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Universidad de Costa Rica

Escuela de Filosofía
Introducción a la filosofía del arte
Juan José Álvarez Hidalgo B00357

¿Por qué Bach? Existen muchas razones por las que a uno le pueden gustar las
obras de Johan Sebastian Bach. En general, lo que se aprecia de él, es su
complejidad armónica, las obras de Bach son un universo armónico, músicos como
Beethoven y Mozart reconocen como algo valioso haber conocido las obras de
Bach. Por otra parte también existen razones por las que Bach no gusta al público,
algunas de ellas son que sus obras son demasiado cuadradas (lo que sea que esto
quiera decir), o que es muy aburrido, sin embargo, estas críticas no son específicas
hacia la música de Bach, sino hacia el barroco, y hacia la música “clásica en
general”.

En lo personal, lo que me gusta de Bach es su sensibilidad. Sus obras, que son


más de mil, y algunas de ellas de más de tres horas de duración (caso de la pasión
según San Mateo), tienen características únicas, no como la crítica que hace
Stravinsky a las composiciones de Vivaldi cuando dijo “Vivaldi ha escrito cientos de
veces el mismo concierto”, crítica a la que personalmente no me adscribo. Cuando
comienzo a escuchar a Bach el surgimiento de la emoción es complejo, pero
rápido. Nunca había tomado el tiempo de ver qué emoción es la que me surge, y
ahora que lo hago, me doy cuenta que es muy difícil de definir. Aunque
fisiológicamente, desde el punto de vista químico, hay una reacción clara, la
percepción subjetiva no es fácil de precisar.

La obra que elegí, es el primer movimiento del concierto para dos claves en do
mayor (BWV 1061: https://www.youtube.com/watch?v=aLCPyP054WA). La manera
que encuentro de transmitir la emoción que me genera es expresando los
pensamientos que tengo cuando me concentro en escuchar la música, esperando
poder transmitir la emoción que se desprende, aunque no deja de ser interesante el
hecho de que el lector sienta otra emoción con mis pensamientos.

Lo primero que me genera la obra es una especie de actitud contemplativa, me dan


ganas de escuchar más atentamente, observar a mi alrededor con más detalle,
moverme de una manera más premeditada, pensar de manera más profunda, en
fin, a dedicarle más atención a los detalles de todo lo que me rodea. Bach me hace
agudizar mis sentidos, me relaja, me serena, me hace desear el arte, desear cosas
que considero sublimes. Otras imágenes que se desprenden al escuchar la obra, y
en general, a Bach, es admirar la complejidad de las creaciones humanas, lo que
para bien o para mal ha hecho la humanidad en el mundo. Los inventos complejos,
y como ha profundizado en sus creaciones. Observo a mi alrededor, el fruto del
esfuerzo humano, la creatividad, y la inteligencia. Construcciones como el lenguaje,
ese sistema de símbolos que tiene una serie de reglas que le permiten
transformarse y cambiar a medida que pasa el tiempo, con el lenguaje describimos
el mundo, y gracias a él, podemos pensar el mundo. Observo las construcciones,
los carros, los celulares, las medicinas, la ropa, las ciudades, la domesticación de
animales, las expresiones artísticas, el baile, la literatura, obras como Los
Miserables de Víctor Hugo, o Cien años de Soledad de García Márquez, el cine, etc.
El ser humano cuando escucho a Bach deja de ser para mí sólo un animal salvaje,
que busca sobrevivir y reproducirse, y se convierte en un organismo sumamente
extraordinario, capaz de abandonar la tierra por mucho tiempo, en máquinas que él
mismo ha construido. Cuando escucho a Bach, el mundo se me hace algo
solemne, muchas veces solo me dan ganas de llorar, pero de una alegría, una
alegría serena. A veces, sólo cierro los ojos y me dejo extasiar por la música, siento
como vacíos en el pecho, que inmediatamente se llenan de una alegría. Bach
también me da claridad, la cual es, reconocer que idealmente podemos construir
una sociedad en donde ya nadie muera de hambre, pero que por muchas razones
eso no sucede, entonces, Bach me revela al ser humano en su integridad, en un
ser, que aún definiendo el mal y reconociendo su indeseabilidad, es capaz de
realizarlo, e inclusive disfrutarlo. Bach es su música me ofrece entonces dos
extremos, una alegría serena que me hace apreciar la obra humana, el mundo, y
también, una nostalgia, una desazón, una tristeza, pensar en un ser humano que es
capaz de dirigirse conscientemente hacia su desgracia.

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