universidades del país.
Pero aun así, no consigo evitar sentir algo de lástima por mí misma, incluso
sabiendo que estoy teniendo una fiesta de autocompasión.
Las paredes ya se sienten como si se cerraran sobre mí. No estaré en
la casa del Distrito Capital por mucho tiempo; estaré de regreso en la casa
de verano de New Hampshire antes de terminar la semana, estoy segura.
Pero eso será toda una prisión, trabajando en la campaña de reelección y
siendo revelada en fotografías con mi padre y su nueva esposa.
Es sólo unos minutos después que se me ocurre. Oh, mierda.
¿Significa esto Caulter vendrá a Nueva Hampshire con nosotros?
17
Página
3
Caulter
Traducido por Yasna.FU
Corregido por Alysse Volkov
T
omo una calada en el extremo del cigarrillo, la nicotina
golpeando mi torrente sanguíneo, pero no hace nada para
sacarme del borde mi actitud hacia toda esta mierda. Estoy de
pie afuera, apoyado en la barandilla que recubre los escalones de la
entrada, aturdido por lo que acaba de suceder con Katherine, no con su
jodido padre y mi madre. No podría dar una pequeña mierda sobre lo que
aquellos dos han hecho. Mi madre se ha comprometido al menos cinco
veces, y se casó tres. No es que esta sea la primera vez que algún
malnacido en un traje y mocasines ha entrado en la habitación y se
presenta como mi nuevo padre.
Al menos éste es apropiado para su edad. Antes de que decidiera 18
Página
salir con Presidentes Ejecutivos, y aparentemente, políticos, pasó por una
fase de rockeros. Esa fue muy divertida. Mi favorito era el de veintitrés años
de edad, con el que se casaría, algún tipo que parecía que no era un día
mayor que dieciocho años, el vocalista en una banda de chicos. Ese tipo
tenía las pelotas para decirme que esperaba pudiera ser un “modelo a
seguir, ya sabes, una figura paterna real” para mí.
Le di un puñetazo en la cara, y Ella me mandó a un centro
psiquiátrico por noventa días, donde llegué a hablar con todos los
psiquiatras sobre cómo yo actuaba fuera de sí porque no me dieron
suficiente amor como bebé, cómo no fui amamantado lo suficiente y esa
mierda. ¿Qué puedo decir? Sólo soy un niño que quiere un abrazo. Qué
montón de pendejos. Ella se casó con el cabrón de la banda, pero sólo
duró una semana.
El drama de mi madre es noticia vieja. Me importa una mierda qué
demonios el Senador y Ella están haciendo.
Estoy en el borde porque no he sido capaz de sacar a Katherine de
mi maldita cabeza desde esa noche. Pensé que había terminado con ella,
hasta que mi madre prácticamente me secuestra hoy y me obliga a volar
al Distrito Capital, anunciando que está comprometida y que tengo que
conocer a su nuevo prometido. ¿Como si no podría haber anunciado esto
hace tres días en el que estábamos todos en la ceremonia de
graduación? ¿O decirme el fin de semana, en el apartamento en Nueva
York? Déjale a Ella mantener todo en secreto. La única razón por la que
accedí a subir a ese vuelo en absoluto era porque tenía billetes de primera
clase y tenían buenas bebidas en el avión.
Bebo y no le hago caso durante el vuelo. Como he dicho, Ella
casándose es noticia vieja. Así que imaginen mi sorpresa cuando por fin
surge el nombre del tipo con suerte mientras estamos conduciendo desde
aeropuerto. Estoy recostado en el asiento delantero enviando mensajes de
texto en mi teléfono cuando lo dice, así que casi se me escapa el apellido.
Harrison. El jodido papá de Katherine. No puedo creer lo que escucho.
—¿El Senador Harrison? —pregunto.
—Tiene una hija en tu clase, lo sé —dice, mirándome nerviosamente.
Muerde sus uñas; quiero decirle que la hace ver como una maldita niña de
doce años de edad, pero nunca lo hago—. ¿Eso es, como,
completamente extraño? No es extraño, ¿lo es?
—Claro, Ella —digo, mi tono condescendiente. Estoy tratando de ser
indiferente a pesar de la forma en que mi corazón late con fuerza—. No es
gran cosa, te comprometiste con el padre de alguien que va a la escuela
conmigo. ¿Por qué no sales con uno de los profesores? Mejor aún, podría
sólo citarte con unos de mis amigos. Eso es más tu estilo, ¿no es así? Pensé
19
Página
que te gustaban jóvenes, pero vamos por los Senadores ahora, ¿verdad?
Me mira, sus ojos brillando. —No vas a arruinar esto para mí, Caulter.
No levanto la mirada de mi teléfono, pasando a través de los
mensajes de texto, aunque no estoy realmente hablado con nadie. Todo lo
que puedo pensar es que es el padre de Katherine. Lo que significa que
me está trayendo a conocer al padre de Katherine.
Lo cual significa que nos dirigimos a ver a Katherine.
La Pequeña Señorita Perfecta, demasiado—buena—para—su—
propio—bien, voy—a—Harvard Katherine. La—última—Coca—Cola—del
desierto Katherine. Apenas—amago—una—sonrisa Katherine. Toda seria,
todo el tiempo.
Excepto esa noche.
La noche.
Había coqueteado con esa chica más veces de las que podía
contar en Brighton. Quiero decir, demonios, ¿por qué no? No es como si la
Señorita Remilgada llevara una bolsa de papel sobre su cabeza o algo así.
De hecho, es exactamente lo contrario. Está demasiado caliente. E
intocable. El equipo de Lacrosse mantiene marcadores con todas las
chicas de último año en ellos, cada uno con su propia calificación.
“Brighton Bingo”, lo llaman. Yo no juego, porque no soy un estúpido atleta.
Podría follar por ahí, pero mantener un marcador de eso es sólo de mal
gusto. Para los jugadores de Lacrosse, sin embargo, Katherine es dinero
sobre la tarjeta. La cosa es, es ampliamente aceptado que está fuera de
la liga de todos. Se hablaba de que ella podría no ir por los chicos en
absoluto, pero salió con algún imbécil del equipo de Lacrosse durante unos
meses, probablemente el único tipo en esa escuela que no trataba de
conseguir entrar en sus pantalones. Ese chico sólo quería lamer las botas
de su padre.
No es como que nunca pensé que iba a suceder con la Señorita No
Estoy Interesada. Nosotros habíamos desarrollado un cierto tipo de relación
en los últimos dos años, principalmente compuesta en rodar los ojos y decir
insultos de ida y vuelta. En realidad, sólo coqueteo con ella más porque es
divertido. Me gusta que me mire con asco y me llama cabrón en vez de
deslizarse en el asiento trasero de mi auto y ofrecer hasta un trío con su
mejor amiga. Las mujeres han estado tratando de conseguirlo conmigo
desde que estaba en la escuela media. Todo el mundo quiere la polla del
hijo—de—una celebridad.
Demasiado coño, es mi cruz para cargar.
Pero Katherine es diferente de todas esas chicas. Nunca quiso tener
nada que ver conmigo, era una especie de sucio mujeriego. Este hecho
20
Página
R
ecorro mis dedos por su pecho, trazando la cresta entre sus
músculos pectorales y hacia abajo sobre su pezón. Él hace este
sonido como algo que escucharías de un animal, profundo y
bajo en su garganta, y el cabello en la parte posterior de mi cuello se
levanta. Es primitivo, como si fuera un depredador y yo soy la presa. Sólo
que esta tendido en su espalda, y soy la que esta horcajadas sobre él, mis
rodillas a ambos lados de su cuerpo. Su pene está desnudo, caliente entre
mis piernas, y cuando me empujo hacia abajo sobre su eje, gime mi
nombre.
—Kate…
24
Página
***
***
—Buenos días, Katherine, —dice Ella. Sólo son las siete, pero ya voy
saliendo hacia mi auto agarrando mi bolsa. Entre y salí de la ducha. No
hubo ninguna señal de Caulter en el baño esta vez, gracias a Dios. Al
menos eso es algo—. ¿Dormiste bien?
Me ruborizo al recordar el sueño. Pesadilla es una mejor palabra para
describirlo. ¿He dormido bien? Con sueños vívidos de la polla de Caulter
corriendo por mi cabeza, ¿seguido por la bienvenida que recibí esta
mañana en el baño? Me pregunto si alguna vez voy a dormir de nuevo. Es
como si mi vida se estuviera convirtiendo en una especie de porno. Pero sin
sexo, me recuerdo a mí misma.
No vamos a tener más que sexo. 28
Página
Incluso si tiene el más dulce cuerpo que he visto en mi vida, alto y
desgarbado con esos abdominales de acero. Está fuera de los límites. Y no
sólo porque es mi nuevo hermanastro, —quiero decir, no estamos
relacionados, seguro, pero ni siquiera puedo imaginar el escándalo que
involucraría—, sino porque es Caulter. Es el tipo más cruel, más asqueroso,
el chico más promiscuo que he conocido en mi vida. No tengo
absolutamente ningún interés en desearlo.
Me temo que el verano va a implicar una gran cantidad de duchas
frías.
Me aclaro la garganta. —Dormí muy bien —digo.
Ella sorbe de un vaso de lo que parece ser lodo verde. Son las siete
de la mañana y esta perfecta, incluso sin una pizca de maquillaje, con su
piel de alabastro impecable. Lleva pantalones de yoga y un top sin
mangas que llega hasta su vientre, dejando al descubierto su apretado
abdomen. Aquí de pie delante de ella hace que de repente sea
consciente de las cinco libras que gané al escribir mi discurso de
graduación hace unas semanas, cuando estaba subsistiendo a base de
bebidas energéticas y dulces. Sólo sé que es el tipo de persona que no
come azúcar. O cafeína. Y quién se despierta a tempranas horas de la
mañana para hacer yoga y meditar antes de dirigirse al gimnasio.
—Le dije a tu padre que probablemente era mejor no molestarte la
anoche —dice—. La forma en que te enteraste del compromiso fue…
abrupta. Y estoy segura de que estás agotada después de tus finales y la
graduación.
Asiento. No sé qué decir. Sé que está siendo amable, tratando de
consolarme o lo que sea, ya que probablemente fue idea de mi padre tirar
esa mierda sobre mí sin previo aviso, pero sólo es demasiado temprano en
la mañana para tener algún tipo de conexión con la impresionantemente
hermosa y demasiado perfecta celebridad parada en mi cocina. —¿Está
mi padre por aquí?
—Él salió a correr —dice—. En una de sus rutas largas. Está
entrenando para una maratón.
Por supuesto que lo está, pienso. No recuerdo a mi padre saliendo a
correr. —¿Hay café por aquí en alguna parte?
—Hemos limpiado la despensa —dice. Nosotros, tomo nota—. Tu
padre no beberá cafeína nunca más. Pero hay una alternativa a base de
plantas de café en el mostrador. Es mucho mejor para ti que el café y tiene
un efecto purificador.
Me vuelvo hacia ella, mi cerebro sin cafeína se niega a procesar lo 29
Página
que está diciendo. De hecho, ¿he caído en el séptimo círculo del infierno?
—Así que no hay café en la casa —le digo, con mi voz plana.
Ella me mira, su expresión es tan seria que me hace casi querer
perdonarla. —Yo… Yo debería haber guardado un poco.
—Está bien. —Me volteo y me apoyo en el mostrador de la cocina.
¿Se supone que debo quedarme aquí y conversar amablemente, sin
siquiera tener un café? ¿Es así como lo hacen en Hollywood? Parece cruel
e inusual—. Sólo iré a buscar una cafetería.
—Oh. —Ella se ve realmente con el corazón roto, como si hubiera
fallado un nuevo examen de la prometida perfecta. Sólo no tengo la
energía para tranquilizarla ahora.
—¿Quieres algo de la cafetería? —pregunto—. ¿Cómo… un
penecillo o algo así?
Ella arruga la nariz. Ah, por supuesto que no. Carbohidratos. Estoy
segura de que no los come. —Eh… no gracias —dice.
Agarro mi billetera y me deslizo por la puerta, aliviada de salir de
casa.
—¿Siguiéndome? —Caulter está parado en la esquina de la casa, y
soplando casualmente anillos de humo en mi dirección.
—Por supuesto que no —digo, molesta—, en este lugar no hay café.
Voy a buscar cafeína. No puedo pensar.
—Oh, sí. —Se ríe—. ¿Te trato de ofrecer esa mierda de hierbas?
—¿Te refieres a esa mierda verde que está bebiendo? ¿Qué es esa
cosa? Huele como pescado.
Caulter resopla. —Es como un alga y alga marina o algo así. No lo sé.
Es rancia ¿cierto? Como un batido hecho en un tanque de pescado. Pero
no, quiero decir el sustituto de café.
—Sí, ¿algo herbal? —pregunto.
Se ríe. —Eso es una mierda peor. No lo pruebes. —Entonces mira
debajo de mí—. Por supuesto, podría ayudar con ese palo metido en tu
culo.
—En serio, sabía que no podías pasar dos minutos sin ser un imbécil.
—Doy un paso hacia abajo, y Caulter dice mi nombre—. ¿Qué? —
pregunto, mi voz entrecortada.
—Eso es de lo que estoy hablando, Princesa —dice—, necesitas
conseguir un jodido sentido del humor.
30
Página
32
Página
5
Caulter
Traducido por Ione
Corregido por Alysse Volkov
E
l Senador Cara de Mierda tira el periódico a la mesa. La foto en
la que Katherine y yo nos miramos con los ojos entrecerrados,
con una mueca de disgustos y nuestros dedos casi tocándose,
está en primera plana con el título:
6
Katherine
Traducido por Mary H & Yasna.FU
Corregido por *Andreina F*
S
iempre me ha gustado el verano en New Hampshire. La primera
vez que mi padre se convirtió en Senador, vendió la casa de 43
Página
campo en Loudon, donde pasé mis primeros años y nos
mudamos al Distrito Capital durante el año escolar. Pero mi madre y yo
veníamos a la casa en el Lago Winnipesaukee para el verano. Mi padre se
nos unía, volando entre New Hampshire y D.C. durante el comienzo del
verano y sólo volviendo a tiempo completo cuando el Senado tenía un
descanso durante la sesión de verano. Nunca le gustó el Estado, a pesar
de que se encuentra atado a él políticamente. Regresa aquí, pero pasa la
mayor parte del verano quejándose de estar desinformado y encuentra
excusas para volar a Nueva York o D.C. para la recaudación de fondos y
eventos políticos.
Yo, por el otro lado, amo este lugar. Lloré cuando vendió nuestra
primera casa. Dijo que no era saludable encariñarse a algo así ("Es sólo una
casa maldita, Katherine"), y tenía siete años, así que le dije que nunca lo
superaría. Pero lo hice. La casa de verano se convirtió en mi lugar favorito
en el mundo y se mantuvo así después de que murió mi madre, porque era
mi vínculo con ella.
Así que venir aquí durante el verano no es tan malo, incluso si eso
significa hacer lo que mi papá quiere en cuanto a la campaña de
reelección se refiere. Es el titular y, honestamente, la elección no es gran
cosa. Va a ganar por mucho, como siempre lo hace. Él sólo piensa que es
el negocio más grande en el mundo. Y, además, hasta que sean las
vacaciones de verano, va a estar volando de un lado al otro, así que
consigo todo este lugar para mí. O lo haría, si Caulter no estuviera en la
imagen.
Sin embargo, todavía podría. No sé dónde se halla Caulter. Después
de lo sucedido en el parque, nunca llegó a casa esa noche. Lo sé, porque
trataba de escuchar por él. El hecho de que haya salido y haya follado a
una chica después de besarme, sólo porque tenía una erección, es tan
repugnante que me hace odiarlo. Así que cuando Ella dijo que Caulter iba
a volver a Malibú durante unos días, perdónenme por ser feliz.
Si tengo suerte, tal vez nunca voy a tener que volver a verlo.
El problema es que todavía puedo sentir sus labios sobre los míos, ese
beso apasionado en el parque persiste incluso ahora. Mi cuerpo lo anhela,
y lo odio.
Sólo tengo que pensar en otra cosa. Como en lo maravilloso que
será estar de vuelta aquí por el verano. Me encanta este lugar, con sus
paredes pintadas de blanco y amplios espacios. Me encanta el porche
envolvente y el pequeño balcón fuera de mi dormitorio, donde me siento y
dibujo cuando quiero paz y tranquilidad. Me gustaría poder pasar el
verano aquí sola. No quiero a Caulter y a Ella aquí, inmiscuyéndose en este
lugar que solía ser de mi madre y mío. No quiero que su presencia manche
44
Página
49
Página
7
Caulter
Traducido por Maeh
Corregido por *Andreina F*
—E
s una perra total, ¿verdad? —pregunta Jo reventando
su chicle—. ¿O tiene algún tipo de horrible
deformidad real que nunca aparece en las cámaras?
Dime que no es perfecta. —Jo exprime una gigante gota de protector
solar y lo esparce sobre la cremosa piel de sus brazos, colocando la botella
entre nosotras. La recojo y hago lo mismo. Rose tiene razón, el sol se siente
caliente en mi piel, y la presencia de Jo levanta mi estado de ánimo.
Es casi suficiente para borrar la sensación de muerte inminente que
siento al pensar en la llegada de mi padre y Ella esta noche. No sé cuándo
Caulter viene y no quiero saberlo. Ni siquiera me atreví a preguntarle antes
a mi padre cuando llamó para decirme sus planes de viaje.
Ya estoy paranoica que mi padre pueda oler mi deseo por Caulter,
como si fuera una especie de animal en celo.
Suspiro extendiendo mi loción sobre mis piernas —Ella es… buena,
supongo.
Jo se recuesta sobre la toalla tendida en la parte superior del muelle,
54
Página
tirando del borde de su traje de baño a cuadros blanco y negro, ese estilo
retro con correas que se abrochan en la parte posterior de su cuello. El
tatuaje que se hizo este año, flores de cerezo entrelazadas con caracteres
japoneses, baja por el lado de su cadera, la mitad debajo de su traje de
baño y la otra mitad afuera. No sé por qué estamos recostadas afuera en
trajes de baño, absorbiendo los rayos. Nos colocamos suficiente protector
solar como para ahogarnos, y usamos sombreros flexibles lo
suficientemente grandes como para requerir sus propias códigos postales.
Pero esto es lo que hacemos aquí durante el verano, por lo que es la fuerza
de la costumbre, supongo.
—¿Buena? —pregunta—. Ella Sterling está solo… ¿buena? ¿El idiota
se casa con una gran celebridad y él apenas te habló sobre eso, y eso es
todo lo que tienes para decirme? Escúpelo. —Me mira desde detrás de sus
enormes lentes de sol oscuros, pero no puedo ver sus ojos. Luego los desliza
de forma dramática hasta la punta de su nariz—. Detalles. Quiero
absolutamente hasta el último detalle.
—Ella es solo… buena, supongo —le digo, dándome cuenta que lo
digo en serio—. No es realmente una perra, supongo. Es en realidad una
especie de… ¿blah1?
—Cómo que no tiene personalidad ¿blah?
—Tal vez. O Simplemente no es muy segura —le digo—. Es difícil de
decir. Mi padre es bastante…
—¿Jodido? —pregunta.
Me rio. —Eso no es lo que iba a decir.
—Es lo que pensabas, sin embargo. —Se inclina hacia atrás
arqueando la espalda, mostrando sus pechos a pesar que solo estamos las
dos.
—Es totalmente lo que no pensaba.
—Continua, por favor —ordena—. Tu padre es un idiota arrogante
que la trata de la forma en que te trata a ti, y…
Me molesta que Jo nos ponga a Ella y a mi juntas, como si las dos
somos unos seres sin espinas simplemente siendo pisoteadas bajo la
voluntad de mi padre. —En realidad no los he visto mucho juntos, sabes.
Quiero decir, había una foto de ellos en su escrito, de Navidad, y ellos
parecían… felices.
Jo gruñe su respuesta. —Felices —dice—. Eso es todo lo que tienes
para mí. Tienes a Ella maldita Sterling en tu casa y lo que consigo es blah y
felices. Sabes que quiero lo sucio. 55
Página
Exhalo. Por supuesto. Sucio. —Ella es muy… brillante.
—Brillante —repite Jo inexpresivamente.
—Y sin cafeína —le digo—. Como, brillante sin beber café en la
mañana.
—Eso no es natural —dice Jo—. Ya la odio.
1 Blah. Palabra que se utiliza cuando no tienes que decir y es difícil de describir lo que
sientes.
Ahora ya no puedo evitar sonreír. —Ah, y bebe esos batidos, como
esa mierda de algas que huele tan mal. Caulter los llamó batidos de
pecera.
Los oídos de Jo reaccionan ante la mención de su nombre e
inmediatamente me arrepiento de mencionarlo. No le estoy contando a
nadie que pasó con Caulter. Él seguirá siendo mi pequeño sucio secreto.
Me lo llevaré conmigo a la tumba. Tal vez, incluso de forma literal, si
sigue siendo un idiota.
Soy consciente de la mirada de Jo, sus lentes están en la punta de su
nariz otra vez mientras me mira por encima de ellos como si fuera un
espécimen. —¿Caulter? —cuestiona inocentemente. Arrastra su nombre,
dejando que se deslice fuera de su lengua.
Ruedo mis ojos y resoplo ruidosamente, dando vuelta sobre mi
estómago, para evitar hacer contacto visual con ella. Me temo que si la
miro, será capaz de leer mis pensamientos, decir lo que pasó conmigo y
Caulter. Me obligo a sonar despreocupada, lo cual obviamente no es así,
aunque no tengo que fingir el disgusto que se filtra de forma natural en mi
tono —Caulter. Su hijo.
—Eso es cierto —dice—. Casi lo olvidé, tiene un hijo. Es como, un
maldito desastre, ¿no es así?
—Es un desastre. Total y completamente. —No hay manera de que
Jo, con su afinidad por las revistar y los chismes casi olvidara que Ella
Sterling tiene un hijo. Se está muriendo por preguntar, sé que lo hace.
Debe haber visto la foto de nosotros que consiguió ser compartida un
millón de veces en línea. Pero estoy de mal humor, y definitivamente no
quiero hablar con ella sobre Caulter.
Jo rueda sobre su costado y se apoya con la mano, su codo en el
muelle. —Dime todo.
Abro mi boca con la intención de darle la misma despectiva mierda
que la di sobre Ella, pero en cambio, el torrente de palabras se desata,
como algo fuera de mi control. —Es como un… malnacido —le digo—.
Cree que es un gran rebelde, ¿sabes? Al igual que sus piercings y tatuajes. 56
Página
Sin ofender, quiero decir… —Miro hacia las nuevas flores de cerezo de Jo y
se ríe.
—Ninguna ofensa —dice—. Continúa.
—Y su estúpida adicción al cigarro. Es repugnante. Lanzó el humo en
mi cara, mi madre murió de cáncer, por la santa mierda. Uno pensaría que
tendría un poco de decencia.
—¡Qué idiota! —dice.
—Exactamente. No es más que un arrogante, condescendiente,
imbécil sabelotodo. Es vulgar y repugnante y se ha acostado más o menos
con todas las chicas de Brighton y probablemente Manhattan, y
Hollywood. —Ruedo los ojos—. Se lanzan a él, como si fuera sexualmente
seductor o algo.
—¿O cómo algún tipo de celebridad? —dice Jo molestando.
—Lo que sea —digo—. No es una maldita celebridad. Es el hijo de
una celebridad, hay una gran diferencia. No es famoso por algo. Es el
equivalente a llamarme a mí Senador.
Jo arruga la nariz. —¿Él no hizo algún reality show?
—¿Lo hizo? —No estoy siendo mojigata, realmente no lo sé. ¿Haría
Caulter un reality show? No suena como su tipo de actuación. Me gustaría
pensar que es algo bajo para él. Pero quién demonios conoce a Caulter
de todas formas. Es impredecible. Una bala perdida.
Jo hace un encogimiento de hombros sin comprometerse. —Tal vez
estoy pensando en ese otro chico, el que fue seguido por el equipo de
cámara cuando se encontraba en rehabilitación. No importa. Así que no lo
puedes soportar, obviamente.
—Definitivamente —digo con firmeza—. Definitivamente no lo
soporto.
La imagen de él mirándome, con su cara hundida entre mis piernas
aparece en mi cabeza y me siento caliente.
—Entonces, odias a tu nuevo hermanastro —dice.
—Cierra la boca. No es mi hermanastro —digo—. No tenemos doce
años.
—Oh, delicada, delicada —dice—. El imbécil se casa con su madre.
Eso lo convierte en tu hermanastro. Ya sabes, por definición.
—¿Y? —pregunto, mi voz se eleva una octava. Sé que me estoy
poniendo a la defensiva, y me calmo a mí misma pero no puedo—. No es
como si lo conociera del todo. No somos hermanos. 57
Página
—No he dicho que lo sean —dice Jo—. ¿Demasiado malhumorada?
Necesitas tener sexo.
Inmediatamente pienso en Caulter y mi rostro se ruboriza. Por favor,
no dejes que mis mejillas sean rojas. Silenciosamente rezo.
—¿Entonces? —pregunta—. ¿Estás consiguiendo algo en Brighton, o
qué?
—Sí, claro —digo—. Nadie quiere salir con la hija del Senador Harrison
excepto quienes quieren ser conocidos.
—¿El esposo de la primera hija?
—Ugh. Ni siquiera hablemos de matrimonio. Tengo dieciocho, no
treinta.
—¿Qué pasa con el chico que estás viendo? —pregunta Jo— Tad,
¿verdad?
Me rio. —No era Tad.
Hizo un gesto desdeñoso. —Lo que sea —dice—. ¿Biff?
—Chase.
Gime. —Sí, Chase —dice—. Sabía que era algo que gritara verano
en los Hamptons y una comida con sus padres.
—Cállate. Él era… sí, está bien. Era más o menos ese tipo de chico. —
Salimos durante tres meses, a pesar de que me di cuenta casi de
inmediato que estaba obsesionado con la política. Y mi padre. Oh, Dios.
Todo era sobre campañas y pasantías en Washington y cuál fuera el tema
político candente del día. Era agotador.
—¿Era lindo, no? —preguntó—. En una manera realmente aburrida.
Negué con la cabeza. —De ninguna manera, creo que quería dormir
con mi padre más que conmigo.
Jo se rio. —Entonces, ¿no ha habido nadie en todo este año?
Nadie. Excepto Caulter. Mi nuevo hermanastro. Quien se ha
acostado con básicamente todo el mundo. Y quien quiero estrangular
cada vez que me mira.
Así que, esencialmente, tengo un gusto jodidamente fenomenal en
los hombres. —Nadie —contesto.
—¿Caulter es caliente? —pregunta, como si pudiera leer mi mente.
—¿Qu—Qué? —Tropiezo con la palabra y giro sobre mi espalda,
sentándome y colocando mis rodillas en mi pecho. 58
Página
E
l conductor se detiene en la casa y la odio a primera vista. Es
una gran casa de campo una especie de monstruosidad
blanca. La única palabra que se me ocurre para describirla es
saludable. Ruedo los ojos ante la idea del Senador Cara de Mierda dando
un recorrido por el lugar a los periodistas, que están pendientes de cada
palabra cuando habla de la importancia de los valores familiares hoy en
día y en estos tiempos. Mientras tanto envía a su hija a un internado por lo
que no tiene que lidiar con ella y se casa con una celebridad rica que
puede financiar su campaña. Obviamente, está lleno de algo, pero no es
de valores familiares.
El ama de llaves me dice que mi madre y el senador aún no están
aquí. Me muestra mi habitación y se va, pero no antes de darme una
mirada como si oliera leche en mal estado. Supongo que alguien similar a
mí no ha honrado nunca con su presencia los sagrados recintos de la
residencia Harrison. Este lugar probablemente ve más partidos de polo que
tatuajes.
La habitación, por supuesto, se ve como algo salido de una revista
de diseño de casa de playa. Al parecer, conseguí la versión masculina de
60
Página
64
Página
10
Katherine
Traducido por Lipi—Lipi & July Styles Tate
Corregido por ∞Jul∞
—C
asual —dice mi padre—. Casual pero... apropiado.
—Ha estado aburrido en los últimos veinte minutos,
dándonos una gran conferencia sobre el desayuno
de mañana por la mañana, el inicio de verano de su campaña de
reelección. Miro mi comida de nuevo, pinchando mi salmón a pesar de
que es mi favorito. Estoy tratando de distraerme del infierno en que se ha
convertido mi existencia, aquí sentada en la mesa con mi padre y Ella y
Caulter. Ella asiente con entusiasmo y sonríe, mientras Caulter se sienta en
la silla perpendicular a mí, sospechosamente tranquilo. No hizo un solo
comentario sarcástico durante toda la comida, y su extraña actitud
agradable me hace pensar que mi salmón podría muy bien estar
envenenado.
Caulter asiente a algo que dice mi padre, como si hubiera tenido
algún tipo de trasplante de personalidad. Tal vez se golpeó la cabeza
cuando lo empujé al lago. Ese no era uno de mis mejores momentos, pero
es condenadamente seguro que Caulter no saca mi lado maduro. 65
Página
Me pregunto qué demonios tiene bajo la manga, cuando siento
algo en mi pantorrilla y casi salto de mi piel. Atrapo la mirada de Caulter y
me guiña.
Es su pie.
Sacudo mi pierna, fulminándolo con la mirada. Allí en la mesa. Esto
es verdadero de mierda maduro.
—Usted sabe, señor —dice Caulter. En los dos años en la escuela,
nunca he oído a Caulter utilizar la palabra señor—. Pensaba en la
campaña de reelección, reevaluando mis prioridades para el verano.
—Caulter... —sisea Ella. No es tan estúpida como para estar cayendo
en esto, pienso. Es lo suficientemente inteligente como para conocer a su
hijo.
—Ella —dice mi padre, silenciándola cubriendo su palma con la
suya—. Que hable. Tal vez se ha dado cuenta que esto es exactamente lo
que necesita para el verano. Responsabilidad.
El rostro de Ella esta pálido, y bebe sorbos de su copa de vino. Ve
significativamente a Caulter. —Sí. Tal vez se ha dado cuenta de que hay
cosas importantes en juego.
Estoy segura de que Ella está tratando de amenazar sutilmente a
Caulter con su fondo fiduciario, y espero que él no sea tan estúpido como
para estar jugando algún tipo de juego con la campaña de mi padre.
—Estoy impresionado por la importancia de la familia, mamá —dice.
Sí, claro.
—Y por la idea de contribuir a una campaña política —continúa—.
Creo que me gustaría intentar tener un poco de estructura, algunos límites.
—Caulter desliza su pie por el lado de mi pierna de nuevo, y muevo mi
pierna lejos.
—Deberías estar involucrado. —¿Mi padre es lo suficientemente
estúpido como para caer en la pura mierda de Caulter?—.Estructura y
límites. Es lo que necesitas. Lo ves Ella, lo he dicho ciento de veces.
Estructura y límites son las dos cosas más importantes en la crianza de los
hijos. Mira a Katherine. Es un producto de eso.
—Katherine es un buen ejemplo de eso, señor —dice Caulter,
deslizando su pie por mi pierna. Esta vez, lo pateo, duro en la espinilla, y se
estremece.
—Sabes, estoy muy cansada —digo—. El sol me la quitado las
energías. 66
Página
72
Página
11
Caulter
Traducido por carolinaawwadorostegui
Corregido por ∞Jul∞
—B
uenos días, rayo de sol. —Ajusto mi camisa polo
celeste y paso la mano por mi cabello.
Katherine se detiene a mitad de su movimiento
mientras sale de la habitación, sus ojos recorriendo todo mi cuerpo —¿Estás
usando una camisa polo? —pregunta—. Es color pastel.
Apenas puedo reprimir mi sonrisa. —Bueno, es una ocasión especial,
¿no es cierto? —pregunto—. Es el lanzamiento de la campaña de tu padre
y todo. El gran desayuno familiar.
—Es color pastel —dice, entrecerrando los ojos—. Luces…
La interrumpo, aunque parte de mi es curiosa por saber lo que ella
está a punto de decir de como luzco con una camisa totalmente
diferente. Después de permanecer junto a su puerta la noche anterior, y
viendo cuan nerviosa se encontraba por hablar conmigo, dudo que piense
que me luzco como algo que no sea sexo. —Es el desayuno familiar —
digo—. Quiero lucir de forma apropiada. 73
Página
—Tienes algo planeado —dice dirigiéndose a alcanzar su
picaporte—. Mierda, olvidé mi cartera. Será mejor que no tengas nada
planeado. Si dices algo…
Doy un paso detrás de ella y se congela, su mano todavía está en el
pomo de la puerta. Inclinándome cerca de ella, mis labios cerca de su
cuello. Hablo en su oído—: ¿Te preocupa si le digo a todos cómo haces
esos pequeños gemidos cuando te vienes?
Ella se aleja de mí, pero todavía puedo ver el cabello levantado en
la parte posterior de su cuello, los pelos de punta sobre su piel. Podría fingir
que me odia pero me desea.
Katherine se voltea mirándome con sus ojos abiertos. —Juro por todo
lo que es santo, si tú dices algo sobre nosotros durante el desayuno, voy
arrancarte las bolas con mis propias manos y las meteré en tu boca.
La forma en que se ve en este momento, un animal salvaje con su
nariz ensanchándose al respirar y sus grandes ojos, me pone duro al
instante. La empujo contra el marco de la puerta, tirando sus muñecas por
encima de su cabeza y fijándolas ahí. —¿Nosotros? —pregunto—. Me
alegro de que admitas que existe un nosotros, Kate.
—No —protesta en voz baja—, no hay un nosotros. No hubo un
nosotros y nunca habrá un nosotros. Tuvimos sexo una vez, Caulter. No
volverá a suceder otra vez. Ni siquiera pienso en eso. ¿Por qué no solo lo
dejas pasar?
Es linda cuando miente. Su boca esta levantada hacia mí, su aliento
breve, su pecho sube y baja mientras habla. Su camisa abotonada está
desabrochada en la parte superior, y puedo ver el más leve indicio de
escote, sus grandes pechos apretados. Si no había estado pensando en la
forma en que sus tetas aparecían bajo el botón de la camisa que llevaba,
lo estoy ahora que ella arquea la espalda en la forma que está ahora. —
Seguro que no piensas en eso, Princesa. —digo—. Dime que no te has
acostado y deslizado tus dedos por el frente tu ropa interior, pensando
cómo me sentía dentro de ti.
—Dices una jodida palabra sobre cualquier cosa y estás muerto,
Caulter. —Mi polla se siente como si fuera a explotar, luchando contra la
parte delantera de mis pantalones mientras la veo indignarse. Echo un
vistazo por el pasillo. Está vacío, el piso de arriba está tranquilo. Escucho la
voz de mi madre en alguna parte en el primer piso. Pero no hay nadie
cerca.
—Me gusta la forma en que no puedes dejar de hablar sobre coger
mientras estás a mí alrededor —susurro.
74
Página
—Un chofer vendrá por nosotros en cualquier momento —dice
Katherine con la voz entrecortada. Pero no creo que me esté advirtiendo si
no que diciendo cuánto tiempo tengo.
Pienso acerca de deslizar mis manos bajo su trasero, llevándola a su
habitación y arrancando los pantalones que lleva puestos, hundiendo mi
polla en su complaciente coño, tal como lo hice anoche. Pienso
tomándola en cada superficie de su habitación. Quiero follarla otra vez.
Gime. Y el sonido me envía al borde. Mantengo mi mano firme sobre
sus muñecas y utilizo la otra mano para abrir el botón de su pantalón.
Nunca quitando mis ojos de los suyos. Deslizo mi mano dentro de sus
bragas.
—Caulter —gimotea, abriendo sus ojos mientras toco su humedad,
usándola como mi lubricación para ruedo mi dedo del medio una y otra
vez en su clítoris.
—Estás mojada. —Me niego a quitar mis ojos de los suyos mientras
muevo mis dedos en círculos, viendo como sus párpados se cierran y su
aliento se vuelve más breve—. Tú quieres que te toque.
—No. —Niega con la cabeza y mira a un lado, en dirección al primer
piso, una expresión de pánico aparece en su rostro—. No debemos. No
podemos.
La ignoro. En su lugar, deslizo mis dedos profundamente y atormento
su entrada brevemente. Sus pantalones están en el camino y bajo mi otra
mano para tirarlos bajo sus caderas. Emite un suave grito de protesta pero
sus manos permanecen firmemente sobre su cabeza. A pesar de que no
están siendo sostenidas ahí.
—Mi padre —susurra—. Tu madre. Alguien va…
Si mi madre o su padre suben las escaleras, verían a Katherine con
sus pantalones en sus caderas respirando pesadamente mientras meto mis
dedos en sus bragas. —Tienes razón —le digo en voz baja, jugando con su
entrada otra vez con la punta de mis dedos—. Cualquiera podría ver. No
debería dejarte venir en mis dedos, de la forma en que quieres.
—No me quiero venir… —comienza a decir pero la silencio
hundiendo mis dedos dentro de ella, de forma rápida y sin previo aviso. Sus
ojos se cierran y baja sus manos para agarras mis hombros. La acaricio
suavemente, en su parte más sensible y puedo sentir la forma en que su
cuerpo se derrite lentamente. Presionando mi palma firmemente contra su
clítoris, sigo acariciándola y choca su boca contra mi mano.
—¿No? —susurro—. Dime que no quieres venirte.
75
—Caulter —dice en voz baja.
Página
—Sí, Princesa.
—Joder… deja de llamarme… así.
La forma en que habla, con la voz entrecortada, hace que me
ponga aún más caliente. Me inclino cerca de su oído. —Entonces deja de
actuar como una princesa —digo.
En el primer piso se abre una puerta y la voz del Senador Cara de
Mierda resuena mientras habla con una mujer con fuerte acento de
Boston.
Los ojos de Katherine se abren y me mira con una expresión ansiosa.
Pero todavía se presiona contra mi palma, y aunque me detengo por un
momento, continúo otra vez.
—Caulter —advierte.
Me inclino cerca de ella, mi boca contra la suya y tomo su labio
inferior entre mis dientes. —¿Te quieres venir? —digo las palabras sobre su
boca.
—Alguien… no… —Su coño se siente apretado en mis dedos
mientras se apodera de ellos. No puedo dejar de imaginar mi polla en su
lugar.
—Di que quieres que te haga venir, Kate —le digo—. Apresúrate.
Tienes un minuto antes de que alguien te encuentre. —Como si fuera una
señal las voces del primer piso se hacen más fuertes, la mujer dando
indicaciones como si estuviera ordenándole a un par de niños.
—Yo no… quiero… oh, Caulter. —Sus palabras salen en jadeos. Está
tan cerca y su rostro está lleno de lujuria por mí que lo que le hago a
continuación es casi tanta tortura para mí como lo será para ella. Pero voy
a disfrutar torturarla, llevándola al borde y luego negándole. Deslizo mis
dedos de entre sus piernas, mirando como su expresión cambia de lujuria a
desconcertados, luego a furiosos.
—¿Qué estás haciendo? —susurra. Toco mi dedo y lamo su jugo, a
sus labios y arruga su rostro en disgusto—. Asqueroso.
—Abrocha tus pantalones, Princesa —le digo—. No quieres que
mami y papi querido te vean con tus pantalones en tu culo. —Abro mi
boca y hago un show de poner mis dedos que estaban en su interior, en mi
boca, lamiendo hasta la última gota de su jugo. Me mira con los ojos
abiertos.
—Mierda. —Kate se precipita a abrochar sus pantalones, sin dejar de 76
mirarme. En el primer piso su padre dice nuestros nombres—. ¡Ya voy!
Página
2 Al traducirse pierde el sentido pero Caulter lo dice porque ella dice que ya va, come en
inglés, y él lo dice en doble sentido ya que esta palabra también significa venirse (tener un
orgasmo).
—¿Como si tu hermanastro acaba de tener sus dedos dentro de tu
coño y estás a punto de ir a sentarte en frente de un montón de periodistas
y pretender ser la pequeña familia perfecta? —Sonrió—. Sí.
Los ojos de Katherine se abren grandes como platos. —No seas
vulgar.
—¿Por qué usé la palabra coño o hermanastro? —pregunto.
—Ambos. —Se retuerce. Su rostro está rojo y el color de sus mejillas
combina con el rubor que se asoma por la tela que cubre su pecho. Estoy
satisfecho con mi trabajo, incluso si toda la sangre de mi cuerpo todavía
está en mi polla.
—No parecía molestarte antes —digo.
—¡Katherine! —Su padre llama.
—¡Solo un minuto! —Me mira—. ¿Y bien?
—¿Y bien, qué?
—¿Vas a lavarte las manos antes de irnos? —pregunta con los
dientes apretados.
—No lo creo —digo girándome para caminar por el pasillo. Tengo
que tirar de mi camisa de polo hacia abajo, fuera del pantalón, para
ocultar la furiosa erección que tengo. Al menos no hay mancha de
humedad en la parte delantera de mis pantalones—. Prefiero comer coño
para el desayuno, de todas formas.
Katherine se precipita hacia adelante y agarra mi brazo tirando
hacia ella. —Vas a oler como yo —susurra. Entró en pánico, lo que me hizo
reír—. Anda a lavarte tus jodidas manos.
—Me habría lavado las manos, antes de que empezaras a insistir en
ello —digo—. Pero ahora prefiero simplemente tomar el sol con tu aroma
durante el desayuno. —Hago un dramático espectáculo de llevar mis
dedos a mi nariz, inhalando profundamente—. Es mejor que el olor del
café en la mañana. Si tú quieres, mañana en la mañana podrías
despertarme con lo real en la cama, ya sabes. Puedes estar a horcajadas
en mi cara, llevando tu coño hacia mi…
77
Página
79
Página
12
Katherine
Traducido por Carolina Shaw & Yasna.FU
Corregido por ∞Jul∞
L
anzo un bocado de los estúpidos panqueques frente al estúpido
plato. Son los mismos estúpidos panqueques que recibo todos los
años y me veo obligada a asistir a este desayuno, ordenada
como si yo fuera una niña incapaz de tomar sus propias decisiones. Miro a
Caulter, quien tiene la boca llena de comida. Por lo menos hay dos de
nosotros siendo tratados como niños pequeños ahora. Caulter se sienta a
mi lado, mi padre y Ella en los extremos de la mesa, como si fuéramos una
familia completamente normal por la mañana del sábado en el desayuno.
Salvo que somos lo contrario de lo normal. Estamos comiendo en frente del
equipo y las cámaras de los periodistas, fingiendo esto es lo más habitual
en el mundo. ¿Cómo de jodido es eso?
Reporteros tiran preguntas a mi padre y a Ella entre bocado y
bocado. Es al menos gratificante ver a Ella obligada a sentarse delante de
un plato lleno de carbohidratos, moviendo las piezas alrededor y bebiendo
agua. Me fuera durante la mayor parte del desayuno, sólo animándome
cuando algo se dirige a mí en concreto.
80
Página
Estoy tan distraída por el hecho de que estoy bastante segura de
Caulter puede ver la parte delantera de mi vestido. Bueno, estoy distraída
por eso y el hecho de que mis pezones han estado duros durante la última
hora. Desde lo que pasó con Caulter en el pasillo.
Él juega con algo al lado de su pierna, y luego mi bolso vibra. Mierda.
Llego discretamente a mi bolso y saco mi teléfono. Por un segundo pensé
que Caulter metió mi vibrador ahí. Mientras los periodistas dirigen una
pregunta tras otra a mi padre, deslizo mi dedo por la pantalla, veo un
texto de un número que no reconozco.
Ese vestido es lo más follable que he visto.
Echo un vistazo a Caulter, que pone un pedazo de panqueque en su
boca. Evitando mirarme. Toco las teclas en la pantalla, escribiendo una
respuesta mientras finjo prestar atención a una reportera que dirige una
pregunta a mí. —Katherine, ¿has decidido alguna carrera?
Arte, quiero decir. Abro la boca, lista para declarar mi indecisión
para el mundo entero, y mi padre me interrumpe—: Leyes, no es así,
¿Katherine? ¿Pre—derecho?
Hago una pausa. Vete a la mierda. Pero sonrío en su lugar. —Leyes
—le digo—. Sí. Leyes. —Presiono Enviar en el teléfono, debajo de la mesa.
¿Cómo fue que conseguiste mi número u acosador? Déjame en paz.
Caulter mira hacia abajo a su lado. Un minuto después, siento que mi
teléfono vibrar de nuevo.
Este jarabe no tiene un sabor tan dulce como tú. Aún te puedo oler
en mis dedos.
Cuando lo miro, está cerrando su boca alrededor de un pedazo de
panqueque revestido de jarabe y lamiéndose los labios de forma
espectacular. No estoy segura si calentarme o consternarme por las
pelotas que tiene al enviar un texto así aquí en medio de este evento,
rodeado de periodistas y en la misma mesa que mi padre.
Escribo una respuesta.
Nunca, nunca, nunca me volverás a probar.
—Caulter, ¿te estás llevando bien con Katherine ahora? ¿Era la foto
en el periódico una ocurrencia de una sola vez, o hay tensión real entre
ustedes?
Mi corazón se detiene, y alcanzo un vaso de agua. ¿Hay tensión real
entre nosotros? Mi mente parpadea inmediatamente a la imagen de
Caulter con su mano entre mis piernas, los dedos que me llevaron al borde 81
Página
de la locura justo en el medio del pasillo con mi padre y su nueva novia
esperando abajo. ¿Hay tensión entre nosotros? Estoy preocupada de
Caulter. No puedo decidir si quiero tirarlo por un acantilado o dejar que me
haga de todo y me folle.
—No puedo responder por Katherine —dice Caulter, su voz
interrumpiendo mis pensamientos—. Pero el incidente en el periódico fue
realmente tomado totalmente fuera de contexto. En realidad estábamos
bromeando, discutiendo sobre, café, ¿no?
—Café. —Uno de los periodistas ríe.
—Creo que con dos adolescentes obviamente brillantes y talentosos
como estos, habrá discusiones acaloradas similares en el futuro mientras
nuestras dos familias se unen.
La voz de mi padre retumba.
Cuando nuestras dos familias se unan.
Él no sabe qué tipo de fusión Caulter y yo hemos estado haciendo,
evito el contacto visual con Caulter mientras mi teléfono vibra de nuevo.
Voy a fusionarme contigo.
Pongo los ojos en blanco y escribo la respuesta.
Cursi. Además, no. Simplemente no.
Por el rabillo de mi ojo, veo como Caulter sonríe, da un golpecito al
teléfono mientras aún cabecea a alguien que está haciendo una
pregunta acerca de un tema que no importa una mierda. No puedo
pensar en nada excepto el hecho de que mis bragas están húmedas, y me
preocupa que cuando me pongo de pie, la evidencia de mi atracción por
Caulter estará allí para que todo el mundo lo vea.
Bajo la mirada a mi teléfono.
Te voy a doblar, tirar de ese vestido, y darte una palmada en el culo
bien duro.
El calor sube a mi cara cuando pienso en Caulter enviando todos los
platos y cubiertos de la mesa a estrellarse contra el suelo con un gesto
dramático de su brazo, luego tomándome en esta pequeña cafetería.
¿Qué diablos está mal conmigo? Me estoy convirtiendo en una loca
obsesionada con el sexo.
Golpeó el botón de apagado en el teléfono y me centro en el
desayuno. Estoy decidida a poner todas estas tonterías fuera de mi
cabeza. Ignoro deliberadamente a Caulter, quien asiente y sonríe y
contesta a las preguntas con cortesía, todas las cosas que son tan
diferentes de Caulter que me pone nerviosa. Estoy esperando a que el otro
82
Página
zapato caiga.
En cambio, pasamos el desayuno completamente libre de cualquier
incidente. Puedo decir que su madre está tan sorprendida como yo. Mi
padre sonríe feliz, contento, estoy segura, de que hemos nos hemos
comportado.
—El conductor los llevará de regreso —dice afuera, caminando
hacia un auto con Ella.
—¿Qué? —Mi voz suena como un chillido. Mi padre es el rey de las
sorpresas.
—Tengo otra cita programada. —No se molesta en explicar—.
Ustedes chicos lo hicieron bien.
Detrás de mí, Caulter ríe. —Solos en el auto. A solas en la casa.
¿Crees que puedas soportarlo, Princesa?
Ruedo mis ojos. —Estaré bien. —Aún sigo inclinada hacia adelante,
agachándome mientras me deslizo en el auto con Caulter detrás de mí,
cuando siento sus dedos alcanzarme y rozar mis bragas. Casi salto de mi
piel, golpeando su mano. Sólo se ríe, como si lo que acaba de hacer es
algo totalmente apropiado. Cuando me deslizo al otro lado del asiento,
sonríe.
—Esta limosina no es así de grande, Princesa —dice.
—Cállate.
Estamos conduciendo, la pantalla de privacidad está arriba, cuando
Caulter se desliza y alcanza mi pierna, tirando mi muslo hacia él. Salto y
cierro mis piernas, mirando hacia adelante al frente del auto donde se
sienta el conductor. —¿Qué demonios piensas que estás haciendo?
—¿Preocupada? —pregunta en voz baja.
Me encojo de hombros. —No. No estoy interesada.
—Estoy seguro de que no nos pueden escuchar —dice Caulter—. Tu
padre no permitiría que alguien lo filme.
Arrugo mi frente. —¿Estás realmente diciéndome que mi padre folla
con mujeres —tu madre—, en la parte trasera de limusinas?
Caulter ríe. —Obviamente, eres la única que tiene el sexo en mente
—dice—. No, no estaba diciendo eso. Gracias por la imagen sin embargo;
tendré que blanquear mi cerebro ahora. Estaba diciendo que estoy seguro
de que habla de cosas con la gente que no quiere ser grabada, por lo
que dudo mucho que necesitamos preocuparnos.
—Bueno, a diferencia de ti, nunca he tenido alguna razón para 83
Página
pensar siquiera en ocultar lo que hago en la parte trasera de limusinas.
—No es culpa mía que vivas una vida protegida, una sin orgasmos.
—Regresa su mano a mi muslo, deslizando su palma la mano por el otro
lado de mi pierna y la golpeo, sin embargo solo la agarra con más fuerza.
—He tenido un montón de orgasmos, muchas gracias. —No estoy
mintiendo; quiero decir, yo misma me he dado un montón de orgasmos.
Caulter ríe, el sonido burlón. —No el tipo de orgasmos que yo doy —
dice.
—No tienes idea de qué tipo de orgasmos he tenido sin ti —digo,
rodando los ojos. Pero no puedo evitar preguntarme.
Deslizando su mano sobre mi muslo, su mano llega entre mis piernas.
—Tus bragas están empapadas —dice—. ¿Vamos a seguir fingiendo que
no me deseas?
—No puedo soportarte —protesto.
—Tu tampoco no me gustas mucho, Princesa —susurra, su ronca voz.
Hago una mueca cuando habla las palabras, como si me golpeara y el
movimiento no se escapa de él—. ¿Qué? ¿No te gusta escuchar eso de
mí?
Me encojo de hombros, a pesar de que tiene razón. Me molesta,
pero no puedo imaginar por qué. —Lo que sea. No me importa si te gusto
o no. Y... —Asiento hacia la ventana, al conductor.
Caulter sonríe, inclinándose cerca de mi oído. —Ya te dije que no nos
puede escuchar y él no nos puede ver.
—No lo sabes seguramente —digo, con mi decisión ya debilitada.
—Así que estás disfrutando la idea.
—No lo hago.
—Vive la vida al borde —susurra—. Toma un poco de riesgo de vez
en cuando, Princesa. —No se mueve durante un minuto, y luego, con la
cabeza mirando hacia adelante y con movimientos suaves, desliza mi
muslo hacia él con una mano y con la otra alcanza mi entre piernas.
Ya sé lo que encontrará. Él va a encontrar que mis bragas están
absolutamente empapadas. Soy consciente de ello. Odio que mi traidor
cuerpo se derrita bajo su toque.
—Tú eres el Diablo —protesto, mi cerebro insistiendo en que hacer
esto con él es tan malo. No soy de la chica que se deja llevar, permitiendo
a alguien como Caulter tocarme en la parte trasera de una limusina. 84
Página
Aprieto mis piernas juntas, y sin embargo no lo desconcierta. Sólo
atrapa su mano entre mis muslos, dejando sus dedos presionados contra
mis pliegues. Todavía mueve sus dedos, y envía una descarga de
excitación recorriendo por mi cuerpo como electricidad. Quiero
desesperadamente venirme. Quiero que me lleve más alto, pero no sé si
pueda. No sé si podría. De hecho, estoy segura de que no debería.
Envuelvo mi mano sobre su muñeca, con el propósito de alejarla,
pero en su lugar la presiono contra mí. Sostengo sus dedos firmes entre mis
piernas, el calor se irradia hacia mí a través de la tela de algodón de mis
bragas. No puedo pensar en otra cosa que tener sus dedos dentro de mí,
donde ellos se encontraban esta mañana. Mierda, no quiero sus dedos —
lo que realmente quiero es su polla.
Se aproxima a mí, susurrándome al oído. —Estás mojada. Admite que
es por mí. Los dos sabemos que es así.
Lo ignoro, pero separo mis piernas ligeramente y lo toma como una
invitación a tirar mis bragas a un lado, revelando mi vagina. Inhalo aire
fresco a través de mi boca, cada parte de mi cuerpo suplicando por su
toque.
Niego con la cabeza. De ninguna manera le diré a Caulter Sterling
que estoy mojada por él. Incluso si está escrito por todo mi cuerpo. —No es
cierto —le susurro.
—¿No? —pregunta. Se burla de mi entrada con su dedo, pero no me
da lo que quiero desesperadamente. En cambio, desliza la punta de su
dedo sobre mi clítoris nuevamente, la excitación haciendo que mis
pensamientos se nublen—. Si me quieres, Katherine. ¿Quieres que
introduzca mi pene en esa dulce vagina tuya? Lo haré, Princesa. Todo lo
que tienes que hacer es decirlo. Decir que quieres que te deje jadeando,
del mismo modo que lo hice esa noche.
Niego con la cabeza, protestando, pero sigue tocándome, y no son
treinta segundos para que este tirando mi cabeza hacia atrás en señal de
rendición. Desliza su dedo dentro de mí, y estoy tan perdida que no puedo
pensar en nada más. No me importa lo que quiera que diga. En este
punto, no diré nada.
Hasta que lo retira y me siento vacía. Levanto mi mirada hacia él, mi
respiración entrecortada. —¿Qué demonios?
Caulter niega con la cabeza. —Chica traviesa. No te vas a venir tan
fácilmente.
—Como sea, Caulter. —Me ahogo con las palabras, mirando a su
evidente dureza—. Está bien. Pero sé que lo quieres. Más de lo que yo lo
hago. 85
Página
T
an pronto como el auto se detiene en la casa, Katherine está
fuera del él como un murciélago salido del infierno. En realidad
es ridículo. Prácticamente sale corriendo, acelerando a fondo,
hacia la puerta.
La agarro el brazo en la puerta principal y la giro hacia mí. Su
respiración esta acelerada y sé muy bien que no es por ese pequeño trote;
he visto practicar a Katherine en la pista de Brighton lo suficiente para
saberlo.
—¿Esta Rose en casa? —pregunto y sé cuál es la respuesta por la
expresión en su cara, lujuria mezclada con aprensión.
—No —dice—. Voy a subir. Haz lo que quieras.
—Pregúntame que es lo que quiero.
—No —dice—. Y hay una cámara de seguridad aquí. —La dejo ir y
abre la puerta, pero una vez que estamos dentro, pongo mi mano
inmediatamente donde está su muñeca y la tiro contra mí, contra mi 87
Página
dureza.
—¿Qué demonios estás haciendo? —pregunta.
—No hay cámaras aquí, ¿verdad? —cuestiono.
—¿Y? —Voltea su cara levantándola, apretando la mandíbula—.
¿Crees que eso significa que solo me puede agarrar como una especie de
hombre de las cavernas?
—Pregúntame que es lo que quiero, Princesa —repito, tirando de ella
con más fuerza contra mí.
—Te dije que dejaras de llamarme así.
—Voy a dejar de llamarte así cuando este enterrado dentro de ti —le
digo, arrastrando mi dedo por su escote, por el tejido en la parte superior
de su vestido que apenas la cubre. Su pecho se eleva a medida que
inhala fuertemente—. ¿No quieres saber?
—¿No quiero saber qué, imbécil?
—¿No quieres saber lo que quiero?
—¿Qué quieres, Caulter?
Deslizo la tira delgada de su vestido blanco por encima de su
hombro. Estoy tentado a arrancarla completamente, junto con el vestido,
pero me abstengo. —Quiero que me digas que es lo que quieres que haga
para ti, que te has estado muriendo por que haga lo que quieres que haga
para ti desde esa noche. —Me inclino más cerca y trazo el lado de su
cuello por debajo del lóbulo de su oreja con la punta de mi lengua.
Cuando rozo mis dientes contra su piel, salta.
—No —protesta Katherine, cubriendo su cuello con la mano—. Si
dejaste una marca...
—Si no me dices que es lo que quieres, entonces voy a decirte lo que
te voy a hacer. —Hago una pausa por un momento y cruza los brazos
sobre su pecho—. No es lo que quiero hacerte. Es lo que voy a hacerte.
Voy a follarte justo aquí en el suelo de la entrada del vestíbulo de la casa
de tu padre.
—¿Eso es lo que crees? —pregunta.
—Eso lo sé —le digo.
—Entonces, ¿qué? —susurra.
Tiro de los lados de su vestido hacia arriba sobre sus muslos,
deslizando mis manos alrededor de las curvas de su culo, ahuecando sus
mejillas. Deja escapar un pequeño gemido cuando lo aprieto, con mis 88
Página
dedos clavándose en su piel. —Entonces voy a llevarte al comedor y
ponerte encima de la mesa para poder lamer tu coño allí mientras me
siento en la silla en la que tu padre comerá la cena de esta noche.
—¡Caulter! —Katherine lleva una mano a su boca como si de alguna
manera estuviera sorprendida. O avergonzada. Pero ella y yo sabemos
que el acto de la virgen recatada es todo un espectáculo.
Me empuja lejos y comienza a caminar por el pasillo. No la atrapo
hasta que está pasando por el estudio de su padre, pero cuando lo hago,
la empujo contra el marco de la puerta, tal como lo hice en la entrada de
su habitación esta mañana.
—¿La oficina de papá? —pregunto—. Eso podría funcionar.
—De ninguna manera —dice.
—No he terminado —le digo.
—¿Terminado con qué?
—No he terminado de decirte lo que voy a hacerte, Princesa. —
Llego debajo de su vestido y dentro de sus bragas, silenciándola. Pero
cuando sumerjo mis dedos en su coño que esta mojado, gime—. Voy a
hacer de este apretado y dulce coñito mío.
—¿Qué? —Sus párpados están a media asta, sus ojos giran en su
cabeza mientras acaricio su interior—. No... soy... tuya.
—Esto. Es. Mío. —No sé por qué lo digo o por qué carajo soy tan
insistente en ello. Sólo lo soy. Tal vez quiero sacarla de quicio. Nunca antes
he querido reclamar a nadie.
Agarra mi muñeca, obligándome a parar. —No soy un pedazo de la
propiedad, Caulter Sterling —dice—. Sólo para que quede claro. Tal vez
tengas tus dedos dentro de mí, pero no soy tuya.
—Fuertes palabras, Princesa —digo, cuando empujo mis dedos
dentro y fuera de ella—. Lástima que no sean verdad. Eso no esta
discusión. Es un hecho. Este coño es mío. Eres mía.
—¿Por qué no te callas? —pregunta, con la voz entrecortada—. ¿Por
qué tienes que ser tan... malnacido?
Deslizo mis dedos fuera de ella y me mira boquiabierta. —Mantente
mirándome así con la boca abierta, amenazo. —Con mi mano en su
espalda, la llevo al estudio y cierro la puerta.
—¿O qué?
—¿Tu qué crees? —le pregunto, deslizando mi camiseta sobre mi
cabeza y la arrojó al suelo—. Te voy a dar algo para que te hagas una
idea.
89
Página
C
aulter y yo estamos follando. Quiero decir, no en este mismo
momento, obviamente. Pero estamos follando. En general.
Esa es nuestra condición. Como que, si tuviera que
actualizarlo en las redes sociales, no sería una de esas situaciones “Es
complicado”. Sólo sería “Follando” Eso debería ser una opción de estatus,
ahora que lo pienso.
Es como si mi cerebro no puede procesar esta información. Él tiró del
algún tipo de interruptor en mi cuerpo, convirtiéndome en el estereotipo
más grande de alguna vez: la chica virginal, tensa que pierde la gran V y
se convierte en una maníaca sexual enloquecida de la noche a la
mañana.
Odio ser un cliché. Me digo que no lo soy.
Por un lado, no es una transformación de la noche a la mañana. Ha
sido un mes, así que supongo que es algo.
Un mes de pensar constantemente en él y su mágica polla.
Un mes de pensar lo que fue esa noche con él.
Así que ahora soy una de esas chicas. Una de las chicas que Caulter 94
Página
ha jodido. Y ahora soy básicamente la versión femenina de Caulter,
completamente preocupada por el sexo. Excepto que estoy obsesionada
con solo entrar en sus pantalones.
Estoy de pie en la escalera de la biblioteca. Suena pretencioso, una
biblioteca en la casa del lago, lo sé.
Pero la biblioteca es mi lugar. Mi padre trabaja en su oficina y odia
este espacio. Así que es mío. Es blanco y ventilado, esta pequeña
habitación es un rincón de la casa con una pared estanterías hasta el
techo y una de esas escaleras que ruedan a lo largo de la pared. Incluso
tiene un rincón de lectura.
Paso los dedos a lo largo del lomo de los libros, sin buscar nada en
particular. Sólo estoy buscando una distracción de Caulter. No sé dónde
está en este momento, pero sé dónde estaba esta mañana. Esta mañana
se encontraba escondido en la ducha conmigo, presionando mi espalda
contra las baldosas de mármol mientras que empujaba dentro de mí.
Todavía puedo sentir el dolor entre mis piernas, la ausencia de él.
Las últimas tres semanas hemos andado a escondidas como si
tuviéramos una aventura, Caulter me manosea cuando lo paso en el
pasillo o entra furtivamente en mi habitación por la puerta que se abre
hacia el balcón compartido.
No sé lo que pensaba Rose, poniendo nuestras habitaciones juntas al
lado una de la otra. Sospecharía que planeó algo como esto, excepto que
sé que no tiene un hueso malicioso en su cuerpo. Y tendría que ser
maliciosa al querer que suceda algo entre Caulter y yo. Quiero decir, lo
follo, pero es la única persona más irritante que he conocido en mi vida.
Mi padre y Ella están viajando de ida y vuelta, pasando la mayor
parte de su tiempo en Washington D.C. Tenemos la casa para nosotros
excepto por Rose, quien está aquí durante el día. Estoy preocupada de
que se dé cuenta, pero Caulter insiste en que no. Enciende el encanto
cuando ella está cerca, coqueteando con ella y halagando su cocina,
envolviéndola en su dedo la forma que Caulter hace con todas las
mujeres.
Tengo que admitir a regañadientes que puedo ver el atractivo.
Caulter casi puede ser encantador cuando quiere ser.
—Oye, tetas de azúcar —habla en voz baja, y empiezo, mirando
hacia abajo para verlo con esa estúpida sonrisa en su rostro. Sí, Caulter es
muy encantador, seguro.
—Casi me diste un ataque al corazón. —Doy un paso hacia abajo en
la escalera, pero su mano está en mi pierna antes de llegar a la parte
inferior, deslizándose por debajo de mi falda. 95
Página
—He decidido algo —dice, ahuecando mi culo con la palma su
mano.
Mi respiración se engancha en mi garganta, como lo hace siempre
cuando me toca y agarro del lado de la escalera con una mano y trato
de golpear su mano con la otra. —Deja de tocarme.
—¿Por qué? —pregunta, haciendo caso omiso de mi orden. Se
detiene cuando llega a la parte superior de mi culo y se da cuenta que no
hay nada allí—sin correa de la parte superior de la tanga. Detrás de mí, se
agacha y mira debajo de mi falda—. Sin bragas.
—Sabes por qué te estoy diciendo que te detengas —le digo—. Mi
padre y Ella llegaron ayer por la noche, y están por aquí en algún sitio. Y el
hecho de que no llevo bragas no significa nada. —La mentira es débil y
patética. Me vestí pensando en Caulter. No bragas estaba con en la
mente de Caulter.
La mano de Caulter sobre mi espalda, me impide bajar de la
escalera. Desliza sus dedos entre mis piernas, presionando contra mi
entrada. —Estás llena de mierda, Princesa —dice—. Tu padre y Ella salieron
para ir a algún sitio, así que estamos solos. Y te olvidaste de tus bragas sólo
para mí.
—No es cierto —le susurro, pero arqueo mi culo hacia atrás,
empujando mi coño contra sus dedos mientras se desliza dentro. Su pulgar
se burla de mi culo, enviando escalofríos en carreras de la excitación a
través de mi cuerpo—. No deberíamos hacer esto… no aquí. —O en
absoluto, me digo. Tengo que dejar de hacer esto con él.
Responde deslizando sus dedos aún más en mi lubricado coño. —He
decidido que de ahora en adelante, usas vestidos. Sin bragas. Sólo faldas.
Me río, pero se convierte en un gemido cuando llega alrededor con
su otra mano para acariciar mi clítoris. —¿Quién demonios crees que eres,
diciéndome qué hacer?
—Hemos pasado por esto antes. Soy dueño de esto.
—Estás loco. —No puedo pensar con claridad, distraída por lo que
está haciendo a mi cuerpo. Hasta que un ruido en el pasillo me
sobresalta—. Mierda. Detente.
Una mirada de irritación cruza su rostro, y retira sus dedos. Empiezo a
bajar, pensando que me va a dar un respiro de su delicioso tormento, pero
me agarra por los brazos antes de que pueda bajar de la escalera, me da
la vuelta y me presiona hacia atrás con fuerza. —Te deseo ahora.
—¿Has oído eso? —pregunto. El escalón de la escalera se clava en 96
mi espalda, y podría resbalar y caer, excepto por el hecho de que él me
Página
ha atrapado allí. Estoy mirando hacia él, con la cabeza inclinada justo por
encima de él. Debería estar preocupada con la forma en que me mira, su
expresión ensombrecida con la lujuria. Debería estar preocupado con
cómo mi padre y su madre podrían estar en algún lugar de esta casa, por
cómo podrían venir en cualquier momento. Debería estar preocupada por
como la cara de mi padre se vería cuando entre nos encuentre a los dos
en la biblioteca.
—No escuché nada —dice, deslizando ambas manos sobre mi culo.
—Cualquiera podía entrar —protesto. Pero el vacío dejado por sus
dedos es demasiado molesto para poder concentrarme en otra cosa.
No puedo ser una de esas chicas que pierde su mente una vez que
consigue una pequeña polla. Excepto que no es exactamente un poco,
pienso cuando desabrocha sus pantalones y saca su polla. Nada es
pequeño. —No hay cerradura en la puerta.
—Y no llevas bragas. —Saca un preservativo del bolsillo. Levanto mi
ceja hacia él, y sonríe—. No te preocupes, sólo lo he tomado para llevarlo
conmigo ahora, estando en la misma casa que tú y todo. Nunca se sabe
cuándo la oportunidad golpeará.
—Tengo que asegurarme de usar bragas a tu alrededor —susurro,
antes de que baje su dura boca sobre mí, su beso prácticamente dejando
moretones. Su lengua se presiona sobre la mía, luchando con ella, el
movimiento es una expresión de nuestra relación.
Cuando vamos por aire, me mira severamente. —Dije, sin bragas —
gruñe—. Faldas y sin bragas. Es una nueva regla.
—Tú no haces reglas para mí —digo.
—Entonces, yo las tomaré.
—¿Qué vas a tomar, mis bragas? —pregunto riendo—. Buena suerte
con eso. —Quiero bajarme de donde estoy parada en la escalera, pero
me detiene, poniendo sus manos en mis pechos.
—No —dice, con su pulgar frotando mi pezón erecto sobre la tela,
mientras envuelve su otra mano alrededor de la base de su polla. Su
dureza contra mi muslo interno, estoy tan mojada.
—¿Qué, vas a follarme aquí? —pregunto con las manos en sus
hombros—. Me voy a caer.
—Pon tus manos alrededor de mi cuello —susurra, y me acerco más
a él, a pesar de todas mis preocupaciones de mi padre encontrándonos, y
envuelvo los brazos a su alrededor. Mi vestido está sobre mi cintura y mis
pechos se presionan en su rostro. Entierra la cara entre ellos, pero no
97
Página
—Porque es mi padre.
Caulter se ríe, el sonido es amargo. —Sí, un gran padre.
—No sabes nada —digo, defendiéndolo a pesar de los sentimientos
mezclados. Todo lo que sé es que estoy irritada con Caulter.
Caulter se inclina hacia mí, desliza su dedo debajo de una de las tiras
de mi vestido. —Sé que no eres la chica bonita bien portada que tu padre
quiere, el poster de niña para su campaña. Sé que estás tan malditamente
reprimida con todo tu estudio y siendo toda responsable y tan perfecta
todo el tiempo que has estado muriendo para que alguien como yo venga
y te saque de tu hermoso caparazoncito y te haga sentir algo.
Ahora estoy más que irritada. Pongo mis manos en su pecho e
intento alejarlo, pero agarra mis muñecas y me mantiene apretada. —No
sabes nada de mí —digo.
—Sé que vives de la idea de lo que los demás creen que debes ser
—dice—. No creo por un maldito segundo que quieras ir a Harvard,
estudiar leyes o ser doctora o lo que demonios sea que tu papi ha
planeado para ti. Te veo con tu cuaderno, dibujando todo el tiempo. Solo
que no tienes las malditas bolas e hacer lo que quieres hacer.
Está un poco sobre la línea, me mira dibujar, nota cosas de mí. Nota
demasiadas cosas de mí. Jalo mis muñecas y lo empujo, fuerte. —Jódete.
—Escupo las palabras de mi boca como si tuvieran veneno—. Vete a la
mierda, Caulter. Eres tan malditamente grande y poderoso, rebelándote
contra todos y todo porque eres demasiado genial para la conformidad. Y
aun así aquí estás, haciendo exactamente lo que tu madre quiere que
hagas porque… ¿por qué, exactamente? ¿No te va a dar tu cheque?
¿Crees que rebelarse significa saber quién eres? solo significa que estás
lleno de mierda.
Salgo de la sala antes de que pueda responder, enojo inundando mi
cuerpo. Solo llega tan dentro de mi piel. Es tan molesto y presumido y tan
satisfecho de sí. Actúa como su fuera más maduro que yo, con mucha
más experiencia debajo del cinturón. Es solo un niño con un fondo
fiduciario que no sabe el mínimo de cosas como obligación y familia.
Más tarde, en la cama, mi cabeza descansa en la almohada
mientras descanso el cuaderno entre mis muslos, dibujando flojamente. Sé
que Caulter está en su habitación, porque escuché la puerta cerrarse, y
me pregunto qué hace. Tengo que forzar a mi mente a enfocarse en otra
cosa que Caulter.
Lo que sea menos Caulter.
100
Página
Como la imagen que estoy dibujando ahora. La polla de Caulter.
Arranco la hoja de papel del cuaderno, la arrugo, y la lanzo por la
habitación. Que se joda Caulter. Y las estúpidas cosas que dijo de mí.
Cierro los ojos, y llevo la imagen de mi madre a mi cabeza,
comenzando a dibujarla de memoria. Pero mi mente está en un lugar
diferente. Tengo la persistente idea de que Caulter tiene razón… que solo
soy bastante cobarde para enfrentarme a mi padre. Es por lo que no le he
dicho de UCLA3.
101
Página
3La Universidad de California, Los Ángeles, conocida también por su acrónimo, UCLA, es
una universidad pública perteneciente a la Universidad de California.
15
Caulter
Traducido SOS por Andreeapaz
Corregido por ∞Jul∞
—¿Q
ué demonios estás haciendo? —Katherine está
caminando por el césped, agitando sus manos
como una maldita lunática.
Una maldita lunática caliente.
Su cabello marrón salta sobre sus hombros mientras corre, tratando
de tirar abajo su corta falda sobre su trasero. —¿Estás loco?
—¿Loco? Nop. Estoy tostando malvaviscos. —Tiro de un malvavisco
fuera y coloco el manjar de dioses dentro de mi boca. Me mira, su pecho
subiendo capturando su respiración, con las mejillas sonrojadas. De la
misma forma que cuando tiene un orgasmo.
No la he hecho venir en toda la semana. No me ha dejado, desde la
pelea que tuvimos en la biblioteca después que follamos en la escalera.
Lo que debería haber hecho después de eso era salir y encontrar un
reemplazo de Katherine. Pero lo que he encontrado, para mi irritación, es
que Katherine al parecer se arrastró debajo de mi piel. Como una 102
Página
enfermedad.
Así que estoy tomando el camino maduro y hablar con ella acerca
de las cosas como un adulto mientras como malvaviscos. —¿Quieres uno?
—pregunto.
—No puedes encender una fogata aquí, hay reglas, idiota —grita—,
donde mierda conseguiste un, ¿dónde incluso conseguiste un barril, de
todos modos? ¿Y qué demonios estas… Oh. Mi. Dios. Esa es mi ropa. Mis
bragas. ¡Mi ropa interior!
Mentí, aquí no estoy tomando el camino maduro. En absoluto. Esto
podría ser una las cosas más infantiles que he hecho.
Sonrío y me encojo de hombros. —Te dije que quería que usaras
faldas. Sin bragas.
Agarra el palo de mis manos, revisando el barril. Las llamas se
disparan, evitando las chispas que vuelan en todas las direcciones.
Agarrándola por sus brazos, la tiro atrás contra mi pecho.
Que es exactamente donde pertenece, no puedo dejar de pensarlo
cuando su cuerpo toca el mío.
Pero solo se queda un momento antes de empujarse lejos de mí. —
¿Qué eres, una especie de psicópata? —pregunta— ¿Quién enciende la
ropa de alguien? Algo está realmente mal contigo.
—Te conseguiré ropa nueva —digo. Sin añadir que ya la tengo. He
ordenado un guardarropa nuevo para ella de algún diseñador famoso
que el estilista de mi madre jura que todas las mujeres quieren usar.
También ordené la mejor ropa interior que el dinero puede comprar.
Personalmente elegida por este servidor. Y compré vaqueros nuevos para
reemplazar a los que encendí. Quiero decir, no soy un completo idiota.
Pero no hay nuevas bragas de abuela. Eso cruza una línea.
Kate se queda mirándome con sus manos en las caderas. Está
enojada. Si fuera posible que un ser humano pudiera echar humo por las
orejas, lo estaría haciendo en este momento. Tiene las manos en puños y
comienza a gritar, lo que me hace reír. —Eres el mayor idiota que he
conocido —grita—, estás completamente jodido de la cabeza.
Espero que me pegue. Si fuera una chica y un chico quemara mis
calzones y mis bragas, lo mataría. Pero no lo hace. Solo me mira con
disgusto y camina de vuelta a la casa, murmurando para sí misma todo el
103
camino.
Esto es jodidamente decepcionante. Página
104
—Kate simplemente respondió por sí misma.
Ella se ve incómoda. No es buena con este tipo de situaciones. — Página
Katherine —dice—, sé que tu madre era una mujer especial, y no estoy
tratando de pisarle los talones a nadie aquí. Soy…
—En serio —dice Katherine, lanzándome una mirada con fastidio que
me hace lamentar intervenir por ella—. No es gran cosa. Quiero decir, es
una gran cosa para ustedes. Estoy feliz por ti. Pero soy una adulta. Todos
somos adultos aquí. Las personas se vuelven a casar todo el tiempo. No
deseo otra cosa que su felicidad.
—Gracias, Kate —dice el Senador.
Envío un mensaje de texto a Kate.
Mentirosa.
Mira a su celular y lo revisa, deliberadamente ignorándome. —Ella, si
hay alguna cosa que tengo que hacer para su fiesta de compromiso, por
favor házmelo saber.
Una amplia sonrisa cruza por el rostro de Ella. —Gracias, Katherine —
dice—. Es tan amable de tu parte. Creo que en realidad mi estilista va a
traer los vestidos la próxima semana para escoger los accesorios para la
boda, y me encantaría decirle que envíe también algo para la fiesta de
compromiso. A menos que tengas algo en mente.
Kate asiente. —Claro.
—Oh, mencionó que está rehaciendo tu closet —dice, mirándome—.
Dijo que le pediste a Caulter para arreglarlo.
Kate se detiene, con la servilleta en la esquina de la boca. —Lo hizo,
¿no?
—Me siento feliz de arreglarlo para ti —dice—. Me complace saber
que Caulter lo hizo. Dijo algo sobre el bikinis, vestidos y ese tipo de cosas.
Kate tose en su servilleta, y no estoy seguro, pero creo que podría
estar riéndose.
—Podría usar más vestidos para la campaña —digo—, es más…
funcional. Para la campaña, quiero decir.
Observo como el color sube por las mejillas de Kate, pero el Senador
me interrumpe, salvándola del escrutinio. —Eso es amable de tu parte,
Caulter —dice—, absolutamente, vestidos. Mucho más femenino, y
apropiado para tu figura.
—Sí. —Asiento—. Los vestidos sin duda serían muy útil.
Kate tose de nuevo, esta vez con más fuerza. Sí, estoy satisfecho
conmigo.
105
—Caulter, ¿sabes en qué momento apareció ese barril en el patio
Página
106
Página
4Juego de palabras que en inglés rubbing off esa frase podría traducirse literalmente
como: “creo que realmente debe ser Kate frotándose en mí.” Es por esto la reacción de
Kate.
16
Katherine
Traducido por Andreeapaz y mariana90
Corregido por YaniM
—A
sí que tú y tu ardiente hermanastro —dice Jo—,
escandaloso.
—No hay nada escandaloso —protesto. Estoy
molesta por la obsesión que tiene Jo por lo que
sucede entre Caulter y yo. Estamos sentadas afuera, nuestros pies
colgando al borde del muelle, observando como los organizadores de la
fiesta establecen las tiendas y la parafernalia de la fiesta de compromiso
en el patio trasero. Mi padre piensa que estoy supervisando todo esto—.
Ugh, ¿de verdad piensas que es ardiente?
Como si fuera una señal, Caulter camina por nuestro balcón
compartido, usando nada más que bóxer. Es como si creyera que es un
modelo de mierda, pavoneándose como un pavo real sin preocuparse por
la gente en el patio.
Las personas se detienen y lo miran boquiabiertos.
Ha hecho lo mismo cada maldita mañana durante los últimos tres 107
días, parándose en mi ventana como si fuera a ver su erección y a perder
Página
Jo se encoge de hombros.
—Lo puedo probar —dice—, no estoy saliendo con nadie.
—¿Qué? ¿Tú y ese chico terminaron? —Jo salta de uno a otro, así
que no puedo recordar su nombre.
—La semana pasada. —Se inclina con el pie en el agua—. Lo atrapé
engañándome.
—Qué idiota —digo.
Se encoge de hombros.
—No era como si le fuera fiel —dice—, pero es diferente cuando es él
el que lo hace.
No señalo la hipocresía en sus palabras.
—Lo siento.
—Yo no —dice—, era una mierda. De todos modos, hay una fiesta
esta noche a la que necesitas ir. ¿Tu padre y Ella aún no han regresado?
Niego.
—Justo antes de la fiesta de compromiso. Dos días.
—Entonces tienes que venir —dice—, y dile a Caulter que venga
también.
—¿Caulter? —pregunto—. No lo creo. —¿Como si fuera a llevar a
Caulter a una fiesta para verlo con otras chicas? Sí, claro.
—Vamos. Será divertido. Es Caulter Sterling. Serás una leyenda si
llegas con él. Hazlo. Visita a los plebeyos en los suburbios.
Me río, pero en secreto odio sus pequeños comentarios sobre los
suburbios, o sobre mí siendo una niña rica. ¿Cómo supone que debo
responder?
Jo patea el agua del lago.
—Habrá chicos ardientes, tipos que no son niños ricos de la
preparatoria. Tipos con tatuajes.
Tipos como Caulter. Miro hacia el balcón, pero ahora está vacío.
—Está bien.
—¿En serio? —pregunta—. ¿Realmente irás? ¿Asistirás realmente a
una fiesta? ¿De esas con bebidas y chicos?
109
—He dicho que sí, ¿bueno? Me estás cansando.
—Nunca has ido antes —dice—, no puedo creerlo. Solo te estaba
Página
molestando; no pensé que realmente irías. ¿Qué te sucede?
¿Qué me sucede? Inmediatamente Caulter parpadea en mi mente.
Caulter inclinándome sobre el escritorio de mi padre. Caulter
embistiéndome cuando se cae la escalera en la biblioteca. El aliento
caliente de Caulter sobre mi estómago, con su rostro bajando lentamente
mientras el agua caliente golpea nuestros cuerpos en la ducha. Mis labios
envueltos alrededor de su polla, el sabor saldado de su líquido pre-seminal
en mi lengua.
Mierda.
Tengo que parpadear varias veces para borrar las imágenes de mi
cabeza. Definitivamente necesito conocer a alguien más, si no es alguien
apropiado entonces, alguien inapropiado. Inadecuado y suficientemente
sucio para alejar mi mente de Caulter.
—Caulter debe venir con nosotras —dice, interrumpiendo mis
pensamientos.
—¿Qué? ¿Estás obsesionada con él o algo así? —espeto—. Sin
Caulter.
—Está bien, sin Caulter —dice, dándome su mejor rotación de ojos—.
No sabía que eras tan susceptible con él.
—No soy susceptible con él —digo—. Solo no, es irritante, es solo eso.
No lo quiero interrumpiendo mi borrachera.
Se ríe.
—Sí, está bien, puedo ver eso. ¿Quién quiere a su nuevo hermanastro
vigilándote en una fiesta, de todos modos? —Se pone de pie y toma mis
manos para pararme—. A eso de las diez, ¿está bien? Te enviaré un
mensaje.
***
110
Un tipo se acerca furtivamente detrás de ella, lleva una chaqueta de
cuero, aunque es probable que todavía hiciera setenta grados afuera y
adentro es aún más caluroso como el infierno. Estoy sudando, incluso con
Página
el vestido que llevo, uno de los nuevos vestidos que envió la estilista de Ella.
Todavía no he perdonado a Caulter por quemar todas mis cosas, a
pesar de la caja que apareció con sustituciones idénticas de todos mis
vaqueros esta mañana. No había una nota de Caulter, sin explicación.
Solo las nuevas versiones de todos los que había quemado.
A una parte de mí le impresionó que se hubiera tomado tantos
problemas por una estúpida broma, tomando nota de todos los talles y
marcas, y luego encontrarlos. No debió ser fácil, aunque probablemente
contrató a alguien para hacerlo.
Estuve a punto de ponerme uno de esos vaqueros esta noche, pero
debo admitir que la ropa que él eligió realmente era sexy, mucho mejor
que la que tenía. No es algo que usara habitualmente, tampoco. Como
este micro-vestido rojo fuego que seguramente mi padre ni se imaginó
cuando aceptó la idea de rehacer el armario de Kate. Pero mi padre no
está en casa, y lo que no se entere no le hará daño, ¿verdad?
Jo se recuesta contra el chico, que levanta el dobladillo de su
camisa y desliza sus manos por su estómago. Desde atrás, toma su rostro
entre sus manos, y se inclina para besarla, un beso con lengua, luego
desliza su mano por la parte delantera de su camisa.
Bueno, esto es totalmente incómodo.
Bajo la cerveza caliente, preguntándome dónde diablos necesito ir
para conseguir más. Es por esto que no asisto a estas malditas fiestas. En
Brighton, fui exactamente a una, y fue durante mis vacaciones de
primavera, solo porque me había quedado atrapada allí con nada más
que hacer. Estaba en la casa de los padres de alguien en Hamptons.
En ella no asistieron este tipo de personas. No había cerveza
caliente, solo champán del costoso y licor de los jóvenes que tenían
acceso ilimitado a las mejores cosas. Había modelos. No sé por qué fui,
tampoco, porque era tan torpe como esto. Después de dos copas de
champán y de defenderme de una serie de tontos, estaba en un taxi de
vuelta a mi dormitorio en Brighton.
Jo finalmente llega a tomar aire, recoge mi vaso vacío y se lo
entrega al chico que acaba de mutilar su rostro. Sujeta mi brazo y me lleva
hacia un pasillo donde está más tranquilo, pero sigue estando lleno de
gente.
—Cuarto de baño —explica.
Permanecemos detrás de la puerta, a la espera que otras tres
personas lo utilicen antes que pueda entrar. Resulta un buen respiro de los
ruidos fuertes de la música en la casa. Se pone de cuclillas sobre el inodoro 111
Página
y orina, hablando todo el tiempo.
—Es divertido, ¿no? Quiero decir, es ruidoso, pero divertido.
—Claro. —Me siento fuera de lugar y agitada. No imagino por qué Jo
piensa que esto puede ser divertido para mí.
—Vamos —dice—, suéltate un poco.
Me agacho para hacer pis.
—¿Quién era ese hombre?
Jo se ríe.
—Algún chico —dice—, un ligue, no es gran cosa. Estamos en una
relación de hoy sí y mañana no, ¿entiendes? Pero tiene algunos amigos
ardientes. Le dije que vendrías conmigo. —Abre su bolso y saca una botella
de medicamentos recetados—. ¿Quieres uno? Necesitas relajarte.
Niego, pero pregunto de todos modos.
—¿Qué es?
—Medicamentos para la ansiedad —dice—, son de mi madre.
—Creo que no debes beber con eso, Jo. —Me siento como un padre
regañando a un niño. Ella debe saber mejor.
Jo se ríe y se seca las manos.
—¿Segura que no quieres una? —pregunta—. Vamos, nena, tienes el
resto del verano para ser la pequeña hija perfecta del Senador. Nadie
sabe que estás aquí. Y a nadie le importa, vive tu maldita vida, por una
vez.
—Estoy viviendo mi vida —digo. Estoy molesta con ella, y con esta
situación.
—Aquí —dice, sosteniendo una pastilla—. Toma la mitad si no deseas
tomarla entera. Hará que te relajes. No es cocaína o algo así. Es prescrita.
Por un doctor. Para la ansiedad, que definitivamente tienes.
Exhalo fuertemente, tomándola de su mano y la llevo a mi boca.
—Bien. Qué importa.
Salimos del baño y su conquista, el tipo vestido con chaqueta de
cuero, nos entrega un vaso de cerveza a cada una. Lo sostengo, no bebo
porque tengo miedo de mezclar la pastilla con el alcohol.
Me presenta a dos de sus amigos. Son más limpios que él, pero
112
parecen mayores. Uno me mira como si fuera un pedazo de carne,
lamiéndose los labios. Quiero largarme de aquí, pero me obligo a tomar un
sorbo de cerveza para calmar mis nervios.
Página
114
dirección?
—Bueno, ¿cómo se supone que voy a saberlo, cerebrito? — Página
pregunto—. Treinta y cuatro es lo que dice en la casa. Oye, me estás
llamando Kate. No Katherine. Kate. —Eso parece significativo, creo. Kate.
Me gusta la forma en que suena cuando lo dice, así que lo repito unas
cuantas veces más. Kate, Kate, Kate.
Me ignora.
—Pregúntale a alguien. O mira el buzón. ¿Te encuentras en el lago?
—No, no es el lago. Estoy en algún lugar no muy lejos. ¡Oyey! ¿Sabes
dónde estamos? —grito mientras camino hacia una pareja haciéndolo
afuera—. Me miran como si fuera un bicho raro, Caulter.
—Pregúntales la dirección.
—¿Estás molesto conmigo? —pregunto, entonces inquiero en voz
alta hacia la pareja—. ¿Cuál es la dirección? —Cuando me la dicen, se la
repito despacio a Caulter—. Estás enojado, ¿verdad?
—No estoy molesto contigo, Kate —dice—. Parece que es a quince
minutos de aquí. ¿Dónde estás?
Exhalo.
—Acabo de decirte. ¿Por qué haces las mismas preguntas una y otra
vez? Me duele la cabeza.
—Quiero decir, ¿te encuentras afuera? —pregunta—. ¿Estás en un
lugar seguro?
—Sí, es totalmente seguro. —Regreso tropezando hacia mi lugar a
un lado de la casa—. Necesito sentarme. Hacía calor allí, y el chico que
estaba bailando conmigo me tocaba demasiado. Y estaba excitado y no
era nada como…
—¿Qué chico, Kate? —pregunta, en tono amenazante—. ¿Quién
estaba jodidamente tocándote?
Me río.
—Algún chico —le digo—. Estábamos bailando.
—Con ese vestido rojo.
—Luzco sexy —digo. ¿Estoy arrastrando las palabras más ahora? Se
siente como si tuviera una bola de algodón en mi boca—. Debo admitir
que tenías razón. Los vestidos lucen bien en mí. Oye, ¿alguien te ha dicho
que dices mucho la palabra joder? Porque lo haces. Joder joder joder.
También lo haces mucho… joder, digo. Mucho más de lo que esperaba.
Caulter gruñe.
115
—No te muevas una jodida pulgada —dice—. Nadie pone una
Página
116
Página
17
Caulter
Traducido por carolinaawwadorostegui
Corregido por YaniM
M
e colgó. Kate jodidamente me colgó, después de decirme
que algún imbécil presionó su erección contra ella durante
toda la noche, mientras se emborrachaba en una fiesta.
Se encuentra en una fiesta, completamente borracha, y llevando
ese jodido vestido rojo.
Yo elegí ese vestido rojo. No imaginé que lo usaría para ir a una fiesta
en la que algún chico podría recorrer con sus manos todo su cuerpo.
Ese vestido rojo fue hecho para Kate, hecho a mano para acentuar
perfectamente sus largas piernas y ese curvado culo. Puedo imaginar
cómo luce ahora mismo, en una fiesta llena de chicos excitados.
Piso con más fuerza el acelerador.
Estoy más que furioso. Superé eso momentos antes cuando
comprendí que había ido a una fiesta. No sé cómo sería un millón de veces
117
más enojado que furioso, pero así estoy yo.
Voy a toda velocidad por la carretera, tomando las curvas sin
Página
119
—¿También estaba borracha? —Exhalo con fuerza al momento de
sentarla en su cama—. Dame tu teléfono. Podrías haberme dicho esto Página
antes de que nos fuéramos, entonces sabría si debo ir a buscar su culo
también.
—No leas mis mensajes —dice—. Son privados.
—Relájate, cariño —le digo con sarcasmo—. No estoy interesado en
leer tus mensajes. Estoy tratando de asegurarme que tu amiga no está en
alguna fiesta siendo violada por quién sabe quién.
Abre sus ojos.
—¿Crees que podría pasar?
—No. No lo creo. Cálmate. —Aun así busco en el teléfono hasta
marcar el número de Jo. El teléfono suena muchas veces antes de ir al
buzón de voz. Marco otra vez.
Juro que si tengo que regresar a esa fiesta para traer a esa jodida
chica, voy a estrangular a alguien. Una mujer contesta el teléfono.
—¿Eres Jo? —pregunto.
—Sí, ¿quién diablos eres?
—Jo —grita Kate—. Es Caulter.
—Oh, Caulter —Empuja a alguien en el fondo—. Espera, voy a estar
allí, Maverick. —¿Maverick? ¿Estamos en New Hampshire o en una jodida
película de los ochentas?
—¿Estás bien? —pregunto.
—Sí, ¿por qué no habría de estarlo?
Ahora estoy irritado.
—¿Aún estás en la fiesta?
—Como si fuera de tu incumbencia, estoy saliendo con alguien.
—Entonces, ¿dejaste a tu amiga en una fiesta sola para ir a joder
con algún chico? —Kate trata de alcanzar su teléfono y me alejo—. Ella
está destrozada, ¿qué demonios le diste?
—Pensé que estaba divirtiéndose con alguien —dice Jo, su boca
lejos del teléfono mientras habla con el idiota que está con ella—. ¿Cuál es
el nombre de tu amigo? ¿Dan? ¿Derek? —Hace una pausa—. Se estaba
divirtiendo con Dan. No estaba borracha, solo tomó una cerveza.
Respiro profundamente para mantener mi voz tranquila, a pesar que
deseo atravesar el teléfono y cortar la cabeza de Jo.
—¿Qué fue exactamente lo que le diste?
—¿Cuál es tu problema? —Ríe—. Kate tenía razón, eres realmente un
imbécil. Tomó un ansiolítico para calmarse antes de la fiesta. Estará un
120
Página
121
Esos malditos pechos. Mi boca prácticamente chorrea agua al
verlos. Son perfectos. Las chicas fuera de Malibú tienen tetas falsas, incluso
las de mi edad. Es como una broma, conseguir un par de tetas para tu
Página
122
mis pantalones, frotando a lo largo de mi erección.
—Estas tan listo como yo. Página
123
Página
18
Katherine
Traducido por Yasna.FU
Corregido por Daliam
L
a luz del sol amarilla fluye a través de la puerta del balcón, y el
aire fresco de la mañana golpea mi piel. Miro hacia el espacio
vacío en mi cama que Caulter ocupó anoche, a continuación,
a través de la puerta del balcón abierta. No está aquí.
No es que yo esperara que se fuera después de lo que pasó anoche.
Estoy mortificada. Voy a estar demasiada avergonzada como para mirarlo
a la cara, después de las cosas que dije, cómo me arrojé a él —y el hecho
de que él, el hombre que se acuesta con todas, me rechazó. Me escabullo
por el pasillo, agradecida de pasar inadvertida. Después me lavo los
dientes y me ducho, me siento mucho mejor. Pero no se trata de la cosa
con Caulter. Una de las desventajas desafortunadas de anoche es que me
acuerdo todo el asunto con claridad. Estoy vestida y de vuelta en mi
habitación cuando Caulter aparece a mi lado en la terraza, café en la
mano.
124
—¿Cómo te sientes?
—Completamente humillada.
Página
126
me revolqué contigo la noche anterior.
—¿Por qué eres un cabrón ahora? —pregunto—. Ayer por la noche,
Página
127
Página
19
Caulter
Traducido SOS por Andreeapaz & SOS Bett g.
Corregido por Daliam
—O
h, querido, te vez tan elegante —dice Ella, con su
mano tapándose la boca—. Es un maravilloso
esmoquin. ¿Qué piensas?
—Pienso que es mejor que los pantalones de cuero que me forzaste
a usar en la boda con Nick, tu amante —digo, con mi voz amarga. Su
boda como antiguos miembros de una banda de rock era ridículo.
Ni siquiera estoy irritado con Ella. La cosa con Kate me tiene al borde.
Estoy evitando por completo una habitación con Kate por mi propio
bienestar, excepto la cena, cuando me siento en un seco silencio. Ella
piensa que es por la fiesta de compromiso.
—Podrías estar un poco feliz por mí —dice Ella.
—Estoy encantado de que hayas encontrado un enganche —digo—
, tus sueños de ser legítima finalmente se han vuelto realidad.
128
Estoy sorprendido cuando me da una bofetada en la cara. Ella ha
hecho un montón de cosas, pero en realidad nunca me ha abofeteado Página
antes. El estilista que trae los accesorios rápidamente sale de la habitación
dando la excusa de tener una llamada. —En algún momento, tienes que
crecer, Caulter, y parar de actuar como un pequeño pedazo de mierda.
—Bueno, tú me criaste, madre —digo, frotando mi cara—, soy tu hijo,
y la manzana no cae lejos del árbol, ¿verdad?
—No voy a permitir que actúes como un completo idiota.
—No —digo—, tú no me criaste. Me enviaste a rehabilitación y a la
escuela militar para luego ir a Brighton, para que pudieras vivir tus sueños
adolescentes de nuevo, las fiestas con estrellas de rock. Ahora que has
conocido a alguien poderoso e influyente, quien te puede aguantar y
pretender estar preocupado por temas que importan. Así que necesitas
que vuelva a tu vida para que juegue el papel de hijo perfecto.
—Eso no es verdad, Caulter —dice—, no sabía que estaba haciendo
contigo, yo también era una niña-
Me encojo de hombros. —Has hecho tus elecciones —digo—, al
igual como estoy haciendo las mías, no manteniendo mi fondo fiduciario.
Voy a seguir la corriente, pero después de este verano, he terminado.
***
—Estas molesto.
—¿No sabes que soy el hijo hosco de Ella? —pregunto—. Siempre
estoy enojado.
Ella pone su mano en su amplia cintura.
—Yo no dije enojado —dice ella—. Dije molesto.
—¿Hay alguna diferencia?
Estoy irritado y no quiero discutir opciones de palabras con ella.
—Hay una diferencia entre enojado y herido.
Fuerzo una sonrisa. —Ciertamente no estoy herido —le digo.
—Seguro no lo estas —dice, limpiándose la mano en su falda.
—Pero en caso de que estés buscándola, se fue corriendo pasando
comedor. Supongo que se dirigía de vuelta a la fiesta.
—No sé de lo que estás hablando.
—Claro que no —dice—. Ahora sal de aquí. Hay demasiada gente
en mi cocina, con el personal corriendo como está. Necesito asegurarme
que las cosas siguen en orden.
Exhalando pesadamente, doy un paso atrás fuera, caminando
como zombi a través de los asistentes a la fiesta, amigos políticos del
Senador con sus trajes y esmóquines y estómagos protuberantes. Sus
mujeres de mediana edad que tienen rostros congelados en apariencia
semi-permanentes de sorpresa, el resultado de cirujanos plásticos
demasiado entusiastas. Invitados de mi madre, las estrellas y estrellitas,
esparcidos a través de la multitud.
—¡Caulter!
El Senador hace gestos hacia mí, mi madre cubriendo su brazo. Ella
tiene esa mirada demasiado feliz que dice que está bien con varias copas
de champán.
—Me gustaría presentarles al congresista Hill y su esposa, Barbara.
Caulter ha sido aceptado a Yale para el semestre de otoño.
Me detengo, mirándolo fijamente. Eso es nuevo para mí, ya que yo
no he aplicado a ningún lugar. De hecho, el consejero de orientación en la
escuela prácticamente insistió en el envío de mis aplicaciones por sí mismo,
pero me negué a dejar que suceda. ¿Por qué ir a la universidad, cuando
133
ya tengo un fideicomiso?
Además, no tiene sentido la escuela para gente como yo. Estamos
Página
destinados a vivir de los dividendos de nuestros fondos fiduciarios;
sonriendo y haciéndose tomar fotos en eventos sociales; y, finalmente,
conocer a una chica que va a tratar de evitar la inevitable decadencia
de la edad gastando el equivalente de una hipoteca en cirugía plástica.
Mi madre me mira de manera significativa.
—Estás planeando asistir a la Universidad de Yale en el otoño, ¿no es
así, Caulter?
Sonriendo, asiento.
—Deseando que llegue el momento —le digo. Lo que realmente
estoy deseando es largarme de esta fiesta. Vine afuera persiguiendo a
Katherine, pero ¿por qué? Es mejor dejarla pensar lo peor de mí.
Pero eso es hasta que le veo al lado de ese jugador de lacrosse
Neanderthal. Observo mientras ella agarra dos copas de champán de una
bandeja cuando un servidor camina por ahí, y la baja, uno después de la
otra. Ella hace contacto visual fugaz conmigo, y se vuelve hacia el chico,
obviamente, ignorándome.
Mi madre me dice algo, y la esposa del congresista pone su mano
en mi brazo, pero no puedo oír lo que cualquiera de ellas está diciendo.
Todo se desvanece a medida que veo Katherine inclinarse hacia adelante,
con la mano en su brazo, y luego mete su cabello detrás de su oreja,
inclinando la cabeza hacia abajo mientras se muerde los labios y sonríe.
Esa sonrisa es la que hace para mí. Esa sonrisa es lo que me mata.
Me empuja fuera de los límites, y he terminado.
134
Página
20
Katherine
Traducido SOS por Bett G., mariana90, Andreeapaz & Maeh
Corregido por Daliam
É
stá hablando de mi padre. Está hablando de la campaña de mi
padre, y de “las cuestiones realmente importantes”, y la carrera
presidencial, y ¡oh Dios mío!, creo que acaba de decir algo
acerca de querer una esposa e hijos. Toco su brazo y pretendo que lo que
demonios acaba de decir era divertido, pero realmente estoy pensando
en Caulter. No consigo quitar la imagen de mi cabeza—Caulter de pie allí
con esa mujer en la biblioteca.
Tengo ganas de vomitar. La idea de él follando con otra mujer, en la
biblioteca de todos los lugares, me pone enferma. Creo que ella es
casada, también; La vi del brazo de un hombre mayor a principios de esta
noche.
Un camarero pasa con una bandeja de champán y agarro otra
copa, a pesar de que ya he bebido dos y deposité los vasos vacíos en la
barra. Deseo que Chase cierre su maldita boca. Él habla y habla,
135
interminables torrentes de palabras, y me dan ganas de arañar mis ojos.
Me pregunto si debería simplemente engancharme con Chase. No
Página
tiene mal aspecto en una especie de modo idiota. Tal vez eso sería
suficiente para borrar la memoria del toque de Caulter que parece
simplemente quedarse en mi carne. A la mierda Caulter, de todos modos.
No hay nada especial en él.
Levanto la mirada y Caulter está justo en frente de mí.
—Perdón —dice, poniendo su hombro entre Chase y yo.
—¿Qué demonios? —pregunta Chase.
—Necesito hablar con Katherine —dice Caulter—. Lo que significa
que puedes irte.
Chase infla su pecho y se mantiene firme.
—Estoy hablando con ella, idiota —dice—. ¿Quieres que tenga que
reventar tu culo en tu propia casa?
—Chase. —Mi voz es aguda, alerta—. Este no es el lugar.
—Lo que sea —dice, rodando los ojos—. Obviamente tú le das más
mierda por tu hermanastro aquí que…
Caulter lo mira. —¿Por qué sigues aquí?
—Vete a la mierda, imbécil.
Pero Chase se aleja. No estoy decepcionada al ver que se va.
Pero estoy enojada con Caulter.
—¿Qué, ya te cansaste de tirarte a la pelirroja allí? —siseo.
Su agarre en mi brazo se tensa y se apoya cerca de mí, mirando a
una pareja cercana, que nos lanza miradas sucias antes de trasladarse a
otro lugar a unos metros de distancia. El camarero está mezclando una
bebida, pero tengo la sospecha de que él también está escuchando.
Caulter susurra en mi oído—: Eso no fue lo que mierda piensas, y voy a
explicarte.
Lo sacudo. —No quiero una explicación, Caulter. No es asunto mío.
Pero sí quiero largarme de aquí. Serpenteo y pasó a través de las
personas afuera, y corto a través de la entrada trasera de la casa. Sé que
Caulter está en algún lugar detrás de mí, pero no me importa. Quiero salir
de debajo del escrutinio de toda esa gente, y me siento un poco borracha
por el champán.
—Kate.
Caulter dice mi nombre en voz alta, luego, más tranquilo, mientras
136
me muevo más rápido alrededor de una de las empresas de catering en la
cocina ya través de la puerta lateral en el comedor, donde está vacío. Página
Me giro, y lo miro. —¿Qué, Caulter? —pregunto—. ¿Qué podrías
tener que decir que me gustaría escuchar?
—Este no es el lugar para esta conversación, Kate.
Él asiente hacia la puerta giratoria que separa las habitaciones, la
puerta que apenas ofrece ninguna cubierta para el tipo de discusión
acalorada que esto está destinado a ser.
—Tal vez deberíamos tener esta conversación en la biblioteca,
entonces. ¿Ese sería un lugar más adecuado?
—Ya te lo dije, eso no fue lo que parecía. —Habla bajo, mirando por
encima del hombro hacia la cocina, y a pesar de que la última cosa que
quiero es alguien escuchando esta conversación, estoy de alguna manera
más irritada por su preocupación.
Sé que estamos ocultando esto —lo que sea que esta mierda es—,
pero el hecho de que estemos bordeando alrededor sólo hace que todo
este asunto parezca más oscuro.
—Tienes razón —susurro—. Probablemente me confundí solo por el
culo desnudo y el par de tetas. No estaba muy clara acerca de lo que
estaba sucediendo.
He terminado con esta conversación, y he terminado con él.
Salgo furiosa de la habitación, tomando las escaleras tan rápido
como puedo en mis estúpidos talones. Él me sigue, y cuando llego a la
puerta de mi habitación, está detrás de mí, su cuerpo peligrosamente
cerca del mío.
—Date prisa y abre la maldita puerta —dice, su voz en un gruñido.
Hago una pausa con la mano en la manija de la puerta.
—Ve a tu habitación. No quiero hablar contigo.
—Abre la maldita puerta antes de que alguien venga aquí y nos vea
—dice—. Porque tienes dos segundos antes de que deje caer mis
pantalones.
Su mano se desliza hacia arriba de mi muslo, y le doy una palmada.
—No me toques—le digo—. Eres repugnante.
Pero abro la puerta de todos modos. Tiene razón en que alguien
podría caminar por el pasillo y vernos.
Cierra la puerta detrás de él, con fuerza, y yo camino al otro lado de
la habitación y saco las cortinas, dejando fuera a los asistentes a la fiesta
antes de girar alrededor.
137
Página
138
recuerdo—. ¿Cuánto tiempo pasó de eso?
—La escalera se rompió. Eso no es exactamente mi culpa. Página
Chase.
Agarra un puñado de mi cabello en la base de mi cuello y me tira a
él, cubriendo mi boca con la suya. Una punzada de dolor dispara a través
de mí cuando el presiona su boca con fuerza contra mi boca, su lengua en
guerra con la mía. Mi cuerpo está en llamas, y el anhelo por él para recorra
su manos sobre mi piel. Tengo muchos deseos de sentirlo dentro de mí.
Cuando por fin se aleja, mantiene un control firme sobre mi cabello,
sosteniendo mi cabeza firme, así que no puedo dejar de mirarlo. —Tienes
toda la razón estaba celoso —dice—. Ni siquiera pienses en hablar con él
de nuevo.
—Dice el tipo que tenía una chica desnuda en la biblioteca. Eso es
irónico.
—No la toqué. La eché —dice—. Era repulsiva.
—Ella estaba caliente. Y tú podrías haberla tocado —le digo—. Tú y
yo no somos nada.
—Ese jugador de lacrosse no pone un dedo encima —dice—. Me
perteneces.
—¿Qué demonios es esto, Caulter? —pregunto—. Tú eres el que dice
que estás teniendo solo un poco de diversión. No eres el feliz para siempre
de nadie, ¿recuerdas?
Agarra mi cabello más fuerte, me tira contra él, su dureza
presionando contra mi muslo. —Y tú no eres una pequeña princesa frágil
que necesita un barrido a sus pies —dice, pasando la mano por el lado de
mi pierna y ahuecando mi culo, la punta de los dedos tocando mis labios
vaginales. Estoy mojada, prácticamente goteando, y cuando se da
cuenta, me tira contra él, aplastando mi boca con la suya de nuevo.
—Entonces, ¿qué soy yo? —pregunto, cuando tomo aire.
—Eres la chica más irritante que he conocido —dice, su agarre
todavía en mi cabello. Cubre mi pecho con su mano, calentándome a
través de la tela del vestido, y mis pezones se endurecen inmediatamente
por su toque.
—Y tú eres…
—Nunca dejas de interrumpir —dice.
Me río. —Eres un cavernícola, con tu…
140
Él sostiene el pecho con fuerza, enviando una sacudida de dolor a
través de mi cuerpo. Página
—Sigue hablando, y te daré algo para poner en tu boca.
No puedo evitarlo; Caulter ha hecho algo en mí. Encendió un
interruptor en mí la primera vez que me tuvo. Eso fue realmente la noche
en la cual me reclamó.
El pensamiento de su mano en mi cabello, obligando su polla dentro
de mi boca, hace que mis piernas tiemblen. —¿Se supone que es una
amenaza?
—Ponme a prueba, Princesa. Sigue adelante y verás si estoy
haciendo amenazas en vano.
—Así que adelante —digo, cayendo de rodillas al suelo—. Dime lo
que soy, de nuevo. —Desabrocho su pantalón y tomo su enorme polla en
mi mano.
Caulter gime. —Eres la más engreída.
Envolviendo mi mano alrededor de la base de su pene, lo lamo,
desde la base hasta la punta, el líquido pre seminal salado en mi lengua.
Deslizo mis labios sobre su cabeza lentamente, saboreando todo sobre él…
su sabor, su olor, la forma en que se queja en voz baja, el sonido gutural
profundo de su garganta. Entonces hago una pausa, mirando hacia él. —
Y tú eres un idiota.
—Santurrona —dice, agarrando un puñado de mi pelo.
—¡Bobalicón! —Dejo escapar un gemido amortiguando las palabras
cuando tira mi cabeza con fuerza sobre su polla, tirando de mi cabello
desde la raíz. Envuelvo mis labios alrededor mientras se abre paso cada
vez más en mi boca.
—Remilgada y apropiada, pequeña virgen mojigata —dice, mientras
relajo mi garganta, tomándolo en la medida de lo que puedo, la ironía de
sus palabras no me escapa. Agarro sus bolas con una mano y se queja,
tirando mi cabeza hacia atrás y hacia adelante a lo largo de su longitud,
negándose a dejar que sea el que tiene el control. Está a pocos minutos
antes de su agarre en mí afloja y deja que me vaya. Me alejo de su pene,
envolviendo mis manos alrededor de su base y deslizándolo hacia arriba y
abajo de su longitud, su piel lubricada por una mezcla de nuestros fluidos.
Él me advierte, su tono brusco—. Es mejor que pongas tu boca de nuevo.
—No he sido virgen desde hace meses, gracias a ti. Y tú eres un
arrogante, jodido egoísta que no puede pensar en nada más que echar
un polvo —le digo, incapaz de resistir.
—Cerebrito —dice, pero su cabeza cuelga desde su espalda
mientras se masturba en mi boca, mi lengua acariciándolo hasta el final de
su cabeza. 141
Página
143
Oh, Dios mío, tu boca —gimo.
Gruñe y me mantiene lejos de su cara, mirándome con su brillante
Página
boca, cubierta por mis jugos. —Me encanta la forma que sabe tu coño. No
puedo tener suficiente de él.
Gimo en voz baja, consciente de los invitados en la planta baja, la
multitud de personas celebrando el compromiso de mi padre con Ella.
Tenemos que estar callados; nadie podía oírnos o venir a buscarnos. La
idea me hace más caliente y cuando Caulter cubre mi coño con su boca,
comiendo como un hombre hambriento, me paseo por su rostro,
enredando mis manos en su pelo.
Deslizo una mano a mis pechos, amansando, pellizcando el pezón
entre mis dedos mientras follo su boca, montándolo cuando me pone más
y más alta. Su lengua parece estar en todas partes, chasqueando sobre mi
clítoris, empujando dentro de mí, haciéndome bromas, haciéndome
pensar en su polla. Agarra mi culo, dedos abriendo mis mejillas, y siento la
punta del dedo presionando contra mi culo.
Me retuerzo con su toque, con el placer que surge a través de mí en
respuesta a su dedo, y creo que lo oigo reír, el sonido amortiguado entre
mis piernas. Me agarra con más fuerza, tirando de mí contra su rostro
mientras me devora. Estoy tranquila, tratando con todo lo que tengo de no
gemir de la manera que quiero, teniendo en cuenta que si lo hago,
alguien me escuchara. Alguien vendrá viéndome desnuda, montando la
cara de mi nuevo hermanastro como un maldito caballo, mis pechos
rebotando en el aire.
Caulter presiona su lengua en mi coño, empuja la punta del dedo en
mi culo, y el pensamiento de que alguien me vea así, mientras estoy siendo
tan desenfrenada por él, me empuja completamente encima del borde.
Cuando me vengo, es cegador. Estoy jadeando por aire y casi
tirando de las raíces de su cabello, tratando de centrarme solo en
mantener la boca cerrada y no gritar. Olas de placer, la frustración
reprimida de estar cerca de Caulter durante una semana, los celos de
verlo con otra chica, arrastrándose sobre mí y vengo con fuerza contra su
cara.
El orgasmo ni siquiera ha terminado cuando me levanta. —En tus
manos y rodillas —gruñe.
Estoy en una nube, preocupada por mi palpitante coño, superando
el vacío cuando retira su lengua de entre mis piernas. —¿Qué?
—Ya me has oído —dice. Agarra un condón del bolsillo y rasga el
envoltorio con los dientes, me mira como un animal salvaje. Su pene esta
duro como roca, y tira el condón en su considerable longitud—. ¿Qué
mierda he dicho?
Sonrió, su dureza de alguna manera me sorprende divertidamente. 144
Página
—Está bien, mandón.
No responde, solo agarra una almohada de la cama y la tira en el
suelo delante de mí. —Grita en la almohada.
—Piensas demasiado en ti mismo —digo.
—Vas a necesitar la almohada. —No espero a que respondiera, solo
me empujó hacia abajo a cuatro patas. Su punta presionaba contra mi
entrada, y sumergió su polla en mi interior con un solo empuje, mi
humedad fácilmente lo guio. Coloco sus manos en mis caderas, me tomo
con empujes duros, cada uno más profundo que el anterior, mis pechos
balanceándose cuando resbalaba dentro y fuera de mí.
—Mierda, Caulter —susurré, tratando de ser silenciosa, el sonido de
nuestra carne chocando era lo suficientemente ruidosa como para
ponerme nerviosa. Mi coño estaba tan sensible por mi orgasmo que
apenas podía sostener la sensación de su polla dentro de mí. Era tan
abrumadora que quería que saliera de mi piel—. No sé si podré soportarlo.
Sus manos estaban en mi espalda, vagando sobre mi piel. —Voy a
hacerte venir otra vez —dijo—. Esta vez será una locura.
Mi coño se apretó alrededor de él mientras entraba en mí, el calor
que irradiaba su cuerpo lleno el mío de placer. —Tu polla es… —Quería
decir “demasiado”, pero no quería que la quitara. La mezcla de placer y la
sobre estimulación colindando con dolor, era algo que nunca había
experimentado.
—Tu coño es tan apretado —susurró, sus bolas presionaban contra
mis pliegues mientras golpeaba profundamente dentro de mí—. Me queda
como un maldito guante.
—Oh Dios, Caulter, vas a hacerme venir —le avisé.
—No hasta que te diga que lo hagas, ¿escuchaste? —Tomó un
puñado de mi cabello de la base de mi cabeza, tirando de él como si
llevara las riendas de un caballo—. Maldición espera hasta que te lo diga.
—Oh Dios.
—Oh Dios, ¿qué?
—Sí —suspiré—. Sí, sí. Esperar. —No sabía si podría.
Caulter me dio una bofetada en mi culo, enviando una onda de
placer a través de mi cuerpo. —Toca tu clítoris.
—No —protesto. Si lo hacía me haría venir en un instante.
145
—Frota tu clítoris —ordena y presiono un dedo contra mi clítoris
mientras sus empujes se hacían más rápidos—. Dime que te encanta esto. Página
—Oh, sí, me encanta. —Froto mi clítoris fuerte.
—Dime que te encanta que folle tu dulce, y apretado coño. —Sus
empujes, sus bolas chocando contra mis pliegues, su polla tan adentro de
mí.
—Me encanta cuando me follas. —Estoy tan cerca, no puedo
soportarlo.
Él agarraba mis caderas tan fuerte que creo que dejará moretones.
—Dilo de nuevo: me encanta cuando follas mi dulce, y apretado coño.
—Me. Encanta. Cuando. Follas. Mi. Dulce. Y. Apretado. Coño. —Froto
círculos en mi clítoris, sus empujes haciéndose más fuertes, puntuando
cada palabra—. Caulter, no te detengas. No te detengas.
—¿Te quieres venir?
—Sí, sí. Por favor. Sí. —Pienso que voy a morir si él no me deja venir.
—Por favor. Di por favor déjame venir, Caulter. —Su mano sobre mi
espalda baja, me empuja más lejos abajo al piso, mi cara se cierne un
poco más en la almohada. Agarro la funda de almohada cuando él
empuja en mí, mi trasero alto en el aire. Muerdo el borde del material,
tratando de impedirme venir. Pero mi coño se siente tan mojado y
aumentado no puedo aguantarme.
—Por favor. Por favor. Por favor. Caulter.
Gruñe, golpeando en mí con un profundo empuje. —Vente por mí,
Princesa.
Finalmente lo suelto, amortiguando mis gritos con la almohada
mientras él se enterraba profundo en mí, llenándome con su semen. El
orgasmo envolvió mi cuerpo como una ola, la intensidad tan poderosa
barriendo. No sé cuánto tiempo pasó, cuando finalmente quité mi rostro
de la almohada para verlo.
Caulter frota las manos en mi espalda y caderas. —Te dije que
necesitarías la almohada.
—No tengo palabras.
Sonrió. —Sin palabras—dice—. Eso es de lo que estoy hablando.
Me reí. —No me querrías si fuera muda. Sería aburrido.
—Estaría en el cielo.
—Jódete.
—¿Otra vez? —Da una bofetada en mi culo—. Necesito otro minuto, 146
pero si insistes.
Página
147
Página
21
Caulter
Traducido por Yasna.FU, mariana90 y Maeh
Corregido por YaniM
—M
ierda, me has asustado. —Se encuentra de pie
junto a la puerta abierta del balcón, lleva una
camiseta de algodón que apenas cubre su trasero.
Y las bragas, supongo, aunque no pueda verlas. Tiene que ser un tanga, ya
quemé sus bragas de abuela, lo que me hace sonreír—. ¿Por qué sonríes?
—Nada —digo—. ¿Me dejarás entrar o qué?
—¿Tengo elección o pasarás de todos modos? —pregunta.
Sonrío, rodeándola con un brazo y atrayéndola hacia mí. La beso
lentamente, dejando que se funda en mí, pero me detengo cuando veo el
block de dibujo sobre la cama.
—¿Otro dibujo? —pregunto, recogiéndolo.
Katherine trata de alcanzarlo, pero lo sostengo en alto sobre su
cabeza.
»Mierda, solo no puedes alejarme de tu mente, ¿verdad? 148
Página
—Devuélvemelo, imbécil —sisea—. O gritaré.
—Al infierno vas a gritar. —La idea me hace reír—. Estoy seguro que a
nuestros padres les encantará entrar en tu habitación para verte usando
nada más que esa camiseta y sosteniendo un block lleno de dibujos de mi
polla.
Me mira, y cruza los brazos sobre su pecho, recostándose sobre la
cama.
—Está bien. Lo que sea. Ya los has visto de todos modos, así que no
me importa.
—Muy considerado de tu parte. —Camino hacia el otro lado de la
habitación, finalmente mirando lo que estaba dibujando. Espero verme,
pero no.
—¿Es tu madre?
Asiente, y me mira de una forma que me hace sentir vergüenza por
quitarle el block.
—La dibujo como la recuerdo, no como ya sabes, como era cerca
del final.
—Es bonito, Kate. —Tan pronto como sale de mi boca, creo que
bonito es una palabra estúpida. Los dibujos de Katherine son hermosos, fue
lo primero que pensé cuando tomé su cuaderno de dibujo, antes de
descubrir que eran todos sobre mí.
—No te dibujé antes porque estaba obsesionada contigo o algo así
—dice. Le devuelvo el block de dibujo y lo cierra, y puedo decir por la
forma en que me mira que se siente avergonzada.
—¿No? —pregunto elevando las cejas—. Estoy decepcionado.
Siempre quise tener una acosadora.
No dice nada durante un minuto, y creo que escogí el camino
equivocado para aligerar el ambiente, pero entonces levanta la mirada y
se encoge de hombros.
—Bueno, tomé un mechón de tu cabello para el santuario que te
hice.
Me siento en la cama. Katherine se encuentra recostada contra las
almohadas en la cabecera de la cama, con las rodillas contra el pecho.
Se ve tan vulnerable que quiero extender la mano y abrazarla, pero
parece demasiado cursi, así que solo llevo sus pies sobre mi regazo y los
cubro con mis manos. Hay algo acerca de estar con ella en este momento
149
que se siente cómodo.
—Eso es bueno —le digo—. Un mechón de cabello está bien. Si
Página
150
—¿Realmente no lo sabes?
—Me dijo que era un perdedor, vivía en alguna parte de Georgia — Página
le cuento—. Cuando yo tenía quince años, contraté a un investigador
privado y localicé al tipo. Ella le pagaba para que no dijera que era mi
padre y permaneciera fuera de mi vida. Al parecer, era muy fiestera en
aquel entonces. No sabe que sé esto.
—¿No hay pruebas de ADN?
—No —respondo.
—Mierda. Eso es horrible.
La acaricio hasta la pantorrilla, agradecido por la distracción
mientras froto su pierna.
—Lo que sea. No es gran cosa, ¿verdad? Así es la vida. Al menos tu
padre es de su puta edad, no como algunos de los chicos con los que
salía, apenas mayores de los dieciocho años.
—A veces pienso que no debo ser feliz, ¿sabes? —inquiere—. Como
se supone que son otras personas, pero yo no.
Eso puedo entenderlo. Perseguir la felicidad es como una maldita
maldición.
—Si mandaras a la mierda a tu padre, apuesto a que te sentirías feliz.
Se ríe hasta ahogarse.
—Sí —dice—, probablemente tienes razón. Apuesto a que sí.
—¿Así que no más Harvard en el otoño, entonces? —pregunto.
—Supones que no me hará feliz —dice—. Tal vez ese es mi sueño.
—Sí, es una suposición ridícula —le digo.
—Tal vez quiero ir a Harvard.
—No, no lo haces —digo con seguridad, aunque no debería. No
debería saber lo que quiere o no quiere, pero lo sé. Sé con certeza que no
quiere ir a Harvard, y que no quiere ir a la escuela de leyes. No es lo que
realmente es ella.
—¿Puedo mostrarte algo? —pregunta—. Pero tienes que jurar que no
le dirás nada a nadie.
—Muéstrame. —La observo mientras se levanta y se apresura a su
escritorio, sacando un papel doblado de debajo de un montón de
papeles en el cajón superior, entonces me lo entrega—. ¿Qué es?
—Mira.
Leo la carta, una carta de aceptación de la UCLA.
—¿Aquí quieres ir? 151
Página
—Creo que, nunca pasará, sabes lo que quiero decir —dice—. No es
una escuela de la Ivy League. Pero tienen un muy buen programa de arte.
Mi padre se enfurecería si yo fuera a la escuela de arte. Diría que es un
título inútil.
—Pero aplicaste —señalo—.Y te admitieron, ¿verdad? Deberías
hacerlo, si es lo que quieres.
Retira el papel de mi mano y lo guarda en el cajón.
—Creo que ya pasó la fecha límite de todos modos Y es en
California. Mi padre tendría un ataque al corazón. ¿Pasantías de verano
para señoritas en el congreso de arte? Quiero decir, ¿qué voy a hacer con
mi vida? ¿Bosquejos? No es práctico. —Se encoge de hombros—. Solo
quería saber si era buena, ¿sabes?
—Debes hacer lo que te haga feliz.
Me mira, regresando a su lugar en la cama.
—No voy a tomar el consejo del señor-la-vida-es-una-gigantesca-
Fiesta —dice—. Tu mamá tiene como mega dinero. Ni siquiera tienes que
hacer nada con tu vida.
—Joder si no lo sé ya —replico con dureza.
—No quise decirlo en la forma en que sonó —dice—. Solo que ya
tienes tu vida cubierta, ¿verdad? Puedes divertirte todo el tiempo.
—Bueno, no es tan bueno como parece. —Sueno desagradecido y
mimado—. Se torna aburrido después de un tiempo.
—¿Ves? —dice—. Ser irresponsable todo el tiempo no es divertido.
—¿Primero dices que no tengo que hacer nada con mi vida, y ahora
me llamas irresponsable? —pregunto—. Pensé que nos estábamos llevando
bien, y ahora has vuelto a insultarme.
Katherine suspira.
—Me expresé mal —dice—. No quise decir eso. Solo digo que
obviamente eres inteligente, ¿sabes? Y ya estás preparado para la vida.
Puedes hacer todo lo que quieras.
—Eso es lo que crees. —Parece como si mi camino se presentara
muy claro. Soy el hijo malo de una celebridad. La gente ya sabe todo lo
que quiere saber de mí.
—Entonces, ¿qué te gustaría hacer si finalmente dijeras a todos
jódanse y no doy una mierda por nadie? —Frota su labio inferior
152
distraídamente con el dedo, con las rodillas contra el pecho. Pienso en
cómo mi lengua estuvo en ese labio momentos antes, cómo se siente ese Página
labio cuando lo tiro entre mis dientes.
Me la tiré hace menos de dos horas, debería estar saciado. Pero no.
Me he duchado y estoy revitalizado otra vez mientras permanezco aquí
sentado, mirándola. Y, puedo ver a sus bragas que apenas cubren su coño
asomarse entre sus muslos.
—A ti —digo, alcanzando su tobillo y tratando de acercarla a mí en
la cama.
Se ríe, metiendo su cabello detrás de su oreja.
—Sí, por supuesto —dice—. Pero, ¿sabes lo que quiero decir?
—Sé lo que quieres decir —digo, trepando por su cuerpo, frotando
mi polla contra ella. Se ríe y coloca sus manos sobre mi pecho.
—No tan rápido —dice—. No hasta que me digas.
La beso, dibujando su labio inferior entre mis dientes otra vez, mis
manos a ambos lados de sus hombros.
—¿Decirte qué? —pregunto—. No hay nada que contar. Te tendría a
ti. Nunca dejaría de follarte. Eso es lo que haría.
—Hablo en serio.
—Yo también. —Llego debajo de su camiseta, deslizo mi mano sobre
su abdomen hasta que puedo sentir su pecho. Sin sujetador. El pezón esta
duro, y gimo cuando aprieto su carne, viendo a su rostro cambiar de
expresión cuando sus ojos se cierran ligeramente—. ¿No gastarías tu
tiempo follándome si nadie estuviera mirando?
—No —murmura.
—¿No? —pregunto—. Eso es grosero. Al menos deberías mentirle al
tipo que presiona su polla justo contra tu coño.
—Está bien, entonces. Sí —susurra.
Acaricio su pezón con el pulgar hasta hacerla gemir con suavidad.
—¿Sí, porque te dije que mintieras o sí, porque no te gustaría hacer
nada más que follar conmigo?
Gime.
—Fóllame ahora —dice.
—Eso fue rápido. —Pero me alejo, deslizo su camisa sobre su cabeza,
y me quita la mía antes de caer sobre las almohadas. Todavía visto mis
pantalones pijamas, la delgada barrera de tela de algodón entre nosotros
153
es mínima, y puedo sentir el líquido pre-seminal humedeciendo la tela.
Inclinándome, tomo su pecho en mi boca, girando mi lengua alrededor de Página
su pezón—. ¿Estás lista para mí tan pronto?
Katherine toma mi rostro entre sus manos y me acerca a ella, su
lengua empujando insistentemente en mi boca mientras me besa. Cuando
deslizo mis dedos entre sus piernas, gime. La tela de sus bragas se
encuentra empapada.
—¿Ves? —pregunta—. Ya estoy tan mojada.
—Lo estás —le digo—. Espera un segundo. Déjame buscar un
condón. —Me alejo, pero aferra mi brazo.
—No.
—¿No qué?
—Sin condón —susurra.
—Me tomará menos de dos segundos —digo—. Están justo ahí.
—¿Es necesario?
—¿Usar un condón? —pregunto—. ¿Eras tú la que estaba
preocupada por mí follando con una pelirroja, pero ahora quieres ir sin
protección?
—No follaste a la pelirroja —dice.
—¿Es una pregunta o una afirmación? —pregunto—. Debido a que
antes no parecías segura.
—Es una afirmación —dice—. Estoy segura.
—Mhmm. —De todos modos me levanto, deslizando sus bragas sobre
sus caderas y por sus piernas, incapaz de resistirme de pasar la lengua por
su coño y lo hago. El sabor me pone duro como una piedra. La idea de
estar en su interior, sin protección, me dan ganas de venirme ahora. Pero
eso definitivamente va contra mis reglas—. Eso no es algo que haga,
Katherine.
—¿Qué quieres decir? —Me observa despojarme de mis pantalones,
y sus boca se abre cuando ve mi polla, me hace sentir orgulloso como el
infierno. Tomo un condón del cajón inferior de su escritorio—. ¿Sabías que
los escondo allí? —pregunta.
—Sí. —Vuelvo a la cama.
—¿Desde cuándo?
—Hace un tiempo.
154
—¿Antes de que empezáramos a follar? —pregunta. Vuelvo a
ocupar mi lugar sobre ella, y envuelve su mano caliente alrededor de mi Página
polla.
—¿Romperás mi polla si te respondo con sinceridad?—. Me
preocupa que sea capaz de hacerlo. Pero solo se ríe mientras desliza su
dedo pulgar sobre la punta, el líquido pre-seminal humedece mi piel.
—Lo hiciste, ¿no? —pregunta.
—Lo hice.
—Eres un imbécil engreído.
—Y tú no eres una perra frígida —digo.
—Gracias —dice, riendo—. Creo que es el mejor cumplido que me
has hecho, Caulter Sterling.
—Nunca digas que no te he dicho cosas agradables —digo. Mueve
su mano arriba abajo a lo largo de mi polla, y gimo. Cuando me guía
hacia su coño, me tenso, mientras siento su humedad caliente contra mi
polla desnuda, aunque es lo mejor que he sentido alguna vez—. Espera.
—Estoy en control de natalidad —dice—. Lo he estado por años.
¿Estás limpio?
—Me hice la prueba justo antes de… ti, en realidad. —No le digo por
qué, que un mes antes de ella había dormido con esta chica psicótica que
asistía a una escuela de niñas a media hora de aquí, quien también, como
supe más tarde, había dormido con la mitad del equipo de lacrosse.
Arquea sus caderas ligeramente para que la punta de mi polla
quede justo en su interior.
—Hazlo. Jódeme. Quiero sentir como te vienes en mi interior.
—Mierda, Kate —gimo sin moverme. No dormía con chicas sin usar
condón. Podía no ser un buen tipo, pero al menos me cuidaba—. Me estás
matando. Se supone que eres la responsable.
—Estás sobre mí —susurra, sus manos ligeramente alrededor de mis
nalgas—. ¿Qué puedo decir? Quiero hacer algo alocado.
Me acerca más, pero la detengo, dejándome entrar solo otra
pulgada. Otra agonizante pulgada en su caliente y húmedo coño. No
puedo pretender tomar una decisión responsable, no con mi polla dentro
de su coño. Aprieta sus músculos con firmeza a mí alrededor y eso es todo.
Penetro mi polla en su interior, hasta la empuñadura, en una profunda
estocada, sintiendo la exquisita sensación de sus músculos estirándose
para tomarme.
Katherine se arquea mientras me deslizo en su interior, su cabeza cae
hacia atrás, su cabello se esparce sobre la almohada y alrededor de sus
155
Página
156
gota de mi semen hasta el final.
Luego, el único sonido en la habitación es nuestra respiración
Página
157
Página
22
Katherine
Traducido por July Styles Tate
Corregido por YaniM
M
i padre y Ella regresaron a la casa del lago a tiempo
completo ahora. El Senado entró en receso durante el
verano desde hace tres días. Hace tres días, la casa se
convirtió en un frenesí de actividades para la preparación de la boda, la
casa invadida de gente: el organizador de bodas, los catering, estilista,
gerentes, decoradores, panaderos, y el séquito de mi padre de asesores
políticos.
Había esperado que la boda interrumpiera la campaña de mi
padre, pero todo parecía encajar muy bien. Ayuda, supongo, que Ella
dirija la planificación de la boda con la misma clase de precisión militar
con la que mi padre ataca a su campaña de reelección.
Caulter y yo no solo follamos. Quiero decir, hemos estado follando.
Pero ahora estamos follando como conejos. Hemos estado jodiendo todo
el tiempo.
Cuando mi padre y Ella estaban todavía en D.C., Caulter cumplió su
158
Página
160
—Escogí cada par de bragas, por cierto. Sin embargo, lo de
“rebelde domado” es idea de la persona de relaciones públicas de tu Página
padre o de quien sea.
—Mona —digo, poniendo los ojos en blanco—. Es una tirana.
—Dice que soy un rebelde domado —dice—. Suena emocionante.
Tal vez debería mencionar quién me domó cuando estemos en cámara.
Lo golpeo, pero se escabulle fuera de mi camino, en dirección a la
puerta del balcón.
—Eres un rebelde total —digo, mirándolo encender un cigarrillo—.
¿En serio vas a hacer eso justo antes de la entrevista?
Sopla el humo por el balcón, pero me mira.
—¿Quieres que lo haga durante la entrevista?
—Lo que sea —le digo—. Siempre y cuando sigas el juego.
—Jugaré a ser el pequeño hermanastro bueno —dice—. Pero estaré
todo el tiempo desnudándote con mis ojos.
Me río.
—Estoy segura.
Treinta minutos más tarde, no encontramos abajo, en la biblioteca,
de todos los lugares. Que más o menos es el lugar exacto en que he
fantaseado con tener que sentarme frente a una cámara y responder
preguntas sobre mi relación con mi hermanastro. Quiero decir, es
jodidamente perfecto.
—¿Qué pasó con la sala de estar? —pregunto, mientras Mona me
hace tomar asiento, usurpando el lugar que en realidad le corresponde a
la persona a cargo del programa.
—El fondo de aquí es más adecuado para una entrevista en familia
—dice mientras ajusta el cuello de mi chaqueta.
Sí, por supuesto. El lugar en que Caulter y yo rompimos una escalera
mientras fallábamos es definitivamente adecuado para una entrevista
familiar.
Miro a Caulter, y está ocultando una sonrisa, el imbécil. Argh. Caulter
va a amar todo esto, sobre todo mi malestar. Podemos estar jodiendo, y tal
vez no lo odie con la ardiente pasión con la que solía hacerlo, pero eso no
significa que no se llevará el gran placer de verme retorcerme bajo
presión.
A Caulter le gusta verme retorciéndome. El pensamiento surge en mi
161
cabeza y de inmediato me hace pensar en el sexo, y trato de alejarlo.
Enfócate, Kate. Página
Mona me palmea el muslo.
—Las rodillas juntas, cruza los tobillos. Siéntate con la espalda recta,
inclínate ligeramente hacia adelante para que el sofá no te absorba —
puntualiza sus órdenes como un sargento, antes de hacer un gesto
impaciente a Caulter—. Caulter. Aquí.
Quien sea en realidad el encargado de la puesta en marcha en el
set interviene suavemente, ubicando a mi padre y a Ella en el sofá junto a
nosotros.
Cuando las cámaras se encienden, en tres, dos, uno y sonreír y una
gran familia feliz. Mientras tanto, mi mente se encuentra muy lejos de
siquiera escuchar cualquiera de las preguntas dirigidas a mi padre y a Ella.
Cuando la entrevistadora, una anciana con una inclinación por
hacer preguntas que hacen que las estrellas se disuelvan en lágrimas, se
gira hacia Caulter y hacia mí, nos realiza preguntas superficiales una tras
otra. ¿Nos conocíamos el uno al otro en Brighton? ¿Nos llevamos bien?
¿Cuáles son nuestros planes para después del verano?
Repetimos como loros las respuestas que hemos estudiado, sonriendo
y siendo encantadores, como dos lacayos robot apostando por mi padre.
En apariencia, no hay incidentes. Pero evito cuidadosamente el
contacto visual con Caulter y elijo mis palabras como si estuviera
caminando sobre un campo minado. Las preguntas que deberían ser tan
fáciles de responder ahora se encuentran cargadas de un significado más
profundo.
Por supuesto que nos llevamos bien, digo yo. Lo que no digo es que
el rostro de Caulter estuvo enterrado entre mis piernas esta mañana antes
de que saliera de la cama. Nos llevamos muy bien.
162
Página
23
Caulter
Traducido por Yasna.FU
Corregido por YaniM
—D
eja el teléfono. —Atravieso la puerta del balcón,
aunque Kate me hace gestos para que salga,
meneando la cabeza. Se pone de lado, como si
estuviera tratando de proteger su teléfono de mí, y dice algo que no
entiendo bien, pero escucho el tono de su voz, y despierta mi interés. Está
irritada.
—No lo creo —dice, seguido por el silencio—. Porque ¿recuerdas la
última vez que salimos?
—¿Es Jo? —pregunto.
Kate niega y protege la boca con la mano. Me siento tentado a
quitarle el teléfono de las manos y tirarlo por el cuarto como hice antes,
pero no lo hago, solo porque luce irresistible en ese vestido amarillo que
viste y cae hasta el suelo. El que la parte superior empuje sus pechos hasta
el punto en que están prácticamente desbordándose me provoca ganas
de besarlos.
Continúa hablando, incluso cuando me acerco a ella y bajo la tela
del vestido y el sujetador sobre sus tetas deliciosas. Niega hacia mí,
163
Página
165
preocupo por retenerme; quiero llenarla con mi esperma caliente. Sus
músculos tensos alrededor de mi polla y sé que está lista. Página
166
pero no puedo decirle eso.
—Tal vez. Página
168
Página
24
Katherine
Traducido por FIORELLA♥
Corregido por YaniM
H
oy es el día.
El maldito día.
La boda de mi padre con Ella.
Caulter fue fiel a su palabra. Me dejó caminando como un vaquero
que desmonta de su caballo después de pasar días montando. El estilista
arreglando mi cabello esta mañana preguntó si me sentía bien, y mi rostro
se tornó del color de la berenjena.
Esta boda constituye el evento social en esta parte de New
Hampshire. Es una gran cosa. Gracias a Dios nuestra casa del lago no era
lo suficientemente grande como para que se celebrara en el patio; la
fiesta de compromiso de mi padre en el lugar favorito de mi madre ya
había sido malo como el infierno.
Diría que mi madre habría vuelto de su tumba, pero la verdad es que
ella querría sinceramente que mi padre fuera feliz. Era ese tipo de persona.
169
Se supone que Caulter y yo vamos camino a la boda, con el resto de
los asistentes a la fiesta. Se celebrará en este B&B6, este inmenso lugar que Página
solía ser un hotel en el siglo XIX. No nos encontramos con el resto de los
invitados a la fiesta, sin embargo, le mentí a Ella y le dije que necesitaba la
ayuda de Caulter para sorprender a mi padre.
—¿Estás bien? —pregunta, cuando la limusina llegó a una parada.
6B&B: Pequeñas posadas que además de la habitación para estadías cortas incluyen el
desayuno.
—Solo será un minuto. Gracias por venir conmigo.
Asiente.
—Puedo acompañarte, si quieres.
—No —le digo—. No tardaré. —Tomo las flores y atravieso la hierba,
mis talones se hunden en la tierra. Ella enloquecerá cuando vea cómo mis
tacones dejan pequeños manchones de suciedad mientras camino hacia
el altar, pero no me importa. Arrastro el dobladillo del vestido sobre la
hierba, pero no termina de importarme tampoco.
Pongo las flores en la tumba de mi madre, reemplazando las que
había desde hacía unos días que apenas comienzan a marchitarse y las
dejo sobre la piedra ubicada a unos pocos metros. Es la tumba de un niño,
y nadie trae flores, siempre me entristece.
Parece extraño, ligeramente inadecuado estar haciendo esto
luciendo un vestido de Dama de Honor justo antes de que mi padre se
case con otra persona. Pero no me atrevo a participar de este día sin
hablar con ella primero. Trago con fuerza.
—Te extraño —digo—. Creo que no pensarías que Ella es tan mala,
sin embargo. Caulter la odia, creo. O, tal vez no es odio, exactamente.
Creo que siente por ella lo mismo que yo siento por papá. No te gustaría,
en realidad, la forma en que siento por papá. —Siempre vengo aquí y
hablo con ella, pero aún no me he atrevido a hablarle de Caulter.
»Así que la boda es hoy. Estoy en camino, con Caulter —digo—.
Espero que estés bien con ello. —Parece que estoy hablando de la boda,
pero es de Caulter de quien hablo en realidad. Esta boda tiene que ser el
final de lo que se ha estado gestando entre nosotros; sería terrible para la
campaña de mi padre, un desastre en los medios de comunicación si sale
a la luz. Eso es lo último que necesita mi padre—. Te amo, mamá.
Me siento melancólica en mi regreso al auto, una extraña tristeza
cae sobre mí. Es como si estuviera dejando ir, no a mi madre, sino a
Caulter.
Una pequeña parte molesta de mí piensa que las aspiraciones 170
políticas de mi padre no deberían dictar toda mi vida. La parte que
Página
171
Página
25
Caulter
Traducido por Alysse Volkov
Corregido por YaniM
T
odo este maldito día apesta. Quiero decir, la boda en sí es
suficiente para que me den ganas de vomitar. Imaginé que Ella
habría terminado con el Senador a esta altura, pero supongo
que la perspectiva de ser finalmente Primera Dama es lo suficientemente
bueno para ella. Todo un éxito. Por supuesto, no puedo culparla
demasiado por eso, teniendo en cuenta que yo estuve de acuerdo en
seguirle la corriente en todo para asegurarme que no pasara nada con mi
fondo fiduciario.
El ministro está hablando, y miro a Kate todo el tiempo. Más
temprano, me dijo que tenía que pasar por la tumba de su madre antes de
la ceremonia, y que quería que fuera con ella. No pensé que podría
sentirme más protector con ella que aquella noche en la fiesta, pero me
costó mucho contenerme de ir y sostener su mano mientras estaba de pie
frente a la tumba.
172
Pero no me quería entrometer si necesitaba hacer esto sola. Cuando
regresó a la limusina, una melancolía parecía pesar sobre ella, y Página
permaneció en silencio el resto del viaje hasta aquí, mirando por la
ventanilla todo el tiempo.
No puedo dejar de mirarla, de pie frente a mí, intercalada entre las
otras damas de honor. Las otras mujeres son insulsas amigas de Hollywood
de Ella; esas chicas no se le parecen en nada. Kate las hace lucir como
brujas.
Incluso con la sonrisa pegada a su rostro que no hace nada para
ocultar la tristeza detrás de sus ojos, está jodidamente hermosa. Su cabello
está recogido con esos pequeños mechones cayendo alrededor de su
rostro, y el vestido sin tirantes expone su clavícula y la hace lucir regia. Se
supone que los vestidos de Damas de Honor luzcan feos, ¿no es así? No en
Kate.
El ministro toma el micrófono y empieza, y mi mente queda atascada
en lo que Kate dijo ayer sobre cómo debemos dejar de hacer lo que
hemos estado haciendo. Fue difícil tomarla en serio cuando esa
declaración fue seguida por follarnos hasta sesos en todas las posiciones
imaginables durante el resto del día, pero aun así.
El que dijera eso me molesta. Nunca he estado tan colgado por una
chica al punto de desear seguir durmiendo con ella. Y ahora, no puedo
imaginarme no tener a Kate a mi alrededor.
173
Página
26
Katherine
Traducido SOS por Jane
Corregido por YaniM
174
teléfonos celulares. Riendo demasiado.
—No estoy segura —le digo con aire ausente. Página
KATHERINE HARRISON.
MAMADA— 50 PUNTOS.
SEXO — 100 PUNTOS.
ANAL — 200 PUNTOS.
SIN PROTECCIÓN — 500 PUNTOS.
178
Página
27
Caulter
UN AÑO DESPUÉS
Traducido por Maeh
Corregido por YaniM
—¿S
oda? —La aeromoza coloca una copa en la bandeja
frente a mí. —¿Maní?
Niego, y luego inclino mi cabeza contra el asiento y
cierro los ojos, ahogando el murmullo de voces a mi alrededor.
Es hora de volver al mundo real.
Esas fueron las palabras que mi madre había usado en su correo
electrónico hace un mes. Lo comprobé en el cibercafé en Luang Prabang
en Laos. Había estado allí desde hacía un mes, al final del año pasado en
el sudoeste asiático, Vietnam, Tailandia, Indonesia, Malasia, Nepal, India y
Camboya.
179
Algunas personas podrían ver como jodida la forma en que solo me
fui. No entenderían por qué hice lo que hice. Página
La recepción de la boda lo cambió todo.
Incluso al otro lado del mundo, no podía dejar de pensar en lo que
pasó. Desde hace unos meses, cuando cierro los ojos por la noche, se
repite en mi cabeza, la misma escena atascada en un bucle7. Katherine
7Atascado en un bucle: expresión que denota ponerse en una situación en la que las
cosas se repiten una y otra vez siguiendo el mismo orden y proceso.
estando frente a mí, lágrimas corren por sus mejillas mientras me dice que
me odia por lo que ella pensaba que había hecho.
Le dije que la amaba. Lo dije en serio. Fue la única vez que se lo
había dicho a alguien.
No me devolvió las palabras.
Me fui porque necesitaba huir, pero este año terminó siendo
exactamente lo que necesitaba. Podría decir que me encontré a mí
mismo, pero eso sonaría como una mierda. Es la mejor forma en que
puedo describirlo.
Traté de hablar con ella después de la recepción pero ni siquiera me
miraba.
—Me importa una mierda lo demás, Kate —le había dicho. —No me
importa quién lo sabe, ni lo que piensen. Ya sabes que lo que pasó con
Brighton Bingo fue cosa de Chase, no mía. Ese idiota lo filtró a la prensa.
—No importa, Caulter.
Traté de convencerla para que dejara todo y huyera conmigo, pero
no quiso escuchar nada de lo que tenía que decirle.
Ella y yo teníamos el poder para poner fin a todos los problemas: me
gritó, llamándome el desastre más irresponsable que ha existido, yo le dije
que no daba una mierda por el fondo fiduciario. Podía quedarse con todo.
Me marché ese mismo día. Me fui al aeropuerto y tome el primer
vuelo que pude para salir de Boston. Al siguiente día, tenía un boleto a
Bangkok luego a Tokyo, donde planeaba pasar el siguiente mes
bebiéndome mi cuenta bancaria y ligando con meseras tailandesas. No
tenía planes para después de eso.
La primera noche que estuve en la ciudad, tuve una buena
borrachera y la pasé en un hotel de lujo en el distrito financiero. Me
desperté y nada era diferente. Era el mismo inmaduro, irresponsable e
idiota que siempre había sido.
Así que decidí que no quería seguir siendo el mismo idiota. Quería un
cambio. Vendí mi reloj de diseñador, mis aparatos electrónicos, todas las
180
Página
cosas que me ataban a mi otra vida, aquella en donde era el hijo de una
de las estrellas de cine más grandes del planeta.
E hice algo que nunca antes había hecho.
Trabajé.
Trabajé, aquí y allá. Trabajé y viajé, como nunca lo había hecho
antes, en un autobús lleno de gente en la India, en un tren en China. Me
hice amigo de gente a quien no le importaba una mierda de quién fuera
hijo.
No hice nada como el Zen y toda esa mierda, totalmente separado
de los Estados Unidos. Hice un seguimiento de todo, leyendo sobre ello
desde el otro lado del mundo.
Llevó un mes para que el Senador y Ella terminaran con todo, las
consecuencias de lo que había pasado con Kate y conmigo. No fue del
todo culpa nuestra, por supuesto; la relación estaba condenada desde el
principio, con la obsesión política del Senador y Ella amando y dejando
tendencias. Ella me lo notificó en un correo electrónico. Estaba ocupada
redecorando la casa en Malibú, preparándola para un nuevo comienzo. El
escándalo no afectó la campaña de reelección del Senador, la cual
prácticamente estaba sin oposición.
Y Kate…
La cobertura mediática del incidente fue aplastante en las dos
semanas después que sucedió, pero luego se interesaron por alguna otra
historia más escandalosa. Kate se negó a dar entrevistas. Pero fue a la
UCLA, no a Harvard.
Sonreí cuando lo leí. Estaba estudiando arte.
Estaba estudiando arte.
A veces pienso en ella en pasado, como si fuera parte de mi vida
anterior. Y entonces veo a alguien que se le parece cuando miro por el
rabillo del ojo, o una chica acomoda su cabello detrás de la oreja como
Kate lo hacía… y se convierte en parte de mi presente otra vez.
Hace seis meses, mi madre me envió un correo electrónico,
ofreciendo devolverme mi fondo fiduciario. Estaba de acuerdo, pero bajo
mis condiciones. El primer puñado de inversiones que hice fue en artes, a
lugares que sabía le gustarían a Kate. De la misma manera que planeo
ayudar a negocios, empresas y personas con buenas ideas que están
luchando, pero no tienen el capital para financiar sus proyectos. No pensé
que alguno de los lugares que había invertido tendría alguna conexión
con Kate. 181
Página
182
Página
28
Katherine
Traducido por Carolina Stratford
Corregido por YaniM
183
—Al parecer, prefiere hacer sus buenas obras anónimamente —
dice—. De todos modos, querida, hay un periodista que quiere
entrevistarte.
Página
Pero no está aquí. Así como tampoco está mi padre. Mis amigos de
la escuela están aquí, sin embargo, así como varios profesores del
departamento de arte. Estando de pie aquí, rodeada de mis dibujos, estoy
casi convencida que estas son las mejores cosas jamás logradas por mí.
Estoy extasiada, incluso si una parte de mí sabe que algo falta. Caulter está
desaparecido.
Un reportero de un pequeño periódico especializado en arte me
quiere entrevistar. Pregunta sobre la inspiración para la exposición. No
miento, pero tampoco digo la verdad.
—Fue inspirado por un amigo mío —le digo. No entro en más
detalles.
—Esta es una elección interesante de título, Malnacido —dice—.
Para un amigo.
—Es un amigo —repito.
—No estaría seguro de decir eso. —La voz me golpea como una
tonelada de ladrillos. Su voz. Al igual que un fantasma de mi pasado,
porque él es un maldito fantasma del pasado. Giro sobre mis talones.
Caulter maldito Sterling, en carne y huesos.
En la- santa-mierda-aún-maravillosa carne y huesos.
Caulter ha cambiado. Su cabello es más largo, desaliñado, más
descuidado, desordenado como si estuviera recién salido de la cama.
Pero de una manera atractiva. Y está vestido con un traje. Y una corbata.
—Tú —digo. Es la única palabra que puedo decir. Tú. Eso es lo que le
digo a la persona que amo, después de un año sin verlo. Es lo que digo a
la persona que me ve realmente en vez de a mis dibujos.
—Malnacido —dice, mirándome de manera significativa. No puede
dejar de reconocer los bocetos, ninguno muestra su rostro, pero sin duda
sabe que es él.
—Es el nombre de la exposición —se entromete el reportero, su voz
sonando más nasal de lo que me había parecido antes.
Me doy la vuelta, mirándolo.
—¿Podrías disculparnos, por favor?
—La entrevista… —comienza.
185
—Solo danos un momento, por favor. —No miro para ver si se ha ido
antes de girarme hacia Caulter. Página
—Malnacido —le digo.
—Mojigata fría —dice. Y ahí está el viejo Caulter, el Caulter que amé.
El Caulter que aún sigo amando. Una sonrisa se extiende lentamente por su
rostro, la misma sonrisa que hizo que mi corazón saltara antes.
Sonrío, la más jodida y grande sonrisa que jamás sonreí.
—Imbécil.
—Santurrona.
—Mujeriego.
—Princesa —dice la palabra, y sé lo que siempre he sabido. Sé lo
que debí haber sabido en ese entonces, cuando lo dejé ir.
Y sé qué debo decirle. Mi parte lógica me está diciendo no, ha
pasado un año, tendrá una novia o estará viviendo con las actrices
gemelas de París. Me está diciendo, sé razonable. Sé apropiada.
A la mierda mi parte lógica
Quiero mandar a la mierda esa parte de mí. Esa es la parte de mí
que nunca tuvo esperanzas. Es la parte que siempre jugó a lo seguro. Esa
es la parte que siempre estuvo permitida. Ya no soy esa chica nunca más.
Así que daré un salto de fe.
—Jodidamente te amo —le digo. Espero, mientras el tiempo
transcurre a paso de tortuga, y él me mira. No puedo leer la expresión de
su rostro.
—Bueno, es obvio —dice, asintiendo en dirección a las paredes—.
Quiero decir que, básicamente, creaste un maldito templo en mi honor.
—Es agradable ver que aún sigues siendo un malnacido —le digo—.
Por lo menos nombré la exposición con exactitud.
Caulter sonríe.
—Sí, nada ha cambiado demasiado —dice, deslizando su brazo
alrededor de mi cintura y tirándome firmemente contra él. Mi corazón se
atrapa en mi garganta mientras me mira—. Yo también jodidamente te
amo, princesa.
186
Página
29
Caulter
TRE S AÑ OS MÁ S TARD E
E
stamos en Bali.
Justo cuando creo que las cosas no podrían ser mejor, Caulter
va y hace algo como esto. Un viaje sorpresa a Bali.
Es loco y maravilloso. Pero así es mi vida ahora. Tengo una vida
que es mejor de lo que podría haber soñado. Resulta que la exposición en
la galería hace tres años fue solo el comienzo. Mis dibujos y pinturas se han
estado vendiendo bien. No estoy haciendo millones de dólares, pero estoy
haciendo suficiente dinero para hacer arte a tiempo completo ahora que
me he graduado de la Universidad, y eso me hace indescriptiblemente
feliz.
Mi padre no estaba contento con todo esto del arte, pero ha venido
a verme. Somos cordiales, y eso es suficiente. Ha decidido no postularse a
la Presidencia, después de todo. Incluso ha dicho algo sobre retirarse de la
política totalmente.
Supongo que a veces la gente cambia.
Caulter y yo somos la prueba viviente de ello. Caulter no es la 190
persona que era cuando nos enamoramos —y odiamos—, ese verano en
Página
191
coloca el anillo en mi dedo. Lo miro, asombrada, mientras se acerca a mi
rostro. Siento lágrimas corriendo por mis mejillas, y Caulter me las quita Página
suavemente con sus dedos—. No sé por qué estoy llorando. Estoy tan feliz,
Caulter.
Me acerca a él y me besa. Cuando nos besamos, es como si todo
encajara en su lugar. Sé a dónde pertenezco, y es con él.
—Espero que lo estés —dice—. Porque básicamente estás atrapada
conmigo.
Me inclino para besarlo, suavemente esta vez.
—¿Lo prometes?
—Siempre —dice—. Te amo, Princesa.
—También te amo, Malnacido.
FIN
192
Página
193
Página
194
Página
Traducido Corregido &
Diseñado por:
195
Página