Está en la página 1de 24

E-excellence - www.liceus.

com

Cervantes, semblanza biobibliográfica

ISBN: 84-9822-080-7

Manuel Fernández Nieto


María Silva González
lunaquijano137@hotmail.com

THESAURUS:
Vida de Cervantes, Astrana Marín, Cautiverio en Argel, Esquivias, Cervantes
en Andalucía, Cervantes en Valladolid, Alcalá de Henares.

OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS:


El humanismo, La novela corta y la novela cortesana, La novela pastoril, La vida teatral
en los Siglos de Oro, Cervantes, novelista, Cervantes, dramaturgo...etc.

ESQUEMA DEL ARTÍCULO


1. Biografía de Cervantes
1.1. Primeros años.
1.2. Italia.
1.3. Las armas.
1.4. El cautiverio en Argel.
1.5. Volver a empezar.
1.6. Cervantes en Andalucía.
1.7. Cervantes en la Corte de Valladolid.
1.8. Cervantes en Madrid.
1.9. Las Novelas Ejemplares.
1.10. Cervantes poeta: Viaje del Parnaso.
1.11. Los últimos años de Cervantes.
2. Biografías cervantinas.
2.1 La falta de documentación.
2.2. Las primeras biografías, siglo XVIII.
2.3. Los biógrafos del siglo XIX.
2.4. Cervantes en el siglo XX.
3. Biobibliografía.
E-excellence - www.liceus.com

1. Biografía de Cervantes.

La vida de Miguel de Cervantes Saavedra ha sido relatada en numerosas


biografías por distintos autores. Desde Navarro Ledesma que la escribió en forma de
novela, hasta Fitmaurice Kelly, Astrana Marín, o más recientemente, Canavaggio,
Alfredo Alvar o Javier Blasco que documentalmente narran los hechos del autor del
Quijote. Sin embargo, la vida de Cervantes hoy es todavía un enigma; a pesar de que
para entender su obra es necesario conocer cómo se desarrolló su existencia.

1.1. Primeros años.

Dejando a parte fabulosas ascendencias, fruto de la fantasía, incluida su


identificación como cristiano nuevo, sabemos que Rodrigo de Cervantes tuvo con su
mujer Leonor de Cortina, siete hijos. De ellos, el cuarto, fue bautizado por el reverendo
bachiller Serrano, el domingo 9 de octubre de 1547 en la iglesia parroquial de Santa
María la Mayor de Alcalá de Henares. Se le dio por nombre el de Miguel, quizá por
nacer el 29 de septiembre, festividad del arcángel.
Aunque existe su partida de bautismo en la ciudad Complutense, varias
ciudades, como pasó con Homero en la antigüedad, se disputaron el honor de ser la
cuna de Cervantes: Consuegra, Córdoba, Sevilla, Toledo, Madrid… En Alcázar de San
Juan existe incluso una partida de bautismo de 1558, a nombre de Miguel de
Cervantes, que no puede ser la de Cervantes, pues en ese caso hubiera participado
en la batalla de Lepanto a los trece años, cosa prácticamente imposible.
En 1551, Don Rodrigo, acosado por las deudas más que por su supuesta
condición de converso nunca probada, sale de Alcalá y prueba suerte en Valladolid,
Córdoba, Cabra y Sevilla. No se sabe de manera cierta que fuese acompañado por su
familia, pero por las palabras de su hijo en el prólogo de su teatro, Miguel afirma que
vio representar a Lope de Rueda, quizá en Sevilla, lo cual hace suponer que la prole
siguió al padre en su peregrinar. Esto perjudicó su formación, ya que no pudo seguir
cursos regulares, aunque se le han supuesto estudios en los colegios de jesuitas de
Córdoba y Sevilla, y en las universidades de Alcalá y Salamanca. Lo que se conoce es
la afición de Cervantes por la lectura: incluso se cuenta que recogía papeles del suelo
para no perder su hábito de lector.
Su juventud es una incógnita hasta 1568, en que aparece como alumno de
Humanidades en el Estudio de Madrid, regentado por Juan López de Hoyos, quien le
llama “nuestro caro y amado discípulo”, cuando selecciona cuatro de sus poesías para

2
E-excellence - www.liceus.com

el libro conmemorativo de la muerte de Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II.


Siendo ésta la primera vez que se publica algo de Cervantes.

1.2. Italia.

En 1569 está en Roma. Bien pudiera ser que saliera huyendo de la justicia,
como tanto se ha dicho, por haber herido en pendencia callejera a un tal Antonio de
Sigura. Aunque es posible pensar que Cervantes acude a Italia atraído por el brillo de
su cultura. En cualquier caso, ejerció en el verano de 1570 de camarero del futuro
cardenal Julio Acquaviva. En la capital de la cristiandad Cervantes adquiere variados
conocimientos; admiraría su prodigiosa arquitectura y se incorporaría al ritmo vital de
sus calles y plazas, desde vía Giulia a Campo dei Fiori. Cardenales, diplomáticos,
hombres de armas, literatos, cortesanos…, pululan por los distintos lugares de Roma.
Cervantes no sería una excepción en este deambular como lo demuestra su profunda
experiencia del humano vivir. Visita Milán, Bolonia, Florencia, Nápoles, Génova…,
ciudades maestras de vida y descritas más adelante en algunas de sus obras, El
licenciado Vidriera, Las dos doncellas y El Persiles.

1.3. Las armas.

En contraste con el despreocupado existir romano, la cristiandad se veía


amenazada por el avance del dominio turco. En efecto, estos pueblos dominaban las
rutas de navegación. Piratas que provienen de Constantinopla, de Argel o Túnez
atacan las costas españolas y ponen en peligro vida y hacienda, en el Quijote (I, 39-
41), el Capitán Cautivo relata alguno de estos hechos. La situación se complica
cuando en 1571 los turcos se apoderan de Chipre, hasta entonces en poder de los
venecianos. El Papa, aunque teme la hegemonía española, ante el peligro, se alía con
España y Venecia organizando la Santa Liga. Se trata de una alianza circunstancial
pero eficaz en sus propósitos, que será mandada por Don Juan de Austria. Cervantes
por entonces ya estaba de soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina. En
Sicilia, se embarca en la galera Marquesa con rumbo al Mediterráneo oriental. Antes
ha pasado por Nápoles donde se dice que mantuvo amores con una tal Silena.
Las naves turcas son avistadas a la altura del Golfo de Corinto. La Marquesa,
mandada por Francisco de San Pedro, se coloca en el sitio de mayor peligro.
Cervantes tenía ese día fiebre, por lo que el capitán le ordena que no luche; pero,
dándose cuenta clara de la importancia de aquella jornada, pide combatir y luchó
valerosamente hasta caer herido de dos arcabuzazos en el pecho y otro tercero en el
brazo izquierdo. Cervantes tuvo la dicha de ver cómo triunfaba la Liga contra el turco.
El recuerdo de esa batalla siempre le acompaña pues Lepanto fue, según palabras del

3
E-excellence - www.liceus.com

escritor: “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes y esperan
ver los venideros”. Ha sido llamado el Manco de Lepanto por las heridas que recibió,
aunque, se sabe que no perdió el brazo, sino que sólo le quedó inútil.
Para curar sus heridas, Cervantes pasa al hospital de Messina, en donde fue
atendido por el doctor Gregorio López Madera. Se recupera pronto, pues lo
encontramos de nuevo como soldado en la compañía de Manuel Ponce de León.
Acude a Navarino en 1572, y a Túnez y a la Goleta en 1573.
En 1574, Cervantes, que ya es considerado como ‘soldado aventajado’, está de
guarnición en Palermo, junto con su hermano Rodrigo, el menor, que quizá le
acompañó tras la batalla de Lepanto. Confía en que el heroísmo demostrado en todas
estas acciones guerreras le valdrá un cargo de gobierno en su patria o en Indias. Por
ello, pide licencia para regresar a España. Don Juan de Austria y el Duque de Sessa le
dan cartas de recomendación, que informan muy favorablemente sobre el escritor.
Piensa él que estos documentos le valdrán el grado de capitán y podrá formar su
propia compañía.
A comienzos de septiembre de 1575 zarpa de Nápoles en la galera Sol que
navega, según es obligado en esta época, acompañada de otras para defenderse
mutuamente en caso de ataque. Costean Italia sin novedad, pero, ya frente a las
costas catalanas, un temporal dispersa los barcos, momento aprovechado por naves
argelinas que estaban al acecho para embestir la Sol, los cristianos luchan sin éxito
ante el mayor número de piratas; cuando han apresado el barco, los argelinos divisan
el resto de las naves que vienen a auxiliar a su compañera, por lo que abandonan
llevándose a los pasajeros. Cervantes desde cubierta, vería desvanecerse sus
ilusiones; comienza su periodo de cautiverio recordado en su novela La española
inglesa.

1.4. El cautiverio en Argel.

Armaute Mamí es quien manda las naves argelinas que, tras conseguir su
presa, se dirigen hacia Argel. Los prisioneros tenían gran valor para los piratas, pues
de ellos se obtenía notable provecho: unos eran utilizados como remeros en las
galeras; otros, en cambio, eran negociados, y cuando la familia recaudaba la cantidad
fijada para el rescate los liberaban. Esta misión la desempeñaban los frailes de la
orden trinitaria y los de la Merced, que en España pedían limosna para este caritativo
fin.
Cervantes pasa a ser el esclavo de Dalí Mamí, llamado el cojo. En efecto, sus
raptores piensan que es un personaje de importancia por las recomendaciones que
lleva y piden por su rescate una elevada suma. El escritor sabe que su familia no

4
E-excellence - www.liceus.com

puede reunir esta cantidad, por lo cual pronto proyecta la huida. Hasta cuatro veces lo
intenta, la primera en 1576, después en 1577, cuando su hermano Rodrigo ha sido
liberado; y los dos años siguientes, ya bajo el poder de otro amo Hassán Bajá,
-conocido en la literatura como Azán Agá. En septiembre de 1580 fray Juan Gil, de la
Orden Trinitaria ha conseguido reunir los quinientos escudos del rescate y Cervantes
es liberado. En todas las ocasiones le ha sido perdonada la vida, clemencia
inexplicable si no se tiene en cuenta que la nobleza de ánimo de Cervantes debía
impresionar a todos.
El cautiverio en Argel ha durado cinco largos años. Está ya lejos la hazaña de
Lepanto. Vuelve a su patria sin cartas, sin dinero y con una familia vieja que no puede
ayudarle. En octubre desembarca en Denia, pasa por Valencia y hacia diciembre llega
a Madrid para empezar de nuevo su vida.

1.5. Volver a empezar.

Viene a “pretender”, es decir, a buscar algún cargo que le recompensara sus


años de milicia. Su situación económica es apurada.
En mayo de 1581 viaja a Portugal, que se acaba de incorporar a la Corona de
Felipe II. Allí se encuentra la Corte y todo cuanto consigue son cincuenta ducados y
una misión política en Orán que le ocupa un mes y por la que recibe cien ducados. A
finales de año está de nuevo en Madrid.
En 1582 sigue recorriendo las calles madrileñas en espera de encontrar un
reconocimiento a sus méritos y un oficio con que sustentarse. En febrero pide a don
Antonio de Eraso, del Consejo de Indias, un empleo en América que no se le otorga.
Por el ocio en que se hallaba se “entretenía” entonces escribiendo una novela, La
Galatea.
En verdad la situación era muy desdichada. Piensa en escribir teatro, dado
que, en aquella época, el dramaturgo que triunfaba conseguía ingresos de forma
inmediata. En efecto antes de publicar su primera novela probó fortuna en el teatro
aunque parece ser que sus obras pasaron sin pena ni gloria; cuando intenta volver a la
escena nadie quiere estrenar sus comedias por ser muy distintas a las que entonces
gustaban.
Su labor de dramaturgo le permite entrar en contacto con actores y actrices de
las distintas compañías, calificadas en el Quijote como “gentes alegres y de placer”.
De éstas saca una aventura: ella se llama Ana Franca de Rojas, mujer de un tal
alonso Rodríguez, que regentaban una taberna de la calle Tudescos frecuentada por
cómicos. De esta relación le nace una hija que llamó Isabel de Saavedra, reconocida
por Cervantes al morir su madre.

5
E-excellence - www.liceus.com

Poco profunda sería esta pasión, pues por entonces estaba pensando en
casarse. Su boda tuvo lugar el 12 de diciembre de 1584. La novia era una hidalga
campesina de Esquivias, en la provincia de Toledo, llamada Catalina de Palacios
Salazar y Vozmediano. Tenía diecinueve años menos que Cervantes y su unión no es
bien aceptada en la familia de ella. No les gustaría el novio: soldado viejo e incipiente
escritor, pues, en efecto, en este año ha pedido licencia para publicar su primer libro
que aparece en Alcalá en 1585, con el título de La Galatea.
Se trata de una novela escrita en prosa y llena de versos a la manera del
género pastoril. Se trata de una idealización de la vida del campo. Los poetas suelen
presentar a sus amigos y amadas bajo disfraz de pastores y nombre supuesto,
cantando versos y dialogando en rebuscados parlamentos sobre su sentimiento
amoroso. Todo ello dentro de una estética neoplatónica. Nada más alejado de la
realidad que estos personajes, cuyos complicados amores y su culto lenguaje nada
tienen que ver con la auténtica vida del campo.
Cervantes se ha formado en el Renacimiento y esta novela es, sin lugar a
dudas, una contribución a su literatura. En la obra está presente el recuerdo a
Garcilaso, Herrera, y Fray Luis de León. Para estructurar la novela utiliza el mismo
artificio que Virgilio en su égloga octava. La divide en seis libros que distribuyen en
seis días la materia poética desde el amanecer hasta la puesta de sol. No obstante, al
igual que sucederá en el Quijote, el contenido de cada episodio se continúa en el
siguiente, con lo cual se cruzan temas y asuntos engendrando cierta confusión.
Además, el argumento no se ciñe a narrar la vida de la pastora Galatea, sino que
recoge la de otros muchos, de forma que los relatos son varios, enlazándolos con la
técnica del “cuento dentro del cuento”. Prácticamente son novelas cortas, al estilo de
la primera parte del Quijote.
Se ha intentado identificar a los personajes de esta novela con seres reales
relacionados con la vida de Cervantes. Es muy difícil demostrarlo pese a que todo el
convencionalismo del género pastoril está presente en La Galatea y una de sus
características era la de ocultar bajo clave los nombres de los seres existentes.
También aparecen los demás constitutivos, como la descripción de los instrumentos
musicales y de la indumentaria de los pastores. Los paisajes se presentan con detalle:
árboles, fuentes, los ríos Tajo y henares, todo dentro del tópico renacentista de la
naturaleza perfecta.
El lenguaje es muy elaborado, culto y exquisito. La adjetivación muy abundante
y la sintaxis artificiosa en extremo. El relato en prosa es constantemente interrumpido
por versos intercalados, algunas composiciones muy acertadas, como el Canto de
Calíope (libro V), escrito en octavas reales.

6
E-excellence - www.liceus.com

1.6. Cervantes en Andalucía.

El 13 de junio de 1585 muere don Rodrigo, su padre. Ante la nueva le


corresponde hacerse cargo de la familia, sobre todo de las mujeres, lo cual le obliga a
dejar toda clase de actividades literarias y de nuevo mendiga un oficio.
A finales de 1587 consigue el cargo de Comisario del Rey para recoger cuanto
es necesario para proveer a la armada que Felipe II piensa enviar contra Inglaterra,
aprovisionar la que después se conocerá con el nombre de Armada Invencible. Era
una tarea muy ingrata, su labor consistía en recorrer los pueblos de Andalucía
sacando a sus habitantes trigo, cebada, aceite…, con la consiguiente resistencia de
sus propietarios.
Deja a su mujer en Esquivias y fija residencia en Sevilla. De ahí se traslada por
toda la región: Estepa, Baza, Vélez-Málaga, Guadix, Arjona, Écija, Marchena…
Problemas en todas partes. El vicario eclesiástico de Écija llega a lanzar a Cervantes
una excomunión por haber tomado por error trigo del cabildo de Sevilla; debe entonces
suplicar de iglesia en iglesia hasta explicar su caso y conseguir que se anule su
excomunión. También en Castro del Río le sucede un caso parecido.
Muy harto estaría Cervantes de este trabajo itinerante cuando en 1590 escribe
un memorial a Felipe II suplicándole un cargo en las Indias, se le responde
negativamente, respuesta que causa extrañeza, pues para ir a América a una persona
con su pasado en la milicia, no se le imponían trabas. A no ser que los informes sobre
Cervantes fueran pésimos y por ello no quisieran confiarle ningún cargo. Se
rumoreaba que sacaba más trigo y cebada del que le correspondía; también se habló
de que sus cuentas no estaban claras. ¿Eran calumnias estas acusaciones?
Hoy nos faltan elementos de juicio, pues se le consideró inocente cuando en
1592 fue encarcelado en Castro del Río, sin embargo, se sabe que en Sevilla vivía por
encima de sus posibilidades. Astrana Marín, el mejor de sus grandes biógrafos, cree
que gracias al juego. En realidad nos movemos en el resbaladizo plano de las
conjeturas, pero no podemos olvidar estas sospechas ya que el Quijote es un libro
cargado de experiencias de vida.
En 1594, consumado ya el desastre de la Invencible, es nombrado comisario
para cobrar atrasos de alcabalas y otros impuestos en el reino de Granada. De nuevo
se encuentra peregrinando por Andalucía con el desagradable oficio de recaudador.
Cervantes obtiene varios miles de reales que tiene que hacer efectivos en Madrid.
Para evitar robos decide depositar el dinero en manos de un banquero de Sevilla,
Simón Freyre de Lima, que al poco tiempo quiebra y suspende pagos. Miguel debe
responder de lo recaudado y como no puede, es detenido unos meses, entre 1597 y

7
E-excellence - www.liceus.com

1598, en la cárcel Real de Sevilla de la que sale bajo fianza. También se supone que
a fines de 1602 y principios de 1603 pasa otra temporada encarcelado en el mismo
lugar.
Quizá en este encierro se plantea el Quijote, ya que Cervantes dice en el
prólogo que “se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y
donde todo triste ruido hace su habitación”.
Mientras estuvo de comisario por Andalucía descuida su actividad literaria,
además de la cita antes apuntada anteriormente del Quijote, sólo se conservan de
este tiempo algunas poesías. Escribe dos canciones a la Armada Invencible, una en
1587, deseando su triunfo, y otra en 1588 lamentando el desastre. En 1591 aparece
un romance titulado Los celos en La Flor de varios y nuevos romances de Andrés de
Villalta. En 1595 envía una composición en quintillas para las fiestas de San Jacinto
celebradas en Zaragoza. Al año siguiente dedica un soneto al marqués de Santa Cruz
y otro, de tipo satírico, a la entrada del duque de Medina Sidonia en Cádiz a
destiempo, cuando las tropas del conde de Essex ya han abandonado la ciudad.
Mayor interés tienen otros dos sonetos escritos con motivo de la muerte de Herrera,
1597, y de Felipe II, 1598, éste último irónico. También se sabe que intentó volver a
escribir para el teatro pues, en 1592, firma un contrato con el director de compañía,
Rodrigo Osorio.

1.7. Cervantes en la Corte de Valladolid

Los años pasados en Andalucía han sido una dura batalla, su familia
desperdigada, de su mujer cada vez se distancia más, su madre murió por entonces al
igual que Ana Franca, la madre de su hija Isabel quien pasa a vivir con su hermana
Magdalena.
Cervantes deja Sevilla a principios de 1603 y se instala en Valladolid, entonces
Corte de Felipe III. Ha traído escrita una obra en prosa para la que solicita permiso de
publicación. En septiembre de 1604 se le concede privilegio Real para imprimir un
libro, que aparecerá en Madrid en 1605 con el título de El Ingenioso Hidalgo Don
Quijote de la Mancha. El libro tiene un éxito sorprendente.
Pero junto a la alegría pronto llega la desgracia. La noche del 27 de junio de
1605 un caballero de la orden de Santiago, don Gaspar de Ezpeleta, es herido de
muerte en una disputa, al parecer por una cuestión de faldas, junto a la puerta de la
casa donde vivía Miguel de Cervantes que acudió a auxiliarle. El juez, Cristóbal de
Villarroel, a los dos días ordena detener a los vecinos de la casa. De las declaraciones
del proceso se saca la conclusión de que su actividad era un tanto irregular. Se ha
dicho incluso que su profesión era entonces la de alcahuete. La figura del autor del

8
E-excellence - www.liceus.com

Quijote se engrandece si se piensa que la injusta desgracia en que transcurrió su vida


tiene en contrapartida tan extraordinaria obra en la que no se puede dudar juega un
importante factor su triste experiencia humana.

1.8. Cervantes en Madrid.

La Corte vuelve a Madrid en 1606 y tras ella va Miguel y toda su familia. Se


reúne con su mujer, llegada de Esquivias, y mientras se dedicaría a escribir; se sabe
que en 1609 ingresa en la Hermandad de Esclavos del Santísimo Sacramento,
cofradía a la que pertenecían muchos de los grandes escritores de su tiempo. Más
adelante, en 1612, asiste a una de las academias literarias de entonces, La Selvaje,
que tomaba el nombre de su fundador don Francisco de Silva, sita en la calle de
Atocha. Allí acude también Lope de Vega, muy poco amigo de Cervantes, pues no
pierde ocasión para atacarle. Gran dolor le causarían todas estas injustas agresiones
que demostraban el desprecio y, en parte, la envidia de los literatos contemporáneos,
pues hay que considerar el prestigio de Lope, cuya opinión es tenida muy en cuenta
por todos.

1.9. Las Novelas Ejemplares.

Al tiempo que intenta situarse en la vida literaria de la corte, publica en 1613,


en la imprenta de Juan de la Cuesta, una obra nueva compuesta por doce relatos
cortos, algunos de ellos escritos años antes, que titula Novelas Ejemplares.
El término novela procedía del italiano y se aplicaba desde el Renacimiento a
las narraciones breves escritas en prosa. Sin embargo, con el tiempo, esta palabra
pasará a denominar a los grandes relatos. Iniciadores y maestros de este género corto
fueron Boccacio, Bandello y Cinthio. A éstos imita Cervantes en la forma pero no en el
argumento, que se basa en personajes, sucesos y escenarios españoles. Por ello, dice
en el Prólogo: “Yo soy el primero que ha novelado en lengua castellana, que las
muchas novelas que en ella andan impresas, todas son traducidas de lenguas
extranjeras, y estas son mías propias, no imitadas ni hurtadas”.
Cervantes las califica de ejemplares porque son narraciones en las que el
lector, además de entretenerse, “si bien las miras, no hay ninguna de quien no se
puede sacar algún ejemplo provechoso”. No obstante, esta calificación de ejemplar ya
sorprendió en su tiempo, pues en el prólogo del Quijote de Avellaneda dice que estas
novelas “son más satíricas que ejemplares”. Unamuno dio otro sentido a la palabra,
afirmando que no tienen valor moral, sino que Cervantes buscó la ejemplaridad
estética. Desde luego, estos relatos no son licenciosos como los de Boccacio, pero
tampoco excesivamente estéticos, aunque algunos críticos actuales así lo consideran.

9
E-excellence - www.liceus.com

El hecho es que este libro será modelo literario para numerosos autores. Lope de
Vega lo imita en sus Novelas a Marcia Leonarda, igual que Tirso de Molina en
Cigarrales de Toledo; hasta se toma el mismo título, como las Novelas ejemplares y
amorosas de María de Zayas.
El valor de cada una de estas novelas cervantinas es muy diferente teniendo
en cuenta las distintas épocas y circunstancias en que fueron escritas. Pese a ello,
estéticamente todas son modelo en su género y muestran la calidad de su prosa. En
general, la temática está relacionada con vivencias varias del propio Cervantes,
aunque siempre dominada por su extraordinaria fantasía, que difumina lo real y lo
inventado. Para estudiar las Novelas Ejemplares se han dado diversas clasificaciones:
desde analizarlas independientemente de acuerdo con el orden que les dio su autor,
hasta agrupar las de tema semejante y observar la técnica utilizada en conjunto. La
primera dificultad con que se tropieza es la de su cronología. Dos de las novelas,
Rinconete y Cortadillo y El celoso extremeño, ya estaban escritas hacia 1600, pues
aparecen en la Miscelánea de Francisco Porras de la Cámara. De las demás se han
hecho toda clase de conjeturas y ninguna definitiva, por lo que tenemos que pensar
que fueron redactadas de 1590 a 1612, en que ya está acabado el libro, pues pide el
primer privilegio para su impresión.
El ilustre cervantista González de Amezúa divide las Novelas Ejemplares en
apartados que corresponden a tres épocas distintas:
1º Compuesto por tres relatos de tipo amoroso e idealista a la manera italiana: El
amante liberal, La Señora Cornelio y Las dos doncellas.
2º En el se incluirían La Gitanilla, La española inglesa, La fuerza de la sangre, La
ilustre fregona, El celoso extremeño y El casamiento engañoso. En todas ellas
se mezcla la fantasía con vivencias del autor.
3º Quizás las más logradas, El coloquio de los perros, Rinconete y Cortadillo y El
licenciado vidriera, las tres se caracterizan por su tono satírico y su crítica
social.

1.10. Cervantes poeta: Viaje del Parnaso.

En 1614, en Madrid, publica su única obra completa en el campo de la poesía.


Se trata de un largo poema en tercetos, que es un cuadro general de los poetas de su
tiempo. Quizá la escribió pensando en hacer una sátira de los malos escritores, pues
su ironía no respeta a nadie. La obra se titula Viaje del Parnaso.
El modelo procede del Viaggio in Parnaso, obra de un poeta italiano muy flojo,
Cesare Caporale di Perugia. No obstante Cervantes es original en su estructura y,
sobre todo, en la manera humorística de presentar a los poetas, evitando caer en un

10
E-excellence - www.liceus.com

catálogo de nombres. La crítica a los poetas comienza por él mismo: “Yo, que siempre
trabajo y me desvelo/por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el
cielo…”, palabras que siempre se han aceptado, aunque Cervantes tiene, como poeta,
aciertos indudables. Tal como señaló Gerardo Diego, la mayor parte de los aciertos
totales de Cervantes los encontramos en su poesía menos trascendente, poesía
festiva, gitanesca, satírica y cómica, poesía de sal y donaire. Confirma este hecho la
Adjunta del Parnaso, añadida al final del Viaje, que ya no está escrita en verso.
No acaban las desdichas para Cervantes, pues ese mismo año 1614 sale a luz
en Tarragona un libro con el título de Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo Don quijote
de la Mancha, cuyo autor figuraba con el nombre de Alonso Fernández de Avellaneda.
En el prólogo se ataca a Cervantes injustificadamente: se le echa en cara el ser
manco, el ser viejo… Hoy, el misterio de esta obra y de la personalidad de su autor,
pese a todas las conjeturas realizadas por los críticos, sigue en pie. Se ha identificado
a Alonso Fernández de Avellaneda con distintos escritores de la época: Alonso de
Ledesma, Alonso Lamberto, Salas Barbadillo, Castillo Solórzano, Quevedo… El ilustre
profesor Martín de Riquer piensa que tras ese nombre se oculta Jerónimo de
Pasamonte, soldado a las órdenes de don Juan de Austria, combate en Lepanto y es
hecho prisionero en Constantinopla, además es nombrado en la primera parte del
Quijote por Cervantes,-Ginés de Pasamonte-. También pudo ser escrito por un grupo
de autores cercanos a Lope de Vega.; hasta se ha llegado a decir que lo escribió el
propio Cervantes, tesis totalmente desterrada en la actualidad. El libro trata de la
tercera salida de Don Quijote para dirigirse a Zaragoza a unas justas poéticas. Las
aventuras son muy similares, dejando aparte las escenas fuertes; sin embargo, los
personajes son muy distintos: Don Quijote es un loco corriente sin ninguna genialidad,
que termina sus días en un manicomio de Toledo, Sancho es un vulgar paleto, más
cercano a un tonto de pueblo que a un honrado labrador de la Mancha.
Lo cierto es que esta publicación acelera la salida de la segunda parte de la
obra de Cervantes, que lo hace en 1615 con el título de El Ingenioso Caballero Don
Quijote de la Mancha y en donde su autor para que nadie le haga salir de nuevo dice
al final: “…deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de Don
Quijote”.

1.11. Los últimos años de Cervantes.

Casi por las mismas fechas en que aparece la segunda parte del Quijote,
Cervantes publica otro libro titulado Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca
representados. En su tiempo sorprendería este título, pues al expresar que son nuevas
y sin representar, desafía a los dramaturgos de entonces que para publicar una obra,

11
E-excellence - www.liceus.com

previamente tenían que haber obtenido el aplauso del público. Ahora bien, si las da a
la imprenta es porque, animado por el éxito del Quijote, está seguro de que su teatro
es buena literatura y algún día se le hará justicia.
Cervantes, al final de su vida adquiere cierta estabilidad, pues el conde de
Lemos y los cardenales Niño de Guevara y Sandoval y Rojas le ayudan
económicamente, lo cual le permite montar casa en la calle del León, esquina a la de
hoy Cervantes, y preparar allí la edición de una nueva obra que no llegará a ver
publicada. En efecto, Cervantes días antes de su muerte, el 22 de abril de 1616,
escribía al conde de Lemos la dedicatoria de su último libro que titula Los trabajos de
Persiles y Segismundo, historia septentrional, Madrid, Juan de la Cuesta, 1617. Antes
de acabar, ingresa en la Orden Tercera de San Francisco, y con ese hábito es
amortajado. En agradecimiento a la orden de los Trinitarios que le habían rescatado de
Argel, quiso ser enterrado en el cementerio de la Plaza del Humilladero de Madrid, que
poseían anejo al monasterio las Madres Trinitarias. Éstas son trasladadas poco
después a un convento nuevo, en la actual calle de Lope de Vega, y parece ser que, o
no se llevaron todos los restos del enterramiento o se perdieron y confundieron
durante el traslado. Incluso después de muerto tuvo poca fortuna Miguel de Cervantes,
pues hoy desconocemos el lugar donde reposan los restos del más genial escritor
español.

2. Biografías cervantinas.

2.1. La falta de documentación.

La vida de Miguel de Cervantes, el reconocido Príncipe de los Ingenios


Españoles, está marcada por el desprecio de sus contemporáneos y por la ignorancia
de sus hechos. En contraste con otros escritores de su tiempo, que tuvieron biografía,
elogios y primeros estudios poco después de su desaparición, un silencio inicial se
cierne sobre el autor del Quijote, pese a la fama y el reconocimiento que obtuvo con su
obra.
A la vez, frente a las grandes figuras de la Edad de Oro, se carece de un
epistolario cervantino que ofrezca datos sobre su intimidad o sobre aspectos
relevantes de su existir cotidiano. Por no tener, ni siquiera se poseen manuscritos de
sus obras. De la época, únicamente se conservaron copias de Rinconete y Cortadillo y
El celoso extremeño, en el perdido Códice de Porras de la Cámara, y de La Numancia
y Los tratos de Argel, conservadas en la Biblioteca Nacional y la Hispanic Society de
Nueva York.

12
E-excellence - www.liceus.com

Esta carencia de autógrafos cervantinos sorprendió a los estudiosos que,


desde un principio, se afanaron por encontrar en olvidados archivos documentos y
cartas que revelaran algún dato íntimo. Las falsificaciones no se hicieron esperar y así
Adolfo de Castro publicó El Buscapié que, según su editor, estaba sacado de un
original de Cervantes en el cual se daba la clave o cifra de todas las alusiones
contemporáneas que abundan en el Quijote. La imitación del estilo fue tan exacta que
muchos ilustres cervantinos cayeron en la trampa, pese a que Castro nunca pudo
presentar el manuscrito y se demostró la falsificación.
José Romera Navarro anunció la existencia de tres cartas de Cervantes en
poder de un vecino suyo, en Filadelfia, vendidas en París en 1887. Pero de ellas, en
caso de existir, nunca más se supo. Que Cervantes escribiera cartas en su larga vida
es indudable, por lo que es aún más sorprendente que nadie tuviera interés en
conservarlas. Se trata de otra incógnita que añadir a las extrañas circunstancias en
que se desarrolla el mundo cervantino.
Recientemente Ascensión de la Plaza encontró en el Archivo de Simancas una
carta autógrafa de Miguel, sin fecha, pero importante, ya que nos confirma su estancia
en la cárcel de Sevilla, hecho del que dudaron algunos estudiosos.
Perdidos los originales de sus obras sólo ha llegado de su puño y letra, una
serie de relaciones mercantiles sobre entregas de aceite y grano, documentos
notariales y forenses, y algún que otro texto, no literario, en donde aparece la firma del
autor del Quijote.
Los estudiosos de Miguel de Cervantes señalaron desde un principio esta falta
de información biográfica y, lo que es peor, la modificación de algunos datos
fehacientes. Con frecuencia hechos documentados han sido interesadamente
manipulados o ignorados en nombre de las más diversas ideologías y causas, según
la opinión de Cristóbal Pérez Pastor.
También Fitmaurice Kelly, años después, tuvo que dejar claro en su biografía
que su intención fue la de “exponer todos los hechos conocidos sobre Cervantes, sin
suprimir ni atenuar cosa alguna, libre, en cuanto pueda, de la natural propensión que
todos tenemos en favor de un gran genio creador…” (Traducción española: Miguel de
Cervantes Saavedra, 1914).
Américo Castro en época más reciente, después de tantos estudios, indica lo
siguiente: “La biografía de Cervantes está tan escasa de noticias como llena de
sinuosidades. Sus biógrafos completan esta situación con su empeño en hacer de
Miguel una figura ilustre y sin tacha en su vida mortal, y estorban así la tarea de hacer
comprensible su obra imperecedera”. De aquí que Jean Canavaggio en su estudio
biográfico se plantee como primer objetivo: “establecer, con todo el rigor requerido, lo

13
E-excellence - www.liceus.com

que de él se sabe: separar lo fabuloso de lo cierto y de lo verosímil” (Traducción


española: Cervantes, 2º edición, 1992).

2.2. Las primeras biografías, siglo XVIII.

Cronológicamente los primeros datos biográficos sobre Miguel de Cervantes


aparecen en la Topografía e historia general de Argel, publicada en Valladolid, en
1612, por Fray Diego de Haedo, en donde se narran penalidades y peripecias de los
cautivos. Entre estos se cita al autor del Quijote por su entereza y heroísmo en uno de
los intentos de fuga: “fuéronse a la cueva que el falso Judas les mostró y haciendo
salir de ella a los cristianos maniataron a Miguel de Cervantes, un hidalgo principal de
Alcalá de Henares, que fuera el autor de este negocio”. Sin embargo, habrán de pasar
más de cien años hasta que alguien sienta curiosidad por conocer cómo transcurrió el
vivir cervantino.
La primera biografía se escribió a instancias de Benjamín Keene, embajador de
Inglaterra, a quien se había dirigido su compatriota Lord John Carteret, ministro del rey
Jorge II, solicitando que buscara un escritor español capaz de redactar la vida de
Cervantes para encabezar la edición que, bajo su protección, se preparaba en Londres
en honor de la reina Carolina.
Keene eligió a su amigo don Gregorio Mayans y Siscar, bibliotecario del rey
Felipe V y gran humanista, quien comenzó su trabajo en 1736, publicándose primero
en tomo suelto en una corta edición de veinticinco ejemplares, en marzo de 1737 y, en
diciembre del mismo año, al frente de una de las mejores impresiones del Ingenioso
Hidalgo. Lo que impulsó a Mayans a aceptar el encargo fue su propósito de defender
la calidad de los escritos cervantinos, cuestionados por Blas Nasarre y Agustín de
Montiano y Luyando junto con otros colaboradores del Diario de los Literatos de
España.
Fue el primero que se acercó a la vida de Miguel de Cervantes, aunque, como
él mismo dice, suplió la falta de documentación con los textos de sus obras. Esto fue
causa de diversos errores, como creer que era natural de Madrid o pensar que nació
en 1549 por la cita del prólogo de las Novelas ejemplares.
El mérito de la biografía de Mayans reside en la crítica a las obras de
Cervantes puesto que las analiza una por una, deteniéndose en las valoraciones de
los géneros literarios en esta época. La vida de Cervantes de Mayans fue reeditada,
en tomo suelto o al frente del Quijote, en varias ocasiones y, pese al éxito, su autor
siguió recogiendo datos con intención de rectificar documentalmente algunos de los
errores.

14
E-excellence - www.liceus.com

Parte de esta documentación le fue entregada a Juan Antonio Pellicer que con
el epígrafe de “Noticias para la vida de Miguel de Cervantes Saavedra”, la incluye en
su libro Ensayo de una Biblioteca de traductores Españoles (Madrid, Sancha 1778) y,
redactada como biografía, al frente de la edición del Quijote de Sancha de 1797. Por
último apareció en tomo suelto con el título Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, en
Madrid, en la Imprenta de Gabriel de Sancha el año 1800.
En estos mismos años, Vicente de los Ríos reúne nuevas partidas, como la del
rescate del cautiverio, base de su bosquejo de la vida de Cervantes que encabeza la
edición del Quijote, realizada a instancias de la Real Academia Española y aparecida
en Madrid en 1780. Gracias a la labor de ambos eruditos se inicia el camino de
investigación científica que tan buenos resultados iba a obtener en el futuro a pesar de
algunos biógrafos que ignoraron ciertos datos pensando que así defendían a
Cervantes.

2.3. Los biógrafos del siglo XIX.

En el siglo XIX se van a desarrollar de forma sistemática los estudios


cervantinos. El primero de ellos se debe a don Martín Fernández Navarrete. Su
biografía sentó las bases de todos los estudios posteriores sobre la figura del autor del
Quijote hasta fechas muy recientes; si algo se le censuró fue, precisamente, su
objetividad ya que se esperaba un texto más panegírico.
En 1846 el editor Manuel de Rivadeneyra comenzó la publicación de la
Biblioteca de Autores Españoles con las obras de Cervantes, a excepción de las
dramáticas, apareciendo al frente una biografía escrita por don Buenaventura Carlos
Aribau. Éste recoge la documentación existente pero tuvo la debilidad de incluir
algunas de las leyendas cervantinas ajenas a la realidad. Aquí se nos da noticia de la
utilización de la vida de Cervantes que tenía preparada el poeta Manuel José Quintana
que apareció en el tomo XIX de la citada colección de Rivadeneyra entre las Vidas de
Españoles Célebres.
Un nuevo paso se dio al publicar Don Manuel de Rivadeneyra las Obras
completas de Cervantes en 1863, pues se reeditó en el tomo primero la biografía de
Aribau y, al final de ella, se añadió un estudio titulado “Nuevas investigaciones acerca
de la vida y obras de Cervantes”, escrito por Cayetano Alberto de la Barrera. Se trata
de un opúsculo en el cual se rechazan algunos datos recogidos por anteriores
biógrafos y comete dos graves errores, pues da por verdadera la carta a don Diego de
Astudillo Carrillo y la noticia de su prisión en Argamasilla de Alba o El Toboso.
Más importancia para el conocimiento de Miguel de Cervantes tiene la
publicación de la nueva edición de 1862. En ella se vuelve a reproducir el texto de

15
E-excellence - www.liceus.com

Vicente de los Ríos pero, puesto al día por don Jerónimo Morán, reproduce
importantes documentos referentes a las andanzas andaluzas de nuestro autor. En el
Archivo de Simancas, de 1569, se encuentra la referencia en la cual se ordena
prender a Miguel de Cervantes por haber herido a Antonio de Sigura, esto explicaría
su apresurada salida hacia Italia, hecho que algunos estudiosos todavía no aceptan.
Por estas mismas fechas, publica Émile Chasles en Francia la mejor de las biografías
realizadas en el extranjero, con la particularidad de que, además de los documentos
sobre la vida de Cervantes, intenta reconstruir el ambiente político y social de la
época.
También como tomo primero de una edición del Quijote, publicó Ramón León
Maínez una biografía cervantina que añadía nuevos datos a los ya conocidos. Éste,
además, no renuncia a entrar en ciertos temas, como el procesamiento de Cervantes y
su familia en Valladolid, soslayado por otros autores y, aparte del apasionamiento con
que trata todo lo referente a Miguel, su afán principal fue separar los hechos
verdaderos de las leyendas que se habían formado, sobre todo la concerniente a la
vida del escritor. Mucho más interesante, por el acopio de documentos y críticas, es su
libro Cervantes y su época (Jerez, 1901), en donde realiza una buena historia del
cervantismo en sus distintos aspectos.
En estos mismos años Don Nicolás Díaz de Benjumea intentaba encontrar una
interpretación esotérica a los distintos episodios del Quijote. Benjumea presentaba
estos escritos como muestras de un proyecto en donde se proponía trazar una
extensísima biografía de Cervantes junto con un juicio filosófico de sus obras. Nunca
llegó a realizarlo, aunque sí publicó un libro, La verdad sobre el Quijote (1878), con la
apostilla “novísima historia crítica de la vida de Cervantes”. En el prólogo apunta que,
aparte de indagar en archivos y bibliotecas, él quiere buscar en las obras mismas y así
lo hace; de aquí que tengan mayor calidad sus opiniones que el apartado documental,
plagado de errores. Dos años después, ampliará su estudio en la introducción al
magnífico Quijote, editado por Montaner y Simón, caracterizado por la fantasiosa
utilización de los textos cervantinos.
Las dos tendencias, subjetiva y objetiva, a la hora de hacer la biografía de
Cervantes se muestran en dos publicaciones de 1892. Francisco Lizcano y Alaminos
imprime un libro cuyo título es un enunciado del contenido: Historia de la verdadera
cuna de Miguel de Cervantes Saavedra y López, autor del Don Quijote de la Mancha,
con las metamorfosis bucólicas y geórgicas de dicha obra. Vida y hechos del Príncipe
de los Ingenios Españoles, con una refutación analítica de las biografías que de este
autor se han impreso hasta el día. Se trata de una encendida defensa del nacimiento
de Cervantes en Alcázar de San Juan y de las sucesivas leyendas que lo suponían

16
E-excellence - www.liceus.com

habitando en distintos pueblos de la Mancha. En cambio, Fitzmaurice Kelly comienza


su primer trabajo sobre Cervantes partiendo de lo demostrado fehacientemente en
publicaciones anteriores hasta entregarnos, en sucesivas ediciones, una de las
biografías más útiles y rigurosas del autor del Quijote.
Al mismo tiempo que se leen estos amenos relatos del vivir cervantino, José
María Asensio y Toledo dio a la imprenta una recopilación de contratos, fianzas,
poderes y cartas de pago, fundamentales para documentar el paso de Miguel de
Cervantes por Andalucía, incluso reproduce una litografía con el que supone
verdadero retrato de Cervantes, pintado por Francisco Pacheco en Sevilla, esto
provocó una gran polémica y fue, finalmente, rechazado.
Mayor importancia para conocer hechos reales de Cervantes tienen los dos
tomos publicados por Cristóbal Pérez Pastor donde se reproducen ciento sesenta y un
documentos, ilustrados con notas aclaratorias y con un utilísimo índice de nombres al
final. Lo sorprendente es que, pese al valor aclaratorio de estos textos, han sido
ignorados por muchos críticos posteriores, guiados más por motivos morales que
científicos. A estas recopilaciones se añaden más adelante las de Francisco
Rodríguez Marín, quien anunció una biografía nunca publicada, la de D. Narciso
Alonso Cortés, o la del comandante García Rey y la completa colección documental
de Sliwa.
Aparte tendríamos que citar aportaciones concretas a ciertos temas, épocas o
aspectos del vivir cervantino que abarcarían desde su lugar de nacimiento, sus
estudios, el viaje a Italia, su participación en la Batalla de Lepanto, el cautiverio, sus
andanzas por Andalucía, el contacto con el teatro, su estancia en Valladolid, sus
protectores, su familia y su muerte, sus posibles retratos pero, obviamente, la cita de
cada artículo excedería con mucho los límites de este tema.

2.4. Cervantes en el siglo XX.

Resulta paradójico que, pese a lo avanzado en el XIX en el campo documental,


es en siglo XX cuando se producen las mayores alteraciones en las biografías
cervantinas, algunas son más producto de la fantasía o, lo que es peor, de la
manipulación interesada, que de la realidad. Se trata de un conjunto de obras que
podríamos denominar Vidas novelescas. La primera de ellas la publica Francisco
Navarro y Ledesma con motivo del tercer centenario de la aparición de la primera
parte del Quijote.
Con motivo del tercer centenario de la muerte de Cervantes se vuelve a prestar
atención a su paso por la vida y comienzan a publicarse todo tipo de biografías, desde

17
E-excellence - www.liceus.com

la pura divulgación, sin apenas interés, hasta las que incorporan a la antigua
documentación los datos encontrados estos años.
Las nuevas biografías comienzan con la de Miguel de los Santos Oliver, Vida y
semblanza de Cervantes, 1916, una de las mejores de carácter literario en donde huye
de la novela histórica para realizar un relato ameno en el que, sin aportar datos
desconocidos, muestra una muy buena asimilación de los documentos cervantinos. El
tipo de biografía que se establece tras el centenario es el de divulgación, sin entrar en
aspectos polémicos de documentación. Muestra de este tipo de trabajo son las
distintas ediciones, pasaron de diez, de Manuel Montoliu. En este mismo tono se
encuadran las vidas cervantinas de Ricardo Rojas y María Luz Morales, muy elemental
pero bien fundada, y la de Mariano Tomás. Una buena mixtura de vida documental,
aventuras, suposiciones y literatura encontramos en el Cervantes de Jean Babilón, de
1947.
Desde 1939, tras la Guerra Civil, comienzan una serie de biografías en donde
más que presentar la realidad del personaje, se busca el convertir a Miguel de
Cervantes en prototipo de héroe militar, héroe civil, buen padre, modelo de esposo… y
aparecen verdaderos panegíricos del autor del Quijote. Baste citar las obras de
Antonio Espina, Ramón de Garciasol, Luis de Armiñan y Miguel Herrero García. Quizá
la más significativa de estas vidas sea la escrita por Sebastián Juan Arbó, de 1945.
Novelas al estilo quijotesco son las biografías de Rafael Martí Orberá,
Cervantes, Caballero Andante (Historia novelada), 1947, y, especialmente, la de
Eugenio Orrego Vicuña, Historia del Ingenioso Hidalgo Don Miguel de Cervantes,
1953.
Al margen de este tipo de narraciones Luis Astranan Marín, paciente
investigador del mundo cervantino, publicará desde 1948 a 1958 su monumental
biografía, en siete tomos, titulada Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes
Saavedra, con mil documentos hasta ahora inéditos y numerosas ilustraciones y
grabados de la época. En sus páginas se rellena el vacío de noticias de 1600 a 1604,
se localiza la casa natalicia de Alcalá de Henares, rehace la ruta seguida por nuestro
autor, en 1569, fugitivo de Madrid a Roma, da la fecha exacta de su muerte: el 22 de
abril de 1616 y no el 23, como sigue celebrándose. Su valor es indudable pero hay que
tener cierto cuidado con algunas suposiciones que, sin ser documentadas, pasan por
ciertas. Debe tenerse en cuenta que desde su finalización, en 1958, han aparecido
nuevos datos que completan puntos concretos del vivir cervantino, incorporados en
posteriores estudios.
Partiendo de la biografía de Astrana y con la intención de, muy resumida,
hacerla llegar al gran público apareció la de Juan Antonio Cabezas. Es una mezcla de

18
E-excellence - www.liceus.com

historia verdadera y ameno relato ya que utiliza datos comprobados junto con hipótesis
inaceptables.
Años más tarde, en 1990, publicó una monografía dedicada a la etapa
madrileña de Cervantes, desde que sus padres se instalaron en la Corte hasta su
muerte, con un epílogo referido a la sociedad cervantina establecida en la capital.
También dentro de esta línea se traza la biografía de Manuel Lacarta,
pretendiendo aunar los datos documentales con aspectos sociales de la época
cervantina.
Otra puesta al día de la abrumadora biografía de Astrana es la escrita por
Cristóbal Zaragoza, éste, sin renunciar a la documentación, escoge de ella un conjunto
publicado en el apéndice final y consigue un interesante relato de las vivencias
cervantinas con reflexiones prácticas para el estudioso.
Caso aparte es la biografía de Jean Canavaggio, a la que podemos considerar
como la mejor síntesis de todos los estudios anteriores. Plantea, desde el principio, el
problema de acercarse a Cervantes con los pocos datos que tenemos, incluso en el
caso de utilizar su obra, para rellenar los huecos de su personalidad, no en vano
califica el vivir cervantino de “intimidad escurridiza”, y por ello deja muy claro desde el
principio que no quiere caer en la hagiografía ni en lo contrario: “del superhombre al
réprobo”. Pretende ser objetivo y lo consigue.
Desde la monumental recopilación de Astrana Marín, se han añadido hasta
fechas recientes nuevos datos y documentos que completan pormenores de la vida de
Miguel de Cervantes. Así son muy útiles los estudios de Avalle-Arce sobre su captura;
de Ricardo Espinosa en torno al doctor Blanco de Paz, su delator en Argel; de Antonio
Puig Campillo sobre Cervantes en Murcia; de Bordoy Cerdá en relación con la gesta
de Lepanto; Sánchez Romeralo y Kenneh Brown y María Dolores Blanco-Arnejo
aportan nueva documentación; es muy interesante la descripción de la cueva en
donde se refugiaron el autor del Quijote y otros cautivos, en las proximidades de la
capital argelina, en 1577, dada a conocer por Sáenz de Tejada y López Sebastián; de
su estancia en Jaén proporcionó datos Luis Coronas; de su posible presencia en
tierras manchegas, en Villarreal y en Barcelona escribieron Pedro Padilla, Perona y
Martín de Riquer respectivamente.
También han aparecido durante estos últimos años una serie de publicaciones
que, sin ser específicamente biográficas, son muy enriquecedoras para acercarnos a
la época o a la personalidad de Cervantes. Destacan los trabajos de Américo Castro,
algunos ya publicados, pero puestos al día; de Fernández Álvarez; el volumen
misceláneo El Siglo del Quijote (1580-1680), en Historia de la Cultura Española,
Madrid, Espasa-Calpe, 1996. Las magníficas síntesis y reflexiones de Julián Marías o

19
E-excellence - www.liceus.com

la reconstrucción del complejo mundo sevillano que conoció nuestro autor recreado
por José Manuel Caballero Bonald. Numerosos datos nos facilitan una serie de
misceláneas que reúnen estudios dados a conocer en distintos coloquios y reuniones
de especialistas. Destaquemos la Suma Cervantina, las Actas del primer Congreso
Internacional sobre Cervantes y las sucesivas publicaciones de la Asociación de
Cervantistas.
Con afán divulgador, y sin intención de ser exhaustivos, podemos citar las
vidas de Aubrey Bell, Antonio Onieva, Saínz de Robles, Francisco Olmos, Montero
Alonso, Isabel de Lemus, Jorge Campos, José Luis Varela, Richard Predmore,
Fernando Díaz-Plaja, William Byron, Manuel Fernández Nieto, Engracia Martínez,
Meelvena Mckendrick, A. Basanta, Emilio Calderón, José María Valverde, Franco
Meregalli, Andrés Trapiello, Antonio Rey y Florencio Sevilla, Rafael Mínguez. Rosa
Navarro y Martín Miguel Rubio Esteban. Los libros de Alfredo Alvar y Javier Blasco,
reelaboran nuevas biografías recopilando todos los datos hasta hoy conocidos. Más
discutibles son los intentos de descifrar el vivir y crear cervantinos desde la fisiología,
como hace Sánchez Ocaña, o desde la psicología. El alemán Bruno Frank hace una
interpretación introspectiva del autor del Quijote manipulando datos que actualmente
se rechazan, dentro de los tópicos más repetidos del reinado de Felipe II. Louis
Combet señala que un carácter esencialmente masoquista de Cervantes motivaría la
creación de sus personajes y para demostrar su tesis utiliza hechos concretos de su
vida. El libro, tesis psicoanalítica aparte, es muy enriquecedor para cualquier estudioso
cervantino porque realiza un estudio pormenorizado del conjunto de la obra cervantina
en busca de la personalidad del autor, lo cual supone una nueva y profunda lectura de
los textos, estemos o no de acuerdo con ella. También Carrol Johnson piensa que, por
el comportamiento de Don Quijote, se puede llegar a la conclusión de que su autor
reproducía en la novela sus tendencias religiosas relacionadas con inclinaciones
masoquistas. Desde el punto de vista de un traumatólogo podemos leer las razones
que da Antonio López Alonso en su libro Cervantes: manco y bien manco.
Polémico y sin base documental es el boceto biográfico de Rosa Rossi titulado
Escuchar a Cervantes. En él, a través de silencios y actitudes conocidas de Cervantes
como la declaración de Argel de 1580, Rossi intenta descubrir la que define como
compleja sexualidad cervantina marcada, según su libre interpretación de algunos
textos, por un doble proceso de encubrimiento: su condición de judío converso y su
homosexualidad condicionantes de su marginación, aspectos sobre los que insiste, y a
los que añade nuevas conjeturas sobre las hermanas del escritor, en Tras las huellas
de Cervantes. Dentro de esta misma corriente desmitificadora y con conclusiones
todavía más extremas con respecto a su inclinación sexual, publicó Fernando Arrabal,

20
E-excellence - www.liceus.com

con un lenguaje y estilo muy peculiar, un retazo de la vida de Cervantes referido,


esencialmente, a su estancia en Roma aunque mezclando toda suerte de elementos
culturales, literarios y políticos de entonces y de hoy.
Más lejos, en una libre interpretación de los textos cervantinos llega Leandro
Rodríguez, quien da a la Mancha un sentido simbólico de “linaje manchado” al juzgar
que el autor del Quijote no era cristiano nuevo sino judío de Cervantes, pequeño
pueblo de Sanabria en Zamora. Se añade así una nueva teoría para explicar la
primera frase del Quijote, después desarrollada hasta el paroxismo por Hermenegildo
Fuentes. Éste establece una identificación total entre Cervantes, Don Quijote y los
manchados, como eran llamados los judíos conversos de la comarca sanabresa,
trazando una biografía críptica y hasta una “ruta” que transcurre por tierras del norte
de España y Portugal.
Otra interpretación esotérica recogida del pasado siglo es la edición que realiza
Fredo Arias de la Canal de El Quijote de Benjumea, subtitulada “intento de
psicoanálisis de Cervantes”. Aquí se pretende demostrar que Cervantes, además de
ser padre de la “Filosofía existencialista”, intuye los postulados de la psicología
masoquista, aspecto ya captado por Benjumea cuando dice que el autor del Quijote,
representa la “filosofía de la adversidad” de la cual Bergler ha creado una ciencia
transformadora de la psiquiatría.
Pero no acaban aquí las fantasías esotéricas en torno a Cervantes, ya que dos
libros recientes insisten en el sentido críptico del Quijote e intentan desvelarlo en
relación con la clave vital que ofrece el autor en sus páginas. El primero es el de Ángel
Ligero Móstoles quien, aparte de remitir protagonista y personajes a Alcázar de San
Juan, aceptando la autenticidad de la partida de bautismo allí aparecida, se empeña
mediante un juego lingüístico en sacar “las circunstancias personalísimas que
rodeaban a Cervantes”. Más confusa resulta la argumentación y acopio de
documentos varios que aporta Hortigón, que utilizando métodos cabalísticos intenta
descifrar el ya de por sí complejo mundo cervantino.
Enlazando con las biografías novelescas de otro tiempo, han aparecido en los
últimos años varias obras de tipo narrativo que escogen a Miguel de Cervantes como
protagonista de aventuras varias. María Teresa León esboza una vida escrita en estilo
poético enlazando al autor del Quijote con sus personajes. Fingiendo que el propio
Cervantes es quien escribe, Federico Jeanmaire relata como autobiografía los hechos
documentados del protagonista con redacción muy amena. Curiosamente por las
mismas fechas Stephen Marlowe publica en inglés otro relato novelesco con ficción
autobiográfica aunque, a diferencia del libro anterior, con tal cantidad de aventuras y
digresiones que lo convierten en una historia larga y fantasiosa en exceso. La estancia

21
E-excellence - www.liceus.com

de Cervantes en Sevilla es recreada por Juan Eslava Galán en su novela El comedido


hidalgo.
Por último no se pueden olvidar los trabajos en torno a las biografías
cervantinas de don Alberto Sánchez que no en vano tituló uno de sus trabajos
“Cervantes próximo y lejano”.
Para concluir se ha de tener en cuenta que para acercarse a la figura de
Cervantes hay que dejar aparte prejuicios morales, no en vano dice Astrana que no
nos asustemos de ciertos hechos vividos por el autor del Quijote sino, por el contrario,
extraer nuestra propia lección, por eso en su biografía nos advierte de que Miguel:

Llevó una existencia a menudo acosada de azares. Vivió sin fortuna, aliado a
la dádiva santa mal agradecida, y careció de suerte, con todo y ser tan
discreto. No debe calificársele de fracasado genial, porque triunfo
plenamente en lo que importaba, no en lo que relucía. Sufrió, padeció y tuvo
al dolor por maestro. Y esa fue su gloria… que su vida, pues, como ejemplar,
nos sirva de ejemplo; y como heroica, nos incline al heroísmo. Que su obra,
milagro del idioma divino de Castilla, mejore y deleite sin cesar a las
generaciones de los veinte países que alientan con su voz. Y, en fin, que
nazcan mundos que ocupen su fama.

22
E-excellence - www.liceus.com

3. Biobibliografía

ALVAR, Alfredo (2004), Cervantes. Genio y libertad. Temas de hoy, Madrid.


ASTRANA MARÍN, Luis (1948-1958), Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes
Saavedra. Madrid, 7 vols.
BLASCO, Javier (2005), Cervantes. El regocijo de las musas. Universidad de
Valladolid, Valladolid.
CANAVAGGIO, Jean (1986) Cervantes. Mazarine, Paris; (1987. 2ª edición 1992),
traducción española: Cervantes, Espasa Univ., Madrid.
DÍEZ DE BENJUMEA, Nicolás (1880), Vida de Cervantes, en edición de Don Quijote I,
Montaner y Simón, Barcelona.
ESLAVA GALÁN, Juan (1994), El comedido hidalgo, Planeta, Barcelona.
FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín (1819) Vida de Miguel de Cervantes
Saavedra. Madrid.
FITZMAURICE-KELLY, James (1892), The life of Miguel de Cervantes… Chapman
and Hall, Londres. (1914), traducción española: Miguel de Cervantes Saavedra.
Imp. Barcelona, Santiago de Chile; (1917), Prensas de la Universidad, Oxford.
GONZÁLEZ DE AMEZÚA, Agustín (1956), Cervantes creador de la novela corta.
C.S.I.C., Madrid.
MAYANS Y SISCAR, Gregorio (1737), Vida de Miguel de Cervantes Saavedra. Briga-
Real; (1972), Vida de Cervantes, Ed., prólogo y notas de Antonio Mestre, Espasa-
Calpe (Clásicos Castellanos), Madrid.
MONTERO REGUERA, José (1992), “Epistolario de Miguel de Cervantes”, en Castilla,
Universidad de Valladolid, 17, pp. 81-101.
MORÁN, Jerónimo (1863), Vida de Cervantes, Imprenta Nacional, Madrid.
PELLICER Y SAFORCADA, Juan Antonio (1778), Noticias para la vida de Miguel de
Cervantes Saavedra, publicada en Ensayo de una Biblioteca de Traductores
Españoles, Sancha, Madrid. (1797-98), publicada también en edición del Quijote.
(1800), Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, Sancha Madrid.
PÉREZ PASTOR, Cristóbal (1897 y 1902), Documentos cervantinos hasta ahora
inéditos, recogidos y anotados por Cristóbal Pérez Pastor, Tip. Fortanet, Madrid
(dos tomos).
PLAZA, Ascensión de la (1993), “Cartas autógrafas e inéditas de Cervantes”, en
Factor Cinco, nº 6, abril.
Revista Anales cervantinos, del C.S.I.C, apartado bibliográfico.

23
E-excellence - www.liceus.com

REY HAZAS, Antonio y SEVILLA ARROYO, Florencio ( 1995) Cervantes. Vida y


literatura. Alianza, Col. Alianza Cien, Madrid.
RÍOS, Vicente de los (1780), Vida de Miguel de Cervantes Saavedra (En edición del
Quijote de la Real Academia Española, Tomo I, Madrid).
ROMERA NAVARRO, José (1954), “Autógrafos cervantinos” en University of Texas,
Hispanic Studies, VI.
SIMÓN DÍAZ, José, Bibliografía de la Literatura Hispánica. Tomo VIII.
TRAPIELLO, Andrés (1993), Las vidas de Miguel de Cervantes. Planeta, “Colección
Memoria de la Historia”, Barcelona.

24

También podría gustarte