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VEGA TORO Beatriz

N° 21612417
UNIVERSITE DE TOULOUSE II- LE MIRAIL
ES00404V : CIVILISATION HISPANO-AMERICANA

Tras la liberación del dominio español en 1898 con la firma del tratado de París y el
fin de la llamada guerra Hispano-estadounidense, Cuba y otras islas quedaban bajo el control
del gobierno norteamericano. Desde entonces EEUU ejerció un importante papel en los
asuntos internos de la isla. A partir de ese momento, la isla de Cuba estuvo bajo una constante
presión política durante décadas en las cuales emergieron ideologías revolucionarias en
contra de los regímenes establecidos. Sin duda alguna, uno de los sucesos más importantes
en la historia de Cuba fue la guerra revolucionaria encabezada por el cubano Fidel Castro
(1953-1959). Procedente de una familia de hacendados gallegos, Fidel Castro desde muy
joven se involucró en actividades revolucionarias izquierdistas, como la sublevación contra
la dictadura del dominicano Rafael Trujillo (1947), por lo cual fue exiliado a México. Sin
embargo, volvió a Cuba y retomó sus actividades revolucionarias en contra de la dictadura
instaurada tras un golpe de estado por parte del general Fulgencio Batista (1952-1958), que
puso al país al servicio de su propio provecho y de los intereses norteamericanos. El 26 de
julio de 1953, Fidel Castro intentó tomar el cuartel militar de Moncada en Santiago de Cuba,
con el fin de darle un golpe militar y mediático al gobierno Batista. Debido a esto, él y algunos
de sus cómplices fueron arrestados. Cabe notar que en el juicio del 16 de octubre de ese
mismo año, él decidió asumir su propia defensa con el alegato político también conocido
como La historia me absolverá. Con este discurso Castro declaró la guerra al gobierno de
turno, hizo propuestas claras para resolver los problemas más graves de Cuba, presentó la
estructura de la revolución y las consecuencias del capitalismo entre otros temas. A
continuación, se hace un análisis de un segmento del alegato teniendo en cuenta cómo en su
discurso Fidel Castro demuestra la necesidad de un nuevo sistema político para hacer de
Cuba un estado autosostenible e independiente del dominio extranjero denunciando la
negligencia del Estado primero en el sector agropecuario, luego en el sector industrial y
finalmente en el sector educativo.

Gracias a su ubicación en relación con los otros países vecinos, al clima caribeño
propio de la isla y a la riqueza de su tierra productiva, Cuba ha sido un punto atractivo para

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el comercio exterior de sus productos. Algunas empresas extranjeras, con miras en llevar a
cabo un mercado productivo, establecieron en la isla compañías con el fin de generar ingresos
económicos a su favor. L. 2-3: “Más de la mitad de las mejores tierras de producción
cultivadas está en manos extranjeras”. Cabe notar que estas empresas, norteamericanas
especialmente, se establecieron con el fin de comercializar productos extraídos del cultivo de
la caña de azúcar. Castro denuncia que a medida que estas multinacionales van expandiendo
sus propiedades se van apoderando cada vez más de grandes extensiones del territorio cubano
generando así lo que se podría calificar de colonización económica y agraria. L. 3-5: “En
Oriente, que es la provincia más ancha… unen la costa norte con la costa sur”. En otras
palabras, esta situación generaba una especie de latifundismo empresarial que iba acaparando
constantemente gran parte de la isla excluyendo a sus habitantes. L. 5-6: “Hay doscientas mil
familias campesinas que no tienen una vara de tierra donde sembrar unas viandas para sus
hambrientos hijos”. Castro resalta la iniquidad de la situación argumentando que muchas
familias padecían de hambre dado que no poseían ni la mínima cantidad de tierra, ni siquiera
para producir su propio sustento. Mientras que estas multinacionales se permitían dejarlas
sin cultivar L. 7-8: “y, en cambio, permanecen sin cultivar…cerca de trescientas mil
caballerías de tierras productivas”. Evidentemente, con esta cifra se demuestra la importante
cantidad de tierra bajo el dominio de propiedades privadas. El término caballería, hace
referencia a la unidad de medida usada anteriormente en las colonias españolas, siendo
300.000 caballerías correspondientes a 40.000km2 sobre 110.000km2 de la superficie de la
isla. Es decir, más de un tercio del territorio cubano. Debido a esta situación, los campesinos
no tienen la posibilidad de obtener propiedades, y están obligados a pagar un arriendo, en
otras palabras, pagar la renta de la tierra que ocupan para evitar ser desalojados. L.1-2: “El
85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos está pagando renta y vive bajo la perenne
amenaza del desalojo de sus parcelas”. Como consecuencia de esta situación, las empresas
estadounidenses controlaban no solo el ingreso de la inversión, y producción a su favor, sino
que por causa de esto los campesinos y agricultores vivían en la penuria y en la escasez.

Después de tratar del problema agrario, Fidel Castro deja entrever que, a excepción
de una pequeña manufactura, Cuba al igual que las potencias extranjeras, poseía todas las
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características para entrar en competencia con el mercado internacional. No obstante, la
economía de Cuba dependía de la exportación. De hecho, sostiene que los artículos de uso
común provienen de la materia prima exportada. L. 9-12: “Salvo unas cuantas industrias…
se exporta hierra para importar arados”. Evidentemente, demuestra la incongruencia del
sector secundario, es decir que hace un paralelo entre abundancia, riqueza natural de la tierra
cubana y la falta de productos manufacturados que evidencian la pérdida de ingresos
económicos; pues el producto final se compra mucho más caro (los artículos importados),
que la materia prima vendida al exterior (producto exportado). De hecho, Castro explica que
la necesidad de industrialización es indispensable sugiriendo los medios por los cuales se
puede llegar a conseguir ese desarrollo. L. 12-14: “Todo el mundo está de acuerdo en que la
necesidad de industrializar el país es urgente… industrias químicas…” aparte de la falta de
manufactura industrial, a esto se le añade que Cuba había salido de un sistema arcaico
recientemente y no había podido aprovechar el auge la Revolución Industrial, lo que hace
que el desnivel de desarrollo en comparación con otros países sea más evidente. Lo mismo
pasa con el saber hacer, es decir que Castro propone otras alternativas para poder llegar al
nivel de industrialización internacional, como por ejemplo planes de mejoramientos y
cambios en el procedimiento de la obtención de productos. L. 14-16: “…hay que mejorar las
crías, los cultivos, la técnica y la elaboración... las industrias europeas de queso” incluso los
cultivos podrían aprovechar mejores técnicas para así estar en excelentes condiciones en
comparación con el comercio internacional. Asimismo, sostiene que con la implementación
de medios de transportes, el mercado sin duda alguna se expandiría, y con ello el turismo se
convertiría en un punto clave de la economía nacional. L. 17-18: “que necesitamos barcos
mercantes, que el turismo podría ser una enorme fuente de riqueza”. Claramente, Fidel Castro
es consciente de que Cuba, por su posición geográfica puede ser un puerto de nivel
internacional, comercial y turístico autosuficiente como para generar sus propios ingresos
económicos. Sin embargo, añade que los fondos requeridos para cumplir con estos objetivos
están en manos del sector empresarial, quien impone requerimientos y condiciones poco
aceptables para sus trabajadores, y éstos no tienen otra opción que someterse a ellas mientras
que el estado pasa por alto esta situación haciéndose cómplice de una política social
excluyente. L.18-20: “Pero los poseedores de capital exigen que los obreros pasen bajo las

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horcas caudinas, el Estado se cruza de brazos y la industrialización espera por las calendas
griegas”. Esto muestra primero el problema del capital, evidentemente las empresas
extranjeras, quienes poseen el capital, no tienen interés alguno en invertir con el fin de
desarrollar la industria cubana; segundo, la cuestión de las ofertas de empleo por parte de
dichas empresas, las cuales no son de las más favorables para los trabajadores; por último, el
estado cómplice que no hace nada al respecto. La probable transformación de una Cuba
industrial se aleja cada vez más.

Otro aspecto señalado por Castro con respecto a esta transformación es el sistema
educativo. Conviene señalar que durante el mandato de Batista la prioridad era la inversión
empresarial y el mejoramiento de las relaciones con los Estados Unidos, dejando a la
educación y sanidad en un segundo plano. El analfabetismo y las precarias condiciones de
salud de los habitantes estaban presentes en la comunidad. En este mismo sentido, Fidel
Castro afirma que al igual que el sistema político, el sistema educativo no va acorde a las
necesidades de los cubanos. L. 21-22:” Nuestro sistema de enseñanza se complementa
perfectamente con todo lo anterior”. De acuerdo a esta estimación, Fidel Castro mantiene que
no hay una coherencia entre la fuente de empleo con los objetivos educativos esperados de
la población cubana. De hecho, cabe notar el tono sarcástico que utiliza cuando se refiere a
estas irregularidades dejando en evidencia la falla por parte de un estado con falta de
consideración con respecto a una población que carece de oportunidades laborales. L. 22-24:
“en un campo donde el guajiro no es dueño de la tierra… todo está dentro de la misma técnica
absurda; no hay ni una cosa ni otra”. Entonces debido a estas incongruencias, se marca una
brecha que divide los intereses del Estado y las necesidades del pueblo. En efecto, resalta que
la planificación educativa en general no da abasto con la demanda de empleo, es decir que
muchos de los estudiantes en cuanto a la educación técnica e industrial, estudian una carrera
con una mínima posibilidad de conseguir trabajo, sumándole que las escuelas son escasas.
L.25- 27: “En cualquier pequeño país de Europa… salen con títulos sin tener donde
emplearse”. Estima que en otros países desarrollados el número de establecimientos
educativos va de la mano con la demanda productiva del país. Mientras que en Cuba los
cargos empresariales disponibles son ejercidos por extranjeros o procedentes de la clase
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política. Con respecto a la educación primaria y secundaria, además de las bajas condiciones
de vida por parte de la sociedad de escasos recursos y la penuria de establecimientos públicos
dedicados a la enseñanza, la motivación para que los alumnos asistieran a la escuela era
insuficiente. L. 27-29: “A las escuelitas públicas del campo asisten descalzos…niños en edad
escolar”. En general, la asistencia escolar era mínima, sobre todo en las zonas rurales, dado
que los niños seguramente eran más útiles en el campo. A este problema se añade la falta de
recursos, considerando que ni el maestro podía contar con el apoyo del estado para dar sus
clases. L.29-30: “muchas veces es el maestro quien tiene que adquirir con su propio sueldo
el material necesario”. Además, la mayoría de las escuelas secundarias se encontraban en las
ciudades, entonces a los habitantes de las zonas rurales se les hacía difícil acudir a los
planteles educativos. Finalmente, es evidente el sentido irónico de la última frase con la que
se cierra este segmento, se puede interpretar su intención como la de un llamado al estado y
al pueblo cubano sobre la realidad del país L. 30: “¿Es así como puede hacerse una patria
grande?”. De cierto modo, con esta interrogante cuestiona el sistema actual de gobierno
teniendo en cuenta los hechos mencionados anteriormente con respecto a la concepción de
una nación próspera.

En conclusión, Fidel Castro con su alegato propone las bases de un nuevo sistema de
gobierno que solucionaría los problemas de los sectores económicos y educativos de la
nación cubana. Esta solución requiere una modificación en las políticas de propiedades de
tierras, la industrialización del país y una mejora del sistema educativo. Efectivamente, según
este alegato, con la negación a los cubanos al derecho de acceder a la propiedad del territorio
nacional también se les inhabilita el derecho a suplir las necesidades básicas de todo
ciudadano (alimentación, salud y educación). Con esta situación, Castro demuestra las
consecuencias de un sistema capitalista conformado por empresas extranjeras y con la
colaboración de un estado en el cual los ciudadanos cubanos son las víctimas del llamado
imperialismo. De igual manera, está claro el sentido optimista por parte de Fidel Castro, en
su insistencia en que industrializar al país no será posible mientras Cuba permanezca bajo
ese régimen. De hecho, afirma que la necesidad de un desarrollo es primordial tan pronto
como fuese posible para concebir como él lo llama “una patria grande”, es decir, una nación
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autosostenible realmente independiente en la búsqueda de un bien común. Cabe notar que
después de este alegato Fidel Castro fue condenado a 15 años de cárcel. Sin embargo, gracias
a una amnistía fue liberado dos años después, luego se exilia en México, y durante su exilio
funda el movimiento revolucionario militar (M-26-7) con el cual desata la revolución cubana
que lo lleva a instalarse al poder en 1959.

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