Está en la página 1de 2

Anatomía del sistema respiratorio

Los miles de millones de células que conforman nuestro cuerpo requieren de un suministro
casi constante de oxígeno para realizar su función y también necesitan que el dióxido de
carbono que se produce durante el metabolismo sea desechado al exterior. Ambos gases
se transportan en la sangre y el sistema respiratorio es el encargado de incorporar el
oxígeno a la sangre y extraer el dióxido de carbono de ella. Este intercambio de gases se
hace con el aire que nos rodea y se produce en ambos extremos de la cadena respiratoria.
En el extremo pulmonar se carga oxígeno a la sangre y se descarga el dióxido de carbono
que contiene a la atmósfera, mientras que en el extremo celular se hace el proceso inverso,
es decir, se descarga el oxígeno a los tejidos y se carga el dióxido de carbono procedente
del metabolismo. Además de esta función principal, el sistema respiratorio se ve involucrado
en el olfato y en el habla.

Para cumplir su función principal deben suceder al menos cuatro procesos distintos
llamados técnicamente en conjunto respiración:

1.- Ventilación pulmonar: que es el movimiento de entrada y salida del aire exterior a los
pulmones logrando de esta manera que los gases en el interior de ellos se renueve
frecuentemente. A este proceso se le llama comúnmente ventilación o respiración.

2.- Respiración externa: es el intercambio de gases (carga de oxígeno y descarga de dióxido


de carbono) entre las cámaras llenas de aire en los pulmones y la sangre que fluye a través
de estos.

3.- Transporte de los gases respiratorios: es el acarreo del oxígeno y el dióxido de carbono
entre los pulmones y los tejidos del cuerpo y es llevado a cabo por el sistema cardiovascular
usando la sangre como vehículo de transporte,

4.- Respiración interna: que es el intercambio de gases (carga de dióxido de carbono y


descarga de oxígeno) entre las células de los tejidos y la sangre del sistema corporal. Este
proceso también se conoce como respiración celular.

Los dos primeros son de la competencia exclusiva del sistema respiratorio, pero para lograr
el objetivo principal de suministrar oxígeno y desechar el dióxido de carbono resultan
indispensables los otros dos.

Anatómicamente el sistema respiratorio se puede dividir en los órganos siguientes:

1.- La nariz: que puede separarse en la nariz externa y la cavidad nasal interna.
2.- La faringe.

3.- La laringe.
4.- La tráquea.

5.- Los bronquios y sus ramificaciones.


6.- Los pulmones y sus estructuras terminales o alveolos.

Funcionalmente se pueden diferenciar dos zonas en el sistema respiratorio:


1.- La zona respiratoria: que es donde se produce el intercambio de gases y está constituida
por estructuras microscópicas, los bronquiolos, los conductos alveolares y los alveolos.
2.- La zona conductora: que incluye el resto de los pasajes respiratorios, los que
proporcionan conductos bastante rígidos que permiten que el aire llegue a las zonas de
intercambio, pero también limpian, humedecen y tibian el aire de entrada para que entre a
los pulmones con menos contaminantes y mejor temperatura y humedad.

Algunos autores consideran al diafragma como parte del sistema respiratorio, ya que este
músculo juega un importante papel en el aumento y disminución del volumen de la cavidad
del tórax para producir la inspiración y la expiración del aire a los pulmones, pero para
nosotros el diafragma es parte del sistema muscular.

No es razonable tratar la anatomía del sistema respiratorio en toda su extensión en un solo


artículo, por ello, lo hemos fragmentado en varios temas. Usted podrá ganar acceso a estos
usando los enlaces que siguen:

1.- La nariz y las estructuras vinculadas.


2.- La faringe y sus partes (nasofaringe; orofaringe; y laringofaringe).

3.- La laringe y la producción de voz.


4.- La tráquea.

5.- Los bronquios y sus ramificaciones.


6.- Los pulmones y su cobertura.

También podría gustarte