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PÉREZ CAMPOS, GILBERTO


"Sujeto desgarrado" y modernidad. Contribución de Alain Touraine a la reflexión
psicológica sociocultural sobre la subjetividad en el mundo contemporáneo
Psicología y Ciencia Social, Vol. 5, Núm. 1, sin mes, 2003, pp. 3-10
Universidad Nacional Autónoma de México
México

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Psicología y Ciencia Social


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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
‘Sujeto desgarrado’ y modernidad.
Contribución de Alain Touraine a la reflexión
psicológica sociocultural sobre la subjetividad
en el mundo contemporáneo
‘Teared Subject’ and modernity. Alain Touraine’s contribution to sociocultural
psychological thinking on subjectivity in the contemporary world

GILBERTO P ÉREZ CAMPOS*

Resumen. Partiendo del supuesto de que las ciencias sociales comparten un conjunto de preocupaciones comunes y, en

Vol. 5, núm. 2
consecuencia, que la producción científica de los no-psicólogos puede nutrir nuestra reflexión sobre el carácter sociohistórico
de los procesos de constitución del individuo y la subjetividad, se discute el planteamiento desarrollado por el sociólogo
Alain Touraine en su libro ¿Podremos vivir juntos? (1997). Se debate con sus conceptos de ‘sujeto desgarrado’ y
‘desmodernización’ en el intento de usarlos para pensar nuestra propia realidad sociocultural. Aun cuando se rechace el uso
acrítico de tales conceptos, se considera que el trabajo de Touraine es una importante contribución en la reflexión sobre el
vínculo indisoluble entre los procesos sociohistóricos y los procesos psicológicos.
Palabras clave: Modernidad, subjetividad, desmodernización, Alain Touraine.

•
Abstract. Assuming that social sciences share a set of common concerns and, consequently, that the scientific production of
non-psychologists can fuel our thinking on the sociohistorical character of the processes of constitution of individuals and

Psicología y Ciencia Social


subjectivity, the ideas advanced by the sociologist Alain Touraine in his book ¿Podremos Vivir Juntos? (1997) are discussed.
The debate focuses on his concepts of ‘teared subject’ and ‘demodernization’ in trying to use them to shed some light on
our own sociocultural reality. Even when an acritical use of these concepts is criticized, the reflection involved is seen as an
important contribution to a view on the indissoluble link between sociohistorical and psychological processes.
Key words: Modernization, subjectivity, demodernization, Alain Touraine.

Este trabajo es parte de una reflexión más general más, que la intervención en ese debate de una
sobre las contribuciones y sugerencias que los psicología que trata de tomar en serio el carácter
psicólogos podemos encontrar en la producción social e histórico del individuo y de los procesos
en otras disciplinas. Esta preocupación sólo tiene de constitución de la subjetividad, no sólo es im-
sentido sobre la suposición de que las ciencias so- portante sino necesaria.
3
ciales y las humanidades comparten un conjunto Empecemos por un breve rodeo que permita
de preocupaciones comunes y que las reflexiones situar tanto la elección como el terreno de la
y teorizaciones más interesantes y productivas en problematización. Hablar de psicología sociocul-
nuestros días parecen ubicarse en las fronteras tural significa, para nosotros, volver a plantear
entre varias disciplinas más que en departamen- cuestiones fundamentales que eran objeto de
tos aislados y super-especializados. reflexión antes de que las ciencias humanas se
En este escrito se explora el planteamiento convirtieran en departamentos separados, entre
sobre la subjetividad desarrollado por el sociólo- las que hay que destacar la pregunta acerca del
go francés Alain Touraine en su libro ¿Podremos modo como la historia y la cultura intervienen en
vivir juntos? (1997). Se trata de mostrar que dicho la configuración de la mente humana (cfr. Cole,
planteamiento, pese a ser problemático, es una 1999).
contribución importante dentro de un debate en Es por ello que la psicología sociocultural ne-
curso en el terreno de las ciencias sociales. Ade- cesita preguntarse cómo concebimos la especifi-

* Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Proyecto DPAF . Teléfono: 56 23 13 80. Email: gperez@servidor.unam.mx
cidad del periodo histórico en el que estamos práctico de ella misma sobre su propio funciona-
viviendo, de qué forma se problematiza el modo miento (Filloux, 1993).
en que se relacionan las tendencias generales de Sin embargo, hablar de sociedades modernas
dicho periodo con los procesos de constitución no implica tratarlas genéricamente. Por su pers-
de las personas e, incluso, cómo situar dentro de pectiva, Touraine ha estado preocupado por
la caracterización del periodo la posibilidad de la rastrear las líneas de cambio identificables histó-
interrogación que estamos formulando. El presente ricamente. Así, ha distinguido tres periodos de la
trabajo es un intento, entre varios, de abordar estas modernidad (Touraine, 1997). El primero, al que
preguntas. denomina alta modernidad, corresponde al llama-
Alain Touraine es un sociólogo con una pro- do modelo clásico de sociedad.
ducción que se extiende a lo largo de varias Dicho modelo asume la correspondencia en-
décadas, en la que de ninguna manera me con- tre el individuo y las instituciones con base en la
sidero un experto (una síntesis de su trabajo hasta idea de soberanía popular: posibilidad de cons-
inicios de los años noventa se encuentra en Filloux, truir una comunidad de ciudadanos libres y ra-
1993). Su atractivo para una aproximación socio- cionales sobre las ruinas de un régimen sometido
cultural es que él mismo ha planteado explícita- a la ley tradicional y/o divina. Dentro de dicho
mente la necesidad de un reencuentro entre modelo, el interés general es uno con la libre sa-
sociología y psicología, como parte de la reflexión tisfacción de los intereses individuales (en último
crítica sobre su propia disciplina y en el marco de análisis, con la propia humanidad del individuo).
una preocupación por aclarar los perfiles del La ley y la educación aseguran la corresponden-
mundo contemporáneo (vid. Touraine, 1995). Es cia entre individuo e instituciones. Se trata, según
precisamente por ello que puede ser interlocutor Touraine, de una concepción política de la socie-
importante en el abordaje de las cuestiones enun- dad cuyo ideal humano es el ciudadano: el indi-
Gilberto Pérez Campos

ciadas arriba. Veamos. viduo que se convierte en verdaderamente


Dice Touraine (1995) que la sociología, tanto humano participando en la vida colectiva y con-
la clásica como la radical, se construyeron como tribuyendo al buen funcionamiento social.
una especie de anti-psicología: el actor no era sino Esta visión de la integración social por la ley y
el agente de un sistema dominado por la racio- la educación fue desbordada y derribada por la
nalidad, la ganancia, el poder, etc. Un ejemplo autonomización de la actividad económica. Pero
de esto es que en la sociología clásica el indivi- se requería de un principio de unidad que susti-
duo se concibe ante todo como ciudadano, tuyera al de orden social. Durante algunas déca-
debido a que para ella lo esencial era la corres- das dicho principio se encontró en la idea de
pondencia entre normas institucionales y motiva- desarrollo, que se convirtió en la afirmación de
ciones de los individuos. un vínculo posible entre eficacia económica e
El interés de Touraine por el sujeto deriva de integración social: interacción del crecimiento
su preocupación por entender la sociedad en económico y una participación social ampliada,
términos de su historicidad: “por el tipo de ac- organizada por un poder político al servicio de la
ción que la sociedad ejerce sobre sí misma” integración y el fortalecimiento de la Nación; fue
4 (Touraine, 1973, p. 5), acción que no puede ejer- el periodo de la media modernidad. Pero los úl-
cerse sino a través de los ‘actores’. No le interesa timos 25 años nos han mostrado que la alianza
“el funcionamiento del sistema social” (1973, p. entre modernización económica y justicia social
6) ni la sociedad como metasistema, sino la diná- se deshace en todas partes del mundo.
mica de la producción de la sociedad como cam- Hoy ingresamos, dice Touraine, a un tercer
po social organizado que construye su propia periodo, la baja modernidad, donde se trata pre-
historia (Filloux, 1993). cisamente de responder a la pregunta sobre cómo
Las sociedades modernas se caracterizan por combinar la racionalización del mundo con la
una fuerte historicidad, es decir, por una capaci- libertad personal, combinación que remplazará al
dad creciente de actuar sobre sí mismas, sobre la orden social y al desarrollo económico, los cuales
base del conocimiento –que crea un estado de han perdido su fuerza de integración. La caracte-
relaciones entre la sociedad y su ambiente–, la rística principal de la baja modernidad es la des-
acumulación –que retira una parte del producto aparición de toda concepción objetivista de la
disponible del circuito del consumo– y el modelo sociedad: todos los aspectos de la vida social se
cultural –que captura la creatividad de la socie- manifiestan como el producto de la acción. Es por
dad bajo las formas que dependen del esfuerzo ello que se vuelve necesario definir la vida social
como el producto de intervenciones (lo cual ya Aunque Touraine (1997) reconoce que las ins-
había sido propuesto en su libro de 1973, tituciones sociales nunca consiguieron una inte-
Touraine, op. cit.). gración completa entre la vida pública y la vida
Touraine trata de captar uno de los rasgos esen- privada, el núcleo de su concepto de desmoder-
ciales de la baja modernidad con el término de nización se encuentra en la disociación entre
desmodernización. Bajo condiciones de desmo- economía y cultura. Es precisamente dicha diso-
dernización, las políticas económicas toman el ciación la que le da sentido a la noción de des-
lugar de la ley constitucional como el principio garramiento del individuo, punto de partida, a su
clave de la vida pública, y en forma concomitante vez, para un esfuerzo de subjetivación posible.
se disocia el universo de las técnicas y los merca- Aquí enfrentamos una primera necesidad de cla-
dos del universo de las culturas. Esta disociación rificación.
implica un desgarramiento de la experiencia del Si el término desmodernización trata de con-
individuo, quien se enfrenta a la necesidad de un ceptualizar un proceso de cambio histórico-social,
doble apartamiento –de las comunidades holísticas tenemos que preguntarnos si la idea de desgarra-
autoritarias por un lado y de la economía miento de la experiencia del individuo se sostie-
globalizada por el otro. Dicho apartamiento es la ne aun cuando no se pueda afirmar que en el
única posibilidad del individuo de constituirse pasado existía una plena integración entre eco-
como sujeto (y ya no simplemente como persona nomía y cultura o entre individuo e instituciones.
socializada). Esto es particularmente importante para nosotros,

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Dicho de otra forma, a diferencia de la alta que vivimos en un país latinoamericano. El soció-
modernidad, en la que el Estado jugaba un papel logo chileno Brunner (1992) sostiene que en
central, subordinando la diversidad social a la América Latina nunca hubo sociedades naciona-
unidad de la política y la ley, les fuertemente integradas, sino que la unidad
nacional más bien consistió en una articulación
Una sociedad de intervención organiza y protege conflictiva (por tanto, nunca definitiva) de una

•
un espacio de mediación entre los dos universos multitud de pactos locales.
separados y opuestos. Pero esto sólo es posible si A mi juicio, el concepto desmodernización

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la sociedad se da por objetivo primordial incremen- desempeña un papel importante al hacer énfasis
tar su propia capacidad de intervención aumentan-
en que vivimos bajo condiciones de un cambio
do su reflexividad pero también sus comunicaciones
internas, sus debates y sus mecanismos de decisión,
histórico-social que tiene consecuencias impor-
vale decir, si el modelo que tiene de sí misma no tantes sobre las condiciones de constitución de la
es ni el del orden ni el del progreso, sino la libertad subjetividad. No obstante, me parece que dicho
y la creatividad del Sujeto personal como agente concepto no sugiere nada específico sobre las po-
de combinación de la acción instrumental y la sibilidades de la experiencia de las personas bajo
defensa de una identidad (1997, p. 140-141). estas circunstancias. En particular, me parece que
el planteamiento de Touraine corre el riesgo de
Así, nuestra vida está dividida entre dos mun- simplificar el proceso individual al plantearlo casi
dos: el de la racionalidad instrumental encarnado como una consecuencia directa del proceso his-
en la economía y los mercados, por un lado, y el tórico-social y como una especie de análogo de 5
de la memoria y las culturas, por el otro. La única éste: lo que en el plano social es una disociación
posibilidad de tender un puente entre estos entre economía y cultura, en el plano individual
mundos es el sujeto, que es tanto razón como “se define por la ruptura de los vínculos que unen
memoria. La razón le permite liberarse de los con- la libertad personal y la eficacia colectiva” (1997,
troles comunitarios (la tradición y la conformidad) p. 33). Es la ruptura de dichos vínculos lo que
definiendo elecciones, movilizando recursos y produce la experiencia del desgarramiento.
formulando metas. La memoria, por su parte, hace ¿Qué ocurre entonces en los casos en que his-
posible resistir la transformación de la razón en tóricamente no ha existido una integración fuerte
poder, ofreciendo un antecedente cultural que entre economía y cultura, entre individuo e ins-
permite a los individuos y grupos la movilización tituciones? ¿Se podría sostener en este caso que
económica y política. De este modo, ser sujeto es hay un desgarramiento de la experiencia indivi-
ser capaz de transformar situaciones que produ- dual?
cen “sí mismos” (actores que juegan ciertos roles) El planteamiento de Brunner referido arriba
en experiencias integradas de vida y en proyectos parece darle sentido a nuestra experiencia coti-
(Touraine, 1995). diana de predominio de la falta de corresponden-
cia entre individuo e instituciones, así como a la por lo menos algunas sociedades latinoamerica-
cultura de la corrupción. Si bien la idea de sobe- nas. Y esto tal vez no sea ajeno al hecho de que
ranía popular está integrada como tal en nuestra en el planteamiento de Touraine el desgarramiento
Constitución, en la vida diaria lo que priva (aun- de la experiencia es pensado sólo como efecto de
que esté en proceso de modificarse) es la prácti- la desmodernización, en vez de considerarse tam-
ca de las vías no legales para la resolución de los bién como constitutivo de ella. Esto nos lleva di-
problemas, pequeños y grandes. La existencia de rectamente al concepto de sujeto de Touraine.
vías extra-legales es (o fue durante mucho tiempo) El concepto de sujeto en Touraine se define
parte integral de las instituciones. Y del lado de como un esfuerzo activo de construcción, con una
los individuos, por supuesto, la norma no ha sido doble faz: por un lado, es un esfuerzo de aparta-
que la satisfacción de los intereses individuales miento, separación o toma de distancia de los
sea parte integral del bien común. En la vida co- universos disociados, pero también es un esfuer-
tidiana el ideal no parece ser el del ciudadano, zo por reintegrarlos, por volverlos a unir, de una
sino el del “listo” (el “vivo”, el “abusado”, etc.) manera que sea significativa o tenga sentido para
que posee el conocimiento de las vías no legales la persona.
y la correlativa habilidad (y/o los recursos) para Coincido plenamente con la idea de pensar la
aprovecharlas en beneficio propio y del grupo al subjetivación básicamente como esfuerzo, como
que pertenece. empeño práctico situado en el mundo (y no como
Es clara la diferencia con el planteamiento de vida interior que habría que rastrear en las pro-
Touraine. Tendríamos que preguntarnos si en fundidades). Pero en su intento de desarrollar una
nuestra sociedad hubo algún momento en que forma alternativa de pensar al sujeto, Touraine
economía y cultura formaron un tejido inconsútil, puede decir con mayor claridad lo que no es: no
como para pensar que ahora se han desgarrado, es instrumento de la Historia, la Razón, la Eman-
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o si, más bien, nunca estuvieron más que, por así cipación del Proletariado, etc.; no es tampoco
decirlo, “hilvanados” provisionalmente, de modo individuo que puede decidir de manera plena-
que permitían un juego estratégico articulado a la mente racional; no es miembro de un grupo que
práctica de la exploración y explotación de las vías asume la responsabilidad del bien común; no es,
extralegales dentro de las instituciones. Esto su- finalmente, sostén de principios morales o insti-
giere una posible línea de trabajo conjunto con tucionales.
cierto tipo de investigaciones históricas. Touraine (1997) caracteriza el esfuerzo de
Más aún, si en algunas sociedades latinoame- subjetivación en términos esencialmente negati-
ricanas no ha existido nunca integración fuerte vos. Su esfuerzo de reconceptualización, debido
entre economía y cultura, es necesario pregun- a su exceso de énfasis en que el sujeto nada tiene
tarse si esto significa que aquí se inició la desmo- que ver con un actor social, termina por hacerle
dernización —con sus supuestas consecuencias aparecer como una especie de voluntad que no
para el desgarramiento de la experiencia de los tiene otra fuente que sí misma, que enfrenta de
individuos— antes que en los países “desarrolla- manera más bien solitaria sus intentos improvisa-
dos”. La historia reciente de nuestro país nos dos para confeccionarse una combinación signi-
6 ofrece muchos motivos para dudar que la expe- ficativa con los fragmentos de los universos
riencia de los políticos o los líderes sindicales, por escindidos, sin otro criterio de valoración de sus
ejemplo, implicara alguna forma de “desgarra- improvisaciones que la felicidad —siempre pro-
miento”. Si para los líderes sindicales no había visional— que le produce o la infelicidad que lo
ninguna contradicción entre servir a los intereses aleja o a la que sobrevive. Esta interpretación del
de los agremiados (o, incluso, de la “clase obre- planteamiento de Touraine no es arbitraria; en tér-
ra”) y enriquecerse personalmente por medio del minos generales coincide con la lectura que ha
nepotismo, tampoco la había para los trabajado- hecho Alice Granger (s/f) del libro en cuestión,
res, los cuales asumían y aceptaban que quien cuando dice que frente a la desmodernización
estuviera en el poder lo utilizaría para su prove- estamos solos y tenemos que entender que no
cho personal, a condición de que no fuera exclu- podemos contar más que con nosotros mismos
sivamente para ello. para lograr un proyecto de vida mediante la
Así, el concepto de desmodernización apare- madurez, la responsabilidad, la solidaridad y el
ce como insuficiente para dar cuenta del proceso reconocimiento del Otro.
histórico-social —incluido el proceso de consti- Este esfuerzo asombroso para elaborar un con-
tución de los individuos y su subjetividad— de cepto alternativo de sujeto (cuya importancia
radica no tanto en su resultado sino en la lucha de poner el énfasis en el hecho de que la expe-
que se libra contra una manera profundamente riencia se ha vuelto mucho más problemática bajo
arraigada de pensar), termina por colocarlo en una condiciones de desmodernización.
relación de choque continuo e inevitable respec- Y en eso podríamos concordar, pero al mismo
to de la sociedad y, en el extremo, en una rela- tiempo nos conduciría a reconocer que el carác-
ción de exterioridad. En sus propias palabras, dice ter problemático de la experiencia no necesaria-
Touraine: mente tendría que vivirse en el modo del
desgarramiento; que podría también dar lugar al
El Sujeto está centrado en el individuo y en su retorno acrítico a la tradición, a la angustia para-
formación es esencial la voluntad de autonomía y lizante, al inmediatismo hedonista y cínico, a la
apartamiento. En su naturaleza profunda, por lo actitud irónica, a la variante de la “imbecilidad
tanto, es muy diferente de un actor social, pues éste moral” que Fernando Savater (1992) caracteriza
interviene cuando se intentan abordar las relacio- como el “todo me da igual”, entre otras posibili-
nes sociales que entabla el Sujeto, en una relación
dades. Tal vez Touraine estaría de acuerdo con
con otro actor social. Aquí aparece claramente la
dificultad, porque una relación social supone la de-
esta diversidad de posibles consecuencias de la
finición de roles, estatus, formas de organización y desmodernización y por eso dice que la separa-
autoridad, y por lo tanto normas (1997, p. 88). ción entre mercados y memoria se ha vuelto
patológica (Touraine, 1995). El problema es que
Esta declaración de Touraine encierra todas las al no detenerse a considerar esas otras posibilida-

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dificultades y antinomias con las que tiene que des de experiencia —que es en lo que una psi-
lidiar su reflexión. Para él, en la modernidad la cología sociocultural podría contribuir—, deja el
sociedad es ya incapaz de reproducirse y depen- esfuerzo de subjetivación flotando en el aire.
de de la capacidad del sujeto para superar su El planteamiento de Touraine, si bien nos obli-
descomposición. Me parece que Touraine trata ga a reconocer que en una sociedad autónoma
de combatir, correctamente, una concepción para no hay recetas para ser sujeto autónomo —y que,

•
la cual la sociedad sólo aparece, de una u otra además, jamás podremos cantar victoria en el
manera, como algo dado o instituido. Pero pasa proceso—, no proporciona ninguna sugerencia es-

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por alto el papel instituyente de la propia socie- pecífica respecto de qué podríamos hacer para
dad y sólo se lo reconoce al sujeto, quien aparece convertirnos en sujetos, o por lo menos para
como héroe solitario de una narrativa dramática embarcarnos en el intento. Decir que un sujeto
de recomposición del campo social fragmentado. sólo se puede relacionar con otros sujetos es casi
Pero, ¿es posible la existencia de una voluntad tautológico, porque en la medida en que una
individual de autonomía al margen de la auto- persona fuese sólo un “representante” de las ló-
nomía social? Más radicalmente, ¿es posible que gicas del mercado o de la comunidad, de inme-
exista sociedad sin que algo se instituya? Si enten- diato quedaría colocada del lado de aquello que
demos la sociedad, con Castoriadis (1988), como debería ser rechazado por el sujeto. Pero, ¿con
autoinstitución que se despliega como historia, es base en qué podemos decir que una persona no
decir, como autoalteración de lo que se instituye, representa más que esas lógicas o, en los térmi-
entonces no es posible que haya sociedad sólo nos de Touraine, que no es más que un actor so- 7
como instituida, pero tampoco puede haber so- cial? Además, Touraine tampoco sugiere —en el
ciedad sin que el rechazo de lo instituido se en- debate con Bourdieu— cómo es que la volun-
carne en una nueva institución. tad de subjetivación nos permitiría desembara-
Touraine parece buscar una fórmula que con- zarnos de nuestros habitus, los cuales son el tes-
trarreste la alienación de las instituciones, es de- timonio encarnado y no intencionado de las
cir, que nos permita recordar siempre que son una condiciones sociales en las que hemos vivido.
creación de la acción social. Cree encontrar la Finalmente, si en tanto sujeto sólo me puedo re-
clave para ello en una voluntad de subjetivación lacionar con otros sujetos, ¿puedo hacer otra cosa
que en buena medida termina apareciendo como que esperar a encontrarlos, si es que tengo suer-
incondicionada. Esta voluntad de subjetivación, te, dado que yo mismo no desempeño ningún
en tanto no puede concebirse sin contradicción papel en el proceso de su constitución?
como efecto automático de la desmodernización, Para ser justos con Touraine, tenemos que
tiene que proceder de la experiencia del desga- señalar que si bien en el libro bajo análisis la ca-
rramiento. Ya vimos los problemas con esta supo- racterización del sujeto es más bien negativa, en
sición, aunque podríamos decir que Touraine trata un artículo previo reconocía que caracterizar al
sujeto como resistencia contra la lógica de la in- do, tal vez no sea indispensable asumir que la ex-
tegración (comercial o comunitaria) no era sufi- periencia de los individuos ha de vivirse en el
ciente (Touraine, 1995). Positivamente, el Sujeto modo del ‘desgarramiento’, para que los indivi-
se caracteriza por su capacidad de transformar el duos inicien un esfuerzo de subjetivación.
sistema y producir una nueva situación social a Lo anterior parece coincidir con la afirmación
través de debates abiertos institucionalizados. El de Touraine (1995, p. 15) de que los sociólogos
individuo se afirma como Sujeto reconociendo al tienen mucho que aprender de los psicólogos
Otro de esa manera, lo cual implica la creación “para entender que los actores en las situaciones
de una relación intersubjetiva. sociales ya no pueden definirse completamente
Esto nos ofrece una sugerencia sobre una for- como actores sociales” (en el sentido de meros
ma posible de precisar la naturaleza del esfuerzo representadores de papeles preestablecidos).
de subjetivación, al mismo tiempo que una posi- Además, si aceptamos que la globalización
bilidad de reencuentro entre sociología y psico- —entendida como mundialización inevitable de
logía. Si el sujeto se caracteriza por la capacidad la economía y los mercados respecto de la cual lo
de producir una nueva situación social a través único que podemos hacer es adaptarnos— no es
de su relación con Otro a quien reconoce como sino un “espantajo ideológico” (Touraine, 2001),
sujeto, entonces tal vez no sea útil analíticamente entonces esto nos fuerza a atender a las modali-
la dicotomía actor-sujeto, sino que más bien ha- dades específicas de articulación/desarticulación
bría que enfocar el esfuerzo de subjetivación como entre el mundo de la racionalidad instrumental y
un proceso en el que el individuo empieza a actuar el mundo de las culturas en comunidades parti-
sobre sí mismo, en tanto que actor, para construir culares. En esta mirada más pormenorizada de un
una experiencia de vida integrada y un proyecto. Lebenswelt local, la psicología sociocultural pue-
En otras palabras, que no hay otro lugar de dónde de realizar una contribución importante.
Gilberto Pérez Campos

partir que del retorno reflexivo a nuestras “parti- El planteamiento de Touraine, aunque por
cipaciones dependientes” en la construcción de supuesto no es lo que él pretende, podría usarse,
un orden. en el peor de los casos, para tratar de apuntalar
Pero, ¿de dónde provendría ese retorno reflexi- ideológicamente la tendencia actual de las perso-
vo sobre nosotros mismos en tanto que actores nas a conducirse como si tuvieran que soportar la
de roles? No, por supuesto, de una actitud teóri- sociedad (lo que en términos teóricos equivale a
ca hacia nuestra propia vida, sino de los proble- asumir la total arbitrariedad de las instituciones),
mas prácticos derivados de la diversidad de a la cual imputan todos sus males y a la que
participaciones en diferentes contextos y comu- demandan la solución de sus problemas. Para que
nidades. Como dice Ole Dreier (1999, p. 34-5): la sociedad se pueda abrir a su propio cuestio-
namiento tiene que afirmarse como cierto tipo de
Por una variedad de razones, la complejidad de la sociedad donde dicho cuestionamiento es impor-
práctica social personal demanda reflexiones per- tante. ¿Y en qué sociedad es esto importante? En
sonales diversas, complejas y multidimensionales. una sociedad democrática, es decir, en la socie-
Las participaciones y preocupaciones múltiples de dad que se autoinstituye, al menos parcialmente,
las personas les demandan plantear las interrela- en forma explícita y reflexiva (Castoriadis, 1988,
8 ciones entre ellas. Deben relacionar, sopesar, ba-
1996). Y aquí encontramos una importante con-
lancear y contrastar sus diversas participaciones y
preocupaciones dentro de su compleja práctica
vergencia con el planteamiento de Touraine, aun-
social personal. Y deben reconsiderarlas y reconfi- que con una diferencia de matiz derivada de que
gurarlas conforme se desplazan de un contexto a él pone un énfasis exagerado en el esfuerzo de
otro. apartamiento del sujeto, mientras que aquí se
pone el acento sobre la co-construcción entre
Este proceso está inserto siempre en el marco autonomía individual y autonomía social.
de la pertenencia del individuo a una o varias “co- En pocas palabras, sólo podremos realizar un
munidades de práctica”, y es parte integral de la esfuerzo de subjetivación si asumimos que éste
contradicción entre continuidad y desplazamien- es uno con el proyecto de instauración de una
to de las propias comunidades, porque todos, no sociedad democrática; que sólo podremos cons-
importa qué tanta experiencia tengamos dentro tituirnos como sujetos autónomos si al mismo tiem-
de una comunidad, podemos considerarnos como po queremos contribuir a instituir una sociedad
‘novatos’ del futuro de una comunidad cambian- autónoma. Y esto requeriría, me parece, pensar
te (Lave & Wenger, 1991). En este mismo senti- el esfuerzo de subjetivación menos como un tra-
bajo del valor solitario y más como intento deli- Shweder (1990) también ha sugerido que el
berado de búsqueda y creación colectiva de nue- empeño de esta psicología puede caracterizarse
vas modalidades de institución, dentro del cual, como “pensar a través de los otros”, lo cual pue-
por supuesto, aquel esfuerzo tendría que situar- de entenderse en al menos cuatro sentidos: 1) re-
se. conocerlos como especialistas o expertos en algún
Si aceptamos tomar en serio la sugerencia de aspecto de la experiencia humana, razón por la
Touraine en cuanto al contenido radical del es- cual pueden ayudarnos a revelar dimensiones
fuerzo de subjetivación, podríamos bosquejar un ocultas de nosotros mismos; 2) tratar de propor-
intento de concretarlo desde una psicología cionar un recuento sistemático de la lógica inter-
sociocultural de la siguiente manera: ¿Cómo po- na del mundo construido por el Otro y en el que
demos convertirnos a nosotros mismos en suje- a su vez se ha constituido, recuento que nos
tos? Sólo si hacemos un esfuerzo por relacionarnos permita comprender sus evaluaciones y su mane-
con el otro como si fuera un sujeto. En otras pa- ra de estar implicado; 3) revelar los puntos ciegos
labras, si no lo asumimos como dado (como un de la lógica interna del mundo del Otro, su par-
actor social jugando su papel en una posición pre- cialidad; y 4) entenderse (uno mismo) como ob-
determinada), si nos esforzamos por no cosificarlo, servador situado en el intento de comprender
no dando por supuesto que “es” de tal y tal experiencias-específicas-a-un-contexto del mun-
manera. do del Otro, lo que implica alentar un giro dialó-
A primera vista, lo anterior resulta paradójico: gico autorreflexivo.

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yo me convierto en sujeto sólo si trato al otro como Esta caracterización de la psicología sociocul-
si fuera sujeto. Pero, ¿cómo lo puedo tratar como tural permite, para concluir, regresar a una idea
sujeto si aún no lo es y si yo mismo aún no lo soy? de Touraine (1997) que nos enfrenta claramente
Estas preguntas presuponen que uno “es lo que con una tarea ineludible. Si, como él propone, en
es” y sólo se puede comportar “según lo que es”. la baja modernidad la vida social puede caracte-
Pero la sugerencia de Touraine, que aquí elaboro rizarse como producto de intervenciones, en-

•
con apoyo de los planteamientos de Castoriadis, tonces tendremos que preguntarnos cómo
requiere que rompamos con tales presuposicio- situamos nuestro propio trabajo desde la psicolo-

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nes. Romper con ellas no quiere decir, en nuestro gía sociocultural en relación con tales interven-
caso, elaborar una nueva epistemología u ontolo- ciones. La idea de Shweder de “pensar a través
gía, sino construir nuevos modos prácticos de de los otros” sugiere direcciones para dicha ubi-
relación en nuestra vida cotidiana. Quiere decir cación, en la medida en que hace claro que ya no
que nosotros mismos empecemos a encarnar una cabe el papel de profetas ni el de moralizadores
nueva forma de institución y que esto sólo lo encubiertos, sino que tenemos que contribuir a
podremos hacer si lo hacemos valer para otros (es construir un espacio que permita movilizar, alre-
decir, si hacemos un esfuerzo por instituirlo). dedor del conocimiento, un proceso que involucre
El trabajo analítico serio es un ejemplo de esta a los actores, organizaciones no gubernamenta-
relación paradójica en la que la persona está les, organismos de financiamiento, instituciones
embarcada en un proceso de tratar de ser algo universitarias, etc.; proceso en el que no busca-
que no es y que no sabe qué será. Una psicología mos un protagonismo sino una nueva forma de 9
sociocultural, sin desconocer ese trabajo (el cual comunicación donde nos podamos constituir
tendría que volverse objeto de indagación) apuesta como sujetos.
en primera instancia a echar mano de lo que la En este sentido, por ejemplo, podríamos, fren-
investigación en las diversas ciencias sociales nos te a la globalización económica, considerar a mu-
ofrece como conocimientos de las múltiples chos grupos indígenas como expertos en la
maneras en las que nosotros mismos contribui- resistencia a la imposición cultural y aprovechar
mos a hacernos lo que somos —nuestra forma de su experiencia de siglos, durante los que han
contribuir a la producción de prácticas sociales a tenido que constituirse fuera de todo proceso
través del lenguaje y de los gestos por ejemplo, de correspondencia fuerte entre economía y me-
en nuestra participación dentro de una cierta moria.
comunidad de práctica— para ponerlas al servi- Finalmente, sin pasar por alto la importancia
cio de lo que queremos ser. de la discusión académica especializada sobre
Shweder (1990) y Bruner (1991) han afirmado estos asuntos, el planteamiento de Touraine nos
que la psicología cultural es una disciplina invita a pensar que tal vez el terreno más propicio
interpretativa y un campo interdisciplinario. para el reencuentro entre sociología y psicología
es el de las intervenciones prácticas en comuni- social. Psicología y Ciencia Social (Número es-
dades delimitadas. pecial: Psicología Cultural), 3(1), 28-50.
Filloux, J.-C. (1993). Sociologies critiques. Alain
Touraine. En J.-C. Filloux y J. Maisonneuve
Agradecimientos
(Dirs.). Anthologie del Sciences de L’Homme 2.
Este texto tuvo su origen en las discusiones que se L’essor des sciences humaines (pp. 28-40). París:
realizaron durante el Seminario organizado por Dunod.
el Proyecto DPAF de la FES-Iztacala durante el año Granger, A. (s/f). A propos de Pourron-nous vivre
2000. Una versión anterior se presentó como ensamble? Descargado del sitio http://www.e-
ponencia en el III Simposio sobre el Sujeto, el 28 litterature.net/lecture/touraine.html
de septiembre de 2000 en la FES-Iztacala. Los co- Lave, J. y Wenger, E. (1991). Situated Learning:
mentarios de un revisor anónimo me permitieron Legitimate peripheral participation. Cambridge:
reconocer la necesidad de contextualizar con Cambridge University Press.
mayor claridad los argumentos. Savater, F. (1992). Ética para Amador. Barcelona:
Ariel.
Shweder, R.A. (1990). Cultural psychology-what
Bibliografía is it? En J. W. Stigler, R. A. Shweder & G. Herdt
Bruner, J. S. (1991). Actos de Significado. Madrid: (Eds.). Cultural Psychology. Essays on Compa-
Alianza. rative Human Development. (pp. 1-43). Nue-
Brunner, J. J. (1992). América Latina: Cultura y va York: Cambridge University Press.
modernidad. México: CNCA-Grijalbo. Touraine, A. La sociedad post-industrial. Barcelo-
Castoriadis, C. (1988). La institución imaginaria de na: Ariel (Trabajo publicado originalmente en
la sociedad. Vol. 2 El imaginario social y la 1969).
Gilberto Pérez Campos

institución. Barcelona: Tusquets. _____ (1995). Ego, self, and subject. En I. Lubek,
_____ (1996). La Montée de l’Insignifiance. Les R. Van Hezewijk, G. Pheterson & C. Tolman
carrefours du labyrinthe IV. París: Editions du (Eds.). Trends and Issues in Theoretical Psycho-
Seuil. logy (pp. 3-16). Nueva York: Springer Publishing
Cole, M. (1999). Vygotsky a los 100: Teoría cul- Company.
tural-histórica de la actividad como instrumen- _____ (1997). ¿Podremos vivir juntos? Iguales y di-
to para el pensamiento. Psicología y Ciencia ferentes. Buenos Aires: Fondo de Cultura Eco-
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3(1), 15-27. _____ (2001). “La globalización: ¿espantajo ideo-
Dreier, O. (1999). Trayectorias personales de par- lógico?”. Glocal Revista,1(5). Descargado del
ticipación a través de contextos de práctica sitio http://www.glocalrevista.com/tour.htm

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