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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Sujeto desgarrado y modernidad.
Contribución de Alain Touraine a la reflexión
psicológica sociocultural sobre la subjetividad
en el mundo contemporáneo
Teared Subject and modernity. Alain Touraines contribution to sociocultural
psychological thinking on subjectivity in the contemporary world
Resumen. Partiendo del supuesto de que las ciencias sociales comparten un conjunto de preocupaciones comunes y, en
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consecuencia, que la producción científica de los no-psicólogos puede nutrir nuestra reflexión sobre el carácter sociohistórico
de los procesos de constitución del individuo y la subjetividad, se discute el planteamiento desarrollado por el sociólogo
Alain Touraine en su libro ¿Podremos vivir juntos? (1997). Se debate con sus conceptos de sujeto desgarrado y
desmodernización en el intento de usarlos para pensar nuestra propia realidad sociocultural. Aun cuando se rechace el uso
acrítico de tales conceptos, se considera que el trabajo de Touraine es una importante contribución en la reflexión sobre el
vínculo indisoluble entre los procesos sociohistóricos y los procesos psicológicos.
Palabras clave: Modernidad, subjetividad, desmodernización, Alain Touraine.
Abstract. Assuming that social sciences share a set of common concerns and, consequently, that the scientific production of
non-psychologists can fuel our thinking on the sociohistorical character of the processes of constitution of individuals and
Este trabajo es parte de una reflexión más general más, que la intervención en ese debate de una
sobre las contribuciones y sugerencias que los psicología que trata de tomar en serio el carácter
psicólogos podemos encontrar en la producción social e histórico del individuo y de los procesos
en otras disciplinas. Esta preocupación sólo tiene de constitución de la subjetividad, no sólo es im-
sentido sobre la suposición de que las ciencias so- portante sino necesaria.
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ciales y las humanidades comparten un conjunto Empecemos por un breve rodeo que permita
de preocupaciones comunes y que las reflexiones situar tanto la elección como el terreno de la
y teorizaciones más interesantes y productivas en problematización. Hablar de psicología sociocul-
nuestros días parecen ubicarse en las fronteras tural significa, para nosotros, volver a plantear
entre varias disciplinas más que en departamen- cuestiones fundamentales que eran objeto de
tos aislados y super-especializados. reflexión antes de que las ciencias humanas se
En este escrito se explora el planteamiento convirtieran en departamentos separados, entre
sobre la subjetividad desarrollado por el sociólo- las que hay que destacar la pregunta acerca del
go francés Alain Touraine en su libro ¿Podremos modo como la historia y la cultura intervienen en
vivir juntos? (1997). Se trata de mostrar que dicho la configuración de la mente humana (cfr. Cole,
planteamiento, pese a ser problemático, es una 1999).
contribución importante dentro de un debate en Es por ello que la psicología sociocultural ne-
curso en el terreno de las ciencias sociales. Ade- cesita preguntarse cómo concebimos la especifi-
* Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Proyecto DPAF . Teléfono: 56 23 13 80. Email: gperez@servidor.unam.mx
cidad del periodo histórico en el que estamos práctico de ella misma sobre su propio funciona-
viviendo, de qué forma se problematiza el modo miento (Filloux, 1993).
en que se relacionan las tendencias generales de Sin embargo, hablar de sociedades modernas
dicho periodo con los procesos de constitución no implica tratarlas genéricamente. Por su pers-
de las personas e, incluso, cómo situar dentro de pectiva, Touraine ha estado preocupado por
la caracterización del periodo la posibilidad de la rastrear las líneas de cambio identificables histó-
interrogación que estamos formulando. El presente ricamente. Así, ha distinguido tres periodos de la
trabajo es un intento, entre varios, de abordar estas modernidad (Touraine, 1997). El primero, al que
preguntas. denomina alta modernidad, corresponde al llama-
Alain Touraine es un sociólogo con una pro- do modelo clásico de sociedad.
ducción que se extiende a lo largo de varias Dicho modelo asume la correspondencia en-
décadas, en la que de ninguna manera me con- tre el individuo y las instituciones con base en la
sidero un experto (una síntesis de su trabajo hasta idea de soberanía popular: posibilidad de cons-
inicios de los años noventa se encuentra en Filloux, truir una comunidad de ciudadanos libres y ra-
1993). Su atractivo para una aproximación socio- cionales sobre las ruinas de un régimen sometido
cultural es que él mismo ha planteado explícita- a la ley tradicional y/o divina. Dentro de dicho
mente la necesidad de un reencuentro entre modelo, el interés general es uno con la libre sa-
sociología y psicología, como parte de la reflexión tisfacción de los intereses individuales (en último
crítica sobre su propia disciplina y en el marco de análisis, con la propia humanidad del individuo).
una preocupación por aclarar los perfiles del La ley y la educación aseguran la corresponden-
mundo contemporáneo (vid. Touraine, 1995). Es cia entre individuo e instituciones. Se trata, según
precisamente por ello que puede ser interlocutor Touraine, de una concepción política de la socie-
importante en el abordaje de las cuestiones enun- dad cuyo ideal humano es el ciudadano: el indi-
Gilberto Pérez Campos
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Dicho de otra forma, a diferencia de la alta que vivimos en un país latinoamericano. El soció-
modernidad, en la que el Estado jugaba un papel logo chileno Brunner (1992) sostiene que en
central, subordinando la diversidad social a la América Latina nunca hubo sociedades naciona-
unidad de la política y la ley, les fuertemente integradas, sino que la unidad
nacional más bien consistió en una articulación
Una sociedad de intervención organiza y protege conflictiva (por tanto, nunca definitiva) de una
un espacio de mediación entre los dos universos multitud de pactos locales.
separados y opuestos. Pero esto sólo es posible si A mi juicio, el concepto desmodernización
o si, más bien, nunca estuvieron más que, por así cipación del Proletariado, etc.; no es tampoco
decirlo, hilvanados provisionalmente, de modo individuo que puede decidir de manera plena-
que permitían un juego estratégico articulado a la mente racional; no es miembro de un grupo que
práctica de la exploración y explotación de las vías asume la responsabilidad del bien común; no es,
extralegales dentro de las instituciones. Esto su- finalmente, sostén de principios morales o insti-
giere una posible línea de trabajo conjunto con tucionales.
cierto tipo de investigaciones históricas. Touraine (1997) caracteriza el esfuerzo de
Más aún, si en algunas sociedades latinoame- subjetivación en términos esencialmente negati-
ricanas no ha existido nunca integración fuerte vos. Su esfuerzo de reconceptualización, debido
entre economía y cultura, es necesario pregun- a su exceso de énfasis en que el sujeto nada tiene
tarse si esto significa que aquí se inició la desmo- que ver con un actor social, termina por hacerle
dernización con sus supuestas consecuencias aparecer como una especie de voluntad que no
para el desgarramiento de la experiencia de los tiene otra fuente que sí misma, que enfrenta de
individuos antes que en los países desarrolla- manera más bien solitaria sus intentos improvisa-
dos. La historia reciente de nuestro país nos dos para confeccionarse una combinación signi-
6 ofrece muchos motivos para dudar que la expe- ficativa con los fragmentos de los universos
riencia de los políticos o los líderes sindicales, por escindidos, sin otro criterio de valoración de sus
ejemplo, implicara alguna forma de desgarra- improvisaciones que la felicidad siempre pro-
miento. Si para los líderes sindicales no había visional que le produce o la infelicidad que lo
ninguna contradicción entre servir a los intereses aleja o a la que sobrevive. Esta interpretación del
de los agremiados (o, incluso, de la clase obre- planteamiento de Touraine no es arbitraria; en tér-
ra) y enriquecerse personalmente por medio del minos generales coincide con la lectura que ha
nepotismo, tampoco la había para los trabajado- hecho Alice Granger (s/f) del libro en cuestión,
res, los cuales asumían y aceptaban que quien cuando dice que frente a la desmodernización
estuviera en el poder lo utilizaría para su prove- estamos solos y tenemos que entender que no
cho personal, a condición de que no fuera exclu- podemos contar más que con nosotros mismos
sivamente para ello. para lograr un proyecto de vida mediante la
Así, el concepto de desmodernización apare- madurez, la responsabilidad, la solidaridad y el
ce como insuficiente para dar cuenta del proceso reconocimiento del Otro.
histórico-social incluido el proceso de consti- Este esfuerzo asombroso para elaborar un con-
tución de los individuos y su subjetividad de cepto alternativo de sujeto (cuya importancia
radica no tanto en su resultado sino en la lucha de poner el énfasis en el hecho de que la expe-
que se libra contra una manera profundamente riencia se ha vuelto mucho más problemática bajo
arraigada de pensar), termina por colocarlo en una condiciones de desmodernización.
relación de choque continuo e inevitable respec- Y en eso podríamos concordar, pero al mismo
to de la sociedad y, en el extremo, en una rela- tiempo nos conduciría a reconocer que el carác-
ción de exterioridad. En sus propias palabras, dice ter problemático de la experiencia no necesaria-
Touraine: mente tendría que vivirse en el modo del
desgarramiento; que podría también dar lugar al
El Sujeto está centrado en el individuo y en su retorno acrítico a la tradición, a la angustia para-
formación es esencial la voluntad de autonomía y lizante, al inmediatismo hedonista y cínico, a la
apartamiento. En su naturaleza profunda, por lo actitud irónica, a la variante de la imbecilidad
tanto, es muy diferente de un actor social, pues éste moral que Fernando Savater (1992) caracteriza
interviene cuando se intentan abordar las relacio- como el todo me da igual, entre otras posibili-
nes sociales que entabla el Sujeto, en una relación
dades. Tal vez Touraine estaría de acuerdo con
con otro actor social. Aquí aparece claramente la
dificultad, porque una relación social supone la de-
esta diversidad de posibles consecuencias de la
finición de roles, estatus, formas de organización y desmodernización y por eso dice que la separa-
autoridad, y por lo tanto normas (1997, p. 88). ción entre mercados y memoria se ha vuelto
patológica (Touraine, 1995). El problema es que
Esta declaración de Touraine encierra todas las al no detenerse a considerar esas otras posibilida-
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dificultades y antinomias con las que tiene que des de experiencia que es en lo que una psi-
lidiar su reflexión. Para él, en la modernidad la cología sociocultural podría contribuir, deja el
sociedad es ya incapaz de reproducirse y depen- esfuerzo de subjetivación flotando en el aire.
de de la capacidad del sujeto para superar su El planteamiento de Touraine, si bien nos obli-
descomposición. Me parece que Touraine trata ga a reconocer que en una sociedad autónoma
de combatir, correctamente, una concepción para no hay recetas para ser sujeto autónomo y que,
la cual la sociedad sólo aparece, de una u otra además, jamás podremos cantar victoria en el
manera, como algo dado o instituido. Pero pasa proceso, no proporciona ninguna sugerencia es-
partir que del retorno reflexivo a nuestras parti- El planteamiento de Touraine, aunque por
cipaciones dependientes en la construcción de supuesto no es lo que él pretende, podría usarse,
un orden. en el peor de los casos, para tratar de apuntalar
Pero, ¿de dónde provendría ese retorno reflexi- ideológicamente la tendencia actual de las perso-
vo sobre nosotros mismos en tanto que actores nas a conducirse como si tuvieran que soportar la
de roles? No, por supuesto, de una actitud teóri- sociedad (lo que en términos teóricos equivale a
ca hacia nuestra propia vida, sino de los proble- asumir la total arbitrariedad de las instituciones),
mas prácticos derivados de la diversidad de a la cual imputan todos sus males y a la que
participaciones en diferentes contextos y comu- demandan la solución de sus problemas. Para que
nidades. Como dice Ole Dreier (1999, p. 34-5): la sociedad se pueda abrir a su propio cuestio-
namiento tiene que afirmarse como cierto tipo de
Por una variedad de razones, la complejidad de la sociedad donde dicho cuestionamiento es impor-
práctica social personal demanda reflexiones per- tante. ¿Y en qué sociedad es esto importante? En
sonales diversas, complejas y multidimensionales. una sociedad democrática, es decir, en la socie-
Las participaciones y preocupaciones múltiples de dad que se autoinstituye, al menos parcialmente,
las personas les demandan plantear las interrela- en forma explícita y reflexiva (Castoriadis, 1988,
8 ciones entre ellas. Deben relacionar, sopesar, ba-
1996). Y aquí encontramos una importante con-
lancear y contrastar sus diversas participaciones y
preocupaciones dentro de su compleja práctica
vergencia con el planteamiento de Touraine, aun-
social personal. Y deben reconsiderarlas y reconfi- que con una diferencia de matiz derivada de que
gurarlas conforme se desplazan de un contexto a él pone un énfasis exagerado en el esfuerzo de
otro. apartamiento del sujeto, mientras que aquí se
pone el acento sobre la co-construcción entre
Este proceso está inserto siempre en el marco autonomía individual y autonomía social.
de la pertenencia del individuo a una o varias co- En pocas palabras, sólo podremos realizar un
munidades de práctica, y es parte integral de la esfuerzo de subjetivación si asumimos que éste
contradicción entre continuidad y desplazamien- es uno con el proyecto de instauración de una
to de las propias comunidades, porque todos, no sociedad democrática; que sólo podremos cons-
importa qué tanta experiencia tengamos dentro tituirnos como sujetos autónomos si al mismo tiem-
de una comunidad, podemos considerarnos como po queremos contribuir a instituir una sociedad
novatos del futuro de una comunidad cambian- autónoma. Y esto requeriría, me parece, pensar
te (Lave & Wenger, 1991). En este mismo senti- el esfuerzo de subjetivación menos como un tra-
bajo del valor solitario y más como intento deli- Shweder (1990) también ha sugerido que el
berado de búsqueda y creación colectiva de nue- empeño de esta psicología puede caracterizarse
vas modalidades de institución, dentro del cual, como pensar a través de los otros, lo cual pue-
por supuesto, aquel esfuerzo tendría que situar- de entenderse en al menos cuatro sentidos: 1) re-
se. conocerlos como especialistas o expertos en algún
Si aceptamos tomar en serio la sugerencia de aspecto de la experiencia humana, razón por la
Touraine en cuanto al contenido radical del es- cual pueden ayudarnos a revelar dimensiones
fuerzo de subjetivación, podríamos bosquejar un ocultas de nosotros mismos; 2) tratar de propor-
intento de concretarlo desde una psicología cionar un recuento sistemático de la lógica inter-
sociocultural de la siguiente manera: ¿Cómo po- na del mundo construido por el Otro y en el que
demos convertirnos a nosotros mismos en suje- a su vez se ha constituido, recuento que nos
tos? Sólo si hacemos un esfuerzo por relacionarnos permita comprender sus evaluaciones y su mane-
con el otro como si fuera un sujeto. En otras pa- ra de estar implicado; 3) revelar los puntos ciegos
labras, si no lo asumimos como dado (como un de la lógica interna del mundo del Otro, su par-
actor social jugando su papel en una posición pre- cialidad; y 4) entenderse (uno mismo) como ob-
determinada), si nos esforzamos por no cosificarlo, servador situado en el intento de comprender
no dando por supuesto que es de tal y tal experiencias-específicas-a-un-contexto del mun-
manera. do del Otro, lo que implica alentar un giro dialó-
A primera vista, lo anterior resulta paradójico: gico autorreflexivo.
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yo me convierto en sujeto sólo si trato al otro como Esta caracterización de la psicología sociocul-
si fuera sujeto. Pero, ¿cómo lo puedo tratar como tural permite, para concluir, regresar a una idea
sujeto si aún no lo es y si yo mismo aún no lo soy? de Touraine (1997) que nos enfrenta claramente
Estas preguntas presuponen que uno es lo que con una tarea ineludible. Si, como él propone, en
es y sólo se puede comportar según lo que es. la baja modernidad la vida social puede caracte-
Pero la sugerencia de Touraine, que aquí elaboro rizarse como producto de intervenciones, en-
con apoyo de los planteamientos de Castoriadis, tonces tendremos que preguntarnos cómo
requiere que rompamos con tales presuposicio- situamos nuestro propio trabajo desde la psicolo-
institución. Barcelona: Tusquets. _____ (1995). Ego, self, and subject. En I. Lubek,
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