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Cómo tunear aceites y vinagres (y ahorrar una pasta)

Por: Mikel López Iturriaga | 30 de abril de 2013

Hasta Fátima Báñez los podría hacer. / EL COMIDISTA

¿Quieres gastar dinero en algo que podrías hacer tú en casa perfectamente con el
mínimo esfuerzo? Pues compra en el supermercado aceites y vinagres con sabores a
hierbas, especias o lo que se tercie. Tunear estos dos líquidos básicos de la cocina es
mucho más económico que comprarlos hechos. Y no sólo eso: es más divertido y los
puedes adaptar a tus gustos y necesidades. ¿Y por qué tomarse ese trabajo?, te
preguntarás como el vago que seguramente eres. Pues porque una vez preparados,
pueden convertir en festivales las ensaladas, las pastas, las carnes o los pescados al
vapor más simplones.

La complicación de elaborar aceites y vinagres aromatizados no va más allá de mezclar


los diferentes elementos y dejarlos reposar o, como mucho, calentarlos un poco
previamente –no a más de 50 grados– para hacer una infusión y así acelerar el proceso.
Con el sistema en frío, a las tres semanas ya se suele haber integrado bien el sabor y el
aroma del elemento en cuestión, así que es un buen momento para retirarlo, pasar por un
colador muy fino de malla o tela y almacenar bien etiquetado en un sitio seco y oscuro.
El sistema en caliente suele ser más recomendable para improvisar una vinagreta
aromatizada que para hacer grandes cantidades y conservarlas.

Una buena manera de empezar el experimento aliñístico es hacerse con un litro de aceite
de oliva virgen –es mejor escoger uno suavecillo y de baja acidez, para que no mate el
resto de matices–, otro de vinagre de vino blanco y ocho tarros en los que quepa un
cuarto de litro de cada uno sobradamente (pueden ser perfectamente tarros de conserva,
siempre que estén muy limpios y no huelan a nada). Entonces llega el momento de
inspeccionar la sección “hierbas y especias” de la despensa y empezar a jugar.

Se dice que al aceite de oliva le van bien las hierbas que crecen cerca de los olivos, en la
zona mediterránea. El tomillo y el romero le dan un interesante sabor campestre a
carnes y ensaladas. Un aceite con ajo, pimienta en grano, y guindilla alegrará platos de
pasta y pizza, y los de comino, clavo o laurel pueden aromatizar estofados sin riesgo de
pasarse con las especias y que el plato sepa a faja de bisabuela. A partir de aquí, todo es
cuestión de libertad creativa: pieles de cítricos (lima, naranja, limón), semillas de
mostaza, anís, canela o mezclas de diversos elementos, buscando siempre un resultado
equilibrado. Si sobra un trozo de vainilla de una vaina de alguna preparación –o si
después de sacarle las semillas queda solo la vaina–, también se puede guardar en un
tarro con un aceite que hará brillar un salmón crudo o una tosta con chocolate amargo
caliente.

Cuando se usen hierbas frescas de hoja verde, como albahaca, menta o perejil, es
conveniente escaldarlas ligeramente un par de segundos en agua hirviendo, cortar la
cocción en agua con hielo y secar bien antes de ponerlas en el aceite. El escaldado
ayuda a fijar la clorofila, lo que mejora tanto el sabor como el color del resultado final.

Aromatizar el vinagre es casi igual de sencillo: lo más recomendable es escoger como


base uno de sabor suave –como el de vino blanco o el de manzana–, y añadir especias,
hierbas aromáticas, condimentos (como azúcar o miel) o frutas. En el caso de este ácido,
en lugar de protegerlos del sol hay que exponerlos a este, para facilitar la integración del
sabor. Otra recomendación básica: agitar los tarros de vez en cuando, asegurándose
siempre de que los elementos que van a dar sabor al aceite o al vinagre quedan bien
cubiertos por estos, con lo que evitaremos que se puedan estropear.

A continuación, unas cuantas sugerencias de aceites y vinagres aromatizados y un truco


para sacarles el máximo partido.

ACEITE A LA MENTA

Ingredientes

 Cinco ramitas de menta fresca


 12 bolas de pimienta verde
 Un tallo de cebolleta
 1/2 litro de aceite de oliva virgen extra

Preparación

Escaldar un segundo la menta, enfriar con agua helada, escurrir y secar bien con papel
de cocina. Cortar si es necesario y meter en un tarro o botella con las bolas de pimienta,
la cebolleta y el aceite, asegurándose de cubrirlo todo bien. Dejar reposar 3 semanas,
filtrar y conservar en un lugar fresco y seco.

Perfecto para: un carpaccio de gambas o langostinos.


ACEITE AL CILANTRO CON NARANJA

Ingredientes

 Una cucharada de semillas de cilantro (se venden en herbolarios)


 Un manojo de cilantro fresco (8-10 ramas)
 La piel de una naranja grande (intentando no cortar la parte blanca)
 1/2 litro de aceite de oliva virgen extra

Preparación

Escaldar un segundo el cilantro, enfriar con agua helada, escurrir y secar bien con papel
de cocina. Poner en un tarro o botella junto con las semillas de cilantro (se pueden
romper un poco para potenciar el sabor) y la piel de la naranja y cubrir con el aceite.
Dejar reposar un mes, filtrar y conservar en un lugar fresco y seco.

Perfecto para: pescado o moluscos.

ACEITE PICANTE AL AJO

Ingredientes

 Entre 6 y 15 guindillas
 Una cucharada sopera de pimienta en grano variada
 Dos hojas de laurel
 6 dientes de ajo pelados
 1/2 litro de aceite de oliva virgen extra de baja acidez

Preparación

Meter todos los ingredientes en un tarro o botella y cubrir bien con el aceite. Si se quiere
potenciar el sabor del ajo, partirlos por la mitad a lo largo. Dejar reposar 3 semanas,
filtrar y conservar en un lugar fresco y seco. También se puede sustituir la cayena por
guindilla roja fresca que haya sobrado de alguna preparación. El resultado será menos
fotónico y algo más dulce.

Perfecto para: pasta, pizza y bruschettas.

ACEITE DE SÉSAMO CON JENGIBRE Y CANELA

Ingredientes

 Una raíz de jengibre de unos 7/8 centímetros


 Una ramita de canela
 300 mililitros de aceite de sésamo

Preparación

Pelar la raíz de jengibre y cortarla en ocho pedazos. Poner en una botella o tarro con el
aceite y la ramita de canela partida por la mitad. Dejar reposar un mes, filtrar y guardar
en un sitio oscuro.

Perfecto para: pescado crudo, curry, sopas asiáticas.

VINAGRE A LA MIEL CON ANÍS ESTRELLADO

Ingredientes

 Seis vainas de anís estrellado (se vende en herbolarios)


 Tres cucharadas de miel
 300 mililitros de vinagre de vino blanco

Preparación

Calentar el vinagre sin que llegue a hervir, disolver en él la miel. Dejar enfriar y poner
en una botella o tarro junto al anís estrellado. Dejar reposar un mes en un sitio soleado,
filtrar y guardar en un sitio fresco y seco.

Perfecto para: escabeches de ave o de pescado.

VINAGRE A LA FRAMBUESA CON LIMÓN

Ingredientes

 250 gramos de frambuesas


 La peladura de dos limones
 500 mililitros de vinagre de vino blanco

Preparación

Calentar el vinagre en una cazuela sin llegue a hervir. Añadir la piel de limón, tapar y
dejar enfriar unas dos o tres horas. Colar el vinagre aromatizado y poner en un tarro o
botella junto con las frambuesas frescas. En este caso es especialmente importante
agitar cada día durante los primeros diez días. Dejar reposar tres semanas en un sitio
soleado, filtrar y guardar en un sitio fresco y seco.

Perfecto para: ensaladas que lleven queso, gazpacho o salmorejo.


VINAGRE DE AJO, TOMILLO Y ROMERO

Ingredientes

 Dos ramitas de tomillo


 Dos ramitas de romero
 Seis dientes de ajo
 500 mililitros de vinagre de manzana

Preparación

Lavar y secar bien las hierbas, pelar los ajos y ponerlo todo en una botella o tarro,
totalmente cubierto por el vinagre de manzana. Dejar reposar un mes en un sitio
soleado, filtrar y guardar en un sitio fresco y seco.

Perfecto para: ensaladas de patata, refritos, escabeches de ave.

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