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CLINIQUE - EXFOLIATING SCRUB 100 ML (2 veces a la semana)

CLINIQUE - MEN FACE WASH 200 ML CLINIQUE - MEN OIL-CONTROL FACE WASH 200 ML

uso diario

Hidratante Anti edad + Hidratante Anti edad eye cream ¿¿


Los expertos son unánimes: limpieza, hidratación y protección solar

limpieza escrupulosa pero respetuosa mañana y noche (para que haya una buena absorción de
los activos aplicados después), hidratación y protección solar los 365 días del año. Como extra
se puede incorporar el uso de vitaminas y antioxidantes en concentraciones adecuadas (en
forma de boosters o ampollas) que pueden añadirse a la hidratante.

el orden de aplicación es muy importante pues influye en la absorción: debe ser decreciente,
es decir, comenzar con las texturas más ligeras y de menor peso molecular (penetran más)
como tónicos y sueros, para continuar con las más densas (se quedan en superficie) como las
cremas o escudos protectores.

El agua micelar —un tipo de limpiador acuoso a base de micelas, como imanes para la
suciedad, que actúa por succión y no es necesario retirar— es muy conveniente y fácil de
utilizar. Es perfecta para personas que no se maquillan y recomiendo aclarar con agua
después, aunque no se suela aconsejar”.

El tónico. Ese gran olvidado, denostado de la rutina esencial por modas o por no entender bien
su papel. Se considera dentro de la fase de limpieza porque su función básicamente es sellar y
completar la misma

los tónicos tienen un cometido principal: restablecer un pH neutro en el rostro (que no es 5,5,
sino en torno al 4,7). Albina Estévez, directora de Formación de Lancôme, se expresa en el
mismo sentido: “El gesto que cierra el proceso de limpieza es la tonificación. Y es un gesto
esencial.

¿Y la exfoliación?

¿Debemos considerarla un paso necesario tras la limpieza? Aquí la opinión de los expertos es
variopinta. Unos la consideran necesaria para eliminar células muertas y favorecer el proceso
natural de renovación de la piel; otros, que acaba siendo agresivo con su estructura y termina
debilitándola. Es, quizás, una de las causas de que las pieles hoy están tan sensibilizadas frente
a los rayos ultravioleta. Al fin y al cabo, las células muertas acumuladas en la superficie actúan
como barrera protectora, y si exfoliamos muy a menudo o utilizamos sustancias muy agresivas
se debilita el manto ácido de la piel, que se vuelve más susceptible a la acción dañina de los
rayos y puede llegar a sufrir hiperpigmentación o irritaciones.

Para Estévez, de Lancôme, la eficacia está ligada a la pertinencia. “El principio general para
todos los exfoliantes es mejorar los procesos de descamación natural favoreciendo su
renovación. Lo que los diferencia es el nivel de invasión. Los mecánicos (scrubs con
micropartículas) actúan a nivel superficial trabajando la fórmula sobre el rostro con ayuda de
agua, y suele recomendarse una o dos veces por semana. El mecanismo de la exfoliación
enzimática (más suave, con enzimas vegetales como la papaína, que penetran en la piel
deshaciendo las uniones existentes entre las células muertas haciendo que se desprendan sin
dañar las vivas) es más complejo y tiene consecuencias más profundas. Y la química
(administrar ácidos de forma controlada), sigue siendo el tratamiento elegido por los
dermatólogos para mejorar la calidad y microrelieve cutáneo (uniformidad del tono, manchas,
arrugas…). Lancôme ha desarrollado un producto novedoso en este sentido: Visionnaire
Crescendo, un peeling progresivo nocturno, suave, cuyo objetivo es mejorar el tono, minimizar
poros y disminuir arrugas. En todo caso, cualquiera de ellos, bien pautados, no tiene por qué
agredir ni alterar la capa de protección de la piel”.

Canterla, de Cosmeceutical Center, advierte: “Ojo con las pieles con acné, rosácea o cuperosis;
en cada caso hay que saber cuándo exfoliar, con qué sustancia y a qué concentración, por eso
debe ser un producto pautado por un experto si no conocemos los ingredientes y sus
acciones”. Todos coinciden. Puede ser una buena alternativa de cuidado facial siempre guiado
por quien sabe.

La hidratación es el paso más importante

Lo dice Catalá, de Twelve Beauty. En general, basándose en la composición de su estructura


externa o manto hidrolipídico, para que la piel esté sana se ha de aportar agua y aceite, y
ambos lo da una crema o emulsión. Para mantenerla hidratada es importante actuar en varios
frentes: lo fundamental es evitar o reducir al máximo un fenómeno imperceptible llamado
pérdida de agua transepidérmica y conservar la estructura de la epidermis más compacta para
que se escape la menor cantidad de agua (ingredientes clave: aceites ricos en ácido linoleico,
ceramidas y fracciones insaponificables de aceites, sustancias que aportan al aceite muchas de
sus características principales y propiedades antioxidantes y antiinflamatorias).

También hay que actuar en la superficie de la piel con sustancias que fijan el agua, como el
ácido hialurónico (de alto peso molecular) que crea un film transparente, permeable y
viscoelástico que la mantiene jugosa. La glicerina, atrae agua de la atmósfera, así que la
preserva hidratada indirectamente. Y el escualeno es una grasa de la piel cuya función es
tenerla hidratada para que conserve elasticidad y flexibilidad; su producción disminuye con la
edad, por lo que muchas cremas y lociones lo incorporan.

¿Y realmente penetran los activos de un cosmético? ¿No saturamos la piel con tanto
ingrediente? “La idea de que cuanto más penetra más eficaz es el producto cosmético, es otra
de las tantas maniobras de marketing o estrategias de venta”, añade Catalá. El Parlamento
Europeo define así el producto cosmético: “Toda sustancia o mezcla destinada a ser puesta en
contacto con las partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar,
uñas, labios, órganos genitales externos o con los dientes y las mucosas bucales), con el fin
exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, protegerlos,
mantenerlos en buen estado o corregir olores”. Dicho esto, es lógico que un cosmético no
penetre, sino que actúe en las capas superficiales de la piel para embellecerla; si penetra pasa
a la categoría de fármaco.

Según Canterla, influyen muchos factores en la absorción de los activos cosméticos. Lo hacen
más las zonas que tienen la capa córnea más fina —como el contorno de ojos—; se asimilan
mejor, de mayor a menor grado, en zonas como rostro, cuero cabelludo y cuerpo (la que peor,
la planta de manos y pies). Si la capa córnea está debilitada por detergentes que aumentan la
permeabilidad de la piel o ácidos que la desnaturalizan, se intensifica la absorción de activos
(algo bueno tenía que tener la exfoliación ).

Por otro lado, si aumenta la temperatura de la piel, en general penetran mejor (razón por la
que masajearla mientras se aplican los productos es una buena fórmula para mejorar su
penetrabilidad al producirse vasodilatación). Que se asimile más o menos también depende de
la estructura química del principio activo, como su peso molecular: las moléculas con tamaño
superior a 1.500 Dalton, unidades de masa atómica, ya comienzan a tener problemas para
penetrar. Por esto, las grandes, como el colágeno, es muy difícil que lo hagan. Y, en general, las
sustancias con propiedades hidro y liposolubles combinadas son las que mejor atraviesan la
barrera cutánea por su afinidad con la misma.

¿Qué necesita realmente la piel para estar bonita y sana?

Catalá lo tiene claro: “No hay que obsesionarse con saturar la piel con un exceso de activos. Un
abuso de hidratación puede hacer que la piel macere (se ablande, pierda color y genere
arrugas), al igual que un exceso de antioxidantes crea el efecto contrario: prooxidante, dando
lugar a un envejecimiento cutáneo prematuro. Por ello aconsejo utilizar menos productos pero
de mayor calidad”. Telinge, de Novexpert, añade en el mismo sentido: “La salud de la piel debe
mantener un equilibrio específico, es la primera regla para una piel bonita. No aplicar unos
productos encima de otros (excepto en el caso de las pieles muy secas), ya que no tiene ningún
beneficio dermatológico.

La segunda regla: mantener con sustancias básicas. Y cita dos: una, el ácido hialurónico; tiene
un periodo de vida de tan solo 24 horas y la piel lo produce de forma natural, pero lo pierde
inmediatamente, y con la edad desaparece lo que explica la formación de arrugas. Para
mantener ese efecto airbag, unas

gotas de un concentrado de ácido hialurónico cada noche como tratamiento cutáneo básico
sería un buen comienzo. Dos: hay otras sustancias fundamentales que, con los años y el estilo
de vida moderno se deterioran; aquí entra la vitamina C. La piel la necesita en grandes
cantidades (45 veces más que la vitamina E y 2.000 más que la A), pero la nutrición no
proporciona suficiente cantidad, y la contaminación, tabaco, píldoras anticonceptivas o el
alcohol, la destruyen. Por tanto, unas gotas de un concentrado cada mañana es una estupenda
alternativa”.

"De nada sirve curar y ralentizar el proceso de envejecimiento con activos antiedad si luego no
aplicamos un buen factor de protección que nos proteja y nos prevenga, no solo del daño
solar, sino de su efecto acumulativo en el tiempo", (Marta Gamarra, directora de Formación de
las marcas Rodial y Colbert MD).
El protector solar ¿que lo incorpore la hidratante o que vaya por separado? Finalmente,
entramos en un tema polémico con diversidad de opiniones por parte de los expertos. ¿Se
debe sellar la rutina de cuidado facial con un protector solar? ¿Debe incluirlo la hidratante? Un
grupo opina que es el producto antiedad esencial, como Marta Gamarra, directora de
Formación de las marcas Rodial y Colbert MD. “Hay dos pasos esenciales para el día: primero la
limpieza y segundo la protección solar. De nada sirve curar y ralentizar el proceso de
envejecimiento con activos antiedad si luego no aplicamos un buen factor de protección que
nos proteja y nos prevenga, no solo del daño solar, sino de su efecto acumulativo en el tiempo.
No obstante, soy partidaria de aplicarlo separado de la hidratante por la simple razón de que
se degrada y hay que repetir su aplicación cada 2 o 3 horas”.

Sin embargo, Telinge, de Novexpert, advierte: “La Universidad de Zúrich ha demostrado que en
el 85% de las mujeres se encontró filtro solar químico en la leche materna, un dato
preocupante porque, en teoría, las cremas con protección deberían permanecer en la
superficie sin penetrar”. Aunque ciertas autoridades nos aseguran, entre ellas la Food and
Drugs Administration (FDA), que los solares no penetran, hay estudios que sí confirman esa
absorción llegando a provocar ciertos daños como alteraciones hormonales.

Hay que protegerse, pero con cabeza, ser cautelosos con el tipo de filtro que usamos (mejor
los físicos como el óxido de zinc, que se quedan en superficie; no los químicos), y ser
conscientes de que, para que realmente sea efectivo, debe reaplicarse cada cierto tiempo. De
nada sirve la hidratante con filtro solar que nos damos por la mañana si no se repite después la
operación. Una buena fórmula para quienes se maquillan es utilizar bases de maquillaje con
SPF o bien con filtros minerales en polvo en formato brocha, como Isdin Sun Brush, del que se
puede echar mano en cualquier momento del día.

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